Ana Spagnuolo de Iummato
Transcription
Ana Spagnuolo de Iummato
Ana Spagnuolo de Iummato ACERCA DEL NARCISISMO1 “Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas” Antonio Porchia2 Introducción El concepto de narcisismo es considerado uno de los más importantes y controvertidos en psicoanálisis dado que en él se entrecruzan situaciones que durante mucho tiempo permanecieron separadas, como es el punto de vista tópico y la teoría de las pulsiones. Su historia está signada desde su nacimiento por la insatisfacción de Freud acerca de su elaboración teórica y por las dificultades que halló luego en la clínica para precisarlo más adecuadamente 3 , sobretodo los autores que luego profundizaron en el concepto, se esforzaron por relacionar el plano metapsicológico con el clínico sin caer en ambigüedades o en abstracciones que se revelaban inútiles por ser excesivamente genéricas. Desde el punto de vista clínico, el trastorno narcisista de la personalidad, se ha impuesto en los últimos tiempos como una patología que exige un diagnóstico diferencial de los trastornos de personalidad, asociados al mismo, como ser los cuadros bordeline, histriónicos y antisociales. En épocas recientes, a partir de 1980, a través del DSM-III, la personalidad narcisista ingresó en el diagnóstico psiquiátrico. Para tener una idea más adecuada acerca del término en un sentido descriptivo, nos remitiremos al criterio diagnóstico utilizado en el DSM-III-R de 1987 1 Este trabajo recibió el Premio Psiquiatría Dinámica “Dr.Celes Cárcamo”, en el 7º Congreso Internacional de Psiquiatría, de la Asociación Argentina de Psiquiatras. Buenos Aires, octubre de 2000. 2 Del libro “Voces”, Ed. Hachette. Buenos Aires, 1978. 3 “Muy difícil ha sido para mí el parto del narcisismo, y es lógico que hayan quedado en él los consiguientes rastros de deformación” (Freud en su carta a Karl Abraham, del 18 de marzo de 1914, en Sigmund Freud – Karl Abraham, Correspondance 1907 – 1926, París; Gallimard. 1969, pág. 171) 2 de la American Psychiatric Association. De los nueve rasgos de personalidad propuestos, cinco son los indispensables para formular el diagnóstico de personalidad narcisística: 1. Tiene tendencia a aprovecharse de los otros para sus propios intereses o metas. 2. Experimenta un grandioso sentido de autoimportancia (por ej. exagera logros, capacidades, espera ser reconocido como superior, sin logros proporcionados a sus pretensiones) 3. Se siente único o especial y que sólo puede ser comprendido por ciertas personas (o instituciones) que son de alto status. 4. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza y amor imaginarios. 5. Exige una atención o admiración excesiva. 6. Es pretencioso (por ej. tiene expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus deseos). 7. Carece de empatía (es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás) 8. Frecuentemente envidia a los demás y cree que los demás lo envidian a él. (Este último criterio diagnóstico no se hallaba presente en el DSM-III de 1980 y fue añadido en el DSM-III-R). 9. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias. Reacciona a las críticas con rabia, vergüenza o humillación. Riva Posse (1996) nos comenta acerca de dichos rasgos: “Los sujetos con este trastorno asumen con alegría el que los otros otorguen un valor exagerado a sus actos y se sorprenden cuando no reciben las alabanzas que esperan. Es frecuente que de forma implícita en la exageración de los logros, se dé una infravaloración o devaluación de la contribución de los demás. La vulnerabilidad de la autoestima hace al sujeto muy sensible al "ultraje" de la crítica o la frustración. Las críticas pueden obsesionar a estos sujetos y hacer que se sientan humillados, degradados, hundidos y vacíos. Estas experiencias pueden conducir al retraimiento social. Es habitual que no consigan darse cuenta de que los demás tienen sentimientos y necesidades. En todo caso, cuando los reconocen, es probable que los vean con menosprecio, como signos de debilidad. Quienes se relacionan con sujetos con trastorno narcisista es típico que lleguen a una frialdad emocional como también a una falta de interés recíproco”. Evolución histórica del concepto de narcisismo “El término narcisismo proviene de la descripción clínica y fue escogido por Paul Näcke en 1899 para designar aquella conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena” 4 4 Según el comentario de Strachey, Freud en una nota agregada en 1920 a Tres ensayos de teoría sexual, dice que se equivocó al afirmar en Introducción del narcisismo (1914) que el término “narcisismo” fue introducido por Näcke, y que debería haberlo atribuido a Havelock Ellis. Sin embargo, el mismo Ellis escribió posteriormente (1927) un breve artículo donde corrigió la corrección de Freud y sostuvo que, en verdad, la prioridad debía dividirse entre él y Näcke, explicando que el término fue usado por él como 3 En la tradición griega, se llamaba narcisismo al amor a sí mismo. La leyenda y el personaje de Narciso se hicieron célebres gracias al libro tercero de las Metamorfosis de Ovidio.5 Según Alice Miller (1994) la leyenda de Narciso describe la tragedia de la pérdida del Yo, del llamado trastorno narcisista. El Narciso que se refleja en el agua está enamorado de su hermoso rostro. También la ninfa Eco responde a las llamadas del joven, de cuya belleza está enamorada. Las llamadas de Eco engañan a Narciso. También le engaña su imagen especular en la medida en que sólo refleja su parte perfecta y extraordinaria, mas no las otras partes. Su parte posterior y su sombra, por ejemplo, le quedan ocultas, no pertenecen a su amada imagen especular, son excluidas de ella. Este estadio de la fascinación es comparable con la grandiosidad, así como el siguiente, el deseo destructor de sí mismo, es comparable con la depresión. Narciso no quería ser nada más que el joven hermoso, negaba su verdadero Yo, quería fusionarse con la bella imagen. Y esto lo condujo a la autoentrega, a la muerte, o bien –en la versión de Ovidio – a la metamorfosis en flor. 6 Havelock Ellis usa el término “narcisismo” en 1892 por primera vez en un estudio psicológico sobre el autoerotismo, describiendo la raíz mitológica y literaria del mito de Narciso, y extendía el término narcisismo al comportamiento no manifiestamente sexual. Posteriormente, en 1908, Isidor Sadger (alumno de Freud que intervenía en las reuniones de los miércoles de Viena), lo hace entrar definitivamente en la terminología psicoanalítica. En 1911, Otto Rank presenta el primer escrito dedicado específicamente al narcisismo asociándolo a fenómenos no sexuales como la vanidad y la autoadmiración: “amar el propio cuerpo es un importante factor de la vanidad femenina” (donde se puede interpretar que Rank está anticipando en muchos años, el concepto de “narcisismo sano” de Kohut) y entrevé por primera vez una posible naturaleza defensiva del narcisismo, como en el caso de aquella mujer que “se refugia en el amor de sí misma descripción de una actitud psicológica, y que Näcke lo introdujo para describir una perversión sexual. (Freud, 1914). 5 “Hijo del dios Cefiso, protector del río del mismo nombre, y de la ninfa Liríope, Narciso era de una belleza inigualada. Se atrajo el amor de más de una ninfa, entre ellas Eco, a la que rechazó. Desesperada, ésta cayó enferma y le imploró a la diosa Némesis que la vengara. En el curso de una partida de caza, el joven hizo un alto cerca de una fuente de agua clara: fascinado por su propio reflejo, Narciso creyó ver otro ser y, en pleno estupor, no pudo ya desprender su mirada de ese rostro que era el suyo. Enamorado de sí mismo, Narciso hundió entonces los brazos en el agua para estrechar esa imagen que no cesaba de sustraerse. Torturado por ese deseo imposible, lloró y terminó por tomar conciencia de que el objeto de su amor era él mismo. Quiso entonces separarse de su persona, y se golpeó hasta sangrar antes de decirle adiós al espejo fatal y entregar el alma. En signo de duelo, sus hermanas, las Náyades y las Dríadas, se cortaron los cabellos. Al querer cremar el cuerpo de Narciso en una hoguera, comprobaron que se había transformado en una flor”. (Roudinesco, 1998). 6 “Esta muerte –interpreta Miller – es una consecuencia lógica de la fijación en el falso Yo. Pues no son sólo los sentimientos “bellos”, “buenos” y complacientes los que nos perm iten estar vivos, dan profundidad a nuestra existencia y nos proporcionan ideas decisivas, sino a menudo aquellos que nos resultan incómodos e inadecuados, precisamente aquellos que preferiríamos evitar: impotencia, vergüenza, envidia, celos, confusión, rabia y duelo. En el espacio de la terapia, estos sentimientos pueden ser vividos, comprendidos y ordenados. En este sentido, dicho espacio constituye un espejo del mundo interior, que resulta mucho más rico que el “rostro hermoso”. Narciso está enamorado de su imagen idealizada, pero ni el Narciso grandioso ni el depresivo pueden amarse realmente. Su entusiasmo por su respectivo falso Yo les imposibilita no sólo el amor al otro, sino también, pese a todas las apariencias, el amor por la única persona que les ha sido confiada por entero: ellos mismos”. (Miller, 1994). 4 herida por un hombre malo y con incapacidad de amar” (ejemplo en el cual ya se observa el “retiro narcisístico” frente a la herida objetal, o sea el desenlace del encierro en sí mismo debido a la frustración en la relación interpersonal, temática que será retomada y teorizada por Freud). (Migone, 1995). Dentro de este recorrido histórico del concepto de narcisismo, nos dedicaremos con un mayor detenimiento a su evolución dentro de la obra freudiana. La tesis de Freud descansa sobre tres proposiciones básicas: El narcisismo es una catectización libidinal de uno mismo, un amor a sí mismo, pero en segundo lugar, dicha catectización pasa necesariamente en el hombre por una catectización libidinal del yo, y tercera, esta catectización es inseparable de la constitución misma del yo humano. Comenzaremos el rastreo en la obra Tres ensayos de teoría sexual (1905) donde en el apartado III, Las metamorfosis de la pubertad, Freud define “la libido como una fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, que podría medir procesos y trasposiciones en el ámbito de la excitación sexual.... Así llegamos a la representación d e u n quantum de libido a cuya subrogación psíquica llamamos libido yoica; la producción de esta, su aumento o su disminución, su distribución y su desplazamiento, están destinados a ofrecernos la posibilidad de explicar los fenómenos psicosexuales observados. Ahora bien, esta libido yoica sólo se vuelve cómodamente accesible al estudio analítico cuando ha encontrado empleo psíquico en la investidura de objetos sexuales, vale decir, cuando se ha convertido en libido de objeto.... Además podemos conocer, en cuanto a los destinos de la libido de objeto, que es quitada de los objetos, se mantiene fluctuante en particulares estados de tensión y, por último, es recogida en el interior del yo, con lo cual se convierte de nuevo en libido yoica. A esta última, por oposición a la libido de objeto, la llamamos también libido narcisista7 .... La libido narcisista o libido yoica se nos aparece como el gran reservorio desde el cual son emitidas las investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la investidura libidinal narcisista del yo, como el estado originario realizado en la primera infancia, que es sólo ocultado por los envíos posteriores de la libido, pero se conserva en el fondo tras ellos”.8 El término narcisismo aparece por primera vez en la obra de Freud, en su trabajo de 1910, Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci, a los fines de explicar la homosexualidad. Freud dice que el amor del niño por su madre, deber ser reprimido en un momento determinado del desarrollo. A partir de dicho proceso, se identifica con ella y busca como objeto erótico a un sustituto de sí mismo al cual podrá amar como su madre lo amó: “halla sus objetos de amor por la vía del narcisismo, pues la saga griega menciona a un joven Narciso a quien nada agradaba tanto como su propia imagen reflejada en el espejo y fue transformado en la bella flor de ese nombre”. 7 El subrayado es nuestro. Freud reconoce que la ubicación de un narcisismo primario acarrea numerosas dificultades dado que no es fácilmente observable. En forma de observación indirecta destaca la admiración parental por “his majesty the baby” como una manifestación del narcisismo primario abandonado de los progenitores, en cuyo lugar se ha constituido progresivamente su ideal del yo. Entendemos que para la constitución de este estadio, que organice el anárquico universo autoerótico, el mecanismo básico lo constituye la identificación primaria, fundante del yo inicial. Es evidente que sublimación e identificación son las formas de transformación de la libido erótica en libido del yo. 8 5 En 1911, en Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente, Freud describe al narcisismo como estadio intermedio entre el autoerotismo y el amor objetal. En esta etapa las pulsiones sexuales se han sintetizado en una unidad y toman por objeto amoroso al propio cuerpo, antes de dirigirse a la elección de otra persona. Describe esta etapa como normal e indispensable y nunca totalmente superable. De este modo, la primera elección de objeto es homosexual debida a la búsqueda de lo semejante y sólo posteriormente se encaminaría hacia el objeto heterosexual. También en 1911, en Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico, aparece la idea de un primer estado hipotético, en el que el organismo formaría una unidad cerrada con relación a su entorno. Tal estado no se definiría por una catectización del yo puesto que sería anterior incluso a la diferenciación de dicha estructura sino que se caracterizaría por un especial tipo de estancamiento libidinal bajo un modelo anobjetal ejemplificado con la vida intrauterina o con el estado del dormir y el sueño. En dicho estado la satisfacción primera de la necesidad estaría dada por la alucinación primitiva, de la cual se saldría por la presión de la necesidad vital. En Tótem y tabú (1913), Freud aclara mejor el concepto de autoerotismo: “Las exteriorizaciones de las pulsiones sexuales se disciernen desde el comienzo, pero ellas no se dirigen entonces a un objeto exterior. Los diversos componentes pulsionales de la sexualidad trabajan en la ganancia de placer cada uno para sí, y hallan su satisfacción en el cuerpo propio. Ese estadio recibe el nombre de autoerotismo, y es relevado por el de la elección de objeto. Reitera en esta obra, la presencia entre ambas fases (dejando la posibilidad de que se trate de un desdoblamiento del autoerotismo) de una fase intermedia, el narcisismo, “en la cual las pulsiones sexuales hasta ese momento disociadas, se conjugan en una unidad y el yo es investido como objeto. Esta organización narcisista nunca se resignará del todo. El ser humano permanece narcisista en cierta medida aun después que ha hallado objetos externos para su libido; las investiduras de objeto que él emprende son, por así decir, emanaciones de la libido que permanece en el yo, y pueden ser retiradas de nuevo hacia este. Los estados de enamoramiento, psicológicamente tan asombrosos y que son los arquetipos normales de las psicosis, corresponden al máximo nivel de estas emanaciones comparado con el nivel del amor al yo. Pero fue el importante trabajo de Freud de 1914 “Introducción del narcisismo” el que dio categoría oficial al concepto del narcisismo en el psicoanálisis. Comienza este estudio refiriéndose al narcisismo como descripción clínica de los casos en que el individuo toma como objeto sexual a su propio cuerpo, considerándolo una perversión que ha acaparado toda la vida sexual del individuo. Sin embargo aclara que el psicoanálisis descubre aspectos de esta conducta narcisista en otras perturbaciones como por ejemplo, en la homosexualidad. También la dificultad del análisis de neuróticos con rasgos narcisistas lo conduce a pensar que se dan localizaciones narcisistas de la libido en toda evolución sexual normal. De este modo, el narcisismo se presenta ya no sólo como perversión, sino como complemento libidinoso de la pulsión de autoconservación. La idea del narcisismo como fase evolutiva surge al tratar de explicar la esquizofrenia aplicando la teoría de la libido. Compara los parafrénicos a los neuróticos 6 y observa que ambos pierden su relación con la realidad. Pero mientras en los histéricos y neuróticos obsesivos se conserva el vínculo erótico con los objetos en la fantasía (sustitución), los parafrénicos parecen haber retirado su libido del mundo exterior sin realizar sustitución alguna. El destino de esta libido sustraída lo constituye el yo, surgiendo de este modo un estado narcisista. Freud establece aquí que la manía de grandeza es la intensificación de un estado anterior que “nos vemos llevados a concebir el narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto como un narcisismo secundario que se edifica sobre la base de otro, primario, oscurecido por múltiples influencias.... Nos formamos la imagen de una originaria investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos; empero, considerada en su fondo, ella persiste, y es a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que emite....Vemos también a grandes rasgos una oposición entre libido yoica y la libido de objeto. Cuanto más gasta una, tanto más se empobrece la otra.9 Desde esta perspectiva, la libido objetal en su máximo desarrollo caracteriza el estado amoroso, mientras que a la inversa, la libido del yo en su mayor expansión da fundamento al fantasma del fin del mundo en el paranoico. Además de las parafrenias que constituyen un excelente acceso para el estudio del narcisismo, los otros caminos que propone Freud en esta obra lo constituyen el estudio de la enfermedad orgánica, de la hipocondría y de la vida erótica de los sexos. En el primer caso, el enfermo retrae a su yo sus cargas libidinales a fin de destinarlas a su curación. El hipocondríaco retrae su interés y su libido de los objetos del mundo exterior y concentra ambos sobre el órgano que lo preocupa. El niño toma sus objetos sexuales de sus experiencias de satisfacción, provenientes de los cuidados de sus primeros objetos sexuales que son aquellas personas a cuyo cuidado se halla. Esta primera fuente de elección de objeto que Freud llama de apuntalamiento (o tipo anaclítico) se diferencia de la que realizan los perversos y homosexuales, quienes eligen sobre un modelo narcisista. Luego Freud se pregunta por el destino de la libido yoica en el adulto normal. Lo explica por la represión que parte del yo, de la propia estimación del yo. Se entiende ese destino de la libido apuntando a la construcción en el interior de sí un ideal por el cual mide su yo actual. “La formación de ideal sería, de parte del yo, la condición de la represión. Y sobre este yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real”. Sustituye el narcisismo por su ideal, configurándose así una ubicación tópica permanente para el narcisismo10 . 9 “El estado de enamoramiento se nos aparece como la fase superior de desarrollo que alcanza la segunda; lo concebimos como una resignación de la personalidad propia a favor de la investidura de objeto y discernimos su opuesto en la fantasía (o percepción de sí mismo) de “fin del mundo” de los paranoicos. En definitiva concluimos, respecto de la diferenciación de las energías psíquicas, que al comienzo están juntas en el estado del narcisismo y son indiscernibles para nuestro análisis grueso, y sólo con la investidura de objeto se vuelve posible diferenciar una energía sexual, la libido, de una energía de las pulsiones yoicas”. (Freud, 1914) 10 “La sublimación es un proceso que atañe a la libido de objeto y consiste en que la pulsión se lanza a otra meta, distante de la satisfacción sexual; el acento recae entonces en la desviación respecto a lo sexual. La idealización es un proceso que envuelve al objeto; sin variar de naturaleza, este es engrandecido y realzado psíquicamente. La idealización es posible tanto en el campo de la libido yoico cuanto en el de la libido de objeto. Por ejemplo, la sobrestimación sexual del objeto es una idealización de este. Y entonces, puesto que la sublimación describe algo que sucede con la pulsión, y la idealización algo que sucede con el objeto, es preciso distinguirlas en el plano conceptual. 7 Para Hornstein (2000) “cuando se instaura el ideal del yo, la pulsión ya no persigue una descarga automática y el placer ya no resulta de una simple baja de tensión. En este estado de narcisismo secundario, la relación recíproca que una vez tuvo lugar dentro de la unidad madre – niño, se reproduce ahora intrapsíquicamente. Se hace posible la regulación interna de la autoestima 11 . El ideal del yo es una “operación de rescate” del narcisismo apuntalado en su nostalgia por la época en que era para sí su propio ideal.... El anhelo del niño de llegar a “ser grande” aspira a reconquistar la perfección perdida.” El desarrollo teórico que constituye este texto de 1914, implica una primera revisión de la teoría de las pulsiones, desapareciendo la separación entre pulsiones del yo y pulsiones sexuales 12 , y quedando el yo como el “gran depósito de libido” bosquejando el narcisismo que posteriormente en su obra, se convertirá en el ideal del yo. En 1916, en su 26ª Conferencia de introducción al psicoanálisis, La teoría de la libido y el narcisismo, nos aclara respecto al hecho de la fijación de la libido al propio cuerpo en vez de la fijación a un objeto, que no se trata de una situación que carezca de importancia o que sea excepcional, “más bien – nos dice Freud – es probable que este narcisismo sea el estado universal y originario a partir del cual sólo más tarde se formó el amor de objeto”13 . Es en esta conferencia también donde hace un aporte en términos del narcisismo, al fenómeno del dormir: “...el dormir es un estado en el cual todas las investiduras de La formación de un ideal del yo se confunde a menudo con la sublimación de la pulsión. Que alguien haya trocado su narcisismo por la veneración de un elevado ideal del yo no implica que haya alcanzado la sublimación de sus pulsiones libidinosas”. (Freud, 1914) 11 Con respecto a la autoestima, Fenichel (1964) nos dice “la primera satisfacción proporcionada por el mundo externo, el suministro de alimento, constituye al mismo tiempo el primer regulador de la autoestima”. Más adelante, en la evolución, el alimento es reemplazado por pruebas de amor y entonces “el niño pierde autoestima cuando pierde amor y la logra cuando recupera amor. Posteriormente se diferencian las necesidades narcisísticas de las sexuales. Las necesidades sexuales se desarrollan en la relación con los objetos, las narcisísticas en la relación entre el yo y el superyó. Todo sentimiento de culpa hace decrecer la autoestima, todo ideal que se cumple, la eleva” 12 Según Laplanche (1970), en este texto de introducción del narcisismo, es preciso introducir una distinción entre las pulsiones del yo y la libido del yo. Las pulsiones del yo, aquí y hasta 1920, designan a las grandes funciones vitales cuya finalidad es la autoconservación del individuo biológico. Se las opone constantemente, en un profundo dualismo, como pulsión de autoconservación no sexual, a la pulsión sexual. Si se retiene el hecho de que, por el contrario, la libido designa a la pulsión sexual bajo su aspecto energético, se verá que la libido del yo se sitúa en el otro extremo del dualismo, designando una catectización sexual del objeto – yo por oposición a la “libido de objeto” en la que la sexualidad se catectiza en el exterior. En el primer caso, por consiguiente, se trata de una denominación de la pulsión por su fin o por su esencia: pulsiones de autoconservación o del yo por una parte y pulsión sexual por la otra; en el segundo, en cambio, toda diferenciación recae sobre el objeto dentro del mismo grupo de pulsiones: las pulsiones sexuales o libido.... entonces, ¿cómo explicar a pesar de todo esta ambigüedad suscitada por una denominación común y en cierto modo paralela: pulsiones del yo, libido del yo? Lo intentamos a través de la idea del pasaje del yo individuo biológico – tal como aparece precisamente en el “origen de las pulsiones del yo”– al yo instancia que puede ser objeto de la “libido del yo” y relevo en el trayecto que esta recorre: He aquí toda la problemática de la derivación del yo psicoanalítico”. 13 “De la historia del desarrollo de la libido de objeto, tendríamos que recordar que muchas pulsiones sexuales se satisfacen al comienzo en el cuerpo propio (decimos que se satisfacen de manera autoerótica, y que esta capacidad para el autoerotismo es la base que permite el retraso de la sexualidad en el procesode educarse en el principio de realidad. Por tanto, el autoerotismo era la práctica sexual del estadio narcisista de colocación de la libido” (Freud, 1916) 8 objeto, las libidinosas así como las egoístas, son resignadas y retiradas al interior del yo.... En el durmiente se ha restablecido el estado originario de la distribución libidinal, el narcisismo pleno, en el cual libido e interés yoico moran todavía unidos e inseparables en el interior del yo que se contenta a sí mismo.14 Luego distingue narcisismo de egoísmo, expresando que el narcisismo es el complemento libidinoso del egoísmo: “Cuando se habla de egoísmo se tiene en vista la utilidad para el individuo; cuando se mienta el narcisismo, se toma en cuenta también su satisfacción libidinal.... Se puede ser absolutamente egoísta y, no obstante, mantener fuertes investiduras libidinosas de objeto, en la medida en que la satisfacción libidinosa en el objeto se cuente entre las necesidades del yo; el egoísmo cuidará después que la aspiración al objeto no traiga perjuicios al yo. Se puede ser egoísta y al mismo tiempo extremadamente narcisista, es decir, tener una muy escasa necesidad de objeto, y ello en la satisfacción sexual directa o bien en aquella otra aspiración más alta, derivada de la necesidad sexual, que solemos llamar “amor” por oposición a la “sensualidad”. En todas estas relaciones, el egoísmo es lo obvio, lo constante, y el narcisismo es el elemento variable.15 (Freud, 1916). En Duelo y melancolía (1917), Freud da como condiciones para el proceso melancólico, una enérgica fijación en el objeto de amor, junto a una escasa resistencia de la investidura de objeto. Esta contradicción la explica basándose en el hecho de que la elección de objeto se haya cumplido sobre una base narcisista, de tal modo que la investidura de objeto pueda regresar al narcisismo si tropieza con dificultades. La identificación narcisista con el objeto se convierte en el sustituto de la investidura de amor. La identificación es la etapa previa de la elección de objeto y es el primer modo, ambivalente, como el yo distingue a un objeto. Freud aclara que esta identificación narcisista es la más primitiva y la adscribe a la etapa oral. (Freud, 1917). Lo que interesa destacar en la melancolía es la caída de la hiperestimación narcisista que sufre el sujeto, hiperestimación que provenía de la propia elección de características narcisistas. En Psicología de las masas y análisis del yo (1921), Freud reitera el concepto de un narcisismo anterior al nacimiento cuya representación concreta podría concebirse con la forma de vida intrauterina, que se basta a sí mismo por completo, anterior a la constitución del yo, y al que se regresaría en el sueño. 14 El narcisismo primario es un estado absoluto que representa el límite de lo que se puede concebir como forma de inexcitabilidad total, dado que el principio de quiescencia postulado por dicho estado, tiene como objetivo esencial la abolición de todas las tensiones (principio de Nirvana). El principio de constancia, en cambio, que constituye una función secundaria, tiende a mantener el sistema con el mínimo de carga posible. Posteriormente Freud en Más allá del principio del placer (1920) asigna carácter primario al principio de constancia, del cual hará derivar el principio del placer y carácter secundario al principio de realidad. Para Green el narcisismo primario, que no es un estado sino una estructura, “es Deseo del Uno, aspiración a una totalidad autosuficiente e inmortal cuya condición es el autoengendramiento, muerte y negación de la muerte a la vez”. (Green, 1970). Freud consideró también entre las experiencias devenidas del narcisismo primario, el sentimiento oceánico y el anhelo de unión con Dios o con el universo. 15 Como bien se comprende, lo opuesto del egoísmo, el altruismo, no coincide con la investidura libidinosa de objeto; se separa de esta porque faltan en él las aspiraciones a la satisfacción sexual. Empero en el enamoramiento pleno el altruismo coincide con la investidura libidinosa de objeto. El objeto sexual atrae sobre sí, por regla general, una parte del narcisismo del yo, lo que se hace notable en la llamada “sobrestimación sexual” del objeto. Si en cambio se produce la trasmisión altruista del egoísmo al objeto sexual, este cobra máximo poder; por así decir, deglute al yo. (Freud, 1916) 9 En El yo y el ello (1923), en el apartado III, El yo y el superyó (ideal del yo), Freud plantea tomando la melancolía como modelo, una reconstrucción en el yo del objeto perdido. O sea la sustitución de una investidura de objeto (erótica), por una identificación (erección del objeto en el yo) que modifica al yo y contribuye esencialmente a producir lo que se denomina su carácter. “Quizás el yo, mediante esta introyección que es una suerte de regresión al mecanismo de la fase oral, facilite o posibilite la resignación del objeto. Quizás esta identificación sea en general la condición bajo la cual el ello resigna sus objetos”. Dado que este proceso para Freud se produce desde etapas muy tempranas del desarrollo, lo lleva a enunciar su concepción de que el carácter del yo es una sedimentación de las investiduras de objeto resignadas, conteniendo a su vez, la historia de tales elecciones objetales. “Esta trasposición de una elección erótica de objeto en una alteración del yo es, además, un camino que permite al yo dominar al ello, aunque, por cierto, a costa de una gran docilidad hacia sus vivencias 16 .... La trasposición así cumplida de libido de objeto en libido narcisista conlleva, manifiestamente, una resignación de las metas sexuales, una desexualización y, por tanto, una suerte de sublimación.... El narcisismo del yo es un narcisismo secundario, sustraído de los objetos”. Por lo tanto, recapitulando habría 4 fases libidinales: 1) la del autoerotismo , 2) la del narcisismo primario 18 , 3) la del amor objetal (primero homosexual y luego heterosexual) y por último, la del narcisismo secundario, que se manifestaría bajo el fenómeno de los vasos comunicantes: cuanto más disminuye el revestimiento libidinal de los objetos, más tendrían lugar los fenómenos narcisistas.19 Sintetizaremos el tema, siguiendo la visión de Bleichmar (1976) “Freud nos ofrece dos concepciones del narcisismo; en una de ellas el enfoque económico se une a la teoría de la libido. Desde esta perspectiva el narcisismo primario es la condición en 17 16 “Cuando el yo cobra los rasgos del objeto, por así decir se impone él mismo al ello como objeto de amor, busca repararle su pérdida diciéndole: “Mira, puedes amarme también al mí; soy tan parecido al objeto...” (Freud, 1923). 17 Para tratar de delimitar el concepto de yo que subyace al narcisismo y al autoerotismo, recordamos que Freud los diferencia por el hecho que en este último no está constituido el yo, y se necesita de un “nuevo acto psíquico que le posibilite al individuo una representación unificada de sí mismo como objeto amoroso. 18 En la discusión acerca de si el narcisismo primario es objetal o anobjetal coincidimos plenamente con el desarrollo de Bleichmar (1976) donde afirma que el narcisismo primario es objetal desde el punto de vista de la situación estructurante en que se constituye el yo, situación en la que no hay un yo preexistente al encuentro con el objeto, sino que aquél se construye precisamente en ese encuentro. Pero desde la vivencia del sujeto, o sea cómo experiencia éste la existencia del objeto, hay dos creencias ilusorias: 1) la creencia en la no existencia del objeto, por tomar como representación de sí, como Yo, lo que es representación de un objeto no reconocido como tal y, 2) la creencia en la existencia de otro cuando en realidad uno está frente a su propia imagen, tal como describe el mito de Narciso o como realiza Freud el análisis de la elección homosexual, donde el sujeto vive en su conciencia como si él y el otro fueran dos objetos separados y diferentes, pero en cuanto a los rasgos que determinaron esa elección narcisista hay una representación inconsciente – la de su propio yo – que es vista y amada en el otro. 19 Freud reúne bajo el significado del término narcisismo a tres fenómenos: a) un tipo de elección objetal; b) un modo de relación objetal y c) la autoestima. En Introducción del narcisismo (1914) ha utilizado dicho término para 4 situaciones distintas: 1) para una perversión sexual; 2) para un estadio del normal desarrollo sexual libidinal; 3) para una característica de la esquizofrenia, en la cual la libido sería retirada del mundo externo y recaería sobre el sujeto y 4) para un tipo de elección del objeto amoroso en la cual el objeto sería elegido en tanto representa aquello que el sujeto es o desearía ser .El estudio del narcisismo induce a Freud a presuponer la existencia de una fase de la evolución psicosexual intermedia entre el autoerotismo y el amor por el objeto. Con la segunda teoría del aparato psíquico, Freud contrapone un primer estadio narcisista, anobjetal, a la relación de objeto. El narcisismo desde dicha concepción, parece caracterizarse por una total ausencia de relación con el ambiente. 10 que toda la libido está en el yo, o la situación prenatal en que por una armonía de orden biológico no existe tensión en el organismo.... En la otra concepción del narcisismo se lo entiende como la valoración que el sujeto hace de sí mismo, como la significación que el Yo en tanto representación de sí toma para el sujeto, es decir como éste se ubica en una escala de valores.....a partir de cada una de estas concepciones, surgirá una teoría diferente sobre la génesis del mismo. Si se acepta el narcisismo como condición económica, habrá un narcisismo primario, anobjetal, biológico. El narcisismo se originará dentro del individuo y de ahí partirá hacia los objetos. El narcisismo caracterizado por el amor del sujeto a la representación de sí mismo será siempre secundario. El problema a explicar será cómo se pasa del nivel de las cargas, de las cantidades de excitación al de las representaciones valorativas. En cambio, si el concepto del narcisismo está desde su origen en el campo mismo de la significación, de las valoraciones, resulta evidente que éstas implican un orden simbólico que es exterior al individuo, el de la cultura, en la cual aquél se inscribe.... El propio Freud reconoció que la representación de sí mismo viene de otro cuando, en “Un recuerdo de infancia en Poesía y verdad (1917b), escribió “Cuando uno ha sido el predilecto indiscutido de la madre, conservará toda la vida ese sentimiento de conquistador, esa confianza en el éxito que no pocas veces lo atraen de verdad.” Siguiendo la historia del concepto que nos ocupa, Karl Abraham (1919) en “Una forma particular de resistencia neurótica contra el método psicoanalítico” describe la resistencia transferencial en el tratamiento de determinados pacientes como proveniente de su narcisismo, resistencia que incluso conduce al fracaso terapéutico. Posteriormente en 1921, lo relaciona con el posible origen de las dificultades en el establecimiento de la capacidad de amar.20 Recordamos en este recorrido histórico, trabajos de Ernest Jones, Annie Reich, Edith Jacobson, hasta llegar a los más recientes como Herbert Rosenfeld, Béla Grunberger21 , Otto Kernberg y sobre todo Heinz Kohut, como los que más han contribuido al estudio de dicho aspecto de la personalidad. Kohut ha inspirado un importante movimiento dentro del psicoanálisis definido como la psicología del Self, caracterizado por algunos críticos como la corriente disidente más importante dentro del psicoanálisis contemporáneo. 20 La educación, que impone una renuncia a esos placeres, expone el narcisismo del niño a una severa frustración. Cuando las condiciones son óptimas el niño se identifica con la demanda de los educadores y se siente orgulloso de su adquisición. La gratificación original es reemplazada, entonces, por la gratificación del logro de "ser bueno" ante la estimación de sus padres. No todos los niños obtienen ese éxito y tratan, entonces, de alcanzar compensaciones detrás de las cuales se oculta la obstinación y el deseo de aferrarse al primitivo derecho a la autodeterminación. Muchos niños y adultos que sobresalen por su bondad y obediencia esconden fuertes impulsos rebeldes subyacentes, fundados en el hecho de haber sido obligados, desde la infancia, a someterse al control de los adultos. Si la limpieza se le exige precozmente, el niño adquirirá el hábito a través del temor, pero su resistencia interior permanecerá, y puede resultar de ello una perturbación en la capacidad de amar (Abraham, 1921). 21 Es de destacar el aporte de Béla Grunberger quien considera al narcisismo como una instancia psíquica de igual importancia que las instancias freudianas de la segunda tópica. Oponiéndose a esta concepción, Melanie Klein, plantea su rechazo, al postular la existencia primera de las relaciones objetales, a la idea del narcisismo primario, así como la de un estadio narcisista, y sólo considera los estados narcisistas como resultado de las retracciones libidinales que se producen sobre objetos interiorizados. 11 La radical diferencia de la teoría de Kohut con la freudiana clásica consiste en: su concepción del Self como dependiente del ambiente, que puede hacerlo crecer o no, según determinados sucesos como la empatía de los padres y en que el conflicto se da entre el Self y los objetos y no siendo intrapsíquico (como clásicamente se plantea entre el yo, el ello y el superyó), atribuyéndole así una gran importancia al ambiente como determinante en la constitución del sujeto. El Self de Kohut, por lo tanto, es una entidad que carece de conflicto en sí mismo, perteneciente a un nivel de abstracción distinto a la estructura tripartita (yo-ello-superyó) porque no ha sido concebido como una función del yo, según la definición de Hartmann que había establecido el Self como una representación de la persona, de parte del Yo. En el inicio de sus desarrollos, Kohut rescata lo que considera los instrumentos fundamentales en la práctica del psicoanálisis: la empatía y la introspección como los caminos principales a través de los cuales se puede acceder al mundo de los fenómenos psíquicos. A partir de la observación empática de sus pacientes, él intuyó la existencia de una perturbación caracterológica no descripta hasta entonces, a la que llamó trastorno narcisista de la personalidad, que era distinguible clínicamente de las neurosis clásicas y en la cual los pacientes tendían a percibir al analista como una parte de su propio cuerpo o como una imagen especular de sí mismos a la cual denominó transferencia narcisista. Según lo desarrollan Bleichmar y Bleichmar (1999), 22 dicha transferencia narcisista planteaba un problema teórico (dado que el narcisismo era considerado básicamente anobjetal), que fue resuelto por Kohut con su planteo de que el narcisismo, lejos de ser superado en el curso del desarrollo, sufría una evolución paralela e independiente de la libido objetal, coexistiendo con éste a lo largo de toda la vida. El resultado del desarrollo pulsional es la estructura tripartita de la mente y el del desarrollo del narcisismo, es el self. Para su maduración, el narcisismo utiliza ciertos objetos del medio ambiente con los que establece relaciones peculiares; objetos a los que Kohut llamó objetos del self. En el tratamiento de los pacientes con dicho trastorno narcisista, Kohut propone fortalecer el self, a través de la interpretación y elaboración de las transferencias narcisistas y dar curso a un desarrollo normal de la libido narcisista. En síntesis, hacia el final de su obra, Kohut propone que los conflictos pulsionales considerados por el psicoanálisis clásico surgen sólo cuando el desarrollo de la libido narcisista no ha resultado suficientemente exitoso.23 Otro de los autores que profundizaron el tema del narcisismo, fue Otto Kernberg. A pesar de coincidir en muchos planteos con Kohut, Kernberg difiere en las explicaciones etiopatogénicas y estructurales que aporta Kohut y por lo tanto, a partir de esas diferencias, discrepa con ciertas indicaciones técnicas. 22 Según nos aclaran los autores (1999), Freud propuso la idea de que el niño pasa en el comienzo de su vida por una fase de narcisismo primario en el cual los objetos externos no son reconocidos como tales. Poco tiempo después el bebé es capaz de percibir a su madre como objeto satisfactor; como su relación con ella se canaliza en gran medida a través del acto de mamar, esto produce como consecuencia que se catectice la zona oral. Así se produce el desarrollo pulsional del ser humano, a lo largo del cual distintas zonas corporales van adquiriendo prioridad como zonas erógenas. El narcisismo primario es reemplazado por la libido objetal. Sólo en circunstancias patológicas hay una regresión a ese estadio anobjetal del desarrollo. 23 El narcisismo para Kohut no excluye la relación objetal: se puede necesitar del objeto y de sus cuidados lo cual no quiere significar que lo ama. 12 “El sí-mismo grandioso descripto por Kohut constituye para Kernberg el resultado de la fusión de imágenes del sí-mismo ideal con el sí-mismo real y con el objeto, aunque difieren respecto a su origen: para Kohut, el sí-mismo grandioso refleja la fijación en un sí-mismo primitivo y arcaico pero normal, mientras que para Kernberg constituye una estructura patológica netamente diferente del narcisismo infantil normal. Otro punto de divergencia es el relacionado con la naturaleza de la libido objetal y narcisista. Recordemos que para Kohut la libido narcisista tiene una línea de evolución paralela e independiente de la libido objetal. En cambio para Kernberg no es posible divorciar el estudio del narcisismo normal y patológico 24 de las vicisitudes de los derivados de instintos tanto libidinales como agresivos, y del desarrollo de los derivados estructurales de las relaciones objetales internalizadas. La importancia que Kernberg da a los impulsos agresivos se pone de relieve al ahondar en las explicaciones que uno y otro autor ofrecen ante ciertos fenómenos transferenciales. Para Kohut la transferencia idealizadora es la expresión de una falla primitiva de los objetos del self idealizados, quienes no permitieron al niño vivir la experiencia de idealización y fusión con un objeto externo. Kernberg, por su parte, distingue en la transferencia idealizadora una formación patológica resultante de la condensación del sí-mismo con las imágenes del objeto real y del sí-mismo ideal. En dicho vínculo se puede observar una intención defensiva contra la expresión de la rabia y la envidia. El desarrollo narcisista no manifiesta fallas estructurales que la terapia podrá reparar sino una distorsión y desvalorización activa de los objetos externos. En síntesis, el problema que se expresa a través de la transferencia idealizadora no es un defecto de los objetos externos sino una incapacidad del sujeto de idealizar a sus progenitores a consecuencia de tener grandes montos de rabia y envidia en su relación con ellos. Por lo tanto, surgen importantes discrepancias técnicas, Kernberg critica a Kohut que no interpreta las pulsiones agresivas y además, su propuesta de permitir la idealización del analista por parte del paciente. Opina que esto hace degenerar la técnica en una psicoterapia de apoyo, dado que aceptar la admiración implica un abandono de la posición neutral, en la misma medida en que lo hace la hiper-objetividad crítica”. (Bleichmar y Bleichmar, 1999). Según Elisabeth Roudinesco (1998) la concepción lacaniana del estadio del espejo, desarrollada en 1949, se basó en el punto confuso de la ubicación del narcisismo primario y su relación con la constitución del yo. Para Jacques Lacan, el narcisismo originario se constituye en el momento de la captación por el niño de su imagen en el espejo25 , imagen a su vez basada en la del otro (en particular la madre), constitutiva del 24 Para Hugo Mayer (1989) el narcisismo normal es equivalente de lo que diversos autores han llamado también erótico, libidinal o de vida... y el narcisismo patológico corresponde al narcisismo especular que es potencial o manifiestamente tanático. Este autor recuerda que Green propone que al narcisismo positivo se le debe aunar su doble invertido que llama narcisismo negativo, que se halla dominado por el principio de Nirvana, representante de las pulsiones de muerte, y que tiende al rebajamiento de la libido al nivel cero, aspirando a la muerte psíquica. Mayer subraya la íntima conexión entre el narcisismo patológico y la com-pulsión de muerte derivada de la interiorización de los sentimientos filicidas parentales. 25 Según nos aclara Bleichmar (1976) el niño obtiene una imagen unificada de sí, a través de la visión que de él le devuelve el espejo, y la fantasía de cuerpo fragmentado resulta de un efecto retroactivo de tal representación unificada del cuerpo. Si tal representación unificada no existiera, nada podría entenderse 13 yo. Con la experiencia de esta fase, que se extiende desde los 6 hasta los 18 meses, el niño va configurando la imagen de su cuerpo, la que estructura al yo antes de que el sujeto se comprometa en la dialéctica de la identificación con el otro y con el lenguaje. La unidad del cuerpo es un resultado de este proceso, mientras que en la etapa previa el niño tiene la angustiante fantasía de su cuerpo fragmentado.26 El período del autoerotismo corresponde entonces a la primerísima infancia, al período de las pulsiones parciales y del “cuerpo fragmentado”, signado por ese “desamparo original” cuyo posible retorno constituye una amenaza, en el fundamento de la agresividad.27 “Si pensamos que la imagen en el espejo no alude sólo a la relación física madre – hijo, sino que también constituye una metáfora del vínculo entre ellos, se nos ampliará de manera notable la comprensión de cómo el deseo materno contribuye a formar la imagen corporal de cada sujeto... Si la madre reconoce en el hijo la materialización de su ideal, o si percibe en él a alguien monstruoso, defectuoso o peligroso, todo ello será registrado por el niño, que verá – en los ojos y en la actitud afectiva de la madre – reflejada una imagen que no tardará en aceptar como propia”. (Mayer, 1989) Según Laplanche (1970) la de Lacan constituye la tentativa más elaborada para tratar de llenar el vacío que deja la noción freudiana del yo en la descripción del “nuevo acto psíquico” susceptible de provocar el pasaje del autoerotismo al narcisismo. La intención de Lacan, interpreta Laplanche, no es por cierto el vincular de manera necesaria la aparición del yo humano con la creación del instrumento del espejo, ni con el hecho de que Narciso pueda contemplar su imagen en el agua sino con el reconocimiento de la forma del otro humano y la precipitación correlativa en el individuo de un primer esbozo de dicha forma. Según Laplanche, sin embargo, sería inexacto decir que Freud no delimitó el lugar de la identificación especular, que ya se halla presente en Duelo y melancolía (1917) y sobre todo en un pasaje de El yo y el ello (1923), donde especifica que “el yo es ante todo un yo corporal, no es tan solo un ser de superficie, sino que es en sí mismo la proyección de una superficie”. La contribución de Green al tema del narcisismo es el resultado de largos años de tarea. En su obra Narcisismo de vida y de muerte, publicado en 1983, reúne escritos que van de 1966 hasta dicha fecha, y que trasuntan un esfuerzo por integrar los postulados freudianos con la concepción estructuralista. Green considera la estructura narcisista como un componente fundamental e insustituible de la esencia humana, como fragmentado, ya que la idea de fragmentado proviene del efecto de contraste con la representación unificada. El planteo recíproco también es cierto ya que si no se tiene la noción de fragmento, nada puede entenderse como entero y no se justificaría el saludo jubiloso de la imagen especular. 26 En la fase del espejo pueden diferenciarse 3 etapas: 1) el niño percibe su reflejo en el espejo como si fuera un ser real que trata de aprehender; 2) la imagen reflejada es diferenciada de un ser real y el niño no trata de aferrarla; 3) el niño reconoce que el reflejo del espejo es una imagen y que la imagen reflejada es suya. El niño a través de esta dialéctica entre el ser y la apariencia, alcanzaría la identidad. La identificación primitiva de la fase del espejo sería la raíz de las identificaciones posteriores. (Palmier, 1971). 27 Articulada con la teoría lacaniana que reconoce la existencia del narcisismo primario incluso antes del estadio del espejo, la reflexión de Françoise Dolto ubica las raíces del narcisismo en el momento de la experiencia privilegiada constituida por las palabras maternas más centradas en la satisfacción de deseos que en la respuesta a necesidades. 14 componente además pesquisable en la clínica como estructura de fondo que en ocasiones constituye el aspecto conflictivo central. Green subraya que en el tema del narcisismo, dado que Freud ha permanecido excesivamente atado al tema de las neurosis, y en particular a las de transferencia, se hace indispensable lograr una continuidad conceptual sin introducir una contraposición neta entre la vieja y la nueva conceptualización metapsicológica. El deseo, entendido como el movimiento a través del cual el sujeto busca el objeto, constituye por consiguiente la unión entre la vieja conceptualización, fundada sobre el análisis de la neurosis y la nueva apoyada sobre la clínica de los casos límite. Según nos puntualiza Hornstein (2000), la insatisfacción del deseo señala la dependencia del sujeto respecto del objeto y acrecienta los sufrimientos narcisistas. Se aspira a una satisfacción no sometida a la dependencia del objeto, logrando un silencio del deseo; cuando el otro impone una desmentida a la omnipotencia se genera la rabia narcisista. Esa insatisfacción lo priva al narcisista de ser liberado, por la satisfacción, del deseo. Busca más un deseo de satisfacción que una satisfacción de deseo (Green, 1983). Según Green (1995), “lo que hace del narcisismo un estado mortífero es sin duda la autosuficiencia que veda todo intercambio verdadero, o limita los intercambios a r e l aciones especulares, condenando a la esclerosis al sistema cerrado que él constituye, como esas células que mueren por sobrecarga de grasa”. También nos parece importante destacar la idea de Green acerca del dormir como manifestación narcisista tanática y el soñar como expresión del narcisismo libidinal. Nuestro interés en el tema El propósito que nos guió para la profundización del tema del narcisismo, se basa en la hipótesis, compartida por otros autores 28 , de que la última década de este siglo se la podría describir como “la era del narcisismo”. Recordamos a Luis Chiozza (1982) cuando dice “El auge del individualismo, que otrora condujo al hombre hacia el florecimiento pleno de sus disposiciones latentes nos muestra hoy sus formas caducas. Por ejemplo: el orgullo, que implica responsabilidad y esfuerzos, cede su puesto a menudo a la vanidad, que es irresponsable y más fácil. Un narcisismo excedido se oculta frecuentemente bajo el disfraz del amor a los hijos. El egoísmo se viste con el ropaje más digno del amor familiar. La amistad, sazonada con el cálculo, queda sometida a las leyes de la relación concretamente útil. El cariño, que enriquece el vínculo amoroso a través de la generosidad y la capacidad de cuidar, se convierte en una debilidad peligrosa, que debe ser sustituida por la pasión y el enamoramiento, que procuran la posesión del objeto. Todo esto en nombre de una necesidad de progreso individual, que se hace imperativo bajo las formas, paupérrimas en su absurda simplicidad, de mayor poder, o prestigio, y mayor riqueza”. Describe este autor la conflictiva del narcisismo vs. la relación objetal en términos que nos resulta fructífero compartir: “El hombre no ha nacido, sin embargo, para vivir aislado. Para realizarse plenamente necesita, como la neurona, vivir inmerso 28 Entre los autores que la han denominado de esta forma, podemos citar a Christopher Lasch que se ocupa profundamente del tema en su libro “La cultura del narcisismo”, Bompiani. Milano. 1981. 15 en un mundo de interlocución. Ninguna de sus posesiones, como le ocurre a un niño con una pelota, puede ser gozada en ausencia de otro con quien compartirla. El goce solitario se realiza mediante el artificio efímero de una presencia imaginaria. Las formas de un individualismo degradado, que hemos llamado caducas, desoyendo esta perentoria necesidad de convivir, crean en el hombre medio de nuestros días un vacío existencial de fondo. Entonces, como le ocurre a un solterón en el día de Navidad, no existe quien pueda llenar ese vacío. Sus hijos sólo funcionan como prolongaciones narcisistas de su propio ego; su cónyuge, frecuentemente devorado en un vínculo simbiótico, es sólo un pretexto para su crecimiento egoísta; sus amigos fueron elegidos para otros fines, acordes con la conveniencia de otro momento. Así, aterrorizado por un silencio enfermo, intentará hablar del tiempo, de lo que pasará con el dólar, o, irresponsablemente, de lo que ocurre en la política nacional o internacional. O intentará hacer algo, arriesgando su dinero, su vida o su honra, en el deporte o el juego; o soñará con vacaciones imposibles; o con adquisiciones nuevas, incluyendo en estas últimas las aventuras sexuales. Cuando, como a menudo sucede en la edad media de la vida, sus formaciones defensivas se agotan, aparece un cuadro que nuestra complicidad culpable prefiere encerrar, todo entero, en el diagnóstico de la melancolía. Sienten que sus vidas, o la vida en su conjunto, carece de sentido. En nuestra interpretación diagnóstica habitual, las vicisitudes de las relaciones del yo con el superyó, que fundamentan la psicodinamia de la melancolía, invaden abusivamente el campo nuevo, constituido por las relaciones del superyó “individual” con lasformas ideales caóticas del consenso social”. (Chiozza, 1982). Como patología emanada del trastorno narcisista manifestado en el individualismo acendrado que predomina en nuestra era, podemos describir, dentro del vacío de sentido que reina, a la depresión como una de las enfermedades más frecuente, resultante de vivencias como la ausencia de un futuro promisorio, la falta de trabajo creador, el nihilismo, el hundimiento de los ideales, el pesimismo abrumador del cual se intenta salir con drogas, en resumen, el profundo desánimo moral que embarga al individuo en la actualidad. Esta cultura que impregna las llamadas sociedades de avanzada, donde la crisis de los valores ha transformado completamente la existencia del individuo, provocándole replegamientos cada vez más frecuentes sobre su propio yo, es una cultura que desdeña la entrega afectiva al otro, entrega que es interpretada como un acto de debilidad, de sometimiento y de pérdida de autonomía. Es en este tipo de cultura, donde los actos de camaradería han sido sustituidos por la rivalidad, la magnanimidad por la voracidad, la búsqueda de lo esencialmente bueno, por el acaparamiento indiscriminado de bienes y relaciones. Entendemos que desde el individuo se halla enfermo el afecto descripto como la magnanimidad 29 ; desde la sociedad, lo que describiríamos como el altruismo metapsicológicamente hablando, constituiría una falla en la adquisición del narcisismo sano, libidinal o maduro, según la terminología de los distintos autores. Sería deseable que el hombre frente a la soledad en que lo sume el narcisismo patológico, adquiriera conciencia de que necesita ineludiblemente al otro para ser plenamente feliz, para realizarse auténticamente. Para alcanzar este nivel, 29 Es actualmente llamativa la falta de inclusión de las personas en las redes de cooperación social, así como nos resulta paradojal, que la situación de ayuda al prójimo que debería constituir un verdadero placer objetal, figure como “castigo” ante determinados delitos, donde se incluye en la pena, el “trabajo comunitario”. 16 debería poder tolerar la “injuria narcisista” que implica la aceptación de que sólo hay un Yo si hay un Tú, y que este Yo halla su verdadera trascendencia en la construcción del Nosotros. Nosotros enriquecedor, que basado en el compartir y en el re-descubrimiento del amor verdadero que tolera las diferencias, es el que trasciende las tendencias individualistas y ayuda en el verdadero crecimiento yoico. El narcisismo patológico desde el punto de vista ecosistémico se lo puede descubrir bajo la forma de los llamados por Bateson “propósitos conscientes” que son aquellos en los que, y “con la más pura de las intenciones conscientes”, se cometen graves acciones destructivas en sistemas más amplios que el individual, provocándose así repercusiones incontrolables. Es en este sentido como en ocasiones para nuestra “comodidad”, “progreso” y “bienestar”, luchamos contra el ambiente y al derrotarlo, nos estamos destruyendo. (Bateson, 1972). Para alcanzar la verdadera comprensión trascendente de nuestra inclusión en el ecosistema es necesario tomar conciencia de la insignificancia de nuestro Yo frente a la magnitud de dicho ecosistema. Esta configuraría parte de una “injuria narcisista básica”, que pondría en crisis nuestra creencia egoísta de lo particular de nuestro propio yo, pero que, a su vez, sería el modo indispensable para que el hombre se incluyera culturalmente de una manera más plena y menos destructiva en todo lo que lo rodea. Una buena autoestima, como expresión libidinal de la función narcisista30 , debería realzar la importancia de todas aquellas actividades que incluyeran metas y ambiciones que se hallaran al servicio del desarrollo del sujeto y al enriquecimiento de aquellos objetos que lo rodean, sobre todo las orientadas al engrandecimiento de los vínculos objetales que no se encuentran destinados al servicio del propio Self. En este último caso englobamos a aquellos sujetos que “dan todo por sus hijos”, o por su familia o por su grupo de pertenencia, donde a través de una magnanimidad supuesta, se encubre el impulso egoísta de volver a recibir de acuerdo a lo invertido en dichos objetos. Muchos de los supuestos “benefactores” que aparecen en las redes de intercambio social, en ocasiones esconden tendencias de grandiosidad y exhibicionismo, subyacentes a sus obras de bien. Un adecuado sentimiento de amor propio y del propio valor, permitiría al individuo renunciar a sus motivos narcisistas patológicos, en la organización de su conducta y de sus relaciones, donde el equilibrio de los vasos comunicantes estuviera dado por una adecuada proporción entre la dedicación orientada hacia los objetos y la destinada al propio yo, o sea entre la investidura narcisista y la objetal. La distinción entre el narcisismo sano y el patológico estaría dada por el grado de éxito logrado en el armonioso desarrollo y enriquecimiento del sí – mismo, comprometido emocionalmente con la misma meta, en lo que respecta a su ecosistema. 30 En nuestro medio, fue Gilda Sabsay de Foks quien postuló para la actividad narcisista, el término de función, planteando que esta función puede ser libidinosa o tanática. Si es libidinosa se transforma en estructurante para el yo. Dicha autora considera que sólo si hay autoconsideración o autoestima es posible la emergencia, el desarrollo y el enriquecimiento de la maduración yoica. Se trata de una función multideterminada, que proviene de una estructura narcisista que, por lo tanto, es estructurante de la función, pero a su vez, esta función es estructurante del yo. En dicha función tienen un papel de importancia los componentes heredados que, a través del Ello, pasan a formar parte de ella. (Sabsay de Foks, 1974) 17 Pensamos que la patología narcisista, en nuestra época, también se la puede adscribir a la falta de figuras relevantes que encarnen un Ideal para el Yo 31 lo cual alteraría el equilibrio libidinal, hundiendo al hombre en un “estancamiento narcisista” que lo mantendría sin encontrar la salida de dicho narcisismo, por imposibilidad de dirigir sus catexias hacia un objeto que funcionara como fuente de enriquecimiento yoico, ayudándolo hacia su crecimiento, apuntando hacia el engrandecimiento de dicha instancia a través de posibilitarle cada vez mayores y más adecuados procesos sublimatorios.32 En este estancamiento el sujeto queda atrapado en un narcisismo tanático33 que rebaja y lesiona la autoestima, dado que el ideal del cual depende le impone una relación de sometimiento y de ausencia de posibilidades de trascendencia. Este estancamiento narcisista también puede producirse por tomarse a sí mismo como objeto de amor, viendo en sí al ideal de perfección al que se aspira. Podemos interpretar que en dicha egolatría el sujeto queda varado en el lugar del ideal narcisista de sus padres, tratando de ser o tener aquello que ellos soñaron. Dentro de este vínculo endogámico, de una manera autosuficiente y sin necesidad de conquistar el amor del objeto, vive como en una especie de burbuja individualista, donde no hay realimentación posible por hallarse perturbados los vínculos enriquecedores con los otros. Dichos vínculos también son frecuentemente eludidos, porque al ser capaces de provocar frustración, angustia o miedo, lo llevarían al sujeto a poner en tela de juicio su propia omnipotencia. Observamos en esta época una especie de formación reactiva al individualismo, por el cual se encubre este estancamiento narcisista con el hecho valorado socialmente, de entablar numerosos ligámenes, caracterizados en su mayoría por la superficialidad del vínculo afectivo que los sostiene, relaciones en las cuales los individuos “se llevan bien con todo el mundo” porque, en realidad, no le dan auténtica importancia, esencialmente, a nadie. Algunos autores se han referido a este fenómeno describiéndolo como la “época light”. 31 La formación del Ideal del Yo también ha sufrido una evolución en el pensamiento freudiano ya que en un principio (1914) lo describe como una formación intrapsíquica que constituye un residuo del narcisismo primitivo perdido; posteriormente (1923) utiliza el término “superyó” como sinónimo de “ideal del yo”. Luego en 1932, el superyó aparece como una estructura que engloba las funciones de autoobservación, conciencia moral e ideal. 32 En esta dirección, sabemos que Freud (1914) define al narcisismo primario como aquel estado particular en el cual una magnitud de libido proveniente del ello carga al yo, que describe Freud como “ante todo un yo corporal” (1923). El narcisismo secundario surge mediante la asimilación de los objetos en el yo, que provoca la retracción sobre éste de las cargas libidinosas dirigidas hacia esos objetos. “Los psicoanalistas hablan de un narcisismo primario, o bien secundario. Si bien no existe un absoluto acuerdo acerca del uso de estas expresiones, se admite por lo general que el narcisismo primario designaría todos los revestimientos libidinales anteriores al revestimiento de un objeto en el pleno sentido del término (y, por tanto, ya que el revestimiento objetal en su pleno sentido no aparece sino con el Edipo, a todos los revestimientos pre-edípicos). El narcisismo secundario sería aquel en el que un sujeto, tras haber revestido a un objeto, retiraría este revestimiento del objeto, no para revestir con la libido liberada a otro objeto (como aquel que cambia de pareja o de objeto amoroso), sino para dirigirla sobre el propio sujeto. (De Waelhens, 1973) 33 Diferenciamos el narcisismo tanático del sadomasoquismo, a partir de que en este último se puede ver una relación con el objeto externo (aunque sea un objeto de elección narcisista) y se observa una necesidad de sufrimiento o de agresión, como modos de lograr el goce. En cambio el narcisismo tanático, se hallaría más cercano a situaciones desintegrativas, con alto dosaje de desesperanza, que acercan el sujeto a lo inanimado. 18 Estos vínculos, que adquieren la categoría de elecciones narcisistas, se configuran sobre la base de que los objetos seleccionados representan cómo es el sujeto que los elige, cómo fue o cómo quisiera serlo, o también, como describe Freud para la elección femenina de amor, eligiendo a quien más satisface su autoestima. En este caso la elección no se hace por los atributos del objeto, sino porque convierte al individuo en un ideal que lo retrotrae a la antigua situación de “his majesty the baby”. También en la misma dirección de alteración narcisista, ubicamos las “personalidades como si” caracterizadas por contener en su estructuración identificaciones parciales y disociadas, que dan lugar a pseudoindentificaciones, características del mimetismo, merced a las cuales lo que fingen ser dichos individuos, es en realidad una vestidura vacía. Esta situación configura una difusión de la identidad (pseudoidentidad), donde falta un concepto integrado de sí y de los objetos totales, en relación con el sujeto, con manifiesta incapacidad para establecer adecuadas interacciones con los demás por falta de empatía emocional. (Spagnuolo, 1999). Desde otra vertiente, y asimismo partiendo de Freud34 , podemos interpretar las afecciones tumorales como otra expresión de la patología narcisista, en las cuales se ha perdido el código ordenador del tejido al cual pertenece originalmente la célula tumoral, célula que inicia un derrotero individualista por el cual ella va a sobrevivir, pero haciendo peligrar la vida del hombre que la alberga. Esto en el lenguaje popular está representado por la expresión con la cual se denomina a un individuo como un “cáncer”, cuando se pretende describir metafóricamente su tendencia a vivir del otro, o sin preocuparle el destino de aquellos que lo rodean. En otros trabajos acerca del cáncer de mama, nos hemos ocupado más extensamente de la problemática de esta vicisitud de la relación objetal perturbada. (Spagnuolo, 1977, 1983, 1985). En dicha patología hemos interpretado, en términos del lenguaje de órganos, hechos como por ejemplo, la gran diferencia estadística de aparición de dicha patología, en mujeres que no han amamantado, de su ausencia en aquellas que lo han hecho con frecuencia. Desarrollamos en dichos trabajos una visión del vínculo de la lactación como un fenómeno mutuamente enriquecedor, donde interpretamos el dar de mamar como expresión de un “dar” mucho más abarcativo, símbolo del afecto que encarna a la magnanimidad y la aparición de la patología mamaria como una expresión somática de las alteraciones o vicisitudes que sufrió dicha entrega amorosa.35 En otra enfermedad muy actual, sobre todo en uno de los países más desarrollados del mundo, en Estados Unidos de Norteamérica, la hiperobesidad, también se estaría mostrando el aspecto de voraz acumulación narcisista de reservas 34 En Más allá del principio del placer, Freud (1920), afirma que las células germinales se comportan de un modo “narcisista”, porque tienen necesidad de la actividad de sus pulsiones de vida para sí mismas, en calidad de reserva, con miras a su posterior actividad de grandiosa dimensión anabólica. Agrega un año más tarde, en la misma obra, que tal vez habría que declarar narcisistas, en ese mismo sentido, a las células de los neoplasmas malignos, dado que la patología esta preparada para considerar congénitos sus gérmenes y atribuir a ellos cualidades embrionales. 35 Clínicamente y por disección, se observa a menudo un notable grado de estancación láctea en el cáncer de mama, los conductos distendidos con secreción espesada faltan rara vez en la mama limítrofe al carcinoma y frecuentemente se halla esta estancación tan sólo en la zona que conduce a la neoplasia. (Ewing, 1948) 19 energéticas que nunca serán utilizadas y que se vuelven contra el propio sujeto que la alberga. También podemos interpretar esta alteración libidinal, en las frecuentes enfermedades por autoinmunidad en donde se ve atacada la propia identidad, como si fuera desconocida, evidenciando una alteración de lo que algunos autores consideraron el “narcisismo sano” o una falla del narcisismo primario, traicionando de esta manera la forma más primitiva del amor propio. El hombre ante la amenaza de su derrumbe individualista, se halla enfrentado a la terrible dramática de pactar con su tendencia narcisista, trocando los vínculos de rivalidad por las vivencias de encuentro pleno con el otro, yendo más allá de los límites que le provee su narcisismo patológico para construir con el otro una realidad donde el bienestar consista en el logro del placer mutuo, gozando la oportunidad que nos da el otro de convertirnos en dadores. No podemos hablar propiamente de un objetivo amoroso sin presuponer el reconocimiento de una básica e ineluctable insuficiencia narcisista, al modo de la elaboración de la posición depresiva kleiniana. Dicha vivencia de carencia o incompletud, guiaría al yo en la búsqueda del objeto que posibilitara, en cuanto diferente, el hallazgo de los aspectos que saciaran dicha falta.36 Si podemos hablar hoy en día de una psicosis social, sería a través de la imagen de sus individuos descatectizando sus vínculos con los otros y encerrándose en un acorazamiento narcisista, a fin de lograr metas que son meras prótesis de aquellas vivencias esenciales perdidas en un desarrollo defectuoso, donde fallaron las figuras magnánimas que lo habrían ayudado a configurar ideales dadores 37 . Un narcisismo tanático presupone fuertes procesos desintegrativos y va dejando cada vez más sumido al sujeto sin la realimentación necesaria de su entorno, hasta terminar viviendo como en una perpetua autodestrucción, o en palabras de Angel Garma (1971) “cada cual ama o destruye a su prójimo como a sí mismo”. Deseamos concluir este trabajo con las palabras del poeta Khalil Gibran (1984), donde sentimos que se halla bellamente expresado el concepto de un dar magnánimo, producto del narcisismo maduro, que hemos intentado describir. Un rico mercader se acercó al Profeta y preguntó “Maestro, ¿puedes hablarnos del dar?”. Y él contestó: Dais muy poco cuando entregáis lo que es vuestro como patrimonio. Cuando ofrecéis algo de vuestro interior es cuando realmente dais. ¿Qué son vuestras posesiones sino cosas que atesoráis por temor a necesitarlas mañana?. ¿Y que es el temor a la necesidad sino la necesidad misma?. 36 Podríamos describir esto con la metáfora de los vasos comunicantes en donde a mayor conciencia de la carencia y de la propia incompletud, mayor sería la necesidad y búsqueda del afecto del otro destinada a colmarla. 37 “Si gracias al ´narcisismo de vida´ el yo procura alcanzar cohesión yoica, el ´narcisismo de muerte´ intenta reducir a cero las investiduras yoicas” (Green, 1983). 20 ¿No es, en realidad, el miedo a la sed, cuando el manantial está lleno, la sed inextinguible?. Hay quienes dan un poco de lo mucho que tienen, pero lo dan buscando el reconocimiento y su deseo oculto daña sus regalos. Y hay quienes tienen poco, pero todo lo dan. Son éstos los creyentes en la vida y en la magnificencia de la vida y su cofre nunca estará vacío. Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su fortuna. Y hay quienes dan con dolor y ese dolor es su bautismo. ¿Y hay algo, acaso, que, de verdad puede guardarse? Todo lo que tenéis será entregado algún día. Dad, pues, ahora, que estáis en la estación de dar, que es vuestra y no de vuestros herederos. Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mucho mejor entregar lo que no nos ha sido solicitado, comprendiendo. Porque, a la verdad, es la vida, la que da a la vida, mientras que vosotros que os creéis dadores, no sois más que testigos... 21 BIBLIOGRAFIA ABRAHAM, Karl (1919) Una forma particular de resistencia neurótica contra el método psicoanalítico, en Psicoanálisis Clínico. Ediciones Hormé. Pág.231. (1921) Contribuciones a la teoría del carácter anal, en op. cit. pág. 284. BATESON, Gregory (1972) Crisis en la ecología de la mente, en Pasos hacia una ecología de la mente. Ed. C. Lohlé. Buenos Aires. BLEICHMAR, Hugo (1976) La depresión: un estudio psicoanalítico. Ed. Nueva Visión. Buenos Aires. BLEICHMAR, Norberto; BLEICHMAR, Celia L. de (1999) El psicoanálisis después de Freud. Teoría y clínica. Paidós. Buenos Aires. Pág. 390 CHIOZZA, Luis A. (1982) Convivencia y trascendencia en el tratamiento psicoanalítico, en Obras Completas de Luis Chiozza, Edición CD ROM, In Context informática documental, Buenos Aires, 1996. DE WAELHENS, A. (1973) La psicosis. Ediciones Morata. Madrid. Pág. 62 EWING, James (1948) Oncología. Salvat Editores. Barcelona. FENICHEL, Otto (1964) Teoría psicoanalítica de las neurosis. Paidós. Bs. As. FREUD, Sigmund (1905) Tres ensayos de teoría sexual. Obras Completas, Vol. VII, Amorrortu editores. Buenos Aires. (1911) Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente. Obras Completas, Vol. XII, Amorrortu editores. Buenos Aires. (1911) Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico. Obras Completas, Vol. XII, Amorrortu editores. Buenos Aires. (1913) Tótem y tabú. Obras Completas, Vol. XIII, Amorrortu Ed. Bs. As. (1914) Introducción del narcisismo. Obras Completas, Vol. XIV, Amorrortu editores. Buenos Aires. (1916) Conferencias de introducción al psicoanálisis. Obras Completas, Vol. XVI. Amorrortu editores. Buenos Aires. (1917) Duelo y melancolía. Obras Completas, Vol. XIV. Amorrortu editores. Buenos Aires. 22 (1917b) Un recuerdo de infancia en Poesía y verdad. Obras Completas, Vol. XVII. Amorrortu editores. Buenos Aires. (1920) Más allá del principio del placer. Obras Completas, Vol. XVIII, Amorrortu editores. Buenos Aires. (1921) Psicología de las masas y análisis del yo. Obras Completas, Vol. XVIII. Amorrortu editores. Buenos Aires. (1923) El yo y el ello. Obras Completas, Vol. XIX, Amorrortu editores. Buenos Aires. (1932) Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Obras Completas, Vol. XXII, Amorrortu editores. Buenos Aires. GARMA, Angel (1971) En los dominios del instinto de muerte. Revista de Psicoanálisis, XXVIII, 2. Buenos Aires. GIBRAN, Khalil (1984) El profeta. Ed. Galerna. Buenos Aires GREEN, André (1970) El narcisismo primario ¿estructura o estado? Ed. Proteo. Buenos Aires. (1983) Narcisismo de vida, narcisismo de muerte. Amorrortu 1986. Buenos Aires. (1995) La metapsicología revisitada. Eudeba. 1996. Bs. As. HORNSTEIN, Luis (2000) Narcisismo. Autoestima, identidad, alteridad. Paidós. Buenos Aires. LAPLANCHE, Jean (1970) Vida y muerte en psicoanálisis. Amorrortu. Bs.As. MAYER, Hugo (1989) Volver a Freud. De la teoría del narcisismo a la clínica psicoanalítica. Paidós. Buenos Aires. MIGONE, Paolo (1995) Terapia psicoanalítica. Ed. Franco Angeli. Milano. Cap. 10 MILLER, Alice (1994) El drama del niño dotado y la búsqueda del verdadero yo. Ed. Tusquets. España. PALMIER, Jean – Michel (1971) Jacques Lacan, lo simbólico y lo imaginario. Ed. Proteo. Buenos Aires. RIVA POSSE, Alberto (1996) El narcisismo y el D.S.M.IV, en Rev. Nº 4 de Psiquiatría Dinámica y Psicología Clínica, Año 2, Vol.4 de la AAP (Asociación Argentina de Psiquiatras). ROUDINESCO, Elisabeth y PLON, Michel (1998) Diccionario de psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires. 23 SABSAY DE FOKS, Gilda (1974) El narcisismo como función libidinal o tanática. Presentado en el Centro de Investigación en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática (CIMP), Buenos Aires. SPAGNUOLO, Ana (1977) Cáncer de mama. Aportes a su comprensión psicosomática en la Jornada sobre “El enfermo canceroso”, Centro de Investigación en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática (CIMP), Buenos Aires. (1983) Cáncer de mama. Aportes a su comprensión psicosomática (2ª. Comunicación) en el Simposio del Centro de Investigación en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática (CIMP), Buenos Aires. (1985) Un estudio psicoanalítico del cáncer de mama, en el II Congreso Latinoamericano de Medicina Psicosomática (Campinas) Brasil. (1999) Borderline. Recopilación bibliográfica y elaboración temática realizada para la pasantía “Cuadros fronterizos y Psicosis”, Facultad de Psicología de la UBA. Ficha de circulación interna. 24 ENTROPIA Y COMPULSION A LA REPETICIÓN38 El panorama intelectual de una época comprende distintas ciencias claramente diferenciadas por sus objetos de estudio, sus métodos de investigación, filosofías que las sustentan, etc. Sin embargo, al dirigirles una mirada más atenta se observa, que aún en su diversidad, presentan aspectos coincidentes que las relacionan más allá de sus límites, y que permiten enunciar leyes generales más abarcativas de sus fenómenos de estudio, que aquello que en su origen pretendían explicar. Así sucede también con los modelos de pensamiento que signan a las épocas y que se manifiestan en los puntos de encuentro de investigadores de distintas áreas del conocimiento, a pesar de las distintas perspectivas científicas que ellos representen. Freud, a lo largo de su obra, mostró el deseo de que el psicoanálisis fuera una ciencia natural y utilizó en numerosas ocasiones modelos provenientes de la física, de la biología y de la química, entre otros, para lograr así una base rigurosa destinada a tal reconocimiento y a una mejor descripción y comprensión de sus ideas. Uno de estos modelos, provenientes de la física, el de la entropía, nos pareció conectado con la teoría de las pulsiones. Un modelo que conecta o metamodelo, es una aproximación de gran poder que se forma por la combinación de diversos trozos de información. Bateson lo describe también como la pauta que conecta. (BATESON, 1980 – pág. 7). Freud menciona la entropía en 1918 en su obra “De la historia de una neurosis infantil” y en 1937 en “Análisis terminable e interminable”. Utiliza este concepto en el sentido en que Jung describía la “inercia psíquica”39 , pero critica el hecho de que este autor la haya querido erigir como “causación principal de todos los fracasos de los neuróticos” dado que él piensa que su alcance es más vasto: “La movilidad o la pesantez de las investiduras energéticas libidinosas (y aún las de otra clase) es un carácter particular de muchas personas normales, y ni siquiera de todos los neuróticos; un carácter que hasta hoy no ha sido entramado con otros, algo así como un número primo no susceptible de ulterior división. Sólo sabemos una cosa: que el rasgo de la movilidad de las investiduras psíquicas retrocede llamativamente con la eda d . N o s h a proporcionado una de las indicaciones para los límites del tratamiento psicoanalítico. Sin embargo, hay personas en quienes esta plasticidad psíquica persiste mucho más allá de los límites de edad habituales y otras en quienes se pierde muy temprano. Si estas últimas son neuróticas, uno hace el desagradable descubrimiento de que en circunstancias aparentemente iguales no puede deshacer en ellas unas alteraciones 38 La 1a. versión de este trabajo fue presentada en el Simposio del CIMP de 1986 y una posterior ha sido presentada en el 1er. Congreso Virtual de Psiquiatría. Internet. 1 de febrero al 15 de marzo de 2000. 39 Jung la describía como “la exteriorización de unos enlaces, tempranamente establecidos y muy difíciles de desatar, de pulsiones con impresiones y con los objetos dados en éstas; en virtud de (los cuales) se detuvo el ulterior desarrollo de estos componentes pulsionales”. (FREUD, 1915. pág.271). En una nota a pie de página de “Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica” (FREUD, 1915), Strachey historia la evolución de esta idea en Freud y las distintas formas en que se refirió a ella: tendencia a la fijación, viscosidad de la libido, inercia psíquica, resistencia del ello e inercia de la libido. (Cita al pie, FREUD, 1915. pág. 272). 25 que en otras personas fue posible dominar con facilidad. Por tanto, también en las trasposiciones entre procesos psíquicos cabe considerar el concepto de una entropía que contraría, en proporción a su medida, la involución de lo acontecido" (FREUD, 1918. pág. 105)40 En “Análisis terminable e interminable”, Freud añade a los anteriores conceptos, que en la gente de edad avanzada el hecho de que los decursos, vínculos y distribuciones de fuerza se hallen inmutables, petrificados, se lo podría explicar por la llamada “fuerza de la costumbre” o sea, “el agotamiento de la capacidad receptiva– una suerte de entropía psíquica –”. (FREUD, 1937. pág. 243). Tratando de explicarse el origen de este fenómeno, Freud invoca “la presencia en la vida anímica de un poder que, por sus metas, llamamos pulsión de agresión o destrucción y derivamos de la pulsión de muerte originaria, propia de la materia animada”. (FREUD, 1937. pág. 243). En relación al significado de la entropía Monod nos dice: “el 2º principio de la termodinámica41 prevé que, en un recinto energéticamente aislado, todas las diferencias de temperatura deben tender a anularse espontáneamente (y por ende el sistema se convierte en inerte). Es en este sentido que se dice que el 2º principio prevé la degradación ineluctable de la energía en el seno de un sistema aislado como el Universo. La entropía42 es la cantidad termodinámica que mide el nivel de degradación de la energía de un sistema. Su aumento por lo tanto, mide el aumento del desorden en un sistema y un aumento de orden corresponde a una disminución de entropía o, como se prefiere a veces decir, a un enriquecimiento de entropía negativa. El grado de orden de un sistema es definible en otro lenguaje: el de la información y por ende, la idea de una cierta equivalencia entre “información” y “entropía negativa”. Uno de los enunciados fundame n t a l e s d e l a t e o r í a d e l a información, a saber que la transmisión de un mensaje se acompaña necesariamente de una cierta disipación de la información que contiene, es el equivalente, en informática, del 2º principio en termodinámica”. (MONOD, 1971. pág. 209). Con respecto a la entropía en el organismo vivo, Schrödinger plantea que dicho organismo evita la rápida degradación al estado inerte de “equilibrio” mediante su 40 El subrayado es nuestro El 1er. principio de la termodinámica fue enunciado por Von Helmholtz, en 1847 y denominada “la ley de conservación de energía”: es posible cambiar de forma la energía, pero no se la puede crear ni destruir. Siempre que cierta cantidad de energía parezca desaparecer de un lugar, reaparecerá necesariamente una cantidad equivalente en otro”. (ASIMOV, 1982. pág. 337). La 2ª ley de la termodinámica dice que la entropía de un sistema aislado siempre aumenta, y que cuando dos sistemas se juntan, la entropía del sistema combinado es mayor que la suma de las entropías de los sistemas individuales. (HAWKING, 1988. pág. 146). 42 “La capacidad de cualquier sistema para desarrollar un trabajo se denomina ‘energía libre’. La cantidad de energía que se pierde inevitablemente como energía inaprovechable se refleja en las mediciones de la “entropía”, término creado en 1850 por el físico Rudolf Clausius. Clausius indicó que en cualquier proceso relacionado con el flujo de energía hay siempre una pérdida, de tal forma que la entropía del Universo aumenta sin cesar. Este continuo aumento entrópico constituye la 2ª ley de la termodinámica. Algunas veces se ha aludido a ella asociándola con los conceptos “agotamiento del Universo” y “muerte calorífica del Universo”. (ASIMOV, 1982. pág. 338). 41 26 metabolismo.43 Todo proceso, suceso o acontecimiento –nos dice– en una palabra, todo lo que pasa en la Naturaleza, significa un aumento de la entropía de aquella parte del mundo donde ocurre. Por lo tanto un organismo vivo aumentará continuamente su entropía o, como también puede decirse, produce entropía positiva y por ello tiende a aproximarse al peligroso estado de entropía máxima que es la muerte. Sólo puede mantenerse vivo extrayendo continuamente entropía negativa de su medio ambiente. El organismo se alimenta de entropía negativa (ORDEN) para compensar el aumento de entropía (DESORDEN) que produce viviendo. “La energía de los alimentos –estado ordenado de la materia en compuestos orgánicos, más o menos complejos– es necesitada para reemplazar no sólo la energía mecánica de nuestra actividad corporal, sino también el calor que continuamente comunicamos al ambiente, “donación” esencial para la eliminación del exceso de entropía que producimos de continuo en los procesos físicos vitales”. (SCHRODINGER, 1944. pág. 102). Lo importante del concepto de entropía es su aportación al concepto estadístico de orden y desorden. En contraposición con el 2º principio de la termodinámica –de la tendencia natural de las cosas de ir hacia el desorden–, la vida parece ser el comportamiento ordenado y reglamentado de la materia que no está asentado exclusivamente en su tendencia de pasar del orden al desorden, sino basado en parte en el orden existente que es mantenido, o sea el “mecanismo” de “orden a partir del orden”. El principio del “orden a partir del desorden” es el que sigue la Naturaleza y el único que hace posible la comprensión de los acontecimientos naturales, en primer lugar, su irreversibilidad44 . (SCHRODINGER, 1944, pág. 96 a 110). En su modificación de la teoría de las pulsiones, Freud las agrupa en pulsiones de vida y de muerte. La meta de las primeras, apunta a establecer ligámenes libidinales mediante investiduras libidinales y a favorecer la cohesión entre las diferentes partes del mundo vivo. Las pulsiones de muerte, en cambio, dirigen su acción hacia el desprendimiento de la libido de los objetos y al retorno del ser vivo a la tensión cero, al estado inorgánico. Según nos lo describe Juan David Nasio, “estos dos grupos de pulsiones actúan no solamente de consuno, sino que comparten un rasgo común... que constituye un verdadero salto en el pensamiento freudiano... más allá de su diferencia, las pulsiones de vida y de muerte aspiran a restablecer un estado anterior en el tiempo... a reproducir, a repetir una situación pasada, haya sido esta agradable o desagradable... En síntesis, el nuevo concepto introducido por Freud con la segunda teoría de las pulsiones es el de la 43 Metabolismo deriva del griego y significa “cambio” o “intercambio”. Es el “proceso por el cual se transforma la sustancia viva, convirtiendo material existente en su entorno en sustancia propia. Las diferentes fases de este proceso son: ingestión, digestión, absorción, asimilación y excreción”. (ASIMOV, 1981. pág. 21). 44 Una transformación es irreversible cuando una vez que se ha realizado no es posible volver el universo (o sea, el organismo + el medio) al estado inicial o primitivo. 27 compulsión a la repetición en el tiempo45 . La exigencia de repetir el pasado doloroso es más fuerte que la búsqueda del placer en el acontecimiento futuro. La compulsión a repetir es una pulsión primera y fundamental, pulsión de pulsiones; no es ya un principio que orienta, sino una tendencia que exige volver atrás para reencontrar lo que ya tuvo lugar. El deseo activo del pasado, aun si el pasado fue malo para el yo, se explica por esta compulsión a retomar lo que no había sido terminado, con la voluntad de completarlo ... como si las pulsiones inconscientes no se resignaran nunca a ser condenadas a la represión. Podemos afirmar entonces – continúa Nasio – que la compulsión a repetir en el tiempo es más irresistible todavía que la pulsión a reencontrar el placer. La tendencia conservadora – la de volver atrás – propia de las pulsiones de las pulsiones de vida y de muerte, prima sobre la otra tendencia, igualmente conservadora, regida por el principio de placer, la de recuperar un estado sin tensión. De ahí que Freud considere la compulsión a la repetición como una fuerza que desborda los límites del principio de placer, que va más allá de la búsqueda de placer. Sin embargo, el par pulsiones de vida y de muerte se rige siempre por la acción conjugada de estos dos principios capitales del funcionamiento mental: reencontrar el pasado y reencontrar el placer”. (NASIO, 1999. pág. 87). Si intentamos ahora, relacionar modelos como pulsión de muerte a entropía positiva (tendencia de aproximarse a un valor máximo de desorden molecular) 46 y la libido, como expresión del instinto de vida, al modelo de entropía negativa (dado que por su misma esencia de buscadora de objetos en los que satisfacer las necesidades, realiza los intercambios adecuados con el medio para la adaptación47 ) nos encontramos ante dos tipos distintos de “orden”, dado que Eros sería la expresión representativa del “orden a partir del orden” y Tánatos el del “orden apartir del desorden”. Pensamos que una posible salida de esta confusión podría hallarse trascendiendo la aparente semejanza de ambos modelos. O sea, creemos que el instinto de muerte es sinónimo de destrucción, si se lo considera en términos individuales, o dicho en otros términos, que lo que constituye un “desorden” para “mi” organismo, puede ser un “orden” para el sistema al cual pertenezco. Otra situación en la que podríamos observar esta paradoja, la constituye la procreación: el hombre haría el “rodeo” mediante el plasma germinal tratando de trascender en su progenie (y por ende en la conservación de la especie) pero simultáneamente este suceso, incrementado progresivamente, se va convirtiendo en lo que Lorenz describe como uno de los “ocho pecados mortales de la humanidad civilizada” 48 : “el proceso de superpoblación mediante una oferta excesiva de contactos sociales, impone a cada ser humano la necesidad de precaverse contra ello en una forma 45 En cursiva en el original. El principio de Nirvana como expresión del instinto de muerte lo interpretamos como la manifestación de la búsqueda continua, presente en la Naturaleza, del equilibrio al que se arriba cuando cesan los cambios de estado, o sea, cuando cesan los procesos internos y las interacciones del organismo con su medio. 47 “Adaptación: característica de un organismo mediante la cual parece ajustarse mejor a su ambiente y modo de vida. El proceso de lograr ese ajuste”. (BATESON, 1980. pág. 200). 48 Creemos importante mencionar los otros “siete pecados” ya que pensamos que ilustran igualmente, procesos de entropía + aumentada: - Devastación del espacio vital natural; - Competencia de la Humanidad consigo misma; - Atrofia de todos los sentimientos y afectos vigorosos mediante el enervamiento; - Decadencia genética; - Quebrantamiento de la tradición; - Formación indoctrinada creciente de la Humanidad; - Armas nucleares”. (LORENZ, 1984. pág. 114). 46 28 esencialmente “no humana”, y que, por añadidura, desata laagresividad directa con el confinamiento de muchos individuos en un espacio reducido”. (LORENZ, 1984. pág.114).49 Pero, ¿cómo se llegaría a la paradoja de que lo que es bueno para un organismo se convierta en un daño para su medio?. Pensamos que una respuesta posible estaría contenida en el malentendido presente en las actitudes humanas que buscan el placer en sí mismo (no como resultado de la evitación del displacer) y sin aceptar los esfuerzos necesarios para su logro. 50 . Este fenómeno sería posible describirlo también con el modelo del “propósito consciente” que consiste en “el error de pensar teleológicamente, sin tomar en cuenta la naturaleza sistémica del mundo con el que tiene que tratar”. (BATESON, 1976. pág. 467). De acuerdo al desarrollo que venimos haciendo, nos responderíamos a la aparente paradoja de los dos “tipos de ordenes”, que el atribuir a una determinada conducta las características de entropía negativa o positiva, será en función del contexto, ya que es dicho enmarque contextual el que “le atribuye tanto a las palabras como a las acciones su significado”. (BATESON, 1980. pág. 14). Dentro de dicho contexto, la ruptura del equilibrio entre ambas tendencias (+ y – ) va a constituir, por rigidificación del comportamiento lo que llamamos habitualmente “compulsión a la repetición”51 . La pulsión, tal como la describe Freud (en “Más allá del principio de placer”, 1920) es el esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo de reproducir un estado anterior, fuerza conservadora que busca repetir lo que ya fue. El principio de placer, puesto en marcha por una tensión displacentera, tiene como objetivo la desaparición de dicha tensión a los fines de lograr la estabilidad (en el sentido enunciado por Fechner). Se oponen al principio de placer, el de realidad y el displacer que generaría en el yo el cumplimiento del placer pulsional. Este constituye otro de los puntos de coincidencia que hallamos con el modelo de la entropía: lo que es placer para un sistema se constituye en displacer para otro: lo que puede ser ORDEN para un sistema, puede a su vez, ser DESORDEN observado desde otra perspectiva. A su vez, el intento del principio de realidad, lo vemos como la “adquisición” de entropía negativa por parte del yo a fin de “subordinar” la positiva que genera el principio de placer. Creemos que el equilibrio dinámico en el sistema consiste en impedir el desarrollo asimétrico de una de ellas. 49 “Desde el punto de vista demográfico se calcula que la población de la Tierra se va a duplicar en los próximos 35 años, lo cual va a acarrear más hambre, con lo cual se va a alterar aún más el equilibrio ecológico en el afán de extraer alimentos de la tierra y el mar a cualquier precio”. (ASIMOV, 1981. pág. 316). 50 “El hombre no se beneficia lo más mínimo cuando tiene demasiado éxito en su afanosa e instintiva persecución del placer, junto con la evitación de los disgustos”. (LORENZ, 1984. pág. 46). 51 “En la elaboración teórica que Freud da de ella, la compulsión a la repetición se considera como un factor autónomo, irreductible, en último análisis, a una dinámica conflictual en la que sólo intervendría la interacción del principio del placer y el principio de realidad. Se atribuye fundamentalmente a la característica más general de las pulsiones: su carácter conservador”. (LAPLANCHE y Pontalis, 1971. pág. 71). 29 La pregunta que nos formulamos ahora es ¿por qué se repetiría? Partimos, a fin de buscar una respuesta, de la hipótesis que la repetición configura un desequilibrio del sistema en torno al predominio creciente de uno u otro comportamiento rigidificado (ya sea por aumento excesivo de orden o de desorden). Se podría interpretar que el individuo no “aprendió” por una falla del proceso de ensamblado de su conducta en función del contexto, procediendo a “hipertrofiar” una misma respuesta o estilo de respuestas ante las variadas propuestas de su ambiente52 y en vez de lograr un “estado de estabilidad gracias a cambios continuos y no progresivos”, (BATESON, 1976, pág. 151) se instalaría un mecanismo esquismogénico53 , o lo que en cibernética se denomina un circuito de retroalimentación positiva y que dentro del modelo de la entropía corresponde a un aumento creciente de la positiva. ¿Qué es lo que repite el individuo? Para intentar responderlo, nos guiaremos por las ideas de Samuel Butler54 , quien nos afirma que “cuanto mejor 'conoce' algo un organismo, tanto menos consciente se torna de su conocimiento” y las que plantea J.C. Scapusio (1980): “la repetición sería el reencuentro con la identidad, constituyendo esto una fuente de placer por el equilibrio que la vuelta a esa identidad presupone”. Deducimos, por lo tanto, que probablemente lo que repite es lo que “más conoce”, precisamente eso que “él es” pero que “no sabe que es”. ¿Por qué no cambia en las sucesivas repeticiones? Aunque parezca inicialmente una paradoja, lo primero que debemos respondernos es acerca de las posibles repercusiones de un aprendizaje. Dice Chiozza que es necesario “adquirir conciencia de que el logro de la 'normalidad' de una parte (enferma) puede obtenerse a veces a expensas de una alteración más grave, sea del metasistema en el cual aquella se integra, o de alguna otra de sus partes”. (Chiozza, 1980. pág. 58). Desde el enfoque de Bateson del aprendizaje, interpretamos que en el individuo lo que está dificultado es el deuteroaprendizaje, o sea que lo que no hace es “aprender a aprender” (realizar un cambio en el conjunto de alternativas entre las cuales hace la elección de la respuesta adecuada). (BATESON, 1976. pág. 323). Su respuesta se caracterizaría por una carencia de la flexibilidad 55 adecuada. “Para mantener la flexibilidad de determinada variable hay que hacer una de dos cosas: 52 En un nivel grupal un ejemplo de esta situación podría ser que ante el avance demográfico una comunidad se limitara a ampliar la zona urbana, sus carreteras de acceso, etc. 53 Dicho mecanismo comprende las relaciones potencialmente sujetas a una escalada progresiva. (BATESON, 1980. PÁG. 94) 54 “Es decir, que existe un proceso mediante el cual el conocimiento (o el “hábito”, sea de acción, de percepción o de pensamiento) desciende hasta niveles cada vez más profundos de la mente”. (S.BUTLER, citado por BATESON, 1976. pág. 162). 55 “Flexibilidad: potencialidad para el cambio que no está utilizada; es a la especialización, como la entropía es a la entropía negativa”. (BATESON, 1976. pág. 530). 30 o e j e r c i t a r e s a flexibilidad o controlar directamente las variables expansivas”. (BATESON, 1976. pág. 535). De lo expuesto podríamos, para concluir, postular la necesidad de un aprendizaje corrector, introductor de un “orden distinto” al de la repetición compulsiva, al cual adscribiríamos las características que Chiozza plantea para el cambio evolutivo: “Concebir (estocásticamente)56 a los fines de establecer la dirección deseable o el sentido del cambio evolutivo, un modelo que permita distinguir entre un “estar en forma”, que equivale a la conservación de un máximo de flexibilidad a partir del núcleo constitucional invariante que corresponde a cada identidad en particular, y un “estar en ruinas” que equivale al gasto máximo de flexibilidad con forzamiento o deterioro de ese núcleo constitucional invariante”. (Chiozza, 1980, pág. 58). 56 “Estocástico (del griego stocazein, disparar una flecha a un blanco; vale decir, dispersar los sucesos de una manera parcialmente aleatoria, de modo que algunos logren un resultado buscado): Se dice que una secuencia de sucesos es estocástica si combina un componente aleatorio con un proceso selectivo, de manera tal que sólo le sea dable perdurar a ciertos resultados del componente aleatorio”. (BATESON, 1980. pág. 201). 31 BIBLIOGRAFÍA ASIMOV, Isaac (1981) Vida y tiempo, Plaza & Janes Editores, España. (1982) Introducción a la ciencia, Plaza & Janes Ed., España. BATESON, Gregory (1976) Pasos hacia una ecología de la mente, Ed. Carlos Lohlé, Buenos Aires. (1980) Espíritu y naturaleza, Ed. Amorrortu, Buenos Aires. CHIOZZA, Luis A. (1980) Los cambios en la noción de enfermedad, en Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar, Biblioteca del Centro de Consulta Médica Weizsaecker. Editorial Paidós FREUD, Sigmund (1915) Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica en Obras Completas, Ed. Amorrortu, Buenos Aires. (1918) De la historia de una neurosis infantil, en Obras Completas, Ed. Amorrortu, Buenos Aires. (1920) Más allá del principio de placer, en Obras Completas, Ed. Amorrortu, Buenos Aires. ( 1 9 3 7 ) A n á l i s i s t e r m i n a b l e e i n t e r m i n a b l e , e n Obras Completas, Ed. Amorrortu, Buenos Aires. HAWKING, Stephen (1988) Historia del tiempo. Del big bang a los agujeros negros, Ed. Grijalbo Mondadori, Barcelona. LAPLANCHE, Jean y PONTALIS, Jean B. (1971) Diccionario de psicoanálisis, Editorial Labor, Barcelona. LORENZ, Konrad (1984) Los ocho pecados mortales de la humanidad civilizada, Plaza & Janes Ed., España. MONOD, Jacques (1971) El azar y la necesidad, Monte Avila Ed., Barcelona. NASIO, Juan David (1999) El placer de leer a Freud, Editorial Gedisa, España. SCAPUSIO, Juan Carlos (1980) Notas sobre la compulsión a la repetición, en el 11º Simposio del Centro de Investigaciones en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática, Buenos Aires. SCHRODINGER, Erwin (1944) ¿Qué es la vida?, Editorial Avance, Barcelona. 32 INTERVENCIONES ANTICIPATORIAS57 En la práctica clínica nos sucedió, en ocasiones, el presentir un hecho o situación que podría sucederle a un paciente. Estas fantasías entrarían dentro de lo que Racker describe como ocurrencias contratransferenciales. Las explica “como provenientes de un enlace de los dos inconscientes”, producto de una “simbiosis psicológica entre las dos personalidades” y nos previene acerca del peligro de que "no se preste la suficiente atención a estas ocurrencias o en que no se haga uso de ellas para la comprensión y eventual interpretación” (RACKER, 1960). A la luz de las investigaciones realizadas por Chiozza (1979a-1980) y Furer (1971-1972-1974-1977a-1977b) sabemos que el mecanismo por el cual el analista presiente o intuye58 forma parte del funcionamiento cardiaco. Furer define el corazón como “el órgano del presentir y el recordar” y el pálpito como “un `palpar´ lo que aún sensorialmente no ocurrió, y sin embargo es ya actual, pues el corazón lo palpita, lo anuncia. Lo que en el curso cronológico del tiempo llamamos futuro, el corazón lo hace presente”. (FURER, 1971). Chiozza nos dice: "…el corazó n, sus arterias, el sistema neurovegetativo, son los órganos artífices de la noción de calidad y del tiempo que desenvuelve a la historia y al ritmo, que es pálpito y es período y es acento y es importancia.... Por este motivo “presentir”, que en la conciencia se atribuye a “anticipar lo porvenir”, es primordialmente, “prefigurar el sentimiento”, lo cual ocurre siempre con el compromiso inconsciente de un recuerdo” (CHIOZZA, 1979a). Estos presentimientos nos despiertan interrogantes acerca de su comunicación al paciente y también de su utilidad para el proceso terapéutico. Podría suceder que el analista vivenciara este pálpito como una ocurrencia contratransferencial absurda, e incluso lo desestimara dudando de su veracidad, pero recordamos que “la crítica de ilógico y absurdo surge como un sobreagregado que el pensamiento racional, preconsciente o consciente realiza cuando obra al servicio de la resistencia” y que `verdadero´ es aquello que se demuestra adecuado para nuestros fines”. (CHIOZZA. LABORDE, OBSTFELD y PANTOLINI, 1968). Por lo tanto, lo que cabría preguntarnos es acerca de lo adecuado de nuestra comunicación, lo que dependerá de nuestro “conocimiento” del paciente, entendiendo por tal “a la capacidad de obtener un grado de correspondencia suficiente como para poder anticipar las consecuencias de la acción”. (CHIOZZA, 1974). La decisión última de su comunicación 59 creemos que “dependería de qué, cuándo, cómo, a quién y para qué” (RACKER, 1960) la efectuáramos, respuestas que probablemente surjan de una “teoría del arte psicoanalítico”. (CHIOZZA, 1978). 57 Trabajo presentado en la Jornada sobre Psicoterapia Psicoanalítica 1980, en el CIMP, agosto de 1980 El intuir ha sido estudiado por Chade en “La intuición como fantasía olfatoria”, de allí extraemos: “La existencia de funciones reflejas nasales-circulatorias y la similitud de significados de intuir y presentir, nos hace pensar en puntos de contacto entre el intuir olfatorio y el presentir cardiaco” (CHADE, 1980). 59 Pensamos que el temor a comunicar estos pálpitos debe estar relacionado con el valor profético de la palabra: “Las palabras crean inevitablemente la realidad que enuncian” (CHIOZZA, 1979b) y además que 58 33 Para intentar responder a su utilidad en el proceso terapéutico, nos planteamos la posibilidad de la formulación de estos pálpitos en forma de intervenciones 60 anticipatorias que funcionaran como tanteos exploratorios de la tolerancia del paciente a la situación que presentimos, y que tuvieran como misión instaurar vínculos intermedios entre sus posibilidades de cambio y sus formas automáticas de repetir. Se podría objetar que estarían obstaculizando el hacer la propia experiencia que el paciente necesita como aprendizaje vital indispensable, pero imaginemos estas intervenciones cumpliendo una función semejante a la de los cuidados parentales cuando previenen al hijo de un peligro que desborda su capacidad autoprotectora. En el mejor de los casos, el paciente podría identificarse con dicho funcionamiento previsor de sus actos, posibilitándosele así la “formación del sentimiento de responsabilidad por los sucesos de la propia vida” (OBSTFELD y col. 1979). Dicho de otro modo, aplicando conceptos del psiquismo cardiaco estudiado por los autores citados, pensamos que el paciente que careciera de adecuadas “corazonadas” necesitaría de un “analista marcapasos”, que “cordialmente”, le imprimiera una “calida d de ritmo” distinto a su recordar y presentir. Desde el modelo biológico, entendemos estas intervenciones al modo de la vacuna, donde la comunicación del pálpito intentaría, metafóricamente, que el sujeto desarrolle una determinada “inmunidad” que posee.Pensamos en esta posibilidad desde la perspectiva de que “la mayor permeabilidad del analista sería un estado de menor represión” (CHIOZZA y otros, 1968) que le ha permitido crear “anticuerpos” por su análisis y formación, para determinar “enfermedades”.61 Imaginamos a estas intervenciones, transcurridas según lo entiende Winnicott, en ese “espacio potencial”, como el juego, que es punto de origen de la creación y de la cultura. (WINNICOTT, 1967). Pensamos que este jugar cumpliría una fase de imitación de acciones eficaces que ayudaría especialmente a aquellas personas que en su vínculo parental no dispusieron de modelos adecuados y también colaboraría en el vencimiento de las posibles reacciones fóbicas frente a los cambios y a lo desconocido. Siguiendo el modelo del juego que nos propone Bateson62 , nos cuestionamos si sería factible para el paciente realizar un proceso semejante: identificar (proceso primario), vivenciar ese pálpito, y a la vez, discriminar (proceso secundario), que eso no está sucediendo “realmente”, aún no es actualidad. “es el presentimiento deseado o temido, y prefigurado inevitablemente en todo ritmo, el que crea lo futuro”. (CHIOZZA, 1979a). 60 Para aclarar la elección de la palabra “intervención” (y no interpretación) dada la brevedad de esta presentación, remito al trabajo de Aizenberg y col. “Las intervenciones del psicoanalista” (1977), donde este tema se halla profundamente desarrollado 61 “El descubrimiento que Freud realiza acerca de Dora puede ser “contagiado” a esta última mediante la comunicación verbal que “hace común” ese descubrimiento”. (CHIOZZA, 1978). 62 “El marco del juego tal como se lo emplea aquí en cuanto principio explicativo supone una combinación especial del proceso primario y del secundario”... “En el proceso primario, el mapa y el territorio se identifican; en el proceso secundario pueden discriminarse. En el juego, se los identifica y se los discrimina”. (BATESON, 1954). 34 Quizás en la psicosis no sería adecuado el uso de intervenciones de este tipo debido a la “imposibilidad del paciente de reconocer el carácter metafórico de las fantasías” o sea a su forma de “tratar las metáforas del pro ceso primario con la plena intensidad de la verdad literal. (BATESON, 1954). Parafraseando a Chiozza, es nuestra esperanza que este tipo de intervenciones brotadas del corazón, establecidas en juicios y materializadas en nuestro quehacer cotidiano, fueran una nueva manera de decir que logren constituir un cambio de los hechos presentidos. 35 BIBLIOGRAFÍA AIZENBERG, Sergio (coord.), ALTMAN, CATTANEO, GLUSMAN, (1977 “Las intervenciones del psicoanalista”. 8º Simposio del CIMP, Buenos Aires, 1977 BATESON, Gregory (1954) “Una teoría del juego y de la fantasía” en “Pasos hacia una ecología de la mente” ED. Lohle, Buenos Aires, 1976. CHADE, Flora (1980) “La intuición como una fantasía olfatoria” en 11º Simposio del CIMP, Buenos Aires, 1980. CHIOZZA, Luis, LABORDE, Víctor, OBSTFELD, Enrique, PANTOLINI, Jorge (1968) “Estudio y desarrollo de algunos conceptos de Freud acerca del interpretar”, en “Un estudio del hombre que padece”. Ed. CIMP-Kargieman, Buenos Aires, 1970. CHIOZZA, Luis A., (1974) “Apuntes sobre metapsicología” en Eidon, año 1, Nº 1, Ed. CIMP. Paidós, Buenos Aires, 1974 (1978) “Hacia una teoría del arte psicoanalítico”, en Eidon, año 5, Nº 9, Ed. CIMP. Paidos, Buenos Aires, 1978 (1979a) “El corazón tiene razones que la razón ignora” en Eidon, año 6, Nº 10, Ed. CIMP. Paidos, Buenos Aires, 1979 (1979b) “Acerca del uso y el valor de la realidad, la transferencia y la historia en el tratamiento psicoanalítico” en Revista de Psicoanálisis, T. 36, Nº 2, Ed. APA, Buenos Aires, 1979 (1980) “Corazón, Hígado y Cerebro: Introducción esquemática a la comprensión de un trilema” en 11º Simposio del CIMP, Bs. As, 1980. FURER, Silvia (1971) “Aproximación a la comprensión de algunas fantasías cardiacas” 3º Simposio del CIMP. Buenos Aires, 1971. (1972) “Aproximación a la comprensión de algunas fantasías cardiacas” (2º Comunicación), en 4º Simposio del CIMP. Buenos Aires, 1972. (1974) “Descripción de algunos rasgos del carácter cardiaco”, en 6º Simposio del CIMP. Buenos Aires, 1974. 36 (1977a) “Consideraciones acerca del coraje y del valor” en 8º Simposio del CIMP. Buenos Aires, 1977. FURER, S. (Coord.), ALBIAC, DAVILA, JONAS, LITVIN, SANTALLA (1977b) “El proceso de recordar. Los recuerdos” (1º Comunicación) 8º Simposio del CIMP. Buenos Aires, 1977. OBSTFELD, E (coord.), BALDINO, CALLE, CHAVARINO, ERBIN, MARZORATI, SALZMAN (1979) “Las mil y una noches. Un pretexto para hablar del proceso psicoanalítico”. Presentado en el CIMP el 30 de Noviembre de 1979, Buenos Aires. RACKER, Enrique (1960) “Los significados y usos de la contratransferencia” en “Estudios sobre técnica psicoanalítica”. Ed. Paidos, Buenos Aires, 1960 WINNICOTT, Donald W. (1967) “La ubicación de la experiencia cultural” en “Realidad y Juego”. Ed. Granica, Buenos Aires, 1972. 37 LA VORACIDAD UN RASGO CARACTEROLOGICO DE NUESTRA EPOCA63 La voracidad constituye en nuestra época un rasgo de carácter que ganó consenso social, disfrazada de saludable afán de progreso, propio de la personalidad luchadora y sanamente ambiciosa. Esta sociedad voraz en la que “cobrar excesivamente un trabajo es hacerse valer” (BORGES, 1984), que “corre tras la satisfacción de sus deseos, descuidando satisfacer sus necesidades” (CHIOZZA, 1982) ha sido denominada también, “sociedad de consumo”, sociedad que entre sus características “estimula” deseos(por ejemplo a través de abundante publicidad) de adquisiciones que se idealizan como paradigma del logro de la felicidad. En estas circunstancias, si el individuo no selecciona cuáles estímulos va a abocarse a materializar y cuáles a resignar, queda aplastado, intoxicado por todo lo que quiere y no puede. A partir de la concidencia etimológica de `voraz´ y `consumir´ - ambas contienen el significado 'destruir'64 -, intentamos perfilar una hipótesis de trabajo en la cual postulamos que dicha sociedad en su voracidad destructiva 65 , se consume en un clima en que predominan las ansiedades confusionales, o sea, sin una precisa división entre lo bueno y lo malo, en una época en la cual se valoran los resultados y no los medios por los cuales se arribó a ellos, con los valores tradicionales en crisis y donde los logros se incorporan aglutinadamente, sin un previo análisis, de tal manera que el yo no los puede asimilar en un crecimiento armonioso. Según Ortega y Gasset (citado por CHIOZZA, 1982) “el argentino sabe que le falta algo para ser o tener lo que siente que merece, pero ignora qué es lo que le falta”. Basándonos en conceptualizaciones del psiquismo hepático, (CHIOZZA, 1984) creemos que éste es uno de los aspectos del drama del voraz, hambre tiene pero no sabe de qué y para evitar sentirse débil y desprotegido, engulle indiscriminadamente, sin desmenuzar el objeto fuera del yo antes de asimilarlo, en un intento maníaco de rellenar rápidamente los estímulos que le avivan sus profundas carencias, su vacío existencial, y en esa actitud irreflexiva, acumula cual “cambalache”, de todo, excepto la m a t e r i a l i z a c i ó n d e l o s i d e a l e s q u e l e s o n v i t a l m e n t e n e c e s a r i o s . El queda “impresionado” por todo aquello que siente que si lo poseyera lo haría más valioso (“tanto tienes, tanto vales”). En ese sentido de “rellenar”todas las formas impresas por el estímulo, en vez de crecer armoniosamente (con-formado), engorda (se de-forma por adquisiciones-lastres). Necesita estar “siempre enchufado” (como al cordón umbilical), él “se prende en todas” 63 Trabajo presentado en el XVI Simposio del CIMP, enero de 1985. Voraz: Insaciable, glotón, famélico, feroz, cruel, destructivo (SIMON and SCHUSTER`S, 1973) Consumo: consunción, `acción de consumirse´ Consumir: destruir, extinguir, gastar (COROMINAS, 1961) 65 Sería interesante profundizar en los aspectos destructivos por ejemplo de los ataques a la ecología como la caza indiscriminada de animales hasta su peligro de extinción provocada por voraces ansias económicas. 64 38 (como el lactante al pecho) pero pensamos que lo que no puede su yo débil, es protegerse de los estímulos visuales-ideales que estimulan al polo hepático – material (con el dormir por ejemplo) dándose el tiempo necesario para reconstruirse.66 En el aspecto de la identidad, el voraz tendría perturbados tanto los componentes masculinos como femeninos. Dice Chiozza refiriéndose a las incorporaciones hepática y visual: “Una incorporación aporta predominantemente el modelo configuracional, la forma, lo ideal, que queda asociado a lo masculino; la otra los elementos materiales y energéticos que quedan asociados a lo femenino y a lo materno, y son necesarios para la materialización, para el “relleno” de la forma, pero una no puede sostenerse sinla otra” (CHIOZZA, 1984). Esa perturbación se expresaría en su quedar “deslumbrado” ante lo visual. “Este carácter deslumbrante podría estar representado por la sobrecarga ideal de una imagen visual que despertaría una estimulación que no puede ser asimilada”, (SCAPUSIO, M. A., 1981) y frente a lo material “acumulando” más que configurándose, suplantando con cantidad la calidad, armándose como una especie de rompecabezas o una pseudoidentidad. En lo corporal tomamos como representación la fantasía de hermafroditismo que se expresaría en la obesidad. La voracidad es un modo de vínculo que engendra un círculo vicioso que se retroalimenta, ya que por retorno de lo reprimido en la defensa, para defenderse el yo en su extrema debilidad “devora famélicamente” con lo cual siembra desolación a su alrededor y nuevamente se incrementa su sensación de soledad y desprotección. El mecanismo oral exacerbado que constituye la voracidad, queda enriquecido en su comprensión a través de los niveles hepáticos de configuración del psiquismo, ya que “el proceso de incorporación-identificación comienza por una introyección oral digestiva y se continúa con la asimilación, cuyo primer equivalente corporal es el metabolismo intermedio, que como sabemos tiene su primer y más importante eslabón en el hígado”, y como además “la función normal hepática consiste en la capacidad de materializar y en la capacidad de adquirir los objetos y convertirlos en propios” (CHIOZZA, 1984) deducimos que la voracidad, tendría su punto de fijación en esta etapa de configuración y “lo oral” sería una resignación postnatal sobre dicho anterior modelo. Desde este punto de vista podríamos hablar de insuficiencia hepática en la medida en que se materializa pero no lo adecuado (que estaría dado por aquello que haría cesar la excitación en la fuente) sino algo colateral, o sea que la insuficiencia hepática sería un criterio relativo a los ideales que quedan sin materializar y que serían los indispensables para ese yo. El ingerir masivo del voraz es posible en base a la negación del asco (parafraseando a Chiozza, el voraz ingiere "sin asco"). El asco negado y lo podrido quedan representados en los detritus de la voracidad (por ejemplo los acúmulos adiposos) pero como “el mecanismo maníaco de defensa que permite la incorporación de lo asqueroso no puede sostenerse mucho tiempo, aparecería el letargo, la náusea, el 66 Deducimos de este planteo que entre la sintomatología que puede presentar un individuo con rasgos de carácter voraz, son probables el insomnio y las pesadillas. 39 hastío, o `somatizaciones´ digestivas (sobre todo hepáticas o intestinales)” (CHIOZZA, 1984)67 . El voraz no habría llegado a un nivel hepato-bilial, tendría dificultades para envidiar, o sea para “desmenuzar” el objeto fuera del yo antes de incorporarlo, si eso le fuera posible, podría “destruir al estímulo inmanejable que provoca el re-sentimiento de la carencia” (CHIOZZA, 1984). El bebé voraz es descripto por su madre como “un barril sin fondo”, que “si por él fuera, viviría prendido a la teta” (anhelante de una satisfacción al modelo umbilical que no haga sufrir la carencia). Acotamos que, así como desde la vertiente kleiniana, se plantea que la voracidad puede aumentar notoriamente la ingesta del bebé, así también, por fantasías taliónicas, puede inhibirla (Klein, 1962), también hallamos corroborado en el esquema referencial del psiquismo hepático dicha polaridad en el “asqueroso”– de la ingesta indiscriminada – y el “asqueado” – anoréxico – como “un derivado del asco inconsciente, para evitar la introyección temida de la imago siniestra” (CHIOZZA, 1984) que pensamos que en parte es la representación de una culpa muy primitiva por su voracidad. Retomando el disconformismo del voraz, creemos que nada l o c o n -forma porque en vez de algo, quiere todo y ambiciona des-medidamente, pero a diferencia del que ambiciona, que presentaría dificultades para “discernir entre lo ideal y lo posible” (GRUS, 1976) pensamos que el voraz “no percibe” la diferencia, no “discrimina” entre ambos, “insensatamente” cree quetodo es posible, ya que todo lo que ve, quiere 68 . De este modo mágico pretendería evitar el pasaje por la humillación y la vergüenza, hacer el duelo primario, como describe Chiozza, es decir, la aceptación por parte del yo de su incapacidad, ya que la asimilación nunca puede ser total, a los fines de excretar los ideales no materializables por el yo, lograr para este fin cierta “capacidad de resignación” (GRUS, 1974), tolerando el corte del cordón, aceptando una realidad que se impone “materialmente” (“castración hepática”, simbolizada en el trauma del nacimiento – CHIOZZA, 1984).69 No queremos terminar estas reflexiones sin trascender el plano individual de este rasgo caracterológico. Creemos que se lo puede descubrir por ejemplo, bajo la forma de los llamados por Bateson “propósitos conscientes” propósitos en los que, y “con las más pura de las intenciones conscientes” pueden cometerse graves acciones destructivas en sistemas más amplios que el que examinamos en estas líneas y por ende con repercusiones incontrolables. Falta por profundizar en los vínculos de la voracidad con el egoísmo patológico pero desde ya sabemos que muchas veces para nuestra “comodidad”, “progreso” y “bienestar”, luchamos contra el ambiente y al derrotarlo, nos estamos destruyendo” (BATESON, 1972). 67 Un ejemplo “folklórico” de estas situaciones son la “siesta” luego de la “comilona” del domingo, de la que se despierta con “mufa” porque el lunes “hay que ir a trabajar”– alusión a una fallida materialización – día éste que pasa “abombado” y con “apolillo”, porque todas las “porquerías” que comió “le patearon el hígado”. 68 El entrecomillado hace referencia a significados del psiquismo visual estudiados por M. A. Scapusio – 1981. 69 Hemos observado en la clínica, la presencia de un “partenaire simbiótico” del voraz que lo tiene “encandilado” y al que necesita entregar sus adquisiciones como en una búsqueda de mágica absolu ción por los aspectos destructivos contenidos en su voracidad. 40 BIBLIOGRAFÍA BATESON, Gregory (1972) Crisis en la ecología de la mente, en Pasos hacia una ecología de la mente, C. Lohlé. Buenos Aires. BORGES, Jorge L. (1984) Nota editorial, Areté, Año VI, Nº 19, ADIP, Bs. As. COROMINAS, Joan (1961) Breve Diccionario Etimológico de la lengua castellana, Ed. Grados, Madrid. CHIOZZA, Luis (1982) Reflexiones psicoanalíticas sobre el film “Plata dulce”, CIMP, Buenos Aires. (1984) Psicoanálisis de los trastornos hepáticos, Ed. del CIMP, Buenos Aires. GRUS, Ricardo (1974) El erotismo urinario, presentado en el CIMP. (1976) Consideraciones sobre la excreción y el erotismo urinario, presentado en el CIMP. KLEIN, Melanie (1962) Desarrollos en psicoanálisis, Ed. Hormé, Paidós, Buenos Aires. SCAPUSIO, Ma. Alicia V. de (1981) Ideas acerca del sentido de la vista, presentado en el CIMP. SIMON and SCHUSTER`S (1973) English – Spanish, New York. International Dictionary 41 ALIANZAS DEFENSIVAS EN PSICOANALISIS DE PAREJA70 “El corazón en su propia cobardía genera y encuentra su dolor, pero conforta la esperanza de que el comprender ensancha las arterias del amor” CHIOZZA En determinadas ocasiones pueden presentársele, a un terapeuta que responde al pedido de análisis de una pareja en crisis, situaciones transferenciales – contratransferenciales que suelen dificultar la comprensión de los conflictos que aquejan a sus integrantes. Al intentar penetrar en el significado del vínculo, observa que la pareja se halla enredada en una maraña de versiones contradictorias sobre un mismo hecho, quejas monotemáticas sobre viejas situaciones, discusiones interminables y estériles, respuestas de mal tono a metáforas tomadas “al pie de la letra”, y puede embargarlo una cierta extrañeza ante esa “caricatura” de unión sobrellevada con dolor y esfuerzo de sus integrantes. Incluso, la no profundización en esta aparente paradoja, puede llevarlo a un apresurado pronóstico tácito de que “lo mejor para ellos sería separarse”. Por momentos siente que esperan atraerlo hacia una especie de arbitraje, para lo cual, cada uno, intentar acaparar su atención en su “versión objetiva de cómo son las cosas”, anhelantes de una palabra o un gesto que les indique “quien tiene la razón” o dispuesto a colaborar con él en la demostración de que “la culpa la tiene...” su cónyuge. Las propias acciones erróneas son reconocidas, pero como respuesta a las que percibe en el otro. A los fines de la comprensión de estas situaciones conflictivas de pareja, nos resultó útil la aplicación de la teoría del doble vínculo71 (Bateson, 1956) comprendiendo la problemática actual como la reedición de la primitiva estructuración familiar, génesis y modelo comunicacional de las posteriores elecciones vinculares. De acuerdo con Bateson, pensamos que dentro de la terapia se debería desarrollar un proceso de deuteroaprendizaje, en el “contexto de aprendizaje positivo"72 70 Trabajo presentado en el XIII Simposio del CIMP, enero de 1982. Según Bateson “los ingredientes necesarios para que tenga lugar una situación de doble vínculo, son: 1-Dos o más personas 2-Experiencia repetida 3-Un mandato primario negativo (“no hagas eso, o te castigaré”) 4-Un mandato secundario (generalmente comunicado por medios no verbales) que está en conflicto con el primero en un nivel más abstracto, y que, al igual que el primero, está reforzado por castigos o señales que anuncian un peligro para la supervivencia (“no te sometas a mis prohibiciones”) 5-Un mandato negativo terciario que prohíbe a la víctima escapar del campo (por ejemplo promesas caprichosas de amor). 6-El conjunto completo de los ingredientes deja de ser necesario cuando la víctima aprendió a percibir su universo bajo patrones de doble vínculo. Casi cualquier parte de una secuencia de doble vínculo puede resultar entonces suficiente para precipitar el pánico o la cólera. 72 "en cuanto opuesto al aprendizaje negativo o inhibición, que consiste en aprender a no hacer cosas” (Bateson, 1942) 71 42 que involucra la situación terapéutica, y que consistiría para la pareja en un adquirir comprensión profunda (insight) del contexto de resolución de problemas. Nos planteamos como hipótesis que una de las dificultades para el logro de este aprendizaje surgiría, precisamente, del modelo comunicacional descripto, manifestándose como encubiertas "alianzas73 antiterapéuticas74 ” entre sus integrantes, que obstaculizarían la evolución del tratamiento, constituyendo, por una parte, un mecanismo defensivo ante la angustia que provoca la crisis y por otra, un intento de superar la inhibición paralizante que genera el doble vínculo, configurándose una especie de solidaridad ante “ese sentimiento de desamparo que se ve intensificado en momentos de cambio, constituido en crisis vitales” (Marzorati, 1981). Siguiendo las ideas de la citada autora, creemos que la alianza “sana” sería aquella en la que los integrantes de la pareja unidos para lograr su re-unión pudieran “con-fiar” en el terapeuta como recreación de un primitivo vínculo que, en su momento, les hubiera brindado el amparo necesario. La posibilidad de participación del analista en estas alianzas defensivas se debería al hecho de quedar “atrapado” en la situación de doble vínculo, dadas sus propias “secuencias no resueltas de experiencias” donde se cumplirían las condiciones75 que propone Bateson (1956): “Dada esta incapacidad para juzgar acertadamente lo que otra persona realmente quiere decir y la excesiva preocupación por lo que efectivamente se está diciendo, una persona puede defenderse eligiendo una o más de varias alternativas. Puede por ejemplo, suponer que detrás de cada enunciado hay un significado oculto que es perjudicial para su bienestar. Puede elegir otra alternativa y tenderá a aceptar literalmente todo lo que la gente dice: aún cuando el tono, o el gesto o el contexto contradiga lo que dice. Si no adopta la suspicacia frente a los mensajes metacomunicativos o no intenta pasarlos por alto riéndose, puede elegir el tratar de ignorarlos. Tratará de retirar su interés del mundo externo y concentrarlo en sus propios procesos internos y, por consiguiente, dará la apariencia de una persona aislada, quizá muda. Esta es otra manera de decir que si un individuo no sabe qué clase de mensaje es un mensaje, puede defenderse mediante procedimientos que han sido descriptos como paranoides, hebefrénicos o catatónicos (entre otros posibles)”. La alianza antiterapéutica con modalidad “paranoide” la observamos por ejemplo, en la pareja que concurre al tratamiento con una fantasía de “matrimonio perfecto” en realidad, "pelean por tonterías”, mostrando su desconfianza ante cualquier 73 Según el Diccionario de la Lengua española de la Real Academia, aliar significa: Unirse o coligarse con otro / poner de acuerdo y reunir para un fin. 74 Gear y Liendo (1974) denominan coalición antitarea a “estos momentos en que el grupo se unifica en una actitud resistencial”. Por nuestra parte, vemos la emergencia de estas alianzas facilitada por la misma escenificación triangular del abordaje terapéutico, situación ésta que convoca en los integrantes a movilizaciones afectivas intensas, de cuyo aprovechamiento dependerá el logro de los objetivos deseados. 75 Las características de la situación en la cual un individuo atraviesa dificultades para discriminar entre Tipos Lógicos, son las siguientes: 1) “Cuando el individuo está envuelto en una relación intensa, es decir, una relación en la cual se siente que es vitalmente importante que discrimine acertadamente qué clase de mensaje se le está comunicando, para poder responder a él de manera adecuada. 2) Y el individuo está atrapado en una situación en la cual las otras personas que intervienen en la relación expresan dos órdenes de mensajes y uno de ellos niega al otro. 3) Y el individuo es incapaz de comentar los mensajes al cual ha de responder, es decir, no puede formular una enunciación metacomunicativa” (Bateson, 1956) 43 intervención del analista que viven como un peligro para la inestabilidad de la unión, tenazmente mantenida en base a la negación de las crisis normales de la vida y probablemente apoyada en una profunda vivencia de indefensión para afrontarlas y elaborarlas. El terapeuta, con dificultades para discriminar estos mensajes, podría defenderse con la misma modalidad, identificado con el modelo vincular, e integraría la alianza cuando preocupado, solamente, por desentrañar el significado que “en realidad deben estar ocultando esas tonterías” se dedicara a interpretar “muy profundamente” cada verbalización, gesto o actitud de la pareja, perdiendo de vista la relación mensajecontexto. La decodificación inadecuada de los mensajes contradictorios podría conducir por ejemplo a una “fuga a la salud”76 donde a través ciertos logros, todo lo que hasta el momento aparecería como caótico, habría hallado súbita coherencia; o también a un divorcio compulsivo que les evitara atravesar el dolor de la crisis y les permitiera seguir sus vidas sin llevar a cabo el esforzado trabajo de reconstrucción de la pareja. Una alianza con modalidad “obsesiva” podría darse cuando el analista, embargado por la incongruencia de los mensajes y metamensajes, trata de introducir orden, averiguando por ejemplo, quién originó una discusión, interpretando aisladamente a cada uno de los integrantes, generando dos análisis paralelos y anulando de este modo con su actividad interpretativa la situación vincular que se pretende reparar77 . También frente a la confusión que experimenta por los dobles mensajes, puede intentar responder con cierta ambigüedad no comprometedora o tender a formulaciones “collage”, (que confundirán aún más a la pareja), tratando de incluir la mayor cantidad de elementos que a su juicio son significativos78 . Vemos en la alternativa que describe Bateson (del individuo que al no entender se retrae a sus procesos internos) el sustento de ciertas actitudes terapéuticas silenciosas que postularían una “no interferencia” destinada a facilitar de este modo la emergencia de las fantasías más resistidas de la pareja y así favorecer el proceso terapéutico. Hemos tratado de describir algunas secuencias conflictivas que se pueden manifestar en el tratamiento de pareja y que, de no ser adecuadamente comprendidas, colaborarían en la mantención de procesos esquismogenéticos 79 complementarios o 76 El abandono del tratamiento, se puede explicar, desde el punto de vista de Liberman (1956) basándose en la teoría de la identificación proyectiva: “El confidente se transforma en perseguidor por haberse convertido en el depositario de los impulsos que amenazan la relación sentimental. El analista se ha transformado en algo peligroso, puesto que en esos momentos tiene en su poder la fuerza necesaria para irrumpir en la relación”. 77 Creemos que la utilidad de la interpretación individual es ocasional, por ejemplo cuando determinadas actitudes de uno de los miembros obstaculiza la prosecución de la terapia. Aún en estos casos, convendría incluir la función de “portavoz” de la fantasía inconsciente de la pareja, del cual este miembro se ha hecho cargo. 78 “Cuando las razones que conducen al callar, en el contexto de una sesión psicoanalítica, derivan de que no se ha podido interpretar, suele ocurrir que el 'hablar por hablar', es decir porque se considera necesario `decir algo´ no es un buen remedio. Si el silencio adquiere una cualidad indeseable, que se considera negativa, es preferible entonces que se hable, con palabras que no pretenden ser `interpretación psicoanalítica´ acerca de que en ese momento no se tiene qué decir” (CHIOZZA, 1979). 79 Bateson denomina así los procesos de diferenciación progresiva caracterizados por circuitos regenerativos causales o círculos viciosos, con interacciones potencialmente acumulativas, y que divide fundamentalmente en dos categorías: a) los casos en que la relación es fundamentalmente simétrica, por ejemplo si el jactarse es la respuesta al jactarse, cada miembro empujará al otro a acentuar excesivamente 44 simétricos (que atentarían a la supervivencia del vínculo terapéutico y quizás, al no ser éste eficaz, a la estabilidad misma de la pareja en crisis) en oposición a la instauración de un patrón de reciprocidad y de formación de un “nosotros”80 . Dentro del proceso de deuteroaprendizaje que involucra la terapia, son de jerarquizar aquellos momentos en que los miembros de la pareja van cesando “gradualmente de responder de manera enteramente 'automática' a los estados afectivos – signos del otro, y sus propias señales son solamente señales, tan complejamente motivadas como las propias” (Bateson, 1954). Siguiendo esta línea conceptual, pensamos que el terapeuta tendría como objetivo, interrumpir (con una actividad temporaria de `Yo´ de la pareja) el círculo vicioso de los dobles mensajes, entendiendo esta función de Yo, como el “proceso de discriminar modos comunicacionales” sirviéndose del contexto para tal discriminación81 . De esto podemos inferir que toda interpretación surgida de una inadecuada discriminación de los mensajes padecería irremediablemente de “falsedad”82 y contendría en su propio seno las mismas características que poseen los mensajes de los que una vez fueron “víctimas” los pacientes. El terapeuta “atrapado” en la situación de doble vínculo no descubriría las falsificaciones inconscientes de las señales identificadoras de los modos comunicacionales; su posibilidad de “escape” radicaría en poder comentar la posición contradictoria en la que se encuentra. Como objetivo más ambicioso, pensamos que el terapeuta debería intentar que la pareja pueda resignificar su convivencia, tomando plena conciencia de cómo los propósitos egoístas atentan contra su propia supervivencia y despertando en ellos “el coraje responsable que es estar al timón de un presente magnánimo como afirmación y aceptación de la vida, sin queja, sin reproche y sin culpa” (CHIOZZA, 1981). ese patrón, proceso que, de no ser contenido, lleva a una rivalidad cada vez más extrema y por último a la hostilidad y colapso de todo el sistema; b) los casos de complementariedad, en los cuales los patrones de conducta situados en un extremo de la relación son diferentes de los situados en el otro extremo, pero se ensamblan unos con otros, por ejemplo dominio-sumisión. Esta esquismogénesis, de no ser contenida, llevaría igualmente al colapso del sistema. Para subsistir ambos grupos en un equilibrio dinámico deben, las posibilidades de esquismogénesis estar compensadas entre sí, por ejemplo en una diferenciación recíproca que se mantiene gracias a un cambio continuo y no progresivo o irreversible. (Bateson, 1935). 80 “Una verdadera salida del narcisismo implicaría perder la apariencia engañosa de ser algo independiente, unitario y bien demarcado frente a lo demás, fundirse esa sensación de mismidad, que constituye el propio yo, en un 'nosotros' o 'nosotros – mundocircundante', que lleva al sentimiento de inseparable pertenencia a la totalidad del mundo exterior” (Fonzi, 1981) 81 “Lo atacado en el proceso de comunicación son las 'señales identificadoras de mensajes' es decir aquellas señales sin las cuales el 'yo' no se atreve a discriminar entre los hechos y las fantasías y entre lo literal y lo metafórico y así padece de una incapacidad de saber qué clase de mensaje es un mensaje” (BATESON, 1955). 82 Chiozza llama “falsedad” a la discordancia transmitida a través de dos o más formas de comunicación diferentes (siendo una por lo general inconsciente) y “autenticidad” a su concordancia” (1980) 45 BIBLIOGRAFÍA BATESON, Gregory (1935) “Contacto cultural y esquismogénesis” en Pasos hacia una ecología de la mente. Ed. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1976 (1942) “La planificación social y el concepto de deuteroaprendizaje” Ibíd. (1954) “Una teoría del juego y de la fantasía” Ibíd. (1955) “Epidemiología de una esquizofrenia” Ibíd. (1956) “Hacia una teoría de la esquizofrenia” Ibíd. CHIOZZA, Luis (1979) Acerca del uso y el valor de la realidad, la transferencia y la historia en el tratamiento psicoanalítico. Revista de Psicoanálisis. Tomo XXXVI, Nº 2. APA. Buenos Aires. (1980) “Falsedad y autenticidad en la interpretación de la transferencia-contratransferencia” en Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar. Edit. Paidos, 1980, Buenos Aires. (1981) Entre la nostalgia y el anhelo. Un ensayo acerca de la vinculación entre la noción de tiempo y la melancolía. Eidon. Año 8, Nº 14, Edit. CimpPaidós, 1981 Buenos Aires. DICCIONARIO de la Lengua Española (1956) de la Real Academia. EspasaCalpe. Madrid. España FONZI, Alejandro S. N. (1981) Reflexiones acerca del parricidio y el filicidio en Eidón. Año 8, Nº 14. Edit. Cimp-Paidós. Buenos Aires GEAR, María C., LIENDO, Ernesto C. (1974) Psicoterapia estructural de la pareja y el grupo familiar. Edit. Nueva Visión. 1974. Buenos Aires. LIBERMAN, David (1956) “Identificaciones proyect i v a s y c o n f l i c t o matrimonial” en Revista de Psicoanálisis Tomo XIII, Nº 1. APA, Buenos Aires. MARZORATI, Elsa L. de (1981) Nuevas contribuciones al estudio del desamparo, presentado en el Cimp. Buenos Aires. 1981 46 EL DOBLE Y LO SINIESTRO EN “EL RETRATO DE DORIAN GRAY”83 “Otro es completamente insoportable. La única compañía posible soy yo mismo. Amarse a sí mismo es el comienzo de un gran amor” OSCAR WILDE BREVE RESUMEN DE LA NOVELA Basilio Hallward pinta el retrato de un joven del cual ha quedado prendado de su belleza. Se lo enseña a Lord Wotton quien se muestra muy interesado en conocer al modelo. El pintor evidencia desagrado ante esta idea porque piensa que la influencia del Lord le será perniciosa al joven Dorian Gray, ya que el noble no tiene otro fin en su vida que el culto de los distintos placeres y Dorian en cambio “era todo el candor de la juventud unido a la pureza ardiente de la adolescencia. Notábase que el mundo no le había manchado aún” (Wilde, 1970). A pesar de la oposición del pintor, Lord Henry inicia una relación muy íntima con Dorian pasando la mayor parte de su tiempo en su compañía y gozando juntos de una vida social muy activa. A partir de un desaire amoroso de que hace objeto a una joven actriz, Sibila, -a raíz del cual ella se suicida- Dorian descubre que el retrato es quien evidencia las huellas de sus afectos, pasiones, crímenes y el transcurrir del tiempo mismo, envejeciendo, mientras Dorian se conserva inalterablemente joven y con una expresión de pureza en su rostro; por gozar de tal impunidad, Dorian da rienda suelta a una desenfrenada vida de placeres perversos y excesos desmedidos, sin sentir el menor remordimiento. Pero, llega un día en que la presencia de ese mudo testigo de su vida se le hace insoportable y no desea que nada le recuerde más sus acciones, decidiendo eliminarlo. Al apuñalar al retrato cae con el corazón traspasado y en ese momento el retrato recobra su aspecto original y Dorian bruscamente envejecido muestra en todo su físico las huellas de las acciones perversas que hubo ejecutado. ***** En este trabajo intentamos comprender el retrato de Dorian como su doble ya que aquel participa de todo lo que Dorian sabe, piensa, vivencia o actúa. Se convierte en un “espejo” disociado de todo lo persecutorio (crímenes, vicios, etc.), mientras Dorian queda con todos los aspectos ideales (belleza, inalterabilidad ante el pasaje del tiempo, etc.). De acuerdo con Stern citado por Rank (Rank, 1976) podemos pensar que el retrato 83 Trabajo presentado en el IX Simposio del CIMP, enero de 1978. 47 “aparece como una emanación de vínculos narcisistas, de autoenamoramiento, que, tal como en el niño, presenta un papel de importancia entre los pueblos primitivos, y que también observamos en el individuo neurótico. La conciencia que el héroe tiene de su culpa lo obliga a trasladar la responsabilidad de ciertos hechos del yo a otro yo, el doble; su tremendo temor a la muerte lleva a la transferencia al doble. Para eludir este temor a la muerte, la persona recurre al suicidio, que sin embargo ejecuta sobre su doble, porque ama y estima demasiado su yo”. Este doble fue animado por Dorian cuando al ver el retrato que le había pintado Basilio exclama: “¡Qué triste es! ¡Qué triste! Me volveré viejo, horrible, espantoso. Pero ese retrato permanecerá siempre joven. No será más viejo que en este día de Junio... ¡Si ocurriera al contrario, si fuera yo siempre joven, y si este retrato envejeciese! ¡Por eso, yo lo daría todo! ¡Sí, no hay nada en el mundo que no diera yo! ¡Por ello daría hasta mi alma!”. Este pacto o negociación del alma lo hallamos en la gran mayoría de las obras que tratan el tema del doble. Siguiendo el pensamiento de Rascovsky (Rascpvsky, 1960) podemos interpretar este pacto como resultante de una represión primaria no lograda, en donde el yo intentaría seguir cumpliendo los mandatos del ello y no “pactaría” con la realidad; de este modo Dorian seguiría desarrollando una ilusoria vida fetal donde reinaría el principio de placer y las huellas de la realidad quedarían únicamente plasmadas en el retrato. De ahora en más el retrato se convierte en esa instancia aislada, separada del yo, que como dice Freud, constituirá todo aquello que la autocrítica considera perteneciente al superado narcisismo de los tiempos primitivos. Este retrato adquiere las características de lo siniestro ya que para Jentsch, citado por Freud (Freud, 1973), este fenómeno se distingue por la “duda de que un ser, aparentemente animado, sea, en efecto, viviente; y a la inversa, de que un objeto sin vida esté, en alguna forma, animado”. Freud relaciona el fenómeno de lo siniestro con la omnipotencia de las ideas, y dice que “cuanto hoy nos parece siniestro, cumple la condición de evocar estos restos de una actividad psíquica animista, estimulándola a manifestarse” (Freud, 1973). Para Freud entonces, “lo siniestro en las vivencias aparece cuando complejos infantiles reprimidos son reanimados por una impresión exterior, o cuando convicciones primitivas superadas parecen hallar una nueva confirmación”... “Nada tenemos que decir de la soledad, del silencio y de la oscuridad, salvo que estos son realmente los factores con los cuales se vincula la angustia infantil, jamás extinguida totalmente en la mayoría de los seres” (Freud, 1973). La impresión exterior, en este caso, la constituye la visión del retrato como disparador del enamoramiento narcisista al contemplarse en toda su belleza. En lo que respecta a la descripción de los factores de la angustia infantil hallamos unas líneas en la obra de Wilde que describen estos primeros sucesos de un modo claro, cuando relata la historia de los padres de Dorian: “Una bella mujer arriesgándolo todo por una loca pasión. Unas cuantas semanas de dicha solitaria, 48 destrozada de pronto por un crimen horroroso y pérfido. Meses de agonía silenciosa, y después un niño nacido entre penas. La madre arrebatada por la muerte y el niño abandonado a la soledad y a la tiranía de un viejo hurón”... “Había algo fascinante en aquel hijo del Amor y de la Muerte”. (Wilde, 1970). Desde el punto de vista de Bleger podemos pensar que Dorian tiene un yo muy limitado con el que pudo lograr una mínima adecuación a la realidad, yo con el que trata de establecer determinadas relaciones, algunas muy idealizadas (como por ejemplo con Lord Henry) pero ese yo lo consiguió conformar haciendo un fuerte clivaje con la parte ambigua de su personalidad, o sea con una parte indiferenciada yo – no yo. Siguiendo esta línea interpretativa recordamos que Dorian no contó en su historia infantil con buenos depositarios (los padres muertos, el abuelo odiado) con los cuales establecer la simbiosis que lo rescataría de lo ambiguo. El desarrollo de su vida lo logra en función de mantener clivados y fijados sus aspectos psicóticos en determinados depositarios (el retrato, Lord Henry, establecimientos con prostitutas y drogas, etc.). También podemos ver lo que expresa Rank (Rank, 1976) acerca de “el contenido defensivo del doble como un enérgico mentís a la omnipotencia de la muerte” que para Dorian signado y acechado por la muerte desde su engendramiento, el retrato representa la mágica idea de la inmortalidad, defensa contra la finitud que nunca pudo aceptar. El retrato también responde a los conceptos de evolución del doble que nos describe Rank (Rank, 1976): “al principio el doble era un yo idéntico (sombra o reflejo) como conviene a una creencia sencilla en una sobrevida personal en el futuro”. Este es el comienzo de la vida del retrato ante el cual, recién terminado Dorian exclama “¡Que triste!. Me volveré viejo, horrible, espantoso. Pero ese retrato permanecerá siempre joven” (Wilde, 1970). Según Rank “más tarde representa un yo anterior conteniendo con el pasado también la juventud del individuo que él no quiere más abandonar sino al contrario conservar o recuperar”. Es de este modo que se va desarrollando la vida de Dorian frente a su doble y nos lo expresa así: “Aquel retrato sería para él el más mágico de los espejos. Del mismo modo que le había revelado su propio cuerpo, le revelaría su propia alma. Cuando llegase el invierno para el retrato, él seguiría en el lindero tembloroso de la primavera con el estío. Cuando la sangre fuese desapareciendo de su cara y dejase detrás una máscara lívida, como enyesada, de ojos inexpresivos, él conservaría el esplendor de la adolescencia. Ninguna floración de su lozanía de marchitaría nunca. El pulso de su vida no se debilitaría jamás. Como los dioses de los griegos, él sería fuerte, alígero y alegre. ¿Qué podía importarle lo que sucediese a la imagen pintada sobre el lienzo?. El se salvaría. Esto era todo” (Wilde, 1970). Siguiendo la evolución del doble que nos describe Rank: “En fin, el doble se convierte en yo opuesto, que tal como aparece en la forma del diablo, representa la parte averiable y mortal destacada de la personalidad presente actual que la repudia”. Este es el retrato del fin de la vida de Dorian que se ha convertido en el doble persecutorio que desde su visión repugnante le recuerda permanentemente sus crímenes y bajezas. Es el 49 que contenía su enfermedad: “No había más que una pequeña prueba contra él. Su retrato era aquella prueba. Lo destruiría”. (Wilde, 1970) Según Bleger (Bleger, 1972) lo siniestro es también una ruptura del clivaje entre el yo y el no-yo, manifestándose lo clivado de la personalidad y de la realidad, que se tiende a mantener clivado por su carácter indiferenciado o sincrético. Cuando no hay desvanecimiento de límites entre fantasía y realidad no se produce lo siniestro. En un momento determinado de su vida Dorian emprende una serie de investigaciones profundas sobre perfumes, instrumentos musicales exóticos, joyas, bordados y tapices, coleccionando además gran cantidad de estos objetos en su hogar. Esto lo podemos interpretar, siguiendo el pensamiento de Bleger (Bleger, 1972), como intentos de “conocer y discriminar lo que hay de desconocido, no discriminado y por lo tanto ambiguo”. Estos aspectos de no diferenciación nos remiten a lo mencionado por Freud (Freud, 1973) cuando expresa que los otros trastornos del yo que contribuyen a dar el carácter de siniestro a la novela “consiste en un retorno a determinadas fases de la evolución del sentimiento yoico, en una regresión a la época en que el yo aún no se había demarcado netamente frente al mundo exterior y al prójimo”. Recordamos que Dorian abandona a Sibila cuando no cumple con su aspiración narcisista (siente que “ha matado su amor” porque ella no es el reflejo fiel de cómo él la quiere y sueña como actriz) y es allí cuando a su regreso del teatro desilusionado, encuentra el primer cambio en la fisonomía de su retrato, al verlo “dio un respingo de sorpresa. Entró en su habitación algo desconcentrado”... “Hubiérase dicho que había un toque de crueldad en la boca. Era realmente extraño”...“Retrocedió, y, cogiendo de la mesa un espejo ovalado, enmarcado por unos cupidos de marfil, uno de los numerosos regalos de lord Henry, se apresuró a contemplarse en sus bruñidas profundidades. Ninguna línea parecida retorcía sus rojos labios. ¿Qué significaba aquello?”... “No era fantasía suya. La cosa era horriblemente visible” (Wilde, 1970). Podemos pensar que aquí Dorian se enfrenta a lo siniestro (hasta incluso con un sentimiento de despersonalización que lo lleva a “buscarse” en el espejo), eso siniestro que no es realmente nuevo, sino que se volvió extraño por la represión de lo sucedido en la entrevista con Sibila, de su crueldad sin límites ante la entrega del amor que ella le hacía, e impulsarla al suicidio. Esto nos aclara la definición de Schelling citado por Freud (Freud, 1973) según la cual “lo siniestro sería algo que debiendo haber quedado oculto, se ha manifestado”. Además según Jentsch citado por Freud (Freud, 1973) “lo siniestro sería algo en que uno se encuentra por así decirlo, desconcertado”. Citaremos más extensamente a Freud para describir este proceso (Freud, 1973): “lo siniestro sería aquella suerte de espantoso que es propio de las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás. En lo que sigue, se verá como esto es posible y bajo qué condiciones las cosas familiares pueden tornarse siniestras, espantosas. 50 La voz alemana unheimlich, es sin duda, el antónimo de heimlich y de heimisch (íntima, secreto; y familiar, hogareño), imponiéndose en consecuencia la deducción de que lo siniestro causa espanto, precisamente porque no es conocido, familiar. Pero, naturalmente, no todo lo nuevo o insólito es por ello espantoso, de modo que aquella relación no es reversible. Cuanto se puede afirmar es que lo nuevo se torna fácilmente espantoso y siniestro; algunas cosas insólitas son espantosas, pero de ningún modo lo son todas. Es menester que a lo nuevo y desacostumbrado se agregue algo para convertirlo en siniestro”. Más adelante expresa: “El prefijoun antepuesto a esta palabra es el signo de la represión”. Siguiendo este desarrollo, interpretamos que los aspectos siniestros del retrato estarían dados por eso nuevo, que se va agregando a la imagen que Dorian tiene de sí mismo conscientemente (la del espejo), en su doble y que está constituido por los impulsos reprimidos, especialmente tanáticos, de los cuales su yo no puede hacerse cargo y que emergen de una manera brusca e inesperada, desorganizándolo ante su visión, ya que como hemos postulado, se trataría de un yo no maduro, ni integrado (“yo ambiguo” de Bleger) producto del tipo de identificaciones que lo han ido conformando. Según Bleger (Bleger, 1972) “Cuando el yo es más integrado aparece el suspenso o la perplejidad, no la ambigüedad” o sea “lo siniestroaparece cuando lo ambiguo es capaz de movilizar el “yo sincrético” o el no-yo de un individuo; o sea, los niveles más regresivos y ambiguos o no discriminados de la personalidad que tienden a mantenerse como fijos y desconocidos, ocultos detrás de lo conocido, o sea, del yo más integrado, y – en otros casos – cuando el yo es capaz de tal regresión”... “Lo siniestro no es la totalidad de lo familiar lo que se torna ambiguo, sino que fundamentalmente ocurre que dentro de lo familiar aparecen los aspectos ocultos o no manifestados, es decir, lo todavía no discriminado”. En la relación de Dorian con su retrato podemos hallar las tres características básicas de Bleger para el fenómeno de lo siniestro: 1) lo familiar se ha vuelto ambiguo, 2) este cambio se hizo de una manera brusca e inesperada y 3) el yo pasa en su totalidad, también a una regresión que implica ambigüedad en sí misma. Dorian establece con su retrato un vínculo de características simbióticas que cuando se rompe, provoca la emergencia de ansiedades persecutorias muy intensas que lo conducen al asesinato – suicidio, en una forma de actuación que se asemejaría a una descarga paroxística. Este tipo de actuación es semejante a la que tuvo en la ocasión que asesinó a Basilio, circunstancia en que, luego de cometido el acto, se pone a leer unos poemas que encuentra “exquisitos” y que le recuerdan por nombrar a Venecia, que allí había estado con el pintor y exclamar con un suspiro “¡pobre Basilio! ¡Que horrible muerte la suya!”. Basilio es de algún modo quien le fuerza a enfrentar la realidad persecutoria de su vida, la cual Dorian no puede tolerar y mantiene disociada y proyectada en el retrato. La negación maníaca de los sentimientos de culpabilidad lo lleva a acallar a Basilio que estaría cumpliendo funciones superyoicas, ya que le es imposible por su 51 propia estructuración intentar la reparación de sus objetos internos y externos dañados por sus intensos impulsos tanáticos. El suicidio (por medio del asesinato a su doble) se produce justamente cuando hace un primer intento reparatorio y descubre lo fallido del mismo, no pudiendo tolerar la frustración de su intento y resolviendo eliminar esa parte de sí mismo que le muestra permanentemente la destructividad de sus impulsos y deseos: “no habiendo querido perder a una mujer decidí abandonarla, dejándola como una flor, cual le había encontrado”... “¡una nueva vida! aquello era lo que necesitaba”... “sería bueno” (Wilde, 1970). Al observar que el retrato no había mejorado su horrible aspecto por su buena acción y descubrir que por vanidad había renunciado a ella “por hipocresía había llevado la máscara de la bondad” (Wilde, 1970) decide la destrucción del retrato: “¿Iba él a estar siempre bajo el peso de su pasado? ¿Debía realmente confesar?. Nunca. No había más que una pequeña prueba contra él. Su retrato era aquella prueba. Lo destruiría. ¿Por qué lo conservó tanto tiempo?. En otro tiempo se dio el placer de contemplar como cambiaba y envejecía. Desde hacía mucho no había experimentado semejante placer. Le tenía desvelado por la noche. Cuando salía, sentíase lleno de terror de que otros ojos pudieran verlo. Había aportado la melancolía a sus pasiones. Su simple recuerdo le echaba a perder muchos momentos de alegría. Había sido como una conciencia de sí mismo. Sí, había sido la conciencia. Lo destruiría”. Con el mismo cuchillo que había matado a Basilio “mataría el pasado, y cuando hubiese muerto, sería libre. Mataría aquella monstruosa alma viva, y sin sus horrendas advertencias, recobraría el sosiego. Cogió el cuchillo y apuñaló el retrato con él”. Por el grito espantoso que se oyó y la caída ruidosa, acudieron los criados: “Al entrar, encontraron, colgado en la pared, un espléndido retrato de su amo, tal como le habían visto últimamente, en toda la maravilla de su exquisita juventud y de su belleza. Tendido sobre el suelo había un hombre muerto, en traje de etiqueta, con un cuchillo en el corazón. Estaba ajado, lleno de arrugas y su cara era repugnante. Hasta que examinaron las sortijas que llevaba no reconocieron quien era” (Wilde, 1970). Podemos pensar que su cambio físico en la muerte vuelve las cosas a la realidad “familiar” de donde “siniestramente” se habían salido: el retrato con su aspecto real y Dorian haciéndose cargo masivo de todo lo que había permanecido disociado, negado y proyectado. Se puede observar también que Dorian con su narcisismo desmesurado sentó una base para desarrollar una paranoia. “La etapa de desarrollo de la cual los paranoicos regresan a su narcisismo primitivo es la homosexualidad sublimada, contra cuyo estallido indisimulado se defiende con el mecanismo característico de la proyección. Sobre la base de esta comprensión, se puede mostrar con facilidad que la persecución de la persona enferma nace casi siempre de las personas amadas al comienzo (o de sus reemplazantes) (Rank, 1976). De acuerdo a estos conceptos de Rank, pensamos que en esta obra se observa esta reducción en última instancia del “principal perseguidor al propio yo, a la persona que antes se amó más que a ninguna” (Rank, 1976) y comprobamos entonces como la defensa se dirige contra el retrato, muy amado en su comienzo, y representante fiel de 52 su yo. Sabemos también, por la etiología homosexual de la paranoia que lord Henry configuró durante la vida de Dorian su objeto de amor homosexual elegido con una actitud narcisista hacia la propia imagen: a ambos protagonistas los une en un comienzo la fascinación ejercida por el retrato que acababa de pintar Basilio. Intentaremos ahora, abordar un interesante aspecto estudiado por Rank (Rank, 1976) y que se refiere a los autores literarios de temas de dobles. Nos dice: “sufrían – y de manera evidente – de perturbaciones psíquicas o de dolencia neurológicas y mentales, y durante su vida demostraron una notable excentricidad de conducta, ya sea en el uso del alcohol, de narcóticos, o en las relaciones sexuales, con un acento especial, en este último caso, en lo anormal” Cita como ejemplos y analiza aspectos de Hoffman, Jean Paul, Edgar Allan Poe, Maupassant, Chamiso, Dostoievki, Wilde y otros. Además destaca ciertas vivencias de presencias de dobles en sus vidas. Observando datos de la vida de Wilde hemos hallado como desde su nacimiento él tuvo un doble en sí mismo; pensamos que esto se dio a partir de la no aceptación de la madre de su sexo: lo vistió, trató y educó como si fuera una niña y formó “bando” con su madre y su hermana en oposición a los “hombres” de la casa: su padre y su hermano Willie. A su hermana Isola la ama profundamente y cuando ésta muere, a los 9 años, (Oscar tiene 13) permanece horas días tras días llorando en el cementerio. Catorce años más tarde le dedica versos de una “sensualidad” muy delicada, al decir de su comentarista Robert Merle. Este novelista halla en todos los detalles de la vida de niño de Wilde “la identificación con la madre y con ella, esa pasión que ya no debía abandonar nunca: el narcisismo”. En general, como es posible comprobar en su lectura, en todas sus creaciones son manifiestas las elecciones homosexuales y el intenso narcisismo de sus personajes que siempre se caracterizan por ser bellos, jóvenes y puros. Merle nos describe así la presencia de Wilde antes del período de la iniciación de su homosexualidad: “Wilde lleva siempre larga su leonina cabellera, cotidianamente ondulada teñida más de una vez. Gruesos anillos no abandonan sus dedos. No aparece en la mesa de conferencia más que con el rostro cuidadosamente maquillado” (Merle). Los comienzos de sus relaciones homosexuales a los 32 años, se producen poco después del nacimiento de su segundo hijo. Después de haber alabado la belleza de su mujer cuando se casó, Wilde escribe de ella (Merle): “En poco tiempo se marchitó su gracia de flor se hizo pesada, desfigurada, deforme; se arrastraba por la casa, torpe y lastimosa, rasgos alterados, la fisonomía manchada, el cuerpo horrible, enfermada por nuestro amor. Me esforcé en ser bueno con ella, me obligué a tocarla, a abrazarla, pero ella sentía constantes náuseas...¡Oh, la naturaleza es abyecta. Se apodera de la belleza y la ensucia. Marca el cuerpo de marfil que hemos adorado con las atroces cicatrices de la preñez. Profana el altar del alma. ¿Cómo puede llamarse amor a semejante intimidad?. ¿Cómo puede idealizárselo?. El amor sólo es posible para el artista si es estéril”. Desde otro punto de vista, examinando la carta que Wilde le envía a lord Alfred Douglas desde la prisión de Reading (donde se halla recluido por su homosexualidad) 53 hallamos que Douglas es descrito por el mismo Wilde como su doble nefasto: (Wilde, 1977) “En tanto estuviste a mi lado, fuiste la causa de la ruina total de mi arte; y por esto, porque consentí tu perenne presencia entre el arte y yo, siento ahora semejante vergüenza, insuperable pesar”...“Luego de haberte yo hecho brotar de mi genio, de mi voluntad y de mi fortuna, en la ceguera de tu insaciable deseo, exigiste todo mi ser. Y de él te adueñaste. Fue ese el momento más crítico y de más trágico aspecto de mi vida toda”. Estas palabras también las podemos relacionar con la vivencia dramática de Dorian frente al retrato entendido como doble persecutorio. Concluiremos esta búsqueda en la biografía del autor, de los aspectos contenidos en su obra, transcribiendo un párrafo de su carta desde Reading en donde el narcisismo se patentiza hasta el punto de elevar ese especial “amor a sí mismo” a la categoría de lo siniestro: (Wilde, 1977) “Me habían concedido los dioses casi todos sus dones: era amo del genio, poseía un nombre ilustre, tenía una alta posición social, y fama, y esplendor y audacia intelectual. Una filosofía he hecho del arte, y un arte de la filosofía. He enseñado a los hombres a pensar de otra manera, y he concedido otra tonalidad a las cosas. Asombraba a la gente todo cuanto yo decía o hacía. Me adueñé del drama, la más objetiva forma que del arte se conoce, y lo troqué en un medio de expresión tan personal como un soneto o una poesía lírica, y ensanché al propio tiempo su campo de acción y en su psicología lo enriquecí. Novela, drama, prosa poética y poesía en verso, diálogo espiritual o fantástico, todo lo que yo toqué quedó revestido con una nueva belleza. Y hasta a la verdad le impuse el artificio y le concedí su carácter natural, y de ambos hice su imperio legítimo. Y demostré que la verdad y el artificio son, tan sólo unos aspectos intelectuales. En una sola frase resumí todos los sistemas filosóficos y en un epigrama la existencia toda”. 54 BIBLIOGRAFÍA BLEGER, José (1972) Simbiosis y ambigüedad. Estudio psicoanalítico. Editorial Paidós. Buenos Aires. FREUD, Sigmund (1973) Lo siniestro. Ediciones Noé. Buenos Aires. MERLE, Robert (1961) El destino del homosexual. Editorial Sur, Buenos Aires RANK, Otto (1976) El doble. Ediciones Orión. RASCOVSKY, Arnaldo (1960) El psiquismo fetal. Editorial Paidós. WILDE, Oscar (1970) El retorno de Dorian Gray. Salvat Editores. España. (1977) La tragedia de mi vida. Carta a Lord Alfred Douglas. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. 55 MEDICINA PSICOSOMÁTICA84 “La salud es un hábito psicosomático al servicio de la vida y de la libertad de la persona que consiste en la capacidad física para realizar con la mínima molestia y si fuese posible con gozo, los proyectos vitales del sujeto” Laín Entralgo HISTORIA DEL CONCEPTO Psicosomático es un término relativamente nuevo pero que, según Weiss y English52 , describe una aproximación a la medicina tan vieja como el mismo arte de curar: “No es una especialidad sino más bien un punto de vista que se aplica a todos los aspectos de la medicina y de la cirugía. No significa estudiar menos el cuerpo; significa estudiar más la psiquis. Es una reafirmación del viejo principio de que la mente y el cuerpo son uno, que funcionan como órganos interactivos e interdependientes –un principio que siempre ha guiado al médico práctico inteligente. Como ciencia, la medicina psicosomática se orienta a descubrir la naturaleza precisa de la relación entre emociones y función corporal 85 . La investigación en este terreno se apoya en la convergencia de la moderna investigación fisiológica, según fuera desarrollada por la ciencia de laboratorio y la experimentación animal, y de los descubrimientos del psicoanálisis, ambos desarrollos dinámicos de la medicina”86 . En las antiguas civilizaciones de Oriente, la medicina primitiva se confunde con la magia: los primeros médicos eran sacerdotes; las primeras clínicas, templos. Las causas de las enfermedades no residían en el organismo de los pacientes sino en acciones de seres sobrenaturales, dioses o demonios. Resultaba lógico por lo tanto, que se buscara curar mediante prácticas religiosas: encantamientos, exorcismos, sacrificios expiatorios, etc. Mucho antes que los países orientales, Grecia supo liberarse, gracias a su espíritu realista, de supersticiones y prejuicios, adquiriendo así un concepto concreto y racional de la salud y la enfermedad. La profesión médica pasa a manos laicas, la observación se vuelve guía en el estudio de las enfermedades y el arte de curar se transforma en ciencia experimental. A partir del siglo VI a.C. surgieron centros médicos como la célebre Escuela de Cos, encarnada en el gran maestro Hipócrates que floreció alrededor del 400 a.C., y a quien la Historia confirió el título honorífico de padre de la medicina. 84 Capítulo del libro de Psiquiatría del Dr. Marchant (Grupo Guía, 2005) En sus aplicaciones, podemos diferenciar la Psicosomática como ciencia básica, como orientación médica y práctica clínica. Como ciencia básica, la Psicosomática tiene por objetivo la observación e interpretación de las relaciones entre estados, procesos y acontecimientos psicológicos y biológicos, tal como son influenciados por el entorno que rodea al sujeto, en la salud como en la enfermedad. Pertenece al grupo de las ciencias naturales, tributaria del método experimental y abreva a nivel teórico de los sistemas conceptuales provenientes de la Psicología y la Biología. Como orientación médica, la Medicina Psicosomática surge como reacción a las tendencias reduccionistas de la medicina, encarnando una actitud que comprende al paciente en su totalidad, atendiendo no sólo a los datos biológicos sino también a los factores sociales y psicológicos que lo afectan a fines de lograr un más eficaz diagnóstico, tratamiento y prevención de la enfermedad. 86 “...en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Munich, se exhibe en una vitrina especial, junto al microscopio de Alois Alzheimer una carta manuscrita de Freud en la que éste le agradece a Emilio Kraepelin la derivación de un paciente... Una vez más podemos apreciar cómo los grandes hombres en vez de disentir, se complementan”: Prof. Dr. Jaime Smolovich (Psiconeuroinmunoendocrinología, Prólogo,30) 85 56 Hipocrátes (460-377 a.C.) sostenía que encontrar la causa de la enfermedad y prever su evolución son las primeras tareas del médico y las condiciones previas del arte del curar. Su búsqueda de integración entre lo psíquico y lo somático se basaba en la concepción de la patología humoral, que relacionaba las cualidades y elementos de Empédocles (504-443 a.C.) con los cuatro humores, de cuya armonía dependía la salud: sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema y los cuatro temperamentos correspondientes: el sanguíneo, el melancólico, el colérico y el flemático. Además describía casos de locura que encontraban alivio con una disentería y establecía correlación entre los tipos físicos muscular y fuerte –habitus apoplecticus-, propenso a la apoplejía y el delicado y débil –phyhisicus- con tendencia a la tuberculosis. (PAPP, 39) Platón (429-347 a.C.) enseñó que el equilibrio entre el cuerpo y el alma es el elemento importante en la salud y que los desórdenes mentales pueden deberse a trastornos morales o corporales87 . Expresó el punto de vista de que cuando las pasiones no son inhibidas por las altas facultades, como ocurre en el estado de sueño, los deseos tienden a ser satisfechos en la fantasía: “el punto que deseo hacer notar es que en todos nosotros, aun en los hombres buenos, hay una naturaleza de bestia salvaje que persiste en el sueño”88 . Los términos "psicosomático" y "somatopsíquico" fueron utilizados, respectivamente, por primera vez, por Johann Christian Heinroth 89 (1773-1843), en 1 8 1 8 , y p o r Maximilian Jacobi (1775-1858) en 1822. Siguiendo este recorrido histórico de precursores, hallamos a Carl Gustav Carus (1779-1868), médico y amigo de Goethe, a quien se le atribuye el mérito de describir por primera vez el cuerpo humano en su totalidad, como campo expresivo90 . 87 “Si no debe descuidarse la cura de los ojos sin la cabeza, ni la de la cabeza sin el cuerpo, tampoco debe tratarse el cuerpo sin el alma; si muchas enfermedades se resisten a los esfuerzos de los médicos helenos, procede de que desconocen el todo... Pues es un error entre los hombres, en estos tiempos, el intentar ser médicos para una de las dos cosas (la templanza del alma o la salud corporal) separadamente”. Platón ‘Cármides’156 e, 157 b) 88 En esta descripción observamos como las ideas de Platón acerca de los sueños se anticipan a la teoría freudiana. 89 El primer trabajo de este psiquiatra alemán, profesor de Leipzig- inscripto en la corriente vitalista de Xavier Bichat, es un artículo sobre la influencia de las pasiones en la epilepsia y en la tuberculosis. Esta nueva corriente vitalista tenía por objetivo introducir en el pensamiento organicista y experimental de la medicina del siglo XIX, factores de orden psíquico para dar cuenta de la etiopatogenia de ciertas enfermedades. 90 Para Carus, las enfermedades del alma proceden del inconsciente o de la conciencia. Entre las primeras se encuentran las enfermedades corporales, en las tres formas primordiales de fiebre, inflamación y deformación. El segundo grupo de enfermedades, que se manifiestan fundamentalmente en el espíritu consciente, son llamadas enfermedades del alma o enfermedades psíquicas. (Lolas Stepke 37). Según expresó Sir William Osler, es importante conocer tanto lo que está pasando por la cabeza del hombre como en su pecho, para pronosticar el resultado de una tuberculosis pulmonar. El célebre fisiólogo británico George Day manifestó que “los factores psicológicos, sucedidos entre 18 y 24 meses antes de la aparición de la enfermedad, pueden tener influencia en el curso de la tuberculosis y, una vez que está establecida, la enfermedad puede ser minimizada si el paciente tuvo la oportunidad de ser escuchado por alguien durante un razonablemente largo período”. Day, G. (1951) The psychosomatic approach to pulmonary tuberculosis. Lancet. May 12, 1025-1028 57 En 1876, el médico inglés H. Maudsley (1835-1918) que obtuvo gran prestigio por una clasificación de las psicosis etiológica y somatológicamente orientada, ya decía que “si la emoción no se libera, se fija en los órganos y trastorna su funcionamiento”91 . Aún cuando el término psicosomático genera malentendidos, dado que en ciertas oportunidades se refiere a una aproximación holística médica y otras a un grupo diferenciado de dolencias, lo conservaremos en este recorrido como un intento abarcativo de referirnos a aquella zona de confluencia de las disciplinas médicas tradicionales. Atrapado en el dualismo soma – psique, iniciado en el planteo cartesiano, el pensamiento psicosomático también pendula entre enfoques que destacan la especificidad del enfermar – con el supuesto básico de que ciertas estructuras de carácter o determinada conflictiva, determinan ciertas dolencias- u otros que enfatizan la concepción del proceso patológico, como un fenómeno “biopsicosocial”, q u e e n numerosas oportunidades comprende un listado de factores, sin terminar de explicar su imbricación en el resultado final que constituye el proceso patológico. El psicoanálisis freudiano, según Haynal y Passini 21, proveyó la primera reflexión sistemática y el primer modelo etiológico para explicar síntomas corporales de tal modo que ya en 1913, Paul Federn presentaba un caso de asma estudiado mediante el psicoanálisis.92 La expresión Medicina psicosomática fue introducida en el psicoanálisis por el discípulo de Freud, Felix Deutsch, quien en 1922 publicó el artículo “El campo de la psicoterapia en la medicina interna” y en 1928, “La posición del psicoanálisis en la clínica interna”. Thure von Uexküll, uno de los pioneros de la psicosomática en Alemania, ha descrito de una manera simple lo que significó la asociación de psicoanálisis y medicina psicosomática en Alemania. Sugiere la existencia de tres fases, la primera, que estaría caracterizada por Georg Groddeck (1866-1934)93 , considerado por muchos como el 91 Tanto la sabiduría antigua como la premoderna reflejaron el conocimiento de la unidad cuerpo-mente en interacción bidireccional. Aristóteles dijo, “Psique (alma) y cuerpo reaccionan complementariamente una con otro, según mi entender. Un cambio en el estado de la psique produce un cambio en la estructura del cuerpo, y a la inversa, un cambio en la estructura del cuerpo produce un cambio en la estructura de la psique”. 92 Sintéticamente podríamos decir que la psicosomática psicoanalítica parte del hombre enfermo y de su funcionamiento psíquico, para comprender las condiciones en las cuales ha podido desarrollarse una enfermedad somática y, en cambio, la medicina tradicional parte de la enfermedad y busca los factores etiológicos ya sean biológicos o psíquicos. Según Laín Entralgo 35, quien sepa prescindir de todo dogmatismo de escuela –sea ésta “freudiana” o “antifreudiana” - , pronto advertirá que la contribución del psicoanálisis a la medicina puede cifrarse en cinco puntos principales: 1) el descubrimiento de la rigurosa necesidad del diálogo con el enfermo, así para el diagnóstico como para el tratamiento de su enfermedad (...) La palabra dejará de ser puro instrumento de pesquisa y se convertirá en agente terapéutico. 2) la estimación diagnóstica y terapéutica del componente instintivo de la vida humana. 3) el descubrimiento de la existencia y de la significación que en la vida del hombre tienen los diversos modos de la conciencia psicológica (inconsciente-preconciente-c o n s c i e n t e ) . 4 ) u n a d e c i s i v a a p o r t a c i ó n a l conocimiento cabal de la influencia que la vida anímica ejerce sobre los movimientos del cuerpo, y éstos sobre aquélla (correlaciones psicosomáticas). 5) la preocupación por ordenar comprensivamente en la biografía del enfermo el suceso de la enfermedad. Freud supo demostrar que la patografía es y debe ser biografía, en el más plenario sentido de esta palabra. 93 Groddeck había tomado el concepto de Ello de Nietzsche para denominar un campo más amplio que el que Freud describía para el inconsciente. Opinaba que el hombre estaba animado por lo desconocido, por un Ello que regula todo lo que hace y le sucede, sintetizando su idea en la frase “el hombre es vivido por 58 padre fundador de la medicina psicosomática moderna, quien extendió el andamiaje de la metapsicología freudiana a las enfermedades orgánicas y manipuló símbolos y analogías con inimitable desenvoltura. Groddeck estaba convencido que la distinción entre cuerpo y psique era sólo verbal, no sustancial, que ambos constituían un todo único, negando la distinción entre enfermedades físicas y psíquicas. (GRODDECK19 ). L a segunda fase se habría caracterizado por la introducción de métodos psicofisiológicos, con experimentos de hipnosis que habrían demostrado los condicionantes psicológicos de manifestaciones fisiológicas pero sin indicar una especificidad que permitiera predicciones. Los intentos de Félix Deutsch por introducir el psicoanálisis en la clínica médica –a principios de la década del 20- corresponderían también a este período. La tercera fase –una fase de creciente conciencia metódica94 - se caracterizaría por el intento de aportar comprobaciones empíricas a las numerosas generalizaciones teóricas. Aquí se ubica a Flanders Dunbar y su estudio sobre los tipos de personalidad, y a Franz Alexander, con la teoría del conflicto psicodinámico específico. Thure von Uexküll tampoco olvida a Michael Balint, cuya duradera contribución residió en investigar la estructura de la relación médico-paciente. Balint acuñó para esa época una curiosa idea: planteó que la medicina más frecuentemente utilizada en la práctica médica es el propio médico. Pero que todavía no existía una farmacología para esa tan importante droga: ni dosis, ni frecuencia, ni indicaciones ni contraindicaciones. Y concluyó que lo más riesgoso era que la droga "médico" se administraba frecuentemente sin saber siquiera que se la estaba administrando ya que, aunque cada profesional piense que en su tarea produce solamente acciones técnicas, en realidad en cada acto o decisión médica hay necesariamente una interrelación entre acciones técnicas, imperativos ideológicos y condicionantes emocionales. El renovado interés por lo psicosomático corresponde a un genuino afán científico por superar el dualismo cartesiano que separa la "psiquis" de la "materia" y también, al mecanicismo subyacente en ciertas explicaciones de la medicina tradicional que, más allá del progreso que acarreó en muchas áreas de la investigación, redujo la el Ello”. Este concepto fatalista no era totalmente aceptado por Freud, que consideraba que las fuerzas del Yo permiten un dominio aunque sea parcial de sí y del mundo exterior. El Ello de Freud es un concepto tópico y un polo opuesto al Yo. Para Groddeck, que no acordaba con tales oposiciones, el Yo es una forma de expresión del Ello. Consideraba que los síntomas orgánicos se desarrollan de un modo similar al trabajo del sueño y a la dinámica de las neurosis y que son accesibles a la influencia psicoterapéutica. Dentro de su concepción, siempre que el Ello no llega a la satisfacción libidinal en razón de una censura severa, se manifiesta bajo la forma del sueño o de un síntoma; si por medio de dicho síntoma no se aporta ninguna satisfacción a la pulsión reprimida, el síntoma se repite, manteniéndose hasta la aparición de la enfermedad. “El síntoma como patofisonomía es, cual lenguaje del Ello, por así decir, el balbuceo de la impotencia humana. Comprender su significado, aceptar al hombre en su debilidad, y esto siempre recordando la propia humanidad, es la posición médica básica de Groddeck”. (CLAUSER10). 94 El órgano de difusión pionero en los Estados Unidos Psychosomatic Medicine fundado en 1939, anunciaba que sus páginas estarían destinadas a “publicaciones que trataran primordialmente de fenómenos observados concomitantemente desde ángulos psíquicos y somáticos en lugar de uno de ellos por separado” y señalaba como áreas de énfasis los “cambios fisiológicos que acompañan a la emoción... y los aspectos psiquiátricos de problemas médicos generales y específicos”. (Nemiah, J.C. Denial revisited: reflections on psychosomatic theory. Psychother. Psychosom. 26:140-147, 1975). Cabe recordar también como hecho histórico significativo que en el año 1946 surge la Organización Mundial de la Salud (OMS) que en su carta fundacional define a la salud “como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no simplemente la ausencia de enfermedad o afección”. 59 visión y la interpretación de los fenómenos humanos de su riqueza y complejidad a una peligrosa explicación causalista. La mayoría de las concepciones causalistas diferencian a los trastornos en: Trastornos psicogenéticos: aquellos provocados por fantasías que se expresan simbólicamente a través de una alteración orgánica. Trastornos organoneuróticos: las funciones orgánicas pueden ser influidas fisiológicamente por actitudes instintivas inconcientes, sin que por ello los cambios que se produzcan tengan siempre un significado psíquico definido. Trastornos somatogenéticos: son las llamadas patoneurosis y comprenden los trastornos psíquicos provocados por una enfermedad orgánica o investidos de significación psicológica "a posteriori". 95 Desde nuestro enfoque de la medicina psicosomática, compartimos la definición de Laín Entralgo 35i como “la orientación de la medicina que se caracteriza por incluir en cada acto médico y en cada juicio clínico, la consideración de las emociones inconscientes que contribuyen a que cada paciente, configure una persona enferma en una situación particular siempre diferente”, que comprende, además, las vicisitudes de sus relaciones con el médico, la familia y la sociedad. ESCUELAS Y ENFOQUES DE LA MEDICINA PSICOSOMATICA Hemos elegido para este capítulo, presentar algunas de las líneas de pensamiento que denominamos, dado sus lugares de nacimiento, norteamericana, francesa, alemana y argentina, presentando a modo de ejemplo, algunas interpretaciones de patologías orgánicas estudiadas por los investigadores de las mismas, a fin de poder comparar los distintos enfoques teóricos. Asimismo incluimos, dada la importancia de sus aportes, la escuela cognitiva, sistémica, los desarrollos de la psiconeuroinmunoendocrinología y el estudio del estrés Escuela Norteamericana (Dunbar, Alexander, Deutsch, French, Weiss y English) Se caracteriza por la búsqueda de los "perfiles psicológicos" correspondientes a las enfermedades que su grupo de investigadores considera típicamente psicosomáticas96 : asma bronquial, úlcera péptica, rectocolitis ulcerohemorrágica, neurodermatosis, hipertensión arterial, artritis reumatoidea, tirotoxicosis. Los investigadores de esta línea, intentan establecer para cada caso una reconstitución muy completa de "patterns of behavior" y de "reactions of stress" que se han sucedido o combinado su acción a lo largo de toda la existencia del enfermo. Alexander enumera los puntos de la historia individual que deben ser explorados con vistas a obtener una "patobiografía" correcta: constitución hereditaria, traumatismos obstétricos, enfermedades de la infancia, accidentes físicos y afectivos traumáticos de la infancia, clima afectivo familiar, rasgos específicos de los padres y del ambiente, traumatismos físicos y experiencias afectivas ulteriores (relaciones interpersonales y profesionales). 95 Lo opuesto, según Otto Fenichel, sería la pato-curación, en donde una neurosis desaparece con la irrupción de una enfermedad orgánica. 96 Comúnmente denominadas las "Siete de Chicago" 60 Tales observaciones permiten establecer correlaciones entre ciertas enfermedades y determinados perfiles psicológicos. (EY16 ) Félix Deutsch 12 escribía en 1933 que “toda enfermedad orgánica está acompañada por una pequeña neurosis (donde) las energías instintivas derivadas del inconsciente forman la base para el curso de una enfermedad orgánica”. Según Deutsch, en una época anterior a la evolución completa de la vida instintiva, un trastorno orgánico se unió a un determinado conflicto psíquico, creándose así una unidad psicosomática. Luego cuando el antiguo conflicto psíquico se torna activo, el órgano asociado originariamente con el conflicto es el que produce los síntomas. Esta fusión tiene una energía potencial, de modo que reaccionará como una unidad siempre que se estimule un elemento de tal unidad. Franz Alexander 3 fue el primer teórico de orientación psicoanalítica que trató los procesos fisiológicos en forma algo más diferenciada que las usuales metáforas o analogías. “Consideramos la aproximación psicosomática –escribía en 1948- como el comienzo de una nueva era en la medicina. Se trata de una orientación que intenta comprender las enfermedades no como procesos locales aislados sino como perturbación de la coordinación total de los procesos orgánicos. Debido a que las funciones de la personalidad constituyen precisamente las más elevadas actividades de coordinación del organismo, esta nueva orientación incluye el estudio de la participación de la personalidad total en los procesos patológicos”. En su artículo de 1943, Alexander 4 definió tres conceptos fundamentales para la investigación psicosomática: psicogénesis, conversión y especificidad: “Cuando hablamos de psicogénesis nos referimos a procesos fisiológicos consistentes en excitaciones en el sistema nervioso que pueden ser estudiadas mediante métodos psicológicos debido a que ellas son percibidas subjetivamente bajo la forma de emociones, ideas o deseos. La investigación psicosomática trata de tales procesos, en los cuales ciertos eslabones de la cadena causal se prestan, en el estado actual de nuestro conocimiento, más fácilmente a su estudio mediante métodos psicológicos en lugar de fisiológicos, ya que la investigación detallada de las emociones como procesos cerebrales no está lo suficientemente avanzada”. Vemos como para Alexander la característica distintiva de los factores psicogénicos –emociones, ideas, fantasíasconsistía en la posibilidad de estudiarlos mediante la introspección y la comunicación verbal. Este autor menciona tres categorías de procesos somáticos influenciables por factores psicológicos: a) la conducta voluntaria, que se supone motivada por fines y cuya característica es ser adaptativa; b) las inervaciones expresivas, “fenómenos de descarga que alivian (expresan) tensiones emocionales específicas” y c) las respuestas vegetativas a estados emocionales, que contribuyen a superar condiciones a las cuales está expuesto el organismo. Aquí cabe distinguir entre dos tendencias generales: la preparación a la lucha o la huida en situaciones de peligro y el retraimiento de todo contacto con el mundo exterior, orientando la energía hacia el propio organismo. Alexander identificará estas tendencias con la función de las dos divisiones del sistema nervioso autónomo.97 97 Con respecto a los mecanismos de producción de síntomas vegetativos, la teoría de Alexander descansa sobre la complementariedad y el antagonismo de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático. Apoyándose en los trabajos de Cannon, sostiene que la principal función del sistema nervioso simpático 61 Alexander ha separado completamente, dentro de su concepción, las afecciones psicosomáticas de la neurosis: la histeria pertenece a la patología de la expresión voluntaria, de la que los músculos estriados, que permiten la "vida de relación", son los órganos, mientras que los hechos psicosomáticos pertenecen a la patología de las reacciones vegetativas, expresadas por los músculos lisos que aseguran la armonía interna de las funciones vitales. El síntoma de conversión histérica es el equivalente de una tensión emocional con una expresión simbólica; en la cronología del desarrollo corresponde a una organización ya evolucionada, que incluye el lenguaje y el gesto; mientras que la enfermedad psicosomática representa una "conversión" mucho más profunda y mucho más radical del conflicto en el plano de las funciones y de las alteraciones tisulares98 . La tercera idea central en el edificio teórico de Alexander, la especificidad, asume en su obra caracteres distintivos. En primer término, se trata de la observación de que diferentes estados emocionales poseen un síndrome vegetativo específico. Esto es, la ira y la alegría difieren en cuanto a sus concomitantes fisiológicos. Los síntomas neuróticos gástricos tienen una diferente “psicología” que los de la constipación o la diarrea emocional, las enfermedades cardíacas difieren en su trasfondo emocional de los casos de asma. “Esta especificidad emocional puede precisarse sólo mediante detallada y cuidadosa observación, para la cual el mejor método disponible es la prolongada técnica de entrevista del psicoanálisis”. En distintas oportunidades se le ha objetado a Alexander, que los procesos psicológicos enumerados, tales como ira, culpa, dependencia y otros, aparecen prácticamente en todas las personas, objeción a la que Alexander responde: “no se trata de la presencia de uno o varios de estos factores psicológicos... la especificidad debe ser buscada en la situación de conflicto en que estos diferentes factores aparecen”99 . El programa de investigación de Alexander y colaboradores se orientó a intentar el diagnóstico de dolencias somáticas sólo en base a la constelación psicodinámica. Estos estudios, continuados a su muerte por Pollock y otros, demostrarían que en ciertas dolencias –sobre todo en las famosas siete de Chicago- existe una configuración conflictiva característica, si bien no única. consiste en la preparación de los procesos internos para afrontar demandas del exterior. A través de una exacerbada actividad simpática se prepara el organismo para la lucha o para la huida (tradicional patrón de respuesta “fight or flight”). En cambio, cuando predomina el sistema parasimpático, el individuo, por así decir, se “retira” de lasdemandas externas y se recoge a su pura existencia vegetativa, anula o inhibe la orientación hacia el ambiente y dedica sus energías al control de su ambiente interno. De estas dos tendencias deriva Alexander una nosología, que se basa en el predominio relativo de una u otra de ellas en situaciones de conflicto. Así, por ej., los deseos de dependencia y protección se identifican con el deseo de ser alimentado y se expresan en una hiperfunción del sistema parasimpático. 98 Al respecto nos dice: “Mantengo mi sugerencia original de restringir los fenómenos de conversión histérica a los síntomas de los sistemas neuromuscular voluntario y perceptivo-sensorial y diferenciarlos de los síntomas psicogénicos que ocurren en los sistemas viscerales, que están bajo el control del sistema nervioso autónomo”. Se trataría, en el segundo caso, no de expresiones sustitutivas de emociones reprimidas sino de acompañantes fisiológicos normales de la emoción. Así, los procesos fisiológicos que acompañan la ira y el miedo no alivian ni una ni otro sino son corolarios normales de tales estados emocionales. De esta forma, en base al eje simbólico-no simbólico, podría distinguirse entre un síntoma de conversión y una neurosis vegetativa. (Alexander,4i) 99 El compara esta forma de especificidad con la que se describe en la estereoquímica. Los elementos constituyentes de los distintos cuerpos químicos son siempre los mismos, pero sus fórmulas estructurales difieren y son en buena medida responsables de sus propiedades específicas. Se trataría de una “isomería psíquica”: los mismos elementos ordenados de formas diferentes, llevarían a formas diferentes de trastorno. 62 Alexander con suma cautela indicó además, que era necesario profundizar los estudios para determinar el rol de otros factores en la patogénesis de los trastornos somáticos. Concretamente, ellos fueron enumerados en una famosa fórmula, según la cual la enfermedad es función de numerosos factores: predisposición hereditaria; traumas del nacimiento; enfermedades de la temprana niñez que incrementan la susceptibilidad de ciertos órganos; características del cuidado del niño y su educación; vivencias traumáticas accidentales de la niñez; clima psicológico familiar y rasgos específicos de personalidad de padres y hermanos; lesiones físicas posteriores; vivencias emocionales tardías en relación a personas cercanas y relaciones laborales. El clásico trabajo sobre las relaciones entre el “perfil de personalidad” –en un sentido dinámico- y determinadas afecciones somáticas lo constituye la investigación de F l a n d e r s D u n bar, e n l a q u e p r i n c i p a l m e n t e s o b r e l a b a s e d e i n s t r u m e n t o s psicométricos fue posible describir distintos “tipos” de reacción. Estas tendencias a reaccionar de una u otra manera podían estudiarse en la historia vital de los sujetos. Después de su formación analítica en Viena y Berlín, Dunbar desarrolló la tesis de que los sucesos vitales, sobre todo en la temprana infancia, son decisivos para el desarrollo del carácter y por lo tanto para la forma de enfrentar el ambiente. De manera que la hipótesis fue suponer que junto con ello se modificaría también la sensibilidad corporal, por así decir, y surgiría una predisposición a enfermar. En la búsqueda de un grupo control, Dunbar llegó a estudiar pacientes que habían sufrido accidentes, es decir, eventos puramente físicos impredecibles pero no inevitables. Curiosamente, también en este grupo pudo Dunbar comprobar la existencia de un perfil de personalidad por lo menos en un 80% de los sujetos. Se trataba de individuos impulsivos, desordenados y vitales, ansiosos de aventura. Les habían ocurrido accidentes más a menudo que a otras personas. Tenían una tendencia al autocastigo. Este “accident prone patient”, se podía comparar con el perfil de personalidad de los sujetos afectados de angina pectoris e infarto del miocardio. (Lolas Stepke, 1995).100 Perfil psicológico del individuo con infarto de miocardio, según Flanders Dunbar 13 La personalidad de estos enfermos es extrovertida, con esfuerzos para resolver sus conflictos con las personas de autoridad mediante una identificación con ellas, pero 100 En nuestro país, el Dr. Granel 18 aborda los accidentes desde una perspectiva donde una realidad latente subyace a la aparente. En esta “otra realidad” ocurren fenómenos no visibles ni directamente tangibles y mensurables donde se gesta el accidentarse. Ocurren en el sujeto una serie de situaciones internas, desconocidas para él, que se ordenan y encadenan en una secuencia convergente, no lineal, desembocando en un accidente que aparece como si éste se hubiera producido súbitamente, y fuera del contexto manifiesto de la persona que lo padece. Es un proceso con un origen, un desarrollo, una finalidad y un sentido. En él participan Sistemas Coordinados de Causas en Interacción Recíproca y Circular donde lo azaroso no funciona como causal único sino que se incluye como un elemento más, dentro del conjunto en el que se produce el accidentarse. El accidente externo es la realización dramática y escenificada en el mundo exterior de un accidente interno. Si en el conflicto ante el cambio, el sujeto se ha disociado entre dos sistemas enfrentados entre sí en forma violenta, no representables y sin atenuantes; se producirá el accidente. Este choque interno, previo y subyacente, es el encuentro entre las configuraciones nuevas, que pugnan por imponer el cambio y la resistencia, de las configuraciones antiguas, que tienden a conservar la situación preexistente. El accidente, en la medida en que implica una nueva movilización de contenidos y de fuerzas internas, si bien tiene todas las características del caos, es un caos determinado, del cual emergerán las líneas de un nuevo ordenamiento. 63 con el propósito de sobrepasarlas. Esto se refleja en el curso de toda su vida, obligándoles a adoptar una conducta de trabajo constante y extenuadora, que los lleva a conseguir posiciones elevadas con buenos ingresos, siempre con vista al futuro. Suelen contraer matrimonio a menudo y tienen más hijos que cualquier otro grupo de enfermos. Dominantes, aparentemente buenos maridos, pero con poca satisfacción genital en el matrimonio, buscan a menudo relaciones extraconyugales. En su infancia sienten hostilidad hacia un padre severo y tienen una actitud más afable hacia su madre, también severa. Los sujetos con oclusión coronaria suelen tener una historia personal con enfermedades frecuentes y operaciones. Sufren a menudo de trastornos vegetativos. El café y el tabaco son usados como estimulantes del trabajo. Muestran interés por la filosofía y escaso por la religión. Socialmente parecen distinguidos, poco emotivos, sin la tensión aparente de los hipertensos, satisfechos de sí mismos y con tendencia a dominar, empleando argumentos. Es importante en ellos la existencia de vivencias, de haber sido testigos de algún accidente cardiovascular o de muerte de personas relacionadas con ellos, sucesos que necesariamente dejaron huellas en su psiquismo. Además del trabajo extenuante, sin vacaciones, la causa desencadenante de la enfermedad coronaria puede ser un fracaso profesional o la ruina súbita. Una vez enfermos procuran disminuir la importancia de los síntomas y no hacen caso a los consejos médicos, relativos al reposo y a evitar preocupaciones. A pesar de tales inconvenientes, al revés de los predispuestos a accidentes, estos enfermos coronarios son a veces personas propicias a la psicoterapia, consiguiendo buenos resultados. Pero hay que evitar su tendencia a tomar a broma lo ocurrido; tampoco hay que limitar demasiado sus actividades habituales, al revés de lo que generalmente se hace. Estas consideraciones no deben servir para generalizar la tesis de que la asociación ´perfil de personalidad / determinada dolencia’, signifique una relación causal. Los rasgos en cuestión pueden haber aparecido a posteriori. Por ejemplo, rasgos de personalidad y enfermedad coronaria pueden ser sólo manifestaciones de un tercer factor no dilucidado. La relación con la patogénesis queda en todo caso por aclarar.101 Escuela Psicosomática de París (Pierre Marty, Michel de M´Uzan, Christian David, Michel Fain, Joyce McDougall)102 Encabezada fundamentalmente por Pierre Marty, es una escuela que surge ante la dificultad diagnóstica y terapéutica que les presentaban cierto grupo de pacientes que no encuadraban en el marco de la conversión histérica ni de las neurosis actuales y que presentaban alteraciones como cefaleas, raquialgias, alergias y asma. Así dibujaron el 101 A tal fin, puede ser útil recordar las preguntas que formulara Halliday 20 ¿Por qué enfermó este paciente en la forma en que lo hizo?, ¿qué clase de persona es, para comportarse en esta forma?, ¿por qué enfermó cuando lo hizo?.También Halliday presentó la noción de qué tipos específicos de personalidad pueden asociarse a un cierto grupo de enfermedades a las que llamó psicosomáticas. En la úlcera duodenal se encontraría frecuentemente un tipo de individuo con actividad superficialmente exagerada y deseo de independencia. En los pacientes con artritis reumatoidea describe la reserva emocional y la tendencia al sacrificio. Enfoques posteriores como el de Rosenman y colaboradores han dado nueva vigencia a la noción de un factor de personalidad, sugiriendo que el riesgo de infarto crece en una forma proporcional al número de factores involucrados. La personalidad llamada tipo A (individuos que trabajan bajo un intenso y constante deseo de éxito con la mira puesta en elevadas metas, con profundos deseos de reconocimiento de los que los rodean) es menos importante que el nivel de colesterol, pero algo más importante que la presión arterial diastólica. (ROSENMAN,42) 102 Esta síntesis refleja el pensamiento sostenido por el Dr. Luis Barbero y el Lic. Horacio Corniglio en sus conferencias (7) 64 perfil de un tipo particular de enfermos, "el psicosomático", caracterizado por una "insuficiencia en la mentalización" que le impide la expresión psíquica de sus conflictos. Al hallarse privados de esta posibilidad, drenan en el cuerpo sus excedentes excitatorios, no ya como modo de expresión, sino como producto del déficit mismo. Esta insuficiencia en la mentalización de los conflictos, equivale a decir que éstos dejan de ser psíquicos y poseer un sentido, transformándose en algo somático, material, asimbólico, proceso denominado por los integrantes de esta línea, somatización. Para que se produzca una somatización se postula un esquema evolutivo en el cual se habrían producido determinadas fijaciones somáticas que precedieron a las fijaciones mentales. En el extremo opuesto y antagónico se halla el grado de mentalización del cual un sujeto es capaz, dado que este proceso, ligado a lo representacional y significativo, supone un nivel evolucionado que, como producto del desarrollo alcanzado, determinará la expresión de los conflictos de un sujeto en el plano mental. La somatización, en cambio, será una "vía residual" que testimonia un déficit evolutivo. Un conflicto que no pueda expresarse a nivel mental, iniciará un camino de retorno, regresión somática, hacia esta vía arcaica en la cual ya no interesarán los significados, sino que, sencillamente se evidenciará la compulsión del primitivo terreno corporal. Se establece de este modo una proporcionalidad directa entre el nivel de la mentalización y la salud y una proporcionalidad inversa entre el nivel de mentalización y la somatización. La insuficiencia psíquica de estos enfermos se manifestaría en un síntoma básico y característico denominado "depresión esencial" que consiste en una depresión sin objeto, ni autoacusación, ni siquiera culpabilidad conciente, donde el sentimiento de desvalorización personal y la herida narcisista se orienta electivamente hacia la esfera somática. Tampoco se observa pesadumbre mental previa a la manifestación corporal. La falta de desarrollo psíquico se manifestará, también de una manera particular, en otros dos terrenos: en los afectos y en los pensamientos. En el terreno del pensamiento, la supuesta incapacidad evolutiva presupone la ausencia de la dimensión simbólica, en la medida en que ésta representa el coronamiento de la secuencia evolutiva. Los psicoanalistas franceses, al acuñar la expresión “pensamiento operatorio”, querían dar a entender una estructura psíquica peculiar caracterizada por su ligazón a lo técnico-concreto, a la cotidianidad de lo pragmático desprovisto de fantasía, sin “dimensión histórica”. Por fijación a ciertas etapas del desarrollo, existiría una incapacidad para relaciones transferenciales reales (las relaciones “objetales”, en general, son descritas como “relation blanche”). Otras características, como la llamada “reduplicación proyectiva”-el sujeto ve a los otros como una imagen de sí mismo-, explicarían los riesgos que para tales personas involucra la separación. (MARTY, 31 ) En cuando a los afectos, estos pacientes presentarían una imposibilidad en la expresión de los mismos ya que carecerían de los correspondientes engramas verbales para dar cuenta de ellos. Los discípulos de esta escuela llaman a esta dificultad "alexitimia"103 caracterizada por un conjunto de rasgos de comportamiento muy s e m e j a n t e a l pensamiento operatorio. E s t a d i f i c u l t a d s e h a c e e x t e n s i v a a l a discriminación entre las distintas cualidades afectivas. Kristal describe esta realidad como un fenómeno de “anhedonia”, que consiste en una incapacidad para experimentar bienestar y placer. La incapacidad para verbalizar adecuadamente emociones, la deficiente fantasía y otra serie de particularidades observadas frecuentemente en 103 término que toman de los psicoanalistas bostonianos Sifneos y Nemiah. Dicha palabra deriva del griego, y significa falta de capacidad para verbalizar afectos y sentimientos. 65 personas con sintomatología somática, han llevado a proponer que la verbalización de los afectos podría ser un medio importante para contrarrestar la tensión. Tales sujetos, por un déficit hereditario o adquirido, tendrían sus posibilidades de relación interpersonal señaladas por un persistente vacío y una constante superficialidad, además de ser incapaces de controlar (a través de identificar y nominar) los estados somáticos de tensión104 . Según los autores de la escuela francesa el déficit patognomónico que caracterizaría a los enfermos psicosomáticos sería la construcción incompleta del aparato psíquico, surgida de un desamparo inicial producto del vínculo con una madre narcisista que promueve un vacío psicológico, en el cual se impide el despliegue del espacio simbólico de la fantasía y abre el camino a la acción directa corporal. Al no ser atendidas las señales indicadoras de sus deseos, el bebé las paraliza y produce respuestas corporales patológicas que equivalen a los primeros síntomas psicosomáticos105 . Sintetizando, la enfermedad actual se vincula con una situación conflictiva, traumática, asociada a las vicisitudes de la situación edípica. Lo que debió haber sido "mental" y tramitado simbólicamente deja de serlo, pierde dicha cualidad y se transforma en somático. La cualidad simbólica, que sólo puede ser "mental" se ha perdido y en su lugar aparece el cuadro orgánico, exento en sí mismo de significado106 . Los conceptos de la escuela francesa y la noción de alexitimia no proponen conflictos específicos ni estructuras de personalidad típicas para determinados cuadros clínicos. El énfasis no se coloca en la presencia de excesivos “conflictos intrapsíquicos” sino justamente en su ausencia, en la incapacidad para elaborar adecuadamente –y “defenderse”- de la activación somática. La mayoría de los autores de esta línea de pensamiento, concuerdan en que los enfermos psicosomáticos desarrollan una especie de coraza contra el dolor psíquico al precio de una profunda ruptura consigo mismos. Interpretación de la cefalea. Seleccionamos el caso de la cefalea, de los estudiados dentro de esta escuela, y vemos como sus investigadores hallaron un sistema de defensa parecido a las defensas neuróticas clásicas, que sin embargo hace intervenir mecanismos de orden somático 104 Entre las etiologías posibles de tal déficit se han señalado alteraciones bioquímicas en los haces dopaminérgicos, desconexión entre los hemisferios cerebrales (que poseen especialización funcional en relación a la experiencia y la expresión emocional) o bien perturbaciones en la dinámica temprana de las relaciones madre-hijo. 105 Continuando con la línea teórica de Donald Winnicott, Pelorosso 41, afirma que la enfermedad crónica psicosomática, representa y encubre conductas regresivas, que le permiten a la persona mantener una imagen unida y entera, no emocional frente al mundo externo. La regresión es a etapas de dependencia con los vínculos primarios. El desarrollo emocional es normalmente penoso y está signado por el conflicto, por lo que el cuerpo debe padecer aunque no sean enfermedades físicas. El desarrollo somático es un logro que tiene su propio ritmo y que se alcanza a través de lo que llama la función del “maternaje”, una serie de procesos ineludibles, por su necesidad, y que debe cumplir la madre para que el bebe obtenga una unidad, una integración psicosomática. 106 El psicosomático es, entonces, un enfermo con una adaptación social correcta, y aún excelente, que no presenta organización neurótica o psicótica propiamente dicha y en el cual la desviación respecto a la norma parece exclusivamente ligada a las anomalías somáticas. 66 (cerebro-vasculares). El síntoma no aparece como una pantalla neurótica, sino como la traducción de una "dificultad de pensar", como un miedo a la realización verbal del pensamiento, como un bloqueo de la conciencia en el sentido amplio de la palabra, promovido por la irrupción de un conflicto edípico. Esto diferenciaría a esta patología de la conversión histérica, alteración que se centra en la simbolización de un conflicto a través del cuerpo que, para ese fin, es utilizado como una "pantalla proyectiva", donde el cuerpo no sufre una alteración orgánica "real", sino que, sencillamente, es el psiquismo quien se aprovecha de él para expresarse. Dentro de esta concepción, el abordaje terapéutico se centraría en darle el marco al sujeto para restituir sus capacidades faltantes o dañadas en lo referente al campo fantasmático. Marty 32 dice: "La psicoterapia de los enfermos somáticos se realiza casi siempre al ritmo de una sesión por semana, dos sesiones por semana son excesivas en la mayoría de los casos p o r l a d i f i c u l t a d q u e s u p o n e p a r a m u c h o s p a c i e n t e s t o l e r a r la intrusión del psicoterapeuta y asimilar el efecto terapéutico, y respecto del terapeuta, la capacidad que tenga de tolerar a los múltiples pacientes desprovistos básicamente de facultades relacionales atractivas”. Marty prefiere realizar la psicoterapia cara a cara, para ofrecer al paciente, a través de la experiencia gestual del analista, las connotaciones afectivas de las que el paciente carece y como medio evitativo de las situaciones regresivas que facilita el diván. Una primera etapa en la terapia analítica consistiría en construir una red o andamiaje básico que le permita al paciente descubrir la ventaja vital de verbalizar sus emociones107 . Escuela Alemana de Heidelberg o de Medicina Antropológica (Viktor von Weizsäcker; Paul Christian; von Bergman; E. Marx; Bilz; Hollmann; Hantel) Esta escuela que comienza su actividad científica alrededor de 1925, desarrolla la denominada “patología biográfica” donde la génesis y la configuración del proceso morboso son comprendidos desde el punto de vista de su “sentido” en la biografía del enfermo: el patólogo se propone según el método de la “comprensión” aprehender el “sentido” de la enfermedad –así en cuanto a su génesis como en cuanto a su configuración psicosomática y biográfica-, dentro de la existencia humana que la padece108 . Viktor von Weizsäcker (1881-1957) es la máxima figura en la historia de la Medicina Antropológica. Su pensamiento de inspiración biológica y filosófica, es el paso a la medicina de ciertas doctrinas neokantianas. Como kantiano, en el enfermo distingue un aspecto cognoscitivo o fenoménico y otro misterioso o nouménico. Para Weizsäcker, la salud y la enfermedad humanas no deben ser entendidas en términos de normalidad - anormalidad, sino en términos de verdad - no verdad (salud: realización de 107 A propósito de esto, Winnicott sostenía que el terapeuta necesitará ser un “paciente artesano” para reconstruir el tejido conectivo entre cuerpo, emoción y pensamiento, suturando la herida de una desilusión precoz que el paciente ignora. 108 En la escuela preponderante en Estados Unidos, conductista, el patólogo aspira a determinar la relación entre la conducta biográfica del enfermo y la índole de su enfermedad. La existencia humana es contemplada y descrita “desde fuera”, a diferencia de lo que sucede en la patología psicosomática comprensiva, cuya meta es contemplar y describir la enfermedad “desde dentro” del paciente, estudiándose de este modo la enfermedad de un hombre y en el conductista, un modo típico de enfermar. O sea, que la forma comprensiva de la patología psicosomática propende al estudio individualizador, y la conductista, al sociológico. Ambas formas pueden ser armónicamente complementarias. (LAIN ENTRALGO,35) 67 la verdad de cada hombre); de ahí que la enfermedad tenga sentido vital, y que éste, puesto que es un hombre el sujeto afectado por ella, haya de expresarse biográficamente. La Medicina Antropológica “introduce al sujeto e n l a c i e n c i a m é d i c a comprendiendo las relaciones de causa – efecto entre lo que constituye el sujeto humano, a saber, sus pasiones, su vida emocional e instintiva, sus conflictos escondidos, sus tensiones insatisfechas, en una palabra, la vicisitudes de su existencia, las periferias de su destino y la forma de su enfermedad. El enfermar humano está preparado, desde la infancia, por el caudal hereditario y además, por su biografía personal” (ROF CARBALLO, 43ii). Este enfoque de la Medicina clínica supone una escucha del enfermo minuciosa y prolongada, penetrando en su intimidad por medio de una anamnesis profunda. Ante un enfermo el médico debe de tratar de resolver estas tres cuestiones: “¿p o r q u é a q u í ?” (localización orgánica); “¿p o r q u é a h o r a ?” (puntualización biográfica); “¿qué verdad del paciente tiende a evidenciar la no verdad de su proceso morboso?” (esclarecimiento existencial). El adecuado conocimiento del cuadro de la enfermedad exige así que la relación médico-enfermo no sea mera relación sujetoobjeto sino un “compañerismo itinerante” entre personas y ante el mismo objetivo a la vez somático y psíquico 109 . Weizsäcker piensa además, que toda persona enferma se encuentra en una situación particular siempre diferente, que comprende e integra las vicisitudes familiares y sociales, lo cual varía el abordaje terapéutico110 . Escuelas Argentinas El grupo psicoanalítico argentino inicial, contó con eminentes representantes como Angel Garma, Arnaldo Rascovsky, Arminda Aberastury, Enrique Pichón Riviere, Marie Langer, David Liberman, quienes manifestaron ya desde la década del 50, un profundo interés y dedicación por la investigación psicosomática. A partir de la fructífera obra de estos maestros, numerosos investigadores psicoanalíticos se dedicaron a la profundización del significado del enfermar orgánico. David Liberman 36 en su libro “La comunicación en terapéutica psicoanalítica” habla de cierto tipo de pacientes con características semejantes a la persona depresiva, que localizan sus conflictos a nivel del sistema nervioso autónomo, medio por el cual l o s e x p r e s a n . L o s d e n o m i n a “persona infantil”111 p o r s u s c a r a c t e r í s t i c a s d e comunicación verbal, dado que no han logrado en el curso de la infancia un buen 109 Para Laín Entralgo la relación transferencial y la relación amistosa con el médico son dos tipos de vinculación distinta. La transferencia es un fenómeno instintivo y la amistad es un fenómeno personal. El modo específico de la amistad del enfermo con el médico es la confianza. 110 Según Weizsäcker la meta de la medicina antropológica comprende una triple tarea, la política, la humana y la científica. El elemento político será alcanzado cuando impere el principio de la solidaridad y la mutualidad; el humano, con la transferencia y la relación psicoanalíticas; el científico, con la modificación de los conceptos fundamentales acerca del hombre y de la naturaleza. De ahí que el esfuerzo deba ser proseguido a lo largo de sendas de muy diversa apariencia. (Weizsäcker, citado por LAIN ENTRALGO35). Para Gustav von Bergmann, la enfermedad es un documento histórico de un proceso ya pasado. La patología funcional intenta comprender no las enfermedades, sino las manifestaciones morbosas del hombre. En la enfermedad se entrelazan lo anímico y lo corporal. Para lo anímico se dispone de la experiencia introspectiva y la empatía; para lo somático, el método científico-natural o positivo. Lo que muchas veces llamamos enfermedades son “manifestaciones parciales de estar enfermo”. 111 Liberman ha sido influido por las ideas de Ruesch, las cuales desarrolla en ciertos aspectos e integra en su nosografía junto a otras, como las de Fenichel, al igual que los aportes de la teoría de la comunicación. 68 desarrollo en la capacidad de simbolizar, donde ciertos acontecimientos se convierten en estímulos fisiológicos que configuran una respuesta somática sintomática. Suelen ser muy sensibles, pero piensan poco o nada acerca de lo que sienten. En el material verbal pueden llegar a expresarse con cierta objetividad pero esto ocurre siempre y cuando se refieran a situaciones concretas y objetivas. Son personas que han establecido una fisura entre pensamiento autónomo y realista, entre el principio del placer y el de realidad, entre proceso primario y secundario, entre consciente e inconsciente. Mientras la persona esquizoide fue en su infancia un niño silencioso y observador que contemplaba el grupo familiar desde la periferia, y sin poder participar, la persona infantil en su niñez se caracterizó por un comportamiento opuesto, con mucha cercanía y apego a su grupo familiar y con una fuerte participación emocional en el mismo. La persona infantil se halla en el polo opuesto al esquizoide; éste se interesa por sí mismo en cosas simbólicas, moviéndose en un mundo de abstracciones; en cambio la persona infantil utiliza el pensamiento y la acción como medio significativo. El síntoma somático constituye a la vez pensamiento, sentimiento y acción. En el trabajo realizado por Liberman 112 y colaboradores, los describen como personas que, por lo general, llegan a la consulta psicoterapéutica enviados por un médico clínico y no por propia iniciativa (“mi médico me dijo que viniera porque esto me va a hacer bien”), profesional que ha registrado lo que el sujeto no puede expresar con palabras, sino con signos corporales, por lo tanto son pacientes que requieren del terapeuta la suficiente flexibilidad para contenerlos hasta la toma de conciencia del mensaje expresado en su síntoma. Tienen la prodigalidad del melancólico, presentando una generosidad patológica, si bien lo que brindan al objeto en parte redunda en su propio beneficio, puesto que necesitan obrar así para realimentar su autoestima y sienten que no se los quiere por ellos mismos sino por los servicios que prestan. Se presentan como personas exitosas, que pueden adscribirse al grupo descrito por Fenichel como “adictos al trabajo”. Desde el punto de vista del observador desprevenido, estas personas parecen tener una gran capacidad de sublimación pero en realidad hacen formaciones reactivas respecto de la pasividad. Llevan a cabo una conjunción particular entre autoplastia y aloplastia. La autoplastia deviene en aloplastia cuando consiguen una actividad productiva real en la cual insertarse; en estos casos modifican las condiciones del medio siguiendo el modelo autoplástico, razón por la cual no pueden delegar y a todo le imprimen su sello personal. Al no disponer de un espacio psíquico interno, utilizan el espacio de la realidad externa como equivalente de aquél. Establecen una “adicción” a la realidad externa, consiguiendo modificaciones y efectos eficaces de esta realidad que son valorados socialmente, pero a expensas de un alto costo psíquico y corporal. Lo que impresiona como más “normal” en estas personas es lo que corresponde a la parte psicótica de su personalidad: la sobreadaptación 113 a la realidad externa, su trastorno del sentido de la realidad, en tanto que su somatización, tomada como señal de alarma, es la denuncia adecuada de sus necesidades renegadas. En estos casos, el cuerpo es 112 “Sobreadaptación, trastornos psicosomáticos y estadios tempranos del desarrollo” Elsa Aisemberg, Rodolfo D’Alvia, Julia Dunayevich, Octa vio Fernández Moujan, Vicente Galli, Alfredo Maladesky y Augusto Picollo, (APDEBA). Intenet: http://www.cuerpocanibal.com.ar/lecturas/sobreadaptacion.htm 113 En la sobreadaptación, la realidad es forzada hasta el límite de la mayor exigencia posible. Aparece una adecuación exagerada, en relación a la cual el paciente crea un uso abusivo de la realidad externa en detrimento de la realidad psíquica, constantemente saboteada. Es de subrayar el uso del proceso del pensamiento, en general son ejecutivos, empresarios o profesionales de alto nivel, que permanentemente están tomando decisiones trascendentes. 69 “sabio” y da un aviso expresando emociones que aún no han encontrado su inscripción mental. En lugar de experimentar emociones, sufren modificaciones corporales. Por ejemplo, en lugar de encolerizarse, tienen solamente una fuerte descarga adrenalínica que provoca una crisis hipertensiva, sin que experimenten ningún malestar de otra índole. La escuela de Luis A. Chiozza desde la década del 60 hasta la actualidad, se ha caracterizado por la investigación ininterrumpida, publicando los resultados de las investigaciones psicosomáticas de cuadros de trastornos respiratorios, óseos, cardiovasculares, renales, accidentes cerebrovasculares, leucemia linfoblástica aguda, psoriasis, herpes ocular, esclerosis, enfermedades por autoinmunidad, cefaleas, cáncer, entre otros (CHIOZZA9 ) y ha desarrollado un procedimiento clínico-psicoterapéutico para el tratamiento de los trastornos somáticos, denominado Estudio Patobiográfico. Las teorías desarrolladas por Chiozza se fundan en el pensamiento de Freud y en l a o b r a d e a u t o r e s como Groddeck, Weizsäecker, Racker, Rascovsky y Cesio. Fundamentalmente su teoría comprende a la enfermedad orgánica como una forma de lenguaje, el cual, una vez aprendido a descifrar, ya no se presenta como un accidente indeseado sino como un capítulo de una biografía, o sea que el padecimiento orgánico ocultaría una historia cuyo significado le es insoportable al hombre, hallando en la enfermedad una “solución” para ese drama (CHIOZZA, 9iv). Si se entiende esta “función” que cumple la enfermedad, se deduce que su simple desaparición, mediante el “combatirla” puede reestablecer el problema inicial o incluso agravarlo114 . En la conceptualización de Chiozza la relación psicosomática no implica necesariamente una relación de causa-efecto, en la medida en que "psíquico" y "somático", ambas categorías que establece la conciencia, equivalen a dos caras de una misma moneda. Lo inconciente no reprimido es incognoscible por definición, y por lo tanto no posee, o no se le puede atribuir, existencia o cualidades psíquicas o somáticas. Estas categorías derivan de que el conocimiento conciente se estructura alrededor de dos organizaciones conceptuales. Una “física”, que da origen a las ciencias naturales, y la otra “histórica”, que sustenta las ciencias que toman por objeto al espíritu o la cultura. Si se estudia a un enfermo desde su “cara física” mediante su historia clínica que consigna los síntomas, signos y la evolución de su enfermedad y desde su “cara biográfica” que atiende a los episodios y acontecimientos de su vida, se comprueba que la superposición de ambas historias revela que aquello que las personas callan con los labios, no sólo suelen expresarlo con gestos o actitudes, sino también con el mismo funcionamiento de sus órganos. Se deduce de este planteo que para Chiozza, lo somático no es una realidad primaria sobre lo que asienta todo lo demás, ni lo psíquico un emergente de la materia, sino que, siguiendo a Weizsäecker, todo lo corporal posee un sentido psicológico y todo lo psíquico un correlato corporal, lo cual no presupone que un fenómeno psíquico se convierta en corporal o viceversa, sino que la existencia misma del fenómeno somático está dotada de ese sentido y la existencia misma del fenómeno psíquico posee un aspecto corporal. Este investigador denominó fantasía específica a la relación unívoca existente entre ambas realidades, somática y psíquica. La investigación de los 114 Weizsäecker lo señalaba diciendo que la actitud del médico frente a la enfermedad, que podría resumirse en la expresión “fuera con ella” debería ser reemplazada por otra acorde con el pensamiento “sí, pero no así, sino de esta otra manera”. 70 significados inconcientes en las distintas enfermedades somáticas revela que cada una de ellas “oculta” una historia propia, específica, típica y universal que difiere de las otras, tanto como difieren entre sí los trastornos que la medicina ha logrado tipificar115 . En el modelo que Chiozza desarrolla, el modo somático del enfermar, deviene resultado de una particular tramitación del afecto comprometido en el conflicto. Plantea, siguiendo a Freud, que en el aparato psíquico "lo único que paga derecho de aduana" son los afectos, es decir, son aquello que importa y deben ser restringidos en su tránsito hacia la conciencia. Junto a las modalidades de "ocultarlos" neuróticas y psicóticas, Chiozza describe otra forma que denomina "desestructuración patosomática del afecto". Los afectos, dice Chiozza sustentándose en Freud, arraigan en lo inconciente en calidad de "estructuras disposicionales", "claves de inervación", que, al ser actualizadas devienen en la expresión "coherente" del afecto de que se trate. Puede suceder que para evitar su desarrollo y la consiguiente emergencia en la conciencia, la investidura completa recaiga en un aspecto parcial de la mencionada clave, descomponiendo consecuentemente dicha coherencia y, por lo tanto, "la figura" que el afecto, de no haber sido descompuesto, debía haber representado. Ese aspecto sobreinvestido aparecerá en la conciencia como una "alteración somática", una enfermedad orgánica, despojada del sentido originario116 . 115 Se podría sintetizar lo antedicho en los siguientes puntos: 1. Interpretar el significado de un síntoma no implica postular una causa. 2. La existencia psíquica, y con ella el terreno de los significados, constituye una realidad tan primaria como la realidad material que constituye el mundo en el cual rigen las leyes de la ciencia física. Se trata de una realidad “histórica”, cuya organización conceptual, como la de la física, se rige por sus propias leyes y posee sus propios derechos. 3. Del mismo modo que la comprensión del significado inconciente inherente a un determinado trastorno corporal no excluye la posibilidad de explicarlo como el efecto de una determinada causa, la percepción de una causa eficiente no excluye la posibilidad de interpretar el significado inconciente específico de un determinado trastorno. 4. Del mismo modo que la imposibilidad de explicar una causa eficiente no implica haber demostrado su ausencia, la imposibilidad de comprender un significado inherente no implica haber demostrado su ausencia. 5. Cuando se admite que un determinado trastorno corporal es un signo que expresa o representa un particular significado inconciente, se admite también que toda transformación de ese significado llevará implícita una transformación del trastorno que constituía su signo. 116 Cabe agregar también que en la consideración de Freud que Chiozza retoma, los afectos son "ataques histéricos universales y congénitos", es decir, residuos de situaciones ancestrales vividas "realmente" por la humanidad primitiva y que, en su momento, se enlazaban a sucesos dramáticos, plenos de sentido; eran, en consecuencia, acciones justificadas. Cuando, entonces, en nuestras vidas, nos convoca una situación dramática, revivimos en ella una temática ancestral y la reactualizamos a través del afecto que otrora fue "un acto necesario y valedero". En la tarea de trazar un encuadre teórico para la psicosomática, Chiozza parte de la metapsicología de los afectos. Freud sostenía que el verdadero motivo de la represión era el de impedir el desarrollo de un afecto que generaría placer en un sistema y displacer en el otro. En el caso de las neurosis la transacción se logra desplazando al afecto de una a otra representación; en el caso de las psicosis se altera el juicio de realidad a los fines de sustituir un afecto por otro. Tanto en las neurosis como en las psicosis, los afectos que se descargan son siempre reconocidos, por la conciencia como tales, porque continúan manteniendo la coherencia de la clave de inervación. De modo que cuando un afecto conserva íntegra la coherencia de la clave es posible reconocerlo como una determinada emoción. La teoría que propone Chiozza surge, entonces, de considerar que el desplazamiento puede transcurrir "dentro" de la misma clave de inervación de los afectos, sobrecargando alguno de sus elementos en detrimento de otros. Cuando ocurre esta deformación "patosomática" de un afecto (por ej. el de tristeza-llanto), se pierde la conciencia de su significado afectivo, o sea, la conciencia ya no percibe una emoción y el afecto deformado pasa a ser categorizado como un síntoma somático -epífora en el 71 Interpretación del infarto de miocardio Como resultado de la investigación psicoanalítica de las cardiopatías isquémicas, Chiozza 9iv;vii;viii y colaboradores, establecen algunas conclusiones que podemos resumir así: 1. Cabe hacer una primera distinción entre aquellos afectos inefables que la conciencia no puede nominar y los sentimientos, hasta cierto punto tipificados, a los cuales se hace referencia mediante la palabra. Puede establecerse luego una segunda distinción, en los afectos inefables, entre aquellos que, aun sin poder ser nominados, poseen una clave típica y coherente y los que no cumplen con esa condición. Estos últimos constituyen un estado afectivo conflictivo en el cual diversas claves se disputan la descarga. O sea, conforman un des-concierto afectivo. Cuando este tipo de desconcierto se presenta en alguna persona, tiende a configurarse, en condiciones normales, adquiriendo la coherencia de un sentimiento nuevo para esa persona. 2. La emoción, como descarga motora vegetativa, es un proceso en el cual el elemento vasomotor tiene una participación tan preponderante que, de acuerdo con las leyes inconcientes que rigen a los procesos de representación, este elemento vasomotor puede, y suele, arrogarse la representación de la emoción completa. 3. El corazón, por su origen, es un vaso modificado hasta el punto de llegar a ser el que más complejamente se ha desarrollado. Por este motivo el corazón es el órgano más adecuado para arrogarse la representación de las emociones, cuya representación particular otros órganos se adjudican. Su ritmo se presta especialmente para otorgar un “tono” afectivo, o importancia, a cada instante que se vive. En otras palabras: el “tono” del afecto que se está viviendo, se asocia a la percepción inconciente de un particular ritmo o “marcapaso” cardíaco. El corazón, por lo tanto, se arroga la representación general de los afectos, pero, sobre todo, la representación del tiempo primordial, que es el tiempo del instante cualitativamente teñido por un tono afectivo que le otorga importancia. Los investigadores concluyen por lo tanto, que el corazón es, respecto al tiempo, lo que el ojo respecto al espacio. 4. S i e l c o r a z ó n -debido a su importante participación en la conmoción vegetativa que llamamos emoción- se arroga la representación general de los sentimientos, puede también, por la misma razón, representar, en general, los protoafectos: aquellos estados afectivos inefables que denominamos des-concierto afectivo. Cuando decimos que el corazón “recuerda” o pre-siente, es porque le adjudicamos la representación de un protoafecto. Dado que los protoafectos, en condiciones normales, tienden a desarrollarse como sentimientos que son nuevos para la persona que experimenta ese proceso, podemos decir también que el corazón puede representar esa particular integración por la cual “nacen” los distintos afectos. 5. L a c o r o n a r i o p a t í a r e p r e s e n t a r í a e l p r o c e s o p o r e l c u a l e l c o r a z ó n , simbólicamente, se “estrangula a sí mismo” en el intento de evitar el nacimiento de un afecto nuevo que, de llegar a configurarse, conformaría una ignominia (algo que “no tiene nombre”). Así como el rubor, en general, representa la emoción, la palidez (anemia o isquemia) representa su inhibición. Los cinco parámetros necesarios para que se configure una “ignominia” son: ejemplo citado- precisamente porque la cualidad psíquica, el significado afectivo de ese fenómeno, permanece inconciente. La descomposición patosomática del afecto no nace de una discapacidad "a priori" del aparato anímico, sino que, así como se describe un “núcleo neurótico” y “psicótico” de la personalidad, Chiozza señala la existencia de un “núcleo patosomático”constituido por el conjunto de afectos “descompuestos”. 72 1) Es algo inefable en el sentido indignante e insoportable de algo que se halla más allá de cualquier nominación imaginable. 2) Exige perentoriamente una solución, no es posible soportar su permanencia y evitar "tomarlo a pecho". 3) No se le encuentra solución, se presenta como un dilema insoluble. 4) Existe el sentimiento de una culpa que no puede ser claramente atribuida a uno mismo ni tampoco adjudicada a algún otro. 5) Implica siempre una situación pública desmoralizante (en el sentido de desánimo e in-moralidad), degradante. Es lo contrario de la colación de grados, que también es una ceremonia pública, o de la condecoración (que se coloca sobre el pecho, en la región precordial). De acuerdo con la teoría sabemos que el afecto se descarga siempre. Aquello que denominamos “afecto retenido”, desde el punto de vista de la economía de la libido, es sólo una metáfora. Alude a que la descarga “pendiente” nunca se ha realizado bajo la forma de la configuración original reprimida y es derivada por otros caminos. ¿Cómo se descarga entonces la ignominia? Dado que esta ignominia no puede “ni debe” vivirse, “permanece” como un afecto “retenido” que se descarga derivado a través de la isquemia miocárdica. Se trata de un protoafecto que “no se configura” como ignominia, dado que se descarga a través de un derivado que tiene “la particular figura” patosomática de la cardiopatía isquémica. Terapéutica de las enfermedades psicosomáticas9v Así como existe una cirugía menor que se puede realizar en el consultorio y una cirugía que requiere un quirófano y un cirujano avezado, existe una psicoterapia menor, que puede realizar todo médico y una psicoterapia mayor, que requiere la presencia del especialista. El psicoanálisis de los enfermos con trastornos somáticos, tal como ocurre en el caso del psicoanálisis de niños, o de enfermos psicóticos, requiere asimismo de un encuadre y un procedimiento llevados a cabo por un profesional con una adecuada comprensión del lenguaje de órganos implícito en la enfermedad somática. Pero a pesar de dicha formación puede, al hallarse frente a la emergencia de una enfermedad que exige una resolución inmediata, necesitar una intervención inmediata para la protección de su paciente. Chiozza y su equipo, diseñaron el Estudio Patobiográfico cuya finalidad específica es intervenir con prontitud y eficacia en la enfermedad somática. De este modo el psicoanálisis “longitudinal” puede mantenerse libre de la responsabilidad, y del deseo, de cuidar el destino de una complicación orgánica. Podemos decir que este Estudio es un procedimiento “transversal”, no sólo porque se orienta hacia un fin premeditado e inmediato, sino porque lo hace mediante el esfuerzo conjunto de un equipo interdisciplinario, concentrado en contemplar ese particular momento de la vida de un paciente. Dicho Estudio Patobiográfico 117 tiene como meta obtener un cambio en la significación de una historia, lo cual equivale a una resignificación de los hechos, y está diseñado para lograr una experiencia emocional mutativa en el corto tiempo que la necesidad impone.9iii 117 Patobiografía: biografía centrada en el pathos, del griego: sentimiento, pasión, padecimiento. 73 El "material" que durante la realización del Estudio Patobiográfico, será objeto de la interpretación psicoanalítica se constituye, fundamentalmente, a partir de 4 fuentes: 1) Un interrogatorio acerca de la enfermedad actual y de los recuerdos, deseos y circunstancias que conforman una biografía esquemática; 2) Un diagnóstico clínico de su estado físico general y del estado actual de la enfermedad por la cual consulta; 3) Algunas fotografías del enfermo en los distintos períodos de su vida, y de las personas allegadas más significativas. Además el enfermo debe redactar un cuento corto, relatar uno de sus sueños y narrar una película cinematográfica y una novela libremente elegidas; 4) La observación del paciente y del vínculo que establece con el equipo que realiza el Estudio, durante las entrevistas. Una vez reunido y procesado el material, que consta de una historia clínica tradicional más una parte biográfica que ocupa unas treinta o cuarenta páginas dactilografiadas, deberá ser estudiado por un grupo de psicoanalistas para establecer las conclusiones que se comunicarán al paciente en las dos entrevista finales. Estas entrevistas apuntan a dos objetivos coincidentes, una orientación terapéutica en cuyo criterio interviene lo que el psicoanálisis puede ofrecer, y un esclarecimiento acerca de la relación inconsciente que existe entre la enfermedad por la cual el enfermo consulta y el drama, más o menos oculto, que se encuentra en su historia118 . Rubén Zukerfeld y Raquel Zonis Zukerfeld han realizado valiosos aportes a la investigación psicosomática. Uno de ellos es el especial desarrollo que le dan al concepto de vulnerabilidad que adquiere la importancia que en otras épocas tuvo la noción de especificidad. La vulnerabilidad es un concepto interdisciplinario que permite el estudio de los factores predisponentes, desencadenantes o que exacerben tanto los trastornos psicopatológicos como los somáticos y la repercusión de estos últimos. Existe en todos los seres humanos y se revela en épocas de crisis, estrés o tragedias. Representa la tendencia a angustiarse y a mostrar extremos emocionales mientras se intenta lograr la adaptación a dichas situaciones – reflejo de una dificultad cognitiva – y a la vez predispone a reacciones neurovegetativas, autonómicas y a lesiones tisulares. Para Zukerfeld 54 “en condiciones ambientales para el desarrollo de una vida digna, entendemos como “vulnerabilidad somática” al resultadodel predominio de una forma de funcionamiento psíquico que implica en el nivel metapsicológico: 118 El Estudio Patobiográfico, que se substancia en el plazo aproximado de unos cuarenta días, progresa, desde las distintas fuentes, para converger en un procedimiento interpretativo que podemos describir, esquemáticamente, en cinco parámetros: 1) Identificar una temática, típica y universal, que pueda otorgar unidad a la biografía del paciente. En el desarrollo de ese “argumento”, se deben ubicar los distintos personajes que conforman el drama que ha hecho crisis, y pensar en cada uno de ellos como versión de los personajes de su infancia. 2) Ubicar el "mapa" que el enfermo utiliza para recorrer el territorio de su vida, e identificar el "estilo", adquirido en la infancia, con el cual lo ha trazado. 3) Comprender cuál es "la parte" que el trastorno "habla" dentro del drama nodal que ha entrado en crisis. 4) Encontrar los motivos por los cuales no puede soportar esa historia, para lograr que la interpretación del drama que se hallaba encubierto, permanezca en la conciencia del enfermo acompañada de su auténtico afecto. 5) Re-significar la historia del paciente, hasta el punto en que el conflicto de significados contradictorios que sostiene su enfermedad, incluido en una unidad de sentido trascendente y más amplia, adquiera la forma de un malentendido (malentendido que puede ser interpretado como el producto de un mapa fragmentario) En ese punto desaparece la necesidad que sostenía a la enfermedad del cuerpo. 74 a) una insuficiente organización representacional b) una carencia de recursos mentales c) una tendencia a la descarga Y en el nivel clínico: a) una dificultad en el enfrentamiento de las situaciones estresantes b) una baja tolerancia al desamparo o a pérdidas significativas c) una significativa presencia de cogniciones y comportamientos de riesgo. El término “vulnerabilidad” quedó en principio asociado ala noción evolutiva de “puntos de fijación”, éstos, a su vez, de acuerdo a ideas como las de Marty, funcionan como un palier frenador de la eventual desorganización somática. De acuerdo a esta concepción cuando se produce una situación traumática se altera el principio de programación donde lo primero que se pierde es lo último que se adquirió119 . Mc Dougall considera que la presencia de alexitimia sería el punto de partida de la vulnerabilidad somática, en un psiquismo que solo cuenta con palabras escindidas, representaciones de cosa sin valencia afectiva. La evocación de “estos registros psíquicos primitivos” se realiza con riesgo de descarga corporal. La dificultad en la elaboración de las situaciones de sufrimiento implica un incremento de la vulnerabilidad somática y es un intento de defensa frente al dolor psíquico. Todo síntoma – en este sentido – es un intento de autocuración. Weisman 53 en un estudio con pacientes neoplásicos entiende que la vulnerabilidad es una insuficiente capacidad de “afrontamiento” y una distorsión cognitivo – emocional asociada a actitudes poco esperanzadas de recobrar la salud, así como también a la falta de apoyo social. Otros autores desarrollan una definición relacional de la vulnerabilidad (Kaplan, 2 6 ) considerando que la insuficiencia de recursos es condición necesaria pero no suficiente para desarrollar vulnerabilidad psíquica ó somática. Se requiere además que el hecho sufrido haga referencia a algo que realmente le importe al sujeto, que se trate de un vínculo significativo120 . La vulnerabilidad dependería entonces, del interjuego del modo de afrontamiento de los problemas, de la naturaleza traumática y/o estresante de esos problemas, de la red social de apoyo con que cuenta el individuo (RV) y de la calidad de vida (CV) del sujeto. El modo de afrontamiento a las situaciones estresantes, depende de factores constitucionales y de los recursos aprendidos por cada sujeto. Afrontar remite a la idea de conducta resolutiva de problemas, encaminada a proporcionar alivio, recompensa, reposo y equilibrio. El término proviene de la 119 El mecanismo de desorganización puede ser regresivo o progresivo, es regresivo cuando puede ser detenido por los sistemas funcionales ó puntos de fijación, verdaderos reservorios de energía con producción sintomática reversible. En la desorganización progresiva no hay detención psíquica y se produce la caída o el derrumbe somático. 120 Dentro de este modelo de comprensión es muy importante el papel que juega el grado de compromiso que el sujeto tiene con una determinada situación; cuanto mayor sea el compromiso, mayor será su percepción de stress psicológico y su vulnerabilidad en relación con el mismo. Según Sivak en “Clínica de la vulnerabilidad” (en http://www.gador.com.ar/iyd/vulner/sivak.htm) se podría señalar el paralelo con el perfil de tipo A de personalidad en las coronariopatías (desafiantes, omnipotentes, con conductas de riesgo) o el tipo C (evitadores de conflicto, pasivos, sumisos) que se ha relacionado con la predisposición al cáncer y a las enfermedades autoinmunes). 75 psicología cognitiva. Implica un proceso amplio y recurrente de introspección, aprendizaje, ensayo, autocorrección y aplicación de pautas recogidas de fuentes externas. Las personas con modos inadecuados de afrontamiento: Son rígidos en sus planteos, sus expectativas sobre sí mismos son exageradas y son renuentes a comprometerse con otros o a solicitar ayuda. Tienen opiniones absolutas sobre cómo deben comportarse los demás, con poco margen de tolerancia. A pesar de seguir firmemente ideas prejuiciosas, pueden mostrar sorprendente sumisión o resultar muy sugestionables. Tienden a la negación excesiva, con incapacidad de centrarse en los problemas principales. Suelen ser más pasivos de lo habitual careciendo de iniciativa propia En ocasiones ceden en su rigidez emitiendo juicios aventurados o adoptando conductas atípicas. El desarrollo de sistemas grupales y comunitarios para tratar crisis vitales y enfermedades crónicas, permite inferir la jerarquía que ha adquirido el concepto de red vincular (RV) en cualquier abordaje terapéutico: toda la actual crisis de los modelos de solidaridad social y su conexión con el incremento de determinadas patologías expresa claramente esta concepción. Entendemos como RV a la presencia e interiorización de relaciones significativas que se traducen en una percepción subjetiva de sostén y/o de stress de magnitudes variables. El concepto de sostén incluye tener tanto a quien recurrir, como en quién pensar para sentirse reconfortado, apoyado o motivado; el concepto de stress incluye tanto los vínculos hostiles, exigentes ó confusos, como la sensación de no tener a quién recurrir. Esta variable incluye las relaciones que establece el sujeto en su ámbito familiar pasando por todos los distintos niveles de pertenencia intermedios, (barriales, laborales, etc.) hasta su pertenencia a determinada clase social. Esta definición intenta jerarquizar la importancia del intercambio generador de apoyo ó perturbación y la existencia de una trama intersubjetiva que ofrece también distintos modelos de identificación. Las características de la RV -más “sostenedora” o más “estresante” - las consideramos de gran importancia para: a) la regulación de la autoestima y de la identidad, b) la elaboración de duelos, c) la constitución de valores y proyectos vitales, d) el afrontamiento de situaciones traumáticas (sucesos externos, enfermedades orgánicas, etc.). En este sentido una RV crónicamente estresante quedaría asociada a un funcionamiento preconciente que tiende a ser repetitivo en su afán por ligar las magnitudes traumáticas, y su expresión predominante estaría caracterizada por distorsiones cognitivas con un fuerte sentimiento de desesperanza y ansiedad difusa. Obsérvese que estas son manifestaciones que se incluyen en la definición de vulnerabilidad y que son sostenidamente impermeables a las interpretaciones que intenten develar algún contenido reprimido, independientemente de que coexistan con soluciones neuróticas. Es también importante distingu i r percepción de apoyo de existencia de red social. Existen ciertas condiciones básicas generales del contexto cuya ausencia será estresante (falta de libertad, de justicia, de trabajo, de parámetros éticos, de solidaridad) y en general toda aquella situación que medida desde el ideal del Yo se evalúe como deficitaria. Todo psicoanalista actual que trabaja dentro de las llamadas configuraciones vinculares conoce de estos problemas y alcanza a valorar en 76 su actividad clínica el poder patógeno o reparador que tienen las distintas relaciones interpersonales”. La calidad de vida del sujeto es la surgida del conjunto de cogniciones, sentimientos y conductas del sujeto. Esto constituye hábitos y estilos de vida que incrementan la vulnerabilidad (factores de riesgo) o la disminuyen (factores protectores). Para apreciarla debe evaluarse el grado de satisfacción o insatisfacción en diversos aspectos: 1) percepción de salud y bienestar; 2) responsabilidad familiar; 3) p a p e l m a r i t a l y s e x u a l ; 4 ) e m p l e o y d i n e r o ; 5 ) a utoimagen y sentimiento de inadecuación; 6) expectativas y grado de aprobación del entorno social; 7) aspectos existenciales. Según Zukerfeld y Zukerfeld55 el interjuego de una pobre red social de apoyo y un mayor grado de vulnerabilidad conducirá a la mayor eficacia traumática de un hecho vital que en otras circunstancias no hubiera tenido valor patológico. Del mismo modo una menor vulnerabilidad y un mejor estilo de afrontamiento, asociados a la percepción de un efectivo apoyo social harán más tolerable una situación imprevista y difícil. Escuela Cognitiva Los orígenes remotos de la psicoterapia cognitiva se remontan a la filosofía estoica y el budismo. La máxima de Epicteto "Los hombres no se perturban por las cosas sino por la opinión que tienen de estas" recoge uno de los primeros modelos cognitivos del hombre. El budismo por su lado, parte de la realidad como construida por el pensamiento y las valoraciones como generadoras de pasiones que pueden engendrar sufrimiento. Un pensador que destaca el papel de la cognición es Bertrand Russell (1873-1971) que en su obra "La conquista de la felicidad" (1930) describe cómo las creencias adquiridas en la primera infancia se hacen inconscientes y pueden adquirir un carácter perturbador en la vida posterior del sujeto. Desde la psicología individual, Alfred Adler (1897-1937) desarrolla un modelo cognitivo de la psicopatología y la psicoterapia. Para este autor, que para muchos es el fundador de las terapias cognitivas, el niño adquiere "esquemas aperceptivos" en su etapa infantil preverbal, esquemas que guían la dirección de su conducta en su vida posterior de modo inconsciente. La terapia intentaría hacer consciente esos esquemas y manejar sus aspectos disfuncionales. Los fundadores modernos de esta psicoterapia son Albert Ellis y Aaron Beck, ambos formados en el psicoanálisis. Ellis fue modificando gradualmente su modelo terapéutico desde una perspectiva psicoanalítica más clásica, pasando por otra más "neofreudiana" hasta llegar a su propio modelo. En 1958 publica su famoso Modelo AB-C para la terapia. En este modelo afirmaba que los trastornos emocionales (C) no derivaban directamente de los acontecimientos vitales de la vida actual o los acontecimientos pasados (A), sino de determinadas Creencias Irracionales o exigencias que el propio sujeto había adquirido y en las que se "autoadoctrinaba" (B). Paralelamente se acercaba a la terapia de conducta al proponer determinados métodos activos para modificar tales exigencias. Su terapia constituye la llamada "Terapia Racional Emotiva". 77 Beck parte en su trabajo de la depresión. Observa que en este y otros trastornos emocionales la estructura de las experiencias de los individuos determinan sus sentimientos y conducta. Este concepto de Estructura cognitiva suele recibir otros nombres como el de "Esquema cognitivo" y en el ámbito clínico el de "Supuestos personales" que equivalen a las creencias irracionales. Estos supuestos son adquiridos en etapas tempranas de la vida, permanecen a nivel no consciente, activándose posteriormente por diversos eventos y generando determinadas interpretaciones subjetivas de los eventos que suelen ser distorsionados (distorsiones cognitivas) generando a su vez problemas emocionales, conductuales y relacionales. La detección por el propio sujeto de sus distorsiones cognitivas, sus efectos y el aprendizaje de su modificación y de los supuestos personales que la sustentan, constituye la "Terapia Cognitiva", propuesta por Beck. Método terapéutico El terapeuta cognitivo desarrolla su trabajo recorriendo un camino que va desde la Conceptualización a la Intervención en el caso concreto. Los terapeutas cognitivos suelen ser multimodales a nivel de selección de técnicas terapéuticas. Emplean procedimientos de orígenes diversos (cognitivos, conductuales, sistémicos) según el caso concreto. La finalidad de los mismos es producir una modificación de los significados personales. Los objetivos generales de la terapia estarán en función de las distintas disfunciones implicadas en el proceso psicosomático Para cada componente disfuncional se propondrían una serie de intervenciones121 que, lógicamente, derivan del análisis médico y del análisis psicológico (análisis funcional-cognitivo) del trastorno que se trate. Escuela Sistémica Este abordaje terapéutico reconoce su origen en el modelo desarrollado a partir de 1966 por el Brief Therapy Center de Palo Alto (California) cuya premisa básica podría sintetizarse: en las ‘soluciones’ ensayadas por la gente con las que intentan rectificar un problema, existe algo que ayuda en gran medida al mantenimiento o exacerbación del problema. Para que una dificultad se convierta en un problema, tienen que cumplirse sólo dos condiciones: a) que se haga frente de forma equivocada a la dificultad; b) que cuando no se soluciona la dificultad se aplique una dosis más elevada de la misma ‘solución’. 121 1. Intervenciones sobre los agentes estresantes disfuncionales: intervenciones ambientales y relacionales (terapia familiar, terapia de pareja, intervenciones laborales-organizacionales). 2. Desconocimiento del desarrollo del proceso psicosomático: Clarifica las conexiones entre la experiencia pasada y el trastorno (historia personal e historia del problema). 3. Modificación de cogniciones disfuncionales: detección y modificación de cogniciones y significados asociados. 4. Reducción de la activación fisiológica disfuncional: Técnicas respondientes (relajación, exposición), técnicas operantes (biofeedback), medicación e intervenciones somáticas. 5. Estrategias conductuales deficitarias o disfuncionales: técnicas cognitivas (entrenamiento en detección y modificación de cogniciones disfuncionales, entrenamiento en autoinstrucción, inoculación al estrés y resolución de problemas), técnicas conductuales generales (p.ej. autoobservación y autocontrol) y técnicas de entrenamiento en habilidades sociales y asertividad. 6. Modificación de conductas malsanas: técnicas de autocontrol conductual (autoobservación, control de estímulos y control de contingencias). 7. Manejo sintomático del trastorno psicosomático: psicofármacos y otras intervenciones médicas. 78 El desarrollo histórico de los modelos sistémicos va unido a la evolución de la t e r a p i a f a m i l i a r . E n l a d é c a d a d e l 1 9 5 0 -1960 algunos terapeutas formados psicoanalíticamente comenzaron a incluir a la familia en el tratamiento. Su propósito no era modificar el funcionamiento familiar sino aumentar la comprensión del paciente para mejorar su tratamiento122 . La siguiente década, años 60, supone un alejamiento de los planteamientos psicoanalíticos y un predominio de la teoría de la comunicación. Por un lado el grupo de Palo Alto, a partir del estudio de Gregory Bateson sobre la comunicación entre el esquizofrénico y su familia, genera su teoría del doble vínculo que explica la esquizofrenia como un intento límite para adaptarse a un sistema familiar con estilos de comunicación incongruentes o paradójicos. Otros destacados terapeutas seguirán la línea comunicacional del centro de Palo Alto (Jackson, Watzlawick, Haley, etc.). Otro autor destacado es Minuchin que también en EEUU estudia el funcionamiento familiar de los jóvenes puertorriqueños emigrantes con problemas de delincuencia (Minuchin, 1967) y que le llevó a desarrollar su escuela estructural de terapia familiar.123 122 Ackerman estudió los problemas de los mineros y sus familias y cómo el desempleo del padre provocaba alteraciones en la vida familiar. Otro terapeuta, Bell citaba a la familia del adolescente para entender su problemática (en la misma línea Alfred Adler manejaba su consulta de problemas infantojuveniles en los años treinta) y Bowen observaba las disfunciones relacionales madre-hijo en niños hospitalizados. La línea dominante en esta década era el neopsicoanálisis (Fromm, Sullivan, Horney) que ponía énfasis en el origen psicosocial de los conflictos psíquicos, y como la familia intermediaba la interiorización de determinadas orientaciones de valor "patológico" social en sus miembros. Desde esta perspectiva surgieron conceptos como el de la "madre esquizofrenógena" de Fromm-Reichman (1948) o "madre perversa" de Rosen (1953) para explicar la génesis y mantenimiento de psicopatologías como la esquizofrenia. 123 En la misma década en Europa aparecen dos centros geográficos de fuerte influencia. En Inglaterra Laing, que tenia contactos con el grupo americano de Palo Alto, trabaja con familias de esquizofrénicos. El otro centro, más influyente a la postre, está en Italia. Es el llamado grupo de Milán (Mara SelviniPalazzoli, Boscolo, Cecchin y Prata) En la década de los años 70 se expande el modelo de terapia familiar sistémico-comunicacional y proliferan las escuelas y sus mutuos debates. Las principales escuelas de esta década son: -La Escuela Interaccional del MRI (Mental Research Institute) que supone la segunda generación de la escuela de Palo Alto sucesora de Bateson. Su aportación más significativa se ve reflejada en la obra de Watzlawick, Weaklan y Fisch "Cambio"(1974). Para estos autores las soluciones intentadas por las familias para manejar determinadas situaciones suponen los auténticos problemas; y por consiguiente las intervenciones se dirigen a cortocircuitar el flujo problema-solución intentada. Para ello distinguen entre los llamados Cambios-1 (que supuestamente siguen la "lógica" intentado lo contrario al problema, pero que no cambian la estructura del sistema) y los Cambios-2 (que se centran en intervenciones paradójicas distintas al sentido común, pero que producen cambios en la estructura del sistema familiar). -La Escuela Estructural-Estratégica alrededor de las obras de Haley y Minuchin. Se centra sobretodo en los llamados sistemas triádicos (relaciones con un mínimo de tres miembros). Postulan que en los sistemas familiares se organizan como alianzas o coaliciones. Las alianzas suponen la mayor cercanía afectiva entre dos miembros de la familia en relación a otro, y la coalición supone una variación del anterior con el relevante matiz que se constituye en contra de un tercero. Las coaliciones están formadas por miembros de dos generaciones (un progenitor y un hijo frente al otro progenitor). El resultado de las mismas es la disfunción familiar y el impedimento del desarrollo del sistema. Las intervenciones terapéuticas se centran en desafiar las definiciones de la familia del paciente-problema (redefinición), y la prescripción de tareas (a veces paradójicas) con el fin de desequilibrar el atolladero actual del sistema. -La Escuela de Milán alrededor de la obra de Selvini-Palazzoli que estudia las familias muy rígidas llamadas de transacción psicótica (generalmente con problemas típicos de trastornos psicóticos o anorexia nerviosa). Un aspecto destacado de este enfoque es el llamado análisis de la demanda de tratamiento a 79 El concepto central de las terapias familiares sistémicas es el de la familia como sistema. Este concepto deriva de la Teoría General de los sistemas. Se refiere a que la conducta de un miembro de la familia no se puede entender separada del resto de sus miembros. Esto lleva a su vez a considerar que la familia es más que la mera unión de sus componentes (el principio sistémico de que "el todo es más que la suma de las partes"). En concreto se asume que considerar a la familia como sistema implica: 1) Los miembros de la familia funcionando en interrelación donde las causas y efectos son circulares y 2) Cada familia tiene características propias de interacción que mantiene su equilibrio y matiza los márgenes de sus progresos o cambios. Método terapéutico Dentro de este enfoque se le ha dado gran importancia a los vínculos existente entre la enfermedad psicosomática y las relaciones vinculares, especialmente las familiares. Dentro de esta estructura, las afecciones psicosomáticas pueden ser vistas como un síntoma cristalizado de las relaciones familiares. En primer lugar el terapeuta intenta hacer un diagnóstico del sistema familiar implicado en el paciente identificado. Unos terapeutas se centraran en el tipo de secuencia problema-solución intentada (por ej. Watzlawick) y quienes son los implicados; otros investigaran las alianzas o coaliciones familiares (Haley, Minuchin) y el grado en que la familia está desligada (límites rígidos entre sus subsistemas de componentes que conlleva una excesiva individualidad y una acrecentada dificultad para compartir la vida afectiva) o está aglutinada (límites muy difusos entre sus miembros donde es difícil mantener la individualidad de sus miembros y el compromiso con el mundo externo) y otros analizaran la demanda (quien y cómo se decide quién es el paciente) y la función que cumple el síntoma del miembro identificado para cada componente de la familia.(Selvini-Palazzoli). Este proceso diagnóstico utiliza entrevistas con toda la familia (aunque a veces se considera de manera no rígida quien esta dispuesto a venir a terapia como información y elemento "comprometido"). La siguiente fase consiste en introducir un cambio en la estructura y funcionamiento familiar, que se supone aumentará la capacidad del sistema para manejar la nueva situación. Dicho cambio se dirige a modificar patrones de relación familiares disfuncionales124 . través del cual el terapeuta elabora su primera hipótesis sobre el papel que cumple el llamado paciente identificado en el funcionamiento familiar. Las intervenciones intentan modificar la estructura familiar en base a intervenciones típicas como la connotación positiva del síntoma (a menudo en términos de "sacrificio" para un bien mayor", que viene a ser una redefinición del problema) y las prescripciones paradójicas. 124 Para ello el terapeuta dispone de una serie de recursos técnicos, como ser: 1) La reformulación del problema: Se trata de explicar, adaptándose al lenguaje de la familia y sus creencias, de un modo diferente lo que está sucediendo en la secuencia de relaciones familiares, de modo que posibilite un cambio. 2) El uso de la resistencia: Si el terapeuta intenta de manera lógica persuadir a la familia a cambiar una secuencia, se puede encontrar con una oposición de esta debido a su propia homeostasis. 3) Intervención paradójica: Consiste en proponer de manera controlada aquello que constituye el problema con ciertos matices, de modo que se rompa la secuencia habitual. Puede tomar la forma de pedir un cambio lento, el peligro de cambiar y la prescripción del síntoma. 4) Prescripción de tareas: Consiste en pedir y modelar con la familia determinadas pautas conductuales. 5) Ilusión de alternativas: El terapeuta sugiere que sólo hay dos posibilidades de manejo de un problema, indicando que no son posibles otras vías. 6) Uso de analogías: El terapeuta expone un caso similar mediante una metáfora al problema de la familia que esta tratando para observar sus reacciones y abordar la resistencia. 80 Desde la perspectiva sistémica, por lo tanto, el tratamiento no se focaliza en el paciente portador del síntoma sino en todas las fuerzas que intervienen en su etiología y mantenimiento provenientes de la dinámica familiar. Onnis38 critica el concepto de "familia nociva" utilizado por algunos profesionales, quienes en la búsqueda de una explicación causal de la patología, atribuyen a la familia la «culpabilidad» de la enfermedad psicosomática. "Los autores que, apoyándose en conceptos de causalidad lineal, hablan de familia nociva hacen exactamente la puntuación contraria y a la inversa (la familia es causa de la enfermedad del paciente) respecto de la que habitualmente proponen los padres (el paciente es la causa de la enfermedad de la familia)". La lectura de la familia como espacio no lineal donde se origina la enfermedad es primordial para la terapia, así como eliminar el sentimiento de culpabilidad del grupo hacia el enfermo y asumir el de responsabilidad de participación en el proceso de la cura. Descripción de las familias Desde el enfoque sistémico, trataremos de construir una especie de marco que nos sirva de referencia a la hora de tratar e identificar familias psicosomáticas. Para nuestro cuadro utilizaremos los estudios realizados por Minuchin 34 en familias psicosomáticas y por Selvini46 sobre la anorexia nerviosa. Del estudio que se ha realizado con familias que tienen un miembro que padece un problema psicosomático, principalmente niños, se postula que se presentan determinados tipos de organización familiar que están estrechamente relacionados en el desarrollo y mantenimiento de síndromes psicosomáticos, en donde los síntomas, juegan un papel importante en el mantenimiento de la homeostasis familiar (Minuchin33). Por lo tanto, el síntoma no puede ser definido solamente como la conducta de un miembro de la familia sino como producto de la interacción de todos los miembros del sistema. Desde esta óptica se establece la existencia de factores que, conjugados, facilitan el desarrollo de enfermedades psicosomáticas (Minuchin,34) como ser: que el niño se encuentra fisiológicamente vulnerable, por una disfunción orgánica específica (esta vulnerabilidad se encuentra relacionada a factores hereditarios en la familia) y en segundo lugar, que la familia de estos niños presentan pautas transaccionales que proveen el contexto para utilizar la enfermedad como un modo de comunicación y protección de la homeostasis: a) Se trata de una familia aglutinada: sus miembros están muy ligados entre sí, con roles individuales mal definidos y límites generacionales no bien demarcados. b) Por dicho amalgamamiento, las familias presentan un problema de sobreprotección que alude al alto grado de preocupación de los miembros de la familia por el bienestar de todos. Dicho sentimiento de protección se agudiza con el síntoma sobre el paciente identificado. Con respecto a la influencia de la familia, Halliday ha hallado ocasiones en que en la conducta patológica es reforzada como también inducido el paciente a permanecer enfermo mediante gratificaciones y castigos, a veces muy sutiles. Las investigaciones de Halliday avalan la importancia de los factores socioculturales en la estructuración de las afecciones psicosomáticas. (HALLIDAY,20i) 81 c) Las actitudes y opiniones del grupo muestran gran rigidez que configura el núcleo de la resistencia al cambio. Afirman que no existe ningún problema en la familia, sólo el que presenta el enfermo, cuyo mal interrumpe la tranquila vida familiar. El terapeuta se encuentra ante una encrucijada: una armoniosa familia que viene a resolver la enfermedad de uno de sus miembros y niega la necesidad de un cambio en el interior de la familia. d) La evitación del conflicto está muy ligada con la rigidez. La familia tiene muy poca tolerancia al conflicto. Al aparecer el conflicto ponen en marcha una serie de mecanismos para evitar y no agravar el desacuerdo, percibiéndose sólo una atmósfera de tensión latente. e) Por lo tanto el niño, está envuelto en el conflicto parental negado. Su enfermedad protege y refuerza la estructura familiar patológica. Ninguna de estas características sola parece suficiente para despertar y fortalecer los síntomas psicosomáticos. Sin embargo, este grupo de patrones es considerado como característico de un proceso familiar que estimula la somatización. Visto así, el síntoma del paciente adquiere un nuevo significado dentro del sistema, convirtiéndose en un regulador del sistema familiar. La efectividad del síntoma en la regulación de esta estabilidad interna refuerza tanto la continuación del síntoma como de los aspectos particulares de la organización familiar en el cual emergió125 . Interpretación de la anorexia Para Selvini 46 existen reglas en las familias psicosomáticas con pacientes anoréxicos que complementan la anterior descripción de Minuchin. Estas reglas fundamentales son: 1) cada miembro rechaza los mensajes de los otros (ya sea a nivel de contenido, ya sea a nivel de relación) con una elevada frecuencia; 2) todos los miembros de la familia revelan grandes dificultades para tomar abiertamente el rol de líder; 3) está prohibida toda alianza abierta de dos contra un tercero y 4) ningún miembro se hace cargo de culpa alguna. Stierin y Weber 50 describen un tipo ideal de familia anoréxica que amplía esta tipología familiar. Describen unos supuestos básicos bastante específicos obtenidos de su larga experiencia terapéutica. Son familias con una insistencia en la cohesión familiar, el autosacrificio y la abnegación o renuncia personal. Todo esto para lograr la tan anhelada unión familiar, que es su característica principal. La familia está por encima de cualquier actitud personal que afecte al todo. Los ideales de logros siempre están presentes al igual que un alto sentido de justicia. Dichos ideales envuelven a la familia en una dinámica de competitividad, siguiendo de forma similar las mismas expectativas sociales. El sentido de justicia inculca en los miembros de la familia la idea de que todos somos iguales y por tanto tenemos los mismos derechos a la hora de repartir el amor y todo en la familia. Según Stierin y Weber, al aparecer estos elementos en la familia, se impide la individualización de los miembros y su consiguiente separación emocional. Están todos unidos en un sólo sentir en el cual aparecen en forma constante, contradicciones especialmente para los hijos. Siempre se les ha dicho que todos son iguales, que no hay preferidos, pero la realidad se muestra muy diferente. El 125 En nuestras investigaciones sobre la enfermedad del niño como emergente del conflicto familiar (Spagnuolo,49) denominamos “hijo fusible” al que presenta la enfermedad, niño que como eslabón débil de dicha estructura, escenifica simbolizando la conflictiva, a la vez que denuncia con su patología, la dramática familiar de la cual es depositario. 82 paciente entiende que ese sentido de justicia tantas veces idealizado no es cierto. En estos casos el síntoma aparece como una forma de recobrar los derechos perdidos. La pareja dentro de ese tipo ideal de familias, suele tener un poderoso vínculo de lealtad que hace que los hijos se vuelvan susceptibles a ella. Así los padres esperan la misma lealtad por parte de sus hijos, a veces en situaciones que v a n m a s a l l á d e l a s posibilidades de estos, haciendo de ellos sus confidentes y aliados adultos y formando de esta manera triángulos y coaliciones en contra de uno de los padres. En su estudio sobre anoréxicas, Stierin y Weber encontraron que con frecuencia los padres habían sido hijos muy preocupados por satisfacer las expectativas de sus padres. Siempre atendiendo al cuidado de sus padres y que suelen, cuando se vuelven ancianos y frágiles, llevar a vivir a sus casas. Suelen casarse bastante adultos. Al escoger pareja buscan un tipo muy específico de cónyuge. Es más importante para ellos ser buenos padres y buenos hijos de sus padres que buenos amantes el uno del otro. La pareja encarna la división de funciones tradicionales, en la cual el hombre se encarga de traer el sustento y la mujer de las tareas, problemas domésticos y el cuidado los hijos. La relación de la pareja es básicamente a través de los hijos y las relaciones sexuales pasan a segundo plano cuando no son totalmente nulas, manteniéndose unidos por sus hijos126 . La familia psicosomática básicamente encierra un problema de fronteras. El afán por la unión familiar crea un ambiente de dificultad para espacios individuales. A esta dificultad, Minuchin33 la llama ausencia de distancia psicológica. La define como el momento en que uno, o los miembros de la familia comienzan a funcionar en un "holón". Las alianzas, coaliciones, roles inadecuados y expectativas desmesuradas son algunas de las formas que diluyen o eliminan las fronteras entre los subsistemas y entre los miembros. Todas las familias a lo largo de su historia, tienen algún problema de fronteras debido a las etapas evolutivas. En el caso de familias psicosomáticas el problema surge al no evolucionar positivamente en su momento. A las familias llamadas "normales" les cuesta trabajo el cambio, pero lo entienden como necesario y parte de la vida. En las familias psicosomáticas su afán cohesivo y su resistencia al cambio no les permiten una interpretación positiva de cualquier signo de individualización. Por el contrario, es entendido como signo de deslealtad hacia la familia. Los hijos de estas familias están sometidos a una especie de alineamiento comportamental en el cual están encajonados y obligados a mantener una dinámica familiar que persigue, a los ojos de los padres, la paz en la familia. En realidad no es otra cosa que una olla de presión con una válvula. Dentro de la olla están todas las tensiones que puede reunir una familia que considera una discusión como una alteración a la paz127 . 126 Para Onnis 38 la mayoría de las familias con problemas psicosomáticos encierran un problema de pareja muy serio. Por el tipo de pareja que describimos anteriormente es fácil comprender que su problemática parte desde el mismo momento de su constitución. En el vínculo que mantienen, la enfermedad del hijo constituye un elemento muy importante para que esta pareja no se disuelva o no caiga en contradicciones al enfrentarse como pareja. La enfermedad funciona como un distractor y da fundamento al hecho de estar juntos, ya que es su misión ser buenos padres antes que pareja 127 Otro caso puede ser el de familias sobreprotectoras donde la autonomía de los hijos es nula. Stierin y Weber hacen una descripción de una familia de este estilo con una hija anoréxica. Describen como en una familia donde la autoridad de los padres está claramente integrada en el credo familiar, la enfermedad se vuelve una forma de rebelarse contra ello. Al restringir la cantidad de alimentos que ingiere y negarse a comer, puede parecer que la joven rechaza esa expresión de amor, desafiando un principio central del 83 En terapia una de las resistencias que nos encontraremos con mayor frecuencia es que la pareja vino a terapia a solucionar el problema de su hijo, no el de ellos. Al ser familias con gran resistencia al cambio, en cuestiones de pareja lo son más, que podríamos resumir en el planteo: “Como buen padre, vengo a terapia por la situación de mi hijo y sería mal padre si robo la atención que el terapeuta debía tener hacia mi hijo”. Al hablar de ellos en terapia, pueden ver en peligro su frágil estabilidad familiar. Preferirán abandonar la terapia antes que sacrificar la paz y la unión familiar128 . Como mencionamos, es común que el problema en las familias psicosomáticas sea de fronteras. Para esto nuestro trabajo debe centrarse en el fortalecimiento de los subsistemas, rompiendo alianzas y coaliciones existentes y haciendo que cada cual se ubique en el holón que le corresponde. Trabajar con la pareja a solas o con los hijos es una manera de trabajar con separaciones. Nuestro objetivo principal debe ser fomentar la individualización y evolución de los hijos en la familia sin dejar que los padres se valgan de ellos para evitar sus problemas de pareja. La terapia se dará por finalizada no con la desaparición del síntoma sino con la evolución positiva de la dinámica familiar. ESTRÉS Dentro del capítulo de la medicina psicosomática, es necesario ocuparnos del estrés, ya que los desarrollos teóricos que se han realizado en el tema, constituyen una de las contribuciones más sólidas provenientes del ámbito de la biología a la teoría psicosomática. La palabra estrés fue empleada por primera vez en un contexto científico en 1911, por Walter Cannon, quien descubrió la influencia de factores emocionales en la secreción de adrenalina. Cannon, estudiando este efecto, desarrolló el concepto de reacción de lucha o huida ante amenazas inesperadas, con sus correlatos fisiológicos, y el de homeostasis, basado en la ley fisiológica general que formuló Claude Bernard: "La constancia del medio interno es la condición indispensable de la vida autónoma". Cannon llamó homeostasis a los procesos encargados de mantener esa constancia, y estrés a todo estímulo susceptible de provocar una reacción de lucha o huida. credo familiar e iniciando su individualización contra los padres. Al hacerlo, sin embargo, no sólo da muestras de autonomía respecto de los progenitores, sino también respecto de su propio cuerpo. Ésta es otra posible lectura de la enfermedad psicosomática; la protesta o rebeldía contra la autoridad de los padres. Pero esto puede traerle consecuencias incontroladas para el propio paciente dado que lo que comenzó siendo una forma de protestar puede convertirse en su propia celda por haber caído en una contradicción o paradoja al provocar consecuencias contrarías a las que se proponía. Si lo que buscaba era una individualización dentro de la familia su enfermedad tiene una consecuencia contraria, ya que todo el mundo y la familia se vuelcan hacia él. El enfermo se vuelve el centro de la dinámica familiar y cae en la misma contradicción que menciona Watzlawick51 cuando el esquizofrénico trata de no comunicar pero se encuentra que es imposible no comunicar. Eso lo lleva a autocontradecirse y perderse en su propia definición. 128 Dentro del enfoque terapéutico, lo primero que se debe intentar es crear un ambiente donde se le haga ver a la familia el papel que cada uno juega en dicho proceso a fines de abrirnos paso dentro de la unión cohesiva que presentan y la resistencia al cambio. Es importante prestar atención al paradigma de la circularidad para ir llevando a sus miembros hacia una nueva forma de ver la enfermedad: comprender que la familia puede ser muy útil para la recuperación del paciente sin pensar en ningún momento que ellos tienen la culpa de la enfermedad. 84 Fue Hans Selye (1907-1982) de Montreal, quien en 1956 estudió los procesos fisiológicos asociados a sobrecargas de mayor duración y definió el estrés como la respuesta inespecífica del organismo ante estímulos, tanto psíquicos como físicos, involucrando procesos normales de adaptación (euestrés) así como anormales (diestrés), cambiando el concepto de Cannon que lo definía como estímulo y no como respuesta. El núcleo de su teoría consiste en un modelo homeostático de autoconservación y reubicación de recursos en respuesta a la adversidad: excesivas demandas al organismo, somáticas o psicológicas, producen una secuencia típica de respuestas fisiológicas, junto a una activación del simpático y del eje hipotálamohipofisoadrenal (HPA). Selye consideraba que era difícil definir el concepto de estrés y entre otros conceptos lo enunció como “la velocidad de desgaste vital”. En sus estudios administró diversos tóxicos a animales de experimentación, observando una respuesta estereotipada y uniforme, consecuencia de la producción masiva de corticoesteroides. Así determinó que si el estímulo estresante persiste, aparece el síndrome general de adaptación (SGA)129 , definido como la suma de todas las reacciones inespecíficas del organismo consecutivas a la exposición continuada a una reacción sistémica al estrés130 . También Selye comprobó que en el caso que la exposición al estresor se prolongara, aparecían signos de agotamiento donde los animales sometidos al experimento, tras denodada resistencia, “abandonaban” y dejaban de responder, incluso antes del agotamiento de los recursos fisiológicos, cayendo en un estado d e s c r i p t o c o m o desesperanza. N o e s p o s i b l e t r a s l a d a r e s t o s r e s u l t a d o s automáticamente al hombre porque como sabemos por experiencias catastróficas (reclusión en campos de concentración, por ejemplo) se ha demostrado que la intensidad de la reacción fisiológica frente a un estímulo determinado no depende sólo de la intensidad de éste, sino de la forma en que es percibido y “evaluado”131 . Las respuestas de adaptación demostraron científicamente la participación de los procesos emocionales en la modulación de las respuestas a estímulos tanto internos como externos y a la posibilidad de desbordamiento de las capacidades de adaptación individuales. 129 En el SGA Selye describió 3 formas clásicas de la respuesta orgánica: la fase de alarma – primitiva respuesta de preparación para la lucha o la huida (shock y contrashock); la fase de resistencia (en la que se encuentra el síndrome de adaptación) y la fase de agotamiento neurovegetativo (la ruptura de los mecanismos regulatorios lleva a alteraciones irreversibles) 130 Posteriormente, en diversas experiencias con monos, se comprobó que la activación de la corteza suprarrenal es secundaria a la reacción psicológica del sujeto frente a un estímulo desagradable y no necesariamente al estímulo en sí, o sea que es la interpretación de un estímulo como nocivo lo que determina la activación del eje simpático médulo-adrenal y del eje hipofiso-cortico-adrenal. La secreción de catecolaminas desempeña un papel fundamental en la regulación general del organismo, y actúa como regulador del comportamiento, de la secreción neuroendocrina y del sistema circulatorio. También a nivel central se ve aumentada la secreción y metabolismo de diversas sustancias neurotransmisoras fundamentalmente por inhibición y activación de la MAO. 131 Desde la perspectiva de la aparición de determinadas enfermedades como desadaptación frente a situaciones de demanda, se han desarrollado cuestionarios con listados de eventos vitales con capacidad patogénica como “muerte de cónyuge”, “divorcio”,“pérdida del trabajo”, que permiten proveer un nexo entre enfermedad y situación vital. 85 Situación actual nosológica Actualmente, tanto el CIE-10, como el DSM-R han incluido las reacciones al estrés dentro de los grupos F40-F48 (Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfas. CIE-10) y 309.89-T por estrés postraumático y T. adaptativo en sus diversas formas DSM-III-R. Los síntomas que el DSM-IV-TR5 describe como pertenecientes al trastorno de estrés agudo comprenden: a) Numbing o anestesia emocional: embotamiento, desapego o ausencia de respuestas emocionales o anestesia afectiva. b) Amnesia disociativa: consiste en la inhabilidad para recordar una parte importante del trauma. c) Desrealización: sensación de estar desconectado del mundo y tener la sensación de que el entorno es irreal. d) Despersonalización: percepción distorsionada del propio cuerpo, y de la propia identidad como unidad coherente. Puede manifestarse a través de la sensación de estar “fuera” de sí mismo. e) Reducción de la atención: pérdida o disminución de la capacidad atencional y aturdimiento. Múltiples estudios clínicos en diferentes campos de la medicina han mostrado que la palabra más adecuada para describir la relación entre estrés y salud es impacto, pues los factores psicosociales no son causa de enfermedad, sino que desempeñan un rol en la alteración de la susceptibilidad del paciente a las enfermedades. De acuerdo a Lazarus, en el proceso de evaluación de los estímulos participan variables de personalidad, mecanismos defensivos y de control, los cuales tienen la función de minimizar o eliminar el daño, real o anticipado. Los procesos de control dependen tanto de las actividades cognoscitivas como de los patrones conductuales aprendidos. Wolff introdujo el concepto de “life estrés” para resumir el conjunto de interacciones y adaptaciones de un individuo, incluyendo factores fisiológicos, sociales y psicológicos132 . Von Uexküll relata que durante la guerra los casos de afecciones psicosomáticas disminuyeron. No puede dudarse que esos fueron tiempos plenos de eventos sumamente tensionantes, de lo cual se deduce que el factor societario, de pertenencia al grupo, debe entrar en toda consideración patogénica. Otra concepción que ejemplifica la noción de enfermedad como desadaptación –donde podría hablarse de teoría psicoanalítica del estrés- procede de G. Engel y A. Schmale133 y parte de la observación de que un estado psicológico especial antecede a la aparición de muchas enfermedades cuyo momento desencadenante está señalado por 132 Los pacientes de sexo masculino con enfermedad cardiovascular asociada a dificultades psicosociales experimentaron una reducción importante en su angina cuando tenían parejas que los amaban y apoyaban (Medalie, J.A. et al. Angina pectoris among 10.000 men: II Psychosocial and other risk factors as evidenced by a multivariate analysis of five year incidence study. Am. J. Med. 1976: 910-921) 133 Estos autores interpretan la enfermedad en términos económicos. Sostienen la hipótesis de que el desfallecimiento de las defensas mentales tiene por efecto una activación de las defensas biológicas. La exacerbación de las defensas biológicas actúa entonces como un estrés suplementario y esta sobrecarga económica sobrepasa el umbral de la tolerancia del organismo, lo que tiene por consecuencia la aparición o la evolución rápida de una patología. 86 una “pérdida” real o simbólica. Se produce primero un estado en el cual los mecanismos defensivos fallan, con incapacidad para recobrar sentimientos satisfactorios. La fase del “abandono” es el estadio terminal; en él se consolida la pérdida de “objetos psíquicos”. En esta fase aparecen dos afectos principales: la desesperanza y el desamparo. En el desamparo predomina la convicción de haber sido abandonado por el medio, de no haber recibido suficiente apoyo, de carecer de ayuda. La desesperanza (o desesperación) refleja la propia incapacidad para procurarse la deseada satisfacción37 . El concepto de trauma psíquico, que fue desarrollado desde un campo muy distinto, ha terminado por converger con el de estrés. Breuer y Freud 8 , lo definieron inicialmente como "toda experiencia evocadora de emociones desagradables". Posteriormente, en 1916, esta definición fue elaborada por Freud y expresada en términos más generales: "una experiencia es traumática cuando, en un corto lapso produce una sobrecarga de excitación neuronal que no puede ser disipada de la manera habitual, dando como resultado alteraciones permanentes en la distribución de la energía psíquica". Con ligeras variantes y adaptaciones, la concepción freudiana del traumatismo psíquico es todavía válida, aunque es ampliamente reconocido que traumas mínimos, incapaces de desbordar aisladamente los mecanismos psicológicos de defensa, pueden conducir a efectos patógenos si se acumulan o actúan de manera repetida e insistente. Además del estrés fisiológico descrito por Selye, otros autores como Engel15 se preocuparon de la definición del estrés psicológico, "un proceso originado tanto en el ambiente exterior como en el ambiente interior de la persona que implica un apremio o exigencia sobre el organismo cuya resolución o manejo requiere el esfuerzo de los mecanismos psicológicos de defensa antes de ser activado ningún otro sistema". En ocasiones un trauma puede no ejercer efectos inmediatos, pudiendo aparecer una intensa reacción tardía. Este fenómeno o trauma retrospectivo obedece a dos mecanismos fundamentales, el primero es la retención en la memoria de un significado que es comprendido más tarde; en el segundo mecanismo, los efectos del trauma son inmediatos, evocando una intensa acción defensiva del organismo, esta defensa se constituye en una regresión masiva de la calidad traumática del evento y hace que no aparezcan manifestaciones del estrés, excepto un aire distraído e indiferente que es fácilmente reconocible como patológico. Las representaciones mnémicas de la experiencia permanecerían encapsuladas fuera de la conciencia y un fallo en la represión enfrentaría al individuo bruscamente con los contenidos reprimidos134 . La resistencia a las experiencias desestabilizadoras depende de un factor genético y de un factor adquirido, el primero está íntimamente ligado a la constitución del individuo. El factor adquirido se forja en las experiencias tempranas del individuo con el medio y la madre quien en los primeros meses de vida contiene las reacciones primarias del niño para, posteriormente, posibilitarle su adaptación al medio ambiente. Desde el punto de vista de la teoría del aprendizaje las primeras percepciones infantiles determinarán como han de ser percibidos los sucesos posteriores de la vida, 134 Este es el caso de ciertas reacciones de duelo que se presentan años más tarde cuando la reacción inmediata había sido mínima o ausente. También es interesante el conocimiento del estímulo simbólico en la formación del estrés psíquico, un estímulo indiferente puede adquirir cualidad traumática en virtud de su similitud o asociabilidad con otra circunstancia naturalmente estresante. 87 formándose también las pautas de respuestas psicofisiológicas que se repetirán posteriormente ante estímulos similares. Dentro del enfoque evolutivo, las relaciones tempranas satisfactorias permiten la creación de una resistencia especial a la adversidad y las enfermedades, que Saul44 llamó el apoyo interno. Este concepto es descripto por Juan Rof Carballo 43 como urdimbre afectiva135 , ingrediente radical de la identidad, forjada por el amparo o el rechazo recibido en la infancia y que va a contribuir posteriormente a la formación de una membrana social desde la cual actuamos en nuestro entorno y a través de la cual recibimos del mismo sus influencias136 . El enfoque de la enfermedad psicosomática como una patología de adaptación al estrés, se funda en las relaciones existentes entre el ambiente, las circunstancias sociales, los cambios vitales y el desencadenamiento de determinadas enfermedades. Los hechos que son aceptados en general como etiopatogénicos se los puede resumir como: 1) estímulos ambientales (excesivos, insuficientes, especiales); 2) constitución, predisposición genética; 3) experiencias tempranas y aprendizaje previo; 4) recursos personales frente a la agresión; 5) soporte social; 6) respuesta del ambiente al síntoma psicosomático (posibles ganancias secundarias, etc.). Estos factores actuarían sobre diversas estructuras orgánicas (neuronales, metabólicas, bioquímicas y estructurales) que producirían los consiguientes cambios patológicos que en su conjunto son considerados como la enfermedad psicosomática. Trastorno de estrés postraumático (SEPT) En la forma crónica el SEPT es la situación clínica más característica de alteración psíquica producida por un episodio suficientemente estresante para alterar el equilibrio mental. La sintomatología, especialmente el entumecimiento psíquico puede presentarse poco después del suceso causal instaurándose los demás en forma progresiva, insidiosa o repentina, generalmente en un lapso no superior a unos pocos meses, el cuadro clínico completo se caracteriza por entumecimiento psíquico, tendencia involuntaria a revivir el trauma, hiperreactividad simpática neurovegetativa, 135 J. Rof Carballo denomina 'urdimbre afectiva' a ese intercambio de experiencias emotivas que caracteriza las peculiares relaciones de la madre con cada hijo durante los primeros años de su existencia. Es el entramado sobre el que se va a estructurar el carácter de la persona. No se trata únicamente de intercambios de naturaleza biológica, tendentes a satisfacer las necesidades de nutrición, de alivio físico, calor y estimulación sensorial, sino más bien del modo concreto con que la madre satisface tales necesidades básicas. La relación madre-hijo es una profunda relación psicobiológica en que el hijo es sentido como continuación vital de la madre: "... el hombre no sólo corre un gravísimo peligro en el momento de nacer, en la asfixia del parto o en sus peripecias sino que es aún mayor el riesgo que le acecha en los primeros meses de la vida... Es el momento en que va a realizar su encuentro decisivo, en la constitución física del cerebro, en sus neuronas y sistemas enzimáticos, la percepción y el afecto, la primera vivencia de lo temporal, las tensiones internas, el placer y el dolor. Lo que entonces ocurra puede ser tan irreversible como una lesión anatómica. En el alborear de la vida el mundo perceptivo requiere el hábito del amor, del afecto... Pero ya hemos visto que nuestra cultura se opone a esto por mil medios... (Rof Carballo43) 136 La relación genuinamente microgrupal que se establece a través de las secuencias interactivas observables entre madre e hijo (grupo primario por excelencia), recíprocamente implicados en un lazo emocional que rebasa, con amplitud, la mera necesidad biológica de la nutrición y cuidados materiales que un lactante necesita, fue gráficamente definida por Rof Carballo como útero social o vínculo primario. 88 anhedonia, alteraciones en la capacidad de respuesta al medio y evitación de situaciones y actividades evocadoras del trauma. En algunas ocasiones pueden presentarse estallidos dramáticos y agudos de miedo, pánico, agresividad generalmente desencadenada por estímulos que evocan un repentino recuerdo del trauma, o de la reacción original ante él. Frecuentemente se acompaña de alteración del sueño y estados depresivos ansiosos, la hiperactividad simpática se acompaña de aumento generalizado de la vigilancia, predisposición a las reacciones de sobresalto, dificultad para conciliar el sueño con despertares precoces añadidos, sensación de angustia y tendencia a las disfunciones vegetativas como diaforesis, taquicardia y diarrea. El diagnóstico no debe realizarse si la alteración es menor a un mes. Los traumas que desencadenan estas reacciones frecuentemente son amenazas graves para la propia vida o de hijos, cónyuges, etc., también la destrucción súbita del propio hogar (catástrofes naturales) o la observación de como otra persona se lesiona gravemente o muere como resultado de un accidente o violencia física. La acción traumática se puede experimentar en solitario o en grupo, además la sintomatología puede variar dependiendo de la edad del sujeto expuesto, los niños pueden permanecer mudos o negarse a hablar del trauma, y también frecuentemente, pueden manifestar jaquecas o molestias abdominales137 . En el proceso de respuesta habitual ante situaciones traumáticas intensas, la integración cognitiva de una situación altamente inusual se acompaña de unos instantes de inhibición, tras los cuales el sujeto despliega sus respuestas características que pueden ser apropiadas, inapropiadas o patológicas. En los traumas de efecto retardado la intensidad y duración del estadio inicial de shock son tan exagerados que el sujeto no parece reaccionar, adoptando un aire distraído e indiferente, que puede confundirse con valor y entereza. Esta situación es frecuente en momentos de duelo, pudiendo deberse a una inhibición del proceso de neutralización traumática. Las representaciones nmémicas de la experiencia permanecen encapsuladas fuera de la conciencia sin provocar ninguna reacción hasta que un fallo de los mecanismos de represión, enfrenta bruscamente al sujeto con los aspectos traumáticos reprimidos, desencadenándose la respuesta psicosomática de forma aguda y total. 137 SEPT atípico: Es una forma clínica de descripción reciente que solo se diferencia de la habitual en que los fenómenos de repetición involuntaria de la experiencia traumática no son de tipo cognitivo o emocional, sino somático. El trauma causante suele ser una intoxicación involuntaria severa, un accidente laboral o incluso la exposición repetida pero poco intensa a tóxicos industriales (Scholtenfeld, 45 ). El paciente reexperimenta estados somáticos y síntomas físicos que estuvieron presentes en el momento de la intoxicación o lesión original, con frecuencia desarrollan una incapacidad laboral secundaria y son diagnosticados erróneamente de trastorno somatoforme. SEPT retardado: En ocasiones la circunstancia traumática puede no ejercer efectos inmediatos provocando sin embargo una intensa reacción tardía con un periodo libre de síntomas que puede llegar a años, el mecanismo atiende a dos formas etiopatogénicas: en el primer caso denominaremos trauma retrospectivo a una situación consistente en la retención en la memoria de un suceso en apariencia banal, pero dotado de un gran poder traumatizante que permanece oculto y no es comprendido hasta más tarde; la segunda forma es lo que se denomina trauma pospuesto que consiste en la represión masiva, inmediata y persistente de la calidad traumática del acontecimiento. Aquí los efectos del trauma están presentes desde el primer momento, pero la reacción psicológica no será aparente hasta después de un cierto tiempo. 89 Evolución, pronóstico y terapéutica En los estudios de seguimiento de grandes masas de población sometidas a los efectos del SEPT se demuestra que la sintomatología va remitiendo con el tiempo, sin embargo en la clínica del paciente individual esta disminución no es tan clara, ya que un gran grupo de los que desarrollan este cuadro tienden a seguir un curso tórpido como se demostró en los estudios de seguimiento que realizó Kolb 28. Así las repercusiones del SEPT pueden llegar a ser absolutamente invalidantes, con altos índices de alcoholismo, adicción a drogas, suicidio, divorcio, complicaciones laborales y traumatofilia. Hearst en sus trabajos de 1986 demostró una mayor tendencia de los individuos afectos de SEPT crónico a los accidentes de tráfico, siendo esto una de sus mayores causas de mortalidad. Basándose en experiencias de tratamientos del SEPT en el frente de batalla en la Segunda Guerra, se han descripto pautas terapéuticas en términos que han llegado a ser clásicos: - El principio de proximidad. El paciente tiene que ser tratado lo más cerca posible del lugar donde ha experimentado la crisis emocional. - El principio de prontitud. Debe ser atendido de forma inmediata o lo más pronto posible después de la aparición de la crisis. - El principio de expectación. El paciente tiene que esperar (y se esperará de él) su reincorporación a sus anteriores funciones tras un corto periodo de recuperación de su equilibrio emocional. Con estos principios resultó sensato y práctico ayudar a los soldados con alteraciones a soportar las exigencias del combate en vez de mandarlos a remotos hospitales con lo que se evitó la sensación de fracaso personal y el desarrollo de síntomas permanentes de evitación fóbica y la consiguiente incapacitación crónica138 . El enfoque terapéutico por excelencia está conformado para la mayoría de los autores por una combinación de farmacoterapia y psicoterapia. Los clínicos han utilizado varios agentes farmacológicos en el tratamiento del SEPT, pero generalmente en estudios abiertos y sin un número suficiente de ensayos controlados, Kolb realizó ensayos con betabloqueantes a dosis de 120 a 160 mg diarios en veteranos del Vietnam afectos del síndrome, después de seis meses un 90% refirió mejorías en el sueño, reacciones impulsivas, pensamientos invasores, pesadillas nocturnas y estado de hiperactividad y alarma, otro grupo de autores realizó pruebas con clonidina (Agonista alfa-2-noradrenérgico) en nueve veteranos del Vietnam con SEPT con dosis de 0.2 a 0.4 mg diarios durante seis meses y obtuvieron resultados similares a los pacientes tratados con betabloqueantes, los autores llegaron a la conclusión de que los agentes bloqueantes adrenérgicos, atenúan los síntomas derivados de la somatización de las emociones de ira, temor y ansiedad. En la mayor parte de las publicaciones sobre el tratamiento del SEPT se han utilizado los antidepresivos, destacándose los efectos de la 138 Expresado en términos psicodinámicos, la organización y la administración del área psiquiátrica de vanguardia se esforzó por preservar la identificación del paciente con el grupo de combate, por disminuir la ganancia secundaria derivada de la neurosis y por evitar el atractivo de la enfermedad y la incapacidad, de esta forma los principios terapéuticos se ponían en práctica mediante la manipulación social o de grupo. Tales medidas constituyeron un éxito y fueron una de las más importantes lecciones médico-psiquiátricas de la II Guerra Mundial. Actualmente la evolución del tratamiento del SEPT ha tenido distintas contribuciones, manteniéndose en parte los principios fundamentales del tratamiento, dado que son difícilmente instaurables fuera del estricto y bien organizado medio militar. 90 imipramina a dosis de 50 a 300 mg día en la reducción de los fenómenos de flashback y en los terrores nocturnos postraumáticos, mostrando mayor eficacia que los tranquilizantes mayores en la mejoría de los síntomas impulsivos y el alivio del insomnio23. Desde las primeras descripciones del SEPT se han utilizado numerosas variantes psicoterapéuticas, Se describieron éxitos con hipnosis o relajación, especialmente cuando resultaba favorecido el proceso de catarsis. Al parecer una vez que se instaura el SEPT crónico se producen alteraciones más o menos persistentes en los sistemas de neurotrasmisión noradrenérgica que dificultan la acción beneficiosa de la catarsis (Kolb, 1987). Por esto si se realiza la intervención poco tiempo después del suceso traumático, probablemente puedan evitarse la evolución crónica o retardada. La psicoterapia breve psicodinámica es considerada como un buen método terapéutico. Se ha postulado también que individuos con traumas psíquicos en el pasado tendrían predisposición a distintas reacciones desadaptativas o a reacciones disociativas que abarcarían de la despersonalización a la psicosis (Krystal, 29), por lo tanto sería útil intentar modificar los conflictos preexistentes, las dificultades del desarrollo y los estilos adaptativos que hacen más vulnerable al individuo ante una experiencia determinada. Horowitz24 propuso un modelo de tratamiento orientado respecto a las fases en el que se establece un equilibrio entre una intervención inicial de terapia de apoyo que atenúe el estado traumático y un tratamiento progresivamente más agresivo en fases más avanzadas. Los elementos terapéuticos más importantes durante el tratamiento son una relación segura, estable y comunicativa; la reexposición al suceso traumático, la revisión de la imagen del mundo y de la autoimagen que tiene el paciente y finalmente terminar con las experiencias subjetivas de pérdida. La terapia cognitiva ha mostrado ser de gran utilidad en el control de la actividad mental intrusiva del SEPT. Enfoque Psiconeuroinmunoendocrinologico (PNIE) 139 “La psiconeuroinmunoendocrinología es la rama de la medicina que tiene por objeto el estudio de las relaciones entre los cuatro sistemas de control y regulatorios, que tiene el organismo humano: el psicológico140 , el neurológico141 , el inmunológico142 139 Anteriormente psiconeuroinmunología, conocida por la sigla “PNI”, término inventado por el psicólogo Robert Ader a fines de la década del 70. (SOLOMON48) Sabiendo hoy las interrelaciones de los ejes y conociendo la función secretora hormonal del cerebro, el término adecuado es el de PNIE. 140 Esta área se encuentra expresada fundamentalmente por los circuitos límbico, paralímbico y pineal. Estas estructuras son las encargadas de la exteriorización de las conductas ante el procesamiento de las emociones 141 S e expresa por el Sistema Nervioso Central y Periférico, fundamentalmente mediante neurotransmisores y neurorreguladores. Los neurorreguladores se encuentran en mayor número que los neurotransmisores e incluyen, entre otros, a los péptidos hipotalámicos, enterohormonas y citoquinas. 142 El sistema inmune posee como principal función, la discriminación entre lo propio y lo ajeno. Destaquemos que el sistema inmune y el nervioso son los dos únicos sistemas del organismo con capacidad de memoria y de aprendizaje en sus funciones y regulan su proliferación clonal por el mecanismo de muerte por apoptosis. 91 y el endocrinológico 143 . La comunicación entre sus componentes es determinada por diferentes tipos de señalización molecular, conformando de esta manera distintos idiomas. De esta forma tendremos un idioma psíquico-neurológico dado por los neurotransmisores, otro inmunológico, dado por las interleuquinas, y otro endocrinológico dado por las hormonas. Hoy se sabe que cada uno de los componentes que forman la PNIE, es capaz de interrelacionarse con otro o bien actuar sobre sí mismo (automodulación) mediante todos los idiomas PNIE. Debemos conceptualizar entonces que citoquinas, neuropéptidos, neurotransmisores y hormonas, pueden actuar o ser sintetizados en cualquiera de los tres sistemas implicados (cerebro, hipófisis, tejidos glandulares y células del sistema inmune). Todos los órganos que forman el sistema PNIE poseen receptores específicos para las diferentes sustancias biológicas, que permiten la interrelación de los subsistemas implicados. (Marquez Lopez-Mato30)144 . Desde la PNIE se puede explicar la endogenización de las vivencias reactivas. Un hecho traumático externo puede quedar grabado en tres tipos de memoria: la sensorial que es corta, la límbico-temporal que es larga o la inmunoendocrina que es eterna. Por lo tanto, esté el desencadenante patológico en lo endógeno o en lo ambiental, se traducirá en más o menos tiempo, en rupturas de este sistema. Las reacciones vivenciales o las adaptativas a situaciones del medio pueden dejar trazas de alteración bioquímica o metabólica que se independizan de la causa y persisten de por vida. Sin embargo, la repercusión metabólica excede a la orgánica. No respondemos todos del mismo modo al mismo estrés, ya que la respuesta multimodal al estresor no depende de la calidad del mismo sino de la evaluación cognitiva individual que cada uno hace sobre él, de acuerdo con el bagaje socio-genético-cultural que arrastra. La PNIE nos enseña lo errado del concepto de homeostasis. Lo normal es la adaptación circadiana, metabólica, endocrina y psicológica a cambios permanentes. La fluctuación y la adaptabilidad definen la salud. La pérdida de esta capacidad es la enfermedad.30 143 Es el sistema de control expresado por los distintos ejes hipotálamo-hipófiso-periféricos. Hace 30 años Schapiro lo llamó “hormonostato”. El hipotálamo, como princip al estructura neuroendocrina de interés para la comprensión de los mecanismos de control superiores del sistema PNIE, está formado por la región cerebral que rodea el sector inferior del tercer ventrículo, extendiéndose desde el quiasma óptico a los cuerpos mamilares. Se encuentra conectado entre sí con la neocorteza, con las otras áreas cerebrales y con el sistema inmune. Produce factores de liberación, que son péptidos o glucopéptidos, que regulan en forma inhibitoria o estimulatoria la liberación de hormonas hipofisarias, las que a su vez regulan a las hormonas periféricas. De esta forma, se vinculan y regulan las conductas efectoras (endocrinas) con los estímulos viscerales (SNA) y/o emocionales. El Sistema Nervioso y el Sistema Endocrino tienen el mismo origen embriológico, por lo que no sorprende la producción de una misma hormona polipeptídica o esteroidea por células del cerebro y del ovario. Tampoco que una sustancia pueda actuar indistintamente como neurotransmisor u hormona. 144 Interacciones inmunoneuroendocrinas: numerosos trabajos han mostrado resultados que pueden aceptarse como evidencia de una integración funcional entre el sistema inmune y el neuroendocrino. La integración de estos sistemas se da a diferentes niveles, los cuales pueden resumirse de la siguiente forma: 1) las hormonas clásicas y neurotransmisores se unen a receptores específicos de las células del sistema inmune, regulando su actividad; 2) productos clásicos del sistema inmune como son las citoquinas pueden actuar sobre las células del sistema neuroendocrino, alterando su funcionalidad, 3) hormonas liberadas por el hipotálamo, así como estímulos inmunes, pueden actuar sobre linfocitos favoreciendo la liberación de neuropéptidos, los cuales podrían modificar la actividad del sistema neuroendocrino, y 4) algunas células del sistema nervioso producen citoquinas o péptidos semejantes a las citoquinas, las que son capaces de modular la función de las células del sistema inmunitario. 92 La PNIE recupera la versión holística de la Medicina hipocrática pero sin olvidar la singularidad de cada ser. Sólo en la interacción del hombre biológico, psicológico y social con su medio, sen entiende que no hay enfermedades sino enfermos. (...) Es en la PNIE donde la aseveración gassetiana de que “Yo soy yo y mis circunstancias” adquiere su real correlato biológico. Sólo con la comprensión psiconeuroinmunoendocrinológica puedo vivir en equilibrio conmigo mismo (sistema límbico), con el otro (sistema paralímbico) y con el ecosistema (sistema pineal).30 . Por lo tanto podemos concluir que la PNIE con sus estudios y aplicación clínica está disolviendo los dualismos mentecuerpo, cuerpo-ambiente e individuo-población. La PNIE no sólo ayuda a entender la patofisiología y la psicofisiología de la enfermedad en el sentido de un sistema de orientación teórica, sino que valora también la relación médico – paciente y el propio rol del paciente en la superación de la enfermedad y mantenimiento de la salud. Así, la PNIE provee una base científica para la práctica de la medicina humanística por constituir una mirada integradora y dinámica de los procesos de Salud y Enfermedad.145 . El enfoque PNIE se nutre de las teorías de los Sistemas y del Caos, que constituyen una forma de pensar a la fisiología humana mediante complejas redes de comunicación bidireccionales, con mecanismos de retroalimentación positivos y negativos donde se busca el orden subyacente bajo el aparente desorden, dejando de lado por reduccionistas la etiología única y los fenómenos causa/efecto. En la década del 80 146 aparecen los principales artículos que conciben la enfermedad como resultado de un desequilibrio en la compleja red de mensajes, señales y respuestas, en la que las distintas moléculas y sustancias juegan un rol capital al aumentar o disminuir ante estímulos emocionales o electrofisiológicos. Ader (1998) había observado la interrelación entre sistema inmune y vulnerabilidad, inclusive en los e s t u d i o s e n a nimales147 s e e v i d e n c i ó c o m o l o s f a c t o r e s p s i c o s o c i a l e s y d e 145 La primera relación del sistema endocrino con el inmunológico fue comunicada por Calzolari en 1898, quien observó en conejos castrados el aumento del timo, confirmado por Chillido en 1940; posteriormente Solomon en 1964 escribe sobre la integración entre inmunidad, enfermedad y cómo podrían influir los estados emocionales. Ader en 1975 escribe sobre la conducta y estados emocionales que pueden llevar a la inmunosupresión y Farrar en 1987 publica un interesante artículo sobre la relación del sistema inmune y el nervioso.14 146 No obstante, en 1926, Serge Metalnikov y colaboradores, que trabajaban en el Instituto Pasteur de París ya habían realizado el siguiente experimento: inyectaban bacterias a cobayas y a la vez, arañaban su piel. Como era de esperar, las cobayas desarrollaban una respuesta inmune. Pero lo sorprendente era que los animales seguían respondiendo sólo a la escarificación de la piel. Era como si las cobayas hubieran aprendido que la “escarificación” equivalía a “bacterias”, lo mismo que para los perros de Pavlov, la “campana” equivalíaa “hueso”. 147 Un estudio realizado en Texas a principios de 1979 por Robert M.Nerem y su equipo, llamado el experimento de los conejos mimados de Nueva Zelanda: un grupo de conejos neozelandeses fueron alimentados con una dieta rica en colesterol durante más de 5 semanas. Un investigador le tomó cariño a un animal. Cada día, durante media hora, le acariciaba, le hablaba e incluso jugaba con él mientras el alimentaba. Tiempo después los animales fueron sacrificados para estudiar el efecto del colesterol en sus arterias. Con sorpresa, se descubrió que el conejo en cuestión presentaba un 60% menos daño que el resto de sus compañeros. Los investigadores decidieron repetir la experiencia un par de veces más. Se hicieron dos grupos y en uno de ellos cada conejo tenía el mismo cuidador, que le visitaba cariñosamente 5 veces al día. Por el contrario, los animales restantes pasaron a constituir un grupo de control. Los resultados mostraron un abismo entre ambos grupos. Sacrificados los conejos, se vio que aquellos que recibieron más cariño frente al trato frío habitual de laboratorio presentaban nuevamente, un 60% menos de lesiones aórticas, aunque tenían la misma cantidad de colesterol en sangre, la misma presión y el mismo ritmo cardíaco que el resto de sus compañeros. Quedó bien claro que, de algún modo, los conejos mimados estaban más protegidos contra el infarto. (Luis Miguel Ariza “Psiconeuroinmunología”, Muy Interesante, Año VI, # 11) 93 comportamiento, incluyendo el sentimiento de bienestar así como los elementos estresantes de la vida, están asociados con alteraciones de la inmunidad humoral y de la inmunidad celular, y con una susceptibilidad alterada a las enfermedades infecciosas, autoinmunes y neoplásicas. Janine Kiecolt-Glaser27 y su equipo, describieron los cambios inmunológicos y endocrinológicos dependientes de la mayor armonía o infelicidad del vínculo matrimonial148 : “Iniciamos estos estudios en 1986, cuando nos comenzamos a preguntar si el divorcio iría o no, asociado a una función deficiente del sistema inmune. Cuando comparamos parejas casadas con personas que acababan de divorciarse, vimos que éstas últimas tenían un sistema inmune más débil. Pero dentro del grupo de casados resultó que los que eran más felices en su matrimonio, tenían un mejor funcionamiento del sistema inmunológico”. También se comprobó que ante las discusiones maritales, los aumentos en las hormonas del estrés (adrenalina, noradrenalina y ACTH) y la depresión del sistema inmune, era de una muy superior incidencia en la esposa que en el marido. Este estudio demostró que, incluso después de que las parejas hubiesen dejado de discutir, la batalla fisiológica continuaba alterando el cuerpo femenino.149 ; 150 148 To assess endocrinological and immunological correlates of marital conflict and marital satisfaction, 31 older couples (mean age 67 years) who had been married an average of 42 years were studied. METHOD: Couples were admitted to the Clinical Research Center and a catheter was placed in each subject's arm. Blood was drawn on entry for immunological assays; for hormone analyses, five blood samples were drawn during a 30-minute conflict discussion and a 15-minute recovery session. The conflict session was recorded on videotapes that were later coded for problem-solving behaviors using the Marital Interaction Coding System (MICS). RESULTS: Among wives, escalation of negative behavior during conflict and marital satisfaction showed strong relationships to endocrine changes, accounting for 16% to 21% of the variance in the rates of change of cortisol, adrenocorticotropic hormone (ACTH), and norepinephrine (but not epinephrine). In contrast, husbands' endocrine data did not show significant relationships with negative behavior or marital quality. Both men and women who showed relatively poorer immunological responses across three functional assays (the blastogenic response to two T-cell mitogens and antibody titers to latent Epstein- Barr virus) displayed more negative behavior during conflict; they also characterized their usual marital disagreements as more negative than individuals who showed better immune responses across assays. CONCLUSION: Abrasive marital interactions may have physiological consequences even among older adults in long-term marriages. 149 Estudios previos habían llegado a conclusiones que podrían explicar estos resultados: en las discusiones, el hombre trata de escapar del problema o renuncia a seguir dándole vueltas, hecho que resulta muy frustrante para la mujer. El trabajo de la psicóloga Dra. Kiecolt-Glaser -directora del departamento de Psicología y Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ohio, junto con el inmunólogo Ronald Glase- demostró que las respuestas desagradables y las evasivas de los maridos – plasmadas en videos- marcaban los cambios en los niveles hormonales: cuanto más acusadas eran las reacciones hostiles, mayor era el incremento de hormonas del estrés en la sangre de las esposas. Obviamente, si estas hormonas se mantienen a un nivel elevado el tiempo suficiente, pueden producirse consecuencias inmunológicas negativas en la salud. Según Ana Aslan, endocrinóloga de Rumania, que trabaja en su clínica de Bucarest, hay que valorar la química producida por la “voluntad de vivir”: ella afirma la existencia de una conexión directa entre una fuerte voluntad de vivir y ciertos balances químicos cerebrales que estimularían la glándula pituitaria, la cual dispara a su vez, una serie de efectos en la glándula pineal y en todo el sistema endocrino.11 150 En un estudio David Spiegel, psiquiatra de la Universidad de Stanford (California) intentó demostrar que el bienestar psicológico, claramente evaluable, no podía ayudar en ningún cáncer de mama en fase terminal. Para hacerlo, recurrió a un estudio que había realizado años atrás con el psiquiatra Irving Yalom, también de Stanford, destinado a mejorar el bienestar mental de mujeres con cáncer de mama. Comprobó que el grupo que había recibido psicoterapia, además del tratamiento estándar, había sobrevivido 36,6 meses; dos veces la media de supervivencia del grupo que sólo recibió el tratamiento estándar para el cáncer (18,9 meses). Impresionado, Spiegel pidió a más de 20 científicos escépticos, que estudiaran los datos antes de publicarlos. Ninguno de ellos detectó ningún error en el diseño de la investigación. (Mundo Salud, http://www.el-mundo.es/salud/1994). 94 A modo de síntesis Hemos intentado mostrar como el pensamiento psicosomático trata de superar visiones parciales y reduccionistas, guiado por la búsqueda de integración de manifestaciones biológicas, psíquicas y sociales, en la comprensión del ser humano. La diversidad de teorías que guían el modelo psicosomático nos dan cuenta de la complejidad del problema, verdadera encrucijada imposible de resolver con un único enfoque y necesitada de la visión interdisciplinaria. La función de tal perspectiva consiste en facilitar la fertilización cruzada entre ellas y proponer modelos para repensar relaciones, antinomias y convergencias. Cuando uno se pregunta por qué tantos enfoques y líneas de pensamiento se han sucedido en la historia de la Medicina y la Psicología en estos intentos comprensivos, se hace evidente que para el hombre la integración mente – cuerpo despierta importantes resistencias ya que el concebir la enfermedad como un lenguaje, un mensaje que el otro puede decodificarnos, o que lo que ocurre en un vínculo de pareja o familia, puedan estar influyendo en nuestro padecimiento, son concepciones hirientes para el narcisismo que nos constituye. De allí que surge la disociación y proyección en el agente bacteriano, en la herencia o en cualquier otro depositario, que nos permita salir indemnes en nuestro ideal de perfección. En el área de la biología aún hoy existen enfoques cartesianos que conciben los organismos vivientes como máquinas constituidas por diferentes partes151 . Sin embargo, los científicos actualmente conciben los organismos vivos como pertenecientes a los sistemas no-lineales, mundo impredecible donde un pequeño cambio en un parámetro puede virar hacia un suceso completamente nuevo, como cuando en la física cuántica se producen los “saltos cuánticos”, circunstancias novedosas que no se hayan controladas por las leyes causales sino solamente previstas por las leyes de la probabilidad. Estos sistemas desafían la lógica tradicional, reemplazando el concepto de energía por el de En nuestras investigaciones sobre cáncer de mama, hallamos siempre presente como antecedente a la aparición del cáncer de mama, una importante pérdida objetal (que confirma la hipótesis de LeShan) y la alta incidencia en la recuperación de la enfermedad (ausencia de recidivas y metástasis) si se entablan nuevos vínculos que resignifiquen dicha pérdida. (Spagnuolo,49i) Desde 1940, algunas observaciones psicosomáticas fueron hechas con respecto a factores emocionales en el inicio y curso de las enfermedades autoinmunes, principalmente la artritis reumatoidea, el lupus eritematoso sistémico (LES), el mal de Grave y otras. La observación más intrigante de este período, fue el hallazgo de que los parientes físicamente saludables de pacientes con artritis reumatoidea, quienes tenían en su serología las características del anticuerpo de esa enfermedad, el factor reumatoide (Antiinmunoglobulina G) pero con superior adaptación psicológica que aquellos a los que les faltaba el factor, dejó planteado que el bienestar psicológico podría tener una influencia proteccionista ante una vulnerabilidad genética (Solomon, G.F and Moos, R.H. (1965) The relationship of personality to the presence of rheumatoid factor in asymptomatic relatives of patients with rheumatoid arthritis. Psychosomatic Medicine 27; 350-360.). 151 De este modo, tres siglos después de Descartes, la ciencia de la medicina sigue basándose, como escribe George Engel15i en “el concepto del cuerpo como máquina, de la enfermedad como consecuencia de la avería de la máquina, y de la tarea del médico como la reparación de esta máquina”. La medicina tradicional tiende a considerar como “psicosomática” cualquier enfermedad cuyo origen y desarrollo no resulten comprensibles dentro de la estructura biomédica y a etiquetar como “efecto placebo” cualquier proceso de curación introducido por las expectativas positivas del paciente y por su fe en el médico y en el tratamiento, mientras que la curación que ocurre sin ninguna intervención médica se denomina “remisión espontánea”. Estas tres expresiones se refieren a los poderes curativos de la actitud mental del paciente que puede influir positivamente en la dinámica físico química de su cuerpo. 95 información, y el de causa – efecto por el de estructura y realimentación. Por lo tanto, si el valor de cada elemento de una estructura dinámica o sistema vivo, está íntimamente relacionado con los demás, y si cada elemento es necesario para definir a los otros, no puede ser visto en forma aislada sino a través de la posición y la función que desempeña en la estructura total. Consideramos que de la comprensión profunda de las circunstancias del padecimiento orgánico, surgiría la posibilidad de una eficaz prevención primaria152 que se dirigiría hacia la identificación de los comportamientos nocivos implicados en el proceso patológico y procuraría su modificación, promocionando la adquisición de conductas bio-psico-sociales más saludables153 . Deseamos como cierre, recordar las palabras de Leopold Bellak 6 “Todo ser humano tiene una básica necesidad de amor, que conserva en mayor o menor grado, a través de todas sus vicisitudes, su carácter prístino y original, de necesidad de ser amado por los progenitores. Todos los médicos –y la mayor parte de los pacientes- han tenido oportunidad de reconocer la eficacia que puede tener un placebo, además de la frecuencia con que los fármacos pueden producir resultados benéficos bastante lejanos de los que indican los textos de estudio y del hecho de que incluso una receta en el bolsillo del paciente puede producir una inesperada mejoría. Esto se debe a que, en la medida en que el mal de ese paciente representa una necesidad de carácter neurótico, ha recibido amor: alguien se ha ocupado de él y se preocupa por su bienestar. Puede no ser el caso de una receta. Puede tratarse nada más que del tiempo que se le dedica, o apenas de una benévola pregunta. La demanda infantil de amor no se supera a ninguna edad. Es reprimida, o lleva a la desesperación, se satisface en la fantasía o es obtenida de una u otra manera de un ambiente más o menos indiferente. En la relación ideal de médico y paciente esta necesidad se siente debidamente satisfecha, con la consiguiente euforia y el correspondiente efecto sobre los síntomas.154 152 La prevención secundaria consistiría en el tratamiento de la problemática y la terciaria abordaría la reducción de los efectos residuales y perjudiciales que siguen al tratamiento, posibilitando la rehabilitación, la reinserción en el mundo social y laboral, la prevención de recaídas, etc. Por lo tanto podemos concluir que sólo la prevención primaria es estrictamente prevención. 153 De este modo también se podría lograr el ideal de salud que propone Laín Entralgo cuando la describe como la capacidad del organismo para resistir, sin reacción morbosa, situaciones vitales intensamente esforzadas o fuertemente agresivas, donde la felicidad consiste en la vivencia de una plena posesión y una plena fruición de todo lo que uno es, puede ser y quiere ser. 154 “Los médicos no deben actuar como meros técnicos del cuerpo, también deben arriesgarse a ingresar en la vida emocional y espiritual de sus pacientes... si se atreven a cruzar esos límites, conseguirán el máximo de visión e intuición y podrán prestar un máximo de ayuda” Víctor Frankl 96 BIBLIOGRAFIA 1. Ackerman, N.W. (1961) Diagnóstico y tratamiento de las relaciones familiares. Buenos Aires, Hormé 2. Ader, R. (1998) "Introducción", en Estrés y procesos de enfermedad. Psiconeuroinmunoendocrinología: modelos de integración mente-cuerpo. Arias P. et. alt. Tomo I. Ed. Biblos, Buenos Aires, 1998 3. Alexander, F., French, T. (1948) Studies in psychosomatic medicine. An approach to the cause and treatment of vegetative disturbances. New York, Ronald Press, 1948 4. Alexander, F. (1943) Fundamental concepts of psychosomatic research. Psychosom.Med.,1943, 5, 205 i. (1950) Psychosomatic Medicine. New York, Norton, 1950 5. American Psichiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. Third Revised Edition, Washington, 1987. 6. Argentina. Bellak, L. (1965) Psicología de las enfermedades orgánicas. Hormé, 7. Barbero, L., Corniglio, H.; La teoría psicosomática de Pierre Marty y el psicoanálisis y Estudio comparativo de dos epistemologías diferentes para la comprensión psicoanalítica de la enfermedad orgánica. Conferencias pronunciadas en el Centro de Consulta Médica Weizsäecker, Buenos Aires. 1993. 8. Breuer J., Freud, S. (1893) Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos: comunicación preliminar. Amorrortu Editores, volumen 2. Buenos Aires. 1980. 9. Chiozza, L. (1996) Definiciones para un diccionario. Obras Completas. CD, In Context. i. (1991) Los afectos ocultos en....; Op.cit. ii. (1993) Los sentimientos ocultos en..., y iii. (1995) Un lugar para el encuentro entre medicina y psicoanálisis. Op.cit. iv. (1986) ¿Por qué enfermamos?. Op.cit. v. (1991) El problema de la operatividad en la medicina psicosomática. Op.cit. vi. (1988) Lo psicosomático. Op.cit. vii. (1980) Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar. Op.cit. viii. (1982) Las cardiopatías isquémicas. Op.cit. ix. (1995) Un lugar para el encuentro entre medicina y psicoanálisis. Op.cit. 10. Clauser, G. (1966) Selección y recopilación de “Escritos sobre lo psicosomático”. Limes Verlag, Wiesbaden (Traducción de Ulrike Heuse de Hejt) 97 11. Cousins, N. (1991) Anatomy of an illness. Nueva York. Bantam Books. 12. Deutsch, F. (1933) Studies in pathogenesis: biological and psychological aspects. Psychoanal.Quart. 1933, 2, 225. 13. Dunbar, F. (1943) Psychosomatic diagnosis. Ed. Hoeber, Nueva York, 1943. 14. Eiguchi, K y Soneira, S. (2002) Psiconeuroinmunoendocrinología en enfermedades autoinmunes (LES). Volumen 33, Suplemento 1, Año 2002. S8 15. Engel, G.L. (1962) Psychological Development in Health and Disease. Saunders, Philadephia. i. (1977) The need for a new medical model: a challenge for biomedicine. Science, 196, 129 April. 8. 16. Ey, H. (1969) Tratado de Psiquiatría, Ed.Toray-Masson. Barcelona. 17. Freud, S. (1916) Conferencias de introducción al psicoanálisis. Amorrortu Editores, volumen 15. Buenos Aires. 1978. 18. Granel, J. (1978) Sobre Accidentes y Accidentados. Centro de Investigaciones en Medicina Psicosomática, Buenos Aires. 19. Groddeck, G. (1981) El libro del Ello. Ed. Taurus, Madrid, 1981 20. Halliday, J.L. (1943) Concept of a psychosomatic affection. Lancet, 1943, 2, 692 i. (1961) Medicina psicosocial. Eudeba, Buenos Aires. 21. Haynal, A. y Passini, W. (1978) Abrégé de médecine psychosomatique. París, Masson, 1978. 22. Hocking, F.H. (1971) Estrés and Psychiatry. Med. J. Aust.; 2:837-840. 23. Hogber, G.L, Cornfield, R.B. (1981) Treatment of traumatic war neurosis with phenilzine. Arch. Gen. Psychiat.; 38: 440-445. 24. Horowithz, M. (1974) Estrés response syndromes. Arch. Gen. Psychiat.; 31:768-781. 25. Insua, J. (1974) Psicosemiología y psicopatología. Ed. Columba, Argentina. 26. Kaplan, H.B. (1976) Antecedents of negative self - attitudes: Membership group devaluation and defensiveness. Social Psychiatry, 11. 15-25, 19 27. Kiecolt-Glaser, J.; Glaser, R., y col. (1997) Marital conflict in older adults: endocrinological and immunological correlates. Psychosom. Med. 59: 339-349. 98 28. Kolb, L.C. A neuropsychological hypothesis explaining posttraumatic estrés disorders. Am. J. Psychiat., 1987; 144:989-995. 29. Krystal, H. (1984) Psychoanalytic views on human emotional damages. En: B. A. Van der Kolk, (Ed.) Post-Traumatic Estrés Disorder: Psychological and Biological Sequelae. American Psychiatric Press, New York , 1-28. 30. Márquez López Mato, A. y col. (2002) Psiconeuroinmunoendocrinología. Aspectos epistemológicos, clínicos y terapéuticos. Ed. Polemos. Buenos Aires. 31. Marty, P., De M’Uzan, M., David, C. (1963) L’investigation psychosomatic. Paris, Presses Universitaire de France. 32. Marty, P. (1992) La psicosomática del adulto. Amorrortu Ed. Bs. As. 33. Minuchin, S., Fishman, H.Ch. (1988) Técnicas de terapia familiar. Barcelona: Paidós. 34. Minuchin, S. (1990) Familias y terapia familiar. Barcelona, Gedisa. 35. Laín Entralgo, P. (1961) Enfermedad y pecado. Ed. Toray. Barcelona i. (1950) Introducción histórica al estudio de la patología psicosomática. Paz Montalvo, Madrid. ii. (1985) Historia de la medicina. Salvat Editores. España 36. Libermann, D. (1962) La comunicación en terapéutica psicoanalítica. Eudeba, Argentina 37. Lolas Stepke, F., (1995) La perspectiva psicosomática en Medicina. Ensayos de aproximación. Editorial Universitaria. 2ª. Edición. Chile. 38. Onnis, L., (1990). Terapia familiar de los trastornos psicosomáticos. Barcelona, Paidós. 39. Papp, D. (1988) Breve historia de las ciencias. Emecé, Argentina. 40. Parry, C.H., (1978) Collections from the unpublished medical writings. En: Mayor RH, editor. Classic descriptions of disease with biographical sketches of the authors Sprinfield (Illinois): Thomas CC. 41. Pelorosso, A. Abordaje del paciente psicosomático. El Paciente psicosomático; Cabalgando sobre dos caballos. III Jornadas Universitarias de Psicosomática. Hospital Durand, setiembre 2003. Buenos Aires. 42. Rosenman, R.H. y col. (1964) A predictive study of coronary heart disease. J.A.M.A., 1964, 189, 103. 43. Rof Carballo, J. (1961) Urdimbre afectiva y enfermedad. Ed. Labor. i. (1984) Teoría y práctica psicosomática. Ed. Brouwer. Bilbao 99 ii. (2003) La paradoja epistémica. Revista Atlántida Nº 8.- 1 julio 2003 Edición digital de Arvo Net. http://www.arvo.net/ 44. Saul, L.J. (1970) Inner sustainement: The Concept. Psychoanal. Quart.; 39:215-222. 45. Schottenfeld, R.S, Cullen, M.R. Occupation induced posttraumatic estrés disorders. Am. J. Psychiat., 1985; 142:198-202. 46. Selvini, M. & otros, (1990). Los juegos psicóticos en la familia. Barcelona, Paidós. 47. Selye, H. (1950) The Physiologie and Pathology of exposure to Stress. Montreal. Acta Inc. Med. Publ. 48. Solomon, G.F. (2001) Psiconeuroinmunología: sinopsis de su historia, evidencia y consecuencias. 2° Congreso Virtual de Psiquiatría, Interpsiquis 2001. Mesa Redonda: Psicosomática, 1 Febrero – 7 Marzo, 2001 49. Spagnuolo de Iummato, A. (1993) La enfermedad del niño como emergente del conflicto familiar, presentado en el Encuentro Internacional de Psiquiatría de Lactantes, Niños y Adolescentes. Punta del Este. Uruguay, noviembre de 1993. i. (1985) Un estudio psicoanalítico del cáncer de mama, presentado en el IV Encuentro Brasileño-Argentino de Contribuciones Psicoanalíticas a la Medicina Psicosomática, San Pablo. Agosto de 1985. 50. Stierin, H. & Weber, G. (1990). ¿Qué hay detrás de la puerta de la familia? Barcelona, Gedisa. 51. Watzlawick, P. & otros, (1981). Teoría de la comunicación humana. Barcelona, Heder. 52. Weiss, E. y English, O.E. (1949) Psychosomatic Medicine. The clinical application of psychopathology to general medical problems. Philadelphia and London, w.b. Saunders Co., 1949. (2ª edición). 53. Weisman, AD. (1976) “Early diagnosis of the vulnerability in cancer patients”. American Journal of the Medical Sciences, 271, 187-196 54. Zukerfeld, R. (1999) Psicoanálisis actual: Tercera tópica, vulnerabilidad y contexto social.Aperturas Psicoanalíticas, Revista de Psicoanálisis. Julio 1999 - No.2 55. Zukerfeld, R. y Zukerfeld, R. Z. (1999) Psicoanálisis, tercera tópica y vulnerabilidad somática. Lugar Editorial, Buenos Aires. 100 INTERPRETACION DE UNA FRACTURA EN UNA PACIENTE EN ANÁLISIS155 “Las mujeres dan la carne al diablo y los huesos a Dios (Antiguo dicho popular español) La Señora A. tiene 46 años cuando sufre un accidente automovilístico: conduciendo su pequeño camión de reparto de vino choca contra un auto en una esquina, al que “no vio acercarse”, desplazándose por esto la carga de damajuanas y cayendo sobre ella, hecho que le provoca la fractura de la clavícula derecha. Uno de los espectadores del accidente la conduce en su mismo camión a un hospital cercano, donde es diagnosticada la fractura y enyesada. Relataremos algunos sucesos históricos de la vida de A. a fin de comprender el significado inconsciente del accidente y la fractura, del mismo modo que Chiozza nos propone para la localización y el momento de la enfermedad somática. Dice Chiozza que “la manera en que el psicoanálisis interpreta la enfermedad le conduce al descubrimiento de un significado (que se hallaba reprimido e inconsciente) que sólo tiene sentido en la medida en que se lo identifica como el drama de una persona atravesando una peripecia con el conjunto que constituye la historia de una vida que experimenta en su propia existencia” (Chiozza, 1978). Cuando se produjo el choque la paciente iba camino del encuentro de un hombre, H., con quien se había decidido a mantener, ese día, relaciones sexuales, ya que éste le había exigido que se definiera: “me puso entre la espada y la pared, me dijo: - si nos seguimos viendo basta de besitos y mimitos, ya somos grandes los dos"-. En esta exigencia, de la cual la paciente se hace cargo, podemos observar la dureza de las dos opciones, espada y pared, que demuestran la falta de “flexibilidad” de la relación que la une con H.156 En su vida hallamos otras situaciones extremas: cuando nace, la madre decide dejarla en España al cuidado de los abuelos, a fin de venir sola con su esposo a la Argentina a conquistar un bienestar económico y luego mandarla a pedir, se mantenía “inflexible” en esta idea hasta que tuvo que “aflojar” ya que su marido no deseaba “desmembrar” (desarticular) la familia recién formada. Esta actitud del padre fue objeto de “duros” reproches por parte de la madre que se lamentaba ante cualquier dificultad económica de “haber cedido” al deseo del marido y ahora tener “una carga más que soportar”. La siguieron dos hermanos varones: “pero la fuerte verdaderamente era yo, mientras le ayudaba a papá a cargar el camión, mis 155 Trabajo presentado en el X Simposio del CIMP, enero de 1979. Los términos entre comillas aluden a palabras significativas pertenecientes al psiquismo esquelético y articular, cuyas fantasías fueron estudiadas por la Dra. Mariona y colaboradores. (Mariona y col. 19741976) 156 101 hermanos estudiaban”, “siempre me mantenía en pie cuando los varones estaban rendidos”. Vemos aquí la identificación con esa madre inflexible – pared – que no le permite “doblarse” en actividades femeninas y la coloca del lado del padre – espada, pene – y el vino, signo que la acompañará toda su vida ya que se casa con un alcohólico que no la puede “sostener”: “me tuve que convertir en madre y padre de mis tres hijos, hombre para el trabajo y mujer para mi casa”. Su orgullo fue “levantar sola su casa, ladrillo por ladrillo”, hecho que, podemos entender metafóricamente como su propia osificación, hueso por hueso, ya que no dispuso de una buena “madre esqueleto” para tal función.Este hecho se repitió en su trayectoria laboral ya que el padre le dejó “el esqueleto de un reparto y lo fui haciendo cliente por cliente”. Sus tres partos la sorprendieron cargando y descargando las damajuanas (representantes de los ideales femeninos que no pudo materializar) de su camión negando el importante peso que soportaba y la sobrecarga funcional propia de los últimos períodos del embarazo, en ese “sostenerse a sí misma” más allá de lo posible. Incluso en dos ocasiones manejó sola el camión hasta el hospital, en medio de las contracciones del trabajo de parto, pensamos que identificada con el hombre, que es habitualmente el que se hace cargo de la mujer en ese trance. A. es una mujer que padece de ese “frío que cala los huesos”, recuerdo quizás de esa madre poco cálida que en aras de la búsqueda de la tierra prometida – el ideal – renunciaba a gozar de su hija recién nacida, hecho que se le repite dramáticamente en su vida a A. ya que por la búsqueda de una mejor posición económica, deposita la crianza de sus hijos en su madre. A. dice que “acostarse” con H. es “rebajarse” en sus ideales morales y religiosos, lo cual se puede interpretar como un perder su orgullosa posición erecta y sufrir un “humillante” acercamiento a la tierra (humus: suelo); también comenta que la sexualidad es una de las “bajas tendencias humanas” (palabra que también proviene de humus). En cierta oportunidad, refiriéndose a los deseos sexuales de H., dijo: “me quiere voltear, me parece”, “lo que más me duele, es dar el brazo a torcer, creo, porque yo también tengo ganas”. Podemos pensar que prefirió “romperse” antes que “doblarse” por sus deseos, dejando así también con su acto, castrado a H. Acostarse con H. sería también reconocer su castración y aceptar que su carencia sólo puede ser llenada por un hombre, herida narcisista que no puede tolerar (ya que ella “es” el hombre y por eso es que no lo puede “tener”). Esto lo relacionamos con un comentario irónico que hizo en una sesión: “con mi marido tuve tan pocas relaciones, que hasta diría que tuve un hijo de cada una”, dicho que interpretamos como que la penetración, sólo es tolerada por A. cuando es dadora del hijo-falo, aclarándose más el momento del accidente: ella “iba preparada con su diafragma” a la cita con H. o sea impedida la posible retribución del hijo. Recordamos que A., 10 años atrás, había tenido un episodio sexual a raíz del cual sostiene que quedó embarazada de su segundo hijo, no volviendo a tener relaciones con aquel hombre. 102 La “caída”– palabra que también se suele usar para designar el acto sexual no compartido gozosamente, que sufre la paciente bajo las damajuanas, también expresa su necesidad de búsqueda de apoyo y sostén en otros (un exoesqueleto continente) representado por los médicos de la guardia que van a colaborar con el yeso a proteger su dureza que peligraba ante la irrupción instintiva sexual, impidiéndole que sus articulaciones se pongan en juego en una relación erótica y brindándole un simbólico escudo protector, que es a la vez burla irónica ante los deseos de H. en su intento de doblegarla (la posición en que queda su brazo enyesado es también un gesto de triunfo maníaco: “tomá de acá” sería su traducción en palabras). El accidente también expresa “su altanero desafío a fuerzas que sobrepujan la capacidad del yo, que se vale de la negación de su fragilidad y corruptibilidad. La fractura pone abruptamente de manifiesto la fragilidad del hueso, rompe la fantasía de poseer una estructura incorruptible y representa sin duda una injuria narcisista”. (Mariona y col. 1974). Esta injuria es la que trata de negar cuando aún con el yeso fresco se presenta a sesión, orgullosa de haber pedido en la guardia que se apuraran porque tenía un compromiso impostergable y manejando con el brazo izquierdo desde una distancia alejada, llega tarde al consultorio “pero llegué a pesar de todo”. No se puede “con-formar” aceptando la necesidad de doblarse ante fuerzas superiores a su yo, ni adaptarse a las conyunturas de la vida, admitiendo su fragilidad y arrogantemente pide ser endurecida a fin de cumplir con sus obligaciones y adoptando, a la vez, su “actitud de ostentación entre mártir y héroe”, viene conduciendo ella misma su camión, vehículo que con su tamaño y potencia encubre la debilidad y el fracaso de su femineidad. Nos preguntamos por qué la clavícula, uno de los huesos que conforman el hombro y el primero que se osifica en la vida fetal, es quién se arroga la representación del acontecimiento fracturándose: A. es una mujer que tuvo que soportar “sobre sus hombros” pesadas responsabilidades que fueron debilitando su capacidad de tolerancia; en el quebrarse, este hueso intentaría comunicar su agotamiento, pero simultáneamente en el callo óseo hallamos el intento de un refuerzo, a fin de seguir “poniendo el hombro” como único estilo vital por ella conocido. Clavícula, además etimológicamente (Corominas, 1954) deriva del latín clavus (clavo-llave) y enclavar. Asociamos estos términos en el sentido de que H. no dio en el “clavo” al ser una reiteración de esa madre poco tierna y al ponerse “duro” en su exigencia, no usó la “llave” adecuada para acceder a la sexualidad de la paciente.Del significado de “enclavar”: introducir un clavo en la carne viva al herrar, deducimos que esta representación sádica forma parte de la constelación de fantasías inconscientes de A. y la aleja de un posible goce sexual, donde quedaría sometida tal como el caballo herrado en su dependencia al hombre. Quizás A. deseó crear en la fractura una nueva articulación que le permitiera entregarse en un abrazo amoroso a una tentación largamente domeñada (en ese momento hacía cinco años que no mantenía relaciones sexuales), pero por retorno de lo reprimido en la defensa se recubre de la blancura del yeso símbolo de esa moral inflexible e ideal que siempre rigió su vida. 103 BIBLIOGRAFÍA CHIOZZA, Luis A. (1978) Acerca de la localización y el momento de la enfermedad somática. 9º Simposio del CIMP. Buenos Aires. COROMINAS, J. (1954) Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana. Edit. Gredos. Madrid. MARIONA, A. y col. (1974) Esqueleto: Notas acerca de su lenguaje. CIMP. Buenos Aires. (1976) Articulaciones: Notas acerca de la enfermedad articular. Buenos Aires, CIMP. 104 CANCER DE MAMA APORTES A SU COMPRENSIÓN PSICOSOMÁTICA157 “Siempre esperando algo que nunca llegó” Freud (1968) Las ideas que exponemos surgieron a partir de ciertos datos epidemiológicos de patología mamaria (2as. Jornadas de la Soc. Arg. de Patología Mamaria): Gagnon observa una gran incidencia entre las monjas. La edad promedio de aparición es entre los 45 y 59 años. Logan halla las siguientes tasas de incidencia anuales: solteras 75%, casadas sin hijos 70%, casadas con hijos 50%. Stocks sugirió que la maternidad temprana es profiláctica contra el cáncer de mama, observando, por ejemplo, que en la isla de Pascua hay un aumento progresivo de dicha patología a medida que desciende la fertilidad y en general la mayoría de los autores apoyan la hipótesis de que la fertilidad y el amamantamiento normalmente realizados actuarían como protectores del cáncer mamario; incluso postulan como factor determinante el número total de ciclos menstruales y los eventos como embarazo y lactancia que los interrumpen reducirían el riesgo de padecerlo . Considerando que el cáncer de mama constituye por su frecuencia la primera causa de muerte por tumores malignos en las mujeres de la mayoría de los países del mundo, trataremos de desarrollar algunas de las fantasías en él contenidas, para la cual partiremos de representaciones que adscribimos a la lactancia. En el amamantamiento se crea un profundo vínculo madre-hijo ya estudiado por numerosos autores. Según M. Klein (Klein, 1964) “al dar a su hijo el producto de su propio cuerpo, que es esencial para su nutrición y crecimiento, puede finalmente refutar y poner buen final al círculo vicioso que comenzó en ella siendo niña, con sus ataques sobre el pecho de su madre como primer objeto de sus impulsos destructivos, y que contenían fantasías de destruir su pecho mordiéndolo en pedazos y ensuciándolo, envenenándolo y quemándolo por medio de sus excrementos. Porque en su inconsciente considera que dar a su hijo leche nutritiva y benéfica es prueba de que sus primeras fantasías sádicas no se han realizado, o de que ha tenido éxito en la restauración de sus objetos”. En 1915, Freud (Freud, 1948) refiriéndose a la actitud ante la muerte o el peligro de muerte de un ser querido dice: “estos seres queridos son para nosotros, por un lado una propiedad íntima, partes de nuestro propio yo, pero al mismo tiempo son extraños, aún enemigos”. El hijo constituye una proyección y una recuperación del narcisismo, pero a partir del nacimiento, rota la simbiosis del embarazo, la madre tiene que renunciar al hijo como posesión total y se observa, dependiendo de esa aceptación, desde las depresiones post-parto hasta las psicosis puerperales. El amamantamiento es para ambos una forma de no separarse tan dolorosa y bruscamente. 157 Trabajo presentado en las Jornadas sobre el enfermo canceroso, CIMP, setiembre de 1977. 105 Podríamos diferenciar dos vivencias inconscientes de la madre con el hijo: una sería la de un feto vampiro que se apropia de los ideales y los encarna y otra sería la del lactante parásito, que se apropia más de los aspectos materiales contenidos en su leche. En el acto de amamantarlo, la madre le entrega lo que fabrica pero si esa entrega la vive como partes de su propio cuerpo, el niño en lugar de un parásito se convierte en un vampiro dado que la mujer no sentiría que da una materia que produce, sino la idea a partir de la cual esa leche se materializa y que pertenece a su propio yo. Por una parte consideramos que una de las fantasías inconscientes que girarían en torno de la patología mamaria en general (displasias, quistes, abscesos) sería la de la leche “estancada”, retenida, putrefacta, que no pudo ser entregada al hijo, vividocomo un parásito persecutorio. Por otra parte pensamos que la mujer con cáncer de mama tomó a su propio cuerpo como objeto amoroso desarrollando una satisfacción autoerótica en sus mamas y que no pudo evolutivamente pasar a la elección objetal del hijo a través del engendrar y hablaríamos del “estancamiento” de la capacidad de producir la leche. Avalando esta hipótesis, recordamos a Chiozza (Chiozza, 1970) cuando dice que el componente de excitación sexual insatisfecha que se halla coartada en su fin y el trastorno de la capacidad de sublimación, pueden desembocar en una descarga que toma como objeto al propio organismo que constituye su fuente. Esta sería la regresión “narcisista” que postulamos ha emprendido el impulso a engendrar – amamantar insatisfecho. Podríamos preguntarnos por qué cáncer y por qué en la mama. Cáncer porque ante la imposibilidad de materializar, la mujer permanecería en una unión narcisista con un objeto de naturaleza ideal158 con un gran componente instintivo que no fue derivado al exterior y modificado en el juego de las relaciones objetales. Para respondernos porqué en la mama, pensamos en lo expresado por Cesio (Cesio, 1970): “Otra manera de disociar los contenidos prenatales aletargados que despiertan, es a través de desarrollos patológicos en el cuerpo que resultan así versiones regresivas muy vinculadas a fantasías de embarazo y parto”. En la mama estas fantasías se expresarían como una condensación del embarazo y la lactancia159 . Además la mama cancerosa es muy semejante por su aspecto a la de una mujer embarazada o lactando. Esta semejanza nos hace pensar en una alucinación tanática de la función que no pudo ser gozada y recordar las palabras de Weizsaecker: “La naturaleza gusta del mimetismo, mistifica e incluso invierte los fenómenos de la vida y de la muerte: esto sucede en gran escala en la fisiología y también en la anatomía” (Weizsaecker, 1956). Concluiremos con un hecho llamativo: una de nuestras sociedades de patología mamaria, utiliza como símbolo la Venus de Milo, que por lo menos en la actualidad, aparece como una mujer de senos hermosos pero sin brazos para rodear a su hijo o sostenerlo en su lactar. 158 Recordar la gran incidencia en las monjas (“esposas” de Dios) Frecuentemente se realizan ooforectomías justificadas por razones de deprivación hormonal (anestrogenia), hecho que estaría representando la abolición de cualquier deseo relacionado con la maternidad. 159 106 BIBLIOGRAFÍA CESIO, F (1970) “Procreación y letargo” en Un estudio del hombre que padece, Edición Cimp-Kargieman, Buenos Aires. CHIOZZA, Luis A. (1970) “El contenido latente del horror al incesto y su relación con el cáncer”, en Un estudio del hombre que padece, Edición CimpKargieman, Bs. As. FREUD, Sigmund (1968) “Hallazgos, ideas, problemas” en Obras Completas, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid (1948) “Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte”, en Obras Completas, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid. KLEIN, Melaine (1964) “Efectos de las situaciones tempranas de ansiedad sobre el desarrollo sexual de la niña” en El psicoanálisis de Niños, Ediciones Hormé, Bs. As. Segundas Jornadas de la Sociedad Argentina de Patología Mamaria 11, 12 y 13 de Noviembre de 1969, San Martín de los Andes (Neuquén) WEIZSACKER, V. (1956) El hombre enfermo, Luis Miracle, Editor, Barcelona. 107 CANCER DE MAMA APORTES A SU COMPRENSIÓN PSICOSOMÁTICA (2da. comunicación)160 Las glándulas mamarias constituyen una característica distintiva de una clase zoológica a la cual le han dado nombre y son una parte integrante del sistema reproductor. Sus modificaciones fisiológicas se hallan relacionadas con las modificaciones de aquél y están bajo el mismo control neuroendócrino. (Haagensen, 1973)161 Al acabar la vida intrauterina, se establece una nueva dependencia fisiológica del recién nacido respecto al organismo materno: tras el cordón umbilical que relaciona al feto con la madre, la cría prosigue su desarrollo con el cordón umbilical mamario” La síntesis de la leche se hace en detrimento de las reservas maternas. El recién nacido se convierte así, en un verdadero “parásito” de la madre lactante, incapaz de asimilar otro alimento que no sea la leche materna. Sus exigencias son de tal tipo que bloquea transitoriamente las funciones reproductoras de la madre, evitando así un competidor mientras dura la lactación. La leche es una secreción holocrina que cumple varias funciones: aportar en cantidad suficiente los elementos nutritivos necesarios para el crecimiento del recién nacido; contribuir a su protección frente a agresiones externas (fundamentalmente a través de las inmunoglobulinas) y preparar su sistema digestivo para utilizar el alimento de la especie. La mayoría de los constituyentes de la leche se elaboran en la misma célula mamaria, verdadero taller de transformación de los precursores captados de la sangre. Esto impone un cambio en la repartición del flujo sanguíneo materno que se acompaña de una hipertrofia de hígado. La glándula mamaria de la mujer se prepara en cada ciclo menstrual para una posible gestación. Si ésta no se produce, la glándula involuciona al final del ciclo. (Martinet, J. y Houdebine, L. M., 1982). La ingurgitación mamaria, efecto de dichos preparativos, “es más marcada en las mujeres nulíparas así como en las que no han amamantado a sus hijos; es decir, en las mujeres en quienes las mamas no han funcionando normalmente”. (Haagensen, 1973). En la etapa progestacional del ciclo aparece “actividad secretoria abortiva”. (Robbins, 1968). 160 Trabajo presentado en el XIV Simposio del CIMP, enero de 1983 Se desarrollan al comienzo de la vida embrionaria (6ª. semana) como un brote del ectodermo. El número de pares de mamas varía mucho entre las diferentes especies de mamíferos, pero guarda una relación general con el número de crías por cada parición “Por otra parte, es sorprendente constatar que existe una relación entre el número de fetos, la cantidad de hormona placentaria circulante y el grado de desarrollo de la glándula mamaria. La glándula mamaria “sabe”, pues, cuántas crías deberá alimentar”. (Martinet y Houdebine, 1982). 161 108 A partir de datos estadísticos, citados en un trabajo anterior, donde se mostraba como la patología mamaria en general, y en especial el cáncer, se hallaban en íntima correlación con la fertilidad y la lactancia, concluíamos que, una de las fantasías inconscientes presentes en torno de la patología mamaria “era la de la leche estancada, retenida, putrefacta, que no pudo ser entregada al hijo, vivido como un parásito persecutorio” (Spagnuolo, 1977). A los fines de comprender más profundamente la patología que nos ocupa, utilizaremos como una de las vías de abordaje posible, los conocimientos que nos brinda la oncología mamaria. Según Ewing, las mastitis crónicas productivas son conocidas precursoras del cáncer mamario. Este proceso inflamatorio o de hipertrofia funcional, se debe a la irritación química de las secreciones retenidas 162 , constituyendo el drenaje imperfecto un factor fundamental: “Habiendo hallado los conductos del pezón ocluidos por tapones céreos, Keynes ha logrado mejorar las fases precoces del proceso, por masaje, evacuación de los conductos y empleo persistente de la bomba mamaria”. Este autor ha llegado a la conclusión de que tanto la mastitis crónica como el carcinoma, se deben a la irritación química de las secreciones retenidas, hallándose pruebas de estancación secretoria. Clínicamente y por disección, se observa a menudo en toda la mama, un notable grado de estancación láctea163 en los casos de carcinoma en las mujeres jóvenes. Los conductos distendidos con secreción espesada faltan rara vez en la mama limítrofe al carcinoma y frecuentemente se halla esta estancación tan sólo en la zona que conduce a la neoplasia. Puesto que la estancación y la descomposición de la leche constituyen una causa muy concreta, en la actualidad debe dirigirse la atención a este factor probable, a fin de prevenir el cáncer mamario164 . En el comedocarcinoma, los conductos interlobulares se hallan llenos de estos detritus necróticos, signos notables de dicha estancación y el carcinoma acinoso primario presenta una estructura muy semejante a la de la mama lactante165 (Ewing, 1948) Estas representaciones de la fisiopatología nos resultan adecuadas para avanzar nuestra hipótesis. Trataremos de profundizarla siguiendo la metodología de Chiozza para la búsqueda de las fantasías específicas, para el momento de aparición y localización de la enfermedad y su comprensión acerca de lo canceroso. (Chiozza, 1970, 1977, 1978a, 1978b). 162 Secreciones que debieron ser neutralizadas por absorción, dado que en la mama en reposo no hay descarga secretoria. 163 El subrayado es nuestro 164 La mayoría de los autores propugnan campañas destinadas a que la mujer amamante. 165 El subrayado es nuestro 109 Podemos suponer que la mujer que enfermó de cáncer de mama, vivenció incestuosamente el primitivo vínculo oral con su madre 166 y que dichas fantasías la impregnaron de una gran culpa inconsciente por la cual evitaría con un hijo reeditar ese vínculo o consumarlo en la lactancia, hijo vivido como un engendro de vampiro que no succionaría un producto de ella sino más bien su sangre, su vida; fantasías que a la vez, le despiertan un gran monto de excitación incontrolable167 . De este modo, el impulso a lactar, insatisfecho en la descarga de su excitación, emprendería la regresión narcisista y tomaría por objeto el propio órgano que constituyó su fuente, descargando tal excitación narcisista ya tanatizada. Se desarrollaría así una satisfacción autoerótica mamaria por no haber podido acceder evolutivamente a la elección objetal del hijo, satisfacción que por medio del estancamiento, mostraría lo reprimido en la defensa, conteniendo esa cópula hermafrodita proliferativa que se trató de evitar y representada en el desarrollo tumoral que invade y devora. Este narcisismo extremo, que toma al propio cuerpo como objeto, contendría la fantasía de retener toda la leche para sí misma, para un “autoamamantamiento” destinado a un yo que se siente débil para hacer frente a tal excitación incestuosa, "autoamamantamiento” en donde la mujer, en su estructura regresiva y narcisista, habría sustituido la relación objetal con el hijo, por un modelo oral incestuoso primitivo. Este retener la leche “egoístamente” (Grus, L. y Grus, R., 1977), rebelándose a su entrega, como un proceder de “mala leche”168 , lo vemos en oposición a lo que consideramos debe hallarse principalmente entre los afectos mamarios: el altruismo169 . Este egoísmo se relaciona con la perspectiva individualista de una permanencia mayor , basada en la dificultad de reconocer la mujer que su “taller” mamario ha sido creado para fabricar algo que le es imprescindible a otro para su supervivencia sana171 . 170 El hecho de que la mayor frecuencia se dé en las monjas (Alvarez Herrera, 1969) (esposas de Dios, creyentes en la vida eterna – deseo de un crecimiento ilimitado-) y en 166 Este modelo nos resultó útil dada la significativa coincidencia de que las hijas de mujeres portadoras de cáncer de mama, sufren esta enfermedad en una proporción muy superior al resto de las mujeres. 167 “Una misma excitación y a través de los distintos momentos, puede ser considerada beneficiosa o perjudicial según la capacidad que posea el yo para asimilar o elaborar dicha excitación, mediante una identificación o relación de objeto exitosas”. (Chiozza, 1970) 168 “Una de las raíces psíquicas de toda enfermedad, es siempre y en todas partes el sentimiento de culpa y la necesidad de castigo, uno puede ir un paso más allá y decir que el ser humano busca castigarse precisamente en aquellas partes en las cuales ha pecado” (Groddeck, 1966). Podríamos suponer que este “egoísmo” sería el “pecado” que siente que cometió la mujer con cáncer de mama y la mastectomía sería interpretada como el “castigo” que la paciente siente que mereció. 169 Del latín, alter-eri, el otro. Esmero y complacencia en el bien ajeno, aún a costa del propio, y por motivos puramente humanos. (Real Academia Española, 1970) 170 Pensamos que la rebeldía implícita en la célula cancerosa, podría expresarse en: “¿por qué me voy a consumir en la lactancia, si puedo vivir 20 años?” (período de evolución que se ha hallado en muchos cánceres de mama). En este sentido nos adherimos a los autores que expresaron: “como célula podría triunfar, pero no triunfa como vida, sobre todo porque pierde la capacidad de perpetuarse como herencia”. (Mariona, A. y Scapusio, J. C.,1977) 171 Esta actitud podríamos relacionarla con la que Chiozza describe como evasión del “control de población” ordenador que nace de las conveniencias del individuo humano y que se caracteriza por sostener propósitos egoístas y lineales que amenazan al ecosistema. (Chiozza, 1977). 110 las mujeres solteras, nos hace suponer una pérdida de la idea de conjunto respecto al grupo de pertenencia: en vez de seguir la ley del “crecer y reproducirse” en su significado de trascendencia mediante el plasma germinal, realizarían una interpretación narcisista endogámica, y el tumor, identificado con esta perspectiva individualista de quien lo alberga. La mujer, con este retener, queda dueña de una “riqueza que abruma”172 : rica en “leche” y pobre en vida173 . Creemos que la mastitis es un buen paradigma de lo que Groddeck nos dice acerca del comienzo de la enfermedad: “los primeros síntomas siempre son dignos de ser tomados en cuenta, revelan mucho de las intenciones del Ello (Groddeck, 1968), ya que esta enfermedad, en su forma crónica productiva, mostraría ese deseo que la “inflama” y que no puede hallar la adecuada descarga por la fantasía incestuosa que la acosa, evolucionando en ocasiones hasta el cáncer, en el caso de no poder materializar la lactancia o su adecuada sublimación. El terror ante la posible consumación de tales fantasías, lo vemos representado en “las espantables formas que el cáncer en coraza adopta. Se trata de una invasión cancerosa muy extensa, con engrosamiento de la piel y del tejido subcutáneo que invade el cuello, brazos y tórax hasta el ombligo. La rigidez del tejido dificulta sobremanera el movimiento de los brazos y la respiración. Erichsen describe también una decoloración parduzca y la formación de costras descamadas, semejantes a la corteza del árbol. (Ewing, 1948)174 . Con respecto al momento de aparición de la enfermedad, las estadísticas revelan el mayor porcentaje, alrededor de la época de la menopausia y, además, coinciden la mayoría de los autores en reconocer pérdidas importantes de seres significativos antes de la eclosión del cáncer.175 P e n s a m o s q u e e s o s s e r e s s ignificativos en las mujeres solteras deben corresponder a esos hijos que ya no se tendrán ni se amamantarán176 , momento por ende de la frustración de la descarga narcisista y de intentar materializar, mediante un buen 172 “Esta riqueza que abruma, y que el paciente no puede manejar, corresponde desde un punto de vista económico, a la excitación narcisista” (Chiozza, 1970). Fonzi se pregunta si el cumplimento de deseos implícitos en el cáncer sería el logro de un ideal de narcisismo extremo, la autoreproducción y si el cáncer no sería un intento fallido de transformarnos en “madres de nosotros mismos” (Fonzi, 1977). 173 Se observa en ocasiones, pacientes que mueren en caquexia pero con sus mamas siniestramente abultadas por su enfermedad. 174 Interpretamos que ante el pánico de un amamantamiento incestuoso, se hace de “madera”, pretendiendo “fortalecerse” ante la tentación. “Cuando más graves son las enfermedades, tanto más violento es el deseo y la resistencia al mismo" (Groddeck, 1968) 175 Datos recogidos en una investigación de la estructura de personalidad de 53 pacientes indican que: presentaban graves problemas para establecer relaciones profundas, sentían su enfermedad como una retaliación y un castigo merecido, y pérdida de un vínculo emocional intenso entre los 6mm y 4a antes de la aparición o síntomas registrados conscientemente. (Brainsky, 1975) Chiozza dice: “El componente melancólico y letargo, presente en la estructura subyacente a la conducta incestuosa, nos hace pensar en objetos “muertos” o aletargados, vinculados a continuas y dolorosas pérdidas de objeto” (Chiozza, 1970) 176 Sería el “momento de la esperanza desesperada, cuando no se puede resignar la aspiración a la infinitud por medio de la descendencia” (Scapusio, 1977) 111 discernir entre los ideales posibles y los imposibles, una adecuada sublimación de los impulsos mamarios. También es alrededor de esta época, cuando a las madres, que habiendo fracasado en la instauración (en el momento evolutivo adecuado), de la simbiosis normal de la lactancia, y habiendo constituido una simbiosis narcisista, los hijos “se le casan” y “se le van”. Este alejamiento actuaría de disparador de la situación latente. La madre sentiría que “ya nadie la necesita”, como vivencia melancólica actual y sustituiría en su fantasía, el vínculo edípico genital por un vínculo oral digestivo de “autoamamantamiento”. Nos resultó coherente que los especialistas consultados, no recordaran en su experiencia, mujeres adoptantes con cáncer de mama. Pensamos que en vez de quedarse adheridas melancólicamente a un drama vital, superaron la imposibilidad de la procreación y pudieron dar “la mama del corazón”. 112 BIBLIOGRAFÍA ALVAREZ HERRERA, Carlos (1969) “Hallazgos epidemiológicos en el cáncer de mama”, en Segundas Jornadas de la Sociedad Argentina de Patología Mamaria. San Martín de los Andes. Neuquén. BRAINSKY, Simón, SANTACRUZ, Hernán, ESCUDERO, Cecilia (1975) “Consideraciones preliminares sobre la estructura de personalidad de pacientes afectadas de cáncer de seno”. Trabajo de circulación interna. Servicio de Patología Mamaria. Hospital Municipal P. Piñero. Buenos Aires. CHIOZZA, Luis (1970) “El contenido latente del horror al incesto y su relación con el cáncer” en Un estudio del hombre que padece. Cimp-Kargieman. Bs. As. (1977) “El encuentro del hombre con el cáncer” en Jornada sobre El enfermo canceroso, Cimp. Buenos Aires. (1978a) “Acerca de la localización y el momento de la enfermedad somática”, Eidón Nº 8, Año 5, Cimp-Paidós. Buenos Aires. CHIOZZA, Luis, WAINER, Gerardo (1978b) “El incesto y la homosexualidad como diferentes desenlaces del narcisismo” en Ideas para una concepción psicoanalítica del cáncer. Paidós. Buenos Aires. EWING, James (1948) Oncología, Salvat Editores. Barcelona FONZI, Alejandro S. N. (1977) “El cáncer literario” en Jornada sobre El enfermo canceroso. Cimp. Buenos Aires. GRODDECK, Georg (1966) “Escritos sobre lo psicosomático”, Limes Verlang. Wiesbaden. (1968) “El libro del Ello”, Edit. Sudamericana. Buenos Aires. GRUS, Liliana C. de, GRUS, Ricardo (1977) “Cáncer Una intención egoísta” en Jornada sobre El enfermo canceroso. Cimp. Buenos Aires. 113 HAAGENSEN, Cushman de (1973) Enfermedades de la mama. Editorial Beta. Buenos Aires. MARIONA, Alicia, SCAPUSIO, Juan Carlos (1977) “Acerca del “secreto” de la célula cancerosa” en Jornada sobre El enfermo canceroso. Cimp. Buenos Aires. MARTINET, Jack, HOUDEBINE, Louis-Marie (1982) “La lactación” en Mundo Científico Nº 14, Vol. 2, Editorial Fontalba. Barcelona REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1970) Diccionario Editorial. Espasa Calpe. Madrid ROBBINS, Stanley L. (1968) Tratado de Patología. III Ed. Editorial Interamericana. Méjico SCAPUSIO, Juan Carlos (1977) “Cáncer, una falsa ilusión” en Jornada sobre El enfermo canceroso. Cimp. Buenos Aires. SPAGNUOLO, Ana (1977) “El cáncer de mama. Aportes a su comprensión psicosomática” en Jornada sobre El enfermo canceroso. Cimp. Buenos Aires. 114 UN ESTUDIO PSICOANALITICO DEL CANCER DE MAMA 177 Y una madre, con su pequeño en los brazos, le pidió: - “Háblanos de los niños" Y él contestó: “Vuestros hijos no son vuestros hijos. Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de perpetuarse. Vienen a través de vosotras, pero no vienen de vosotras. Y aunque están a vuestro lado, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos, porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis esforzaros en ser parecidos a ellos, pero no busquéis hacerlos a vuestra semejanza. Podéis cobijar sus cuerpos, pero no sus almas, porque sus almas viven en la casa del porvenir, que está cerrada para vosotros y aun para vuestros sueños. Porque la vida no se detiene ni se distrae con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia lo lejos... KHALIL GIBRAN, "El profeta". Según las estadísticas, el cáncer de mama constituye, por su frecuencia, la primera causa de muerte por tumores malignos en las mujeres de la mayoría de los países del mundo. El dato significativo de la baja frecuencia que presenta el cáncer de mama en Japón, lo lleva a Robbins a establecer la hipótesis, junto a otros autores, del amamantamiento como protector contra esta enfermedad. Nos dice Robbins: “Quizás la notable diferencia en la frecuencia de cáncer mamario entre estadounidenses y japonesas, sea una comprobación geográfica de esta hipótesis. En términos generales, las japonesas contraen matrimonio muchos años antes que las estadounidenses, y tienen el primer hijo en edad correspondientemente más temprana. Tienen más embarazos y, lo que es más notable, el promedio de meses en que amamantan a los hijos es de 66, en comparación con 14 meses entre las estadounidenses”. (Robbins, 1968). Los datos epidemiológicos muestran una distribución entre la población de un 75% de solteras, un 70% de casadas sin hijos y un 60% entre las casadas con hijos. La edad promedio de aparición es entre los 45 y 59 años. Como dato llamativo se observa 177 Trabajo presentado en el XIV Simposio del CIMP, enero de 1983. 115 una gran incidencia de esta patología entre las monjas. La mayoría de las investigaciones concuerdan en que la maternidad temprana es profiláctica contra el cáncer de mama, especialmente sí es acompañada por un amamantamiento normalmente realizado. (Soc. Arg. de Patología Mamaria, 1969). Avalando la teoría del amamantamiento como protector del cáncer mamario, Adair, halló una historia normal de lactancia sólo en el 8 % de 300 casos de cáncer de mama (Ewing, 1948). Desde el punto de vista fisiológico, la glándula mamaria se prepara en cada ciclo menstrual para una posible gestación. Si ésta no se produce, la glándula involuciona al final de cada ciclo. En la etapa progestacional del ciclo aparece "actividad secretoria abortiva" (Robbins, 1968). La ingurgitación mamaria, efecto de dichos preparativos, es más marcada en las mujeres nulíparas, así como en las que no han amamantado a sus hijos, es decir, en las mujeres en quienes las mamas no han funcionado normalmente. (Haagensen, 1973) Desde el punto de vista fisiopatológico, según Ewing, las mastitis crónicas productivas, son conocidas precursoras del cáncer mamario. Este proceso inflamatorio o de hipertrofia funcional, se debe a la irritación química de las secreciones retenidas, constituyendo el drenaje imperfecto un factor fundamental: "Habiendo hallado los conductos del pezón ocluidos por tapones céreos, Keynes ha logrado mejorar las fases precoces del proceso por masaje, evacuación de los conductos y empleo persistente de la bomba mamaria". Este autor que nos cita Ewing, ha llegado a la conclusión de que tanto la mastitis crónica como el carcinoma, se deben a la irritación química de las secreciones retenidas 178 (secreciones que debieron ser neutralizadas por absorción, dado que en la mama en reposo no hay descarga secretoria), dadas las pruebas halladas de estancación secretoria. Clínicamente y por disección, se observa, a menudo en toda la mama, un notable grado de estancación láctea en los casos de carcinoma en las mujeres jóvenes. Los conductos distendidos con secreción espesada, faltan rara vez en la zona de la mama limítrofe al carcinoma y frecuentemente se halla esta estancación tan sólo en la zona que conduce a la neoplasia. Puesto que la estancación y la descomposición de la leche constituye una causa muy concreta, en la actualidad debe dirigirse la atención a este factor probable, a fin de prevenir el cáncer mamario. En este sentido, la mayoría de los autores propugnan propiciar campañas de divulgación en favor del amamantamiento. En el comedocarcinoma, los conductos interlobulares se hallan llenos de estos detritus necróticos, signos notables de dicha estancación, y el carcinoma acinoso primario presenta una estructura muy semejante a la de la mama lactante (Ewing. 1948). Intentaremos ahora comprender esta enfermedad en su significado inconsciente. Nos guiaremos, para tal fin, por la teoría psicoanalítica de la enfermedad somática 178 Destacado nuestro 116 elaborada por Chiozza y en especial por sus desarrollos sobre los contenidos inconscientes del cáncer. Dada la correlación hallada por los investigadores entre la aparición del cáncer de mama y la presencia (o ausencia) del amamantamiento, elegimos estudiar este aspecto a fin de comprender la relación de significado que se ocultaría detrás de dicha vinculación. En el amamantamiento se crea un profundo vínculo madre-hijo, descrito por numerosos autores. Según Melanie Klein, la mujer "al dar a su hijo el producto de su propio cuerpo, que es esencial para su nutrición y crecimiento puede finalmente refutar y poner buen final al círculo vicioso que comenzó en ella siendo niña, con sus ataques sobre el pecho de su madre como primer objeto de sus impulsos destructivos... En su inconsciente considera que dar a su hijo leche nutritiva y benéfica es prueba de que sus primeras fantasías sádicas no se han realizado, o de que ha tenido éxito en la restauración de sus objetos" (Klein, 1964). La madre que goza este amamantamiento reparador, sería a nuestro entender, aquella que posee, “capacidad de reverie" (ensoñación) (Bion, 1975), gracias a la cual "funciona como un continente efectivo de las sensaciones del lactante, y con su madurez logra transformar exitosamente el hambre en satisfacción, el dolor en placer, la soledad en compañía, el miedo a estar muriendo en tranquilidad” (Grinberg, 1972) Según Winnicott "la madre ofrece al bebé la oportunidad de crearse la ilusión de que su pecho es parte de él... La tarea posterior de la madre consiste en desilusionar al bebé en forma gradual, pero no lo logrará si al principio no le ofreció suficientes oportunidades de ilusión. En otras palabras, el bebé crea el pecho una y otra vez a partir de su capacidad de amor o (podría decirse) de su necesidad. Se desarrolla en él un fenómeno subjetivo, que llamamos pecho materno. Incluyo en el término, todos los cuidados maternos. Cuando se dice que el primer objeto es el pecho, creo que la palabra "pecho" se usa para denominar la técnica de la crianza tanto como la carne real" (Winnicott, 1972). En los conceptos de los autores citados, creemos hallar descriptas algunas de las características de un buen amamantamiento, corolario de un nacimiento vivenciado no como una injuria narcisista179 , sino como el momento a partir del cual el hijo necesita ser preservado del desamparo, ya que debido a su inmadurez es incapaz de realizar la acción eficaz. Queremos poner el acento en la "situación de amamantamiento", en la cual está involucrado todo un concierto de vivencias, y que se halla adecuadamente representada por el maternal abrazo protector que sostiene al hijo junto al pecho. Al respecto llama la atención el hecho de que la Sociedad Argentina de Patología Mamaria utilice como símbolo de sus actividades, la Venus de Milo que, por lo menos en la actualidad, aparece como una mujer de senos hermosos pero sin brazos para sostener a un niño en su lactar. 179 Esta herida narcisista, representada por un parto que la mujer siente que le "parte” un pedazo de sí misma, conforma uno de los contenidos dolorosos en las depresiones post-parto. 117 Pensamos que la zona erógena mamaria180 está dotada, como tal, de una energía propia que configura un impulso mamario que buscaría descargarse a través de la función esencial que caracteriza a la glándula mamaria: la lactación181 . El amamantamiento que no es vivido como una "obligación sacrificada que ata a la madre" y que tampoco se guía por "los minutos que tomó de cada pecho", se caracteriza a nuestro entender, por un "dar" genital, generoso, con un reconocimiento adecuado tanto del valor de lo que se está entregando como de la importancia del objeto a quien está dirigido. Dar, según el diccionario, proviene del latín dare: 'donar', entregar'. Entregar a su vez, proviene del latín integrare, `restituir a su primer estado', 'devolver' y donar significa 'traspasar uno graciosamente a otro alguna cosa o el derecho que sobre ella tiene' (Real Academia Española, 1970). Creemos que uno de los malentendidos más comunes con respecto al 'dar' se produce por sentir que para dar hay que privarse o sacrificarse, renunciando a algo. Al respecto Erich Fromm nos dice: "El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero sólo a cambio de recibir; para él, dar sin recibir, significa una estafa. Algunos hacen del dar una virtud en el sentido de un sacrificio. Sienten que, puesto que es doloroso, se 'debe' dar, y creen que la virtud de dar está en el acto mismo de aceptación del sacrificio. Para el carácter productivo, dar posee un significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de potencia. En el acto mismo de dar experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder. Tal experiencia de vitalidad y potencia exaltadas me llena de dicha. En la esfera de las cosas materiales, dar significa ser rico. No es rico el que 'tiene' mucho, sino el que 'da' mucho. Sin embargo, la esfera más importante del dar no es la de las cosas materiales, sino el dominio de lo específicamente humano... donde una persona al dar, no puede dejar de llevar a la vida algo en la otra persona, y eso que nace a la vida se refleja a su vez sobre ella: cuando da verdaderamente, no puede dejar de recibir lo que se le da en cambio. Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado. Algo nace en el acto de dar, y las dos personas involucradas se sienten agradecidas a la vida que nace para ambas" (Fromm, 1962). 180 La consideramos así, apoyándonos en la extensión del concepto de zona erógena que Chiozza realiza a partir de la formulación freudiana: "Freud introduce el concepto de zona erógena en 1905, en sus "Tres ensayos sobre una teoría sexual”, donde afirma que pueden funcionar como zonas erógenas 'en realidad todos y cada uno de los órganos'. Si tenemos en cuenta que más adelante, en "El problema económico del masoquismo", refiriéndose a las fuentes de la sexualidad, insiste en que 'todo proceso algo importante aporta algún componente a la excitación de la pulsión sexual' podemos pensar, de acuerdo a esta formulación, que cualquier órgano, parte del cuerpo o proceso somático, es fuente de la excitación que configura el impulso instintivo" (Chiozza: Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar. 1980). 181 Además de esta satisfacción primaria, que apuntaría al aspecto maternal, dicha zona erógena se integraría, en el caso de un armonioso desarrollo evolutivo de la femineidad, en la vertiente sexual genital. Esta doble vertiente de la sexualidad en la mujer la hallamos representada en la mitología por separado: Diana, que es la protectora de los recién nacidos y diosa de la fecundidad aparece como la antítesis de Venus, diosa de la belleza y de los placeres sensuales (Pérez Rioja, 1971) 118 Por los distintos aspectos que venimos describiendo, deducimos que lo mamario, por su función, la lactancia, a través de la cual se crea y entrega al otro lo que le es necesario para su subsistencia, sería el órgano que, en la mujer, se arrogaría, mejor que cualquier otro, la representación de la capacidad de dar y de las fantasías inconscientes que giran en torno a dicha capacidad.182 Nos parece adecuado suponer, por lo tanto, que en la patología que nos ocupa, debemos hallarnos ante una alteración de la adecuada satisfacción del impulso mamario a dar. Aún con el riesgo de hacerlo de un modo esquemático, intentaremos seguir dicha alteración, en la serie de condiciones que, según Chiozza, confluyen en el padecer una persona de cáncer183 : A ) Elección de un objeto narcisista 184 que satisface aspiraciones ideales y fantasías que involucran un dar de características narcisistas, a través de un vínculo excitante, incestuoso, al cual la mujer vive "entregada" en una unión indiscriminada. En el caso de la mujer que llevó a cabo el amamantamiento, ese objeto narcisista lo constituiría el hijo. Pensamos que se trataría de una madre que nunca se desilusionó185 de que el hijo no formaba parte de ella misma, que nunca toleró el 'destete', o sea, que nunca pudo aceptar la realidad de que sus hijos debían “partir” de su lado. De este modo, los quiso por ser sus hijos, con un amor narcisista disfrazado de objetal, posesión y baluartes gracias a los cuales se convirtió en madre. Estaríamos así, ante un vínculo teñido por un dar de características narcisistas, que en su misma 'entrega' tiene por finalidad 'retener' al objeto en una simbiosis patológica186 , en la cual ni siquiera es discriminado como objeto. 182 Nos fundamos, para tal deducción, en el planteo de Chiozza donde considera que "la existencia de una relación específica entre las fuentes orgánicas de la sexualidad y las fantasías que constituyen los distintos impulsos cualitativamente diferenciados, nos permite considerar a los distintos procesos que denominamos orgánicos, y a sus trastornos, como equivalentes a otras tantas fantasías específicas e inconscientes, tan cualitativamente diferenciadas unas de otras como lo están los procesos o trastornos mencionados” (Chiozza, 1980) 183 En primer término, se halla “una fijación al período individual que corresponde al desarrollo embrionario. Este núcleo narcisista inconsciente, precozmente disociado, permanece como un deseo insatisfecho que no se integra con el desarrollo que emprende el yo coherente que constituye el núcleo predominante de la personalidad en el estadio de la evolución individual alcanzada. Si tenemos en cuenta que una de cada cuatro personas muere como consecuencia de un cáncer y que se admite que la desviación neoplásica de células aisladas ocurre de manera continua sin llegar a constituir un tumor canceroso, podemos suponer que esta primera condición se halla presente en todos los seres humanos" (Chiozza, 1983). 184 Esta modalidad de elección se efectúa mediante la búsqueda y la proyección de una parte considerable del yo en el objeto y constituye el intento de evitación de una situación de narcisismo absoluto, aunque se halla distante de una elección objetal. 185 Usamos el término "desilusión" siguiendo el concepto antes citado de Winnicott, acerca de la oportunidad que ofrece la madre al bebé de crearse la ilusión de que su pecho es parte de él (Winnicott, 1972) 186 Nos referimos con este término al vínculo que describe S. Mahler, que se caracteriza por proyecciones masivas sobre un objeto, de tal manera que en el objeto queda enajenada una buena parte del Yo del sujeto. También significa la fijación o regresión a una primitiva relación simbiótica madre-niño, normal durante el desarrollo. Según Bleger, es un tipo de relación narcisista con un objeto externo, en donde el sujeto, por ejemplo no habla de sí, sino de sus objetos y ésta es la única forma en que puede hablar de sí mismo (parte de él está en cada uno de sus objetos). (Bleger, 1972) 119 B) Frustración en el vínculo con dicho objeto narcisista, ya sea por su ruptura o bien porque el incremento del montante de excitación sexual del impulso mamario coartado en su fin, llega un momento en que se torna económicamente insostenible. Con respecto al momento de aparición en la vida del cáncer de mama, frecuentemente coincide con la menopausia, época donde hay que duelar los hijos que ya no se tendrán. Sería el momento de la "esperanza desesperada", cuando no se puede resignar la aspiración a la infinitud por medio del crecimiento ilimitado. Este período de la vida, coincide en general, con el "fin" de la crianza, ya que es la etapa en que los hijos comienzan a alejarse del hogar187 . Es el momento, por ende, de la frustración de la descarga narcisista y en el cual se haría vitalmente necesario resignificar el vínculo de la crianza, intentando materializar una adecuada sublimación de los impulsos mamarios. C) Trastornos en la capacidad de sublimación de los impulsos mamarios. Un modelo de amamantamiento sublimado sería, por ejemplo, la situación de la enseñanza, en la que el maestro puede gozar de la 'entrega' de sus conocimientos y del 'crecimiento' de sus alumnos. Al respecto hemos hallado que en la etimología de "criar" se hallan contenidos ambos significados, o sea, el de 'nutrir' y el de instruir 'educar' (como así también se encuentra: ‘crear, producir de la nada’) (Corominas, 1980). Un dato que hemos hallado investigando esta temática nos pareció sumamente coherente con respecto a la sublimación del amamantamiento: los especialistas de mama consultados no registraban en su archivo clínico, madres adoptantes con cáncer de mama. Interpretamos este hecho como que en vez de permanecer adheridas melancólicamente a un drama vital, superaron la herida narcisista de la imposibilidad de la procreación y pudieron dar 'la mama del corazón'. D) Debido al fracaso de la relación narcisista, queda ahora la excitación del impulso mamario insatisfecha. Dicha excitación emprende la regresión narcisista y se descarga sobre el mismo órgano que fue su fuente188 . De este modo, en las mamas habría quedado "estancado" aquello que a través del vínculo narcisista se "entregaba" y que ahora, por la ruptura de dicho vínculo, permanece en una "espera" que pensamos, se halla simbolizada por las secreciones retenidas que no se reabsorben. El estancamiento lácteo, que desde la anatomopatología nos describen los especialistas, lo interpretamos como el resultado de estos deseos de amamantar, sometidos a un depósito forzoso, por no haber hallado ni el objeto ni el momento adecuado debido quizás a la dificultad para discriminar entre lo ideal lo posible, 187 Chiozza dice con respecto al momento de aparición del cáncer, que se caracteriza por un fracaso constituido por la pérdida de la satisfacción de los deseos inconscientes correspondientes a un vínculo incestuoso, hasta entonces obtenida, casi siempre, mediante la sustitución de los fines directos pero no de los objetos cosanguíneos. 188 Esta regresión incrementa la energía pulsional contenida en la fijación narcisista embrionaria “reactivando” las fantasías que ese núcleo `contiene´. 120 constituyéndose así ese "almacenamiento" en la manifestación de la prolongación de una "espera" más allá de toda esperanza. Desde la clínica muchas veces la mama tumoral semeja una mama lactante, hecho que nos recuerda las palabras de Weiszäecker con respecto a la alucinación de la función que no puede ser bien gozada: "La naturaleza gusta del mimetismo, mixtifica e incluso invierte los fenómenos de la vida y de la muerte. Esto sucede en gran escala en la fisiología y también en la anatomía" (Weizsaecker, 1956) Deseamos concluir nuestro trabajo, trayendo nuevamente las palabras del poeta, ya que sentimos descrito en ellas de "otra" manera lo que hemos intentado transmitir acerca del dar. Un rico mercader se acercó al Profeta y preguntó: “Maestro, ¿puedes hablarnos del dar?" Y él contestó: Dais muy poco cuando entregáis lo que es vuestro como patrimonio. Cuando ofrecéis algo de vuestro interior es cuando realmente dais. Qué son vuestras posesiones sino cosas que atesoráis por temor a necesitarlas mañana? Y qué es el temor a la necesidad sino la necesidad misma? No es, en realidad, el miedo a la sed, cuando el manantial está lleno, la sed inextinguible? Hay quienes dan un poco de lo mucho que tienen, pero lo dan buscando el reconocimiento y su deseo oculto daña sus regalos. Y hay quienes tienen poco, pero todo lo dan. Son éstos los creyentes en la vida y en la magnificencia de la vida y su cofre nunca estará vacío. Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su fortuna. Y hay quienes dan con dolor y ese dolor es su bautismo. Y hay algo, acaso, que, de verdad puede guardarse? Todo lo que tenéis será entregado algún día. Dad, pues, ahora, que estáis en la estación de dar, que es vuestra y no de vuestros herederos. Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mucho mejor entregar lo que no nos ha sido solicitado, comprendiendo. Porque, a la verdad, es la vida, la que da a la vida, mientras que vosotros que os creéis dadores, no sois más que testigos... Khalil Gibran 121 BIBLIOGRAFIA BION, W. R. (1975) Aprendiendo de la experiencia, Ed. Paidós Buenos Aires. BLEGER, José (1972) Simbiosis y ambigüedad. Estudio psicoanalítico Ed. Paidós. Buenos Aires. CALIFANO, C. N. de (1980) Aproximaciones a la comprensión del síndrome de tensión premenstrual, presentado en el XI Simposio del CIMP, Buenos Aires. CHIOZZA, Luis A. (1978) El contenido latente del horror al incesto y su relación con el cáncer, en Ideas para una concepción psicoanalítica del cáncer, Biblioteca del Centro Médico Weizsaecker, Ed. Paidós, Buenos Aires. (1980) Estudio psicoanalítico de las fantasías hepáticas, en Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar, Ed. Paidós. Buenos Aires. (1983) Acerca de algunas críticas a "Psicoanálisis e cancro" y "Corpo, Affetto e linguaggio", en Psicoanálisis presente y futuro, Biblioteca del Centro Médico Weizshecker y CIMP. Bs.As. (1984) Psicoanálisis de los trastornos hepáticos, Biblioteca del C.M.W. y CIMP, Bs. As. (1985) Seminario de la Escuela del CIMP. COROMINAS, Joan (1980) Diccionario etimológico de la lengua castellana. Ed. Gredos. Madrid. EWING, James (1948) Oncología, Salvat Editores. Barcelona. FROMM, Erich (1962) El arte de amar, Editorial Paidós. Buenos Aires GIBRAN, Khalil (1984) El profeta, Editorial Galerna, Buenos Aires GRINBERG, León y col. (1972) Introducción a las ideas de Bion, Ed. Nueva Visión. Buenos Aires. 122 GRUS, R. y DAYEN, E. (1984) Volviendo a pensar sobre las ampollas, presentado en el XV Simposio del CIMP. Bs. As. HAAGENSEN, Cushman (1973) Enfermedades de la mama, Ed. Beta. Bs. As. KLEIN, Melanie (1964) Efectos de las situaciones tempranas de ansiedad sobre el desarrollo sexual de la niña, en El Psicoanálisis de niños, Ed. Hormé. Buenos Aires. LANFRI, Elsa (1981) Nuevas contribuciones al estudio del desamparo, presentado en el CIMP. Bs. As. PEREZ RIOJA, J. (1971) Diccionario de símbolos y mitos, Ed. Tecnos. Madrid. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1970) Diccionario, Ed. Espasa Calpe. Madrid. ROBBINS, Stanley L. (1968) Tratado de Patología, III edición. Ed. Interamericana, Méjico. SCAPUSIO, Juan Carlos (1977) Cáncer, una falsa ilusión, en Ideas para una concepción psicoanalítica del cáncer Biblioteca del C.M.W. Ed. Paidós. Buenos Aires. 1978. SOCIEDAD ARGENTINA DE PATOLOGIA MAMARIA (1969) Segundas Jornadas, San Martín de los Andes, Neuquén. SPAGNUOLO, Ana M. (1977) Cáncer de mama. Aportes a su comprensión psicosomática, en Jornadas sobre El enfermo canceroso, CIMP, Buenos Aires. (1983) Cáncer de mama. Aportes a su comprensión psicosomática (2a. com.), en el XIV Simposio del CIMP. Buenos Aires. WEIZSAECKER, V.v. (1956) El hombre enfermo, Ed. Luis Miracle, Barcelona. WINNICOTT, D. W. (1972) Realidad y juego. Editorial Granica. Buenos Aires. 123 COMENTARIOS AL TRABAJO “CONTRIBUIÇAO AO ESTUDO DAS EMOÇOES LIGADAS A CIRUGÍA” del Dr. BLAY NETO189 Para abocarnos al comentario de esta contribución, recurrimos a la aplicación de las ideas reunidas en el trabajo “La Autotomía y la Regeneración. Enfoques Biológicos y Psicoanalítico”190 . En esa oportunidad se consideraron algunos conceptos y reflexiones acerca de la autotomía y la regeneración, con el propósito de buscar desde la Psicología, el significado de dichos fenómenos biológicos. Esto permitiría encontrar desarrollos equivalentes en el ser humano. Vimos que la autotomía es un “cortarse a sí mismo” que realiza un individuo en una situación de peligro para su vida, ya sea porque siente una parte de si atrapada, ya sea porque las condiciones de su ambiente se le tornan insoportables. Con el abandono de la parte comprometida o la fragmentación total de su unidad, intenta salir del grave trance en que se encuentra. Una vez producida la autotomía se inician procesos de regeneración reparadora, que, según los casos, pueden consistir en el cierre de la herida y cicatrización, o la reconstrucción de la pieza perdida, o una re-formación en nuevos ejemplares a partir de cada uno de los fragmentos191 . Interpretamos estos procesos como acciones eficaces para el animal, plenas de sentido (FREUD, 1926), y como formas defensivas y adaptativas autoplásticas (FERENCZI, 1930). Pensamos que estas acciones eficaces han quedado como recuerdos filogenéticos de la especie (en el hombre), constituyendo fantasías inconscientes específicas que se manifiestan mediante desarrollos derivados. Estos desarrollos son percibidos en la conciencia del observador organizados en una vertiente material y otra ideal (CHIOZZA 1963, 1970a, 1970b, 1968a, 1968b, 1972). Ambas vertientes comprenden aspectos normales y patológicos. En la vertiente somática se incluyeron las automutilaciones accidentales o provocadas (por ej. intervenciones quirúrgicas), con la salvedad de que en cada caso participan otras fantasías inconscientes específicas integrando un mosaico de fantasías más complejo (CHIOZZA, 1975a). Si pensamos ahora que el encuentro entre el cirujano y el paciente, en el cual surge la recomendación de la intervención quirúrgica, es un aspecto puntual y manifiesto de una larga serie de acontecimientos que constituye la biografía de cada uno de los participantes de ese encuentro, esto nos permitirá profundizar en los aspectos latentes de esta circunstancia vital192 . 189 P resentado en colaboración con el Lic. Baldino, en el Segundo Encuentro Brasileño- Argentino de Medicina Psicosomática, San Pablo, marzo de 1978. 190 Presentado por el Lic. Baldino en 1977 en el CIMP 191 Como es el caso del gusano platelminto. 192 Especialmente al considerar que el síntoma – tanto “orgánico” o “psíquico” tiene un sentido, que es algo que está sobredeterminado e inscripto en la historia del paciente (WEIZSAECKER, 1946 – CHIOZZA, 1975b) 124 Esta manera de enfocar la cuestión nos lleva a considerar los deseos inconscientes que movilizan el campo transferencial – contratransferencial que se ha establecido entre ambos, o dicho de otro modo, que se ha constituido una doble interioridad (PORTMANN, 1930; CHIOZZA, 1971, 1969) que busca la superación del padecimiento. El cirujano, con sus conocimientos y sus técnicas, instrumenta lo necesario para dar cumplimiento al deseo inconsciente del paciente, quien a su vez busca eliminar las partes corporales a las que atribuye ser fuente de los impulsos que generan el síntoma, “cortando por lo sano”. Al intentar esta estrategia inconsciente el paciente recurre a una modalidad que como ya viéramos, en la experiencia filogenética, constituye una acción eficaz plena de sentido; pero en tanto permanezcan inconscientes los conflictos en juego, la intervención quirúrgica contribuye al mantenimiento de la disociación existente, desde el momento mismo en que yo estableció el diálogo con su órgano o parte enferma, asumiendo éstos la representación de un objeto persecutorio al que intenta controlar mediante la ubicación espacial en el propio esquema corporal. Así se trataría de una solución errónea al confundir el órgano, fuente de los impulsos conflictivos, con el objeto ideal del que intenta liberarse. Resulta interesante recordar que Sandor Rado (1939) dice que el yo cuenta en su función de seguridad con un “control de emergencia”, en el que diferencia tres niveles de integración que revelan posiblemente el curso del desarrollo filogenético: 1) intelectual (temor), 2) afectivo – motor (ansiedad) y 3) sub – afectivo (dolor). En este nivel no se puede preveer el dolor, y por lo tanto evitarlo, como en los otros dos niveles; pero una vez que se produce, hay que enfrentarlo. “El control del dolor se dirige, en consecuencia, a la eliminación de las fuentes de sufrimiento, si es necesario hasta con el sacrificio de una parte del propio cuerpo. Tal conducta revela un principio ínsito en la organización de todos los animales, incluido el hombre...” (Rado, pág. 147). A este principio lo denomina “principio de desembarazamiento” (riddance principle). Este autor destaca que cualquiera ha experimentado un impulso de arrancarse una porción del cuerpo que duele intolerablemente, por ejemplo un diente, una oreja, un dedo, etc. y que el mismo principio básico de desembarazamiento gobierna la actitud del yo hacia el dolor psíquico, por lo que una persona tiene el impulso de desligarse del órgano al que se le atribuye la causa de la angustia, y que mediante la evaluación (intelectual) de sus consecuencias agravantes de la situación para el yo, es detenido, o más fácilmente, automáticamente reprimido. Dice también que hay quienes para acabar con la tensión insoportable se colocan en situación que resultan inevitablemente heridos por otros o inducen al cirujano a ejecutar operaciones innecesarias. Podríamos considerar que la angustia que surge ante la indicación formulada por el cirujano de la terapéutica quirúrgica correspondería a la evaluación consciente de la 125 pérdida de una parte corporal del yo, y que en términos amplios pueden ser remitidas a la angustia de castración, especialmente en aquellos casos en los que el riesgo a correr no parece justificar la reacción emocional del paciente. Pero a la luz de las ideas citadas anteriormente, también puede considerarse que al producirse alteraciones o trastornos somáticos que enmascaran y expresan un conflicto inconsciente para el que se busca la solución quirúrgica, esta solución misma defiende al yo de la emergencia de ansiedades mucho más amenazantes para su integridad. Esto además nos daría cuenta del porqué el yo recurre a una estrategia defensiva adaptativa autoplástica, de carácter extremo, la de perder una parte salvar el todo, que revelaría la vivencia catastrófica para el yo en caso de hacer consciente el conflicto inconsciente, expresado en la enfermedad. A su vez, como dijimos, la manifestación sintomática ya constituye una forma de disociación, que se acentuaría aún más con la intervención quirúrgica si no se logra la integración a la conciencia de los contenidos reprimidos, lo que requiere una labor complementaria que en la práctica escapa a las posibilidades del profesional de la cirugía. Es necesario destacar que estas fantasías inconscientes que mencionamos resultan más fácilmente identificables en las categorías de pacientes que el Dr. Blay Neto denomina como “aquellos que por necesidad mental precisan ser operados” y “los que conciben la intervención como una línea demarcadora de nueva vida”, pero que nosotros consideramos presentes en toda situación que requiere la solución quirúrgica, aunque con diferentes grados de intensidad e integración en la conciencia, condicionando así su cualidad depresiva o maníaca. Un ejemplo de las ideas aquí desarrolladas lo encontramos en el trabajo titulado “La Amputación: una intención de cortar por lo sano” (BALDINO y SALZMAN, 1978) en el que se pone de manifiesto en un paciente, la relación entre los rasgos de carácter y las numerosas pérdidas de partes corporales, seres significativos y ocupaciones laborales, que sufrió a lo largo de su vida. Se trata de un hombre de 70 años de edad 193 , que había sufrido la caída de los dientes, algunos se los sacó con sus dedos y las muelas le fueron extraídas, ya que padecía de piorrea a los 20 años. Luego, le siguieron una serie de operaciones: hemorroides, hipertrofia prostática, tres by-pass por obstrucción arterial alta en pierna derecha, simpaticectomía inguinal, y la amputación de la pierna derecha. Además, padeció de úlcera péptica, infarto de miocardio, gangrena del dedo pequeño del pie derecho, etc. Desde joven sufrió las pérdidas de seres significativos como sus padres y varios hermanos, y, en los últimos cuatro años, a su esposa e hijo mayor. 193 Los datos biográficos del paciente fueron tomados fundamentalmente del estudio patobiográfico realizado en el Centro de Consulta Weizsaecker por el equipo de los Doctores Canteros J., Aizenberg, S., Grus R., y Mauas L., y complementariamente del tratamiento psicoanalítico con uno de los autores. Se tomaron para este trabajo algunas de las conclusiones de dicho estudio, seleccionando expresamente las vinculadas al tema de la autotomía y la regeneración. 126 En cuanto lo laboral, sufrió fracasos comerciales (quiebras) y repetidamente fue despedido de diversos empleos. En su aspecto caracterológico se lo describe como un hombre que intenta negar las cosas que le han pasado, que ya no es un joven, que perdidos su hijo mayor y su esposa, se encuentra sin apoyo y no puede aceptar la necesidad de reemplazarlos por su otro hijo y sus nietos. El hacer consciente esta situación de dependencia le resulta insoportable y en su lugar aparece el dolor insoportable de la pierna (que lo llevó a la amputación) mostrando un duelo no elaborado. El intenta cortar por lo sano, arrancándose las cosas que le molestan. Con el uso de una prótesis dental y una pierna ortopédica daría cumplimiento a una fantasía regenerativa similar a lo que ocurre en los animales inferiores. Para concluir, esperamos que estos comentarios constituyan un aporte complementario a las interesantes ideas desarrolladas por el Dr. Blay Neto en su contribución a la comprensión psicosomática de los procesos quirúrgicos, a quien le agradecemos su trabajo. 127 BIBLIOGRAFÍA BALDINO, O. (1977) La Autotomía y la Regeneración. Enfoques Biológicos y Psicoanalítico. Noviembre de 1977. CIMP. Bs. As. BALDINO, O. y SALZMAN, R. (1978) La Amputación: una intención de cortar por lo sano. IX Simposio del CIMP. Enero de 1978. Buenos Aires. CHIOZZA, L. (1963) Psicoanálisis de los trastornos hepáticos (com. preliminar). Ed. Luro. Buenos Aires. Lenguaje. (1968ª) “El Qué-Hacer con el enfermo”. Cuerpo, Afecto y Ed. Paidós Buenos Aires. 1976 (1968b) “Especulaciones sobre una cuarta dimensión en Medicina” Ídem (1969) y Col. “La Interioridad de los Medicamentos” Ídem (1970ª) “Psicoanálisis de los Trastornos Hepáticos” Ed. Kargieman. Buenos Aires. (1970b) y Col. “Una idea de la lágrima” en “Un estudio del hombre que padece”. CIMP – Kargieman. Buenos Aires. 1970 (1971) “Las fantasías específicas en la Investigación Psicosomática”, Cuerpo, Afecto y Lenguaje. Ed. Paidós. Buenos Aires. 1976 (1972) “Conocimiento y Acto en Medicina Psicosomática. Ídem. (1975ª) “El Conocimiento psicoanalítico de la Enfermedad Somática”. Ídem (1975b) “La Causa y el Porqué del Psicoanálisis” Ídem FERENCZI, S. (1930) “Problemas y Métodos del psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires, 1966 FREUD, S. (1923) “Inhibición, síntoma y angustia”. O.C. B. N. Madrid 1968. Tomo II PORTMANN, A. (1930) “Los cambios en el pensamiento biológico” en La nueva visión del mundo. Ed. Sudamericana. Buenos Aires. 1954 RADO, S. (1939) Psicoanálisis de la Conducta. Paidós. Buenos Aires, 1973 WEIZSAECKER, V. (1946) Casos y Problemas Clínicos. Ed. Pubul, Barcelona (1950) El hombre enfermo. Ed. Luis Miracle. Barcelona. 1956 128 ACERCA DE LA MUERTE POR ENFISEMA DE DOSTOIEVSKI194 En el trabajo “Comprensión del trastorno pulmonar. Un órgano social”, (Obstfeld, E. y col., 1975), entienden al enfermo pulmonar como alguien que expresa a través de su trastorno, su dificultosa relación con los objetos del mundo social, producto de una enemistad inconsciente que lo conduce al aislamiento. Estas ideas se desprenden de comprender al pulmón como órgano encargado del intercambio con el medio a través de un objeto con el cual se entabla un contacto directo. A través del estudio de la biografía de Fedor Dostoievski descubrimos que años antes de morir sufre de trastornos pulmonares, al mismo tiempo descubrimos su carácter solitario, hosco, aislado, que lo lleva en muchos momentos de su vida a padecer dificultades en el contacto con los otros y su carácter irritable a través de su epilepsia. Nos vamos a ocupar de su trastorno pulmonar preguntándonos por qué, dentro de toda la patología pulmonar, la que padeció Dostoievski fue la del enfisema pulmonar. Para orientar nuestra búsqueda hacia el sentido de la enfermedad que padeció Dostoievski utilizaremos el método que propone Chiozza, cuando en “Psicoanálisis de los trastornos hepáticos”, dice: “la elección de un órgano a través del cual se expresa un determinado trasto r n o s e r i g e p o r l o s m i s m o s p r i n c i p i o s q u e c u a l q u i e r o t r a representación”, y que, “los diferentes procesos que denominamos orgánicos y sus trastornos, son considerados como equivalentes a otras tantas fantasías especificas e inconscientes tan cualitativamente diferentes unas de otras como lo están los procesos o trastornos mencionados” (Psicoanálisis de los trastornos hepáticos, pág, 110). El enfisema pulmonar crónico es una dilatación permanente de los alvéolos y de los bronquiolos, acompañada de pérdida de la estructura conjuntiva – elástica del pulmón. La incidencia es más frecuente en los hombres que en las mujeres. En su etiología se reconocen diversos factores, entre los principales figuran: a) el envejecimiento: con la edad los pulmones presentan fibrosis y pierden elasticidad; b) la bronquitis crónica: el enfisema es a menudo el final de una bronquitis crónica, que obstruye parcialmente los bronquios con secreciones tenaces e hiperemia de la mucosa (Fatorusso, Ritter, 1963, pág. 225 a 229). Encontramos también significativa la etimología hallada por Obstfeld y col.: aislamiento, isla, ahorcado, ahogado, vento, inflación, inflar, soplar, hinchar, estar seco, salir poco airoso y hacer un desaire. Pondremos especial atención a los siguientes términos que según Corominas están en la raíz etimológica de enfisema: hinchazón, derivado de éste: hincha: fam. “odio, encono, enemistad”. Secundariamente, “esfinchar”:desahogar el coraje o la ira. Hincha e hinchado tienen una raíz común: 194 Trabajo presentado en el X Simposio del CIMP, enero de 1979. 129 “idea fija”. Del castellano viene “durse inxes”:tenerse rabia. Bronca/o, significa pedazo de rama cortada, nudo en la madera y procede de brocuss: “objeto puntiagudo” y de truncus: tronco. Recorriendo ciertos hechos de la historia de su vida intentamos responder a los interrogantes de Weiszacker: “por qué precisamente aquí y por qué ahora”. Para responder a la pregunta acerca de la localización del síntoma pensamos, siguiendo a Chiozza, que en la elección del mismo se conjugan dos aspectos: por una parte hallamos una situación traumática histórica recargada, que le otorga sentido biográfico y otra que está relacionada con el aspecto simbólico. Ambos aspectos configuran el síntoma, determinando una vía de inervación semejante. En la patología pulmonar que padece Dostoievski, el alvéolo se convierte en seco y quebradizo y allí se muestra la ausencia de un objeto cálido y húmedo inscripto desde su infancia y resignificado a posteriori en el enfisema. Su madre no fue un buen “septum”195 entre el padre y Dostoievski, ya que su sumisión al esposo, hombre de carácter cruel, despótico, lascivo, que llegaba a torturar a sus súbditos, lo dejó expuesto a esta figura terrorífica. Esta madre, mujer romántica, amante de las letras, veneraba a Pushkin y lo había erigido en su ídolo, haciendo nacer en su hijo esta misma pasión por el poeta. Este ideal constituyó sin duda, un refugio frente a la crueldad del esposo pero también nos habla de su desprecio por él. Uno de los aspectos, el biográfico, de la elección de órgano de Dostoievski lo hallamos en el padecimiento y muerte por T. B. C. pulmonar que sufrió su madre. En esta línea de elecciones objetales está su primer esposa, mujer de igual nombre que la madre, que padeció y murió también de T. B. C. y cuyo ideal en la vida lo constituía otro hombre, del cual vivió enamorada, despreciando a Dostoievski como hombre y marido, tal como había hecho la madre de Dostoievski con su esposo. Para responder a la pregunta de por qué el momento de aparición de la enfermedad y su desenlace, recordamos que el enfisema fue a consecuencia de una bronquitis mal curada, cuyo origen coincide con su vínculo con Polina, mujer a quien conoció poco antes que a su segunda esposa. Esta relación se caracterizó también por el desprecio, ya que Polina lo seducía abandonándolo posteriormente. La “bronca” (etimológicamente derivado de bronquio) a la que lo llevan estas frustraciones, no pudo ser vivida con los objetos reales, (madre - primera esposa – Polina), no pudo jamás “desahogar esta ira”, volviéndola contra sí mismo, “teniéndose rabia”. Podemos suponer que durante esta época no padeció tantos ataques epilépticos, desembocando en el enfisema en razón de que frente a estas frustraciones no obtuvo la descarga neuromuscular que se da a través de los ataques y apareció la rabia y la ira internalizadas por otra vía, el enfisema pulmonar196 . 195 Los alvéolos sufren en el enfisema una distensión tan exagerada que a menudo se produce la ruptura y comunicación, por ende, intralveolar. 196 Es significativo que “ira” sea una palabra común tanto a los trastornos pulmonares como a los epilépticos, ya que Dostoievski padeció ambas patologías. 130 La muerte de Dostoievski fue debida a las hemóptisis que se produjeron por su enfisema coincidiendo cronológicamente tal suceso con la visita de su hermana Vera con motivo del reclamo a Dostoievski del pago de una herencia paterna de la cual supuestamente se había apropiado. Pensamos, al igual que Obstfeld E. y colaboradores (1975) que las hemóptisis expresan una fantasía inconciente de castigo, en la cual intenta pagar con sangre como único capital que le resta, ya que revive dolorido la vieja “riña” (palabra que pertenece al sentido etimológico de bronquio), con el padre. Interpretamos que la muerte se produce al reclamarle Vera su herencia (identificación con el padre) con lo cual lo deja librado a la identificación con la madre enferma de los pulmones, quedando así sometido al ataque cruel y sádico del padre. Esta identificación con la madre y sus ideales se recrudece en los momentos previos a su muerte ya que Dostoievski acababa de participar como organizador y principal figura de los homenajes en honor a Pushkin (ideal materno). Luego de los aplausos, días más tarde recibe la acusación de la prensa de “robo” en el sentido de haber orientado los festejos de tal manera que parecían en honor suyo y no de Pushkin. A este episodio se sumó la visita de Vera reclamando la herencia. Sabemos que la muerte de Pushkin y la de la madre acaecen en forma casi simultánea en la adolescencia de Dostoievski, el cual afirmó que si no hubiera llevado luto por la madre lo hubiera hecho por el poeta. Por las citas etimológicas recordamos que “idea fija” es la raíz común de la cual se desprenden “hincha” e “hinchado”.La fisiopatología del enfisema pulmonar nos habla del aumento del volumen residual o sea que el aire que ocupa las vías aéreas, sin intervenir en la función respiratoria dicha, está aumentado. Este aire residual nos habla de una fantasía retentiva en donde Dostoievski repite con este encierro aquel al cual había sido sometido por su padre en su infancia ya que al no ofrecerse a su hijo como una figura accesible y afectuosa lo deja librado a la identificación con la madre y sus objetos ideales. Estos pulmones “hinchados” son voluminosos y hacen saliencia en el tórax lo cual configura el típico “tórax en tonel” por mantenerse éste en posición de inspiración. Esto nos remite por una parte, a la gran inspiración literaria que caracterizó la vida de nuestro personaje y a las “aspiraciones” ideales, exigentes de la madre, difíciles de satisfacer que van dejando a Dostoievski sin “aliento-aire útil”. Los trastornos enfisematosos terminan por una parte, en insuficiencia respiratoria y por otra, en corazón pulmonar crónico: “insuficiencia cardiaca derecha progresiva que resulta de la hipertensión prolongada de la circulación menor en las neumopatías crónicas (Fatorusso, Ritter, 1963, pág. 225 a 229). Este corazón pulmonar crónico presenta como uno de sus rasgos el agrandamiento de su tamaño por hipertrofia. Este rasgo lo interpretamos como que en su grandioso afán de querer una “palpitante” vida a sus personajes, de “insuflarles” alma y movimiento, lo hace a expensas de su propio aliento y de “esforzar” (hipertrofia e dilatación) su propio corazón. 131 BIBLIOGRAFIA COROMINAS, Juan (1961) Diccionario etimológico de la lengua castellana. Editorial Gredos. Madrid 1961. Vol I y II. DOSTOIEVSKAIA, Ana G. (1978) Dostoievski, mi marido. Centro Editor de América Latina. Argentina. 1978 FATTORUSSO, V.; RITTER, O. (1963) Vademecum Clínico. El Ateneo Editorial España. 1963 OBSTFELD, E. y col. (1975) Comprensión psicoanalítica del trastorno pulmonar. Un órgano social. Eidón N° 4. 1975. Editorial Paidós. OBSTFELD, E. y col. (1975) Dostoievski y el trastorno epiléptico. CIMP. 1975 VIDAL, Augusto (1972) Dostoievski. Editorial Barral. Barcelona 1972 132 CAMBIO VITAL Y MARCAPASO197 Investigamos las fantasías correspondientes a trastornos en la conducción del impulso cardíaco que se manifiestan por frecuencias bajas y las del marcapaso habitualmente utilizado como procedimiento reparatorio. Filogenéticamente (Houssay, 1954), frecuencias de 40 por minuto aproximadamente, corresponden a la condición de poiquilotermia y vida acuática, no dependiendo en estas etapas del tamaño del animal. Contrariamente, en los homeotermos las frecuencias son más altas y son inversamente proporcionales al tamaño corporal. En la línea filogenética humana (Houssay, 1954; Weizaecker, 1946) los peces son los primeros que poseen un verdadero corazón. En ellos aparecen elementos morfológicos que perfeccionan la función de bombeo y guía unidireccional de la corriente sanguínea (aurícula, ventrículo, válvulas). A esta altura de la historia biológica se producen acontecimientos que preanuncian cambios radicales. Del medio acuático los animales pasarán al terrestre: ya no respirarán oxígeno disuelto en agua, sino gaseoso; se modificará la relación térmica entre el animal y su medio y cobrará importancia la gravitación y el sentido tridimensional del espacio. Aunque estos cambios no han sido aún experimentados por "lo vivo", aparecen ya en la configuración animal modificaciones que se anticipan198 a las experiencias concretas. Aparece por ejemplo la vejiga natatoria (Weisz, 1974), precursora o esbozo rudimentario del pulmón que es a nuestro juicio, un "recuerdo del futuro" hecho aire dentro del agua. El corazón de los peces - prebranquial199 - posee cavidades simples y bombea sangre desoxigenada (venosa). Oxigenada la sangre en los capilares branquiales, y por la caída de presión en éstos, debe impulsarla la contracción de la aorta dorsal; el impulso no está exclusivamente a cargo del corazón. En el anfioxus - generación paralela a los peces - algunos vasos imprimen dirección a la corriente sanguínea (seudoperistalsis). En este animal acárdico no se encuentra una zona dominante en el comando impulsor. Con el desarrollo del pulmón, el antiguo corazón se hace cargo de la circulación menor. Aparece el corazón izquierdo que asume el ritmo y la impulsión de la sangre, frente al enorme esfuerzo que implica el cambio de medio200 . 197 Trabajo realizado en colaboración con el Dr. De Pedro y la Lic. Alicia Mariona, presentado en las Jornadas del Enfermo Cardiovascular de setiembre de 1978 en el CIMP. 198 Tal vez aquí se encuentra el modelo biológico de las fantasías de "presentimiento" estudiadas por S. Furer (1971) entre las fantasías cardíacas. 199 La respiración branquial equivale para nosotros a la respiración placentaria. El niño al nacer sale del medio acuático: la sangre materna, no el líquido amniótico y es poseedor de un pulmón, como el pez en la evolución filogenética. 200 Es importante señalar que el aparato circulatorio conserva su antiguo tejido muscular liso, en tanto que el corazón pasa a poseer un tejido con caracteres similares al estriado. Investigaciones muy recientes sugieren la posibilidad que en el capilar existan rastros o esbozos de tejido estriado. 133 La estructura diferenciada como "corazón central”, con el avance fílogenético conserva la antigua función propulsora de todo el sistema vascular, en tanto que lo restante como aparato circulatorio, ejerce la resistencia contra la que lucha el corazón, funcionando como “corazón periférico”201 . Aunque su participación llega a pasar inadvertida, es responsable de la regulación de la presión arterial y por lo tanto de la hipertensión e hipotensión. A lo largo de la evolución este “corazón periférico”, se ha sometido al comando del “corazón central”202 . En éste, la contractilidad está subordinada a un haz de conducción diferenciado dentro del músculo, constituyéndose así una situación de doble sometimiento: del aparato circulatorio al corazón y de éste, al haz de conducción. La subordinación al haz de conducción contribuye a regular la relación entre los dos corazones y puede decirse que la subordinación al haz de conducción se arroga la representación de la lucha por el predominio; metafóricamente: entre los antiguos y los nuevos jefes. Es factible entonces que las alteraciones en la subordinación al haz de conducción expresen conflictos relativos al juego dominio/sometimiento, entre nuevos y viejos. El comando principal cardíaco es el nódulo sinusal (Houssay, 1954), situado en la aurícula derecha. Sus estímulos se propagan con una frecuencia mayor de 60 por minuto, hasta llegar al segundo nódulo, aurículo ventricular, cuya frecuencia propia queda encubierta por el ritmo sinusal y es de 40 por minuto. De allí parte el haz de His con frecuencias de estímulo menores a 40 por minuto. La frecuencia de impulso del haz de His equivale a la de los peces, primeros poseedores de un verdadero corazón, anteriores al advenimiento del cambio de medio, sus precursores y protagonistas. En el capítulo biológico extendido entre los peces y sus inmediatos sucesores, los anfibios, suceden cambios tan radicales que consideramos que este "momento" puede arrogarse la representación del cambio. Asimismo pensamos que en sus protagonistas, deben generarse "sentimientos" acerca de las diferencias y los cambios ligados también con situaciones de subordinación y que las estructuras biológicas más comprometidas con tales cambios serán las zonas erógenas a las que estas experiencias y afectos queden ligados. Por esto pensamos que quienes asumen frecuencias cardíacas bajas, similares a las de los peces antes de sobrevenir el "cambio" de medio se comportarían como peces que se negaran a dar los nuevos pasos en la evolución203 . Frente a situaciones de c a m b i o q u e i m p l i c a n n u e v a s diferencias y n u e v a s a l t e r n a t i v a s e n e l p a r 201 Usamos esta denominación siguiendo el ejemplo de los zoólogos que denominan "corazones" a sistemas contráctiles encargados de impulsar la circulación a nivel de ciertas estructuras. En las membranas voladoras del murciélago las arterias poseen válvulas y las venas, movimientos peristálticos cuya frecuencia está relacionada con la regulación térmica. 202 Esto parece relacionado con la situación de conflicto señalada en los pacientes hipertensos entre sometimiento y rebeldía (Weizaecker, 1946) 203 La bradicardia no relacionada con el bloqueo aurículo ventricular, encuentra su modelo (Houssay, 1960) en los animales buceadores por ej. durante el proceso de recuperación tras un esfuerzo desusado, o en la hibernación. Durante el parto, situación paradigmática de cambio, si existe sufrimiento fetal prolongado, luego de una etapa de taquicardia el niño presenta bradicardia. 134 dominio/subordinación bloquearían el impulso correspondiente a las estructuras más nuevas y diferenciadas, que han asumido el comando en situaciones ancestrales de cambio. Si un individuo que vive cambios radicales relativos a situaciones de subordinación y dominio, se creyera desprovisto de recursos para enfrentar el futuro, sintiéndose como "pez fuera del agua" intentaría eludirlo y retornar al pasado buscando sentirse nuevamente como "pez en el agua", bloquearía la conexión con "los nuevos jefes" evitando someterse a ellos, y al asumir la frecuencia cardiaca característica de "la vida antes del cambio" intentaría poseer un aparato circulatorio "sin predominios ni subordinaciones en el que "todos sean iguales”. Estudiamos personas "marcapaseadas" y encontramos que necesitaron esta solución (Trabucco y col., 1966) en momentos tales como jubilación, cambios en la vida de seres queridos, separaciones. Eran personas con serias dificultades para asumir los cambios y las diferencias vitales que implican y con reticencia a ceder el paso a los jóvenes. El marcapaso es un fragmento de "fantasía de confección" (Chiozza y col., 1969) que se incorpora en un intento de suplir el deseo de admitir el cambio, pero el individuo pasa a temer el cambio en el marcapaso o su detención tanto como antes temió el cambio vital. 135 BIBLIOGRAFÍA CHIOZZA, LABORDE, OBSTFELD y PANTOLINI (1969) "La interioridad de los medicamentos ", en Un estudio del hombre que padece. CIMP-Paidós. Bs.As FURER, S. (1971) Aproximación a la comprensión de algunas fantasías cardíacas. III Simposio CIMP. HOUSSAY, B. (1954) Fisiología Humana. Ed. El Ateneo. Bs.As. 1954. (1960) Quinientos Millones de Años en la Filogenia de Corazón y Circulación. Of. Propaganda de Lab. Boehringer Sohn Ingelheim am Rheín. R.A. TRABUCO, POSSE, DE PEDRO, ZEOLI y ROMANO (1966) experimental para estudio de la función circulatoria" Bs.As. 1966. Modelo (1977) Estimulación Cardíaca permanente. Bs.As WEISS, P (1974) La Ciencia de la Zoología. Ed. Omega Barcelona. WEIZSAECKER , V. v. (1946) Casos y Problemas Clínicos" Ed. Pubul. 136 ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA DEL DISPOSITIVO INTRAUTERINO204 Los anticonceptivos son aquellos elementos o técnicas que impiden la unión del óvulo con el espermatozoide. Entre los de mayor uso se hallan los anticonceptivos orales, el diafragma (con espermicida), el preservativo y los dispositivos intrauterinos (DIU). De estos métodos seleccionamos este último para su estudio, ya que nos interesó profundizar en algunos de sus contenidos latentes valiéndonos de la teoría psicoanalítica y de otras fuentes del conocimiento como son la medicina tradicional y la religión. A fin de lograr una mejor ubicación en el tema, realizaremos una breve revisión histórica del mismo. (Population Reports, 1979). Se considera que los primeros DIU fueron guijarros que se insertaron en la cavidad uterina de las camellas, por árabes y turcos, para evitar embarazos en las fatigosas travesías por el desierto. La aplicación de pesarios en seres humanos data del siglo XI según el sabio islámico Avicennas. Posteriormente en el siglo XX aparecen tallos de pesarios de peltre y también algunos exóticos como diamantes engarzados en platino, aunque no eran en si DIU ya que no estaban ubicados totalmente en la cavidad uterina, y en ocasiones cumplían también funciones terapéuticas (corregir posición del útero) o incluso abortivas. En 1909 el médico alemán Richar Richter diseña el primer DIU que tenía forma de anillo y estaba realizado en fibra de seda natural. Su uso no se generaliza debido a las posibilidades de infecciones pélvicas. En 1920 aparece en Alemania, diseñado por Ernest Grafenberg, un anillo de cuerda de tripa y un alambre de plata que tuvo un uso más difundido. En 1934 Tenrei Ota de Japón difundió anillos intrauterinos de oro y de plata que, al igual que el de Graafenberg, sucumbieron ante la oposición de los respectivos gobiernos ya que por no disponerse aún de un uso masivo de la antibioticoterapia constituían un riesgo por las posibles infecciones pelvianas. En 1936 se realizó una Conferencia Internacional en Nueva York que revió el uso del DIU debido a los progresos técnicos que alentaban nuevas investigaciones en ese campo. De esta época datan el espiral de Margulis y el Lippes Loop, ambos podían insertarse sin recurrir a la dilatación cervical ya que para su colocación se utilizaba un tubo angosto que los mantenía enderezados hasta su implantación, donde recobraban su forma primitiva. 204 Trabajo presentado en colaboración con la Lic. Graciela B. de Jonas, en el XII Simposio del CIMP, enero de 1981. 137 Posteriormente Jack Lippes agregó a los DIU dos importantes características: un hilo de prolongación transcervical que ayuda a retirar o detectar el dispositivo y una pequeña cantidad de sulfato de bario que los hace radiopacos. Entre las características derivadas de su uso, las más frecuentemente observadas son: a) Expulsión del DIU b) Necesidad de su extracción debido a dolores intensos o hemorragias importantes. c) Embarazos Intentaremos ahora responder a nuestro propósito inicialmente formulado. Para dicho fin nos es útil recordar a Chiozza y col. (1969) cuando nos dicen: “Estamos acostumbrados a decir que el hombre proyecta o transfiere fantasías sobre los alimentos y sobre los medicamentos. Pero, además de estas fantasías proyectadas que “revisten” los objetos205 , por decirlo así, con la imago de un pecho bueno o un pecho malo y que pueden inclusive transformar esos objetos en su misma intimidad”. Pensamos que un modo de acercarnos a la comprensión de dicha intimidad sería a través de desentrañar el sentido oculto en la función y en la forma del DIU. Según la opinión de numerosos ginecólogos, este método no cumpliría una función anticonceptiva (a diferencia de los otros métodos) sino más bien de índole abortiva, o sea que una vez producida la fecundación, debido a la presencia in útero del DIU, se vería, impedida la anidación. Interpretamos, desde esta vertiente, que la elección del uso de este método se la puede comprender como un síntoma, en donde se satisfacen tanto el impulso (de procreación) como la defensa frente al mismo, por haber sido vivenciado dicho impulso como “susceptible de poner en peligro la integridad y la constancia del individuo” (Laplanche, 1967). Esta situación conflictiva, al reiterarse en cada ciclo menstrual, adquiere el carácter compulsivo de toda repetición. También sabemos que una de las contingencias derivadas del uso del DIU es el embarazo, lo cual nos hablaría de un triunfo del impulso sobre la defensa. Otro modo de comprenderlo es como un método que satisface impulsos ambivalentes ya que “el componente positivo y el componente negativo de la actitud afectiva de hallan simultáneamente presentes, son indisolubles, y constituyen una oposición no dialéctica, insuperable para el sujeto que dice a la vez si y no” (Laplanche, 1967). Podríamos pensar que el mecanismo de defensa que se manifiesta por excelencia en su uso sería el de la anulación por medio del cual “el sujeto se esfuerza en actuar como si pensamientos, palabras, gestos o actos pasados no hubieran ocurrido; para ello utiliza un pensamiento o un comportamiento, dotados de una significación contraria. Se trata de una compulsión de tipo “mágico” particularmente característica de la neurosis obsesiva... que trata de atenuar o de anular la significación, el valor o las consecuencias de un comportamiento. La anulación retroactiva se dirige a la realidad misma del acto que intentaría suprimir radicalmente, como si el tiempo no fuera irreversible... Su 205 Una de estas fantasías proyectadas que “reviste” el DIU podría ser la hallada por las Lics. Jiménez de Azúa, Sundbland y Traverso (1972) que consiste en adscribirle el valor de un talismán. 138 objetivo es la imposible anulación del acontecimiento pasado como tal” (Laplanche, 1967). También entendemos de este modo las abundantes menstruaciones que encubren el aborto, como el intento de “lavar con sangre el pecado” anulando la culpa que el mismo engendra. Recorrimos las posibilidades interpretativas que nos brinda el aporte de otras fuentes como ser la religión, hemos creído hallar en la forma del DIU otro sentido que nos ayuda a penetrar en su intimidad. El dispositivo de uso más difundido (el Lippes Loop) muestra una llamativa similitud de formas con la serpiente y las posiciones que ésta suele adoptar (espiral, S ondulante, enroscada en anillo y erguida, etc). Descartando lo azaroso de configuraciones semejantes y entendiendo que la forma del DIU constituye una fantasía que permanece inconscientemente contenida en su interioridad, nos detuvimos a averiguar qué significados tradicionalmente le han sido atribuidos a la serpiente. Según Pérez – Rioja la serpiente “ofrece notoria diversidad de significaciones simbólicas. Desde la culpa de nuestros primeros padres, la serpiente del Paraíso es una imagen del Diablo y en general un símbolo del pecado y de la discordia; evoca al tentador astuto que induce al hombre al pecado... En la antigua Grecia se consideraba a la serpiente como símbolo de fecundidad o de adivinación, y se relacionaba con el culto de Esculapio y de otras divinidades médicas. Esto explica que figure como emblema universal de la antigua farmacopea y de la actual farmacia. Sin embargo, han prevalecido – d e s d e l a c a í d a d e A d á n y E v a – l a s significaciones negativas. “Serpiente del Nilo” se llamó por ejemplo a Cleopatra y en las antiguas mitologías como en las viejas tradiciones, el heroísmo de los héroes, de los guerreros y de los santos consiste en defender a la mujer pura de las acechanzas de dragones o serpientes: así Hércules vence a la Hydra de siete cabezas, Orlando y San Jorge triunfan de terribles serpientes” (Pérez-Rioja, 1971). Según el Génesis (La Sagrada Biblia, 1976) la serpiente ordena a Eva comer el fruto prohibido por Dios, frente a lo cual ésta cae en tentación y desobedeciendo el mandato divino se somete a la serpiente. Este acto es castigado con la expulsión del Paraíso. Relacionando la situación abortiva que antes describimos que promueve el DIU con estas representaciones míticas y religiosas, pensamos que este espiral-serpiente seduce hacia un encuentro fecundativo para luego “expulsar” a esta pareja recién constituida, del útero – Paraíso, impidiendo su anidación a través de las metrorragias (castigo divino: “lo pagarás con tu sangre”) y de las contracciones uterinas dolorosas. Creemos que parte de las dificultades que se le presentan a la mujer para disfrutar el ejercicio de una genitalidad desligada de la procreación, se debería a que tal forma de actuar estaría cargada entre otras, con intensas fantasías de prostitución y promiscuidad, con el consiguiente castigo superyoico, originado en la maldición divina. Evocamos de esta manera la figura de Lilith “demonio femenino del folklore judío, enemiga de los partos y de los recién nacidos... símbolo de la madre terrible, que se aproxima a la imagen griega de Hécate, exigente de sacrificios humanos, cazadora maldita” (Cirlot, 1978). Según Pérez – Rioja se le representa por la figura de mujer desnuda cuyo cuerpo termina en cola de serpiente (Pérez – Rioja, 1971). 139 Tenemos así representados en Eva y Lilith los dos aspectos de la sexualidad femenina antes mencionados. Eva burla la prohibición, alcanza la condición maternal pero también se somete al castigo divino en reconocimiento de su pecado, “Lilith se resistió a admitir el dominio del hombre, por esta razón fue expulsada del Paraíso y transformada en diablesa nocturna. Está destinada desde ese momento a ser un sueño: la mujer con la que se “hacen realidad” las fantasías nocturnas de los hombres” (Mariona y Martín, 1980). Hemos intentado en este breve recorrido esclarecer el posible sentido contenido en el DIU, que lleva en su intimidad fundamentalmente un doble mensaje de tipo permisivo y prohibitivo simultáneamente, o al modo de decir de Bateson (Whitaker, 1965) “un circuito de argumentación auto – contradictorio”. 140 BIBLIOGRAFIA CIRLOT, Juan E. (1978) Diccionario de símbolos. Ed. Labor. Barcelona. España CHIOZZA, Luis, LABORDE, V., OBSTFELD, E., PANTOLINI, J, (1969) Cuerpo, Afecto y Lenguaje. Editorial Paidós. Buenos Aires, 1976 JIMENEZ de ASUA y Col. (1972) Aportes al estudio de las fantasías inconscientes sobre el DIU. 4° Simposio. CIMP. Buenos Aires, 1972 LA SAGRADA BIBLIA (1976) Edición Ecuménica Barsa. España. 1976 LAPLANCHE, Jean; PONTALIS, J. B. (1967) Diccionario de Psicoanálisis. Editorial Labor. Barcelona. 1971 MARIONA A.; MARTIN, S. D. de (1980) Actividad, pasividad y seducción. 11° Simposio. CIMP. Buenos Aires. 1980 PEREZ - RIOJA, J. A. (1971) Dicc. de símbolos y mitos. Ed. Tecnos. Madrid POPULATION REPORTS (1979) DIU. Actualización sobre inocuidad, afectividad e investigaciones. The Johns Hopkins University, Maryland. EE.UU, 1979. WHITAKER, Carl y Col. (1965) Psicoterapia de los pacientes esquizofrénicos crónicos. Ed. Escuela. Buenos Aires, 1965. 141 HERNIA: A FALTA DE FUERZA, UN ESFUERZO206 El capítulo de las hernias en medicina comprende diferentes variedades: por ej. abdominales, de disco, cerebro, pulmón. Dado que el mecanismo de las tres últimas (desplazamiento de un contenido a otro lugar) es el mismo que da origen a las abdominales, y siendo éstas las de mayor importancia en cuanto a frecuencia, nos dedicaremos a su estudio tomándolas como modelo. Según J. Michans (Michans, 1964) la hernia abdominal consiste en la protrusión de una víscera revestida de un saco, a través de un orificio de la pared abdominal. En su etiología intervienen dos factores: el primero, configurado por las causas que disminuyen la resistencia de la pared. El segundo corresponde a los aumentos de la presión abdominal y comprende: a) actividades que requieren esfuerzos o postura arrodillada o inclinada; b) embarazo y partos, pues las multíparas son frecuentes herniadas y c) enfermedades que hacen toser (bronquitis crónica, coqueluche) o pujar (constipación, fimosis). La hernia es pobre en síntomas. El diagnóstico se asienta fundamentalmente sobre el tumor, especialmente las hernias pequeñas se ven más de lo que se palpan. La inspección abdominal según Michans, es sumamente importante aún en los sujetos enflaquecidos y desnutridos ya que, al menor esfuerzo “pujan por todos los orificios”. Al lado de este grupo, el formado por los pletóricos, con vientre tenso, globuloso, se halla en condiciones peores que los anteriores ya que son candidatos a herniosos sin esforzarse, y entre ellos se encontrará la mayor cantidad de recidivas, pues la hiperpresión del pletórico ventrudo es más peligrosa por su constancia. En la inspección semiológica es indispensable indicar al paciente que tosa, con el fin de apreciar si existe propulsión herniaria. Las principales técnicas terapéuticas son: el braguero y la intervención quirúrgica. El braguero es un mero recurso paliativo, simple medio de contención. El tratamiento quirúrgico es la indicación por excelencia, comprendiendo la operación dos tiempos: 1) el tratamiento del saco herniario, en donde se procede a reintegrar al vientre las vísceras que han perdido el “derecho de domicilio” y 2) la reconstrucción de los elementos parietales, para la cual se pueden seguir dos conductas: a) cuando la mala condición de los tejidos locales hagan temer una recidiva se reforzará la reconstrucción con una malla de nylon, de tantalio o un parche de piel total, b) rehacer la pared con los elementos anatómicos locales pero haciendo incisiones de relajación o descarga, para reducir la tensión muscular. La complicación más frecuente y grave de la hernia es la estrangulación que consiste en el aprisionamiento brusco de las vísceras contenidas en el saco herniario, con la consecuente isquemia progresiva de las mismas y su gangrena. El factor desencadenante de esta complicación es un esfuerzo brusco. 206 El presente trabajo fue presentado en el simposio del CIMP de 1980. 142 En base al postulado de Chiozza (Chiozza, 1976) de que “todo el conocimiento médico en cuanto constituye una forma de lenguaje puede así ser enfocado, desde este fructífero ángulo, como una representación de la fantasía inconsciente que corresponde a los procesos que llamamos corporales”, es que trataremos de hallar qué fantasías inconscientes implica esta patología que figura en el conocimiento de la medicina tradicional con el nombre de hernia.207 . Considerando que el común denominador de las hernias es el esfuerzo, recordamos las consideraciones etimológicas que S. Furer (Furer, 1977) cita: Fuerza significa “virtud y eficacia natural que las cosas tienen en sí”. En tanto que “es” es una preposición que “denota” “fuera”, “más allá” “privación”. o De lo cual esta autora deduce que el esfuerzo implicaría, en una persona, algo más allá, fuera o carente de su fuerza natural. Pensamos que el esfuerzo que hace el herniado está idealizado encubriendo el aspecto persecutorio de que él es “un individuo sin fuerza” (el alfeñique o el gordo fofo que describe Michans) con la fantasía omnipotente de ser Atlas sosteniendo al mundo, pero en el cual el fuerte bíceps queda reemplazado por el bulto herniario.208 Nos preguntamos qué pasa con la “inteligencia” del herniado que no le sirve para discriminar la fuerza de la que es capaz de aquella que es imposible, que le cuesta un esfuerzo. El refrán popular “Para que el amor no tuerza mas vale maña que fuerza” nos sugiere que lo que el herniado no puede utilizar es la “maña”, la habilidad, recurriendo así a “la fuerza”, violentamente, sin instrumentar la “buena fuerza”, sin tomar conciencia de sus límites, admitiendo que hay cosas que no caben dentro de sus posibilidades y recurrir a la colaboración del otro (o instrumento) con el cual ayudarse a hacer fuerza. En relación al objeto interno con el cual se vincula el herniado, creemos que se trata de un objeto que le exige acción (representada por lo muscular) pero no le da tiempo a pensar, usar su “inteligencia”, hacer un buen juicio y balance de sus posibilidades, objeto que se muestra ansioso e impaciente por ver resultados inmediatos (esfuerzos violentos) no permitiéndole hacer fuerza progresiva y eficazmente209 . De este esfuerzo resulta el desplazamiento de un contenido (víscera) hacia otro lugar, lo que Michans denomina “pérdida de derecho de domicilio”. Esto nos llevó a pensar en otra característica del herniado: el no ser capaz de poner a sus objetos en su lugar, no poner límites adecuados y así, a la par que son poco continentes, quedan expuestos a la invasión del otro, perdiendo así su propio lugar. Suponemos que el mismo hecho de mantener cada cosa en su lugar le requiere al hernioso una fuerza extra; esto se traduce en la frase “cuidado que te podes herniar” cuando se le pide a alguien afrontar una situación que se considera que está dentro de sus posibilidades, sin reparar que para el sujeto se halla “fuera” de las mismas. La ironía 207 En este trabajo nos proponemos hallar la significación común a “lo herniado” dejando para posteriores elaboraciones la búsqueda de las características particulares de cada tipo de hernia según su localización. 208 Atlas sostiene al mundo en posición de genuflexión que es una de las posturas consideradas herniógenas. 209 Recordamos el film “Buenas noches Alejandro” donde el personaje al verse liberado de la esposa impaciente y exigente, se construye un mundo que no le requiera el menor esfuerzo muscular. 143 contenida en la frase no alude a la fuerza sino que apunta a la debilidad y a las resistencias para la realización de la tarea, que se infieren en el sujeto. En el desenlace grave del desplazamiento herniario (estrangulación) las opciones son: vencer al objeto externo con las pocas fuerzas que tiene o resistir al interno que le exige imperiosamente; la estrangulación se convierte así en un intento maníaco de desasirce de este objeto que lo apremia y lo ahoga, y así “mata” (esfacela) la víscera que se arroga la representación de dicho objeto intrusivo, exigente, en un esfuerzo “supremo” en el cual el sujeto se juega el todo por el todo.210 Si tomamos la hernia como un síntoma, vemos en ella, como un retorno de lo reprimido, la protesta ante el esfuerzo exigido211 , e inferimos que en dicha protesta hay un sentimiento de rebeldía frente a una exigencia vivida como abusiva. El “error” del herniado consistiría así en creer que “sólo a la fuerza”, “esforzadamente”, se logran resultados eficaces. Recordando el significado de esfuerzo que deriva de ex – fortir: “mandar la fuerza para afuera”212 , pensamos que este “error” implica empujar, hacer fuerza en contra, “desplazando” hacia fuera la problemática con el objeto interno al cual no puede contener. Según O. Eckell (Eckell, 1977) la hernia se da frecuentemente en los padrillos en la época de monta, cuando los testículos son muy pesados y debido a los frecuentes saltos. Relacionamos esta observación con la imagen que ofrece el herniado inguinoescrotal que con sus testículos abultados aparenta una importante potencialidad sexual, pero que encubre su carácter impotente, evocando un “burro de carga” que soporta un pesado lastre del cual no va a disfrutar. Este abultamiento también simboliza como queda rebasado en su límite de capacidad de continencia al objeto intrusivo, “hincha”. El hecho de que la mayor frecuencia de hernias inguinales se dé en los hombres nos remite a la función de continencia, sostén y puesta de límites (por ej. de la vida familiar) atribuida a los mismos. En el herniado vemos una falla de esta función y en el no poder recurrir a los otros para un trabajo cooperativo, ignorando que “la unión hace la fuerza”, trabajando aisladamente, termina por sobrepasar su capacidad y “afloja”. En las mujeres la mayor frecuencia está constituida por las hernias ventrales, coincidiendo con esta función de continencia en relación al embarazo. En ambos casos el “aflojar” representa un intento fallido de liberarse de la función que es vivida como una pesada carga. Las dos terapéuticas, braguero e intervención quirúrgica, apuntan a la puesta de un límite firme. En la operación, el médico actúa como un ordenador que pone nuevamente “las cosas en su lugar” y le construye una pared continente o con las incisiones de descarga le muestra un camino de derivación de tensiones que el individuo por sí solo no pudo hallar. 210 Estas características de objeto coinciden con el descrito por Litvinoff, D. y Scalisi, H. en la problemática impaciente. 211 Es llamativo que para descubrir la presencia de la hernia se le hace al paciente efectuar un esfuerzo (toser o pujar) como tratando de reeditar la situación que le dio origen y quedando dramatizado en el mismo acto el intento de sacarse ese objeto intrusivo. 212 Diccionario de la Real Academia Española 144 BIBLIOGRAFIA CHIOZZA, Luis (1976) “Apuntes sobre fantasía, materia y lenguaje” en Cuerpo, afecto y lenguaje. Ed. Paidós. Buenos Aires. 1976 DICCIONARIO de la Lengua Española, Real Academia Española, Madrid, 1956 ECKELL, Osvaldo (1977) Veterinaria práctica. Ed. El Ateneo. Bs. As. 1977 FURER, Silvia (1977) “Consideraciones acerca del coraje y del valor” en el 8° Simposio del Centro de Investigaciones en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática. Bs. As. 1977 MICHANS, Juan R. (1964) Patología Quirúrgica. Tomo III. Ed. El Ateneo. Bs. As. 1964 145 DEL MACHO AL HOMBRE: UN LARGO CAMINO SEXUAL NOTAS ACERCA DE LA EYACULACION PRECOZ213 “El hombre es débil y cuando ejerce la profesión de fuerte es más débil" Porchia Nuestro interés en el tema surgió a partir de hallar en nuestra consulta clínica una alta incidencia de eyaculadores precoces. Rastreando estadísticas del CETIS 214 (1987), encontramos que el 19% de la población padece de esta patología. Para Master y Jonson (1970) constituye uno de los trastornos sexuales más frecuentes, oscilando su prevalencia entre el 15 y el 30% de la población activa. La eyaculación precoz es un trastorno de la sexualidad consistente en la emisión prematura del semen, inmediatamente antes o después, de la introducción del pene durante el coito, juntamente con la desaparición consecuente de la erección, independientemente de la voluntad del sujeto. Creemos que es importante analizar la palabra "precoz" con que se califica a este tipo de eyaculación (palabra que alude a algo que se realiza antes o fuera de su debido tiempo). Un niño precoz es un niño que esconde, detrás del agrado que causa a los adultos con sus logros, que se halla en disarmonía con sus pares, con quienes no puede jugar ni compartir otras actividades ya que se aburre. Es sabido que, por ejemplo, un niño que habla precozmente, lo hace obligado por la necesidad de ser comprendido por sus padres en el lenguaje de los adultos, ya que siente que preverbalmente no captan sus demandas. De esta manera el niño se saltea una etapa fundamental en la adquisición del lenguaje. Pensamos que en toda situación de precocidad hay oculto un estado básico de carencia que lleva al individuo a saltear etapas necesarias para el logro de las siguientes215 . Del mismo modo podríamos interpretar que el eyaculador precoz al no atravesar la "etapa" de los movimientos coitales y pasar rápidamente de la introducción a la eyaculación, se está "salteando", justamente, lo que hace a uno de los momentos más placenteros de la relación sexual, no logrando de este modo, satisfacción plena en la "etapa" siguiente, la orgásmica. Pero, ¿a qué se habrá debido esta "precocidad" en la adquisición de un logro?. Para intentar darnos respuesta debemos remitirnos a la historia familiar infantil de estos pacientes. 213 Trabajo presentado en el XXIV Congreso Interamericano de Psicología. Santiago de Chile. Julio de 1993 214 Centro de Educación, Terapia e Investigación en Sexualidad -Argentina 215 Recogiendo datos de los historiales clínicos de pacientes con esta patología, encontramos que todos ellos han realizado actividades precozmente, por ejemplo, aprender a conducir a los 8 ó 9 años, trabajar en forma independiente a los 14 ó 15 años, etc. 146 En su niñez hemos hallado, dentro de su constelación familiar, figuras paternas ausentes216 que, por la debilidad de su presencia, impidieron una buena identificación masculina, dado que cualquier función básica se aprende fundamentalmente en un compartir creador. Esta ausencia o debilidad es muchas veces negada a través del mecanismo de idealización del padre, con el objeto de no tomar conciencia de la situación persecutoria que implica dicha carencia en la formación de la identificación masculina del individuo217 . Creemos que este padre, a diferencia de lo que sucede en otras patologías también debidas a carencia, era "como si fuera" un buen padre, se comportaba "como si fuera" un buen esposo, cumplía con el rol tal como él pensaba que debía hacerse, pero no se preguntaba qué necesitaban o que esperaban de él como padre o como esposo. En ese "como si fuera" también le enseñó al hijo a comportarse "como si fuera un hombre" y en lo que hace a la esfera sexual, a vivir "como si gozara" pero haciendo una mera mímica vital del goce. El tratar de cumplir con el mandato paterno inconsciente, es decir actuar "como si fuera un hombre" lo lleva al hijo a hipertrofiar rasgos no esenciales de la hombría, que sólo constituyen su apariencia, adoptando una personalidad machista. Esto que aparece como "machismo" es en realidad una defensa frente a la carencia de un sólido modelo identificatorio masculino. Esta carencia se expresa en las historias familiares también en la situación de las metas no compartidas218 . Este modelo de identificación, de goce a solas, no compartido, explica el porqué esta patología no se da en la masturbación, ya que esta actividad denominada por Stekel como el acto autoerótico narcisista por excelencia, no lo expone al "compromiso" de satisfacer a su partenaire sexual, sino sólo satisfacer el componente narcisista u homosexual. El orgasmo en cambio, cuyas reacciones fisiológicas son en todo idénticas, es signo de una comunicación profunda con el otro. Otro de los rasgos paternos que hemos hallado es el de un padre “falso tirano”, falso por la debilidad antes descripta, y tirano porque vive luchando para que se satisfagan sus deseos, no manifestando condescendencia hacia su pareja, hecho que posteriormente queda inscripto en el inconsciente de su hijo como que manifestar ternura es "ablandarse", quedar sometido o dominado (que inconcientemente equivale a castrado)219 . 216 Esta situación de ausencia paterna constituye un mal de nuestra época al igual que la eyaculación precoz. 217 Según Melanie Klein, la idealización excesiva señala que la persecución es la fuerza impulsora principal. (KLEIN, 1983). 218 El padre de uno de nuestros pacientes destinaba todos sus ahorros para volver algún día a su tierra natal, mientras que su esposa e hijos, que no compartían dicho ideal, pasaban necesidades en lo cotidiano. 219 Un paciente nuestro mostraba este desagrado diciendo que "él no iba a hacer lo que quería su mujer", en lo cual se ve como el machismo aparece como defensa frente al temor de quedar castrado por el otro. Otro paciente frente a la indicación por parte de las autoridades laborales de cortarse el pelo largo, prefiere abandonar su trabajo, antes que acatar la norma vivida como castradora. 147 Este temor paranoico a la castración se inicia, según M.Klein, (Klein, 1986) en la infancia cuando comienzan las sensaciones genitales. Los impulsos del niño varón de castrar a su padre le originan el temor a la retaliación220 . Según Abraham al paciente le agradaría mostrarse más delicado que su padre, a quien considera un hombre grosero, para suplantarlo así en el afecto de su madre. (Abraham, 1973). Este carácter agresivo paterno se encubre, en oportunidades, bajo sucedáneos aceptados culturalmente, por ejemplo el abandono afectivo bajo el pretexto de la intensa actividad laboral. El personaje materno que hemos hallado en nuestra experiencia clínica, reúne las características de la descripta como madre castradora por la teoría psicoanalítica, la cual por un muy bajo revestimiento libidinal hacia su hijo, producto de su propia estructura narcisista, lo habría dejado con "hambre de afecto". Por la fijación a la madre frustrante de la etapa oral y la exacerbación de los impulsos sádico-o r a l e s , e l o d i o y l a s ansiedades son transferidas a la vagina, configurándose así la fantasía persecutoria de la "vagina dentada" corroboradora de la posibilidad de la castración221 . Esta falta de afecto provoca un sentimiento de autoestima muy pobre en el hijo, lo cual da origen según nuestra observación clínica, a dos rasgos de carácter muy peculiares: en la relación de pareja el sujeto busca inconscientemente rebajar el valor de su mujer, vaciarla de importancia, para de este modo mágico revalorizarse a sí mismo y preservar el sentimiento de su propio valor. Este hecho arma también toda una estructura celosa en el hombre, dado que teme que su pareja logre una valoración externa mayor que la que él le da, proveniente de otro hombre, y por lo tanto lo abandone recrudeciendo de este modo el temor a la vieja herida del abandono materno. El otro rasgo de carácter, consiste en una muy fácil irritabilidad: se enojan con gran facilidad y rapidez,"desbocándose" en sus expresiones, sin poder poner un adecuado límite a su ira. Con este rápido enojo el sujeto intentaría mostrarse valioso, "importante" para el otro, queriendo así, por formación reactiva, crear una imagen de respeto que siente que por otro camino no puede lograr222 . Esta rapidez en el enojo sería comparable al efecto del alud (o avalancha), que una vez iniciado escapa al control voluntario, como le sucede con su eyaculación. Esta situación de descontrol nos remite a profundizar en la época en que se adquiere el control de esfínteres, dado que toda actividad que implique control posteriormente en la vida, se montará sobre dicho modelo223 . 220 Según M.Klein, la defensa se dirige a los impulsos destructivos, incluso contra su propio pene, como el órgano ejecutor de su sadismo y es una de las causas más frecuentes de las perturbaciones de la potencia sexual. (Klein, 1986). 221 Esto explicarla la preferencia hallada en algunos pacientes del coito anal como evitación mágica de dicha fantasía persecutoria. 222 El tratamiento de la eyaculación precoz con la medicina floral de E.Bach incluye las esencias de Cherry Plum, indicada para las situaciones de desborde, miedo a la pérdida de control y el Impatients, que se indica en el rasgo de carácter marcado por la impaciencia, la urgencia, para los que no toleran la ineptitud del otro, prefiriendo hacer las cosas solos. 223 Hemos hallado frecuentes antecedentes de enuresis entre nuestros pacientes. 148 El niño aprende en esa etapa a doblegar su impulso natural, por amor a sus progenitores, y trata de hacer entrega de sus preciadas heces y orinas, donde y cuando el otro se lo indica. Si este aprendizaje es vivido como un sometimiento y no como un ordenamiento cultural imprescindible para la convivencia, la rebeldía consecuente será expresada metafóricamente en un "yo hago cuando y como quiero", lo que podría manifestarse de pequeño en los cuadros de enuresis y encopresis, y posteriormente en el síntoma que nos ocupa, como así también en la constipación que frecuentemente se ve acompañando a este problema sexual224 . Siguiendo esta línea interpretativa tanto la retención como la emisión inadecuadas, implican además un trastorno de la capacidad de espera que equivale a una buena continencia y que se manifiesta como impaciencia225 . Esta claudicación de la capacidad de espera equivale al descontento, ya que la continencia proviene del vocablo contener, reprimir, estar alegre, satisfecho. Por lo tanto el incontinente es un descontento, un insatisfecho que muestra en su síntoma la expresión más directa -por medio de la emisión impulsiva- de su insatisfacción, de su falta de alegría. Buscando un punto de anclaje filogenético para comprender más profundamente la patología que nos ocupa, hallamos en Desmond Morris la descripción de la vida sexual de los monos: carecen de fase de galanteo en el apareamiento, la cópula dura alrededor de 8 segundos y la hembra no parece lograr el clímax copulatorio. Pensamos que a medida que el hombre va acumulando adquisiciones en el proceso de humanización, va logrando un control cada vez más eficaz sobre la descarga de los impulsos que lo emparentan con los niveles más primitivos instintivos. En este aspecto coincidimos con Alperovich que sostiene que la pareja que padece con la eyaculación precoz, remeda o "regresa" al comportamiento de nuestros "parientes" primates. (Alperovich, 1980). En el hecho de excitar y decepcionar a la mujer coincidimos con Abraham (op.cit.), que el eyaculador precoz realiza una “venganza” en su pareja, recreando la precoz frustración afectiva que lo mantuvo fijado y dependiente de la imago materna, a lo largo de toda su vida y en una permanente búsqueda de dicho objeto amoroso frustrante226 . Esto explica, a nuestro entender, porqué este síntoma no lo padece el paciente en sus relaciones sexuales con prostitutas o parejas ocasionales, dado que no serían en este 224 Esta constipación también tiene su punto de anclaje en la rebeldía a entregar lo que simboliza el primer regalo del niño a sus progenitores. 225 El Diccionario de la Real Academia Española da para la palabra "espera" la siguiente acepción: calma, paciencia, facultad de saberse contener y de no proceder ligero. 226 Esta dependencia simbiótica que deja instaurada el objeto frustrante materno y que describimos en el síntoma de la eyaculación precoz, la comprobamos desde la clínica en un dato significativo: 3 pacientes nuestros mejoraron e incluso curaron su síntoma cuando, por su elaboración analítica del vínculo materno, pudieron rebelarse a sus mandatos o poner cierta distancia física con ella. 149 caso representantes para su inconsciente del objeto materno frustrante y por ende idealizado227 . El síntoma se hace presente con aquellas mujeres que por la naturaleza del vínculo (por ejemplo, esposa) o por su duración y estabilidad, tienden a recordarle aquel que lo desilusionó. Más aun, si las características de su esposa son del tipo sobreprotectora (castradora) que al recordarle inconscientemente el objeto incestuoso, se vuelve tabú inmediatamente. Tampoco es frecuente la eyaculación precoz en estados de embriaguez ocasional, hecho que interpretamos como que en esos momentos el individuo logra, gracias a la droga, un sentimiento de potencia que le permite rebelarse y asumir su virilidad perdida en la castración edípica. En esta patología sexual es importante diferenciar el amor del querer. Desde nuestra perspectiva, el amor se caracteriza fundamentalmente por un vínculo magnánimo con el objeto. El que ama desea la felicidad del objeto amado sin cuestionar la propia. El placer en el amar está constituido por el dar 228 . El que quiere, en cambio, lo hace posesivamente, narcisistamente, buscando su propia satisfacción en primer lugar. El placer lo constituye el recibir. No es un "dador" al modo de decir de Erich Fromm. (Fromm, 1962). Sería más semejante al lactante voraz que se irrita por la demora, sin tolerancia a la frustración. Este es el tipo de vínculo que caracteriza la etapa narcisista de la evolución de la libido, en la que, como describe Abraham (op.cit.), el mismo niño es el punto central de su mundo todavía limitado, y en la cual acepta las demostraciones de amor de otras personas sin dar nada en retribución. Las relaciones con el objeto de su afecto avanzan un paso más cuando comienza a dar a otras personas algo propio. El primer sistema monetario del que hace uso son los productos de su propio cuerpo, que según la idea infantil, son una parte de él. De todo este desarrollo Abraham concluye que la persona que sufre de eyaculación precoz no puede otorgar amor, sino sólo recibirlo. Remitiéndonos nuevamente al anclaje histórico, consideramos que sólo se aprende a amar en un vínculo de características intensas y apasionadas como es el vínculo con la madre y en la relación sobre todo fundamental del amamantamiento; pero como ya dijimos, el eyaculador precoz se habría quedado con "hambre de afecto" y ahora no podría dar por temor a quedar totalmente vacío 229 . Esto se evidencia en otro rasgo característico de la personalidad del paciente que nos ocupa: le causa una gran dificultad hasta hacérsele incluso penoso, el hacer regalos. El regalo constituye una de las expresiones más magnánimas del afecto humano, siendo justamente una característica de sus rasgos "nunca saber qué regalar", o "qué le 227 Además las relaciones con prostitutas no se buscan para lograr instaurar un vínculo objetal sino en espejo, donde se busca en el otro un reconocimiento del sí mismo ausente. 228 En el encuentro de pareja objetal el sujeto busca una complementariedad, mientras que en la elección narcisista busca una identidad. 229 Se observa en estos pacientes un temor angustioso a la pobreza. 150 gustará al otro" o sentir que "todo es caro" mostrando así el esfuerzo contenido en el dar. Esta dificultad deriva del mismo conflicto nuclear de no poder hacer gozar al otro, gozando en dicho acto230 . Esta dificultad para dar está relacionada con la etapa anal (momento de instauración del control esfinteriano) que también la hallamos en otros rasgos de carácter como la miserabilidad, la avaricia, la angurria, la mezquindad de la gratitud231 y las correspondientes formaciones reactivas de descontrol como la patología sexual que nos ocupa. Siguiendo esta línea de pensamiento constituida por la problemática del dar, el otro importante conflicto que le plantea la convivencia de pareja, gira en torno a la fecundación. Fecundar a su mujer es darle la oportunidad de dedicarse a amar a otro que no es él mismo. El paciente entra en una rivalidad inconsciente con sus hijos porque siente que le restan parte del amor de su pareja y además son una puesta a prueba de su débil magnanimidad. Es por esto que la eyaculación "ante portas" representaría la cara "somática" de esta fantasía inconciente de impedir embarazo, para evitar la herida narcisista, cara "psicológica" del mismo fenómeno. También el embarazo se ve impedido por el hecho de que al no obtener el relax postorgásmico, la mujer no tiende a quedarse en la posición horizontal favorecedora de la fecundación. En este recorrido intentamos mostrar a la eyaculación precoz como una alteración narcisista dado que una tendencia libidinal, erótica, que debería aplicarse a ser uno con el otro, está destinada a frustrar a ambos integrantes de la relación sexual evidenciando como la consecuencia patológica del narcisismo lo constituye e l masoquismo. El Nosotros conyugal obliga a una cierta identificación de uno con otro, de modo que cada uno termina por descubrir que su desarrollo, su realización, deben ser mediatizados a través del compañero. Este Nosotros sería, como dijo Aristóteles, un alma en dos cuerpos. Como cierre queremos recordar las palabras de Jacques Mousseau: "uno de los misterios del amor es que permite al ser humano llegar a ser tanto más El mismo cuanto más se abre al Otro". (Mousseau, L' Amour a refaire. citado por Tordjman, 1977) 230 Según M.Klein, el pene además de su función genital como tal puede también adoptar en la fantasía la función de alimentar y confortar. 231 Siguiendo con el modelo de hiperestimación de los productos de su cuerpo (que responde a la fórmula freudiana de heces-dinero-regalo-hijo-pene, Freud, 1979) el eyaculador precoz intenta el control del dinero en el ir "dando de a poco" a los que dependen económicamente de él. Este modelo de comportamiento lo describe Clara Coria como "el control nuestro de cada día'' o la metodología del "goteo". (Coria, 1989). 151 BIBLIOGRAFIA ABRAHAM, Kart (1973) Psicopatologia y sexualidad. Ed.Hormé. Bs.As. ALPEROVICH, B. 1980) Una comprensión psicoanalitica de la eyaculación precoz. Eidón.CIMP-PAIDOS. Bs.As. CETIS (1987) Primera encuesta sobre sexualidad y pareja. Ed. de la Urraca. Bs.As. CORIA, Clara (1989) El dinero en la pareja.Grupo Editor Latinoamericano. Bs.As. FREUD, Sigmund (1979) 32° Conferencia: Angustia y vida pulsional. Tomo 22. Ed.Amorrortu. FROMM, Erich (1962) El arte de amar. Ed.Paidós.Bs.As. KLEIN, Melanie (1983) Obras Completas: cap.V La regresión. Tomo III Ed. Paidós. Bs.As. (1986) Obras Completas: Tomo II. (pags. 220 y 345) Ed.Paidós. Bs.As. TORDJMAN, Gilbert (1977) La aventura de vivir en pareja. Ed.Granica. Barcelona. 152 APROXIMACIÓN A LA COMPRENSIÓN PSICOSOMÁTICA DEL CEREBRO ARTICULACIÓN ENTRE LA NEUROCIENCIA Y EL PSICOANÁLISIS 232 “No hay nada que pueda reemplazar a la vieja medicina clínica de “sentir” al paciente, palparlo, ot carlo, escucharlo. El problema, el “síntoma” de la medicina moderna es, tal vez, un olvido. El paciente es una persona y como tal tiene tres dimensiones de existencia: una comprende su fisiología, anatomía y estructura; otra, sus sentimientos, emociones, afectos y pensamientos –todo lo que hace a la psiquis en forma general- y la tercera representa sus relaciones con los otros seres humanos y su posición dentro de la red social. El paciente es la fusión indisoluble de estas tres dimensiones. Es antinatural pretender separar la mente, si se quiere, el alma, del cuerpo del paciente. Como todo está íntimamente relacionado, una palabra, un acto, un gesto son capaces de cambiar, en cierto modo, nuestra fisiología. Una frase o un abrazo pueden herir o reconfortar nuestra salud.” Dr. René Favaloro Intentaremos abordar la comprensión psicosomática del sistema nervioso. Para ello recorreremos distintas enfoques teóricos y descripciones233 que tratan de integrar el psicoanálisis con los aspectos neurobiológicos, con la intención de lograr una comprensión más abarcativa y así poder ofrecer terapéuticas más adecuadas. Actualmente la mayoría de los investigadores sostiene la existencia de correlaciones entre los aspectos psicodinámicos y los procesos neurofisiológicos de las estructuras neuroanatómicas, viendo a unos como la manifestación de los otros. Así comprenden lo psicodinámico, lo neuroanatómico y lo neurofisiológico, como diversos niveles de un mismo fenómeno, de forma tal que las alteraciones en uno de ellos afectarían a los otros. Gordon Rattray Taylor en su libro “El cerebro y la mente” (1979) nos describe localizaciones de distintas funciones investigadas. En un principio, nos recuerda que a grandes rasgos, se han diferenciado dos cerebros: el medio, que se encarga de nuestros sentimientos, y la corteza que cuida todas las sensaciones (salvo el olfato), así como los pensamientos, el control de los movimientos, y tal vez, la memoria. La corteza parece referir sus hallazgos sobre el mundo al tálamo para que los tase emocionalmente. El cerebro nuevo nos dice qué es y el tálamo nos comunica si tiene importancia. 232 Trabajo premiado con Mención de Honor “Dr. Celes Cárcamo”, en el XI Congreso Internacional de Psiquiatría, Buenos Aires, octubre 2004 233 Nuestra revisión abarcará trabajos de Taylor, Garbari, von der Becke, Solms, Pally y Chiozza. Las citas que aquí transcribimos no obvian la consulta a la bibliografía correspondiente, si se desea una profundización temática. 153 Old diferenció entre “cerebro caliente” o medio y “cerebro frío” o corteza, con su sistema estimulador en el bulbo raquídeo. El caliente intenta imponer sus normas al mundo exterior, el frío trata de establecer la organización externa en la interna. (Ello y Yo-Superyo). Con la leucotomía (corte de algunos enlaces entre la corteza frontal y el cerebro medio) se alivian en ocasiones severos sentimientos de culpabilidad pero el paciente se vuelve grosero en su lenguaje y conducta, carece de inhibiciones sexuales y cede con facilidad a la ira (el Superyo se ha debilitado). Arthur Koestler afirmó que los pesares del hombre se deben al enorme desarrollo del cerebro frío, al exceso de razón y no a su escasez. Indica que los problemas humanos se generan en la búsqueda de propósitos, intelectualmente propuestos, a expensas del sentimiento. O p i n a q u e s i l e s c o n c e d i é s e m o s m á s l i b e r t a d a n u e s t r o s s e n t imientos, retrocederíamos aterrados ante actos inhumanos. Para Taylor la solución, si es que la hay, sería a través de modificar las exigencias del cerebro caliente, orientándolas en direcciones pacíficas y comunitarias. El hecho de que la destrucción de la glándula pineal, situada en el cerebro medio, prive a los animales de la agresividad, da cierto motivo para suponer que esa modificación resulta posible. En ocasiones también se comprobó que su extirpación destruye la facultad de evaluar el medio ambiente y el animal acaba por morir. Esta glándula responde directamente a la luz en aves y anfibios; en los hombres (por el grosor de la caja craneal) y en otros mamíferos que han aprendido a usar la información proveniente de los ojos, sigue ejerciendo raros efectos químicos. Por ejemplo, si se ciega a un hamster, sus testículos se reducen; pero si se le retira también la pineal, no sucede lo mismo. Si se mantienen constantemente bajo la luz, las ratas hembras están en celo persistente, pero el fenómeno se interrumpe con una inyección de extracto pineal. En los gatos, su repetida estimulación ocasiona frenesí. El investigador J.W. Papez llamó “sistema límbico” a las estructuras existentes bajo la corteza. Lo recorren las líneas aferentes de los órganos sensoriales y se ponen en contacto en cada uno con las dendritas; las líneas eferentes descienden de las ramificaciones dendríticas y van al aparato muscular. En base a experimentos con ratas se descubrió que una de las funciones del hipocampo consiste en comparar memorias, en serie ordenada, de disposiciones espaciales en relación con una recompensa. El hipocampo, plenamente organizado, aparece en ratas y mamíferos primitivos. En el hombre se especula que media en la apreciación de la música y la palabra. Karl Pribram, destacado neurofisiólogo estadounidense, nacido en Viena, entiende que le compete por completo la misión de organizar un comportamiento complejo. El hipotálamo regula el equilibrio entre el sistema simpático, que induce al cuerpo a pelear o a huir, y el parasimpático, que lleva de la actividad al descanso. Su parte anterior calma y la posterior excita. El sueño no se concilia si aquélla se lesiona y no se logra permanecer despierto si ésta sufre daño. Está encargado de la sed y el hambre y envía varias hormonas o mensajeros químicos al torrente sanguíneo, los cuales afectan a otros órganos, principalmente, los sexuales. El primero en localizar una función del encéfalo fue el anatomista francés Paul Broca, que en 1861, describió la incapacidad de expresarse verbalmente o por escrito de 154 un paciente, estado que denominó afasia, en una pequeña área que desde entonces se la denomina circunvolución de Broca. Más tarde, en 1873, el alemán Carl Wernicke identificó otra área, cercana a la de Broca, que describió como la de la comprensión del lenguaje. Su paciente hablaba y escribía pero no entendía lo que le decían. En 1870, Eduard Hitzig descubrió que en el lóbulo parietal regía la activación de los músculos del cuerpo (estando representada la porción derecha del cuerpo en la izquierda y viceversa). En el lóbulo occipital se halla el área responsable de la visión. En el temporal, la intervención estimulante causa sonidos. El único lugar donde la excitación no tuvo resultados específicos fue la de los lóbulos frontales: sólo consiguió interrumpir lo que el animal estaba haciendo. En consecuencia, se le dio el nombre de “áreas silenciosas” y durante mucho tiempo se pensó que carecía de funciones. Ahora se sabe que son el aparato encargado de planear, la parte ejecutiva del cerebro. El resto no hace más que procesar informes en beneficio de los lóbulos frontales. Los animales a los que se han extirpado los lóbulos frontales parecen sufrir dificultades en decidir entre cosas alternativas. No aprenden cuando se los tienta con recompensas, como si no comprendieran las consecuencias de sus actos. El resultado de la ablación cortical en humanos, desconcierta aún más: por un lado los individuos se vuelven irritables y, por otro, indiferentes. Muestran impetuosidad combinada con falta de iniciativa, euforia y jactancia, fracaso en percibir detalles. Los lóbulos frontales parecen frenar los arranques impulsivos del cerebro medio. Con respecto a la conciencia, Roger Sperry afirma que es un fenómeno emergente brotado en el decurso de la evolución como fruto de la creciente complejidad, no siendo homologable al conocimiento, aunque ambos sean procesos cerebrales. Descartes la localizó en la glándula pineal. Con todo, no cabe duda, aparentemente de que si la conciencia se halla en algún lugar, debe ser en la porción más antigua del cerebro: el bulbo raquídeo y su punto fundamental, el abultamiento denominado puente de Varolio y protuberancia anular donde se halla una especie de interruptor denominado sistema activador reticular (su activación lleva a un estado de vigilia permanente). El sistema activador reticular posee dos componentes, uno difuso, que envía señales a toda la corteza y uno específico, que actúa a través del hipotálamo, el cual parece aportar la concentración en algo determinado; o sea que explicaría el fenómeno de la atención. En resumen, la conciencia no es una sola entidad, sino que varía de género y de grado. La más primitiva quizá resida en el cerebro medio; la corteza cerebral la elabora, o sea, proporciona, una versión en tecnicolor de la representación inicial en blanco y negro y además no debe ser propiedad de las neuronas, pues muchas, sobre todo las de la espina dorsal, no dan muestras de ella. Es también posible quitar porciones importantes de la corteza frontal sin que se afecte a la conciencia de manera apreciable. Con respecto a la emoción, los fisiólogos no han encontrado señales de centros relacionados con las emociones más complejas. Sólo la depresión y la exaltación, la ansiedad y la rabia parecen mediar en este camino. Por consiguiente no se vislumbran fármacos que concedan orgullo, infundan vergüenza o – como los apócrifos filtros de amor de antaño- vuelvan el desdén en cariño. Parece más probable que las emociones complejas nazcan de patrones de actividad cerebral como un todo. El cerebro prefiere 155 distribuir sus funciones siempre que le sea posible. Se observa a menudo que un estímulo en un animal provoca una conducta opuesta a la de otro, estimulado en el mismo punto. Todo eso propone la existencia de un sistema en estado de equilibrio, que cualquier intervención puede decantar en un sentido u otro. El cerebro es capaz de hallarse en millones de estados diferentes, que se modifican en unas cuantas millonésimas de segundo. No sólo las conexiones eléctricas se alteran sin descanso, sino que también se modifican las ilaciones y los equilibrios químicos. El premio Nobel John Eccles ha declarado que, para cada suceso mental, hay un estado cerebral único. (Taylor, 1979). Garbari (Garbari, 2000) nos dice “El gran avance de las investigaciones en neurociencias logrado en la última década, ha aportado una vasta cantidad de conocimientos que enlazan la psicología y los procesos neurobiológicos. En su tiempo, Freud colocó el énfasis en el desarrollo de los aspectos psicodinámicos, evitando dar un correlato categórico de los postulados psicoanalíticos con el funcionamiento cerebral, sobre la base de la ignorancia neurobiológica que existía. Para darnos una idea, la neurona no había sido descubierta cuando se inició el psicoanálisis, e inclusive los primeros trabajos sobre la existencia de ésta, como la unidad funcional del Sistema Nervioso, fueron realizados por el mismo Freud, varios años antes que Ramón y Cajal apareciera en la escena científica”. En la búsqueda de dichos correlatos y expresiones psíquicas de los procesos correspondientes al sistema nervioso, recordamos la descripción brillante que de los mismos se halla en el Proyecto de una psicología para neuró1ogos escrito por Freud (1895) donde se evidencia, con el mérito de su genio de investigador, y sin contar con las técnicas actuales que le permitieran su observación directa, la descripción del fenómeno de la facilitación de la sinapsis neuronal. En la sinapsis neuronal ("las barreras de contacto" descritas por Freud) ocurre un proceso que denominó "facilitación neuronal". Así nos dice: "... A esta altura conviene aclarar que... las neuronas ( impermeables y portadoras de la memoria)... son imprescindibles si pretendemos abarcar con ellas las características más generales de la memoria. La argumentación es la siguiente: Dichas neuronas son permanentemente modificadas por el pasaje de una excitación (o bien, aplicando la teoría de las barreras de contacto: sus barreras de contacto quedan en un estado permanentemente alterado). Ahora bien: como la experiencia psicológica nos enseña que existe algo así como un «sobreaprendizaje», basado en la memoria, esa alteración debe consistir en que las barreras de contacto se tornen más aptas para la conducción - menos impermeables - o sea, más semejantes a las del sistema (sistema permeable destinado a la percepción). Designaremos este estado de las barreras de contacto como «grado de facilitación». En tal caso, podremos afirmar que la memoria está representada por las facilitaciones existentes entre las neuronas ". Para Garbari (2000A) “se observa en la descripción de Freud preanunciado el mecanismo de facilitación de la Potenciación a Largo Plazo, que es crucial en los procesos de la memoria y el aprendizaje; los cuales, a su vez, resultan claves para comprender el modo de acción de la psicoterapia.. La modificación de las conexiones neuronales, es decir, facilitar u obstaculizar neurocircuitos que manejan redes de información (sean emocionales o cognitivas) ocurre a nivel de la sinapsis, tales neurocircuitos pueden ser modificados por la intervención psicosocial. La Potenciación 156 a Largo Plazo, fue estudiada en organismos unicelulares muy primitivos como la Aplysia y luego se estudió en las células A1 del hipocampo de mamíferos; tales investigaciones han arrojado luz sobre cómo la experiencia puede alterar la estructura sináptica. Actualmente se estudia el correlato entre las regiones neuroanatómicas y las emociones. Lane señala que la alegría, la tristeza y la rabia hallan su correlato en modificaciones de la actividad talámica, de la corteza prefrontal media y de las estructuras temporales. Reiman postula que las estructuras neuroanatómicas relacionadas con las emociones generadas internamente, son diferentes a las estructuras neuroanatómicas relacionadas a las emociones generadas desde el exterior. Rubinow halla que el lugar de interacción entre los neurotransmisores y los receptores de membrana, es decir, la sinapsis neuronal, corresponde al locus involucrado en los procesos afectivos y cognitivos, siendo los neurotransmisores más estudiados: la serotonina, la dopamina y la noradrenalina. A su vez, las neurohormonas, los neuropéptidos y diversos compuestos neuroquímicos, han sido relacionados con funciones de neuromodulación, función que está involucrada, de forma relevante, en el tono afectivo”. Garbari continua diciéndonos: “Un aspecto central del planteamiento teórico freudiano, y para la psicoterapia, es el aspecto emocional. El enfoque cognitivoconductual ha relegado este aspecto, erróneamente, a un segundo plano, ya que suele considerar más el aspecto intelectual, y pone mayor énfasis en la idea y menos en la emoción. Sin embargo, la emoción es rectora de la psique, es ella quien proporciona las bases para armar el esqueleto mental y su papel resulta fundamental en el desarrollo de los procesos psíquicos normales y patológicos”. Schore señala que durante los tres primeros años de vida, el hemisferio derecho (relacionado con los aspectos emocionales y el lenguaje no verbal) es quien gobierna el trabajo cerebral del infante. Es en esta época de la vida cuando se adquiere la mayor parte de la información que luego será "podada" para establecer las jerarquías, es decir, "lo que permanece, lo que es importante y lo que se descarta". El lenguaje que maneja el niño, en su mayoría "no verbal", está basado en la dupla emocional: placer-displacer, rechazo-aceptación, amor-odio, bueno-malo, si-no. Este antagonismo, logrado en la relación del sujeto con sus objetos, constituye el futuro organizador del mundo de representaciones cognitivas de la persona”. En lo referente a las emociones, Garbari en su trabajo nos recuerda que “la estructura anatómica más relacionada con ellas es el sistema límbico, y dentro de éste la amígdala ocupa un lugar preponderante. Esta pequeña estructura anatómica aloja las imágenes emocionales "altamente cargadas", que permanecen como recuerdos de un alto contenido emocional, lo que Freud designó con el nombre de las huellas mnémicas altamente cargadas, asociadas a los eventos traumáticos”. Basada en diversos estudios, especialmente con neuroimágenes en pacientes que presentaban estrés postraumático, Kay ha denominado a la amígdala como la puerta al inconciente freudiano. El Ello y lo "reprimido", entonces, tendrían su asiento en la amígdala; así entendida esta pequeña estructura comprende los pilares emocionales más antiguos del miedo, la agresividad y la sexualidad, cuyo manejo involucra altas cargas de energía. Tales pilares emocionales que se erigen en el infante se basan en el proceso binario si-no señalado, el cual se traduce a nivel de la sinapsis en procesos de tipo: inhibición-facilitación. 157 Por ende, lo emocional en un primer tiempo forma redes de interconexión neuronal, "facilitando las sinapsis" u "obstaculizándolas", y sobre estos cimientos emocionales en un segundo tiempo, se "ensamblarían" las redes de los procesos cognitivos. Es conocido que tanto en lo filogénico como en lo ontogénico el desarrollo de las estructuras neuroanatómicas relacionadas a la emoción, se desarrollan antes y son más primitivas que las estructuras neuroanatómicas relacionadas con la cognición. Este último, es decir, el aspecto cognitivo, parece estar asentado sobre diversas estructuras neuroanatómicas, y entre las más relevantes se encuentran el hipocampo y la corteza prefrontal. El hipocampo, es una pequeña estructura que ha sido involucrada directamente con los procesos de memoria y aprendizaje, las cuales se corresponden con el proceso secundario descrito por Freud (así como la amígdala se corresponde con el proceso primario). El hipocampo, de modo coloquial, es el encargado de "explicar" y "de simbolizar", y de dar un significado a los contenidos emocionales. De forma más específica, asocia la idea a la emoción, colocándola en un contexto, y realiza lo que se puede denominar la "simbolización cognitiva". Tal concepto, resulta similar a lo que Freud denominó "el representante". Aventurándonos en su trascendencia, el hipocampo podría ser una de las estructuras vinculadas en gran medida con el proceso asociativo, que representa la piedra angular de la técnica psicoanalítica. La asociación libre de elementos cognitivos (elaborados por el hipocampo) sería el punto de partida que permite llegar al núcleo conflictivo emocional asentado en la amígdala, durante el análisis. Las funciones atribuidas al hipocampo, en un estudio reciente, sugieren la hipótesis de que el significar y resignificar (construir y reconstruir) las situaciones emocionales almacenadas en la amígdala, pudiese estar mediado por el hipocampo; en tal sentido, el enlace entre los contenidos emocionales y la ideación, que Freud señaló como el "representante representativo", al menos en parte estaría dado por el hipocampo. O t r a d e l a s e structuras asociadas a los aspectos cognitivos, es la corteza prefrontal. Sus funciones comprenden la mediación de la vida de relación del sujeto, en términos psicodinámicos, la relación del sujeto con los objetos. Su desarrollo comienza de forma tardía, está poco mielinizada en la primera infancia y logra su maduración completa luego de la adolescencia, inclusive muchos autores señalan que la mielinización persiste en el adulto. Su acción, entre otras, consiste en coordinar y gerenciar los procesos mentales superiores, regular y controlar lo emocional, y planificar acciones sobre la base de las necesidades del individuo y las exigencias del medio ambiente. A la luz de la teoría psicoanalítica tales funciones corresponden a las funciones del Yo y del Superyo, y están vinculadas a las relaciones objetales y al principio de realidad. Ya Weinberger, hace más de una década, indicó que la corteza prefrontal tiene un papel integrador de la psique y es responsable de la capacidad de "insight" del individuo, así como del sentido de identidad del Yo; y Anderson, más recientemente, correlacionó de forma significativa el daño temprano de la corteza prefrontal con alteraciones del comportamiento moral y en la conducta social (funciones atribuidas al SuperYo). De lo anterior se deduce que la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal, son regiones cerebrales que median muchas de las funciones mentales descritas por el 158 psicoanálisis, y representan estructuras neuroanatómicas esenciales en el proceso de psicoterapia. A pesar que estos cambios moleculares son de difícil observación, se ha logrado ver por técnicas de neuroimágenes modificaciones de las estructuras neuroanatómicas antes de la psicoterapia, y en diversos estadios del proceso terapéutico. Mediante tales técnicas se ha precisado la activación de regiones cerebrales que subyacen a la memoria, así como de estructuras que subyacen a los procesos de "insight" y autoconciencia. En tal sentido, Beitman plantea que la intervención psicoterapéutica puede "redirigir" las señales que suben del tálamo sensorial en forma directa a la amígdala y a la corteza prefrontal. Redirigir este flujo de información hace que el paciente aprenda a responder más concientemente a las situaciones externas y a los estímulos internos (emociones e ideas), en vez de simplemente reaccionar de una forma habitual no adaptativa. En apoyo a lo anterior Kandel (1998, 1999) señala: "... Alteraciones en la expresión genética inducidas por el aprendizaje hacen que surjan cambios en los patrones de conexiones neuronales... Como la psicoterapia es efectiva en producir cambios duraderos en el comportamiento, se presume que tales cambios ocurren por el aprendizaje, el cual produce alteraciones de la expresión genética que alteran las conexiones sinápticas y producen modificaciones estructurales, que afectan el patrón anatómico de interconexiones entre las neuronas. A medida que la resolución de las técnicas de imágenes aumente, podremos evaluar cuantitativamente los logros de la psicoterapia... ". Continuamos citando el excelente trabajo del Dr. Garbari dado que nos aporta una profunda comprensión de la temática propuesta. Dentro de la neurobiología nos describe el concepto de “atractor” de Velasco (Velasco, 1999). El atractor es a lo que tiende, o a lo que es atraído, el comportamiento de un sistema, y se relaciona directamente con "la compulsión a la repetición" descrita en la teoría psicoanalítica. La atracción frecuente de un elemento psíquico al plano conciente, o su rechazo del plano inconsciente, implica una tendencia repetitiva que tienen ciertos elementos psíquicos afectivos, cognitivos y conductuales de invadir con mayor frecuencia el plano conciente. Desde el ensayo de Freud "Más allá del principio del placer"(1920), aparece en el desarrollo de la literatura psicoanalítica un concepto análogo al atractor, que luego Freud introduce en la psicoterapia en el ensayo "Análisis Terminable e Interminable" (1937). Con respecto a los mecanismos defensivos, Galin aborda la represión desde un punto de vista neurobiológico, afirmando que la misma, así como las otras defensas del yo, comprenden algún grado de disociación o desconexión funcional entre los hemisferios cerebrales; y más recientemente Eagle apoya lo señalado, al describir que los estilos de vida represivos pueden estar asociados con una desconexión funcional del procesamiento por el hemisferio izquierdo (referente a conceptos verbales del "self" y reporte de los estados de ánimo), con el procesamiento de información por el hemisferio derecho (donde predomina la respuesta neuroendocrina y autonómica a los estímulos afectivos negativos). El "monto de excitación" del enfoque económico de la metapsicología freudiana pareciera estar directamente relacionado con los hallazgos en los registros de los 159 potenciales corticales cerebrales de superficie. La idea central de Freud que describe el movimiento de cargas mentales, es muy similar al registro de los mecanismos cerebrales de activación e inactivación de las zonas cerebrales en los potenciales corticales de superficie. Una cita del ensayo de las "Neuropsicosis de Defensa", así lo evidencia (1894): "...en algunos pacientes ocurre una incompatibilidad en su vida ideacional... (cuando) ... su Yo encara una experiencia, una idea o sentimiento que genera un malestar afectivo... el sujeto decide olvidarlo ya que no confía en su poder para resolver la contradicción entre dicha idea incompatible y su yo como significado de su actividad de pensamiento... (si el olvido no es exitoso) ...el afecto que está unido a la idea... debe ser usado de otra forma... el afecto, que se torna libre, se une a otra idea que en ella misma no resulta incompatible; y, gracias a esta "falsa conexión" tales ideas se tornan en ideas obsesivas... ...en las funciones mentales algo debe ser distinguido - una cuota de afecto o una suma de excitación - que tiene todas las características de una cantidad, la cual no podemos medir, que es capaz de aumentar, disminuir, desplazarse, y que está distribuida sobre las trazas de memoria de las ideas, similar a las cargas eléctricas que se distribuyen sobre la superficie de un cuerpo". Garbari concluye diciéndonos “En resumen, los aspectos psicoanalíticos mencionados (la emoción, la compulsión a la repetición, la represión y el enfoque económico metapsicológico), así como otros muchos, tienen un claro correlato con las neurociencias actuales. Al revisar las explicaciones de los fenómenos psíquicos, se descubre que mucho de lo observado y descrito por el psicoanálisis, hoy en día, se explica utilizando otra semántica, sin embargo, las nuevas explicaciones no difieren, y esencialmente representan lo mismo”. Recorreremos ahora los trabajos del investigador Carlos H. von der Becke (2001) quien nos brinda un amplio y profundo panorama del tema que nos ocupa. Con respecto a la ubicación de la conciencia, Becke evoca a Dennett para quien la conciencia no tiene una ubicación concreta en el cerebro sino que sería visualizable como un parlamento democrático de estructuras mentales, cada una de las cuales aporta con su voto la sensación de que hay un yo interno y hay una realidad externa al yo. También, con su voto, realiza en el plano conciente o inconciente la toma de decisiones con la que el cerebro amortigua los problemas o perturbaciones que se le presentan para su solución o logro de mínima energía de cómputo. Así como el espíritu de una colonia de termitas está distribuido entre el juego de genes comportamentales de 100.000 pequeños agentes, logrando que cada uno sepa qué papel le toca, "nuestra conciencia humana y nuestra mismidad narrativa", es más el resultado de lo que nos decimos nosotros mismos y le decimos a los demás que de un sitio determinado dentro nuestro. Becke en la búsqueda de la comprensión de la memoria y del aprendizaje, se guía por Karl Lashley, quien enseñó a pequeños animales a resolver determinados problemas y sistemáticamente les extirpaba, a diferentes ejemplares, una porción del cerebro. Nunca pudo encontrar un sitio para la memoria donde estaba guardada la solución. La cantidad de memoria era proporcional, además, a la cantidad de tejido que dejaba sin extirpar. Lashley señaló: la memoria está presente en ninguna y en todas partes. Cuando respondemos a los estímulos externos en una forma refleja y determinista, estamos dejando que opere el inconciente. Becke reflexiona “Nos pueden dar un golpe en la cabeza y nos olvidamos del pasado (amnesia), pero lo que nos pasa de allí en más es bastante normal, en el sentido 160 que volvemos a recordar cosas de allí en adelante. Muchas memorias perdidas - sin golpes - vuelven: o sea que no perdemos la memoria sino la capacidad de recuperarla. Podemos sufrir una lesión en el hipocampo y perdemos la capacidad de transferir los datos de la memoria corta a la memoria larga, nos acordamos de la niñez pero no donde estamos ahora. Hay otras personas que han sufrido accidentes en el hipocampo, la amígdala cerebral y la corteza entorrinal, que no les prohiben adquirir habilidades o recordar recetas aprendidas luego del accidente, pero los incapacita para recordar quién se las enseñó y en qué circunstancias. Esas zonas del cerebro, aunque afectadas, no destruyen tampoco a la memoria inmediata o de corto término. Se encuentran casos donde el daño a la memoria de trabajo, sin la cual no se puede acceder al resto del sistema, no vuelve amnésicos a esos accidentados, que no tienen problemas con las circunstancias normales de la vida diaria”. Con respecto a la memoria de largo alcance, Becke nos aporta el modelo de Hopfield de la memoria asociativa “El cerebro almacena en dos lados de la memoria de largo alcance los sucesos por los cuales pasó y que aprendió: * en la memoria del lenguaje o perceptual, ubicada en las estructuras de los lóbulos parietales y temporales y * en la memoria instintiva y motora, ubicada en las áreas frontales, entre otras regiones que no enumeramos. El hemisferio derecho casi siempre se encarga del uso del espacio en la descripción de relaciones topográficas y el hemisferio izquierdo actúa como mediador entre el uso del espacio y las relaciones sintácticas del habla. De acuerdo a las contribuciones de Hopfield se sabe que una neurona sola no es una neurona, en el sentido que se necesita formar aunque sea una red mínima de dos neuronas, para visualizar la función de una neurona en búsqueda de su mínimo de energía o de sus atractores”. De acuerdo a distintos autores que han estudiado el cerebro en sus niveles evolutivos, Becke nos recuerda el conocido modelo del cerebro de Paul MacLean en el cual se lo describe como tres computadoras biológicas interconectadas, cada una con su particular inteligencia, con su subjetividad diferente, con su noción diferente de la trama espacio-temporal y su propia memoria. Según Mac Lean (1984) el conjunto de la actividad cerebral tendría 3 formas de funcionamiento correspondientes a los “tres cerebros”: el cerebro “reptil”, o arquiencéfalo, vinculado a la autoconservación, obra por instinto de acuerdo con la sabiduría acumulada desde lo pretérito. Regula el funcionamiento visceral y los mecanismos reflejos y posee un sistema de alarma frente a la información sensorial. Este cerebro se halla activo aún durante el sueño profundo. También lo denomina “Imagen grabada”. E l cerebro “roedor” o paleoencéfalo, o “Leteo”, que se relaciona con los procesos emocionales, denominado también “cerebro caliente", integra las emociones. Su vinculación con el cerebelo, órgano que incorpora las habilidades aprendidas y las transforma en hábitos “automáticos” (Taylor, 1979), permite admitir la existencia de 161 automatismos afectivos, heredados y adquiridos. Sitio de residencia de la atención, ha sido muchas veces ligado por los expertos a la conciencia. Comprende hipotálamo, hipocampo, amígdalas cerebrales. Y el cerebro “mamífero” o neoencéfalo, (neocórtex), o “Gurú”, o "cerebro frío", que está ligado a los procesos de pensamiento racional y a la ejecución de acciones voluntarias, capaz de planear el futuro y que se lo suele comparar con las computadoras digitales. Se considera que posee, asimismo, la importantísima función de inhibir o atemperar la conducta afectiva. Esto último se deduce al observar las reacciones emocionales intensas (ataques de ira) que se producen cuando, por medio de lesiones experimentales, se libera al arquiencéfalo y al paleoencéfalo del control (inhibición) ejercido por el neoencéfalo. (Cobb, 1954). Corresponde a los primates. Maclean señala que el córtex es "la madre de la invención y el padre del pensamiento abstracto". Cada una de los tres partes, de origen evolutivo secuencial, representa un estrato evolutivo distinto construido encima de la más vieja capa, como estratos arqueológicos de una vieja ciudad y está conectado por nervios a los otros dos. No es cierto - según MacLean - que el neocórtex domine a los otros paleo cerebros. El sistema límbico, regulador de las emociones, puede muchas veces dominar todas las funciones mentales superiores. Según Maclean, (1984) en el ser humano, debido al crecimiento “exponencial” del neocórtex (“cerebro frío”), la conexión del neocórtex con el arquiencéfalo y el paleoencéfalo (“cerebro caliente”) se ha vuelto insuficiente o inadecuada, por lo cual denomina “esquizofisiología” a esta particularidad. La curva que representa el crecimiento de este último cerebro en el hombre, presenta un carácter exponencial análogo al de la curva de crecimiento demográfico que se considera una amenaza para el ecosistema, y ha sido comparada también a la curva de un crecimiento tumoral (Koestler, 1978). Se le atribuye a Paul MacLean en algunas publicaciones, una novísima cuarta capa, típicamente humana, de la época de los Cro-Magnon, denominada Novísimo C e r e b r o - Humano reciente. Sería el lugar que nos capacita para combinar la imaginación (especialmente la capacidad de planear) con la sensación (necesaria para la empatía y p a r a l a m o t i v a c i ó n ) . S e g ú n B e c k e , e s t e c u a r t o c e r e b r o s e c e n t r a poderosamente en la integración tanto de la racionalidad como de la emocionalidad, logrando la emergencia de actividades "extrañas" como el altruismo y la teoría del regalo (hoy te regalo algo que necesites y entiendo que cuando yo necesite algo no te harás el desentendido). Esquema de los niveles en la evolución del cerebro y el comportamiento de Mac Lean 162 Mark Solms en su trabajo “Hacia una anatomía de lo inconsciente” presentado al Grupo de Investigación de Psychoanalysis – Neuroscience, el 4 de junio de 1994, dice que no podemos simplemente traducir los conocimientos neuropsicológicos a los términos psicoanalíticos. Afirma que “una neuropsicología verdaderamente psicoanalítica debe basarse en métodos psicoanalíticos de observación e investigación de los síntomas mentales causados por las lesiones localizadas cerebrales. Dicha neuropsicología debería no intentar reemplazar el modelo psíquico de la mente con un modelo físico sino complementar los puntos de vista tradicionales de la metapsicología con un punto de vista nuevo y ¨físico¨”. Luego reflexiona acerca “del hecho de que el psiquismo se nos presente bajo dos formas diferentes, una como órgano físico y otra como actos de consciencia, es uno de los grandes misterios de la vida y podemos sospechar que dicho aspecto dual del psiquismo es un resultado necesario del hecho de que tenemos un conocimiento consciente tanto de nosotros mismos como del contexto externo simultáneamente”. Solms continua recordándonos las observaciones neuropsicológicas que Freud realizó: “Freud siempre había localizado el sistema Pcs – Cs dentro de la corteza cerebral. En el modelo de la mente del Proyecto, equiparaba dichas zonas corticales con el sistema de neuronas “w”. Anteriormente en su monografía sobre la afasia (1891), identificó las cortezas sensoriales primarias cuya función abarcaba las cuatro modalidades de conciencia humana (la visión, el oído, la cenestesia y la sensación táctil) como piedras angulares de dicho sistema perceptivo. Durante el transcurso de la vida de Freud, la representación de los sentidos olfatorio y gustativo, y los componentes secundarios de la “sensación en general” no se habían determinado aún con precisión. Sin embargo, en línea con el principio básico de que las modalidades sensoriales pueden ser localizadas dentro de regiones de la corteza relativamente circunscriptas, sería razonable incluir estas modalidades sensoriales más oscuras también dentro del esquema general del “sistema Pcs”. Todo ello ubica el sistema Pcs dentro de la corteza posterior del cerebro, que Luria (1973) describiera como unidad funcional dedicada a la recepción, análisis y archivo de información. (Esta unidad incluye el cerebelo, una parte del cual puede describirse como el extremo cortical del analizador vestibular). Sin embargo, es importante que recordemos que aunque Freud sentía que se justificaba localizar las modalidades elementales de la consciencia perceptiva dentro de las zonas sensoriales primarias de la corteza posterior, siempre enfatizó dos importantes 163 observaciones con respecto a esta localización estrecha. La primera fue que para cuando un estímulo de la periferia llega a la corteza, ya ha atravesado una cantidad significativa de transformaciones en el nivel subcortical. Dichas transformaciones subcorticales representan la contribución del sistema de neuronas “ø” (en el modelo de Freud del Proyecto de 1895). Podemos equiparar este modelo (sobre la base de las propiedades funcionales que posee) con los receptores sensoriales mismos, junto con todos los ganglios y núcleos con los cuales se conectan en el transcurso de su pasaje por la médula espinal y nervios craneales, por los núcleos de modalidad específica del tallo cerebral (que comprende el mesencéfalo, el puente de Varolio y la médula oblongada) y el tálamo hacia la corteza. A raíz de la influencia de este sistema subcortical intermedio, Freud (1891, 1893) afirmó que el mundo externo no se “proyecta” sobre nuestra consciencia de modo directo alguno, sino que se “representa” allí, según varios criterios funcionales, que se integran con las estructuras anatómicas y las propiedades fisiológicas del aparato sensorial periférico. El segundo punto que Freud enfatizó en 1891, fue que las zonas corticales primarias representan puntos ideales en una red anatómica que, en realidad, continúa en forma ininterrumpida. Localizamos dichas zonas porque sus fronteras anatómicas corresponden casi directamente con las categorías básicas psicológicas que constituyen la percepción consciente. Solms cree que no es apropiado hablar de los correlatos mente-cerebro como reducciones de la mente al cerebro. Cree que los modelos anatómicos son tan básicos como los modelos psicológicos y que las células cerebrales son, efectivamente, tan reales como los pensamientos y los sentimientos. En otras palabras, aunque piensa que es posible definir los conceptos correlativos precisos y físicos de todos los fenómenos conscientes, no cree que dichos conceptos lleguen jamás a reducir esos fenómenos a una serle de procesos celulares. Lo que se habrá conseguido mediante dichos conceptos es determinar los equivalentes fisiológicos de las experiencias mentales. Pero las experiencias mentales permanecen; no pueden ser reducidas a ninguna cosa. Para Solms, el enfoque metapsicológico de Freud trasciende el dualismo cartesiano entre cuerpo y mente, gracias al concepto central de lo inconsciente. Ahora bien, cuando Freud comenzó a ocuparse de dichas correlaciones, alrededor de 1884, un pequeño grupo de médicos ya había estado rastreando correspondencias correlativas de este tipo hacia varios años. El hecho de que la mayoría de ellos fueran neurólogos, da cuenta de la primera conclusión a la cual llegaron, es decir, que algunos procesos corporales están más íntimamente asociados a estados de conocimiento consciente subjetivos que otros procesos corporales. Sobre la base de reiteradas correlaciones empíricas entre las alteraciones patológicas de la conciencia y las alteraciones patológicas del estado del cerebro, se formó un consenso general con relación al hecho de que el cerebro (o el sistema nervioso), era el locus de los procesos conscientes. Hoy en día, aceptamos tan gustosamente dicho correlato, que ni nos damos cuenta de las cuestiones problemáticas que plantea. Me refiero al hecho de que aunque todo estado de conciencia innegablemente se correlaciona con cambios de estado en el cuerpo, no todo cambio en el estado del cuerpo es registrado como un estado de consciencia. E incluso dentro del sistema nervioso, y dentro del cerebro mismo, no todo acontecimiento físico tiene un correlato consciente subjetivo. Dicho hecho empírico que 164 nadie puede contradecir seriamente llevó a concluir equivocadamente, antes de que Freud apareciera en escena, que el estudio del cuerpo da cuenta del ser humano de un modo más abarcativo que el estudio de la conciencia subjetiva. En síntesis, dado que podía demostrarse que los procesos fisiológicos ocurren como series completas de los acontecimientos entre elementos contiguos y anatómicos, es decir como secuencias completas causales y dado que los estados de conocimiento consciente estaban conectados con algunos de esos acontecimientos y no con otros, se concluyó equivocadamente que los acontecimientos fisiológicos eran la base de los hechos conscientes. En otras palabras, se infirió equivocadamente, a pesar de todas las evidencias contrarias, que los acontecimientos conscientes mentales podían ser reducidos a los acontecimientos fisiológicos y que los acontecimientos fisiológicos eran la causa de los acontecimientos mentales. De esta manera, el objeto externo perceptivo conocido como el cerebro se confundió con la cosa inconsciente en sí misma. Naturalmente, sin embargo, todos los intentos de reducir desde una única perspectiva de la conciencia perceptiva a la otra estaban destinados al fracaso, desde el comienzo mismo. José Antonio Méndez Ruiz y Mariano de Iceta Ibáñez de Gauna nos ofrecen una excelente revisión del trabajo de Regina Pally, esclarecedora del tema que nos ocupa. En el diálogo entre el psicoanálisis y la neurociencia, las posiciones se ubican a lo largo de un espectro amplio que va desde los que consideran que el psicoanálisis es una disciplina delimitada en torno a un objeto de estudio y a una metodología de investigación que no requiere ni aportes ni validación desde el exterior, hasta aquellos que piensan que los descubrimientos sobre la biología del cerebro dejarían obsoleto al psicoanálisis como una disciplina no científica. Frente a estas polarizaciones extremas, resultan interesantes los trabajos que intentan elaborar un marco conceptual en el cual se puedan estudiar las articulaciones, las formas de interacción entre los sistemas de significación del psiquismo y los circuitos neurofisiológicos. Méndez Ruiz y Gauna eligieron para comentar el artículo de Pally “Emotional Processing; The mind-body connection”, que parte de considerar que la función de la emoción es coordinar el cuerpo y la mente organizando la percepción, el pensamiento, la memoria, la fisiología y el comportamiento, pero que no sólo ayuda a conectar la mente y el cuerpo en un individuo, sino que, además, y éste es uno de los ejes que marcan el artículo, la emoción es fundamental para conectar las mentes y los cuerpos entre individuos. Así, gracias al conjunto de emociones que el bebé experimenta por la angustia de separación se activan respuestas consoladoras por parte de su cuidador. El segundo gran eje teórico que trata de desarrollar el artículo es el de establecer el puente de unión entre la neurociencia de la emoción y el psicoanálisis a partir de un punto en común que puede parecer sorprendente en una primera aproximación al tema: ambos se centran en mecanismos inconscientes. Para la neurociencia la mayor parte de la emoción se procesa lejos del conocimiento consciente del sujeto y se podría aplicar aquí la conocida metáfora psicoanalítica de la punta del iceberg. Con todo, se trataría en este caso de un inconsciente biológico gobernado por los circuitos neurales y la neurofisiología en general. La autora señala hallazgos fisiológicos, conductuales y tecnológicos (el PET, la resonancia magnética, etc.) como demostración de la existencia de circuitos cerebrales inconscientes. 165 Tras un somero repaso histórico de los primeros autores que intuyeron la existencia de esta corriente inconsciente, pasa a presentar un esquema general del procesamiento emocional. Basándose en los trabajos de LeDoux (1994, 1995, 1996), Damasio (1994, 1995) y Joseph (1996), afirma que la emoción puede considerarse como una constelación en la que intervienen: (a) la valoración del estímulo en cuanto a su relevancia para el organismo, esto es, en cuanto a su significación integral para el organismo. Esta función de evaluación se realiza desde diversos centros cerebrales, unos dependientes de los sistemas subcorticales, especialmente la amígdala, y otros dependientes de la corteza cerebral. Parece que la amígdala elabora tipos de valoración "programadas de forma innata" más simples, mientras que la corteza orbitofrontal reacciona a la información más compleja y elabora valoraciones que se construyen a partir de la experiencia personal a lo largo de la vida. Ambas estructuras están estrechamente interconectadas tanto con las áreas corticales sensorial y motora, como con la región límbica subcortical, el mesencéfalo y el tronco cerebral. (b) los cambios corporales y cerebrales resultan de esa valoración ya que, tras la misma, esos centros envían mensajes al tronco cerebral y al hipotálamo que, a su vez, son los responsables de los cambios cerebrales y corporales de la emoción: la producción endocrina regulada por el hipotálamo a través del fundamental "eje hipotalámico-hipofiso-adreno-c o r t i c a l " ; l a s r e s p u e s t a s d e l s i s t e m a n e r v i o s o neurovegetativo (autónomo), regulado tanto por el hipotálamo como por el tronco cerebral, y que es el responsable de la acción sobre las vísceras internas mediante los sistemas nerviosos simpático y parasimpático operando en tándem; y las conductas motoras gracias al control de la musculatura esquelética mediante los pares craneales y la médula espinal que provocan las "conductas emocionales". Se ofrece en el artículo una buena ejemplificación de los diferentes niveles en los que se desarrolla el proceso emocional, ya que si en general existe un buen control cortical sobre el movimiento de la musculatura esquelética, éste es menor sobre las cuerdas vocales y resulta mínimo sobre la inervación autónoma de las vísceras. (c) la retroacción sobre el cerebro de esos cambios cerebrales y corporales que, al ser reenviados al cerebro, se representan como parte de la experiencia, ocurriendo todo esto sin conocimiento consciente. Cuando estos cambios son procesados por las regiones cerebrales implicadas en el conocimiento consciente, contribuyen a lo que experimentamos de manera subjetiva como nuestras emociones conscientes. Como modo de ejemplificar el funcionamiento de los circuitos cerebrales de la emoción y afianzar su tesis de que el cuerpo juega un papel activo en la vida mental, la autora elige como modelo las investigaciones que se han realizado sobre el miedo. Parte de considerar que el miedo es un logro evolutivo para facilitar la detección y la respuesta al peligro, y que esto es común a todos los animales. Recalca un aspecto que nos parece fundamental a la hora de pensar en el trabajo psicoterapéutico y es que una vez establecido el condicionamiento al miedo, éste es relativamente permanente, no se elimina completamente, tan sólo se inhibe. Volveremos sobre este punto más adelante cuando hablemos de los trastornos de ansiedad. 166 En primer lugar considera el papel de la amígdala, que resulta esencial tanto en la recepción de los estímulos (inputs), como en la emisión de respuestas (outputs). La información llega por dos vías diferentes, una primera, más rápida, es subcortical; la segunda pasa por la corteza, es más lenta y responde a estímulos más complejos. El conocimiento consciente no es necesario para crear el miedo condicionado, esto es, la emoción puede desencadenarse por situaciones de las que la persona no tiene conciencia. Se sabe que la corteza no es necesaria para crear un miedo condicionado, pero que juega un papel regulador en el proceso, pudiendo o no, inhibir la respuesta subcortical y mejorar la discriminación sensorial. La conclusión de esto, también trascendente para la comprensión de determinados fenómenos observables en la psicoterapia, es que las respuestas de miedo tempranas, y probablemente de otras muchas emociones, quizás nunca desaparezcan del todo, aunque la conciencia puede contribuir a disminuir dichas respuestas. A esto contribuye que existen más conexiones de la amígdala a la corteza que a la inversa, por lo que es más fuerte la tendencia automática al miedo que nuestra capacidad para inhibirla de forma voluntaria. El segundo gran elemento considerado en el circuito cerebral del miedo es el hipocampo, el cual juega un papel decisivo, ya que su participación en la memoria permite informar sobre la localización contextual, esto es, permite evitar el peligro antes de que ocurra, al relacionarse situaciones diferentes. Asimismo, puede activar el miedo en situaciones que fueron, pero que ya no son peligrosas. Finalmente, su daño en situaciones de gran estrés, puede llegar a deteriorar el recuerdo consciente de situaciones traumáticas. Esto implica que, a la vez que se "reprime" el recuerdo consciente de una experiencia traumática, se puede reforzar el recuerdo emocional inconsciente de dicha experiencia a través del circuito de la amígdala cerebral. Fenómeno que, explicado desde la teoría psicoanalítica, nos resulta muy familiar. Se pone de manifiesto por lo tanto la existencia de un doble circuito del procesamiento emocional: por un lado, un circuito que pasa por la corteza, que involucra al hipocampo y por el otro, un circuito que pasa por la amígdala cerebral y que es capaz de producir las reacciones emocionales de miedo sin conciencia ni recuerdo consciente. Posteriormente, y tomando en cuenta la cercanía que existe entre las expresiones de miedo y ansiedad, así como la comprobación de que las mismas regiones cerebrales intervienen en ambos fenómenos, la autora sigue haciendo hincapié en el importante tema del doble circuito cerebral, dado que si el condicionamiento puede tener lugar inconscientemente mediante los circuitos de la amígdala, la persona puede no ser consciente de cuál es el estímulo desencadenante actual. Además, durante el estrés puede dañarse el hipocampo a la vez que se facilita la actividad de la amígdala, lo que puede hacer que el aprendizaje se realice sin especificidad contextual, lo que lleva a que el individuo no tenga conciencia de la situación traumática originaria. Todo lo referido le sirve para concluir que el procesamiento emocional no resulta necesariamente adaptativo, debido a que los miedos, una vez establecidos, son casi imposibles de eliminar. La parte final del artículo va a estar dedicado a la aplicación de todo lo descrito a fenómenos concretos, especialmente los trastornos psicosomáticos y , m u y particularmente, al fenómeno del apego y la comunicación no verbal. Con respecto a los trastornos psicosomáticos, la conclusión parece clara, ya que la conexión referida entre 167 la emoción y las respuestas corporales hormonales, viscerales y motoras, conduce a cambios físicos reales que pueden producir trastornos psicosomáticos. Como nos dice Regina Pally, "los médicos ya no pueden decirle a sus pacientes "todo está en su cabeza", dado que cualquier cosa que esté "en la cabeza" también está en algún sentido "en todo el cuerpo". Ejemplos como el de niveles crónicamente elevados de la activación autónoma (neurovegetativa) pueden causar síntomas físicos crónicos de ansiedad, o que niveles de cortisol elevados de forma crónica pueden deteriorar el sistema inmunológico o contribuir a la formación de úlceras, resultan suficientemente explicativos. Los últimos apartados dedicados a la relación de la neurociencia con el apego y la comunicación no verbal son desde nuestro punto de vista, los más intensos y especulativos del artículo, ya que en ellos la autora quiere desarrollar su idea angular: "el apego y la comunicación no verbal son ejemplos de cómo los individuos se regulan entre sí tanto en la biología como en su psicología". La neurociencia aporta el descubrimiento de que el apego es también un fenómeno biológico, que implica un delicado lazo de retroacción en el cual la madre y el bebé se regulan psicobiológicamente de forma recíproca. Esto parece aplicable incluso en las díadas adulto-adulto. Se cree que los mecanismos biológicos de apego identificados en los animales son también aplicables al apego en los humanos. Tanto las respuestas de separación, como las de reunión, están mediatizadas por diferentes neurorreceptores, los benzodiacepínicos en las primeras y los opiáceos/endorfínicos en las segundas, todos ellos en la amígdala. Así, las endorfinas, por ejemplo, se liberan durante las conductas de reunión y sirven para reforzar el apego/reunión, en el sentido de hacernos adictos a las figuras de apego. Con respecto a la comunicación no verbal se enfatiza de nuevo la neurorregulación entre individuos, afirmando la influencia inconsciente que tiene sobre la biología, la emoción y la conversación verbal de un otro. Las comunicaciones no verbales pueden llevar información sobre los estados bioemocionales entre individuos, regulando así el funcionamiento biológico de ambas personas en una cadena que va desde la expresión facial (el músculo estriado), pasando por la modulación autónoma (del sistema neurovegetativo) de las funciones corporales (músculo visceral), hasta los sentimientos subjetivos asociados con la emoción. En experimentos realizados se ha podido comprobar que hay un alto porcentaje de sujetos que si son instruidos para contraer determinados grupos musculares asociados con una determinada emoción acaban sintiéndola realmente y mostrando los cambios autonómicos asociados con ella. La comunicación no verbal resulta fundamental para todas las formas de interacción social, son pistas que se utilizan para dirigir las relaciones sociales y activan respuestas en los otros (utilización de los otros como "autorreguladores"). Finalmente, señala cómo la comunicación no verbal estructura inconscientemente todas las formas de intercambio verbal. La conclusión, en la que Regina Pally escoge como referente la obra de Damasio, pretende tener un alto contenido en cuanto a sus aplicaciones a la terapia psicoanalítica. Parte de considerar que la toma racional de decisiones no lo es tanto, que la corteza controla y modula una buena parte de la conducta del sujeto, pero que la memoria emocional, representada como cambios corporales, influye en las elecciones más allá de la conciencia. La neurociencia enfatiza que la emoción y su expresión están implicadas en todas las tareas humanas importantes, también las consideradas 168 racionales. Por todo ello se debe concluir que, en el campo de la terapia psicoanalítica, el intercambio emocional no verbal puede ser al menos tan importante como lo es el intercambio verbal. Analista y paciente pueden influirse recíprocamente mediante pistas no verbales de emoción procesadas inconscientemente. Estas pistas son datos vitales del analista, así como del paciente. Cómo se siente el analista, tanto en lo referente al "cuerpo" como a la "mente" puede ser tan importante como indicador de lo que está pasando con el paciente como cualquier cosa que el analista esté pensando. Cómo se comunica, incluso como se comporta, puede ser tan importante como lo que dice. Este artículo de Regina Pally puede ser considerado como uno de los más interesantes aparecidos en los últimos tiempos dentro del campo de investigación que trata de establecer vínculos entre los últimos y sorprendentes avances en neurociencias con los conocimientos clásicos y más recientes del mundo psicoanalítico. Deseamos concluir este intento de comprensión psicosomática del cerebro aportando ideas de uno de los autores que, en nuestro país, ha profundizado en la búsqueda de las fantasías inconscientes específicas de las distintas funciones o trastornos somáticos: Luis A. Chiozza, quien con sus desarrollos nos brinda una herramienta útil para investigar el lenguaje orgánico. Chiozza (1980) nos dice “Si tuviera que aventurar una opinión acerca de cuáles pueden ser las fantasías específicas correspondientes a la existencia física y función fisiológica del sistema nervioso, diría que la descripción más convincente que puedo imaginar se aproxima al Proyecto de una psicología para neuró1ogos escrito por Freud (1895). Estas ideas, a pesar de lo que pudiera creerse teniendo en cuenta el tiempo transcurrido, no necesitan tanto ser remozadas a partir de la neurología moderna, como necesitan ser sometidas a un examen prolijo con el fin de poder restituir a su lugar específico primordial la "cuota" de "psicología" que corresponde a las otras estructuras orgánicas, las que no forman parte del sistema nervioso, ni aún del que llamamos vegetativo, autónomo o visceral. A los fines de una primera aproximación, basándonos en el modelo cibernético, digamos ahora que tal vez podemos concebir a las fantasías cerebrales como configuraciones formales de integración, equivalentes a los circuitos de retroalimentación negativa que participan tanto de la construcción de un reflejo como del establecimiento de un juicio. Naturalmente esta concepción debe ser completada con la idea, ya esbozada por Freud en el Proyecto, de que la facilitación “dibuja” complejos en el retículo formado por la vinculación entre neuronas. La inteligencia, el conocimiento y la memoria son productos del conjunto completo de lo que denominamos organismo, y no pueden ser adscriptos únicamente al cerebro. El conocer y el memorizar se llevan a cabo con la totalidad del organismo, es decir, con la totalidad de la persona. La investigación de las fantasías específicas (Chiozza, 1970) nos condujo a postular que todo órgano que interviene de manera preponderante en determinados procesos se arroga la representación de esos procesos. Así como “lo cardíaco”– a través del corazón – se arroga la representación de las emociones, “lo cerebral”– a través del cerebro – se arroga la representación de los procesos de pensamiento. Expresado en otros términos, podemos decir que, a partir de una misma estructura disposicional inconsciente, ingresan a la conciencia, por un lado, los procesos de pensamiento y, por otro, las representaciones del cerebro y la cabeza. 169 Tanto los usos del lenguaje como algunas concepciones científicas (Cobb, 1954; Azcoaga, 1983) confirman esta conclusión, ya que coinciden en considerar al cerebro y a la cabeza como la “sede” de la función de pensar, de la inteligencia y también de la atemperación de los afectos. Veamos algunos ejemplos: Cuando alguien se concentra para pensar, es frecuente que sostenga la frente con la mano; para significar el surgimiento de una idea, es habitual que se coloque el dedo índice sobre el ángulo frontotemporal. La sien, por otra parte, es vinculada con la locura, en el gesto con el que se expresa: “le falta, o tiene flojo un tornillo". Es también frecuente que, para referirse a una escasa participación emocional en el ejercicio racional, se hable de una "cabeza fría”. Continua Chiozza exponiendo acerca del pensamiento y la acción, para lo cual nos convoca a Freud (1895; 1900, 1911), para quien e1 pensar es una “acción interiorizada” que opera mediante la investidura tentativa, “a pequeña cantidad”, de las huellas mnémicas de las acciones realizadas. El aparato psíquico progresa desde la “identidad de percepción” (Freud, 1900) hasta la “identidad depensamiento” mediante el establecimiento de complejas conexiones asociativas, lo cual implica la capacidad de tolerar la postergación de la descarga pulsional, coartando el desarrollo a plena cantidad que corresponde al proceso primario. El juicio es el proceso que pone fin a la dilación que significa el pensamiento mismo, conduciendo del pensar al actuar. Denominamos acciones eficaces o adecuadas (Freud, 1895) a las que logran hacer cesar las necesidades que emanan de las fuentes pulsionales. Queda implícito que, por lo tanto, deben ser específicas y, por este motivo, Freud también las denomina acciones específicas. Debemos agregar que las acciones se “justifican”, en cambio, cuando, independientemente de cuál sea, en definitiva, su eficacia, su sentido, su dirección hacia una meta, su finalidad, resulta comprensible. T o d o pensamiento, p o r m á s p e q u e ñ a q u e s e a l a i n v e s t i d u r a d e l a s representaciones que utiliza, lleva siempre, implícita, una descarga motora (Freud, 1895, 1901, 1905). Podemos sostener, además, que toda descarga de una pulsión se realiza a través de la suma de un componente vegetativo y un componente motor que pertenece a la vida de relación. El primero integra aquello que denominamos afecto y el segundo lo que denominamos acción. El ejercicio de toda acción se acompaña siempre de una cuota de descarga afectiva y el proceso de descarga que denominamos afecto ocurre siempre con un componente de acción (Freud, 1911; Chiozza, 1974). Teniendo en cuenta lo anterior, debemos admitir que los procesos vegetativos cerebrales, forman parte de la “clave de inervación” normal de los procesos de pensamiento. Los procesos cogitativos contribuyen a configurar las pautas de las acciones. Una vez que se ha comprobado la eficacia de una acción adecuada, pasa a ser conservada en la memoria inconsciente. Tanto el proceso de constitución de una pauta, como su registro inconsciente, pasa por una serie de estadios que van desde las ideas y juicios implícitos en los movimientos imprecisos, vacilantes, impulsivos o tentativos, hasta los que corresponden a las coordinaciones motoras más elaboradas y precisas. El pensamiento y la acción transcurren, entonces, indisolublemente unidos en lo inconsciente. Esto ocurre no sólo porque la omnipotencia de las ideas, que rige el 170 psiquismo inconsciente, los equipara (Freud, 1909, 1913), sino porque la “clave de inervación" de los procesos de pensamiento se halla siempre íntimamente integrada con la "clave de inervación" de los actos motores que corresponden a la vida de relación (Freud, 1895, 1905). Esta integración entre acciones y pensamientos es tan íntima como la que es dable constatar entre el pensamiento y la experiencia. Los afectos fueron definidos por Freud (1900, 1915) como procesos de descarga que, a través de “inervaciones” vegetativas, a partir de la investidura "plena" de las ideas inconscientes que constituyen sus "claves de inervación" (Freud 1900), corresponden - a la manera de ataques histéricos heredados y congénitos - a l a perduración actual de acciones justificadas en la filogenia (Freud, 1926). La descarga afectiva es una de las manifestaciones de la excitación que proviene de la organización pulsional. Cuando la descarga se realiza a plena cantidad, estamos en presencia de un afecto primario (Chiozza, 1976), que corresponde a lo que se denomina “pasión”. La descarga de un afecto primario puede realizarse en el propio organismo, o bien trasladar su elevado montante hacia la acción (Freud, 1895). Cuando esta descarga resulta displacentera (contradictoria) para el resto del yo coherente surge la necesidad de atemperar los afectos. Puede suceder también que el conflicto generado entre afectos contradictorios implique la constitución de una formación de compromiso, que subyace a la constitución de los síntomas (Freud, 1899, 1900, 1905 A). Se comprende que el trabajo de pensamiento -considerado sinónimo del concepto de elaboración psíquica (Freud, 1895, 1900, 1940; Laplanche y Pontalis, 1967; Aizenberg, 1975) - cumple la importante función de atemperar los afectos, gracias a las relaciones existentes entre pensamiento y acción, por una parte, y afecto y acción, por la otra. La ligadura puede obtenerse integrando los componentes ideativos del afecto conflictivo, con los componentes ideativos de otros afectos o de procesos cogitativos y judicativos previos (pre-juicios), que forman parte del yo coherente. Puede ocurrir también que se sobreinvista la "clave de inervación" de otro afecto, que pasa así a sustituir por completo al primero, actuando como contrainvestidura. Surge así, de uno u otro modo, un afecto secundario (Chiozza, 1976) que corresponde a lo que se denomina “sentimiento”. La “nominación” de los afectos primarios o secundarios, su enlace con representaciones – palabras adecuadas, forma parte del proceso de “atemperación” de los afectos. Puede alcanzarse de este modo una nominación verbal impasible, despojada totalmente de emoción, tal como ocurre en la formación del pensamiento lógico”. (Chiozza, 1991) Fue nuestro intento con este recorrido a través de distintos investigadores, enfatizar la necesidad creciente de una fecundación cruzada, con mutuos aportes enriquecedores entre las distintas disciplinas, las neurociencias y el psicoanálisis, a fines de evitar la disociación cartesiana que surge en las circunstancias donde, por buscar la profundidad y la certeza en nuestra área de conocimiento nos olvidamos, en ocasiones instrumentalmente, pero sin camino de retorno, la integración del objeto de nuestros desvelos, el hombre y nuestra permanente búsqueda un saludable y armonioso bienestar en todas sus dimensiones existenciales. 171 BIBLIOGRAFÍA AIZENBERG, S. (1975) La interpretación psicoanalítica. Consideraciones metapsicológicas, en Eidón, año 2, nº 4, CIMP, Paidós, Buenos Aires, 1975. AZCOAGA, J. (1983) Las funciones cerebrales superiores y sus alteraciones en el niño y en el adulto, Paidós, Buenos Aires, 1983. BEESON, P.B., Mcdermott, W. (1972) Tratado de Medicina Interna, Editorial Interamericana. Buenos Aires, COBB, S. (1954) Fundamentos de neuropsiquiatría, Barrenechea, Bs. As. 1954. CHIOZZA, L. (1970) Apuntes sobre fantasía, materia y lenguaje, en Trama y figura del enfermar y el psicoanalizar, Paidós, Buenos Aires, 1980. (1974) La transformación del afecto en lenguaje, en Trama y figura del enfermar y el psicoanalizar, Paidós, Buenos Aires, 1980. (1976) La enfermedad de los afectos, en Trama y figura del enfermar y el psicoanalizar, Paidós, Buenos Aires, 1980. (1980) Cefaleas vasculares y accidentes cerebrovasculares, en “Los afectos ocultos en...” Alianza Editorial, 1991, Buenos Aires. DAMASIO, A. R. (1994) Descartes error. New York: Putnam. (1995) Toward a neurobiology of emotion and feeling: operational concepts and hypotheses. The Neuroscientists, 1, 19-25. DASSEN, R., FUSTINONI, O. (1957) Sistema nervioso. Ed. El Ateneo. Bs. As. DELMAS, J., DELMAS, A. (1965) Vías y Centros Nerviosos, Editorial TorayMasson. Barcelona. FREUD, S. (1895) Proyecto de una Psicología para Neurólogos, en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1976. (1900) La interpretación de los sueños, en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1976. (1901) Análisis fragmentario de una histeria, en Obras Completas, (1909) Generalidades sobre el ataque histérico, en Op. Cit. 1976. (1911) Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico, en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1976. (1913) Tótem y tabú, en Obras Completas, Amorrortu, Bs. As. 1976. (1915) Pulsiones y destinos de pulsión, en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1976. (1926) Inhibición, síntoma y angustia, en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1976. (1940) La escisión del yo en el proceso defensivo, en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1976. 172 GARBARI ESPINOSA, A. (2000) Una justificación biológica del inconsciente, publicado en JANO. Psiquiatría y Humanidades; vol. II, nº 3. Presentado en el Simposio “Hacia la Integración de la Psicoterapia Psicodinámica y las Neurociencias” en el XVIII Congreso Venezolano de Psiquiatría “Dr. Mauro Villegas”. (2000A) Hacia la Integración de la Psicoterapia y las Neurociencias. Iº Congreso Virtual de Psiquiatría 1 de Febrero - 15 de Marzo 2000. Internet (augusto@etheron.net) JOSEPH, R. (1996) Neuropsychiatry, neuropsychology and clinical neuroscience. Baltimore: Williams and Wilkins. KANDEL, E..R. (1998) A New Intellectual Framework for Psychiatry. Am J Psychiatry April; 155(4): 457-469 (1999) Biology and the Future of Psychoanalysis: A New Intellectual Framework for Psychiatry Revisited, American Journal of Psychiatry, 156 (4), 505-524 KOESTLER, A. (1978) Janus, Vintage Books, Random House, N. Y., 1979 LAPLANCHE y PONTALIS (1967) Vocabulaire de la psychanalyse, P.U.F., París, 1967. LEDOUX, J. (1994) Emotion, memory and the brain. Scientific American, 270, 32-39. (1995) Emotion: clues from the brain. Ann. Rev. Psychol., 46, 209-235. (1996) The emotional brain. New York: Simon and Schuster. MAC LEAN, P.D. (1984) Evoluzzione del cerevello e comportamento humano. Einaudi, Torino, 1984 MÉNDEZ RUIZ, J., ICETA IBÁÑEZ DE GAUNA, M. (1999) Reseña bibliográfica, Rev. de Psa. Aperturas Psicoanalíticas, Julio 1999, Nº2. PALLY, R. (1998) Emotional Processing; The mind-body connection, International Journal of Psycho-Analysis, 79 (2), 349-362 SANGUINETTI, L. V. (1977) Semiología, semiotécnica y clínica propedéutica. López Libreros Editores SOLMS, M. (1994) “Hacia una anatomía de lo inconsciente”aparecido en Psychoanalysis and Neuroscience, traducción del inglés por Cynthia Mansfield TAYLOR, G. R. (1979), El cerebro y la mente. Planeta. España TESTUT, L., LATERJET, A. (1960) Tratado de Anatomía Humana. Editorial Salvat. Buenos Aires. VON DER BECKE, C. H. (2001): Portal Personal de Internet (http://geocities.com/CapeCanaveral/Hangar/4434/index.html) 173 ENFOQUE PSICOSOMÁTICO DE LA GLANDULA PINEAL 234 235 / Historia Desde hace unos años es notoria la convergencia entre las neurociencias y la psicología con hallazgos de interrelaciones, vínculos y configuraciones que rompen los tradicionales límites entre dichas disciplinas enriqueciéndolas a ambas. Algunos comentarios provenientes de una investigación sobre melanomas (Chiozza y col., 1981) nos llevaron a incursionar en el misterio de la glándula pineal. Tomamos en consideración para ello el estudio de su anatomía, fisiología, neuroendocrinología y la farmacología experimental relacionada con ella y además, ideas provenientes de la filosofía hindú. Esta glándula recibe su nombre del fisiólogo francés Philippe Pinel, que fue el primero en describirla en un cerebro humano aunque se sostiene que ya históricamente había sido estudiada por Herófilo de Alejandría, anatomista griego del siglo IV a. C., quien la describía como el tercer ojo que regula el fluido del pensamiento. Junto a Erasístrato la habrían bautizado como “konarium”, que significa piñón en griego, por su semejanza en tamaño y forma con el piñón proveniente del pino. Posteriormente Galeno236 , famoso médico y filósofo griego (130-210AD), en su octavo libro titulado “On the usefulness of the parts of the body” la describió como otra glándula más que servía para apoyar los vasos sanguíneos. 234 Trabajo que obtuvo el Premio a Psiquiatría Dinámica “Dr. Celes E. Cárcamo” en el 13º Congreso Internacional de Psiquiatría de la Asociacióna Argentina de Psiquiatras en octubre de 2006. 235 Deseo hacer público mi agradecimiento al Dr. Daniel Cardinali quien en 1983 me brindó su inestimable y generosa ayuda para el desarrollo de estas ideas que constituirían el germen de este trabajo. 236 El prestigio de Galeno entre los miembros de la clase médica se mantuvo hasta el siglo XVI cuando los científicos renacentistas iniciaron una serie de descubrimientos cruciales para la evolución de la medicina. Galeno ejerció su sabiduría en la escuela de gladiadores de Pérgamo durante casi una década 174 Muchos otros pensadores teorizaron al respecto, pero fue René Descartes (15961650), famoso filósofo y matemático, quien en su libro “Tratado del hombre” , lo describió como una criatura creada por Dios, formada por dos elementos, un cuerpo y un alma. En su teoría, la glándula pineal (Tratado de las pasiones del alma – 1649) es sede del alma y comprendía las sensaciones, imaginación, memoria y la causa de movimientos corporales, ligando de esta forma conceptos psicológicos con una estructura anatómica237 . O sea, De este modo, una idea producida en “la mente” (en el mundo de las ideas) alcanzaba la glándula pineal y generaba una cierta actividad en nuestro cerebro. Y a la inversa, la información del mundo exterior llega al cerebro a través de los nervios, y en la glándula pineal se realiza la transformación de actividad cerebral a «idea». Además, aún cuando sus teorías sobre el cuerpo diferían de lo que los médicos contemporáneos escribían, Descartes expresó que el rol de la glándula pineal, en adición de lo ya mencionado, era el de albergar espíritus de animales que brindaban poder a una persona y llegaban allí a través de las arterias (hecho que se probó no totalmente cierto pues la glándula está cubierta de venas y no arterias). Descartes elige la glándula pineal porque le parece que es el único órgano en el cerebro que no está duplicado bilateralmente y porque cree, erróneamente, que era exclusivo de los seres humanos. Según Wozniak (1992), al localizar el punto de contacto entre el alma y el cuerpo en la glándula pineal, Descartes planteó la cuestión de las relaciones de la mente con el cerebro y el sistema nervioso, pero al mismo tiempo, al trazar una radical distinción ontológica entre el cuerpo como extensión y la mente como puro pensamiento, Descartes, en búsqueda de la certidumbre, habría creado paradójicamente, un caos intelectual. La solución de la glándula pineal habría sido autocontradictoria, ya que suponía la afirmación de una sustancia que era pensante y extensa a la vez, lo cual choca con la propia definición cartesiana de sustancia. La glándula pineal, según el “Tratado del hombre” de Descartes hasta que en el año 164 decidió instalarse en Roma. En la capital imperial sería nombrado médico de corte del emperador Marco Aurelio. Las aportaciones de Galeno serán fundamentales al determinar la importancia de la columna vertebral, utilizar el pulso como indicador en el diagnóstico, identificar varios músculos importantes o realizar disecciones en animales. El sistema de fisiología corporal elaborado por Galeno será el más completo de su tiempo, tomando como referencia la teoría de los fluidos de Erasistrato. También se destacó como escritor, plasmando sus descubrimientos en numerosos tratados de los que conservamos aproximadamente un centenar. (www.artehistoria.com) 237 “los nervios son tubos huecos, llenos de espíritus de animales. Además contienen pequeñas fibras que llegan de un lado a otro. Estas fibras conectan los órganos sensoriales con pequeñas válvulas en las paredes del ventrículo del cerebro. Cuando estos órganos son estimulados, partes de ellos son puestos en movimiento. Estas partes entonces jalan de las fibras, que resulta en el que se abran las válvulas, algunos espíritus de animales en los ventrículos cerebrales escapan, y una imagen de baja presión del estímulo sensorial aparece en la superficie de la glándula pineal. Es esta imagen, que entonces causa percepción sensorial de blanco, cosquillas, dolor, etc. Pero no se imprime en los órganos sensoriales externos, ni en la superficie interna del cerebro, cuales se deben tomar como ideas reales, de aquellas que se pueden trazar como espíritus en la superficie de la glándula (donde se encuentra la imaginación y el sentido común). 175 Dentro de nuestro enfoque, siguiendo la teoría de Chiozza, interpretamos que lo psíquico o lo somático de un proceso normal o patológico son categorías que impone nuestra conciencia en sus modos de conocimiento del fenómeno que aborda, donde conceptualizamos como físico lo que percibimos con nuestros sentidos o sus prolongaciones instrumentales y como psíquico lo que, ante nuestro afán interpretativo, posee un significado o sentido. En estas “dos caras de la moneda” que el objeto de nuestra investigación nos ofrece, intentaremos su descripción a los fines de lograr una mirada integradora, de lo que expresa o simboliza, la glándula pineal. Estructura anatómica y fisiología Localización en el encélalo de las principales estructuras anatómicas relacionadas con el estudio de los relojes y calendarios biológicos238 La glándula pineal o epífisis es una pequeña proyección cónica de la parte superior del cerebro medio de la mayoría de los vertebrados, que aparece en el embrión como una excrescencia del cerebro, como un cuerpo grisáceo, cónico, algo aplanado que mide de 5 a 8 mm de largo y de 3 a 5 mm de ancho. Su peso es de 100 a 200 mg. Está situada en el borde posterior e inferior del cuerpo calloso entre ambos tubérculos cuadrigéminos superiores. Su flujo sanguíneo es uno de los más elevados del organismo. Su masa está constituida por pinealocitos – claros y oscuros –239 en un 85% y el resto lo forman células gliales que se distribuyen como elemento de sostén y terminaciones nerviosas. El cuerpo pineal aparece al comienzo del segundo mes de gestación como un pliegue situado en el techo del diencéfalo, delante del cual hay un acúmulo de células redondas. Hacia el final del sexto mes, éstas se diferencian en células neuróglicas y pineales. Se cree que aumenta de tamaño hasta los 7 años y luego involuciona hacia los 14, pudiendo presentar calcificaciones aún desde la vida fetal, pero su actividad secretoria no disminuye. Con el envejecimiento 240 , tiene lugar la acumulación de 238 Foto tomada de: Los relojes biológicos, de Daniel P. Cardinali, Departamento de Fisiología, Fac. de Medicina, UBA. 239 se puede pensar que en un futuro próximo se podrán tipificar los pinealocitos con mayor precisión, así como también, los principios activos secretados por estos. 240 El envejecimiento resulta de un complejo e intrincado proceso multifactorial en donde la carga genética, los procesos involutivos encefálicos y metabólicos y el medio ambiente, demarcan e inician el 176 carbonato de calcio y fosfato de magnesio en la glándula pineal, los cuales se depositan en capas y dan lugar a los cuerpos arenosos del cerebro o acérbulas. La glándula pineal es grande en los lactantes y se calcifica en un 50% en los adultos. Entre los 70 y 80 años disminuye su actividad y entonces los niveles de melatonina se reducen, lo que con probabilidad conduce a la alteración de diversos ritmos circadianos. (Gómez-Mont, 1999). La glándula pineal, conectada al epitálamo por un pedúnculo no recibe inervación epitalámica. Está inervada por fibras nerviosas posganglionares que parten del ganglio simpático cervical y que circulan con la vena de Galeno241 . En la glándula se han encontrado noradrenalina, serotonina242 , histamina y melatonina. Puede presentar tumores. Los pinealomas se presentan en varones jóvenes y se manifiestan por pubertad precoz, presumiblemente por daño físico directo de áreas del cerebro asociadas con la regulación de las gonadotrofinas. El pinealocito deriva del mismo elemento neurosensorial que da origen a los fotorreceptores retinianos. Este origen común se exterioriza funcionalmente en los vertebrados inferiores (anfibios, peces, reptiles), donde los pinealocitos tienen la estructura del fotorreceptor. Esta estructura modificada es la que, en los mamíferos a través de la inervación proveniente de la retina, vincula la pineal al fotoperíodo243 . Es decir, atiende a la relación del individuo con el medio en el que habita. Participa en la regulación de los biorritmos, particularmente en el ritmo circadiano (del latín circa: aproximadamente, y dies: día). Ella se activa y fabrica la melatonina244 cuando no hay luz, de allí que ha surgido la idea de llamarla “tercer ojo” inexorable destino finito de la especie humana. No existe un factor único o independiente que permita explicar el envejecimiento neurológico, el cual aparece por efecto de diversos factores; más bien se trata de un proceso anatomofisiológico que se inicia en el momento mismo de la concepción y se hace más evidente después de la madurez, en el cual se producen cambios importantes cuya principal manifestación es la pérdida progresiva de la adaptabilidad del organismo a su entorno. Por ello, se ha promulgado como factor importante para frenar y aliviar el deterioro mental asociado al envejecimiento, la modificación del estilo de vida desde edades tempranas, para mantener en las mejores condiciones posibles el funcionamiento de los distintos órganos y sistemas y, en especial, del sistema nervioso central. 241 Aunque existen conexiones entre la glándula pineal y el cerebro, aquélla se encuentra fuera de la barrera hematoencefálica y está inervada principalmente por los nervios simpáticos que vienen de los ganglios cervicales superiores. 242 John Ferastrom de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, dice que la serotonina, uno de los neurotransmisores requeridos por el cerebro, necesita del aminoácido triptofán para trabajar. Aunque este triptofán se encuentra presente en las proteínas, el organismo ha de consumir carbohidratos para que el cerebro pueda producir serotonina. Esta hormona aporta al organismo, entre otras cosas, serenidad, propensión al sueño y resistencia al dolor. Es por esta razón que el azúcar tiene un efecto calmante. En algunas prisiones se da a los reclusos una dieta más rica en glucosa, para que se mantengan tranquilos. A su vez, la serotonina, abunda en algunas frutas como plátanos, ciruelas e higos (con justa razón, Buda solía tomar asiento a la sombra del bo, o higuera que crece en la India, árbol al que los orientales han mirado siempre como el árbol de la sabiduría). 243 La conexión neuronal utiliza a las proyecciones retinohipotalámicas que penetran en el hipotálamo y establecen contacto con el núcleo supraquiasmático, desde donde se proyectan al mesencéfalo y vías simpáticas descendentes. Se trata de una vía multisináptica, originada en la retina, que tiene como estación final al ganglio cervical superior. 244 En 1917 los científicos McCord y Allen observaron in vitro que extractos de glándula pineal clareaban la piel de la rana pipiens. En 1958, Aaron Lerner, profesor de dermatología de la Universidad de Yale, y sus colaboradores, aislaron la hormona pineal que producía este efecto y en 1959 describieron su estructura química: 5-metoxi-N-acetiltriptamina (melatonina), utilizando más de 250.000 pineales de oveja para su purificación. Su precursor primario es la serotonina, cuya concentración en la glándula 177 aunque esa denominación también se debe a la creencia de que en los ancestros de los vertebrados esta glándula formaba un ojo que complementaba a los otros dos, de hecho, algunos reptiles presentan un pequeño ojo dorsal medial. En las ranas la glándula pineal es sensible a la luz y actúa como un verdadero tercer ojo, que convierte en impulsos eléctricos la energía luminosa, según descubrió el alemán Eberhardt Dodt. Se ha comprobado asimismo que influye en los cambios de color de ciertos animales como los pulpos y camaleones, entre otros. La variación diaria de la secreción de melatonina suministra al organismo un reloj circulante bajo el control de las variaciones de la luz ambiental. Este factor es tan determinante que los ciegos producen esta hormona todo el día. La glándula pineal no existe en los cocodrilos ni en los mamíferos del orden Edentata (osos hormigueros, perezosos, armadillos), y consta sólo de algunas células en las ballenas y los elefantes. En los mamíferos la melatonina se produce en cantidades significativas sólo en dos estructuras: la glándula pineal, según lo demostrara Julius Axelrod en 1960, y la retina, como fuera demostrado en el laboratorio de Cardinali en 1971. La melatonina se libera hacia la circulación general y actúa primariamente en el sistema nervioso central, particularmente a nivel del núcleo supraquiasmático. Es a este nivel que la melatonina afecta el período oscilatorio del reloj circadiano y los ritmos reproductivos. Se acuñó el término “transductor neuroendócrino”245 para describir la función de la glándula pineal, un órgano que convierte la información proveniente de la retina y originada por el fotoperíodo, en una respuesta endócrina, la producción de melatonina 246 , cuyo período de síntesis máxima coincide con la exposición a la oscuridad. La influencia de la epífisis sobre el resto del organismo, al carecer de un nervio eferente se ejerce a través de la hormona mencionada. Existe una asociación significativa entre melatonina y fenómenos relacionados con el sistema de microtúbulos: a través de esta acción participa en la determinación de pineal durante el periodo luminoso es superior a la de cualquier estructura del SNC, precursor fabricado a partir del aminoácido esencial, el triptófano, que hemos de tomar en la dieta, al no ser sintetizado por nosotros. La melatonina a su vez controla la producción de melanina, pigmento que da color a la piel y el cabello. Lerner la denominó “melatonina” por ‘melanos’ negro y ‘tosos’ trabajo. La mayor parte de la melatonina se conjuga en el hígado y es excretada en la orina. 245 Durante la luz del día, la síntesis y secreción de melatonina son reducidas, ya que el impulso va a los nervios simpáticos que inervan la glándula pineal. Al comienzo de la noche, hay una activación de estos nervios, y el incremento en la liberación de noradrenalina desde estos, activa los b-adrenoceptores de la glándula pineal para aumentar la formación de AMPc, con la activación de los a1-adrenoceptores se amplifica más la respuesta. Este segundo mensajero provoca la activación de la serotonina Nacetiltransferasa que va a incrementar la síntesis de melatonina. Por tanto, la glándula pineal funciona como un transductor neuroendocrino. En mamíferos, la información fotosensorial que entra por la retina influye en la actividad de sus proyecciones neuronales, que sirve finalmente para inhibir o estimular la secreción de serotonina. En animales aislados en oscuridad continua el ritmo circadiano de secreción de melatonina. Entonces la síntesis de melatonina se lleva a cabo desde un reloj endógeno, probablemente situado dentro del núcleo supraquiasmático del hipotálamo, habiendo sido entrenado normalmente en el ciclo día-noche. 246 Aunque la principal hormona que segrega es la melatonina, también sintetiza otros indoles (como 5hidroxi- indol-3-acético, 5-hidroxi-triptofol o 5-metoxi-triptofol) y péptidos como VIP, sustancia P, péptido histidina-leucina, etc. En los últimos años nuevas investigaciones permitieron identificar otros compuestos pineales como la arginina vasotocina. 178 la rapidez o lentitud del transporte por el conducto axonal 247 jugando un papel fundamental en el mantenimiento del sistema nervioso en su totalidad. Además actúa sobre los potenciales postsinápticos influyendo sobre el sistema de neurotransmisores. Produce cambios ultraestructurales en la eminencia media compatibles con neurosecreción alterada. Los neurohistofisiólogos coincidieron en denominar a la glándula pineal como “regulador de reguladores” dadas las funciones señaladas. El aislamiento de la hormona melatonina, condujo a un conocimiento más completo de la glándula pineal. Estudios realizados en animales demuestran que esta glándula sintetiza y segrega melatonina casi sólo por la noche - por lo cual se la ha llamado “la hormona de la oscuridad” - e interrumpe esta función durante el día. A su vez, la melatonina puede influir en las funciones de otros órganos endocrinos, tales como la tiroides, las glándulas adrenales y las gónadas. Como transductor de los períodos luz – oscuridad, la pineal facilita o inhibe los procesos en los cuales interviene, gestando un modo de comunicación entre el sujeto y el medio, a través de la influencia de la luz. Tiene acción directa sobre el hipotálamo medio basal y de allí influye en la secreción hipofisaria estableciendo la relación entre la hipófisis y el medio ambiente. Hormona melatonina y reproducción Diferentes observaciones indican que la hormona pineal es una sustancia antigonadal en respuesta a condiciones ambientales. La función pineal, con sus ritmos circadiano y circanual, juega un rol fundamental en la sincronización de la reproducción en condiciones más favorables para la sobrevida de la cría, denominándose animales fotoperiódicos a aquellos cuyas funciones estacionales están primariamente cronometradas por la longitud del día. El apareamiento ocurre en primavera o verano en hamsters, lobos y caballos y en otoño o invierno en ovejas, o cabras, según el periodo de gestación. En todos los mamíferos fotoperiódicos estudiados hasta la fecha, hay evidencia que la glándula pineal, vía secreción de melatonina, trasmite la información de la longitud del día para sincronizar las funciones reproductoras248 . 247 La secreción hormonal sucede por un proceso contráctil. Mantener el trofismo celular del cual depende el axón, se puede realizar gracias a esta capacidad contráctil que está mediada por los microtúbulos. La presencia de una actividad contráctil en los microtúbulos, de fibras contráctiles en los bronquiolos, de tejido muscular de contracción voluntaria, de un sincicio muscular que se autoexcita y se contrae, de la capacidad contráctil de las arteriolas, nos ha llevado a pensar en la presencia de una fantasía general contráctil que “antecede” y de la cual participan todos los tejidos contráctiles de la economía. 248 Nuestro sistema rítmico no sólo tiene reloj sino también calendario. Ya en los escritos hipocráticos se destaca la importancia que tiene en la práctica médica el correcto conocimiento de los climas y la estación del año. No es difícil imaginar que una exitosa adaptación al medio ambiente en el que se compite con nutrientes siempre limitados significa optimizar los procesos de gran consumo de energía como la reproducción. Es así que la casi totalidad de las especies presentan apareamiento estacional. Tomemos por ejemplo la oveja; ésta es un apareador de días cortos que muestra actividad sexual ante el acortamiento de los días en el otoño, tiene su preñez en el invierno y nace el cordero en la primavera. Este cronograma asegura que, por una parte, la madre puede alimentar al recién nacido adecuadamente ya que existe un nivel de pasturas acorde con la lactancia y, por otra, que luego del destete, unos meses después, el clima del verano permita al borrego una adecuada sobrevida en su hábitat natural. Es claro que la señal más adecuada para transmitir al sistema circadiano la información sobre la época del año, es la duración del fotoperiodo. Esto, por supuesto, es válido para especies que se desarrollan en zonas alejadas del Ecuador. Sobre el Ecuador la estacionalidad de la reproducción depende de factores aún no adecuadamente caracterizados. (Cardinali, 1989) 179 Aunque se creía que los efectos de la melatonina sobre la reproducción era únicamente antigonadotróficos, se ha visto que la melatonina puede ser capaz de causar efectos progonadotróficos. El tipo de efecto provocado por la melatonina depende del momento en el fotoperiodo en el que es administrada, la especie y la dosis administrada. Los cambios en la secreción de melatonina le permiten al animal anticipar los períodos de hibernación y reproducción, aunque posiblemente esté también involucrado en el ciclo menstrual ya que se encuentra elevada durante la menstruación y disminuida en la evolución. La secreción de la melatonina aumenta al aparecer los primeros signos de la pubertad, sobre todo cuando empiezan a desarrollarse las glándulas mamarias en la mujer. Se ha observado que los animales pinealectomizados entran en estación de apareamiento fuera de su período natural, al decir de Cardinali “esta lesión vuelve al animal ‘ciego neuroendocrino’sin disminuir en absoluto su capacidad visual”. De esta manera, nacen sus crías en una estación adversa climáticamente para su supervivencia y por lo tanto se pone en peligro el mantenimiento de la especie. En la especie humana y a pesar de los cambios evolutivos que han aminorado estos efectos, el ambiente luminoso continúa ejerciendo influencia sobre la reproducción249 . Según Cardinali y colaboradores, (2000) en países del extremo norte del globo la actividad del eje hipófiso-ovárico y la incidencia de concepción en poblaciones humanas disminuyen durante los meses oscuros del año. Es posible que en tales regiones, que tienen un fuerte contraste estacional de la luminosidad, sea la melatonina la "hormona de la oscuridad"- como en muchas otras especies animales, la señal endocrina que regula el fenómeno. En estudios comparativos entre verano e invierno realizados en Finlandia por A. Kauppila y colaboradores, y publicados en noviembre de 1987, se observó una secreción y excreción aumentada de melatonina durante el invierno, en coincidencia con la disminución de hormonas ováricas. El pulso nocturno de melatonina en el plasma se extiende por unas horas en la mañana durante la noche invernal. Es posible que durante el invierno, debido a la corta duración del día (3-4 horas) y a la baja intensidad de la luz causada por la incidencia oblicua propia de los 65° de latitud norte, la recepción de luz sea insuficiente para suprimir la secreción de melatonina. Esta puede ser la señal que desencadena la involución gonadal estacional. Esta circunstancia lleva a pensar que, aunque el planeamiento familiar se determina por factores sociales, existe también una base biológica que permite explicar una diferencia estacional de los nacimientos en los países escandinavos. 249 La noche invernal prolongada en regiones árticas produce en la mujer esquimal alta incidencia de amenorrea y el índice de natalidad en mujeres ciegas es menor que en las videntes. Otros datos provenientes de diferentes investigaciones nos indican: a) en Finlandia se observa un aumento significativo de concepciones durante el verano en relación al invierno; b) la estacionalidad del proceso reproductivo observado en poblaciones aborígenes de África del Sur, ha sido vinculada a señales ambientales y posible participación pineal; c) en concordancia con el hallazgo de que un fotoperíodo prolongado aumenta la reincidencia de ovulación en la mujer, se observa que 3 ó 4 días de luz permanente durante el período periovulatorio resulta en regularización de los ciclos; d) aunque nos hemos realizado una búsqueda exhaustiva de datos estadísticos, los médicos obstetras consultados nos informaron que el mayor número de pariciones sucede durante los meses de octubre, noviembre y diciembre, es decir, el mayor número de embarazos se produce durante los meses de enero, febrero y marzo. Se atribuye habitualmente a las vacaciones, aunque nos parece significativo que se trata de la época en la que el fotoperíodo es más amplio. Generalmente se asocia el despertar genital a la primavera. También se habla de “la primavera de la vida”. 180 Relojes circadianos Los dos grandes tipos de desincronizaciones de los ritmos biológicos en los seres humanos son las que provienen de su medio ambiente, las externas, como las derivadas de los horarios de trabajo rotativo, o de los vuelos transmeridianos ("jet-lag") y las provenientes de su interior como consecuencia de alteraciones patológicas crónicas o del proceso normal del envejecimiento. Un indicador de alteración cronobiológica es la alteración en la amplitud de los ritmos. Los sistemas circadianos de fases lábiles presentan menores amplitudes, por lo que las medidas que aumenten la amplitud son beneficiosas para el paciente. Cardinali y colaboradores (2000) describen con minuciosidad la desincronización que se produce en nuestro reloj circadiano250 , derivada del trabajo rotativo: “Se estima que unos 60 millones de trabajadores en el mundo están sometidos a turnos rotativos. La alteración más usual que se encuentra en ellos es la del sueño. El cambio frecuente de turnos horarios de trabajo lleva a la colisión entre la respuesta reactiva homeostática, ante la carencia de sueño reparador, y el ritmo circadiano de sueño. Se cree además que el ritmo de temperatura corporal influye significativamente en la inducción del sueño, y que la disminución de la misma durante la noche determina cuánto y cómo dormimos. En aquellos trabajadores rotativos en los que se desfasa la vigilia del ritmo de temperatura corporal, el rendimiento mínimo ocurre en las horas de la madrugada. No es de extrañar, entonces, que una alta proporción de accidentes laborales se produzca en esos momentos. Los accidentes nucleares de Chernobyl en la Unión Soviética y de Three Mile Island en los Estados Unidos, así como el escape de gas tóxico en la planta de Bhopal, en la India, ocurrieron en horas tempranas de la mañana. Quizás el punto más importante a destacar sea el siguiente: en muchos casos, no se observan signos externos de sueño en las personas obligadas a enfrentar durante una vigilia tediosa la disminución de su temperatura corporal, pese a que el estudio electroencefalográfico revela que efectivamente están dormidos (episodios de "microsleep"). Estos estados no son percibidos, en ocasiones, ni siquiera por el propio individuo. De allí la trascendencia de evitar este "asalto" a los ritmos biológicos en el caso, por ejemplo, de tripulaciones aéreas, conductores de vehículos o médicos de guardia”. “El hecho de que los relojes circadianos expresen el tiempo a pesar de estar expuestos a un medio ambiente constante, es conocido desde hace más de 250 años. En 1729, el astrónomo francés Jean Jacques d' Ortous de Mairan observó que heliotropos encerrados en un armario oscuro seguían presentando el ritmo de 24 horas en el movimiento de sus hojas a pesar de haber desaparecido la señal ambiental que aparentemente lo inducía. La conclusión de de Mairan fue que existía un reloj interior que regulaba la conducta del vegetal. Cien años más tarde se demostró que bajo condiciones de constancia del medio ambiente luminoso las hojas del heliotropo no se abren exactamente cada veinticuatro horas sino que muestran un período de aproximadamente veintitrés horas (free-running del ritmo, es decir, oscilación según su ritmo propio, sin sincronización externa). Esta es la base para llamar circadianos a estos ritmos: en condiciones de constancia ambiental muestran un período de "circa-24 horas", no de 24 horas exactas. El experimento de de Mairan fue adaptado al hombre mediante el diseño de cámaras ambientales donde todas las señales periódicas (luz a través de ventanas, relojes, radio, TV) habían sido eliminadas. También se obtuvo 250 el oscilador construido en el genoma de cada célula 181 información de interés del estudio de los ritmos biológicos en espeleólogos aislados en cuevas durante largos períodos. Un experimento típico en cámara de aislamiento consiste en dar al individuo durante los primeros días información temporal normal, que luego se interrumpe permitiendo que en adelante el sujeto seleccione su propio ritmo de actividad. En estas condiciones la actividad sigue siendo rítmica y es autoevaluada como normal. Sin embargo los ritmos circadianos (temperatura corporal, vigilia-sueño, la concentración de diversas hormonas plasmáticas) comienzan a mostrar un período de aproximadamente veinticinco horas. Así, por ejemplo, el comienzo del sueño se retrasa, con respecto al mundo exterior, en aproximadamente una hora por día, y lo mismo ocurre con las otras funciones rítmicas tabuladas. Es de destacar que aunque el sistema circadiano está en condiciones de free-running la relación temporal entre los distintos ritmos biológicos se conserva: los parámetros fisiológicos y de conducta que se dan durante el "día subjetivo" del individuo en condiciones de constancia ambiental muestran una relación normal con aquellos de la "noche subjetiva". La única modificación observada en estas circunstancias es que esta actividad rítmica ha dejado de ser sincrónica con la rotación de la Tierra”. (Cardinali y col. 2000). Melatonina y sueño Según Cardinali la melatonina es aplicable como cronobiótico en el hombre ya que administrada en forma oral, tiene tanto un efecto sincronizador del oscilador circadiano como un efecto promotor del sueño. Señalamos en el cuadro posterior que, como todo agente que actúa sobre el reloj circadiano, la administración de melatonina produce una típica curva de respuesta de fase, es decir, se obtienen adelantos de fase cuando se administra en la tarde tardía o en la noche, y retrasos de fase al inyectarse en la mañana. Esta curva de respuesta de fase es opuesta a la que se obtiene con la luz.251 Una definida aplicación farmacológica de la melatonina lo constituye el insomnio observado en la edad avanzada. No sólo existe en estos pacientes (que en ciertas estadísticas representan más del 50% de la consulta médica en edades mayores de 60 años) una disminución de amplitud de los ritmos circadianos sino también hay una tendencia al empobrecimiento del efecto de los sincronizadores ambientales lo que lleva a un cuadro de fase retardada del sueño. La administración de 2-5 m g . de melatonina 30-60 minutos antes de dormir es de gran utilidad para revertir estos trastornos, ya que produce un adelanto de fase del sistema circadiano y aumento de la amplitud de su principal señal sincronizadora. Esto conduce al mejoramiento, no sólo la calidad del sueño sino también del alerta, una diferencia sustancial con lo que normalmente se obtiene con hipnóticos como las benzodiazepinas, que en oportunidades mejoran el sueño con deterioro del alerta durante gran parte del día Creemos que es valioso contar con nuevas opciones en este ámbito, ya que propuestas terapéuticas como la de la hormona melatonina, pueden brindar una mejoría tanto en síntomas como padecimientos, así como una mayor seguridad, debido a que muchos de los medicamentos cuentan con rangos terapéuticos estrechos, o provocan tolerancia y dependencia física. 251 La melatonina aumenta el sueño delta; la administración de 50mg intravenosa acorta la latencia hasta el sueño, mientras que 80mg por vía oral aumenta la somnolencia. La privación de sueño demuestra un aumento de la amplitud de secreción de melatonina, sin cambios de cortisol. La administración continua de melatonina (2mg) en la tarde originó cansancio excesivo y aumento en la concentración plasmática que excedió entre 10 y 100 veces la concentración fisiológica nocturna. 182 No obstante, es necesario tener en siempre presente que el sueño no se encuentra regulado por un único neurotransmisor, sino que existen muchos de ellos (serotonina, dopamina, GABA, acetilcolina, entre otros) que junto con otras sustancias endógenas, hormonas, estados de ánimo, enfermedades y hábitos, producen patologías como el insomnio. Ahora bien, es cierto que la melatonina no tiene reportes de producir dependencia física y sus efectos adversos parecieran ser menores, pero todavía no se ha ahondado en el análisis del uso prolongado de esta hormona, por lo tanto no se puede tener una certeza total de que por poseer un origen natural (ser una sustancia endógena) no causará efectos indeseados. Melatonina y respuesta inmune Entre las propiedades más llamativas de la melatonina se halla su actividad antioxidante y la estimulante del sistema inmune. Los primeros estudios en animales indicaron que la ablación de la glándula pineal producía un estado de insuficiente respuesta inmunológica, revertido por la administración de extractos pineales o, más recientemente, de melatonina. Su acción antioxidante 252 la ejecuta destruyendo eficazmente los peligrosos radicales hidroxilos y otros agentes oxidantes asociados a los procesos de envejecimiento 253 y a otros degenerativos, como la arterioesclerosis, el Parkinson254 , la aparición de ciertos tumores255 o el debilitamiento del sistema inmune. Ello es tanto más interesante por cuanto en los humanos, a partir de los 50 años, se calcifica la glándula pineal y la producción de melatonina va disminuyendo progresiva y continuamente, dependiendo entre otras causas el hecho de que los ancianos tengan sueños menos profundos y sean más sensibles al estrés oxidativo. 252 La función de la melatonina descubierta más recientemente ha sido el comportarse como un potente antioxidante natural, con una capacidad antioxidante cinco veces mayor que el glutatión y mas efectiva en la eliminación de los radicales libres que la vitamina E. El mecanismo consiste en fijación de los radicales hidroxilo, potentes oxidantes, mediante apertura del núcleo indólico y producción de un derivado de la kirurenina. Dado que la melatonina es altamente lipófila y que sus efectos se han observado solamente a concentraciones más altas de las normales para los receptores, es posible que los efectos antioxidantes se realicen con independencia de dichos receptores. 253 El interés general se incrementó cuando la prestigiosa New York Academy of Sciences auspició, el año pasado, la aparición de un volumen de 588 páginas que recogía los estudios científicos más recientes sobre la hormona, presentados en una reunión científica celebrada en Italia. La mayor repercusión la alcanzó el trabajo del Dr. Pierpaoli, mostrando que el suministro de melatonina prolongaba la vida de una cepa de ratones alrededor de un 15%, paralelamente a un incremento de su calidad de vida ya que presentaban menos achaques y enfermedades, envejeciendo más lentamente. Lo que lanzó al estrellato a esta sustancia fue, sin lugar a dudas, su acción natural citoprotectora, previniendo en muchos casos los fenómenos de daño celular o muerte celular y, como consecuencia, actuando como una sustancia "antienvejecimiento" celular y orgánico. 254 Se encuentra en la sustancia negra del mesencéfalo que se altera en esta enfermedad y su administración mejora el temblor y la rigidez. También es posible que la melatonina esté involucrada en la patogénesis de la esclerosis lateral amiotrófica, dado que puede actuar en el sistema serotoninérgico y las neuronas del asta anterior son parte de este sistema. 255 Ciertos investigadores plantean hipótesis acerca de como los campos electromagnéticos reducen sensiblemente la producción de la neurohormona melatonina. Entre otras investigaciones vinculadas a este tema se destaca la de la Universidad de San Antonio, Texas, donde se evidencia que los campos electromagnéticos artificiales tienen el mismo efecto sobre la glándula pineal que la luz e impiden de este modo la secreción nocturna de la melatonina lo cual redundaría en la disminución de la capacidad del sistema inmunológico y esto podría ser una de las claves para comprender el aumento del riesgo de contraer cáncer en las personas sometidas a este tipo de radiaciones. (My. José Luis Pérez Alejo. Instituto Superior de Medicina Militar “Dr. Luis Díaz Soto”. Ave. Monumental, Habana del Este, CP 11700, Ciudad de La Habana, Cuba. (2005) 183 En tercer lugar, la melatonina actuaría como "basurero" de los radicales hidroxilo libres y protegería a las macromoléculas y especialmente al ADN, del ataque de los radicales libres, lo que podría ser un factor determinante en el ritmo de envejecimiento. L a melatonina promueve la actividad de la enzima glutation peroxidasa, lo que también contribuye a reducir el daño producido por el metabolismo oxidativo. El sistema nervioso central es el órgano más susceptible al daño producido por los radicales libres y sería en esta localización donde actuaría preferentemente. Esta acción antioxidante sería similar a la de la vitamina C y la vitamina E. La melatonina podría actuar impidiendo la disregulación del sistema inmunitario y de esta forma prevenir el envejecimiento que también se ha atribuido a un progresivo declive de la función inmunitaria con la edad. En cuanto al sistema inmunitario, uno de los grupos investigadores más activos al respecto, el del Dr. Maestroni, en Suiza, recientemente ha señalado, en una recapitulación publicada en el Journal of Pineal Research que la clave es que la hormona se enlaza a linfocitos T, que regulan la inmunidad celular, estimulando la producción de interleuquina-4. Esta, a su vez, actúa sobre las células estromales de la médula ósea e induce la liberación de los factores hematopoyéticos que contrarrestan las inmunodepresiones que se originan a consecuencia del estrés, el tratamiento con fármacos, las enfermedades víricas o el propio envejecimiento. (Lozano Teruel, 1995) Melatonina y cáncer de mama Mientras la medicina oficial sigue sin reconocer los riesgos aparejados de la exposición a campos electromagnéticos procedentes de líneas de alta, media o baja tensión, transformadores, equipos eléctricos y electrodomésticos, la evidencia científica muestra los riesgos biológicos a que es sometida la población debido en muchas ocasiones al desconocimiento y en otras a importantes circunstancias económicas. En primer lugar es importante reconocer que estos campos se originan artificialmente y no corresponden a los que produce la propia naturaleza y gracias a los cuales la vida surgió sobre ella. La exposición a dichos campos reduciría la producción de melatonina (que actúa como anticancerígeno) y, por tanto, la capacidad de respuesta del sistema inmunológico. Entre otras investigaciones vinculadas a la glándula pineal, destacaremos las realizadas recientemente por Russel Reiter, profesor de neuroendocrinología de la Universidad de San Antonio, en Texas. Sus resultados demuestran que los campos electromagnéticos artificiales tienen el mismo efecto en la glándula pineal que la luz, impidiendo de este modo el proceso generador nocturno. Esta circunstancia explicaría la disminución de la capacidad del sistema inmunológico, así como la causa de muchos insomnios o cambios de comportamiento y humor, trastornos que también son habituales en las personas expuestas a campos electromagnéticos. Reiter realizó un experimento con ratas, exponiendo a las mismas a un foco emisor de un campo magnético. Comprobó que se reducían sus niveles de melatonina hasta un 50%. En el laboratorio Battelle Pacific Northwest, fueron realizados unos estudios, con los que se demostró que campos eléctricos de 60 hercios y de cerca de 2 kilovoltios por metro, reducían la cantidad de producción de melatonina durante la noche, precisamente cuando estos niveles debían ser máximos. Se ha comprobado que 184 una dosis de 400 microwatios/cm2, inhibe la secreción de melatonina en los seres humanos. Actualmente existen muchos estudios que demuestran cómo la disminución de la melatonina aumenta el riesgo de padecer cáncer. Las mujeres con cáncer mamario, presentan un nivel de melatonina extremadamente bajo, en comparación con las de los grupos de control. De hecho, la melatonina inhibe el crecimiento de células tumorales positivas a receptores estrogénicos. Según Reiter, hay cada vez mayor número de datos que evidencian la relación de la disminución de melatonina con el crecimiento tumoral. La intervención antineoplásica de la melatonina se ejerce en diversas fases de la evolución tumoral: iniciación, promoción, progresión y metástasis. Además del estradiol, otros factores mitogénicos son contrarrestados “in vitro” por la hormona pineal. La melatonina bloquea los efectos estimulantes de la prolactina sobre el crecimiento de células mamarias cancerosas. El proceso de formación de tumores es influido por la disposición de algunas grasas; el ácido linoleico, una molécula esencial para el organismo humano, promueve el crecimiento tumoral y la melatonina inhibe su captación y metabolismo por los tumores. En 1988, los Dres. Cos, Mediavilla y Sánchez, de la Universidad de Santander (Departamento de Fisiología de la Fac. de Medicina), realizaron una investigación que intentaba relacionar las alteraciones en la actividad de la glándula pineal con el cáncer de mama. Trabajaron con tres grupos de ratas. El primero, se mantuvo en condiciones normales (comida sin restricciones, temperatura estable y confortable, luz similar a la diurna durante gran parte del día, etc.); a los miembros del segundo grupo, se les extirpó la glándula pineal, y los del tercero, estuvieron sometidos a factores teóricamente potenciadores de la actividad de la pineal (bajas temperaturas, régimen alimenticio reducido, pocas horas de luz, etc.). A los tres grupos, se les suministró una sustancia cancerígena, comprobando, en el primero de ellos, un rápido desarrollo de los tumores cancerígenos, especialmente los mamarios. En el segundo grupo (sin pineal), los casos tumorales se incrementaron con respecto al primer grupo, y su desarrollo fue incluso más rápido. Sin embargo, el tercer grupo (sometido a factores potenciadores de la actividad pineal), logró eliminar la sustancia cancerígena y no desarrolló tumores. En la misma línea de investigación, se logró la regresión de tumores con la potenciación de la glándula pineal, al igual que la progresión de los tumores cuando se les extirpaba ésta. Otra de las vías por las cuales se explica la actividad antitumoral de la melatonina consiste en ser una de las moléculas con mayor capacidad depuradora de radicales (el doble de la potencia de la vitamina E y cinco veces las del glutation). Como resultante, la melatonina ejerce efectos protectores en las macromoléculas contra la mutilación oxidativa que provocan los carcinógenos. Por otra parte, también hay reportes que le asignan la capacidad de incrementar la eficacia y reducir la toxicidad de la quimioterapia, como se ha demostrado con el estrés oxidativo de ratas tratadas con adriamicina. Los reportes de concentraciones sanguíneas y urinarias de melatonina en mujeres con malignidad primaria de la mama son de disminución de la amplitud del pico nocturno y de la cantidad total en orina de 24 horas, y amplia variabilidad en los patrones circadianos de las pacientes. Las mujeres con tumores positivos a receptores de 185 estrógenos o progesterona han mostrado picos nocturnos de concentración de melatonina más bajos que los de las que tienen tumores negativos para los receptores. En general, los datos acumulados sugieren que el tratamiento puede aumentar la sobrevida en casos metastáticos, enlentecer la progresión de la lesión, mejorar la calidad de vida, mejorar la inmunosupresión de otras sustancias citotóxicas y disminuir la ansiedad. Casi todas las drogas empleadas en el tratamiento médico del cáncer actúan a través de uno de los siguientes mecanismos: a. b. c. d. citotóxico o citostático directo; diferenciación celular; inhibición de factores de crecimiento tumoral o angiogenéticos; y estímulo de la inmunidad anticancerosa. Para Lissoni, la melatonina tal vez sea el único agente biológico conocido capaz de actuar por todos ellos. (Romero Adrián, 2002). Melatonina y sexualidad Tradicionalmente se ha concebido que los factores ambientales como el aumento de temperatura, influyen en el erotismo, basándose en razones aparentemente superficiales como que las temperaturas más cálidas, liviandad en la ropa, mayor cantidad de estímulos sobre todo visuales, despertarían la tendencia a intensificar los deseos. Pero cuando esta hipótesis se establece sobre los animales, se comprueba en cambio que lo estacional es determinante. En un trabajo de divulgación, Haimovichi256 convoca a distintos especialistas que brindan su opinión sobre el tema. La Dra. Silvina Wittis257 expresa que "años de tabúes religiosos y culturales alejaron a la medicina de la investigación en el placer y el deseo, pero no es casual que se relacione a las poblaciones de las zonas tropicales con una mayor actividad sexual. Los climas cálidos favorecen la aparición de la primera menstruación, un proceso en el que intervienen estrógenos, andrógenos y progesterona", que son las hormonas que participan en la reproducción y en la libido, es decir en el erotismo. Para l a D r a . N é l i d a S a k a l i k 258 " e s c i e r t o q u e e n p r i m a v e r a h a y m á s enamoramientos259 , p e r o e s o no significa que haya más amor". Y lo explica así: "Enamoramiento es el episodio narcisista en el que el sujeto busca y cree encontrar al objeto del deseo amoroso que construyó en su mente. A eso contribuyen el estallido de colores y olores, la mayor desnudez y la disminución de corazas provocadas por el buen humor que trae el buen tiempo. Amor, en cambio, es una situación no episódica, que se mantiene a través del tiempo más allá de las variaciones estacionales, donde se juegan el compromiso, la tolerancia y la participación. En general, los enamoramientos de primavera son fugaces e implican una cierta negación del otro porque el hombre y la mujer sólo se enganchan con la apariencia, con lo externo". 256 Laura Haimovichi.Clarín.com 21/9/2002 257 jefa de Ginecología de LALCEC 258 psiquiatra especializada en relaciones de pareja y titular del Centro Arg. de Psicodrama Psicoanalítico 259 "Cuando se inicia la primavera se incrementan las ventas de preservativos por un mayor consumo que alcanza un 15% más que en el resto del año”, asegura Felipe Kopelowicz, director de una empresa argentina, líder en la fabricación de preservativos. 186 María Victoria Bertolino 260 , sostiene que "el vínculo entre el medio físicoquímico y la respuesta sexual ha sido estudiado en animales o in vitro y en algunos casos en humanos. Pero los factores ambientales sobre la sexualidad humana recién ahora son objeto de estudio de la biología. Sabemos que en la sexualidad los estímulos externos o internos, modulados por el Sistema Nervioso Central, desencadenan una cascada de cambios bioquímicos, hormonales y circulatorios. Es decir, una respuesta neurovasculohormonal que conducirá a la excitación psicológica y física. Así, los estímulos, que son señales acentuadas desde la primavera hasta el final del verano por la mayor exposición y sensualidad de los cuerpos, ingresan al organismo a través del tacto, el olfato, el gusto, la audición y la vista o de las fantasías y evocaciones. Con su mayor variedad de estímulos, la primavera provocaría una mayor predisposición para impulsar la erección psicógena originada en los niveles superiores del Sistema Nervioso Central e intervenir en el mecanismo del coito. Mecanismos similares ocurren en la mujer provocando una fase de deseo y otras de excitación, orgasmo y resolución". De todos modos, como explica el Dr. Sergio M. Aszpis261 ,"aunque en la mayoría de las especies las funciones sexuales se limitan a un período definido de fertilidad, en el hombre son continuas en el año. Sin embargo, advierte, "numerosas evidencias de estados patológicos avalarían la existencia de una relación entre el ciclo de exposición a la luz, la glándula pineal y su neurohormona, la melatonina. El hamster dorado es un buen modelo para investigar cómo los días cortos (invernales) inhiben la secreción de las hormonas gonadotrofinas (FSH y LH) probablemente actuando a nivel hipotalámico, lo que provoca que se detenga la producción de esperma y testosterona y que se disminuya la conducta sexual. En este proceso es fundamental la intervención de la glándula pineal que convierte señales nerviosas en hormonales, informa de los cambios de iluminación para disminuir los niveles de melatonina en el día e incrementa la actividad sexual. Al parecer, los cambios estacionales en la función reproductiva del macho no dependerían sólo de los ciclos de exposición de la luz. También influyen la temperatura y la disponibilidad de alimentos. En el caso del hombre — aclara Aszpis— hay variaciones estacionales en la cantidad, movilidad y morfología de los espermatozoides y de las hormonas, y en la actividad sexual, aunque estas oscilaciones son menores. De todas maneras, un estudio reciente hecho en la Antártida por la Universidad de Chile demuestra que existirían algunos individuos en los que la sincronización en la secreción de melatonina (inhibidora sexual) es más vulnerable a las variaciones de luz y oscuridad que en otros". El hombre es el único animal que tiene una pubertad tardía. En este proceso también estaría involucrada la glándula pineal ya que se ha postulado que los niveles elevados prepuberales mantienen el eje hipotálamo-hipófiso-gonadal en reposo, ejerciéndose de este modo un efecto inhibidor del desarrollo puberal. Como consecuencia, el descenso de los valores séricos de melatonina con la edad activa la secreción pulsátil de hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) y de esta forma el eje reproductor, y en consecuencia se produce el comienzo de la pubertad tras ser liberado el sistema del freno mantenido por la melatonina durante la infancia. La postergación de la capacidad reproductora facilitaría gracias a tal postergación, la adquisición de los procesos sublimatorios y creativos, que en algunas teorías son sinónimo de “proceso de hominización”. Si bien no se puede afirmar 260 261 Médica ginecóloga y obstetra especializada en sexualidad y reproducción de Halitus Médico andrólogo del equipo de Halitus y docente de la Facultad de Medicina de la UBA 187 taxativamente que la actividad pineal, en el retardo de la pubertad, sea causa, coincidencia o consecuencia, se sostiene que su acción es significativa, arrogándose la representación de la postergación. Trastornos afectivos estacionales y fototerapia En el hombre, la melatonina se ha estudiado en relación al síndrome afectivo estacional, caracterizado por desórdenes emocionales (depresión, manía) que se presentan regularmente en ciertas épocas del año. Este cuadro fue descrito en el siglo pasado por Esquirol y Kraepelin y "redescubierto" a comienzos de esta década por Rosenthal, Wehr y colaboradores en los Institutos Nacionales de Salud, EE.UU. Según Cardinali y col. (2000) se trata en un 85% de mujeres en la tercera década de la vida con depresiones que duran unos cinco meses. En un alto porcentaje de los casos existen antecedentes de un cuadro de manía durante los meses de primavera y verano, constituyendo así lo que se denomina enfermedad afectiva bipolar. Las depresiones son, generalmente, moderadas. Se observan signos vegetativos tales como incremento del apetito -en particular por carbohidratos-, aumento de peso, somnolencia, problemas de relación y disminución de la capacidad de trabajo. La característica más importante de este cuadro es su respuesta a los cambios en la iluminación ambiental o el clima. Aquellos pacientes que han vivido en diferentes latitudes relatan que su depresión aumentaba o disminuía según se alejaran o acercaran al Ecuador. Lewy y colaboradores observaron en 1980 que la secreción de melatonina en el hombre puede ser suprimida por medio de luz artificial brillante de intensidad considerablemente superior a la de la luz utilizada para la iluminación artificial común; posteriormente, varios grupos de investigadores demostraron que la extensión de las horas de luz del día en las mismas condiciones era beneficiosa para los cuadros afectivos estacionales. Los dispositivos de iluminación que se utilizan para el tratamiento constan de seis a ocho tubos fluorescentes de 40 watts montados sobre una superficie reflectora y una pantalla traslúcida en el frente. Los pacientes son colocados de modo que enfrenten a la pantalla luminosa a una distancia de aproximadamente un metro; de esta manera son expuestos a la cantidad de luz que recibirían si miraran el exterior a través de una ventana en un mediodía de verano, esto es, alrededor de 2.500 lux. Durante todo el tiempo de exposición los pacientes deben mirar cinco segundos de cada minuto a la fuente luminosa. Dos a cuatro horas de tratamiento por la mañana producen la remisión del cuadro hacia el cuarto o quinto día de tratamiento. También se han observado efectos beneficiosos al aplicarse el tratamiento durante la tarde. No se sabe aún como actúa la fototerapia 262 . Hay dos teorías para explicar su efecto antidepresivo; una de ellas sostiene que lo logra al inhibir la secreción de la melatonina; la otra, que lo hace por medio de la corrección de ritmos circadianos desincronizados. 262 Propiedades de la luz en las que se ha inspirado la fototerapia: por ej., la luz fluorescente reduce la tasa de melatonina en la sangre, así como las de colores parecen ayudar en la cura de diversos males: los baños de luz azul benefician a los recién nacidos, así como la luz ultravioleta trata la psoriasis y ayuda al tratamiento de cierta leucemia y al sistema inmunitario. La luz infrarroja colabora en la curación de lesiones musculares y óseas y otros colores influyen en la presión sanguínea, el pulso, la respiración y la actividad cerebral, porque actúan sobre la secreción de estas hormonas. 188 Podríamos sintetizar los procesos y funciones biológicas en los que participa la melatonina en el hombre, en el siguiente cuadro263 : Función Sincronización circadiana Evidencia Experimental Se ha definido una típica curva de respuesta de fase para melatonina en la que la que administración matutina produce retardos de fase de los ritmos circadianos mientras que la administración vespertina produce adelantos de fase Mecanismo propuesto Secreción de melatonina en respuesta al estímulo neural desde los ojos y núcleo supraquiasmático. Efectos mediados por receptores en tejido neural y periférico. Termorregulación. Sueño Efecto hipnótico: la melatonina “abre las Acción mediada por puertas” del sueño receptores en el sistema límbico Regulación de la El aumento nocturno de melatonina reduce temperatura la temperatura corporal. Estimativamente corporal un 50- 70% del ritmo de temperatura corporal es secundario al ritmo de melatonina Sistema inmune La melatonina tiene acción Aumento de la inmunopotenciadora en asociación a IL2 producción de en pacientes con cáncer. En animales de interleuquina por los experimentación distintos aspectos de la linfocitos T y función inmune son afectados colaboradores positivamente por la melatonina Pubertad y Existe una disminución de la secreción de Inhibición del eje reproducción melatonina en los distintos estadios de la hipotalámicop u b e r t a d p e r o n o s e h a e s t a b l e c i d o u n hipofisario- gonadal. v í n c u l o e n t r e l a m e l a t o n i n a y l a Efecto sobre la maduración sexual. esteroidogénesis ovárica Inhibición de la reproducción Cáncer Efectos antiproliferativos Efecto antiproliferativo directo. Aumento de la respuesta inmune. Secuestro de radicales libres. Envejecimiento Posible efecto protector y disminución del Secuestro de radicales daño celular libres Humor Posible papel en los trastornos cíclicos del Respuesta a los cambios humor (alteraciones afectivas estacionales, en la iluminación depresión) ambiental o el clima Tipo de evidencia Estudio en animales y humanos sobre el patrón de secreción de melatonina y el efecto de la luz y del ciclo luzoscuridad. Ensayos clínicos controlados frente a placebo Estudios en animales y en humanos Estudios en animales y estudios clínicos comparativos del patrón de secreción de melatonina (durante la pubertad y en mujeres con amenorrea) Estudios en animales “in vitro” e “in vivo”, estudios en células neoplásicas humanas y en líneas celulares, y escasos ensayos clínicos en pacientes. Estudios en animales “in vitro” e “in vivo” Estudios clínicos comparativos del patrón de secreción de melatonina y estudios de fototerapia para alteraciones del humor 263 Extraído del Boletín Terapéutico Andaluz, Año 1997, Volumen e3, Nº 6 y completado con Cardinali y colaboradores (2000) 189 La glándula pineal y la filosofía hindú 264 Desde otra vertiente, aportamos en esta comprensión psicosomática de la glándula pineal, algunos de los antiguos conocimientos provenientes de la filosofía hindú que nos proveen de conceptos que avalan la idea de la participación de la glándula pineal en íntima relación con el medio circundante. Ya en la más remota antigüedad, los hombres encargados del conocimiento consideraban que en el hombre se reproducían todas las funciones de la Naturaleza y en la Naturaleza todas las del hombre. La pineal es una glándula que los monjes tibetanos siguen asociando a "un tercer ojo"265 , que en un tiempo habría sido el centro de la clarividencia y de la intuición humana y que en el transcurso de los tiempos se habría ido atrofiando, por lo que sería importante dentro de esta concepción filosófica, recuperar sus funciones. Para algunos científicos, este pequeño órgano "escondido" dentro del cerebro y venerado como un centro psíquico por las culturas egipcia, hindú y tibetana, no sólo recibe información del interior del organismo y capta las impresiones de los sentidos, sino que además es un receptor de campos electromagnéticos y se asocia a distintas manifestaciones de la mente consideradas paranormales266 . 264 Estas ideas tuvieron su germen en un trabajo presentado por el la autora junto al Dr. Ricardo Grus y las Lics. Molteni y Stisman, en el Simposio del CIMP de 1983, siendo desarrolladas con mayor profundidad, y obteniendo conclusiones personales por mi, para esta presentación al Premio de Psiquiatría Dinámica del Congreso Internacional de Psiquiatría de la AAP de 2006 265 Los dos ojos dan la dimensión en el mundo normal; el tercer ojo da la visión, la profundidad y la dimensión de los mundos sutiles. Su función es ver lo invisible y conocer lo desconocido, funciones que podríamos sintetizar como la clarividencia. Es el centro de la intuición y de nuestra conexión directa con la fuente infinita de sabiduría, sobre todo a través de la meditación. La serpiente de fuego Kundalini al ser despertada, sube hasta el Sahasrara, donde la iluminación y sabiduría total, da poderes extraños y dominio sobre dos enemigos mellizos: El tiempo y la muerte. Kundalini es la energía de nuestra alma, es la energía de la consciencia, es la consciencia del ser superior, es la emanación de nuestra infinidad, es la energía del cosmos dentro de cada individuo. (Mircea Eliade, 1962) 266 Para algunos expertos, la explicación a los fenómenos que se perciben o acontecen al margen de los cinco sentidos, como la telepatía o transmisión del pensamiento a distancia, y que están pendientes de comprobación científica pero sobre los cuales hay evidencia estadística, puede relacionarse con esta glándula, que es una de las piezas más desconocidas del cuerpo. Para otros, las experiencias extrasensoriales atribuidas a la pineal se deben a que la melatonina y la serotonina relacionadas con esta 190 La conciencia alcanza el verdadero conocimiento de Sí – mismo, la libertad inefable, “desprendiéndose” de sus estructuras psíquicas y fisiológicas y de su condicionamiento temporal267 . Esta conquista es el objetivo de todas las filosofías y las técnicas místicas de la India y otras culturas orientales antiquísimas. Según los tratados de Yoga tántricos, basados en la filosofía Sankhia, el cuerpo, que es físico y a la vez sutil o espiritual, se supone constituido por cierto número de “nadi”, canales, (que corresponden a las venas, arterias y nervios) y de “chakras”, discos, círculos, centros (en correspondencia con diferentes centros del cuerpo físico)268 . Los Shat Chakras, ubicados en el Sushumna Nadi, son centros de energía cósmica presentes en cada ser humano en forma latente. Por encima de ellos se halla el Sahasrara Chakra, ubicado en la corona de la cabeza entre el eje del cerebro y los tubérculos cuadrigéminos. Coincidiría con la glándula pineal. Alcanzar su dominio es el objeto último de todo yoga269 . Mientras que las cinco primeras chakras están asociadas con los cincos sentidos clásicos, el Ajna 270 y el Sahasrara se vinculan con la percepción extrasensorial y facultades parapsicológicas. Acceder a la séptima chakra – pineal - significa lograr el estado de superconciencia (Samadhi) en el espacio del conocimiento. La vivencia se describe como abolición de toda experiencia de dualidad. Ya no existe distinción entre sujeto y objeto, espíritu y materia. Los objetos se desvanecen en un estado que glándula, tienen una estructura química similar a la de algunas drogas alucinógenas y pueden causar alteraciones de la percepción y la conciencia, y actúan como sedantes o hipnóticos. Observadores mexicanos y soviéticos han comprobado, mediante registro del electroencefalógrafo y otros medios, que el fenómeno de la visión extraocular, entendida como la capacidad de ver en la ausencia de luz sin ayuda de la retina, incluso con los ojos vendados, coincide con una enorme actividad de la pineal. 267 Apetencias y deseos del hombre, obedecen siempre a deseos individualistas. En cambio esta libertad inefable es la del hombre que considera que la única libertad posible es la del sistema total. 268 Estos centros, conocidos en occidente como centros etéricos, se denominan de la siguiente manera: a) Muladhara Chakra, que corresponde al plexo sacro, ubicado en la base de la columna vertebral entre el nacimiento de los órganos genitales y el ano. Ejerce control sobre el aliento, la mente y el semen, b) Wadhistana Chakra, que corresponde al plexo prostático, situado en la raíz de los órganos genitales. Controla la parte inferior del abdomen, riñones, etc.; c) Manipura Chakra, que corresponde al plexo solar, ubicado en la región del ombligo. Controla el hígado, estómago, etc.; d) Anahata Chakra, que corresponde al plexo cardíaco y ejerce control sobre el corazón; e) Vishuddha Chakra, que corresponde al plexo laríngeo, situado en la base de la garganta; f) Ajna Chakra, que corresponde al plexo cavernoso, ubicado en el encuentro entre el eje de la médula espinal y el cerebro y el eje perpendicular entre los ojos, aproximadamente entre la hipófisis y el hipotálamo. 269 Chakra del tercer ojo (Ajna). Radica en la glándula pineal, entre las cejas. De color añil, regula el sistema endocrino, los ojos, la glándula pineal, los senos paranasales, el sistema nervioso, los hemisferios cerebrales y la memoria. Cuando está activo rige la memoria, concentración, pensamiento racional e intuitivo, imaginación, visualización, devoción, equilibrio entre el Ying y el Yang, clarividencia, templanza, dignidad, perdón, amplitud mental, conciencia sin pensamientos; el dominio del espíritu sobre la materia, la capacidad de transformar la realidad física, fusión del consciente y el inconsciente, así como evolución y el dominio sobre el dharma. Su desbalance provoca: dolores de cabeza, problemas en la vista, sinusitis, enfermedades mentales, poca capacidad de atención y concentración, pérdida de memoria, excesiva intelectualidad, locura senil, falta de lógica y miedo al futuro. Para balancearlo, practique la visualización y la meditación. (Raúl Aguiar, Revista científico-técnica digital de la juventud cubana, junio 2004). La combinación del uso de la facultad de la glándula pituitaria y de la glándula pineal es lo que se conoce en misticismo como "el tercer ojo." Esta es la región a la cual se le refiere como el chakra de la corona, el Loto de Mil Pétalos o la Décima Puerta. Las glándulas son físicas, pero los chakras no, son centros de energía localizados en el cuerpo etérico. Chakra es una palabra sánscrita que significa vórtice o rueda de energía. 270 El significado literal de “ajña” es “comando”. Recordemos que los neurofisiólogos acordaron llamarla “regulador de reguladores” 191 transciende lo relativo al mundo fenoménico. Es otro modo de ser, donde se “muere a la vida” nacida de la temporalidad y creada por la historia. El liberado en vida no goza de una conciencia personal, sino de una conciencia – testigo, donde el vivir es un eterno presente más allá del tiempo. La apertura del séptimo chakra tiene una condición clave: la humildad, la entrega, la capacidad de postrarse ante el Infinito. Por esto, en muchas tradiciones, las personas suelen inclinarse o postrarse ante la divinidad. El tope de la cabeza se inclina hacia la tierra y, al hacer este movimiento, la atención, la sangre, la circulación y el prana se concentran en el séptimo chakra y la persona se siente abierta y fortalecida. Integración de enfoques y conclusiones La evolución del pensamiento que permitió la idea de la aperspectiva, el modelo de Bateson que considera que la característica de lo psíquico es inherente a todos los seres vivientes, tanto al bosque de pinos, como la anémona de mar, como el Senado de los Estados Unidos y autores como Groddeck, Weizsaecker (1956) y Chiozza que permiten considerar al hombre como un todo y que psíquico y somático son maneras de acercarse a él, todos ellos nos llevaron a reconsiderar lo sugerido por la filosofía hindú, y a pensar en funciones corporales como la de la pineal con un sentido que trasciende a lo individual. Nos dice Cardinali (1982), que dado que las manifestaciones de la pinealectomía son escasas, que no pone en peligro la sobrevida del individuo y los fenómenos residuales constituyen una incógnita, el escepticismo ha signado la investigación de la epífisis a través del tiempo. Agrega que es la actitud médica individualista la que lleva a desconocer y despreciar la importancia de la glándula pineal. El biólogo José Luis Bardasano, director del Departamento de Especialidades Médicas de la Universidad de Alcalá de Henares, ha experimentado con ratones para probar que la epífisis es un receptor muy sensible de campos magnéticos, lo que explicaría la percepción extrasensorial que se le atribuye Según Bardasano "la pineal humana es el resultado de la evolución biológica de las especies y muchos reptiles prehistóricos poseían entre sus ojos un órgano capaz de discriminar las radiaciones ultravioletas de las infrarrojas". Ello coincide con los vestigios de un supuesto "tercer ojo" hallados por los paleontólogos en los orificios pineales de los cráneos fosilizados de algunos protosaurios y lepidosaurios, que vivieron entre 250 y 300 millones de años271 en el pasado. Pensamos, que la carencia de una teoría que permitiera observar y conocer el funcionamiento de la pineal en lo que tiene de específico, por ejemplo, su relación con el medio ecosistémico a través del fotoperíodo272 , impidió que su estudio progresara. Las distintas funciones que tiene a su cargo la glándula pineal nos permiten deducir que se ocupa tanto de la “comunicación” en la integración del individuo, como de la “comunicación” del individuo con su medio natural. 271 Artículo de Daniel Galilea, aparecido en el El Nuevo Diario el 16/2/2005, Managua, Nicaragua es un término que indica las horas de luz diaria, siendo largo cuando las horas de luz son mayores que las nocturnas y corto cuando son menores que la noche. En el trópico, el día y la noche tienen una duración de 12 horas c/u aproximadamente. 272 192 El neurólogo Karl Pribram 273 , de la Universidad de Stanford, y el físico David Bohm, de la Universidad de Londres, han adelantado teorías que, en tándem, parecen dar cuenta de toda experiencia trascendental, de los acontecimientos paranormales e incluso de las rarezas perceptivas «normales». Pribram se figuraba que la experiencia trascendental también podía implicar cierto tipo de proyección. Decía que sus observaciones de la experiencia trascendental señalaban cierto papel de los circuitos en torno a la amígdala y que controlan la unión de los mecanismos de retroalimentación y de avance en el cerebro. Estos circuitos han sido la sede de trastornos patológicos, así como del déjá vu y la «conciencia sin contenido» de los estados místicos. Pribram (Ciencia y conciencia, 2001) cree que la experiencia mística no es más rara que otros fenómenos, tales como la depresión selectiva del ADN a fin de formar primero un órgano y luego otro. Los científicos más productivos, dice, «están dispuestos y en condiciones de defender el espíritu como dato. Es ciencia tal como se concibió en un principio: la búsqueda de entendimiento. Los días de los tecnócratas insensibles y prácticos parecen estar contados». Apuntaba que no existe la metáfora, o, en cierto sentido, que toda metáfora es cierta. «Todo es isomorfo.» (En la filosofía oriental: «Como arriba, también abajo».) Tal vez estemos ahora experimentando los efectos de un holograma social, de un modelo de interconexión de individuos. La sincronicidad, coincidencia significativa, tiene sentido en un universo significativo, holográfico. Pribram proponía que hasta la distribución aleatoria está basada en principios holográficos y, por lo tanto, está determinada. «La incertidumbre de la ocurrencia de los acontecimientos sólo es superficial... » Hay simetrías subyacentes, y no sólo acontecimientos fortuitos. Citaba las observaciones recientes de «giros» en la física y la insistencia de Einstein en que «Dios no juega a los dados con el universo». El “ojo pineal mira”274 , por la especie cuando, por ejemplo, regula los ciclos de apareamiento para posibilitar la sobrevida de las crías y, al actuar postergando la aparición de la pubertad, favoreciendo los procesos creativos, estaría tomando en consideración el medio circundante y la organización interna del sujeto, para proveerle del marco adecuado, es decir, de la información contextual necesaria para la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades. Quizás esta función guarde relación con lo que Freud postulara en “Lo Inconciente” acerca de que las mociones pulsionales están coordinadas entre sí. (Freud, 1915). 273 Referencias: Para la investigación y la teoría del procesamiento holográfico del cerebro de Karl Pribram, Language of the Brain (1971); para su síntesis del modelo holográfico del cerebro, junto con la visión del universo físico de David Bohm, Consciousness and the Brain, editado por G. Globus et al. (Plenum, 1976), y Perceiving, Acting, and Knowing, editado por R. E. Shaw y J. Bransford (Erlbaum/John Wiley, 1977). Las teorías de David Bohm aparecen en Quantum Theory and Beyond, editado por Ted Bastin (Cambridge U., 1971); Foundations of Physics 1 (4), 3 (2) y 5 (l); y Mind in Nature (University Press of America, Washington, D. C.). 274 Vinculado con el estudio del psiquismo fetal, Rascovsky, A. (1977), relaciona la presencia de la glándula pineal con la visión interior característica de la vida fetal y de los sueños. Tomando estas ideas y algunos conceptos de Platón, Carotenuto (1978), sugiere que la función pineal se hallaría vinculada con los fenómenos de premonición e intuición. 193 Esa coordinación, desde nuestro punto de vista, estaría a cargo de lo pineal. La función pineal nos hablaría de la íntima unión que cada uno necesita sostener con su especie y con su ambiente, más allá de que posea o no conciencia de ello.275 Independientemente del deseo individual, l o p i n e a l guardaría latente la posibilidad de trascender las diferencias yo – no yo, sujeto – objeto, idea – materia, psíquico – somático, etc.; en otras palabras, de trascender la experiencia de dualidad, que otorga esa libertad inefable. Se adquiriría de ese modo esa conciencia – testigo que permite vivir un más allá de la cronológica, que es el presente eterno de la vivencia, donde no hay nostalgia del pasado ni anhelo del futuro, y a la que alude la filosofía hindú. Este trascender la experiencia de dualidad lo vemos íntimamente relacionado con la problemática del narcisismo, problemática tan presente en nuestra época que desde distintas miradas, compartidas por otros autores276 , la describieron como “la era del narcisismo”. Recordamos a Chiozza (1996) cuando dice “El auge del individualismo, que otrora condujo al hombre hacia el florecimiento pleno de sus disposiciones latentes, nos muestra hoy sus formas caducas. Por ejemplo: el orgullo, que implica responsabilidad y esfuerzos, cede su puesto a menudo a la vanidad, que es irresponsable y más fácil. Un narcisismo excedido se oculta frecuentemente bajo el disfraz del amor a los hijos. La amistad, sazonada con el cálculo, queda sometida a las leyes de la relación concretamente útil. El cariño, que enriquece el vínculo amoroso a través de la generosidad y la capacidad de cuidar, se convierte en una debilidad peligrosa, que debe ser sustituida por la pasión y el enamoramiento, que procuran la posesión del objeto. Todo esto en nombre de una necesidad de progreso individual, que se hace imperativo bajo las formas, paupérrimas en su absurda simplicidad, de mayor poder, o prestigio, y mayor riqueza”. (...) “El hombre no ha nacido, sin embargo, para vivir aislado. Para realizarse plenamente necesita, como la neurona, vivir inmerso en un mundo de interlocución. Ninguna de sus posesiones, como le ocurre a un niño con una pelota, puede ser gozada en ausencia de otro con quien compartirla. Las formas de un individualismo degradado, que hemos llamado caducas, desoyendo esta perentoria necesidad de convivir, crean en el hombre medio de nuestros días un vacío existencial de fondo”. El narcisismo patológico desde el punto de vista ecosistémico se lo puede descubrir bajo la forma de los llamados por Bateson “propósitos conscientes” que son 275 Karl Pribram, famoso investigador del cerebro, ha reunido durante una década pruebas de que la «estructura profunda» del cerebro es esencialmente holográfica, de modo análogo al proceso fotográfico sin lente por el que Dennis Gabor recibió el premio Nobel. Pribram apuntaba las extraordinarias intuiciones de los místicos y de los antiguos filósofos durante siglos, anteriores a la verificación científica. Un ejemplo lo constituye la descripción de la glándula pineal como «tercer ojo». Últimamente se descubrió que la glándula pineal podría ser una especie de superglándula maestra, puesto que su secreción de melatonina regula las actividades de la pituitaria, considerada desde hace tiempo la glándula maestra del cerebro. Pribram cree que la experiencia mística no es más rara que otros fenómenos, tales como la depresión selectiva del ADN a fin de formar primero un órgano y luego otro. 276 Entre los autores que la han denominado de esta forma, podemos citar a Christopher Lasch que se ocupa profundamente del tema en su libro “La cultura del narcisismo”, Bompiani. Milano. 1981. 194 aquellos en los que, y “con la más pura de las intenciones conscientes” se cometen graves acciones destructivas en sistemas más amplios que el individual, provocándose así repercusiones incontrolables. Es en este sentido como en ocasiones para nuestra “comodidad”, “progreso” y “bie nestar”, luchamos contra el ambiente y al derrotarlo, nos estamos destruyendo. (Bateson, 1972). Para alcanzar la verdadera comprensión trascendente de nuestra inclusión en el ecosistema es necesario tomar conciencia de la insignificancia de nuestro Yo frente a la magnitud de dicho ecosistema. Esta configuraría parte de una “injuria narcisista básica”, que pondría en crisis nuestra creencia egoísta de lo particular de nuestro propio yo, pero q u e , a s u v e z , s e r í a e l m o d o i n d i s p e n s a b l e p a r a q u e e l hombre se incluyera culturalmente de una manera más plena y menos destructiva en todo lo que lo rodea. Un adecuado sentimiento de amor propio y del propio valor, permitiría al individuo renunciar a sus motivos narcisistas patológicos, en la organización de su conducta y de sus relaciones, donde el equilibrio de los vasos comunicantes estuviera dado por una adecuada proporción entre la dedicación orientada hacia los objetos y su medio y la destinada al propio yo, o sea entre la investidura narcisista y la objetal. La distinción entre el narcisismo sano y el patológico estaría dado por el grado de éxito logrado en el armonioso desarrollo y enriquecimiento del sí – mismo, comprometido emocionalmente con la misma meta, en lo que respecta a su ecosistema. Pensamos que la patología narcisista, en nuestra época, también se la puede adscribir a la falta de figuras relevantes que encarnen ideales lo cual alteraría el equilibrio libidinal, hundiendo al hombre en un “estancamiento narcisista” que lo mantendría sin encontrar la salida de dicho narcisismo, por imposibilidad de dirigir sus catexias hacia metas que funcionaran como fuente de enriquecimiento yoico, ayudándolo hacia su crecimiento, apuntando hacia el engrandecimiento de dicha instancia a través de posibilitarle cada vez mayores y más adecuados procesos sublimatorios. En este estancamiento el sujeto queda atrapado en un narcisismo tanático que rebaja y lesiona la autoestima, dado que el ideal del cual depende le impone una relación de sometimiento y de ausencia de posibilidades de trascendencia. Freud descubrió que el conflicto psíquico era el motor del proceso mental. Actualmente concebimos al individuo como un ser en continua evolución hacia formas superiores de existencia, integrado a los ecosistemas a los que pertenece, a través de una dinámica de equilibrio en constante reacomodación. Desde esta perspectiva ya no podemos mirar a la enfermedad y la salud como factores aislados o independientes, que pueden ser atribuidos exclusivamente a la conflictiva individual. La enfermedad no es solamente producto de la falta de armonía en el interior del sistema orgánico; ni es únicamente el resultado de la incapacidad de integración de ese individuo con su medio y con los sistemas a los que pertenece. La enfermedad es, además, una manifestación del estancamiento evolutivo y de la dificultad de integrar a ese individuo a su destino dinámico, social e históricamente multideterminado. Es la expresión de una serie de afectos que no han podido ser manifestados armónicamente, en lo físico, lo mental, lo emocional, lo espiritual y lo social. Los apremios del medio circundante, para los individuos, se dan en función de diferentes factores: del nivel evolutivo alcanzado por los integrantes de esa comunidad, del lugar que ocupan en el sistema gracias a las decisiones que tomen brotadas de su 195 capacidad creativa, de la flexibilidad que posean sus integrantes para tolerar la inestabilidad brotada de los cambios ecosistémicos y nuevamente, en otra progresión dialéctica, d e los cambios nuevamente creativos que pueda introducir para retroalimentar a su vez su entorno. De acuerdo a nuestro enfoque, la glándula pineal, sería el órgano que desde lo s o m á t i c o , s e a r r o g a r í a l a r e p r e s e n t a c i ó n s i m b ó l i c a d e t r a s c ender nuestro individualismo, relacionarnos con el ecosistema desde una comprensión totalizadora y creativa que incorpora un modelo perceptual integrado por informaciones de lo que nos circunda y de nuestra inclusión en un sistema universal de significados. Nos parece además que por toda su relación permanente c o n e l e n t o r n o c o n s t i t u y e u n ó r g a n o p r i v i l e g i a d o d e renuncia al narcisismo patológico. Nuestra cultura que impregnada de un individualismo acendrado, donde la crisis de los valores ha transformado completamente la existencia del individuo, provocándole replegamientos cada vez más frecuentes sobre su propio yo, es una cultura que desdeña la entrega afectiva al otro, entrega que es interpretada como un acto de debilidad, de sometimiento y de pérdida de autonomía. Es en este tipo de cultura, donde los actos de camaradería han sido sustituidos por la rivalidad, la magnanimidad por la voracidad, la búsqueda de lo esencialmente bueno, por el acaparamiento indiscriminado de bienes y relaciones277 . Desde otra vertiente278 , podemos interpretar las afecciones tumorales como otra expresión de la patología narcisista, en las cuales se ha perdido el código ordenador del tejido al cual pertenece originalmente la célula tumoral, célula que inicia un derrotero individualista por el cual ella va a sobrevivir, pero haciendo peligrar la vida del hombre que la alberga. Esto en el lenguaje popular está representado por la expresión con la cual se denomina a un individuo como un “cáncer”, cuando se pretende describir metafóricamente su tendencia a vivir del otro, o sin preocuparle el destino de aquellos que lo rodean. No nos llama la atención por lo tanto que los niveles de melatonina, en sangre como en orina, se hallen disminuidos en el cáncer de mama, dado que como se ha visto en otros trabajos psicosomáticos (Spagnuolo, 1989) en dicha patología se halla comprometido la adecuada satisfacción del impulso de dar279 . Impulso que configura, 277 En la sociedad observamos la falta de inclusión de las personas en las redes de cooperación social, así como nos resulta paradojal, que la situación de ayuda al prójimo que debería constituir un verdadero placer objetal, figure como “castigo” ante determinados delitos, donde se incluye en la pena, el “trabajo comunitario”; desde la sociedad, lo que describiríamos como el altruismo y metapsicológicamente hablando, constituiría una falla en la adquisición del narcisismo sano, libidinal o maduro. 278 En Más allá del principio del placer, Freud (1920), afirma que las células germinales se comportan de un modo “narcisista”, porque tienen necesidad de la actividad de sus pulsiones de vida para sí mismas, en calidad de reserva, con miras a su posterior actividad de grandiosa dimensión anabólica. Agrega un año más tarde, en la misma obra, que tal vez habría que declarar narcisistas, en ese mismo sentido, a las células de los neoplasmas malignos, dado que la patología esta preparada para considerar congénitos sus gérmenes y atribuir a ellos cualidades embrionales. 279 Lo mamario, por su función, la lactancia, a través de la cual se crea y entrega al otro lo que le es necesario para su subsistencia, sería el órgano que, en la mujer, se arrogaría, mejor que cualquier otro, la representación de la capacidad de dar y de las fantasías inconscientes que giran en torno a dicha capacidad. Nos fundamos, para tal deducción, en el planteo de Chiozza donde considera que "la existencia de una relación específica entre las fuentes orgánicas de la sexualidad y las fantasías que 196 por su magnanimidad con la propia cría y a través de la inmunidad favorecida por la lactancia, una verdadera preservación, más allá del goce maternal de la crianza, de “todas las crías”. Sería deseable que el hombre frente a la soledad en que lo sume el narcisismo patológico, adquiera conciencia de que necesita ineludiblemente al otro para ser plenamente feliz, para realizarse auténticamente. Para alcanzar este nivel, debería poder tolerar la “injuria narcisista” que implica la aceptación de quesólo hay un Yo si hay un Tú, y que este Yo halla su verdadera trascendencia en la construcción del Nosotros. Nosotros enriquecedor, que basado en el compartir y en el redescubrimiento del amor verdadero que tolera las diferencias, es el que trasciende las tendencias individualistas y ayuda en el verdadero crecimiento yoico. constituyen los distintos impulsos cualitativamente diferenciados, nos permite considerar a los distintos procesos que denominamos orgánicos, y a sus trastornos, como equivalentes a otras tantas fantasías específicas e inconscientes, tan cualitativamente diferenciadas unas de otras como lo están los procesos o trastornos mencionados” (Chiozza, L.: Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar. 1980) 197 BIBLIOGRAFIA BATESON, Gregory (1971) Pasos hacia una ecología de la mente. Ed. Carlos Lohlé. Bs. As. 1976 (1979) Espíritu y Naturaleza. Amorrortu Ed. Bs. As. 1982 CARDINALI, Daniel (1979) “La glándula pineal: una odisea científica inconclusa” en Rev. Ciencia e Investigación. Tomo 35 N° 9-10-11-12. Bs. As. 1979 (1979) “Melatonina: investigaciones recientes sobre su biosíntesis y mecanismo de acción" Boletín Clín. Endocr. Metab. Vol. XV, N° 1 Bs. As. (1980) “Molecular Biology of Melatonin: Assessment of the Microtubule Hypothesis of Melatonin Action” Publicado en Melatonin: Current Status and Perspectives. Ed. by Birau and W. Schloot. Pergamon Press Oxford and New York. CARDINALI, Daniel y VACAS, M. (1980) “Molecular Endocrinology of Melatonin: Receptor Sites in Brain and Peripheral organs” ibíd. (1989) Los relojes biológicos. Departamento de Fisiología, Fac. de Medicina, UBA. En Ciencia hoy Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Asociación. Volumen 1 - Nº 1 - Diciembre/ Enero 1989. CARDINALI, D., BRUSCO, NOSEDA, ESQUIFINO, (2000) “La melatonina como prototipo de cronobiótico” Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, UBA, Buenos Aires y Departamento de Bioquímica y Biología Molecular III, Facultad de Medicina, Universidad Complutense, Madrid. CAROTENUTO, Lidia (1978) “La presencia de la función pineal en la premonición e intuición”, Trabajo de circulación interna C.I.M.P. CHIOZZA, Luis (1980) Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar. Ed. Paidós. Bs. As.1980 (1981) “Azar o acción terapéutica: Evolución de un paciente con melanomas malignos”. III Encuentro Argentino-Brasileño. Bs. As. 1981 (1996) Obras Completas de Luis Chiozza, Edición CD ROM, In Context informática documental, Buenos Aires, 1996. CIENCIA Y CONCIENCIA (2001) Nueva perspectiva de la realidad (Nº 121 especial actualizado de The Brain/ Mind Bulletin) 7/4/2001 FAIGÓN, CARDINALI, MOGUILEVSKY, (1982) “Pinealectomy advances the times of development of steroid feedback on loteinizing release in immature female rats. FREUD, S. (1915) “Lo inconciente”. Amorrortu Ed. Tomo XVI. Bs. As. 1979 198 GÓMEZ-MONT, A F. (1999) Imágenes cerebrales funcionales en psiquiatría y neuropsicología. En: de la Fuente R y Alvarez-Leefmans F. J. Biología de la mente. El colegio Nacional. 1999; 455- 474. LOZANO TERUEL, José Antonio (1995) Melatonina: ¿hormona de la juventud? 1995. Ciencia y salud. (http://canales.laverdad.es/cienciaysalud/4_4_16.html) MIRCEA ELIADE (1962) “Fatáñjali y el yoga”. Ed. Paidós Bs. As. 1978 RASCOVSKY, Arnaldo (1977) “La percepción interna y la función pineal”. Conferencia pronunciada en el CIMP. Abril 1977. ROMERO ADRIAN, Tania y col. (2002) Melatonina y cáncer de mama. Gac. Médica Caracas 2002: 110 (3): 305-309 ROSA, Raúl de la (2004) “El lugar y la Vida” Ed. Revista Natura. Madrid RUYER, Raymond (1974) La Gnose de Princeton. Libraire Generale Francaise. SIMPOSIO DE NEUROLOGÍA (1982) Simposio realizado en AMA sobre glándula pineal. Sociedad de Endocrinología de la AMA Bs. As.1982 SPAGNUOLO, Ana (1989) Un estudio psicoanalítico del cáncer de mama. Nuevas contribuciones”, presentado en el XXII Congreso Interamericano de Psicología, Buenos Aires. Junio de 1989. (2004) Aproximación a la comprensión psicosomática del cerebro. Articulación entre la neurociencia y el psicoanálisis. Mención de Honor “Dr. Celes E. Cárcamo” 11° Congreso Internac. de Psiquiatría, de la AAP. Bs. As. 2004. (2005) Capítulo sobre Medicina Psicosomática, en el Tratado de Psiquiatría, compilado por los Dres. Néstor Marchand y Alberto Monchablon, Ed. Grupo Guía, Buenos Aires. 2005. VACAS, M., KELLER, SARMIENTO, M., CARDINALI, D. (1981) “Melatonin increases cGMP and decreases cAMP. Levels in rat medial basal hypothalamus in vitro” Ficha. VIDEKANANDA, Swami (1963) Raya Yoga. Conquista de la naturaleza Interior. Ed. Kier S.A. Bs. As. 1979 WEIZSAECKER, Víctor v. (1956) El hombre enfermo, Ed. Miracle, Barcelona. WOZNIAK, Robert (1992) Mente / cuerpo: De René Descartes a W. James. Publicación electrónica: http://platea.pntic.mec.es/~macruz/mente/descartes/indice.htm 199 ALGUNOS CONTENIDOS INCONSCIENTES EN LA RELACION MADRE - HIJO 280 A través del estudio del material recogido en grupos de orientación de madres, a lo largo de un año de trabajo, comenzó llamándonos la atención las actitudes inconscientes marcadamente hostiles de las madres hacia los hijos (enseñanza precoz de esfínteres, mantención de hábitos correspondientes a etapas evolutivas anteriores, impidiendo la asunción de conductas de mayor independencia y responsabilidad de acuerdo a su edad, o por el contrario exigencias desmedidas, limitación de la actividad lúdica, relación de sometimiento y dependencia a través de sentimientos de culpa, abandonos parciales o totales, burla, castigos físicos o verbales, abortos, circuncisión, etc.) Nos preguntamos entonces qué representan los hijos en el mundo interno de las madres, lo cual permite la comprensión de su drama interior, que corresponde al de su relación madre- hijo. Arnaldo Rascovsky en su libro “La matanza de los hijos”, dice que las mortificaciones infringidas por los padres en los hijos, se imprimen como heridas en el yo de éstos. Pensamos que, además, éstas representan idénticos sufrimientos en el yo de los padres. Rascovsky señala como causa fundamental del amedrentamiento de los hijos la necesidad de favorecer, a través de la prohibición del incesto, el “sobre – desarrollo de la sublimación” y la mayor transmisión cultural. Analiza en el cuento de W.W. Jacobs “La pata de mono”, la actitud filicida de un padre. Interpreta la fantasía inconsciente de éste como el deseo de conseguir la mujer – madre a través de la eliminación de su rival hijo, reduciéndose la rivalidad padre- hijo a la rivalidad edípica. Desde otro punto de vista vemos al padre del relato de Jacobs, refiriéndose melancólicamente a su juventud idealizada, que quedó como algo sin realizar, y que proyecta en la figura del hijo. Este recibe entonces, la hostilidad envidiosa del padre, que por otra parte no puede ser un buen padre viejo (que sería su posibilidad real de desarrollo) porque no se ha despedido de su propia juventud, quedando ligado a lo imposible. En el material recogido por nosotros en los grupos de orientación a madres encontramos abundantes referencias a esta misma situación: las madres hablan de sus hijos como “los que lo tienen todo”, “podrán hacer lo que quieran de sus vidas”, “ellos sí que no tienen problemas”, “en mi época eran todas privaciones, encambio...” etc. De estro derivan asimismo excesivas exigencias, según las cuales el hijo debe realizar los ideales que los padres no pudieron materializar, o es denigrado por no poder cumplirlos, como sienten denigrado su yo limitado e impotente. Intenso y reiterado es el sentimiento de frustración y reproche, cuando se refieren a sus vidas “agotadas”, "consagradas a sus hijos, que las consumen sin depararles satisfacciones en cambio” (“si 280 Trabajo realizado en colaboración con las Lics. Ada D. de Rosmaryn, Silvia Galay de Lestard, Irma B. de Marey y Laura Rainoldi. 200 no fuera por ellos, otra sería mi vida, se llevan todas mis fuerzas”, etc.). Interpretamos aquí en el hijo la representación de un objeto interno que, de acuerdo con las ideas de Chiozza, aparecería como una “imago chupasangre”, que se queda con todo el aporte material sin devolverlo en relaciones que hagan al crecimiento del yo. Extraemos algunos datos de historias de madres. Sólo tomaremos parte de ellos a fin de interpretar y aclarar nuestro punto de vista. 1) Elisa. 42 años. Tiene dos hijos varones de 12 y 9 años. Habla de su “infancia sin juguetes”. Desde los 4 años cuidaba al ganado. Dice que “ahora todo es distinto”. Reprocha a sus padres el no haberle dado “roce” y sólo una vida de trabajo, sin instrucción. En las sesiones de grupo se mantiene callada. Usa dos nombres: Elisa, para cuando no se siente exigida, Belisa, para cosas importantes. Consulta por su hijo mayor, que a pesar de preparar sus lecciones “se traba cuando le preguntan, se queda callado y asustado”. Comenta que en el verano quiso emplearse como cadete de una farmacia y ella no se lo permitió aduciendo que si los padres pueden trabajar y no hacerle faltar nada, no hace falta que él tenga que “hacer esas cosas” (vergonzosas o denigrantes). Elisa habla de su infancia y de sus padres limitados, pobres e incapaces, refiriéndose a través de esta representación a su propio yo despreciado. Sus dos nombres hablan de la disociación entre el yo real, humillado, no aceptado, y el yo ideal, exigente e inalcanzable. Siente que su silencio es el producto de no poder hablar como Elisa (la que ella es, con la infancia y los padres que tuvo) ni como Belisa (la que hubiera querido ser). Su hijo silencioso, exigido y asustado, recibe la proyección de sí misma que no puede ser lo que es (“decir lo que sabe con sus palabras”), pues lo siente, identificada con su ideal, como vergonzoso y posible objeto de burlas. Al mismo tiempo cuando habla de la infancia de su hijo (“ahora todo es distinto”) proyecta en él el ideal, la infancia rica y no limitada, y lo ataca envidiosamente no permitiéndole la relación de sus posibilidades reales (no lo deja ser cadete), sometido también a su propio ideal. 2) Pura. 39 años. Española. Dos hijos varones: de 14 y el otro de 10 meses. Sus padres se casaron obligados cuando la madre quedó embarazada. El padre no quería a su mujer. Había conocido a otra en el barco al venir a la Argentina con la que se veía periódicamente, durante 20 años, pero con la que nunca pudo tener relación íntima. Cuando la madre de Pura se embarazó por segunda vez, el padre los mandó de regreso a España. Allí nació ella. Desde que recuerda la madre tenía relaciones con un hombre que visitaba la casa asiduamente. Cuando el marido, en Buenos Aires, se enteró, dejó de ayudarlos económicamente. La madre trabajaba como modista y tenía tierras. Dice Pura que “podía vivir bien sin necesidad de pasar esa vergüenza”. En el pueblo le decían “la hija de la puta, que de grande iba a ser como la madre”. Le resultaba insoportable la convivencia con ella dada esa situación. A los 10 años escribió a sus abuelos paternos suplicándoles que la llevaran a vivir con ellos, éstos accedieron después de un tiempo y a los 16 años volvió a la Argentina llamada por su padre. A los 2 años enfermó de TBC... Algunos familiares del padre la visitaban para augurarle la muerte, vengándose de la madre. Una vez repuesta se negaban a darle la mano pues aún temían el contagio. Vivió con su padre. A los 2 años tuvo una recaída y la envió a un sanatorio en Córdoba. Al mejorar ayudó en las tareas de atención de los demás enfermos. Sentía asco de darles de comer. Al poco tiempo murió el padre después de haber sufrido graves problemas económicos pues no se avenía a trabajar, sino como mozo de primera categoría, tal como lo había hecho en su juventud. Ella se puso de novia y se casó. A los 2 años de 201 casada nació su primer hijo luego de un aborto impuesto por su marido que a causa de la enfermedad que había padecido temía que no pudiese cuidar al hijo. Su hijo mayor (14 años), por quien consulta padece de enuresis nocturna. Usa pañales para dormir. A los 7 años de enfermó de TBC. Nadie de la familia sabe de su enuresis. Es una vergüenza. Le dice que es “un puerco, un cochino”. El padre de Pura, idealista y orgulloso, no pudo integrarse en la pareja con la mujer embarazada, que materializa pero que no logra ser “aquella con la que viajó”, y con quien mantiene un idilio distante sin contacto corporal. De este modo, aislada de la familia la madre pasa a ser “lo podrido” (“la puta”), “los contenidos ideales alterados por el ataque digestivo intrapsíquico, que imaginamos como consecuencia de la incapacidad hepática-material del yo... constituyendo lo monstruoso y lo siniestro, aquello que engendra horror y asco” (Chiozza: “Psicoanálisis de los trastornos hepáticos”). Este objeto podrido, asqueroso, que debió quedar disociado del resto del yo, toma luego una nueva representación en la TBC., que la transforma a ella misma en la asquerosa a quien nadie quiere tocar. La enuresis del hijo recibe también la proyección de lo puerco y asqueroso, aquello que quedó podrido en su intento por nacer materializándose, sin ser asimilado por el yo. 3) Adela, 43 años. Viuda. Una hija de 9 años. Dice de sí misma que “siempre fue sana”. Padeció osteomielitis crónica. Estuvo internada de los 8 a los 12 años. A los 18 fue operada, le hicieron 2 injertos. “Tenía la pierna doblada para atrás”. “Era muy inteligente, casi no necesitaba estudiar para la escuela”. La maestra venía a buscarla llorando, “porque era una lástima que siendo capaz no pudiese asistir más”. Siempre tuvo amigas más grandes. Su madre era alcohólica y los castigaba y privaba de su atención. El padre era marinero y estaba poco en tierra. Cuando llegaba de sus viajes se quedaba a vivir en el barco y los visitaba. Dice que a su hija ella “le da todos los gustos porque no quiere que sufra lo que ella sufrió”. Conoció a su marido a los 31 años. El tuvo que “buscarla mucho, ella no se había fijado en él”. “El se enamoró, ella no de él” Recalcaba que se casó de blanco. Nunca hablaba de temas sexuales. El “con eso no fastidiaba mucho”, tenía relaciones una vez por mes. A los 3 meses de casada trajo al padre, jubilado, a vivir con ellos. A los 2 años nació su hija. De bebé nunca la levantaba del coche. “Yo la crié en un cochecito”. Allí estuvo hasta que se sentó y luego cuando comenzó a gatear la ponía de a ratos sobre una alfombra. Jugaba con los mismos juguetes que había tenido en el coche. A los 7 meses comenzó la enseñanza de control de esfínteres que fue logrado a los 9. Dice que “habló tarde”: al año y medio. Cuando la niña tenía 2 años falleció el marido de Adela de leucemia. La hija estuvo a su lado en el momento de morir pero le dijeron que estaba durmiendo y más tarde que se había ido al cielo. La madre aún le da de comer. Comenzó su escolaridad normalmente pero enseguida fue pasada a escuela diferencial. Consulta porque repite por cuarta vez el primer grado de dicha escuela. En la hora de juego diagnóstica la niña dramatiza una caravana de autos que seguían a un camión cargado con un muñeco y cuyo recorrido era circular. El juego de la niña expresa la imposibilidad de duelar al padre, que da vueltas sin poder llegar a ser enterrado. El padre quedó “dormido o en el cielo”, así como su cabeza “dormida” o “en la luna”. La aceptación de la muerte del marido representa para Adela el duelo por la pérdida de la omnipotencia y de su narcisismo a los que no puede renunciar (recuérdese la idealización que hace de sí misma, negando la importancia del defecto de su pierna, casada de blanco no enamorada). La hija tarada representa, 202 primero el yo hepático – material dañado negado por la proyección, sobre sí, del ideal (“tiene todo lo que desea” y al mismo tiempo inmóvil en su coche, sin juguetes). Esta situación comprende consecutivamente un intenso ataque a sus posibilidades reales de desarrollo. La oligofrénia de la hija recibe la proyección del yo paralítico de la madre. CONCLUSIONES En la exposición de los casos anteriormente presentados intentamos el acercamiento a una comprensión de la madre o padre hostil, viendo el aspecto automutilante de su dramática interna, proyectado luego en la relación con el hijo. Vemos así al padre filicida o al hijo identificándose con algunos aspectos de su yo y proyectando en el otro lo disociado de él (ideal atacado envidiosamente, yo despreciado y burlado, sus propias posibilidades de desarrollo, etc.) 203 LA ENFERMEDAD DEL NIÑO COMO EMERGENTE DEL CONFLICTO FAMILIAR281 La idea que desarrollaremos en este trabajo responde a observaciones de nuestra práctica clínica. Para el adecuado planteo del tema es necesario puntualizar con qué postura teórica lo abordaremos. La medicina psicosomática actual, a partir de desarrollos de Freud, Groddeck, Weizsaecker y Luis Chiozza en la Argentina, enriqueció la visión de la enfermedad al considerarla como un lenguaje de órganos con el cual se expresa una determinada conflictiva. No se trata ya de una psicogénesis del enfermar como tampoco de una somatogénesis, enfoques representativos de un dualismo que persiste desde hace siglos, cuerpo – alma, psique – soma, separaciones que deben ser atribuidas sólo al modo en que percibe nuestra conciencia. Lo somático no es una realidad primaria sobre la que se asienta todo lo demás y lo psíquico no es un emergente de la materia que aparece secundariamente sino que, psíquico y somático constituyen dos caras de la misma moneda (CHIOZZA, 1980). Dentro de este enfoque, comprendemos que toda enfermedad expresa o simboliza las vicisitudes del momento biográfico que la persona atraviesa y ocurre en lugar de afectos y sentimientos que se prefieren ignorar. Del mismo modo que Freud nos habla por ejemplo, de fantasías orales correspondientes a la actividad de la zona erógena boca, Chiozza plantea la existencia de fantasías inconscientes específicas propias y particulares de cada proceso corporal y sus correspondientes patologías. Este concepto de fantasía específica presupone la existencia de un sujeto significante inconsciente que posee la capacidad de manifestarse a través de un lenguaje que utiliza como medios tanto a la palabra o el gesto, como el síntoma, la forma, la función o el desarrollo (CHIOZZA, 1980). En sus trabajos de psicoanálisis de niños, Arminda Aberastury nos muestra como el niño percibe distintas situaciones del ambiente familiar que no le son comunicadas conscientemente: conflictos psíquicos, enfermedades orgánicas, embarazos, abortos, condiciones de nacimiento y muerte. También se ha observado que el niño percibe las características y alcances de su enfermedad, (ABERASTURY, 1971) así como las fantasías inconscientes materializadas en su afección orgánica. (ROSMARYN, 1975). Siguiendo esta misma línea de pensamiento, creemos que en la enfermedad orgánica del niño se escenifican sus fantasías inconscientes y las fantasías inconscientes 281 Trabajo presentado en diciembre de 1996 en el Ashram de la Gran Fraternidad Universal de Maracay, Venezuela. 204 de sus padres; el niño enfermo se constituye así en el “fusible”, eslabón más débil, que denuncia el conflicto familiar. Creemos que de la comprensión del mensaje oculto en el síntoma se abre un espectro terapéutico de mayor alcance que la mera “cura” de la enfermedad del niño, ya que su padecimiento está “hablándonos” de una dramática específica de ese momento histórico familiar. De nuestra pericia clínica en su “traducción” depende nuestra eficacia terapéutica. Creemos que es importante asimismo, atender a la percepción del niño de las fantasías implícitas en la enfermedad orgánica de los padres ya que constituirían la base de presentes y futuras identificaciones que se expresarían como rasgos de carácter o trastornos somáticos de idéntico contenido. Mostraremos este enfoque a través de algunos casos clínicos que ilustran esta idea de la enfermedad del niño como emergente representativo simbólico de una determinada problemática familiar. 1er. Caso clínico. Ernestina se separa de su marido luego de 23 años de matrimonio, debido a las continuas peleas y maltratos, incluso físicos, que habían caracterizado al vínculo que los unía. De esta unión nacieron Sabrina, de 18 años actualmente y Fernando de 9, que permanecieron, luego de la separación viviendo junto a su madre. Por el horario de trabajo del padre (20 a 24hs.) y el de su madre (8 a 18hs.), Sabrina desde que nació, conoció cotidianamente los cuidados paternos, que sustituían los de su mamá, vinculándose por este motivo, ambos muy estrechamente. El era el encargado de sus comidas, de su higiene, de sus paseos. Esta dedicación afectuosa de su papá sólo se vio interrumpida por el nacimiento de su hermano. El sentimiento de exclusión, producto de los celos que embargaron a Sabrina, se reactualizó, luego de la separación de sus padres, cuando, al comenzar su padre un nuevo vínculo de pareja, Sabrina no lo acepta y por lo tanto su papá se distancia de ella, dedicando su visita semanal exclusivamente a Fernando. Ernestina ingresa en análisis por la depresión producto de la separación matrimonial. Transcurrido alrededor de un año en el cual se dedicó a la elaboración de su desunión marital y el duelo consecuente, conoce a Pedro, hombre del que se enamora y con quien, después de un “noviazgo” de aproximadamente un año, deciden vivir juntos. Pedro se muda a la casa de Ernestina, asumiendo con gusto un rol paternal frente a los hijos de ella. En ningún momento, Ernestina y Pedro les manifestaron “oficialmente” a Sabrina y Fernando su decisión de unirse, dado que creyeron que el modo “progresivo” (primero Pedro se quedaba a dormir los fines de semana, y luego fue haciéndolo también los días de semana) de inclusión de Pedro, hacía innecesaria dicha comunicación. Pasados pocos días de este acontecimiento, Sabrina comienza a manifestar rechazo a alimentarse, alternado con ocasiones en los que se atiborra de dulces y golosinas, a escondidas de su familia. Esta negativa a comer incluye el no aceptar compartir la mesa familiar. 205 Aproximadamente al mes de la aparición de los síntomas de Sabrina, Fernando comienza con una dificultad para conciliar el sueño donde llama reiteradamente a su madre para que lo acompañe en su cuarto, y con vómitos en el caso de que ella no acepte permanecer a su lado. Intentaremos la interpretación de las manifestaciones orgánicas de los hijos de Ernestina. Creemos que la actitud de Ernestina fue vista por sus hijos como “egoísta” dado que en su intento de ser feliz no preservaba al hogar de la inclusión del “extraño” (forma en que vivieron a Pedro, inconscientemente, por no mediar una “presentación oficial” que hubiera quedado adecuadamente simbolizada en la puesta en palabras de la decisión de la pareja de iniciar la convivencia matrimonial. Sintieron que ella “solucionó” su soledad con su nuevo marido pero que ellos no recuperaron a su papá y que en cambio la perdieron en parte a ella también, al tener que compartirla con Pedro. Sabrina incluso siente que ella perdió a su papá por las peleas que tenía con su mamá, luego se puso del lado materno, en su fantasía, no aceptando a la nueva pareja del padre y ahora interpreta como una traición de Ernestina al vínculo que las unía, la presencia de Pedro en su casa. También siente remordimientos inconscientes frente a su madre, dado que Pedro le despierta sentimientos intensos: Pedro es un hombre apuesto, de apariencia juvenil y con marcados rasgos de caballerosidad que en la fantasía de Sabrina reabren la vieja herida edípica, actualizada por el abandono afectivo de su padre. Con su belleza adolescente compite inconscientemente con su madre, alimentando así dichos remordimientos. El resentimiento inconsciente unido a los remordimientos se dramatizarían en el síntoma que nos ocupa: su rechazo a los alimentos nutritivos, poniendo en escena distintos significados: 1) Con su no participar en la mesa de la cena, único momento compartido por los cuatro integrantes de la familia, estaría manifestando en su fantasía el desprecio hacia Pedro. Sumando a esto, el hecho de no ingerir alimentos en su presencia, sería como una ecuación simbólica hecha carne: “a vos no te trago” (circunstancia reforzada por el hecho de que los alimentos los provee, generalmente, Pedro). 2) Siente que la madre la obliga a incorporar a su vida (“comerse”) algo intolerable. La función gástrica sería adecuada para representar el modo de incorporación de lo exterior que al ser normalmente metabolizado, se transforma en propio para mantenernos vivos. El deseo de Pedro de ocupar con su actitud paternal, el lugar de su padre biológico, le resulta a Sabrina “intragable”. 3) El no ingerir los alimentos nutritivos adultos que la ayudarían a crecer, e incorporar compulsivamente dulces y golosinas (comida infantil) estarían simbolizando su rechazo a la genitalidad y su deseo de continuar siendo niña, época en que los conflictos de separaciones y pérdidas para ella no existían, y sí en cambio los mimos paternos. 4) La hostilidad que le despertaban sus padres con sus peleas, Sabrina la fue volcando sobre sí misma como un modo de preservarlos del sentimiento agresivo hacia ellos y así proteger a los que también y pese al maltrato, eran los seres a quien ella amaba y la amaban. Pero el resentimiento que fue acumulando hacia su familia por la tensión permanente, por el hermano que la destronó, por la madre que lo erigió en el 206 preferido (desde su percepción celosa), por el padre que la vuelve a excluir eligiendo una nueva pareja, le fue generando remordimientos intensísimos que la hicieron sentir culpable de odiarlos. En su negarse a incorporar alimentos nutritivos vemos escenificados ambos impulsos: al no incorporar por el resentimiento, muestra su negativa a albergar dentro de sí a aquellos que la rodean y que siente que la hacen sufrir. Simultáneamente, por sus remordimientos, la no ingesta constituiría un modo de castigarse, desnutriéndose, abandonándose (con una fantasía inconsciente de suicidio) como un modo de calmar su sentimiento de culpabilidad por el odio hacia sus seres más queridos. Con respecto a la sintomatología de Fernando interpretamos distintos contenidos que creemos ver expresados en sus síntomas: 1) Ernestina, debido a su por una parte dolorosa relación matrimonial y por otra al alejamiento afectivo de su hija (por los celos del nacimiento del hermano), se refugió en el vínculo con su hijo Fernando estimulándole un apego patológico, a través de conductas tales como colecho ante su llanto nocturno, llevarlo al toilette mientras ella se duchaba o realizaba su higiene diaria (por temor a que se golpeara mientras no lo veía), postergar su ingreso al Jardín de Infantes por considerarlo pequeño, renunciar al ejercicio de su profesión para permanecer más tiempo a su lado, etc. Estas situaciones sumadas al momento en que se produce el divorcio (Fernando estaba atravesando el apogeo de su vínculo edípico) configuraron en el niño un intenso ligamen incestuoso, manifestado en una importante erotización del vínculo con su madre. En el insomnio vemos representados sus temores hacia la posible emergencia de sueños hostiles en relación a Pedro ya que según distintos autores (FREUD, 1916-18; FENICHEL, 1966; PICHON RIVIERE, 1971; EY, 1975) el insomnio es un mecanismo destinado a eludir la angustia, dado que al dormir, con el relajamiento de la censura, se podría soñar con deseos inconscientes muy temidos, con situaciones reprimidas por su contenido doloroso, largo tiempo atrás. Jones incluso considera que la intensidad del temor al soñar es proporcional a la culpa que provocan los deseos incestuosos reprimidos, que están luchando por una gratificación (Jones, 1967). Entendemos que la debilidad del yo inmaduro de Fernando, estimulado precozmente por la actividad maternal que lo hizo objeto de un “excesivo” amor producto de sus conflictos familiares, lo llevó a quedar fijado a una imago materna que a la vez que seduce, frustra por la misma naturaleza del tabú incestuoso. El insomnio, aunque antieconómico, sería el recurso para lograr cierto equilibrio psíquico, adquiriendo la connotación de un estado de guardia, de alerta, que intentaría impedir la aparición de las imágenes oníricas temidas, imágenes que habrían sido alentadas po r l a s d e s a v e n i e n c i a s m a t r i m o n i a l e s p o r u n a p a r t e c o m o p o r l a hiperestimulación materna por otra. Creemos que este síntoma posee su punto de fijación en las primeras etapas postnatales del vínculo materno – filial dado que es la función de rêverie materna, 282 de 282 La capacidad de rêverie es, según Bion, aquella posibilidad de la madre de funcionar como un continente efectivo de las sensaciones del lactante y con su madurez transformar exitosamente el hambre 207 ensoñación (BION, 1975) aquella que otorga un cimiento al ensueño reparador donde las tensiones físicas y emocionales que sufre el lactante, se ven, gracias a la capacidad de contención, metabolizadas y así posibles de ser toleradas. De este modo, en estos primeros encuentros trascendentales se tendería, a nuestro entender, a la configuración de una situación básica de confianza que permitiría entregarse a un dormir reparador semejante al logrado en el abrazo materno. Esta capacidad de rêviere, creemos que funciona como un aparato digestivo externo que ayudaría al bebé a hacer más fácilmente digeribles los aspectos más “duros” o “pesados” de la realidad que lo rodea. Pensamos que esto explicaría la secuencia sintomatológica de Fernando de insomnio – vómitos, dado que con el fracaso de la posibilidad de entregarse confiado al sueño por los temores antes descriptos, intentaría sacar hacia fuera, violentamente, expulsando, los contenidos de la realidad desagradable que siente que le toca vivir y que han quedado sin digerir en su estómago. Suponemos que si Ernestina hubiese podido desarrollar más adecuadamente su capacidad de rêviere, de continencia afectiva, tanto Sabrina hubiese tolerado incorporar (“tragar”) la nueva pareja de su mamá, sin desarrollar el rasgo anoréxico, como Fernando se podría haber dormido en paz sintiendo la presencia protectora de la figura sustituta paterna en vez de la rivalidad y hostilidad edípicas que lo torturan. 2) El insomnio también constituiría un deseo de “velar” por su madre y protegerla del “acoso” del “extraño” en su cama (pudiendo sólo conciliar el sueño cuando lograba atraerla a su lado). Nos resulta descriptiva la representación de intruso que adquirió Pedro en el hogar de Ernestina, que suponemos se ha debido en parte a la no adecuada explicitación por parte de la pareja de la nueva situación conyugal. Representación que se le hacía dolorosamente presente a Pedro cuando al intentar poner límites, en ocasiones Fernando le contestaba “vos no sos mi papá”. Para las fiestas navideñas Sabrina mostró esta misma fantasía de “intruso” al colgar del arbolito regalos solamente para su madre y hermano. 3) La madre “velando”, cuidando su sueño, sería simbólicamente, la protección necesaria para evitar la aparición de los temores escenificados en las pesadillas. El silencio de la habitación donde se halla, es interpretado por Fernando como abandono afectivo y el oír a lo lejos, en la intimidad del dormitorio conyugal dialogar a Pedro y a su mamá, lo sumerge aun más celosamente, en su sensación de soledad. A tal punto el silencio es muchas veces interpretado como indiferencia afectiva, como muestra de desamor, que la madre que mece a su bebé, instintivamente, le tararea tiernas canciones de cuna que intentan poblar con representaciones amorosas, como ángeles protectores, el mundo interno del bebé. 4) Fernando con sus gritos demanda la compañía materna como un modo de reeditar el colecho de su primera infancia, fallido sustituto de la rêviere que le hubiera proporcionado el amparo y el cobijo de los cuales se sintió carenciado. También, en satisfacción, el dolor en placer, la soledad en compañía, el miedo a estar muriendo, en tranquilidad (GRINBERG, 1972) 208 inconscientemente, intenta por sus celos, de este modo, interrumpir cualquier acercamiento amoroso de Pedro y su mamá. 5) Este imaginar a su mamá con Pedro le produce una sensación “revulsiva”, nauseosa, asco que dramatiza en su vómito posterior al intento fracasado, de conseguir retener a su mamá a su lado. Vómito que también representa la expulsión del “extraño” (con el modelo gástrico de intolerancia a lo dañino) a quien no tuvo mas remedio que incorporar, debido por una parte a su indefensión infantil (y su necesidad de una figura protectora) y la tranquilidad que para sus fuertes tendencias edípicas representa la presencia de alguien que se interponga entre él y su mamá. Comprendemos ambos síntomas, el rechazo a comer de Sabrina y los vómitos de Fernando, como distintas manifestaciones gástricas ante una misma realidad difícil de “tragar”, “indigerible” por lo “pesado” de sus “ingredientes” y la forma abrupta de ser “servida” por Ernestina a sus hijos. 2do. caso clínico 283 A Daniel le cuesta tomar decisiones. Siempre se “desalienta” a poco de iniciar una actividad, se cansa, parece que le faltara el aire, las fuerzas para continuar, para salir “airoso” de las situaciones que emprende. Esto le trae problemas con Claudia, su mujer, con quien discute frecuentemente. La “atmósfera” del hogar, en ocasiones, se torna “irrespirable” por las discusiones en las que Daniel reprocha a su esposa el poco “aliento” que le da para que él pueda luchar eficazmente. Somáticamente, a lo largo de su vida, ha presentado distintas sintomatologías bronquiales (bronquitis y disneas de esfuerzo). Hemos tratado con el entrecomillado de algunos términos, utilizados por el paciente, de destacar aspectos que corresponden al modelo pulmonar respiratorio, del cual daremos, dado la brevedad de esta comunicación, un sintético resumen. El aire respirado (aliento) o “pneuma” simboliza al alma y al espíritu, como lo testimonian numerosos ejemplos extraídos de la etimología y de la mitología. De modo que el funcionamiento respiratorio pulmonar normal, que implica el intercambio de gases con el medio ambiente, se arroga la representación simbólica del buen intercambio socio – espiritual con los objetos del entorno. Por ese mismo motivo se utiliza una misma palabra, atmósfera, para referirse al ámbito común, tanto aéreo como social, compartido. La relación con el aire, por lo tanto, sería el símbolo privilegiado de la convivencia. En el caso de la respiración pulmonar, a partir de una matriz inconsciente común, aparecen en la conciencia: por un lado, las sensaciones y percepciones correspondientes al aliento como producto de la respiración pulmonar y, por el otro, esa particular vivencia de recibir aliento, implícita en el significado del verbo “alentar”. Por este motivo, la respiración pulmonar puede arrogarse la representación del “aliento” y del estado afectivo correspondiente al significado de la palabra “alentado”. Un intercambio social adecuado, que implique la vivencia de una buena relación con los otros puede estar simbolizado por la acción eficaz de una respiración armónica, de un rítmico interjuego del inspirar y el espirar. La expresión “salir airoso” (literalmente: “lleno de aire”) posee el significado de salir con éxito de una situación 283 Caso clínico aportado por la Lic. M. B. Muller 209 que haya implicado lucha, bochorno, ofensa o desaire. El respirar con plenitud simboliza, en esa forma lingüística, el sentirse espiritualmente satisfecho por la superación de una dificultad. (CHIOZZA, 1991). En el caso que nos ocupa, cuando Daniel se vio obligado a mantener un vínculo intenso con el medio que lo rodeaba, sin poder tomar conciencia de sus dificultades, este esfuerzo “le costó sangre” (tuvo varios episodios de hemóptisis). Las hijas de Claudia y Daniel, Luciana de 5 años y Emilia de 2 años presentaron distintas sintomatología desde su nacimiento. Luciana padeció reflujo luego de la ingestión alimentaria desde que nació hasta que comenzó a hablar. Otros cuadros que se repitieron fueron anginas y eruptivas de todo tipo, tanto las comunes de la infancia como erupciones no específicas. Todo este cortejo sintomático declinó, en forma notable, con la adquisición por parte de Luciana del lenguaje verbal. A partir de este momento fue llamativo el contenido de “denuncia” de la problemática familiar que Luciana hacía públicamente. Por ejemplo, cuando Daniel daba con ella un corto paseo para aliviarse de la tensión de una reciente disputa familiar, al encontrarse con un conocido, ella relataba, con lujo de detalles lo ocurrido momentos antes, en su hogar. Ya no tenía necesidad de “vomitar” lo malo que recién se había visto sometida a “tragarse”, tampoco tenía que quedarse con el “nudo” angustioso en su garganta por no poder expresar lo mucho que la preocupaban esas discusiones, o escenificar en la piel la “pica” del choque irritante de sus padres, ya poseía la alternativa expresiva del lenguaje verbal (y no orgánico) para la expresión de sus emociones. Pero tenemos a Emilia aun sin poder poner en palabras todo lo que siente ante el mismo cuadro familiar. Ella, a través de repetitivas bronquitis obstructivas, sufre somáticamente por la “atmósfera viciada” que respira. Los exudados simbolizan un llanto reprimido que se expresa de manera vicariante. Las continuas peleas le despiertan temor al posible abandono parental, que en su inconsciente se confunde con una vivencia terrorífica de asfixia, recuerdo inconsciente por otra parte de sus vivencias uterinas, producto de su doble circular de cordón umbilical. El hecho de Emilia identificada en su sintomatología con su papá, lo comprendemos como un ejemplo de lo citado anteriormente acerca de cómo se moldea el carácter por el sedimento de las identificaciones con los objetos primarios. La conscientización en el niño de lo expresado en el trastorno somático de los padres, crea condiciones más favorables para el desarrollo de mejores identificaciones y actuaría como medida preventiva de posibles desenlaces patológicos. Estamos de acuerdo con Rosmaryn (ROSMARYN, 1976, 1980) en que la conducta de los padres frente a la enfermedad del hijo, depende en gran medida, de su capacidad para tolerar la angustia, de las propias fantasías inconscientes que se expresan a través del síntoma somático, del hijo, tanto como de los impulsos que se satisfacen a través de la misma enfermedad. La medicación rápida y anuladora de síntomas, la intervención quirúrgica apresurada, suele actuar sobre el niño como represora de sus fantasías inconcientes y constituye en los padres un deseo mágico de curación, sin la elaboración depresiva del conflicto familiar subyacente. Además pensamos que estos intentos curativos apresurados son verdaderas “mordazas” que intentan silenciar la problemática familiar que el niño denuncia con su padecimiento, en su intento de mostrar ante el mundo un equilibrio familiar inexistente. Por lo tanto, es necesario esclarecer con los padres, su participación inconsciente en la creación, mantenimiento y solución del síntoma orgánico del niño. 210 BIBLIOGRAFIA BION, W. R. (1975) Aprendiendo de la experiencia. Ed. Paidós. Bs. As. CHIOZZA, Luis A. (1980) Trama y figura del enfermar y del psicoanalizar. Ed. Paidós. Bs. As. (1991) Los afectos ocultos en… Alianza Ed. Bs. As. (1993) Los sentimientos ocultos en… Alianza Ed. Bs. As. (1986) ¿Por qué enfermamos? La historia que se oculta en el cuerpo. Alianza Ed. Bs. As. EY, Henry y col. (1975) Tratado de psiquiatría. Ed. Toray Mason. Barcelona. 7ª. Edición. FENICHEL, Otto (1966) Teoría psicoanalítica de las neurosis Ed. Paidós. Bs. As. FREUD, Sigmund (1968) Introducción al psicoanálisis. Ed. Biblioteca Nueva. GRINBERG, León (1972) Introducción a las ideas de Bion. Ed. Nueva Visión. Bs. As. JONES, Ernest (1972) La pesadilla. Ed. Paidós. Bs. As. PICHON RIVIERE, Enrique (1971) Del psicoanálisis a la psicología social. Tomo I. Ed. Galerna ROSMARYN, Ada D. de (1976) La enfermedad somática en el análisis de niños. Eidón N° 6. Rev. del CIMP. Paidós. Bs. As. ( 1 9 8 0 ) P e r c e p c i ó n d e l n i ñ o d e las fantasías específicas implícitas en las enfermedades orgánicas de los padres. Eidón N° 12 Rev. del CIMP. Paidós. Bs. As. SPAGNUOLO, Ana (1989) Algunos contenidos inconscientes en la relación madre – hijo. Cuaderno de apuntes psicoanalíticos. Circulación interna de EPSI. Bs. As. 211 EL HIJO, LA ESCUELA Y EL HOGAR284 La siguiente charla consta en apariencia, de temáticas aisladas pero es sólo su apariencia, y aspiro que al igual que las piezas de un rompecabezas, que parecen no tener un sentido de sí mismas y que lo cobran al unirse, los diversos temas que voy a enumerar vayan armando una mayor comprensión de los vínculos del triángulo que hoy nos ocupa. - El manejo de la enfermedad y la inasistencia al colegio Hay casos en que los padres comprenden que hay una situación conflictiva en el colegio, examen, dificultad con algún compañero, etc., que lleva al niño a ser un terreno más apto para enfermar. Tendemos en esos casos a recriminarle “lo que pasa es que no queres ir por la prueba” y el niño puede a su vez interpretar que la enfermedad fue demasiado leve y por eso dio lugar a las sospechas sobre su intencionalidad y motivación subyacente, con las consecuencias que es dable imaginar. Pero esto creo que es más conveniente tolerar en un primer momento la inasistencia aunque comprendamos el sentido de evasión que pueda tener, para luego en un segundo momento conversar con el niño acerca de la situación. Tampoco es recomendable el “regalito” por estar enfermo, ya que dicha circunstancia no es un logro a premiar como tampoco es un pecado a castigar, “bueno, si estás 'tan enfermo' que no podes ir al colegio tampoco podes ver TV”, ya que su malestar es todo un mensaje cuyo código o dialecto a veces no comprendemos. - El reforzamiento del aprendizaje. Ante un rasgo problemático del niño, siempre es más deseable el reforzamiento por la positiva y no por el rodeo del aspecto negativo. Por ejemplo, “¡qué desmemoriado que sos, vos te olvidas de todo!”, es distinto a “¡qué bien te acordas de esto”!, ya queel concepto de sí mismo, uno de los aspectos del amor propio, que se va formando el niño, se configura de este modo, más alto y honroso. A menudo es deseable estimular al niño a que haga algo que “se sabe” que “no puede hacer” para lograr revitalizar la parte menos desarrollada de su personalidad. Por ejemplo a una niña que se le ha rotulado de “torpe” no se le permite llevar los vasos a la mesa, por las dudas, y es la encargada vitalicia de las servilletas. Así el niño siente 'una vez hecha la fama, échate a dormir' y que no hay modo de reparar su imagen ante los demás. Relacionando esto con la escuela y el hogar tenemos el caso de la mamá que concurre a la escuela, apenas comenzado el año, a hacer la ficha de identificación de su hijo para “ayudar” a lamaestra a que conozca mejor y cuanto antes a su hijo y le dice “mire, Juancito es muy buen chico, muy tranquilo, lástima que es tan duro para las matemáticas”. Su intención es que la maestra puesta sobre aviso, preste una atención particularizada a su hijo a fin de facilitarle el aprendizaje. 284 Conferencia pronunciada en la Escuela Italiana Cristóforo Colombo el 1-7-83 212 Pero como obra este mensaje en la maestra?, inconscientemente se forma la idea de que tiene a un alumno “problema”. Cuando este niño intente aprender los elementos nuevos con el esfuerzo normal y lógico de todos los niños ante lo nuevo y se equivoque como la mayoría de sus compañeros, su error no va a ser interpretado desprejuiciadamente sino teñido por la alarma dada por su mamá. Probablemente la maestra ante sus esfuerzos le haga un comentario personal, como se “no te preocupes, ya lo vas a entender, tenés que ejercitarte más”, que el niño a su vez interpreta como “ya sabemos que a vos te cuesta más que el resto” hecho que lo hunde en sentimientos humillantes, por ser el “lento” de la clase. Podríamos decir que no hay mal que por bien no venga: la cariñosa solicitud de esta mamá engendró una reacción en cadena que termina consolidando el problema que precisamente trataba de evitar. - Transmisión no verbal de los mensajes Los sentimientos de los adultos se transmiten más a los niños por vía no verbal, que por vía verbal. De esto se desprende la importancia de la coherencia de los adultos frente al niño o sea: hacer lo que se dice y decir lo que se hace. Esto incluye la necesidad de convertirse en ejemplo de aquello que se incita al niño a conquistar. Por ejemplo es prácticamente nulo el ejercicio de la repetida recomendación de un padre al hijo de “estudia, estudia”, cuando el hijo no le ve ni leer el diario, o sea que estamos ante el ineficaz “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”. Sabemos que si para los rasgos físicos rigen determinadas leyes de transmisión hereditaria, para la formación de la personalidad global rige la identificación, o sea que l o s n i ñ o s s e h a c e n a i m a g e n y s e m e j a n z a , d e l o q u e p e r c i b e n c o n s c i e nte e inconscientemente en los padres. Esto también es válido para la herencia escolar de los padres a sus hijos. Nos duelen e irritan las dificultades escolares que puedan presentar nuestros hijos porque nos remueven las propias, ya que a nivel de las relaciones con nuestros compañeros, con nuestros profesores o con los métodos de enseñanza usados en nuestra época estudiantil. - El segundo hogar. Tenemos otra situación para intentar comprender y es la del alumno que intenta destacarse, para bien o para mal, en la escuela. Este niño o joven siente que en su hogar el eje de atención familiar pasa por otras situaciones (por ejemplo preocupaciones laborales o económicas), o por otro personaje (por ejemplo un hermano) e intenta de este modo, reparar esa omisión en su “segundo hogar” tratando de ser allí alguien diferenciado y no un elemento más del conjunto. Y cuando decimos “segundo hogar” se desprende una reflexión acerca del alcance o importancia que le atribuimos a esta expresión. Todos sabemos que para una mejor crianza es necesario un hogar estable y no veríamos como deseable que un niño viviera un tiempo con los abuelos, otra época con sus tíos, etc... Pero en cambio, en ocasiones se toma con naturalidad los cambios de colegio y por ejemplo ante la necesidad de una mudanza no se toma como punto de 213 referencia la zona del colegio a que va el niño quien así se ve sometido a una ruptura de su vínculos para él es homologable a una verdadera pérdida familiar, creándole además sentimientos de inestabilidad y enfrentándolo al reconocimiento de la nueva escuela, con su nueva ideología para la enseñanza y sus nuevos personajes. Toda esta situación le lleva un tiempo de adaptación al niño donde son frecuentes los trastornos de aprendizaje como expresión de esa tarea de acomodación. - Retrocesos necesarios Tenemos el caso del niño que “siempre empieza mal” el curso lectivo y luego “termina bien”. En esta circunstancia hay que tener clara la modalidad de acercamiento al niño a lo nuevo, a lo desconocido. Es comparable este movimiento de retroceso al del nadador que va a efectuar un salto ornamental. No interpretamos que su retroceso es para no ejecutarlo, sino para lograr un mejor impulso. El niño en forma similar, hace en ocasiones una especie de retroceso para afianzarse a partir de lo que le da seguridad, que es lo que ya conocido, para penetrar en la nueva etapa. Esto lo queremos enlazar con otro tema que se desprende y que es la reacción ante los primeros síntomas de dificultades escolares. Lo primero que tendemos es a tratar de solucionarlas por intermedio de las personas que creemos más competentes y nuestro hijos pueden sentir que en la realidad nos estamos tratando de desembarazar de ellos y de su problema. Es necesario que antes de buscarle quién se haga cargo, entendamos que todo síntoma es una manera de transmitir un mensaje determinado y lo atendamos en una especie de “nidaje” maternal o familiar. Este rápido intentar delegar en ocasiones es producto del sentimiento de culpabilidad que nos engendra lo que anda mal en nuestros hijos y que nos deja sintiéndonos impotentes para ayudarles. Lo que deberíamos intentar es trocarlo por un sentimiento de responsabilidad en la situación, lo cual nos va a permitir participar en su solución de una manera mucho más eficaz. - Respeto por los maestros y profesores. Podemos recordar como se engendra la admiración respetuosa por los profesores que es uno de los sentimientos necesarios para poder aprender de ellos. Este camino comienza en los padres y en los primeros adultos significativos que rodearon al niño. Les trataré de ejemplificar: si los abuelos siempre fueron tomados con pinzas en sus manifestaciones como que lo que ellos piensan ya no sirve para esta época, el mensaje que queda grabado al niño es una ecuación donde anciano es equivalente a no útil, inservible. Es muy probable que vaya camino a ser un niño con dificultades para estudiar historia, porque muy dentro suyo no va a poder captar el sentido que pueda tener y la utilidad para vivir hoy, lo que han vivido otros hombres allá en el tiempo. 214 Se podría objetar que algunos abuelos desgraciadamente padecen un cierto deterioro por el cual, en ocasiones, es irremediable no desestimarlos. Pues bien, este d e t e r i o r o n o n o s l l a m e m o s a e n g a ñ o , n o e s m u c h o m a y o r q u e e l d e ciertas construcciones antiguas ante las cuales nos detenemos con respeto y admiración, por ser historia viva y registramos en los viajes con nuestras cámaras. Esta no es la única génesis de las dificultades de un estudiante para la historia, otras provienen el desconocimiento de la propia historia familiar, donde los mismos padres tienen lagunas y desconocimientos, olvidos de fechas y circunstancias y por ende no se la pueden relatar bien a sus hijos. Este tipo de génesis de las dificultades escolares en lo que atañe al lenguaje lo observamos a través de la comunicación en familia que en ocasiones se halla perturbada por ejemplo, a través del tan criticado T.V. mientras se come y también en las circunstancias en las que se ha perdido la tertulia familiar, suplantada por el aislamiento de cada uno en lo suyo. - Dificultad para delegar Vemos hacia otra problemática de este triángulo planteado al comienzo y es la de los padres que pueden delegar bien y de lo que tienen dificultades. Una vez elegida una escuela que responde a nuestras expectativas, las evidencias de un buen delegar, con confianza, se observan en el seguimiento atento y cuidadoso por parte de los padres, de la evolución en el aprendizaje y en el comportamiento escolar en general del hijo. Se observa un interés en acompañarlo en este proceso y una actitud de colaboración ante lo que parte de la escuela. En ocasiones hay dificultades para delegar con confianza y surgen conductas que más que interesadas evidencian un carácter de crítica latente o de enjuiciamiento sin previa profundización de la situación, que provoca en el niño una cierta confusión que le hace dudar del buen criterio que sustenta las actitudes de sus maestros, con la consiguiente merma en su autoridad. Por ejemplo ante un cambio de banco, en vez de averiguar primero a través del niño a qué se debió, responder: "¡¿cómo te cambió?, mañana voy a hablar con la maestra!". Son los niños que después para resolver una tarea que les presenta dificultades, consultan a sus padres y no a su maestro. De esto no deseo que se desprenda que lo deseable es un criterio de autoridad rígido e indiscutible, del tipo “si la maestra lo hizo, ella sabrá porqué” ya que no ayuda a nuevas elaboraciones de los hechos. Si Einstein no hubiera discutido a Newton no habría habido teoría de la relatividad, pero lo importante es que lo discutió una vez que lo estudió. El criterio de autoridad para ser mantenido, no implica forjar en el niño la idea de que el adulto siempre tiene razón o es perfecto, muy por el contrario es necesario mostrarnos ante ellos como verdaderamente somos, con nuestras dificultades, imperfecciones y con nuestros conocimientos y virtudes. 215 - Quejas de los padres. Por último voy a tratar una situación en la que observo, que a menudo, inconscientemente, caemos los padres. Hablamos muchas veces de la educación como el alimento espiritual. Si bien las actuales condiciones socioeconómicas que estamos atravesando todos, en los distintos niveles, nos preocupan, tenemos que estar alertas al modo en que manifestamos dicha preocupación delante de nuestros hijos y recalco el “delante” porque si bien es común que los padres mantengamos discreción sobre determinados temas en presencia de los niños, no adoptamos los mismos cuidados ante otras temáticas, que en apariencia no serían tan conflictivas. Por ejemplo una vez me trajeron a la consulta una niñita que era inapetente en su casa y no manifestaba el mismo síntoma en su comida en el colegio. Cuando en la entrevista con los padres pregunté acerca de qué hablaban mientras comían, me contaron que uno de los temas era la economía hogareña y la preocupación por lo difícil que se hacía día a día mantener la familia. Este tipo de queja, era lo que había llevado a la niñita “por amor”, inconscientemente, a hacerles ahorrar a sus padres en su comida y no así al colegio en donde ella veía que esas dificultades no aparecían. El síntoma cesó cuando los padres esclarecieron del efecto de sus palabras cambiaron dicha temática. Por lo tanto si volvemos a lo del alimento espiritual, reflexionemos acerca de qué tipo de comentarios, que se convierten en verdaderos dobles mensajes para el niño, hacemos, y si estamos genuinamente orgullosos del alimento que les hemos conseguido, no estropeemos su digestión y asimilación con sentimientos de culpa por estar saliéndonos tan caros. 216 LA ADOLESCENCIA285 Adolescere proviene etimológicamente del latín, significa crecer y presenta raíces comunes con la palabra dolor, palabra que por lo tanto, nos permite pensar que se trata de una etapa configurada por un crecimiento doloroso. La adolescencia es una prolongada etapa de la vida en la cual los conflictos alcanzan niveles tan importantes de intensificación que los adultos, que se supone que ya hemos pasado por ella, por lo general eludimos sistemáticamente la ardua y difícil tarea de revivirla. Es difícil un límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia pero podemos considerar normal las conmociones en esta etapa y anormal la presencia de un equilibrio estable, ya que es un proceso de intenso desarrollo mediante el cual se intenta establecer la identidad, objetivo fundamental de este proceso. Para ello el adolescente, no sólo debe enfrentar el mundo de los adultos, hecho para el cual no está del todo preparado, sino que además debe desprenderse de su mundo infantil, en el cual, si la evolución había sido normal, vivía cómoda y placenteramente, en relación de dependencia, con sus necesidades básicas satisfechas y los roles claramente establecidos. El adolescente realiza tres duelos fundamentales: 1) el duelo por el cuerpo infantil perdido o lo que podríamos llamar el estreno de su nuevo cuerpo debido a los cambios madurativos sexuales que constituyen la base biológica de la adolescencia. 2) el duelo por el rol y la identidad infantiles, que lo obliga a una renuncia de la dependencia y a una aceptación de responsabilidades que muchas veces desconoce y 3) el duelo por los padres de la infancia, a los que persistentemente trata de retener en su personalidad buscando el refugio y la protección que ellos significan, situación que se ve complicada por la propia actitud de los padres al tener que aceptar el envejecimiento y el hecho de que sus hijos ya no son niños. Esta renuncia a los padres de la infancia para siempre, es una de las situaciones más dolorosas de la adolescencia por la pérdida de la seguridad total que esos padres le brindaban incluso mediante el ejercicio de su autoridad, primer bastión que procede a atacar el adolescente, por miedo al sometimiento. La adolescencia que equivale a convertirse en adulto, es una de las fases de todo crecimiento sano. Es un período tormentoso. El espíritu de desafío mezclado con la dependencia, a veces incluso con la extrema dependencia, hace que el cuadro de la adolescencia dé una impresión de confusión. Los padres, muy necesarios en esta etapa, caemos también en la confusión sobre cuál debe ser nuestro papel. 285 Conferencia pronunciada en la Escuela Italiana Cristóforo Colombo el 3-9-82 217 Sólo hay una forma de curar la adolescencia: el paso del tiempo y la maduración del adolescente al estado de persona adulta. En este período está dificultado el identificarse con las figuras de los padres porque el adolescente siente que así pierde su propio modo de ser. Además el adolescente alberga una fiera intolerancia hacia la solución falsa y lo único que nos resta por hacer frente a sus urgencias es no impacientarnos y esperar el tiempo en que la independencia desafiante se configure una dependencia madura. Es imposible apresurar o demorar este proceso ya que es una época que debe vivirse, una época de descubrimiento personal en l a c u a l c a d a j o v e n s e h a l l a comprometido en resolver su propia existencia. Los adolescentes sienten una profunda soledad que los llevan a agruparse entre otros motivos como una forma de paliarla y también como un modo de rebustecerse para hacer frente a los adultos por quienes se sienten muy acosados, y lamentablemente en ocasiones poco respetados. El adolescente busca una solución inmediata a sus requerimientos pero, al mismo tiempo, rechaza un intento tras otro de las posibilidades de solución que le ofrece el adulto, porque percibe en él algún contenido de inautenticidad o de maniobra para intentar someterlo o coartarle su libertad. Cuando el adolescente ya está en condiciones de tolerar una fórmula de transacción, puede descubrir diversas maneras de atenuar el carácter rígido e inexorable de las verdades esenciales. Cada individuo para ser propiamente él mismo, debe comenzar desde el punto de partida, ignorando todo lo que se ha elaborado en la historia de nuestra cultura y esto se ve con gran claridad en los adolescentes que se esfuerzan por empezar todo de nuevo como si no pudieran aprovechar la experiencia de nadie, especialmente de los padres. Es así como se los ve formando grupos sobre la base de uniformidades secundarias o de algún tipo de lealtad grupal relacionada con la edad o el lugar en que viven o su escuela. Esta identidad grupal es a los fines de sostenerse en la lucha por establecer su identidad personal, por no asumir el rol asignado y para vivir y experimentar todo lo que sea necesario. En épocas pasadas, la estabilidad del mundo de los valores de los adultos les facilitaba el proceso de identificación a los jóvenes y por ende el proceso era menos conmocionante. El aspecto que se ve puesto a prueba frente a ese desafío de prepotencia que representa la adolescencia, es precisamente esa parte nuestra que nunca tuvo una adolescencia. Es ese pedazo de nuestro ser, que hace que nos sintamos agraviados y molestos frente a quienes se permitan vivir esta fase a pleno. A v e c e s l o s p a d r e s d e sconcertados sentimos que sembramos un bebé y recogimos una bomba. La inmadurez es una parte preciosa de la adolescencia. Contiene los rasgos más estimulantes del pensamiento creador, sentimientos nuevos y frescos, 218 ideas para una nueva vida y junto a esta inmadurez, el hecho de no ser responsables que es lo que más les atacamos los adultos, quizás con la envidia de que nosotros ya no podemos serlo y en más de un momento lo fantaseamos. Otras de las cosas estimulantes que tiene el adolescente es su idealismo, también muy envidiado por nosotros, especialmente cuando les decimos “vos crees que todo es fácil”. Todavía no se han hundido en la desilusión y el corolario de ello consiste en que se encuentran en libertad para formular planes ideales En esta búsqueda de lo ideal para escapar a una realidad que no les satisface, se produce también un incremento de la intelectualización para superar la incapacidad de acción. El adolescente, por la misma razón, busca la solución teórica de todos los problemas trascendentes. Sabe lo que no quiere mucho más que lo que quiere ser y hacer de sí mismo; por eso los movimientos estudiantiles carecen a veces de bases ideológicas sólidas. Con frecuencia el adolescente se somete a un líder que lo politiza, reemplazando a las figuras paternas de las que está buscando separarse. Como ya lo mencionamos, uno de los problemas centrales es la búsqueda de la identidad. Esto se le dificulta más actualmente ya que vivimos en un mundo en el cual la tensión y la ansiedad creadas por la acumulación de los medios de destrucción representan una amenaza permanente y sabemos que la estabilidad es el clima necesario para que un ser humano se desarrolle normalmente. Necesitamos hoy más que nunca, recurrir a todos los conocimientos sobre el hombre y aplicarlos para encontrar la mejor forma de contrarrestar esta angustia, que al reforzar el temor a la muerte, incrementa la que surge del crecimiento mismo. En esta búsqueda de la identidad una de las situaciones a las que recurre es la uniformidad, que brinda seguridad y estima personal. Hay un proceso de identificación masiva en donde todos se identifican con cada uno. En ocasiones, el proceso de separación del grupo parece casi imposible y el joven pertenece más al grupo de coetáneos que al grupo familiar. La “barra” con la identidad grupal que le brinda, constituye así la transición necesaria en el mundo externo para lograr la individuación adulta. La identidad auténtica es ser alguien, mientras que estar funcionando como alguien constituye una pseudoidentidad. El adolescente oscila permanentemente entre el establecimiento de una identidad y el pasaje por pseudo-identidades, de allí su típica labilidad. Con respecto al manejo del tiempo vemos que las urgencias son enormes y las postergaciones irracionales, aparentemente: “tengo tiempo, el examen es mañana”, la 219 adolescente que llora porque no tiene un vestido para su próximo baile... dentro de tres meses. La elección vocacional es otro tema que le despierta angustia, lo que traba la decisión no es la falta de capacidades sino la dificultad de renunciar, porque elegir toma el significado no de adquirir algo, sino de perder todo el resto. El aislarse por ejemplo, encerrarse en su habitación, es otro de los rasgos frecuentes con el cual muestra como rompe en gran parte con sus conexiones con el mundo externo para refugiarse en un mundo interno que por más conocido le brinda mayor seguridad. La utilización de la palabra y el pensamiento como preparativos para la acción es una característica del adolescente y cumple la misma función que el juego en la infancia: permite la elaboración de la realidad y su adaptación a la misma. Cuando nos queremos acercar a la adolescencia nos resulta costoso porque por nuestra inclusión en el mundo adulto, hemos reprimido nuestra propia adolescencia, represión realizada con más fuerza, cuando mayor dolor nos haya acarreado en su momentoo. Entrar en el mundo de los adultos – deseado y temido – significa para el adolescente un momento crucial y constituye la etapa decisiva de un proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento. El conjunto armonioso de las identificaciones, sustentado en el vínculo con los padres, consolida el sentimiento de identidad. Tal vez lo más específico de la adultez consista en hacer la paz con el padre del mismo sexo, ponerse de acuerdo internamente con él, luego de la larga lucha sostenida durante años. La severidad y la violencia con que a veces se pretende reprimir a los jóvenes sólo engendra un distanciamiento mayor y una agravación de los conflictos, con el desarrollo de mayor tendencia al agrupamiento, coordinados por un líder no siempre con las mejores virtudes desde el punto de vista parental, para dedicarse a defenderse de los adultos y mostrar su rebeldía. La incomprensión y el rechazo que los adolescentes con sus actitudes nos engendran, los adultos los enmascaramos muchas veces bajo la otorgación de una excesiva libertad que el adolescente vive como abandono y que en realidad lo es. Muchas veces también les exigimos como si ya fueran adultos y ante esto es cuando como defensa, se mantienen más aún en actitudes infantiles. Por otra parte, a los adultos también nos causa angustia este ingreso de nuestros hijos a nuestro mundo porque por una parte, sentimos que ya no nos necesitan y con ello se termina un momento fundamental que configuró nuestra identidad parental. Kalil Gibran dice que nuestros hijos no son nuestros, sino que somos el arco desde donde ellos son lanzados. En ocasiones incluso ante el sentimiento de pérdida de autoridad recurrimos al poder económico, a la dependencia en ese área para lograr el control sobre el irse del 220 jovencito de nuestro lado. Este hecho también crea resentimiento en el joven ya que siente que por su debilidad en ese campo lo sometemos a nuestra voluntad (el famoso “cortarle los víveres”). El proceso de desidealización de los padres de la infancia es prolongado y difícil. Se ponen en juego sentimientos dolorosos en ambas partes. El joven sufre por la “muerte de sus ídolos” y nos hace responsables por esta desilusión. Se aleja de nosotros en un torbellino de críticas y ambivalencias. Tiende a aislarse y permanece en familia como si fuese un extraño. La sobrevaloración con que nos revestía es transferida a otras personas. Nosotros al sufrir el destino de “ídolos caídos” reaccionamos a la pérdida de poder y autoridad sobre ellos, ridiculizando muchas veces sus modas, sus gustos, su estilo de vida y estableciendo comparaciones con nuestra propia adolescencia. Muchas en vez de escuchar, tendemos a exigir información (rendición de cuentas) sobre sus actitudes como una forma de recordarle nuestra autoridad que sentimos vacilante. Nos cuesta dar una libertad con límites, que impone cuidados, cautela, observación, contacto afectivo permanente, diálogo para ir siguiendo paso a paso la evolución de las necesidades y de los cambios en nuestros hijos. Aceptar la pérdida de poder que nos confirió la idealización, aceptar las críticas son algunas de las situaciones que nos llevan a rechazar su crecimiento “vos todavía sos chico para enjuiciarme” frase que refleja el dolor que nos provoca este testigo implacable de lo que hemos podido realizar y de lo que nos quedó trunco. Sentimos que en su intento de ingresar en nuestro mundo rivaliza con sus mejores armas juveniles de potencia y posibilidades creativas. El ansia de reformas sociales, típica de esta etapa, es una de las formas en que el adolescente trata de adaptar ese mundo que le legamos a sus propias necesidades. Sabemos que con su crecimiento se prepara para ocupar simbólicamente nuestro lugar en el mundo y deseamos retrasar ese momento lo más posible. Lo importante es que salgamos al encuentro del reto de nuestros adolescentes, es fácil tangente decirle: “hacé lo que quieras, total igual lo hacés”. La confrontación que necesitamos ejercitar debe constar de una contención que no posea características de represalia, de venganza, pero que tenga su propia fuerza. Que donde exista el desafío de un joven en crecimiento haya un adulto para encararlo. La mejor ayuda que los padres podemos ofrecer es mantenernos enteros sin evitar el enfrentamiento. Junto a la adolescencia de nuestros hijos tiene lugar la revivencia de aspectos adolescentes nuestros, hecho que configura una segunda adolescencia en nosotros. Esto nos lleva a tener que resignificar nuestra vida, a encontrarle un nuevo sentido, algo diferente para lo cual vivir. La rivalidad encubierta con nuestros hijos muchas veces nos lleva a desvalorizarlos o a tomarlos con una aparente indiferencia o en ocasiones a identificarnos de tal modo con ellos, en la moda por ejemplo, que el adolescente siente que tiene un amigo “pata” en el padre o una amiga en la madre, pero que se quedó sin padres, desmoronándose aún más la ilusión de seguridad de su infancia. En este enfrentamiento generacional debemos luchar, porque ser un buen padre implica otorgarle a nuestros hijos el poder de superarnos, sin humillación y sin rencor, con la alegría de haber constituido alguien superior a nosotros mismos. 221 Rivalizamos con ellos porque percibimos que tienen más tiempo por delante para materializar sus ideales y nosotros en la mitad de nuestra vida vemos que algunos de nuestros ideales no se han materializado y es hora de renunciar a ellos para siempre. Si no podemos hacerlo, si no somos capaces de hacer a un lado los sueños de la juventud, corremos el peligro de transformar esta segunda parte de nuestra vida en una patética imitación de la primera. Lo importante es que podamos discriminar en nuestras aspiraciones, aquellas para las que todavía hay tiempo de otras que ya no pueden formar parte de nuestro programa adulto. La verdadera potencia nuestra, justamente reside en poder aceptar nuestras limitaciones. El sentido de la mañana es el desarrollo del individuo, su reproducción y el cuidado de su descendencia. Sin embargo, en la actualidad, no se reconoce un claro sentido del atardecer (el jubilado: patética versión de este vacío). Las religiones, con su énfasis en la trascendencia, otorgan una orientación definida a esta fase de la vida. Algunos pueblos de Oriente profesan un respeto especial por la ancianidad, porque atribuyen a este último ciclo de la existencia, la máxima sabiduría. Alcanzar la vejez se convierte así en una meta deseada. Nuestra cultura, con la idealización de la juventud, promueve en el hombre que debe abandonarla, el pánico de caer en la pérdida del sentido de la vida. Ortega y Gasset en “La rebelión de las masas” dice a propósito de la relación generacional en nuestro siglo: “En las generaciones anteriores la juventud vivía preocupada por la madurez. Admiraba a los mayores, recibía de ellos las normas... esperaba su aprobación y temía su enojo.... los jóvenes sentían su propia juventud como una transgresión de lo que es debido... hasta en el vestir se veían forzados a imitar a los viejos: las modas estaban inspiradas en la conveniencia de la gente mayor. El cambio acaecido en este punto es fantástico. Hoy la juventud aparece dueña indiscutible de la situación y todos sus movimientos van saturados de dominio... Hoy el hombre y la mujer viven casi azorados, con la vaga impresión de que casi no tienen derecho a existir... Las modas actuales están pensadas para cuerpos juveniles, y es tragicómica la situación de padres y madres que se ven obligados a imitar a sus hijos e hijas en la indumentaria. Como en el vestir acontece en todo lo demás. Los usos, placeres, costumbres, están cortados a la medida de los efebos. Es indiscutible que la juventud rinda la mayor delicia al ser mirada y la madurez al ser escuchada. Lo admirable del mozo es su exterior, lo admirable del hombre hecho es su intimidad”. Dentro de esta crisis de la edad media de la vida debemos rescatar aún otra situación: nos sentimos adultos, cuando el espejo es la mirada de nuestros hijos y niños aún ante la presencia de nuestros padres. Es posible que mientras la vida de los padres, sostiene el rol de hijo, continúe en nosotros la ilusión de inmortalidad. Al morir nuestros progenitores, quedamos al frente de la sucesión generacional. La muerte de nuestros padres es un episodio frecuente en el mediodía de la vida. Es así como en esta etapa nos sentimos abandonados por nuestros hijos y por nuestros padres, lo cual nos da una gran vivencia de soledad y a veces necesitamos retener a 222 nuestros adolescentes para paliarla. Los padres actuales estamos mucho más desconcertados que nuestros padres además, por carecer de un andamiaje de normas y principios inamovibles y aseguradores. P e r o p o s e e m o s u n n u e v o t i p o d e responsabilidad: la que resulta de estar creando nuevas formas de convivencia que nos comprometen mucho más que el mandar y el obedecer; que nos obligan a crecer junto con nuestros hijos, recibiendo de ellos todo lo que nos pueden enseñar. Lo cual, si bien es mucho más difícil es también mucho más fecundo y creativo que depender exclusivamente de una serie de normas instituidas. 223 ADOLESCENCIA Y FAMILIA286 La palabra adolescere proviene etimológicamente del latín, significa crecer, presenta raíces comunes con la palabra doler, y estaría aludiendo a un crecimiento doloroso. La adolescencia es una etapa de la vida en la cual los conflictos alcanzan niveles tan importantes de intensificación que los adultos, que se supone que ya hemos pasado por ella, por lo general eludimos sistemáticamente la ardua y difícil tarea de revivirla. Es difícil señalar un límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia pero podemos considerar normales las conmociones de esta etapa y anormal la presencia de un equilibrio estable, ya que es un proceso de intenso desarrollo mediante el que se intenta establecer la identidad, objetivo fundamental de este período. Para ello el adolescente no sólo debe enfrentar al mundo de los adultos, para lo cual no está preparado, sino que además debe desprenderse de su mundo infantil, en el cual, si la evolución había sido normal, vivía cómoda y placenteramente, en relación de dependencia, con sus necesidades básicas satisfechas y los roles claramente establecidos. Esta situación lo hace alternar entre momentos en los cuales quiere seguir gozando de los privilegios de la infancia, con otros en los que pretende los privilegios que supone pertenecen a la adultez. El adolescente realiza 3 duelos fundamentales: 1) el duelo por el cuerpo infantil perdido o lo que podríamos llamar el estreno de su nuevo cuerpo por los cambios madurativos sexuales que constituyen la base biológica de la adolescencia. 2) el duelo por el rol y la identidad infantiles, que lo obliga a una renuncia de la dependencia y a una aceptación de responsabilidades que muchas veces desconoce y 3) el duelo por los padres de la infancia a los que persistentemente trata de retener en su personalidad buscando el refugio y la protección que ellos significan, situación que se ve complicada por la propia actitud de los padres al tener que aceptar su envejecimiento y el crecimiento simultáneo de los jóvenes. La adolescencia es un período tormentoso. El espíritu de desafío, mezclado incluso con una extrema dependencia, hace que el cuadro de la adolescencia dé una impresión de confusión. Los padres caemos también en la confusión sobre cuál debe ser nuestro papel. Entrar en el mundo de los adultos - tan deseado y tan temido - significa para el adolescente un momento crucial y constituye la etapa decisiva de un proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento. Sólo hay una forma de curar la adolescencia: el paso del tiempo, con el consecuente avance del adolescente hacia la adultez. El único paliativo hasta que este 286 Conferencia pronunciada en el Ashram de la Gran Fraternidad Universal en Maracay, Venezuela en febrero de 1998 224 remedio haga efecto son los límites. En ocasiones, estos son muy difíciles de poner porque el adolescente siente que si se identifica con lo que sus padres desean, él pierde su propia manera de ser. El adolescente sacude a los padres con las comparaciones con otros modelos familiares y del medio social que los rodea, les mueve el piso a todos con sus críticas, cuestionamientos de sistemas de valores, tiene una intolerancia exacerbada hacia la solución falsa que se manifiesta en agresiones, y tanto se sumerge en “amores para siempre” y se tortura con los “nunca más”, poniendo tan to ímpetu en amar como en odiar. En el intento de desprenderse de los padres sienten una profunda soledad que los lleva a agruparse entre pares, para paliarla y para hacer frente a los adultos por quienes se sienten criticados y hasta, en ocasiones, poco respetados. En esos grupos sienten que tienen que comenzar desde el punto de partida, como no pudiendo aprovechar la experiencia de nadie, especialmente de los padres. Es así como se los ve formando grupos sobre la base de uniformidades secundarias o de algún tipo de lealtad grupal relacionada con la edad o el lugar de residencia o su escuela. Es un proceso de masificación donde todos se identifican con cada uno. A veces el proceso de separación del grupo parece casi imposible y el joven pertenece más al grupo de coetáneos que al grupo familiar, la “barra” con la identidad grupal que le brinda, constituye así la transición necesaria en el mundo externo para lograr la individuación adulta. Esta identidad grupal es a los fines de sostenerse en la lucha por la búsqueda de la identidad personal, intentando no asumir el rol designado por los padres y también para vivir y experimentar todo lo que sea necesario. En épocas anteriores, la estabilidad del mundo y sobre todo de los valores adultos, les facilitaba a los jóvenes el proceso de identificación y por ende el proceso adolescente era menos conmocionante. En nosotros los adultos, la que se ve puesta a prueba frente a ese desafío de prepotencia que representa la adolescencia, es precisamente la parte nuestra que nunca tuvo una adolescencia. Es ese pedazo nuestro que no pudo rebelarse o que no tuvo toda la libertad necesaria, el que hace que nos sintamos agraviados y molestos, frente a quienes se permiten vivir esta fase. A veces los padres desconcertados, sentimos que sembramos un bebé y recogimos una bomba. La inmadurez y junto con ella la curiosidad, la vitalidad, son una parte preciosa de la adolescencia. Contiene los rasgos más estimulantes del pensamiento creador, el germen para los sentimientos más nobles y la fuerza para la lucha que intentará cambiar lo inadecuado. Otro de sus aspectos vitales es el idealismo proveniente de que aún no se han chocado con los lados más oscuros de la realidad ni hundido en la desilusión que les permite formular libremente planes utópicos. 225 En esta búsqueda de lo ideal para escapar a una realidad que no les satisface, se produce también un incremento de la intelectualización para superar la incapacidad de acción y hallar soluciones a todos los problemas trascendentales. Sabe lo que no quiere mucho más que lo que quiere ser y puede, por eso los movimientos estudiantiles carecen a veces de bases ideológicas sólidas. Con frecuencia el joven se somete a un líder que es un claro reemplazo por su función, de las figuras paternas de las que él está buscando separarse. Como ya lo mencionamos, uno de los problemas centrales de este período, es la búsqueda de la identidad. Esto se les dificulta más actualmente ya que vivimos en un mundo en el cual la tensión y la ansiedad creadas por la acumulación de los medios de destrucción, representan una amenaza permanente y no ofrecen la estabilidad necesaria para su desarrollo normal. La identidad auténtica es ser alguien, mientras que estar funcionando como alguien, constituye una pseudoidentidad. El adolescente oscila permanentemente entre el establecimiento de una identidad y el pasaje por pseudo-identidades, de allí su típica labilidad. Las elecciones vocacionales y laborales son otros temas que le despiertan angustia, aunque lo que traba su toma de decisión no es la falta de capacidades sino la dificultad de renunciar, dado que elegir toma el significado no de adquirir algo, sino de perder todo el resto. El aislarse, por ejemplo, encerrarse en su cuarto, es otro rasgo frecuente con el cual muestra como corta sus conexiones con el mundo externo, para refugiarse en un mundo (música y TV, por ejemplo) que le despierta menor monto de angustia. La utilización de la palabra y el pensamiento como preparativos para la acción del mundo de los adultos es una característica del adolescente y cumple la misma función que el juego en la infancia: permitir la elaboración de la realidad y adaptarse a ella. El conjunto armonioso de las identificaciones, sustentado en el vínculo con los padres, consolida el sentimiento de identidad. La severidad y la violencia con que a veces se pretende reprimir a los jóvenes, sólo engendra un distanciamiento mayor y una agravación de los conflictos, con el desarrollo de una mayor tendencia al agrupamiento de pares, coordinados por un líder, no siempre sano y estable, que los va ayudar a “defenderse” de los adultos y mostrar su rebeldía, incluso con conductas antisociales. La incomprensión y el rechazo que los adolescentes con sus actitudes nos engendran, los adultos los enmascaramos muchas veces bajo la otorgación de una excesiva libertad que el adolescente vive como abandono y que en realidad lo es. En otros momentos ante el sentimiento de pérdida de autoridad, recurrimos al poder económico, a la dependencia en esa área para lograr el control sobre el “irse”. (En Argentina se le llama “cortarle los víveres”). Muchas veces también les exigimos como si ya fueran adultos y ante esto es cuando, como defensa, se mantienen más aún en actitudes infantiles. 226 Por otra parte, a los adultos también nos causa angustia este ingreso de nuestros hijos a nuestro mundo porque lo vivimos como una invasión a los lugares que tanto nos han costado ganar, valga como ejemplo cómo se ha ido inclinando el mercado a llenar los puestos con edades cada vez menores prescindiendo de la experiencia. Otro proceso que se desencadena en esta etapa vital, es el de desidealización de los padres de la infancia, proceso largo y difícil, en el cual se ponen en juego sentimientos dolorosos por ambas partes. Desidealización caracterizada por un cambio de ideales, no una pérdida total de los mismos. El joven sufre por la “muerte de sus ídolos” y nos hace responsables por esta desilusión. Se aleja de nosotros en un torbellino de crítica y quejas. Tiende a aislarse y permanece en familia como si fuese un extraño. La sobrevaloración con que nos revestía es transferida a otras personas. Nosotros, al sufrir el destino de “ídolos caídos” reaccionamos a la pérdida del lugar de privilegio ridiculizando sus modas, sus gustos, criticando sus salidas, su música, su estilo de vida y comparándolo despreciativamente con nuestra propia adolescencia. Muchas veces en vez de escuchar tendemos a exigir información, rendición de cuentas sobre sus andanzas, como una forma de recordarles nuestra autoridad ya en esta etapa, vacilante. Nos cuesta dar una libertad con límites, libertad que impone cuidados, cautela, observación, contacto afectivo permanente, diálogo desde el cual seguir paso a paso la evolución de las necesidades y de los cambios en nuestros hijos. Aceptar la pérdida de poder que antaño nos confirió la idealización, aceptar las críticas, son algunas de las situaciones que nos llevan a rechazar su crecimiento “vos todavía sos muy chico para enjuiciarme”, nos duele este testigo implacable de lo que hemos podido realizar y nos quedó trunco. Sentimos que en su intento de ingresar en nuestro mundo, rivaliza con sus mejores armas juveniles de potencia y creatividad. El ansia de reformas sociales, la rebeldía contra la injusticia, típica de esta etapa, es una de las formas en que el adolescente trata de adaptar ese mundo que le legamos a sus propias necesidades. Lo importante es que salgamos al encuentro del reto de nuestros adolescentes, la confrontación que necesitamos ejercitar debe poseer una contención que no posea características de represalia, de venganza, pero que tenga su propia fuerza. Que donde exista el desafío de un joven en crecimiento haya un adulto para encararlo. La mejor ayuda que los padres podemos ofrecer es mantenernos enteros sin dejar de evitar el enfrentamiento. Tal vez lo más específico de la adultez consista en hacer la paz con el padre del mismo sexo, ponerse de acuerdo internamente con él, luego de la larga lucha sostenida durante los años adolescentes. Junto a la adolescencia de nuestros hijos tiene lugar la revivencia de aspectos adolescentes nuestros, hecho que configura una segunda adolescencia en nosotros. Esto nos lleva a tener que resignificar nuestra vida, a encontrarle un nuevo sentido, algo diferente para lo cual vivir. La rivalidad encubierta con nuestros hijos muchas veces nos lleva, en ocasiones, a identificarnos de tal modo con ellos, en las modas o en su lenguaje, por ejemplo, que el adolescente siente que tiene un amigo “pata” en el padre o en la madre, desmoronándose aún más la ilusión de seguridad de su infancia. 227 En este enfrentamiento generacional debemos luchar intentando otorgarles a nuestros hijos las herramientas para superarnos, sin humillación y sin rencor, con la alegría de haber construido algo superior a nosotros mismos. Sabemos que con su crecimiento se prepara para ocupar simbólicamente nuestro lugar en el mundo y deseamos retrasar ese momento lo más posible. Rivalizamos con ellos porque percibimos que tienen más tiempo por delante para materializar sus ideales y en cambio a nosotros la adolescencia de nuestros hijos nos encuentra en esa mitad de nuestra vida donde se nos impone renunciar a aquellos ideales que aún no hemos concretizado. Si no podemos hacer a un lado nuestros sueños juveniles, corremos el peligro de transformar esta segunda parte de nuestra vida en una patética imitación de la primera. Lo importante es que podamos discriminar en nuestras aspiraciones aquellas para las que todavía tenemos posibilidades de aquellas otras que ya no pueden formar parte de nuestro programa adulto. Nuestra verdadera potencia reside justamente en poder aceptar nuestras limitaciones. El sentido de la mañana de la vida es el desarrollo del individuo, su reproducción y el cuidado de su descendencia. Sin embargo, en la actualidad, no se reconoce un claro sentido del atardecer (el jubilado, en muchos lugares, es una patética versión de este vacío). En ocasiones, las religiones, con su énfasis en la trascendencia, son las únicas que otorgan una orientación definida a esta fase de la vida. Algunos pueblos de Oriente profesan un respeto especial por la ancianidad, porque atribuyen a este último ciclo de la existencia la máxima sabiduría y por tanto alcanzar la vejez se convierte en una meta deseada. Nuestra cultura, con la idealización de la juventud, promueve en el hombre que debe abandonarla, el pánico de caer en la pérdida del sentido de la vida y en la inutilidad. Ortega y Gasset, en “La rebelión de las masas” dice, a propósitode la relación generacional en nuestro siglo: “En las generaciones anteriores la juventud vivía preocupada de la madurez. Admiraba a los mayores, recibía de ellos las normas… esperaba su aprobación y temía su enojo… los jóvenes sentían su propia juventud c omo una transgresión de lo que es debido… hasta en el vestir se veían forzados a imitar a los viejos: las modas estaban inspiradas en la conveniencia de la gente mayor. El cambio acaecido en este punto es fantástico. Hoy la juventud aparece dueña indiscutible de la situación y todos sus movimientos van saturados de dominio…Las modas actuales están pensadas para cuerpos juveniles y es tragicómica la situación de padres y madres que se sienten obligados a imitar a sus hijos e hijas en la indumentaria. Como en el vestir acontece en todo lo demás. Los usos, placeres, costumbres, están cortados a la medida de los efebos. Es indiscutible que la juventud rinde la mayor delicia al ser mirada y la madurez al ser escuchada. Lo admirable del mozo es su exterior, lo admirable del hombre hecho es su intimidad”. Dentro de esta crisis de la edad media de la vida, debemos rescatar aún otra situación: nos sentimos adultos cuando el espejo es la mirada de nuestros hijos y nos sentimos niños aún frente a la presencia de nuestros padres. Es posible que, mientras la vida de nuestros padres sostiene nuestro rol de hijos, continúe en nosotros la ilusión de inmortalidad. 228 Al morir ellos, quedamos al frente de la sucesión generacional. La muerte de nuestros padres es un episodio frecuente en el mediodía de la vida. Es así como en esta etapa nos sentimos abandonados por nuestros hijos y por nuestros padres, lo cual nos da una gran vivencia de soledad y a veces necesitamos retener a nuestros adolescentes para paliarla. Los padres actuales estamos mucho más desconcertados que nuestros padres además, por carecer de un andamiaje de normas y principios inamovibles y aseguradores. Pero poseemos un nuevo tipo responsabilidad: la que resulta de estar creando nuevas formas de convivencia que nos compromete mucho más que el mandar y el obedecer; que nos obliga a crecer junto con nuestros hijos, recibiendo de ellos todo lo que nos pueden enseñar. Lo cual, si bien es mucho más difícil, es mucho más fecundo y creativo que depender exclusivamente de una serie de normas instituidas. Y si tuviésemos que resumir lo que quiere el adolescente, diríamos que quiere padres que enfrenten decididamente la tarea de perseverar en una anidación continente, con buenos límites y toda la libertad del respeto amoroso por ellos. 229 LOS JOVENES Y LA DROGA287 Las adicciones son costumbres o conductas compulsivas que se reiteran de un modo semejante y que forman parte de aquellos hábitos más o menos perjudiciales que solemos llamar “vicios”, por los cuales la persona se adhiere a algo o a alguien, que se usa como droga para calmar rápidamente un estado de ánimo insoportable. Así como ningún proceso es unilateralmente positivo o negativo en sí mismo, las adicciones, dentro de ciertos límites, constituyen un fenómeno frecuente. Aunque idealmente fuera posible, la vida cotidiana muestra que no se logra en nuestra cultura, vivir sin algún tipo de adicción (por ej. una reunión social en la que no se ofrece alguna bebida alcohólica, es inconcebible). Habría un espectro que se extiende desde las “pequeñas” adicciones - los excesos que fluctúan dentro de parámetros habituales y que no solemos considerar enfermedades - hasta las que constituyen un capítulo más o menos severo dentro de la patología. La adicción es un modo particular de dependencia. A diferencia de otras dependencias que son “estables” como, por ejemplo, la del oxígeno, imprescindible para la vida, las dependencias que reconocemos como enfermas, son de intensidad creciente, o sea que se desarrollan “en escalada” generando más y más necesidad cada vez, dado que se aumenta la tolerancia y este fenómeno conduce a una dependencia cada vez mayor. El término “adicto” significa “apegado, adepto, fiel, devoto, incondicional, sometido, fanático”, etc. Etimológicamente proviene del latín addictus, que quiere decir “adjudicada, entregado”, y se originó en el derecho romano para designar a una persona que estaba “adjudicada” a otra en calidad deesclavo. De acuerdo con este sentido, la drogadicción - considerada como epidemia del siglo XX - suele ser llamada la “esclavitud sin cadenas” de nuestra época. La palabra “droga” es el nombre genérico de ciertas sustancias químicas que se emplean en la medicina, la industria y las bellas artes. Figurativamente significa “mentira, embuste, trampa”, es decir, un engaño que contiene la ilusión de evitar una penuria o dificultad. El uso de las drogas capaces de producir efectos psíquicos ha acompañado al hombre desde épocas remotas ya sea en ceremonias religiosas o empleadas con fines medicinales. En el siglo XX, en los Estados Unidos, alrededor de los años 60, aparece la generación beat (vocablo derivado de beatitud), cuyos jóvenes comienzan a ingerir las drogas. Esta situación marca una diferencia con otras épocas en las cuales sus principales usuarios eran los adultos, que las usaban como estímulo para la creación artística o intelectual. Esta situación fue interpretada como la reacción de los jóvenes desilusionados por las guerras que entablaban los adultos y también ante el materialismo 287 Conferencia pronunciada en el Ashram de la Gran Fraternidad Universal en Maracay, Venezuela en febrero de 1998 230 y el individualismo creciente que les produjeron una vivencia de pérdida del sentido de la vida y de la visión del futuro. El fenómeno comenzó en los EEUU y pronto se extendió a los países occidentales, siendo en un comienzo los más afectados Suecia, Dinamarca, Australia, Alemania, Suiza, Italia, Inglaterra, España, aunque hoy en día, ya el fenómeno de la drogadicción se extendió a todo el mundo. Las medidas gubernamentales buscan informar a los jóvenes acerca de los peligros de las drogas, y también luchar contra su disponibilidad y su tráfico. La eficacia de estas medidas, especialmente la educación preventiva, ha sido objeto de grandes polémicas. Algunos países tienden a creer que el hablar demasiado de la problemática, no haría más que acrecentar el problema al incitar a los jóvenes a su experimentación. Para avalar su despenalización se usan discursos de tipo permisivo argumentando que la prohibición del uso de las drogas es una hipocresía social y una injusticia, puesto que el Estado, al percibir impuestos, protege el tabaco y el alcohol y alienta la manía de los medicamentos. Legaliza estas drogas en tanto que penaliza las otras. Si bien el incremento del consumo de drogas en nuestra cultura nos impacta como un problema grave, que en algunos momentos nos enoja y atemoriza, y en otros nos angustia y nos hace sentir impotentes, parecería que lo que vemos en los adolescentes es primariamente, la manifestación de un problema que los trasciende y nos involucra, y del cual ellos se hacen cargo, de manera inconciente y desesperada, por un camino equivocado. La crisis actual engloba problemas tales como la confusión de autoridad con autoritarismo, la destrucción de las jerarquías, de los valores tradicionales, de instituciones básicas como la familia, aspectos que en conjunto representan un derrumbe de la cultura. Vivimos en medio de sentimientos de desamparo, desorientación, inseguridad y miedo porque nos parecen tener muy escasa validez las realidades que proporcionaban a nuestros padres el sentimiento de estar viviendo en un mundo seguro. Esta crisis perturba de modo significativo la posibilidad de establecer los lazos de apego y dependencia normales 288 que en los diferentes momentos de la vida son necesarios para el desarrollo armónico del individuo. Esta perturbación constituye un “caldo de cultivo” propicio para los conflictos y los intentos que se realizan para aliviar los sentimientos de desamparo, de soledad y miedo, conducirían a apegos patológicos como las adicciones. La adicción constituye la forma más grave del consumo de drogas. Como pasos anteriores a ella nos encontramos con: el abuso, definido como la administración indebida, persistente o esporádica, en dosis que sobrepasan la proporción conveniente; y 288 La dependencia normal es aquella que no se experimenta como conflictiva, sencillamente sucede y nos provee de elementos imprescindibles para una subsistencia sana, física y psíquica hablando. 231 el hábito, que es el estado de uso permanente identificado con la necesidad de la droga. La OMS denomina adicción a las drogas o toxicomanía a un estado de intoxicación periódica o crónica, nocivo para el individuo y la sociedad, provocado por el consumo repetido de un fármaco natural o sintético. Dicho estado se caracteriza por e l deseo invencible de obtener y consumir la droga. Las vías utilizadas para la incorporación de las drogas incluyen la respiratoria, oral y endovenosa. Para ser una toxicomanía una droga debe producir 3 efectos básicos: 1. tolerancia: la persona orgánicamente se acostumbra a la sustancia, por lo tanto tiende a aumentar progresivamente las cantidades. 2. dependencia psíquica: la necesita compulsivamente, pues lo alivia de situaciones aflictivas o desagradables procurándole euforia o haciéndole desaparecer el malestar. 3. dependencia física: es un estado de alteración de la fisiología normal causada por la administración repetida de una sustancia, estado en que es necesario que la sustancia esté continuamente en el organismo para que no aparezca un síndrome de abstinencia, característico de la sustancia que se trate. Clasificación de las drogas (según los efectos que provocan en el S.N.C) 1. Depresoras: que incluyen barbitúricos, hipnóticos, sedantes y opiáceos y producen un estado de total saciedad de los impulsos. 2. Estimulantes: anfetamina, cocaína y derivados que elevan el ánimo, dan mayor energía y lucidez. 3. Alucinógenos: que inducen ilusiones, alucinaciones y otras alteraciones del ánimo y del pensamiento: L.S.D., mescalina, marihuana, haschisch. EL CARÁCTER ADICTIVO La existencia de “núcleos adictivos” de mayor o menor intensidad en nuestro psiquismo inconciente se expresa en una gama que abarca los “excesos” normales, las adicciones y el carácter (o personalidad adictiva). En relaciones importantes y significativas - entre padres e hijos, cónyuges, amigos, etc.- en las que uno de los miembros es un adicto a las drogas, el que es “aparentemente” sano, suele poseer rasgos del carácter adictivo u otras adicciones que no son reconocidas como tales. En una primera aproximación encontraríamos entre algunos de los rasgos del carácter adictivo, la actitud de adherirse a todo aquello que funcione como una “distracción” que permita un alivio obienestar fácil y rápido, una tendencia que oscila entre el engaño, el disimulo y la negación, en el intento de mantener “falsas apariencias”, y una inclinación a desarrollar vínculos “adictivos” con las personas. 232 PERSONALIDAD DEL JOVEN ADICTO Un momento básico para la personalidad está constituido por el nacimiento 289 ya que es la primera experiencia de separación. El adicto no soporta las vivencias de diferenciación y autonomía y esto explicaría por qué se inician más frecuentemente, las adicciones en la adolescencia ya que sería el momento de nacer el niño al mundo adulto y de adquirir su diferenciación y autonomía. Es una de las etapas fundamentales de desprendimiento en la vida humana, donde se le posibilita la adquisición de la identidad. El drogadicto posee un yo débil, con poca capacidad para tolerar la tensión y el dolor. Es por eso que frente a situaciones frustrantes, reacciona de manera impulsiva en procura de alivio inmediato. Le resulta difícil aceptar diferenciarse, dejar de depender de la seguridad protectora paterna y empezar a “andar solo por la vida”. La posibilidad de esperar está dada por sentimientos de confianza que van desarrollándose en el bebé, mediante múltiples repeticiones de experiencias gratificadoras en la relación con la madre. Pareciera que el adicto no ha podido adquirir estos sentimientos que no sólo fortalecen al yo para tolerar la espera, sino que también le posibilitan el tener confianza en los demás. Algunos autores describen el síndrome del “niño sobrevalorado” (el malcriado) entre las características de crianza del futuro adicto: desde chicos son excesivamente admirados o alabados, por padres que esperan que el hijo “tenga más suerte que ellos” y que no estén sometidos a las frustraciones inevitables de la vida en el hogar se les otorgan gratificaciones ilimitadas al mismo tiempo, se pasan por alto o se justifican sus fallas más allá de lo debido simultáneamente se les exige, en forma prematura, que tengan una opinión independiente y sean dueños de sus decisiones se les hace creer que son mejores de lo que muestra su desempeño. Van creciendo, con la sensación de que “todo irá bien cuando sean grandes”. Cuando la “promesa” no se cumple, sienten incredulidad, rabia y viven la realidad con un sentimiento de traición e injusticia. Estos niños se van haciendo cada vez más dependientes de una estimación irreal y exagerada de sus realizaciones y méritos, con una dependencia de la opinión de los demás que puede llegar a tomar las características de una adicción. Estos niños sobrevalorados son, desde su más tierna edad, debilitados por la protección y ayuda excesivas: el bebé no debe llorar, y se le administra calmantes para hacerlo dormir; ya mayor, no está preparado para tolerar la menor fiebre o indisposición. La angustia ya de adulto, la cura con medicamentos en vez de tratarla mediante la palabra y el intercambio social. 289 Otto Rank fue quien con su teoría del trauma del nacimiento fijó en ese momento el origen o molde de toda angustia posterior. 233 Se observa posteriormente que son los niños más protegidos los que luego se sienten más inadaptados para la lucha cotidiana en el mundo. O sea que del mismo modo que buscamos un calmante como protector ante un dolor proveniente de nuestro organismo, el joven se drogaría para calmar el dolor que él siente proveniente de la realidad, utilizando obviamente un mecanismo mágico.290 Este mecanismo se basa en el malentendido en el que muchas veces caemos de que enfrentar los problemas duele más que huir de ellos. En estos niños se gesta un sistema defensivo pobre y es por eso que, ante la mínima frustración, se desorganizan y encuentran en la droga el objeto salvador que les proporciona la interrupción del dolor, esta “salvación” los hace ingresar en la relación de dependencia. La droga es así el objeto ideal que les posibilita todo y al mismo tiempo los va dejando cada vez más vacíos, empobreciéndolos ya que va anulando todo otro objeto de interés en él, con otra cosa que no sea la droga. Es importante destacar que la droga los atrapa y paradojalmente vuelven a encontrarse con la dependencia (hogareña) de la que huían. La adicción es intento de rebelión y al mismo tiempo conformismo. El joven padece un resentimiento feroz y ataca en sí mismo a quienes lo frustraron haciéndolo débil para tolerar las frustraciones. Por eso para su tratamiento es indispensable contar con la intervención familiar, con la contención afectuosa que de alguna manera vaya reemplazando la supuesta seguridad que halla en la droga. En las familias de jóvenes drogadictos el debate inconciente del padre consiste en un “seguir adelante” evadiéndose de sus propios conflictos e inseguridades, es un papá que heredó la convicción de que mostrarse con dificultades es sinónimo de escasa virilidad y que reprocha al hijo la ingratitud de no valorar todo el sacrificio realizado por él. En el período de abstinencia aparece el dolor dado que surge de una manera incrementada, todo aquello penoso que se trató de evitar con la droga y se reinicia la búsqueda de la droga para perpetuar el efecto psicofarmacológico que se lo calme. Paradojalmente, para curarse es necesario que ocurra en la vida un desastre, aquello que los alcohólicos anónimos llaman “tocar fondo”. Y más aún, según Bateson, si dado un desastre éste no es suficiente, será necesario que aumente el nivel de desastre y de este modo, cuando la adicción desemboca en situaciones destructivas y autodestructivas casi intolerables, es posible que el sujeto se atreva a intentar soportar el sufrimiento que implica el proceso de deshabituación. Esa “crisis de horror” que se conoce con el nombre de síndrome de abstinencia fue descripta por Chiozza como el sufrimiento más o menos atemperado que ocurre normalmente en la vida, cuando ésta nos conduce a tener que abandonar hábitos suficientemente importantes y sostenidos a lo largo del tiempo. 290 Bateson habla de la “inmoralidad de los paliativos” como por ejemplo enviar barcos al Africa con alimentos sin dar soluciones de base a los problemas. Dice que es un error porque un paliativo es, primariamente, un encubrimiento. 234 Así, cuando alguien forma parte de una institución o mantiene un vínculo conyugal o de amistad durante mucho tiempo, configura como una especie de simbiosis. Cuando intentamos cortar una relación de este tipo o la vida nos lleva naturalmente a su interrupción, solemos encontrarnos con un síndrome de privación, que puede confundirse con el que correspondería a la ruptura de un vínculo adictivo o de una simbiosis patológica. En este sentido el duelo por la pérdida de alguien o de algo significativo puede describirse como un “cambio de hábitos”, que implica la penuria de la “abstinencia” y el proceso de “acostumbrarse” a vivir sin lo que ya no está. ¿POR QUE LOS JOVENES? Al escuchar al adolescente desesperanzado, parecería que sus deseos, sus ilusiones, no se hallan a la medida de lo que puede. Quiere cambiarlo todo, y siente que no puede nada, proyecta y no logra concretar. El adolescente, experimenta la necesidad de ser “alguien” pero el proceso de materialización, constitutivo de la identidad está trabado. El siente que es sólo el que existe en sus sueños y en los sueños de sus padres. Para conservar estos sueños y no frustrarse, no se enfrenta con la realidad ni con la acción. Cuando fracasa la ilusión sobreviene la desesperanza o la desesperación y entonces intenta recuperar la esperanza a través de la droga. La esperanza 291 es descripta como una espera “tan desesperada que tiene que ser idealizada” (por eso es lo último que se pierde). Es el alimento al que se recurre como defensa ante la sensación de destrucción que implica el contacto doloroso con la realidad cuando ésta se resiste a los sueños. De modo que el vivir lleno de esperanzas está al servicio de eludir el enfrentamiento con la realidad. En nuestra época hay una actitud muy generalizada entre los adolescentes que consiste en culpar a los padres o a la sociedad por las deficiencias y desilusiones de su juventud. Al adolescente que ha adoptado esta postura le parece inútil oponerse a tales fuerzas; declara, más bien, que el verdadero rasgo distintivo de la madurez es la resignación ante la falta de objetivos. El adolescente tendría que hacer suya la “Plegaria de la serenidad” (autor desconocido) “Que Dios nos conceda la serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar; valor para cambiar las cosas que sí podemos cambiar, y sabiduría para conocer la diferencia”. 291 Esperanza: estado de ánimo en el cual se presenta como posible lo que se desea. Desesperación: pérdida total de la esperanza. 235 LA COMUNICACION ENTRE PADRES E HIJOS292 El objetivo de esta charla es la creación de un ámbito para el diálogo acerca de las dificultades que plantea el proceso de socialización del niño y la comunicación entre p a d r e s e hijos. Instrumento fundamental mediante el cual se va a lograr esa socialización. Voy a tratar de reflexionar con ustedes, pero no en lugar de ustedes, porque pienso que no existe una situación ideal o típica a la cual todos deben adaptarse, sino que cada familia necesita encontrar las respuestas más adecuadas a las cuestiones que el diario vivir plantea. Dicho de otro modo, pienso que existen soluciones a medida y no de corte y confección. Por lo tanto creo que será mucho más fructífero que intercambiemos ideas. Para introducirnos en el diálogo, trataré de enumerar algunas temáticas, esperando que luego surjan otras que puedan ser del interés de ustedes, temáticas que aparentemente pueden ser vistas como personales pero que en realidad, a poco que profundicemos, nos pertenecen a todos, ya que constituyen la esencia de la convivencia con nuestros niños. Hasta hace no mucho tiempo, los adultos tenían un modo de ver los niños que era más una expresión de deseos de cómo querían que fueran, que un modo de reconocerlos como realmente eran, y muchos de nosotros incluso, fuimos criados dentro de esa concepción. Por ejemplo, éramos buenos su satisfacíamos los deseos de aseo personal y de estudio de nuestros padres y rebeldes si mostrábamos algún deseo contrario o que no se encuadraba dentro de las expectativas de ellos. Esto de veía incluso en la elección de carrera universitaria, el hijo se transformaba en motivo de orgullo si seguía la carrera que sus padres “deseando lo mejor”, habían elegido para él, a veces mucho antes que el niño tuviera conciencia de qué significaba el ejercicio de esa profesión; y en cambio, sentían que los defraudaba en los esfuerzos que habían hecho durante la crianza, si el joven elegía otra o aún más, si decidía no seguir estudiando. Este tipo de hechos, que se pueden aún hoy observar, demuestran que no siempre cuando les comunicamos determinados mensajes a nuestros hijos, sabemos bien a fondo todo lo que dicho mensaje encierra o sea qué estamos realmente comunicando cuando les decimos algo. En el ejemplo anterior, se ve claramente cómo si el hijo se somete, aboliendo sus gustos personales, al ideal de vida que le diseñaron sus padres, se convierte en un buen hijo, y en lo contrario si decide con autonomía, con lo cual se instaura un circuito interno en este hijo donde amor y sometimiento van estrechamente unidos, con las 292 Conferencia pronunciada en la Escuela Italiana Cristóforo Colombo el 1-6-83 236 consecuencias que ustedes pueden imaginar, por ejemplo en lo que atañe a sus futuras relaciones de pareja, por citar alguna de las áreas donde este dilema podría expresarse. Este tipo de ideología paternal, donde hijo obediente y sumiso equivalía a un buen hijo, se caracterizaba además por excluir en la evaluación de los hechos el compromiso o participación de los padres en las conductas de sus hijos consideradas anormales y era frecuente escuchar frente a ellas “no sé a quién salió”. Con el advenimiento de las teorías vinculares y de la estructuración psicológica familiar, muchos hechos comenzaron a ser profundizados y evaluados en su adecuada dimensión, y así fueron fundamentados evolutivamente como surgidos de las distintas interacciones familiares. La divulgación de estos conceptos logró sanear aquellas situaciones problemáticas que se producían en la familia por falta de la adecuada información. Pero en determinadas situaciones no es suficiente con saber lo que se debe hacer, sino que también es necesario hacerlo y pueden surgir otro tipo de dificultades en la relación con los hijos, provenientes de nuestra propia crianza, de las cuales la mayoría de las veces no somos conscientes dado que forman parte de nuestro carácter, de cómo hemos sido moldeados y que tendemos a repetir de una forma automática. Felizmente en muchos casos, es frente a este tipo de conductas que más se rebelan nuestros hijos, pidiéndonos de uno u otro modo que intentemos resolverles sus necesidades a pesar de nuestras dificultades. Otra conflictiva que es dable observar en el proceso de socialización, surge a partir de la incorporación de la mujer en actividades laborales que la alejan, junto con el hombre, de la atención de su hogar. Sin detenerme a analizar las distintas razones que condujeron a la evolución social en esta dirección, me interesa que veamos cómo influye esto en la comunicación con los hijos. Podemos partir de una frase que se ha hecho muy popular y desgraciadamente mal interpretada: “lo importante no es la cantidad de tiempo que se le dedica a su hijo sino su calidad”. Esto que constituye una profunda verdad, surgió a partir de la observación de madres que no por disponer de lapsos libres prolongados los dedicaban con mayor plenitud a sus hijos, que aquellas otras que una vez concluida las actividades que las alejaban, mantenían menores pero muy fructíferos intercambios con ellos. Dije al principio que lamentablemente se extralimitó el uso y se convirtió en excusa para no dedicarles prácticamente más que las migajas de un día de unos padres exhaustos por sus ocupaciones. Son generalmente los padres que sintiéndose culpables de esta falencia semanal, agobian a sus niños el fin de semana con una verdadera agenda ejecutiva de programas, en donde se aprietan cumpleaños, cine, deportes, en un afán compensatorio excesivo. Y así quedan padres e hijos atrapados en la paradoja de que por tanto buscar el bienestar a 237 ultranza, se lo pierde en la búsqueda. O sea que esta necesidad de compensar al niño aquello que se siente se lo ha privado, lleva a una sobrecompensación en nombre de la calidad de lo que se le ofrece, que se constituye en el verdadero acto de incomunicación genuino que el niño padece. Sin mencionar otro inconveniente de este taponar el tiempo libre, que consiste en el bloqueo de la imaginación creativa, con actividades que componen la industria de la diversión y que es lo que podríamos llamar el futuro engendro de la neurosis dominical, donde si no tiene bien programado el día, el ocio reparador causa una intolerable angustia. Creo que por lo tanto sería útil reformular la expresión de calidad vs. cantidad, acentuando el hecho de que no sólo la calidad sino que también la cantidad de tiempo invertido es fundamental, y que calidad no consiste en abrumar a un niño con actividades que lo estimulen en su crecimiento ya que suele verse niños que por sus ocupaciones no tienen ni tiempo de vivir su niñez. Lo mismo podríamos hacer extensivo a la sobrecompensación exagerada en la cantidad de juguetes que se le ofrecen a un niño, brotada muchas veces de nuestras dificultades de tiempo para sentarnos a jugar y donde sustuímos con verdaderas maravillas mecánicas, nuestra presencia que sabemos imprescindible, con el afán de que pase inadvertido por el niño, para luego en un posterior momento, impacientarnos frente a un nuevo reclamo del niño, reprochándole que “tiene de todo” y de esta manera negar el contenido latente de su pedido: que nos quedemos a jugar con él. Otra de las problemáticas que podríamos mencionar lo constituye lo que podemos llamar la asimilación y el rechazo automático de lo nuevo. En la asimilación automática se observa que algunos padres piensan que todo lo que provenga de la iniciativa de los niños debe ser aprobado fundamentalmente para evitar “frustraciones”, especialmente si recuerdan dolorosamente las antiguas provenientes de sus propias historias infantiles, y no desean que tal dolor sea atravesado por sus hijos; por ejemplo, si el niño propone festejar su cumpleaños con baile, luces y música ruidosa, como otros compañeros, aunque los padres sientan que es pequeño aún para tal modalidad de festejo y sin examinar en profundidad el pedido, aceptan para que su hijo sea “igual a los demás”, escudándose en no frustrar el deseo de que lo festeje como él quiere. Como resultado muchas veces nos encontramos frente a niños que sienten que son los encargados de enseñarles a sus padres este nuevo mundo que desconocen por pertenecer a otra era, y esto que si bien a primera vista puede aparecer como una situación muy triunfante y placentera para el hijo, esconde más profundamente la sensación de soledad, por sentir que no tiene algo sólido en que respaldarse frente a lo desconocido y a las dificultades de su crecimiento. Tenemos la otra situación, complementaria de ésta, que podríamos llamar la de los padres a la defensiva, donde el rechazo de todo lo nuevo es la norma, y de antemano, también sin profundizar el pedido del hijo, poseen un esquema preformado de cómo deben ser las cosas, generalmente basado en sus experiencias infantiles, con lo cual el 238 hijo se siente incomprendido en lo que hace a la época que a él le toca vivir y nuevamente la sensación de soledad o desprotección son la resultante. En ambos casos, lo que deteriora el proceso de la comunicación es la dificultad de los padres en interpretar el pedido del niño, metabolizarlo y de llegar a un campo intermedio donde las necesidades y deseos de ambas partes, queden satisfechos. Otra de las situaciones que se presentan como problemáticas en la relación familiar, surge a partir de desatender la manera de identificarse que tienen con nosotros nuestros hijos. Por ejemplo, cuando un chico no habla debido a un déficit auditivo o a un retraso madurativo por X razones los padres se acostumbran a su silencio y una de las primeras indicaciones terapéuticas es la de que se le hable y mucho para estimularle el logro de dicha capacidad. De este ejemplo podemos deducir un modo de comportamiento y es que debemos ser conscientes que ser padres implica la responsabilidad de asumir permanentemente frente a nuestros hijos la función de modelo de identificación. A veces escuchamos a los padres quejarse de “le pregunto pero no me cuenta nada” por ejemplo referido a lo que pasó ese día en la escuela. En estas oportunidades uno podría preguntar: “¿pero usted, cuando llega, le cuenta cosas de su día, de su trabajo?". En general, apenas comenzamos a colocarnos en el lugar que pretendemos que el otro se ubique, descubrimos con sorpresa que se instaura el diálogo en una forma espontánea, basado en una identificación, y no como una rendición de cuentas por parte del hijo al final del día. El ejemplo quizás más dramático de incomunicación lo constituyen esas especies de paradojas que muchas veces parecen sin solución porque no se comprende ni siquiera cómo se generaron. Por ejemplo, un padre muy preocupado por en bienestar de su familia, puede estar totalmente absorbido por sus ocupaciones y al sentir las recriminaciones de sus hijos por lo poco que se interesa por ellos, quedar dolorido ante lo injusto del reproche, porque él, desde su perspectiva, siente que es así, con lo productivo de su actividad, que verdaderamente se está ocupando de ellos, luchando por brindarles la satisfacción a sus necesidades. Los hijos a su vez sienten que al padre lo único que le importan son sus cosas y que ellos no constituyen el centro de su interés, creándose de esta manera una especie de círculo de resentimiento donde cada uno de los integrantes siente que el otro no valora su amor. En este ejemplo es notorio como lo que engendra el dolor en el vínculo entre el padre y sus hijos es el no haberse puesto nunca de acuerdo con los códigos que se están empleando: los hijos por no haber descifrado que el modo de demostrar amor de su padre es a través de lo que él siente que les puede brindar con su trabajo, y el padre por no comprender que los hijos valoran su presencia como el mejor índice de bienestar familiar. Lo importante es no obligar al otro a creer que uno es el que está en “lo cierto”. 239 Nos podríamos preguntar qué código debemos emplear para conseguir un contacto comprensible entre ellos y nosotros, la respuesta parece simple, pero esconde todo el complicado arte de lograr exponer un mensaje en forma tan sencilla y transparente que pueda descifrarse con la máxima ausencia de error posible. Otra forma de problemática que se plantea es cuando creemos que hay una sola realidad y por lo tanto una sola concepción de la realidad, por supuesto, la que nosotros vemos... Esto engendra una situación semejante a la de las personas que hablando idiomas diferentes se esfuerzan por comprenderse. Por ejemplo, una madre puede sentir que debe hacer determinados esfuerzos para que su marido juegue con los niños o se ocupe de revisar las tareas escolares al regresar del trabajo. Ella parte de la hipótesis, o lo que podríamos llamar la concepción de la realidad, de que él, por su cansancio por ejemplo, no va a estar interesado en hacerlo y entonces decide convertirse en “puente de unión” entre él y los niños, para lograr su propósito. El marido, que quizás venía de su trabajo, pensando en estar un rato con los chicos, siente que su mujer se está ocupando ya de todo lo que les atañe, que su presencia no es indispensable y se aleja con su diario bajo el brazo, de la escena. Hecho con el cual se le confirma la hipótesis a la mujer del desinterés de su marido y renueva su constante actividad de "puente de unión" con lo que logra el efecto contrario cada vez más, convirtiéndose en un estorbo para la fluidez de la relación entre el padre y sus hijos. Esto sucede porque a pesar de estar observando ambos, padre y madre, el mismo hecho, le atribuyen dos significados radicalmente opuestos e inconciliables, entre sí, ya que el comportamiento de una de las partes condiciona el de la otra y es, a su vez, condicionado por el de esta última. Este tipo de situaciones se superan por la creación de una zona de confianza mutua donde se instalaría una cierta atmósfera de seguridad acerca de que la decisión que cada uno tome, será la más favorable para todo el grupo familiar. Otras formas en que se complican las comunicaciones, las vemos cuando determinados mensajes por ejemplos gestuales, desmienten, niegan o ponen en duda a otros mensajes por ejemplos, verbales. Por ejemplo: un padre puede tener un código de mirada que anula el poder de un mensaje verbal de su cónyuge, expresando elocuentemente al hijo “no le hagas caso, lo que pasa es que está nerviosa”. De este tipo de situaciones es deseable rescatar que no solamente es importante lo que se dice sino además el contexto o medio en que se lo dice, ya que este contexto puede afectar de tal modo el mensaje al punto de abolirlo y su autor no comprende bien porqué razones no fue recibido tal como lo emitió. Probablemente las mayores dificultades comunicacionales se dan en las etapas evolutivas que por sus características constituyen verdaderas crisis vitales, momentos de cambios importantes, que marcan el pasaje de un estadio a otro. Es sobre todo en dichos momentos cuando es necesario profundizar al máximo en las señales que emiten nuestros hijos, explorar sus sentimientos y captar el mensaje oculto en ellos. 240 Generalmente la respuesta favorable del hijo no se hace esperar cuando siente que tiene verdaderos compañeros en esas fronteras vitales que le implican los cambios evolutivos. Donde se observa esto con mayor notoriedad es en la familia cuando surge un hijo adolescente, verdadero revolucionario, representante de una generación en pugna con la adulta. Los adolescentes son el símbolo de “lo nuevo” y normalmente tienen muchas dificultades para manejar sus impulsos; haciendo una comparación extrema se asemejan al recién nacido que estrena toda una serie de complicadas funciones corporales y pasa días y a veces meses, realizando los ajustes internos necesarios para sobrevivir adecuadamente en su medio, adaptándose de la mejor manera posible. En muchas familias, con el advenimiento de la adolescencia de un hijo, se crea una situación de inestabilidad que a veces se expresa a nivel de la comunicación con el mutuo reproche de “con vos ya no se puede hablar”. Sabemos que en ocasiones es necesario reprimir dentro del seno familiar, alguna de las conductas adolescentes, pero el problema que se plantea es cómo hacer para que la expresión de necesidades se transforme en motivos aceptables tanto para el adolescente como para el resto del grupo familiar. Este tipo de represión que debe ser ejercida de un modo no violento, implica que la familia sea un grupo capaz de poner límites lo suficientemente flexibles, como para permitir un nivel de frustración tal, que se mantenga la fuerza impulsora intacta, que es lo que le va a permitir ser creativo en su adultez. El resentimiento y la desilusión son dos de los riesgos que se corren cuando se reprime de más a los hijos. Simultáneamente con la buena contención de los impulsos, los padres debemos enseñar otra manera de manejar los deseos y las necesidades, estableciendo un diálogo en el cual el que enseña también es objeto de modificaciones, o sea, un diálogo mutuamente enriquecedor que conduzca a elaboraciones cada vez más profundas, y no a una simple crítica moralista sobre lo que el hijo hace o siente. A veces los padres nos limitamos simplemente a esto, con lo cual estamos rechazando lo que el adolescente nos intenta comunicar y de este modo perdemos la posibilidad de integrar a nuestra vida aspectos juveniles, que hasta nos podrían cambiar el rumbo de viejos esquemas que arrastramos cotidianamente y que se han ido envejeciendo por el uso y el cambio de época. Compartiendo por ejemplo, una actividad deportiva con su hijo, un padre puede instaurar un nuevo modelo de diálogo que no necesariamente debe realizarse mesa por medio o con ciertas formalidades. Pensamos también que ciertas dificultades generacionales para una buena comunicación surgen cuando los padres se dirigen a su hijo adolescente como si fuera un niño o cuando éste les contesta como si ya fuera un adulto, perdiéndose de este modo un modelo de concordancia en el diálogo. 241 Deseo terminar esta primera parte de nuestro encuentro recalcando la necesidad y la importancia del aprendizaje de una comunicación auténtica, o sea, aquella donde lo que se dice y lo que se quiere decir, concuerdan plenamente. 242 COMPLEJO DE EDIPO Y SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD293 “…la ley no prohibe sino aquello que los hombres serían capaces de realizar bajo el impulso de alguno de sus instintos. Lo que la naturaleza misma prohibe y castiga, no tiene necesidad de ser prohibido y castigado por la ley.” Frazer, J.G. “Toteminsm and Exogamy” 1910, citado por Freud en “Tótem y tabú” En esta monografía nos proponemos estudiar la relación existente entre Complejo de Edipo y Sentimiento de Culpabilidad. Ante todo, podemos preguntarnos: ¿QUE ENTENDEMOS POR COMPLEJO DE EDIPO? Según Laplanche, el Complejo de Edipo es una estructuración de impulsos, tanto, amorosos como hostiles (o sea sentimientos ambivalentes) que caracterizan una especial vinculación del hijo con sus padres. En la forma llamada "positiva", dicho complejo aparece como, la historia de Edipo Rey, o sea, "deseo de la muerte del rival que es el personaje del mismo sexo y deseo sexual hacia el personaje del sexo opuesto" (p.64). Cabría plantearnos aquí el interrogante de si en el mito de Edipo podemos encontrar, tal como Laplanche pareciera hacerlo, el deseo manifiesto de la muerte del rival, muerte que fenoménicamente aparece en la historia como un hecho circunstancial y fortuito. Sobre este interrogante volveremos más adelante. Para el mencionado autor la forma "negativa" del complejo estaría configurada por amor hacia el padre de igual sexo y simultáneamente sentimientos hostiles y celos para con el progenitor de sexo opuesto. Dice también que estos modelos los encontramos en distinta gradación en la forma del Complejo de Edipo conocida como "completa". Cita a Freud para ubicar crono1ógicamente el acmé de esa situación refiriéndolo al período comprendido entre los tres y cinco años de edad, correspondiéndose con un estadio libidinal fálico-uretral. Su declinación signaría el comienzo del período de latencia, para experimentar una reviviscencia con el estallido puberal, siendo superado con mayor o menor suerte dentro de un particular modo de elección objetal. Freud nos da una definición del Complejo de Edipo en su obra "La interpretación de los sueños” (3:388)294 : “...la leyenda del rey tebano entraña algo que 293 Monografía realizada en colaboración con los Dres. Julio Rusconi y María Esther Glussman, presentada en el CIMP en 1975 294 Todas las citas bibliográficas presentes en el texto, se hallan entre paréntesis y constan de dos números: el primero señala la referencia incluida en esta página, el segundo: el número de página en la obra de Freud. Las citas incluidas en la bibliografía precedente, corresponden a las 0bras Completas 243 hiere en todo hombre una íntima esencia natural. Si el destino de Edipo nos conmueve es porque habría podido ser el nuestro y porque cl oráculo ha suspendido igual maldición sobre nuestras cabezas antes que naciéramos. Quizás nos estaba reservado a todos dirigir hacia nuestra madre nuestro primer impulso sexual y hacia nuestro padre el primer sentimiento de odio y el primer deseo destructor. Nuestros sueños testimonian de ello. El rey Edipo que ha matado a su padre y tomado a su madre en matrimonio, no es sino la realización de nuestros deseos infantiles". A propósito de la última frase, podemos volver sobre el interrogante que dejáramos en suspenso, ya que Freud en ella nos daría la respuesta: el mito "no es sino la realización de nuestros deseos...”, mientras que en el Complejo siempre aparecen los deseos, pocas veces la realización de los mismos, o sea que no nos adheriríamos sin esta salvedad al decir de Laplanche de que el Complejo “se presenta como la historia de Edipo Rey". En la definición freudiana que hemos trascripto, queda explicitada una dramática que refiere inequívocamente a lo que llamamos Complejo de Edipo, aunque dicho autor, en esa época no lo había nominado como tal. ¿CUANDO APARECE LA EXPRESION “COMPLEJO DE EDIPO”? Laplanche nos dice que Freud introduce esta denominación en sus escritos recién en el año 1910 y aclara que introduce tal término de un modo que parecía haber sido ya admitido en el lenguaje psicoanalítico. Ahora bien, en 1910 aparece la expresión que sintetiza la configuración descripta por Freud ya en 1900, fecha de la cual data la definición que dimos anteriormente, lo que nos estaría mostrando toda una historia evolutiva del concepto, que nos lleva a preguntarnos: ¿COMO Y CUANDO DESCUBRE FREUD EL COMPLEJO DE EDIPO? El “descubrimiento” del Complejo de Edipo lo hace Sigmund Freud en su autoanálisis (preparado anteriormente para tal hecho por el análisis de sus pacientes). Esto ocurre durante el verano de 1897 y se puede rastrear en su correspondencia con Fliess (cartas 64 a 71). (2:769/786). Por ejemplo en la carta 71 dice:"...también en mí comprobé el amor por la madre y los celos contra el padre, al punto que los considero ahora como un fenómeno general de la temprana infancia, aunque no siempre ocurren tan prematuramente como en a q u e l l o s n i ñ o s q u e h a n s i d o h e c h o s h i s t é r i c o s ( . . . ) . S i e s a s í , se comprende perfectamente el apasionante hechizo del Edipo Rey, a pesar de todas las objeciones racionales contra la idea del destino inexorable que el asunto presupone, y entonces también podríamos comprender por qué todos los dramas ulteriores de ese género estuvieron condenados a tan lamentable fracaso (...). publicadas por Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1948; excepto las del tomo III que pertenecen a la edición de 1968. 244 El mito griego retoma una compulsión del Destino que todos respetamos porque percibimos su existencia en nosotros mismos. Cada uno de los espectadores fue una vez, en germen y en su fantasía, un Edipo semejante, y ante la realización onírica trasladada aquí a la realidad, todos retrocedemos horrorizados, dominados por el pleno impacto de toda la represión que separa nuestra estado infantil de nuestro estado actual". (2:785). UNA AMPLIACION DEL CONCEPTO A lo largo de los años Freud fue profundizando en el conocimiento del Complejo de Edipo, tan es así que en 1923 nos ofrece una definición del mismo que nos muestra una conceptualización bastante más compleja de la que podemos hallar en sus escritos de veintitrés años antes. Es así que nos dice: "La conducta ambivalente con respecto al padre y la tierna aspiración hacia la madre, considerada como objeto, integran para el niño el contenido del Complejo de Edipo simple, positivo (...) Experimentamos la impresión de que el Complejo de Edipo simple no es, ni con mucho, el más frecuente, y, en efecto, una investigación más penetrante nos descubre casi siempre el Complejo de Edipo completo, que es un complejo doble, positivo y negativo, dependiente de la bisexualidad originaria del sujeto infantil. Quiere esto decir que el niño no presenta tan sólo una actitud ambivalente con respecto al padre, y una elección tierna de objeto con respecto a la madre, sino que se conduce al mismo tiempo como una niña, presentando la actitud cariñosa femenina para con su padre y la actitud correlativa, hostil y celosa para con su madre". (11:1200). ¿COMO ES LA CULMINACION DEL COMPLEJO DE EDIPO? Freud se ocupa específicamente de esta cuestión en el año 1924 (12:409), considerando que el niño que atraviesa por el Complejo de Edipo se enfrenta a dos posibilidades del mismo, es decir, una forma de satisfacción activa (masculina) y otra pasiva (femenina). En la primera asumiría una actitud en la que intentaría ocupar el lugar del padre para tratar como éste a su madre. Consecuentemente se le aparece la figura del padre como un estorbo. En la forma pasiva de satisfacción el niño querría, en cambio, sustituir a la madre para dejarse amar por el padre, resultando de este modo incómoda la presencia de la madre. Pero he aquí que el niño tiene solamente una vaga idea de aquello en lo que consiste la satisfacción amorosa, aunque sin embargo sus claras sensaciones orgánicas le imponen pronto la convicción de que en la satisfacción de que se trata está reservado un importante papel para ser desempeñado por su pene. La realidad de la diferencia anatómica entre los sexos se le impone de tal manera que llega a tener un demoledor efecto sobre la fantasía del niño de la posesión de pene por parte de la mujer, y lo conduce a concebir a esta última como castrada. Tal cosa (14:486) "...le despierta entonces una terrible convulsión emocional y le impone la creencia en la realidad de una amenaza que hasta ese momento había considerado risible". De dicha situación dice Freud, pueden surgir dos reacciones disímiles que en casos de llegar a fijarse (separadamente, o ambas combinadas, o conjuntamente con 245 otros factores) van a determinar en lo sucesivo sus relaciones con el otro sexo: sintiendo horror ante esa “criatura mutilada” o bien despreciando triunfantemente a la misma. El hecho es que para el niño el descubrimiento de que la mujer aparece castrada, pone fin a las dos posibilidades de satisfacción anteriormente mencionadas. Ambas implicaban la pérdida del pene: en la actitud masculina, como castigo; en la pasiva, como premisa fundamental para ser la mujer del padre. Por lo tanto, la satisfacción amorosa basada en el Complejo de Edipo implica la pérdida de tan preciada parte del cuerpo. Esto acarrea un serio conflicto entre el interés narcisista por el pene y la carga libidinosa de los objetos parentales (12:409). “En este conflicto vence normalmente el primer poder y el Yo del niño se aparta del Complejo de Edipo”. En otras palabras, el Complejo de Edipo se estrella contra el Complejo de Castración. Luego de esta somera descripción del desarrollo del Complejo de Edipo en el niño, todavía quedaría por formularnos la siguiente pregunta: ¿Y POR QUE SE TOMA A LA MADRE COMO OBJETO SEXUAL? Freud (4:808) nos dice que la primera satisfacción sexual está indisolublemente ligada con la absorción de alimentos (noción de apoyo de los instintos sexuales en los de autoconservación). Por lo tanto, si bien el alimento era el objeto de estos últimos instintos, los sexuales encontraban en el pecho materno su objeto. La succión que el niño realiza, del pecho de la madre, se instala como modelo de toda relación erótica, después de separada la actividad sexual de la alimentación. Durante la lactancia el niño aprende a amar sexualmente el órgano que le produce satisfacción (pecho) y sobre esta imagen construye la representación total de la persona a la cual pertenece dicho órgano. La relación con la madre se convierte entonces en inagotable fuente, tanto de excitación, como de placer y satisfacción sexuales. Además, “la madre, sobre todo, atiende al niño con sentimiento procedente de su propia vida sexual, y le acaricia, besa y mece tomándole claramente como sustitutivo de un completo objeto sexual". (4:808). Este vínculo materno – filial, como es lógico suponer, hemos de hallarlo en los albores de la vida de los dos sexos, o sea, que la madre será el primer objeto sexual del varón y también de la niña, por lo tanto se nos ha de plantear, natural e inevitablemente, la pregunta que sigue: ¿COMO SE CONFIGURA EL COMPLEJO DE EDIPO EN LA MUJER? Esta pregunta encierra el problema de que habiendo sido la madre el objeto original que el varón retiene desde la lactancia para su Complejo de Edipo, la niña llegará a abandonarla para reemplazarla por el padre como objeto sexual . ¿Cómo lo hace? El momento decisivo para este cambio de objeto en la niña, y por consiguiente, iniciación de su Complejo de Edipo, coincide con el hecho histórico que marca, en 246 cambio, la culminación del drama edípico masculino: el descubrimiento de la diferencia anatómica que la distingue del otro sexo. Antes de esa circunstancia su anatomía le ofrecía satisfacción sexual a través del uso autoerótico que la niña hacía de su clítoris, comportándose este órgano “exactamente como un pene'' (12:410) Pero al compararlo con el pene de un niño, que se le aparece como llamativamente visible y de grandes proporciones encuentra pequeño el suyo, sintiéndose entonces en desventaja porque “lo reconoce al punto como símil superior de su propio órgano pequeño e insconpicuo...” (14: 486). En 1924 (12.410) Freud nos dice que la niña se consuela durante algún tiempo con la esperanza de que su clítoris-pene rudimentario- va a crecer con ella, pero en 1925 (14:486) afirma que la niña ''...al instante adopta su juicio y hace su decisión: lo ha visto, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo''. Es decir que la niña cae víctima de la envidia por la posesión del pene. Si la pequeña reniega de su castración y se empecina en la creencia de poseer un pene se verá obligada a conducirse en lo sucesivo como un hombre. En cambio, si acepta su herida narcisística y comprende que se trata de una característica sexual universal, habrá de compartir el desprecio del hombre por un sexo falto de pene. Entre otras cosas esto trae como consecuencia la ruptura de los lazos con el objeto materno dado que la falta de pene es atribuida a una carencia en sus dotes anatómicas con que la madre la prodigó. Su libido se desliza hacia una nueva posición, ''renuncia a su deseo del pene, poniendo en su lugar el deseo de un niño, y con este propósito toma al padre como objeto amoroso. La madre se convierte en objeto de sus celos: la niña se ha convertido en una pequeña mujer." (14:488). (Estallido del Complejo de Edipo femenino). La vinculación con el padre es en este momento, de fundamental y vital importancia para el desarrollo de una feminidad bien lograda. Recordaremos aquí que Jung introdujo para el Complejo de Edipo femenino la expresión “Complejo de Electra” (Laplanche-Pontalis, p.64), pero que Freud, nos cuenta Ernest Jones (p.298) no veía la necesidad de dicha denominación, ni su utilidad, dada la falta de homología entre el Complejo de Edipo femenino y el masculino, cosa que reafirma el creador del psicoanálisis en 1920 (Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina) y en 1931 (18:522). Para culminar esta breve reseña sobre el Complejo de Edipo femenino diremos que el descubrimiento de la castración ha de señalar un giro decisivo en la evolución de la niña. Podrá recorrer el camino de la neurosis (envidia al pene), el del Complejo de Masculinidad (renegando de su envidia al pene) o, sino, el de la feminidad normal. En cuanto a su finalización, Freud no lo determina con igual precisión que en el varón (por el temor a la castración) ya que para él, "en la niña falta todo motivo para el 247 aniquilamiento del Complejo de Edipo" (14:490), fundamentándolo en la imposibilidad de una castración como freno narcisista a una relación incestuosa entre padre e hija. CONSECUENCIAS ESTRUCTURALES DEL COMPLEJO DE EDIPO Tal como hemos visto, el pasaje a través de la conflictiva edípica y sus vicisitudes hace que el sujeto sea centro de fundamentales cambios que signaron su destino. Así como en el varón vimos que su narcisismo lo forzaba a la renuncia de la satisfacción incestuosa, también describimos el cambio de objeto sexual en la niña, su envidia al pene, su complejo de masculinidad como formación reactiva a la misma; en fin, toda una extensa gama de posibilidades que arrojaba como saldo el Complejo de Edipo. Recordemos aquí que dicha configuración implicaba simultáneamente dos actitudes, masculina y femenina y por lo tanto, otras tantas identificaciones en el Yo del sujeto. "De este modo -escribe Freud en 1923 (11:1201)- podemos admitir como resultado general de la fase sexual dominada por el Complejo de Edipo la presencia en el 'Yo' de un residuo consistente en el establecimiento de estas dos identificaciones enlazadas entre sí. Esta modificación del "Yo" conserva su significación especial y se opone al contenido restante del 'Yo' en calidad Ideal del "'Yo' o 'Superyó' ". (Esto ha de originar el Sentimiento de Culpabilidad, como veremos más adelante). Nos aclara también, que “... el Superyó es heredero del Complejo de Edipo y el representante de las aspiraciones éticas del hombre''. (15:1037). No cabe aquí hacer una descripción más detallada o cuidadosa de la fundamental y crucial importancia de esta estructura heredera del Complejo de Edipo, sobre la que volveremos más adelante. Importándonos por ahora solamente la circunstancia de que el drama edípico imprime al carácter del psiquismo una modificación permanente que posee la categoría de estructura o instancia psíquica. COMPLEJO DE EDIPO Y SU RELACION CON LA NEUROSIS A modo de síntesis, hemos de citar aquí a Freud, quien en 1912 (5:520) escribe: “...en el neurótico hallamos regularmente restos considerables de infantilismo psíquico, sea por no haber logrado libertarse de las condiciones infantiles de la psicosexualidad, sea por haber vuelto a ellas (detención del desarrollo o regresión). Tal es la razón de que las fijaciones incestuosas de la libido desempeñen de nuevo o continúen desempeñando el papel principal de su vida psíquica inconsciente. De este modo, llegamos a ver en la actitud incestuosa con respecto a los padres el complejo central de la neurosis". Cuando vimos las consecuencias estructurales del Complejo de Edipo, dijimos que un Superyó se oponía al resto del Yo, situación a la que enlazamos el Sentimiento de Culpabilidad. Aclaremos estos conceptos. 248 ¿QUE ES EL SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD? Como adelantáramos, para Freud el Sentimiento de Culpabilidad sería “...la tensión creada entre el severo Superyó y el Yo subordinado al mismo, aclarando que “se manifiesta bajo la forma de necesidad de castigo". (17:47). Laplanche y Pontalis (pág.416) lo toman en un sentido mucho más amplio, designando con tal término un estado afectivo que aparecería posteriormente a la realización por el sujeto, de un acto que considera reprensible. Indican también que la razón invocada por el individuo como fuente de su sentimiento de culpabilidad puede ser más o menos adecuada a un acto determinado, pero también puede no existir en la consciencia la más mínima traza o recuerdo de acto alguno de que el sujeto pudiera reprocharse. En este último caso sería un sentimiento difuso "de indignidad personal". Además, estos últimos autores designan también en un sentido más estricto, que entienden por Sentimiento de Culpabilidad psicoanalíticamente hablando, postulándolo “...como sistema de motivaciones inconscientes que explican comportamientos de fracaso, conductas delictivas, sufrimientos que se inflige el sujeto, etc.”. Dichos autores mencionan aquí la dificultad inherente al uso de la palabra ´sentimiento´ dado que conscientemente el sujeto precisamente no siente culpa. Sobre esta importante aclaración volveremos más adelante. En sentido genérico, Freud describe, aunque sin definirlo como tal, el sentimiento de culpabilidad, cuando nos habla de los autorreproches de la neurosis obsesiva, cuyas representaciones (obsesivas) define en 1896 (1:222) como “... reproches transformados ... referentes siempre a un acto sexual de la niñez ejecutado con placer". SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD Y CONCIENCIA MORAL En el año 1912 Freud (5: 456) dice que "...la conciencia de la culpabilidad...” es la percepción y la condena de actos que un sujeto lleva a cabo movilizado por ciertos deseos y que se verá impulsado por una fuerza interior a reprocharse y reprochar a los demás determinados actos. Comenta, además, que la forma más antigua de la conciencia moral (que origina el sentimiento de culpabilidad) tiene en la ´conciencia tabú´, probablemente, su representante. Tanto la conciencia tabú como el remordimiento tabú resultarían de la transgresión de un tabú; y la conciencia moral nace de una ambivalencia afectiva que sería propia de ciertas y determinadas relaciones humanas, teniendo por condición (tal como el tabú), "...la de que uno de los dos términos de la oposición permanezca inconsciente y quede mantenido en estado de represión por el otro". El carácter angustioso que presenta la conciencia moral, Freud lo explica por el fenómeno ya estudiado en el mecanismo de las neurosis por el que, al haber tenido lugar la represión de un deseo, se transformaría en angustia la energía libidinosa que cargaba 249 las representaciones ahora reprimidas. A tal punto es importante la angustia en relación a la conciencia moral, que Freud no vacila en describir esta última como una "conciencia angustiante”. COMO SE RELACIONAN CONCIENCIA DE CULPABILIDAD Y COMPLEJO DE EDIPO En la obra citada anteriormente (5:497) Freud nos describe una importantísima relación de la conciencia de la culpabilidad con el Complejo de Edipo. Dice allí que en la horda primitiva los hijos abrigaban con respecto al padre los sentimientos contradictorios que constituyen el núcleo de ambivalencia del complejo paterno “... de nuestros niños y nuestros enfermos neuróticos", o sea, que odiaban al padre en tanto éste se oponía a la necesidad de poderío y a las exigencias sexuales de los hijos, mas igualmente éstos le amaban y admiraban. Ocurría entonces que luego de haber satisfecho los hijos sus sentimientos hostiles hacia el padre surgía en ellos el amor que había permanecido oculto y encubierto precisamente por la hostilidad. Como consecuencia surgen en tal momento tanto el remordimiento como la conciencia de culpabilidad confundidas en una sola entidad, por lo que el padre muerto adquirió de ese modo un poder aún mayor del que tenía en vida, "...circunstancias todas que comprobamos aún hoy en día en los destinos humanos”. Esto implica que justamente aquello que el padre les impedía por su presencia surgió en los hijos como una prohibición interna poderosísima, "...en virtud de aquella `obediencia retrospectiva´ característica...”. Prohibieron entonces, la muerte del tótem (sustituto paterno) y el contacto sexual con las mujeres de su grupo primarlo. “De este modo es como la conciencia de la culpabilidad del hijo engendró los dos tabúes fundamentales del totemismo, los cuales tenían que coincidir con los deseos reprimidos del Complejo de Edipo. Aquel que infringía estos tabúes se hacía culpable de los dos únicos crímenes que preocupaban a la sociedad primitiva". Es interesante destacar que de estas citas parece desprenderse que en ese momento Freud hablaba de una conciencia de la culpabilidad que surge de la percepción y condena de determinados actos, de una manera que nos hace pensar en una percepción consciente del origen de este sentimiento de culpabilidad, que también seria consciente. CONCIENCIA MORAL Y MELANCOLIA En 1917, al publicar Freud su trabajo sobre el duelo y la melancolía nos dice que una parte del Yo "...se sitúa enfrente de la otra y la valora críticamente como si la tomara por objeto" (9:1069). Nos habla allí de una instancia crítica disociada e independiente del Yo, la que asimila a la conciencia moral y describe en términos equivalentes a los que utiliza en 1923 para describir al Superyó, lo que confirma dicha identidad. 250 Aclara también que tales reproches, si bien parte de ellos son referentes al Yo, otros, en cambio, corresponden a la otra persona, al objeto perdido, y son revertidos hacia el Yo. IMPLICANCIAS DEL SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD Avanzando en la obra de Freud, en 1916, en “Varios tipos de carácter descubiertos en la labor analítica", aborda el tema de la delincuencia refiriéndose directamente al sentimiento de culpabilidad. Es así que nos dice (8:1001) que los actos delictivos serían cometidos principalmente por ser actos prohibidos y por lo tanto castigados. Es así que la ejecución de dichos actos llevaba al autor de los mismos a un alivio psíquico. Esto ocurriría por sufrir el sujeto un sentimiento de culpabilidad “de origen desconocido”, que lo llevaba a cometer una falta concreta para poder así enlazarlo a algo tangible, conocido, mitigando de esta manera la tensión provocada por un sentimiento tan angustiante. Es de destacar lo paradójico de la afirmación freudiana de la previa existencia del sentimiento de culpabilidad con respecto al delito, y el surgimiento de este último como consecuencia precisamente, del primero. Como resultado de la labor analítica quedaba revelado que tan misterioso origen del sentimiento de culpabilidad se debía a que este último procedía del Complejo de Edipo “...siendo una reacción a las dos grandes intenciones criminales: matar al padre y gozar a la madre...”. Comparados con éstos, dice Freud, los delitos cometidos para purgar el sentimiento de culpabilidad a una situación externa consciente, constituyen un alivio para el afligido sujeto. Alivio también, porque tal como viéramos anteriormente, existirían dos delitos fundamentales: el asesinato del padre y el incesto con la madre; dichos delitos fueron universalmente condenados como tales en las sociedades primitivas. Podemos concluir diciendo que la fuente de donde la humanidad extrajo su conciencia, habría sido el Complejo de Edipo. PLACER Y SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD En 1919, en su trabajo "Pegan a un niño”, Freud enlaza directamente el sentimiento de culpabilidad, a la carga libidinosa y por lo tanto el placer que obtiene el niño en la flagelación; derivado en ambos sexos, "...del ligamen incestuoso al padre..." (10:1182/3). Esto lo podemos unir con lo anteriormente citado en donde veíamos que los reproches referentes a un acto sexual de la niñez aparecían por haber sido justamente actos ejecutados con placer. 251 SENTIMIENTO INCONSCIENTE DE CULPABILIDAD En "El Yo y el Ello” Freud retoma el tema del delincuente por sentimiento de culpabilidad diciendo que el mismo puede hacer del individuo un criminal, pero habla de un sentimiento "inconsciente" de culpabilidad. En el mismo trabajo discrimina entre el sentimiento normal consciente de culpabilidad al que llama consciencia moral, de otro, inconsciente. Del primero dice Freud que no opone dificultad alguna a la interpretación, siendo la expresión simple de una condena crítica al Yo. El sentimiento inconsciente de culpabilidad se satisface para Freud (11:1208), en la enfermedad sin renunciar al castigo que implica la misma: "...no le dice que sea culpable, y de este modo el sujeto no se siente culpable, sino enfermo". Estas personas reaccionan inversamente a lo que podemos esperar en cuanto al tratamiento: todo lo que tendría que significar un alivio o una mejoría sintomática hace que estos pacientes, en cambio, empeoren y veamos intensificada la enfermedad. Esta situación es descripta por Freud como Reacción Terapéutica Negativa. En esta obra (20:579) y refiriéndose a este último fenómeno, Freud dice que los factores que lo determinan “... (son) un sentimiento de culpabilidad, una necesidad masoquista de sufrimiento o repugnancia a recibir ayuda del psicoanalista ... “. ¿PODEMOS HABLAR DE SENTIMIENTOS INCONSCIENTES? Si consideramos un sentimiento como un estado afectivo, y leemos en Freud (6:1040) que a uno de los elementos "de la representación psíquica le damos el nombre de montante de afecto y corresponde al instinto en tanto y en cuanto se ha separado de la idea y encuentra una expresión adecuada a su cantidad en procesos que se hacen perceptibles a la sensación a título de afectos” podemos comprender que estos últimos son siempre conscientes. En tal sentido Freud es categórico (7:1048) cuando nos dice que "...no hay estrictamente hablando, afectos inconscientes, como hay representaciones inconscientes...” Afirma que las representaciones (en cuanto idea) son en el fondo, cargas de huellas mnémicas, “mientras que los afectos y los sentimientos corresponden a procesos de descarga cuyas últimas manifestaciones son percibidas como sensaciones". Dado que los sentimientos, sensaciones y afectos carecerían de toda posibilidad de inconsciencia, habremos de entender que el uso "de las expresiones 'afectos inconscientes' y `sentimientos inconscientes' se refiere, en general, a los destinos que la represión impone al factor cuantitativo del movimiento instintivo". Hecha esta aclaración, volviendo a lo que Freud escribía en 1923 vemos que el responsable de que el sentimiento de culpabilidad permanezca. inconsciente, es el Yo (11:1209), pero que el Yo reprime “en provecho y al servicio del Superyó" y que no puede acceder a la consciencia el sentimiento de culpabilidad justamente por hallarse íntimamente ligado, como ya lo viéramos, al Complejo de Edipo, el cual permanece inconsciente. 252 Por lo tanto, mediante la tarea analítica podemos descubrir lo que se halla en la base del sentimiento de culpabilidad: los impulsos reprimidos, ya que “el Superyó ha sabido aquí del Ello inconsciente algo más que el Yo". Un año después (13:1017) Freud habla de masoquismo moral, que lo describe como una conciencia de culpabilidad inconsciente, donde también vuelve a referirse a la Reacción Terapéutica Negativa, diciendo que la satisfacción de tal sentimiento es quizás la suma de energías más fuerte que se revela contra la curación. Dadas las consideraciones referentes a la incapacidad de inconsciencia de un afecto, Freud dice que se podría renunciar al nombre de sentimiento inconsciente de culpabiIidad y reemplazarlo por el de “Necesidad de Castigo”. NECESIDAD DE CASTIGO Esta “Necesidad de Castigo” la describe Freud también al investigar el sentido de los ataques de sueño letárgicos (16:1044) sufridos por Dostoievski, los que Freud considera que tienen el valor de un castigo, ya que suponen una identificación con un muerto o un vivo al que se le desea la muerte. Esta muerte deseada no puede ser otra que la del propio padre, fuente principal del sentimiento de culpabilidad, ”aunque no sabemos si la única”. “El deseo de la muerte del padre, tal como hemos visto que sucedía con todo el Complejo de Edipo, ha de permanecer reprimido y por lo tanto conservado de un modo inmutable en lo inconsciente, constituyendo la base del sentimiento de culpabilidad, y la necesidad de castigo surge por la relación del Superyó con el Yo. Dado que el primero representa la figura del padre, quien de haber sido "severo, violento y cruel, el Superyó toma de él estas condiciones (...), el Superyó se hace sádico, y el Yo se hace masoquista; esto es, femeninamente pasivo en el fondo. Fórmase en el Yo una magna Necesidad de Castigo (...) y encuentra, en parte, satisfacción en el maltrato por el Superyó (sentimiento de culpabilidad). Todo castigo es en el fondo, la castración y como tal, el cumplimiento de la antigua actitud pasiva con respecto al padre...”. LOS INSTINTOS Y EL SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD En 1930 Freud también se ocupa del sentimiento de culpabilidad (17:50 y subsig.) haciéndolo surgir tanto del miedo a la autoridad externa como de su internalización (Superyó). Con respecto a la autoridad externa, le bastaba al niño la renuncia instintiva para no perder el amor de dicha autoridad prohibidora y poder aplacar la culpa, pero, una vez instaurado el Superyó no le es suficiente una renuncia instintiva para apagar la culpa, ya que el deseo persiste y es inocultable al Superyó, el que, implacablemente exigirá el castigo y aparecerá la culpa aunque el Yo haya renunciado a la satisfacción instintiva. En su trabajo "Análisis Terminable e Interminable”, Freud (19:563/4) vuelve a tratar el tema del sentimiento de culpabilidad y la necesidad de castigo, diciendo que tan sólo en parte podemos encontrar localizadas dichas fuerzas en el Superyó, y que otra considerable magnitud actúa inespecíficamente siendo “inequívocas indicaciones de la 253 presencia en la vida psíquica de una fuerza a la llamamos instinto de agresión o de destrucción, según sus fines, y que hacemos remontar al primitivo instinto de muerte de la materia viva". ALGUNAS CONCLUSIONES ESQUEMÁTICAS: 1) DESEO DE GOZAR A LA MADRE, origina 2) DESEO DE ELIMINAR AL PADRE. Esta situación, (Complejo de Edipo) se enfrenta al Complejo de Castración, se reprime, y surge: 3) EL SUPERYÓ COMO HEREDERO DEL COMPLEJO DE EDIPO. Este representa a la autoridad paterna, y por lo tanto, 4) EL SUPERYÓ ACUSA AL YO, esto aparece como 5) SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD, que no accede a la consciencia y es mudo para el sujeto, dado su origen en el reprimido Complejo de Edipo. Es decir, es una 6) NECESIDAD DE CASTIGO que se manifiesta a través de la persistencia en la enfermedad, de la Reacción Terapéutica Negativa, en el masoquismo moral, en los actos criminales, etc. Castigo por el deseo de gozar a la madre, de matar al padre, y por actos realizados con placer. Por último el Sentimiento de Culpabilidad: 7) SATISFACE AL INSTINTO DE MUERTE (AUTODESTRUCCION) y 8) SATISFACE AL INSTINTO DE VIDA (LIGAMEN LIBIDINOSO DEL YO CON EL SUPERYÓ). 254 B I BL I OGRAFIA FREUD, Sigmund (1896) Nuevas observaciones sobre las Neuropsicosis de Defensa. Tomo I (1897) Los orígenes del Psicoanálisis. Tomo III. (1900) La interpretación de los sueños. Tomo I (1905) Tres ensayos sobre una teoría sexual. Tomo I. (1912) Tótem y Tabú. Tomo II (1915) La Represión. Tomo I (1915) Lo Inconsciente. Tomo I (1915) Varios tipos de carácter descubiertos en la labor analítica. Tomo II. (1917) La aflicción y la melancolía. Tomo I. (1919) Pegan a un niño. Tomo I. (1923) EI yo y el Ello. Tomo I. (1924) El final del Complejo de Edipo. Tomo II. (1924) El problema económico del masoquismo". Tomo I. (1925) Algunas consecuencias psicológicas de la diferencia sexual anatómica. Tomo III. (1925) Autobiografía. Tomo II (1928) Dostoievski y el parricidio. Tomo II. (1930) El malestar en la cultura. Tomo III. (1931) Sobre la sexualidad femenina. Tomo III. (1937) Análisis terminable e interminable. Tomo III. (1937) Construcciones en Psicoanálisis. Tomo III. BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA JONES, Ernest (1960) Vida y obra de Sigmund Freud. Nova, Buenos Aires. LAPLANCHE, J. - PONTALIS, J. B. (1971) Diccionario de Psicoanálisis. Editorial Labor, Buenos Aires. 255 DESARROLLO DEL PENSAMIENTO EN EL NIÑO DESDE EL ENFOQUE DE PIAGET Y LA REFLEXOLOGIA INTRODUCCIÓN Siendo el tema de la monografía “Desarrollo del pensamiento en el niño”, el presente trabajo abarcará inclusive el lenguaje, puesto que es difícil “a priori” si ambos se presentan como entidades aisladas, simultáneamente o con un cierto ordenamiento; deslindar las zonas que abarcan en el desarrollo evolutivo del niño o la primacía de estos procesos dinámicos en el acontecer psíquico infantil. En esta monografía se trata de caracterizarlos primero independientemente, para luego mostrar la relación que entre ambos se da. Posteriormente se plantea el desarrollo del pensamiento y el lenguaje; las influencias que sobre ellos ejerce el medio que rodea al niño y el desarrollo del vocabulario como fenómeno de enriquecimiento paulatino, cronológicamente entendido, de palabras y la comprensión del lenguaje por el niño. En último término se arriba a conclusiones que derivadas de la monografía, sirven de síntesis esquemática de la misma. CARACTERÍSTICAS DEL PENSAMIENTO El pensamiento, según lo definió S. L. Rubinstein, es un proceso complejo caracterizado por una serie de pasos que son: el análisis, la síntesis, la abstracción y la generalización. Su nacimiento lo marca el contacto con la realidad, que es lo que constituye lo que posteriormente denominará pensamiento concreto. Este tipo de pensamiento es aquel en el cual los objetos acerca de los cuales pensamos y el campo del pensamiento se dan simultáneamente en nuestro campo perceptivo y se lo considera la forma primitiva del pensamiento. El acto que denomina pensar es aprehender de los objetos, características que no nos son brindadas inmediatamente por la percepción. Avanzando en el desarrollo del pensamiento se llega a aquel que no coincide en sus límites con los determinados por la percepción; para este pensamiento abstracto tienen vigencia de igual modo los pasos nombrados anteriormente. Hay un momento del pensamiento denominado momento ideal en el cual el pensamiento se convierte en el instrumento humano por excelencia: el hombre puede desligarse de lo que su percepción le informa y anticiparse a lo que aún no tiene una existencia o realidad actual. Históricamente, además del pensamiento concreto, se dio el pensamiento prelógico, también llamado mágico que es el que se opone formalmente al racional o lógico, regido por las leyes de la lógica. 256 Una de las leyes, en cambio, por las que se rige el pensamiento pre-lógico es la ley de analogía que enuncia que los objetos no se relacionan por lo que les es esencial sino por sus características externas. El hombre en un principio está atado a lo que se le ofrece de inmediato pero en su progreso biológico y social se va liberando de este determinismo para evolucionar hacia lo que no se le brinda de inmediato. O sea que, el pensamiento antes de constituirse como una función mental independiente, se incluye en la actividad práctica y se realiza muy relacionado con ella. En los primeros años de su vida, el niño piensa simultáneamente con la praxis directa con los objetos y será después de una larga evolución que podrá desprenderse de ellos como punto de apoyo del pensamiento. Esta evolución no es irreversible porque incluso los adultos utilizan las actividades prácticas como sostén, especialmente si son nuevas o difíciles. De igual modo toda actividad práctica humana se torna imposible sin el pensamiento. Dos de las operaciones racionales fundamentales que apoyan el conocimiento de la realidad, el análisis y la síntesis, también comienzan en los niños en forma práctica: el niño divide, parte, realmente los objetos enteros y viceversa, reúne los aislados en un todo. CARACTERÍSTICAS, FUNCIONES Y FORMAS DEL LENGUAJE Las investigaciones en el campo del pensamiento conducen de manera directa al estudio del fenómeno del lenguaje por hallarse éste ligado íntimamente al primero. Según Marx “el lenguaje es la realidad inmediata del pensamiento” (Marx y Engels, 1959). El lenguaje es exclusivamente humano como modo de comunicación y se diferencia del protolenguaje o lenguajes previos al hombre en que éste es innato, hereditario o instintivo. El lenguaje como función psicológica es una función compleja o sea que comprende varios aspectos, como por ejemplo, la comunicación (ideas, conceptos, estados de ánimo, etc.); otro sería el aspecto o función expresiva del lenguaje, función que en la evolución del lenguaje en el niño, se encuentra antes que la comunicativa. Otra de las funciones que cumple es la participación en el proceso de elaboración del pensamiento y además como elemento principal en la transmisión al niño de todo el conocimiento sociocultural en el proceso del aprendizaje y educación. Por el lenguaje el niño recibe lo acumulado por siglos en la evolución del hombre o los sucesos ocurridos en lugares muy distantes, y en general fragmentos del total de la experiencia social de la humanidad. Una de las formas del lenguaje es el interior caracterizado por ser fundamentalmente predicativo o sea donde casi no existe sujeto ni las circunstancias accesorias y lo que se da es el contenido fundamental. Este lenguaje interior se 257 constituye por interiorización del lenguaje externo del niño. El pequeño en sus comienzos habla para el medio que lo rodea y más tarde, recién a las 5 o 6 años adquiere el lenguaje interior semejante al que se va a dar en el adulto (es característico de los 3 ó 4 años que el niño hable en voz alta para sí mismo). La reflexología sostiene la tesis de que el lenguaje interior no es más que el lenguaje egocéntrico de Piaget introyectado a través de la experiencia por el niño. El proceso de esa introyección sería: en un primer paso, como dijimos, el niño habla para sí mismo en voz alta, en un paso intermedio habla para sí mismo en voz baja y finalmente habla para sí mismo sin pronunciar las palabras. La palabra no guarda una relación directa con lo con ella el niño quiere representar, sino que el sentido lo va adquiriendo por intermedio del contacto social, constituyendo lo que Pavlov denomina el “segundo sistema de señales” y que en conjunto representan lo que Piaget denomina “signos”. Piaget se interesó especialmente en el lenguaje del niño como un medio indicador del progreso en el desarrollo de su pensamiento. El distinguió dos formas principales de habla en el lenguaje del niño: el lenguaje egocéntrico y el socializado. LENGUAJE EGOCENTRICO Y SOCIALIZADO Una de las principales diferencias ente el lenguaje egocéntrico y el socializado consiste en que el lenguaje egocéntrico al niño no le interesa si lo escuchan ni saber a quien se está dirigiendo - no se coloca en el lugar del auditorio-; en cambio en el lenguaje socializado el niño ya se dirige al otro y trata de intercambiar con él. Piaget diferenció tres tipos de lenguaje egocéntrico: la ecolalia, el monólogo y el monólogo colectivo o dual. El lenguaje socializado a su vez lo subdividió en: 1) información adaptada que es cuando el niño intercambia ideas de otros; 2) críticas; 3) amenazas, demandas y órdenes; 4) preguntas; 5) contestaciones. Para Piaget la socialización del lenguaje se realiza alrededor de los 7 u 8 años. El egocentrismo, para Piaget, es una falta de maduración psicológica que va desapareciendo paulatinamente con la edad. Piaget tuvo muy en cuenta la conservación que el adulto sostiene con el niño como muy socializadora. En contraposición a la clasificación de Piaget del monólogo como actividad egocéntrica, Ch. Bühler le da una diferente interpretación: ese flujo de palabras que a menudo emite el niño acompañando a una actividad determinada y generalmente clasificado como monólogo, es realmente la expresión de una necesidad de contacto social, de un querer sentirse cerca del otro. Vigotsky también critica la posición de Piaget considerando al lenguaje egocéntrico como ocupando un lugar intermedio entre el socializado y el interior y que 258 constituiría una forma de lenguaje que ayuda al pensamiento infantil para las realizaciones finales del lenguaje interior. Una sorprendente tendencia que se ha observado con frecuencia es la de que los niños generalmente comienzan a hablar de cosas que tienen para ellos un determinado contenido emocional. Piaget se interesó especialmente en las preguntas que realizan los niños por los aportes que ellas significan a las investigaciones sobre la evolución de a lógica infantil. Según él los primeros “por qué” aparecen hacia los 3 años pero al hacer la clasificación según el tipo de respuestas esperando por el niño, Piaget sostiene que no son preguntas que exigen explicaciones causales sino que son más bien afectivos que intelectuales y así formula su hipótesis de la precausalidad. Piaget considera que el niño hasta los 7 u 8 años no hace preguntas de relación causal. RELACION ENTRE EL PENSAMIENTO Y EL LENGUAJE Existen varias teorías que explican las relaciones existentes entre pensamiento y lenguaje. La teoría conductista de Watson sostiene que la única realidad del pensamiento la constituye el lenguaje, ya sea el lenguaje manifestado en palabras o el lenguaje latente registrable por medio de electrodos colocados en los nervios y músculos relacionados con la palabra. Refutando esta tesis de que el pensamiento es una conversación sub-vocal, se halla el estudio realizado por Smith, Brown, Toman, y Goodman en 1947, en el cual se comprobó que los movimientos musculares no eran esenciales para el pensamiento. El experimento consistió en lo siguiente: uno de los investigadores se inyectó curare de tal forma que la musculatura esquelética quedó paralizada, impidiendo así toda forma de vocalización. Al desaparecer sus efectos el experimentador relató que su mente había estado en completa lucidez y recordaba todo lo que a su alrededor se había dicho y hecho en el lapso que duró la experiencia. Para la escuela de Wertzburgo, el pensamiento se da fuera del lenguaje, éste sería solamente la cobertura exterior de la cual se rodearía un pensamiento terminado o sea que el pensamiento se forma sin lenguaje y para salir al mundo exterior se cubriría de palabras. Para la escuela reflexológica, por ejemplo, hay dos distintas interpretaciones: algunos autores sostienen que el lenguaje y el pensamiento son idénticos, o sea que el lenguaje es la única realidad interior del pensamiento; para otros autores, por ejemplo para Rubinstein, existe unidad pero no identidad entre pensamientos y lenguaje, o sea que si bien el lenguaje participa en el proceso del pensamiento como momento esencial, a pesar de eso hay etapas en el proceso del pensar que se dan sin el lenguaje dado que de por si el lenguaje no alcanzaría para definir un proceso de pensamiento que está madurando. DESARROLLO DEL PENSAMIENTO Y EL LENGUAJE EN EL NIÑO El pensamiento surge ligado íntimamente a la práctica, de los primeros contactos que establece el niño en su correlato con su medio ambiente se manifiestan los primeros actos racionales. 259 De esos primeros contactos el niño generaliza aunque al principio de forma no del todo consciente, por ejemplo un niño de aproximadamente un año de edad que se había quemado con leche caliente, retiraba su mano de todos los objetos blancos, diciendo que quemaban. Estas primeras generalizaciones son las que sirven de base para posteriores fines que el niño se propone permitiéndole una más amplia utilización de medios. El niño piensa al mismo tiempo que actúa. Esto se debe en parte a que el niño no goza aún del poder anticipatorio para sus acciones y así es precisamente como realiza toda su actividad analítico - sintética en forma de acciones. De igual modo, l a s primeras abstracciones del niño están también inseparablemente ligadas a los actos, de igual modo que no se da un planeamiento de la acción así como tampoco piensa sobre el pasado y el futuro; el niño se lanza a la tarea sin tener una visión de conjunto. El hecho de que el niño comience a hablar tiene una gran influencia en el desarrollo de su pensamiento porque las palabras con que los niños designan las características esenciales de las cosas y los objetos que los rodean son fundamentales p a r a q u e p uedan generalizar sus experiencias y asimilar los conocimientos generalizados de los otros. El lenguaje tiene una influencia directa en el desarrollo de todos los procesos psíquicos del niño y especialmente en los que se refiere a sus funciones cognoscitivas. En primer lugar, cuando el niño comienza a hablar aprende el significado de las palabras que escucha de los adultos. A pesar de ello, a causa de la falta de experiencia y del precario desarrollo del pensamiento, la significación que él le da a las palabras dista mucho de ser la misma que para los adultos. El niño puede comprender sobre todo aquello que tiene como punto de referencia su actividad práctica, especialmente el niño de dos o tres años, y no puede representarse tan fácilmente lo que le describen, aún cuando sea con palabras conocidas, si no lo ha percibido directamente antes y preferentemente manipulado. El pensamiento infantil está muy conectado con la percepción, con la experiencia sensorial directa, esto se ve de manera más clara cuanto menor es el niño, es con la edad que va logrando el ir desprendiéndose de lo concreto y lograr niveles de abstracción mayores. El pensamiento del niño se caracteriza por funcionar con imágenes objetivas (es siempre concreto). Esto se ve claro en el contenido de los primeros conceptos infantiles donde al principio sólo muestra, cuando los identifica, los signos exteriores perceptibles de los objetos (grande, chico, cuadrado, corto, largo, etc.). Siguiendo en su evolución, él más adelante ya se da cuenta de los actos que realizan las personas con un objeto (mesa: en ella escriben; pan: se come). Los primeros juicios del niño acerca de la cantidad de objetos, están ligados en forma inseparable a 260 sus cualidades perceptibles y sensoriales, como son el tamaño, la forma y su situación en el espacio. Es así como, si distintos conjuntos con igual cantidad de objetos, ocupan distintos espacios, como se comprobó en las experiencias de Piaget, el niño considera que tiene mayor cantidad de objetos el grupo que ocupa un lugar mayor. Es entonces, durante la primera infancia donde se puede ver con mucha claridad el carácter práctico concreto muy marcado del pensamiento. En el período preescolar el desarrollo del pensamiento está relacionado con la ampliación que sufre la experiencia infantil y un mayor conocimiento de la realidad; su actividad cognoscitiva ya comienza a sobrepasar el campo del medio ambiente inmediato que rodea al niño y abarcar más fenómenos naturales y sociales. El niño preescolar ya no se interesa solamente por los objetos y fenómenos aislados, sino también por las relaciones y conexiones que se establecen entre éstos, se preocupa por sus causas y efectúa también muchas preguntas por el origen de las cosas, se desarrolla también la capacidad de juzgar e inclusive los preescolares pueden llegar a utilizar algunos conceptos relativamente abstractos en sus comparaciones y en sus juicios, aunque aún los juicios la mayoría de las veces no pueden ser exactos pues no existe un conocimiento sobre los objetos que se están juzgando. La actividad escolar amplía el medio socio - cultural del niño, lo provee de estímulos en forma de conocimientos nuevos y le presenta al niño nuevas exigencias a su pensamiento. Los conocimientos que el niño aprende en la escuela están en su mayoría muy sistematizados, al niño se le muestran conceptos y sus relaciones. Es en este período de la evolución cuando el niño va adquiriendo con lentitud el pensamiento abstracto ya que el pensamiento del escolar de los primeros grados sigue siendo altamente práctico y objetivo. Según Piaget, una de las particularidades más características del pensamiento infantil es la adquisición progresiva del concepto de constancia e inervación: el concepto de constancia del número de objetos lo adquieren entre los 7 u 8 años, el de constancia de peso entre los 9 y los 10 años y el de conservación del volumen entre los 11 y los 12 años. Esto mismo es dable de observar en el proceso de interiorización de los actos. A medida que el niño va dejando los grados intermedios y ya en los superiores la capacidad de crítica es mucho mayor y el pensamiento en "masa" es mucho más independiente y comienza a entrar en juego también la valorización que el niño hace de lo que lo rodea. La importancia del lenguaje en el desarrollo psicológico del niño es tan evidente que no se requiere más que considerar el casi vacío mental en que vive el niño sordomudo antes de que establezca algún medio de comunicación. 261 En el aprendizaje del lenguaje juega un papel muy importante la imitación: el hecho de que un niño congénitamente sordo no aprende a hablar porque está privado de la posibilidad de imitar a los otros, es un testimonio de la importancia de este factor. El comportamiento imitativo se desarrolla después del noveno mes generalmente y es acentuado hacia el final del primer año y comienzo del segundo, que es cuando un verdadero lenguaje comienza a aparecer. Las reacciones vocales existen en los niños desde el día de su nacimiento, pero los sonidos que emiten son indiferenciados y forman parte de todas las reacciones motoras provocadas por los estímulos internos y externos. La laringe del recién nacido está formado por cartílagos muy delgados y está situada tres vértebras más arriba que en el adulto. La epiglotis y el diafragma del recién nacido también está situado más arriba que en el adulto, resultando así que todos los órganos que van a intervenir en la producción de los sonidos en el recién nacido, aún no se hayan en la posición correcta y necesaria, como soporte físico, para que el lenguaje se dé. A partir de los dos meses hace su aparición el primer balbuceo, que se va a prolongar sin cambios importantes hasta los nueve o diez meses; en este balbuceo se distinguen conjuntos indeterminados de sonidos articulados. En el octavo mes, el niño ya reacciona de una forma diferenciada a la entonación del lenguaje aunque todavía no distingue las palabras que se le dirigen; la entonación, las inflexiones de la voz del que le habla es un estímulo incondicionado que motiva una reacción emocional en el niño. A final del primer año o comienzos del segundo, el niño ya comienza a distinguir bastantes palabras aisladas, produciéndose en él reacciones motoras a esas palabras, lo que indica ya cierta comprensión con respecto al período anterior. En esta etapa el balbuceo ya se va transformando y evolucionando hacia la pronunciación de complejos sonoros semejantes a las palabras, conjuntamente con la imitación por parte del niño de algunos sonidos preferidos por los adultos. En este período del desarrollo, la significación de las palabras es aún indeterminada. Alrededor del año y medio se inicia una nueva etapa en el desarrollo del lenguaje. Las palabras que hasta ese momento constituían señales de un objeto determinado se convierten en señales de otros objetos semejantes, como resultado de explicaciones que dan los adultos al niño acerca de la semejanza entre los objetos. También se va dando una diferenciación de fondo del lenguaje: al comienzo distingue sólo las vocales de las consonantes y posteriormente establece diferencias entre las distintas consonantes, las fuertes de las débiles. Estos procesos se desarrollan al mismo tiempo en los analizadores acústico y cinético. Alrededor de los cuatro años el niño posee una diferenciación fonética completa. Cuando el niño accidentalmente reproduce sonidos que él mismo emitió, los adultos que 262 lo rodean dicen generalmente una palabra correctamente, a la cual parecen aproximarse los sonidos emitidos por el niño. Esto constituye un refuerzo auditivo para los sonidos que él produjo. De esta forma se efectúan eliminaciones progresivas de errores y se logra una mayor aproximación a la palabra tal cual es. DESARROLLO DEL VOCABULARIO Y COMPRENSIÓN DEL LENGUAJE La mayoría de los autores concuerdan en la idea de que el niño comprende el lenguaje de los demás, antes de que él realmente use el suyo. También hay acuerdo en que el niño comprende los gestos y toda la mímica de los adultos que lo rodean antes que las palabras, asimismo como usa los gestos mucho antes de tener un lenguaje apropiado. Una gran parte de movimientos de su cuerpo son empleados como medios primitivos de expresión y de comunicación los cuales son acompañados frecuentemente de las primeras vocalizaciones. Por ejemplo, el niño cuando tiene hacia el biberón lo hace “con todo su cuerpo” y no solamente con las manos con las que lo ha de atraer hacia sí. La evolución de este lenguaje mímico es involutiva o sea que se va perdiendo gradualmente a medida que avanza el vocal, aunque el gesto no va a desaparecer y muy por el contrario acompaña el lenguaje de los adultos para lograr una mayor expresividad. El vocabulario parece aumentar de una forma lenta al principio para ir creciendo mucho más rápidamente en el transcurso de la escolaridad como consecuencia del aprendizaje que éste representa. INCREMENTO EN LA EXTENSIÓN DEL VOCABULARIO EN RELACION CON LA EDAD (Carmichael, 1957) Edad Números de años meses Palabras 1 1 1 1 2 2 3 3 4 4 5 5 6 8 10 0 3 6 9 0 6 0 6 0 6 0 6 0 0 1 3 19 22 113 272 446 896 1222 1540 1870 2072 2289 2562 263 Además se han realizado investigaciones con el fin de comprobar si el sexo constituía una fuente de variabilidad en la comprensión del habla y se llegó a la conclusión en la mayoría de los casos que la comprensión del habla es mayor en las niñas en los primeros años, y que a pesar de ser pequeña la diferencia, ella abarca todos los aspectos del lenguaje. INFLUENCIA DE LA SOCIEDAD EN EL LENGUAJE Y EL PENSAMIENTO En los niños normales, la enseñanza del lenguaje constituye la clave del aprendizaje. La persona se desarrolla por el contacto, por la comunicación del niño con los demás. El niño aprende pronto a usar los sintomas por los que las actitudes les son comunicadas y transmitidas socialmente. Una vez que el niño adquirió las actitudes de los otros como parte de sí mismo, puede también juzgar cómo respondería otra persona por como responde él mismo. Es sorprendente lo pronto que un niño aprende a tomar el rol del otro por esta vía de comunicación tan fundamental que es el lenguaje: a los dos años juega a la mamá o al hijo, o sea, que lo que primero fueron para el niño las actitudes de otras personas que lo rodean, llegan a ser ahora las actitudes de cualquiera en situaciones dadas. Esto justifica el término de Mead “el otro generalizado”; tomar la actitud del “otro generalizado” es, desdeel punto de vista intelectual, simplemente el proceso de pensamiento abstracto. Ciertas escuelas sociológicas como explicación del lenguaje sostuvieron que el lenguaje es esencialmente el producto del grupo y de la vida en común, acción social constituida. A pesar de las críticas que se le han formulado, esta teoría es totalmente aceptada en lo que respecta al acto de la palabra, pues éste no se puede organizar sino en una comunidad de individuos con relaciones intersubjetivas, el lenguaje constituye un medio de acción, una especie de intermediario neutro. Es característico que cuando el niño pregunta qué “es” esto, la repuesta que espera es un nombre y no una definición, el nombre es para él una toma de posesión sobre el objeto y así le brinda la posibilidad de una acción eficaz. Una de las criticas que se le efectuó a la teoría de que el lenguaje proviene de la vida social fue la de que si el agrupamiento de un determinado número de individuos hace posible el uso de signos, no se puede deducir de eso que el agrupamiento cree los medios fisiológicos de hacer signos, ni el deseo de comunicarse con los congéneres. Según Piaget “con la adquisición del lenguaje, es decir, con los períodos simbólico e intuitivo, aparecen nuevas relaciones sociales que vienen a enriquecer y transformar el pensamiento del individuo”. En lo referente a esto, él distingue tres cuestiones principales: “Primeramente, el sistema de los signos colectivos no crea la función simbólica, sino que la desarrolla 264 naturalmente en proporciones que el individuo solo, aislado, ignoraría. Empero, el signo como tal, convencional (“arbitrario”) y ya constituido, no basta como de expresión para el pensamiento del pequeño: éste no se conforma con hablar, necesita “representar” lo que piensa, simbolizar sus ideas por medio de gestos y objetos, representar las cosas por imitación, dibujo y construcción. En una palabra, desde el punto de vista de la expresión, el niño se encuentra al comienzo en una situación intermedia entre el empleo del signo colectivo y el del símbolo individual, aunque siempre son ambos necesarios, pero el segundo más para los pequeños que para los adultos”. En segundo lugar según Piaget, el lenguaje transmite al sujeto “un potencial inagotable de conceptos que en cada individuo se reconstruyen sobre el modelo multisecular conformado ya por las generaciones anteriores”. Finalmente en tercer lugar según él “están las relaciones que el sujeto mantiene con su medio, esto es, las relaciones “sincrónicas” por oposición a los procesos “diacrónicos”, cuya influencia experimenta el niño al adquirir el lenguaje y las maneras de pensar que le son propias”. CONCLUSIONES Puede parecer inútil preguntarse cuál es primero: el pensamiento o el lenguaje, ya que el lenguaje supone el pensamiento y se confunde prácticamente con él. A pesar de ello, en el complejo pensamiento-lenguaje, es posible marcar cuál es el elemento que posee la primacía formal, o sea determinar un orden lógico: desde este punto de referencia la función esencial hay que atribuirla al pensamiento, ya que si el pensamiento actúa en la palabra, es el que la sustenta y ella es la que lo expresa, está cumpliendo el rol de darle forma a algo que ya está previamente conformado. Sin pensamiento sería imposible cualquier forma de lenguaje, sólo se manifestarían reacciones emocionales. En el niño muy pequeño, cuando el lenguaje aún no se desarrolló suficientemente, el gesto y toda la mímica corporal son reacciones que ya están mostrando el pensamiento. El lenguaje es la mayor posibilidad que tiene el hombre de intercambio con su sociedad, es el canal de comunicación por el cual se puede sentir en un estado de convivencia activo con los demás miembros de su sociedad. Por medio del lenguaje se expresan las propias necesidades vitales, emociones, deseos y pensamientos. También por medio del lenguaje damos un nombre a las cosas. En todos sus aspectos el lenguaje constituye una institución histórica social. 265 BIBLIOGRAFÍA AEBLI, Hans (1962) Una didáctica fundada en la psicología de Jean Piaget. Edit. Kapelusz. Buenos Aires. BUHLER, Ch. (1950) El desarrollo psicológico del niño. Desde el nacimiento a la adolescencia. Edit. Losada. Buenos Aires. CARMICHAEL (1957) Manual de psicología infantil. Edit. El Ateneo. Buenos Aires. DELACROIX, H., CASSIRER, E y otros (1960) Psicología del lenguaje. Ed. Paidós. Buenos Aires GESELL, A., AMATRUDA, C. (1962) Diagnóstico del desarrollo. Normal y Anormal del niño. Ed. Paidós. Buenos Aires. GUILLAUME, Paul (1963) Manual de psicología. Ed. Paidós. Buenos Aires KINGSLEY, Davis (1959) Human Society. The Mc. Millan Co. N.Y. MARX, C., ENGELS, F. (1959) Obras completas. Traducción rusa. Tomo III. Edic. Pueblos Unidos. Uruguay PIAGET, Jean (1967) Psicología de la inteligencia. Edit. Psique. Buenos Aires (1965) El lenguaje y el pensamiento del niño pequeño. Ed. Paidós. RUBINSTEIN, S. L. (1963) La psicología. Principios. Métodos. Desarrollo. Edic. Pueblos Unidos. Uruguay. SMIRNOV LEONTIEV y otros (1960) Psicología. Edit. Grijalbo. Méjico. STONE, L. J. CHURCH, J. (1960) Niñez y adolescencia. Psicología de la persona que crece. Buenos Aires. Hormé WALLON, Henri (1964) Los orígenes del carácter en el niño. Edit. Lautaro. Bs. As. WOLFF, Werner (1964) Introducción a la psicología. Fondo de Cultura Económica. 9ª Edición. México 266 LA PERSONALIDAD UNA APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE PERSONALIDAD Los distintos autores que se abocaron al estudio de la personalidad no han llegado a una uniformidad de criterio con respecto a las implicancias involucradas en el significado del término. Gordón W. Allport ha publicado una lista con más de cincuenta definiciones, una de las cuales es la suya: La personalidad es la organización dinámica, dentro del individuo, de aquellos sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos a su ambiente”. (Allport, 1965). Jean Claude Filloux, por su parte, considera que “la personalidad es la configuración única que toma, en el transcurso de la historia del individuo el conjunto de los sistemas responsables de su conducta”. (Filloux, 1963).Este autor piensa que su definición no es muy disímil de la de Allport. Theodore M. Newcomb la define como una “organización en el individuo de predisposiciones para actuar, incluyendo predisposiciones para la conducta directiva y para la conducta expresiva” (Newcomb, 1956). Según Ralph Linton la personalidad es “el conjunto organizado de los procesos y estados psíquicos del individuo, que le permite producir formas de conducta ventajosas en las condiciones impuestas por su medio ambiente” (Linton, 1961). Para Kurt Schneider la personalidad comprende “el conjunto de los sentimientos y valoraciones de las tendencias y voliciones” de un individuo. (Schneider, Kurt, 1968). La mayoría de los psicólogos concuerda en definir la personalidad en relación con la conducta, comprendiéndola como la cualidad total de la conducta de un individuo: la conducta expresada por la personalidad sería el efecto del hombre sobre su ambiente. Esta explicación excluye, sin embargo, las manifestaciones de la personalidad en los momentos en que el individuo no interacciona con sus semejantes, como la forma de pensar, la imaginación y los ensueños, y hace depender la valoración de la personalidad del juicio de la mayoría. También se ha tomado como criterio los efectos del ambiente sobre la personalidad a fin de hallar una definición. De este modo, quedaría definida como la manera habitual del organismo de adaptar sus impulsos egocéntricos a las exigencias del ambiente. Algunos psicólogos definen la personalidad como todo lo que una persona es. O sea, que comprendería la suma total de las disposiciones biológicas innatas, impulsos, tendencias, apetitos e instintos del individuo, así como las tendencias y disposiciones adquiridas. Todas las definiciones anteriores tienen un concepto en común: el de una totalidad que abarca a todo el ser humano. Esto significa, específicamente, que la personalidad se manifestaría en todos los aspectos: biológicos, percepción, memoria, 267 inteligencia, aprendizaje, asociación, emoción, imaginación, pensamiento, motivación, etc. HERENCIA Y AMBIENTE: UNA DIALÉCTICA EN LA FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD. Existen tres teorías sobre los determinantes de la personalidad: un punto de vista extremo es el de Locke, quien expresaba que el hombre llegaba a la vida como un papel en blanco que se iba cubriendo con las sucesivas experiencias; el extremo opuesto lo forma la teoría de que el hombre nace como un libro ya escrito y el proceso vital consiste en ir pasando las páginas; la tercera teoría es la combinación de las dos anteriores: la personalidad está en el hombre como el árbol en la semilla, pero del mismo modo que el árbol se desarrolla de distinto modo según las condiciones del suelo y el clima, así las disposiciones innatas de la personalidad se desenvuelven de acuerdo a las condiciones del ambiente. Mientras los estudios acerca de la influencia de la herencia sobre la personalidad no han alcanzado todavía los resultados específicos a los que sería deseable llegar, la influencia del ambiente ha podido demostrarse claramente. Que la personalidad del niño llega a ser moldeada por la situación familiar, es una verdad indubitable. El exceso de protección o la indiferencia, las relaciones de los padres entre sí y de estos con el niño, la convivencia del niño con los hermanos, la relación de cada uno de los hermanos con los padres, crean numerosos determinantes para el desarrollo de la personalidad. Filloux ha acuñado dos términos específicos para la dicotomía que estamos considerando. El término “natura”, aplicado a los elementos constitucionales dados, en su conjunto, sería más amplio y abarcativo que hablar de lo innato, lo hereditario y otros términos que limitan el contenido de lo dado. El vocablo “nurtura” connota, a la vez, el ambiente y sus resultados, superando lo comprendido por las palabras adquirido o medio. En cada individuo “natura” y “nurtura” interfieren en forma singular, formando esa historia compleja que es la personalidad. CARACTERÍSTICAS Y FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD La personalidad es el centro de estudio de la psicología porque es la unidad a la que quedan referidas todas sus manifestaciones: conducta, motivación, etc. A pesar de que la conducta con todas sus variaciones es el fenómeno a través del cual se manifiesta la personalidad y permite su estudio, ésta es algo más que lo manifestado a través de la conducta y, por lo tanto, tiene que ser enfocada como una unidad en sí misma. La personalidad no es un todo que resulta del agregado de cientos de conductas sino que, a la inversa, la estructura de la personalidad es la que se expresa en cada uno de sus cientos de conductas. La personalidad se caracteriza por ser una totalidad con una organización de relativa estabilidad, equilibrio, unidad e integración. El nivel de integración de la personalidad se halla presente en ésta en su forma más evolucionada, de tal forma que el grado de complejidad alcanza en ella su punto máximo, no sólo por la aparición de características peculiares y únicas, sino también porque se resumen en ella en forma 268 confluyente, todos los niveles y categorías preexistentes en la evolución. Esta integración se ve afectada, en diverso grado, en las reacciones, procesos o desarrollos psicopatológicos, en los que la personalidad se desintegra, en los casos extremos, totalmente (esquizofrenia, psicosis maníaco – depresiva, etc.). La personalidad se caracteriza por ser dinámica, es decir cambiante, estando sometida a las fluctuaciones entre la evolución y la regresión, y entre integración y dispersión, conservándose en las condiciones normales la identidad y la continuidad. La dinámica de la personalidad coexiste con la persistencia de su continuidad, de tal forma que una es condición de la otra. Otra característica de la personalidad es su heterogeneidad, diferenciada en partes que guardan entre sí la mayor cantidad de relaciones posibles, inclusive la de coexistir unitariamente, dentro de un solo sistema. La personalidad está dada por el conjunto organizado de la totalidad de conductas. No hay personalidad sin conducta, ni conducta sin personalidad. Se forma por incorporación de roles y toda conducta es siempre, al mismo tiempo, un rol social. Hay un trípode sobre el que se asienta la personalidad, formado por la constitución, el temperamento y el carácter. Consideramos en este orden, la influencia de la cultura es creciente, mientras que la influencia de los factores hereditarios es de orden decreciente. De todos modos, ambos factores siempre intervienen en la formación de la personalidad. La constitución está dada por las características somáticas más básicas y permanentes. Está en dependencia directa de la herencia biológica, pero no está libre de la influencia de los factores ambientales y psicológicos. El temperamento está constituido por las características afectivas más estables y predominantes. Se lo consideró siempre como el aspecto funcional o dinámico de la constitución, en el sentido de su origen totalmente hereditario. El carácter está dado por las pautas de conducta más habituales o persistentes, para las cuales se admite la influencia predominante del medio ambiente. La personalidad tiene un desarrollo que se va organizando progresivamente, respondiendo a un proceso dinámico. Se llama aprendizaje a este proceso por el cual la conducta se modifica de manera estable, a raíz de las experiencias del sujeto. En la formación de la personalidad asume una gravitación fundamental la organización de los grupos, o sea el conjunto de dos o más personas entre las que se establece o hay establecida una relación de interdependencia o interacción. Los grupos influyen en distintos grados sobre la formación de la personalidad, según sea el grado de interacción entre el individuo y el grupo. Es dable esperar que si es mayor la interacción también lo será la influencia del grupo sobre la personalidad del individuo. 269 A este respecto es útil la clasificación de Cooley sobre los grupos humanos, quien reconoce cuatro clases de grupos en función del aumento de tamaño y disminución de la intimidad. a) Grupos parejas o grupos subprimarios (esposos, madre – hijo, etc) b) Grupos primarios: se caracterizan por una gran intimidad, número pequeño, propósitos no especializados, asociación cara a cara, relativa permanencia. Pertenecen a él los grupos familiares, grupos espontáneos de juego, grupos de vecindario, etc. c) Grupos quasi primarios: la organización y propósitos especiales los distingue de los grupos primarios. Se incluyen aquí los grupos de boy scouts, fraternidades estudiantiles, clibes, etc. d) Grupos secundarios: se caracterizan por la falta de intimidad, incluye las comunidades, corporaciones y naciones. Es especialmente en el grupo primario donde se estructura la base de la personalidad y se produce el efecto más profundo y duradero. Existen en estos grupos una determinada fusión de los individuos y cada integrante no se discrimina como ser distinto del resto. La personalidad normal es una resultante del equilibrio integrativo que produce el funcionamiento armónico y sincronizado de la inteligencia, la afectividad y la volición. Comprende la capacidad de experiencias internas inmediatas, consecutivas a lo sensorio perceptual, y la capacidad de introspección. Según G. W. Allport la lista de los diversos aspectos significativos en el crecimiento y desarrollo de la personalidad son: “diferenciación, integración, maduración, aprendizaje, autoconciencia, sugestión, autoestima, inferioridad y compensación, 'mecanismos' psicoanalíticos, autonomía funcional, reorientación súbita: trauma, extensión del yo, autosubjetivación: introvisión y humor, la 'weltanschauung' personal”. ALGUNAS TEORIAS ACERCA DE LA PERSONALIDAD Distintas teorías fueron propuestas sobre la personalidad, a lo largo de la historia de la civilización occidental, en concordancia con la evolución del pensamiento filosófico, científico o ideológico de las distintas épocas. Teoría físico – química – psíquica La personalidad ha sido dividida en física, o sea las características somáticas de la figura y la corpulencia; química, que se refiere a los procesos glandulares y fisiológicos, y psíquica, es decir, los rasgos psíquicos. La relación entre las características físico – químicas y la personalidad es destacada por las diferentes tipologías y por las investigaciones psicosomáticas realizadas. También tienen relación con la personalidad los distintos grados sensoriales. La visión o la audición defectuosas, por ejemplo, pueden causar un sentimiento general de inferioridad del que resulta una tendencia a apartarse de los demás o una conducta compensadora (tal como la agresividad). 270 La relación entre la química somática y la emoción aparece en las reacciones glandulares, circulatorias y otras. Existe una cooperación dinámica y un antagonismo dinámico entre las estructuras llamadas física, química y psíquica. La psíquica está determinada por impulsos y apetitos, por lo que Freud llamó el Ello, por ideales y principios conductores, el superyo, y por los hábitos y actitudes manifiestos en la vida diaria, el yo. Técnicamente es imposible aislar aspectos determinados de la personalidad para su estudio; todos los factores psíquicos trabajan al mismo tiempo, y cuando se enfoca la atención hacia alguno de ellos, no se debe olvidar que todos los demás están igualmente presentes. La personalidad no es la suma de rasgos simples; no puede describirse como la mera existencia de formas de conducta características; es un centro del que irradian todos los rasgos y cuya desviación cambia a todos ellos; el cambio de un rasgo influye sobre los demás si afecta al centro. (Lewin, 1935). El cambio de los rasgos no influye necesariamente al centro, sino que puede pertenecer localizado, como un hábito. Es necesario distinguir, además, la dimensión profunda de los rasgos. La teoría realista Pero algunos psicólogos, la personalidad es, simplemente, la manifestación de la conducta del organismo ante un ambiente. El punto de vista objetivo considera la personalidad como la suma de hábitos, tanto manifiestos como implícitos, que el individuo ha adquirido en el curso de su desarrollo hasta el momento en que se le estudia. La personalidad sería una máquina movida por la energía de los impulsos cuya fuerza es proporcionada por el ambiente. Este modelo de personalidad, en que se elimina lo profundo para considerar sólo las reacciones verbales, manuales y viscerales, fue sustentado por el conductismo. Las actitudes normales y anormales del hombre se deberían sólo a las condiciones de adaptación o no adaptación al ambiente. La teoría expresionista La conducta anormal es sólo un gradiente exagerado de la conducta normal, ampliando reacciones que pasarían inadvertidas. El principio unificador de la personalidad, llamado “tensión psíquica”, por el médico francés Janet, fue considerado como una energía psíquica por el psicoanálisis en sus diversas escuelas. Según este concepto la personalidad es un proceso en el que, el principio interno de la vida, la libido, sufre continuas transformaciones. Estas transformaciones de la energía psíquica pueden actuar, ya en forma de desarrollo progresivo, ya mediante la regresión, formando etapas; la energía psíquica puede ir desde los niveles más bajos a los más altos (sublimación), o ser reprimida por debajo de los límites de la perpectividad (represión). Con este punto de vista expresionista, algunos observadores han sobrepasado la técnica de la simple observación utilizando deducciones y “frases”. 271 La teoría impresionista Mientras el conductismo realza la observación realista identificando la personalidad con su conducta y el psicoanálisis subraya la expresión de la personalidad describiéndola como una proyección de dentro afuera, las teorías impresionistas consideran que la personalidad es un reflejo de las impresiones internas y externas. Las impresiones cambian continuamente. No hay ninguna impronta fijada por la herencia ni ninguna marca señalada por el ambiente. La personalidad es la fusión de herencia y ambiente en una nueva forma. Como dice W. Stern “La personalidad es la asíntota de la ciencia”. Todas las cosas dependen de la configuración y aún los elementos estructuralmente constantes o idénticos nunca son los mismos, porque la configuración cambia continuamente. Según este punto de vista, la personalidad es una organización que cambia de continuo sin rasgos fijos ni durables. La teoría idealista Los sistemas religiosos y filosóficos destacan el concepto de las cualidades supriores de la personalidad referidas a los ideales. Filósofos como C. G. Carus y E. V. Hartmann creen que el inconsciente del hombre es parte de un principio cósmico universal. Psicólogos modernos, siguiendo a Jung han restablecido el concepto del inconsciente colectivo. Esto no es sino el resurgimiento del antiguo concepto de personalidad, la teoría de la “máscara” individual a través de la que surgen las fuerzas colectivas. Este concepto lleva implícito la idea de que la personalidad abarca más que el individuo, puesto que lleva en su profundidad más íntima lo que la filosofía hindú llama el “espíritu universal” y el individuo trata de ajustarse a sí mismo o de enajenarse de esta norma básica. La noción de que las pautas básicas de la personalidad son inherentes al hombre y no heredadas de sus antepasados, sino de la sustancia del mundo, aparece ya en las “Ideas” de Platón, en los “Arquetipos” de San Agustín y en los conceptos de los pueblos primitivos que Lévy Bruhl describe como “representaciones colectivas”. La personalidad y los fenómenos colectivos: Muchedumbre y liderazgo. En determinadas circunstancias, una aglomeración de hombres adquiere caracteres nuevos muy diferentes de los caracteres de los individuos que la componen. La personalidad consciente se desvanece, los sentimientos y las ideas de todas las individualidades son orientadas en una misma dirección. La colectividad se convierte en una muchedumbre organizada, o sea, una muchedumbre psicológica. Es lo que Gustavo Le Bon califica como una ley psicológica de la unidad mental de la muchedumbre. Cualquiera sea la personalidad del individuo componente de la muchedumbre, independientemente del género de vida, carácter, inteligencia, ocupación, por el sólo hecho de transformarse de masificarse, hace que los individuos adquieran una clase de 272 alma colectiva que les hace pensar, sentir y obrar de una manera diferente completamente a aquella de cómo pensaría, sentiría u obraría cada uno aisladamente. Las principales causas que determinan la aparición de caracteres especiales en las muchedumbres son: 1) el número, que otorga un sentimiento de poder invencible que permite ceder a instintos; 2) el contagio y 3) la sugestibilidad El individuo aislado que habitualmente posee la aptitud de dominar sus actos reflejos de nerviosidad, al constituirse en parte de la muchedumbre, pierde el control de su personalidad. Además del fenómeno de las multitudes se puede señalar otro fenómeno colectivo relacionado con modificaciones en la personalidad: trátase del liderazgo “...el líder aparece como consecuencia de las necesidades de un grupo de personas y de la naturaleza de la situación en la cual dicho grupo intenta actuar”. (Browne y Cohn, 1969) “El liderazgo es el control de cierto tipo de situaciones, reales o potenciales, y el grupo de adeptos se muestra relativamente impotente en esas mismas situaciones” (Browne y Cohn, 1969) El grado de experiencia hábil y de comprensión que una persona posee en una situación determinada el rol que puede representar en un determinado grupo, es decir, el de líder o el de adepto. Toda situación social es siempre parte de una situación más amplia que el individuo de éxito debe tener presente; ninguna situación de liderazgo es un hecho absolutamente aislado. Cada una es parte de una entidad más amplia, que debe ser considerada si se quiere realizar el mejor tipo de liderazgo. Por lo tanto, el líder destacado es el que ha conseguido dominar numerosos tipos de situaciones sociales o que ha alcanzado un control superior en un tipo universal de situación. Hay tres categorías en que se basa el liderazgo: las situaciones cara a cara; los grupos y el medio ambiente social general. El rol del líder está determinado por la demanda de la situación presente y no por capacidades o rasgos absolutos inherentes potencialmente de la personalidad del líder. Hay un sentimiento común en la personalidad de los integrantes del grupo de que alguien se haga cargo de los anhelos y objetivos del grupo y los realice, surgiendo de allí la necesidad del liderazgo. No hay líderes sin seguidores así como todo rol necesita su contra – rol: el maestro necesita del alumno, el jefe de un subordinado y viceversa, etc. Un rasgo del liderazgo es el prestigio que le otorga la sociedad y el grupo. Los seguidores se identifican con el líder; éste es la proyección simbólica de un ideal. Entre los líderes y 273 sus seguidores se establece una especie de sistema circular de estímulo – respuesta. Los seguidores hacen que se modifique la personalidad del líder, quien adopta algunas de las características que se le atribuyen. La personalidad neurotica, según Karen Horney Se habla de una personalidad neurótica en nuestro tiempo, significando la existencia de similitudes básicas y comunes, producto de las dificultades reinantes en nuestro tiempo y en nuestra cultura. La similitud de los conflictos básicos se expresa por actitudes semejantes, que son observables: 1) actitudes frente al dar y recibir cariño 2) actitudes frente a la valoración de sí mismo 3) actitudes frente al problema de la autoafirmación 4) agresividad 5) sexualidad Los neuróticos de nuestro tiempo manifiestan una gran dependencia de la aprobación o del cariño del prójimo, existiendo además, contradicción entre sus deseos de recibir cariño y sus capacidades de sentirlo o de ofrecerlo. Presentan inhibiciones para expresar sus deseos, para pedir algo; tienen deseos sexuales compulsivos o inhibiciones frente a estas actividades. La inseguridad interior se expresa en la dependencia de los que los rodean, poniéndose de manifiesto sentimientos de inferioridad y de inadecuación. Las neurosis no son engendradas únicamente por experiencias accidentales del individuo, sino también por las condiciones específicas de la cultura en que vivimos. Uno de los criterios que se suele aplicar para llamar neurótica a una persona es el de si su manera de vivir coincide con alguno de los tipos de conducta aceptados en nuestra época. Es necesario tener en cuenta que determinados tipos de conducta que entre nosotros serían adjudicadas a neuróticos o psicóticos son normales en otros medios culturales. El término neurótico originado en la medicina ya no puede ser utilizado sin tomar en cuenta su significado cultural. Debe considerarse también que la normalidad varía con el tiempo y las clases sociales. En cualquier neurosis se pueden observar dos características: a) cierta rigidez en las reacciones y b) una estimable discrepancia entre las capacidades del individuo y sus realizaciones. La angustia es el factor que desencadena una neurosis y la mantiene en actividad. 274 El neurótico no sólo comparte los temores comunes a todos los individuos de una cultura, sino que sufre, además, otras angustias que obedecen a ciertas condiciones propias de su vida individual, vinculadas a las condiciones generales. La neurosis es un trastorno psíquico producido por temores, por defensas contra los mismos y por intentos de establecer soluciones de compromiso entre las tendencias en conflicto. Hay neurosis de situación y neurosis de carácter. La primera deriva de un conflicto actual, la segunda resulta de un insidioso proceso crónico que comienza en la infancia y llega a afectar amplios sectores de la personalidad. No obstante todas las variaciones individuales, los conflictos básicos alrededor de los cuales se organiza una neurosis, prácticamente son siempre los mismos y por lo general son similares a aquellos a que está sometido todo individuo sano de nuestra cultura. El principio de la competencia individual, fundamento económico de la cultura moderna, satura todas las relaciones humanas y constituye los factores predominantes en los contactos sociales. Se establece una difusa tensión hostil entre los individuos que satura la vida escolar, perturba las relaciones entre hombres y mujeres, mina la situación familiar. La potencial tensión hostil entre los individuos engendra temor a la posible hostilidad de los demás, reforzado por el temor de que éstos de venguen de la propia hostilidad. La perspectiva del fracaso tiene carácter realista y su concreción implica pérdida de prestigio y frustraciones emocionales. El éxito, en cambio, resulta seductor y repercute sobre la autoestima. Tomados en conjunto estos factores – el sentido de competencia y su hostilidad potencial entre los semejantes, los temores, la disminución del autoaprecio-, dan por resultado psicológico el sentimiento del aislamiento personal. En toda ocasión el individuo se sentirá afectivamente aislado. El aislamiento emocional se torna calamitoso cuando coincide con aprehensiones e incertidumbres respecto de sí mismo. Es esta situación la que provoca en el individuo normal de nuestra época, una intensa necesidad de obtener cariño para poder aliviarse. Los mismos factores culturales que influyen en la persona normal, afectan a la personalidad anormal: aniquilamiento de la autoestima, destructividad, angustia, desmedido afán de competencia que acarrea mayor ansiedad e impulsos destructivos, y desmesurada necesidad de lograr cariño. Existen en nuestra cultura ciertas incompatibilidades definidas en las que se basan los típicos conflictos neuróticos: 1) entre la competencia y el éxito por un lado, y el amor fraterno y la humildad, por el otro. 2) estimulación de nuestras necesidades y frustraciones reales que sufrimos si las queremos cumplir y 3) presunta libertad del individuo, por una parte, y restricciones reales de todo sentido de la misma, por otra. 275 Estas condiciones tan hondamente arraigadas en nuestra cultura, constituyen, precisamente los conflictos que aquejan a la personalidad neurótica de nuestro tiempo y que el individuo pugna por reconciliar: sus tendencias a la agresividad con sus impulsos a la condescendencia; sus excesivas demandas, con su temor de no poder lograr jamás nada; su afán de autoexaltación con su sentimiento de indefensión personal. BIBLIOGRAFÍA ALLPORT, G. W. (1965) Psicología de la personalidad, 2ª. ed. Paidós. Buenos Aires. ASCH, S. E. (1964) Psicología social. 2ª. edición. Eudeba Buenos Aires. BLEGER, J. (1963) Psicología de la conducta. Eudeba Bs. As. BROWNE, C. G. y COHN, T. S. (1969) El estudio del liderazgo. Paidós. Buenos Aires. DAVID, H. P. y VON BRACKEN y Col. (1963) Teorías de la personalidad. Eudeba. Buenos Aires. FILLOUX, J. C. (1963) La personalidad. 3ª. Edición. Eudeba Buenos Aires. HOMANS, G. C. (1963) El grupo humano. Eudeba. Buenos Aires. HORNEY, K. (1968) La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Paidós NEWCOMB, T. M. (1956) Manual de psicología social, 6ª. edición. Eudeba. Bs. As. LE BON, G. Psicología de las multitudes. Edit. Albatros. Buenos Aires. LEWIN, K. (1935) Una teoría dinámica de la personalidad. N. Y. Mc. Graw – Hill LINTON, R. (1961) Estudio del hombre. 5ª. edición. F. C. E. México SCHNEIDER, K (1968) Las personalidades psicopáticas. Nueva edición. Morata. Madrid. WOLFF, W. (1964) Introducción a la psicología. 9ª. edición. F. C. E. México 276 LOS TESTS EN PSIQUIATRIA295 Se llama test mental a una situación experimental estandarizada que sirve de estímulo a un comportamiento. Tal comportamiento se evalúa por una comparación con el de otros individuos colocados en la misma situación, permitiendo así clasificar al sujeto examinado, ya sea cuantitativamente, ya sea tipológicamente. Esta definición nos permite ver la diferencia entre un test mental y, por ejemplo, un examen clínico o un examen escolar. En el examen clínico tal como se lo practica en medicina sucede a menudo que el médico hace a los enfermos preguntas en cierto modo muy similares a las que hace el psicólogo en ciertos tests. Pero, por una parte, las condiciones de administración no están, generalmente, estandarizadas rigurosamente y, por la otra, la respuesta no se compara estadísticamente con las respuestas proporcionadas por un grupo de sujetos diferentes; la comparación existe, pero permanece implícita, ligada a la “experiencia clínica” del médico, y no se expresa en términos estadísticos. En un examen escolar, a menudo se llega más cerca de las condiciones de un test mental. Sin embargo, el sistema de anotación en general, no tiene la rigidez del de los tests. Historia En 1890 el psicólogo americano Mck Cattell creó el término “mental test” para designar una serie de pruebas psicológicas utilizadas en el examen de las diferencias individuales de estudiantes universitarios. Estas primeras pruebas estaban destinadas en su mayoría a medir funciones sensoriomotrices elementales (tiempo de reacción, sensibilidad al dolor, etc). En 1904, la Comisión de Instrucción Pública de Francia solicitó al psicólogo francés Alfred Binet que trabajara en una comisión creada para ocuparse de los niños “mentalmente atrasados”. Para estar en condiciones de distinguir entre pereza y falta de capacidad, Binet y Simon idearon una serie de pruebas graduadas que posteriormente se corrigieron en 1908 y 1911. Trataban de medir la “edad mental” del niño fijando la norma para un niño de cierta edad cronológica y comparando el desempeño de un niño cualquiera con el desempeño normal para su edad cronológica. En 1905 Binet en colaboración con Simon, publicó un artículo titulado: “Nuevos métodos para el diagnóstico del nivel intelectual de los anormales”, que contenía el primer test mental práctico. Hasta la primera guerra mundial el método de los test mentales quedó limitado ante todo a los test de inteligencia y de aptitudes, aplicados a la educación y en segundo lugar a la orientación profesional. 295 Conferencia pronunciada en el Hospital Municipal P. Piñero a los Médicos Residentes de Psicopatología en Julio de 1971 277 En 1917, los Estados Unidos tuvieron que reclutar un ejército muy rápidamente y elegir su oficialidad, ya que no tenían reservistas. Decidieron emplear tests mentales y esta aplicación masiva a dos millones de reclutas obtuvo profunda resonancia; se denominaron Army Tests. Es llamativa la desigualdad de la distribución geográfica en el desarrollo de los tests. Los países que encabezaron su estudio y aplicación fueron Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y África del Sur. A principios de siglo, después de haber representado con Binet un papel preponderante, Francia desarrolló sobre todo, técnicas de orientación profesional y de psicología escolar, al igual que Suiza y Bélgica. Alemania, luego de una gran actividad en los años siguientes a la primera guerra mundial, demostró un interés cada vez menor por esos métodos. La URSS desarrolló hasta 1936 numerosas técnicas, pero en esa fecha el método de los tests mentales se prohibió en psicología escolar, en orientación y selección profesional por Decreto del Comité Central del Partido Comunista (5 de julio de 1936) por considerárselo “una empresa para engañar y esclavizar deliberadamente a los trabajadores”. La segunda guerra mundial reafirmó el interés por los tests de inteligencia y de aptitudes y constituyó un poderoso estímulo para el desarrollo de tests de personalidad. El método adquirió gran desarrollo en medicina, donde, hasta 1939, era poco empleado excepto para el diagnóstico de la debilidad mental. Posteriormente se siguió observando una repartición geográfica bastante análoga, aunque hoy en día el interés es mucho mayor en países de América Latina, Alemania, Italia, España, Suecia, etc. En URSS la situación no se ha modificado. Clasificación de los tests (Según el tipo de producción pedida al sujeto) Inteligencia 1- de eficiencia Aptitudes Conocimientos Cuestionarios e inventarios a) Objetivos 2-de personalidad b) Proyectivos objetivos de conducta gráficos escritos, orales verbales lúdicos (test de la casa, de construcción del pueblo, con marionetas) La hora de juego no se considera un test porque no hay ninguna pauta establecida; es una técnica. 278 a) Estudian la conducta en un nivel manifiesto y no hacen inferencias acerca del nivel latente. Se registra la conducta que es respuesta al estímulo presentado y se evalúa en términos cuantitativos. Sirven para hacer una rápida selección de una misma variable de un grupo de sujetos. b) Los estímulos sirven de disparadores de conductas manifiestas que sirven de eslabón para entender el nivel latente que directamente no aparece. Por lo tanto operan con un esquema dinámico de la personalidad. Clasificación Los tests de aptitudes y de conocimientos: Se separan unos de otros, no tanto por la presencia o ausencia en las pruebas de adquisiciones ligadas al medio, como por la participación de conocimientos que sólo pueden adquirirse en el medio escolar o por un estudio sistemático. Por ejemplo un test de vocabulario será una prueba de aptitud si únicamente trata de palabras del lenguaje corriente que todo individuo tiene ocasión de emplear en una conversación no técnica; en cambio, un test de vocabulario que toma sus preguntas solamente del vocabulario filosófico, por ejemplo, será considerado como un test de conocimientos, puesto que ese vocabulario sólo podrá haberse adquirido por estudios especiales. Evidentemente, esto no significa que el test de conocimientos no tiene ninguna relación con la aptitud innata a la adquisición del vocabulario, sino sencillamente que ese papel es aquí más discreto. En la práctica se utilizan los tests de aptitud para predecir con qué facilidad adquirirá ciertos conocimientos el sujeto, mientras que los tests de conocimientos, que controlan dicha adquisición, sirven para predecir el éxito del sujeto en el dominio preciso en que esos conocimientos son necesarios. Los tests de inteligencia El significado de inteligencia es muy complejo. Está estrechamente relacionado con el intelecto, término que abarca los conceptos de observación, pensamiento, capacidad de establecer relaciones, recuerdo e integración. La inteligencia es un estado de “agudeza mental” que nos permite resolver un problema y conseguir un fin; es una capacidad para actuar y no un mero mecanismo para establecer relaciones. El acto inteligente depende del fin a que va dirigido. Los experimentos realizados con animales indican que la característica principal de la inteligencia es el reconocimiento de relaciones; además es un proceso selectivo mediante el que “se escogen, de entre las demás, las cosas adecuadas” que es exactamente, lo que la palabra inteligencia significa. Posteriormente a los intentos de Fechner para aplicar los conceptos de la física a la psicología, se desarrolló el peligro de hacer experimentos cuantitativos por el solo valor de la cantidad, olvidando lo que se quería medir. Aunque dos personas pueden tener el mismo cómputo final, por ejemplo, en relación con el vocabulario, la memoria, 279 la comprensión y el razonamiento, puede haber amplias diferencias en su inteligencia global, puesto que no es la suma de pruebas separadas la que decide, sino la interrelación de las mismas y su organización. Las escalas más ampliamente utilizadas han sido las revisadas por la Universidad de Stanford (Terman y Merrill) en 1937. Dan las normas para realizar una posible clasificación por edades, y se utilizan en niños desde dos años hasta en adultos. La edad mental E. M., o sea la edad dada por la prueba Binet (hoy en día por la escala Wechsler – Bellevue) se compara con la edad cronológica, E. C. obteniéndose el cociente de inteligencia y multiplicando por 100 y omitiendo la coma decimal. El término C. I. fue introducido por William Stern. Si la edad mental y la cronológica alcanzan igual nivel el sujeto tiene un cociente de 100 o sea el C. I. medio. Los cocientes de inteligencia se han clasificados en la siguiente forma: menor de 70 de 70 a 79 de 80 a 89 de 90 a 109 de 110 a 119 de 120 a 140 mayor de 140 débil mental casos límite subnormales normal inteligencia superior inteligencia muy superior genio o próximo al genio Clasificación de la OMS del retardo mental 68-85 fronterizos 52-67 leve 36-51 moderado 20-35 graves menor de 20 profundo La evaluación por la escala de Binet de la edad mental ya no significa nada en el adulto. El crecimiento mental se hace progresivamente más lento hacia los 15 o 16 años y desde esa edad ya no hay posibilidades de conseguir pruebas correspondientes a los criterios de las pruebas tipo Binet; además se demostró que el nivel intelectual de los adultos no se mantenía constante en el transcurso de la vida ya que a partir de los 25 años aproximadamente, hay un descenso lento pero constante. Esto trae como resultado que un individuo normal de 60 años tiene en la escala Terman un C.I. muy bajo si se toma como divisor 16 años en el C. I. Wechsler introdujo un recurso estadístico (escala en desvíos reducidos o ponderación). Lo hizo tomando un grupo considerable de individuos de diversas edades (de 5 en 5) y los hizo pasar una serie de pruebas. Transformó el puntaje de esas pruebas en z para que fueran comparables y después decidió ubicar el 50% de esa población en el centro de una curva de Gauss, a ambos límites a uno y a otro lado de la media, haciéndolos coincidir con el cociente intelectual 90 y 110. Uno de los aspectos más interesantes de W. – B. es el permitir la evaluación del deterioro mental 280 Los tests objetivos de personalidad: Los cuestionarios: Se debe a Alfred Binet la idea de utilizar cuestionarios como tests de personalidad. Los cuestionarios son tests compuestos por un número de preguntas más o menos elevado, presentadas al sujeto por escrito y referente a sus opiniones, sus gustos, su comportamiento en circunstancias precisas, sus sentimientos, sus intereses, etc. Habitualmente se pide al sujeto que conteste por sí o no, o en ocaciones, la respuesta es por elección múltiple, debiendo el sujeto elegir entre varias que se le proponen. Se les ha reprochado a los cuestionarios que no aprecian al sujeto tal cual es sino tal cual se ve y que permanezcan en un plano muy superficial. Su única ventaja la constituye la extrema facilidad de su corrección (por ejemplo con máquinas, siempre que se use un protocolo de respuesta adecuada) y sobre todo cuando se tiene que examinar a un gran número de sujetos. Los tests objetivos de conductas: En general comprenden las pruebas de performance cuyos resultados permiten sacar conclusiones acerca de la naturaleza de los factores no intelectuales de la personalidad del sujeto. El desarrollo de las pruebas objetivas fue mucho más lento que el de las técnicas proyectivas. Aunque presentan la ventaja considerable de dar resultados cuantitativos y por lo tanto tratables por los métodos estadísticos acostumbrados, tienen en contrapartida el inconveniente de explorar solamente un sector bien definido de la personalidad, en general de extensión limitada. Ejemplo: Tests X-O de Pressey: se presenta al sujeto cierto número de listas de palabras del siguiente tipo: Lámpara – pobre- jaqueca – fósforo – perro – luz. Se le pide al sujeto que, entre las palabras en minúscula subraye la que le parezca tener relación con la palabra mayúscula. Se demostró que ciertas respuestas permitían distinguir los sujetos psicológicamente inestables. Hay otros tests objetivos que permiten medir: meticulosidad, honestidad, extraversión, fluidez de personalidad, etc. Las técnicas proyectivas: El psicólogo americano Lawrence Frank fue el primero en emplear el término de técnica proyectiva en 1939 para designar un grupo de tests, algunos de los cuales ya eran conocidos y utilizados desde mucho atrás pero que él reunía en una nueva perspectiva psicológica. Según Frank una técnica proyectiva es un método de estudio de la personalidad que confronta al sujeto con una situación a la cual contestará según el sentido que para él presenta esa situación y según lo que siente mientras contesta. El carácter esencial de una técnica proyectiva reside en que evoca del sujeto lo que es, en distintos modos, la expresión de su mundo personal y de los procesos de su personalidad. 281 O sea que son técnicas de exploración que en forma intencional y sistemática provocan la proyección inconsciente de la estructura interna de la personalidad sobre una pantalla inestructurada, sea un material o una actividad que le proponemos al sujeto. El término proyección en psicología fue empleado en primer lugar por Freud. La primera mención se remonta al año 1804 y Freud lo revisó en varias oportunidades. Utiliza la palabra proyección para dos designaciones: Un mecanismo de defensa contra la angustia. En ese sentido, la proyección consiste en atribuir las propias tendencias, deseos y sentimientos a otras personas o al mundo exterior, por un mecanismo de protección que permite al sujeto no tomar conciencia de la existencia en sí mismo de esos contenidos indeseables. Freud especialmente estudió la proyección en la paranoia y también en el origen de los sentimientos religiosos. Un mecanismo más general, según el cual el recuerdo de nuestras percepciones anteriores tiende a influir la percepción de los estímulos actuales. En “Tótem y tabú” escribe: “La proyección de las percepciones internas sobre el exterior es un mecanismo primitivo que, por ejemplo, influye también en nuestras percepciones sensoriales, y representa así normalmente un papel capital en la construcción de nuestro mundo exterior. En circunstancias que hasta ahora no se determinaron bastante, aun las percepciones internas de procesos ideacionales o emocionales se proyectan al exterior como percepciones sensoriales, y son usadas para modelar el mundo exterior cuando en realidad deberían permanecer en el mundo interior”. De hecho la proyección implica los tres elementos siguientes: a) b) c) carácter de inconciencia de las proyecciones, función de defensa del yo, reducción de la tensión psicológica En resumen pueden clasificarse en los tests proyectivos todas las pruebas para las cuales el número de respuestas posibles no queda limitado por las condiciones mismas de la prueba. La dificultad de puntuación y de interpretación de las respuestas reside en la multiplicidad misma de las respuestas posibles. 282 Grado de dramatización G r a d o d e movimiento Contenido humano Estructuración del estímulo Grado de saturación proyectiva Grado de contenido y forma Conducta predominante Incidencia cultural T.A.T. Alto Sugiere movimiento Claro y delimitado Alta. Facilita defensas: intelectualización y control Baja Contenido significado Fantasía Alta PHILLIPSON Concilia ambos Concilia ambos Más fácil de visualizar figura humana que otros objetos Intermedio Alta RORSCHACH Neutralidad temática Estático No sugiere directamente la figura humana Mínima estructuración Máxima Contenido - forma Test de forma Contenido importa Percepción Percepción fantasía Escasa Nula 283 BORDERLINE296 DEFINICION El vocablo “borderline” proviene del inglés y puede traducirse como frontera, límite o zona marginal, por lo cual se utiliza para nominar los casos lindantes con la neurosis y psicosis. La Asociación Psicoanalítica Norteamericana, en el Glosario de términos y conceptos psicoanalíticos, definió como borderline state “un término descriptivo que se refiere a un grupo de condiciones que manifiestan, tanto fenómenos psicóticos como neuróticos, sin caer inequívocamente en ninguna de dichas categorías diagnósticas”.(Marinópulos Córdova, J. y Ruiz Huidobro Boklund, M.,1991) Charles Rycroft en su Diccionario crítico del psicoanálisis, en 1968 caracterizó al fronterizo como “un paciente que está en el límite entre neurosis y psicosis, tanto como aquel cuya psicopatología desafía la categorización o aquel cuyos mecanismos son psicóticos, pero cuya conducta no justifica que sea tratado como psicótico. Este uso surge del hecho de que los sistemas diagnósticos asumen que la neurosis y la psicosis son mutuamente excluyentes, en tanto que la observación empírica nos muestra que no lo son”. En el DSM-III este desorden correspondería al Desorden Esquizotípico de la personalidad y en la Clasificación Internacional de la Organización Mundial de la Salud, en sus revisiones 8ª. y 9ª. (ICD-8 y 9) de 1974 y 1978, a la Esquizofrenia latente. El desorden de la personalidad de la frontera (BPD), trastorno borderline o personalidad fronteriza, es una de las diagnosis más polémicas en psicología hoy. Desde que se introdujo en el DSM, los psicólogos y los psiquiatras han estado intentando dar a los conceptos algo amorfos del BPD una forma concreta. El estudio que hace Otto Kernberg de lo que él llama organización de la personalidad de la frontera es el más importante en la actualidad. Muchas veces el diagnóstico de borderline es utilizado como una categoría residual cuando el cuadro “no encaja” dentro de los esquemas nosográficos más clásicos, neurosis o psicosis, ya que de la primera conserva su criterio de realidad (aunque niegan los borderline, la diferencia entre el sí mismo y el objeto pero sin pérdida real de la diferenciación como en la psicosis) y de la psicosis utilizan la proyección masiva como defensa predominante. La estructura BPD se caracteriza por una forma específica y estable de una estructura patológica del yo, una detención en el desarrollo. La esencia del síndrome borderline no son los síntomas presentados, ya que éstos pueden variar. 296 Recopilación bibliográfica y elaboración temática realizada para la pasantía “Clínica de los cuadros Fronterizos y de las Psicosis” dictada en la Facultad de Psicología de la UBA y en el Hospital Braulio Moyano de Buenos Aires. 2001 284 Según Grinker, Werble y Drye (1968), quienes han realizado una de la más rigurosa y sistemática investigación sobre esta patología, resumen las características esenciales del sindrome borderline en la presencia de: a) la rabia o ira, como el principal o único afecto; b) el trastorno en las relaciones afectivas, que son: anaclíticas 297 , dependientes, complementarias y raramente recíprocas; c) identidad inconsistente, lo que parece estar conectado con la falta de relaciones afectivas y con la rabia, en la intimidad y d) depresión, con sentimiento de soledad depresiva y aislamiento. No es una depresión culposa, autoacusatoria o con remordimientos. Para estos autores “el borderline no es un proceso regresivo sino un defecto en el desarrollo sobre el cual se extiende una amplia variedad de conductas adaptativas y defensivas neuróticas; el defecto sería fundamentalmente una deformidad o distorsión de las funciones del yo cuya etiología es desconocida”. Sería más correcto descriptivamente decir que es un desorden de la personalidad caracterizado por una inestabilidad emocional que afecta a los pacientes en muchas áreas de su vida. Despliegan grandes oscilaciones de humor en respuesta a las vivencias cotidianas. También se puede complicar el BPD con episodios psicopáticos breves como asimismo, por tentativas reiteradas de suicidios luego de una decepción o una pelea. A pesar de haber daños graves en las funciones del yo, la adaptación del paciente a las demandas del medio manteniendo una conducta convencional, es adecuada, las relaciones superficiales con los objetos están intactas y los logros habituales no están dañados. Aún cuando ocurren episodios psicóticos pasajeros en los sujetos fronterizos, bajo tensión intensa y de síntomas tales como: depresión, huida y adaptación esquizoide, el borderline no es un esquizofrénico incipiente. Lo que caracteriza a los pacientes borderline es su resistencia a la psicosis. Las descompensaciones agudas generalmente surgen cuando la realidad los decepciona, en un estado de no preparación para soportar rupturas vinculares, pérdidas o “cambios” bruscos en sus relaciones ambientales. Lo intolerable, según André Green, “es el cambio de objeto, que constriñe al Yo a un cambio correspondiente”. Es un cambio que atenta contra la permanencia y la perennidad narcisista unitaria frente al cual es imposible mantener la desmentida. La no preparación del sujeto depende de la imposibilidad de establecer una diferencia entre su Yo y el objeto. 297 La elección objetal anaclítica está determinada por la primitiva dependencia del lactante con respecto a la persona que lo alimenta, protege y cuida. El border, debido a la pobreza de su identidad personal, no posee una percepción de él mismo, de su papel social y se identifica con otros en virtud de un mimetismo desmedido, esto hace que muchas veces se adapten como camaleones al ambiente del momento. (personalidad “como si”). 285 Grinker y los colaboradores citados, a partir de la sintomatología, dividen a los borderline en 4 subcategorías: Grupo I o “el border psicótico”, caracterizado por la naturaleza inapropiada, no adaptada y negativista de la conducta y los afectos hacia los demás pacientes y hacia el personal del hospital. Presentan también un deficiente sentido de realidad y de identidad y trastornos en el sueño y en la alimentación. Grupo II o “síndrome fronterizo central”, caracterizado por un penetrante afecto negativo. Sus rasgos esenciales son: compromiso vacilante con los otros; expresiones de rabia abiertas o actuadas; depresión; ausencia de indicadores de una identidad consistente y sentimientos caóticos con actitudes contradictorias y gran propensión a la actuación. Grupo III o “persona ´como sí´, con tendencia a adaptarse y suprimir afectos con fines defensivos”, caracterizado por un endeble ajuste de tipo personalidad “como sí” de Helen Deutsch, e interacciones puestas al servicio de una adaptación superficial, pero afectivamente deficientes: no evidencian amor a nada ni a nadie. No presentan indicios de una identidad bien establecida y utilizan la intelectualización y la desconexión como defensas. Grupo IV o “límite neurótico”, caracterizado por la presencia de afectos depresivos con tendencia al aferramiento de tipo infantil que junto a la ansiedad los ponen en estrecho parentesco con los caracteres narcisísticos. Otto Kernberg propone tres organizaciones estructurales que corresponden a la neurótica, fronteriza y psicótica, las cuales se convierten en la matriz subyacente de la que desarrollan los síntomas del comportamiento. La personalidad borderline es para Kernberg una organización patológica específica, estable y crónica: no es un estado transitorio que fluctúe entre neurosis y psicosis y está caracterizada por: 1. constelaciones sintomáticas típicas; 2. una constelación típica de maniobras defensivas del yo; 3. una patología típica de las relaciones objetales internalizadas y 4. rasgos genético - dinámicos típicos. Según el mismo autor, la diagnosis de BPO se basa en tres categorías de criterios. El primero y más importante, abarca dos niveles: ausencia de psicosis (es decir, la capacidad de percibir adecuadamente la realidad) 286 integración deteriorada del ego - un concepto difuso e internamente contradictorio del uno mismo. Dice Otto Kernberg, los “fronterizos pueden describirse por cinco horas sin conseguir un cuadro realista de cómo son”. La segunda categoría, denominada “no específicas” incluye cosas tales como baja tolerancia a la ansiedad, pobre control de los impulsos y una capacidad subdesarrollada o pobre de gozar el trabajo o las relaciones de una manera significativa. Kernberg cree que los fronterizos se distinguen de los neuróticos por la presencia de “defensas primitivas”. Las personalidades de frontera tienen problemas con la constancia del objeto, vivencian cada acción de la gente en sus vidas como si no existiera un contexto anterior; no tienen un sentido de la continuidad y estado, coherente, sobre la gente y las cosas en sus vidas. DIAGNOSTICO PRESUNTIVO Kernberg da una serie de elementos descriptivos de la organización fronteriza de la personalidad a los fines de establecer el diagnóstico presuntivo. Ninguno de estos síntomas es, por sí solo, patognomónico, pero la presencia de dos, o especialmente tres de los enumerados a continuación, constituye un fuerte indicio de una personalidad fronteriza subyacente. Ansiedad Estos pacientes suelen presentar una ansiedad flotante, crónica y difusa, que adquiere especial significación cuando está presente toda una variedad de otros síntomas o rasgos patológicos del carácter. Neurosis polisintomática a) fobias múltiples: en especial aquellas que ponen de manifiesto tendencias paranoides y que provocan serias inhibiciones sociales, constituyen una evidencia presuntiva de personalidad fronteriza. b) síntomas obsesivo - compulsivos que secundariamente se han hecho sintónicos con el yo, adquiriendo en consecuencia el carácter de pensamientos y acciones “sobreevaluados”. c) múltiples síntomas de conversión elaborados o grotescos, especialmente si son crónicos. d) reacciones disociativas, en especial “estados de penumbra” o fugas histéricas y amnesia asociada con perturbaciones de la conciencia. e) hipocondría: exagerada preocupación por la salud y un temor crónico a la enfermedad que se manifiesta como síntomas crónicos, rituales de salud y retiro de la vida social. f) tendencias paranoides e hipocondríacas que no son secundarias a una reacción intensa de ansiedad. 287 Tendencias sexuales perverso - polimorfas No están incluidos en esta categoría los pacientes cuya vida genital está centrada en una desviación sexual estable y especialmente aquellos en quienes dicha desviación se asocia con las relaciones objetales constantes. Cuanto más caóticas y múltiples son las fantasías y los actos perversos y cuanto más inestables son las relaciones objetales vinculadas con estas interacciones, mayores motivos hay para sospechar la presencia de un desorden fronterizo. Las “clásicas” estructuras de la personalidad prepsicótica a) personalidad paranoide b) personalidad esquizoide c) personalidad hipomaníaca d) organización “ciclotímica” de la personalidad con marcadas tendencias hipomaníacas. Neurosis impulsiva y adicciones Están comprendidas aquí las formas graves de patología caracterológica en las que hace irrupción de modo crónico y repetitivo un impulso destinado a gratificar necesidades instintivas, de un modo que, fuera de los episodios “impulsivos”, resulta distónico con el yo, mientras que dentro del contexto de dichos episodios es sintónico con el yo y altamente placentero. Desórdenes caracterológicos de “nivel inferior” Se trata de la patología caracterológica más severa, típicamente representada por el carácter caótico e impulsivo, en contraposición con los clásicos tipos de formación reactiva y los más moderados “rasgos evitativos”. Esta clasificación en una secuencia que va de un nivel “superior” hasta un nivel “inferior”, Kernberg la establece según el predominio de los mecanismos de represión o de disociación. Otra diferencia consiste en que los pacientes del nivel superior experimentan más depresión que los del nivel inferior (dado que cuanto mayor es la depresión asociada con auténticos sentimientos de culpa, remordimiento y preocupación por uno mismo, mayor es la integración superyóica). La depresión en el síndrome fronterizo está caracterizada por una sensación de futilidad y sentimientos cada vez más extendidos de soledad y aislamiento, aislamiento y actitudes de airada exigencia que difieren de la depresión neurótica y psicótica, en las que la culpa y la autodesvalorización tienen mayor participación. CASUISTICA Los desórdenes de la personalidad afectan el 10% de la población en general. Este grupo de desórdenes mentales es definido por características de mal adaptación de la personalidad que tienen un efecto constante y serio en el trabajo y en los vínculos interpersonales. 288 DSM-IV define diez categorías del desorden de la personalidad. De éstos, el desorden de la personalidad de la frontera es el más frecuente en la práctica clínica. El BPD es también uno de los más difíciles y preocupantes de los problemas de la psiquiatría, constituyendo un desafío permanente, donde frecuentemente se termina no concordando entre los profesionales más experimentados y este hecho afecta luego a la ubicación estadística y por ende a la casuística. Estadísticamente, Andrulomis y colaboradores, investigaron (Marinópulos Córdova y Ruiz Huidobro Boklund, 1991) la casuística borderline, hallando que los hombres presentan más comportamientos inaceptables que las mujeres, pero en cambio muestran menor sintomatología depresiva que ellas. En las mujeres se observa una frecuencia mucho mayor de trastornos en la alimentación que en los hombres (45% vs. 6%) y también mayor cantidad de episodios mini-psicóticos transitorios que los que presentan los hombres. La historia psiquiátrica previa es semejante en ambos sexos, así como tampoco se observan diferencias en el trazado electroencefalográfico. El hecho de que haya mayor cantidad de adoptados entre la población de borderline estudiados, en comparación al grupo testigo de esquizofrénicos, constituye un indicio de la importancia del vínculo materno en el desarrollo inicial del Yo, su relación con la enfermedad border y la etapa de separación – individuación. ETIOLOGIA Como en la mayoría de los desórdenes mentales, ningún factor aislado explica su génesis. Los factores de riesgo múltiples, que pueden ser biológicos, psicológicos y sociales, desempeñan un papel importante en su etiología. Los factores biológicos en el BPD consisten probablemente en anormalidades temperamentales innatas. La impulsividad y la inestabilidad emocional son inusualmente intensas en estos pacientes y estos rasgos, para ciertos investigadores, podrían ser hereditarios dado que características similares se han hallado también en parientes cercanos de pacientes con BPD. Las investigaciones sugieren que la impulsividad que caracteriza a la personalidad de frontera se puede asociar a la actividad disminuida de la serotonina en el cerebro. Los factores psicológicos en esta enfermedad varían mucho. Algunos pacientes de frontera describen experiencias altamente traumáticas en su niñez, tales como el abuso físico o sexual. Otros describen negligencia emocional severa. Muchos pacientes de frontera tienen padres con rasgos impulsivos o depresivos de personalidad, y también frecuentemente han descripto padres fríos con una agresividad encubierta pero intensa. Según Kernberg en estos pacientes la agresión oral presenta un desarrollo patológicamente aumentado y es difícil evaluar en qué medida este desarrollo es el resultado de una fuerte pulsión agresiva de origen constitucional, de una intolerancia a la ansiedad (también de origen constitucional) respecto de los impulsos agresivos o de una grave frustración sufrida en los primeros años de vida. 289 Los factores sociales en el BPD reflejan muchos de los problemas de la sociedad moderna. En la sociedad urbana contemporánea, los niños tienen más dificultades para resolver sus necesidades de vinculaciones y de identidad. Muy probablemente, el BPD se encarna cuando todos estos factores de riesgo están presentes. Los niños que se hallan en la población de riesgo en virtud de su temperamento, pueden crecer perfectamente normales si cuentan con un ambiente de apoyo y continencia afectiva. Sin embargo, cuando la familia y la comunidad no pueden resolver las necesidades especiales de estos niños, ellos tenderían a desarrollar impulsividad e inestabilidad emocional. Masterson sugiere que el síndrome fronterizo es el resultado de la sensación de abandono causada por el cese de suministro por parte de la madre en el momento en que el paciente intentaba separarse e individuarse. La necesidad de éste último de defenderse contra los sentimientos de abandono produce el detenimiento en el desarrollo y el cuadro clínico de este síndrome. Según este autor, el síndrome se asemeja a un témpano de hielo, en el sentido de que sólo la parte más superficial puede ser detectada clínicamente sobre la línea de agua, mientras que el resto permanece escondido bajo la superficie. (Marinópulos Córdova y Ruiz Huidobro Boklund, 1991) HISTORIA FAMILIAR Son niños queridos por motivos narcisísticos de los padres, quienes no configuran con ellos un verdadero vínculo objetal, y por lo tanto los hijos dedican toda la vida a tratar de autoapuntalar su narcisismo (que siempre es una defensa frente al desamparo) de las maneras más bizarras y esto se produce desde el inicio mismo de las relaciones objetales. Ellos se constituyen en su propio ideal en tanto sabemos que la renuncia al narcisismo en la infancia sana se produce por obra de la instalación de un ideal. Ellos son restituciones de ellos mismos donde se nota poco la escisión del yo a diferencia de las psicosis. O sea, desde sus comienzos, el niño no ha sido reconocido como tal, ya sea por déficit (figuras parentales o sustitutos ausentes) o por exceso (figuras intrusivas). No pudo crearse lo que Winnicott denomina espacio transicional, necesario para la discriminación entre Yo y no Yo. Ha permanecido en un estado fusional, donde el “sí mismo real”, el “sí mismoideal” y el “objeto ideal” se confunden. Su self debió sobreadaptarse con desarrollos que son expresión de una pseudo madurez, encubriendo la falta de cohesión y con tendencia a la fragmentación, sentimientos de vacío y carencia de la normal capacidad de experimentar soledad y de poder sobreponerse a ella. El individuo fronterizo necesita llegar a aceptar el fracaso de sus padres, fracaso en el simple sentido humano de no haber sabido dar y recibir amor, consuelo y comprensión. Necesita además renunciar a las fantasías idealizadas e irreales con las que busca proteger las perfectas relaciones del pasado con sus padres. Para el paciente fronterizo, 290 separarse verdaderamente de los padres es una experiencia mucho más difícil y atemorizante que para los pacientes neuróticos. El papel de la separación - individuación en el desarrollo normal del yo La imagen que el niño tiene de sí mismo y aquella que tiene de su madre, es una unidad simbiótica. La madre actúa como yo auxiliar, ejecutando funciones que el propio yo del niño ejecutará más tarde (límites a los estímulos internos y externos, percepción adecuada de la realidad, tolerancia a la frustración y control de los impulsos). A los 18 meses aproximadamente, bajo el ímpetu de la maduración biológica predeterminada de los aparatos del yo (o sea, la propia individuación) comienza la separación de esta relación. La separación del objeto primario materno favorece la reintroyección, con una retención del objeto total y amplía las funciones defensivas, representativas y sintéticas del yo. La reintroyección está asociada con el duelo por el objeto separado. También se retrotraen una multiplicidad de partes malas de objetos anteriormente proyectadas. Durante esta etapa del desarrollo del yo, se ha ido diferenciando el self y los objetos. La asimilación de las representaciones del self y los objetos a los afectos se da como resultado de la actividad sintética del yo. El territorio del yo se expande y sus contenidos se incrementan. El estímulo y apoyo maternal y el dominio de nuevas funciones del yo, presionan al niño a la separación - individuación hacia su autonomía. El niño se acerca a su madre de vez en cuando para el “reabastecimiento libidinal”, ya que da por sentado su presencia emocional. Una vez que el niño domina su locomoción y aprende a manipular, estas funciones parciales se convierten en elementos de un lenguaje cargado de significados, un llamado sin palabras requiriendo amor y elogio de la madre, una búsqueda de significados y un deseo de compartir y de expansión. La madre como catalizadora del proceso de individuación, debe ser capaz de leer el proceso primario del lenguaje. La autonomía del niño se desprende de su propio yo, si él siente un grado adecuado de aceptación emocional y un adecuado apareamiento comunicacional. Para Arnold Modell298 , el self de estos pacientes está compuesto de dos partes: una la del niño desprotegido y otra, la de quien está dotado de omnipotencia destructiva. Hay confusión o fusión entre el sentido y límites del self y el objeto es percibido de acuerdo con ciertas fantasías infantiles concernientes a la madre. El paciente posteriormente va a atribuir al terapeuta los aspectos benevolentes o destructivos, ambos omnipotentes, de su propio self, quedándose con el sentimiento de ser un niño desprotegido cuya identidad se perderá en el objeto. FIJACIONES El paciente es apresado en medio de la corriente entre dos etapas del desarrollo, se ha separado de la etapa simbiótica, pero no ha progresado plenamente a través de la separación - individuación hacia su autonomía. Esto tiene consecuencias desastrosas 298 Citado por Marinópulos Córdova y Ruiz Huidobro Bocklund, op.cit.(1991) 291 para el desarrollo del yo o sea permanece con una fijación oral lo cual favorece un narcisismo excesivo, que determina una personalidad que presenta los siguientes rasgos: Las interacciones con otras personas están referidas a sí mismos en medida inusual, en realidad no establecen un verdadero compromiso con el otro, simplemente lo utilizan con fines narcisistas Sienten gran necesidad de ser amados y admirados, presentando una curiosa contradicción entre un concepto muy elevado de sí mismos y una desmedida necesidad de homenaje por parte de los demás. Esa gran necesidad de recibir el tributo y la adoración lleva muchas veces a decir que dependen de otras personas, pero en un nivel más profundo son incapaces de depender verdaderamente de nadie debido a la desconfianza y el desprecio que sienten hacia los demás Su vida emocional carece de hondura y sus propios sentimientos de diferenciación clara. En particular, son incapaces de experimentar auténticos sentimientos de tristeza, duelo, anhelo y reacciones depresivas, siendo esta última carencia una característica básica de sus personalidades Experimentan escasa simpatía hacia los sentimientos de otras personas Disfrutan poco de la vida, más allá del tributo que reciben de los demás y de sus propias fantasías grandiosas Caen en el desasosiego y el hastío cuando el brillo externo se desvanece y no encuentran nuevas fuentes para alimentar su autoestima. Las vivencias de vacío y hastío de estos pacientes están en íntima relación con su atrofiado desarrollo yoico que a su vez se vincula con su incapacidad para experimentar depresión Se perciben como personas despreciables, pobres y vacías, permanentemente dejadas de lado y devoradas por la envidia hacia quienes sienten que poseen todo lo que ellos carecen. Este tipo de autoconcepto desvalorizado se observa sobre todo en los pacientes narcisistas que tienden a dividir el mundo en personas famosas y ricas y personas inútiles y “mediocres” Tienden a idealizar a las personas de quienes esperan una gratificación de su narcisismo y a desvalorizar y despreciar a aquellos de quienes ya nada esperan (muchas veces sus antiguos ídolos). Estas personas idealizadas de las que parecen “depender” resultan ser por lo general, una proyección de la concepción grandiosa que tienen de sí mismos. Simultáneamente la tragedia del borderline consiste en que deben desvalorizar cuanto reciben para no sentir la envidia que el reconocimiento de lo valioso recibido les provocaría En general, sus relaciones con otras personas son netamente explotadoras y a veces parasitarias Es como si sintieran tener derecho a controlar y poseer a los demás y a explotarlos sin culpa; detrás de una fachada de encanto y simpatía se llega a percibir su naturaleza fría y despiadada 292 Lo que más temen estos pacientes es depender de otras personas, porque para ellos depender significa odiar, envidiar y exponerse al peligro de ser explotados, maltratados y frustrados Poseen una capacidad seudosublimatoria, es decir la capacidad de operar de manera activa y coherente en determinadas áreas, que les permite satisfacer en parte sus ambiciones de grandeza y obtener la admiración de los demás. Muchas veces son los genios “prometedores” que después sorprenden alos demás por la banalidad de sus logros Es típico de estos pacientes adaptarse a las exigencias morales de su entorno, porque de no hacerlo temen ser atacados y, además, porque este sometimiento representa para ellos el precio a pagar por la gloria y la admiración. Sin embargo, es frecuente que pacientes de este tipo que nunca presentaron evidencia de comportamiento antisocial se consideran a sí mismos deshonestos y capaces de verse envueltos en actividades antisociales “si sólo tuvieran la seguridad de salir bien parados”. Es obvio agregar que también consideran a los demás deshonestos e indignos de confianza y este concepto de sí mismos y de los otros, adquiere gran importancia en la transferencia En general, los sistemas de valores de las personalidades narcisistas son corruptibles, en contraste con la moral rígida de la personalidad obsesiva. RELACIONES OBJETALES PREDOMINANTES Relación conflictiva con la madre. Sus necesidades patológicas la impulsan a no apoyar y a no estimular la separación de su hijo, desanimando las tentativas hacia su individuación, al retirarle su apoyo. Suelen haber sido estructurados en la gratificación sin espera, sin mediatización de la carencia. Por ende, no toleran la espera, no tienen capacidad de frustración. El área específicamente patológica de las relaciones objetales internalizadas de la personalidad fronteriza, es su incapacidad para sintetizar las introyecciones e identificaciones buenas y malas. Los principales factores etiológicos parecen ser el exceso de la agresión primaria o la secundaria, o la frustración. Este déficit en dicha síntesis impide el logro de la particular capacidad afectiva yoica que permite experimentar depresión, preocupación y culpa. Las reacciones depresivas de los fronterizos asumen la forma de rabia impotente y sentimientos de derrota ante fuerzas externas, más que de duelo por la pérdida de objetos buenos y pena por la propia agresión hacia ellos mismos y hacia los demás. CONFLICTOS BASICOS Conflicto entre el empuje ocasionado por el desarrollo hacia la autonomía y el retiro de los suministros emocionales maternos que este crecimiento acarrearía. El necesita de estos suministros para crecer, pero si lo hace, los suministros le serán retirados. De esta forma, surgen sus sentimientos de abandono. 293 A diferencia del niño autista o psicótico, el niño borderline ha progresado a través de la etapa simbiótica, pero la separación de su madre es sólo parcial, o ha ocurrido a costa de intensos sentimientos de abandono, miedo y depresión, que él debe reprimir. La tenacidad y energía de los mecanismos de defensa le impiden desarrollarse hacia la autonomía. COMPLEJO DE EDIPO Según Kernberg lo que caracteriza a la personalidad fronteriza, en contraste con las patologías más benignas, es una específica condensación de conflictos pregenitales y genitales y un prematuro desarrollo de los conflictos edípicos a partir de la edad de dos a tres años. Es frecuente que la historia de estos pacientes consigne experiencias de frustración extrema e intensa agresión (secundaria o primaria) en los primeros años de vida. La excesiva agresión pregenital, sobre todo la oral, tiende a ser proyectada y provoca una distorsión paranoide de las tempranas imágenes parentales, en especial las de la madre. En virtud de la proyección de impulsos predominantes sádico-orales pero también sádico-anales, la madre es vista como potencialmente peligrosa y el odio hacia ella se hace extensivo a ambos padres, a quienes más tarde el niño experimenta como un “grupo unido”. La “contaminación” de la imagen del padre por la agresión primariamente proyectada en la madre y la indiscriminación entre ambas figuras parentales, provocada por las excesivas maniobras de escisión que impiden una diferenciación realista entre los diversos objetos, tienden a producir en ambos sexos una peligrosa imagen combinada padre-madre, como resultado de la cual todas las relaciones sexuales son vistas después como peligrosas e infiltradas de agresión. Al mismo tiempo, se produce un prematuro desarrollo de las tendencias genitales, mediante el cual se intenta evitar la rabia y los temores orales. En ambos sexos el exceso de agresión pregenital, y en especial de agresión oral, tiende a inducir el prematuro desarrollo de tendencias edípicas, como consecuencia de una particular condensación patológica de objetivos pregenitales y genitales, causada por el predominio de las tendencias agresivas. Como resultado de esto, se suceden varias soluciones transaccionales patológicas que dan lugar a la típica persistencia de las tendencias sexuales perverso-polimorfas y que constituyen fallidos intentos de hacer frente a la agresividad de las tendencias genitales. Importa destacar que la naturaleza agresiva y primitiva del superyó del paciente narcisista, deriva en última instancia del carácter netamente oral agresivo de sus fijaciones. IDENTIDAD “COMO SI” La presencia de introyecciones e identificaciones contradictorias es lo que determina la cualidad “como si” de estos pacientes. Su adaptabilidad adquiere así- por 294 la actuación de identificaciones parciales y disociadas - características de mimetismo, merced a las cuales lo que fingen ser es en realidad la vestidura vacía de lo que en otros momentos tienen que ser de un modo más primitivo. Este fenómeno provoca confusión a los propios pacientes. Esta situación configura una difusión de la identidad (Erikson la define como la falta de un concepto integrado de sí y de los objetos totales en relación con el sujeto) que en las estructuras psicóticas se evidenciaría por una falta de diferenciación entre las representaciones del sí mismo y de los objetos, por la incapacidad para transmitir sus interacciones con los demás, no pudiendo empatizar emocionalmente ó expresando una conducta inapropiada, bizarra y desconcertante. E l mecanismo que subyace al síndrome de difusión de la identidad es la escisión, mecanismo que en un principio fue una división defensiva del yo por una simple deficiencia de integración y que luego cristalizó en un detrimento de los procesos de integración y la consecuente difusión de la identidad. Este síndrome, para autores como Collum, constituye la característica de los pacientes fronterizos. La mayor parte de sus conductas consiste en recurrir a actos desesperados de supervivencia, para evitar la vivencia de fragmentación total y la caída en el vacío. SITUACION TRAUMATICA Está fundada en los procesos de separación e individuación, lo cual le ha generado intensos sentimientos de abandono. Los datos clínicos sugieren que hubo un trauma en la niñez etiológicamente significativo, en la mitad de los pacientes BPD. Por lo tanto la cólera y los comportamientos manipuladores del paciente, que crean tantos problemas en la contratransferencia para el terapeuta, pueden ser comprendidos como adaptativos y comprensibles a la luz del trauma temprano. ANSIEDADES BASICAS L a s a n s i e d a d e s p r e d o m i n a n t e s s o n d e fusión (intrusión, atrapamiento, engolfamiento) o pérdida (aniquilamiento, abandono). Como ambos mecanismos atacan el pensamiento imposibilitando la capacidad de crear representaciones, llevando al vacío o la sensación de la muerte psíquica, es necesario establecer una organización externa relativamente estable, que pueda ser continente, “yo auxiliar”, creando un espacio seguro, básico para estructurar el Yo. Las crisis de ansiedad y la angustia constante y flotante, que aparecen en el border ante las más pequeñas amenazas, pueden plantear problemas en la relación terapéutica, al igual que la agresión, que a menudo acompaña a la ansiedad. Si se tiene en cuenta la psicopatogénesis de las mismas, desde la segunda teoría freudiana de la angustia, los borderline no tienen mecanismo de angustia señal y por eso, el modelo de angustia traumática del Ello, amenaza de continuo con invadir al Yo. MECANISMOS DE DEFENSA La mecánica de defensa primitiva del fronterizo estaría puesta al servicio de los conflictos intrapsíquicos del paciente liberándolo, pero al costo del debilitamiento del 295 funcionamiento de su Yo, adaptabilidad y funcionalidad en la vida cotidiana. Este debilitamiento traerá como consecuencia la dependencia no consciente y labilidad en el sostenimiento de sus relaciones con los demás en tanto las mismas se caracterizan por ser caóticas y huecas. Los intensos sentimientos de abandono deben ser reprimidos. La represión es reforzada por el acting - out, formación reactiva, mecanismos obsesivos - compulsivos, proyección, negación y el aislamiento. Dichas defensas intentarían evitar el registro de emociones, y la capacidad de poder pensar en éstas. En este proceso se construyen objetos externos bizarros (alucinaciones y delirios) que condensan el mundo interno del paciente, expresión de sus deseos y ausencia de frustración. Otras defensas primitivas incluyen el pensamiento mágico (creencia que los pensamientos pueden causar acontecimientos), omnipotencia, proyección (de características desagradables de uno mismo sobre otros) y la identificación proyectiva, mecanismo por el cual el fronterizo intenta poner en otros las sensaciones que está teniendo. P a r a K e r n b e r g l a escisión e s u n a o p e r a c i ó n d e d e f e n s a e s e n c i a l e n l a personalidad fronteriza que subyace a todas las que siguen. Este autor la define como el proceso activo por el cual se mantienen separadas las introyecciones e identificaciones de calidad opuesta. La integración o síntesis de las introyecciones e identificaciones de signo opuesto es quizás el más importante factor de neutralización de la agresión (ya que como parte de dicha integración se produce la fusión y organización de los derivados de instintos libidinales y agresivos) y una de las consecuencias de los estados patológicos caracterizados por un exceso de escisión es que no se logra un suficiente grado de neutralización, haciendo fracasar así una fuente de energía esencial para el crecimiento. La escisión es, por lo tanto, una causa fundamental de labilidad yoica y, puesto que no requiere tanta contracarga como la represión, un yo débil es proclive a la utilización de este mecanismo, lo que crea un círculo vicioso en el cual la labilidad yoica y la escisión se refuerzan mutuamente. En la experiencia clínica, una de las manifestaciones directas de este mecanismo, es la expresión alternada de las facetas complementarias de un conflicto, ligada con una débil negación y falta de preocupación por la contradicción, reflejada en el comportamiento, pudiendo manifestarse en una “falta de control de impulsos” selectiva, que se expresa en episódicas irrupciones de impulsos primitivos (Kernberg recuerda que la escisión es un mecanismo predominante en las neurosis impulsivas y las adicciones). Quizá la más conocida manifestación de la escisión es la división de los objetos externos en “totalmente buenos” y “totalmente malos”, en la vivencia interna del paciente, lo cual trae aparejada la posibilidad de que los sentimientos acerca de un objeto y del mismo sí mismo, oscilen de manera radical y abrupta de un extremo al otro. En la clínica, el niño que ha de transformarse en paciente fronterizo vive de momento a momento cortando activamente las conexiones emocionales entre 296 experiencias afectivas con objetos significativos de su entorno inmediato que, de no ser disociadas, resultarían caóticas y contradictorias provocándole gran frustración y temor. La escisión suele aparecer ligada con uno o varios de los mecanismos siguientes: Idealización primitiva: es la tendencia a ver a los objetos externos como totalmente buenos para poder contar con su protección contra los objetos “malos”, y para asegurarse de que no habrán de ser contaminados, dañados o destruidos por la agresión propia o la proyectada en otros objetos. Esta idealización primitiva refleja la omnipotencia subyacente - otra de las defensas fronterizas - y también es la precursora de las ulteriores formas de idealización. Tempranas formas de proyección, en especial identificación proyectiva: los pacientes de personalidad fronteriza suelen exhibir fuertes tendencias a la proyección. Negación: en especial manifestaciones primitivas de la negación como la “negación mutua” de dos áreas emocionalmente independientesde la conciencia (o sea que la negación refuerza la escisión). El paciente está consciente de que en determinado momento sus percepciones, pensamientos y sentimientos acerca de sí mismo y de los demás son por completo opuestos a los que tuvo en otros momentos; sin embargo, este recuerdo carece de repercusión emocional y no puede modificar la manera de sentir del paciente. Quizás éste regrese más tarde a su anterior estado yoico y niegue el actual, pero no obstante al recordarlo, será otra vez totalmente incapaz de ligar emocionalmente ambos estados. También la negación puede manifestarse como una simple desestimación de un sector de su experiencia subjetiva o del mundo externo. Cuando hay circunstancias que lo presionan, el paciente reconoce intelectualmente el sector negado, pero no logra integrarlo con el resto de su experiencia emocional. Todo esto difiere de la forma más sutil de este mecanismo, descrita por Freud, y caracterizada por la presencia de un contenido mental “con signo negativo”, en este caso la resonancia emocional de lo negado nunca ha tenido acceso a la conciencia y permanece reprimida. Este tipo de negación corresponde a los niveles más elaborados de este mecanismo y está relativamente cerca del aislamiento, en tanto que su nivel inferior está ligado con la escisión. Omnipotencia y desvalorización: ambos mecanismos están estrechamente conectados con la escisión y son al mismo tiempo manifestaciones directas del empleo defensivo de las introyecciones e identificaciones primitivas. Los pacientes suelen alternar entre la necesidad de establecer una relación que refleja su aferramiento y sus exigencias a un objeto “mágico” idealizado, en determinados momentos, y en otros, fantasías y actitudes que revelan el profundo sentimiento de su propia omnipotencia mágica. Ambos estados representan su identificación con un objeto “totalmente bueno”, idealizado y poderoso, a modo de protección contra los malos objetos “persecutorios”. No existe verdadera “dependencia” en el sentido de amory preocupación por el objeto ideal. En un plano más profundo, la persona idealizada es tratada de manera despiadada y posesiva, como una extensión del propio paciente. Dicha 297 desvalorización es en parte un corolario de la omnipotencia y como mecanismo tiene efectos muy perjudiciales sobre las relaciones objetales internalizadas y en especial sobre las estructuras que intervienen en la formación e integración del superyó. Kernberg también incluye como muestras de BPO caótico, lazos extremos con otros; una inhabilidad para conservar la memoria calmante de amor a sí mismo; episodios psicopáticos transitorios; negación y amnesia emocional. Cary destaca el distanciamiento esquizoide como una de las principales defensas de los pacientes fronterizos. ESTRUCTURA YOICA Los borderline tienen un Yo débil y por lo tanto las funciones de la represión normal, disminuidas, con permanencia de los mecanismos de defensa primitivos (sobre todo disociación y proyección). Falta de confianza básica, persistencia de la disociación del objeto, con el consecuente deterioro de las relaciones objetales, regresión y negación, deterioro de las funciones sintéticas del yo, fracaso de la sublimación de los impulsos instintivos, serias dificultades con la identidad pre - edípica y sexual. Bychowsky describió también algunas de sus características estructurales más importantes, como la persistencia de primitivos estados yoicos disociados y el clivaje de las imágenes parentales en objetos buenos y malos. Para Kernberg estos pacientes exhiben “distorsión yoica” y “labilidad yoica”; la distorsión yoica se refiere a los patrones de carácter rígidos y patológicos, mientras que la labilidad yoica traduce la inadecuación o la ausencia de ciertas funciones yoicas normales. Los aspectos específicos de la labilidad yoica son: el predominio de primitivos mecanismos de defensa característicos y los rasgos patológicos y contradictorios del carácter de la personalidad fronteriza. Estas primitivas operaciones de defensa destinadas a proteger al yo contra los conflictos intolerables y la concomitante patología de las relaciones objetales internalizadas, tienen consecuencias estructurales muy significativas. En primer lugar, el concepto de sí mismo no llega a integrarse, dando lugar al síndrome de difusión de la identidad y surge una crónica tendencia a depender excesivamente de objetos externos, con el fin de lograr cierta continuidad de acción, pensamiento y sentimiento en la relación con ellos. En segundo lugar, se desarrollan rasgos caracterológicos contradictorios que representan imágenes contradictorias de sí mismo y de los objetos, lo cual aumenta el caos de los vínculos interpersonales del futuro paciente fronterizo. En tercer término, la integración del superyó sufre los efectos de la ausencia de la función orientadora que cumple una identidad yoica integrada, viéndose obstaculizada por las contraindicaciones existentes entre imágenes objetales totalmente buenas y excesivamente idealizadas y precursores superyoicos totalmente malos y sádicos en extremo. 298 En cuarto lugar, la carencia de representaciones objetales integradas impide la profundización de la empatía hacia los demás como individuos por derecho propio; la falta de integración del concepto de sí mismo obstaculiza también la plena comprensión emocional de los otros seres humanos, interfiriendo con el desarrollo de la constancia objetal y de la capacidad de formar relaciones objetales totales. E n quinto lugar, los aspectos inespecíficos de la fortaleza yoica (tolerancia a la ansiedad, control sobre los impulsos, capacidad de sublimación) sufren los efectos de la precaria integración del yo y del superyó. La fortaleza yoica depende de la neutralización de la energía instintiva, que tiene lugar esencialmente en el contexto de la integración de las imágenes de sí mismo y de los objetos, de origen libidinal y agresivo. Los aspectos inespecíficos de labilidad yoica comprenden: a) falta de tolerancia a la ansiedad: una ansiedad mayor que la habitual provoca en el paciente la formación de nuevos síntomas, actitudes aloplásticas o regresión yoica. b) falta de control sobre los impulsos que queda demostrada por: los impulsos que se expresan en los episodios de comportamiento impulsivo son sintónicos con el yo; se repiten los mismos tipos de falta de control; no hay contacto emocional entre el sector involucrado de la personalidad del paciente y el resto de su vivencia de sí mismo; se observa una débil negación que secundariamente defiende a esta “irrupción” disociada. c) falta de capacidad de sublimación: los logros y el goce creativos son los aspectos fundamentales de la capacidad de sublimación; suelen ser los mejores indicadores de la extensión del área libre de conflictos del yo; por lo tanto, su ausencia es una señal importante de labilidad yoica. d) presencia del pensamiento del proceso primario. O r i g e n d e l a l a b i l i d a d y o i c a : El yo temprano debe cumplir dos tareas esenciales en rápida sucesión: 1) la diferenciación entre imágenes de sí mismo e imágenes objetales y 2) la integración de imágenes de sí mismo y de los objetos, de origen libidinal y agresivo. Cuando se logra bien la primer tarea, se ha cumplido un paso crucial que diferencia entre las futuras estructuras yoicas psicóticas y no psicóticas. Con la integración, comienza a desarrollarse la tolerancia a la ambivalencia. El concepto integrado de sí mismo y las representaciones objetales integradas vinculadas con aquél constituyen la identidad del yo en su sentido más amplio. 299 El problema para lograr la integración radica en que las imágenes de sí mismo y objetales de origen agresivo y las imágenes de sí mismo y objetales totalmente buenas y defensivamente idealizadas son tan intensas que su integración se hace imposible. Conciliar imágenes de sí mismo y de objetos significativos radicalmente opuestas, unas cargadas de amor y otras de odio, desencadenaría un monto intolerable de ansiedad y culpa, debido al peligro que ello encierra para las relaciones con los objetos buenos internos y externos; se produce por lo tanto una activa separación de carácter defensivo entre las imágenes contradictorias de sí mismo y de los objetos; en otras palabras, la disociación o escisión primitiva se convierte en la principal operación de defensa. AFECTOS PREDOMINANTES La i r a e s e l único o principal afecto, observándose también defecto en las relaciones afectivas, ausencia de indicadores de autoidentidad y soledad depresiva. El aumento del montante de las ansiedades de engolfamiento y de abandono, produce un aumento de los sentimientos de desvalorización, depresión, agresión, hipocondriasis e hipomaniasis, en el sentido de Kernberg. Otro sentimiento frecuente de observar es la confusión, que ocurre, a veces, frente a la vivencia de pérdida del objeto valorizado y que es expresión del fracaso de la disociación. SINTOMAS CLINICOS Las actuaciones son el máximo exponente clínico, en la conducta, del fenómeno esquizoide (en el sentido de Fairbairn, de doble disociación, en el Yo y en el objeto). En la actuación se disocia y se proyecta el objeto malo (Melanie Klein), rechazado (Fairbairn), desvalorizado (Whitaker) y sobre todo, la relación con el objeto bueno en el analista en la transferencia (sobre el que se ejerce un control omnipotente porque lo protege del suicidio, homicidio, accidente y la psicosis). Las actuaciones pueden ser en los pacientes borderline, una defensa, como último recurso, para evitar la psicosis, la que aparece cuando fracasa la disociación, y sucede la proyección (la identificación proyectiva masiva y brusca en el sentido de Bion). Por esto las actuaciones, se suelen ver en la clínica como los prodromos de las psicosis esquizoafectivas (equiparables a la psicosis reactiva breve del DSM-IV). En estas actuaciones de los borderline, además de la descarga, hay un intento penoso y fallido de adquirir representatividad psíquica el trauma (discarencia afectiva) y suelen ser una forma de comunicación preverbal, un pedido de ayuda, por parte del paciente. Freud mostró que la resistencia del Ello es la compulsión a la repetición, la que se traduce en la transferencia en “repetir para no recordar”. En el borderline, el motor de la compulsión a la repetición, son las ansiedades de engolfamiento, y sobre todo, las ansiedades de abandono (desvalorización), en categorías psicoanalíticas, y la depresión (agresión), en categorías psiquiátricas, los que, en la conducta, se traducen en 300 actuaciones “actuar para no recordar”: la discarencia afectiva, “actuar para no sentir” (el abandono, la desvalorización, la depresión, la agresión, etc.). MODELOS DE VINCULOS A pesar de los graves daños en las funciones del yo, hay adaptación del paciente a las demandas del medio (tiene una conducta convencional). Con el terapeuta entabla según Rosenfeld, una relación que él denomina de analista inodoro: todo lo desagradable se descarga en el analista y el paciente se atribuye a sí mismo todo lo bueno que resulte de la relación. Según Rosenfeld estas personalidades han introyectado en forma omnipotente un objeto parcial, primitivo, totalmente bueno y/o han proyectado en forma omnipotente su propio sí mismo hacia dentro de tal objeto negando así cualquier diferencia o separación entre el sí mismo y el objeto. Esto permite a dichos pacientes negar cualquier necesidad de dependencia del objeto externo. La dependencia implicaría la necesidad de un objeto amado y potencialmente frustrante que también es intensamente odiado. Los vínculos interpersonales en el BPD son inestables. Típicamente, los pacientes fronterizos tienen problemas serios con los límites. Se vinculan rápidamente con la gente, y se decepcionan rápidamente también. Hacen grandes demandas a la gente y fácilmente se asustan de ser abandonados por los que los rodean. Su vida emocional es una especie de roller coaster. Es importante destacar que las características principales de los trastornos limítrofes se encuentran representadas por la diferenciación de las representaciones objetales del sí mismo, mantenimiento de la prueba de realidad y la falta de integración en la síntesis del sí mismo y de los demás significantes (entendiendo al sí mismo como la suma total de representaciones integradas del sí a través de todas las etapas del desarrollo). La integración de las representaciones del sí mismo buenas o malas en un concepto realista del sí mismo que incorpore, más que disocie, las variadas representaciones componentes del sí mismo, es un requisito para la carga libidinal de un sí mismo normal. Este requisito explica la paradoja de que la integración de amor y odio es un prerrequisito de la capacidad para el amor normal. RASGOS CARACTEROLOGICOS Las características de las relaciones objetales internalizadas se reflejan en los típicos rasgos caracterológicos de la personalidad fronteriza: Poseen escasa capacidad para evaluar de manera realista a los demás y para entablar con ellos una relación de verdadera empatía; experimentan a las otras personas como objetos distantes a quienes se adaptan de un modo “real” siempre que no tengan un compromiso emocional con ellos. 301 Tienen incapacidad de vivenciar o empatizar con los demás, una percepción distorsionada de éstos y superficialidad en sus vínculos emocionales. Otro rasgo es la manifestación más o menos sutil o grosera, de sus objetivos pregenitales y genitales, que están fuertemente infiltrados de agresión. Es posible detectar con relativa facilidad sus tendencias explotadoras, sus irrazonables demandas y la manipulación de que hacen objeto a los demás sin consideración ni tacto alguno. En este sentido ocupa un lugar preponderante la tendencia a desvalorizar a los objetos. Superficialmente, estos pacientes suelen experimentar sentimientos de inseguridad, incertidumbre e inferioridad respecto de sus capacidades y en su trato con los demás. En un plano más profundo, bajo estos aspectos se observan fantasías omnipotentes y algo así como un ciego optimismo basado en la negación y un profundo convencimiento de que tienen derecho a explotar a los demás y a ser gratificados. O sea que los sentimientos de inferioridad representan a menudo un estrato superficial secundario que oculta los rasgos narcisistas del carácter. PSICODIAGNOSTICO Al examinar clínicamente el estado mental de pacientes fronterizos, rara vez se detecta una alteración formal de sus procesos de pensamiento. En cambio, empleando tests proyectivos y sobre todo en respuesta a estímulos no estructurados, tienden a surgir evidencias del pensamiento de proceso primario, que se manifiestan como fantasías primitivas, disminución de la capacidad de adaptarse a los datos formales de los tests y, en especial, el uso de peculiares verbalizaciones. Es importante destacar que la regresión al pensamiento de proceso primario sigue siendo el más importante de los indicadores estructurales individuales de la organización fronteriza. Los tests psicológicos de los pacientes fronterizos revelan la ausencia del normal predominio de las tendencias genitales heterosexuales por sobre los impulsos polimorfos parciales. Sobre la base de dichos tests, se suele decir que estos pacientes presentan una “falta de identidad sexual”, lo cual es probablemente una denominación errónea dado que si bien es cierto que adolecen de difusión de la identidad, este síndrome se remonta a orígenes más precoces y complejos que los de la simple ausencia de diferenciación de una determinada orientación sexual. Su “falta de identidad sexual” no refleja una falta de definición sexual, sino la combinación de varias poderosas fijaciones tendientes a hacer frente a los mismos conflictos. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL Mientras que generalmente es posible identificar las principales diferencias entre la organización fronteriza de la personalidad y los estados psicóticos, resulta más difícil identificar las existentes entre la BPD y las neurosis. 302 Es necesario diferenciarlo del trastorno bipolar mixto, ya que debe tenerse en cuenta que el aspecto depresivo del trastorno borderline de la personalidad se caracteriza por cambios de un día para el otro (o de una hora para otra), mientras que el acceso bipolar mixto aparece más frecuentemente como un episodio discreto - con un principio y un final bien marcados - y un curso relativamente estable durante el episodio. La característica que más ayuda al diagnóstico diferencial es la reactividad del borderline, dado que se observa que los cambios de ánimo están relacionados con acontecimientos que evocan la vivencia de abandono. Por otra parte, en los enfermos bipolares es más frecuente la alteración marcada del apetito y el sueño. La ausencia de factores precipitantes y la historia familiar positiva para el trastorno bipolar, también orientan al diagnóstico de trastorno borderline. Algunos investigadores, como Judith Herman, creen que el BPD es un nombre dado a una manifestación determinada del desorden post-traumático de la tensión (PTSD): en Trauma y recuperación, ella teoriza que cuando el PTSD toma una forma que acentúa mayormente los elementos del disturbio de la identidad y del vínculo, ella confirma el llamado BPD; cuando se acentúan los elementos patológicos somáticos, entiende que el cuadro que aparece es histeria. El diagnóstico diferencial con respecto a la personalidad histérica es sencillo dado que si bien en la histeria se suele observar una exacerbación de los rasgos narcisistas, especialmente los vinculados con las tendencias exhibicionistas, su necesidad de ser admirados y de convertirse en centro de atención – por lo general una formación reactiva narcisista contra la envidia del pene – está acompañada de la capacidad de establecer vínculos profundos y duraderos con los demás. Otra característica para el diagnóstico diferencial son los distintos comportamientos de los pacientes ante el acto terapéutico de la interpretación de las defensas. En los pacientes fronterizos la interpretación de las primitivas defensas predominantes tiende a fortalecer el funcionamiento yoico y la prueba de realidad, mientras que en los pacientes psicóticos puede incrementar la regresión poniendo en evidencia la subyacente falta de diferenciación entre sí mismo y no-sí mismo, de la cual dependen a su vez, la posibilidad de discernir entre percepciones y fantasías, entre percepciones intrapsíquicas y percepciones de origen externo. La pérdida de la prueba de realidad en cualquier sector es indicio de funcionamiento psicótico. Otro rasgo que diferencia el tratamiento de las personalidades narcisistas, lo constituye su total incapacidad de vivenciar al analista como un objeto independiente, incapacidad que persiste aún después de muchos meses y años de labor analítica y que contrasta de manera radical con las relaciones transferenciales que se observan en otras formas de patología caracterológica, en las cuales la transferencia suele pasar a revelar diferentes conflictos altamente específicos correspondientes a diversos niveles de desarrollo psicosexual, en cuyo contexto el paciente discierne claramente al analista como objeto independiente. 303 Desde el punto de vista estructural, la principal diferencia entre las personalidades narcisistas y otras modalidades de patología caracterológica, radica en la naturaleza y las funciones del ideal del yo. En los desórdenes caracterológicos no narcisistas, el excesivo desarrollo de las defensas narcisistas es el resultado de una exacerbación del ideal del yo de la temprana infancia, que defiende del temor y la culpa provocados por múltiples conflictos. Por el contrario, en las personalidades narcisistas, la exacerbación o la fijación del ideal del yo infantil va acompañada de la primitiva fusión del concepto de sí mismo d e l p a c i e n t e c o n e s e i d e a l d e l y o y d e l a concomitante desvalorización de las representaciones objetales y de los objetos externos y tiene por objeto defender al paciente contra primitivos conflictos y frustraciones de tipo oral. DESCOMPENSACIONES BORDERLINE Los pacientes de personalidad fronteriza pueden sufrir episodios psicóticos pasajeros cuando se encuentran en situaciones de gran tensión o bajo los efectos del alcohol o las drogas. Las descompensaciones clínicas de los borderline son dos: actuaciones y psicosis esquizoafectivas y constituyen la expresión clínica de un aumento del montante de las ansiedades de engolfamiento y de abandono o separación. Constituyen una técnica para mantener (en las actuaciones) o para recuperar, una relación objetal valiosa (en las psicosis). En los tratamientos psicoanalíticos dicho objeto valorizado puede ser el analista en la transferencia. Tanto el conflicto esquizoide, en el sentido de Fairbairn, como la fase de separación - individuación, en el sentido de Mahler, son situaciones pre - edípicas universales, que, frente a experiencias de acercamiento afectivo, por un lado, y de abandono por el otro, se repiten a lo largo de toda la vida del hombre. Las pérdidas del objeto valorizado, en los borderline, que activan el conflicto esquizoide, están referidas, casi siempre, en el contenido manifiesto, a la sexualidad y al trabajo y en el contenido latente, en ambos casos, a una disminución de la autoestima, siempre mal regulada en estos pacientes. Las situaciones de acercamiento afectivo como por ejemplo, durante el proceso analítico, situaciones de éxito del paciente que hacen que se sienta más próximo al analista pueden también ocasionar, a través de un aumento de las ansiedades de engolfamiento, descompensaciones en los pacientes borderline. Un encuadre y un contrato claro, que a la par que ponen límites, dan un continente y favorecen el sentido de realidad, la observación de la neutralidad analítica, la interpretación de la transferencia - inclusive la negativa -, son pilares técnicos a observar a ultranza, cuanto más grave sea el borderline, para evitar las descompensaciones. 304 Las actuaciones más comunes que dan lugar a la medicación, y a la internación, de los pacientes en análisis, pueden ser provocadas por la pérdida del control omnipotente del objeto valorizado analista, constituyendo verdaderas formas clínicas de ansiedades de abandono y se las puede esquematizar en: 1. Suicidio, homicidio y accidente. 2. Drogadicción: es una actuación en la cual la droga acentúa los fenómenos disociativos a la par que, por efecto químico, produce confusión. Psicoanalíticamente todas las drogas acentúan el fenómeno esquizoide, por eso se suele decir que el adicto es “un borderline farmacológico”. 3. Promiscuidad sexual: hetero u homosexual (evaluar riesgo en venéreas, SIDA, etc.). 4. Accidentofilia. 5. Trastornos en la alimentación (bulimia y sobre todo anorexia). 6. Suicidofilia. 7. Fugas. 8. Actuaciones múltiples: son formas combinadas de las actuaciones anteriores. Suelen verse en las neurosis impulsivas descompensadas299 . 9. Las actuaciones, en especial las múltiples, se traducen en severos ataques al “setting” o sea en “acting-in” y en “acting-out” que al ser sostenidas en el tiempo, pueden configurar una forma clínica de lo que Menninger denomina “suicidio crónico”. En síntesis, las actuaciones son la máxima expresión del fenómeno disociativo: cuando fracasan, dan lugar a la confusión y a la proyección, o sea a la productividad psicótica. CUADROS BORDERLINE EN NIÑOS Y ADOLESCENTES Con respecto a los cuadros borderline en los niños y adolescentes, nos señala la Dra. Frij1ing, que desde el punto de vista metapsicológico hay en los estados fronterizos una fluctuación en la severidad de la regresión, y parte de las funciones del yo permanecen intactas. En las psicosis, especialmente la prueba de realidad está completamente perturbada. También observó que los pacientes borderline desarrollan un especial interés por un área determinada, por ejemplo: conocer todas las cosas acerca de la Zoología Paleontológica, pero nada acerca del mundo en que viven. El niño psicótico sólo alcanza la etapa del objeto de la satisfacción de la necesidad; en cambio el niño fronterizo puede obtener alguna constancia objetal. Sus relaciones de objeto permanecen muy dependientes y el objeto constante es muy 299 Para Otto Fenichel son aquellas en las que no se tolera la menor tensión, en donde todo se debe conseguir inmediatamente, dado que toda excitación se vive como un trauma. 305 vulnerable. La experiencia interna de tenuidad en las relaciones de objeto contribuye a su ansiedad básica. Estos niños mantienen relaciones simbióticas y dependencia muy marcada con unos pocos objetos, y muestran rasgos fetichistas, pudiendo el fetiche representar un objeto transicional. Pueden sufrir de micropsicosis, que desaparece de manera instantánea si el niño es comprendido. Una de las tareas fundamentales es la de ayudar a los padres de los pacientes fronterizos a no exigir ni empujar a estos niños a ciertas cosas que por su vulnerable organización no están en condiciones de hacer. En el fronterizo existe la amenaza de quedar abrumado y atrapado por el objeto, pero puede usar el pensamiento verbal en un intento para alcanzar dominio, y hasta puede utilizar intereses intelectuales en su esfuerzo por mantener su integración; que junto a patrones extremos de conformidad con el medio, le permite llegar a la pubertad, donde recién son diagnosticados al descomponerse. Son pacientes que pueden permanecer sin ser diagnosticados y tratados hasta el comienzo de la pubertad. La autora citada, tuvo oportunidad de ver púberes borderline que de hecho lo fueron de niños y cuyo desarrollo patológico permaneció inadvertido. Señala que los adolescentes pueden regresar a estados fronterizos durante la fase de desintegración de la adolescencia, y esto puede indicar una fijación a la etapa simbiótica que permanece como un núcleo frágil en la personalidad; tal estado puede ser pasajero como otros trastornos evolutivos en la adolescencia, pero también puede significar el comienzo de una enfermedad esquizofrénica. La Dra. Frij1ing también pudo observar que algunos pacientes borderline se manejan en la vida adulta sobre la base de la dependencia para elegir una pareja; por ejemplo, que el partenaire se mantenga jugando el rol de un padre siempre disponible. Como las relaciones de objeto permanecen en el nivel de la separación-individuación, es imposible llevar a cabo un desarrollo maduro, y es por esta razón que la sexualidad de estos pacientes muestra una variedad de rasgos perversos. Por eso mismo la autora sugiere tener un especial cuidado con ellos en el manejo de la transferencia, pues cualquier intento de abordar estos conflictos puede dar lugar a explosiones psicóticas. En el proceso diagnóstico, la fluctuación entre un funcionamiento autista o simbiótico y un mayor nivel de desarrollo, es uno de los factores que incrementa la confusión para establecer un diagnóstico diferencial. Tanto la psicosis como los estados bordeline pueden ser vistos como detenciones del desarrollo en la fase simbiótica, y la autora nos señala que depende del curso evolutivo que en un caso se obtenga como resultado una psicosis autista, en otro una psicosis simbiótica con mayor o menor número de rasgos autistas, o un estado borderline; y nos dice que, aunque su experiencia es limitada, no ha visto una completa recuperación en los casos fronterizos infantiles; la mayoría de los observados por ella han permanecido fronterizos a lo largo del tiempo, y frente a situaciones de stress podían hacer fácilmente una crisis psicótica. 306 Finalizamos nuestra presentación del pensamiento de la Dra. Frij1ing transcribiendo el cuadro sinóptico donde agrupó sus criterios para el diagnóstico diferencial entre psicosis, neurosis y cuadros fronterizos en la infancia. PSICOSIS INFANTIL ESTADOS BORDERLINE INFANTILES NEUROSIS Toda clase de dificultades Toda clase de descripciones Relaciones neuróticas familiares (menos intensas que en la psicosis o en los borderline) Existencia de una fase dominante. Conflictos que emanan de la fase edípica. Regresión. Catexis de objetos. La autoestima puede ser perturbada por conflictos neuróticos. MOTIVO DE CONSULTA DESCRIPCIÓN DEL NIÑO INFLUENCIAS AMBIENTALES Inmanejable en la casa Extraño Conductas incomprensibles Extraño Sobreestimulación. Falta de contacto o contacto anormal Sobreestimulación. Falta de contacto o contacto anormal EVOLUCIÓN DEL NIÑO Ninguna fase real dominante. Muchos rasgos de fases tempranas, las fases se sobreponen y confunden. Serias dificultades en la transición de una fase a la otra siguiente. Distribución anormal de la libido con falta de catexis objetal u objetos catectizados con libido narcisista. Preferencia por objetos inanimados. Intensa catexis del self. Excitación crónica. Ninguna fase real dominante. Fases del desarrollo sobrepuestas y confundidas. Dificultades en el pasaje de una fase a la otra. Menores disturbios en la distribución de la libido que en la psicosis. Dependencia muy marcada a unos cuantos objetos. Relaciones simbióticas. Intensa catexis del self, pero menor excitación crónica. Poca vitalidad. Algunos rasgos fetichistas. El fetiche puede representar un objeto transicional o una identificación primitiva con una persona, o ciertos aspectos asociados a una persona. 307 AGRESION CONFLICTOS DESARROLLO DEL YO DEFENSAS Alto grado de impulsividad, peligroso para sí mismo y para los que lo rodean. Severos conflictos intrasistémicos. Masculino-femenino. Activo- pasivo. Falta de conflictos intersistémicos. Perturbaciones específicas de la integración y de la prueba de realidad. No hay distinción entre el self y la representación de los objetos. Detención en la diferenciación y percepción del objeto. El lenguaje no es usado como un medio de contacto con los objetos. Concretismos y neologismos. La falta de contacto humano puede persistir y esto puede llevar a procesos restitutivos. Falta principalmente el proceso 2rio. Menor agresión directa. Impulsos explosivos. Conflictos intersistémicos e intrasistémicos. Perturbaciones específicas en la integración. La prueba de realidad está menos perturbada que en las psicosis. Hay diferenciación entre el self y la representación de los objetos, pero con una tendencia a la regresión y a la confusión. Perturbación del uso del lenguaje como medio de contacto. A menudo fuerte necesidad de contacto. Ideas de grandeza pero sin constantes ilusiones y alucinaciones como en la psicosis.El pensamiento del proceso 2rio. Es usado defensivamente Predominantemente Son usados toda la proyección e clase de mecanismos introyección de defensa. Hacen primitivas. Se mayor uso de la agregan a éstas proyección e conductas rituales y identificación estereotipadas, primitivas que en la usadas como defensa neurosis. contra la Desplazamientos desintegración. Puede fóbicos y síntomas Difícil control de la agresión, sólo peligrosa para sí. Tend. suicidas y a los accidentes. Conflictos intersistémicos e intrasistémicos. Perturbación de la integración y de la prueba de realidad, sólo en la formación del síntoma. El lenguaje es usado como medio de contacto. Continuo uso del proceso secundario. Toda clase de mecanismos defensivos son combinados en la organización defensiva. Ellos pueden persistir detenidos dentro de la estructura. 308 SUPERYO SUPERYO faltar ansiedad abierta pero hay explosiones de pánico y conductas impulsivas. No estructurado. Ansiedad arcaica proyectada en el mundo externo TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN Muy baja TENDENCIAS PROGRESIVAS Marcada oposición al cambio. Todos los pasajes evolutivos pueden conducir a severas regresiones. obsesivos. Las defensas no son efectivas. Panansiedad. Estructura primitiva del superyo. Muy dependiente de los objetos externos. Alguna internalización con tendencia a la regresión y a la reexternalización. Puede ser alta, fuera de situaciones traumáticas específicas. Mucha ansiedad frente a cambios en el desarrollo. Peligro de crisis psicóticas si son empujados a asumir tales cambios. Especialmente si se refieren a relaciones de objeto adultas y a experiencias sexuales. Estructurado, con mayor internalización de conflictos. Puede ser alta o baja Si las relaciones de objeto adultas y experiencias sexuales son alcanzadas, pueden actuar ayudando a la mejoría y recuperación. BPD Y DROGAADICCION En el uso indebido de drogas, es imprescindible hacer una diferenciación entre estructuras psicóticas y narcisistas no psicóticas. En las primeras, el síntoma uso indebido de drogas se ubica en el plano de la restitución. Algo que no está, es recreado a partir de, por ejemplo, ideas delirantes o alucinaciones. Cosa muy diferente pasa en el segundo caso, en donde el adicto borderline intenta desbloquear su psiquismo, observándose claramente la fascinación narcisista a la que alude el mito. Se ve muy nítidamente en el plano afectivo, donde lo no sentido es artificialmente percibido, droga mediante. La droga, mientras dura su efecto, cumple la función de reasegurar la autoestima deficiente que presenta el borderline por las relaciones familiares patológicas. También en ocasiones, la droga constituye el intento del borderline por romper con la dependencia respecto del objeto simbiótico (generalmente la madre). 309 TERAPIA 1. Farmacoterapia Las intervenciones psiquiátricas durante la psicoterapia son motivadas por el alto riesgo, para sí y para terceros, que las actuaciones y las psicosis esquizoafectivas de los borderline, implican (suicidio, homicidio, accidente). Dentro de lo posible, no se debe introducir un medicamento hasta que no se haya consolidado un vínculo de confianza de ambas partes, para evitar la manipulación de la medicación. Además, es importante que intervengan dos profesionales, el psicoterapeuta y el psiquiatra, porque de esta manera se evitan la aparición de nuevas variables en el tratamiento, de por sí muy accidentado, de estos pacientes. Dada la predisposición a sufrir episodios de despersonalización y desrealización, es frecuente observar fenómenos colaterales adversos de la medicación que merecen particular atención. La medicación puede convertirse en una forma central de representación (abusos toxicofílicos, intentos de suicidio) relacionados con el devenir de su terapia individual. Dado que el “motor” de los sentimientos y afectos delos borderline (agresión, confusión, hipocondriasis, hipomaniasis, etc., al igual que algunas fobias y obsesiones) es la depresión, los antidepresivos son los fármacos de elección aunque en ciertos momentos de la evolución del cuadro se puede recurrir a las benzodiacepinas, los neurolépticos y los anticonvulsivantes. La explicación psicoanalítica del empleo de los antidepresivos en patología borderline, como fármaco de primera elección, se basa en el concepto de Melanie Klein, difundido en nuestro medio por Pichón Riviere y Bleger, de que la enfermedad mental es la expresión clínica de la posición depresiva, una verdadera defensa frente a la depresión. Esto plantearía la duda desde un punto de vista metapsicológico, de si los afectos antes considerados, agresión, manía, hipocondría, etc., y que tienen como sustrato la depresión, son para evitar la depresión (porque los borderline no pueden deprimirse) o para salir de la depresión. En este último caso, los afectos, serían la consecuencia de una técnica de relación objetal para recuperar la relación con el objeto y salir de la depresión, formando el afecto parte de esta técnica. Los medicamentos ansiolíticos - benzodiacepinas, neurolépticos- pueden empeorar al paciente borderline porque, por mecanismo químico, pueden acentuar la confusión y la depresión. Además, las benzodiacepinas pueden producir descontrol afectivo con agresión y sobre todo, adicción, por eso Kernberg, en los borderline proscribe emplearlas por más de 4 - 6 semanas. Al medicar se deben evaluar dos variables psicoanalíticas que se contraponen: a) La enfermedad mental es un intento de recactetización objetal (Freud); 310 b) La productividad psicótica defectúa aun más al yo (Kernberg) El hecho de que sean dos los profesionales que atienden al borderline en los casos de medicación, favorece la disociación y por eso puede disminuir la productividad psicótica. 2. Técnicas biológicas Las técnicas biológicas como la Electro Convulsivo Terapia empleada por los psiquiatras que ven en ella una alternativa pensable, es utilizada como tratamiento en los siguientes casos: 1) Si la medicación y los abordajes terapéuticos fallan luego de 6 meses. 2) Si las condiciones del paciente demandan una inmediata remisión, como serían intentos de suicidio impulsivos y de serias consecuencias. 3) En pacientes que no pueden tolerar medicación. Según Basili, la mejoría sintomática del electroshock hay que interpretarla psicoanalíticamente como el “pozo de víboras” de la Inglaterra del siglo XVII, donde se suspendía a los psicóticos, sin dejarlos caer: el contacto con las víboras obligaba a los pacientes a relacionarse con la realidad exterior, y así cesaba el mecanismo de la desmentida y la productividad psicótica. 3. Psicoterapia La terapia psicodinámica individual se centra en lograr habilidades para hacer frente a los resultados de su comportamiento, se recomiendan dos o tres veces semanales y se focaliza en las experiencias internas y los vínculos del paciente, además de los comportamientos autodestructivos. Los pacientes fronterizos mejoran generalmente con el encuadre. El encuadre es la condición para desarrollar relaciones de objeto, ya que el gran peligro que posee esta patología es la incapacidad de representarse a sí mismo. Se logra a través de alguien que los reconozca, ya que la alteridad es lo que permite identidad. Bleger propone la existencia de dos encuadres: el del paciente, que es la fusión más primitiva con el cuerpo de la madre, y el del terapeuta, que debe servir para restablecer la simbiosis original con el fin de modificarla. Este último no debe ser ambiguo, cambiante o alterado. El terapeuta necesita tener claro acerca de cómo programar las sesiones, la longitud de las mismas (claridad que incluye cuando la sesión comienza y termina) y acerca del pago de honorarios. Éstas son las clases de arreglos estructurales que proporcionan una cierta estabilidad al tratamiento y realzan la eficacia de la terapia. Abraham, en 1919, en su estudio sobre las resistencias transferenciales de estos pacientes, alertó al terapeuta acerca de los peligrosos efectos que ejercen las defensas caracterológicas narcisistas sobre el proceso analítico. Subrayó la necesidad de interpretar sistemáticamente las tendencias del paciente a desvalorizar al analista y a utilizarlo como espectador de su propio trabajo “analítico”. 311 En su clásico trabajo sobre la reacción terapéutica negativa, Rivière se refirió a pacientes que necesitan malograr el proceso analítico; no pueden tolerar la idea de progreso porque ello equivaldría a reconocer la ayuda recibida de otros. Según ella, estos pacientes son incapaces de recibir algo bueno del analista debido a la culpa insoportable que les provoca su propia agresión básica. Rosenfeld destacó el papel esencial que desempeña la incapacidad de depender en los pacientes de personalidad narcisista. A partir de los primeros tiempos de la investigación sobre el BPD, la búsqueda de un síntoma patognomónico ha sido un problema central, hallándose a la rabia o ira, como el principal. Los pacientes permanecen enojados mucho tiempo y los terapeutas pueden tomar cierta distancia afectiva como represalia. El tratamiento se allanará más si el terapeuta puede sostener su firmeza y permanecer en una posición intermedia entre retirarse o tomar represalias (lo que se entiende como evitar actuar la contratransferencia). El terapeuta debe ayudar a los pacientes fronterizos extremadamente impulsivos a observar la conexión existente entre su acción impulsiva y un estado interno que implica sensaciones y pensamientos. Es importante buscar un acoplamiento entre el comportamiento y el acontecimiento, o una sensación sobre el acontecimiento, buscar asimismo, desarrollar la capacidad para pensar acerca de sí mismo y de los otros y para construir sensaciones, creencias, intenciones y otros estados psicológicos. Acerca de los límites, Waldinger sugirió que para reconocer qué comportamientos necesitan ser limitados, se reconozcan los acting out que amenacen la seguridad del paciente, del terapeuta o de los que lo rodean. El ambiente de holding supone desde ya la necesidad de fijar claramente los límites, más allá de las interpretaciones del significado de sus conductas. En el tratamiento en Menninger se estudia qué clase de intervenciones terapéuticas parecen facilitar una alianza terapéutica mejor con los pacientes fronterizos. Hallaron que en los pacientes con trauma temprano, la interpretación de la transferencia de la agresión del paciente hizo deteriorar la alianza, porque los pacientes experimentaron la interpretación como carencia del reconocimiento de los tormentos verdaderos en los que estaban implicados. Masterson concibe una psicoterapia específicamente orientada a resolver la aguda crisis sintomática (la depresión de abandono), así como a corregir y reparar los defectos yoicos que se asocian con la fijación al narcisismo oral, estimulando el crecimiento a través de las fases de separación e individuación hasta llegar a la autonomía. Desde el punto de vista de Winnicott se considera que durante la psicoterapia existen diferentes momentos, y de acuerdo a este autor, se debe acceder al inicio a recrear la ilusión de la completud narcisística, volver al punto necesario para la constitución de la síntesis del Yo, ofreciéndose el equipo terapéutico como sostén, protector no sólo de los peligros externos sino de los peligros internos que lo abruman. Sólo así, se podrá acceder posteriormente a una etapa tendiente a la discriminación buscando restaurar las perdidas fuerzas del Yo. 312 Por otra parte, otros estudios encontraron que la validación de la opinión del paciente desde una cierta perspectiva mejoró la alianza. Lo importante es reconocer que algo en el pasado le ha sucedido, a lo cual ha reaccionado con rabia y así poder trabajar junto al paciente con una meta en común en vez de entablar el desacuerdo. Las interpretaciones de la transferencia son más eficaces cuando una serie de intervenciones de apoyo crean un clima en el cual el paciente puede validar las observaciones del terapeuta. Es importante en el abordaje terapéutico la capacidad del psicoterapeuta para ayudarlo a encontrar el sentido al dolor intolerable y desorganizador del aparato psíquico que muchas veces sufren los borderline, a fin de transformarlo en tolerable y poder utilizarlo posteriormente en motor de crecimiento. Mientras el paciente se encuentra en un proceso regresivo de dependencia absoluta, la capacidad del terapeuta de tolerar la experiencia de fusión queda puesta a prueba y también es frecuente que el paciente explore la capacidad del terapeuta para sobrevivir a asaltos agresivos. Winnicott, Green y otros autores recomiendan que se debe ser capaz de aceptar esos estados informes para traducirlos y adoptar una actitud no intrusiva, sabiendo suplir verbalmente la carencia de los cuidados maternos con el fin de asistir a la emergencia de una relación entre el Yo y el objeto. Los consejos y la idealización del analista, acentúan los fenómenos disociativos: los aspectos malos, rechazados, desvalorizados del objeto pueden ser proyectados, en el analista, en la transferencia o en un tercero excluido y promueven las actuaciones dentro y/o fuera de la sesión. Es importante no dar consejos aunque el borderline “lo pida a gritos” y analizar el sometimiento que subyace a la idealización, y la agresión y la relación narcisista de objeto que se esconde bajo el sometimiento, al igual que la culpa persecutoria, que subyace a la agresión. Todo esto se puede hacer analizando la transferencia negativa en transferencia positiva. La labor del analista no debe ser, tapar la angustia del paciente borderline e “intoxicar al Yo” con medicamentos, sino ayudar a que el paciente desarrolle el mecanismo de angustia señal, enseñándole, en la transferencia, a “domar”, como diría Freud a la angustia del Ello y transformarla en angustia del Yo. Esto se logra merced a la labor interpretativa, centrada en la interpretación transferencial de la intolerancia del paciente borderline, a las pérdidas de objeto y a la frustración, lo que se traduce en agresión y angustia. Para Kernberg la terapia ideal para estos pacientes, es la que pone el acento en la interpretación de las resistencias y de la transferencia y en el mantenimiento de una posición esencialmente neutral por parte del analista. Los requisitos técnicos que propone para la psicoterapia psicoanalítica de los pacientes fronterizos son: Elaboración sistemática de la transferencia negativa en el “aquí y ahora” únicamente, sin tratar de llegar a reconstrucciones genéticas completas. 313 Interpretación de las constelaciones defensivas a medida que se manifiestan en la transferencia negativa. Fijación de límites con el fin de bloquear la actuación de la transferencia y estructuración de la vida del paciente fuera de las sesiones en la medida necesaria para proteger la neutralidad del analista. No interpretación de los aspectos más moderados y de origen menos primitivos de la transferencia positiva, con el propósito de favorecer el gradual desarrollo de la alianza terapéutica. Prestar constante atención a la particular cualidad de la transferencia y contrarrestar de manera sistemática las tendencias al control omnipotente y la desvalorización por parte del paciente. Asimismo, es importante que esté alerta a las reacciones contratransferenciales que van aflorando con el tiempo; debe incorporar la contratransferencia al proceso analítico, no revelándole al paciente sus propias reacciones, sino infiriendo de éstas cuáles son los propósitos ocultos de la conducta del paciente. Puesto que estos pacientes tratan al analista como una extensión de ellos mismos, la vivencia emocional de éste refleja con más fidelidad que en otros casos las luchas internas del paciente; de ahí que las reacciones contratransferenciales sean especialmente reveladoras en el tratamiento de personalidades narcisistas. Un problema técnico cuyo manejo plantea especiales dificultades al terapeuta es el de los repentinos “cambios de onda” en la actitud emocional del paciente. Sobre todo después de momentos de comprensión o alivio, el paciente tiende a abandonar el tema tratado por completo, en lugar de experimentar agradecimiento por la ayuda del analista o de sentirse motivado para profundizar su comprensión de ese tema. En estas circunstancias está operando la tendencia a desvalorizar al analista, junto con el intento de robarle sus interpretaciones; es necesario estar muy atento a esta súbita “desaparición” de algo que solo minutos atrás o en la sesión anterior, se manifestó como muy importante. Kernberg realiza una última observación técnica: quizá no convenga tratar a muchos de estos pacientes al mismo tiempo, debido a la gran tensión y las numerosas exigencias que imponen al analista. Además es útil tener en cuenta que estos casos requieren los tratamientos analíticos más prolongados para llegar a acceder a las patológicas estructuras del carácter que se activan en la transferencia. Al tratar pacientes fronterizos, cualquiera que sea el nivel de capacitación o experiencia de los terapeutas, éstos suelen pasar por momentos de sometimiento casi masoquista a algunas de las manifestaciones agresivas del paciente, de dudas injustificadas acerca de la propia capacidad y de exagerado temor a las críticas de terceros. Durante estos períodos, el analista llega a identificarse con la agresión, la proyección paranoide y la culpa del paciente, si bien esta situación básica suele quedar disimulada por las defensas secundarias, en particular las caracterológicas, que erige contra su posición emocional. 314 Transferencia – Contratransferencia En el curso del tratamiento las principales defensas del paciente borderline, se erigen contra la posibilidad de depender del analista ya que toda situación que los haga sentir dependientes los retrotrae inmediatamente a la básica situación amenazante de su temprana infancia. Todos sus esfuerzos parecen estar dirigidos a derrotar al analista, a destruir todo lo bueno y valioso que perciben en él y a convertir el análisis en un juego sin sentido. Los pacientes borderline, merced a su transferencia intensa, prematura y caótica (debido al predominio de la proyección primitiva), gracias a la cual transferencia y realidad se ven confundidas, tienden a provocar en el terapeuta fuertes reacciones contratransferenciales que, en ocasiones, revelan la esencia más significativa de las caóticas manifestaciones del paciente. Little afirma que cuanto más desintegrado es el paciente, mayor es la necesidad de integración en el analista y agrega que con pacientes psicóticos, la contratransferencia es quizás el único medio en que se puede basar el tratamiento, contando probablemente, como mecanismo subyacente, con la identificación con el ello del paciente. Cuanto más intensa y precoz es la respuesta emocional del analista ante el paciente, mayor es el peligro que representa para su neutralidad, y cuanto más fluctuante, caótica y rápidamente cambiante es aquélla reacción, más motivos hay para pensar que el terapeuta está en presencia de un paciente gravemente regresivo. Por otra parte, la incapacidad del borderline de ver al analista como objeto integrado por derecho propio y el patológico incremento de la proyección alternada de imágenes de sí mismo y de los objetos (que permite el intercambio de los roles específicos en la transferencia) debilitan los límites yoicos y dan lugar a la psicosis transferencial. Cuando en la transferencia se manifiestan relaciones objetales conflictivas de muy temprano origen, como ocurre con frecuencia con pacientes muy desorganizados y con serias perturbaciones caracterológicas, el terapeuta se ve envuelto en un proceso de regresión empática, al tratar de preservar su contacto emocional con el paciente. En algún momento de la regresión pueden reactivarse tempranas identificaciones del propio terapeuta, al tiempo que entra en funcionamiento el mecanismo de identificación proyectiva. El terapeuta se ve entonces amenazado por varios peligros de origen interno, como por ejemplo: la reaparición de la ansiedad vinculada con tempranos impulsos, sobre todo de carácter agresivo, que se dirigen ahora hacia el paciente; una cierta pérdida de los límites yoicos en la interacción con ese paciente, y la fuerte tentación de controlar al paciente, como consecuencia de la identificación de éste con un objeto del pasado del analista. 315 Como consecuencia de un tratamiento prolongado e infructuoso, el analista puede intentar defenderse desvalorizando al paciente, quien ve así ratificada su sensación de que aquél está transformándose en uno de los objetos peligrosos de los que trataba de huir; puede ocurrir también que cualquier pequeña frustración haga tomar conciencia al paciente de que ya no controla al analista. Es en este momento cuando suele producirse la interrupción del tratamiento; el paciente huye de un objeto transferencial odiado y frustrante, al que reduce nuevamente a “sombra” y l a contratransferencia del analista refleja la correspondiente sensación de “vacío”, como si el paciente no hubiera existido nunca. Racker realizó un detallado estudio de la utilización de la contratransferencia como fuente de información acerca de la constelación emocional interna del paciente, clasificando las identificaciones que tienen lugar en las reacciones c o n t r a t r a n s f e r e n c i a l e s e n d o s t i p o s : “identificaciones concordantes” e “identificaciones complementarias”. La concordante es la identificación del analista con el sector correspondiente del aparato psíquico del paciente; esto es, el yo con el yo, el superyó con el superyó. Merced a esta identificación, el analista experimenta en sí mismo la principal emoción que el paciente está sintiendo en ese momento; al respecto - acota Racker - podríamos considerar que la empatía es una expresión directa de la identificación concordante. La identificación complementaria (concepto que Helene Deutsch fue la primera en formular) se refiere a la identificación del analista con los objetos transferenciales del paciente. En el contexto de este tipo de identificación el analista experimenta la emoción que el paciente atribuye a su objeto transferencial, en tanto que el propio paciente experimenta la emoción que vivió en el pasado, en su interacción con esa particular imagen parental. Por ejemplo, el analista puede identificarse con una imagen paterna rígida y prohibitiva que despierta en él la tendencia a criticar y controlar al paciente, mientras éste revive el temor, el sometimiento o la rebeldía que sintió en la relación con su padre. Según Racker, el analista fluctúa entre estos dos tipos de identificaciones contratransferenciales. Es precisamente en el nivel de regresión en el que se produce la identificación proyectiva del analista, donde la identificación complementaria alcanza su máximo desarrollo. Cuando el analista no consigue “escapar” de su atadura contratransferencial, restablece el círculo vicioso de la interacción entre el paciente y la imagen parental, con la cual aquél está identificado. Las defensas caracterológicas de tipo neurótico son la protección más segura que encuentra el analista contra las ansiedades primitivas que tienden a aparecer en su contratransferencia, y la particular formación caracterológica complementaria que establece con el paciente es el resultado de la mutua influencia que la identificación proyectiva ejerce en ambos. Un importante factor que participa activamente en la neutralización y la superación de los efectos que la agresión y la autoagresión ejercen sobre la contratransferencia, es la capacidad del analista de experimentar preocupación. En este 316 contexto, la preocupación importa el reconocimiento, por parte del analista, de la intensidad de los impulsos destructivos y autodestructivos del paciente, de la posibilidad de que dichos impulsos se manifiesten en él mismo, y de las limitaciones inherentes a sus esfuerzos terapéuticos con el paciente. La preocupación significa reconocer la intensidad de la destructividad de los seres humanos en general y la esperanza, no la certeza, de que en el nivel individual, aquellas tendencias pueden ser combatidas con éxito. Winnicott sugiere que la capacidad de preocupación es el resultado de sentimientos de culpa medidos y modulados. La preocupación implica también salir del encierro narcisista y la disposición por parte del analista, a rever determinado caso con un supervisor, en contraste con la tendencia a mantener en secreto el propio trabajo. Modell (citado por Marinópulos Córdova y Ruiz Huidobro Boklund, op.cit.) describe la transferencia del borderline como transicional en el sentido de objeto transicional de Winnicott300 , en ella el terapeuta es percibido como un objeto más allá del self, no reconocido plenamente como individuo autónomo e investido casi completamente con cualidades proyectadas por el paciente. Psicosis transferencial La indefinición del concepto de sí mismo y la falta de diferenciación e individualización de los objetos, interfieren con la discriminación entre relaciones objetales presentes y pasadas y contribuyen al desarrollo de la psicosis transferencial. Esta constituye una complicación típica del tratamiento de pacientes de personalidad fronteriza. La psicosis transferencial del paciente fronterizo y la transferencia psicótica característica del individuo psicótico, comparten ciertos rasgos similares y a la vez presentan ciertas diferencias. Respecto a las semejanzas, cabe mencionar las siguientes: En ambos casos se produce una pérdida de la prueba de realidad y pensamientos delirantes vinculados con el terapeuta, con posible aparición de alucinaciones o seudoalucinaciones durante las sesiones. 300 Objeto transicional es una expresión creada por D.W.Winnicott en 1951, para designar al objeto material que tiene para el lactante y el infante un valor preferencial y le permite efectuar la transición necesaria entre la primera relación oral con la madre y una verdadera relación objetal. Winnicott sitúa el objeto transicional en el área de la ilusión y el juego. Aunque el lactante lo “posea” como sustituto del seno, no reconoce que forme parte de la realidad exterior: es la primera posesión “no-yo”. También está destinado a proteger al niño de la angustia de separación en el proceso de diferenciación entre el Yo y el no-Yo. Un objeto es transicional porque marca el pasaje del niño desde un estado en el que se encuentra unido al cuerpo de la madre, a otro estado en el que puede reconocerla como diferente de él y separarse de ella: hay allí una transición desde la relación fusional (no-Yo) hacia una simbolización de la realidad objetal (Yo). Esta concepción del objeto transicional surgió de una lectura fenomenológica de la cultura cristiana, como lo señaló Winnicott en su prefacio de 1971 a Realidad y Juego, en el cual evoca la célebre controversia sobre la transustanciación. La transformación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesús es a juicio de Winnicott un fenómeno transicional. (Roudinesco y Plon,1998) 317 Prevalecen en la transferencia vínculos objetales primitivos de carácter fantástico, caracterizados por múltiples imágenes de sí mismo y de los objetos, fantasías cuya estructura refleja los niveles más tempranos de relaciones objetales internalizadas que representan un estrato mental más profundo que los vínculos diádicos o edípicos triangulares típicos de la neurosis transferencial que son característicos de cuadros psicopatológicos más benignos. Tanto en los casos fronterizos como en los psicóticos se activan en la transferencia reacciones afectivas de carácter primitivo y abrumador y el paciente pierde la sensación de poseer una identidad independiente de la del terapeuta. Las diferencias entre la psicosis transferencial de pacientes fronterizos y la transferencia psicótica de pacientes psicóticos, sobre todo esquizofrénicos, en psicoterapia intensiva son las siguientes: En los pacientes fronterizos, la pérdida de prueba de realidad no afecta demasiado el funcionamiento del paciente fuera del encuadre terapéutico. En cambio, el distanciamiento inicial del paciente psicótico suele traducirse en su comportamiento psicótico durante las sesiones y fuera del encuadre terapéutico. Los pacientes psicóticos, especialmente en etapas avanzadas del desarrollo de su transferencia psicótica, experimentan vivencias de fusión con el terapeuta, merced a las cuales tienen la sensación de poseer una identidad común con aquél, de ser uno con el terapeuta. En cambio los pacientes fronterizos, aún durante la psicosis transferencial experimentan algún tipo de límite entre ellos y el terapeuta. 4. Terapia familiar Es un importante instrumento para ayudar a reorganizar un entramado familiar más continente, sobre todo en vínculos familiares con predominio de violencia, hostilidad, adicciones y ansiedades relacionadas con los procesos de separación e individuación. En una familia con estas características, las partes enfermas son proyectadas sistemáticamente en el hijo y por lo tanto, es conocido el hecho que ante la mejoría del paciente siempre se produce una descompensación en el objeto con el que narcisísticamente se encuentra identificado, que es generalmente la madre. También se observa que cuando las figuras parentales logran una mejoría, el paciente, por el contrario, empeora, ya que se modifica una homeostasis patógena. El padre, generalmente es incapaz de trazar límites equilibrados y mantiene un lazo con su hijo que transita entre el laisser faire y el autoritarismo más déspota. En las psicoterapias familiares generalmente se excluye o sabotea el tratamiento, provocando cambios de terapeutas, causando rupturas y enojos y produciendo pérdidas muy dolorosas en el paciente, que establece vínculos muy dependientes con los profesionales. Describir a la madre es describir al paciente. Conforman una díada que es una unicidad, generalmente borderline, una simbiosis irrompible, donde a veces, al terapeuta, le cabe la peligrosa opción de simbiotizarse para intentar la ruptura de la misma. Al intentar el terapeuta, separar esa díada patológica, el paciente y su partenaire 318 simbiótico, ponen en juego sus rasgos perversos, intentando sádicamente impedir el quehacer terapéutico. En general, el trastorno borderline de la personalidad sería el que presenta las mayores dificultades en la dirección de la cura. Hay un debatirse, un rotar cíclico y circular en lo sintomático, que genera terapéuticamente más frustración. 5. Terapias grupales Están indicadas cuando es necesaria la dilución de reacciones transferenciales intensas y negativas, y cuando se requiere la presión y el control del grupo para reducir la presentación o la conducta impulsiva. 6. Tratamiento de rehabilitación e internación El alejamiento del entorno familiar distorsionado favorece una rápida reorganización de la personalidad en los casos de patologías leves. La tarea terapéutica en la internación se debe basar en promover un “ambiente facilitador”, necesario para favorecer la discriminación y la restitución del frágil equilibrio narcisista. La hospitalización también contribuye a reforzar la estructuración a través de los límites que ella impone. En ciertos casos, por lo tanto, es beneficioso aislar al borderline de los factores que activan su conflictiva: familiares, sociales, laborales, etc., vale decir, de los lugares donde se pudo haber desencadenado la pérdida de objeto y que pueden haber sido decisivos para la disminución de la autoestima del paciente y para mantener el beneficio secundario de rol de loco. La internación da al paciente un objeto transicional, en el sentido de Winnicott y un continente adecuado, en el sentido de Bion, que comprende el acompañar al paciente, en el aquí, ahora y conmigo, manteniéndose el analista fuera de los factores que activan el conflicto, absorbiendo los elementos beta y promoviendo el desarrollo de los elementos alfa. Para Kernberg un campo todavía casi inexplorado en la bibliografía es el del tratamiento en servicios de internación prolongada para personalidades fronterizas que no pueden ser tratadas como pacientes externos ni en servicios de internación breve. PRONOSTICO El desorden de la personalidad de la frontera es una enfermedad de la gente joven, y comienza generalmente en la adolescencia o la juventud. El 80% de pacientes están entre las mujeres. El BPD es generalmente crónico y los problemas severos continúan a menudo presentes por muchos años. Cerca del 10% de los pacientes tiene éxito en los intentos suicidas. Sin embargo, en los 90% que no se matan, la patología de la frontera tiende a mejorar en la edad media y la mayoría de los pacientes funcionan perceptiblemente mejor alrededor de los treinta y cinco a cuarenta años. El mecanismo de esta mejora es desconocido. Sin embargo, otros desórdenes asociados a impulsividad, tal como abuso antisocial de las drogas, también tienden a mejorar alrededor de la misma edad. 319 El nivel de la mejora a largo plazo en pacientes de frontera varía mucho. Una minoría desarrollará una carrera acertada, se casará feliz y se recuperará totalmente. En la mayoría de los casos, la impulsividad y la declinación de la inestabilidad sucederán en un cierto plazo y el paciente podrá eventualmente funcionar en un nivel razonable. Estimaciones de varios estudios americanos indican que el 50% de los pacientes con trastornos fronterizos de la personalidad que buscan tratamiento abandonan dentro de los 6 meses y 75% dentro del primer año, sólo 1 de 10 pacientes completa el proceso estimado para su psicoterapia. Se podría pensar que un pronóstico exitoso consistirá en conseguir relaciones más estables, resultantes de la conciencia del significado de la conducta manipuladora y dependiente. Un elemento pronóstico negativo que complica el cuadro de las personalidades fronterizas es la fusión patológica de imágenes “totalmente buenas” de sí mismo con tempranas imágenes ideales de sí mismo y de los objetos. Esta fusión de todos los aspectos “buenos” de las relaciones objetales internalizadas se cristaliza en un concepto de sí mismo idealizado y muy irreal que, en presencia de determinadas circunstancias (un inusual talento, belleza física, inteligencia) se ve reforzado por la realidad y, paradójicamente, promueve una mejor adaptación a lo “especial” en el plano real. Este fenómeno es característico de la personalidad narcisista; en tales circunstancias el funcionamiento social puede mejorar en gran medida, pero a costa de la pérdida de la normal diferenciación entre sí mismo e ideal del yo (es decir, a costa de una estructura superyoica fundamental). Las graves deficiencias del superyó son típicas de las personalidades narcisistas y comprometen su analizabilidad. Para Kernberg los factores útiles para evaluar el pronóstico de cada caso, son: Tolerancia a la depresión y al duelo: Los pacientes que al iniciar su terapia poseen por lo menos un cierto grado de tolerancia a la culpa y la depresión, evolucionan mejor que aquellos que son totalmente incapaces de tolerar esos sentimientos. Beneficios secundarios del tratamiento analítico: desgraciadamente, existen condiciones sociales y profesionales que permiten obtener importantes beneficios secundarios del “aprendizaje” del método analítico. Capacidad de culpa y propensión a la rabia paranoide en la transferencia: una vez resueltas las típicas defensas transferenciales, reflejadas en la fusión mágica con el analista y en la desvalorización de éste como persona autónoma junto con la concomitante lucha contra la dependencia, algunos pacientes presentan intensas reacciones paranoides en la transferencia, mientras que otros son capaces de experimentar por lo menos cierto grado de culpa y preocupación por el analista; este segundo tipo de pacientes, tiene mejor pronóstico que aquellos que manifiestan una reacción puramente paranoide en la transferencia. Capacidad de la capacidad sublimatoria: los pacientes que manifiestan por lo menos un cierto grado de creatividad en algún aspecto de su vida tienen mejor pronóstico que aquellos que carecen por completo de ella. 320 Grado y características de la integración superyoica: es casi obvio que el peor pronóstico corresponde a la personalidad antisocial que representa una manifestación extrema de esta carencia superyoica. Control de impulsos y tolerancia a la ansiedad: e l p r o n ó s t i c o e s m á s desfavorable para aquellos individuos que poseen muy escasa tolerancia a la ansiedad. Regresión al pensamiento del proceso primario: el psicoanálisis está contraindicado para los pacientes de marcados rasgos fronterizos, en especial con falta de control sobre los impulsos, intolerancia a la ansiedad y tendencia a regresar al pensamiento del proceso primario, aún cuando sean capaces de experimentar culpa y depresión, porque la depresión que surge en esos casos en el curso del tratamiento suele manifestarse en niveles psicóticos de expresión o como intentos de suicidio. En estos casos muy graves el tratamiento exclusivamente de apoyo psicoterapéutico, llegó a resultados muy satisfactorios. Motivación para el tratamiento: cuanto mayor sea el empeño de una persona por superar su frialdad interna, sus vivencias de vacío y sus dificultades para establecer lazos de empatía con los demás, más favorable es el pronóstico. MODELOS TEORICOS ACERCA DE LO BORDERLINE A modo de recapitulación de lo desarrollado hasta aquí, realizaremos un recorrido histórico por distintos autores que se han ocupado del cuadro borderline301 . Thomas Sydenham (1682) es quien definió en la antigüedad la esencia de la personalidad borderline, al escribir: “Todo es capricho, ellos aman sin medida a aquellos que pronto odian sin razón. Los borderline son extremistas que dividen el mundo en exageradas dicotomías de bueno y malo, blanco y negro. Son emocionalmente infantiles, no pueden tolerar la ambigüedad, nada es neutral, todo es personal. El término fronterizo nace en la literatura anglosajona a fines del siglo XIX. Hughes lo utiliza por primera vez en 1884 y nos dice: “el estado borderline de la locura comprende numerosas personas que pasan la vida entera cerca de esta línea”. El historial clínico de Freud, publicado en 1918, “De la historia de una neurosis infantil (el “Hombre de los Lobos”) es, dentro de la casuística freudiana, el mayor aporte para la comprensión de los cuadros fronterizos. La falta de represión, típica de los fronterizos, fue el factor fundamental que le permitió a Freud verificar y describir en este paciente tantos elementos regresivos. Pero es su análisis posterior con Ruth Mack Brunswick, en el que desarrolló su episodio psicótico, es el que constituye el aporte para considerarlo fronterizo, sea estructura o estado. Hendrick en 1936 y Helene Deutsch en 1942, fueron los primeros en explorar este campo y lo vieron como un fenómeno más cercano a las psicosis esquizofrénicas que a las neurosis. Para Deutsch estas personalidades son: 301 Nos guiaremos para tal fin por el excelente recorrido que realizan Marinópulos Córdova y Ruiz Huidobro Boklund (1991) 321 Incapaces de tener auténticos sentimientos e intereses, Incapaces de desarrollar verdaderas identificaciones yoicas y superyoicas Pero actúan “como si”las tuvieran Por la misma época, Adolph Stern302 los caracteriza con los siguientes rasgos: 1. Narcisismo patológico (por sus dificultades evolutivas) 2. “Hemorragia psíquica” (imposibilidad de control) 3. Hipersensibilidad incoordinada 4. Reacciones terapéuticas negativas 5. Sentimientos de inferioridad muy arraigados 6. Masoquismo 7. Rigidez psíquica y física 8. Estado de profunda inseguridad orgánica e intensa ansiedad 9. Uso de mecanismos proyectivos 10. Dificultades en la prueba de realidad Según Stern, los borderline responden a imitaciones e identificaciones con un medio ambiente, que les permiten una ostensible buena adaptación a la realidad. Pero nunca logran un verdadero superyó internalizado, estando sin embargo en dependencia de los controles externos, que los limitan en su conducta exterior. En 1942, Otto Fenichel, los llama casos marginales o “esquizofrénicos mitis” (esquizofrénicos ambulatorios), describiendo como el sello que los caracteriza, la sensación en el espectador de “extravagancia”. La falta de emociones adecuadas es interrumpida por accesos de desbordante emoción (verdaderos brotes emocionales), lo cual sin embargo no configura un verdadero desahogo emocional. Presentan una extrema rigidez hipertónica oculta tras una máscara de tranquilidad y actúan como si tuvieran relaciones afectivas con la gente pero no tienen verdaderos amigos. Marco Merenciano, en 1945, los llamó “psicosis mitis” que se hallan caracterizadas por: Despersonalización Alteración de los sentimientos vitales, predominando la tristeza 302 Adolph Stern (1938) publicó un trabajo pionero en el cual separó al grupo del reino de las psicosis, y acuñó el término "borderline" con acepción muy próxima a la actual. El trabajo de Stern además sentó bases a la descripción fenomenológica del padecimiento y permitió resaltar un importante número de variables observables comunes que dieron cohesión definitoria al concepto. 322 Síntomas orgánicos c o n c a b i d a p a r a t o d a l a l l a m a d a “ p a t o l o g í a funcional”. Hoch y Polatin en 1949, describieron un cuadro clínico que llamaron “esquizofrenia seudoneurótica”, donde detrás de síntomas neuróticos, polimorfos, se encuentran los síntomas primarios de la esquizofrenia: a) Trastornos asociativos; b) Rigidez afectiva; c) Ambivalencia y d) Pensamiento dereístico. Agruparon los síntomas que presentan estos cuadros en tres grandes áreas: 1) Trastornos de los procesos de pensamiento Fenómenos del proceso primario (condensaciones-desplazamientos) Pensamiento paralógico: ilógico, catatímico303 y con imposibilidad por momentos de pensamiento abstracto. Intelectualización de las emociones, conceptos inflexibles y estereotipados. Incapacidad de distinguir fantasía y realidad, confusión entre objetivos, intenciones y medios. 2) Trastornos de la organización psicosexual Narcisismo extremo (sumamente preocupados por su vestimenta, por su cuerpo, por sus acciones). Manejan solamente niveles pregenitales. O r g a n i z a c i ó n s e x u a l polimorfa con tensión constante, temores homosexuales, ansiedad polimorfa invasora, angustia intensa con mecanismos defensivos semejantes a los neuróticos (aunque estos enfermos sucumben a impulsos perversos). 3) Trastornos afectivos Hipersensibilidad a los estímulos emocionales, ambivalencia extrema (o más bien polivalencia) Conexiones emocionales inadecuadas, con alteración de la regulación emocional. 303 Cuando lo afectivo impregna el pensamiento determinando conclusiones tendenciosas nos encontramos ante una catatimia. El término timia se refiere al humor. Lo afectivo distorsiona la lógica, le impide la claridad. (extraído de Curso de semiología psiquiátrica de Hugo Marietán, Editorial Ananké. 1996). 323 Incapacidad de manejar la agresión (oscilando entre sumisión y agresión) Muy bajo índice de frustración, con necesidad de rápida gratificación. Deseo de protección y adherencia a los padres (madre especialmente) y lucha ambivalente contra este deseo. Anhedonia (incapacidad de experimentar placer y empatía) Trastornos de la autoestima con sentimientos de fracaso e inferioridad, susceptibilidad (todo lo que pasa afuera tiene un sentido para el yo). Arlene Wolberg en 1952, fue de los primeros investigadores en diferenciar a los fronterizos de los psicóticos. Para ella, conservan el contacto y la prueba de realidad, aún cuando su adaptación no es satisfactoria debido a su agresividad y su angustia de separación. Wolberg destaca la presencia de una “depresión crónica” de mediana intensidad, que cumple funciones defensivas, por ejemplo como escape para la hostilidad que bulle dentro del individuo y está focalizada en el objeto de amor y también le sirve para contrarrestar el miedo de aniquilación que causa al border la disociación yoica. Ralph Greenson observó que en situaciones bien estructuradas estos pacientes están macroscópicamente adaptados a las convenciones, aunque puedan ser excéntricos, extraños y caprichosos pero en situaciones no estructuradas (como la de asociación libre) se manifiestan fenómenos tales como: 1. 2. corporales 3. Irrupción del Ello con fracaso de los mecanismos de defensa Inhabilidad para diferenciar entre afectos, impulsos y sensaciones Inhabilidad para mantener un concepto consistente del self 4. Confusión entre el pasado y el presente con facilidad para revivir experiencias pasadas e inhabilidad para integrar o sintetizar 5. Inhabilidad para posponer la descarga 6. Preocupación con fantasías sexuales o agresivas 7. Movilidad de las catexis con rápidos desplazamientos y reacciones bizarras en la transferencia Para Ralph R. Greenson, sintetizando, la patología esencial está en las funciones del yo, con regresión y primitivización de éstas; con invasión del proceso 1rio. al secundario y como consecuencia de esto, con dificultad de separar un yo observador y discriminador de un yo “experiencial o vivenciante”. E. Erikson, en 1956, llama a estos cuadros: confusión aguda de identidad, ya que para este autor presentan: 324 Sentimiento de aislamiento Desintegración de la continuidad e identidad internas Sensación de vergüenza generalizada Incapacidad de sensación de logro Perspectiva temporal acortada Desconfianza básica Esta descripción de Erikson es semejante a los conceptos de Winnicott de falso self. Gustav Bychowski, en 1957, los denomina: psicosis latente, describiéndolos como un grupo de individuos cuya estructura psíquica provee un terreno adecuado para una futura psicosis siempre que se agreguen determinados factores adicionales y también pacientes que han tenido un episodio psicótico abortivo a edad temprana. Los rasgos típicos de personalidad serían: 1) Yo débil e inmaduro, con predominio de: Narcisismo primario Megalomanía Pensamiento mágico Proyecciones masivas con rasgos paranoides 2) Los mecanismos de defensa principalmente utilizados son: Vuelta contra sí mismo Cambios instantáneos de pasividad a actividad Negación Disociación Predominio de introyección de objetos parciales a nivel primitivo Es característico de este Yo inmaduro el ser incapaz de sintetizar las actitudes ambivalentes hacia las personas significativas originales, especialmente la madre. Entre las imágenes introyectadas parciales, se halla en los pacientes hombres, la imagen materna; el núcleo del Yo está formado básicamente por este introyecto femenino, producto de una profunda y primitiva identificación con la madre. Las tendencias homosexuales frecuentemente son encubiertas por rabia paranoide, celos y hostilidad. 325 Los mecanismos de disociación mantienen a este Yo primitivo disociado del resto del Yo. El Yo tan débil de estos pacientes los lleva a protegerse con el retiro esquizoide, con parcial o total despersonalización. Según Bychowski, aterrorizados por su “bárbara y destructiva agresividad” se protegen con su excesiva pasividad (la lucha contra los objetos originales y sus correspondientes imágenes internas asume el aspecto de negativismo o una hostilidad destructiva). Para Leopold Bellak (1958) son una forma de esquizofrenia ambulatoria que se caracteriza por: Fuertes sentimientos de inadecuación, inferioridad y despersonalización; Intensas dificultades en las relaciones interpersonales; Inconstancia; Incapacidad de amar; Irritabilidad; Desconfianza y Sexualidad con pobres contactos, mala adaptación, dificultades para la heterosexualidad, aventuras amorosas autistas y autogratificación. Melitta Schmideberg (1959) dice que en el paciente borderline, las relaciones objetales son débiles y superficiales por faltarles profundidad de los sentimientos, empatía y consideración hacia los demás; que presentan gran dificultad para identificarse y por lo tanto para aprender de los otros; que viven excesivamente en la fantasía, lo cual interfiere en su adaptación a la realidad y que presentan fallas en el mecanismo de represión. John Frosch, en los estudios que realizó desde 1959 a 1970, incluye como mecanismos típicos de los que describió como carácter psicótico a: La desdiferenciación La fragmentación El splitting La identificación proyectiva A partir de 1959, Masud R. Kahn encaró el tema, especialmente en el trabajo “Aspectos clínicos de la personalidad esquizoide. Afectos y técnica”. Dicha personalidad presenta los siguientes 11 ítems básicos: 1) Exhibicionismo de contenidos psíquicos que constituye una fuerte defensa intelectual; no asocian libremente, sino que realizan un autoinflamiento del que el analista es mero espectador y tampoco es objeto de catectización libidinal o agresiva. 2) No hay aptitud transferencial y sólo provocan o seducen al analista con una relación tanatizante. 326 3) Hay una urgencia por descargar los afectos y el Yo facilita o inhibe esta descarga, pero no está vinculado con ellos. 4) Su narcisismo es deficiente y está compensado con seudoagresividad. 5) Dependen totalmente de las esperanzas en otros que los motivan y movilizan. Luego reducen todo a futilidad y las personas comprometidas quedan derrotadas, desmoralizadas. Repiten esto en el psicoanálisis, lo que se traduce en un esfuerzo enorme y fatigante y que sobrecarga la contratransferencia. 6) Tienen necesidad de exteriorizar y actuar todas sus experiencias pasadas y sus tensiones actuales. 7) “Explotan” regresiones parciales del ello, del yo y del superyó, lo que otorga a su material calidad psicótica por momentos; pero básicamente están aterrorizados por la regresión yoica al estado de “dependencia-necesidad” (A.Freud – Winnicott). 8) Necesitan tener al analista dispuesto para cooperar en una participación controlada y limitada. Es al analista a quien hacen sentir rabia, ansiedad, necesidad, incomodidad, amor, ternura, violencia y pánico, por largos períodos antes que ellos puedan construir su Yo en una unidad y que, a través de identificaciones, puedan experimentarse a sí mismos. 9) Usan 2 técnicas para combatir los estados de ansiedad: Una es el traslado a estados de ansiedad difusa, que se convierten en estados de resistencia al análisis, operando como defensa frente a la realización psíquica de sus necesidades y tensiones instintivas. El 2do. mecanismo, es la conversión en dolor psíquico y son verdaderos adictos a este dolor, usado contra la ansiedad y contra una verdadera realización de su dependencia y privación. Usan al masoquismo para encubrir un “vacío total y desolación” y evitar la ansiedad, pues buscan por cualquier medio, producir y mantener la tensión psíquica resguardadora de ese vacío. 10) Los mecanismos de defensa principales que usan son: Splitting Identificación proyectiva Idealización Desvalorización de los objetos y las experiencias emocionales 11) Su ideal del Yo no se construye con la introyección de los objetos parentales primarios idealizados, sino, por el contrario, es una formación psíquica que en lugar de figuras primarias satisfactorias y la idealización, consiste en una manera de manejar la deprivación sufrida con el primer objeto. En la transferencia idealizan al terapeuta, como forma de prevenirse de la desilusión y la desesperanza que caracteriza toda su relación objetal. Esta idealización, en palabras de Khan, no tiene origen 327 narcisista ni se basa en una identificación con el objeto; es un medio de establecer una estructura psíquica defensiva, contra la realidad emocional de una realidad interpersonal. En 1960 Meyer y Stanford Gamm incluyen en el espectro borderline casos descriptos como: Desórdenes de carácter Neurosis narcisista del carácter Desorden narcisístico de la personalidad Defecto yoico Distorsión yoica Personalidad esquizoide Esquizofrenia pseudoneurótica o ambulatoria Algunos caracteres depresivos Pacientes con trastornos sexuales Caracteres obsesivo-compulsivos severos Pacientes con enfermedades psicosomáticas graves Dichos autores enumeran como características de los fronterizos: Baja autoestima Sensibilidad extrema a la crítica y al rechazo, sospechas y desconfianzas, temores extremos. Están asustados por la agresión propia y de los otros, por el amar y la proximidad y la responsabilidad y el cambio en general. Las relaciones interpersonales son tenues y tentativas La orientación en la realidad es deficiente. El uso de la negación y la proyección es mayor que en las neurosis Su intensa búsqueda de aprobación y contacto, junto con su temor simultáneo, los lleva a sentimientos marcados de soledad, vacío y desasosiego. Según estos autores, los fronterizos se distribuyen en un espectro que se extiende desde: Los más severos psiconeuróticos: el polo más sano incluye las neurosis narcisistas del carácter, con fuertes defensas que les dan apariencia de normalidad y sólo llegan al análisis después de serias crisis que quiebran su armadura defensiva. En el centro del espectro ubican al grueso de los casos: menos estables, menos exitosos, más erráticos, más perturbados, que tienden a la actuación, llenando su vacío con alcohol, promiscuidad sexual, pero que aún logran conservar cierta adaptación. Cercanos a la psicosis: están los fronterizos más alterados con considerables rasgos paranoides ideativos, tenues relaciones objetales y un ajuste marginal. 328 De cualquier modo Meyer y Gamm, recalcan que lo que caracteriza a la mayoría de los fronterizos es su resistencia a la enfermedad psicótica. A partir de 1965, Otto Kernberg fue uno de los investigadores que más se ocupó de este cuadro. Resumiendo su contribución, Kernberg destaca los siguientes rasgos: 1. Pacientes que presentan síntomas semejantes a las neurosis y los trastornos de carácter y también episodios psicóticos pasajeros (por stress, alcohol o drogas). 2. Buen criterio de realidad. 3. En el psicoanálisis desarrollan una psicosis de transferencia, pudiendo en la regresión analítica, llegar a la transferencia delirante. 4. primario. 5. En pruebas proyectivas no estructuradas, tienden a funcionar en proceso Presentan ansiedad de tipo crónica, difusa, libremente flotante. 6. Neurosis polisintomática representada por fobias múltiples (restricciones en la vida diaria con el propio cuerpo, con tendencias paranoides) 7. Síntomas obsesivo-c o m p u l s i v o s c o n e g o s i n t o n í a s e c u n d a r i a y racionalizados 8. Conversiones múltiples y bizarras o, una única, crónica y severa 9. Reacciones disociativas 10. Estados crepusculares histéricos, fugas y perturbaciones de la conciencia. 11. Hipocondrías crónicas con alejamiento de la vida social 12. Tendencias sexuales perverso-polimorfas caracterizadas por la presencia de fantasías sexuales múltiples como condición necesaria para lograr la gratificación sexual (generalmente masturbatoria, ya que presentan marcada inhibición sexual). Cuanto más caóticas y múltiples sean las fantasías y las acciones perversas, y más inestable la relación de objeto, conectada con esta interacción, más segura es la presencia de la organización borderline. 13. Personalidad previa: paranoide, esquizoide o hipomaníaca 14. Las llamadas neurosis impulsivas y adicciones encubren muchas veces una estructura borderline. 15. Patologías del carácter que encubren una estructura border: personalidad infantil y personalidad narcisística. (Kernberg excluye a las personalidades histéricas y depresivas) 329 16. Autodestrucción primitiva: la organización border se presenta con sexualidad primitiva, agresión descargada de manera indiscriminada (automutilaciones o actos suicidas, con rabia y casi sin depresión). La analista inglesa Little, a nivel diagnóstico, jerarquiza: 1. Falsas percepciones, inferencias o deducciones inadecuadas 2. Fracaso para usar símbolos, presencia de ecuaciones simbólicas u otras evidencias de pensamiento concreto 3. Piezas de total irracionalidad o conductas irresponsables en una persona que aparece como neurótica 4. Coexistencia de áreas de pensamiento del proceso primario junto a áreas de pensamientos del proceso secundario 5. Predominio del principio de supervivencia (“cuando la supervivencia es la esencial o única consideración, el placer o el dolor no tienen sentido, la sexualidad de cualquier tipo es irrelevante y la única especie de realidad reconocible es la psíquica”) 6. La realidad externa existe en estas áreas sólo en la forma como existió en la infancia actualizada del paciente 7. La forma adulta de la memoria –es decir, el recuerdo- se halla ausente o no tiene sentido, y en tanto un neurótico, como dijo Freud, sufre de recuerdos reprimidos, en un psicótico o en un borderline, el pasado es reproducido literalmente, aquí y ahora, lo que explica la conducta inapropiada en el mundo externo y la especial cualidad de los fenómenos transferenciales. Esta convicción delirante inconsciente existe solamente en ciertas áreas de la psique del paciente (de otro modo, sería totalmente un insano). En otras áreas tiene una clara conciencia de realidad que es usada como defensa frente al delirio. Este uso de una realidad contra otra, es la más difícil de penetrar de sus defensas, ya que su levantamiento expone al paciente a agudos y dolorosos estados de creciente despersonalización, que son experimentados como caos de aniquilación. 8. Las vidas de estos pacientes muestran un patrón de destructividad compulsivamente controlado (la destructividad es la de un niño pero está combinada con los recursos corporales y mentales de un adulto) 9. En lo que hace al desarrollo del Yo es, en mayor o menor medida, remendado, irregular y no confiable. Resumiendo el enfoque de Little, se puede sostener que los pacientes borderline, tienen todas las clases de enfermedad mental, desde la psicosis a la normalidad, tienen todos los tipos de síntomas, desde desórdenes de la percepción y delirios, hasta los conflictos edípicos habituales. Tienen parches de trastornos de pensamiento de todo tipo y grado, y sus ansiedades varían desde la ansiedad de supervivencia hasta las persecutorias y depresivas, y la de separación y de castración. La cualidad del superyó varía desde un sadismo extremadamente primitivo hasta un ideal del Yo, benigno y sintónico. 330 Para D.W. Winnicott el paciente fronterizo reúne las siguientes características: Su miedo es la “desintegración, la sensación de aniquilación”, lo que significa la presencia indudable de las “ansiedades impensables” de Winnicott (ansiedades psicóticas) ligadas a los primeros momentos del desarrollo humano. Son casos que exigen el conocimiento y manejo de estas ansiedades por parte del analista (muy distintos a los neuróticos). Requieren un verdadero sostén (holding), aunque simultáneamente, ofrecen un sorprendente insight. Presentan la coexistencia de primitivísimas ansiedades orales con una simbolización onírica muy rica y en estrecha relación con su proceso terapéutico Pueden efectuar un muy firme desarrollo en el proceso analítico pero son muy sensibles a la conducta intrusiva del analista, incluso la interpretativa si no respeta su tiempo. Samuel Atkin (1974) dice que lo que tienen en común es un defecto crucial en la función sintética del Yo. Cree que presentan detenciones en su desarrollo y clivajes entre las funciones de pensamiento, las cognitivas y las lingüísticas. Sostiene que el análisis de estas disfunciones no produce ansiedad y que esto constituirá la prueba de que no es una defensa. Para Atkin estos pacientes pueden tolerar sorprendentes contradicciones en el pensamiento y la acción. Por la misma época, Javier Mariátegui señala como psicopatología básica del borderline lo siguiente: 1. realidad. Deficiente sentido o conciencia de identidad y fluctuante contacto con la 2. Precaria estabilidad psíquica con proclividad a la regresión en situaciones no estructuradas o de stress y deficiente control sobre la conducta impulsiva 3. Psico p a t o l o g í a v a r i o p i n t a a v e c e s e x t r e m a , c o n c o m b i n a c i ó n sintomatológica de la psicosis, la neurosis, la psicopatía y la psicosomática. 4. Discordancia entre la apariencia pansintomática del cuadro y la gravedad de sus expresiones comportamentales 5. En la esfera afectiva lo distintivo es la anhedonía (incapacidad para experimentar sentimientos placenteros o gratificantes). La cólera, la depresión, son los principales afectos que manifiestan. 6. Intentos suicidas reiterados, excesos episódicos de ingestión de alcohol, estimulantes o sedantes. Transgresiones sexuales o promiscuidad. Pfeiffer (1974), Gunderson (1977) y Singer (1975), coincidiendo con los hallazgos de Grinker (1968) destacan las siguientes características de la personalidad fronteriza: 331 Sintomatología p oblada de combinatorias y sucesión de síntomas neuróticos, psicosomáticos, psicopáticos y hasta psicóticos en distinto grado y severidad Por lo anterior, se hacen necesarias varias entrevistas para hacer un diagnóstico apropiado. El comportamiento se caracteriza por impulsividad que conduce a promiscuidad sexual, adicciones a drogas, actos destructivos y perversiones. Las relaciones interpersonales no son satisfactorias por la ausencia de la reciprocidad; más bien se da una tendencia a la dependencia, a demandar y a manipular. La capacidad para analizar la realidad y funcionar laboral y socialmente no están seriamente deterioradas. Ocurren episodios psicóticos transitorios, frecuentemente relacionados a la tensión, nunca se convierten en esquizofrenia, son ajenos al Yo, no sistematizados y a veces asumen la forma de conciencia afectada. La condición es estable y duradera sin ningún deterioro, el paciente es el mismo durante su vida (“inestabilidad estable”). Propensión a regresiones profundas (incluso en una misma sesión). Presentan una intensa afectividad caracterizada predominantemente por ira y depresión (vivida como soledad y vacío en lugar de tristeza). El paciente no tiene una identidad consistente definitiva. Existe una falta de integración con su personalidad total, que se manifiesta en inconsistencia del comportamiento. Carmelo Monedero (1978) destaca de la patología border: Presentan una buena resistencia a la psicosis franca. Los casos leves dan el aspecto de una neurosis de carácter. Los casos intermedios, experimentan un intenso vacío interior, del que se defienden ocupándose activamente en temáticas externas. Esta especie de fiebre ocupacional los distancia de su vacío interior. En los casos más graves, e l v a c í o i n t e r i o r n o p u e d e c o m p e n s a r s e y a p a recen sentimientos de despersonalización y las relaciones objetales se hacen muy frágiles e inexistentes. Si se tuviera que resumir la sintomatología polimorfa del border en uno solo determinado, este sería el vacío interior. Dicho vacío es el resultado de tener un Yo débil que no le sirve para relacionarse con el mundo exterior. Según la Asociación Psicoanalítica Americana, en los estados borderline la adaptación superficial al ambiente y la habilidad de mantener relaciones objetales, pueden estar relativamente intactas, de ahí que muchas funciones yoicas estén bastante bien conservadas. Presentan una debilidad en las defensas contra los impulsos instintivos primitivos y una interferencia con la evaluación adecuada de la realidad, el pensamiento lógico, la adaptación al ambiente y otros aspectos del funcionamiento yoico. Bajo stress, los aspectos psicóticos, pueden surgir a la luz, pues la flexibilidad y 332 adaptabilidad de estos pacientes, está reducida. A menudo fallan en el reconocimiento de sus dificultades como síntomas y por lo tanto, no tienen deseos significativos de ayuda, salvo en situaciones de emergencia. La 3ª. Revisión de la Clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana exige para el diagnóstico la presencia de 5 de los 8 criterios siguientes: 1. Impulsividad o i m p r e d i c t i b i l i d a d e n p o r l o m e n o s d o s á r e a s potencialmente autodañinas (por ej. gastos, sexo, juego, droga, robo, sobreingesta alimentaria, etc.) 2. E s t i l o d e relaciones interpersonales i n t e n s a s o i n e s t a b l e s c o n remarcados cambios de actitud, idealización, denigración o manipulación. 3. Ira intensa e inapropiada o falta de control de la misma. 4. Trastornos de la identidad manifestados por incertidumbre acerca de la autoimagen, identidad sexual, metas, cambios de carrera, valores, etc. 5. Inestabilidad afectiva, del humor normal a la depresión en pocas horas. 6. Intolerancia a la soledad con depresión cuando esto ocurre. 7. Actos autodañinos (gestos suicidas, automutilaciones, accidentes recurrentes, peleas). 8. Sentimientos crónicos de vacuidad o aburrimiento. Para Perry y Klerman (1980) los mecanismos de defensa principales de los border son primitivos y comprenden: Actuación de tensiones y conflictos, externalizando sus problemas, culpando a otros de sus insatisfacciones. Esta proyección caracteriza su defensa contra el enojo. Actúan como si fuesen todopoderosos. Idealización primitiva Negación de la importancia de determinados sentimientos recientes. Escisión (separan al mundo en dos partes, dividen rígidamente pensamientos y sentimientos positivos y negativos y se identifican proyectivamente304 ). La causa de la escisión es desconocida pero protege al paciente de la ambivalencia y de la ansiedad que le produce el reconciliar los extremos contradictorios, a expensas de 304 La identificación proyectiva consiste en tomar una parte no aceptada de sí mismo y proyectarla a otro. El paciente de esta manera presiona inconscientemente a la persona en la cual ha proyectado sus propios atributos. Desprevenido el recipiente cumple con la proyección y la actúa. Estos mecanismos son complementarios. Con la identificación proyectiva se confirma uno u otro lado de la dividida visión del mundo 333 tener una personalidad inestable (los normales pueden soportar sentir dos estados contradictorios más tolerablemente). También describieron en ellos, mayor preocupación por sí mismos que por los demás (poca empatía con los otros). Importante ansiedad de separación305 , y difusión de la identidad (sentimientos subyacentes de inferioridad e inseguridad e incapacidad para luchar con problemas). Bergeret sintetiza la evolución histórica ordenándola en cuatro “modelos básicos”: 1) 2) 3) 4) como formas menores de psicosis, como formas mayores de neurosis, como formas de pasaje entre neurosis y psicosis y como formas nosográficas independientes. 1. El modelo psicótico tiene como antecedente la descripción de “heboidofrenia” creada por Kahlbaun (1885) quien las ubicó como psicosis de la adolescencia y las definió como trastornos caracteriales, con pérdida progresiva del sentido moral y propensión a la delincuencia, pero sin deterioro terminal. Kraepelin se refirió a modos débiles de demencia precoz. E. Bleuler, en la década de 1940, la denominó “esquizofrenia latente”, hallando a menudo un síntoma catatónico o paranoide oculto en la misma. Stone opina que la neurosis narcisista de Freud, que retira el soporte orgánico a la esquizofrenia, se ubica en la misma dirección que la rectificación bleuleriana de la demencia precoz de Kraepelin, que es el germen de concepto de fronterizo. R.P. Knight (1954) describe el concepto de síndrome limítrofe bajo la denominación de “esquizofrenia fronteriza”. Para Henry Ey (1955) habla de una forma más superficial de esquizofrenia a la que llama esquizoneurosis y que caracteriza como una forma de discordancia más episódica y menos profunda, enraizada en un carácter esquizoide que conduce a comportamientos extraños, actitudes de aislamiento o de existencia parasocial, con rasgos tales como: originalidad extrema; oposicionismo sistemático; trabajos fantásticos y proyectos extravagantes. A menudo, agrega Ey, toda la conducta, la moral y la concepción del mundo están teñidas de delirio (creencias mágicas, espiritismo, erotomanía, etc.) En 1979 Bryce Boyer resume la naturaleza del “psicótico fronterizo” indicando por tal a un trastorno caracterológico severo, que ha sufrido uno o más episodios psicóticos pasajeros sin estar bajo la influencia de tóxicos. 2. E l m o d e l o n e u r ó t i c o , t a l c o m o s e l o c o m p r e n d e h o y , p r o v i e n e d e l freudianismo, especialmente del estudio de la patología del yo, en el sentido de detención en el desarrollo o fijación. Stern (1938) fue el primero en dar al término 305 En el desarrollo evolutivo normal entre 1 y 2 años, el niño aprende a separarse de otros con tristeza. Los border no toleran la ansiedad de separación y llevan a su adultez un enojo flotante. 334 borderline su status formal, al deslindar a un grupo de pacientes demasiado enfermos para ser analizados al modo clásico. Los pacientes de Stern mostraban aspectos semejantes a las “personalidades como si” descritas por Helen Deutsch, con graves fallas en el proceso de formación del yo y superyó. 3. Dentro del modelo transicional que ubica al fenómeno borderline como forma de paso entre la neurosis y la psicosis, hallamos autores como Markovitch quien afirmó que el estado límite no es una entidad autónoma, sino una metamorfosis, el producto de la transformación de una estructura psicopatológica en otra. 4. El modelo autónomo se dirige al diagnóstico estructural, acorde al patrón analítico de las estructuras mentales y se refiere básicamente a una perturbación en el desenvolvimiento del yo con defensas pobremente organizadas e inmaduras. Dentro de este modelo encontramos a Bergeret quien sostiene que no puede negarse la existencia de estados nosológicos situados fuera de la línea estructural neurótica o psicótica. Este autor sostiene de manera tajante, que la más neurótica (en apariencia) de las estructuras psicóticas y la más psicótica (en apariencia) de las estructuras neuróticas, no llegarán jamás a encontrarse en un punto común de la organización del yo. En toda estructura psicótica existe una combinación particular y durable entre renegación de la realidad, primacía de la libido narcisista, el principio de placer y los procesos primarios, retiro de cargas del objeto y fenómenos proyectivos diversos; en toda estructura neurótica persiste una asociación específica y efectiva que engloba bajo la primacía del Edipo, la represión de las pulsiones, la conservación del juego de los procesos secundarios, el principio de la realidad y la libido objetal y el conflicto confinado al interior del yo. Toda economía psicótica pone en juego, en más o en menos, la identidad del sujeto, en tanto que la economía neurótica conserva un cuestionamiento centrado sobre el registro genital. Bergeret sostiene que los estados límites se caracterizan por presentarse, sintomatológicamente, como intermediarios entre psicosis y neurosis: sin síntomas neuróticos netos y sin descompensación psicótica franca. Según este autor, el peligro inmediato del que se defienden es la depresión y los describe como personas carentes de autonomía que tienen muy poca tolerancia a la ansiedad y que reaccionan fácilmente con agresividad. Los describe como incapaces de aceptar un objeto amoroso que frustra y gratifica porque están incapacitados para realizar la síntesis de lo positivo y lo negativo. Estas actitudes ambivalentes terminan deteriorando al Yo en su función intermediaria. En 1952 Arlene Wolberg es la primera en considerar dentro del cuadro borderline los componentes masoquistas que los llevan muchas veces a negar sus propios valores, complicándose este problema debido al uso intenso de la negación y la renegación que les impiden reconocer sus reales posibilidades. Según esta autora, el síndrome borderline es una técnica salvavida, una manera de vivir sado-masoquista de la cual el paciente es consecuencia de una situación a la que fue constantemente arrojado a la ansiedad por la actitud de los progenitores. Timsit (1971) sostiene que los estados límites son el resultado de una depresión del yo sufrida en un estadio precoz del desarrollo psicoafectivo. Zilboorg describió a este cuadro como “esquizofrenia ambulatoria” por no requerir internación, mientras que Knight lo denominó esquizofrenia fronteriza y 335 sostiene que la sintomatología neurótica constituye una defensa contra la desorganización psicótica. Chessick observó en las quejas del fronterizo, una exageración de los lamentos de la que se denomina “gente normal”: sentimientos de pérdida de identidad, crisis del sistema valorativo y agobiadora experiencia de soledad. Elizabeth R. Zetzel postula que el término borderline es insatisfactorio por dos razones: la primera de ellas es que al no existir una clara línea de diferencia entre psicosis y neurosis, no resulta correcto referirse a bordes o límites; en segundo lugar porque apoya la tendencia a eludir el diagnóstico sutil frente a estados psicóticos encubiertos. A pesar de esto sostiene que el término seguirá en uso principalmente por el hecho de que el psicoanálisis ha llevado al reconocimiento de los mecanismos psicóticos en la neurosis y aún en los caracteres normales y también por el hecho de que el levantamiento de ciertas defensas en el análisis puede conducir a la formación de síntomas psicóticos. Donald W. Winnicott, en 1969, definió claramente su posición al respecto, diciendo “por caso borderline entiendo el tipo de caso en que el núcleo de la perturbación es psicótico pero el paciente tiene suficiente organización psiconeurótica para presentar siempre desórdenes psiconeuróticos o psicosomáticos cuando la ansiedad psicótica central lo amenaza crudamente” y continúa “en el análisis de los casos borderline uno tiene la oportunidad de observar los delicados fenómenos que dan indicadores para la comprensión de los estados esquizofrénicos verdaderos”. (Paz, C. y otros, 1977) Gunderson y Singer en 1978 (Paz, 1977 op.cit.) identificaron seis criterios que sirven para distinguir al paciente fronterizo y que son aceptados también por otros autores. Estos son: 1. La presión de un sentimiento intenso, generalmente depresivo u hostil. 2. Una historia de comportamiento impulsivo. 3. Desadaptación social. 4. Breves experiencias psicóticas. 5. Respuestas grotescas, dereístas, ilógicas o primitivas a pruebas psicológicas no estructuradas como la de Rorschach pero no en pruebas más estructuradas como la Escala de Inteligencia Adulta de Wechsler. 6. Relaciones que vacilan entre superficialidad transitoria e intensa dependencia. SINTESIS 306 1. El término fronterizo nace en la literatura anglosajona a fines de] siglo XIX. Hugues lo utiliza por primera vez en 1884. 2. El vocablo borderline puede ser traducido como frontera, límite o zona marginal, por lo que se usa para señalar los casos lindantes con la neurosis y psicosis. 306 extraída de Marinópulos Córdova y Ruiz Huidobro Boklund (1991) 336 3. Se puede sintetizar la evolución histórica de la noción de caso fronterizo ordenándola como cuatro "modelos básicos"; como formas menores de psicosis, como formas mayores de neurosis como formas de pasaje entre neurosis y psicosis y como formas nosográficas independientes. 4. Es indiscutible que la moderna psicopatología ha mostrado un generalizado interés hacia la estructura denominada fronteriza y que ella ha sido descrita e investigada esencialmente en algunos países del mundo occidental, no existiendo parecería, descripciones o hallazgos de tal estructura en otras culturas. 5. Como contribuciones esenciales para la conceptualización del paciente fronterizo podríamos sintetizar los siguientes elementos: a) su consideración como una entidad clínica "específica y reconocible"; b) el examen de los conflictos específicos del nivel psicótico, y su aislamiento de "la desintegración y disolución del self" como principal peligro enfrentado por el paciente psicótico, aunque puede aparecer en el limítrofe en sus típicos episodios regresivos bajo stress. Asimismo la importancia de la diferenciación self - no self como preocupación permanente de estas personas; e) la síntesis acerca de las defensas típicas del fronterizo: escisión, negación, idealización primitiva, identificación proyectiva, omnipotencia y desvalorización, como también la observación sobre las fallas de su mecanismo de represión; d) otro punto digno de ser destacado es el examen del "estado del yo y sus funciones, pleno de valiosa observaciones, tales como los efectos del borramiento de los límites yoicos (confusión mundo interno-mundo externo, sentimientos de irrealidad y despersonalización). 6. La Tercera Revisión de la Clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana, emplea dentro de la categoría de desórdenes de la Personalidad, las denominaciones de personalidad fronteriza y de personalidad esquizotípica. En ambas formas categoriales se encuentra enmarcado el síndrome limítrofe. 7. Esta personalidad se caracteriza esencialmente por la inestabilidad en las relaciones interpersonales, fundamentalmente el humor y el sentido de identidad o autoimagen. Con frecuencia se acompaña de rasgos de otros desórdenes de la personalidad tales como la esquizotípica, la histriónica, la narcisista y la antisocial. Para el diagnóstico se requiere como características: el funcionamiento continuo y no limitado a episodios de enfermedad, el deterioro significativo del funcionamiento social u ocupacional y el malestar subjetivo. Se exige por lo menos la existencia de cinco de los ocho criterios operacionales siguientes: a) Impulsividad o impredecibilidad por lo menos en dos áreas que son potencialmente autodañinas: por ejemplo: gastos, sexo, juego, uso de drogas, robos en tiendas, sobreingesta de alimentos, actos autodañinos; b) Un estilo de relaciones interpersonales intensas e inestables con marcados cambios de actitud, idealización, denigración o manipulación (con el uso de otros para el logro de los propios fines); c) Ira intensa e inapropiada o falta de control de la ira, por ejemplo, pérdida frecuente de la calma o actitud de persistente enojo; d) Trastornos de la identidad manifestados por incertidumbre acerca de cuestiones selectivas o la autoimagen, identidad sexual, metas de gran aliento o cambios de carrera, patrones de amistad, valores o lealtades; e) Inestabilidad afectiva: cambios marcados que van desde el humor normal hasta la depresión, la irritabilidad o la ansiedad durante horas, sólo raramente más de pocos días, con retorno al humor normal, f) Intolerancia a permanecer solo, con depresión cuando esto ocurre; g) Actos autodañinos: gestos suicidas, 337 automutilaciones, accidentes recurrentes, peleas; h) Sentimientos crónicos de vanidad y aburrimiento. 8. De acuerdo a la revisión de Carlos Paz los elementos coincidentes a nivel de los casos adultos serían esencialmente: ansiedad constante y difusa con exacerbaciones cercanas al pánico; fallas en el control de impulsos e intolerancia a la frustración; rabia como manifestación afectivo-agresiva; trastornos en la relación con la realidad y adaptación superficial con actuaciones o conductas bizarras; presencia de fantasías también bizarras en la consciencia o el inconsciente, con predominio del carácter sadomasoquista de las mismas; inteligencia normal o alta, con instrucción secundaria o universitaria. Se caracteriza el análisis por la superposición de una transferencia psicótica con otra neurótica; la contratransferencia es intensa y agotadora; con material de muy distintos niveles libidinales y presencia de rasgos caóticos. Con carácter de componentes muy frecuentes, se han encontrado los siguientes rasgos y síntomas: trastornos en la relación con la realidad; trastornos del pensamiento; rabia como manifestación agresivo-emocional; expresiones corporales primitivas; ansiedades confusionales; trastornos de la vida sexual; fenómenos transferenciales y contratransferenciales típicos, a lo que se agregaría la circunstancia de tratarse de un cuadro verificado en personas de menos de 40 años; de buen nivel intelectual y con educación predominante universitaria, o por lo menos de nivel secundario. Las características esenciales en común de todos los grupos estudiados por los distintos investigadores son: a) rabia como único o esencial afecto; b) trastorno en las relaciones afectivas, que son anaclíticas, dependientes y complementarias; c) ausencia de indicadores de autoidentidad consistentes; d) depresión con tonalidad de soledad. Los únicos rasgos que unifican a todos los casos presentados son: la cronicidad del trastorno y la no detección de sintomatología que permita diagnosticar psicosis a nivel clínico junto a la presencia de profundas regresiones en el proceso terapéutico con mantenimiento de sus niveles de adaptación habitual; este último fenómeno lo consignan expresamente: Hunter, Little (Beatriz y Rosemary), Boyer, Mahler, Searles, Atkin, Masterson, Viñar y Giovacchini. 9. El diagnóstico de la categoría limítrofe en la niñez, no sólo es importante para el conocimiento de este desorden, sino también para un mejor entendimiento de la psicopatología esquizofrénica en la adultez, partiendo de la hipótesis de que cada adulto que desarrolla una esquizofrenia ha sido un esquizofrénico fronterizo en la infancia. 10. En las teorías vinculadas a la psicogénesis es común la falta de estudios sistemáticos y prolongados y de adecuados seguimientos. Es importante en la etiología borderline la fase de separación-individuación y el papel de la madre en esta etapa de la vida del niño, como lo afirma Mahler, pero también debe considerarse esencial pensarla en términos de procesos de duelo, siguiendo a Melanie Klein y sus continuadores. 338 11. Un extenso número de planteamientos respecto a la etiopatogenia de los estados límites proponen como fundamental un defecto en la neutralización de la energía instintiva, que hace difícil la fusión de los impulsos sexuales y agresivos, al mismo tiempo que tienden a explicar este trastorno como consecuencia: a) de un factor constitucional (por ejemplo: fijación a organizaciones primitivas de la libido, dificultad para pasar de un estado a otro, defectos innatos del yo, un potencial físico inadecuado) o b) de una relación perturbada con la madre (por ejemplo, inconstancia materna, incapacidad para mantener un contacto empático con el niño, apoyo a la negación de la realidad de separación). Existe, además, una posición intermedia, la cual sostiene que no es posible determinar en que proporción participan lo constitucional y lo ambiental en estos casos. 12. Son rasgos comunes las parejas parentales con seria patología y el hecho de provenir casi todos los casos de la clase media alta. Pueden presentar micropsicosis, pero no se verifica - salvo en escasas excepciones - la presencia de psicosis a nivel clínico y mucho menos la psicotización crónica. Estudios empíricos, han determinado que el ambiente familiar de los niños marginales suele distinguirse por el grado de disturbio. Apreciándose historias de separación, abuso y negligencia; tensión rígida en el vínculo marital; comportamiento bizarro en uno de los miembros de la pareja; inconsistencia en el cuidado de los hijos, y padres rechazantes y preocupados de sí mismos. 13. Se han observado tres maneras distintas de evolución de este síndrome: a)Bastante estable aparentemente, a pesar de que se puede descompensar en cualquier momento de la vida; siendo dicha consistencia resultado de renunciamientos, soluciones de compromisos o enmascaramientos. A esta forma parecen corresponder la mayoría de estos cuadros. b) Con una sintomatología más activa aunque encubierta, adopta dos modalidades; una en la que la ansiedad es el síntoma central y otra en la cual la angustia se focaliza en la esfera sexual. c) En la que crisis continuas interrumpen la relativa estabilidad de la organización fronteriza de la personalidad. 14. Como coincidencias en los niños se destacan netamente ansiedad intensa, por momentos limítrofes con el pánico; violentas explosiones de rabia; pobre control de impulsos; descargas de tensión a través del aparato muscular; conductas bizarras; trastornos en el lenguaje; trastornos en el aprendizaje a pesar de tener un coeficiente normal o alto; cierta perturbación en el sentido de realidad con confusión sujeto-objeto, como consecuencia de confusión en las representaciones del self y de los objetos; aparición de fantasías bizarras especialmente durante el proceso terapéutico, las coincidencias serían: distinta conducta dentro y fuera del tratamiento y entre una sesión y otra, con alternancias impredecibles; impresión de caos; habilidad en el control, particularmente con la ayuda de estímulos externos, existencia potencial del yo observador; cambio súbito del material por la interpretación; transferencia intensa con momentos autistas, simbióticos y escasa manifestación a nivel neurótico; surgimiento en el terapeuta de reacciones contratransferenciales intensas; sentimientos de horror; sorpresa; imposibilidad de pensar. Sería común también cierto grado de adaptación a la realidad, tanto en niños como en adultos. 339 15. Uniendo todo lo reseñado con la coincidencia esencial en el no psicotizarse de manera estable, tanto los niños y adolescentes fronterizos como los adultos, a pesar de sus indudables oscilaciones regresivas en su vida cotidiana, como en el proceso terapéutico, parece acentuarse la posibilidad de que constituyan una sola estructura psicopatológica. 16. Algunos investigadores consideran que los tests psicológicos: a) Son tan aceptables para diagnosticar los casos borderline, como las entrevistas estructuradas e inestructuradas diseñadas especialmente con dicho fin. b) Son útiles para efectuar inferencias acerca del pronóstico y curso del tratamiento. c) Pueden ayudar a comprender de un modo más detallado el funcionamiento individual del limítrofe. d) Juegan un papel importante, pues permiten en mínima escala mediante la interrelación paciente-evaluador, conocer cómo estos individuos se comportan en la vida diaria. e) Es importante que el psicólogo esté consciente: 1) que no debe dejarse involucrar en las relaciones emocionales y fantasías del fronterizo; 2) que debe brindarle el apoyo suficiente en los momentos en que los estímulos le provocan ansiedad o deprimen; y 3) que debe tener gran flexibilidad, para modificar la forma de administrar las pruebas, a fin de proporcionarle el soporte adecuado ante sus fracasos yoicos. 17. Es vital determinar con precisión los conceptos de psicosis, neurosis y psicopatía, a fin de lograr un apropiado diagnóstico diferencial del cuadro fronterizo. En los pacientes fronterizos coexiste lo "neurótico" y lo "psicótico", como dos modos de funcionamiento mental, del predominio de uno sobre el otro resaltarán conductas, las cuales señalarán, en cada caso particular, si se acerca más a la neurosis o a la psicosis. 18. La inhabilidad para abandonar fácilmente las relaciones con los objetos externos, la suficiente diferenciación self-objeto y una cierta estabilidad de las operaciones defensivas, son índices de utilidad para discriminar los estados límites de la esquizofrenia. 19. Mientras que para distinguir la neurosis de los casos borderlines se debe considerar el grado de constancia de la identidad, los mecanismos de defensa y la prueba de realidad. Hallándose en el neurótico un yo estable, altos niveles defensivos y contacto adecuado con el medio; en cambio en el marginal se presenta el síndrome de identidad difusa, defensas primitivas y pérdida de la realidad ante estímulos con intenso significado emocional. 20. Es importante destacar también que así como en la psicosis se manifiesta la angustia de destrucción y en la neurosis la de castración, en los individuos borderlines se da la de separación, que es de tipo depresivo por pérdida del objeto. 21. Si comparamos al limítrofe con el psicópata encontraremos que: a) el primero esta precariamente adaptado, muestra fantasías extrañas, puede experimentar trastornos severos frente a situaciones genitales concretas, evidencia poca actuación impulsiva, e impresiona como inseguro y distante; y b) el segundo es incapaz de posponer la satisfacción de sus deseos, tiene escasa fantasía a, vive la sexualidad de 340 manera impersonal, demuestra poca previsión sobre sus actos, y aparenta simpatía e inteligencia. 22. En cuanto al pronóstico de la psicopatología fronteriza no hay aún consenso; siendo algunos autores bastante optimistas y otros menos. Sin embargo, en términos generales, podemos afirmar que éste se caracteriza por una escasa tendencia a evolucionar acompañada de un mínimo deterioro, estando el éxito de su tratamiento condicionado a la naturaleza de la temprana afección, las influencias patogénicas ambientales y la edad del paciente. Pensamos que actualmente el diagnóstico de síndrome fronterizo, más allá de la existencia de parámetros claros para efectuarlo, debe la importancia de su frecuencia al panorama actual de la sociedad capitalista, consumista y competitiva, con grave crisis axiológica, que tolera permisivamente la aparición de formas de marginalidad social y la existencia de rasgos de personalidad impensables un siglo atrás cuando Freud descubrió que en mayor o menor medida todos padecíamos de neurosis. En la época actual la pérdida de la identidad, situación que se vive con la aparición de sentimientos de vacío y futilidad, se halla ligada también, a la notoria crisis de las instituciones, que antaño contenían a sus miembros, brindándoles un marco adecuado para la sublimación de sus impulsos. Queremos finalizar este trabajo con una frase de Títolo que nos parece resume poéticamente, el cuadro que aquí intentamos describir: “Una posible metáfora de lo borderline sería que son nómades que no pueden asentarse en ninguna región y viven en permanente litigio, son náufragos, condenados a vagar, impedidos de poder aposentarse en el fulgor efímero de una cierta paz”. (Títolo, 1996) 341 BIBLIOGRAFIA AMERICAN PSYQUIATRIC ASSOCIATION (1995) DSM- III, y IV Con los códigos ICE-10. Edit. Masson. BASILI, Rubén (1996) Interpretación Psicoanalítica de las Intervenciones Psiquiátricas en el Proceso Analítico de los Pacientes Borderline. Rev.Dinámica, de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP). Año 2. Vol. 1. Nº 3. (1996) Borderline y psicosis. Rev. Comunicaciones Nº 4. AAP. Pág. 59. DE WAELHENS, A. (1973) La psicosis. Edit. Morata. Madrid. DELLACASSA, C. (1995) De locuras, saberes y tratamiento. Dinámica. Nº 2. AAP. Pág. 153. DONOLI, F . ( 1 9 9 6 ) E l b o r d e r l i n e m a n í a c o , d e p r e s i v o y e s q u i z o i d e . Comunicaciones. Nº 4. AAP. Pág. 62. EGUÍA, R. (1996) Las emociones en los cuadros Borderline y psicóticos. Comunicaciones. Nº 4. AAP. Pág. 63. FREUD, S. (1924) Neurosis y psicosis. Vol. 19. Amorrortu Editores. 1979. GATTI, ZAZZI, AVIGO y STINGO (1996) El paciente borderline usuario de drogas. Aproximaciones al diagnóstico psicológico. Rev. Dinámica. AAP. Año 2. Vol. 1. Nº 3. GRANDINETTI, J. (1995) Psicoanálisis y Psicosis. Dinámica. Nº 2. AAP. Pág. 142. GRINKER, R; WERBLE y DRYE (1968) The borderline sindrome, N.York Basic Books. GROTSTEIN, J. y otros1992 “El paciente borderline”. Ed. Catari. HAGELIN, Aiban (1996) La teoría de las enfermedades en los trastornos borderline y en las psicosis. Comunicaciones Nº 4. AAP. Pág. 60. KERNBERG, Otto (1975) “Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico”. Ed. Paidós. Cap. I, II y V. LEZCANO, A. (1996) Delirios y Delirios. Comunicaciones. Nº 5. AAP. Pág. 32. MARINÓPULOS CÓRDOVA, J. y RUIZ HUIDOBRO BOKLUND, M. (1991) Entre la neurosis y la psicosis. Amaru Ed. Perú PAZ, C.; PELENTO, M. y OLMOS DE PAZ, T. (1977) Estructura y estados fronterizos en niños, adolescentes y adultos. Historia y conceptualización. Ed. Nueva Visión, Bs. As. 342 ROSENFELD, H. (1974) Estados psicóticos. Edit. Hormé. Bs. As. ROUDINESCO, E. Y PLON, M. (1998) Diccionario de psicoanálisis, Ed. Paidós. Bs.As. SEARLES, H. (1980) Escritos sobre esquizofrenia. Cap. 1. Edit. Gedisa. España. STEINER, J. (1978) Trastornos borderline de la personalidad en Pacientes borderline. Confluencias y Confrontaciones. Revista de APdeBA. Vol. XII. Año 1990. Nº 2 -3. STINGO, ZAZZI y otros (1994) El trastorno borderline. Evolución del concepto. Clínica y patología. Rev. Alcmeón. Año IV. Vol. 3. Nº 4. AAP. Pág. 333. TÍTOLO, P. (1996) En las fronteras del sin límite. Rev. Dinámica. AAP. Año 2. Vol. 1. Nº 3. VELCOFF y VERDUCCI (1996) Personalidades borderline. Consideraciones en abordajes terapéuticos institucionales. Dinámica. AAP. Año 2. Vol. 11. Nº 3. VOLMER, C. y colab. (1996) El paciente psicótico. Su integración a la comunidad. Alcmeón. Nº 18. AAP. Pág. 158. 343 PSICOSIS307 DEFINICION Feuchtersleben introdujo el término psicosis en 1845 con el fin de separar los trastornos neuropsiquiátricos (neurosis) de los trastornos psiquiátricos (psicosis); sin embargo, este término aún carece de definición exacta, pues los distintos autores e investigadores, provenientes de líneas de pensamiento muy diferentes enfatizan distintos aspectos. Por esta situación los límites son muy amplios y los criterios de diagnóstico muy cambiantes. (Ban, y Ucha Udabe, 1995) “Para Jaspers (1913) la psicosis es el resultado del proceso de una enfermedad que se apodera del individuo en cuanto totalidad, sin importar si es un trastorno hereditario que comienza en determinado momento de la vida o un trastorno no hereditario que comienza a serlo por una lesión exógena. Para aspirar al rango de psicosis, el proceso patológico debía tener fuerza suficiente para anular el desarrollo normal y la conducta manifestada ser tan diferente como para no confundirse con una reacción exagerada ante la experiencia cotidiana”. (Ban y Ucha Udabe, 1995) Por su parte, Kaplan, Sadock y Grebb (1994) destacan tres parámetros que resultan, a juicio de los autores, importantes para delimitar las psicosis y que son: la incapacidad para distinguir la realidad de la fantasía, la evaluación de la realidad deteriorada y la creación de una nueva realidad. Desde el punto de vista psicoanalítico se la define como un trastorno primario de la relación libidinal con la realidad, por retracción de las cargas de objeto o incremento de la libido narcisista, con tentativas posteriores de reconexión objetal. La estructura psicótica es una de las vicisitudes posibles en el armado del aparato psíquico de un sujeto, la que surgiría como corolario de una historia de sucesivos fracasos en los distintos momentos constitutivos del psiquismo humano y cuya cima estaría representada por el Edipo. Es una perturbación global de la personalidad con una desorganización total de las funciones del Yo, a la cual sigue en ocasiones, una reorganización narcisística, expresada en la construcción de un mundo propio, desde el cual el sujeto se ubica y vive en adelante. El anhelo de la psicosis sería el de reproducir un estado similar a la simbiosis primaria, en donde no existe ni la necesidad de reconocer ni de desprenderse del objeto. Bleger distingue dentro del concepto de psicosis: 1) la disgregación psicótica, 2) la restitución psicótica, 3) la parte psicótica de la personalidad y 4) la personalidad psicótica. La descripción clínica corresponde al período inicial de la esquizofrenia en el cual se produce un derrumbe regresivo del Yo (vivencia de fin de mundo). 307 Recopilación bibliográfica y elaboración temática realizada para la pasantía “Clínica de los cuadros Fronterizos y de las Psicosis”, dictada en la Facultad de Psicología de la UBA y en el Hospital Braulio Moyano de Buenos Aires. 2001 344 Se pueden distinguir 5 teorías de la disgregación psicótica: a) Teoría de la regresión sustentada por Freud y Abraham: se postula una regresión a la etapa oral primaria caracterizada como preambivalente, narcisista y anobjetal. b) Teoría de la desintegración: la teoría de la esquizofrenia basada en la génesis del Yo como proveniente de distintos núcleos que en su comienzo funcionan autónomamente y que luego se organizan, explica a esta patología como una regresión pero al mismo tiempo con una desintegración o pérdida de la integración o síntesis del Yo. c) Teoría de la disociación, trata de una regresión específica: una regresión a la posición esquizoparanoide con su disociación específica o sea una separación de fragmentos yoicos asociada a una separación de objetos (malos y buenos). d) Teoría de la fragmentación (splitting patológico): sostiene que si bien hay una regresión, ésta no se produce a la posición esquizoparanoide sino a una posición esquizoparanoide anormal, patológica, en la cual no se produce una disociación entre el objeto bueno y malo sino “caprichosa”. Klein, Bion y Rosenfeld dan importancia en este proceso a la confusión. e) Teoría de la indiferenciación: postula que la regresión se produce a una organización primitiva con falta de discriminación (o indiferenciación primitiva). (Bleger, 1971) “La esquizofrenia es sin duda alguna la psicosis cuyo punto de origen se sitúa en las capas más arcaicas de la constitución de la personalidad. Por esto es asimismo, a los ojos de la mayoría, la psicosis-tipo. Ello no impide que el uso del término sea con frecuencia sumamente vago, como en Estados Unidos, por ejemplo, donde tiende cada vez más a convertirse en un mero sinónimo de psicosis ni tampoco que las dimensiones en las cuales se eligen tanto los criterios de discriminación como los conceptos explicativos, sean muy variables. La sola referencia a los nombres de Kraepelin, Bleuler y Freud-Lacan bastará para ilustrar aquí lo que decimos. Nos parece, sin embargo, que la noción de esquizofrenia puede precisarse mediante una serie de rasgos que definen su naturaleza misma. Vamos a enumerarlos, intentando explicar cómo se remiten unos a otros y se articulan entre sí, para componer juntos un modo (patológico) de existencia. 1) La imagen del propio cuerpo, a la cual se refiere consciente o inconscientemente el enfermo, aparece siempre como siendo, de alguna manera, la de un cuerpo troceado. Este despedazamiento se manifiesta con mucha frecuencia de modo bien patente. 2) El sujeto muestra en algún momento decisivo de sus decires una confusión entre el significante y el significado; muchos de los “neologismos”, tan corrientemente destacados en la literatura psiquiátrica acerca de la esquizofrenia, tienen aquí su origen. En esta confusión se inscribe el no-acceso del sujeto al orden de lo simbólico. 3) El triángulo edípico está fundamentalmente perturbado. El sujeto, que no ocupa sino imaginariamente el puesto del Ego en el vértice inferior del triángulo, se sitúa de hecho en uno de los ángulos del lado superior, de donde suplanta al padre, reemplazándole a veces por algún personaje ilustre o fantástico. Tiende a fundirse y a confundirse con el otro progenitor: la madre, la cual ocupa en principio el ángulo 345 opuesto del mismo lado, para abolir la línea y hacer caer a sus dos extremos en un punto único. El deseo de ser su propio padre con su propia madre corresponde a este esquema. Se trata, pues, en realidad, de un pseudo triángulo, que se podrá calificar también de pseudo edípico, ya que la madre a la cual aquí se alude no es la madre edípica, sino un Otro; esto es lo que se verifica también en el caso de la hija, con respecto a la cual es semejante el esquema y que no tiene jamás a la madre como objeto edípico (salvo en el caso de un complejo de Edipo invertido, lo cual constituye otro problema). 4) El sujeto manifiesta una bisexualidad al menos virtual. Más exactamente: fracasa en situarse en función de la diferencia entre los sexos. Sin desear anticipar acerca de los desarrollos que van a seguirse, se observará fácilmente que esto deriva directamente de lo que ha sido mostrado en el punto precedente. 5) El sujeto identifica el nacimiento y la muerte. Habla del nacimiento como de una muerte y de la muerte como de un nacimiento. “No he nacido aún”, o bien, “estoy muerto desde hace mil años”, son desde este punto de vista proposiciones estrictamente equivalentes” (De Waelhens, 1972) ETIOLOGIA Freud la atribuye, entre otras, a una falla en la represión primaria 308 (por su ausencia o insuficiencia) como responsable de la psicosis, por lo cual debe reprimir lo real (forclusión) o deformarlo. Cuando Freud en 1924 describe las características que tiene el vínculo con la realidad en las neurosis y en las psicosis, dice que la neurosis no desmiente la realidad, se limita a no querer saber nada de ella; la psicosis la desmiente y procura sustituirla. Al respecto acota Freud que la conducta normal es la que aúna los rasgos de ambas reacciones: como la neurosis, no desmiente la realidad, pero, como la psicosis, se empeña en modificarla. La conducta adecuada efectúa un trabajo que opera sobre el mundo exterior y no se conforma con producir alteraciones internas; no es sólo autoplástica sino, también, aloplástica. En la psicosis el remodelamiento de la realidad tiene lugar en los sedimentos psíquicos de los vínculos que hasta entonces se mantuvieron con ella, o sea en las huellas mnémicas, las representaciones y los juicios que se habían obtenido de ella hasta ese momento y por los cuales era subrogada en el interior de la vida anímica. También se registra en la psicosis, insuficiencia en las identificaciones primarias y secundarias, presencia de una madre que no metaboliza las ansiedades esquizoparanoides del bebé, por el contrario, le devuelve a éste el mismo monto de ansiedad que él depositó en ella, dificultándole así o impidiéndole la elaboración de las mismas y produciendo en el niño un efecto paralizante o explosivo. Asimismo cumple un papel etiológico fundamental su inmersión en la situación de doble vínculo (mensajes contradictorios de efecto paralizador). 308 El concepto de represión primaria (urverdrängung) es uno de los más complejos y oscuros de la teoría psicoanalítica, Freud la sitúa en el origen de toda otra represión, como un proceso hipotético que se observa a través de sus efectos. 346 En la psicosis no se alcanza una adecuada inserción en la triangularidad edípica, lo que lleva implícito un no acceso del sujeto a su propia identidad y por lo tanto, el no poder conferirse densidad y profundidad a sí mismo y a los demás. Este déficit es luego rellenado con restituciones delirantes, imaginarias y fantasmales que constituyen el mundo alucinatorio. Freud (1917) formuló una reflexión visionaria que dejó sin contestar: "...no veo en que sentido habría fracasado la orientación que hemos impuesto a nuestras búsquedas si descubriésemos que en la psicosis graves son las pulsiones yoicas mismas las extraviadas de manera primaria...el futuro lo dirá...". Creo que estamos en ese futuro y podemos advertir que esa intuición freudiana es hoy una de las más importantes ideas trabajadas por los diversos autores en los que abrevamos. Las "pulsiones yoicas mismas" opuestas, en ese momento teórico, a las sexuales y que requieren para su satisfacción de una "acción específica" implican una concepción muy cercana, aunque no exacta, a los "instintos del yo" de Winnicott, a esas necesidades que, como él plantea, deben encontrar imprescindiblemente su objeto específico para poder lograr la integración, la personificación y la realización. La misma idea la hallamos en Kohut (1971) para las primeras relaciones objetales, posibilitadoras del establecimiento de un self cohesivo, vital y armónico. Para lograrlo, deberá el incipiente self encontrar objetos que lo especularicen y a quienes idealizar. También Bowlby (1969) coincide con estos conceptos cuando piensa en las conductas de apego, e igualmente Balint (1968) postulando el amor primario. En la clínica de J. McDougall (1982) están presentes conceptos teóricos similares. Si en los comienzos de nuestra vida, quien nos debe "sostener" y "aguantar" - el depositario de nuestra confianza - falla reiteradamente, nuestro desarrollo será deficitario. Pero, si esta continencia es lograda, permitirá que el bebé sea, que se sienta real, creativo, que logre su vivir en su propio cuerpo, que con el tiempo siga siendo el m i s m o . D e n o ser así, de fallar esos primeros objetos imprescindibles, de no establecerse un "sostén" confiado, esas necesidades se congelarán, esperando una mejor oportunidad para hallar una respuesta en la amistad, la poesía o el analista. De no ser posible un encuentro pertinente, quedará una fisura que llevará a la mente y luego al falso self a ocupar el lugar de la persona ("ser en vez de") con la finalidad de evitar el caos, dando lugar, posteriormente, en los casos más graves, incluso a la construcción defensiva de un delirio. Para Winnicott "la enfermedad psicótica está relacionada con el fracaso ambiental en una fase precoz del desarrollo emocional del individuo... y solamente puede ser aliviada por una provisión ambiental especializada e interrelacionada con la regresión del paciente... allí será fundamental la provisión de un marco generador de confianza". (Winnicott, 1954). Aclarando estos conceptos podemos decir que la perturbación intensa y constante en la satisfacción de las necesidades del self, siempre básicas, generan las condiciones para la enfermedad psicótica. 347 Frieda Fromm-Reichmann, inspirada en las ideas de Sullivan, en su primer trabajo (1939) señaló que el paciente que más tarde desarrolla una esquizofrenia ha sido severamente traumatizado en un periodo temprano, en el que el lactante vive de una manera grandiosa en un mundo narcisista propio. En ese estado, siente que sus deseos se cumplen como resultado del pensamiento mágico. Esta autora considera que la experiencia traumática temprana abrevia el período de seguridad narcisista, lo cual sensibiliza frente a las frustraciones posteriores de la vida. Como consecuencia, el paciente huye de la realidad intolerable de su vida presente mediante un intento de restablecer el mundo delirante autista del lactante. REPRESION PRIMARIA U ORIGINAL (Urverdrängung) Es importante profundizar en la comprensión de la represión primaria dado que para Freud su ausencia o insuficiencia, son responsables, totalmente o bien en parte, de la psicosis. La urverdrängung es una pieza esencial de la teoría freudiana de la represión; la encontramos en varios de sus textos donde la sitúa en el origen de toda otra represión. Debe ser vista, según afirma Freud, como un proceso hipotético, el cual es postulado a través de sus efectos. En su trabajo “La represión” (1915) nos dice: “El estudio psicoanalítico de las neurosis de transferencia nos lleva a concluir que la represión (verdrängung) no es un mecanismo de defensa originariamente dado, sino que, por el contrario, no puede surgir hasta después de haberse establecido, una precisa separación entre la actividad anímica consciente y la inconsciente. La esencia de la represión consiste exclusivamente en rechazar y mantener alejados de lo consciente a determinados elementos”. Según Freud, una representación no puede ser reprimida si no experimenta, simultáneamente con la acción ejercida por la instancia superior, una atracción proveniente de los contenidos que ya son inconscientes. Es preciso entonces explicar la existencia de formaciones inconscientes que no hayan sido a su vez atraídas por otras formaciones: ese es el papel de la represión primaria. La represión primaria y la fijación, se encuentran íntimamente relacionadas. Por ejemplo, en el caso Schreber (1911), que es el primer texto donde habla de represión primaria, describe como fijación el primer tiempo de la represión. Aunque en ese estudio la fijación se concibe como una “inhibición del desarrollo”, en otros lugares el término posee un sentido menos genético y designa, no sólo la fijación a una fase libidinal sino también la fijación de la pulsión a una representación y la inscripción de esta representación en el inconsciente. Con respecto a este tema en “La represión”, Freud expresa: “Por consiguiente, tenemos razones para admitir una represión primaria, una primera fase de la represión consistente en que el representante psíquico (representante ideativo) de la pulsión ve negada su entrada en la conciencia. Con ello se produce una fijación; el representante 348 correspondiente subsiste a partir de aquel momento en forma inalterable, la pulsión permanece ligada a aquél”.309 Es decir que en ese texto utiliza el término fijación, aparte de toda referencia genética, como lo hace en su teoría del inconsciente, para designar el modo de inscripción de ciertos contenidos representativos (experiencias, imagos, fantasías) que persisten en el inconsciente en forma inalterada y a los cuales permanece ligada la pulsión. La represión primaria se encuentra en el origen de las primeras formaciones inconscientes, su mecanismo lo explica Freud por la existencia de una contrainvestidura. Con respecto a esto, en su trabajo “Lo inconsciente” (1915) dice: “Esta (la contrainvestidura) representa el gasto permanente en una represión primaria, pero al mismo tiempo garantiza su permanencia. La contrainvestidura es el único mecanismo de la represión primaria; en la represión posterior o represión propiamente dicha, se añade el retiro de la investidura preconsciente”. En cuanto a la naturaleza de esta contrainvestidura, persiste la oscuridad. Para Freud es poco probable que proceda del superyo, el cual se forma con posterioridad a la represión primaria. Su origen debería buscarse, en experiencias arcaicas muy intensas. Cabe preguntarnos: ¿en qué consiste el fracaso o la insuficiencia de la represión primaria? y ¿cuáles son algunos de los elementos que podrían intervenir en ese fracaso? Nos encontramos de acuerdo con De Waelhens (1973) cuando expresa: “Hemos de evitar, en principio, un cierto riesgo de confusión. Sabida es la famosa fórmula, sumaria, desde luego, pero que no se ha de limitar uno a rechazar: el neurótico reprime lo inconsciente, el psicótico reprime lo real”. También Laplanche y Pontalis (1971) se refieren a esta tesis en su diccionario y dicen: “Mientras que en la neurosis, el yo, obedeciendo a las exigencias de la realidad (y del superyo) reprime las reivindicaciones pulsionales, en la psicosis se produce ya desde el principio una ruptura entre el yo y la realidad que deja al yo bajo el dominio del ello”. Sigue diciendo De Waelhens: “Está claro que no se puede tratar en ambos casos del mismo mecanismo de represión, no pudiéndose definir este último sino en función de lo que reprime y de lo que es reprimido. Por otra parte, se sabe que los términos alemanes utilizados por Freud para designarlos, son diferentes, al menos a partir de 1915 (fecha en la cual redactó su observación sobre “El hombre de los lobos”). Designa como verdrängung a la represión que interviene en la neurosis, mientras que con respecto al mecanismo característico de la psicosis habla de verwerfung, término que Lacan propone traducir al francés por forclusión”. Verwerfung significa en castellano, rechazo, condenación, repudio. Y termina diciendo De Waelhens: “Por otra parte la psicosis, según Freud, reconoce como origen total o parcial el fracaso o la insuficiencia de la urverdrängung (represión primaria) a la cual no habría, por tanto, que confundir con ninguno de los dos mecanismos 309 La represión primordial ejerce una atracción sobre todo aquello con lo cual puede ponerse en conexión 349 precedentes, si bien tiene algo que ver con la forclusión, la cual sería una especie de negativo de aquella”. Siguiendo estos conceptos, diremos que el fracaso o la insuficiencia de la represión primaria lleva a la verwerfung (rechazo, repudio) que Freud describe como el mecanismo característico de la psicosis, y que Lacan traduce al francés por forclusión. Trataremos de explicarnos más claramente estos conceptos recurriendo nuevamente a Freud. En su trabajo “Lo inconsciente” nos explica la diferencia entre las neurosis de transferencia y las psicosis. Explica que “la representación consciente integra la imagen de la cosa más la correspondiente representación verbal”; mientras que en el inconsciente tenemos sólo la representación de la cosa. Dice: “El sistema inconsciente contiene la investidura de cosa de los objetos, o sea las primeras y verdaderas investiduras de objeto. El sistema preconsciente nace a consecuencia de la sobreinvestidura de la imagen de cosa por su conexión con las representaciones verbales a ellas correspondientes...”. Y más adelante “Podemos ahora expresar más precisamente que es lo que la represión niega a las representaciones rechazadas en la neurosis de transferencia. Les niega la traducción en palabras... Una representación no concretada en palabras,... permanece en estado de represión en el sistema inconsciente”.310 En la represión primaria la representación inconsciente aún no ha recibido investidura alguna del preconsciente y por lo tanto ella no puede serle sustraída. ¿Qué pasa en la psicosis? Freud nos explica que desde un trabajo de Abraham sobre la esquizofrenia (1908) se caracteriza a la misma por su conducta con respecto a la antítesis del yo y el objeto. En la neurosis de transferencia la renuncia al objeto real trae consigo que la libido sustraída al objeto real retroceda hasta un objeto fantaseado y desde él hasta un objeto reprimido (introversión de la libido). Pero la investidura de objeto queda tenazmente conservada en estas neurosis, dicha investidura perdura en el inconsciente. Por el contrario, en la esquizofrenia, la libido sustraída no busca un nuevo objeto sino que se retrae al yo, quedando suprimida la investidura de objeto y reconstituido un primitivo estado narcisista. Los elementos que en la neurosis de transferencia nos vemos obligados a buscar en lo inconsciente por medio del psicoanálisis, son conscientemente exteriorizados en la esquizofrenia. Luego explica Freud las modificaciones que se producen en el lenguaje de los pacientes esquizofrénicos, y dice: “La expresión verbal es objeto de un especial cuidado, resultando pomposa y altiva. Las frases experimentan una particular desorganización de su estructura, que nos las hace ininteligibles, llevándonos a creer faltas de todo sentido las manifestaciones del enfermo. En éstas aparece con frecuencia, en primer término, una alusión a órganos somáticos o a sus inervaciones”. Este lenguaje es denominado por Freud “lenguaje de órgano o hipocondríaco”. Freud muestra que “en la esquizofrenia quedan sometidas las palabras al mismo proceso que forman las imágenes oníricas partiendo de las ideas latentes del sueño, o sea al 310 La pulsión reprimida nunca cesa de aspirar a su satisfacción plena, que consistiría en la repetición de una vivencia primaria de satisfacción 350 proceso psíquico primario. Las palabras quedan condensadas y transfieren sus cargas unas a otras por medio del desplazamiento. Este proceso puede llegar hasta conferir a una palabra, apropiada para ello por sus múltiples relaciones, la representación de toda una serie de ideas”. Freud nos muestra ampliamente la diferencia existente entre las formaciones sustitutivas en la histeria y la neurosis obsesiva por un lado y la esquizofrenia por el otro. Resumiendo diremos que en la psicosis es “la semejanza de la expresión verbal, y no la analogía de las cosas expresadas, lo que ha decidido la sustitución”. Es decir que en la psicosis es sustraída la investidura de la representación inconsciente de la cosa existiendo una hiperinvestidura de las representaciones verbales a ella enlazadas. Tal como explica Freud, esta hiperinvestidura311 de las representaciones verbales constituye una tentativa de restablecimiento o curación. Los esfuerzos que aspiran a recobrar el objeto perdido, toman el camino hacia el objeto pasando por la representación verbal del mismo. Pero en realidad no logra la libido retornar a las representaciones de los objetos, lo único que de ellos logra aprehender, son las representaciones verbales que les corresponden. Es decir que en su esfuerzo por retornar a la representación de los objetos tiene que contentarse la libido con las palabras en lugar de las cosas. En síntesis diremos que a nuestra primera pregunta acerca de en qué consistiría el fracaso o la insuficiencia de la represión primaria que se observa en la psicosis, contestaríamos diciendo, que ese fracaso es la falla de la inscripción en el inconsciente de la representación de la cosa, debida a la sustracción total o parcial de la investidura de dicha representación. PUNTO DE FIJACION Según los modelos a utilizar: En el narcisismo (según el modelo evolutivo freudiano) Oral receptivo (según el modelo de zonas erógenas) Posición esquizoparanoide (modelo kleiniano) Según M. Klein, los puntos de fijación de la psicosis se hallan en los primeros meses de la infancia. En la enfermedad se produce la regresión a la posición esquizoparanoide y a los comienzos de la posición depresiva. Etapa glischrocárica (Bleger) Autoerotismo (Abraham) 311 En el aparato psíquico, la alta energía de investidura es sinónimo de aumento de capacidad asociativa. La represión primaria a la vez que mantiene impedido el acceso a la conciencia de la agencia representante de la pulsión, conserva para ella una alta energía de investidura: esto aumenta sus posibilidades de asociarse a otras representaciones. Por eso dice Freud: “La agencia representante de pulsión se desarrolla con mayor riqueza y menores interferencias cuando la represión la sustrajo del influjo conciente. Prolifera, por así decir, en las sombras” (“La represión”, 1915). Esta capacidad asociativa aumentada, siempre y cuando la representación permanezca reprimida, actuará como “atracción de lo inconsciente”, al mismo tiempo que su alta energía de investidura actuará como presión incesante. 351 En lo que concuerdan la mayoría de los autores es el hecho de que los puntos de fijación de la libido en la psicosis, determinan una regresión que implica un trastorno yoico, una desorganización de las funciones del Yo consistente, básicamente, en la alteración de la función sintética y de la prueba de la realidad que captan las contradicciones inherentes al establecimiento de un juicio (por las magnitudes de la libido retraída de los objetos y concentradas en el Yo). REGRESION La regresión en el pensamiento y en el lenguaje está marcada por este retorno al estadio en que la representación y el objeto real aún no se diferencian entre sí. “Puede postularse que la tendencia regresiva de un caso psicótico es parte de la comunicación del individuo enfermo, comunicación que el analista puede comprender del mismo modo que entiende como comunicación el síntoma histérico. La regresión representa la esperanza del individuo psicótico de que puedan revivirse ciertos aspectos del ambiente que originalmente fallaron, pero revivirlos de un modo tal que en lugar de fallar en su función de desarrollar y madurar la tendencia heredada, esa vez tenga éxito". (Winnicott, 1959). El volcarse hacia “dentro” constituye la característica más llamativa y frecuente del comienzo aparente de la enfermedad. Psicoanalíticamente, de acuerdo a la teoría de la libido, significa el retorno de las cargas de objeto, que son las que permiten el mantenimiento de la conexión con la realidad hacia el sujeto. Este retorno hacia sí es muy profundo; debido al mismo se produce el abandono de las cargas de objetos, tanto de los externos como de sus representaciones y se producirá la recarga libidinal de las matrices originarias del Yo. En las neurosis el retorno de la libido a los objetos se detiene en este punto, en un ámbito representacional donde es clara la sustitución del objeto perdido (por ej. en una frustración) por otros con los cuales se entretiene, se entrelaza, recargando por regresión significaciones inconscientes que van a dar lugar – por la significación edípica que poseen – a la aparición de la angustia y a todo el cortejo sintomático posterior. La característica de la regresión psicótica es que se produce a niveles profundos del psiquismo, a etapas primarias del desarrollo libidinal, lo que supone también a las formas primarias de organización de la experiencia y de articulación de los sistemas introyectivo – proyectivo cuyo precipitado constituyen las identificaciones. La descatectización de los objetos externos da lugar a una elevación de la carga de los procesos internos, pero a diferencia de, por ej., la neurosis histérica, en donde la representación fantaseada de un mundo erótico dramático recibe la carga libidinal (introversión en sentido estricto), en la regresión psicótica también las representaciones objetales intrapsíquicas pierden su carga libidinal, la que, íntegramente (situación límite – teórica) vuelve al yo, entendido éste en el sentido de núcleo de identidad originario y no en el estructural. Otra diferencia esencial entre la regresión psicótica y neurótica es que aquella no es sólo regresión de la libido, sino también regresión del Yo, involucrando a sus 352 funciones básicas (de mediatización entre realidad y necesidades instintivas). Nos hallaremos entonces ante formas arcaicas de organización tanto yoica como pulsional. Garma (1971) subraya lo afirmado por diversos autores sobre las fantasías de regresión al vientre materno en los cuadros psicóticos y su vinculación con la homosexualidad312 . Afirma que en la psicosis la regresión se efectúa a un estadio oral o posiblemente anterior. Enfatiza, oponiéndose a Freud, que en la psicosis, junto con la realidad externa, los que resultan rechazados son los instintos – e l e l l o – y l a correspondiente actividad del yo. A estos tres participantes, instintos, yo y realidad externa, ampliando el concepto de Bibring, los denomina unidad de placer. Vincula esta situación con los ideales de tipo religioso, en donde lo que se desprecia es el mundo, el demonio y la carne, ésta última representante del cuerpo y de los instintos del ello. El rechazo de esta unidad de placer conduce muchas veces a la despersonalización o a la hipocondría, puesto que el cuerpo se presenta como un peligro temido. P a r a B l e g e r ( 1 9 7 1 ) l a e s q u izofrenia es una regresión a una posición esquizoparanoide patológica pero no patológica por la confusión sino por la fusión o no discriminación, no diferenciación, a la que llama sincretismo. El proceso de restitución psicótica designa la recuperación, reconstrucción u organización que se establece a partir de la disgregación psicótica. Para Freud consiste en la restauración de la carga libidinal a la representación mental de los objetos cuya carga fue previamente retirada. La “reconstrucción” de las restituciones psicóticas debe ser comprendida como intento de reparación en el sentido kleiniano intentando solucionar o resolver el splitting patológico. RELACIONES DE OBJETO PRIMARIAS DETERMINANTES En términos generales podemos afirmar que la función paterna está ausente o muy distorsionada (por ej. por perversión del padre). Las características predominantes de la madre del psicótico, la describen como asfixiante, simbiotizante, que vive al hijo como una extensión, un desarrollo, una completud de sí mismo (elección narcisística de objeto, el hijo como falo de la madre). Como percepción o imagen de la exterioridad del mundo real, el padre ausente señala un vacío. Este es uno de los conflictos básicos del psicótico que vive el encierro con una madre que lo ahoga, pero la salida de eso es la nada, es el vacío. 312 “El síntoma del retorno al vientre materno, frecuente en esquizofrénicos, tienen el significado preciso de una represión de los deseos activomasculinos, de una identificación con la madre y de un deseo de coito pasivo con el padre, estando el sujeto dentro del claustro materno. Se vuelve, pues, a encontrar de nuevo la posición libidinal femenina, pasiva y masoquista que ya se hizo muy patente en las identificaciones, en las ideas de grandeza y en la fe en su omnipotencia de los enfermos esquizofrénicos” (Garma, 1971) 353 Piera Aulagnier (1964) nos dice que desde el momento de la concepción, la madre atribuye a su hijo un “cuerpo imaginado”, distinto a lo que el hijo es en el plano real, un embrión humano en desarrollo. Este cuerpo imaginado constituye para la madre como una protección contra el peligro de vivir el parto como un duelo, como la pérdida de parte de su propia carne o como una amenaza a la continuidad de su existencia. Sobre ese cuerpo imaginado, va a establecerse un revestimiento libidinal en el cual puede aparecer lo reprimido más arcaico. Aulagnier describe a esta madre como incapaz de realizar el “trabajo de nacimiento”, expresión que ella utiliza en el mismo sentido que Freud habla de “trabajo de duelo”. Continúa su descripción de la madre del psicótico diciéndonos que no se trata de una mujer dominante o en términos psicoanalíticos “fálica” sino que es una mujer que es ella misma la ley. Ana Devincenzi (1976) coincide con Aulagnier y nos aclara: “La mujer fálica se arroga el derecho de entrar en rivalidad con el hombre para imponerle su propia ley, no para rechazar o discutir la legitimidad de la ley. Las madres de los psicóticos son diferentes, no conocen ni comprenden la ley como tal. En palabras de Aulagnier: “Jamás han aceptado las reglas del juego, ni tampoco las han comprendido, lo cual resulta más grave: podría decirse que el único juego que conocen es el éxito, juego sin compañero y sin apuesta, si no es al nivel de una omnipotencia autística”. Según Devincenzi no existe de hecho, transferencia alguna del narcisismo de la madre sobre el hijo, sino un revestimiento narcisista del propio cuerpo de la madre por su potencia creadora. Arieti (Arieti, 1967) plantea un modelo de vida que puede ll e v a r a l a transformación esquizofrénica dividido en tres etapas: Estadio 1: El niño se encuentra en una familia que no puede ofrecerle un mínimo de seguridad y confianza básica. Las primeras relaciones personales se caracterizan por una intensa ansiedad, devastadora hostilidad o falsa individuación. Este niño, más que el niño común, tiene que interpretar el mundo, la vida y a él mismo con sus inmaduros procesos cognitivos, imágenes, símbolos y modalidades arcaicas. (Arieti, 1967). Las imágenes displacenteras tienden a ocupar un lugar permanente en su vida interior. A los padres se los vivencia como un agrupamiento de imágenes desagradables que más tarde son transformadas por la modalidad lógica arcaica en figuras de fantasía terrorífica. A pesar de las anomalías, terror e intensos disturbios en este periodo, pocos niños que lo sufren sucumben a la psicosis infantil. La mayoría entra a procesos de segundo estadio. (Arieti, I967) Estadio 2: Los mecanismos inhibitorios del proceso secundario se desarrollan automáticamente y detienen el funcionamiento de los mecanismos de los procesos primarios. Las experiencias misteriosas son reprimidas. El niño tendrá dificultad en identificarse con los adultos significativos pero de todas maneras podrá construir alguna clase de imagen superficial en su self. El introyecta pero también distorsiona y magnifica en gran parte los sentimientos y actitudes que él sentía que la familia tenía hacia él. Alberga serias dudas acerca de su personal significancia y valía (Arieti, 1967). 354 Hacia el último período de la niñez el cuadro psicológico se ve muy mejorado a causa de la disminución de su inmadurez, dependencia y demanda. La familia vive con el niño en forma más adecuada. El ha aprendido que la familia no va a constituir todo su mundo, más aún aprecia la importancia del futuro y tiene esperanzas. (Arieti, 1967) En la mayoría de los casos no hay estadios subsecuentes. El individuo puede construir defensas adecuadas y más o menos ajustables a la vida y la psicosis no ocurre. (Arieti, 1967). Estadio 3: (prepsicótico) En algunos casos las defensas que se construyeron en el estadio 2, eran adecuadas para el pequeño mundo familiar, pero ahora que el paciente ha extendido sus contactos con el mundo exterior, son menos confiables. Estos caminos adversos comienzan alrededor de la época de la pubertad, con variantes de acuerdo a la cultura prevaleciente, el particular clima histórico de la época y acontecimientos individuales de la vida del paciente. Las fallas en el mecanismo del proceso secundario que lo han protegido de las desagradables generalizaciones y terrores arcaicos del estadio 1, aumentan su malestar. Siente que no solamente su familia sino todo el mundo es reacio a aceptar su inadaptación. No sólo los hechos individuales sino toda clase de pequeños incidentes desagradables, escenas, recuerdos, están interconectados en una brumosa red de sentimientos. Ya no tiene esperanza en el futuro e incluso piensa que puede ser, aún peor que el presente. Sullivan (citado por Arieti) considera a este pánico el resultado de la herida a la propia estima y lo explica como una profunda falla en los mecanismos que mantienen a los recuerdos desagradables reprimidos ("Falla profunda del poder disociativo del self"). (Arieti, 1967) El autoreproche, la disminución de la autoestima, el profundo sentido de inadecuación, constituyeron evaluaciones de los adultos significativos en los primeros años de vida. Esto que pudo ser neutralizado, reemerge ahora en este tercer estadio por los acontecimientos de la vida externa y refuerza los componentes negativos de la propia imagen. (Arieti, 1967) El resultado es de consecuencias y proporciones horrorosas El paciente ya no podrá reprimir más. En la totalidad de su ser él se ve completamente vencido, desprovisto de su autovaloración y más allá de toda esperanza. (Arieti, 1967b) La psiquis todavía dispone de una solución o una defensa: disolver el proceso secundario, el proceso que ha traído el desastre conceptual y la ominosa resonancia de lo arcaico. (Arieti, 1967). Estadio 4: En este momento comienza la psicosis. El proceso secundario se disuelve de distintas maneras. Por momentos, por la reemergencia del proceso primario o, en otros momentos, por una lenta y parcial asunción de otras formas regresivas. (Arieti, 1967). ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD PSICOTICA Bleger denomina parte psicótica de la personalidad a aquella parte que ha permanecido sincrética o sea indiferenciada, con falta de discriminación entre sujeto y objeto, entre Yo y no Yo, entre las distintas zonas corporales, etc. 355 Esta indiferenciación primitiva (que luego evoluciona hacia lo esquizoparanoide, lo cual ya implica un cierto grado de discriminación) está formada por las identificaciones primarias que no han aún evolucionado a la discriminación y la identidad. Cuando el pasaje desde la organización sincrética a la posición esquizoparanoide no se logra exitosamente el sincretismo con ciertos fenómenos ya pertenecientes a la posición esquizoparanoide forman un conglomerado al que Bleger ha denominado núcleo aglutinado y que queda fuertemente clivado del Yo (la diferencia entre disociación o splitting y clivaje s e b a s a e n q u e l a disociación separa dos objetos parciales en la posición esquizoparanoide; el clivaje designa la separación entre las partes neurótica y psicótica de la personalidad). Bleger (1971) incluye en la parte psicótica de la personalidad a la parte sincrética, que se mantiene clivada de la parte más integrada de la personalidad y también al núcleo aglutinado (si el núcleo aglutinado se halla clivado y depositado en un depositario fijo, se constituye la simbiosis). Bion (1957) usa el concepto de personalidad psicótica para diferenciarla de la no psicótica y la caracteriza como formada por “diminutas escisiones de toda aquella parte de la personalidad que está referida a la concienciación de la realidad externa e interna y la expulsión de estos fragmentos de tal manera que éstos penetran o engloban a sus objetos”. El título del trabajo de Bion se refiere a la diferenciación de las personalidades psicóticas de las no psicóticas, mientras que en las conclusiones del mismo trabajo habla, por una parte, de las neurosis severas en las cuales postula la existencia de una personalidad psicótica oculta por la neurosis, mientras que, por otra, se refiere a la personalidad neurótica oculta por la psicosis en el psicótico. Por otra parte, M. Katan313 ha estudiado también un tema similar pero lo que llama parte no-psicótica de la personalidad (también la llama pre-psicótica o para-psicótica) parece ser el período de disgregación de la esquizofrenia. Del trabajo de Bion se deduce que la personalidad psicótica que él describe se superpone con las restituciones psicóticas esquizofrénicas a partir del splitting patológico o fragmentación; en el artículo citado, aclara que se ocupa de pacientes esquizofrénicos graves. El objeto bizarro que describe Bion es un núcleo de esta restitución. Todas las restituciones psicóticas presentan una estructura sincrética, en el sentido de que en su estructura interna no hay discriminación. La diferencia que establece Bleger (1971) entre personalidad psicótica (que, como se ve, constituye una restitución psicótica de toda o la mayor parte de la personalidad), entre lo que llamó parte psicótica y el capítulo de la despersonalización, se debe a que la clínica, la teoría y la terapia exigen esta distinción. Dicho autor subraya especialmente que el concepto de "parte psicótica de la personalidad" no se 313 The Importance of the Non-Psychotic Part of the Personality in Schízophrenia, Revista Uruguaya de Psicoanálisis, 1957, 11, 1-2 356 superpone -todo lo contrario- con el concepto de personalidad psicótica introducido por Bion, aunque ambos presenten una estructura sincrética. CONFLICTOS BASICOS La psicosis muestra esencialmente un déficit en la construcción de la trama simbólica. Según Bion la parte psicótica de la personalidad se centra en torno a: la intolerancia a la frustración, el predominio de los discursos destructivos, el odio a la realidad externa e interna (odio que aquí significa desintegración y rechazo). Las relaciones afectivas están totalmente teñidas de ambivalencia. La regresión psicótica incluye el retiro de la libido de los representantes de cosa del inconsciente y una sobrecatexis de la representación verbal en los momentos restitutivos. Es notoria la invasión del proceso primario sobre el secundario (irrupción de lo inconsciente en lo prec. – conc.) dado que fracasaron los mecanismos represivos y en general los mecanismos de defensa son flaqueantes. Rosenfeld en el análisis de pacientes esquizofrénicos observa “estados confusionales” que le imposibilitan diferenciar entre pulsiones libidinales y agresivas, entre objetos buenos y malos y que se presentan cuando disminuyen los procesos disociativos. Las personas que tienden con regularidad a desarrollar estados psicóticos, muestran una combinación característica de fijaciones narcisistas primitivas y sadomasoquistas (pregenitales) que las predisponen a peligrosos conflictos de hostilidad, ausente entre los neuróticos. Por consiguiente, uno de los rasgos más impresionantes del conflicto psicótico intrapsíquico es la lucha entre las tendencias activa y pasiva, sádica y masoquista, destructiva y autodestructiva, y en general, entre los impulsos sexuales y los agresivos, que en ciertas etapas de la enfermedad, pueden ser utilizados como defensas unos de los otros. El psicótico teme la inminente disolución de la estructura psíquica que implica un derrumbe total o parcial de las representaciones de objeto y del yo, y que culmina en un retiro del mundo exterior, hasta el punto de la formación de síntomas psicóticos manifiestos. Dentro de la conflictiva psicótica vemos que las exigencias contrarias del ello y el mundo exterior actúan sobre el yo. Heinz Hartmann ha llamado la atención sobre la desneutralización de las pulsiones y, en especial, sobre la desneutralización de la agresión sobre el superyó, las defensas y la formación de contracargas. Pero dicha desneutralización de las pulsiones sexuales y agresivas, no puede explicar suficientemente la intensidad de las fuerzas destructivas que se observan en los 357 psicóticos y él mismo menciona, los procesos de defusión pulsional, que pueden combinarse con los de desneutralización Para Galli (1982) hay que considerar uno de los niveles de conflicto, que es el que se da entre pulsiones objetales y pulsiones narcisistas. El narcisismo, en la normalidad, es un interjuego dialéctico permanente y dinámico, donde el pasaje de las cargas de objeto primitivamente exteriores, después recolectada por el Yo, nuevamente se dirigen hacia el exterior realizando los movimientos y actividades necesarios para que la realidad sea más acorde con los deseos. En el narcisismo patológico, no salen nuevamente hacia afuera, las cargas quedan como hipocondría, como imagen grandiosa de sí mismo, como negación de la realidad, como todas esas cosas que configuran una estructura de Ideal del Yo sobre la que se cimienta toda negación posterior de la realidad compartida, convencional, exterior. Con lo cual queda - en las enfermedades narcisistas - una dificultad básica para discriminar lo propio de lo no - Yo, lo intracorporal de lo extracorporal, lo real de lo ilusorio, la percepción de lo alucinado. En el momento gatillo de la enfermedad psicótica todas estas posibilidades estarían funcionando simultáneamente en cuanto a desconexión de la realidad, de los objetos exteriores, vueltas sobre el propio Yo. Ahí se construye el concepto metafórico y mudo clínicamente de la vivencia de fin de mundo, que significa que todo lo que podría marcar una diferencia entre el Yo y el exterior queda abolida en la mitad exterior, queda todo como algo centrado en el sujeto, agobiante, angustiante. Se pierde toda conexión verbal para enganchar recuerdos y rememoraciones. Los síntomas vendrían a ser intentos posteriores de restitución de los enganches desde este mundo cerrado de esta manera. COMPLEJO DE EDIPO J. McDougall (1982) nos habla de otra conflictiva básica en la psicosis al recordarnos la problemática edípica: "Narciso desempeña un papel más importante que el Edipo, en cuanto a la dilucidación de las perturbaciones más profundas de la psiquis humana; la supervivencia ocupa un lugar más fundamental en el inconciente que el conflicto edípico, hasta el punto que para algunos la problemática del deseo incluso puede aparecer como un lujo”. Describe los “casos difíciles”, con un encarnizamiento de su resistencia al análisis, al cual sin embargo se aferran con violencia, poseyendo una “coraza caracterológica que tiene como función proteger sus vidas ... donde los síntomas sirven como escudo contra la indiferenciación, la pérdida de la identidad, la implosión fragmentadora del otro. Para salvaguardar el derecho a existir, solo o con otro, sin temor de perderse, de hundirse en la depresión o disolverse en la angustia, se crea un edificio psíquico, construido por la magia infantil, megalomaníaca e impotente: medios de niño para hacer frente a una vida de adulto. Esta forma de vivir puede aparecer a los ojos de los demás como una existencia loca o incoherente, y el sujeto como inexplicablemente actuando o ausente en exceso; pero quien habita este edificio, por más que la estructura oprimente del mismo torne
Similar documents
Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
física, la observación de un trastorno psíquico concomitante con la alteración somática nos condujo (antes aun de poder describir un mecanismo de acción) a utilizar la idea de psicogénesis. Esta id...
More information