Cuadernos FIE, 30 - Fundación Iberoamérica Europa

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Cuadernos FIE, 30 - Fundación Iberoamérica Europa
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El islamismo
como amenaza ideológica
a las sociedades
abiertas europeas
Alfonso Merlos
Esta publicación forma parte del proyecto: “Programa de investigación y sensibilización en valores democráticos”, cofinanciado por la Consejería de Inmigración
y Cooperación de la Comunidad de Madrid.
Edita
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Fundación Iberoamérica Europa no se identifica necesariamente con las opiniones expresadas en los textos que publica.
Depósito Legal: S.1546-2009
PRESENTACIÓN
La democracia, el pluralismo político, la firme defensa de los
derechos humanos todos y la Libertad o el Estado de Derecho
son características propias de las sociedades abiertas. Son también elementos fundamentales que explican el éxito o el fracaso
de los Estado en su empeño para procurar a sus ciudadanos el
bienestar y la prosperidad. No es este un planteamiento retórico
o simplemente teórico. Está comprobado en la práctica. Cuanto
más Libertad más Desarrollo. Cuanto menos, más Pobreza.
Alfonso Merlos explica en este libro las razones por las que el
Islamismo es una amenaza para las sociedades abiertas europeas, qué riesgos se derivan de ello, cómo afrontarlo…y cómo
no hacerlo.
Deja claro en el prefacio su posición: “la neutralidad o la equidistancia entre quienes defienden el sistema de libertades y quienes trabajan activamente para quebrarlo y liquidarlo sólo puede
contribuir de forma inicua y obscena a legitimar y a fortalecer a
estos últimos” y rebate un buen número de postulados que se
venían considerando como los únicos válidos en la investigación
sobre terrorismo evitando caer en “lo políticamente correcto”:
“la ideología, y no la pobreza o el analfabetismo, es el combustible que alimenta el terrorismo” y añade “hoy hacemos frente a
una ideología radical de objetivos inalterables que pasan por intimidar y esclavizar al conjunto de naciones libres. Ninguna concesión que hagamos ni acto de contención, independientemente
4
de su naturaleza, cambiará o limitará los planes de quienes están
entregados al asesinato indiscriminado”.
Alfonso Merlos piensa que Occidente no está ganando la batalla
al terrorismo salafista y afirma: “Como el comunismo ayer, el yihadismo tiene hoy un compromiso firme de actuar en cualquier lugar del mundo contra quienes defienden el avance de la libertad”.
Pablo Izquierdo Juárez
Presidente de FIE
5
6
“La claridad moral, muchas veces, implica ir contracorriente.
Muchas veces implica tener posiciones incómodas y que son,
seguro, incomprendidas. Pero implica, sobre todo, hacerlo para
defender los principios y valores en los que se cree.”
José María Aznar
7
Índice
1
Prefacio: sólo el combate del terror sirve al avance de la libertad
10
2
Europa o el soñado heartland de la yihad
16
3
La ideología como lubricante de la violencia
24
4
La recta interpretación de la yihad
32
5
Doctrina del núcleo de referencia del salafismo
39
6
Identificando a la nueva oleada de combatientes
51
7
Renovación y empuje de la corriente takfirista
58
8
Europa y la consolidación del movimiento yihadista global
65
9
Las redes continentales de apoyo al terrorismo en Irak
73
10
Corolario: contra la sombra y la plaga del apaciguamiento
84
11
ANEXOS
92
11
BIBLIOGRAFÍA
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1 PREFACIO: SÓLO EL COMBATE DEL TERROR SIRVE AL AVANCE
DE LA LIBERTAD
De quienes alertan sistemáticamente de la amenaza del terrorismo yihadista se dice, con excesiva frecuencia y ligereza, que
construyen enemigos para sustentar el temor a una amenaza
externa, que crean un miedo necesario para mantener el sistema
existente y el poder dominante con el que se encuentran cómodos y, con asombroso apego a la propaganda más esquelética,
que en realidad tienen la voluntad de excluir y silenciar a las
víctimas del capitalismo. Se ha llegado a decir que las alarmas
sobre el auge del fundamentalismo islámico obedecen sencillamente a una sobrerreacción histérica occidental siempre proclive a sembrar amenazas por doquier.
Durante demasiado tiempo, independientemente del enemigo
que tuviera enfrente, Occidente ha fracasado al encarar la batalla en tres puntos centrales. En primer lugar, la actitud ante
sus oponentes ha sido esencialmente reactiva; en segundo lugar,
ha adolecido de falta de imaginación para doblegarlos; en tercer
lugar, y como consecuencia de lo anterior, ha sido vulnerable a
la sorpresa. Hay una tendencia en nuestro pensamiento y forma
de planificar la defensa, en efecto, que nos lleva a confundir
aquello que nos resulta poco familiar con aquello que resulta improbable. Las contingencias que no consideramos seriamente nos
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parecen extrañas. Y aquello que vemos como algo lejano damos
por hecho que no afectará seriamente a nuestras vidas1.
Nos equivocamos porque éste es el mecanismo que está paralizando a Europa y bloqueándola en su respuesta al movimiento
yihadista global. Las metas que tienen los salafistas son claras,
las vías para alcanzarlas son las más diversas y el terrorismo
es sólo una de ellas. Quienes recurren a este tipo de violencia
política en suelo comunitario se esfuerzan y conjuran para conseguir una profunda reorganización de la sociedad y armonizarla
con la visión ideal de lo que, en su opinión, las escrituras islámicas exigen innegociablemente. Su extremismo está estrechamente vinculado a su disposición al sacrificio y a su voluntad
para involucrarse en acciones agresivas para la consecución de
sus fines, que pasan por: a) captar a individuos e integrarlos en
sociedades islamistas puras alternativas; b) levantar muros de
separación para proteger a la comunidad de la contaminación
del mundo exterior; c) entrar en el proceso democrático para
influir en la sociedad y la cultura mayoritaria para así conseguir
cambios constitucionales en la línea de su ideología; y/o d) legi-
1
FREIER, Nathan. “Known Unknowns: Unconventional Strategic Shocks in Defense
Strategy Development”. Analysis for the Strategic Studies Institute, noviembre de
2008, pp. 1, 18.
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timar la violencia con el propósito de conquistar cuotas de poder
en el Estado e imponer reformas desde arriba2.
El islamismo está progresando en los últimos años y el mundo
civilizado está incurriendo en errores profundos, culpándose a
sí mismo del odio musulmán, subestimando y apaciguando al
enemigo. Hoy hay gobiernos que mantienen una actitud abierta
y positiva para negociar con organizaciones terroristas como Hamás e Hizbulá. Hoy hay instituciones y personalidades relevantes dentro de los medios de comunicación y el estamento académico que aceptan a los islamistas como parte de la solución a los
males que aquejan al Gran Oriente Medio. Hoy la izquierda radical, la política y la social, está haciendo causa con el islamismo
contra las democracias occidentales3 y está difundiendo indoctos
y escalofriantes análisis con el ánimo de explicar falazmente las
causas del terrorismo para terminar justificando y legitimando
su persistencia en el tiempo.
Carece de todo sentido intentar sofocar a base de cesiones a
quienes están obsesionados con las atrocidades en masa, a quienes han convertido la religión en un instrumento para proyectar
el nihilismo y para destruir todo aquello que se crea, indepen2
SOOKHDEO, Patrick. “Cómo contrarrestar el apoyo ideológico al terrorismo”. Fundación Giménez Abad. Conferencia pronunciada en las III Jornadas Internacionales
sobre Terrorismo, 25 de noviembre de 2008, p. 5.
3
PIPES, Daniel. “¿Cómo va la guerra contra el terror?”. Colaboración nº 1937 para el
Grupo de Estudios Estratégicos, 19 de septiembre de 2007.
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dientemente de su naturaleza y su ámbito de desarrollo, en el
mundo libre4. Precisamente por eso la comunidad de naciones
libres debe tener un objetivo doble al encarar los desafíos importados desde el mundo árabe y musulmán: de una parte, promover la dignidad humana y la justicia trabajando activamente
para poner fin a la tiranía y extendiendo la prosperidad; de otra,
y de forma paralela y sincronizada, confrontar las amenazas a la
seguridad de inicios del siglo XXI e impulsar decididamente en
todo el mundo la ampliación del club, todavía hoy minoritario,
que conforman las democracias5.
Esta misión estratégica debe afrontarse desde la asunción de
diversas consideraciones. En primer lugar, desde la aceptación
de que la pobreza y la falta de educación no son factores que
estén directamente relacionados con el terrorismo o su apoyo;
en segundo lugar, desde la constatación de que la mayor parte
de los terroristas no proceden de Estados pobres sino de Estados
en los que hay una fuerte restricción de las libertades civiles; en
tercer lugar, encajando el hecho indubitado de que el terrorismo
4
ANCONA, Matthew. “Confessions of a Hawkish Hack: The Media and the War on Terror”. Analysis for the Policy Exchange Institute, 6 de diciembre de 2006.
5
DRINKWINE, Brian. “The Serpent in Our Garden: Al Qaida and the Long War”. Analysis for the Strategic Studies Institute, enero de 2009, p. 41.
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está dirigido más frecuentemente contra democracias que contra
regímenes autoritarios o dictatoriales6.
La ideología, y no la pobreza o el analfabetismo, es el combustible que alimenta el terrorismo. Es el factor decisivo que enmarca
la estructura del grupo, que influye en su composición y su
motivación, que condiciona su liderazgo y las formas de acometer las funciones de reclutamiento y entrenamiento. Es por esto
que, para contrarrestar a un grupo yihadista, su caudal ideológico debe ser secado y un fracaso a este nivel sólo contribuirá
a empujar positivamente a los violentos en su cómoda labor de
regeneración de eventuales pérdidas materiales y humanas7.
Hoy hacemos frente a una ideología radical de objetivos inalterables que pasan por intimidar y esclavizar al conjunto de naciones
libres. Ninguna concesión que hagamos ni acto de contención,
independientemente de su naturaleza, cambiará o limitará los
planes de quienes están entregados al asesinato indiscriminado8.
Se hable de radicalismo islámico o de islamofascismo, estamos
ante una forma de extremismo que explota la visión política
6
KRUEGER, Alan. What Makes a Terrorist: Economics and the Roots of Terrorism. Nueva
York. Princeton University Press, 2007.
7
GUNARATNA, Rohan. “The Ideology of Al-Jamah Al-Islamiya”. Current Trends in Islamist Ideology, vol. 68, 2005, p. 68.
8
PRESSMAN, Jeremy. “Rethinking International Counterterrorism: Beyond a National
Framework”. The Washington Quarterly, vol. 30, nº 4, 2007, p. 68.
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más totalitaria del Islam para imponer regímenes opresivos allá
donde pueda9.
En lo que respecta a Europa, la escalada o el freno a la amenaza que representan las redes infiltradas en nuestras sociedades
dependerá de tres variables principales. En primer lugar, de su
mayor o menor capacidad para seguir conectadas a escenarios de
conflicto como el de Irak. En segundo lugar, de la mayor o menor
capacitación de los servicios de información para la penetración
no sólo de los equipos de ataque sino de los grupos de riesgo. En
tercer lugar, de la mayor o menor aceptación por parte del conjunto de la diáspora musulmana de las tesis yihadistas; dicho de
otra manera, del grado de rechazo y condena o por el contrario
de tolerancia, de complicidad y amparo que puedan mostrar los
musulmanes hacia esas venenosas ideas.
Las páginas que siguen a este prefacio se comprenden mejor
desde el compromiso del autor en la lucha intelectual y moral
contra toda forma de terrorismo, y desde el convencimiento de
que hay algunos planteamientos, sólo algunos, que favorecen
claramente su aislamiento, persecución y definitiva erradicación. La neutralidad o la equidistancia entre quienes defienden
el sistema de libertades y quienes trabajan activamente para
quebrarlo y liquidarlo sólo puede contribuir de forma inicua y
obscena a legitimar y a fortalecer a estos últimos.
9
DE ATKINE, Norwell. “Islam, Islamism and Terrorism”. Army, enero de 2006, p. 56.
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2 EUROPA O EL SOÑADO HEARTLAND DE LA YIHAD
Europa es hoy un campo de batalla para la confrontación civil
de los propios musulmanes, dado el choque entre aquellos que
defienden escuelas de pensamiento que más o menos pueden
aceptar un cierto nivel de convivencia con las sociedades occidentales y aquellos otros que promueven visiones ultras, rigoristas y conservadoras de la religión mahometana con la intención
última de favorecer las tesis del movimiento yihadista global10.
Este fenómeno no debe minusvalorarse ni contemplarse desde la
distancia. En Europa no se pueden repetir los errores de Oriente
Medio, donde en numerosos segmentos sociales los radicales han
ganado la pelea a los moderados a través de un ejercicio sistemático de la intimidación, impidiendo el arranque de un proceso
mínimamente democratizador y reforzando las tendencias autoritarias y totalitarias, tanto a nivel social como en ocasiones
político11.
En el caso de los terroristas insertos en la diáspora musulmana comunitaria, hoy se dan tres perfiles encuadrados en otras
10 NIBLETT, Robin. “Islamic Extremism in Europe”. Statement before the Senate Foreign
Relations Committee, Subcommittee on European Affairs, 5 de abril de 2006.
11 La primera clave para que se haya dado esta situación ha sido el dinero; la segunda,
la organización. En términos generales, los extremistas han estado más generosamente financiados y mejor cohesionados. RABASA, Angel. Building Moderate Muslim
Networks. Santa Monica. Rand Corporation, 2007, p. Xi.
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tantas categorías más o menos establecidas: en primer lugar,
existe la figura de quienes se han convertido al Islam radical por
profundas convicciones, tanto si han pasado por campamentos
de entrenamiento como si se han auto-radicalizado antes de sumarse a redes yihadistas; en segundo lugar, la de aquellos inmigrantes de primera generación que no han encajado el cambio y
la instalación en una nueva sociedad o se han visto abocados a
llevar una vida en la marginalidad; en tercer lugar, la de quienes
forman parte de la segunda generación de inmigrantes y han
rechazado las políticas asimilacionistas sintiéndose víctimas de
las mismas.
Esta tipología debe considerarse partiendo de una doble base. En
primera instancia, la población terrorista conforma un magma
dinámico. El número de individuos que calibran y recalibran su
nivel de compromiso con la violencia depende de sus propias
circunstancias individuales, de sus percepciones sobre la marcha
de la yihad y de un conjunto de factores grupales imposibles de
determinar matemáticamente12. En segunda instancia, el tamaño de la amenaza no puede ser estimado por la referencia exclusiva al número de militantes activos. Hay que medir en paralelo
la proporción probable de individuos que pueden ser calificados
de simpatizantes reales del salafismo radical; aquel grupo que,
sin tener contacto con ningún entramado yihadista activo, apo-
12 JENKINS, Brian. “Lessons for Intelligence in the Campaign Against Al Qaeda”. Vanguard, 1 de marzo de 2006.
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ya sus fines y aprueba sus métodos de actuación, lo que les
convierte en potenciales colaboradores de eventuales planes de
ataque13.
Los cerebros del yihadismo en Europa son perfectamente conscientes de las oportunidades que representa el hecho de contar
con una población más o menos cautiva y susceptible de ser
atraída hasta las redes del terror. En este proceso están otorgando una extraordinaria relevancia al factor demográfico, que es
considerado una de las claves para la victoria del Islam en Europa.
El crecimiento del número de musulmanes que emigran al viejo
continente se interpreta como parte de la providencia divina y
está facilitando de hecho a los seguidores de la religión mahometana la creación de grupos de presión políticos más efectivos
en el seno de las democracias occidentales. En realidad, se está
alimentando la esperanza de quienes buscan provocar cambios
jurídicos que beneficien en el mayor número de ámbitos posibles
a los musulmanes, una mejor educación islámica y, en definitiva,
la introducción de disposiciones enmarcadas en la sharia en el
corpus legislativo de cada Estado14.
En este contexto general, los reclutadores están captando a jóvenes yihadistas apelando a las más diversas fuentes de ins-
13 DE LA CORTE, Luis. “Yihadistas en Europa”. Athena Assessment, vol. 3, nº 8, 18 de
abril de 2008, p. 7.
14 SOOKHDEO, Patrick. “Cómo contrarrestar el apoyo ideológico…”, conf. cit., p. 6.
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piración: al patriotismo, si se trata de musulmanes que están
asentados en familias acomodadas; al progresismo, si se trata
de quienes están luchando por la supervivencia desde la marginalidad; al espíritu revolucionario, si se trata de quienes se
esfuerzan por oponerse, sin más, al sistema y a las instituciones
establecidas.
Entre los factores internos que están facilitando la captación
están primando tanto los económicos (como la pérdida del empleo), los sociales (como la generación de un sentimiento de
discriminación) o los puramente personales (como la muerte de
un familiar cercano). Entre los externos están destacando los de
tipo político, como el agravamiento de conflictos internacionales en los que se ven envueltos musulmanes.
Se están convirtiendo fundamentalmente en carne de reclutador aquellos jóvenes a los que su modo de vida les frustra y les
descontenta, a los que les cuesta ver una salida convencional
para solucionar sus problemas. La reacción habitual que tienen
es la de desligarse y distanciarse de su entorno social habitual.
Absorbidos por sus dificultades internas, se retiran y buscan el
aislamiento. En no pocas ocasiones retoman la costumbre de
visitar la mezquita para encontrar algún tipo de alivio entre sus
correligionarios. En no pocos casos, es un pariente cercano, un
amigo o un líder religioso carismático el que intenta hacerle des-
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cubrir el camino de la verdadera fe que se presenta en ocasiones
como el primer jalón en la senda del fanatismo religioso15.
Este endiablado proceso, con frecuencia irreversible, no se entiende sin el combustible que la ideología aporta para su avance. Es la clave en los procesos de radicalización16 de jóvenes
europeos, fascinados tanto por la narrativa como por la doctrina
que lubrica la violencia17. También es la llave para comprender cómo los movimientos pietistas, salafistas e islamistas están siendo instrumentalizados por los yihadistas con fines de
reclutamiento.
En este último caso, Europa está viviendo el aumento de corrientes que, a pesar de que no apoyan abiertamente el terrorismo,
en algunos aspectos se aproximan a la interpretación del Islam
y a la visión del mundo que ampara la violencia de matriz yiha-
15 WALDMANN, Peter. “Procesos de radicalización en Alemania”. Fundación Giménez
Abad. Conferencia pronunciada en las II Jornadas Internacionales sobre Terrorismo,
30 de noviembre de 2006.
16 Hablamos de radicalización cuando un individuo, influido tanto por factores internos como externos, comienzan a explorar lo que representa desde el punto de vista
ideológico el yihadismo salafista y gradualmente van abandonando su vieja identidad para comenzar a asociarse con sujetos que tienen una nueva visión del mundo
y que, tras un periodo de crisis, han abandonado las certidumbres que hasta ese
momento no habían cuestionado. SILBER, Mitchell y BHATT, Arvin. “Radicalization
in the West: the Homegrown Threat”. Analysis for the NYPD Intelligence Division,
agosto 2007, p. 6.
17 ROY, Olivier. “Al Qaeda in the West as a Youth Movement: The Power of a Narrative”.
Micro Level Analysis of Violent Conflict, working paper nº 2, noviembre de 2008, p.
6.
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dista y le sirve de motor. Es ésta la razón que determina que los
círculos en los que operan los seguidores de estas corrientes se
hayan convertido en auténticos caladeros o canteras de quienes
realizan labores de proselitismo18.
Empieza a resultar preocupante por su potencial e influencia la
reciente expansión de grupos y asociaciones con larga tradición
en la difusión del salafismo pietista, como el Tabligh o Hizb ul
Tharir. Dada su oposición genérica al uso de la violencia, bien es
cierto que en ocasiones excesivamente vaga e incluso ambivalente, no se les puede etiquetar estrictamente como grupos yihadistas, pero esto no debe ensombrecer el hecho de que numerosos
individuos que se radicalizaron dentro o fuera de Europa hasta
ingresar en alguna trama terrorista habían pertenecido previamente a alguno de esos colectivos. Esta dinámica es coherente
porque, por una parte, la familiarización con el ideario salafista
puede despertar un cierto interés por el discurso yihadista con
el que comparte no pocos principios doctrinales. Por otra, porque no es infrecuente la infiltración de predicadores en grupos
pietistas cuyas prácticas de adoctrinamiento pueden allanar el
camino para posteriores manipulaciones ideológicas.
18 JORDÁN, Javier. “Redes yihadistas en España: evolución desde el 11M”. Athena Intelligence Occasional Paper, nº 17, 4 de octubre de 2007, p. 15; PAZ, Reuven. “Middle
East Islamism in the European Arena”. Middle East Review of International Affairs,
vol. 6, nº 3, 2002, pp. 65-76.
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No en vano, se trata de entramados desde los que se llama a un
esfuerzo revolucionario prolongado a través del desarrollo de
una intensa campaña de agitación y propaganda que se materializa en que: 1) se espolea a los musulmanes para que sigan
el verdadero Islam; 2) se les mentaliza del alto grado de corrupción de los sistemas occidentales presentándoles una alternativa
vertebrada en las enseñanzas del Corán; y 3) se busca el apoyo
de todos aquellos que están dispuestos a remover a cruzados y
apóstatas a través de la dawa o predicación.
En definitiva, la evolución de esos movimientos en Europa, la
actitud que adopten sus líderes hacia el terrorismo y sus esfuerzos de integración (a veces dudosos o titubeantes), podrían
constituir un factor decisivo para atenuar las simpatías de los
musulmanes europeos respecto al yihadismo19. Y esto porque en
suelo comunitario, el carácter clandestino de las organizaciones
terroristas necesitará de plataformas sociales que respalden, legitimen y apoyen sus objetivos últimos, con mensajes o acciones
de diferente orden que no se darán únicamente en entornos sensibles, guetificados y empobrecidos social y económicamente20.
19 DE LA CORTE, Luis. “Yihadistas en Europa”. Athena Assessment, vol. 3, nº 8, 18 de
abril de 2008, p. 8.
20 TRUJILLO, Humberto y MOYANO, Manuel. “La violencia urbana asociada al radicalismo islamista: simulación de un escenario hipotético y análisis DAFO”. Athena
Assessment, nº 4, 27 de enero de 2009, p. 3.
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Dado este panorama, plagado de incertidumbre, es tarea urgente
e innegociable de los poderes públicos revocar la inmunidad que
tienen los grupos religiosos y presuntamente caritativos y que
les hace permanecer al margen de la investigación y la vigilancia
de las fuerzas de seguridad, al verse ilegítimamente beneficiados
por el ejercicio de los derechos de reunión y asociación21.
21 ARCHICK, Kristin (coord.). “European Approaches to Homeland Security and Counterterrorism”. Congressional Report for Congress, 24 de julio de 2006, p. 20.
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3 LA IDEOLOGÍA COMO LUBRICANTE DE LA VIOLENCIA
La información extraída de las bases de datos y estadísticas de
mayor aceptación internacional sobre incidentes y grupos terroristas apunta objetivamente hacia el galopante auge del terrorismo de inspiración religiosa, especialmente del activado por el islamismo yihadista fruto de una interpretación parcial del Corán
y de la tradición islámica. Y ello, a pesar de que en ocasiones no
resulta fácil separar las motivaciones religiosas de un atentado
de las puramente etno-nacionalistas o separatistas, algo que se
hace flagrante en el caso de las ‘Brigadas de los Mártires de Al
Aqsa’, una organización terrorista palestina profundamente islamista pero radicalmente nacionalista.
Tomando como referencia el informe anual sobre patrones del
terrorismo global que elabora el Departamento de Estado de Estados Unidos, en 1968 ninguno de los 11 grupos incluidos en
la lista de organizaciones terroristas operaba impulsado por el
factor religioso; en 1980 sólo lo hacían 2 de los 64 contabilizados y en 1982 ya eran 11 de 48. La cifra comienza a escalar de
forma más pronunciada en la década de los noventa: en 1994, 16
de 49; en 1995, 26 de 56; en 2000, 20 de 33; en 2003, 22 de 37;
en 2005, 45 de las 82 organizaciones estaban inspiradas por la
religión, en su práctica totalidad de raíz islamista-yihadista.
No sólo los grupos de idiosincrasia religiosa han superado con el
paso de los años a los de origen laico desde un punto de vista
cuantitativo. Son más numéricamente pero además son más ac-
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tivos y más letales22. Si en 1980 el ‘terrorismo religioso’ era responsable del 3% de los atentados perpetrados, en 1996 ya lo era
del 33%. A pesar de que entre 1982 y 1989 las organizaciones
impulsadas por la religión perpetraron el 8% de los atentados,
causaron el 30% de las muertes en ese periodo. En 1996, 10 de
los 13 atentados con mayor número de víctimas eran ejecutados
por este tipo de entramados.
Capítulo especial por su eclosión merece el terrorismo de raíz
yihadista que tiene su máxima expresión en la organización Al
Qaeda y en la tupida red de células y elementos más o menos
interconectados que le han sucedido tras el 11S dando forma
al movimiento yihadista global. Este terrorismo se sitúa en el
punto central de un sistema concéntrico que presenta, desde
el exterior hacia el interior: 1) en el anillo exterior a los ‘islamistas’ (aquellos que pretenden que la ley islámica sea la primera y principal fuente legislativa y cultural en la identidad
en un Estado, propugnando la consecución de este objetivo por
medios pacíficos); 2) en un anillo intermedio a los ‘salafistas’
(aquellos que pretenden establecer un gobierno islámico en el
Estado basado en ejemplo del profeta Mahoma y de las primeras
generaciones de musulmanes, propugnando algunos el recurso a
la violencia para la consecución de este objetivo y otros la lucha
pacífica); y 3) en el anillo final a los ‘yihadistas’ (aquellos que
22 QUILLEN, Chris. “A Historical Analysis of Mass Casualty Bombers”, en MARTIN, Gus
(ed.). The New Era of Terrorism. Londres. Sage Publications, 2004, pp. 37-38.
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abogan abiertamente por el recurso a la fuerza sin restricciones
para imponer la sharia en aquellos territorios en los que presuntamente los musulmanes están siendo privados de sus derechos
y su dignidad)23.
Quienes se insertan en este último núcleo abogan abiertamente
por: 1) la unidad de pensamiento dentro del Islam, rechazando
toda forma de pluralismo y arrogándose el monopolio de la verdad de acuerdo con la interpretación maximalista que hacen de
la religión; 2) la lucha por el poder en el conjunto del mundo
árabe y musulmán hasta la instauración definitiva de un orden totalitario y teocrático; 3) la defensa de la violencia contra
personas, gobiernos, Estados y sus intereses y recursos como
método necesario, religiosamente sancionado y obligatorio para
la revolución y el cambio político y social; y 4) el desarrollo de
una imagen del Islam como religión injustamente mancillada y
sitiada por Estados Unidos, Israel y sus aliados24.
Ha sido rampante la velocidad y profundidad con que ha calado
a lo largo de la década de los noventa la retórica y la narrativa
yihadista en amplios segmentos del mundo árabe y musulmán
así como entre las masas inmigrantes residentes en Europa. La
tesis que sostiene que sólo una minoría muy poco significativa
de los musulmanes entre la diáspora asentada en suelo comu23 McCANTS, William (ed.). “Militant Ideology Atlas: Executive Report”. Analysis of the
West Point Combating Terrorism Center, noviembre de 2006, p. 6.
24 Ibid., pp. 9-10.
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nitario apoya los postulados de Al Qaeda y sus medios de acción no resiste desgraciadamente una detenida reflexión. En los
sondeos publicados en Estados tan representativos como Reino
Unido, resultado de los interrogantes planteados a muestras representativas de musulmanes residentes antes del 7J, la mayoría consideraba que Osama Bin Laden estaba conduciendo una
campaña justa, una tercera parte sostenía que estaba justificado
el atentado contra las Torres Gemelas, la misma proporción apoyaba a los musulmanes británicos decididos a sumarse a las filas
talibán y la mayoría absoluta se consideraba en primer término
musulmán y, a continuación, británico. Así lo confirmaban los
estudios demoscópicos publicados sistemáticamente por diarios
como The Times, The Daily Telegraph o The Guardian, realizados
por la cadena BBC o por los institutos ICM Survey, You Gov y Mori
entre octubre de 2001 y enero de 2007.
Las organizaciones yihadistas han explotado y siguen explotando este magma social receptivo a sus doctrinas para desarrollar
un sistema de reclutamiento en cruz, movilizando a musulmanes
de las clases privilegiadas y de las desposeídas, intelectualmente
preparados e iletrados hasta el extremo, presentando a sus líderes como guardianes de las verdaderas creencias, regeneradores
y auténticos defensores de la fe. El movimiento yihadista global
no sigue un patrón de reclutamiento uniforme: hay distintos
procesos que se ponen en marcha en función de los contextos
de mayor o menor seguridad en los que los terroristas operan
y que en consecuencia demandan de distintas intervenciones
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contraterroristas. Lo que une a todos los reclutados, se trate de
magrebíes económicamente desfavorecidos, de palestinos originarios de campamentos de refugiados o de saudíes procedentes
de la elite social es, por lo general, su sentimiento de humillación y desastre y la necesidad de restaurar el poder de ‘la nación
musulmana’25.
El auge de la ideología propugnada por Osama bin Laden se explica por una concatenación de circunstancias: los regímenes
árabes están fracasando en la construcción de un futuro real de
oportunidades y bienestar para esas sociedades, que se mueven
hacia la frustración y desarrollan un sentimiento sostenido de
odio; eso está provocando que los más jóvenes o estén buscando
el escape a Occidente donde son susceptibles de ser captados o
se estén volviendo en el frente interno hacia las mezquitas más
radicales que plantean el Islam salafista como solución a todos
los males26.
A su vez, el recuerdo de la grandeza pasada, sumado al sentimiento de fracaso y a la constatación del éxito de cristianos y
judíos ha generado un resentimiento contra Occidente, a quien
se culpa de la práctica totalidad de los problemas que aquejan
25 RONFELDT, David. “Al Qaeda and its Affiliates: A Global Tribe Waging Segmental
Warfare?”. First Monday, 20 de octubre de 2006.
26 FRIEDMAN, Thomas. Longitudes and Attitudes: The World in the Age of Terrorism.
Farrar. Straus & Giroux, 2002, p. 66.
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a los musulmanes, explicados mediante un frecuente recurso a
teorías de la conspiración en las que la influencia del antisemitismo, aderezada por la tarea amplificadora y propagandística
de los elementos más iletrados de la izquierda radical, juega un
papel central y determinante. Ese resentimiento acumulado conduce hacia el integrismo, al rechazo de toda influencia exterior
para volver a la supuesta pureza original del Islam27.
La explotación de la religión por ideologías como la yihadista,
que intenta ganar adeptos para una causa asociada directamente
al ejercicio de la violencia, ha llevado en ocasiones a la percepción de que la religión puede funcionar en sí misma como raíz
y causa profunda de un conflicto intercultural28. La principal
función que la ideología yihadista ha rendido a organizaciones
como Al Qaeda es la de sostener argumental y retóricamente sus
acciones, habida cuenta del déficit de legitimidad que acompaña
a este tipo de violencia. La ideología sirve de base para justificar
la necesidad de un cambio social y político estructural y profundo, especificar los blancos preferentes de ataque, identificar a
los yihadistas como los elegidos para llevar a cabo un mandato
divino y curar a la sociedad de sus plagas, concretar de forma
más o menos explícita mediante qué métodos pueden llevarse
27 AVILÉS, Juan. “La amenaza del terrorismo yihadí: una reevaluación”. Análisis del
Grupo de Estudios Estratégicos, 21 de febrero de 2006, p. 7.
28 UNITED NATIONS. “Alliance of Civilizations”. UN Report of the High Level Group, 13 de
noviembre de 2006, p. 6.
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a cabo las oleadas de violencia29, y definir e idealizar los fines
revolucionarios que se persiguen con el propio ejercicio del combate armado30.
Como cualquier ideología, en tanto que conjunto de ideas o
ideales, el islamismo yihadista ha conseguido conformar un sistema de opiniones y creencias fundado en un orden de valores
subyacentes que, expresado de forma ordenada y formal, está
encauzando las actitudes y comportamientos de grupos sociales
muy receptivos a la manipulación31. La ideología que arropa las
actividades yihadistas se distingue por las propiedades genéricas
de maniqueísmo, extremismo, utopismo y simplicidad, y cumple
una función orientadora de las estrategias terroristas.
Al margen de funcionar como ideología, el islamismo yihadista constituye una auténtica subcultura de la violencia fundamentada en una interpretación fanática del Islam. Y en tanto
que subcultura, admite tantas interpretaciones y justificaciones
29 DE LA CORTE, Luis. La lógica del terrorismo. Madrid. Alianza Editorial, 2006, pp. 230231.
30 POST, Jerrold et al. “The Radical Group in Context (2): Identification of Critical
Elements in the Analysis of Risk for Terrorism by Radical Group Type”. Studies in
Conflict and Terrorism, vol. 25, 2002, p. 104.
31 GALVACHE, Francisco. “La inteligencia de la amenaza global: presupuesto básico
de la respuesta”. Conferencia dictada en el Seminario ‘Alianza de Civilizaciones y
Amenazas Compartidas’. Instituto Universitario de Investigación sobre Seguridad Interior, Granada, 21 de septiembre de 2006, p. 8.
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como grupos puedan surgir apelando a la violencia reactiva ante
la diversidad de injusticias políticas, sociales y económicas que
existen en los Estados de religión musulmana32.
32 CALDUCH, Rafael. “Conflictos internacionales, culturales y violencia terrorista”. Ponencia presentada en los Cursos de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de Vitoria, 10 de julio de 2006, p. 41.
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4 LA RECTA INTERPRETACIÓN DE LA YIHAD
El terrorismo yihadista se apoya en una retórica violenta, revolucionaria, totalitaria, maximalista, antisistema y opresiva33
que esgrime la perpetua guerra de creyentes frente a apóstatas
e impíos con un objetivo fundamental: instaurar regímenes defensores de la sharia en el conjunto de la umma y destruir toda
religión, credo o ideología -socialista, comunista, capitalista o
nacionalista- que impida el desarrollo completo de la fe de los
musulmanes. Los yihadistas plantean una lucha de la religión
contra la blasfemia, de lo correcto contra lo equivocado. Se presentan como protectores de un orden moral innegociable y sacan
partido de la sensación de impotencia que padecen los musulmanes esgrimiendo la necesidad de ejercer un poder arrebatado.
En la concepción del islamismo yihadista, el profeta Mahoma
dejó de manifiesto que los musulmanes estaban predestinados
a estar inmersos en un conflicto permanente entre el bien y el
mal, entre la fe y el ateismo; el hombre sólo podía situarse en
dos estados: el de musulmán o el de infiel, el de sabiduría o el de
ignorancia, sin término intermedio; o hacía la yihad y ayudaba
al Islam con la palabra o la espada en cualquier lugar o por el
contrario contribuía a que el mundo islámico fuese sometido al
dictado de los infieles.
33 DE ARÍSTEGUI, Gustavo. El Islamismo contra el Islam. Barcelona. Ediciones B, 2004,
pp. 38-43.
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Desde estos postulados, la Sociedad Internacional se encuentra
en un estado de yahiliyya o ignorancia y los musulmanes en un
estado permanente de debilidad motivado por la intimidación y
el asalto de los infieles. La guerra no es un fenómeno terrible
ni la paz es el estado natural de una sociedad; muy al revés, la
guerra es la condición perpetua y el hombre está inmerso en
una permanente batalla contra aquellos impulsos internos que
le separan del verdadero Islam y contra los enemigos externos de
la religión de Mahoma.
Los defensores del terrorismo yihadista postulan como preferentemente válido o exclusivamente válido el corpus jurídico desarrollado históricamente por la escuela hambalí, la más rigorista,
la que genera mayor grado de rechazo a las sociedades abiertas y
liberales y cuenta entre sus paladines con los clérigos y juristas
más ultraconservadores del Golfo Pérsico. De acuerdo con los
principios doctrinales defendidos por los subalternos de Osama
Bin Laden, es imposible devolver a los musulmanes a su época de
esplendor a través del juicio y la razón, del diálogo, la negociación, la coexistencia o el compromiso político con los apóstatas,
indispuestos a ceder posiciones: sólo con la fuerza se les puede
y se les debe llevar a los enemigos hasta la capitulación.
Entre los adversarios no sólo se identifica a judíos, cristianos
o ateos sino a aquellos líderes musulmanes que se convierten
en apóstatas si no aplican la sharia o si anuncian una legislación pretendidamente superior a la estrictamente islámica. Estos
gobernantes se transforman automáticamente en blanco de los
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yihadistas por aplicar el paganismo y dar pábulo a una moderna
yahiliya que no sólo representa la cara opuesta del ideal de sociedad islámica sino que supone una amenaza directa al orden
religioso y moral que emana del mensaje de Mahoma; merecen y
deben ser castigados por creer en el dominio del hombre por el
hombre y no en la sumisión del hombre a la voluntad de Alá.
La yihad se plantea como el único camino aceptable para recuperar los territorios en los que ha regido el Islam y para defender
aquellas zonas en las que los musulmanes están en lucha: es
un acto de autodefensa contra los que conspiran para socavar
las bases de la sociedad, la religión, la cultura y los valores del
mundo islámico. La yihad es asimismo el gran deber desatendido
y debe ser resucitado como un pilar central de la fe: el que muere sin haberla practicado, o habiéndola considerado como algo
pasajero, muere en la hipocresía.
Desde el salafismo armado se entiende que la ‘yihad ofensiva’
es una obligación colectiva que se pone en marcha cuando los
infieles están desprevenidos o no están organizados, que es un
deber enviar un ejército con regularidad para aterrorizar a los
enemigos de Alá y que se puede librar contra apóstatas y ateos
si suponen una amenaza grave e inminente para la umma, así
como para ampliar la comunidad islámica extendiendo el mensaje de Mahoma donde no ha llegado. La ‘yihad defensiva’, de
forma complementaria, se plantea como obligación individual:
nadie necesita el permiso de nadie para llevarla a cabo sino sim-
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plemente obedecer al mandato de Alá expulsando a los infieles
del territorio musulmán, desde el más cercano al más lejano.
La teoría de la ‘yihad permanente’, por su parte, establece que
sólo caben dos opciones para el musulmán: la primera es estar
combatiendo al enemigo; la segunda, estar preparando futuros
ataques por sorpresa para poner al descubierto sus vulnerabilidades. La iniciativa en este pulso por la defensa del Islam la
debe tomar un movimiento de vanguardia que asuma las tareas
más arriesgadas y los mayores sacrificios, una fuerza de choque
especial que, empleando preferentemente la táctica de guerra de
guerrillas, sea capaz de doblegar Ejércitos regulares explotando
sus flancos débiles34.
El islamismo yihadista busca la fusión de todos los musulmanes en una única y dominadora comunidad política en la que
los creyentes de otras religiones tienen tres opciones: vivir bajo
el yugo del Islam, convertirse al Islam o prepararse para ser
muertos. Se trata de un discurso que sostiene asimismo que los
musulmanes están al final de una era de debilidad y abuso occidental y al inicio de otra de recuperación de la gloria, el honor
34 Precisamente tras el inicio de la ‘Operación Libertad Iraquí’ fueron numerosas las
páginas electrónicas yihadistas que insistían en que la guerra de guerrillas era la
mejor arma de los musulmanes y el más eficaz método para doblegar a los cruzados
en Irak, ya que con ella Estados Unidos había sido derrotado en Vietnam y la Unión
Soviética en Afganistán, y ése había sido además el camino del éxito para acabar con
el colonialismo francés en Argelia.
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y el renacimiento de su poderío, una nueva fase que sólo será
apuntalada mediante la acción de la yihad.
En la nueva etapa, los musulmanes pondrán fin a una estrategia
que Occidente completa: a) esforzándose en establecer pequeños
Estados islámicos para asegurarse de que el mundo musulmán
esté dividido, atomizado y debilitado; b) consolidando el poder
de Israel; c) garantizando el establecimiento de familias reales
y emiratos frágiles en el área petrolífera del Golfo Pérsico, reservándose así el acceso directo a las riquezas ajenas; d) invadiendo ideológica, intelectual y culturalmente el mundo árabe
para destruir cualquier vestigio de su estructura espiritual y su
identidad religiosa; e) apoyando a falsos clérigos que difunden
un Islam edulcorado que no se ajusta al mensaje de la yihad; y
f) distrayendo al pueblo musulmán de sus verdaderos problemas
y anulando su identidad religiosa.
Para cumplir esos objetivos, los yihadistas entienden que Estados Unidos y sus aliados no se valen únicamente de su poder militar, económico y político sino de instrumentos como Naciones
Unidas, las corporaciones multinacionales, los medios de comunicación o las agencias humanitarias, convertidas a su juicio en
eficaces y peligrosos vehículos de espionaje.
El mensaje de renovación y de revolución del islamismo yihadista parte de la base de que hay tiempos de peligro y de crisis
para el Islam, un peligro que no procede únicamente de los territorios y los individuos no musulmanes sino del interior del
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mundo islámico; ante este diagnóstico, la yihad emerge como el
único sendero para la reinstauración del esplendor del Islam, lo
que requiere un esfuerzo máximo espiritual y armado y lo que
implica que ningún musulmán está exento de participar en esta
lucha para alcanzar la universalidad y unidad indisoluble de la
umma35.
Entre los objetivos marcados doctrinalmente por los principales
defensores de la yihad, en consecuencia, figuran la liberación
de los lugares santos del Islam (La Meca y Medina) del yugo y
la influencia de Estados Unidos, la liberación de Jerusalén de
la ocupación de Israel, la recuperación de aquellos territorios
(Cachemira, Chechenia) que ahora forman parte de Estados no
islámicos, el establecimiento de gobiernos islámicos en los que
impere la sharia en aquellos países musulmanes con ejecutivos
laicos o apóstatas, y la fusión de los conceptos de yihad y solidaridad islámica en aquellos lugares en los que los derechos de
los musulmanes estén siendo vulnerados.
En su apelación a la ideología para recurrir a la lucha armada con
el fin de subvertir un orden mundial considerado injusto, Osama
Bin Laden no introduce ninguna novedad en la teoría de la toma
35 Precisamente el núcleo central de la organización Al Qaeda ha predicado el rechazo
al regionalismo y al tribalismo en el Islam para convertir la religión en una única
bandera y la umma en la única comunidad integral e indivisible que sirva para
agitar los ánimos y apoyar socialmente la yihad. VLAHOS, Michael. “Terror’s Mask:
Insurgency Within Islam”. Analysis of the John Hopkins University Applied Physics
Laboratory, mayo de 2002, pp. 7-21.
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del poder a través de la acción revolucionaria. De manera análoga a la instrumentalización que el líder de Al Qaeda ha hecho
de la tradición yihadista, Lenin se valió de la teoría marxista
para argumentar que un Occidente corrupto estaba intentando
imponer a escala mundial los valores sociales, económicos y culturales del capitalismo. Ambos contemplan que acabar con las
sociedades abiertas es el único medio para abrir la vía tanto al
Estado comunista como al Califato islámico: ambos contemplan
que el fin justifica como medio para alcanzarlo un uso irrestricto
de la violencia36.
36 CHIPMAN, Don. “Osama bin Laden and Guerrilla War”. Studies in Conflict and Terrorism, vol. 26, nº 3, 2003, p. 164.
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5 DOCTRINA DEL NÚCLEO DE REFERENCIA DEL SALAFISMO
Los ideólogos de la yihad, por lo general, entienden que es necesario conducir la violencia contra el enemigo hasta tal nivel de
devastación que las pérdidas materiales y humanas le resulten
intolerables a las opiniones públicas y los gobiernos de los Estados que supuestamente pretenden convertir Oriente Medio en
un gran protectorado occidental. De la misma manera que Osama bin Laden, quienes son considerados referencia y fuente de
legitimación para los yihadistas (históricos y contemporáneos),
no se han distinguido por una especial formación religiosa. Este
factor ayuda a comprender que el extensivo uso de referencias al
Corán entre los paladines del terror global incluya interpretaciones marginales del libro del Islam.
Sayyid Qutb, uno de los propulsores de los Hermanos Musulmanes y cuyas tesis gozaron de extraordinario predicamento entre la Yihad Islámica, era periodista. Desengañado por completo
después de visitar Estados Unidos, defendió la teoría revolucionaria de la toma del poder a través del uso de la fuerza. En su
crítica tanto a los Estados democráticos de derecho como a los
regímenes dictatoriales árabes conviven argumentos antisistema
de las doctrinas comunista y fascista, de las que extrajo la idea
de la necesidad de formar una vanguardia que debía liderar la
lucha por la transición más o menos abrupta hacia una nueva
sociedad, una misión que el cofundador de Al Qaeda, Abdullah
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Azzam, encomendó desde un primer momento a los muyahidines
árabes-afganos37.
Qutb intentó convencer a las sociedades islámicas de que las
creencias, las costumbres y las leyes impuestas por Occidente en
la tierra del Islam y asimiladas por gobiernos irresponsables estaban basadas únicamente en la ignorancia; al mismo tiempo, defendió que la evolución hacia un nuevo Estado islámico requería
algo más que un esfuerzo espiritual y de diálogo: sería necesaria
una guerra defensiva contra los paganos y los apóstatas; no una
guerra de argumentos y palabras sino un ‘combate con espadas y
lanzas’. A su juicio, la religión del Islam no era una declaración
para la liberación de los pueblos árabes en particular sino un
mensaje para el conjunto de la humanidad que sólo atendiendo
al ejemplo del profeta Mahoma sería capaz de liberarse de la esclavitud. Tampoco aceptaba que la yihad se interpretase en un
sentido sencillamente defensivo ni simplemente espiritual: sus
vertientes ofensiva y armada eran fundamentales38.
Abdesalam Faraj, otro de los grandes teóricos de la yihad obsesionado con la necesaria primacía del esfuerzo armado, era
ingeniero. Su concepción de la lucha era análoga en numerosas
facetas a la de Qutb: los gobernantes musulmanes habían caído
de forma generalizada en la apostasía y los que no estaban so37 BERMAN, Paul. “The Philosopher of Islamic Terror”. The New York Times Magazine, 23
de marzo de 2003.
38 McGREGOR, Andrew. “Al Qaeda’s Egyptian Prophet: Sayyid Qutb and the War on
Jahiliyya”. Terrorism Monitor, vol. 1, nº 3, 10 de octubre de 2003.
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metidos al comunismo lo estaban al sionismo o al capitalismo,
de manera que debían ser castigados con la muerte. Al igual que
años más tarde propugnaría el propio Bin Laden, Faraj no sólo
entendía que la implicación activa de cada musulmán en la yihad era legítima, sino que se trataba de un deber, una obligación
asimilable al cumplimiento de los cinco pilares de la religión:
el testimonio de fe, la oración, la ayuda a los pobres, el ayuno
durante el Ramadán y la peregrinación a la Meca.
La decadencia del mundo islámico tenía en su origen, de acuerdo a sus ideas, en el fracaso, la desviación y la renuencia de
los musulmanes para sumarse masivamente a una yihad contemplada no desde una perspectiva espiritual sino beligerante,
como confrontación y batalla abierta completamente justificada
y respaldada por el Corán. Faraj introduce en su pensamiento
algunos de los principios capitales que sostienen doctrinalmente
el terrorismo yihadista: el ataque a los infieles debe emprenderse explotando el factor sorpresa, sin previo aviso, y la muerte
de inocentes en este tipo de ofensivas no atenta contra la religión. Especial es su aversión a los regímenes árabes hipócritas y
corruptos, al ‘enemigo interno’ por su intolerable complicidad y
servilismo hacia las potencias occidentales.
También formación profesional de ingeniero es la de Abu Hamza
Al Masri, uno de los imanes más respetados por las células y
organizaciones europeas del movimiento yihadista global desde
su posición -antes de ser destituido- como líder religioso de la
mezquita londinense de Finsbury Park. Máxima autoridad del
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movimiento ideológico Ansar Al Sharia, Abu Hamza entiende
que los infieles sólo tienen tres caminos para salir del blanco de
la yihad: a) convertirse en musulmanes, b) vivir bajo el yugo del
Islam pagando un impuesto, o c) alcanzar algún tipo de acuerdo
con aquellos regímenes en los que se implante la sharia para que
éstos garanticen su seguridad. De lo contrario, deben prepararse
para ser muertos.
Defiende, además, que el uso de la violencia es el medio más
efectivo para los musulmanes que buscan defender su fe, restaurar su orgullo y derribar los gobiernos renegados que se encuentran ilegítimamente instalados en el Gran Oriente Medio. Para
Abu Hamza, ‘el gran cáncer’ del mundo árabe y musulmán lo
representan los dictadores que han buscado la ayuda de Estados
Unidos y sus aliados para proteger sus riquezas en lugar de pelear por la ayuda incondicional de la umma y defender los santos
lugares de Arabia Saudí y Palestina: habría sido precisamente
la influencia occidental la que habría llevado la perversión, la
corrupción y la herejía al espacio geopolítico en el que siglos
atrás reinó el Islam. Palestina, históricamente bajo ocupación,
primero por los británicos y luego por los judíos siempre con el
consentimiento y el respaldo de Estados Unidos, se ha convertido, desde su óptica, en la tierra que más injusticia, crímenes,
destrucción y hostilidad ha padecido.
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Este agitador ha sido referencia de los yihadistas que intentaron
una matanza indiscriminada el 21J en Londres39 así como de
Richard Reid, Zacarías Moussaoui o Nizar Trabelsi. A su juicio,
el 11S no fue mas que un acto de autodefensa cometido por
musulmanes desesperados, humillados, pisoteados y sin esperanza cuyas vidas estaban bajo amenaza por la hegemonía de
Estados Unidos en Oriente Medio y esa mañana alcanzaron en
Washington y Nueva York a través del martirio ‘la forma más alta
y perfecta de yihad’40.
Defensor de la colaboración de las nuevas células yihadistas implantadas en el escenario post 11S con grupos terroristas regionales como Hamás e Hizbulá o Estados patrocinadores como Irán,
Abu Hamza no reconoce el término terrorismo ya que lo considera un arma semántica inventada por Occidente para descalificar
a los que intentan defender de la manera más noble y valiente
el Islam y acabar con los regímenes decadentes que retienen el
verdadero monopolio de la violencia. Según sus tesis, el profeta
Mahoma contempló como la estrategia más eficaz para restituir
el Islam la que pasa por ‘matar y morir’, por ‘no despegarse del
cañón de la pistola’. Para cumplir ese objetivo ha insistido a los
jóvenes musulmanes londinenses en que no hace falta viajar al
39 GARDINER, Nile. “The Foiled London Bomb Attack: A Reminder that Britain is at
War”. Web Memo nº 1532, Heritage Foundation, 29 de junio de 2007.
40 O’NEILL, Sean y McGRORY, Daniel. The Suicide Factory. Abu Hamza and the Finsbury
Park Mosque. Londres. Harper-Perennial, 2006.
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extranjero para completar las más altas y reconocidas misiones:
‘se puede alcanzar el martirio en casa’41.
No extraña la ignorancia en términos religiosos de éste y otros
imanes carentes de formación específica en teología y leyes. El
propio Ayman Al Zawahiri, cemento ideológico del movimiento
yihadista global, es médico. El motor intelectual de la organización Al Qaeda es partidario de extender la acción revolucionaria
más allá de cada Estado-nación y de potenciar la capacidad de
organizaciones islamistas autóctonas, aisladas y de implantación local para fomentar una acción común transnacional contra
el ‘enemigo lejano’, que representa el verdadero obstáculo para
cualquier cambio en el frente doméstico.
Al Zawahiri entiende que el apoyo saudí y estadounidense a los
muyahidines en el contexto de la invasión soviética de Afganistán sólo sirvió para distraer o postergar los verdaderos planes y
objetivos mundiales de los islamistas y su objetivo de llevar un
cambio profundo en todo el mundo árabe y musulmán. Considera
que entre los regímenes árabes que reniegan del Islam auténtico no hay una verdadera intención de acabar con la ocupación
israelí de los territorios palestinos: la represión desatada tras
el asesinato de Sadat demuestra desde su punto de vista que el
régimen estaba más preocupado por reprimir a los islamistas que
por combatir al enemigo sionista.
41 PHILIPS, Melanie. Londonistan. New York. Encounter Books, 2006.
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Influido por la retórica y la doctrina de Qutb y Azzam, entiende
que hay una urgencia por fortalecer la yihad en dos direcciones.
La primera, en aquellas zonas de conflicto en las que se humilla
a los musulmanes y se les priva de sus reclamaciones y sus aspiraciones políticas y territoriales; la segunda, en aquellos Estados
en los que, a pesar de tener una fuerte implantación social, sus
derechos son pisoteados. Es en este campo en el que, a su juicio,
la lucha debe intensificarse con el fin de evitar que Oriente Medio siga siendo un gran protectorado cercado por bases militares,
ejércitos y flotas de guerra occidentales.
Para Al Zawahiri, el Islam se puede reducir a la yihad, y ésta
al uso de la violencia ilimitada. Su justificación del terrorismo no conoce restricciones. El asesinato en masa de civiles así
como los ‘daños colaterales’, entendiendo por éstos los que se
causan de manera no intencionada o por accidente a personas
o instalaciones que no son considerados objetivos a eliminar,
están perfectamente contemplados por el Islam. Los ciudadanos
occidentales eligen a sus gobiernos por su propia voluntad y, en
consecuencia, son responsables de sus acciones y copartícipes de
sus decisiones y las consecuencias que generan. Si sus gobiernos
apuestan por ir a la guerra, toda la ciudadanía pierde su estatus
de no combatiente o inocente bajo la ley islámica y se convierte
en blanco legítimo de unos ataques proyectados desde el derecho de autodefensa.
Que la violencia sea el único medio establecido para hacer avanzar la agenda política islámica implica que cualquier tipo de par45
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ticipación de partidos y entidades musulmanas en procesos electorales promovidos por Estados árabes apóstatas es totalmente
condenable. El concurso en comicios patrocinados y controlados
por Washington en Estados como Egipto o Jordania debilita al
verdadero Islam que, con este tipo de actuaciones, estaría condenado a mantener durante años su posición de opresión respecto de judíos y cruzados42.
Entre las escasas figuras de relevancia a las que avala su formación religiosa dentro del movimiento yihadista global destaca
Abu Qutada. En este jordano palestino confluye la figura del
ideólogo y el reclutador. Desde su papel a mediados de la década
de los noventa de líder espiritual del ‘Comité para la Reforma y
el Consejo’ y editor de la publicación salafista Al Ansar (originalmente redactada en Francia pero trasladada posteriormente
a Reino Unido para disfrutar de un ámbito mayor de libertad
de expresión), ha demostrado una convicción en el recurso al
terror como instrumento para el progreso y ha arremetido con
dureza contra aquellos islamistas que han adoptado posturas
dialogantes y de apaciguamiento, mostrando cierta predisposición a aceptar las reglas del juego político impuestas por los
apóstatas.
42 BRACHMAN, Jarret et al. “The Power of Truth? Questions for Ayman Al Zawahiri”.
Report of the Combating Terrorism Center at West Point, abril de 2007; RAPHAELI,
Nimrod. “Radical Islamist Profiles: Ayman Muhammad Rabi’ Al-Zawahiri: The Making
of an Arch Terrorist”. MEMRI Inquiry and Analysis Series, nº 127, 11 de marzo de
2003.
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Para Qutada, la nación islámica ha sido castigada con la humillación y la derrota por una causa fundamental: se ha conformado
con las comodidades y el estilo de vida fácil importado de Occidente y se ha dejado contaminar por los valores materialistas.
Sus discursos, en casetes, vídeos y revistas han aparecido en
numerosos campamentos de entrenamiento de Chechenia, Argelia y Afganistán y en pisos francos de Alemania, Francia, Reino
Unido, Italia o España, donde su visión del Islam inspiró a los
fundadores de ‘Soldados de Alá’, el embrión de la organización
de Bin Laden en Madrid. Terroristas integrantes del núcleo central de Al Qaeda como Mohamed Atta, vinculados a redes más externas, como Serhan Ben Abdelmajid ‘El Tunecino’, y operativos
periféricos como Richard Reid han revelado públicamente o en
reuniones privadas su admiración y respeto por Abu Qutada43.
No sólo figuras espirituales centrales en la estructura del movimiento yihadista global han conseguido espolear a jóvenes
muyahidines. Clérigos de limitada influencia han conseguido
indoctrinar cara a cara a suicidas autores de los atentados más
altamente letales. Es el caso de Abdullah Al Faisal, imán de la
mezquita británica de West Yorkshire y converso al Islam de origen jamaicano que se formó en Arabia Saudí antes de instalarse
43 PANTUCCI, Raffaello. “Abu Qatada’s Comfortable British Jihad”. Terrorism Monitor,
vol. 6, nº 14, 10 de julio de 2008. Sobre la instrumentalización de la figura de este
predicador por el salafismo armado, véase: PANTUCCI, Rafaello. “British Hostage
Threatened with Death unless Abu Qatada is Released from British Prison”. Terrorism
Monitor, vol. 7, nº 13, 18 de mayo de 2009.
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en Reino Unido y ser encarcelado por incitar al odio racial y
al asesinato en 200344. Tuvo entre sus seguidores a los componentes de la célula que perpetró los atentados del 7J. Al Faisal
defiende que el objetivo de los ateos occidentales es borrar a los
musulmanes de la faz de la tierra y que los cristianos y los judíos
no van a aceptar a los que practican el Islam si éstos no abrazan
la corrupción y el mal como forma de vida45.
Para los ideólogos contemporáneos del yihadismo, hitos como el
11S deben contemplarse como la consecuencia natural que debe
esperar un Estado que usa el terror, la arrogancia, la opresión, la
tiranía y la imposición de un único modo de pensamiento y de
vida en el mundo entero. El sentimiento antiestadounidense de
los grupos y células que se inscriben en el movimiento yihadista
global puede medirse por: a) la retórica y la declaración de unos
objetivos que pasan por desestabilizar no sólo a Estados Unidos
sino en paralelo a sus aliados; b) la voluntad de los yihadistas de
asociarse con todo tipo de células, grupos y organizaciones más
o menos estructurados cuyo objetivo sea dañar a las instituciones, los intereses y los ciudadanos de Estados Unidos y sus aliados; c) su rechazo al modelo occidental de derechos y libertades
44 HUSSAIN, Ali et al. “British Imam Praises London Tube Bombers”. The Times, 12 de
febrero de 2006.
45 ATTEWILL, Fred. “Race Hate Preached Faisal Deported”. The Guardian, 25 de mayo de
2007.
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políticas, sociales, económicas, culturales y religiosas; y d) sus
ataques consumados contra judíos y cruzados46.
En el lenguaje del enemigo y en el fondo de su pensamiento,
Estados Unidos y Europa constituyen la máxima expresión moderna de la herejía por su inigualable grado de corrupción moral,
ideológica, política y económica. Estadounidenses y europeos
están detrás de los desastres y los padecimientos que han sufrido los musulmanes en la segunda mitad del siglo XX. No conocen
la gramática del diálogo ni de la coexistencia pacífica. La historia demuestra que han apoyado a India en Cachemira, a Rusia
en Chechenia y, en general, a todos sus gobiernos amigos que se
han rendido a los intereses de los judíos, que han contribuido
al saqueo de las riquezas islámicas y han convertido el mundo
árabe en una gran cárcel para los musulmanes píos.
Más allá de la rígida retórica antiliberal, el islamismo yihadista
ha demostrado la carencia de un programa político que merezca
tal nombre: Stalin y Mao acabaron con la vida de millones de
personas pero incluso a pesar de su brutalidad ilimitada tenían
planes más o menos articulados para sus sociedades. Bin Laden
y sus herederos tienen como única meta secuestrar cualquier
esfuerzo democratizador en el mundo árabe, por minoritario que
46 CRAGIN, Kim y DALY, Sara. The Dynamic Terrorist Threat: An Assessment of Group
Motivations and Capabilities in a Changing World. Santa Monica. Rand Corporation,
2004, pp. 9-11.
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sea, y extirpar la democracia allí donde ha germinado con fuerza: aspiran a destruir todo y no construir nada47.
47 FRIEDMAN, Thomas. Longitudes and Attitudes: The World in the Age of Terrorism.
Farrar. Straus & Giroux, 2002, pp. 53, 144.
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6 IDENTIFICANDO A LA NUEVA OLEADA DE COMBATIENTES
islámicosLa inspiración y patrones de actuación de Al Qaeda han
estado presentes en los principales atentados de destrucción
masiva perpetrados desde el 11S. El movimiento yihadista global
ha conservado al menos tres capacidades propias de Osama bin
Laden: la habilidad para la recaudación de fondos económicos,
el rigor, la planificación metódica y detallista de proyectos terroristas y, por último, la perpetuación de una narrativa de liderazgo hilvanada por un discurso redentor.
Para el combate del terrorismo global ha dejado de ser eficaz
personalizar la amenaza en un terrorista o un grupo: el número
de actores potencialmente peligrosos se ha multiplicado exponencialmente, sus formas de organización se han difuminado,
sus patrones de conexión se han diversificado, y la identificación del oponente para la infiltración preventiva se ha hecho
progresivamente más complicada. La diversificación de los focos
de riesgo ha generado serios y, en ocasiones, insalvables obstáculos para la recolección de información, su análisis y explotación, y su última transformación en inteligencia operativa48.
Los servicios de información están chocando con formaciones
celulares desestructuradas en las que la vigilancia electrónica o
la infiltración física difícilmente revelan una cadena de mando y
control o sistemas ortodoxos de comunicación.
48 PILLAR, Paul. “Counterterrorism after Al Qaida”. The Washington Quarterly, vol. 27,
nº 3, verano de 2004, p. 102; HERMAN, Michael. Intelligence Services in the Information Age. London. Frank Cass, 2001, pp. 228-231.
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El movimiento yihadista global ha probado que en su terror calculado hay una visión geopolítica basada en análisis sistemáticos
y rigurosos poco emocionales, con una primacía del componente
político sobre el religioso. Desde los ataques contra Washington
y Nueva York, ha buscado golpear a aliados clave de Estados
Unidos en el Magreb (Marruecos y Túnez), en la región del Golfo
(Arabia Saudí), en el centro de Asia (Pakistán) y en el sudeste
asiático (Indonesia); además ha atacado dos puertas estratégicas
de entrada a Europa: España, desde el Magreb, y Turquía49, desde
Oriente Medio. A pesar de la presión y el acoso de las agencias
occidentales, ha sido capaz de conceptualizar, desarrollar y ejecutar planes sumamente complejos.
La debilitada matriz de Al Qaeda ha actuado como ejemplo inspirador e instigador de un terrorismo catalítico que busca provocar
un grado de confrontación y una escalada de violencia permanente demostrando la eficacia de la acción directa y sus notables
ventajas para la movilización y el reciclaje de recursos humanos.
Una nueva generación de yihadistas ha tomado progresivamente
el relevo de una primera árabe-afgana que ha quedado seriamente tocada en Afganistán y Pakistán. La pérdida de una parte
importante de su conocimiento operativo sumada a la necesidad
de seguridad ha conducido al núcleo fundador a una posición
49 ROUGHNEEN, Simon. “Terrorist Attacks in Turkey: Why and How?”. Foreign Policy
in Focus, 3 de diciembre de 2003; WARD, Adam. “Terror in Turkey: the problem of
intelligence gathering”. Strategic Comments, vol. 9, nº 10, diciembre de 2003.
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conservadora, a pesar de que la lentitud en la implantación de
la estabilidad política y económica de Afganistán y las precarias
condiciones de seguridad están favoreciendo de forma alarmante
el gradual reagrupamiento de elementos afines al régimen talibán y Al Qaeda. Con el tiempo, este germen puede aumentar su
grado de respaldo popular y sumar infraestructura y capacidades
operativas susceptibles de favorecer atentados contra las fuerzas
de seguridad de Estados Unidos y sus aliados50.
En términos generales, los yihadistas se han visto privados de
desarrollar sus misiones de planificación y entrenamiento en
áreas donde disfrutan de amplia simpatía de la población local.
La amenaza se ha cernido progresivamente sobre las sociedades
abiertas buscadas por los propios terroristas para fusionarse e
infiltrarse pasando desapercibidos. Ha crecido la preocupación
en los entramados yihadistas por tomar precauciones especiales
para proteger el grupo y a sus coordinadores reforzando los canales y sistemas que garantizan la seguridad interna51.
Esta dinámica de ‘desterritorialización’ se ha incardinado entre
una oferta ideológica que emana del salafismo armado y una demanda presentada por operativos cada día más jóvenes, ansiosos
50 MERLOS, Alfonso. “Operaciones de apoyo a la paz y contrainsurgencia: la misión de
Afganistán”. Revista de Aeronaútica y Astronaútica, nº 783, mayo de 2009, pp. 436443.
51 IQBAL, Anwar. “Terrorist Prepped for a Long Conflict”. The Washington Times, 14 de
febrero de 2004.
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de enfrentarse con toda su fuerza y con todas las consecuencias
a una sociedad que consideran injusta y enferma, como sería el
caso de la europea52. Esta nueva generación ha intentado sacar
lecciones de los errores de protección que han conducido a la
captura o eliminación parcial de la primera hornada de líderes
de Al Qaeda. Se trata, por lo general, de elementos que, independientemente de su nivel de formación académica e intelectual,
manejan con mayor precisión, sofisticación y profesionalidad las
técnicas de comunicación y propaganda.
De acuerdo a lo profetizado por Setmarian Nasar, estamos viendo
cómo una segunda oleada de yihadistas está cediendo paso a
una tercera vanguardia que tiene como referencia a los originarios líderes de Al Qaeda que están muertos, han sido capturados o se encuentran inhabilitados, y que ha adquirido su más
visible notoriedad en el campo de batalla de posguerra iraquí.
Setmarian Nasar considera que aquellos jefes no capturados por
Estados Unidos y sus aliados están llamados a enlazar la segunda
y tercera generación, destinada a crear con el paso del tiempo
gravísimos trastornos de seguridad en los Estados de origen de
los voluntarios que han combatido en Irak; asimismo, entiende
que los fundadores de una organización terrorista, a pesar de su
capacidad para promover su causa y su agenda, para aglutinar el
52 GARAPON, Antoine. “¿Tiene Francia una ventaja en la lucha contra el terrorismo?”.
Análisis nº 109 del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos,
19 de septiembre de 2005, p. 2.
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apoyo de miles de seguidores necesitan de nuevas promociones
de operativos para hacer avanzar sus intereses.
Especialmente la experiencia europea ha demostrado que los
perfiles no son determinantes para sondear posibles grupos de
riesgo y que, en cambio, el círculo de relaciones sociales es fundamental para determinar la existencia de neosalafistas en potencia y en acto: la organización como entidad institucional no
importa; lo fundamental son las funciones, no los cargos; lo importante no es la pertenencia, sino la conexión; en este tipo de
estructuras personalistas, las relaciones son informales, variables y temporales, y están por encima de la lealtad a una organización abstracta53. En las células desmanteladas antes y después
del 11M convergen jóvenes y adultos, musulmanes socialmente
integrados y socialmente desintegrados, con formación superior
y con educación primaria, trabajadores poco cualificados y profesionales especializados, individuos con permiso de residencia
y en situación irregular, solteros y casados con hijos, arraigados
y desarraigados familiarmente, con y sin recursos financieros.
Hoy, en suelo comunitario, los adversarios son terroristas que,
en términos generales, disponen de una formación y un entrenamiento distintos (no siempre de mayor cualificación) a los de sus
antecesores, y han demostrado una extraordinaria flexibilidad
53
JORDÁN, Javier et al. “Perfil sociocomportamental y estructura organizativa de la
militancia yihadista en España. Análisis de las redes de Abu Dahdah y del 11M”.
Inteligencia y Seguridad, vol. 1, nº 1, diciembre de 2006.
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ideológica y una permanente intención de reorganizar y reconducir la dirección de los diversos proyectos terroristas en los que
se han implicado al ser presionados por el hostigamiento de las
fuerzas de seguridad. Son operativos que sólo verán reforzada la
eficacia de esos proyectos si son capaces de asumir el discurso
de una nueva generación de intelectuales y clérigos salafistas
que sean capaces de comprender y difundir el mensaje del Islam
como religión bajo el yugo de Occidente para dotar así único de
pensamiento estratégico y de legitimidad religiosa a las campañas lanzadas en cualquier punto del mundo54.
En el escenario posterior al 11S, los yihadistas sin previa experiencia de combate han demostrado una notable capacidad para
desarrollar, mejorar y emplear nuevas formas de organización,
tácticas y habilidades que les han permitido mantener un umbral de actuación alto, circunvalar una ofensiva contraterrorista
abrumadora y disponer de una aceptable capacidad de movimiento y margen de maniobra.
El legado de la organización de Al Qaeda ha sido el de la emergencia y crecimiento de células en numerosas ocasiones autoconstituidas que operan como un sistema de relaciones personales y
de parentesco entre sus miembros y sin una estructura formal
54 BRACHMAN, Jarret y McCANTS, William. “Stealing Al Qaida’s Playbook”. WP Counterterrorism Center Report, febrero de 2006.
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y una cadena de mando perfectamente definida o establecida55.
Se trata, en un alto porcentaje, de células auto-reclutadas, muy
variables y heterogéneas en su composición, que reciben una
potente inspiración de una Al Qaeda con la que no mantienen
por lo general lazos operativos de ninguna índole, y que están
ansiosas por fijar nuevos hitos en la historia del terrorismo en
Europa56.
55 WATERMAN, Shaun. “Eurojihadis: A New Generation of Terror”. United Press International, 2 de junio de 2005.
56 MERLOS, Alfonso. “La deconstrucción de Al Qaeda: de la jerarquía al yihadismo individualizado”, en RIVAS, Pedro y REY, Pablo. Oriente Próximo y nuevo terrorismo.
Madrid. Fragua, 2007, pp. 174-191; WHINE, Michael. “The Aftermath of 7 July: New
Trends in Terror”. Analysis of the International Institute for Counterterrorism, 20 de
enero de 2006.
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7 RENOVACIÓN Y EMPUJE DE LA CORRIENTE TAKFIRISTA
La emergencia constante de células yihadistas, especialmente en
el caso de Europa, ha derivado no sólo de la regeneración de entramados parcialmente destruidos sino de la creación de nuevas
unidades terroristas. Un porcentaje significativo de estas últimas han sido inspiradas y dominadas por la corriente Takfir war
Hijra (‘Anatema y Exilio’). Se trata de yihadistas que piensan, se
organizan, reclutan y operan de forma parcialmente distinta a la
de sus predecesores en la década de los noventa.
A diferencia de lo ocurrido en anteriores generaciones, en la década de los ochenta y los noventa, los yihadistas movilizados y
lubricados ideológicamente por el takfirismo no tienden a atraer
la atención de las fuerzas de seguridad luciendo barba, vistiendo largas túnicas o haciendo proselitismo abiertamente en las
mezquitas de las grandes ciudades occidentales: son capaces de
mantener un doble estilo de vida para garantizar la eficacia de
sus operaciones57. Buscan el camuflaje tanto a través de esta vía
como de la utilización de sistemas de comunicación seguros y
compartimentalizados que eviten la configuración por parte de
las agencias de información del dibujo integral y completo de la
amenaza.
Los takfires se rigen por unas normas de actuación que les pueden hacer pasar especialmente inadvertidos a la vigilancia y ac57 JOHNSTON, Keity y CRAWFORD, David. “New Breed of Islamic Warrior is Emerging”.
The Wall Street Journal, 29 de marzo de 2004, p. 16.
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tuación de las fuerzas policiales. Son capaces de mimetizarse en
una sociedad que consideran corrupta. Pueden para ello consumir alcohol, acompañarse de mujeres occidentales llegando a
mantener relaciones sexuales, relacionarse con bandas de delincuentes comunes independientemente de su origen y motivaciones, y adoptar aquellas costumbres que más encono generan
entre los yihadistas.
A diferencia de otras corrientes islamistas, los takfires no acuden
por lo general a las mezquitas para practicar los rezos habituales
de su religión sino para captar nuevos adeptos y divulgar su
doctrina. Tampoco es frecuente que reivindiquen los atentados
que cometen, y cuando lo hacen suelen recurrir a denominaciones ficticias para desorientar las investigaciones. Entienden que
la preferencia por los atentados de destrucción en masa no pasa
necesariamente por el recurso al método suicida: es preferible
que una misma célula pueda multiplicar sus acciones para multiplicar el daño material y humano que generan.
Esta corriente absolutista tiene su origen en los Hermanos Musulmanes y propugna la destrucción revolucionaria y convulsa
del poder establecido (y no la mera reforma de la sociedad) para
cambiar regímenes corruptos e impíos por sistemas auténticamente islámicos. Se trata de un movimiento sunita, salafista e
internacionalista, que arraigó en la década de los setenta especialmente en Egipto, Argelia, Marruecos, Líbano y Sudán, y que
postula la preeminencia de la nación islámica sobre la noción
de Estado regional, la integración de todos los musulmanes en
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una macrocomunidad islámica sin fronteras ni identidades nacionales, el retorno al Islam original en el más amplio sentido
del concepto, y la estricta aplicación de los preceptos coránicos
para regir todas las facetas de la vida cotidiana y como solución
de los problemas contemporáneos.
Los takfires se distinguen por una flexibilidad ideológica interiorizada para la consecución de unos fines innegociables. A
diferencia del precursor de esta corriente, Sukri Mustafá, enemigo de la modernidad, sus herederos han apostado ciegamente
por el uso de Internet y las nuevas tecnologías para obtener
una ventaja estratégica frente a sus enemigos58. A diferencia de
Mustafá, que predicaba la retirada física de las sociedades infieles, han buscado un ‘exilio interior’, una infiltración clandestina
sobre la base del camuflaje. Desde esa posición, y sin necesidad
de rendir lealtad y compromiso permanente y formal a líderes
del movimiento yihadista global, es desde la que han planificado
y perpetrado sus atentados bajo la máxima según la cual ‘el fin
justifica los medios’59.
Uno de los elementos principales de esta doctrina se sustenta en
la acusación a los gobiernos de haber vuelto a la barbarie preislámica, por lo que se postula en consecuencia la excomunión y
58 MERLOS, Alfonso. “Internet y yihad: las nuevas tecnologías al servicio del islamismo
armado”. Estrategia Global, nº 16, 2006, pp. 54-59.
59 MILI, Hayder. “Jihad Without Rules: The Evolution of Takfir wal Hijra”. Terrorism
Monitor, vol. 4, nº 13, 29 de junio de 2006.
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el ataque a los que no pregonan y cumplen las verdaderas leyes
musulmanas. Para ello, los takfires se comprometen a afrontar
una ‘retirada interna’ que les lleva a rechazar la totalidad de las
instituciones del Estado e intentar derribarlas violentamente a
través de la lucha armada.
En su afán por alcanzar el poder, utilizan la retórica de los preceptos islámicos y mediante manipulaciones y desviaciones del
mensaje original culpan a los regímenes apóstatas de los problemas de todo orden que sufre el mundo árabe y musulmán,
sean de índole social, cultura, política o económica. Organizativamente, han promovido la constitución de pequeñas células
con compartimentos estancos en las que se cultiva al máximo
el secretismo y en las que destaca la presencia de un emir, una
figura de carisma que dota de coherencia ideológica y operativa
los proyectos criminales.
La dificultad de los servicios de información europeos para detectar, controlar y desarticular este tipo de entramados deriva del
hecho de que sus miembros no sólo fingen y simulan la adopción
y la sensación de comodidad con costumbres no acordes con los
preceptos coránicos más estrictos sino del hecho de que pueden
llegar a ocultar por completo que profesan la religión islámica,
como fue el caso de algunos de los terroristas de origen marroquí
y argelino vinculados al 11M: como cualquiera de las personas
de su entorno, hacían pequeñas obras de albañilería, desarrollaban la actividad comercial de venta de ropa de segunda mano,
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trabajaban en empresas de limpieza o se dedicaban a la venta de
artículos de artesanía dentro de los límites de la legalidad.
A nivel interno, las órdenes que emanan en este tipo de asociaciones del emir se siguen hasta tal punto que aquellos que
intenten desviarse de su cumplimiento o abandonar la célula
pueden recibir severos castigos físicos. Las medidas de seguridad que toman a la hora de contactar entre sí les llevan a
usar el lenguaje encriptado, cambiar permanentemente de teléfonos móviles y usar cabinas públicas en sus conversaciones. Se
reservan los pisos francos para la celebración de reuniones de
legitimación y exaltación de la yihad en las que: a) se llevan a
cabo proyecciones de vídeos propagandísticos; b) se procede a la
lectura de revistas, panfletos y textos que propagan la ideología
salafista; y c) se intercambian impresiones sobre la situación
de los musulmanes en el mundo y las vías de solución a sus
problemas.
El proceso de conversión de los takfires y su incardinación en el
marco genérico de actuación del movimiento yihadista global tiene numerosos elementos en común con el proceso de aislamiento en que se inician los miembros de distintas sectas religiosas:
pierden totalmente la independencia como personas, fijan una
serie de figuras de culto tomadas como referencia y modelos de
conducta a seguir, desarrollan una ideología colectiva sustentada en el ejercicio de la violencia y en la confrontación inevitable
entre el bien y el mal y, por último, desde una situación de casi
completo aislamiento de la célula, sus elementos desarrollan un
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sentimiento de rechazo y hostilidad al entorno que les rodea
mientras externamente simulan su aceptación60.
Los terroristas que siguen esta corriente se han valido comúnmente del uso de técnicas para la penetración de las sociedades
occidentales y el engaño a los servicios de información que tienen su origen en la taqiya y el kitman, dos conceptos fundamentales en la doctrina que emana del Corán. Bajo el manto de
la primera, los musulmanes están autorizados para actuar con
disimulo y mantener en secreto y en la más estricta intimidad
sus convicciones más profundas siempre que el objetivo sea doblegar a los falsos creyentes, judíos y cristianos actuando desde
su terreno. Bajo la fórmula de la segunda, pueden reservar para
su fuero interno sus intenciones más malévolas61.
A nivel internacional, los takfires lejos de ser considerados
miembros de una secta nociva, han llegado a gozar de un gran
predicamento, influencia y reputación en el seno del movimiento yihadista global, especialmente en organizaciones magrebíes
como el Grupo Islámico Combatiente Marroquí o el Grupo Islámico Combatiente Libio. Han demostrado una notable capacidad
para el robo, la falsificación de documentos administrativos, el
60 GENERAL INTELLIGENCE AND SECURITY SERVICE. Violent Jihad in the Netherlands.
The Hague. Ministry of the Interior and Kingdom Relations, 2006, p. 38.
61 SHULTZ, Richard y MARGOLIES, Ruth. “Tactical Deception and Strategic Surprise in
Al Qaeda’s Operations”. Middle East Review of International Affairs, vol. 8, nº 2, junio
de 2004.
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reclutamiento y la captación de fondos a través de las más diversas fuentes. Han sido pioneros en la transmisión de la idea en
función de la cual a la espera de poder derrocar algún régimen
árabe y/o musulmán y poder aprovechar para la exportación de
la yihad el territorio conjunto de un Estado, son extraordinariamente relevantes para el entrenamiento y el adiestramiento los
‘territorios liberados’ y vetados a la presencia de las fuerzas del
enemigo. Muchas de esas áreas empiezan a estar localizadas en
Europa, en distritos de grandes ciudades en las que de facto rige
la ley islámica.
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8 EUROPA Y LA CONSOLIDACIÓN DEL MOVIMIENTO YIHADISTA
GLOBAL
Europa occidental ha funcionado en el contexto de seguridad
post 11S como uno de los escenarios centrales en el choque
de ideas entre el Islam moderado y el salafismo armado. No es
factible determinar científica y exactamente el número de musulmanes instalados en suelo comunitario proclives a las tesis
de Osama bin Laden que eventualmente podrían incorporarse a
un proyecto terrorista o que, efectivamente, están implicados
en actividades directas o indirectas de apoyo a la consecución
de las metas del movimiento yihadista global. Según la fórmula
genérica manejada por los servicios de inteligencia franceses, de
una muestra de población islámica, en torno al 5% se muestran
favorables a las tesis yihadistas, y de ese porcentaje, un 3% o
ejercerían el terrorismo o no tendrían ningún reparo moral en
ejercerlo eventualmente. En el caso de Europa, esa fórmula daría
como resultado que de los 12 millones de población, 600.000
serían favorables al islamismo armado, y unos 18.000 serían terroristas o susceptibles de ser captados con escasos esfuerzos
para ejercer la violencia política62.
62 MONIQUET, Claude. “The Radicalization of Muslim Youth in Europe: the Reality and
the Scale of the Threat”. Testimony before the Committee on International Relations,
Subcommittee on Europe and Emerging Threats, United States House of Representatives, 27 de abril de 2005.
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En el marco pre 11S, los yihadistas ya tomaron ventaja de las sociedades abiertas europeas para fortalecer sus organizaciones y
hacer avanzar sus ideas63. El 11M y el 7J rompieron la teoría asumida de forma generalizada y acrítica según la cual los actores
que conforman el magma neosalafista evitarían la perpetración
de atentados allí donde disponían de su base de operaciones,
habida cuenta de que, hasta el 11M, el territorio europeo había
sido utilizado fundamentalmente para: a) el refugio, descanso
y relevo de células de ataque, b) la falsificación de documentos
que eran entregados a terceros yihadistas para facilitar sus desplazamientos, c) la recaudación y el envío de fondos que eran
obtenidos mediante la utilización fraudulenta de tarjetas de crédito o la delincuencia, d) la adquisición y el envío clandestino
de armamento y material logístico, e) el reclutamiento de voluntarios, y f) la distribución y difusión de propaganda.
Los partidarios del salafismo armado han manifestado sistemáticamente que su objetivo en Europa es emular la toma de poder
en tres fases, tal y como la llevó a cabo en su época el profeta
Mahoma. En una primera, diseminando sus ideas en un intensivo esfuerzo de persuasión. En una segunda, creando todas las
células posibles en todos los Estados posibles y forzando, paulatinamente, una dialéctica de tensión con los gobiernos legíti-
63 BARAN, Zeyno. “Combating al Qaeda and the Militant Islamic Threat”. Testimony to
the The United States House of Representatives, Committee on Armed Services, Subcommittee on Terrorism, Unconventional Threats and Capabilities, 16 de febrero de
2005, p. 1.
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mamente elegidos. En tercer lugar, infiltrando las instituciones
del Estado para condicionar o controlar el proceso de toma de
decisiones tanto a nivel micro como macro64.
Los elementos insertos en el movimiento yihadista global están
trasladando con especial intensidad una doble idea. Primero,
que los musulmanes asentados en Europa son hermanos oprimidos que tienen que ser rescatados y liberados de la perversa
influencia de las sociedades occidentales. Segundo, que es posible trabajar en la creación en territorio europeo de distritos exclusivistas y aislados, completamente islamizados, incluso crear
estructuras sociales islamistas paralelas que lleguen a suplantar
al Estado como ocurre en algunos enclaves del mundo árabe y
musulmán65.
En efecto, los yihadistas se han marcado como objetivo crear
dentro de Europa espacios urbanos de mayoría musulmana donde la sharia regule el comportamiento y las normas de convivencia de la población: la elevada concentración étnica de
determinadas áreas de determinadas capitales europeas en las
que se percibe una mínima presencia de la administración, en
las que emergen jóvenes de inspiración salafista ejerciendo un
visible control social y en las que se construye y refuerza una
64 Ibid., pp. 4-5.
65 HASAN, Khalid. “Al Qaeda Wants to Radicalise Western Goverments”. Daily Times, 2
de abril de 2006.
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identidad ‘musulmanes vs no musulmanes’ son factores que contribuyen a la creación y consolidación de guetos regidos por los
terroristas en los que les resulta extraordinariamente favorable
el reclutamiento66.
Los yihadistas han difundido y hecho calar en determinados sectores la tesis según la cual la cultura europea (reflejada en las
manifestaciones de su clase política, sus creadores de opinión
y su ciudadanía en general) está llena de prejuicios contra el
Islam. Este diagnóstico les ha llevado a promover e incitar al
desarrollo de una contracultura endógena basada en un exaltado
proceso de victimización: su nivel de autocrítica respecto de los
problemas que sufren los musulmanes es mínimo y contrasta con
la profusión de teorías de la conspiración que tienden a justificar todos los males sufridos por los seguidores de esa religión
bajo el argumento único de la deliberada e ilimitada opresión
judeocristiana67.
El galopante crecimiento demográfico de la diáspora musulmana
se ha desarrollado de forma paralela y simultánea a la constitución de amplios círculos sociales en los que la masificación y las
altas tasas de desempleo se han consolidado como factores que
66 JORDÁN, Javier y TRUJILLO, Humberto. “Entornos favorables al reclutamiento yihadista: el barrio del Príncipe Alfonso (Ceuta)”. Jihad Monitor Occasional Paper, nº 3,
22 de noviembre de 2006, pp. 6-7.
67 GENERAL INTELLIGENCE AND SECURITY SERVICE. Violent Jihad in the..., ob. cit., pp.
34-36.
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han disparado las amenazas a la estabilidad y la seguridad68, por
las facilidades que han encontrado las células especializadas en
la captación en llevar a cabo con éxito las funciones de proselitismo e indoctrinamiento. Por ejemplo, las tasas de paro son más
de un 10% más altas entre los británicos de origen musulmán y,
en el caso de Holanda, esa tasa escala por encima del 60%, a lo
que hay que sumar la voluntad de un porcentaje significativo de
los musulmanes de ‘no integrarse’ en las instituciones políticas,
sociales y culturales de los Estados europeos.
Incluso la consolidación económica y social de un determinado
segmento de las comunidades islámicas, que ha ido acompañada
de la emergencia de generaciones de musulmanes mejor educados y más familiarizados con la cultura occidental ha constituido una amenaza en la medida en que ese bagaje no ha sido
utilizado para su integración en la sociedad sino para atentar
contra ella69.
La monitorización de los elementos vinculados al terrorismo en
esa diáspora es especialmente complicada en algunos casos debido a sus potentes conexiones exteriores. En el caso de Reino
Unido son unos 400.000 los británicos de origen pakistaní que
68 CENTER FOR STRATEGIC AND INTERNATIONAL STUDIES. “Current and Crosscurrents of
Radical Islamism”. CSIS Report on Transatlantic Dialogue on Terrorism, abril de 2006,
p. 6.
69 PAZ, Reuven. “Global Jihad and the European Arena”. Presentation in the International Conference on Intelligence and Terrorism, Priverno, 15 de mayo de 2002, pp.
5-7.
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viajan una o varias veces al año a su país de origen, algunos con
la clara voluntad de contactar con redes yihadistas clandestinas
o de pasar un tiempo en determinadas mezquitas o centros culturales y organizaciones caritativas que dan amparo a la propagación del salafismo armado70.
El nivel de riesgo que representan las ‘células europeas’ está
condicionado por la debilidad de las herramientas legislativas
de las que disponen algunos Estados71. En enero de 2005 un
tribunal italiano pronunciaba su sentencia sobre la implicación
del marroquí Mohamed Daki en una red de falsificación de documentos utilizados, entre otros, por Maxamed Cabdullah Cise,
un terrorista que viajó a Irak para combatir junto a yihadistas
de Ansar al Islam. La juez Clementina Forleo estimó que Daki
era pieza central en la red de reclutamiento pero que las misiones en las que tomaban parte los reclutados en Irak debían ser
consideradas no ‘actos terroristas’ sino ‘operaciones de guerrilla’, y que los objetivos genéricos de Ansar al Islam no eran de
naturaleza terrorista a pesar de apoyarse ideológicamente esta
organización en el fundamentalismo islámico. La sentencia hizo
declarar al ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini que
se estaba transmitiendo a las células terroristas un mensaje de70 CALDWELL, Christopher. “After Londonistan”. The New York Times, 25 de junio de
2006.
71 SARCINA, Giuseppe. “Frattini: ‘Ora c’e il rischio che l’Italia diventi zona franca per
gli estremisti”. Corriere della Sera, 25 de enero de 2005.
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vastador: ‘Europa es un refugio seguro en el que los yihadistas
pueden operar con impunidad’.
La amenaza de estas redes no deriva únicamente de su potencial
para la radicalización más extrema sino de su influencia en las
comunidades musulmanas y su inducción para que quienes profesan esta religión eviten la asimilación, rechacen la ley y el orden y creen una situación de polarización frente a su entorno72.
Estas células se han constituido bajo ‘oasis identitarios’, en la
medida en que se han desligado de las sociedades de implantación vinculándose única o fundamentalmente a esa comunidad
de referencia que conforman los musulmanes en general y, en
particular, los terroristas que combaten en los diversos frentes
de yihad73.
Desde una perspectiva comparativa transatlántica, Europa ha
tenido que hacer frente al reto de la integración de una manera más adversa que Estados Unidos por diversas razones. Principalmente, porque porcentualmente es mayor la presencia de
musulmanes en suelo comunitario y porque tradicionalmente
los musulmanes que han emigrado a Norteamérica han tenido
niveles de bienestar social y económico que, como mínimo, se
72 AKERBOOM, Eric. “Counterterrorism in the Netherlands”. Analysis for the General
Intelligence and Security Service of the Netherlands, 11 de noviembre de 2003, p. 2.
73 JORDÁN, Javier y TORRES, Manuel. “El yihadismo en Europa: tendencias y evolución”. Ponencia presentada en el VII Congreso de la Asociación Española de Ciencia
Política y de la Administración. Madrid, 21 de septiembre de 2005.
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han tendido a situar en la media nacional; además, porque la
percepción subjetiva y la realidad objetiva de la nación estadounidense como crisol de culturas ha favorecido que la diáspora
musulmana no se haya visto, en términos generales, desplazada
o rechazada.
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9 LAS REDES CONTINENTALES DE APOYO AL TERRORISMO EN
IRAK
La persistencia en el tiempo del terrorismo yihadista y la explotación del conflicto en Irak ha estado directamente ligada, entre
otros factores, a la función del territorio europeo como cabeza
de puente en el que se han establecido entramados para la captación, el indoctrinamiento y el envío de operativos al corazón
de Oriente Medio74.
Ya en la segunda mitad de 2004 se comenzó a detectar por las
agencias de inteligencia europeas, en términos generales, la
presencia de reclutadores, fundamentalmente en Italia, Francia,
Suecia, Bélgica, Alemania, Reino Unido y España que procedían
a la preparación de terroristas. Antes de dejar Europa, las familias de un significativo número de terroristas que con el tiempo
se convirtieron en suicidas, habían detectado notables cambios
en su comportamiento, en la vestimenta, en la alimentación o
en el cuidado físico75.
Esos jóvenes, en un porcentaje minoritario, se han convertido
en autores materiales de atentados en los que se han dejado la
vida. La mayor parte, en cambio, y tal y como han recomenda74 MERLOS, Alfonso. “Irak como escenario de conflicto para la consolidación del movimiento yihadista global”. Política y Estrategia, vol. 112, 2008, pp. 26-49.
75
KEATEN, Jamey. “Homegrown Militants Present Europe With New Terror Threat”.
Associated Press, 9 de diciembre de 2005.
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do los ideólogos de referencia del movimiento yihadista global,
han viajado a Irak con el objetivo de adquirir experiencia en la
lucha armada para posteriormente retornar a Europa y diseñar
o ejecutar planes de ataque76. Su meta es realizar una contribución temporal a uno de los escenarios de la yihad para regresar
posteriormente a sus Estados de origen77.
Las propias organizaciones operativas en Irak se han esforzado
en mantener abierto y pujante su vector y ramificaciones europeas. Fue una célula alemana vinculada al entramado Ansar al
Islam la que intentó asesinar al ex primer ministro iraquí Iyad
Alaui durante su visita a Berlín en diciembre de 2004, lo que
ayudó a la inteligencia germana a destapar la compleja trama
de esta organización en Europa y a determinar su fisonomía y
estructura: en la cúpula se encontraba un ‘director’, que contaba
con un ‘subdirector’ y el apoyo para la toma de decisiones de
varios ‘ingenieros’ y ‘capataces’, situados en un tercer nivel; en
la base operaban los ‘trabajadores’ y ‘empleados’ destinados a ser
enviados a Irak para tomar parte en atentados suicidas.
El entramado Ansar al Islam ha crecido numéricamente en términos de operativos en el escenario post 11S mediante la inclu-
76 HAAHR, Kathryn. “New Reports Allege Foreign Fighters in Iraq Returning to Europe”.
Terrorism Facuss, vol. 3, nº 20, 23 de mayo de 2006, p. 2.
77 CORDESMAN, Anthony. “Iraq’s Evolving Insurgency”. Report of the Center for Strategic and International Studies, 9 de diciembre de 2005, p. 19.
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sión entre sus filas de jordanos, marroquíes, palestinos y afganos
y ha ido cimentando su presencia en una docena de Estados europeos, fundamentalmente en Alemania, Francia, España, Reino
Unido, Italia, Noruega y Bosnia. Desde Internet ha transmitido
en reiterados mensajes la necesidad de mantener y reforzar la
capacidad de proselitismo y captación; también la de incurrir en
actividades criminales para crear fuentes autónomas y diversificadas de financiación que permitan circunvalar las sanciones
internacionales y explotar los agujeros de seguridad europeos
tanto a nivel estatal como transnacional78.
No sólo conglomerados como Ansar al Islam buscan el uso del
territorio comunitario para el apoyo a operaciones en Irak. Estados Unidos ha probado la presencia de yihadistas europeos
con proyectos para la perpetración de atentados en suelo estadounidense en escenarios muy distintos: a través de un ataque
coordinado con coches bomba en grandes ciudades y áreas densamente pobladas recurriendo al uso de suicidas, a través del envenenamiento de la red hidraúlica de grandes ciudades mediante
agentes químicos y, por último, a través del asesinato selectivo
de altos cargos federales o estatales.
Los grupos entregados al aprovisionamiento de documentación
falsificada, el indoctrinamiento, la financiación y la búsqueda de
rutas para la infiltración en territorio iraquí han mejorado pro78 DARLING, Dan. “Ansar al Islam Dossier”. Analysis for the Center for Policing Terrorism,
30 de julio de 2004, p. 5.
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gresivamente su nivel de coordinación a escala transnacional79,
operando desde la mayor parte de Estados europeos: Alemania,
Francia, Italia, Reino Unido, España, Noruega, Holanda, Bélgica,
Austria, Polonia, República Checa, Bulgaria o Rumania80.
La última semana de noviembre de 2005, la policía belga desmantelaba en Bruselas y Antwerp una red de catorce terroristas
vinculados a Murielle Degauque, la primera suicida conversa al
Islam que había atentado el 9 de ese mismo mes contra militares
estadounidenses a las afueras de Bagdad. Se trataba de nueve
belgas, dos tunecinos y tres marroquíes vinculados al envío de
yihadistas en coordinación con el GICM.
En Holanda, los servicios de información han detectado que
la amenaza que representa el islamismo no está vinculada únicamente al ejercicio directo de la violencia. Son numerosos los
salafistas que están trabajando desde la propaganda y el proselitismo para influenciar a la diáspora musulmana instalada en
ese Estado con el fin de crear un escenario de polarización social
y alienar a la minoría musulmana. Esa tarea, que persigue el
bloqueo de la integración de los inmigrantes, se levanta sobre
la base doctrinal que defiende que, de acuerdo con el verdadero
79 BUTLER, Desmond y VAN NATTA, Don. “Recruiters: Trail of Anti-US Fighters Said to
Cross Europe to Iraq”. The New York Times, 6 de diciembre de 2003.
80 BARNETT, Anthony et al. “Terror Cells Regroup and Now They Target Europe”. The
Observer, 11 de enero de 2004.
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Islam, los musulmanes no pueden acatar los sistemas democráticos, liberales y abiertos de corte occidental.
El propio escenario de posguerra iraquí ha influido en el comportamiento de determinadas ‘células europeas’81. Es el caso de
aquella en la que se insertó el asesino del cineasta Theo Van
Gogh. El hecho de que Mohamed Bouyeri intentase consumar el
atentado rebanando el cuello a su víctima es un indicador de que
el método de ataque estaba influenciado por las imágenes de la
campaña de secuestros y decapitaciones de rehenes en Bagdad,
a las que esos criminales tenían acceso diariamente a través de
Internet. Tanto la documentación incautada como las comunicaciones a las que se tuvo acceso determinaron que la situación en
Irak había actuado como acelerador y elemento para la radicalización de este entramado yihadista82.
En Alemania, las fuerzas antiterroristas desmantelaban el 12 de
enero de 2005 en una operación sincronizada en distintas ciudades una red de 22 operativos especializados en la falsificación de
pasaportes, la elaboración y difusión de propaganda y el reclutamiento de jóvenes para Ansar al Islam. Pocos días más tarde, las
autoridades detenían en una investigación conjunta con Estados
81 PAZ, Reuven. “The Impact of the War in Iraq on Islamist Groups and the Culture of
Global Jihad”. PRISM Series of Global Jihad, septiembre de 2004.
82 MERLOS, Alfonso. “La cibercomunicación en la estrategia de Al Qaeda”. Cuadernos de
Periodistas, nº 14, junio de 2008, pp. 73-84.
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Unidos a un terrorista que ejercía como mentor de suicidas; se
trataba de un iraquí que no sólo indoctrinaba a los reclutas antes de enviarlos a Bagdad sino que les inducía a la comisión de
delitos para la financiación de los gastos del viaje83.
A inicios de 2005, la inteligencia germana cifraba en un centenar los operativos de Ansar el Islam activos en el país y calculaba que sólo en la región de Bavaria habían sido captadas dos
decenas para ser infiltrados en Irak, algunos con la voluntad de
llegar hasta el suicidio, entre ellos un correo de 27 años que había viajado hasta en 20 ocasiones a la zona antes de ser detenido
por las autoridades de Bagdad84. A mediados de mayo de 2006,
sólo en Hamburgo eran 170 los yihadistas bajo sospecha, una
cifra que a nivel nacional alcanzaba los 2.00085.
En el caso de Francia, la amenaza en la década de los noventa
procedía de yihadistas infiltrados desde el exterior, principalmente de Argelia, que iniciaban un proceso de extensión del islamismo activista entre aquellos segmentos de la población ori-
83 VAN NATTA, Don y BERGMAN, Lowell. “Militant Imams Under Scrutiny Across Europe”. The New York Times, 25 de enero de 2005, p. 9.
84 CZUCZKA, Tony. “Militants Said to Send Fighters to Europe”. Associated Press, 8 de
enero de 2005; WHITLOCK, Craig. “In Europe, New Force for Recruiting Radicals”. The
Washington Post, 18 de febrero de 2005, p. 1.
85 HAVEN, Paul. “Europe Tries to Prevent Next Attack”. The Guardian, 29 de mayo de
2006.
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ginarios del Magreb. Con el tiempo esa amenaza ha cedido paso a
la de yihadistas autóctonos que han buscado la exportación del
terror a teatros de batalla como el iraquí86.
Las fuerzas policiales comenzaron a detectar la actividad de
redes organizadas de reclutamiento para la yihad en otoño de
2004, después de que las autoridades de Washington y Bagdad
comunicaran a sus contrapartes en París que entre julio y octubre de ese año tres jóvenes parisinos de origen magrebí, todos de
19 años, habían perdido la vida en distintos combates. El primero, Hakim Redouane murió durante el bombardeo por el Ejército
de Estados Unidos de una posición terrorista en Faluya, el 17 de
julio. El 20 de septiembre caía en un enfrentamiento con tropas estadounidenses Tarek Ouinis. El 20 de octubre Abdelhalim
Badjoud se dejaba la vida en un atentado en el camino hacia el
aeropuerto de Bagdad matando a dos soldados estadounidenses.
Además, los magistrados de París87 tuvieron conocimiento de que
tres ciudadanos franceses habían sido detenidos por las fuerzas
de Estados Unidos. Dos de ellos, Peter Cherif y Chekou Diakhabi,
de 22 y 20 años respectivamente luchaban en Faluya. El tercero,
86 INTERNATIONAL CRISIS GROUP. “La France face à ses musulmans: émeutes, jihadisme
et dépolitisation”. ICG Rapport Europe, nº 172, 9 de marzo de 2006, p. 18.
87 VIDINO, Lorenzo. Al Qaeda in Europe: The New Battleground of International Terrorism. New York. Prometheus Books, 2005, pp. 112-113.
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Faras Howeini, también de 20 años, había sido arrestado en Mosul acusado del asesinato de un agente de la policía iraquí88.
Estos seis jóvenes procedían del mismo suburbio de París, del
distrito 19, un área al noreste de la capital densamente poblada
por inmigrantes norteafricanos. Todos, en situación de desempleo, habían dejado el país en marzo de 2004 camino de Siria,
donde se inscribieron en el Instituto Islámico Al Fatah en el que
permanecieron unas semanas antes de cruzar la frontera.
En diciembre de 2005, Francia había identificado a 22 jóvenes
que se habían infiltrado en Irak para convertirse en suicidas. Por
esa fecha, siete de ellos habían muerto, dos estaban apresados
por el Ejército de Estados Unidos y de trece se desconocía su
paradero aunque no se descartaba que, algunos de ellos, hubiesen regresado a Europa para proseguir la yihad. La mayoría
eran procedentes de París y Lyon. El responsable de la Dirección
de Vigilancia del Territorio (DST), Pierre de Bousquet, ha confirmado que los potencialmente reclutables presentan un perfil
común: son muy jóvenes, proceden de barrios marginales, su
proceso de radicalización es rápido, hacen gala abiertamente de
su extremismo, y la mayoría abandona el país con el pretexto de
seguir estudios islámicos en Oriente Medio.
88 CHICHIZOLA, Jean. “Le troisième français capturé en Irak a eté identifié”. Le Figaro,
5 de febrero de 2005.
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En septiembre de 2006, Francia tomaba la determinación de frenar la eventual exportación de yihadistas a través de un nuevo
procedimiento de expatriación contra los imanes radicales, los
referentes religiosos y los líderes de opinión que aprovechaban
las mezquitas para propagar la doctrina del salafismo armado. En
esa fecha, el Ministerio del Interior incoaba once expedientes de
expulsión contra otros tantos predicadores: siete magrebíes, un
sirio, un paquistaní, un bosnio y un último originario de Chad.
La mayoría difundía su mensaje en los alrededores de París y dos
de ellos habían llegado a Francia extraditados por los gobiernos de Reino Unido y Alemania por actividades vinculadas a la
justificación y la apología del terrorismo89. Esta lucha contra la
propagación de la versión más radical del Islam no era nueva.
A finales de 2004, agentes de información monitorizaban más
de cuarenta mezquitas en todo el territorio nacional en las que
eran grabados con especial atención las soflamas difundidas en
los sermones de los viernes usando una amplia red de confidentes y colaboradores.
Más allá de la Europa continental, en Reino Unido la amenaza
que deriva de las células locales conectadas operativamente en
mayor o menor grado con el escenario de posguerra iraquí ha tenido para las autoridades el elemento de preocupación añadido
provocado por el creciente grado de alienación de la comunidad
89 FARAMAZI, Scheherezade. “France, a Past Victim of Terrorism, Doesn’t Pull Punches
in Fighting Back”. Associated Press, 21 de diciembre de 2004.
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musulmana y sus posiciones y actitudes hacia el ejercicio de
la yihad. Las tasas de desempleo de esta comunidad se elevan
hasta el 15%, escalando hasta el 28% en el caso de los jóvenes
de entre 16 y 24 años, lo que dispara la vulnerabilidad para la
captación en estos segmentos. Respecto de su opinión sobre la
yihad, en porcentajes muy altos (más del 80%, según la mayoría absoluta de los sondeos) contempla que la ‘guerra contra el
terror’ es equiparable de forma simple y directa a una ‘guerra
contra el Islam’ y en porcentajes muy bajos (en torno al 10%,
según la mayoría absoluta de los sondeos) se muestra favorable
a que Al Qaeda o, por extensión, los actores encuadrados en el
movimiento yihadista global sigan su campaña de atentados90.
En junio de 2005, unos setenta voluntarios habían dejado Reino
Unido para combatir en Irak: al menos tres de ellos habían muerto en combate y uno más, Idris Bazis, originario de Manchester
y muy por encima de la media de edad de los yihadistas, 41
años, se había dejado la vida en un atentado suicida91. A mediados de 2006 las fuerzas de seguridad estimaban en algo menos
de un centenar los que habían conseguido infiltrarse en Irak92.
90 VIDINO, Lorenzo. “Islamic Extremism in Europe”. Testimony before the US House Committee on International Relations, Subcommittee on Europe and Emerging Threats, 27
de abril de 2005.
91 LEPPARD, David y JABER, Hala. “70 British Muslims Join Iraq Fighters”. The Times,
26 de junio de 2005.
92 BRIMLEY, Shawn. “Tentacles of Jihad: Targeting Transnational Support Networks”.
Parameters, verano de 2006, p. 39.
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Las autoridades revelaron a finales de mayo de 2006 que desde
el 7J habían sido desbaratadas hasta una veintena de tramas
en distintas fases de planificación, muchas de ellas conectadas
directa o indirectamente con individuos y células yihadistas activas en Irak; la última semana de ese mes, la policía arrestó a
ocho terroristas libios que estaban financiando operaciones en
Bagdad y que planificaban una ola de atentados suicidas contra
las fuerzas estadounidenses y británicas.
Las células que operan en Reino Unido y han mantenido conexiones con el escenario de conflicto en Irak han explotado
parcialmente las redes creadas por organizaciones como Al Muyahirun, que con distintos grados de apoyo a la yihad, internamente y en círculos más o menos restringidos: ha incitado a la
violencia, ha llamado al antisemitismo, ha intentado de manera
encubierta difundir falsos rumores y teorías de la conspiración
susceptibles de cuajar en la diáspora musulmana, y ha buscado
la creación de un estado de confrontación social en sintonía con
los intereses de los yihadistas.
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10 COROLARIO: CONTRA LA SOMBRA Y LA PLAGA DEL
APACIGUAMIENTO
Los poderes públicos europeos se han esforzado en los últimos
años en la elaboración de guías de acción destinadas a orientar
la misión de periodistas, académicos e intelectuales en el combate de los procesos de radicalización de la diáspora musulmana.
Entre las más heterogéneas amalgamas de recomendaciones, la
mayor parte de ellas con la horma de la corrección política, se ha
apuntado: 1) que el uso de términos como “terrorismo islámico”
debería ser descartado para apostarse por una distinción clara
entre las reivindicaciones que presentan los grupos terroristas y
la fe tal y como es contemplada por la mayoría de musulmanes;
2) que no debe deslizarse la idea de que los musulmanes no se
oponen activamente al terrorismo, ya que es algo que en términos generales hacen sistemáticamente; 3) que debe dejarse de
manifiesto que hay ataques de componente antisemita que son
perpetrados por jóvenes musulmanes deslindados de aquellas
tramas perfectamente organizadas y planificadas que entran en
los circuitos del terrorismo internacional; y 4) que no es conveniente que los medios de comunicación contribuyan a crear un
clima de alerta generalizado sobre eventuales atentados desviando la atención de otros asuntos diarios de interés general93.
93 HOUSE OF COMMONS. “Terrorism and Community Relations”. Sixth Report of Session
2004-2005, vol. 1, 22 de marzo de 2005, pp. 66-67.
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Esos mismos poderes se han entregado con menor entusiasmo a
recalcar que la respuesta ante la amenaza debe centrarse en un
triple rearme: el militar, con fuerzas de intervención apropiadas
a las exigencias que presenta el nuevo escenario de seguridad; el
legal, con nuevas disposiciones normativas para combatir la fisonomía cambiante del enemigo; y el moral, con una reafirmación
definitiva e inquebrantable de los valores de la tradición judeocristiana que tan activamente han contribuido a que la libertad
germine, se extienda y arraigue en nuestras sociedades94.
Esta redefinición de los mecanismos e instrumentos de combate
es necesaria en la medida en que la lógica de la Guerra Fría y
de la Era Industrial ha abierto paso a una nueva lógica y, por
lo tanto, a nuevas reglas y modos de encarar el conflicto. Si
no somos capaces de definir esas reglas, corremos el riesgo de
dejar que sean definidas por nuestros enemigos95. No estamos
estrictamente ante un choque entre civilizaciones sino entre un
choque entre la civilización y la barbarie. Estamos ante la vieja
batalla entre el progreso y el reaccionismo, entre aquellos que
abrazan y ven una oportunidad en el mundo nuevo y aquellos
que rechazan su existencia, entre el optimismo y la esperanza
94 AVILÉS, Juán. “Occidente ante el desafío del islamismo radical: un ensayo de interpretación”. Análisis nº 38 del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y
Estratégicos, 27 de marzo de 2007, p. 3.
95 REED, Donald. “On Strategy: The War on Terror in Context”. Analysis for the Naval
Postgraduate School, marzo de 2006, p. 27.
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de un lado frente al pesimismo y el miedo del otro: la ecuación
resultante de esta confrontación entre el extremismo y la modernidad determinará el signo del futuro96.
Sólo se conseguirá la derrota del terrorismo de matriz salafista
si las elites políticas creen en ella y si son capaces de trazar y
recorrer vías para la victoria que se transiten tras asumir varias
consideraciones. La primera, que el eficaz combate contra esta
forma de violencia va más allá de la contabilización cuantitativa
y matemática del número de terroristas capturados o muertos.
La segunda, que el triunfo no será marcado ni quedará grabado
con un signo tan visible como la caída del Muro de Berlín y el
colapso del comunismo. La tercera, que la recuperación de espacios democráticos que amortigüen los efectos de la presencia
yihadista en Oriente Próximo, Asia Central, la región del Golfo
Pérsico y el Sudeste Asiático pasa por ofrecer y, en ocasiones,
imponer al mundo árabe y musulmán la libertad como antídoto
de los planteamientos más atroces y tiránicos que abanderan los
terroristas.
La violencia política de destrucción masiva exige una respuesta
motivada por el desbordamiento del paradigma de terrorismo
entendido como acto criminal de efectos, materiales y humanos, muy restringidos. Incluso a pesar del riesgo de caer en esa
tentación, a los gobiernos apaciguadores no les resulta posible
96 BLAIR, Tony. “A Clash about Civilization”. Conferencia pronunciada en el Foreign
Policy Centre, 21 de marzo de 2006.
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hoy la estrategia que pasa por ‘tomar la temperatura’ o ‘tomar
el contacto’ con los yihadistas para, al detectar el punto óptimo, entablar conversaciones y llegar a algún compromiso previa
claudicación a través de concesiones políticas. Como advirtiera
el ex director de la CIA, James Woolsey, ‘los terroristas de hoy
no quieren sentarse en ninguna mesa; quieren destruir la mesa
y liquidar a sus interlocutores’.
Occidente no está ganando la batalla contra el totalitarismo yihadista. Tras su proceso de dispersión, reagrupamiento y descentralización, el conglomerado que ha derivado de la organización Al Qaeda está exhibiendo una elevada capacidad para
sobreponerse a los resultados de un ciclo sostenido de eficaces operaciones contraterroristas. La destrucción, desactivación
o aislamiento de unas células está teniendo como paralelo la
potenciación, radicalización y activación de otras, periféricas y
durmientes, que han garantizado una capacidad de actuación y
réplica sostenida.
Las democracias avanzadas no han conseguido paralizar la campaña en marcha contra apóstatas, judíos, cruzados y ateos; no
han conseguido minar la moral de los terroristas; no provocar
la disminución del umbral de letalidad de sus atentados; no generar un colapso o lucha interna en el seno del movimiento; no
llevar a los yihadistas a desistir en sus ataques o negociar su
rendición. Sin embargo, las democracias avanzadas sí están asumiendo que la disuasión significa poco para terroristas que no
tienen territorio ni ciudadanos que defender; que la contención
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es ineficaz frente a quienes buscan el factor sorpresa obsesionados con escalar hasta las más altas tasas de victimización con
sus embestidas; están comprendiendo que favorecer el diálogo
y la distensión para mercadear o llegar a modificar la agenda
neosalafista implica no entender las dimensiones expansionistas
del pensamiento alimentado por el Islam radical.
La determinación que debe guiar la lucha global el enemigo yihadista no debe ser menor que la que propició la derrota del
enemigo comunista. Como el comunismo ayer, el yihadismo tiene hoy un compromiso firme de actuar en cualquier lugar del
mundo contra quienes defienden el avance de la libertad. Como
el comunismo ayer, el yihadismo hoy está conformado por una
variedad de grupos y movimientos con un considerable respaldo
social que, en consecuencia, deben ser abordados, atacados y
atajados con herramientas diversas y complementarias. Como el
comunismo ayer, el yihadismo hoy está nutrido por una ideología contraria a los valores democráticos y con aspiraciones transnacionales. Como el comunismo ayer, el yihadismo hoy aspira a
un cambio del orden político, social y económico a través del
uso más despiadado, incondicional e irrestricto de la violencia.
Como el comunismo ayer, el yihadismo hoy postula la división
del mundo en dos esferas: la de quienes oprimen recurriendo
a la barbarie a los más débiles y la de quienes son oprimidos
por defender sus ideas y creencias. Como el comunismo ayer, el
yihadismo hoy tiene entre sus líderes y compinches a quienes
no están dispuestos a moldear ni corregir sus preconceptos y a
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quienes son impermeables a cualquier argumento o razón que
les llegue del exterior. Como el comunismo, el yihadismo contempla que la democracia y el capitalismo contienen las semillas
de su propia destrucción, desencadenada tras una guerra y una
revolución inevitable a escala global.
Las coordenadas desde las que encarar la amenaza yihadista,
abanderada por Al Qaeda, son estratégicamente similares a las
que propiciaron la erradicación de la amenaza comunista, abanderada por la Unión Soviética. Como ayer, hoy resulta vital para
derrotar al enemigo no sólo usar la fuerza en el campo de batalla sino desacreditar la ideología que lo moviliza y activa; como
ayer, hoy debe acatarse que en la medida en que la victoria
sólo puede resultar de un proceso prolongado, duro y difícil con
un final no necesariamente claro ni definitivo, la lucha debe
cometerse con persistencia y confianza en los principios que
la motivan. Como ayer, hoy hay que asumir que el desafío no
es sólo, ni siquiera principalmente, de carácter armado. Como
ayer, hoy se vuelve a situar la defensa de los derechos humanos
y las libertades más fundamentales en el centro del sistema de
creencias de quienes confían en el avance de la democracia al
margen de culturas, ideologías y religiones. En definitiva, como
ayer, hoy se debe confiar en la superioridad moral de Occidente
en contraposición a las tenebrosas utopías que activan a quienes se valen del terror para imponer falsos sistemas teocráticos
trasnochados y desviados.
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Para recorrer este camino largo que Occidente está obligado éticamente a liderar será necesario soltar el lastre que representan
quienes, desde las elites políticas y desde algunas alcantarillas
por las que transitan voluntariamente tanto académicos menores como consagrados intelectuales, entienden que es posible
el entendimiento cuando no el abrazo con los que creen en la
opresión, son llamados por el odio y se obstinan en socavar la
paz mundial, la prosperidad y la seguridad internacional.
Como Hannah Arendt sentenciara en relación a la amenaza del
nazismo, somos responsables del mundo en que vivimos, y por
tanto nos corresponde tomar algún tipo de compromiso cuando
el totalitarismo, sea de la índole que sea, se nos aproxima y nos
golpea. Según los casos ese compromiso debe ser, o al menos
puede ser, cívico. Pero también profesional.
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11 ANEXOS
ANEXO I:
“Juntos, haciendo frente a un Nuevo Totalitarismo”97
Después de haber doblegado al Fascismo, al Nazismo y al Comunismo, el mundo hoy hace frente a una nueva amenaza totalitaria: el Islamismo.
Nosotros, escritores, periodistas e intelectuales hacemos un
llamamiento para que se resista a esta forma de totalitarismo
religioso y a que se promueva la libertad, la igualdad de oportunidades y los valores seculares. Los eventos asociados a la
publicación de las viñetas de Mahoma en periódicos europeos
han revelado la necesidad de mantener la lucha por los valores
universales. Esta lucha no será ganada por la vía de las armas,
sino en el campo ideológico.
No estamos ante un choque de civilizaciones o un antagonismo
entre Occidente y Oriente, sino ante una lucha global que enfrenta a los que creen en la democracia con los que creen en la
teocracia. Como todas las formas ideológicas de totalitarismo,
el Islamismo bebe en las fuentes del miedo y la frustración. Los
predicadores del odio toman esas referencias y se aprovechan
97 Documento firmado por un grupo de intelectuales y periodistas, originalmente publicado el 1 de marzo de 2006 en el semanario francés Charlie Hebdo, uno de los
medios de comunicación que republicó las caricaturas de Mahoma en un ejercicio
de defensa de la libertad de expresión y de combate del apaciguamiento frente a la
amenaza islamista.
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de esos sentimientos para aglutinar fuerzas y asegurar que ellos
impondrán un mundo de verdadera libertad que acabe con el
reino de las desigualdades. Es tarea nuestra decir algo fuerte y
claro: nada, ni siquiera la desesperación, justifica que se apueste
por la vía de la oscuridad, el totalitarismo y el odio.
El Islamismo es una ideología reaccionaria que acaba con la
igualdad, con la libertad y con el secularismo allá donde se implante. Su victoria solo llevaría a un mundo de injusticia y de
dominación: de los hombres sobre las mujeres, de unos fundamentalistas sobre otros. Por el contrario, es labor nuestra asegurar el acceso a los derechos humanos universales a todos, especialmente a quienes son oprimidos y discriminados.
Rechazamos el “relativismo cultural” que implica la aceptación
de que los hombres y las mujeres de la cultura musulmana están
privados de sus derechos de igualdad y libertad en nombre del
respeto a cierta cultura y ciertas tradiciones.
Rechazamos renunciar a nuestro espíritu crítico por miedo a ser
acusados de “islamófobos”, un concepto gastado que confunde
la crítica que se hace del Islam como religión con la estigmatización de los que creen en ella.
Defendemos la universalidad de la libertad de expresión porque
el espíritu crítico debe y puede existir en todos los continentes
por encima de los dogmas.
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Apelamos a los demócratas y a aquellos que creen en la libertad
de espíritu en cada país a que trabajen para que nuestro siglo
sea el de la luz, y no el de la oscuridad.
Firmado por: Ayaan Hirsi Ali, Chahla Chafiq, Caroline Fourest,
Bernard-Henri Levy, Irshad Manji, Mehdi Mozaffari, Maryam Namazie, Taslima Nasreen, Salman Rushdie, Antoine Sfeir, Philippe
Val, Ibn Warraq.
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ANEXO II:
“Los diez mandamientos de la democracia”98
1. Debemos separar la política de la religión, y nunca permitir que la religión se sitúe por encima de las leyes de la
democracia.
2. Debemos respetar la igualdad de derechos de todos, independientemente de su sexo, etnia, orientación sexual o creencias religiosas.
3. Nadie debe incitar al odio, y nunca debemos permitir que el
odio entre en nuestros corazones.
4. Nadie debe usar o animar al uso de la violencia, independientemente de la frustración que sienta o de lo justa que pueda
ser la causa a la que apele.
5. Debemos usar el diálogo, siempre.
6. Debemos mostrar respeto por la libertad de expresión, incluso por la que ejercen los que están en desacuerdo con lo que
sostiene la mayoría.
7. Nadie puede asignarse para sí mismo una posición superior
respecto de otros o presentarse como la eterna víctima.
98 Texto elaborado por el diputado danés de origen árabe Naser Khader, defensor de un
Islam moderado cuyos fieles estén en condiciones de coexistir con los demócratas
europeos.
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8. Debemos tratar los símbolos religiosos de quienes pertenecen a otras naciones de la misma manera en que gustaría que
se tratase a los nuestros: la quema de banderas, las pinturas
en las Iglesias, mezquitas y sinagogas son insultos que obstaculizan el diálogo y abren la vía de la represión desatada
por la parte afectada.
9. Debemos cuidar nuestras formas en público. La esfera pública no es un lugar en el que promover la agresión o en el
que diseminar miedo y odio, sino un foro en el que exponer
visiones y argumentos en el que las mejor expuestas son las
que ganan más apoyo.
10. Debemos permanecer del lado de nuestro oponente si él o
ella son sometidos a un trato cruel.
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ANEXO III:
“Why I Published Those Cartoons”99
Childish. Irresponsible. Hate speech. A provocation just for the
sake of provocation. A PR stunt. Critics of 12 cartoons of the
prophet Muhammad published in the Danish newspaper JyllandsPosten have not minced their words. They say that freedom of
expression does not imply an endorsement of insulting people’s
religious feelings, and besides, they add, the media censor
themselves every day. So, please do not teach us a lesson about
limitless freedom of speech.
I agree that the freedom to publish things doesn’t mean you
publish everything. Jyllands-Posten would not publish pornographic images or graphic details of dead bodies; swear words
rarely make it into our pages. So we are not fundamentalists in
our support for freedom of expression.
But the cartoon story is different. Those examples have to do
with exercising restraint because of ethical standards and taste; call it editing. By contrast, I commissioned the cartoons in
response to several incidents of self-censorship in Europe caused by widening fears and feelings of intimidation in dealing
with issues related to Islam. And I still believe that this is a
topic that we Europeans must confront, challenging moderate
99 Artículo publicado originalmente el 19 de febrero de 2006 en The Washington Post
por Flemming Rose, periodista danés y editor del área cultural del Jyllands-Posten,
el periódico que difundió en primer término las caricaturas de Mahoma.
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Muslims to speak out. The idea wasn’t to provoke gratuitously -and we certainly didn’t intend to trigger violent demonstrations
throughout the Muslim world. Our goal was simply to push back
self-imposed limits on expression that seemed to be closing in
tighter.
At the end of September, a Danish standup comedian said in an
interview with Jyllands-Posten that he had no problem urinating
on the Bible in front of a camera, but he dared not do the same
thing with the Koran.
This was the culmination of a series of disturbing instances of
self-censorship. Last September, a Danish children’s writer had
trouble finding an illustrator for a book about the life of Muhammad. Three people turned down the job for fear of consequences. The person who finally accepted insisted on anonymity,
which in my book is a form of self-censorship. European translators of a critical book about Islam also did not want their names
to appear on the book cover beside the name of the author, a
Somalia-born Dutch politician who has herself been in hiding.
Around the same time, the Tate gallery in London withdrew an
installation by the avant-garde artist John Latham depicting
the Koran, Bible and Talmud torn to pieces. The museum explained that it did not want to stir things up after the London
bombings. (A few months earlier, to avoid offending Muslims, a
museum in Goteborg, Sweden, had removed a painting with a
sexual motif and a quotation from the Koran.)
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Finally, at the end of September, Danish Prime Minister Anders
Fogh Rasmussen met with a group of imams, one of whom called
on the prime minister to interfere with the press in order to get
more positive coverage of Islam.
So, over two weeks we witnessed a half-dozen cases of selfcensorship, pitting freedom of speech against the fear of confronting issues about Islam. This was a legitimate news story
to cover, and Jyllands-Posten decided to do it by adopting the
well-known journalistic principle: Show, don’t tell. I wrote to
members of the association of Danish cartoonists asking them
“to draw Muhammad as you see him.” We certainly did not ask
them to make fun of the prophet. Twelve out of 25 active members responded.
We have a tradition of satire when dealing with the royal family
and other public figures, and that was reflected in the cartoons.
The cartoonists treated Islam the same way they treat Christianity, Buddhism, Hinduism and other religions. And by treating
Muslims in Denmark as equals they made a point: We are integrating you into the Danish tradition of satire because you are
part of our society, not strangers. The cartoons are including,
rather than excluding, Muslims.
The cartoons do not in any way demonize or stereotype Muslims.
In fact, they differ from one another both in the way they depict
the prophet and in whom they target. One cartoon makes fun
of Jyllands-Posten, portraying its cultural editors as a bunch of
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reactionary provocateurs. Another suggests that the children’s
writer who could not find an illustrator for his book went public
just to get cheap publicity. A third puts the head of the antiimmigration Danish People’s Party in a lineup, as if she is a
suspected criminal.
One cartoon -- depicting the prophet with a bomb in his turban -- has drawn the harshest criticism. Angry voices claim the
cartoon is saying that the prophet is a terrorist or that every
Muslim is a terrorist. I read it differently: Some individuals have
taken the religion of Islam hostage by committing terrorist acts
in the name of the prophet. They are the ones who have given the religion a bad name. The cartoon also plays into the
fairy tale about Aladdin and the orange that fell into his turban
and made his fortune. This suggests that the bomb comes from
the outside world and is not an inherent characteristic of the
prophet.
On occasion, Jyllands-Posten has refused to print satirical cartoons of Jesus, but not because it applies a double standard.
In fact, the same cartoonist who drew the image of Muhammed
with a bomb in his turban drew a cartoon with Jesus on the
cross having dollar notes in his eyes and another with the star
of David attached to a bomb fuse. There were, however, no embassy burnings or death threats when we published those.
Has Jyllands-Posten insulted and disrespected Islam? It certainly
didn’t intend to. But what does respect mean? When I visit a
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mosque, I show my respect by taking off my shoes. I follow the
customs, just as I do in a church, synagogue or other holy place.
But if a believer demands that I, as a nonbeliever, observe his
taboos in the public domain, he is not asking for my respect,
but for my submission. And that is incompatible with a secular
democracy.
This is exactly why Karl Popper, in his seminal work “The Open
Society and Its Enemies,” insisted that one should not be tolerant with the intolerant. Nowhere do so many religions coexist
peacefully as in a democracy where freedom of expression is a
fundamental right. In Saudi Arabia, you can get arrested for
wearing a cross or having a Bible in your suitcase, while Muslims
in secular Denmark can have their own mosques, cemeteries,
schools, TV and radio stations.
I acknowledge that some people have been offended by the publication of the cartoons, and Jyllands-Posten has apologized for
that. But we cannot apologize for our right to publish material,
even offensive material. You cannot edit a newspaper if you are
paralyzed by worries about every possible insult.
I am offended by things in the paper every day: transcripts of
speeches by Osama bin Laden, photos from Abu Ghraib, people
insisting that Israel should be erased from the face of the Earth,
people saying the Holocaust never happened. But that does not
mean that I would refrain from printing them as long as they
fell within the limits of the law and of the newspaper’s ethical
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code. That other editors would make different choices is the
essence of pluralism.
As a former correspondent in the Soviet Union, I am sensitive
about calls for censorship on the grounds of insult. This is a
popular trick of totalitarian movements: Label any critique or
call for debate as an insult and punish the offenders. That is
what happened to human rights activists and writers such as
Andrei Sakharov, Vladimir Bukovsky, Alexander Solzhenitsyn,
Natan Sharansky, Boris Pasternak. The regime accused them of
anti-Soviet propaganda, just as some Muslims are labeling 12
cartoons in a Danish newspaper anti-Islamic.
The lesson from the Cold War is: If you give in to totalitarian
impulses once, new demands follow. The West prevailed in the
Cold War because we stood by our fundamental values and did
not appease totalitarian tyrants.
Since the Sept. 30 publication of the cartoons, we have had a
constructive debate in Denmark and Europe about freedom of
expression, freedom of religion and respect for immigrants and
people’s beliefs. Never before have so many Danish Muslims participated in a public dialogue -- in town hall meetings, letters to
editors, opinion columns and debates on radio and TV. We have
had no anti-Muslim riots, no Muslims fleeing the country and no
Muslims committing violence. The radical imams who misinformed their counterparts in the Middle East about the situation
for Muslims in Denmark have been marginalized. They no longer
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speak for the Muslim community in Denmark because moderate
Muslims have had the courage to speak out against them.
In January, Jyllands-Posten ran three full pages of interviews
and photos of moderate Muslims saying no to being represented
by the imams. They insist that their faith is compatible with
a modern secular democracy. A network of moderate Muslims
committed to the constitution has been established, and the
anti-immigration People’s Party called on its members to differentiate between radical and moderate Muslims, i.e. between
Muslims propagating sharia law and Muslims accepting the rule
of secular law. The Muslim face of Denmark has changed, and it
is becoming clear that this is not a debate between “them” and
“us,” but between those committed to democracy in Denmark
and those who are not.
This is the sort of debate that Jyllands-Posten had hoped to generate when it chose to test the limits of self-censorship by calling on cartoonists to challenge a Muslim taboo. Did we achieve
our purpose? Yes and no. Some of the spirited defenses of our
freedom of expression have been inspiring. But tragic demonstrations throughout the Middle East and Asia were not what we
anticipated, much less desired. Moreover, the newspaper has received 104 registered threats, 10 people have been arrested, cartoonists have been forced into hiding because of threats against
their lives and Jyllands-Posten’s headquarters have been evacuated several times due to bomb threats. This is hardly a climate
for easing self-censorship.
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Still, I think the cartoons now have a place in two separate
narratives, one in Europe and one in the Middle East. In the
words of the Somali-born Dutch politician Ayaan Hirsi Ali, the
integration of Muslims into European societies has been sped
up by 300 years due to the cartoons; perhaps we do not need to
fight the battle for the Enlightenment all over again in Europe.
The narrative in the Middle East is more complex, but that has
very little to do with the cartoons.
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ANEXO IV
“Carta enviada a Zapatero por catorce congresistas de Estados
Unidos alertados por el aumento del antisemitismo en
España”100
Querido Presidente Zapatero,
Como miembros del Congreso de los Estados Unidos que apoyan
las relaciones cercanas entre EEUU y España, queremos expresar nuestras preocupaciones acerca del creciente anti-semitismo
en España. Como un socio democrático y aliado de los Estados
Unidos, creemos firmemente que usted y su gobierno deberían
tomar medidas inmediatas para denunciar y combatir el antisemitismo en España.
Como quizá ya conozca, el Proyecto de Actitudes Globales de
2008 del Centro de Investigación Pew (Pew Research Center) documentó que el sentimiento anti-judío está creciendo en algunos países de Europa, pero que la situación es “particularmente
dramática en España, donde las opiniones desfavorables se han
más que doblado en los últimos tres años, ascendiendo desde el
21% en 2005 al 46% en la encuesta actual”.
En una encuesta de 2007 dirigida por la Liga Anti Difamación
(Anti Defamation League, ADL), el 60 por ciento de los encues100 Los elementos fundamentales de preocupación de los autores de la iniciativa, diez
demócratas y cuatro republicanos, son: 1) el hecho de que el diario El País publique
constantemente artículos y viñetas que transmiten estereotipos anti-israelíes, y 2)
el hecho de que haya gobiernos autonómicos que utilicen fondos públicos para difundir materiales susceptibles de generar sentimientos y reacciones antisemitas.
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tados en España respondieron que los judíos son más leales a
Israel que a España, el 53 por ciento de los encuestados creían
que los judíos tienen demasiado poder en el mundo de negocios,
el 68 por ciento creían que los judíos tienen demasiado poder
en los mercados financieros internacionales, y el 46 por ciento
respondieron que los judíos todavía hablan demasiado sobre lo
que les ocurrió en el Holocausto.
Las encuestas del Pew y la ADL indican un nivel inquietantemente elevado del sentimiento anti-semita, y plantea serias preocupaciones acerca de la seguridad de la comunidad judía en
España, quien durante años ha denunciado a las autoridades
españolas asuntos desconcertantes, incluyendo incidentes de
acoso verbal, vandalismo hacia sinagogas e instituciones de la
comunidad judía, y un creciente sentimiento anti-semita en la
opinión pública y en eventos públicos como los deportivos.
También estamos profundamente preocupados acerca de la perpetua retórica anti-semita en los medios de comunicación españoles, quienes indudablemente impactan sobre la percepción
pública en España y contribuye a la intolerancia y los actos llevados por el odio. Mientras que entendemos que pueden existir
críticas legítimas al gobierno israelí y a sus políticas, nos preocupa el que la prensa mayoritaria, particularmente prestigiosos periódicos como El País que son leídos a lo largo de todo
el mundo de habla hispana, esté sistemáticamente publicando
artículos y viñetas que transmiten burdos bulos y estereotipos
anti-semitas. Además, estamos preocupados por los informes
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que sugieren que funcionarios en las Islas Baleares están usando
financiación pública para publicar material para niños que contiene opinión y dibujos anti-israelíes. Esta inaceptable retórica
anti-semita, envuelta en el disfraz de la opinión anti-israelí, es
peligrosa y refuerza los estereotipos negativos de los israelíes,
tanto en España como internacionalmente.
El Departamento de Estado de EE.UU. también documentó las
preocupaciones de la comunidad judía en España en sus informes de 2005 y 2008 sobre el anti-semitismo global. Desafortunadamente, los indicadores actuales sugieren que la animosidad
hacia los judíos no se ha reducido; de hecho ha ascendido a nuevas alturas. Si esta situación no es tratada desde las más altas
instancias del gobierno, tememos que la situación podría acabar
en violencia hacia la comunidad judía en España.
Presidente Zapatero, le elogiamos por su liderazgo al establecer
la Casa Sefarad y la Fundación Pluralismo y Convivencia, y por la
participación de España en el Equipo de Trabajo para la Cooperación Internacional sobre la Educación, Recuerdo e Investigación
del Holocausto (Task Force for International Cooperation on Holocaust Education, Remembrance, and Research). Estas son valiosas
e importantes iniciativas, las cuales creemos que establecerán
una base firme desde la que su gobierno tome más medidas para
combatir el anti-semitismo y establecer una relación constructiva y positiva con la comunidad judía de su nación y el mundo
judío en su conjunto.
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Es esencial que su gobierno dé pasos adicionales para detener los
sentimientos anti-semitas en España. Para ese fin, urgimos a usted y a su gobierno a que hagan afirmaciones públicas y tomen
posiciones firmes rechazando las expresiones de anti-semitismo.
Creemos que su gobierno debe implementar completamente la
legislación anti-discriminación que convertiría al anti-semitismo en un acto criminal, penalizaría la negación del Holocausto,
y crearía un Fiscal especial para tratar actos de racismo, xenofobia y anti-semitismo. Finalmente, es importante que cualquier
esfuerzo por parte de su gobierno para tratar esta cuestión también incluya un componente educativo sobre el Holocausto y
estudios judíos, especialmente en las instituciones de educación
superior. Se ha demostrado en Europa y otros lugares que estos
programas educativos producen resultados positivos.
En una época en la que el Presidente Obama y los Estados Unidos
están/estamos en proceso de establecer una agenda con nuestros aliados para promover la democracia, los derechos humanos,
la libertad religiosa y combatir la xenofobia, la intolerancia y el
odio, es importante que España se una a los Estados Unidos para
solventar el anti-semitismo. Creemos que las relaciones entre
americanos y españoles –que descansan sobre valores comunesserían reafirmadas aun más por los esfuerzos de su gobierno para
tratar esta cuestión y nosotros estamos dispuestos a trabajar
con ustedes para solventar el anti-semitismo y otros asuntos de
mutua importancia.
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Esperando su respuesta y oír más sobre sus esfuerzos para combatir el inquietante aumento del anti-semitismo en España.
Atentamente
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Rep. Robert Wexler, member of Congress
Chairman, House Subcommittee on Europe
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Autor
Alfonso Merlos
Es Subdirector de La Mañana de la Cadena COPE. Doctor en Derecho Internacional
Público y Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y
Diplomado en Estudios de Seguridad por el Instituto Español de Estudios Estratégicos, es Profesor de Teoría y Ciencia Política en la IE School of Communication
(IE University), e imparte clases de Relaciones Internacionales en el Máster de
Relaciones Internacionales y Comunicación de la UCM y en la Universidad Francisco de Vitoria. Ha publicado los libros Al Qaeda: raíces y metas del terror global
(2006), La transformación de al Qaeda: el uso de la fuerza y la inteligencia contra
el terrorismo yihadista (2007), ¿Rendirse ante ETA? 25 voces contra la negociación
(2007) y Terror.com: Irak, Europa y los nuevos frentes de la yihad (2008). Ha ganado
el Premio ‘Defensa 2006’ y el Segundo Premio ‘Revista Ejército’ 2007. Es Consejero
Editorial de Política y Estrategia y analista en el área Internacional de La Gaceta
de los Negocios.
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· NUMERO l.“LA INTERRELACION CULTURAL ENTRE ESPAÑA E IBEROAMERICA”.
Autor: Carlos Bascuñán.
· NUMERO 2.“CRISTIANOS EN POLITICA”.
Autores: Sergio Molina,Claudio Orrego,Eugenio Ortega,Raúl Troncoso.
· NUMERO 3.“LA VISION POLITICA DEL NUEVO ORDEN INTERNACIONAL”.
Autor: Andrés Zaldívar Larraín.
“EL INGRESO DE ESPAÑA EN LAS COMUNIDADES EUROPEAS”.
Autor: Luciano Berrocal.
· NUMERO 4.“PROPUESTAS PARA UNAS NUEVAS RELACIONES ENTRE ESPAÑÁ E IBEROAMERICA”.
Autor: Alberto Sepúlveda.
· NUMERO 5.“EL MENSAJE HUMANISTA”.
Autor: Eduardo Frei. (Español, Inglés, francés).
· NUMERO 6.“EXILIO EN MADRID”.
Por: Florencia Varas (Entrevista a Andrés Zaldívar).
· NUMERO 7.“VIOLENCIA Y TERRORISMO”.
Autor: Gustavo Jiménez.
· NUMERO 8.“PROPOSICIONES POLITICAS Y ECONOMICAS PARA UNA SOLUCION A LOS
PROBLEMAS DE LA DEUDA EXTERNA EN AMERICA LATINA”.
Autores: Hernán Bosselín y Ramón Briones.
· NUMERO 9.“TERRORISMO,GUERRILLA Y REINSERCION POLITICA - INSTITUCIONAL”.
Autor: Rodolfo Fortunatti.
· NUMERO lO.“EL FENOMENO DE LA CONCERTACION SOCIAL COMO BASE PARA UN DESARROLLO
ESTABLE Y DEMOCRATICO”.
Autor: Andrés Aylwin Chiorrini.
· NUMERO 11.“EL PENSAMIENTO POLITICO DE EDUARDO FREI”.
Autor: Jaime Castillo Velasco.
· NUMERO 12.“ERNESTO SABATO: TESTIGO Y PROTAGONISTA”.
Autor: Francisco Tokos.
· NUMERO 13.“LOS VALORES Y LA EDUCACION”.
Autor: Iván Navarro Abarzúa.
· NUMERO 14.“ESPAÑÁ Y AMERICA LATINA: UN ESTUDIO DE POLITICA INTERNACIONAL”.
Autor: Alberto Sepúlveda.
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Otras publicaciones Cuadernos FIE
· NUMERO 15.“AMERICA LATINA HOY”.
Autor: Andrés Zaldívar Larraín.
· NUMERO 16.“VIGENCIA DE BOLIVAR”.
Autor: Felipe Herrera.
· NUMERO 17.“CHILE-ESPAÑA, REFLEXIONES POLITICAS”.
Autor: Luis Risopatrón.
· NUMERO 18.“REFLEXIONES SOBRE LAS RELACIONES ENTRE LA COMUNIDAD AMPLIADA Y
AMERICA LATINA”.
Autor: Pedro Luis Gómis Díaz.
· NUMERO 19.“LAS NACIONES UNIDAS E IBEROAMERICA”.
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· NUMEROS 20 Y 21.“EDUARDO FREI: PENSAMIENTOS”.
Selección de Andrés Zaldívar Larraín.
· NUMERO 22.“DEUDA EXTERNA Y DESARROLLO”.
Autor: Javier Pérez de Cuéllar.
· NUMERO 23.“BOLIVAR Y EL PROYECTO LATINOAMERICANO”.
Autores: Miguel Angel Gutiérrez, Pedro de Baquero Lazcano,
Ana Irka Seitz Graciano,Silvia Paz Illobir, Aurora Ravina.
· NUMERO 24.“EDUARDO FREI: PENSAMIENTOS”.
Selección de Andrés Zaldívar Larraín. Cuadernos CIPIE, número 24, Madrid
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Manuel Marín,Pedro Luis Gómis, Emilio Fontela, Alberto Van Klaveren.
· NUMERO 26.“ELECCIONES PRESIDENCIALES EN ESTADOS UNIDOS. ¿CAMBIO O CONTINUIDAD?”.
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· NUMERO 27.“EL POPULISMO EN AMÉRICA LATINA: ¿PASADO O PRESENTE?”.
Autores: María Victoria Almonte, Alfredo Crespo Alcázar
· NUMERO 28.“BURBUJA FINANCIERA INTERNACIONAL: LA REGULACIÓN EN CRISIS”.
Autor: Jorge Bolaños Martínez
·
· NUMERO 29.“LA INFILTRACIÓN ISLAMISTA Y LA AMENAZA YIHADISTA EN AMÉRICA LATINA”.
Autor: Alfonso Merlos.
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