Numero 126 - Escuela de Psicología Social de Montevideo

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Numero 126 - Escuela de Psicología Social de Montevideo
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ampo
126
No se curará de sus
enfermedades, son las
enfermedades que lo curarán.
Carl Gustav Jung
rupal
• Año XIII • Nº 126
• Septiembre de 2010
• $ 10.-
MAPA
FANTASMÁTICO
INSTITUCIONAL
Luis Alberto Stoppiello
Luis Alberto Stoppiello
Mientras dura
el grito de gol...
Rubén Mira
Hostilidad y
autoorganización
en la esfera pública
no-estatal
Laboratorio de
Análisis Institucional de Rosario
Fuerza Bruta:
protagonista y
público
al mismo tiempo
Marina Tesone
Psicoterapia y
capacitación
asistido
con equinos
Lucrecia Sánchez Berneman
Cuerpo, grupo e institución (1ra. parte)
Director
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Secretario de redacción
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Redacción
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Denise Najmanovich,
Daniel Seghezzo.
Administración y Publicidad
María Eugenia Conde,
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Colaboran en esta edición
Luis Alberto Stoppiello, Rubén
Mira, Laboratorio de Análisis
Institucional de Rosario, Lucrecia
Sánchez Berneman, Marina
Tesone, Guillermo Vilaseca,
Sonia Almada, Carlos Solero,
Juan Disante, Raúl Sintes,
Roxana Kreimer, Andrea Rocha
Granados, Carlos Trosman,
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Redacción
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afrontamiento positivo
de acontecimientos
cotidianos”
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Psicólogo clínico Terapeuta EMDR - Psicodramatista
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Campo Grupal / 2
Nuevos aportes al Mapa
Fantasmático Institucional
Luis Alberto Stoppiello
luistop@hotmail.com
I. a Introducción
n este trabajo, titulado “El Mapa Fantasmático Institucional”1,
se expondrá un dispositivo para la detección, develamiento y
abordaje de las distintas representaciones, lógicas y dimensiones
de funcionamiento en las instituciones.
Las ideas sobre el MFI las expuse por primera vez en el año 2006 y
es una versión derivada de otro dispositivo, el Mapa Fantasmático
Corporal2, cuyos mentores son los argentinos Elina Matoso y Mario
Buchbinder.
E
I. b Los conceptos que sostienen al MFI: cuerpo, grupo e institución.
Cuerpo
A partir de los descubrimientos freudianos sobre la histeria y la
sexualidad, ya no se pudo sostener más la idea del cuerpo como unidad
biológica. Esto impactó de tal modo en el campo de la medicina que
las esquirlas se expandieron por doquier, afectando a todas las ciencias
del hombre.
Desde entonces el cuerpo se tornó “humano”y lo biológico pasó, de
ser la protagonista indiscutida, a compartir cartel con otras variables
también constituyentes (lo psicológico, lo histórico, lo social, lo político, lo económico, lo artístico, lo religioso, etc.).
Las consecuencias que trajo la obra freudiana sobre el sujeto del
inconsciente “encarnado” pueden sintetizarse como epistemológicas
(el cuerpo ya no corresponde a un estudio monodisciplinar y se convierte en un campo pluridisciplinar) cuanto conceptuales (existencia de
más de un cuerpo como diferenciación teórica).
El “más de un cuerpo” se debe a que Freud dio un paso más allá de
la “anatomía oficial” al descubrir la existencia de “otra anatomía”: la
del cuerpo libidinal, conformador de un mapa corporal erógeno en
donde “la carne se historiza y la historia se hace carne” (Stoppiello,
2009c).
Estas teorizaciones sobre el “cuerpo anatómico” y el “cuerpo erógeno” me permitieron su reconceptualización y aplicación en el trabajo
con las instituciones (MFI)3, posibilitando una lectura multivariada de
los fenómenos institucionales.
Grupo e Institución
El hombre siempre ha buscado juntarse con sus pares. Esta posibilidad de generar vínculos produce en lo colectivo sus efectos: modalidades de organización (familiar, grupal, institucional, comunitaria) y
consecuencias (vicisitudes humanas entendidas como emergentes de
las propias dinámicas grupo-institucionales).
La relación entre sujeto y conjunto es paradojal puesto que el primero reúne en sí la doble condición de ser productor y producto respecto del segundo. Esto se debe al hecho de que no existe lo colectivo
(familia, grupo, institución, comunidad) sin personas que le den forma,
estructura y dinámica; pero es justamente “lo social” (otra vez familia,
grupo, institución, comunidad) que, precediendo al sujeto, lo estructura al punto de reconocer una organización grupal e institucional
(social) de la psique humana.
Retomando la frase inicial (“El hombre siempre ha buscado juntarse
con sus pares”) en Freud (1912-13, 1921) encontramos valiosos aportes para pensar la motivación a la agregación. En El malestar en la cultura (1930) expuso las fuentes del sufrimiento humano, que bien pueden extenderse a los modos del vivir estructurados a partir de lo social.
Para el creador del psicoanálisis en la base de la organización social
hay pérdida, renuncia pulsional, frustración, violencia sexual, parricidio, pacto entre pares, identificaciones comunes, mito, prohibición e
instauración de valores e ideales (Freud, 1912-13, 1921, 1930).
La estructura inconsciente (sea del sujeto como de los grupos, las
instituciones o los pueblos en general) sin embargo no acepta razones
ante semejante sacrificio y exige entonces beneficios compensatorios.
Dejar la condición individual (que comporta soledad, vulnerabilidad,
peligros reales y angustia) y vivir en lo social estructurado (en todas
sus variantes) podría traer justamente como beneficios compensatorios, entre otras cosas, protección y seguridad.
A su vez como “nada se pierde y todo se transforma” sobre esas mismas organizaciones recaerán, vía depósito, todo lo adjudicado a los
humanos. De este modo lo determinante de las conductas individuales
(el inconsciente) es proyectado en el acontecer institucional actual,
garantizando un plus de malestar en la cultura (que a su vez repercute
sobre cada sujeto, generando una espiral dialéctica de sufrimiento creciente en la relación sujeto-institución).
De lo dicho surge entonces una doble, y paradojal función de la institución: por una parte, en tanto sistema cultural, imaginario y simbólico, ofrece una ilusión de satisfacción ante el sufrimiento y la infelicidad pero también, por otra parte, se convierte en una fuente de conflicto.
La función defensiva de la institución según Jaques (Jaques y
Menzies, 1967; Jaques, 1976) puede convertirse, en consecuencia, en
un boomerang para los actores institucionales.
Esto sucede por el interjuego constante entre el “afuera y adentro”
de la institución. Afuera, en el contexto, porque la realidad social las ha
llevado a una situación de crisis y a no ser tan capaces de proponerse
como defensa contra la angustia. Adentro, porque ese mismo contexto
se convierte también en su propio “texto”4 (se replican las condiciones
sociales, con enfrentamientos entre los intereses del sujeto y de la institución por un lado, y entre los de los subgrupos intervinientes por el
otro).
Pienso a las instituciones en sintonía con las ideas de Jaques y
Menzies (1967), Jaques (1976), Kaës (1987), Lourau (1970) y
Lapassade (1970).
Jaques me permitió comprender su función defensiva contra las
ansiedades básicas del ser humano.
Kaës, para quien las instituciones constituyen un conjunto de formas
y de estructuras sociales instituidas por las leyes y las costumbres,
expresan sistemas de vínculos y de comunicaciones, economías y dinámicas de depósitos y multiplicidad de lógicas en un espacio psíquico
común (aclarando sin embargo, que a partir de su funcionamiento, la
institución se convierte en un objeto heterogéneo que funciona con
lógicas simultáneas, diversas, paralelas y hasta contradictorias, lo cual
produce malestar y sufrimiento a los humanos).
Lourau subraya la forma que adopta la producción (y reproducción)
de las relaciones sociales en un momento determinado.
Finalmente, de Lapassade rescato la equivalencia de la institución en
lo social, de lo que es el inconsciente para el sujeto.
A la par de estos enfoques, existe otra aproximación a los grupos e
instituciones, como formaciones intermediarias (Kaës, 1995), los fenómenos y objetos transicionales (Winnicott, 1953) y las formaciones
oníricas (Meltzer, 1987; y Anzieu, 1986). Estos conceptos, si bien disímiles, tienen un común denominador: la función de ligar y mantener
unidas a las personas.
En definitiva, la institución no es producida ni por el sujeto ni por el
grupo. Se crea en el “entre” de ambos, por las relaciones que establecen y, particularmente, por las consecuencias que ello comporta (síntomas, ansiedades, identificaciones, fantasmas, defensas, deseos, vínculos, comunicaciones, valores, ideales).
Para finalizar, tomaré algunas ideas de Pichon Rivière (2005) sobre
grupo e institución. Para este autor, constituyen el escenario en el cual
se actualiza y actúa el mundo interno de los actores sociales. El aquí y
ahora de la realidad institucional comprende un interjuego entre lo
manifiesto (situación presente y concreta) y lo latente (actualización de
un pasado compuesto por vínculos y objetos introyectados).
El puente que conecta pasado y presente en la institución es el entramado vincular institucional que moviliza deseos, angustias arcaicas y
defensas, que se expresan a través del acontecer institucional.
II. Desarrollo
II. a Los orígenes del MFI: el Mapa Fantasmático Corporal.
El MFC fue creado por los argentinos Matoso (1996, 2001) y
Buchbinder (1993, 2001) a partir de la analogía entre cuerpo y territorio geográfico. Un cuerpo entendido como superficie que deriva en un
mapa de la fantasmática proyectada y depositada en él.
Los objetivos principales del MFC son:
1) Promover una metodología de investigación sobre las representa-
En una familia, los niños y los perros saben todo, siempre, y sobre todo aquello que no se dice. Françoise Doltó
ACOMPAÑANTE
TERAPEUTICO
ciones conscientes, preconscientes e inconscientes relacionadas con el
cuerpo, con un particular énfasis en estas últimas.
2) Desarrollar una metodología de trabajo en distintos ámbitos de
intervención.
El primer objetivo se lleva a cabo mediante la espacialización de la
imagen corporal (la propia historia del sujeto encarnada en su estructura somática) que se expresa a través de recuerdos, sensaciones, fantasías, formas, conflictos y colores. De este modo el pasado (objetos,
personajes, vínculos) se conectan con el presente y se proyectan hacia
el futuro.
El segundo objetivo se concretiza a través de las distintas áreas de
aplicación del MFC, entre las cuales se incluyen: educación, artísticoexpresiva, recreación y psicoterapia.
La técnica del MFC comprende una versión básica y versiones derivadas. En la versión básica se parte de una silueta humana preimpresa
en una hoja de dimensión A4 o también de una silueta tamaño natural
de la persona (recostada sobre un papel que respete el alto y ancho de
su figura, se marca su contorno con un marcador grueso negro).
Las versiones derivadas del MFC son desprendimientos de la versión básica, algunas desarrolladas por Matoso y Buchbinder y otras
creadas por otros profesionales. Hasta ahora se conocen los MF de la
pareja, MF de la familia, MF grupal, MF Social y el Mapa
Fantasmático Institucional (MFI) que presento en este trabajo.
En otro lugar (Stoppiello, 2007) propuse una primera clasificación,
tanto para la versión básica como para las derivadas. Actualmente me
encuentro trabajando en una nueva clasificación que completa y enriquece la anterior (Stoppiello, 2009a).
En esta nueva clasificación del MFC considero tres criterios: según
la coordenada espacial, según la coordenada temporal y según la
modalidad de abordaje.
Clasificación del MFC
1) Según la coordenada espacial
1. a MFC Bidimensional: se completa la silueta humana (realizada
en una hoja tipo A4 o tamaño natural) utilizando diversos materiales:
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lápices de colores, lápiz negro, fibras, marcadores, témperas, diarios,
revistas, plasticolas de colores, fotografías, etc.
1. b MFC Tridimensional: se obtiene por la inclusión de la tercera
dimensión espacial (profundidad). Se trata de una construcción símil a
una escultura por el agregado de objetos a la versión bidimensional:
telas, almohadones, hilos, elásticos, cuerdas, vestidos, accesorios
varios, envases descartables (cajas, frascos, botellas, etc.), máscaras,
etc.
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COGNITIVA
2) Según la coordenada temporal
2. a MFC Sincrónico: se lleva a cabo en un solo encuentro.
2. b MFC Diacrónico: se lleva a cabo en dos o más encuentros.
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3) Según la modalidad de abordaje
3. a MFC Estático: el trabajo con el MFC se realiza a través de la
palabra y mediante escucha significante, asociaciones y análisis del
discurso.
3. b MFC Dinámico: el trabajo con el MFC se realiza a partir del
cuerpo en movimiento, con o sin música y con o sin verbalizaciones,
mediante dramatizaciones, danza, máscaras, disfraces y maquillaje.
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Estos seis subtipos pueden combinarse entre si, resultando las
siguientes combinatorias posibles del MFC:
MFC BSE (Mapa Fantasmático Corporal Bidimensional Sincrónico
y Estático). Versión básica realizada en un solo encuentro y con abordaje verbal.
MFC BDE (Mapa Fantasmático Corporal Bidimensional
Diacrónico y Estático). Versión básica realizada en más de un encuentro y con abordaje verbal.
MFC BSD (Mapa Fantasmático Corporal Bidimensional Sincrónico
y Dinámico). Versión básica realizada en un solo encuentro y con abordaje de movimiento y recursos expresivos.
MFC BDD (Mapa Fantasmático Corporal Bidimensional
Diacrónico y Dinámico). Versión básica realizada en más de un
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Una casa es el lugar donde uno es esperado. Antonio Gala
Campo Grupal / 3
TRANSITOS
Patricia Mercado
patomercado2001@yahoo.com.ar
En el basural el tiempo se hace
óxido, así despacio, mientras la luz
se curva sobre la herida de tanto, de
tantos.
Y después que la oscuridad bendijo
todo, vuelve a nacer el sol sobre esa
herida, y algunos pájaros anidan allí,
y los chicos sucios corretean sobre el
hálito de la voracidad ajena.
Berni llega con su camioneta y su
ayudante para juntar las sobras, juntar el resto del desquicio urbano, y
volver a construir dignidad.
Acaso eso sea la belleza, la flor
robusta de un propósito en la mañana.
Juntos eligen pedazos de ese mundo
estallado y roto, como si fuera posible coser una poesía o un cuadro en
los despojos de esta carnalidad.
Berni, un pintor latinoamericano del
siglo XX, uno más que fué a Europa
y vino, que fué a las vanguardias y
vino, encuentra no tema sino materia
en eso que queda del desaforado
afán de apropiarse de todo a cualquier costo.
Sufrimiento de muchos arrojados a lo
que él definió en tonos de gris, exilio
de la tecnicolor abundancia.
La mugre de la desigualdad a los
pies de fastuosas mesas donde la
opulencia devora, sobre todo, el
horror al vacio.
Berni amasa el dolor como un gesto
que construye singularidad, que
busca en la piel de cada hombre
abrigo para el corazón del mundo.
No son ideas lo que su pintura presiente, sino las palpitaciones de una
tierra doliente que nombra a cada
uno por su nombre.
El retrato colectivo de Desocupados
semidormidos, semidespiertos en
plena década infame, alcanza la singular encarnadura de Juanito Laguna
en 1961, y con él andará casi hasta
el final de su vida, contando una historia que lo sobrevive, con pedacitos
de chapas y de trapos.
Juanito nació en el Bajo Flores, en la
Argentina. Pero seguro su nacimiento
admita infinitas vecindades ahí donde
el alma sangre por las dentelladas de
la injusticia.
Si hasta hay quien lo ha visto Goes
to the factory en Nueva York, casi
dos décadas después, vestido con
una gorrita que le prestó la amante
de Berni.
Caminando el periplo de la pobreza,
Juanito dará alma y cuerpo al desasosiego latinoamericano.
Singular su rostro infinito, el hambre
de su mano vacia.
Con la otra mano sueña y saluda a
los astronautas que van a la luna,
cuando pasan arriba del basural.
Un pintor descomunal Berni, rascando las cáscaras del mundo, despellejando la sensorialidad del desarraigo,
devolviendo el tacto de las humillaciones cotidianas.
Sopla sobre los pedazos de infinitas
cosas donde se ha caído el mundo, y
arma un cuerpo para que el silencio
de incontables cuerpos sea alumbrado.
Berni hace posible una contemplación imposible. Desnuda los ojos en
la crueldad de la desposesión.
Juanito se abre camino entre la
basura y pasa a través de lo sórdido
de tanta desventaja.
Infancia desarrapada nacida en los
pliegues de ásperos abandonos cotidianos.
¿Dónde sentarse a esperar el nuevo
dia?
Mejor arremangarnos y levantar el
viento en el lomo de un barrilete
naranja, justo a tiempo de fundar
horizontes andariegos sobre la pútrida certeza de la soledad.
Campo Grupal / 4
MFC TSE (Mapa Fantasmático Corporal Tridimensional
Sincrónico y Estático). Versión en volumen realizada en un solo
encuentro y con abordaje verbal.
MFC TDE (Mapa Fantasmático Corporal Tridimensional
Diacrónico y Estático). Versión en volumen realizada en más de un
encuentro y con abordaje verbal.
MFC TSD (Mapa Fantasmático Corporal Tridimensional
Sincrónico y Dinámico). Versión en volumen realizada en un solo
encuentro y con abordaje de movimiento y recursos expresivos.
MFC TDD (Mapa Fantasmático Corporal Tridimensional
Diacrónico y Dinámico). Versión en volumen realizada en más de un
encuentro y con abordaje de movimiento y recursos expresivos.
El lector, en consecuencia, podrá hacerse una idea del panorama
completo (y complejo) que brinda el dispositivo del MFC en cuanto a
sus alternativas y diferentes áreas de aplicación.
Como ya fuera dicho anteriormente, al tratarse de una metodología
de investigación y de trabajo con las representaciones corporales del
sujeto, se busca que los personajes y escenas de su mundo interno (pertenecientes a su historia y alojados en su cuerpo) se manifiesten en el
MFC.
La encarnación de esa matriz relacional interna, mediante el MFC,
procura dar una nueva y mayor figurabilidad5 (Botella y Botella, 2001)
a los contenidos fantasmáticos proyectados en la obra para su abordaje posterior.
El trabajo apunta a un proceso de cambio por el desenmascaramiento de las fantasías inconscientes mediante su explicitación, simbolización y elaboración. Esto comporta una mirada y una práctica diferentes, puesto que conlleva un pasaje de código que va desde la producción hacia otras modalidades de representación.
Resulta conveniente realizar una aclaración respecto a cómo debería
entenderse el MFC, pues la alusión a “técnica” puede llevar a un equívoco reduccionista, en el sentido de entenderla como un test proyectivo gráfico y por consiguiente “estandarizable”.
El espíritu del MFC responde a una concepción francamente opuesta a lo ante dicho, por lo cual es más justificado compararlo con un dispositivo: un artificio montado que permite y posibilita la emergencia y
evidencia de los distintos elementos constitutivos del esquema y la
imagen corporal (representaciones concientes, preconscientes e
inconscientes).
Como el acento está puesto particularmente en su dimensión “fantasmática”, esto le confiere mayor versatilidad, amplitud, singularidad
y variabilidad. No es algo homogéneo ni protocolizado (una “receta”
igual para todos y con los mismos resultados).
Para su aplicación, el profesional requiere de una formación amplia
y específica que incluye anatomía, psicología, psicoanálisis, antropología, sociología, historia, artes, etc., es decir, deben confluir en una
misma persona el conocimiento de las diversas variables que intervienen en lo corporal en tanto fenómeno multideterminado.
II. b Presentación del MFI
Como ya dijera anteriormente, el Mapa Fantasmático Institucional
fue creado en el año 2006 (Stoppiello, 2007, 2008, 2009b) y es una
versión derivada del MFC para ser utilizada en ámbitos institucionales.
Constituye un dispositivo de trabajo para la detección y develamiento de las distintas representaciones, dimensiones de funcionamiento y lógicas subyacentes en las instituciones.
La idea rectora del MFI es la analogía entre cuerpo e institución. Así
como en el cuerpo humano se da una convivencia entre las partes que
lo componen, también en la institución hay una convivencia entre partes. Las particularidades de esta convivencia (compleja y no necesariamente armónica) dan cuenta de una dinámica relacional que expresa “la dramática” de la vida institucional (dramática a la que el MFI
intenta dar figurabilidad para su captación y abordaje).
El esquema teórico referencial del MFI está constituido por diversos
aportes. Estos provienen de las ideas de Matoso y Buchbinder (MFC,
cuerpo, imagen corporal, máscara); del Psicoanálisis (zona erógena,
pulsión, identificación, fantasma y descubrimientos freudianos sobre
los fenómenos colectivos); de la Psicología social (conceptos pichonianos de grupo, dimensión manifiesta y latente y tarea explícita e
implícita) y de las teorizaciones de Jaques, Kaës y Ulloa (ansiedades,
defensa, contagio, grupo e institución).
Como producto de ese entrecruzamiento desarrollo los conceptos de
“Cuerpo Institucional” (CI) y “Cuerpo Fantasmático Institucional”
(CFI) (Stoppiello, 2007, 2008, 2009b).
Cuerpo Institucional (CI)
Corresponde a la dimensión manifiesta6.
Direcciona hacia lo instituido7.
Compuesto por la “anatomía topográfica” institucional: lugares físicos (sedes, dependencias), agentes institucionales (directivos, funcionarios, empleados, usuarios) y objetos (muebles, máquinas, aparatos)
y organigrama (estructura formal).
Representa además la “anatomía fisiológica” institucional: tarea
explícita8 de la institución.
Saturado prevalentemente de representaciones concientes y preconscientes.
Principio de Realidad9.
Proceso Secundario y energía ligada10.
Discurso oficial o “novela institucional”11.
Funciona desde lo racional, la capacidad de pensar, contener y ser
contenido (“Yo institucional”).
Sostenido por la condivisión de un espacio psíquico común mayoritariamente diferenciado e integrado, que al ser lo conocido produce
“previsibilidad” (efecto reasegurador).
Cuerpo Fantasmático Institucional (CFI)
Corresponde a la dimensión latente12: lo fantasmático y arcaico institucional.
Direcciona hacia lo instituyente13.
Compuesto por la “anatomía representacional o fantasmática” institucional (procesos y tarea implícita)14.
Va más allá de lo conocido y percibido (imagen inconsciente institucional).
No respeta necesariamente la anatomía topográfica y fisiológica institucional (dependiendo del repertorio de defensas en juego, puede
hasta llegar a una subversión de la misma).
Trastoca, en consecuencia, el equilibrio dinámico y económico del
CI, creando una alteración de los órdenes y funcionamientos institucionales.
Saturado prevalentemente de representaciones preconscientes y, particularmente, inconscientes (saturación fantasmática).
Principio de Placer15.
Proceso Primario y energía libre16.
Irrumpe en el discurso institucional a modo una formación del
inconsciente, desestabilizando su coherencia interna. El grado de incidencia puede afectar de tal modo la historia oficial que a veces aparecen lagunas o vacíos y, en casos extremos, directamente no se llega a
construir una narrativa institucional (hay aspectos no perceptibles y no
representables del origen y de la historia institucional, como también
grados de penetración del repertorio defensivo que llevan a anular el
proceso de historización de la institución).
Funciona desde lo irracional y lo pasional, provocando sorpresa,
incertidumbre y desconocimiento (lo “imprevisible”). Tiende incluso
al ataque de la capacidad de formar pensamientos y a la confusión de
las formaciones, los procesos y los efectos de sentido (espacio psíquico común indiferenciado), creando una fragmentación de la unidad de
percepción (“Ello institucional”).
En otras publicaciones (Stoppiello, 2007, 2009b) sostuve que el CI
y el CFI coexisten e interactúan, en tanto que corresponden a dos
dimensiones o corrientes psíquicas institucionales17, siendo que el CI
sirve de soporte y escenario a las fantasías inconscientes (CFI) actuadas por los agentes sociales.
La hipótesis que manejo es que el tipo y grado de superposición
entre CI y CFI permitirán revelar una mayor o menor saturación fantasmática en la institución e individuar sus efectos: a una mayor concordancia (integración) entre los dos cuerpos, corresponderá un mayor
estado de funcionalidad institucional y por el contrario, a una menor
concordancia (escisión) entre los dos cuerpos, corresponderá un mayor
estado de disfuncionalidad institucional.
Cuando la discordancia entre el CI y el CFI resulte muy significativa, el CI se desestabilizará y entrará en crisis, emergiendo el síntoma
institucional a través del cual se expresará el CFI.
Ambas dimensiones de la institución responden a distintos tipos y
niveles de funcionamiento (Principio de realidad y tópicas preconciente-conciente para el CI y Principio de placer y tópicas preconcienteinconsciente para el CFI) y son sostenidas por lógicas subyacentes
también diferentes (hipotético-deductiva, operatoria o formal para el
CI y desiderativa para el CFI).
Es justamente este entrecruzamiento entre niveles de funcionamiento y tipos de lógicas lo que crea heterogeneidad y fracturas en la institución (lo cual produce y sostiene al síntoma).
Finalmente resta decir que el MFI cuenta, al igual que el MFC, con
una versión básica, versiones derivadas y una clasificación.
La consigna de la versión básica del MFI es similar a la del MFC,
salvo en lo que respecta al objeto (en el caso del MFI se refiere a la institución).
El objetivo apunta a encarnar y dar figurabilidad a las representaciones que circulan de (y en) la institución.
De la clasificación del MFI, producto de las distintas combinatorias
posibles, surge también un inventario, resultando una clasificación
similar a la del MFC, con ocho subtipos del MFI: 1) MFI BSE, 2)
MFI BDE, 3) MFI BSD, 4) MFI BDD, 5) MFI TSE, 6) MFI TDE,
7) MFI TSD y 8) MFI TDD.
(Continuará en la próxima edición)
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Cada árbol se conoce por su fruto. Lucas 6:44
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Lo público: espacio del “para todos”
abíamos pensado esta oportunidad como la posibilidad para pensar en torno a un concepto, a un hecho que nos atraviesa a todos
los que transitamos por lo institucional: lo público. Es por esto
que consideramos pertinente ensayar una definición muy simple de lo
público y que desde nuestro punto de vista puede inaugurar las asociaciones de pensamiento que siguen.
Lo público, en principio es el espacio del “para todos”. Es decir, es algo
que no es para uno, ni para otro. Tendrá entonces como condición que un
sujeto desee estar allí, pero su ingreso no dependerá de ciertas características de su persona, sino en función de aquello que esté dispuesto a hacer
y a no hacer. En principio entonces, el ingreso a la cosa pública no se da
en función de características de los sujetos, no es algo que tenga que ver
con el ser, ni con el tener sino con el hacer.
H
Esfera pública estatal
Aquello que podríamos llamar “diagrama institucional disciplinar” del
que tanto hemos podido leer en Foucault, presentifica de manera muy
clara aquello que podemos entender como la esfera pública estatal.
En este esquema institucional articulado, el “para todos” era asegurado,
configurado por el Estado en tanto instancia soberana en la regulación del
transito de los sujetos por las diversas instituciones.
En este marco, un espacio público formaba parte de un sistema de espacios públicos dentro de los cuales los sujetos transitaban con más o menos
malestar, con mayor o menor capacidad de adaptación.
La escuela pública, la universidad pública. Estos espacios son públicos,
es decir potencialmente para todos, en la medida en que exigen de cualquier sujeto que quiera habitarlos algunas condiciones. Condiciones ligadas al hacer o al no hacer. Conjunto de normativas, de reglas que habrá
que poder (al menos la mayor cantidad de tiempo sino uno no quiere volverse demasiado neurótico) respetar. Pero todas estas exigencias, estas
condiciones no aparecían ligadas al orden del ser, ni del tener. Una escuela no basa su admisión en si alguien es o no es, sino en si puede hacer o
no tal o cual cosa.
Aquí, en este sistema de instituciones, de espacios públicos, la organización corría por cargo del Estado. Es éste quien garantizaba la publicidad de esos espacios, que pudieran potencialmente ser para todos.
Alguien podría objetar que el mercado también existía, que el capitalismo también estaba allí latiendo en el centro del sistema disciplinario coordinado por el Estado. Y así era. Pero hay una diferencia importante que
para nosotros resulta esclarecedora: el capitalismo en su forma modernaindustrial (no contemporánea) se servía del sistema institucional disciplinar para lograr sus fines. Para una fábrica era esencial que su trabajador
pudiera haber incorporado la lógica disciplinar que durante toda la vida
afectó a un sujeto: la familia, la escuela, la cárcel. Y nutrirse además de
quienes deciden concurrir a una universidad para que a partir de allí puedan optimizarse los recursos a los fines de aumentar la producción.
Hay entonces, a nuestro entender una diferencia en lo que respecta al
poder de regulación de los espacios públicos modernos, donde el Estado
prima sobre el mercado.
Esfera pública no estatal
Pero la situación cambia desde mediados de los 70 (los inicios de las
eras reagan o tatcher, la gran derrota del ciclo de luchas obreras del 77 en
Italia, el inicio de la dictadura argentina en el 76, etc)
El capitalismo, en su forma contemporánea post-industrial ya no necesita una sociedad regulada desde la anterior lógica disciplinar donde el
Estado organizaba la situación y la circulación de los sujetos para satisfa-
Raúl Sintes
raulsintes18@hotmail.com
Última entrega de:
“La revolución llegó y yo ni
siquiera tuve tiempo de darme
una ducha”
cer a las demandas del régimen de producción industrial. Digámoslo de
otra manera: para el capitalismo contemporáneo ya no se vuelve necesario armar una sociedad desde el modelo de la fábrica. Ya no es necesario
adecuar al tiempo del “no-trabajo” como escena de la reproducción compatible con la actividad productiva, el tiempo de trabajo. [Como ejemplo
de sociedad organizada bajo el imperativo del régimen fabril, valga el
recuerdo nostálgico de cierto dirigente sindical metalúrgico que recordaba cómo en torno a la sirena que indicaba el cambio de turno de la fábrica se organizaba toda la vida del pueblo en el que ésta estaba situada]
Lo que el capitalismo contemporáneo necesita es desarmar cualquier
intensidad de vínculos que pueda oponerse a que sea el mercado la única
interfaz entre cada uno y aquello que desea.
Vivimos en una época donde la posibilidad de acceso a ciertos contenidos, informaciones, datos se nos presenta como casi ilimitado. Pero esta
“apertura” no implica un “para todos”, es diferente al anterior. Es un “para
mí”, podríamos decir que es una inclusión que excluye al otro.
Esto configura un escenario diferente en relación al tema que nos
ocupa. Lo público deja de ser un espacio asegurado por el Estado para
pasar a ser algo que es necesario autoorganizar. Tarea nada sencilla ya que
estas transformaciones han presentado nuevas dificultades a los intentos
de armar un “para todos” en este contexto de crear una esfera pública no
estatal.
Dejemos por un momento de lado las reflexiones anteriores para adentrarnos en un plano afectivo. Veremos como esto puede iluminar lo anterior para pensar de un modo diferente lo que sucede o puede suceder en
los espacios públicos no estatales.
Hostilidad y enemistad
Si como decíamos al principio participar de un espacio público, es decir
con otros, implica un cierto dejar-de-ser. este estar-con-otros, compartir
una experiencia, exigirá a quien participe allí pagar el precio de no hacer
de su verdad la verdad, de no hacer de su idea la idea, al menos de manera permanente. La experiencia colectiva nos confronta con la posibilidad
del amigo, aquel con el que es posible la idea de comunidad, pero también
Centro
PsicoSocial
Argentino
Asociación Civil
Personería Jurídica: 1772728/57422
Resolución Ministerial: 01198/06
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Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
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Director: Prof. Daniel Gonzalez (Psicólogo Social)
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Verdad es lo que es útil. Buda
Resumen de las entregas anteriores:
El Gato entró a robar en la oficina
de un Careta de la Zona Norte. Lo
recibieron a balazos; a duras
penas pudo escapar. Lo encontramos herido, tirado en una zanja.
Lo cuidamos, mejoró y aprendió
que le convenía desaparecer mezclándose entre nosotros. Pero
encontramos en el bolsillo de su
pantalón una carta, que se había
llevado por casualidad de esa oficina en el apuro por huir. No pudimos leerla porque ya no sabemos
cómo hacerlo, pero estaba
impregnada de nuestro olor, del
intenso olor de La Manada.
Los Caretas contrataban mercenarios para eliminarnos, porque
invadíamos sus barrios y los obligábamos a marcharse. ¿Habían
logrado infiltrarse entre nosotros
para atacarnos por sorpresa?
¿Cómo descubrir al espía?
Las preguntas surgían de la necesidad de especular sobre lo que
no sabíamos, lo que no estaba
delante de nuestros ojos. Y la
Manada nunca había sentido esa
necesidad, porque nos adaptábamos, simplemente, al estado de
cosas que nos salía al paso: en un
desfiladero había que amontonarse y moverse lentamente y en un
valle era posible dispersarse y
avanzar a gran velocidad. Pero
ahora las preguntas revoloteaban
como buitres sobre nuestras cabezas, condenándonos a la quietud.
Cada vez que un movimiento,
como una brisa, empezaba a erizar la superficie de La Manada,
aparecían las dudas que, rápidamente, lo extinguían. Es decir que,
como les ocurre con frecuencia a
los Gatos y a los Caretas, estábamos atados a un saber que, lejos
de enseñarnos algo, nos había
preñado de preguntas que no
podíamos contestar. El tiempo,
que antes desplegábamos nosotros como un mar infinito, ahora
era una ruta que no tenía señales,
que llevaba a un destino desconocido. Por primera vez sentimos
que había un futuro por delante y
eso, precisamente, nos paralizaba.
Desfallecimos sin poder descubrir
la sombra artera que nos colonizaba como un cáncer, hasta el día
que nació, en nuestra entraña, el
olfato animal que sabía ventear a
la muerte. Entonces brotó la lava
hirviente de la furia primitiva de
manada.
Así comenzó nuestra revolución,
por no haber impedido que se nos
metiera ese intruso que ahora
teníamos siempre detrás -sombra
tras sombra- y que no era más
que el miedo a la muerte. Para
arrancarlo tuvimos que ir directamente al norte y ennegrecer con
cuerpos sobre cuerpos todos los
edificios caretas. No hubo más
remedio que tapizar de cadáveres
hasta el último de sus bastiones, y
después trepar sobre la misma
muerte para alcanzar la oficina del
Ministro de Guerra -donde el Gato
encontró la carta- y devastarla.
No hubo bajas; la Manada se multiplicó, como antes del miedo, en
minúsculos, innumerables seres
que viven en los poros de la tierra;
en partículas de perfume que, agitadas por algún viento, cambian
bruscamente de dirección.
Campo Grupal / 5
CORPOGRAFIAS
Carlos Trosman
carlostrosman@gmail.com
“Un camino con corazón” le decía el
brujo Don Juan a su discípulo Carlos
Castaneda en referencia al Camino del
Guerrero. Y en la Medicina Tradicional
China justamente es el corazón el que
guarda la Conciencia, llamada Shen, que
algunos traducen como “espíritu”.
La palabra corazón (cor, cordis en latín)
forma parte de muchas palabras de
nuestro idioma, éste en el cual escribo.
“Cordura” indicaría que no estar loco es
actuar de acuerdo a nuestro corazón.
“Acordar” sería ir hacia el corazón.
“Concordar”, sintonizar los corazones. Y
“recordar” es volver al corazón.
Imposible seguir adelante en la historia y
en la vida sin recordar. El olvido implica
un camino sin corazón, sin conciencia.
Haciendo un collage de marcos referenciales, prefiero pensar que “un camino
con corazón” es un camino con conciencia, conciencia de uno y de los otros, y
de lo que uno considera uno de uno
mismo y de lo que considera lo otro de
uno mismo, aquello propio con lo que
no se identifica. A veces eso otro de uno
mismo es el cuerpo, que reclama atención y cuidado, cambios de hábitos y
regulación de la economía de la energía,
muchas veces a pesar de sus correspondientes “usuarios”. El límite del cuerpo,
como el límite del tiempo, hace emerger
la sensación de finitud, de estar circunscriptos a nuestras posibilidades concretas de existencia. Éstas podrán variar o
mejorar, pero habrá siempre un límite,
una terminación, un final. En el cuerpo
están inscriptas la vida y la muerte. Y los
síntomas. Lo que no se recuerda hace
síntoma en el cuerpo. Lo que la historia
no recuerda hace síntoma en la sociedad, en el cuerpo social, en las instituciones.
Está a punto de cumplirse un nuevo aniversario del juicio a las Juntas Militares,
en un momento en que la sociedad
argentina se debate por descorrer los
múltiples velos que taparon un pasado
ignominioso del que no sólo participaron
los militares enjuiciados. Se siguen descubriendo cuerpos que ahora tienen
nombres, gracias al trabajo del equipo
de Antropología Forense. Se siguen descubriendo nietos, que ahora tienen familias, gracias al trabajo de las Abuelas de
Plaza de Mayo. Se siguen juntando hilos
de la historia para poder recordar, para
poder seguir un camino histórico con
corazón. Con corazón humano, con
corazón argentino.
Quienes basaron su arbitraria dominación en la tortura y la desaparición de
los cuerpos, vuelven a amenazar y agitar
los fantasmas del dolor y la muerte, de
la herida en el corazón, para mantener
sus respectivas impunidades. La desaparición de Julio López es una prueba
de ello.
Por otro lado, ya que no han conseguido
legalizar el olvido, tratan de distorsionar
la historia y sembrar falsos recuerdos
entre la “opinión pública” regulando la
información. Hace tiempo que sabemos
que los principales medios de producción de los sujetos son los medios de
comunicación masivos, y que quienes
posean esos medios podrán manipular a
la opinión pública y por ende a la política. Esa es la batalla en este momento
histórico y es importante que también se
fomente la discusión acerca de qué sujeto se pretende producir, cómo educar a
los niños y cómo educar a los educadores.
Acordar cuerdamente, concordar y
recordar son trabajos del corazón para
ser realizados en grupos pequeños de
pertenencia y luego en grupos más
grandes; en las instituciones sociales y
en los partidos políticos; en el día a día
de cada elección que se presente, en
cada acción.
Podemos pensar que tamaña ingenuidad
se parece a la utopía.
No es el miedo el que va a desterrar de
mi corazón a mi propia conciencia.
Campo Grupal / 6
nos abre la posibilidad del enemigo.
El Enemigo es aquel otro que se presenta como queriendo lo mismo que
yo, disputando comigo el objeto de mi deseo. Con el enemigo, lo que se
despliega es la agresividad regulada por el límite que hay por ser el otro
un otro. Vemos con claridad que en la enemistad hay un reconocimiento
de la alteridad. Con el enemigo hay juego, juego de guerra podríamos
decir. Desde este punto de vista, tanto amistad como enemistad son intensidades donde algo de lo afectivo circula.
Quisiéramos introducir una tercera noción: el hostis
La hostilidad no es la enemistad. Si el enemigo es “mi propio problema
tomando forma”, el hostis es puro obstáculo. El conflicto con el enemigo
se configura como lucha de reconocimiento. No se trata sólo de derrotar
al enemigo sino que resulta fundamental que el enemigo reconozca la
derrota. Por su parte el conflicto de hostilidad es puro choque. El hostis no
es alguien a derrotar sino algo que me interfiere. Con el enemigo hay
código, un criterio común que nos permitirá reconocer victorias y derrotas. Con el hostis no hay juego de guerra sino guerra de juegos. Cada cual
atiende al suyo y el juego del otro sólo aparece como problema ilegible,
como interposición, invasión, bloqueo de mi propia estrategia.
Podemos decir que la hostilidad sólo cesa o bien dejando de ser hostil
o bien por el puro aniquilamiento. No hay entonces, en este punto, nada
del orden de lo afectivo en juego, más bien un despliegue de agresividad
no regulado por el reconocimiento del otro como alteridad.
Para ejemplificar esta diferencia se nos ocurría un ejemplo simple: imaginemos un juego cualquiera, pongamos por caso el ping-pong. Si yo
reconozco que quien tengo enfrente es otro al que deseo vencer, debo
aceptar que cuente exactamente con los mismos elementos que yo y que
acate las mismas reglas que yo a fin de que su derrota sea bajo las mismas
condiciones. Si algo de esto sucede, ubico al otro como enemigo. Pero si
para avanzar sobre la victoria, considero válido sacarle al otro la paleta, lo
privo de contar con las mismas condiciones que yo para que el juego se
lleve adelante. Allí termina el juego, no hay victoria ni derrota sino destitución del otro como adversario, puro despliegue de hostilidad.
En este sentido, podemos afirmar que las condiciones son lo común
procesándose. Si las condiciones son lo publico, el habitar como movimiento carga con un punto no-realizado/no-apropiado que como resto de
la operatoria va constituyendo, en lo publico porvenir, un nuevo “para
todos”.
Consideramos que la operatoria mercantil contemporánea produce,
entre otros efectos, la transformación del campo social en el desierto de la
hostilidad generalizada. Es por ello que todo intento de construcción contemporánea de esfera pública necesitará abordar el problema de la hostilidad.
Una estrategia posible es que la hostilidad sea elaborada en enemistad.
Esta elaboración implica la metaforización del hostis, el franqueamiento
de un umbral de politicidad de las relaciones que implica la retranscripción de la conflictividad en términos de relaciones amigo/enemigo. Es la
elaboración de la agresividad como posibilidad de politización del hostis
y de nosotros mismos.
Antes que una táctica reactiva de reclusión identitaria en la afinidad, la
apuesta por la elaboración de la hostilidad supone la posibilidad de darle
otro tipo de tratamiento a la alteridad.
En este sentido, no alcanza con la constitución de un punto de autoorganización para que podamos hablar de esfera pública no-estatal ya que
toda experiencia de construcción colectiva se encuentra, tarde o temprano, con esta alternativa: o el repliegue identitario reactivo en la afinidad o
la apuesta expansiva y abierta a la elaboración –es decir, politización- de
TALLERES DE CONSTELACIONES FAMILIARES
Encuentros mensuales
la hostilidad y la afinidad en términos de amistad y enemistad.
La opción por el repliegue identitario reactivo en la afinidad desemboca necesariamente en prácticas de exclusión/expulsión/segregación de
todo aquello que quede identificado con la hostilidad. De este modo se
disuelven las condiciones para la producción de esfera pública ya que
cualquier forma de alteridad recibe un tratamiento inmunitario, segregativo, expulsivo.
La apuesta por la elaboración de la hostilidad implica poner constantemente a la experiencia de lo colectivo en exceso –o en defecto, ambas
posibilidades son equivalentes en la lógica no-identitaria- con respecto a
sí mismo, lo cual conlleva siempre riesgo de disolución. Pero en ese riesgo se juega la posibilidad de que la autoorganización se constituya como
espacio de lo impropio, como condición para que la alteridad eluda su destino epocal de hostilidad para ser elaborada colectivamente en términos
políticos.
Si como dijimos antes, la hostilidad no es elaborada, si no es encauzada a fin de hacer lugar al otro, ya sea por la vía de la amistad o bien por
la de la enemistad, un espacio de autoorganización puede ser territorio fértil por ejemplo para prácticas de tipo segregatorio. La segregación aparece aquí entonces como una respuesta a la no elaboración de la hostilidad,
como el resultado de un repliegue identitario de la afinidad.
Después de estas elaboraciones quizás podemos decir que todo espacio
público ha de pensarse frente a la necesidad de ensayar nuevas formas de
elaboración del encuentro con la alteridad, nuevos modos-de-hacer con
las dificultades inherentes a la diferencia que todo reconocimiento del otro
implica. Consideramos que esta perspectiva abre nuevas vías para pensar
lo político.
Referencias:
Tiquun, Introducción a la guerra civil. Melusina. Barcelona. 2008
Virno, Paolo. Ambivalencia de la multitud. Tinta Limón. Buenos
Aires. 2006
Lewkowicz, Ignacio. Pensar sin Estado. Paidós. Buenos Aires. 2004
*Ponencia presentada en el simposio “Consideraciones sobre lo
público” el día 11 de agosto de 2010 en el Centro Cultural Rojas
(UBA).
ASOCIACION GESTALTICA
DE BUENOS AIRES
1980- 30 AÑOS -2010
Presidente: Lic. Fernando Bianchi
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Psicopedagogos y Trabajadores sociales.
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y se complacen con el otro miembro de la pareja.
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11 de septiembre: Crisis y Resolución de conflictos.
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desdicha?
29 de Octubre: La juventud de la mente. ¿Promesa o realidad?
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Diciembre: Viernes 17 - 19 hs
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Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda. Mario Benedetti
Psicoterapia y capacitación
Desarrollo y aprendizaje
asistido con equinos
Lucrecia Sánchez Berneman
daaeargentina@gmail.com
A
partir de la interacción con caballos, sin montarlos, trabajamos en
procesos de psicoterapia individuales, familiares, grupales y en
capacitación empresarial.
DAAE -Desarrollo y Aprendizaje Asistido con Equinos- es una organización enfocada en brindar servicios de psicoterapia, counseling y capacitación empresarial, utilizando a los caballos como un recurso para el aprendizaje y el crecimiento de las personas y organizaciones.
Nuestro programa tiene una modalidad experiencial, los participantes
aprehenden acerca de si mismos y de los demás interactuando con caballos,
sin montarlos, procesando los pensamientos, las acciones y las sensaciones
que allí surjan.
Nuestro interés está centrado en desarrollar sesiones o jornadas con actividades enfocadas en evidenciar funcionamientos de los individuos o grupos, y a su vez trabajar para potenciar lo que allí surja, teniendo en cuenta
la demanda y el objetivo del o los consultantes.
Las sesiones son facilitadas por un equipo conformado por profesionales en salud mental, especialistas en equinos y profesionales capacitados en
el trabajo con organizaciones, teniendo en cuenta que actuamos bajo un
código de ética, manteniendo las más altas normas de integridad profesional.
Nuestro equipo profesional está certificado a nivel internacional por la
Equine Assisted Growth and Learning Association (EAGALA), comprometido con las necesidades humanas, con la salud y con la seguridad emocional de quienes hacen parte del proceso.
EAGALA es una asociación que surge en Estados Unidos en el año
1999. Su objetivo es la formación de profesionales que se dedican a trabajar en las relaciones de ayuda en general -psicólogos, counselors, coach,
entre otros- y especialistas en conducta equina. En la actualidad existe un
gran número de equipos certificados alrededor del mundo, con un crecimiento anual constante. En la Argentina, DAAE es el pionero.
Este modelo tiene el potencial de mejorar las relaciones humanas y acentuar las fortalezas de las personas.
Puede utilizarse:
Como un proceso breve de ayuda.
Como complemento de otras relaciones de ayuda.
Para lograr información sobre los patrones de interacción de los participantes con el objetivo de mejorar sus vínculos.
Esta modalidad de la ayuda se lleva a cabo en equipo, conformado por:
a. Especialista en Equinos
b. Especialista en Salud Mental
El Especialista Equino es el encargado del conjunto de caballos (manada). Su mirada está dirigida al animal, debiendo reconocer sus conductas y
reacciones para con el consultante. En las sesiones, interviene anteponiendo su saber sobre los caballos, y ésta es una herramienta poderosísima
como facilitador de una mejor comprensión de lo que acontece en la relación de ayuda. A su vez, es el encargado del bienestar y de la seguridad física de los caballos y de los participantes.
El Especialista en Salud Mental es el profesional (Counselor, Psicólogo,
Psiquiatra) encargado de coordinar el proceso terapéutico guiando y observando al consultante con intervenciones que faciliten su autocomprensión.
Estas intervenciones deberán estar relacionadas con el objetivo de la sesión
en particular y del proceso terapéutico en general. A su vez es el responsable de la seguridad emocional de las personas.
¿Por qué trabajamos con caballos?
En el caballo se identifican una amplia gama de similitudes con el ser
humano en el aspecto social, tienen en común que son gregarios, tienden a
mantenerse en grupos y no aislados, poseen diferentes temperamentos y
estados de humor.
En su organización social existen jerarquías, liderazgo, dominancia, responsabilidades diferentes en hembras y machos, espacios para jóvenes y
crías, procesos de integración de nuevos elementos, diferentes papeles que
se alternan de acuerdo a circunstancias, adaptación, penalizaciones, aprendizaje, entre otras características.
La capacidad que tienen los caballos para “leer” el “lenguaje no verbal”
de los humanos, nos permite distinguir cuando hay congruencia entre el
actuar y el sentir, en tanto son auténticos con lo que perciben.
Se lo considera un auxiliar del equipo, en él se pueden leer datos de lo
que le va ocurriendo a las personas en el proceso. Es un tercero que reacciona ante las actitudes de los consultantes. De igual manera, permite al
grupo observar su forma de vincularse, sus patrones e ideas acerca de las
relaciones y su mundo, brindándole una retroalimentación inmediata de su
comportamiento y actitudes.
Al llevar a cabo actividades que involucren a estos animales, facilitamos
el desarrollo de la confianza en uno mismo y en el equipo de trabajo, mejorando la comunicación, motivación y el liderazgo.
La interacción con los caballos, por otra parte, permite acceder a un lenguaje simbólico significativo, enriquecido por la experiencia, llegando a
transformarse en un lenguaje metafórico, con significados y simbología
particulares, pasando a ser una gran herramienta de trabajo en la resolución
de conflictos y el despliegue de los potenciales humanos, debido a la posibilidad de crear metáforas conectadas con situaciones que en la vida real
pueden resultar intimidantes, que exigen un mayor esfuerzo o que representan un reto para nosotros.
A nivel biológico estos animales tienen la capacidad de percibir las
acciones de otros. En consonancia con esto se han realizado estudios que
avalan la existencia de las Neuronas Espejo. Las mismas actúan “reflejando” la acción del otro. Su funcionalidad es la percepción de intenciones,
permitiendo hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los
demás. Por esto, entre otras cosas, los caballos funcionan como “espejo”,
reflejando lo que nos pasa.
Elementos básicos a los que apunta DAAE en la capacitación organizacional
Integración de las estrategias verbales y no-verbales para una comunicación más exitosa, generadora de cohesión grupal.
Comunicación: nos enfocamos en el lenguaje no verbal de los participantes, teniendo como predominio la comunicación a través del cuerpo gestos, posturas, actitudes y estilos- ya que es la vía regia por la cual se
expresan las emociones, los juicios de valor y las intenciones. Lo anterior
se utiliza como base para la elaboración de reflexiones y aprendizajes a
un nivel verbal. Partimos de la experiencia para traslardarla a la palabra,
teniendo en cuenta que lo que recordamos es un 20% de lo que escuchamos, un 50% de los que vemos y un 80% de lo que hacemos. De este
modo, se hace evidente el alcance de nuestra forma de intervenir, correlacionando el discurso verbal y no-verbal para identificar el nivel de coherencia y de contradicción que arroja el funcionamiento del grupo.
Empatía: brindamos la posibilidad de que se hagan evidentes la
ausencia o presencia de recursos que faciliten manejar los diferentes conflictos que circulan en el ambiente laboral.
Inteligencia emocional: promovemos el reconocimiento de sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. La experiencia permite que el participante cree la propia motivación y gestione los giros o
cambios en las relaciones.
Liderazgo: nos enfocamos en el modelo de comunicación a través de
la asertividad que emerge como una tendencia en el campo organizacional para sobrellevar el devenir de las implicancias del mundo posmoderno. Las actividades permiten observar y detectar los distintos estilos de
liderazgo y a su vez identificar el tipo de funcionamiento grupal (roles y
“contratos” a nivel de grupo).
Motivación: desarrollamos actividades específicas donde detectamos y
generamos mayores niveles de motivación para lograr un mejoramiento
que permita alcanzar los objetivos particulares de la organización.
Trabajo en Equipo: a través de los puntos anteriores generamos
mayor cohesión, compañerismo, solidaridad, identidad y sentido de pertenencia a la organización. Apuntamos a alcanzar un modo de funcionamiento positivo entre los miembros del grupo, que sea trasladable a la
actividad laboral diaria.
Por último, la experiencia en este tipo de procesos ha demostrado que lo
aprehendido por los consultantes, los ayuda a definir y clarificar sus áreas
de conflicto, de modo que pueden encontrar soluciones concretas en lo
cotidiano y mejorar su calidad de vida.
Tribus y
solidaridad
Carlos A. Solero
casolero_1@hotmail.com
Acaso la horda primitiva haya sido
uno de los primeros tipos de agrupamiento humano, frente a las imposiciones climáticas, la necesidad de
buscar alimento y refugio el reunirse
para enfrentar las dificultades y la
adversidad este tipo de convivencia
ha sido producto más de la compulsión que del deseo.
De todas maneras, como bien lo
explica Pedro Kropotkin en su indispensable libro El apoyo mutuo como
factor de evolución, el agruparse de
modo solidario es decir sintiéndose
y pensándose como complementario
de los otros tiene un fundamento
biológico que deriva en una ética
cooperativa.
El capitalismo como sistema fundado en la competencia y el lucro hace
de la desigualdad su divisa y potencia diversos mecanismos y dispositivos de disgregación social.
La globalización ha dado lugar a la
emergencia del epifenómeno de las
“tribus urbanas”, término que resulta paradojal de por sí. Esta denominación da cuenta de ciertos vínculos
lábiles, muy flexibles que generan
ilusión de pertenencia.
En realidad, los miembros de de
estas tribus son sólo circunstanciales partícipes de gustos por cierta
música o estilos de vestimenta
muchas veces seudo transgresores
ya que el sistema de la producción
serial y la mercantilización los coopta, banalizándolos.
Estas estrategias son parte del vasto
operativo de territorialización biopolítica funcional a la fragmentación
que aisla las disidencias y aporta a
lo que Guy Debord llamaba espectaculrización de la sociedad.
Es preciso revitalizar en todos los
ámbitos que sea posible una solidaridad que rearticule tramas contraculturales en sentido emancipatorio
y liberador.
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Muchos creen que el talento es cuestión de suerte, pero pocos saben que la suerte es cuestión de talento. Pablo Alberto Lungarzo
Campo Grupal / 7
La pasión, según la multitud
Mientras dura el grito de gol...
El siguiente texto forma parte de la antología De
pies a cabeza. Ensayos de fútbol, del sello independiente “Ensayos en libro”, del que Mira es integrante. Fue, de hecho, escrito para ese volúmen, de
manera que su arenga colectivista no puede entenderse cabalmente fuera de su génesis amistosa:
dicen que un pensador piensa aquello que no termina de tener, aquí al contrario, el proyecto grupal es,
en doble sentido, motivo del pensamiento.
Rubén Mira
rubenjmira@yahoo.com.ar
Uno
G
ol y la puta madre que lo parió, gol carajo la concha de
su madre, gol gol hijo de puta la reconcha de la lora. ¿A
quién se putea, en primer movimiento, después del grito
de gol? No se putea a los otros. Eso viene a continuación, en
segundo movimiento. Pero inmediatamente después del grito de
gol, del grito de gol propiamente dicho, se putea a la conjura de
pequeños detalles que impedía su concreción, se putea porque
el hechizo de lo ya escrito, de pronto está roto y pasó lo que no
podía pasar, pero todos esperaban. En el fútbol el cero es la ley,
lo que esta escrito, el empate clavado. El cero es destinal y su
fantasma sobrevuela la lógica de todo este deporte. Después del
grito de gol propiamente dicho, en primer movimiento, se putea
al destino. Tal vez por eso, en todo gol, aun en el más cantado,
subsista algo de fortuna, un residuo de suerte. Y por eso en las
puteadas posteriores al grito de gol propiamente dicho siempre
hay algo de asombro liberador y de venganza metafísica.
La puteada a los otros, al otro, viene después: gol putos de
mierda, ahí tienen, negros culo roto, a llorar a la villa, gol hijos
de puta. El segundo movimiento posterior al grito de gol propiamente dicho corresponde a la dedicatoria. No hay grito de
gol sin goce a los otros, al otro. O mejor dicho, primero a los
otros y luego al otro, porque en la dedicatoria, el plural suele
singularizarse y todos los otros se vuelven uno, ese mítico e
ideal hincha de enfrente: esto es para vos, negro puto, cagón, te
montaste en mi pija, te la saque sucia y ahora la estas chupando. Los dos movimientos posteriores al grito de gol propiamente dicho, son extremadamente verbales y solo pueden ocurrir si
el gol se concreta.
Los dos movimientos anteriores, en cambio, ocurren también
ante el peligro de gol, y a penas contienen un susurro de espera, alguna palabra de apagada agonía. El resto pertenece al
silencio. Son, por eso, movimientos más breves y su naturaleza
física es más imperceptible. El primero corresponde a la expectativa. Cuando el gol se ve venir, y el gol se ve venir porque
siempre hay en la jugada previa una convicción de gol que lo
anticipa, se respira profundo, como mucho se susurra, casi
como para llamarlo: gol. Este susurro, antecede a un silencio
irrefutable, el silencio de la preparación para el grito. Mientras
que el silencio de la expectativa es todavía individual, el silencio del segundo movimiento, la preparación para el grito, es un
silencio de multitud. Es un instante mínimo, casi imperceptible,
de aire contenido. Pero su duración guarda una íntima relación
con su potencial. Percibirlo es una experiencia de rara belleza:
es un silencio agónico, que puede transformarse en decepción.
Y a la vez es también un silencio cargado de energía trascendente en su máxima condensación, ya que el silencio de la preparación contiene en sí algo de la potencia transformadora del
grito de gol mismo1.
Dos movimientos, entonces, suceden al grito de gol propiamente dicho y dos lo anteceden. Antes, la expectativa y la espera, después, la liberación y la dedicatoria. El grito de gol propiamente dicho es el largo alarido que sucede entre un silencio
de multitud y una puteada colectiva al destino.
Dos
En el principio hay un acto de creatividad pura, la idea de
jugar a la pelota con los pies pertenece al capricho y a la invención poética, es un alarde demasiado humano, o más que humano, que no merece ser pensado históricamente, sino afirmado en
su pura productividad, en su misterio, como pura certeza. La
prehistoria del fútbol, en cambio, puede y merece rastrearse en
cualquier campito a donde juegan niños. Tal vez haya que hacer
un poco de memoria, pero vale la pena2.
Los partidos suelen comenzar cuando hay cuatro o cinco
jugadores. El numero de integrantes de los equipos puede variar
y verse compensado de distintas maneras: un jugador de más se
Campo Grupal / 8
compensa con un gol de ventaja, la participación de un jugador
demasiado bueno con uno o dos jugadores más en el equipo
contrario. A medida que van llegando nuevos jugadores, los
equipos se van reorganizando para reconstruir una paridad, los
jugadores pasan de un equipo al otro, se alteran las medidas del
campo de juego, que son por lo general un trazado más o menos
imaginario. Al principio, nadie ataja y se juega con arcos pequeños. Luego el arco se agranda, y se establece su altura de acuerdo a la altura del arquero. Situaciones similares ocurren en el
transcurso del juego, es normal que un gol muy hermoso sea
premiado con doble valor, mientras que una patada muy grosera sea castigada con un penal aunque haya ocurrido en el medio
del campo. Cada una de estas imprecisiones ante las eventualidades suele provocar detenciones del juego y largas discusiones
para decidir lo que, por lo general, resulta una más o menos
concensuada resolución justiciera. Estas discusiones, a su vez,
van componiendo un pasado legal del juego, un sustrato de
antecedentes penales al cual se puede recurrir para definir situaciones posteriores, por el cual ciertas arbitrariedades se transforman en reglas. Con el tiempo, cada campito va adquiriendo
su propio régimen legal y va componiendo un nosotros que lo
acepta. Ese nosotros tiene que ver con un ahí, con una pertenencia, y su conformación en dos equipos rivales es siembre
mutante e inestable. Lo unifica el juego, la voluntad y el deseo
de jugar. Partido, la expresión con la que más usualmente nos
referimos a un encuentro de fútbol, no hace más que confirmar
la existencia de ese nosotros, que literalmente se parte, para que
el juego pueda ocurrir3.
Al parecer, cosas similares ocurrieron en los inicios. La estabilidad legal vino después de una época de imprecisos pactos de
caballeros, incluso luego de un largo tiempo en el que los jugadores podían utilizar las manos para controlar la pelota. Las tácticas, según la historia oficial, evolucionaron reproduciendo la
lógica de la división del trabajo en el tiempo libre de los trabajadores. Aparecieron las funciones especificas, por ejemplo, un
jugador confiado a los tres palos, con el privilegio (o la condena) de poder atrapar la pelota con la mano, las funciones específicas dentro del campo de juego y por ultimo los auditores
externos, es decir, los directores técnicos. Pero esta segmentación resulta, a la luz de la sociedad contemporánea, menos
importante que otra, que ha pasado más desapercibida. Es usual
ver que uno o dos pibes que están mirando, son llamados a participar del juego. O también que, excluidos del juego, aprovechen cualquier momento para hacerse de la pelota y comenzar
o continuar una jugada, para forzar su inclusión posterior. El
partido entonces se detiene, se analiza la posibilidad de inclusión, y si la inclusión se concreta, el juego se reordena para
reestablecer un orden y una paridad. Esto sucede porque en el
campito nadie quiere ser espectador, y los jugadores comprenden la necesidad del espectador de transformarse en jugador. En
el campito todos juegan, o todos quieren jugar4. Toda regla de
exclusión se vive como una injusticia y toda inclusión produce
un reordenamiento de reglas. Esta movilidad suele reconocer un
único límite: la superpoblación del campo de juego. Los jugadores intuyen claramente cuándo el incremento poblacional
desnaturaliza el juego transformando la práctica de su geometría en una lucha de montoneras. Entonces, algunos deben esperar su turno, ya no juegan, miran jugar a los otros. De esta partición deriva también la mayor rigurosidad de las reglas, que
deben ser compartidas por quienes juegan y quienes miran,
transformándose, la mayoría de las veces quienes miran en árbitros de decisiones que ocurren dentro del campo. Pero fundamentalmente, de esta partición deriva la necesidad de que el
juego tenga una duración, una duración a partir de la cual los
excluidos podrán transformarse nuevamente en jugadores,
apropiarse del campo de juego y de la pelota, entrar, participar.
Hecha esta observación podría reafirmarse que el fútbol tal
cual lo conocemos hoy nació cuando se limitó la cantidad de
jugadores y una parte de los que jugaba se transformó en espectador. El fútbol reglado nace como juego y espectáculo visual a
la vez. Y es a partir de esa división fundacional entre jugador y
espectador que el grito de gol alcanzará su esplendor definitivo
en el gran dispositivo que teatraliza la separación entre espectadores y jugadores: los estadios. Porque el grito de gol propiamente dicho, como largo alarido energético ubicado entre dos
rarezas contemporáneas, el silencio de una multitud y la puteada colectiva al destino, solo ocurre en los estadios.
Tres
De la separación entre jugadores y espectadores proviene
también la dinámica de dispersión y jerarquización que fue
construyendo lo que hoy podemos llamar fútbol global.
Mediante la dispersión el fútbol se juega a escala planetaria, en
potreros, campitos, clubes, micro estadios, categorías inferiores, ligas menores, patios, pasillos, veredas, creando una horizontalidad adonde todos juegan o pueden jugar. Mientras que la
jerarquización, cada vez más rigurosa, impone que el fútbol
ocurre en pocos lugares, fundamentalmente en los grandes estadios de los mejores clubes del mundo. La dialéctica entre la dispersión y la jerarquización es inabarcable, pero se fundamenta
en movimientos logísticos: la dispersión provee a la jerarquización sus jugadores especialistas, pero sobre todo, provee sus
espectadores e hinchas, mientras que la jerarquización provee
los modelos de emulación, los patrones de conducta aspiracional y las reglas. El movimiento es tal que cualquiera puede convertirse en jugador bajando a la dispersión, y cualquiera puede
convertirse en espectador subiendo en la jerarquización5. Pero
este movimiento no refuta, sino que más bien reafirma, la separación entre jugador y espectador que fundó al fútbol tal cual lo
conocemos. En la prehistoria del fútbol existía un nosotros a
donde todos jugaban y querían jugar. En el fútbol reglado, todos
pueden jugar al fútbol, pero el fútbol siempre ocurre en otra
parte.
La aparición de los clubes de fútbol puede pensarse como un
intento de volver a unir en una identidad colectiva lo que aquella partición inicial había separado. La comunión entre el hincha y el jugador en torno a una camiseta representativa sigue
siendo uno de los motivos principales del folklore futbolístico,
hoy claramente devaluado por jugadores que pasan sólo tres o
cuatro meses por cada cuadro y hasta por hinchas profesionales
que venden sus servicios al mejor postor, es decir, barras bravas
mercenarios6. Pero ese folklore tiene bases ciertas. En los primeros tiempos, espectador y jugador eran categorías permutables, que podían alterarse en cualquier momento, dos partes de
un nosotros que, constituido en torno al juego, recién comenzaba a especializarse. Los clubes fueron su primera instancia de
reagrupamiento, allí los excluidos del juego se transformaron
en los primeros hinchas. Pero si con la aparición de los clubes
se reconstruía una idea de nosotros en tanto hincha y jugadores
mantenían con una determinada divisa una relación de pertenencia, esta misma sutura profundizó una distancia que a la
larga terminaría siendo infranqueable: el jugador se fue especializando cada vez más y el espectador se fue masificando
hasta perder toda conexión social directa con su club y adherir
a él como se adhiere a una marca7.
Correlativamente, otro de los modos de exclusión y jerarquización fue la movilidad competitiva. Cuando un campito desafía a otro, juegan los mejores; el resto mira. Con el desarrollo
creciente del movimiento entre dispersión y jerarquización, la
movilidad comenzó a escenificarse. El fútbol no podía seguir
ocurriendo en cualquier lugar o a cualquier hora, sino que debía
reglarse por fechas, horarios, el calendario de un campeonato, y
sobre todo, debía afirmar su espectacularidad edificando su
escenario: los grandes estadios. Y fue a medida que se establecieron los dispositivos de los grandes estadios, con sus graderías para que multitudes vieran jugar a unos pocos, con sus sectores específicos para locales y visitantes, que el grito de gol fue
cambiando de sentido, alcanzando su mayor potencialidad y
revelando su función futbolística energética. Su lógica pareció
seguir una progresión cuantificable: cuanto mayor era la rigurosidad del dispositivo que separaba a jugadores de espectadores, mayor era su potencial y su significación.
Los viejos estadios con ligustrinas fueron dejando lugar a los
fosos, mientras que las parcelaciones entre tribunas y plateas
distribuían la especialización entre los hinchas del mismo modo
que en el campo de juego se separaban defensores de delanteros. Pero siempre, el estadio, desde la raya de cal a los alambres
de púa, fue concebido como un dispositivo para ordenar y luego
garantizar la separación entre jugadores y espectadores. Hubo
épocas en las que el público entraba a la cancha y celebraba un
gol durante largos minutos paseando en andas a sus jugadores,
pero hoy los cuerpos de jugadores y espectadores están claramente separados.
Sin embargo, cuando ocurre un gol, ciertas violaciones al dispositivo espacial son permitidas, el goleador corre hacia el
alambrado, la avalancha baja hacia la cancha, un alcanzapelotas
se suma al festejo, entran cuatro o cinco inadaptados de siempre y se mezclan con los jugadores, algún inglés salta una parecita y se abraza con los padres e hijos de la familia devuelta a
los estadios en la era post holligans8. Son transgresiones.
Confirman la ley. Porque en realidad, el único momento en el
que el dispositivo es totalmente rebasado, excede por lejos el
movimiento de los cuerpos. Es un momento colectivo y energético único: cuando en el estadio una multitud grita un gol. Y
más precisamente, durante la intensa duración de ese alarido
que es el grito de gol propiamente dicho. Visualmente, a nivel
La casa en la que vivimos es la prolongación de nuestra conciencia. Alejandro Jodorowsky
del dispositivo, los jugadores festejan por un lado, los hinchas
por otro, pero el grito es uno solo, simultáneo y persistente,
capaz de volver a unir lo que en el momento del nacimiento del
fútbol fue necesariamente separado. Porque durante el grito de
gol ocurre una fusión que adquiere una función trascendente. El
grito de gol borra la frontera entre espectador y jugador. Por
eso, su función futbolera es recomponer, energéticamente, el
momento originario a donde todos eran participantes igualitarios del juego. El grito de gol es un regreso a cierta prehistoria,
y también la violación de la partición fundacional del fútbol. En
esta función adquiere sentido su potencia sexual y su animalidad esencial.
Cuatro
En el estadio, gol y grito de gol están unidos9. No hay gol sin
grito ni hay grito sin unión entre espectadores y jugadores. Pero
no sólo los que gritan forman parte de la potencia energética del
grito de gol, también los que callan, los que guardan silencio,
los que sufren el gol en la otra tribuna. Curiosamente, los dos
movimientos previos al grito de gol propiamente dicho, la
expectativa y la preparación, son similares en ambas tribunas.
La diferencia radica en que uno termina en un estallido y el otro
en silencio, en el primero el cuerpo se expande, en el segundo
se contrae hacia abajo y se comprime; en uno el aire va hacia
fuera, en el otro se retiene un poco más para luego soltarse en
una especie de suspiro incompleto. Los dos momentos posteriores también son similares, también entre los que sufren el gol
se putea, pero en vez de putear al destino, se putea a su contratara, la suerte. La tonalidad más amarga repite el mismo repertorio de puteadas pero con otra entonación: gol, la concha de su
madre, qué mala leche, la puta que lo parió, que orto. Y después
se putea a los otros, a los que del otro lado están gozando, con
una mezcla de resignación y escepticismo: mirá cómo nos vienen a vacunar estos putos, no lo puedo creer, negros de mierda,
me cago en la puta madre, qué gol nos vienen a hacer.
El grito del gol propiamente dicho y el silencio contrario
forma una unidad de opuestos complementarios, un ying y
yang indivisible que transforma a todo el estadio en una plataforma energética de reconstrucción del nosotros del fútbol bajo
una forma paradojal: el grito de gol es a la vez el momento de
mayor contraste, y también el momento de mayor comunión
entre contrarios. Dicha concentración energética condensa una
experiencia única en la vida contemporánea, que trasciende al
gol como acontecimiento del juego, pero que está íntimamente
relacionada con su economía y su rareza.
Es momento, entonces, de destacar otro aspecto del campo de
observación propuesto para la prehistoria del fútbol: en el campito se juega a llegar a una determinada cantidad de goles, a
seis goles, a diez goles, a doce. Es decir, el gol abunda más que
en el juego reglado y se transforma en la medida de duración
del juego. Esta diferencia es fundamental en tanto significa un
corrimiento del fútbol hacia sus hermanos menores, los deportes que definen sus pleitos por tanteador, pero sobre todo porque descarta de plano la posibilidad de que un partido termine
cero a cero. En el fútbol reglado, en cambio, el cero inicial es
un fantasma que gravita sobre la duración del partido en noventa minutos: el gol puede no ocurrir, y muchas veces, no ocurre.
Esta posibilidad, esta realidad latente, transforma a la búsqueda
de gol en una lucha contra el destino y al grito de gol en una
descarga libertaria que arrastra los intentos frustrados, los largos pasajes intrascendentes del juego, los goles errados o anulados.
La carga agonística del gol y su descarga libertaria en el grito
le deben tanto a este carácter destinal del cero a cero como a la
escasez planificada del gol como acontecimiento del juego y,
por lo tanto, del grito de gol como experiencia colectiva. El gol
se rige por una economía de la escasez y esta economía dota al
grito de gol de su agonística esencial, trasformándolo no ya
sólo en una descarga sino en una resurrección.
Esta escasez ha sido abordada de una manera crítica por los
estetas del juego, cometiendo muchas veces el error de pensar
que una alteración cuantitativa redundaría en un salto cualitativo a nivel emocional: el fútbol debería tener más goles para que
haya más emoción10. Pero la realidad ha refutado muchas
veces semejante postura. En las tristes goleadas en donde un
equipo es vapuleado más allá de los cinco goles por su rival, el
grito de gol se atenúa, dejando lugar a la extensión de sus
momentos posteriores, sobre todo al goce de los otros. La economía del gol es tal que su abundancia solo es tolerada como
consecuencia de la reescritura destinal del cero a cero en resultados reñidos, apretados, en sucesivas toma de ventajas y empates, que aproximan la definición del juego al momento temporal de su desenlace. Pero en el fútbol, estos avatares son realmente excepcionales porque en este juego la evolución del marcador no es necesaria. El fútbol es una larga agonía que se despliega en el tiempo, con sus instantes de revelación, sus epifanías bestiales y colectivas, revelaciones escasas que pueden
ocurrir o no. Por eso, la obra cumbre de la economía agonística de la escasez del gol es el gol definitivo sobre la hora y su
festejo, la apoteosis del grito de gol propiamente dicho, sus pró-
logos y sus prolegómenos.
El gol no sólo es escaso sino raro, y su rareza proviene no
tanto de la alteración del resultado en el juego sino de la ruptura del continuo visual del espectáculo futbolístico. El fútbol es
un espectáculo visual, y rápidamente se aceptaría que el gol es
su momento y su monumento. Es cierto es que el gol es el
momento individual de un juego colectivo y el acontecimiento
a donde más se escenifica la diferencia protagónica entre espectador y jugador. El gol transforma al goleador en protagonista y
a la mayoría de los protagonistas, los otros jugadores, en espectadores11. Sin embargo, esa espectancia no es del todo un ver,
y el gol no es la confirmación, momento culminante del continuo visual del fútbol, sino su disrupción, su rareza. En el estadio son numerosos los impedimentos para ver un gol, algo
siempre se interpone, un brazo, un empujón, una cabeza. La
ubicación hace que la perspectiva sea parcial, muchas veces
imprecisa. El gol se ve, pero en parte. Muchas veces el espectador ve el gol pero no al jugador que lo hizo, o ve a quien lo
festeja, pero perdió parte de la jugada, detalles que suelen completarse en los prolegómenos del grito de gol, apelando a los
demás espectadores circundantes, preguntando y reponiendo lo
perdido en una reconstrucción colectiva capaz de reunir distintas perspectivas, de volver lo fragmentario en uno.
Pero sobre todas estas parcialidades, que pueden variar de
acuerdo a la característica del gol, a la cantidad de gente, el tipo
de estadio y la ubicación obtenida, la captación visual está
interferida por la preparación física, individual y colectiva, para
el grito de gol. Esa preparación involucra movimientos de
registro que afectan a todos los sentidos y ponen en movimiento diversas energías totalmente diferentes a las que se movilizan durante el resto del partido. Durante el instante del gol, la
lentitud reiterativa de movimientos de un juego que, por su geometría y su especialidad, permite la contemplación con matices
incluso estéticos, se vuelve tan veloz que se pierde la memoria.
Es imposible reunir toda la jugada y mucho menos alcanzar a
ver el instante mismo del gol, el momento en que la pelota entra
al arco, traspasa la línea. El gol no tiene momento; el gol no se
ve, ocurre. Su visibilidad esta absorbida por una energética
emocional trascendente, está alterada, fragmentada en los distintos momentos del grito de gol. De allí que en los estadios el
gol no es un acontecimiento visual ni un clímax en sí; su función es limitada: poner en movimiento la energía colectiva del
grito. Por eso se vuelve necesariamente escaso, por eso se hace
visualmente raro.
Raro y escaso, el gol no es el acontecimiento más importante del fútbol. Solo en el grito de gol, el gol justifica su escasez
y obtiene su rareza.
Cinco
El grito de gol es la exaltación del presente y de la presencia,
el grito de gol obliga a un aquí y ahora. Pero el fútbol no escapa a la penetración viral. Y el virus ha encontrado un portal propicio: en el aquí y ahora del estadio, el grito de gol es puro presente y, como acontecimiento visual, no tiene memoria. De allí
que, desde que la televisión existe, es común que el hincha
desee volver a su casa para ver los goles en la pantalla. Y no se
trata de revivir solamente, sino también de completar, de unificar, de despejar esa rareza no visual que reviste al gol: ver el
gol, sin gritarlo. Este deseo de reconstrucción, contemplación
visual del gol, es el portal del virus troyano televisivo. Al darle
al fútbol su memoria, o mejor dicho, al reemplazar una memoria energética por otra visual, la televisión transforma al fútbol
vivido en los estadios en pasado.
Como sucede con cualquier virus, su estrategia es mimetizarse con el huésped. En sus comienzos la televisión apareció
como una posibilidad de reproducción ampliada de los partidos. De hecho, cuando las televisiones eran menos abundantes,
en los livings y los bares a donde había se convocaba una esfera semipública, aun trasversal y colectiva, juntando a vecinos,
parientes o habitues, frente a la pantalla, para ver fútbol y gritar goles juntos. Años después, esa simultaneidad volvió a la
esfera semipública gracias al fútbol codificado visto en los
bares. Pero entonces, ya nadie gritaba con el otro, sino que
todos gritaban en dirección a la pantalla, gritaban con la televisión12. Entre una y otra experiencia, los años de propagación
viral habían hecho su trabajo. Lo que comenzó como una
ampliación del estadio a los livings, se fue invirtiendo y naturalizando: el living comenzó a modelizar la escena futbolística.
La exigencia de espectadores sentados, la disposición aspiracional de los palcos paradisíacos, con sus ventanas con forma
de pantallas, sus frigobares y sus televisiones internas, culminó
con la actual instalación de grandes pantallas que permiten ver
en simultaneo el partido y su reproducción en imáge-
Para que pueda surgir lo posible, es preciso intentar una y otra vez lo imposible. Herman Hesse
Campo Grupal / 9
Sísifo ¿el mito y la
poesía juntos?
Juan Disante
juandisante@hotmail.com
Esta fábula de la mitología griega
narra la tragedia de Sísifo, quien fue
condenado por los Dioses a un castigo de por vida: debe subir una
piedra enorme por la pendiente de
una montaña, cuya cumbre no ha de
alcanzar jamás. Está obligado a
empujar perpetuamente ese enorme
peñasco cuesta arriba, sabiendo que
antes que alcance la cima, éste siempre se precipitará hacia el valle y
deberá volver a empezar todo de
nuevo desde el principio. El ascenso
a la montaña es penoso, sacrificado.
Pero cuando Sísifo retrocede al orígen, la base de la montaña, puede
gozar de los únicos momentos de
felicidad antes de reiniciar nuevamente el ascenso para llegar con la
piedra.
Según Homero, Sísifo tenía fama de
ser el más astuto de los hombres,
así como el más sabio y el más prudente. Algunos suponen que fueron
estas cualidades las que hicieron
enfadar a los habitantes del Olimpo,
aunque especialmente enojosa debe
haber sido su extraordinaria astucia,
ya que le permitió escapar de los
Infiernos. Gracias a su inteligencia
logró engañar al dios de la Muerte,
encadenándolo y paralizando su
accionar, por lo que Plutón tuvo que
enviar al dios de la guerra para liberarlo (la guerra deja en libertad de
acción a la muerte?) Pareciera que
son varios los delitos punibles de
este mortal.
Albert Camus reinterpreta el mito de
Sísifo, convirtiéndolo en el héroe de
lo absurdo, sumido en una sensibilidad paradójica. Aquel que vive perpetuamente consciente de la completa inutilidad de su vida, cuando todo
el Ser está dedicado a no poder
acabar ninguna obra. Siendo el
mundo tan fútil, Camus se pregunta,
¿qué alternativa hay al suicidio?
Pero la mayor tragedia del hombre
absurdo radica en la conciencia, en
conocer cabalmente su condición
miserable.
Anteriormente, el castigo consistente
en tener que realizar eternamente un
trabajo inútil e inalcanzable, había
sido entendido como la simbolización de la vana lucha del hombre por alcanzar la sabiduría. No
obstante, para Camus representa
más bien la metáfora del esfuerzo
inútil e incesante del ser humano
moderno que consume su vida en
fábricas y oficinas sórdidas y deshumanizadas, haciéndole sentir que su
destino es estéril y fútil. En otras palabras, el filósofo existencialista cuestiona el valor de la vida y plantea la
opción del suicidio.
El suplicio de estar condenado a
realizar un trabajo repetitivo que se
sabe inútil y sin ninguna esperanza
de escapatoria, simboliza una de las
mayores angustias existenciales contemporáneas inmersas profundamente en el inconsciente.
¿Se logra experimentar la vida como
un proceso evolutivo sin fin donde
son más interesantes las preguntas
que las respuestas? ¿Donde se
puede gozar del camino, incluso del
ascendente, aunque no se completen
totalmente las metas ni se llegue
nunca a certezas absolutas?
Ahora bien, en su ensayo “El mito de
Sísifo”, Camus dice que si el mundo
fuera obvio, el arte no existiría, tal
que el Arte nos ayuda a penetrar en
la propia realidad.
De algún modo reafirma, por contiguidad, que la poesía no reproduce
lo visible, sino que lo hace visible.
Lo que nos convence que la vida
sería un desatino sin lo homérico,
sin la ficción. O lo que es igual: contrarrestar con momentos de felicidad
el mal paso de lo grisáceo.
Campo Grupal / 10
nes en el estadio.
Con la televisión comenzó el fútbol pantalla, que hoy extiende su
reinado a distintas formas de rectangularización: computadoras, celulares, microcámaras y todas las formas de grabadores y reproductores
que entronaron, a la larga, el principio diferencial de la experiencia
pantalla y la experiencia estadio: la repetición. La repetición abrió un
abanico de posibles fragmentaciones cuyo objetivo es opuesto al del
fútbol en los estadios: más que concentrar una experiencia energética
única, persigue su dispersión, incluso su desaparición. Es verdad que
toda experiencia fútbol pantalla se alimenta de lo que ocurre en un
estadio. Como el virus se alimenta de su huésped, aunque persigan
objetivos vitales opuestos, la pantalla toma para cada una de sus estrategias el alimento emocional de los restos, los recuerdos, de las multitudes reunidas. Esta absorción de energía, esta vampirizacion, la transmisión de partidos en vivo entre sus estrategias. Pero esta simultaneidad no es su finalidad, sino uno de sus comportamientos simbióticos.
La repetición, en cambio, abruma. Su importancia no es solo cuantitativa sino diferencial. En el estadio, cada instante del juego es, o mejor
dicho era, irrepetible. Para la televisión, cada instante del juego es
repetible, amplificable hasta el infinito del espacio y el tiempo, cada
instante del juego le pertenece, desde ahora y para siempre.
La pantalla ya no trasmite fútbol, hace el fútbol a su imagen y persigue la transformación definitiva del fútbol en una simulación en
donde tanto los jugadores como los espectadores pasan a ser actores,
protagonistas unos y extras otros, de un set que se llama estadio para
una platea que alcanza, potencialmente, a todo el mundo. La experiencia colectiva en el estadio es cada vez menos deseable o más llena de
molestias, no porque los estadios sean mejores o peores, sino porque
los grandes contingentes de espectadores formados en los livings le
reclaman al fútbol en los estadios una modalidad cada vez más televisiva.
Sin embargo, hay un núcleo resistente del fútbol en los estadios que
la televisión aun no pudo intrusar: el grito de gol. El grito de gol es irreductible a la transmisión televisiva. Su simultaneidad, su naturaleza
energética, no es transferible a través de imágenes. En el grito de gol
subsiste el fútbol como experiencia corpórea colectiva y la televisión
lo entiende. Por eso, al no poder apoderarse de su sentido, destruye su
rareza y ataca su economía.
Seis
Cuando por televisión se repitió un gol, comenzaba una nueva
época: por primera vez el gol se podía separar del grito de gol, lo visual
de lo energético13. La repetición del gol destruye la rareza, lo transforma en un acontecimiento visual analizable en todos sus detalles
desde una perspectiva unificada. La ley de la repetición es la del desgaste. Cuanto más se repite un gol más conexión pierde con el aquí y
ahora del estadio, con el grito de gol que pudo haber desencadenado.
La repetición gasta al gol hasta convertirlo en un saber que fuerza a la
memoria a repetir, automatizando el gol hasta convertirlo en un acontecimiento indiferente14. Paralelamente, el fragmentarismo aísla al gol
del continuo emotivo del partido, como si la demora, el aburrimiento,
la lucha, el desgaste, no fuesen también fuentes de emociones. En el
living, la repetición y el fragmentarismo entrenan al espectador para
dejar de percibir al sol en su economía de escasez y en su rareza, y
aceptarlo como una abundancia. Y es mediante el fragmentarismo y la
repetición que la televisión funda las nuevas subjetividades futboleras.
Es momento de regresar al territorio de observación, el campito. Se
trata de destacar la aparición de un emergente que excede la separación
entre jugadores y espectadores: el curioso. No ya un excluido del
juego, ni un excluido del juego devenido en hincha, sino aquel que se
acerca a mirar como si nada, desde un costado neutral, y que puede
observar al juego como un mero acontecer o pasatiempo, sin comprometer su identidad15. En los principios del fútbol el curioso existía ya,
pero era, como en el campito, la excepción, no la regla, en cambio en
la sociedad del fútbol pantalla, cada vez tiene más presencia. El curioso es la prehistoria del hiper espectador, aquel que puede acceder al
consumo de fútbol sin haber pasado por el juego, sin concurrir a los
estadios, incluso sin haber jugado o concurrido a un estadio nunca, el
que se forma como espectador viendo fútbol por televisión y subordina al consumo de imágenes futbolísticas su adhesión a un club o marca
determinada. El hiper espectador se nutre de resúmenes, compactos de
goles, los trozos de partidos, en un zapping permanente que privilegia
el fragmentarismo.
Ante su aparición, ante su amenaza, el hincha también cambia y la
televisión favorece, junto con el hiper espectador, a su contrafigura, el
hiper hincha. El hiper hincha exacerba los rasgos del hincha tradicional, es un fundamentalista. Se afirma en una identidad que no ayudó a
construir, sino que recibe a través de distintos relatos, como un mito
fundacional. El hiper hincha concurre a los estadios, pero su participación en la multitud ya no es una necesidad. Lo hace porque cree saber
qué es lo que un hincha debe hacer para ser y parecer. Por eso, su amor
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a la camiseta se transforma en un exhibicionismo: viste como ropa de
diario el uniforme de su equipo, casi todos sus objetos personales forman parte del merchandising de su club y su fanatismo tiende a ser
expresado como algo más allá de lo racional, una locura obsesiva por
el fútbol que se exhibe con orgullo.
El hiper hincha es capaz de exagerar su identidad más allá del sacrificio de otros aspectos de su vida transformando al fútbol en una actividad pasional totalizadora y una ocupación completa de su tiempo
libre. Por eso es usual que el hiper hincha devenga a la vez en un especialista, interesado no solo en su marca, sino en cualquier partido que
se juegue en el mundo. Esta aspiración de totalidad solo puede encontrar una promesa de concreción en la pantalla, nunca en el estadio. Solo
la pantalla permite fantasear el conocimiento total y promete la posibilidad de acceder a él. La experiencia de ver fútbol en el estadio es una
renuncia, solo se puede ver lo que esta ahí. El resto se pierde. El hiper
hincha concurre al estadio, pero sólo desea volver a la casa para transformar su experiencia parcial en una totalidad, su necesidad no se
agota en asistir a un partido, sino en agotar el deber de ver fútbol, toda
la fecha, todos los partidos, todos los países. El hiper hincha es formado por la repetición y es en la repetición compulsiva de partidos, goles
y jugadas, plausibles de análisis y de reinterpretaciones, a donde basa
su diferencial.
El hiper espectador y el hiper hincha alimentan por igual la sociedad
del fútbol pantalla16. Sus actitudes son opuestas, pero consumen lo
mismo: mucho más fútbol repetido y fragmentario que partidos completos en vivo, ya sea por televisión o en el estadio. Ambos pueden o
deben concurrir a los estadios, pero la diferencia cuantitativa de consumo de fútbol por televisión por sobre la concurrencia a los estadios
es abrumadora, a tal punto que se vuelve formativa y domina la experiencia futbolera.
La creación de estas dos subjetividades, antagónicas y complementarias, afecta directamente al grito de gol. Entrenados en el living, el
hiper espectador no grita goles, y si los grita, lo hace con el pudor de
quien vive separado de sus vecinos por una pared de ladrillos huecos.
Exacerbado en el estadio, el hiper hincha ya no grita el gol con los
otros, lo grita para afirmarse a sí mismo. La pantalla está convirtiendo
al grito de gol en el telón de fondo de una circunstancia visual del
juego para unos, y en la afirmación del éxito logrado por su marca
identificatoria para otros. Con el tiempo, puede conjeturarse, el hiper
hincha se volverá de a ratos un hiper espectador, y el hiper espectador
llegará a transformarse, a fuerza de consumo compulsivo, en un hiper
hincha. En esa nivelación la pantalla habrá terminado su proceso de
subjetivación construyendo un nuevo nosotros, basado tanto en el fragmentarismo y la repetición como en el desinterés y el individualismo.
Y el grito de gol habrá perdido, junto con su potencial energético, la
cualidad de transformarse en un portal hacia lo colectivo como espacio
de identidad vital.
Siete
Gol. Esta palabra es el esperanto que no fue. Concentrada en una
sola sílaba, con una sola vocal, la palabra parece hecha a medida de la
necesidad energética del grito. Pero gol ya no es una palabra, gol es
un grito. Su significante inmediato es un sonido prolongado, el alarido de la multitud, el resonar del grito en el interior de la cavidad craneana, el recuerdo del grito escuchado desde afuera, en las cercanías
del estadio. Esta palabra grito se ubica tanto en un nivel post verbal
como en un nivel pre verbal, no es un logotipo, no es un alarido, es un
portal entre la llegada de lenguajes futuros, palabras transnacionales,
palabras imágenes, proyectadas hacia la experiencia de reunir más allá
de los significantes, y el origen de los balbuceos, cuando aún la lengua
era pura señal, y el grito una exaltación de guerra o amenaza, de celebración tribal o dolor de derrota, un catalizador, un condensador de
energía para la acción colectiva.
El grito de gol ha contagiado con su grito a otros deportes y es el
grito colectivo contemporáneo por antonomasia. Tal vez porque en él
se concentra todo lo de humano y demasiado humano que hay en el
fútbol. El alarde de dominar la pelota con los pies no puede ser sino
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Director: Lic. Mariano Qualeta
M.N.: 23267 - Miembro de la Asociación Argentina de Terapia Cognitiva (AATC)
Posgrado en Psicología Cognitiva en Centro de Terapia Cognitiva (CTC)
Prof. Titular en la USAL
Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado. Juan Zorrilla
interpretado como una exaltación del hombre por el hombre, de su
capacidad de sobreponerse a la dificultad mayor, la enorme distancia
que entorpece las órdenes que bajan del cerebro hacia los pies, la
adquisición de destreza en los miembros que solo deberían utilizarse
para sostenerse (permitiendo caminar con los brazos libres para poder
levantar herramientas). Al renunciar al uso de las manos, de alguna
manera, el fútbol renuncia a la humanidad y en ese alarde, se vuelve
una celebración del potencial de la humanidad, de su supremacía definitiva y total sobre todo el reino animal. El fútbol es una antropología
paradojal, pero positiva. Tal vez en este positivismo, en este alarde se
fundamente el inmenso atractivo que representa como juego y espectáculo para la especie en todo el planeta, su ventaja sobre cualquier otro
deporte17. Y tal vez por ser la celebración de esta celebración, el grito
de gol esconda, por debajo de su función de reunir en el estadio al nosotros original del fútbol, una finalidad más secreta: restituirnos, por un
momento, al origen de nuestra especie o proyectarnos hacia su post
existencia.
Durante el primer movimiento, la expectativa, el aire entró a la panza
y buscó la parte baja del abdomen, hundiendo la base de la pija y
empujando el vientre hacia la espalda. En el segundo movimiento el
aire sube hacia la parte alta del pecho, hinchando los pulmones, empujando el cuerpo hacia arriba desde la punta de los pies, forzando el agujero del culo que se chupa contra la base de la columna para que a su
vez el cuello se estire. Mientras tanto los ojos quieren subir y escapar
por la frente, los oídos empujan hacia fuera mientras la base de la
columna empuja el cerebro hacia arriba y el grito se queda, escapando
por la boca abierta, pero habitando la traquea mientras dure, justo allí
donde, dicen, el hombre tuvo un falo que perdió cuando adquirió la
capacidad de hablar. Y cuando ese grito se multiplica, el yo desaparece. Es un momento mínimo pero de pura potencia. El yo desaparece,
pierde conciencia de sí y pierde el límite del cuerpo, sale hacia fuera y
va hacia arriba, y trasciende su límite, se expande a través del grito de
la multitud. Ese unísono, ese grito, no puede controlarse, es total, absoluto, indiscutible. Involucra al cuerpo desde sus energías profundas y
suspende a la razón en una emoción superadora del registro parcial que
pueda tomar de ese momento cada uno de los sentidos. Por debajo del
nosotros futbolístico el grito de gol construye una fuerza colectiva que
esta más allá del yo, pero también más acá del nosotros. Esta fuerza es
la masa.
La masa es energía en estado puro que busca un rumbo y se pierde
sin utilidad, si no encuentra una conducción, una descarga productiva.
Pero desde la masa, mientras dura el grito de gol, los hinchas experimentan una oportunidad quizás única en la experiencia contemporánea. La masa permite a la vez experimentar la disolución del yo y
entrever el potencial impresionante de vivir como conciencia colectiva, de habitar el nosotros. La masa es el resultado químico del grito de
gol, esa experiencia colectiva que ocurre en los estadios, cuando el fútbol alcanza como juego uno de sus clímax después de habernos ofrecido durante un largo lapso de tiempo el espectáculo que tal vez más se
parece a la vida: la máxima dificultad como punto de partida, una larga
sucesión de intentos frustrados y tiempos muertos para entregarnos,
cada tanto, una bella revelación, una emoción definitiva.
Hay que aprovechar este portal energético mientras dure, porque el
grito de gol no durará mucho. Es el último polvo mágico de un tiempo
que se va. Mientras tanto, como dice William Burrouhgs, habrá que
aprender a hacerlo sin la puta química.
Notas
1 La intensidad física y emocional de estos dos movimientos de preparación demanda siempre una descarga. Por eso cuando una jugada de peligro no se concreta en gol, es
necesario un exaltado uuuuuuuu que reemplaza al grito.
2 La historia debe ser interrogada desde su productividad, y no desde su verdad. La
idea de que el presente es consecuencia del pasado y que por lo tanto indagar el pasado
nos permite comprender mejor el presente, debe ser tensada con la idea opuesta: cualquier rasgo significativo del presente autoriza la reinvención del pasado. El campito es
el escenario perfecto para pensar esta tensión paradojal.
3 Hermosos momentos en los que el juego deviene en pura retórica y en los cuales,
jugadores de segunda línea, suelen adquirir brillo y protagonismo. Cribelli chico, de
Turdera, hermano de El zurdo Cribelli, leyenda del fútbol barrial, nunca se destaco por
sus cualidades futboleras, pero gracias a sus dotes argumentativas llego cotizarse como
“El abogado del fútbol”.
4 La utilización de campito en lugar de potrero merece una defensa. Es, de alguna
manera, la reivindicación del amor puesto por ese nosotros futbolero en el cuidado de
una porción baldía de tierra a la que se la desmaleza, se la aplana, se le construyen
arcos, en una tarea colectiva que suele llevar años. El potrero, en cambio, es tierra de
nadie y esta en cualquier parte, al potrero no se pertenece, se lo ocupa y se lo abandona. En los campitos, nacieron los clubes. En los potreros, crece la nomadología individualista de sus máximos exponentes: los jugadores de potrero.
5 Los perfectos atuendos hiper profesionales de gordos o desgarbados padres de familia, que vestidos de boca, river, milan o Barcelona, van a jugar a las canchas de fútbol
cinco y los jugadores profesionales ocasionalmente subidos a los para avalanchas, serian
dos figuras igualmente grotescas de una reversibilidad imposible frente a una jerarquía
cada vez más estricta.
6 Rarezas tales como no gritar un gol que se le convierte a un ex equipo o besar la
camiseta de un club al que se llego hace dos meses son exageraciones que hoy conviven
naturalmente con el festejo levantándose la camiseta para mostrar otra abajo con la foto
de la familia o besarse los tatuajes de los brazos, como si la piel fuese al fin una camiseta más duradera y definitiva.
7 En Gerli, puede verse un Fiat Uno negro, que lleva en el capot el escudo de Boca
y en la luneta trasera la pipa de Nike. Se es de Boca como se es de Nike.
8 Jesús Mira recuerda que cuando Argentina y Uruguay volvieron a jugar después de
la final del mundial del 30, el público que abarrotaba el estadio de Independiente invadió la cancha y paseó en andas a los jugadores argentinos, para festejar el gol que definió el encuentro, durante más de media hora. Hoy, cualquier invasión del campo provoca la inmediata suspensión del partido.
9 La palabra estadio remite mucho más claramente a la idea de dispositivo y teatralidad que la palabra cancha. Cancha guarda una relación con el campo de juego libre y
cierta hermosa reminiscencia de llanura, que tal vez la haya transformado en nuestra
forma predilecta de llamar al escenario futbolístico.
10 La idea de modificar las reglas para que haya más goles siempre sobrevuela el imaginario futbolero progresistas. Sin embargo, los únicos que se animaron a avanzar en este
sentido fueron los yankis, que en su liga hacían patear, cada quince minutos, tandas de
penales para que los espectadores puedan comprar hot dogs y la televisión pasar publicidad.
11 Jorge Valdano constato con certeza esta situación al decir que, acompañando la apilada de Diego Maradona en el segundo gol de Argentina contra Inglaterra en 1986 llego
a sentir, durante la jugada misma, que se transformaba en un espectador de lujo y decidió abandonarse a esa función.
12 La sociedad de la pantalla es pura forma, no hace desear el contenido, sino a la pantalla misma. La visión de Gustavo Montone, esquivando a sus amigos para festejar un
gol de River abrazado al televisor, provocaba hace años una hilaridad reveladora; hoy
resulta una obviedad lógica.
13 De hecho, existían goles filmados en el cine, que solían pasarse en los noticieros
cinematográficos. Pero estos no superaban el status del testimonio arqueológico. Su
objetivo era testimoniar y no repetir. Con la televisión, la repetición se vuelve sistema
y modo de ver.
14 El regulador de esta indiferencia seria su contratara, la construcción de goles Íconos, que se suponen de repetición indefinida, ya que son aceptados como instantes de
pura condensación de sentido futbolístico, por ejemplo, los goles de Maradona contra
Inglaterra en 1986.
15 Es el curioso el que fundamenta toda posición desapasionada sobre el fútbol, y hay
siempre algo de él en quines privilegian los aspectos estéticos del juego por sobre los
competitivos, algo de su neutralidad, de cierta intelectualidad original, la de un curioso
primero que trataba de entender qué sentido podía haber en el alarde de dominar una
pelota con los pies.
16 Los excluidos de este nuevo sistema de subjetivación serian los ejemplares pertenecientes a otra categoría: el paco hincha. Aquel que traslada su experiencia en el consumo de drogas al consumo de la adrenalina del estadio. Zombies futboleros que funcionan cerca y son la contratara de los barras bravas empresarios.
17 Un alarde a la vez desafiante e infantil, de puro narcisismo competitivo, que solo
puede ser concebido y cultivado por los ejemplares machos de la especie. En este
infantilismo se fundamenta el falocentrismo de toda puteada futbolera, y también la
verdad de perogrullo “El fútbol es cosa de hombres”
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La Terapia de Regresión
a las Vidas Pasadas
¿Conocen la Terapia de Regresión a
las Vidas Pasadas? Entre los avisos
que recibo diariamente en mi casilla
de correo, hay uno que me invita a
someter a escrutinio psicoterapéutico las multitudes que fui. Me gustaría compartir mi experiencia por si
alguien quiere saber de qué se trata.
Dado que en Buenos Aires hay
12.403 psicólogos por habitante, y
que todo porteño hace psicoterapia,
analizar una sola vida per capita
resulta insuficiente. No conformes
con analizar quienes somos y quienes fuimos, deseamos saber quienes
somos habiendo siendo otros, e
incluso quienes seremos siendo nosotros, vosotros y ellos pero siempre
siendo nosotros (lo que explica también el suceso de las mancias de
todo calibre). Los habitantes de la
ciudad de Buenos Aires buscamos
ser más sabios que Sócrates, cuyo
lema, como es sabido, promueve el
conocimiento de uno mismo.
Nosotros no sólo aspiramos a conocernos a nosotros mismos sino también a conocernos en los demás.
Al principio yo desconfié de la
Terapia de regresión a las vidas
pasadas en la certeza de que la actividad mental nace y muere en el
cerebro. Dado que la memoria
depende de nuestra actividad neural
–pensaba-, no es posible recordar
episodios anteriores a nuestro nacimiento. Pero esas convicciones ya
no me pertenecen. Cansada de que
mi analista me negara el alta después de 38 años ininterrumpidos de
psicoterapia (sospecho que comprensiblemente lo hacía para conservar su fuente de trabajo), le pedí que
probáramos con la Terapia de
Regresión a las Vidas Pasadas, en la
esperanza de que la muerte de algunos de los que fui pusiera fin a nuestro apego. Para mi sorpresa, tras largas sesiones de hipnosis descubrí
que fui María Magdalena, Penélope,
el tirano Dionisio de Siracusa,
Pilatos, una campesina vietnamita,
Napoleón Bonaparte y su novia
Josefina y un molinero holandés.
Encontré la razón de ser de atracciones, rechazos inexplicables, miedos,
bloqueos, somatizaciones y situaciones clave no comprendidas. Ahora
me queda claro por qué aguardo a
náufragos que nunca vuelven, pretendo someter a toda mi familia a
mis caprichos, me gustaría conquistar Europa, adoro el arroz yamani y
la harina bien refinada.
Hace poco me enteré de que como
en Buenos Aires hay 9.604 odontólogos per capita y –al igual que ocurrió
con los psicoterapeutas- ya hemos
exportado todos los que podíamos a
España, empezó a desarrollarse la
Odontología de vidas pasadas, una
revolucionaria disciplina que arranca
de raíz nuestras caries y gingivitis
presentes.
Mi problema ahora es que siendo
tantas personas estoy más lejos que
nunca de obtener el alta en mi psicoterapia. Ulises no podía regresar a
Itaca. Yo, Penélope (entre otros), no
puedo regresar a Roxana. Adquirí un
TOC (Trastorno obsesivo compulsivo): me resulta imposible parar de
tejer y estoy desesperada. Otros volvieron y fueron millones. Yo soy
millones y quiero volver a ser una. Si
en facebook les pide amistad
Napoleón Bonaparte, ya saben de
quién se trata.
Campo Grupal / 11
Grupos de
entrenamiento
psicodramático
Guillermo Augusto Vilaseca
guillermovilaseca@gmail.com
La posibilidad de empezar cada día consustanciado con esta creencia es maravillosa aunque sabemos que la vida cotidiana
esta sazonada de circunstancias internas o
externas que muchas veces nublan nuestro
horizonte.
De todos modos cada uno de nosotros
puede plantarse ante dichas circunstancias
reconociendo sus cualidades así como las
sensaciones, emociones, ideas e impulsos
que nos promueven manteniendo el contacto con todo el potencial que nos habita.
También en ciertas oportunidades podemos quedar capturados por la percepción
de que nuestros recursos son escasos ante
las características del evento que tenemos
por delante.
Este desbalance entre nuestra percepción
de los recursos de los que nos reconocemos poseedores y la demanda que creemos implican las nuevas circunstancias en
las que nos encontramos, desencadenan
un estado de stress, tensión, alerta, incomodidad. Claramente hemos salido de lo
que podríamos denominar la zona de confort, allí donde, como dice el dicho popular,
circulamos como pez en el agua.
Cuando percibimos nuestros recursos
como escasos, si bien estamos ante la
posibilidad de un aprendizaje, solemos
experimentar un conjunto de climas emocionales que pueden ir desde el miedo, la
incomodidad, la parálisis, el desconcierto
así como también dolores corporales, tensiones corporales y la irrupción tenaz de
creencias desvalorizantes que invaden
nuestro pensamiento.
De todos modos el nuevo día está en ciernes. Así el próximo ciclo en nuestras vidas,
el nacimiento de nuevos roles y la posibilidad del despliegue de personajes poco
entrenados y reconocidos, que nos permitirían acceder a aspectos de nosotros mismos novedosos tanto deseados como
temidos, es una posibilidad que se insinúa.
Como en todos los alumbramientos la
oportunidad de la vida esta allí…… pero
hay que parirla.
Necesitamos quienes nos acompañen, nos
sostengan, confíen en nosotros y nuestras
posibilidades, nos ayuden a conectarnos
con lo que son nuestras potencialidades y
a ponerlas en juego, tanto con calidez
como con la fuerza necesaria que impulsa
el pujo y la expulsión a pesar de los temores.
Allí nos encontraremos con la novedad en
nosotros y en los vínculos con los otros ya
que, cuando realmente logramos acceder a
un rol nuevo que cambia la configuración
de los personajes a los que estoy habituado, necesito ocuparme tanto de la ecología
de mis personajes internos y su equilibrio
así como de la ecología social y el nuevo
balance en los vínculos con mi entorno.
Si bien seguimos teniendo nuestros sellos
identitarios, el “te ves distinto” suena en
nuestros oídos indicando que en algo
estamos sorprendiendo. Metabolizar dicha
sorpresa en nosotros mismos y rearticular
los vínculos con los afectos significativos
que me rodean es un trabajo más del
darle lugar en el mundo y legitimar a este
distinto que acaba de nacer y a quien hay
que alimentar, cuidar, sostener y articular
con sus hermanos que son todos los
aspectos que ya conocía de mi mismo.
Esta es la propuesta de los “grupos de
entrenamiento psicodramático en el afrontamiento de acontecimientos de la vida
cotidiana”.
A partir de la conformación de un espacio
grupal donde las condiciones de confianza
y seguridad generen la posibilidad de vincularse con los otros y con uno mismo,
proponemos trabajar las circunstancias de
la vida cotidiana de cada uno que cobren
relevancia para afrontarlas desde una perspectiva diferente que abra nuevas perspectivas y alternativas superadoras.
Nos valemos tanto de dinámicas de grupo,
trabajos corporales, dramatizaciones, diálogos gestálticos, constelaciones de personajes internos, protocolos grupales para el
abordaje de situaciones de stress post
traumático, la deconstrución dramática y la
perspectiva de género asi como un conjunto de recursos que hacen a la caja de
herramientas que vengo actualizando permanentemente en estos los últimos 40
años de experiencia en la coordinación de
grupos y en los diálogos con consultantes.
La idea es apuntar a instalar modelos vinculares a partir de escenas, que en tanto
aprendizajes, nos permitan reconocer
nuestros recursos y nuestras potencialidades en la acción.
Campo Grupal / 12
Brutalidades
Cuando se es público y
protagonista al mismo tiempo
Marina Tesone
marinalauratesone@hotmail.com
Cuerpos
ejarme habitar por una experiencia y ahora en mi ocasión de re
escribirme en mi escritura, desplegar como son las marcas en el
cuerpo de quien ha participado en el espectáculo Fuerza Bruta
de los creadores Diqui James y Gaby Kerpel. Un espectáculo que
viene a poner en cuestión el concepto de representación como ellos
dicen: “una puerta es una puerta. no significa ni mas ni menos que
eso….la sorpresa no es un efecto es un estado constante1”El show
comienza desde que llegas al lugar y estas un tiempo estático rodeadas
de cuerpos y en donde lo único que se escuchan son preguntas, de la
gente:¿Cómo?, ¿Por Donde?,¿Cuándo?, ¿Quién? .
En un espacio circular, entran a una oscuridad llena de humo, mas de
100 cuerpos, se rozan, se tocan, se empujan, se molestan, se disculpan,
no hay butacas, no hay lugares claros, lo único claro es que pagamos
una entrada para ya no ser el público.
Las seguridades y las superficies continuas caen en tanto somos recibidos cual masa-pegote, y a los minutos cuando ponen sobre nuestras
cabezas una gran tela brillosa que opera de espejo, pues podemos ver
que hemos devenido una imagen porosa, discontinua de manos que
tocan una superficie que esta sobre las cabezas, desdibujando los lugares de abajo y arriba, adentro y afuera.
Allí estábamos en medio de un dispositivo artificial pagando para ser
masa por una hora, no es la masa llena de júbilo de un recital o de una
marcha, es un colectivo que artificialmente se adentra en un espacio
cerrado a vivenciar algo del orden del acontecimiento.
Humo, humedad, papeles, luces, agua, lloviznas, bocinas, y desde
dos extremos de la superficie luces y una gran bocina nos recibe como
si acaso fuéramos a ser aplastados por dos grandes camiones…. Una
señora dijo, “¿Hay que esta parado? “Uy mi marido me mata si se entera a lo que lo traje”, una joven que llego con su pareja no deja de
moverse, el quiere controlarla, le dice basta, ella le dice vine a divertirme. Tres chicas no paran de cantar y saltar desde el comienzo, niños
se esconden entre las camperas de sus madres, los niños lloran, el padre
lo toma y lo sube para que pueda verlo todo bien….
Nos tenemos que mover todo el tiempo, mojados, los personajes se
nos filtran, se meten, se acercan y alejan, están próximos y a al mismo
tiempo lejos…como uno nunca tiene claro quiénes son los actores,
todos somos sospechosos, todos podemos protagonizar ese momento,
salir del colectivo y devenir, actores, bailarines, extras y directores. En
un instante somos una mano que rosa un cuerpo en un plástico transparente, una especie de pileta blanda que contempla en medio del agua
a cuatro cuerpos de mujeres que no paran de jugar, tirarse y disfrutar el
devenir mismo del caos en el agua. La pileta comienza a descender y
cae en forma de caricia sobre las cabezas de todos, los cuerpos ponen
las manos en el plástico y algunos tocan con las yemas de los dedos.
Escena de ternura de un tiempo en el cual acariciamos a otro que se nos
muestra encapsulado en transparencias, cerca y lejos, en medio de un
plástico duro e impenetrable, que todo el tiempo parece va romperse
por los estallidos y las caídas libres de los cuerpos sobre nosotros, pero
no es eso lo que cae.
Los cuerpos no dejan de afectarse, se atropellan, se mueven, nunca
estas en el lugar en el que entraste, los escenarios son múltiples y en
simultaneidad, los focos solo aterrizan un instante simplemente para
volver a fugar…
Nada logra representar nada, no se puede, todo se desdibuja, cobran
sentidos diferentes y producen sensaciones desconocidas.
D
Brutalidad
Un hombre corre hacia atrás en una cinta, corre, se angustia, corre se
preocupa, corre se enoja, transitan por esa cinta en su andar sillas blancas, mesas, manteles, otros cuerpos que en dirección contraria, lo chocan, se habitan, se rozan, lo ignoran y luego de atravesarlo caen al
vacío….
El hombre se desespera…acelera, la lluvia lo moja, y múltiples paredes de papel, cajas y puertas negras lo chocan en su andar, lo golpean,
pero no lo tiran, todo atraviesa su cuerpo, ni siquiera dos balas logran
detenerlo…balas que devienen vida, muertes que habitan cuerpos que
no paran, cuerpos en trajes bien cuidados en envoltorios transparentes
y pasos enérgicos. En un momento una cama lo invita a parar, a descansar…pero todo deviene movimiento, lo mismo ocurre en los cuerpos de los que estábamos allí….pura inmanencia. Parece que el fin de
la vida es seguir viviendo y es por eso que el hombre de la cinta esta
vivo con dos tiros en el pecho.
Deleuze va a decir “se dirá de la pura inmanencia que es una vida,
y nada más. No es inmanencia en la vida sino que la inmanencia que
no es en nada es ella misma una vida. Una vida es la inmanencia de la
inmanencia, la inmanencia absoluta: es potencia, beatitud, completas.”2
Por momentos ese hombre joven de traje, encuentra a otros, corren
juntos, aparece el jubilo en sus rostros, sortean obstáculos, llegan,
corren van contra la luz….pero juntos llegan a subir una escalera que
los deja al borde del vacío, saltan, vuelan y la alegría nos captura,
¿Catarsis de integración diría Moreno? ¿Será acaso esta una muestra
del teatro espontáneo de nuestra época? Dónde la espontaneidad ya no
radica en lo relatado, sino a cuerpos que cuentan sin palabras, que dramatizan entre el publico y buscan afectarlos directamente. ¿Es que
acaso será necesario repensar la espontaneidad hoy? Lo espontáneo se
despliega en medio de un dispositivo artificial, en medio de un lugar
donde las superficialidades nos invitan a abordar de igual manera el
centro, como los bordes, donde nada puede ser previsto y donde el caldeamiento no es mas que estar allí y dejarse atravesar por una música
caníbal, que insiste en un ritmo entre tribal y electrónico para desatar
los cuerpos al punto que ya no puedan pensar nada mientras ven lo que
los habita en esa hora.
Al final las puertas se abren y somos escupidos al exterior…el cambio es “brutal” la gente se formaliza, se moraliza, comienza a debatir
mientras no para de caminar hacia el frente, como lo hacia ese hombre
en la función…¿Cuál era el mensaje? ¡No lo entendí pero estuvo bárbaro! ¡Algo paso! Decían otros…. Y retornaba la pregunta por el sentido ¿Que querían decir, que significaba eso? Falto la ronda de comentarios, la necesidad de molarizarnos diría quizás Deleuze, o de quedar
amordazados en las palabras que intentan capturar estupidamente el
todo y las partes.
Buscar el sentido, parecía necesario, pero el texto solo invita a la
imaginación pura, a crear con lo visto y entonces nada de lo vivido allí
con esos otros podría tener un único sentido.
Me interesa poner en proximidad esta experiencia teatral junto a las
creaciones de Moreno, que estaba claramente interesado en modificar
el teatro cuando se topo con el psicodrama. Lo teatral transformado en
espontaneidad permitió repensar la psicoterapia de grupos de otro
modo. Este modo de hacer teatro que muestra fuerza bruta, busca hacer
sentir, no pensar, no quiere dar mensajes, ni representar nada, solo desplegarlo. Pensar ahora la necesidad de repensar el psicodrama y sus
técnicas morenianas básicas, en relación a un nuevo modo de vivir la
espontaneidad en el teatro. ¿Será que entonces deberemos inventar
nuevas técnicas básicas del psicodrama para el montaje de la escena,
que contemple estas espontaneidades actuales y los modos de hacer
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cuerpo de las subjetividades de hoy?
Afectaciones
El caldeamiento del encuentro fue dispuesto cuando los actores en
diferentes lugares del espacio invitan a romper marcos de papel blanco, sobre los cuerpos, tergopol y papeles suaves se iban rompiendo
sobre las cabezas de los participantes, el ritual tenia una sola consigna,
romper y dejarse atravesar por la música. Todo parece romperse, las
posturas, la alegría comienza a circular de otro modo, el caos tiene una
forma, un modo de organización desconocido y al mismo tiempo rizomatico,
La experiencia colectiva artificial en la que he participado me ha
modificado, me lleva a preguntarme la necesidad de desnaturalizar las
herramientas psicodramaticas con que intervengo en los grupos de
niños y adolescentes que coordino en la clínica grupal.
Brutalidades habitan los cuerpos de los niños que corren por el espacio de la sesión, a los cuerpos pegados a los mp3 de los adolescentes
que llegan a sus talleres grupales y no pueden dejar de sentir la música mientras están allí en el grupo. Viene a mi el recuerdo de esa tarde
en que coordinando un grupo de adolescentes (que viene a un espacio
grupal en una institución que trabaja sobre “adopción”) invitamos a
uno de los chicos no a sacarse los auriculares, sino a compartir aquello
que estaba escuchando, el comenzó a hacer su ritmo de rap en su cuerpo, lo intentamos seguir, marcamos un ritmo, con mi compañera coordinadora interveníamos generando modificaciones, matices, diferencias, silencios, nos movíamos en circulo de pie, tocábamos en grupo,
casi como una tribu en pleno ritual, pedíamos sonidos, y luego llegaron las palabras, devenía una especie de estribillo, de eso se trato el
encuentro del grupo de ese día… cuerpos que en sintonías continuas y
discontinuas se afectan, marcan y dibujan nuevas formas con otros,
formas de cuerpos que habitan un dispositivo en el que son convocados a afectarse….
La canción espontánea repetía una y otra vez:
“yo soy…y decía un nombre propio” y luego continuaba diciendo
¿soy eso?” acompañado siempre de un estribillo que decía en tono bajo
“Max power”
Intento desnaturalizar mis herramientas psicodramaticas, las técnicas
básicas psicodramaticas morenianas, el momento socio histórico y al
imaginario social que respondía a la creación de esas herramientas.
¿Como son hoy los Soliloquios, los espejos, los doblajes, las inversiones de roles? ¿Cuales son los Powers que hay que desmontar?
Es que acaso poner a un sujeto en situación de soliloquio no tendrá
que ver con que se deje habitar por el ritmo que se arma en su cuerpo
en ocasión de la proximidad con otros cuerpos? No es que acaso será
necesario repensar modos de trabajo que permitan que algo de lo que
hoy les pasa a los colectivos pueda ser retomado en la construcción de
nuevas herramientas psicodramaticas para la clínica grupal, no con la
idea de poder abrir en la línea de lo que Guattari plantea como constelaciones de universos posibles.3
Lo grupal como el invite al encuentro con las intensidades, quizás
hasta pudiendo ir aún , mas allá de la multiplicación dramática4… ya
no multiplicación, sino experiencias de multiplicidad que permitan en
nuestros dispositivos desplegar esas brutalidades y afectaciones que
Ana Fernández5 despliega como la lógica de los cuerpos, los silencios
NUEVO ESPACIO PSICODRAMA GRUPAL
y las afectaciones. Siendo esta última una de las tres dimensiones del
funcionamiento de las maquinas colectivas. De las cuales aclara funcionan en simultáneo, con: la dimensión de representación y la de multiplicidad.
Estas dimensiones parecían vivir en medio de la obra teatral, la fuerza bruta habitaba los cuerpos, lo representacional insistía en los intentos de cercar de sentido aquello que acontecía, buscar el mensaje de la
obra, al mismo tiempo la multiplicidad devenía en esos momentos
donde no había diferenciación entre el publico y los actores,habia
maquina la gente producía danzas, se movía, creaba formas de soportar con jubilo tan buena experiencia y sin duda la dimensión de los
cuerpos y partes de ellos que agenciaban y se acoplaban buscando
modos de conexiones múltiples entre los objetos, la música, el espacio,
los otros y los silencios.
Las brutalidades portan un caos propio, lo despliegan y lo expresan
sobre el cuerpo, insisten en sostener sobre la piel las porosidades múltiples de las bifurcaciones.
Las brutalidades de hoy no aluden a lo “bruto” como estado de cosas,
las brutalidades parten de cuerpos en movimientos, de cortes y fugas,
de montajes y desmontajes, de encastre y desencastres, de pegotes y
serialidades, ya no en estado de oposiciones sino en convivencia, en
ritmos compartidos y simultáneos. Guattari va a decir: “la potencia
estética de sentir, aunque igual dé derecho a las otras potencias de
pensar filosóficamente, de conocer científicamente, de actuar políticamente, nos parece en transe de ocupar una posición privilegiada en el
seno de las conformaciones colectivas de enunciación de nuestra
época”6
Esta es mi versión del acontecimiento, es solo una línea posible que
me habito en el transito y que escribo en mi intento de seguir desplegando multiplicidades literarias. Escritura habitada por la necesidad de
no dejar de pensar forzadamente por la experiencia en eso ritmos de
cuerpos que en sus estados maquinicos por momentos devienen maquinas manos, que bordean cuerpos en una superficie transparente sobre
nuestras cabezas.
Bibliografía
1 Extracto de la página oficial :www.fuerzabruta.net
2 Deleuze, G: “La inmanencia, una vida”. Zigurat. Año 5.N°
5.pp57-60.
3 Guattari Félix. Caosmosis. Manantial.1992.
4 Técnica Psicodramatica creada por E. Pavlovsky y H.
Kesselman.
5 Fernández Ana María. Lógicas Colectivas. Imaginarios, cuerpos
y multiplicidades. Editorial Biblos.2007
6 Guattari Félix. Caosmosis. Manantial.1992.
Conversaciones
desde la micropolítica
Directores:
Dr. Eduardo Tato Pavlovsky
Lic. María C. Pavlovsky
MODULOS INTENSIVOS DE ENTRENAMIENTO
CLINICA GRUPAL: PSICODRAMA DE LA MULTIPLICIDAD
La compasión
implica pasión
por todo
El amor no es una cosa de la
mente. Y solo cuando está de
veras quieta, que no espera
nada, ni pide ni exige ni busca ni
posee, cuando ya no tiene celos
ni temor ni ansiedad, cuando
está realmente en silencio, sólo
entonces es posible el amor. La
razón de que no tengamos amor
es porque las cosas de la mente
han llenado nuestros corazones(celos, envidias, deseos de
ser alguien, ambición, éxito).
El amor sólo puede existir cuando está ausente el pensamiento
del “Yo” y la libertad con respecto
al “Yo” reside en el conocimiento
propio y así llega la comprensión. El amor no tiene nada que
ver con la sensación, que no es
un medio para realizarse. El
amor existe por sí mismo, sin
ningún resultado.
Para la mayor parte de la gente,
el amor está vinculado con el
sexo y el placer y todos los tormentos que los acompañan:
celos, envidias, antagonismos.
Uno ha de terminar con todo el
conocimiento acumulado cada
día, heridas psicológicas, compararse con otra persona, compadecerse a sí mismo… terminar
con todo eso cada día, de modo
que al día siguiente la mente de
usted sea fresca y joven. Una
mente así nunca puede ser lastimada, y eso es inocencia. Uno
de las cosas extrañas relacionadas con el amor es que cualquier cosa que podamos hacer,
será correcta si amamos.
Cuando hay amor, la acción es
siempre correcta, en todas las
circunstancias. Y cuando existe
esa calidad del amor, hay compasión. La compasión implica
pasión por todo.
Krishnamurti
Experimentaciones en
Latinoamérica y España
Invitados
Diego Sztulwark
Nicolas Sguiglia
“Lo mejor de nosotros
aún no ha nacido”
Lic. Juana Koslo
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Película "Entre los muros" dirigida por Laurent Cantet
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Una clínica hoy
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A veces hay que estropear un poquito el cuadro para poder terminarlo. Eugène Delacroix
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Conexión con el Impetu Vital
Movimientos naturales, música y la
palabra vivida, cuyo fin es activar
potencialidades afectivas de integración
con uno mismo, con el semejante y con
la naturaleza.
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Campo Grupal / 13
SEGUIMOS CON LOS 10 AÑOS
Y hoy la Casona se sigue transformando,
siendo caminada por una comunidad
que vivió-vivimos con y en estas particulares vivencias de vida…que como un
juego…como un hilo conductor tiene
estas palabras: abasto- -ante cacerolazomapa del abasto-cacerolazo-post-cacerolazo-shoping - asambleas-vecinosCampo Grupal -murales en las casascultura abasto-actividades callejeras –
milongas – juegos – Cromagnon – prohibiciones - adicciones- reconstitución
de valores – redes – RIOBA – Cujucas promoción de la salud-prevención en la
salud – memoria – baldosas – cultura –
talleres – arte - estética-creatividadcampo- gobierno K- macri en ciudadcine en la calle- arte y transformación
social-¿café Basaglia?-casoneros-espejito de colores- vaca bonsái-boletín-primer anillo -teatros de la transformación… comunitarios, espontáneos, de la
liberación por trabajar lo oprimido, convergencia para la prevención en adicciones, juegos de hoy y de siempre, Salud
mental no es ausencia de enfermedad,
Salud mental referida a calidad de vida
mental es mucho más que ausencia de
patologías o agresiones externas.
Puede haber enfermedades o dificultades exteriores o las dos cosas juntas y
haber al mismo tiempo Salud Mental.
Para ello hay que tomar como eje definitorio la capacidad de participar en
los diferentes cambios o en los cambios de contexto tanto para los individuos como para los grupos…es la capacidad de poder hacerse responsable, con respuestas-, a lo que nos sucede. A
lo que nos planteé nuestra misma acción
de vida.
Poseer la visión de los otros, conocer,
verlo con los ojos de los otros, de algunos, de varios, que compartan su ver, su
emoción, su pertenecer.
“Ver”-nos con los ojos de los otros.
Vernos con los ojos del nosotros.
Y pienso…cual es el estilo casona?... y
me viene una larga lista de cosas que
siempre están implícitas y muy difíciles
de explicitar pero haré una lista que
ahora se me ocurren: de lo mas grande
a lo mas pequeño de la identidad… esta
es una institución hippy, bohemia, de
una izquierda que resuena con la
América entera y no solamente con lo
nacional, con alguna cuestión que prioriza el hacerlo y no que me lo den servido,
con una construcción social que va enlazando cada acción individual, en un proceso grupal, que cree mucho en el individuo y en el grupo. Así como hace sus
redes en lo publico y en lo privado. Que
propone hacer, que propone crear, que
disfruta en ese crear de otros y no solamente de lo particular. Es un resonar de
todos que va deviniendo en formas nuevas, en el intento que sean saludables.
Que propone, hasta casi diría de una
forma provocativa a que el cambio se
potencie. Y las raíces se afirmen. Raíces
de saberes y conocimientos mas progresistas que tradicionales, mas desde la
salud mental que desde la opresión, mas
desde el no saber bien cual es el camino
-aunque este claro el por donde no ir- a
creérsela que se la tiene clara…
y a proponer que esas visiones nos
habiten. Para seguir creando. Y habitar
lo creado…
Talleres y espacios de: Artes plasticas
- Danza butoh - danza afro - teatro
espontaneo - psicodrama pedagogico teatro - teatro del oprimido - folklore fotografia - Memoria en los barrios Ventana aborigen - Cumbre de juegos
callejeros - ping pong - espejitos de
colores - milongas en la calle - armado
de instrumentos yembles - swing - vaca
bonsai videos independientes - redes
con el barrio - redes en recreacion redes con psicodramatistas - redes para
estar-...
Casona de Humahuaca…una aventura
Clínica de madres e hijas
¿Quien soy
en relación a mi madre?
Sonia Almada
aralma@aralma.com.ar
A
lo largo de estos años en la clínica he investigado acerca de la
relaciones entre padres e hijos. Específicamente en el vínculo
madre – hija y la forma en que las mujeres crean y repiten interna y actuadamente este vínculo de manera cíclica. En los relatos de
pacientes acerca de sus relaciones como madres o hijas o ambas, siempre se deja escuchar el tono de esa relación que confiere a cada mujer
la marca indeleble de su propia madre, multiplicándose durante generaciones. La marca de lo femenino y su huella psíquica muestran cierta particularidad en nuestra tarea clínica, en un recorte forzado por no
comparar el universo de lo masculino con sus similitudes y diferencias
de estructuración. La clínica con padres revela la propia infancia encarnada, la repetición de estereotipos y mandatos inconscientes en el
devenir de hijo a padre.
Ateniéndonos a la clínica con mujeres, he visto la imposibilidad en
tanto hijas, de salir del circuito de deseo materno, donde la posibilidad
de la crítica, la sospecha o la furia hacia la propia madre no se deja leer
en las palabras y en su lugar advienen síntomas y trastornos que
muchas veces se presentan irreductibles a las palabras.
La madre como primer objeto de amor y odio es fundamental en la
psique de la hija y en su personalidad, de tal modo que la célula de las
experiencias psicológicas e interpersonales de las mujeres puede ser
comprendido en términos de ese linaje interno madre – hija.
Las madres en virtud de su género experimentan a sus hijas como si
fueran como ellas mismas; y a sus hijos como si en cierto modo, fueran diferentes. Cuando las hijas se muestran diferentes el vínculo
comienza a oscilar.
Recíprocamente, las niñas se apropian y transforman esas comunicaciones maternales inconscientes a través de sus propias capacidades
para la fantasía, deseos, pasiones e impulsos.
Descubrimos cierta individualidad clínica de la relación entre la
-Taller “LA SALUD Y LAS ESTACIONES”
Coordinan: ALICIA ZAPPI y CARLOS TROSMAN
DOMINGO 5 DE SEPTIEMBRE de 10 a 14 hs.
-Taller de AN – MA (Masaje Tradicional Japonés)
Coordina: RICARDO DOKYU
SÁBADO 18 DE SEPTIEMBRE de 15 a 20 hs.
www.shiatzukangenryu.com.ar
Centro de
Biocreatividad
madre y la hija, considerando como el bagaje cultural de lo femenino
la particular manera de las fantasías inconscientes de una madre sobre
su hija, o la condición de la forma en que cada hija imaginariza e internaliza la función materna.
Este legado inconsciente de significados psíquicos estructura la
experiencia de la mujer como madres e hijas. Como establece
Chodorov en La reproducción de la maternidad, “cualquiera sea la
relación entre la madre y la hija, cualquiera sea el sí mismo y el género creado de modo único por la madre, y cualesquiera sean las inflexiones culturales particulares de la feminidad y la maternidad, ambas,
madre e hija, experimentarán su relación de modo intenso, de modo tal
que contribuya de manera profunda a la creación y experiencia del sí
mismo”
Sólo con escuchar a las madres podremos comprender que las experiencias biológicas implicadas en el embarazo y en la maternidad y las
fantasías conscientes e inconscientes al respecto, son profundamente
centrales para la estructuración del ser de las mujeres y constituyen uno
de los significados de la maternidad que resulta crucial para ellas. Esto
es cierto para las madres biológicas, las madres adoptantes y las
madrastras.
Presto atención a la realidad psíquica, a la creación que realizan las
personas de un mundo interno y un sentido de sí mismos. La importancia central y el poder de la identidad maternal para muchas mujeres
y la significación psicológica de la relación entre la madre y la hija y
en términos generales, del vínculo madre – hija es evidente en las consultas.
Esto me lleva a concluir que si uno considera seriamente que la subjetividad psicológica -sentimientos, fantasías, significados psíquicosresulta de importancia central para la existencia, en las consultas cobra
un especial significado para el abordaje terapéutico de la clínica con
mujeres, especialmente cuando ese vínculo hace estrago, desde la
deprivación, el abandono, el abuso, el maltrato. Aquí la personalidad
de la niña se constituye sobre bases endebles y la mayor de las veces
altamente patológica. Las mujeres llegan a la consulta a preguntándose- quien soy? en relación a mi madre- y con el advenimiento de la
maternidad o la posibilidad esta base se conmueve y sin el trabajo psíquico necesario se reproduce el daño sobre la nueva generación.
Trabajos citados
Nancy J. Chodorow, 1989. Feminism and Psychoanalitic Theory, New
Haven, CT: Yale University Press; and Cambridge: Polity Press.
Chodorow . The Reproduction of Mothering: 1970-1978
.................................................................................................................
Jornada “Infancias y adolescencias II: Clínica de madres e hijas”
23 de Octubre de 10 a 14 hs
Facultad de psicología, UBA y Aralma
Sede: H. Yrigoyen 3242
Temáticas a desarrollar. Clínica:
.De abusos y deprivaciones. Zucottti-mez .De estragos y desbordes
.De maternidades y deseos. De vínculos madres e hijas
Actividad no arancelada-certificados oficiales
Informes e inscripción: www.psi.uba.ar/extension y aralma@aralma.com.ar
Fundado en 1987
ASISTENCIA
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Niños, adolescentes
y adultos
Bioenergética
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y expresivo/ Creativos.
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3º sábado de cada mes.
Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
Informes: 4384-8693
Talleres abiertos a la comunidad
11 de septiembre: Crisis y Resolución de
conflictos.
25 de septiembre: Del aburrimiento a la
Creatividad en la vida cotidiana.
Vincularidad: encuentros gratuitos abiertos a la
comunidad
24 de Septiembre: La soledad ¿búsqueda y
bienestar o evitación y desdicha?
29 de Octubre: La juventud de la mente.
¿Promesa o realidad?
Asociación Gestáltica de Buenos Aires
Gurruchaga 1168, CABA 4772-9865
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Nuevo Espacio Psicodrama Grupal
-Area adolescencia: curso de teatro
-Terapia grupal con psicodrama
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Miércoles de septiembre
Relatos sobre la realidad en psicoanálisis
Miércoles 1/9
Área de Familia y Pareja - Área de Psicoanálisis
Implicado y Clínica Social
Mesa “Vanina: Dos mujeres y una niña.
Construyendo modos de existencia.”
Miércoles 8/9
Ciclo Comisión Científica
“Relatos sobre la realidad en Psicoanálisis”
Mesa“Acerca de la verdad en Psicoanálisis”
Miércoles 15/9
Área Lecturas Lacanianas
Mesa: “Transferencia e intervenciones del
analista”
Sobre el caso Frida de Margaret Little”
Miércoles 22/9
Ciclo de Tesis
Mesa “Coincidencias y divergencias en la clínica
psicoanalítica. Confrontación entre el presentador de un caso clínico y 23 comentaristas”
Miércoles 29 de Septiembre 2010
FLAPPSIP
(Federación Latinoamericana de Asociaciones de
Psicoterapia y Psicoanálisis)
Rumbo al VIº Congreso FLAPPSIP 2011
Actividad de intercambio clínico para el VI
Congreso de FLAPPSIP
Mesa: “Las Comaletzin”
Intervenciones Psicoanalíticas de Las Comadres
(Lectura y discusión del Trabajo ganador del
Primer Concurso de Estudiantes de la
Federación: “Las Comaletzin”, autora:
Lic. Carolina Dyer de Perú)
Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia
para Graduados
Julián Alvarez 1933, Cdad. de Buenos Aires
Tel. fax: 4865-2050 / 4862-7767
www.aeapg.org.ar
Grupo Psicodramático Buenos Aires
-Desbloqueando emociones y favoreciendo
vínculos
Taller vivencial, sábado 2 de octubre.
Grupo Psicodramático Buenos Aires
Coordinadoras: Lic.Rosa Gremes y
Lic.Silvia Huberman.
Actividad mensual, en día sábado.
Zona Belgrano. Informes e inscripción:
48675460
-Formación: Herramientas psicodramáticas para
coordinadores grupales. Frecuencia quincenal.
Coordinadores : Lic.Rosa Gremes, Lic.María
Teresa Musso y Lic.Lionel Sicardi.
Actividad quincenal ,en día martes.
Informes:4772 6940.
-Comunidad : Actividad psicodramática abierta y
gratuita.
Miércoles 8 de sept :Creatividad.
Teatro espontáneo. “Resonancias”.
Museo Roca, Vte. López 2220, 20 hs.
setiembre de 10 a 13 hs, el Instituto Argentino
de Análisis Bioenergético organiza el taller
“Sintonizando con la energía del Planeta Tierra.
Un trabajo desde la bioenergética con los 4 elementos”
www.bioenergeticargentina.blogspot.com
.El viernes 1/10 de 10 a 11.30 hs inicia el seminario “Análisis Bioenergético. Integración cuerpo-mente en psicoterapia”, organizado por la
Secretaría de Extensión de la Facultad de
Psicología (UBA) y coordinado por docentes del
Instituto Argentino de Análisis Bioenergético.
Informes e inscripción: Hipólito Yrigoyen 3242
3º piso. web: www.psi.uba.ar/extension.
Talleres CONempresas
- Constelaciones Sistémicas Organizacionales,
Empresariales y de Temas Laborales
Lunes 13 de Septiembre, de 20.30 a 22 hs.
Talleres desarrollados el 2º lunes de cada mes.
- Ciclo Crecer creando valor
Existen 12 (doce) aspectos diferentes en nuestra
capacidad de crear valor. Todos constituyen
regiones arquetípicas de nuestra IDENTIDAD
que contienen cualidades que, al ser integradas
en un sistema, incrementan nuestra conciencia
de ellas y nuestra capacidad de crear conscientemente valor en lo que hacemos o
producimos.
- Posicionando el trabajo
Taller teórico/práctico, desarrollado esencialmente, con ejercicios individuales y grupales
que permiten hacer consciente los movimientos
más profundos hacia el Trabajo, la Vocación y el
Dinero.
6254 4238 / 4981 5630
info@conempresas.com.ar www.conempresas.com.ar
Lugar: Centro Bert Hellinger de Argentina - Quito
4231
Talleres ArtTerapia días sábados
Taller vivencial en el que se trabaja con recursos
plásticos sobre la temática de la imagen: la que
los otros ven, la que se cree tener y transmitir de la mirada de los otros, acerca de cómo se es
visto por los otros - para centrar la atención en
aspectos a veces visibles, a veces ocultos. Las
imágenes que crearemos, podrán develar parte
del sentido de estos interrogantes.
El objetivo del taller es *propiciar el sentido que
ofrece la producción individual, *promover el
trabajo interno de cada participante y *que cada
uno logre llevarse una idea nueva que le aporte en favor de algún cambio que esté deseando
alcanzar. Se trabaja con dinámicas grupales.
Inscripción: 4778-3928 / 4855-9680 /
15-5599-2932
judithmendelson@yahoo.com.ar
Lic. Judith Miriam Mendelson
Coordinación de grupos y equipos de trabajo
Curso Teórico – TéKnico de Capacitación:
"Coordinación de Grupos
y Equipos de Trabajo", en el Instituto de
Investigaciones Grupales que
dirige Graciela Jasiner.
Duración: de Septiembre a Diciembre.
Día de cursada: jueves de 13 a 15 hs.
Informes e inscripción: (011) 4833-7808
Mail: iig@ingrupos.com.ar
Página web: www.ingrupos.com.ar
Ciclo: “De Pichon a nosotros”
Conferencia Inaugural de Ana Quiroga: “La queja
en los grupos”, en el Instituto de
Investigaciones Grupales que dirige Graciela
Jasiner.
Lunes 18 de octubre, a las 20.30 hs.
Informes e inscripción: (011) 4833-7808
Mail: iig@ingrupos.com.ar
Página web: www.ingrupos.com.ar
Análisis Bioenergético en UBA
.Taller vivencial de bioenergética: Sábado 25 de
Si soñar un poco es peligroso, la solución no es dejar de soñar, sino soñar todo el tiempo. Marcel Proust
Campo Grupal / 15
Un favor
MIL
fotos
Andrea Rocha Granados
sinandre@hotmail.com
La suma de las partes no
equivale nunca a la totalidad.
O sobra o falta siempre algo.
Una bicicleta desarmada es y
no es una bicicleta. Vivimos en
un mundo fragmentado y la
nostalgia por la vida unificada
no nos deja dormir. De todo
esto, y algo más, hablan los
autores en esta página rara y
desarticulada.
Violeta de los
Alpes
Luis Gruss
lgruss@ciudad.com.ar
Ese viejo lirismo de entrecasa, la natación,
el viento, los amores que nunca se resuelven, las canciones, el mar donde conocí a
Violeta de los Alpes, nombre sin duda adecuado para el viejo lirismo de entrecasa,
una mujer ideal para un amor de esos que
nunca terminan. La natación, el viento, las
canciones. Creo que la playa estaba desierta y yo caminaba sin rumbo a la espera de
un milagro. Violeta (luego supe y olvidé
que se llamaba así) dormía en la arena
cubierta apenas con telas invisibles que
permiten soñar con tiempos menos crueles.
Me senté junto a ella para contemplar un
cuerpo a la vez menudo y altivo. Perdí
entonces el viejo lirismo de entrecasa para
hacer una evaluación casi geométrica, seca,
de una presencia húmeda y sinuosa. Y no
se crea que estoy hablando del mar o de
los ríos sino de las formas agudas, aunque
ligeramente pulidas, de los Alpes de
Violeta. Cuando abrió los ojos yo había
separado mentalmente sus partes en una
mesa de disección. Pasado algún tiempo
esas partículas se habían reunido en cierta
región de mi pasado nada fácil de precisar.
Luego se produjo entre los dos una conversación igualmente desarmada y aún rota
como el vuelo de una gaviota súbitamente
convertida en un pedazo de papel. El viejo
lirismo de entrecasa no funcionó esta vez.
Y fue así porque Violeta no estaba dispuesta a dejarse arrastrar por la marea, o, quizás, no quería disolverse en un lugar que
obviamente se presta para los avances y
retiros del agua en su viaje hacia la fuente
original. Creo que caminamos hasta la
noche o hasta el muelle de pescadores y
después dormimos juntos en un hotel de
paso. Cuando desperté la violeta todavía
estaba ahí. Sobre la almohada. Pero la
mujer se había ido. Pagué la cuenta al conserje y me dediqué a buscarla por la playa
Campo Grupal / 16
o en el fondo de mis sueños. Sólo encontré
fósforos, latas aplastadas y cigarrillos a
medio fumar. Luego me retiré a un bosque
de olmos o de almas que se alzaba entre
dos médanos y me puse a meditar sobre lo
ocurrido. Recordé el inicio de la caminata,
la prepotencia de formas bajo las telas
transparentes, las palabras que siguieron y
el desesperado anudamiento de los cuerpos
en el hotel de paso. Quise encontrar un
sentido a todo eso. No puede ser que la
vida sea una confusión continua, el eterno
fragmento, un desgajamiento de pelos y
metales en la sucesión sin fin y sin principio. Cuando apareció la palabra sucesión
recuperé la paz. Pero no duró mucho. La
vida (me dije) es un mar cubierto de barcos
destrozados.
Lo encuentro sentado frente a la heladería.
¿Quieres?, me dice, ofreciéndome su cuchara. Interpreto el gesto como un acto de complicidad. Nada ha cambiado, pienso. Al
menos nada de adentro. Él está más delgado
que la última vez, eso sí. Y yo tengo el cabello más largo. ¿Ya no te parezco un niño?, le
pregunto. No. Te ves muy bien. Más tarde
salimos del lugar y me pide que lo acompañe a comprarse una camisa. Observo nuestro reflejo en una vidriera y siento que es
corta la distancia que nos separa. Muy corta.
A veces hay que ayudar al destino.
Provocarlo. Intento tropezarme como solía
hacerlo, para despertar la risa de otras épocas. Pero fallé. No me vio. Entramos al
almacén. Él se prueba varias camisas y yo
aprovecho para acariciar su espalda. Ésta te
queda pequeña, le digo. Mejor la otra. Al
final, compra la que menos me gusta.
Volvemos a la calle. La lluvia empieza a
caer mediocremente y no alcanza para ocultar la voz de los vendedores callejeros.
Camino mirando al suelo, como si buscara
una moneda de la buena suerte. Murmuro
algunas canciones tratando de esquivar la
flecha de lo razonable. Pero esta se clava
directo en el corazón. Es corta la distancia
que nos separa, pienso. Muy corta. Pero dos
partículas que en algún momento se tocaron
no vuelven a encontrarse jamás. Lo observo
fijamente por primera vez y me doy cuenta
que su mirada me atraviesa indiferente.
Todas están en su cabeza menos yo.
Llegamos de nuevo a la heladería y él parece aliviado. Me da un beso de despedida, lo
más distante del centro de mi ansiedad.
Sonríe y se va. Gracias, le alcanzo a decir,
mientras se aleja. Gracias.
El desamor
Marcelo Miceli
marcelo.miceli@yahoo.com.ar
Los que dicen enamorarse, también usan
expresiones como me flechó, me flasheó,
estoy en las nubes, me late me late el corazón o, más antigua y la que nos interesa,
me desarmó, suponiendo que los que se
anuncian desarmados estuvieron armados,
al menos, en el instante del amor. Se sabe
que desarmar es más fácil que armar, así
como destruir, etc. En síntesis, todo lo que
empieza con des acumula puntos pero no
canjea. Desastre empieza con des.
Desagüe. Destornillador y deseo también.
Es posible que con el tiempo amor y
deseo salten a despecho, aunque no es
regla, y sin regla suele haber críos, terminando en desastre.
Si aceptamos que el amor desarma en primera instancia: ¿qué queda después, cuando hay que juntar lo desarmado?
Se paga caro ser inmortal . Hay que morir muchas veces a lo largo de la vida. Friedrich Nietzsche