Scherzo. Núm. 22
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Scherzo. Núm. 22
iosier: lAl lu KNAPPERTSBUSCH rlAl ENTRTVISTA CON A' NELJMANN • \ A Turner Música Clásica Por fin una tienda que entiende de música clásica, una tienda comparable a las mejores de Europa. Discos, COMPACTOS, Cassettes (LJn compacto gratis por cada 10 comprados) j Libros y Revistas en todos los idiomas Videos (venta y alquiler) Discografía. Bibliografía. (Consulta Libre) Enviamos sus pedidos a toda España sin cargo adicional. Turner Música Clásica Genova 5. 28004 Madrid. Tel: 410 44 19 G m p O Turner - Genova 3. 28004 Madrid. Libros Españoles, Tel: 419 17 84. Libros Ingleses, Tel: 410 29 15 - 410 43 59 Libros Franceses, Tel: 419 09 26. Video Club, Tel: 410 44 57 Edita SCHERZO EDITORIAL, S.A. C/ Marquís de Mondejar, 11 - 4." C 28028-Madrid. Telef. (91) 246 76 22 Presídeme Gerardo Queipo de Uano Director Antonio Mora] Director Adjunto Arturo Revener Redactor Jefe Enrique Martínez Miura Consejo de Dirección Javier Alfaya, Domingo del Campo Castel, Manuel García Franco, Agustín Muñoz Jiméne?, Enrique Pérez Adriánr Año III - n.° 22 - MARZO 1988 - 400 ptas. Secciones Redacción en Barcelona: César CalmeH. Actualidad: Arturo Revener y Enrique Martínez Miura. Discos; Enrique Pérez Adrián. Alia Fidelidad: Alfredo Orozco. Danza: Roger Salas. Libros: Xoan Manuel Carreira. Jazz: Ebbe Traberg. Música contemporánea: José Igei. Colaboran en esle número: Roberto Andrade Molde, Franz Braun, José Carlos Cabello Arroyo, César CalmeJl, Domingo del Campo Castel, Sansón Carrasco, Xoan M, Carreira. Fernando Fraga, Antonio Gallego. Florentino Gracia Utrillas, Hafls Jurgen Kallmann, José Amonio López Docal, Santiago Mam'n Bermúdez. Joaquín Martin Sagarmi naga, Enrique Martínez Mmra, Francesc X Mala. Blas Malamoro, AngeL Fernando Mayo Amonio Moral, Walfgang Amadeus Mozari Agustín Muñoz Jiménez, Kans Joachim Nos selt, Alfreda Orozco. Rafael Onega Basagoili Enrique Pérez Adrián, Víctor Pliego de Andrés Gerardo Queipo de Llano Onaindfa, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Jordi Ribeía Bergós José Manuel Ruiz Conde, Roger Salas, Olga H Sopraoino, Ebbe Traberg, Francisco José Vi 11 alba. Diseño de Portada Salvador A laico Foto de portado: Malcolm Crowthers (D.G.) Polygram ibérica. S.A. Publicidad, Redacción y Administración Scheiio Editorial. S.A. Marqués de Mondéjar. 11 - 4." C 28028-Madrid Teléf (91)246 76 22 Imprime REYMASA, S.A. MOV1EGRAF, S.A. (Color) FotocomposKión Lumimar. S.A. Albasanz, 48-SO 28037-Madrid. Teléf. 204 30 01 Depósito legal M-41822-198S ISSN-0213-4802 ,, - l l SCHERZO es una publicación dr carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmado; son de la exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por lanío opinión oficial de la reviita. SUMARIO OPINIÓN ACTUALIDAD 4 8 — Entrevista con Václav Neumann, Antonio Moral DANZA: — Una gala para la vida, Roger Salas — La danza en Valencia, Roger Salas ... ENTREVISTA: — Ivo Pogorelich: ese delicado equilibrio, Arturo Reverter DISCOS ... ESTUDIO DISCOGRAF1CO: — Treinta años de música soviética, Domingo del Campo Castel LIBROS ... LA GUIA ... DOSIER: — Hans Knappertsbusch. 1888-1988 — Knapperisbusch o la dirección de orquesta como acto, Ángel Fernando Mayo — En el centenario de Kna: recuerdos de Munich y Bayreuth, Franz Braun — Un hombrecillo largo muerto, Hans Jürgen Kallmann — Un saludo de gratitud y amor, Hans Joachim Nóssell — Evocación personal de Kna, Antonio Fernández-Cid — Cronología — Tres momenios cumbres, Knappertsbusch dirige Beethoven, Schubert y Bruckner, Enrique Pérez Adrián — Knappertsbusch y Brahms, Roberto Andrade Malde — Knappertsbusch director de ópera, Arturo Reverter — Knappertsbusch, director festivo, Arturo Reverter — Anecdotario, Ángel Fernando Mayo — Discografta, Ángel Fernando Mayo JAZZ: — Episodios, Ebbe Tráberg EDUCACIÓN MUSICAL EN ESPAÑA: — La confabulación de los elementos, Víctor Pliego de Andrés ALTA FIDELIDAD: — La caja acúslica Spendor SP/1. Alfredo Orozco 19 26 28 30 35 63 64 65 67 68 72 74 76 78 80 82 84 86 88 H8 91 93 94 96 Scberzo 3 OPINIÓN £1 reino de la confusión a reciente decisión del INAEM de cesar en sus funciones de directora del Coro Nacional a la venezolana Carmen Helena Téllez a instancias del tilular de la Orquesta Nacional Jesús López Cobos merece un comentario, bien que breve y aproximativo, en esta página editorial. El caso, visto así, desde fuera y con ojos candidos, podría no revestir más importancia y significación que la propia y natural relativa a la rescisión de un contrato por denuncia de una de las partes. Habría que suponer, claro, que el INAEM, contratante, ha ejercido el derecho previsto en una concreta cláusula incumplida por la contratada. Pero ¿cuál? El hecho de que el cese haya venido sugerido (¿o impuesto?) por López Cobos hace pensar que el director artístico de la ONE ha estimado que la labor desarrollada por Téllez no sólo no ha sido buena, sino que, paladinamente, ha sido mala; no se adoptaría una decisión semejante tan pronto considerando que la rectora del coro no llevaba ni un año en el desempeño de su misión, poco tiempo para poder realizar una labor provechosa, teniendo en cuenta además la idiosincransia del conjunto vocal, su estado de permanente crisis y la compleja problemática en la que se desenvuelve casi desde su creación por ya lejana Orden Ministerial de 23 de octubre de 1970. Hay que entender, por tanto, que se ha prescindido de los servicios de una persona que hace un año se contrató a bombo y platillo como competente profesional porque ha realizado una labor catastrófica. La cuestión de si, realmente, el fracaso ha sido tan monumental —en lo musical y en lo humano— es la primera que cabría situar a la cabeza de un larga serie de ellas, emanadas espontáneamente de un simple, objetivo y algo inquisitivo examen de un tema en verdad poliédrico. ¿Está el Coro Nacional mejor que cuando se hizo cargo de él la directora suramericana? ¿Está peor? Sería difícil establecerlo. Quizá ni mejor ni peor, sino todo lo contrario. En realidad es pronto para decir una cosa u otra. Los mismos vicios —casi imposibles de eliminar en unos meses de trabajo— parecen seguir existiendo; vicios que vienen puede decirse que desde el momento de su creación y que Lola Rodríguez de Aragón, para quien verdaderamente se constituyó —he ahí un gran fallo de origen que se está pagando ahora— no acertó a borrar: propensión irresistible a cantar fuerte, escasa capacidad de matizaeión (que afectan a la generalidad de los coros españoles), irregular empaste, relativa afinación... La buena calidad de gran parte de los instrumentos integrantes, la musicalidad de algunos siempre ha permitido pensar en la posibilidad, hasta el momento, no fructificada, de contrarrestar estos rasgos negativos. Desde aquí se han hecho comentarios desfavorables a actuaciones concretas de Carmen Helena Téllez como directora (Alalia, por ejemplo); no nos atreveríamos, sin embargo, a catalogar su trabajo interno como desastroso ni a juzgar descabelladas sus ideas de potenciar la consolidación de una amplia plantilla para diversificar las actividades del conjunto ni, claro, a criticar sus deseos de L 4 Scheizo conseguir un reglamento que encauce y perfile la un tanto difusa y contradictoria personalidad del coro; ni tampoco a estimar inaudita su pretensión de que aquél adquiriera una real independencia de la orquesta... Son todos ellos aspectos que convendría estudiar o, al menos, clarificar para que unos y otros supieran por dónde se andan. El primero, el INAEM, que hasta ahora no ha sabido qué hacer con esta patata caliente. Puede que tampoco lo sepa a ciencia cierta López Cobos, que no ha mantenido, según todos los indicios, una relación artística constructiva con la directora del coro, básica para que la colaboración del mismo con la agrupación sinfónica hermana sea productiva, se establezca desde la dependencia o desde la autonomía. Habría que aclararlo cuanto antes para evitar tragos como éste. También debería definirse si se quiere un coro grande o uno pequeño; si se busca una profesionalidad a todos los niveles; si se prevé la posibilidad de que la Formación pueda contar para la constitución del futuro coro de la Opera Nacional... Asimismo, habría que establecer con la mayor de las diafanidades cuáles son las competencias del titular de la orquesta. No parece serio que éste, tras admitir el nombramiento de quien se ha de encargar del coro, lo defenestre a los pocos meses por una incompetencia no del todo probada y no comentada previamente. Los indicios apuntan a que no ha habido en ningún momento diálogo entre él y la ocasional directora de la agrupación coral. En fin, son muchas las cosas que sería necesario aclarar, concretar y modificar. Está prácticamente todo por hacer. Lo primero, perfilar y definir el status del coro. Luego, adecentar los sueldos para exigir —con nuevas pruebas si es preciso— lo máximo. Después elegir cuidadosamente, no a la ligera, un director competente, solvente, experto y dejarle trabajar con tiempo suficiente, misión en la que, con la dependencia que previamente se haya establecido, debería estar apoyado por el director titular de la orquesta. La dependencia en sí puede no ser mala si se plantean bien las funciones y se planifica un calendario inteligente. Pensemos en las relaciones que a este respecto existen entre conocidas orquestas europeas y sus coros: Sinfónica o Philharmonia de Londres, Orquesta de París, Filarmónica Checa, etc. No cabe tampoco perder de vista la posibilidad de disolver el Coro Nacional y crear uno no profesional —categoría que poseen, y los resultados son mucho mejores, la mayoría de los grandes conjuntos occidentales, algunos ligados a orquestas como las citadas—. Hay que actuar, pues, en este asunto —que no sería el único— para evitar que sucedan cosas como las comentadas, tras las cuales queda una sensación nada agradable, un mal sabor de'boca, una sospecha de que «algo huele a podrido en Dinamarca». En definitiva, lo que debe perseguirse, lo que perseguimos todos, es que el Coro Nacional sea de una vez un coro serio, capaz, dotado de una gestión transparente y de una altura artística como corresponde. Que el propio conjunto no devore a sus directores y que no se devore a si mismo. Y que no lo devoren desde fuera. OPINIÓN EL DISPARATE MUSICAL El piano también tiene pedales uisito Ponecajas, o sea, don Luis Cobos, sagaz ministro de ta sociedad de autobombos (nunca mejor empleado el término bombo), implacable ejecutor del arte de los difuntos grandes de la historia musical, ataca de nuevo. Yo tengo que reconocer que Luisilo Ponecajas ha demostrado una habilidad sin par. En el principio de su fulgurante y rentabilísima carrera, el mimetismo camaleón ico con el titular de la Orquesta Nacional, maestro López Cobos, incluía bigote, peinado y uno de los apellidos. Lo acertado de la confusión se reveló en poco tiempo: cierto matutino madrileño llegó a referirse en titulares al éxito de Ponecajas al frente de la Nacional; yo mismo he tenido que sacar del error a diversas personas que pensaban que el maestro zamorano y Luisiío eran la misma persona, con lo que sus desarreglos adquirían el necesario sello de seriedad. Consolidada su carrera, Ponecajus dejóse el bigote como estaba y permitió crecer su melena, en la búsqueda de su propia imagen. Recientemente, el responsable de la página hepática de un matutino madrileño le espetó a Luisilo la negativa opinión que a Lope? Cobos le merecían sus arreglos (?). Ponecajas no dudó un segundo en responder: «Si López Cobos ha dicho eso, es una estupidez". ; Hombre! miren por donde ahora resulta que quienes desaprueban los desarreglos de Luisilo dicen estupideces. La cosa tiene bemoles. Ayer, iras armarme de considerables dosis de paciencia, aguanté por el Ente unos minutos de su desagradable medicina: Pucciní, Donizetti, Albinoni, fueron despiadadamente ejecutados, sin posibilidad de reclamar desde sus tumbas. También ayer leí que Luisilo se ha puesto al frente de una recién creada Asociación de Auiores e Intérpretes, encaminada a proteger el derecho de la propiedad intelectual. País sin remedio éste, en el que quien se carga por decreto lo compuesto por otros se convierte en paladín de la propiedad intelectual (??). l.uisito Ponecajas es la mejor representación de la penuria de nuestro nivel cultural, y sus cientos de miles de discos vendidos la más escalofriante demostración de la estupidez, ésta si, que nos invade. Y lo peor es que, como vende, atrae. También he leído que Plácido Domingo pensaba grabar un disco con .él. Si tal dislate resulta cierto, no tendré más remedio que cambiar de nombre al ad- L r UNA BROMA MUSICAL unca hay dicha completa, dice un refrán aprendido en estas (ierras, lan proclives al dramatismo. Pero lo estoy experimentando personalmente. Mi narcisismo, de iodos conocido, me hace permanecer en la pantalla televisiva todos los martes de 430 a 6 de la tarde viéndome bastante bien reflejado en la serie de Marcel Bluwal. Cuanto más me veo, más genial me parezco. Cómo puede un ser humano, desde tan tierna edad, hacer lo que yo hice. Pero qué maravilla de músico fui. No hay Otro igual en la historia de la música... y que se mueran los feos. Claro que mi vida fue lo puneteramente desgraciada como para que se acabara lan pronto como se terminó. No hay dicha completa. Pero no me molesta mi paso por este mundo contemplado a través de las bellísimas imágenes televisivas. Me fastidia que sólo algunos privilegiados puedan verlo. ¿Quién está en su casa en este país desde las cuatro y media a las seis de la tarde?. Pues aparte de mi mismo, que como recuerdan no soy mortal, algún ama de casa despistada, los tres millones de parados, los Albertos, Pedro de Toledo y la Sra. de Botín, D. 1 Paloma. Pero el pueblo soberano yace en sus lugares de trabajo, camina hacia o vuelve de ellos. O sea, que voy a seguir siendo un desconocido para la gran masa. Mi gozo en un pozo. Esta emisión vespertina acaba con mis posibilidades. Sólo este rincón ponzoñoso de SCHERZO me permitirá sobrevivir. Habrá que esperar el Canal 10 donde seguramente me programarán_aj(eÍK>ra de las estrellas. Papageno tenía razón cuando vio a Pilar Miró por el pasillo de la casa Schikancder y le canló: Das ist der Teufel... dicho en otros lérminos: el futuro recordará a Angela Channig no a mi... W.A.M. N mirado tenor. Le llamaré, digamos. Tormentoso Lunes. ¡Qué razón tenía don Santiago Amón cuando hace poco decía que éste es el país de-la-flautade-pico-de-plásiico-marca-Hóhner! Tal vez por ello no sea de extrañar que un amigo me consultara el otro día sobre una enciclopedia musical en fascículos de reciente aparición, dudando sobre si la calidad justificaba o no su adquisición. Tras hojear índice y primeros fascículos y escuchar las primeras cintas, no pude evitar una deprimente sensación. Un repertorio bien elegido, unas versiones de calidad y, con ello, una aproximación que parece destinada para bobos. Vean, si no, algunas muestras: «Los instrumentos de viento suenan... soplando»; «Hoy día, muchas flautas son de metal, pero algunos siguen tocando las de madera» (sólo le faltó añadir que éstas tienen ¡agujeros!); «El piano entra inopinadamente»; «El tercer tiempo es un rondó; la orquesta expone el refrán», y así sucesivamente. Tan fastuoso recital de despropósitos pertenece tanto al lexto como a una llamada «Guía de la audición» que corre a cargo de un experto (?), y se continúa con lindezas como «el violoncelo» (pronúnciese como se lee) y con sentencias como «el piano también tiene pedales». Por lo visto, la no iniciación a la música debe presuponer retraso mental, porque de lo contrario no se entiende que la simplificación del lenguaje técnico, deseable para permitir que el individuo lo asimile y se familiarice con él, aboque a vulgaridades propias de jardín de infancia. Por lo demás, el infantil destinatario no aparece citado específicamente en ningún lugar de la obra (hasta ahora). En fin, cualquier día nos encontraremos a alguien que pensará, muy serio, que el tema principal de un rondó se llama refrán. Yo si que voy a terminar con un refrán que me acabo de inventar: «A Dios rogando y con el bombo de Luisito {Ponecajas, claro)... dando». (El mes que viene les contaré sobre ópera y un señor que se llama García, que la cosa tiene tela; ahora me voy a por una versión de Fídelius, que es una ópera de Beethoven que no lengo. De paso voy a ver si encuentro alguna de Aidus y Rigoleiius, y alguna cosa más que ya les diré.) Rafael Onega Scherzo 5 OPINIÓN BACHILLERÍAS TRIBUNA DE OPINIÓN Sierva, que no señora Musicólogos, Musicógrafos, Musicócagos H a no muchos días platicaba con cierto licenciado y cieilo doctor acerca de] estado de desatención que la Música sufre al présenle, si la comparamos con oirás artes. «Compárese con el Teatro», dije yo, «para el cual las subvenciones son cuantiosas, o con el Cinematógrafo, al que le ocurre lo mismo. Se asocian tres amigúeles, hacen un presupuesto, piden la subvención y les es concedida». «Por cierto», repuso el licenciado, «y ello ha traído como consecuencia que no se vea en escenario ni en pantalla ninguna obra que tenga un asomo de critica al podet, omitiendo asi una de las más importantes funciones que siempre tuvo el Teairo. «El docior, cual a su rango correspondía, dedujo este ingenioso corolario, utilizando un silogismo en celaren/: «No se han necesitado subvenciones para acallar los afanes críticos de la Música, puesto que nunca los tuvo o nunca fueron entendidos». Si un ciudadano desea estudiar música o que lo hagan sus hijos y no encuentra plaza en el Conservatorio, no protesta, sino que se matricula en un ceniro privado. La Música ha sido y es a los ojos del Estado (y, posiblemente, de los ciudadanos mismos) una cuestión ornamental, no un articulo de primera, ni de segunda, ni de tercera necesidad. Por eso entre los Derechos del Hombre no figura uno que diga: «Todo hombre tiene derecho a gozar de la Música haciéndola o escuchándola». Por eso puede haber encierros y protestas callejeras, que no pasarán de ser vjsias como algo simpático. Je, je. Qué graciosos, simples ingenuos e infantiles son los músicos. «Lo raro es», continué, «que, dependiendo la Música y el Teatro del mismo ente burocrático, no existan cauces similares para el apoyo a uno y a otra. ¿Por qué no ha de juzgarse igual una producción musical que una teatral? ¡.No tienen idénticas necesidades y parecidos riesgos?» Aquí el doctor hizo gala de la agudiza de su ingenio: «Si, en todo eso wn idénticos, pero no en la jerarquia. Desde que don Claudio Monieverdi decidió que la Música era esclava y no señora de la Palabra, se estableció un plano jerárquico que se ha mantenido hasta nuestros dias, igual que tamas otras invenciones del genial don Claudio. No olvides que todavía estamos a la espera de que se produzca otra revolución tan arraigada como la suya». El licenciado, más dado a retruécanos que a silogismos, replicó: «Cuando uno decide dedicarse a la Música, debería cumplir una ceremonia iniciática similar a aquella de "compañera os doy y no sierva», en la que un director general o alguien en el que é¡ delegare le dijera: «Sierva os doy, que no señora». A continuación le impondría el frac y la pajarita como uniforme-símbolo de su nuevo estado, socialmente equiparable al de camarero». Así y todo, yo me sigo preguntando por qué el INAHM traía a sus dos ramas de modo tan dispar. Sansón Carrasco 6 Scherzo logía universitaria funciona bien y otros donde simplemente no funciona. Cul Consejo de Universidades ha riosamente suele coincidir que funciohecho público, al fin, el informe na bien, o mejor que, alli donde no ha técnico del grupo de trabajo 14 sido desligada de los restantes estudios sobre el proyecto de Título de Licen- superiores de música. Y no funciona, ciado en Musicología. Se abre ahora un o funciona peor que, donde ha sido seperiodo de debates para que, dentro de parada de los Conservatorios y unida unos meses, el Consejo de Redactores a Departamentos humanísticos generaapruebe el texto definitivo y ¡o eleve al les. Asi, en Francia sin ir más lejos, las Gobierno. A partir de entonces será clases de Musicología se llenan <te alumpuesto en práctica en distintas Univer- nos sin conocimientos previos de técnica musical, para desesperación de sus sidades españolas. profesores y mediocridad de sus trabaSegún declaraciones del profesor Ca- jos finales. sares en La Nueva España (Oviedo, 1-11-1988) el plan comenzara, además Esto ha sido observado, naturalmende en Oviedo, en Barcelona (1988-89), te, por los padres del proyecto español, en Granada y Madrid (1989-90) y en y de ahí que, para solucionarlo, en el Santiago (1980-91). No se entiende muy informe técnico que comentamos, donbien cómo pueden haberse ya adopta- de la especialidad de Musicología se do decisiones tales como a} el título es consigue en los dos últimos años de la lodavía un mero proyecto sujeto a de- carrera, se hayan proyectado para los bale, y b) es evidente que no hay sufi- alumnos que procedan de la propia ciente profesorado universitario Universidad (primer ciclo de Historia, mínimamente preparado para impartir Geografía, Arte, Filosofía...) unas intales disciplinas. teresantes maierias troncales compleElementos del lenguaje El tal título se inscribe en el deseo de mentarias: musical, lectura y escritura musicales... ta Universidad española de abrirse a Si han conseguido ya dominar la carnuevas titulaciones más acordes con la cajada, admitirán conmigo que la sorealidad social. En el caso de la Musi- lución es original: Ya que no saben cología es, sin embargo, evidente que: solfeo, armonía, contrapunto (ni tienen a) No se traía de una nueva titula- por qué saberlo, dado su origen), se lo ción, ya que el mismo Ministro de Edu- enseñarán a marchas forzadas rememocación expide, y muchos años antes que rando aquellos viejos planes franquisen Oviedo, un título de Profesor Supe- tas de formación profesional acelerada. rior de Musicología a través de los Con- Acelerada e inútil, me temo. Y para servatorios Superiores. El que ese compensar, a los alumnos que procesuperior del título no sea todavía equi- den del' Conservatorio les enseñarán valente al de licenciado (sí lo es ya en Arte, Filosofía, Historia... Todo muy algunos casos concretos), es algo que bonito. no afecta a la cuestión de fondo. Por lo que, de momento, hétenos aquí anPero allá cada cual, yo me lavo las te una curiosa duplicación de títulos manos. Ahora bien, dado que el Sr. Caque supongo dará su juego. sares, en sus ya citadas declaraciones, b) Si comparamos el titulo viejo inscribe este plan en «la lucha de los con el proyecto de título nuevo, encon- profesores españoles por sacar la Mutramos también sabrosos puntos de me- sicología del estado impresentable en ditación. Al Profesor Superior de que se encuentra», ya que «lo poco que Musicología (Conservatorios) se le exi- se ha hecho lo ha sido por aficionados ge el BUP, mientras que al universita- o intrusos» (¡Oh, manes de Eslava"," rio se le exige, además, el COL) y el Barbieri, Pedrell, Anglés, Querol, Ruexamen de selectividad. Pero, para bio...!), me creo obligado a dar mas excompensar tal carencia, el alumno que plícitamente mi impresión personal de llega a la Musicología del Conservato- todo el asunto, que es la siguiente: El rio ha debido superar numerosas asig- plan propuesto es una chapuza y el panaturas específicamente musicales dre de tal engendro es o un indocumen(armonía, contrapunto, varios años de tado y/o un caradura. piano, folklore, conjunto instrumental, Fue don Julio Gómez, creo, el que conjunto coral...) que los universitarios hace muchos años lanzó una terminono han tenido que saludar siquiera. logia profesional que ahora viene muy La experiencia de la enseñanza de la al pelo: Hay, decía, musicólogos (los Musicologia en el extranjero es muy va- listos), musicógrafos (menos listos) muriada y variopinta. Que es asunto típi- sicócagos: los del nuevo título. Pues camente universitario a nadie le cabe la eso. menor duda, pero hay Universidades (y aun países enteros) y donde la Musico(Sobre la nueva Licenciatura rn Musicología) E Antonio Gallego ULTIMAS EDICIONES BEETHOVEN: SlnfoniM Ntt. 2 y 5 Orquesta Filarmónica de Viena. Claudio Aboado CD 423590? • LP 4235901 • MC 4235904 Digital BEETHOVEH: Slnlanii Hs. 3 "Heroica", 0tortura Corlolano Orquesta Filarmónica de Viena. Claudio Atibado CD 4195972 . LP 4195971 . MC 4195974 Digital MAHLER: Slnlonia No. 6. Slnlonis No. 10: Adagio Philharmonia Orchestra. Giuseppe Smopoli 2 CD 4230822 • 2 LP 4230821 • 2 MC 4230824 Digital BEETHOVEN: Sinlania Na. 6 "Paatoral" F i n t u f i Car». Mir m cilmi y viajo [ttíz Maurizio Pollini Coro cte la Opera Estatal, Viena Orquesta Filarmónica de Viena. Claudio Abbado CD 4197792 • LP 4197791 • MC 4197794 Digital MANZOHI: Matsi [Homena|n a Edgar Varaiel SCHOENBERG: Slnlonia da rimara op. 9 Mauníio Pollini. Orq. Fil. de Berlín. Giuseppe Sinopoli CD 4233072 Digital BEETHOVEN: Sintonías Hoa. 7 y 8 Orquesta Filarmónica de Viena Claudio Atibado CD 4233642 • LP 4233641 • MC 4233644 Digital BEETHOVEN: Sinfíníi No. 9 Benackova, Lipovsek. Winbergh. Prey. Coro de la Opera Estatal y Orquesta Filarmónica de Viena. Claudio Abbada CD 4195982 - LP 4195981 • MC 4195984 Digital BEETHOVEN: Sonatas p i n plano Ni». 7 ¥ IB Variaciones "Heroica" Emil Gilels-CD 4231362 Digital MOZART: Conclortoa pira piano Not. 15 y H Rudolf Serkin. Orquesta Sinfónica de Londres Claudio Abbado-CD 4154882 Digital MOZART: Cuartetos da cuerda K 589 y 590 Cuarteto Hagen CD 4231082 • LP 4231081 • MC 4231084 Digital MOZART: Slnlonia! Noa. 3S "Praga" y 39 Orquesta Filarmónica de Viena. James Levlne CD 4233742 • LP 4233741 • MC 4233744 Digital MOZART: Sonatat para plano K 2B1 y 310 Fantatii K 397. Varltclonn K 398 Emil Gileis-CD 4139972 PAGANINI: Concierto! para vlolin Noa. 3 y 4 Salvatore Accarúo Orquesta Filarmónica de Londres Criarles Outoit-CD 4233702 BEETHOVEH: Sonilu pira plano Nos. 31 y 32 Daniel Barenooim- CD 4233712 Digital BEETHOVEH: Sonata* para vlolín Noi. 4 y 6 "Prlmavtn" Gidon Kremer. Marina Aigerich CD 4197B72 . LP 4197871 Digital, -" : BERLIOZ: Humeo y Jullarla. TCnlIKOVSKT: Romeo y Julieta Solistas, Coro y Orquestas Sintónicas de Boston y San Francisco. Seiji Ozawa-2 CD 4230682 SCHUMANN: lat í Sinfonía* Concierto para (laño. Concierto para violonchelo Jusfus Frantz. Miseria Maisky Orquesta Filarmónica de Viena. Leonaro* Bernstem 3 CD 4230992 Digital GIELEH: Cuarta» "Un Viajo Rtcuirdo" SCHNABEL: Cuirtito da raima Na. 3 Cuarteto LaSalle-CD 4231092 Digital VIVALHI: L'Eiiro Amónico The English Concart. Trevor Pmnock 2 CD 4230942 • 2 LP 4230941 • 2 MC 4230944 digital ACTUALIDAD La Asociación «Amics del Liceu» Consolidación de la Orquestra de Cambra Catalana iempre resulta reconfortante asistir, no ya a la creación de una nueva orquesta de cámara por ser un futurible incierto cargado de ilusiones, sí, pero también de interrogantes, sino a su consolidación como grupo estable, homogéneo y con una trayectoria rédenle aunque firme tras de sí. Este es el caso de la Orquestra de Cambra Caialana fundada en 1985 por su director, Joan Pámies, y que desde el año pasado se articula como grupo profesional autogestionario. Pretendiendo llenar un vacío realmente existenle en Catalunya donde apenas hay un grupo instrumental estable que se dedique al cultivo de la música de cámara, Joan Pámies es consciente de la funcionalidad social que debe perseguir un conjunto constituido por catorce profesionales competentes elegidos después de superar rigurosas pruebas de admisión. Ya se sabe que el mal que aqueja a las formaciones de cámara es la circunslacialidad de sus miembros normalmente reunidos para dar unos pocos conciertos a bolo después de los cuales el grupo se disuelve sin haber podido fraguar nunca proyectos a largo plazo. Es por ello que en sus mismos estatutos la Orquestra de Cambra Catalana prevé un salario fijo al mes para cada uno de sus componentes lo que significa unas horas determinadas de ensa- S l.u Orquestra de Cambra Catalana. N Scherzo yos regulares por semana, condición indispensable para la buena salud de una orquesta. Pero a diferencia de oíros precedentes, y este es un ejemplo que podrían aplicarse a sí mismos, y no sólo en el terreno musical, tantos y tantos pedigüeños de subvenciones públicas en este país nuestro de la farándula, la orquesta dirigida por Joan Pámies es totalmente autogestionaria, es decir, vive de lo que consigue recaudar en taquilla los días de concierto. Pensamos que este hecho ya es en si mismo digno de elogio y demuestra una concepción europea de lo que tiene que ser una empresa musical, aunque no sabemos si esta mentalidad se corresponde todavía con la discutible equiparación europeista de nuestro público por lo que a afición musical se refiere. Pero en todo caso es este público quien debe decidir, y en el de la Orquestra de Cambra Catalana parece haberlo hecho si tenemos en cuenta la favorable acogida que el aficionado barcelonés le ha dispensado en el primero de los cuatro conciertos que la orquesta tiene programados la presente temporada en el Teatre Condal de nuestra ciudad, los cuales vendrán a ser algo así como el espaldarazo definitivo para la consolidación de un grupo. C.C. Una nueva asociación se presentó al público barcelonés con la inauguración de la temporada de ópera del Gran Teatro del Liceo. Esta asociación ha nacido como una entidad privada, destinada a fomentar la difusión de los espeeláeulos del Gran Teatro del Liceo. Entre sus objetivos figuran: favorecer el apoyo público y privado a esta institución; difundir la importancia de las actividades que tienen lugar en el Liceo, como uno de los centros culturales de mayor importancia en Cataluña y con un mayor renombre en el extranjero; potenciar la proyección del Teatro del Liceo en el conjunto de la vida cultural catalana y la resonancia de sus espectáculos entre sus asociados en general. Esta asociación ha surgido por iniciativa de diversas personalidades barcelonesas, procedentes de diferentes sectores de la vida ciudadana, que han querido avalar con su presencia y su estimulo el nacimiento de esta entidad. Además de lo dicho la Junia Promotora pretende ofrecer un boletín periódico informativo sobre las actividades del Gran Teatro del Liceo y de otros teatros líricos de España y del extranjero; dar ciclos de conferencias sobre temas relacionados con las temporadas y actividades del Gran Teatro del Liceo; facilitar la posibilidad de asistir a determinados ensayos de las representaciones que se preparen en el Gran Teatro del Liceo, y obtener entradas para lo.s espectáculos que tienen lugar en el Coliseo y en oíros teatros de ópera europeos, así como beneficiarse de las ventajas que otras instituciones similares ofrezcan a la Asociación Amics del Liceu, y que serán objeto de convenio. Francesc X. Mata i Bertrán ACTUALIDAD conjuntado con empaste, pero excesivamente dado al griterío; en definitiva, está por solucionar el problema del Coro y la O.C.B. necesita uno propio y profesionalizado. Pero eso parece mucho pedir a estas alturas en que bastante trabajo da la creación de la Orquesta (que consideramos no concluida aún). A su lado, el Coro Infantil de Vila-Seca y Salou empezó timidamente (núm. 6 de la parte 11, Muerte de Fausl, intervención de los lémures); en la segunda parte del concierto (parte 111 de la obra, núm. 7, Transfiguración de Fausto, inlervención de los niños bienaventurados) se mostró ya más seguro. Las Escenas de Faust de Schumann Barcelona: Palau de la Música Catalana. 28 de enero de |ygS. Schumann: Esrema de Faust de Goethe, para so lisian, coro y orquesta. Ednh Mathis. Ludwig Baumann. Osfcar Hillebrandl. Donald Georgc, Rowmaric Stdudei, Hosa M . ' Concha. Anna ÜL Mauro. Montserrat Comadira, M , ' Dolurs Aldea. Cloti Miro. Anna Velando, Joan Cabero. Josep BeiseE. Jordi kicari Coral Carmina Idir.: Jordi Casas). Coro Infantil del Conservatorio de Vila-Seca y Salou (dirs.: Joaquim Garrigo. sa y Charo García). Orquesta Ciudad de Barcelona. Dirccior: Franí-Paul Decfcer. B arcelona ha podido aplaudir, con carácter de primera audición, las Escenas de Faust de Schumann, obra híbrida, a medio camino entre la ópera y el oratorio, pero quizás la mejor de Schumann perteneciente al género dramático, y objeio de una obsesiva y prolongada elaboración, que comprende desde 1844 a 1853, poco antes de que el compositor sufriera definitivo internamiento en un sanatorio cercanoa Bonn (marzode 1854). A pesar, pues, de la importancia de esa obra, el público que asistió a la ejecución de la misma en el Palau era algo escaso: demasiados turnos —cuatro—• se han organizado en la presente temporada de la O.C.B., y aún no se ha creado un público que se abone o simplemente asista a unos turnos de jueves, viernes o sábado por la noche, como se pretende. Decker dirigió con corrección la exceleme partitura stfiumanniana, recreándola con empuje; en ocasiones acusó empero un cierto efectismo y a su rectoría le faltó crear sonido con la orquesta. Claro está, Decker es un hombre de ensayos si lo que se desea es que su trabajo rinda; y nos pregun- Fronz-Paul Decker. BARCELO tamos si los hubo suficientes (este concierto se ofreció en jueves, y tan sólo el sábado anterior se había dado otro con distinta programación y dirigido también por él), más aún si tenemos presente que la orquesta no conocía esla obra. Y, aunque el rendimiento de la misma fue por lo general satisfactorio, hubo por ejemplo problemas evidentes en los violines en la Obertura y en la escena de Ariel (núm. 4 de la parte II) que se habrían solucionado de haber sido trabajados con mayor intensidad ciertos pasajes. Por su parte, digamos que la Coral Carmina es una formación con voces de calidad, un grupo Al equipo de cantantes dispuesto para la ocasión es justo calificarlo de grato, situado a un nivel medio-alto y con unas segundas partes bastante aceptables. En las voces femeninas destacaron Edith Mathis (Gretchen, una penitente), que conserva bastante bien su voz y su buen guslo; y la también soprano Rosemarie Stauder (Inquietud, Ángel), dotada de una voz en fresquísimo estado aunque un punto estridente. En las voces masculinas hubo igualdad de resultados; un buen nivel tanto en el tenor Donald George (Ariel, Pater Ecstaticus) como en los barítonos Ludwig Baumann (Faust, Dr. Marianus) y Oskar Hillebrandt, el cual, además de interpretar las panes de Mephistofeles, Espíritu Maligno y Pater Seraficus, por repentina indisposición del bajo Erich Knodt tuvo que hacerse cargo de la parte de Pater Profundus, cometido que cumplió con probidad. Jo.R.B. Ida Haendel, un poco tarde Barcelona: Palau de la Música Catalana. 15 de enero de 1988. Ida Haendel. vioHn. Orquesta Ciuddd de Barcelona. Oircuor: Fran/Paul Decker. Obras de Villa-Lobos, Brahms y Beelhoven. Un dúo de dos grandes artistas Barcelona: Palau de la Música Catalana. 21-1-88 Natalia Guiman, violoncello; Eli so Virsaladie. piacus Sonata pura vtotoncetio _v piano n." 2 en Sol menor de Beelhovcn. Sonata para violoncelo y piano n. " I en Mi menor Op. 3R de Brahms. Tres piezas fantásticas Op. ?J de Schumann. Sonara en La menor Op. 36 de Gheg. Con gran expectación recibimos en Barcelona la visita de la violoncellista Natalia Gutman y de la pianista Eliso Virsaladze. Especialmente, Natalia Guiman llegaba rodeada con el halo de ser considerada actualmente una de las mayores figuras internacionales en su especialidad. Y después de lo que oímos creemos que la violoncellista merece con [oda justicia el lugar destacado que ocupa. De lo que ya no estamos tan seguros es de la viabilidad de un dúo que parece tener todos los ingredientes para serlo menos uno: la cohesión íntima y fecunda de sus componentes. En realidad escuchamos a dos buenas intérpretes solistas reunidas fortuitamente para hacer juntas música de cámara. La fusión indispensable no se produjo en ningún momento y la responsable en mayor medida de ello fue Eliso Virsaladze. Par.aB»lMRft)bstma~damente detrás del importante papel que siempre posee el piano en las sonatas de cámara románticas, olvidó que su misión era si no la de acompañar al menos sí la de concertar con su compañera, e insistió en subrayar desmesuradamente su trabajo, por otra parte excelente. Y el halo de Natalia Gutman, quien posee una sonoridad penetrante y cálida, elegantemente apagada pero intensa, se echó a perder al querer ser codiciosamente compartido por su partenaire. ce. Ida Haendel, violinista polaca pero de nacionalidad británica, alumna de Flesch y Enescu, una de las históricas de su cuerda, ha tocado por fin en Barcelona, y lo ha hecho con uno de los grandes conciertos del repertorio violinístico, el de Beethoven. Pero creemos que ha venido un poco tarde, cuando sus facultades no estaban ya en su mejor momento. Nada que objetar al fraseo, resuelto y más bien viril, más que el de otros violinistas, varones éstos, que han interpretado este concierto en Barcelona (como Ughi, Cornelias o Accardo). El problema surgió con la afinación, que no podríamos tachar de impecable. Con todo obtuvo un buen éxito y fue bien acompañada por Decker y sus huestes. El director alemán optó por una formación sinfónica clasicista, haciendo resaltar debidamente las maderas. Jo.R.B. Scher/o ACTUALIDAD Un Bailo in maschera de calidad Barcelona: Gran Teatro del Liceo. 21 de enero de 1988. Verdi: Un Bailo in maschera. Adelaide Negn, M . ' Angeles Pelers. Fiorenza Cogollo, Dennis O'Neil. Joan Kons. Ivo Vinco. Slefano Palalchi, Francesc Vallsh Anión i lluch. Dirección musical: U * e M u n d . Dirección escénica: Mario Gas. Escenografía y vestuario: Marcelo Grande (nueva producción del Gran Teatro del Liceo). l Bailo verdiano llevaba diez años sin ponerse en escena en el Liceo, y ahora ha retornado con una buena versión, aunque los resultados hayan sido menos felices de lo que el reparto inicialmente previsto podía apuntar. Sólo hubo un cambio, pero fundamental: en un principio, se esperaba con mucho interés la venida de Margaret Price, que debía interpretar la parte de Amelia; peto una broncotraqueítis aguda (?) echó las expectativas por los suelos, y la Price fue sustituida por Adelaide Negri. E Mas hablemos ante todo de la parte escénica, en la que se estrenaba producción propia y firmada por catalanes. El regista Mario Gas y su escenógrafo Marcelo Grande han optado por la cara tenebrosa y el aspecto puritano, que es el que por razones de censura Verdi tuvo que aceptar y que coexiste en el ambiente de esta ópera junto con la cara más galante y artificiosa. Además de mover adecuadamente a los personajes principales, Gas ha sabido potenciar la teatralidad del coro en su pumo justo, mostrando también una atención minuciosa por los pequeños detalles (perfectamente explicado el desarrollo de la escena de Silvano en el Cuadro II del Acto I y el de la votación en el Cuadro 1 del Acto 111). Ha realizado además un vistoso diseño de luces, que —aun cuando fueran sometidas a cambios excesivamente bruscos— otorgaban un apropiado aspecto sombrío pero a la vez verosímil a la excelente escenografía de Grande, dotada de una absoluta unidad de concepto tanto en las escenas de interior como en las exteriores. Para las primeras se partía de una sala de tonos cobrizos transformable y coronada por un significativo friso que reproducía un magnicidio en un ambiente clásico —muy bella la antecámara del despacho del gobernador en el Acto I e igualmente admirable el gabinete de Renato en el III. Para los exteriores el punto de partida era el orrido campo del Acto II, con la obligada horca y un cielo bastante cinematográfico; la adición de unos sugerentes elementos móviles laterales lo transformaban en la choza de Ulrica del Cuadro II del Acto I. Comparativamente, el vestuario resultó ser más bien pobre y anodino, pero en definitiva esta nueva visualización del Bailo ha demostrado algo que ya sabíamos de antemano: que en el Liceo se pueden realizar muy buenas producciones y coproducciones con genie de aquí, y no existe la necesidad —sólo el interés creado— de encomendarlas a registas y escenógrafos reclutados en la trastienda del mundillo operístico italiano actual. La orquesta del Liceo en alza En el aspecto musical quiñis haya habido menos coherencia, pero los puntos de interés han sido muchos, empezando por la dirección musical de Uwe Mund, quien, amén de coordinar sin fisuras la necesaria unidad entre foso y escena, llevó a cabo una lectura sinfónica de la ópera enormemente creativa y contrastada (por ejemplo en el Preludio del Acto 1, con perfectas gradaciones) y en algunos momentos, por qué íbamos a negarlo, con alguna exageración (desbocamientos en los timbales, excesiva sonoridad de los violines en divisi que arropan el Ella é pura de Riccardo al final de la ópera...). La orquesta del teatro ha demostrado —como ya sucedió en Tito— estar en una fase de auge. Adelaide Negri posee una voz de soprano no demasiado bella, no siempre proyectada adecuadamente y que parece estar eternamente trastornada. Por las razones que hemos ya citado, fue, particularmente en el Acto II, tratada con indiferencia, frialdad e incluso desprecio, pero en el Acto III fue valorada debidamente, ofreciendo una notable versión de Morro, ma prima in grazia. Menos apreciado aún fue el tenor Dennis O'NeilI, quien ciertamente recurrió a un histrionismo vocal que le ayudó poco en su lírico cometido, como tampoco le ayudó la mala pronunciación (puro chapurreo en ocasiones) del texto italiano. Pero la voz tiene cierta belleza y no merecía tanta frialdad. Quedó además algo minimizado por el Renato de Joan Pons, imponente tanto en lo vocal como en lo escénico. Cierto, Pons tiene un perpetuo handicap, que es el de su limitación en la zona aguda, ya patente en su Alia vita che i'arride del Acto 1; pero en Eri tu del III se ciñó a la perfección al canto espressivo que Verdi exige en este caso. Hubo también una Ulrica de lujo: la admiradísima Fiorenza Cossoito, aún en una espléndida madure/ y exhibiendo una auténtica voz de contralto; sus versiones de Re dell'abisso y É luí, é lui fueron antológicas. En los restantes papeles destacaron el Osear de M.a Angeles Peters y el Samuel de Ivo Vinco, aunque aquélla sea más una soprano lírico-ligera que una auténtica coloratura como exige su parlicella. -i . Ex'Oelente el coro e inexistente e! ballet (el presente ha sido un Bailo sin baile). Sí: el tema de un cuerpo de baile estable y de calidad es una de las asignaturas pendientes del actual Consorcio liceísta. Lscena final de un Bailo in maschera en el Lii-eu. 1(1 Scherzo Jordi Ribera Bergós ACTUALIDAD Der FreLschütz, un espectáculo total BarceloM: tiran Ttairo del Liceo, 8 de febrero de 1988. Der Freischuiz de Cari María von Webei. Edilh Mathis (Agalhe), SiegFried Jem&alem (Max), Sonia Chazarían (Annchen), Ekkerhard Wlaschiha (Kaspar). Jaroslav Sianje (Kuno y Samiel). Kun Ryd! (Ermitaño). Petcr Bailie (Kilian). Coio del Gran Teatre de] Liceu. Dirección del Coro: Romana Gandolfi y Viltorio Sicuri. Direccián de escena: PicrLuigi Pizzi. realizada por Umberto Banci. Dirección de orquesta: Peler Schneider. i tenemos en cuenla que la idea perseguida por Weber al dar a luz a su Der Freischütz fue la de obtener un organismo dramático íntegro donde la idea de totalidad significaba colocar en un mismo plano de importancia música, dicción, gestualidad de los intérpretes y escenificación, diremos que este efecto ha sido conseguido plenamente en la representación dada de esta obra en el Gran Teatre del Liceu. Partiendo del eje central de una naturaleza protagonista, lugar de encuentro y escenario viviente de la lucha enconada entre las fuerzas del bien y del mal, la escenografía producida por el Teatro Comunale de Bolonia y dirigida por Pier-Luigi Pizzi fue desde todos los puntos de vista un acierto. Las mismas zonas de luz y de sombra que caracterizan la planificación tonal y tihibrica de la obra y que la dividen en un polarizado juego de contrastes son las que la escenografía nos ha permitido visualizar en la dinámica cambiante de luces y en el ritmo dramático y subjetivo proyectados sobre una naturaleza igual y a la vez distinta, apacible pero susceptible de convertirse en determinados momentos en demoníaca. Porque Pier-Luigi Pizzi supo espaciaiizar y corporeizar la materia musical S A veces se da el caso de que los intérpretes ocupen un lugar especialmente privilegiado a la hora de ejecutar la música de un determinado compositor, y esto ocurre cuando los artistas encargados de realizar este trabajo tuvieron la suerte de mantener una relación amistosa y personal con el creador. Si se da esta feliz concurrencia de circunstancias un concierto es siempre más que un simple concierto de música y la velada se convierte en una evocación entrañable de recuerdos en la que la músk -JS un elemento más del cúmulo de emociones que, derramado sobre el público, palpitan en la sala. Porque un Homenalge a Mompou protagonizado por Alicia de Lar rocha y Victoria de los Angeles es el más digno tribuno que pudo rendirse a nuestro insigne músico desaparecido. Recordemos a este propósito que las dos intérpretes fueron las elegidas en su dfa por Frederic Mompou para dar a conocer en público por primera vez muchas de sus obras. En la noche a la que nos referimos gran a través de la transformación continua operada en unos mismos elementos mantenidos desde el comienzo. El hecho de transfigurar en Barranco del Lobo el mismo agradable paraje otoñal en el que el pueblo celebra sus fiestas es una réplica exacta de cuanto ocurre a nivel musical. No era necesario trasladarnos a un lugar lejano. Bastaba con modificar levemente los sitios conocidos, ya que el dominio del mal se hace más efectivo cuanto más cerca de nosotros lo sentimos. Asi la presencia inquietante de la noche como potencialidad maléfica latente estuvo siempre presente y dejó sentir sus efectos incluso cerniéndose sobre el aparentemente tranquilo interior de la casa de Kuno con Annchen tratando de alejar los negros presagios de Agathe. Si pasamos a valorar el trabajo de los cantantes diremos que lodos ellos actuaron con un nivel de calidad excepcional, y tanto la soprano Edith Mathís (Agathe) como el tenor Siegfried Jerusalem (Max) convirtieron sus momentos líricos en auténticos recitales liederísticos ricos en sutileza y hondura expresiva. La soprano Sonia Ghazarian (Annchen) supo expresar toda la gracia y frescura de su papel en contrapunto a la melancolía de Agathe. Y Homenaje a Mompou # Barcelona: Palau de la Música Catalana, 19 citen ero de I9S8 Alicia de Larrocha. piano; Victo ría de Los Angeles, soprano, acompañada por Manuel García Morante, piano. Programa Mompou. parte de las composiciones que se oyeron llevaban una dedicatoria expresa del autor para ambas artistas. Ante este hecho sería absurdamente pedante que el crítico pretendiera dar su opinión acerca de cómo transcurrió la sesión. Pedante y fuera de lugar calibrar el grado de calidad de un concierto que tenia, más allá de lo específicamente artístico, la fuerza y la intensidad de un auténtico acto ritual. Sólo diremos que la pianista supo crear como nadie el clima de intimidad y confidencia consus- Eduh Mathis en Agalhe. también fue una delicia oír a Ekkehard Wlaschiha interpretando con convicción e intensidad al maligno Kaspar. Y por último, si decíamos que uno de los protagonistas de la ópera había sido su brillante plasmación escenográfica, otro sin duda, en el aspecto musical, lo fue el Coro del Gran Teatre del Liceu que tuvo en esta obra una oportunidad como pocas de demostrar el altísimo nivel a que está llegando últimamente. César Calmell tanciales en Mompou, esa nuance sin la cual la música de este compositor se convierte en una ridicula caricatura de sí misma. La delicada utilización de los pedales para crear atmósferas en las que se entremezclaban vibraciones cálidas de sonidos que se intensificaban después de ser percutidos según la teoría místico-acústica del músico catalán; la gracia en la evocación de las melodías populares des mal erial izadas en el tejido de fondo de un acompañamiento esencial y a veces silenciado en Música callada. Todo ello fue fielmente reproducido por el arte de Alicia de Larrocha, como lo mismo hizo la soprano Victoria de los Angeles en una segunda parte dedicada a canciones del maestro tanto sobre textos catalanes como castellanos. Escuchar a Victoria de los Angeles cantando nuestra música es un placer inigualable y su voz será siempre para nosotros una especie de sortilegio, un talismán interpuesto al paso del tiempo. c.c. Scherzo ACTUALIDAD El calor viene de abajo Madrid: Teatro Lirico Nacional La Zarzuela, 23 de enero de 1988. Puccinh La bohéme. Luis Lima liona Tokody, Carmen González, Paolo Gavanelli, Alfonso Echevarría, Enríe Serra... Direcior de escena; Horacio Rodríguez Aragón. Escenografía y figurines: Hugo de Ana. Director musical: Antonio Ros Marbá. E n toda representación operística convencional hay dos partes bien diferenciadas físicamente: la escena, o espacio, en donde se desarrolla la acción, y el foso, que alberga a la orquesta, sostén de todo el edificio musical. Lo ideal es que se establezca entre ambas una colaboración tal que acaben por fundirse en una sola voz {más o menos múltiple) y, en todo caso, que surja de abajo el pulso, el latido, la vida que ha de alimentar el discurrir dramático, con independencia de problemas o irregularidades de los cantantes] o incongruencias de las puestas en escena. La bohema que aquí se comenta —que utilizaba una producción reciente del Teatro de 1986—, incorporada al cartellone tras la supresión del Sansón y Datila que había de cantar Carreras fue, en su conjunto, muy digna, de mayor altura que la que, con algunos mimbres iguales, se representó hace dos años con un inadecuado Domingo como protagonista. Pero esa dignidad vino dada sobre lodo por el impulso lírico que subía del foso, por el calor benéfico emanado de la batuta de Ros, plenamente identificado con la tersa y romántica melodía, con las suaves armonías, con los timbres y el colorido tan personal de la orquesta pucciniana, tan elocuente en los acentos, tan vecina en ocasiones a los procedimientos impresionistas. Menos audaz que Tosca, es obra tan delicada como vibrante. Ros —casi siempre triunfador en es le coliseo— aprehendió todo ello y lo vertió cálidamente, con excelente dosificación, con regulación de las progre- siones, con intimismo y buen pulso dramático, sin renunciar a los brillos y explosiones dinámicas. Y lo hizo, articulando correctamente, respirando con los cantantes, en función de unos tempi, en ocasiones muy lentos, peligrosos para aquéílos que, sin embargo, se vieron en iodo momento arropados. Una bella lección musical a la que se prestaron el Coro de la entidad y la Orquesta Sinfónica «Arbósw, que dieron mucho de lo mejor de si mismos (que parece más de lo que habituaimente ofrecen cuando esián en manos tan acogedoras). Meritoria la prestación de Lima, de voz lírica fresca y timbrada, igual y extensa, ya que no específicamente bella. Cantó honradamente (a tono el raconio) sin especiales brillos expresivos, algo monocorde, pero musical, y brindó un convincente Rodolfo. La Tokoky, lejos de los fulgores que esparció en su primera actuación madrileña (Simón Boccanegra), cantó con pasión y bien administrado patetismo, aunque su voz se haya agostado no poco. Potente y sincero el Marceilo de Gavanelli, de voz nada despreciable, a pesar de su-feo trémolo. Bien compuesta la Musetta de Carmen González, que canió con gusto haciendo olvidar la excesivamente ligera condición de su intrumento. Muy gris, perjudicado por la pobre calidad de su voz, aunque es buen actor, Serra, como Schaunard, y sólo discreto Echeverría, que aunque dijo muy bien, con lirismo de la mejor ley, la Veccflia zimarra, evidenció cierta cortedad, tanto expresiva como vocal. El montaje de Rodríguez Aragón y Attila, una representación vacía Madrid: 13-2-88. Teatro Lirito Nacional La Zarzuela. Verdr Amia. Attila: Vevgeny Neslerenko. Ezio John Ra»nsle> Odabella: Mará Zampieri Oresio: Mario Malagnini. Uldino Santiago Sanche; (iericó. Director muiical Romano Gandolfi. Director de Escena: José Luis Alonso. Escenografía: Mario Ber< nedo. Figurines Pepe Rubio. Hila es una de esas creaciones del joven Verdi, cuyas debilidades formales son compensadas por la arrolladora fuerza de sus melodías. Un fresco histórico, en el que la Historia como tal, no es sino un vehículo, eficacísimo, por cierto, para encender los ánimos de un país sojuzgado. El lenguaje de Allila es directo, sencillo. Por esto, disfrazar su magnífica simplicidad con un espectáculo vacío y pretencioso me parece lamentable. Y esto ha sido la repre12 Scher/o sentación que de esta ópera se ha hecho en La Zarzuela. Los decorados, ostentosos e ineficaces, de Mario Bernedo, no ayudaron en absoluto a la comprensión de ta trama argumental. Una ciudad de Aquilea, sin rasiro alguno de saqueo, ornada con esculturas doradas (espantosas) sobre una arquitectura de mármol negro. Un bosque a medio camino entre las masas rocosas de un Wieland Wagner y ei decorativismo vienes de principios de siglo. Una tienda de Luis Lima e ¡lona Tokody. De Ana mantiene las mismas virtudes y defectos ya conocidos: bello diseño —con ciertos toques de realismo mágico—, adecuada iluminación, buen movimiento general —excluido el maremágnum del segundo aclo— en cuanto a las primeras; incongruencias, abusos de determinadas actitudes físicas (los personajes se pasan la vida en el suelo) y, sobre todo, a pesar de la modificación efectuada con respecto a la primitiva producción, inadecuada resolución del cuadro del Café Momus, en cuanto a los segundos. A.R. campaña para Attila digna de las fantasías oníricas de un orientalista decimonónico. Otro tanto se puede decir del vestuario de Pepe Rubio, carnavalero y caprichoso. Romanos de blanco, recién salidos de la lavandería. Hunos de negro, con sugerencias de punk. El Papa y sus prelados con hábitos propios de la Roma de Fellini. Odabella, en el segundo acto, entre la Teodora de San Vital de Ravena y la Amneris de una A ida de los años ireinta... Para qué continuar. José Luis Alonso se limitó a marcar las entradas y salidas de los cantantes, que encarnaron sus personajes sin ninguna entidad dramática. La dirección también estuvo ausente en las intervenciones del co- ACTUALIDAD urante el presente año se conmemora en toda España el segundo centenario de la muerte del rey Carlos 111, figura esencial en el resurgimiento de las artes y las letras españolas durante la segunda mitad del siglo XVIII. Carlos III, por otra parte, fue el gran reformador del urbanismo y de las costumbres madrileñas, haciendo de la capital española una ciudad moderna y abierta, con jardines y bellos monumentos. La Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, a través de su Centro de Estudios y Actividades Culturales (CEAC), ha trazado un plan para hacer fructífera la conmemoración de Carlos III y, entre las actividades previstas, figura un ciclo musical en el marco más idóneo: el Teatro Real Coliseo de Carlos 111, de San Lorenzo de El Escorial. El CEAC ha preparado un atrayente proyecto, que dará comienzo el sábado 12 de marzo, y finalizará la primera semana de julio. Se trata de un ciclo de conciertos cuyo título es «En torno al rey Carlos III», en el que se da un repaso al arte musical del siglo XVIII, haciendo hincapié en loespañol y en lo madrileño del reinado de Carlos III (1759-1788). Se inicia, en el mes de marzo, con [res recitales del gran pianista e investigador de esa época Antonio Baciero, que ofrecerá una muestra del teclado español del tiempo de Carlos III. Durante el mes de abril se dedican cuatro sesiones a diferentes aspectos musicales de la Ilustración, dos de ellas al padre Antonio Soler, figura esencial en la música rococó españo- D ro, circunscrito a colocarse delante del director de orquesta, como si de un oratorio se tratase. Romano Gandolfi logró,_en general, un excelente sonido del coro de La Zarzuela. Sin embargo, la buena orquesta del teatro, bajo su batuta, fue un instrumento afinado, pero gris. Los tempos rutinarios y sin matices que impuso el maestro a la partitura fueron vulgares y sin el menor asomo de creatividad. u ',' Los cantantes, en una ópera de las características de Attila, son un elemento primordial. Nesterenko, en el papel protagonista, cumplió con dignidad, aunque no posee ni la voz, ni la línea de canto, ni la escuela idónea, para encarnar al Azo- En torno al Rey Carlos III El Rey Carlos Ui. la, a la que aportó obras capitales, como la serie iniegral de conciertos para dos teclados, que él mismo ejecutaba en El Escorial con el infante don Gabriel, uno de los hijos de Carlos III. Junto a estos conciertos —que interpretan la clavecinista Genoveva Gálvez y la organista Montserrat Torrent—, habrá otros dedicados a la música para flauta travesera barroca y clave y al cuarteto de cuerdas, a cargo, respectivamente, del conjunto La Stravaganza y del Cuarteto Arión. te de Dios. John Rawnsley fue un Ezio de voz empastada y buen fraseo, aunque su materia carezca de la dimensión heroica que requiere el personaje. Mario Malagnini no canta mal, pero, como en el caso de Rawnsley, su voz, de tintes muy líricos y poca extensión, hizo palidecer el brío épico del personaje de Foresto. Od abe I la, el único endemoniado papel femenino de la ópera, tuvo en Mará Zampieri una intérprete muy de nuestros días, es decir, un producto de la publicidad, del capricho de cierta crítica y de un público que sigue los dictados de la moda, sin preocuparse en discernir entre lo que se dice de los artistas y lo que de verdad son. Zampieri posee una El mes de mayo nos trae cuatro interesantes sesiones, dedicadas a la Ilustración en el País Vasco, a la tonadilla escénica, a la música religiosa y a la música de cámara. Protagonizarán cada una de las sesiones grupos especializados, como son la Capilla «Peñaflorida», el Conjunto Hesperion XX, la Coral de Santander, con orquesta, y el Conjunto «Zarabanda». Junio se abre con tres representaciones de una zarzuela del año 1769. Será la primera vez, desde hace muchos años, que se pone en pie una pieza lírica tan antigua. Sus autores son Ramón de la Cruz, el gran saitenero del Madrid goyesco, y el compositor Antonio Rodríguez de Hita, célebre maestro del Real Convento de la Encarnación. La obra. Las labradoras de Murcia, será interpretada por la Compañía Opera Cómica de Madrid, bajo la dirección musical de Luis Remartínez y la escénica de Horacio Rodríguez Aragón. Las restantes sesiones incluyen una dedicada al sinfonismo clásico, por la Orquesta de la Comunidad de Madrid; otra a la música de cámara, por el Trío Academia de Harmonía y, otra, al sinfonismo europeo del clasicismo, donde figura una de las sinfonías de Cari Philipp Emanuel Bach, cuyo segundo centenario conmemoramos este año. Su intérprete será la Orquesta Reina Sofía, dirigida por Max Bragado. Se cierra el ciclo a primeros de julio, con una actuación del Cuarteto Soler, con base en el cuartero de cuerda madrileño y el del genio europeo por excelencia de esta época, Wolfgang Amadeus Mozart. voz grande, pero metálica y nasal. Da todas las notas, pero casi siempre fuera de tono. Para colmo, gusta de lucir sus estentóreos agudos en los concertantes, azotando los tímpanos del auditorio con persistencia machacona. Como actriz, Zampieri tampoco es nada fuera de lo corriente. Su Odabella fue histérica y lineal. La soprano cantó discretamente su romanza Oh, nel fuggente nuvolo que, en contraste con lo pésimo del resto de su actuación, sonó contenida, musical y casi entonada. Una representación aparatosa y vacía, carente de interés. Francisco José Villalba Scherzo 13 ACTUALIDAD Una curva ondulante Madrid. Teatro Real. 31 -1-B8. Bruckner, Misa n. " 3 en fa menor. Te Deum. Andrea Trauboth, Jadwiga Rappé. Hursl l.aubcnthal. Harald Stamm. Orfeón Donostiarra. Orquesta Nacional de Esparla. Director: Je^ús López Cobos. 5-2-88. Schumann. Réquiem pt/r Mignon Op. 98b; Schoenberg, Un superviviente de Vanovaí; Schumanri. Réquiem en re bemol mayar Op.l4S. Ana Higueras, Maria José Sanchei. Jadwiga Rappé, Lola Casariego, Manuel Cid, Douglas Lawrence, üunter Reich. Orquesta y Coro Nacionales de España. Director: Jesús Lope; Cobos. I2-Z-H8. Bautista, Sinfonían. "2 «Kuordiana»; Sibelius, Concierto pato vioiin y orquesta en re menor Op- 411 Schumann, Sinfonía n." 4 en re menor Op. 120. (Primera versión de 1841). Dmilry Sitkovetsky, violín. Orquesta Nacional de España. Director: Jesús López Cobos. T res conciertos consecutivos del titular de la formación, circunstancia que no vuelve a darse hasta el final de la temporada, se ofrecen como una buena ocasión para realizar una breve descripción de la situación de la orquesta. El préseme es uno de los cursos más interesantes de los últimos años, en especial por la apertura —en la que esperamos se insista en el futuro— a nuevos repertorios. Lamen! abléntente, está siendo casi una constante que la novedad y atractivo de la obra seleccionada no vayan a la par con una interpretación de auténtica altura estética. Es sintomático, a este respecto, que el mejor concierto de los hasta ahora oídos, el de Inbal (véase critica en estas mismas páginas), estuviera dedicado en su integridad a Beethoven. En una medida considerable, las buenas intenciones de que hablábamos al comentar (SCHERZO n." 18, pp. 10-11) las previsiones de la temporada no están cuajando totalmente en realidades tangibles. Naturalmente, no se trata de que no existan las versiones notables —jugar al catastrofismo no es nuestra intención—, pero éstas aparecen aisladas, en el seno de una marcha en la que hay avances, retrocesos y balbuceos, errores y problemas arrastrados desde mucho tiempo atrás aún no solucionados. Precisamente la cuestión se cifra en la necesidad de la Orquesta Nacional de Lúpez Cobos 14 Scherzo emprender una curva continuadamente ascendenie. El programa Bruckner confirmó que en López Cobos hay madera de director entendido en el arte del gran sinfonista. No fue esta vez, empero, una de las consecuciones más acertadas del zamorano relativas a la música bruckneriana. Hubo momentos, más o menos amplios, plenamente logrados en la Misa: El resurrexil del Credo, todo el Benedicius por su lirismo; control dinámico del Dona nobis pacem final. Reconociendo esto, como es obligado, también es forzoso observar una cierta inmadurez de concepción, aparición de pasajes muy opacos y una disposición general de la dinámica algo estrecha. Mucho mejor perfilado el Te Deum, manejando aquí López Cobos con habilidad las masas y los acentos. Debe destacarse el muy musical solo de violín de Domingo Tomás en Te ergo. Dentro de lo aceptable los solistas vocales, si bien con un endeble Laubenthal, sobresaliendo la nobleza y la capacidad comunicativa de Stamm. El siguiente concierto ha constituido una de las grandes decepciones de la temporada. Con un programa bien construido y formado por tres obras de absoluta novedad, los resultados apenas pudieron ser más deprimentes. Aparte de la por completo subjetiva sensación de aburrimiento sin limites, confluyeron numerosos elementos pu- A. MUÑOZ r amen te musicales como para hacer naufragar la sesión. El más grave la indefinición estilística que afectó tanto a las dos muy distintas y muy flojas obras de Schumann como a Schoenberg. Quedó deslabazado el Réquiem por Mignon debido a la ausencia de convicción. Los escollos del Réquiem en re bemol mayor fueron de otro tipo. La batuta supo dotar determinados instantes de una apropiada contención, mas la tendencia al puro grito del coro en más lugares de la obra de los que el espacio impuesto nos permitiría reseñar y la insolvencia —salvable Rappé, pese a su oscura dicción e impresentable Cid que tuvo un par de notorias entradas en falso, cuando no cantó con una afectación insufrible— de los cantantes inclinaron definitivamente la versión del lado negativo. Un superviviente de Varsovia se vio privada de su rasgo esencial, el desgarro, con lo que aun con la expresiva intervención de Reich se nos brindó una muy pálida imagen de su verdadera dimensión. La Sinfonía n.° 2 «Ricordiana» de Julián Bautista hubiera debido conocerse en 1957, su año de composición, ahora, aun con sus indudables rasgos de originalidad y el interés de la recuperación que comparte con todas las músicas de la generación de la República, viene a simbolizar el callejón sin salida de un sin fon i sm o carente de tradición. López Cobos subrayó la vida rítmica de la obra —muy insistente en este aspecto hasta casi lo reiterativo— pero descuidó un tanto el relieve. Un trabajo tímbrico más refinado también hubiera beneficiado a la obra de Bautista. Dmitry Sitkovetsky fue un solista en conjunto acertado del Concierto para violín de Sibelius. Tuvo algún accidente en los movimientos rápidos y obtuvo sonoridades en ocasiones metálicas de su instrumento, pero dijo frases muy hermosas, tocó con claridad las partes con dobles cuerdas y su afinación se mostró segura en el agudo. El acompañamiento de López Cobos, que daba la sensación de ser de circunstancias, no encontró el tono sibeliano apropiado, sobre todo por la falta de pasión. Quizá haya que coincidir con Brahms en su preferencia por la versión original de la Cuarta Sinfonía de Schumann. Lo que es evidente es que la revisión le quitó mucha de su espontaneidad a la obra. Como se demostró en este concierto, está perfectamente justificado el tocar la primitiva redacción. Con algunos fallos de ejecución en la orquesta —cuerda, metal—, la interpretación conducida por López Cobos fue lo más redondo del concierto y la aproximación estilística más válida de las dos sesiones comentadas que contenían piezas de Schumann. El tono fresco, juvenil, con pinceladas de lirismo se reveló idóneo en la recreación de la página en su versión de 1841. Enrique Martínez Miura ACTUALIDAD Inbal, el despertar del letargo Madrid. Tealro Rea], 24 de enero de 1988. Bcelho*eiv Sinfonías tt.', «Pastoral»1} 7 ". Orquesta Nacional de Empana. Director: Eliahu Inbal omo si un sueño imposible se hubiera hecho realidad, la presencia del maestro israelita Eliahu Inbal al frente de laO.N.E. ha servido para demostrar que, cuando sube al podio un director de verdad, la O.N.E. hace música y disfruta haciéndola, aunque se trate de obras del repertorio más trillado y archiconocido como son las Sinfonías 6." y 7." de Beethoven. La O.N.E., que tantas veces sirve de conejo de indias a directores mediocres que practican a su costa, vibré con Inbal y dio su mejor concierto en lo que va de temporada, haciendo realidad la vieja frase de Von Bülow de que «no hay orquesta mala...». Las sinfonías del músico de Bonn, bases del repertorio sinfónico, exigen una preparación cuidadosa que, en el caso de la agrupación madrileña, era más que necesaria porque el 40fo de sus componentes, muy jóvenes la mayoría, no las han interpretado jamás, de ahí que la presencia de un artista tan musical y solvente como el maestro israelita fuese una suerte para trabajar el empaste y la afinación del conjunto con unas garantías mínimas de obtener unos resultados estéticos notables. Inbal planteó las dos obras como arcos sonoros en progresión constante si bien a la «Pastoral» le faltaron ensayos para lograr una versión más nítida y pulcra, aunque hay que hacer notar que hubo momentos muy expresivos a lo largo de su ejecución con buenas in- C Hesperion XX: un instante de desfallecimiento Madrid. Teairo Real 12-1 -88. Obras de Marai(. Sírozzt, Scarlatíi. Vivaldi. Sori y Laserna. Heaperion XX: Jordi Savall. viola da gamba y dirección; Moniserrai Figueras. soprano: José Miguel Moreno, tiorba y guitarra: Ton Koopman, cjavp Contra lo que suele ser habitual en este grupo, los miembros de Hesperion XX escogieron para su reaparición en Madrid un programa excesivamente heterogéneo, pese al pretendido hilo conductor del lema escogido, «Del Barroco al Virtuosismo». Concierto concebido mucho más desde la variedad que des- tervenciones de los nuevos solistas de la O.N.E., la versión que se escuchó, poco inttmista pero muy nerviosa y extrovertida, tuvo algunas arbitrariedades por parte del director. Lo mejor y más logrado de la velada fue la Séptima que Inbal tradujo con incisividad, brillantez y nervio, y de la que destacó sus aristas y perfiles más rudos poniendo en evidencia toda la fuerza rítmica de la obra y acumulando tensiones que se resolvieron en el báquico Allegro con brio final que la orquesta interpretó con Eliahu Inbal de la unidad y con una clara intención de que todos los componentes del conjunto presentes en Madrid pudieran mostrar su virtuosismo. Los músicos se encontraban demasiado fríos en la primera obra de Marais, donde no se logró un equilibrio instrumental óptimo y hasta Savall tropezó con problemas que afearon la en general muy bella sonoridad que logra casi siempre. Destacó ya en esta pieza el nítido y totalmente perceptible sonido de Moreno en su labor de acompañamiento, algo que muchas veces queda sepultado por los otros instrumentos. Montserrat Figueras acertó en el tono del Lamento de Stro2?j, págirta que requiere más un adecuado enfoque concep-' tual que un virtuosismo vocal acusado. Por lo demás la cantante no estuvo especialmente feliz en los adornos y agilidades, salvando este aspecto con mayor fortuna en la cantata de Vival- una fuerza arrolladora, que electrizó al público. Charlando con el maestro después del concierto, comentó lo positivos que hubieran sido algunos ensayos más, ensayos que, al parecer, fueron denegados. Creo que a intérpretes como Inbal o Sanderling, los mejores directores de esta temporada y con los que la O.N.E. aprende a trabajar de verdad lejos de la rutina, se les debería facilitar su labor al máximo porque en caso contrario es invitarles a que no vuelvan y desde luego eso contribuye a extender la mala fama de la orquesta de modo gratuito, sin que se trale de algo imputable a los profesores del Conjunto. A.M.J. \ . MUÑO/ di. Las intervenciones instrumentales a solo nos depararon un nervioso e interesante Scarlatti a cargo del siempre personalisimo Ton Koopman y una excelente —tanto por limpieza como por musicalidad— interpretación de las Variaciones de Sors por José Miguel Moreno. Savall, Koopman y Moreno lograron una versión mucho más notable de las Folias de Marais, sorteando el violista con facilidad las intrincadas demandas de la partitura. La un tanto trivial tonadilla de Láserna gozó de una recreación de lujo en lo musical, pero perdió quizá en exceso de vista las connotaciones populares de la página. El texto fue dicho por Montserrat Figueras con poca inteligibilidad, lo que vino a sumarse a que Las murmuraciones del Prado se convirtiese en un objeto bello pero distante. E.M.M. Scherzo 15 ACTUALIDAD El alma en música Madrid. Teatro Real. 4 y 5 de febrero. Mozart: Serenóla K 239; J L. Turina: Ocios; Bcrg- Concierto para vioíin y orquesta; Stravinsky: Sutle n." 2. Julio Núflez, recitador; Silvia Marcovici, violin, 0rquesia de la RTVE Dirccior: Juan Pablo Izquierdo. uy interésame el programa de este concierto de la RTVE y muy decorosos los resultados sonoros conseguidos a lo largo de su interpretación. Tanto el conjunto sinfónico como su director ocasional, el chileno Izquierdo, un hombre siempre inquieto y batallador en el campo de la música de nuestros días, actuaron a un estimable nivel a pesar de los problemas de ajusie y sintonía manifestados en el apoyo a la excelente violinista rumana Marcovici en la difícil y delicada obra de Berg. Mozart, correctamente tocado, quedó, no obstante, algo gris y difuso, y Stravinsky, fraseado con intención, no acabó de pulirse lo suficiente. El músico suramericano dirigió entregado, con soltura y conocimiento, aunque su manera de marcar (sin batuta) resulte a veces demasiado espasmódica y su trasiego por el podio nada elegante. Lo mejor desde el punto de vista de la interpretación global puede ser que se diera en la obra estreno, IV Premio Reina Sofía de la Fundación Ferrer Salat, una partilura sumamente meritoria, bien hecha y rematada, plagada de detalles de excelente e inspirada música, buena muestra del arle cada vez más refinado, sentido y profundo de José Luis Turina. La composición aparece estructurada en cuatro secciones claramente úiferenciadas: Preliminar, que emplea texto de Goethe, Pregón tácito. La tormenta y Escrito en el agua, que utilizan poemas en prosa del libro Ocnos de Luis Cernuda, cuyo mundo onírico, nostálgico, amargo, dotado de una desnuda e impresionante belleza, ha intentado plasmar, desde su óptica y con notable fortuna, el compositor. Un recitador —en este caso un algo desvaído y no siempre preciso, pero sobrio Julio Núñe?— desgrana los textos, subrayados en ocasiones por música y separados entre sí por intermedios alusivos a su íntimo contenido. La organización del conjunto sigue, a grandes rasgos, la de los antiguos melólogos —o monólogos o melodramas— de un Benda. La calidad evocativa y dramática de poemas y música abonan esta adscripción. El violoncello es gran protagonista, con su permanente soliloquio, con su tensa declamación, junto a la voz recítame. Interviene ya tras el violento acorde con que se inicia la obra. Luego de la primera presencia del texto, después de sucesivas figuraciones del solisia de cuerda, sobrevienen pasajes M 16 Sctierzo José Luis Turina en los que la temperatura de la pieza comienza a fraguarse: combinaciones maderas-celesta-xilófono, aparición de metales al final de un lento crescendo, climax subsiguiente. Las trompetas, con notas mantenidas, cierran esta parte inicial culminando un lento proceso en el que han tenido lugar una danza ensoñadora, unos suaves toques de bombo seguidos de sordinas de los metales y un feroz acorde en tutti. El clarinete bajo abre el comentario musical a Pregón tácito en el que destaca en seguida una frase sombría de la cuerda, que se debate en medio de pasajes cromáticos, que conduce inexorablemente a un enorme crescendo y a un liberador acorde perfecto- La sección es firmada por pizzicati del cello. La tercera parte es quizá la menos lograda y sugerente. Escrita impecablemente, da paso a un descriptivismo puede que excesivo, con timbales subrayando frases como «... el primer trueno rompió aún lejano». La percusión en pleno tiene aquí su gran momento, los metales (reforzados sobre la plantilla habitual) disparan rápidas y violentas andanadas. La calma retorna tras un pasaje semialeatorio. Divisis, primeros atriles y cello, solo una vez más. El pulso y la mayor finura, la gran música reaparecen en los pentagramas alusivos a Escrito en el agua, un poema auiénticamente demoledor. El timbre de la marimba anuncia unos tristes y sombríos contrapuntos, preparatorios de una casi religiosa peroración de los metales. Interviene, ya con aire de canto postrero, cada vez más desgarrado, el violoncello —el alma del poeta—, los timbales marcan una siniestra danza, iluminada, sobre la oscura voz del clarinete bajo, por leves pizzieati de arpa. Una nota larga, aguda —«¿Cómo puedo existir yo?»— del cello se une imperceptible y delicadamente al timbal que con un toque suave, casi una caricia, concluye la composición en clima sereno, contemplativo, pero triste, de asunción de una realidad nada alentadora; nihilista. Para terminar, debe consignarse, además del triunfo, el excelente trabajo det violoncellista Arturo Muruzábal. A.R. Inesperada mediocridad Madrid. Teatro Real. 3O-I-8S. Ciclo Orquestas del Mundo de Ibermúsica. Prokofiev, Suile de Romeo y Julieta; Brahms. Concierto para violin, violoncello y orquesta en la menor Op 102; Wag ner, Obenura de Los Maestros Cantores de Nuremberg. Chnstian Funke, violin; Juerniakob Timm, violoncello. Gcwandhaus Orchester Leipzig. Dirección: Kun Masur. Los conciertos grises y de inmediato olvido son, lamentablemente, mucho más abundantes de lo que seria deseable, l o malo es encontrarse frente a la mediocridad más ramplona cuando la convocatoria podía hacer esperar todo lo contrario. El condeno de la Gewandhaus, dada la gran tradición de esta orquesta y su magnífico nivel habitual, hacia presagiar resultados bien diversos de los realmente escuchados. Parte de la decepción es posible que sea achacar)!e al agitado carácter de estas giras, que de todas formas exigen del aficionado elevadas aportaciones económicas. Sea como fuere, la Orquesta de la üewandhaus sonó por debajo de sus posibilidades, con problemas en el metal, especialmente en las trompetas. Debe salvarse, con todo, la espléndida cuerda de la centuria, que tocó empastada y brillante. A la batuta le cabe la responsabilidad del carácter anodino de las interpretaciones obtenidas. Por completo ausente el sentido del drama en los pasajes de Romeo y Julieta, qut^Masur planteó sin atender a los acentos o los contrastes y sin alcanzar en ningún caso el clima, emotivo o trágico, requerido por cada número. Su acompañamiento a los solistas en la obra de Brahms, éstos voluntariosos pero insuficiente^ para su cometido, estuvo dotado de un vigor macizo, cuadriculado en lo métrico y cincelado a martillazos. Un punto de mejor fortuna tuvo la obertura de Wagner, que aun así no escapó de un tosco efectismo. Curiosamente, la obra tocada fuera de programa, la obertura de Oberon de Weber, fue la música recreada con más frescura y vitalidad de toda la noche. E.M.M. ACTUALIDAD Herreweghe y la música española Sólo para gourmets protagonistas de la Semana de Cuenca L a Semana de Música Religiosa de Cuenca es uno de los festivales con mayor solera del país —se llega esle año a su edición XXVII— al mismo tiempo que su especiaüzación temática le otorga una personalidad definida que no siempre se encuenlra en esle (ipo de manifestación es. La Semana conquense es un acontecimiento de primer orden en la vida cultural de la ciudad castellana y su implantación, parece definitivamente asegurada, sobre todo desde el momento en que se cuenta, como este año, con los apoyos económicos del Ayuntamiento y la Diputación de Cuenca y la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Colabora también la Caja de Ahorros de Cuenca y Ciudad Real en la realización de uno de los conciertos (La Creación de Haydn). Este planteamiento no impide reconocer que la Semana va a pasar en la edición de 1988 por una prueba al haberse decidido su celebración en las fechas inmediatamente anteriores a la propia Semana Sania (21-27 de marzo). Suponemos que la razón que ha movido a tan drástica solución está en el entorno poco propicio a la cultura que durante la Semana Santa bulle en Cuenca (puede verse una colorista descripción del ambiente ciudadano del año pasado en El Disparale Musical del n." 15 de SCHERZO), pero nos tememos que el paso a días laborables reste público al acontecimiento, sobre todo teniendo en cuenta la importancia de la afluencia procedente de Madrid. Una preocupación de las últimas convocatorias de la Semana es la apertura a los repertorios menos trillados con especial atención a la música española. Las producciones propias del festival inciden claramente en esta linea. La conjunción de esta programación, inquieta e inteligente, con intérpretes de gran calidad nos brinda los dos conciertos más interesantes de la Semana (21 y 27) a cargo del Ensemble Vocal deja Chapelie Royale y su director Philip Herreweghe. El primero de ellos, con la colaboración del Baroque Ensemble Kóln, presenta obras de Gilíes y Delalande y Moteles de Lully y Rameau; la sesión de clausura de la Semana, en la que el conjunto instrumental se une a las voces de la Chapelle Royale, es modélica por su equilibrio de obras de Bach poco tocadas (Misa BWV 234, Cantata BWV196) con el interesantísimo rescate del Réquiem de José de Netira, página que conocerá en esta ocasión su estreno mundial. El resto de los conciertos pievistos no poseen quizá la misma altura si se contempla el valor y novedad de las obras y se pone en relación con la previsible calidad de las interpretaciones. Un punto muy elevado tiene también el concier- XXVÜ Semana de Música Religiosa Cuenca [o de la Orquesta y Coro de la Fundación Gulbenkian (26), que dirigirá Fernando Eldoro, con obras de Brito, Carlos Patino y con el Réquiem de Mozart, obra de repertorio pleno. Un enigma en cuanto a los resultados constituye la programación de Belshazzar de Haendel —cuya elección es desde luego un acierto— encomendada a The Downshire Players y dirección de Peter Ash (22), aunque la profesional i dad inglesa y la presencia del extraordinario contratenor James Bowman nos hace confiar en lo mejor. Pocas novedades aportan los dos conciertos de la Wiener Mozart Kamerorchester y el Wienerkamerchor (director: Uwe Christian Harrer), que darán en su primer día (24) unas no muy habituales obras religiosas de Mozart junto a un fuera de contexto Quinto Concierto de Brandenburgo de Bach, mientras su segunda actuación (25) esíará centrada en La Creación de Haydn, obra en alguna medida tradicional de las fechas. Muy atractivo el programa de la Orquesta de Valladolíd y la Coral de Cámara de la Comunidad de Madrid, que dirigirá Luis Retnartinez, que comprende la Música fúnebre de Lutoslawski, el Stabat Mater de Ángel Oliver, partitura comisionada por la Semana, y el rescate del Réquiem de Salieri, músico en continua ascensión. Por último, parece un error la inclusión de un concierto del pianista David Wehr (26, sesión matinal), que interpretará en el inade- • cuado medio de su instrumento una desordenada selección de 12 preludios y fugas de los dos libros de la nada religiosa música de El clave bien temperado de Bach. Los grandes señores, nobles y hasta monarcas del XVII y XVIII se ponían morados de codillo mientras escuchaban, en una agradable lejanía, bellas músicas escritas por plumas lan galanas como las de Telemann, Quantz, Cari Philipp Emanuel Bach, Johann Stamitz y tanios otros asalariados encargados de solazar con sonidos articulados los ocios de sus amos. No es mala idea el intentar, ahora, de vez en cuando, devolver a estas músicas a su entorno natural, uniéndolas a otras para constituir programas que sirvan de base a actos que se quieren plantear con parecidos presupuestos ambientales que los que contaban en pretéritos fastos. Quizá lo ha pensado así John M. Maceda, director gerente del Hotel Ritz, cuando ha decidido organizar por segunda vez un pequeño ciclo de conciertos en el lujoso marco del establecimiento que regenta. De esta forma, las personas (no más de 150 teniendo en cuenta las disponibilidades de espacio) —sin duda dota* das de buen paladar estético y gustativo y, por supuesto, de crecida cuenta corriente— que puedan pagar, por ejemplo, 36.000 ptas. por abono, podrán asistir a la actuación de artistas de indudable solvencia: Cuarteto Philharmonia de Berlín (27 y 28 de febrero); Gersende de Sabrán, Duquesa de Orleans, piano (26 y 27 de marzo); JeanPierre Rampal, flauta, y Marielle Normann, arpa (23 y 24 de abril), y Joaquín Soriano, piano (21 y 22 de mayo). ¡Buena música y buena digestión! Opera, gana La ópera es hoy valor seguro, lo que no deja de ser curioso en este país, en el que hace 62 años que no hay un Teatro Nacional. Pero el aficionado, quizá m ¡mélicamente o puede que por influjo atávico, gusta cada vez más del género: se ha pronunciado por él. a lo que sin duda ha contribuido la existencia de una pléyade de voces famosas nacidas dentro de nuestras fronteras. No es raro por ello que una editorial como Salvat, siempre en primera linea de la vanguardia cultural, una de las que, en el mundo, ha cultivado en mayor medida el tema de la música, se haya decidido a lanzar una colección de fascículos operísticos. Conociendo la calidad proverbial de sus productos y el cuidado que pone en su realización a todos los niveles —lo que ha quedado cumplidamente acreditado en diversos proyectos anteriores— no es difícil pronosticar un éxito para esta nueva aventura que recogerá, en 60 fascículos y sus correspondientes grabaciones, 40 óperas individualizadas y fragmentos de otras muchas. La colección, presentada en el Liceo a lo largo de un brillante acto el 10 de febrero, se ha iniciado con uno de los títulos indiscutibles del repertorio: Carmen. Scherzo 17 ACTUALIDAD Festival de Canarias 1988 l Festival de Canarias, un auténtico cónclave de orquestas, sigue su curso conducido por la entusiasta mano del director con el que empezó a andar, el febril y maratoniano Rafael Nebot. Son ya cuatro, con la que acaba de cumplirse, las ediciones. En las páginas que siguen Antonio Moral y Arturo Reverter hacen un pequeño recorrido crítico por algunos de los acontecimientos más relevantes desarrollados en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas. En realidad los más importantes a excepción de la actuación de Ashkenazy. Barenboim, con el mismo programa, tocó en Madrid poco después y ya fue juzgado. La Philharmonia y Domingo también han actuado en la capital y su intervención no merece mayor comentario. Las orquestas de las Islas, en claro auge, no constiiuyen novedad. Incorporamos asimismo una breve, aunque sustanciosa, entrevista con ese fino músico que es Václac Neumann, quien nos habla de una de sus pasiones y devociones: Gustav Mahler. E Artillería pesada n programa íntegramente ruso componía el segundo de los dos conciertos ofrecidos por la Filarmónica de Moscú —orquesta sustituía de la Nacional de España, que costaba seis millones más— en Las Palmas (12 de enero): Russlan y Ludmila. de Glinka; Sinfonía «Clásica», de Prokofiev, y Sinfonía n." 10, de Shostakoviich. En esias tres obras, tan distintas, el conjunto evidenció espectaculares y tradicionales características de cohesión, poder, intensidad de arcos —antes que tersura o levedad— y fortaleza de metales, casi siempre agresivos y un tamo estentóreos. La firme y elástica batuta de Dimitri Kitaienko, su titular de hace años, construyó con propiedad y vigor antes que con delicadeza sonora y variedad de acentos y de tintas, cada una de las partituras, de entre las que, sin duda, resultó claramente favorecida —aunque a falta de un mayor sentido de lo histriónico, de un fraseo más ácido y de una organización sonora más limpia y calibrada, especialmente en el progresivo finale— la citada en tercer lugar. Vibrante, pero algo descuidada en los planos y escasamente virtuosislica, la endiablada obertura de Glinka, aquí locada,-en conira de lo acostumbrado, no al final sino al principio del concierto, que usualmente,y ésta no fue la excepción, se interpreta muy fuerte y muy deprisa. Sosa, pesada de texturas, falta de gracia, roma de acentos la frágil sinfonía de Prokofiev, lo peor de una noche que se cerró brillantemente con el Vals del ballet Mascarade, de Khachaturian. U Pureza de linea No cabe duda de que los instrumentistas que componen el Cuarteto Philharmonia de Berlín son de gran calidad: belleza sonora, afinación, exactitud de 18 H'alter Weller ataques, homogeneidad, perfecta conjunción y claridad de dicción.son algunas de las cualidades que los adornan y que convierten al grupo en un excelente servidor de la extensa literatura camerística. Su concierto del 15 de enero en el Pérez Galdós, de Las Palmas, fue modélico, bien construido y nítidamente locado, l.as tres obras ofrecidas, muy difíciles —«Emperador», de Haydn; n. " 2. de Bartok y n. " 15, de Beethoven—, pudieron ser así degustadas en buena parte de su belleza. Estos cuatro músicos, jóvenes aún, pertenecientes a la Filarmónica de Berlín, actúan milagrosamente sincronizados y son muy musicales. Pese a todo ello —que es muchísimo e incluso raro— solamente pudo avistarse una cima artística y expresiva, la situada en su lectura de la página bartokiana, en la que casi tocaron fondo, !o que, pese a la excelencia de la letra, estuvo lejos de producirse en Beetnoven. La belleza sonora y la buena dicción no fueron su- ficientes para que se llegara al éxtasis expresivo, que siempre debe buscarse en la Acción de gracias. Un buen concierto, de todos modos, que nos pone en la pista de un cuarteto que, considerada la gran calidad de sus componentes, dará mucho y bien que hablar. La mirada del tuerta Con seguridad un tuerto se paseó por los aledaños del Pérez Galdós enire el 7 y el 12 de enero. En algún momento debió de echarle la vista encima a Nebot para que, inesperadamente, comenzaran a producirse problemas de intendencia. Primero, la soprano Edith Mathis se vio aquejada de una traqueítis que, después de su al parecer más que aceptable actuación en Santa Cruz, le impidió intervenir en Las Palmas privándonos así de las programadas canciones de Strauss. En su lugar se dispuso que el concertino ocasional de la Sinfónica de Londres, el ruso Alexander Barantschik, que amablemente se brindó a ello, tocara el Concierto para violfn de Sibelius. Luego, y al atacar el segundo movimiento de esta obra —en la que hasta el momento el instrumentista había demostrado grato sonido, seguridad y envidiable aplomo teniendo en cuenta las circunstancias—, el director austríaco Walter Weller —que, por su parte, había sustituido, aunque esto ya se sabía hacia tiempo, a Maazel— cayó repentinamente desplomado con el consiguiente susto de la parroquia. El acto, lógicamente, quedó suspendido, coa lo que nos vimos privados de la segunda parte de Sibelius y de la prevista Vida de héroe, de Strauss. Previamente Weller —que, como se sabe, es invitado de la ONE— y la Sinfónica londinense habían interpretado una presurosa y brillante obertura Carnaval, de Dvorak, durante la que sin duda se incubó la indisposición del director, victima, luego se supo, de una intoxicación alimenticia. Buen detalle por su parte el de convocar al día siguiente una rueda de prensa para lamentar el percance y para prometer repetir, cuando sea posible, gratis, el concierto. El 13 de enero habíamos tenido oportunidad de escuchar una correcta, bellamente tocada por la Sinfónica, «Incompleta», de Schubert y una bien organizada, planificada y expuesta Quinta, de Mahler, en la que sólo se echó a faltar un más variado colorido —la acústica es verdad que no acompaña—, una acentuación más incisiva y un más claro señalamiento de los múltiples contrastes que animan esta página proteica, arrolladura e irregular. Arturo Reverter ACTUALIDAD Václav Neumann o la pasión Mahler Václav Neumann, continuador de la gran tradición directoría! centroeuropea, es actualmente uno de los grandes maestros de la dirección y uno de los más reputados mahlerianos. Neumann, que ya se asomó a estas mismas páginas a lo largo de una extensa entrevista, publicada con motivo de su visita al Festival de Granada, en junio de 1986, vuelve de nuevo a aparecer en SCHERZO para hablarnos de su gran pasión: Gustav Mahler. CHERZO— Usted, al igual que otros muchos colegas de su generación, inició su carrera como músico de atril, al tiempo que hacia música de cámara en algún conjunto más o menos estable, en su caso se trataba del prestigioso Cuarteto Smetana. ¿Cree que esta formación, en parte perdida en el director actual, es básica para luego dirigir? NEUMANN.—La mejor escuela para un buen director es el cuarteto de cuerda, y aún es mejor si formas parte de la cuerda de violln. En cuanto al [rabajo realizado, es igual hacer música de cámara que sinfónica. Lo que ocurre con la música de cámara es que requiere un trabajo más intenso, has de (rabajar más el detalle, las pequeneces... es un trabajo como de miniaturista. Efectivamente, yo toqué durante siete años en el Cuarteto Smetana, fue una experiencia muy interesante, una excelente base para después. Quizás, no trabajamos un repertorio demasiado amplio, aunque sí importante: Janacek, Smetana, Dvorak... pero, también Beethoven, Mozart... fue una buena educación. S S.—Supongo que esto ayuda a un músico que empieza a profundizar más en la partitura ¿No? N.—Por supuesto, aunque yo siempre he buscado el contenido de la música, sea del tipo que sea, de cámara o sinfónica. Por eso hago con tanto placer la música de Beethoven, Mahler, Martinu... Lo importante es el contenido y eso lo he aprendido en el cuarteto. 5. —Desde el principio de su carrera usted ha mostrado siempre un interés muy particular por la música de Gustav Mahler. ¿Le viene este interés ya desde antes de dedicarse a la dirección? N.—Efectivamente, siempre me interesó mucho su música. De todas formas, mi gran interés por Mahler no se materializó hasta después de la guerra, cuando acabó la prohibición nazi. Por aquella época era casi imposible escuchar su música, tampoco había discos... recuerde que era mucho más fácil encontrar el Tristan de Furtwángler con la Flagstad que una sinfonía de Mahler. Ya casi al final de la guerra, bueno creo que ya había terminado, Rafael Kubelik dirigió La Canción de la Tierra, y a partir de ese momento se empezó a dirigir de una forma sistemática. S.— Dirigió alguna vez Bruno Walter a Mahler cuando usted tocaba en la Filarmónica Checa? N.—No, eso fue antes de la guerra. Entonces venían a dirigir, además de Bruno Walter, Otto Klemperer, Zemlinsky, Erich Kleiber... Václav Talich, que en aquellos momentos era el director titular de la orquesta, también estuvo muy interesado por la música de Mahler. Antes de la guerra se hacía todos los años un Festival Mahler con la Filarmónica Checa, teníamos entonces excelentes cantantes mahlerianos, como por ejemplo, Marta Kratseva, y en los programas de los conciertos de temporada era muy frecuente que apareciera su nombre. En nuestro país siempre ha existido una gran tradición mahleriana, el mismo Mahler, como usted sabe, llegó a ser director de la Opera en Praga, y todavía vivo era frecuente que se dirigieran su obras. Nunca hemos deja- Václav Neumann do de defender su música, de interpretarla... de todas formas, durante los años de la guerra se enrareció mucho el ambiente y se dejó de hacer su música. Fueron sólo cinco años. Esta pausa no fue tan larga como en Alemania. Por otro lado, los músicos checos siempre hemos tenido un instinto muy especial con la música de Mahler, no olvide usted que Bohemia es una mezcla de checo, húngaro y austríaco, es como si todos respirásemos la misma atmósfera. S.—Después de grabar el ciclo completo de las sinfonías de Mahler para Supraphon con la Filarmónica Checa, existió un proyecto para registrar Das Lied von der Erde con Christa Ludwig ¿Por qué no se llevó a cabo al final? N.—No la hicimos porque ella ha hecho la grabación tres veces anteriormente y entonces Supraphon perdió el interés. Ahora la vamos a hacer en digital con una joven contralto escandinava, pero... no recuerdo su nombre. S. —Cuando usted estuvo de director titular con la Gewandhaus de Leipzig, además de grabar las Sinfonías 5, 6, 7 y 9 de Mahler, registró, entre otras cosas, la Primera de Bruckner. ¿Por qué no ha vuelto a grabar alguna otra sinfonía del compositor austríaco? A. MUÑOZ Scherzo 19 ACTUALIDAD £1 éxtasis realizado P»rfs. Sala Pleycl, 29 de enero áe I98S. Brucfcner; Sinfonía n." 8. Orquesta Filarmónica de Munich. D i rector: Sergiu Celibidache. scuchar la impresionante Octava de Bruckner a Celibidache con sus filarmónicos muniqueses después del enorme proceso de depuración y maduración a la que el genial director rumano la ha sometido durante los últimos años, es toda una sensacional experiencia. La abstracción absoluta dentro det reino innominado en el que rigen las más altas leyes de la música pura; la trascendencia total; la integración en el cosmos; la completa realización... Son conceptos que intervienen en la continua búsqueda celibidachiana. Todos se dan en la intemporal, majestuosa y tensa recreación del maestro de Román. Lo estático y lo extático se dan la mano en esta prodigiosa prospección, en la que el tiempo queda abolido, y en la que la tensión interior se une en íntima asunción con el fenómeno sonoro. El timbre individual, determinante del color global, de la consistencia de la textura, ilustra místicamente y viste las líneas vertebrales —armónicas, agógicas, dinámicas, fraseológicas, acentuales— de la música. E Nadie como Celibidache, alquimista supremo, sabio hacedor, demiurgo incomparable, sabe moldear la materia sonora bruckneriana, darle su personalidad a veces oculta. Los tempi —sí, extraordinariamente lentos, tamo como para, en ocasiones, hacer peligrar el ajuste, tal es la tensión impuesta— inefables, las progresiones, cuidadosamente preparadas para que los climax alcancen su lógica resolución; el tratamiento variado de los temas y los subtemas, de los monumentales desarrollos; la absoluta transparencia polifónica, la amplitud del fraseo, la elocuencia de los acentos, la riqueza contrapuntística así obtenida. Son otros tantos factores de una versión antológica en la que, fundamentalmente, pudimos respirar la música, sentirla muy dentro; en la que brilló la singular tonalidad del sonido Bruckner, llena de claroscuros, de misterios, de resplandores. Momentos como la cima del Adagio (¡35 minutos!), situada; en contra de lo habitual, no en la tercera, sino en la segunda gran ascensión, son difícilmente olvidables. Sergiu Celibidache can la Orquesta Filarmónica de Munich. 22 Scherzo A. R. Yevgueni Mravinski (1903-1988) Mravinski, el legendario director ruso, se ha ido de este mundo. Y lo ha hecho sin ruido, discretamente. Su salud, muy delicada durante los últimos años, hacía peligrar cada una de sus anunciadas actuaciones. En Madrid, a donde acudió en diversas ocasiones con su querida Filarmónica de Leningrado, hubo de anular más de una vez. El aficionado siempre recordará su planta di rector ¡al soberana, su estatura, su delgadez extrema, su mirada profunda, factores físicos que suponían un importante ascendiente sobre los músicos a sus órdenes y que se complementaban con unas cualidades artísticas verdaderamente raras por la finura, la lucidez y la elegancia. Las interpretaciones de Mravinski poseían una tensión, una concreción, una intensidad y una vida interior igualmente poco corrientes. Sabía encontrar rápidamente la estructura básica de la música, extraer su esencia elemental y definitoria. Explicaba con máxima elocuencia, ajena a cualquier ganga melodramática, con una transparencia meridiana, las más complejas edificaciones orquestales y localizaba con pericia y naturalidad las líneas que convertían en comprensible cualquier discurso. Sus parcos movimientos, en los que suaves giros de muñeca eran capaces de provocar inusitadas tempestades sonoras, no impedían la acritud ni la violencia de ciertos ataques. La Filarmónica, imantada por el magnetismo de su gesto y el fulgor de sus ojos, actuaba atenta, unitaria, tensa, compacta. Mravinski, viejo león, director emérito de la URSS, heredero de una brillante tradición, ha dejado una discografia breve pero intensa, gran pane de la cual proviene de las salas d*é**«oocierto. Sus interpretaciones, claras, ígneas, fustigantes, reveladoras las más de las veces, de músicas de Prokofiev, Tchaikowsky, Shostakovich y tantos otros quedarán como modelos. Adiós, maestro. A.R. MASTERWO TRAITj) ('itera Kdirion Beethoven Cifenn f rould *' f * • ' — BEETHOVEN BERG Las 4 suites para orquesta Orquesta del Festival de Marlboro Paul Casáis M2P 42468 Sinfonia n.° 5 (transcripción de Franz Liszl) Glenn Gould, piano MP 42465 Wozzeck Eileen Farreil. Mack Harrell Filarmónica de Nueva York Dimitri Mitropoulos M2P i?470 - 2 LP'S MAHLER MAHLER MAHLER Sinfonia n.° 4 La canción del lamento Sinfonía n.510 "Adagio" Soederstroem, Hoftman, Lear, Haefliger Orquesta Sinfónica de Londres y Coros Fierre Boulez M2P 42469 - 2 LP'S BACH Sinfonia n.° 2 "Resurrección" Emilia Cundan, Maurreen Forrester Coro de Westminster Filarmónica de Nueva York Bruno Walter M2P 42472 - 2 LP'S ;•• Judith Raskin Orquesta de Cleveland George Szell MP 42464 .umann MOZART 3CHUMANN TCHAIKOWSKY/MENDELSSOHN Pequeña serénala nocturna Cuarteto de Budapest con Julius Levine Dúos para violín y viola Joseph y Lillian Fuchs MP 42467 Amor y vida de una mujei Amor de poeta ¿ote Lehman y Bruno Walter /piano) MP 42463 Concierto para violín Zino Francescatti Fí de Nueva York-Thomas Schippers Miembros de la 0. de Cleveland George Szell. MP 42462 EXCEPCIONAL OFERTA LIMITAD* DISCOS M IMPORTACIÓN FABRICADOS ' A PARTIR re CINTAS HEPBOCESAOAS AL SISTEMA NEW DOLBY I . DANZA Una gala por vida [• pane: Gala Dance for your life Paí de dem Don Quijote: Minkus/Petipa: Aramxa Arguelles y Amonio Castilla; Prousi: Faure/Roland Petit: Win Broekx y Jan Broekx; Tchaikowski pas de deu>; Tchaicouski/Balanchine: María Teresa del Real y Pablo Saboya; Othelto: Arvo Part/John Neumeier: Gigi Hyan y Camal Gouda; Cnopiniana: Chopin/Fokine; Irina Kolpakova y Sergei Bercsnoi; Carmen: Biíel/Petit; Natalia Makarova y Denys Ganio. 2,' pane: La Bella Durmiente (pas dedeux tercer acto): Tchaikowsky/Peiipa: Liudmila Semeniaka y Youii Posokov; Morgen: Sirauss/luk de Layress: Koen Onzia; La prisionera: Saine SaénVPetii: Eva Evdokimovay Denis Ganio; Agón: Stravinsky/Balanchine:. Slefanie Saland y Oito Neubert; Diva (Homenaje a María Callas): Wagner/Méndez: Alicia Alonso y Orlando Salgado. 3.' parle: Romeo y Julieta: Prokofiev/Cranko. Marcia Haydee y Richard Cragun; Three easy tangos: Pial/olla' l.dyrtis: María Teresa del Real y Pablo Saboya; Piano pitres. Tchaicowsky/Jetóme Robbíns: Slefanie Saland y Olio Neuben; Papillon: Offenbach/Marie Taglioni: Irina Kolpakova y Serguei Beresnoi; Adagio del 2do. aelo de El lago de ios Cisnes: Tchaikowsky/Sergueiev/Makarova: Naialia Makarova y Paul Chalmer; Finale: Eileen Brady y Todos los Artistas. Dirección artística: Luk de Layress: diseño de luces: Eric Teunis; con la participación del Real Tealri>de la Moneda: director: Gerad Monier. Organización: The Foundalion AIDS Pievention. Bruselas. Royal Circus, ]7 de enero de 1988. Por primera vez en Europa, estrellas de ia danza de todo el mundo se reunían para bailar con un fin altruista y ciertamente conmovedor: recoger fondos para la prevención del SIDA, una enfermedad que ha sido azote de muchas personas en el universo de la danza en particular y de la humanidad en general. S in duda fue una ocasión irrepetible por varias razones, y se justifica sobradamente tan amplia ficha. La gala duró más de tres horas, y en el¡a actuaron las mejores estrellas de la danza del mundo. Comercialmente, nunca se hubiera podido reunir, por una noche, a tantas celebridades, y entre ellas, a varias figuras que son hoy día el signo más elevado del ballet. La idea surgió a Luk de Layress, uno de los coreógrafos belgas más activos, y actualmente en la plantilla del Ballet de Flandes. Dos años antes, se había creado en Bruselas la fundación que se marcó como pauta hacer grandes eventos que permitieran recoger fondos. Layress se personó en la fundación con el ambicioso y a todas luces imposible proyecto de [raer a Alonso de Cuba, a Makarova de New York, a Kolpakova de Leningrado. Sólo por una noche. Poco a poco aquello fue tomando forma, y la gala se fue haciendo realidad. Todos los artistas sacaron unas horas de sus apretadas agendas de irabajo y volaron hasta Bruselas. Marcia Haydee hizo el recorrido desde Alemania en tren. Otros tomaron hasta tres aviones. La fundación se planteó recoger beneficios tanto del taquillaje tomo de los derechos de venta de un precioso video que reunía la grabación integra del espectáculo. El Royal Circus se llenó y varias televisiones europeas ya han comprado y emitido e) programa. Televisión Española, sin embargo, a pesar de la presencia española en tan noble acto, no ha querido el programa. 26 Scher/o Alicia Alonso al final de «Diva». Los más sobresal ¡en les bailarines P oco hay que decir del nivel de baile de la noche. Esiaban los mejores y dieron lo mejor de sí. Los más jóvenes demostraron la pujanza que los ha llevado a un pronto estréllate y los más maduros, bordaron los excelsos momentos de su arle. Entre los primeros destacaron Arantxa Arguelles y Antonio Castilla en sus momentos de virtuosismo individual, María Teresa del Real y Pablo Saboya por su arrojo, y sobre todo Koen Onzia, un joven belga que está ahora en el London Festival Ballet que posee esas dotes de brillante genialidad artística con las que están dotados muy pocos. Salto, poesía, elasticidad, belleza dentro de sus formas armónicas a la vez que menudas. Sus intervenciones fueron apasionadas, de una gran entrega en algo tan difícil como los solos. Las piezas de Layress, creadas para él, explotan ese lirismo casi doloroso con que se expresa. Había una generación intermedia, donde Stefanie Saland y Liudmila Semeniaka eran los dos polos opuestos de dos universos muy diferentes a la hora de concebir el baile y la estética de la bailarina. La Saland, larga, potente, balanchiniana hasta ser un perfecto molde de la bailarina neoyorkina hecha ya a la imagen y semejanza de ese neoclasicismo tecnicista y ciertamente frío; por otra parte, Semeniaka es la gracia de proporciones, la técnica muy sólida, pero puesta detrás de un estilo que guarda las maneras antiguas rusas, algo evolucionadas, pero con esos arcos de brazos y esas muñecas quebradas, que pueden gustar o no, pero que son sellos de identidad de una escuela y una tradición. Entre las mayores, Marcia Haydee mostró su baile generoso, expansivo, noble. Eva Evdokimova, tierna y segura sobre sus hermosos pies tan de bailarina, Irina Kolpakova, que viene de! Kirov, poseedora de un refinamiento que salta a la vista desde el más leve paso, mostrando la custodia de su pasado dorado, y finalmente, Natalia Makarova, algo disciplente, pero con los aires de una gran bailarina. Fuera de toda clasificación, había un punto de arte puro: Alicia Alonso. No en balde el programa la catalogaba de mito viviente, de hecho histórico. Alonso, acompañada por el bailarín Orlando Salgado, demostró unas esencias balletísticas que están por encima de toda técnica. Las propias bailarinas jóvenes estaban pasmadas de su arabesque, como una flecha de corrección lanzada al horizonte, de sus manos, describiendo un lenguaje de signos puros, y del drama expresado por su paso a dos, creando una tensión que hizo apagar todo rumor en la sala. Cuando la cortina se levantó y estaba Alicia, toda de oro, sola en el centro de la escena, una oleada de aplausos que duró varios minutos inundó el Royal Circus. Hacía 18 años que la baila- CONOZCA LAS GKANDKS OPKRAS... 1 La historia, la anécdota, la música y el libreto de las óperas más famosas. ...Y DISFRUTÓLAS INTENSAMENTE. Los momentos cumbres de la ópera, con tas más grandes voces en sus inicrpreíaciones más brillantes. la Opera es una obra de divulgación de tarad er enciclopédico, que pasa revisia a todos los componentes del mundo operístico —de los compositores a los libretistas; de los intérpretes a los directores escénicos; de la historia a la anécdota—, estructurándolos en M) apañados «capítulos. Cada capítulo consta de un fascículo y una grabación intimamente relacionados. 1 .as grabaciones, de gran calidad sonora, han sido seleccionadas, en su mayoría, de entre los fondos musicales d Dccca. l'hilips \ Deutsehe Grammoplion. I na yran i¡ala semanal, en tomnañía de las voces más exlraiirdinurius. Próximas enllocas: N'.' Compositor Obra ImérpKhi Carmen A. Balisa. J. Carreras, J. van Dain, K. Kíixiorctli. l a Biihtinc M.Irtni, [. PavanKii. b. Haiinwd,H. Paiitrai. 3 Souini lí BarlK'nidt Sctilla T. Hergan/a. L. Alva, H. Ptej, F:. Dará, P. Momarsolu. 4 Verdi Aída I'. Domingo, K. Riu:iaieli¡, b. Obralaiva, N. tilliauruv. R. Xaimondi. 1 Mozarl l a Maula Má(!ioi P. Lorcngar, S. Burrcms, H Pre>, ('. Deuickom, M. Talvela, D. Fjschei-Dieskau, Donizt'LLi l u n a d r Liimmi-rmuur M C'jhallé, J. Carreras, V. Sardinero. S. Ramey. 7yS Wagner Vi Anillo ckl Mbdungu K. hlagsiad, Vv1. Windgassen, B. Nilsson, J. King, G. lindan, R. Crepin, H. Hofter, J. Suthcrland, C. Ludwig. 9 Vcrdi Ix Traviita M tallas, i-. Albancse, U. Savarese Puccini Tosa M. CabaJkí. J. C a r r a s , S. Kamey. 1(1 m IJí BOHEYIE LATRAVIATA í r< Mí :- Salvat 60 discos o cassettes 60 fascículos de aparición semanal 4 volúmenes 960 páginas 1400 ilustraciones y fotografías a todo color ENTREVISTA Ivo Pogorelich: Ese delicado equilibrio Pogorelich, uno de los indiscutibles divos del actual pianismo internacional, visita de nuevo Madrid. Va a tocar con la Nacional el próximo mes de abril los Conciertos n." I de Tchaikovsky y n. ° 2 de Chopin. Durante su anterior estancia entre nosotros, hace tan sólo un par de meses, nos concedió la siguiente entrevista. En ella, tan lejos del divismo puro como de la camaradería, en un tono reservado, medido, casi íntimo, el pianista yugoslavo, que conserva siempre un aire elegante y una actitud en la que son frecuentes los instantes de abstracción, nos expuso, en un inteligible inglés, algunas de sus ideas sobre el arte de hacer y de interpretar música. Un arte que en él se plantea siempre a través de caminos nada fáciles, poco trillados y, en consecuencia, especialmente subjetivos. Actuó como amable introductor e intérprete Eduardo Clausen. 30 St-hcrzo ENTREVISTA CHERZO.— ¿Existían antecedentes musicales en su familia? POGORELICH.—Sí, desde luego. S.—¿A qué obedeció su marcha a Moscú a los once años? P.—Al entendimiento por parte de mi familia y profesores de que tenía un tálenlo innato que debía potenciar. Fui a Moscú en realidad para desarrollar un eslilo. las diluyeran. El pianismo cambia constantemente. Pero en época de Liszt era superior en casi todos los órdenes. Primero, Liszi trataba el piano como un instrumento que a la vez puede cantar y representar a la orquesta, lo que le otorgó un papel verdaderamente complejo; no era solamente un piano de macillos, era un piano en el que podías reproducir la voz humana y al tiempo tocar transcripciones de Wagner, por ejemplo. Liszt, a través de esta evolución, llegó a ejercer sobre el instrumento un soberano control, un dominio absoluto, que no era el resultado de su experiencia aislada o de la búsqueda de una vía de escape a un sentimienlo romántico, sino que era consecuencia de una experiencia acumulada. Ese S.—¿Cómo encajó usted en la tradi- control, ese acercamiento al sonido del piano, a la forma en que el pianista escucha su propia interpretación, todo eso vieción pianística rusa? ne de Liszt. En los últimos cincuenta años han sucedido muP.—Me interesaba mucho el pianismo ruso, pero cuando chas cosas. Entre ellas el advenimiento del disco. La música llegué tenia sólo once anos, como usted ha dicho; sabía muy grabada, es curioso, limpió los oídos de mucha gente, perpoco no ya de la tradición rusa, sino de la de cualquier país, mitió comparaciones. Como artista que graba le puedo dee incluso me encontraba por detrás del nivel de los niños de cir que el micrófono no recoge un cien por cien de lo que mi edad. Para mí se trataba de estudiar, de practicar mucho haces, quizá el sesenia; pero ello no disminuye su importanpara alcanzar la altura técnica que tío poseía, porque los ru- cia a la hora de oír la misma interpretación muchas veces. sos estudian de una forma muy concentrada en una perma- La posibilidad de realizar comparaciones creo que ha tenido nente competencia y empiezan muy pronto. gran influencia en la conformación del moderno estilo interS.—Enconces ¿no ha sido, en contra de lo que siempre se pretativo. S.— ¿Conocía a Eduardo del Pueyo o escuchó algún disco ha dicho, un niño prodigio? P.—Según se mire. En realidad, ya a los once años me ma- suyo? nejaba con gran facilidad y mis interpretaciones estaban baP.—No. jo el control de magníficos maestros, lo que me permitía pregunto porque era un pianista, fallecido hace un aproximarme a la música con una madurez y un rigor que parS.—Lo de años, permanente afán de búsqueda, discípulo de no siempre pueden conseguirse. Todavía hoy podemos en- una discípulocon de Liszt. Algunas de las cosas que usted ha cocontrar ejemplos de los abusos que se derivan de la mala ad- mentado le preocupaban también. Sin duda era un seguidor ministración de los jóvenes talentos, embebidos por lo común de similares teorías y planteamientos lisztianos. en su deseo incontrolado de tocar, empujados por una fuerP.—No lo discuto, pero hay que tener en cuenta que Liszt za irresistible. Podría citarse a este respecto el caso del griego Sgouros, que en vez de esperar, de seguir un plan, fue era una especie de gran aeropuerto en el que aterrizan avioforzado por los agentes y quizá por la familia a hacer dine- nes de todas partes. Hay muchas interpretaciones individuaro, desperdiciando quizá unas dotes naturales muy intere- les, no siempre fieles a sus ideas. Los amaneramientos a partir de ellas no han sido raros. De todos modos, en arte, al hasan I es . S.—¿La revelación de su pianismo, sobre el que se basa blar de una escuela lo importante, desde luego, es tomar lo su estilo actual, vino dada, como se cuenta, por el enlace con mejor de ella, sin desechar, claro, las aportaciones individuala tradición Liszt-Siloti a través de su profesora Keseradze? les, que son, en ocasiones, las que pueden arrojar nueva luz. Una mera reinterpretación, por el contrario, quizá no llegue P.—No exactamente. Yo trabajé con profesores de distin- a tener ni vida ni autenticidad, a no ser, repito, que se aportas tradiciones cuya herencia profesional tenía orígenes di- te algo de uno mismo, de tal manera que se realice lo que versos. Los seguidores de Liszt eran muy diferentes entre si. llamaríamos una aproximación creativa de la escuela. Es deLos que estuvieron en Viena poseían un estilo muy particu- cir, que una escuela no se debe tomar como algo fijo, sino lar y los de Rusia, probablemente, estaban más interesados como algo que evoluciona constantemente. en el arte de tocar el piano que en los aspectos conectados S.—Todo esto es muy interesante, porque el artista recibe con la música de salón. Los rusos siempre están dispuestos a empezar una discusión y plantearse un dilema en busca del una herencia que él adapta a su modo creador y reinlerprela arte puro, genuino. La ingenuidad en arte es crucial para ellos. cada vez. No sólo fue la directa herencia de Liszt, sino también el inP.—Sí, y al tiempo tiene que experimentar. En arle la excreíble momento cultural de San Petersburgo y Moscú, lo que perimentación es imprescindible. ocasionó la aparición de tantos maravillosos músicos y comS.—Da la impresión escuchándole al piano que lo que topositores; eso, probablemente, es lo que ha determinado la ca, lo que interpreta es el resultado de una profunda meditaenorme riqueza de nuestros días. Imagínese los nombres que ción realizada tranquilamente, sin prisas. han surgido en el campo de la interpretación pianística: SiP.—Sí, es posible. La verdad es que siempre he estado obloti, Rachmaninov, Scriabin, todos ellos, además de compositores, magníficos pianistas. Mucho bueno de todo ello ha sesionado por producir calidad; y para ello hace falta tomarse subsistido en Rusia, pero, naturalmente, dada la fragilidad todo el tiempo preciso. Le puedo decir por experiencia que del arte de la interpretación, mucho también se perdió. Los cuando repaso una obra que conozco muy bien y que inclutiempos cambiaron, los ideales artísticos soviéticos no eran so he interpretado durante seis meses, si estoy, por ejemplo, los mismos. Pero de nuevo hubo suerte: Prokofiev volvió al un año con ella, al final mi aproximación a la partitura es país, e influyó poderosamente para bien... Siempre ha habi- diferente. Y si más adelante la vuelvo a estudiar, profundizando en eUa, se establecen nuevas diferencias. Algunos eledo por tanto algo interesante. mentos permanecen, claro, pero otros aparecen por primera S.— ¿Podrían concretarse las características esenciales devez en un momento determinado. Creo que es un proceso norese pianismo que usted aprendió de una tradición semejante? mal: si se invierte una enorme cantidad de trabajo en una P.—Hoy sería muy difícil. Pero le puedo ilustrar acerca obra, y no sólo trabajo, sino horas para darle vueltas a cierde las que lo constituían antes de que los tiempos actuales tos aspectos, a la postre se produce una maduración. Scherzo 31 ENTREVISTA S.— ¿Se considera emparentado en su forma de entender tro de lo que es un puro negocio. Ahora estoy en condicioy locar la música con algún pianista actual? nes de exigir. He conseguido generar un repertorio muy interesante para grabar, he hecho suficientes conciertos en P — No. todo el mundo como para que se sepa quién soy y de esta forma he adquirido mayor libertad potencial para trabajar S.—¿Admira a alguno en particular? en el repertorio que yo quiero. P.—No soy la persona más indicada para contestar a esa pregunta. Cuando voy a un concierto me gusta salir de él con S.—¿ Y cuál es el repertorio que trabaja especialmente, en algún recuerdo que pueda atesorar, con algo que me pueda qué autores está sobre todo interesado? servir. Hoy en dia eso es cada vez más difícil. Muy raramenP.—No tengo preferencias. Estoy interesado en todo deste descubres cosas nuevas en un concierto. de el barroco hasta nuestros días. En estos momentos prepaS.-—¿Es fundamental para usted la comunicación con el ro Gershwin. Si llego a ofrecer Gershwin al principio de mi carrera me hubieran puesto un sello aquí, (señala la frente). público? La gente me habría identificado diciendo: «¡Mira! Este toca P.— Para todo artista. Es esencial e imprescindible. jazz». Hoy, en cambio, no lo recibe asi. S.—¿Elige y selecciona usted mucho sus grabaciones? S.—Hay que suponer que, si no ¡o ha hecho ya. tendrá penP.—Depende. Tiene que darse cuenta que trabajo para la sado locar y grabar algún concierto de Mozart. casa discográfica más comercial del mundo, la que más venP.—(Ríe divertido) Eso es precisamente lo que tengo en de. Mi intención en un principio no era ir detrás del mercado persiguiendo una venia copiosa de mis discos, iino crear la cabera. ciertos pasaportes o salvoconductos musicales que me legitiS.— ¿Cuál? maran en mis primeras grabaciones. No se tralaba de hacer P.—La verdad es que son dos los que estoy estudiando. muchos. Debe entender que hacer discos tiene muchas ventajas. Lo que yo quería conseguir era una posición artística Pero prefiero no decirlo por ahora. plenamente independíeme que me pudiera dar la oportuniS.—¿Entre el 20 y el 27? dad de grabar el repertorio que me interesaba, aunque éste no se considere muy popular. Hacia falta que mi nombre lleP.—Es posible... (con una sonrisa cómplice). Es una múgara a considerarse suficientemenie grande para lograrlo y sica maravillosa. para que los discos fueran pedidos por el público. Es una paS.— ¿Qué opinión, después de bastantes actuaciones en Esradoja, porque sin un gran nombre no puedes vender un disco; normalmente la gente piensa que sin un repertorio popular paña, le merece nuestro publico? no vendes. Por tanto, lo que tuve que hacer al principio fue P.—Es muy musical. No tiene nada que ver con el italiacortar, abrirme camino a través de esta situación paradójica y esperar. Hacer poco, pero hacer cada cierto tiempo lo que no o el suramericano o con el de cualquier otro país latino. yo quería, de forma que hoy si grabara los Estudios de Y además es un público muy disciplinado; casi nunca está Czerny, el público lo encontraría interesante y compraría el dispuesto a que su emoción se desborde. Pero un público muy disco. Quería ganar esta posición en verdad única que es tan interesante. importante para transmitir mi propia libertad artística den- Arturo Reverter 34 Seherzo DISCOS BACH: El ane de la fuga. Herberi Táchela, Árgano. Teldec 8. 43771ZS. Disco compacto. AAD. Grabado en 1967. Duración: En el año 1967 apareció al público en soporte de disco convencional, pasada en el presente año el compacto, la muy seria y honda versión de una de las más profundas obras teóricas de J. S. Bach, interpretada por Herberl Tachezi. Lo primero que hemos de señalar es que la técnica digital ha permitido que El arle de la fuga se contenga en un soto disco compacto, lo que añadido a que aparece publicado en una sene de precio medio, resulta un buen aliciente para quien no tenga oirá versión de esta formidable obra, que en realidad está constituida por 19 piezas independientes, integradas por trece contrapumos, algunos de ellos con sus inversiones, y cuatro cánones, también en diversos contrapuntos. La pieza ha sido grabada en bástanles ocasiones y la mayoría de ellas con acierto suficiente como para destacar sus enormes valores artísticos, si bien ninguna de ellas pueda acaso considerarse como modélica. Recordemos la registrada por Walcha para Archiv en 1956, la de Leonhardt, para Harmonia Mundi, dos versiones orquestales de 1965. la primera de ellas a cargo de la Orquesta de la Radio Televisión Suiza-italiana, bajo la batuta de Scherchen, y la segunda por la Orquesta de Cámara del Sarre, dirigida por Ristenpart, sin olvidar la mucho más reciente de Marriner, para Philips con la Academia of St-Martin-in-the-Fields. Seguramente cualquiera de ellas puede cumplir las exigencias de los más exquisitos, aun cuando mi predilección se inclina por la versión de clave de Leonhardt y la de Walcha al órgano. En cualquier caso, la visión de Tachezi es de total solvencia, buscando en cada una de las panes que componen la obra la eficacia sonora apoyada en el órgano de Bremen. La grabación, a pesar del tiempo transcurrido desde la toma inicial, es muy buena y la transposición al disco compacto nos permite eludir cualquier tipo de ruidos, disfrutándose también de una mayor presencia del órgano. En definitiva, una excelente versión que no desmerece de las que han quedado citadas. G.Q.LL.O. BACH: El arle de la fuga. Hesptrion XX. Director: Jordi Savall. ASTREE AUVIDIS E 201 (2Lp). El arle de la fuga es una indiscutida obra de arte que, sin embargo, ha pasado por las fases del olvido, rechazo y consideración como mera teoría escrita, para terminar sumida, una vez parecen favorablemente resueltas las dudas sobre la conveniencia o no de interprelarla, en una nueva polémica —ésta presumiblemente sin fin— sobre el modo de aproximarse a ella. En este último sentido, podemos distinguir dos apostolados diferentes. El primero, que considera la obra como adecuada —casi diriamos que especifica— para el teclado, ha contado entre sus filas a Walcha, Leonhardt y Mooroney, entre otros. El segundo, partidario de la utilización de un conjunto tnst rumen (al, DISCOS ha contado, entre otras, con versiones de agrupaciones tan prestigiosas como la Academy of Si. Martin in the Fields. Además de la discusión instrumental, existe el problema (presumiblemente también sin fin) del orden de los contrapuntos y el de la fuga inconclusa que, generalmente, cierra la obra (Walcha y el mismo Savall, entre otros). Esta última ha sido omitida en algún caso (Leonhardt, que piensa que nada tiene que ver con esta guerra) y objeto de algún que otro intento para completarla. El resumen es, pues, que la situación más o menos caótica en torno a esta obra, monumenlo supremo, lección magistral del arte contrapuntístico, permite en si misma una variedad de aproximaciones de las cuales ninguna es, a priori, totalmente rechazable. Este largo preludio me sirve para justificar lo aceptable de la base de que parte Savall en su, anticipo, muy peculiar visión de la obra. En efecto, (al y como dice él mismo en el folleto que acompaña al álbum, nunca se ha intentado interpretar en disco el Arle de la fuga con un conjunto presumiblemente al uso de la época. Savall utiliza un grupo de 4 violas (soprano, alto, tenor, bajo) al que se añade otro de 4 instrumentos de viento (cometió, oboe da caccia, trombón tenor y fagot) en determinados contrapuntos (n.° 3, 5, 7. 9, 11 y 18). El efecto es sumamente curioso, ya que el sonido oscuro y el timbre cálido y opaco de las violas conjunta muy bien con los instrumentos de viento escogidos, que, en cierta medida, poseen las mismas características. Podría decirse que esta combinación carece por ello del necesario contraste, pero creo que resulta, por el contrario, o (al vez por eso mismo, muy equilibrada. Decir, por lo demás, que el fraseo, la articulación y los tempi están en general sabiamente elegidos (en algún caso éstos son algo morosos) —aunque éste es también campo abierto para la discusión; tómese por ello el juicio como muy personal— es esperable por demás en músico de competencia y rigor reconocidos como lo es Savall. Si a ello añadimos una ejecución irreprochable y un sonido, cuando menos, bueno (mi prensado es impecable), entenderá el lector que la impresión global no puede ser sino positiva. No obstante, no debe deducirse de lo anterior que esla sea la versión del Arte de la fuga que yo recomendaría como primera elección. Tras haberla escuchado varias veces, volví a la versión de Leonhardt (Harmonía Mundi), por olra parte radicalmente distinta, no sólo en cuanto a instrumento sino por el or- den de los contrapuntos y la ausencia de la fuga final, entre otras cosas. Una de las que más me sorprendió (o mejor dicho, me volvió a sorprender) fue la exírema claridad e*posHiva que consigue este hombre en un instrumento tantas veces acusado por la falla de posibilidades de destacar algo. Instrumentos aparte, y partiendo de la base del excelente nivel de Savall, debo reconocer que Leonhardt infunde algo especial a esta música. Su articulación exquisita, su ajustadísimo y equilibrado uso del rubato, su manera única de entender la rítmica bachíana, le convierten en un intérprete irrepetible. Esta, pues, sería ta única duda ante la compra del disco de Savall. Si ya posee la de Leonhardt, esta versión de Savall no puede considerarse adquisición errónea. Si no ha oído a Leonhardt, tenga en cuerna que las prioridades... son las prioridades. R.O.B. BACH: Oratorio de Navidad, BWV 248. A. Rol fe-Johnson, Evangelista; N. Argenta, soprano; A.S. von Oller, mezzo-soprano; H.P. Btochwltz, tenor; Olaf Bar, bajo. The MorUeverdi Choir: The F.nglish Baroque Solo ¡sis. Dirección: John Eliot Gardiner. 2 CD's ARCHIV 423232. DDD. Duraciones: 73'fll" i 67'03" (también distribuido rn 3 LP's y dos muskassetles). BACH: Oratorio de Navidad, BWV248. P. Schreter, Evangelista; M. Llpovstk, contralto: H. Do nal b, soprano; K. Büchner, tenor; R. Holl, bajo. Rundfunkchor Leipzig; Slaalskapelle Dresden. Dirección: Petír Schreier. 3 CD's PHILIPS 420204. DDD. Duraciones: 55'IS", 4Ó'S3" y 46'59". (También st distribuye en 3 LP's y muskassetles.) BACH: Oratorio de Navidad, BWV 248. Knabensolis(en; T. Altmeyer, tenor; B. Me Daniel, bajo; Tol/er Knabenchor; Collegium Aureum. Dirección: Gerhard SchmidiGaden. 3 CD's EMI-Deutsche HM CDS 7 49119 8. AAD. Duraciones: 54'21", 48' y 49'30" (también en 3 LP's). La reciente aparición de las dos versiones de Gardiner y Schreier, junto a la inminente disponibilidad en CD de la que en 1975 grabara Schmidt-Gaden, motivan este comentario, en el que haremos una pequeña comparación de estos registros con el comúnmente considerado de referencia, es decir, el de Harnoncourt (1972). Repasemos en primer lugar qué medios utiliza cada director: Gardiner usa instrumentos originales, solistas adultos y coro mixto; Schreier, por el contrario, se vale de instrumentos modernos, aunque también con voces adultas y coro mixto; SchmidtGaden y Harnoncourt utilizan instrumentos antiguos y voces de varón, con lo que las más altas son asumidas por niños, tanto en el plano solistico como en los coros. De las grabaciones con criterios de época, ninguna se parece demasiado a las demás. La más floja es, evidentemente, la de EMI, peor cantada y tocada. Los niños desafinan bastante en esta versión, sus voces suenan muy forzadas. Altmeyer y McDaniel están muy correctos, pero su labor se ve entorpecida por unos músicos que no le sacan partido a las posibilidades del instrumental antiguo. El coro de Tolzer está a un nivel más bajo que el demostrado después en la Scherzo 35 DISCOS inlegral de cántalas de Harnoncourt, y en general !a atmósfera es un poco pesante, debido quizás a los lentísimos lempi que impone el director. Si esta versión tuvo en su motílenlo interés, ahora con la aparición de la de Gardiner sólo sería recomendable para aquellas personas que lo compran lodo. El director briiánico, buen bachiano por lo general, hace un gran i raba jo en esta ocasión. Obtiene un sonido de la cuerda muy inglés, aterciopelado y terso, con unos excelentes y brillantes metales y madera muy acaramelada. Los solistas están a un inmejorable nivel, con Rol fe-Johnson en un Evangelista contenido pero mal i lado, muy sensible: Nancy Argenta ha demostrado sobradamente ser una exquisita soprano, y su voz tiene toda la transparencia que requiere la música de Bach (hace una sensacional recreación del aria con eco). Anne Sofie von Otter es también una extraordinaria cantanle, con una vo/ menos oscura que la de otras contraltos aulénticas (como la Watkinson, por ejemplo), que si bien no hace olvidar al coniratenor Paul Hsswood en la grabación de Harnoncoun (estaba en uno de sus más felices momentos), sí puede ser considerada como maravillosa en su papel. Blochwitz y Bar. quizás sin llegar a igualar a Equiluz y Nimsgern, resuelven sus intervenciones de muy buena manera. El bajo tiene una voz poderosa y noble, aunque parece que le falta alguna capacidad de matizadón, y el tenor no es tan dramático como Equiluz. El Monteverdi Choir me parece, sin más, un coro perfecto. Las sopranos cantan con una delicadeza y transparencia tales que no se echa de menos el timbre de los niños de Harnoncoun, menos desafinados, eso sí, que los de EMI. En el plano instrumental, Gardiner ofrece una interpretación menos puntiaguda que la del berlinés, menos angulosa que la que caracteriza el sonido de Harnoncoun. Pero las prestaciones de sus músicos a menudo alcanzan mejor nivel (en todos los instrumentos de viento, por ejemplo, y sobre iodo en las trompetas y flautas). Los lempi son bastante más vivos que los de Harnoncourt. y ayudan a que el ambiente general sea más brillante. De estas tres versiones, naturalmente desechamos la primera, y seria muy recomendable tener las de Gardiner y Hamoneourl. que en si son bastante dispares pero igualmente válidas. Creo que no se puede escoger una por encima de la otra, porque representan dos concepciones dispares dentro del mundo de la interpretación auténtica, y las dos excelentes. Para los que no piensan que la rica paleta musical de Bach requiere medios instrumentales antiguos, o simplemente no soponan el color de los insirumenlos de época, la versión de Schreier es muy recomendable, puesto que está muy bien carnada y excelentemente tocada. Lo peor de la grabación —aparte del precio de los í CD's— es el propio Schreier, que, definitivamente, se ha quedado sin la voz suficiente como para hacer el Evangelista en condiciones. El otro tenor, Búchner, también deja que desear —aunque más bien porque su instrumento tiene un feo color—, mientras que el resto del reparto está bastante mejor, destacando Lipovsek y Holl. que son cantantes sensacionales. Schreier conduce toda la obra a una velocidad vertiginosa, lo cual ayuda a tragar de mejor manera los instrumentos convencionales —especialmente al 36 Scherzo trompetista, de completísima técnica, pero verbenero sonido—, aunque algunas veces dificulta las intervenciones del coro, que se ve obligado a cantar a toda mecha. No obstante, se nata de una versión muy aceptable, en la linea de lo que ya Schreier realizara con las cantatas profanas. Lo que peoí se lleva quizás sea la obsesiva utilización del Llave como instrumento da chiesa, pero qué le vamos a hacer... En resumen, dos opciones para el Oratorio: Gardiner y Harnoncourt; después, Schreier y, por último, Schmidt-Gaden. J.C.C.A. C.P.E. BACH: Los últimas sufrimientos del Salvador Wq. 233. Barbara Schf'ck, Grela de Reyghere, Catherine Patriasz, Christoph Prega rdiem Max van Egmond. Collegium Vocale Geni. La Pe lite Bande. Uirecliir: Sigiswald Kuijken. LMI Deulsthe Harmonía Mundi CDS 7 47753 8. 2 Compactos ADD. MT12" 59'04". La Pasión-Cantata Los últimos sufrimientos del Salvador (1770) es uno de los grandes oratorios escritos por Cari Philipp Emanuel Bach. Los otros títulos inomitibles al referirse a este sector de su obra son Los israelitas en el desierto y Resurrección y Ascensión de Jesús. Lamentabiemenie, lo que se nos ha conservado de la música coral escrita por Bach es una mínima parte cuya representatividad ignoiamos. Lo que si es cieno es que Los últimos sufrimientos, de segura atribución, es una obra totalmente lograda y estilísticamente homogénea, algo que no pasa con la Pasión según San Marcos, supuestamente de nuestro compositor (véase la critica a ia versión de Rilling en este mismo numero). Según las acertadas notas, debidas a Eckhardt van den Hoogen, que acompañan a los discos, es lames ante una de las obras maestras de Cari Philipp. Los últimos sufrimientos del Salvador, con alguna referencia a Johann Sebastian Bach, nos da el punto más alto del estilo independiente de Cari Philipp Emanuel Bach. Es interesante observar que la forma ha perdido rigidez, con momentos en que la relación entre recitativo y aria se hace más flexible por medio de la utilización del arioso. El trabajo de interpretación de Sigiswald Kuijken y La Petire Bande es verdaderamente admirable. Dominadores del estilo propio de la música de Cari Philipp, los responsables de la versión han descubierto el tono exacto de esta obra. No era fácil porque la obra discurre con una linea general doliente y contenida. También era preciso lograr el equilibrio de estos momentos con los instantes de agitación, cosa que Kuijken ha salvado con acierto. Los solistas vocales tienen un nivel general muy alto, cumpliendo sus cometidos con acierto, destacando quizá un poco la labor de Max van Egmond. Grabación, en definitiva, que supone una importante aportación a la recuperación discográfica de la música de Cari Philipp Emanuel Bach. ' E.M.M. C.P.E. BACH: Pasión según San Marcos. Kriulina Ijiki, Úrsula kiinz, Peler Schreier, Andreas Schmidt. Gachinger Kantorei Stullgart. Bach Collegium Slultgarl, Dirección: Hclmul Hitling. CBS 2LP I2M 42511. La sombra de las pasiones de Johann Sebastian Bach se proyecta con fuerza sobre esta Pasión según San Marcos. En concreto, son muchas las conexiones de la obra ahora grabada con la Pasión según San Mateo del gran genio del barroco: imitación de procedimientos en algunos coros, halo de los instrumentos de cuerda envolviendo las palabras de Cristo, disposición de un aria con solo de viola da gamba. Naturalmente, el clima espiritual es muy otro, pues el dramatismo y la honda concentración de la Pasión según San Maleo no hacen casi acto de presencia en esia Pasión según San Marcos, que da muestras de un estilo complejo pero un tanto salido de diversas corrientes. El manuscrito de la Pasión, encontrado en la Biblioteca de la Universidad de Colonia en 1985, no hacia mención alguna a su autor. El conocimiento de la Pasión según San Mateo de J.S. Bach, en un momento en que la obra no había sido impresa, llevó al convencimiento a los musicólogos de que la pieza se debía a la pluma de Cari Philipp Emanuel Bach, poseedor del manuscrito de su padre. Se sabe que Cari Pitilipp llegó a escribir hasta 21 Pasiones, pero todas ellas desaparecieron durante la Segunda Guerra Mundial sin haber conocido la imprema. Esta Pasión según San Marcos, de confirmarse la atribución, sería la única sobreviviente de tan nutrido Corpus. No existen desde luego pruebas en contrarío, pero hay que reconocer que las que se manejan a favor tampoco tienen mucho peso. La música de la obra, en todo caso, tiene interés bastante como para la presente recuperación discográfica. Constituye además la pieza una curiosidad histórica por la mezcla de la tradición coral con arias de la más epidérmica galantería. Los discos comentados recogen una interpretación pública de la obra (8-V1I1-1986) en Stuttgart, que muy posiblemente fuera la primera desde su composición. La versión tiene el mérito indudable de ser funcional y convincente, sobre todo en ausencia de toda tradición interpretativa. No se trata, en cualquier caso, de ningún logro estilístico, al menos si relacionamos lo escuchado con lo que se ha consagrado como la manera de C.P.E. Bach por otros intérpretes. La ejecución posee buen nivel técnico dentro de un tono genera] no muy expresivo. Apreciable trabajo de los cantantes, destacando el Evangelista de Peter Schreier. E.M.M. BKETHOVEN: Concierto para piano y orquesta :V. " 5 en Mi bemol mayor. Op. 73 "Emperador». Murray Perahia, piano. Orquesta del Concertgcbouw, Amslerdam. [)¡r.: Bernard Haitink. CBS DIGITAL M 42330. 38T. El norteamericano Murray Perahia se ha consolidado como uno de los grandes pianistas de su generación. Confieso haber admirado su gran musicalidad desde la primera vez que le escuché en directo un magnifico Concierto de Schumman. Artista de notable sensibilidad y muy considerables —que no deslumbrantes— recursos técnicos, entiende y traduce con aparente facilidad la música que interpreta, aunque a veces da la sensación de no redondear la faena. Pese a todo ello, recibí este disco con cierIO escepticismo, dado que se trata de la enésima versión del «Emperador», concierto del DISCOS que ex i sien unas cuantas versiones excelentes. Tampoco las tenia todas conmigo en to que a Haitínk se refiere, dada la poco positiva experiencia que su Beethoven me deparó en fecha no lejana. Sin embargo, puesto el disco me vi inmediatamente ganado por lo que no dudo en calificar de extraordinaria versión; más aún: de lo mejorcilo que he tenido ocasión de escuchar sobre este concieno en los últimos anos. Perahia está magnifico, y nos proporciona un Beethoven de una claridad poco ha bitual. no exento de vigor, pero sin caer en desmelenamiemos más o menos efectistas. Haitink parece, por su parte, haberse transfigurado, y su acoplamiento al solista es irreprochable. La grabación es asimismo impresióname. Magnífico resultado en cuanto a brillantez y equilibrio orquesta /so lista, con justa presencia de éste, pero sin que en ningún momento la orquesta quede en segundo plano. El prensado de mi ejemplar resultó perfecto en la primera cara y no tanto en la segunda, que presentaba alguna que otra fritura. Escuchados posteriormente BenedettiMichelangeli (DG), Barenboim (EM1) y Kempff (DG) no dudo en considerar que Perahia puede situarse entre ellos —si no por encima— con toda tranquilidad. Una pena que el disco sólo dure 38 minutos, lo que es más bien poco tal como está el palio, especialmente si va uno a por el compacto. Pese a ello mi consejo es que no se lo pierda. Por mi parte, no dudo que volveré a escuchar esta versión con mucha frecuencia. Este es un pianista de primerísima fila. B.O.B. BEETHOVEN: Concierto para piano y orquesta n. " 5 op. 73 «Emperador». Rudolf Serkin, piano. Orquesta Sinfónica de Boslon. Director: Seiji Ozawa. Telare Digital CD-80065. DDD. 1981. 42"04". Entre las cerca de treinta versiones discográficas que se pueden adquirir hoy en día del «Emperador», incluida la última de Barenboim en compacto, ésta que hoy nos ocupa tiene unas características específicas que la sitúan entre tas mejores. Ser km es un patriarca del piano en el mejor sentido de la expresión, la Orquesta Sinfónica de Boston se encuentra entre las mejores del continente americano, y sólo la a veces superficial batuta de Ozawa nos podía hacer presagiar unos resultados incompletos. Pero en honor a la verdad hemos de decir que el acompañamiento es de primera clase y Ozawa no sólo no perturba la excelente y vitalista versión de Serkin, sino que la apoya decididamente. La mejor virtud del solista es, sin duda, su capacidad de comunicación, su vibrante personalidad, que arrolla con fuerza en los movimicnlos extremos, y es capaz de alejarse lo necesario en el Adagio un poco mosso para obtener una versión de primera categoría, sil liándose entre los grandes: Kempf-Leilner. Fiéis her-Siell. Oilels-Szell, Ashkenazy-Solti, Barcnboím-Klemperer y un largo etc.. en el que se incluye la anterior versión del propio Serkin con Bemstein. Pero sin duda lo más destacado de iodo es la primorosa grabación digital efectuada por Telare con sus excelentes medios habituales. Se trata de un sonido espectacular, pero no por el poderío del volumen, que no es de los grandes, sino por la finura del sonido, nítido y transparente, que permite disfrutar plenamente tanto de tas texturas orquestales como de la sonoridad det piano, que siempre fue muy agradecida con el compacto y que aqui alcanza cotas verdaderamente gozosas. Silencio inmaculado y presencia estéreo, completado todo ello con una profundidad por desgracia no habitual en los compactos. Por lo tanto, si usted desea adquirir una versión con garantía suficiente de musicalidad y arropada por unas condiciones técnicas inmejorables, ésta es la ocasión. No se arrepentirá. Recordemos, finalmente, que SerkinOzaiva han completado la integral de los conciertos beethovenianos. G.Q.LL.O. BKETHOVEN: Concierro para violi'ny orquesta, en re mayor, Op. 6!. Isaac Slern, vloiín. Orquesta Filarmónica de Nueva York. Director: Daniel Bariaboim. CBS MYK426I3. CD (ADD. 42'37"). En el otoño de 1806 Beethoven pasó una temporada en la residencia del príncipe Lichnowsky, en Graz. A pesar de la ruptura con el principe, la estancia en dicho lugar no fue infructuosa en la creación beeihoveniana, pues en esta época surgieron la Cuarta Sinfonía y el Concierro para vioh'n, opus 61. La obra fue estrenada el 23 de diciembre del mismo año por el violinista Franz Clément y, poi increíble que parezca, pasó sin éxito alguno, hasta el extremo de que, para poder editarla, Beethoven se vio obligado a aceptar las condiciones del impresor, que le exigía una versión para piano y orquesta de la misma obra (se ejecuta como Concierto núm. 6 para piano y orquesta). Como era de esperar, la exposición de la obra resulta magistral a cargo de Isaac Stern, cuyo dominio del instrumento solista ha demostrado en múltiples ocasiones. Es de destacar, junto a una técnica perfecta, la enorme fuerza expresiva que Slern logra arrebatar a estos pentagramas, expresividad aprecia ble de modo singular en algunos momentos concretos, como, por ejemplo, en la cadencia del primer movimiento. Lo mismo cabe afirmar de la lectura del Larghetto, cuyo carácter lírico y meditativo está plenamente conseguido por el arco de este gran violinista. Et trabajo realizado por la Orquesta Filarmónica de Nueva York, dirigida en esta ocasión por el director y pianista argentino Daniel Barenboim, es también encomiable. Únicamente cabe apreciar algunas pequeñas inseguridades y, sobre todo en el primer movimiento, cierta falta de claridad timbrica en la masa orquestal, aunque esto sólo se presenta en leves momentos. Ello no empaña, por supuesto, el juicio general positivo. Resumiendo, compacto muy interesante tanto por la obra como por la versión, aunque muy mal aprovechado en cuanto a la duración (no llega a los cuarenta y cinco minutos). F.C.U. BEETHOVEN: Cuartetos n." 3 Op. ¡8/3y n.°S Op. 59/2. Cuantió Brandis. HirmoniaMundi. H.M.C. 1214. Cuartetosn.° II Op. 95 y n." 16Op. n.' ¡6Op. 135. Co«r- leto Brandis. Harmonía Mundl. H.M.C. 1223. Una nueva integral de los cuartetos de Beethoven viene a enriquecer a las numerosas ya existentes de cuartetos profesionales como el Húngaro, Amadeus o Italiano, etc. Harmonía Mundi con bastante buen criterio ha elegido para su serie nada menos que al Cuarteto Brandis. Un conjunto formado alrededor del concertino de la Filarmónica berlinesa, quien con ese profesionalismo y ese amor a la música tan característico en Centroeuropa viene a demostrar que se puede compaginar lo sinfónico con lo cuartetistico con musicalidad. En esta primera entrega de dos volúmenes se nos ofrece un panorama de todas las etapas estilísticas beethovianas, !o que facilita la comprensión de los planteamientos estéticos de los filarmónicos berlineses que son claramente ctasicistas, lo que hace que su Beethoven tenga una transparencia inusual, lejos de otras concepciones más románticas o incluso expresionistas. Los cuartetos, sólidamente construidos, forman un arco interpretativo en los que las tensiones dialécticas de cada obra encuentran su riqueza psicológica. Tal vez con el paso del tiempo tos componentes del Cuarteto Brandis interioricen más algunos pacajes de esta música y le den la intensidad dramática que tiene y que la convierte en la más difícil del repertorio. Exige la madurez y el estudio de toda una vida, porque el mensaje de Beethoven de «Por el sufrimiento a la alegría» tiene como denominador común ta soledad y la incomunicación y dar la dimensión a ese universo tan amplio es tarea de titanes. Un sonido excelente que realza el equilibrio y el empaste det cuarteto redondea la calidad de un producto recomendable que se puede adquirir en volúmenes sueltos. A.M.J. BEETHOVEN: Sonaras para violoncelloy piano n.0' I a 5, l.ynn Harríl/Wladimlr Ashkenazy. 2 Discos compactos DECCA 417.628-2. DDD. 50'03" y 63'04". Las sonatas para cello y piano de Beethoven son las primeras que se compusieron para esta combinación instrumental, aunque dentro de la obra beethoveniana no alcancen la categoría de otras obras. De todas formas estas sonatas al pertenecer a períodos creativos distintos son un magnifico exponente de las duras búsquedas y logros de su autor. Sí en las sonatas de la Op. 5 el piano es protagonista absoluto en detrimento del cello, en la Op. 69 el equilibrio instrumental es evidente, al igual que en el grupo de las sonatas Opus 102 hallamos a Beethoven probando esquemas que culminarán en los últimos cuartetos. Harrell y Ashkenazy, los Serkin y Casáis de nuestros días, conscientes de los distintos momentos a los que pertenece cada sonata, saben adaptarse perfectamente a su estilo de tal forma que un cellista de sonido tan grande y tan extrovertido como Harrell sabe mantener un discreto segundo plano a veces muy neutro en las primeras sonatas para dialogar apasionadamente en el resto de la serie con su partenaire. De todas formas, si el tándem Har reí/Ashkenazy funciona admirablemente Scherzo 37 DISCOS como dúo, se les podría achacar una cierta superficialidad en sus planteamientos musicales, (oda vez que su virtuosismo oculta al Beethoven intimo y humano que se halla en su música. Registro espectacular de 1984 y 1986 que no hace olvidar el atiento de los Rkhler/Rosir opo vi eh, en gracia de Dios cuando realizaron en 1961 la integral para Philips. A.M.J. BEETHOVEN: Obertura Leonora III, Sinfonía n.° 6 en Fa mayor. «Pastoral». Orquesta de Cleveland. Director: Christopb von Dohnányi. TFXARC CI) 80145 DDD. Grabado el 15 de diciembre de 1986. 55'01". Et director alemán, de ascendencia húngara, Von Dohnányi nos ofrece en este compacto —de bello, transparente, equilibrado y algo apagado sonido— dos aprecian les recreaciones de sendas famosas páginas beethoven ianas. Brillan el buen arte de la batuta para situar adecuadamente los planos, regular las intensidades y controlar las progresiones, su sensibilidad para discernir los timbres y la excelente manera de distribuir los acentos dentro de un acercamiento estilístico muy plausible. Son visiones claras, fraseadas con lógica; bien hechas, podría decirse. Falta, sin embargo, en estas interpretaciones algo que usualmente no se echa de menos en aproximaciones del director a partituras más modernas, particularmente las de la escuela de Viena y aledaños, en las que se percibe un mayor mordiente e intensidad expresiva, un más incisivo tratamiento de la materia sonora. La variada rítmica —tan esencial— y el fluido aconiecer de la Pastoral han estado mejor manejados y expuestos otras muchas veces. Dohnányi resulta casi siempre, dentro de su comentado bien hacer, algo genérico, poco espirituoso, próximo a lo prosaico. No arrastra, no contagia. El comienzo de ta sinfonía es ya un perfecto ejemplo. La hondura musical, la complejidad de texturas y el sutil juego agógico del Andante no acaban por ello de quedar del todo reflejados. Excelente el arranque de la (ercera parte de la obra, llevado a buen aire, correcta la Tempestad y no especialmente afortunado el Allegietto conclusivo, carente de esa serena transparencia, de ese tono himnico. de esa dinámica interna que ha de promover la ideal asunción entre la danza y !a mística. Hay muy buenas versiones de estas dos composiciones, en general superiores a las aquí ofrecidas —de nivel excelente en todo caso y con una orquesta de auténtico lujo—. De entre las antiguas de la sinfonía, todas ellas, cada una en su estilo, de gran categoría, pueden citarse las de Furtwángler, Walter, Schurícht, Klemperer (con la Sinfónica de Viena y con la Ph i [armonía, a cual más interesante) o Kleiber (espléndido en cualquiera de las que dejó, modelo de claridad, justeza e intención cantabíle). Más modernamente habría que recordar a Cluytens, Giulini (cualquiera), Bohm (con Viena) y alguna de las de Karajan (cuanto más antigua, mejor), junto a la bellísima de Kubelik. Entre las más recientes se sitúan a buen nivel Ashkenazy y Muli. Puede ser curioso e instructivo escuchar la de Szell, con la misma formación americana, para CBS. No es de las más logradas interpretaciones beelhove- 38 Scherzo nianas del director húngaro, pero posee todavía una fuerza, una dicción, una incisividad y una elocuencia superiores a ¡a más tranquila y sosa —y, hay que repetirlo, bien hecha— de Dohnányi. A.R. BEETHOVEN: Romanzas para Violtn Op. 40&5Q; SHUBERT: Koncertslük, D. 345, Rondó, D. 438, Polonesa, D. 580; DVORAK: Romanza Op. 11. St. Paul Chamber Orquestra: Pinchas Zukermann. Director y solista. Philips 420 168-2. Compacto DDD 59'55". Otoño, 1802. Un hermano de Beethoven más guiado por el afán de lucro que p"r el de difundir la música, ofreció las 2 Romanzas para violín a la casa editora Breitkopf & Harte!. Reflejan un Beethoven dócil y sentimental, sin excesivas búsquedas, y se codean con algunos opus de circunstancias preludios, serenatas, randós...—, marcados por el tono crítico con que su autor solía referirse a los trabajos menores. Sin embargo, el aciago testamento de Heiligestadl —redactador también en otoño de 1802—, muestra un estado de ánimo muy diferente ai que estas piezas parecen sugerir, y no es aventurado pensar que las dos Romanzas fueron compuestas por Beethoven con anterioridad, de tal forma que 1802 es solo la fecha de edición. El presente disco se completa (hay que decir que por todo lo alto, desde el punto de vista melódico), con tres obras de Schubert y una de Dvorak. Las de Schubert tuvieron como probable destinatario a su hermano Ferdinand, ejecutante de violín, quien las esIrenaba ante el compositor. La Romanza Op. 11 de Dvorak es más conocida en su reducción para violín y piano, aunque ésta nos impida gustar del colorido orquestal que, incipientemente, está contenido en esta página. La interpretación de Zukermann, de sonido limpio a la par que firme, otorga a estas obras las dosis justas de virtuosismo, pero sin dejar entrever en muchos pasajes especial convicción o entusiasmo. La Orquesta de St. Paul, muy funcional, permanece siempre en segundo plano, sin perturbar los más altos cometidos de su director y solista. En resumen, disco amable, quizá en exceso, loque motiva la sensación deque está un tanto pensado como música de fondo, propio para oírse en un confortable automóvil de alto standing e interrumpirse su escucha cuando comienza la discusión sobre temas de trabajo. J.M.S. BERLIOZiLeíNuitsd'Eié, Op. 7FAURE: Pelléas el Mélisande Op. 80. Eli y Ameling (soprano) Allanti Symphony Orp.: Robert Shaw (director). TELARC-Digilal DC-10084. Compacto BOOM. 47-18". Este disco reúne a dos compositores franceses, Berlioz y Fauré, de muy opuesto temperamento y en algún aspecto grandes desconocidos aún en la actualidad. El primero de ellos orquestó sus seis canciones sobre poemas de T. Gautier hacía 1855, con la sota excepción de Ausencia, orquestada con anterioridad. Pertenecen al mejor Berlioz, aquél en que no se da jamás el efecto sin causa, lo que viene a emparentarías con Romeo y Julieta, La Infancia de Cristo o la parte de Margarita del Fausto. Elly Ameling no estaba ya en su mejor momento cuando grabó estas canciones en 19S5; además las había registrado pocos años antes Te Kanawa con la voz más fresca; sin embargo, el compacto nos la hace revivir y en muchos instantes —sobre todo en las más lentas—, vuelve a darse esa transparencia de antaño que tancas veces nos ha conquistado. El agudo, nunca facilísimo, es hoy desgarrado, la emisión se ha vuelto velada y carentes de vibración algunos pianos. No obstante, al final de una de las mejores canciones, la citada Ausencia, es magistral el contraste entre la frase ¡Qué suerte tan amarga!, cantada primero con una emisión natural y a continuación conteniendo ¿[fíalo, para finalizar la estrofa con una serie de reguladores de volumen casi tan imperceptibles como expresivos. Completa este disco el Pelléas de Gabriel Fauré. Músico sin concesiones, que únicamente transigía ante la belleza, su obra se constituye como el auténtico eslabón perdido entre el romanticismo francés y el impresionismo. R. Shaw ha captado bien la atmósfera de melancolía de! preludio, cuyo misterio algo se ha exagerado al ser la única nota agorera la llamada de un cuerno de caza en la lejanía. Para el tercer fragmento de los que componen esta suite, la Siciliana, Zinmann encuentra un ritmo más vivo que Shaw en ta flauta y el arpa que exponen el tema recurrente. El primero, no obstante, valiéndose de múltiples sfumature contrasta muy bien las diversas secciones de esta página de sabor arcaico e involuntariamente cinematográfico. Shaw ha intentado superar sin traicionarla la habitual monocromía de la orquesta faureana, destacando nítidamente las lineas de las distintas familias instrumentales sobre el tejido dominante de la cuerda. En este sentido, sin ser excepcional, su versión deja atrás a otras anteriores y muy concretamente a la de Batido. J.M.S. BIZET: Carmen. Teresa Berganra. Plácido Domingo, [lesna Cotrubas, Sherrill Milnes. Ambrosian Singers. London Symphonj Orchestra. Director: Claudio Abbado. 419 636-2 Díutsch* Grammophoa. 3 CD. ADD. hn 1977 el Festival de Edimburgo ofreció una Carmen que provocó gran expectación: Teresa Berganza, famosa en todo el mundo por sus interpretaciones rossinianas y mozartianas, se ocupaba por primera vez de tan complejo rol. Inmediatamente, la producción se llevó al disco. Con dos cambios importantes: Milnes sustituyó a Krause en Escamujo; Cotrubas a Freni en Micaela. Esta grabación se presenta ahora en disco compacto, a pesar (se dice) de ¡as reticencias de Karajan, uno de los accionistas de la DGO, que temía la competencia con su propia versión de la obra {Baltsa, Carreras, 1983). Este registro se distingue por la presencia directorial de Claudio Abbado. El director italiano ha elegido la versión original de Carmen, Opera-comique con diálogos hablados, sin los recitativos de Guiraud. Parte de la TEATRO III IBERDUERO OROUESTAYCORO NACIONALES DE ESPAÑA TEMPORADA 20 Director: 4. 5. 6 Mano 1988 Abono B Coro Nacional de España Sergill C O I O Í S S Í O I U i987/i988 22 18, 19, 20 Marzo I9S8 Abono B Liircctor Walter Weller Sdiiu Dotningo Tomát, vioJin Solista: Joaquín Soriun, plano Bach-Stckotnliy Screwtasky Lkxt Stni» 21 Solult: Monrt Preludio de la suite en Re Sinfonía de los salmos Tounlanz. piano y orquesta Chaikovskl Las travesuras de TiII Eulenspiegel. Op. 28 II. 12. 13 Mano 1988 Abono A Muhai Tang 23 Director: Dmttri Alemev, ptuo Obra esp«itoJt de careno absoluto a determinar Concierto para violin y orquesta núm. 7 en Re mayor. K 271 A Sintonía núm. 6 en Si menor. Op. 74 "PatiHica' 25. 26. 27 Marco 1988 Abono Libre Coro Nacional de España Helmut Rilling Solinu: Syrvi* McNalr, « p n n o Unuui K u u , msioloprAno Aldo B^dln, Icnor IcvangellMa) David ünrdon, Irnor (arúu) PMer Uka,. bajo IJBÚJ) A n d r w Schmktl, b«Jo {>ruu} Su Cong Obcrtun (Dcdnadj a Muhai Tang) PTOIUHV* Concierto pan piano y orquesta nüm 3 en Do mayor. Op. 26 Riimky-Konalu» Scheheraude. Op 35 Baefc Gcrkvd Pasión según Sui Mateo. BWV 244 Concieno para vtoltn y orquesa Reno de programa a determinar Este avance de programas es susceptible de modificación Localidades disponibles en taquilla todos los Domingos MINISTERIO DE CULTURA DISCOS edición de 1S7S de Choudens, teniendo en cuenta, igualmente, las precisiones que el descubrí míenlo de la partitura autógrafa del autor, por Oeseten 1961, sacó a la superficie. Detenernos en pormenorizar lo que Abbado seleccionó o desechó excedería los limites de una simple reseña discográfica. Quede claro solamente, que como siempre este director se mete de lleno en una obra, brillan su honradez y honestidad profesionales, cualidades que en el caso que nos ocupa adquieren especial valor por ser Carmen una obra particularmente manipulada. Abbado plantea Carmen esquivando todo efectismo brillante (cómo suaviza la percusión), cualquier contraste excesivo. Asi lo que para Abbado sucede en la acción de ¡a ópera es consecuencia directa de ia evolución interna de los personajes: lo externo es circunstancial; ¡o esencial está dentro del protagonista. Con ello, y ésta es una cuatidad infrecuente en los directores operísticos de hoy, no sólo da una visión intima, profunda, de Carmen, sino que se adapta a las voces con las que ha contado para realizarla. Esla visión saca a la superficie nuevos matices. Entre muchos, dos ejemplos para comprobarlo. Cuando don José escucha el toque de retreta en el acto II, la trompeta gana repentinamente una presencia sonora protagónica. No se trata de un simple efecto estereofónico: es dentro de José donde esa llamada resuena, ineludible y molesta. Otro modelo: el breve diálogo entre Carmen y las dos gitanas del acto IV (Carmen, un ban conseil) está susurrado. Efecto magnífico: en medio del esplendor del gentío que llena la plaza ese intercambio de palabras a media voz, con la noticia ominosa de la presencia de José entre la multitud, da a la sección un poderío dramático insólito. La acción de Carmen, pues, casi puede seguirse a través de la orquesta, sin que jamás, empero, e! cantante aparezca empequeñecido. Al contrario, como antes se insinuó, siempre está presente Abbado para compensar la debilidad de las voces. Teresa Berganza ha explicado repetidas veces su concepción de la gitana de Bizet. Previamente a su presentación en Edimburgo y en sucesivas entrevistas. Esto puede entenderse tanto como justificación sospechosa, petulancia (en 100 anos de vida de Carmen todas la* anteriores intérpretes no han descubierto la auténtica psicología de la gitana) o genialidad. De todo hay algo. «Caimen», dice la mezzosoprano, «es una mujer llena de vida, simpática, divertida. Su presencia es desde el principio alegre y maliciosa... No hay pasión violenta, fatalismo, sólo alegría, diversión... Nunca expresa sexualidad, sino sensualidad». Tales premisas conceptuales le funcionan a la cantante durante una buena parte de la ópera. Poco corriente es encontrar una Habanera tan bien cantada, por fraseo, musicalidad y medios vocales. O una Seguidilla (an llena de malicia insinuante. O una Canción gilana, dinámicamente diferenciada en sus tres estrofas. O anteriormente el Traja Ja del n . ' l , donde se burla desafiante de Zúñiga. Berganza, pues, está sencillamente magistral, aunando intenciones con resultados. Pero, a partir de Au quartier, pour l'appel (acto III) Carmen descubre un aspecto nuevo de su personalidad: mujer de gran carácter, terrible cuando se enfurece, posesiva. Este momento de la obra es crucial: en ese instante 40 Scherzo la gitana comprende que JOSÉ es un ser manejable, porque es débil y está enamorado, no es el nombre que ella creía; en fin, para Carmen es una decepción y en esc punto quizás ya deja de amarlo. Pues bien, aquí la Carmen de Berganza comienza a cojear: le faltan medios y arrestos pata convencernos. Carencias éstas que se agravan al final del acto III en las bfeves, pero decisivas frases, con las que despide a José. En el dúo final la cantante recupera apariencia, frase por frase, pero ¿no falta algo de creciente tensión interior desde C'esl loi? hasta el Tiens decisivo y culminatorio? El Aria de las Carlas merece especial atención. En el recitativo, Berganza consigue un efecto sorpresa valioso (con ayuda del micrófono). «Cuando las canas anuncian la llegada de la muei:e», continúa expresándose la cantante, la música se transforma en un pianisimo también íntimo y trágicamente dulce. Afirma la cantante: «Las interpretaciones de esta escena presentan casi siempre una Carmen agitada, nerviosa, extrovertida. Yo, en cambio, opino lo contrario. Carmen vive todavía sólo para si misma... pero siempre audazmente serena, segura de sí misma, perfectamente conocedora de la situación». Está bien, pero ¿cómo se explica entonces que en esla parte Bizet obligue a la intérprete a emitir esas graves notas de pecho sobre la palabra Morí, con el salto de octava desde el anterior agudo de Vingtfois? Aquí, creo, hay algo más que serenidad y aceptación. En definitiva, la Carmen de Berganza combina genialidad e insuficiencias. Es preciso añadir que la mezzosoprano, en la prestación escénica del personaje, consigue paliar estas carencias: es difícil hoy encontrar una actuación teatral tan atractiva, rica y variada (citemos a Piero Faggioni que algo tendrá que ver con esto). Para probarlo: existen varios registros en video; desiacable ei de la representación de la Opera de París de 1980. Se afirma que la complejidad del rol de Don José radica en ia necesidad de contar con un tenor lírico para los dos primeros actos y otro dramático para el resto de la ópera. Es bastante evidente. Plácido Domingo, en esta grabación, repetía papel (antes con Solti en 1975); luego triplicaría José para la banda sonora del film de Krancesco Kossi. Con Abbado, Domingo se manifiesta más controlado que de costumbre, lo que, en definitiva, le perjudica. En el dúo con Micaela es incapaz de acomodar la voz al lirismo de la página y su emisión resulta tosca y apretada. El Aria de la flor está cantada con más pasión que linea. Es a partir del en frentamiento con Escantillo del acto III donde Domingo se hace con el personaje. Las frases finales de este mismo acto (con ciertas reservas para el agudo) son impresionantes. Lo mejor de su contribución, magníficamente sostenido por Abbado, está en el dúo con Carmen en el acto IV. Globalmente, creo que Domingo sale mejor parado con las directrices de Solti o Maazel. A Sherril! Milnes le resulta muy incómoda la fatua canción del toreador: los graves sin redondez, los agudos calantes. El resto, de respetuosa rutina. lleana Cotrubas tiene la voz y personalidad idóneas para Micaela, papel que no le origina ninguna dificultad, por ende. Sin embargo, en su dúo con José acentúa en demasía la ñoñería del personaje. Pero en el aria Je dis que ríen ne m 'epouvante trans- mite esa sensación de temor que texto y música exigen. El equipo de comprimarios colabora con corrección, con una salvedad: Robert Lloyd hace un Zúfliga de insoportable audición. F.F. BOCCHERINI: Conciertos para violancello núms. I, 7 y 9. Wouler M 611er, violoncillo. Lmde-Consort. Director: Ha n^-Martin Linde. EMI Reflexe CDC 7 490832 Compacto. DDD. SS'OS". Sólo en los últimos años parece que vuelve a existir un cierto interés por la música de Luigi Boccherini, compositor perteneciente a las legiones de los autores no de genio deslumbrante, pero a los que es necesario acercarse si queremos tener un conocimiento más completo del clasicismo. La producción cameríslica del italiano, en especial los Quíntelos, ha sido sacada a la luz por el disco, mientras permanece oculta o falseada su obra orquestal. Su Concierto para violoncello en si bemol mayor —la pieza más famosa salida de su pluma en esta parcela— se venía interpretando en un disparatado arreglo decimonónico. Conocer a Boccherini a través de sus páginas concertantes para violoncello parece en principio un método idóneo, pues el músico fue uno de los más grandes virtuosos de su tiempo y escribió para su propio uso las obras de las citadas características. Sin embargo, se plantea un grave problema: de los once conciertos tenidos como de Boccherini, se duda de la autenticidad de cinco. Los que son suyos con seguridad toman todavía muchos esquemas del concierto barroco, aunque otros elementos, como el dibujo melódico, son >a plenamente clásicos. Las interpretaciones recogidas por el disco suponen todo un hito en la restitución de la auténtica sonoridad de la música de Boccherini. Se contaba con el precedente, desde luego, de la extraordinaria grabación de Bylsma y el Conceno Amsterdam, pero las obras escogidas en uno y otro caso no son coincidenles. Móller demuestra poseer la acabada técnica precisa para reproducir estas músicas. Destaca por su inatacable afinación. Sólo puede reprochársele que el sonido pierda algo de redondez y belleza en el registro agudo. Elegante y refinado acompañamiento del Linde-Consort. E.M.M. BORODIN: El principe Igor, apera completa. Ivan Petruv, Tallan» TugarInova, Vladimir Atlantov, Artur Eisen, Ale xa nd re Vedemikov y Fien» übrazlsova. Coros y Orquesla del Teatro Bolshoi de Moscú. Director: Mark Ermler. Álbum <ie 3 discos compactos Le chan! du monde LDC 278871-3. Por una vez, y sin que sirva de precedente, la industria discográfica no será blanco de acerbas criticas: si El principe Igor no cuenta aún con una grabación digna, la culpa debe imputársele, primeramente, al mismísimo Borodin, que después de trabajar casi 20 años sobre la ópera, fue incapaz de dejarla escrita. Asi, Rimsky hubo de orquestar aquí y allá; Giazunov tuvo que reproducir de memoria la Obertura, escuchada el autor al piano; y entre ambos, completar el tercer Acto. Pero Borodin también tiene disculpas. La DISCOS principal consiste en que su oricio nunca fue el de compositor. Su vocación musical hubo de dar prioridad a su pasión por la Química y a sus obligaciones como profesor en la Academia de Medicina de San Petersburgo. Otra disculpa, de importancia no menor, radica en la epopeya nacional elegida como base del libido: tema muy afín a los presupuestos nacionalistas del Grupo de los Cinco —del que Borodin formaba parte— resultó poco apio para su tratamiento operístico. Para más detalles puede el lector consultar el artículo de Gerardo Queípo de Llano en el número 17 de SCHERZO. De resultas de todo ello, ninguna de las cinco ediciones que forman la discografía de Igor es plenamente satisfactoria. Las dos primeras, dirigidas por el notable MelikPashaev datan de los años 30 y 50, el sonido es mediocre y no están completas. Para la siguiente (1955), Osear Danon no contó con el equipo vocal y orquestal que merecía. Por su parte, EMI tuvo la infeliz ocurrencia en 1967 de no grabar el tercer acto —supongo que por reputarlo espurio— invalidando así el buen hacer del director Semkow y el de Boris Christoff, en el doble papel de Galitzky y Kontchak. Así las cosas, la grabación hoy comentada, que data de 1970, campa por sus respetos sin competencia. La interpretación tiene un buen tono medio, del que sobresalen el noble I van Petrov como prolagonista —aunque la voz declinaba ya— y la gloriosa primavera vocal de Elena Obraztsova como Kontchakovrta. Los restantes solistas, el coro, la orquesta, el director y la grabación son aceptables, pero la obra, aun con todas sus desigualdades, merece bastante más. Ojalá Rojdeslvensky o Svetlanov tengan ocasión de demostrarlo. „ , ., ra el sello Columbia, y la Cuarta en septiembre de 1956, de nuevo para EMI. Del ciclo con la Filarmónica vienesa es la Cuarta la que nunca fue grabada: la Primera fue grabada en diciembre de 1960 para R.C.A., la Segunda en 1951 para Columbia, y la Tercera en septiembre de 1962 para Decca. Quedan además, en tercer lugar, otras dos versiones sueltas de la Primera, ambas con la Filarmónica de Berlín: una, que inauguró las grabaciones brahmsiana.s de Karajan, realizada en 1940 para D.G.G.. aún en 78 r.p.m.; otra, que data de abril de 1955, y para el sello italiano Cetra. En total, pues, se contabilizan seis versiones de la Primera, cuatro de la Segunda, tres de la Tercera y tres más de la Cuarta, Ante tan vistoso catálogo, conviene preguntarse, consideraciones económicas aparte —Karajan podría recibir, como Dalí en su día, el sobrenombre de «Ávida Dollars»—. el por qué de una nueva integral. ¿Tiene el maestro salzburgués algo más que decir acerca de las Sinfonías de Brahms? La respuesta, claro, se la pueden ya imaginar ustedes: el anciano director, que empezó a grabarlas en 78, deseaba sin duda alguna hacerlo ahora en la maravillosa técnica del CD. Ante esa posibilidad, que no admite réplica (7) pasaremos ya a analizar el contenido de las dos primeras entregas. Resulta ante todo curioso destacar que, contrariamente a lo que ha venido sucediendo en sus realizaciones de los últimos tiempos, el nuevo Brahms del viejo Karajan no se muestra proclive a sus caros desmelenamientos efectistas y opta por la mesura y la reflexión, pero con las debidas matizaciones, como ahora mismo veremos. Veamos su lectura de la Primera: al Un poco soslenuto inicial le falta algo de fuerza e incluso unos gramos de efectismo bien entendido, pero todo el despliegue del restante primer BRAHMS: Sinfonía núm, I en Do menor, movimiento está satisfactoriamente interpreOp. 68. Orquesta Filarmónica de Berlín. Ditado, aunque no dejemos de echar de merector: Hcrbtrl von Karajan. D.G.G. 423 nos en él un cierto pathos. Se advierte ya 141-2. Digital compacto. 44*38". Sinfonía aquí un rasgo que volveremos a encontrar núm. 2 en Re mayor, Op. 73. Variaciones en la coda de esta Primera Sinfonía y aún sobre un lema de Joseph Hoyan, Op, 56 a. en la Segunda: el deseo por dibujar perfecMismos intérpretes. D.G.G. 423 142-2. Ditamente, por hacer más audibles las intergital compacto. 59'30". venciones de los metales, que en otras versiones de otros directores no se pone de Nos encontramos ante las dos manifiesto, quedando mis camuflados en el caudal sonoro del conjunto orquestal. La primeras muestras de una nueva integral de las Sinfonías de .audición del segundo movimiento, Andante sostenuio, produce una sensación de eviBiahms a cargo de Karajan y sus músicos dente mejora; la versión es de un primor berlineses, y cuyas entregas sucesivas debeabsoluto, con unas intervenciones individuarán ir apareciendo. Dios mediante, en el merles y colectivas de la orquesta extraordinacado internacional. Se traía, además, de una rias. Si no fuera por la solidez de muchos integral que se editará exclusivamente en disrivales en cuanto a concepto, orquesta y dico compacto y en vídeo, con producción en rector, nos atreveríamos a afirmar que es este caso a cargo de Telemondial Video. una de las mejores de cuantas se han grabaA lo largo de su dilatada carrera como sudo en disco. Tras un Un poco aUegretto perma batuta discográfica, Karajan se ha mosfectamente medido y explicado, llegamos al trado interesado una y oirá vez, casi sin cuarto movimiento, Adagio-Piú Andantetregua, por ¡as Sinfonías del gran composiAllegro non iroppo. ma con hrio. donde el tor de Hamburgo. Cifras cantan: tiene en director salzburgués parece sacar al exterior primer lugar en su haber dos integrales comlodas las energías contenidas a lo largo de pletas con la Filarmónica de Berlín, ambas la sinfonía. Hay unos muy buenos solos de para D.G.G., la primera grabada en octubretrompa y flauta, y en el célebre tema del noviembre de 1964 y en enero de 1965, y la Allegro, expuesto con esplendorosa plenisegunda durante 1978. Un segundo capítutud, queda demostrada una veí má". la malo sería el de las integrales nunca completaleabilidad y transparencia de las cuerdas de das, una con la Orquesta Filarmonía de la Filarmónica berlinesa. La ya mencionaLondres y oirá con la Filarmónica de Vieda coda es especialmente brillante y especna. Del ciclo con la Orquesta Mlarmonía faltacular. ta la Tercera Sinfonía, mientras que la Primera fue grabada en febrero de 1954 para EMI; la Segunda en noviembre dt 1957 paEn la Segunda Sinfonía hallamos un pri- mer movimiento. Allegro non troppo, bastante contrastado y coherente en su fuero interno. Con el Adagio non troppo-l. 'isieso tempo, ma gravoso notamos una vez más la sensibilidad de Karajan hacía los segundos movimientos de las sinfonías brahmsiañas. El uso frecuente y di versificador de crescendos y decrescendos —uno de los rasgos que mejor caracterizan a este movimiento— está vertido a la perfección, mientras que en el terreno instrumental podríamos destacar la plenitud sonora de los \ioloncelos. Si el tercer movimiento. Allegretto grazioso IQuasi Andontinol-Presto ma non assai-Tempo /tiene las dosis de encanto necesarias, el cuarto y último. Allegro con spirito, resulta en algunos casos algo plano (escúchese por ejemplo la exposición del muy bello segundo tema a cargo de violines y violas). Pero la extensa coda es interpretada con la debida brillantez. Completan el disco las Variaciones Hayan, que dentro de una traducción globalrnentc muy satisfactoria, tiene como momentos de especial validez las Variaciones II (Poco vivace). [V (Ándame con moto) y la deliciosa Vil (Grazioso). En resumen, pues: salvo los reparos mencionados, estamos a mitad de camino de un ciclo de las Sinfonías de Brahms muy prometedor. Esperamos que su terminación no nos defraude. Jo-R.B. BRAHMS: Sinfonías 1-4: Obertura trágica, Op. 81: Obertura pura un festival académico. Op. 98. Orquesta Sinfónica de Chicago. Director: Sir Üeorg Solli. DECCA 421 074-2. 4 compactos ADD. De la misma manera que Brahms no empezó hasta muy tarde su producción sinfónica, Georg Solti esperará mucho tiempo en iniciar las grabaciones de las cuatro sinfonías del maestro alemán. Su venerable respeto por uno de los ciclos más impresionantes de la historia de la música le hará ser cauto y precavido en este terreno, y es por esto que cuando Sollí al fin se decide al frente de ta Sinfónica de Chicago a llevar a cabo esta empresa, el director es ya un músico maduro que ha perdido pane de la convulsiva gestualídad rítmica de sus comienzos para ganar en cambio serenidad y reflexiva concentración que se ponen de manifiesto en la mayor importancia dada a la amplitud del fraseo melódico > a la densidad del tejido orquestal. El Brahms de Solti emerge y se expande en todas direcciones con la misma necesidad que gobierna el paulatino crecimiento de un ser vivo. No existe violencia alguna ni obsesión por remarcar los aspectos estruciurales de la partitura, sino que todo fluye romo si en realidad se tratara de algo divinamente sencillo. Fl director húngaro consigue aquel efecto tan humanamente difícil de conseguir en Brahim y que consiste en hacernos olvidar la complejidad de una escritura contrapuniística que va disgregándose y perdiendo sentido cuanto más de cerca la contemplamos. Y es que el discurso sinfónico del compositor no quiere intelectuales desciframientos miniaturistas, sino el aliento unitario y global tapaz de desvelar la esencia mediante la subordinación de lo que es secundario, mediante el adecuado alejamiento y la exacta perspectiva que permiten ver cada cosa en su lugar. Este álbum, que incluye Scherzo 41 DISCOS menzaba a prevalecer; y tampoco la grabación contribuía al éxito de una integral sometida a la competencia de la realizada por Katchen, Suk y Starker para Decca, que era y sigue siendo referencia. Así pues, nada de extraño tiene que el Bellas Artes haya vuelto sobre estos Tríos, aprovechando las favorables condiciones acústicas de La Chaux-de-Fonds, en Suiza, que ya nos han valido excelentes registros recientes de Claudio Arrau. C.C. Durante los veinte años que separan una y otra integrales, el conjunto americano ha registrado los Tríos de Haydn, Mozart, BeetBRAHMS: Sonata en Fa menor para viola y piano Op. 120 N." I; Sonata en Mi bemol hoven (también por dos veces), Schubert, Mendelssohn, Dvorak, Rachmaninoff y para viola y piano Op. 120 N." 2. SCHUMAN: Márchenbitder para viola y otros autores. Incluso, con ayuda de solistas de viola como Trampler o Giuranna, han piano. Op, III. Nobuko Imii, viola. Roger grabado Cuartetos con piano de Brahms o Vif>noles, piano. Mozar!. Repertorio amplísimo que los acreCHANGOS A8RD 1156. dita como uno de los más destacados expoComo es bien sabido no es que sea demanenies de esta formación cameristica. siado abundante el repertorio dedicado a la La nueva interpretación de los Tríos de viola, y es por ello que cada nueva grabaBrahms que ahora comentamos es superior ción constituye siempre una agradable sora la antigua: más intensa y personal, da una presa, especialmente para el aficionado a la imagen más acabada del período romántimúsica de cámara, que es el destinatario idóco en que se inscriben las opus 8 (18S4, reneo de esta última producción de Chandos. visada en 1890), 87 (1882) y 101 (1886) y, La selección de piezas escogidas forman parsobre todo, de las circunstancias y finalidad te de la literatura considerada como clásica de su composición. Tengamos presente que de aquel instrumento y los dos intérpretes los amigos de Brahms estimaban sus obras son verdaderamente sensacionales. En primer lugar los Márchenbilder deSchumann, de cámara por encima de las restantes, y ellos mismos las leian o locaban para su propio expresión que traducida al castellano sería algo así como Ilustraciones de cuentos de ha- placer. Pero es precisamente ese goce en et hacer música lo que sigue faltando al Trio das, son tres deliciosas estampas sin más reBellas Artes, proclive a realizar la partitura ferencias literarias que aquel título genérico. antes que a abandonarse o volcarse en una Traducen la originalidad, tanto armónica cointerpretación comprometida. Indiscutiblemo melódica, del último período creativo del mente, su enfoque objetivo corresponde más compositor tres años antes de su reclusión al gusto actual que la antigua manera de los definitiva en el sanatorio mental de EndeCasáis, Szigeti o Stern, y Myra Hess, cuyas nich. Schumann supo entender las posibiliversiones de los Tríos Op. 8 y 87 han llegadades cantabiles de la viola, la calidad casi do a nosotros en registros de hace cuarenta humana que proporciona su registro medio años o más. Sin embargo, y aun aprecianaterciopelado y de lineas gruesas que rehudo la labor del Bellas Artes, hay que decir ye de forma consustancial cualquier amago que aquellos artistas sabían transmitir mede virtuosismo hueco. El carácter liederistijor la esencia de unas obras, que no sólo esco e íntimo de estas tres piezas ha sido pertá en las ñolas y en las parcas acotaciones fectamente captado por Nobuko Imai que, expresivas del pudoroso Brahms. Tama diferencia de otros intérpretes del Lejano poco hace falta volver la vista tan atrás, Oriente, parece poseer una densidad conceplos citados Katchen-Suk-Starker (Decca); tual y un savoirfaire típicamente europeos. Rubinstein-Szeryng-Fournier (RCA) o Por no hablar ya del pianista Roger VignoVasary-Brandis-Borwitzky, en la gran ediles, intérprete que desde hace ya tiempo vieción DG de 1983, leen las obras de forma ne trabajando para la editora Chandos en suficientemente objetiva sin marginar el caconcepto de acompañante de canta mes color y la comunicatividad, y hacen justicia mo Evelyn Lear, Teresa Cahill o Sarah Waltanto al lado clásico como al romántico de ker. La gran talla de este pianista aparece, la personalidad brahmsiana. sin embargo, en las otras dos obras incluidas en este disco: las dos sonatas de la Op. 120 de Brahms. originales para clarinete En suma: una publicación de calidad y piano, pero que el mismo compositor aceptable y de interés en cuanto que añade adaptó posieriormenie para viola y piano. a los tres Tríos habituales uno postumo, de Dos obras maestras tocadas por dos grangrata escucha, y que bien puede ser una obra des insl rumen listas. primeriza de Brahms. Pero parece conveniente aguardar a que Decca reedite los registros de Katchen, Suk y Starker. C.C. R.A.M. además de las cuatro sinfonías, la Obertura Trágica y la Obertura para un festival académico, es pues muy impórtame, porque resume el trabajo maduro de uno de los directores más grandes y prolífieos que aún viven, y aunque en principio la grabación no constituye ninguna novedad por ser una adaptación al CD de una toma efectuada en 1979, no obsiante tiene a su favor la inmejorable calidad del registro obtenido. BRAHMS: Los Tríos para piano, violin y violonchelo opus 8. 87. 101 y postumo. Trío Beaux Ans. Philips 416.838-1. 2 discos compactos DDD. Duración: I h. 57'30". Hace ya unos veinte anos el Trio Bellas Artes grabó para Philips estas cuatro obras, siendo entonces Daniel Guilet violin del conjunto, hoy reemplazado por Isidore Cohén. La interpretación era correcta, pero fría y distante, en la línea objetiva que ya por entonces co- 42 Scherzo BRAHMS: Un Réquiem alemán, Arletn Auger (soprano), Richard Stilwell (barítono), Coro y Orquesta Sinfónica de Allanta (director: Roben Sha»), Telare Digital CD 80091. Duración 69' 06". Brahms es un músico inmenso. Shaw, un excelente director de coros. Tal vez nunca debieron encontrarse en este Réquiem alemán. Obra densa y sombría, con intermitencias de luz, como esos rayos metálicos que lu- cen en un cielo tempesluoso, el Réquiem brahmsiano es una expresión de cristianismo existencia!, de vivencia de la muerte en vida, repasada sobre la traducción luterana de la Biblia. Germán i dad romántica tardía al máximo, en suma. Shaw se equivoca de lectura. Se equivoca a partir de sus propias excelencia» técnicas, que no se ponen en duda. El es, ante iodo, un maestro de coros, atento a la homogeneidad del timbre en la masa vocal, a la claridad de la articulación, a la nitidez del solfeo. Esta fórmula redunda en sonoridades aéreas y diáfanas, acaso propias de una página de Mendelssohn. En cualquier caso, todo lo contrario al presente Brahms. El coro protagoniza la versión y la orquesta acompaña, lo cual acentúa lo impropio de la interpretación. Se pierden la robustez y la densidad de la textura brahmsiana y dejan de oírse cantidad de efectos de la partitura. Los solistas contribuyen a la levedad y endeblez general: Auger es una soprano ligera y Stilwell, un barítono claro, cuando no descolorido. De esta obra hay discografía generosa, versiones de referencia que exigen afinar la puntería en caso de reiteración. De las viejas e incólumes de Walter y Karajan hasta las más recientes de Haitink y Solti. Al desacierto de la lectura colabora una toma de sonido que, sin dejar de ser limpia, ofrece un punto de audición lejano, que atenúa aún más la escueta sonoridad de Shaw, más propia de una celebración dominical cualquiera que de una desgarrada meditación teutónica sobre este y otros mundos. B.M. CESTI: Orontea. Opera en tres actos. Bierbaum, Cidelo. Müller-Molinari, Rrinhart, De Mey, Jacobs, Sartl, James, Ponlenard, Feldman. Ensamble insl ru mental. Di rector: Rene Jacobs. Harmonía Mundi HMC 9Ü11O02.02.CD. Álbum tres discos. DDD. Grabado en 1981. Han tenido que pasar cinco años para que llegara a España la versión en disco compacto de esla pieza esencial de la obra de Cesti. Cuando Harmonía Mundi importó este disco en vinilo, ya tuve ocasión de realizar un comentario sobre la gran calidad de esta grabación. Se trata de la primera pieza dramática del compositor, representada por vez primera en Veneciaen 1650. Autor no excesivamente conocido del gran público, Cesti compuso unas quince óperas, algunas cantatas, y composiciones vocales de cámara e iglesia. Con él. el drama en música se transformó en melodrama o, según algunos autores, en ópera de corte. Desaparecen ios valores dramáticos en favor de los musicales y vocales, tales como la expresión y el virtuosismo. Escuchando la Orontea se tiene ciertamente esta sensación. Algo cambia respecto a sus predecesores. Las melodías son claras y elegantes y con él la ópera barroca es ya lodo un hecho. Sobre un libreto de Jacinto Andrea Cicognini articula una serie de escenas conformadas por arias y recitativos, esencialmente, apoyadas por alguna breve intervención coral, en base a una música notable por su invención melódica, por la estructura métrica y prosódica, por una velada seducción que se compagina bien con el lexio, entre carnavalesco, misterioso y vagamente LiCHANT DU MONDE HEfTOR VILLA-LOBOS Quartetos Oe cuerda n ° 4/5/6 Quarteto BESSLER-REIS CD LDC 278901 PROKOFIEV BIZET, Roma/Sintonía en Da URSS Radio Sympho. Orchestra FouadMansounan. Dir. CD LDC 278844 = TCHAIKOVSKI Pana Concertos 1 & 2 Swaloslav ñichtef. piano Emile Guilels. piano Orquesta Sintónica de la URSS EuQueni Mravinski. Dir CD LDC 278848 i n B f t . (>j OO Chandos LENINGRAD PHILHARMONIC ORCHESTRA PfiOKOHEV Sinfonía n s & en si Bemol op 100 Orquesta Filarmónica Leningrado Dtor Mariss Jansons CD CHAN 8576 PROKOFIEV Alexander Nevsky. op 78 Linda Finme SNO CHORUS Scottish National Orchestra Neeme JSrvi. Dir. CD CHAN 8584 J. 8RAHMS Sonata para clarinete y piano, op 120. n.a I & 2. Gervase de clarinete Gviennelh Pcyor. piano. CD CHAN 8563 MOZART Serenata en Si Bemol para 13 instrumentos de viento. Divertimenlo en Fa mavor. Scottish National Orchestra Conjunto de Viento Paavo Jarw. Oír CD CHAN 8553 BEETHOVEN Obras populares para piano. Sonata n 1 14. op. 27. n 5 2 Ctoo de Luna. Sonata n.s 23. op. 57 Apasionada. Israela Margaln. piano CD CHAN 8582 JOSEPH HAYDN LA CREACIÓN Margaret MarshalL Vinson Colé, Gw/nne FkiweH. Lucia Popp. Sernld Weikl Coro y Orquesta de la Radio de Bavierá Rafael Kubelik, Otor. CD C 150852 MENDELSSOHN Sinfonía n.° 3 -Escocesa- Overtuía «Suefto de una noche de verano» Orquesta Sinfónica de la Radio de Saviera. Sir Colín Daws. Dtor CD C 089841 > Pata mayor información sobre estos catálogos dirigirse a: Harmonía Mundl Ibérica Avda. Pía del Vanl, 24 08970 Sant Joan Despf RICHARD STRAUSS Al so Sprach Zaraihuslia. Op 30 Don Juan. op. 20 Dos canciones Felicity Lott • Scottish National Orcriestra Neeme J3rvi. Dir CD CHAN 8538 SMETANA MI PATRIA Orquesta Sinfónica de la Radio de Bawera Rafael Kubelik. Dtor CD C 115842 IGOR STRAW1NSKY EDIPO REY MAXREG£R Jassye Norman. Thomas Variaciones y Fuga sotxe un tema de Hitlet; Suite de ballet Opus 130 Moser. Alexandru lonita. Orquesta Sinfónica de la Radio Bauíara. Sir Colín Davis. Dtor Michael Piccoli CD C 090841 Coros y Orquesta Sinfónica A BRUCKNER de la Radio Baviera Smfonia n 1 9 en ñe Menoi. Orquesta del Estado de Bavwra Colín Davis, Dior W Sawalhsch. Dtor CD C 160851 CD C 071831 LALO Lo Roí DYS Alam Vanzo. Roben: Massard A GUIOL Jane Rhodes Fierre Dervau^. Dir CD LOC 278879/80 Vil JORNADAS MUSICALES DE VILAFAMES, ONDA Y VINARIOS 1988 VILAFAMES 26 marzo 30 marzo VINAROS BENEDETTO LUPO piano DRESDNER VOKALISTEN cuarteto vocal ONDA ONDA 30 marzo 26 marzo JOHANNA PICKER cello MARTHA PICKER piano VINAROS TURBA MUSICI música medieval VILAFAMES 2 abril JOVEN ORQUESTA SINFÓNICA AHRENSBURG (República Federal Alemana) 27 marzo DIATESERON música antigua VILAFAMES 30 marzo ANA LUISA CHOVA mezzosoprano RODRIGO MADRID clavecín 2 abril ONDA OCTAVIO LAFOURCADE laúd renacentista JUAN CARLOS MULDER laúd renacentista VINAROS 3 abril ROGELIO IGUALADA trombón GIRA ORQUESTRA D'AHRENSBURG (RFA) 28 marc 29 marc 30 marc 31 marc 1 abril 2 abril 3 abril Lugar y hora por determinar. Palau de la Música. 20,15 h. Aula de Cultura de la Caixa d'Estalvis d'Alacant i Murcia. 19 h. CALLOSA D'ENSARRIA Esglesia Parroquial. 12 h. CULLERA Casa de la Cultura. 12 h. SUECA Centre Municipal «Bernat i Baldovi». 23 h. Societat Musical. 19,30 h. VILAFAMES VI LLENA Santuario de Ntra. Sra. de las Virtudes. 12 h. BENAGUASIL VALENCIA ALACANT GENERAUTAT VALENCIANA CONSELLEF» DE CULTURA EDUCADO IOÉNCW DISCOS diferencias en la toma de sonido y en los sistemas de reproducción utilizados en los que intervienen un gran desfile de productores y de ingenieros de sonido según las ocasiones. Pero por encima de cualquier diversidad técnica, que en cualquier caso es siempre irreprochable, existe el sello inconfundible de Ashkcnazy y de su perfecta comprensión del pianismo chopiniano. Un virtuosismo, o mejor, una gama de posibilidades extraordinarias puestas al servicio de la fidelidad a un compositor. No dudamos que la presente grabación es un acierto desde todos los puntos de vista y servirá para que aprendamos a conocer mejor a un músico perjudicado por la tirana popularidad de tan sólo algunas de sus obras. Y nada mejor para emprender este apasionante redescubrimiento, que ir de la mano de un último romántico como es Vladimir Ashkenazy. libertino, por supuesto con final feliz. La interpretación es sencillamente extraordinaria, tanto vocalmente como desde el punto de vista instrumental. Jacobs, excelente contratenor, maneja y entiende el estilo a la perfección, habiendo realizado un meticuloso estudio de la manera interpretativa de la época. El denominado Ensemble Instrumenta I, está integrado por expertos músicos, entre los que cabe destacar a William Christie, al órgano positivo y clave, a Jaap ter Linden al cello y al tiorbista Konrad Junghánel. La grabación y presentación gráfica también son de alta calidad. La versión en compacto, comparada con la convencional en disco negro, gana en prestaciones tales como una estereofonía espléndida, una presencia sonora mucho mayor, una audición exquisita de voces e instrumentos, especialmente los del continuo, sin que pueda escucharse el a veces frecuente sonido metálico. Un acierto. Una vez aclaradas las excelencias del disco quizá me pediría (y con razón) algún lector que me definiera entre las tres versiones que he comentado. Me temo que, al menos por esta vez, eso es punto menos que imposible. Cada una tiene sus pros y sus contras. Pollini {DG) es arfollador, espectacular, y nos gana en algunos estudios de bravura (AÍ.7, 12, 23, por ejemplo). Está bien grabado (sin ser excepcional) y tiene algunos desaciertos (estudios 6 y 14. por ejemplo). Ashkenazy es el que posee mejor grabación y, quizá, el más equilibrado, asi como el mas acertado en los estudios más intimistas 16 y 19). Sin embargo, Arrau posee muchas de estas virtudes y está sencillamente insuperable en algunos estudios (N.' 3, ¡I, 23). En resumen, trabajo le mando, lector. Todos son muy buenos. Esta es, en todo caso, una reedición que debe ser bienvenida por todos los amantes del arte de tocar el piano. C.Q.LL.O. CHOPIN: Polonesas. Vladimir Aühkenazy, piano. DECCA 421 032-2. 2 compacto» de 4T06" y S7'48". DEBUSSY: Suile Bergamasque, Pour le piano. Estampes. Slanislas Bunin. Disco compacto D.G. 4Z3.066.2. DDD. 42'57". Hablar de Chopin significa invariablemente hacerlo de sus mazurcas y polonesas, los dos géneros que acompañaron siempre toda su actividad desde el principio hasta el fin de sus días. Las dos resumen los estadios sucesivos estéticos por los que fue atravesando el músico polaco, y no hay duda de que este álbum que reúne en 2 CD la integral de las polonesas se convierte en algo asi'como una biografía abreviada, pero exhaustiva del compositor. La polonesa debe a Chopin el convertirse en un himno patriótico, en un verdadero poema sinfónico pianístico apasionado y ardiente en el cual se mezclan el miedo, la ternura y la grandeza para simbolizar los valores de una patria idealizada vista desde e! exilio. La ocupación rusa de Polonia en 1831, cuando a la sazón Chopin contaba 21 anos y se hallaba fuera de su país, significó eí detonante, el catalizador que convirtió al simple diveri intento aristocrático y cosmpolita de moda en todos los ambientes musicales de las distintas cortes europeas en un volcán de confesiones íntimas a la vez que en la crónica de las vicisitudes trágicas de un país que se debatía por mantener sus senas de identidad. Chopin conservará el ritmo marcial característico, el compás temario y algunos giros modales de la antigua danza tradicional, pero estos elementos van a revestirse de una sustantividad expresiva inédita hasta entonces. La polonesa en sus manos se convierte en un campo de experimentación armónico y técnico en el que el músico se encuentra a placer consigo mismo. Oyendo esta excelente grabación podremos observar el dilatado camino recorrido desde las juveniles producciones editadas tras la muerte del compositor donde la música transparenta todavía una vital objetividad, hasta la postrera incursión de Chopin en este campo en la obra maestra que es la Polonesa-fantasía en La bemol cuyas armonías hacen presentir el futuro, mundo de Wagner y Richard Strauss y donde la forma emerge desde su interior con una fuerza que relega hasta casi lo anecdótico los distintivos de la danza original. El presente álbum recoge grabaciones de eslas piezas hechas en distintos años por Vladimir Ashkenazy, y es por ello que notaremos leves La escueta biografía de Stanislas Bunin, tan escueta como sus 22 años, no le ha impedido obtener los premios Marguerite Long/Jacques Thibaud en el 83 y e! Chopin de Varsovia en el 85. Carrera de inicios brillantes si nos atenemos a sus palmares y carrera que esperamos se prolongue muchos arios, a la vista de su aproximación al mundo de Debussy. El piano del compositor francés es una síntesis en la que la búsqueda de un nuevo lenguaje se une a la evocación de la poesía y la pintura en unas piezas generalmente breves en las que el color, el timbre o lo sugerente crean un nuevo mundo sonoro. Consciente de estas premisas, Bunin sabe recrear el mundo debussysta dando ese tono decadente y refinado a la juvenil Suile Bergamasque, de ciaras resonancias veríais!escás, aunque unos tempi algo amplios priven al discurso sonoro de sus aspectos más ligeros. La concentración y la capacidad de matización del pianista soviético se ponen de manifiesto en la exploración tímbrica de la Suile Eslampes, de las que sabe evocar su ambiente exótico; español en La larde en Granada u orienta! en Pagodas. En resumen, nos hallamos ante un pianista de gran técnica y con un amplio conocimiento de los estilos que interpreta: de sonido cálido, al que la avaricia de D.G. priva de exhibir sus cualidades en un tacaño compacto de 42' que no justifica su excesivo precio de mercado. CHOPiN: Estudios Op. lOyOp. 25. 3 Nuevas esludios. Claudio Amu, piano. EM1 Référeflces CDH 7610162 ADD. 6**07". (Grabación mono, 1956. Reprocesada por sistema digital.) Tengo que empezar quizá por el final, o sea, reconociendo que este disco es magnifico. Arrau es uno de los pocos patriarcas que nos quedan aún de la vieja generación de grandes pianistas. Cuando grabó esta versión en los Estudios (1956) estaba en plena madurez. No voy a descubrir ahora las características de su pianismo. Sólo reseñar que sigue llamando la atención el artista, con tan peculiar forma de hacer caniar al piano. Sus estudios son una lección de musicalidad antes que de técnica. Es;a, con ser espléndida, no es infalible (roces en el Op. 25 n. ° I, compás 25, o en el n. "6, compás 13, por ejemplo). Sin embargo, encontramos un respeto escrupuloso de las indicaciones dinámicas de la partitura, una claridad meridiana (¡qué forma de destacar el tema en el estudio de octavas, Op. 25 n. " ¡Q\) y, vuelvo a ello, una forma especial de hacer cantar al piano. El estudio de los arpegios (Op. 10 n. ° II) está expuesto de forma inigualable, con un generoso rubato que nos hace llegar un mensaje distinto del de, por ejemplo, un Pollini (DG). El pasaje marcado delicalo en el Op. 10 n. ° 7 (compases 17-25) nos llega con una juguetona ligereza que ni Pollini ni Ashkenazy transmiten. Claro es que, junto a ello, hay también algún que otro punto más flojo. Asi, el Op. 25 n." 7 está tocado a un lempo más cercano al andante que al lento que marca la partitura. Ello obliga a frenazos súbitos en los compases 18-19, con el fin de que la frase de la mano izquierda obtenga el necesario reposo. En este caso Ashkena/y (Decca) está mucho más acertado. Algo parecido ocurre en el Op. 10 n. " 6, y de nuevo es el soviético el que da en la diana. Estas discrepancias, muy personales por demás, no deben hacernos llegar a conclusiones erróneas. Estamos ante una versión del máximo nivel, que suena muy aceptablemente (pese al inevitable soplido) y que, además, incluye una espléndida lectura de los tres nuevos estudios, generalmente —e injustamente— olvidados. R.O.B. C.C. A.M.J. DVORAK: Sinfonía N."5en Fa mayor Op. 76; El duende del agua Op. 107. Orquesta Nacional Kscncesa dirigida por Neeme Jarvi. CHAÑÓOS ABRU 1258. Muchas veces el éxito conseguido por algunas obras de un compositor sirve para dejar en la penumbra otras que quizás, no tan populares, no por ello dejan de ser menos bellas. En la literatura sinfónica este hecho es muy frecuente y afecta, entre otros, de manera directa a la producción de Dvorak. Cuando en 1888, después de que transcurrieran 13 años desde su composición, el editor Simrock decidió al fin publicar la Quima Sinfonía del compositor checo, la sensación Scherzo 45 DISCOS general fue de que.se trataba de una composición reciente, tal era la perfección formal y la frescura expresiva que rezumaba esta obra en la que su autor nos muestra un mundo sonriente y festivo, libre de angustias, que tendría su prolongación, si bien dentro de un clasicismo más controlado y menos folclóríco, en la delicada Sinfonía N. ° 8. Pero el oyente, en general, educado como está en el prejuicio de que en el discurso sinfónico romántico y tardorromántico debe actuar siempre un cierto mecanismo catártico que acepta la alegría siempre y cuando és(a emerja como redención del dolor, pone serios obstáculos perceptivos a aquellas obras que transcurren en uri puro ambiente de gozo y donde los contrastes, que son de todas maneras el pan y la sal de la música, nacen del estricto tramado de una escritura mostrada sin ambages en todos sus entresijos a la luz de un radiante sol de mediodía. Este es el caso de la Quinta de Dvorak, una sinfonía perfecta y unitaria —con un cuarto movimiento auténticamente genial— en la que si alguna cosa falla somos nosotros y nuestros malos hábitos adquiridos en lo que a escuchar música se refiere. Neeme Jarvi es uno de los últimos grandes Henajes de la firma Chandos y realmente consideramos que la elección ha sido un acierto dada la calidad de sus versiones, principalmente de compositores eslavos, al frente de la Orquesta Nacional Escocesa. El haber ampliado su repertorio a las sinfonías y poemas sinfónicos de Dvorák y a las obras orquestales de Richard Slrauss —en curso de edición— no ha desmerecido en nada su interpretación, que se distingue, como es el caso que nos ocupa en este disco, por la duct i bilí dad expresiva y la potenciación de los elementos rítmicos dentro de un esquema fluyente y nada agarrotado, donde lo que predomina es la cuidadosa definición de los grandes arcos secuenciales y la amplia dinámica de conjunto. CC. ELGAR: Sinfonía n.° 2 en Mi bemol mayor. Op. 63, Obertura Cockaigne, Op. 40. Orquesta Filarmónica de Londres. Director Sir Adrián BouII. EMI7 47205 2. Compacto ADD. Duración: 6*'12". Grabaciones: 29/9/1970 /Cockaigne) y 3/11/1975 y 2-7/1/1976 (Sinfonía 2). Reprocesado a digital en 1987. La crítica inglesa suele considerar como clásica esta versión de la Segunda lie Elgar dentro de la historia fonográfica de esta partitura, aunque menos vital que la que el propio Sir Adrían grabara en Í945. Nos hallamos, no obstante, ante una interpretación más meditativa y cuidada que la realizada en la decada de los cuarenta, con una buena (excelente en ocasiones) prestación orquestal de la Filarmónica londinense, agrupación muy familiarizada con estos pentagramas, aunque a veces se eche de menos un poco más de efusividad e Ímpetu, a la manera de Sir John Barbírolli (también en EMI, empresa que debería empezar a considerar su lanzamiento en la serie económica Studio), y le sobre grandilocuencia y solemnidad. La versión, de todas formas, posee las suficientes virtudes como para tenerla en consideración: equilibrio, coherencia, claridad e idioma!ismo, contando con una buena toma de sonido (algo opaca en determinadas secciones de 46 Schcrzo la Sinfonía) que ha mejorado en su reprocesado a digital. A los interesados en esta composición les recomendaríamos esperar a que EMI lanzase en compacto la espectacular y vibrante lectura de Bemard Haitink con la Philharmonía (comentada en la modalidad LP en el n." 1 de SCHERZO) o la cálida y sensual del ya citado Sir John Barbirolli, ambas versiones alejadas de los fastos Victorianos de ésta y, en consecuencia, preferibles. Por si usted, lector, decide no esperar, le indicaremos además de las virtudes y defectos reseñados, que la versión de Boult es hoy por hoy la mejor transferida a compacto. A usted le toca decidir... E.P.A. FALLA: El sombrero de tres picos; Homenaje; Interludio y danza de la vida breve. Flnrence Quivar. Orquesta Sinfónica de Cinciniuili. Director Jesús Lóptz Cobos. Telare C D 80149. D D D. 6O'1S". Los devaneas del corregidor y la molinera de Pedro Antonio de Alarcón inspiraran a Falla su ballet más logrado y el que con el paso de los años se ha convenido, por su brillantez y por su populismo directamente inspirado en e! folklore, en la quintaesencia de ese algo indefinible que es el carácter español. Obra agradecida, muchos directores del midi, entiéndase España, Fracia e Italia, se han dejado seducir por su colorido y fuerza rítmica, dando interpretaciones muy diversas a la intriga por Falla. Ya se había acercado López Cobos a la obra del autor gaditano cuando la firma Telare con la que parece va a grabar muchos discos en los próximos años edita este bien aprovechada compacto con su orquesta de Cinrinnati. El resulado en esta primera grabación es un disco neutro y un tanto gris en el que unos planteamientos correctos no son compensados con una dirección incisiva e idiomática que ponga en evidencia ni la sugerente paleta orquestal ni la enorme fuerza rítmica de las obras interpretadas. Esta neutralidad de planteamientos priva a las obras de Falla de un carácter festivo y poético pese a la brillantez de muchos momentos. De todas formas, conviene señalar la dificultad que tienen determinadas obras impresionistas, y más en concreto las de Falta, para las orquestas sajonas, que no las interpreten habitualmente, algo muy evidente en la agrupación americana a la que el maestra zamorano no logra sugestionar plenamente. Las breves coplas que entona la mezzo Florence Quivar en el Tricornio, pese a ser cantadas correctamente, tropiezan con una dicción lamentable del español. En consecuencia, nos hallamos ante una grabación que no aporta nada nuevo y que no hace olvidar aquellas legendarias de Argenta con la mítica ONE de los cincuenta, de sonido deficiente y llenas de vida. Pero en esta época de avances tecnológicos es preciso recomendar a los navegantes las espléndidas versiones en compacto de Ansermet/ Suisse Romande o Dutoit/Montreal (Decca) o los fragmentos de Giuli ni/Filarmonía (EMI) mucho más idioma ticas y sobre todo con duende. A.M.J. O. Philh»rmonia/C.M. Giulinl.—O. de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio/ Ffühbeck de Burgos. Disco compacto. EMI Studio. CDM. 7.69037-2 (70'01" ADD). La sabiduría del productor de EMI Walter Legge permitió que la versatilidad y el arte de C.M. Giulini constituyeran desde el comienzo de su carrera uno de los legados discográficos más interesantes de la historia del disco. Brillen, Brahms, Debussy o Tchaikowsky fueron registrados con la Filarmonía londinense en discos que ya son historia. Falla, con cuya Vida breve se presentó Giulini en la Scala de Milán, también fue llevado al disco por el maestro italiano entre los años 57 y 61. Las obras elegidas fueron sus ballets El sombrero de tres picos y El amor brujo, festivos, bufos y con duende. La música de D. Manuel encuentra en manos de Giulini su dimensión más luminosa y mediterránea en una visión de lo español estilizada sin caer en el folklorismo, La elegancia y claridad de la dirección orquestal permite escuchar algunos estrenos mundiales en la Danza final de El sombrero o en la Danza del fuego. La presencia de V. de los Angeles añade un nuevo atractivo a la interpretación, porque la soprano catalana sabe encontrar el tono popular en sus canciones sin caer en lo afectado ni en lo cursi, por lo que en conjunto la versión de El amor brujo, a pesar de sus buenos veinte anos, sigue siendo la de referencia con la de Argenta. Es una lástima que al desaparecido Gonzalo Soríano no le acompañase Giulini en las Noches. Su arte depurado e inigualable merecía un acompañamiento mucho más sutil y refinado que el que le brinda el ilustre coronel de Burgos, tan rígido y excesivo como casi siempre, sin ningún sentido del timbre en una partitura llena de evocación y nostalgia. En resumen, 70' de música en la que un Giulini joven y con duende demuestra que no hace falta ser español para entender a Falla, y buena lección para Frühbeck al que desde luego le queda mucha mili para aproximarse a la versión de Soria no/Argenta. A.M.J. FKANCK: La obra para órgano (val. 2). Andre Isolr, órgano. CALL1OPE, CAL 9921. Compacto ADD (73*SS"). César Franck, músico belga por su cuna, pero francés por su residencia parisina durante casi toda su vida, constituye, indudablemente, un hito fundamental en la música organística del siglo XIX. Las doce piezas integrantes de su música para órgano se encuentran entre lo mejor de su obra. Aunque le tocó vivir una época en que la música francesa se caracterizó por su frivolidad, incluso en lo que a la música de órgano respecta, Franck llevó la música de aquel período a alturas considerables. La mayor parte de sus obras para órgano fueron escritas para el instrumento instalado por Aristide Cavaillé-Coll en la iglesia de Santa Clotilde de París, en la que Franck era organista titular. Este segundo volumen de la obra organísFALLA: El sombrero de tres picos; El amor tica de César Franck contiene el Preludio, brujo; Noches en los jardines de España. Fuga y Variación, la Pieza heroica, el FiVictoria de los Angeles, Gonzalo SorlíBO, nal y los tres Corales. André Isoír realiza, DISCOS en general, una bóllame lectura de las obras, destacando la interpretación de aquellas que, por su mismo contenido, se prestan a un mayor aprovechamiento de los recursos del instrumento, [ales corno, por ejemplo, la Pieza heroica y el Final, obras ambas que permiten al ejecutante una utilización plena de la capacidad sonora del órgano, a través de un poderoso empleo del pedal y de sucesivas combinaciones entre éste y el teclado manual. Por el contrarío, la lectura de las obras de carácter lento y meditativo —caso del Preludio, Fuga y Variación— resulla algo más fría, aunque sin ninguna objeción desde el pumo de vista puramente técnico. Añadiré, para terminar, una pequeña —no por ello carente de importancia— consideración. Me refiero, en concreto, al tipo de órgano utilizado para efectuar el presente registro, a mi juicio muy acertado. Se traía del órgano Cavaillé-Coll de la catedral de Lucon. Este tipo de instrumentos son idóneos para la interpretación de obras de Franck, no sólo por su especial cromatismo, sino también porque —no se olvide este detalle— César Franck concibió su obra organística para ser ejecutada, al menos inicialmenle, en órganos construidos por Cavaillé-Coll. F.G.U. CLASUNOV: Sinfonía n. ° 2, op. 16. Vals de Concierto n. ° I, op. 47. Orquesta Sinfónica de Bamberg. Dir.: Necme Jürvl. ORFEO CD C148101 A. DDD. Las Sinfonías de Glasunov (respetemos la fonética española y escribámoslo con s y no con z que corresponde al afrancesa miento de su nombre) se benefician los últimos meses de nuevas versiones que enriquecerán sin duda la escasa representación discográfica de su música. Al margen de la integral a cargo de Rozhdeslvensky para el sello Olympia, aparece estos días en España, a través del cada vez más prestigioso sello alemán Orfeo, una lectura de la Sinfonía n." 2 a cargo de Neeme Jarvi. No estamos ante lo mejor de la música orquestal de Glasunov, ciertamente (como pueden ser ¡a Sinfonía n." 5 o el Andante de la 7. °), peto si puede funcionar como introducción de la música soviética para el aficionado poco formado. La obra adolece de un excesivo uso de los temas populares empleados como leii motivs, aparte de un escaso contraste de planos sonoros (un Andante maestoso, un Andante y un Andantino maestoso) y le falta un movimiento pivole que haga de climax y resumen. Esa misma uniformidad viene servida por la interpretación de Jarvi, que no parece hilar fino como Kozhdestvensky y la Orquesta Sinfónica del Ministerio de Cultura de la URSS. La Sinfónica de Bamberg no penetra en el ambiente ruso de la partitura, faltándole chispa, la misma que le aportarían instrumentistas más conocedores del acervo musical del autor. Más parece como si se hubiera querido contentar a un público occidental sin cargar en exceso las tintas con elementos de procedencia eslava. F.R. GLLJCK: La Corona. AHcja Slowakiewkz, Halini Gorzyñska, Lidia Juranek, Barbara Nowicka. Coro de ia Radio de Baviera. Or- quesla de la Opera de Cima ra de Virsovia (Sinfonielta ih Varsovi»). Director: lomasz Bugaj. 60'H". La Danza. F>a Ignatowicz, Kazimierz Myrlak. La misma orquesta > director. 49'I3 M . ORFEO C 135 872 H. Dos compactos DDD. U na de las características que definen al joven sello alemán Orfeo es su interés por rescatar para disco las óperas de Gluck, habiendo realizado ya excelentes versiones de Iphigénieen Tauride, Paride ed Elena y de la Akeste en francés de 1776. A éstas se te suma ahora las de La Corona y La Danza y, aunque los resultados no sean tan felices, debemos saludar con aplauso su aparición en el mercado discográfico. Hablemos en primer lugar de La Danza, que precede cronológicamente a La Corona. Se trata de un componimento drammalico en un solo acto con un anodino texto revisado de Metastasio representado con mucho éxito en el castillo de Laxenburg en 1755 como prólogo a un ballet de género pastoral de Joseph Starzer. Corresponde al periodo vienes comprendido entre 1750 y 1761; Gluck, retornando triunfante de Ñapóles, se convirtió en un personaje admirado en la Corte, gracias al apoyo del principe de Sajonia-Hildburghausen, favorito de la Emperatriz María Teresa. La Danza es una obrila similar a su precedente inmediata Le Cinesi (1754, en la anualidad felizmente recuperada en Schwelzingen, junto con Echo el Narcisse en junio pasado); contiene una breve Sinfonía en tres movimientos, cuatro arias y un dúo final, amén de los consuetudinarios recitativos al cémbalo. Destacan el aria de Tirsi Va: della danza é l'ora, en la que hallamos material temático que después Gluck reutilizará en la escena del templo (Cuadro II del Acto I) de Alcesie. tanto en la versión origina! vienesa de 1767 (la invocación del gran sacerdote Dilegua il ñero turbine, recogida por el coro) como en la francesa (lo mismo, que ahora empieza con las palabras Dieu puissani, ecarte dutrñne). Son asimismo interesantes las dos arias de Tirsi Se tu non verdi tullo il cor mió y Che chiedi? che brami?. esta última bastante extensa. Por lo que a los dos intérpretes vocales de esta grabación de La Danza se refiere, debemos afirmar la superioridad de la soprano Ewa lgnatowicz, de voz límpida y delicado gusto interpretativo, ame el tenor Kazimierz Myrlak, quien además de parecer una pálida imilación de Franco Bonísolí i —tenor activo en las citadas grabaciones de Iphigéme en Tauride y Paride ed Elena para Orfeo— exhibe unos agudos guturales y escasamente atractivos. Pero éste y aquélla son unos cantantes que, como los de La Corona, se esmeran por una correcta dicción del texto italiano. En resumen. La Danza es una pequeña ópera virtual mente desconocida en España que gustará a muchos. Y decimos virtualmcnte porque sólo recordamos una versión de la misma en Barcelona en 1975 con la soprano Jill Gómez, el tenor Gerald English y la Orquesta de la Ciudad dirigida por Ros Marbá. La Corona, obra más desconocida entre nosotros que la anterior, puede resultarnos aún de mayor interés por ser de mayores ambiciones. Data de 1765, de modo que Gluck había ya iniciado con la versión original vie- nesa de Orfeo ed Eurídice (1762) y junto al libretista Ranieri De'Calzabigi, su reforma de la ópera. Pero La Corona, con texto también de Metastasio, está aún al margen de los preceptos reformadores. Esta azione teatrate te fue encomendada a Gluck para celebrar la onomástica del Emperador Francisco I, debiendo ser interpretada por las cuatro jóvenes archiduquesas. Pero la muerte súbita del monarca en agosto del mismo 1765 echó el proyecto por la borda. La Corona cayó en el olvido y no fue rescatada hasta 1837, año en que se ofreció en Viena en versión de concierto. El tema, en el que aparecen entre otros personajes Atalanta y Meleagro heroicamente enzarzados en una competitiva cacería de! jabalí, es sólo de relativo interés; pero la música —una breve Sinfonía en tres partes, seis arias, un duelo y un cuarteto final más los recitativos— tiene momentos de gran interés, como el aria de Atalanta Quel chiaro rio che appena y la de Meleagio Fe'germogliare ¡I falo per degno tuo decoro, con un atractivo y virtuosístico obbligato de oboe. Entre los intérpretes, debemos destacar el buen nivel de los dos protagonistas: A lieja Sklowakiewícz como Atalanta y Halina Gorzytiska como Meleagro. Pero lo mejor quizás nos llegue —en una y otra obra— de la dirección de Tomasz Bugaj y de la prestación, tanto a nivel colectivo como individual, de la Sinfoníetta de Varsovia. Jo.R.B. GLUC: Iphigénieen Tauride. Pilar Lorengar, Walton Crotoróos, Franco Bonisolli, Dietrích Fischer-Dleskau. Coro y Orquesta de la Radio Bivara. Director: Lamberto Gardelli. ORFEO C 052832 H.DDD . 2 CD. Duración: 116' 35". Hasta 1983, ano de la aparición de este registro, ahora presentado en disco compacto, de Iphigénieen Tauride sólo existían dos versiones completas: una de 1952 con Patrizia Neway y Giulini y otra tomada en vivo en la Scala de Milán, 1954, con Callas y Sanzogno, de pésimo sonido y con cortes sustanciales, justificable únicamente por la marca alemana Orfeo, dos nuevas entregas ampliaron el catálogo de la obra: La de Le Chant du Monde con Crespin en I9S4. recogiendo su interpretación en el Colón de Buenos Aires veinte artos atrás, y ta de Philips de 1985, consecuencia de unas representaciones en la Opera de Lyon. Esta edición Philips, por ser la única equiparable técnicamente a la que motiva esta reseña, servirá de referencia para emitir un juicio vatorativo de la misma, sin olvidar aquéllas cuando la estimación se imponga inevitable. Como es el caso que se presenta al comentar la Iphigéníe de Pilar Lorengar. La soprano zaragozana no posee el genio dramático de Callas, ni la autoridad vocal y noble fraseo de la Crespin. Si se parte de estos modelos, la espartóla se empequeñece ante la griega y la francesa. Sin embargo, el personaje creado por Lorengar es de una sobria eficacia en la lectura, musicalmente impecable, de voz firme, pese al característico vibtato. Y, en cualquier caso, sin posible competencia por parte de Diana Montague para Philips, cantante de ambiguo registro y mezquino instrumento, insuficiente para dar rango al papel. Pero las bondades de la grabación Orfeo se terminan con Lorengar, porque el resto Scherzo 47 DISCOS de! equipa no está a la altura de lo requerido. Ni Walion Groentoos, esforzado intérprete, traicionado por unos medios vulgares, como Oestes; ni Franco Bonisolli, torpeen la emisión, lineal en el concepto, insoportable Pylades ni Fischer-Diesbau, en apreciable declive, en el episódico y cómodo Thoas. Philips tuvo más tino al elegir para estos papeles a Thomas Alien, John Aler y Rene Massis, respectivamente, más centrados en el estilo gluckiano. Como la dirección de John Eliot Gardiner, imaginativa y contrastada (aunque algunos lempi, los referidos a los escitas, están demasiado marcados rítmicamente), frente a la plana y fastidiosa de Gardelli. F.F. HAENDEL: Conciertos para órgano, Op. 7, núms. 1-6. Conciertos para órgano núm. 15, en re menor, y núm. 16, en fa mayor. Peter Hurford, órgano. Orquesta de dman> dd Concerigebouw. Director: JostllM Rifkin. DECCA 417 560-2 DHI. Dos discos compactos UDD (67'40" } S3'27"). Aunque Haendel no realizó para el órgano una labor parangonable a la de Bach, ello no significa, por su pane, un olvido de este instrumento. Antes bien, Haendel amaba el órgano y ampliamente lo demostró a través de sus magníficas improvisaciones que, con frecuencia, realizaba ante el público asistente a sus conciertos. Prueba incontestable de este interés son los numerosos conciertos salidos de su pluma para el instrumento de referencia. Estas obras fueron escritas, en su mayor parte, como intermedios para sus oratorios y —con una sola excepción pata un órgano sin pedal. Durante su estancia en Italia, Haendel tuvo la oportunidad de estudiar la forma del concertó con sus alternancias de tutti y soli. Sus conciertos para órgano ofrecen, a menudo, la forma de cuatro movimientos practicada por Corrí 1 i (lento-rápido-lento-rápido) y, en menores ocasiones, la de tres movimientos propia de Vivaldi (rápido -lento-rápido). El excelente sonido del órgano, unido a la claridad interpretativa de Peter Hurford, son dos factores que apuntalan de forma positiva este registro. Sí a ello añadimos una magnífica coordinación entre e! instrumento solista y el elemento orquestal, cabe afirmar que nos encontramos ante una versión más que interesante de estas obras, que viene así a enriquecer el número de otras versiones existentes. En lo que afecta al instrumento utilizado, y dadas sus características (dos manuales, pedal, 24 registros), cabe preguntarse sí no habría resultado más aconsejable utilizar este instrumenta sólo para la ejecución del Concierto núm. I, Op. 7 —el único de la colección escrito expresamente para órgano de pedal, que es empleado con virtuosismo desde el primer movimiento—, destinando un órgano de dimensiones más modestas para la interpretación de los restantes conciertos. Esta puntualizaron no empaña, por supuesto, los aspectos positivos arriba mencionados. Peter Hurford pone de relieve sus magnificas dotes como solista, sobre todo, en aquellos pasajes en los que el órgano carece de acompañamiento orquestal. Me refiero, más en concreto, a los movimientos que, ba- 4H Scherzo jo la denominación de Órgano ad iibilum o bien Adagio e fuga ad Iibilum, el propio Haendel dejó sin anotar, al objeto de que cada intérprete pudiera libremente mostrar sus aptitudes como improvisador. Llama la atención, a este respecto, el hecho de que en la versión que se comenta estos movimientos ad Iibilum no han sido cubiertos con improvisaciones del solista, sino acudiendo a breves obras escritas para órgano por autores barrocos (tales como Telemann, Stanley, el propio Haendel). Por lo demás, los comentarios que acompañan a los discos no explican el motivo de tal solución, que, como se ve, no se corresponde, en sentido estricto, al concepto anteriormente expresado. Tenemos en este espléndido CD dos muestras preclaras del arte maduro, para algunos superado y demasiado igual a sí mismo, de Cristóbal Halffter. El Concierto, dedicado a la memoria de Lorca en el cincuenta aniversario de su muerte, es excelente y reciente muestra (estrenado en Freiburg en el verano de 1986, en seguida tocado en Granada) de las características del compositor madrileño. Encontramos en é¡ ese dominio de la forma, trabajada sobre su habitual y depurado lenguaje microtonal y su peculiar entendimiento del contrapunto, esa hábil gradación de efectos (que aquí rara vez son efectismos), esa cuidada caligrafía y esa técnica orquestal que visten, cada vez con mayor propiedad, la esF.G.U critura del autor desde mediados de los sesenta. Cuatro citas del poeta granadino HAENDEL: Arias para Senesino. Dre» Min- aparecen encabezando la obra y cada uno ter, co ni interior; Philhannoni» Baroque Or- de sus tres movimientos, otorgando asi. de entrada (lo que es habitual en la música halfcheslra. Oír.: N ¡cholas McGegan. CD HM fteríana, cargada por lo común de intencio90518.1. ADD. Duración: 60'44". nalidades expresivas, apoyadas frecuenteEste disco es en realidad la primente en lo literario), una especie de guía, mera grabación de una serie deproporcionando pistas para que el oyente sedicada a famosas arias de Hanpa de antemano dónde se va a meter: un del, interpretadas por grandes cantantes comundo íntimo, concentrado, obsesivo, desmo Rene Jacobs o David Thomas. Y precigarrado, lleno de claroscuros. A pesar de las samente Jacobs iba a realizar este registro, variaciones de color y las alternativas que pero una enfermedad de última hora se lo se van produciendo ;n el largo diálogo enimpidió, y hubo que llamar a Dre* Minter, tre orquesta y solista, el paisaje interior, la que en tres días tuvo que leer el disco (obatmosfera gravemente ¡Inca que se nos ofreviamente, esta información no consta en la ce es básicamente la misma. Las tres partes carpetilla interior). Los resultados obtenidos se suceden sin rupturas apreciables en el fluir son, sin embargo, sorprendentes. Si tenemos musical y vienen marcadas desde el princien cuenta lo antedicho, habrá que pensar en pio por ese obsesionante Si bemol repetido serio en las posibilidades de Minter. El orique abre la composición. Singularmente inginal Senesino (Francesco Bernardi era su quietante —y soberbiamente resuello— es nombre auténtico) era, como saben, uno de el enlace, sin solución de continuidad, enlos cantantes preferidos por el público en tre el segundo y el tercer movimiento, protiempos de Handel, quien compuso muchos ducido, iras un dramático soliloquio, muy papeles estelares para él. Su voz de contralcontrastado, del cello, que finaliza con la into —era un castrado— era clara, dulce y limsistente repetición de un Sol agudo recogipia, y poderosa cuando la música lo do por unos violines que emergen como requería. Cantaba, al parecer, con perfecta desde una nebulosa sonora y que lo habrán afinación y de modo refinado. Su coloratude mantener durante minutos a modo de nora era brillante y espectacular y tenía un esta pedal mientras se continúan originando pecial sentido de lo dramático. Drew Minter transformaciones en la textura y en el dises un muy buen contratenor que se distincurrir de la música. Sutilísimo el cierre, con gue por la dulzura de su voz —con un color un armónico (Si) que se desvanece («Si muegeneralmente muy atractivo, aunque alguro, dejad el balcón abierto») acariciado por na vez peque de meloso—, menos agresiva suaves golpes de bombo. que la de Rene Jacobs, por ejemplo, y consigue hacer unas vertiginosas vocalizaciones, amén de cantar con sensibilidad y musicaliParáfrasis, de 1984, es precisamente eso, dad en los recitativos y pasajes menos enuna paráfrasis, realizada en este caso a parcendidos. El estilo haendeliano le va muy tir de una obra del propio Halffter de 1981: bien —ya grabó Esther con Hogwood—, y Fantasía sobre una sonoridad de Haendel. si en algún caso se muestra a no tan buen Como dice Halbreich, «variación amplifinivel, habrá que pensar en la forma en que cada». Un pretexto para que Halffter urda, tuvo que grabar c! disco. con su oficio acostumbrado, un compacto entramado del que acabará saliendo —en La Phi I harmonía Ba roque Orchestra de procedimiento inverso al comúnmente San Francisco tiene también muy buen fuempleado— el tema haendeliano. turo, aunque sus posibilidades técnicas y exLa interpretación, bien recogida en la expresivas anden aún a medio camino. Pero celente toma sonora, es de altos vuelos, con entre tocios, director, orquesta y cantante, un Rostropoviteh (destinatario de la obra consiguen un disco perfectamente recomenconcertante) dueño de lodos sus recursos; dable, con el que se puede pasar un muy y éstos era preciso que fueran muchos dabuen rato. das las permanentes exigencias de la escri-' tura. Halffter gobierna —es difícil que J.C.C.A. alguien dirija con lama pasión y convencimiento su música— a una espléndida Nacional de Francia. El Concierto está grabado C. HAI.FFTER: Concierto n.° 2 para vioen un estudio de Radio Franee en septiemloncello y orquesta, -No queda más que el de 1986. Paráfrasis un año antes durante silencio»; Paráfrasis. Orquesta Nacional de bre un concierto en el Teatro de los Campos Francia. MMlslav Rosiropovilch, violonceElíseos. IIo. Director: Cristóbal Halffter. Compacto ERATO ECD 75320 DDD. 5T24". A.R. DISCOS HAYDN: Concierto en Re Mayor, para piano y orquesta, Hob. XVIII, n. ° II. BOCCHERIM: Sinfonía en Re Mayor, opus 12, número 4, «La casa del diablo». Nikifa Ma- galoff (piano). Orquesta de Cámara del Festival de Brtscia > Bérgamo. Director: Agostillo Urízio. tone. 86 F 06-12. Se trata de un concierto en vivo, registrado en Livorno duranie la Temporada de Concierlos de 1985, que organizan las instituciones locales y el Instituto Musical P. Mascagni. El concierto tuvo lugar el 16 de enero de 1985 en el Teairo La Gran Guardia de aquella ciudad italiana. Nikita Magaloff hace gala de sus excelentes facultades, pese a los setenta y tres anos que ya contaba en la época de la grabación, en este Coni-terto de Haydn, posiblemente el más célebre de los diez escritos para piano (diez, si descontarnos los tres de dudosa autenticidad). Sin embargo, dos errores hay que destacar; dos errores que aparecen en la portada, etiqueta y documentación dei disco. El primero, el número de Hoboken atribuido al Concierto, que no es el aHob. XVIII, n. ° 2, sino el Hob. XVIII, n. II. El segundo, el cambio de denominación de los tres movimientos que integran la obra: Vivace, Un poco adagio y Rondó all'Ungarese-allegro assai, que, por el contrario, aparecen aquí anunciados como Allegro modéralo, Adagio y Allegro, correspondientes al Hob. XVIII, n." 2. Poi lo que se refiere a la Sinfonía de Boccherini, compuesta en 1771 y dedicada al infante de España Don Luis, supone un tributo a su admirado Christoph Gluck, del que utiliza un tema del ballet Don Juan, que figura también en la danza de las furias de Orfeo y que da título a la obra, La casa del diablo. Equilibrada y correcta es la versión que nos ofrece en este disco Agoslino Orizio, fundador, en 1963, de la Orquesta de Cámara del Festival de Brescia y Bérgamo, que se presentó entonces bajo [a denominación de Orquesta Gasparo da Saló. Esta agrupación es, asimismo, la orquesta oficial del Festival Internacional de Piano Arturo Benedetti Michelangeli, con quien Orizio realizó sus cursos de perfeccionamiento de piano. J-A.L.D. HAYDN: Sinfonías 82 en Do mayor, «El Oso», y 83 en Sol menor, «La Gallina», Orquesia del Conten ge bou w de Amslerdam. Director: Colín Davis. Philips Di gil al Classics 420 688-2 CU DDD. Grabado en enero de 1986. 49'3I". o®© Las llamadas Sinfonías Parisinas de Haydn fueron consecuencia de un encargo de la Logia Olímpica de París realizado a través del Conde d'Ogny. El compositor creó seis hermosas partituras escritas en el curso de los años 1785 y 1786. Aunque no todas poseen el mismo carácier, el músico fue consciente de que la orquesta a la que iban destinadas era un espléndido y amplio conjunto que podía dar más completas prestaciones que el reducido, aunque virtuoso, grupo de instrumentistas a sus órdenes en Ester haza. La Sinfonía n. ° 82 es un produelo orquestal muy acabado que sigue la linea sonora fastuosa de las números 41. 48,60,90o 97. Una ubra muy cercana a la tradición francesa, con trompetas y timbales, al estilo de la brih*aa llante Sinfonía «París», n. ° 31 K. 297 de Mozart. La 83 es una de las más interesantes de la serie. Más cameristica, enlaza con el espíritu de la etapa Slurm und Drang de los años 70. El remoquete de «La Gallina», que tan poco conviene a una composición tan apasionada y, en ciertos aspectos, grave, proviene del juego, próximo a lo onomatopéyico, que se establece en el segundo tema del primer tiempo entre el cacareo del oboe y las figuraciones de la cuerda. La 82 recibe el apelativo de «El Oso» por el carácter pesante, con ñolas pedales, de la danza de su último movimiento. Nos encontramos, pues, con sinfonías que no solo admiten, sino que incluso se ven beneficiadas de ello, la intervención de un conjunto orquesta) crecido, superior al de obras anteriores del autor. Desde esta perspectiva, la interpretación que de ambas lleva a cabo Davis, apoyado en la suntuosa y refinada sonoridad de la Concertgebouw (perfectamente captada por la excelente grabación), es modélica: vital, elegante, bien acentuada y ritmada, elocuentemente fraseada, clara y excelentemente construida con arreglo a las paulas de un riguroso y bien entendido clasicismo. Preferible a Mamner (Philips), preciso, nervioso, transparente, y a Ka rajan, solemne, compacto y virtuoso <DC). A.R. HINDEM1TH: Ausgewáhlte Lieder (Canciones escogidas), Dietrích Ftscber-Dieskaii, barítono, y Arlberl Reinmann, piano. Orfeo C 156861 A. DDD. Durante toda su vida de compositor, Hindemilh se dedicó a la música vocal, aunque ésta haya sido la menos frecuentada por conciertos y discos. Iniciada en la materia con La vida de María, sobre textos de Rainer María Rilkc (primera versión: 1922/3), se orientó en seguida hacia el mundo de la poesía expresionista alemana. Las piezas incluidas en el presente compacto datan de la época nazi, en que Hindemith fue prohibido por el régimen y convertido en un exilado interior. El músico se volcó en el mundo lírico del siglo XIX, con el romanticismo en el centro (Shelley, Rückert, Brentano, Novalis), sus antecedentes (Blake, Hólderlin) y algunas de sus consecuencias (Nielzsche, Walt Whitman). Se oye la voz solitaria, megalómana, lamentosa y omn¡potenle del poeta aislado en la noche del mundo, quejándose de sus pérdidas y profetizando sobre un fondo tenebroso de infinito. Hindemilh se reconcilia en estas partituras con el mundo neoclásico y queda, en los acompañamientos de piano, citada la armonía de su juventud expresionista. Son páginas recargadas de literatura, en que la música sirve fiel y modestamente a la palabra, respetando las exigencias de la prosodia alemana o inglesa. A veces, no siempre, el piano crea un paisaje o clima sonoro y cobra mayor relevancia (cf. Fragment sobre Hólderlin). El conjunto produce una impresión de maestría y oficio no exentos de cierta aridez y pedantería. Fischer-Dieskau ha grabado estas canciones en 1987 y se adviene en su patrimonio vocal la usura de los años. El agudo ha perdido firmeza y color y a menudo hay esca- x?. de aliento. No o óslame, la voz sigue siendo dúctil y seductora en el centro y el grave, y el conjunto no plantea excesivas demandas de localidad. Su dicción es impecable y su expresividad, como siempre, manierísta y coqueta. En suma, por parte de todos, una muestra de previsible solvencia académica. BM. KODALY: Sonóla para violoncelo solo Op, 8; Dúo para riolin y violoncelo, Op. 7. Yuli Turovsky, violoncelo; Eleonora Turovsky, violín. CHANDOS 8427. Compacto DDD. 58*16". A diferencia de Bela Bartók, la música de su compatriota Zoltan Kodály, desde la perspectiva actual permanece más ligada a la inmediatez de sus orígenes folklóricos sin haber sido capaz de convertir los materiales propiciados por la etnología musical en instrumental al servicio de un lenguaje que fuera a la vez original y universal como ocurre en cambio en la producción de Bartók. Ahora bien, esta limitación expresiva que se traduce en la excesiva utilización de un tipo de melodía parlame genumamente húngara y en unos rilmos de danzas demasiado locales, no significa que el oyente no pueda disfrutar de la belleza de la obra de Kodály, en particular de su música de cámara, y muy especialmente de las dos composiciones que figuran en este registro efectuado en 1983 y que tiene como protagonistas al matrimonio Turovsky. La Sánala para violoncelo solo es una obra única en su género no solamente por su dilatada duración, en la que sin embargo, se resuelven sabiamente los problemas de falta de variedad, que podría ocasionar el monólogo instrumental, sino también por las extraordinarias dificultades técnicas que plantea al intérprete y que no tienen nada que ver con las de obras solistas precedentes en el campo de la literatura violoncelistica, como pueden ser las Suiles de Bach. La utilización de la scordatura en las dos cuerdas bajas del instrumento, el acertado manejo de las dobles y triples cuerdas y de los registros extremos dialogantes, crea una tal ilusión de profundidad de campo sonoro que en ocasiones se diría que son más de uno los intérpretes que están actuando. Menos en ta obligada linea rapsódica y más dentro de la concepción comrapuntística de la invención estricta a dos voces en perfecta paridad de protagonismo, se halla la otra obra incluida, el Dúo para violín y violoncelo, interpretado por el matrimonio ruso residente en Canadá, como sólo sabe hacerlo una pareja que además de compartir la misma profesión comparte asimismo, la vida. C.C. LISZT: Annees de pétérinage. Deuxiéme année: Italia, Alfred Brendel, piano, Philips. Digital Clas.sk- 420169-2, DC. DÜD, duración: 46' 70". A pesar del título y de la anticipación impresionista que siempre se atribuye a Liszt, he aquí una obra que, si algo tiene de viaje, es metafórico y, si algo lleva de italiano, es como referencia cultural (alusiones a Rafael y Miguel Ángel, citas de Dante y de Petrarca) y no como rememoración de viaje ni, mucho me- Scherzo 49 • 1 I KM KO IÍRUHO KEAL I-NDESA X CICLO DE CAMARAY POLIFONÍA TEMPORADA 1987- 23 1 de marzo, martes Abono D Trío de Barcelona Con Enrique Santiago (viola) C. Franck: Sonata para víolin y piano eo La mayor E. Chausson: Trío con piano, Op. 3 E. Chaussoo: Cuarteto con piano en La mayor, Op. 30 24 8 de marzo, martes Abono C Orquesta de Cámara Villa de Madrid Directora: Mercedes Padilla Solista: Miguel del Barco (órgano) Mozart: Divertimento en Fa mayor Albinoni: Adagio Haydn: Concierto en Do mayor para órgano y orquesta HOB 18:8 Grieg: Surte Hollberg, Op. 40 Hokt: St Pauls suite 25 15 de marzo, martes Abono D Cuarteto Smetana Smetana: Cuarteto de cuerda núm. 2 Dvorak: Cuarteto de cuenta núm. 12, Op. 96, «Americano» Jaoácelt: Cuarteto de cuerda núm. 1, «Sonata Kreutzer» 26 22 de marzo, martes Abono C Orquesta de Cámara Española Coro de Cámara de la Comunidad de Madrid Director: Miguel Grota Concertino: Victor Martin Vivaldi: Credo, Magníficat Mozart: Misa, K. 49 y Motetes, K. 222, 273 y 618 Este avance de programas es susceptible de modificación Localidades disponibles en taquilla MINISTERIO DE CULTURA DISCOS nos, como color local meridional. Estamos, pues, ante una iulianidad reflexiva, conceptual, resuelta por Liszt con dominante de adagios y recitativos, un lirismo contenido y transido de elocución dramática y un pianismo que recuerda más a la diafanidad romántica que al fin de siglo sin fon izante de otras páginas liszteanas. El maestro húngaro puede abordarse desde supuestos divergentes. Pensemos en los arrestos líricos de Rubinsfein. la traca virtuosistica de Georg Cziffra o el patetismo demoniaco de Horowiiz. Pensemos en las tres opciones, porque ninguna de ellas es la de Brendel. Si alguna afinidad puede buscársele se hallará cieno parecido de familia con Claudio Arrau, en tanto ambos intérpretes privilegian el mecanismo y la elaboración del timbre como base de su lectura. La de Brendel es de una notable familiaridad con la partitura, que recorre por avenidas y rincones, exponiéndola con tersura infalible. Su sonido es rotundo, nunca brillante, siempre equilibrado entre los extremos de la dinámica tímbrica de Liszt, que ocupa toda la extensión del teclado. Su expresividad es meditaiiva y de un dramatismo intelectual, acorde con las mediaciones literarias, pictóricas y escultóricas de estas piezas. Brendel las prefiere entre todo el repertorio liszteano, después de la Gran Sonata. Esta preferencia resulta evidente y favorece la escucha, por el cuidado y la aplomada maestría del pianista que se ponen devotamente en juego. fl.Af MARAIS: Piéces de viole du cinquieme iivre, 1725. Jordi Savall, basse de viole Bu rali Norman, Londres 1611; Ton Koopman, clavecín; Hopkinson Smith, ihéorbe; JeanMichel Damián, recitador. CD Asirte E 7708. AAD. Duración: 51*20". Como ya alguna vez había comentado en esta revista E.M.M., no hay duda de quién es el supremo traductor de Marais: Jordi Savall. Por si hubiera alguna duda, Astree ha tenido la felicísima idea de editar en CD este registro de 1983, excelente noticia para los incondicionales del genial gambista catalán. Además, la música contenida en este quinto libro es de una belleza muy especial, reposada y melancólica, en donde hasta los minuetos destilan pena. En este libro se incluye también la Operation de la Taille, que Marais compuso al salir con vida de lo que era una peligrosa intervención quirúrgica en aquel tiempo: la operación de extraer las piedras del riñon. Por lo demás, estamos ante una hermosísima colección de piezas seleccionadas por Jordi Savall, que además las interpreta de forma magistral, agotando todas las posibilidades de un instrumento tan rico y complicado como la viola de gamba. Por cierto, que también en este disco emplea su ya legendaria Barak Norman, que tiene un sonido realmente es [remecedor. Y como este registro se comenta por si solo al escucharlo, finalizaremos aquí esta reseña, no sin antes decirles que Savall también ha llevada al disco, para Asiree, los otros cuatro libros de viola de Marín Marais. Si no los tienen, háganse con ellos. Y si ya los escucharon, vuelvan a oír este quinto libro, pero ahora en CD: se lo agradecerán a Jordi Savall y sus estupendos acompañantes. J.C.C.A. MASCAGNI: Cava/lena rusticana. COSMHto, B«rgonzi, Guclfi. LEONCAVALLO: / Pagliacci. Bergonzt, Carlyle, Taddei, Benelli, Panerai. Coro y orquesta del Teatro alia Scala. 1NTEKMEZZI. Orquesta Filarmónica de Berlín. Director: Herheii von Karajan. 3 CD DGG 419 256-2. Reedición en disco compacto de estas dos óperas grabadas en 1965, a raíz de una representación de la Scala dirigida escénicamente por Oiorgio Strehler. Los registros tienen la impronta personal y dominante de Karajan. El director austríaco propone una visión renovada, mitigada de excesos tradicionales, refinada e intima. La orquesta brilla con una transparencia deslumbrante, en un juego dinámico contrastado tan peculiar con su batuta. Los tempi están planteados con notoria lentitud (sin caer en la morosidad, caso de Cavalleria, del propio Mascagni en su grabación completa de 1940). Ello permite a Karajan sacar a la superficie aspectos inéditos de las partituras. Pero tanta elaboración y meticulosidad ¿no perjudica a las partituras, que se distinguen precisamente por su inmediatez y vehemencia? Karajan se supo rodear de un equipo de intérpretes capaces de satisfacer sus intenciones. Bergonzi, fraseo acabado, musicalidad de ley, pródigo de matices, se ajusta más, no obstante, al lánguido patetismo de Canio que a la juventud insolente de Turiddu. Cossotto, como Santuzza, en plenitud de medios (excepcionales en volumen, extensión y timbre, aunque su color vocal no sea de una auténtica mezzosoprano); dramáticamente, el control de la batuta, perjudica su personalidad extraverlida. La rudeza de Al fio aparece convenientemente expresada por Gian Giacomo Guelfí. Taddei, con manifiestos problemas en el registro agudo, hace un Tonio, en el plano dramático, minuciosamente trabajado. En cuanto a la Nedda de Joan Carlyle, bien cantada, con suficientes medios, resulta, sin embargo, algo distanciada del personaje. Panerai es un adecuado Silvio de Payasos su segundo Silvio; antes con Serafín en 1954) y bien el Beppe de Ugo Benelli. El tercer compacto se completa con varios intermedios de óperas veristas, con el añadido un tanto chocante del preludio de La Traviala y la Meditación de Thais, grabados por Karajan y la Filarmónica de Berlín en 1968. F.F. MENDELSSOHN: Los cuartetos de cuerdas. Cuarteto Melos. 3 discos compactos D.G. 415.883-2. ADD. 7 1 ' « " , 57'07" y 69'44'\ l.os Cuartetos de Mendelssohn ni gozan de mucha estima, ni se prodigan demasiado por las salas de conciertos. Este olvido de la música camerística del autor de la Sinfonía Escocesa se debe, en buena parte, al momento en que se compone y a la evolución del gusto musical del pasado siglo. Tachados en su día despectivamente como neoclásicos por su evidente conexión con sus homónimos de Haydn o Mozart, estos cuartetos ponen de manifiesto el cambia de mentalidad de una época en la que Mendelssohn sigue escribiendo como entretenimiento para diletantes, cuando un nuevo público dispuesto a dia- logar bis a bis con el compositor, tal y como sonara Beethoven, irrumpe superando los estrechos márgenes del salón pequefloburgués. En consecuencia, la fácil y melódica música del berlinés debía parecer demasiado academicista a sus colegas que ya batían armas en pos de una música nueva en la linea que la concebían y practicaban Chopin, Berlioz o Liszt, tomando el ejemplo del último Beethoven. El tiempo distanciador ha restañado las heridas evidenciando una crisis, y si lo más logrado de Mendelssohn no está en sus cuartetos, éstos ponen al menos de manifiesto la facilidad creadora de un autor honesto y demasiado culto para liberarse de la tradición, pero que precisamente se salva no por sus innovaciones sino por su vena melódica y su apasionada melancolía romántica. El Cuarteto Melos, que en los últimos aflos ha desarrollado con sus ciclos discográficos una gran labor de difusión de la música centroeuropea, realizó esta integra! entre 1977 y 1981. Sin ser el Melos uno de los grandes cuartetos de nuestro tiempo, sus versiones de los Cuartetos de Mendelssohn son transparentes, contrastadas y cálidas, por lo que rinden un buen servicio a unas partituras a las que había que prestar más atención. Una toma de sonido equilibrada y excelente y un buen aprovechamiento de los compactos hacen que este producto, que además es de serie económica, sea plenamente recomendable. A.M.J. MENDELSSOHN: Sinfonías numero 3 Opus 56, Escocesa y número 4 Opus 90, fialiana. Obertura Las Hébridas Opus 26. Orquesta Filarmónica de Viena. Director: Chrístoph von Dobnanyi. Disco compacto Dtcca ADD y DDD. Duración: 72'I6". Este bien aprovechado compacto reúne tres espléndidas obras sinfónicas de Mendelssohn en favorables condiciones: grabación e interpretación son buenas en la Escocesa y mejores aún en Italiana y Hébridas. La proverbia] transparencia de la cuerda vienesa es idónea para estas partituras, de muy difícil ejecución. Pero las versiones de Dohnanyi no alcanzan el último grado de excelencia que sí se da, por ejemplo, en las de Klemperer/EMl (las tres obras), Szell/CBS o Abbado/DG (Italiana) y Maag/Decca (Escocesa y Hébridas). Por tanto, un disco especialmente atractivo para quienes inicien una discoteca en compacto, por la cantidad y calidad de la música que contiene, ofrecida a precio moderado. Resulta superfluo. en cambio, paca quienes posean las muchas buenas versiones que existen de estas obras, debidas a Bernstein, Karajan, Masur, Muti, etc.; o las excepcionales antes citadas. R.A.M. MONTEVERDI (Vespro delta Beata Vergine, 1610). Solistas, Colleglum V oca le de Gante, Coro y Orquesta de la Chapelle Royale de París y Les Saqueboutlers de Toulousee. Director: Philip pe lierreweghe. ZCD Harmonía Mundi HMC 901247. 8. DDD. Duraciones: SV4S" y 3630". MONTEVERDI (Vespro della Beata Vergine. 1610) Tavemer Consort, Taventer Choir and Tavemer Players. Director: Andrew PaScherzo 51 DISCOS rrolf. 2 CD fcmí-Refkxf 7 47078 8. 1)DD. Duraciones: WJT" y 55'47"'. por maestros consumados. Cada cual, con su propia técnica y concepción, obtiene magníficos resultados. Donde si pierde claramenLa grabación de las Vísperas de te Herreweghe es en e! tratamiento instrumental. No parece haber escogido muy Monteverdi en 1986, bajo la dibien a sus solistas —excepto a los Saca burección de Herreweghe, nos da Chetos deToulouse. y su director, Jean-Piepie a comparar —no en profundidad, rre Canihac, cornetista que aparece también lógicamente— esta versión con la registracon Parrott, aunque con otros compañeda en 1983 por Andrew Parroit, y que a parros—, y esto es particularmente perceptible tir de ahora se encuentra regularmente en en el violin primero —discretísimo—, el chiEspaña en versión de compacto. En primer tarrone —aburridísimo— y el clavecín —a lugar describiremos las posturas de cada dimenudo con un sonido demasiado reflor: Herre«eghe opina que algunos de los fragmentos de las Vísperas (concretan! en le embarullado—. Parrott cuenta con mejores los cuatros motetes o concerti y la sonata ins- instrumentistas, con los que logra un sonido más noble y claro, máí bello, en defitrumental, esto es. Nlgra sum, Pulchra es, Dúo Seraphitn. Audi Coelum y la Sonataso- nitiva. pra Sancia Mario) no pertenecen a la lilur¿Con qu¿ versión quedarse? En el caso de gia. y que por tanto no será necesario tener que forzosamente optar por una, me realizar una reconstrucción litúrgicamente permitirán que les recomiende la de I'arrott, correcta para grabarla cuando el propio de unü riqueza vocal, (imbrica y has'a teMonteverdi ya da un orden en el que esas mática superior. Además de folletos que cinco piezas reemplazan a las repeticiones acompañan a los discos y cassettes del inde las antífonas de los cinco salmos (es deglés dan una información detalladísima de cir, Dixi Dominus. Laúdate piten, Laetatus sum, Nisi Dominus y Layda Jerusalem Do- los criterios que se han seguido, quién interviene en cada pieza, etc. Por otro lado, minum, respectivamente). Peto Andrew Pada un cieno reparo comprarse un comrran duda de la edición, y de que se respetara pacto que dura 37 minutos —segundo de el parecer de Monteverdi, que desearía una Herreweghe—, asi que casi todo se pone a interpretación musical en el contexto litúrfavor de la versión editada por EMI-Refiexe. gico, por lo cual reconstruye, cambia y completa algunos fragmentos. Así, en su versión J.C.C.A. la Sonóla será la repetición del Magníficat, mientras que el Dúo Seraphim reemplaza al responso Deo Granas; posteriormente coloMOZAKT: Eine Kleine Nachtmusik, K. 525. ca la antífona marial Salve Regina (no inOberturas: El Empresario, K. 486; Cosí Jan cluida por Monteverdi en 1610, sino que fue tune, K. 588; Las botlas de Fígaro, K. 492; editada en 1624, en otra colección), cuma La flauta mágica, K. 620. Música fúnebre seria litúrgicamente correcto, complementamasónica, K. 477. Columbia Sjmpheny Orda con su versículo, oración y conclusión cheslra. Dir.: Bruno Waller. CBS Maeslro (gregoriano). ¿Cómo soluciona entonces las CD MVK «593 ADD. 4T58. repeticiones de los salmos Eli y V? Tal y como era normal en el siglo XVII, con dos soDentro de la política de reedición natas instrumentales da chiesa, en este caso de antiguas grabaciones en comdel composilor Cima. Aunque el oyente mopacio, CBS está prestando espederno está bastante desconectado de lo que cial atención a Bruno Waltcr, una de sus máen su día fue la liturgia musical, es muy de ximas estrellas. Este compacto se basa en agradecer el esfuerzo de Parrott por restigrabaciones de 1961 cuyo sonido es más que tuir la furnia de las Vísperas, si bien Heaceptable. rrcwghe lleva su parle de razón Walter, maestro indiscutible de la direcacomodándose a lo publicado por el editor. ción orquestal e interprete imprescindible de Para nosotros, no obstante, la versión del Mahler y Brahnis, entre otros, presló espebritánico posee una mayor riqueza, un atraccial atención también a Mozari. tivo suplementario. Su visión del sal/burgués se encuadra, como era esperable, en la tradición romántica, que incluye nutrido conjunto orquesta!, fraseos amplios con abundante uso del leEn cuanto a la interpretación en sí, tamgato, y lempi muy moderados. En una pabién hay algunas diferencias dignas de ser labra, lo que los ingleses han denominado mencionadas. De momento, Hetreweghe suebig-band Mozart con particular acierto. Y. le reforzar el sonido de las voces en las dicu efecto, todo ello se encuentra aquí. Tal versas parles de las Vísperas utilizando en aproximación resulta, en la personal viiión general dos o tres elementos por cuerda, de quien esto firma, inadecuada la mayoría mientras que Parrott se sirve casi siempre de de las veces, y sólo aceptable cuando la obra can i antes solistas. El resultado es de una maen cuestión se haya más cerca de lo que hayor fuerza y rotundidad en el belga, que sin bía de traer el romanticismo. Por ello, enembargo pierde en claridad, la textura no se cuentro que la deliciosa Nachtmusik es en sigue tan fácilmente como en la grabación manos de Walter una pieza morosa y pesande Parrott. En cuanto a los solistas, si bien te, falta de toda la gracia y ligereía que dehay alguna coincidencia —el sensacional l>abe contener. Las oberturas adolecen del \id Thomas en las dos versiones—, los inmismo defecto (especialmente Fígaro y Cogleses demuestran una técnica más depurada sí). La música fúnebre K.477 no ha sido muy —con Herreweghe hay varios solistas britábien tratada en disco, y, quizá también por nicos también, pero no de tanta altura—, su propio carácter, acepta mejor la aproxiaunque salvo Emma Kirkby y Nigel Rogers, mación de Walter. En todo caso, y *alvo esta que están fabulosos en todos los sentidos, última obra, existen ejemplares de obertulos demás caen en el perpetuo pecado de los ras con aproximaciones parecidas, pero senmúsicos de las islas: su frialdad, su poca exsiblemente superiores (Haitink. Philips), y presividad. En el tratamiento coral podrelo mismo ocurre con la música nocturna, de mos encontrar grandes satisfacciones en la que no dudo de recomendar la versión paambos registros, puesto que son conducidos 52 Scherzo ra cuarteto de cuerda (Amadeus, DG) como mucho más acertada. En resumen, pues, y dejando aparte que mi Mozari está muy lejos del big-band, creo que existen versiones superiores de estas obras, con el permiso del anónimo autor de las notas del disco, que las considera definitivas. Si a eso añadimos una Columbia Symphony que no pasa de ser un conjunto bueno a secas y una duración escasa (45 minutos), no podrá extrañarse el lector de que no le recomiende este disco con entusiasmo. R.O.B. MOZART: Obras para pianoforte. Paul Biidura-Skoda, pianoforte (Johana Síhintz, Vieiw. c.1.790). ASTRÉK AUDIVIS compacl E 7710 (AAD. 54' 20"). Este disco merece un aplauso por el repertorio elegido. Dicho con otras palabras: la música para piano de Mozan es bastante más que las Sonatas. Se incluyen aquí ocho obras a las que ha hecho poco o ningún caso en la música grabada: Fantasía y fuga K.Í94, Marcha fúnebre del Signar Maestro Contrapunto, K.453a. Adagio, K.540, Minueto K.35S, Pequeña Ciga K.574, Fantasía K.397, Rondó K.511 y Variaciones K.265. El instrumento utilizado es un pianoforte construido por J. Schantz hacia 1790. perteneciente a la colección del intérprete. Posee un sonido bello, especialmente en la zona media, y resulta un pumo duro en la zona aguda. El registro de sordina proporciona un timbre mucho más opaco. Y éste es uno de los principales problemas del disco. Badura-Skoda, notable musicólogo y pianista (aunque cada vez más lo primero y cada vez menos lo segundo), entiende bien las obras, en general, pese a que. por ejemplo, las Variaciones «Ah, vous dirui-je. Maman», K.265, están locadas como meros ejercicios, con lo que uno tiene la sensación de que pasa por ellas sin siquiera intentar sacar la gracia y ligereza que contienen (óigase, por ejemplo, la variación V que, merced a un lempo moroso, pierde todo el encanto, o la X, que por excesivamente rápida, se emborrona totalmente). No obstante la buena aproximación general (salvo las variaciones, como queda dicha), el gran problema de Badura-Skoda se llama afán de demostración del instrumento. Por ello, recurre en exceso al cambio de registro, no sólo en las repeticiones, sino incluso en medio de una frase, lo que rompe lu línea y dificulta la transmisión de un mensaje musical coherente. Y reitero que es una pena, porque hay aquí piezas deliciosa; y muy poco conocidas, como el Adagio en si menor, K.540. la bachiana Pequeña Oiga, la Fantasía y Fuga en do menor o el Rondó en la menor, por no hablar de la más tocada Fantasía en Re menor (en la que Badura-Skoda comienza muy bien pero cae en un Allegretto sin gracia). El sonido es bueno, sin más, y creo que, dadas las circunstancias de las piezas, todavía había sitio para cuatro o cinco más. En resumen, disco con acertado repertorio y adecuado instrumento que, desafortunadamente, no ha obtenido la utilización que debiera. Si es capaz de escuchar con agrado los continuos cambios de registro, este dis- DISCOS co es para usted. Confieso que a mi me resulla algo irrítame. R.O.B. de Orpheus no podría considerarla una adquisición incorrecta. MOZART: Serénala N.' 10 en Si bemol Mayor, K. 361 «Gran Partita», para doce instrumentos de viento y contrabajo, Orpheus Chamber Orchestra. DG Compacto 423061-IGH. (DDD. SO'S2"). La Serénala K.36I marca la cima mozartiatia en el género üe la composición de cámara pata conjunto de viento, y es, sin duda, una de las más bellas seténalas compuestas por el genio de Salzburgo. Obra de tinte cortesano, auna lo ligero, lo galante y lo simplemente hermoso. La combinación de dos minuetos (con dobles trios) con dos movimientos lentos, una romanza y un tema con 6 variaciones se cierra con un finale rápido y alegre y constituye un equilibrio perfecto. Alguna de sus melodías (comienzo del tercer movimiento Adagio) ha sido popularizada recientemente en cierta oscarizada película coyo título no es necesario recordar. PURCELL: Music jor a while, Paul Esswood (conlralenor), Johann Sonleitner, clavecin, Digital Stereo, DDD, C DA 66070, duración: 43'49". Música para un ralo o Un poto de música podrían ser, tal ve?, las traducciones alternativas de esta colección de canciones de Purcell, cuyo único rasgo de unidad formal está dado poique pertenecen a dos series impresas como Orpheus Briionnicus, ambas postumas (1698 y 1702). El presente compacto toma su titulo de la pieza con que Tircsias conjura a Laio con versos de Dryeden, en una versión del Edipo de Sófocles representada en 1692. Otro punto en común parece ser el hecho de que estas piezas fueran interpretadas, en la época, por el contratenor Palé, formado en Italia. En su tiempo se acompañaba de una tiorba-laúd, luego reemplazada por una espineta o clavecín y con bajo de viola de gamba, fórmula escogida en la presente versión. Desde el punto de vista interpretativo, una primera audición de este disco deja la impresión de que la obra está bien locada sin más. La orquesta norteamericana, lanzada hace poco por el sello amarillo, es indudablemente un grupo competente y bien conjuntado. Sin embargo, en cuanto a su visión de Mozart, hay varías cosas que se intuyen en la primera audición y se confirman posteriormente. En primer lugar, el balance favorece claramente a los instrumentos más agudos, lo que quiere decir que oboes y clarinetes nos llegan con nitidez, lo que no ocurre en el caso del contrabajo —apenas perceptible— y fagotes. Las trompas, pese a ser superiores en numero están también en segundo plano. Este desequilibrio, unido al hecho de utilizar instrumentos modernos (y por ello con afinación más alta) proporciona una atmósfera que, en general, peca de chillona. La Orpheus se inclina por unos tempi rápidos, lo que se agradece en los movimientos que lo piden, pero con ello se pierde una buena parte del encanto de los adagios, especialmente en el primero de ellos. Así. el conjunto americano se encuentra más en su sitio en el Molió allegro inicial y en el que cierra la obra , asi como en los minuetos. Por lo demás, el fraseo es siempre elegante y correcto. Como contraste, escuché posteriormente la versión que hace el Collegium Aureum con instrumentos originales (BASF; no sé si actualmente está editada por Harmonía Mundi). En general, sus instrumentos poseen un sonido más bello (especialmente los oboes, sin duda preferibles para estas obras) y el equilibrio instrumental es mucho mayor, con lo que se oyen muchas más cosas. Los tempi son más lentos, en ocasiones demasiado (molió allegro citados antes): no obstante, creo que su versión es más mozarliana que la de los americanos. En resumen, correcta interpretación de esta hermosa obra, con grabación aceptable (que no deslumbrante). Creo, no obstante, que ninguna de las dos da de lleno en la diana. Si estuviera en su lugar, amigo lector, probana con Harnoncourt, que suele acertar en estos casos. De cualquier forma, esta R.O.B. He aqui a un Purcell incidental, a menudo músico de teatro, de un carácter cortesano y, con frecuencia, galante. Para dar coherencia a la serie, se han obviado otros perfiles del compositor inglés: sus obras celebrato ri as y pomposas de los poderes monárquicos, o sus sombrías meditaciones barrocas acerca de lo incomprensible y perecedero de la vida. Si hay aquí tragedia se trata de una función de corte, nunca del rispido patetismo retomado de la antigüedad clásica. Si hay quejas de amor, están proferidas por un enamorado de muy buenas maneras. Si se canta lo marcesible de la primavera, se lo hace con pasos de noble danza. La música es «la comida del amor» según reza un cantable purcelliano. Esswood sirve este repertorio con una estremada propiedad de estilo, notoria, ante todo, en la recitación del verso barroco y en el senlido estrófico de su canto. Por otra parle, su voz excede las corrientes limitaciones lie su cuerda (timbre metálico, vibrato escaso) y se oye como un contralto rotundo y fluido, lo cual, para este repertorio, resulta más adecuado. Una voz blanca y escuela queda pertinente en la música antigua, pero el final del XVII pide, ya, más cuerpo, más escenario, más Italia. Lo que debió hacer Mr. Pate. B.M. RACHMANINOV: Concierto núm. 3 en Re menor. Op. 30. para piano y orquesta. Rapsodia sobre un Tema de Paganini, Op. 43 Vladimir Ashkenazv, Leonard Penoario. piano. Orquestas Sinfónica de Filadelfia y Boston Pops. Directores: Eligen Ormandy > Arthur Hedler. R.C.A. PAPILLON COLECTION GD 86SM. W42". R.C.A. es un sello al que no siempre se le presta la atención que merece, puesto que tiene en su haber grandes grabaciones de los discos géneros de la Música Clásica y con destacados intérpretes. Ahora nos ofrece la serie económica en compacto o musicassette de carácter divulgativo Papillon, a base de grabaciones preexistentes. En el Concierto núm. 3. Ashkenazy se reveta como un pianista caracterizado por sus espectaculares dotes virtuosísimas, por su gran agilidad y por una pulsación particularmente recia (escúchese la gran cadenza del primer movimiento, ejemplar muestra deestas facultades). Por su parte, Ormandy se esfuerza —y lo consigue— por mostrai lodo lo que la rica paleta orquestal de Rachmaninov permite, secundado maravillosamente bien por la dúctilísima Orquesta de Filadelfia, que durante tantos anos fue su orquesta. Estamos sin duda alguna ante una de las más ejemplares versiones de este célebre concierto, y debemos situarla al mismo nivel que la grabada para CBS por Berman y Abbado (comentada también por quien esto escribe en el número de marzo de 1987 de SCHERZO, p. 44). La loma de sonido es excelente por su pulcritud y claridad, aunque con pasajeras limitaciones en los agudos (como puede observarse en algunas intervenciones de las maderas). Completan el discolas Variaciones sobre un Tema de Paganini, a cargo de Pennario, la Boston Pops y el —como Ormandy— ya desaparecido Arthur Fiedler, verdaderas instituciones para la difusión de la Música Clásica entre la ciudadanía de la capital de Massachusetts. Aun sin llegar a la altura del concierto más arriba comentado, la versión debe juzgarse como muy satisfactoria, aunque Fiedler parece querer a veces recortar en exceso los contornos del discurso sinfónico. Asi pues, un disco muy recomendable en el que sólo echamos en falta los obligados coméntanos sobre el compositor y las obras interpretadas. Jo. R. B. RAVEL: Trío en la menor. FAURE: Trio opus 20. Marco Fornaciari. violin, y Dúo Hayashi, violonchelo y piano. Foné. 86 F 05-11. Dos Tríos franceses, muy cercanos en el tiempo, pero muy distintos en su concepción, es lo que se nos presenta en este disco de Foné. Fauré y Ravel, dos de las grandes figuras, junto con Debussy, de la música francesa; maestro y discípulo, pues Ravel cursaría composición en la clase del músico de Pamiers. Si Fauré llegó a consolidar el romanticismo francés, no por ello vería con malos ojos aquellas diabluras armónicas de la joven generación impresionista. Esta es la síntesis lograda en esta grabación, realizada en febrero de 1986 en el Teatro de los Diferentes, de Barga, por el italiano Marco Fornaciari y los japoneses, y hermanos, Toshiaki y Yukako Hayashi, violonchelista él y pianista ella, que forman, desde 1973, el Dúo Hayashi. Ambos nacieron en Tokio y en esta ciudad estudiaron, diplomándose en 1970 y 1974 respectivamente. Sin que pueda ser abiertamente censurada la actuación de los citados intérpretes, lo cierto es que su ejecución, correcta en las formas, salvo cierto barullo en algunos pasajes, no resulta del todo convincente. La música francesa tiene una especial manera de entenderse y, quizá, la lejanía de culturas entre autores e intérpretes, fundamentalmente e! dúo, ha provocado ese distanciamienlo estético, que lleva a momentos de cierta pesadez y aburrimiento. No obstante, la trayectoria profesional de los intérpre- Scherro 53 DISCOS tes hace esperar actuaciones de mayor relieve. J.A.L.D. REGER: Obras pora órgano. Graham Barber, órgano. Hyperion CDA66223, DDD (55'2 V'h No es muy frecuente la presencia de Max Reger en las salas de concierto. Tampoco el disco le ha prestado excesiva atención. Son, en efecto, pocas las obras grabadas de este compositor alemán. Aparte de algunas obras orquestales (entre ellas, las Variaciones y fuga sobre un lema de Mozort, Op. 132, tal vez su obra más conocida) y otras vocales y corales, quizá su faceta más conocida sea la de organista. Este desconocimiento de la producción de Reger ¿puede deberse a la especial situación de su obra, a caballo entre el pasado y el presente? Como señala Alfred Einsiein, «cada vez que se interpreta una obra de Max Reger, nos enfrentamos de nuevo con la cuestión: ¿cuál debe ser nuestra postura ante ella?» Sea como fuere, lo cierto es que cada interpretación de una de sus obras constituye para el público el encuentro con un desconocido; en definitiva, el redescubrimiento de las creaciones de este compositor no se considera de excesiva importancia. Como antes se dijo, la faceta más conocida de Reger es la organistica. Compuso alrededor de 200 obras para este instrumento, muchas de ellas en forma tradicional, como preludios corales, passacaglia, variaciones, toccatas, preludios, fugas, etc. El presente registro nos ofrece una visión muy general de la extensa producción organistica de Max Reger, aunque las obras en él contenidas son muy representativas de su estilo en dos momentos dispares de su creación artística: la Fantasía Coral sobre uSiraf mich nicht in deinem Zorn», op. 40 núm. 2 y Introducción, Passacaglia y Fuga, op. 127, páginas escritas en 1899 y 1913, respectivamente, y que plantean al ejecutante serias exigencias técnicas. Por el contrario, los Preludios Corales, op. 67, publicados en 1902. aunque escritos a lo largo de su considerable lapso de tiempo, son de sencilla ejecución y respiran un profundo sentido mistico. ROBLEDO: (Misa a cinco voces; Magnifica!; Motetes). The Scboiars. Acctnto Records ACR 102. RUIMONTE: (Misa In Diebus lilis; Madrigales). Tbe Scholars. Árcenlo Records ACR 103. Agrupamos en este reseña dos grabaciones correspondientes a la colección Hispaniae Música Vocibus —volúmenes I y 2—, realizada con medios e intérpretes británicos, aunque con participación de la Diputación Provincial de Zaragoza, en una iniciativa más que encomiable. Se presenta a todos los aficionados la obra de dos polifonistas españoles de una calidad muy grande, pero que durante cuatrocientos arlos han permanecido casi en el olvido: Melchor Robledo (1511-1586) y Pedro Ruimonte (1565-1627), autores de espléndida música que ahora encuentra por fin una digna recuperación para el mundo del disco por parte de The Scholars, un conjunto inglés que no sólo canta polifonía renacentista, si bien su labor se centra en ella. Su estilo es muy bueno, y están dotados de una espléndida técnica, aunque sin llegar a la calidad de otros grupos como Tallis Scholars (dirigidos por Peter Philips), Pro Cantione Antiqua o alguno de los coros de catedral brilánicos. De todos modos, y salvo pequeños detalles — excesivo vibrato del tenor solista en algún momento, o el color poco claro de la voz del contratenor—, podemos recomedar vivamente estos discos, que son ya parte de nuestra historia, y felicitarnos por su edición. Excelente música, con mienas interpretaciones. J.C.C.A. SCHUBERT: Lazarus: Drama Sacro para Solistas, Coro y Orq. D.689. Werner Hollweg (Iaíurusí. Edith Malhis(María),Cornelia Wulbopf (Martha), Han na Schwarz (Jemina), Hom-Laubenthal INathanael), Hermann Prey (Simón). Südf unkchor Stuttgarl & Radio-Sinfonieorchester Stultgirt: Gabriel Chmurm (Director). Orfeo. Compacto. DDD. COLL 101A (74'20") Lazarus, es una obra única dentro del catálogo schubertiano. Se trata de un oratorio sobre un texto en tres actos del teólogo luterano A.H. Niemeyer, al que Schubert comenzó a poner música en 1820 como una suerte de comEl organista británico Giaham Bar ber, inpensación a su primer fracaso teatral, térprete de las obras contenidas en este comconstituido por el estreno de su ópera ¿os pacto, realiza, en general, una excelente hermanos gemelos. Sin embargo, esta parlectura de las mismas, quila algo oscura en titura que su autor no completó y dio a copequeños momentos de la Introducción, nocer únicamente en el estrecho círculo de Passacaglia y Fuga y de la Fantasía Coral amigos, pudo haber tenido notable influensobre «Straf mich nicht in deinem Zorn». cia, dado su carácter de obra marginal no No obstante, esta mínima objeción no ressometida a los imperativos del estreno inta valor a las cualidades musicales demosmediato. tradas por Graham Barber como virtuoso Música muy lírica, en la que las arias ese intérprete. En este sentido, destaca, en especial, su exposición de los cinco Preludios tán maravillosamente fusionada con el recitativo expresivo, ha hecho proclamar a Corales que, del total de cincuenta y dos Alfred Einstein que este oratorio —visto con compuestos por Reger, han sido seleccionaojos actuales— es más importante para el dos para su inclusión en el conocimiento del desarrollo de la ópera alemana que Tanninstrumento y, en particular, de la variedad hauser y Lohengrin. y riqueza [imbricas del gran órgano (cuairo manuales, pedal, sesenta registros) de la caNo es fácil saber por qué motivo no finatedral de Limburg, con el que se ha realizalizó Schubert la obra que da pie a juicios tan do la presente grabación. encomiásticos. Encontramos en ella un primer acto magnífico, dotado de cohesión temática y equilibrados asompailamientos; un material ejecutable per se. El segundo acto F.C.U. 54 Scherzo es mas problemático; queda interrumpido bruscamente en medio de una extensa y desesperada intervención de Martha. Lo cierto es que este acto no posee ni la unidad ni el tono del primero, ya que se advierte en él una mayor proximidad a un estilo más puramente teatral, por lo que Schubert pudo pensar que se estaba alejando de sus propósitos iniciales. Por otra parte, no es menos significativo que el compositor sintiera una mayor identificación con la idea de la muerte —temida y a la vez amiga—, que con la Fiesta de la Resurreción, subtítulo inicial del oratorio. ¿Y la ¡ntepretación? Este disco fechado en el 81 reúne a algunos conocidos representantes de escuela germánica, hoy todavía en activo, y a su vez permite constatar el no del todo óptimo momento que atraviesa el canto de aquellas latitudes. Hollweg, protagonista activo sólo durante el primer acto, tiene una voz fea y galleante, casi a lo G. Stolze pero sin su impronta. La línea, en cambio, es aceptable y en conjunto resulta más variado que Laubenthal, voz mínima, cuyo engolamiento no puede disimular la casi total blancura del timbre. Prey da vida a Simón Saduceo con innegable veteranía, pero la técnica de emisión es muy gutural, especialmente en los agudos, y el grave es muy engolado aunque no desagradable. Entre las mujeres es poco satisfactoria vocalmente la Wulkopf, de instrumento mate, quien tiene a su cargo la parte de la contralto que no es... No merece la pena alargar más el comentario, ya casi notarial, si no es para resaltar entre todas la labor de la Mathis. La antigua soubrette conserva aquí parte de su ligereza e íntima vibración y es la única que a veces nos trae a la memoria la gloriosa tradición vocal de su país. Conclusión: Para recomendar —como lo hago—, la adquisición de esta obra basta con un argumento: la obra misma. Si además son precisos otros ahora es momento de resaltar también la fina dirección de Chmura, la unción de ¡os coros en sus dos intervenciones y el limpio sonido de este compacto, que concede bastante primacía a las voces. J.M.S. SCHUBERT: Integral de los Cuartetos de cuerda. Cuarteto Melos. Deutsche Grammophon 419879-2, Álbum de 6 discos compactos ADD. Duraciones: 70,07; 58,36; 68,55; 62,35; 62,46 y 55,57. Grabaciones efectuadas entre 1971 y 1975 en la MozsrtSML\. Liederhalle, de Slultgarl. Calurosa bienvenida a este hermoso álbum con todos los Cuartetos del compositor austríaco, parcela tan importante dentro de la producción schubertiana como desconocida entre el gran público y que gozaría de una evidente mayor atención y popularidad si se programase adecuadamente en los ciclos españoles de música de cámara y también, por supuesto, si las empresas del disco le dieran mayor relevancia a pesar de ser tradicionalmente un género minoritario y, en consecuencia, poco vendible. No obstante hay que aplaudir el loable intento de la Deustche Crammophon al ofrecernos en discos compactos de espléndido sonido y a precio medio lo más representativo de su catálogo de música de cámara. Hasta ahora se han pu- DISCOS blicado ya en esta serie las siguientes grabaciones: los Tríos de Beethoven (Kempff, Szeryng, Fourniei. 3 CD), las Sonatas de violín y piano del mismo compositor (Menuhin, Kempff, 4 CD), Seis Cuartetos, Op. 76 de Haydn (Cuarteto Melos, 2 CD), los Seis Cuartetos dedicados a Haydn de Mozart (también por el Melos, 3 CD), la obra completa para cuarteto de cuerda de Schónberg, Beig y Webern (Cuarteto La Salle, 4 CD), los Cuartetos de Mendelssohn (nuevamente por el Cuarteto Melos) y, finalmente, el álbum objeto de este comentario dedicado a la obra cuartelíslica de Franz Schubert y que ya estuvo publicado en España en modalidad LP allá por el ano 1978. ConTiamos en que el sello amarillo no se olvide del Cuarteto Amadeus dentro de esta magnífica serie. Como es sabido, el Cuarteto Melos de Stuttgart es un conjunto de evidente solera en el actual panorama europeo de grupos de cámara. Posee un repertorio amplísimo que abarca desde Haydn, Mozart y Cherubini hasta las obras más representativas de hoy (Lutoslawski, Horvath y Wiitinger), pasando por Brahms, Debussy, Janacék, Alban Berg, Hugo Wolf y un largo etcétera. Desde su contrato en exclusiva para la Deutsche Grammophon su discografla ha aumentado considerablemente, aunque no siempre con el mismo grado de calidad artística (recuérdese, por ejemplo, su último ciclo de los Cuartetos de Beethoven). En cuanto a su Schubert hay que decir que son versiones sobresalientes, con sensibilidad, elegancia, adecuación, inteligencia y estilo, con un refinamiento instrumental muy sugestivo. Quizá en algunos de los últimos Cuartetos se eche de menos la profundidad y sabiduría constructiva de un Cuarteto Amadeus, pero en conjumo, el álbum es merecedor de todos los elogios. Además es el único integral disponible de los Cuartetos de Schubert (las antiguas versiones del Cuarteto Konzenhaus son prácticamente inencontrables), con sonido excelente y a precio reducido. Una oportunidad de oro para introducirse en este mundo fascinante. que haga, da la impresión de que está pensando precisamente en Schoenberg (recordemos el Beethoven último de hace unos siete aflos). Pero su Schoenberg (y los otros dos) es un compositor que canta. Quizá sea esa la diferencia con Juilliard, el único cuarteto con que es posible compararlos. Juilliard es aristada y dramático. LaSalle es dramático y hace predominar el melos. LaSalle canta, el otro no. Ya hemos visto en Madrid hace unas semanas al Juilliard tocando Brahms: lo hacían como si se tratara de un Schoenberg haciendo hablar a Moisés, o como un Banók agitado camino del exilio. Era una bella opción. LaSalle, sin pretender concesión alguna, permite una escucha distinta: esta música ya tiene suficiente carga de agresividad por sí misma y por eso no pretendemos maximizarla, vamos a cantarla, verán ustedes lo que es bueno. No hay ningún embellecimiento ¡legítimo, sino la convicción de que los cinco cuartetos de Schoenberg, los dos de Berg y los cuatro de Webern (falta alguna piedrecita de juventud) se enmarcan más en la lógica posromanticismo-suspensión de ¡a tonalidad que en la del tránsito al expresionismo (que no sería, para esta lectura, sino un ismo localiza ble antes de la sistematización del dodecafonismo; y, añadimos nosotros, más aplicable al teatro o al cine que a la música, qué caramba). Con esto queremos decir que tanto la del Juilliard (CBS) como esta propuesta de! LaSalle son únicas y que se complementan. Afortunado el que pueda escuchar ambas especialmente en un soporte CD como los que presentan estos agrá nados registros. Para el curioso lector no olvidemos recordar otras grabaciones magníficas, fuera de integral: los dos de Berg por el Cuarteto Alban Berg (Telefunken) y el Op. 3 por el desaparecido Cuarteto Weller (Decca). De Webern destaquemos aquel precioso disco del Quartelo Italiano que incluía también el Movimiento lento juvenil (Philips). En resumen: este cuádruple álbum de LaSalle y Viena es un excelente regalo para amantes de los clásicos de nuestro siglo. lo que todos los aficionados esperan de una lectura del Pierrot. Antes de la llegada de este CD a las tiendas, solamente se podía contar entre nosotros con la versión de Ivonne Minton y Pierre Boulez, una vez agotada la excelente lectura que hadan Jan de Gaetani y Arthur Weisberg para Nonesuch. Ciertamente, la versión que nos propone Hungaroton viene a quitarnos el mal sabor de boca que nos dejó el disco de Boulez. En aquel disco CBS se echaba en falta un mayor rigor a la hora de enfrentarse con el indudable carácter dramático de la pieza. Boulez no hacía hincapié en la notable cualidad teatral de la escritura para solista, y la cantante campaba por unos derroteros lindantes más con el lied romántico que con el sprechgesang. Toda la vitalidad y la presencia física que allí fallaban, en la versión de Mi ha] y son puro nervio y potencia, y la dicción de Sziklay, fielmente balanceante según el humor de cada uno de los poemas, o, lo que es lo mismo, expresando el texto en perfecta comunión con la atmósfera mórbida y fantasmagórica con que fue creado. La punzante timbrica de la instrumentación está ejemplarmente servida por el conjunto de Mihaly y sin caer en el tono postromanticista de Boulez. El disco no es sólo memorable por lo que concierne a Pierrot, sino también por sus complementos: dos excelentes muestras vocales del minimalismo weberniano, que son hoy difíciles de encontrar, si no es en la integral de CBS. En ambas piezas Sziklay ofrece una interpretación que respeta el carácter anguloso de la escritura de Webern, y, finalmente, una lectura más profesional que creativa de las Improvisaciones sobre Mallarmé de Boulez, no aportando nada nuevo al lado de las irreprochables versiones del mismo autor contenidas en el reciente doble álbum CBS, junto con Le marteau sans maStre. Aunque el sonido, en general, no es plenamente satisfactorio (hay un soplo en el inicio de Pierrot y en algunas de las pausas, aparte de ser una grabación ADD, como corresponde a la toma del disco LP original, S.M.B. E.P.A. SLPX 11385, de 1971), la calidad de la interpretación y de las obras elegidas hacen de este CD un regalo para el aficionado. SCHÓNBERG: Pierrot Lunaire. WEBERN: SCHOENBERG, BERG, WEBERN: Los F.R. 2 canciones, op. 5, 5 cánones op. 16. BOUCuartetos de cuerda de la Segunda Escuela LEZ: Improvisaciones sobre Mallarmé n. ° de Vierta. LaSalle Quartet. Deutsche Cram- I y 2. Erika Szlklay, soprano. Orquesta de SIBELIUS: Concierto para violi'ny orquesta mophon 419 994-2 GCM4 4CDs ADD. 72' Cámara de Budapest, dirigida por Andrés en Re menor, Op. 47. Finlandia, Op. 2. El 41", 62' 41", 57' 00" y 45" 48". Mih.lj. Hungarotoo HCD 11385.2. ADD. Cañe de Tuonela (segunda leyenda de la Sui1 SI . te de Lemminkainen, Op. 22). Karelia, Op. La aparición de estos registros en 10, Obertura. Thomas Zefitlmalr, vjotin. 1971 supuso en la Europa melóAunque, relativamente, han siOrquesta de la (¡rwandhaus de Leipiig. Dimana la consolidación de un redo muchas las grabaciones disrector: Kurt Masur. TELDEC 6.43241 AZ. pertorio difícil de encontrar en vivo o en discográficas de la obra mayor de Digital. 52-03". co, difícil de interpretar y difícil de escuchar. Schónberg, desde la ya lejana de 1940 que Por IOQIS esias dificultades no es raro que realizara el propia autor para CBS, la oferEl presente disco constituye principalmenno haya más integrales que otra, ia del Juilta actual es tan parca que hay que recibir con te una buena muestra de las obras más coliard Quanet, cada uno de los compositoel mayor de los plácemes esta flamante ver- ' nocidas de Sibelius, en tres frentes distintos: res grabado en momentos diferentes. Seis sión de Hungaroton a cargo de la soprano la música concertante (el Concierto para vioaAos o liele tardó el álbum de 5 LPs en lleErika Sziklay y A. Mihaly dirigiendo un grulin), el poema sinfónico (Finlandia y El Cisgar a España. Era el año 1977. Diez años po de cámara de Budapest. Y ya no tanto ne de Tuonela) y la obertura (Karelia) después aparece en 4 CDs en soporte de sopor la novedad en sí, sino por otras dos raA pesar de tener buenos rivales en las vernoridad más cuidada, con un relieve sonozones de peso: se trata de la primera versión siones de Ferras/Karajan (D.G.) y Perlro de tal calidad que la verosimilitud en disco compacto, con lo que eso conlleva ntan/Previn (EM1), la lectura que aquí se hogareña llega al extremo de estar tentados de ganancia en vivacidad y transparencia sonos ofrece del Concierto para violin es basde invitar a una copa a Walter Levin al finora y, al mismo tiempo, constituye una intante apreciable, aunque se vea algo perjunal de una de las piezas. terpretación (an llena de intensidad y dicada por una toma de sonido poco idiomafidelidad a las propuestas de Schónberg, que (ica, en la que la orquesta queda en ocasioNo creo que sea necesario recordar que puede ser considerada, si no la mejor vernes demasiado alejada —escúchense los sose trata de un álbum de referencia interpresión posible, sí al menos la más cercana a los de flauta y clarinete del primer movitado por uno de esos cuartetos que, haga lo Scherzo 55 DISCOS miento— y excesivamente definida en un solo bloque sonoro. Zehetmair, violinista a quien no conocíamos, se muestra como un traductor fiel a Sibelius, llegando incluso en ocasiones a extremos algo asépticos. El sonido es un tanto delgado, pero hay un buen templamiento del instrumento y una gran limpieza, particularmente en el registro agudo del mismo y en las dobles y triples cuerdas. Un Finlandia, Masur opta por un enfoque del poema más bien vivaz, pero la toma de sonido relega maderas y metales a un exagerado segundo plano. Mejor le van las cosas al Cisne de Tuonela, debidamente mesurado y grabado, con un muy apreciable solo de corno inglés en el tema que se identifica con el triste canto del cisne. La obertura Karelia sigue en el mismo nivel, que podliamos calificar de medio-alto. En resumen, estamos ante un disco muy provechoso para quienes no conozcan la música de Sibelius y que deseen, antes de adentrarse en el denso mundo de sus sinfonías, establecer un primer contacto con sus obras más prodigadas y asimilables. Jo.R.B. y Lovra von Mmtack. Erai— Keférenccs CDH 7610012. ADD. Duración 68'OS". ya voz, homogénea, extensa, fácil, resplandece con las mil irisaciones de un metal precioso y es empleada por ende con exquisita sensibilidad y multitud de matices. DeEl 22 de mayo de 1950, después masiados, podría decirse. La soprano de ocho meses de la desaparición neozelandesa no posee el talento de la del compositor, se estrenaban en Londres los Cuatro últimos Heder de Richard Schwarzkopf para apurar hasta el límite la voluta, el dibujo vocal, el glissando, el porStrauss con Kirsten Flagstad, la Orquesta Fitamento; para regular, sin perder la línea de larmonía y Wilhelm Furtwángler. Un regisflotación ni la entidad del personaje, de fortro en vivo de aquel estreno evidencia la ma tan exagerada, la dinámica canora. Su incapacidad de una intérprete, excepcional Arabella, de tantos kilates vocales, resulta en otros climas, para calar en la entraña de bastante artificiosa y endulza aún más un pauna obra que le es ajena. Tres años más tarpel que, dadas las características del comde (exactamente en noviembre de 1953) las positor, posee una escritura que roza lo cuatro canciones, ya para siempre insepadecadente. Pero Arabella es. después de torables, son registradas por Schwarzkopf, lodo, una joven chica bien casadera, pertenegrando de esta reflexión sobre la muerte algo ciente a la mejor sociedad vienesa de la propio y paradigmático. Es imposible, pasegunda mitad del XIX; una gentil sonadorece, traducir mejor la transparencia de un ra. Kanawa envejece al personaje. En cualtexto con un canto tan diáfano y seductor, quier caso está muy por encima de los transmitiendo al mismo tiempo una vibrademás. Grundheber, barítono un tanto forción incesante. Esta grabación, pues, justizado, demasiado amigo del portamento, osfica por sí sola la etiqueta de la colección: curece ficticiamente su color (hay bastante Referentes (Referencias). Anos después, con semejanza entre él y un Siegmund Nimsgern, la Sinfónica de Radio Berlín y George Szell, que posee sin embargo, una emisión más mejor dirigida que en esta ocasión, la soprafranca y noble; la penuria de voces wagneno repetirá su versión, aunque los resultarianas les ha hecho habituales intérpretes de dos serán inferiores, enfática y disminuida la intérprete. Existe además un registro Uve Wotan) sin dar casi nunca ese tono entre provinciano y noblote que define a Mandrde 1967 con la Filarmónica de Berlín y HerSCHUMANN: Famasiaen Do Mayor, opus yka (un barón de Ochs sin su ropaje bufo), bert von Karajan, que apenas puede com17. Seis estudios sobre los caprichos de Papapel sin duda de gran dificultad que precipararse con el de 1953, una auténtica e ganini, opus 3. Nikila Magaloff (piano). Fosa un barítono muy amplio, sólido capaz de imprescindible pieza discográfica, en suma. né. 85F01. superar una escritura muy comprometida en La escena final de Capriccio, grabada todos los puntos de la tesitura y dotado de también en noviembre de 1953, ya presagia Nos ofrece el sello italiano, en este disco, flexibilidad para sondear en los repliegues la inmensa condesa que será la Schwarzkopf una grabación en vivo del célebre pianista y matices del ingenuo y sorprendido enamoen la versión completa de la ópera, realizasuizo, aunque nacido en San Petersburgo, rado. Voces y temperamentos como los de da con Sawallisch cinco años después. Nifcita Magaloff. El registro tuvo lugar el 30 Hans Hotter (e! mejor en el cometido según de marzo de 1984, en el Teatro Goldoni, de el autor), Hermann Uhde, George London Livotno, con molivo de la Temporada de El disco compacto se concluye, con la coy, en menor medida aunque siempre intereConciertos organizada por el Ayuntamienrrecta presencia de Meiternich en Mandryka sante por su inteligencia, Fischer-Dieskau to de la ciudad, la Provincia de Livorno y y Felbermeyer como Zdenka, con cuatro han servido adecuadamente la parte. el Instituto Musical P. Mascagni de la Refragmentos de Arabella, extraídos de una segión Toscana, bajo la dirección artística de lección de la ópera hecha en 1954, con MaAlejandro Specchi. tacic. Schwarzkopf quizás comprendió, Decepcionante Gabriele Fontana, de voz inteligente, que su época tenía ya una AraDos obras de Roberto Schumann se incluoscura, esforzada, opaca, que canta con dubella de excepción: I.isa de la Casa. yen en el disco. En primer lugar, la gran Fanreza sin dar la imagen fresca, lírica, contraslasia en Do mayor, opus 17, un auténtico tada con su hermana, que ha de tener F.F. poema de amor, cuyo primer movimiento Zdenka. Discreto Gutstein, notable Deres, en palabras del compositor, «un lamennesch e insuficiente Seiffen. Nada especialto por Clara», «lo más apasionado que he mente dcstacablc en el resto a no ser la STRAUSS: Arabella Kiri Te Kanawa (Araescrito», en el que incluyó el tema de cinco soltura con la que se desenvuelve en las enbella). Krsnz Cjrundhfber (Mandryka), GBnotas descendentes que pertenecía a la diabladas fiorituras de Milli «la del fiacre», briele Fontana (Zdenka), Ernst Culstein Wieck. Magaloff, buen conocedor del piala canzonetisia tradicional del típico Baile (Waldncr). Hclga Demesch (Adriaide), Peno romántico, y especialmente de Chopin, de los Cocheros —durante el que se desaler Seifferl (Matteo) en los principales paofrece una magnifica versión de esta obra, rrolla la acción del segundo acto— (uno de peles. Orquesta y Coros del Covent (¿arden. escrita en los turbulentos meses de 1836 y esos papeles coloratura tan propios de Director: Jeffrev Tale. UECCA 417 623-2. 1837. A ese buen resultado colabora, adeStrauss; recordemos a Zerbinetta), Gwcn3 compactos DDI). Se presenta también en más, el piano Sleinway utilizado en el conüolyn Bradley. disco negro y cassette. 2 h. 3T51". cierto. Se ha hablado ya de la espléndida loma Se nos ofrece ahora la posibiliAlgo anteriores son los Seis esludios sode sonido. Des taquemos "final mente el exdad de captar lodas las rutílanbre caprichos de Paganini, opus 3, que conscelente trabajo, bajo las persuasivas órde'es y mágicas bellezas de la tituyen la segunda obra de este disco, y que nes de Tate, de los conjuntos del Covent prodigiosa orquestación que Richard Strauss tratan de llevar al piano el virtuosismo del Garden. Gfobalmente, por supuesto sin el preparó para esta su última colaboración con violinisia italiano. En ellos Magaloff luce su citado nivel técnico, son preferibles en tovon Hofmannsthal. El disco compacto, en habilidad en el teclado, arrancando un sodo caso la algo antigua e incisiva versión de una espléndida y cuidada toma sonora, clanido limpio y dejando constancia de su ya Solti (DECCA). con una modélica y naturísima, aérea, presente, es el vehículo que no* acreditada maestría. ral Della Casa y London, y la equilibrada lo permite. Las suntuosas sonoridades de esy bien cantada de Sawalüsch. (EMI), con el La grabación es de una gran calidad, no ta comedia vienesa, tan emparentada con El Vaiady-Dieskau, ninguna de estorbando el ambiente de sala ni la presencaballero de la rosa del mismo autor, 22 años matrimonio las dos del todo redonda. Como testimonio cia del público, que sólo se advierte en los anterior, son perfectamente discernibles adedebe recordarse la tomada en 1947 en Salzaplausos finales de las dos obras. más en virtud de la elegante, medida, plásburgo (Melodram), con Bóhm en el pupitre. J.A.L.D. tica y persuasiva dirección de Tate,. que se Reining, Della Casa (como Zdenka) y revela excelente maestro y hombre de'teairo. Hotter. No se mantiene idéntica altura en el asR. STRAUSS: Cuatro útlimosheder. Escepecto vocal, igualmente básico y tan difícil A.R. na final de Caprtccio. Es Irados de Arabede diseñar en ésta como en otras obras del ¡la. Eliiabeih Schwarzkopf. Con Josef compositor bávaro. V ello aun aceptando la Medernich y Anny leí berra ayer. Orquesta R. STRAUSS: Dan Quijote, Op. 35. Ulrich notable prestación de Kiri Te Kanawa, cuPhílharmonía. Directores: Olio Ackermann Koctl (vlota], Msíistsv Rostropovitch (violon56 Seherzo DISCOS cello). Orquesto Filarmónica de Herlin. Director: Herbert ><>n Ka rajan. KM I 7 49JO8 2. compaclo ADI). Duración 43'53". Grabación realizada en la Philharmonk de Berlín en enero de 1975. Rfprocesados digital en 1987. ¿Se puede decir algo nuevo de esta archi famosa grabación? Va en su día fue merecedora de [oda clase Je elogios y premios, añadamos que con toda justicia, pues Karajan y la Filarmónica de Berlín siempre han hecho de las obras de Richard Strauss un mundo aparte por su suntuosidad sonora, por el despliegue de virtuosismo, por la elegancia, nobleza y convicción puestas en juego, en fin, algo si no único, si muy personal y de innegable belleza. En cuanto a Rostropoviich digamos que sus fogosas y a la vez rigurosas intervenciones dejan sin aliento al oyente (no se puede especificar un ejemplo concreto: escúchese cualquier variación). Podríamos decir que en conjunto quizá sea una lectura cuya perfección abrume, pero a la vez es muy emotiva y ensoñadora; aquí Karajan se erige como consumado narrador, como un mago que fascina al oyente de inmediato con essa historia fantástica contada con indudable pericia y maestría. La grabación ha ganado claridad y definición en esta nueva lectura por láser, y el resultado es que usted hará una buena compra si es admirador de esta partitura, teniendo en cuenta que en breve aparecerán en compacto otras versiones no menos famosas que la que ahora comentamos: Tortelier/Kempe (EM1) o Fournier/Szell (CBS). . I®. 0fiHH.1V» STRAUSS: Sinfonía Alpina Op. 64. 4 Lieder: Uhandos ABRÍ) 1263. Una vida de héroe, Op. 40. 4 últimos Lieder*. Chandos Compacto Chan 8518 (DDR; 66' 43"). *Felk-it> l.ott. soprano. Scollish National Orcheslra. Dir.: Neeme Jarvi. El director estoniano Neeme Járv¡ lia grabado para Chandos, con éxito considerable, el ciclo sintónico completo de Prokofieff, así como algunas obras sinfónicas no especialmente frecuentes de compositores rusos, como la Segunda de Scriabin o la Primera y Sexto de Shostakovitch. Tras estos comienzos, Jai vi entra ahora en un ciclo dedicado a Richard Strauss, del cual estas son las dos primeras entregas (la tercera estará dedicada a Don Juan y Zaratuslra, y se completara, igual que los discos aquí comentados, con cuatro Lieder del compositor bávato). Digamos en seguida que Járvi se muestra como un competente intérprete de Slrauss, si bien creo que con resultados algo variables. S.1 Alpina es más apasionada y espectacular que lírica. Asi, encontramos lo mejor en secciones como En la cima o Momentos peligrosas, y. en cambio, resultan más fio jas las panes en las que debe existir una fuer [c dosis de calma y reposo (Visión, Final). Favorece los lempi rápidos, en ocasiones quizá excesivamente (Ascensión). No obs lante. se trata de una visión musicalmente correcta y, como tal, respetable. Pese a ello, prefiero a Kempc (EMI) o Karajan (DC¡), que se me antojan más equilibrados. Desde d punto de vista orquestal, ta contribución de la Nacional de Escocia es muy notable. ñero ti metal resulta más bien chillón y es'iiiki.ie, y, en general, la orquesta escocesa se muestra .ner.os conjuntada que la Filarmónica berlinesa. La grabación es espectacular y el disco está muy bien aprovechado, pero esio, a pesar del DMM, trae sus problemas y el ruido es considerablemente mayor que en el ejemplar de Karajan. Versión, pues, muy correcta y disfrutable de esta obra, si bien creo que Karajan sigue encabezando la lista. Respecto a Una Vida de Héroe creo que aquí Jarvi está más cerca de la diana, incluso en los momentos más alegres y juguetones (La compañera del héroe). La tensión está graduada y la exposición de la batalla consigue el deseado contraste. La contribución de Fdwin Paling (violin) es en todo momento adecuada, y la ejecución orquestal, por su parte, es excelente (salvo el defecto antes citado de los metales, que se reproduce). En resumen, versión muy aceitada de este poema sinfónico, a la que ayuda un magnífico sonido del compacto. No obstante, el problema principal de Járvi se llama oirá vez Karajan (DG), que hace una. para mí, memorable lectura de esta obra. Finalmente, el apartado Lieder. No vamos a descubrir a estas alturas los cuaíro últimos Lieder, obras suficientemente elogiadas y grabadas en más de una ocasión. Los oíros cuatro proceden del período 1894-1900. exceptuando la nazi Das Bachlein (dedicada a Joseph Goebbels, 1933). Se irata de obra< de alegría y paz, siendo Das Báchlein la más extrovertida en forma y orquestación y Margen! ta más conseguida y elaborada y la que más nos gana, con un precioso tema lleno de ternura a cargo del violin. Felicity Lott es intérprete irreprochable de todas ellas, aunque su bonita voz, empleada con sabiduría y gusto exquisito, se encuentre algo nasal en determinados momentos de los Cuatro últimos Lieder. En éstos quizá le falte algo de esa elegancia c intimismo que tan difíciles resultan y que tan bien sabía obtener la Schwarzkopf (EMI). No obslante. no puedo dejar de rts^ñai la muy buena exposición de la Lott en el último Üed de la colección In abenárot, en el que la frase «¿es ésio quizá la muerte?» alcanza el tono justo de pregunta entre melancólica y resignada. En suma, pues, buen comienzo de Jarvi en esta serie, si bien ha ido a dar con un compositor especialmente bien tralado por un señor que puso el listón muy alto y que se llama Herbén von Karajan. En cualquier caso, versiones disfrutables de ambas obras. R.O.B. TCHAIKOVSKV: La Dame de Pique. Vladímir Ailanlov, Vladimir Valaitis, Andrei FedossMv, Valentina I*vko, Támara Milachkina. Calina Borisová, And™ Sotólov. Coros j Orquesta del Tealro Bolshoi de Moscú- Director: Mark fcrmler. Mftodval í Chint du Monde I I X 278864/66, álbum de 3 discos compactos. Grabación realizada en Moscú en 1974 y re procesad a * digital en 1986. Distribuido en España por Harmonía Mundi Ibérica. • Otra nueva versión de La Dame de Pique, «lo más grande de Tchaikovsky» en palabras de Mstislav Rostropovitch. aunque la interpretación objeto de este comentario no consti- tuya una pieza clave dentro de la historia fonográfica de este drama. Fue precisamente Roslropovitch quien grabó una vibrante y apasionada versión de esta ópera para la Deutsche Grammophon con un reparto vocal bastante más adecuado en todos los sentidos que el que ahora se publica en España debido al elenco del Bolshoi de Moscú. En lineas generales esta interpretación está por debajo de la del gran violoncellista-director ruso, aunque sea poseedora de evidentes aciertos parciales y de una notable realización general. La dirección de Mark Ermler es impulsiva y vigorosa, poniendo especial énfasis en los pasajes concertantes y obteniendo de la orquesta del Bolshoi una respuesta marcada por el equilibrio sonoro y la convicción. Las intervenciones vocales, sin embargo, no alcanzan las mismas cotas de calidad: Atlantov, forzado y litante, queda por debajo de Peter Gougaloff en su registro con Rostropovitch, lo mismo que Támara Milachkina. sin la sensualidad y adecuación de Calina Vishnevskaya. El resto de las iniervenciones, correctas en líneas generales, quedan un tanto pálidas al lado de nombres como Regina Resnik. Bernd Weikl, Hanna Schwarz o Lucia Popp, intervinienles todos ellos en la grabación de Deutsche Grammophon. El álbum de 3 discos compactas, de buen sonido, viene acompañado con un libreto con el texto de la ópera en francés y sin estudio alguno sobre esta composición. Hoy por hoy creemos preferible recomendar a los interesados en esta ópera la versión de Mslislav Rostropoiiich, aunque ésta no haya sido transferida a compacto (por el momento). C. * • A. TF.LEMANN ¡Concierto a 6 para flauta dulce, fagot, dos violines, viola y clave. Condeno para cuatro violines sin bajo. Obertura a 5, para cuerno de caza, violines y clave y concierto para tres oboes, tres violines y bajo continuo. Conrenlus musicus de Viena. Director: Nikolaus llarnonciiurl. Disco compacto. Grabad» en 1966. AAD. Duración: 53'5O". Teldec 8. 43773ZS. La serie media de Teldec Reference nos está ofreciendo un conjunto de grabaciones producidas inicialmente por Telefunken entre los años sesenta y setenta, muchas de las cuales ni siquiera habían aparecido en disco negro en nuestro país. La opción resulta muy interesante, puesto que a las ventajas del disco compacto hay que unir las de un precio que ya va resultando menos prohibitivo para los bolsillos del sufrido aficionado. Asi resulta que por menos de dos mil pesetas, puede usted adquirir cualquiera de los ejemplares de esta serie, que sin duda, hará sus delicias, tanto por las obras programadas, como p<>r las versiones que contienen. En el año 1966, cuando apareció este disco en el ya histórico vinilo, la gente se hacía lenguas, bien que otros lo denostaban, de las versiones del Concenlus Musíais de Viena y de Harnoncoun. Hoy el tiempo, que hace milagros, ha conseguido unificar aquellas dispulas y la opinión generalizada es unánime: Harnoncoun y su grupo son uno de los hitos históricos de la interpretación de la música barroca. Este disco con tres deliciosos conciertos y una magnífica obertura de Telemann es una prueba evidente de ello. La adaptación al estilo, la viveza del Scherzo 51 CICLO MUSICAL C( II CENTENARIO I 91 Carlos ¡II de España. ORGANIZA: Centro de Estudios V Actividades Culturales MARZO MÚSICA DE TECLADO ESPAÑOLA DE LA ÉPOCA DE CARLOS III Y LA ILUSTRACIÓN Real Coliseí San Lorenzo de El Esc ABRIL Sábado, día 9 UN MONJE ILUSTRADO: Antonio Soler Sábado, día 12 Recital de Antonio Baciero. Piano. Obras de Vicente Adán, Pedro Manuel de la Fuente, José Lidón, Vicente Martin y Soler, Joaquín Asiáin, Antonio Soler y Lulián Prieto. Sábado, día 19 Genoveva Gálvez, clave Montserrat Torrent, órgano Tres conciertos para dos teclados: Padre Soler (1729-1783), más obras de Pedro José Blanco, Casanovas, Félix Máximo López, ate. Sábado, día 16 Recital de Antonio Baciero. Piano. Obras de José Moreno Polo, Joaquín Oxinagas, Juan Sessé, Félix Máximo López, Anselmo Viola, Francisco Marines, Francisco Rodríguez, Pablo Marsall, Antón Guin, Fray Joaquín de Jesús María y José, Joseph Vails y Carlos Bagues. Genoveva Gálvez, clave Montserrat Torrent, órgano Fin de la integral de los conciertos para dos teclados del Padre Antonio Soler. Tres conciertos para dos teclados: Padre Soler, más obras de Pedro José Blanco, José de Nebra, Sebastián Albero, etc. Sábado, día 26 Sábado, día 23 Recital de Antonio Baciero al pianoforte. Obras de Blasco de Nebra, Joaquín Montero, Felipe Rodríguez, Rafael Anglés, Ramón Ferreñac, Fernando Sor, Francisco Rodríguez, Mariana Martínez, María del Carmen Hurtado y Torres, María Dolores Estepas. • Esle ciclo de tres recitales es una muestra del repertorio español de música para redado poco conocido e inédito, en buena parle producto de la labor de búsqueda o inuesligaciori del propio intérprete. Todos los conciertos de este Ciclo, y los del Ciclo Carlos III, serán a lazs 22.30 horas de los sábados, excepto el del domingo 5 de junio, que será a las 19,30 horas. Pintiotorte construido por J. C Neu&en. Siguiendo un modela da OuMron. Gentilmente cedida par ¡a casa Hajsn. de Madrid. LA MÚSICA EN LA ÉPOCA DE CARLOS III La Stravaganza. Mariano Martín - flauta travesera barroca Inés Fernández Arias - clave Obras de Kirnberger, J. Chr. Bach, Rodil, Minguet y Felipe Lluch. Sábado, día 30 EL CUARTETO, EN TIEMPOS DE CARLOS III Cuarteto Arión Obras de Manuel Canales, Luigi Boccherini y Wolfgang Amadeus Moza ti. MEMORATIVO DEL EL REY CARLOS III > de Carlos III )ríal Marzo-Julio 1988 MAYO Comunidad de Madrid JUNIO Viernes, día 3; sábado, dia 4, y domingo, dfa 5 Sábado, día 7 LA ILUSTRACIÓN EN EL PAÍS VASCO Capilla «Peñaflorida» Dirección: JOSÉ RADA Obras de Larra naga, Asiáín y Xabier Munibe. Textos de Sama niego y Peñaflorida. UNA ZARZUELA CASTIZA DEL SIGLO XVIII Compañía «Opera Cómica de Madrid» Solistas, orquesta y coro. Dirección escénica: HORACIO RODRÍGUEZ ARAGÓN Dirección musical: LUIS REMARTINEZ «Las labradoras de Murcia». (1769). Zarzuela de don Ramón de la Cruz, con música de Amonio Rodríguez de Hita. Sábado, día 11 Sábado, día 14 LA TONADILLA ESCÉNICA, UN FENÓMENO DEL REINADO CAROLINO Conjunto «Hesperión XX» Dirección: JORDI SAVALL Obras de Esteve, Misón, Laserna, Plá, ate. Sábado, día 21 LA MÚSICA RELIGIOSA EN EL SIGLO XVIII Coral de Santander y Miembros de la Orquesta Sinfónica de Madrid Dirección: LYNNE KURZAKNABE Obras de Carrasquedo, el Españólelo, Telemann y Pérgoles. EL SINFONISMO CLASICO Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: MIGUEL GROBA Y GROBA Obras del Españólete Brunetti, Ordóñez y Mozart. Sábado, día 18 MÚSICA DE CÁMARA EN LA CORTE DE CARLOS III Trío Academia de Harmonía Emilio Moreno, violin José Miguel Moreno, laúd y guitarra Sergi Casademunt, violonchelo Obras de Cayetano Brunetti, Joseph Haydn, Fernando Sor, Pablo Vidal y Antonio Ximénez. Sábado, día 25 SINFONISMO EUROPEO DEL CLASICISMO Orquesta Reina Sofía Dirección: MAX BRAGADO Obras de Dittersdorí, Cari Philipp, Emanuel Bach y Mozart. JULIO Sábado, día 28 Sábado, dfa 2 LA MÚSICA EN TIEMPOS DE CARLOS III Conjunto «Zarabanda» Sonatas y tríos de Francesco Mancini, Domenico Scarlatti, Johann Adolf Hasse, Antonio Rodríguez de Hita y Hermanos Plá. EL CUARTETO MADRILEÑO Y EL GENIO DE MOZART Cuarteto Soler Obras de Canales, Boccherini y Mozart. DISCOS ritmo, el tratamiento del bajo continuo, la calidad de los solistas y de la propia orquesta, constituyen un autentico placer. La grabación, magnífica en sus orígenes, queda realzada en su paso al compacto. M¡ consejo es que adquiera el disco por todo lo señalado y porque el prolifico Telemann nunca dejará de sorprendernos por la variedad de sus obras y por las diversas combinaciones instrumentales que utiliza, que !o convierten, a veces, en un músico auténticamente barroco o en un autor de composiciones de estilo galante. Los comentarios son interesantes si bien no están traducidos a) castellano, como suele ser habitual. C.Q.LL.O. VICTORIA: Réquiem lOffwium Defunclontm, 1605) Wrstminsler Calhedml Choir of London (sij-uiendo una edición de Biuno Turnerl. Dirección: David Hitl. Hjper ion A66250. Sin duda en la historia de la música han destacado muchos compositores, pero genios de los de verdad, ¿cuántos? Victoria seria uno de los poquísimos maestros con mayúsculas. Y entre sus obras ocupa un lugar muy especial el Officium Defunctorum, monumento supremo de la contemplación extática española, y que sólo últimamente está teniendo su debida traslación al mundo del disco (de forma digna, queremos decir). Vayamos con la interpretación que nos ofrece el Westminster Cathedral Choir. En primer lugar habría que resaltar la fundamental contribución que ha hecho Bruno Turner con su nueva edición del Officium, publicada hace no mucho por Mapa Mundi (ver SCHERZO n.° 16, pág. 45). Turner ha velado además muy especialmente por la interpolación correcta del canto llano y el reslo de los cantos litúrgicos en el modo en que se empleaban en la España del XVI. En cuanio a las intervenciones del Coro, no dudaremos en calificarlas de prodigiosas, demostrando una vez más ser vehículo perfecto para la música de Tomás Luis de Victoria. Desde el principio hasta el final se aprecia la modélica comprensión de la obra por parte de Hill. Jamás se produce un salto al vacio, puesto que siempre se encuentra una continuidad y progresión entre las diferentes partes del Réquiem. El vello se pone de punta ya con la 1 ección de Maitines Taedel animan meam (preludio de la propia Misa de Réquiem), expuesta de forma tan clara como excitante, y la emoción continúa hasta el final, cori el Coro derrochando técnica y sentimiento, recreando mágicamente cada detalle, cada matiz, no sólo de la polifonía, sino también del gregoriano (;qué manera tan bella decantarlo!), que juega aquí un papel importantísimo. Podríamos destacar muchos fragmentos de la versión aquí reseñada, como el motete extralitúrgico Versa esl in Imtum (parece que el tiempo se detiene al escucharlo), et Sanctua (en el pleni surtí caeli el ierra nos sentimos inundados por la poesía y el misticismo de Victoria), o et responsorio final Libera me, poderoso, conmovedor. En definitiva, este disco es un auténtico acontecimiento. Merece la pena dejarse por unos momentos de sinfonías panorámicas y Aperas plúmbeas para empaparse de música sublime, de música pura. J.C.C.A. 60 Scherzo WALTONi Sinfonía n.° I en si bemol menor. Corona imperial. El globo y el cetro. Koyal Philharmonic Orchestra. Director: André Previn. Telare. Compacto. CD 80115. DDD 5 9 W . El sinfonismo británico ha estado marcado por un notable desfase estilístico, un postromanticismo un tanto confuso que guió a la mayoría de los compositores incluso bien avanzada nuestra centuria. El ejemplo de Etgar llegó a hacerse paradigmático. Todas estas circunstancias determinantes se aprecian con claridad en William Walton, autor cuya valia se reconoce sin dificultades en los terrenos del oratorio y la música cinematográfica, Su Primera Sinfonía, que ie llevó cuatro años de trabajo, 1932-35, y muchos quebraderos de cabeza, no es en absoluto vina partitura totalmente conseguida. Son muchos los hallazgos que se dan en la obra, aun movimientos enteros poseen indudable empaque, pero el gran problema de la sinfonía se encuentra en su desequilibrio. La tensión del Allegro de apertura o la quietud del bello Andante encajan muy mal con el Maestoso final, que es un cierre de la obra que constituye un error monumental. Está claro que Previn cree en la obra. Basta con escuchar el magnifícamente construido movimiento inicial. Pero hay muchos más valores en la interpretación, como ciertos rasgos impresionistas o el acertado trabajo tímbrico. El centro de la Primera Sinfonía de Walton formado por su movimiento lento es intensificado pot Previn, quien lo lleva a un sincero climax pasional. En el último tiempo, Previn logra sacar adelante una música epidérmica. Gran prestación la de la Royal Philharmonic. No es necesario insistir demasiado en el idiomatismo de la lectura. Las dos piezas de circunstancias que completan et disco son también convincentemente interpretadas. El sonido del compacto es de gran fidelidad, sin falsas sensaciones estéreo fónicas, una limpieza notable y un volumen sonoro algo bajo en relación con lo que se está acostumbrado. E.M.M. ZELTER: A usgeváhlle Lteder (Canciones escogidas), Dirtrich Fischer-Dieskau, barítono, y Aríbert Reimann, piano. Orfeo C 097841 A Digital Audio. Compacto. 48' 10". En 1984, Rscher-Dieskau, tal ve/ agobiado por una carrera donde todo ha cabido, echó mano de un compositor menor y olvidado de la tardía Ilustración, Zelter (1758-1832). que gozó de la amistad y la admiración de Goethe y luego, cuando se advirtió la cana visión musical del genio de Weimar (que despreciaba a Beethoven y a Beilioz y admiraba a Meyerbeer), fue archivado junto con las copias de escayola de aquella pequeña corte provincial. Zelter llega tarde tras Mozan y temprano, antes de Schubert. A Beethoven le pasa de costado. Es un músico amable y deleitoso, como para una velada cortesana, de esas que ninguno de nosotros hemos conocido. Sus canciones, mis que al modelo estrófico que abundará en el romanticismo, apelan al recitativo y al arioso de la ópera de cámara. Su buen gusto literario está acreditado J1CHHCT te© por las firmas de los poetas que ilustra: Goethe y Se hill er; tras ellos, August Sen legel y Matthison. Las melodías, sin atreverse a ir muy alto, nos acarician y nos acompañan con halago. Et piano, a veces, tiene momentos de arpegiado protagonismo. Todo es acolchado y elegante. No corremos e! menor riesgo con aproximarnos al maestro Zeiler. Fischer-Dieskau canta con una elevada autoridad prosódica, con inteligencia estilística y con una vocal í dad bajo-barí ton a I que no plantea problemas a su estado sonoro actual (el registro es de 1934). Reimann acompaña con solvencia, pulsando un piano arcaico (1828), de timbre corto y acerado, que contribuye a recrear el clima de época fl.M. RECITALES CONCIERTO DE AIÍO NUEVO: Obras de Johann Straussl y TI y Josef Slrauss. Kathleen Batí le, soprano. Orquesla Kil armónica de Vleoa. Director: Hcrberl »on Kara jan. Concierto grabado en la Musikverein de Vtena el 1 de enero de 1987. itG CD ÜDD 419 616-1. 69'02". Llega ahora a España, al año de su celebración, este concierto de I de enero de 1987 en forma de disco compacto. El acontecimiento, criticado en estas páginas por el que suscribe (SCHERZO. n." 11), tuvo, además del habitual, un interés suplementario: la presencia en el podio de Herbcrt von Ka rajan, que volvía en tal fecha frente a la l-ilarmónica, en su escenario de la Musikverein, al cabo de varios lustros. La sesión fue de alto nivel artístico y la pastosa calidad sonora de la formación vienesa, la transparencia de sus arcos, iá dulzura de sus maderas, el vigor de sus metales, se vieron realzados por el ya anciano pero todavía vital y sumamente elegante director, cuya batuta, flexible y sabia, marcó con su personalidad el muelle y fluido discurrir de la música. Acento, gracia controlada, justeza de tono, virtuosismo orquestal quedaron impresos en la interpretación de cada pieza, acogida de manera suave y natural a un lempo por lo común moderado, a una agógica de amplio espectro. El clima cálido de la sala, el frescor de la música, el brillo y autenticidad de las versiones de pequeñas obras maestras como el vals Delirios, las polkas Pizzicato o Bajo truenos y relámpagos o la obertura de El Murciélago, aparte los consabidos Dünubio azul y marcha Radetzky, aparecen perfectamente recogidos en una muy natural y espaciosa toma sonora, que capia también con fidelidad el timbre ligero y luminoso de la voz de Kathlcen Battle, afortunada en la reproducción de los pasajes coloratura de la versión original del vals Voces de primavera de Johann II. A.R. CARMINA BLRANA VOL. 1 (21 canciones del manuscrito original de principio* del siglo XIV). Sludin dtr hriihen Musih; dirección: Thom¡.s Binkley. CD I eldec 8.43775. AAD (grabación de 1964). Duración: SJ'19". DISCOS He de confesar la decepción que ha supuesto para mi escuchar ei compacto que paso a reseñar. No cabe duda de que supuso un enorme éxito para Binkley a mediados de los 60, y eso hay que vaíorarlo, pero es que ¿I mismo demostió la ingenuidad de sus resullados tres altos después, al grabar el volumen 11 {muchísimo mejor realizado que esle primero), y no digamos con sus grahaciones de los años 70 —y las actuales, claro—, que son imprescindí bies en la discoteca de los aficionados a la música medieval. Pero lo cieno es que este volumen es un verdadero castañazo, al que sin embargo se le puede sacar algún partido para divenirse: por ejemplo fijándose en la cantidad de veces por minuto en las que el percusionista pierde el ritmo de forma escandalosa —da auténtica risa—, en lo mal que canta el contratenor Gtayslon Burguess —mejor en registros más tardíos—, etc. Pero en general diré que me ha costado Dios y ayuda escuchar todo el disco. Y eso que siento devoción por la música medieval, pero ni asi. Obviamente, ei secreto está en que por ningún lado se encuentran las virtudes que poco después el mismo Binkley encarnaría, y que han sido finalmente expuestas de forma magistral por el extraordinario conjunto Sequentia —cuyos discos han sido ya comentados en SCHERZO y que pasan por un cambio bastante radical en ¡a p¡asmación estética, por una muy diferente impostación de las voces —lo cual lleva su estudio preliminar, claro—, por una mejor técnica instrumental, y sobre todo por la adquisición de unos criterios estables y claros, lo cual faltaba en esle registro de 1964. ¿Qué otras referencias serán válidas? Con reservas, la del New London Consort —ver antes SCHERZO n." 18, pág. 41—, el segundo volumen —y los demás discos— del propio Binkley, las vigorosas recreaciones de Rene Clemencic —discutible, pero al menos divertido, y a veces genial—, y, sobre todo, el^rupo Sequen tía. A RENAISSANCE CHRISTMAS (Obras «te diversos autores de los SÍRIOS XV al XVII). The Boslnn Cameral*; dirección: Joel Cohén. CD Nonesuch-Wea Records •) 79134-1. DIJD. Duración: 6J'O7". El nuevo y bellísimo disco de la Camerata de Boston se basa, como en otras ocasiones, en una recopilación de estupenda música en torno a una idea común, que en esle caso es la Navidad. El repertorio es tan poco conocido como interesante (sobre todo en cuanto a ias canciones provenzales y catalanas que se incluyen), proporcionando una variedad muy de agradecer. Tanto The Boston Camerata como su director confirman con este registro su excelente trayectoria, que se apoya en una vitalidad e ingenio siempre patentes en sus recreaciones. Voces e instrumentos tienen una muy alta calidad, y son dirigidos por Coben de manera muy persuasiva, consiguiendo un sonido bastante reconocible, peculiar. Además el disco está muy bien planeado y secuenciado, produciendo un tremendo placer al oyente, que durante más de una hora se ve transportado a un precioso viaje a través de las más importantes formas musicales del renacimiento de la mano de un conjunto tan sugestivo como la Camerata. Cohén explicó perfectamente la filosofía de su conjuto en estas páginas (ver SCHERZO n." 16); conjuga singularmente la musicología y la imaginación, y los resultados son vivos y brillantes. Para nosotros, quizás sea esle disco, junto al que hace ya tiempo grabaron con obras de Pierre Certon (HM 1034) lo mejor de toda su carrera. Por otro lado, la versión en compacto viene lujos/simamente presentada en un estuche muy elegante, dentro del cual se halla la propia grabación, con un folleto con los textos y con interesantes comentarios —en inglés— de Cohén. J.C.C.A. J.C.C.A. 1L BALLARINO (Danzas ¡i alia ñas -le los siglos XVI y XVII). Thr Broadside Band; dirección: Jeremy Bario». CI> llyperion COA 66244. DDD. Duración: S8'2S". The Broadsidc Band es un reducido conjunto de instrumentistas que interpreta música de) renacimiento bajo un prisma claramentefolky, esto es, sin excesiva preocupación por las cuestiones musicológicas de base, dando importancia a la instrumentación, ornamentación, etc., sino más bien deseando ofrecer unas versiones sencillas, claras y simples, que lleguen fácilmente. Esto, unido a una cierta pobreza [imbrica que les caracteriza (únicamente utilizan un instrumento melódico, un violin, una cuerda pulsada y una viola de gamba), hace que sea bastante poco atractivo para el puro y simple oyente, que más bien tendrá que acudir a grabaciones ricas e interesantes como las de Hesperion XX o el Clemencic Consort para tener una idea más profunda y ajustada de lo que era la música del renacimiento. Pero la pretensión que anima este disco es la de ofrecer unas danzas para ser bailadas, más que escuchadas (ya decimos que oír a este conjunto es bástanle aburrido, puesto que su sonido es lineal, sin gracia, soso), lo cual nos parece estupendo, puesto que muy pocos discos de esta música nos proporcionan la posibilidad de escuchar estos bailes a su lempo óptimo para poder danzar (el último y triste ejemplo se reseñó en el pasado número de SCHERZO — Praetorius: danzas de Terpsichore—, puesto que el Ne» London Consort escogió unos lempi de absoluta locura, imposibilitando casi completamente el bailar las gallardas, voltas, branles, etc.). Así, desde el punto de vista de esas personas —aún pocas, lamentablemente— que están interesadas en la danza antigua, esta grabación les aporta la comodidad de tener de forma fácil una buena colección de danzas disponibles y de un tirón. Pero para los que aún desconozcan los bellísimos secretos coreográficos que encierran los tratados de Caroso, Negri, Lupi y compañía, una recomen-* dación: no compren este disco. J.C.C.A. Números atrasados: 400 pesetas BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN Jtiftar , t».<t ni™ r v p ™ sclr&lzo c' H*np± fe MMéfpa. l l - ' - C - n i M A D B I D Dato suscribirme, h a s u nuevo aviso, a la ffvmi SCHERZO a partir del número . . . . por períodos renovables automáucamenlc de un aflo naiural (djer número*)» cuyo impone 3.600 p*ai. (]) abonaré Óc la «guíenle forma: G Ü D L" P Tnuultnnua bantaiia a la c/c 15.730-0 del BANCO HISPANO AMERICANO. Sucunal 031?. Dr. Gómez UlU. 1 - rSQQS-MADRID Por Ulón adjunto Per jinj poHli Crtn rartn m La CunHa n" rir p* AAtenta menlt Firmado '\¡ Lai iiiKíipcioMi p a n el W"Brt*iD poi rorreo mdicwio J 0 0 0 ( m i y par avión 6000 pt**. ptf> Europa ?.00npin AfBtrm y Deberán i d jbaoadu mediudc (beque b u a m <2l Ikhoe lo qur rU> PTOCtd*. •Urwihi* Si desea recibir algún número atrasado envíenos el cupón adjunto e inmediatamente lo recibirá en su domicilio. Elija la forma de pago que más le convenga entre las que se indican en este boletín. N.° N.° N.° N.° N." 0 SI 10 2D 3D 4D N? N.° N.° N.° N.° Domicilio. B Agolados 5 6 7 8 9 D • • • G N.° 10 D N.° 1) K N.° 12 G N? 13 G N» u • N.° 16 • N.° 17 D N.° 18 C N° 19 ü N? 20 U N? 15 N: 21 Scherzo 61 XXVII SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA CUENCA 2 1 - 2 7 MARZO 1988 LUNES, 21 marzo. Iglesia de San Pablo, 19,30 h. VIERNES, 25 Marzo. Iglesia de San Pablo, 19,30 h. BAROQUE ENSEMBLE KÜLN ENSEMBLE VOCAL DE LA CHAPELLE ROYALE DE PARÍS Lamentadora pour la Semaine Sainíe, de J. Gilíes. O lachrymae fideles, motete de ]. B. Lully *. Sympkonia, de M. R. Delalande. In convertendo, motete de J. Ph. Rameau *. Solistas: de la Chapelle Royale. Director: PHIUPPE HERREWEGHE WIENER MOZART KAMERORCHESTER WIENERKAMERCHOR. La Creación, de I. Haydn. Solistas: M. Lenz (s), E. Mendl (c),Z. Vandersleene (t), W. Masons(b). Director: UWE CHRUSTIAN HARRER Con IB colaboración de la MARTES, 22 marzo. Iglesia de San Pablo, 19,30 h. THE DOWNSHIRE PLAYERS Belshazzar, oratorio de C. F. Haendel. Solistas: J. Rodgers(s),J. Bowman (ctn), D.Joans (ro),R. Morton (t), S, Dean (b). Director: PETER ASH M I É R C O L E S , 23 marzo. Iglesia de San Pablo, 19,30 h. ORQUESTA DE VALUDOLID CORAL DE CÁMARA DE LA COMUNIDAD DE MADRID. Música fúnebre para cuerda, de W. Lutoslawski. Obra de encargo de la XXVII edición: Stabal Moler, de Ángel Oliver. Réquiem, de A. Salieri. Director del Coro: MIGUEL GROBA. Director: LUIS REMARTINEZ J U E V E S , 24 marzo. Iglesia de San Pablo, 19,30 h. WIENER MOZART KAMERORCHESTER WIENERKAMERCHOR Moteles, de W. A.Moíart (Sancta María, Ave Verum, Misericordias Do mi ni) C. Brandemhurgo n° 5, de J. S. Bach Vespeares Solemnes de Confessore, de W. A. Mozart Solistas: M. Lenz(s),Z. Vandersleene (l), W. Masons(b). Director: UWE CHRIST1AN HARRER SÁBADO, 26 Marzo. Iglesia de San Miguel, 12,30 h. DAVID WEHR, Piano. (Primer Premio del Concurso Internacional de Piano "Paloma O'Shea"). El Clave Bien Temperado, de J. S. Bacb (12 preludios y fugas) S Á B A D O , 26 marzo. Iglesia de San Pablo, 19,30 h. ORQUESTA Y CORO DE LA FUNDACIÓN C. CULBENKIAN Obras de C. Patino • Réquiem, de W. A. Mozart. Director: FERNANDO ELDORO D O M I N G O , 27 marzo. Iglesia de Arcas, 12,30 h. ENSEMBLE VOCAL E INSTRUMENTAL DE LA CHAPELLE ROYALE DE PARÍS Misa en La M, (B. W. V. 234), de J. S. Bach. Cantata B.W.V. 196, de J. S. Bach. Réquiem, de José de Nebra (Estreno Mundial}*. Solistas: de la Chapelle Royale. Director: PHILIPPE HERREWEGHE * (Producción SMRQ INFORMACIÓN: reserva y venta anticipada de localidades y alojamiento: VIAJES ZAIDA, Teléf. (966) 213863 - Télex VIBAI 48256. DIRECCIÓN: c/ Princesa Zaida, 13. 16002 CUENCA. DÍAS DE VENTA: ABONOS: 15-2-88 al 27-2-88. LOCALIDADES SUELTAS; 29-2-88 al 27-3-88. HORARIO: delunes a viernes. Mañana de 10,00a 14,00 h. Tarde de 16,30 a 19,30 h. Sábados mañana de 10,00 a 14,00 h. [ T T ] AYUNTAMIENTO r r n « CUENCA ESTUDIO DISCOGRAFICO Treinta años de música soviética 1953/1983 Treinte ans de musigue sovietique. Le Cha ni du Monde - LDC 78037/5 LP. Importador: Harmonía Mundi Ibérica. Erkain, Rubén Sarkissian y Aram Salían y los georgianos Vaja Azarachvili y Ramaz Karukhnisvili. s este un título demasiado ambiciosa para la modesta antología que se nos propone. Con iodo, no puede negársele un primer mérito al empeño, el de llamar la atención sobre un capitulo de la vanguardia musical que, como tantos otros, es prácticamente desconocido. Este, además, tiene que enfrentarse con toda clase de relicencias y se baila sometido, por razones de todos conocidas, a esquemas simplistas, dignos del maniqueísmo hoUywoodiense. Es cómico ver a gentes que no han pasado de El caballero de ¡a rosa exigir con gran severidad de los compositores soviéticos muy rigurosas pruebas de aptitud vanguardista. Las ausencias E Otro mérito del álbum es el revelar un ámbito de creación muy variado y difícil de reducir a cómodos clichés. Pues en él se mezclan desde experiencias postseriales hasta movimientos como el conocido por Vieja Rusia que, con escrupulosidad filológica, trata de retomar y reabsorber en clave de modernidad las formas más arcaicas del folklore, purificadas de adherencias que venían sofocando la auténtica cultura nacional. Movimiento este último que tiene significativas equivalencias de las Repúblicas no rusas. No debe interpretarse esto como un enfrentamiento entre occidenlalistas y nacionalistas. Lascosas no son tan sencillas y las dos corrientes, y otras, entre las que no debe olvidarse el academicismo, confluyen en proporción variable en los distintos compositores. Otra cueslión que afronta la música soviética actual es el enlace con la generación de principios de siglo. De esos arios se tiene una idea parcial y siempre se piensa en la corriente conservadora de los Glazunov, Rachmaninov, Liapunov, Gretchaninov o Medtner. Se olvida toda una vanguardia audaz y original que tiene nombres importantes como Roslavets—que elaboró a partir de 1912 un sistema dodecafónico original, independientemente de Schoenberg—, Lourié, Mossolov, Popov, Vychnegradski y Obukhov. La selección que contiene el álbum está condicionada, como se advierte en el folíelo explicativo, por la disponibilidad de los documentas sonoros. Los [res primeros discos se dedican a músicos de Rusia, en torno a los grandes ceñiros de Moscú y Leningrado: Rodion Schedrin, Edison Denisov, Alfred Schnitke, Sofía Gubaidulina, Viatcheslav Artiomov, Boris Tischenko y Lintsian Prigozhin, con la inclusión del armenio Tigran Mansurian. El cuarto disco contiene obras de dos músicos lituanos, Bronius Kutavicius y Vytautas Bakauskas y el quinto se reparte entre los armenios Ervan Como no podía ser menos, la selección tiene grandes lagunas. Así están ausentes Valentín Silvestrov y Leonid Grabovski del grupo de Kiev, los estonianos Arvo Pyart, Kuldar Sink y Veljo Tormis, el letón Pauls •anbis, los azerbaidzanos Kara ICaraíev y Avet Terterian o el georgiano Guia Kancheli. Incluso centros musicales especialmente dinámicos tienen fallos notables: de Leningrado faltan Alexandr línaife! y Serguei Slonimski y de Lituania Eudardas Batsys o Julius Juzeliunas. Pero no hay mal que por bien no venga y el disco dedicado a Liluania permite conocer a dos compositores muy interesantes que sin embargo no vienen en el Ne* Grove. Especialmente el oratorio de Katavicius Los últimos ritos paganos para soprano, coros femeninos y de niños, órgano y cuatro [rompas (1978) es una obra cuya utilización de arcaísmos y repeticiones rituales le confieren una magia de gran fuerza comunicativa; su misma teatralidad permite recuperar ai género oratorio una de sus dimensiones fundamentales. De parecidos esquemas parte el moscovita Artiomov en sus Variaciones Los pájaros Antsalí y en las Cuatro Invocaciones para soprano y percusión; primitivismo, ruidos naturales, inspiraciones de Extremo Oriente acercan esta música a las de Jolivet yMessiaen. Las connotaciones Vieja Rusia se hacen paientes en Suzdal de Tischenko: es una evocación de esta ciudad monumental en la que este discípulo de Shosiakovich logra una fascinante amalgama de ancestros y vanguardia. También el Cuarteto de Prigozhin se remonta al canto bizantino, pero el lenguaje es muy actual y revela una brillante imaginación i imbrica. Las figuras más conocidas de la vanguardia soviética están representadas aquí con varias obras; Gubaidulina con Detto III y Concordanza. Schnitke con Tres Madrigales para soprano y cinco instrumentos y Denisov con Tres Piezas para violoncello y piano y el ciclo para soprano e instrumentos £/SoMf Aw/neos (1964) que, escrito sobre poemas de Gabriela Mistral, es ya un clásico de la vanguardia soviética con evidentes reminiscencias de Le Marteau sans Maítre de Boulez. La líaea actual Superado ya el postserialismo de los arios 60, todos estos músicos han evolucionado asimilando nuevas sugestiones como el minimal, profundizando en la tradición nacio- nal, sacra y profana, y sin olvidar los influjos procedentes de los sistemas no temperados de origen Extremo-oriental.. Schedrin figura en la antología con et Concierto n," 3 para piano y orquesta (1973), obra sólida sobre la que gravitan influencias aparentemente irreconciliables y en la que está presente en muchos momentos la formación académica del autor. Las composiciones de los autores armenios escogidas tienen un indudable encanto y explícitas resonancias historicistas, mientras que los georgianos seleccionados, a pesar de su juventud, utilizan un lenguaje más cauto y tradicional. Paisaje, pues, limitado, pero muy rico y hasta abigarrado. La lista de intérpretes es amplia y resultaría inútil hacer un análisis pormenorizado de sus méritos, máxime al no existir otras versiones de referencia. Schedrin, Artiomov y Sarkissian intervienen como pianistas en sus obras, éste último también como recitador. Artiomov por su parte dirige el conjunto del gran percusionista Mark Perkaski. Otros nombres que figuran en la grabación son la soprano Lidia Davidova, los directores de orquesta Svellanov y Alexandr Lazarev, un hombre dinámico éste último, de gran protagonismo en la difusión de la nueva música, el Cuarteto Taneiev, los solistas del Teatro Bolshoi, la Orquesta Sinfónica Académica Nacional de la URSS, la Orquesta Sinfónica de la Filarmónica de Lituania y el Conjunto de Música Contemporánea de Verevan. Decir que esta producción llena un hueco suena a tópico y sin embargo es una realidad. A España esta música apenas llega. El Sol de los Incas de Denisov se estrenó en Madrid en abril de 1969 en un concierto organizado por Alea. Del mismo autor se estrenó en enero de 1971 la obra titulada Música Romántica, por el Ensembfe Instrumental Musiques Nouvelles de Betgique, conjunto en el que a la sazón formaban parte los hoy famosos Sigiswald y Wieland Kuijken. Schedrin ha estado recientemente en Espana con motivo de la gira del Ballet del Teatro Bolshoi, que ponía en escena dos de sus obras, pero no ha merecido especial atención su presencia por parte de las instancias musicales. Radio Nacional de España (Radio 2) ha difundido algunos importantes estrenos de música soviética; últimamente, por ejemplo. Ofrenda Musical para órgano y nueve instrumentos de viento de Schedrin y Voces-Enmudecimiento de Sofía Gubaidulina con dirección de Rozhdestvenski. Acompaña al álbum, y'con su mismo título, un breve libro de 120 páginas firmado por Jacques di Vanni de notable valor didáctico e informativo. Domingo del Campo Castel Scherzo 63 LIBROS MARIANO PÉREZ GUTIÉRREZ: La estética musical de Ravel. Editorial AI puerto. Madrid 1987. 559 páginas. El presente libro del profesor Mariano Pérez Gutiérrez produce más fácilmente la impresión de ser un fichero exhaustivo de materias raveliañas que un texto propiamente dicho. Todas las voces se oyen discurrir en sus numerosas páginas, tanto que apenas si Oírnos al profesor Pérez Gutiérrez. Si hubiera que ordenar méritos, sin duda que el más notable del trabajo es una infatigable, diríamos que implacable erudición. Partitura a partitura del maestro francés, cronología a cronología, libro a libro, articulo por articulo, todo lo dicho por y sobre Ravel está reseñado en estas páginas. El autor pasa revista a la periodización de la obra ravel ¡ana, a su tema armónico, a su tratamiento de la palabra cantada y del teatro musical, a su pianismo, a sus orquestaciones, a las vertientes estéticas de su producción (el sesgo neoclásico, los materiales exóticos, sus contactos con España, sus buenas y malas relaciones con Debussy y el impresionismo), la recepción critica de los contemporáneos y ta posteridad. Las conclusiones, sin embargo, no son excesivamente novedosas ni agudas. Definir la armonía raveliana a partir de sus acordes con recargos y añadidos, y un esbozado bitonalistno que no llega nunca a cristalizar, deslindar su vocalismo de la escuela italiana y de Wagner, recoger los ecos del folklore espanol en muchas de sus realizaciones, detallar y ensalzar su arte sutil de orquestador, no parecen cosecha proporcional a la morosidad con que se recogen descripciones y opiniones ya acreditadas. Pérez Gutiérrez maneja un arsenal de c:1tegorías técnicas muy aguzado y preciso. Menos agudeza y precisión muestra en cuanto a conceptos más decididamente esléticos, como los anunciados en el título. Acude a categorías vagas v no siempre operativas, como la oposición entre cerebralismo y emocionalismo, o a reiterar casilleros como el del impresionismo musical, el que, a poco que se vuelva sobre el, muestra su inoperancia como categoría. En rigor, la música jamás ha trabajado a partir de impresiones que no fueran, a su vez. y desde su origen, musicales. Los elemenlos impresionistas en la obra de un Debussy, por ejemplo, son puramente literarios y remiten más al mundo de los simbolos (en el sen I ido de signifieames visuales, vcrbalmcntc mencionados) de la literatura simbolista. Otra objeción a formular pertenece al lenguaje empleado. Dada la extensión de la obra, se habría agradecido un peinado final que evitara filissemenis expresivos como «visitó los frescos de Goya» o «presenció algunas columbres de los marroquíes». A la hora de balancear el ingenie trabajo del profesor Pérez Gutiérrez, podríamos señalar la utilidad del libro (como material bibliográfico exhaustivo de consulta) reñida con la amenidad de la lectura. Su analítica 64 Scherzo LIBROS erudición, que sacrifica una síntesis imprescindible en materia tan fatigada como Ravel. El uso de una nomenclatura consabida pero imprecisa, en el orden de las apreciaciones estéticas, y que urge revisar y poner a punto. Una laboriosidad en cualquier caso encomiable, aunque no se trate de un mérito estrictamente literario. No olvidemos que, en definitiva, estamos ante un libro, anie un objeto de lectura. ¿Hace falta recoger todo lo que usted quiso sobre Ravel y nunca se atrevió a preguntar? ¿No es preferible hacer una elección previa de lo dicho y resolver el resto con un apéndice bibliográfico convenientemente razonado? A cincuenta años de su muerte, Ravel pertenece ya al mundo sin almanaques de los clásicos, de los músicos con una clase definida y reconocible. Sentados estos tópicos, la critica debe apoyarse en ellos para dar un salto hacia las alturas de lo inédito, so pena de caer asfixiada en un fichero. B.M. a la hora de discusión de fuentes y atribuciones. Así, prosigue Siemens con la cuestión de atribución dudosa de un responsorio Domine quando veneris que en una copia de Mondoñedo aparece como Matías García Benayas... en un baxo de regir hecho en el siglo XV1I1. Es de resaltar la argumentación de Siemens para valorar la cuestión que no deja de conslrastar con la superficialidad con que lo hace su comunicante, Joam Trillo, en su libro La música en la catedral de Tui (A Corana, 1987). Hace unos años tuve que rebatir a este último una atribución hecha a un autor del XVH1 de una obra compuesta alrededor de 1920 y desde entonces he adquirido especial sensibilidad al problema de la fiabilidad de una atribución cuando la fuente es muy posterior al presunto amor. Nuestra bibliografía musical está plagada de ediciones de música del renacimiento hechas a partir de copias del XVU1 y aun del XIX. ¿Cuántas veces no se habrán publicado obras a 4 voces que en origen eran a 5, o al revés? ¿Cuántas cosas no nos han de reprochar los musicólogos de dentro de veinticinco anos por nuestra prisa por publicar sin reparar en la veracidad de lo que publicamos? Siemens, desde luego, se atreve a enfrentar la cuestión con argumentos no tan sofisticados como los que permite la reciente tecnología, pero tan poderosos como el profundo conocimiento del estilo del autor y de su época y unas dosis poco comunes de lógica. Es asimismo de elogiar la decisión de completar una Salve Regina a 12 voces. Dice el propio Siemens que «los musicólogos estamos en la obligación, cuando sea posible, de abordar recuperaciones de este género, cuidando siempre de situar entre paréntesis cuadrados las partes suplidas, con el objeto de contentar a los escéplicos, a los puristas y a los inteligentes que se crean capaces de hacerlo mejor. Lo positivo es que una obra CARLOS PATINO: Obras musicales recoen principio perdida es factible de ser razopiladas Xol. I I . ¡Secuencia del Corpus. Nue- nablemente recuperada y, por consiguiente, vas antífonas moríanos. 17 Salmos interpretada y degustada». bicomles): Estudio y transcripción por Lolhar Siemens Hernández. Instituto de MusiPropone Siemens otro tipo de recuperata Religiosa de la Diputación Provincial de ción, en concreto la reconstrucción funcioCuenca. Cuenca. 1987. 620 pp. (585 de múnal de los oficios a partir de los salmos que sica). 29 x 21 cm. vayan apareciendo. Es, una vez más, una propuesta a la que soy sensible tras un error, esta vez mió, cometido al catalogar la obra En SCHERZO n.° 6 (julio-agosto de cuando se trataba de un único oficio de Vís1986) tuve ocasión de hacer la recensión del peras. Lo que no deja de sorprenderme es I Volumen de esta monumental edición de que tras proponer tal cuestión y aplicarla a uno de los autores fundamentales de nuesla reconstrucción de algunas colecciones, luetro barroco musical. A esta recensión remigo opta por ordenar los salmos alfabéticato en los considerando sobre las cuestiones mente y no fúncionalmente. Cierto es que de lenguaje del autor y sobre la estrategia el intérprete que lo desee puede reconstruirla de fuentes del compilador. según las intrucciones del prólogo. Precisamente se inicia este libro con una Por lo que se refiere a la música, una ver autocrítica sobre tal cuestión al recoger la mas hemos de rendirnos a la evidencia de discusión de errores del I Volumen. Uno ya su belleza. Me impresionó el monumental fuera notificado en mi recensión, un mote¡n exilu Israel procedente de Santiago que te que no es de Patino sino del maestro graSiemens publica con continuo de arpa según nadino Rodrigo Ceballos. Lo impórtame no el uso compostelano del XVII —y en el reses tanto la devolución a Ceballos de su obra to de España— y que en la interpretación como un comentario de Siemens: «Ante la aclual de esta música se practica menos de primera sospecha que tuvimos, nuestra oblilo que seria de desear. El sonido de la cuergación era por lo menos comparar la obra da pulsada proporciona un soporte auditaatribuida a Patino con obras de igual titulo livamente diverso del órgano y creo que tal ya editadas, y no lo hicimos. Pedimos disdiversidad puede ser relevante. Quizás pueculpas.,.» No es habitual en la musicología da servir mejor al énfasis que requiere el canespañola —donde prima el sostenella y no to de los salmos y que mucho tiene que ver cnmendalla lal lección de espíritu científico con la retórica del XVII, Dice Siemens que y así es obligado decirlo, pero creo que es «fue precisamente la recitación gregoriana de gran interés lo que ello tiene de lección LIBROS/LA GUIA alternada de los salmos en el coro de los monasterios y catedrales la que, en un momenio dado, contribuyó a la idea de la btcoralidad barroca: en los salmos bicoraleí del siglo XVII se encierra la sublimación suprema de mía praxis musical antiquísima, cosa que los músicos de entonces sabían muy bien». Olra cuestión que me hace reflexionar es que «dentro de su estilo barroco y con respeto al tratamiento musical de la palabra. Patino seguía asumiendo los preceptos estéticos humamstas de los grandes compositores españoles del siglo anterior» que si bien es cierto que «supo conjugar con la novísima forma expresiva de su época» no por ello deja de revelar una ideología muy diversa de la del barroco veneciano, napolitano o florentino y cierta concomiíancia con el ro- CONCIERTOS ASTURIAS mano tras cuya monumentalidad policoral denuncia Bianconi la supervivencia anacrónica del espíritu del X V I , siquiera en el respeto a la integridad del texto ya no de su inteligencia, asi como en la opción por la aparatosidad del primer barroco en cuanto a requerimientos corales, pero no en cuanto a la aceptación de la ideología retórica. Quizás en el XVII español haya algo mas que la austeridad más o menos genética y ello sea un aferrarse al pasado tanto más evidente cuanto mayor sea el talento del autor. Patino era sobrado de talento y por eso puede ser mayor reflejo de las contradicciones de su entorno. Me atrevo a invitar a los especialistas en el XVII a considerar esta cuestión. lar que el pentagrama vacío que separa las voces del continuo hubiera sido preferible eliminarlo redistribuyendo la página. Asi en las piezas, a 6 voces permitiría una más neta separación del conjunto, pues es absurdo que sea más estrecha la franja que separa dos medias páginas que la que separa el continuo de las voces. En la obra a 12 voces la eliminación de ese pentagrama permitiría separar más emre si los tres coros facilitando la lectura. Y en general ganaría la plástica de la página. Pili lo que se refiere a la escritura e<i clara y proporcionada según acostumbran las monjas zaragozanas de San Benito. Por lo que se refiere al texto de las notas criticas, se agradece la selección de un tipo generoso y el equilibrio de la caja. Sobre la cuestión tipográfica he de seña- X.M.C. BILBAO Sin (única de Bilbao 3, 4 de marzo: Enrique García Aseriólo. Masao Kawasaki, viola- Puicd). Wallon, Schumann. Si ni finita de Asluriai 9. 10. I I de marzo; Las/lo Helia*. Mozari. 23, 14, 15: M. Acschbacher. Moiiivalvatge, Crusell, Weber. 10, 11: Enrique García Aicnsio. Félix Ayo. Varwan Cozighian. vioíines. Mozan. Haydn. BARCELONA Orquesta Ciudad de Barcelona 5, ó, de marzo: Franj-Paul Decker. Shura Cherkassky, piano. Schreker, Slrauss, Rachmariinov. 10, I I : Franz-Paul Decker. ( laudio A r r a u , piano. Beeihoven. 18, 19. 20: Coral Carmina. Fmnz-Paul Decker. Brahmh, Elgar 26,27: Franz-Paul Decker. (Preseniarión d i los nuevos solistas de la orquestal Gershwin. Ib» numera 1 de marco: Trio di Milano, Haydn. J'aure, Brahrm. 14: Orquesta del Mozarteuni de Saizburgo. Hans GraT. Coral San i Jurdi. Havdn. 24: Orqu«ia Nacional de la URSS. Eigueni Svetianuv. Baiak'rev. Rachm-minov. Eurofoottrt [5 de mana: Coro y Orquesta MadrigaliMas dt Basilea. fría NáT. Bach. 25: Cuarteio Emeta. Beethoveri, Schumann. Brahms. (Cual del Mdgel 6 * t mano: Oriol Romani, clarinete: Xuuer Pares, piaIIU. Brahm*. Üebussi. Guinloan, Weber. Albénii. Messiacn. Milhaud. Integral üc la obia para piano de Mornpou. IS: Miquel Ferié. IT: Antom Besse*. 19: Miqacl 1-arre. 20: Antom Besscs. 27: Jaunlc Francés h, violín; Dolor s Cano, piano. Bccthoven. LAGIUDESCHERZO 15: CuarifM Smctaria. Smc[ana. Dvorak, Janacck. 21: Orquesta de Cámara Española. Coro de Cámara de la Comunidad de Madrid. Mipuel Groba. Vivaldi, Mozarl. wesifunk. Siockhaui.cn. Boule?. Schnebet. (CBA). 21: Pedro Espinosa, Joaquín So nano, Guillermu Gonzálc?. A Iberio Giménc? Atcnelk", piano. Hslrenodc 21 obras de autores españoles dedicadas a Rubmstein(Escuela superior de canio). PAMPLONA CANARIAS Orquesta de RTVE Orqxesla Santa Cecilia Sinfónica d> Tenerife 3, 4 de marzo: Paul Corpolongu Joaquín Achücdrro, piano. Halfiler, Schumann. 10, 11: Alexander Myrat. Rau,ena Arrieia. piano. Kachmaninov, Bdcarisse, Strau.-s. 17. 18: Jacques Mercicr. Gary Hoífman, vioionccllo. Berlio7. Schurnann. Mcndelssohn. 24, 25: Pinchas Sieinberg. Coro RTVE. Millo. Nave, /amfir. Kanci. Verdi, Réquiem. 11 de murió: iacquei Bodmer. E5peran<a Abad, soprano. Homs, Berio.Taure. García Leoz. , ' 3. 4 de mano: Víctor Pablo Pérez. Boccheri ni-García Abril, Mo¿an, Schuberl. 17, 18, 19: Víctor Pablo Pérez. Cristina Ortiz, piano. Darías, Rachmaniítov, Svhumann. 29,30: Cora Polifónico Universitario Víctor Pablo Pérez. Sibelius, Fauré Sociedad Filarmónica de Las Palmus 15 di1 marzo: Dirnnri Alexeev, piano. 14: Música Aeternit. MADRID Orquesta Nacional 4, 5, t> de mawo: Coro Nacional. Scrgiu Coniíspiona. Joaquín Soriano. piano. BacJi-Stokowtliy, Stravirnky, Liszt, Slrauss. I I , 12,13: MuhaiTang. Dimilri Aleseei. piano. Cong. Prokofiev, Rimsky-Kor. sakov. 18. 19, 20: Walter Wclkr. Domingo l'omás, viDlin. Mozari, Tchaikowsfcy. 15, 26. 26: Coro Nacional Hclniui Rilling. McNaJr, Kunz, Baldin. Gordon. Lika. Schmidl- Bach. Pasión leguri Susí klufw Cklo át Cámara y Polifonía 1 de mano: Trio de Barcelona. Enrique Samtago. viola, liar.ck, Chausson í : Orqucslu de Cámara Villa de Madrid. McrLCdcs Padilla. Mozarl, Albmnni, Haydn. CÍTÍCIE. Holsr 24 de mano: Coro y Orquesta de Frankfurc. Har.i Michacl Beuerle. Bach. VALENCIA Palau de la MÚÍKS 10 d i marzo: COÍCLIIVO de músicos de la Asociación. Juana Guillem, flauta; Viten le Mcrendano, fagot. Tríos de Bcethoven (111). (Teatro Albíniz). 24: Cuartel o Mcdici. (Teatro Albéniz}. 4. 5 de mano: Oiqucsta Municipal de Valencia. Manuel tíalduf. Joan Pons. bajo. Salvador, Mussorgsky. 12: Orquesta Nacional de la URSS. Evgucni Svdlanov. boroüin. Rachmamnov. 15: Orquesia del Mozaiteum de Salztiurgo. 23: La Chapclle Royale Philippe Herreweghe. Lully. Bach. IbermúsKi O n l r o DifuElión Música CUJÍ lempo ranea T de mano: Grupii Koan. José Ramón Encinar. Bernaola. (Circulo de Bellas Artes). 1: Adela Gómez, órgano. Mcssiaen, Kopelent. Paz. Tisné. íAcademia de San femando). 14: María Oran. Miguel Zanetti. Mcssiaen (CBA). 11: Múiica clcctrúníca de la Heinrich Strobct de la Sud- RKKLIM Orquesta Filarmónica dcBertin 2. 3 de marzo: Semyon Bychkov. Ivo Pogorelich. piano. Haydn, Tchaikovuty. Slravinsky. 5. 6: Semyan Bychkov. Dmitri Sitkoveisky, violin. Smeiana, Shoslakovilch. Mendelssohn. 10.11: liriBclohlavek. Paul TortclTer, violoncelo. Janacek, Elgar, Martinu. TARRASA Cvalru Cullural de la Cafo* de Tamisa Asociación de Música éc Cámara 16 de marzo: OrqufSla del Moíarleum de Salzburgo. Hans Graf Aimudena Cano, piíino. Mozart, Chopin. 19: (Iryunra Nacional de la URSS. Eigueni Jjvetlanov. Balakircv. Raerimaninov. Kapjic, MI>M.T. Schaiinger. Bach. Pasión según San Juan. 29: Orquesta Municipal át Valencia. Solistas. Galdul, Bach, Pasión según Son Mateo. AMSTLHUAM Orquesta dtJ 3. 4. S de mano: Riccardo Chailli. Beño. Slravinsky. 9, 10: Riccaido Chailly. Eicher. Bruckncr. Ib. 17, 20: íldo de Waan. Esabelle van Keulen. violin. Keiiing. Prokofio. Slrauss. 27: Coro de Cámara de Holanda. Nikolaus Harnoncoun. Equilu/. HoB, Augct. BOSTON Sinfonjea de 2, 3, 4, 5: Seiji Ozawa. Yo Vo Ma. violonccllo. Haydn, Shostakovitch, Beethoven. 10. 11, 12: Seiji Ozawa. Slrauss. Bruckner. 17, 18. 19, 22: Vikioria Poünikoia, piano. RimslyKorsakov. Prokofiev. Stravinsky. 24. 25. 26: Gennady Rozhdenienik>. Haydn. Si-hniuke. 30. 31, I de abril: Charles Duioit. Gidon Krcn^er. violin. Mussorgsky, Gubaidulina. BUDAPtST Festival d i Primavera IR de mano: Coro y Orquesta de la Radio Húngara. Antal Dora! i. Erkel. Bariok, Kodalv. 20: Orquesta del Festival de Budapest. Ivan Fischcr. Zoltan Kocsis. piano. Mozarl. Li&zi, Stravinsky, Strauss. 22: Orquesta Nacional Filar, mónica Húngara. AldoCeceaiti. Michele Campanella. piano. Rachmamnov. Respighi. Raiel. U : Cuerdas de Budapest. Coro Madrigal de Budapest. Perene Sickeres. Verebics, Takacs. Nakoneczy. Vivaldi. Judithti Triwnphans. 26: Hermann Pre). Hdmul üeutsch. Schuben. Scherzo 65 LA GUIA DE SCHERZO 17: Guslav Leonhardi, clave. CLEVELAND Orquesla de Cleveland 3,4, S di mino: Wiiold Luíosla wski. Luloslawski. 17. 19, 22: Coro de la Orquesta de Cleveland. Coio de Niños. Solistas. Yoe] Levi. Brillen. Wat Réquiem. DRESDE Philharmonk de Drcsde 25, 26 de mino: JorgPeiet Weigle. Natalia Schachowskaja, violoncillo. Maiihus. Tchaikowsky. Schumann. LEIPZ1G Orqutsla de la Gewaadbaus vínsky, Turnage, Weiü, Saxlon, SchoenberH. 19: Academy of Si. Martinin-lhe-Fields and Chorui. Neville Marriner. Laki, Gale. Walker. Lewis. Alien. Kavel, Charpentier, Bach. 22: Royal Philharmonic. Wladimir Ashkenaiy. Beeihoven. Mozarl. Franck, Mahler. 13: English Baroque Soloisis. Monlevtrdi Choir. John Eli 01 Gardiner. Rol fe Johnson, Schmidt, Bonney. Monoyios. Vermillion, Chance. Crook, Bar, Hauptmann. Bach. Pasión según San Mateo. 15: Enghsh Chamber Oithesira. Philip Ledger. Purcell, Bach, Chilcoll. 29: London Philhatmonic. Riccardo Muli. Kryüian Z¡merman, piano. Beeihoven, Cherubini. 31: Royat Philhannonic. Charles Groves. Paul Tortelier. violoncello. Dvorak, Holsi. 3.4 de mmrio: LíOpold Hager. Elly Ameling, soprano. Coro femenino. Ravel. Debussy. 10, II: Kurl Masur. Reinecke. Franke, Beethoven. 16: Thomanerchores. HansJoachim Roizsch. Solistas Bcethoven, Misa en do mayor. 17: Kurl Masur. Beeihoven. Segunda. 24, 25: Kurt Masur. Peler Donohoe. piano. Bartok. Crieg. 31, I de «bril: Thoma netchor. Hans-Joachim Roizsch. Bach, Pasión según San Maleo. 2 de marzo: André Previn. Haydn. Debussy. Slrauss. 3,4,6: André Previn. Uzhafc Perlman, violín. Harbison. Coldmark. 10, 11, 12:KurlSanderlmg. Elízo Virzaladze. piano. Wagner, Mozsrt, Brahms. 17, 18, 20: Kurl Sandecling. Haydn. Shoslakoviich. LONDRES Tbc Soulh Bank Ctnlre FilarmAnica de Munich 2 de marro: Orquesta BBC. Loihar Zagrosek. Coro BBC. Beethoven, Berg. Mozart. Andrcw Davies. Delius, Slrauss. Prokofiev. R: Orquesta BBC. Gennadi Rozhdeslvensky. Viktoria Poslnikova, piano. Gubaidulina. Schumann, BachElgar. 9: London Mozarl Players. Jane Glover. Stephen Hough. piano. M. Haydn. Mozarl, Harveyh Haydn. 10: Royal Philharmonic. Walter Weller. Louis Lonie. piano. Dvorak. Rachmaninov. Mussorgsky. 1t: London PhilharmomcSemyon Bychkov. Hermann Baumann, i rompa Hindemilh. Mozarl, Berlioz. 13: Jorge Bolci. piano. Mendelssohn. Beeihoven. Franck, Bellini-Liszl. 15: Royal Philharmonic. Waller Weller. Janci Baker, mezzo. Wagner. Mahler. Schuberl. 16: Orqucsia BBC. David Alherlon. Lucia Popp, soprano; Thomas Alien, bajo. Schumann-Mahler, Mahler. 17: London Sinfonietta. Lotiiar Zagrosek. Sira- 66 Scherzo LOS ANGELES Filirmónica de Los Angeles 1,3 d* mano: Daniel Barenboim. Midori. violln. Scriabin, Tchaíkow&ky, Denisov. 5: Daniel Barenboim. Schoenbcrg, Tchaikowsky. 30, 31: Daniel Barenboim Solistas. Wagner. Lo Walkiria (Acio III). ' 24, 25: Edward Downcs. [>irk Jóres, piano. Bax. Brillen, Shoslakovilch. Conciertos Lamaireu* 6 de marta: Mar cello ViotIÍ. Mojan. 13: iean-Claude fiernede. [vry Gillys, violln. Rousscl, Paganini. Saint.Saens, Ravel. 20: Roger Boutry. Coral E. Brasseur. Debussy, Orff. BARCELONA ( ¡ n i Tealro del Liceo FEDORA (Giordanol Julius Rudd. Manon. Domingo. Rinaldi. 6, 9, 12 de marzo. IL TROVATORE (Verdi) Julíus Rudel. Chiara. Mauro, Cossotio, Saccomam, Vinco. M, 21, 24, 27 át Orque*M Nadonal de Franda S de mano: Colín Davis. Solistas. Coro Radio Francia. Debussy. 29: Chrisloph Perick. MitsukoUchida. piano. Schuben. Mozarl. Brahms. SALZBURGO FesliviJ de Pascua 26 de mirto. 4 de abril: TOSCA (Puccini). Coro de la Opera de Viena. Filarmónica de Berlín. Herbcri von Ka rajan. 17. 2 de abril: Filarmónica de Berlín. Emil Tchakarov. Mozarl, Tchaikowsky. 29, I de abril: Filarmónica de Berlín. Coro de la Sociedad Amigos de la Música de Viena. Herbcrt von Karajan. Brahms, Réquiem Alemán. OPERA SIENA 3, 4, 5 de mino: Krzysiof Pendertcki. Penderecki, Shoslakovitch. 16. 17, II: Jiri Belholavek. Rudolf Firkusny, piano. Dvotak, Maninu. Suk. 2t, 27; Sergiu Celibidache. Elena Baschk^rova, piano. Prokoriei, Franck. Si bel ¡ib. 31,1 de abril: Coro Filarmónico. Cario Marta Gtulini. Auger, Fassbaendcr, Arai za, Schmidl. Bach. Mise en 4 de mano: Alexander Markov, violin. Paganini. II: SoliElasde Moscú. Yuri Bashmet, viola y director. 18: Wladimir Spivakov. Borií Bekhtcrev. Beethoven, 25: Coro de Cámara de Colonia. Collegium Cartusianum. Peicr Neuman. Bach. Pasión según San Juan. VENEC1A L» Ftitkc NUEVA YORK Filarmónica de Nueva York 2, 3,4. 5,1 de mano; Klaus Tennsledi. Moiarl, Beeihoven. ie.ll,12:KlausTenn»edt. Radu Lupu. piano. Beeihoven. 17.1», l9:KlausTennsiedi. Pinchas Zukerman. vioUn. viola. Bach, Bariok, Dvorak. 24, 23. 26: Junes Con Ion. Mahler. PARÍS Orquesta de Piris 9 de mano: Philharmonia Orcheslra. Giuseppe Sinopoli. Bmckner. 13: Orquesta del Tealro La Fenice. Guslav Kuhn. Juslus Franlz, piano. Betihoven. VIENA OrquesU de I t ORF 6 de marzo: Coro de la ORF. Udo Zimmermann. Schedrin. Zimmctmann, Luloslawski, Hcn¿e. 10: Coro ORF. Erwín Ottner. F. Martin. 14: Coro ORF. Mílliades Caridis. Solistas. Haydn, Berg, von Eintm. NUEVA YORK Mrtronollian Opera MADRID Talro Lirko Nación»l Li Zarzuela LULU (Berg) Anuro Tamayo. José Carlos Plaza. Gerardo Vera. Wise. Lipovsek, Eder. George, Reich, Hopferwiser, Burgstahler. Schwanbeck, Guitslein, Winkler. Frazen, Bóhm, Palzer, Witscher. 19,22,25, I*. 31 de nano. BRUSELAS La Monnaie IL BARBIERE DI SIVlGLIA (Rossini) Alberto Zedda. Rigacci. Marlin. Dran, Gavanelli, Ma/zola, Brun. 1, 3, 5, 8 de mano. L1NZ DER PROZESS (Einem) Mayrhofer, Stbgmúller. Ohland. 20 de nano. MUNICH . Academia Musical PARS1FAL (Wagner). Sanallisch. Kollo, Brendel, Molí. Nócker. 17, 31 de mano. LONDRES Roya] Opera House Covenl Carden fcUGENE ONEGIN (Tchaikowsky). Maik Ermler. Freni, Rigby, Knighl, Bren de I, Ghiaurov. 5 de mirzo (primera). TOSCA (Puccini}. lames Loe khan Zeffirelli. Earie. Giacomini. Bumbry 14 de mano (primera). EngHsh rN ilion al Opera BILLY BUDD (Brillen). David Atheoon. Alien, Lan gridge. van Alian, Byles. 1. 4,1,17,23, 25. 29 de mano. MILÁN Teatro alia Stlla DER FLIEGENDt HOLLAENDER (Wagner). Riccardo Muti/Waller Wt llet. Morris, Muff. Lloyd, Gessendorf. Goldberg, Laghezza. 22, IS. 27, » de mano. KHOVANSHCHINA (Mussorgsky). Conlon. Knighlon. Tocíyska, Ochman. Gulyas, Noble, Talvela.Haugland.1,4,9,12,17, 21, 26 de mano. TURANDO! (Puccini). Santi. Napier, Mitchell, Mauro. Plishka. 1, 5, 10 de nano. ARIADNE AUF NAXOS (Slrauss). Levine. Hoss, Batlie, Troyanos. King, Nenlwig. y, S, 12 de muño. SIEGFR1ED (Wagner). Levine. Behrens, Bradley, Gjevang. Hofmann. Hiesiermann. Solin. Wlaschicha, Macurdy. 5 de marzo. COSÍ FAN TUTTE (Mozarl). Levine. Te Kanawa, Quirtmeyer, Hong, Rendall, Magegard, Montarsolo. 7, II. 15, 18, 22, 26. 31 de nano. DIE WALKURE (Wagner). Levine. Behrens, Rysanek. Meier. Hofmann. Adam. Haugland. 14. 19. 23 de mano. LES CONTES D'HOFFMANN (Offenbach). Dutoii. Bradley. Alexander, Dupuy. Ciesinski, Domingo, Eslcs. 16, IV, 24, I» de mano. LULU (Berg). Levine. Malfitano, Troyanos, Hamilton, McCauley, Mazura, Carlson, Foldi. 25, 29 de marzo. WERTHER (Massenei). Fournei. Von Stade, Upshav. Kraus, Snlwell, Malas. 30 de mano. PITTSBURGH Piltsburgh Opera DON GIOVANNI (Mozarl). Theo Alcántara. Tilo Capobianco. Milncs, Andrade, Ginsberg, Hinchman. Parcher. 19, 22, 25 Ót mano. VENECIA 1 QUATTRO RUSTEGHI (Wolf-Ferrari). Evelino Pido. De Bosio. Mariotti, Condó. Pizio, Boscolo. Pe[roni. Vinco. Befielli. 4, 6. S. 10. 12 de mano. SALOME (Slrauss). Guslav Kuhn. Pizzi. Holdorl, Gluaser, Anderwin, Conwell, Price. 27.29.31 de mano. VIENA MUNICH Barerische Sttalsoptr DIE SCHWE1GSAME FRAU (Slrauss). Sawallisch. Molí. Araiza. Rauch, Roolering, Kuhn. Cetny. 19, 22. 25, 29, 31 de marzo. Slaalwner DIEZAUBERFLOTE(Mo ^ a r l ) . Nikolaus Harnoncouri. Salminen. Rrey, Zcdnik. Hadley, Schuman. Melbye, Smytka. Serra. 19. II, 28, 3» de a a n . Hans Knappertsbusch 1888-1988 omo dicen los alemanes, el 12 de marzo de 1988 Quizá lo que más sorprenda hoy es comprobar la plena viHans Knappertsbusch (Kna, en el siglo), hubiera gencia de las palabras que le dedicara Wieland Wagner en cumplido cien años. Munich, la ciudad donde vi- 1958, al convertirse Kna en un septuagenario: «Su nombre vió y a la que estuvo ligado durante más de cua- despierta cariño y respeto, sentimientos de veneración inspirenta años de actividad, va a recordarle con una rados, antes que por su avanzada edad, por su personalidad. representación de Los maestros canfores —«honrad a vues- Esta es inaclual en el mejor sentido de la palabra: aristrocrátros maestros alemanes»—, que dirigirá el actual director de tica, idealista, al mismo tiempo arrogante y humilde. Su vila Opera del Estado, Wolfgang Sawallisch. SCHERZO va da es servicio a la música, dedicación a los grandes maestros a acudir a ese acto. Pero antes ya hemos querido sumarnos del pasado. Su secreto es la fe absoluta e incondicional en a la conmemoración con un dosier, que debe contribuir a la la obra que interpreta: transmite esta fe mágicamente a sus actual y progresiva recuperación de la verdadera figura del músicos y al público en igual medida, creando así una comítico «guardián del Grial» en Bayreuth. Como en el caso munidad de creyentes». Efectivamente, las páginas que side Furtwángler, aunque sin la complejidad de éste, la fasci- guen rezuman muchas veces un afecto vivo y real a Kna. No nación que en vida ejerció Kna ha superado la barrera de la cabe más bello premio para una vida guiada siempre por la muerte y del olvido, así como la de la evolución de los gus- fidelidad a las propias convicciones. tos y de la propaganda que contribuye a formarlos. C Scrwrzo 67 í ~^: DOSIER Knappertsbusch ola dirección de orquesta como acto os testimonios, recuerdos y anécdotas que SCHERZO recoge hoy sobre Kna proporcionan la imagen verídica de un hombre a la vez adusto y cálido, mordaz y vulnerable, distante e intimo, inflexible y respetuoso, siempre de una honradez profesional a prueba de los peores desaires y, finalmente, amado y venerado por muchos de quienes le conocieron. Como en Kna no se dio la condición pareja de instrumentista o compositor, ni la de industrial de la música o comerciante de su propia figura, sino sola y exclusivamente la de director en las salas de conciertos y en los teatros de ópera, hay que deducir que aquella imagen era también la del director real, quien dijera una ve¿ a un joven estudiante: «Dirigir es mantener la tensión entre dos extremos». L Autoridad natural ien, el código de comunicación que Kna llegó a desarroB llar fue necesariamente personal y daba como resultado ejecuciones subjetivas, que comenzaban por el sonido: las no- tas, claro, son las mismas, pero si las leían Furtwangler, Klempercr, Krauss, Kleiber o justamente Knappertsbusch (por citar sólo unos cuantos nombres coetáneos señeros), la dirección, la entonación, la respiración, en suma, el sonido resultante llegaba a ser distinto en cada caso. La técnica de Kna era él mismo. Su sola presencia significaba mando, imperio; de todos los testimonios resulta el principio de autoridad natural, que infundía seguridad y era acatado sin reservas. Pero Kna no abusaba, no era —por decirlo con una palabra de modaprepotente. Comenzaba ya teniendo siempre en el atril la partitura, aunque él sí se la supiera realmente de memoria y la Alemán de pura cepa, un germano de Wuppertal sin inhi- dominara; pasaba cuidadosamente las hojas con el pulgar y el índice de la mano izquierda que biciones o problemas neuróticos al humedecía de vez en cuando llevánsubir al podio, altísimo, de largos *'•"% doselos antes a los labios. Esto conbrazos y grandes manos, con el ros*%r^'.. ', . tenía implícito un geslo de humiltro tallado a golpes de cincel, y tan dad: él y los instrumentistas estaban rubio en una tierra donde abunda la gente blonda que antes de ser el allí para leer la partitura, para serKna fue conocido como Hans el ruvir al compositor y hacer sonar su bio, este hombre nació para ser dimúsica, para nada más. Luego la rector de orquesta cuando las cirmano derecha, que empuñaba una cunstancias históricas favorecían la batuta de considerables dimensioaparición de los mariscales de la nes, aunque liviana, marcaba y conf música. La orquesta postromántica ducía con flexible juego de muñeca; aún eslaba ampliándose y consolila mano izquierda acentuaba, desdándose; la onda expansiva del gran tacaba la voz dominante, moldearepertorio centroeuropeo se hallaba ba y, llegado el caso, también aún lejos de alcanzar sus bordes exagradecía o amonestaba; los ojos, teriores; la concurrencia de tradipor último, pasaban de la partitura ción ~en este caso el profesor a los músicos para prevenirlos, esoficial, Fritz Steinbach— y modertimularlos y leer con ellos. nidad wagneriana —el profesor esVisto desde la sala sorprendía que piritual, Hans Richter— hacía ' la parquedad de su gesto consiguiesentirse en posesión de una fuerza ra resultados tan rotundos: Erich maravillosa que exigia. para maniKleiber dijo en una ocasión que Kna festarse en toda su pujanza, la afirHans Richler mación al máximo de la propia personalidad: el resultado fue, era el único director capaz de hacer naturalmente, el desarrollo de un código de comunicación pasar a una centuria sinfónica del pianísimo al fortísimo con —lo que llamamos técnica— subjetivo, personal, único e in- un leve movimiento del gemelo del puño izquierdo de su catransferible... misa, y un critico —cuyo nombre no he podido comprobar ahora— aseguraba que Kna tenía espina dorsal en el lugar {Antes de seguir, valga esta breve digresión: salvo excep- donde otros directores tenían spaghetti. Observando desde ciones, hoy la técnica de dirección de orquesta es homogé- el estrado o mejor desde el foso de Bayreuth —como relata nea, más disciplinar; suenan en el mundo unos cuantos Antonio Fernández-Cid y como yo mismo pude hacerlo en nombres de maestros comunes para la profesión, y en efecto 1962— el juego de la presencia y los tres medios de comunide muchos directores, por su técnica, sabemos con quiénes cación dichos (mano derecha, mano izquierda, ojos) fascihan estudiado directa o indirectamente; esa técnica aprendi- naba por la adecuación de la potencia y el acto, pero casi da consigue ejecuciones objetivas, intercambiables, válidas aún más por su educación: quiero decir, que lo anguloso de para su consumo universal; por último, la dirección de or- la figura, del rostro, perdia las aristas para hacerse movimienquesta no es el acto, sino su preparación). to curvo, y que el imperium se producía dulce y relajado. Qui68 Scherzo zá lo más característico era cómo la mano izquierda, abierta con el cuenco presentado a la orquesta, paraba, templaba y reducía mientras ¡a derecha mandaba. Ningún abuso, ninguna acritud, ninguna crispación, ninguna violencia. Y, sin embargo, allí abajo podía haber también momentos de gran espectáculo sin otro público que la orquesta o algún testigo subrepticio. Uno de estos momentos era el interludio del primer acto de música de la transformación; hasta el Grial se llega sólo por caminos espirituales, como dice Gurnemanz «el tiempo se hace aquí espacio» y Kna desplegaba sus larguísimos brazos —hasta aquí casi siempre próximos al cuerpo— y literalmente echaba a volar. Otro momento era la marcha fúnebre de El ocaso de los dioses; ahora resonaba el tiempo, la tierra, y todo el corpachón de Kna marcaba el ritmo del trágico destino —su glosa musical— del último welsungo. Autoridad natural, fidelidad a la tradición, técnica subjetiva, servicio a la música (al hecho de hacerla), antidívismo, explican el escaso interés de Kna por los ensayos. Con las orquestas con que solía actuar, el concierto consistía en una reunión para hacer música. Kna conocía muy bien su repertorio. Tenía de cada obra un concepto muy claro (con matices o variantes según fuera la circunstancia), sabía construir el edificio sonoro desde los cimientos hasta el tejado, y no precisaba de explicaciones previas. El era el encargado de «mantener la tensión entre dos extremos», y para conseguirlo no le servían interrupciones destinadas a pulir detalles: la obligación de los músicos es tocar bien su instrumento dentro de su escuela o tradición, que era también la de Kna. «Señores, ustedes conocen la obra, yo conozco la sala», dijo en una gira a la Filarmónica de Berlín. Además, lo que había Kna en el ensayo: forte... y piano. de arriesgado en hacer música a la primera responsabilizaba más a la orquesta, estimulada por la confianza puesta en ella por el maestro. Así, los restillados no eran jamás exactamente los mismos; el acto de hacer música dependía mucho del ánimo del director, de su voluntad haciéndose ahora presente, y los bufidos, taconazos y comentarios sotio voce (o incluso harto audibles) de éste ya le decían a la orquesta cómo iban las cosas y acentuaban el carácter del concierto —o de la representación de ópera— como reunión de músicos, en la que el público cumplía la función acústica de ocupar la sala: Kna comparecía, hacía una leve inclinación, interrumpía los aplausos dando la entrada, daba ai final las gracias a la orquesta o soltaba el último sarcasmo, saludaba una vez, y adiós, muy buenas. No será preciso extenderse en cómo agradaba todo esto a los músicos, y más en tiempos de necesario pluriempleo. La imagen resultante de soberano-servidor de la música (hoy inexistente), concretada en Bayreuth en aquello de: «¿Recibir aquí un salario? Aún tendría que pagar de mi bolsillo...», iba del brazo también con la de músico-ciudadano. Kna viajó en algunos momentos de su vida y, naturalmente, daba conciertos o representaciones aquí o allá como director invitado; pero no salió de Europa, a Inglaterra fue sólo una vez, y si en Bayreulh hacía ejercicios espirituales, vivió en Munich como director general de música. Sin hacer declaraciones —la protesta colectiva contra Thomas Mann fue la excepción—, sin anunciar nada, sin acariciar a los niños por la calle ni marear al personal apareciendo hasta en la sopa, el Kna se hizo carne con Munich, fue su director por antonomasia, un regalo del Rin para los bavaros, y por eso Munich le recuerda, le añora y renueva las flores sobre su tumba en el cementerio de Bogenhausen. FOTOS: RUDOLF BF.TZ Scherzo 69 DOSIER Celebrante wagneriano a fama universal de fina es la de intérprete de Wagner L (hoy está volviendo a imponerse también la de apóstol de Bruckner). Ni el tópico peyorativo de «guardián del Grial» ni los ríos de tinta sobre el Wagner moderno han podido impedir, desde 1976 al présenle, la imparable recuperación de la importancia de Kna como último gran celebrante wagneriano. Ni siquiera Furtwángler puede ser considerado como él un eslabón en la cadena de la dirección wagneriana germina, pues el director de la Filarmónica de Berlín fue en esle terreno un converso. Por el contrario, Kna se hizo director desde la fe absoluta en la obra, la estética y los procedimientos directorales de Wagner. Se consideraba a si mismo heredero de los discípulos de Wagner, Hans von Biilow, Hans Richter, Félix Motil, Karl Muck; ponía toda su capacidad al servicio de «lo más grande»; conseguía que la microestructura del relato dramático wagneriano, el leitmotiv, fuera formando la macroestructura de las grandes escenas en arco con toda su carga de inestabilidad temporal dentro de un fluido constante; la acentuación, su soberbia habilidad para el ru- bato, la enorme acumulación de tensión obtenida le permitían matices de caracterización o figuración (el bamboleo de los marineros de embarcaciones a vela, el vigor de un dios al clavar su espada en el tronco de un duro fresno, la victoria del amor sobre la reserva del juez, el gozo del fuego devorando el Walfhall, por ejemplo) que reforzaban la situación, la acción o la palabra; llenaba de vida los largos monólogos; sacrificaba oropeles y estruendos —«Sigan a la señora Grümmer, si la oyen es que ustedes lo están haciendo bien» —para que la voz humana fuera protagonista cuando tenía que serlo... El Wagner de Kna es —y digo es porque está vivo en sus discos— una verdad incontrovertible, la más radical profesión de fe de este soberano-servidor, y para mi gusto el documento que más y mejor hace justicia a la poderosa intención, a la descomunal voluntad y al casi increíble genio dramático del creador del drama musical. En particular, le quedaban c1 I todo afines Los maestros cantores, El ocaso de los dioses •• Parsifal, las tres obras dramáticas más monumentales; Tristón fue —es— de Furtwángler, porque Trislán no pertenece sólo a la dramaturgia, sino a la metafísica, y Kna era, con todo, un ser de este mundo. En octubre de 1975 publiqué en RITMO mi primer trabajo sobre Kna con otra extensión, otra intención y otra temperatura; se trataba entonces de recuperar entre nosotros su recuerdo y contribuir a la corriente de opinión que, sobre todo en Inglaterra, comenzaba a exigir la publicación de su Anillo. Aún estaba vivo John Culshaw, el principal responsable de esta carencia (véase el número 20 de SCHERZO, diciembre de 1987, La carrera wagneriana de Solti). Hoy la situación es por fortuna muy distinta. Pero DECCA se ha mostrado recalcitrante, en 1988, en su decisión no ya de no editar el mítico registro del Ocaso del Festival de Bayreuth de 1951; tampoco ha lanzado un álbum conmemorativo con siete u ocho discos de oro de ley —los valses, los dos poemas de Strauss, el «Emperador», el disco Brahms, la Tercera Sinfonía de Bruckner, oberturas y fragmentos de Wagner...—, sin duda porque sus actuales cabezas rectoras creen que Kna no vende. Por ello hay que seguir animando a los editores privados y esperar la publicación de la Quinta Sinfonía de Beethoven y del Don Quijote, de Strauss, cuya existencia se rumorea entre los iniciados. Y por e!lo creo oportuno cerrar esta breve semblanza con las mismas palabras finales de octubre de 1975: «La dirección de orquesta es un arte efímero. Preguntarnos hoy por lo que queda de Hans Knappertsbuch a los diez años de su muerte es preguntar por cenizas o, a lo sumo, pavesas, como en el caso de cualquier otro maestro del pasado. De aquí la importancia cultural del disco, que aun pálidamente preserva algo de ese arte, y la responsabilidad que adquieren las compañías gramofónicas cuando contratan a un gran director (...). Ahora que ya no hay un nuevo Hans el rubio que pueda decir al término de una representación: «Hoy Kna se hubiese sentido contento de mí», no podemos perder una sola oportunidad de conservar en lo posible ejemplos del arte de un hombre que quiso ser heredero de una tradición que ha perdurado viVa a lo largo de cuatro generaciones, pero no su último epígono». Ángel-Fernando Mayo (De la Sociedad Hans Kna en Bayreuth con Eugen Oetler. el viejo jefe de máquinas del Fesispiethaus, 70 Scherzo Knappertsbusch Munich) ULTIMAS EDICIONES MOZAHT: Dlv«rtlm«nti) K 131. Clftelón K 99 Academy of St Martm-in-the-Fields. Sir PJeville Marriner CO 4209242 . LP 4209241 Digital RESPIGHI: Arlat y d i n z u intlguw, tu He 3 Lot Pajaro». La Snjllqut 1 anta!que Academy ot St Martin-m-the-F¡eld5 Sir Neville Marriner CD 4204852 • LP 4204851 Digital DECCP BACH: La Pasl6n ssgün San Malso Te Kanawa, Van Otter, Rolfe Johnson. Krause, Blochwiiz. Bar Coro y Orquesta Sinfónica de Chicago. Sir Georg Solti 3 CD 4211772 . 3 LP 4211771 • 3 MC 4211774 Digital BACH: las 3 Sonatas para viola da g t m b i y d i v a HAEHDEL: Sonata en Sol menor Lynn Harrell. Igor Kipnis CO 4176462 • LP 4176461 Digital ft. STHAUSS: MetamarfMl». Sonatina No. I para viento Orquesta Filarmónica de Viena. André Prevín CD 4201602 • LP 4201601 Digital •\?SftlON~ ifKriib-v l l « « . Kl-HJfHI- S I R UROHC; SOT.Tl 1 TELEMAHN: Concierto. Dúo y 2 Trios para flauta da pico, vlolln y víala. HEBEHLE. CnnclertD para flauta do pica Mi chala Petri. Pinchas Zukerman (violm y viola) St. Paul Chamber Orchestra. Pmcfias Zjkerman CD 4202432 . LP 4202431 • MC 4202434 Digital VILLA-LOBOS: Obras para guitarra: 5 Preludios, Sulte Popular Brasilina, etc. Pepe Romero CD «02452 . LP 4202451 • MC 4202454 Digital 8RUCKHER: Sintonía No. 7 Orquesta Sinfónica de Chicago. Sir Georg Solti CD 41763)2 • LP 4176311 Digital MAHLER: Sintonía No. 10 ¡completa) SCHOENBERG: Noche Transfigurada Orq. Sinfónica de la Radio de Berlín. Riccardo Chailly 2 CD 4211822 • 2 LP 4211821 • 2 MC 4211824 Digital WAGHER: Panllal Hofmann, W. Meier, Sotin, Estes, Madura, Salminen Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth. James Levine 4 CD 4168422 • 5 LP 4168421 Digital "MÚSICA BARROCA PARA FLAUTA DE PICO" dt BACH. B01SMORT1ER. LOCKE. PURCELL, SCHEIOT. SWÍELINCK Amsterdam Loeki Stardust Quartel CD 4211302 • LP 4211301 Digital PHILIPS Siplhf %&t*6» BACH: Cmclartm para piano BWV 105?. 1056 y 1056 Jean-Louis Steuerman Orquesta de Cámara de Euiopa. James Judd CD 4202002 - LP 4202001 Digital DVORAK: Guaríalo No. 12 "Amarlcano" SMETANA: Guaríala Hn. t Da mi Vida" Cuarteto Guarnen CD 4208032 • LP 4208031 Digital HAEHDEL: los 6 Concertl gruisi »p. 3 Academy of St. Martin-m-the-Fielrjs. Sir Neville Marrinei CD 4114822 Digital •CONCIERTOS BARROCOS ITALIANOS PARA OBOE" Da A. MARCELLO |"AnAnimo Veneciana']. CIMA ROSA. ALBINONI. LOTTI, SAMMARTIHI Hein? Halliger I Musici CD 4201892 • LP 4201891 • MC 4201894 Digital "PIEZAS f AMOSAS DEL SIGLO XX" VILLA-LOBOS. FALLA. WALTON. SATIE. DELIUS. RACHMAHIHOV, CAKTEL0U6E. BARBER. BRITTEN Karita Mattlla, soprano. Academy of St. Martinin-the-Fields. Sir Neville Marrmer CD 4201S52 • LP 4201551 • MC 4201554 Digital J DOSIER En el centenario de Knappertsbusch Recuerdos de Munich y Bayreuíh ans Knappertsbusch —¡qué amante de la música no siente latir su corazón al recordar este nombre sonoro y luminoso! — . Con los ojos del alma vemos a Kna, co mo siempre fue cariñosamente llamado, aún en su figura corporal: caminando erguido, de irradiación en verdad majestuosa, casi inalcanzable y rodeado de un aura de autoridad absoluta. Cuando aparecía ante la orquesta para un concierto, era como si un mariscal apareciera ante su Estado Mayor. Sin embargo, cuando daba la entrada para el comienzo de una sinfonía de Brahms, o de una de Bruckner, cada miembro de la orquesta sentía —y esto era sentido también por Knappertsbusch— como un órgano configurador del logro del conjunto. No sólo el concertino, sino también el hombre más modesto que toca el triángulo, era preso de la fascinación de Knappertsbusch. Esto era no en último lugar el efecto psicológico de la personalidad de este director, que en la unión de autoridad y colegialidad provocaba del todo intuitivamente, con un mínimo de actuación directorial, un máximo de resultado artístico. Esta feliz síntesis, sazonada con el hacer su absoluta santa voluntad de Knappertsbusch, daba a sus ejecuciones el brillo inalcanzable y la impronta única que había que entender bajo el incomparable concepto de Concierto Knappertsbusch. H Lo mismo era predicable para sus funciones, en la ópera, de los grandes dramas musicales de Richard Wagner, al que, según sus propias palabras, debía «lo más grande y mayor». Con absoluta superioridad acercaba al mismo tiempo a cantantes y coros, a poderosos bajos, a tenores heroicos y sopranos dramáticas —como partes— no sólo a la orquesta, sino que sabía cómo coordinar entre sí magistralmente la respectiva dominancia expresiva de cada participante. Así, cada una de estas representaciones dirigidas por él llegaba a ser una auténtica función de gala. Recordemos hoy los primeros años después de la última guerra mundial, cuando el director, poco estimado políticamente desde 1936 por los déspotas en el poder del Reich alemán de aquel tiempo, apareció de nuevo triunfalmente en su amada patria de elección, Munich. En aquel entonces la Opera del Estado de Baviera fijó una representación de La Waíkyria el 11 de abril de 1948 en el Teatro del Príncipe Regente, única gran sala de ópera que permaneció utilizable durante más de quince años en Munich, a cuyo efecto fue designado director de la misma el retornado Knappertsbusch. Ya minutos antes de su aparición, al declinar la tarde de este día, se vivía en el teatro, lleno a reventar, una chisporroteante expectación en la espera, en Placa de ¡a calle dedicada a Kna en Bayreuíh. en las inmediaciones del Festspielhaus. 11 Scherzo Hans el rubio verdad indescriptible. Apenas apareció Knappertsbusch en el foso, recibido por un redoble de timbal y una fanfarria de trompetas, el público rompió en un júbilo frenético, superior a todo lo concebible, que ha permanecido inolvidable para todo aquél que, como yo, fue testigo. En io sucesivo, tal acogida jubilosa se convirtió para Knappertsbusch en regla —fuera cuando dirigía en la Opera los dramas musicales de Wagner, o si eran confiadas a su dirección Saloméo Elektra, fuera también cuando daba conciertos con la Filarmónica. Lejos del público ero Knappertsbusch, el director tan celebrado y amado en igual medida tanto por las orquestas como por el público, buscaba —tanto más al hacerse más viejo— casi siempre escapar al aplauso del público. Así, era una verdadera suerte que, después de un ciclo del Anillo dirigido por él, al final de El ocaso de los dio- P ses se mostrara una única vez delante del telón, casi siempre ya con el abrigo puesto y el sombrero en la mano. Este deseo de retraerse del público lo halló al fin plenamente satisfecho en Bayreuth desde 1951. En el abismo místico del Festspielhaus, como soberano-servidor, libre de cualesquiera formalidades y sustraído a las miradas del público, pudo dedicar por entero su fuerza creadora a !a obra representada. ¡Quien tenía la suerte de observarlo allí no hallaba un final para su asombro! Con una fuerza elemental y mágica pilotaba desde su atril orquesta y escena para llegar a representaciones espléndidas, como sólo él podía llevarlas a cabo. En Bayreuth dirigió Parsi/al cincuenta y cinco veces, seis ciclos completos de El Anillo del Nibelungo, trece representaciones de Los maestros cantores y tres de*£7 Holandés errante. De algunas de estas funciones desarrolladas en Bayreuth bajo su dirección existen magníficas tomas discográficas en vivo, en las que hoy, escuchando retrospectivamente, también podemos sentir un destello de aquellas interpretaciones únicas de estas obras. Hay numerosos ensayos en los que se habla del Anillo del Nibelungo, de Wagner, a cuyo efecto la obra gigantesca, tratada más o menos filosófica o intelectualmente, analizada desde mil punios de vista, es sometida a intentos de explicación y aclaración. A todas estas audaces empresas, también a aquellas con las que se trata de acercar el conjunto del Anillo a la juventud actual con supuestos atractivos políticos y tan conforme a los tiempos, se opone el hecho de la interpretación musical de la Tetralogía por Hans Knappertsbusch. Quien se tome la molestia de dejar que ésta produzca en él efecto, escuchándola con entendimiento sensible, habrá aprendido musicalmente más y en verdad habrá descubierto también más que lo que permiten tantas otras interpretaciones. Así, en el centenario del nacimiento de este director genial, el 12 de marzo de 1988 le honraremos con gratitud y veneración, y al recordar su inalcanzable realización en Bayreuth del Parsifat, tan amado por él, haremos nuestras tas palabras pronunciadas antaño por Hans von Wolzogen al final de la obra, y que son tan particularmente aplicables a Knappertsbusch: «¡Una vez que cayó el telón, Franz Braun Presidente de la Sociedad el último sentimiento Htini Knoppertsbusch-Mumch fue gratitud y loor!» (Traducción: A.F.M.I t'¿cuela de cTk)ma ^m SOTO MESA 13 años de experiencia nos avalan • predi» interesantes - m wnha s<- hoy wismo llainaw.. 24785 83 / 248 29 27 Scher/.o 73 DOSIER Un hombrecillo largo muerto Hans Jürgen Kallmann (1908), pintor alemán, natural de la hoy polaca Posnania, conocido sobre todo como retratista (Theodor Heuss, Konrad Adenauer, Ernst Bloch, Otto Hahn, Marc Chagall, Romano Guardini, Juan XXII I, etc.), publicó en 1980 un libro de memorias titulado Der verwundbare Slier (El toro vulnerable). En él recuerda su tardía, pero estrecha, amistad muniquesa con Hans Knappertsbusch, y relata su experiencia de la muerte de éste. He aquí lo que dice Kalimann, en traducción deliberadamente respetuosa con su estilo expresivo. S e dice tan sin pensar, cada persona es sustituíble, no hay nada máf> tonto. Esas, tas que yo pienso, dejan detrás vacíos y huecos, no he vuelto a hallar llenado ninguno, la despedida de la vida sería más fácil si uno pudiera imaginarse volver a encontrarlas reunidas. Qué poderosa energía de fortaleza y debilidad ha poblado la Tierra, un mosaico de almas y cuerpos aún tierno y apretado en el recuerdo. Qué favor de la vida haber encontrado tanto, haber sido receptor y emisor —el duelo es insuficiente, pero los brazos lo abarcan todo—. A los diez años de la muerte de una persona comienza a evidenciarse lo que fue participante en la vida, lo que ha roto el muro del gran silencio. Si se ha visto una vez al recién fallecido en su lecho de muerte, se comprende cuan poca corporeidad se precisa para albergar un espíritu grande, qué lastimoso es lo que, materialmente tangible, queda allí para convertirse en polvo y cenizas. He observado que un hombre en el decurso del envejecer se hace de repente distinto, esto indica un proceso que puede ser la consecuencia de un padecimiento y debería llegar a ser advertido de uno. Esie tiempo —puede ser más largo o más corto— pasa, y entonces el hombre es de repente muy parecido..., hasta su muerte. Y luego vuelve a suceder oirá vez lo mismo, sólo que a intervalos muy cortos: dos horas o también tres, extraño y enteramente otro, después se opera la vuelta al conocido de nosotros, pero la extrañeza y la nueva magnitud no se pierde ya del todo. He vivido las fases de la muerte de mi tan querido y venerado amigo Hans Knupperslsbusch. Cuando vi al muerto, no quise creer que esto era lo que quedaba de Kna: una carta pequeña con una nariz afilada, no la nueva ascética adquirida que, causada por sus terribles sufrimientos, podía esperarse. No, nada, un hombrecillo largo muerto, no olra cosa. Y qué hombre era. De vitalidad que le reventada rubicundez, que le llegaba a la redonda punta de la nariz y le sombreaba tamo las mejillas, que se pensaba que estuvieran pintadas. Ojos azul acero, que estaban delimitados hacia arriba a canto y podían dar una expresión también algo acechante. La frente, no alia, pero inteligente, con el rubio rizo, al que Kna había acostumbrado de tal manera que le colgaba oscilante sobre ella. La magnífica y proporcionada boca, que hacia ambos lados se perdia estrechándose en las mejillas, pero que en el centro se redondeaba llena y jugosa. Los altos pómulos ensanchaban las sienes, las mandíbulas se correspondían con ellos, y iodo daba junto una cabeza bien acentuada. 74 Scherzo Las manos de Kna Y o me sentaba a menudo entre los músicos de una orquesia famosa, la Filarmónica de Munich, y participaba en los ensayos como invitado mudo. En la vieja sede de ensayos del Teatro Nacional de Munich veía yo a Knappertsbusch desde la perspectiva de los músicos, para estudiar sus movimientos, sus expresiones. Dibujaba sin descanso sus grandes manos, que parecían más delgadas de lo que eran, y estaba fascinado por cómo daban las entradas. Es decir, no eran en absoluto las manos las que así mantenían mi interés, era su movimiento de danza, cuando interpretaban música. El profesional sabe que su gesto responde a normas determinadas, pero para el profano ese gesto conjura música visible. En casa, en reposo, las manos eran sólo grandes, rojas, delgadas. Análogamente, yo presenciaba la transformación de su rostro. En descanso, en el trato civil, Kna era lo que se llama una cabeza de carácter. En la intuición en que le ponía la música se tensaba todo, sus altos pómulos se apretaban hacia arriba, la frente aparecía entonces más pequeña, la ancha boca se adelantaba como si hiciese mimos a cada nota, las grandes orejas eran como antenas receptoras y acercaban ambas mitades del rostro la una a la otra —era maravilloso cómo Dios mudaba en visión una cara, Diosera aquí la Música...— Cuando Kna vio el cuadro y lo comparó con los estudios para él y naturalmente echó de ver cómo el oír iba deslizándose en sus rasgos, dijo que podía indicarme exactamente el pasaje, en ¡a partirura de El ocaso de tos dioses, para el que él estaba dando la entrada en el cuadro. Ambos vivimos dos años largos en gran proximidad humana. Como todos los jueves a mediodía Kna tenía a su disposición una mesa en un reservado de una vieja cervecería-restaurante de Munich, en Bógner ¡m Tal, pero a la que cada vez invitaba personalmente y con toda solemnidad, pude estar allí siempre con mi mujer, aunque él amaba la variación y por eso no invitaba siempre a las mismas personas. Allí concurrían Ernst Buchner y el dermatólogo Marchionini, que en aquel entonces era justamente el rector, el famoso cirujano y discípulo de Sauerbruch, Frey, el abogado Winiersicin, que poseía una famosa colección gráfica del Romanticismo y cuya mujer era hermana del banquero von Finck, el Dr. Thomas, propietario de la cervecería Pau/aner, Spelman, el representante de Life, y muchos otros. También pertenecía a ellos el secretario de Estado del Ministerio de Hacienda, Lippert —bastante a menudo venían con sus mujeres, así que el circulo podía ser amplio—. Interesaba todo lo que era actual, corrían las ocurrencias, y una buena comida bávara hacía enmudecer un rato todas las conversaciones. Este almuerzo duraba unas dos hoias y cada uno disfru- constantemente en su mira. Fui para él algo asi como un taba ora con éste, ora con el otro. Yo tenia que sentarme médium que, cara a cara, le estimulaba desde el mundo. siempre al lado de Kna, igual que en nuestras reuniones Para mí todo esto fue una gran experiencia. Empezó con privadas, que a iniciativa suya tenían lugar en el Cuatro el tercer movimiento, el más difícil, y construyó con inauEstaciones o en La Luminaria. Allí su grave y bronca voz dita precisión esta complicada partitura —es inolvidable podía retumbar de cuando en cuando en todo el local, allí con qué delicadeza dominaba, empezándolas de muy leKna podía quitarse de encima con irritación y seguramente jos, las enormes gradaciones—. Kna absorbía entonces también sin lacio a admiradoras, llegadas a serlo con los todo mi tiempo, yo no sentía el paso de las horas y huaños, que desde la mesa de al lado adoraban a su ídolo. biese sido dichoso si aún hubieran sido más largas. Fue Su inclinación era más el beber que el comer, como por en la calle del Príncipe Regente, en la proximidad de la sus orígenes era de Wuppertal apreciaba mucho la cerve- Casa del Arte, cuando me crucé con él por primera vez, za de Dortmund, pero en Munich la tomaba sólo en La un gigantesco sombrero calabrés en la cabeza, alto, anLuminaria. Después venía un tinto francés y una botella guloso, esbelto, con paso lento mas a la vez acelerado; de vino espumoso concluía, pasadas horas, su velada. Las me miró fijamente, yo le devolví la mirada, entonces ninmás de las veces éramos cinco: el matrimonio Knappert- guno sospechaba que llegaríamos a ser amigos. sbusch, mi mujer y yo y el señor Georg Wolf. Este era el propietario de las tiendas Rodensiock, un hombre muy devoto de Kna que siempre estaba con su coche a dispo- El fin sición de éste, no motorizado, un aficionado a la música y filántropo que, por desgracia, estaba entregado a las os meses de su agonía fueron terribles, se había caíapuestas y la pasión del juego, asi que perdió hasia la cado, se había roto el cuello del fémur, fue tratado mal, misa y se suicidó, pero sólo después de la muerte de Kna, y los gérmenes cancerosos que escondía su cuerpo se haque ya no tuvo necesidad de alcanzar a ver esto. bían tornado virulentos. Dos meses antes de su óbito lo Como Kna y yo nos sentábamos juntos lambién cuan- visité por última vez —una gigantesca camisa colgando do el corro era mayor, conversábamos mucho, yo obte- alrededor de su cuerpo, delgadez y color cadavérico, ésta nía mucho provecho de él, de su música. Seguramente me fue mi última impresión—. El acceso a su cadáver tuve creta más musical de lo que en realidad soy, y por ejem- que conseguirlo luchando junto con Georg Wolf. Su enplo me pidió que participara de la A a la Z en las lomas tierro en el viejo cementerio de Bogenhausen empezó con de la Octava Sinfonía de Bruckner, que una firma ingle- una tarjeta de inviíado que el Ayuntamiento de Munich sa hizo grabar en Munich; por deseo suyo tuve que sen- me envió la víspera, dicho exaciamente: sólo habían sido tarme en una determinada silla, asi que me tuvo distribuidas catorce invitaciones personales. Kna había dispuesto esto él mismo, la lista tenía aún su temblorosa letra, mi nombre estaba arriba del todo. La policía rodeó el cementerio, antes había sido difundido que Kna sería enterrado en el Waidfriedhof (Cementerio del bosque) —las masas peregrinaron allí—. Seguramente era el hombre más popular y querido de Munich, y nadie quería privarse de acompañarlo a la última morada. Hubo mucha irritación entre las gentes por haber sido guiadas en dirección falsa —el último camuflaje de Kna—. Por lo demás, éste estaba muy afligido porque no le habían dejado dirigir la primera representación en el reconstruido Teatro Nacional, La mujer sin sombra, sino que lo había hecho su sucesor. Tampoco la segunda, ni la tercera, para ésta se buscó a Karajan —Kna se quedó con las ganas—. No se sobrepuso a ello —después vino la gran soledad—. Cuántas cosas están ante los ojos del alma. La dulce luz de enero, carente de la claridad del sol, es una mina para el recuerdo, sí, así fue esto entonces. Aún siento la mano de Kna en la mía cuando volvíamos a vernos después de algunos días, el gesto significaba cuánto precisaba él de la proximidad del amigo, cuan susceptiblemente podía reaccionar a los acontecimientos del mundo exterior. Su manera de ser a veces fuerte debía ocultar sólo un callado retraimiento del mundo exterior. Cuan bello fue el momento en que, inducidos a ello por Georg Wolf, fuimos a una pequeña cervecería en el Mercado de Abasios, en la que alternaban bávaros genuinos, vecinos del mercado, mujeres que tenían allí un puesio. Cuando Kna entró en aquel espacio, silencio sepulcral, luego un repentino ponerse en pie de estas personas sencillas —Kna estaba hondamente emocionado y muy feliz—; el aplauso en la Opera no podía decirle más. L a. O O a. O c Hans Jürgen Kallmann «... Y qué hombre erg ¡Traducción de A.F.M.I Scherzo 75 DOSIER Un saludo de gratitud y amor De la oración fúnebre pronunciada por Hans Joachim Nósseh, presidente de la Junta Directiva de la Orquesta de la Opera del Estado de Baviera, octubre de 1965. l carácter del difunto traía su causa de la idea de fidelidad, de fidelidad a la tradición. El maestro no nos ha ofrecido ni una jota más, sino Wagner tal como lo recibió de Hans Richter, Bruckner de Arthur Nikisch y Brahms de Fritz Steinbach, y ello a pesar de todos los cambios del espíritu de los tiempos y de sus portavoces. No podía demostrarlo más bellamente sino entrando en el foso de Bayreuth únicamente por donde antes que él lo había hecho siempre Hans Richter. Este gesto debía anunciar ya por anticipado su culto a la fidelidad. Con esta fidelidad a las aún en verdad grandes concepciones recibidas un día, manifestaba que ias partituras no han de ser expuestas con objetividad fotográfica ni tampoco con la subjetividad de un estilo al fresco, sino que han de ser elevadas a cuadros sonoros absolutamente personales con la más amorosa entrega a cada detalle, a cada figura dramática, al colorido específico. Con esto está asegurado el espacio, absolutamente necesario a toda interpretación musical, para la improvisación congenial. Sólo este componente improvisador de la interpretación garantiza el llegar a ser del acontecimiento y, con ello, la impresión inolvidable de una composición. Sólo allí donde se reúnen la tradición de la concepción y la improvisación soberana alcanza su realización la fidelidad a la obra. Hans Knappertsbusch ha sido uno de los maestros de tal realización. De ello resultaba de suyo su clara relación con la orquesta. La orquesta no podía ser para él apáralo o instrumento en sentido burocráiico, ni tampoco un algo más que la suma de sus miembros, sino que, en su confianza total e inmediata en ella, estaba comprendida como una comunidad de celebrantes. Cada uno de nosotros era invitado a unirse a él como artista de su instrumento en un plano de igua! responsabilidad, a recibir el sorprendente impulso de la nérvea punta de su batuta y a sentirse llamado desde la soledad del genio de sus magníficos y elocuentes ojos a la dación de la sangre de las venas. Así nacía la prodigiosa reciprocidad de director y orquesta. El respiraba con nosotros, instrumentistas de viento, tocaba en el espíritu con nosotros, instrumentistas de cuerda, todos ios pasajes. Y una vez que la obra había nacido con toda la riqueza de los perfiles, acentos y colores musicales, se inclinaba ante nosotros en pleno reconocimiento de nuestra permanente buena voluntad y de lo mejor que podíamos darle. En esta su aristocrática nobleza hacia nosotros, los músicos de la orquesta, su nombre puede llegar a ser citado simultáneamente solo con un único nombre del pasado: con el de Arthur Nikisch. E Traducción: A. F. Mayo La tumba de Knu y su mujer Manon en Munich. 76 Scherzo harmonía mundi A ,D IBÉRICA J S BACH Johannes Passion Collegium Vocale. Geni Orquestre de La Chapelle Royale. París Huward Crook. Peter Lika Barbara Sonde*. Calherme Patnasz. Wilham Kendall. Peter Kooy Dir Philippe Herreweghe CD HMC 901264 65 LP HMC 1264 65 MC HMC 406fl 65 GLUK ECHO & NAftCISSE Sophii 3 Bou! n - Kort Streí Concena KOln Dir Rene Jacobs CD HMC 905201 02 LP HMC 5201 02 Mr HMC 405701 0? 8EETH0VEN/LI5ZT Symphonie n 4 9 Georges Pludei mache r & Alain Planes/pianos CD HMC 90119fl MCHMC 401198 r 1 i ÍÁICK i- - - -:••- - ^ ? E J B LULLY Penis Moléis Les Arts Flor issanls Dir Willtam Cfinsiie CD HMC 901274 LP HMC 1274 MC HMC 4D12 74 C SAINT SAENS 3 ° Symphorne avac oigue La Jeunesse d'Hercule J L Gil. orgue M O P de la Radio France Dn MareK Janowstei CD HMC 905197 LP HMC 5197 MC HMC 405197 MELODIES sur des poémes de Baudelaire de Duparc. Fauré. Debussv Feliciiy Lott. soprano G Jodnson, piano CD HMC 901219 MCHMC 401219 MUSIOUE JUDEÓ—BAR OQUE Boston Camérala Dir Jqei Cohén CD HMC 1901021 PIDtRE BO11UZ MICXL POMA! PIERHE BOULEZ Doma mes Ememble musique wante Dn Diego Masson CD HMC 190930 DOSIER Evocación personal de Kna L os ya tradicionales dosier de SCHERZO movilizan, con una voluntad muy lejos del espíritu que su título enuncia, conocimientos, evocaciones y análisis profundos. Ahora se trata de recordar a Hans Knappertsbusch. La sola cita del nombre ha reavivado lejanas impresiones personales sobre un maestro, sin duda excepcional y distinto, al que tuve la fortuna de admirar en actuaciones directas, e incluso conocer, llevado a él por el agregado cultural de la Embajada de su país, a raíz de un comentario crítico no del todo favorable a la confección de sus programas. No importa, claro, el detalle, ni siquiera recuerdo las reservas opuestas por mi juvenil osadía. El tiempo me ha hecho rectificar en lo que se refiere a la aceptación gozosa de las obras más de repertorio y conocidas, pero sólo cuando !a extraordinaria calidad interpretativa y rectora suponen garantía para que renazca la atención entumecida ante tantas y tantas reiteraciones que no añaden — muchas veces restan— valor alguno a lo archiexplotado. Knappertsbusch me recibió cortés, amable, comprensivo. Llenaba el pequeño camarín con su impresionante Figura. Opuso a mis vehementes razones un: «Pudimos haber cambiado los títulos, pero confío en que algo le interesará de lo que escuche.» Fueron conciertos memorables. En aquella década de los cuarenta nos visitó la Filarmónica de Berlín en tres ocasiones, y con otros tantos magníficos maestros: Karl Bóhm, Clements Krauss —pese a sus circunstanciales y caprichosas indolencias, un director estupendo— y Knappertsbusch. La sensación mayor me la produjo este último,que sabía infundir vida y aliento especialísimos a versiones planteadas con gran lentitud, cabría decir que con un sentido profundo, muy por encima de gangas efectistas. Recuerdo el impresionante arranque de la regalada obertura de Los maestros cantores, nunca más majestuosa y solemne, y la grandeza, no reñida con la gracia y acentuación vienesas, del vals del Emperador. Apenas ondulaba la mole del maestro, contenido el vuelo de la batuta hasta la brillante adopción del lema por los trombones. Con la mano izquierda en el pabellón de su oído —«¡quiero oíros!», parecía demandar— y la batuta en brazo de curvilínea incisividad, la explosión desató murmullos incontenibles. Un instrumento mágico, sin duda los filarmónicos berlineses lo son, contaba con alguien capaz de arrancar sus infinitas posibilidades. Entonces pude intuir lo comprobado andando el tiempo: no era Knappertsbusch un maestro capaz de realizar minuciosos trabajos de laboratorio, de multiplicar los ensayos. No era el orfebre que calibraba empastes y timbres. Era, antes, el músico de cuerpo entero continuador de la gran tradición, que, sobre la marcha, en pleno trance directorial, contagiaba sus ideas, imponía sus versiones, lograba el máximo rendimiento de las orquestas que le tenían por timonel, más o menos circunstancial. Scherzo El templa wagneriano abían de pasar muchos años sin nuevos encuentros. Los sucesivos se produjeron en Bayreuth. Fue H en 1954 cuando pude cumplir la ilusión, quizá la más grande que, con afición a la música desde que nací, alimenté desde el momento mismo en que, entusiasta de Wagner, tuve conocimiento de la existencia de Bayreuth y de lo que el Festpiethaus• suponía para la herencia —y como herencia— del genio. Han sido varias, por ventura, las visitas posteriores, pero ninguna causó en mí la impresión de aquella en la que, no sin varias semanas de previo paladeo imaginativo del regalo, viví todo un ciclo de representaciones memorables, incluso con aquella mítica Novena Sinfonía, de Beethoven, que Wilhelm Furtwángler nos había legado ya en disco en 1951, testimonio de la excepcional personalidad rectora. Conocí a Wíeland Wagner, firme columna entonces de la revolución estética, hecha de poesía y sobriedad, de luces y sombras en grandes espacios desnudos, que no creo superada. Pude, incluso, hacerle una entrevista en Wanhfried. Tuve la oportunidad de acercarme, reverente, a Knappertsbusch, de verle pasear solitario, en las mañanas, lento al andar, grave y serena la expresión, en torno a la mole rojiza que horas más tarde animaría con sus versiones únicas. Aquella vez dirigía Parsifal. Pocas obras más sujetas a cambios de concepto acusados. Las visiones de Knappertsbusch y Pierre Boulez, sirva el ejemplo de dos mantenidas varios años, se hallaban en los antípodas. No dudo al afirmar que personalmente me incli- Una en el foso de Bayreuth en 19S2. FOTOS: FESTIVAL DF RAYREUTH no por la unción, el grave, intenso misticismo, la ternura, el triunfo de la serena paz espiritual que emergía de la interpretación de Knappertsbusch. Tuve el privilegio de asistir a dos representaciones del drama sacro. Desde la sala, en mi puesto normal, la primera de ellas. Desde el foso, en parte escondido entre las arpas del lateral derecho del maestro, a media altura en el graderío inclinado que acoge la orquesta, la segunda vez. Con gran desesperación de un encargado que insistía inútilmente —fórmula de oídos sordos, gestos de no entender sus imperiosos «¡Verboten!»— para que abandonase mi rincón y saliese del abismo místico. ¡Valia la pena! Pude comprobar, de una parte, cómo, con qué entrega ilusionada y concentración atenta se producían unos profesores invisibles para el público, muy lejos de ampararse en esa característica y abandonarse a un trabajo de rendimiento estricto. Sobre todo, viví en su grandeza la dirección de Knappertsbusch. El hechizo de la mirada irigía, como es habitual en Bayreuth —en muchos D oíros grandes teatros, también— sentado. Precisamente por esa invisibilidad del foso, lejos del encor- setamiento de la etiqueta. Muy al contrario, en mangas de camisa. Empleaba los tirantes, siempre antiestéticos cuando se contemplan. Desde mi rincón, ya hundido en las profundidades del foso en declive, su estampa se antojaba más grandiosa, de manera especial cuando, en momentos cumbres, se levantaba, extendía el ángulo de sus brazos y movimientos, por lo general tan sobrios, animaba el curso de un pasaje o diseño. Yo estaba preso del hechizo de su mirada, de las órdenes, tan ciertas como lejanas al rigor geométrico y la disciplina castrense, de una batuta que no precisaba manejarse como látigo para imponerse. Hay algo que no olvidaré mientras viva. En el tercer acto, en la transición de cuadros, la mutación sin solución de continuidad que nos lleva al templo, se elevó Knappertsbusch, más que nunca gigantesco, en alto la batuta, la mano izquierda abierta, curva la palma orientada hacia los trombones, para pedirles, yo no diría tres, cinco efes en un fraseo grandioso, de enorme efecto por la anchura y la plenitud, cuyo desvanecimiento coincidió con la vuelta del maestro a la posición sentada, no sin enviar un beso a los instrumentistas que habían sido capaces de darle todo lo mucho que de eilos esperaba. Sí; después, concluida la obra sin aplausos, no hubo el rito de los saludos, la espera del director en escena, para aclamarle. Pero él, sus músicos, sabían que ningún premio puede compararse al del deber cumplido por auténticos caminos de arte. Y Knappertsbusch, en Parsifal lo colmaba y nos hacía gustar esa tan rara emoción de sentir que el legado de Wagner no podía encontrar reproducción más fiel y profunda. Antonio Fernández-Cid (De la Real Academia de Bellas Arles de San Fernando./ Scherzo 79 DOSIER 1888 Nace en Elberfeld (Wuppertal) el 12 de marzo, hijo de un fabricante de alcoholes. 1908 Estudios superiores de música en el Conservatorio de Colonia, con L. Uzielli (piano), O. Lohse (composición) y F. Steinbach (dirección); entre sus condiscípulos se encuentran los hermanos Adolf y Fritz Busch; simultáneamente, cursos de Filosofía y Musicología en la Universidad de Bonn. 1909 Asistente musical de Hans Richler y Siegfried Wagner en Bayreuth, con repetición en 1911 y 1912. Al no tratarse de un empleo oficial, hay quien ha puesto en duda esta actividad (Egon Voss): hay testimonios fehacientes. 1910 Asistente musical en Mülheim del Ruhr y en Bochum. 1912 Inicia la dirección de los festivales wagnerianos de Holanda, que mantiene hasta 1914. 1913 Dirige a la Universidad de Munich una tesis doctoral Sobre la naturaleza de Kundry en el «Parsifal», de Wagner, que no llega a leer y se ha perdido. Director de la Opera de su patria chica, Elberfeld; aquí estrena en Alemania La fanciuíla delWest. 1914 El 1 de febrero dirige en Elberfeld su primer Parsifal, ya prescrita la exclusiva de la obra para CRONOLOGÍA Bayreuth. Pasa aquí los años de guerra. 1918 Nombramiento como primer maestro de capilla en Leipzig. 1919 Director de la Opera de Dessau como sucesor de F. Mikorey. 1920 Director general de Música en Dessau. 1922 Se presenta en Munich el 2 de mayo con un concierto: Segunda y Tercera Sinfonías de Brahms; el 4 de mayo dirige en el Teatro Nacional Los maestros cantores; el 6, La flauta mágica; el 8, La Walkyria; el 5 de octubre dirige Tristón ya como director general de Música vitalicio de la Opera de Munich, en sustitución del judío Bruno Walter. Hasta 1936 dirige allí cinco estrenos mundiales (Braunfels, Wolf-Ferrari, Coates, Weinberger, Pfitzner (Elcorazón}), quince primeras funciones en Munich (La ciudad muerta, Julio César, El Mikado, /domeneo. Intermezzo, Arabelia, Turandot, Macbetn, etc.) y veintinueve nuevas producciones de obras de Beethoven, Cornelius, Humperdinck, Mozart, Nicolai, Pfitzner, Puccini /Tosca, La Bor heme), Strauss, Wagner (todo el repertorio desde Ríenzi), Waltershausen y Weber. Ei alcalde de Bayreuth felicitando a Kna el día en que le fue impuesto la Legión de Honor en julio de 1959. 80 Scherzo 1923 Profesor en Munich. 1928 Primeras grabaciones (véase la Discografia). 1933 Colabora en la redacción de la proclama de la Ciudad Richard Wagner-Munich contra Thomas Mann, que también firma. 1936 Conflicto con las autoridades nacionalsocialistas; relegación de sus cargos en Munich, prohibición de residencia en esta ciudad, exilio en Viena; dirección comisarial de la Opera de Viena; en Munich le sucede Clemens Krauss. 1937 Presentación en el Festival de Salzburgo; hasta 1941 dirige representaciones de El caballero de la rosa, Elektra, Tannhauser, Fidelio, Der Freischüiz, Las bodas de Fígaro y Don Giovanni, además de varios conciertos, en los que no faltan las sinfonías de Bruckner. Única actuación en Inglaterra (Salomé, Covent Garden), tras insistente invitación de sir Thomas Beecham; las autoridades nacionalsocialistas no vuelven a autorizarle la salida. 1942 Dirige El anillo del nibelungo en Budapest. 1943 En gira con la Orquesta Filarmónica de Berlín vuelve a España (había dirigido en Barcelona en 1936): Madrid, Barcelona, Bilbao, Pamplona, Sevilla...; la gira se repite en 1944. Kna con Wilhelm Pitz en Bayreuth en 1951. 1945 Primera actuación después de la guerra: Munich Mar en calma y viaje feliz, obertura de Mendelssohn; en el invierno, prohibición de dirigir dispuesia por los aliados contra él y oíros colaboracionistas nazis: Furtwángler, Krauss, Bohm, Karajan... 1946 Actuaciones en Suiza. Georg Solti es nombrado director de la Opera de Munich. ner acude a Knappertsbusch: de nuevo Parsifal. 1955 Dirige en Bayreuth la nueva producción de El holandés errante (Wolfgang Wagner). 1956 Vuelve a dirigir la Tetralogía en Bayreuth; también dirige el Anillo en París (repetición en 1958); graba los Wesendonk-lteder con Kirsten Flagsiad. 1948 Reaparición en Bamberg; programa Schubert; reaparición en Munich: repite el programa Brahms de su presentación en 1922; en la Opera (Teatro del Principe Regente) lo hace con La Walkyria. 1958 Cumple setenta años; medalla conmemorativa de la ciudad de Munich; caballero de la Legión de Honor; último Anillo en Bayreuth. 1949 Intensa actividad previa a la reapertura del Festspielhaus de Bayreuth; dirige aquí y en otros lugares varios con cien os para allegar fondos. 1962 Grabación de Parsifal para Philips: Gran Premio del Disco. 1950 Con la compañía de la Opera de Viena comienza a grabar para Decca el primer registro completo en estudio de Los maestros cantores. 1964 Ultima actuación en Viena (Cuarta Sinfonía de Bruckner); el 13 de agosto dirige en Bayreuth su último Parsifal (conservado por Melodram); desde 1951 ha dirigido en Bayreuth noventa y cinco funciones; en septiembre sufre la fractura de la cabeza del fémur, que lo postrará hasta el final. 1951 Reapertura del Festival de Bayreuth. Dirige Parsifal, El anillo del nibelungo y Los maestros cantores; grabación de Parsifal para Decca. 1988 El 13 de marzo la Opera del Eslado de Baviera conmemora el cenlenario del nacimienio de Knappertsbusch con una representación de Los maestros cantores. f/Hunln, 57 -,T«|.: « 9 19 47 Tudm li» dííi Mi»ka Clisio rn directo Di: lunes a jueves > a las 23.30: CICLOS 1960 Últimos Maestros cantores en Bayreuth. ÜL MÚSICA C'LASIC A. dedicado', a un ¡luior. a un csulo o a un período de la Hulnnd de la Música. Viernes, sanados y domingos, dos actuaciones: a las 20..10 y lai 23.30. 1963 Ultimo regisiro: Octava Sinfonía de Bruckner, para Westminster. 1965 Fallece en Munich el 25 de octubre. 1953 Ruptura con Bayreuth; Wieland Wagner llama a Clemens Krauss; nuevo impulso del Festival de Munich. 1966 Wieland Wagner muere en Munich el 17 de octubre. 1954 Clemens Krauss muere en Méjico el 16 de mayo; Wieland Wag- 1974 Fundación en Munich de la Sociedad Hans Knappertsbusch. ALBURQUERQUE. 14 Junio Metro Bilbao El mejor Jazz en Vivo cada noche con 2 PASES diarios 11,30 y 1,30 h. Kna con Wieland y Wolfgang Wagner en 1950. Scherzo 81 DOSIER Tres momentos cumbres Knappertsbusch dirige Reethoven, Schubert y Bruckner E l crítico italiano Sergio Salbich describía asi la colosal figura del maestro alemán (ver texto en la carpeta del disco de la Novena de Longanesi Periodici, I grandi concerti): «Ya sólo verle en el podio daba miedo, alto, desmesuradamente largo, imponente, granítico, Hans Knappertsbusch parecía una gran ave rapaz con brazos enormes, desproporcionados respecto al resto de su cuerpo, amplios como grandes alas, con manos nudosas y fuertes. Empuñaba, cual bastón de mando, una batuta larguísima, de madera pesada, con la cual parecía querer prolongar sobre la orquesta la sombra de su presencia omnicomprensiva. Si su figura recordaba la de un águila sólidamente asentada en el podio, escrutadora y siempre dominante, las líneas de su cara parecían las de un mastín: duras,cuadradas, con ojos de fuego y guiño feroz. Parecía querer morder en cualquier momento y, en efecto, mori día a veces. Su batuta, frecuentemente salpicada de dialecto bávaro, no ahorraba nada. IrónicQsarcástico(de una ironíaquizá un tanto subida de tono), Kna pasaba por ser un tipo corrosivo, áspero como su apellido, antipático y quizá odioso; pero como director perteneció al exiguo grupo que ha sabido imponer su personalidad con la sola fuerza de su presencia, y como artista comunicaba desde el primer ataque el sentido de total grandeza, de profunda y misteriosa verdad...» En su figura confluían los nombres de Richter, de Nikisch, de Bülow... Era el romanticismo en persona, alejado por completo de la imagen impuesta por Toscanini del moderno director de orquesta. Tampoco podia compararse con ninguno de sus ilustres contemporáneos: Klemperer, Clemens Krauss, Erich Kleiber, Furtwangler o Bruno Walter... Era distinto a todos ellos, con todas las ventajas e inconvenientes, pero con la suficiente personalidad como intérprete como para no poder ser encuadrado bajo un estilo impersonal y abstracto. Una integral beelhoveniana perdida na no fue un director de estudio, como casi ninguno K de su época (no hace mucho Rafael Kubelik declaraba que «uno de los males menores sería grabar los conciertos en público») y el máximo atractivo de sus versiones radica, precisamente, en el proceso creador que se verifica durante la interpretación. La oportunidad de grabar un ciclo Beethoven para Decca fue desaprovechada por la firma británica, quien prefirió el binomio Suisse Romande/Ansermei al de Filarmónica de Viena/Knappertsbusch (a la vista está que el director suizo, excelente intérprete de Ravel, Stravinsky y, en general, de toda la música del primer tercio de nuestro siglo, no dio lo mejor de sí mismo en los pentagramas beethovenianos y su ci82 Scherzo clo duerme el sueño de los [in] justos). De las cintas y discos disponibles con sinfonías del músico de Bonn destacan especialmente la Octava y la Heroica en la versión con la Orquesta de la Radio Bávara. Ambas son interpretaciones personalísimas y caracterísücas del quehacer directorial del maestro alemán: tempi amplios, construcción unitaria, respiración dilatada, nobleza en el fraseo, extraordinaria claridad de texturas orquestales, sobre lodo en las voces intermedias de la orquesta; admirables unidad y coherencia internas, así como una evidente espontaneidad. La Marcha fúnebre de la Heroica, sobre todo. se aleja de la enorme intensidad de, por ejemplo, un Furtwangler, o de las tintas casi expresionistas de la versión de Szell (por citar dos versiones consideradas históricas), ofreciéndonos en cambio el sencillo, emotivo y humano dolor que nos causa la desaparición de un ser querido, con esas sordas pulsaciones del timbal que, en palabras de Alejo Carpentier (ver Los pasos perdidos) «parecen nacer del centro para descargarse en las sienes». En suma, una Heroica cálida y de sonido aterciopelado de la que parece que en cualquier momento va a nacer la Pastoral. La Octava en manos de Kna es un clarividente anuncio de la Novena, en contraposición a los planteamientos habituales de ligereza que podemos escuchar en cualquiera de los numerosos ciclos existentes. De las seis versiones de Conciertos para piano y orquesta de Beelhoven (una del Tercero, dos del Cuarto y tres del Emperador, ver discografía), aun siendo todas poseedoras de innegable interés, hay que destacar, a juicio de quien esto escribe, una de las lecturas más bellas del juvenil Tercer concierto con un Arrau en estado de gracia: es una interpretación extraordinariamente coherente y unitaria, aunque el califi- W ce >. a g 2 con Joseph Keilberih y André Ctuytens en Bayreulh en 1956. cativo real sería conmovedora (el disco en modalidad LP todavía se puede encontrar en alguna tienda especializada). A destacar también las líricas y vigorosas traducciones de los Conciertos Cuarto y Quinto con Clifford Curzon, hechas en estudio para Decca. La más popular de las sinfonías de Schubert, la Incompleta, es en manos de Knappertsbusch otro de sus indiscutibles logros. De algún modo se emparenta emocionalmente con la Marcha fúnebre de la Heroica y en muchos momentos recuerda al mundo de Bruckner; sin embargo, Kna creía en la concepción vigente del clasicismo como realización suprema de la unidad entre idea y forma, y de este modo realiza una interpretación férreamente unitaria que en nada tiene que envidiar a las archifamosas versiones en la línea de Furtwángler. Es más, sin alcanzar el grado de catarsis propio de aquél, Kna consigue como contrapartida una espontaneidad y frescura jamás puestas tan en evidencia como aquí. Subjetivismo en Bruckner ruckner es otro de los grandes caballos de batalla de B Knappertsbusch aunque, y esto va por los puristas, no siempre se observen las indicaciones pertinentes (a modo de ejemplos: tempi de introducción en los dos movimientos extremos de la Quinta; ulilización de triángulo y platillos en la coda final de la misma sinfonía; supresión de los tres pizzicati al final de la Novena; ostensibles cambios de tempi en varios pasajes del Adagio de esia sinfonía —compás 173—, en donde se indica Sehr langsam [Muy despacio), Kna lo entiende como Andantino; y así un largo etcétera). A pesar de ello estamos en presencia de uno de los Bruckner más emotivos de todos los grabados hasta la fecha, sobre todo en lo que respecta a registros tomados en conciertos públicos (las tres estimables versiones de las sinfonías Tercera, Cuarta y Quinta hechas en estudio con la Filarmónica de Viena para Decca no poseen, a mi modo de ver, la magnificencia sonora y el calor de sus interpretaciones en vivo, aunque nos encontremos con excepciones como la meditativa y misteriosa lectura de la Octava hecha con la Filarmónica de Munich para Westminster y publicada en Alemania por CBS). Los planteamientos interpretativos de Knappertsbusch en Bruckner oscilan entre el lirismo y la tensión, siempre con un escalofriante poderío sonoro y asombrosa unidad constructiva, y eso contando con que nuestro director (como es bien sabido) no daba apenas instrucciones a la orquesta en los ensayos sobre articulación, tempo, dinámica, fraseo o intencionalidad expresiva: todo era regido por una milagrosa intuición (compárese cualquiera de ios exhaustivos y agotadores ensayos de, por ejemplo, un Erich Kleiber —quien necesitó nada menos que 137 ensayos para dar el estreno de Wozzeck en Berlín—, con esta conocida anécdota: Hans Knappertsbusch sube una mañana al podio de la Opera de Munich (véase el Anecdotario] y dirigiéndose a los profesores de la orquesta les comenta con su flema habitual: «Señores, ustedes se saben la obra y yo también; o sea, que nos veremos el día del concierto. Buenos días»). De ahí que en muchos momentos los desajustes sean inevitables; pero su Bruckner, hecho con el corazón (como todo lo que hizo), se puede tomar o dejar, jamás discutir. Enrique Pérez Adrián Scherzo 83 DOSIER Knappertsbusch y Brahms o cabe duda de que las Cuatro Sinfonías escritas por Johannes Brahms son favoritas del público. Hoy día las grabaciones del ciclo completo superan las cincuenta y, además, existen numerosísimas versiones de Sinfonías aisladas a cargo de directores que, por una causa u oirá, no alcanzaron a grabarlas todas. Tal abundancia de registros trae consigo que junto a los nombres clave en este repertorio, como Furtwángler, Walter, Giulini, Sanderling, Loughran o Lindenberg. A tenor de ello, ¿puede entenderse que ni un solo microsurco oficial recoja el arte de Knappertsbusch como intérprete de estas obras? En otros artículos de este homenaje al director alemán se explican con mayor detalle los porqués de esta situación lamentable, que sólo remedian, en parte, los discos privados, más o menos piratas. Pero vayamos por orden. Knapperstsbusch grabó para Decca tres discos dedicados a Brahms. El primero, recién terminada la guerra, con la Orquesta de Suisse Romande: una Segunda Sinfonía que, según mis noticias, nunca fue transferida al microsurco. Unos diez años más tarde, al frente de la Filarmónica de Viena y con Clifford Curzon, registró el Segundo Concierto para piano y orquesta, Opus 83; y poco después ya en estereofonía y con idéntica orquesta, una colección de cuatro obras orquestales: las dos Oberturas, Opus 80 y 81; las Variaciones Haydn, Opus 56b y la Rapsodia para contralto, Opus 54, con Lucretia West como solista. Parece como si Kna hubiera sido un mediocre brahmsiano, a juzgar por tan exigua discografía; veremos en seguida que la realidad es otra. Pero digamos aún que de esta pobre situación, la responsabilidad no sólo afecta a los técnicos de Decca, con el productor John Culshaw al frente. Lo cierto es que Kna era hombre de concierto o de teatro, pero no de estudio de grabación, lugar que siempre debió resultarle extraño. N Kna en el concierto. De sus registros oficiales desconozco la Segunda Sinfonía, pero los otros dos son dignos de atención y bien podía Decca reeditar en compacto el Segundo Concierto con el complemento de un par de piezas: en primer lugar, la Obertura Académica, cuya versión entrañable y plena de humor hace justicia a la obra; y luego las Variaciones Haydn, en las que despliega Kna su peculiar sentido del color orquestal. El Segundo Concierto es también un bello disco en el que sorprende una textura orquestal desusadamente ligera. Es obvio que Kna adecuó su concepto al arte camerislico del sensible Curzon, con quien también colaboró en los Conciertos Cuarto y Quinto de Beethoven. Pero para intuir cómo era el Brahms de Hans Knappertsbusch, hay que acudir a la discografía privada que nos ofrece las Cuatro Sinfonías en versiones plenamente representativas de su arte, cuya audición es recomendable no en prioridad a las grabaciones clásicas antes mencionadas, sino como complemento de ellas. En efecto, Kna fue un músico cuya fuerte personalidad brilla aun en sus interpretaciones de un autor como Brahms, menos ligado a su nombre que Wagner, Beethoven, Richard Strauss o Bruckner. Más abajo se indican las referencias de estas versiones privadas. 84 Scherzo Un brahms i ano riguroso n otro lugar de este homenaje a Kna se ha mencionado E su aversión al ensayo o, por matizarlo mejor, al ensayo excesivo: Kna apreciaba sobremanera la espontaneidad al hacer música y pensaba, con razón, que el abuso de repeticiones podía matarla. Su técnica de batuia excepcional y su imponent= presencia física en el podio creaban, en el momento del concierto, la tensión suficiente para aunar las voluntades de sus músicos que, además, pertenecían a Orquestas alemanas o austríacas (Berlín, Viena, Munich, Colonia...) familiares a Kna, cuya técnica y maneras conocían. Pero esta espontaneidad no suponía falla de rigor en los planteamientos ni era causa de que la realización se supeditase a la inspiración del momento. Kna era un brahmsiano riguroso y coherente, y no sólo en sus versiones de una misma sinfonía, como la Tercera, que nos ha llegado en tomas sonoras de 1943, 1950 y 1955; también entre sus registros de las distin- FOTO: U.G.G. tas obras orquestales de Brahms cabe señalar puntos comunes y un criterio unificador que da al conjunto valor superior al de la simple suma de las partes. Al escuchar a Kna en estas páginas llama poderosamente la atención su peculiar calidad de sonido, en la que destaca la línea del bajo siempre presente y bien audible, y el relieve otorgado a los voces medias. Ello confiere a la textura orquestal ese color típico de ciertos directores germánicos de ¡a vieja escuela (Furtwángler, Keilberth, Jochum). El sonido de Kna siempre se mantiene empastado y cálido pero, a la vez, transparente, nunca opaco: en todo momento puede escucharse cualquier voz de la orquesta; no se trata de un limbre brillante o incisivo, sino aterciopelado y denso. Aún más característicos resultan los tempi. Aunque no cabe generalizar, Kna acostumbra a moverse con solemnidad y parsimonia. Así sucede en la Tercera Sinfonía, especialmente en los tiempos extremos. Pero parsimonia no equivale a pesadez, porque Kna es maestro en el arte de las transiciones, vitales para un correcto desarrollo del fluir musical. Así sucede, por ejemplo, en los dos momentos más líricos en el Andante de la citada Sinfonía, situados en la mitad de su curso e inmediatamente antes de la Coda. Kna sabe prepararlos con ma- no maestra creando un clima expectante luego resuelto con una expansión que relaja la tensión acumulada. También es muy ilustrativo cómo plantea Kna e! final de esta obra. Al igual que Furiwángler, en los primeros compases no aplica el que será su tempo básico, allegro non troppo, al que sólo llega tras la primera explosión de los metales. Kna sabe destacar el climax casi wagneriano de este movimiento, que es también la culminación de la obra, y que ocurre, cuando, durante el desarrollo, entran con poderío los trombones. En la gran Coda, introducida por las violas con sordina, Kna logra un bello efecto al remansar paulatinamente el tempo y dejar morir con suavidad el vigoroso tema inicial de la obra, que parece disgregarse como la ola que muere al alcanzar la orilla. Muy hermoso el tercer tiempo, el célebre un poco Allegretto, tantas veces sentimental en exceso. Kna conjura ese peligro mediante la elección de un tempo movido —de nuevo, como Furtwángler— y destacando los tejidos de las maderas, que acentúan la sonoridad agridulce de este fragmento. Visiones subjetivas l reproche más serio que cabe formular a las versiones Kna es la excesiva libertad que se toma para alterar el pulso básico de un movimiento, sea al abordar un pasaje más lírico —como el segundo tema en el allegro inicial de la Tercera—, sea a fin de destacar el acento o la articulación de una determinada frase. Por supuesto, mantener invariable el tempo a lo largo de un movimiento resulta textualmente irreprochable, pero el resultado, aun en manos de un director genial como Szell, puede rozar lo árido. Kna se sitúa en el polo opuesto estimando, sin duda, que las indicaciones de Brahms son demasiado parcas e insuficientes. Hoy día, acostumbrados como estamos a una mayor objetividad, esa práctica puede parecer arbitraria; pero pensemos que está respaldada por la autoridad de los maestros con que Kna se formó, y que eran coetáneos de Brahms. Las otras dos Sinfonías son análogas en sus planteamientos. Sorprende, no obstante, el enfoque directo, vigoroso y dramático, inobjetable partitura en mano, del primer tiempo de la Cuarta, cuyo carácter otoña! resulta compatible con una tremenda tensión, sólo remansada en el meditativo pasaje que precede a la recapitulación. Muy intensa también la Chacona conclusiva a pesar de las muchas fluctuaciones de tempo y de que Kna —como otros muchos maestros— ignora el piú allegro en la sección conclusiva de la obra, a la que resta impacto. En la Segunda hallamos al Kna relajado y sonriente, intérprete supremo de los valses de Strauss. Especialmente los dos primeros movimientos, líricos, cálidos, cantables, fluidos de tempo, desmienten el tópico de un Kna pesadote y teutónico. A ello contribuyen en buena medida la sensibilidad para las transiciones y la textura orquestal siempre aterciopelada y clara. crianza c7Víúsica NOVEDADES g¥ ¡i i i j aDK •UNÍ CHRISTOPHER H0GW00D Haendd u. h ameno retidlo de la evolución del carácter <t de la obra de esta gran figura de la música. des de sus primeros anos en Halle yHamburgo hasta los días del apogeo desús operas y oratorios en Londres, pasando por su aprendíate en Italia E ARNOLDSCHOENBERG YWftSSILVKANDINSKY Cartas, cuadros y documentos de vn encuentro extraordinario L i amulad que unió alcreadot de la pintura abstraerá con el descubridor de la música alonal. dos personalidades del arte del itqlo XX gue marcarían un nuevo camino, origino una abundante correspondencia que hace posible una unión mas prolunda de sus procesos de creación. CWUDt DEBUSS\ El Sr. Corchea y otros escritos u. tna edición completa de la obra cniíca de Debussy que cubre desde las conocidas diatribas wagnenanas. las declaraciones blasfemas sobre el Premio de Roma y los prejuicios contra Cluck i a lavorde Ramean hastafesalusiones a la música c«wti>a<ograiica incipiente En suma, un Brahms original, potente, germánico, ricamente creativo, que a muchos les puede servir de contraste a la objetiva aridez de tantos maestros actuales, cortos de fantasía. _ , , JOSÉ MARÍA MARTIN TRÍANA El libro de fa ópera Roberto Andrade Malde DISCOGRAFIA Las versión» privadas objeto de este comentario figuran editadas por la Bruno Walter Sociely de California, USA, y son las siguientes: Segunda Sinfonía. Filarmónica de Munich (1952). BR 3S8. Tercera Sinfonía Filarmónica de Berlín (ca. 1943). 1GI 3H3. Cuarta Sinfonía. Sinfonía de la WDR, Colonia (1952). RR 543. También he tenido acceso a otros registros de la Tercera: a) con la Filarmónica de Viena (Salzburg, 1955), b) con la Filarmónica de Berlín (I9S0), procedentes de iransmisiones radiofónicas. No he podido conseguir la Primera Sinfonía con la Siaatskepelle de Dresdc (ca. 1961) editada por Rococó en Canadá. Los dos microsurcos oficiales con la Filarmónica de Viena figuran o figuraron en el Catálogo Decca, con referencia ECS 701 {obras orquestales) y ECS Segundo Concierto, con Curzon). R.A.M. a 'escnpcion detallada de los elementos musicales v de los argumentos de las 100 opera' mas representadas en la actualidad Completan el volumen el análisis délas diez operas españolas mai importantes Solkilf nuestro boletín grtmHo ALIANZA Mitin. 3S Tel 20000-li KDITOIUAI. Scherzo K5 DOSIER Knappertsbusch, director de ópera n director como knappertsbusch, tan ligado a la mú- bastantes directores, encuentran en Kna un mágico servidor. sica de Wagjier, es lógico que encontrara alguno de Aquélla resulta siempre en sus manos excelentemente articusus mejores momentos Ínter pretal i vos en el mundo de lada y flexible; ésta aparece dada en todo momemo sin difila ópera; en él hallaba el idóneo cultad por la especial facilidad caldo de cullivo para el desarrode la batuta para combinar las !lo de sus innatas condiciones, distintas voces, para acomodar fomentadas y trabajadas duranel timbre de la humana a la rete años de oscuro director de fosultante de la suma de los consso en teatros de provincias y de titutivos del conjunto orquestal. asistencia devota y colaboración Pocos como Knappertsbusch en misiones de ayudante en el han sabido diferenciar, sin que templo de Bayreuth. e¡ magma perdiera su consistencia, unos timbres de otros, loKna llevaba en la sangre, qué grar que la voz se integrara en duda cabe, el secreto, para muél y, al tiempo, que resultara perchos nunca desvelado, de la dicfectamente audible, cumpliendo ción justa, el acento preciso, el asi una de las máximas exigentcmpo adecuado, la medida exicias de toda ópera, singularmengida del lenguaje musical del gete, por su estructura especial, de nio de Leipzig. Cuando en 1951, la de Wagner. en la apertura tras la guerra del Festspielhaus, accede por primeGran parte de lo dicho puede ra vez a su podio es ya un maesadvertirse en el Trisian munitro con un importante historial qués de 1950, en el que, con canque se integra sin problemas en tantes discretos, Kna acierta a el particular universo que se vidibujar con claridad, otorgando ve —música, tradición, atmósal conjunto la temperatura adefera— en la pequeña ciudad bácuada, los estratos sonoros que vara. Su Pursifal, recogido en edifican la música a lo largo del disco aquel mismo año, es uno dramático segundo acto. No hay de los más sobrecoged ores testien la pintura la envolvente y senmonios del arte wagneriano y sual magia de Furtwángler, peuna de las pruebas irrefutables ro si encontramos un puntillismo de la personalidad directorial de y una calibración de efectos, una Knapperlsbusch como gobergradación ¡imbrica que nos trae Una escena del Parsifal de W. Wagner Kna. nante de un complejo entramala noche con evidencia casi físido operístico de la talla, de la ca y nos explica la situación de significación a todos los niveles del tejido en torno a la le- manera se diría que impresionista. El monólogode Isolda, yenda del Sanio Grial. En verdad, nadie ha podido ni podrá previo'algran dúo, es, pese,a la cortedad de la Braun, de igualar el pulso, la amplitud, el misterio, la alteridad conse- enorme valor evocativo. guidos tan plásticamente en esta histórica y ejemplar interpretación. Las características de un estilo U En otro apartado de este dosier quedan recogidos los factores que definen el estilo direciorial de Knappertsbusch. Aquí las leyes definidoras del canto wagneriano eran cumpli- interesa aprehender aquellos rasgos que, con bien adminisdas a la perfección, de manera al parecer natural, libre de trada utilización, lo convierten en maesiro grande no ya pacualquier lastre o ganga deformadores, por la batuta del maes- ra Wagner sino para otros operistas de talla a los que el tro de Elberfeld. Las mayores sutilezas expresivas, las claves director se acercó: Strauss, Beethoven, Pfitzner... Se ha hasintácticas aparecían nítidamente resaltadas y servidas a tra- blado muchas veces de su naturalidad, de su forma, en abvés de su pulso, firme y elástico al tiempo. El Wagner de Kna soluto sofisticada, de frasear, de decir la música, de dejar era, por encima de todo, germano, claro, pero sabía desta- que ésta fluyera no mansamente sino libremente, sin trabas car los innegables aspectos herederos de la ópera italiana que ni corsés excesivos; algo que en ópera, cuestiones de ajuste en él se albergan. Nuestro protagonista no tenía el más míni- aparte —que se deben suponer solucionadas a determinados mo problema en concertar y dosificar las características, a niveles—, es fundamental: la vo¿ ha de correr con soltura veces contradictorias, que contiene: melodía continua, infi- para que el mensaje expresivo que porta —el texto que nita, densidad orquestal, variedad acentual, especial textura canta— quede explícito. Óigase cómo las de Siegfried y sonora (con los polos tonales situados en notas atractivas ale- Brünnhilde se explayan, se extienden, se extasían hasta el injadas de las que, armónicamente, debieran cumplir el papel), finito, nítidamente diferenciadas de una orquesta rica y suamplitud estructural junto a factores tan antiguos como di- gerente en todo el dúo fina! de Siegfried (Bayreuth, 56 y 57). visión en periodos o matización fraseológica derivada de la Hay, por supuesto, dentro de esta naturalidad, un arte, necesidad de seguir una en ocasiones bien definida y tradicional línea de canto. La fluidez de la escritura y la relación trabajado más en el foso, en vivo, que en la sala de ensayos, voz-orquesta, presupuestos contra los que se suelen estrellar hecho a partes iguales de serenidad, adecuada dosificación de dinámicas, planificación progresiva, amplitud de fraseo. Servk-in al can lo 86 Scherzo Un arle tranquilo que se nos muestra en la respiración casi humana del discurso sonoro y en el color con que éste se nos presenta. La técnica, tan propia del director, de destacar frecuentemente las voces intermedias, que acceden asi a primer plano, proporciona una apariencia especial y característica a la textura y a la superficie haciendo que el todo orquestavoces adquiera una tonalidad, una pasta tan densa y oscura como equilibrada y transparente. Ello es perfectamente observable en ¿os maestros cantores de 1951 y l%0, tanto en los conjuntos como en los solos (¡magistral | a Danza de los aprendices!). Estas características otorgan a la música operística dirigida por Kna un sabor terrenal, sano, una corporeidad y una viialidad fuera de lo común que contribuyen a hacer de sus versiones para el escena experiencias dotadas de un raro sentido dramático tan alejado de la frialdad como del énfasis. Drama que puede estaxajjmenido en un simple acento, en una pausa y que tan bien se adapta a la estructura del lenguaje wagneriano, plagado de claves, de sugerencias, de indicaciones contenidas en los repetidos leitmotiv. Nadie ha subrayado con tanta plenitud como Knapperisbusch el conectado con el filtro de Trísian e Isolda; la manera de alargar la primera nota y la de acentuar la tercera crean un clima oneroso, un dramatismo cargado de significaciones; producen una atmósfera en la que el aire se corta y dejan, como quería Wagner, la escena enrarecida ante la posterior evolución de los acontecimientos. Los elementos naturales que juegan en la compleja sirtibología de la Tetralogía no han encontrado nunca tan clara, acusada y dramática plasmación como en la batuta de Kna. Frente a la mayor crispación o raciocinio de Furtwángler o a la concisión y elegancia extremas de Krauss —por citar dos grandes versiones históricas—, opone una vibración interior, una intensidad tan cercana y una amplitud tan exenta de retórica que llegan a captar fácilmente la atención del oyente, forzando con ello su comprensión. Agua, aire, fuego, bosque... Son elementos vivificadores que localizamos también en el arte vitalista, tan sencillo y grandioso, como la existencia misma, de este poderoso recreador de toda una mística. Knapperisbusch sabia hacer cantar con la máxima elocuencia a los instrumentistas y obtener instantes de una sencilla sublimidad: maderas en el monólogo de Marke y en la presentación de la rosa de Der Rosenkavalier de Richard Strauss (en la que hay una soberana manera de aceniuar los valses del segundo acto)... Y hacer crecer hasta extremos pavorosos, siempre sin romper el equilibrio natural del sonido, la dinámica. Su habilidad para jugar con este factor en combinación con un tempo por lo común mesurado produda efectos asombrosos: comienzo de El oro del Rhin, turbulencia subsiguiente a la maldición de Alberich; transición de la segunda a la tercera escena del tercer acto de Siegfried... Ese desbocamiento, libre y controlado al tiempo, de la naturaleza, que se nos presenta sensitiva y físicamente, lo encontramos también en el formidable Buque fantasma del 55, en donde el canto agonístico de Hermann Uhde y el fulgor lacerante de Astrid Varnay hallan su perfecto vehículo en la vibrante y poderosa dirección de un Kna dotado de un aliento romántico contagioso. Reconocemos en él al espontáneo recreador de leyendas, al juglar. Carnal, elocuente, salvador de un reparto mediocre y más bien prosaico, es nuestro director en El caballero de la rosa (Munich, 1955); capaz también de ensimismarse con los temores de la Maríscala y de brincar con las danzas de la V¡ena de María Teresa. Buen organizador en el Fidelio beethoveniano (Munich, 1963), que no se beneficia por otro lado de unos cantantes no siempre adecuados ni de la en este caso algo monocorde panoplia agógica, con tempi muy lenios, de la batuia. Arturo Reverter El Knappertsbusch festivo P ues sí: el aparentemente serio, solemne, profesoral Hans Knappertsbusch era un enorme director también de música festiva; valses vieneses. polkas, marchas, galops, suites de danzas y otras minucias poseían en sus manos un sabor, una frescura y una gracia acentual verdaderamente rutilantes. De hecho, si se analizan con detalle sus interpretaciones operísticas y sus grandes discursos brucknerianos, se puede uno dar cuenta de que, en el fondo, hay una tersura y una espontaneidad, y, en la forma, un equilibrio y un sentido estructural que pueden llegar a corresponderse perfectamente con piezas cortas necesitadas de un impulso que las aleje de la mera decoratividad. Han llegado a ser históricas —y hoy en día nada sorprendentes— las versiones que Kna realizaba, recreándose auténticamente en la suerte, de ciertas músicas austríacas, alemanas, o incluso, rusas, vecinas muchas veces al mundo de la canción o de la danza, surgidas habitualmente del acervo popular. El sentido de las proporciones, el hábil uso del rubato, la capacidad para rallentare y rítardare, el manejo de una vanada y contrastada acentuación eran recursos que el maestro alemán practicaba con soltura y exacta matización en busca de legítimos efectos. Su batuta, tan personal y concisa, sus gestos económicos pero elocuentes prendían fácilmente la atención del instrumentista y la música surgía espontánea y fluida, cálida y sensual, como si por primera vez se hubiera producido el encuentro entre orquesta y director. Las interpretaciones resultaban de tal forma frescas y contagiosas. La elección de tempi moderados no producía por otra parte, en contra de lo que podría haberse pensado, sensación de pesadez, sino que concedía a estas partituras una especial y atrayente personalidad sonora y una singular e irónica —siempre tamizada— apariencia haciendo que el oyente quedara captado por el fluir sin obstáculos de la música, dotada de una tensión interior y de una dinámica exterior peculiares y de fin i lorias de un estilo. Es toda una experiencia gratificante escuchar a Knappertsbusch su auténticamente desaforada y embriagadora versión-de] vals Bad'ner Mad'ln del checo Komzak. La manera lenta, parsimoniosa, cadenciosa en que el tema inicial es expuesto tras los redobles de caja resulta arrebatadora, como lo es la paulatina aceleración posterior. Una página que el director gustaba de ofrecer como bis de sus frecuentes conciertos ligeros dados en Viena o Munich, en los que solía incluir también otra pequeña joya, refulgente en su batuta. Wiener Biirger del vienes Ziehrer. Sus recreaciones de algunas de las mejores piezas de los Strauss han quedado recogidas en unas pocas —demasiado escasas, por desgracia— grabaciones con la Orquesta del Estado de Baviera y la Filarmónica de Viena. En ellas brilla el savoirfaire del músico, su magistral administración del riimo. Inolvidables los valses Aceleraciones, Rosas del Sur y Cuentos de tos bosques de Viena y sus polkas De Ana y Trüsch-Tratsch y sensacional, con un contenido lógicamente más dramático, la obertura de Las alegres comadres de Windsor de Nieolaí, inigualada por su ideal combinación de leyenda, chispeante rítmica y pátina romántica. Espléndida, muy rica de acentos, colorista la suite de Cascanueces de Tchaikowsky con la Filarmónica de Viena, en la que Kna se nos muestra como inesperado director de ballet. Cabe situar estas aproximaciones del maestro que hoy recordamos a la música festiva —gran música en muchos casos— como sobresalientes, peculiares y, en general, comparables a las de otros reconocidos como verdaderos especialistas: Krauss, elegante, incisivo, equilibrado; Karajan, solemne, muy sinfónico y amplio; Boskowsky, vital, nervioso, idiomático; Siolze, ágil, ligero, local... A.R. Schcrzo 87 DOSIER n 1956 se hacían en Bayreuthlos preparativos para la nueva producción de Los maestros cantores (Wieland Wagner/André Cluytens). Kna se dio un paseo hasia el Festspielhaus y vio un ensayo del coro de entrada del primer acto. La configuración del escenario era tal, que el piso descendía un tanto oblicuo hacia la boca. Cuando Kna salió, se cruzó en el pasillo con un colaborador de Wieland. Lo paró, le cogió de la manga y le dijo: «¿De verdad tiene Wieland el piso en Wahnfried asi de tan inclinado?» (F.B.) E Anecdotario A a amistad entre Wieland y Cari Orff era sospechosa para Kna. Después de un ensayo general, especialmente bello, de Parsifat, Kna se dispone a dejar, muy satisfecho y del mejor humor, el atril del director; allí viene un empleado viejísimo, del que se decía que aún había tenido a caballo en sus rodillas a Siegfried Wagner, y quiere recoger la partitura. Aquí Kna con una mirada de soslayo a Wieland: «No, me la llevo a casa. Qué sé yo, si no, lo que me escribirá aquí el Orff por la noche...». L e 1956 a 1958 Ferenc Fricsay fue Director General de Música de ta Opera de Munich, con sede entonces en el Teatro del Príncipe Regente. Kna entró en el (eatro por una pequeña puerta trasera, para dirigir una representación de Tristón, y tuvo que rodear algunos materiales de construcción que había amontonados allí. Preguntó a uno de los operarios qué se estaba haciendo. Esie contestó que el señor Director General de Música hacía instalar un nuevo baño en el Teatro- Kna: «¿Cómo? ¿Un baño? ¿Es que el tío viene a !a Opera sin lavarse?» (F.B.) D (W.P.) n la época de su más estrecha relación con la E Opera de Viena, Kna fue abordado un día por Clemens Krauss, gran director, hombre astuto y en cierto sentido la sombra de Kna. Krauss: «He oído que ha contratado usied a un joven director. ¿Cómo se llama?». Kna: «;Ah, sí! Se llama Moral!. Es mejor que yo, pero no tan bueno como usted». n 1956 trabajaban en Bayreuth E como asistentes musicales Hermann Weiss <Bianco) y Günthei Schwarz (Negro). Kna los confundía por principio. Enfadado, refunfuñó por último: «¡Ya lo sé!... Negro y Blanco. ¡Voy a hacerlo más sencillo!» Antes de un ensayo general pidió un determinado cuaderno de música. «¡Que se ocupen de eslo los señores Gris (Grau)!», dijo al avisador y se encaminó al atril del director. (F.B.) strid Varnay fue detenida por un policía de Bayreuth porque había cometido con su coche una falla de circulación. Kna pasa por allí: «¡Imagínese, señor Director General de Música, estoy detenida!». Knappertsbusch: «¡Vaya, por fin!». (F.B.) (P.B.) Ya .mln verle en el podio duba miedo... — espués de una representación de Sigfrido, en Bayreuth, en la que en la escena de los D murmullos de la selva no había habido un auténtico bosque, sino su figuración por medio de juegos de luces, en el Eule (La Lechuza) la conversación recayó en un bello paraje de un bosque cercano. Wieland dijo que recordaba haber estado allí una vez con su padre. Aquí, Kna, sorprendido; «¿Cómo? ¿Sabe usted cuál es el aspecto de un auténtico bosque? ¿Habla usted en serio? A lo que parece, de tanto bosque, no ha visto usted nunca los verdaderos árboles!...». (W.P.) ichard Strauss dirige su Salomé, en R Viena. Al acabar la representación, ve entre el público a Kna, quien lenía que dirigir la misma obra unos pocos días después. Strauss se despide de la orquesta y, señalando a Kna, le dice al concertino: «La próxima semana, caballeros, datan ustedes Salomé al dictado». (P.B.) n 1959 Lovro von Matacic dirigió Lohengrin en Bayreuth. Matacic era un gran admirador de Kna y durante una de las representaciones de Parsifal se metió en el foso para observarle. Al final de un acto Matacic aguardó en la salida, se acercó a Kna al pasar éste por allí y le dijo lleno de entusiasmo: «¡Maestro, lo admiro!». Kna replicó: «¡Si vuelve usted a llamarme "maestro", me lo pongo a usted en el culo!» (F.B.) E Los personajes de Loricngrin empujan al reacio Kna u saludar 88 Scherzo espués del estreno de ia nueva producción de Los maes.¡ros cantores en el Festival de 1956, Kna se encontró en una calle de Bayreuth con un renombrado critico de Munich y le dijo que no podía informarle positivamente sobre la puesta en escena. Como el crítico respondiera que ya había cursado su crítica favorable, Kna replicó: «Hay una bella canción de Gustav Mahler: ¡ch bin der Well abhanden %ekommen (Estoy perdido para el mundo)». Dijo, siguió su camino y dejó allí plantado al crítico. (F.B.) D M ientras Kna ensayaba en Bayreuth, la Dirección de la Filarmónica de Vidna le exhortó a cumplir un compromiso para dirigirla, ya convenido: «...pues quien dice A, también tiene que decir B», se remachó desde Viena. A vuelta de correo telegrafió Kna: «¡Voy, pues quien dice A, también tiene que decir... rsloch!» (Arsloch; «¡Hijos de puta!») (F.B.) A l comienzo de una representación de Salomé, en Munich, después de la guerra, el cantante que hacia el Narraboth, un estadounidense, no atendió a tiempo la entrada marcada por Kna, Cantante, orquesta y público pudieron oír bien a las claras desde el foso: «¡Demasiado tarde, amt de mierda!» (W.P.) después, en Bayreuth estaba también el terrible Knappertsbusch, que era aniifrancés y no había apreciado en absoluto la elección de Wieland para Kundry. No había querido verme antes de los ensayos con orquesta. Por lo demás, todo se había desarrollado bien y se llegó a la primera representación. Pero ahora, la catástrofe: ¡el fallo! Cuando yo podía cantar Kundry cabeza abajo, con los pies en alto, tumbada, levantada... ¡me equivoqué de tema y me salté cuatro páginas! Entonces vi a Kna desplegar su metro noventa en el foso: ¡terrible! Al punto me di cuenta y pude arreglarlo y seguir. ¡Mas luego, cada año, en el mismo pasaje, él se levantaba algunos minutos antes, sacaba un inmenso moquero y lo agitaba largamente! Bien seguro, no volví a equivocarme nunca; pero sus relaciones conmigo han sido siempre distantes. Sin embargo, el cuarto año (1961), un poco antes del comienzo del tercer acto pasó cerca de mí, se detuvo y me dijo con su voz de cuervo: «He visto unas cuantas Kundrys, pero creo que usted es la mejor». Yo estaba sofocada y balbuceé: «Gracias, maestro»; pero él se alejaba ya mascullando: «ca va, ?a va...» (R.C.) Y K na debía dirigir La Waíkyria en la Opera de Munich. Como había pasado algún tiempo sin que la obra figurara en el repertorio, fue dispuesto un ensayo general en la mañana del día de la representación. Kna aparece puntualmente, golpea ostentosamente la partitura y dice: «Señoras y señores, ustedes conocen la obra, yo lambién. Nos veremos esta tarde». Dicho y hecho... (W.P.) K Kna y el conde Gravina. Nielo de Wagner, discípulo de Lisz¡... T ras dos horas de ensayar las campanas de Parsifal, locadas con un teclado eléctrico, no había manera de que fueran juntas con la orquesta. Pulsaba el teclado el conde Gravina, hijo de la segunda hija de Hans von Bülow y Cosima Liszt, quien se ocupaba de éstas y parecidas tareas en Bayreuth. Era de la edad de Kna y muy amigo suyo. Harto del continuo fallo, Kna tronó desde el foso: «¡Nieto de Wagner, discípulo de Liszt... el muy hijo de puta!» (W.P.) n el ensayo general (1952) se le deslizó a mi mujer (Lisa della Casa) un error insignificante en el duelo con Sachs; tras el arrebato de Eva: «Ja! andersWÜ...» (¡Si! En otra parte...) no hizo la breve pausa y siguió inmediatamente con «solí» (debe). Kna levantó amenazadoramente su dedo índice. Algunos años después nos lo encontramos casualmente en Munich. Lisa dijo: «Con mucho gusto volvería a cantar una vez la Eva con usted...». Kna la miró un instante a los ojos, levantó el índice y cantó con su voz grave y bronca: «¡Si! ¡En otra parte..-, bum... debe...!» (D.D.) E na era un músico maravilloso y era una auténtica alegría y una ventaja trabajar con él. La absoluta seguridad de su dirección, la claridad de su sobrio gesto conseguía que uno se sintiera siempre a salvo con él. Si a pesar de ello le pasaba algo a un caneante, Kna podía echarle a éste un rapapolvo con expresiones muy fuertes. Una vez, como Walther von der Vogelweide, en Tannháuser, me salté en el primer acto una entrada importante. Fue un fallo llamativo, porque Waliher capitanea el conjunto de cantores. Por ello al final del acto aguardé en la salida del foso, para disculparme con Kna. Pero no me dejó hablar. «¡Usted, mierda, precisamente usied!», me increpó, y se marchó mascullando. Asi de claro. Pero con esto el caso estaba cerrado. Kna no me ha guardado rencor por este fallo. (A.D.) A l comienzo de su carrera, era normal que Knappertsbusch terminara una representación conmovido hasta las lágrimas: «En aquel entonces, me acostumbré a todos los tacos que a comienzos de nuestro siglo se conocían como el non plus ultra de la grosería. Entonces esto no era tan llamativo, pero a mí me ha servido; desde entonces al menos salgo del teatro con los ojos secos». (U.K.) lgunos meses después de hacer el tercer acto de La Waíkyria (con Solti), hicimos el primero con Kirsten Flagstad en la parte de Sieglinde. Como director, allí estaba nuestro querido, encantador e irresponsable amigo Knappertsbusch, que recibió una ovación de la Filarmónica de Viena cuando apareció para la primera sesión. Diez minutos antes se duchó prácticamente, y con él a mí y a quien quiera que estuviera allí, con agua de colonia, mientras preguntaba: «¿Cuánto he de hacer?» Le dije que los dieciséis minutos previstos. «¿En Ires horas?», dijo Kna mirándome incrédulamente. «¿Qué haremos el resto del tiempo?» Le contesté que ya sabríamos qué hacer, si la cantante no acababa cansada {*). «¿Cansada?», dijo. «¡No parece que vaya a cansarse, pero si es como un acorazado!» A (*) Kirstín Flagslad icnia ya sesenta y dos años. Scherzo 89 (J.C.) DOSIER or deseo de la orquesta, en P cuyas filas, por el motivo que fuera, había muchos sustit n el ensayo general del Holandés errante (Bayreuth, 1955), llegados a la gran cadencia ames de la sirena de la obertura, Kna para, deja la batuta, hace como si se arremangara las mangas de la camisa, se escupe en las manos y dice: «¡Aquí sólo ha habido gas!» ¿Consecuencia? ¡Más de diez repeticiones de la cuerda! (M.K.) stábamos grabando la Sépiiina E Sinfonía de Bruckner cuando llegó la nolicia de la muerle de Kna y W. Wagner, tradición y ruptura. n año más tarde grabamos un vals de Strauss, sin ensayo previo alguno; en una de las numerosas repeticiones, media orquesta entró a tiempo mientras la otra media se despistaba. El desorden duró sólo cuatro compases y la pieza volvió en seguida a su cauce. Al final, Kna me llamó: «¿Puede usted aprovechar esto? No tendremos necesidad de hacerlo otra vez, ¿verdad?» Le recordé lo que había pasado. «Mierda, ¿cree usied que alguien va a darse cuenta?» (•). U Knapperisbusch. La comunicó Otlo Sttasser, el presidente de la Filarmónica de Viena, que pidió un minuto de silencio. Muchos de los instrumentistas lloraban. Después, Solti dijo a la orquesta: «Sólo puedo añadir una nota personal. De toda la genie que pudo tener alguna razón en contra de mi nombramiento en Munich después de la guerra, I") El vals era El Danubio azul; desgraciadamente el registro no había uno que tenía más razón que ha sido publicado ningún otro: ésie era Hans Knap(J.C.) perisbusch. También hubo allí uno que me ayudó más que ningún otro, Transmisores de las anécdotas en mi inexperiencia: éste fue Hans (F.B.) Franz Braun. (P.B.) Peier Burkhardi. (J.C.I John Culihaw. Knappertsbusch. Fue un padre pa- ftegine C'rcspin (D.D.) Dragan Debeljevic. (A.D.) Anión Dermota, (U.K.) Hans Knappertsbusch. (M.K.Í Masimilian Kojelinsky. (W.P.) ra mí...». Waller Panoískv. (W.W.) Wieland Wagner. (J.C.) tutos, Kna tuvo que ensayar la Heroica con la Filarmónica de Viena. No muy conforme con ello, lo hizo sin especial placer, determinó las repeticiones a hacer y se fue después al Sacher. Por la tarde vinieron al concierto algunos de los titulares que no habían estado en el ensayo, pues no querían privarse de la alegría de tocar dirigidos por Kna. La mala suerte quiso que éste hubiera ordenado algunas repeticiones inhabituales. De repente se llegó a un respetable tambaleo, del que se salió sólo con el esfuerzo. Aquí Kna, bien audible también del público: «¡Esto es lo que tenéis con vuestros pufteteros ensayitos!» ftV.PJ Chorno discípulo de Hans Richter y, con ello, como eslabón de la cadena, Knapperisbusch se ha sentido siempre custodio de la tradición; cuando en el verano de 1957, después de El ocaso de los dioses, buscaba yo palabras de gratitud en su minúsculo camerino, dijo tan sólo: "Creo que hoy Hans Richter habría estado contenió de mí». Nunca he visto a Kna tan feliz. (W. W.) ORQUESTA SINFÓNICA DE ASTURIAS CENTRO REGIONAL DE BELLAS ARTES Vil Concurso de composición musical «Dotado con 1.000.000 de pesetas» Información. 90 Scherzo ORQUESTA SINFÓNICA DE ASTURIAS Plaza Cor rada del Obispo. Edificio del Conservatorio de Música "Eduardo Martínez Torner" Teléf. (985) 21 02 01 - 33003-OVIEDO /Lw-><w7b vI sección DISCOGRAFIA BEETHüVKN Sinfonía n." 3 «Heroica". O. Fil. Berlín. HMV (78). Sinfonía n." 3 « Heroica». O Radio Baviera, Munich. 19)0. Cetra. Hay edición Rococó atribuida a la Filarmónica de Munich, 19-5 3-. En Iodo taso, se trata del mismo registro (*). Sinfonía n." 3 ''Heroica». O. Fil. Viena. Salzburgo, 1962. CM-GSA. (•). Sinfonía n. " 7. O. Opera EíLado Berlín. l929.Odeón(78). Reedición en LP en ElectrolaDacapo. Sinfonía n." 8. O. Radio Hamburgo, 1961 <?). 1G1. (•). Condeno para piano y orquesta n." 3. C. Arrau. O. Radio Hamburgo. 1962. Longanesi. (•). Concierto para piano y orquesta n." 4. C. Curzon. O. Fil. Viena. 1957. Decca. Concierto para piano y orquesta n." 5 "Emperador-, p. Badura-Skoda. O. Radio Hamburgo. 1960. 1G1 ( +CD}. C). Fidelio. Obertura "Leonora n. "3-, O. Fil. Viena, Salzburgo, 1938. Melodram (•>. Fidelio (ópera completa con oberturas Fidelio y Leonora n." 3. S. Jurinac, J. Peerce. M. Stader. G. Neidlinger. O. y C. Opera E&lado Baviera, 1963. Wesiminsler. BRAHMS Sinfonía n." i. O. Estado Dresde, I%1 (?). Rococó. (•). Sinfonía n.n 2. O. Suisse Romande. 1946. Decca (78). Sinfonía t.° 2. O. Fil. Berlín, 1944. IG1. (*). Sinfonía n." 2. O. Fi3. Munich, 1952. !GI. ('). Sinfonía n "J. O. Fil. Berlín, 1943. IGI. ( + CD). (•)• Sinfonía n.' 3. O. Fi!. Berlín, 1955. CM - Archivos Radio Baviera. <•). Sinfonía n." 3. O. Fil. Viena, Salzburgo 1955. CM - G.S.A. (')Sinfonía n. J 4. O. Radio Colonia. 1953. 1G1. (•)• Concierto para piano y orquesla n." !. C. Curzon. O. Fil. Viena, 1957. Decca. Obertura para un Festival Académico. O. Fil. Viena. 1958 (?). Decca. Obertura Trágica. O. Fil. Viena. 1958 <?). Decca. Variaciones sobre un tema de Hayan. O. Fil. Viena, 1958 (?). Decca. Rapsodia para contralto, curo •• orquesta. L. Wty. O Fil Viena, 1958 (?). Decca. BRL'CKNER Sinfonía n." 3. (versión de 1889-90. revisada por SitialkLowe). O. Fil. Viena. 1954. Decca. (+ CD). Sinfonía n. " 3. (misma versión). O. Radio Baviera, 1954. CD - Music and Ain (*). Sinfonía n. " 3. (misma ver- ada la maraña de reediciones, no es posible ofrecer aquí y ahora, referencias útiles. Sí se indica, en todo caso, el sello discográfíco original. Si la grabación es anterior al disco microsurco, se advierte así: (78). Las tomas en vivo se distinguen de esta manera: (*). A la fecha del cierre de esta lista, los registros editados tamben en disco compaclo van acompañados de la indicación: (+ CD). En algunas ocasiones incluimos tomas distribuidas en cinta magnética abierta, que creemos no existen en disco; en este caso, el signo es: (CM), seguido del sello. Cuando es conocido, se da el año de la loma. Por último, la relación aparece dividida en tres secciones: Com pos i lo res en general, Valses y Wagner. D Rosas del Sur. O. Fil. Munich, 1955. CM - Archivos Radio Baviera. {•), Tritsch-tratsch Polka. O. Fil. Viena, 1958. Decca. ZIEHKER Wiener Burger Vals. O. Fil. Viena. 1958. Decca. III sección WAGNER El Holandés emnie Opera completa. H. Uhde. A. Varnay, L. Weber, W. Windgassen. E. Schartel, J. Traiel. O. y C. del Feslival de Bayreulh. 1955. Melodram. (•). Obertura. O. ñl. Berlin, 1928. DGC, (78). Obertura O. Fil. Viena. 1956. sión). O Radio Hamburgo. HAVDN Til! Eulensptegel. O. Opera Estado Berlín. Parlophone 1962. IGI. (•)• Sinfonía n. ° 94 «Sorpresa» (78). Decca. Sinfonía n." 4 «Roifíiintica» O. Opera Estado Berlín. Et caballero de la rosa (ópera Obertura. O. lil. Munich. (versión de 1888, revisada por Odeón (78) Lo*e). O. Fil. Berlín, 1943. Sinfonía n " 94 «Sorpresa- completa). M. Schech. O. 1959. Westminster. Edelmann. H. Topper, E. Die Frist ist um. G. London. Melodiya/lGl ( + CD). (•). O. Sinfónica Berlín. ParLopho- Kóth, P. Kuen, I. Gerhein. C O. Fi!. Viena, 1959 Decca. Sinfonía n." 4 nRomántica» ne (78>. (misma versión) O Fil. Vie- Sinfonía n " 94 «Sorpresa- y O. Opera Estado Baviera, •.uhengrin I95Í. CM • GS.A. (•). na. 1955. Decca. O. Fil. Berlín. 1950, Longane- Intermezzo (escena del vals). Preludio del neto I O. TonhaSinfonía n." 4 «Romántica» si. (•). O. Opeía Estado Berlín. Par- llc Zunch, 1948. Decca (78). (misma versión). O. Fil. VieSinfonía n." 100 «Militar». O. lophone (7B>. Preludio del acto II. O. Fil. na. 1955. Decca. Opera Estado Berlín. Odcón Salomé (danza de los siete ve- Munich. 1959. Weslminsler. Sinfonía n.n 4 nRomántica» (78). los). O. Opera Estado Berlin. Preludio de! acto III. O. Fil. (misma versión). O. Fil. VieParlophone (78). Londres. 1952. Decca na, 1964. CM - G.S.A. (•). HOFFMANN Einsam m truben Tagen. K. ¿Ukimo concierto en Viena? Flagstad. O. Fil. Viena. 1957, Sinfonía n." J (versión de Ondina (obertura). O. Sinfó- TCHAIKOVSKY Cascanueces (suite). O. Fil. Decca. IR94. revisión de Schalk). O. nica Berlín. Odéon (78). Viena. 1959. Decca. F¡¡. Viena, 1956. Decca. LISZT I.os naesiros canlortt de Sinfonía n." 5 (misma verNnremberg WEBKR sión). O. Fil. Munich. 1959. Los Preludios. O. fil. Berlín. HMV (78). Reedición en ál- Euryanthe (obertura). O. Ra- Opera completa. P. Schóffler, Memento Música. (*)O. Edelmann, K. Donch. A. Sinfonía n." 7. O. Fil. Viena, bum conmemorativo del cen- dio Colonia, 1962. [GI. ("). tenario de la citada orquesta. Invitación al vals (orquesta- Poell, G. Treptow. A DermoSalzburgo. 1949. Melodram Mazeppa. O. desconocida. ción Berlio/). O. Fil. Berlín. ta. H. Güdcn, E. Schurhoff. ( + CD). C). H. Proglhof. O.Fil. Viena.C. Polydor (78). HMV (78). Sinfonía n." 7. O. Radio Opera Nacional Viena, 1950/ Invitación al vals (orquesta- 51. Decca. Hamburgo. CM - G.S.A. (*). MOZART ción fk-rhoz). O. Fil. Viena, Sinfonía n.° fi (versión de Opera completa. O. Edel1892, revisión de Oberleilh- Sinfonía n." 39. O. Opera Es- 1958. Decca. mann, K. Bdhme. H. Pflanzl, tado Berlin. Odeón (78). ner|. O. Kil. Munich, 1955 W. Faulhaber, H. Hopf, G. W0I.F CM - Archivos Radio Baviera. Danzas K.S09/560. O. Opera Unger. L. della Casa. I. MaEstado Berlín. Odeon (78). Serénala italiana. O. Fil. Ber(•). Está anunciada su edición laniuk, G. Neidlinger. O y C. Concierto para clarinete y or- lín. 1952. IGI, (•). por Music and Arts (CD). Festival Bayreuth 1952. Meloquesta en La mayor K. 622. A Sinfonía n." 8 (misma verdram. (*). II sección Birkner. O. Fil. Berlín. 1952. sión). O. Fil. Viena, 1961. IGI. Opera completa J. Greindl, KOMZAK Melodram. (•). I-I. Th, Adam, K. Schmitl-Waller, Concierto para clarinete y orSinfonía n." 8 (misma verBad'ner Mad'ln vals. O. Fil. L. Weber. W Windgassen, G. sión). O. Fil. Viena. 1963. CM questa en La mayor K. 622. A. Munich, 1955. CM - Archivos Slolze. E. Grümmer, E. ScharBirkner, O. Fil. Berlín. 1956. Radio Baviera. ("). [el, D. Bell. O. y C. Festival - G.S.A. (•). Bad'ner Mad'ln vals. O. Fil. Bayreuth 1960. Melodram. Sinfonía n." 8 (misma ver- Longanesi. <•>Viena, 1958. Decca. sión). O. Fil. Munich. 1963. NICOLAT Westminster/CBS. (+ CD). Preludio del acio. I O. Fil. LACHNER, J. Berlin. 1928. DGG. (78). ExisSinfonía n. " 9 (revisión Lowe). I.a¡ alegres comadres de O. Fil. Berlín, 1950. Melo- Windsor (obertura). O. Fil. Schonbrunnen. O. Fil. Mu- te reedición en LP. diam. Longanesi ( + CD). (•). Viena, 1958. Decca. nich. 1955. CM - Archivos Ra- Preludio del acto. I. O. Suisse Romande, Ginebra. 1948. Sinfonía n." 9 (misma verdio Baviera. ('). PFITZNF.R Decca. OS). sión). O. S. Estado Baviera. Preludio del acto 1. O. Fil. 1959. Seven Seas. (•). Paleslnna (preludio del Acto STRAUSS. J. (padre! Sinfonía n." 9 (misma ver- l¡. O. Fil. Berlín. HMV (78). Marcha Radetijtv. O. Fil. Vie- Viena, 1956. Decca. Preludio del acto I. O. Opera sión). O. F. Berlín u O.F.Muna. 1958. Decca. SCHUBERT Esiado Berlín, 1959. IGI (•). nich. Suite (CD) (•>. Preludio del acto I. O. Fil. Nol»: El registro FoniL Ce- Sinfonía n." 8 "Inacabada". STRAUSS, j . (hijo) Munich, 1959. Westminsler. Ira de la Sinfonía n." 8 (ver- O. Fil Berlín. 1950. Melo- Aceleraciones. O. Fil. Viena. Preludio del acto I. O. Radio sión de 1892, revisión de dram. (*). 1958. Decca. Hamburío, 1963. IGI < +CD). Oberleithner) editado con el Marcha Militar (arreglo (?)). Cuentos de los bosques de Vie- C). n." 17 de la Edición Furtwan- O Fil. Munich. 1955. CM na. O. Hl. Viena. 1958. Dnxa. Preludio del acto III. O. Fil. gler, O. Fil Viena, 1954. (•). Archivo Radio Baviera. (*). ha sido airibuido a veces a Marcha Militar (arreglo Wc- Leithtes Blut Polka. O. Fil. Berlín, 192B DGG (78). ExisKnappertsbusch. por razón de ninger). O. Fil. Viena, 1958. Viena. 1958. Decca. te reedición en LP. Marcha egipcia. O. Fil. Mu- Preludio del acto III. O. Opela versión utilizada. En mi opi- Decca. nich. 1955. CM - Archivos Ra- ra Estado Baviera. Archivo nión, cada palo debe aguantar STRAUSS, R. dio Baviera. (*1. su vela: es de Furlwangler. Sonoro Crundhaber. Munich. Don Juan. O. Conservatorio PokadeAna. O. Fil. Munich. C>GLIMKA 1955. CM • Archivos Radio Preludio del acto III. Dunai de París. 1956. Decca. Russlan y Ludrnila (obcriura). Muerte y transfiguración. O. Baviera. (•). los aprendices, Morena de las (1 Opera Estado Berlín. Par- Conservatorio París, 1956. Polca de Ana. O. Fil. Viena, corporaciones. O. Fil. Lonlophone (78). dres, 1948. Decca. 1958. Dccc». Decca. Scherzo 91 DOSIER Preludio del aclo 111. O. Radio Ham burgo, 1963. [G] ( + C D ) . C). Danza de los aprendices. O. Fil. Berlín. 1928. DGG (78). Existe reedición en LP. ü'as duftet doch der Flteder. Th. Schddl. O. Fil. Betlin, 1928. DGG (781. Reeditado en LV (recital Theodot Scheidll. Was dufiet doch der Flieder. G. London. O . Fil. Viena. 1959. Decca. üut'n Abend Meisler. P. Schoffler, M. Keining. O. TonhalleZurich, 1948. Decca. Wahnl Wahn.'G. London. O. Fil. Viena, 1959 Decca. Hal man mil dem Schuhwerk. P. Schóffleí, M. Reining, O. Tonhalle Zurich. I94S. Decca. Panifal Opera completa G. London. A. van Mili. 1. Weber, W. Windgassen. H. Lhdc. M Modl. O. y C. Festival Bayreuih 1951. Decca. <•]. Opera completa. D. FischerDieskau. H. Hotier, J. Greindl, R. Vinay. T. Blanktnheim. M. Módl. O. y C. Festival Bavieuth 1951. Celra. O- Opero completa. E. Waechiei. J. Greindl, i Hiñes, H. Beirer, T. Blankenheún, R. Crespin. O. y C. Festival Bayreulh 1958. Melodiam. (•]. Opera completa. Th. Ste*art. D. Ward. J. Greindl, H. Beirer. G. Neidlingcr, R. Crespin O. y C. Festival Bayreulh 1960. Melodram. ("). Opero completa. G. London, M. Talveia. H Hotler, J. Tilomas. G. Neidhnger, I. Dalis, O. y C. Festival Bayreulh 1962. Philips. (•). Opera completa. Th. Stewari, H. Hagenau, H Houcr. i. Vickers. G. Neidlinger. B. Ericson. O >C Festival Bayreuth 1964. Melodram. (•) Ultima actuación de Kna. (13.8.1964). Tercer ocio comíselo H Reinmar, L. Weber. C. Hanmann. U. Lárcén. O. > C. Opera Estado Berlín. 1Í43. (•). Un fragmento —Mein Valer! Nochgesegn eler der Helden— csia editado lambién en BASF, 100 anos de Bayreulh Preludio del acto I. O. Opera Alemana Btrlin. 1943. Acaula. (*). Preludio del aclo I. O. Fil. Viena. 1U53. Decca. Preludio del aclo !. O. Fil. Munich, 1959. Weslmmster. Música de la transformación. O. Fil. Berlín, 1928. DGG (781. Eiiste reedición en LP. Músico de lo transjormorton. O. Fil. Viena, 1953. Decca. Das U'eihgefas-ses golilicher Gehall. Th. Scheidl. O. Fil. Berlín, I92S. DGG. 678). Reeditado en IV (recital Thcodor Scheidi). Escena de las muchachas-flor. G.Trepio*. O. Fil. Viena. C. Opera Nacional Vtena. 1950. Decca Ich sahdos huid. K. Hagslad. O. Fil. Viena, 1957. Decca (+ CD). Entrada de los invitados. O. Fil. Berlín, 1928. DGG (78). Dich, teure Halle. O. Torrha!lc Zurich. 1948. María Reining. Decca. A Itmacht 'ge Jun&frou. M. Reimng. O. Tonhalle Zurich, 1948. Decca. fnbrunsr im Harten. M. Lorenz. O. Fil. Viena, 194! Electrola (78). Existe reedición en LP. Tríslán r Isolda A. Vainay. W. Windgassen. H. Holter. J. Greindl, H. Uhde. G. Brouuenstijn y J. Madeira, Existe edición Melodram de La Walkyria y El ocaso de los dioses; El oro del Rm y Sigfrtdo sólo han circulado hasta ahora en CM • G.S.A C). Festivalde Bayreulh 1957. H Houer, G. von Milinkovic. L. Suthaus. G. Neidlinger. P. Kuen, A. van Mili, J. Greindl. M von llosvay. R. Vinay, B. Nilsson, J. Greindl, A. Varnay. B. Aldenhoff/W. Windgassen, H. Hoiier, J. Greindl, H. Uhde, E. Grummcr y M von llosvay. Estro Armónico. Cetra. Documents, Melodram (en esta edición Sigfrido fue lomado el 16.8.57; en lat otras, el 29.7.37). ( + CD)(*). Sigfrido fue tomado el 16-8-57; en las otras, el 29-7-57). t + CD) (•). Festival de Bayreuth I95S. H. Hotter, R. Gorr, F. Uhl, F. Andersson, G. Stolze, Th. Adam, J. Greindl, M. von Llosvay. J. Vickers, L. Rysanek, J. Greindl. A. Varnay, W. Windgassen, H. Hotter. J. Greindl, O. Wiener, E. Grúmmer y M. von llosvay. Melodram. (•). Opera completa. G. Treplow, H. Braun, M. Klosc, P. Schoffler. F. Franlz. O. y C Opera Estado Batiera, 1950.1GL (•). Preludio del aclo t y muerle de amor. O. Fil. Munich. 1959. WesEminsler. Preludia del ario I y muer/e de amor. O. Opera Estado Berlín, 1959. IG1. (•). Preludio del acto I y muerte de amor. O. Radio Hamburgo. l%3. 1G1. ( + CD) (•). Preludio del aero I y muerle de Isolda. B. Nilsson. O. Fil. Viena. 1959. Decca ( t C D ) . Preludio del aclo III. O Estado Prusia, 1943. Archivo SoRienzi noro Grundheber, Munich. Obenuia O Fil. Viena, 1940. (*>ftehl, ach weh! Dtes zu dulfcleclrola (78). Ñola: Decca recogió comObertura. O. Fil. Londres. den. B. Nilsson, G. Hoff- pleto el ciclo del Festival de mann. O. Fil. Viena. 1959. 1951, a excepción de Sigfndo, 194S. DeCLa. por fallo técnico. EM1 impidió Obertura. O. Fil Viena. 1950. Decca . la publicación de El ocaso de Decca. los dwses. Obertura. O. Fif. Munich. £1 Anilla d>l Nlheluitgo 1959. Vvestminster. Ciclos completo-,. Se dan los Obras aislad!» intérpretes de Wotan, Fricka. Loge, Alberich, Mime. Fasolt. El oro del Rin. Hut»o un proObertura. O. Fil. Munich. Fafncr, Erda. Siegmund, Sie- yecto para grabar en 1955, pa1959 Wesiminster. glinde, Huniling, Briinnhilde, ra Capítol, la Entrada de los Obertura y Bacanal del Venus- Siegfried. Wanderer. Hagen, dioses en el Walhall, no realiberg. O. Fil. Londres, 1948. Gunther, Gulrunc y Wal- zado. No se conocen grabaciones de fragmentos de esta obra traule. Decca. (78). por Kna. Obertura y Bacanal del Vtnus- Festival de Bayreulh 1956 H. herg. O. Fil. Viena, 1956. Holter. G. Von Milinkovic. L. Decca. Suthaus. G. Neidlinger, P. La Walkjria Hocanoldel Venusberg. O. Fil. Kuen. J. Greindl. A. van Mili. Acto /compíelo, k. Ftagsiad. Berlín, 1928. DGG |78). Exis- J. Madeiía. W. Windgasíen. S. Svanholm, A. van Mili, G. Brouwenstijn, J. Greindl, 1957. Decca. te reedición en LP. Cabalgata de las waliiyrias. O. Fil. Berlín. 1928. DGG (78). Existe reedición en LP. Cabalgata de las KSlkyrias. O. Fil. Viena. 1956. Decca. Der Manner Sippe- K. Flagstad. O. Fil. Viena, 1957. Decca. Du bi.u der Lenz. K. Hagsiad. O. Fil Vieiu. 1957. Decca. Leb'wohl, du kuhnes, herriiches Kind. G London. O. Fil. Viena. 1959. Decca. ( + CD). Dass der mein Valer nichl ist. F. Lechleitner. O. Fil. Viena, 1950. Decca t i ocaso de lo* dioses Opera completa. B Nilsson, B Aldenhoff. G. Frick. O. Krauss, H. Uhde, L. Rysanek, I. Malaniuk. M. Schech. O. Radio Baviera. C. Opera Estado Baviera, 1955. Melodram. ülarke Scheile schichiel mir don. Ch. Ludwig. O. Radio Hamburgo, 1963. IG1 ( + CD). Introducción y viaje de Sigfrtdo por el Rin. O. Fil. Viena. 1942. Electrola (78). introducción y viaje de Sigfndo por el Rm. O. Fil. Viena. 1958. Decca( + CD). Introducción y viaje de Sigfrido por el Rin, O. Opera Estado Berlín. 1959. IO1. ('>• Marcha fúnebre. O. Fil. Viena, 1958 Decca ( t C D ) . Marcha fúnebre. O. Opera Eslado Berlín, 1959. 1G1. (*). idilio de Sigfrido. O. Fil. Vici a . 1949 (Salzburgo). Melodram ('). Idilio de Sigfrido. O. Fil. Viena, 1956. Decca. Idilio de Sigfrido. O. Fil. Munich. 1959. Weslmínslei. Wesendonk-Lieder. K. Flagstad. O . Fil. Viena. 1956 Decca . the aeg.s 3t the European Corrimunity PHILIPPE HERREWEGHE ANNOUNCES THE OTATION OF THE EUROPEAN VOCAL ENSEMBLE Sous i'égide aes Communautés Européennes 12 young European professional singers Repertoire: Renaissance Polyphonv 1988/9 season: LASSUS, VICTORIA, GESUALDO Annual Programme 11nternational Symposium, 2 Records, 3 Concert Tours PHILIPPE HERREWEGHE ENQUIRIES.'AUDITIONS Enssmr* i'ooal Europeen . S> rus Berget. ! 75001 PAR6 ApDlicatifxis lor on auaiiion shouia inciiííe a aefaiied C V aemonslrating eitensiue eipeie^ce ot Earlv Mtsic CONSTITUE L'ENSEMBLE VOCAL EUROPÉEN 12 jeunes chanteurs professionnels européens Repertoire : Polyphonie de la tenaíssance Saison 88/89 . LASSUS. VITORIA. GESUALDO Chaqué année : 1 colloque, 2 disques, 3 tournées RENSEIGNEMENTSi'AUDITIONS Ensemble '.'ocal íuopéer : 47. fue Be'get.' 75001 PAlíS Pour les autJnioní mera (Je pndie ur. C V JUSMKJN d'jne bonw eipétience de Tisiqus anoenr* 92 Seherzo A.F.M. ltimamente los coleccionistas no damos abasto, y nueslra endeble economía corre grave peligro. El mercado, en otras épocas tan desolador, se ha llenado de novedades discográficas que se importan en cantidades industriales. El dinero que antes gastábamos en viajes y en pedidos al extranjero, desaparece ahora en manos de cajeras de pocas sonrisas y nulos conocimientos en materia musical. Pero no necesitamos ayuda ni amabilidad en nuestros solitarios paseos por las tiendas donde cada día encontramos cosas que nos llaman la atención y despiertan nuestra curiosidad. ¿Podremos, al fin, llenar los tristes huecos en nuestras respectivas colecciones y acercarnos a esta visión total del universo que nos (iene apresados? Si este repentino y tan estimulante cambio en las costumbres se debe a la entrada en este país en la Comunidad Europea, entonces elogiado sea el acontecimiento, aunque lo decimos con retraso y, lo confesamos, con cierta alarma... Ingenuamente creíamos poseer la casi totalidad de las grabaciones de los grandes maestros, o por lo menos dominar sus obras hasta tal punió que sabíamos con dolorosa exactitud las pocas piezas que aún nos faltaban. Y, de pronto, surgen discos misteriosos cuya existencia no consta ni en los más fiables libros especializados, títulos que ignorábamos por completo y que nos dejan perplejos. Descubrir obras inéditas de un Charlie Parker a los treinta y tres años de su muerte podría parecer un sueño, pero es más bien una pesadilla para cualquier aficionado que hasta la fecha se sienta seguro conocedor de la materia. Ofende su amor propio y le hace vacilar. Allí está este Bird Song editado por Movieplay Portuguesa en una colección titulada Yes lo jazz Isic) —10053— con una docena de temas desconocidos. ¿Qué tratamiento le dará el maestro revolucionario a la vieja canción ¡t's A Sin To Teil a Lie? ¿Qué se ocultará detrás de temas como Inside Out, Blue Lamen I o Puré Delighl? La respuesta nos espera en casa donde la frustración alcanza límites indescriptibles porque nos han dado gato por liebre. Resulta que el disco tiene muy poco que ver con Parker, a quien sólo se puede atribuir una escasa cuarta parte. Bird's Nest y Yardbird Suile, éste último en dos versiones que en la contra portada se llaman otra cosa muy distinta, Bird Song y Cool Bird. Es decir, un auténtico disparate que toma di- Ú mensiones de galimatías cuando descubrimos que el resto del contenido no guarda ni la más remota relación con el genial saxo alto, sino que consiste en un material oscuro donde creemos reconocer otros saxofonistas, tales como Ysef Lattef, Gene Ammons, Dexter Gordon, Pepper Adams y, quizá, Wayne Shoner. La misma absurda mezcla se encuentra en otras ediciones que producirán inevitablemente confusión entre aquellos principiantes y no iniciados que tienen la mala suene de caer en la tentación de adquirir estas falsificaciones. Un sello alemán que se llama Tobacco Road (¡!) ha lanzado una serie con el pomposo nombre American Jazz A Bines History. El volumen 173 está dedicado al inolvidable contrabajista Charles Mingus que, sin embargo, no interviene en más que uno de los seis temas. En ninguna parte consta que todo el material proviene de la serie Who 's Who in Jazz que el vibrafonista Lionel Hampton grabó a loda prisa en el otoño de 1977, figurando él mismo como mediocre protagonista en casi todas las grabaciones. Ya sabíamos que los italianos son campeones en lanzar discos piratas y pésimamente documentados. Parece ser que ciertos almacenes intentan ahora batir los récords establecidos cometiendo fraudes casi inimaginables como éste. Otro ejemplo es un horroroso LP titulado Yardbird Suite (Happy Bird B/90169) que pretende tener a Miles Davis como solista en lodos los lemas, cinco en total que resultan no tener nada que ver con el famoso trompetista que aparece en la portada con una repelente foto del principio de los anos ochenta. El disco contiene tres grabaciones del quinteto que dirigían el trompetista Donald Byrd y el saxo barítono Pepper Adams hace veinticinco años, más dos de Charlie Parker realizadas para el sello Dial en la posguerra, piezas estas últimas que aparecen en docenas de discos, la mayoría de ellos perteneciendo a sellos altamente sospechosos —como el mencionado—, que además, en su miserable coniraportada, promete la presencia del saxofonista Gerry Mulligan. Otra estafa más... Líbrenos Dios de tener amigos en la policía alemana, pero sí los tuviéramos les sugeriríamos dirigirse al número 120 de Weidestrasse en Hamburgo, donde el distribuidor de esta triste y fraudulenta mercancía tiene su domicilio. ' Y aún falta otra perla recién hallada: el álbum Swingin' Sax, de Lester Young, que edita una compañía llamada Manhattan Records (5035), siendo el distribuidor Presiden! Records, London (sin más señas). El disco, de aspecto decente y de discreta presentación, cumple con lo prometido en su cara A, que incluye cuatro temas grabados por el histórico saxofonista en un club donde la clientela cubre la música con su ruido infernal. Buena muestra de las lamentables condiciones que los jazzmen tienen que soportar en su trabajo diario, pero realmente ¿qué falta hacía este disco pirata? La cara B ostenta otros cuatro títulos que nada tienen que ver con Lester Young. Parecen datar de una sesión desconocida de un trompetista que creemos poder identificar como BookerLittle (1938-61) en la última fase de su breve carrera, pero aquí también se trata de un blindfold lest, del cual no saldremos probablemente nunca. Como se ve, no es oro todo lo que brilla en las tiendas españolas que, en su inmensa mayoría, son llevadas por gente inexperta que suele importar lo que sea, ya que el jazz, según se dice, está de moda. El aficionado es la primera víctima de esta deprimente falta de criterio y debe rehuir estos escandalosos engaños contra los cuales no sirve desgraciadamente ningún defensor del pueblo. Y ¿qué decir de los propios músicos que son constantemente explotados, manipulados y traicionados por gente sin escrúpulos? ;Los pobres! Ebbe Traberg Scherzo 93 LA EDUCACIÓN MUSICAL EN ESPAÑA La confabulación de los elementos L a música en España sufre un problema de orden meieorológico. La luminosidad mediterránea de nuestras tierras es un factor nada desdeñable a la hora de favorecer unas actividades culturales y artísticas en detrimento de otras. Entre las primeras se encuentran el humanismo y las artes visuales, y entre las segundas la música y el espíritu científico, que, como bien se sabe, se corresponden con las sociedades del norte antes que con las del sur. La música occidental es en todas sus facetas, desde su génesis hasta su ejecución, un arte de interiores bien resguardados y confortables. A nadie se le escapa que mientras que muchos de los grandes músicos han surgido de la cultura germana, los maestros de la pintura pertenecen al mundo latino. Trascendiendo el asunto de los incontrolables elementos, podemos incluso llegar a establecer que el problema de la música en España es astronómico. A esta misma conclusión ya llegaron los antiguos hace muchos siglos. En el centro de lodos los males se encuentra el factor clave de la educación musical, ruinosa y totalmente abandonada por nuestra desidia musical. Se produce un ciclo infausto, y sobre la educación musical, ya haya sido causa o consecuencia de nuestro desastroso pasado musical, recae la grave responsabilidad de no garantizar un futuro distinto, y, como tal, sin duda mucho mejor. La música ocupa en la actualidad un lugar protocolario en los niveles de la enseñanza reglada. Esto es mejor que nada, pero, de momento, no tiene ninguna consecuencia en la práctica y el tema está aún por desarrollar. En la escuela no ha llegado a implantarse por la falta de preparación y cultura musical del propio profesorado (¡Oh, elementos funestos!). La más elemental práctica del canto con una mínima intención artística y musical, tan habitual y doméstica en los países del norte, sigue siendo para nosotros un hecho anormal e infrecuente. El canto se relaciona fundamentalmente con especialistas profesionales o con los momentos de euforia etílica o marcial. Por otro lado, la música aparece en los programas como una disciplina del área de educación artística, en la que se agrupan las materias más originales, dispares, heterogéneas y, a veces posmodernas, aunque no por ello menos 94 Scher/.o respetables. Nadie negará que es mucho más homogénea y concreta en cuanto a contenidos y objetivos didáclicos, el área de matemáticas e incluso la de ciencias sociales, cuyo perfil y proyección están mucho más definidos y son más verosímiles, al menos sobre el papel. En la enseñanza media, la música aparece sólo en el primer curso como una asignatura de historia. Esta asignatura significa poco o nada para unos adolescentes ajenos y muchas veces rebeldes hacía una manifestación artística que es emblema de ciertas capas sociales con las que no se identifican en se, y que además se ve desplazada por la preeminencia de unos contenidos teóricos y recargados. La paradoja universitaria F inalmente, en la Universidad la música sólo aparece circunstancialmente como una actividad de extensión cultural. Recieniemenie se ha publicado la propuesta para la creación de una licenciatura de musicología, que consiste en una carrera de segundo ciclo con una duración de dos años. El per- £/ Conservatorio de Madrid durante la protesta del mes de diciembre pasado. absoluto. Si no fueron motivados con anterioridad. es sumamente difícil que en esta precisa fase vital puedan serlo. Además existe en esta asignatura un problema fundamental de espacio, l a música es un arte que se manifiesta en el tiempo y que requiere, tamo para hacerse como para degustarse, una considerable inversión de horas acumuladas por una experiencia dilatada a través de una disciplina progresivamente educada. Empleando la terminología de Willems, podemos decir que esta asignatura está abocada al fracaso, porque carece de una base psicológica previa que motive al estudiante hacia la reflexión a partir de una experiencia anterior asumida como propia, que en este punto ya no encuentra psicológica ni materialmente espacio para desarrollar- fil de estas enseñanzas aparece poco definido en el proyecto, pues pretende abarcar un campo de capacitación profesional que va desde la pedagogía hasta la investigación, pasando por la crítica y naturalmente la docencia. El perfil del alumnado que acceda a esta especialidad tampoco es claro. Si en vez de una disciplina musical se tratara de una especialidad de filología, no dejaría de sorprendernos enormemente que a ella accedieran personas sin un grado mínimo de alfabetización. Así, en el mencionado proyecto aparece paradójicamente una asignatura como paleografía musical a la vez que otra de lectura y escritura musical. Sin embargo, no cabe ninguna duda de que !a musicología, que desde hace más de veinte años se imparte en los conserva- LA EDUCACIÓN MUSICAL EN ESPAÑA torios, ha de convertirse en una enseñanza universitaria. Con este triste panorama, la enseñanza musical por excelencia queda relegada en nuestro pais a los oscuros conservatorios. En ellos los escolares pueden recibir una formación musical sacrificando casi todo su tiempo libre, si es que consiguen matricularse salvando todas las trabas burocráticas que filtran de manera restrictiva la gran demanda que hay. Las enseñanzas que se imparten en los Conservatorios sufren atávicos males estructurales y académicos derivados de una desastrosa y degenerada ordenación. Como carecen de una articulación en niveles educativos bien definidos, con objetivos y contenidos propios, y dada la inopia del resto de nuestro panorama musical, estos estudios absorben necesariámenle y de forma indiscriminada todo lo que pueden de la creciente demanda de educación musical, a pesar de las estríelas normas selectivas que año a año se endurecen arbitrariamente. Ello, unido al bajo rendimiento de los escolares, para quienes estos estudios son una sobrecarga de su actividad escolar, ha conducido a una situación degenerativa en la que las carreras duran entre diez y dieciséis artos y carecen de un plan de estudios que agrupe las asignaturas en cursos integrales, para que así los estudiantes puedan acomodar sus lecciones de música a sus necesidades prioriiarias personales, de acuerdo al tiempo libre que sus estudios serios les deja. Es raro encontrar en los conservatorios, aunque cada vez menos, estudiantes que se dediquen como carrera principal y exclusiva a la música; el fracaso escolar alcanza a un cuarenta por ciento, y el abandono es superior al noventa por ciento. La urgencia de un espacio social E l caos estructural y ei bajo rendimiento académico hace que la rentabilidad social de estos estudios sea nula y totalmente insuficiente para curar la indigencia musical del pais. Las duras restricciones en el acceso a la formación musical elemental limitan de manera decisiva la cantera de los futuros profesionales y discriminan injustamente a grandes sectores sociales. Al crecer la demanda, se han aumentado iremendamente las restricciones y la sobrecarga escolar en un falaz intento de profesionalizar la enseñanza musical que se imparte a niños de ocho años. Es un hecho comprobado que la dificultad de los estudios de los conservatorios crece constantemente en una aspiración vana de subir la calidad de la enseñanza. El resultado no está siendo el apetecido, sino totalmente contrario. El número de titulados, siempre escaso, que producen los conservatorios, es cada vez menor y más insuficiente para cubrir la demanda creciente de profesionales para las escuelas, los conservatorios, las orquestas y agrupaciones musicales, los centros culturales y otros. El índice de abandonos sube. El problema, desde las movilizaciones que en diciembre pasado hubo en los conservatorios, ya tiene una dimensión política. La sociedad y los medios de comunicación empiezan a sensibilizarse y a preocuparse por esta grave carencia. Hasta los propios conservatorios, que han sido tradicionalmente un sector reaccionario y pasivo, ya han agotado su santa paciencia. Sin embargo, nuestros gobernantes aún no han asumido la magnitud del problema y la parte de responsabilidad que les toca. Son víctimas de su propia ignorancia y del buen tiempo, y las escasas medidas que han dictado en relación a esta grave cuestión han sido hasta hoy sumamente desafortunadas y contradictorias. La enseñanza musical todavía no ha encontrado su sitio en nuestra sociedad y sigue siendo una tierra abandonada y de nadie. Ya es hora de que la música se incluya con igualdad y con una seriedad ilustrada y desprovista de mitos románticos en la gran reforma que actualmente se está desarrollando en todos los niveles de la enseñanza. Víctor Pliego de Andrés Orquesta Sinfónica V Coro de RTVE MARZO PROGRAMA 17 Jueves 3, Viernes 4 Director Paul Capolongo C. HALFFTER: Tiento de Primer Tono y Batalla Imperial. SCHUMANN: Concierto para piano y orquesta en La menor, op. 54. Solista: Joaquín Achúcarro (piano). SCHUMANN: Sinfonía núm. 1 en Si bemol mayor, op. 38. PROGRAMA 18 Jueves 10, Viernes 11 Director Alexander Myrat RACHMANINOV: Concierto para piano y orquesta núm. 2 en Do menor, op. 18 Solista: Rowena Arrieta (piano) BACARISSE: Tres movimientos concertantes para violín, viola, violonchelo y orquesta. R. STRAUSS: Las Travesuras de Till Eulenspiegel, op. 28. PROGRAMA 19 Jueves 17, Viernes 18 | Director Jacques Mercier BERLIOZ: El Rey Lear, op. 4. SCHUMANN: Concierto para violonchelo y orquesta en La menor, op. 129. Solista: Gary Hoffman (violonchelo) MENDELSSOHN: Sinfonía núm. 3 en La menor, op. 56. PROGRAMA 20 Jueves 24, Viernes 25 Director Pinchas Steinberg VERDI: Misa de Réquiem, Solistas: Apríle Millo (soprano) María Luisa Nave (mezzosoprano) Mihai Zamfir (tenor) Vladimir de Kanel (bajo) Coro de RTVE Scherzo 95 ALTA FIDELIDAD La caja acústica Spendor SP-1 aja acústica o caja de música? Tal vez y de una forma metafórica conviniese en esie caso emplear el segundo de los términos; después se verá por qué. Si me preguntan por un número uno en materia de sistemas de altavoces indudablemente no podría dar respuesta; creo sinceramente que nadie podría de un modo totalmente objetivo definirse sobre una cuestión ian compleja. Habría en todo caso que manejar componentes de referencia, establecer comparaciones, experimentar con acústicas diversas y con electrónicas y no llegaría fácilmente a acuerdos claros. Hablando de cimas en la materia podríamos citar el sistema Infinity Reference, los Apogee Diva, el sistema HQD de Mark Levinson, la caja Rogers Activa, el sistema WAMM de Dave Wilson o alguna que otra golosina por el estilo. C Si me preguntan en cambio cuál es a mi juicio el lugar del mundo donde mejor y más se investiga sobre cajas acústicas contestaría sin vacilar que el Laboratorio de Investigaciones Acústicas de la BBC. Los técnicos británicos, algunos verdaderas eminencias, han vertido mucho sudor y esfuerzo en lograr sistemas de verdadera categoría dentro de unos márgenes asequibles tanto desde el punió de vista económico como del espacio (metros cuadrados o cúbicos). No se olvide que los técnicos británicos se han visto en la necesidad de diseñar con eficacia verdaderos monitores de control destinados por consiguiente a ser utilizados en espacios reducidos. El mejor ejemplo lo constituye seguramente el modelo LS3/5A que fabrican indistintamenie Rogers, Goodman y Spendor, firmas autorizadas por la BBC para poner en el mercado esa pequeña maravilla de la que publiqué un pequeño reportaje en el número cero de SCHERZO (diciembre 1985). En este mismo orden de razonamientos creo que se podría afirmar con absoluta convicción que la bonísima fama de que gozan los altavoces ingleses es debida en gran parte a esos inefables trabajos del Laboratorio de la BBC. Si hago alusión definida a estos detalles o circunstancias ello es debido a que la caja acústica que analizamos, el modelo Spendor SP-1, encuentra sus orígenes últimos en el ya citado Laboratorio de la BBC, donde se formó y creció en conocimientos y experiencia el malogrado Spencer Hughes fundador de la firma Spendor. Esie nombre para muchos tiene como un mágico significa96 Scherzo do alusivo a cajas acústicas rayanas en la perfección. El trabajo de Hughes en la BBC fue amplísimo; entre oirás cosas es el creador de la caja LS3/5A de universal renombre y de los basamentos del modelo BC/1 que fue gestado ya en la última fase de la permanencia de Hughes en la emisora. De hecho esle diseño significa el nacimiento de Spendor como firma que muy pronto alcanzó renombre mundial, sobre todo por su total aceptación en medios profesionales, emisoras y estudios de grabación fundamentalmente. Dentro del campo de los audiófilos y aficionados piedades y virtudes ya conocía gracias a una inolvidable sesión de escucha que me facilitó esa Institución de la vida musical londinense que se llama Thomas Heinitz. La ilusión no pudo realizarse gracias a mi innata torpeza para el trato con aduaneros, con lo que el proyecto BC/I se fue diluyendo en el recuerdo hasia que hacia 1978 los productos Spendor comenzaron a ser importados en España gracias a la iniciativa de una firma de Madrid de nombre Esindus, S.A. Ya con el materia! en España tuve la ocasión de realizar bastantes audiciones de los diversos modelos de la firma y un reportaje relativamente amplio sobre la caja BC/HI, por enionces el modelo tope de Spendor, que fue publicado en 1980 por la revista RITMO. Después, hacia 1982 si no recuerdo mal, Esindus suspendió sus actividades importadoras de material fino de sonido y el mercado español se quedó de nuevo huérfano de las cajas Spendor y, a decir verdad, se ha notado mucho esta ausencia. Realmente, Esindus fracasó en sus nobles propósitos de dar a conocer estos excelentes materiales tal vez por causa de la crisis que ha azotado el sector durante unos cuantos años y también seguramente porque la actividad fundamental de la empresa no versó nunca sobre la importación de materiales de Alta Fideüdad; más o menos llevaron el tema como una especie de hobby. Ahora se ha cubierto de nuevo el bache y tenemos otra vez las cajas Spendor en el mercado español cuya gama completa comprende ios siguientes modelos: SA-I (minicaja), SP-2, SA-3 (en versión pasiva y en versión activa con etapas de potencia incorporadas de 100 y 50 vatios respectivamente), LS3/5A (minicajas diseño de la BBC), BC/I y BC/'II, BC/lll, Prelude y SP-L. Subcon un cierto nivel de exigencias tamsisten, pues, de la primera época los bién caló rápidamente el diseño BC/I modelos BC/I, BC/II y BC/HI. La sugracias sobre todo a una precisión enorpervivencia sobre todo del modelo me y a un comportamiento en la gama BC/I constituye para mí todo un símde medios que vino a equipararse a los bolo, una prueba fehaciente de cómo mejores electrostáticos. A mi juicio el los componentes de verdadera calidad BC/1 es ya un modelo clásico y más que desafían el paso del tiempo y subsisten consagrado; el SP-1 es una remodela- aun cuando el propio diseñador mejoción mejorada del BC/1. re lo ya hecho, como es el caso que nos ocupa. El modelo SP-1 puede perfectamente ser considerado como el sucesor del BC/I naturalmente con algunos Spendor y el mercado perfeccionamientos y ventajas. La caespañol ja SP-1 es un verdadero monitor y el propio goza de una musicalidad excepis intentos de investigación socional. Gracias a la amabilidad de Cliff bre Spendor se remontan a los Orman, importador de Spendor en Esaños 1969-70 en que anduve paña, he podido gozar de las excelenen tratos con un tal Sr. Banlett de la cias de este sistema de altavoces durante firma Audio-T de Londres para ver de procurarme un par de BC/I cuyas pro- M ALTA FIDELIDAD un periodo aproximado de veinte dias. Las escuchas han sido realizadas con gran variedad de discos y programas FM; no he empleado ni cintas ni discos compactos. Los componentes de acompañamiento han sido básicamente los siguientes: Platos: Uno arcesanal de suspensión y [ransmisión por correa. Un Thorens TD-521. Bruñí: SME-3OO8 Serie ]V. Technics EPA-100. SME-W12-R. Cápsulm: Dceca Gald Van den Huí. EMTMCH/tl. Denon Dl_-Lo3. Orlofon SPU-Gold. PreampOncadorn: Maraniz 7. Radford ZD-22. Coumerpoini SA-5. Burinester S3S. Figuerat, PF1. Crofl Micro (Solamente durante 3 horas). Elipis de Potencia: Radford STA-25 ftenaissance. Radforn TT 100. Beard P-50. BeardP-55. Dynaco Slereo 70. Williamson 1* vaüos íarlesanal). La SP-1 se ha metido con las cajas que utilizo habitualmente, a saber: Chartwell PM-450, Rogers LS3/5A, Uale 401-A y AR-LST. Son las cajas que se han ido quedando en mi colección de componentes gracias a sus virtudes; en este terreno he sido siempre muy conservador y bastante minucioso. Es muy posible que la colección aumente a cinco pares en breve plazo. Como se dijo antes la Spendor SP-1 constituye un avance con respecto al modelo BC/I. Las diferencias básicas son las siguientes. la caja es de una elegante sencillez. Por otra parte, sus características de dimensiones y peso (15 kilos) hacen de la Spendor SP-1 una caja bastante manejable, virtud de suma importancia en este caso dado que la SP-1 es enormemente critica en cuanto a su colocación. En este aspecto el usuario debe trabajar un tanto hasta obtener una posición óptima que permita recoger las excepcionales cualidades acústicas de este componente de sonido casi mágico si el resio del equipo está a su nivel; después daré algunas ideas básicas sobre esto. Aprovecha míen I o máximo U na cuestión esencial para aprovechar al máximo este soberbio sistema de altavoces hace referencia a su colocación. El excelente manual técnico editado por Spendor y que 1.a Para la SP-1 se diseñó un nuevo altavoz de graves con cono de polipropileno. Esto supone una mayor capacidad de presión sonora, una mayor potencia en suma. 2." Mejoras en el filtro divisor de frecuencias. 3.* El comportamiento en las frecuencias medias es el clásico de Spendor en su modelo BC/I, pero se aprecia una mayor transparencia. En general la SP-1 reproduce la cuerda de un modo diría que imbatible. 4.a Se han mantenido en el modelo SP-1 los clásicos altavoces Coles 4001C y el venerable Celestion HF-1300 a pesar de lo cual la SP-1 produce un agudo más fino y penetrante sin llegar a resultar nunca molesto o hiriente. La presentación fisico-estética es prácticamente idéntica que en la BC/I: Se trata de una caja de tamaño medio de 63,5 cms. de altura y 30 cms. tanto de ancho como de profundidad. La SP-1 es también un sistema reflex sin duda para ayudar en el comportamiento de graves y en la sonoridad de la caja que está construida a mano con láminas de abedul de alta calidad con varias opciones de acabado exterior (nogal, teca, roble negro o palisandro). El grosor del bafle donde van alojados los altavoces es de 18 milímetros. La descripción física puede complementarse diciendo que los correctores son los clásicos banana-hembra de 4 mm. y que la tela frontal es de una transparencia acústica absoluta. El aspecto general de acompaña a la SP-1 da algunas atinadas insirucciones en torno a la colocación de las cajas (Stereophonic Reproduction, Loudspeaker Posiiioning). No obstante, se hacen necesarias pruebas concretas a realizar por el usuario ya en la sala de audición habitual. La SP-1 exige algún trabajo, algunos experimentos sobre iodo para conseguir definición de escenas sonoras verdaderamente sorprendentes. Un centímetro en más o menos puede influir poderosamente en este aspecto. La caja no vale para estanterías; necesita aire y espacio. La separación mínima con respecto a los muros puede cifrarse en unos 30 ó 40 centímetros. La altura con respecto al suelo debe oscilar entre los 35 y los 40 centímetros y se deben utilizar soportes recios y amortiguantes en consonancia con la calidad de la caja. Escuchando largamente la SP-1 se da uno cuenta de la importancia del empleo de unos buenos soportes. Para estas pruebas el propio Cliff Orman me facilitó unos sopones ad hoc fabricados en Madrid por el disenador Ricardo Jiménez. El soporte en cuestión eleva la caja a 38 centímetros de altura, pesa entre 15 y 20 kilos y está fabricado en hierro; los cuatro tubos de que consta el soporte van rellenos de arena. Indudablemente su comportamiento acústico es magnífico y pone de relieve el brillante camino recorrido por la Teoría de los sopones. Parece mentira, pero las cajas cambian por completo al utilizar soportes verdaderamente bien concebidos. ¿Cuántos de ustedes, queridos lectores, estarán sacándole el máximo a sus cajas acústicas? Me temo que un porcentaje más bien escaso. Ya indiqué anteriormente que la Spendor SP-1 debe ir acompañada de componentes de su nivel. Tengo la impresión de que se trata de una caja acústica capaz de acreditar cualquier electrónica con que se la excite, o cualquier conjunto de lectura de discos. De ahí su condición de verdadero monitor. Desde luego no presenta especiales problemas de compatibilidad con amplificadores; su impedancia es sumamente estable y el Power Rating de 90 vatios especificado por el fabricante hace de la SP-1 una caja casi universal en lo que concierne a su posible maridaje con amplificadores de diversas tecnologías siempre y cuando éstos sean de una calidad más que estimable. Realmente, la SP-1 merece su asociación con electrónicas del más alto nivel. De las seis etapas de potencia que he utilizado en las escuchas, las que mejor han sido digeridas por la SP-1 han sido las dos Radford, TT-100 y Reinaissance, respectivamente, y la Wiliiamson de 15 vatios. Esta última, pese a su modesta potencia, ha resultado suficiente para conseguir muy buenos niveles de presión sonora de la SP-1; es una prueba más de que la potencia no lo es todo en un amplificador, y de cómo posiblemente los conceptos de estabilidad y dinámica revisten una mayor trascendencia. Gran escena sonora U na vez ya dentro del campo de la escucha de la SP-1, lo primero que llama la aiención, y a fe que de un modo extraordinario, es la excepcional coherencia del sistema. No da la impresión de que se están escuchando dos cajas acústicas; más bien parece como si se estuviese escuchando una sola con una enorme escena sonora. En este mismo orden de cosas, y con cualquiera de las electrónicas empleadas, la música se ha percibido detrás de las cajas acústicas, como si éstas Scherzo 97 ALTÁ'WDEUDAD.•* ' V se hubiesen esfumado. Naturalmente, esta observación no ha sido uniforme, puesto que en la apreciación de estos grados, o niveles de naturalidad sonora, influyen poderosamente las tomas de sonido, entre las que hay grandes diferencias. Pero lo que ha quedado claro es Ea capacidad de las Spendor SP-1 para crear escenas sonoras de un enorme realismo. Cuando al principio del presente informe aludía a la SP-1 como verdadera caja de música, estaba haciendo referencia a estas propiedades, tan de agradecer cuando uno se sienta a escuchar música con la aspiración de olvidarse de los instrumentos técnicos que está manejando. En este mismo terreno hay que hacer notar que la SP-1 tiene una información lateral formidable, lo que es muy importante para una caja acústica. Estos aspectos han sido disfrutados al máximo escuchando, por ejemplo, Iberia, de Debussy, en la versión de A. Argenta al frente de la Orquesta de la Suisse Romande. Esta grabación resulta, a mi juicio, excepcional, desde el punto de vista de la dimensión orquestal, tanto en profundidad como en panorama. Del mismo modo, aigunos discos de ópera en vivo han resultado útilísimos para medir la SP-1 bajo estos aspectos concretos. . Discos básicamente utilizados para las pruebas de la caja Spendor SP-1 Phillips: Beethoven. Sonalai para violin y piano. Ingrid Haebler y Henryk Szeryng. Sheffield Drum Record. ItJisco de pruebas de grabación direcia, con unos registros de ba[cria verdaderamente problema! i eos.) DG Bruckner. 7.' Sin/onia: Filarmónica de Viena. C.M. Ciulini. (Definición soberbia de lo i grandes climas orquestales.) Sample Record, de la colección Windham Hill[X.¡: Privilege. Dvorak: Condeno para cello» orquesta. Pierre Fourniei. Orq. Filarmónica de Berlín. George Szell. (El cello de Fourtitcr, virtualmeme en el aire.} CBS: Shosiakovitch. Sinfonía N.° /. Filarmónica de Nueva York. Bernstein (versión de 1959). EM1: Vivaldi. Cuairo Estaciones. Anne Sofie Mutter, Fil. Viena. Karajan. Discos de pruebas Orto fon y Shure. EMl: Puccini: Tosca. Callas. Di Stefano. Gobbi, De Sabata. (Aparte de su valor musical enorme, el álbum resulla magnífico para prueba de componentes.) RCA: Rimsky-Korsakov. Scheherazade. Sinfónica de Chicago: Reiner. Phillips. Rimsky-Korsakov. Sheberazade. Concertgebouv. de Amslerdam: Kondrashin. ECM: Keith Jarre!. Sun Bear Concerts. (Piano sólo. Gira por Japón. Álbum de 10 discos). Sonido de piano absolutamente anco lógico. DO: Privilege. Hsydn. Bocchenni. Conciertos para cello. Pierre Fournier. DECCA: Bcethoven. Concierto para piano N." 4 Wilhelm Backhaus. Orq. Fil. Viena. Hans Schmidth-lsscrsted (prensado anliguo). t C M . Voyage: Chick Corea. Steve Kujala. (Piano y flauta en todo su esplendor.) DECCA: Álbum de A. Argenia. Otro aspecto esencial en el análisis de una caja acústica es el de los timbres instrumentales. Se trata de un terreno más fácil que el anterior, aunque no por ello desdeñable; quiero decir, simplemente que, en general, las cajas acústicas responden mejor en las cuestiones tímbricas que en el escabroso campo de las espacia/idades. De todas formas, hay diferencias y matices y, en todo caso, hay que saber ponderar, cosa no siempre sencilla, lo que hay de verdad o no en las grabaciones. Fácil cosa es suponer que la SP-1 se comporta muy bien en este aspecto, siendo su fuerte, a mi juicio, la reproducción de los instrumentos de cuerda, tanto individualmente como en bloque. Esta virtud reviste una gran importancia pues, seguramente, es el campo más difícil para una caja acústica, desde el punto de vista estrictamente ¡imbrico. Algunos diseñadores, incluso de cajas de prestigio, intentan salvar el problema cargando tintas en el espectro de medio y agudos, lo que suele traer como consecuencia un sonido crispado y algo hiriente a veces, que termina por fatigar. La SP-1, en cambio, ofrece en este aspecto una total naturalidad. ¿Se puede decir más? De nuevo se viene a las mientes la cita de la caja de música. Coherencia, naturalidad, fidelidad, son adjetivos suficientes para comprender que la caja Spendor SP-1 es un gran componente, uno de esos componentes que no se piesentan con frecuencia. El sonido es de una gran transparencia, y para los eternos buscadores del grave defecto diré que hasta los 45 ciclos, y tal como especifica el fabricante, el gra98 Scheizo Phillips: J.S. Bach. Suites inglesas y francesas. G. Leonhardt (clave). Phillips: Bruckner: 4.a Sinfonío «Romántica». Fil. de Viena. B Hailink. DECCA: R Wagner. Tetralogía. Solti (fragmentos diversos). PROPRIUS. Cuniate Domino. CBS: J.S. Bach: Variaciones Goidberg. Glenn Gould. CBS: Beeihoven. Sonatas para cello y piano. R. Serkin y Pablo Casáis. CHANDOS: Arnold Bax: 4.- Sinfonía. Ulster Orchestra. Br>den Thomson. THORENS: Discos del Centenario. DECCA: G. Mahler: 2.a Sinfonía. Filarmónica de Viena: Mehta. DhCCA: Walkyria (primer acto). Filarmónica de Viena: H Knapperlsbusch. CHANDOS: B. Brillen. Sinfonía para cello. Sutle de «Muer/e en feneció». Raphael Wallfisch (cello). Englis Chamber Orcheslra. Bcdford. ECM: «Standars» I y 11 Keith Jarret, Jacfc de Johnneite y Gaiy Peacock. ORFEO: Brahms. 2." Sinfonía. Orq. de la Radiodifusión Bávara: R. Kubelik. EMI: Mahler: 2.' Sinfonía. New Philharmonia. Klemptrer. PROPRIUS- Mojan; Gran Partita. AS1REE. J.S. Bach: A ne de la fuga. H e s p í " " " XX. Jordi Savall. ASTREE: Capiain Tobías Hume; Musical! Humors. Jordi Savall. RCA (Gold Seal): Beelhoven: 3.' Sinfonía. London Symphony: Stokowski. RKCU1 RhCORDS: Beerhoven: 5 ' Sinfonía. Concertgebouw: Ench Kleiber. DG: SibehLis: 2." Sinfonía. Filarmónica de Viena: L. Bernslein. ve de la SP-1 es de una total contundencia. Personalmente, prefiero un grave limitado, pero limpio, a un grave amplio pero borroso. En la reproducción de timbales se puede apreciar perfectamente esta capacidad de la SP 1. I La caja no está diseñada para atronar espacios, pero sí puede producir presiones sonoras más que suficientes para una escucha doméstica. He analizado, pues, un componente con nota de sobresaliente cum laude. No es poco decir, en un lema tan trillado como el de las cajas acústicas. El P.V.P. vigente en España, de 170.000 pesetas la pareja resulta, a mi juicio, acorde con el precio vigente en el mercado inglés, y barato, si me paro a considerar la calidad del material, su comportamiento acústico y la circunstancia de que hay cosas bastantes más caras que no suenen lo mismo. Alfredo Orozco f. - - PIANOS PPPfi SENTIP Lfi mUSlCP T > PETROF CHERNY i) -a AL SERVICIO (RM) DE LA MÚSICA REAL MUSICAL CARLOS II 1. 1 (Frente al Teatro Real) Tels. 241 30 09 - 241 31 06 28013'MADRID