Compuestos azufrados volátiles en vinos
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Compuestos azufrados volátiles en vinos
Organizan: Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Problemas de reducción y aromas varietales Tarragona, 23 de abril de 2009 Madrid, 24 de abril de 2009 Colaboran: Índice Ponencias 01. Relación entre el contenido nitrogenado 4 Artículos relacionados 41 Influence of the Timing of Nitrogen Additions en mosto/uva y la síntesis de aromas: efecto sobre la producción de sulfhídrico Prof. Gemma Beltran Universidad Rovira i Virgili Prof. Jose Manuel Guillamón Universidad Rovira i Virgili Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos IATA-CSIC 18 02. Los nuevos retos en microbiología del vino. Levaduras no productoras de SH2 Isak S. Pretorius The Australian Wine Research Institute, PO Box 197, Glen Osmond, Adelaide, SA 5064, Australia 30 03. La micro-oxigenación de vinos tintos: Control de la reducción y estabilización del color Prof. Encarna Gómez Plaza Universidad de Murcia 36 04. ¡Los compuestos volátiles no son todos perjudiciales! Rémi GUERIN-SCHNEIDER Institut Français de la Vigne et du Vin ENTAV-ITV France during Synthetic Grape Must Fermentations on Fermentation Kinetics and Nitrogen Consumption 51 Formación de compuestos volátiles azufrados por levaduras vinicas. 59 59 Una revolución en el sector enólogico: 63 Nitrogen management is critical for wine Managing Director, flavour and style 73 77 Unravelling the genetic blueprint of wine yeast 83 87 91 Taking control of alcohol 103 Efectos de la microoxigenación en vino tinto Levaduras de vinificación que no producen Sulfuro de hidrógeno (H2S) When the heat is on, yeast fermentation runs out of puff A la recerca del codi digital dels llevats del vi Effect of Micro-oxygenation on Color and Anthocyanin-Related Compounds of Wines with Different Phenolic Contents 3 01. Relación entre el contenido nitrogenado en mosto/uva y la síntesis de aromas: efecto sobre la producción de sulfhídrico Prof. Gemma Beltran Universidad Rovira i Virgili Prof. Jose Manuel Guillamón Universidad Rovira i Virgili Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos IATA-CSIC Contenido Resumen 6 6 1. Introducción 7 2. Efecto de la concentración y tipo de nitrógeno sobre el crecimiento de las levaduras y su cinética fermentativa. 9 3. Efecto de la concentración y tipo de nitrógeno sobre la cinética fermentativa 10 4. Relación entre el contenido en nitrógeno y la síntesis de compuestos aromáticos 15 Bibliografía Seminario Técnico José M. Guillamón Navarro Gemma Beltran Casellas Requena, 6 de julio de 1967. e-mail: guillamon@iata.csic.es 31 de octubre de 1975 Investigación: Coautor de 50 artículos científicos en revistas internacionales de las áreas de Tecnología de Alimentos, Biotecnología y Microbiología. Coautor de 20 artículos en revistas de divulgación del sector agroalimentario y vitivinícola. 80 comunicaciones a Congresos nacionales e internacionales, 24 de ellas como ponente invitado o comunicación oral. Autor de 5 capítulos de libros especializados y 37 capítulos en libros de congresos. Autor de 3 patentes de levaduras vínicas en explotación. Director de 3 tesis doctorales (2 de ellas con formato de doctorado europeo) Líneas de Investigación • Estudio del metabolismo de las levaduras en condiciones de fermentación vínica. Efecto de las bajas temperaturas de fermentación y del metabolismo del nitrógeno. • Estudio de las poblaciones de levaduras y bacterias acéticas durante los procesos de elaboración de vino. Utilización de marcadores moleculares para la caracterización e identificación de los microorganismos del vino. Estancias en Centros Extranjeros: • Estancia post-doctoral en la Universidad de Utrecht (junio del 1998 a mayo del 1999). • Estancia post-doctoral en el “Institute for Wine Biotechnology (Stellenbosch University)” en Stellenbosch (Sudáfrica) (septiembre del 2004 a marzo del 2005). Posición actual: • Profesora ayudante doctor del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la Universidad Rovira i Virgili, Facultad de Enología, desde diciembre del 2007. • Miembro del grupo de investigación de Biotecnología Enológica de la Facultad de Enología de la URV, dentro de la línea de estudio de las levaduras vínicas. Ponencias Compuestos azufrados volátiles en vinos A lo largo de su carrera investigadora Gemma Beltran ha colaborado en proyectos sobre el estudio las levaduras y sus requerimientos nutricionales, analizando los factores que pueden condicionar a una mejora en la fermentación alcohólica, tanto los que se derivan del mosto (niveles de nitrógeno disponible) como de varias prácticas enológicas (fermentaciones a bajas temperaturas, rehidratación). Sus investigaciones predoctorales se centraron principalmente en el estudio la represión catabólica por nitrógeno a lo largo de la fermentación (Beltran et. al. 2004, 2005), así cómo en el efecto de las bajas temperaturas de fermentación sobre los cambios en la expresión génica global y el metabolismo de la levadura vínica (Beltran et al. 2006, 2007, 2008). Además, en su estancia post-doctoral realizada en el grupo de Biología Molecular de levaduras del profesor Stefan Hohmann (Suecia), estuvo involucrada en estudios de señalización de nutrientes, en concreto estudiando el metabolismo de la tiamina y la ruta de la represión catabólica por glucosa, como parte de un proyecto europeo de investigación. Gemma Beltran es autora o co-autora de un total de 15 publicaciones internacionales y 9 publicaciones nacionales, ha participado en un total de 12 proyectos investigación o contratos de transferencia, asistido a 22 congresos científicos, dirigido tesis de master y está actualmente dirigiendo una tesis doctoral. Actualmente es profesora de Bioquímica y Microbiologia Enológica en la Facultad de Enología, y desde su reincorporación al grupo de Biotecnología Enológica de la URV en diciembre de 2007 ha estado colaborado en proyectos de investigación y transferencia con el sector vitivinícola, centrándose nuevamente en el estudio de los requerimientos nitrogenados de las levaduras vínicas de primera y segunda fermentación. 5 Capítulo Resumen: La cantidad y calidad del componente nitrogenado de los mostos no determina únicamente un buen crecimiento de la levadura y una buena capacidad fermentativa, sino que influye directamente sobre la síntesis de un buen número de compuestos volátiles o aromas. En un trabajo de nuestro grupo (Beltran et al., 2005) comprobamos que las adiciones de nitrógeno asimilable en forma de aminoácidos, y después de la fase exponencial de crecimiento, aumentaban los niveles de alcoholes superiores y de algunos ésteres. En un estudio similar, Vilanova y cols. (2007) observaron también incremento en la síntesis de alcoholes superiores y en ésteres de acetato cuando los mostos eran suplementados con concentraciones de amonio no superiores a los 300 mg/l. Sin embargo, la concentración y fuente nitrogenada no solo tiene influencia en la síntesis de compuestos con impacto positivo en las calidades organolépticas de los vinos, sino que también varios trabajos han señalado una relación directa entre el nitrógeno asimilable y la síntesis de sulfhídrico. Otros factores nutricionales y ambientales relacionados con la síntesis de este compuesto han sido: la concentración de sulfatos y sulfitos (en forma de SO2) y la deficiencia en vitaminas (en concreto el ácido pantoténico y la tiamina). 1. Introducción: La transformación de la uva en vino es un proceso biotecnológico donde los microorganismos presentes, fundamentalmente las levaduras, utilizan los nutrientes del mosto para su crecimiento, produciendo toda una gama de metabolitos que convierten un líquido empalagoso en una solución hidroalcohólica de sabor y aroma más agradable. La principal reacción bioquímica durante la fermentación alcohólica es la conversión de los azúcares en etanol. Sin embargo, no es la única. Un pequeño porcentaje de los azúcares van destinados a la síntesis de metabolitos secundarios (glicerol, succínico, láctico, acético, alcoholes superiores, ésteres, etc), de menor concentración que el etanol pero que son los determinantes de la calidad del vino. También hay una pequeña parte de los azúcares del mosto que va destinada a la síntesis de componentes celulares, es decir, a la síntesis de biomasa. En esta síntesis de biomasa no solo intervienen los azúcares sino que es imprescindible el componente nitrogenado. Aunque el componente nitrogenado es cuantitativamente el segundo nutriente más abundante en el mosto, presenta una gran desproporción con el componente carbonatado (azúcares). Mientras que la suma de glucosa y fructosa se encuentra del orden de 200 a 300 g/litro, concentraciones de mil veces menores (200-300 mg/litro) suelen ser valores muy habituales para el nitrógeno asimilable. Por tanto, son 6 muy frecuentes las situaciones industriales en las que el nitrógeno se convierte en un factor limitante para el desarrollo de las levaduras y para la finalización de la fermentación alcohólica. Son varios los autores que han tratado de establecer una concentración mínima donde se pone en peligro la fermentación alcohólica. Estos valores no coinciden entre los distintos trabajos, fluctuando de los 120-140 g Nitrógeno asimilable/l (Bely et al, 1990) hasta los 200 o 267 (Mendes-Ferreira et al, 2004), es decir más del doble. Dichas diferencias pueden ser debidas a varios factores, pero entre los más importantes podemos destacar dos: la cepa de levadura, perfectamente conocido por los productores de levaduras que incluso las catalogan como con elevado o bajo requerimiento nitrogenado o nutritivo y la forma química en que el nitrógeno está disponible en el mosto. Evidentemente otros factores como la forma de vinificación, variedad de uva, etc. también son relevantes, pero su efecto se puede considerar como incluido en la forma química y cantidad de nitrógeno en el medio. El nitrógeno en el mosto puede estar presente en dos formas claramente diferenciadas: la inorgánica, básicamente como amonio, y la orgánica, formada por aminoácidos, péptidos y proteínas. No todas estas formas son igualmente disponibles, ya que, por ejemplo, los péptidos y las proteínas no se suelen considerar como auténticas fuentes de nitrógeno, y los aminoácidos son muy variables como fuentes nitrogenadas, ya que mientras algunos son consumidos ávidamente (glutamina, por ejemplo), otros no lo son en absoluto en condiciones anaerobias como la prolina. Curiosamente la prolina, junto con la arginina, son los dos aminoácidos mayoritarios en mostos. La levadura necesita la presencia de oxígeno para llevar a cabo la utilización de la prolina, además este proceso de metabolización de la prolina se lleva a cabo principalmente en la mitocondria, que se encuentra muy poco funcional en condiciones fermentativas. Sin embargo, no se ha estudiado si en condiciones de fermentaciones más aireadas, tales como durante la maceración en tintos, puede haber un consumo mayor de este aminoácido. El nitrógeno en forma de amonio suele ser altamente disponible para las levaduras, por lo que es una forma química que se suele utilizar de forma abundante en la industria enológica. La presencia de nitrógeno en cualquiera de estas formas químicas es fuertemente variable, dependiendo de diversos factores, entre ellos la variedad, grado de maduración de la uva, características edafo-climáticas en las que se desarrolla ésta y diversos aspectos tecnológicos (tipo de vinificación, prensado, etc). En resumen, debemos considerar como nitrógeno asimilable (NA) por las levaduras en las condiciones de vinificación al amonio como fuente inorgánica (representa hasta el 40% del NA), y todos los aminoácidos excepto la prolina. Sin embargo, la levadura vínica Saccharomyces cerevisiae no consume este ni- Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Sin embargo, la importancia del nitrógeno no reside exclusivamente en ser necesario para la formación de biomasa. El contenido en nitrógeno también tiene una influencia clara sobre la velocidad fermentativa (Taillandier et al., 2007). La mayor parte de la fermentación alcohólica se produce en una fase de no proliferación celular o estacionaria. En este punto el nitrógeno del medio es utilizado para el recambio proteico de los diferentes enzimas celulares. Por último, este contenido en nitrógeno tiene una influencia manifiesta en los diferentes metabolitos producidos durante la fermentación, muchos de ellos con un impacto muy claro en el aroma del vino. A continuación trataremos en mayor profundidad los diferentes aspectos de la fisiología y metabolismo celular que se ven afectados tanto por la cantidad como por la calidad del nitró- geno del mosto. Especial hincapié dedicaremos a la síntesis de aromas de reducción o producción de SH2 y otros compuestos derivados del metabolismo del azufre. 2. Efecto de la concentración y tipo de nitrógeno sobre el crecimiento de las levaduras y su cinética fermentativa. Varela y cols. (2004) propusieron que la velocidad de fermentación depende por un lado del estado metabólico de las células y por otro del número de células alcanzados durante la fermentación alcohólica. Dicho de otro modo, de la viabilidad (número de células fermentando) y la vitalidad de cada una de estas células. Ambos componentes tienen una dependencia importante del nitrógeno disponible en el mosto. En este punto nos vamos a centrar en como afecta el nitrógeno a la división celular o producción de biomasa y en el siguiente apartado abordaremos como afecta a la vitalidad o actividad celular. Ponencias trógeno asimilable de manera aleatoria, sino que tiene un orden de preferencia por los distintas fuentes de nitrógeno. S. cerevisiae ha desarrollado diferentes mecanismos moleculares que le permiten utilizar preferentemente aquellas fuentes que le permiten crecer mejor. Este mecanismo de selección de la fuente de nitrógeno se conoce como “Represión Catabólica por Nitrógeno (NCR). El NCR se caracteriza porque la célula es capaz de detectar la presencia de las fuentes de nitrógeno más ricas. Esto desencadena una cadena de señales, que culmina con la activación de los genes implicados en el transporte y metabolismo de estas fuentes ricas y en la represión de aquellos genes implicados en el transporte y utilización de fuentes más pobres. Una vez consumida las fuentes de nitrógeno más ricas (amonio, glutamina y asparagina), la levadura activa la maquinaria metabólica para la utilización de las más pobres (arginina, glutamato, alanina, etc.) (Figura 1). En un trabajo reciente de nuestro grupo hemos comprobado como el nitrógeno es el substrato limitante del crecimiento celular hasta alcanzar valores cercanos a los 200 mg/l, aunque esto depende de la fuente de nitrógeno utilizada. Para ello hacíamos crecer las levaduras en un mosto sintético (similar al natural) donde iba cambiando únicamente la concentración de N y el tipo de fuente de N. Como puede verse en la figura 2, el número de células o biomasa (medido por la densidad óptica (O.D.) a 595 nm) iba aumentando conforme aumentaba la concentración de nitrógeno, en este caso en forma de arginina como única fuente de nitrógeno. Esto fue así hasta niveles de 180 mg de Figura 1. Representación gráfica del mecanismo de “Represión Catabólica por Nitrógeno (NCR)” según Cooper (2002) 7 01. Relación entre el contenido nitrogenado en mosto/uva y la síntesis de aromas: efecto sobre la producción de sulfhídrico Figura 2. Evolución de la OD de la cepa PDM en mosto sintético con arginina como única fuente de nitrógeno y con concentraciones crecientes entre 20 y 140 mg N/l. N/l (en la gráfica solo se representa hasta 140 mg de N/l), por encima de esta cantidad ya no determinamos diferencias en la biomasa obtenida. Como se comenta anteriormente, no solo tiene importancia la cantidad sino la calidad o tipo de nitrógeno. En un experimento similar determinamos la biomasa producida para la misma concentración de diferentes fuentes de nitrógeno. Como puede verse en la figura 3, la glutamina permite un mayor crecimiento celular que la arginina, y resulta sorprendente que la menor cantidad de biomasa producida se obtiene con la utilización de amonio, teóricamente una de las fuentes de nitrógeno más interesante para la levadura. Varela y cols (2004) determinaron el efecto que tenía la cantidad de células en un mosto deficiente en N (50 mg/l) sobre la velocidad y tiempo de fermentación. Para ello añadían dos y 5 veces más de la dosis recomendable de levadura seca activa a los mostos. El resultado fue que en estas fermentaciones, con mayor concentración de células, se alcanzaban velocidades de fermentación similares a las obtenidas en un mosto rico en nitrógeno (300 mg/l). De esta manera mostraban una relación directa entre mayor concentración de biomasa y mayor velocidad fermentativa en mostos pobres en nitrógeno. Desde un punto de vista aplicado para la industria enológica, esto sugiere dos posibles soluciones frente a un mosto pobre en nitrógeno. La primera y más habitual solución consiste en la suplementación de los mostos con nitrógeno, fundamentalmente en forma de sales de amonio. Como posible alternativa, sería la adición de una mayor cantidad de levadura seca activa o la adición de biomasa de otros Figura 3. Comparativa de crecimiento en las tres fuentes de nitrógeno para una cantidad idéntica de 140 mg N/l. — Amonio — Arginina — Glutamina 8 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Mendes-Ferreira y col. (2004) también estudiaron el efecto de diferentes concentraciones de amonio sobre el crecimiento y la velocidad fermentativa. En este estudio, y para la cepa PYCC 4072, estos autores determinaron la producción máxima de biomasa (7,8 g/l) para una concentración de 402,5 mg de N/l. En concentraciones limitantes de N (66 mg de N/l) la cantidad de biomasa producida era 3,5 veces menor (2,2 g/l). Las concentraciones crecientes en N no solo afectaban a la producción de biomasa, sino a la velocidad de fermentación. Mientras la fermentación con una cantidad suficiente de N acabo la fermentación en 5 días, la fermentación limitante en N (66 mg de N/l) requirió 28 días para su finalización. En nuestro grupo, para comprobar el efecto que tenía la adición de nitrógeno durante la fermentación alcohólica, llevamos a cabo un trabajo donde adicionábamos una mezcla de amonio y aminoácidos a mostos deficientes en N (60 mg/l) en diferentes fases de la fermentación (Beltran et al., 2005). En concreto, estas adiciones se hicieron en fermentaciones que estaban a densidades de 1080 (inicio de una fermentación), 1060 y 1040 (mitad de fermentación) y 1020 y 1000 (final de fermentación). Cuando la adición se realizaba al principio y mitad de fermentación (hasta 1040 de densidad), ésta tenía un efecto claro sobre el aumento de la biomasa (Figura 4). Si se realizaba en las fases finales (1020 y 1000 de densidad) ya no se registraba un aumento de la biomasa, pero si que se producía un aumento de la velocidad de fermentación (Figura 5). De hecho, la fermentación suplementada a una densidad de 1020 finalizaba la fermentación 5 días antes que la fermentación no suplementada con N. Estos resultados mostraban que el mejor momento para la adición de N era durante el crecimiento exponencial de la levadura (primeros días de fermentación). En esta fase tenía un efecto sobre el crecimiento celular y sobre la velocidad de fermentación. En este trabajo también determinamos la cantidad de nitrógeno consumido en las diferentes fermentaciones. Como es de esperar, esta cantidad era mayor cuanto más temprano en el proceso se adicionaba el N (Figura 6). En esta misma figura, podemos ver la preferencia de la levadura por el N inorgánico (amonio) o el orgánico (aminoácidos) en las diferentes fases. Resultó muy curioso comprobar que el amonio parece ser la fuente de N preferida para la producción de biomasa (mayor consumo durante las primeras fases) mientras que apenas era consumida en las últimas fases de fermentación. Estas diferencias en la proporción de consumo de amonio o aminoácidos también produjeron diferencias en los perfiles organolépticos de los distintos vinos, como se explica en los siguientes apartados. Figura 4. Efecto de la adición de una mezcla de amonio y aminoácidos (240 mg de N/l) sobre la producción de biomasa medida como densidad óptica (O.D. a 600 nm). La densidad a que se realizaba la adición viene reflejada en el pie de la figura. Figura 5. Efecto de la adición de una mezcla de amonio y aminoácidos (240 mg de N/l) sobre la velocidad fermentativa, medida como reducción de la densidad del mosto. La densidad a que se realizaba la adición viene reflejada en el pie de la figura. Ponencias tanques de fermentación. Aunque un aumento de la biomasa añadida podría tener efectos sobre el aroma y sabor del vino (excesivo sabor a levadura). Figura 6. Consumo de N total, amonio y aminoácidos (expresados como mg de N/l) en las distintas fermentaciones. 3. Efecto de la concentración y tipo de nitrógeno sobre la cinética fermentativa Resulta evidente de nuestro anterior trabajo (Beltran et al., 2005) que el enriquecimiento en N del medio de fermentación tenía un efecto sobre la cinética fermentativa, independiente del crecimiento celular. Algunos autores (Taillandier et al., 2007) confirman que este efecto estimulador del consumo de azúcares es incluso más importante que el efecto sobre el crecimiento. Este hecho resulta muy interesante desde el punto de vista industrial si tenemos en cuenta 9 01. Relación entre el contenido nitrogenado en mosto/uva y la síntesis de aromas: efecto sobre la producción de sulfhídrico que la mayor parte de la fermentación alcohólica se produce en la fase estacionaria o de no proliferación celular. A pesar de que durante este periodo no hay multiplicación celular, las levaduras necesitan nitrógeno para mantener su metabolismo activo. El medio de fermentación es un ambiente cambiante y hostil que requiere una readaptación continua para las nuevas condiciones. Esta readaptación al medio supone un recambio proteico continuo en la maquinaria enzimática celular. Para este recambio de proteínas celulares, es necesaria la disponibilidad de nitrógeno en el medio de fermentación. Taillandier y col. (2007) establecieron la cantidad de nitrógeno consumido por la levadura por gramo de azúcar consumido (mg N/g de glucosa o fructosa). Como siempre hay que contar con las diferentes necesidades de las distintas cepas, esta cantidad tenía un rango de 0,61 a 0,91 mg de N por gramo de azúcar. Es decir, una relación mg N/g azúcar prácticamente asegura cubiertas las necesidades nitrogenadas y es una relación muy sencilla para el enólogo poder calcular las diferentes necesidades de sus mostos. Una relación similar establecieron Bisson y Butzke (2000), pero en este caso, entre necesidad de N asimilable frente a grado alcohólico probable (GAP) (figura 7). Figura 7. Relación entre grado alcohólico probable (GAP) y cantidad necesaria de N asimilable (mg de N/l) para alcanzar dicha cantidad (Bisson y Butzke, 2000). Sin embargo, el aumento de la cinética fermentativa no debe ser solo entendido por la disponibilidad de nitrógeno para facilitar el recambio proteico celular, sino que se ha demostrado que algunas fuentes de nitrógeno, en concreto el amonio, pueden actuar como activadores de la actividad de enzimas glucolíticos claves. En concreto, se ha visto un incremento importante del transporte de azúcares por activación de las permeasas implicadas (genes HXT) (Bely et al., 1990). Taillandier y cols (2007) también informaron de una mayor actividad fructofílica (mayor consumo de la fructosa frente a la glucosa) de la levadura en presencia de mayor concentración de nitrógeno, probablemente por un cambio en la afinidad de los transportadores de hexosas. Igualmente, Berthels y 10 cols (2004) observaron una activación del enzima fosfofructoquinasa, enzima clave de la glucolisis, con la adición de amonio. 4. Relación entre el contenido en nitrógeno y la síntesis de compuestos aromáticos Además del efecto sobre el crecimiento, la disponibilidad de nitrógeno también tiene un efecto importante sobre el metabolismo de las levaduras, afectando la formación de compuestos volátiles y no volátiles, los cuales son de gran importancia para las calidades organolépticas del vino final (revisado por Alberts y col. 1998, Bell y Henkschke, 2005). La concentración de compuestos no volátiles como son el glicerol, el ácido málico, ácido succínico o ácido alfa-cetoglutárico, puede variar dependiendo de la cantidad y la fuente nitrogenada presente en los mostos. Alberts y col. (1996) observaron, por ejemplo, que la concentración de glicerol es mayor cuando la ratio nitrógeno amoniacal respecto al nitrógeno orgánico representado por los aminoácidos. En un trabajo de nuestro grupo (Beltran y col. 2005) observamos que la concentración de glicerol disminuye en fermentaciones con limitación de nitrógeno. Esto demuestra que la producción de glicerol es directamente proporcional a la producción de biomasa. Muchos de los compuestos volátiles, que son los que contribuirán al aroma final del vino, también están afectados por el tipo y/o concentración de nitrógeno disponible para la levadura. Los compuestos mayormente afectados son el ácido acético, los alcoholes superiores, los ácidos grasos de cadena media y corta y sus ésteres etílicos, y los esteres de acetato. En la Figura 8 vemos relación entre la acumulación de algunos compuestos volátiles y la concentración inicial de nitrógeno en vinos producidos a partir de mosto sintético con dos cepas Saccharomyces cerevisiae (resultados obtenidos por Carrau y col. 2007). De este trabajo se desprende que hay una relación inversa entre crecimiento (o disponibilidad de nitrógeno) y producción de alcoholes superiores. Mientras que la mayor presencia de nitrógeno parece estimular una mayor producción de ésteres. Sin embargo, los resultados de este trabajo demuestran que la concentración óptima de nitrógeno para la síntesis de ésteres depende de la cepa en cuestión. La cepa KU1 producía su máxima concentración de ésteres para una concentración de nitrógeno mucho menor que la cepa M522. Esta última tenía una mayor producción de estos compuestos. La carencia en nitrógeno en los mostos es generalmente subsanada mediante adiciones de sales de amonio. En la Tabla 1 y Figura 9 observamos cómo afecta también el momento de la suplementación de nitrógeno a la producción de algunos de estos compuestos. Seminario Técnico El contenido en ácido acético varía según la concentración de nitrógeno en el medio, habiendo una relación inversa entre la cantidad de ácido acético producido y la disponibilidad de nitrógeno a concentraciones bajas o moderadas de nitrógeno, pero una relación directa a concentraciones altas (Bely y col. 2003, HernandezOrte y col. 2006). De hecho, trabajos de Beltran y col. (2005) y de Vilanova y col. (2007) muestran que a mayor disponibilidad y consumo de nitrógeno por parte de la levadura, mayor producción de ácido acético (Figura 9). Esta mayor producción de acético a mayores concentraciones de nitrógeno puede estar relacionada con una mayor tasa de crecimiento. El acético es producido por las levaduras como substrato para la síntesis de ácidos grasos, un mayor crecimiento podría justificar una mayor síntesis de acético. Otra posibilidad es que siempre hay una relación directa entre síntesis de glicerol y de acético. Por tanto, a concentraciones altas de nitrógeno se produce más glicerol y, por tanto, más acético. Resultado similar se observó con la producción de acetaldehído. Los alcoholes superiores pueden aportar aromas pesados y desagradables a los vinos si se encuentran en concentraciones muy altas (excluyendo el 2-feniletanol, que tiene aroma floral). Existe una relación inversa entre el contenido en alcoholes superiores y la concentración inicial de nitrógeno, excepto por concentraciones muy bajas de nitrógeno (Beltran y col. 2005, Vilanova y col. 2007, Carrau y col. 2008). Los alcoholes superiores se pueden formar a partir de aminoácidos (via de Ehrlich) o a partir del catabolismo de los azúcares (via anabólica) (Figura 10). Esta última es la principal vía de producción de alcoholes superiores durante la fermentación alcohólica. Cuando hay poco nitrógeno disponible en el medio, hay un aumento en la síntesis de alpha-cetoácidos a partir de azúcares. Estos alfacetoácidos son los precursores en la síntesis de aminoácidos, pero la escasez de nitrógeno alfa-amínico necesario en la reacción de transaminación, hace que los alfa-cetoácidos formados se acaben excretando en el medio en forma de alcoholes superiores, sin llegar a formar los aminoácidos necesarios. Sin embargo, en un medio con alto contenido en nitrógeno, el nitrógeno disponible permite la biosíntesis de aminoácidos, lo que reduce el exceso de alfa-cetoácidos y por tanto la producción de alcoholes superiores (Oshita y col., 1995). Ponencias Compuestos azufrados volátiles en vinos Figura 8. Relación entre la acumulación de algunos compuestos volátiles y la concentración inicial de nitrógeno en vinos producidos a partir de mosto sintético con dos cepas Saccharomyces cerevisiae (cepa M522 () y cepa KU1 ()). (Carrau y col., 2008) 11 01. Relación entre el contenido nitrogenado en mosto/uva y la síntesis de aromas: efecto sobre la producción de sulfhídrico Tabla 1. Relación entre el momento de la adición de nitrógeno y la producción de metabolitos secundarios por la levadura. Las fermentaciones se realizaron con mosto sintético limitante en nitrógeno (60 mg/l YAN), al que se añadió 240 mg/l de nitrógeno (mezcla amonio y aminoácidos) en distintos momentos de fermentación (densidad 1080 g/l o inicio, 1060, 1040, 1020, 1000 g/l y no suplementado). (Beltran y col. 2005) Figura 9. Relación entre la concentración de metabolitos secundarios (normalizados con el valor de mayor producción en cada caso) y el momento de la suplementación de nitrógeno. Las fermentaciones se realizaron con mosto sintético limitante en nitrógeno (60 mg/l YAN), al que se añadió 240 mg/l de nitrógeno (mezcla amonio y aminoácidos) en distintos momentos de fermentación (densidad 1080 g/l o inicio, 1060, 1040, 1020, 1000 g/l y no suplementado). Figura 10. Ruta de síntesis de alcoholes superiores a partir de aminoácidos (via de Ehrlich) o a partir de los azúcares (via anabólica) Glucosa Vía anabólica o de síntesis Piruvato COOH H C NH2 COOH H C O H C O NADH NAD+ H H C OH R R R R NH3 CO2 Aminoácido Aldehido Alcohol superior �‐ cetoácido Desaminación Descarboxilación Reducción Via de Ehrlich: via catabólica de aas 12 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Los esteres de etilo y de acetato muestran una relación más compleja con la disponibilidad de nitrógeno, debido a sus distintos orígenes de síntesis, pero, en la mayoría de los estudios, el acetato de etilo y los esteres de acetato están relacionados positivamente con la concentración de nitrógeno del medio. 4.1 Relación entre el contenido en nitrógeno y la síntesis de compuestos azufrados Las levaduras vínicas pueden formar H2S a partir de compuestos de azufre inorgánicos (sulfato o sulfito), o compuestos orgánicos azufrados (cisteína o glutatión). Normalmente el mosto es deficiente en compuestos orgánicos azufrados, y esto puede llevar a la levadura a sintetizar algunos de estos compuestos a partir de fuentes inorgánicas, normalmente abundantes en el mosto. En Saccharomyces cerevisiae, la producción de H2S es el producto de la ruta de la secuencia de reducción del sulfato (SRS), y es un intermediario en la biosíntesis de los aminoácidos azufrados (metionina, y cisteína). (Figura 11). Varios factores ambientales y nutricionales se han asociado con la producción de H2S en condiciones de vinificación: la cepa de levadura utilizada, la cantidad de azufre presente en los mostos (ya sea en forma de sulfito o de sulfato), la carencia de vitaminas, y la carencia o disponibilidad de nitrógeno. Varios estudios se han centrado en analizar este último punto, el impacto del nitrógeno en la formación de aromas de reducción o azufrados. Para la biosíntesis de los aminoácidos azufrados (cisteína y metionina) se requiere por un lado esqueletos de carbono que contengan nitrógeno (O-AH: Oacetilhomoserina, O-AS: O-acetilserina), los cuales derivan de un pool intracelular de nitrógeno, y por otro lado sulfito, que deriva de la ruta de reducción del Figura 11. Ruta de síntesis de H2S a través de la secuencia de reducción del sulfato (SRS) y la ruta de biosíntesis de aminoácidos azufrados (metionina y cisteína) en S. cerevisiae. Adenosyl 5’-fosfosulfato (APS), 3’-fosfoadenosil 5’-fosfosulfato (PAPS), O-acetilserina (O-AS), O-acetilhomoserina (O-AH). (Swiegers y Pretorius, 2007) Ponencias Este efecto ha sido observado experimentalmente por distintos trabajos. Carrau y col. (2008) muestran claramente que la cantidad de alcoholes superiores disminuye con el aumento de nitrógeno disponible, aunque se observa el efecto inverso en la producción de 1-propanol (Figura 8d, 8e). Estos hechos también fueron observados en estudios realizados por nuestro grupo de investigación (Tabla 1, Figura 9). En ellos vimos que la síntesis de alcoholes superiores disminuye cuando un mosto limitante en nitrógeno se suplementa durante la fase exponencial de crecimiento de las levaduras, disminuyendo así su periodo de limitación, y lo que lleva también a un mayor consumo total de nitrógeno que si se suplementa en fases más tardías de la fermentación. Por otro lado, si el nitrógeno es adicionado en fase estacionaria, después de un largo periodo de limitación, el contenido en alcoholes superiores aumenta considerablemente. sulfato. En carencia de nitrógeno, disminuye el pool de nitrógeno intracelular y por tanto la síntesis de los precursores nitrogenados O-AS y O-AH, con lo que el sulfito producido no podrá utilizarse para la síntesis de aminoácidos y se excretará en forma de ácido sulfhídrico (SH2). Así pues, el ratio de formación del H2S parece estar regulado por los requerimientos celulares de aminoácidos azufrados, y por el mantenimiento de los pools de nitrógeno intracelular. Jiranek y col. (1995) observaron que en fermentaciones vínicas existe una relación directa entre la limitación de nitrógeno y la síntesis de sulfhídrico. Algunos de sus resultados se muestran el la Figura 12 y Tabla 2. En la Figura 12 observamos que la producción de sulfhídrico por parte de la levadura aumenta en el momento en que el nitrógeno del medio se consume (en presencia de sulfito). Este efecto es mucho más pronunciado en fase exponencial de crecimiento, cuando la levadura tiene más requerimientos nitrogenados, que en fase estacionaria, donde disminuyen las necesidades nitrogenadas, y también la producción de sulfhídrico. Estos autores relacionaron también este aumento en la producción con la actividad sulfito reductasa, la cual es mayor en fase exponencial de crecimiento. Por otro lado, si un medio limitante en nitrógeno se suplementa con amonio o con la mayoría de aminoácidos, la producción de sulfhídrico disminuye. Pero este no es el caso de los aminoácidos azufrados (principalmente Cisteína, de manera individual o en combinación con Metionina), la adición de los cuales da lugar a un aumento incluso mayor en la producción de H2S por parte de las levaduras (Tabla 2). Esto es debido a la liberación del sulfhídrico como subproducto 13 01. Relación entre el contenido nitrogenado en mosto/uva y la síntesis de aromas: efecto sobre la producción de sulfhídrico Tabla 2. Producción de H2S por parte de la levadura AWRI77, 6 horas después de haber suplementado un medio limitante en nitrógeno con aminoácidos o amonio de manera individual. La suplementación se realizó una hora antes de que el nitrógeno inicial fuera consumido. Los datos están normalizados al valor obtenido por el cultivo suplementado con amonio (Jiranek y col. 1995) Figura 12. Relación entre la producción de H2S y el momento en que se produce la limitación de nitrógeno durante la fermentación. Las fermentaciones se realizaron con la cepa AWRI77 en mosto sintético con distintas concentraciones de nitrógeno inicial: 3.3 (), 16.6 () o 24.9 () mM. Las flechas indican el momento en que se añadió sulfito (132 μM) a los medios, 1 hora antes del consumo total de nitrógeno. (Jiranek y col. 1995) de la degradación / transaminación de estos aminoácidos para ser utilizados como fuente de nitrógeno. En un trabajo reciente, Mendes-Ferreira y col. (2009) analizaron en varias cepas la relación entre la concentración de nitrógeno en el medio y la producción de varios compuestos aromáticos, entre ellos el ácido sulfhídrico. Los resultados obtenidos variaban entre las distintas cepas, la Figura 13 muestra los resultados de la cepa UCD522, considerada alta productora de sulfhídrico. La síntesis de H2S se produce en el momento en que se consume el nitrógeno del medio, pero curiosamente el medio con una cantidad óptima de nitrógeno (267 mg/l), el cual se consume a las 48 horas de fermentación, presenta valores mayores que el medio muy limitante en nitrógeno (66 mg/l). El exceso de nitrógeno disminuye la producción de sulfhídrico, pero este exceso puede provocar por otro lado la inestabilidad del vino y la producción de otros compuestos indeseados. Pero el ácido sulfhídrico no es el único compuesto azufrado que podemos encontrar en los vinos, a partir de este compuesto se pueden formar mercaptanos o tioles, algunos de los cuales aportan olores desagradables a los vinos, los temidos caracteres de reducción. H2S es un compuesto altamente reactivo, y se Figura 13. Perfil de fermentación y de liberación de ácido sulfhídrico de la cepa UCD522 en medio sintético y con distintas concentraciones de nitrógeno inicial: 66 mg/l (a), 267 mg/l (b) y 402 mg/l (c). (Mendes-Ferreira y col. 2009) 14 Seminario Técnico puede combinar con otros componentes presentes en el vino para formar otros compuestos volátiles azufrados (Vermeulen y col. 2005). Por ejemplo, la reacción del sulfhídrico con el etanol o el acetaldehído da lugar a etil-mercaptano (con olor a cebolla o gas natural), y por otro lado la formación de polisulfuros (dimetil disulfuro, dimetil trisulfuro y dimetil tetrasulfuro) proviene de la oxidación del metantiol, producto de la degradación de la metionina (Swiegers y Pretorius, 2007). La levadura puede luego reducir estos compuestos disulfuro y formar mercaptanos, con las consecuencias organolépticas que esto supone. Sin embargo, a pesar de la mala popularidad que tienen los compuestos aromáticos azufrados, no todos ellos aportan características negativas a los vinos, otros pueden llegar a contribuir positivamente, como es el caso de los tioles volátiles 4-mercapto-4-metilpentanona (4MMP), 3-mercaptohexanol (3-MH) y 3-mercaptohexilacetato (3MHA), los cuales forman parte de la identidad varietal del vino, especialmente en los vinos de la variedad Sauvingon Blanc. Estos compuestos azufrados varietales, se originan por la levadura en fermentación alcohólica a partir de precursores tiolicos inodoros que contienen moléculas de cisteína en su estructura (Swiegers y col. 2007). Thibon y col. (2008) demostraron que en Saccharomyces cerevisiae, la represión catabólica por nitrógeno controla también la liberación de estos tioles volátiles a lo largo de la fermentación, reprimiendo probablemente las permeasas de aminoácidos que permiten la entrada de estos precursores a la célula, y reprimiendo la expresión del gen IRC7, que codifica para el principal enzima involucrado en la bioconversión de tioles (cistationa-β-liasa). Ponencias Compuestos azufrados volátiles en vinos Bibliografía Alberts, E., C. Larsson, G. Liden, C. Niklasson, L. Gustafsson (1996) Influence of the nitrogen source on Saccharomyces cerevisiae anaerobic growth and product formation. Appl Environ Microbiol 62: 31873195 Alberts, E., G. Lidén, C. Larsson, L. Gustafsson (1998) Anaerobic redox balance and nitrogen metabolism in Saccharomyces cerevisiae. Recent Res. Dev. Microbiol. 2:253-279. Bell, S.J., P.A. Henschke (2005) Implications of nitrogen nutrition for grapes, fermentation and wine. Aust. J. 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Relación entre el contenido nitrogenado en mosto/uva y la síntesis de aromas: efecto sobre la producción de sulfhídrico Mendes-Ferreira, A., C. Barbosa, V. Falcó, C. Leao, A. Mendes-Faia (2009) The production of hydrogen sulphide and other aroma compounds by wine strains of Saccharomyces cerevisiae in synthetic media with different nitrogen concentrations. J. Ind. Microbiol. Biotechnol. DOI 10.10007/s10295-009-0527-x Oshita, K., M. Kubota, M. Uchida, M. Ono (1995) Clarification of the relationship between fusel alcohol formation and amino acid assimilation by brewing fusel alcohol formation and amino acid assimilation by brewing yeast using 13C-labeled amino acid. Proceedings of the European Brewing Convention. Bruxelles, 387-394. Swiegers J. H. y I. S. Pretorius (2007) Modulation of volatile sulfur compounds by wine yeast Appl Microbiol Biotechnol 74:954–960 Thaillandier, P., Ramon-Portugal, F., Fuster, A. y Strehaiano P. 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Seminario Técnico Ponencias Compuestos azufrados volátiles en vinos 17 02. Los nuevos retos en microbiología del vino. Levaduras no productoras de SH2 Isak S. Pretorius The Australian Wine Research Institute, PO Box 197, Glen Osmond, Adelaide, SA 5064, Australia Contenido 19 Resumen 19 1. Introducción 20 2. Control de la dinámica de la fermentación de la levadura para mejorar la calidad del vino 21 22 3. Optimización de la fermentación 23 5. Optimización de la calidad del vino: mejora del aroma deseable, el sabor y el color 24 6. Aumento de las opciones de los vinicultores mediante el desarrollo de cepas de levaduras vinícolas mejoradas y novedosas 25 25 25 7. Conclusiones y previsiones futuras 4. Optimización de la calidad del vino: evitar la producción de sabores y aromas indeseables 8. Agradecimientos 9. Lecturas complementarias Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Professor I.S. (Sakkie) Pretorius Managing Director The Australian Wine Research Institute Ltd, PO Box 197, Glen Osmond, Adelaide, SA 5064, Australia Tel.: +61-8-83036610; Fax: +61-8-83036601 E-mail: Sakkie.Pretorius@awri.com.au Sakkie Pretorius se licenció en la University of the Orange Free State (Sudáfrica) y obtuvo su doctorado en genética molecular de levaduras , bajo la dirección del Profesor Julius Marmur en el Albert Einstein College of Medicine de New York en 1986. En la actualidad es director gerente del Australian Wine Research Institute, localizado en Adelaida. Es además profesor asociado de la Universidad de Adelaida Sus investigaciones están centradas en la microbiología y biotecnología del vino. Ha supervisado a 31 estudiantes de Doctorado y 56 estudiantes de Master en Ciencias. Ha publicado más de 200 artículos de investigación y capítulos de libros, impartido más de 500 lecciones magistrales y conferencias y es autor de 6 patentes. Defiende como principio que la investigación del vino debe perseguir en primer lugar el conocimiento, pero también responder a las necesidades de productores y consumidores, tanto en la selección del tema de investigación como en el diseño experimental. Cree que la investigación inspirada en la búsqueda de conocimiento de los principios fundamentales y en las consideraciones de una aplicación futura es la más poderosa dinamo del progreso tecnológico y que con una mínima inyección de recursos obtiene una sustancial calidad mejorada del producto, beneficios en la salud del consumidor y escaso impacto ambiental. Un mundo sin levaduras, esos humildes hongos unicelulares que nos ayudan a confeccionar alimentos y bebidas, también nos negaría la capacidad de hacer avanzar las fronteras de la ciencia y de la tecnología. La mayor parte de todo el abanico de funciones desempeñadas por las levaduras es realizada por una sola especie, la Saccharomyces cerevisiae. De todas sus funciones, esta levadura es bien conocida por su capacidad para impulsar la transformación del mosto en vino. Si bien la Saccharomyces cerevisiae es conocida como la levadura vinica, no se pueden considerar todas sus cepas iguales, dadas sus diferencias en el desarrollo de la fermentación y atributos organolépticos. En la enología moderna, donde es esencial disponer de fermentaciones rápidas y fiables para producir vinos estables en el tiempo y con estilo predeterminado y una calidad predecible, se prefiere la inoculación en el mosto de cepas seleccionadas de Saccharomyces cerevisiae. Actualmente seguimos profundizando en el conocimiento de las interacciones asociadas con el vino que se producen entre nutrientes, precursores de sabores derivados de la uva, condiciones de la fermentación y cepas específicas de levaduras. El presente documento aborda cómo los enologos pueden gestionar correctamente la fermentación a través de la dinámica de las levaduras en los mostos con el fin de optimizar su rendimiento y evitar el desarrollo de sabores y aromas indeseables, y sacar partido de cepas especializadas de levaduras de nuevo desarrollo y de las estrategias de inoculación para mejorar la generación de sabores. Ponencias Resumen 1. Introducción Imagínese, si puede, un mundo sin levaduras. Imagínese que se encuentra entre las muchas personas que asumen la comida y la bebida que hay en sus mesas sin preguntarse cómo ha llegado hasta allí, tan sana y rica. Imagínese un mundo sin nada para subir la masa al cocer el pan, sin nada con lo que hacer cerveza, vino o bebidas de alta graduación. Imagínese también un mundo en el que nuestra capacidad para hacer avanzar las fronteras de la ciencia y de la tecnología en varios frentes de manera sana y relativamente barata estuviera muy limitada. Y por último imagínese un mundo con muy pocas alternativas con las que convertir los residuos agrícolas ricos en azúcar en bioetanol para el uso como fuentes de energía renovables. Si puede imaginarse todo eso, estará viendo un mundo en el que nuestro avance tecnológico y nuestro patrón de utilización de energía, nuestra gastronomía, jovialidad y buen estilo de vida se verían afectados considerablemente. Lo que necesitamos y explotamos parar evitar tal mundo inimaginable es un humilde hongo unicelular que durante milenios nos ha ayudado a confeccionar 19 02. Los nuevos retos en microbiología del vino. Levaduras no productoras de SH2 alimentos y bebidas, y que en los últimos tiempos ha sido moldeado por selección artificial para realizar una más vasta, si cabe, variedad de funciones — primero como agente de fermentación vital en panificadoras, fábricas de cerveza, bodegas de vino y destilerías y, en los tiempos más recientes, como herramienta científica en los laboratorios de investigación y como minifábricas para la producción de productos biotecnológicos de “bajo volumen y gran valor” tales como enzimas, productos químicos, proteínas terapéuticas y otros productos farmacéuticos importantes comercialmente. Lo que es aún más increíble es que la mayoría de esta gama de diversas funciones es realizada por una única especie de levadura, la Saccharomyces cerevisiae. No obstante, de todas estas funciones y productos, esta extraordinaria levadura es probablemente mejor conocida por su capacidad para transformar la dulce, azucarada y poco sabrosa uva en el producto distintivo y rico en sabor que conocemos como vino. Los términos levadura y fermentación provienen etimológicamente de palabras que se refieren al efecto de “hervir” o “burbujear” producido cuando el azúcar se convierte bioquímicamente en alcohol etílico y dióxido de carbono, pero la fermentación producida por las levaduras es mucho más que eso. De hecho, es la responsable de la mayoría de los cambios asociados con la biotransformación del mosto en vino – el aroma, el sabor, la sensación en el paladar, el color y la complejidad química son producidos por la levadura conforme diversifica y amplía su mundo con los productos de su metabolismo. Tradicionalmente el vino se elaboraba con las de levaduras ambientales que realizaban una fermentación espontánea; la inoculación deliberada de cultivos de levaduras puras es una técnica relativamente reciente. En la fermentación espontánea, existe una sucesión de levaduras indígenas provcedentes del viñedo y de la bodega, pero las etapas finales están dominadas de manera invariable por cepas de Saccharomyces cerevisiae tolerantes al alcohol. Hace mucho tiempo esta importante especie conocida universalmente como la levadura del vino, evolucionó su capacidad para fabricar, acumular, tolerar y, bajo ciertas condiciones de crecimiento, incluso consumir alcohol, mientras que simultáneamente produce metabolitos que mejoran el sabor y el aroma, tan importantes en nuestra apreciación sensorial del vino. No obstante no todos los miembros de la “tribu” Saccharomyces cerevisiae pueden considerarse “iguales”, dado que existen diferencias en su robustez, rendimiento de la fermentación y en los atributos sensoriales que introducen en el vino que las hacen únicas. En la vinicultura moderna, donde es esencial disponer de fermentaciones rápidas y fiables para producir homogéneamente vino según unas especificaciones definibles de sabor, unos estilos predeterminados y 20 una calidad predecible, se prefiere la inoculación de cepas seleccionadas de Saccharomyces cerevisiae en el mosto. Las funciones principales de estas cepas seleccionadas son establecer un dominio numérico y metabólico en la fase temprana de la fermentación del vino y catalizar la conversión completa y eficiente de los componentes de la uva a alcohol, dióxido de carbono y metabolitos que mejoran su sabor y aroma sin desarrollar sabores y aromas indeseables. La elección de la cepa de levadura a inocular en el caldo y la gestión eficaz de las interacciones entre la levadura, el mosto y las condiciones de fermentación son factores importantes que determinan la duración de la fermentación y la composición química y las propiedades organolépticas de un vino. En los apartados siguientes se aborda brevemente cómo los enólogos pueden controlar la dinámica de la levadura en los caldos para optimizar el desempeño de la fermentación y por tanto evitar el desarrollo de muchos sabores y aromas indeseables y cómo pueden aprovecharse de cepas especializadas de reciente desarrollado para gestionar correctamente la fermentación del vino. 2. Control de la dinámica de la fermentación de la levadura para mejorar la calidad del vino A diferencia de las prácticas microbiológicas en otros sectores de la industria agroalimentaria, en enología los microorganismos asociados con las uvas, otras materias primas y la maquinaria de procesamiento pueden entrar en el proceso de fermentación e influir en su eficacia y en la calidad del producto. Las uvas albergan una gran variedad de levaduras y bacterias epifíticas y, dependiendo de la adición de sulfitos, la temperatura de la uva, el tiempo empleado en el transporte a la bodega, el estado higiénico de las maquinaria de procesamiento de la uvas y los procedimientos de premaceración, prensado y clarificación, así será la proporción de levaduras que sobreviven en el zumo o mosto. Estas levaduras pueden proliferar en el zumo o mosto junto con los microorganismos asociados al equipo de procesamiento dependiendo de las condiciones fisicoquímicas y de nutrientes. Las etapas tempranas de la fermentación son dominadas habitualmente por especies poco fermentativas como la Hanseniaspora uvarum (anamorfo de Kloeckera apiculate), debido a su gran tamaño poblacional inicial. Con una prevalencia numéricamente inferior a estas levaduras existen especies de Candida, Cryptococcus, Debaryomyces, Dekkera (anamorfo de Brettanomyces), Issatchenkia, Kluyveromyces, Metschnikowia, Pichia, Rhodotorula, Saccharomycodes, SchizoSaccharomyces, Torulaspora y ZygoSaccharomyces. Algunas de las levaduras mejor adaptadas no pertenecientes al género Saccharomyces tienden a reemplazar a las especies débilmente fermentativas, pero finalmente Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Los tratamientos de clarificación y la aplicación de sulfitos habitualmente reducen el número de levaduras indígenas y, si inocula un cultivo vigoroso activador, éste dominará a la microflora indígena. Sin perjuicio de lo anterior, el uso subóptimo de sulfitos antes de la fermentación puede, por ejemplo, afectar a la eficacia de la fermentación y a la calidad del vino. Si las condiciones lo permiten, la Hanseniaspora uvarum indígena puede desarrollarse rápidamente y eliminar nutrientes importantes del mosto. Por ejemplo, la tiamina, la cual es esencial para que las Saccharomyces produzcan etanol eficazmente, puede consumirse rápidamente. La Hanseniaspora uvarum puede también generar sabores y aromas no deseables, especialmente ácido acético y acetato de etilo. Los lactobacilos también se pueden multiplicar rápidamente y producir ácido acético junto con otros compuestos antagonistas de las levaduras, de modo que ralentizan o paran la fermentación. Con el reciente descubrimiento de que la Dekkera bruxellensis puede estar presente en las uvas, al menos en la región de Burdeos, la entrada de esta levadura contaminante en la corriente del vino ahora es más obvia. Además, el uso de sulfitos aparentemente no afecta a su establecimiento durante la fermentación dado que posee una tolerancia relativamente alta a este agente antimicrobiano. A pesar de que los caldos en fermentación espontáneos (levaduras “naturales”, “salvajes” o “silvestres”) habitualmente tardan más en fermentar que los inoculados (y habitualmente más de lo que la mayoría de los vinicultores están dispuestos a aceptar) y a pesar de que el resultado de un mosto en fermentación espontánea no siempre es predecible, no existe consenso entre los vinicultores del mundo sobre si es mejor usar cultivos iniciales o dejar la fermentación espontánea. En un extremo se encuentran aquellos que continúan utilizando levaduras indígenas exclusivamente, dado que creen que la contribución única de diversas especies de levaduras confiere una complejidad al vino no vista en fermentaciones inoculadas o guiadas. Otros prefieren empezar con levaduras nativas y posteriormente inocular un cultivo activador. Otros inician la fermentación con activadores pero a un nivel de inoculación inferior al recomendado. En la producción vinícola a gran escala, donde es esencial disponer de fermentaciones rápidas y fiables para conseguir un sabor homogéneo y una calidad predecible, se prefiere utilizar cultivos seleccionados de levaduras puras con una capacidad, un conteo de células viables y una vitalidad conocidos. Con el fin de obtener los beneficios de la fermentación espontánea y guiada, cada vez más vinicultores están co-inoculando dos o más cepas diferentes pero compatibles de Saccharomyces cerevisiae, o mezclas de cultivos compuestas de una cepa de Saccharomyces cerevisiae y otra especie de Saccharomyces o no perteneciente a este género. Se debe optimizar la proporción de las cepas o especies seleccionadas en los cultivos de siembra con el fin de obtener los mejores resultados previstos. 3. Optimización de la fermentación Cuando se prepara el mosto a partir de uvas sanas y maduras, con una población baja de microorganismo indígenas y un buen equilibro de nutrientes, si a este mosto se inocula un cultivo de levaduras vigoroso, la fermentación empieza y finaliza rápidamente, dejando una pequeña cantidad de azúcar residual. Bajo estas condiciones ideales, las fermentaciones subóptimas son relativamente infrecuentes. No obstante, cuando se producen, es necesario recuperar recursos considerables y pueden conducir a la pérdida de la calidad del vino por un deterioro oxidativo, microbiológico o autolítico de las levaduras. Ponencias son también reemplazadas por las Saccharomyces, ya que éstas últimas están mejor adaptadas al elevado contenido etílico y las condiciones anaeróbicas del mosto o zumo en fermentación. Saccharomyces cerevisiae es habitualmente la levadura dominante en la mayoría de las regiones vinícolas del mundo, si bien la especie criotolerante Saccharomyces bayanus es la dominante más frecuente en las regiones más frías. Saccharomyces paradoxus se encuentra en varias regiones frías de Europa del Este. Se pueden producir fermentaciones subóptimas en cualquier tipo de vino o producto en fermentación, y éstas pueden ocurrir incluso cuando se utilizan las cepas más robustas fisiológicamente hablando. Si bien las levaduras son enormemente adaptativas al ambiente del mosto, las condiciones fisicoquímicas y nutritivas no siempre son favorables para una actividad fisiológica vigorosa y, a menos que la levadura se pueda adaptar a condiciones cambiantes durante la fermentación, una reducción del estado fisiológico puede conducir a una fermentación incompleta. Habitualmente se observan cuatro tipos de fermentaciones subóptimas: (i) inicio con retraso; (ii) fermentación continuamente lenta; (iii) fermentación ralentizada; y (iv) fermentación incompleta o interrumpida. Las fermentaciones que comienzan después de un tiempo, pero que a menudo finalizan por ellas mismas de manera normal, son habitualmente el resultado de la utilización de un cultivo activador con una calidad deficiente. Las fermentaciones que constantemente son lentas, que pueden llegar a su finalización, habitualmente son el resultado de una cantidad reducida de nitrógeno asimilable. Las fermentaciones ralentizadas e interrumpidas, sin embargo, parecen ser causadas por varios factores relacionados con las interacciones entre la fisiología de las levaduras, el estado de los nutrientes del mosto, la presencia de inhibidores y las condiciones de fermentación. Concentraciones elevadas de azúcar en el mosto, lo cual viene determinado principalmente por la ma- 21 02. Los nuevos retos en microbiología del vino. Levaduras no productoras de SH2 durez de la uva en su vendimia, es probablemente la causa principal de fermentaciones ralentizadas e interrumpidas, y esto se debe a su vez primordialmente a la relación entre la concentración inicial de azúcar y la producción final de etanol; cuanto más azúcar hay en la uva, más alcohol habrá en el vino. Este problema se magnifica por la tendencia a utilizar uvas muy maduras o demasiado maduras en las bodegas. Por tanto, cada vez es más importante elegir cepas de levaduras con alta tolerancia al etanol. el aporte de nutrientes. Después de dos a cuatro ciclos de adaptación al vino en fermentación interrumpida, el cultivo de rescate altamente adaptado puede finalizar la fermentación en presencia de concentraciones de etanol y de ácidos grasos volátiles normalmente inhibidoras. Los procedimientos que mantienen la levadura en suspensión hasta que vuelve a comenzar la producción de CO2 mejoran más la tasa y la probabilidad de que se complete la fermentación. El riesgo de que aparezcan problemas de fermentación aumenta cuando el mosto tiene un contenido subóptimo de nutrientes, especialmente de nitrógeno asimilable y vitaminas. Es importante saber que estas últimas se pueden perder durante la vendimia y el procesamiento del mosto. Un elevado índice de azúcar con respecto a otros nutrientes puede provocar una reducción de la cantidad de biomasa y una bajada de la velocidad de fermentación, así como el inicio precoz de la inactivación del transporte de azúcar en las levaduras. 4. Optimización de la calidad del vino: evitar la producción de sabores y aromas indeseables La clarificación del mosto es un factor importante en la fermentación de vinos blancos debido al profundo efecto que la disminución de los sólidos de las uvas tiene sobre la definición de la variedad de la uva, sobre el sabor y aroma del vino y sobre la aparición de aromas fenólicos indeseables. No obstante, el exceso de clarificación elimina lípidos importantes necesarios para que las levaduras puedan tolerar el etanol; en la práctica se adquiere una solución de compromiso determinada por la experimentación para establecer el nivel de sólidos de la uva que favorecen una tasa satisfactoria de fermentación manteniendo la calidad del vino en un nivel aceptable. La incapacidad de finalizar la fermentación de mostos demasiado clarificados, con una elevada cantidad de azúcar y una fermentación anaeróbica, pueden evitarse parcialmente introduciendo un paso de aireación breve durante la fermentación. La aireación, unida a la adición de nitrógeno asimilable después de que haya finalizado la fase de crecimiento de las levaduras, revigoriza considerablemente la fermentación. Este paso de aireación no tiene un impacto detectable sobre el sabor del vino e incluso es beneficioso ya que minimiza el riesgo del desarrollo de sabores y aromas indeseables que podrían originarse a partir de una fermentación incompleta. No obstante, cuando la fermentación se frena debido a una cantidad elevada de azúcar, el procedimiento de rescate más exitoso depende de la adaptación secuencial de un cultivo fresco de levaduras a los inhibidores del vino en fermentación interrumpida. Este procedimiento, que comienza preparando un cultivo activador de una levadura altamente tolerante al etanol, implica multiplicar sucesivamente por dos el volumen de cultivo, por adición al vino en fermentación interrumpida, a la vez que se mantienen la aireación y 22 Es importante gestionar los nutrientes de la fermentación con el fin de mantener una tasa de fermentación vigorosa, alcanzar un punto final de bajo contenido de azúcar residual y disminuir la producción de sabores y aromas indeseables. Las uvas cultivadas en regiones con suelos de bajo contenido orgánico y pocas lluvias en la temporada de crecimiento pueden contener un nivel de nutrientes inferior al óptimo, especialmente de nitrógeno asimilable, el cual es necesario para el crecimiento de las levaduras y su función metabólica. Se conoce bien cómo afecta la nutrición del nitrógeno sobre la producción de compuestos volátiles de azufre. Durante la fermentación de mostos con pocos nutrientes, la cantidad de nitrógeno asimilable baja precozmente e induce la producción de sulfuro de hidrógeno (H2S) debido a la ausencia de compuestos que capten el sulfuro. En muchos casos se puede controlar la producción de H2S mediante la adición de sales nitrogenadas como el fosfato de diamonio. Otros estudios sugieren que es necesaria una concentración de 200 – 250 mg/L de nitrógeno asimilable para minimizar el riesgo de producción de H2S. No obstante, no todas las cepas comerciales responden a la mejora del mosto por la adición de fosfato de diamonio, y el fallo en la respuesta habitualmente indica una deficiencia en el mosto de una o más vitaminas, de ácido pantoténico, de piridoxina o biotina, los cuales están implicados en el metabolismo del H2S. La persistencia de problemas por producción de H2S, aún con la suplementación de nutrientes, requiere la selección de una levadura de baja producción de H2S en tales mostos. La ausencia de respuesta sobre el H2S también puede venir originada por la presencia de azufre elemental residual que no se ha utilizado en la viña según las recomendaciones del fabricante o cuando la vendimia se ha realizado prematuramente debido a condiciones meteorológicas adversas. El exceso de algunos nutrientes también puede provocar la aparición de sabores y aromas indeseables. La utilización excesiva de ácido nicotínico, presente en algunos suplementos nutritivos, se asocia con la producción de ácido acético. La utilización excesiva de fosfato de diamonio también puede provocar la aparición de sabores indeseables. El fosfato de dia- Seminario Técnico monio estimula la producción de ésteres, los cuales en cantidades moderadas pueden ser beneficiosos, pero cuando la concentración total de ión amonio se acerca al nitrógeno máximo que la levadura puede consumir (aprox. 400 – 500 mg/L de nitrógeno asimilable), la producción de acetato de etilo es excesiva provocando un sabor indeseable debido a este éster volátil. Como una posible alternativa, existen algunos datos sobre productos de levaduras inactivadas que al utilizarse cuando se rehidrata la levadura seca activa pueden reducir el riesgo de producción de H2S. Dado que el nitrógeno asimilable afecta tanto sobre la producción de sabores indeseables durante la fermentación, es importante medir el nitrógeno asimilable en los zumos o mostos antes de la fermentación con el fin de optimizarlo. En los viñedos con historia de problemas de fermentación, se deben llevar a cabo análisis de nitrógeno en varias temporadas. A menos que existan condiciones higiénicas deficientes en la bodega, normalmente no se puede detectar la contaminación por “Brettanomyces” durante la fermentación. Sin embargo, cuando la Dekkera bruxellensis está presente, incluso en un número relativamente bajo, si el inicio o la terminación de la fermentación maloláctica tarda mucho, el riesgo de crecimiento de la D. bruxellensis y la producción de etil fenoles aumenta considerablemente. Las condiciones fisicoquímicas y nutritivas existentes durante la fermentación maloláctica son favorables para el desarrollo de esta levadura contaminante, y toda condición que perjudique el desarrollo de la Dekkera bruxellensis también retrasará el desarrollo de bacterias malolácticas. Por tanto, para controlar esta levadura contaminante es obligatorio mantener su tamaño poblacional en un mínimo inmediatamente después de la fermentación alcohólica y antes de la inducción de la fermentación maloláctica. Minimizar los nutrientes residuales, especialmente fructosa y nitrógeno asimilable puede ser beneficioso para este fin, y la compatibilidad entre la levadura y las bacterias malolácticas utilizadas para las fermentaciones primaria y secundaria está resultando ser un factor importante para el éxito de las fermentaciones malolácticas. 5. Optimización de la calidad del vino: mejora del aroma deseable, el sabor y el color De lo anterior se desprende claramente que existen muchas herramientas para minimizar el riesgo de desarrollar sabores y aromas indeseables durante la fermentación, pero debemos considerar qué estrategias podemos emplear para que las fermentaciones proporcionen características positivas al vino. La rehidratación de la levadura con nutrientes de levaduras inactivas puede estimular la producción de aromas afrutados. De manera similar, niveles modera- dos de nitrógeno asimilable, ca. 200 – 350 mg/L, mejora el equilibrio de los ésteres florales con respecto a los alcoholes de fusel, dotando al vinos de sabores más frescos y limpios. El fosfato de diamonio estimula la producción de ésteres de acetato especialmente, pero también de etil estéres afrutados, e impide la producción de alcoholes superiores, los cuales tienden a afectar negativamente al aroma del vino. No obstante, se debe tener cuidado de no sobredimensionar la adición de nitrógeno a partir de fuentes como el fosfato de diamonio, ya que, como se ha indicado anteriormente, esto puede conducir a una producción excesiva de ésteres de acetato. Es más, investigaciones recientes indican que la adición de fosfato de diamonio puede reducir la respuesta de los precursores responsables de los aromas a frutas tropicales en Sauvignon Blanc y otras variedades similares; ya que se desfavorece la hidrólisis de conjugados de la cisteína, por lo que disminuye la producción de tioles polifuncionales de cadena larga. Ponencias Compuestos azufrados volátiles en vinos Otra herramienta importante que puede ayudar a los vinicultores a producir vinos con perfiles sensoriales específicos y según las especificaciones del mercado es la elección de la cepa de levadura y la estrategia de inoculación. Por ejemplo, ahora sabemos que la levadura desempeña un papel esencial en la evolución de moléculas responsables del aroma provenientes de la propia levadura y de la uva. Las primeras son las grandes responsables del carácter del vino, e incluyen metabolitos volátiles de la levadura como ésteres, alcoholes superiores, ácidos, carbonilos y compuestos de azufre, mientras que las últimas contribuyen a los caracteres específicos de las variedades. Existen dos clases importantes de compuestos derivados de la uva que son precursores del sabor y el aroma: los conjugados de la cisteína y los conjugados con grupo de enlace de azúcar (o grupo gluco-). Los conjugados de la cisteína, que están presentes en la variedad Sauvignon Blanc y en variedades relacionadas, son hidrolizados durante la fermentación por la acción de enzimas carbono-azufre-lasas. Esta hidrólisis libera potentes tioles volátiles como 4-mercapto-4-metilpentan-2ona (4MMP) y 3-mercaptohexanol (3MH), los cuales son responsables de aromas a maracuyá, boje, pomelo y grosella negra. Además, el 3MH es esterificado por una alcohol acetiltransferasa codificada por el gen ATF1 para producir el más potente acetato de 3-mercaptohexilo (3MHA). En unos recientes estudios de co-fermentación se inocularon dos cepas de levaduras vinícolas en zumo de uva Sauvignon Blanc. Una cepa hidrolizó el conjugado y la otra esterificó el producto, por lo que las dos se complementaban entre sí y mejoraban los sabores y aromas de la Sauvignon Blanc. Los glucoconjugados no volátiles de las uvas son especialmente importantes para el desarrollo del aroma de los vinos a partir de variedades de uvas muy aromáticas como la Muscat y la Riesling, y también de al- 23 02. Los nuevos retos en microbiología del vino. Levaduras no productoras de SH2 gunas variedades no aromáticas como la Chardonnay, la Semillon y la Sauvignon Blanc. Entre los ejemplos de compuestos derivados de la fruta con sabor y aroma potenciales se encuentran los alcoholes monoterpenos florales linalool y geraniol, así como los norisoprenoides tales como la β-damascenona. En variedades no aromáticas, estos sabores y aromas se desarrollan durante la fermentación, y la acidez del vino, la cual permite una hidrólisis química de los precursores no volátiles de aromas lenta, se ha considerando durante mucho tiempo una ruta importante de la formación de estos compuestos. No obstante, trabajos recientes demuestran la existencia de al menos otras cuatros rutas (en las que están implicadas las levaduras). De estas, la hidrólisis de glucoconjugados por glucósidos extracelulares de las levaduras parece ser la más importante cuantitativamente durante la fermentación. El color es otro atributo sensorial del vino muy importante y, en el vino tino, éste está ampliamente determinado por los antocianinos y pigmentos derivados de la antocianina. Existen numerosos factores viticulturales y viniculturales implicados en la formación y en la estabilización del color del vino tinto, no obstante el papel de la levadura solamente se ha estudiado recientemente. La elección de la cepa de levadura no sólo afecta a la profundidad del color, sino que también a su matiz; los tonos rojo-morados. Existe un estudio en curso para comprender el mecanismo bioquímico que afecta al desarrollo del color del vino. Los conocimientos extraídos de este estudió permitirán desarrollar estrategias genéticas para personalizar cepas de levadura con el fin de ofrecer a los consumidores vinos de un aspecto excepcional. 6. Aumento de las opciones de los vinicultores mediante el desarrollo de cepas de levaduras vinícolas mejoradas y novedosas Actualmente es indudable que las levaduras desempeñan un papel esencial a la hora de dotar al vino de sus propiedades sensoriales. Durante siglos de vinicultura se han aislado y utilizado, accidental o deliberadamente, cepas de Saccharomyces cerevisiae por su capacidad para convertir eficazmente el mosto de uva en vino a pesar de su exposición a un esfuerzo osmótico, de nutrientes y etílico. Estas levaduras han desarrollado una serie de características específicas de cada cepa, como la producción de diversos sabores y aromas y diferentes perfiles de utilización de nutrientes, lo cual es reflejo de su historia y ahora puede emplearse para adecuar cepas específicas a las condiciones y estilos concretos de cada vino. Además de esta diversidad de opciones disponibles en la actualidad, se han mejorado muchas cepas de levadura vinícola utilizando métodos genéticos clásicos (mutagénesis, hibridación, evolución adaptativa), y en los últimos tiempos mediante ADN recombinate (también cono- 24 cida como tecnología de modificación genética). A este respecto, el desarrollo de cepas de levaduras de vino es una fuente importante de una nueva diversidad genética para mejorar las opciones disponibles de los vinicultores. Por ejemplo, la producción de híbridos intra- e inter-específicos del género Saccharomyces permite la generación de cepas novedosas de levaduras con las propiedades de fermentación robusta de la levadura vinícola comercial y las diversas propiedades sensoriales ofrecidas por otras especies. El sector está actualmente evaluando desde un punto de vista vinícola los híbridos interespecíficos de Saccharomyces kudriavzevii y Saccharomyces cariocanus con Saccharomyces cerevisiae. Se espera que estos híbridos aporten aromas multicapa diferenciadores en ciertos estilos de vinos. Otro ejemplo de aplicación satisfactoria de estrategias sin modificación genética en nuestro programa de desarrollo de cepas es la producción y la comercialización de cepas novedosas de Saccharomyces cerevisiae con la capacidad de fermentar robustamente y de producir simultáneamente niveles óptimos de tioles afrutados deseables y cantidades mínimas de H2S. En primer lugar, la investigación de los beneficios de las estrategias de co-inoculación ha contribuido al desarrollo de dos productos comercializados mixtos (una mezcla de cepas de un proporción específica) que mejoran los aromas afrutados provenientes de tioles. En segundo lugar, se han utilizado estrategias sin modificación genética para desarrollar cepas de vino que fermentan excepcionalmente bien sin producir cantidades detectables de H2S. Estas cepas comerciales que producen menos H2S obtuvieron resultados excelentes a escala industrial. Con el fin de empezar a investigar las bases genéticas de las diferencias entre cepas de la levadura vínica, el Australian Wine Research Institute (Instituto de Investigación Enológica de Australia) obtuvo el genoma de una cepa de levadura vinícola y lo comparó con el de la cepa de Saccharomyces cerevisiae de laboratorio. La cepa de vino resultó ser muy diferente a su homóloga de laboratorio. La secuenciación del genoma de otras cepas industriales proporcionará una visión más profunda de las variaciones presentes en las cepas vinícolas y debería resaltar variaciones comunes y específicas de cepas que puedan asociarse con características industriales importantes. Así como las investigaciones fundamentales sobre levaduras pasaron de estrategias clásicas reduccionista a estudios que implican todo el genoma, estos últimos pasarán también al siguiente nivel de investigación biológica conocido como la biología de sistemas. La denominada revolución -ómica promete, con la ayuda de modelos matemáticos, la consecución de una comprensión total de las células de la levadura vínica en toda su complejidad. Esta metodología permitirá el Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos desarrollo de cepas con una precisión y velocidad sin rival, y facilitará la utilización a medida del metabolismo de la levadura para satisfacer las cada vez mayores demandas de los vinicultores y las preferencias siempre cambiantes de los consumidores en un mercado masificado y sobre-abastecido. das del mercado en el futuro — y reducir o eliminar sabores y aromas indeseables. 7. Conclusiones y previsiones futuras El Australian Wine Research Institute Ltd (AWRI, Instituto de Investigación Enológica de Australia), un miembro del Wine Innovation Cluster (Grupo de Innovación del Vino) de Adelaida, recibe el apoyo de viticultores y vinicultores australianos a través de su agencia de inversiones, la Grape and Wine Research and Development Corporation (Corporación para la Investigación y el Desarrollo de la Uva y el Vino), la cual lo financia según una metodología “matching funds” con el Gobierno australiano. Me gustaría agradecer la contribución investigadora indicada en este documento a todos los miembros actuales y pasados del departamento de biociencia del AWRI: Caroline Abrahamse, Eveline Bartowsky, Jenny Bellon, Etjen Bizaj, Paul Chambers, Anthony Borneman, Antonio Cordente, Peter Costello, Chris Curtin, Angus Forgan, Paul Henschke, Wanphen Jitjaroen, Robyn Kievit, Ellie King, Dariusz Kutyna, Jane McCarthy, Jean Macintyre, Simon Schmidt, Tina Tran, Hentie Swiegers, Maurizio Ugliano, Cristian Varela y Gal Winter. Ponencias En conclusión, el sector enológico y sus organismos de investigación están continuamente profundizando en el conocimiento de las interacciones entre nutrientes, los precursores de sabores derivados de la uva, las condiciones de fermentación y las cepas específicas de levaduras para la producción del vino. Existen muchas oportunidades innovadoras abiertas para investigaciones futuras. El sector del vino se centrará en el desarrollo de la evaluación de nutrientes rápidos y el control de la fermentación a través de técnicas anteriormente inimaginables como la tecnología del infrarrojo cercano en línea. También mejorarán las cepas especializadas de la levadura vinícola y las estrategias de inoculación que puedan potenciar los caracteres deseables – los vinicultores ahora buscan cepas de bajo alcohol, tolerantes al etanol y potenciadoras de sabores deseables, con capacidades bioconservantes y biosaludables para satisfacer las demandas espera- 8. Agradecimientos 9. Lecturas complementarias 6. Bellon, J., A. Heinrich & P. Chambers. 2006. Yeast research increases choice for winemakers and consumers. Australian & New Zealand Grapegrower & Winemaker (514):102-103. 7. Bellon, J., L. Rose, B. Currie, J. Ottawa, S. Bell, H. Mclean, C. Rayment, C. Treacher & P. Henschke. 2008 Summary from the winemaking with nonconventional yeasts workshops, 13th AWITC. 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Du Plessis. 1981. The effect of juice clarity and several conditions promoting yeast growth on fermentation rate, the production of aroma components and wine quality. South African Journal of Enology and Viticulture 2:71–81. 30. Howell, K.S., J.H. Swiegers, G.M. Elsey, T.E. Siebert, E.J. Bartowsky, G.H. Fleet, I.S. Pretorius, & M.A. de Barros Lopes. 2004. Variation in 4-mercapto-4methyl-pentan-2-one release by Saccharomyces cerevisiae commercial wine strains under diffe- Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos 31. Jolly, N.P., O.P.H. Augustyn & I.S. Pretorius. 2006. The role and use of non-Saccharomyces yeasts in wine production. South African Journal of Enology and Viticulture 27:15-39. 32. King, E.S., J.H. Swiegers, B. Travis, I.L. Francis, S. Bastian & I.S Pretorius. 2008. Coinoculated fermentations using Saccharomyces yeasts affect the volatile aroma composition and sensory properties of Vitis vinifera L. cv. Sauvignon Blanc wines. 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Nitrogen catabolite repression modulates the production of aromatic thiols characteristic of Sauvignon Blanc at the level of precursor transport. FEMS Yeast Research (en prensa). 36. Lilly, M., F.F. Bauer, M.G. Lambrechts, J.H. Swiegers, D. Cozzolino & I.S. Pretorius. 2006. The effect of increased alcohol acetyl transferase and esterase activity on flavor profiles of wine and distillates. Yeast 23:641-659. 47. Swiegers, J.H., E.J. Bartowsky, P.A. Henschke & I.S. Pretorius. 2005. Yeast and bacterial modulation of wine aroma and flavour. Australian Journal of Grape and Wine Research 11:139-173. 37. Molina, A.M, J.H. Swiegers J.H, C. Varela, I.S. Pretorius & E. Agosin. 2007. Influence of wine fermentation temperature on the synthesis of yeastderived volatile aroma compounds. Applied Microbiology and Biotechnology 38. Monk, P.R. 1986. Rehydration and propagation of active dry wine yeast. Australian Wine Industry Journal 1:3-5. 39. Pretorius, I.S. 2000. 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Vilanova, M., M. Ugliano, C. Varela, T. Siebert, I.S. Pretorius & P.A. Henschke. 2007. Assimilable ni53. Swiegers J.H., R.L. Willmott, T.E. Siebert, K. Lattey, trogen utilisation and production of volatile and B.R. Bramley, I.L. Francis, E.S. King & I.S. Pretorius. non-volatile compounds in chemically defined 2009. The influence of yeast on the aroma of Saumedium by Saccharomyces cerevisiae wine yeasts. vignon Blanc wine. Food Microbiology 26:204Applied Microbiology and Biotechnology 77:145211. 157. 28 Seminario Técnico Ponencias Compuestos azufrados volátiles en vinos 29 03. La microoxigenación de vinos tintos: Control de la reducción y estabilización del color Prof. Encarna Gómez Plaza Universidad de Murcia Contenido 31 La reactividad del oxígeno en los vinos 32 La técnica de la micro-oxigenación 35 Bibliografía Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Dra. Encarna Gómez Plaza Doctora por la Universidad de Murcia (1992). Fue becaria predoctoral en el Departamento de Viticultura y Enología del CIDA (actual Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agroalimentario) siendo el tema de la tesis doctoral el estudio de los componentes volátiles de uvas y vinos. Realizó su estancia post-doctoral en Fresno (Califormia, EE.UU.), contratada por el Agricultural Research Service y la California Raisin Advisory Board para realizar un proyecto de investigación sobre la presencia de tricloroanisoles en uvas pasas. Volvió a España con un contrato de reincorporación de Doctores y Tecnólogos incorporándose de nuevo al CIDA donde durante tres años continuó trabajando en uvas y vinos, centrándose en la caracterización polifenólica y cromática de éstos (1994-1996). Se incorporó a la Universidad de Murcia en 1997, primero como Profesor Ayudante, posteriormente como Profesor Titular del área de Tecnología de Alimentos y desde el 2007 como Catedrática de Universidad. Ha dirigido numerosos proyectos de investigación con financiación regional y nacional, relacionados con el estudio de uvas y vinos. Es autora de un alto número de publicaciones científicas en revistas tanto de divulgación como de alto impacto científico y revisora de algunas de las mejores revistas científicas de tecnología de alimentos. Actualmente, su área de investigación se centra sobre todo en el estudio de las características cromáticas de uvas y vinos. Los dos últimos proyectos en los que se encuentra trabajando son el estudio del efecto de la micro-oxigenación de vinos y la crianza de estos (barrica y virutas) sobre la evolución y estabilidad del color y en el diseño de nuevas estrategias para la extracción de compuestos fenólicos de las uvas durante la vinificación. El oxigeno juega un papel importante en diversos procesos bioquímicos en los mostos y en los vinos, tanto durante la fermentación alcohólica como en postfermentación, e incluso durante el embotellado. Su presencia modifica el estado redox de los vinos, lo que conlleva cambios que pueden afectar positiva o negativamente a la calidad de los vinos. Para una correcta gestión del oxígeno es necesario conocer como éste actúa en el vino, particularmente en el control de la actividad de las levaduras, manejo de los olores azufrados y estabilización del color de los vinos tintos. La presencia de oxígeno en el vino provoca una oxidación, un proceso donde hay una transferencia de electrones. En el vino, el oxígeno es reducido a ciertos intermedios y finalmente a H2O2 y a H2O Considerando la cantidad de oxígeno que un vino puede tomar (de 60 a 600 ml/l, de acuerdo con Singleton, 1986), está claro que no hay otros compuestos oxidables en el vino en cantidad suficiente que no sean los compuestos fenólicos. Por lo tanto, éstos serán los principales implicados en los fenómenos de oxidación de los vinos. Ponencias La reactividad del oxígeno en los vinos El oxigeno tiene una limitada reactividad en su forma molecular. El potencial oxidante del oxigeno se debe a la generación de especies reactivas del oxígeno. Así, la transferencia inicial de un electrón lleva a la formación de O2- que al pH del vino existe como radical hidroxiperóxido. Este paso requiere un catalizador, preferentemente un metal como Fe. La transferencia de un segundo electrón producirá un peróxido (en vino H2O2). La siguiente reducción crea un agente oxidante incluso más reactivo que los anteriores, el radical hidroxilo. La última reacción produce agua como producto final de la reducción del oxígeno Adaptado de Waterhouse y Laurie, 2006 Los radicales formados durante este proceso intermedio pueden ser directamente reducidos por los fenoles y son mejores oxidantes que el oxígeno (Waterhouse y Laurie, 2006). Los principales productos secundarios de la reducción del oxígeno en el vino serán quinonas y aldehídos, fundamentalmente el acetaldehído. Las quinonas pueden participar en reacciones de polimerización que llevarán a la formación de grandes polímeros, normal- 31 03. La micro-oxigenación de vinos tintos: Control de la reducción y estabilización del color La técnica de la micro-oxigenación Adaptado de Waterhouse y Laurie, 2006 mente de color pardo, responsables del pardeamiento. Pero también, las quinonas pueden reaccionar y formar aductos con otros compuestos del vino, como los tioles, contribuyendo al control del problema de reducción en los vinos (Waterhouse y Laurie, 2006; Vidal y Aagaard, 2008). Los aldehídos, en el caso del vino tinto sobre todo, pueden participar en reacciones que serán de interés pues favorecen la estabilización del color de los vinos (Timberlake y Bridle, 1976). Ya se había observado desde hace tiempo una diferencia importante entre los resultados en el vino de una oxidación lenta frente a una oxidación rápida, que sugiere la existencia de unas reacciones adicionales, que ocurren de forma lenta y que aumentan el conjunto de sustratos oxidables en el vino (Singleton, 1986). Así, lentamente, dos semiquinonas radicales se pueden unir covalentemente. Este proceso se llama polimerización regenerativa y lleva a la generación de una hidroquinona reoxidable. Tiene un potencial de reducción menor que sus constituyentes originales e incrementará la capacidad de tomar oxígeno del vino. Es decir, la polimerización regenerativa lenta lleva a unidades no oxidables (quinonas) a incorporarse en hidroquinonas reoxidables lo que incrementará los sustratos oxidables del vino y protegerá a los sustratos originales. Si el oxigeno se añade rápidamente, esta reacción no ocurre, se agotan también rápidamente los fenoles para reaccionar, con formación de muchas quinonas y, por tanto, el pardeamiento de los vinos. Estas observaciones pueden ser la base científica que explica los resultados de la micro-oxigenación, técnica que nació en la década de los 90. Está basada en el aporte controlado de pequeñas cantidades de oxígeno al vino mediante un microdifusor poroso, de forma continua y lenta, siendo la velocidad de aporte de oxigeno inferior a la velocidad de consumo, evitando la acumulación de éste en el vino. Los efectos positivos de la micro-oxigenación sobre los vinos tintos se pueden resumir en: • Estabilización del color • Reducción de olores a reducción y sabores herbáceos • Suavización del vino por disminución de astringencia Estos efectos se deben a la formación de esos productos finales de la oxidación en los vinos. Así, las quinonas formadas pueden fijar compuestos azufrados y contribuir a la disminución de los “olores a reducción” en los vinos. Además, las quinonas formadas pueden comenzar un proceso de polimerización de compuestos fenólicos, lo que puede modificar el sabor y la astringencia de los vinos. De igual forma, otro de los productos que aparecen, el acetaldehído, participa en las reacciones de estabilización de color de los vinos tintos a través de la formación de compuestos fenólicos unidos por puente de etilo (tanino-tanino y antociano-tanino fundamentalmente) y favoreciendo la formación de piranoantocianos, compuestos más estables que los antocianos nativos de los vinos. a) Control de la reducción Uno de los motivos por los que a este defecto se le llama olor a reducción es por que normalmente aparece Compuestos azufrados de bajo Pm Descripción del olor Umbral olfatorio (ppb) Sulfuro de hidrógeno (H2S) Huevos podridos 1 Metanotiol (MeSH) Goma quemada, putrefacción 1,5 Etanotiol (EtSH) Cebolla, goma, terroso 1,5 Sulfuro de dimetilo (DMS) Col cocida, esparragos 25 Sulfuro de dietilo (DES) Ajo, goma 1 Disulfuro de carbono (CS2) Dulce, goma, azufrado 5 Disulfuro de dimetilo (DMDS) Vegetal, col, cebolla (a alta concentración) 10 Disulfuro de dietilo (DEDS) Olor desagradable, cebolla 4 Metil tioacetato (MeSAc) Azufrado, huevo, queso 40 Etil tioacetato (EtSAc) Azufrado, cebolla, ajo 70 Metionol Col cocida 1200 Adaptado de Vidal y Aagaard, 2008 32 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos El azufre tiene varias formas reducidas en el vino: - H2S, que se produce naturalmente durante la fermentación alcohólica y cuya formación se debe intentar controlar, sobre todo al final de la fermentación alcohólica o formará otros compuestos azufrados, - los tioles, que se forman normalmente al final del fermentación alcohólica y en postfermentación y poseen un umbral de percepción bastante bajo y, - sulfuros y disulfuros, que se forman durante todo el proceso de vinificación y por la oxidación de tioles en vinos terminados, tienen los umbrales de percepción mas altos por lo que son menos problemáticos pero son más difíciles de eliminar y en botella pueden revertir a tioles. El H2S es un intermediario en la biosíntesis de compuestos azufrados requeridos por las células para el crecimiento celular y su funcionamiento. El azufre en forma de SO42-, S, SO32- entra en la célula y se reduce a sulfuro a través de dos pasos activados por ATP. En este momento el sulfuro se combina enzimaticamente con precursores que contienen nitrógeno para formar cisteina y metionina. En ausencia de nitrógeno intracelular lo que se forma es un exceso de H2S que no se incorpora a los aminoácidos sino que se libera al vino (Zoecklein, 2006). En otros casos, un suministro suficiente de nitrógeno también puede llevar a altas cantidades de H2S, debido a la carencia de otros nutrientes y otros efectos no tan conocidos. Hay una serie de medidas que se pueden tomar para intentar controlar la formación de estos compuestos azufrados, tanto antes de la fermentación alcohólica (evitar uvas tratadas con S o Cu en fechas cercanas a vendimia, añadir cantidades justas de SO2), como en las primeras etapas de la fermentación alcohólica (utilizar nutrientes para las levaduras y cepas seguras, temperaturas moderadas de fermentación) y en las últimas etapas de fermentación (evitar el uso de SO2, mantener la sanidad de las levaduras..). También el oxígeno puede tener un papel importante en este control. El oxigeno añadido al mosto en fermentación (como macro-oxigenación o micro-oxigenación) limita el impacto de compuestos azufrados volátiles de dos formas: a) permitiendo que la levadura sintetice ácidos grasos y esteroles y así soporta mejor el estrés y b) incrementando el potencial redox y reduciendo la presencia de azufrados volátiles. Otro efecto del oxígeno es que puede reaccionar con el H2S y formar S y agua. El azufre se eliminará después por medio de los trasiegos. En postfermentación también se puede utilizar el oxígeno para controlar los problemas de reducción y los compuestos azufrados volátiles. Los compuestos azufrados son sensibles al oxígeno y el aporte de oxígeno reducirá su concentración. Comúnmente se acepta que la reacción que ocurre es (Zoecklein, 2007): CH3-SH 0.2 ppb O2 H3C-S-S-CH3 12 ppb Como se observa, los compuestos azufrados no desaparecen sino cambian a otras formas con umbrales de percepción más altos. Pero esta reacción es reversible y en ambiente reductor se puede volver a formar tioles. Ponencias cuando el potencial redox del vino es bajo y se debe normalmente a la aparición de compuestos azufrados volátiles, generalmente descritos como olor a goma quemada, pútridos, huevos podridos, cebolla, col, ajo..... aunque no hay que olvidar que entre los compuestos azufrados volatiles existen algunos como el 3-mercaptohexanol o 3-mercaptohexil acetato que imparten aromas afrutado positivos al vino (Zoecklein, 2006). Pero no hay que olvidar que otra reacción es posible en presencia de oxígeno y es la reacción entre las quinonas formadas por oxidación de fenoles con los grupos –SH de los compuestos azufrados (Waterhouse y Laurie, 2006). Así, estudios realizados micro-oxigenando vinos tintos han mostrado que los vinos con micro-oxigenación tenían menos niveles de metanotiol y etanotiol que los vinos testigo, disminuyendo su concentración por debajo de su umbral aromático y además no se detectó acumulación de disulfuros (McCord, 2003). Es muy importante mantener el suficiente aporte de oxigeno para producir continuamente quinonas que atrapen las nuevas moléculas azufradas que se pueden ir formando durante el envejecimiento del vino, tanto por hidrólisis de tioésteres o por condiciones anaerobias. b) Mejora de la estabilidad del color La importancia del oxígeno en la evolución del color del vino tinto ya se conoce desde hace tiempo, tanto con respecto a la oxidación de polifenoles como la la formación de nuevos compuestos más estables derivados de los antocianos. Entre las reacciones que ocurren como consecuencia de la presencia de oxígeno hay que incluir los cambios en la longitud de las cadenas de taninos, que afecta a la astringencia, y la formación de piranantocianos y compuestos unidos por puente de etilo (por la presencia de acetaldehído) 33 03. La micro-oxigenación de vinos tintos: Control de la reducción y estabilización del color Figura. Comparación de la concentración de etanotiol, metanotiol y dimetilsulfuro en vinos control, micro-oxigenados, micro-oxigenados y con aplicación de duelas de roble y microoxigenados y con aplicación de segmentos de roble (adaptado de McCord, 2003). antocianos-taninos sea correcta y haya una cantidad importante de antocianos libres. Si no hay suficientes antocianos libres en el vino para reaccionar se puede acumular acetaldehído y verse favorecida la polimerización de taninos, hasta que las moléculas formadas sean tan grandes que precipiten. Los diversos ensayos realizados han puesto de manifiesto que la etapa comprendida entre fermentación alcohólica y fermentación maloláctica es la que mejores resultados suele dar por una alta presencia de antocianos libres, ácido pirúvico y ausencia de SO2. Esto se observa en los trabajos de Cano-López et al. (2006), donde se ha puesto de manifiesto que se observa un incremento en la intensidad de color fundamentalmente en el primer periodo de microoxigenación (entre la fermentación alcohólica y el inicio de la fermentación maloláctica) en los vinos microoxigenados. Al finalizar la fermentación maloláctica se observó en todos ellos un descenso, probablemente consecuencia de la variación del pH y la precipitación de materia coloidal que arrastra materia colorante. Aunque el aporte de oxigeno durante el segundo periodo (se comenzó cuando la fermentación alcohólica ya esta finalizada) fue menor, se observó de nuevo un aumento de intensidad de color en los vinos microoxigenados, diferenciándose todos los vinos en color, y observándose también el efecto de la dosis de oxígeno aplicada. El incremento de color se adscribió a una mayor concentración de piranoantocianos y com- que son mas estables que los antocianos originales, dando lugar a una mayor estabilidad e intensidad del color de los vinos micro-oxigenados (Timberlake y Bridle, 1976; Francia-Aricha et al., 1997; Salas et al., 2004). La correcta aplicación de la técnica para conseguir los mayores beneficios va a depender del periodo de aplicación y el tipo de vino a micro-oxigenar. Fundamentalmente, las mayores ventajas las vamos a encontrar cuando el vino esté equilibrado, la proporción de Figura. Evolución del grado medio de polimerización de los taninos en vinos micro-oxigenados y sus correspondientes testigos (W1: vino de bajo contenido polifenólico, W2: vino de contenido polifenólico medio, W3: vino de alto contenido polifenólico). Adaptado de Cano-López et al. 2008 Concentración de las principales familias de antocianos y compuestos derivados en vinos de Monastrell micro-oxigenados (Cano-López et al., 2006). Compuestos identificados 34 t0 tf Control Control Dosis 1 Dosis 2 Antocianos monoméricos (mg L-1) 277.9±4.2c 185±0.9b 178±7.4b 159±16.1a Aductos directos (µg L-1) 1900±87a 2121±51b 1945±84a 1858±110a Suma de Piranoantocianos 14872±374b 9974±225a 14524±99b 14091±16b Compuestos unidos por etilo (µg L-1) 5008±46a 5503±14a 5883±18b 6262±145c Pico polimérico (mg L-1) 19.7±0.2a 19.2±0.7a 21.6±2ab 23.4±1.1b Seminario Técnico Evolución desde final de fermentación alcohólica hasta la finalización del proceso de microoxigenación de la intensidad de color en vinos (no se aplicó la micro-oxigenación durante la fermentación maloláctica) puestos unidos por puente de etilo en los vinos microoxigenados (Cano-López et al., 2006). También los efectos de la micro-oxigenación sobre los taninos del vino han sido estudiados (Cano-López et al., 2008). Se han observado diferentes comportamientos con respecto a la evolución del grado medio de polimerización. Este parámetro siempre se incrementa en el primer periodo (fin de fermentación alcohólica-inicio de fermentación maloláctica) para todos los vinos y después cae, excepto para el vino de contenido fenólico bajo. Este incremento se corresponde a la fase estructurante descrita en las observaciones empíricas y suele ocurrir incluso cuando no se está aplicando oxigeno al vino. La reducción que se observa después, principalmente en los vinos de contenido fenólico medio y alto micro-oxigenados puede ser debido a un rearreglo estructural de los taninos a formas mas cortas, y ésto se asocia a un descenso en astringencia. También la reacción de estas cadenas mas cortas con antocianos reducirá la astringencia. El comportamiento diferente del vino de contenido fenólico bajo microoxigenado puede estar relacionado con una sobre-oxigenación del vino, debido a su bajo contenido en antocianos libres. El conjunto de observaciones realizadas en el trabajo de Cano-López et al. (2008) pone de manifiesto como la micro-oxigenación mejora las características de los vinos de mas alto contenido fenólico por tener altas cantidades de antocianos libres, incrementándose su color y mejorando notablemente su estructura. Ponencias Compuestos azufrados volátiles en vinos Todas estas observaciones nos llevan a concluir que la micro-oxigenación es una técnica de aplicación muy interesante en vinos tintos, sobre todo en vinos con potencial fenólico. No acelera el envejecimiento pero si lo puede optimizar y ayudar a controlar problemas de reducción en los vinos. Bibliografía Cano-López, M.; Pardo-Mínguez, F.; López-Roca, J.M.; Gómez-Plaza, E. (2006). Effect of microoxygenation on anthocyanin and derived pigment content and chromatic characteristics of red wines. American Journal of Enology and Viticulture 57, 325-331. Cano-López, M.; Pardo-Mínguez, F.; Schmauch, G.; Saucier, C.; Teissedre, C.; López-Roca, J.M.; GómezPlaza, E. (2008). Effect of Micro-oxygenation on Color and Anthocyanin-Related Compounds of Wines with Different Phenolic Contents. Journal of Agricultural and Food Chemistry, 56, 5932-5941 Francia-Aricha, E.; Guerra, M.T.; Rivas-Gonzalo, J.; Santos-Buelga, C. (1997). New anthocyanin pigments formed after condensation with flavanols. Journal of Agricultural and Food Chemistry, 45, 2262-2266. Rauhut. D (2002). Volatile sulfur compounds. Impact on reduced sulfur flavor defects and atypical aging in wine. 31st Annual New York Wine Industry Conference. Salas, E.; Atanasova, V.; Poncet-Legrand, E.; Meudec, E.; Mazauriz, J.; Cheynier, V. (2004). 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Factors impacting sulfur-like off odors in wine and winery options. 8th Annual Enology and Viticulture British Columbia Wine Grape Council Conference. 35 04. ¡Los compuestos volátiles no son todos perjudiciales! Los tioles varietales y el sulfuro de dimetilo Rémi GUERIN-SCHNEIDER Institut Français de la Vigne et du Vin ENTAV-ITV France Contenido 38 1. Los tioles varietales 39 2. El sulfuro de dimetilo 40 Conclusión Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Ingeniero Agrónomo y Enólogo, Schneider, completa su formación con una Tesis Doctoral, en el año 2001, sobre el potencial aromático de los vinos de Muscadet. Ingeniero de Investigación y Desarrollo el Instituto francés de la Viña y del Vino desde 2001, está encargado del Proyecto “Útiles y métodos de caracterización de la calidad de uvas y vinos” Particularmente especializado en el análisis de compuestos aromáticos de vinos y de sus precursores, Remi Schneider, es autor de numerosas publicaciones científicas centradas en la puesta apunto de metodologías analíticas sensibles y fiables, particularmente empleando dilución isotópica, así como métodos de estimación del potencial aromático de uvas procedentes de viñedos de alta producción. Desde el año 2006, coordina un programa de investigación (UMT « Qualinnov ») agrupando equipos de el INRA y del IFV. Publicaciones principales R. SCHNEIDER, A. RAZUNGLES, C. AUGIER, R. BAUMES, 2001. Monoterpenic and Norisoprenoidic Glycoconjugates of Vitis vinifera L. cv. Melon B. as Precursors of Odorants in Muscadet Wines. J. Chromatogr., 936, 145-147. R. SCHNEIDER, A. RAZUNGLES, F. CHARRIER, R. BAUMES, 2002. Effet du site, de la maturité, et de l’éclairement des grappes sur la composition aromatique des baies de Vitis vinifera L. cv. Melon B. dans le vignoble du Muscadet. Bulletin de l’OIV,855-856, 269-283. Ponencias Rémi Guerin-Schneider A. BELANCIC-MAJCENOVIC, R. SCHNEIDER, J.P. LEPOUTRE, V. LEMPEREUR, R. BAUMES, 2002. Synthesis and Stable Isotope Dilution Assay of Ethanethiol and Diethyl Sulfide in Wine using Solid Phase Microextraction. Effect of Aging on their Levels in Wine. J. Agric. Food Chem., 50, 6653-6658. R. SCHNEIDER, Y. KOTSERIDIS, J.L. RAY, C. AUGIER, R. BAUMES, 2003. Quantitative Determination of Sulfur-Containing Wine Odorants at sub-ppb Levels. Part II : Development and Application of a Stable Isotope Dilution Assay. J. Agric. Food Chem., 51, 3243-3248. R. SCHNEIDER, F. CHARRIER, M. MOUTOUNET, R. BAUMES, 2004. Rapid Analysis of Grape Aroma Glycoconjugates using Fourrier-Transform Infrared Spectrometry and Chemometric Techniques. Analytica Chimica Acta, 513, 91-96. C. PROUTEAU, R. SCHNEIDER, Y. LUCCHESE, F. NEPVEU, R. RENARD, C. VACA-GARCIA, 2004. Improving Headspace Solid phase Microextraction of 3-Isobutyl-2-methoxypyrazine by Experimental Design with Regard to Stable Isotope Dilution Gas Chromatography- Mass Spectrometry Analysis of Wine. Analytica Chimica Acta, 513, 223-227. DÍAZ-MAROTO M.C., SCHNEIDER R., BAUMES R., 2005. Formation pathways of ethyl esters of branched short-chain fatty acids during wine aging. J. Agric. Food Chem., 53, 3503-3509. DAGAN L., SCHNEIDER R., LEPOUTRE J.P., BAUMES R., 2006. Stability of sotolon in acidic and basic aqueous solutions. Application to the synthesis of a deuterated analogue for its quantitative determination in wine. Analytica Chimica Acta, 563, 365-374. SCHNEIDER R., CHARRIER F.,RAZUNGLES A., BAUMES R., 2006. Evidence for an alternative biogenetic pathway leading to 3-mercaptohexanol and 4-mercapto-4-methylpentan-2-one in wines. Analytica Chimica Acta, 563, 58-64. M. SUBILEAU, R. SCHNEIDER, JM. SALMON, E. DEGRYSE, 2008 Nitrogen catabolite repression modulates the production of aromatic thiols characteristicof SauvignonBlanc at the level of precursor transport, FEMS Yeast Res, 8, 771–780 37 04. ¡Los compuestos volátiles no son todos perjudiciales! Los tioles varietales y el sulfuro de dimetilo Los compuestos azufrados volátiles están presentes en gran número en los vinos. Se acostumbra a separarlos en dos clases distintas, los compuestos sulfurosos ligeros, cuyo punto de ebullición es inferior a 90ºC, y los compuestos sulfurosos pesados que presentan un punto de ebullición más elevado. Esta clasificación, práctica por su simplicidad, aporta sin embargo escasa información acerca de la naturaleza de los compuestos y de su origen. Si nos adentramos con más detalle en el tema, encontramos tres grandes familias de compuestos en términos de estructura química: los tioles, los mono-o polisulfuros y los tiol-éster. De manera general, las funciones químicas azufradas confieren a estos compuestos olores desagradables, intensos, que son percibidos negativamente. No obstante, cuando su peso molecular aumenta, el efecto negativo del grupo funcional sulfuroso se atenúa y las percepciones olfativas de los compuestos son más agradables. Así pues, la mayor parte de los compuestos sulfurosos ligeros, principalmente en productos en curso de fermentación son perjudiciales para la calidad del aroma, mientras que los compuestos sulfurados más pesados, pueden contribuir de manera favorable a mejorar el perfil aromático de los vinos. Es concretamente el caso de los tioles varietales (Tominaga et al. 1998) y del sulfuro de dimetilo (Ségurel, 2005). 1. Los tioles varietales Los compuestos sulfurosos varietales se forman durante la fermentación a partir de los S- conjugados a la cisteina de la uva. Estos S-conjugados a la L-cisteina o precursores cisteinicos han sido evidenciados e identificados directamente en la uva recientemente (Darriet et al., 1993; Tominaga et al., 1995; Tominaga et al., 1998b). Únicamente 3 de estos precursores han sido identificados formalmente en la uva : la S-(1-hidroxihex-3-yl)-L-cisteina (P3MH), el S-(4-metil-2-oxopent-4yl)-L-cisteina (P4MMP) y el S-(4-metill-2-hidroxipent4-yl)-L-cisteina (P4MMPOH ; (Tominaga et al., 1995; Tominaga et al., 1998b). Este último interviene raramente en el aroma del futuro vino. Debido a las dificultades analíticas han sido publicados pocos datos cuantitativos acerca de los S-conjugados a la cisteina. Sus contenidos son reducidos y no superan la centena de ug/L en caso del P3MH, el más abundante, en el mosto del Sauvignon Blanc, (Peyrot des Gachons et al., 2000; Peyrot des Gachons et al., 2002a; Peyrot des Gachons et al., 2005 Dagan, 2006). En cuanto a sus evoluciones durante la maduración de la uva, se muestran variables en función del precursor y de la añada (Peyrot des Gachons et al., 2000, Dagan, 2006). En la baya de la uva, la P4MMP se reparte por igual en la piel y en la pulpa mientras que el P3MH está mayo- 38 ritariamente presente en la piel (Murat et al., 2001b; Peyrot des Gachons et al., 2002a). Así pues, la maceración pelicular afecta principalmente al P3MH, cuyas cantidades recuperadas en el mosto son más importantes en relación a una vinificación clásica (Murat et al., 2001b; Peyrot des Gachons et al., 2002a). Cabe señalar igualmente la presencia en los mostos de Sauvignon Blanc de un conjugado del 3 mercaptohexanol o glutathion que será el precursor biogenético del conjugado a la cisteina correspondiente, por hidrólisis de los dos aminoácidos asociados a la cisteina del glutation (Peyrot des Gachons et al., 2001). Más recientemente (Fedrizzi et al, 2009) un conjugado de la 4MMP al glutathion, ha sido formalmente identificado en un mosto de Sauvignon. Aún que poco abundantes y poco numerosos, estos precursores cisteinicos contribuyen sin embargo en gran manera al aroma del vino. Son en efecto el origen de cuatro tioles extremadamente olorosos, ausentes en la uva, pero responsables en el vino de notas olfativas reconocibles cuando sus contenidos son los suficientes el 3-sulfanilhexan-1-ol (3MH), el acetato de 3-sulfanylhexyle (ac3MH), el 4-metil-4-sulfanilpentan-2-one (4MMP), presentando umbrales de percepción olfativa muy bajos, respectivamente de 60 ng/L, 4,2 ng/L y 0,8 ng/L en solución hidroalcohólica (Tominaga et al., 2000). Estos presentan respectivamente olores de pomelo, de corteza de cítricos y de boj, que participan de manera importante en el afrutado de numerosos vinos blancos y rosados. Si la 4MMP parece específica de un reducido número de variedades (Sauvignon, Bacchus, Scheurebe), el 3-sulfanyl-hexanol y su acetato han sido observados en un gran número de variedades. Estos participan no solamente en el aroma de los vinos de numerosas variedades blancas como pueden ser la Gewürztraminer, Scheurebe, Colombard, Petit Manseng, Melon Blanc sino igualmente en tintas, como en la Garnacha, Merlot, Cabernet franc, Cabernet Sauvignon, Syrah, Mourvèdre, Cinsault (Darriet et al., 1993; Darriet et al., 1995; Güth, 1997a; Tominaga et al., 2000; Tominaga et al., 1996; Güth, 1997a; Bouchilloux et al., 1998; Kotseridis et Baumes, 2000; Lopez et al., 2003; Murat et al., 2003; Schneider et al., 2003; Fretz et al., 2005, Ferreira et al., 2002, Schneider et Masson, 2009). Estudios recientes (Ferreira et al 2002; Masson et Schneider, 2009), han demostrado que el mercaptohexanol era por otra parte un aroma clave en los vinos rosados de Garnacha, y más concretamente en los Rosados de Provence (Masson et Schneider, 2009). Esta ubicuidad del 3MH es en parte debida a una segunda vía de formación de este tiol durante la fermentación, no proveniente de S-conjugados a la cisteina de la uva, sino al añadido de fuentes sulfurosas al (E)-2-hexenal en un mosto en fermentación (Schneider et al., 2006). Esta vía de formación ha sido por otra Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Es durante la fermentación cuando la levadura, por intervención de las enzimas de tipo liasa, libera los tioles olorosos por ruptura de la asociación C-S de la parte cisteina de los precursores cisteinicos de la uva (Tominaga et al., 1998b). Los rendimientos de transformación de los precursores cisteinicos al final de la fermentación en diferentes cepas de levadura Saccharomyces cerevisiae son débiles y variables, independientemente de cual sea el precursor estudiado en el medio de muestra o natural, aunque la mayor parte de los precursores iniciales se hayan degradado : de 0,06% a 0,6% para la P4MMP (Murat et al., 2001a), y de 0,6% a 10,2 % para el P3MH ( Murat et al., 2001b). En lo relativo al ac3MH que no tiene en la uva ningún S-conjugado a la cisteina, es igualmente la levadura quien lo forma mediante acetilación del 3MH, al igual que ésta acetila los alcoholes de su metabolismo nitrogenado. Así pues, la formación de estos tioles por la levadura depende mucho de la cepa de levadura, del mosto y de las condiciones de fermentación e incluso de algunas cepas salvajes de Saccharomyces bayanus var. Uvarum eran especialmente activas (Murat et al., 2001a; Masneuf et al., 2002; Howell et al., 2004; Dubourdieu et al., 2006 ; Masneuf-Pomarede et al., 2006, Subileau, 2008). En lo relativo a la evolución de estos tioles olorosos durante la conservación del vino, sus contenidos disminuyen generalmente, pero esta disminución depende en gran parte de los fenómenos de oxidación ligados a esta conservación. Así los factores que previenen la alteración del potencial reductor del vino (contacto limitado con el oxigeno, dióxido de azufre, lías, glutathion, antocianos) limitan estas pérdidas en tioles olorosos (Murat et al., 2003). 2. El sulfuro de dimetilo El sulfuro de dimetilo (DMS) es un compuesto sulfuroso ligero evidenciado por Du Plessis et Loubster (1974) en el vino, en el que sus umbrales de percepción olfativa eran del orden de 25 µg/l. Sus contenidos en los vinos jóvenes eran más bien inferiores a este umbral, pero podían alcanzar los 900 µg/l en vinos más evolucionados (Dagan 2006 y referencia mencionada). El DMS es uno de los constituyentes importantes del aroma de trufas, una nota olfativa a menudo citada para el bouquet de reducción de los grandes vinos tintos y de los vinos de vendimia tardía (Du Plessis e t Loubster, 1974; Spedding et Raut, 1982; AnocibarBeloqui, 1998). En los vinos tintos, de débil concentración parece amplificar las notas de frutas rojas, mientras que en fuertes concentraciones, contribuye a las notas de garriga, olivas y trufas (Ségurel, 2005; Escudro et al, 2007). Contrariamente sería percibido más bien de manera negativa en los vinos blancos (Goniak et Noble, 1987). Durante la fermentación, el DMS es liberado por la acción de las levaduras a partir de aminoácidos azufrados, en especial la cisteina, el glutation, la S-adenosilmetionina (Schreier et al., 1974; De Mora et al., 1986; Anocibar Beloqui, 1998). Sin embargo, el DMS producido por las fermentaciones es en gran medida eliminado por arrastre por el CO2, ya que es muy volátil (punto de ebullición 37°C/1 atm). Así pues, sus contenidos en los vinos en proceso de finalizar su fermentación son generalmente muy inferiores a su umbral de percepción, pero pueden producirse en cantidades elevadas, asociados a otros compuestos azufrados ligeros nauseabundos, en los vinos que presentan el defecto de olor a reducción (Park et al., 1994). Ponencias parte demostrada en las mismas condiciones para el 4-metil-4-sulfanil-pentan-2-one vía oxido de mesitilo, pero este último o su hidrato no ha sido jamás encontrado en la uva. Vías análogas han sido por otra parte evidenciadas para el 2-furanmetanetiol (umbral de percepción olfativa de 5ng/l en el vino tinto), responsable de las notas de café tostado de los vinos elaborados en barricas de roble (Blanchard, 2001), y podrían explicar la formación de otros tioles olorosos del vino, como el 3-mercapto-3-metilbutan-1-ol. No obstante, algunos trabajos han mostrado que los contenidos en DMS se incrementan con el tiempo y la temperatura durante el proceso de envejecimiento en botella, hasta llegar ha alcanzar contenidos del orden de mg/L, (Marais, 1979; De Mora et al., 1986; De Mora et al., 1993; Anocibar Beloqui, 1998; Ségurel et al., 2004; Dagan, 2006). El DMS así producido durante en el envejecimiento, sería percibido de manera favorable en la génesis del bouquet de reducción de los grandes vinos tintos y de los vinos de vendimia tardía, contrariamente a su percepción en los vinos blancos jóvenes (ver más arriba). Estas informaciones sensoriales son sin embargo bastante limitadas y deberán ser completadas para el conjunto de las variedades y de sus diferentes tipos de vino. Por otra parte, un método de mediad de los precursores del DMS en el vino ha sido recientemente desarrollado, (Ségurel et al., 2005), el cual realiza una estimación correcta del DMS susceptible de ser liberado en el vino durante el envejecimiento (Ségurel et al., 2005). Además, estos trabajos han demostrado que la uva posee igualmente un PDMS. Entre los derivados del metil-sulfonium a día de hoy conocido en las plantas (Howard et Russell, 1997), únicamente el SMM podría ser el precursor del DMS, presente en la uva, la SMM sería transmitida al vino, donde liberaría DMS por medio de una reacción de degradación química durante su conservación. La formación de DMS seguiría un proceso químico lento, dependiendo de la duración y de las condiciones de conservación. De esta manera, las diferencias en las concentraciones de DMS para vinos de edades equivalentes, se explicarían esencialmente por las diferencias de PDMS inicial en el embotellado. 39 04. ¡Los compuestos volátiles no son todos perjudiciales! Los tioles varietales y el sulfuro de dimetilo Los análisis de uvas efectuados a día de hoy han revelado un potencial en DMS extremadamente heterogéneo, y a veces muy elevado en algunas muestras de uva de la variedad Petit y Gros Manseng en estado de sobremaduración, de hasta 4,5 mg/L (Dagan, 2006), mucho más elevado que los contenidos encontrados en la Garnacha y el Syrah en maduración tecnológica (Ségurel et al., 2004). Para las muestras de estas cuatro variedades, las únicas estudiadas a día de hoy, el PDMS es dependiente de la variedad, del terreno y de la añada, y sus contenidos aumentan de manera muy importante en estado de sobremaduración en el caso de la variedad Manseng, los únicos estudios realizados a día de hoy para este parámetro. Sin embargo, en algunas de las muestras de estas cuatro variedades, el PDMS de las uvas, quizás mucho más elevado que en los vinos correspondientes, la simple degradación química no puede explicar estas pérdidas a veces considerables de transmisión de PDMS. Las causas de estas pérdidas son a día de hoy desconocidas, pero existen varias hipótesis que podrían explicarlas. La hipótesis de la degradación de la SMM por las levaduras es muy plausible, ya que ha sido descubierta recientemente una nueva permeasa, capaz de transportar de manera específica la SMM, que permitiría a la Saccharomyces cerevisiae utilizar la SMM como fuente de azufre (Rouillon et al., 1999), pero la evolución de la SMM en la levadura no ha sido todavía estudiada. Sea cual sea, el DMS formado sería casi enteramente eliminado por arrastre por el gas carbónico durante la fermentación 40 alcohólica o mediante simple vaporización mientras el vino no esté en un medio cerrado. Conclusión Los compuestos sulfurados juegan un papel importante en el aroma de los vinos. Si los compuestos sulfurados ligeros, excepto el DMS, son sistemáticamente vectores de defectos organolépticos cuando superan sus umbrales de detección olfativa, los compuestos sulfurados más pesados pueden conferir notas olfativas muy interesantes y refinadas. Es especialmente el caso de los tioles varietales, caracterizados por sus notas de cítricos y de boj de los Sauvignon, que de una manera general aportan frescor y afrutado a los vinos. El caso del DMS se muestra mucho más complejo si cabe, por una parte su efecto realzante en bajas concentraciones, pero que en elevadas concentraciones puede ser percibido negativamente en algunos tipos de vinos blancos. Así pues, disponemos a día de hoy de numerosos elementos tecnológicos para controlar y dominar los contenidos de estos compuestos en los vinos, no hay que olvidar que el aroma de un vino es un conjunto complejo, y que al exacerbar uno u otro de sus componentes, nos arriesgamos a desequilibrar el perfil aromático y ofrecer simplemente una caricatura. Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Beltran, G.; Esteve-Zarzoso, B.; Rozès, N.; Mas, A. And Guillamón J.M. Unitat d’Enologia del Centre de Referència de Tecnologia d’Aliments, Department Bioquímica i Biotecnologia, Facultat d’Enologia de Tarragona, Universitat Rovira i Virgili, Ramón y Cajal, 70, 43005 Tarragona, Spain, and Bodegas Miguel Torres, Miquel Torres i Carbó 6, 08720 Vilafranca del Penedès, Barcelona, Spain Nitrogen deficiencies in grape musts are one of the main causes of stuck or sluggish wine fermentations. In the present study, we have supplemented nitrogen-deficient fermentations with a mixture of ammonium and amino acids at various stages throughout the alcoholic fermentation. The timing of the nitrogen additions influenced the biomass yield, the fermentation performance, the patterns of ammonium and amino acid consumption, and the production of secondary metabolites. These nitrogen additions induced a nitrogen-repressed situation in the cells, and this situation determined which nitrogen sources were selected. Glutamine and tryptophan were the main amino acids consumed in all the fermentations. Ammonium is the preferred nitrogen source for biomass production but was hardly consumed when it was added in the final stages of the fermentation. The higher ammonium consumption in some fermentations correlated with a greater synthesis of glycerol, acetate, and acetaldehyde but with a lower synthesis of higher alcohols. KEYWORDS: Saccharomyces cerevisiae; Alcoholic Fermentation; Amino acids; Ammonium; GAP1; MEP2 INTRODUCTION The nitrogen composition of grape musts affects the growth and metabolism of yeast, the fermentation rate, and the completion of fermentation (1). Nitrogen deficiencies are one of the main causes of stuck or sluggish fermentations. One way of avoiding these problems is to add nutritional supplements, usually inorganic forms of nitrogen such as ammonium salts, to grape must prior to fermentation (2-4). These additions are generally made empirically in wine cellars, and the initial nitrogen concentration in the must or the nitrogen requirements of the usual yeast strain used in the cellar are not determined. Yeasts respond metabolically to differences in nitrogen availability, so this lack of control of nitrogen leads to differences in wine composition. Nitrogen affects yeast cells in two ways: it increases biomass production and stimulates the rate of sugar utilization. Nitrogen additions during the period of cell growth have resulted in maximum cell populations. Later additions during the stationary phase have had no effect on the cell population but have increased the specific fermentation rate, thus reducing the length of the fermentation (2, 5, 6). Nitrogen supplementation affects the pattern of nitrogen uptake. Ammonium is a preferred yeast nitrogen source, and when plentiful, it represses the expression of catabolic pathways by degrading other nitrogenous compounds (7, 8). This mechanism, called nitrogen catabolite repression (NCR), has recently been studied during wine fermentations (9). It inhibits the uptake of arginine and alanine and stimulates the consumption of branched-chain and aromatic amino acids. Changes in the nitrogen uptake patterns influence the production of aroma and spoilage compounds (particularly hydrogen sulfide) and the amount of urea, the major precursor of the carcinogen ethyl carbamate (10-13). The volatiles identified in wines are usually dominated by fermentation products. Organic acids, higher alcohols, and esters are the main group of flavor compounds coming from yeast metabolism (12). Higher alcohols can be produced either by the catabolic conversion of the branched-chain amino acids (via Ehrlich) or by the anabolic formation of these amino acids de novo from a sugar substrate (14). An excess of higher alcohols (above 400 mg L-1) can be regarded as a negative influence on the quality of wine, but at the concentrations generally found in wines (below 300 mg L-1), they usually contribute to the desirable complexity of wine. Furthermore, these alcohols, together with the acids in wine, are substrates for ester formation. Most esters, with the exception of ethyl acetate, impart a pleasant smell of fruits and flower notes in the wine (15). J. Agric. Food Chem. 2005, 53, 996-1002 Textos asociados Influence of the Timing of Nitrogen Additions during Synthetic Grape Must Fermentations on Fermentation Kinetics and Nitrogen Consumption 41 Influence of the Timing of Nitrogen Additions during Synthetic Grape Must Fermentations on Fermentation Kinetics and Nitrogen Consumption As mentioned, in winemaking, most of the nitrogen additions are made empirically and do not take into account the different nitrogen needs of the cell during wine fermentation, the proper timing of these additions, or the nitrogen source added. In this study, we supplemented nitrogen-deficient fermentations with a mixture of ammonium and amino acids at different stages of the alcoholic fermentation. We then studied the effect of these additions on the fermentation kinetics, the consumption of organic and inorganic nitrogen throughout the fermentation, and the influence of this consumption on the organoleptic profile of the wines. We also monitored the effect of the nitrogen supplementations on the NCR system and the effect of the nitrogen-repressed situation on nitrogen uptake. MATERIALS AND METHODS Strain, Fermentations, and Sampling. A commercial Saccharomyces cereVisiae Var. bayanus wine strain QA23 (Lallemand S. A., Toulouse, France) was used in this study. Fermentations were carried out in a synthetic grape must (pH 3.3) as described by Riou et al. (16) but with 200 g L-1 of reducing sugars (100 g L-1 Glucose and 100 g L-1 Fructose) and without anaerobic factors. Only the nitrogen content changed in the different fermentations. The yeast assimilable nitrogen (YAN) content in the control synthetic grape must was 300 mg N L-1, ammoniacal nitrogen (NH4Cl) 120 mg N L-1, and amino acids 180 mg N L-1 (Table 2). This medium also contained 426 mg L-1 of Proline, but it should not be considered as assimilable nitrogen (17). The proportions of the different amino acids and ammonium were maintained in all the fermentations. Nitrogenlimited fermentations were carried out with 60 mg L-1 of YAN (24 mg L-1 of ammoniacal nitrogen and 36 mg L-1 of amino acid nitrogen), and 240 mg L-1 of YAN nitrogen was added at different fermentation points (96 mg L-1 of ammoniacal nitrogen and 144 mg L-1 of amino acid nitrogen). The supplementation points were chosen by monitoring the decrease in density of the media. Density was measured throughout the fermentation by weighing 5 mL, and nitrogen was added when the density of the must was 1060 g L-1 (30 h after inoculation), 1040 g L-1 (72 h), 1020 g L-1 (144 h), and 1000 g L-1 (240 h). Fermentations took place at room temperature (22-28 °C) in laboratory-scale fermenters: 2 L bottles filled with 1.8 L of medium and fitted with closures that enabled the carbon dioxide to escape and the samples to be removed. Fermentations were in semi-anaerobic conditions since limited aeration was necessary in order to harvest samples for the subsequent analysis. The population inoculated in every flask was 2 106 cell mL-1 from dry yeast rehydrated in water at 37 °C. 42 In the latter stages of the fermentation, the sugar consumption was assayed by enzymatic kits (Roche Applied Science, Germany). Fermentation was considered to be complete when the residual sugars were below 2 g L-1. Cell growth was determined by absorbance at 600 nm. Absorbance values were corrected for the initial absorbance reading obtained for juice. Cells were harvested at different points during the fermentation so that mRNA could be analyzed. Flasks were magnetically stirred to resuspend settled biomass, transferred to centrifuge tubes, and centrifuged at 5000 rpm for 5 min at room temperature to prevent temperature shock. Cell pellets were transferred to 1.5 mL Eppendorf tubes and frozen immediately in liquid nitrogen. They were kept at -80 °C until they were analyzed. The supernatant of these samples was stored at -20 °C for extracellular metabolites and nitrogen content analysis. Nitrogen Content Analysis. YAN was analyzed by the formol index method (18), and the ammonium content was quantified using an enzymatic method (Roche Applied Science, Germany). The individual amino and imino acids were analyzed by OPA and FMOC derivatizations, respectively, using the Agilent 1100 Series HPLC equipped with a low-pressure gradient quaternary pump, a thermostated autosampler, a DAD ultraviolet detector, and a fluorescence detector (Agilent Technologies, Germany). The sample (2 íL) was injected into a 4.6 mm 250 mm 5 ím Hypersil ODS column (Agilent Technologies, Germany). The gradient solvent system was: solvent A (16 mM sodium acetate and 0.022% triethylamine, adjusted to pH 7.2 with 1-2% acetic acid, and 0.6% tetrahydrofuran) from 100% at t ) 0 to 0% at t ) 18 min, and solvent B (20% of 66 mM sodium acetate, adjusted to pH 7.2 with 1-2% acetic acid, 40% acetonitrile and 40% methanol) from 0% at t ) 0 to 100% at t ) 18 min. The analysis temperature was 40 °C, and the flow rate was 1.5 mL min-1. Several dilutions of each sample were analyzed and averaged using the analysis software. The concentration of each amino acid was calculated using external and internal standards and expressed as mg L-1. The software used was Agilent ChemStation Plus (Agilent Technologies, Germany). Ethanol, Glycerol, and Organic Acid Analysis. Ethanol, glycerol, and organic acids were analyzed in all the samples at the end of the fermentation process. Analytical HPLC was carried out on a Hewlett- Packard HP 1050 connected to a Hewlett-Packard Integrator 3395 equipped with an HP 1047 RI detector (Agilent Technologies, Wilmington, DE) (19). The wine sample (450 íL) was mixed with 50 íL of formic acid (internal standard), and 25 íL was injected into a 300 mm 7.8 mm AMINEX HPX-87H column (BioRad, Hercules, CA). The solvent used was sulfuric acid 2.5 mM at 0.5 mL min-1. The analysis temperature was 60 °C. The con- Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Fatty Acid Analysis. Fatty acids were extracted using the method published by Lo´pez et al. (20). Analytical GC was carried out on a Hewlett-Packard 6890N connected to a computer with the ChemStation software (Agilent Technologies, Wilmington, DE). The extract (2 íL) was injected (splitless, 0.75 min) into a Tracer TR column of 60 m 250 ím and 0.25 ím phase thickness with an HP automatic injector (Agilent). The temperature program was 40 °C for 5 min followed by 2 °C min-1 to 240 °C (15 min). Injector and detector temperatures were 220 and 240 °C, respectively. The carrier gas was hydrogen at 60 mL min-1. 2-Ethylphenol (0.2 mg L-1) was added as internal standard. Internal patterns were used to estimate the quantity of the different compounds. Analysis of Higher Alcohols and Esters. Higher alcohols and esters were extracted by liquid/liquid extraction (wine 10 mL, 200 íL 1,1,2- trichlorotrifluoroethane, 0.5 g NaCl), with n-decanol (0.2 mg L-1) as internal standard (21). After agitation for 2 min and centrifugation, the organic phase was extracted and 2 íL was injected. The chromatographic program used is the same as that used for the fatty acid analysis. Quantification was conducted by comparison with known quantities of different products in a hydro alcoholic solution. RNA Extraction and cDNA Synthesis. Total RNA was isolated from yeast samples as described by Sierkstra et al. (22) and resuspended in 50 íL of DEPC-treated water. Total RNA suspensions were purified using the High Pure Isolation kit (Roche Applied Science, Germany) following the protocol provided by the manufacturer. RNA concentrations were determined using a GenQuant spectrophotometer (Pharmacia, Canada), and the quality of RNA was verified electrophoretically on 0.8% agarose gels. Solutions and equipment were treated so that they were RNase free, as outlined in Sambrook et al. (23). Total RNA was reverse-transcripted with Superscript II RNase Hreverse transcriptase (Invitrogen, Carlsbad, CA) in a GenAmp PCR System 2700 (Applied Biosystems, Foster City, CA). Oligo (dT)12-18 primer ( 0.5 íg, Invitrogen) was used with 0.8 íg of total RNA as template in a reaction volume of 20 íL. Following the protocol provided by the manufacturer, after denaturation at 70 °C for 10 min, cDNA was synthesized at 42 °C for 50 min. Finally, the reaction was inactivated at 70 °C for 15 min. Real-Time Quantitative PCR. The PCR primers used in this study are ACT-F, TGGATTCCGGTGATGGTGTT, and ACT-R, CGGCCAAATCGATTCTCAA (ACT, for actine gene); GAP1-F, CTGTGGATGCTGCTGCTTCA, and GAP1-R, CAACACTTGGCAAACCCTTGA (GAP1, for general amino acid permease gene); and MEP2- F, GGTATCATCGCTGGCCTAGTG, and MEP2-R, ACAACGGCTGACCAGATTGG (MEP2, for ammonium permease gene) (9).They were all designed with the available GenBank sequence data and the Primer Express software (Applied Biosystems) in accordance with the Applied Biosystems guidelines for designing PCR primers for quantitative PCR. All amplicons were short, which ensured maximal PCR efficiency and, therefore, the most precise quantification. For each gene, a standard curve was made with yeast genomic DNA. DNA extraction was performed as described by Querol et al. (24), digested by RNase, and isolated by 2-fold phenol-chloroform extractions and ethanol precipitation. Concentration was determined using a GeneQuant spectrophotometer (Pharmacia, Canada). Serial 10-fold dilutions of DNA were carried out to yield DNA concentrations from 4 to 4 10-5 ng íL-1. These dilution series were amplified (in duplicate) by SYBR PCR for each gene to obtain standard curves (see above). The standard curve displays the Ct value vs log10 of each standard’s starting quantity. The starting quantity of the unknown samples was calculated against the standard curve by interpolation, and gene expression levels are shown as the concentration of the studied gene normalized with the concentration of the housekeeping ACT gene. The real-time quantitative PCR reaction was performed using SYBR Green I PCR (Applied Biosystems). In SYBR PCR, amplification is monitored by the gain in fluorescence of the double-strand-specific DNAbinding dye SYBR green. The 25 íL SYBR PCR reactions contained 300 nM of each PCR primer, together with 1 íL cDNA (or 5 íL of each DNA serial dilution for standard tubes) and one time SYBR master mix (Applied Biosystems). All PCR reactions were mixed in 96-well optical plates (Applied Biosystems) and cycled in a PE Applied Biosystems 5700 thermal cycler under the following conditions: 50°C for 2 min, 95°C for 10 min, and 40 cycles at 95°C for 15 s and at 60 °C for 60 s. The PE5700 cycler provided cycle-by-cycle measurement of the fluorescence emission from each PCR reaction. Analysis resulted in the assignation of a threshold cycle (Ct) value to each PCR reaction. Textos asociados centration of each metabolite was calculated using external and internal standards. The Ct value is the cycle number at which an increase in reporter fluorescence above a baseline signal can first be detected. The threshold was positioned to intersect the exponential part of the amplification curve of positive reactions, as recommended by Applied Biosystems. The Ct value is inversely proportional to the log of the amount of template in the PCR reaction; the lower the 43 Influence of the Timing of Nitrogen Additions during Synthetic Grape Must Fermentations on Fermentation Kinetics and Nitrogen Consumption Ct value, the higher the concentration of template in the PCR reaction. Assuming a 100% effective PCR amplification, a difference of one Ct value corresponds to a 21 ) 2-fold difference in the amount of template. All samples were analyzed in duplicate, and the expression values were averaged by the analysis software (Applied Biosystems). The coefficient of variation in all samples analyzed was less than 10%. RESULTS Effect of Nitrogen Addition on Fermentation Kinetics and Nitrogen Consumption. Five fermentations started with a nitrogen content of 60 mg L-1, which is low enough for a fermentation to be sluggish but high enough for it to finish. Four of these nitrogen-deficient fermentations were supplemented at different points with 240 mg L-1 of YAN; the first one at a density of 1060 g L-1, and the second, third, and fourth at 1040, 1020, and 1000 g L-1, respectively. The remaining fermentation was not supplemented, but subjected to nitrogen deficiency throughout the process. As a fermentation control, we used the same medium with a nondeficient amount of nitrogen (300 mgN L-1) (9). Figure 1 shows the effect of nitrogen additions on O. D. measures throughout the fermentations studied. The nitrogendeficient fermentations had lower O. D. values than the control fermentation. When nitrogen was added in the first half of the fermentations (density of 1060 and 1040), these effects were almost overcome, and the O. D. values were similar to those of the control fermentation. Additions at densities of 1020 and 1000, however, had minimal effects on O. D. measures. and amino acid nitrogen. Unlike their effect on the O. D. values, the nitrogen additions clearly stimulated the fermentation regardless of when they were made. In the nitrogen-deficient fermentation, yeast consumed the total YAN after the first day (data not shown). However, nitrogen was not completely consumed in the control fermentation. The nitrogen additions were all carried out when the initial YAN had already been depleted, and the later the nitrogen was added, the lower the amount of YAN was consumed (Table 2). The ammonium consumed was 54% of the total YAN consumed in the control fermentation (Table 2), but this proportion decreased when nitrogen was added later in the fermentation. Ammonium was proportionally preferred as the nitrogen source when the additions were made in the first half of the fermentations (N1060 and N1040). In later additions (N1020 and N1000), the small amount of nitrogen consumed was mostly from amino acids. The consumption of amino acids was monitored at different points during the fermentations. The yeast’s pattern of amino acid utilization changes with the time of YAN supplementation (Table 2). The amino Figure 1. Effect of nitrogen additions on O. D. measures (λ = 600 nm) throughout synthetic grape must fermentations. The arrows indicate the time of addition. Table 1 summarizes the evolution of the fermentation and nitrogen consumption, measured as ammonium Table 1. Determination of Yeast Assimilable Nitrogen (YAN) in the Fermentation Media, Represented by the Amino Acid Fraction (YAN aas) and bythe Ammonium fraction (YAN NH4+) control fermentation N addition at F ) 1060 time (h) YAN NH4+ (mg N L- 1) YAN aas (mg N L- 1) time (h) YAN NH4+ (mg N L- 1) YAN aas (mg N L- 1) time (h) YAN NH42+ (mg N L- 1) YAN aas (mg N L- 1) 1080 1060 1040 1020 1000 990 (endb) 0 30 56 96 168 312 120 70 52 36 35 41 168 98 95 98 98 102 0 36 62 96 168 312 25 0.5 (90a) 50 45 42 50 41 4 (145a) 105 104 108 110 0 36 78 120 192 336 25 0.1 0.1 (92a) 68 65 66 40 4 4 (136a) 104 110 114 density (ρ) time (h) YAN NH4+ (mg N L- 1) YAN aas (mg N L- 1) time (h) YAN NH4+ (mg N L- 1) YAN aas (mg N L- 1) time (h) YAN NH4+ (mg N L- 1) YAN aas (mg N L- 1) 1080 1060 1040 1020 1000 990 (endb) 0 36 78 150 240 408 25 0 0 0 (92a) 81 88 41 7 7 4 (143a) 109 118 0 36 78 150 264 456 26 0 0 0 0 (99a) 100 40 7 4 4 2 (147a) 130 0 36 78 150 264 504 26 0 0 0 1 1 40 5 2 1 1 1 N addition at ρ =1020 a 44 N addition at ρ = 1040 density (ρ) N addition at ρ = 1000 NH4+ and aas YAN content just after the nitrogen addition. b End of fermentation. no N addition Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Table 2. Total Consumption of Amino Acids and Ammonia at the End of Each Fermentation Expressed as mg N L-1a a amino acids full N media content Gln Trp Thr His Leu Ile Phe Val Ser Met Lys Arg Tyr Glu Gly Ala Asp YAN aas YAN NH4+ 47.4 10.3 9.9 3.8 4.7 3.8 2.8 5.1 7.5 1.8 1.9 47.9 1.4 11.8 3.1 12.1 4.2 179.5 120.0 control consumption N1060 consumption N1040 consumption N1020 consumption N1000 consumption no N consumption total total post-add total post-add total post-add total post-add total 25.5 6.6 9.4 3.7 4.2 3.2 2.4 3.0 2.8 1.8 1.1 0.6 0.4 0.5 0.2 − − 65.5 79.2 34.9 6.8 3.6 1.5 2.6 1.8 1.2 1.6 2.9 1.1 0.7 5.9 0.2 2.3 − 1.2 − 68.4 64.9 22.1 4.2 1.4 1.5 1.1 0.6 0.4 0.4 0.8 0.5 − − − − − − − 34.5 39.5 24.5 7.7 2.6 1.2 1.8 1.4 1.3 1.1 1.7 1.0 1.0 9.0 0.3 2.0 − 1.7 − 58.2 51.4 11.8 4.1 0.7 1.2 0.8 0.7 0.5 0.1 − 0.6 0.9 0.9 − − − − − 22.2 26.0 29.0 8.1 2.0 0.8 1.4 0.8 1.2 1.0 1.7 0.6 1.0 8.8 0.3 2.7 − 2.7 − 62.1 29.5 16.2 4.5 0.2 0.8 0.4 0.2 0.4 − − 0.3 0.9 0.7 − 0.2 − − − 24.6 4.1 23.1 7.8 1.9 0.4 1.2 0.7 0.9 1.1 1.9 0.5 0.1 8.2 0.3 2.5 0.3 3.1 − 53.9 25.4 10.3 4.1 0.1 0.4 0.2 0.1 0.1 − 0.1 0.2 − − − − − − − 15.7 − 12.8 3.6 1.8 − 1.0 0.6 0.8 1.0 1.8 0.3 0.2 8.2 0.3 2.5 0.4 3.2 0.1 38.6 25.4 In the fermentations with nitrogen additions, post-add represents the nitrogen taken up after this addition. acids can be grouped in different sets according to the preference of the cell in the different conditions. The amino acids that are most consumed are glutamine and tryptophan. Together they represented 32% of the total assimilable amino acids of the synthetic grape must (Table 2), and regardless of the fermentation conditions, their consumption accounted for 50% to 65% of the total amino acids consumed. Figure 2. Gene expression of ammonium permease (MEP2) and general amino acid permease (GAP1) at time zero (before inoculation) and at different points during the control fermentation and the nitrogendeficient fermentation (without nitrogen addition). The data were quantified by calculating the ratio between the concentration of the studied genes normalized with the concentration of the housekeeping ACT gene, and expressed as a percentage (the quantity ratio 1 was set as 100%). YAN and ammonia consumption throughout the fermentations are also indicated. GAP1 and MEP2 Gene Expression. The expression of the nitrogen transporters GAP1 and MEP2 was analyzed and quantified relative to the expression of the housekeeping actine gene. Time zero was the expression of yeast before inoculation (and after rehydration). Both genes were repressed in the first hours after inoculation in the must-like medium (Figure 2). In the nitrogen-deficient fermentation, these genes started to be activated/de-repressed after 30 h, when nitrogen was almost depleted. The expression of both genes increased continuously during the first days of fermentation and peaked after 4 and 6 days for GAP1 Textos asociados On the other hand, the consumption of arginine, glutamate, glycine, alanine, and aspartate, which were approximately 44% of the total assimilable amino acids in the medium (Table 2), was together hardly 2% of the total amino acids consumed in the control fermentation. The consumption of these amino acids was much higher in the fermentations supplemented with nitrogen. However, yeast cells only consumed these amino acids before the nitrogen addition: that is, when the fermentations were nitrogen-deficient. Last, there is one other set of amino acids, consisting of threonine, histidine, leucine, isoleucine, phenylalanine, valine, and methionine, which was consumed proportionally more in the control fermentation than in the supplemented fermentations. and MEP2, respectively. The expression of the genes decreased in the last days of fermentation, after several days without a nitrogen source. On the other hand, the presence of residual nitrogen in the control fermentation repressed these genes throughout. 45 Influence of the Timing of Nitrogen Additions during Synthetic Grape Must Fermentations on Fermentation Kinetics and Nitrogen Consumption Figure 3. Relative gene expression of GAP1 and MEP2 at different points in the first 24 h after the nitrogen addition. Time zero represents the point just before this addition. The data were calculated as in Figure 2. Table 3. Secondary Metabolites Produced by Yeasts during the Different Fermentationsa control ferm. ethanol glycerol acetate acetaldehyde citrate succinate lactate n-propanol isobutanol isoamylic alcohol phenyl-2-ethanol isobutyric acid butyric acid isovaleric acid valeric acid hexanoic acid octanoic acid decanoic acid dodecanoic acid Figure 3 shows the gene expression of GAP1 and MEP2 in the first 24 h after the nitrogen addition. They were both repressed in all the fermentations. However, the later the addition took place in the fermentation process, the longer it took for the genes to be repressed. When nitrogen was added at the end of the fermentation (density 1000), the effect was negligible because of the low expression at this point. Analytical Profile. We analyzed the residual sugars, ethanol, glycerol, and acids in the wines obtained from the different fermentations and such flavor compounds as higher alcohols, volatile fatty acids, and esters, which arose from yeast metabolism (Table 3). The later the nitrogen addition was, the lower the concentration of glycerol, acetic acid, and acetaldehyde was. The higher alcohol content was lower when excess nitrogen was available at the beginning of the fermentation (control fermentation and N1060). These different concentrations were accounted for by the increase in isoamyl alcohol and 2-phenylethanol. The concentration of these compounds increased considerably in the fermentations with nitrogen additions in the later phases (or no addition), and were approximately 2 and 5 times higher than in the control fermentation. The increase in isoamyl alcohol did not lead to a corresponding clear increase in its ester (isoamyl acetate) in these fermentations, and the phenyl-2-ethanol acetate ester only increased slightly. In fact, the differences in the concentration of the total acetate esters between the fermentations were due to the concentration of ethyl acetate, which was more than 95% of the total acetate esters. 46 N1060 N1040 N1020 Alcohols and Acids (g L 1) 98.7 97.2 98.0 98.0 6.56 6.57 6.32 6.11 1.17 1.22 0.98 0.80 0.33 0.28 0.26 0.25 0.41 0.41 0.38 0.41 0.13 0.21 0.27 0.26 0.04 0.05 0.04 0.03 Higher Alcohols (mg L 1) 37 33 28 20 11 13 16 16 50 48 81 97 11 21 42 46 109 115 167 179 Fatty Acids (mg L 1) 0.39 0.40 0.43 0.63 0.73 0.67 0.63 0.37 0.30 0.12 0.09 0.09 2.06 1.58 1.40 2.30 1.95 1.84 0.39 0.37 0.21 0.16 0.14 0.09 6.70 5.63 5.02 0.39 0.72 0.44 0.10 1.53 2.34 0.19 0.16 5.87 no N N1000 addition 98.7 101.1 5.78 6.12 0.89 0.81 0.24 0.22 0.39 0.41 0.23 0.23 0.02 0.02 13 16 94 53 176 0.50 0.59 0.80 0.18 1.90 2.43 0.14 0.32 6.86 12 16 94 43 165 0.41 0.60 0.60 0.15 1.85 2.49 0.46 0.28 6.83 Acetate Esters (mg L 1) ethyl acetate 35 35 32 25 19 28 isobutyl acetate 0.023 0.024 0.012 0.016 0.011 0.011 isoamyl acetate 0.49 0.46 0.39 0.69 0.39 0.29 hexyl acetate 0.006 0.005 − − − − phenyl-2-ethanol acetate 0.21 0.37 0.41 0.47 0.41 0.29 35.73 35.86 32.81 26.18 19.81 28.59 ethyl butyrate ethyl isobutyrate ethyl hexanoate ethyl octanoate ethyl decanoate Fatty Acid Esters (mg L 1) 0.224 0.220 0.163 0.006 0.005 0.006 0.089 0.071 0.23 0.022 0.022 0.060 0.002 0.004 0.019 0.343 0.322 0.478 0.232 0.005 0.31 0.081 0.024 0.652 0.164 0.004 0.23 0.059 0.019 0.446 0.124 0.007 0.085 0.020 0.004 0.240 Values are the average of two determinations and the coefficient of variation in all the compounds analyzed was less than 10% with the exception of decanoic acid (18%), dodecanoic acid (38%), ethyl octanoate (16%), and ethyl decanoate (29%). a Its concentration was higher in the control fermentation and the N1060 and 1040 fermentations, which correlated with a higher acetate concentration. The differences in the concentration of fatty acids and their esters were smaller in the final products of the fermentations. DISCUSSION The addition of nitrogen to grape musts, especially in the form of ammoniacal nitrogen, is a common winemaking practice that prevents nitrogen-related fermentation problems. Several studies, in which grape musts were supplemented with diammonium phosphate, have proved that nitrogen supplements can optimize fermentation performance (2-4). In the present study, we supplemented a nitrogen-deficient synthetic must with a mixture of ammonium and amino acids at different stages of the alcoholic fermentation. Then we studied the effect of these additions on Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos We observed a reduction in the fermentation length regardless of the time of addition and, consequently, a reduction in the total fermentation time. However, the fermentation length decreased even further when nitrogen was added during the exponential phase and yeast cells probably used this nitrogen for biomass production. These results largely agree with those previously reported (2-4). However, the yeast strain QA23 used in this study seems to have low nitrogen requirements. It used only 147 mg N L-1 in the control fermentation and finished it with only 60 mg N L-1. Agenbach (25) established that fermentations require a minimal amount of 140 mg N L-1 to avoid getting stuck. In fact, nitrogen demands and preferences are strain dependent (26-28) and, therefore, it should be taken into account that we only used one strain. As in previous experimental studies (2, 6), we observed that nitrogen additions during the period of cell growth resulted in an increase in cell biomass. During the cell growth phase of the fermentation, most carbon- and nitrogen-containing compounds are diverted to biomass production. When growth stops, however, only small amounts of these nutrients are required, primarily for cell maintenance (3). The metabolism of nitrogen depends heavily on its uptake through the different nitrogen transporters. In this study, we monitored the activity of the genes encoding two important permeases in the transport of amino acids (GAP1) and ammonium (MEP2) throughout fermentation. In a previous study (5), we observed that both permeases were repressed in a nitrogen-rich medium by the mechanism called nitrogen catabolite repression (NCR). The present study confirms this repression because in the control fermentation their expressions were almost negligible and in the limiting nitrogen condition their expressions dropped sharply at the beginning, when nitrogen was still available, and increased continuously when it was not. The NCR of both transporters was fast and effective, as seen with the nitrogen additions, although the cell response to the excess of nitrogen in the medium was quicker when the nitrogen addition was in the first half of fermentation. During the last stages of fermentation, ethanol content is high and it is well established that the first target of ethanol toxicity is the plasma membrane (29, 30), which can be impaired for a long period of anaerobic growth. Therefore, the sensing system of the cell, mainly located in the plasma membrane, may be affected by both effects (31). The moment of the fermentation process at which the NCR was established (by the nitrogen addition) determined the pattern of amino acid consumption. As previously reported (9), arginine, alanine, aspartate, glutamate, and glycine were the amino acids that were most affected by the NCR because they were hardly consumed when there was an excess of nitrogen. In fact, they were not taken up until the medium was depleted of good nitrogen sources. These amino acids must be transported mainly by the general amino acid permease (Gap1p) or by other specific permeases also subjected to NCR. A similar uptake pattern for these amino acids was previously reported in both synthetic and natural grape juices (1, 26). On the other hand, in brewing conditions (32) arginine and glutamine were rapidly consumed whereas ammonium uptake was delayed. Branched-chain and aromatic amino acids behaved in a completely different way. Except for tryptophan, they were mostly consumed in the first stages of the control fermentation: that is, when the cells were subjected to NCR from the beginning of the fermentation process. A common feature of the genes that encode the permeases of the branched-chain amino acids (BAP1 and BAP2) and aromatic amino acids (TAT1 and TAT2) is that they are induced in a nitrogen-rich medium (33, 34). Regardless of the time of addition, glutamine and tryptophan were the main amino acids consumed after the nitrogen additions, and therefore, they may be very important for the yeast cell metabolism throughout the process. Ammonium accounted for 40% of the total YAN of the fermentation media. However, its consumption depended on the timing of the addition. Ammonium is the preferred nitrogen source for biomass production but was hardly consumed when it was added in the final stages of the fermentation. These differences in ammonium uptake are difficult to explain in terms of permease regulation. In the present study and in our previous one (9), we detected that, the more nitrogen there was in the fermentation media, the more repressed the three MEP genes were. Marini et al. (35) have proposed two possible hypotheses to explain this paradox: either the yeast possesses additional ammonium transport systems unrelated to the Mep proteins, or highly concentrated ammonium is taken up into the cells by simple diffusion. The timing of the nitrogen additions directly determined the likely aroma characteristics of the wines. Glycerol increased in the fermentations with higher biomass production and higher ammonium consumption. The relationship between biomass formation and glycerol synthesis has already been reported (36- 38). Likewise, a higher glycerol yield was also observed on a synthetic glucose-rich medium when ammonium was used as the sole nitrogen source instead of a mixture of ammonium and amino acids (39). Michnick et al. (40) also related the production of glycerol to the accumulation of acetate and acetaldehyde. Textos asociados the fermentation kinetics, the consumption of organic and inorganic nitrogen throughout the fermentation, and the influence of this consumption on the aroma compound profile of the wines. 47 Influence of the Timing of Nitrogen Additions during Synthetic Grape Must Fermentations on Fermentation Kinetics and Nitrogen Consumption Higher alcohols were also affected by the changes in nitrogen utilization. These compounds can be produced either by the catabolic conversion of the branched-chain amino acids (via Ehrlich) or by the anabolic formation of these amino acids de novo from a sugar substrate (14, 15). Our results show that the anabolic route is of greater importance because the increase in isoamyl alcohol and 2-phenyl ethanol was inversely proportional to the consumption of leucine and phenylalanine, respectively. Furthermore, the closer the nitrogen concentration is to the growth-limiting level, the higher the yield of fusel alcohols is. There is also an inverse correlation between ammonium consumption and the production of fusel alcohols (12). A greater concentration of higher alcohols did not seem to determine an increase in esters. In contrast, the acetate concentration seemed to determine a greater concentration of acetate esters, especially ethyl acetate. In conclusion, our study shows the quantity and quality of the nitrogen demands of the wine strain QA23. Although further studies should be carried out with other wine strains, our data show that cell growth and fermentation have different preferred nitrogen sources. Nitrogen additions always improved fermentation performance but had a minimal effect on biomass production when added in the second half of the fermentation. These nitrogen additions subjected the cells to NCR and changed the profile of nitrogen consumption. The differences in the pattern of nitrogen consumption were related to different aroma compound compositions in the wines. In our opinion, this study is a starting point for further investigation into using an ammonium/amino acid mixture as nitrogen supplementation in the wine industry and the effect that these additions have on yeast physiology, fermentation performance, and wine quality. ACKNOWLEDGMENT This work was supported by grant AGL20000205-P4-03 from the Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, Spain. The authors wish to thank the language service of the Rovira i Virgili University for revising the manuscript. LITERATURE CITED (1) Bisson, L. F. Influence of nitrogen on yeast and fermentation of grapes. In Proceedings of the International Symposium on Nitrogen in Grapes and Wine; Ranz, J. M., Ed.; American Society of Enology and Viticology: Davis, CA, 1991. (2) Bely, M.; Sablayrolles, J. M.; Barre, P. Automatic detection of assimilable nitrogen deficiencies during alcoholic fermentation in oenological conditions. J. Ferment. Bioeng. 1990, 70, 246- 252. 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Por una parte, ciertos compuestos volátiles que contienen azufre como el sulfuro de hidrógeno ofrecen un aroma similar a huevos podridos, por lo que pueden afectar negativamente a la calidad sensorial del vino pero, por otra parte, algunos compuestos de azufre como el 3-mercaptohexanol, que proporciona notas afrutadas, puede tener un impacto positivo sobre el sabor y el aroma del vino. Además, estos compuestos se pueden volver más o menos atractivos o repulsivos dependiendo de sus concentraciones absolutas y relativas. Por consiguiente es un desafío interesante que los vinicultores modulen las concentraciones de tales compuestos determinantes de la calidad del vino según las preferencias de los consumidores. La levadura del vino, Saccharomyces cerevisiae, desempeña un papel clave en la producción de compuestos volátiles de azufre. A través de la ruta de la secuencia de reducción del sulfato se forma HS-, el cual puede conducir a la formación de sulfuro de hidrógeno y diversos mercaptanos. Por tanto, limitar la formación del ión HS es un objetivo importante en la ingeniería metabólica de esta levadura. La levadura del vino también es responsable de la transformación de precursores de azufre no volátiles presentes en la uva, en tioles volátiles con propiedades aromatizantes. En particular, 4-mercapto-4-metilpentan-2-ona, 3-mercaptohexanol y acetato de 3-mercaptohexilo son los tioles volátiles más importantes que añaden aromas afrutados al vino. El presente documento revisa brevemente el proceso metabólico implicado en la producción de importantes compuestos volátiles de azufre y las principales estrategias a la hora de conseguir desarrollar cepas de levaduras como herramienta para ajustar el aroma del vino a las especificaciones del mercado. Palabras clave: Aroma . Sabor . Bebidas fermentadas . Tioles . Vino . Levadura 1- Introducción El azufre es un elemento abundante en la naturaleza y presente en muchos compuestos. Puede presentarse en forma oxidada (sulfato) o reducida (sulfuro). El azufre es uno de los elementos más importantes necesarios para la vida, particularmente como componente de los aminoácidos cisteína y metionina, y también es un componente de cofactores esenciales. Los microorganismos pueden metabolizar los compuestos de azufre a través de dos rutas. En la ruta de reducción asimilativa del azufre se toma sulfato y se utiliza para la biosíntesis de compuestos orgánicos como la cisteína y la metionina. En la ruta de reducción disimilativa del sulfato, la molécula de sulfato se reduce como parte de una ruta respiratoria a sulfito o sulfuro. Ninguno de estos metabolitos se vuelve a metabolizar y la mayoría se excreta (Kappler y Dahl 2001). La ruta anterior es realizada por bacterias reductoras de sulfato que están ampliamente distribuidas en ambientes anaeróbicos como el suelo, los sedimentos, agua de mar y agua dulce y en la boca e intestino de muchos animales (Purdy et al. 2002). Los microorganismos también son capaces de descomponer los aminoácidos con azufre cisteína y metionina para formar sulfuros y posteriormente otros compuestos volátiles de azufre y tioles (Dainty et al. 1989; Russell et al. 1995; Bonnarme et al. 2000; Seefeldt y Weimer 2000; Morales et al. 2005). La levadura de vino Saccharomyces cerevisiae es responsable de la producción de varios compuestos volátiles de azufre que afectan a la calidad sensorial del vino. Estos importantes compuestos volátiles de azufre son: (1) sulfuro de hidrógeno (aroma a huevos podridos); (2) metanotiol (metilmercaptano; aroma a col cocida); (3) dimetilsulfuro, dimetildisulfuro y dimetiltrisulfuro (aromas a col, coliflor y ajo); (4) metiltioesteres (tioacetato de S-metilo, tiopropanato de S-metilo y tiobutanato de S-metilo; aromas a coliflor cocida, queso y cebolleta); y (5) los “tioles volátiles afrutados” del vino (aromas a maracuyá, pomelo, grosella espinosa, guayaba y aromas a boje; Swiegers y Pretorius 2005; Swiegers et al. 2006). Durante la fermentación del vino, la reducción asimilativa de sulfato por la levadura (para biosintetizar cisteína y metionina) puede producir un exceso de iones HS-, lo que genera la formación H2S en el vino (Jiranek et al. 1995; Spiropoulos et al. 2000; Mendes- Ferreira et al. 2002; Swiegers et al. 2005a). Esto es probablemente uno de los problemas más comunes en una bodega y, si no se trata, el vino resultante estará contaminado provocando una pérdida de calidad y la posibilidad de que sea rechazado por los consumidores (Vos y Gray 1979; Henschke y Jiranek 1991; Rauhut 1993). Los vinos fermentados finalizados a menudo se tratan con sulfato de cobre con el fin de que reaccione con los compuestos de azufre para formar complejos estables y, por tanto, eliminar los efectos negativos del H2S y de los mercaptanos. No obstante no es deseable utilizar sulfato de cobre en el vino. La concentración de H S producido durante Applied Microbiol Biotechnol, Enero de 2007 (on line) Textos asociados Formación de compuestos volátiles azufrados por levaduras vinicas. 51 Formación de compuestos volátiles azufrados por levaduras vinicas la fermentación del vino depende de varios factores como la presencia de compuestos de azufre, la cepa de la levadura, las condiciones de fermentación y los nutrientes del zumo de uva (Henschke y Jiranek 1991; Rauhut 1993; Spiropoulos et al. 2000). No obstante, algunas cepas parecen producir H2S intrínsecamente sin que les afecten las condiciones ambientales, lo que posiblemente indica un defecto metabólico (Jiranek et al. 1995; Spiropoulos et al. 2000; MendesFerreira et al. 2002). Por otra parte, las levaduras de vino pueden producir compuestos volátiles de azufre beneficiosos para la calidad del vino. Algunos de estos son el furfuriltiol, un compuesto identificado en el aroma del Pinot Manseng blanco, tintos de Burdeos, y en las duelas tostadas (Tominaga et al. 2000). El furfuriltiol es un aromatizante extremadamente potente (umbral de percepción de 0,4 ng/l) y también se ha identificado en el café tostado, la carne, el pan de trigo y en las palomitas de maíz. Se cree que la levadura forma el furfuriltiol mediante la transformación del furfural liberado durante la fermentación a partir de las duelas de roble tostadas (Tominaga et al. 2000). Otros tioles volátiles que mejoran el aroma producidos por la levadura a partir de los precursores de la uva son el 4-mercapto-4-metilpentano- 2-ona (4MMP), el 3-mercaptohexan-1-ol (3MH) y el acetato de 3-mercaptohexilo (3MHA). Los tioles volátiles son extremadamente potentes y tienen umbrales de percepción bajos: 0,8 ng/l (4MMP), 60 ng/l (3MH) y 4 ng/l (3MHA). En los Sauvignon Blanc, estos compuestos son de particular importancia para diversos caracteres dado que ofrecen aromas a “boje” (4MMP), “maracuyá”, “pomelo”, “grosella espinosa” y guayaba (3MH y 3MHA; Tominaga et al. 1995, 1998a,b; Dubourdieu et al. 2006). No obstante, también se han identificado 4MMP, 3MH y 3MHA en distintas concentraciones en vinos elaborados a partir de uvas Colombard, Riesling, Semillon, Merlot y Cabernet Sauvignon, por lo que también podrían afectar al aroma y la calidad de tales vinos (Tominaga et al. 1995, 1998a,b; Murat et al. 2001b). El desafío de la enología moderna es limitar (o eliminar) la producción de H2S y mercaptanos indeseables y, al mismo tiempo, mejorar la producción de tioles volátiles beneficiosos. El uso de sulfato de cobre introduce un interesante dilema para el vinicultor, ya que es utilizado para tratar vinos contaminados con H2S y mercaptanos, pero al mismo tiempo reduce la concentración de tioles volátiles deseables ya que el ión Cu2+ no discrimina entre los dos tipos de compuestos de azufre. Por tanto, la mejor solución yace en el desarrollo de levaduras que produzcan durante la fermentación concentraciones absolutas y relativas de tioles volátiles que mejoren el aroma sin la formación de H2S ni mercaptanos (Pretorius 2000; Pretorius y Bauer 2002). En el siguiente apartado de este documento se detallan los elementos metabólicos de la 52 levadura del vino que resultan en la producción de compuestos volátiles de azufre. Además, se discuten los últimos avances en la modificación del metabolismo del azufre de la levadura del vino para mejorar el sabor y el aroma del vino. 2.- Mecanismo de formación de azufre volátil 2.1 Formación de sulfuro de hidrógeno a través de la ruta de secuencia de reducción de sulfato. La levadura del vino puede formar metabólicamente H2S a partir de compuestos inorgánicos de azufre como los sulfatos y sulfitos, así como de compuestos orgánicos como la cisteína y el glutatión (Henschke y Jiranek 1993; Rauhut 1993; Hallinan et al. 1999; Spiropoulos et al. 2000). En general, la uva debe ser deficiente en compuestos orgánicos de azufre, ya que éstos pueden activar la síntesis de tales compuestos de azufre a partir de fuentes inorgánicas habitualmente abundantes en el mosto (Henschke y Jiranek 1993; Park et al. 2000; Moreira et al. 2002). En la S. cerevisiae, H2S es el producto de la ruta de la secuencia de reducción de sulfato (SRS) (Fig. 1; Yamagata 1989; Rauhut 1993). En la ruta SRS, el H2S procede del ión HS-, un intermedio metabólico de la reducción del sulfato o sulfito necesario para la síntesis de compuestos orgánicos de azufre. Si durante la fermentación estas reacciones se producen en presencia de un Fig. 1 Un diagrama que representa la ruta SRS y la biosíntesis de aminoácidos en S. cerevisiae. Adenosil 5′-fosfosulfato (APS); 3′-fosfoadenosil 5′-fosfosulfato (PAPS); O-acetilserina (O-AS); O-acetlilhomoserina (O-AH) Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Parece que, al menos parcialmente, la capacidad de producción de H2S de una cepa determinada es genética, ya que la producción de H2S de diferentes cepas varía en las mismas condiciones (Thornton y Bunker 1989; Henschke y Jiranek 1993; Jiranek et al. 1995; Spiropoulos et al. 2000). El primer paso de la ruta metabólica SRS implica el transporte del sulfato desde el medio hasta la célula de levadura mediante la sulfato permeasa. El sulfato se reduce a continuación a sulfuro a través de una serie de pasos que implican el uso de la enzima ATP-sulfurilasa (que emplea dos moléculas de ATP) y de la sulfito reductasa. El siguiente paso conduce la captación del sulfuro: la O-acetilserina (del aminoácido serina) se combina con el sulfuro para formar cisteína, y la O-acetilhomoserina (del aminoácido aspartato) se combina con el sulfuro para formar homocisteína, la cual se puede convertir en metionina (Thornton y Bunker 1989; Yamagata 1989; Henschke y Jiranek 1993; Rauhut 1993; Jiranek et al. 1995; Spiropoulos et al. 2000). Dado que las concentraciones de cisteína y metionina en los zumos de uva habitualmente no son suficientes para cubrir las necesidades metabólicas de las células en crecimiento, se activa la ruta metabólica SRS para cubrir esta demanda (Henschke y Jiranek 1993). Cuando existe una cantidad adecuada de nitrógeno en el medio, existirán suficientes precursores de estos aminoácidos (O-acetilserina y O-acetilhomoserina) para captar el sulfuro. Si la cantidad de nitrógeno es limitada, no habrá suficientes precursores; la ruta SRS se activará y el sulfuro se acumulará debido a la ausencia de precursores. El exceso de sulfuro se libera de las células en forma de H2S (Henschke y Jiranek 1993; Rauhut 1993; Jiranek et al. 1995; Spiropoulos et al. 2000). Algunas veces, se producen cantidades importantes de H2S cuando en el producto en fermentación hay sulfito, el cual se difunde hacia las células. Por tanto, en condiciones de poco nitrógeno, se observa una producción elevada y continua de H2S en presencia de sulfito (Jiranek et al. 1995; Hallinan et al. 1999). Otros factores ambientales que pueden afectar a la producción de H2S son (1) niveles elevados de azufre elemental, (2) presencia de dióxido de azufre, (3) presencia de compuestos orgánicos con azufre, (4) deficiencia de pantotenato, (5) alto contenido relativo de treonina con respecto a otros aminoácido y (6) de metionina con respecto a la concentración de amonio (Henschke y Jiranek 1991; Rauhut 1993; Spiropoulos et al. 2000). En un estudio se ha investigado recientemente el papel de la enzima bifuncional O-acetilserina/Oacetilhomoserina tiolasa como medio para modular la producción de H2S por la levadura industrial (Spiropoulos y Bisson 2000). El estudio demostró que la sobreexpresión del gen MET17, que codifica la Oacetilserina/O-acetilhomoserina tiolasa, en una cepa de S. cerevisiae originó que se formara mucho menos H2S en un vino en fermentación. Sin embargo esto no sucedió en otra cepa de S. cerevisiae con sobreexpresión de MET17, lo que indica que la actividad de la O-acetilserina/O-acetilhomoserina tiolasa no está directamente relacionada con la formación de H2S (Spiropoulos y Bisson 2000). Se ha demostrado que la sobreexpresión de dos genes, el MET14, que codifica una adenosilfosfosulfato cinasa, y SSU1, que codifica un portador de sulfito, aumenta la formación de sulfito (Donalies y Stahl 2002). Por tanto, se ha postulado que la ausencia del gen MET14 o del gen MRX1, que codifican una metionina sulfoxido reductasa, podría ser la manera más eficaz de impedir que la levadura del vino produzca H2S durante la fermentación (Pretorius 2000, 2003, 2004; Pretorius y Høj 2005). Otro método para evitar la formación de H2S fue la modificación de la actividad de la enzima sulfito reductasa mediante la alteración de una de las subunidades de la enzima (Sutherland et al. 2003). La sulfito reductasa es un heterotetrámero compuesto de dos subunidades α y dos subunidades β, las cuales son codificadas por los genes MET10 y MET5 respectivamente (Sutherland et al. 2003). La enzima, una hemoflavoproteína, enlaza los cofactores flavín adenina dinucleótido, flavín mononucleótido y sirohemo. Se introdujeron mutaciones en el gen MET10 de modo que la subunidad α no se pudiera enlazar a los cofactores pero pudiera formar aun un complejo proteínico heterotetrámetro con la subunidad β. De este modo, la sobreexpresión del gen MET10 mutante produciría una subunidad no funcional que podría reducir la proporción de sulfito reductasa funcional en la célula, y por tanto reducir la formación de sulfuro. Sin embargo, es necesario investigar más para confirmar si esta estrategia es capaz de evitar la formación de H2S en el vino en fermentación. Textos asociados aporte adecuado de nitrógeno, el ión HS- es captado por la O-acetilserina y la O-acetilhomoserina, que son productos derivados del metabolismo del nitrógeno, para formar compuestos orgánicos de azufre como metionina y cisteína (Henschke y Jiranek 1993; Park et al. 2000; Moreira et al. 2002). Sin embargo cuando las fuentes de nitrógeno son insuficiente o inadecuadas, el H2S puede acumularse en la célula y pasar al mosto en fermentación por difusión (Vos y Gray 1979; Henschke y Jiranek 1991; Giudici y Kunkee 1994; Jiranek et al. 1995, 1996). El H2S es muy reactivo y se puede combinar con otros componentes del vino para formar compuestos volátiles de azufre relacionados (Vermeulen et al. 2005). Por ejemplo, el etanotiol se puede formar por reacción de H2S con etanol o acetaldehído (Amerine et al. 1980; Rauhut 1993). En el vino, se piensa que la formación de disulfuro de dimetilo, trisulfuro de dimetilo y tetrasulfuro de dimetilo se produce mediante la oxidación del metanotiol, un compuesto que se con- 53 Formación de compuestos volátiles azufrados por levaduras vinicas sidera procedente de la descomposición de la metionina (Rauhut 1993). La concentración de disulfuro de dimetilo encontrada en algunos vinos está muy por encima del umbral sensorial de 25 μg/l (vino blanco) y 60 μg/l (vino tinto; Rauhut 1993). En bajas concentraciones, se considera que el disulfuro de dimetilo es un compuesto beneficioso que contribuye al aroma asociado al tiempo de maduración en botella (Rauhut 1993; Ribéreau-Gayon et al. 2000). 2.2. Formación de tioles volátiles mediante la levadura a través de carbono tiolasas Se ha propuesto que la formación de furfuriltiol a partir de furfural por la S. cerevisiae es catalizada por la enzima cisteína desulfidrasa, la cual es necesaria para la producción de cisteína (Tominaga et al. 2000). Por tanto el anión HS- se produce a través de esta enzima, originando la formación de H2S. La formación de H2S mejora a su vez la formación de furfuriltiol a partir de furfural. Esto se ha confirmado al observar que el vino en fermentación con una fuente añadida de nitrógeno (por tanto se inhibe la formación de H2S) no produce tanto furfuriltiol. Por consiguiente, la producción de furfuriltiol se vincula a la producción del anión HS-, el cual no se produce cuando el sulfato de amonio se añade a un caldo en fermentación en cantidades suficientes (Tominaga et al. 2000). Los tioles volátiles 4MMP, 3MH y 3MHA son prácticamente inexistentes en el zumo de uva y solamente se desarrollan durante la fermentación (Fig. 2). No obstante, se ha demostrado que 4MMP y 3MH existen en la uva en forma de conjugados enlazados a la cisteína no volátiles y que la levadura del vino es responsable de extraer el tiol del precursor (Darriet et al. 1995). Ciertos experimentos demuestran que una célula de un extracto de enzima libre de célula de la Eubacterium limosum (que contiene enzimas carbono–tiolasa) podría liberar 4MMP de su precursor S-4-(4-metilpentan-2-ona)-Lcisteína (Cis-4MMP) lo que indica que la presencia de un mecanismo similar de liberación a través de las carbono-tio-lasas de la levadura es más probable durante la fermentación del vino (Tominaga et al. 1995). La hipótesis de Tominaga et al. (1995) se comprobó investigando la capacidad de la levadura de liberar 4MMP a partir de Cis-4MMP cuando se eliminan los genes que codifican las posibles carbonotio-lasas en una cepa de laboratorio de S. cerevisiae (Howell et al. 2005). Cuatro genes, identificados como responsables de las posibles enzimas carbono–tiolasas, influyeron en la liberación del tiol volátil 4MMP, lo que indica que el mecanismo de liberación implica probablemente varios genes. Se eliminaron también los genes identificados en una variación homocigosa de la levadura comercial VL3, y el resultado mostró que la eliminación de los cuatro genes asociados a la carbono–tio-lasa conducía a una disminución de la cantidad de 4MMP liberado (Howell et al. 2005). En este 54 último estudio no se observó que la sobreexpresión de estos genes produjera un aumento de la liberación de 4MMP. No obstante, recientemente, nuestro grupo sobreexpresó un gen heterolocigoso que codifica una enzima carbono-tio-lasa en una levadura comercial ampliamente utilizada (VIN13) y demostró como conclusión que, en vinos en fermentación modelos, la cepa VIN13 modificada liberaba diez veces más 4MMP y 3MH de sus precursores sintetizados químicamente que la cepa control VIN13. Además, el vino Sauvignon Blanc producido por la levadura modificada tuvo un muy potente aroma no detectado en el vino control. Por tanto, es posible modificar levaduras para utilizar más precursores de tioles derivados de la uva y por tanto mejorar el aroma del vino (Swiegers et al. sin publicar). Se ha demostrado anteriormente que la cantidad liberada de 4MMP en el vino depende de qué cepa de levadura se utilice para llevar a cabo la fermentación (Dubourdieu et al. 2006). Por tanto, la genética y la fisiología de la cepa determinan su capacidad para liberar tioles volátiles. Algunos estudios del primer trabajo indicaron que las cepas comercialmente disponibles de S. cerevisiae VL3 y EG8 liberan más tioles que las cepas VL1 y 522d. Además, las cepas de Saccharomyces bayanus liberan más 4MMP que las cepas de S.cerevisiae VL3 y EG8. Los vinos confeccionados con cepas híbridas de S.bayanus/S. cerevisiae muestran un contenido superior de tioles volátiles (Murat et al. 2001b). Estos hallazgos se han confirmado al observar que diferentes cepas comerciales tienen capacidades diferentes de liberación de 4MMP a partir del precursor Cis-4MMP en vinos modelo en fermentación (Howell et al. 2004). Howell et al. (2004) han identificado cepas comerciales de levaduras que liberan aún más tioles que VL3. En un estudio de seguimiento, el Sauvignon Blanc producido por siete cepas diferentes de levadura del vino (VL3 entre ellas) mostró perfiles únicos de tioles volátiles, siendo la cepa VIN7 la que produjo mayor concentración de 4MMP y 3MHA, mientras que VIN13 produjo mayores concentraciones de 3MH (Swiegers et al. 2006). Se ha demostrado que durante la fermentación, el 3MHA se forma a partir del 3MH por la acción de la alcohol acetiltransferasa que forma ésteres y que es codificada por el gen ATF1 (Swiegers et al. 2005b). La sobreexpresión del gen ATF1 en la cepa de levadura VIN13 produjo un aumento significativo de la cantidad de 3MHA producido. Por otra parte, la sobreexpresión del gen IAH1, el cual codifica un enzima que descompone ésteres, produjo una reducción en la concentración de 3MHA. También se investigó la capacidad de diferentes levaduras comerciales para convertir 3MH en 3MHA durante la fermentación. Se observaron grandes variaciones en la concentración de 3MHA y, en la mayoría de los casos, no correspondían con la capacidad de liberación de 4MMP de las levaduras (Swiegers et al. 2005b). Por tanto, queda puesto de manifiesto que la selección de la cepa de levadura es de máxima importancia en la modulación Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos de las concentraciones de tioles en el vino. Se ha demostrado que cuando disminuye la concentración del precursor de tioles S-3- (hexan-1-ol)L-cisteina (Cis-3MH), aumenta la cantidad de 3MH durante la fermentación. No obstante, solamente una pequeña fracción (1,6%) del precursor enlazado a la cisteína presente originalmente se libera como 3MH (Dubourdieu et al. 2006). Además en mostos Cabernet Sauvignon y Merlot, se ha observado que la cantidad de 3MH liberada era proporcional a la concentración de Cis-3MH presente al inicio de la fermentación. Por tanto, cuanto mayor es la concentración de precursores de tioles conjugados a la cisteína en el mosto, mayor es la concentración de tioles volátiles en el vino resultante (Murat et al. 2001a). No obstante, en el estudio anterior, solamente el 3,2% del precursor presente originalmente en el mosto se liberó en forma de tioles volátiles durante la fermentación. 3. Conclusión El objetivo final de todo vinicultor es conseguir un vino con unas características óptimas de calidad, precio y apariencia al consumidor (Pretorius 2006). Para lograr este objetivo, es necesario un control exhaustivo del método de producción, de las condiciones de fermentación, de la elección de la cepa de levadura y de la producción de componentes que afectan favorablemente a la calidad organoléptica del vino. Los compuestos volátiles de azufre son aromatizantes y saborizantes potentes que pueden tener un efecto Textos asociados Recientemente se ha determinado el impacto de la temperatura de fermentación sobre la concentración de tioles volátiles en un medio modelo y en zumo de uva. Se demostró que las concentraciones de 4MMP, 3MH y 3MHA fueron mayores cuando se produjo la fermentación alcohólica a 20 °C con respecto a 13°C, independientemente de la cepa utilizada (Masneuf Pomarède et al. 2006). Por el contrario, Swiegers et al. (2006) ha demostrado que en vinos en fermentación modelos, se libera más 4MMP y más 3MH se convierte en 3MHA a bajas temperaturas (18°C) en comparación con altas temperaturas (23 y 28 °C) al final de la fermentación. No obstante, al principio de la fermentación, hay más tioles volátiles en los caldos en fermentación más calientes (Swiegers et al. 2006). Fig. 2 El vino es una mezcla muy compleja de compuestos derivados de la uva, de los microorganismo y, en algunos casos, del roble, que definen en gran medida su apariencia, aroma, sabor y sensaciones en el paladar (Swiegers et al. 2005ª). Los compuestos derivados de la uva distinguen al vino por su variedad y lo dotan de su estructura básica. La fermentación de los azúcares por parte de las levaduras no sólo produce etanol y dióxido de carbono, sino que también una gama de metabolitos menores pero importantes organolépticamente que proporcionan el carácter del vino. Estos metabolitos volátiles que son ésteres, alcoholes superiores, carbonilos, ácidos grasos volátiles y compuestos de azufre, son derivados del metabolismo de los azúcares y de los aminoácidos. Los tioles volátiles, particularmente 4MMP, 3MH y 3MHA, contribuyen de manera importante al aroma de los vinos, particularmente en variedades como la Sauvignon Blanc. Durante la fermentación del vino, la S. cerevisiae favorece la división de precursores no volátiles con cisteína (Cis-4MMP y Cis-3MH) existente el zumo de uva para liberar 4MMP y 3MH. La ausencia de tioles volátiles en la uva indica la importancia de la fermentación de la levadura para su formación (Swiegers et al. 2006) 55 Formación de compuestos volátiles azufrados por levaduras vinicas considerable sobre la calidad del vino. Las levaduras de vino son las principales generadoras de compuestos volátiles de azufre, los cuales son producidos a partir de fuentes de azufre y precursores derivados de las uvas (y en algunos casos por productos añadidos por el vinicultor, e.g., SO2). A día de hoy se han conseguido avances significativos para dilucidar las rutas metabólicas responsables de la formación de compuestos volátiles de azufre. Este conocimiento se está utilizando actualmente para desarrollar cepas de levaduras de vino que: (1) produzcan nada o mucho menos sulfuro de hidrógeno y mercaptanos asociados y (2) tengan una mayor capacidad de producir compuestos volátiles de azufre deseables que aporten aromas afrutados al vino. En algunos casos, se ha aplicado ingeniería genética con el objetivo de evaluar la viabilidad del diseño de tales cepas para lograr los resultados deseados. Si bien los consumidores actuales son aún muy resistentes a consumir bebidas producidas por microorganismos modificados genéticamente, la reciente comercialización de una levadura genéticamente modificada en la industria vitivinícola norteamericana podría indicar la aceptación gradual de esta tecnología (Husnik et al.2006). No obstante, aunque en el futuro cercano no se utilice para producir vino co- mercial ninguna de estas levaduras genéticamente modificadas con metabolismos del azufre alterados, sirven como modelos y prototipos útiles para aportar más información que podría aplicarse para desarrollar cepas no modificadas genéticamente utilizando técnicas más convencionales (por ejemplo, mutagénesis, hibridación y evolución adaptativa). Por tanto, existe un gran consenso sobre la posibilidad de confeccionar a medida levaduras de vino sin acudir a ingeniería genética. Sin embargo, para personalizar levaduras no modificadas genéticamente con el fin de que los vinicultores ajusten las concentraciones de compuestos que determinan la calidad del vino, el conocimiento fundamental requerido continuará generándose ampliamente a partir de información obtenida mediante cepas prototipo modificadas genéticamente. Agradecimientos: la investigación en el Australian Wine Research Institute (Instituto de Investigación Enológica de Australia) es posible gracias al apoyo de viticultores y vinicultores australianos a través de su organismo inversor, la Grape y Wine Research Development Corporation, la cual financia según una metodología “matching funds” junto al Gobierno australiano. Referencias Amerine MA, Berg HV, Kunkee RE, Ough CS, Singleton VL, Webb AD (1980) The technology of winemaking, 4th edn. AVI Technical Books, Westport, CT Bonnarme P, Psoni L, Spinnler HE (2000) Diversity of L-methionine catabolism pathways in cheese-ripening bacteria. Appl Environ Microbiol 66:5514–5517 Dainty RH, Edwards RA, Hibbard CM, Marnewick JJ (1989) Volatile compounds associated with microbial growth on normal and high pH beef stored at chill temperatures. 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Las cepas de levadura descritas en este artículo como su correspondiente proceso de desarrollo están pendientes de patente. Introducción La producción excesiva de Sulfuro de Hidrógeno (H2S) que tiene lugar en el transcurso del proceso de fermentación del mosto constituye un problema bastante común en lo que a vinificación se refiere (Monk 1986; Henschke and Jiranek 1991). El principal motivo de ello radica en la baja concentración de elementos nitrogenados en el medio. Con el objeto de paliar este problema, los enologos pueden, en el transcurso del proceso de fermentación, aumentar el grado de nitrógeno en el mosto, añadiéndole fosfato diamónico (DAP) o utilizando sulfato de cobre después de la fermentación con el fin de suprimir el H2S del vino. Pero a pesar del aporte en DAP, la levadura sigue produciendo H2S en algunos medios y todo ello sin hablar del hecho de que la mayoría de los enólogos preferiría no tener que recurrir al uso del sulfato de cobre. Los vinos que contienen H2S desprenden un olor desagradable (a huevo podrido), pero además, debido a su olor, el H2S, no solo reduce las cualidades organolépticas del vino sino también oculta las notas aromáticas favorables de éste. ¿Cabría imaginar que en el futuro podamos llevar a cabo una fermentación con levaduras de vinificación que no produzcan H2S detectable sea cual sea el contenido en nitrógeno asimilable del medio y sin ningún aporte en DAP? Por otro lado, ¿Estas cepas de levadura serían capaces de realzar aromas favorecedores manteniendo a la vez una excelente capacidad de fermentación? El Instituto de Investigación Vitivinícola de Australia (AWRI) ha desarrollado, en colaboración con la Sociedad Mauri Yeast Australia, nuevas cepas de levadura que producen cantidades indetectables de H2S. Estas levaduras son Advantage, Platinum y Distinction. ¿Cómo han sido desarrolladas estás levaduras de baja producción de H2S? Para el desarrollo de estas cepas, el AWRI ha utilizado métodos biológicos clásicos (no OGM). La cepa Maurivin PDM era la cepa parental ideal, dada la popularidad de la que goza entre los elaboradores a nivel internacional. El objetivo radicaba en adaptar la cepa de manera que ésta realzara sus propiedades favorables, es decir su capacidad en no producir cantidades detectables de H2S y a partir de ella se han obtenido las cepas cuyos ensayos se exponen a continuación. Estas cepas, pendientes de patente, están clasificadas como “no OGM” en todos los países vitivinícolas del mundo. Probar las cepas en mostos empobrecidos en nitrógeno asimilable Las cepas seleccionadas se probaron en mostos que contenían bajas cantidades de nitrógeno asimilable (100 mg. N/L). No se añadió ningún aporte en DAP durante el proceso de fermentación. Las fermentaciones de laboratorio se realizaron a 18º C, por triplicado, con una concentración inicial en azúcar de 240 gr./lt. (aproximadamente 13.5 B). Unas cintas reactivas (tipo Fluka) extremadamente sensibles al H2S fueron insertadas en cada frasco con el fin de poner en evidencia la producción de H2S; las cintas blancas, indicaban la ausencia de liberación de H2S. Las cintas de color marrón indicaban, por otra parte, una presencia de H2S en cantidades indetectables para el olfato humano. Las cintas negras indicaban en cambio una presencia de H2S más allá del límite perceptible por el olfato humano aún que en un nivel de concentración no perjudicial para la calidad del vino. Al finalizar la fermentación, las cintas reactivas sumergidas en las muestras que contenían Advantage y Distinction se quedaron blancas o de color muy claro Platinum (Figura 1) Este resultado confirmó que estas cepas no producían cantidades detectables de H2S, incluso en presencia de cantidades muy bajas de nitrógeno asimilable. El patrón , Maurivin PDM, quedo claramente coloreado. Conviene destacar que en los mostos que contenían cantidades suficientes de nitrógeno asimilable, Maurivin PDM no produjo nada de H2S. The Australian and New Zealand Grapegrover ans Winemaker Magazine, noviembre de 2007 Textos asociados Una revolución en el sector enólogico: Levaduras de vinificación que no producen Sulfuro de hidrógeno (H2S) 59 Una revolución en el sector enólogico: Levaduras de vinificación que no producen Sulfuro de hidrógeno Estos resultados demuestran que estas tres cepas Advantage, Platinum y Distinction, fermentan mostos empobrecidos en nitrógeno asimilable sin producir cantidades de H2S detectables por la nariz humana. Asimismo, estas tres cepas de levadura presentan cinéticas de fermentación comparables con las de la cepa de levadura PDM, conocida por su robustez (Tabla 1, Figura 2). cantidad de H2S que sobrepasaba el límite de la percepción sensorial. Y en condiciones reales de vinificación En resumen Las cepas han sido probadas en condiciones reales de vinificación con el fin de reflejar su aptitud en las condiciones ambientales propias al vino. Se sometió a prueba un mosto de Chardonnay con una concentración de azúcar de 190 gr./lt. Y, al igual que en la prueba anterior, no se añadió DAP en todo el transcurso del proceso de fermentación. Utilizando condiciones de fermentación similares a las anteriormente descritas, la fermentación se llevó a cabo a una temperatura de 15º C y, de la misma manera, los grados de fermentación obtenidos fueron similares a los obtenidos con la cepa testigo de referencia (Maurivin PDM). Las cintas reactivas de todos los mostos de Chardonnay fermentados con las tres nuevas cepas se quedaron blancas. Hecho que confirma que, sin ningún aporte en DAP estas cepas no producen H2S con la variedad Chardonnay. La producción de H2S es perjudicial para la producción de vinos de calidad. Felizmente, hoy en día, existen cepas de levaduras llamadas Advantage, Platinum Distinction.. Estas cepas se adaptan especialmente a los mostos que, empobrecidos en nitrógeno, evitan la producción de H2S. Por lo general se trata de cepas polivalentes que permiten la fermentación de una amplia gama de variedades a la vez que una producción de vinos de calidad con características sensoriales considerablemente mejoradas. Además, al no tener que recurrir al DAP (o emplearlo en cantidades inferiores) se facilita así el procesos de vinificación. Las catas tampoco revelaron presencia alguna de H2S. Los catadores indicaron la presencia de notas afrutadas, dada la ausencia de notas azufradas. Estas cepas de levadura presentan pues con la variedad Chardonnay, unas capacidades de fermentación indudables; y por este motivo fueron sometidas a prueba otras variedades con el fin de confirmar dicha aptitud fermentaría. Resultados obtenidos con la variedad Sauvignon Blanc A lo largo de este estudio, se uso un mosto de Sauvignon Blanc para llevar a cabo la fermentación, con el objetivo de marcar más las diferencias sensoriales usando una variedad aromática. El mosto presentaba las características analíticas siguientes: 190 gr./lt. de azúcar, pH 3.3, acidez total de 5.1 gr./lt. Las fermentaciones se realizaron a una temperatura 18°C. Las cintas reactivas confirmaron de nuevo que en ausencia de cualquier aporte de DAP las cepas Advantage, Distinction y Platinum no producían H2S mientras que en el mismo tiempo, la cepa testigo producía una 60 Las catas llevadas a cabo al finalizar el análisis demostraron que los vinos presentaban características sensoriales positivas. Además, las cepas revelaron unas cinéticas de fermentación comparables a la obtenida con la cepa Maurivin PDM . Agradecimientos Los autores dan las gracias al Dr. Nick Yap, al Dr. Dan Johnson y al Profesor Sakkie Pretorius por su valiosa colaboración a lo largo de todo este proyecto así como por la crítica constructiva que hicieron de este artículo. El Dr. Toni Cordente se ha beneficiado del apoyo económico del grupo AB Mauri. El Dr.Hentie Swiegers es investigador en el Instituto de Investigación Vitivinícola de Autralia, subvencionado por la asociación de los vinificadores y viticultores Australianos a través de su organismo de inversión: la sociedad de Desarrollo de la Investigación sobre Uva y Vino así como por los fondos del gobierno de Australia. Referencias Monk, P.R. Formation, utilization and excretion of hydrogen sulfide by wine yeast. (1986) Wine Industry Journal, Noviembre 10-16. Henschke PA, Jiranek V (1991) Hydrogen sulfide formation during fermentation: effect of nitrogen composition in model grape must. Proceedings of the international symposium on nitrogen in grapes and wine, Seattle, USA. American Society for Enology and Viticulture, Davis, CA, Pág.172–184 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Tabla 1. Análisis químicos de los vinos PDM Advantage Platinum Distinction Azúcar residual (Fructosa) gr./lt. 1.7 1.2 0.2 0 Glicerol gr./lt. 4.8 5.8 5.2 5.3 Ácido acético gr./lt. 0.28 0.35 0.06 0.20 Etanol % 11.4 11.3 11.3 11.5 Días de fermentación (<2 gr./lt.) 17 19 12 12 Figura 1. Cintas reactivas cuyo color negro indica la presencia de pequeñas cantidades de H2S Textos asociados Figura 2. Cinética de fermentación de distintas cepas de levadura 61 62 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Ugliano, M.; Henschke, P.A.; Herderich, M.J.; Pretorius, I.S. The Australian Wine Research Institute, PO Box 197, Glen Osmond (Adelaide), South Australia 5064, Australia “Winemaking begins in the vineyard” is a mantra that has widespread support amongst winemakers. It conveys the concept of vineyard or, in French jargon, terroir as an intrinsic property of grape, and consequently the corresponding wine. There is no doubt that many great wines are associated with great vineyards. So, where do yeast fi t in? The perception that fermentation yeast faithfully transform grape must into wine has been changing in the detail over the past decades. This is a result of science uncovering the many roles that yeast perform, and the wider selection of strains available that promote these various attributes. For example, whereas most strains produce a relatively similar, generic, fermentation bouquet only some strains possess a strong ability to hydrolyse cysteine conjugates responsible for Sauvignon Blanc character, meaning that only selected strains can enhance varietal expression (Swiegers et al. 2006). Winemakers today have many options through fermentation management to enhance the varietal characteristics of their wine, or to express further regional attributes. Furthermore, yeast strongly respond to their environment. It is well known that temperature aff ects the rate of fermentation, that grape solids enhance survival and that high osmotic stress, as imposed by a Botrytis-aff ected must, leads not only to increased glycerol production but also to higher volatile acidity. The latter example highlights the remarkable ability of yeast to adapt to stressful (i.e. high sugar) environments. However, there is an accompanying metabolic adaptation which can have positive or negative fl avour implications. At the time of inoculation, yeast are subjected to a range of stresses to which the cell must adapt in order to exploit its new environment. Some of the known stresses are osmotic pressure, oxidative conditions, sulphite toxicity and temperature shock (Bauer and Pretorius 2000). Nutrients, whether present in sub- or super-optimal concentration, can also induce stress and metabolic responses. The primary response is aimed at protecting the cell from committing to reproduction when key nutrients are lacking or dealing with potential toxicity when the concentration is outside the normal range. The metabolic response often involves a cascade of biochemical reactions, some of which can lead to altered metabolism of nutrients such that the yeast will secrete end-products in diff erent amounts (Albers et al. 1998). Some of the end products that have sensory properties can lead to changes in the fl avour profi le of the wine. H2S formation is an all-too-well known example relating to nitrogen depletion stress. Clearly, the vineyard environment and intervention by the viticulturist shape the development of the vine and especially the composition of the grape. Because the viticulturist attempts to balance a long list of priorities in order to produce fruit to specifi cation, most attention will focus on those factors that cannot be modifi ed once the fruit has been harvested. Therefore, yeast nutrients, especially nitrogen, might not be optimised for fermentation, largely in the belief that nutrients can be easily corrected in the winery. Given that we estimate that up to 500t of diammonium phosphate (DAP) could be used each year to produce Australian wine, is this winemaking input being used eff ectively? Our current state of knowledge on the implications of controlling vineyard nitrogen as opposed to fermentation nitrogen on fermentation performance and wine composition has been recently reviewed by Bell and Henschke (2005). In this article, we will focus on the role that fermentation nitrogen has in modulating metabolism and some of the changes that this can have on wine fl avour. We will fi rst summarise current best practice for managing fermentation nitrogen and then describe the main fl avour changes that are aff ected by nitrogen. Finally, we will consider the fl avour implications of nitrogen for white and red wine fermentations. CURRENT BEST PRACTICE FOR MANAGING FERMENTATION NITROGEN Textos asociados Nitrogen management is critical for wine Managing Director, flavour and style A common practice amongst winemakers is to make a standard addition of DAP to the juice or must (100300mg/L) at inoculation without measuring the nitrogen concentration. This article will show that DAP addition has signifi cant fl avour consequences and that measuring the initial nitrogen concentration provides the opportunity to adjust DAP addition not only to achieve an adequate fermentation rate, but also to more reliably guide the fl avour profi le and style of wine required. This work is still in a conceptual stage Wine Industry Journal > Vol 22 No 6 > November / December 2007 63 Nitrogen management is critical for wine Managing Director, flavour and style 1.1 Measuring YAN gen measurements yields YAN (Figure 1). This procedure is used by NATA-accredited laboratories such as AWRI’s Analytical Service laboratory (http://www.awri. com.au/analytical_ service/analyses/yeast_assimilable_ nitrogen/), which can provide a timely service during vintage. Grapes contain a variety of nitrogenous compounds of which the most important are the primary or alpha amino acids, ammonium ion and small peptides. Proline, a dominant secondary amino acid in many grape varieties, cannot be assimilated under anaerobic conditions (Ingledew et al. 1987). These nitrogenous compounds, excluding proline, constitute what is commonly referred to as yeast assimilable nitrogen (YAN). The so-called Formol Titration is a simpler, rapid method for measuring YAN (Shively and Henick-Kling 2001; Gump et al. 2002; Filipe-Ribereiro and MendesFaia 2005), although the use of formaldehyde, a toxic volatile reagent, requires a well-trained analyst and suitable laboratory. YAN determination with midinfrared (MIR) spectrometry, which is most rapid, has recently been developed by the AWRI (Dambergs et al. 2005). Because amino acids are chemicallydiverse molecules, the most convenient measure of assimilable nitrogen relates to assaying the free or alpha-amino group of the primary amino acids, which is commonly referred to as free amino nitrogen (FAN). Proline, a secondary amino acid, and protein are excluded in FAN assay methods. Of the several chemical, enzymatic and physical methods available (Shively and HenickKling 2001; Bell and Henschke 2005; Filipe-Ribereiro and Mendes-Faia 2007) the method of choice is the o-phthaldialdehyde/N-acetyl-L-cysteine (NOPA) method (Dukes and Butzke 1998). An additional enzymatic method is needed to determine ammonia, of which 82% is nitrogen. Summation of these two nitro- YAN measurements, ideally, should be performed directly on juice or must samples at the point of inoculation to avoid over-estimation due to processing losses which inevitably occur between vineyard and the fermentor. Furthermore, juice samples taken from grape musts can under-estimate total berry YAN due to an important proportion of amino acid contained in the grape skin. Refer to the review by Bell and Henschke (2005) for a detailed discussion of these points. based on studies with Chardonnay and Shiraz; however, it should stimulate winemakers to experiment with these and other varieties. Nevertheless, an early warning for low YAN can be achieved by sampling in the vineyard one to two weeks prior to harvest, such as during maturity sampling. 1.2 Supplementing must YAN The YAN content of Australian grape juices varies widely from approximately 50-350mg/L, with a mean value of around 200mg/L. As a benchmark, it is generally agreed that maximum yeast biomass yield and fermentation rate results when YAN exceeds 400mg/L, whereas 150mg/L YAN marks a transition zone, below which the risk of slow or stuck fermentation notably increases (Henschke and Jiranek 1993; Blateyron et al. 2003). Since much of the background research work to establish these benchmarks has been carried out in synthetic and fi ltered grape juices, this risk value is technically only valid for highly clarifi ed, anaerobic, juice fermentations. Nonetheless, it represents a worst-case scenario and is a useful guide for other types of fermentation. Figure 1. Summation of free amino nitrogen and ammonia nitrogen levels provides a useful estimate of the yeast assimilable nitrogen level. 64 In general, in order to achieve an adequate rate of fermentation to dryness, a cellar bright juice containing <150mg/L YAN should be supplemented with nitrogen to at least 150-200mg/L when the respective vineyard has a history of low YAN fermentation problems or a high nitrogen-demanding yeast has been selected. Nitrogen supplementation should be increased to the higher end of the range for higher °Brix juices, whereas juices containing grape solids, or fermentations that are aerated, are less susceptible to low YAN diffi culties (Ribéreau-Gayon et al. 2000; Blateyron et al. 2003; Eglinton et al. 2005). Later on in this Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos One disadvantage of DAP as a supplement is the acidifi cation that can result in some juices, leading to a lowerthan- expected wine pH. Utilisation of the ammonium cation by yeast leaves a notable proportion of the phosphate anion, which can lower pH, depending on initial pH and must titratable acidity (TA). Furthermore, large additions of DAP can lead to excessive wine phosphate content. In practice, the maximum addition of DAP is limited by the concomitant concentration of soluble phosphate remaining in the wine, which is set at 400mg P/L (Australian and New Zealand Food Standard 4.5.1). This concentration of phosphate-P would correspond to a maximum of 1.7g/L DAP (equivalent to 360mg/L YAN) if we assume that the juice/must contained no phosphate; in practice a lesser amount of DAP can only, therefore, be added. Overuse of DAP can also stimulate overproduction of acetate esters, especially ethyl acetate, resulting in the perception of volatile acidity (VA) and suppression of varietal character. As discussed in the following sections, high YAN (exceeding 450-500mg/L YAN) can stimulate ethyl acetate production by many yeast strains. When working with very low YAN juices, we have observed that other nutrients can similarly be low. Thus, when YAN is low and other nutrient defi ciencies are suspected, it can be useful to add a proprietary yeast food that contains more complex forms of N, as well as vitamins, lipids and minerals. Indeed, continued H2S production after DAP addition suggests a general vitamin defi ciency (Henschke 1996; Wang et al. 2003), though other causes are also possible. Most yeast suppliers can advise on the use of yeast foods, which are generally produced from inactivated yeast. The principal role of sugar metabolism in yeast is to generate energy and carbon skeletons for building all the components of the cell. These metabolic activities result in the accumulation of several by-products, including esters, higher alcohols and polyols, carbonyls, acids and thiols which contribute to the aroma and fl avour of wine. Nitrogen metabolism, which is involved in the assimilation of nitrogen for the synthesis of protein and nucleic acids, also contributes to the pool of aroma and fl avour compounds. Because nitrogen metabolism is central to cell growth, it regulates other pathways, including sugar and sulphur metabolism. Consequently, nitrogen availability can signifi cantly impact on the production of many fl avouractive metabolites. The nitrogen status of a juice or must, therefore, contributes to wine fl avour as well as aff ecting yeast growth and the fermentation of sugars. 2.1 Major fermentation products In addition to ethanol and CO2, other major products of sugar metabolism are the polyols, such as glycerol and butanediol and the organic acids, especially acetic and succinic acids and, to a lesser extent, the ketoacids, such as pyruvic acid and -ketoglutaric acid. The production of many of these primary metabolites of sugar metabolism is modulated by YAN, although the magnitude of changes has been observed to depend on the yeast strain under consideration. Furthermore, the type of nitrogen source used, DAP or amino acids, aff ects metabolite production (Albers et al. 1996). Because low YAN juices are typically supplemented with DAP, only the impact of ammonium ion concentration on the production of yeast metabolites will be discussed in this article. Glycerol Malic acid Succinic acid Textos asociados DAP is widely used as a YAN supplement for this purpose. DAP contains 21% N, therefore, for convenience we can consider 100mg DAP to contain 20mg YAN. By way of an example, it will be necessary to add 500mg/L DAP to a juice to increase its YAN concentration from 100mg/L to 200mg/L. While this fi gure seems a large addition of DAP, the YAN equivalent of 1.5g DAP would be needed to reach the point at which maximum fermentation rate would be achieved. Australian winemakers can visit the AWRI website to access the calculator to estimate DAP additions: http://www. awri.com.au/ practical_solutions/calculators/. GENERAL METABOLIC RESPONSES OF YEAST TO YAN Concentration article, when we consider the fl avour consequences of juice YAN content, some winemakers might choose to supplement low YAN juices up to a fi nal concentration of 250-300mg/L YAN so as to produce a cleaner, fruitier style. Acetic acid SO2 100 200 YAN 300 400 Figure 2. Effect of yeast assimilable nitrogen on production or utilisation of major metabolic products of sugar fermentation and sulphur assimilation. 65 Nitrogen management is critical for wine Managing Director, flavour and style Theoretically, DAP-grown yeast are forced to synthesise amino acids for cell growth when compared with amino acid grown yeast. This decreases the proportion of sugar available for ethanol production (Albers et al. 1996), but in our experiments this has a minor aff ect on ethanol yield. Glycerol and acetic acid, which are important to wine composition and fl avour, respond relatively strongly to juice YAN concentration (Albers et al. 1998; Torrea et al. 2005; Vilanova et al. 2007). Figure 2 summarises general trends observed in synthetic juice and white wine fermentations. Both glycerol and acetic acid production depends strongly on the yeast strain used. For example, when using yeast Vitilevure M05 DAP addition increases glycerol production whereas the reverse is the case for AWRI 796 (Vilanova et al. 2007). Both yeast, however, produce the lowest concentrations of acetic acid at moderate YAN concentrations (range of 200-250mg/L) while higher concentrations are produced at both lower and higher concentrations of YAN. Malic acid consumption does, however, increase with increasing DAP concentration, irrespective of yeast strain. On the contrary and depending on the strain, succinic acid concentration can increase with increasing DAP addition (Coulter et al. 2004). In general, YAN can aff ect TA and the balance of organic acids which can aff ect fl avour (Sowalsky and Noble 1998). Sulphur dioxide production during fermentation can also be stimulated by initial YAN concentration, but the response seems to be yeast strain dependent. Experimental work in synthetic media and wort suggests that low SO2 is produced in low YAN media but increases when initial YAN availability is higher (Duan et al. 2004; Osborne and Edwards 2006). SO2 production contrasts with H2S production, which is generally lowered by increasing YAN. Increased risk of MLF inhibition has also been associated with high YAN addition but this inhibition has not been conclusively correlated with SO2 production (Osborne and Edwards 2006). Nevertheless, until better information is available, consideration should be given to limiting high YAN conditions when malolactic fermentation (MLF) is required. tation-derived volatiles in the aroma character of wine (Smyth et al. 2005). Several studies have indicated that both the total available nitrogen and the balance of amino acids and ammonia can signifi cantly aff ect the production of different groups of fermentationderived volatile compounds. From a practical point of view, the problem of juice nitrogen composition is primarily linked to the frequent occurrence of juices with suboptimal concentrations of nitrogen, and higher risk of slow or stuck fermentation. As this problem is frequently corrected in the winery through the addition of DAP, several studies have investigated the implications of this common winery practice on the volatile composition of wine (Ayrapaa 1971, Rapp and Versini 1991; Carrau 2003; Torrea and Henschke 2004; Hernandez-Orte et al. 2005, 2006; Vilanova et al. 2007). Due to the variety of yeast strains and fermentation conditions employed, it is somewhat diffi cult to extrapolate from the literature defi nitive conclusions concerning the eff ect of DAP addition on wine aroma. Nevertheless, some general trends relating to DAP supplementation and wine volatile composition are summarised in Figure 3. Higher alcohols, which are directly related to amino acid metabolism in the cell, exhibit a characteristic behaviour. Therefore, when total nitrogen is increased by adding ammonium to a medium containing very low levels of YAN, the production of higher alcohols is initially increased, but then tends to decrease after a peak between 200-300mg/L YAN. This activity depends on various factors, including yeast strain and fermentation conditions.Higher alcohols are characterised by fusel-like odours, and are generally thought to contribute to the complexity of wine fermentation bouquet. However, when present in very high concentrations they can have a negative impact on wine aroma, mainly because they mask fruity characters. Several authors have reported that ammonium supplementation can improve wine sensory quality Concentration of yeast aroma compounds Ethanol is the major product of sugar fermentation. However, while DAP addition increases yeast growth and the rate of fermentation, it has little to no practical eff ect on fi nal ethanol yield. Higher alcohols Ethyl acetate Acetate esters Fatty acids ethyl esters Branched chain esters 2.2 Volatile aroma compounds Among the various yeast metabolic pathways that are infl uenced by the nitrogen composition of the juice, those leading to volatile compounds are of particular importance due to the primary role played by fermen- 66 100 200 300 YAN 400 500 Figure 3. Relationship between initial YAN concentration and fi nal concentration of volatile compounds after fermentation. Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos The production of fatty acids ethyl esters, as well as of acetate esters, including ethyl acetate, is generally increased when DAP is added to the juice prior to alcoholic fermentation (Figure 3). This can have interesting implications for wine fl avour as fatty acids ethyl esters and acetates are generally responsible for the fruity character of wine (Guth and Sies 2002). However, ethyl acetate, one of the dominant yeast-derived volatile metabolites, when present at very high concentrations, can give unwanted sensory characteristics, often described with terms like nail lacquer/solvent and volatile acidity. Branched chain esters are, from a quantitative point of view, the less abundant volatiles produced during fermentation. Although their contribution to wine fl avour has still to be clarifi ed, tentative evidence is available in the literature for these compounds to be important contributors to the red berry fruit character of some red wines (Diaz- Maroto et al. 2005). Their concentration appears to decrease with increased DAP additions, however. The existence of a variety of diff erent responses for the various groups of yeastderived volatile compounds to DAP supplementation arises from the fact that each group of volatiles is derived from a diff erent metabolic pathway, each of which respond differently to DAP supplementation. However, from a practical point of view, understanding the potential of DAP supplementation as a tool to modulate wine sensory characteristics cannot be based simply on compositional data. The various volatiles or groups of volatiles illustrated in Figure 3 occur in wine over an extremely broad range of concentrations. However, this fi gure does not represent the actual quantitative relationship between diff erent chemical species. For example, higher alcohols, characterised by herbaceous, fusellike odours, typically occur in concentrations that can be up to 400 times higher than ethyl fatty acid esters, 120 Odour Activity Value 100 80 Isoamyl alcohol Ethyl octanoate Isoamyl acetate Ethyl 3-methylbutanoate Ethyl acetate characterised by fruit-like odours. Nevertheless, relatively small variations in the concentration of ethyl fatty acid esters, such as those introduced by variations in YAN content, are more likely to aff ect the aroma of wine than if proportionally similar variations would occur for higher alcohols. This is due to the fact that some of the possible sensory modifi cations associated with changes in the concentration of specifi c aroma compounds depend, among other factors, on the ability of that aroma compound to generate an olfactory stimulus at a given concentration. This complex relationship is often simplifi ed by means of the concept of odour threshold, defi ned as the minimum concentration at which a given compound can be detected by the sense of smell (Guth 1997). This is referred to as the odour activity value (OAV). Some of the fermentation-derived volatile compounds, such as esters, that are generally associated with the fruity character of wine, are extremely powerful odourants (i.e. have a very low odour threshold) and can, therefore, impart specifi c sensory attributes even when present in low concentrations. On the contrary, compounds like higher alcohols possess a much higher odour threshold and, therefore, are likely to generate variations in the aroma profi le of a wine only when their concentration varies to a very large extent. In Figure 4, a theoretical relationship between the OAV of selected volatile compounds, belonging to the chemical classes of Figure 3, and DAP supplementation is illustrated. It appears clear then that the range of variations potentially introduced by DAP in the concentration of acetates and fatty acid ethyl esters (isoamyl acetate and ethyl octanoate are used as reference compounds for these two classes) can have a dramatic impact on the volatile character of wine, whereas variations in compounds such as higher alcohols (isoamyl alcohol), although quantitatively extremely large, are likely to have a limited impact. Although it has to be stressed that OAVs only give a projection of the potential of a given compound to contribute to the overall aroma of a wine, the trends shown in Figure 4 provide a good indication of which one of the compositional changes associated with DAP supplementation is likely to have a greater impact on wine aroma. IMPLICATIONS OF NITROGEN FOR WINE FERMENTATIONS 60 Textos asociados by lowering higher alcohols production (Rapp and Versini 1991). However, based on the trend shown in Figure 3, this advice has to be taken cautiously as it might apply only to fermentations with initial YAN in the range included in the descending part of higher alcohols production pattern, i.e. YAN >200mg N/L. 3.1 Implications of nitrogen for white wine fermentations 40 20 0 100 200 300 YAN 400 500 Figure 4. Theoretical relationship between initial YAN concentration and Odour Activity Values of selected yeast-derived aroma compounds. Interestingly, the results obtained in various winemaking trials conducted at the AWRI with sub-optimal YAN juices have indicated that, under typical winemaking conditions, DAP supplementation is an extremely powerful tool for modulating the production of esters which, based on the previous discussion, are probably 67 Nitrogen management is critical for wine Managing Director, flavour and style the most sensorially-interesting group of compounds generated during fermentation. Figures 5 and 6 show the variations in volatile compounds and the sensory profi le of Chardonnay wines made at diff erent DAP concentrations. In good agreement with the trends shown in Figure 3, DAP had a positive eff ect on ester production, while it lowered the formation of higher alcohols. However, the wines obtained with moderate nitrogen supplementation of the juice were preferred by panellists compared with those obtained without or with high DAP addition. This preference might be due to a combination of higher acetates, ethyl fatty acid ester concentrations and moderate levels of ethyl acetate, the latter being associated with unwanted, solvent-like characteristics when present at very high concentrations. DAP addition to low YAN juices also suppresses the production of H2S and mercaptans by many wine yeasts, which although not quantifi ed in this study, no doubt contributed to the preference of the moderate YAN wines. The impact of DAP addition on the production of fruity thiols, such as 4MMP, 3MH and 3MHA, still needs to be determined. These results highlight the complexity of predicting wine aroma from compositional data. They also underline the importance of measuring YAN and adding the appropriate amount of DAP, if necessary, before or during fermentation in order to reduce the potentially negative eff ects that inadequate or excessive DAP supplementation can have on wine aroma. Particularly, the risk of excessive formation of ethyl acetate has to be considered as this ester is relatively stable during wine ageing, compared with other acetate and ethyl fatty acid esters, which tend to decrease signifi cantly after several months of bottle storage. 12,000 160mg/L YAN 320mg/L YAN 3.2 Implications of nitrogen for red wine fermentations More recently, researchers at the AWRI have investigated the eff ect of DAP supplementation on the volatile composition of Shiraz wine (Ugliano et al. 2007). It is generally believed that the conditions normally adopted for the production of red wine (i.e. higher temperatures, aeration of the fermenting must during cap management operations, extraction of YAN and other nutrients from skin during maceration) render fermentations less susceptible to slow or stuck fermentations, even when YAN concentrations approach the sub-optimal range. Nevertheless, several surveys have shown that YAN levels in red grapes can be well below optimal (Gockowiak and Henschke 1992; Butzke 1998; Nicolini et al. 2004; Ugliano and Henschke, unpublished data). Although during red wine fermentations YAN defi ciencies are likely to have a more moderate eff ect on fermentation kinetics, they can still negatively aff ect the formation of important aroma compounds. From the results of a trial which was carried out on a low YAN Shiraz must (YAN 100mg/L) with S. cerevisiae AWRI 796, it is again clearly evident that DAP supplementation is a powerful tool for modulating the volatile composition of red wine. This confi rms some of the trends observed during experiments with model substrates and white grape juices. As can be seen in Figure 7, DAP supplementation resulted in higher production of ethyl fatty acid esters and acetate esters, while higher alcohols were scarcely affected. Preliminary results also indicated that YAN supplementation of must can have an impact on red wine 480mg/L YAN Wet cardboard Less preferred aromas Concentration µg/L 6000 Cheesy Acetic Artificial grape Musk Floral More preferred aromas 8000 Fruit ester 3.5 3 2.5 2 1.5 1 0.5 0 Sweaty 10,000 Banana 4 4000 Nail lacquer Stewed fruit 2000 Stale beer Tropical 0 Fatty acids ethyl esters Acetates Ethyl acetate/10 Higher alcohols/100 Honey Bruised apple Figure 5. Volatile compounds of wines obtained from a low YAN (160mg/L) Chardonnay juice supplemented with two increasing concentrations of DAP, to a fi nal YAN of 320mg/L and 480mg/L, respectively. Fermentations were carried out at 18ºC using S. cerevisiae AWRI 796. 68 Citrus Figure 6. Sensory characteristics of wines obtained from a low YAN (160mg/L) Chardonnay juice (green line) supplemented with two increasing concentrations of DAP, to a fi nal YAN of 320mg/L (red line) and 480mg/L (blue line), respectively. Fermentations were carried out at 18ºC using S. cerevisiae AWRI 796. Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos CONCLUSION This work shows that the concentration of yeast assimilable nitrogen is not only important for ensuring that adequate yeast growth and fermentation kinetics are achieved, but also can aff ect the production of the major metabolites arising from sugar fermentation. Whereas ethanol concentration is little aff ected, that of glycerol and various carboxylic acids can be markedly modulated. These changes are likely to aff ect wine fl avour. Most importantly, however, is the fi nding that YAN can strongly infl uence production of some of the volatile metabolites, especially the acetate and ethyl esters, which are known to be positive to wine aroma when in balance. The impact of higher alcohols, which can be negative when present in high concentration, can also be modulated by YAN. These various yeast metabolites were also found to vary in 10,000 9000 100mg/L YAN 250mg/L YAN 400mg/L YAN Concentration µg/L 8000 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000 0 Fatty acids ethyl esters Acetates Ethyl acetate Higher alcohols/100 Figure 7. Volatile compounds of wines obtained from low YAN (100mg/L YAN) Shiraz grapes supplemented with two increasing concentrations of DAP, to a fi nal YAN of 250mg/L and 400mg/L respectively. Fermentations were carried out at 22ºC using S. cerevisiae AWRI 796, with cap plunging three times per day. red wine fermentations, suggesting that, as in white wines, must YAN can aff ect the development of wine fl avour. Our preliminary data suggest that wine colour and phenolics composition can also be infl uenced by YAN. Overall, these results suggest that, at least for Chardonnay, the fl avour and style of wine is dramatically modulated by the initial YAN concentration of the grape juice. Low YAN level juices favour the production of more complex wines with less fruity aromas, whereas moderate YAN levels produce cleaner and fruitier wines. However, high YAN levels can lead to excessively estery wines. Similar eff ects can be expected in other varieties, excepting for those varieties that depend on thiols, for which no information is presently available. Clearly, more wine sensory studies need to be undertaken to better understand the eff ects of must YAN and amino acid profi le on wine fl avour. A red wine trial is currently in progress to understand better the impacts of managing nitrogen in the vineyard compared with that in the winery on wine fl avour and quality. This research can be expected to provide grapegrowers and winemakers with better information for optimising wine style and quality according to consumer preferences and other desired outcomes. ACKNOWLEDGEMENTS We thank our many colleagues for supporting this project, especially Tracey Siebert and Dimitra Capone for help with analysis of fermentation volatiles; Mariola Kwiatkowski and Meagan Mercurio for analysis of phenolic compounds; Kate Lattey, Belinda Bramley and Dr Leigh Francis for carrying out the sensory analyses; Industry Development and Support and Analytical Service team members for help with chemical analyses; and Dr Paul Chambers, Dr Cristian Varela and Biosciences team members for many helpful discussions. Professor Francisco Carrau, of Uruguay, and visiting scientists Drs Diego Torrea and Mar Vilanova, from Spain, have made important contributions to this project. We are especially grateful to Mike Farmilo, of Boar’s Rock winery, for supplying a large number of juice samples and donating must for the Shiraz fermentation trials, and Russell Johnstone and Inca Pearce, of Orlando Wines, and Louisa Rose and Simon Dillon of The Yalumba Wine Company, for supplying white wine juices. Current work on nitrogen management also involves collaboration with Dr Sally-Jean Bell and Marcel Essling. Rae Blair is thanked for her editorial assistance. This project is supported by Australia’s grapegrowers and winemakers through their investment agency, the Grape and Wine Research and Development Corporation, with matching funds from the Australian Government. The AWRI is a member of the Wine Innovation Cluster. Textos asociados colour composition. Analytical parameters related to colour intensity and hue were indeed found to vary with DAP supplementation (Ugliano et al. 2007). The factors responsible for this eff ect are currently being investigated at the AWRI. The eff ect might be ascribable to various aspects of yeast metabolism that are known to modulate wine colour and phenolics composition. Factors include variations in the rate of ethanol production, absorption of anthocyanins on yeast cell walls (Morata et al. 2003) or reactions with yeast-derived metabolites such as pyruvic acid and acetaldehyde to form pigmented polymers (Romero and Bakker 1999). 69 Nitrogen management is critical for wine Managing Director, flavour and style REFERENCES 1 Albers, E.; Larsson, C.; Liden, G.; Niklasson, C. & Gustafsson, L. (1996) Infl uence of the nitrogen source on Saccharomyces cerevisiae anaerobic growth and product formation. Appl. Env. Microbiol. 62: 3187-3195. 2 Albers, E.; Lidén, G.; Larsson, C.; Gustafsson, L. (1998) Anaerobic redox balance and nitrogen metabolism in Saccharomyces cerevisiae. Recent Res. Develop. Microbiol. 2: 253-279; 1998. 3 Äyräpää, T. (1971) Biosynthetic formation of higher alcohols by yeast. 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Australian Wine Industry Technical Conference Inc., Adelaide, SA: 293. 37 Ugliano, M.; Siebert, T.; Capone, D.; Mercurio, M.; Henschke, P.A. (2007) Colour, aroma and fl avour compounds in Shiraz wine as aff ected by DAP addition before fermentation. Blair, R.J.; Williams, P.J.; Pretorius, I. S. (eds.) Proceedings of the thirteenth Australian Wine Industry Technical Conference, Adelaide, SA, 28 July-2 August 2007. Australian Wine Industry Technical Conference Inc. Adelaide, SA: in press. 38 Vilanova, M.; Ugliano, M.; Siebert, T.; Pretorius, I.J.; Henschke, P.A. (2007) Assimilable nitrogen utilization and production of volatile and nonvolatile compounds in chemically defi ned medium by Saccharomyces cerevisiae wine strains. App. Microbiol. Biotechnol. 77: 145-157. Textos asociados 21 Henschke, P.A.; Jiranek, V. (1993) Yeasts – metabolism of nitrogen compounds. In: Wine Microbiology and Biotechnology. Fleet, G.H. (ed.) (Harwood Academic Publishers: Chur, Switzerland) pp. 77-164. 39 Wang, X.D.; Bohlscheid, J.C.; Edwards, C.G. (2003) Fermentative activity and production of volatile compounds by Saccharomyces grown in synthetic grape juice media defi cient in assimilable nitrogen and/or pantothenic acid. J. Appl. Microbiol. 94: 349-359. 71 72 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Borneman, A.R.; Forgan, A.H.; Chambers, P.J.; and Pretorius, I.S. The Australian Wine Research Institute, PO Box 197, Glen Osmond (Adelaide), South Australia 5064, Australia In a world first, scientists at the Australian Wine Research Institute have sequenced the wine yeast genome, characterising the ‘recipes of life’ that shape this winemaker’s ‘friend’. Unlocking the secret to what makes wine yeast tick will put winemakers in a stronger position to use science to their advantage. This work paves the way for the development of new yeast strains, potentially leading to innovative solutions to tackle stuck fermentation and to create wines with desired alcohol levels and flavour profiles. Every four years, the Olympic Games inspire the world with spectacular performances and feats of endurance, speed and grace. We marvel at the athletic performance of the competitors; most of us can only wonder how these champions reach the standards they do. What makes world record-breakers so profoundly different to the rest of us? Are we not the same species, and therefore shouldn’t we all have the same potential? Couldn’t we also win gold in swimming or running if we had the same training regimes, diet, lifestyle, etc.? The answer is no. Elite athletes are born with a potential that has ‘gold’ stamped all over it. They have muscle-types, physique, physiology and aptitude that, with training, can be honed for international success. Unfortunately, most of us would require a great deal more than honing to reach this elite level; until bionics is able to rebuild what we are born with, when it comes to athletics, most humans will have to settle for amateur league or less (Figure 1(a)). Differences in performance of individuals of the same species are not peculiar to humans; in fact we see it everywhere in nature. Take, for example, the humble yeast that winemakers use to craft complex, delicious wine from sweet, syrupy grape juice. Most wine yeast are the same species, Saccharomyces cere visiae, but not all members of this group are able to produce wine, and, among those that do, there is considerable variation in how reliably and efficiently they work, and in the quality of the wine they produce. This begs the question: What makes a wine yeast tick? What, in the inner workings of this elite athlete, enables it to grow in such an inhospitable environment and de- liver gold medal wines when other S. cerevisiae strains don’t even leave the starting blocks? Research at the Australian Wine Research Institute (AWRI) is beginning to unravel the mysteries of the variation across the S. cerevisiae species, and early results on what they tell us about wine yeast are tantalising. The variation in performance that we see across strains of S. cerevisiae is inheritable; this means that it is genetically determined. The starting point for characterising this variation, therefore, should focus on yeast genetics. Fortunately, S. cerevisiae was the first organism of its type to have its genetic make-up (its genome) sequenced, and this was done over ten years ago on a strain, known as S288c, chosen for its ‘laboratory friendly’ characteristics (for more information on what genes and genomes are, see the breakout box). Scientists love this yeast because it is very easy to work with, but it would not win any medals in the winemaking arena; in fact, it is probably not even up to amateur status. Nevertheless, if you want to find out what makes wine yeast so different from other S. cerevisiae strains, you have to have something to compare it with, and S288c is a good starting point. Another strain of S. cerevisiae, YJM789, recently had its genome sequenced. The genome of this yeast, an opportunistic pathogen isolated from the lungs of an AIDS patient, turned out to be quite different to that S288c. Thus we had two different versions of S. cerevisiae to compare a wine yeast against, and this is what we found. It turns out that our wine yeast is a little more different to the two previously sequenced strains than they are to each other (Figure 2). About 0.6% of the letters of the wine yeast sequence are different to what is found in the laboratory strain. This might seem like a small difference, but if you consider that genetic differences between humans and chimpanzees amount to only about 1-2%, it is really quite large. Perhaps of greater interest, however, is that there are extra DNA sequences in the wine yeast; enough to carry at least 27 genes that are not present in the two yeasts it was compared against. In fact, some of the sequences in this extra DNA do not resemble anything found in other species of Saccharomyces; they appear to be more like genes found in very distant fungal relatives. We do not yet know how they got into the wine yeast genome, but we are curious to find out whether or not they play a part in distinguishing wine yeast from other S. cerevisiae, particularly in the winemaking stakes. Textos asociados Unravelling the genetic blueprint of wine yeast Some of the wine yeast-specific genes encode proteins that are probably associated with the cell wall, Wine Industry Journal > Vol 23 No 5 > September /October 2008 73 Unravelling the genetic blueprint of wine yeast a feature of yeast that is undoubtedly important for resilience in inhospitable environments. We are curious to find out whether these genes impact on robustness of wine yeast, a feature that is crucial for completing fermentations. Do these genes, for example, make the yeast more or less vulnerable to becoming stuck or sluggish in a ferment? We have also identified genes that probably encode proteins associated with amino acid uptake (a neutral amino acid transporter) and metabolism (an aspartate transaminase). Because amino acid metabolism is associated with flavour development, it is tempting to suggest that these genes will impact on sensory attributes in wine, but, of course, this will have to be tested. Then there are lots of genes that we cannot guess the function(s) of yet, and these might turn out to be the most exciting of all; time and experimental work will tell. Interestingly, we also found some sizeable rearrangements in the genome that we are also curious about, but cannot even guess what their significance will be. What does the future hold now that we have this rich source of information on a wine yeast? We will, of course, ascertain as far as possible, which of the unique features of a wine yeast genome are important in a winemaking context. However, we also plan to build on data gathered from this project by sequencing and comparing the genomes of several other wine yeast strains that are known to have different winemaking properties This will enable us to work out what is common to all wine yeasts (i.e. what constitutes the core requirements of a wine yeast) and what differences between them drive production of wines with differing qualities (e.g. different propensities to deliver fruity flavours and aromas). Once we understand what makes a wine yeast tick, and the significance of variation among wine yeasts, we will be much better placed to develop strains of 1(a) 1(b) Figure 1. No two humans have the same genetic make-up. An elite athlete, for example, is born with a genome that has ‘gold medal’ stamped all over it (Figure 1(a)). Similarly, not all wine yeasts are the same; different wine yeasts have different genetic make-up (Figure 1(b)). This is why some wine yeast strains are more robust that others and different strains impart different sensory properties to wines. Understanding what, in the genome of a wine yeast, determines its robustness and its ability to produce desirable (and undesirable) sensory attributes will enable the development of improved strains that will assist winemakers to craft wines for an increasingly demanding and constantly changing market. 74 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos ACKNOWLEDGEMENTS this microorganism that can complete the marathon of fermentation without becoming stuck or sluggish en route, while producing gold medal wines; and all of this should be possible without the need of performance enhancing additives. Just like our Olympians at the Australian Institute of Sport, the wine sector has gold-medal aspirations. Backed by sound science and robust research it should be gold all of the way for Australian winemakers. FURTHER READING Borneman, A.R, Forgan; A., Chambers, P.J. and Pretorius, I.S. (2008) Comparative genome analysis of a Saccharomyces cerevisiae wine strain. FEMS Yeast Research 8:1185-1195. Borneman, A.R.; Chambers, P.J. and Pretorius, I.S. (2007) Yeast Systems Biology: modelling the winemaker’s art. Trends in Biotechnology 25:349-355. Goffeau A.; Barrell B.G.; Bussey H.; Davis R.W.; Dujon B.; Feldmann H.; Galibert F.; Hoheisel J.D.; Jacq C.; Johnston M,; Louis E.J.; Mewes H.W.; Murakami Y.; Philippsen P.; Tettelin H. and Oliver S.G. (1996) Life with 6000 genes. Science 274: 546, 563-567. Cracking the Code: Genes and Genomes G enes are recipes for making proteins. For example, your cells carry a gene/recipe for making the protein insulin, which is a hormone that regulates blood sugar level. You also have genes/recipes that instruct your cells how to make proteins that control how tall you can grow, the colour of your eyes, the general shape of your body, etc. It is these recipes of life that dictate whether you will have athletic potential or not, and, because you inherited them from your parents you end up looking like them. If genes are recipes then genomes are recipe books. The human genome carries all of the recipes required for making proteins to build a human body from conception to adulthood, and repair and defend that body during its life. All of our physiology and anatomy is shaped by a collection of 20,000-25,000 genes that comprise the human genome. And, unless you have an identical twin, your recipe book diff ers a little from everyone else’s. The language of the genes is very diff erent the languages we use to communicate with each other. It is based on an alphabet of only four letters (A, T, G and C) and its lexicon is limited to three letter words, which means there are only 64 words in the genetic dictionary. However this is more than enough to string together sets of instructions for building all of the proteins (enzymes, hormones, muscles, antibodies, cartilage etc.) we require for life. The ‘paper’ on which the words that make up the recipes of life is written is known as DNA, and when we read an entire recipe book of an organism, decoding what is recorded in its DNA, we say we are sequencing its genome. What we end up with in this process is a long sequence of millions of A, T, G, and Cs, with no spaces or obvious punctuation marks, that we have to decipher. Thankfully, sophisticated computational aids can do most of this for us. Textos asociados Figure 2. The genome sequences of three strains of Saccharomyces cerevisiae has revealed how similar they are to each other. The numbers in circles on the arrows separating the different strains represent the number of ‘letters’ in the genome that differ between the strains. The 60,399 differences between a wine yeast and a laboratory yeast is equivalent to about 0.6% of the genome. The AWRI, a member of the Wine Innovation Cluster in Adelaide, is supported by Australia’s grapegrowers and winemakers through their investment body, the Grape and Wine Research and Development Corporation, with matching funds from the Australian Government. Systems biology research at the AWRI is performed using resources provided as part of the National Collaborative Research Infrastructure Strategy, an initiative of the Australian Government, in addition to funds from the South Australian State Government. We gratefully acknowledge the contribution of the Australian Genome Research Facility, a member of Bioplatforms Australia, where the actual sequencing of the wine yeast genome was carried out. We also thank Sharon Mascall and Rae Blair for editorial assistance, and JeffEglinton for the preparation of the illustrations. The detailed results of this work are published in the peer-reviewed journal FEMS Yeast Research. 75 76 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Coulter, A.D.; Henschke, P.A.; Simos, C.A. and Pretorius, I.S. The Australian Wine Research Institute, PO Box 197, Glen Osmond (Adelaide), South Australia 5064, Australia South Australia was sweltering. For more than two weeks in March this year, Adelaide sweated in unrelenting heat. Thermometers glared red as daytime temperatures refused to drop below 35°C. Scientists called it a record-breaking heatwave: a once in three millennia event. On the vines, sugar levels also soared to record-breaking heights. Varieties that normally mature weeks apart ripened together. Winemakers scrambled to harvest their fruit and crammed their fermentors full. Everyone hoped for the best. Fermenting a must through to dryness with such high sugar concentrations would have been challenging even for the toughest yeast due to the high levels of ethanol produced. Ferments kicked-offwell but later many started to run out of puffand required robust fermentation rescue procedures. Some were still ticking over months later. In the past, the number of queries we receive about stuck fermentations has been fairly constant. This year they doubled. The Australian Wine Research Institute (AWRI) regularly handles calls from winemakers looking for help and advice. But, although the chemistry behind stuck fermentation is simple, the causes are invariably complex making them frustratingly difficult to predict. There is evidence that most of the ‘stuck ferment’ queries we received were related to the heatwave that hit much of South Australia and Victoria in the first half of March 2008. But stuck fermentation is a complex 24 12 20 Alcohol Biomass 12 8 4 4 0 °Brix % Ethanol 16 8 Stuck Sluggish Slow Delayed onset Optimal 0 0 100 200 300 400 Time (hr) Figure 1. Optimal and sub-optimal fermentation profi les. Four types of sub-optimal fermentation are commonly observed: delayed on-set; continuously slow ferments; sluggish ferments; and incomplete or stuck ferments. problem and research has identified a multitude of potential causes, any combination of which can be involved. Our inability to measure or assess many of these factors in real time further exacerbates the problem. As a result, it can be difficult to work out why it happens. The definition is straightforward. At some point during fermentation, the process slows or stops too soon, preventing the remaining sugar in the wine from being converted to alcohol and carbon dioxide (Figure 1). Yeast activity – or a lack of it – is usually the culprit. The yeast might be feeling quite stressed due to its environment, or there might be something wrong with the yeast itself, preventing it from doing its job. Wine yeast works best when the temperature is not too hot, or not too cold and there are plenty of nutritious side-dishes to go with the main carbohydraterich course. Like any selfrespecting organism, it enjoys sanitary conditions and relative freedom from the irritating excesses of unwanted dinner guests (Figure 2) that can spoil the best parties. Coming up for air turns out to be surprisingly important for fermenting yeast – a sniffof oxygen will repay the winemaker many fold with renewed enthusiasm to get back to the job at hand. Inebriating ‘agents’ render it incompetent. Too much ethanol, for example, can stop yeast from growing by starving it of nutrients and increasing the toxicity of other compounds. The advice from the AWRI is that stuck fermentation is usually avoidable if winemakers keep the basics in balance: moderation of sugar levels, adequate supply of key nutrients including nitrogen and oxygen, effective sulfur dioxide, pH control, avoiding over-clarification, vigilant barrel management and clean conditions from harvester to fermentor. But this year, the heat created a new set of problems. During March’s heatwave, winemakers reported fruit arriving at the crusher with temperatures in the mid to high 30s. On one particular day, fruit arrived at one winery where temperatures topped 40°C. Some cooling systems could not cope. The scramble to harvest and deliver the rapidly ripening fruit made matters worse. Inside the wineries, in the fermentors, dehydrated and shrivelled fruit was hard to process, causing blockages in heat exchangers. The first week of the heatwave was bad enough with rapidly rising sugar levels, as has been seen in previous hot vintages. But, the second week stressed the already drought stressed vines beyond their limit producing heavily dehydrated fruit, perhaps as the parched vines deprived sunburnt berries of moisture. Outside, in the trucks queued up with their precious loads, the microbes took hold. Textos asociados When the heat is on, yeast fermentation runs out of puff Micro-organisms had a field day in the mountains of warm berries. Delays, lack of refrigeration and the un- Wine Industry Journal > Vol 23 No 5 > September /October 2008 77 When the heat is on, yeast fermentation runs out of puff relenting heat offered an opportunity for growth. The combination of heat stress, dehydration and mechanical harvesting had left more fruit damaged than usual. ‘Enemy’ microbes had the perfect breeding ground. Left to grow unchecked, some ‘bugs’ can wreak havoc. The grape apiculate yeast Hanseniaspora uvarum can develop quickly, for example, robbing grape must of important nutrients. One of its targets is thiamine, for which it has an insatiable appetite. Thiamine is essential for the efficient production of ethanol by Saccharomyces yeast. There is no easy procedure to detect vitamin deficiencies until the ferment becomes sluggish and responds to supplements. When excessive growth of wild yeast (Figure 2) is observed between the harvester and fermentor it is important to add thiamine and other vitamins to the starter culture. For musts from vineyards with a history of fermentation problems, the addition of complex inactivated yeast nutrients can also be beneficial. Hanseniaspora uvarum can also produce off-flavours including the vinegary taste of acetic acid. Research has shown that hot conditions can dramatically increase the production of acetic acid and, this year, winemakers have reported high levels of volatile acidity (VA) to the AWRI. Lactic acid bacteria also thrive in warm conditions, producing acetic acid as well as other unwanted compounds from the grape sugars and acids. Growth of certain lactic acid bacterial strains is enough to leave the pluckiest wine yeast running for cover. Spoilage in addition to stuck fermentation is often the result. Hanseniaspora Candida Kloeckera When this year’s stuck ferments were tested at the AWRI, sensory analysis revealed that a number of them were affected by a mousy off-flavour. They had high concentrations of acetic acid, low concentrations of malic acid – many ferments underwent malolactic fermentation – and they contained various unwelcome micro-organisms. The results after analysing one red wine with stuck fermentation were typical of those tested (Table 1, see page 27). Lactic acid bacteria are also known to produce mousy off- flavour in grape bins when given a long journey under warm conditions without sufficient protective sulfites. The winemakers’ usual weapons against enemy microbes are sulfites, and clarification treatments for whites. But a review of research into stuck fermentation published by the AWRI shows that in extreme conditions, adding sulfur dioxide to grape bins might not be enough. Sulfur dioxide has a tendency to ‘hook up’ with sugar, sapping its effectiveness. The high levels of sugar caused by this year’s heatwave would have had such an effect. The higher levels of spoilage noted this year signals that the levels of sulfites normally used to control wild yeast and bacteria was often inadequate under these exceptional conditions. As a result, winemakers needed to increase their use of sulfites and clean their harvester bins regularly to keep the bugs at bay. Without these kinds of control measures, the development of large populations of indigenous microorganisms could have depleted nutrients. This would have made it very hard for the wine yeast to complete the fermentation, which with the higher sugar levels would have been an even harder task. Saccharomycodes Debaryomyces Schizosaccharomyces Pichia Wild yeast Spoilage bacteria Kluyveromyces Cryptococcus Metschnikowia Table 1. Results of analysis of a typical ‘high VA’ 2008 red ferment. Dekkera Zygosaccharomyces Saccharomyces Lactic acid bacteria Acetic acid bacteria Figure 2. Grapes harbour a variety of yeasts and bacteria, and depending on the addition of sulfi tes, grape temperature and time taken for transport to the winery, the hygienic status of grape processing machinery, pre-maceration, pressing and clarifi cation procedures, a variable proportion of grape yeasts survive in the juice or must. Together with microorganisms associated with processing equipment, these yeasts can proliferate in juice or must, depending on physicochemical and nutrient conditions. 78 Accumulation of acetic acid beyond a gram per litre starts to affect yeast growth and becomes more toxic as the alcohol level builds. Analysis Result Alcohol 12.0% v/v Acetic acid 1.94g/L Glucose + fructose 47.0g/L Malic acid <0.05g/L pH 3.81 Microbiological Yeast: Saccharomyces sp., non-Saccharomyces sp. Bacteria: Lactobacillus sp. Acetobacter sp. Sensory Volatile, mousy off-flavour Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos High temperatures also increase yeast consumption of nitrogen. If yeast assimilable nitrogen (YAN; Figure 3) is low – due to growth of wild micro-organisms or prevailing drought conditions – then stuck fermentation is also more likely. The AWRI’s analysis of YAN levels in several hundred juice samples – taken from tanks in two South Australian wine regions after crushing – show a drop in YAN levels for the 2008 vintage, compared with the previous year (Figure 4(a)). There were also greater variations between YAN levels in samples taken from the 2008 vintage (Figure 4(b)). This means that some juices would have had relatively low concentrations and the risk of stuck fermentation was more likely. Various studies have tried to find out how much YAN is needed to reduce the risk of slow or stuck fermentations. As a rough guide, the risk increases when YAN levels fall below 140mg N/L in clarified white must of moderate sugar levels, i.e. around 20% (Figure 3). However, since YAN demand increases at high fermentation temperatures and when sugar concentra200 Initial YAN (mg/L) Glucose (g/L) 160 120 25 Stuck 80 Slow 40 Optimal 50 400 250 100 150 0 0 40 80 120 160 200 Time (hr) Figure 3. The risk of fermentation problems is increased when grape must is sub-optimal in nutrient content, especially for assimilable nitrogen, and vitamins, the latter of which can be lost during grape harvest and must processing. A high ratio of sugar to other nutrients can lead to low biomass and fermentation rate, and the early onset of sugar transport inactivation in yeast. The general rule of thumb is that musts with YAN levels of <150mg/L are more likely to result in slow fermentations, and musts with <50mg/L are more likely to result in stuck ferments (see also Figure 1). tions are high, this threshold increases. More research is needed to determine a threshold for red wine ferments. Recent research at the AWRI is showing that YAN can affect wine style, especially so in white wines. Low YAN ferments tend to give more complex flavour profiles, sometimes a bit ‘dirtier’, whereas moderate YAN levels give cleaner, fruitier styles in Chardonnay. But this trend is yeast strain and variety dependent. Some yeast strains actually make more H2S at moderate YAN levels compared with low YAN levels; so it is important to know the characteristics of your favourite yeast. Until we have better information, it appears that moderate diamonnium phosphate (DAP) addition may actually reduce the formation of the characteristic tropical fruit thiols in Sauvignon Blanc and related varieties. Using complex inactivated yeast nutrients in this latter case appears to be a better option. Research has also shown that agrochemicals might also have played a role in the increased incidence of stuck fermentations. While residues of copper from fungicides, are unlikely to cause problems on their own, they might frustrate fermentation when other factors come into play. Late application of agrochemicals to fruit that was harvested weeks ahead of schedule, together with the dry conditions, could have contributed to slightly higher residue levels. One favourite suspect – often held responsible for stuck fermentation by winemakers – is not proven guilty, however, by AWRI research. Every year, the AWRI handles enquiries about glucose-to-fructose ratios, as winemakers suspect that fructose is somehow to blame when fermentation grinds to a halt. Research has shown, and indeed has been known for nearly a century, for example, that the Saccharomyces yeast tends to consume glucose more quickly than fructose and that the last few grams of sugar feeding the final stages of fermentation will be fructose. Under ‘normal’ circumstances, when there are no other factors affecting fermentation, the yeast will use the fructose. But as far as the AWRI is aware, there is no conclusive evidence that higher amounts of fructose will cause stuck fermentation. Until proven otherwise, it appears that the high fructose:glucose ratio is a symptom rather than cause of stuck fermentation. Sluggish and stuck ferments from the 2008 vintage are characterised by higher residual sugar concentrations than usual. Under these tougher conditions more robust rescue procedures are needed. By all reports, the AWRI’s acclimatisation procedure is working well and has benefited from several improvements, such as fining musts with yeast hulls and racking offyeast lees before reinoculation, and rehydrating the initial yeast preparation with complex yeast nutrients. The important principal behind this procedure is that the rescue culture is sequentially acclimatised to the high Textos asociados Even when microbes were kept in check, the heatwave still took its toll. Yeast is particularly sensitive to heat in its growth phase and when temperatures top well over 30°C, in combination with high ethanol, it becomes stressed. When the heat is on, research has shown that the viability and vitality of yeast are affected; it produces more volatile acidity and stuck fermentation is more likely. 79 When the heat is on, yeast fermentation runs out of puff 4(a) 2007 2008 4(b) 120 250 100 YAN concentration SD (mg/L) YAN concentration (mg/L) 200 150 100 50 0 Region A Region B 80 60 40 20 0 Region A Region B Figure 4(a). The average YAN concentration in juices from two regions in South Australia for the 2007 vintage and the 2008 vintage. For region A, n = 855 in 2007 and 1272 in 2008; for region B, n = 414 in 2007 and 788 in 2008. Figure 4(b). Standard deviation in average YAN concentration from wine regions A and B was greater in 2008 than in 2007. concentrations of inhibitors in the stuck wine, especially ethanol. It is, however, critically important that the yeast not be starved of sugar or nitrogen during the stepwise acclimatisation procedure. The culture should also be briefly aerated at each step. Fresh yeast lees from successfully completed ferments can also be useful for reinvigorating or restarting ferments when a relatively small amount of residual sugar remains. A small addition of DAP and limited aeration, once the yeast is actively fermenting, promotes good activity. This procedure provides a more convenient rescue option when yeast lees are available. Looking ahead, the AWRI is also alerting winemakers to the longer term effects of the 2008 heatwave. If red wines contain higher than usual amounts of residual sugar, and other nutrients added as fermentation stimulants, for example, the Brettanomyces/Dekkera yeast, can strike later in the maturation cycle or even after bottling of unfiltered wines. The higher alcohol concentrations of 2008 wines might slow the growth of this spoiler meaning that greater vigilance should be maintained further on down the process chain. Malolactic fermentation is also adversely affected by high alcohol levels such that Brettanomyces/Dekkera yeast can have a greater opportunity while the wine is unprotected by sulfites. The more alcohol tolerant lactobacilli, which are capable of forming biogenic amines, will also thrive if the pH is not maintained below 3.5, which is more favourable to Oenococcus. The impact of March 2008 might continue if not managed with greater care due to the perturbed nature of this year’s wine chemistry. Stuck fermentations – what you can do • Increase the concentration of sulfur dioxide added to grape bins. Th is will keep microbial ‘bugs’ at bay and slow oxidation which can speed up at higher temperatures. • Sanitise bins between loads. Cover bins during transport to keep the sun off fruit. Clean all equipment to stop bacteria. • Choose yeast known to have high tolerance to alcohol and prepare it properly. Rehydration of dried yeast with complex inactivated yeast nutrients can be benefi cial for stressful ferments. • Dilute very high sugar musts with low strength juice (LSJ) before fermentation to improve wine balance, in accordance with wine statutory regulations. 80 • Add tartaric acid as soon as must tanks are is not possible, add DAP as a precaution mixed and acidity levels are known. Check against low YAN, especially in dry years and again after thorough mixing to ensure le- when sugar concentrations are high, since vels are correct. more YAN is needed by yeast to achieve low • Take steps to reduce pH to improve the effi residual sugars. cacy of sulfur dioxide. Lower pH increases • Aeration of ferments around the mid point its antimicrobial and antioxidant proper- of fermentation can be highly benefi cial by ties. It controls the growth of unwanted restoring lagging rates and has no known microorganisms including lactobacilli, adverse impact on wine fl avour, rather it some species of which are known to inhibit can prevent quality losses which sometiyeast development. mes result from stuck fermentations. • Monitor pH during fermentation and main- • Increasing juice turbidity consistent with tain it between 3.4-3.5. target wine style can considerably improve • Measure YAN, preferably on the last vine- growth and fermentation activity. yard maturity sample before harvest, so • Consider adding lysozyme to must of ferthat DAP can be added accordingly. If this ments to control bacterial development. Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos ACKNOWLEDGEMENTS The Australian Wine Research Institute, a member of the Wine Innovation Cluster in Adelaide, is supported by Australia’s grapegrowers and winemakers through their investment body, the Grape and Wine Research and Development Corporation, with matching funds from the Australian Government. We thank Sharon Mascall and Rae Blair for editorial assistance, and JeffEglinton for the preparation of illustrations. FURTHER READING Bell, S.J. and Henschke, P.A. (2005) Implications of nitrogen management for grapes and wine. Australian Journal of Grape and Wine Research 11:242-295. Bisson, L.F. and Butzke, C.E. (2000) Diagnosis and rectification of stuck and sluggish fermentations. American Journal of Enology and Viticulture 51:168177. Bisson, L.F. (1999) Stuck and sluggish fermentations. American Journal of Enology and Viticulture 50:107119. Eglinton, J.M. and Henschke, P.A. (1999) Restarting incomplete fermentations: the effect of high concentrations of acetic acid. Australian Journal of Grape and Wine Research. 5:71-78. Henschke, P.A. (1997) Stuck fermentation: causes, prevention and cure. Allen, M.; Leske, P.; Baldwin, G., eds. Advances in juice clarification and yeast inoculation: proceedings of a seminar; 15 August 1996; Melbourne, Victoria. Adelaide, South Australia: Australian Society of Viticulture and Oenology; 1997: 30-38, 41. Sablayrolles, J.M.; Dubois, C.; Manginot, C.; Roustan, J.L. and Barre, P. (1996) Effectiveness of combined ammoniacal nitrogen and oxygen additions for completion of sluggish and stuck fermentations. Journal of Fermentation and Bioengineering 82:377-381. Schmidt, S.A.; Tran, T.; Chambers, P.J.; Herderich, M.J. and Pretorius, I.S. (2006) Developing indicators of wine yeast performance: an overview of the impact of ethanol stress. Australian and New Zealand Wine Industry Journal 21:24-30. Ugliano, M.; Henschke, P.A.; Herderich, M.J. and Pretorius, I.S. (2007) Nitrogen management is critical for wine flavour and style. Australian and New Zealand Wine Industry Journal 22:24-30. These articles can be obtained by contacting the AWRI’s John Fornachon Memorial Library. Email library@awri.com.au, telephone (08) 8303 6600. Further information is also available on the AWRI’s website www.awri.com.au A summary of factors affecting sub-optimal fermentation is presented by Dr Paul Henschke in a webcast at www.awri.com.au. Summary Textos asociados This site is accessible to all Australian grape and wine levy payers. • The 2008 vintage in southern Australia experienced an increase in • High sugar levels led to high amounts of ethanol, which can be toxic cases of stuck fermentation. to yeast, leading to higher residual sugar levels in wine. Higher • The March heatwave was a key factor. Yeast does not thrive in ex- nutrients can stimulate Brettanomyces/Dekkera yeast during matreme heat or cold, or indeed when subjected to rapid changes in turation. temperature. • Low YAN levels after persistent drought also had an impact. • Heat stress, transport delays and refrigeration problems gave • Simple strategies such as keeping bins and equipment clean, mounwanted microbes a head start, further compromising yeast ac- nitoring pH and using the right yeast and nutrients, can give winetivity. makers the upper hand. 81 82 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Varela, C.; Kutyna, D.; Henschke, P.A.; Chambers, P.J.; Herderich, M.J.; Pretorius, I.S. The Australian Wine Research Institute, PO Box 197, Glen Osmond (Adelaide), South Australia 5064, Australia Alcohol is the backbone of wine, yet too much can put a wine off-balance. Taking control of alcohol levels in wine is, therefore, critical to the winemaker’s art; can winemakers bottle the sunshine flavours we expect of Australian wine but leave out some of the alcohol? One of the keys is wine yeast. Previously chosen for their efficiency in converting sunshine into alcohol, we are now generating new strains of yeast that make reduced levels of alcohol; still lots of sunshine in the bottle but with less risk of ‘sunburn’. Getting the alcohol level right in winemaking can be surprisingly difficult. This is particularly evident when grapes are grown where the weather is warm and fruit is given lots of time on the vine for flavour development; in these conditions ‘high alcohol’ can become a problem. Over the past 20 years, the Australian Wine Research Institute has charted an increase in average alcohol levels in Australian wine. In 1984, levels were 12.4% v/v; in 2004, they had risen to 14.2% v/v, and similar stories are heard from around the grapegrowing regions of the world. The 2008 vintage hit another ‘sugar high’ as the heatwave across southern Australia midway through harvest took its toll. Hot weather accelerates ripening, which leads to higher levels of sugar. Higher amounts of sugar lead to higher levels of alcohol. In countries like ours, where the sun shines for long hours and some grapes are left on the vine to create rich, full-bodied flavours, high alcohol is becoming an issue. Wine with high alcohol levels can mean higher costs. In countries where taxes are levied according to ethanol content, high alcohol wines can be taxed out of the market. High alcohol can also compromise flavour, and today’s society is seeking a healthier approach to high alcohol consumption. To tackle the problem, the Australian wine sector is investigating new ways to lower the concentration of ethanol in wine. One strategy is to harvest grapes before they reach full maturity, when the concentration of sugar in the berries is lower. To a degree, this approach is already being used by some winemakers. But, until we understand viticultural factors that advance flavour development in relation to sugar ripeness, this approach can undermine the full-bodied character and ripe fruit flavours for which some Australian wines are known. Removing sugar from grape must before fermentation is another way to lower ethanol but is relatively expensive to carry out. A third strategy used successfully at a number of wineries around the world is to remove alcohol from wine after fermentation. Even this has its drawbacks: it adds to production costs; might impact wine flavour under certain conditions, and not all international markets might accept Australian wine that has undergone this procedure. Another strategy is to target wine yeast. The hunt is on for strains of wine yeast that convert less of the sugar they consume into ethanol (see, for example, Figure 1). Commercially available Saccharomyces cerevisiae strains have been categorised by some yeast manufacturers according to the concentrations of ethanol they produce. But how different are these yeasts? Do strains really differ in terms of the ethanol they produce? To find out, scientists at the AWRI checked how much ethanol is produced by six commercial wine yeasts described by manufacturers as low- or high-ethanol strains. We also investigated two of our own novel wine yeasts – produced at the AWRI – to see how efficient they were at fermentation and how much ethanol they produced. The two strains came from early stage experimental work at the AWRI aimed at generating yeast that produce reduced amounts of ethanol. A Grape sugars: Ethanol Glucose C0 2 Fructose Glycerol B Grape sugars: Ethanol Textos asociados Taking control of alcohol Glucose Fructose Figure 1. Sugar metabolism of wine yeast. A: Consumption of sugars leads mainly to the production of ethanol and carbon dioxide and, to a lesser extent, glycerol. B: Modifying yeast metabolism so more glycerol is synthesised reduces the amount of ethanol produced. Wine Industry Journal > Vol 23 No 6 > September /October 2008 83 Taking control of alcohol CDGJ 12.0 – acid as well as alcohol in the synthetic wine (CDGJ) and Chardonnay using advanced analysis techniques. Ethanol [% v/v] 11.5 – 11.0 – 10.5 – 10.0 – AWRI 796 Maurivin B A WRI R2 PDM UCD522 N96 AWRI 1689 AWRI 1690 Chardonnay 13.5 – The concentrations of ethanol produced by the six commercial wine strains are shown in Figure 2. In synthetic wine, ethanol concentrations varied between 11.3% v/v and 11.6% v/v with a maximum difference of 0.3% v/v. In Chardonnay, ethanol content varied between 12.4% v/v and 12.9% v/v, with a maximum difference of 0.5% v/v. The differences look small but are statistically significant. They are also supported by a previous research study that tested 113 strains of wine yeast grown in synthetic grape juice. 13.0 – Ethanol [% v/v] 12.5 – 12.0 – 11.5 – 11.0 – 10.5 – AWRI 796 Maurivin B A WRI R2 PDM UCD522 N96 AWRI 1689 AWRI 1690 Figure 2. Ethanol content of wine produced from chemically defined grape juice (CDGJ) and Chardonnay juice, fermented with different commercial wine yeast strains. We tested the eight different yeasts using chemically defined grape juice (CDGJ), containing specified levels of sugar and yeast assimilable nitrogen, and Chardonnay juice. Fermentation took place in controlled laboratory conditions and, once complete, samples were collected for analysis. The researchers measured residual sugar, ethanol, glycerol, malic acid and acetic Although there are no published data on final ethanol concentrations in red varieties, our research shows it is very likely that 0.5% v/v is the maximum difference possible by choosing a currently available, commercial wine yeast strain. Commercial strains do not give rise to large differences in ethanol concentrations. As a result, we are trying to generate novel strains of wine yeast that metabolise sugar in such a way that less ethanol is produced while maintaining high wine quality. Using a non-genetically modified (non-GM) approach, known as adaptive evolution, we are working to create the right conditions to ‘persuade’ yeast to produce less ethanol. Even though the science is not straightforward, early results have been promising. So far, two prototype yeast strains have been produced – AWRI 1689 and AWRI 1690. Both generate less ethanol than their parent strain – N96 (similar to stra- Table 1. Product concentrations in wine made from Chardonnay juice using N96 and wine yeast variants obtained by adaptive evolution. Strain Ethanol [% v/v] Glycerol [g/L] Acetic acid [g/L] Fermentation efficiency* [g sugar per 1% ethanol] N96 12.9 ± 0.1 5.8 ± 0.1 0.1 ± 0.0 16.1 ± 0.1 AWRI 1689 12.7 ± 0.1 7.0 ± 0.0 0.1 ± 0.0 16.4 ± 0.1 AWRI 1690 12.6 ± 0.1 7.1 ± 0.0 0.0 ± 0.0 16.5 ± 0.1 * Initial and residual sugar concentrations were used to calculate fermentation efficiency. Table 2. Product concentrations in wine made from Chardonnay juice using a range of different commercial wine yeast strains. Strain Ethanol [% v/v] Glycerol [g/L] Acetic acid [g/L] Fermentation efficiency* [g sugar per 1% ethanol] AWRI 796 12.4 ± 0.1 7.7 ± 0.2 0.1 ± 0.0 16.8 ± 0.2 Maurivin B 12.7 ± 0.1 6.4 ± 0.0 0.5 ± 0.0 16.5 ± 0.1 AWRI R2 12.7 ± 0.1 6.4 ± 0.0 0.1 ± 0.0 16.4 ± 0.1 PDM 12.8 ± 0.1 5.9 ± 0.1 0.2 ± 0.0 16.3 ± 0.1 UCD 522 12.8 ± 0.0 6.3 ± 0.1 0.1 ± 0.0 16.2 ± 0.0 N96 12.9 ± 0.1 5.8 ± 0.1 0.1 ± 0.0 16.1 ± 0.1 * initial and residual sugar concentrations were used to calculate fermentation efficiency. 84 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos It was also important to investigate other metabolites, since major distortions in their concentrations might affect aroma or flavour. Table 2 shows glycerol and acetic acid concentrations in Chardonnay wines, fermented using commercial wine yeast strains. For all strains, there was clearly a link between ethanol and glycerol concentrations. Higher glycerol was associated with lower ethanol. The major component of volatile acidity, acetic acid, was not affected. The decrease in ethanol concentration might be small compared with the two ‘lowered ethanol’ prototype yeast strains produced by the AWRI, but we are confident our ‘non-GM’ strategy is working. The AWRI’s technology should be capable of generating strains that are even lower in ethanol than those currently available. For winemakers wanting to take control of high alcohol, innovation is driving the evolution of wine yeast in the right direction. Nature took some 20 million years to evolve highly efficient fermentation yeast, we hope to reverse some of this evolution in a relative blink of the eye! Acknowledgements The Australian Wine Research Institute, a member of the Wine Innovation Cluster in Adelaide, is supported by Australia’s grapegrowers and winemakers through their investment body, the Grape and Wine Research and Development Corporation, with matching funds from the Australian Government. The authors wish to thank Rae Blair and Sharon Mascall for editorial assistance. Further reading De Barros Lopes, M.; Eglinton, J.M.; Henschke, P.A.; Høj, P.B. and Pretorius, I.S. (2003) The connection between yeast and alcohol production in wine: Managing the double edged sword of bottled sunshine. Australian and New Zealand Wine Industry Journal 18:27-31. Godden, P.W. and Gishen, M. (2005) Trends in the composition of Australian wine 1984-2004. In: Blair, R.J.; Francis, M.E. and Pretorius, I.S. (ed) Advances in wine science – commemorating 50 years of The Australian Wine Research Institute, The Australian Wine Research Institute, pp115-139. Guth, H. and Seis, A. (2002) Flavour of wines: towards an understanding by reconstitution experiments and an analysis of ethanol’s effect on odour activity of key compounds. Blair, R.J.; Williams, P.J. and Høj, P.B., (eds). In: Proceedings of the eleventh Australian Wine Industry Technical Conference; 7-10 October 2001. Adelaide, SA Australian, Australian Wine Industry Technical Conference Inc.; pp128-139. Jenson, I. (1997) Differences in alcohol production by various yeast strains: myth or fact? Allen, M.; Leske, P. and Baldwin, G. (eds.) Advances in juice clarification and yeast inoculation: Proceedings of a seminar; 15 August 1996; Melbourne, Vic. Adelaide, SA: Australian Society of Viticulture and Oenology; pp24-25. Palacios, A.; Raginel, F. and Ortiz-Julien, A. (2007) Can the selection of Saccharomyces cerevisiae yeast lead to variations in the final alcohol degree of wines? Australian and New Zealand Grapegrower and Winemaker 527, 71-75. Piskur, J.; Rozpedowska, E.; Polakova, S.; Merico, A. and Compagno, C. (2006) How did Saccharomyces evolve to become a good brewer? Trends in Genetics 22, 183-186. Textos asociados ins known in the industry as EC1118, Pris de Mousse and PDM) – but were still fast at fermentation. The two new strains metabolised a small portion of sugar in such a way that it did not turn into ethanol (Table 1). Summary • Hot weather and mature fruit make high alcohol levels in wine more likely. • The 2008 vintage is set to hit a ‘sugar high’, with high levels of ethanol. • Winemakers want to keep alcohol under control for cost, taste and health reasons. • Scientists at the AWRI have pioneered a new, GM-free approach to ‘persuade’ yeast to produce less ethanol during fermentation. • Studies have shown that the maximum variation in ethanol levels from current, commercial yeast strains is 0.5% v/v. • Innovation at the AWRI is driving the evolution of new, ‘low ethanol’ yeast in the right direction. 85 86 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos A la recerca del codi digital dels llevats del vi Borneman, A.R.; Forgan, A.H.; Chambers, P.J. i Pretorius, I.S. The Australian Wine Research Institute, Glen Osmond (Adelaida), Australia. Per primera vegada, científics del Australian Wine Research Institute han seqüenciat el genoma d’un llevat del vi, caracteritzant la «recepta de la vida» d’aquest microorganisme amic de l’enòleg. Un camí obert al desenvolupament de noves soques que puguin contribuir amb solucions innovadores al problema de les parades fermentatives i a augmentar les opcions de l’enòleg. sistible vi a partir del most del raïm. La majoria dels llevats del vi són de la mateixa espècie, Saccharomyces cerevisiae, però no tots els membres d’aquest grup són capaços de produir vi i, entre aquelles soques que ho són, hi ha una considerable variació de com d’eficients són i com fidedignament fan la seva feina i com poden produir vins de qualitat. Això ens porta a la següent pregunta: Què marca a un llevat del vi? Què existeix en el funcionament intern d’aquest atleta d’elit, que li permet créixer en un ambient tan hostil i aconseguir vins amb medalles d’or mentre altres soques de S. cerevisiae no passen de la línia de sortida? Estudis portats a terme a l’Australian Wine Research Institute (AWRI) comencen a desvetllar misteris de les variacions entre soques de S. cerevisiae, essent els primers resultats obtinguts realment prometedors. La variació en el rendiment que observem entre soques de S. cerevisiae és un atribut heretable; això significa que està genèticament determinat. Per tant, el punt de partida per caracteritzar aquesta variació s’hauria d’enfocar prioritàriament en la genètica dels llevats. Sortosament, S. cerevisiae va ser el primer organisme del seu tipus en tenir el seu genoma seqüenciat. Això va assolirse fa uns deu anys en una soca coneguda com S288c, escollida per la seva idoneïtat a les condicions del laboratori (per una informació més detallada sobre què són els gens i els genomes, consulteu requadre). Als científics els encanta aquest llevat ja que és molt fàcil treballar amb ell, però d’altra banda, no seria una soca capaç de guanyar cap medalla en el camp de la producció de vi, de fet, és possible que ni tan sols arribi a nivells dels que en diríem «amateurs ». No obstant, per discernir què és el que fa un llevat del vi tan diferent d’altres soques de S. cerevisiae és necessari disposar d’alguna cosa amb qui comparar-la, i S288c és un bon punt de partida. La resposta és negativa. Els atletes d’elit neixen amb un potencial que porta el segell de l’«or» ja estampat. Tenen el tipus de fibres musculars, el físic, la fisiologia i les aptituds que, amb entrenament adequat, poden arribar a ser perfeccionats per a l’èxit internacional. Lamentablement, la majoria de nosaltres requeriríem de molt més que aquest afinament per assolir aquest nivell; fins que la biònica ens permeti substituir allò amb el que vam néixer, quan parlem d’atletisme, la majoria de nosaltres ens haurem de conformar amb participar en una lliga amateur o, fins i tot, menys. La variació individual Aquestes diferències en el rendiment dels individus d’una mateixa espècie no són tan sols exclusives de l’ésser humà. De fet, podem apreciar- les contínuament a la natura. Prenem, per exemple, l’humil llevat que els enòlegs utilitzen per produir el complex i irre- El genoma d’una altra soca de S. cerevisiae, YJM789, s’ha seqüenciat recentment. El genoma d’aquest llevat, un patogen oportunista aïllat dels pulmons d’un pacient amb SIDA, va resultar força diferent al d’S288c. Així, ara disposem de dues versions diferents de S. cerevisiae amb les que poder comparar el llevat del vi, i això va ser el que vam trobar. Textos asociados Algunes de les seqüències de DNA addicional trobades en el llevat del vi, no s’assemblen a res trobat en d’altres espècies de Saccharomyces Cada quatre anys, els Jocs Olímpics inspiren al món amb actuacions espectaculars i proeses de resistència, velocitat i elegància. Ens sorprenem davant les fites atlètiques dels competidors i la majoria de nosaltres només podem preguntar-nos com aconsegueixen aquests campions arribar a aquests estàndards de somni. Què fa a aquests guanyadors tan diferents de la resta de persones? No som la mateixa espècie, i per tant, no hauríem de tenir tots el mateix potencial? No podríem, també nosaltres, guanyar una medalla d’or en natació o atletisme si comptéssim amb el mateix entrenament, dieta i estil de vida? L’especificitat genètica del llevat del vi El nostre llevat del vi presenta més diferències amb les dues soques prèviament seqüenciades, que les que presenten aquelles dues entre elles. Prop del 0,6 ACE Revista d’Enologia 4rt Trimestre 2008 87 A la recerca del codi digital dels llevats del vi % de les lletres genètiques de la seqüència del llevat del vi són diferents de les de la soca de laboratori. Això pot semblar una molt petita diferència, però si considerem que la distància genètica entre dues espècies com els humans i els ximpanzés és únicament d’un 1-2 %, el 0,6 % seria una xifra força considerable per a dues soques d’una mateixa espècie. D’altra banda, potser el que sigui més interessant d’aquests resultats, és que s’han trobat seqüències addicionals al llevat del vi, que són suficients per afegir com a mínim 27 gens que no estan presents en les soques de Saccharomyces amb que va ser comparada. De fet, algunes de les seqüències en aquest DNA addicional no s’assemblen a res trobat en d’altres espècies de Saccharomyces. De fet, aquestes seqüències són més similars a gens trobats en fongs força llunyans filogenèticament. Encara no sabem com van arribar al genoma del llevat del vi, però tenim una certa curiositat per avaluar si aquestes seqüències estan involucrades en la diferenciació entre llevats del vi i altres S. cerevisiae, especialment en allò referent a les característiques necessàries per produir vi. llevat del vi, una característica que és de gran importància per completar la fermentació. Ens preguntem, per exemple, si aquests gens fan al llevat del vi, més o menys vulnerable a fermentacions lentes o a parades fermentatives. També hem identificat gens que probablement codifiquen proteïnes associades amb la captura d’aminoàcids (un transportador d’aminoàcids neutre) i el seu metabolisme (una aspartat transaminasa). Pel fet que el metabolisme d’aminoàcids està directament relacionat amb el desenvolupament de compostos associats a sabor i aroma, és temptador suggerir que aquests gens podrien tenir un impacte en els atributs sensorials del vi, encara que això s’hauria d’investigar i confirmar. En el futur, serem capaços d’esbrinar quins d’aquests trets únics del genoma d’un llevat del vi són determinants en l’àmbit de la producció vinícola Alguns dels gens específics en el llevat del vi codifiquen, probablement, proteïnes associades amb la paret cel·lular, un tret del llevat que és, sense cap mena de dubte, important per a la seva resistència en ambients inhòspits. Ens agradaria descobrir si aquests gens tenen alguna mena d’impacte en la robustesa del A més a més, existeixen multitud gens dels quals encara no podem inferir les seves funcions. Aquests podrien resultar ser els més interessants de tots; el temps i el treball experimental ens ho diran. De manera molt interessant, també hem trobat alguns reordenaments cromosòmics en el genoma d’aquest llevat i sobre els quals també estem intrigats, encara que de moment no podem fer-nos una idea de quina serà la seva veritable importància i abast. El que fa a un llevat del vi Què ens portarà el futur a partir d’ara que ja disposem d’aquesta enorme font d’informació sobre un lle- Desxifrant el codi: gens i genomes E ls gens són receptes per fabricar proteïnes. Per exemple, les cèl·lules del lector posseeixen un gen o recepta per fer la proteïna insulina, que és una hormona que regula els nivells de sucre en sang. També tenim gens o receptes que instrueixen a les nostres cèl·lules sobre com fer proteïnes que controlen l’estatura fins la que creixerem, el color dels nostres ulls, la forma general del nostre cos, etc. Són aquestes mateixes receptes de la vida les que dicten si disposarem de potencial atlètic o no i, degut a que les heretem dels nostres pares, acabarem semblant-nos a ells. Si els gens són receptes, llavors els genomes són llibres de receptes. El genoma humà disposa de totes les receptes necessàries per fabricar les proteïnes que es requereixen per construir un cos humà, des del moment de la concepció fins la maduresa, i per reparar i defensar aquest cos durant tota la vida. Tota aquesta fisiologia i anatomia estan modelades per una col·lecció de 20 000 – 25 000 gens que s’estenen pel genoma humà. Excepte en el cas de tenir un bessó idèntic, el nostre llibre de receptes és diferent del que tenen la resta dels nostres congèneres. El llenguatge dels gens és molt diferent dels llen- guatges que fem servir habitualment per comunicar-nos els uns amb els altres. Està basat en un alfabet de tan sòls quatre lletres (A, T, G i C), i el seu lèxic està limitat a paraules amb tres lletres, fet que significa que només existeixen 64 paraules en el diccionari genètic. Tot i el que semblaria a primer cop d’ull, això és més que suficient per elaborar tot el conjunt d’instruccions que permeten construir totes les proteïnes (enzims, hormones, anticossos, cartílags, etc.) que requerim per a la vida. El paper en que les paraules que configures les receptes de la vida esta escrites es coneix com DNA, i quan nosaltres llegim el llibre de receptes complet d’un organisme, desxifrant el que està gravat al DNA, diem que estem seqüenciant el seu genoma. El que acabem tenint en aquest procés és una llarga seqüència de milions de lletres A, T, C i G, sense espais o signes de puntuació evidents, i que hem de desxifrar. Afortunadament, disposem de programes informàtics que poden fer la major part d’aquesta feina per nosaltres. 88 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Els membres de l’equip investigador australià. D’esquerra a dreta: Paul Chambers, Angus Forgan, Sakkie Pretorius i Anthony Borneman. Un cop puguem entendre que és allò que determina el destí d’un llevat del vi, i el significat profund d’aquestes variacions entre soques de llevats del vi, estarem en una millor posició per desenvolupar variants d’aquest microorganisme que puguin completar la marató de la fermentació sense alentir-la o evitant quedar parades durant el seu curs, produint al mateix temps vins mereixedors d’una medalla d’or; i tot això seria possible sense afegir additius que incrementin el rendiment. De manera similar als nostres esportistes olímpics, el sector del vi també ha de tenir aspiracions a medalles d’or. Amb el suport d’una ciència de qualitat i una recerca robusta, haurien de ser tot ors per als productors de vi. Agraïments Els membres de l’equip del AWRI responsables de discernir el mapa genètic del llevat del vi són els doctors Anthony Borneman, Angus Forgan, Paul Chambers i Sakkie Pretorius. L’Australian Wine Research Institute, un dels membres del Wine Innovation Cluster a Adelaida, disposa del suport econòmic dels productors de raïm i de vi a través del seu organisme d’inversió, el Grape and Wine Research and Development Corporation, a més d’una subvenció equivalent del Govern australià. La recerca en l’àrea de la biologia de sistemes al AWRI es realitza amb recursos provinents en part del National Collaborative Research Infrastructure Strategy, una iniciativa del Govern australià, amb fons addicionals del Govern de l’Estat de South Australia. Agraïm també la contribució de la Australian Genome Research Facility, membre de Bioplatforms Australia, on es va portar a terme la seqüenciació del genoma del llevat del vi. També volem agrair a Sharon Mascall i Rae Blair per l’ajut en la redacció, i a Jeff Eglinton per la preparació de les il·lustracions. Els resultats científics detallats d’aquest treball han estat publicats a la revista FEMS Yeast Research. Bibliografia Borneman, A.R.; Forgan, A.H.; Chambers, P.J.; Pretorius, I.S.: «Comparative genome analysis of a Saccharomyces cerevisiae wine strain», FEMS Yeast Research 2008; 8: 1185-1195. Borneman, A.R.; Forgan, A.H.; Chambers, P.J.; Pretorius, I.S.: «Unravelling the genetic blueprint of wine yeast», Australian and New Zealand Wine Industry Journal 2008; 23: 21-23. Borneman, A.R.; Forgan, A.H.; Chambers, P.J.; Pretorius, I.S.: «Cracking the genetic code of wine yeast», Wine Business Monthly 2008, octubre: 41-43. Textos asociados vat del vi? Per suposat, serem capaços de determinar quins d’aquests trets únics del genoma d’un llevat del vi són determinants en l’àmbit de la producció de vi. Tot i això, també ens plantegem acumular més dades a partir d’aquest projecte mitjançant la seqüenciació i comparació dels genomes d’altres llevats del vi, aquelles que posseeixen diferents propietats per la seva capacitat per produir vi. Això ens permetrà determinar què és comú a tots els llevats del vi (per exemple, quins són els requeriments fonamentals d’un llevat del vi) i quines diferències entre elles condueixen a la producció de vins amb diferents qualitats (per exemple, la predisposició a produir uns determinats aromes i matisos frutals). Borneman, A.R.; Chambers, P.J.; Pretorius, I.S.: «Yeast Systems Biology: modelling the winemaker’s art», Trends in Biotechnology 2007; 25: 349-355. Goffeau, A.; Barrell, B.G.; Bussey, H.; Davis, R.W.; Dujon, B.; Feldmann, H.; Galibert, F.; Hoheisel, J.D.; Jacq, C.; Johnston, M.; Louis, E.J.; Mewes, H.W.; Murakami, Y.; Philippsen, P.; Tettelin, H.; Oliver, S.G.: «Life with 6000 genes», 89 90 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Cano-López, M.; Pardo-Mínguez, F.; Schmauch, G.; Saucier, C.; Teissedre, P.L.; López-Roca, J.M.; and Gómez-Plaza, E. Departamento de Tecnología de Alimentos, Nutrición y Bromatología, Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia, Spain, Bodegas San Isidro, Jumilla, Murcia, Spain, and Faculté d’Oenologie, Université Victor Segalen, Bordeaux 2, France Several factors may affect the results obtained when micro-oxygenation is applied to red wines, the most important being the moment of application, the doses of oxygen, and the wine phenolic characteristics. In this study, three red wines, made from Vitis vinifera var. Monastrell (2005 vintage) and with different phenolic characteristics, were micro-oxygenated to determine as to how this technique affected the formation of new pigments in the wines and their chromatic characteristics. The results indicated that the different wines were differently affected by micro-oxygenation. In general, the micro-oxygenated wines had a higher percentage of new anthocyanin-derived pigments, being that this formation is more favored in the wines with the highest total phenol content. These compounds, in turn, significantly increased the wine color intensity. The wine with the lowest phenolic content was less influenced by micro-oxygenation, and the observed evolution in the degree of polymerization of tannins suggested that it might have suffered overoxygenation. KEYWORDS: Wine; color; anthocyanins; anthocyanin-derived compounds; micro-oxygenation. INTRODUCTION Phenolic compounds are responsible for many of the organoleptic characteristics of wines. Among them, anthocyanins are responsible for the color of red wine, while their interactions with other compounds largely determine the color changes observed in maturing wines. The wine phenolic content depends on the grape characteristics and on the winemaking process. Factors such as phenolic maturity of the grapes, length of maceration, frequency of pumping over, etc. determine the final wine phenolic content (1–3). The importance of oxygen in the evolution of wine color has been studied for many years, both as regards its role in polyphenol oxidation (4–7) and as a promoter of the formation on new anthocyanin-derived compounds (5, 8–11). Indeed, one way of manipulating the phenolic structure of a wine is to use the micro-oxygenation (MO) technique, which relies on the formation of microbubbles through the injection of gaseous oxygen into the wine using a microdiffuser (12). These bubbles rise through the wine, dissolving as they travel to the surface. Empirical results have indicated that MO benefits include the stabilization of wine color, the softening of tannins, and the lessening of vegetative aromas (13, 14). Reactions involving wine polyphenols are the key to these processes, which include changes in proanthocyanin chain length and the consequent effect on wine astringency and the linking of anthocyanins and tannins to form more stably colored forms. Dissolved oxygen leads to the formation of acetaldehyde that, in turn, reacts with flavanols and anthocyanins to induce the formation of a very reactive carbocation that quickly reacts with another flavanol molecule or with anthocyanin, producing ethyl bridge-linked compounds (15, 16). They are unstable (17) and undergo reactions that lead to the formation of new compounds such as flavanyl pyranoanthocyanins. These end products are more stable and colored than the original compounds (11). Moreover, incorporation of anthocyanin into tannin structures also may lead to a decrease in astringency (18). Since its commercial adoption, MO has become common practice and is now used worldwide, although most of the available information is from empirical results. Only a few scientific publications can be found that are related to the effects of MO (8, 19–23). Several factors may affect the final results obtained by MO, the most important being the moment of application, doses of oxygen, and wine characteristics. Wines have marked differences in their respective abilities to consume oxygen. As a general rule, this facility is directly related to their relative concentration of polyphenols since phenolic compounds are the main consumers of oxygen (60%) together with ethanol (20%) and SO2 (12%) (22). In our first studies, we tested the use of different doses of oxygen and the effect of the moment of application on wine chromatic characteristics (23, 24). Here, we report the results of a commercial scale MO experiment where the influence of applying oxygen to three wines made from Monastrell grapes of J. Agric. Food Chem. 2008, 56, 5932–5941 Textos asociados Effect of Microoxygenation on Color and AnthocyaninRelated Compounds of Wines with Different Phenolic Contents 91 Effect of Micro-oxygenation on Color and Anthocyanin-Related Compounds of Wines with Different Phenolic Contents Table 1. Evolution of Some Physicochemical Parameters during MO of Monastrell Winesa t0 pH titratable acidityb volatile acidityc free SO2 (mg/L) total SO2 (mg/L) acetaldehyde (mg/L) pH titratable acidityb volatile acidityc free SO2 (mg/L) total SO2 (mg/L) acetaldehyde (mg/L) pH titratable acidityb volatile acidityc free SO2 (mg/L) total SO2 (mg/L) acetaldehyde (mg/L) t1 t2 t3 W1 W1 W1 W1 W1 W1 W1 (C) (MO) (C) (MO) (C) (MO) 3.72 5.87 0.39 25 39 22.2 3.78 5.76 0.40 26 32 13.5 W2 W2 W2 W2 W2 W2 W2 (C) (MO) (C) (MO) (C) (MO) 3.66 6.31 0.33 25 41 29.1 3.71 5.83 0.33 31 35 23.0 W3 W3 W3 W3 W3 W3 W3 (C) (MO) (C) (MO) (C) (MO) 3.63 6.45 0.40 27 48 32.3 3.66 5.70 0.37 32 44 25.6 3.76 5.35* 0.41 22* 28* 12.8 3.67 5.96 0.34 22* 33 24.7 3.66 5.56 0.38 25* 35 23.2 3.85 5.38 0.43 37 50 15.1 4.00 5.60 0.29 38 61 32.2 4.01 5.66 0.33 26 64 28.7 3.83 5.17* 0.47 37 49 16.6 4.00 5.73* 0.32 33 61 23.4* 4.02 5.27* 0.37 29 64 28.4 3.83 5.06 0.42 22 48 21.3 3.83 5.08 0.37 16 51 41.4 3.77 5.09 0.37 16 61 22.3 3.79* 4.90* 0.34 14* 46 32.6* 3.80 4.90 0.33 11* 35* 45.2 3.78 4.89* 0.39* 11* 38* 35.0* a An asterisk indicates significant differences between control and microoxygenated wines for each time considered. b Expressed as g/L of tartaric acid. c Expressed as g/L of acetic acid. different phenolic contents was investigated. MATERIALS AND METHODS Wine Samples. Three different red wines, made from Vitis Vinifera var. Monastrell (2005 vintage), differing in their total phenol content, were used for the experiment (W1, W2, and W3). Each wine was distributed into four 17 500 L tanks, and the MO experiment was carried out in triplicate, with a control (C) and three MO tanks for each type of wine. The height of each tank was 4.5 m, enough for the complete dissolution of oxygen microbubbles into the wine. MO began just after alcoholic fermentation had finished (November 7, 2005), applying a oxygen dose of 10 mL/L/month. Malolactic fermentation (MLF) occurred spontaneously. When MLF started (detected by the decrease in malic acid), the MO system was stopped (November 30 for W1 and December 20 for W2 and W3). During MLF, the bacteria consume the acetaldehyde produced. They are capable of metabolizing acetaldehyde, even the acetaldehyde bound to sulfur dioxide (25); therefore, any excess of acetaldehyde produced during the MO process will disappear. 92 When MLF was complete for all wines, SO2 was added to leave the wines with a free SO2 content close to 30 mg/L, and MO was resumed (January 19, 2006). At this moment, the oxygen supply was reduced to avoid accumulation of acetaldehyde (3 mL/L/month). After 2 months, the oxygen supply was reduced again (1.5 mL/L/month) before it was completely stopped. The wine was analyzed immediately before the MO system began (t0), at the beginning of MLF (t1), when MO began again after MLF (t2), and 15 days after the MO system was stopped (t3) since wines take 8-10 days to absorb the oxygen, depending on temperature and phenolic composition of the wines (26). The MO system (Agrovin S.A., Alcazar de San Juan, Spain) was comprised of an oxygen cylinder (food grade) and a dosing chamber that allowed the doses of oxygen flowing through nine different microdiffusers to be programmed. General Determinations. pH and titratable acidity were measured using an automatic titrator (Metrohm, Herisau, Switzerland). Volatile acidity was determined according to the OIV Official Methods (27). Acetaldehyde and malic acid concentration were determined using enzymatic test kits from Roche Boehringer, Mannheim, Germany. The SO2 concentration (free and total) was measured iodometrically by the Ripper procedure (28) modified to detect the end point potentiometrically with an automatic titrator (Metrohm, Herisau, Switzerland). Identification and Quantification of Anthocyanins. Wines were analyzed by direct injection of the samples previously filtered through a 45 μm nylon filter (Teknokroma, Barcelona, Spain). The HPLC analyses were performed on a Waters 2690 liquid chromatograph (Waters, Milford, MA), equipped with aWaters 996 diode array detector and a 250 mm × 4 mm i.d., 5 μm particle size Lichrocart RP-18 column (Merck, Darmstadt, Germany), using as solvents 4.5% aqueous formic acid (solvent A) and acetonitrile (solvent B) at a flow rate of 0.8 mL/ min. Elution was performed with a gradient starting with 10% B to reach 14.5% B at 30 min, 15.2% B at 45 min, 18% B at 60 min, 25% B at 100 min, and 25-100% B in 30 min. Chromatograms were recorded at 520 nm. Compounds were identified by comparing their UV spectra recorded with the diode array detector and those reported in the literature (11, 29). In addition, an HPLC-MS analysis was conducted to confirm each peak identity. An LC-MSD-Trap VL-01036 liquid chromatograph-ion trap mass detector (Agilent Technologies, Waldbronn, Germany) equipped with an electrospray ionization (ESI) system was used. Elution was performed with the HPLC analysis conditions detailed previously. The heated capillary and voltage were maintained at 350 °C and 4 kV, respectively. Mass scans (MS) were measured from m/z 300-1100. Mass spectrometry data were acquired in the positive ionization mode. Anthocyanins and anthocyanin- Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Color Determinations in Wines. Absorbance measurements were made in a Helios Alpha spectrophotometer (Thermo Electron Corp., Waltham, MA) with 0.1, 0.2, or 1 cm path length glass cells. Samples were previously centrifuged, and the pH was adjusted to 3.6. CIELab parameters were determined by measuring the transmittance of the wine every 10 nm from 380 to 770 nm, using a D65 illuminant and a 10° observer. The L* (measure of lightness), C* (measure of chroma), and H* (hue angle) parameters were determined. Color intensity (CI), calculated as the sum of absorbance at 620, 520, and 420 nm, and percentages of red (%R), yellow (%Y), and blue (%B) color were determined according to Glories (30); the hue was calculated as the ratio between absorbance at 420 nm and absorbance at 520 nm (31). Total phenols (abs280) were calculated according to Ribe´reau Gayon et al. (32). Wine color (WC), total color of pigments (WCP), and color due to derivatives resistant to SO2 bleaching (CDRSO2) were determined using a method adapted from that described by Levengood and Boulton (33), with all measurements made at 520 nm. These parameters were calculated as follows. WC. Twenty microliters of 10% acetaldehyde solution was added to 2 mL of a wine sample in a 10 mm plastic cuvette to release any anthocyanins involved in bisulfite adducts. After 45 min, the sample was placed in a 1 mm cuvette. The reading was corrected to 10 mm path length by multiplying by 10. WCP. A total of 0.5 mL of wine was diluted in 20 mL of 0.1 N HCl. Absorbance was measured in a 10 mm cuvette after 30 min to ensure complete conversion of anthocyanins into the flavylium form. The reading was corrected for dilution. CDRSO2. A total of 160 μL of a 5% SO2 solution (10% potassium metabisulfite solution) was added to 2 mL of the wine sample. After 1 min, the sample was placed in a 2 mm cuvette. The reading was corrected to 10 mm path length by multiplying by 5. Determination of Total Tannins. The wine tannin concentration was evaluated using a protein precipitation assay, with bovine serum albumin (BSA). Sample preparation and a protein precipitation assay were conducted according to methods described by Harbertson et al. (34). For quantification, results were compared with a (+)-catechin standard and reported as mg/L (+)-catechin equivalents. Analysis of Proanthocyanidins. Proanthocyanidin composition was determinated by HPLC-DAD-MS af- ter purification and concentration of the wine extract and acid catalysis in the presence of excess phloroglucinol. The results of phloroglucinolysis provided information on the proanthocyanidin subunit composition (terminal and extension unit concentrations) and the mean degree of polymerization (mDP). The analyses were carried out in triplicate. The phloroglucinolysis protocol, described by Drinkine et al. (35), included a purification step using C18 solid-phase extraction (SPE). Water (15 mL) was added to 5 mL of wine, and the sample was passed through a preconditioned cartridge. The retained compounds were eluted with 50 mL of methanol with a flow rate of 2 mL/min. This fraction was dried under reduced pressure and then dissolved in 2 mL of methanol. The second step was the phloroglucinolysis reaction. A solution of 0.2 N HCl in methanol, containing 100 g/L phloroglucinol and 20 g/L ascorbic acid, was prepared. A total of 100 μL of the wine sample was reacted with 100 μL of the phloroglucinol reagent at 50 °C for 20 min, and then 1 mL of 80 mM aqueous sodium acetate was added to stop the reaction. The extension and terminal units resulting from phloroglucinolysis (catechin, epicatechin, (epi)catechin gallate, and (epi)gallocatechin) were determined by LC-MS. LC-MS analyses were performed on a Micromass Platform II simple quadruple mass spectrometer (Micromass- Beckman, Roissy Charlesde-Gaulle, France) equipped with an electrospray ion source. The mass spectrometer was operated in negative-ion mode. The source temperature was 120 °C, the capillary voltage was set at 3.5 kV, and the cone voltage was -30 V. HPLC separations were performed on a Hewlett-Packard 1100 series (Agilent, Massy, France) instrument including a pump module and a UV detector. Both systems were operated using Masslynx 3.4 software. The absorbance was recorded at 280 nm, and mass spectra were recorded from 200 to 1200 amu. The elution conditions were wateras follows: acetic acid (99:1; v/v) as solvent A, methyl alcohol as solvent B, and the following elution gradient: from 5 to 15% B in 5 min, 15% B for 2 min, from 15 to 20% B in 3 min, from 20 to 50% B in 10 min, from 50 to 100% B in 2 min, and from 100 to 5% B in 2 min, with a flow of 1 mL/min. The column used was a reversed-phase 4.6 mm × 100 mm i.d., 3.5 μm packing C18 Waters Xterra protected with a guard column of the same material (Agilent, Saint Quentin-en-Yvelines, France). Textos asociados derived compounds were quantified at 520 nm as malvidin- 3-glucoside, using malvidin-3-glucoside chloride as an external standard (Extrasynthe`se, Genay, France). Statistical Analysis. Significant differences between wines and for each variable were assessed with analysis of variance (ANOVA). This statistical analysis, together with a cluster analysis and a principal components analysis, was performed using Statgraphics 5.1 (Statistical Graphics Corporation, Rockville, MD). 93 Effect of Micro-oxygenation on Color and Anthocyanin-Related Compounds of Wines with Different Phenolic Contents Figure 1. Development of monomeric anthocyanins and ethyl-linked compounds in W1, W2, and W3 wines (±SD). Each point corresponds to t0, t1, t2, and t3. RESULTS AND DISCUSSION When comparing the initial composition of the studied wines (Table S1 in the Supporting Information and initial point in all figures), W1 and W2 showed a very similar phenolic content (abs280 of 52 and 58, respectively), while the highest phenolic content was found in W3 (abs280 of 76), mainly due to its high tannin content. Although tannins and color density were higher in W3, monomeric anthocyanins and WCP showed higher values in W2, a wine that showed a low degree of anthocyanin polymerization (CRDSO2). Color percentages also differed between the wines. W1 presented a higher yellow percentage and lower red percentage. W3 was the darkest wine, with the highest blue percentage. The tannin characterization showed that the percentages of the different flavanol units also differed. The profile of W1, with the highest percentage of epicatechin and epigallocatechin, indicated a high percentage of skin tannins (18, 36), whereas the lowest percentage of epigallocatechin and relatively high percentage of epicatechin gallate in W3 were according to the longer maceration period used during the elaboration of W3, with seed tannins contributing significantly to the tannin fraction. The profile found in W2 indicates 94 an intermediate situation, the maceration time being intermediate between W1 and W3. As seen in Table 1, there was little effect of MO on pH, and small differences were observed in titratable acidity after MLF (t2) and at the end of the experiment (t3). With regard to concerns about potential microbial spoilage, the volatile acidity did not increase during the studied period. When the MO application was finished, a higher concentration of acetaldehyde was detected in the W1 and W3 MO wines, as compared to their control counterparts, and similar quantities of acetaldehyde were found in W2 (C) and W2 (MO). Excessive oxidation may result in increased levels of acetaldehyde, a compound that at sensory threshold levels adversely affects wine flavor and aroma. Sensory detection limits for red wines are typically in the range of 40-100 ppm (37, 38). Our results showed that, even in wines containing the highest content of acetaldehyde, its sensory detection limit barely was reached. MO promoted a slightly lower content of free in the wines, but differences were small. Total was also lower in W2 and W3 MO wines. Boulet Moutounet (12) reported no effect of MO on SO2 SO2 and SO2 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos Figure2. Development of carboxypyranoanthocyanins and sum off lavanyl- and vinylpyranoanthocyanins in W1, W2, and W3 wines (±SD).Each point corresponds to t0, t1, t2, and t3. Anthocyanins and Derived Compounds. The predominant compounds detected in HPLC analyses were the monoglucosides of malvidin, petunidin, delphinidin, peonidin, and cyanidin and their respective acetyl and coumaryl derivatives. The combined concentration of all these compounds diminished with time (Figure 1) the decrease being larger in the MO wines, as also found by Atanasova et al. (8), a decrease that might be explained by the various reactions where anthocyanins are involved, including degradation or polymerization reactions. The most significant decrease was detected between t0 and t2, except in W1, whose concentrations barely changed during this period. This was probably due to the fact that W1 wines were MO for 17 days before MLF started, whereas W2 and W3 were MO for 44 days since the starting of MLF was delayed in these wines. Acetaldehyde-mediated condensation between anthocyanin- 3-glucoside and (epi)catechin leads to ethyl bridge-linked compounds. Three possible isomers were elucidated as well as another compound in which the flavanyl moiety is a dimer. Throughout the experiment, the concentration of ethyl-linked compounds was higher in the MO wines (Figure 1). These are compounds with a purple color, less sensitive to bleaching by SO2 and pH than monomeric anthocyanins, and their formation is favored by oxygen (8, 40). A very large increase was observed in W2 (MO) from t0 to t1, after which it fell sharply. These compounds are unstable and have a tendency to increase in size in the presence of available acetaldehyde. The behavior is in accordance with their reactivity; they are rapidly formed, but also, they can be rapidly broken down, releasing ethyl-flavanol units that, in turn, may react again with anthocyanins or dimers, giving more condensed products or even polymers (11). Textos asociados content, whereas Pérez-Magariño et al. (39) reported small decreases due to MO, results that are similar to our findings. The results of Tao et al. (21) showed that SO2 had a moderating effect on the interaction of oxygen with wine polyphenols since it has the ability to reduce oxidized polyphenols and to remove peroxide. The levels of SO2 in MO wine affect the rate of development of wine polyphenol chemistry, including the formation of polymeric pigments and changes in tannin structure, affecting wine astringency. Pyroanthocyanins are compounds formed when a pyran ring is introduced between the C4 and the 95 Effect of Micro-oxygenation on Color and Anthocyanin-Related Compounds of Wines with Different Phenolic Contents Figure 3. Development of direct anthocyanin-flavanol adducts and polymeric compounds in W1, W2, and W3 wines (±SD). Each point corresponds to t0, t1, t2, and t3. hydroxyl group attached to C5 in the anthocyanin molecule. Some compounds result from the addition of anthocyanin and pyruvic acid (carboxypyranoanthocyanins). Several of these compounds were detected in our samples: petunidin 3-glucoside pyruvate, vitisin A (malvidin 3-(glucoside)pyruvate), acetyl vitisin A (malvidin 3-(acetylglucoside) pyruvate), and coumaryl vitisin A (malvidin 3-(coumarylglucoside) pyruvate). Another pyranoanthocyanin resulting from the cycloaddition of acetaldehyde to malvidin 3-glucoside, and referred to as vitisin B, also was found, and its quantification was included with the carboxypyranoanthocyanins. Pyranoanthocyanins are considered to be important compounds concerning the color of red wine since the cycloaddition process seems to strongly increase the stability of the products, and, in this way, vitisin A has been reported as being more stable than malvidin 3-glucoside or ethyl-linked compounds and more resistant to oxidation (41). The sum of carboxypyranoanthocyanins and vitisin B increased from t0 to t1 (Figure 2), with MO wines increasing more (except for W1). At the end of the experiment, carboxypyranoanthocyanins showed lower concentrations in the control wines than in the MO wines, the greatest increases being detected in W2. Other authors found a strong decrease in vitisin A and re- 96 lated compounds during the first year of wine storage, after which the concentration remained relatively constant (42–44). Such a decrease, observed mainly in our study between t1 and t2, was ascribed to their incorporation into polymeric compounds (42). The concentration of carboxypyranoanthocyanins in wines is a result of a balance between the formation reactions and their incorporation in the polymeric compounds. The formation of vitisin A and related compounds requires the presence of free monoglucosides and pyruvic acid. Oxygen or reactive oxygen species are also necessary for the reaction to proceed since all cycloaddition pathways require an oxidation step to recover the flavylium moiety within the final structures (45–47). Therefore, the MO process seemed to enhance the formation of vitisin-type compounds by providing oxygen. This result is contrary to that of Atasanova et al. (8), who stated that the addition of pyruvic acid to anthocyanins is not influenced by oxygen. W2, with a higher anthocyanin monoglucoside content (as quantified by HPLC), was the wine showing the highest final concentration of carboxypyranoanthocyanins. Another group of anthocyanins, constituted by hydroxyphenyl- pyranoanthocyanins, results from Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos the reactions of anthocyanins and vinyl derivatives (48, 49). Malvidin 3-glucoside- 4-vinylphenol, pinotin A (malvidin 3-glucoside-4-vinylcatechol), and malvidin 3-glucoside-4-vinylguaiacol were detected in our samples. The presence of vinyl derivatives in wine was attributed to enzymatic decarboxylation of phenolic acids by yeast enzymes (48). However, Schwarz and Winterhalter (50) demonstrated that pinotin A also could be formed as a result of the direct addition of caffeic acid to malvidin-3-glucoside, without the need for prior decarboxylation of cinnamic acid derivatives by wine yeasts (51). Also, flavanylpyranoanthocyanin was detected in our samples. We found that the concentration of vinyl and flavanylpyranoanthocyanins increased with time (Figure 2), the increases being larger in the MO wines, especially from t2 to t3. We also detected compounds formed by direct reactions between anthocyanins and flavanols (Figure 3). These may result from the addition of flavanols to anthocyanins (47, 52). Little differences were detected in the direct adducts between control and MO wines. A broad peak at the end of the chromatogram was observed (polymeric peak). It absorbed at around 540, indicating that it contained flavylium units. Its con- centration increased with time while its λmax value decreased, perhaps because anthocyaninethyl- flavanol adducts would first have been formed during winemaking and then transformed into flavanyl-pyranoanthocyanins during wine aging, compounds that present lower λmax values. The contribution of these polymeric pigments to the overall color of aged red wines may be superior to the contribution of either genuine monomeric anthocyanins or pyranoanthocyanins (50). The area of this peak, as shown in Figure 3, is larger, in general, in MO wines, although no significant differences were observed between W3 (C) and W3 (MO) at the end of the experiment. Chromatic Characteristics of Wine. Figure 4 reflects the evolution of color intensity and hue. The wines behaved in a similar way, independently of their phenolic content. An increase from t0 to t1 was observed in all wines and was higher in MO wines, these wines also being darker in color (see Table S2 in the Supporting Information). A decrease during MLF was then detected, probably due to an increase in pH and the degradation of pigmented compounds by lactic bacteria. After MLF, CI increased, although MO wines maintained a statistically higher CI value. The higher CI in MO wines was probably due to the contribution of Textos asociados Figure 4. Development of color intensity and hue in W1, W2, and W3 wines (±SD). Each point corresponds to t0, t1, t2, and t3. 97 Effect of Micro-oxygenation on Color and Anthocyanin-Related Compounds of Wines with Different Phenolic Contents Figure 5. Development of WC, WCP, and CRDSO2 in W1, W2, and W3 wines (±SD). Each point corresponds to t0, t1, t2, and t3. the newly formed pigments, for example, ethyllinked pigments, since the absorbance of these molecules at 620 nm is higher than that of genuine anthocyanins (the percentage of blue color in MO wines was higher than in control wines). Pyranoanthocyanins also may have participated in the higher CI as they show both higher absorbance at 420 nm and contribute to the redness of wines. The hue evolved in a very similar way in all the wines, with a tendency to increase, but more so in control wine, demonstrating that no detectable browning occurred in the MO wines. Figure 5 reflects the evolution of WC, WCP, and CRDSO2. A very small decrease in WC was observed in all wines with no differences due to MO. WCP decreased with time, and the decreases were concomitant with the loss of free anthocyanins usually observed during wine evolution, meaning that the formation of anthocyanin-derived pigments did not compensate for free anthocyanin degradation. Figure 6. Development of abs280 and tannins in different wines (±SD). Each point corresponds to t0, t1, t2, and t3. 98 A continuous increase in pigments resistant to SO2 bleaching was observed. The formation of pyranoanthocyanins, which are very stable compounds toward Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos With regard to optical density and tannin content (Figure 6) and mean degree of polymerization (mDP) (Figure 7), no changes in abs280 were detected in any of the wines, indicating the absence of significant wine pigment precipitation. As regards tannins, their levels decreased during MLF in W2 and W3, but since no decrease in abs280 was detected, this phenomenon was probably due to tannins breaking down to give small structures that were not detected by the BSA method. Similar values for the control and MO wines were observed at t2. From t2 to t3, the concentration barely changed, although MO wines showed a slightly higher tannin content. Figure 8. Graphical plot representing the distribution of the wine samples in the plane defined by principal components 1 and 2 as regards their chromatic characteristics (MO wines: solid symbols; control wines: open symbols; W1: circles; W2: squares; and W3: triangles). The variance explained by each principal component is shown in parentheses. SO2 and pH due to the substitution of C4 (47), was probably associated with this evolution. Ethyl-linked compounds also should be resistant to sulfite addition and may have contributed to the observed changes, explaining as to why the values were higher in MO wines. Multivariate statistical analysis was used in this study to check as to whether the wines could be grouped according to the variables studied. First, a cluster analysis was conducted using all the studied variables since this is a powerful visualization tool that enables groupings to be observed within the data. This is an unsupervised method for pattern recognition, where the samples were clustered without prior knowledge of their belonging to any wine type. The distance matrix was calculated using square Euclidean distances and an average linkage method algorithm. Distance measures the similarity or dissimilarity between the different samples. Two clearly differentiated clusters were found (data shown in Supporting Information). In one of them we found W1, both control and MO wines, and W2 (C), showing that W1 (C) and W2 (C) were quite close. W2 (MO) was classified as closer to the W3 wines. In the case of W2, it seems that MO originated the maximum differences in the wine characteristics. MO promoted changes in its phenolic structure, leading to a wine with chromatic characteristics closer to a wine with a higher phenolic content. Textos asociados Figure 7. Development of mean degree of polymerization of tannins in W1, W2, and W3 wines (±SD). Each point corresponds to t0, t1, t2, and t3. Different behavior with regard to mDP was observed for the different wines. This parameter always increased in the first period (from t0 to t1) for all wines and then fell, except for W1. According to Nikfardjam and Dykes (53), this increase corresponds to the wine structuring phase described in empirical observations (13), and this phase appears to occur irrespective of whether oxygen is being dosed into the wine. The reduction of mDP observed afterward, mainly in W2 (MO) and W3 (MO), may be due to a possible structural rearrangement of the tannins to shorter forms, which would correlate with the small decreases observed in the tannins measured by the BSA method. This reduction in mDP may be responsible for a reduction in wine astringency (54, 55). The interaction of these newly formed intermediates with anthocyanins also may reduce astringency since they can form terminal units of these shorter forms, preventing further polymerization (56). The different behavior of W1 (MO) was similar to that described by Du Toit et al. (57) when MO was applied to a wine for too long a period of time. It seems that W1 could have suffered overoxygenation in the MO wine, and therefore, an increase of mDP was observed. 99 Effect of Micro-oxygenation on Color and Anthocyanin-Related Compounds of Wines with Different Phenolic Contents Having obtained this grouping, a principal components analysis was conducted with the same data and using the same variables to find as to which variables were mainly responsible for the grouping found (Figure 8). The first two principal components explained 83% of the variance. The representation of these two principal components showed that all MO wines had lower values in component 1 than their corresponding control wines mainly due to lower values of L*, H*, and hue and higher values of CI and anthocyanin-derived compounds, among others. The wines with the highest phenolic content showed negative values of PC1, while W2 differed from the other wines especially in the highest values of PC2, due to the high WC and anthocyanin monoglucoside values. W2 (MO) and W3 (C) were again very close. MO favored reactions that led to the greater formation of new pigments, which, in turn, increased CI and CRDSO2 in all the wines, regardless of their phenolic content. W1 wine was less influenced by MO and the observed increases in mDP for W1 (MO) suggested overoxygenation. This wine presented an anthocyanin content that was too low to promote any great level of condensation reactions. W3 was favored by MO, but the most evident results were found in W2 (MO), with its high anthocyanin content that favored the formation of more stable derived pigments and led to a wine close to W3 (C). 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Murcia, Jumilla, Murcia Autor de contacto: e-mail: encarnag@um.es, tel. 968 367323 RESUMEN La microoxigenación está basada en el aporte controlado de pequeñas cantidades de oxigeno de forma continua y lenta; siendo la velocidad del aporte de oxigeno inferior a la velocidad de su consumo, evitando la acumulación de oxigeno. El objetivo de esta técnica es favorecer la condensación entre taninos y antocianos y la formación de nuevos pigmentos; proporcionando así un incremento y estabilización del color del vino. Se ha estudiado el efecto de la técnica aplicando distintas dosis de oxigeno (dosis baja, media y alta), a vinos de Monastrell. Los resultados obtenidos muestran que la aplicación de oxigeno no afecta a la sanidad del vino. Los vinos microoxigenados presentan mayor intensidad colorante que el testigo. La tonalidad es similar en todos ellos, manifestando la mínima oxidación de polifenoles producida. Se destaca el incremento de la fracción de color debido a pigmentos poliméricos, el índice de ionización y de PVPP en los vinos microoxigenados, presentando sus valores máximos en el vino microoxigenado con dosis media. Estos parámetros muestran que se ha favorecido la formación de nuevos pigmentos en los vinos. Por otro lado, el contenido de acetaldehído libre en los vinos microoxigenados es menor que en el testigo, manifestando que el acetaldehído generado forma parte de nuevos pigmentos, no interfiriendo en las características organolépticas de los vinos microoxigenados. Al final del tratamiento se realizó un análisis organoléptico de los vinos, que junto a los resultados obtenidos se concluye que la dosis media resultó ser la mas adecuada al finalizar la microoxigenación. INTRODUCCIÓN Los compuestos fenólicos en un vino tinto determinan sus características sensoriales, principalmente el color y la astringencia. La composición fenólica depende de la composición de la uva, factores edafoclimáticos, procesos de vinificación y diferentes prácticas enológicas. El oxigeno juega un papel importante en diversos procesos bioquímicos en los mostos y en los vinos, tanto durante la fermentación alcohólica como en las reacciones de oxidación y/o polimerización de compuestos polifenólicos que se producen durante el envejecimiento del vino. Por ello, tradicionalmente se han efectuado aportes de oxigeno, bien mediante remontados al inicio de la fermentación alcohólica; bien mediante trasiegos tras la fermentación alcohólica y fermentación maloláctica cuyo objetivo es eliminar y/o evitar la formación de compuestos sulfhídricos y retirar las lías gruesas (1). Durante el envejecimiento del vino en barrica de roble se produce la cesión de compuestos fenólicos y aromas propios de la madera al vino, además de una microoxigenación natural, al difundirse pequeñas cantidades de oxígeno a través del esquive de la barrica, Textos asociados Efectos de la microoxigenación en vino tinto Figura 1.- Estructura del polímero por condensación directa, A) tanino-antociano y B) compuesto bicíclico formado por la reacción entre el flavano y Mv-3Glu. (Remy et al. 2000). Enólogos Efecto de la microoxigenación en vinos tintos. Enologos 34,46-50, 2005 103 Capítulo entre las uniones de las duelas y los poros de la madera. Este oxigeno se ha demostrado que influye notablemente en la composición fenólica del vino, ya que interviene en reacciones de oxidación y/o polimerización, generando nuevos pigmentos que incrementan y estabilizan el color del vino (7,8,9,10,11,12,13,14, 15). La generación de estos pigmentos sigue los siguientes mecanismos: a) Reacciones de condensación directa entre antocianos (A) y taninos (T): Los nuevos compuestos se forman mediante procesos de adición nucleofílica dando lugar a estructuras A+-T y T-A+. Han sido encontradas en vinos envejecidos (10, 16), ya que es una reacción lenta (17). Ambas estructuras son mas complejas que los antocianos monómeros, de color similar a los antocianos pero resistentes a la decoloración por SO2, especialmente la estuctura A+-T. La formación de estos compuestos genera una disminución de la astringencia de los vinos durante el envejecimiento (Figura 1). b) Reacción de condensación mediante puentes de etilo. En estas reacciones está involurado el acetaldehído, producto que aparece en el vino producido en pequeñas cantidades por las levaduras durante el metabolismo de azúcares (18) y por la oxidación de etanol. El resultado son productos enlazados por puente de etilo, incluyendo taninos (T-etil-T), aductos de taninos-antocianos (T-etil-A) y oligómeros de antocianos (A-etil-A). La reacción de polimerización finaliza cuando en el otro extremo del polímero se encuentra unido un antociano (20, 21). Su formación es más rápida que la de los pigmentos poliméricos por condensación directa (17). La presencia de estos pigmentos produce incremento y estabilización del color del vino; su color es malva, son resistentes a las variaciones de pH, a la decoloración del sulfuroso y a las oxidaciones (19, 24), aunque se ha demostrado que su estabilidad en el tiempo es pequeña y evolucionan hacia otros tipos de compuestos poliméricos (Figura 2). Figura 2.- Compuestos formados en presencia de acetaldehído y de otros metabolitos de las levaduras. (Cheynier 2005). 104 Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos MATERIALES Y MÉTODOS a) Condiciones de microoxigenación de los vinos Para la experiencia de microoxigenación se ha utilizado un vino tinto de la variedad Monastrell, elaborado por Bodegas BSI de Jumilla (Murcia), que presentaba las siguientes características cromáticas iniciales: intensidad colorante (IC): 14.7, tono: 0.51, índice de polifenóles totales (IPT): 67.40 y antocianos totales: 443.63 mg/L Tras la fermentación alcohólica el vino se dispuso en depósitos de 17.500L., uno de ello se utiliza como testigo, en los otros se aplicó tres dosis diferentes de oxígeno y en tres periodos distintos de la elaboración. La adición de oxigeno se ha realizado durante tres periodos: Figura 3.- Estructura química Vitisina 1) A y 2) B. (Cheynier 2005). c) Nuevos pigmentos de bajo peso molecular. Estos pigmentos se forman mediante la cicloadicón de metabolitos producidos por las levaduras, como el acetaldehído, ácido pirúvico o vinilfenoles, con el antociano, generando pigmentos como la Vitisina A y B y los antocianovinilfenoles. Han sido identificados en vinos envejecidos (8,9,12,13,15,22) en botella y en barrica y en vinos microoxigenados (7). Son pigmentos ligeramente anaranjados, más resistentes a las variaciones de pH, al sulfuroso (9) y a las oxidaciones que los antocianos; estabilizando así el color del vino (12, 23) (Figura 3). Debido a la importancia de la presencia de pequeñas cantidades de oxígeno y de acetaldehído en la formación de estos pigmentos, nació en la década de los 90 la técnica de la microoxigenación, basada en el aporte controlado de pequeñas cantidades de oxigeno al vino mediante un microdifusor poroso, de forma continua y lenta, siendo la velocidad de aporte de oxigeno inferior a la velocidad de consumo, evitando la acumulación en vino y generando la máxima cantidad posible de este aldehído. Determinadas experiencias han observado que tanto la crianza en barrica como la microoxigenación producen resultados similares en cuanto al incremento de color y disminución de astringencia, pudiendo con esta técnica reproducir, e incluso acelerar, parte de las transformaciones que sufren los compuestos fenólicos durante la crianza en barrica (3, 4). En este estudio se pretende conocer el efecto de esta técnica, aplicando distintas dosis de oxigeno, sobre el color de un vino tinto de la variedad Monastrell. - Durante dos semanas, entre el final de la fermentación alcohólica y el inicio de maloláctica, con dosis aplicadas de 5, 10 y 15 mL/L/mes. La cantidad de oxigeno aplicada en este periodo, es la mas alta, para favorecer la generación de acetaldehído. - Después de la fermentación maloláctica, durante un periodo de 45 días, las dosis aplicadas fueron 3, 5 y 7 mL/L/mes. - Tras un análisis organoléptico de los vinos, se continuó microxigenando 15 días más, suavizando los vinos microxigenados, aunque en este periodo las dosis en los tres casos se reduce a la mitad, puesto que el contenido de antocianos había descendido en todos los vinos. La Figura 4 muestra un esquema del sistema de microoxigenación. Cada salida de oxigeno esta conectada a un microdifusor poroso que se encuentra suspendido en el interior del depósito sin llegar a tocar el fondo, de tal manera que las microburbujas se disuelvan en el vino antes de que lleguen a la superficie. b) Determinaciones fisico-químicas y espectrofotométricas El pH, la acidez total (g/L de ácido tartárico) y la acidez volátil se determinaron según los métodos oficiales. Textos asociados Las medidas de absorbancia se realizan en un espectrofotómetro Helios Alpha (Thermospectronic). Las muestras son centrifugadas y se ajustó el pH a 3.6. La intensidad de color (IC) se calculó como la suma de absorbancias a 620 nm, 520 nm y 420 nm; otras variables calculadas son los porcentajes de rojo, amarillo y azul del color del vino (30). El tono como el coeficiente entre la absorbancia a 420 nm y 520 nm (25). El análisis del índice de polifenoles totales (IPT), antocianos totales y taninos totales (g/L), y los índices 105 Capítulo SISTEMA DE ALIMENTACIÓN BOMBONA DE OXÍGENO MANÓMETRO MICRODIFUSOR Figura 4.- Esquema de la disposición del sistema de microoxigenación en el depósito. de PVPP, ionización y HCl se efectuó siguiendo los métodos descritos por Ribereau-Gayon et al. (29). La fracción de color debida a los pigmentos poliméricos se calculó de acuerdo con los métodos descritos por Boulton (27). RESULTADOS Y DISCUSIÓN El Gráfico 1 muestra la evolución de pH, acidez total y acidez volátil durante la microoxigenación. Dichos parámetros son similares en los vinos microoxigenados y el testigo, manifestando que el aporte de oxigeno no altera la sanidad del vino. Se observa un incremento en la IC (Gráfico 2a) en el primer periodo de microoxigenación (Octubre-Diciembre/03) en los vinos microoxigenados. Tras la fermentación maloláctica (Enero/04) se observó en todos ellos un descenso, probablemente consecuencia de la variación del pH y la precipitación de materia coloidal que arrastra materia colorante. Aunque el aporte de oxigeno durante el segundo periodo fue menor, se observó de nuevo un aumento de IC en los vinos microoxigenados, diferenciándose todos los vinos en color. Este incremento de color en presencia de pequeñas cantidades de oxigeno durante los primeros meses de la elaboración también ha sido encontrado por otros autores (3,5,6, ). Por otra parte, la evolución del tono, representado por el Gráfico 2b; es similar en los distintos vinos, indicando que los compuestos fenólicos sufren una mínima oxidación durante el tratamiento. Mientras que la IC varió para los diferences vinos, el % rojo tras la microoxigenación (Gráfico 3) se mantuvo constante en todos los vinos; sugiriendo que ambos parámetros no están relacionados directamente, tal y como se ha indicado en otros trabajos (31,32), sino que la IC depende también de la absorbancia de los compuestos que aportan tonos amarillos y azules. El 106 Gráfico 1.- Evolución durante la microoxigenación de a) pH, b) acidez total y c) acidez volátil de los vinos durante la microoxigenación. Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos go, de forma similar a los resultados encontrados por Cabanillas et al.(3). Finalizada la microoxigenación, el vino testigo sufre una disminución de este índice y su valor se incrementa en los vinos microoxigenado, poniéndose de manifiesto de esta forma la presencia de pigmentos coloreados formados mediante puente de acetaldehído y por cicloadición del aldehído a los antocianos. Siendo el índice de ionización máximo en el vino con dosis media de oxigeno. Por otro lado, el índice de PVPP, que representa el porcentaje de antocianos combinados con taninos, nos da una idea del incremento y estabilidad del color, ya que estos compuestos presentan un color malva y son menos sensibles a las oxidaciones, a las variaciones pH y al sulfuroso que los antocianos libres. Su comportamiento es similar al índice de ionización, su valor es mayor en los vinos microxigenados, pero en el testigo disminuye tras el periodo de la microoxigenación, de forma opuesta a lo que ocurre en los vinos microoxigenados, siendo máximo su valor en el vino con dosis media. Gráfico 2.- Evolución de a) intensidad colorante (I.C.) y b) tono durante la microoxigenación. El contenido de antocianos totales (Gráfico 4) desciende por igual en todos los vinos durante la experiencia. El incremento de color y la disminución de antocianos totales en los vinos microoxigenados son datos aparentemente contradictorios, pero tiene su explicación cuando se analiza la evolución de la fracción de color debido a pigmentos poliméricos, como muestra el Gráfico 5. El color debido a los pigmentos poliméricos incrementa durante la aplicación de oxigeno, al igual que los resultados recogidos por Atanasova et al. (7). Su evolución es similar a la variación del color (Gráfico 2a), dicha relación también fue observada por Castellari et al. (6), presentando al finalizar la microoxigenación su valor máximo en el vino con dosis media. El incremento de color en los vinos microoxigenados puede explicarse también mediante el análisis del índice de ionización y PVPP, como muestra el Gráfico 6. El índice de ionización indica el porcentaje de antocianos que presentan color en el vino. Los vinos microoxigenados presentan mayor valor que el testi- Textos asociados Gráfico 3 muestra la variación de la componente amarilla y azul en los vinos tras la microoxigenación. Se observa un incremento de la componente azul en los vinos microoxigenados, siendo máxima para el vino donde se aplicó la dosis media de oxígeno; mientras que la componente amarilla se mantiene constante en todos ellos excepto en el testigo. Estos resultados señalan la presencia de pigmentos poliméricos unidos mediante acetaldehído en los vinos microoxigenados, ya que como propone Gómez-Cordovés et al. (23) existe una correlación directa con la componente azul y la polimerización de polifenóles. Gráfico 3.- Variación al inicio y al final de la microoxigenación de los distintos vinos, % rojo, % amarillo y % azul. 107 Capítulo Gráfico 4.- Evolución de antocianos totales (mg/L) de los vinos durante la microoxigenación. Gráfico 5.- Evolución de la fracción de color debido a pigmentos poliméricos. 108 Gráfico 6.- Índice de ionización y de PVPP en el vino inicial y en todos los vino tras la microoxigenación. Gráfico 7.- Evolución de A) IPT y B) taninos totales (g/L) de los vinos durante la microoxigenación. Gráfico 8.- Índice de HCl finalizada la microoxigenación Los Gráficos 7a y 7b muestran la evolución de IPT y taninos totales. Ambos parámetros son similares en todos los vinos; lo que indica que no se produce ninguna precipitación de taninos durante la aplicación de esta técnica. et al.(2001), presentando el máximo en el vino microoxigenado con la dosis media. Confirmando que la presencia de oxigeno favorece la polimerización de taninos, traduciéndose en una disminución de astringencia. El análisis del contenido en taninos (procianidinas), representado por el Gráfico 7b, muestra que los niveles se mantiene durante la microoxigenación y es semejante en todos los vinos. No obstante, el índice de HCl, indicador del porcentaje de la polimerización de taninos presentes en vino; es superior en los vinos microoxigenados que en el testigo tras el periodo de microoxigenación (Gráfico 8), al igual que a Cabanillas Tras la microoxigenación se realizó el análisis organoléptico de los vinos, concluyendo que: - El vino testigo era ligeramente áspero en boca con taninos agresivos. - Los vinos microoxigenados con dosis baja y media en boca eran redondos y con gusto agradable a mitad Seminario Técnico Compuestos azufrados volátiles en vinos - El vino microoxigenado con dosis más altas en boca era similar a los otros dos vinos microoxigenados, aunque se apreciaban aromas a fruta madura y algo más evolucionado. Concluyendo que organolépticamente las dosis más adecuadas son las dosis baja y media. Teniendo en cuenta los resultados expuestos y el análisis organoléptico de los diferentes vinos se concluye que la dosis adecuada durante la microoxigenación es la dosis media. Cabe esperar que estas diferencias sean mayores con el tiempo, haciendo interesante el seguimiento durante el envejecimiento en barrica y botella. BIBLIOGRAFÍA (1) Delteil D.(2000). Los diferentes roles del oxigeno. Viticultura/ Enología Profesional, 74, 35-45. (2) Pérez- Magariño y Gozález San-José Mª L. (2003). Efectos de la aplicación de la microoxigenación durante la fermentación de los vinos tintos. Tecnología del vino, 47, 107-112. (3) Cabanillas P, Canals J.M., Rozés N., Arola L. Y Zamora F.(2001) “ Influencia de la microoxigenación en el color y las características organolépticas de los vinos tintos” Tecnología del vino, Sept/Octubre 2001,51-55. (4) Llaudy C., Canals R., Cabanillas P., Rozés N., Canals J.M. y Zamora F. 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