Revista Gastroenterología Latinoamericana, Volumen 22, Número 1
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Revista Gastroenterología Latinoamericana, Volumen 22, Número 1
ISSN 0716-8594 Gastroenterología Latinoamericana Órgano Oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología Clasificación endoscópica de las várices esofágicas Editorial • Estableciendo un consenso nacional en el manejo de las várices gastroesofágicas. Artículos Originales • Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso. Guías Clínicas • Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas. Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología • Introducción. Revisión • Prevención y manejo de la hemorragia variceal. • Uso precoz de cortocircuito portosistémico intrahepático (Transjugular Intrahepatic Portosystemic Shunt-Tips) en pacientes con cirrosis y hemorragia digestiva variceal. Gastroenterología y algo más… • Biografía de Norman R. Barrett. • Hipoxia crónica intermitente. Análisis de sus efectos bioquímicos, histológicos y de diámetro portal en ratas cirróticas. Imágenes en Gastroenterología • Imagen del mes: Fotografía y video. Casos Clínicos • Ascitis quilosa secundaria a daño hepático crónico: Revisión de la literatura a propósito de un caso. Clasificaciones en Gastroenterología • Clasificación endoscópica de las várices esofágicas. • Riesgo de eventos adversos gastrointestinales es menor con celecoxib que con la combinación diclofenaco más omeprazol. Semblanza • Profesor Dr. Jaime Klinger Roitman. • Tratamiento conservador de la perforación duodenal: Dos casos y revisión de la literatura. Editor en Jefe: Arnoldo Vol 22 - Nº 1 Riquelme / Co-Editores: Juan Carlos Weitz, Roque Sáenz, Pablo Cortés, Rodrigo Quera Editores Honorarios: Pedro Llorens, Kyoichi Nakamura Enero-Marzo 2011 pp 1-78 Órgano Oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología Vo l 22 - Nº 1 - Enero-Marzo 2011. pp 1-78 Gastroenterología Latinoamericana ISSN 0716-8594 Publicación Oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología La revista Gastroenterología Latinoamericana es el órgano oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, la Asociación Chilena de Hepatología y de la Asociación Chilena de Endoscopia Digestiva. En ella se publican trabajos originales, revisiones de temas de actualidad, casos clínicos de interés en la práctica de la especialidad, documentos emitidos por la Sociedad Chilena de Gastroenterología así como por las Asociaciones. Además, constituye el silabus de nuestras dos actividades científicas anuales: el Curso de Avances y nuestro Congreso de la especialidad. La Revista Gastroenterología Latinoamericana está incluida en la base de datos de: • LILACS - BIREME Gastroenterología Latinoamericana (ISSN 0716-8594) es publicada en forma trimestral por Editorial Iku Ltda. por mandato de la Sociedad Chilena de Gastroenterología. Oficina comercial: El Trovador 4280 oficina 909, Las Condes, Santiago, Chile Fono: (2) 342 50 04 Fax: (2) 342 50 05 E-mail: schgastro@schge.cl Página web: www.sociedadgastro.cl Prohibida su reproducción total o parcial con fines comerciales sin autorización escrita del Editor. 2 Órgano Oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología Editor en Jefe: Arnoldo Riquelme Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Co-Editores: Juan Carlos Weitz Instituto de Diagnóstico Gastroenterológico. Integramédica Roque Sáenz Departamento Enfermedades Digestivas Clínica Alemana de Santiago Pablo Cortés Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Rodrigo Quera Departamento de Gastroenterología Clínica Las Condes Comité Editorial Nacional Manuel Álvarez Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Editores Honorarios: Pedro Llorens Kyoichi Nakamura (Japón) Comité Editorial Internacional Marco Arrese Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Eduardo Fassio [Argentina] Zoltán Berger Sección Gastroenterología Hospital Clínico Universidad de Chile Félix Lluis [España] Alejandro Soza Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Álvaro Piazze [Uruguay] Sandra Hirsch INTA, Universidad de Chile. Departamento Gastroenterología Clínica Santa María Miquel Sans [España] Patricio Ibáñez Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Centralización de información y correspondencia nacional: Diana Silva Alex Navarro Departamento Enfermedades Digestivas Clínica Alemana de Santiago Rodrigo Zapata Hospital del Salvador, Universidad de Chile Universidad del Desarrollo Clínica Alemana de Santiago Norberto Chávez [México] Santiago Muñoz [EE.UU.] Jorge Rakela [EE.UU.] Hugo Vargas [EE.UU.] Traducción, gestión editorial y correspondencia internacional: Ximena Toro Producción: María Cristina Illanes H. mcristina@editorialiku.cl SOCIEDAD CHILENA DE GASTROENTEROLOGÍA DIRECTORIO (Julio 2010 - Julio 2012 ) Presidente : Vicepresidente : Past-presidente : Secretaria General : Tesorera : Directores : Ricardo Santander Duch Rodrigo Zapata Larraín Fernando Fluxá García Solange Agar Farné María Ester Bufadel Godoy Antonio Rollán Rodríguez Guillermo Silva Peralta Alex Navarro Reveco Jaime Pinto Devia María Isabel Jirón Vargas Jorge Maira Sommer Freddy Squella Boerr Alejandro Soza Ried Raúl Araya Jofré Arnoldo Riquelme Pérez ASOCIACIÓN CHILENA DE ENDOSCOPIA DIGESTIVA Presidente : Vicepresidente : Past-presidente : Directores : Raúl Araya Jofré Pablo Cortés González Sergio Rubel Cohen Nelly Espinosa Pizarro Eduardo Maiza Rodríguez Roberto Nazal Sabaj René Estay Gutiérrez Freddy Squella Boerr María Ester Bufadel Godoy Germán Errázuriz Fernández Jacquelina Gobelet Ranzato Patricio Ibáñez Lazo ASOCIACIÓN CHILENA DE HEPATOLOGÍA Presidente : Alejandro Soza Ried Vicepresidente : Jorge Contreras Basulto Past-presidente : Rodrigo Zapata Larraín Directores : Marco Arrese Jiménez Edgar Sanhueza Bravo Francisco Fuster Saldías Catherine González Lagos Danny Oksenberg Reisberg Rosa María Pérez Ayuso Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 5-6 Contenido/Contents Editorial 7 Artículos Originales/Original Articles 8 Manejo de várices gastroesofágicas: Revisión de la evidencia y consenso Gastroesophageal varices management: Evidence-based review and consensus Drs. Roberto Candia B., Blanca Norero M., Rosa María Pérez-Ayuso, Francisco Fuster S., Rodrigo Zapata L., Fernando Fluxá G., Guillermo Silva P., Antonio Rollán R., Alberto Espino E., Luis Meneses Q., Pablo Cortés G. y Arnoldo Riquelme P. 28 Hipoxia crónica intermitente. Análisis de sus efectos bioquímicos, histológicos y de diámetro portal en ratas cirróticas Chronic intermittent hypoxia. Analysis of biochemical, histological and portal diameter effects in cirrhotic rats Drs. Roberto Gajardo C., Diego Benavides C., Francisco Castro C., Gabriel Iribarren R., Gabriela Núñez A., Fernando Moraga C., Juan Madariaga G. y Gustavo Bresky R. Casos Clínicos/Clinical Cases 33 Ascitis quilosa secundaria a daño hepático crónico: Revisión de la literatura a propósito de un caso Chylous ascites secondary to hepatic cirrhosis: Review of the literature apropos of a case Drs. Rodrigo Irarrázaval del Campo, Nicolás Veas P., Daniela Grünholz G., Raúl Araya J. y Mario Arcos M. 37 Tratamiento conservador de la perforación duodenal: Dos casos y revisión de la literatura Medical treatment for the duodenal perforation: Two cases report and review Drs. Rafael Orti R., Rubén Ciria B., Eva Torres T. y Sebastián Rufián P. Guías Clínicas/Clinical Guidelines 42 Estableciendo un consenso nacional en el manejo de las várices gastroesofágicas Establishing a national consensus on the gastroesophageal varices management Dr. Arnoldo Riquelme P. Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas [Traducción oficial al español de la OMGE] WGO practice guideline: Esophageal varices [Official Spanish translation of the WGO] Profesores P. Dite, D. Labrecque, Michael Fried, A. Gangl, A.G. Khan, D. Bjorkman, R. Eliakim, R. Bektaeva, S.K. Sarin, S. Fedail, y Drs. J.H. Krabshuis, A. Le Mair Revisión/Review 53 Prevención y manejo de la hemorragia variceal Prevention and management of variceal hemorrhage Dr. Bruce Runyon 5 Contenido/Contents Gastroenterología y algo más…/Gastroenterology and more… 57 Imágenes en Gastroenterología/Images in Gastroenterology 59 Imagen del mes: Fotografía y video Image of the month: Photo and video Dr. Francisco Biel M. Clasificaciones en Gastroenterología/Classifications in Gastroenterology 61 Clasificación endoscópica de las várices esofágicas Endoscopic classification of esophageal varices Drs. Blanca Norero M., Pablo Cortés G. y Rosa María Pérez-Ayuso Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología/ Evidence-based medicine in Gastroenterology 64 Medicina basada en evidencia en gastroenterología: Introducción Evidence-based medicine in Gastroenterology: Introduction Drs. Carolina Pavez O. y Carlos Benítez G. 66 Análisis crítico del artículo randomizado “Uso precoz de cortocircuito portosistémico intrahepático (Transjugular Intrahepatic Portosystemic Shunt-Tips) en pacientes con cirrosis y hemorragia digestiva variceal” Early use of Transjugular Intrahepatic Portosystemic Shunt (tips) in patients with cirrhosis and variceal bleeding Drs. Carolina Pavez O.y Roberto Candia B. 69 Análisis crítico del artículo randomizado “Riesgo de eventos adversos gastrointestinales es menor con celecoxib que con la combinación diclofenaco más omeprazol” Risk of gastrointestinal adverse events is lower with Celecoxib vs combined treatment with diclofenac and omeprazole Drs. Cristian Hernández R. y Patricio Ibáñez L. Semblanza 6 Biografía de Norman R. Barrett (1903-1979) Biography: Dr Norman Barrett (1903-1979) Drs. Alfredo Silva L. y Roque Sáenz F. 72 Profesor Dr. Jaime Klinger Roitman Jaime Lubascher C. y Rodrigo Zapata L. 75 Instrucciones para los autores/Instructions to authors Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 7 Editorial Estableciendo un consenso nacional en el manejo de las várices gastroesofágicas Establishing a national consensus on the gastroesophageal varices management El presente número de nuestra revista contiene una publicación muy significativa y que esperamos marque un hito en la forma de lograr consensos en el manejo de enfermedades gastrointestinales. Dicha iniciativa fue apoyada por destacados miembros de nuestra Sociedad Chilena de Gastroenterología, representantes de la Asociación Chilena de Hepatología y de la Asociación de Endoscopía. Estos expertos nacionales conformaron un panel que trabajó por un año, en la búsqueda y análisis de la evidencia relacionada con el manejo de las várices gastro-esofágicas. El trabajo se originó en un artículo genérico publicado en junio de 2010 en nuestra revista, que incluyó la metodología utilizada en la clasificación de los niveles de evidencia, los niveles de recomendación y, finalmente, los grados de acuerdo. Esta metodología tiene la particularidad que puede ser utilizada para el análisis sistemático, de intervenciones o tratamientos de otras enfermedades gastrointestinales y sienta las bases para futuros consensos nacionales en el manejo de otras enfermedades gastrointestinales. En el presente número de la revista, se presentan los resultados del consenso que cuenta con el grado de acuerdo alcanzado por los expertos y el acuerdo con la opinión de los asistentes al XXXI Curso de Avances en Gastroenterología realizado en junio de 2010, donde se expusieron los resultados ante los miembros de nuestra sociedad. Este artículo se complementa con un artículo de revisión de nuestro invitado internacional experto en el tema, Dr. Bruce Runyon, acerca de la prevención y manejo de la hemorragia variceal y con la versión en español de la guía práctica de la Organización Mundial de Gastroenterología para el manejo de várices esofágicas. Todos los contenidos mencionados hacen de este número un muy buen compendio del estado del arte y la evidencia que sustenta el tratamiento racional de esta enfermedad, desde su prevención hasta el manejo de sus complicaciones. Creemos que la labor de educación continua para los miembros de nuestra sociedad, se cumple a cabalidad con números como éste, que incluyen diferentes aspectos de una enfermedad y que permiten una adecuada actualización en la literatura relacionada. Además, todo el material se encuentra a disposición de nuestros lectores nacionales e internacionales en la nueva página web de la Sociedad Chilena de Gastroenterología (www.sociedadgastro.cl) que permite libre acceso para “hojear” la revista en formato virtual o bajar sin costo los artículos en PDF desde el año 2002 a la fecha. Destacamos el artículo original sobre el efecto de la hipoxia crónica intermitente en un modelo experimental de cirrosis en ratas, que abre el espectro de la revista a artículos de ciencias básicas en el estudio de enfermedades gastrointestinales. En nombre del comité editorial de la revista les agradezco a todos quienes colaboraron durante el 2010 en el diseño del nuevo formato, actualización de las instrucciones para los autores, mejoramiento de las secciones estables de la revista y en la creación de nuevas secciones o colaborando con artículos originales de calidad. Desde nuestra perspectiva, han favorecido un circuito virtuoso que nos motiva a seguir mejorando. Un especial reconocimiento a los colaboradores externos quienes revisaron con prontitud y profesionalismo los artículos solicitados (Drs. Ana María Madrid, Carla Mancilla, Rosa María Pérez, Francisco Barrera, Carlos Benítez, Daniel Cisternas, Luis Contreras, Cristian Muñoz, Flavio Nervi, Antonio Rollán y Edgar Sanhueza). Este año 2011 incluimos una nueva sección de medicina basada en la evidencia, que utiliza un formato de análisis crítico de los estudios clínicos randomizados-controlados más relevantes en el tratamiento de enfermedades hepáticas o gastrointestinales. Para finalizar, hemos renovado el comité editorial internacional por el período 2011-2013, por lo que aprovechamos la instancia para agradecer a los miembros del comité editorial internacional anterior, por su valioso aporte en el desarrollo de nuestra revista y damos la bienvenida al nuevo comité internacional compuesto por: Dr. Félix Lluis; Dr. Norberto Chávez; Dr. Álvaro Piazze; Dr. Miquel Sans; Dr. Santiago Muñoz; Dr. Hugo Vargas; Dr. Jorge Rakela y Dr. Eduardo Fassio por aceptar este nuevo desafío que implica mantener la calidad de las secciones estables e incrementar el número de artículo originales. Dr. Arnoldo Riquelme P. Editor Revista Gastroenterología Latinoamericana 7 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Artículo Original Manejo de várices gastroesofágicas: Revisión de la evidencia y consenso Roberto Candia B.1, Blanca Norero M.1, Rosa María Pérez-Ayuso1, Francisco Fuster S.2, Rodrigo Zapata L.3,4, Fernando Fluxá G.5, Guillermo Silva P.5, Antonio Rollán R.4, Alberto Espino E.1, Luis Meneses Q.6, Pablo Cortés G.1 y Arnoldo Riquelme P.1 1 Departamento de Gastroenterología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. 2 Unidad de Endoscopia, Hospital Naval, Valparaíso. 3 Servicio de Gastroenterología, Hospital del Salvador, Universidad de Chile. 4 Departamento de Enfermedades Digestivas, Facultad de Medicina, Clínica Alemana-Universidad del Desarrollo, Santiago. 5 Departamento de Gastroenterología, Clínica Las Condes. 6 Departamento de Radiología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 8 de noviembre de 2010 Aceptado: 23 de diciembre de 2010 Correspondencia a: Dr. Roberto Candia Balboa Departamento de Gastroenterología Facultad de Medicina Pontificia Universidad Católica de Chile Marcoleta 367 Teléfono: 56-2-3543820 Fax: 56-2-6397780 E-mail: roberto. candia@gmail.com 8 Gastroesophageal varices management: Evidence-based review and consensus Introduction: There is plenty of scientific evidence regarding the management of esophageal varices, but sometimes it is contradictory. International consensuses carried out in America and Europe are evidencebased, however these do not include a comprehensive analysis on the quality of the studies, nor local issues. The purpose of this review is to establish a national consensus, by means of relevant questions regarding the management of gastroesophageal varices, to provide detailed information on related evidence, thus, establishing reasonable recommendations based on the national scenario. Methodology: The guidelines are organized following 20 clinically relevant questions on the management of gastroesophageal varices. The recommendation level and quality assessment of the evidence supporting each asseveration will be descriptive and was based mainly in the design of the studies, adapted from the recommendations of the U.S. Preventive Services Task Force. Then, the group of experts made a recommendation for each intervention in response to each question. The consensus was achieved by a two-round Delphi technique, the third round was done in the national consensus carried out in June 2010 during the Annual Meeting on Advances in Gastroenterology, with the participation of the audience, using an electronic board. Results: The survey included 20 open-questions which were distributed among the 12 experts, who provided responses according to levels/degrees of evidence and recommendations. Most of the questions, 14/20 (70%) had a high level of evidence (type I) and 7/20 questions (35%) had a level of recommendation type A. In the first and second rounds the level of agreement was 95% and 100%, respectively. In the third round, 117 physicians attending the Annual Meeting on Advances in Gastroenterology participated and an 85% of agreement was achieved. Conclusions: This consensus methodology allowed to unify criteria, evaluate the evidence and to make a document including levels of recommendations that will have a positive impact on the care provided to patients suffering from gastroesophageal varices. Key words: Consensus, evidence-based medicine, gastroesophageal varices, variceal bleeding management, cirrhosis, esophageal varices. Introducción La hipertensión portal secundaria a cirrosis hepática induce el desarrollo de circulación colateral. De todos los vasos que se desarrollan, los de mayor importancia clínica son los colaterales, ubicados en la unión gastroesofágica, ya que son los responsables de gran parte de la morbimortalidad de los pacientes cirróticos. En el momento del diagnóstico de cirrosis hepática, el 50% de los pacientes poseen várices gastroesofágicas (VGE). En los pacientes cirróticos con endoscopia inicial normal, la incidencia anual de aparición de várices es de 8%1. De los que poseen várices pequeñas, el 8% desarrolla várices grandes al año de seguimiento2. Del total de pacientes con várices, entre 5-15% presenta hemorragia variceal a 1-2 años de seguimiento3, las que se concentran en los pacientes con várices de alto riesgo: várices grandes, várices con signos rojos, o várices de cualquier tamaño (con o sin puntos rojos) en pacientes con cirrosis descompensada. Sólo el 25% de los pacientes cirróticos presenta várices con alto riesgo de hemorragia3. Una vez desarrollada una hemorragia digestiva de origen variceal, el pronóstico es ominoso, ya que si bien el 40% presenta hemostasia espontánea, la mortalidad alcanza el 20% a las 6 semanas4 y el riesgo de recurrencia es de 60% al año. Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original Estos datos explican la necesidad de intervenir y establecer normas claras en relación al manejo de la hipertensión portal y la hemorragia variceal. Las intervenciones evaluadas en estudios clínicos son múltiples, siendo el beta-bloqueo no selectivo y la terapia endoscópica (ligadura o escleroterapia variceal) las más utilizadas y con mayor grado de evidencia5. La evidencia científica en relación al manejo de las VGE es abundante y muchas veces contradictoria. Como una forma de ordenar este conocimiento y establecer normas claras y precisas para enfrentar este problema, se han llevado a cabo múltiples reuniones de consenso a nivel internacional. Los más importantes son dos el de la Asociación Americana para el Estudio de Enfermedades Hepáticas (AASLD)6 y los consensos de Baveno, destacando el IV7 y V8, principalmente europeo. Estos consensos están basados en la evidencia, sin embargo, el detalle de los estudios que permiten establecer las conductas ‒incluida la calidad y el tipo de diseño‒ no está explicitado en los documentos publicados. El objetivo de la presente revisión es establecer un consenso a nivel nacional, a través de preguntas relevantes en el manejo de las VGE, detallar la evidencia relacionada y establecer conductas racionales, considerando la realidad nacional. Métodos Organización de las guías Las guías se iniciaron con una descripción metodológica del consenso en relación a la forma de describir los niveles de evidencia y el grado de recomendación para cada afirmación. Continuaron con las 20 preguntas clínicas, que nos situaron en los distintos escenarios a los que nos enfrentamos con un paciente cirrótico e hipertensión portal. Las preguntas consideraron problemas clínicos relevantes en el manejo de las VGE, que incluyen la profilaxis primaria, tratamiento farmacológico, endoscópico y radiológico intervencional de la hemorragia variceal hasta la profilaxis secundaria. Cada pregunta clínica fue discutida y pre-establecida por consenso por el comité organizador de las guías y, posteriormente, asignada a expertos nacionales. A través de las preguntas clínicas cada experto evaluó el nivel de evidencia y estableció una recomendación de acuerdo con los parámetros metodológicos descritos a continuación. Niveles de evidencia y grados de recomendación La evaluación de la calidad de la evidencia que sustenta cada afirmación se realizó en forma descriptiva, fundamentándose primordialmente en el diseño de los estudios, adaptado de las recomendaciones realizadas por la U.S. Preventive Services Task Force9-10. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Tabla 1. Nivel de evidencia según el diseño del estudio Nivel de evidencia Descripción Tipo I Evidencia obtenida de al menos un estudio controlado* randomizado bien diseñado o una revisión sistemática de estudios clínicos randomizados (aleatorizados) Tipo II II-1 Evidencia obtenida de estudios controlados* prospectivos sin randomización (aleatorización) II-2 Evidencia obtenida de estudios observacionales** de tipo cohorte o casos y controles, idealmente de varios centros II-3 Evidencia obtenida de series de casos Tipo III Opinión de autoridades en el tema, basada en la experiencia, comités de expertos, reporte de casos, estudios fisiopatológicos o de ciencias básicas *Se entiende como estudio controlado aquel en que la intervención es manejada por el investigador. **Se entiende como estudio observacional aquel en que la intervención no es controlada por el investigador. La estratificación de la evidencia se realizó según el tipo de diseño, sin evaluación metodológica, de acuerdo a la Tabla 1, en la que cada estrato representa un nivel de calidad. Cada nivel está jerarquizado en forma decreciente, de esta manera los estudios clínicos controlados corresponden a la evidencia de mayor calidad; los trabajos observacionales corresponden a un nivel de evidencia intermedio; y los estudios fisiopatológicos y la opinión de expertos corresponden al estrato de menor calidad. A su vez, dentro de cada estrato, el tipo de diseño es variable, correspondiendo los estudios clínicos randomizados de gran tamaño muestral y las revisiones sistemáticas de ensayos clínicos randomizados al nivel más alto de evidencia11-12. Como se esbozó anteriormente, no se realizó de regla un análisis metodológico de la validez interna de cada estudio, sólo se consideró el diseño y sus resultados (con sus respectivos intervalos de confianza (IC) y/o valor p). Se recurrió al análisis metodológico de la validez interna de los artículos de terapia13-14 sólo cuando no hubiese concordancia entre los resultados de los estudios que evalúan una misma pregunta y éstos estén ubicados en un mismo nivel de evidencia. El nivel de recomendación se estableció de acuerdo a la Tabla 2, adaptada de la U.S. Preventive Services Task Force9-10. Se asignaron entre una a tres preguntas por experto con el fin de analizar y fundamentar las repuestas a través de una revisión de la literatura. Mediante la utilización de las herramientas antes expuestas se solicitó establecer un “Nivel de evidencia” y un “Nivel de recomendación” para cada uno de los tópicos revisados y construir así un enunciado final para cada pregunta, a modo de “conclusión o recomendación”. 9 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original Tabla 2. Grados de recomendación para cada escenario clínico Recomendación Lenguaje A El consenso recomienda fuertemente la intervención o servicio indicado. Esta recomendación se sustenta en evidencia de alta calidad, con beneficio categórico que supera los riesgos B El consenso recomienda el uso clínico rutinario de la intervención o servicio indicado. La recomendación se sustenta en evidencia de calidad moderada, con beneficio que supera los riesgos C El consenso no recomienda ni a favor ni en contra de la intervención o servicio. No se realiza una recomendación categórica dado que la evidencia, de calidad al menos moderada, no muestra una relación riesgo/beneficio satisfactoria. Se debe decidir caso a caso D El consenso recomienda en contra de la intervención o servicio. La recomendación se sustenta en evidencia de calidad al menos moderada, que no muestra beneficio, o en que el riesgo o daño supera los beneficios de la intervención I El consenso concluye que la evidencia es insuficiente, ya sea por estudios de baja calidad, resultados heterogéneos, o el balance riesgo/beneficio no puede ser determinado Construcción del consenso Metodología Delfi Una vez que cada experto estableció el “nivel de evidencia”, el “nivel de recomendación” y la “conclusión o recomendación” para cada pregunta, se llevó a cabo el proceso de consenso mediante metodología Delfi15. En una primera etapa, cada experto recibió por vía electrónica el texto resumen inicial y entregó su opinión respecto de todas las preguntas con el objetivo de establecer el “Grado de acuerdo” para cada una de las recomendaciones. Se utilizó como estandarización del “Grado de acuerdo” la escala Likert graduada de 0 a 4. • • • • • 0: Completamente en desacuerdo 1: En desacuerdo 2: Dudoso o con reparos 3: De acuerdo 4: Completamente de acuerdo En caso de que la opinión del experto difiriera del enunciado entregado en el texto, existía la opción de insertar un comentario explicando las razones que motivaron tal desacuerdo: - Si el grado de acuerdo fue 3 ó 4, la inserción de un “comentario” era opcional. - Si el grado de acuerdo fue 0, 1 ó 2, la inserción de un “comentario” explicando las razones o proponiendo un nuevo enunciado final para la pregunta en cuestión era obligatorio. 10 Esta primera etapa fue de sondeo y luego de analizar la información, el comité organizador construyó un documento de retroalimentación. Éste fue reenviado a cada experto para obtener sus respuestas para la reevaluación de cada una de las preguntas en esta segunda ronda de la técnica Delfi, incluyendo las recomendaciones de acuerdo a las opiniones emitidas por cada uno de los integrantes del panel de expertos y así realizar los cambios requeridos. Durante el consenso presencial, que se realizó el miércoles 2 de junio de 2010, cada experto presentó la postura definitiva en una presentación, con una breve descripción de la literatura, el enunciado final, el nivel de evidencia y de recomendación para que la audiencia votara en tiempo real. De esta manera se generó el consenso definitivo en esta etapa, que correspondió a la tercera ronda y final de la técnica Delfi de consenso. Resultados En enero de 2010, se conformó un panel de 12 expertos nacionales, que incluye representatividad de la realidad de regiones, endoscopistas terapéuticos, radiólogos intervencionistas, expertos en terapia profiláctica de hemorragia variceal y un experto en terapia farmacológica de la hemorragia variceal. La encuesta incluyó 20 preguntas abiertas distribuidas los expertos que evaluaron los artículos relacionados con cada pregunta de acuerdo a la pauta de niveles de evidencia y grados de recomendación. El 70% (14/20) de las preguntas presentó nivel de evidencia tipo I, y 35% (7/20) de las preguntas presentó nivel de recomendación tipo A. En la primera y segunda ronda se alcanzó 95% y 100% de niveles de acuerdo, respectivamente. En la tercera ronda participaron 117 asistentes del Curso de Avances en Gastroenterología, con 85% de acuerdo. En las Tablas 3, 4 y 5 se resumen las 20 preguntas con su recomendación. En la Tabla 6 se resumen los niveles de acuerdo alcanzados en las tres rondas de consenso para cada una de las 20 preguntas. Sección I: Diagnóstico de várices gastroesofágicas (VGE) y estratificación de riesgo de hemorragia I.1. ¿Tamizaje de VGE con endoscopia digestiva alta o indicar beta-bloqueo siempre al momento del diagnóstico de cirrosis? La endoscopia digestiva es un procedimiento de alto costo y de acceso no universal, por lo tanto, parece razonable indicar una droga de bajo costo como profilaxis de hemorragia variceal a todos los pacientes en riesgo potencial, es decir, todos los cirróticos. Existen estudios de costo-efectividad con análisis de Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original Markov que avalan esta conducta16-17, sin embargo, existe evidencia de buena calidad que demuestra la ausencia de beneficio del beta-bloqueo en pacientes sin várices o con várices de bajo riesgo18. Conside- rando que sólo el 25% de los cirróticos presentarán várices de alto riesgo y se beneficiarán del uso de beta-bloqueo19, parece inapropiado someter a los efectos adversos de la droga al 75% restante. Tabla 3. Sección I: Diagnóstico de várices gastroesofágicas y estratificación de riesgo de hemorragia. Preguntas, recomendaciones, niveles de evidencia y nivel de recomendación Pregunta y recomendación Nivel de Evidencia Nivel de Recomendación I.1. ¿Tamizaje de várices gastroesofágicas con endoscopia digestiva alta o indicar beta-bloqueo siempre al momento del diagnóstico de cirrosis? El tamizaje con endoscopia digestiva alta se considera de regla al momento del diagnóstico de cirrosis para evaluar la presencia de várices esofágicas II-2 B I.2. ¿Todas las várices tienen el mismo riesgo de sangrar? Una várice de alto riesgo es aquella considerada grande (tamaño > 5 mm) o con signos rojos. En contexto de Child-Pugh B alto ó C, cualquier várice, independiente de su tamaño, es considerada de alto riesgo II B I.3 Cirróticos sin várices. ¿El beta-bloqueo no selectivo previene la aparición de várices? No se recomienda el uso de beta-bloqueo como prevención de la aparición de várices gastroesofágicas en pacientes cirróticos con buena función hepatocelular (Child-Pugh A y B) y ausencia de várices esofágicas I D Nivel de Evidencia Nivel de Recomendación I D II.2 ¿El uso de beta-bloqueo disminuye la progresión de várices pequeñas a grandes? No se recomienda de regla el uso de beta-bloqueo como profilaxis de progresión de várices pequeñas a grandes en pacientes Child-Pugh A/B. La evidencia no es concluyente, por lo que se debe decidir caso a caso I A II.3 ¿El beta-bloqueo no selectivo es efectivo como profilaxis primaria de hemorragia digestiva variceal (HDV) en pacientes con várices de alto riesgo? Se recomienda de regla el uso de beta-bloqueo como profilaxis primaria de HDV en várices de alto riesgo. La dosis de beta-bloqueadores en los distintos estudios es variable, pero en general el objetivo es disminuir la frecuencia cardíaca en un 25% del basal I A II.4 ¿Ligadura endoscópica (LE) o beta-bloqueo como profilaxis primaria? El beta-bloqueo no selectivo es la primera opción como profilaxis primaria de HDA variceal en pacientes con várices de alto riesgo La profilaxis primaria endoscópica (ligadura) es una excelente alternativa en caso de contraindicación o intolerancia a beta-bloqueo en pacientes con várices de alto riesgo I A II.5 Otras alternativas en profilaxis primaria de HDA variceal: nitratos y profilaxis combinada (betabloqueo más ligadura) No se recomienda el uso de nitratos ni profilaxis combinada (beta-bloqueo más ligadura) como prevención primaria de HDA en pacientes con várices de alto riesgo I D Tabla 4. Sección II: Profilaxis primaria de várices esofágicas. Preguntas, recomendaciones, niveles de evidencia y nivel de recomendación Pregunta y recomendación II.1 ¿El beta-bloqueo no selectivo es útil como profilaxis primaria de HDA variceal en várices de bajo riesgo? El beta-bloqueo no se recomienda de rutina como profilaxis primaria de HDA variceal en várices de bajo riesgo. Várices pequeñas en un paciente Child-Pugh C o con signos rojos son de alto riesgo, por lo que no deben ser consideradas en esta categoría Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 11 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original Tabla 5. Sección III: Tratamiento agudo y profilaxis secundaria de hemorragia variceal gastroesofágica. Pregunta, recomendación, nivel de evidencia y nivel de recomendación Pregunta y recomendación III.1 ¿Terapia endoscópica o fármacos vasoactivos en hemorragia digestiva variceal activa? La terapia con fármacos vasoactivos es más efectiva que el placebo o no tratamiento en el control de la hemorragia variceal activa. No existe diferencia entre terapia endoscópica (escleroterapia) y fármacos vasoactivos III.2 ¿Terapia combinada (endoscópica más vasoactivos) o terapia endoscópica por sí sola en HDA variceal activa? La terapia combinada de fármacos vasoactivos más terapia endoscópica es más efectiva que cada una por sí sola en el control de la hemorragia digestiva variceal activa. Dado que la mejor evidencia disponible es a favor de la terapia combinada, el panel recomienda esta alternativa como primera opción en HDA variceal activa III.3 ¿Ligadura endoscópica o escleroterapia en hemorragia digestiva variceal activa? La evidencia actual muestra una tendencia consistente a favor de ligadura versus escleroterapia en términos de riesgo de resangrado. Dado que ligadura endoscópica tiene menos complicaciones y es técnicamente de menor complejidad, se debe preferir por sobre escleroterapia en el manejo de HDA variceal esofágica activa III.4 ¿Ligadura o escleroterapia con cianoacrilato en várices sangrantes de fondo gástrico? La evidencia disponible apoya el uso de escleroterapia obliterativa con cianoacrilato sobre ligadura endoscópica (menor resangrado) y sobre TIPS (menores complicaciones, disponibilidad y costo) en várices gástricas sangrantes, especialmente várices gástricas aisladas La evidencia disponible no permite analizar por separado los diferentes subtipos de várices gástricas. Los pacientes con várices gástricas en continuidad con várices esofágicas por curva menor (OGV tipo 1 de Sarin), probablemente pueden ser tratados con ligadura endoscópica, al igual que las várices esofágicas III.5 Si falla la hemostasia, ¿cirugía, TIPS o balón Sengstaken? El taponamiento con balón de Sengstaken debería ser considerado como una medida temporal (máximo 24 horas) en pacientes con hemorragia no controlable, con una posterior terapia definitiva planificada III.6 ¿TIPS de urgencia como salvataje en pacientes con hemorragia no controlado con endoscopia y farmacoterapia? En pacientes cirróticos Child-Pugh A y B con falla en el control de la hemorragia variceal o recurrencia precoz después de endoscopia y fármacos vasoactivos, se debe considerar el uso de TIPS de salvataje lo más rápido posible. En pacientes Child-Pugh C se debe evaluar cuidadosamente la necesidad de la intervención dada la alta mortalidad asociada III.7 ¿TIPS en hemorragia recurrente a pesar de tratamiento endoscópico y con beta-bloqueo? En pacientes Child-Pugh A y B con hemorragia variceal recurrente, a pesar de tratamiento endoscópico y beta-bloqueo (falla de profilaxis secundaria), se debe priorizar el uso de TIPS con stent cubierto. El shunt espleno-renal distal quirúrgico es una alternativa en centros con la experiencia suficiente III.8 ¿Existe beneficio del uso de antibióticos en pacientes cirróticos con hemorragia digestiva? Se recomienda el uso de antibióticos profilácticos en todo paciente con cirrosis y hemorragia digestiva activa III.9 ¿Beta-bloqueo, ligadura o ambas en profilaxis secundaria de hemorragia por várices esofágicas? La combinación de ligadura endoscópica con beta-bloqueo no selectivo es probablemente la terapia de elección para la profilaxis secundaria de hemorragia digestiva por várices esofágicas. En los casos en que por mala tolerancia o contraindicación no se logre un beta-bloqueo adecuado, la ligadura endoscópica es la profilaxis secundaria de elección En los casos en que no se pueda llevar a cabo el tratamiento con ligadura endoscópica, una alternativa es el uso de beta-bloqueo no selectivo asociado a isosorbide mononitrato III.10 ¿Uso de ligadura versus ligadura más escleroterapia? No se recomienda el uso combinado de ligadura y escleroterapia sobre la ligadura por sí sola, debido a que ambas no ofrecen una ventaja en la prevención de resangrado y reducción de mortalidad III.11 ¿Uso de TIPS para prevención de resangrado (profilaxis secundaria) comparado con ligadura? ¿Usar “TIPS precoz” en pacientes con alto riesgo de re-sangrado basado en gradiente de presión vena hepática-porta (HVPG)? En pacientes con hemorragia variceal controlada endoscópicamente y de alto riesgo de resangrado, la descompresión precoz (profilaxis secundaria) con TIPS más profilaxis secundaria combinada es una alternativa en los centros con los recursos y disponibilidad de esta tecnología III.12 ¿Uso de TIPS como rescate en várices gástricas sangrantes? En pacientes con hemorragia variceal gástrica que no responden a terapia combinada inicial puede ser considerada como terapia de rescate tanto el TIPS como la obliteración endovascular retrógrada con balón exclusivamente en los centros donde estos procedimientos estén disponibles 12 Nivel de Evidencia I Nivel de Recomendación A I A I B I C II-3 B II-3 B I A I A I B I D I B II-3 B Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original Tabla 6. Grados de acuerdo alcanzado en primera, segunda y tercera ronda Pregunta y recomendación Primera Segunda Tercera ronda ronda ronda I.1. ¿Tamizaje de várices gastroesofágicas con endoscopia digestiva alta o indicar beta-bloqueo siempre al momento del diagnóstico de cirrosis? El tamizaje con endoscopia digestiva alta se considera de regla al momento del diagnóstico de cirrosis para evaluar la presencia de várices esofágicas 4 4 3,4 I.2. ¿Todas las várices tienen el mismo riesgo de sangrar? Una várice de alto riesgo es aquella considerada grande (tamaño > 5 mm) o con signos rojos. En contexto de Child-Pugh B alto o C cualquier várice, independiente de su tamaño, es considerada de alto riesgo 3,7 4 3,5 I.3. ¿El beta-bloqueo no selectivo previene la aparición de várices? No se recomienda el uso de beta-bloqueo como prevención de la aparición de várices gastroesofágicas en pacientes cirróticos sin várices y buena función hepatocelular (Child-Pugh A y B) 4 4 3,5 II.1. ¿El beta-bloqueo no selectivo disminuye el riesgo de hemorragia en pacientes con várices de bajo riesgo? El beta-bloqueo no se recomienda de rutina como profilaxis primaria de HDA variceal en várices de bajo riesgo. Várices pequeñas en un paciente Child-Pugh C o con signos rojos son de alto riesgo, por lo que no deben ser consideradas en esta categoría 3,1 4 3,1 II.2. ¿El uso de beta-bloqueo disminuye la progresión de várices pequeñas a grandes? No se recomienda de regla el uso de beta-bloqueo como profilaxis de progresión de várices pequeñas a grandes en pacientes Child-Pugh A/B. La evidencia no es concluyente, por lo que se debe decidir caso a caso 2,6 4 2,8 II.3. ¿El beta-bloqueo no selectivo es efectivo como profilaxis primaria de hemorragia digestiva variceal en pacientes con várices de alto riesgo? Se recomienda de regla el uso de beta-bloqueo no selectivo como profilaxis primaria de HDA variceal en várices de alto riesgo. La dosis de beta-bloqueo en los distintos estudios es variable, pero en general el objetivo es disminuir la frecuencia cardíaca en 25% del basal 4 4 3,7 II.4. ¿Ligadura endoscópica o beta-bloqueo en profilaxis primaria? El beta-bloqueo no selectivo es la primera opción como profilaxis primaria de HDA variceal en pacientes con várices de alto riesgo. La profilaxis primaria endoscópica (ligadura) es una excelente alternativa en caso de contraindicación o intolerancia a beta-bloqueo en pacientes con várices de alto riesgo 3,6 4 3,3 II.5.Otras alternativas: nitratos y profilaxis endoscópica más beta- bloqueo en profilaxis primaria No se recomienda el uso de nitratos ni profilaxis combinada (beta-bloqueo más ligadura) como prevención primaria de HDA variceal en pacientes con várices de alto riesgo 3,6 4 3,4 III.1. ¿Terapia endoscópica o fármacos vasoactivos en hemorragia digestiva variceal activa? La terapia con fármacos vasoactivos es más efectiva que el placebo o no tratamiento en el control de la hemorragia variceal activa. No existe diferencia entre terapia endoscópica (escleroterapia) y fármacos vasoactivos 3 3,7 3,1 III.2. ¿Terapia combinada (endoscópica más vasoactivos) o terapia endoscópica por sí sola en HDA variceal activa? La terapia combinada de fármacos vasoactivos más terapia endoscópica es más efectiva que cada una por sí sola en el control de la hemorragia digestiva variceal activa. Dado que la mejor evidencia disponible es a favor de la terapia combinada, el panel recomienda esta alternativa como primera opción en HDA variceal activa 3,3 3,8 3,5 III.3. ¿Ligadura endoscópica o escleroterapia en hemorragia digestiva variceal activa? La evidencia actual muestra una tendencia consistente a favor de ligadura versus escleroterapia en términos de riesgo de resangrado. Dado que ligadura endoscópica tiene menos complicaciones y es técnicamente de menor complejidad, se debe preferir por sobre escleroterapia en el manejo de HDA variceal esofágica activa 3,1 4 3,8 III.4. ¿Ligadura o escleroterapia con cianoacrilato en várices sangrantes de fondo gástrico? La evidencia disponible apoya el uso de escleroterapia obliterativa con cianoacrilato sobre ligadura endoscópica (menor resangrado) y sobre TIPS (menores complicaciones, disponibilidad y costo) en várices gástricas sangrantes, especialmente várices gástricas aisladas La evidencia disponible no permite analizar por separado los diferentes subtipos de várices gástricas. Los pacientes con várices gástricas en continuidad con várices esofágicas por curva menor (OGV tipo 1 de Sarin) probablemente pueden ser tratados con ligadura endoscópica, al igual que las várices esofágicas 3,3 3,8 3,6 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 13 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original Tabla 6. Grados de acuerdo alcanzado en primera, segunda y tercera ronda Pregunta y recomendación III.5.Si falla la hemostasia, ¿cirugía, TIPS o balón Sengstaken? El taponamiento con balón de Sengstaken debería ser considerado como una medida temporal (máximo 24 horas) en pacientes con hemorragia no controlable, con una posterior terapia definitiva planificada III.6. TIPS de urgencia como salvataje en pacientes con hemorragia no controlado con endoscopia y farmacoterapia? En pacientes cirróticos Child-Pugh A y B con falla en el control de la hemorragia variceal o recurrencia precoz después de endoscopia y fármacos vasoactivos se debe considerar el uso de TIPS de salvataje lo más rápido posible. En pacientes con puntaje Child-Pugh C se debe evaluar cuidadosamente la necesidad de la intervención dada la alta mortalidad asociada III.7 ¿TIPS en hemorragia recurrente a pesar de tratamiento endoscópico y beta-bloqueo (falla de profilaxis secundaria)? En pacientes Child-Pugh A y B con hemorragia variceal recurrente a pesar de tratamiento endoscópico y beta-bloqueo (falla de profilaxis secundaria) se debe priorizar el uso de TIPS con stent cubierto. El shunt espleno-renal distal quirúrgico es una alternativa en centros con la experiencia suficiente III.8. ¿Existe beneficio del uso de antibióticos en pacientes cirróticos con hemorragia digestiva? Se recomienda el uso de antibióticos profilácticos en todo paciente con cirrosis y hemorragia digestiva activa III.9. ¿Beta-bloqueo, ligadura o ambas en profilaxis secundaria de hemorragia por várices esofágicas? La combinación de ligadura endoscópica con beta-bloqueo no selectivo es probablemente la terapia de elección para la profilaxis secundaria de hemorragia digestiva por várices esofágicas En los casos en que por mala tolerancia o contraindicación no se logre un beta-bloqueo adecuado, la ligadura endoscópica es la profilaxis secundaria de elección En los casos en que no se pueda llevar a cabo el tratamiento con ligadura endoscópica, una alternativa es el uso de beta-bloqueo no selectivo asociado a isosorbide mononitrato III.10. ¿Uso de ligadura versus ligadura más escleroterapia como profilaxis secundaria en hemorragia variceal esofágica? No se recomienda el uso combinado de ligadura y escleroterapia sobre la ligadura por sí sola, debido a que ambas no ofrecen una ventaja en la prevención de resangrado y reducción de mortalidad III.11. ¿Uso de TIPS para prevención de resangrado (profilaxis secundaria) comparado con ligadura? ¿Usar “TIPS precoz” en pacientes con alto riesgo de re-sangrado basado en HVPG? En pacientes con hemorragia variceal controlada endoscópicamente y de alto riesgo de resangrado, la descompresión precoz (profilaxis secundaria) con TIPS más profilaxis secundaria combinada es una alternativa en los centros con los recursos y disponibilidad de esta tecnología III.12. ¿Uso de TIPS como rescate en várices gástricas sangrantes? En pacientes con hemorragia variceal gástrica que no responden a terapia combinada inicial, puede ser considerada como terapia de rescate, tanto el TIPS como la obliteración endovascular retrógrada con balón exclusivamente en los centros donde estos procedimientos estén disponibles En Chile, la espera para endoscopia puede ser larga, en este escenario, el uso de beta-bloqueadores en espera del examen podría ser útil en pacientes con riesgo alto de presentar várices (mayor del 50%), como son los casos de cirrosis avanzada, Child-Pugh B o C, con signos de hipertensión portal (ascitis, esplenomegalia o plaquetopenia), o de etiología alcohólica. Nivel de evidencia: II-2 Nivel de recomendación: B Recomendación I.1: “El tamizaje con endoscopia digestiva alta se considera de regla al momento del diagnóstico de cirrosis para evaluar la presencia de várices esofágicas (VE).” 14 Primera Segunda Tercera ronda ronda ronda 3,6 3 3,6 3,6 4 3,4 3,6 4 3,1 3,8 4 3,6 3,5 4 3,6 4 4 3,5 3,8 3,5 2,6 3,8 3,5 2,6 I.2. ¿Todas las várices tienen el mismo riesgo de sangrar? La estratificación del riesgo de sangrado de VGE se ha determinado a través de múltiples estudios de tipo observacional. Una de las cohortes de mayor tamaño, prospectiva, incluyó 321 pacientes con cirrosis y VE sin antecedente de hemorragia digestiva. El seguimiento promedio fue de 23 meses (rango de 1 a 38 meses), durante el cual el 26,5% (85 pacientes) desarrolló hemorragia variceal. El análisis multivariado demostró que el tamaño de las várices, la presencia de signos rojos longitudinales y la gravedad del daño hepático según score Child-Pugh, son los principales factores de riesgo3. Según consensos previos una várice se considera grande si es mayor de 5 mm. Otra forma práctica Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original de evaluar el tamaño variceal es el aplanamiento de la várice con la insuflación endoscópica. Esta maniobra traduce indirectamente el gradiente de presión portal (GPP), parámetro que es probablemente el mejor indicador pronóstico del riesgo de sangrado variceal. Si una várice no se aplana con la insuflación debe considerarse de alto riesgo. A pesar de lo práctico de esta apreciación, es la opinión de uno de los expertos del panel, no claramente avalada por evidencia. Nivel de evidencia: II-2 Nivel de recomendación: B Recomendación I.2: “Una várice de alto riesgo es aquella considerada grande (tamaño > 5 mm) o con signos rojos. En contexto de Child-Pugh B alto o C, cualquier variz, independiente de su tamaño, es considerada de alto riesgo.” I.3. ¿El beta-bloqueo no selectivo previene la aparición de várices? Dado que el beta-bloqueo ha mostrado claro beneficio en otros escenarios de hipertensión portal, parece atractivo indicarlo como profilaxis preprimaria: prevenir la aparición de várices. Esta pregunta fue evaluada en un ensayo clínico randomizado donde se incluyeron 231 pacientes cirróticos sin VGE, pero con hipertensión portal (definida como GPP > 5 mmHg). El 88% era Child-Pugh A y 12% Child-Pugh B. No se incluyeron pacientes Child-Pugh C, por lo que estos datos no son extrapolables a este subgrupo. Los pacientes fueron divididos en 2 grupos: timolol (betabloqueador no selectivo) y placebo. El objetivo primario fue evaluar el desarrollo de várices esofágicas o hemorragia digestiva variceal. El seguimiento promedio fue 54,9 meses. El objetivo primario fue alcanzado en 39% de los usuarios de timolol y en 40% del grupo placebo, diferencia no estadísticamente significativa. Los efectos adversos fueron considerablemente más altos en grupo timolol (18% vs 6%, p = 0,006)18. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: D Recomendación I.3: “No se recomienda el uso de beta-bloqueo como prevención de la aparición de VGE en pacientes cirróticos sin várices y buena función hepatocelular (Child-Pugh A y B).” Sección II: Profilaxis primaria de várices esofágicas II.1. ¿El beta-bloqueo no selectivo disminuye el riesgo de hemorragia en pacientes con várices de bajo riesgo? Esta pregunta ha sido evaluada en una revisión sistemática de estudios randomizados20. Esta revisión Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 consideró múltiples escenarios relacionados a hipertensión portal. En lo relacionado a várices de bajo riesgo, incluyó 3 estudios. La población estudiada corresponde a pacientes cirróticos con várices pequeñas sin antecedente de hemorragia. Se comparó uso de beta-bloqueo vs placebo. El objetivo primario fue evaluar el desarrollo de hemorragia variceal a 2 años de seguimiento (profilaxis primaria): el grupo placebo presentó hemorragia en 7%, el grupo beta-bloqueo en 2%, diferencia que no alcanzó significancia estadística. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: D Recomendación II.1: “El beta-bloqueo no se recomienda de rutina como profilaxis primaria de HDA variceal en várices de bajo riesgo.” “Várices pequeñas en un paciente Child-Pugh C o con signos rojos se consideran de alto riesgo, por lo que no deben ser consideradas en esta categoría.” II.2. ¿El uso de beta-bloqueo disminuye la progresión de várices pequeñas a grandes? Existen 2 estudios clínicos randomizados que evalúan esta pregunta con resultados contradictorios. El primero incluyó 206 pacientes cirróticos con várices pequeñas o sin várices, a los cuales se les administró propranolol (160 mg al día) y placebo de manera aleatoria. El objetivo fue evaluar la progresión a várices grandes. Con un seguimiento de 2 años, el 31% del grupo propranolol y 14% del grupo placebo desarrolló várices grandes, p <0,005. No se encontraron diferencias en hemorragia digestiva ni en mortalidad21. Si bien los resultados muestran que el uso de propranolol aumenta el riesgo de crecimiento variceal, los datos del estudio son de difícil interpretación: primero, se produjo una pérdida de seguimiento de 1/3 de los pacientes, defecto que por sí solo hace que la validez del ensayo sea discutible; segundo, la población estudiada incluye pacientes sin várices, los que no se benefician del uso de beta-bloqueo, según lo expuesto anteriormente. El segundo estudio de mejor calidad metodológica, incluyó a 161 pacientes, sólo cirróticos Child-Pugh A o B, con várices esofágicas pequeñas, que fueron aleatorizados a nadolol (dosis suficiente para reducir la frecuencia cardíaca basal en 25%) o placebo de manera aleatoria. El seguimiento promedio fue de 36 meses. El objetivo primario fue evaluar la progresión a várices grandes, fenómeno que se produjo en 21% del grupo tratado con nadolol y en 51% de los asignados a placebo (p < 0,001). No se observó diferencias en mortalidad22. Este estudio es de buen diseño metodológico y sus resultados son de alta validez, sin embargo, la experiencia no ha sido repetida. 15 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: C Recomendación II.2: “No se recomienda de regla el uso de beta-bloqueo como profilaxis de progresión de várices pequeñas a grandes en pacientes Child-Pugh A/B. La evidencia no es concluyente, por lo que se debe decidir caso a caso y esta recomendación puede cambiar a futuro con nuevas investigaciones.” II.3. ¿El beta-bloqueo no selectivo es efectivo como profilaxis primaria de hemorragia digestiva variceal en pacientes con várices de alto riesgo? Dos revisiones sistemáticas de estudios clínicos randomizados han evaluado este punto. Ambas revisiones poseen preguntas amplias y no evalúan una sola intervención o comparación. La primera evaluó beta-bloqueo o escleroterapia como profilaxis primaria de hemorragia variceal. En lo que se refiere a beta-bloqueo comparado con placebo, se incluyeron 9 estudios, demostrando un odds ratio (OR) de 0,54 (IC 95%, 0,39-0,74) a favor de beta-bloqueo como profilaxis primaria. No se encontraron diferencias en mortalidad23. La segunda revisión incluye 11 ensayos clínicos randomizados y también demuestra la efectividad del beta-bloqueo: el desarrollo de hemorragia variceal ocurrió en 30% del grupo placebo y en 14% del grupo beta-bloqueo, diferencia que alcanzó significancia estadística (p < 0,05)20. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: A Recomendación II.3: “Se recomienda de regla el uso de beta-bloqueo no selectivo como profilaxis primaria de hemorragia digestiva alta (HDA) variceal en várices de alto riesgo. La dosis de betabloqueo en los distintos estudios es variable, pero en general el objetivo es disminuir la frecuencia cardíaca en 25% del basal.” II.4. ¿Ligadura endoscópica o beta-bloqueo en profilaxis primaria? Al menos 16 ensayos clínicos randomizados han evaluado este punto, los que están incluidos en 4 revisiones sistemáticas. Tres de ellas24-26, publicadas entre los años 2005 y 2007, muestran beneficio consistente de ligadura variceal sobre beta-bloqueo en términos de desarrollo del primer evento de hemorragia digestiva variceal, pero sin diferencias en mortalidad. Estas revisiones son de calidad metodológica moderada, sin estratificación de los datos por variables con valor pronóstico conocido, por lo tanto, son criticables en 16 cuanto al riesgo de sesgo en la interpretación de los datos. La cuarta revisión es más reciente y de mejor calidad metodológica, con una búsqueda más amplia y un análisis de los datos relevante para su adecuada interpretación clínica27. Incluyó 16 estudios aleatorizados, con un total de 1.167 pacientes. Se realizó un análisis de metarregresión que permitió clasificar los estudios bajo 2 parámetros: calidad metodológica y tiempo de seguimiento post- intervención. Al analizar los datos según calidad metodológica se pesquisó beneficio para ligadura sólo en los estudios de baja calidad. Asimismo, los estudios con seguimiento mayor de 20 meses no muestran diferencia estadísticamente significativa entre ligadura y beta-bloqueo. Posterior a la realización del consenso encontramos un estudio randomizado multicéntrico que compara carvedilol vs ligadura, el que muestra beneficio a favor de carvedilol28. En resumen, si consideramos los estudios de mejor calidad metodológica y de seguimiento a largo plazo, beta-bloqueo no selectivo y ligadura endoscópica son igual de efectivos en prevenir el primer episodio de hemorragia digestiva variceal. Si a lo anterior sumamos que los costos económicos, la dificultad de acceso y los efectos adversos de la ligadura (a veces graves y que pueden asociarse a hospitalización o muerte), es razonable asumir como primera opción el beta-bloqueo en la profilaxis primaria de hemorragia digestiva variceal. Cabe mencionar que la medición del gradiente de presión portal (GPP) antes y durante el tratamiento con beta-bloqueadores no selectivos permite seleccionar a los pacientes no respondedores para ser sometidos a ligadura endoscópica como profilaxis primaria antes del evento hemorrágico. Un descenso del GPP del 20% con respecto al basal se asocia de forma significativa a una menor incidencia de hemorragia variceal y un descenso del GPP por debajo de 12 mmHg asegura que el paciente no sangrará por hipertensión portal y además mejora la supervivencia29-30. Esta conducta no es posible en nuestra práctica clínica diaria, por lo que se reserva para uso en casos seleccionados o en contexto de estudios clínicos. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: A Recomendación II.4: “El beta-bloqueo no selectivo es la primera opción como profilaxis primaria de HDA variceal en pacientes con várices de alto riesgo.” “La profilaxis primaria endoscópica (ligadura) es una excelente alternativa en caso de contraindicación o intolerancia a beta-bloqueo en pacientes con várices de alto riesgo.” Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original II.5. Otras alternativas: nitratos y profilaxis endoscópica más beta-bloqueo en profilaxis primaria Nitratos: Estudios fisiopatológicos en animales y humanos demuestran la capacidad de isosorbide mononitrato (ISMN) de descender el GPP. La utilidad clínica de esta observación ha sido evaluada en múltiples estudios: El primer estudio clínico randomizado31 incluyó 146 pacientes cirróticos con várices de alto riesgo sin eventos previos de HDA variceal. Estos fueron randomizados en nadolol más isosorbida mononitrato (ISMN) vs nadolol. No existe una descripción detallada del método ciego. El desarrollo de HDA variceal a 30 meses fue 18% en el grupo nadolol vs 7,5% en el grupo nadolol más ISMN (p = 0,03). Un seguimiento posterior de la misma cohorte sigue mostrando beneficio a favor de la terapia combinada32. La tasa de efectos adversos fue mayor en grupo ISMN. Estudios posteriores no confirman estos hallazgos. Un estudio randomizado posterior33 comparó propranolol (PPL) vs propranolol más ISMN (PPL+ISMN). Se incluyeron 349 pacientes cirróticos sin eventos previos de HDA variceal, con várices de cualquier tamaño. El estudio es de buena calidad metodológica. No hubo diferencias en el desarrollo de HDA variceal a 2 años de seguimiento. En el subgrupo de várices grandes (196 pacientes) se concentraron 27 de los 30 eventos de HDA variceal. En este subgrupo tampoco se observaron diferencias estadísticamente significativas tanto en HDA variceal como en mortalidad. La tasa de efectos adversos que requirieron retiro de medicamentos fue mayor en grupo ISMN: 12% vs 6%, p < 0,05 (especialmente cefalea). Otros estudios randomizados confirman estos hallazgos34,35. En suma, si bien existe un estudio randomizado de calidad moderada que muestra beneficio de betabloqueo más ISMN, la experiencia clínica y estudios randomizados posteriores de mejor calidad metodológica lo descartan; lo que asociado a la mayor tasa de efectos adversos (entre ellos deterioro de función renal), permiten que el comité no recomiende el uso de ISMN en profilaxis de HDA variceal. Beta-bloqueo más ligadura endoscópica en profilaxis primaria: Un estudio randomizado evaluó este punto36, el que incluyó 144 pacientes con várices de alto riesgo a ligadura más PPL vs ligadura. A 20 meses, el riesgo de HDA variceal fue 7% y 11% respectivamente, p = 0,72. La mortalidad fue 8% y 15%, respectivamente (p = 0,32). Considerando esta evidencia no se sustenta el uso de terapia combinada en profilaxis primaria. La realización de shunts quirúrgicos también tiene evidencia negativa en este punto, pero es de tipo observacional (series de casos y cohortes pequeñas). Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: D Recomendación II.5: “No se recomienda el uso de nitratos ni profilaxis combinada (beta-bloqueo más ligadura) como prevención primaria de HDA variceal en pacientes con várices de alto riesgo.” Sección III: Tratamiento agudo y profilaxis secundaria de hemorragia variceal gastroesofágica III.1. ¿Terapia endoscópica o fármacos vasoactivos en hemorragia digestiva variceal activa? La terapia endoscópica es altamente efectiva en el control de la hemorragia digestiva variceal y se considera una regla en su manejo. El uso de drogas vasoactivas es una alternativa avalada por múltiples estudios. Las drogas más utilizadas con este objetivo son la somatostatina, su análogo octeotride, la vasopresina y su análogo terlipresina. La primera revisión sistémica comparó terlipresina con múltiples intervenciones en el control de la hemorragia variceal37. En la comparación con placebo se incluyeron 7 estudios (443 pacientes) con resultado estadísticamente significativo a favor de la terlipresina en términos de control de hemorragia y mortalidad. La somatostatina y su análogo octeotride también han sido evaluados contra placebo en el control de la hemorragia variceal. Existe una revisión sistémica publicada el 2005 y actualizada el 200838 que incluyó 21 estudios aleatorizados, con un total de 2.588 pacientes demostrándose beneficio estadísticamente significativo a favor de análogos de somatostatina en el control de la hemorragia, pero no en mortalidad. En resumen, la evidencia demuestra el beneficio de drogas vasoactivas en el control de la hemorragia digestiva variceal al compararlas con placebo. Para la comparación de fármacos vasoactivos vs terapia endoscópica, la evidencia es abundante. Existen múltiples revisiones sistemáticas que evalúan este punto37,39-40, sin embargo, en la mayoría de los estudios primarios incluidos, la terapia endoscópica utilizada es la escleroterapia. La revisión más reciente41 incluye 17 estudios randomizados, con 1.817 pacientes y no demuestra diferencias en mortalidad ni en control de hemorragia entre la escleroterapia y las drogas vasoactivas, con una mayor tasa de efectos adversos para la terapia endoscópica. Estos hallazgos son concordantes con los resultados de revisiones sistemáticas publicadas previamente. La evidencia para ligadura endoscópica es escasa y no permite sacar conclusiones precisas en este punto. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: A 17 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original Recomendación III.1: “La terapia con fármacos vasoactivos es más efectiva que el placebo o no tratamiento en el control de la hemorragia variceal activa.” “No existe diferencia entre terapia endoscópica (escleroterapia) y fármacos vasoactivos.” III.2. ¿Terapia combinada (endoscópica más vasoactivos) o terapia endoscópica por sí sola en HDA variceal activa? Para la comparación entre terapia combinada (fármacos vasoactivos más terapia endoscópica) vs cada una por sí sola, existen 2 revisiones sistemáticas relevantes. La terapia endoscópica más utilizada en los estudios primarios fue la escleroterapia. La primera evaluó terapia combinada vs terapia endoscópica sin hacer diferencias entre los distintos fármacos vasoactivos; incluyó 8 estudios clínicos randomizados y 939 pacientes. Los resultados muestran que la terapia combinada es superior a fármacos vasoactivos por sí solos en términos de control inicial de la hemorragia digestiva y la hemostasia al quinto día42. La segunda revisión evalúa terlipresina en distintos escenarios de hipertensión portal. Cuando se compara terlipresina más terapia endoscópica con terapia endoscópica sola, se incluyeron 3 estudios randomizados. El riesgo relativo (RR) para el control de la hemorragia digestiva variceal fue 0,75 (IC 95%; 0,58-0,96) a favor de terapia combinada37. La evidencia para ligadura endoscópica es escasa y no permite sacar conclusiones precisas en este punto. Dado que la ligadura endoscópica es un procedimiento técnicamente más simple que la escleroterapia y con efectividad igual o superior43,44, el panel recomienda extrapolar los datos descritos, a modo de opinión de expertos. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: A Recomendación III.2: “La terapia combinada de fármacos vasoactivos más terapia endoscópica es más efectiva que cada una por sí sola en el control de la hemorragia digestiva variceal activa. Dado que la mejor evidencia disponible es a favor de la terapia combinada, el panel recomienda esta alternativa como primera opción en HDA variceal activa.” III.3. ¿Ligadura endoscópica o escleroterapia en hemorragia digestiva variceal activa? En lo referente a hemorragia digestiva activa por VE existen al menos 10 estudios clínicos randomizados y 2 revisiones sistemáticas. La primera revisión, 18 publicada en 1995, incluye 5 ensayos clínicos randomizados con sólo 106 pacientes, no demostrando diferencias entre ambas terapias43. La revisión posterior, publicada en 1999 y actualizada el año 2005, incluyó 10 estudios randomizados, todos de tamaño muestral pequeño, con 404 pacientes en total; tampoco demuestra diferencias, pero sí una tendencia a favor de ligadura que casi alcanza la significancia estadística25,44. Es importante considerar que uno de los estudios incluidos en el meta-análisis demostró que aunque el GPP se incrementaba significativamente inmediatamente después en ambas terapias (ligadura endoscópica y escleroterapia), éste permanecía elevado por la duración del estudio (5 días) en el grupo escleroterapia, mientras que el GPP disminuía al nivel basal a las 48 horas después de ligadura endoscópica45. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: B Recomendación III.3: “La evidencia actual muestra una tendencia consistente a favor de ligadura vs escleroterapia en términos de riesgo de resangrado. Dado que ligadura endoscópica tiene menos complicaciones y es técnicamente de menor complejidad, se debe preferir por sobre escleroterapia en el manejo de HDA variceal esofágica activa.” III.4. ¿Ligadura o escleroterapia con cianoacrilato en várices sangrantes de fondo gástrico? El análisis de esta pregunta debe considerar los subtipos de várices gástricas (VG), dado que su fisiopatología y el resultado de la terapia es probablemente diferente. Las VGE que se proyectan por la curva menor (OGV tipo 1)46 son las más frecuentes (7580% de las VG), su fisiopatología es idéntica a las VE y su tratamiento debiera ser el mismo. Las VGE que se proyectan por la curva mayor (OGV tipo 2) corresponden al 15-20% de las VG. Desde el punto de vista fisiopatológico probablemente constituyen una sobreposición entre las VE y las VG aisladas. Las VG aisladas ocurren en ausencia de VE y fisiopatológicamente tienen un comportamiento distinto: se presentan con mayor frecuencia en contexto de shunt esplenorenales espontáneos y su riesgo de sangrado depende de la tensión parietal más que de la presión portal. Las VG aisladas también se dividen en dos grupos, las ubicadas en el fondo gástrico (IGV 1), que equivalen al 8% del total, y las ectópicas (IGV 2), generalmente ubicadas en el antro, píloro y duodeno (2%). Frente a una hemorragia variceal de VG, las opciones terapéuticas incluyen la escleroterapia obliterativa con cianoacrilato (EVO), la ligadura endoscópica (LVE) y el shunt postosistémico transhepático percutáneo (TIPS). Dos estudios clínicos randomizados Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original (RCT) han comparado EVO con LVE47-48. Ambos estudios muestran que la EVO es más efectiva que la LVE para controlar la hemorragia aguda y la recurrencia del sangrado en pacientes con VG. Sólo un RCT hasta la fecha ha comparado EVO con TIPS49. En este estudio el TIPS fue más efectivo que la EVO para prevenir la recurrencia del sangrado, pero a costa de mayores complicaciones como la encefalopatía. Aunque la hemorragia por VG fue la causa de la hemorragia en menos de la mitad de los pacientes incluidos en esos estudios, los datos sugieren que la EVO es la mejor técnica endoscópica para controlar la hemorragia aguda y que el TIPS es mejor que la EVO para prevenir la recurrencia del sangrado, pero con mayores complicaciones. Después del control del sangrado agudo, las VG tienen una alta tasa de resangrado (34-89%), incluso con las terapias señaladas previamente. Las opciones terapéuticas para prevenir este resangrado aún no han sido establecidas. Recientemente se publicó un estudio randomizado50 que comparó EVO con el uso de beta-bloqueadores como profilaxis secundaria de sangrado por VG. En este estudio la probabilidad de resangrado por VG fue significativamente menor en los pacientes tratados con EVO vs los tratados con beta-bloqueadores (15 vs 55%, p = 0,004), también con beneficio en términos de mortalidad (3 vs 25%, p = 0,026). A pesar de que los estudios son de buen nivel metodológico, éstos no permiten establecer con certeza el beneficio de cada terapia para los distintos subtipos de VG, por lo tanto, la conducta se debe decidir caso a caso. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: C Recomendación III.4: “La evidencia disponible apoya el uso de escleroterapia obliterativa con cianoacrilato sobre ligadura endoscópica (menor resangrado) y sobre TIPS (menores complicaciones, disponibilidad y costo) en VG sangrantes, especialmente VG aisladas.” “La evidencia disponible no permite analizar por separado los diferentes subtipos de VG. Los pacientes con VG en continuidad con VE por curva menor (OGV tipo 1 de Sarin) probablemente pueden ser tratados con ligadura endoscópica, al igual que las VE.” III.5. Si falla la hemostasia, ¿cirugía, TIPS o balón de Sengstaken? Para responder a esta pregunta primero analizaremos la evidencia respecto al uso del balón de Sengstaken. Es importante precisar que la falla de la Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 hemostasia puede ser en contexto de una hemorragia variceal no controlada en forma aguda o una recurrencia a pesar de tratamiento farmacológico y endoscópico. Esta diferencia es relevante al analizar la evidencia disponible respecto al uso de TIPS. Se utiliza el balón de Sengstaken como terapia aguda y como puente a una terapia más definitiva. La evidencia disponible para la utilización del balón es sólo de tipo observacional (casos clínicos y series de casos). El taponamiento con balón es muy eficaz para controlar la hemorragia temporalmente de forma inmediata en más del 80%51-52 de los pacientes, pero con alta tasa de resangrado al desinflar el balón53. Su uso se asocia a complicaciones como la aspiración, migración, y necrosis/perforación del esófago con una tasa de mortalidad cercana al 20%. La protección de la vía aérea está fuertemente recomendada cuando éste es usado. Actualmente es considerado como una medida puente en el manejo agudo de la hemorragia variceal54. Nivel de evidencia: II-3 Nivel de recomendación: B Recomendación III.5: “El taponamiento con balón de Sengstaken debería ser considerado como una medida temporal (máximo 24 horas) en pacientes con hemorragia no controlable, con una posterior terapia definitiva planificada.” III.6. ¿TIPS de urgencia como salvataje en pacientes con hemorragia no controlada con endoscopia y farmacoterapia? En 1998 se publicó una serie de 56 pacientes sometidos a TIPS de urgencia como terapia de rescate ante falla de terapia endoscópica y farmacológica55. Se logró control de la hemorragia en el 95% de estos casos, la mortalidad a 30 días fue 30%, siendo el principal factor de riesgo el puntaje Child-Pugh C. En el año 2001 se publicó un trabajo prospectivo no randomizado cuyo objetivo fue evaluar el uso de TIPS en hemorragia aguda no controlada con tratamiento estándar56. Se logró el control de la hemorragia en 90% de los pacientes incluidos. La mortalidad a 60 días fue de 35%. El análisis multivariado mostró tres factores predictores independientes para mortalidad dentro de 60 días: sepsis, uso de catecolaminas, uso de balón de taponamiento. En el 2005 otro trabajo similar obtuvo control de hemorragia en 83% y mortalidad de 36% a 30 días57. Cabe señalar que el éxito de la cirugía de derivación porto-sistémica en el contexto de urgencia por hemorragia no controlada alcanza hasta el 50%58. Estos datos son confirmados en un estudio publicado el año 199559 que comparó transección esofágica vs 19 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original TIPS en pacientes con hemorragia refractaria a tratamiento endoscópico y farmacológico. La mortalidad fue de 42% en el grupo TIPS vs 79% en los pacientes sometidos a cirugía (p < 0,05), el resangrado fue de 15% en los pacientes sometidos a TIPS vs 26% en el grupo quirúrgico, por lo que los autores concluyen que el TIPS debiese ser considerado el tratamiento de elección en pacientes con hemorragia no posible de controlar con medidas farmacológicas. Cabe señalar que aún no se realizan trabajos randomizados que comparen ambas alternativas en este contexto en particular. Nivel de evidencia: II-3 Nivel de recomendación: B Recomendación III.6: “En pacientes cirróticos Child-Pugh A y B con falla en el control de la hemorragia variceal o recurrencia precoz después de endoscopia y fármacos vasoactivos, se debe considerar el uso de TIPS de salvataje lo más rápido posible. En pacientes con Child-Pugh C se debe evaluar cuidadosamente la necesidad de la intervención dada la alta mortalidad asociada.” III.7 ¿TIPS en hemorragia recurrente a pesar de tratamiento endoscópico y beta-bloqueo (falla de profilaxis secundaria)? Recientemente fue publicado un estudio randomizado60 que incluyó 140 pacientes cirróticos ChildPugh A y B que comparó el shunt quirúrgico esplenorenal distal (Surgical distal splenorenal shunt-DSRS) vs TIPS en el manejo de pacientes con hemorragia recurrente. El seguimiento promedio fue 46 meses. No se observó diferencia estadísticamente significativa en resangrado (DSRS = 5,5% TIPS = 10% p = 0,29) ni en la sobrevida a 5 años (DSRS = 62% TIPS = 61%). La encefalopatía tampoco fue diferente en ambos grupos. El número de re-intervenciones fue significativamente mayor en el grupo TIPS que DSRS (p < 0,001), aunque en este estudio se incluyeron pacientes en que se realizó TIPS con stent tanto cubiertos como descubiertos. Los autores concluyen que ambas técnicas presentan resultados similares en el control de hemorragia por várices recurrentes a tratamiento endoscópico y beta-bloqueo. Posteriormente fue publicado un análisis de costoefectividad utilizando los datos obtenidos en el trabajo antes mencionado61. Los costos directos (incluyendo procedimiento inicial, hospitalización, control ambulatorio, re-intervenciones, etc) fueron mayores para TIPS que para DSRS, sin embargo, los datos analizados mezclaron stent cubiertos y descubiertos. 20 Al considerar sólo stent cubierto se estimó una mejor relación costo-efectividad para el uso de TIPS. En junio de 2010 se publicó un estudio randomizado que evalúa el uso de TIPS precoz vs terapia habitual en pacientes con sangrado variceal activo a la visualización endoscópica o con alto riesgo de resangrado (pacientes con Child-Pugh B y C)62. En este estudio la instalación de TIPS recubierto precoz (72 h) se asoció a un menor riesgo de resangrado y mayor sobrevida al plazo de un año. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: A Recomendación III.7: “En pacientes Child-Pugh A y B con hemorragia variceal recurrente, a pesar de tratamiento endoscópico y beta-bloqueo (falla de profilaxis secundaria), se debe priorizar el uso de TIPS con stent cubierto. El shunt espleno-renal distal quirúrgico es una alternativa en centros con la experiencia suficiente.” III.8. ¿Existe beneficio del uso de antibióticos en pacientes cirróticos con hemorragia digestiva? El desarrollo de infección y su asociación con recidiva hemorrágica y mortalidad en cirróticos con hemorragia digestiva fue sugerido por 2 cohortes prospectivas63,64, de 63 y 137 pacientes cada una, independiente del origen de la hemorragia. Fundamentados en estos datos se han realizado al menos 9 estudios clínicos randomizados, resumidos en 2 revisiones sistemáticas, con resultados consistentes65-66. La revisión más reciente incluyó 8 estudios randomizados, con 864 pacientes. La comparación evaluada fue: antibióticos profilácticos vs placebo o no tratamiento en cirróticos con hemorragia digestiva. En términos de desarrollo de infección bacteriana y mortalidad, el beneficio se inclinó a favor de antibióticos profilácticos. De los esquemas antibióticos utilizados, 5 estudios evaluaron quinolonas (norfloxacino y ciprofloxacino). Un estudio randomizado posterior, que incluyó 111 pacientes, evaluó norfloxacino vs ceftriaxona. En términos de desarrollo de infección bacteriana (33% vs 11%, p = 0,003) y bacteremia o peritonitis bacteriana espontánea (12 vs 2%, p = 0,03), ceftriaxona fue superior a norfloxacino. No hubo diferencias en mortalidad67. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: A Recomendación III.8: “Se recomienda el uso de antibióticos profilácticos en todo paciente con cirrosis y hemorragia digestiva activa.” ¿Existen mejores resultados con el uso de ceftriaxona comparado con norfloxacino? Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original III.9. ¿Beta-bloqueo, ligadura o ambas en profilaxis secundaria de hemorragia por VE? Los pacientes que presentan un primer episodio de sangrado variceal tienen un riesgo de recurrencia de sangrado de 60% a 1-2 años, con mortalidad de 30% por cada episodio. Por esto, todo paciente que presenta un primer episodio de sangrado variceal debe recibir un tratamiento para evitar las recurrencias o profilaxis secundaria. La profilaxis secundaria debe iniciarse lo antes posible después de completado el tratamiento farmacológico del episodio agudo (cinco días)68. Las opciones de profilaxis secundaria son: endoscópica (ligadura o escleroterapia), farmacológica con beta-bloqueo no selectivo, ambas combinadas y otras como TIPS o shunts quirúrgicos. En cuanto a la profilaxis endoscópica, existen 3 revisiones sistemáticas que demuestran la superioridad de la ligadura por sobre la escleroterapia, en términos de disminución del riesgo de recidiva de sangrado (OR 0,52, IC 95%: 0,37-0,74) y mortalidad (OR 0,67, IC 95% 0,46-0,98)43-44,69. Respecto a si la profilaxis endoscópica supera a la profilaxis farmacológica con beta-bloqueo no selectivo existen distintos estudios randomizados controlados que no lograron demostrar resultados consistentes70-73, mostrando beneficio en ambos sentidos. Una revisión sistémica de 6 estudios clínicos randomizados (698 pacientes) publicada recientemente74 no logró demostrar diferencia respecto a mortalidad ni resangrado entre profilaxis farmacológica y ligadura, por lo tanto, ambas opciones se consideran comparables. Respecto al uso de profilaxis combinada (ligadura o escleroterapia endoscópica más beta-bloqueo no selectivo) vs cada una por sí sola, existen tres revisiones sistémicas de estudios clínicos randomizados. La mayor de ellas con 25 estudios y más de 1.800 pacientes, que demuestran la superioridad de la profilaxis combinada, con beneficio estadísticamente significativo en términos de riesgo de resangrado (RR: 0,68; IC 95%: 0,52-0,89), sin diferencias en mortalidad74-76. Una revisión sistemática incluyó 12 estudios randomizados que evaluaron profilaxis combinada sólo con ligadura endoscópica. Tanto para la comparación profilaxis combinada vs ligadura por sí sola como vs beta-bloqueo no selectivo sólo se observaron tendencias no significativas a favor de terapia combinada en términos de resangrado (RR 0,57, 95% IC 0,31-1,08 y RR 0,76, 95% IC 0,56-1,03, respectivamente), sin diferencias en mortalidad74. Posterior a esta revisión se han publicado dos estudios randomizados de diseño similar. En el primero se comparó terapia farmacológica con beta-bloqueo no selectivo más nitratos vs su combinación con ligadura endoscópica77. En el segundo estudio se evaluó la profilaxis endoscópica con ligadura vs su combinación con beta-bloqueo no selectivo más nitratos78. En ambos estudios no se Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 observaron diferencias estadísticamente significativas. A pesar de estos datos no concluyentes. La recomendación del consenso apoya el uso de profilaxis combinada con ligadura como el procedimiento endoscópico de elección, dado que es un procedimiento técnicamente más simple que la escleroterapia y con efectividad superior en términos de profilaxis secundaria al compararlas como técnicas aisladas43,44. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: B Recomendación III.9: “La combinación de ligadura endoscópica con beta-bloqueo no selectivo es probablemente la terapia de elección para la profilaxis secundaria de hemorragia digestiva por VE.” “En los casos en que por mala tolerancia o contraindicación no se logre un beta-bloqueo adecuado, la ligadura endoscópica es la profilaxis secundaria de elección.” “En los casos en que no se pueda llevar a cabo el tratamiento con ligadura endoscópica, una alternativa es el uso de beta-bloqueo no selectivo asociado a isosorbide mononitrato.” III.10. Otras alternativas en profilaxis secundaria. ¿Uso de ligadura vs ligadura más escleroterapia como profilaxis secundaria en hemorragia variceal esofágica? Existen 2 revisiones sistemáticas de estudios clínicos randomizados que demuestran que la combinación de ligadura y escleroterapia no ofrece una ventaja sobre la ligadura por sí sola en la prevención de resangrado y reducción de mortalidad79-80. La escleroterapia estaría asociada a una mayor tasa de estenosis esofágica (9 vs 21%). Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: D Recomendación III.10: “No se recomienda el uso combinado de ligadura y escleroterapia sobre la ligadura por sí sola, debido a que ambas utilizadas en conjunto no ofrecen una ventaja en la prevención de resangrado y reducción de mortalidad.” III.11. ¿Uso de TIPS para prevención de resangrado (profilaxis secundaria) comparado con ligadura? ¿Usar “TIPS precoz” en pacientes con alto riesgo de resangrado? Existen 2 revisiones sistemáticas de estudios clínicos randomizados que muestran beneficio de TIPS sobre ligadura en términos de recidiva hemorrágica (OR 3,8, IC 95%; 2,8-5,2)81-82; sin embargo, no existen 21 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original diferencias en mortalidad (OR 0,97, IC 95%; 0,711,34) y la tasa de encefalopatía se triplica en el grupo manejado con TIPS, por lo que este último se considera una alternativa en caso de falla de profilaxis con el tratamiento combinado beta-bloqueo más ligadura. Posterior a estas dos revisiones existe un trabajo randomizado que compara profilaxis secundaria de sangrado variceal esofágico con TIPS vs ligadura endoscópica en pacientes Child-Pugh B y C83. Los resultados mostraron disminución significativa de resangrado en los pacientes con TIPS (p ˂ 0,001), sin diferencias en el desarrollo de encefalopatía entre ambos grupos (44% vs 47%). También existe la experiencia de un centro único, en un período de 11 años, en que los pacientes Child-Pugh C sometidos a profilaxis secundaria con TIPS presentaron una menor tasa de resangrado (16%) al comparar con los pacientes Child-Pugh C sometidos a profilaxis secundaria con escleroterapia (75%) o ligadura endoscópica (40%). También describen una menor mortalidad en el grupo sometido a TIPS (p < 0,002). Estos resultados apoyarían el uso de TIPS como profilaxis secundaria de sangrado variceal esofágico en pacientes de mayor riesgo según su grado de disfunción hepática, pero no se trata de un estudio randomizado84. En respuesta a la segunda parte de la pregunta, existe un trabajo randomizado en que los pacientes con sangrado variceal esofágico activo fueron tratados en forma aguda con una sesión de escleroterapia y luego fueron clasificados según su GPP en pacientes de “alto riesgo de resangrado” (GPP ≥ 20 mmHg) y de “bajo riesgo” (GPP ˂ 20 mmHg). De 116 pacientes, 52 fueron considerados de alto riesgo (GPP ≥ 20 mmHg) y fueron randomizados a tratamiento con TIPS (n = 26) o estándar (n = 26). El grupo tratado con TIPS redujo la falla de tratamiento (12 vs 50%; p = 0,0001) y mortalidad al año (11% vs 31%; p < 0,05)85. El grupo de alto riesgo fue randomizado a profilaxis con TIPS vs profilaxis habitual con beta-bloqueo (quedando un grupo de “alto riesgo con TIPS” y otro de “alto riesgo sin TIPS”) al igual que el grupo de bajo riesgo. Al comparar los pacientes de “bajo riesgo” y los de “alto riesgo sin TIPS” existió mayor riesgo de falla de tratamiento en este último grupo (OR 7,00; 95% IC 2,4-20,3). Esto permite concluir que un GPP mayor o igual a 20 mmHg es un factor de riesgo significativo para falla de tratamiento. Además, la mortalidad fue mayor en pacientes de “alto-riesgo sin TIPS” vs aquellos de “bajo riesgo”, siendo 65 vs 17% respectivamente a 1 año (p < 0,001). La falla a tratamiento fue menor en el grupo de “alto-riesgo con TIPS” al compararla con el grupo de “alto-riesgo sin TIPS”, siendo 12 vs 50% respectivamente (p = 0,007). La mortalidad a 1 año en el grupo de “alto-riesgo con TIPS” fue significativamente menor que en el grupo de “alto-riesgo sin TIPS”, siendo 31 vs 65% (p = 22 0,01). Un estudio randomizado reciente62 evaluó una forma menos invasiva para determinar el alto riesgo de resangrado y la indicación de TIPS precoz, utilizando sólo variables clínicas. Este estudio incluyó 63 cirróticos con HDA variceal tratados con terapia combinada y alto riesgo de resangrado, definidos como aquéllos con Child-Pugh C (máximo 13 pts) o Child-Pugh B más hemorragia activa al momento de realizar la terapia endoscópica, los que fueron randomizados a profilaxis secundaria combinada vs profilaxis combinada más TIPS recubierto precoz. El grupo con uso de TIPS precoz tuvo menor riesgo de resangrado y mortalidad que el grupo con profilaxis secundaria habitual, sin diferencias estadísticamente significativas en los efectos adversos. Ambos estudios apoyan el uso de TIPS precoz como profilaxis secundaria en pacientes con alto riesgo, sin embargo, son estudios aislados con criterios no unificados para definir el riesgo de resangrado. Dado que este procedimiento es de escasa disponibilidad en los centros de nuestro país, sólo debe ser considerado como una alternativa en los centros que cuentan con los recursos y la tecnología implementada. Nivel de evidencia: I Nivel de recomendación: B Recomendación III.11: “En pacientes con hemorragia variceal controlada endoscópicamente y de alto riesgo de resangrado, la descompresión precoz (profilaxis secundaria) con TIPS más profilaxis secundaria combinada es una alternativa en los centros con los recursos y disponibilidad de esta tecnología.” III.12. ¿Uso de TIPS como rescate en VG sangrantes? En el caso de las VG y uso de TIPS para prevenir resangrado existen sólo series de casos en que se compara TIPS y escleroterapia con cianocrilato86; y no se detectó diferencias significativas en proporción de resangrado ni mortalidad a corto ni largo plazo. Sin embargo, existió mayor morbilidad entre pacientes sometidos a TIPS que a escleroterapia, por lo que en este contexto la recomendación favorecería al uso de tratamiento endoscópico por sobre TIPS. En caso de hemorragia variceal gástrica, múltiples series de casos demuestran adecuado control con uso de TIPS como terapia de rescate en casos refractarios a tratamiento endoscópico con resultados similares a los obtenidos en VE. Por las características anatómicas de este territorio, también aparece como opción el uso de “obliteración retrógrada con balón” (BRTO, por su sigla en inglés). La BRTO se ha comparado con escleroterapia para Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original control de hemorragia variceal gástrica en un trabajo prospectivo no randomizado87. Los grupos fueron de 14 y 13 pacientes respectivamente. Fue más frecuente el resangrado en pacientes con escleroterapia (71%) vs aquellos con BRTO (15%) (p < 0,001) No existió diferencia significativa en mortalidad entre ambos grupos. De los 10 pacientes con resangrado en el grupo tratado inicialmente con escleroterapia, 2 murieron por resangrado masivo, 2 fueron tratados con nueva endoscopia de rescate, y en 6 se realizó BRTO de rescate. De los dos pacientes sometidos a endoscopia de rescate uno murió por resangrado masivo a pesar del tratamiento de rescate. De los pacientes tratados con BRTO de rescate ninguno presentó una nueva hemorragia luego de 17 meses de seguimiento. Al comparar la sobrevida, ésta fue mayor en el grupo de tratamiento endoscópico y BRTO de rescate vs aquellos pacientes que sólo fueron tratados con escleroterapia. De esta manera los autores concluyen que BRTO sería una adecuada terapia de rescate para pacientes con VG con hemorragia recurrente luego de escleroterapia. Sólo existe un trabajo comparativo en este contexto entre TIPS y BRTO publicado88. Esta publicación es una serie de 21 casos, y no demostró diferencias en mortalidad ni en control de la hemorragia, sólo un empeoramiento en el estadio Child-Plugh en los pacientes tratados con TIPS (p = 0,02). Dado que estos procedimientos son de escasa disponibilidad en los centros de nuestro país y de alto costo, sólo deben ser considerados como una alternativa en los centros que cuentan con los recursos y la tecnología implementada. Nivel de evidencia: II-3 Nivel de recomendación: B Recomendación III.12: “En pacientes con hemorragia variceal gástrica que no responden a terapia combinada inicial, puede ser considerada como terapia de rescate tanto el TIPS como la obliteración endovascular retrógrada con balón, exclusivamente en los centros donde estos procedimientos estén disponibles”. Discusión El presente consenso ha sido una iniciativa de la Sociedad Chilena de Gastroenterología y de las Asociaciones de Hepatología y Endoscopia Digestiva, que ha permitido convocar a múltiples expertos nacionales e internacionales con el objetivo de estandarizar y adaptar a nuestra realidad el manejo de un problema frecuente y de alta relevancia en la población con ciGastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 8-27 rrosis hepática. Las tres rondas de votación lograron un alto nivel de acuerdo, especialmente las 2 iniciales, en donde el universo votante sólo incluyó a expertos. La tercera ronda de votación alcanzó un nivel de acuerdo menor, fenómeno probablemente dado porque el universo votante correspondió a los asistentes al curso de avances en gastroenterología, cuyo tamaño es mayor y con experiencia variable en relación con el tema. A pesar de lo anterior, esta reunión de consenso ha permitido establecer las siguientes recomendaciones en relación al manejo de várices gastroesofágicas: • Todo paciente con diagnóstico reciente de cirrosis hepática requiere una endoscopia digestiva alta como tamizaje de várices gastroesofágicas para así definir su riesgo futuro de sangrado. • Si el paciente no tiene várices o éstas son de bajo riesgo, requiere seguimiento regular a intervalos variables según la intensidad del daño hepático. • No se recomienda ningún tipo de profilaxis de hemorragia digestiva variceal en cirróticos sin várices o con várices de bajo riesgo. • En aquéllos con várices de bajo riesgo, la indicación de beta-bloqueo no selectivo para disminuir el riesgo de progresión se debe decidir caso a caso, ya que no existe beneficio clínico categórico de tal intervención. • En pacientes con várices de alto riesgo, el betabloqueo no selectivo es la profilaxis primaria de hemorragia digestiva variceal de elección, siendo la ligadura endoscópica una alternativa en caso de contraindicación o intolerancia. • En cirróticos con hemorragia digestiva variceal activa se recomienda la terapia combinada para el control de la hemorragia: drogas vasoactivas específicas más terapia endoscópica, de preferencia ligadura. • Lo anterior asociado a profilaxis antibiótica parenteral. • En términos de prevención secundaria de hemorragia digestiva variceal la mejor alternativa corresponde a la profilaxis combinada de beta-bloqueo no selectivo más ligadura endoscópica. • En caso de falla de la profilaxis secundaria, se debe priorizar el uso de TIPS recubiertos en aquellos cirróticos con buena función hepatocelular. En centros donde esta tecnología está disponible. Agradecimientos Los autores desean agradecer a la Sociedad Chilena de Gastroenterología, Asociación Chilena de Hepatología y Asociación de Endoscopia Digestiva por el apoyo brindado en la ejecución de este proyecto incluyendo el espacio dentro del programa del XXXI Curso de Avances en Gastroenterología para la realización de 23 Manejo de Várices Gastroesofágicas: Revisión de la Evidencia y Consenso - R. Candia B. et al. Artículo Original la tercera ronda de consenso y la divulgación de los recomendaciones alcanzadas a los asistentes de dicho evento. Este proyecto fue parcialmente financiado por la Sociedad Chilena de Gastroenterología y por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT) proyecto N° 1100436 (A.R.). Resumen Introducción: La evidencia científica en relación al manejo de las várices gastroesofágicas es abundante y muchas veces contradictoria. Los consensos internacionales realizados en América y Europa se basan en la evidencia, sin embargo, no incluyen un análisis detallado de los estudios incluidos ni consideraciones locales. El objetivo del presente trabajo es establecer un consenso a nivel nacional, a través de preguntas relevantes en el manejo de las várices gastroesofágicas, detallando la evidencia encontrada y estableciendo recomendaciones adaptadas a nuestra realidad. Metodología: Las guías están organizadas con relación a 20 preguntas clínicas relevantes en el manejo de las várices gastroesofágicas. El nivel de recomendación y la determinación de la calidad de la evidencia se realizaron en base al diseño de los estudios y las pautas publicadas por la U.S. Preventive Services Task Force. Luego, el panel de expertos realizó una recomendación para cada pregunta clínica. El nivel de acuerdo del consenso se realizó mediante una técnica Delfi de 2 rondas y una tercera ronda de socialización de los resultados con participación de la audiencia mediante el uso de teclado electrónico durante el Curso Chileno de Avances en Gastroenterología, realizado en junio de 2010. Resultados: La encuesta incluyó 20 preguntas abiertas distribuidas entre el panel de 12 expertos nacionales que evaluaron los artículos relacionados con cada pregunta de acuerdo a la pauta de niveles de evidencia y grados de recomendación. El 70% (14/20) de las preguntas presentó niveles de evidencia tipo I y el 35% (7/20) presentó niveles de recomendación tipo A. En la primera y segunda ronda el consenso alcanzó un nivel de acuerdo de 95% y 100%, respectivamente. En la tercera ronda participaron 117 asistentes del Curso de Avances en Gastroenterología, alcanzando un 85% de acuerdo. Conclusión: Esta metodología de consenso logró unificar criterios, revisar en forma exhaustiva la evidencia y generar un documento con niveles de recomendación que benefician en definitiva el cuidado de los pacientes cirróticos portadores de várices gastroesofágicas. Palabras clave: Consenso, medicina basada en la evidencia, várices gastroesofágicas, manejo de hemorragia variceal, cirrosis, várices esofágicas. Referencias 1.- D’Amico G, García-Tsao G, Pagliaro L. Natural history and prognostic indicators of survival in cirrhosis: a systematic review of 118 studies. J Hepatol 2006; 44: 217-31. 2.- Merli M, Nicolini G, Angeloni S, Rinaldi V, De Santis A, Merkel C, et al. Incidence and natural history of small esophageal varices in cirrhotic patients. J Hepatol 2003; 38: 266-72. 3.- North Italian Endocopic Club for the Study and Treatment of Esophageal Varices. Prediction of the first variceal hemorrhage in patients with cirrhosis of the liver and esophageal varices. 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Análisis de sus efectos bioquímicos, histológicos y de diámetro portal en ratas cirróticas Roberto Gajardo C.1, Diego Benavides C.1, Francisco Castro C.1, Gabriel Iribarren R.1, Gabriela Núñez A.2, Fernando Moraga C.2, Juan Madariaga G.2 y Gustavo Bresky R.2 1 Estudiantes de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte, Coquimbo. Chile. 2 Departamento de Ciencias Biomédicas. Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte, Coquimbo. Chile. Recibido: 27 de septiembre de 2010 Aceptado: 14 de diciembre de 2010 Correspondencia a: Gustavo Bresky Ruiz (56) 51-205986. Larrondo 1281. Coquimbo. Chile. E-mail: bresky@ucn.cl Chronic intermittent hypoxia. Analysis of biochemical, histological and portal diameter effects in cirrhotic rats Introduction: Hepatic cirrhosis is a frequent cause of morbidity and mortality. On the other hand, in Chile, the mining activities are associated with a significant amount of people alternating work periods in high mountain settings with rest periods at sea-level settings, generating a pattern of chronic intermittent hipoxia (CIH). Objective: To assess the histological effect on the liver and the biochemial consequences of CIH in an experimental model for cirrhosis in rats. Methods: Histological, biochemical and portal diameter alterations were assessed in Sprague-Dawley exposed to a model of cirrhosis induced by intraperitoneal injection of carbon tetrachloride (CCI4). The rats were exposed to 24 h of 12% FiO2 and 24 h of environmental FiO2 at sea level. Result: Rats exposed to CCI4 developed cirrhosis. In the group of cirrhotic rats, it was observed that CIH rats showed lower aminotransferase levels than the normoxic group, for both enzymes (AST: 185 ± 63 IU/L vs 554 ± 440 IU/L; p < 0.05 and ALT: 137 ± 63 IU/L vs 602 ± 497 IU/L; p < 0.05). A higher portal diameter was found among the CIH cirrhotic rats compared to cirrhotic rats in the normoxia group (normoxic cirrhotic: 74 ± 21 mm; hyperoxic cirrhotic: 66 ± 18 mm; normoxic control: 44 ± 19 mm; p < 0.05). Conclusion: The present study suggests that CIH would have a potential liver-protective role, although associated to increased portal pressure in cirrhotic rats. Key words: Chronic intermittent hypoxia; portal hypertension; cirrhosis; animal models. Introducción En Chile, la patología hepática constituye la segunda causa de muerte entre los 45 y 65 años. Estadios iniciales de la cirrosis hepática son muchas veces subclínicos, y pueden evolucionar con complicaciones secundarias a hipertensión portal o desarrollo de hepatocarcinoma1. En estadios más avanzados de la enfermedad, los pacientes requieren trasplante hepático para mejorar sus expectativas de sobrevida2. Esta situación epidemiológica se enmarca en un país en que la minería representa la principal divisa, constituyendo la fuente de trabajo para un importante sector de la población. Gran parte de los grandes yacimientos se encuentra sobre los 2.800 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m). La mayoría de sus trabajadores utilizan sistemas de turnos, en los que alternan varios días de trabajo en altura y otros tantos de descanso en sus hogares (a nivel del mar o a baja altura), sometiéndose a una condición de hipoxia crónica 28 intermitente (HCI). Sus efectos han sido estudiados principalmente en la regulación cardiorrespiratoria y su relación con el fenómeno de apnea del sueño, sin embargo, a nivel de función hepática no hay datos concluyentes3-7. Por un lado, la hipoxia podría producir daño hepatocelular mediado por el aumento de especies reactivas de oxígeno con incremento del estrés oxidativo3,7-12. Por otro lado, existe alguna evidencia de que el pre-acondicionamiento hipóxico, dado por los períodos de normoxia e hipoxia intermitente, modula la expresión génica encargada de la apoptosis hepatocelular y regula el estado redox mitocondrial13-17. Lo anterior, tendría un rol protector en el contexto de una hepatopatía crónica sometida a condiciones de hipoxia intermitente. Igualmente la hipoxia se asociaría a cambios tanto en la distribución de flujos sanguíneos como en la función endotelial de diferentes territorios vasculares4,7,9,18-22. Todo ello, en conjunto, se traduciría en variaciones de flujos y presión del territorio portal. Efecto de la hipoxia crónica intermitente en ratas cirróticas - R. Gajardo C. et al. Artículo Original No obstante lo anterior, existe escasa evidencia en la literatura respecto de las posibles repercusiones de la hipoxia crónica intermitente sobre la condición de cirrosis hepática. Es por esto que se desarrolló un protocolo experimental evaluando las diferencias bioquímicas, histopatológicas y de diámetro portal en ratas Sprague-Dawley en un modelo de cirrosis inducida por tetracloruro de carbono (CCI4)23 y sometidas a condiciones de normoxia o de HCI. Material y Métodos El estudio de animales se realiza de acuerdo al protocolo de Helsinki. Veinte ratas macho SpragueDawley fueron obtenidas del bioterio del Laboratorio de Fisiología del Departamento de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte. Todas iniciaron protocolo con un peso 90-100 g y recibieron comida en pellet para rata de laboratorio (Champion® S.A., división industrial, Santiago, Chile) y agua ad libitum. El modelo de cirrosis fue producido mediante la administración de tetracloruro de carbono 0,4 g/kg de peso corporal de rata, administrado al 50%, 2 veces por semana, por un período de 8 semanas. Durante todo el protocolo, los animales fueron mantenidos en jaulas con temperatura (20º C) y luz controlada (12 h día; 12 h noche). Cumplido el protocolo, las ratas fueron divididas en 4 grupos según muestra la Tabla 1. Protocolo de hipoxia crónica intermitente (HCI) El modelo de hipoxia corresponde a hipoxia normobárica, en donde se reduce la fracción inspirada de oxígeno. Para ello se confeccionaron cilindros con una mezcla certificada (12% FiO2, balance en Nitrógeno, Indura- Chile). Los animales sometidos a HCI, se dispusieron en una cámara de acrílico a la que se le administró a flujo constante una mezcla al 12% de FiO2 (5 L/m, este flujo es adecuado para desplazar gases al interior de la cámara y equilibrar en el interior de ésta una fracción de oxígeno equivalente a 12%). El protocolo del estudio consistió en exponer a las ratas (tratadas con CCl4 y sin tratamiento con CCl4) de manera intermitente a una hipoxia de 24 h, seguida de 24 h de normoxia durante 1 mes. Al final del protocolo de HCI, los animales fueron sacrificados mediante anestesia con hidratocloral (100 mg /kg peso corporal, IP); se realizó apertura de cavidad abdominal y se expuso la vena porta, la cual fue medida mediante el uso de un cáliper para vasos (vascular measuring ruler, WPI®). Seguidamente, se tomó muestra de sangre de vena cava inferior para análisis bioquímicos en suero de transaminasa oxaloacética (GOT) y transaminasa pirúvica (GPT), los cuales fueron procesados en un multianalizador (Model 901, Hitachi®, Japón) y los Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 28-32 resultados expresados en Unidades Internacionales por litro (UI/L). Posteriormente, los animales fueron sacrificados por exanguinación. Histología Las muestras de hígado fueron tomadas de todos los animales y fijadas en formalina al 10%, tamponada con buffer fosfato-salino pH 7,4. Se obtuvieron 4 cortes histológicos hepáticos de 6 mm de grosor, los cuales fueron teñidos con hematoxilina eosina, retículo, tricrómico de Masson y hematoxilina. La esteatosis fue medida utilizando un método semicuantitativo: ausente (< 5%), leve (< 30%), moderada (30-60%) y severa (> 60%). El criterio utilizado para fibrosis fue score 0: sin fibrosis; score 1: fibrosis portal sin formación de septos; score 2: fibrosis portal con formación de escasos septos delgados; score 3: fibrosis portal con presencia de numerosos septos delgados formando pseudonódulos sin cirrosis franca, y score 4: fibrosis severa (cirrosis)24. Para la actividad necroinflamatoria se graduó como grado 0: sin actividad inflamatoria, grado 1: actividad leve o mínima, grado 2: actividad leve, grado 3: actividad moderada y grado 4: actividad severa de acuerdo al grado de inflamación portal y lobulillar y la evidencia de actividad de interfase y necrosis focal25. Los valores obtenidos fueron expresados como promedio ± desviación estándar (DE), las diferencias fueron analizadas con test de t (p < 0,05) mediante el uso de Primer of Biostatistics. Resultados El análisis macroscópico reveló que todos los animales tratados con CCl4, presentaron hígado con aspecto macroscópico de cirrosis y aumento de la circulación colateral en territorio abdominal. Al evaluar el diámetro portal, éste fue mayor en las ratas tratadas con CCL4 sometidas a hipoxia respecto de las tratadas con CCL4 normóxicas (cirróticas normóxicas: 74 ± 21 mm; cirróticas hipóxicas: 66 ± 18 mm; control normóxico: 44 ± 19 mm; p < 0,05). Los dos grupos de ratas con cirrosis presentaron diámetros significativamente mayores que las ratas sin cirrosis. Entre los grupos de ratas cirróticas el mayor diámetro portal se observó en las que habían sido sometidas a HCI (Figura 1). Tabla 1. Grupos asignados Controles n Cirrosis (CCl4 50%) Normoxia Hipoxia (Fi O2 12%) Normoxia Hipoxia (Fi O2 12%) 3 3 7 7 29 Efecto de la hipoxia crónica intermitente en ratas cirróticas - R. Gajardo C. et al. Artículo Original Figura 1. Comparación de los diámetros portales entre los grupos de estudio. Figura 2. Comparación del porcentaje de hematocrito entre los grupos de estudio. El análisis histológico, corroboró la presencia de cirrosis en 100% de los hígados de las ratas tratadas con CCl4. No se observó presencia de infiltrado inflamatorio en ninguno de los grupos estudiados. Por otro lado, se observó un mayor porcentaje de ratas con presencia de esteatosis entre las cirróticas con normoxia versus las que se habían sometido a hipoxia intermitente (100% vs 50%; p < 0,05). Los grupos sometidos a hipoxia presentaron mayores niveles de hematocrito y hemoglobina en relación con los normóxicos. Esta diferencia fue estadísticamente significativa entre los controles hipóxicos y normóxicos (hematocrito: 49,1% ± 2 vs 45,1% ± 3 p < 0,05; hemoglobina: 16,6 g/dL ± 1; 14,8 g/dL ± 1 p < 0,05. Sin embargo, no se observaron diferencias significativas entre los grupos hipóxicos y normóxicos de ratas cirróticas (hematocrito: 45,4 ± 3% vs 44,3% ± 4 p > 0,05; hemoglobina: 15,2 g/dL ± 1 vs 14,1 g/dL ± 1; p > 0,05) (Figuras 2 y 3). La evaluación de las transaminasas (GOT y GPT) en los grupos cirróticos mostró que las ratas cirróticas (normóxicas e hipóxicas) presentaron mayores niveles plasmáticos de ambas enzimas que los controles (p < 0,05) (Tabla 2). Al comparar, en el grupo de ratas cirróticas, las diferencias entre las sometidas a HCI con las normóxicas, se puede observar que las con HCI presentaron niveles de transaminasas menores que el grupo que permaneció en condiciones de normoxia, para ambas enzimas [(GOT: 185 ± 63 UI/L vs 554 ± 440 UI/L; p < 0,05) (GPT: 137 ± 63 UI/L vs 602 ± 497 UI/L; p < 0,05)] (Figura 4). Discusión Figura 3. Comparación de la concentración de hemoglobina entre los grupos de estudio. Figura 4. Comparación de los valores de transaminasas entre los grupos de estudio. 30 Los niveles de hematocrito y hemoglobina de los animales controles sometidos a HCI reflejan la respuesta eritrocitaria generada por la condición de hipoxia. El mecanismo probablemente involucrado es el incremento de la síntesis factor inducido por hipoxia (FIH), el cual modula la expresión de genes asociados con una respuesta adaptativa a la falta de oxígeno, entre los cuales, se encuentran el gen de la eritropoyetina y el de la óxido nítrico sintetasa26. En cambio, en los animales cirróticos la condición de HCI no produjo un aumento en la poliglobulia adaptativa a la hipoxia. Este efecto podría explicarse porque la cirrosis se asociaría a una menor capacidad de síntesis de eritropoyetina; desgraciadamente, nosotros no evaluamos en esta investigación la concentración de eritropoyetina en los diferentes grupos para confirmar esta hipótesis. El hallazgo de un mayor diámetro portal en las muestras de ratas cirróticas sometidas a HCI podría deberse a un hiperflujo hepático compensatorio generado en condiciones de hipoxia. Esto se podría expliGastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 28-32 Efecto de la hipoxia crónica intermitente en ratas cirróticas - R. Gajardo C. et al. Artículo Original Tabla 2. Comparación de valores de transaminasas entre grupos cirróticos y controles Controles n Cirrosis (CCl4 50%) p Normoxia Hipoxia (Fi O2 12%) Normoxia Hipoxia (Fi O2 12%) 3 3 7 7 GOT (UI/L) 74,9 ± 14 69,8 ± 10 554 ± 440 185 ± 63 p < 0,05 GPT (UI/L) 55,6 ± 5 60,2 ± 5 602 ± 497 137 ± 63 p < 0,05 car por posibles cambios en la distribución de flujos sanguíneos y/o en cambios en la función endotelial esplácnica o portal generada por la hipoxia. Sin embargo, reconocemos como limitante de nuestro trabajo, no tener registros de presiones portales ni medición de flujos, por lo que no podemos inferir el significado real ni los mecanismos exactos que explican nuestras mediciones vasculares. Por otro lado, este aumento de diámetro coincidió con una tendencia a la normalización de los niveles de transaminasas de las ratas cirróticas sometidas a HCI. Una posible explicación a esta situación podría ser el pre-acondicionamiento hipóxico, dado por los períodos de normoxia e hipoxia intermitente previos que podrían haber modulado la expresión génica encargada de la apoptosis hepatocelular y regular el estado redox mitocondrial13-17. No obstante, no logramos identificar la presencia de necrosis ni de infiltrados inflamatorios, por lo que se desprende que la repercusión en la actividad histológica sería menor. En resumen, nuestros datos sugieren que la hipoxia crónica intermitente tendría un posible rol protector hepático, pero asociado a probable incremento de presión portal en los cirróticos. Resumen Introducción: La cirrosis hepática es causa frecuente de morbimortalidad. Por otro lado, en Chile, la actividad minera se asocia a un gran número de perso- nas que alternan faenas en alta montaña con períodos de descanso cercano al nivel del mar, generando un patrón de hipoxia crónica intermitente (HCI). El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto histológico en el hígado y las repercusiones bioquímicas de la HCI en un modelo experimental de cirrosis en ratas. Métodos: Se evaluaron las alteraciones histopatológicas, bioquímicas y de diámetro portal en un modelo de cirrosis en ratas Sprague-Dawley por inyección intraperitoneal de tetracloruro de carbono (CCI4). Las ratas fueron sometidas a alternancia de 24 h en FiO2 de 12% y 24 h de FiO2 ambiental a nivel del mar. Resultados: Las ratas sometidas a CCI4 desarrollaron cirrosis. En el grupo de ratas cirróticas, se observó que las con HCI presentaron niveles de transaminasas menores que el grupo que permaneció en condiciones de normoxia, para ambas enzimas (GOT: 185 ± 63 UI/L vs 554 ± 440 UI/L; p < 0,05 y GPT: 137± 63 UI/L vs 602 ± 497 UI/L; p < 0,05). En las ratas cirróticas en condiciones de HCI se encontró un mayor diámetro portal comparado con las cirróticas que permanecieron en normoxia (cirróticas normóxicas: 74 ± 2 1mm; cirróticas hipóxicas: 66 ± 18 mm; control normóxico: 44 ± 19 mm; p < 0,05). Conclusión: El presente estudio sugiere que la HCI tendría un posible rol protector hepático, pero asociado a un probable incremento de presión portal en ratas con cirrosis. Palabras clave: Hipoxia crónica intermitente, hipertensión portal, cirrosis, modelos animales. Referencias 1.- Gabrielli M, Vivanco M, Hepp J, Martínez J, Pérez R, Guerra J, et al. Liver transplantation results for hepatocellular carcinoma in Chile. 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Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 28-32 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 33-36 Caso Clínico Ascitis quilosa secundaria a daño hepático crónico: Revisión de la literatura a propósito de un caso Rodrigo Irarrázaval del C.1, Nicolás Veas P.2, Daniela Grünholz G.3, Raúl Araya J.4 y Mario Arcos M.4 Chylous ascites secondary to hepatic cirrhosis: Review of the literature apropos of a case Chylous ascites is a rare entity, generally secondary to surgery, traumatisms, cancer, chronic infections (tuberculosis, filariasis), hepatic cirrhosis and congenital diseases. We report a case of a 67 year-old male, who presents with liver cirrhosis, secondary to alcoholism. He consults for 2 weeks of progressive ascites and edema of both legs. The physical examination confirms severe ascites. Diagnostic paracentesis shows a high level of tryglicerids (465 mg/dL). No etiology was identified after a study with computed tomography of thorax, abdomen and pelvis, anatomopatologic analyses of the ascitic liquid, tumoral biomarkers, upper endoscopy and colonoscopy. The patient was treated with parenteral nutrition until trygliceride level of the ascitic liquid was below 200 mg/dL, weight loss of 13 Kg with good response to medical treatment based on diuretics and low fat diet. Key words: Chylous ascites, cirrhosis, somatostatin. Introducción La ascitis quilosa se define como la acumulación de quilo en la cavidad peritoneal. Es una entidad poco frecuente y se presenta secundaria a cirugías, traumatismos, neoplasias, infecciones crónicas (tuberculosis y filariasis), cirrosis hepática y patologías congénitas. Fue por primera vez descrito por Morton en 16941, quien presentó la dramática evolución de un niño de 2 años con tuberculosis, que murió luego que se reportara este primer caso de ascitis quilosa. Históricamente el traumatismo de las vías linfáticas ha sido la primera causa de ascitis quilosa, pero actualmente se describen también como causas secundarias una amplia gama de patologías entre las que destacan patologías inflamatorias y neoplásicas. El pronóstico depende principalmente de la etiología, teniendo mejor pronóstico los casos de tipo quirúrgico/traumático, y peor los neoplásicos. Los criterios diagnósticos varían según la bibliografía revisada, en general se describe macroscópicamente como un líquido lechoso con una concentración de triglicéridos mayor de 200 mg/dL. Es una patología poco frecuente, presentándose en 1 de cada 20.000 ingresos hospitalarios2, sin embargo, se ha descrito hasta en 7,4% en cirugías complejas abdominales3. Son tres los mecanismos fisiopatológicos involucrados en la generación de ascitis quilosa4: • Fibrosis linfática secundaria a infiltración neoplásica, en tumores abdominales, generalmente linfomas. Este mecanismo también está descrito en caso de patologías infecciosas e inflamatorias como en el caso de la tuberculosis y secundario a radioterapia3. • Filtración desde vasos linfáticos retroperitoneales; mecanismo descrito en patologías congénitas como la linfangectasia congénita o la hipoplasia linfática primaria, constituyendo el 4 a 20% de las ascitis congénitas.5 • Aumento de presión en vasos linfáticos retroperitoneales por lesión adquirida por obstrucción o trauma del conducto torácico; generalmente en contexto de cirugías abdominales con generación de fístulas linfoperitoneales que drenan directamente quilo a la cavidad peritoneal. 1 Residente de Medicina Interna, Universidad de los Andes, Santiago de Chile. 2 Residente de Medicina Interna, Universidad de Valparaíso, Santiago de Chile. 3 Servicio de Medicina Interna, Hospital Militar, Santiago de Chile. 4 Departamento de Gastroenterología, Hospital Militar, Santiago de Chile. Recibido: 2 de septiembre de 2010 Aceptado: 14 de diciembre de 2010 Correspondencia a: Rodrigo Irarrázaval Del Campo Dirección: Napoleón 3331, Dp 902, Las Condes, Santiago. Teléfono (cel): 8 2295030 E-mail: irarrazavalrodrigo@ yahoo.com Dada la alta cantidad de lípidos y de linfocitos que se pierden, la presencia de ascitis quilosa está asociada a desnutrición y a un aumento del riesgo de infecciones, por lo que debe ser tratada precozmente para evitar un rápido deterioro. 33 Ascitis quilosa - R. Irarrázaval del C. et al. Caso Clínico Caso clínico Antecedentes • Sexo masculino, 67 años de edad • Úlcera gástrica: 1973 y 2007: biopsias sin evidencias de neoplasias. • Daño hepático crónico (DHC) por alcohol (Child A): Debut con hemorragia digestiva variceal en agosto de 2007, várices ligadas. Control en octubre con religadura de várices. El paciente posteriormente no asistió a más controles y mantuvo un consumo de alcohol regular. Estudio viral y autoinmune negativo el 2007. • Sin antecedentes de cirugías abdominales. Cuadro actual Dos semanas de evolución de ascitis y edema de extremidades inferiores progresivo. Al ingreso se encontraba con ascitis severa, sin compromiso respiratorio, con circulación colateral en pared abdominal, edema moderado de extremidades inferiores y signos de daño hepático crónico. No se encontraron adenopatías, ni masas abdominales. Destacaba además la presencia de febrícula, sin signos de irritación peritoneal ni otra evidencia de infección activa, encefalopatía hepática o hemorragia digestiva. Dada la presencia de ascitis y febrícula, se procedió a realizar una paracentesis diagnóstica, cuyo resultado se detalla en la Tabla 1. Una vez objetivado el diagnóstico de ascitis quilosa se procedió a realizar estudio etiológico con Tomografía Computada (TC) de tórax, abdomen y pelvis, marcadores tumorales (antígeno prostático, Ca 125, antígeno carcinoembrionario), endoscopia digestiva alta y colonoscopia, siendo descartada la presencia de neoplasias o tuberculosis que expliquen el cuadro. Cabe destacar la presencia de trombosis parcial de vena porta al TC abdominal con permeabilidad de ramas intrahepáticas. Se inició tratamiento con nutrición parenteral total y diuréticos en dosis progresiva hasta 150 mg de espiTabla 1. Características líquido ascítico 34 Aspecto lechoso Celularidad 220 Polimorfonucleares 26% Mononucleares 74% Triglicéridos 465 mg/dL Adenosín deaminasa 4,49 Albúmina 0,6 Análisis citológico (-) Gram y cultivo (-) ronolactona y 40 mg de furosemida al día, con buena respuesta a las tres semanas, logrando baja de peso de 13 kg, con franca disminución de ascitis y control de nivel de triglicéridos en líquido ascítico (disminución hasta 108 mg/dL). Sin embargo, evolucionó con una sepsis asociada a catéter venoso central, con evolución tórpida por reacción alérgica severa al antibiótico, por lo que se retiró el catéter y se suspendieron los diuréticos por unos días. Posteriormente, se procedió a reiniciar tratamiento con régimen hipograso, pero rico en ácidos grasos de cadena media asociado a diuréticos, dándose de alta sin otros inconvenientes. Discusión La presencia de ascitis quilosa se observa en 0,5 a 1% de los pacientes con DHC6. En este caso se descartó la presencia de neoplasias y de tuberculosis peritoneal, además en controles posteriores (hasta 2 años después del evento de quiloascitis) el paciente evolucionó con ascitis moderada, pero controlada sólo con diuréticos y sin evidencias de patologías neoplásicas o inflamatorias adicionales, por lo que el diagnóstico fue de ascitis quilosa secundaria a daño hepático crónico. Dada la baja prevalencia de esta entidad clínica, no existe consenso acerca del tratamiento ideal. Existe acuerdo en descartar neoplasias y patologías prevalentes como la tuberculosis, dependiendo de la epidemiología local. Posteriormente, se debe tratar la causa de base si es posible y, eventualmente, manejar la ascitis quilosa para evitar morbimortalidad asociada a sepsis y desnutrición. En la literatura se proponen tres tipos de medidas para el manejo de la ascitis: • Tratamiento nutricional: Para evitar el ingreso de grasas al sistema linfático y evitar y/o tratar desnutrición asociada. Se realiza con nutrición parenteral total1 y/o régimen hipograso (menos de 30% de calorías totales como lípidos y menos de 7% de grasas saturadas), rico en ácidos grasos de cadena media8,9. En casos de ascitis secundaria a lesiones traumáticas de conducto torácico, que se resuelven más rápidamente, se recomienda como alternativa de elección la nutrición parenteral total ya que alcanza hasta un 80% de efectividad10. En casos de ascitis crónicas, la nutrición parenteral puede usarse como terapia inicial, pero la dieta debe considerarse al menos como terapia de mantención. Leibovitch y cols. proponen que la dieta debe ser siempre el manejo inicial, y sólo en casos refractarios usar nutrición parenteral total11. • Tratamiento farmacológico: A través de la administración de somatostatina, que disminuye el flujo linfático, contribuyendo, de existir, a cerrar fístulas11-14. Está descrito en un caso el manejo con Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 33-36 Ascitis quilosa - R. Irarrázaval del C. et al. Caso Clínico Orlistat como apoyo a la dieta, en caso de ascitis refractaria, con buena respuesta clínica15. Si bien se ha usado la somatostatina como tratamiento de primera línea, en general se recomienda en casos refractarios a tratamiento nutricional y diuréticos11. Se debe destacar que el uso de diuréticos como parte del manejo habitual de la ascitis es un componente fundamental del tratamiento. • Quirúrgico: Esto se realiza a través de punciones evacuadoras repetidas. En general se reserva como manejo paliativo en casos con mala respuesta a tratamiento, el uso de derivaciones porto cava o cortocircuitos portosistémicos intrahepáticos transyugulares (Transjugular Intrahepatic Portosystemic Shunts-TIPS)16,17, o cierre quirúrgico de lesión en conductos linfáticos en algunos casos secundarios a cirugías18. Este tipo de tratamientos se reserva para casos refractarios a terapia médica, por lo que son necesarios en pocos casos según lo revisado en la literatura11,19-21. Dentro del tratamiento nutricional se sugiere la dieta libre de grasas y el aporte de ácidos grasos de cadena media. Elementos que una vez absorbidos entran a la circulación portal, evitando el ingreso de grasas al sistema linfático y la nutrición parenteral total8. En el caso descrito, el paciente fue manejado con nutrición parenteral y diuréticos, con excelente respuesta. Dadas las complicaciones descritas se prefirió iniciar tratamiento con dieta, manteniendo diuréticos, logrando también buena respuesta, con progresivo aumento de albúmina desde 2,8 al ingreso a 3,3 g/dL a los 2 años de control, encontrándose sin ascitis, en Child B, con tratamiento con espironolactona (100 mg), furosemida (40 mg) y propranolol. En conclusión, el estudio y manejo del paciente con ascitis quilosa es complejo y requiere un grupo multidisciplinario para definir el tratamiento ideal en cada caso. Con respecto al estudio, cuando no existe una cirugía previa reciente que explique claramente el cuadro, éste debe centrarse en descartar patología tumoral y, tuberculosis peritoneal en países con alta prevalencia de la enfermedad. Resumen La ascitis quilosa corresponde a una entidad poco frecuente y se presenta secundaria a cirugías, traumatismos, neoplasias, infecciones crónicas (tuberculosis y filariasis), cirrosis hepática y patologías congénitas. Presentamos el caso de un hombre de 67 años de edad, portador de daño hepático crónico por alcohol. Consulta por cuadro de 2 semanas de evolución de ascitis progresiva y edema de extremidades inferiores. El examen físico confirma una ascitis severa. Se realizó paracentesis diagnóstica que mostró una concentración de triglicéridos de 465 mg/dL. Se realizó estudio etiológico con tomografía computada de tórax, abdomen y pelvis, análisis anatomopatológico de líquido ascítico, marcadores tumorales, endoscopia digestiva alta y colonoscopia, sin hallazgos que expliquen cuadro. Fue manejado con nutrición parenteral, hasta lograr niveles de triglicéridos menores de 200 mg/dL en líquido ascítico, baja de 13 kg con buena respuesta a tratamiento médico con diuréticos y régimen hipograso. Palabras clave: Quiloascitis, cirrosis, somatostatina. Referencias 1.- Huang Q, Jiang ZW, Jiang J, Li N, Li JS. Chylous ascites: Treated with total parenteral nutrition and somatostatin. World J Gastroenterol 2004; 10: 2588-91. 2.- Press OW, Press NO, Kaufman SD. Evaluation and managment of Chylous Ascites. Ann Intern Med 1982; 96: 358-64. 3.- Cárdenas A, Chopra S, Chylous Ascties. Am J Gastroenterol 2002; 97: 1896-00. 4. Kaas R, Rustman LD, Zoetmulder FA. Chylous Ascites after oncologycal abdominal surgery: incidence and treatment. 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Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 33-36 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 37-41 Caso Clínico Tratamiento conservador de la perforación duodenal: Dos casos y revisión de la literatura Rafael José Orti R., Rubén Fernando Ciria B., Eva María Torres T. y Sebastián Rufián P. Medical treatment for the duodenal perforation: Two cases report and review Because of the particular location of the duodenum and its anatomic relations, the duodenal perforation accepts different treatments. We report two cases of duodenal perforation in two male subjects: a seventyfour and a thirty-three year-old patients, both treated with nasogastric tubes, fluids and antibiotics. Since 1946, when Taylor described the aspirative treatment for this kind of perforations, there have been many contradictory opinions regarding conservative treatment. Subsequent trials, in which prognostic factors were analyzed, cleared up the patient´s classification for conservative medical treatment. We think the patient selection and a close surveillance are the most important tools once this kind of treatment has started. Key words: Duodenal perforation, medical treatment. Introducción Durante más de un siglo el tratamiento de la perforación duodenal ha sido controvertido desde que Taylor en 1946, a pesar de la negativa de gran parte de la comunidad científica de su época, abogase por un tratamiento médico frente a uno quirúrgico1. Actualmente, la perforación gástrica o duodenal es indicación de cirugía urgente en casi todos los casos, pero existen ciertas circunstancias que nos hacen plantearnos la intervención y comenzar con un tratamiento menos agresivo. A continuación aportamos nuestra experiencia en dos casos con perforación duodenal tratados de forma conservadora. Casos clínicos Paciente 1: Varón de 74 años de edad que acude a urgencia por síndrome febril de dos semanas de evolución de predominio vespertino, dolor abdominal difuso, más intenso en epigastrio con irradiación interescapular y disnea progresiva ante mínimos esfuerzos. Entre los antecedentes médicos de interés destacan alergia a doxiciclina, hipertensión arterial, artrosis, prostatismo y epigastralgia previa no estudiada. En una primera exploración física se advierte un abdomen doloroso, especialmente en hipocondrio derecho y epigastrio, pero sin clara reacción peritoneal. El laboratorio al ingreso revela como datos más característicos 24.000 leucocitos/mm³ con 82,2% de neutrófilos, fosfatasa alcalina 386 UI/L y gama-glutamil-transpetidasa (GGT) 536 UI/L. Radiografías de tórax y de abdomen no revelan hallazgos patológicos de interés. Se decide realizar Tomografía Computada (TC) abdomino-pélvico urgente, buscando un posible absceso intra-abdominal, en vista de la conjunción clínico-analítica y objetivando una cavidad de 6,8 cm de diámetro mayor adyacente a la cara interna del hígado por encima del hilio hepático, que presenta un nivel hidroaéreo por probable comunicación con el tracto digestivo (Figura 1). La estabilidad hemodinámica y la ausencia de perforación libre con peritonitis nos lleva a instaurar un tratamiento conservador de inicio. La unidad de radiología intervencionista practica un drenaje percutáneo de la colección, procedimiento que realizan bajo control tomográfico, presentando débito de abundante líquido purulento (Figura 2). Para completar el estudio se decide realizar un tránsito intestinal que advierte un pequeño trayecto perforativo en el receso superior del bulbo duodenal (Figura 3). Se decide entonces iniciar nutrición enteral mediante sonda naso-yeyunal e instauración de la triple terapia con omeprazol, claritromicina y amoxicilina durante 11 días vía intravenosa. Los distintos controles tomográficos y un nuevo tránsito intestinal, una vez resuelta la colección, muestran la desaparición de las imágenes de fuga de contraste (Figura 4). De forma ambulatoria el paciente fue seguido en Hospital Universitario Reina Sofía Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo Avda. de Menéndez Pidal s/n 14004 Córdoba, España. Recibido: 21 de septiembre de 2010 Aceptado: 15 de diciembre de 2010 Correspondencia a: Rafael José Orti Rodríguez Teléfono: 0034 660 059 052 E-mail: rafaorti@hotmail.com 37 Tratamiento conservador de la perforación duodenal - R.J. Orti R. et al. Caso Clínico Figura 1. Tomografía Computada: Cavidad de 6,8 cm de diámetro mayor adyacente a la cara interna del hígado por encima del hilio hepático con un nivel hidroaéreo. Figura 2. Tomografía Computada: Drenaje percutáneo en colección peri-hepática. Figura 4. Tomografía Computada: Resolución de la colección. Retirada del drenaje. Figura 3. Tránsito: Pequeño trayecto perforativo en el receso superior del bulbo duodenal con extravasación de contraste. consulta, repitiéndose nuevamente las pruebas complementarias antes descritas sin evidenciar síntomas ni hallazgos patológicos. Paciente 2: Varón de 33 años que había acudido en dos ocasiones a urgencia por vómitos y dolor abdominal en epigastrio coincidente con transgresión enólica. La exploración abdominal revelaba dolor epigástrico 38 a la palpación con cierta reacción peritoneal, sin ser del todo clara. Como antecedentes médicos destacaba una duodenitis erosiva hace siete años que cedió con tratamiento médico. Los exámenes de laboratorio de ingreso (analítica) revelaron 16.000 leucocitos/mm³ con neutrofilia y el TC abdomino-pélvico, solicitado debido a la alta sospecha de perforación, objetivó algunas burbujas milimétricas periduodenales, además de una imagen compatible con absceso colindante a segmento III hepático de unos 12 mm. Desde el primer momento, con el diagnóstico de perforación Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 37-41 Tratamiento conservador de la perforación duodenal - R.J. Orti R. et al. Caso Clínico duodenal, se decidió tratamiento conservador con aspiración mediante sonda nasogástrica, ayuno absoluto y tratamiento antibiótico en vista de la estabilidad del enfermo. El paciente experimentó mejoría importante del dolor y su estado general en las primeras 8 horas, dato que nos hizo mantener nuestra actitud conservadora, siendo dado de alta a los 9 días con un TC de control que verificaba la persistencia de la colección periduodenal, pero de un tamaño considerablemente más reducido. El paciente se deriva al alta con tratamiento antibiótico y antisecretor (triple terapia) y se le cita para valorar su evolución en un mes aproximadamente. En la actualidad se encuentra completamente asintomático y sin alteración ninguna en las pruebas complementarias realizadas. Se determinó a Helicobacter pylori como la etiología más probable de la úlcera péptica en ambos casos, sin poder confirmarlo histológicamente debido a la falta de biopsias en las endoscopias digestivas altas que se realizaron de forma ambulatoria, que por otra parte, fueron completamente normales. Discusión En el diagnóstico diferencial del dolor abdominal agudo con irradiación a la espalda se incluye desde la pancreatitis hasta la obstrucción intestinal, pasando por la perforación de úlcera péptica, colecistitis aguda, isquemia mesentérica, aneurisma o disección aórtica2. La posición retroperitoneal del duodeno hace que a la palpación, el abdomen rinda pocos datos porque no hay irritación del peritoneo parietal y el dolor es profundo, difuso, inespecífico y mal definido (irritación visceral). Las pruebas complementarias como la radiografía simple, la tomografía computada o incluso el lavado peritoneal, aportan datos muy sutiles y a veces insuficientes, siendo necesario practicarse en todos los pacientes con sospecha de perforación duodenal estudios radiológicos con medios de contraste hidrosolubles como mejor opción3. La perforación de la úlcera péptica es la segunda complicación en frecuencia tras el sangrado, actualmente más en relación con la toma de antiinflamatorios no esteroidales (AINEs) y muy frecuentemente asociado a la infección por Helicobacter pylori, cuyo tratamiento con la triple terapia lleva asociado una erradicación en más del 90% de los casos, con una tasa de reinfección muy baja4. El tratamiento principal de la perforación duodenal es quirúrgico, ya sea o no vía laparoscópica, aunque en varias ocasiones y desde finales del siglo XIX se ha descrito una terapia conservadora. En el momento actual, gracias a los avances del tratamiento antiulceroso y al mayor uso de endoscopia, la instrumentación se ha convertido en una de las Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 37-41 principales causas de perforación duodenal, con una mortalidad global entre 0 y 25%, disminuyendo hasta el 9% con el diagnóstico precoz (< 24 horas) de la perforación. Es sabido además, que la laparotomía de urgencia realizada en el contexto del deterioro clínico del paciente tiene una mortalidad cercana al 50%. La mayoría de los autores abogan por un tratamiento médico e incluso endoscópico (clips, stents, o drenajes nasobiliares en función de la localización de la lesión) como primera opción, siendo el fracaso del mismo o el deterioro clínico del paciente los que marcarán el requerimiento de la intervención quirúrgica5. Otras causas de perforación duodenal menos frecuentes, pero en aumento, son las debidas a traumas abdominales cerrados o penetrantes. Es materia de continua controversia cuáles son las indicaciones y técnicas quirúrgicas sobre todo en cuanto a traumas cerrados se refiere, ya que los traumatismos penetrantes requieren de laparotomía urgente exploradora de rutina. Entre las técnicas más empleadas encontramos la duodenorafia, descompresión duodenal de Stone6, diverticulización de Berne7, exclusión pilórica8, resección y anastomosis y pancreatoduodenectomía para lesiones severas y concomitantes de cabeza de páncreas y conducto biliar. Crisp, en 1843, observó el sellado que se producía a menudo en las perforaciones duodenales debido a las relaciones anatómicas que tenía dicha región9. Es en 1946 con el artículo de Taylor, cirujano inglés, cuando se produce un creciente interés en este respecto. Publica una serie de 208 pacientes sometidos al método aspirativo, frente a 48 intervenidos, con tasas de mortalidad global de 11% versus 2,5% en los aspirados1. El método de Taylor pretende conseguir mediante aspiración continuada el cierre espontáneo del orificio ulceroso. Describió el taponamiento precoz de la perforación por el lóbulo cuadrado del hígado, razón por la cual no es infrecuente encontrar abscesos peri-hepáticos como los que nosotros descubrimos en nuestros dos pacientes. En la literatura actual hemos encontrado algunas referencias en cuanto al manejo percutáneo de abscesos intra-abdominales secundarios a perforaciones duodenales de diversas causas, más frecuentemente por divertículos o úlceras pépticas10-13. Desde la publicación en 1987, el primer caso de drenaje percutáneo combinado con antibiótico y bloqueadores H2 con buenos resultados10, aunque no en demasía, han ido apareciendo series de casos con muy buenos resultados; sobre todo cuando no están asociados a fístula entérica o cuando ésta es de bajo débito. A pesar de tan esperanzadores resultados, aún son necesarios otros estudios con mayor potencia estadística que nos aclaren cuan beneficioso es este tipo de manejo. En 1989, Crofts publicó el único estudio randomizado sobre el tema con 83 pacientes con evidencia 39 Tratamiento conservador de la perforación duodenal - R.J. Orti R. et al. Caso Clínico Perforación duodenal SIN criterios de gravedad Criterios de gravedad - Clínicos - Radiológicos Factores de mal pronóstico* Tratamiento quirúrgico * Dolor con el tacto rectal Tamaño del neumoperitoneo mayor que L1 Edad mayor de 59 años Frecuencia cardíaca mayor de 94 lpm SIN Factores de mal pronóstico Tratamiento conservador Vigilancia estrecha NO mejoría Mejoría Figura 5. Algoritmo terapéutico para la perforación duodenal. Criterios de gravedad clínicos (enfermedad severa concomitante, shock preoperatorio, perforación > 24 h) y radiológicos (perforación libre no sellada). Factores de mal pronóstico (dolor con el tacto rectal, tamaño del neumoperitoneo > L1, edad > 59 años, frecuencia cardíaca > 94 lpm). clínica y/o radiológica de perforación, adjudicándolos a tratamiento conservador o quirúrgico con el rescate de la cirugía, siempre y cuando el manejo conservador no provocase mejoría en el paciente. Se objetivaron iguales tasas de morbimortalidad comparando ambos manejos, salvo en los mayores de setenta años, en los que se verificó peores resultados con el manejo no quirúrgico14. Tal y como nosotros manejamos a nuestros pacientes, en 1998, Donovan y cols, propuso como prueba complementaria para verificar la estanqueidad de la perforación auto-sellada, el tránsito con contraste hidrosoluble, presentando datos que aseguraban que el sellado inmediato de la perforación es bastante seguro y fiable15. En 2004, Songne, publicó un estudio prospectivo que duró 10 años, en el que intentaba determinar la tasa de éxito y descubrir los factores que llevaban al fracaso de la terapia conservadora. Se incluyeron 82 pacientes de los cuales 44 no necesitaron cirugía y presentaron una buena evolución. Se realizó un análisis uni y multivariado de los factores pronósticos, concluyendo que signos como el dolor con el tacto rectal (p < 0,05), el tamaño del neumoperitoneo mayor que L1 (p < 0,001), la edad mayor de 59 años (p < 0,05) o la frecuencia cardíaca mayor de 94 latidos/min (p < 0,02) entre otros, eran predictores independientes de necesidad de intervención quirúrgica16. A nuestro parecer resulta muy atractivo el método que propuso Taylor para pacientes con alto riesgo quirúrgico, siempre y cuando se mantenga una estrecha vigilancia durante las 12 primeras horas, replanteando la cirugía si en ese margen de tiempo no ha existido mejoría. Además, al igual que Donovan y cols, recomendamos como prueba complementaria para valorar la estanqueidad de la perforación, el tránsito con contraste hidrosoluble, no siendo necesaria la intervención quirúrgica aun persistiendo una pequeña fuga, si la situación clínica es estable, siendo las condiciones del paciente las que marcarán más estrictamente la severidad del caso. Son necesarios estudios randomizados, dado que únicamente el estudio de Crofts cumple estos criterios. No obstante, dada la bibliografía existente en la actualidad y asumiendo un nivel de evidencia alto17, nos atrevemos a proponer este algoritmo terapéutico (Figura 5). Resumen Debido a la localización peculiar del duodeno y sus relaciones anatómicas, su perforación acepta diferentes actitudes terapéuticas. Presentamos los casos clínicos de dos varones, de 74 y 33 años, con sendas perforaciones duodenales tratadas con sonda nasogástrica, fluido y antibioticoterapia. Desde 1946, año en el que Taylor describió el método aspirativo, han existido controversias en cuanto al tratamiento conservador se refiere. Varios estudios posteriores analizando los factores pronósticos, arrojan cierta luz sobre la clasificación de los pacientes para el tratamiento conservador. A nuestro parecer es importante la selección del paciente y una estrecha vigilancia inicial una vez instaurado este tipo de tratamiento. Palabras clave: Perforación duodenal, tratamiento conservador. Referencias 1.- Taylor H. Perforated peptic ulcer; treated without operation. Lancet 1946; 2: 441-4. 2.- Ford AC, Delaney BC, Forman D, Moayyedi P. Eradication therapy for peptic ulcer disease in Helicobacter 40 pylori positive patients. Cochrane Database Syst Rev 2006: CD003840. 3.- Espinal R. Lesiones de Duodeno. Revista Médica Hondureña 1997; 65: Sección F. 4.- Crisp E. Cases of perforation of the stomach. Lancet 1843; II: 639-49. 5.- Putcha RV, Burdick JS. 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Manejo de las várices y de la hemorragia 9. Guías, otras lecturas, y sitios web 1. Introducción Las várices esofágicas son vasos colaterales porto sistémicos ‒es decir, canales vasculares que unen la circulación venosa porta y la sistémica. Se forman como consecuencia de la hipertensión portal (una complicación progresiva de la cirrosis), preferencialmente en la submucosa del esófago inferior. La ruptura y el sangrado de las várices esofágicas son complicaciones mayores de la hipertensión portal y se acompañan de una alta tasa de mortalidad. El sangrado varicoso representa 10-30% de todos los casos de sangrado gastrointestinal alto. 2. Metodología, revisión bibliográfica y fundamentos Puntos clave • La guía tiene que ser aplicable a nivel mundial y no sólo en los países desarrollados. • La guía debe considerar los diferentes niveles de recursos. 42 • Las estrategias de búsqueda son precisas, más que sensibles. • La guía es un documento vivo que se irá actualizando a medida que surja nueva información. • La guía va acompañada de un sistema de evidencias calificado que de puede utilizar para rastrear nueva evidencia a medida que surja. 2.1. Metodología Las Guías de la Organización Mundial de Gastroenterología (OMGE) no son revisiones sistemáticas basadas en una revisión exhaustiva de toda la evidencia y guías disponibles ‒lo que es campo de revisiones sistemáticas y de la Colaboración Cochrane. Por el contrario, las guías de la OMGE resumen lo sabido y lo publicado en las revisiones sistemáticas existentes, guías basadas en la evidencia, y ensayos de alta calidad, y esta información luego se configura para adaptarla y hacerla accesible en lo posible a nivel mundial. Habitualmente, esto significa que se creen “cascadas” ‒diseñando diferentes enfoques para lograr el mismo fin. Se utilizan diferentes enfoques en los diferentes niveles de la cascada, porque se busca tener en cuenta las características de cada país ‒sus recursos, preferencias culturales, y políticas. Una vez relevado un inventario completo de toda la evidencia de alta calidad publicada en la Biblioteca Cochrane, en Medline, Embase y la National Guidelines Clearinghouse, así como los sitios web de las sociedades, se redacta una guía mundial que distingue específicamente entre las regiones que tienen diferentes recursos y/o diferentes epidemiologías, y luego se traduce la guía a varios idiomas para facilitar su acceso y la aplicación de las recomendaciones que contiene. Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas Documento vivo y evidencia graduada. Desde 2006, las guías de la OMGE han sido “documentos vivos” que se publican en la Web y con acceso gratuito en el punto de uso. Cada guía publicada se acompaña de un servicio aparte de evidencia graduada, que permite a los lectores hacer el seguimiento a medida que aparecen nuevas evidencias sobre cada tema. El sistema de evidencia graduada de la OMGE fue establecido para ayudar a las sociedades gastroenterológicas de los países y a todos aquellos interesados en el ejercicio de la profesión y a la investigación en el campo de la gastroenterología, facilitándoles el seguimiento de la literatura sobre los temas cubiertos por las guías de la OMGE. La mayoría de las guías se basan en evidencia que ya es antigua al momento que se publican; la latencia entre la recolección de la evidencia y la publicación algunas veces puede llegar hasta los 3-4 años. El sistema de evidencias graduado de la OMGE salva esa brecha. Las guías de la OMGE se revisan constantemente, y se hace una compilación de las actualizaciones cada vez que surge nueva información. Estas actualizaciones de la evidencia se basan en búsquedas regulares en Medline, y los resultados son luego tamizados por un especialista en gastroenterología. Se hace una selección de estas búsquedas en base a la evidencia y a la pertinencia para la guía en cuestión. La evidencia calificada para cada guía de la OMGE puede consultarse en: http://omge. org/?gradedevidence. 2.2. Revisión bibliográfica y fundamentos Esta guía fue redactada por el equipo de revisión luego de una serie de búsquedas bibliográficas realizadas para establecer qué había cambiado desde la primera declaración de posición de la OMGE sobre el tema de várices esofágicas, publicado en mayo Circulación hiperdinámica Arquitectura (vascular) alterada Desequilibrio Vasoconstrictor/ vasodilatador CIRROSIS de 2003 (http://omge.org/globalguidelines/guide08/ guideline8.htm). Se buscó la evidencia existente utilizando una sintaxis más precisa que sensible para cada plataforma investigada. Se buscaron las guías pertinentes en la plataforma de National Guidelines Clearinghouse: www.ngc.org y en los sitios web de las principales sociedades de gastroenterología y hepatología. Asimismo, se realizaron otras búsquedas en Medline y Embase en la plataforma Dialog-Datastar desde 2003 en adelante. 3. Fisiopatología La cirrosis, el estadío terminal de la hepatopatía crónica, es la causa más común de hipertensión portal. La presión venosa portal (P) es el producto de la resistencia vascular (R) y el flujo sanguíneo (Q) en el lecho de la vena porta (ley de Ohm; Figura 1). En la cirrosis hay un aumento tanto de la resistencia vascular intrahepática como del flujo porta. La hipertensión portal lleva a la formación de colaterales porto-sistémicas. Sin embargo, debido a su mayor resistencia y mayor flujo aferente venoso porta, estas colaterales no logran disminuir la hipertensión. La mejor manera de evaluar la hipertensión portal (indirectamente) es utilizando la medición de la presión venosa hepática enclavada (PVHC). Para que se formen las várices se necesita una diferencia de presión entre la circulación portal y sistémica (gradiente de la presión venosa, GPVH) de 10-12 mmHg (aunque no es suficiente). La GPVH normal es 3-5 mmHg. Las mediciones únicas sirven para determinar el pronóstico de la cirrosis compensada y descompensada, mientras que las mediciones repetidas son útiles para hacer el seguimiento de la respuesta a la terapia farmacológica y la progresión de la enfermedad hepática. Hipertensión portal Sistema adrenérgico (aumento del índice cardíaco) Sistema renina angiotensina (retención renal de Na+ y agua) Aumento del flujo porta Aumento de la resistencia al flujo porta Mecanismos contrarregulatorios Figura 1. Fisiopatología de las várices esofágicas. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 43 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas Si la tensión aumenta demasiado se produce la ruptura de las várices. La probabilidad que una várice se rompa y sangre crece al aumentar el tamaño /diámetro de la várice y al aumentar la presión varicosa, que también es proporcional a GPVH. A la inversa, las várices no sangran si GPVH es inferior a 12 mmHg. El riesgo de que se repita el sangrado disminuye significativamente al reducir GPVH más que 20% del nivel basal. Los pacientes cuyo GPVH disminuye Tabla 1. Epidemiología de las várices esofágicas y correlación con la hepatopatía Epidemiología • En el momento del diagnóstico, aproximadamente 30% de los pacientes cirróticos tienen várices esofágicas, alcanzando 90% después de aproximadamente 10 años • E l sangrado procedente de várices esofágicas conlleva una tasa de mortalidad de por lo menos 20% a las 6 semanas, si bien el sangrado cesa espontáneamente en hasta 40% de los pacientes • La hemorragia varicosa es la complicación más comúnmente fatal de la cirrosis Correlación entre la presencia de várices y severidad de la hepatopatía • Pacientes Child-Pugh A: 40% tienen várices • Pacientes Child-Pugh C: 85% tienen várices • Algunos pacientes pueden presentar várices y hemorragia en las primeras etapas de la enfermedad, aún en ausencia de cirrosis • E n pacientes con hepatitis C y fibrosis en puente: 16% tienen várices esofágicas Tabla 2. Clasificación de Child–Pugh de la severidad de la cirrosis 1 punto 2 puntos 3 puntos Encefalopatía Ausente Grado 1-2 Grado 3-4 (crónico) Ascitis Ausente Leve/moderada (responde a la diuresis) Tensa Bilirrubina (mg/dL) Albúmina (g/dL) TP (prolongado unos segundos) INR <2 2-3 >3 > 3,5 2,3 - 3,5 < 2,8 <4 4-6 >6 < 1,7 1,7 - 2,3 > 2,3 La clase de cirrosis se basa en la puntuación total: • Clase A: puntuación total 5 ó 6 • Clase B: puntuación total 7-9 • Clase C: puntuación total 10 o más El pronóstico está directamente relacionado con la puntuación. INR: cociente normalizado internacional; TP: tiempo de protrombina. 44 a < 12 mmHg, o por lo menos 20% de los niveles basales, tienen una menor probabilidad de presentar recurrencia de la hemorragia varicosa, y también tienen un menor riesgo de ascitis, peritonitis bacteriana espontánea, y muerte. 4. Epidemiología Si bien las várices se pueden formar en cualquier ubicación a lo largo del tracto gastrointestinal tubular, lo más frecuente es que aparezcan en los últimos centímetros distales del esófago. Aproximadamente 50% de los pacientes con cirrosis presentan várices gastroesofágicas. Las várices gástricas están presentes en 5-33% de los pacientes con hipertensión portal. La frecuencia de las várices esofágicas varía entre 30% y 70% en pacientes con cirrosis (Tabla 1), y 9-36% tienen lo que se conoce como várices de “alto riesgo”. Las várices esofágicas aparecen en pacientes con cirrosis a una tasa anual de 5-8%, pero las várices son suficientemente grandes como para plantear un riesgo de sangrado en sólo 1-2% de los casos. Cada año, aproximadamente 4-30% de los pacientes con várices pequeñas presentará várices grandes y por lo tanto, estará en riesgo de sangrar. La presencia de várices gastroesofágicas se correlaciona con la gravedad de la enfermedad hepática. La severidad de la cirrosis puede clasificarse utilizando el sistema de clasificación de Child-Pugh (Tabla 2). 5. Historia natural (Tabla 3, Figura 2) Un paciente cirrótico que aún no presente várices, todavía no ha desarrollado hipertensión portal, o su presión portal todavía no es suficientemente elevada como para que aparezcan várices. A medida que la presión portal aumenta, el paciente puede pasar a presentar pequeñas várices. Con el tiempo, y a medida que aumenta la circulación hiperdinámica, aumenta el flujo sanguíneo a través de las várices, elevando así la tensión sobre la pared. La hemorragia varicosa producida por la ruptura ocurre cuando la fuerza de expansión supera la tensión parietal máxima. Si no se modifica la tensión de la pared habrá un alto riesgo de recurrencia. 6. Factores de riesgo Una puntuación del INR (Cociente Normalizado Internacional) > 1,5, un diámetro de la vena porta de > 13 mm, y la trombocitopenia han demostrado ser predictivos de la probabilidad de la presencia de várices en los pacientes cirróticos. Si no se cumple ninGastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas guna, una, dos, o tres de estas condiciones, se estima entonces que tienen várices < 10%, 20-50%, 40-60%, y > 90% de los pacientes, respectivamente. La presencia de una o más de estas condiciones representa una indicación para endoscopia para investigar várices y realizar profilaxis primaria contra el sangrado en los pacientes cirróticos (Figura 3). 7.1. Diagnóstico diferencial de várices esofágicas/hemorragia (Tabla 5) El diagnóstico diferencial de hemorragia varicosa incluye todas las etiologías de sangrado gastrointestinal (alto). Las úlceras pépticas también son más frecuentes en los pacientes portadores de cirrosis. Tabla 3. Pronóstico en pacientes con várices esofágicas 7. Diagnóstico y diagnóstico diferencial (Tabla 4) La esofagogastroduodenoscopia es el patrón oro para el diagnóstico de várices esofágicas. Si no se dispone de patrón oro, otros posibles pasos diagnósticos serían la ecografía con Doppler de la circulación sanguínea (no la ecografía endoscópica). Si bien es una mala segunda opción, ciertamente puede demostrar la presencia de várices. Entre otras alternativa, se puede utilizar la radiografía baritada (con ingestión de bario) del esófago y estómago, y angiografía y manometría de la vena porta. Es importante valorar la ubicación (esófago u estómago) y el tamaño de las várices, los signos de sangrado inminente, que puede ser un primer sangrado agudo, o recurrente, y (si corresponde) debe considerarse la causa y la gravedad de la hepatopatía. • Aproximadamente 30% de los pacientes con várices esofágicas presentarán sangrado dentro del primer año siguiente al diagnóstico. La mortalidad derivada de los episodios de sangrado depende de la severidad de la hepatopatía subyacente • La mortalidad resultante de cualquier episodio de sangrado puede variar entre < 10% en pacientes cirróticos bien compensados con un grado A de Child-Pugh hasta > 70% en los que tienen un estadío de cirrosis avanzada Child-Pugh C. El riesgo de repetición del sangrado es elevado, alcanzando 80% en el primer año • Al comparar los pacientes que presentan un gradiente de presión venosa hepática > 20 mmHg dentro de las 24 horas de hemorragia varicosa, con los que tienen presión inferior, se ve que los primeros están en mayor riesgo de sangrado recurrente dentro de la primera semana de admisión, o de fracaso en el control de sangrado (83% contra 29%) y tienen una mayor tasa de mortalidad al año (64% contra 20%) • Aproximadamente el 60% de los pacientes no tratados presentan “repetición tardía del sangrado” dentro del primer y segundo año de la hemorragia índice Aparición de las várices No hay várices GPVH normal/<10 mmHg Várices pequeñas sin hemorragia Circulación hiperdinámica Velocidad de desarrollo de las várices 8% por año Várices medianas/grandes sin hemorragias Circulación hiperdinámica Progresión de pequeña a grande 8% por año Hemorragia varicosa Presión > tensión de la pared de la várice (> 10-12 mmHg) Hemorragia esofágica 5%-15% anual Hemorragia gástrica: se describe sangrado en pacientes con várices gástricas en aproxidamente 25% en 2 años (más alto para várices del fundus) Hemorragia recurrente Persistencia de la presión portal y condición varicosa Figura 2. Historia natural de las várices y hemorragias en pacientes con cirrosis. GPVH: gradiente de presión venosa hepática. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 • Presión elevada de la vena porta: GPVH > 10 mmHg en pacientes que no tienen várices en el tamizaje endoscópico inicial Progresión de pequeñas a grandes várices • Cirrosis descompensada (Child-Pugh B/C) • Cirrosis alcohólica • Presencia de marcas rojas en la endoscopia basal (= vénulas dilatadas longitudinales que simulan marcas de latigazo en la superficie de la várice) Episodio inicial de sangrado varicoso • Mala funcionalidad hepática • Continúa el consumo de alcohol • Ascitis • Reflujo ácido Hemorragia varicosa • Tamaño de las várices –mayor riesgo de primera hemorragia (15% por año) en pacientes con várices grandes • Cirrosis descompensada (Child-Pugh B&C) • Presencia de marcas rojas en la endoscopia Figura 3. Factores de riesgo para várices esofágicas y hemorragia. GPVH, gradiente de presión venosa hepática. 45 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas Tabla 4. Guía para el diagnóstico de várices esofágicas 1 Cuando se hace el diagnóstico de cirrosis se recomienda hacer un tamizaje con esofagogastroduodenoscopia (EGD) para descartar la existencia de várices esofágicas y gástricas 2 Se recomienda hacer vigilancia endoscópica según el nivel de cirrosis y la presencia y el tamaño de las várices: Pacientes con Y Repetir EGD Cirrosis compensada Sin várices Cada 2 - 3 años Várices pequeñas Cada 1 - 2 años Cirrosis descompensada A intervalos anuales 3 Puede determinarse la progresión de las várices gastrointestinales en base a la clasificación de tamaño en el momento de EGD. En la práctica, las recomendaciones para las várices de tamaño mediano en la clasificación de tres tamaños son las mismas que para las várices grandes en la clasificación de dos tamaños: Tamaño de las várices Clasificación de dos tamaños Clasificación de tres tamaños Pequeñas < 5 mm Venas mínimamente elevadas sobre la superficie mucosa esofágica Medianas – Venas tortuosas que ocupan menos de un tercio de la luz esofágica Grandes > 5 mm Venas que ocupan más de un tercio de la luz esofágica 4 La hemorragia por várices se diagnostica en base a uno de los siguientes hallazgos endoscópicos: • Sangrado activo de una várice • “Pezón blanco” sobre una várice • Coágulos sobre una várice • Várices sin ninguna otra fuente que explique un sangrado Tabla 5. Diagnóstico diferencial de várices esofágicas/hemorragia • Esquistosomiasis • Insuficiencia cardíaca congestiva severa • Hemocromatosis • Enfermedad de Wilson • Hepatitis autoinmune • Trombosis de la vena porta/esplénica • Sarcoidosis • Síndrome de Budd-Chiari • Pancreatitis crónica • Hepatitis B • Hepatitis C • Cirrosis alcohólica • Cirrosis biliar primaria (CBP) • Colangitis esclerosante primaria (CEP) Nota: todos estos producen aparición de várices esofágicas como resultado de hipertensión portal. 46 7.2. Un ejemplo de África ‒várices esofágicas provocadas por esquistosomiasis La esquistosomiasis es la causa más común de varices en los países en desarrollo ‒en Egipto o en Sudán, por ejemplo. En cifras absolutas, puede ser una causa más común que la cirrosis hepática. En algunas aldeas de Sudán más de 30% de la población tiene várices, pero su función hepática está bien conservada. Es raro que se descompensen y no desarrollan carcinoma hepatocelular (HCC). El sangrado de las várices es la causa principal de muerte en estos pacientes. Si se erradican las várices, esos pacientes pueden sobrevivir más de 25 años. 7.3. Otras consideraciones (Tabla 6). 8. Manejo de las várices y la hemorragia Las siguientes opciones de tratamiento están disponibles para el manejo de las várices y la hemorragia esofágica (Tablas 7 y 8). Si bien son eficaces para detener el sangrado, ninguna de estas medidas, a excepción de la terapia endoscópica, ha demostrado afectar la mortalidad. La escleroterapia endoscópica y la ligadura varicosa logran interrumpir el sangrado en hasta 90% de Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas Tabla 6. Consideraciones sobre el diagnóstico, prevención y manejo de las várices esofágicas y la hemorragia varicosa La esofagogastroduodenoscopia (EGD) de tamizaje en pacientes cirróticos • La presencia de várices de alto grado o marcas rojas pueden ser una indicación de banding profiláctico • Los β-bloqueantes evitan el sangrado en > 50% de los pacientes con várices medianas/grandes ‒esto ocurre en 1525% de los pacientes, lo que significa que muchos de los pacientes sometidos a EGD no tienen várices o no precisan tratamiento profiláctico • Es caro; requiere sedación • Puede evitarse en los pacientes cirróticos que están recibiendo tratamiento β-bloqueante no selectivo para hipertensión arterial u otras razones Marcadores no invasivos ‒ej., recuento plaquetario, FibroTest, tamaño del bazo, diámetro de la vena porta, elastografía pasajera • La exactitud predictiva todavía no es satisfactoria Terapia β-bloqueante • Es una forma costo-efectiva de terapia profiláctica en comparación con la escleroterapia y la cirugía de derivación • No evita las várices • Tiene importantes efectos colaterales • Los pacientes que reciben un β-bloqueante selectivo (metoprolol, atenolol) por otras razones deberían pasarse a un β-bloqueante no selectivo (propranolol, nadolol) Tabla 7. Terapia farmacológica Vasoconstrictores esplácnicos • Vasopresina (análogos) • Somatostatina (análogos) • β-bloqueantes no cardioselectivos La fármacoterapia con somatostatina (análogos) es eficaz para detener la hemorragia (por lo menos transitoriamente) hasta en el 80% de los pacientes. La somatostatina puede ser superior a su análogo octreotida A pesar de emplearse en dosis adecuadas, alrededor de 30% de los pacientes no responden a β-bloqueantes con una reducción en el gradiente de presión venosa hepática (GPVH). Estos no respondedores sólo pueden detectarse mediante mediciones invasivas GPVH. Además, los β-bloqueantes pueden provocar efectos colaterales tales como fatiga e impotencia, que podrían disminuir la adherencia al tratamiento (especialmente en varones jóvenes), o pueden estar contraindicados los β-bloqueantes por otras razones Venodilatadores • Nitratos Los nitratos solos no están recomendados. El 5 mononitrato de isosorbide reduce la presión porta, pero su uso en los pacientes cirróticos está limitado por sus efectos vasodilatadores sistémicos, que a menudo llevan a una mayor disminución de presión arterial y potencialmente podrían producir trastornos de la función renal (prerrenal) Vasoconstrictores y vasodilatadores • La terapia de combinación lleva a un efecto sinérgico en reducir la presión porta Se ha demostrado que la combinación de 5 mononitrato de isosorbide con β-bloqueantes no selectivos tiene efectos aditivos al reducir la presión porta y es particularmente eficaz en pacientes que no responden a la terapia inicial con β-bloqueante sólo. Sin embargo, estos efectos beneficiosos pueden verse contrarrestados por los posibles efectos deletéreos sobre la función renal y la mortalidad a largo plazo, especialmente en los pacientes mayores de 50 años. Por lo tanto, no se recomienda el uso de rutina del tratamiento combinado Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 47 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas Tabla 8. Terapia endoscópica plicaciones mayores. Sin embargo, el taponamiento con balón logra detener la hemorragia por lo menos temporalmente en la mayoría de los casos, y puede ser utilizado en regiones del mundo donde no se disponga fácilmente de EGD y TIPS. Puede ayudar a estabilizar al paciente para ganar tiempo y acceder a EGD y/o TIPS más adelante. Terapias locales • Escleroterapia o ligadura endoscópica de las várices (EVL) • No tiene efecto sobre el flujo o la resistencia porta Terapia de derivación 8.1. Práctica clínica (Figura 4a-e) • β-bloqueantes no cardioselectivos (propranolol o nadolol), comenzando a dosis bajas; si es necesario, se puede aumentar la dosis paso a paso hasta lograr una reducción de la frecuencia cardíaca en reposo de 25%, pero no inferior a 55 latidos/min. • En comparación con los β-bloqueantes, la ligadura endoscópica de las varices redujo los episodios de sangrado y los eventos severos adversos de manera significativa, pero no tuvo efecto sobre la tasa de mortalidad. • Quirúrgica o radiológica (derivación portosistémica intrahepática transyugular, TIPS) • Reduce la presión porta los pacientes. La ligadura endoscópica con banda es una escleroterapia eficaz, pero se acompaña de menos efectos colaterales. Sin embargo, esta técnica puede ser más difícil de aplicar que la escleroterapia en los pacientes con sangrado activo severo. La derivación portosistémica intrahepática transyugular (TIPS) es una buena alternativa cuando fracasan el tratamiento endoscópico y la farmacoterapia. El uso de taponamiento con balón está disminuyendo ya que existe un alto riesgo de resangrado después de desinflar el balón y hay un riesgo de com- La hemorragia aguda de las várices a menudo se acompaña de infección bacteriana debido a translocación intestinal y trastornos de la motilidad. La antibióticoterapia profiláctica ha demostrado aumentar la tasa de sobrevida. Figura 4. El abordaje en los pacientes con cirrosis y en los diferentes estadíos de las várices/hemorragia. Sin várices Los β-bloqueantes no evitan las várices Repetir EGD en 3 años EGD inmediatamente si aparece descompensación hepática Figura 4a. Pacientes con cirrosis pero sin várices. EGD: esofagogastroduodenoscopia. Aumento del riesgo de hemorragia: Child B/C o presencia de marcas rojas No hay aumento de riesgos No está recibiendo β-bloqueantes Pacientes que reciben β-bloqueantes β-bloqueantes no selectivos para evitar la primera hemorragia varicosa Se pueden utilizar β-bloqueantes ‒no se han establecido sus beneficios a largo plazo Repetir EGD en 2 años En caso de descompensación hepática EGD inmediatamente; repetir anualmente No es necesario hacer EGD de seguimiento Figura 4b. Pacientes con cirrosis y várices pequeñas, pero sin hemorragia. Como muchos pacientes no responden al tratamiento con β-bloqueantes o a la profilaxis del sangrado, se recomienda repetir la EGD después de 2 años (igual que para los que no reciben β-bloqueantes). 48 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas • En sangrado masivo o agudo de las várices, la intubación traqueal puede ser sumamente útil para evitar el aspirado bronquial de sangre. • En pacientes con hemorragia varicosa en el fundus gástrico: se prefiere la obturación endoscópica de las várices utilizando adhesivos de tejido (como cianoacrilato); la segunda opción es EVL. Se recomienda β-bloqueantes (propanolol o nadolol) o EVL para prevención de la primera hemorragia varicosa Alto riesgo de hemorragia: Child B/C o marcas rojas varicosas No mayor riesgo: Child A sin marcas rojas • Se puede considerar TIPS en sangrado de várices fúndicas incontrolables o en la recurrencia de sangrado a pesar del uso de terapia farmacológica y endoscópica combinada. • La escleroterapia de emergencia en el esófago no es mejor que el tratamiento farmacológico con análogos para el sangrado agudo de las várices en la cirrosis. Preferible β-bloqueantes no selectivos (propranolol, nadolol) ESQUEMA DE EMERGENCIA Si se sospecha hemorragia varicosa En caso de contraindicaciones/intolerancia/ no cumplimiento: considerar EVL Siguientes 12-14 horas Dentro de las 12 horas: Confirmar diagnóstico con EGD Tratar HV con EVL o escleroterapia Medidas de reanimación Soporte con volumen IV Transfusión sanguínea Corregir déficits severos de la coagulación/plaquetas El sangrado es incontrolable o recurrente: se indica TIPS Profilaxis antibiótica (hasta 7 días): norfloxacina oral (400 mg dos veces por día) o ciprofloxacina IV (400 mg dos veces por día) o ceftriaxona (1 g/día) en cirrosis avanzada En el sangrado incontrolable mientras que se espera para TIPS o terapia endoscópica: taponamiento con balón como medida contemporizadora durante 24 horas como máximo Terapia farmacológica: continuar 3-5 días luego de confirmado el diagnóstico Somatostatina (terlipresina u ocreotide, vapreotide) Profilaxis xxx secundaria β-bloqueantes no selectivos más EVL En pacientes Child A/B con hemorragia recurrente a pesar de la terapia combinada Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 Figura 4c. Pacientes con cirrosis y várices medianas o grandes pero sin hemorragia. EVL: ligadura endoscópica de las várices. Ajustar β-bloqueantes a dosis máxima tolerada Considerar derivación quirúrgica en pacientes Child A Figura 4d. Pacientes con cirrosis y hemorragia varicosa aguda. BID: dos veces por día. EGD: esofagogastroduodenoscopia. EVL: ligadura varicosa endoscópica. IV: intravenoso. TIPS: derivación portosistémica intrahepática transyugular. VH: hemorragia varicosa. Repetir EVL cada 1-2 semanas hasta obliteración con EGD a 1-3 meses Referir a centro de transplante para evaluación Figura 4e. Pacientes con cirrosis que se han recuperado de una hemorragia varicosa aguda. 49 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas • El tratamiento del sangrado en el esófago con análogos de somatostatina no parece reducir las muertes, pero puede reducir la necesidad de transfusiones sanguíneas. • Control endoscópico a largo plazo y banding o escleroterapia de várices recurrentes cada 3–6 meses (en muchos lugares del mundo en desarrollo sólo se dispone de escleroterapia). Si no se dispo- Sin várices Repetir endoscopia en 2-3 años Várices pequeñas - sin hemorragia Repetir endoscopia en 1-2 años Várices medianas/grandes – sin hemorragia β-bloqueantes (propanolol, nadolol) EVL si no se toleran los β-bloqueantes Figura 5. Recomendaciones para manejo de primera línea. EV: ligadura endoscópica varicosa; ISMN, 5-mononitrato de isosorbide. Hemorragia varicosa Terapia específica: droga vasoactiva segura + EVL Hemorragia recurrente β-bloqueantes ± ISMM o EVL β-bloqueantes + EVL Banding + terapia farmacológica IV vasoactiva: ocreotide o terlipresina Banding Escleroterapia Terapia con balón Figura 6. Cascada para el tratamiento de la hemorragia aguda por várices esofágicas. IV: intravenoso. Nota: La combinación de banding y escleroterapia no se utiliza de rutina, excepto cuando el sangrado es demasiado abundante como para poder identificar un vaso. En esos casos se puede realizar la escleroterapia para controlar el sangrado y limpiar el campo lo suficiente como para hacer el banding posteriormente. Alerta: Hay muchas afecciones que pueden producir várices esofágicas. También hay muchas opciones de tratamiento, dependiendo de los recursos disponibles. Para un abordaje que tenga en cuenta los costos del tratamiento en África, por ejemplo, se puede consultar a Fedail (2002). 50 ne de banding endoscópico o si el procedimiento está contraindicado, indicar β-bloqueantes no selectivos (propranolol o nadolol), comenzando a una dosis baja, y de ser necesario aumentar la dosis paso a paso hasta lograr una reducción de la frecuencia cardíaca en reposo de 25%, pero no inferior a 55 latidos/min. • En pacientes más jóvenes con cirrosis menos avanzada (Child–Pugh A) puede considerarse el agregado de 5-mononitrato de isosorbide (comenzando a 2 × 20 mg por día y aumentando a 2 × 40 mg por día) si fracasan la escleroterapia o la farmacoterapia. Puede considerarse TIPS, especialmente en candidatos a trasplantes hepáticos. En casos seleccionados (pacientes con funcionalidad hepática conservada, hepatopatía estable), puede considerarse un injerto en H calibrado o una derivación espleno-renal distal (derivación de Warren). • Las derivaciones portosistémicas tienen tasas más bajas de repetición de sangrado varicoso en comparación con la escleroterapia/banding, pero aumentan la incidencia de encefalopatía hepática (Khan y col. 2006). • Siempre debe considerarse el trasplante hepático si el paciente tiene grados B o C de Child-Pugh. Recomendaciones para el manejo de primera línea de los pacientes cirróticos en cada etapa de la historia natural de las várices (Figura 5) 8.2. Cascada de tratamiento (Figura 6) Una cascada es un conjunto jerárquico de técnicas diagnósticas o terapéuticas para la misma enfermedad, calificadas según los recursos disponibles. Como se subrayó anteriormente, hay varias opciones terapéuticas eficaces en la mayoría de las situaciones clínicas que involucran hemorragia varicosa aguda, así como en la profilaxis secundaria y primaria contra la hemorragia. La terapia óptima en una situación individual varía mucho dependiendo de la facilidad relativa de la disponibilidad local de estos métodos y técnicas. Es probable que varíe ampliamente en diferentes partes del mundo. Si no se dispone fácilmente de endoscopia, debe recurrirse a la farmacoterapia en cualquier caso de sospecha de sangrado varicoso ‒por ejemplo en pacientes con hematemesis y signos de cirrosis. De similar manera puede administrarse terapia farmacológica en circunstancias tales como la profilaxis primaria en un paciente cirrótico con signos de hipertensión portal (esplenomegalia, trombocitopenia) y/o alteración de la función hepática, y como profilaxis secundaria en un paciente cirrótico con antecedentes de sangrado gastrointestinal alto. Si no se dispone de farmacoterapia y se sospecha sangrado varicoso, debe recurrirse a medidas generaGastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas les de reanimación y transportar al paciente lo antes posible a una institución donde se disponga de los medios diagnósticos y terapéuticos necesarios; el taponamiento con balón podría ser extremadamente útil en ese tipo de situaciones. 8.3. Un ejemplo de África ‒várices esofágicas y esquistosomiasis (Tabla 9) 9. Guías, lecturas adicionales y sitios web 9.1. Búsquedas automáticas y evidencia graduada Estas cuatro secciones (9,1-9,4) en conjunto dan las mejores opciones para mayor información y ayuda en el tratamiento de las várices esofágicas. PubMed/ Medline, en www.pubmed.org, es la mejor fuente para mantenerse al día con las nuevas evidencias. Los enlaces 1 y 2 a continuación son búsquedas automáticas preprogramadas en PubMed para la literatura basada en la evidencia en las várices esofágicas de los últimos 3 años (link 1) y de los últimos 3 meses (enlace 2). Simplemente pulse en los enlaces. • Link 1: várices esofágicas en los últimos 3 años Link 2: várices esofágicas en los últimos 3 meses Link 3: evidencia graduada para várices esofágicas www.worldgastroenterology.org/graded-evidenceaccess.html#gl8 9.2. Guías y declaraciones de consenso La mejor fuente general para las directrices es la National Guideline Clearinghouse, disponible en www.ngc.org. Dispone de suscripciones gratuitas por las que se puede solicitar el envío de un aviso ante la aparición de una nueva guía de várices esofágicas basada en la evidencia. • American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD)/ American College of Gastroenterology (ACG) practice guideline (este es el “patrón oro”): García-Tsao G, Sanyal AJ, Grace ND, Carey W; Practice Guidelines Committee of the American Association for the Study of Liver Diseases; Practice Parameters Committee of the American College of Gastroenterology. Prevention and management of gastroesophageal varices and variceal hemorrhage in cirrhosis. Hepatology 2007; 46: 922-38; erratum in: Hepatology 2007; 46: 2052 (PMID: 17879356). • AASLD practice guideline: Boyer TD, Haskal ZJ. American Association for the Study of Liver Diseases Practice Guidelines: the role of transjugular intrahepatic portosystemic shunt creation in the management of portal hypertension. J Vasc Interv Radiol 2005; 16: 615-29 (PMID: 15872315). Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 42-52 • American Society for Gastrointestinal Endoscopy (ASGE) guideline: Qureshi W, Adler DG, Davila R, et al. ASGE Guideline: the role of endoscopy in the management of variceal hemorrhage, updated July 2005. Gastrointest Endosc 2005; 62: 651-5 (PMID: 16246673). • British Society of Gastroenterology guidelines: Jalan R, Hayes PC. UK guidelines on the management of variceal haemorrhage in cirrhotic patients. British Society of Gastroenterology. Gut 2000;46 (Suppl 3-4): III1-15 (PMID: 10862604). • ASGE/ACG Taskforce on Quality in Endoscopy: Faigel DO, Pike IM, Baron TH, et al. Quality indicators for gastrointestinal endoscopic procedures: an introduction. Am J Gastroenterol 2006; 101: 866-72 (PMID: 16635230). • American Society for Gastrointestinal Endoscopy Standards of Practice Committee: Jacobson BC, Hirota W, Baron TH, et al. The role of endoscopy in the assessment and treatment of esophageal cancer. Gastrointest Endosc 2003; 57: 817-22 (PMID: 12776026). 9.3. Otras lecturas • Baik SK, Jeong PH, Ji SW, et al. Acute hemodynamic effects of octreotide and terlipressin in patients with cirrhosis: a randomized comparison. Am J Gastroenterol 2005; 100: 631-5 (PMID: 15743362). Tabla 9. Tratamiento de várices esofágicas provocadas por esquistosomiasis • Reanimar y dar un soporte intravenoso y transfusión sanguínea (precaución: existe el riesgo de excederse en la transfusión) • Realizar taponamiento con balón ‒por ej. con tubo de Sengstaken‒ aún si no se dispone de instalaciones endoscópicas para diagnosticar várices • Trasladar al paciente al hospital más cercano que cuente con equipos endoscópicos • Realizar endoscopia y escleroterapia • El agente más barato es el oleato de etanolamina, que se puede preparar en la farmacia del hospital • Propranolol (de por vida) y ferroterapia a demanda • Las ligaduras para el banding varían de precio; el método más barato probablemente sea volver a cargar las ligaduras de Cook y usarlas nuevamente • Histoacril es el producto preferido en muchos países de África. Hay productos baratos de India, donde se utiliza el aceite de sésamo en vez de Lipiodol Nota: El tratamiento con fármacos vasoactivos no es realista en la mayoría de los países en desarrollo. En Sudán, por ejemplo, 1 mg de terlipresin (Glypressin) cuesta el equivalente de 25% del salario de un médico residente y casi el salario de un año de un funcionario público. 51 Guía práctica de la OMGE: Várices esofágicas - P. Dite et al. Guías Clínicas • Carbonell N, Pauwels A, Serfaty L, Fourdan O, Lévy VG, Poupon R. Improved survival after variceal bleeding in patients with cirrhosis over the past two decades. Hepatology 2004; 40: 652-9 (PMID: 15349904). • D’Amico G, Pietrosi G, Tarantino I, Pagliaro L. Emergency sclerotherapy versus vasoactive drugs for variceal bleeding in cirrhosis: a Cochrane meta-analysis. Gastroenterology 2003; 124: 127791 (PMID: 12730868). • D’Amico G, García-Pagan JC, Luca A, Bosch J. 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Recibido: 22 de abril de 2010 Aceptado: 23 de diciembre de 2010 Antecedentes Recomendaciones para prevención De las tres principales complicaciones de la cirrosis, la hemorragia digestiva alta es la tercera más común, pero tal vez la más temible para el paciente y las personas a cargo de su cuidado. La encefalopatía hepática se presenta comúnmente luego de la aparición de ascitis1. Aproximadamente el 25% de los pacientes desarrollan hemorragia variceal a los 10 años del diagnóstico de cirrosis compensada. Las várices esofágicas tienen una mayor probabilidad de sangrar, seguidas de las várices gástricas y las várices ectópicas en el duodeno, recto, estomas, etc. Aproximadamente el 50% de los pacientes con cirrosis tiene várices esofágicas2. La prevalencia aumenta a medida que la enfermedad progresa, de modo que el 85% que presenta la enfermedad en estado avanzado tiene várices. Los pacientes con cirrosis biliar primaria precirrosis, colangitis esclerosante primaria pre-cirrosis así como hepatitis alcohólica y hepatitis C con fibrosis en puente en la biopsia hepática, también pueden tener hipertensión portal con várices esofágicas2. El riesgo de hemorragia variceal se relaciona con el tamaño de las várices. Las várices pequeñas (≤ 5 mm) se vuelven grandes (> 5 mm) a una tasa de 8% al año. Las várices pequeñas sangran a una tasa anual de 5%, mientras que las várices grandes lo hacen a una tasa del 15%2. Las várices gástricas están presentes en 5-33% de los pacientes con hipertensión portal, con un riesgo acumulativo de sangrado de 25% en un período de 2 años. El estándar de oro (gold standard) para la detección de várices es la esofagogastroduodenoscopia (EGD). Este examen debe llevarse a cabo dentro de las 12 horas posteriores a la evidencia de sangrado y debe ser realizado en forma electiva para detectar várices en pacientes con sospecha o diagnóstico de hipertensión portal. Los beta-bloqueadores no selectivos (β-bloquea dores) como el propranolol o nadolol pueden prevenir el sangrado o re-sangrado en subgrupos de pacientes. Estas drogas son las más efectivas en pacientes que presentan várices grandes que nunca han sangrado. Estudios diseñados para determinar si un beta-bloqueador puede prevenir el desarrollo de várices fallaron en su propósito y produjeron efectos colaterales adversos moderados a serios en casi la mitad de los pacientes. Estudios para prevenir el crecimiento de las várices pequeñas han tenido resultados contradictorios y no es posible abogar a favor de ellos. Los pacientes con várices grandes detectadas mediante EGD debieran recibir beta-bloqueadores para reducir el pulso a 55-60 pulsaciones por minuto. La titulación de la dosis hasta la aparición de efectos adversos genera rechazo en la mayoría de los pacientes y lleva a la discontinuación del uso de la droga por parte del paciente, en forma manifiesta o encubierta. Los pacientes que pueden presentar fatiga o impotencia de manera inicial, simplemente no tolerarán más fatiga o impotencia, ya que desean menor presencia o ausencia de estos síntomas. Propranolol debe ser administrado 2 veces al día. Nadolol y propranolol de efecto prolongado deben ser administrados 1 vez al día. Muchos pacientes inician con 10 mg de propranolol 2 veces al día y sus dosis no es ajustada o titulada a futuro, por lo que probablemente percibirán poco beneficio. En pacientes compensados, una mejor dosis de inicio es 20 mg 2 veces al día (o 40 mg de nadolol) con una rápida titulación al alza hasta llegar a 55-60 pulsaciones por minuto. Cuando se administra beta-bloqueadores por indicación correcta y en dosis tolerables, su uso debe ser continuado de manera indefinida cuando sea posible. No es necesario repetir la EGD en pacientes a los que se les está administrando beta-bloqueadores a menos E-mail: BRunyon@ llu.edu 53 Prevención y manejo de hemorragia variceal - B. A. Runyon MD. Revisión que ocurra un sangramiento. Los pacientes que no presentan várices deben repetir la EGD en 2-3 años. Los pacientes que presentan várices pequeñas deben repetir la EGD en 1-2 años. El tratamiento profiláctico con beta-bloqueadores reduce el riesgo de la primera hemorragia de 30-14%, en base a un meta-análisis que incluyó 1.189 pacientes3. Se deben tratar diez pacientes para prevenir un episodio de sangrado. Los beta-bloqueadores también reducen la mortalidad y son costo-efectivos. Respecto a este tema la guía práctica de los EE.UU. recomienda detección anual mediante EGD Tabla 1. Resumen sobre la prevención de la hemorragia variceal Aconsejar a los pacientes abstenerse de AINE (anti-inflamatorios no esteroidales) y de levantar > 40 libras (18,2 kg) Realizar detección con EGD en pacientes con sospecha o diagnóstico de cirrosis Iniciar uso de beta-bloqueo para várices esofágicas > 5 mm y discontinuar EGD a menos que se presente sangrado Volver a realizar detección con EGD en 2-3 años en pacientes sin várices esofágicas Volver a realizar detección con EGD en 1-2 años en pacientes con várices esofágicas pequeñas En el subconjunto de pacientes con cirrosis descompensada e intolerante o que muestra baja adherencia a los beta-bloqueadores. Se debe sopesar los riesgos vs beneficios de los beta-bloqueadores con mucho cuidado Los pacientes con cirrosis y ascitis refractaria no deben recibir tratamiento con beta-bloqueadores Tabla 2. Manejo de la hemorragia variceal Trasladar al paciente al hospital en ambulancia Resucitar cuidadosamente para evitar sobrerreposición de fluidos Suprimir producción de ácido gástrico Administrar un vasoconstrictor hasta 24 h luego de que ha cesado la hemorragia activa; generalmente 3-5 días Administrar 1 g diario de ceftriaxona hasta que el paciente retome la ingesta de alimentos. Luego, continuar con antibióticos orales para completar un total de siete días de antibióticos Realizar endoscopia (considerar el uso de un sobretubo) dentro de 12 horas desde la admisión y colocar múltiples bandas (tratamiento agresivo) Repetir el tratamiento agresivo con ligaduras cada dos semanas hasta la erradicación de las várices, luego repetir EGD cada 3-6 meses y religar según sea necesario Utilizar inhibidor de bomba de protones 2 veces al día hasta 30 días después de la última sesión de ligadura Abstenerse del uso de AINE y levantar > 40 libras (18,2 kg) Considerar TIPS o cortocircuito porto-cava quirúrgico en caso de sangrado refractario al tratamiento. Considerar inyección con cianoacrilato vs TIPS o cortocircuito porto-cava quirúrgico para la hemorragia gástrica variceal 54 en pacientes con cirrosis descompensada, y betabloqueo en aquellos con várices grandes2. El autor del presente artículo no realiza EGD en forma anual para propósitos de detección de várices grandes y no ha tenido éxito al prescribir beta-bloqueadores a pacientes descompensados. Los beta-bloqueadores reducen la presión sanguínea (a pesar de argumentos que sostienen lo contrario) y hacen que la ascitis y la encefalopatía sean más rebeldes al tratamiento. Los beta-bloqueadores aceleran considerablemente la muerte en pacientes con ascitis refractaria, reduciendo la presión sanguínea y aumentando el riesgo de síndrome hepato-renal (observaciones no publicadas). La tolerancia a los beta-bloqueadores está inversamente relacionada a la gravedad de la enfermedad hepática. Los pacientes alérgicos o intolerantes a los betabloqueadores pueden ser considerados para ligadura de várices esofágicas en profilaxis primaria, si el tamaño de las várices y los signos rojos (red signs) los vuelve preocupantes ante la posibilidad de sangrado. No obstante, se han reportado muertes a causa de ligadura profiláctica. Este autor ha visto obstrucción esofágica completa (aunque temporal) en pacientes que recibieron ligadura endoscópica de várices con bandas (Endoscopic Variceal band Ligation-EVL) de manera profiláctica, cuando una banda captura dos lados del esófago de una vez. Si se observa esta complicación, cortar cuidadosamente la banda con tijera endoscópica puede resolver el problema inmediatamente. La escleroterapia de várices fue de gran interés por mucho tiempo y ahora ha sido prácticamente abandonada. Los endoscopistas que continúan haciendo escleroterapia de várices deben capacitarse en EVL. Es un procedimiento más sencillo, más seguro y más rápido para eliminar las várices con menos complicaciones en comparación con la escleroterapia. Los pacientes con cirrosis son muy frágiles y su estado de salud puede deteriorarse fácilmente hasta un extremo que podría resultar fatal. El riesgo-beneficio de cada medicamento o procedimiento invasivo debe ser considerado, así como la experiencia del endoscopista y la disponibilidad del sistema de salud de proporcionar atención médica continua. La profilaxis primaria de hemorragia variceal mediante EVL debe ser realizada en óptimas condiciones. Por lo tanto, no sería una buena decisión realizar EVL profiláctica por un endoscopista no experimentado a un paciente sin un domicilio fijo, o con poca probabilidad de recibir tratamiento con inhibidor de bomba de protones (para prevenir la hemorragia de las úlceras luego de la caída de los elásticos). Se ha estudiado los nitratos para la prevención primaria de sangrado, y éstos no han mostrado beneficios, solos o en combinación con beta-bloqueadores. A los pacientes con cirrosis se les debe recomendar no tomar aspirina o AINE (anti-inflamatorio no esteroidal), y evitar levantar más de 40 libras (18,2 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 53-56 Prevención y manejo de hemorragia variceal - B. A. Runyon MD. Revisión kg). El daño a la mucosa provocado por los AINE y la maniobra de Valsalva asociada al levantamiento de peso, pueden precipitar una hemorragia digestiva alta (HDA). Aproximadamente 1/3 de los pacientes con cirrosis y HDA tomaron AINE dentro de las dos semanas previas4. Solamente a un paciente con enfermedad cardiovascular avanzada se le puede permitir tomar 81 mg de aspirina® al día; el riesgo debe ser comparado con el beneficio caso a caso. Este autor casi no tiene pacientes cirróticos en tratamiento con aspirina®. Recomendaciones de tratamiento Los pacientes con sospecha o diagnóstico de cirrosis y hemorragia digestiva (hematemesis y/o melena) deben ser llevados al hospital en ambulancia e internados en la unidad de cuidados intensivos (UCI), o en la unidad de atención hepática de emergencia de ser posible. Se debe realizar transfusión de glóbulos rojos con un objetivo de hemoglobina de 7-8 g/dL5. La presión sanguínea debe ser apoyada con fluidos según sea necesario, pero los pacientes no deben ser sobre-rehidratados. La intubación endotraqueal está indicada en pacientes comatosos y pacientes que están sangrando profusamente con hemorragia masiva no controlada. En opinión de este autor, la intubación electiva, con frecuencia, produce ventilación prolongada con resultado de neumonía y muerte. La producción de ácido gástrico puede ser suprimida, generalmente con inhibidor de bomba de protones (IBP). Se debe administrar plaquetas durante el sangrado activo si el recuento de plaquetas es < 60,000/mm3. Aunque la relación normalizada internacional (International Normalized Ratio-INR) puede ser elevada, sólo mide la ausencia de pro-coagulantes. Los pacientes con cirrosis, por lo general, tienen una deficiencia balanceada de anti y de pro-coagulantes, y una coagulación global normal ‒si el conteo plaquetario es > 60,000/ mm36. Regularmente, durante el sangrado activo se administra plasma con el objetivo de alcanzar un INR de < 1,5, no obstante, faltan datos para respaldar esta práctica. La mortalidad se correlaciona con el INR, no así el riesgo de sangrado. Varios grupos de estudio en hígado y coagulación están trabajando en una mejor prueba de coagulación para pacientes con cirrosis7. Nuevamente, los pacientes no deben ser transfundidos con plasma innecesariamente, persiguiendo una meta de INR que podría no ser importante. La sobrereposición de fluidos al punto de provocar edema pulmonar es algo que sucede con demasiada frecuencia. Los pacientes con cirrosis y hemorragia digestiva generalmente desarrollan desplazamiento de bacterias debido a isquemia/reperfusión desde el intestino. Esto puede suceder en ausencia de ascitis, incluso si las várices no son la fuente de origen de la hemorragia. El Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 53-56 tratamiento profiláctico con antibióticos ha mostrado reducir las infecciones bacterianas y mejorar la supervivencia8. Uno de los estudios más recientes demostró que la ceftriaxona en dosis de 1 g diario por siete días mostró mejores resultados que el norfloxacino9. Con tratamiento de última generación, los pacientes con hemorragia variceal por lo general no permanecen en el hospital por más de un par de días. Una vez que el paciente ya se está alimentando, este autor cambia de tratamiento antibiótico parenteral a norfloxacino oral de 400 mg (o trimetropina/sulfametoxazol o ciprofloxacina 500 mg) 2 veces al día para completar un total de siete días con tratamiento antibiótico. Un vasoconstrictor como la terlipresina (2 mg intravenoso en bolo y 1-2 mg intravenoso cada 4 horas) u octreotide (50 microgramos en bolo y 50 microgramos/h en infusión continua) se administra hasta por cinco días para reducir la magnitud del sangrado. No se debe usar beta-bloqueadores en la unidad de cuidados intensivos. Este autor abandona la administración de vasoconstrictor 24 h luego de que la hemorragia activa parece desaparecer, mantiene al paciente en la UCI por otras 24 h y luego lo traslada a sala. Lo más importante, es que se debe realizar EGD de manera urgente, por lo general dentro de las 12 h luego de la admisión. Los pacientes con sangrado más abundante podrían requerir la EGD en el área de emergencias. La ligadura endoscópica de várices con bandas (Endoscopic Variceal band Ligation - EVL) debería ser practicada al momento de la EGD inicial. Este autor regularmente usa un sobretubo blando transparente para ayudar a evacuar el estómago y permitir una fácil inserción del endoscopio varias veces según sea necesario. Por lo general, el sobretubo se aplica con la ayuda de un dilatador Maloney de 44 Fr. El sobretubo negro de borde filoso fue retirado del mercado. Muchos médicos desarrollaron una actitud negativa hacia los sobretubos en base a experiencias previas con el sobretubo negro. Los transparentes funcionan muy bien y casi siempre evitan la necesidad de lavado nasogástrico y la lesión mucosa asociada a este procedimiento. Este autor realiza EVL casi tan a menudo como detección con EGD. Utiliza el máximo número de bandas que sea posible con cada EVL, generalmente 12-16 en la primera sesión, 3-8 en la segunda sesión y 0-3 en la tercera sesión. Luego no realiza EGD nuevamente por un período de 3 meses y luego incluso 3-6 meses. Se administra un IBP 2 veces al día durante el intervalo de tiempo que dure el proceso de ligaduras y luego se detiene 30 días después de la última sesión de ligaduras. El IBP aumenta el riesgo de infección bacteriana, incluida colitis por C. difficile en pacientes con cirrosis y no debe ser administrada sin indicación legítima10. La combinación de vasoconstrictor y endoscopia funciona bien en conjunto para minimizar el sangrado y reducir la mortalidad. 55 Prevención y manejo de hemorragia variceal - B. A. Runyon MD. Revisión Hace 20 años, la hemorragia variceal estaba asociada a 43% de mortalidad. Hoy en día, la mortalidad es de 15%11. Para un paciente excepcional que se está exsanginando frente a nuestros ojos se justifica el uso de un balón. Este autor ha usado el balón menos de una vez al año en la práctica de la hepatología. Los pacientes que requieren seis o más unidades de glóbulos rojos en una hospitalización a pesar de uno o dos intentos de EVL, deben ser considerados para TIPS (transjugular intrahepatic stent shunt) o cortocircuito porto-cava quirúrgico (surgical portocaval shunt)2. El cortocircuito porto-cava en H de Sarfeh [portacaval H-graft (Sarfeh) shunt] es una excelente opción y funciona mejor que los antiguos TIPS no recubiertos12. No obstante, resulta difícil encontrar cirujanos con experiencia reciente en descompresión portal. Las várices gástricas deben ser tratadas como se mencionó anteriormente, con la excepción que la inyección de cianoacrilato es el tratamiento endoscópico de primera línea seguida por el TIPS o el cortocirciuto porto-cava13. Las personas mayores probablemente no deberían someterse a TIPS o a cortocircuitos quirúrgicos, y serían candidatos perfectos para cianoacrilato. Manejo de pacientes que se han recuperado de una hemorragia variceal aguda Aproximadamente 60% de los pacientes que sobreviven la hemorragia variceal presentan resangrado dentro de 1-2 años a menos que haya un intento por prevenir el resangrado2. Los pacientes que se someten a TIPS o a cortocircuitos quirúrgicos no requieren beta-bloqueadores, supresión ácida o seguimiento con EGD, a menos que presenten resangrado. El resangrado posterior a TIPS recubierto o luego de un cortocircuito quirúrgico debidamente practicado es muy poco frecuente. En opinión del autor, la EVL constituye el pilar del tratamiento para prevenir el resangrado. La adherencia al tratamiento y la intolerancia a los beta-bloqueadores hacen que su eficacia sea poco confiable. En pacientes compensados (en relación a la presencia de ascitis y encefalopatía), se pueden administrar los beta-bloqueadores además de la EVL. A los pacientes que toleran beta-bloqueadores también se les puede ofrecer nitratos. No obstante, la información que respalda el tratamiento oral combinado para la prevención del resangrado es débil y los pacientes no toleran los nitratos muy bien. Este autor tiene poco éxito al usar beta-bloquedores en conjunto con EVL en pacientes descompensados. En estos pacientes frágiles, inestables e hipotensos, la ascitis y la encefalopatía generalmente se vuelven rebeldes al tratamiento. Los pacientes que son candidatos a trasplante hepático deben ser derivados. Rara vez la hemorragia variceal es indicador de trasplante en ausencia de falla hepática, como lo demuestra el puntaje de MELD (high model for end-stage liver disease score). Referencias 1.- Gines P, Quintero E, Arroyo V, Teres J, Bruguera M, Rimola A, et al. Compensated cirrhosis: natural history and prognostic factors. Hepatology 1987; 7: 122-8. 2.- García-Tsao G, Sanyal AJ, Grace ND, et al. Prevention and management of gastroesophageal varices and variceal hemorrhage in cirrhosis. 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Continuó como cirujano ayudante en el mismo hospital, y fue elegido miembro del Royal College of Surgeons en 1930. Fue galardonado con el grado “M Chir” (Maestro de la Cirugía) en 1931. En 1935, fue nombrado Cirujano Consultor en St. Thomas, lugar donde trabajó el resto de su carrera1. Se casó a la edad de 28 años con Annabel Warington y tuvo 2 hijos. Fuera de la profesión médica, también estaba interesado en la historia, el dibujo y la pintura. Viajó a estudiar a los Estados Unidos con una beca Rockefeller, en los años 1935 y 1936. Permaneció en la Clínica Mayo, y visitó Boston, San Louis y Michigan. Durante ese período decidió centrarse en la cirugía torácica, en lugar de la cirugía gastrointestinal, como se había propuesto inicialmente. Igualmente, en esa estadía aprendió la importancia de la investigación en medicina, que más tarde traspaso a sus propios be- cados en Inglaterra. Fue reconocido más tarde como un importante investigador quirúrgico. Siempre mantuvo contactos con sus colegas en Estados Unidos, donde viajaba con regularidad2. Aunque se especializó en cirugía torácica, siguió la tradición del hospital St. Thomas, realizando cirugía general hasta el año 1948, cuando creó la unidad de cirugía de Tórax en su hospital. Dedicó parte de su tiempo a la cirugía de la tuberculosis pulmonar, y recorría hospitales de la región resolviendo estos problemas. En su práctica quirúrgica, Clagett1 lo describe como un cirujano y endoscopista brillante, muy dedicado al cuidado de sus pacientes. Barrett trabajó además, como cirujano consultor del “Servicio Médico de Emergencias” durante la segunda guerra mundial y con el mismo cargo en la “Royal Navy” en 1944. Fue seleccionado por la sociedad torácica de Inglaterra como el primer editor quirúrgico de la revista Thorax, permaneciendo en este cargo desde 1945 hasta 1971. Daba mucha importancia al lenguaje escrito en los artículos científicos, y se caracterizaba por comenzar sus escritos con una revisión histórica detallada del tema. El Dr. Barrett fue presidente de la Sociedad de Cirugía Torácica de Gran Bretaña e Irlanda en 1962, Miembro Honorario de la Asociación Americana de Cirugía Torácica, realizó docencia en las Universidades de Oxford, Cambridge y Birmingham. Participó en la “Imperial Cancer Research Found” y en el “Council of the Royal College of Surgeons” desde 1963 hasta 1974, recordándose al Dr. Barrett como un profesor de cirugía destacado en su época. Dentro de su trabajo, mostró interés en variados temas de patología torácica3, realizando contribuciones originales, entre los cuales destacaron: reflujo gastroesofágico, cirugía del quiste hidatídico pulmonar, tumores de la pared torácica y uso de drenajes, llegando a publicar más de 70 artículos. El esófago inferior fue el área en que demostró especial dedicación: realizó en 1947 la primera reparación exitosa de una ruptura espontánea del esófago4. Fue quien promovió en Inglaterra la operación de Heller para la acalasia5. En 1950 publica en el British Journal Surgery el artículo: “Chronic peptic ulcer of the esophagus and oesophagitis”6, en el cual, describe 1 Becado The Latin American Gastrointestinal Endoscopy Training Center. Clínica Alemana UDD. Santiago. 2 The Latin American Gastrointestinal Endoscopy Training Center. Clínica Alemana UDD. Santiago. OMED/ OMGE. Recibido: 13 de noviembre de 2010 Aceptado: 01 de diciembre de 2010 Correspondencia a: Dr. Alfredo Silva L. Luis Bozzolo 836. Quillota. Chile Teléfono 33-269 217 E-mail: alfredojorge. silva@gmail.com 57 Biografía de Norman R. Barrett (1903-1979) - A. Silva L. et al. Gastroenterología y algo más… una serie de pacientes con úlceras en un órgano tubular intratorácico que parecía ser esófago, excepto porque tenía epitelio columnar tipo gástrico, a lo que Barrett interpretó como un segmento de estómago en el tórax, generado por tracción de un esófago corto congénito. En su descripción, el Dr. Barrett no identificó metaplasia intestinal en el epitelio columnar. Más tarde, en 1953 Allison y Johnstone señalaron que Barrett se había equivocado, y lo que había descrito como estómago, en realidad era esófago revestido con epitelio columnar. En 1959, se aceptó la idea que era una metaplasia secundaria a reflujo gastroesofágico. Barrett nunca reclamó ser el primero en describir el esófago distal cubierto por epitelio columnar, e inclusive mencionó 9 reportes previos posibles6-9. Fue Philip Allison en 1953 en la revista Thorax quien acuñó el nombre de “úlceras de Barrett” a las úlceras pépticas crónicas del esófago con epitelio tipo gástrico, a lo que se deno- minó “Esófago de Barrett”. En 1957 Norman Barrett aceptó que el órgano distal con epitelio columnar era en realidad esófago, y sugirió llamarlo “el esófago distal cubierto por epitelio columnar”10. Aunque existen algunos detractores11 en ocupar el epónimo de “Esófago de Barrett”, debemos señalar que este nombre está firmemente arraigado en la comunidad médica por más de 50 años, para describir al epitelio columnar que reviste el esófago distal, adquirido como una complicación del reflujo gastroesofágico crónico. Pero más allá de esta definición científica, este nombre es un recuerdo a la comunidad médica, de un pionero de la cirugía torácica, investigador y docente incansable, que ejerció gran influencia en cirujanos de distintos países. El Dr. Barrett se retiró del trabajo clínico y quirúrgico a los 65 años. Falleció en el hospital St. Thomas a los 75 años, debido a un accidente cerebrovascular. Referencias 1.- In memoriam Norman R Barrett, CBE, MA, M Chir, FRCS. Thorax 1979; 34: 143. 2.- Lord RV. Norman Barrett, Doyen of Esophagus Surgery. Ann Surg 1999; 229: 428-39. 3.- Barrett NR, Thomas D. Pulmonary Hydatid disease. Br J Surg 1952; 40: 222-44. 4.- Barrett NR. Report of a case of spontaneous perforation of the oesophagus successfully treated 58 by operation. Br J Surg 1947; 35: 218. 5.- Barrett NR. Discussion on treatment of achalasia of the cardia. Proc R Soc Med 1950; 43: 421-5. 6.- Barrett NR. Chronic peptic ulcer of the esophagus and oesophagitis. Br J Surg 1950; 38: 175-82. 7.- Allison PR Peptic ulcer of the esophagus. Thorax 1948; 3: 20-42. 8.- Lyall A. Chronic peptic ulcer of the esophagus: a report of eight cases. Br J Surg 1937; 24: 534-47. 9.- Allison PR, Johnston AS, Royce GB. Short esophagus with simple peptic ulceration. J Thorac Surg 1942; 12: 432-57. 10.- Barrett NR. The Lower esophagus lined by columnar epithelium. Surgery 1957; 41: 881-94. 11.- Bani-Hani KE, Bani Hani BK. Columnar-line esophagus: time to drop the eponym of “Barrett”. Historical review. J Gastroenterol Hepatol 2008; 23: 707-15. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 57-58 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 59-60 Imágenes en Gastroenterología Imagen del mes: Fotografía y video Francisco Javier Biel M. Image of the month: Photo and video Paciente de 55 años, con cirrosis hepática por alcohol, presenta cuadro de hematemesis y melena acompañado de compromiso hemodinámico. Se realiza endoscopia de urgencia que muestra abundante sangre fresca en lumen gástrico, sin lesiones mucosas en estómago ni duodeno. En esófago distal destacan várices grandes con signos rojos, identificando lesión circular ligeramente blanquecina por sobre un cordón varicoso compatible con tapón plaquetario. Se inicia terapia endoscópica con ligadura (10 elásticos), apareciendo al ligar el área del tapón plaquetario un pólipo de coloración blanquecina (Figuras 1 y 3). En el resto de las várices se observa la formación de pólipos violáceos posterior a la ligadura (Figuras 2 y 3). El paciente evoluciona satisfactoriamente sin resangrado, por lo que es dado de alta luego de finalizado tratamiento con terlipresina y cefotaximo. Para revisar el video de este procedimiento ingrese a la página de la Sociedad Chilena de Gastroenterología www.sociedadgastro.cl, vaya a la sección Publicaciones y luego a Imágenes en Gastroenterología. Medicina InternaGastroenterología Clínica Alemana Temuco - UFRO. Recibido: 04 de enero de 2011 Aceptado: 12 de enero de 2011 Correspondencia a: Francisco Javier Biel Morales Dirección: Senador Estébanez 645. Temuco. Teléfono (45) 201 126201 127 Fax: (45) 201 016 E-mail: fbielm@ calemanatemuco.cl Figura 1. Pólipo blanco. Figura 2. Pólipo violáceo. Figura 3. Pólipo blanco y pólipo violáceo. 59 Imagen del mes - F. J. Biel M. Imágenes en Gastroenterología Signo del “Pólipo blanco” La hemorragia digestiva de origen variceal se produce como consecuencia de la rotura de várices gastroesofágicas y representa la principal causa de muerte en pacientes cirróticos1. A pesar del avance en el diagnóstico y tratamiento en pacientes con hemorragia digestiva, la mortalidad temprana luego de un episodio agudo de sangrado variceal es aún elevada (15-24%)2-3. El tratamiento actualmente aceptado consiste en la combinación de terapia farmacológica y endoscópica4-5. La ligadura de várices esofágicas (LVE) es el tratamiento endoscópico de elección, ya que ha demostrado ser superior a la escleroterapia en términos de resangrado y mortalidad, con un menor índice de complicaciones6-8. Un hallazgo característico durante la ligadura de várices esofágicas es la formación de un pólipo de color púrpura (purple ball-like appearance), sin embargo, Matsutani y cols9, describieron en el año 1998, el signo del “pólipo blanco” (white ball appearance), observado tras ser ligado el punto preciso de sangramiento. Estos autores plantean que la aparición del pólipo blanco puede ser de utilidad al confirmar que la ligadura fue realizada en el punto exacto de ruptura, lo que se asociaría al cese del sangrado activo. El mecanismo de formación del pólipo blanco no está del todo claro, sin embargo, se postula que aparecería tras la salida de sangre (outflow) a través del punto de ruptura de la várice al ser succionada durante la ligadura. Un estudio evaluó la relación entre el signo del pólipo blanco y el riesgo de resangrado. En este trabajo, ninguno de los pacientes con signo de pólipo blanco presentó resangrado a los 7 días de seguimiento10. Matsushita y cols11, han publicado la aparición del pólipo blanco en otras situaciones, como cuando várices no sangrantes son succionadas dentro del cilindro y sufren ruptura de la pared. Esta ruptura ocurre usualmente en lugares en donde existen “signos rojos”, dilatación de vasos pequeños o microtelangiectasias en la superficie variceal. En suma, el signo del pólipo blanco es un signo endoscópico útil, que permite tener cierta certeza con respecto a la ligadura del sitio exacto de ruptura de la pared de la várice, y que se asociaría a una baja tasa de resangrado. Referencias 1.- Gines P, Quintero E, Arroyo V, Teres J, Bruguera M, Rimola A. Compensated cirrhosis: natural history and prognostic factors. Hepatology 1987; 7: 122-8. 2.- McCormick PA, O’Keefe C. Improving prognosis following a first variceal haemorrhage over four decades. Gut 2001; 49: 682-5. 3.- Augustin S, Muntaner L, Altamirano JT, González A, Saperas E, Dot J, et al. Predicting early mortality after acute variceal hemorrhage based on classification and regression tree analysis. Clin Gastroenterol Hepatol 2009; 7: 1347-54. 4.- de Franchis R. Evolving consensus in portal hypertension. Report of the Baveno IV consensus workshop on methodology of diagnosis and therapy in 60 5.- 6.- 7.- 8.- portal hypertension. J Hepatol 2005; 43: 167-76. García-Tsao G, Sanyal AJ, Grace ND, Carey W. Prevention and management of gastroesophageal varices and variceal hemorrhage in cirrhosis. Hepatology 2007; 46: 922-38. Laine L, Cook D. Endoscopic ligation compared with sclerotherapy for treatment of esophageal variceal bleeding. A meta-analysis. Ann Intern Med 1995; 123: 280-7. Stiegmann GV, Cambre T, Sun JH. A new endoscopic elastic band ligating device. Gastrointest Endosc 1986; 32: 230-3. Stiegmann GV, Goff JS, MichaletzOnody PA, Korula J, Lieberman D, Saeed ZA, et al. Endoscopic sclerothe- rapy as compared with endoscopic ligation for bleeding esophageal varices. N Engl J Med 1992; 326: 1527-32. 9.- Matsutani S, Maruyama H, Sato G, Suzuki T, Umebara K, Mitsuhashi O, et al. White ball appearance in endoscopic ligation of bleeding esophageal varices. Gastrointest Endosc 1998; 47: 254-6. 10.- Mendoza E. El signo de la bola blanca como índice de eficacia de la ligadura en pacientes con sangrado variceal activo. Medicina Universitaria 2002; 4: 7-11. 11.- Matsushita M, Hajiro K, Takakuwa H, Nishio A. “Another” white ball appearance on the ligated varix ruptured by suction during endoscopic variceal ligation. Gastrointest Endosc 1999; 49: 819. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 59-60 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 61-63 Clasificaciones en Gastroenterología Clasificación endoscópica de las várices esofágicas Blanca Norero M.1, Pablo Cortés G.1 y Rosa María Pérez-Ayuso1 Endoscopic classification of esophageal varices Some of the major complications of cirrhosis are portal hypertension and development of esophageal varices. The early diagnosis of esophageal varices allows for the prompt use of prophylactic treatment for reducing the risk of hemorrhage. The gold-standard for the diagnosis of esophageal varices is upper digestive endoscopy. There are several endoscopic score systems to assess esophageal varices. By consensus, it is suggested to use the most simple classification possible; for that purpose, the quantitative criterion of small or large varices is accepted. Endoscopic assessment of esophageal varices is important, since this information, in addition to the Child-Pugh score help us to predict risk of hemorrhage and start prophylactic treatment. Key words: Endoscopic classification, esophageal varices. El sangrado por várices esofágicas (VE) es una complicación frecuente en pacientes portadores de hipertensión portal. La mortalidad de la hemorragia variceal alcanza hasta un 20%1. El 50% de los pacientes cirróticos pueden presentar VE al momento del diagnóstico de su enfermedad. En pacientes con endoscopia inicial sin VE está descrita una incidencia anual de aparición de várices del 8%2. Hasta ahora, la endoscopia digestiva alta es el método de elección para el diagnóstico de VE3. Se han investigado otros métodos indirectos no invasivos (datos clínicos, radiológicos y de laboratorio)4-5, pero no han podido reemplazarla. Se han descrito distintas clasificaciones endoscópicas de las VE6-9. Probablemente la propuesta por la Sociedad Japonesa para el Estudio de la Hipertensión Portal sea la más detallada de todas. Esta clasificación fue propuesta en 198010 e incluye 6 parámetros endoscópicos (ubicación, forma-tamaño, color, signos rojos, estigmas de hemorragia y hallazgos en la mucosa). Durante el primer consenso de Baveno11 se simplificó la clasificación de las VE en grandes y pequeñas, según el diámetro de las mismas fuera superior o inferior a 5 mm, respectivamente (Figuras 1 y 2). Con respecto al riesgo de hemorragia variceal, Beppu y cols12, utilizando la clasificación del grupo japonés10, observaron que los dos factores endoscópicos predictivos de hemorragia son el tamaño variceal y la presencia de signos rojos (red wale markings, cherry Figura 1. Várices pequeñas. Figura 2. Várices grandes. 1 Departamento de Gastroenterología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 07 de enero de 2011 Aceptado: 13 de enero de 2011 Correspondencia a: Dra. Blanca Norero Muñoz Departamento de Gastroenterología Facultad de Medicina Pontificia Universidad Católica de Chile. Marcoleta 367 Teléfono: 56-23543820 blanca.norero@gmail. com 61 Clasificación endoscópica de las várices esofágicas - B. Norero M. et al. Clasificaciones en Gastroenterología Figura 3 a y b. Várices grandes con puntos rojos. a red spots, hematocystic spots) (Figuras 3a y 3b). Posteriormente, el Grupo Italiano para el Estudio de las Várices Esofágicas13 utilizó la misma clasificación en un estudio prospectivo de 321 pacientes cirróticos sin sangrado variceal previo, con el objetivo de identificar factores clínicos y endoscópicos de alto riesgo de sangrado variceal. El resultado de este estudio demostró que los factores asociados a un mayor riesgo de sangrado variceal fueron: el puntaje Child-Pugh del paciente, el tamaño variceal y la presencia de signos rojos en la pared de las VE. En conclusión, en toda endoscopia digestiva alta realizada a un paciente con cirrosis hepática debe evaluarse la presencia de várices, el tamaño de las mismas y la existencia de signos rojos en la pared variceal. Estos parámetros, junto con el puntaje ChildPugh, nos permitirán seleccionar aquellos pacientes con alto riesgo de hemorragia variceal y susceptibles de profilaxis primaria. b Resumen Algunas de las principales complicaciones de la cirrosis hepática son la hipertensión portal y el desarrollo de várices esofágicas (VE). La detección precoz de la presencia de VE permite el inicio de profilaxis primaria para disminuir el riesgo de hemorragia. El método de elección para el diagnóstico de VE es la endoscopia digestiva alta. Existen distintas clasificaciones endoscópicas para la descripción de las VE. Actualmente, por consenso, se sugiere utilizar la clasificación más simple posible, siendo aceptado el criterio cuantitativo de VE grandes y pequeñas. La caracterización de VE encontradas en la endoscopia digestiva alta es importante, ya que junto al puntaje Child-Pugh, permite predecir el riesgo de sangrado e iniciar profilaxis. Palabras clave: Clasificación endoscópica, várices esofágicas. Referencias 1.- D’Amico G, De Franchis R. Upper digestive bleeding in cirrhosis. Posttherapeutic outcome and prognostic indicators. Hepatology 2003; 38: 599-612. 2.- D’Amico G, García-Tsao G, Pagliaro L. Natural history and prognostic indicators of survival in cirrhosis: a systematic review of 118 studies. J Hepato 2006; 44: 217-31. 3.- de Franchis R, Baveno V Faculty. Revising consensus in portal hypertension: report of the Baveno V consensus workshop on methodology 62 of diagnosis and therapy in portal hypertension. J Hepatol 2010; 53: 762-8. 4.- Bressler B, Pinto R, El-Ashry D, Heathcote EJ. Which patients with primary biliary cirrhosis or primary sclerosing cholangitis should undergo endoscopic screening for oesophageal varices detection? Gut 2005; 54: 407-10. 5.- Barrera F, Riquelme A, Soza A, Contreras A, Barrios G, Padilla O, et al. Platelet count/spleen diameter ratio for non-invasive prediction of high risk esophageal varices in cirrhotic patients. Ann Hepatol 2009; 8: 325-30. 6.- Conn HO. Ammonia tolerance in the diagnosis of esophageal varices. A comparison of endoscopic, radiologic, and biochemical techniques. J Lab Clin Med 1967; 70: 442-51. 7.- Paquet KJ. Prophylactic endoscopic sclerosing treatment of the esophageal wall in varices -a prospective controlled randomized trial. Endoscopy 1982; 14: 4-5. 8.- Sarin SK, Guptan RK, Jain AK, Sundaram KR. A randomized controlled Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 61-63 Clasificación endoscópica de las várices esofágicas - B. Norero M. et al. Clasificaciones en Gastroenterología trial of endoscopic variceal band ligation for primary prophylaxis of variceal bleeding. Eur J Gastroenterol Hepatol 1996; 8: 337-42. 9.- Snady H, Feinman L. Prediction of variceal hemorrhage: a prospective study. Am J Gastroenterol 1988; 83: 519-25. 10.- The general rules for recording endoscopic findings on esophageal varices. Jpn J Surg 1980; 10: 84-7. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 61-63 11.- De Franchis R, Pascal JP, Ancona E, Burroughs AK, Henderson M, Fleig W, et al. Definitions, methodology and therapeutic strategies in portal hypertension. A Consensus Development Workshop, Baveno, Lake Maggiore, Italy, April 5 and 6, 1990. J Hepatol 1992; 15: 256-61. 12.- Beppu K, Inokuchi K, Koyanagi N, Nakayama S, Sakata H, Kitano S, et al. Prediction of variceal hemorrhage by esophageal endoscopy. Gastrointest Endosc 1981; 27: 213-8. 13.- North Italian Endoscopic Club for the Study and Treatment of Esophageal Varices. Prediction of the first variceal hemorrhage in patients with cirrhosis of the liver and esophageal varices. A prospective multicenter study. N Engl J Med 1988; 319: 983-9. 63 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 64-65 Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología Medicina basada en evidencia en gastroenterología: Introducción Carolina Pavez O.1 y Carlos Benítez G.1 Evidence-based medicine in Gastroenterology: Introduction Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile. 1 Correspondencia a: Carolina Pavez O. Departamento de Gastroenterología Facultad de Medicina Pontificia Universidad Católica de Chile. Marcoleta 367 Santiago Teléfono: 56-2-3543820 E-mail: cdpavez@uc.cl Introducción A partir del mes de marzo de 2011 daremos inicio a una sección en la que pretendemos replicar iniciativas tales como el Journal Club del American College of Physicians. El objetivo es poder llevar a cabo un trabajo que sea de utilidad tanto para el autor como para el resto de la comunidad gastroenterológica. La medicina basada en la evidencia (MBE) surge como una necesidad de nuestros tiempos, en que la gran cantidad de información disponible hace imposible estar al día en todas las materias que pertenecen a nuestra área de especialización. Es por ésto que creemos que es una herramienta útil para poder tomar decisiones en nuestra práctica clínica. Queremos invitar a todos los residentes de gastroenterología y/o medicina interna con interés en esta área a que, apoyados por algún tutor, se motiven a enviar artículos a esta sección, que inicialmente estará destinada a trabajos del orden terapéutico. Esperamos contar con la participación de todos los centros formadores para consolidar una sección que sea de interés para residentes y miembros de la Sociedad Chilena de Gastroenterología. Estamos seguros de que esta sección servirá de apoyo en el proceso de formación continua y en la práctica clínica diaria. Formato de presentación y metodología de análisis crítico El artículo a analizar debe ser de buena calidad metodológica (estudios clínicos controlados aleatorizados), relevante para la práctica clínica y reciente (últimos 12 meses). El análisis crítico no debe superar las 1.500 palabras (incluyendo referencias), de acuerdo a la pauta de análisis que se entrega a continuación. Formato 1. Título del artículo. Autores originales. 2. Autores de análisis y sus respectivas filiaciones. 64 3. Pregunta clínica. 4. Contexto: describir brevemente el problema y el conocimiento actual enfocado a la pregunta clínica. 5. Metodología 5.1 Características generales. 5.11Pacientes: describir el tipo de pacientes que participaron en el estudio, incluyendo las características que estos debían cumplir para la inclusión (criterios de inclusión). 5.12Grupo de comparación. 5.13Intervención. 5.14Resultados (outcomes) primarios y secundarios. 5.2 Evaluación de la validez interna. 5.21 Diseño del estudio. 5.22 Aleatorización (randomización). 5.23 Análisis respecto de si las características basales de los grupos son similares en relación a variables conocidas y si amerita explicar. 5.24 Ciego. Explicitar si el estudio incluyó algún tipo de ciego y cuál. 5.25Seguimiento. 6. Resultados. Éstos deben expresarse según análisis de riesgo absoluto, relativo, número necesario para tratar y número necesario para dañar según corresponda (ver Tabla 1). Los resultados se deben expresar en forma resumida en una tabla. 7. Comentarios. 7.1 Evaluar el riesgo de sesgo del estudio 7.2 Relevancia de los resultados 7.3 Aplicabilidad externa 8. Conclusiones. En forma breve referirse a las conclusiones del trabajo. 9. Referencias (de acuerdo al formato solicitado por revista Gastroenterología Latinoamericana). Las fórmulas de análisis de los resultados están simplificadas en la Tabla 1. La explicación completa del cálculo de los resultados se encuentra disponible Medicina Basada en la Evidencia en Gastroenterología - C. Pavez O. et al. Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología Tabla 1. Fórmulas de análisis de los resultados Riego Relativo (RR) TEGE/TEGC Reducción Riesgo Relativo (RRR) (TEGE-TEGC) / TEGC Reducción Riesgo Absoluto (RRA) TEGE-TEGC Número Necesario para Tratar (NNT) 1/RRA Incremento del Riesgo Relativo (IRR) (TEGE-TEGC) / TEGC Incremento del Riesgo Absoluto (IRA) TEGE-TEGC Número Necesario para hacer Daño (NND) 1/IRA TEGE: Tasa de eventos grupo experimental. TEGC: Tasa de eventos grupo control. en un artículo de evaluación de estudios de tratamiento, publicado por Veas y cols en Revista Gastroenterología Latinoamericana con PDF de libre acceso desde el sitio web www.sociedadgastro.cl1. Sobre la base de este formato fueron analizados dos artículos considerados relevantes en la práctica médica de nuestra especialidad y de alta calidad metodológica para que sirvan de ejemplo para los análisis que serán publicados a futuro en esta sección. El primer artículo compara el riesgo de eventos adversos gastrointestinales con celecoxib vs diclofenaco más omeprazol2, y el segundo artículo evalúa el efecto del uso precoz de cortocircuito portosistémico intrahepático (transjugular intrahepatic portosystemic shunt-TIPS) en el manejo de la hemorragia digestiva de origen variceal en pacientes cirróticos3. Referencias 1.- Veas E, Barrera F, Salas I, Espinoza M, Quintero JI, Soza A, et al. Evaluación de estudios de tratamiento: Utilidad de Pentoxifilina en el tratamiento de la hepatitis por alcohol grave. Gastr Latinoam 2004; 15: 208-18. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 64-65 2.- Chan FK, Lanas A, Scheiman J, Berger MF, Nguyen H, Goldstein JL. Celecoxib versus omeprazole and diclofenac in patients with osteoarthritis and rheumatoid arthritis (CONDOR): a randomised trial. Lancet 2010; 376: 173-9. 3.- García-Pagán JC, Caca K, Bureau C, Laleman W, Appenrodt B, Luca A, et al. Early use of TIPS in patients with cirrhosis and variceal bleeding. N Engl J Med 2010; 362: 2370-9. 65 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 66-68 Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología Uso precoz de cortocircuito portosistémico intrahepático (Transjugular Intrahepatic Portosystemic Shunt -Tips) en pacientes con cirrosis y hemorragia digestiva variceal Carolina Pavez O.1 y Roberto Candia B.1,2 Early use of Transjugular Intrahepatic Portosystemic Shunt (TIPS) in patients with Cirrhosis and Variceal Bleeding 1 Departamento de Gastroenterología. 2 Unidad de Medicina Basada en Evidencia. Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 23 de diciembre de 2010 Aceptado: 05 de enero de 2011 Correspondencia a: Carolina Pavez O. Dirección: Departamento de Gastroenterología Facultad de Medicina Pontificia Universidad Católica de Chile. Marcoleta 367 Teléfono: 56-2-3543820 E-mail: cdpavez@uc.cl García-Pagán JC, Caca K, Bureau C, Laleman W, Appenrodt B, Luca A, et al. Early use of TIPS in patients with cirrhosis and variceal bleeding. N Engl J Med 2010; 362: 2370-9. Pregunta ¿En cirróticos con hemorragia digestiva variceal y alto riesgo de resangrado, el uso de TIPS recubierto precoz (transjugular intrahepatic portosystemic shunt o cortocircuito intrahepático portosistémico) disminuye el riesgo de resangrado y la mortalidad? Contexto Las várices gastroesofágicas (VGE) están presentes en 50% de los pacientes con cirrosis hepática. La hemorragia digestiva alta (HDA) de origen variceal es una complicación grave de la hipertensión portal y la principal causa de muerte en estos pacientes, la que alcanza el 20% a las 6 semanas1 y recurrencia del sangrado del 60% al año. La falla del tratamiento ocurre en 10-15% de los pacientes, los que requieren nuevos procedimientos endoscópicos y múltiples transfusiones2. Los distintos avances en cuanto a farmacoterapia y endoscopia han mejorado el manejo de los pacientes en términos del control agudo de la hemorragia, sin embargo, no han mostrado mejoría en la supervivencia. El uso de TIPS para el control de hemorragia variceal ha sido reservado sólo para pacientes sin respuesta a procedimientos endoscópicos (ligadura o escleroterapia), con o sin vasoactivos, y que requieren una terapia de rescate. El TIPS es altamente efectivo para controlar el sangrado, logrando hemostasia en 66 93% de los casos, superando a la terapia endoscópica habitual, con un riesgo de resangrado de 12%, sin embargo, su alto costo y altas tasas de efectos adversos ‒especialmente encefalopatía, sin beneficio en supervivencia‒ han hecho que esta terapia sea sólo una alternativa y no la primera elección3. Los TIPS con stent cubiertos con politetrafluoroetileno expandido (e-PTFE) reducen la incidencia de disfunción del shunt y la recurrencia de las complicaciones asociadas a hipertensión portal, al compararlo con TIPS sin esta cobertura. Considerando lo anterior, el uso de TIPS precoz en contexto de HDA variceal se ha planteado en aquellos pacientes con alto riesgo de resangrado variceal4. Identificar a este subgrupo es complejo, ya que la definición actual requiere cateterización endovascular para comprobar un gradiente de presión portal mayor de 20 mmg de Hg. El presente estudio evalúa la utilidad de TIPS recubierto precoz en pacientes con HDA variceal y alto riesgo de resangrado. La condición de paciente de alto riesgo de sangrado fue definida por los autores mediante criterios clínicos que facilitan la aplicabilidad clínica de la intervención. Métodos Características generales Pacientes: 63 pacientes portadores de cirrosis hepática que presentaron HDA por várices esofágicas, TIPS y hemorragia variceal - C. Pavez O. et al. Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología tratados con una combinación de drogas vasoactivas, tratamiento endoscópico y antibióticos profilácticos. Pacientes con Child-Pugh C (puntaje 10-13) o B (puntaje 7-9), pero con sangrado activo a la endoscopia. Se excluyeron los casos con puntaje mayor de 13. El tratamiento endoscópico inicial se realizó dentro de las primeras 12 h del ingreso. Se excluyeron los mayores de 75 años, embarazadas, pacientes con carcinoma hepatocelular que no cumplieran los criterios de Milán para trasplante, creatinina mayor de 3 mg/dL, uso previo de TIPS, sangrado de várice gástrica o ectópica, trombosis venosa portal e insuficiencia cardíaca. - - Intervención: TIPS recubierto dentro de las primeras 72 h después del diagnóstico endoscópico. La comparación se realiza entre dos grupos, uno con terapia estándar (vasoactivos más terapia endoscópica y erradicación de várices) más TIPS versus terapia estándar. - - - Logros evaluados: Resultado (outcome) primario compuesto, falla de control de sangrado, falla en prevenir resangrado variceal significativo dentro de un año. Logro secundario: El outcome secundario fue mortalidad a 6 semanas y a 1 año. Falla en control de sangrado, sangrado precoz, complicaciones relacionadas a la hipertensión portal. Número de días en unidades de paciente crítico, y uso de tratamientos alternativos. ción a cada grupo fue enviada a cada centro por medio de sobres sellados opacos, lo que garantiza un buen ocultamiento de la secuencia de randomización. Grupos similares en relación a variables conocidas: Sí. Sólo se observó diferencia en la presencia de encefalopatía previo a la inclusión en el estudio, la que fue mayor en el grupo intervenido (TIPS). Ciego: La intervención no permitió la realización de ciego, por lo tanto, los pacientes, los tratantes y los adjudicadores de outcome conocían el grupo asignado. No es claro si los investigadores que analizaron los datos eran ciegos. Tipo de análisis de resultados: Por intención de tratar. Seguimiento: Dos años o hasta el término del estudio. Se logró seguir al 100% de los pacientes. Interrumpido precozmente por beneficio: No. El estudio se completó de acuerdo al tamaño muestral calculado a priori. Resultados principales En la Tabla 1 se resumen los principales resultados. Comentario Evaluación de la validez interna - Diseño: Estudio clínico prospectivo randomizado. - Randomización: Se consideró adecuada, ya que la secuencia de randomización fue generada por computador en un centro coordinador y la asigna- Riesgo de sesgo: Desde el punto de vista metodológico la randomización fue adecuada y los grupos fueron comparables, sin embargo, no fue ciego lo que podría aumentar el riesgo de sesgo. Tabla 1. Tratamiento Endoscópico y Farmacológico TIPS precoz 31 32 > 5 días 7 (22,5%) 0 6 sem -1 año 3 (9,67%) 0 12 (38,7%) 4 (12, 5%) 0,01 15 4 0,014 5 y 100 2 y 13 Número de pacientes Valor de p Resangrado Mortalidad 0,001 Días de hospitalización Mediana Intercuartiles El número necesario para tratar (NNT) en el caso de resangrado fue NNT: 2,1 y en el caso de supervivencia, NNT: 3,3. Respecto a eventos adversos no se observó diferencia estadísticamente significativa entre los grupos. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 66-68 67 TIPS y hemorragia variceal - C. Pavez O. et al. Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología Resultados: Los resultados del estudio son prometedores, ya que el uso precoz de TIPS demostró disminuir la mortalidad en este grupo de pacientes analizados. En el presente estudio no hubo aumento de la encefalopatía, lo que se podría atribuir al uso de stents cubiertos. El riesgo de falla de tratamiento fue mayor en Child Pugh C que en B, pero el estudio no permitió el análisis de subgrupo. La recomendación actual publicada en el consenso de Baveno V establece que el uso precoz de TIPS dentro de las 72 h (idealmente < 24 h) debe ser considerado en pacientes de alto riesgo de falla de tratamiento (por ej. Child Pugh C < 14 puntos o Child Pugh B con sangrado activo) después de tratamiento farmacológico y endoscópico inicial5. Aplicabilidad externa: La aplicación de esta medida parece adecuada en un grupo definido de pacientes, sin embargo, en nuestra realidad nacional aún es bastante difícil, ya que no contamos con los recursos humanos ni económicos para poder implementarla en todos los centros del país, limitando esta posibilidad a escasos centros terciarios. Conclusiones En pacientes con DHC Child-Pugh C o Child-Pugh B con sangrado activo que ingresan por hemorragia digestiva, el uso precoz de TIPS con stent recubierto (e-PTFE) se asoció a reducción de en falla de control de hemorragia, resangrado y mortalidad, sin aumento del riesgo de presentar mayor encefalopatía. Referencias 1.- D’Amico G, De Franchis R; Cooperative Study Group. Upper digestive bleeding in cirrhosis. Post-therapeutic outcome and prognostic indicators. Hepatology 2003; 38: 599- 612. 2.- Bosch J, Abraldes JG, Berzigotti A, García-Pagán JC. Portal hypertension and gastrointestinal bleeding. Semin Liver Dis 2008; 28: 3-25. 3.- Azoulay D, Castaing D, Majno P, 68 Saliba F, Ichaï P, Smail A, et al. Salvage transjugular intrahepatic portosystemic shunt for uncontrolled variceal bleeding in patients with decompensated cirrhosis. J Hepatol 2001; 35: 590-7. 4.- Monescillo A, Martínez-Lagares F, Ruiz-del-Arbol L, Sierra A, Guevara C, Jiménez E, et al. Influence of portal hypertension and its early decompression by TIPS placement on the outcome of variceal bleeding. Hepatology 2004; 40: 793-80. 5.- de Franchis R, Baveno Faculty. Revising consensus in portal hypertension: Report of the Baveno V consensus workshop on methodology of diagnosis and therapy in portal hypertension. J Hepatol 2010; 53: 762-8. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 66-68 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 69-71 Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología Riesgo de eventos adversos gastrointestinales es menor con celecoxib que con la combinación diclofenaco más omeprazol Cristian Hernández R.1 y Patricio Ibáñez L.1 Risk of gastrointestinal adverse events is lower with Celecoxib vs combined treatment with diclofenac and omeprazole Chan FK, Lanas A, Scheiman J, Berger MF, Nguyen H, Goldstein JL. Celecoxib versus omeprazole and diclofenac in patients with osteoarthritis and rheumatoid arthritis (CONDOR): a randomised trial. Lancet 2010; 376: 173-9. Pregunta En pacientes con osteoartritis (OA) o artritis reumatoide (AR) y alto riesgo de eventos adversos gastrointestinales, ¿el uso de celecoxib comparado con omeprazol más diclofenaco produce menos efectos adversos gastrointestinales?. Contexto El uso de antiinflamatorios no esteroidales (AINEs) es frecuente entre pacientes con patología reumatológica, lo cual trae consigo un riesgo aumentado de sangrado del tracto digestivo superior. Actualmente, se reconoce que ambas alternativas –uso de AINEs selectivos para COX2 y la combinación de AINEs no selectivos más un inhibidor de la bomba de protones– llevan a una disminución similar de las lesiones y sangrados gastroduodenales, ambos procesos dependientes de ácido1,2. Sin embargo, cada vez existe mayor conciencia que los AINEs no selectivos pueden producir daño de la mucosa a través de todo el tracto digestivo3-5. Estos eventos que se traducen muchas veces en anemia ferropénica, hemorragia de origen oscuro, estenosis o perforación de intestino delgado o colon; no han sido íntegramente considerados en los estudios que han buscado establecer la alternativa más segura desde el punto de vista digestivo. Existe evidencia, obtenida a través de videocápsula, de que los AINEs selectivos para COX 2 producirían menos lesiones mucosas en intestino delgado comparados con los AINEs no selectivos asociados a inhibidores de la bomba de protones5,6. Por lo tanto, resulta importante establecer cual es el perfil de riesgo a través de todo el tracto digestivo de cada una de estas intervenciones. Características generales Pacientes: 4.484 pacientes mayores de 18 años con diagnóstico clínico de OA o AR quienes necesitan el uso regular de AINEs por al menos 6 meses. Se incluyeron pacientes con riesgo aumentado de sangrado gastrointestinal, es decir, mayores de 60 años con o sin historia de úlcera gastroduodenal o hemorragia gastrointestinal; y menores de 60 años con historia de úlcera gastroduodenal o hemorragia gastrointestinal 90 días antes del reclutamiento. Todos debían tener un test para Helicobacter pylori negativo o erradicación confirmada. Se consideraron criterios de exclusión: el uso de anticoagulantes o antiplaquetarios, patología cardiovascular significativa, enfermedad inflamatoria intestinal, esofagitis erosiva, cirugía gástrica, obstrucción péptica o cáncer digestivo. Además, se excluyeron los pacientes con alteración de pruebas hepáticas, creatinina mayor de 1,2 veces el límite superior de normalidad o hemoglobina menor de 11,5 g/dl. 1 Departamento de Gastronterología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 23 de diciembre de 2010 Aceptado: 5 de enero de 2011 Correspondencia a: Cristian Hernández R. Departamento de Gastroenterología Facultad de Medicina Pontificia Universidad Católica de Chile. Marcoleta 367 Santiago. Teléfono: 56-2-3543820 Fax: 56-2-6397780 E-mail: caherna4@uc.cl Grupos analizados similares en cuanto a variables confundentes conocidas: sí. Intervención: Celecoxib 200 mg c/12 h vía oral (n = 2.238) o diclofenaco de liberación sostenida 75 mg c/12 h vía oral más omeprazol 20 mg/día vía oral (n = 2.246) por 6 meses. 69 Eventos adversos gastrointestinales con Celecoxib versus diclofenaco más omeprazol - C. Hernández R. et al. Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología Tabla 1. Resultados Outcome Primario Tasa de Tasa de eventos grupo eventos grupo celecoxib diclofenaco más omeprazol 3% 8% RRA (IC 95%) NNT 5% (3,59 - 6,27) 20 (15,94 - 27,86) Resultado (outcome): El outcome primario fue compuesto y consistió en un grupo de eventos considerados clínicamente significativos a través del tracto gastrointestinal. Incluyó: hemorragia de origen gastroduodenal, intestino delgado o colon; obstrucción pilórica; perforación gastroduodenal de intestino delgado o colon; anemia clínicamente significativa de origen gastrointestinal definido o presunto, y hemorragia gastrointestinal evidente de origen oscuro. Anemia clínicamente significativa fue definida como caída de la hemoglobina en 2 g/dl o más o caída de hematocrito de 10% o más. Evaluación de la validez interna - Diseño: Estudio clínico multicéntrico, randomizado, en grupos paralelos. - Randomización: Sí. - Secuencia de randomización: Oculta (randomización centralizada mediante secuencia generada por computador). - Grupos similares en relación a variables conocidas: Sí. - Ciego: pacientes, tratantes y adjudicadores de eventos. - Placebo: Se describe que todos los pacientes e investigadores son ciegos mediante técnica de triple placebo (triple dummy). - Escenario: 196 centros en 32 países de Europa, Asia y Sudamérica. - Pacientes que completaron el seguimiento: 100%. - Tipo de análisis de resultados: Por intención de tratar. - Período de seguimiento: Media para el grupo randomizado a celecoxib 176 días (rango 1 a 318); grupo diclofenaco más omeprazol 175 días (rango 1 a 225). - Interrumpido precozmente por beneficio: No. Principales resultados Un total de 20 pacientes en el grupo de celecoxib (0,9% IC 95%; 0,5-1,3%) y 81 pacientes en el grupo de diclofenaco más omeprazol (3,8% IC 95%; 2,970 4,3%) presentaron el outcome primario. Esta diferencia fue estadísticamente significativa con p < 0,001 y un hazard ratio de 4,3 (IC 95% 2,6-7) a favor de celecoxib. Las principales diferencias entre ambos grupos fueron dadas por anemia clínicamente significativa de origen gastrointestinal definido (5 pacientes en el grupo de celecoxib versus 20 en el grupo de diclofenaco más omeprazol) y anemia clínicamente significativa de origen incierto, presumiblemente de origen gastrointestinal (10 pacientes en el grupo de celecoxib versus 53 en el grupo de diclofenaco más omeprazol) (Tabla 1). Comentarios Riesgo de sesgo: estudio con bajo riesgo de sesgo desde el punto de vista metodológico dado que es randomizado, con ocultamiento de secuencia de randomización y con ciego de los participantes. Estos aspectos reducirían el efecto negativo de la eventual falta de uso de placebo. Sin embargo, una importante limitación de este estudio fue la forma en que se adjudicaron los eventos, dado que si bien, para el estudio inicial del origen de la anemia se estableció un protocolo que incluyó endoscopia digestiva alta y, posteriormente, colonoscopia en el caso que en el primer estudio no encontrara el sitio del sangrado. El estudio posterior de intestino delgado quedó a criterio de cada centro participante, siendo restringido a muy pocos pacientes. Es por esto que 63 pacientes (62,1%) de los que cumplieron el outcome primario en ambos grupos, fueron considerados como anemia de probable origen gastrointestinal. Otro aspecto importante a considerar para la interpretación de los resultados es que para la evaluación de efectos adversos de diferentes intervenciones, los estudios clínicos randomizados son un escenario muy controlado, lo cual puede no representar la realidad; en este sentido, probablemente un estudio de cohorte prospectiva resultaría más adecuado. Finalmente, el período de seguimiento es corto para evaluar potenciales efectos adversos a largo plazo, especialmente cardiovasculares. Resultados: Los resultados de este estudio son interesantes ya que definen un nuevo outcome antes no medido, que consiste en la aparición de anemia, la cual podría llevar a discontinuación prematura del tratamiento; necesidad de estudio posterior, con el consiguiente aumento de los costos y descompensación de otras patologías, principalmente en pacientes mayores. Esto no sería un problema menor, ya que niveles bajos de hemoglobina se han asociado a aumento de fragilidad, pobre estado funcional y mortalidad en algunos grupos7. En este sentido, los resultados muestran que Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 69-71 Eventos adversos gastrointestinales con Celecoxib versus diclofenaco más omeprazol - C. Hernández R. et al. Medicina Basada en Evidencia en Gastroenterología celecoxib produce menos eventos adversos a través del tracto gastrointestinal, principalmente anemia de este origen, que diclofenaco más omeprazol. Aplicabilidad externa: Parece razonable la aplicación de estos resultados a la realidad local, dado que las poblaciones analizadas correspondieron a tres continentes, incluyendo Sudamérica. Además, si se incluyen los costos implicados en el estudio de los pacientes con anemia de probable origen gastrointestinal, parece una intervención costo-efectiva. Aún así, es importante destacar que los pacientes incluidos en este estudio no eran usuarios de antiagregantes plaquetarios y, por lo tanto, los resultados no son aplicables a este grupo. Estos pacientes constituyen un grupo reconocido de alto riesgo de sangrado cuando se agregan AINEs y existe evidencia de que la reducción de efectos adversos gastrointestinales de los inhibidores selectivos de COX 2 con respecto a los no selectivos, es anulada cuando se agrega Aspirina ®8. Conclusiones El uso de celecoxib en pacientes con OA o AR, alto riesgo de efectos adversos gastrointestinales y que no usan antiagregantes plaquetarios, estaría asociado a menos eventos adversos a través del tracto digestivo que la combinación diclofenaco más omeprazol. Referencias 1.- Chan FK, Hung LC, Suen BY, Wu JC, Lee KC, Leung VK, et al. Celecoxib versus diclofenac and omeprazole in reducing the risk of recurrent ulcer bleeding in patients with arthritis. N Engl J Med 2002; 347: 2104-10. 2.- Lai KC, Chu KM, Hui WM, Wong BC, Hu WH, Wong WM, et al. Celecoxib compared with lansoprazole and naproxen to prevent gastrointestinal ulcer complications. Am J Med 2005; 118: 1271-8. 3.- Bjarnason I, Hayllar J, MacPherson AJ, Russel AS. Side effects of nonsteroidal anti-inflammatory drugs on the small and large intestine in humans. Gastroenterology 1993; 104: 1832-47. Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 69-71 4.- Langman MJ, Morgan L, Worrall A. Use of anti-inflammatory drugs by patients admitted with small or large bowel perforations and haemorrhage. Br Med J (Clin Res Ed) 1985; 290: 347-9. 5.- Goldstein JL, Eisen GM, Lewis B, Gralnek IM, Zlotnick S, Fort JG, et al. Video capsule endoscopy to prospectively assess small bowel injury with celecoxib, naproxen plus omeprazole, and placebo. Clin Gastroenterol Hepatol 2005; 3: 13341. 6.- Goldstein JL, Eisen GM, Lewis B, Gralnek IM, Aisenberg J, Bhadra P, et al. Small bowel mucosal injury is reduced in healthy subjects treated with celecoxib compared with ibuprofen plus omeprazole, as assessed by video capsule endoscopy. Aliment Pharmacol Ther 2007; 25: 1211-22. 7.- Zakai NA, Katz R, Hirsch C, Shlipak MG, Chaves PH, Newman AB, et al. A prospective study of anemia status, hemoglobin concentration, and mortality in an elderly cohort: the Cardiovascular Health Study. Arch Intern Med 2005; 165: 2214-20. 8.- Lanas A, García-Rodríguez LA, Arroyo MT, Gomollón F, Feu F, González-Pérez A, et al. Risk of upper gastrointestinal ulcer bleeding associated with selective COX-2 inhibitors, traditional non-aspirin NSAIDs, aspirin, and combinations. Gut 2006; 55: 1731-8. 71 Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 72-74 Semblanza Profesor Dr. Jaime Klinger Roitman Fallece en Santiago, el 19 de febrero, 2011 a los 81 años Lubascher C.1 y Rodrigo Zapata L.2 1 Unidad de Gastroenterología, Clínica Las Condes. 2 Hospital Salvador, Universidad de Chile, Clínica Alemana, Universidad del Desarrollo. Nota: Algunos de los datos biográficos fueron obtenidos de documentos de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, escritos y entrevista al Dr. Roque Sáenz y de una breve entrevista solicitada en estos días al Dr. Humberto Reyes. La vida del Dr. Jaime Klinger se remonta en sus primeros años a la ciudad de Valparaíso, donde sus padres don Bernardo Klinger y doña Sofía Roitman, habían llegado en 1925 desde Rumania. Tuvieron dos hijos, José (el mayor), conocido cirujano (Q.E.P.D.) del Servicio de Cirugía del Hospital Gustavo Fricke y Jaime (el menor) a quien dedicamos este homenaje. Don Bernardo se dedicó al comercio, siendo una persona consagrada a su familia y al trabajo, y comentaba que su mayor logro era haber tenido dos hijos médicos. El Dr. Jaime Klinger luego realizó sus estudios de Medicina en la Universidad de Chile, en el Hospital del Salvador, siendo desde los primeros años ayudante de la Cátedra de Histología. Al poco tiempo de recibirse y apoyado entre otros por el Profesor Hernán Alessandri, viajó a Estados Unidos donde realizó a mediados de los 50 un Fellowship de Gastroenterología en la Universidad de Pennsylvania, siendo discípulo del Dr. Henry L. Bockus (destacado gastroenterólogo norteamericano autor de un famoso texto de Gastroenterología) y compañero de residencia del Dr. Federico Villardel, quien posteriormente fue Presidente de la WGO. Estos lazos y vínculos fueron muy relevantes en los siguientes años, estimulando a muchos chilenos a formarse en el extranjero. 72 A su vuelta a Chile, se incorporó al Servicio de Gastroenterología del Hospital del Salvador, bajo la jefatura del Dr. Jacobo Lerner que lo apoyó fuertemente en sus actividades académicas y endoscópicas (endoscopia alta y rectoscopia rígida). En esos años compartía sus actividades diarias con otros destacados gastroenterólogos y hepatólogos del Hospital Salvador (entre otros, los Drs. Héctor Ducci y Ricardo Katz, que también volvían de estadías en EE.UU.) y a los cuáles se agregarían en los siguientes años los Drs. Marta Velasco y Humberto Reyes que volvían de sus estadías de postgrado en Inglaterra y EE.UU., respectivamente. Este ambiente con grandes personalidades de la medicina chilena hizo propicio un crecimiento del Hospital del Salvador, donde el Dr. Klinger tuvo una activa y destacada actividad docente y académica que se materializó en numerosas publicaciones en Gastroenterología: “Evaluación de la colecistografía en el diagnóstico de colecistopatías” (Rev Med Chile, 1952); “Dimenhidrinato en la prevención de las náuseas y vómitos postoperatorios” (Rev Med Chile, 1952) ; “Contribución de las biopsias por gastroscopía en el diagnóstico de enfermedades gástricas” (Rev Med Chile, 1955); “Estudios seriados hepáticos en pacientes en tratamiento con iproniazida” (Rev Med Chile, 1959); “Fluorescencia con tetraciclina en el Profesor Dr. Jaime Klinger Roitman - J. Lubascher C. et al. Semblanza diagnóstico del adenocarcinoma gástrico” (Gastroenterology, 1961); “Corticosteroides en el tratamiento de la hepatitis aguda en coma” (Gastroenterology, 1962); “Diagnóstico precoz de la hemorragia digestiva alta” (Rev Med Chile 1963); “Cambios del metabolismo del Zinc en enfermedades hepáticas (Rev Med Chile, 1964); Enterocolitis pseudomembranosa: Estudio Anatomo-clínico (Rev Med Chile, 1966), entre otras publicaciones. La visita en 1968 del Profesor T. Murakami (cirujano y patólogo japonés), experto en el diagnóstico y tratamiento del cáncer gástrico incipiente en Japón, motivó en nuestro medio al Dr. Atila Csendes (cirujano del Hospital Clínico de la Universidad de Chile) a viajar a Japón para realizar en 1969 una beca de la Japan Internacional Cooperation Agency (JICA). A su regreso a Chile divulgó los conocimientos adquiridos en ese país y entusiasmó a otros colegas (Drs. Jaime Klinger, Pedro Llorens y Pedro Hoffenberg) a viajar a Japón con becas formales de la JICA en 1970. A su regreso, el Dr. Klinger inició la endoscopía flexible a la práctica clínica en el Hospital del Salvador. Esto, además, sentó las bases para que organizara activamente durante los siguientes años múltiples cursos de endoscopía, muy solicitados y en que se entrenó a muchos gastroenterólogos e internistas de Santiago y Regiones (Ver fotografía, Tercer Curso Endoscopia, 1976). Además inició en forma pionera en los siguientes años la práctica de la colangiografía endoscópica. Entre los años 1966 y 1978 fue miembro activo del Directorio de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, y en el período 1978-1980 fue elegido Presidente de nuestra Sociedad. En ese momento estableció el Curso de Avances en Gastroenterología que se mantienen anualmente hasta el día de hoy, con la idea de que los jóvenes gastroenterólogos presentaran su visión de temas en gastroenterología. Continuó siempre publicando sus experiencias en el área de colangiopancreatografía, úlcera péptica y uso de nuevos antiácidos. En 1985 fue nominado Invitado Nacional en el congreso Chileno de Gastroenterología. Continuó durante más de 3 décadas, como Jefe del Servicio de Gastroenterología de su querido Hospital del Salvador, donde se sentía muy en casa y querido por sus amigos colegas, discípulos, alumnos y pacientes a los cuáles dedicaba todo el tiempo que requerían; era ya Profesor Titular de Medicina de la Universidad de Chile. Participó en las actividades de Sala de Medicina, Docencia de Pregrado de Medicina y Postgrado de Medicina Interna y Gastroenterología en forma siempre muy entusiasta y generosa. Fue subjefe del Servicio de Medicina durante al menos dos períodos. Fue un gran formador de muchas generaciones de alumnos de medicina y médicos en formación de postgrado. Para nosotros que tuvimos la oportunidad de conoGastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 72-74 cerlo en los últimos 10-15 años antes de su despedida del Servicio, era un incansable médico que ponía toda su dedicación al servicio de sus pacientes y apoyaba siempre a sus colegas. Las mañanas empezaban siempre muy temprano a las 7:30 am con su inconfundible voz: “A trabajar se ha dicho”. Los que llegábamos a las 8 am, éramos sin duda considerados individuos “atrasados”. No detenía su labor hasta las 11:30 en que se hacía un alto “religioso” para un café en el Fotografía 1. Tercer Curso de Endoscopia Digestiva alta. Octubre, 1976. Directores del Curso: Drs. Jaime Klinger y Pedro Maggiolo. Pueden apreciar a conocidos colegas en esta foto: Drs. Jorge Pfau, Fernando de la Cruz, René Sánchez, Felipe Finkelstein Alarico Escauriaza, Ricardo Weishaupt, Hernán e Iván Arteaga, Raúl Acuña, entre otros. Fotografía 2. Servicio de Gastroenterología. Hospital Salvador. 2002. De izquierda a derecha: Drs. Jaime Lubascher, Sergio Carvajal, Joselyn Slimming, Sra. María Espinoza, Rodrigo Zapata, María Isabel Jirón, Pedro Maggiolo, Sra. Regina Rosales, Jaime Klinger, Sra. Alicia Concha, Joaquín Palma y Fernando de la Cruz. 73 Profesor Dr. Jaime Klinger Roitman - J. Lubascher C. et al. Semblanza Fotografía 4. Entrega Diploma Médico al Dr. Jaime Lubascher por el Dr. Jaime Klinger. Auditorio Lucas Sierra, Hospital Salvador. Fotografía 3. Ceremonia de despedida Dr. Jaime Klinger. Agosto, 2006. Colegas y Exbecados del Hospital Salvador. Auditorio Lucas Sierra. Se pueden observar entre otros a los Drs. Carlos Carvajal, Jaime Lubascher, José Ribalta, Joselyn Slimming, Andrea Córdova, Verónica León, Pedro Maggiolo, Sergio Carvajal, Freddy Squella, Joaquín Palma, Rodrigo Zapata, Jaime Klinger, Raul Acuña, Viviana Albornoz, Lorena Sandoval y María Espinoza, Regina Rosales y Alicia Concha que teníamos que estar todos (médicos y auxiliares), y para comentar cómo estábamos, qué novedades habían, qué ocurría con las noticias del día y de política. Él por su parte, nos contaba alguna anécdota de la Sra Olga, de sus hijos Eduardo y Paula o de sus amados nietos Pascale, Andrés, Ariel y Mijal. En esos tiempos hacíamos unos “tremendos” cafecitos en compañía de tantos colegas que estuvieron o están en el Hospital como el Dr. Fernando de la Cruz, Pedro Maggiolo, José Ribalta, Joaquín Palma, Sergio Carvajal, Jaime Lubascher, Freddy Squella, Jocelyn Slimming, Rodrigo Zapata, entre otros colegas y recordados becados; y en compañía de las siempre presentes Mari, Alicia, Regina que se preocupaban de tenernos un rico café y algunas galletitas. Era difícil contradecirlo públicamente, pues corríamos riesgo de recibir alguna réplica con sus siempre enérgicas pero cariñosas palabras. En el año 2006 se jubiló del Hospital Salvador, tras más de 50 años de servicio en el área pública y pudimos ofrecerle un homenaje muy merecido a su carrera. Se colocó una placa en su honor en las oficinas de la Sección de Gastroenterología de nuestro hospital. 74 Don Jaime fue siempre un generoso amigo, muy cercano a las generaciones jóvenes y un incansable y entretenido docente. En sus largos años de ejercicio profesional, consideramos que fue un pionero en nuestro medio en el área de la endoscopia y colangiografía, así como en la difusión de la importancia del cáncer gástrico. Su atractiva y exuberante personalidad motivó a muchas generaciones de médicos jóvenes a dedicarse a la Gastroenterología. Gracias por su enorme contribución a la especialidad, su ejemplo y dedicación a la docencia y siempre acompañado de la familia. Siempre lo recordaremos, Nuestras más sinceras condolencias y aprecio a su esposa Sra. Olga Moran, a sus hijos Eduardo y Paula Klinger Moran, a sus nietos Pascale, Andrés, Ariel, Mijal y a toda la familia. Homenaje de la Sociedad Chilena de Gastroenterología a su Past Presidente Dr Jaime Klinger R. ¡Hasta Siempre! Gastroenterol. latinoam 2011; Vol 22, Nº 1: 72-74 Instrucciones a los autores Noviembre 2010 Los trabajos enviados a la Revista Gastroenterología Latinoamericana deberán ajustarse a las instrucciones recomendadas por el International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE). Se aceptarán contribuciones escritas en idioma español o en inglés consistentes en artículos de investigación, trabajos originales, casos clínicos, revisiones de temas gastroenterológicos, cartas al editor u otras contribuciones relacionadas con la gastroenterología. Las contribuciones deberán ser escritas en papel tamaño carta. Todas las páginas deberán ser numeradas en el ángulo superior derecho. Enviar los documentos en archivo Word al correo electrónico de la Sociedad Chilena de Gastroenterología: schgastro@schge.cl La revista cuenta con un comité editorial bilingüe por lo que las contribuciones que se reciban en idioma inglés serán revisadas por pares en el idioma original. La revista Gastroenterología Latinoamericana cuenta con una versión oficial impresa en español. Además, en la página web de la Sociedad Chilena de Gastroenterología www.sociedadgastro.cl es posible encontrar las versiones en formato PDF en español e inglés de los artículos de investigación, trabajos originales y algunos de los casos clínicos o revisiones de temas gastroenterológicos, dependiendo de la relevancia de los tópicos según lo decida el comité editorial. Los artículos de investigación, trabajos originales, casos clínicos y revisiones de temas gastroenterológicos solicitados por el editor como parte de un tópico de interés o como resumen de una presentación de Curso de Avances o del Congreso Chileno de Gastroenterología deben incluir un resumen en español o inglés de 250 palabras como máximo. Las cartas al editor no requieren resumen. I. Artículos de investigación Los artículos de investigación no deben exceder las 2.500 palabras y deben contar en forma sistemática con las siguientes secciones las que necesariamente deben ordenarse de acuerdo a la siguiente secuencia: 1) Página del título; 2) Resumen español e inglés; 3) Introducción; 4) Material y métodos; 5) Resultados; 6) Discusión; 7) Referencias; 8) Tablas; 9) Figuras; 10) Leyendas para las figuras; 11) Agradecimientos; 12) Conflicto de intereses. 1) Página del título debe contener la siguiente información: a) El título del trabajo en español e inglés: éste debe ser conciso, pero lo suficientemente informativo en cuanto a la naturaleza del trabajo. b) Título abreviado, utilizado como encabezamiento en las páginas subsiguientes del trabajo. (De no más de 50 caracteres incluidos espacios y letras). c) Nombre completo (dos apellidos) de los autores. No es necesario incluir los títulos profesionales, grados académicos y cargos de los autores. Al término de cada nombre los autores deben identificarse con un número en superíndice. d) Nombre de las Instituciones, departamentos o secciones, a las cuales el trabajo será atribuido utilizando el número respectivo. e) Autor responsable de la correspondencia con el comité editor con la información relativa a dirección postal, Fax, e-mail, teléfono, etc. f) Recuento del número de palabras. g) Número de figuras y tablas que contiene el manuscrito. 2) Resumen: - Se debe enviar el resumen en español y en inglés (la revista publica ambos resúmenes). Si los autores no están en condiciones de preparar un resumen en inglés, éste será traducido por un traductor de la revista sin costo para el autor. Salvo las diferencias propias de cada idioma estos deben tener los mismos contenidos. Se recomienda emplear un modelo de resumen estructurado: antecedentes, objetivos, material y métodos, resultado y conclusiones. La extensión máxima del resumen es de 250 palabras. - Al término de cada resumen (español/inglés) deben presentarse entre 3 y 10 palabras clave en el idioma respectivo. 3) Introducción: - Debe contener el contexto o antecedentes relacionados con el estudio, establecer el propósito, el objetivo de la investigación o la hipótesis del trabajo. El objetivo primario y los secundarios deben ser claros. Las referencias deben ser sólo las pertinentes y no deben incluirse datos o conclusiones del trabajo. 4) Material y Métodos a) Debe incluir sólo información disponible en el momento que el plan de estudio o protocolo fue escrito. Información obtenida durante la ejecución del estudio debe ser presentada en la sección resultados. b) La selección de los participantes en el estudio (pacientes, animales de laboratorio, incluyendo los controles, debe establecer claramente los criterios de inclusión y exclusión justificando estos criterios. c) Información técnica. Identifique los métodos y aparatos (indique el nombre del fabricante y dirección entre paréntesis). Describa los métodos en detalle o mencione las referencias pertinentes. Identifique los fármacos y químicos usados, con sus nombres genéricos, dosis y rutas de administración. d) Si se han efectuado experimentos en seres humanos mencione la aprobación por un comité de ética de la institución patrocinadora. Mencione si los pacientes firmaron consentimiento informado relativo a estudio realizado. 75 Instrucciones a los autores Los estudios en animales debieran acompañarse de la aprobación del comité de ética respectivo. e) Estadísticas: describa los métodos estadísticos con suficientes detalles que permitan al lector con acceso a los datos originales, verificar los resultados. Acompañe cuando sea posible, valores de desviación, error estándar e intervalo de confianza. 5) Resultados a) Presente sus resultados en una secuencia lógica en el texto, tablas e ilustraciones, mencionando en primer lugar los hallazgos principales o más importantes. b) No repita en el texto los datos que se encuentran en las tablas o figuras. c) No duplique los datos en tablas y figuras. d) Al entregar resultados incluya información numérica no sólo porcentajes. 6) Discusión a) Ponga énfasis en los aspectos nuevos y relevantes del estudio y las conclusiones que se desprenden de ellos. No repita en detalle datos o materiales mencionados previamente en las secciones introducción y resultados. b) En los estudios experimentales es útil comenzar la discusión haciendo un breve resumen de los principales hallazgos y luego explorar los posibles mecanismos para estos. c) Observaciones, compare sus resultados con otros estudios, establezca las limitaciones de su estudio y las implicancias para futuras investigaciones o para la práctica clínica. d) Relacione las conclusiones con los propósitos u objetivos del estudio. 7) Referencias - No utilice un número excesivo de referencias (máximo 35 referencias), estas deberán ser preferentemente publicaciones originales, relevantes en el tema. - Revisión de literatura nacional pertinente. - Evite utilizar en lo posible resúmenes de Congresos como referencias, en este caso sólo mencione aquellas publicadas en revistas de circulación común. - Al citar artículos aceptados para su publicación en otras revistas, los autores deben constatar esta situación, mencionar la revista respectiva y agregar [en prensa]. - Las referencias deben ser numeradas en el texto mediante un número entre paréntesis al final de la oración o del párrafo que se alude y en el orden que se mencionan por primera vez en el texto. - Evite el término “comunicación personal”. - El formato debe tener las siguientes características: a) Para artículos en revistas: Apellido e inicial del nombre del o los autores en mayúscula. Mencione todos los autores con un límite de seis. Si son más de seis, mencione los seis primeros y agregue “et al”. b) Considere el siguiente ejemplo como norma de puntuación: Artículo de revista: Jackson MW, Gordon TP, Waterman SA. Disruption of intestinal motility by calcium channel-stimulating autoantibody in type 1 diabetes. Gastroenterology 2004;126:819-28. Capítulo de un libro: Tygat G, Dixon MF. Overview. En: Northfield TC, Mendalí M, Goggin PM, editors. Helicobacter pylori Infection. Pathophysiology, Epidemiology and Management. London: Kluwer Academic Publishers; 1993. pp.75-87. Documento descargado de página web: Siegel JD, Rhinehart E, Jackson M, Chiarello L and the Healthcare Infection Control Practices Advisory Committee, 2007 Guideline for Isolation Precautions: Preventing Transmission of Infectious Agents in Healthcare Settings, June 2007. Disponible en: http://www.cdc.gov/ncidod/dhqp/ pdf/guidelines/Isolation2007.pdf [Consultado el 11 de octubre de 2008]. Página web escrita por un autor: Seppa N. Inflammatory bowel disease hikes blood clots. ScienceNews, February, 2010. Disponible en: http://www.sciencenews.org/view/generic/ id/56174/title/Inflammatory_bowel_disease_hikes_blood_clots [Consultado el 25 de julio de 2010]. 8) Tablas - Cada una de las tablas debe ir en doble espacio en hojas separadas. Numere las tablas en forma consecutiva en el orden en que fueron citadas por primera vez en el texto. Cada una debe presentarse con un breve título que explique su contenido. - Sobre cada columna coloque un encabezamiento corto o abreviado. - No use internamente en las tablas líneas horizontales o verticales. - Las notas aclaratorias deben ir a pie de la tabla, de igual forma deben presentarse aquellas abreviaciones no estandarizadas, identificadas con asteriscos u otros símbolos * + ±, etc. 76 Instrucciones a los autores 9) Figuras - Deberá entenderse por figuras cualquier ilustración que no sea tabla (Ej. Gráficos imágenes radiológicas, de anatomía patológica, fotografías, etc.). Las figuras deberán ser ejecutadas por un dibujante profesional y enviadas en formato de alta calidad. Se aceptarán también imágenes computacionales. - Las letras, números y símbolos en las figuras deben ser claros y de un tamaño suficiente para que sean legibles al ser reducidos en la publicación. Al presentar fotografías de pacientes, estos no deben ser identificables y las fotos deben ir acompañadas de la autorización por escrito. - Si se desea presentar figuras previamente publicadas será indispensable incluir la autorización escrita de quien posee los derechos de autor y los agradecimientos respectivos. - Las figuras deben estar numeradas en forma consecutiva en el orden en que son citadas por primera vez en el texto. - Los títulos o leyendas no deben aparecer en la figura, sino que deben incluirse en la siguiente sección: Leyendas de las figuras. 10) Leyendas de las figuras - Deben estar escritas a doble espacio en una página separada. Identifique cada texto correspondiente a la figura con números arábicos. Explique en la leyenda el significado de símbolos, flechas, números o letras utilizados en las figuras. 11) Agradecimientos - Incluya en esta sección financiamientos relacionados con proyectos de investigación, donación de equipos, fármacos u otros. 12) Conflicto de intereses - El ICMJE define este término como la situación en la cual un autor tiene relaciones de carácter económico o personal que puedan influenciar en forma inapropiada sus acciones. - Se estima conveniente dejar constancia de la existencia de esta situación, aunque los autores estimen que esta circunstancia no está influenciando su juicio científico. II. Casos clínicos Deben incluir un resumen de 250 palabras en español e inglés con las correspondientes palabras clave; no deben exceder las 2.000 palabras de texto y el número máximo de referencias es 20. El texto debe incluir una breve introducción, la presentación del caso, y la discusión. El formato de referencias y tablas/figuras se rige por lo explicado anteriormente. III. Revisiones de temas específicos Deben incluir un resumen de 250 palabras en español e inglés con las correspondientes palabras clave; no deben exceder las 2.500 palabras de texto y el número máximo de referencias es 35. (De manera excepcional se aceptarán más referencias en caso de revisiones sistemáticas, consensos o guías clínicas). El formato de referencias y tablas/figuras se rige por lo explicado anteriormente. IV. Artículos de Congreso y Curso de Avances Deben incluir un resumen de 250 palabras en español e inglés con las correspondientes palabras clave; no deben exceder las 1.500 palabras de texto y el número máximo de referencias es 20. El formato de referencias y tablas/figuras se rige por lo explicado anteriormente. V. Comunicaciones breves Se trata de investigaciones originales, pero con un formato de reporte más breve que un artículo original. Deben incluir un resumen de 250 palabras en español e inglés, palabras clave; no deben exceder las 1.500 palabras de texto y el número máximo de referencias es 20. El formato de referencias y tablas/figuras se rige por lo explicado anteriormente. VI. Abstract para Congreso El resumen no debe exceder los 3.000 caracteres en español, incluyendo título, autores y filiaciones. No debe incluir referencias, tablas ni figuras. VII. Cartas al editor No incluyen resumen, su extensión máxima es de 500 palabras de texto y pueden incluir hasta 5 referencias. El formato de referencias se rige por lo explicado anteriormente. REIMPRESIONES Pueden ser solicitadas directamente a la empresa editorial. No se permite realizar reimpresiones o reproducciones totales o parciales del contenido editorial, por cualquier medio, por personas diferentes a la editorial encargada de la producción de la revista. 77 Instrucciones a los autores TODOS LOS MANUSCRITOS • Incluir copia de aceptación de autores de transferencia de derechos. Todos los autores deben firmar. ACUERDO DE TRANSFERENCIA DE DERECHOS Considerando que la revista Gastroenterología Latinoamericana está revisando y editando mi manuscrito, los autores abajo firmantes transfieren y asignan todos los derechos de publicación a esta Revista, en caso que dicho trabajo sea publicado. Este documento debe ser firmado por los autores del artículo y enviado junto al artículo al momento de ser presentado para revisión. Los documentos deben ser enviados por correo postal a la Sociedad Chilena de Gastroenterología, El Trovador 4280, oficina 909 Las Condes, Santiago-Chile, en formato electrónico (PDF de imagen obtenida por scanner) o enviado vía Fax: (56 2) 342 50 05. Fecha........................................................................................ NOMBRE DEL ARTÍCULO:............................................................................................................................................................................ ........................................................................................................................................................................................................................... NOMBRE DEL AUTOR FIRMA DEL AUTOR 1.-...................................................................................................................................................................................................................... 2.-...................................................................................................................................................................................................................... 3.-...................................................................................................................................................................................................................... 4.-...................................................................................................................................................................................................................... 5.-...................................................................................................................................................................................................................... 6.-...................................................................................................................................................................................................................... 78