Atropa belladonna - DIAGNÓSTICO MÉDICO

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Atropa belladonna - DIAGNÓSTICO MÉDICO
PÁGINA 06
CIENCIA MÉDICA
GI-RADS: Aplicación de una nueva clasificación
para el informe ecográfico de las imágenes anexiales.
Dras. Claudia Vicente y María Victoria Suarez
Año 5 - Nro. 14
Marzo de 2011
PÁGINA 20
EPÓNIMOS MÉDICOS
Heinrich August Wrisberg (1739-1808)
Publicación y divulgación de
Diagnóstico Médico
Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Atropina
ETIMOLOGÍA & MEDICINA
Las Parcas (Giovanni Antonio Bazzi, c. 1525). La que está ubicada en el centro,
a punto de cortar el hilo con su tijera, es Átropa. Página 48
Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
{ Atropa belladonna }
MÉDICOS QUE FUERON OTRA COSA
Ernst Weiss: médico y escritor testigo
de una época
Dr. Juan Enrique Perea
PÁGINA 08
MÉDICOS ARTISTAS
PÁGINA 42
Entrevista al Prof. Dr. Federico
Pérgola
COLECCIÓN DE FOTOS
PÁGINA 54
Recreo Carapachay en el Tigre
Dr. H. César Gotta
Dr. Sergio Gianni
Revista DM MD, Ciencia y Cultura Medica - Diagnóstico Médico
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Revista DM MD - Ciencia y Cultura Medica - Diagnóstico Médico - www.diagnosticomedico.com
EDITORIAL
Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 3
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Un proyecto
STAFF
Directores
Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Dr. H. César Gotta
Dr. Eduardo Eyheremendy
Editor Responsable
Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Consejo Editorial
Prof. Emérito Dr. Alfredo P. Buzzi
Prof. Dr. Federico Pergola
Prof. Dr. Arturo Heidenreich
Coordinación
Paola Isturiz Guedes
Virginia Prado Quintás
Colaboran en este número
Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Prof. Emérito Dr. Alfredo P. Buzzi
Dra. María Victoria Suárez
Dra. Claudia Vicente
Dr. H. César Gotta
Dr. Martín Valdez
Lic. Isabel del Valle
Dr. Sergio Gianni
Virginia Prado Quintás
Dr. Juan Enrique Perea
Dr. Luis Alposta
Dr. Gustavo R Piantoni
Diseño
Soulbranding Marketing Studio
Números anteriores del año 2010
DMMD Año 4 - Nro. 10
DMMD Año 4 - Nro. 12
DMMD Año 4 - Nro. 11
DMMD Año 4 - Nro. 13
de todos
Esta publicación es un
proyecto que nació hace
6 años con el propósito
de hacer algo distinto,
y ha ido creciendo y
madurando para llegar
a este número 14 que
ahora tienen en sus
manos.
Fue pensado como un espacio donde los médicos podamos volcar y encontrar todo aquello que forma parte de nuestras inquietudes, de nuestros gustos, de nuestras pasiones, de
nuestras aptitudes, que tienen que ver con la cultura, pero que están fuera del ámbito estrictamente científico y tecnológico de la medicina. Me refiero a todo aquello que se conoce como cultura humanista del médico.
Nosotros entendemos como indisolubles los conceptos de medicina y humanismo.
Porque medicina y humanismo son realidades concordantes. Humanismo es cultura,
comprensión del hombre por el hombre, valoración de lo que es bueno, de lo que es bello y de lo que es justo. Esa es la acción del humanismo al hacernos cultos. La carencia de
humanismo es una mutilación espiritual que jamás se compensa con la ciencia, porque la
ciencia es otra cosa: nos hace fuertes, pero no mejores. Por eso, el médico mientras más sabio, debe ser más culto. La cultura se nos presenta como una necesidad de formación integral, y no como un acúmulo de datos para adorno social. Nos permite comprender mejor la
esencia del comportamiento humano, la angustia frente a la duda, el placer de la belleza,
y la imperfección de nuestro trabajo. Ya lo decía hace más de 100 años el médico español
José de Letamendi (1828-1897): “Quien sólo sabe medicina, ni medicina sabe”. Y si ustedes ya tienen el hábito de leer esta revista es porque, como nosotros, tienen vocación y pasión tanto por la medicina como por la cultura.
Las enfermedades, con sus síntomas y signos, su diagnóstico, su pronóstico, y sus tratamientos, contienen innumerables aspectos que escapan a lo estrictamente médico: su propia historia, su nombre, la historia de aquellos que las describieron y de aquellos que buscaron su tratamiento, las vicisitudes de los pacientes que las padecieron, su aparición en la
literatura, el arte, la música, el cine. Así nacieron las secciones Epónimos Médicos, Enfermos Famosos, Galeria de Premios Nobel de Medicina, Literatura y Medicina, Arte y Medicina, y Etimología y Medicina (que estrenamos en este número).
Puede ser de interés conocer la vida de los médicos que han contribuido al conocimiento médico, así como sus intereses extra-médicos (los ha habido poetas, músicos, políticos, deportistas, dictadores, cocineros…), y la forma en la que hoy los recordamos (además
de nombrar enfermedades, sus nombres están en calles, en ciudades, en hospitales). Han
escrito libros, que se han convertido en clásicos. Así nacieron las secciones Médicos que
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Una meta no debe ser el final del camino, ya que el éxito
(como la felicidad) es un proceso y no un destino.
fueron otra cosa y Médicos en las calles. También son de interés las inclinaciones extra-médicas de los médicos contemporáneos, es decir, de nosotros
mismos: un deporte, un hobby, una habilidad, una colección, un instrumento musical. Alguna pasión. Alguna tradición familiar. Así nació la sección
Médicos que hacen otra cosa, Médicos Artistas, Vidriera Fotográfica y Colección de Fotos. Recomendar un libro, un CD, un postre. Un museo, una forma
de hacer el asado, una obra de teatro. Un viaje, un trago, una película. Un sitio de pesca, un personaje histórico, un rincón de Buenos Aires. Así nacieron
las secciones Yo Recomiendo y Mosaicos Porteños. Seguramente hay muchas
otras aristas, que irán apareciendo incluso por iniciativa de ustedes, los lectores, que originarán nuevas secciones.
Debido a su misma esencia, este proyecto debe crecer con el aporte de todos. Que
el esfuerzo, la constancia y la habilidad se vean acompañados por el placer de hacerlo.
Este es un espacio para que podamos compartir aquellas inquietudes que
hasta hoy eran privadas, para que nuestros placeres privados se conviertan
en virtudes públicas.
Contamos con ustedes, que, como nosotros, palpitan también afuera de la medicina. Pero cerca de ella. Esperamos sus aportes y comentarios en revista@diagnosticomedico.com. Una meta no debe ser el final del
camino, ya que el éxito (como la felicidad) es un proceso y no un destino.
Los invitamos a transitar juntos este camino.
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DMMD es una publicación de Diagnóstico Médico, Institución afiliada a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
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Sería una inusitada irreverencia hacia la ópera y
fundamentalmente hacía el lector, no aclarar que
no soy crítico musical...
Por Prof. Dr. Gustavo R.Piantoni
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editorial
pág. 03
Vaya a la ópera
GALERIA DE PREMIOS NOBEL DE
MEDICINA
pág. 17
Premio Nobel de Medicina 2003:
La Resonancia Magnetica
La Asamblea Nobel reunida en el Instituto Karolinska de Estocolmo decidió otorgar el Premio
Nobel en Fisiología y Medicina 2003...
EPÓNIMOS MÉDICOS
Esta publicación es un proyecto que nació hace 6
años con el propósito de hacer algo distinto, y ha
ido creciendo y madurando para llegar a este número 14 que ahora tienen en sus manos.
Heinrich August Wrisberg
CIENCIA MÉDICA
pág. 06
GI-RADS
El diagnostico y el manejo de las masas anexiales representa uno de los mayores problemas en
ginecología...
Por Dras. Claudia Vicente y María V. Suarez
MÉDICOS QUE FUERON OTRA COSA
pág. 08
Ernst Weiss: médico y escritor
Su biografía nos coloca frente a un hombre que
parece estar instalado en el centro de la tragedia
europea de la primera mitad del siglo veinte.
Por Dr. Juan Enrique Perea
ENFERMOS FAMOSOs
pág. 11
Las heridas del
Almirante Nelson
MOSAICOS PORTEÑOS
pág. 15
Acerca del síndrome del pecado original
Acerca de la gripe y el tango
Acerca de la odontología y el tango
Por Dr. Luis Alposta
pág. 20
pág. 42
Profesor Doctor Federico Pérgola
En esta oportunidad, Medicos Artistas ha tenido
el honor y el placer de entrvistar al Prof. Dr. Federico Pérgola.
Por Dr. Sergio Gianni
Heinrich August Wrisberg nació el 20 de junio de
1739 en Sankt Andreasberg , una ciudad de la Baja
Sajonia, en Alemania.
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
EL CLUB OSLER DE BUENOS AIRES
AMBITO MÉDICO & EMPRESA
pág. 45
NOMBRAMIENTO DEL PROF. DR. ALFREDO E. BUZZI
pág. 24
William Osler
PRESENCIA DE DM EN CONGRESO
DM EN CONGRESO ARGENTINO DE ORTOPEDIA Y
TRAUMATOLOGIA
TALLER DE GI-RADS
CHARLA DE OSTEOPOROSIS
MÉDICOS EN TIEMPO LIBRE
pág. 46
Dos vocaciones en mi vida, Medicina
y música
Fue un médico que nació en Bond Head, Ontario,
Canadá, en 1849, y estudió en la Universidad McGill en Montreal (Quebec).
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
La redacción de DM MD tuvo el agrado de entrevistar a uno de sus médicos.
Por Virginia Prado Quintas
LITERATURA & MEDICINA
ETIMOLOGÍA & MEDICINA
pág. 26
Elegía - Una novela de despedida
Philip Roth nos cuenta la vida de un neoyorquino anónimo, ya jubilado, desde sus primeros años
hasta su entierro...
Por Lic. Isabel Del Valle
MÉDICOS EN LAS CALLES
DE BUENOS AIRES
pág. 29
pág. 48
Atropina (Atropa belladonna)
La atropina es una droga anticolinérgica extraída
de la belladona (Atropa belladonna) y otras plantas de la familia Solanaceae.
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
VIDRIERA FOTOGRÁFICA
pág. 52
Robert Frank
Avenida Montes de Oca
Horatio Nelson nació en Burnham Thorpe, en el
condado de Norfolk (Inglaterra), el 29 de septiembre de 1758.
Por Prof. Dr. Emérito Alfredo Buzzi
MÉDICOS ARTISTAS
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Un proyecto de todos
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
pág. 39
La avenida Montes de Oca se ubica en el barrio de
Barracas, y su trazado coincide con los primeros
crecimientos de la ciudad.
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
uno de los más grandes fotógrafos documentalistas existentes en nuestros días, Robert Frank, nacido en Zurich en 1924
ARTE & MEDICINA
COLECCIÓN DE FOTOS
pág. 36
Por Dr. Martin Valdez
pág. 54
Las tres edades de la mujer
Recreo Carapachay en el Tigre
(Gustav Klimt, 1905). No es fácil dar una definición sobre qué es el envejecimiento, aunque todos,
de manera intuitiva...
Por Dra. María Victoria Suárez
En las cercanías de Buenos Aires fue siempre un
lugar de atracción. Clubes de remo, recreos, hoteles, restaurantes...
Por Dr. H. César Gotta
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CIENCIA MÉDICA
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Dras. Claudia Vicente y María Victoria Suarez
GI-RADS: Aplicación de una nueva
clasificación para el informe
ecográfico de las imágenes anexiales
El diagnóstico y el manejo de las masas
anexiales representa uno de los mayores
problemas en ginecología, no solo porque
en la pelvis femenina coexisten varios
órganos, no todos de la esfera ginecológica,
sino además porque en el ovario pueden
observarse variaciones fisiológicas durante el
transcurso del ciclo menstrual, o anomalías,
algunas de menor trascendencia como patología
inflamatoria o tumoral benigna, y otras de mayor
gravedad como el cáncer de ovario.
Girads 1 . Ovario normal
En nuestro país, el cáncer de ovario ocupa en la actualidad el tercer lugar entre los tumores
malignos ginecológicos (el de mama no se considera ginecológico), precedido por el cáncer de cuello uterino y el de endometrio. En los países desarrollados, donde el cáncer de
cuello uterino tiene una baja incidencia gracias a los programas de detección masivos, el
cáncer de ovario constituye la primera causa de muerte por cáncer ginecológico.
Se calcula que el riesgo de padecer cáncer de ovario a lo largo de la vida de una mujer es de
1 en 70 (1,4%).
Si bien el cáncer de ovario puede presentarse a cualquier edad, lo hace con mayor frecuencia en la postmenopausia. Menos del 10% de los casos tiene un componente hereditario, en
mujeres con fuertes antecedentes familiares de cáncer de ovario, mama o colon portadoras
de los oncogenes BRCA 1 y BRCA 2.
Girads 2 . foliculo hemorragico
Actualmente existe consenso tanto entre los radiólogos como entre los ginecólogos acerca
de considerar a la ecografía transvaginal (TV) como el método de elección y de primera línea para la evaluación de los ovarios y las regiones anexiales.
La ecografía TV es un procedimiento diagnóstico indoloro, de bajo costo y que puede estar al alcance de todas las mujeres. Aumenta su rendimiento diagnóstico al combinarlo
con el examen Doppler Color que permite evaluar la vascularización de las masas halladas.
Girads 3 . Endometrioma
Debido a que es muy amplia la variedad de imágenes que pueden aparecer en el examen ecográfico de los ovarios, resulta sumamente importante caracterizarlas correctamente, es decir, poder decir cuáles probablemente son funcionales y desaparecerán durante el seguimiento, cuáles
son tumoraciones benignas o procesos inflamatorios, y cuáles presentan características sugerentes de malignidad.
Pero tan importante como el diagnóstico ecográfico confiable es el reporte de los hallazgos de una forma clara, ordenada y estandarizada, de modo que el ginecólogo que lo recibe
pueda entender qué es lo que el radiólogo le quiere informar acerca de la masa ovárica ha-
Girads 4 . Quiste con area solida con vascularizacion de
alta resistencia
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llada, ya que, además del cuadro clínico, va a tomar la conducta terapéutica orientado por
el informe ecográfico. Así, decidirá qué pacientes requieren solamente seguimiento y cuáles necesitaran tratamiento quirúrgico, y, en esta última alternativa, de acuerdo a la probabilidad de benignidad o malignidad, quiénes se beneficiaran con una cirugía laparoscópica, y quiénes necesitarán una cirugía de mayor envergadura (llamada citoreductiva), la
que idealmente deberá ser realizada por un ginecólogo oncólogo para optimizar el tratamiento.
Los informes ecográficos confusos pueden dar lugar a la interpretación inadecuada de la
información, derivando en excesos terapéuticos, como cirugías innecesarias, o por el contrario, tratamientos insuficientes. Por lo tanto, unos de los desafíos más importantes es
cómo transmitir la información desde el ecografista al ginecólogo, es decir, cómo sistematizar y establecer grados de riesgo de malignidad para la gran variedad de imágenes encontradas en los estudios ecográficos. En definitiva, cómo “hablar el mismo idioma”.
Girads 5 . Formacion quistica con areas solidas, vascularizacion interna y flujo de baja resistencia (ir < 0.5)
Frente a la misma problemática en el diagnostico radiológico mamario, el Colegio Americano de Radiología introdujo en el año 1993 la clasificación BI-RADS (Breast Imaging Reporting And Data System) que, con algunas modificaciones es ampliamente utilizada en
la actualidad, e incluso se ha extendido al diagnostico mamario por ecografía y resonancia magnética.
En 2007 se publicó la clasificación GI-RADS Gynecologic Imaging Reporting And Data
System, tendiente a simplificar y estandarizar el informe de las imágenes ecográficas
anexiales. Esta clasificación (modificada en 2009) ordena los hallazgos morfológicos y los
clasifica en 5 categorías: GI-RADS 1 a los hallazgos normales, GI-RADS 2 a las masas de
origen funcional, GI-RADS 3 a la patología probablemente benigna no funcional (tumoral
o inflamatoria), GIRADS 4 a los hallazgos con mediano riesgo de malignidad y GI-RADS 5
a los hallazgos con alta probabilidad de malignidad.
Se podría considerar además otra categoría, GI-RADS 0, para aquellos casos en los que el
diagnostico no es concluyente, ya sea por dificultades técnicas en la realización del estudio o porque la patología hallada es probablemente de origen no ginecológico y deberá evaluarse con otros estudios (ej. resonancia magnética o tomografía).
En el servicio de Ecografía y Doppler de Diagnostico Medico realizamos un trabajo científico
cuyo objetivo fue determinar la utilidad y confiabilidad de la aplicación de esta clasificación (GIRADS) para estandarizar el informe ecográfico de las imágenes anexiales en nuestras pacientes.
Para ello evaluamos casi 3500 pacientes durante 18 meses a quienes les realizamos una
ecografía TV bidimensional en escala de grises y, en aquellas que presentaron masas
anexiales completamos el examen con un estudio Doppler Color que nos permitió evaluar
su vascularización. Siguiendo recomendaciones internacionales para la evaluación de las
imágenes, las caracterizamos según “patrones de reconocimiento” y les asignamos una
categoría en la clasificación GI-RADS. El ginecólogo de cada paciente decidió la conducta
terapéutica (seguimiento o cirugía). Luego comparamos los hallazgos obtenidos (ya sea de
los controles ecográficos o las biopsias, según el caso) con la categoría GI-RADS asignada previamente. Los resultados que obtuvimos permiten asegurar que la clasificación facilita la comunicación entre el ecografista y el ginecólogo y por lo tanto se cumple con el objetivo principal, que es favorecer a la paciente brindándole el mejor tratamiento posible.
Este trabajo fue presentado en el XXVIII Congreso Internacional de Obstetricia y Ginecología, que se realizo en Buenos Aires en el mes de junio de 2010 y fue premiado en el
96th Scientific Assembly and Annual Meeting of the Radiological Society of North America (RSNA 2010), que se desarrolló entre el 28 de noviembre y el 3 de diciembre pasados en
Chicago, EEUU. Además, fue solicitado para su publicación en una de las revistas científicas de la Sociedad Americana de Radiología.
Esta clasificación tiene una aplicación clínica validada por los resultados obtenidos y es de
gran importancia porque contribuye a optimizar la elección del tratamiento de las pacientes con masas anexiales.
Girads 6 . Formacion quistica con papilas, vascularizacion interna con flujo de baja resistencia (ir<0.5)
Bilbiografía
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XXVIII Congreso Internacional de Obstetricia y Ginecología, Buenos Aires, junio de 2010
15. Vicente C., Suárez M.V., Dragonetti L., Buzzi A., Lucchesi M., Lochocki N. New proposal application to classify and
report adnexal ultrasound images. 96th RSNA Annual Meeting,
Chicago Nov. 2010.
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MÉDICOS QUE FUERON
OTRA COSA
Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Dr. Juan Enrique Perea
Ernst Weiss
médico y escritor
testigo de una época
Ernst Weiss fue un testigo
apasionado. La lectura de su
biografía nos coloca frente a un
hombre que parece estar instalado
en el centro de la tragedia europea
de la primera mitad del siglo veinte.
En medicina como en literatura alcanzó una sólida formación. Estudió con célebres médicos de su época como Emile
Kocher, y fue amigo de grandes escritores
como Franz Kafka, Thomas Mann, y Stefan Zweig. Weiss nació el 28 de agosto de
1882 en la ciudad de Brno, reconocida por
su particular resistencia a la invasión
extranjera.Cuenta la historia que quien
asediaba la ciudad prometió que si al mediodía no había vencido abandonaría el
asedio. A las once de la mañana con la ciudad a punto de rendirse sonaron en la catedral las doce campanadas del mediodía.
El general no advirtió el engaño y se retiró.
Ernst era hijo de un comerciante judío,
Gustav Weiss, y de Berta Weinberg. Su padre murió cuando Ernst tenía cuatro años.
En julio de 1902 rindió examen de bachillerato en un instituto de Brno. Luego de estudiar medicina durante diez semestres, con
estudios teóricos en Praga, finalmente se
doctoró en Viena el 4 de julio de 1908.
Inició su actividad médica en el Instituto de Cirugía del Dr. Emile Theodor Kocher, de Berna,
Suiza, considerado uno de los principales cirujanos de su época.
Kocher había desarrollado nuevas técnicas quirúrgicas para diversos campos de la
cirugía tales como el tratamiento del bocio y del cáncer de estómago, la luxación de
hombro y la cirugía torácica, las infecciones quirúrgicas y la osteomielitis.
Mejoró el instrumental quirúrgico e inventó las pinzas hemostáticas que llevan su
nombre. Recibió el Premio Nobel de Medicina del año 1909 por sus aportes sobre la
patología tiroidea.
Posteriormente, Ernst Weiss continuó su
actividad médica en Berlín junto a August
Bier, cirujano alemán pionero de la anestesia epidural con cocaína y de la analgesia
mediante el uso de procaína.
En 1911, de regreso a Viena, se empleó en el
servicio de cirugía que dirigía el Dr. Julius
Schnitzler, hermano del médico y escritor
Arthur Schnitzler autor, entre otras obras,
de La señorita Elsa y Relato soñado.
En 1912 y 1913 asume el cargo de médico de
un barco de una compañía austríaca que lo
lleva a la India y a Japón. Tomó la decisión
de éste viaje luego de confirmar que sufría
tuberculosis pulmonar.
En 1913 Weiss inicia su amistad con Franz
Kafka. Como buen naturista, Kafka mantenía una relación conflictiva con los médicos. Sostenía que la propia naturaleza debía restablecer el equilibrio perdido por la
acción de la ciencia médica, y que solo la
naturaleza aseguraba la mejor curación.
Desconfiaba de los médicos y los juzgaba
peligrosos e ignorantes, aunque muy decididos en lo comercial. Hasta les adjudicó las muertes de sus dos hermanos por sarampión y meningitis. Menospreciaba el
papel del médico frente al paciente, y creía
que todos los peligros provenían de la ciencia médica. Reprobaba la ciencia médica de
su época, y llegó a tratar en forma insultante a los especialistas. Sin embargo, y a pesar de tan adversa opinión, estableció una
íntima amistad con el médico Ernst Weiss,
a quien llegó a considerar como un gran escritor.
En 1914 Kafka escribe: Mucho tiempo bien
empleado con el Dr. Weiss. Me acapara, pero
le tengo gran simpatía. Me quita parte de mis
preocupaciones, recoge parte de las esperanzas. Ernst Weiss se convierte en amigo íntimo de Kafka, y participa activamente en el
proceso que culmina con la disolución del
compromiso matrimonial de Kafka con Felice Bauer. Luego Kafka emprende un corto
viaje junto con Ernst Weiss y su amante, la
bailarina y escritora Rahel Sanzara.
En 1913 aparece publicada por una editorial
de Berlín La galera, la primera novela de
Ernst Weiss, en la que narra la historia de
un físico y radiólogo. Kafka lee la novela y
opina: El mundo ha sido dominado y lo hemos
presenciado con los ojos abiertos. O sea que podemos darnos la vuelta tranquilamente y seguir viviendo. Kafka lee y corrige con gran
interés los trabajos de Weiss, al que considera un escritor extraordinario.
En 1914 Ernst Weiss presta servicio como
médico de regimiento y médico en jefe en
la retaguardia y en el frente oriental. En
1918 recibe la Cruz de Oro al Mérito Militar.
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 9
En ésta época publica la novela El combate, cuyas galeradas corrige junto con Franz
Kafka.
como médico, aunque también participa en
acciones bélicas directas como jefe de grupos de avance.
En 1919, mientras publica su novela Hombre contra hombre, trabaja en el Servicio de
Cirugía del Hospital General de Praga. Ese
mismo año se estrena en el Teatro Alemán
de Praga su obra Tanja, representada por su
amante Rahel Sanzara.
Terminada la guerra, el protagonista es enviado como médico al Hospital de la Reserva, donde internan como inválidos de guerra a lisiados mentales. Allí trabaja y toma
notas sobre pacientes aquejados de psicosis
de guerra, sobre los que desea escribir un
estudio. Entre los pacientes hay uno muy
particular, muy excitado, que había perdido la vista en la guerra y al que el insomnio
había dejado agotado. Dice que era un cabo
del regimiento bávaro List, y que se había
desempeñado como ordenanza de la plana
mayor del ejército. El cabo se llama A.H., en
clara alusión a Adolf Hitler.
A partir de 1920 publica una importante cantidad de novelas, poemas, obras de
teatro y ensayos. En 1928 participa en las
Competiciones de Arte de los Juegos Olímpicos de Amsterdam, y obtiene la Medalla de Plata de Obra Épica con su novela
Boetius von Orlanmünde, luego conocida
como El aristócrata.
Luego de vivir más de diez años en Berlín
regresa en 1933 a Praga. Hitler había sido
nombrado canciller de Alemania el 30 de
enero. En 1934, tras la muerte de su madre, emigra a París, donde periódicamente recibe la ayuda de Stefan Zweig y Thomas Mann.
En 1936 Ernst Weiss publica la novela El pobre
derrochador, dedicada a Stefan Zweig, en la
que narra el conflicto de un hijo con la poderosa figura de su padre, un reconocido médico oftalmólogo.
El joven quiere llegar a ser tan reconocido
como psiquiatra como su padre lo es como
oftalmólogo. La novela resulta un magistral
compendio de la lucha psíquica del joven
que por un lado idolatra a su padre y por el
otro lucha contra él.
En 1938 se presenta sin éxito a un concurso
literario organizado por la American Guild
for German Cultural Freedom con la que
probablemente es su novela más importante, El testigo ocular.
Toda la novela presenta claros indicios autobiográficos. El protagonista de la novela
es un médico que narra su vida entre la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Española. Recién recibido de médico trabaja
con un reconocido investigador de las enfermedades psiquiátricas, y participa con
él de una cirugía en la que se realiza un
trasplante de tejido tiroideo a un paciente
mixedematoso, en clara alusión al trabajo aprendido junto a Kocher en Berna. Durante la Primera Guerra Mundial el joven
protagonista presta servicios en el frente
El cabo ciego es un hombre molesto, un alborotador fanático, un cabecilla, que por la
noche no duerme y recorre los pasillos con
una febril agitación. Pronuncia inacabables sermones sobre sus convicciones políticas. Sostiene que no debería haber más
clases ni partidos políticos, y que no existe
más que una gran nación sobre la tierra, el
pueblo alemán.
Der arme Verschwender
El médico protagonista llama una noche a
A.H. a su despacho. Allí A.H. cuenta que era
de la Alta Austria, y que por amor a Alemania no había aceptado el servicio en el ejército austríaco y se había alistado en el ejército alemán. Había vivido como un pobre
estudiante de Bellas Artes en Viena, trabajado como obrero en una construcción, y
vivido como vagabundo en Viena.
El médico examina al cabo y llega a la conclusión que el paciente no presenta ceguera
de causa ocular ni neurológica. Se trata de
un caso de ceguera histérica. En este punto
de la novela debemos relatar otra historia.
El 15 de octubre de 1918, Adolf Hitler fue
gaseado en el frente de Flandes. Quemado y con dificultades visuales, fue internado en el hospital militar de Pasewalk, en el
noreste de Alemania. Allí habría recuperado la visión, pero desesperado a causa de la
firma del armisticio del 11 de noviembre de
1918 quedó ciego. Por tal motivo fue consultado el psiquiatra Edmund Forster, especialista en psicosis de guerra, que llega
al diagnóstico de ceguera histérica. Forster
aplica a Hitler un particular sistema de psicoterapia: le impone a la conciencia del enfermo la idea que la enfermedad no es tal,
Der Augenzeuge
Georg Letham
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que es producto de su propia debilidad, y que el único objetivo de la enfermedad era alejarlo de su deber de soldado.
Al igual que Hitler, en la novela A.H sufre un trastorno de conversión, cuya característica
esencial es el déficit de funciones motoras o sensoriales sin enfermedad neurológica demostrable, cuyo inicio va precedido de conflictos o acontecimientos psicosociales muy estresantes. Síntomas típicos de conversión son las alteraciones del equilibrio, las parálisis,
la afonía, la retención urinaria, la pérdida de sensibilidad táctil y dolorosa, la diplopía, y la
ceguera. El trastorno de conversión es más frecuente en personas menos conocedoras de
los conceptos médicos y pobre educación. El tipo de síntoma de conversión refleja ideas
culturales sobre la manera de expresar malestar en forma creíble. Si bien es más frecuente
en mujeres, en los varones está fuertemente asociado con el trastorno antisocial de la personalidad y a menudo se observa en el contexto militar.
Los individuos que sufren un trastorno de conversión suelen ser sugestionables con alguna
facilidad, por lo que sus síntomas pueden desaparecer en función de estímulos externos. El
médico trata a A.H. con un método similar al que Forster utilizó con Hitler. Ambos apelan
a la sugestión y a la culpa. He aquí el diálogo de El testigo ocular:
-Tal vez posea usted la fuerza de hacer un milagro. Para personas con fuerza de voluntad especial y con gran energía mental no hay límites. Pero tal vez no tenga usted esa fuerza de voluntad.¿Cómo puedo saberlo? – pregunta A.H.- ¿Cree que tiene usted la voluntad? Voy a encender la vela.
¿Ha visto la chispa?- No sé, una luz no, pero una especie de resplandor blanco y circular.- No es
suficiente –dije-, no basta. Tiene que tener fe ciega en usted mismo, entonces dejará de estar ciego.
Usted es joven, sería una lástima que se quedara ciego. Alemania necesita personas con energía.Lo sé.- Escuche –dije con firmeza-, ¡tiene que ver!- Empiezo a ver –dijo-. ¡Si fuera posible!- A usted todo le es posible. En todas las personas hay algo divino: ¡la voluntad, la energía!
- Veo su cara, su barba.- Siéntese. Está curado.
Las fronteras entre la ficción y la realidad desaparecen.
Ernst Weiss habría conocido ésta historia en París del propio Forster, y El testigo Ocular se habría
basado en el relato que Forster le habría hecho a Weiss de sus relaciones con Hitler en Pasewalk.
Weiss, Forster y el médico de la ficción habían participado como médicos en la Primera
Guerra Mundial, y todos ellos habían sido condecorados.
Forster fue perseguido por los nazis para que les entregue los papeles de la historia clínica. El médico protagonista de El Testigo Ocular es perseguido y torturado por igual motivo y debe emigrar a París.
Forster reinventó a Hitler en 1918. El médico de El Testigo Ocular reinventó a A.H. Ambos convirtieron a un hombre sin destino en un déspota convencido de un mandato divino. La novela exhibe el conflicto que padece el médico por la culpa de haber puesto en pleno funcionamiento a un monstruo. Perseguido, Edmund Forster se suicidó en 1933. Ernst
Weiss se suicidó el 15 de junio 1940, en París. El día anterior las tropas alemanas habían invadido la ciudad. Cruel realidad de la ficción, Ernst Weiss murió víctima de A.H. Sin embargo, poco antes de la muerte de Ernst Weiss su médico de ficción, su testigo ocular, había partido a España para ponerse al servicio del ejército republicano. Imaginamos el final
de su historia.
Ernst Weiss
médico y escritor
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ENFERMOS FAMOSOS
Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 11
Por Prof. Emérito Dr. Afredo P. Buzzi
Las heridas del
Almirante Nelson
Horacio Nelson nació en Burnham Thorpe, en el condado de Norfolk (Inglaterra),
el 29 de septiembre de 1758, hijo del reverendo Edmund Nelson y de Catherine
Suckling. Desde niño mostró inclinación hacia la marina, en la entró a prestar
servicio a los 12 años de edad como grumete a las ordenes de su tío materno,
el capitán Maurice Suckling.
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12 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
D
e constitución frágil, delgada y enfermiza, a la que se agregaron una
serie de infecciones que contrajo
durante sus reite rados viajes por los trópicos, sufrió toda su vida indisposiciones periódicas de índole variada, que le hicieron
considerarse predispuesto a una muerte
prematura. En efecto, además del paludismo, que lo incapacitó en forma intermitente durante la mayor parte de su vida, Nelson padeció en 1780 un cuadro infeccioso
febril, que con toda probabilidad fue fiebre amarilla. En 1782, durante un viaje al
Canadá sufrió de escorbuto, y en 1784 presentó dolores torácicos, los que junto a su
fragilidad orgánica, hicieron abrigar temores que sufriera tuberculosis pulmonar, lo
que no se conformó. En 1786 tuvo un nuevo y grave quebrantamiento de su salud,
con depresión mental, que puso en peligro
su vida.
Años más tarde consultó en forma epistolar con un médico por molestias que fueron
rotuladas como fiebre reumática, con hipertermia vespertina y sudores nocturnos.
De acuerdo con los resultados de la autopsia que se le practicó después de la muerte
en la batalla de Trafalgar, que mostró que
los órganos torácicos y abdominales estaban libres de lesiones orgánicas, es más
factible que parte de la sintomatología que
sufrió Nelson en gran parte de su vida era
de tipo funcional.
Las lesiones que sufrió en acciones de guerra fueron, sin embargo, de mayor gravedad, y lo incapacitaron progresivamente
hasta que en la batalla de Trafalgar sufrió
una herida de bala que le provocó la muerte. Es este aspecto de la patografía del máximo héroe naval de Inglaterra el que constituye el propósito del presente trabajo.
Horacio Nelson fue herido en seis oportunidades, incluyendo la última herida mortal que
sufrió en la batalla de Trafalgar el 21 de octubre de 1805.
En 1797, al mando del navío Agammenon,
fue enviado al mar Mediterráneo para ayudar al general Pascual Paoli, quien luchaba
para independizar a Córcega de los franceses. La base naval de la flota británica estaba en Nápoles, y Nelson conoció ahí a
Emma Hamilton, esposa del embajador
británico Sir William Hamilton, mujer de
singular encanto y belleza, quien sería el
gran amor de su vida.
Nelson recibió las dos primeras heridas
durante la campaña de Córcega. El 4 de
abril de 1794, mientras estaba asediando
Bastia, Nelson y cuatro de sus hombres se
acercaron a la ciudadela hasta una distancia de 1400 metros, para observar los efectos de la artillería inglesa. Disparos de arma
de fuego realizado desde la fortaleza mataron a su guía corso, le destrozaron el brazo
derecho a uno de sus ayudantes, e hirieron
levemente en la espalda al futuro almirante. En efecto, Nelson no figura mencionado
en la lista de heridos, y recién cuatro meses
más tarde refiere lo sucedido en una carta a
su esposa Frances (“Fanny”) Nisbet.
Su segunda herida fue durante el asedio de
Calvi, el 12 de julio de 1794, y tendría consecuencias más preocupantes: fragmentos
de piedra y madera provenientes de un parapeto alcanzado por un obús enemigo golpearon violentamente el rostro y el tórax
de Nelson, produciendo una herida penetrante en el parpado y globo ocular derechos. Los doctores John Harness y Michael
Jefferson, médicos de la flota, comprobaron una midriasis permanente y una herida del iris. El 12 de agosto de ese año el doctor William Chambers, cirujano General de
la Armada Real, confirmó la perdida de la
visión del ojo derecho. Desde ese momento
usó una visera verde acoplada a su sombrero, a fin de proteger su ojo del sol. La discapacidad visual producida por esta lesión
no afectó su coraje, ni su espíritu de decisión, y aún en ocasiones optó por tomarla
con humor. Así, el 2 de abril de 1801, durante el sitio de Copenhague, el Vicealmirante Nelson se encontraba bajo las órdenes del almirante Sir Hyde Parker, mayor
La batalla de Trafalgar, por el artista William Clarkson Stanfield
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 13
que él en edad y jerarquía militar. Una parte de la flota inglesa había encallado, y de la
nave almirante llegó la orden de detener la
acción contra los dinamarqueses. Nelson,
sobre su nave Elephant ignoró la orden de
Parker, y declaró a su segundo en el mando:
“Usted sabe, sólo tengo un ojo, y por lo tanto tengo derecho de estar ciego a veces”, y
poniéndose el anteojo sobre su ojo ciego exclamó: “Realmente, no veo la señal”.
Su valentía y su capacidad de decisión para ignorar una orden que concebía errada, convirtieron a Nelson en el vencedor de la batalla de
Copenhague, y en héroe de la nación británica.
El 14 de febrero de 1797, en el combate del
Cabo San Vicente, Nelson desobedeció la
orden de no abandonar la formación de batalla y dividió la flota española en dos, facilitando al Almirante Jervis la consecución
de una resonante victoria. En esa ocasión
recibió su tercera herida, una contusión en
el abdomen por la explosión de un obús, seguida de una eventración del tamaño de un
puño. Esta lesión no le impidió apoderarse de dos naves españolas, la San Nicolás y
la San José, que amenazaban su barco desde ambas bordas. Después de estos hechos
de armas, Nelson fue ascendido a Contralmirante.
El 25 de julio de 1797, durante el ataque
nocturno a la ciudad de Santa Cruz de Te-
nerife, en el momento de desenvainar su
espada y salir del bote que lo había trasladado desde el navío Seahorse hasta la playa, un obús le destrozó el codo derecho. Su
hijastro Josiah Nisbet, que lo acompañaba,
le aplicó un torniquete improvisado con un
pañuelo que sacó de su propio cuello, lo que
seguramente detuvo la hemorragia y salvó su vida. Se intentó llevarlo al Seahorse,
pero se rehusó a abordarlo para no alarmar a la esposa del capitán. Fue llevado entonces al Theseus, donde fue atendido por
dos cirujanos, Thomas Eshelby y Louis Remonier. El primero tenía 28 años, y contaba con varios años de experiencia en cirugía naval. Louis Remonier era un cirujano
francés adicto a la Realeza, que se había refugiado en Inglaterra y obtenido permiso
para actuar en la Marina Real como ayudante de cirujano.
En la cabina del Theseus, Nelson, estaba colapsado y con sensación de frio. Además del intenso dolor producido por el corte de los tejidos, Nelson nunca pudo olvidar
la desagradable sensación de frio del cuchillo de amputación. Esta experiencia originó una orden que todos los barcos bajo su
comando debían tener estufas portátiles en
sus cabinas, y que debía existir agua caliente para calentar los instrumentos quirúrgicos. Para reducir la intensidad del dolor
de la amputación se le dio a beber ron, ya
que no existían medios anestésicos en ese
momento, asi como un trozo de cuero para
morder. El parte quirúrgico de Eshelby informo: “Fractura expuesta del brazo derecho por una bala de mosquete, pasando un
poco por encima del codo, estando la arteria dividida. El brazo fue amputado inmediatamente y después se administró opio.
El nivel de amputación fue justo por debajo
de la inserción del músculo deltoides, donde el nervio mediano cruza la arteria humeral. Se usaron ligaduras de seda dejando chicotes largos”.
La segunda ligadura probablemente incluyó el nervio mediano junto con la arteria humeral, causando intensos dolores y
retardo de la cicatrización. Nelson padeció
dolor tipo fantasma por el resto de su vida.
Nelson fue herido por quinta vez en la batalla del Nilo, frente a Aboukir, en las cercanías de la ciudad egipcia de Alejandría, el 1
de agosto de 1798. Al comienzo de la acción
sufrió una herida en la frente por un trozo de metralla, por encima del ojo derecho.
La herida era de 75 milímetros, quedando
el cráneo descubierto en una extensión de
30 milímetros. El colgayo cayó sobre su ojo
sano, cegándolo temporalmente. El cirujano a cargo, Michael Jefferson, suturó los
bordes de la herida, la que cerró adecuadamente hacia el 1 de septiembre.
Su valentía y su capacidad de decisión para ignorar una orden que concebía errada, convirtieron a
Nelson en el vencedor de la batalla de Copenhague, y en héroe de la nación británica.
La caída de Nelson, pitada por Denis Dighton en 1825.
El uniforme que usaba Nelson en Trafalgar.
En el hombro izquierdo se ve la entrada de la bala.
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14 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
La sexta herida, que sería la última, ocurrió el
21 de octubre de 1805, en la célebre batalla librada frente al cabo de Trafalgar, que significó
la derrota definitiva de la flota franco-española, y con ella el proyecto napoleónico de invadir con su ejército a Inglaterra. Así quedó determinada la supremacía marítima británica
durante más de un siglo.
HMS Victory, atravesando el Océano Atlántico.
Máscara mortuoria de Nelson.
Mosque francés y balas, como la que hirió a Nelson.
Bilbiografía
• Bradford E.: Nelson: the essential hero. Wordswoth
Editions,London, 1999
• Buzzi A.: La clínica quirúrgica del Almirante Nelson. Médicos y
Medicina en la Historia 2001, 1: 5-9.
• Evans P.E.: History Magazine 2005, Oct/Nov, 30-35.
• Popcock T.: Nelson. Salvat E$d, Barcelona, 1985.
• Power, D.: Some bygone operations in surgery. VI. Amputation: The operation on Nelson in 1797. British J. Surgery 1931, 19:12.
• Power, D.: Amputation. The operation on Nelson in 1797. British
J. Surgery 1932, 19:351.
• Pugh G.: Nelson and his surgeons. E&S. Livingstone Ltd, London,1968.
• Trunkey D.: Nelson`s wounds. Am Coll Surg 1994.
• Wang D.: Admiral Lord Nelson’s death: known and unknown.
Spinal Cord 2005, 43:573–576
A pesar de la superioridad numérica de la
escuadra franco-española (33 barcos contra 27 de los británicos), el liderazgo y la estrategia de Nelson prevalecieron. En el momento culminante de la batalle, Nelson
caminaba sobre la cubierta de su buque insignia, el Victory, insistiendo en usar sus
condecoraciones y medallas a pesar de los
pedidos insistentes de sus subordinados
que las ocultara con un capote, para evitar
ser fácilmente reconocido, ya que era sabido que los buques francés llevaban rifleros
en sus mástiles. Alrededor de las 13:15, es
decir, a menos de dos horas de iniciado el
combate, el Almirante Nelson, se encontraba en cubierta acompañado por su segundo, el Capitán Hardy, y al dar media
vuelta para dirigirse a popa recibió un disparo de un certero fusilero francés encaramado en el mástil de mesana del navío
francés Redoutable, buque al que se había
apareado el Victory, desde una distancia de
quince metros. El impacto lo hizo caer sobre cubierta, siendo rápidamente socorrido y alzado por un sargento y dos marineros que se encontraban cerca. Mientras era
llevado bajo cubierta, Nelson se ocultó el
rostro para no ser reconocido por la tripulación, de modo que no cayera la moral en
el combate. Fue rápidamente atendido por
el cirujano William Beatty junto con dos
ayudantes. El almirante aquejaba violentos dolores en la espalda y sufría una disnea creciente. Presentaba una paraplejía
con anestesia completa por debajo del nivel de la séptima vértebra dorsal. El pulso
radial se percibía cada vez más débil. Nelson tuvo conciencia inmediata de la naturaleza y gravedad de la herida que había sufrido. El cirujano que lo asistía describió el
dialogo que tuvo lugar entre el almirante y
su segundo: “-Finalmente los franceses han
acabado conmigo, Hardy”.
“-No lo creo, Señor”.“-Si, el disparo me ha
quebrado la columna vertebral”.
se inclinaba hacia Inglaterra. Nelson preguntaba constantemente sobre las alternativas del combate y se le informaba con
todo detalle del número creciente de barcos
enemigos que se iban rindiendo. Cuando la
victoria estuvo asegurada, Nelson se dirigió
al capitán del Victory en los siguientes términos: “Yo ya soy hombre muerto, Hardy.
Pronto va a llegar mi fin. Acérquese usted
más por favor. Tenga la bondad de entregar mis cabellos y todo lo que me pertenece
a Lady Hamilton”.
La vida de Nelson se extinguía rápidamente. El Capitán Hardy pudo llegar a felicitarlo por su brillante victoria, estrechándole las manos y besándolo en la mejilla. Le
pidió que después de su muerte no arrojara su cadáver al mar, y que cuidara de Lady
Hamilton. Después le dijo: “- Ahora estoy
satisfecho. Gracias a Dios he cumplido con
mi deber”.
Nelson sufría una gran sed de aire, una sofocación progresiva. A las 16.30 horas del día del
21 de octubre de 1805 fallecía después de haber transcurrido dos horas y cuarenta y cinco
minutos después de haber sufrido la herida de
arma de fuego que resultaría mortal.
La autopsia mostró que en su trayectoria
el proyectil, ingresó por la región superior
del hemitorax izquierdo, quebró la escápula izquierda, perforó el pulmón, seccionó
la arteria pulmo- nar izquierda y fracturó el arco posterior de las vértebras dorsales sexta y séptima, seccionando la médula espinal y produciendo una paraplejía. La
bala siguió su curso a través de los músculos dorsales, quedando finalmente alojada
a unos 50 milímetros por debajo del ángulo inferior de la escapula derecha. La causa inmediata de la muerte fue la lesión de
la arteria pulmonar izquierda, que produjo
una hemorragia intratorácica incoercible.
Como no se disponía a bordo de un ataúd,
el cadáver fue colocado en un barril lleno de
coñac, que era lo único utilizable para preservar temporalmente el cadáver. Recién
el 21 de noviembre sus restos pudieron ser
depositado en un féretro cubierto de plomo
y llevado a Inglaterra, para ser inhumado,
en una solemne ceremonia en la catedral de
San Pablo.
Mientras tanto, la batalla naval de Trafalgar
proseguía con toda intensidad y la victoria
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MOSAICOS PORTEÑOS
Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 15
Por Dr. Luis Alposta
Acerca del síndrome del
pecado original
La primera sensación displacentera que
sintió el hombre después de haber desobedecido a Dios, ha sido, sin duda, la incertidumbre. Una zozobra del ánimo ante la
espera de “algo” que presentía; de “algo
que habría de ocurrir”, pero que ignoraba
cuándo y cómo. Y esa “emoción de la espera”, es la que se llama ansiedad.
Conocido el castigo y al ser expulsado del
Paraíso, la incertidumbre pasó a ser angustia, que significa estrechez, constricción, ahogo. Por eso al angustiado “le falta
el aire”; “se ahoga”; “le palpita el corazón”;
“tiene un nudo en el estómago”; y esto es,
seguramente, lo que sintieron nuestros
primeros padres al recibir la sentencia.
Desde entonces y tal como la conocemos,
la angustia real pasó a ser el resultado de
una pérdida de las relaciones humanas que
proporcionan seguridad.
3) la desesperación coincide con la tercera etapa del SGA, que es la etapa de agotamiento.
La ansiedad, la angustia, la desesperación,
así, en ese orden (como en el bolero Toda
una vida), conforman lo que llamo síndrome del pecado original o síndrome del bolero; el primer gran estrés con el que todos
venimos al mundo.
Se trata de una tríada sintomática que, en
mayor o menor grado, sigue estando presente en todas y cada una de las situaciones
de estrés, a lo largo de toda una vida.
También aquí, y es lo que quiero hacer notar, existe un paralelo con las tres fases del
síndrome general de adaptación (SGA) de
Hans Selye y su teoría del estrés:
1) la ansiedad corresponde a la primera
etapa del SGA, llamada reacción de alarma.
2) La angustia equivale a la segunda etapa
del SGA, o etapa de resistencia.
El virus, por tanto, fue exportado desde España e incluso contagió al Almirante, quien
en sus anotaciones describió detalladamente sus síntomas, característicos de la
gripe, entonces denominada ‘romadizo’:
fiebre alta, gran postración y dolor en todo
el cuerpo.
Admitido que la gripe llegó con él, lo que
sostiene el doctor Francisco Guerra, notable investigador español, es que las aves
fueron determinantes para la diseminación
del virus. Desde esa base, lo que se plantea
es si las aves fueron simplemente difusoras
de virus de otras especies o si en realidad se
trató de una gripe aviaria.
A todo esto, en 1918, en tiempos de la “Gripe Española”, pandemia que causó más
muertos que la Primera Guerra Mundial,
en Buenos Aires se cantaban los tangos
“El resfriao”, de Ángel Metallo, “Nene no
te resfries”, de Esther Seoane, y la “La grippe”, tango contagioso, con música de Alfredo Mazzucchi y letra de Antonio Viergol.
Y la ansiedad y la angustia, juntas, socavando la fe suelen llevar a la desesperación.
La desesperación nació en los arrabales del
Paraíso, y fue cuando el hombre tuvo, por
primera vez, la sensación del no retorno; la
de no poder volver atrás.
Un símil de lo expuesto podemos hallarlo
en el acto de nuestro nacimiento: el paraíso protector del útero materno; la ansiedad
que, seguramente, originan en nosotros las
primeras contracciones; la angustia de pasar por el angosto canal del parto y, por último, con el corte del cordón umbilical, la
total desesperanza del regreso.
embarcó ocho marranas preñadas y gallinas con destino a las Antillas. Alguno de
esos animales tenía el virus de la gripe, que
trasmitieron luego a la marinería.
Acerca de la gripe y el tango
La palabra gripe procede del francés grippe
(del suizo-alemán grüpi, acurrucarse).
La descripción más antigua de esta enfermedad nos viene de Grecia (año 412 a. de
C.) y se la debemos a Hipócrates. Enfermedad que, muchos siglos después, haría su
aparición en América tomada de la mano
de Cristóbal Colón.Está documentado que,
en su segundo viaje, el almirante recaló en
la isla La Gomera, en las Canarias, y allí
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16 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Acerca de la odontología y el tango
Uno de los primeros datos referentes a enfermedades dentales los encontramos en
unas tablillas sumerias que tienen una antigüedad de 7.000 años; en ellas se señala que el dolor de muelas se debía a la presencia de pequeños gusanos que las roían.
El desarrollo de la odontología como una
especialidad independiente se inició en el
Antiguo Egipto; las tumbas de aquel tiempo contienen inscripciones que indican que
los dentistas se contaban entre los especialistas médicos. No existe ninguna evidencia
de que los egipcios realizasen odontología
reconstructiva, pero sí de que los etruscos
han sido los primeros en reemplazar las
piezas dentarias perdidas.
Mucho tiempo después, cuando los siglos
comenzaron a contarse hacia delante, el
enciclopedista romano Aulio Cornelio Celso trató las enfermedades dentales y sugirió que antes de extirpar un diente con caries, éste debía ser rellenado con hilos para
evitar su rotura. El médico griego Galeno,
que vivió en Roma durante el siglo II, fue
más expeditivo y, para el caso, recomendó el empleo de una lima. De ahí que pueda ser considerado, también, como el padre del torno.
Y para aquellos que pongan en duda la autenticidad de muchas buenas sonrisas de
antaño, recordemos que recién en 1935 se
introdujo la resina acrílica polimerizada
como una base para los dientes artificiales.
Descubrimientos posteriores, en materia
de música popular, nos dejan con la boca
abierta al comprobar que hay tres tangos
que aluden a la odontología: “Saca muelas”
de Alberto Mascazzini; “Dolor de muela”
de César Donnauro y, el más conocido de
todos: “La muela careada” , un tango criollo que Vicente Greco le dedicó a su amigo
Agustín Bardi.
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DE MEDICINA
Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 17
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Premio Nobel de Medicina 2003:
La Resonancia
Magnetica
El 6 de octubre de 2003 la
Asamblea Nobel reunida en el
Instituto Karolinska de Estocolmo
decidió otorgar el Premio Nobel
en Fisiología y Medicina 2003 al
norteamericano Paul C Lauterbur
y al inglés Peter Mansfield
por sus descubrimientos
concernientes a las imágenes por
resonancia magnética.
E
stos dos hombres (uno químico y el
otro físico) tuvieron un rol fundamental en el desarrollo temprano
de la producción de imágenes por resonancia magnética, y la verdad es que la recompensa de este Premio no genera mayores
sorpresas en cualquiera que esté familiarizado con sus logros. Sus trabajos originales
datan de la década de 1970, y posibilitaron
la creación de un proceso para poder obtener imágenes médicas basadas en ese principio físico.
Seguramente no es casualidad que ese mismo año, el Premio Nobel en Física 2003
fuera otorgado a las contribuciones realizadas a la teoría de la superconducción (al
ruso nacionalizado norteamericano Alexei
A. Abrikosov, al ruso Vitaly L. Ginzburg y al
inglés que trabaja en los EEUU Anthony J.
Leggett), que posibilita el desarrollo técnico de resonadores superconductivos.
La MRI representa un gran avance tanto en el
diagnóstico médico como en la investigación,
ya que permite explorar el cuerpo humano en
forma no invasiva y extremadamente detallada, explotando las propiedades magnéticas de
los núcleos de los átomos de hidrógeno (los más
Paul C. Lauterbur (1929-2007)
abundantes en el organismo).
Para conseguir estas imágenes, se coloca
al paciente dentro de un campo magnético muy poderoso que provoca un ordenamiento particular de los átomos. Luego, se
envían pulsos de radiofrecuencia que modifican ese ordenamiento. Al cesar estos
pulsos, los átomos vuelven a su ordenamiento original (se relajan) emitiendo una
señal, que es captada por unas antenas que
son colocadas en el área a estudiar. Como
este proceso de relajamiento es diferente en los distintos tejidos normales y patológicos, la señal emitida permite una clara
diferenciación de los mismos. Ningún paso
de este proceso trae aparejado un daño para
los tejidos.
Si bien la adjudicación del premio Nobel
2003 honró específicamente los logros de
dos hombres, sin duda también reconoce tácitamente el rol que cientos de otros
científicos han tenido en el desarrollo de
esta técnica. Ellos ayudaron a transformar
al diagnóstico por imágenes de una herramienta clínica útil a una disciplina indispensable, tanto en el tratamiento de los pacientes como en la investigación, y que está
Sir Peter Mansfield (1933)
Primera imagen de dos tubos
de ensayo (Lauterbur, 1973)
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18 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
era significativamente mayor en los tumores
malignos que en el tejido normal.
Primera imagen humana. Se trata de un dedo.
(Mansfield, 1976)
abriendo una nueva ventana en los procesos más fundamentales del cuerpo humano.
No es el propósito de este artículo detallar la evolución histórica de la resonancia
magnética, pero hay algunos datos importantes para poder poner en perspectiva el
otorgamiento del Premio Nobel de Medicina 2003.
Raymon Damadian (1936-). El Permio Nobel que no fue.
Este Premio Nobel se basa en otros Premios Nobel otorgados por descubrimientos fundamentales, como el de los momentos magnéticos de los átomos (Isidor
Rabi, Premio Nobel de Física 1944), el fenómeno de resonancia nuclear magnética,
o RNM (Edward Purcell y Felix Bloch, Premio Nobel de Física 1952), la aplicación de
espectroscopia por RM en dos dimensiones
(Richard Ernst, Premio Nobel de Química 1991), el desarrollo de la espectroscopia
por RM en tres dimensiones de estructuras
macromoleculares (Kurt Wüthrich, Premio
Nobel de Química 2002).
De hecho, el fenómeno de resonancia magnética es conocido desde la década de 1940,
y fue utilizado por lo químicos para investigar la estructura de los compuestos. En la
década de 1950 y principios de los ‘60s se
hicieron los primeros estudios de resonancia magnética en tejidos vivos. Incluyendo
la medición de los tiempos de relajación T1
y T2.
Raymon Damadian (a la izquierda) con el Indomitable.
En 1972. Raymond Damadian, de la Universidad Estatal de Nueva York en Brooklyn, había
sugerido que la RMN podría ser útil en el diagnóstico de las enfermedades humanas. Él demostró que el tiempo de relajación T1 del agua
En 1973 Paul Lauterbur (de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook,
EE.UU.) conjeturó que si se pudiera variar
el campo magnético a través de una muestra de una manera definida, debería ser posible, mediante la medición de la frecuencia, determinar la ubicación exacta del
conjunto de la muestra. Las primeras imágenes de Lauterbur fueron de dos tubos de
agua situados dentro de un tubo más grande. Los tubos llenos de agua de Lauterbur
eran geométricamente simples, por lo que
fue relativamente fácil resolver las ecuaciones matemáticas necesarias para reconstruir las imágenes a partir de las frecuencias observadas. Lauterbur llamó a
su técnica “zeugmatografía”, del griego
“zeugma” que significa “unir en conjunto”, ya que la técnica combinaba un campo magnético y gradientes definidos por
las frecuencias para producir imágenes.
Pero el nombre no prosperó. Para conseguir la reconstrucción de las imágenes utilizaba la técnica de retroproyección, similar a la utilizada por Godfrey Hounsfiel en
la tomografía computada. Fue el suizo Richard Ernst quien en 1975 introdujo la codificación bidimensional por fase y por frecuencia, utilizando la transformación de
Fourier para producir las modernas imágenes de RM (Ernst obtuvo el Premio Nobel
de Química por esto en 1991)
Aunque Peter Mansfield (de la Universidad
de Nottingham, Reino Unido) estaba trabajando en un sistema físico diferente, fue
él quien estableció en 1976 los complicados
procesos matemáticos necesarios para obtener imágenes rápidas de espectrómetros
de RNM, lo que hizo de la resonancia magnética una posible aplicación clínica. También desarrolló una técnica que provoca
rápidas variaciones de los gradientes, llamada eco-planar (EPI), lo que permitió la
obtención de imágenes aún más rápidas.
Mansfield produjo la primera imagen por
RM de un sector del cuerpo humano (un
dedo).
En 1977 Raymond Damadian completó
luego de 7 años de trabajo el primer resonador, que llamó Indomitable. El 3 de julio de ese año obtuvo la primera imagen de
un cuerpo de un ser humano, lo que llevó
5 horas.
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 19
En este Premio Nobel (como en muchos
otros) no faltó la arista de la polémica. El
reglamento del Premio autoriza a entregarlo hasta a tres galardonados, por lo que Damadian se mostró muy sorprendido y decepcionado por no haber sido elegido para
compartir el premio. Muchos colegas también se sorprendieron por esta decisión del
Comité Nobel. Hay dos posibles razones
para esto. La primera (y menos probable)
es que el Premio haya estado enfocado solamente a la posibilidad de generar imágenes con resonancia magnética (la principal
contribución de Damadian fue la demostración de la prolongación del T1 en el cáncer, pero no en la formación de imágenes).
La segunda razón (y la más probable) tal
vez tenga que ver con sus nada sutiles actividades de auto-promoción que Damadian
había llevado a cabo por 20 años. Muchos
colegas se preguntaron durante ese tiempo
por qué un científico brillante como él tenía que recurrir a tácticas provocativa para
verse reconocido y apreciado. Más allá de
esto, puede ser difícil comprender cómo el
Comité Nobel no pudo ver más allá de estas particularidades personales y basar su
decisión exclusivamente en la ciencia. No
hay duda que los aportes e Damadian fueron significativos. Desafortunadamente,
el Comité Nobel no pudo ver la importancia de estos descubrimientos y decidió basar su decisión en la política y el decoro social, más que en la ciencia.
El uso médico de la MRI se desarrolló rápidamente... Una de sus grandes ventajas es
su inocuidad, ya que no utiliza radiaciones
ionizantes y el material de contraste usado (gadolinio) es muy seguro. Sin embargo, deben tenerse precauciones en aquellos pacientes que tienen objetos metálicos
en su cuerpo, especialmente marcapasos,
y aquellos que van a recibir altas dosis de
contraste y padecen de trastornos renales.
Hoy en día la resonancia magnética se utiliza para estudiar prácticamente todos los
órganos del cuerpo, y ha roto la barrera de
los datos morfológicos para ofrecer información funcional y bioquímica.
La especialidad que hoy conocemos como
diagnóstico por imágenes nació hace casi
115 años cuando Wilhelm K. Roentgen descubrió los rayos X. A esa recién nacida “radiología” se le fueron sumando otras técnicas, habiendo alcanzado un nivel técnico
inconcebible en pocos años. En la década
de 1970 se introdujeron las computadoras,
que permitieron una nueva revolución: la
ecografía y la tomografía computada (esta
última, Premio Nobel en Fisiología y Medicina en 1979). La resonancia magnética,
que estuvo disponible clínicamente a principios de la década de 1980, llegó para quedarse dentro del arsenal diagnóstico y terapéutico que ofrece el diagnóstico por
imágenes.
En realidad, el descubrimiento de Roentgen fue
mucho más que un evento tecnológico. No sólo
cambió la práctica médica, sino que transformó la filosofía y la cultura de las ciencias médicas en muchos aspectos fundamentales.
Marcó el inicio de una profunda revolución en
la práctica médica: la necesidad de una continua adaptación a las nuevas tecnologías. La
innovación tecnológica como tradición.
Hoy en día los médicos sabemos que pasaremos nuestra vida profesional trabajando con tecnologías de diagnostico y tratamiento de complejidad creciente, y que
deberemos entrenarnos y re-entrenarnos
en esas prácticas. Es más: nos veremos rodeados de personal auxiliar que están bajo
las mismas condiciones de re-evaluación y
re-educación.
Quince años atras, los médicos estaban asombrados por esos nuevos rayos de
Roentgen que les permitían ver dentro de
un cuerpo viviente, sabiendo que eso cambiaba la sustancia de la medicina, pero
sin saber que sería parte de una revolución progresiva que marcaría para siempre
toda la ciencia médica. El éxito de los pasados 100 años se basó en la creatividad y el
trabajo de muchos científicos. El diagnóstico por imágenes seguirá creciendo a medida que se desarrollen nuevas tecnologías
y métodos de imágenes que “resuenen” los
descubrimientos de Lauterbur y Mansfield.
Primera imagen de un sector del cuerpo humano . Se
trata de un corte a través del tórax. (Damadian, 1977)
Paul C. Lauterbur recibiendo el Premio Nobel de manos
del Rey Carl XVI Gustaf, en el Instituto Karolinska, en
Estocolmo (2003)
Bilbiografía
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and Historical Perspectives. Jour Mag Res Imag 2004 20:177-179.
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EPÓNIMOS MÉDICOS
20 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Heinrich
August
wrisberg (1739-1808)
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Epónimos asociados:
Cartílagos de Wrisberg: son los cartílagos cuneiformes de la laringe, dos pequeñas piezas alargadas de cartílago elástico amarillo, colocados una a cada lado en el pliegue aritenoepiglóticos, donde dan lugar a pequeñas elevaciones blanquecinas en la superficie de la membrana mucosa, por delante de los cartílagos aritenoides.
Ganglio de Wrisberg: forma parte del sector superficial del plexo cardíaco, y se ubica en la unión de la rama cardíaca superior del tronco
simpático izquierdo con la rama cervico-cardíaca del nervio neumogástrico izquierdo, inmediatamente debajo del cayado de la aorta, a la
derecha del ligamento arterioso. Recibe algunos ramos cardíacos del nervio laríngeo inferior (recurrente) izquierdo.
Nervio de Wrisberg: es el nervio braquial cutáneo interno, rama del fascículo medial del plexo braquial, que contiene fibras de las raíces
C8 y T1, y provee sensibilidad a la piel del lado interno del brazo..
Nervio intermediario de Wrisberg: el nervio intermediario es la parte del nervio facial (VII par craneal), ubicado entre su componente motor y el nervio vestibulococlear (VIII par craneal). Contiene las fibras sensoriales y parasimpáticas del nervio facial. Al llegar al canal facial,
se une con la raíz motora del nervio facial en el ganglio geniculado.
Ligamento de Wrisberg: es el ligamento menisco-femoral posterior, que se origina en la cara posterior del menisco lateral, y transcurre
hacia arriba y adentro, por detrás del ligamento cruzado posterior, para insertarse en la superficie lateral del cóndilo femoral medial (ver
más abajo).
Menisco discoideo de Wrisberg: Hay tres subtipos de meniscos discoideos laterales: el tipo I (completo), el tipo II (incompleto), y el tipo
III, o variante de Wrisberg (la menos frecuente), que puede ser de forma normal, pero que carece de las inserciones posteriores, por lo cual
su cuerno posterior es móvil, y está estabilizado solamente por el ligamento de Wrisberg.
H
einrich August Wrisberg nació el 20 de junio de 1739 en Sankt Andreasberg, una ciudad de la Baja Sajonia, en Alemania. En 1757 ingresó a la Facultad de Medicina de la
Universidad de Göttingen, que había sido fundada en 1734 por Jorge II, rey de Inglaterra y príncipe elector de Hannover. Empezó con cuatro facultades (Teología, Medicina, Derecho y Literatura) y pronto se convirtió en una de las universidades más visitadas de Europa (en
1823 contaba con 1.547 estudiantes). Hasta hoy, dio 45 premios Nobel de los 102 que tiene Alemania. Es considerada en la actualidad la mejor universidad alemana.
Allí Wrisberg recibió la influencia de Georg Gottlob Richter (1694-1773), quien, a su vez había
sido discípulo de Herman Boerhaave (1668-1738) en Leyden, y de Johann Ludwig Hannemann
(1640–1724) en Kiel.
Obtuvo su doctorado en 1763 con la tesis De Respiratione Prima Nervo Phrenico Et Calore Animali: Pavca Disserit Et Simvl Vicarias Anatomiam Profitendi Operas Ad Diem XXIV. Octobris
Aperiendas Indicit.
Heinrich August Wrisberg (1739-1808)
Luego hizo un viaje académico a través de Austria, el sur de Alemania, Francia y Holanda. A su
regreso fue nombrado Profesor Asociado de Medicina y Obstetricia, y en febrero de 1765, Profesor Asociado de Anatomía.
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 21
La Universidad de Göttingen in 1735
Sus clases versaban sobre anatomía, fisiología, ginecología y obstetricia, medicina
forense, cirugía, oftalmología y osteología.
En 1770 fue Profesor Ordinario y Miembro
de la Sociedad de Ciencias, y en 1785 fue
nombrado Consejero.
Era un excelente anatomista práctico, y se
dedicó especialmente al sistema nervioso
simpático.
Wrisberg editó, comentó y amplió los libros
de fisiología de Albrecht von Haller (17081777), considerado uno de los fundadores
de la fisiología, y que había sido Profesor de
Anatomía en la Universidad de Göttingen
desde su fundación hasta 1753, las obras
de obstetricia de Johann Georg Roederer
(1726-1763), su antecesor en la cátedra de
Obstetricia, y el libro sobre anatomía del
ojo de Johann Gottfried Zinn (1727-1759),
botánico y anatomista alemán que también
trabajó en la Universidad de Göttingen, y
que había descripto el ligamento suspensorio del cristalino (o zónula de Zinn) y el
tejido fibroso circular que se encuentra situado en el vértice de la órbita donde se insertan cinco de los seis músculos extrínsecos del ojo (recto superior, recto inferior,
recto interno, recto externo y oblicuo superior), también llamado anillo de Zinn.
Estudió en detalle los pares craneanos, describiendo el nervio intermediario. Pero, probablemente, la primera persona que identificó el
nervio intermedio fue Bartolomeo Eustaquio
(1513-1574), profesor de Anatomía y médico del Papa en Roma, en el su libro Anatomica
Opuscula en 1563. Sin embargo, sus dibujos del
nervio no fueron acompañados por el texto.
Más de 200 años después, Wrisberg identificó y describió detalladamente el nervio
intermedio como la ‘‘portio media inter comunicantem faciei et nervum auditorium’’
en su libro Observationes anatomicae de
quinto pare nervorum encephali et de nervis qui ex eodem duram matrem ingredi
falso dicuntur de 1777. Su discípulo Samuel
von Soemmerring (1755-1830), quien diseñó la clasificación de los nervios craneanos en 12 pares (que utilizamos ahora) en
1778, tuvo la tentación de etiquetar el nervio intermedio como un nervio craneano
independiente, pero finalmente no lo hizo.
Si bien la clasificación de Soemmering
fue aceptada en general, no hubo acuerdo completo en lo que respecta al nombre
del nervio intermedio. De hecho, los anatomistas europeos continentales preferían
el término “nervio intermedio”, mientras
que los anatomistas ingleses (y a pesar de
la uniformidad en la nomenclatura logrados en la Nomina Anatómica de Basilea en
Nervio intermediario de Wrisberg (Henry Gray)
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22 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
1895) estaban a favor del término “pars intermedia de Wrisberg”.
Las investigaciones del sueco Gustaf
Retzius (1879), del italiano Giuseppe Sapolini (1881), del suizo Wilhelm His (1889),
y del norteamericano James Ramsay Hunt
(1907) identificaron al ganglio geniculado
como el ganglio sensitivo del nervio intermedio.
El mismo Giuseppe Sapolini (que fue médico del rey italiano Víctor Manuel) clasificó en 1881 al nervio intermedio como el par
craneano número 13, y detalló su anatomía.
Sin embargo, esta postura no fue aceptada
en los años siguientes.
El tema siguió en estudio, y en 1989 P.
Lobko y S. Khi’lkevich sostuvieron la independencia del nervio intermedio de los demás nervios craneanos sobre la base de datos embriológicos y anatómicos. Por otra
parte, la conexión directa entre el ganglio geniculado, el ganglio pterigoplatino y los núcleos del tronco cerebral por un
solo nervio le dan la entidad de tratarse de
un nervio independiente. Además, la estimulación del nervio intermedio induce una
contracción del músculo orbicular de los
labios, lo que indica una actividad motora.
Por otra parte, este nervio presenta características, que son ontogénica y filogenéticamente diferentes a los nervios craneanos.
Así, a pesar de la larga historia de este nervio, es evidente que no todas las características
son bien conocidas, y que la descripción habitual del nervio intermedio como una simple
raíz sensitiva y parasimpática del nervio facial
debe ser reconsiderada.
Observationes anatomicae de quinto pare nervorum encephali et de nervis qui ex eodem duram matrem ingredi falso dicuntur (1777)
Otras publicaciones importantes de Wrisberg fueron: Descriptio Anatomica embryonis observationibus Illustrata (1764),
Observationum de Animalculis Infurosiis Satura (1765), Observationes anátomo
obstetriciae de structura ovi et seundina-
rum humanar in partu maturo et perfecto collectae (1774), De testiculorum ex abdomine descensu (1777), Jo. G. Roederi et
Car. G. Wagleri Tractatus de morbo mucoso (1783), Comettatio de viteri mox post
partum naturalem resectione non lethali (1787), Iohannis Gottfried Zinn Descriptio Anatomica Oculi Humani Iconibus
Illustrata (1780), Observationum anatomica de nervis viscerum abdom. particula I, quae de ganglio plexuque seminali agit
(1780), partic. II de nervis hepaticis et splenicis (1800), partic. III de nervis viscerum
abdominalium (1800–1803), De systemate
vasorum absorbente morbos vicissim et sanante (1789), De Nervis pharyngis (1793),
Observationes anatomica de corde testudinis marinae mydas dictae, collectae et cum
corde humano collatae (1800), Commentationum medici physiologici anatomici et
obstrtricii argumenti (1800), Experimenta
et observationes anatomicae de utero gravido, tubis, ovariis at corpore luteo quorundam animalium cum iisdem partibus in
homine collatis. En ellos se ocupó de la respiración y el calor animal, de la anatomía
del embrión, de los animálculos infusorios,
de los pares craneanos, de los nervios de las
vísceras abdominales, de los nervios bra-
Cartílagos de Wrisberg (Henry Gray)
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 23
quiales, del útero grávido, de las trompas
de Falopio, de los ovarios y del cuerpo lúteo.
Entre sus discípulos se destacan tres: Justus
Ferdinand Loder (1753-1832), que fue médico de la familia real de Prusia, y del Zar Alejandro I (1777-1825), y dio clases de anatomía
a Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832),
Christoph Wilhelm Hufeland (1762-1836), el
inventor del término “macrobiótica”, quien
fuera el médico más famoso de su tiempo en
Alemania, atendiendo, entre otros, al rey Frederick William III de Prusia, a los filósofos Friedrich Schiller (1759-1805) y Johann Gottfried
Herder (1744-1803), al poeta Christoph Martin Wieland (1733-1813, y a Johann Wolfgang
von Goethe, y el ya mencionado Samuel Thomas von Sömmerring (1755-1830).
Quien fue uno de los anatomistas más importantes de Alemania (descubrió la mácula de la retina, e investigó en detalle el
cerebro, los órganos de los sentidos, la estructura pulmonar, y el embrión, con sus
malformaciones).
mía y Director del Instituto Anatómico. Falleció tres años después, el 29 de marzo de
1808, en Göttingen.
En 1805 fue nombrado Profesor de AnatoBilbiografía
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• Wrisberg H. A.: Observationum de Animalculis Infurosiis Satura. Göttinger, 1765.
• Wrisberg H. A.: Observationes anátomo obstetriciae de structura ovi et seundinarum humanar in partu maturo et perfecto collectae. Göttinger, 1774.
• Wrisberg H. A.: Observationes anatomicae de quinto pare nervorum encephali et de nervis qui ex eodem duram matrem ingredi falso dicuntur. Göttinger, 1777.
(Sankt Andreasberg, 1739-Gotinga, 1808) Médico alemán. Profesor de anatomía y obstetricia en
Gotinga, describió diversas estructuras anatómicas, como el nervio intermedio de Wrisberg y el
asa memorable de Wrisberg.
Ligamento de Wrisberg (Henry Gray y RMI coronal)
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EL CLUB OSLER DE
BUENOS AIRES
24 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
El Club Osler
de Buenos Aires
pseudo-hipertensión o rigidez arterioesclerótica por las arterias de los miembros.
Fue patólogo, clínico, educador, bibliófilo, historiador, escritor y un bromista de renombre.
Su trayectoria y aportes a la medicina y a la
educación médica han inspirado a muchas
generaciones, y para mantener viva su memoria y los conceptos “oslerianos” se han
fundado varios “Clubs Osler” en diversas
regiones del mundo. El primero fue el de
Londres, fundado en 1928 con el propósito de “fomentar el estudio de la historia de
la medicina, especialmente entre los estudiantes de medicina, y para mantener fresca la memoria de Sir William Osler.”
El Club Osler de Buenos Aires fue fundado en el Aula del Consejo de la Facultad de
Medicina de la UBA en el mes de septiembre de 2009 con la presencia y los buenos
auspicios del Presidente del Club Osler de
Londres, el Dr. Adrian Thomas, y del Tesorero del Club Osler de Carolina del Norte, Dr. Juan José Alva. En esa oportunidad,
el Dr. Alva entregó como obsequio al Club
una réplica de la primera edición 1892) del
libro de Osler “The Principles and Practice
of Medicine.”
En esa primera reunión fue elegido Presidente el Dr. Alfredo Buzzi, Profesor Emérito y Decano de dicha casa de estudios.
W
Sir William Osler (1849-1919)
illiam Osler fue un médico que
nació en Bond Head, Ontario,
Canadá, en 1849, y estudió en la
Universidad McGill en Montreal (Quebec).
Posteriormente fue profesor en la Universidad de Pennsylvania y Jefe de Medicina
Clínica en dicha universidad. En 1889 fue
el primer profesor de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. En 1905 se trasladó a Inglaterra, permaneciendo en Oxford
hasta su muerte, en 1919. Fue nombrado Sir
en 1911 por sus grandes contribuciones en
el campo de la medicina.
Osler es considerado uno de los grandes iconos de la medicina, y por muchos,
“el padre de la medicina moderna”. Creó
el primer programa de residencia para el
entrenamiento médico, y fue el primero
en llevar a los estudiantes de las aulas a la
cama del paciente.
El nombre de Osler está asociado con varios epónimos, entre ellos, la teleangiectasia hemorrágica hereditaria (junto con
el médico francés Louis Henri Vaquez),
los nódulos digitales que él describió en la
endocarditis bacteriana, y el fenómeno de
La segunda reunión tuvo lugar en el mes de
marzo de 2010 en el mismo lugar, y contó con la presencia del Prof. Dr. Juan José
Alva, Tesorero del Club Osler de Carolina
del Norte (EEUU). En esa ocasión, el Dr.
Alva entregó al Decano como obsequio para
el Club Osler de Buenos Aires una copia
del cuadro “The Four Doctors”, pintado en
1906 del pintor John Singer Sargent (18561925), donde representa a los cuatro médicos fundadores de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Johns Hopkins: el clínico William Osler (1849-1919), el patólogo
William Henry Welch (1850-1934), el gine-
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 25
cólogo Howard Kelly (1858-1943) y el cirujano William Stewart Halsted (1852-1922).
ce of Medicine”, el más difundido entre los
estudiantes de habla inglesa.
La tercera reunión ocurrió en septiembre
de 2010, y contó tanto con la presencia del
Dr. Adrian Thomas como del Dr. Juan José
Alva, quienes disertaron sobre distintos temas relacionados con el sabio canadiense,
y presentaron una serie de imágenes vinculadas con su vida y su obra. El Dr. Thomas
entregó como obsequio una postal escrita
de puño y letra por William Osler.
Todos aquellos que quieran acercarse al
Club Osler de Buenos Aires pueden hacer-
lo contactándose con La Secretaría Privada del Decanato de la Facultad de Medicina de la UBA.
Email: privada@fmed.uba.ar
A partir de aquí, se acordaron dos sesiones
por año: una en el mes de marzo, y la otra
en septiembre. Sin perjuicio de ello, el Decano Buzzi se reúne cada 15 días con alumnos de la Facultad que han mostrado interés en la vida y en la obra de Osler.
El Club Osler de Buenos Aires ha recibido
buenos augurios y muestras de apoyo del
Dr Lawrence Longo, de la Universidad de
Loma Linda, California, y a través suyo del
Dr. Charles S. Bryan, quien es el Presidente del Club Osler Americano, del Dr. Rolando del Maestro, de la Universidad McGill, y de la Dr. Raquel del Carpio, también
de McGill.
La Dra. del Carpio participará como expositora en la reunión de septiembre de 2011.
El Club Osler de Londres, a través de su Presidente el Dr. Adrian Thomas, invitó al Decano Alfredo Buzzi a pronunciar la tradicional
lectura anual 2011 que versará sobre “Aportes de William Osler a la historia de la medicina y a la biografía médica”. Dicho evento
tendrá lugar en el Real Colegio de Médicos
en la ciudad de Londres. Debe recordarse
que William Osler es el autor del libro sobre medicina interna publicado por primera vez en 1892 “The Principles and Practi“The Four Doctors” (John Singer Sargent, 1906)
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LITERATURA & MEDICINA
26 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Lic. Isabel Del Valle
Elegía
Una novela de despedida
Philip Roth nos cuenta la vida de un neoyorquino
anónimo, ya jubilado, desde sus primeros años
hasta su entierro, pasando por aquellas estaciones
claves que conforman el derrotero biográfico de
cualquier persona: una exitosa carrera profesional
como creativo publicitario en New York, los
matrimonios fallidos, los vínculos con los hijos
de las distintas uniones, los valores familiares,
la relación ambivalente con su hermano, las
amantes, los sueños artísticos incumplidos, una
notable pulsión sexual como expresión perfecta de
vitalidad.
U
na vida de estandarizados éxitos
y fracasos. El autor recorre esos
distintos momentos biográficos
haciendo pié en aquellos eslabones en los
que la muerte hizo acto de presencia en la
vida del protagonista, ya sea solapadamente como, cuando de niño, durante un veraneo familiar, la descubrió escondida en el
hinchado vientre del ahogado arrojado a la
playa, o la noche en la que, entre sueños, la
sintió taconear por los pasillos del hospital
donde estaba internado…
Con los años, la muerte de sus pares empezaría a hacer sombra a su propia vida, hasta llegar a ese enfrentamiento despiadado,
cara a cara, con la propia finitud cuando
la enfermedad cardíaca decidió empezar a
bajarle el dedo a su impulso vital.
A los nueve años, la muerte se convertiría
en un episodio memorable: esa madrugada en la que, en puntas de pié, hizo su entrada formal en la sala de hospital para llevarse a su compañero. Cuando despertó,
supo, a pesar del disimulado empeño de
los biombos, que el niño de la cama de al
lado había muerto.
Allí descubrió también que la muerte no se
dedicaba únicamente al mundo de los mayores. Hasta entonces nunca había pensado en ella; si lo hubiera hecho, le habría
asignado un contingente de ancianos donde saciarse.
Esa madrugada tan lejana en el almanaque
sería, a través de los años, uno de sus recuerdos más vívidos.
El rostro imaginario de aquel niño al que
casi no vio, reaparecería una y otra vez en
su memoria de adulto. Tal vez haya sido la
imagen que más lo haya acompañado en
su vida.
“El primer muerto en su vida fue aquel cadáver hinchado; el segundo, el muchacho de la
cama vecina”.
A pesar de las escaramuzas, esos encuentros inesperados con la muerte ajena fueron tallando en él la sensación de vulnerabilidad. Además empezaría a convivir con
la paradoja de “… que naces para vivir y en
cambio, te mueres”.
en LIFE
Varios episodios familiares de fragilidad
física pusieron lo suyo para que no pudiera sacarse de la cabeza la idea de que algún
daño le estaría preasignado.
Una noche cualquiera, tan cualquier que
sería imposible olvidar, en medio de un
mes dado al disfrute, de sexo despreocupado con la mujer indicada en una casa de la
playa, sintió miedo. La negrura del mar, la
opulencia de estrellas y el frenesí del oleaje
hubieran podido embriagar a cualquier espíritu, pero para él, se habían convertido en
una pesadilla de negrura y de amenazante
inmensidad. No podía saber qué le producía tanto temor.
Como si la inmensidad de la nada le preanunciara otra forma de inmensidad nunca
experimentada pero sí, temida. El impreciso recuerdo de un remoto futuro que, alguna vez, seria presente.
“La profundidad de las estrellas le hablaba
sin ambigüedad de que estaba condenado
a morir.”
Siempre había pensado que existiría una
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 27
edad adecuada para empezar a preocuparse por la propia desaparición. Claramente todavía no tenía por qué sentirse inseguro con el propio cuerpo. Su vida transcurría
apartada del fantasma de la enfermedad y
el deterioro.
Sin embargo el constante zumbido de la caducidad lo atormentaba.
“¿Por qué a su edad debían acosarle pensamientos sobre la muerte?... ya habrá tiempo para angustiarse por la catástrofe definitiva…”
En una de sus tantas idas a New Jersey, lo
sorprendió una angustiante falta de aire.
Como por esos días su padre había sido internado, le fue fácil culpar a la noticia de su
malestar. Nada le hacía pensar que, a partir de entonces, el corazón entraría en escena para despojarlo de lo que él siempre había llamado “mi vida”.
Durante su infancia, solía acompañar a su
padre a la relojería familiar que tenían en
los suburbios judíos de New York. Pasaba
horas ordenando y repitiendo de memoria
las marcas de relojes caros. Quizás disfrutaba del ilusorio poder de tener el tiempo
encerrado en un pequeño cofre y controlar su marcha pautada, precisa, previsible.
A pesar de ese deleite por la precisión mecánica, nunca el ritmo propio de su corazón había sido motivo de curiosidad ni preocupación.
Impensable,… ¿él, con una enfermedad
cardíaca? Si nunca había fumado, apenas
bebido …sería absurdo que fuera él, candidato a una angioplastia.
Pero, ya en la habitación de un hospital de
Manhattan y lleno de cables, se sintió al
menos por un momento, el niño de la cama
vecina.
Su hermano vino a visitarlo. No podía entender cómo hacía ese hombre para mantener semejante fortaleza física y anímica
teniendo al padre y al hermano enfermos.
Seguramente Howie no tenía incrustada
del lado de adentro de la mirada, el relieve
pétreo del niño esculpido bajo las sábanas.
Superado este evento que lo había agarrado
desprevenido, se dispuso a retomar, poco a
poco, su vida de siempre, confiado en que
todo volvería a ser como antes. Nunca hubiera imaginado que la cardiopatía se en-
sañaría con él de la forma en que lo hizo.
De ahí en más, su cuerpo se independizaría y cobraría vida propia, como un colosal adolescente rebelde que de un puñetazo
arremete por aquí, golpea por allá, destruyendo todo lo que hasta entonces le pertenecía.
“… de la noche a la mañana había pasado
de ser un hombre rebosante de salud a uno
que la perdía de un modo inexplicable.”
Con la misma parsimonia y convicción con
la que se aleja un barco de la costa, así veía
marcharse su vida de todos los días. No sabía bien si era él mismo o su realidad cotidiana la que se movía, pero la sensación de
distanciamiento era cada vez mayor.
seguridad se encargaban de recordarle que
ya no era el mismo. De inmediato, esa incipiente motivación se volvía frustración.
“¿No se avergonzaba de aquello en lo que
se había convertido? Los cambios físicos,
la disminución de la virilidad, los cambios
que habían contraído su cuerpo y lo habían
deformado.”
“…tenía que esforzarse por impedir que su
mente lo saboteara con su ávida revisión
del pasado pletórico.”
Angioplastias, stents, cardiodesfibrilador… todo un arsenal de artilugios tecno-
Todo lo que había sido comenzaba a quedar
arrumbado en los caprichosos márgenes de
la enfermedad. Sus afectos también se vieron comprometidos. Si bien necesitaba la
mullida contención de los vínculos cercanos, la promiscua convivencia con la enfermedad fue despertando en él sentimientos
contradictorios.
Así llegó a odiar a su entrañable Howie, su
confidente, su gran soporte. Su fortaleza y
buena salud se habían convertido en un inconfesable motivo de envidia.
Howie desconocía la debilidad, el deterioro, la inseguridad. El podía seguir siendo ese poderoso hombre de negocios, que
subía y bajaba de los aviones, apto para las
mujeres, libre de temores y servidumbres.
¿Cómo aceptar que de toda aquella herencia biológica a él nada le haya tocado?
Entendía que Howie no tenía la culpa de
semejante don, pero él tampoco, de semejante castigo. Sin embargo no se resignaba
a aceptar que el enigma de la desigualdad
y la desgracia se haya jugado tan en contra
suya.
Así como en sus días exitosos de publicista solía despojarse de sus pertenencias cada
vez que transitaba por la zona de migraciones en los aeropuertos, ahora la enfermedad lo obligaba a despojarse de diversos
aspectos de sí. Uno de ellos era su entrañable afición por las mujeres. Nunca le había
temblado el pulso a la hora de la conquista.
A pesar de los embates físicos, su apetito
erótico sobrevivía; sin embargo cuando alguna hebra de ese impulso vital amagaba
asomar, las alarmas de debilidad y de la in-
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28 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
“Goodbye, columbus & five short stories,
letting go” por Philip Roth
“Indignation” por Philip Roth
lógicos diseñados para evitar el derrumbe,
prometían restituirlo a una vida sin impedimentos ni incapacidades, pero nunca lograron devolverle la confianza. Había momentos en los que se desconocía; en otros,
hasta llegaba a odiarse.
“Todas esas intervenciones y hospitalizaciones lo habían ido convirtiendo en un
hombre más solitario y menos seguro de sí
mismo. (…) Incluso aquella paz y tranquilidad que tanto apreciaba parecían transformarse en una forma de confinamiento…”
Le costaba reconocer que ese cuerpo ajado,
surcado desprolijamente por los garabatos del bisturí, pudiera pertenecer a alguien
que respondiera a su nombre.
No sólo su enfermedad lo exilió de su vida
habitual; sus amigos empezaron a emprender la retirada por su propia cuenta.
“…esto, en vez de terminar, ahora continuaba; ahora no pasaba un año sin que tuviera que ingresar al hospital. Hijo de padres longevos, hermano de un hombre
mayor en muy buena forma, su cuerpo parecía constantemente amenazado. Se había
casado tres veces, había tenido mujeres,
hijos, un trabajo interesante , pero ahora
eludir la muerte parecía haberse convertido en el asunto central de su vida y la decadencia física en toda su historia. “
La cardiopatía fue convirtiendo su biografía en historia clínica, a punto tal que a veces pensaba, que si alguna vez decidiera escribir la historia de su vida, la llamaría Vida
y muerte de un cuerpo masculino.
“Es imposible cambiar la realidad. Debes
tomarla como viene “se decía una y otra vez
en un frustrado ensayo de estoicismo.
Su sufrimiento era silencioso, oculto. Nada
hallaba en él que, al menos, le confiriera alguna forma de grandeza. No se trataba sino
del mísero derrumbe de un hombre poderoso.
De a poco, su mundo se empezó a poblar de
ausencias. Todo parecía dispuesto de dejarlo… los pares, el cuerpo, las mujeres, el
dinero, las certezas…
La soledad le estrujaba la carne hasta hacerla crujir, y lo volvía más niño, más temeroso, más vulnerable. Así, cada día de vida
no era sino en un magro día de supervivencia, envuelto en la nostálgica bruma de
la plenitud pasada.
Su vida se convirtió en una gran ronda de
despedida.
En cada nueva ausencia, él veía reflejado
el rostro del niño de la cama de al lado. En
aquel lejano verano infantil, el ahogado le
enseñó que la vida era una marcha progresiva hacia esa nulidad inmóvil que acunaba
la desaparición absoluta.
Y en el medio, la vejez como peaje infranqueable.
“La vejez es una batalla implacable que se
da precisamente cuando estás más débil y
eres menos capaz de invocar tu espíritu de
lucha.”
“Letting Go” por Philip Roth
Elegía es un periplo narrativo por la vida de
un hombre sin nombre, en el que se instala la tragedia más cotidiana y a la vez más
aterradora de la existencia: la despiadada
toma de conciencia de quien sabe que cada
minuto de vida contiene el germen de la
propia desaparición.
Muestra el enfrentamiento con la muerte y
los diversos caminos que conducen a ella:
la enfermedad, el deterioro, el envejecimiento, la vulnerabilidad, la dependencia,
el desmoronamiento de lo que había conformado la propia vida.
Este Vía Crucis biológico y emocional no
sólo tiene que ver con las huellas físicas
del tiempo en el cuerpo, sino también con
la lenta pero inexorable desaparición del
mundo de pertenencia. Un mundo al que
van abandonando los viejos paisajes del escenario personal, los compañeros de existencia, las pasiones, el poder, los amores…
todo aquello que un día lo fue todo. En otro
plano de lectura, simboliza el conflicto solitario del hombre -varón- contemporáneo
que deja de ser útil a la vida productiva y dinámica tal como lo exige la vida urbana de
los países desarrollados.
En este hombre anónimo y universal se representa la condición de los seres perecederos.
Elegía es una novela de despedida. Es la
puesta en palabras de una biografía en desintegración.
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MÉDICOS EN LAS CALLES
DE BUENOS AIRES
Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 29
02. Nacimiento de la Av. Montes de Oca en la Av. Caseros.
Después de ésta, la avenida se llama Bernardo de Irigoyen
(donde está el colectivo amarillo). (Foto Alfredo Buzzi, 2008)
01 . Ubicación de la Avenida Montes de
Oca en el plan de la CABA.
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Avenida
Montes de Oca
La avenida Montes de Oca se ubica en el barrio de Barracas (figura 1), y su
trazado coincide con los primeros crecimientos de la ciudad. Con una dirección
Norte-Sur, nace en la Av. Caseros, siendo continuación de la calle Bernardo de
Irigoyen, a 100 m de la Estación Constitución (figura 2). Llega hasta el Riachuelo,
con un recorrido de sólo 20 cuadras, paralelo a la Autopista 9 de Julio Sur.
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30 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
C
03. La calle larga de Barracas, mirando hacia el sur (ca.
1895). La iglesia con una torre en Santa Lucía (Foto Colección Gotta).
04. Vista actual de Santa Lucía. (Foto Alfredo Buzzi,
2011)
orresponde a uno de los caminos
más importantes del antiguo Buenos Aires. La ciudad, a partir de
su traza fundacional a fines del siglo XVI,
evolucionó principalmente hacia el sur, en
función de las actividades relevantes, ligadas al puerto que se encontraba en el Riachuelo. Hacia fines del siglo XVII, y a lo
largo del XVIII, comenzaron a levantarse
sobre su margen unas construcciones precarias denominadas “barracas” que posibilitaban el almacenamiento de productos,
frutos, y cueros para el depósito y tráfico de
la actividad comercial que allí se desarrollaba.
Aven
06. “La calle larga de Barracas” (Carlos Morel, 1860). A
la derecha, se ve la barranca, y sobre el margen izquierdo de la calle, la capilla de Santa Lucía.
Pronto se vio la necesidad de construir un
puente que uniese las dos orillas del Riachuelo, y el 24 de marzo de 1791 se inauguró el Puente Gálvez (Juan Gálvez fue el vecino que lo construyó). Fue el primer puente
sobre el Riachuelo. Cruzando el puente, el
Camino del Sur seguía dos rumbos: el Camino General de la Magdalena (hoy la Avenida Mitre, en Avellaneda), y el Camino
General a Chascomús (hoy Avenida Pavón).
Para esa época Buenos Aires contaba con
30.000 habitantes.
Mon
de O
Hacia 1700, la Plaza Mayor (la actual Plaza
de Mayo) era el centro de la ciudad, y el eje
seguía estando al sur de la Plaza, en torno a
la calle Mayor (hoy Defensa-Reconquista) y
a la mayoría de las iglesias. La calle Mayor
era uno de los principales caminos, y luego de atravesar el Alto de San Pedro (en el
actual San Telmo) se conectaba por un atajo (actual avenida Martín García) con otra
calle que constituía el Camino de la Magdalena (las tierras al sur del Riachuelo eran
llamadas “pagos de la Magdalena”) o Camino del Sur: hoy ese camino está constituido por las calles Bernardo de Irigoyen y
su continuación, la Av. Montes de Oca. Cerca del Camino del Sur, se instalaron a ambos márgenes del Riachuelo, varias “barracas”, lo que le dio el nombre al barrio.
Fue notable el destino que tendría la actual
Avenida Montes de Oca: sucesos importantes de nuestra historia, historias de suspenso y
amores trágicos se tejerían en le legendaria calle que hasta finalizar el siglo XIX estuvo siempre de moda.
05. Vista actual de la Av. Montes de Oca, mirando hacia el sur. Se ve la torre de Santa Lucía. (Foto Alfredo
Buzzi, 2008)
Lucía”. Por esta iglesia, el sector de la calle
entre las actuales Av Caseros y Martín García pasó a llamarse “calle Santa Lucía”. La
capilla de Santa Lucía fue elevada a parroquia en 1869 y declarada santuario en 1977.
La iglesia fue remodelada en 1887. El 13 de
diciembre es la fiesta de Santa Lucía. (figura 5)
Desde comienzos del Virreinato el barrio
se fue poblando de casonas señoriales que
continuaban las de San Telmo, corrales,
mataderos, saladeros, ceberías, curtiembres y barracas para depositar los frutos del
país (que se embarcaban en el Puerto del
Riachuelo hacia el exterior), y hornos de ladrillos y quintas de verdura, antecedentes
de las industrias alimentaria, textil y de la
indumentaria y de los corralones que luego
caracterizaron a Barracas.
En 1783, María Josefa Alquizalete había
edificado sobre el Camino del Sur el oratorio de Santa Lucía (figura 3 y 4). Cerca de la
iglesia estaba la pulpería “La Paloma” donde trabajaba la célebre “Pulpera de Santa
Pronto, el Camino del Sur comenzó a llamarse Calle Larga de Barracas, y durante
el siglo XIX se alineaban en ella numerosas quintas de la aristocracia porteña. Además de familias patricias, transitaban así
por sus calles troperos, matarifes, faenadores de ganados, carretas cargadas, triperos,
changadores, quinteros, carreros, cuarteadores para los días de barro, marineros y
negros libertos. Esta clase trabajadora y semirrural, habituada a las tareas más duras,
entretenía sus descansos con famosas carreras cuadreras y de sortijas, cinchadas de
carros, riñas de gallos, corridas de toros (al
menos hasta 1835), y célebres payadas en
varias pulperías. Carlos Morel (1813-1894),
considerado por muchos el primer pintor
argentino, plasmó el tránsito en la Calle
Larga en un lienzo (figura 6, 7 y 8). Fue necesario desmontar la abrupta barranca de
la Calle Larga y suavizar su pendiente para
facilitar el tránsito desde la Plaza Mayor al
Riachuelo.
En esta calle tuvieron lugar los primeros acontecimientos de las invasiones inglesas, y los
preparativos bélicos de un año después con la
reconquista de Buenos Aires (1806-1807).
En 1809 los patriotas de la Sociedad de los
Siete (Saavedra, Belgrano, Castelli, Pueyrredón, Moreno, Vieytes y Rodríguez
Peña) se reunían para reparar la tan ansiada Revolución de Mayo en la quinta de
Francisco M. Orna sobre la Calle Larga.
En 1820, por el Puente de Gálvez (por donde se cruzaba el Riachuelo desde la Ca-
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 31
lle Larga) entró a la ciudad Juan Manuel de
Rosas (1793-1877) con sus “Colorados del
Monte” para reponer al gobernador Martín Rodríguez (1771-1845) en su cargo. Fue
en ese momento que Rosas recibió el título de “Ilustre Restaurador de las Leyes”.
En 1849, el Coronel Martiniano Chilavert
(1798-1852) reemplazó al Puente de Gálvez
por otro, también de madera, que llamó de
la Restauración de las Leyes.
1919) acunaban en el barrio de Barracas sus
primeros tangos (el Restaurante El Choclo, estaba sobre la Av. Montes de Oca). En
el Hotel América, a una cuadra del Hospital
Pedro de Elizalde, Villoldo pasaba momentos de amores ocultos e inspiración musical. Una placa donada por tangueros finlandeses, colocada en el frente del hotel, lo
recuerda.
nida
En 1853, durante el sitio de Buenos Aires
por las tropas de la Confederación, Bartolomé Mitre (1821-1906) recibió la célebre
herida que le marcó la frente por el resto de
su vida, y que tapaba inclinando su chambergo, defendiendo la Calle Larga contra el
ataque de Hilario Lagos (1860-1863).
Irigoyen paseaba su adusto carisma entre
los vecinos, desde su vivienda a 150 metros
de Casa Cuna, demolida por el intendente
de facto Osvaldo Cacciatore (1924-2007)
para construir la Autopista 9 de Julio.
ntes
Oca
En 1870 fue realizado un adoquinado en
esta calle, con derecho a cobro de peaje
por 20 años. El peaje variaba el precio según fueran carros tirados por caballos o por
bueyes; el negocio fue suspendido en 1885,
a causa del pésimo estado de la vía (¿les
suena?).
En 1871, a raíz de la epidemia de fiebre
amarilla se cerraron los mataderos y saladeros de Barracas por considerarlos focos de la enfermedad. La epidemia terminó
tanto con los mataderos como con la mayoría de las familias pudientes que del barrio
se mudaron hacia el norte en busca de lugares más sanos.
En el mismo 1871, para pasar sobre el Riachuelo se reemplazó el siempre precario
Puente de madera por uno de hierro, con
el nombre del ingeniero Prilidiano Pueyrredón, que lo diseñó y que murió sin verlo terminado. Posteriormente otros tres
puentes sucesivamente construidos en el
mismo lugar, repitieron su nombre, como
el que persiste hoy.
En 1880, durante la sublevación de la Provincia de Buenos Aires encabezada por
Carlos Tejedor (1817-1903) contra las autoridades de la República (“la revolución
del 80”), la línea de defensa de las tropas
provinciales hizo pie en la esquina de lo
que hoy es la Casa Cuna, incautando para
su ejército hasta los caballos de la Compañía de Tranways en su garage de Montes de
Oca (en ese entonces, calle Santa Lucía) y
Río Cuarto.
En el último cuarto del siglo XIX, Eduardo
Arolas (1892-1924) y Angel Villoldo (1861-
En la esquina sudoeste de la intersección
de la Calle Larga y el Zanjón de las Quintas (actual Avenida Caseros) estaba la casa-quinta del escritor Eugenio Cambaceres
(1843-1888), hoy sede de la Escuela Técnica República del Líbano (figura 9). Murió en Paris a los 45 años, y la casa quedó
para su esposa, la italiana Luisa Baccichi
(1855-1924), llamada “la Bachicha” por la
élite porteña, y su única hija Rufina. Es conocida la triste historia de Rufina Cambaceres: el día de su 19º cumpleaños (1903),
una amiga le cuenta un terrible secreto: su
novio era también amante de su madre. Se
trataba del futuro presidente de la Nación,
Hipólito Yrigoyen (1852-1933). El impacto
de la noticia le ocasionó un ataque al corazón. Al día siguiente, Luisa e Hipólito Yrigoyen, la sepultaron en la Recoleta. Poco
más tarde, el cuidador de la bóveda avisó que el ataúd de Rufina estaba abierto y
con la tapa rota. La versión oficial sugirió
un robo, ya que la niña había sido enterrada con sus mejores joyas. Pero Luisa vivió
el resto de su vida torturada por la convicción de que su hija había sufrido un ataque
de catalepsia y fue sepultada viva. En el cementerio, una estatua de lánguido art noveau la representa con una mano aferrada a
la puerta de la bóveda.
En esta Quinta de Cambaceres, Mariano
Acosta (1825-1893) fundó en 1874 la Escuela Normal de Maestras, que dio la primera salida laboral intelectual socialmente aceptada para las mujeres. Al lado de
esa escuela, la Buenos Aires English High
School, inaugurada en 1875, educaba a los
hijos de británicos afincados en el barrio
desde la época del Almirante Brown, acrecentados luego con los profesionales y técnicos traídos para la construcción y man-
07. La calle larga de Barracas vista desde la barranca
hacia el sur, en una vista similar a la del cuadro de Morel (ca. 1895). La iglesia con una torre en Santa Lucía,
y más atrás, con dos torres, Santa Felicitas (Foto Colección Gotta).
08. Escudo de Barracas. En el cuadro superior izquierdo
se ve la subida de la barranca de la Calle Larga (al fondo, Santa Lucía).
09. Vista actual de la quinta de la familia Cambaceres (hoy es la Escuela República del Líbano) (Foto Alfredo Buzzi, 2011)
Revista DM MD - Ciencia y Cultura Medica - Diagnóstico Médico - www.diagnosticomedico.com
32 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
tenimiento de los ferrocarriles. Su primer
director, el escocés Alexander Watson
Hutton (1853-1936), fue famoso por fundar con los ex-alumnos de su escuela el
Club Alumni, el más exitoso equipo de fútbol de la primera década del Siglo XX.
10. Vista actual de la quinta de la familia Cambaceres (hoy es la Escuela República del Líbano) (Foto Alfredo Buzzi, 2011)
11. Vista actual del Hospital Pedro de Elizalde. (Foto Alfredo Buzzi, 2011)
12. Antigua Quinta Díaz Vélez (hoy Fundación VITRA).
A la derecha, una de las estatuas de los leones que se encuentra en el parque, enfrente de la casa. (Fotos Alfredo Buzzi, 2011)
13. Plaza Colombia. (Foto Alfredo Buzzi, 2011)
14. Plaza que recuerda la casa de los Álzaga, en la Plaza
Colombia. (Foto Alfredo Buzzi, 2011)
14). En 1812 la quinta de Álzaga, se transformó en el “Cuartel General de los Conjurados” de la llamada “conspiración de
Álzaga”, última resistencia realista en la
ciudad. Álzaga se refugió durante los hechos en la Capilla de Santa Lucía, con la
complicidad de su capellán. Todos fueron
fusilados.
Aven
Enfrente de la Quinta de Cambaceres estaba la de la familia Balcarce. Allí se trasladó en 1873 la Casa de Niños Expósitos, originalmente ubicada en Moreno y Balcarce.
(figura 10) En 1905 la Casa pasó a llamarse
oficialmente Hospital de Niños Expósitos,
y en 1918 tomó el nombre de Casa Cuna. En
1952 tomó el nombre de Casa Cuna Eva Perón, y en 1955 recuperó el nombre de Casa
Cuna. Finalmente, en 1961 se impuso al
Hospital el nombre de Dr. Pedro de Elizalde en honor a una de sus figuras más importantes. (figura 11)
Dos cuadras más al sur, la calle Martín
García corta a Montes de Oca. Este era el
atajo que comunicaba la Calle Larga con
la calle Mayor (actual- mente Reconquista - Defensa). Por Martín García, a cuatro
cuadras de Montes de Oca, estaba la quinta del Almirante Guillermo Brown (17771857). Ahora hay una plazoleta que lleva el
nombre de su hija, Elisa Brown. Ella era la
prometida del marino Francis Drummond,
quien perdió la vida en la batalla de Quilmes, contra la Armada Brasilera. Semanas después Elisa se suicidó en el Riachuelo vestida con el traje de novia que iba a usar
en su boda, con apenas 17 años de edad. Su
trágico destino fue inmortalizado por Ulises Petit de Murat (1907-1983) y Homero
Manzi (1907-1951) en la obra de teatro La
Novia de Arena (1945). El Almirante Brown
murió en esa casa en 1857. La casa fue demolida en 1904.
Cincuenta años después, en 1862, Felicitas Guerrero (1846-1872), de 16 años, se
casó por mandato familiar con su sobrino nieto (también llamado Martín de Álzaga), un hombre acaudalado de 51 años y
con 4 hijos naturales. Felicitas heredó todos sus bienes, entre ellos esa propiedad,
que unió a las que poseía la familia Guerrero. Su padre, el hacendado Carlos Guerrero, fue quien introdujo en el país el primer
toro Aberdeen Angus. Felicitas se convirtió
en la viuda más cotizada de Buenos Aires.
Fue llamada por el poeta Guido y Spano “la
mujer más hermosa de la República”. Empezó a noviar con el joven Enrique Ocampo
(abuelo de las escritoras Silvina y Victoria),
pero en un viaje a la estancia de los Guerrero (actualmente en el kilómetro 168 de la
ruta 2, en el Partido de Castelli), Felicitas
conoció a Samuel Sáenz Valiente, de quien
se enamoró, dejando así a su novio. La noche del 29 de enero 1872, Ocampo estaba
en la mansión de Barracas cuando llegaron
Felicitas y Sáenz Valiente. Ocampo y Felicitas se encerraron en una habitación, discutieron, y el ex-novio le disparó a quemarropa. Acto seguido, el asesino se disparó en el
pecho intentando suicidarse. Para completar la tarea, un sobrino de Felicitas lo mató
con un tiro en la cabeza. Felicitas murió dos
días después. Tenía 26 años. Sus padres, en
su memoria, hicieron construir la Iglesia
de Santa Felicitas en el fondo de lo que era
la propiedad de los Álzaga, que fue inaugurada en 1876 (figuras 15 y 16). Aquí termina la historia y comienza la leyenda. Se dice
que si se deja un pañuelo en la reja de Santa
Felicitas al atardecer, a la mañana aparecerá húmedo de lágrimas, y que los días 30 de
Enero se puede entrever una llorosa figura
de mujer vestida de blanco vagando por la
iglesia (figura 17).
A la altura del 800 de la Av Montes de Oca
está la Plaza Colombia (figura 13). En este
predio estaba la propiedad de don Martín de Álzaga, héroe de la defensa porteña
durante las invasiones inglesas de 1806 y
1807. Hay una placa que lo recuerda (figura
En la Av. Montes de Montes de Oca 615
existía el “Instituto Frenopático Argentino”, (figura 18) donde trabajaron los médicos Rafael Herrera Vega (1834-1910),
José María Ramos Mejía (1849-1914) y
José Ingenieros (1877-1925). El edificio
Mon
de O
Contigua al Hospital está la casa que fue de
la familia Díaz Vélez (actualmente aloja a la
Fundación VITRA, que rehabilita y capacita
a lisiados). Allí se tejió la historia de Eustaquio Díaz Vélez, de quien se dijo que usaba
leones como mascotas en lugar de perros.
Según la leyenda, un día su hija invitó a comer a su prometido, y uno de los leones se
lo devoró. (figura 12)
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 33
fue demolido. Contiguo al Instituto estaba la quinta del presidente Luis Sánez Peña
(1822-1907).
todos los lugares del mundo, en la Avenida Garay, en vecindad del Hospital Pedro
de Elizalde.
En la esquina con la actual Av. Suárez estaba la famosa pulpería “La Banderita”, parada de diligencias. En esa esquina hubo
un bar con ese nombre hasta 1983. Hoy hay
una plaza recordatoria.
Cerca del final de la avenida, cuando cruza a la calle Osvaldo Cruz, se encontraba
la quinta donde transcurrió la infancia de
José Hernández (1834-1886), el escritor del
Martín Fierro (hay una placa recordatoria).
En la quinta de la familia Zabiaurre, en la
Av. Montes de Oca 1051 existía el “Sanatorio Caride”, propiedad del Dr Pedro Caride
y Massini, demolido en 1932.
También en Montes de Oca y Osvaldo Cruz
se encontraban las Tres Esquinas, que inspiró en 1941 el tango “Tres Esquinas” de
Angel D´Agostino y Angel Vargas. Ahí estaba la antigua Estación Tres Esquinas perteneciente al perteneciente al ex Ferrocarril
Buenos Aires a Ensenada.
nida
ntes
Oca
Según la novela “Amalia”, considerada la
primera novela argentina, que su autor José
Mármol (1817-1871) inició a publicar en
1844 en formato de folletos, la residencia
de la protagonista, Amalia Sáenz de Olavarrieta, se ubicaba entre las actuales calles
Aráoz de Lamadrid y Magallanes. En esa
casa, Amalia escondió en 1840 a Eduardo
Belgrano, sobrino del General, perseguido
por la Mazorca.
Esteban Echeverría (1805-1851) también
recorrió los mataderos, saladeros y pulperías de la zona, buscando temas y decires para su obra “El Matadero”, que escribió entre 1838 y 1840, y que es considerado
el primer cuento realista del Río de la Plata.
En la entonces calle de Santa Lucía, entre
las actuales Aráoz de Lamadrid y Magallanes, vivió el Dr. Manuel Augusto Montes de
Oca (1831-1882). Por Resolución del 30 de
julio de 1883 y la Ordenanza del 6 de agosto de 1883, la calle de Santa Lucía tomó su
nombre.
Otros médicos que vivieron en el barrio fueron Eduardo Wilde (1844-1913),
Abel Ayerza (1861-1918), Abel Zubizarreta
(1880-1934), Pedro Escudero (1887-1963)
y Pedro Chutro (1880-1937).
En el número 1800 se levanta la Iglesia de
San Antonio María Zaccaría y el colegio adjunto.
El escritor Ernesto Sábato (1911-), en su
obra “Sobre Héroes y Tumbas” (1961) ubica a la desdichada protagonista, Alejandra
Vidal Olmos, último exponente de una trágica familia patricia devastada por la locura
y la violencia, en una deteriorada mansión
en la calle Río Cuarto, cerca de la Avenida
Montes de Oca, y Jorge L. Borges (18991986) sitúa en “El Aleph” (1949), el mítico rincón donde se reúnen sin mezclarse
Finaliza en la Avenida Don Pedro de Mendoza a orillas del Riachuelo a metros del
Nuevo Puente Pueyrredón, y allí se encuentra el Servicio de Hidrografía Naval.
A principios del siglo XX el barrio adquirió el perfil de “barrio trabajador” donde se
mezclaron genoveses, polacos, españoles,
y nativos. A mediados de ese siglo comenzó la declinación del barrio: se clausuraron
mercados, se inhabilitaron estaciones de
trenes, se fueron la mayoría de las fábricas.
La autopista que atraviesa el barrio provocó el éxodo de más de 30.000 vecinos, y la
pérdida de edificios que formaban parte del
patrimonio del lugar, incluidas dos plazas
centenarias.
15. Antigua quinta de Alzaga (actualmente, Plaza Colombia). Al fondo, la Iglesia Santa Felicitas. (ca. 1876)
16. Frente de la Plaza Colombia (sobre la Av. Montes
de Oca) y, atrás, la Iglesia Santa Felicitas. Bordeando la plaza, a la izquierda, la calle Pinzón. (Foto Alfredo Buzzi, 2011)
Manuel Augusto Montes de Oca
Manuel Augusto Montes de Oca (figura 19)
nació en Buenos Aires el 15 de diciembre de
1831. Era hijo de Juan José Montes de Oca
(1806-1876), un destacado cirujano que
fue Decano de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Buenos Aires (el tercero,
y el último de los que dirigieron la Facultad
con el título de Presidente). Su madre fue
Irene Rodríguez Pallavicini.
17. Vista actual de la Iglesia Santa Felicitas.
En 1839 su familia tuvo que emigrar a Montevideo, ya que su padre fue perseguido por
el gobierno de Juan Manuel de Rosas. Cinco
años más tarde, en 1844, debieron trasladarse a la isla de Santa Catarina, en Brasil.
Allí estudió con los jesuitas, y más tarde estudió medicina en Río de Janeiro. Cursó la
carrera con notas sobresalientes hasta tercer año, y en 1852, después de la batalla de
Caseros que derrocó a Rosas, volvió a Buenos Aires, incorporándose al curso de cuarto año.
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18. Antiguo “Instituto frenopático”.
34 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Aven
Mon
de O
19. Manuel Augusto Montes de Oca. Detalle del cuadro del Salón del Consejo, Facultad de Medicina UBA. (Foto Virginia Prado, 2011)
Siendo estudiante fue nombrado director
del aula de anatomía y practicante mayor
interno del Hospital General de Hombres
(que luego sería el Hospital de Clínicas).
En 1854 fue nombrado secretario del Consejo de Higiene Pública, y el 15 de diciembre de ese año recibió el grado de doctor
de medicina en compañía de su hermano
Leopoldo, su condiscípulo, a quien lo unía
un afecto entrañable. Leopoldo Montes de
Oca (1834-1906) fue el 8º Decano de las Facultad de medicina de la UBA.
En su tesis, titulada “Ensayo sobre las enfermedades de Buenos Aires”, Manuel Augusto estudió la mayor parte de las afecciones que endémica o epidémicamente se
observaban en esta ciudad.
En 1858 ganó por concurso el cargo de Profesor Titular de la Cátedra de Anatomía y
Fisiología, y fue el Presidente Bartolomé
Mitre quien firmó su designación.
En 1860 hizo la primera observación de la
hidatidosis humana en nuestro país, en un
paciente que consultaba por una tumoración abdominal.
En 1865 asistió a los heridos de la Guerra
con el Paraguay. En 1867, durante la epidemia de cólera, fue director del Lazareto
de Coléricos, y también tuvo una actuación
destacada durante las epidemias de cólera
de 1869 y de fiebre amarilla de 1871.
En 1873, al jubilarse su padre, obtuvo la
Cátedra de Cínica Quirúrgica, y fue Jefe de
Cirugía del antiguo Hospital General de
Hombres.
Como cirujano fue un obrero infatigable,
que preparó con tesón e idoneidad los cimientos de la Cirugía Argentina. Fue quien
introdujo en nuestro país el método antiséptico del cirujano inglés Joseph Lister
(1827-1912), utilizando ácido fénico.
Montes de Oca había conocido personalmente a Lister en el Congreso Médico Internacional realizado en Londres en 1881, y
lo había visto operar. Dijo de él: “Lister no
pasará a la posteridad por la manera de to-
mar el bisturí, ni por su seguridad, destreza o elegancia. Parece que sacrifica la belleza artística a los cuidados higiénicos de su
método. No parece el genio de la cirugía,
sino la imagen viva de la modestia y de la
caridad médica.”
José Arce en su libro “Historia de la Cirugía Argentina” divide esta historia en cuatro etapas. Según él, Manuel Augusto Montes de Oca fue el protagonista del inicio, en
1879, de la “tercera etapa”: la etapa antiséptica de la cirugía. Ignacio Pirovano continuaría este impulso inicial de Montes de
Oca. La septicemia, la erisipela, la gangrena gaseosa, el tétanos, y la llamada “podredumbre de hospital” hacían estragos en el
antiguo Hospital General de Hombres. Antes de que Montes de Oca implantara el sistema listeriano, las heridas se lavaban con
una esponja empapada con una infusión de
eucaliptus contenida en una palangana enlozada. La misma esponja y la misma palangana se utilizaban para todos los enfermos.
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 35
Las operaciones más frecuentes eran las amputaciones, el drenaje
de empiemas, la extirpación de tumores superficiales y la talla perineal. Para escapar de las infecciones se comprendió que era necesario alejarse del hospital, y la cirugía se realizaba en los domicilios,
en hoteles, o en habitaciones alquiladas para ese fin, generalmente
sobre una mesa nueva de pino construida especialmente.
nida
Desde su tesis, Montes de Oca había pedido la demolición del hospital “en nombre de la humanidad”, que entonces se ubicaba en el
barrio de San Telmo. También lo hizo a través de cartas a la Academia Nacional de Medicina, de quien dependía entonces la Facultad de Medicina.
En 1877, durante la gobernación de Carlos Tejedor, se decidió la
construcción de un nuevo hospital, que fue entregado en 1882
con el nombre de Hospital Buenos Aires a la Facultad de Medicina. Se ubicaba entre las calles Córdoba, Uriburu, Paraguay y Junín.
Este hospital fue demolido en 1975 (allí está hoy la Plaza Houssay),
cuando se inauguró el nuevo Hospital de Clínicas José de San Martín, en la manzana contigua.
ntes
Oca
20. Busto de Manuel Augusto Montes de Oca ubicado en el Salón del Consejo,
Facultad de Medicina UBA. (Foto Virginia Prado, 2011)
Algunas de las contribuciones de Montes de Oca fueron la amputación a colgajo rotuliano, la insuflación de aire en los tejidos para facilitar la disección y mejorar la hemostasia, la periuretrotomía, la
traqueotomía en un solo tempo, el sedal a tubo de drenaje en el tratamiento del hidrocele, el empleo del cloral en el tétanos, y la curación radical de las hernias.
Fue un gran clínico quirúrgico, un eximio maestro y un eminente cirujano. La sala de operaciones era su verdadero ámbito. Amplió enormemente el campo de acción de la cirugía en la Argentina.
Laurence, en su libro sobre “Grandes Figuras de la Cirugía Argentina”, asegura que Manuel Augusto superó a su padre y primer maestro. Tenía gran habilidad, claros conceptos, y una vasta cultura. (figura 20)
Al igual que su padre, Manuel Augusto Montes de Oca tuvo una destacada actividad política. En 1859 ocupó un asiento en la Legislatura de Buenos Aires. En 1872 participó de la Reforma Constitucional
de la Provincia de Buenos Aires. Durante la presidencia de Nicolás
Avellaneda fue Ministro de Relaciones Exteriores de la Nación, teniendo una destacada actuación en la cuestión de límites con Chile
en 1878. Debió renunciar en 1879 por desavenencias con el entonces Ministro de Guerra, General Julio A. Roca.
21. Solar donde vivió M. A. Montes de Oca (Foto Alfredo Buzzi, 2011)
Montes de Oca sufría de una litiasis renal, y hubo que practicarle
una talla vesical para extraerle un gran cálculo. En 1881, y debido
al agravamiento de su dolencia, viajó a Europa durante más de un
año, donde consultó al francés Félix Guyón (1831-1920), pionero
de la urología quirúrgica, quien se rehusó a operarlo ya que pensaba
que sería inútil. Regresó a Buenos Aires el 12 de noviembre de 1882,
y el 2 de diciembre, poco antes de cumplir 51 años, falleció como
consecuencia de una insuficiencia renal crónica en su casa-quinta
de la Avenida Santa Lucía 162, hoy Avenida Montes de Oca 1150, (figura 21) donde hay una placa recordatoria (figura 22).
Pocos días después de su muerte fue nombrado como su sucesor
en la Cátedra de Clínica Quirúrgica el Dr. Ignacio Pirovano (18441895), quien afianzó definitivamente el imperio de la antisepsia y
elevó el prestigio de la cirugía argentina.
22. Placa recordatoria en el solar donde vivió M. A.
Montes de Oca (Foto Alfredo Buzzi, 2011)
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Arte & Medicina
36 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Dra. María Victoria Suárez
Las tres edades
de la mujer
Gustav Klimt,1905
N
o es fácil dar una definición sobre
qué es el envejecimiento, aunque
todos, de manera intuitiva, bien
por observarlo a nuestro alrededor o bien
en nosotros mismos, tenemos conocimien-
to del mismo. El envejecimiento se ha definido como un proceso de deterioro donde
se suman todos los cambios que se dan con
el tiempo en un organismo y que conducen
a alteraciones funcionales y a la muerte.
Estos cambios en el orden morfológico,
psicológico, funcional y bioquímico se caracterizan por una pérdida progresiva en
el tiempo de la capacidad de adaptación y
la capacidad de reserva del organismo, que
Las tres edades de la mujer (1905)
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 37
produce un aumento progresivo de la vulnerabilidad ante situaciones de estrés, y finalmente la muerte.
Se ha definido por tanto, primero como una
etapa de la vida, y posteriormente como un
proceso de deterioro por suma de déficit
con el paso de los años, que culmina con la
muerte.
En último término, en el organismo el envejecimiento es conocido como un deterioro progresivo de los procesos fisiológicos, necesarios para mantener constante
el “medio interno”. El final de este proceso, que no permite mantener este equilibrio
que se llama homeostasis, es la muerte.
La última palabra de los últimas cuatro párrafos es una palabra dura, que nos genera
incertidumbre. Pero que ha generado multitudes de manifestaciones artísticas y literarias. La muerte. ¿Cómo representarla,
si no la conocemos? La han representado
como un momento fugaz, inesperado. Pero
también fue visionada como una conclusión esperada, como un epígrafe.
ron contra las normas académicas y tradicionales (“secesionistas”) sería el grupo literario “Jung Wien” (“Joven Viena”), pero
la verdadera “Secesión” se gestó en la Casa
de los Artistas, única asociación de artistas de Viena que organizaba temporalmente exposiciones para mostrar las creaciones
de sus miembros, exposiciones que contaban con un jurado que seleccionaba a los
artistas que participaban. Los miembros
antiguos no permitían incorporar en las
muestras obras de artistas que tuvieran una
visión diferente y, por supuesto, no se permitía la exhibición de obras realizadas por
artistas extranjeros, canalizando las muestras de manera casi exclusivamente comercial.
Pero no es un problema nuevo: el envejecimiento y la muerte siempre han estado presentes en el consciente y en el inconsciente humanos y por lo tanto, en el arte.
Las obras de artistas como Theodor von
Hoermann (1840-1895) y Josef Engelhart
(1864-1941), pintores que habían viajado a
París donde tuvieron contacto con los impresionistas, fueron rechazadas por el jurado de la Casa de los Artistas, lo que generó una revuelta liderada por los más
jóvenes. La exposición de la obra de la seccesion de Munich en la Casa de los Artistas
de Viena durante 1895 servirá de espolón
para que Karl Moll (1861-1945), Joseph Engelhart (1864-1941) y Gustav Klimt (18621918) empezaran a plantearse una ruptura.
Finalmente la Secesión de Viena fue fundada el 3 de abril de 1897 por los artistas Gustav Klimt, Koloman Moser (1868-1918),
Josef Hoffmann (1870-195), Joseph Maria
Olbrich (1867-1908), Max Kurzweil (18671916) y otros. Klimt se distanciaría de ella
ocho años más tarde por estar en desacuerdo con la tendencia naturalista que entonces prevalecía entre sus miembros.
Gustav Klimt, el autor de la obra que motiva este artículo, nació el 14 de julio de 1862
en Baumgarten, cerca de Viena. Vivió en
una relativa pobreza la mayor parte de su
infancia. Fue sólo gracias a su talento que
en 1876, con catorce años, recibió una beca
para estudiar en la Kunstgewerbeschule, la
Escuela de Artes y Oficios de Viena, donde
se formaría hasta 1883 como pintor y decorador de interiores.
Klimt comenzó su carrera individual como
pintor de interiores en grandes edificios
públicos de la Ringstrasse, desarrollando
algunos temas alegóricos que posteriormente se convertirían en un rasgo distintivo de su obra. Pintó lienzos y murales con
un estilo personal muy ornamentado, que
también manifestó a través de objetos de
artesanía, como los que se encuentran reunidos en la Galería de la Secesión Vienesa.
Se transformó luego en un pintor simbolista, y uno de los más sobresaliente representantes del movimiento de la “Secesión
vienesa”, que formó parte de lo que hoy llamamos “modernismo”.
En 1888, Klimt recibió la Orden de Oro al
Mérito de manos del Emperador Francisco José I de Austria (1830-1916) por su trabajo en los murales del Burgtheater de Viena. Fue nombrado miembro honorario de
las Universidades de Munich y Viena, y
Todos sabemos (o hemos escuchado) que
hay una edad biológica y una edad cronológica, y que hay un envejecimiento fisiológico y un envejecimiento patológico. Nuestra
expectativa de vida ha aumentado significativamente en los últimos años y este hecho ha transformado a los efectos del envejecimiento en uno de los problemas de la
medicina moderna.
Uno de los primeros grupos que se rebela-
Gustav Klimt (1862-1918)
para cuando en 1892 su padre y su hermano Ernst murieron, Klimt estaba en condiciones de soportar la carga económica de su
familia. La tragedia familiar pesó también
en su expresión artística, y marcó el inicio de la definición de su estilo personal. A
principios de la década de 1890, Klimt conoció también a Emilie Flöge (1874-1952),
quien aparentemente soportó las constantes aventuras amorosas del artista y se convertiría en su compañera hasta el final de su
vida. El componente sexual de esta relación
ha sido objeto de cierta discusión, aunque
está documentado que Klimt tuvo al menos
catorce hijos durante esta relación.
Klimt se convirtió en un personaje muy notable en la alta sociedad vienesa, y estuvo relacionado de un modo u otro con los
más notables círculos intelectuales del momento, en una época en la que Viena estaba
dejando de ser la capital mundial del arte.
Pero lejos de ser celebrado como intérprete de su época, fue objeto de numerosas críticas, y sus obras fueron expuestas a veces
detrás de mamparas para no herir la sensibilidad de algunos.
Intelectualmente cercano al ideario romántico, Klimt encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes
de inspiración. Sus obras están dotadas de
una intensa energía sensual, reflejada con
especial claridad en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz, en cierto modo herederos de la tradición de dibujos eróticos de
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François Rodin (1840-1917) y Dominique
Ingres (1780-1867).
La “etapa dorada” de Klimt vino determinada por un progresivo acercamiento de la
crítica y un gran éxito comercial. Muchas
de sus pinturas de este período incorporan “pan de oro” a la pintura, aunque éste
era un medio que Klimt ya había utilizado
desde 1898. Tras regresar de un viaje a Italia, participó en la decoración del suntuoso
palacio Stoclet, hogar de un magnate belga. Este edificio se convertiría en la síntesis del “Art Nouveau” centroeuropeo. Las
obras más notables realizadas en esta etapa
fueron, sin embargo, el “Retrato de Adele
Bloch-Bauer I” (1907) y “El beso” (19071908).
Klimt murió el 6 de febrero de 1918 en Viena, tras haber atravesado un infarto y una
neumonía durante la epidemia de influenza de 1918, llamada la “gripe española”.
En su época de oro pintó “Las tres edades
de la mujer”, un oleo sobre lienzo de 1,80
metros por 1,80 metros. Esta obra se exhibió por primera vez en la Exposición de
Arte de 1908 junto a “El Beso”, mostrando ambas telas una composición similar,
ya que las zonas laterales están sin cubrir y
el fondo está constituido por manchas cromáticas.
El cuadro “Las tres edades de la mujer”, de
1905, contiene un nuevo acercamiento a
todo el ámbito femenino. Esta obra cargada de simbolismo representa tres estados
de la vida: la fuente de la vida en una mujer
que sostiene a un bebé, la decrepitud en la
imagen de desesperación de una anciana, y
el comienzo del ciclo con un bebe dormido.
Gustav Klimt con Emilie Flöge (1908)
El edicifio de la Secesión de Viena (foto de la autora,
marzo 2010)
Bilbiografía
• Arnanson H. H.: History of Modern Art. Ed. Daniel Wheeler. Englewood Cliffs, New Jersey, Prentice Hall, Inc, 1986
• Beckett W.: Historia de la pintura. Editorial La Isla S.R.L., Buenos Aires, 1995.
• Borsi F., Godoli E.: Vienna 1900 Architecture and Design. Rizzoli International Publications, Inc, New York, 1986
• Constantino M.: Klimt. Libsa, Madrid, 1991.
• Gibson M.: El simbolismo. Taschen, Madrid, 2006.
• Gombrich E.H.: La historia del arte. Phaidon Press, Londres,
1995.
• Humphreys R.: Vienna: the rough guide. Penguin Books, London, 1997.
• Neret G.: Gustav Klimt: 1862-1918. Taschen Verlag, 2005.
• Rickett R.: A brief survey of Austrian History. G. Prachner Varlag, Viena, 1994
• Schorske C. E.: Gustav Klimt: Painting and the Crisis of the Liberal Ego in Fin-de-Siècle Vienna: Politics and Culture. Vintage
Books, 1981
• Topp L.: Architecture and truth in fin-de-siecle vienna. Cambridge University Press, Cambridge, 2004
No hay que hacerse ilusiones, todo lo placentero e idealizado que tiene la madre con
su hija van parejos a la promesa de decadencia y muerte. El tema del ciclo de la vida
es uno de los asuntos centrales en toda la
obra de Klimt. En este caso, admirador y
conocedor del universo femenino, Klimt
habla de la relación entre los cambios biológicos y psicológicos que se producen en la
mujer con el transcurso del tiempo.
Sus ornamentos y decoración son ya muy
característicos: círculos, óvalos, triángulos,
colores ocres y azules sobre fondos oscuros
que destacan el color de la carne. Convierte constantemente a la figura humana en
un ornamento asimétrico del cuadro, consiguiendo un extraordinario efecto de distancia.
En el centro de la escena podemos observar las tres edades de la mujer ante un campo de flores amarillas en el que observamos imperfectas elipses doradas y negras,
recordando este fondo a los mosaicos bizantinos de Ravena que tanto atrajeron a
Klimt.
De frente y en primer plano aparece la madre, con su hija en brazos, apoyando su cabeza sobre la de su retoño. Tiene los ojos
cerrados y gesto de ensoñación (simboliza la capacidad de soñar que se posee en
la juventud), al igual que la pequeña, cuyo
sexo no podemos contemplar al estar su figura apretada contra la madre (símbolo de
un estado pre-sexual). En otro plano, una
anciana desnuda de perfil, representando a
la vejez, tiene el rostro cubierto por el largo cabello, y su cabeza baja, en actitud depresiva. Se lleva la mano izquierda hacia la
cara, tal vez ocultando un llanto silencioso,
y la incapacidad de soñar y de hacer proyectos. El paso del tiempo se ha encargado de
marchitar su piel y cubrirla de arrugas, secándola y convirtiéndola en un delgado pellejo a través del cual se ven sus venas hinchadas. Desolada, la mujer solloza ya que
no le queda más que el silencioso vacío de
la muerte, representada por la ancha banda de color negro que se cierne sobre todos
los personajes. Es la anciana la que siente
más cerca la presencia de la muerte, es decir, la única consciente de que la vida tiene
un fin. De esta manera podemos apreciar la
representación del nacimiento, la madurez
y la decadencia.
El sueño, el beso, la esperanza, y la muerte,
son temas recurrentes en la obra de Klimt.
El entiende que el poder de seducción de la
vida se hace más patente ante la presencia
de la amenaza de la muerte, y de su vecindad con ella. También en esta obra Klimt
evoca el importante papel de la mujer en la
vida, aludiendo a su lado femenino. Se inspiró en una obra de François Rodin para la
figura de la anciana, manifestando la admiración hacia el escultor francés.
Una vez más, encontramos el característico gusto por las líneas onduladas, el soberbio dibujo y el decorativismo que definen la
pintura de Klimt, en sintonía con los trabajos del art-nouveau y de la Secesion, precisamente el año en que se produce una escisión dentro del grupo ante la presión de
los “naturalistas”, opuestos a la filosofía de
arte global que defendían los promotores
de los Talleres de Viena, entre ellos el propio Klimt.
El cuadro se exhibe en la Galería Nacional
de Arte Moderno de Roma, Italia.
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yo recomiendo
Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 39
Por Prof. Dr. Gustavo R.Piantoni
Vaya a la ópera
Sería una inusitada irreverencia hacia la ópera y
fundamentalmente hacía el lector, no aclarar que no soy
crítico musical y mucho menos musicólogo. Sólo creo ser
un discreto conocedor, fruto de haber pisado desde mi
adolescencia las alfombras de muchos teatros de ópera y
de haberme hecho acompañar muchas horas de mi vida
por su encanto, introduciéndome sin pausa en su mundo
maravilloso como lector o como irrespetuoso polizón.
Verdi La Traviata. Photo: Richard Termine/Glimmerglass Opera
S
iempre me he preguntado de dónde surge el placer estético que provoca este género musical a un público cada vez más amplio. George Bernard
Shaw escribió alguna vez que aquel que no
se emociona hasta la médula cuando Manrico y Azucena cantan Ai nostri monti en El
Trovador (Verdi), es porque tiene la sensi-
bilidad de un cerdo. Los grandes compositores de ópera crearon dramas y comedias
dirigidos directamente hacia los sentidos.
El intelecto cede ante la emoción como en
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40 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
ningún otro arte. En él se entremezclan,
quizás mágicamente, la música, el teatro, el
color, las formas, la danza, la luz, la interpretación, sustentando al más noble y perfecto de los sonidos: la voz humana, dando
como resultado un espectáculo regocijante
y conmovedor, el “arte total” como lo llamara Richard Wagner.
Altan Berg
Rossini
María Callas
La ópera es además, una incursión a la belleza, al éxtasis amoroso, a las ideas de libertad, a las pasiones encontradas, a los
sentimientos de venganza y rencor, de traición y odio, de envidia y de vergüenza. La
naturaleza humana descripta con poesía y
música en un marco de color y formas; una
poesía que configura un libreto, la mayoría de las veces escrito en otro idioma que
debía conocerse previamente-. En la actualidad, gracias a la electrónica es factible la traducción simultánea proyectada
en una pantalla dispuesta en la parte superior del escenario. Sin embargo quién
no se ha conmovido ante el Va pensiero de
Nabucco (Verdi) o ante el “stormy weadher” de Porgy and Bess (Gershwin) sin saber siquiera que aquel es un canto de esperanza en la tierra prometida y el otro una
canción de cuna. Quien no se ha estremecido al escuchar cantar a Rigoleto (Verdi)
frente a su hija ultrajada, el “Piangi, fanciulla, piangi” o al dúo de amor de Tristán e Isolda (Wagner). La expresión surge milagrosamente por efecto de la música
y el canto obvia la dificultad de entender el
idioma. ¡La magia del arte!
Pero también podrá disfrutar de pasos de
comedias disparatadas y hasta reírse, como
cuando Leporello relata la lista de amores
de don Giovanni ( ):…”en Italia 140, en Alemania 231, en Francia 100, en Turquía 91,
pero en España, en España ya son 1003,o
con los desopilantes relatos de Fígaro en El
barbero de Sevilla (Rossini) o de Papageno
en La flauta mágica (Mozart).
Según Fedele D’Amico, el término ópera
es un antonomástico. ¿Por qué? En italiano ópera significa obra. Una obra se llama
a sí misma. De acuerdo con Valenti Ferro,
la obra de las obras; la obra de arte por excelencia. Así, su excepcionalidad se debe a
la multiplicidad de los elementos artísticos que la componen, como lo señalábamos más arriba.
Mozart
El género surge en Florencia en el siglo XVI
(1580) en el palacio Bardi, donde un grupo
de humanistas florentinos: músicos, filósofos, poetas, cantantes, crean la Camerata
Bardi, luego Camerata Fiorentina. En ella,
la música fue un tema de interés absorbente y en la búsqueda de nuevas expresiones
imaginaron el recitativo (recitar cantando)
que dio paso al dramma in música (la ópera). Tiene antecedentes en la tragedia griega en la que coexistían la poesía y la música;
en la poesía monódica que se acompañaba
con la lira (de allí, teatro lírico); en los misterios y autos sacramentales; en las mascaradas inglesas y francesas y en los trovadores franceses, los laudi italianos y los
minessanger alemanes del siglo XIII.
De aquella búsqueda surge Dafne, cuya
partitura se ha perdido, y Eurídice de Jacobo Peri (1561-1633). Las piezas fueron estrenadas en el Palacio Pitti en Florencia; la
primera, en 1597, la segunda en 1600, en
ocasión de la boda de María de Medici con
Enrique IV de Francia. Ambas constituyeron un fracaso mayúsculo, porque los cortesanos no entendieron lo “nuevo” que se
estaba representando y por las peleas que
existieron entre los artistas. Estas causas
se han repetido en numerosas oportunidades a lo largo de los siglos y parece formar
parte de la tradición operística. Basta recordar que Madame Butterfly (Puccini), la
ópera más representada de la historia, fue
vituperada escandalosamente al estrenarse en el teatro Alla Scala de Milán en febrero de 1904.
De Florencia pasó a Mantua, Venecia,
Roma y Nápoles; abandonó los ámbitos palaciegos por los teatros pagables, llevada
de la mano al la viva realidad escénica por
Claudio Monteverdi (1567-1643) con su
Orfeo, pieza estrenada en Mantua en 1607.
Luego, reciben el impulso París y Londres
y comienza en ellas el desarrollo del arte
lírico. Años más tarde surgen en Nápoles con Alessandro Scarlatti (1660-1725)
una escuela que se caracterizó por su canto virtuoso, ornamentado, donde la melodía es primordial: el bel canto, “el canto por
el canto” (Claudio Rotier), que alcanza su
plenitud y máxima categoría en el siglo XIX
con Gioachino Rossini (1792-1868), Vicenzo Bellini (1801-1835) y Gaetano Donizetti (1797-1848).
En el XVII se afianza definitivamente desde
Nápoles a San Petersburgo y desde Lisboa a
Viena, en teatros grandes y bien acondicio-
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 41
nados, para esta época se consolida y crece el prestigio del compositor, del libretista
y del escenógrafo que se dedica a esta rama
del arte. Un alemán, Christoph von Gluk
(1714-1787), renueva su estructura musical buscando la conjunción música-palabra; de esta forma, se da gran importancia al texto, lo que crea las bases de la ópera
moderna, según la mayoría de los musicólogos. “Italiana, no alemana, dramática no
bufa”, escribía Mozart a su padre en 1778
ante su entusiasmo de escribir una ópera. También en este siglo, en Italia, surge la
ópera cómica- ópera buffa u ópera de buffones-, que pretendía encontrar una tipología de la naturaleza humana en el entorno
más familiar de la vida doméstica contemporánea. Además, era más barato montar
un espectáculo de ópera cómica que uno de
ópera dramática y los precios de las entradas resultaban más bajos. De esta manera,
su difusión por el resto de Europa fue rápida y exitosa.
El siglo XIX constituye la exaltación del género. En toda Europa aparecen compositores enormes que lo llevan del reducido ámbito de las clases altas al disfrute de todos.
La ópera se populariza. Solo basta con referir que luego del estreno de Otelo el 5 de febrero de 1887, Verdi (1813-1901) fue sacado
en andas del Teatro alla Scala de Milán por
una multitud. El público desenganchó los
caballos y llevó al pulso su carruaje hasta su
domicilio; luego, debió salir a los balcones
a recibir las aclamaciones. Este hecho da
una idea de la popularidad alcanzada por
el arte lírico y sus compositores, similar a
la de una cantante de rock en la actualidad.
El siglo XX fue también muy generoso en
compositores de ópera, quienes buscaron
formas nuevas, estilos diferentes, acompañando la transformación de las artes. Entre ellos se destacan Igor Stravinski (18821971), Richard Strauss (1864-1949) y Alban
Berg (1885-1935), compositor que experimenta con la música atonal (sin tonalidad
determinada) para expresar la psicosis humana, en partituras turbulentas y difíciles
al oído. Por esta razón, no es recomendable
iniciar el periplo operístico con estas obras.
Seguramente, al finalizar el espectáculo usted saldrá un tanto alucinado
Gracias a estos y a otros grandes artistas,
la ópera pasó de reductos de intelectuales y grupos un tanto snobs de clase alta a
convertirse en un hecho cada vez más vivo,
más atrayente, más popular. Asimismo, los
aportes de María Callas, W. Wagner (nieto) y Franco Zefirelli en las décadas de los
50-60, transformaron las estáticas representaciones en un teatro dinámico, donde
el cantante no solo debe saber cantar, sino
también actuar; aquí, el papel del director
de escena (regisseur) es muy importante,
aunque no tanto, en mi opinión, como la
función del director de orquesta.
Pogue y Speck señalan que en la biblioteca
del Congreso de los Estados Unidos hay archivadas más de 25.000 partituras de ópera. Sin embargo, no hay más de 100 que se
representan regularmente hoy. Ellos sostienen que para que una ópera sea convincente debe poseer siete características:
Verdi
_ Salir del corazón del compositor;
_ Recibir el impulso de las emociones
humanas fundamentales;
_ Contar buenas historias.
_ Exhibir decorados y vestuarios exóticos y efectos especiales;
_ Poseer un estilo original y creativo;
_ Contener melodías pegajosas;
_ Permitir a los cantantes mostrar sus
dotes.
Finalmente, hoy no es necesario ponerse
el smoking o el vestido lujoso para ir a un
espectáculo operístico. Si quiere, hágalo.
Pero si no, vaya como usted lo desee. Nadie
le dirá nada, ni lo mirará raro. Eso sí vaya
sin prejuicios; deje que la obra de arte hable primero; recíbalas con sus sentidos y
su sensibilidad, no con su intelecto (cuando esté entrenado lo hará también con él)
y permita que ese fascinante mundo que
la configura le provoque un indescriptible
placer estético. Estoy seguro de que lo tendrá. Vaya a la ópera.
Teatro Colon 2011
“Vienna Opera Ball” Verdi
Teatro alla Scala de Milán
Madame Butterfly (Puccini)
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médicos artistas
42 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Dr. Sergio Gianni
Profesor Doctor
Federico Pérgola
En esta oportunidad, Medicos Artistas ha tenido el
honor y el placer de entrvistar al Prof. Dr. Federico
Pérgola, profesor titular de la Cátedra de Historia
de la Medicina de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Buenos Aires. Como ex-alumno
de su cátedra he disfrutado de sus clases de
historia de la medicina y he leído algunos de sus
muchas publicaciones. A través de sus clases y de
sus obras escritas me había formado la idea de
que se trata de un hombre dotado de un espíritu
profundamente humanístico y de una gran cultura.
Creo que esta entrevista refleja, entre otras cosas,
que mi percepción no era errada.
que yo lo hice y recuerdo que representé –
en un concurso que se realizó en el Instituto
Bernasconi – a mi escuela primaria. Tendría algo así como 12 años. El otro alumno, que también mandó mi colegio, un año
menor, de apellido Villarreal es un conocido caricaturista que durante muchos años
publicó sus trabajos en el diario La Nación.
Es decir, algunos tienen mejores condiciones que otros.
Prof. Dr. Federico Pérgola
¿A qué edad comenzó su inquietud por la
pintura?
El dibujo y la pintura son condiciones innatas en el hombre como lo demuestran
las pinturas rupestres. Cuando todavía el
hombre no tenía un alfabeto, imprimía su
presencia en el planeta a través de figuras
o signos. Entiéndase bien, no quiero decir
con esto que yo sea un hombre prehistórico porque algunos lo estarán pensando en
razón de mi edad, solamente quiero significar que mal o bien todos hemos dibujado
o pintado cuando éramos niños. Desde ya
Otro estímulo para que pintara fue mi padre que realmente dibujaba y pintaba muy
bien y ese era uno de sus pasatiempos entre
la música y las habilidades manuales en las
que se mostraba muy capaz. Creo que en la
creación artística podemos hablar –quizá–
de un gen heredado.
¿Cómo se inició en la pintura? ¿Tomó clases, lo hace actualmente?
En parte quedaría dicho en la pregunta anterior. Hice de muy joven un curso de dibujo lineal que poco tiene que ver con el arte.
Juan Carlos Faggioli fue profesor de dibujo
en la escuela secundaria pero, más allá de
los consabidos modelos de yeso que se utilizaban en esa época, fue muy poco lo que
pudimos rescatar de él.
Ya grande hice taller con mi querido y malogrado amigo Miguel Dávila en mañanas
imperdibles de trabajo y aprendizaje. Allí
comprendí qué era ser un artista profesional, a tiempo completo, siempre creando,
sin dejar un resquicio de su casa (incluso el
baño que había decorado) con la impronta
de su profesión.
¿Qué técnicas emplea y cómo empieza una
obra?
Es probable que sean pocos los pintores
que no hayan ensayado técnicas y materiales diversos. A lo largo de mi vida he utilizado tintas, óleo, acuarela, témpera, acrílico,
etc., en diversos tipos de soportes. Uno trata que la obra se adapte al soporte. Incluso
he realizado collages y assemblages usando
corteza de árboles, papeles, madera, bronce, etc., etc.
Habitualmente la obra comienza en la
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 43
mente. A veces lleva días, otras una sola
noche, pero siempre uno pergeña la obra
mentalmente. Piensa como va a encarar el
tema. Difiere del automatismo – que lo he
practicado– que consiste en “ensuciar” la
tela o el soporte sin una determinada acción y luego, tal vez después de unos días,
iniciar una obra adaptándose a lo previo.
¿Cuánto tiempo le dedica?
Acá está el quid de la cuestión. El pintor
profesional lo hace a tiempo completo. Los
que tenemos una profesión tan especial
como es la medicina a la que, justamente,
debemos dedicarle tiempo completo lo hacemos cuando podemos. Durante los seis
años de mis estudios para graduarme creo
que no toqué un pincel. El objetivo era ser
médico.
Paso temporadas sin pintar, a veces con un
sentimiento de frustración, otras olvidándome
de ella y siempre en función de los enfermos, la
Facultad, las academias, etc.
¿Necesita alguna inspiración para pintar?
A veces tomar los pinceles surge como
una necesidad existencial sin poder conocerse el motivo. La mayor parte de las veces se inicia con una visita a un museo o la
observación del trabajo de otros pintores
y es más, cuando uno concurre a determinada exposición de un solo maestro es difícil sustraerse totalmente a su influencia.
Creo que influye el subconsciente colectivo
de Jung. Es por eso que la concurrencia a un
taller es un motivador para trabajar, aunque siempre se nos pega algo del maestro.
¿Tiene plazos para culminar una obra?
En algunos casos comienzo y finalizo la
obra sin iniciar otra; en otros casos, tal vez
porque la motivación es escasa, el cuadro
puede estar meses o años sin concluir. Yo
recuerdo una contestación atinada de Miguel Dávila cuando le preguntaron cuánto tiempo le había llevado terminar uno de
sus cuadros contestó: –40 años–. Ese era el
lapso de su preparación pictórica. Muchas
veces un cuadro se pinta mucho más rápido
del tiempo que puede pensar el observador.
y la religiosa, están el impresionismo, el
arte abstracto, el expresionismo, el realismo mágico, el cubismo, el dadaísmo, etc.,
y cada uno de ellos divididos en grupos diversos, el número de artistas es inimaginable. Si debo señalar tres que admiro mencionaré a Goya, Picasso y Munch.
¿Expone o es un gusto personal?
Esporádicamente he expuesto. Sin ir más
lejos, lo hice el año pasado en la Sociedad
Científica Argentina. Ciertamente, uno
pinta porque siente que lo necesita sin pensar mayormente en que otros deben mirar
la obra.
¿Considera que la pintura lo abstrae de sus
actividades cotidianas?
De ninguna manera. Como también escribo mucho y atiendo a mis enfermos para los
cuales todos los médicos debemos mantenernos actualizados, creo que aprendí –o
siempre lo supe– a administrar el tiempo
con justicia y eficacia.
¿Cuál es la opinión de su familia, de sus colegas?
Buena parte de mi familia, ya nombré a mi
padre, algunas de mis hijas, nietos y sobrinos, tienen esa afición o manía o locura,
como quiera llamarla, de la pintura. De tal
modo que no advierto que emitan juicios de
valores. Mis amigos, algunos colegas y muchos de ellos pintores, creo que también
transitan por el andarivel señalado. Algunos de ellos me han pedido algún cuadro:
pienso que le agradan.
¿Podría relacionar en algún punto la pintura o el arte con la salud?
Voy a poner dos o tres instancias extremas
¿A qué pintores admira?
Es difícil una contestación exacta a esta
pregunta porque en cada escuela pictórica existen representantes geniales y si pensamos que, además de la pintura clásica
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44 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
para valorizar la importancia del arte. El
Dr. Donnolly, psiquiatra del Hospital “Borda”, no se si sigue con la práctica, pero estimulaba a los internados en esa casa de
salud a realizar, como laborterapia, pintura y dibujo y he tenido ocasión de ver buenos trabajos y sabía lo bien que le hacía a los
enfermos. Los ancianos, y realmente todo
mortal, debemos tener un proyecto para vivir.
Yo señalé que a veces los proyectos no se
cumplen y entonces debemos tener empresas. Pintar puede ser una de ellas para que,
al levantarse a la mañana, sepan que algo
tienen que realizar.
Tuve ocasión de ver la actividad pictórica febril del Dr. José Agustín Bello, en sus
últimos años, otorrinolaringólogo reconocido, a quien Benito Quinquela Martín le
había adquirido una obra. Miguel Dávila,
a quien he nombrado varias veces, aquejado por una grave enfermedad, se sentaba ante la tela en su silla de ruedas y señalaba con un puntero el trazo e indicaba los
colores. Estaba mal de salud y no podía dejar de pintar. Todo un ejemplo de amor por
la profesión.
De todas maneras no es una novedad que
los enfermos mentales internados en sanatorios como los ancianos en los gerocomios
tienen actividades de laborterapia porque
la psiquiatría moderna conoce la utilidad
del trabajo creativo, la función más importante que puede realizar el ser humano.
Gracias a los medios masivos de comunicación, salvando toda la producción destructiva para el espíritu que pueden producir,
convocan a muchas personas –especialmente mujeres de mediana edad, tal vez
transitando el síndrome del “nido vacío”–
a expresiones de este tipo. Son muy importantes para la salud, no solamente mental
sino también física en virtud de la relación
entre una y otra.
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Ambito médico
& empresa
Nombramiento del Prof.
Dr. Alfredo E. Buzzi como
Consejero del Comité
Consultor Internacional
de la RSNA
El Consejo de Administración de la Radiological Society of North America (RSNA),
que preside el Dr. George S. Bisset, ha designado al Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi Consejero del Comité Consultor Internacional de la RSNA por un período de tres años.
Esta plataforma de profesionales del más
alto nivel, presidida por el Dr. Philippe
Grenier de Francia se encarga de aconsejar sobre las publicaciones, los programas
educacionales, las investigaciones científicas, las reuniones anuales y la publicidad
internacional de la RSNA.
gía de un país o de una región, y este año
fue elegida Latinoamérica. En esa sesión se
hizo una puesta al día sobre la realidad de la
especialidad en Latinoamérica, de las relaciones con los EEUU, de las enfermedades
endémicas de la región, de las principales líneas de investigación científica locales, y de las contribuciones a la radiología.
En este sentido, el Dr Alfredo Buzzi, Director Médico de Diagnóstico Médico S.A., dio
durante esa sesión una conferencia titulada “Radiology in Latin-America: Contributions to imaging science”, detallando la
historia de las contribuciones de médicos
latinoamericanos a la radiología mundial.
Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 45
expositor.
Taller de GI-RADS en el
departamento de Ginecología del Hospital Tornú
Las Dras. Claudia Vicente y Victoria Suarez
de Diagnóstico Médico, ofrecieron a todos
los profesionales del servicio de ginecología, una charla sobre GI-RADS (Aplicación
de una nueva clasificación para el Informe
ecográfico de las imágenes anexiales)
La Dra. Nadia Lochocki contestando preguntas de los
asistentes.
El taller tuvo gran convocatoria y aceptación de los médicos, ya que les resultó muy
interesante y de suma importancia para la
evaluación del diagnóstico de las pacientes.
Dr. Alfredo Buzzi, Director Médico de
Diagnóstico Médico S.A.
Presencia de DM en
el Congreso de la
Radiological Society of
North America
Todos los años, en el mes de noviembre se
desarrolla en la ciudad de Chicago el Congreso de la Radiological Society of North
America (RSNA). Es el congreso más numeroso de la especialidad, congregando a
más de 60.000 asistentes.
Como es habitual, Diagnóstico Médico participó de ese evento. Uno de los trabajos científicos enviados, titulado “GIRADS: A New Classification for Reporting
Ultrasound Adnexal Images”, fue premiado por el Comité de Programas Científicos
de RSNA en la categoría de “Travel Award”.
Los autores son los Dres. Claudia Vicente,
Victoria Suárez, Alfredo Buzzi, Laura Dragonetti, Marina Luchessi y Nadia Lochocki.
En el mismo congreso, tuvo lugar una sesión especial llamada “RSNA Presents”. Se
trata de un espacio donde se pone foco en
los desarrollos en el campo de la radiolo-
Vista del salón durante la sesión.
El Dr. Alfredo Buzzi dando su conferencia en la sesión
“RSNA presents Latin America”
Presencia de DM en
Congreso Argentino de
Ortopedia y Traumatologia
Charla de osteoporosis
Diagnóstico Médico, en su ciclo de “Charlas para la prevención Abiertas a la Comunidad” realizó el jueves 16 de diciembre un
encuentro sobre osteoporosis, una dolencia
frecuente y prevenible, originada por deficiencia de calcio y vitamina D, se vieron las
formas de prevenirla y su tratamiento; el
mismo contó con una nutrida concurrencia. La charla estuvo bajo la dirección del
Dr. Eduardo Faure y como disertantes la
Dra. Silvina Fidalgo y la Licenciada en nutrición Fernanda Leis.
Del 28 de noviembre al 2 de diciembre en
el Hotel Hilton de Buenos Aires, se realizó
el 47º Congreso Argentino de Ortopedia y
Traumatología, al cual asistieron más de
3000 profesionales.
Diagnóstico Médico participó en calidad de
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médicos en tiempo libre
46 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Virginia Prado Quintás
Dos vocaciones en mi vida
Medicina y música
La redacción de DMMD
tuvo el agrado de
entrevistar a uno de
sus médicos. Esta vez
el elegido fue el Dr.
Enrique Bellver (jefe de
servicio de cardiología
en Diagnóstico Médico)
quien amablemente
contó acerca de su
pasión por la música.
¿Cómo y cuándo se inició en el género?
Tuve dos vocaciones en mi vida. Medicina y
música. Tuve que decidir cual encarar, en la
etapa de ingresar a la Universidad.
¿Facultad de Medicina o Conservatorio?
¿Médico o Compositor y Director de Orquesta Sinfónica?,… Opté por Medicina.
Soy médico, cardiólogo y trabajo en Diagnóstico Médico desde 1980.
Paralelamente a los estudios de Medicina,
intentaba aprender piano, cosa que no hice
correctamente, es decir académicamente, por falta de tiempo…, y por pereza para
el estudio musical riguroso. Pero persistí como autodidacta, y me sirvió en lo personal para estar activamente vinculado con
la música.
En mi adolescencia supe de una Academia
de Armónicas recién instalada en Buenos
Aires, “Academia Hohner”, como la marca de las armónicas, y allí ingresé.
Aprendí a tocar la armónica leyendo el pentagrama, es decir por música. El profe se
llamaba Xavier Kunz, (era brasilero de origen Alemán).
Luego de un bache instrumental de algo
más de… 40 años, dedicado a la medicina,
desempolvé la armónica, y comencé a tocar, tratando de recuperar el tiempo perdido.
Durante esos años de abandono de la armónica, toqué el piano con diferentes músicos (Jazz).
¿Hacia qué corriente de jazz se inclina su
obra?
Tratándose de jazz, mi preferencia es el denominado “Jazz moderno”.
¿Siendo músico de jazz, armoniquista y argentino, que influencia pudo haber tenido,
de músicos como: Hugo Díaz o James Cotton?
No recibí influencia ninguna de Hugo Díaz
ni de James Cotton.
El primero fue un armoniquista intuitivo,
con un enorme sentido (swing) para el folklore, y para el tango. El encanto al escucharlo residía en esa forma “desprolija”,
pero bien “de tierra adentro” y muy sentida.
James Cotton es un ejecutante de blues muy
bueno, pero, a pesar de publicitarse como
ejecutante de armónica cromática (anuncios con fotos en los diarios con una cromática en la mano), en los recitales corres-
pondientes solo toca la diatónica.
Mis influencias y estímulos para tocar lo
mejor posible dicho instrumento, vinieron
de Larry Adler (norteamericano) y en los
últimos años, de Toots Thielemans (belga)
y como pianista, Bill Evans.
¿Pertenece a alguna banda?
No pertenezco a ninguna banda. Tampoco soy profesional (no vivo de la música),
pero toco habitualmente con pianistas de
Jazz, o con trío de Jazz (piano, contrabajo
y batería). También toco con un grupo de
música brasilera, (Choros y sambas), y con
guitarrista (bossa nova).
La mayoría de ellos tiene formación musical académica.
¿Qué tipo de armónica utiliza?
Hay 2 tipos básicos de armónica.
A) Diatónica (la que se utiliza para los
blues), y
B) Cromática
La primera, es muy limitada para tocar,
porque solo tiene la escala diatónica, (teclas blancas del piano, en la tonalidad de
do, para ser gráfico).
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 47
No pueden tocarse temas musicales que
tengan sostenidos o bemoles en la partitura. Por eso se utiliza en los blues, cuya secuencia de acordes básica es muy sencilla.
Para tocar un tema en una tonalidad determinada, hay que tener una armónica afinada en dicha tonalidad. Hay excelentes
ejecutantes de blues, que distorsionan las
notas logrando subir medios tonos algunos
en algunas notas.
Con la armónica cromática, se puede tocar
cualquier partitura, si el ejecutante domina el instrumento. Tiene todas las notas a
su disposición. Con la misma armónica se
puede tocar en cualquier tonalidad.
¿Qué opina su entorno médico con respecto
a ésta actividad? ¿Y qué sus amigos músicos
con respecto a su profesión?
desafío agregado que es el de la improvisación. Esto produce un placer especial….
(Cuando sale todo bien).
Mis amigos me aceptan tal como soy (por
eso son amigos), A los amigos médicos les
gusta que haga música, y a los amigos músicos, les fascina que sea médico.
¿Podría contarnos su sueño, con respecto a
ésta pasión?
¿Qué siente cuando toca la armónica?
Cuando toco, habitualmente cierro los ojos,
y me transporto emocionalmente. Soy básicamente melodista, y disfruto lo que estoy haciendo. Además al tocar jazz, hay un
“Los sueños, sueños son….”, pero realmente me gustaría tener la posibilidad de
tocar como solista con orquesta de cámara o sinfónica, algunos temas de George
Gershwin. Por ahora los hago, acompañado por un pianista excepcional, Angel Sucheras.
Yo toco la armónica cromática.
¿Hacen participaciones públicas? ¿En qué
tipo de lugares?
Hice algunas presentaciones públicas pero
no es mi rutina; toque en diferentes escenarios organizado por la asociación “Amigos del Jazz”.
En San Telmo en “El perro Andaluz”, en
“La manufactura papelera”, en “La dama
de Bollini”, (Foto), en el “Teatro Gral. San
Martín” (ciclo jazzología) y en el auditorio
de la “Iglesia Armenia”.
¿Participó de alguna grabación?
Grabé varios temas en dos series de Cd de
jazz (temas propios de Héctor Yomha).
La última grabación fue un Demo con 4 temas. Cuarteto de Jazz.
¿Qué tipo de discos escucha? ¿Podría recomendarnos algunos?
Música y Medicina. Ambas disciplinas permiten, a quien las
practica, volcarse de alma a transmitir lo mejor de uno hacia
los demás, y eso reconforta el espíritu, y ayuda a ser feliz.
Escucho música desde mi infancia, y actualmente alterno con música clásica, jazz,
brasilera, tango y folklore. Además me gusta componer, (es un pasatiempo extraordinario para mí).
Los discos que les puedo recomendar: Affinity (W. B) Bill Evans –Toots Thielemans;
Toots y Sivuca (Sonet); Larry Adler (The
Glory off Gershwin) y Toots Thielemans
live (Polidor).
¿Qué relación encuentra entre la música y
la medicina?
Música y Medicina. Ambas disciplinas permiten, a quien las practica, volcarse de
alma a transmitir lo mejor de uno hacia los
demás, y eso reconforta el espíritu, y ayuda a ser feliz.
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ETIMOLOGÍA & MEDICINA
48 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
Atropina
(Atropa belladonna)
La atropina es una droga anticolinérgica extraída de la belladona (Atropa
belladonna) y otras plantas de la familia Solanaceae. Esta gran familia
comprende aproximadamente 98 géneros y unas 2700 especies, e incluye
plantas herbáceas, subarbustos, arbustos, árboles o lianas.
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 49
S
u nombre en inglés, francés y alemán tiene relación con las características de su fruto y su peligrosidad
(“poison black cherry” ó “dea- dly nightshade”, “morelle furieu- se” y schwarze tollkirsche”)
La atropina es un antagonista competitivo del receptor muscarínico de la acetilcolina, por lo que se la emplea en medicina para disminuir los efectos muscarínicos
de los inhibidores de la acetilcolinesterasa,
como medicación preanestésica, y para el
tratamiento de la bradicardia y la asistolia.
También se utiliza para disminuir la motilidad gastrointestinal, y como midriático.
Es también amplio su uso como antídoto en
caso de intoxicaciones por organofosforados, ya que relaja la musculatura lisa y así
evita la muerte por asfixia que producen estas sustancias, ya que los organofosforados
inducen un efecto antagónico a la atropina: poseen inhibidores de la acetilcolinesterasa, por lo tanto perpetúan el efecto de
la acetilcolina.
Todavía recuerdo la regla memotécnica que
nos enseñaron en Farmacología para recordar
los síntomas y signos de la intoxicación atropínica: ROSECATAMILO (ROjo, SEco, CAliente, TAquicárdico, MIdriático, y LOco)
Los antiguos hindúes conocían los preparados de la belladona, y sus médicos la utilizaron por muchos siglos. Fue utilizada en
el antiguo Egipto como narcótico, luego
por los sirios para “alejar los pensamientos tristes”. Durante los tiempos del Imperio Romano y en la Edad Media, el arbusto
se utilizó a menudo para producir envenenamiento de lenta evolución. Esto hizo que
el sueco Carl Nilsson Linneo (1707-1778),
el fundador de la taxonomía moderna y el
creador del sistema binomial, denominara a esta planta Atropa belladonna, en referencia a Átropos, quien era la más antigua
de las tres Moiras (los romanos las llamaban las Parcas).
La pupila de La Gioconda.
En la mitología griega Átropos (en griego π,
“inexorable” o “inevitable”), elegía el mecanismo de muerte de los mortales, y terminaba con ellos cortando el hilo de la vida
con sus tijeras. Trabajaba junto con Cloto, quien hilaba la hebra, y Láquesis, quien
medía su longitud. Su equivalente en la mitología romana era Morta, de donde viene
la palabra muerte.
Cleopatra, con su pupila dilatada, y sus ojos delineados.
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Atropa Belladona.
50 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
La segunda parte del nombre, “belladona”
(“bella mujer”, en italiano), deriva de otro
hecho no menos interesante.
En una investigación realizada recientemente, difundida por Internet, los participantes, todos varones, debían observar
dos fotografías del rostro de una mujer, absolutamente iguales a excepción de un pequeño detalle: en una de las ellas las pupilas estaban mucho más dilatadas. Luego,
se les preguntó cuál de las dos mujeres era
más bonita. Una abrumadora mayoría escogió la foto de la mujer de pupilas dilatadas, aunque sin percibir conscientemente
cuál era la diferencia entre ambas. Incontables observaciones registradas desde el
siglo pasado mostraron que la pupila se di-
lata en estado de excitación sexual. Los encuestados se habían sentido más atraídos
por la mujer cuya sexualidad percibían,
aunque de manera inconsciente, como más
estimulada.
De alguna forma esto ya lo habían intuido las
mujeres hace mucho tiempo. Cleopatra, 50
años antes del nacimiento de Cristo, utilizaba extractos de beleño o de mandrágora (otras
solanáceas) para dilatar sus pupilas, y así parecer más atractiva.
Pero las más devotas de este uso de la atropina fueron las mujeres de las cortes italianas de los siglos XVI al XVIII, quienes,
antes de acudir a los bailes de la nobleza,
la usaban para provocarse midriasis (ha-
bitualmente frotando su fruto en los párpados), y ser “belle donne”. Los ojos de la
Gioconda, de Leonardo Da Vinci (14521519), tienen cierto grado de midriasis, y
esto ha sido propuesto como uno de los
motivos de su encanto.
Esta práctica se retomó, brevemente, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX
en París.
El efecto midriático de la atropina fue estudiado, entre otros, por el químico alemán
Friedrich Ferdinand Runge (1795-1867), el
mismo que identificó la cafeína en el café.
La atropina fue sintetizada por primera vez
por el químico alemán Richard Willstätter en 1901, quien ganó el Premio Nobel de
Las Parcas (Giovanni Antonio Bazzi, c. 1525). La que está ubicada en
el centro, a punto de cortar el hilo con su tijera, es Átropa.
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 51
Química del año 1915 por haber descubierto la clorofila.
La búsqueda de la belleza por parte de las
mujeres ha estimulado numerosas invenciones a lo largo de los siglos, y esta actividad ha dejado su huella en otras palabras,
algunas inesperadas.
El hábito femenino de ennegrecerse los
párpados ya estaba presente en el antiguo
Egipto, Cleopatra lo usaba, como también
en el modelo estético de la Baja Edad Media en los países mediterráneos (otra vez
las italianas). Para ello se valían de un polvo
hecho a partir de antimonio. Este polvo era
llamado por algunos autores castellanos
del siglo XIII “alcohol” término que provenía del árabe vulgar “al kohól”, que significaba, precisamente, “antimonio”.
El antimonio se trituraba por mucho tiempo para lograr aquel polvillo, y por los años
1500, la palabra ya se usaba para referirse
también a “cualquier esencia obtenida por
trituración, sublimación o destilación”.
Fue el multifacético médico suizo Paracelso
(1493-1591) el primero en llamar “alcohol”
al “espíritu del vino”. De ahí el calificativo
de “espirituoso”, aplicado a las bebidas alcohólicas. Brindemos por eso.
Dilatación de la pupila
Atropa belladonna
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vidriera fotográfica
52 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Dr. Martin Valdez
Robert Frank
01
C
ontinuando con la serie de biografías iniciada ediciones anteriores con el padre del fotoperiodismo Henry Cartier Bresson, hoy es el turno
de uno de los más grandes fotógrafos documentalistas existentes en nuestros días,
Robert Frank.
Nacido en Zurich en 1924, su infancia y
adolescencia las vivió en su país natal. Es
allí donde comienza su aprendizaje con fotógrafos como Hermann Segsser, Michael
Wolgensinger o Victor Baverat. También
hace sus primeras incursiones en el cine
realizando la foto fija de un par de películas de Leopold Lindtberg y Sigrit Steinert.
Pronto Suiza se convierte en un lugar demasiado provinciano y estrecho para el joven Frank, lo cual tiene un claro correlato
en sus primeras fotografías: algunas rayan
en el más puro (y aborrecible) costumbrismo. Nieve, vacas, suizos y pocos más eran
los elementos que aportaba ese contexto a
la elaboración visual del Frank de antes de
1947.
Es entonces cuando decide “huir” de Suiza
y zarpa con rumbo al puerto de Nueva York.
Las fotos de sus primeros años americanos
denotan la sorpresa por la gran urbe y su
variedad de estímulos visuales, comparada
sobre todo con la de los monótonos montes suizos, que es captada con una estética
aun bastante diferente a la The Americans
(el libro que lo llevaría a la fama), pero que
la preludia.
Por unos meses trabajó en la conocida revista americana Harper’s Bazaar pero,
como diría mas tarde, encontró a la fotografía de moda muy lucrativa, pero poco
satisfactoria. También en 1947 conoce a Louis Faurer, fotógrafo cuyo trabajo lo afectó
profundamente. A partir del año siguien-
Trolley, New Orleans 1955
te, viaja por Perú, Bolivia, España y Francia, utilizando ya una cámara Leica.
de neoyorquinos tomadas desde un autobús en su recorrido por la calle 42.
En 1950 regresa a Nueva York y participa
en 51 American Photographers, exposición
del Museo de Arte Moderno de Nueva York
(MOMA) organizada por Steichen.
El nuevo capítulo en la obra y vida de Robert Frank es el que va a ocupar el cine. Su
primera película fue Pull my Daisy, de 1959.
En los años 1953 y 1954 conoce a dos personas de gran importancia en su carrera.
Fueron, respectivamente, Walker Evans
y el poeta Allen Grinsberg. El primero se
convirtió en un referente en la obra fotográfica de Frank. El segundo fue su puerta de entrada en la beat generation (junto
con otro ícono de esta generación, el escritor Jack Kerouac), una de las claves para
entender su siguiente proyecto: durante
1955 y 1956 recorrerá los Estados Unidos
con el soporte económico de una beca de la
Guggenheim Foundation.
El duro trabajo de esa época gestará The
Americans. A través de este libro (con introducción de Kerouac), Frank estableció
una nueva forma de expresión en la fotografía documental, objetiva, muy personal
y con un nuevo lenguaje visual que influirá en las generaciones posteriores de fotógrafos, principalmente en cuanto al uso de
la cámara y el interés por este asunto, proclamándolo uno de los más influyentes libros de fotografía publicados en el siglo 20.
El mismo año de publicación del libro,
1958, Frank realiza una serie de fotografías
La fotografía queda abandonada desde
1960 hasta 1972 y desde entonces se convierte en una forma de expresión ligada a
un mundo más privado y emocional.
Ya en 1972 había publicado un libro que va
a suponer un viraje hacia la intimidad de
su vida cotidiana. Se trata de “The Lines of
My Hand” (literalmente, “Las Líneas de mi
Mano”), un catálogo de fotografías autobiográficas.
Su obra fotográfica sigue teniendo, por lo
tanto, un importante papel en su vida. De
hecho, ha sido galardonada con importantes premios, como el Erich Solomon ( 1985)
o el Cornell Capa Award (1999). Al mismo
tiempo, ha sido mostrada en museos de
todo el mundo.
Actualmente, Robert Frank vive a medio
camino entre Mabou y Nueva York, y continúa creando imágenes muy personales y,
a su vez artísticamente significativas, tornando su arte y su vida en un todo insoslayable.
Fotografías (de la serie The Americans):
1. Trolley, New Orleans 1955.
2. Rodeo, New York City 1954.
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Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011] 53
02
Rodeo, New York City 1954
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colección de fotos
54 Año 5 - Nro. 14 [marzo 2011]
Por Dr. H. César Gotta
Recreo Carapachay en el Tigre
Copia digital del original: Colección H.Cesar Gotta
Tigre. En las cercanías de Buenos Aires fue siempre un lugar de
atracción.
Clubes de remo, recreos, hoteles, restaurantes se colmaban los
fines de semana atrayendo especialmente a los porteños.
Regatas, fiestas, festivales, pesca, etc. fueron muy fotografiadas.
Esta foto es de aproximadamente 1885/90 y el fotógrafo fue
Samuel Boote. A la izquierda el recreo Carapachay y en primer
plano varios botes.
Observen la vestimenta de las chicas. No les parece poco
apropiada?
Próxima Edición
Plaza de Mayo
En la bajada de Rivadavia estaba tal
vez el mejor hotel de la Ciudad. El
Hotel Argentino.
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