226 - Scherzo
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08 Año XXIII - Nº 226 - Enero 2008 REVISTA DE MÚSICA Año XXIII - Nº 226 - Enero 2008 - 6,50 € DOSIER Ataúlfo Argenta ENCUENTROS David Zinman ACTUALIDAD Elliott Carter Mark Padmore Philip Glass REFERENCIAS Iberia de Albéniz ANIVERSARIO Des Knaben Wunderhorn AÑO XXIII - Nº 226 - Enero 2008 - 6,50 € OPINIÓN 2 Hace medio siglo... José Luis García del Busto CON NOMBRE PROPIO 6 Elliott Carter 8 Mark Padmore Juan Antonio LLorente Fernando Herrero Philip Glass Enrique Pérez Adrián David Rodríguez Cerdán AGENDA 18 ACTUALIDAD NACIONAL 44 60 Manuel garcía Franco David Zinman Mario Gerteis Des Knaben Wunderhorn Blas Matamoro Pedro Sarmiento JAZZ Pablo Sanz LIBROS LA GUÍA CONTRAPUNTO Sumario DOSIER 113 136 EDUCACIÓN Bruno Serrou SCHERZO DISCOS 132 ANIVERSARIO Pierre-Laurent Aimard 65 128 ENCUENTROS ENTREVISTA Discos del mes 126 La zarzuela, una aventura ACTUALIDAD INTERNACIONAL 64 122 Aproximación discográfica Joaquín Martín de Sagarminaga 10 118 En la memoria de un aficionado Francisco Ramos 9 114 Testimonios Norman Lebrecht Ataúlfo Argenta 140 142 144 146 152 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Julio Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Rafael Banús Irusta, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Patrick Dillon, Pierre Élie Mamou, Fernando Fraga, José Luis Fernández, Germán Gan Quesada, Joaquín García, José Luis García del Busto, Manuel García Franco, José Antonio García y García, Carmen Dolores García González, Juan García-Rico, Antonio Gascó, Mario Gerteis, José Guerrero Martín, Federico Hernández, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Paul Korenhof, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Fiona Maddocks, Santiago Martín Bermúdez, Leticia Martín Ruiz, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Erna Metdepenninghen, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, David Rodríguez Cerdán, Jaime Rodríguez Pombo, Barbara Röder, Justo Romero, Ignacio Sánchez Quirós, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Franco Soda, Christian Springer, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, Albert Vilardell, Carlos Vílchez Negrín, Reinmar Wagner. Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 65 €. Europa: 100 €. EE.UU y Canadá 115 €. Méjico, América Central y del Sur 120 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números editados en el año 2007. 1 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 ARGENTA: UN SÍMBOLO a figura de Ataúlfo Argenta posee el atractivo no sólo de lo que fue sino también de lo que pudo haber sido. Y, al mismo tiempo, ejemplifica la tendencia de la cultura española a vivir más de sus grandes nombres —surgidos a veces, como en su caso, de una suerte de centelleo irrepetible— que a sostenerse en una continuidad que significa la normalización de las relaciones entre la sociedad y el arte que trata de servirla. El hecho de que todavía sigamos viviendo de esa memoria lindante con el mito a la hora de hacer balance de nuestros logros no deja de ser una evidencia de nuestras carencias, de la falta de equilibrio entre un país de cuarenta y cinco millones de habitantes y la realidad de sus genios verdaderos. Argenta fue un meteorito caído no de un cielo estrellado sino de la voluntad individual, del esfuerzo de quien no se conforma y ha de recurrir al sacrificio cuando no hay otra forma de salir adelante. Cincuenta años después de la muerte de Argenta, España puede presentar una interesante nómina de directores de orquesta a los que —salvo contadísimas excepciones— les cuesta Dios y ayuda darse a conocer en el panorama internacional, en ese escaparate que es, al fin, el que consagra definitivamente a un nombre. Y lo mismo cabe decir de otros músicos que dan lo mejor de sí pero casi siempre con una irradiación internacional escasa y que nada tiene que ver con su verdadero valor. Hoy la música española se renueva generacionalmente a través de figuras que en otros países —menos cicateros con su gente, menos perpetuamente enfrentados a sí mismos— serían inmediatamente promocionados hacia el estrellato. Los lectores de SCHERZO conocen bien esos nombres que pueden ser los de los pianistas Javier Perianes o Luis Fernando Pérez, el violonchelista Adolfo Gutiérrez Arenas o el director de orquesta Pablo González, por poner sólo unos cuantos ejemplos. Con ellos se da esa certeza, demasiado evidente entre nosotros, casi una broma de mal gusto, un tópico en todo caso de enorme efectividad, que consiste en apelar a que si hubieran nacido en otro sitio otro gallo les cantara. Por encima de cuotas amenazantes y de proteccionismos contraproducentes, el interés preferente de nuestras autoridades culturales debiera ser el que ya unos cuantos medios especializados, unos cuantos agentes y sus propios protagonistas con su esfuerzo personal —pensemos en una cantante tan joven y brillante como Ainhoa Garmendia— se han propuesto como una meta deseable y necesaria: la presencia internacional de nuestra música y nuestros músicos. Es ese un camino de ida y vuelta que debe emprenderse con generosidad y amplitud de miras. Sólo en la confrontación con los grandes y no en el encierro en una especie de parque temático cultural, nuestra música podrá expresar todas sus virtualidades mientras se acerca con las armas necesarias a competir en el mercado, esa palabra que sigue dando miedo a las gentes de la cultura pero que cubre no ya con su sombra sino con su presencia insoslayable la realidad de nuestra vida. Argenta fue un ejemplo de genio y de entrega, pero cuánto mejor sería verlo hoy no como un hecho aislado sino como el inicio de una fuente no agotada de talento reconocido en todas partes. Ese ha de ser el afán de todos: que la cultura española no se refleje en la queja permanente sino, al fin, en ese espejo universal en el que otros se miran todos los días. L 08 OPINIÓN REVISTA DE MÚSICA $xR;;,,,1(QHURĄ Año XXIII - Nº 226 - Enero 2008 La música extremada DOSIER Ataúlfo Argenta ENCUENTROS NOCHE DE ESTRENO David Zinman ACTUALIDAD Diseño de portada Argonauta Foto portada: Felix Broede/DG Elliott Carter Mark Padmore Philip Glass REFERENCIAS Iberia de Albéniz ANIVERSARIO Des Knaben Wunderhorn Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: redaccion@scherzo.es Administración: revista@scherzo.es Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Fotografía: Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Página Web: Iván Pascual Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) cristinaramos@scherzo.es Magdalena Manzanares magdalena@scherzo.es DOBLE ESPACIO S.A. primerespacio@teleline.es Relaciones externas: Barbara McShane Suscripciones y distribución: Choni Herrera suscripciones@scherzo.es Colaboradores: Cristina García-Ramos Impresión SAN GERMÁN Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 Scherzo Editorial, S. L. , a los efectos previstos en el artículo 32.1, párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone expresamente a que cualquiera de las páginas de Scherzo-Revista de música, o partes de ellas , sean utilizadas para la realización de resúmenes de prensa. Cualquier acto de explotación (reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición, etc.) de la totalidad o parte de las páginas de ScherzoRevista de música, precisará de la oportuna autorización, que será concedida por CEDRO mediante licencia dentro de los límites establecidos en ella. © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. J usto en los días de final de otoño en que los periódicos dedican fugazmente algo más de espacio a una música que no sea de consumo inmediato y grosero porque se ha muerto Karlheinz Stockhausen, empiezo a leer The rest is noise, de Alex Ross, que es un paseo informativo y gozoso por las mejores músicas del siglo XX, por las vidas de los compositores y por los vínculos entre éstos y el público, y entre su arte en apariencia tan despojado de referencias concretas y sin embargo tan anclado, para bien y para mal, en el devenir convulso de la Historia. Alex Ross viene de la escuela de claridad y agudeza de The New Yorker, donde es crítico musical desde hace bastantes años. Su escritura tiene esa fluidez que en Europa no parece compatible con el rigor, pero que nos da tanta envidia y nos despierta tanta gratitud a quienes amamos la música apasionadamente pero carecemos de la adecuada formación técnica. Ross tiene el don de contar la música, igual que otros saben contar la pintura, o revelarnos la hondura de los libros. El suyo empieza con un relato memorable de la que podría ser la noche fundacional de la música de esa época que no parece de llegar todavía por completo al presente, pero que ya es el siglo pasado: el estreno, en la ciudad austríaca de Graz, el 16 de mayo de 1906, de la Salome de Richard Strauss. Asombra imaginar que tanto porvenir pudiera estar contenido en una sola noche de estreno; también que una ópera difícil de un compositor contemporáneo pudiera atraer a tanto público, despertar tal grado de entusiasmo y escándalo. Mahler estaba allí, y también Schoenberg, con un grupo escogido de discípulos, Alban Berg entre ellos. Pero también había acudido Puccini, que no escuchó en vano los estremecimientos de ruptura y violencia de aquella partitura, así como, al parecer, el muy joven Adolf Hitler, intoxicado de amor místico a la ópera después de haber asistido en Viena al Tristán vanguardista de Mahler. Hitler tendría entonces 17 años: su presencia nos parece menos verosímil que la un personaje imaginario que también estuvo en el estreno, el Adrian Leverkühn que protagoniza una novela que aún tardaría muchos años en existir, Doktor Faustus de Thomas Mann. Al cabo de un siglo el shock de lo nuevo se ha convertido para nosotros en arqueología y casi en nostalgia, y aquella música del porvenir es ya parte del pasado sin haber calado de verdad en el público que debió haberla hecho suya, y que puestos a elegir prefiere seguir instalado en el confort del siglo XIX. Puccini aprendió aquella noche de estreno lecciones que sólo se revelarían casi veinte años más tarde en los fragores de crimen y deseo de Turandot, pero los aficionados a la ópera —aún más en Estados Unidos que en Europa— prefieren una Bohème adecuadamente lacrimosa o una dulce Cio Cio San empolvada y suicida antes que a la lúbrica Salomé, por no hablar de la desquiciada Elektra. Siete años después de aquella noche de mayo de 1906, cuenta Alex Ross, uno de los testigos más eminentes del estreno, Arnold Schoenberg, le volvió la espalda al público que aplaudía por primera vez sus Gurre-Lieder, disgustado al parecer por el éxito de una música que a él mismo se le había quedado atrás y en la que ya no se reconocía. Ese gesto de arrogancia y desdén muy pronto se iba a volver irrelevante: a partir de entonces fue el público el que empezó a dar la espalda a la música de su propio tiempo. Al menos entonces los compositores provocaban escándalos y los periódicos informaban sobre ellos en primera página. Antonio Muñoz Molina 3 O AP GIENNI D ÓA N Música reservata LUCIA, VIOLETTA, ISOLDE V 4 tro de la muerte? Todo el sentido de la obra nace a partir értice del idealismo, Lucia (de Lammermoor y de del preludio, que es una especie de meditación sinfónica Donizetti) enloquece por perder una música: el sobre tres temas que carecen aún de asociación signifitema de su dúo con Edgardo (Verrano a te sull’aucante, tres temas que proyectan el discurso hacia un horire/i miei sospiri ardenti), el tema que ella misma zonte difuso y quimérico: habrá que esperar al momento había introducido en el final del Acto I y que regresa en la en que, ya en las postrimerías del Acto I, los amantes flauta en mitad de su aria del follia como la imagen fantasingieran el bebedizo y se desplomen, como poseídos por mal de una felicidad prometida y perdida para siempre. un vértigo, para que esa marea orquestal revele su sentiLucia no corona la cúspide amorosa, y la ruptura del círcudo. El retorno de la misma música en la misma tonalidad lo pérdida-recuperación metafórica abre ante ella un abisalcanza finalmente la plenitud de un significado hasta mo insondable: el retorno instrumental de la melodía vocal entonces hermético: el hombre y la mujer enfrentan sus (el objeto-fetiche) precipita a Lucia en el delirio y el leitmomiradas y pronuncian sus nombres de una manera nueva. tiv amoroso se revela a la altura del Acto III como el signi“Treuloser holder!”, dice Isolde: y es como si viese a Trisficante de una pérdida. Paradoja de Lucia: el velo nupcial tan por vez primera. Ahora comprende que su destino ensangrentado es el símbolo de su virginidad. está ligado a ese hombre, que ya no será nunca del rey Violetta o la ópera materialista: investida de un poder Marke, a quien fue prometida. Paradoja de Isolde: el adulletal, su renuncia se muestra como la forma más altiva de terio es el significante de su fidelidad. Fidelidad a la verla posesión amorosa. La tonalidad de do menor, que mardad de un sentimiento que sólo el filtro le ha revelado: al ca su asentimiento ante la demanda de Germont, será apurar la copa, Isolde muere para la venganza y renace también el símbolo musical de la enfermedad. Si la vuelta para el amor. El Todestrank y el Liebestrank son una misdel tema de la promesa amorosa precipita a Lucia en la ma cosa, y esa cosa no tiene otra substancia diferente de insania, la pérdida del fa mayor (la tonalidad de la pasión, la música sublime del prela tonalidad del Amami, ludio, esa música que es la Alfredo!), que es la de la imagen sonora de una declaración del amante (un pasión desconocida: como dì, felice, eterea) y el subsien La traviata, esa música guiente dúo amoroso del nace en la nebulosa anteActo I, empuja a Violetta rior al inicio del drama. hacia el mal que la lleva a Amami Alfredo es una la muerte: la traviata mueespecie de arietta que toma re tuberculosa porque carne significante al ser muere también de descantada en el Acto II: músiamor. Paradoja de Violetta: ca vocal, cerrada (18 comsu llegada a casa de Flora pases), glorificación diatónicuando aún no ha tenido ca de la cadencia perfecta. tiempo de entregarse a Negativo de La traviata, Douphol sella su aceptaTristan und Isolde, se sinteción del pacto, y su retorno tiza en ese acorde inicial, al vicio es el significante de glorificación del cromatissu virtud. Rogelio de Egusquiza. Tristán e Isolda (La muerte). mo, acorde instrumental, Gloriosamente anacró- Museo de Bellas Artes de Bilbao armónicamente abierto, que nica (porque es un provoaspira a lo oceánico e ilimitado. Wagner se remite a un cativo anacronismo elegir un argumento legendario para medievalismo mitológico para hablar del presente, ese una ópera a las alturas de 1857), Isolde navega camino de mismo presente que, en Verdi, asume el aspecto de una los brazos del Rey Marke escoltada por el hombre que historia de la actualidad parisina de 1850 con nombres y dio muerte a su prometido: ha jurado vengarse y sólo la apellidos concretos trasmutados en literatura: Alexandre decisión de Brangäne cambiará su designio. Tristan und Dumas-Alfonsina Plessis/Maria Duplessis (Armand DuvalIsolde arranca con el acorde más enigmático de la historia, Marguerite Gautier, Alfredo Germont-Violetta Valéry). Un un enigma que (como el famoso do sostenido de la Sinfopresente en que el amor absoluto, más allá de la Ley, más nia Eroica) solamente revelará su funcionalidad armónica allá de la norma, es una imposibilidad social. Ese amor mucho más tarde. Si la obra comienza en un la menor espectral entrevisto por Lucia al borde de una fuente, ese implícito, nunca enunciado, concluye en un si mayor que deseo núbil repleto de promesas y, al tiempo, de terrores. supone un avance de dos pasos en el círculo de quintas. Lucia o la enajenación, Violetta o la renuncia, Isolde o El logro del objeto, como la comprensión del itinerario la (in)fidelidad: tres perspectivas de la relación del sujeto tonal, se dilata sin término aparente: de ahí esa idea, típicon el objeto perdido en la medida en que ese objeto es, camente romántica, de que el amor absoluto, el deseo por definición irrecobrable. En la medida en que agotan absoluto (el sentido), tan sólo se realiza en la muerte. las perspectivas posibles, las tres grandes heroínas del Esto es: en la conclusión del discurso, donde el acorde operismo romántico encarnan igualmente la triple parainicial, generado por la superposición de dos motivos y doja y el triple rostro de la mujer según la ideología burenunciado en el preludio de una manera abstracta, alcanguesa: pero la mujer proletaria (Carmen) está también a za su definitiva certidumbre y su resolución sinfónica en la vuelta de la esquina. la supertónica de la tónica inicial, ya en el último compás de la composición. Pero, ¿son realmente distintos el filtro del amor y el filJosé Luis Téllez O AP GIENNI D ÓA N Prismas McBLG67 UNA VEZ MÁS U na vez más hacer pequeñas cosas, aprender de los demás, huir de los proyectos faraónicos, tener la cabeza en su sitio, buscar las raíces, enseñar, ser modestos, no creerse los primeros en nada porque ya no hay primeros o no debe haberlos, porque hay quienes saben hacer las cosas y quienes no saben hacerlas. Un pequeño rosario para formar una desiderata que nos impida de verdad hacer el tonto, esa tentación tan frecuente entre quienes dedican sus vidas a descubrir mediterráneos. El problema además no es que las tonterías las hagan ellos solos y por lo tanto que tengan que pechar con las consecuencias. El problema es que las consecuencias las sufrimos todos, un tópico que se repite con frecuencia, y es que, como decía Chesterton, el tópico siempre guarda una parte de verdad. Hay aventureros que ejercen de descubridores cuando uno tiene la sensación de que lo primero que hay que hacer antes de inventar es conocer minuciosamente lo que han hecho otros que tienen muchos más años de experiencia, les ha salido bien y es buena cosa aprender de ellos. Aventureros que luego, si las cosas no marchan o marchan malamente, desaparecen o dicen que ellos no han sido. Detrás dejan unas cuantas ruinas, unas cuantas ilusiones perdidas, y lo que es más grave, una incumplida posibilidad, porque su torpeza, su irresponsabilidad ha dejado sobre el terreno buena hierba quemada. Ocurre con frecuencia y entonces los demás, los que prefieren el trabajo al vocerío tienen que empezar de nuevo. Ya lo decía don Américo Castro, un gran historiador, un gran filólogo y algo más, un hombre que conocía profundamente su país y que sufrió en su piel las intemperancias de los que nunca aprenden. Decía que éramos adánicos y hay una verdad indiscutible en ello. Hay gente en nuestro país que le dan un gramo de poder e inmediatamente la arma. El pasado no existe, se vuelve una sucesión de fracasos supuestos o reales, según el humor del aventurero del momento. Por eso hay que volver a empezar, montar el espectáculo y no prever que puede ser un desastre. Hay que ser positivos, exclaman los altos sacerdotes del disparate, lo cual en este caso quieren decir a los demás, a quienes se atreven a levantar la voz para prevenir del riesgo, que hay que decir que sí a todo lo que se les ocurra a ellos. O sea que hay veces que es necesario, éticamente imprescindible, decir que no. Javier Alfaya 5 CON NOMBRE PROPIO ELLIOTT CARTER PROPIO CON NOMBRE La música del tiempo C 6 omúnmente considerada recargada de abstracción y de no fácil escucha, la música que crean los compositores de la vanguardia de posguerra nace como una necesidad de huir de los clichés del pasado en pos de la obtención de objetos sonoros de gran pureza. Para tal fin, el compositor moderno se arma de un arsenal técnico renovado. La complicidad con el intérprete y el empleo del timbre como elemento de nuevo cuño, se constituyen en elementos esenciales. Frente a este desorden CON NOMBRE PROPIO ELLIOTT CARTER en busca de una organización nueva (y depurada) del material, surge, dentro del marco neoclasicista que se da en ese mismo tiempo, la figura de un autor que, como Elliott Carter, se empeña, ya desde sus primeras y “académicas” obras (la Primera Sinfonía, Holiday Overture, la Sonata para piano), en crear un objeto sonoro igualmente puro, en el que ha de quedar excluida, la mayor parte de las veces, el aporte extramusical. Coinciden, pues, en el tiempo, la apuesta europea, interesada por airear el lenguaje, y la posición de Carter, que desde otra óptica, alcanza resultados muy parecidos a los de aquella vanguardia. En la práctica, la defensa, por parte de Carter, de un lenguaje dominado por la abstracción, aunque parta de premisas neoclasicistas, se aproxima más al de la vanguardia europea que a la, por otra parte, muy extendida defensa que de la escritura tradicional ejercerán los autores del sinfonismo tardío a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. En este punto, es pertinente tener en cuenta que toda esa complejidad (en la escritura, en la técnica, pero también en la escucha) que asociamos con una acción de “vanguardia”, no está exenta en la obra de Carter, a quien debemos admirar por haber imprimido al lenguaje musical contemporáneo un impulso importante a partir, precisamente, desde la perspectiva menos dúctil, la que se encontraba encerrada en las trincheras del tradicionalismo. Neoclasicista, pues, en sus inicios, Carter tenderá, en lo sucesivo, hacia una estética en la que, si bien caben el expresionismo de tono bergiano (Concierto para oboe, Cuarteto nº 4, Penthode, Concierto para violín y orquesta, Three occasions for orchestra), el impresionismo (Sinfonía de tres orquestas) o el clasicismo vocal de un Britten (A mirror on which to dwell, In sleep/In thunder), lo que prevalece es la fidelidad ciega a una estructura interior del discurso musical de una enorme coherencia, en la que el plan formal se constituye en núcleo y fin absoluto de la composición. Las músicas basadas principalmente en el empleo de las texturas, tan corrientes en las obras europeas de los años 60 y 70, interesaron mucho a Carter, pero no ejercerían influencia alguna en él. Su objetivo era el retorno a un cierto orden, a una clara percepción de las voces individuales, idea que, como sabemos, está ausente en piezas como Atmosphères, de Ligeti o Anahit, de Scelsi, cuya organización sonora obedece a unos fines muy distintos a como Carter asume el discurso sonoro. A aquella concepción estática de la música de texturas, Carter opone una visión más dinámica, investida de una clara función dramática. En el Cuarteto nº 3, por ejemplo, la identidad interválica, el tempo y el comportamiento de cada uno de los dos movimientos, permiten una precisa percepción de los caracteres respectivos. La utilización, pues, de una música de texturas (estilo de vanguardia) queda reducida a lo esporádico en Carter y nunca afecta a la totalidad de la obra. Toda la actividad intelectual y artística de Carter, este compositor energético (nació hace ya ¡99 años!), descansa en el sentido de la progresión, vivida como una necesidad fundamental de la que se exime todo sentimiento nostálgico del pasado. Se trata de una obra musical que se apoya en una filosofía de la experiencia, se alimenta de las tradiciones más diversas, sin que por ello haya de volver sobre sus pasos. Si se exceptúan algunos homenajes a Purcell, Ives o Nancarrow, presentes en el Primer Cuarteto, la música de Carter no integra nunca la cita ni el pastiche, aunque por los títulos de sus piezas (Concierto para orquesta, Sinfonía de tres orquestas, Triple Dúo, la formidable pieza pianística Night fantasies) pueda pensarse que se pliega a los géneros tradicionales. Carter no adopta ninguna forma preestablecida, sino que proyecta continuamente su música por medio de nuevos diseños, evitando siempre la repetición ociosa o la autorreferencia. En este aspecto, el pensamiento musical de Carter asume una idea de modernidad de tono artesanal o constructivista, muy próxima a la actitud de un Stravinski y que compositores como Andriessen o Crumb han querido también retomar más tarde. En consecuencia, Carter se opone a la visión expresionista y atormentada de un Schoenberg y la representada por la filosofía de Adorno, para quien la creación es un acto de revuelta y la disonancia es la expresión de un Yo alienado y fragmentado. Carter, en todo caso, se incli- na por la línea del expresionismo de un Alban Berg, bañado, como se sabe, de lirismo y organizado según formas reconocibles tomadas de la tradición. La de Carter es, por encima de todo, una música del devenir, en transformación y movimiento continuos y, por supuesto, una música de la memoria, que tanto mira a la Historia de la Música como a su propia y pequeña historia. Así, el Dúo para violín y piano, de 1972, compuesto con la intención reivindicativa de la renovación completa del género, rompe igualmente con el Cuarteto nº 3, que le precede. Sin embargo, el Dúo integra los avances formales y el sistema armónico heredados del Cuarteto nº 3. Pero la música que interpreta el violín solista en esta obra ya no se presenta como una sucesión de movimientos, sino como una línea continuamente desarrollada, constituida por breves frases de caracteres variados. La música de Carter se sostiene, pues, sobre una concepción muy particular de la escritura instrumental, que no es sino una suerte de dramaturgia que, fundada en una estratificación del tiempo en la que evolucionan las identidades musicales en continua progresión, debe tanto a la herencia de un Ives y a los renovadores del lenguaje americano (Cowell, Varèse) como a Debussy, Stravinski o a los compositores contrapuntistas del Renacimiento. En su obra, los caracteres musicales ligados a configuraciones melódicas, armónicas o rítmicas, así como a identidades instrumentales y a sus respectivas relaciones, juegan un papel fundamental y tienen por misión sustituir la noción tradicional del tema. No son la expresión de una subjetividad de tipo romántico ni tampoco están sujetos a una estética de la imitación, sino que tienen un valor estructural por sí mismos. Francisco Ramos Madrid. Auditorio Nacional. 11,12,13-I-2008. Orquesta Nacional. Carta blanca a Elliott Carter. Director: Diego Masson. Nicholas Daniel, oboe. 16-I-2008. Concierto de cámara, intérpretes por determinar. DISCOGRAFÍA SELECCIONADA Three Occasions for Orchestra. Violin Concerto. Concerto for Orchestra. LONDON SINFONIETTA. Director: OLIVER KNUSSEN. Virgin VC 7 91503-2. Cuartetos de cuerda 1-4. CUARTETO ARDITTI. Etcetera KTC1065-66. Symphonia: Sum Fluxæ Pretium Spei. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: OLIVER KNUSSEN. Deutsche Grammophon 459 660-2. Fragment II. Quinteto para piano y cuerdas. Tempo e tempi. Quinteto para piano y viento. CUARTETO ARDITTI. ENSEMBLE SOSPESO. Mode 128. Oboe Concerto. Esprit Rude-Esprit Doux. A Mirror on which to dwell. ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN. Director: PIERRE BOULEZ. Erato 45364-2. 7 EN C OANGN OD MAB R E P R O P I O Cool tenor MARK PADMORE elocuentes que las de ningún otro compositor barroco de su generación. Lamentablemente, el tenor inglés Mark Padmore no siempre sale indemne del comprometido empeño que es grabar un disco con arias y escenas haendelianas. Así, lo que debiera llevar impreso el estilo solemne o patético de determinados affetti —a menudo transidos de áulica nobleza—, es con frecuencia una densa nube de smog londinense, una bruma indiferenciada y casi magmática de la que es poco menos que imposible desglosar asideros firmes. De tanto humo se salvan Rodelinda o Jephtha, pues la languidez del vaho amoroso casa más con las maneras del por otra parte delicado tenor, que de bravura no anda ni nulo ni sobrado. Siendo de este modo, el bello acompañamiento de Andrew Manze en Samson, por ejemplo (éste sí, a su modo, bastante bravo) es poco más que una prédica en el desierto. Enfrentado a una ópera de la importancia capital de Don Giovanni (en la prestigiosa producción de Peter Brook, que lanzó al director de orquesta Daniel Harding) se hacen patentes algunas de las calidades de su estilo y materia vocal. Línea aseada, mimada y clara, con inclusión de pequeñas licencias en forma de cadenze en momentos muy concretos, siendo el más obvio uno del aria Il mio tesoro, tras la frase “A vendicar io vado!”, por lo demás de inclusión un tanto discutible. Las maneras de este tenor de mirada sensitiva son suaves y un punto afelpadas. Sabe respirar con una batuta (aquí ese Harding un poco scatenato), y conferir cierta variedad a la articulación del recitativo, crucial en Mozart. Pero la voz en sí es un instrumento pálido, no muy timbrado ni personal, con cierto regusto grato y, si la tesitura no le pesa, modulada con remota seducción. Por supuesto, hay a quien le parecerá excelso, pero ello pudiera ser fruto del deslumbramiento que producen los nombres de moda, eterno sarampión que sólo remitiría con inmersiones más hondas en la historia del canto y sus muchos caminos, en cuyo contexto global —por mucho que brillen ahora sus bengalas—, el Sr. Padmore todavía es uno de tantos, si bien su moda le ampara en un tiempo en que tantas veces se confunde la apariencia de un prestigio con el prestigio mismo. Marco Borggreve Joaquín Martín de Sagarmínaga DISCOGRAFÍA SELECCIONADA BACH: Oratorio de Navidad. THE SIXTEEN CHOIR & ORCHESTRA. Director: HARRY CHRISTOPHERS. Collins. HAENDEL: As steals the morn. Arias y escenas para tenor. B 8 ach, Haendel, Mozart o Schubert son parte del elevado repertorio de Padmore, ceñido —de modo especial aunque no exclusivo— al ámbito del Barroco y el lied. En el dominio de la ópera, sin ir más lejos, ha cantado obras de Mozart (como Don Giovanni o La clemenza di Tito), de Berlioz o de Britten, desarrollando una amplia trayectoria artística, que en su momento estuvo impulsada por figuras del relieve de un William Christie o un Philippe Herreweghe, dos artistas que destacan entre la apretada nómina de intérpretes con los que el tenor ha colaborado. Haendel representa una prueba de fuego para cualquier tenor que se precie de especialista, por la bravura, el vigor y la variedad de acentos de sus difíciles arias, cuyas óperas y oratorios poseen acompañamientos orquestales más tamizados y THE ENGLISH CONCERT. Director: ANDREW MANZE. Harmonia Mundi. MOZART: Don Giovanni. PETER MATTEI, GILLES CACHEMAILLE, ALEXANDRA DESHORTIES, MIREILLE DELUSCH, LISA LARSSON. MAHLER CHAMBER ORCHESTRA. FESTIVAL D’AIX-EN-PROVENCE. Director: DANIEL HARDING. Bel Air. RAMEAU: Zoroastre (Versión de 1756). NATHAN BERG, GAELLE MÉCHALY, ANNA MARIA PANZARELLA. LES ARTS FLORISSANTS. Director: WILLIAM CHRISTIE. Erato 0927 43182-2. Madrid. Teatro de la Zarzuela. Ciclo de Lied. 22-I-2008. Mark Padmore, tenor; Roger Vignoles, piano. Schubert, Schwanengesang. C O N N O M BARG E EPNRD OAP I O El minimalista renuente PHILIP GLASS H ijo de un vendedor de discos sin estudios musicales, el neoyorquino Philip Morris Glass cursa estudios de matemáticas y filosofía en la Universidad de Chicago y en la prestigiosa Juilliard, donde cultivará una cierta admiración por la Segunda Escuela de Viena y su paisano Ives. Pero en su país, como le sucede a tantos otros artistas de su generación, se siente cohibido por una atmósfera conservadurista que acaba por determinar un catártico viaje a París, donde estudiará bajo la tutela de Nadia Boulanger, de quien aprende la disciplina de la forma y el rigor del sistema, y más adelante con el maestro Ravi Shankar, a través del cual toma contacto con las tradiciones musicales no occidentales y el concepto aditivo en música. En esta maduración espiritual y musical influirá poderosamente el viaje que emprende al norte de la India un año antes de su regreso a Norteamérica, donde toma por primera vez contacto con el budismo. Glass vuelve a Nueva York en 1967, y ante la cerrazón de los círculos musicales, decide fundar el Philip Glass Ensemble, un septeto amplificado de maderas, teclados y percusión que pasará a ser decisivo en el desenvolvimiento de su estética, una “música con estructuras repetitivas”, como la definirá más adelante. No obstante, la obra de Glass no es percibida como algo serio en los cenáculos de la época. Feldman y Cage considerarán su arte poco digno de interés, siendo para el primero mero “show business”. Se trata, para empezar, de una música tonal, algo que la vanguardia considera herético, y que se configura a través de bloques melódicos recursivos sometidos a procesos de variaciones discretas e impelidos por bases polirrítmicas y aditivas. Su orquestación y ejecución, para empeorar las cosas, depende en cierto grado del elemento electrónico. Las primeras obras de Glass, como la esencial Music In Twelve Parts (19711974), serán severas, angostas y dogmáticas, dependientes casi exclusivamente de principios organizativos. A pesar de las reacciones antagónicas que suscita su música, las creaciones de Glass son bien acogidas en los 70 por la bohemia del East Side, y el Philip Glass Ensemble es contratado frecuentemente por las galerías de Leo Castelli o Paula Cooper, el Guggenheim o el Whitney. No obstante, la escasa atención general que despierta su música le obliga a subsistir de otros oficios, empleándose como taxista o reparador de electrodomésticos. En estos años difíciles trabará amistad con el escenógrafo y libretista Robert Wilson, que se convertirá en uno de sus colaboradores habituales, y a su lado escribirá la polémica Einstein On The Beach (1976), ópera inaugural de la “trilogía cultural” que acabarán engrosando Satyagraha (1980) y Akhnaten (1983). En los 80 y 90, la música de Glass va volviéndose más aperturista, en lo expresivo y en lo estructural, y expandiendo su radio de acción desde la ópera, el teatro y la danza a otros géneros musicales, como la sinfonía o el concierto, o creando vínculos con la música pop. A partir de los ochenta, el compositor iniciará también una exitosa carrera componiendo para el cine, de cuyo repertorio cabe destacar la “trilogía qatsi”, en colaboración con el documentalista Godfrey Reggio, o proyectos multimedia como la ópera La belle et la bête (1994), que acompaña la proyección del filme homónimo de Cocteau y que aborda el tema de la creación y la búsqueda artística de la belleza. Este aperturismo favorece la difusión y grabación de su obra, así como el cariz mediático y comercial de su música, que parece enclavada entre dos universos, el de la música ligera y el de la culta. Para asegurarse una completa independencia artística y financiera, a mediados de los noventa Glass erige su propio estudio de grabación, Looking Glass, y funda su propia compañía discográfica, Orange Mountain Music. David Rodríguez Cerdán DISCOGRAFÍA SELECCIONADA Glassworks. THE PHILIP GLASS ENSEMBLE. Director: MICHAEL RIESMAN. Sony MK 37265. Concierto para violín. GIDON KREMER, violin. ORQUESTA FILARMÓNICA DE ISRAEL. Director: LEONARD BERNSTEIN. Deutsche Grammophon 20/21 445 1852. The Civil Wars: A Tree Is Best Measured When It Is Down. Act V — The Rome Section. AMERICAN COMPOSERS ORCHESTRA. Director: DENNIS RUSSELL DAVIES. Nonesuch 79487-2. Powaqqatsi. Varios Artistas. Director: MICHAEL RIESMAN. Nonesuch 79192-2. Sinfonía nº 8. ORQUESTA BRUCKNER DE LINZ. Director: DENNIS RUSSELL DAVIES. Orange Mountain Music OMM 0028. Valencia. Palau del les Arts. 3, 4, 5, 6-I-2007. Cocteau-Glass, La belle et la bête. Krofon. Forman. Bauervá, Smidová, Rodríguez-Cusì, Portal. 9 AGENDA AGENDA Necrología GUDRUN WAGNER E s un secreto a voces que el Festival de Bayreuth, en los últimos años, no fue dirigido por el anciano Wolfgang Wagner sino por su segunda mujer, Gudrun. Con diplomático tacto permaneció en un segundo plano penumbroso supervisando la vida de la Verde Colina. Frecuentó ensayos, concedió entrevistas en nombre de su marido y, cuando fue necesario, tomó decisiones. Ella decidió que el enredo de su discutida y desechada puesta de Parsifal no se documentase en un filme. Este era su punto de discordia con su hija Katharina, favorita de su padre para el cargo de futura directora del Festival. Las relaciones entre ellas eran tensas. Wolfgang, durante siete años, trató de entronizar a su mujer pero la Fundación de aquél se opuso. Gudrun no se dejó irritar por ello y conservó su posición oficial, “Referencista personal de la conducción”, tirando los hilos de la Sagrada Colina. Legendaria es su respuesta a un periodista que le preguntó en 2006 si el director del Festival estaba disponible para una entrevista. “Mi marido, aquí estoy” dijo ella con sorprendente entereza y desconcertante humor. Muchos contratos de cantantes y elecciones de régisseurs fueron decididos o aconsejador por ella. Los papeles pasaban por su escritorio. Los proyectos de puestas debían contar con su bendición. Hasta llegó a tomar la palabra en cuestiones de finanzas. De hecho, la carrera de Gudrun desde sus comienzos como adjunta a la oficina de prensa en 1965 hasta la actual jefatura, es tan asombrosa como extraordinaria. Con voluntad de hierro e indoblegable dureza ascendió por su incansable trabajo a la vez que cuidaba de la salud de su marido. Tuvo enemigos pero todos la respetaron. Muchos estimaron no sólo su orgullo sino su profesionalidad, laboriosidad y efectividad. Se la echará de menos en Bayreuth por su muerte el 28 de noviembre, a los 63 años, tras una operación. El Festival se ve constreñido a elegir con rapidez a un sucesor de Wolfgang Wagner, quien apenas apareció el pasado verano, cuando su hija Katharina debutó con su puesta de Los maestros cantores de Nuremberg. Su estado de su salud le impide asistir a los principales acontecimientos festivaleros. Está limitado por la edad y ha de decidir quién lo sustituirá. Ahora el Consejo de la Fundación debe designar a un candidato a la sucesión o, al menos, al interinato. Eva Wagner-Pasquier y Nike Wagner están fuera de juego. Katharina tiene el proyecto de formar un equipo de conducción junto a Christian Thielemann y Peter Ruzicka, lo cual es una ventaja. Cabe esperar que Wolfgang no lo malogre. Bernd Hoppe Con Frühbeck de Burgos LA SINFÓNICA DE PITTSBURGH EN ESPAÑA N 10 ada menos que seis conciertos —con un programa dedicado a obras de Wagner y Beethoven— reserva para España la Sinfónica de Pittsburgh en una gira europea que le llevará también por Holanda, Alemania, Austria, Hungría y Croacia como parte de las conmemoraciones del 250 aniversario de la fundación de la ciudad. La etapa española comenzará el 21 de enero en Pamplona y seguirá por Vitoria (22), Castellón (23), Barcelona (24) y San Lorenzo de El Escorial (25) para terminar en Valencia (27). Durante la gira se pondrá al frente de la formación americana Rafael Frühbeck de Burgos, un maestro con el que des- de siempre ha mantenido excelentes lazos y ofrecido magníficas prestaciones. La Sinfónica de Pittsburgh es hoy, sin duda, una de las grandes orquestas de su país y, junto a las sinfónicas de San Francisco y Cincinnati, también una de las que han conseguido poner en duda el mito de que sólo haya “Cinco Grandes”. AGENDA Necrología KARLHEINZ STOCKHAUSEN K arlheinz Stockhausen representaba la vanguardia, personificaba la vanguardia, él fue la vanguardia. De su generación, la de la vanguardia, no todos fueron de vanguardia, pero él lo fue por encima de todos, y no siempre por lo atrevido de sus obras. Gruppen o Mantra son obras que abrieron caminos en los 50, al tiempo que compositores como él cerraron carreras a colegas que iban por caminos muy distintos. No siempre lo consiguie- ron, no siempre lo consiguió. Cuenta Henze que el joven Stockhausen impresionó calladamente a ciertos gestores musicales de posguerra, de esa gente temerosa de no ser lo bastante moderna, en una época posterior a aquella en que la gente temía no ser lo bastante conservadora: cómo se puede componer todavía así, se preguntaba en voz alta el enfant terrible. Con lo que puso punto final a la carrera de unos cuantos colegas molestos. Menos a repartir. Porque, atención, la vanguardia fue probablemente el primer grupo generacional que vivió de la subvención pública desde el principio en adelante y hasta el fin: radios públicas, en Italia y Alemania sobre todo; auditorios, salas de conciertos, espacios cerrados o al aire libre, con dinero público. Así fue posible el despliegue de una generación llena de talento y rica en sectarismo. Esa generación que ahora está diezmada. Primero desapareció Maderna, demasiado pronto. Mucho más tarde desaparecieron los otros dos italianos, Nono y Berio. Se han ido Xenakis y Ligeti. Como se fue Takemitsu, el más joven de esa generación, con la que en rigor nada tiene que ver. Estuvo muy cerca Henze, el rebelde, el que ellos consideraron conservador o traidor, o ambas cosas, el que fue contra los “hallazgos” de la vanguardia. Pero Henze ha revivido, ha renacido, y ahí está, acaba de estrenar su Fedra. Queda Boulez, incombustible, enorme talento creador con escasa obra que mira y remira y rectifica, obras “in progress”; y magnífico e insuperable director de orquesta, como tal vez lo fue Maderna, que quién sabe dónde hubiera llegado con la batuta de no haberse ido tan pronto. Queda Cerha, el menos conocido de todos, autor de una ópera espléndida, basada en la primera obra de Brecht, Baal, lamentablemente nunca grabada. Queda Kurtág, el que ha crecido enormemente en las dos últimas décadas. Con Stockhausen, el compositor que hizo de la electrónica una poética, el compositor que hizo de la acumulación de efectivos una propuesta sinfónica, el compositor que exploró sonidos sin miedo a llegar a callejones sin salida (llegó a varios, y casi nunca solo, pero esa es otra historia), con Stockhausen se va toda una época. Lo vimos aquí hace pocos años, en la sala de cámara del Auditorio Nacional, en el ciclo de Xavier Güell. Tres conciertos. Se empeñó en que fueran tres. Y hubo que decirle que sí, que de acuerdo, maestro. Más le hubiera valido uno solo. Porque con tres nos dimos cuenta de que el modelo estaba agotado. O algo peor. Santiago Martín Bermúdez Rebecca Horn, Martin Scorsese, Wole Soyinka... R olex anunció el pasado 12 de noviembre a los seis artistas de fama mundial que serán mentores en el ciclo 2008-2009 de la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos, a través de la cual, se ofrece a seis jóvenes artistas prometedores de distintas partes del mundo la oportunidad incomparable de aprender con un maestro de su respectiva disciplina. Los nuevos mentores son: Rebecca Horn, artes plásticas; Jirí Kylián, danza; Youssou N’Dour, música; Martin Scorsese, cine; Wole Soyinka, literatura; y Kate Valk, teatro. Cada uno de ellos elegirá a un discípulo entre los finalistas propuestos por el panel internacional de expertos de Rolex. Cada mentor trabajará durante un año con su discípulo, manteniendo conversaciones y encuentros periódicos, compartiendo y perfeccionando su labor creativa. Los seis discípulos también recibirán una subvención de 25000 euros cada uno, por formar parte de este programa. YOUSSOU N’DOUR YOUSSOU N’DOUR NUEVO MENTOR EN MÚSICA ROLEX 11 AGENDA En la categoría de composición FERNÁNDEZ GUERRA, PREMIO NACIONAL DE MÚSICA manifiesto de manera singular el pasado año con el estreno de su cuarteto Bach is the name”. Autor versátil e imaginativo, de una admirable apertura de miras y un rigor formal que nunca ahoga la invención propia, Fernández Guerra desarrolla desde hace años una magnífica labor al frente del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea. Es, además, frecuente colaborador de SCHERZO. Nuestra enhorabuena, pues, y un cierto orgullo por lo que nos toca. En su vertiente de interpretación, el Premio Nacional le fue otorgado al cantaor Miguel Poveda. Xavi M. Miró J orge Fernández Guerra (Madrid, 1952) ha obtenido el Premio Nacional de Música 2007 —dotado con treinta mil euros— en su modalidad de Composición. El jurado —presidido por el director general del INAEM, Juan Carlos Marset, con la vicepresidencia de la subdirectora general de Música y Danza del INAEM, Marisa Manchado, y del que eran miembros José Manuel Berea, Pilar Jurado, Remedios Navarro, Félix Palomero, Inmaculada Tomás y César Camarero— ha concedido esta distinción a Fernández Guerra “por la alta calidad de su creación en todos los géneros, puesta de Del Liceu al Palau UN AUDITORIO CON PERSONALIDAD PROPIA A lgo está cambiando en la escena musical catalana. Poco a poco, sin golpes de efecto, pero con los objetivos bien claros, el AuditoriPalau de Congressos de Gerona está consolidando en su segundo año de vida una programación con personalidad propia que, además de elevar notablemente la calidad de sus propuestas, comienza a marcar diferencias con respecto a Barcelona y su mucho más potente, aunque no siempre imaginativa, oferta musical. Su nuevo director, Ramon Barnusell, bendice sin reservas la línea artística emprendida desde su creación por sus dos programadores, Víctor García de Gomar y Daniel Ibáñez. Apuestan por una cultura musical abierta y plural en la que conviven la música antigua y el rock de vanguardia, el jazz y las músicas del mundo, el gran repertorio y los nuevos autores, las gran- 12 des estrellas y las nuevas generaciones de intérpretes. En el terreno clásico se han aliado con Ibercàmera, la promotora musical privada con más solera de Barcelona, que ofrecerá temporada propia en Gerona. Comienza el 18 de enero, con Lorin Maazel dirigiendo un programa Beethoven (Cuarta y Quinta) al frente de la Sinfónica Toscanini y en ella actuarán Zoltán Kócsis y la Filarmónica Nacional de Hungría (Tercera de Schubert y dos obras de Mozart, el Concierto nº 17 y la Sinfonía nº 33); La pasión según san Mateo a cargo de los Deutsche Kammervirtuosen y el Coro de niños de Windsbach, dirigida por Karl-Friedrich Beringer; el Trío Guarnieri con la Philharmonia de Praga y Kaspar Zehnder (Triple de Beethoven y Primavera, de Schumann; Radu Lupu (la schubertiana Sonata en la menor, D. 845 y el primer cuaderno de Preludios de Debussy) y en la jornada de clausura el Cuarteto Casals (Haydn/Beethoven). Aunque algunas orquestas y directores actúan también en la temporada barcelonesa de Ibercàmera, sus responsables ofrecen cambios significativos en los programas. “La tendencia es ofrecer cosas que no se hacen en Barcelona, pero con la misma exigencia de calidad”, afirma Víctor García de la Concha. Una buena muestra de esa filosofía es la flamante versión discográfica de Amadigi di Gaula, de Haendel, dirigida por Eduardo López Banzo, grabada en el Auditori de Gerona en noviembre de 2006 (Ambroisie-Naïve). Hay buenas dosis de ilusión y riesgo en la programación, que de enero a mayo de 2008, y con un presupuesto de 400000 euros, ofrecerá 24 conciertos, cuatro sesiones familiares y otras actividades. La oferta clásica incluye un recital de Rinaldo Alessandrini, Rozhdestvenski y la Orquestra de Cadaqués, tres citas con la Orquestra de Girona, incluida la presentación del nuevo disco de Antònia Font, y cuatro con la Simfónica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC). El abanico musical incluye citas fascinantes con el trío de McCoy Tyner y Joe Lovano, Milton Nascimento y el Jobim Trio, Tomatito, Jane Birkin, Fangoria, la fusión de raíces mediterráneas e hindúes que propone Trilok Gurtu y el Arké String Quartet, el bautismo del Girona Jazz Project liderado por Perico Sambeat y Vicens Martín, la música tradicional de El Pont d’Arcalís y Les Violines, o el coro sufí Confraria Tariqa Quadurua Butchichia, el más popular de Marruecos. Amplitud de miras y exigencia artística, en definitiva, para ser un auditorio con personalidad propia. Javier Pérez Senz AGENDA Necrología A unque obligada, la pluma se resiste y se resiente, pues nadie quiere escribir sobre la muerte de un amigo. Nos conocimos en la Facultad de Historia y Ciencias de la Música. Impartía clases de Gestión Musical e Historia de la Danza. Jamás he conocido a nadie que supiera transmitir tan bien todos sus conocimientos. No sólo enseñaba conceptos; expresaba sentimientos, ilusiones y pasiones, de manera que, si no nos hicimos expertos en la Historia del Ballet nos aficionamos y aprendimos a quererlo como él lo quería. En el ámbito de la gestión musical la cosa era bien distinta. Luis Iberni ha sido uno de los grandes gestores de nuestro país. Como asesor musical del Ayuntamiento de Oviedo, fue el alma máter de las Jornadas de Piano. Con su fino instinto musical, dio a conocer en España muchos pianistas que hoy pertenecen a la elite musical. En Madrid, trabajaba mano a mano con Emilio Casares en el Ciclo de Conciertos de la Universidad Complutense. En pocas ediciones ha conseguido que sea uno de los ciclos de referencia en la vida musical madrileña. La mayoría de la gente ha conocido al Luis Iberni de la prensa: brillante, sagaz y con una capacidad de síntesis inigualable. Cada semana, sentaba cátedra en El Cultural con atrevidos reportajes y entrevistas profundas. Muchas de sus mejores páginas también las escribió en esta casa. El Luis Iberni que conoce LNE LUIS IBERNI poca gente es el incansable investigador. Quedan para la historia sus libros sobre Chapí y Sarasate o su interesantísimo Toda la música del mundo. Como legado póstumo quedará su gran obra sobre Pablo Sarasate a la que dedicaba toda su energía estos últimos meses. A principios de noviembre Luis ingresó en el hospital y al poco tiempo estaba en coma. Las últimas palabras que hablamos fueron para decirme que estaba contento de estar en Zaragoza con su familia y al lado de toda la gente que quería. En efecto, en los últimos días sus hermanos, incansables, estuvieron día y noche a su lado. Sus amigos desfilaron por la clínica Montpellier para verle: Sergio Castillo, Gonzalo Augusto, Emilio Casares, Celsa Alonso y tantos otros… Adiós, Luis. Esto no es más que el principio de tu historia. Ars longa, vita brevis. Federico Hernández XIII Ciclo de Grandes Intérpretes ACHÚCARRO EN EL OLIMPO U n año más el Ciclo de Grandes Intérpretes que organiza la Fundación Scherzo y patrocina el diario El País va a llenar el Auditorio Nacional con el mejor pianismo del momento en la que es desde su inicio una convocatoria imprescindible en el panorama madrileño. A lo largo de los diez conciertos, que abarcarán de enero a diciembre, desfilarán ante un público tan entendido como fiel algunos de los mejores solistas de hoy. Pero no es sólo la calidad individual de cada uno de ellos lo que aporta la serie sino la apasionante confrontación entre estilos muy diversos. Un recorrido fascinante que comienza con un debutante en el Ciclo: nada menos que Joaquín Achúcarro. El gran pianista vasco vive una madurez pletórica y a buen seguro lo demostrará el próximo día 29 con un programa muy de la casa: Brahms, Debussy y Ravel o, lo que es lo mismo, de la serenidad crepuscular de la Op. 118 del alemán a la luz de los Preludios o del Gaspard de la Nuit de los franceses. El otro nombre nuevo será el del alemán Lars Vogt, un pianista que, todavía joven, ha asentado su prestigio con la calma de los músicos inteligentes. Sus comienzos fulgurantes no supusieron la locura sino la tranquilidad. Y el resultado se verá el 14 de octubre en su programa dedicado a Schubert y Liszt. El resto de los pianistas presentes este año en el Ciclo son clásicos entre los clásicos y vuelven a la convocatoria como manteniendo una especie de conversación siempre inacabada con los abonados. Grigori Sokolov (11 de febrero) se enfrentará a una de sus piezas de fuerza: los Preludios de Chopin. Paul Lewis (25 de marzo) insertará la Musica ricercata de Ligeti entre Mozart y Schubert. Se desconocen todavía los programas de Maurizio Pollini (15 de abril) y Krystian Zimerman (5 de mayo) mientras András Schiff (11 de junio) nos propondrá cinco sonatas beethovenianas. Pierre-Laurent Aimard (18 de noviembre) presentará un programa audaz e inteligente, con punto de partida en Carter y de llegada en Schoenberg. Christian Zacharias irá de Haydn a Debussy pasando por Schumann. Cerrará el Ciclo Leif Ove Andsnes con un programa nada habitual que incluye obras de Dvorák, Musorgski y Sibelius. Madrid. Auditorio Nacional. 29-I-2008. Joaquín Achúcarro, piano. Obras de Brahms, Debussy y Ravel. 13 AGENDA Cesa su gerente Por su dedicación a la zarzuela CRISIS EN LA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA JOSÉ BROS, PREMIO FEDERICO ROMERO 2007 DE LA SGAE J osé Luis Jiménez ha sustituido a Carlos Magán como gerente de la Orquesta de Granada mientras, al mismo tiempo, una comisión integrada por Enrique Gámez, Reynaldo Fernández, José Luis Carmona y un músico de la orquesta a propuesta del comité de empresa, se encargará de cerrar la programación de la temporada próxima. La formación andaluza —que bajo la dirección de Josep Pons alcanzó un magnífico nivel— parece atravesar también una crisis artística que ha disparado los rumores acerca de la posible no renovación del contrato de su director titular, Jean-Jacques Kantorow. Los nombres, naturalmente, saltan de inmediato, y entre los posibles candidatos a hacerse con el podio granadino suena con fuerza el de Pablo González, la más prometedora de las batutas españolas. E l tenor José Bros (Barcelona, 1965) ha sido galardonado con el Premio Federico Romero 2007 en reconocimiento a su intensa dedicación y larga trayectoria artística dedicada a la zarzuela. La concesión de este galardón, que entrega la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en colaboración con los herederos de Federico Romero, corrió a cargo de un jurado que integraban el presidente de esta sociedad de gestión, José Luis Borau; los compositores Manuel Moreno-Buendía y Claudio Prieto; el director del Teatro de la Zarzuela, Luis Olmos; el jefe del área de Artes Escénicas de la Fundación Autor, Óscar Millares, como secretario sin voto, y el director de la revista Ópera Actual, Francisco García-Rosado, en representación de los herederos de Federico Romero. Entre los ganadores del premio en ediciones anteriores se encuentran Miguel Roa, Evelio Esteve, Pedro Lavirgen, Plácido Domingo, José Carreras, Alfredo Kraus y María Bayo. )NSCRIPCIØN HASTAELDEFEBRERO 0RESENTACIØNYPRUEBASELIMINATORIAS DELALDEMARZO &INALCONORQUESTA DEMARZO -ÉSDE % ENPREMIOS ADEMÉSDECONTRATOSPARAACTUARENEL4EATRODELA:ARZUELADE-ADRID 4EATRO#AMPOAMORDE/VIEDO0ALAUDELES!RTS2EINA3OFÓADE6ALENCIA PASEDIRECTOALOSCUARTOSDEFINALDELCONCURSO/PERALIAYGIRASDECONCIERTOS )NFORMACIØN Y BASES WWWFUNDACIONGUERREROCOM 14 &5.$!#)¼. *!#).4/ % )./#%.#)/ '5%22%2/ WWWFUNDACIONGUERREROCOM s FGUERRERO FUNDACIONGUERREROCOM Nuevos miembros del Patronato GREGORIO MARAÑON PRESIDENTE DEL TEATRO REAL E l Patronato del Teatro Real, tras modificar los estatutos de su Fundación, y a propuesta del Ministro de Cultura, ha nombrado presidente a Gregorio Marañón y Bertrán de Lis, por un mandato de cinco años. Asimismo han sido nombrados miembros del Patronato, por el Ministerio de Cultura, Laura García Lorca, Javier Gómez Navarro y Mario Vargas Llosa; por parte de la Comunidad de Madrid, Ignacio González y Rodrigo Rato. Javier del Real -ADRID DEL AL DE MARZO DE Más que una rebaja, una inversión - 20% al comprar dos o más CD y DVD Piénselo. Porque ahora, puede conseguir mucha más música con menos inversión. La obra completa de Beethoven, lo último de Cecilia Bartoli o de Juan Diego Flórez, y paga un 20% menos. Tiene muchas notas y melodías donde seleccionar. Usted elige sus compositores e intérpretes favoritos. Los tiene en su espacio de música de El Corte Inglés. Desde el 7 al 31 de enero de 2008 SU TIENDA DE MÚSICA EN INTERNET AGENDA Alumnos de Ana María Iriarte 2008 CONCIERTO DE REYES F DONATELLA FLICK CONDUCTING COMPET IT ION PAT RON H . R . H . T HE P RI NCE OF WALE S IN ASSOCIATION WITH THE LONDON SYMPHONY ORCHESTRA The 2008 competition will take place 30 September - 2 October in London, and is open to conductors under the age of 35 who are citizens of full membership countries of the European Union. ormada vocalmente entre España y Austria, la mezzosoprano madrileña Ana María Iriarte fue —desde su debut en Valencia como Amneris con sólo 18 años, hasta su temprana despedida de la escena tres lustros más tarde en Burdeos como Carmen para desempeñar únicamente los papeles de esposa y madre— una de las cantantes referenciales de nuestro país con más proyección internacional, gracias en buena parte a su relación con la joven ONE de Ataúlfo Argenta y también a las numerosas grabaciones realizadas para sellos como EMI y Columbia, sello este último donde protagonizó la mayor parte de las zarzuelas que se registraron en ese periodo. Para su vuelta al mundo de la música, una vez consolidado su entorno familiar, Iriarte escogió la vía de la enseñanza, trasladando sus conocimientos a las nuevas generaciones. Una muestra de los resultados obtenidos se podrá juzgar en la Gala de Reyes que el 6 de enero se ha programado en el Ateneo de Madrid. Para la velada se han reunido dos ANA MARÍA IRIARTE obras de acuerdo con las fechas: el Oratorio de Navidad de Saint-Saëns y Ceremony of Carols de Britten. Madrid. Ateneo. 6-I-2008. Concierto lírico de alumnos de Ana María Iriarte. The competition will be held in three stages, with the final concert at the Barbican Hall Constituido el Consejo Artístico INQUIETUD EN EL AUDITORIO NACIONAL when three finalists will conduct the London Symphony Orchestra. INFORMATION FROM: THE ADMINISTRATOR, DFCC, PO BOX 34227, LONDON NW5 1XP www.conducting.org 16 E l Ministerio de Cultura ha constituido el Consejo Artístico del Auditorio Nacional de Música para estudiar el futuro de su programación. Nombrado por el Director General del INAEM, está integrado por él mismo, Marisa Manchado —Subdirectora General de Música y Danza— y, en calidad de consejeros, Gregorio Marañón y Bertrán de Lis, Alberto Corazón, Cristóbal Halffter, Luis de Pablo, Cristina Bordas, Bárbara McShane, Marta Cureses, Carmen Linares, Elena García de Paredes de Falla, Elena Angulo y Jorge Fernández Guerra. Tomás Marco, Eugenio Trías, José Luis Turina y Josep Pons, miembros asimismo del Consejo, no pudieron asistir a la primera reunión del mismo, celebrada a finales de noviembre. El Ministro de Cultura propuso como presidente del Consejo a Luis de Pablo y este al Consejo que le fuera encargado al compositor José Manuel López López un proyecto de gestión artística. El mundo de la música —incluidos, naturalmente, los aficionados— aguarda con expectación —no exenta de inquietud ante determinadas señales— las conclusiones del Consejo. Éste debía volver a reunirse el 28 de diciembre —ya cerrado, por tanto, este número de SCHERZO— con el informe de López López a la vista. www.naxos.com NOVEDADES enero 2008 Una extensa lista de novedades de todo carácter y estilo. Para todos los gustos. Desde los más clásicos hasta los más rabiosamente mlodernos, pasando por títulos que, siendo importantes, no suelen verse en las tiendas. Tenemos, así, obras de Abe, Alwyn, Arnold, Berkeley, Gloria Coates, Doppler, Lauro o Parsons, pero también sonatas y obras para teclado de los Bach, músicas orgánicas y vocales de Buxtehude, oberturas de Cimarosa, música para laúd de John Dowland, conciertos del gran Joseph Martin Kraus, las sinfonías de Rachmaninov, obras de Martinu, Respighi, Stravinsky o Taneyev, el Castillo de Barbazul de Béla Bartók, el Moisés en Egipto de Rossini, o música sacra de Domenico Scarlatti. Como verán, un variadísimo programa de músicas de todos los tiempos y estilos. El apartado de Históricos está dominado por sendas versiones operísticas que hacen gran honor al nombre del epígrafe: la Manon de Pierre Monteux, con Victoria de los Ángeles como protagonista, y La traviata verdiana de la mano de Tulio Serafin, con Antonietta Stella y Giuseppe Di Stefano. Más un disco de incunables del inolvidable Andrés Segovia y los registros de los años 20 y 30 del siglo pasado del glorioso tenor rumano Jospeh Schmidt. Un espléndido conjunto, como se podrá apreciar, presentado en las mejores condiciones técnicas y, como siempre, al más razonable de los precios. DISTRIBUIDO EN ESPAÑA POR www.ferysa.com Email:correo@ferysa.com Fax: 91.358.89.14 ABE: Sinfonía núm.1. Divertimento. Sinfonietta. Aleksey Volkov, saxofón alto. Orquesta Filarmónica de Rusia. Dir.: Dmitry Yablonsky. NAXOS, 8.557987 0747313298723 ALWYN: la Música para piano, vol.1.: Fantasy Waltzes. Haze of Noon. Green Hills. Ashley Wass, piano. NAXOS, 8.570359 0747313035977 ARNOLD: Concierto para dos pianos (a tres manos). Concierto para dúo de pianos y cuerda, y otras obras. Phillip Dyson, Kevin Sargent, pianos. Orquesta del Ulster. Dir.: Esa Heikkilä. NAXOS, 8.570531 0747313053179 NAXOS, 8.570250 0747313025077 MARTINU: la Obra para piano, vol. 4: Siete danzas checas, Cuatro Movimientos. Dumkas. Giorgio Koukl, piano. NAXOS, 8.570215 0747313021574 PARSONS: First Great Service. Responds for the Dead (Latin Service). Voces Cantabiles. Dir.: Barnaby Smith. NAXOS, 8.570451 0747313045174 RACHMANINOV: las 3 Sinfonías. Orquesta Sinfónica Nacional de Irlanda. Dir.: Alexander Anissimov. NAXOS, 8.503191 0747313319138 J.S.BACH: las Sonatas para viola da gamba y clave. Mikko Perkola, viola da gamba; Aapo Häkkinen, clave. NAXOS, 8.570210 0747313021079 RESPIGHI: Church Windows. Brazilian Impresions. Rossiniana. Orquesta Filarmónica de Buffalo. Dir.: JoAnn Falletta. NAXOS, 8.557711 0747313271122 W.F.BACH: la Obra para teclado: 12 Polonesas. Sonata en Re mayor. Fantasía. Robert Hill, fortepiano. NAXOS, 8.557966 0747313296620 ROSSINI: Mose in Egitto. Regazzo, Amou, Gierlach, Adami, Bevacqua, Trucco, Bandelow, Fedeli. Coro de San Pietro a Majella, Nápoles. Wildbad Wind Band. Orquesta Filarmónica de Württemberg. Dir.: Antonio Fogliani. NAXOS, 8.660220-21. 2 CDs. 0730099622028 BATÓK: El Castillo de Barbazul. A ndrea Meláth, Gustáv Belácek. Orquesta Sinfónica de Bournemouth. Dir.: Marin Alsop. NAXOS, 8.660928 0730099692823 BERKELEY: Cuartetos de cuerda núms. 1 al 3. Cuarteto Maggini. NAXOS, 8.570415 0747313041572 BUXTEHUDE: la Obra para órgano, vol.7.: Preludios. Fantasías corales. Preludios corales. Julia Brown, órgano. NAXOS, 8.570312 0747313031276 BUXTEHUDE: Música vocal, vol.2. Johan Reuter, bajo. Coro de la Capilla Real de Copenhage. Colectivo Dufay. Dir.: Ebbe Munk. NAXOS, 8.570494 0747313049479 CIMAROSA: Oberturas, vol.2: L´Italiana a Londra. La Circe. Alessandro nell´Indie. Artaserse. L´Armida immaginaria. Oreste. Orquesta de Cámara de Toronto. Dir.: Kevin Mallon. NAXOS, 8.570279 0747313027972 D. SCARLATTI: Música vocal sacra: Stabat Mater. Missa brece “La stella”. Te Deun. Magnificat. Immortal Bach Ensemble.Dir.: Morten Schuldt-Jensen. NAXOS, 8. 570382 0747313038275 STRAVINSKY: los últimos ballets: Jeu de cartes. Danses concertants, Scènes de Ballet. Variations. Capriccio para piano y orquesta. Mark Wait, piano. Orquesta Philharnonia. Twentieth Centrury Clasics Ensemble. Orchestre of St. Luke´s. Orquesta Filarmónica de Londres. Dir.: Robert Craft. NAXOS, 8.557506 0747313250622 TANEYEV: los Cuartetos de cuerda, vol.1: Cuartetos núms.1 al 3. Cape Diem String Quartet. NAXOS, 8.570437 0747313043774 TCHAIKOVSKY: las Canciones, vol.4. Ljuba Kazarnovskaya, soprano; Ljuba Orfenova,piano. NAXOS, 8.570409 0747313040971 GLORIA COATES: Sinfonía núm.15. Cantata da Requiem. Transitions. Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena. Dir.: Michael Boder. Ars Nova Ensemble Nuremberg. Dir.: Werner Heider. NAXOS, 8.559371 0636943937129 SYMPHONIC BRASS . Obras de VERDI, BIZET, GERSHWIN, ELGAR, BRAHMS, WILLIAMS, HOLST, TCHAIKOVSKY y WALTON. Black Dyke Band. Dir.: Nicholas Childs. NAXOS, 8.570726 0747313072675 DOPPLER: Concierto para dos flautas y orquesta. Fantasía Pastoral Húngara. Duettino sobre motivos americanos. Patrick Gallois, Kazunori Seo, flautas. Sinfonia Finlandia Jtväskylä. Dir.: Patrick Gallois. NAXOS, 8.570378 0747313037872 HISTÓRICOS DE NAXOS DOWLAND: la Música para laúd, vol.3.: Pavanas, Gallardas y Alemandas. Nigel North, laúd. NAXOS, 8.570449 0747313044979 HAYDN: las Sinfonías, vol.32: Sinfonías núms. 9 al 12. Sinfonia Finlandia. Dir.: Patrick Gallois. NAXOS, 8.557771 0747313277124 KRAUS: Concierto para violín. Olympie. Azire. Takako Nishizaki, violín. Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda. Dir.: Uwe Grodd. NAXOS, 8.570334 0747313033478 LAURO: Música para guitarra, vol. 2: Sonata. Suite (Homenaje a John Duarte). Víctor Villadangos, guitrra. MASSENET: Manon. Victoria de los Ángeles, Henri Legay, Michel Dens. Coro y Orquesta del Teatro Nacional de la Ópera Cómica. Dir.:Pierre Monteux. Registro: 1955. NAXOS, 8.111268-70. 3 CDS. 0747313326822 VERDI: La traviata. Antoniettta Stella, Giuseppe Di Stefano, Tito Gobbi. Coro y Orquesta de La Scala, Milán.Dir.:Tulio Srerafín. NAXOS, 8.111272-73. 2 CDs. 0747313327225 SCHMIDT, Joseph, tenor. Registros de 1929-1936. Arias y canciones de MOZART, DONIZETTI, MEYERBEER, FLOTOW, VERDI, MASSENET, PUCCINI y J.STRAUSS II. NAXOS, 8.111318-19. 2 CDs 0747313331826 SEGOVIA, Andrés, guitarra. Las grabaciones americanas de los años 50, vol.3. Obras de TÁRREGA, ALBËNIZ, AGUIRRE, PONCE, MALATS y ESPLÁ. NAXOS, 8.111091 0747313309122 AC T U A L I DA D NAC I O NA L OBC CUESTIÓN DE ESTILO el desinterés. En esta ocasión -en la que ha contado con una orquesta de alta prestación en su respuesta a las exigencias del director- ha puesto el acento en la expresión clasicista, con versiones cuidadas, límpidas, beneficiadas en el balance sonoro por una colocación de la orquesta un tanto distinta a la convencional. Sonido delgado en la Quinta Sinfonía de Schubert, con nitidez y transparencia en el sonido total y sobresaliente de las flautas. Y salvaguarda de contrastes y matices en las obras de Mendelssohn una vez aseguradas firmemente las grandes líneas maestras de las mismas. Excelente aportación de vientos-metales en la Tercera Sinfonía. Así las cosas, este condimento resultaría casi perfecto, a no ser que, buscando la idoneidad en el estilo, echáramos enseguida de menos la pimienta, el revulsivo del componente romántico en las piezas escogidas: la inten- CHRISTOPHER HOGWOOD Ante la propuesta de un programa integrado por la Quinta Sinfonía de Schubert y por dos obras de Mendelssohn, Las Hébridas y la Tercera Sinfonía, ¿nos encontramos con los coletazos del clasicismo —o al menos próximos a éste— o más bien en el ámbito —más o menos pronunciado— del romanticismo? Con los matices y las reservas que se quieran, seguramente justificados según los casos, nos parece que en este programa la presencia del perfume romántico no sólo es cierta sino que puede superar al clásico por mucha querencia que los autores que nos ocupan tuvieran por sus antepasados de la escuela vienesa. Las versiones de Christopher Hogwood —teclista, director y musicólogo muy apegado al movimiento de la música antigua— no suelen dejar indiferentes aunque sí pueden producir la controversia, lo que siempre es mejor que Marco Borggreve L’Auditori. 23-XI-2007. Orquesta Ciudad de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director: Christopher Hogwood. Obras de Mendelssohn y Schubert. BARCELONA ACTUALIDAD BARCELONA ción de ciertos momentos, la fuerza de la orquestación sinfónica mendelssohniana, la implicación en algunos arrebatos, el desarrollo del característico juego tensiónexplosión-remanso… No nos quedemos sólo en la interpretación. Pensemos también en el estilo. Maneras distintas de sentir la música. José Guerrero Martín Ibercámera GRAN ACONTECIMIENTO Barcelona. Palau de la Música Catalana. 3-XII-2007. Cuarteto Casals. Obras de Haydn, Bartók y Schubert. E 18 n este país que un cuarteto celebre su décimo aniversario es un gran acontecimiento, pero lo es todavía más si el conjunto ha alcanzado un nivel que le sitúa entre los mejores grupos de España, con gran resonancia en el extranjero, y que dada su calidad están consiguiendo importantes premios, como el Nacional de Música. Ibercámera se ha querido sumar al acontecimiento con su propuesta para que inauguraran su VI temporada de cámara, que tanto está haciendo por este tipo de música, que va ganando adeptos de forma continuada y que llenaban el bello marco del Palau. El Cuarteto Casals es además el grupo residente en el Auditori, permitiendo estas circunstancias su presencia frecuente en nuestras salas. Para dicha celebración eligieron un programa difícil, como el Cuarteto en sol mayor, op. 33, nº 5, de Haydn, el nº 4 Sz. 91, de Bartók y el nº 14 en re menor “La muerte y la doncella” de Schubert, mostrando una vez más su gran versatilidad, su perfecta armonía y conjunción, recreándonos con una musicalidad innata La versión del primero estuvo llena de contrastes y sutilezas planteados con exquisitez, mientras que en la obra Bartók superaron todas las dificultades que la obra presenta, con total nitidez y en la bellísima página de Schubert mostraron la pureza de su ejecución, frescura de los acentos, seguridad en los ataques y en todas las obras una capacidad de acoplamiento y un servicio a la música que les hace conseguir resultados capaces de competir con los mejores conjuntos. Albert Vilardell AC T U A L I DA D MADRID BARCELONA Exhibición de canto LO MEJOR FUERON LAS PROPINAS Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 30-XI-2007. Juan Diego Flórez, tenor; Vincenzo Scalera, piano. Obras de Mozart, Bellini. Rossini, Tosti, Soutullo y Vert, Vives y Donizetti. Bofill Q ue el público del Liceu adora a Juan Diego Flórez volvió a quedar claro en el recital que ofreció acompañado por Vincenzo Scalera. Tuvo problemas en el primer tramo del recital: tras cantar un aria de Mozart Misero! O sogno… Aura che intorni spiri, KV 431, un aria de Bellini (Bianca e Falliero) y dos amables canciones de Rossini (L’esule y L’orgia), se retiró del escenario a beber té porque el calor y la sequedad del ambiente le estaba dejando sin voz. Volvió tras la pausa reparadora y acabó la primera con Deh! Troncate, de Elisabetta, regina d’Inghilterra, que resolvió con aplomo. Tras el descanso, la voz sonó ya con todo su esplendor. Cantó con primor tres canciones de Tosti Juan DIego Flórez en el Teatro del Liceu de Barcelona (Ideale, Seconda mattinata y L’alba separa dalla luce l’ombra) y la exultancia en el agudo, el control del fiato, el fraseo de ensueño, en fin, el sublime arte canoro del tenor peruano se adueñó de la sala en un crescendo que llevó al público al delirio. La pasión se desbordó con la zarzuela: cantó de forma majestuosa las grandes romanzas de El último romántico y Doña Francisquita —ya ven, el público pide a gritos zarzuela y el Liceu sigue dando la callada por respuesta: hasta los teatros de Japón programan más zarzuela— y remató el recital con un Donizetti (Linda di Chamounix) de mágicos efectos. Más delirio aún en las propinas, que fueron, de verdad, lo mejor de la velada: antológicas arias de Rigoletto, Roméo et Juliette, la ya inevitable Fille du régiment y una especialidad de Kraus que Flórez dedicó a la memoria del inolvidable tenor canario, T’amo qual s’ama un angelo de Lucrezia Borgia. Un triunfo grande. Javier Pérez Senz Sesiones golfas DE BABELSBERG A BEVERLY HILLS Bofill Barcelona. Gran Teatre del Liceu, Foyer. 14-12-07. Angela Denoke, soprano; Tal Balshai, piano y arreglos, Michael Griener, percusión; Jan Roder, contrabajo. Obras de Kreuder, Nelson, Gershwin, Hollaender, Weill, Biernet, Niessen, Kaper, Porter, Mackeben y Balshai. E l Gran Teatre del Liceu, en su Foyer organiza unas sesiones llamadas golfas, donde se incluyen espectáculos vinculados al mundo de la música americana o europea, en un ambiente relajado, no muy golfo, donde ante una mesita, una luz intimista y una copa de cava se puede gozar de espectáculos interesantes. En esta ocasión se contó con la gran soprano Angela Denoke y se quiso montar una especie de homenaje a figuras como Marlene Dietrich. La idea era buena y podía dar para mucho, pero el desarrollo pecó de una cierta uniformidad, de falta de espíritu teatral y de una realización a la que faltaba un mayor sentido de la pro- Angela Denoke y Tal Balshai en el Teatre del Liceu vocación y lo que es más extraño en Angela Denoke en una mayor comunicación con el público y un cierto sentido de complicidad. La gran soprano interpretó con musicalidad y buena línea, pero le falto intención, coquetería y una mayor penetración en el estilo para conseguir la confabulación y ese punto de contraste necesario, en un programa muy variado que incluía tres partes, un grupo de canciones de autores del siglo XX, como Kreuder, Nelson, Gershwin, Hollaender, Weill, Biernet, Niessen, Kaper, Porter, Mackeben y el propio Tal Balshai, buen solista de piano y con unos arreglos bien preparados, y luego dos grupos denominados Zarah Leander Medley y Marlene Dietrich Medley, que agrupaban canciones de diversos autores, enlazadas entre sí. Lo que sí fue muy interesante el apoyo de los músicos, donde Michael Griener a la percusión mostró intensidad, ideas y fuerza melódica, Jan Roder al contrabajo remarcó una gran sensibilidad, dirigidos con autoridad por Tal Balshai. Albert Vilardell 19 AC T U A L I DA D BILBAO Tutto Verdi DEL CIELO A LA TIERRA BILBAO Moreno Esquibel Palacio Euskalduna. LVI Temporada de la ABAO. 1-XII-2007. Verdi, Aida. Angela Brown, Irina Mishura, Salvatore Licitra, Mark Delavan, Marco Spotti, Stanislav Shvets, Marta Ubieta, Andeka Gorrotxategi. Coro de Ópera de Bilbao. Orchestra del Teatro Regio di Parma. Director musical: Donato Renzetti. Director de escena: Joseph Franconi Lee. Producción del Teatro Regio di Parma. 20 Vaya en primer lugar la noticia de la visita de la nonagenaria Giulietta Simionato a Bilbao el pasado noviembre para recibir la medalla de oro y brillantes de la ABAO. El público reunido en el Arriaga recibió a la eterna Amneris como merecía, es decir, entre ovaciones y puesto en pie. Como medio siglo atrás, cuando se subía al tablado del Coliseo Albia un festival sí y otro también. El lento y largo recorrido verdiano llamado Tutto Verdi (que nació por cierto de una idea planteada y madurada en su día por el exvicepresidente José María Irurzun, por más que ahora se nos digan otras cosas) tiene, como casi todo en este mundo, sus cosas buenas y sus cosas menos buenas. Este homenaje a la gran mezzo italiana se cuenta desde luego entre las primeras. Ponemos ahora los pies en el suelo. La Aida que nos ocupa, otro paso más dentro del ciclo, no fue una Aida de altura, pero tampoco de segunda división. La puesta en escena traída del teatro parmesano y firmada por Joseph Franconi Lee es suntuosa de medios cuando procede, con vistosa figuración y precisas coreografías, pero sabe hacerse intimista. Manda el azul, tanto en el decorado como en el vestuario, ambos a cargo de Mauro Carosi. En su favor está el ser un planteamiento clásico pero nada lento, variado de ambientes, de ideas claras, capaz de respetar el libreto y la música, es decir, la obra. En lo musical, la excelencia vino de la mano de Donato Renzetti, que domina como pocos el idioma verdiano. Controló a las masas en la escena triunfal, demostró en los demás cuadros que Escena de Aida de Verdi en el Palacio Euskalduna esta ópera va mucho más allá del mero espectáculo y obtuvo de la Orquesta del Teatro Regio de Parma una óptima respuesta. El Coro de Ópera de Bilbao, por el contrario, no alcanzó la necesaria presencia, lo que nos empieza a dar cuenta de una cierta irregularidad en su rendimiento. El elenco presentaba un debut por cada uno de los cuatro principales. El más feliz fue tal vez el de la rusa Irina Mishura en la piel de la hija de los faraones, una mezzo de depurada línea, sonoro centro y poderosos graves que se entregó sin límites en la escena del juicio del cuarto acto. La norteamericana Angela Brown tiene, diríamos, el físico de la esclava etíope, mas también la voz, robusta, muy timbrada, la de una verdadera spinto. Cantó bien y estuvo presente en los concertantes, si bien pasó un serio apuro al subir al do quinto en su gran escena a orillas del Nilo. Su compatriota Mark Delavan tiene un instrumento claro y potente, tendente a perder brillo en el agudo, suficiente en todo caso para dar vida al padre de Aida. El caso de Salvatore Licitra es más difícil de entender. El material vocal es muy generoso, pero el fraseo es primario, sólo canta en forte y abre demasiado los agudos. Fue poco a poco a más, siembre bajo la sombra de un Celeste Aida tristemente paupérrimo. Marco Spotti hizo un Ramfis sólido, de serena autoridad, uno de los puntos de más interés de esta Aida que, curiosamente, no fue acogida por el público con el esperado entusiasmo. No es una cuestión de frialdad, sino de exigencia: el listón está cada vez más arriba. Vaya Tuttíssimo nos espera. Asier Vallejo Ugarte AC T U A L I DA D CÁDIZ Festival en la encrucijada TIEMPO DE REFLEXIÓN CÁDIZ V Festival de Música Española. 17/28-XI-2007. Un lustro es tiempo suficiente para valorar lo que ha aportado este festival a la vida musical española. En primer lugar, como muy positivo, la incorporación de una ciudad tan atractiva como Cádiz (ningún visitante olvidará fácilmente su luz en noviembre) al circuito de conciertos. La consolidación de un público local para estos conciertos es además una estupenda noticia. El crecimiento de actividades ha sido también notable: en 2007 no faltó día con al menos dos recitales. La recuperación de patrimonio (que en 2007 representaron a la perfección el Coro Barroco de Andalucía con música de compositores que trabajaron en la catedral gaditana o la música sinfónica de Gerónimo Giménez que ofreció José Luis López Aranda al frente de su Camerata) y la oferta de música actual (estrenos del curso de la Cátedra Manuel de Falla, este año dirigido por Mauricio Sotelo; encargos a músicos gaditanos en interpretaciones de la Orquesta Manuel de Falla, con Sánchez Verdú al frente; o la muy interesante propuesta de Rafael Díaz en torno a la producción audiovisual de José Val de Omar) son otros dos polos cruciales de su desarrollo, como los conciertos didácticos (Eduardo Polonio), las actividades paralelas (músicas de noche, exposiciones…) o la de grandes solistas (Ara Malikian, Ainhoa Arteta). Sin embargo, sigue fallando la difusión (la cobertura informativa se reduce casi a la prensa local), los cursos necesitan cambios importantes (cuatro alumnos matriculados en el dedicado a Paco Guerrero con la asistencia de sólo uno de ellos roza lo patético) y urge dar un giro a la propuesta central de la programación: siempre las cuatro orquestas sinfónicas andaluzas más la Barroca de Sevilla sale aparentemente barato (por los convenios) pero resta valor y alcance a la propuesta. Si quiere un Festival vigoroso y con auténtico poder de atracción, la Junta de Andalucía tendrá que invertir más dinero. Y en el horizonte una oportunidad y una sombra: justo el día que me iba de Cádiz me desayunaba con la noticia de que el Ayuntamiento de la capital prepara para 2012 (el año del bicentenario de la Constitución gaditana) un Festival de Música Iberoamericana. Sería terrible que por diferencias políticas (la Junta, organizadora del certamen actual, es socialista; el Ayuntamiento, popular) esta iniciativa no se sumara a lo ya existente para crear un gran Festival de Música Española e Iberoamericana. Un proyecto de estas características, pero con ambición y voluntad reales de asentarse y crecer (para ello, un auditorio nuevo no vendría mal), en Cádiz, y en noviembre, sería un auténtico gozo. Pablo J. Vayón 21 AC T U A L I DA D CASTELLÓN Villancicos y danzas criollas del siglo de oro SAVALL: LA SALSA DEL SIGLO DE ORO CASTELLÓN Auditori i Palau de Congressos. 17-XII-2007. Hespèrion XXI. La Capella Reial de Catalunya. Director: Jordi Savall. Obras de Guerrero, Flecha, Pérez Bocanegra, Hidalgo, Madre de Deus, Fernández, Valente, Correa de Arauxo, Castro, Sanz, Arañés y otros. Vamos que también debió haber “música salsa” en esos siglos de la conquista americana y de la explotación del oro y la plata de México y Perú. Ese es el propósito que parece deducirse de la audición del concierto que ofreció Jordi Savall al frente del grupo canoro La Capella Reial de Catalunya y el colectivo instrumental Hespèrion XXI en el Auditori. Es evidente que hace cuatro siglos el público pretendía gozar con la audiencia y también bailar a los ritmos de la época como los canarios, las chaconas las gallardas o las pavanas. Pues bien, con regusto danzable y con rigor y fidelidad a los recursos que ofrecían los instru- mentos de la época, Savall cuaja sus versiones, con una muy marcada expresividad y también con una sugestiva riqueza de matices. También con propósito improvisador (o de “diferencias”) como se llamaba a lo que hoy conocemos como “variaciones de jazz”. Nos vale el ejemplo de la improvisación de la Romanesca y canarios en cuyo último fragmento había un acento tan sugestivo que se podía entender, perfectamente, como las danzas de la época podían tener un regusto erótico. Nihil novum sub sole. Los colectivos vocal e instrumental actuaron con una representativa soltura, siendo, ante todo, sabedores que estaban haciendo músi- JORDI SAVALL ca histórica, con una pulcritud inspirada que no ocultaba su talante popular e incluso en muchos momentos su místico postulado religioso (recordemos el No la deje- mos dormir, añadido al programa inicialmente previsto) todo ello con un regusto de armonización tan cordial como directo de sonoridad. Se puede entender el talante de época en esa proximidad tan cercana. Y, por supuesto no se puede olvidar, dentro del elogio a todo el conjunto instrumental, la calidad interpretativa del mismo Savall a la viola da gamba, de su hija Arianna al arpa, del guitarrista Xavier Díaz, o del creativo Pedro Estevan, insustituible en la percusión. Antonio Gascó Música en plenitud INSPIRADA SOBRIEDAD Castellón. Auditori. 12-XII-2007. Joaquín Achúcarro, piano. Obras de Bach, Busoni, Brahms y Chopin. J 22 oaquín Achúcarro volvió a triunfar en su segunda comparecencia en el Auditori de Castelló, donde hace un par de temporadas estrenó el piano Steinway, en el que volvió a poner las manos. Hace falta un intérprete especialmente inspirado para conseguir que, como Moisés en Meribá, salga agua de la roca estructural de la Tocata en do de Bach en la transcripción de Busoni. Pues he aquí que el pianista bilbaíno lo consigue, precisamente con su pulsación acentuada y con su intuitivo sentido del ritmo y conocimiento intrínseco de las posibilidades armónicas. En las Klavierstücke, muy cercanas al modo del malogrado Katchen, el que fuera su gran amigo, estas cuatro piezas, diversas en su planteamiento, tuvieron la inmediatez y al tiempo la profundidad que se requiere de un intérprete creativo capaz de ofrecer un sonido perlado y desnudo con etérea pureza. Sirva de referencia el Andantino cercano a Chopin conjurando el aire de la sala, en la pulsación. En la segunda parte se las vio Achúcarro con la integral de los Preludios chopinianos, gran carta magna del pianismo universal. El intérprete los ofreció sin almibaramientos y rubateos golosos, haciendo gala de una inspirada sobriedad, ateniéndose a la letra e, íntimamente, al espíritu. El público entendió muy bien su sugestivo discurso y el intérprete, para agradecer las ovaciones, dos valses del compositor polaco, en los que volvió a manifestar su criterio musical: métrica ternaria muy bien establecida y relato sentimental sin extrañas elucubraciones inconvenientes. Esto es, música en plenitud. Antonio Gascó AC T U A L I DA D GRANADA / JAÉN XIII Encuentros Manuel de Falla PASTORAL NEOCLÁSICA Y FLAUTA DORADA GRANADA Auditorio Manuel de Falla. 23-XI-2007. Orquesta Ciudad de Granada. Sharon Bezaly, flauta. Director: Jean-Jacques Kantorow. Obras de Stravinski, Rodrigo, Bautista y E. Halffter. Aprovechando el octogésimo aniversario de la Generación del 27, la Orquesta Ciudad de Granada y el Archivo Manuel de Falla celebraron el mes de noviembre, mes del nacimiento y muerte de Manuel de Falla, con un programa que en esta ocasión unía a autores del 27 con obras neoclásicas de Stravinski y Rodrigo. Programa sin obras de Falla, pero con obras inspiradas en ellas, en especial en las dos obras de Falla que mejor responden al calificativo de neoclásicas, El retablo de maese Pedro y el Concierto para clave. El elemento más novedoso del programa lo constituía la Sinfonía breve de Julián Bautista, estricto coetáneo de Joaquín Rodrigo. Ignoramos si es representativa del estilo del compositor anterior al exilio argentino. La obra, relativamente tardía (1956), pertenece a una estética que podríamos calificar de neoclásica de segundo grado, por momentos expresionista, casi reminiscente del Schoenberg de la Noche transfigurada en su primer movimiento, en otros momentos caricaturesca, como en las evocaciones circenses a lo Shostakovich que aparecen en el movimiento que cierra la composición. Obra, en cualquier caso, que nos parece menor si se compara con la Sinfonietta (1927) de su compañero de generación, Ernesto Halffter, también ésta llena de préstamos y reivindicaciones, en esta ocasión fallianas, pero de una frescura que parece faltar en la obra de Julián Bautista. La orquesta negoció con competencia esta segunda mitad del programa, más cómoda desde luego en la obra de Halffter. La primera parte estuvo dedicada a la obra fundadora de la estética neoclasicista, el Pulcinella stravinskiano, en la versión como suite orquestal de 1949, y al Concierto pastoral para flauta y orquesta de Rodrigo, en el que actuó como solista Sharon Bezaly. Respecto del Pulcinella, las dimensiones de la orquesta resultaron ideales para una obra que entronca también con la tra- dición de la orquesta y las preferencias de su anterior titular. El Stravinski neoclásico, Haydn y Mendelssohn son autores con los que la OCG se siente cómoda, por dimensiones y por afinidad. El Concierto pastoral, obra en la estela del de Aranjuez, menos casticista y con algún asomo de osadía para un compositor ya anciano, fue el vehículo ideal para el lucimiento de la extraordinaria solista Sharon Bezaly. Su familiaridad con la pieza, escrita a medida para Galway, y con un Kantorow muy convincente resultaron esenciales para asegurar el éxito de una obra menos divulgada de lo que merece. Joaquín García VIII Festival de Otoño UN FESTIVAL DEVALUADO 26-X, 7-XI, 5-XII-2007. Humberto Clerici, violonchelo. Orquesta Filarmónica de Turín. Director: Giancarlo di Lorenzo. Gerhild Romberger, mezzosoprano. Klangverwaltung Filarmónica de Baviera. Director: Enoch zu Guttenberg. Virtuosos de Moscú en cuarteto. JAÉN Con la intención de captar nuevos públicos y ofrecer distintas corrientes de espectáculos alternando más espacios escénicos, los nuevos organizadores de este festival han programado un contenido devaluado, en cuanto a la música popularmente llamada clásica, si lo comparamos con años anteriores que llegaron a tener figuras de primer rango como Lorin Maazel o Daniele Gatti en la dirección musical, o formaciones orquestales como la Royal Philharmonic Orchestra o la Orquesta del Teatro Comunale di Bolonia, por poner sólo unos ejemplos. Lo más destacado de la presente edición hay que encontrarlo en dos solistas que defendieron su arte con musicalidad y entrega. En 24 primer lugar hay que hacer mención del joven violonchelista turinés Humberto Clerici que, con la Orquesta Filarmónica de Turín, intervino en la primera parte del concierto haciendo la obra Tema y variaciones para violonchelo y orquesta con el sobrenombre de Une larme de Gioachino Rossini, autor al que estaría dedicada íntegramente la segunda parte de la velada, y el Concierto nº 1 para violonchelo y orquesta de Dimitri Shostakovich. Fue en esta obra donde el solista dejó constancia de su valía, consiguiendo un estimable primer movimiento. Los tres restantes perdieron interés ante una dirección poco imaginativa de Di Lorenzo ante las controvertidas ideas musicales que contienen, limitándose sólo a una mera lectura. La intervención de la mezzosoprano Gerhild Romberger supuso el mayor atractivo de la actuación de la orquesta Klangverwaltung. Su aterciopelada voz no se encuentra en la tesitura y el color más adecuados para cantar los Wesendonk Lieder de Wagner, pero impuso su dicción y cuidada afinación con desenvoltura y naturalidad, superando ampliamente al acompañamiento orquestal de escaso fervor wagneriano. Mejor sensación en este sentido había dado la formación bávara en el inicio del concierto con el Idilio de Sigfrido. El inquieto tempo al que fue sometida la Sinfonía nº 9 de Schubert por el maestro Guttenberg parecía descubrir la ansiedad por terminar la actuación dados la inconveniente ubicación de los músicos en un escenario inadecuado por su reducida dimensión. Mejor recinto para la formación anunciada fue la Capilla del Antiguo Hospital de San Juan de Dios, dada su excelente acústica, pero en este caso falló por un lado el contenido del programa, con adaptaciones para cuarteto de cuerda de conciertos de Vivaldi y Corelli, el Divertimento nº 1, K. 136 de Mozart y una ridícula trascripción del Halleluia de Haendel, de obligado olvido. Por otro la sorprendente formación musical, dos violines, una viola y un teclado electrónico. Inefable. Se supone que el nuevo auditorio, de inminente inauguración, lleve a mejorar aciertos en contenidos y organización. José Antonio Cantón AC T U A L I DA D JEREZ Cierre del año monteverdiano ORFEO EN “SEMIDRAMA” JEREZ Teatro Villamarta. 1-XII-2007. Monteverdi, Orfeo. Emmanuela Galli, Mirko Gaudagnini, Gloria Banditelli, Cristina Calzolari, Matteo Bellotto, José Lo Monaco, Salvo Vitale, Raffaele Giordani, Annamaria Calciolari, Giovanni Caccamo, Makoko Saturada, Claudio Cavina. La Venexiana. Director musical: Claudio Cavina. Director de escena: Francesco Micheli. No sin su parte de razón, manifiestan muchos una innata recelosa suspicacia respecto de toda ópera ofrecida “en versión de concierto”. Si se acepta que la esencia misma del género radica precisamente en su carácter mixto, en ésa su bifronte naturaleza de “teatro musical”, la apuesta de confinarlo en su faceta meramente sonora podría ser entendida como una suerte de ilegítima y traidora desnaturalización que, privándolo de lo que le es sustantivo, lo condena justamente a presentarse bajo la desnuda epidermis de su carácter adjetivo. De ahí que se venga optando cada vez más frecuentemente —de cara a abaratar costes sin traicionar en demasía el espíritu por ello— por el camino de en medio de las “versiones semiescenificadas”, una solución posible y plausible siempre y cuando se renuncie a emprender el sendero de lo fácil y trillado y, consecuentemente, se ponga a funcionar a todo gas la caldera de la imaginación. Ése parece ser el punto de partida del Orfeo concebido al alimón por Claudio Cavina y Francesco Micheli. Así, su lectura del mito no desdeña la nota estridente en el diseño de figurines (verdadero “cacao” de estilos y tendencias, en una suerte de “commedia dell’arte” puesta a la hora del día), ni la pincelada humorística en lo coreográfico (“bailoteos” hay que más parecen fin de fiesta de una borrachera compadrera que otra cosa; otros, en cambio, los hubiera acogido gustoso en su repertorio el mismísimo Tony Manero). Queda demostrado con esto, una vez más, que en el teatro el único derroche digno de aplauso es el de imaginación. Con todo, lo mejor nos llega del capítulo musical. Al frente de una agrupación vocal e instrumental tan solvente y entendedora como pulcramente conjuntada, Cavina dibuja una lectura presidida por la total ausencia de énfasis y la delicadeza en el tejido de las texturas. Sobresale, entre los cantantes, el Orfeo de Guadagnini, recio y viril, musicalísimo, así como la aportación de una Emmanuela Galli plena de intencionalidad expresiva y capacidad para el matiz diccional en su doble rol de Eurídice y de la Música. La veterana Gloria Banditelli firma, por su parte, una recreación de la Mensajera cautivadora por su extraordinario relieve expresivo. No cabe registrar, en fin, falla ni fiasco algunos en la selección de cantantes, ya que cada cual cumple con lo suyo con sobradas eficiencia y sabiduría dramática. Ignacio Sánchez Quirós 25 AC T U A L I DA D LA CORUÑA Ciclo de la Orquesta Sinfónica de Galicia MUTACIONES Miguel A. Fernández Palacio de la Ópera. 23-XI-2007. Nemanja Radulovic, violín. OSG. Director: Jesús López Cobos. Obras de Beethoven y Schumann. 30-XI-2007. Director: Jesús López Cobos. Obras de Schubert y Brahms-Schoenberg. 14-XII-2007. Janine Jansen, violín; Julian Rachlin, viola. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Vaughan Williams, Britten, Mozart y Beethoven. LA CORUÑA Janine Jansen y Julian Rachlin con la OSG 26 López Cobos planteó dos programas del mayor interés que incluyeron reconstrucciones y transcripciones. En el primer concierto, la pretendida Décima, de Beethoven que publicó Barry Cooper en 1988 y que no convenció a nadie; suena bien, pero no suena a Beethoven. El Concierto de violín sí suena a Beethoven; actuación memorable del director zamorano al frente de la OSG; el joven Radulovic (22 años) fue aclamado por su dominio técnico y expresividad; regaló una difícil Sonata de Ysaÿe. Una poderosa versión de la Cuarta Sinfonía de Schumann completó el concierto. El siguiente excedió incluso el interés del anterior: una soberbia Trágica, de Schubert sirvió de pórtico a la Sinfonía numerada como D. 936a, que se llama impropiamente Décima; en realidad, es la Novena. Para evitar confusiones numéricas, parece preferible denominarla Sinfonía en tres movimientos. Se tocó la versión fragmentaria de Peter Gülke que tiene momentos de gran belleza: sólo el segundo tiempo justificaría la reconstrucción. La notable transcripción que hizo Scho- enberg del Cuarteto con piano, op. 25 de Brahms ocupó la segunda parte. Soberbia actuación de la Sinfónica dirigida por una gran batuta. Víctor Pablo Pérez realizó un programa precioso. Por separado, la violinista Jansen intervino en la bellísima versión de The Lark ascending, de Vaughan Williams; y el violista Rachlin, en esa obra singular que es Lachrymae, de Britten. Con estos dos jóvenes intérpretes, la Sinfonía concertante de Mozart alcanzó momentos de una belleza arrebatadora. Para corresponder al entusiasmo del público, ofrecieron juntos, como bis, la Passacaglia de Haendel transcrita para dúo de violín y viola por el músico noruego Johan Halvorsen. Al concluir, se produjeron impresionantes aclamaciones. Dentro de la grandeza del ciclo sinfónico beethoveniano, la Segunda Sinfonía fue reputada como una obra menor; la interesantísima versión que ofreció Víctor Pablo Pérez, cálida, contrastada, poderosa, llena de energía, reveló la absoluta pertenencia al mundo beethoveniano y la altísima calidad de esta obra. Julio Andrade Malde AC T U A L I DA D MADRID Versiones de Venecia y Ferrara DOBLE DESTINO PARA TANCREDI Mariola Cantarero y Ewa Podlés en la versión de Ferrara Patrizia Ciofi y Daniella Barcellona en la versión de Venecia MADRID Javier del Real Teatro Real. 11 y 12-XII-2007. Rossini, Tancredi. Patrizia Ciofi-Mariola Cantarero, Daniella Barcellona-Ewa Podlés, Bruce Sledge-José Manuel Zapata, Umberto Chiummo-Giovanni Battista Parodi. Director musical: Riccardo Frizza. Director de escena: Yannis Kokkos. como la posterior Ah, d’amor in tal momento, capaz de ofrecer entre las demás virtudes un variado sentido (la esencia del bel canto) de lo que es variar la coloratura dentro de una misma página. Cabaletta ésta donde dio también lo mejor de sí la Cantarero, a su manera, brillante y segura, como estuvo desde el principio hasta entonces, teniendo en cuenta algunas libertades en su muy sui géneris estilo rossiniano y exhibiendo en general más medios que expresividad. Barcellona domina el personaje que ha cantado en infinidad de ocasiones, aunque ésta no pareció ser de las mejores, dentro siempre de un notable nivel. Podlés, con una espectacular fuerza de acentos, con esa voz oscura, densa, de graves imponentes, única en su género, impresionó en su cavatina de presentación. Aunque en el resto demostró ser un Tancredi magnífico, tanto en los momentos de Rossini, para el estreno en Ferrara de Tancredi, ópera que marca el punto de partida imparable de su carrera compositiva, modelo infalible para otras posteriores de la etapa italiana, sustituyó el original final feliz de Venecia por el trágico, por consejo de su amigo el conde Lecchi, un remate más acorde con la obra original de Voltaire. El Real propone estos dos finales en diferentes funciones y podría haber sido curioso haber aprovechado la oportunidad de ofrecer, en una de ellas y siempre que los intérpretes estuvieran de acuerdo claro está, las arias alternativas propuestas por el compositor, ya que existen varias, incluida una para Roggiero cuando la obra se estrenó en Milán, donde la mezzosoprano fue sustituida por una voz de tenor. El montaje de Kokkos parte de un planteo sencillo, de eficaz desarrollo y ágil resolución escénicas, con cada cuadro suficiente y claramente diferenciado, la figuración utilizada como complemento de lo que ocurre en escena y con unas marionetas con la intención de convertirse en el álter ego de los protagonistas principales, no siempre usadas con acierto, es decir, en realidad sobraban. Un casi perenne y obsesivo decorado blanco y negro, apenas enriquecido por el vestuario de algunos figurantes, chocó no poco con el colorido de la música. Frizza, tras una obertura irregularmente equilibrada, usó unos tiempos razonablemente normales y destacó el sutil entramado de la orquestación rossiniana, acompañando bien, muy atento al solista. Las dos parejas protagonistas, elegidas con tino, rindieron según lo esperado. Ciofi en cabeza, una Amenaida hoy imbatible, por cada ángulo a considerar, musical o escénico. Su escena de la cárcel fue memorable, así fuerza como de introspección, como ya lo hiciera años atrás en el Teatro de La Zarzuela (más soberana de agudos pero con un registro grave menos rotundo que el actual), no igualó aquella aparatosa, impresionante interpretación inicial. Sledge, voz atractiva y cantante afín al repertorio, tuvo problemas de agudos, sobre todo en su segunda página solista sacada adelante con más esfuerzo que logros. Lo contrario que Zapata, que supo expandir sus luminosos medios y su genuino canto en un Argirio impecable. Ni Chiummo ni Parodi tuvieron problemas para dotar a Orbazzano de presencia y esencia, aquél más sonoro, éste mejor fraseado. Convenientes y colaboradoras Cusí en Isaura (aunque mejor el primer día) y Martins en Roggiero, muy lucidas en sus respectivas arias di sorbetto. Muy bien el coro. Fernando Fraga 27 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de LIed VOCES CON ESMALTE Madrid. Teatro de la Zarzuela. 19-XI-2007. Angelika Kirchschlager, mezzo; Helmut Deutsch, piano. Obras de Mendelssohn, Liszt, Dvorák y Brahms. 17-XII-2007. Anne Schwanewilms, soprano; Malcolm Martineau, piano. Obras de Strauss y Mahler. L a voz de Kirchschlager nos resulta familiar. Es carnosa, mordiente, esmaltada, tiene unos registros homogéneos de mezzo juvenil y lírica, y unos pasajes imperceptibles, sedosos o aterciopelados. Como intérprete de la canción, cincela cada sílaba para construir cada palabra, cada palabra para construir cada verso y, dentro de él, cada cadencia y, fuera de él, cada estrofa. Para colmo de bienes, Deutsch se muestra a la altura y, por ejemplo, en Liszt, sortea un compromiso de piano solista en contrapunto, equilibrio y respeto por la voz. Kirchschlager expuso un Mendelssohn repulido y abrillantado por su sensible atención; un Liszt donde alternaron la voluptuosidad, el desgarro y la punta wolfiana de un expresionismo todavía plenamente romántico; un Dvorák grave, el de las Canciones de amor con letra tudesca, digno de Brahms; y un Brahms festivo, el de las Canciones gitanas, digno del mejor Dvorák. En todos los casos, la sala se vio invadida por la imperativa y seductora presencia de una ANNE SCHWANEWILMS artista suprema, con esa habilidad para envolver al escucha con la sola presencia de un timbre esmaltado, como si la voz, por el hechizo del arte, se pudiera ver y tocar. Hubo aplausos y un mensaje unánime de agradecimiento por ese momento áureo que la música nos brinda para mejorarnos la vida. Con un programa exigente, que obliga a resolverlo a unos artistas muy concienzudos en cuanto a sentido y estilo, Schwanewilms dio cuenta con sobrada autoridad y medios generosos, de aquel empeño. Su voz, ya conocida en Madrid por una brillante intervención straussiana, es amplia de recorrido, rica en cantidad, pareja de registros, cubierta por un esmalte seductor y dirigida por un control de volúmenes y una afinación de relojería. Su dicción es clara, intencionada, cuidadosa. Así pudo ir por el variopinto mundo de Strauss, que propone un despliegue sentimental henchido y eficaz, junto a susurros de bosque romántico, confesiones del corazón, hasta llegar a las tres piezas donde la Ofelia shakespeareana expresa su ingenuidad y su locura en una clave ya claramente expresionista. Mahler es otra historia, en especial en estos seis momentos de El cuerno de la abundancia, donde el sesgo popular, evocado con un lenguaje austero y lancinante, pide otra musicalidad. Así lo entendieron la solista y su ya reconocido y admirado acompañante, que se lució en muchos momentos de compromiso straussiano, porque tiene con qué lucirse. Blas Matamoro El CDMC presenta una fantástica versión de la obra de Schoenberg EL PIERROT DE MARIANNE POUSSEUR Madrid. Auditorio 400-CDMC. 26-XI-2007. Marianne Pousseur, recitadora. Ensemble de la Orquesta de Cadaqués. Director: Vasili Petrenko. Obras de Torres, Padrós, Parra y Schoenberg. H 28 ace aproximadamente una década, Marianne Pousseur interpretó en la Residencia de Estudiantes, en una soleada mañana de sábado, Pierrot lunaire. Ahora ha vuelto a Madrid para ofrecer el ciclo schoenbergiano en el flamante Auditorio 400 de Jean Nouvel del Centro de Arte Reina Sofía, en el que ha sido hasta ahora uno de los momentos culminantes de la temporada de conciertos del CDMC. Después de tantos intentos, más o menos afortunados, de presentar esta obra absolutamente única como si fuera una colección de canciones o una ópera en miniatura, la cantante belga ha vuelto a los orígenes, impartiendo toda una lección en el arte del Sprechgesang, desde el murmullo hasta el grito, con infinitud de inflexiones en la propia palabra y la gestuali- dad precisa, logrando galvanizar tanto al público como a los excelentes músicos de la Orquesta de Cadaqués, y consiguiendo crear una atmósfera de una concentración extraordinaria. En la primera parte, se habían escogido con muy buen criterio páginas de Jesús Torres (Episodios), David Padrós (La sala de la Suprema Armonía) y Héctor Parra (Abîme-Antigone IV), en la que los solistas del conjunto ampurdanés demostraron su destreza y versatilidad, bajo las claras órdenes del maestro ruso Vasili Petrenko. El principal director invitado de la Sinfónica de Castilla y León demostró encontrarse tan a gusto en el gran repertorio orquestal y operístico como en estos pentagramas. Rafael Banús Irusta AC T U A L I DA D MADRID Reposición de la zarzuela grande de Chapí LA BRUJA Y SUS SORTILEGIOS Alcántara Madrid. Teatro de La Zarzuela. 14-XII-2007. Chapí. La bruja. Nancy Fabiola Herrera, José Bros, Susana Cordón, Julio Morales, Marta Moreno, Fernando Latorre, Javier Roldán, Carmen Belloch. Director musical: José Miguel Pérez-Sierra. Director de escena: Luis Olmos. A l igual que se hiciera en la temporada 2002/03, en la ahora 2007/08 se inaugura con la misma obra y producción, La bruja, extensa obra, por ser zarzuela grande en tres actos, del siempre fecundo maestro alicantino, Ruperto Chapí, quien siempre tuvo el don de la flexibilidad, desde la música de organillo a la de mayor fuste sinfónico. Salió al palco escénico, en sus partituras, de americana, de gorrilla y pantalón entallado, y de igual forma se puso romántico entre celosías y ajimeces que dramatizó en la sala de una casa moderna. Conservó siempre las reglas convencionales del género; pero en cambio, el interés de las voces, la riqueza de los ritmos, y, sobre todo, el poder y la expresión del elemento instrumental, aparecían en sus obras con mayores alicientes y con caracteres de una verdadera novedad. Así lo demuestra la música de La bruja, hermosa y brillante en muchos momentos, fruto de un maestro ya maduro cuando la presentó en este mismo teatro el 10 de diciembre de 1887, a la hora habitual, entonces, de las ocho y media en su 69ª función de abono de aquella temporada. Huye en esta página su autor un poco del dramatismo que el público no supo apreciar en una obra anterior, El milagro de la Virgen, derivando hacia lo pintoresco y alcanzando valores de elegancia, gracia, popularidad y humorismo. Se puede señalar la notabilidad de algunos de sus números como el “romance morisco”, orientalismo adobado con elementos españoles; el dúo (bruja-Leonardo) de clímax lírico-dramático de halo wagneriano, la jota navarra (Leonardo), de gran popularidad, el coro de jugadores de pelota (zortzico), una de las Nancy Fabiola Herrera y José Bros en La bruja de Chapí mejores escenas de conjunto, la sentida romanza de tenor del acto segundo, coro de soldados a voces solas y el trío del último acto (terceto de las brujas), son ejemplos de lo dicho. La música revela una poderosa fantasía en cierta consonancia con el libreto de Miguel Ramos Carrión y del encubierto Vital Aza, cuyo argumento requiere mucha condescendencia para que resulte aceptable, aunque el equipo regentado por Luis Olmos se esfuerza en hacerlo creíble a través de una puesta escénica convencional, con toques en la escenografía y coreografía que permiten un juego vital y rítmico, una vez aligerado el texto. Tiene La bruja ciertas exigencias vocales y ahí es donde estuvo el éxito del espectáculo en el estreno de esta edición. El cuarteto vocal protagonista levantó, desde el principio, los ánimos y aplausos del público asistente en cada una de sus intervenciones. A decir verdad, el Teatro de La Zarzuela hacía tiempo que no había logrado reunir a un elenco con la compenetración y exquisitez requerida. Nancy Herrera expuso su doble papel —bruja y Blanca de Acevedo— en ese registro intermedio entre mezzo y soprano dramática con buen gusto. José Bros goza de una estupenda voz de tenor lírico, expresiva y de regulado volumen. Los personajes cómicos, soprano y tenor, en una tesitura relativamente más limitada, pero muy expresiva, estuvieron a la altura de la pareja protagonista. Susana Cordón, en su actuación de El rey que rabió, de la pasada temporada, demostró la gran calidad de su voz. Ahora no ha hecho más que corroborarlo: equilibrada en su expresión y nítida en su exposición, al igual que Julio Morales de limpia voz y nítida emisión, añadir a ello lo medido de su actuación. El coro tiene gran importancia en la obra y como tal supo cumplir. En el pódium, José Miguel PérezSierra al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, que demostró solidez técnica y acierto en su cometido de transmitir con justeza y sensibilidad los pentagramas del señor Chapí. Manuel García Franco 29 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la RTVE CON TELEGRAMA Madrid. Teatro Monumental. 2-XI-2007. Daniel del Pino, piano. Anna Leese, soprano; Louise Winter, mezzo; Paul Charles Clarke, tenor; Neal Davies, barítono. Orquesta y Coro de la Radio Televisión Española. Director: Carlo Rizzi. Obras de Beethoven. 16-XI-2006. María Rey-Joly, soprano; Elisenda Cabero, mezzo; Iñaki Fresán, barítono; Fernando Palacios, narrador. ORTVE. Director: Edmon Colomer. Obras de Shostakovich y Honegger. CARLO RIZZI F ue modélico el programa musical de los días 15 y 16, pero menos el programa de mano, ya que omitía los textos en la Sinfonía nº 14 de Shostakovich, aun siendo de Rilke, Lorca, Apollinaire… Un tanto en tinieblas, pues, los espectadores se enfrentaban con una obra densa y compleja, de fúnebre inspiración, una verdadera sinfonía-cementerio. Y pese a que en las sinfonías mueren muchos menos que en la ópera, esta obra es toda un crepitar de huesos áspero, con delicias del amor al fondo. Salvo la sensualidad con que arrumbó a los solistas, poco de esto hubo en la ordenada rectoría de Edmon Colomer, quien abogó por la trasparencia prístina de esta pieza luctuosa, dando cuenta —sobre todo pasado el ecua- dor de la misma— de la afilada espectralidad de muchas de sus líneas. Fueron sus solistas María Rey-Joly, bastante suelta y sin apuros de tesitura, tal vez un poco falta de carne, e Iñaki Fresán, de adecuada progresión dramática y contenida expresión con brotes apasionados en el gran momento —también el suyo propio— O Delvig, Delvig. Y si el enfoque en la nº 14 fue algo seco, hubo bri- llantez sin paliativos en La danza de los muertos de Honegger, que alterna la gravedad noble y la fértil trompetería, servidas con una notable inventiva en la reutilización de formas y cánones antiguos. La orquesta se movió más a sus anchas que en la obra de Shostakovich, con poderosas intervenciones de maderas y cuerda, y airada percusión. Mas la palma se la llevó el coro, con su matizadas frases de introducción, o el gran júbilo desplegado en el segundo número (que da título a la obra). Gran convicción la de su vivencia del texto, que compartió con el narrador, Fernando Palacios, y con los dos solistas ya citados. Y ahora el telegrama. Carlo Rizzi: director practicón; variante: practicón de foso. Realizó una Novena de Beethoven tirando a desleída, con tempi que en alguna ocasión rozaron la incoherencia y sin lograr restituir su mensaje, hoy como ayer, necesario. Hace años hizo en Madrid Cenerentola con dignidad, mas sin hundir el punzón melancólico en las entrañas de Rossini. Retroceso. Stop. J. Martín de Sagarmínaga Ciclo de los Conciertos para piano en la ORCAM BEETHOVEN Y COMPAÑÍA Madrid. Teatro Albéniz. 27, 29-XI; 1-XII-2007. Sequeira Costa, piano. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Obras de García, Arriaga, Chapí y Beethoven. S 30 e planteó la Orquesta de la Comunidad de Madrid un ciclo incluyendo como obras fundamentales los Conciertos para piano y orquesta de Ludwig van Beethoven, acompañados por obras próximas a la época y de autoría española. En el primer programa se ofreció la Obertura de “El poeta calculista” de Manuel García, escrita con soltura en secciones y de estilo italianizante, que fue recreada de manera un tanto artesanal, sin especial profundidad en la interpretación, que no descolló por mala ni por buena. Para los Conciertos nºs 1 y 3 de Beethoven se contaba con el veterano y laureado pianista portugués Sequeira Costa, muy dependiente de la lectura de la partitura, con resultados muy plausibles, aunque cierta tendencia al martellato y a no articular a la perfección con la orquesta y algún roce esporádico. Encinar, entregado, pendiente del solista y con una realización pulcra en la orquesta y un excelente sentido de la concepción de estos acompañamientos orquestales, de cuyo protagonismo no hay que hablar ahora. La segunda sesión se abrió con la Obertura de “Los esclavos felices” de Arriaga, que en las manos de Encinar con el concurso de la ORCAM fue más exquisita, bien expuesta y bien tocada que en la mejor ocasión. Los Conciertos nºs 2 y 4 de Beethoven eran, por así decirlo, los platos fuertes. Se pueden repetir las estimaciones del primer día, añadiendo que se cantó muy bien el tiempo lento del Concierto nº 2, como había ocurrido en el correspondiente del nº 1 en la sesión anterior. El nº 4 se fue exponiendo con buen pulso, para decaer el trabajo del solista al final del primer tiempo, después de hacer francamente bien la cadenza. En el tercer y último programa se tocaron el Concierto nº 5 “Emperador” y la Sinfonía en re de Chapí. En el concierto de Beethoven, Sequeira Costa hizo una buena labor global y empezó tocando de memoria, aunque tuvo un fallo de memoria en el primer tiempo, tomando el director la buena decisión de cortar, para volver compases atrás. Se concluyó con la Sinfonía en re menor de Ruperto Chapí, obra interesante ya escuchada a estos mismos intérpretes en sus ciclos habituales de conciertos. La pieza es heredera de Beethoven, especialmente de su Sinfonía nº 3, aunque incorpora gracia especial, sobre todo a través del tratamiento sinfónico de un verdadero “schotiss” en uno de sus tiempos. El éxito fue mantenido a lo largo de los tres conciertos. José A. García y García AC T U A L I DA D MADRID XVIII Jóvenes Compositores Fundación Autor-CDMC CANTERA DE COMPOSITORES Madrid. Auditorio 400 del MNCARS. 3-XII-2007. Taller Sonoro. Director: Guillermo Martínez. Obras de Roberto López Corrales, Hermes Luaces Feito, Esteve Palet Mir y Nuria Núñez Hierro. E n el tercer año de su segunda etapa, después de un triste parón de años, provocado por el desacuerdo entre instituciones que ya afortunadamente ya histórico, se celebró en el Reina Sofía el concierto de los finalistas y la entrega de premios del XVIII Jóvenes Compositores Fundación Autor-CDMC, premio por el que han pasado la práctica totalidad de los compositores españoles que han desarrollado una carrera profesional en la composición. Gracias al gran trabajo de selección realizado por un primer jurado, compuesto por los compositores Jesús Legido, Eduardo Polonio y Fabián Panisello, pudimos disfrutar de unas obras que mostraron que, pese a las deficiencias en la educación musical que muchas veces todos ponemos de manifiesto, hay una generación de jóvenes compositores que tiene mucho que decir. Los intérpretes de este año estuvieron también a la altura de las circunstancias, el ensemble Taller Sonoro, en esta ocasión bajo la dirección de Guillermo Martínez, se enfrentó a la difícil tarea de preparar cuatro estrenos para un único concierto, trabajo que afrontaron con mucha ilusión y ganas, que hicieron posible que los diferentes lenguajes de los creadores quedaran bien representados. Los miembros del segundo jurado, presentes en la sala, realizaron sus deliberaciones con celeridad, cuestión que agradecimos los presentes en la sala, decidiendo que las obras ganadoras quedaran en el siguiente orden: Sombras azules sobre lienzo rojo de la gaditana Nuria Núñez Hierro ( Jerez de la Frontera, Cádiz, Nuria Núñez Hierro 1980) se ha alzado con el primer puesto del Premio; La belleza de lo efímero para conjunto instrumental del alicantino Roberto López Corrales (Villena, 1974) obtuvo el segundo premio; el catalán Esteve Palet Mir (Gerona, 1981) consiguió el tercer premio por Hacia el caer de la noche para conjunto instrumental y la mención de honor fue para Música para ocho cuerdas II para violín y violonchelo de Hermes Luaces Feito (Madrid, 1975). Los estilos de las obras mostraron diferentes caminos, desde el uso de la electrónica y la espacialización, hasta la abstracción de la escuela alemana pasando por la tendencia que mostró ser más interesante para el jurado en la que no se huye de la melodía ni de las estructuras reconocibles para generar un lenguaje original y de interesantes texturas. Leticia Martín Ruiz Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales TEXTO Y PRETEXTO Madrid. Residencia de Estudiantes. 25-XI-2007. Teresa Gómez, viola; Mickäele Granados, arpa; Tony Millán, clave; María Antonia Rodríguez, flauta; Suzana Stefanovic, chelo; Mariana Todorova, violín. Obras de Scarlatti, E. Halffter, J. L. Turina, Fernández Guerra, Oliver y Bustamante. L 32 a música de Scarlatti, a través de la celebración del 250 aniversario de su fallecimiento, sirvió como puente entre el pasado musical y la más inmediata contemporaneidad, en un concierto en el que se reunieron algunas de las sonatas para clave más bellas del maestro de música de la reina Bárbara de Braganza, con creaciones compuestas en su estilo o en su honor por diferentes nombres de la música del siglo XX y XXI. Abriendo cada una de las dos partes del concierto las obras de Ernesto Halffter y José Luis Turina en la primera y Ángel Oliver, en un olvi- do imperdonable sin comentar en el programa de mano, la segunda. Estas obras sirvieron como marco para mostrar que el espíritu del italiano lleva ya muchos años presente en nuestra música e inspirando diferentes lenguajes y momentos musicales. Las obras interpretadas al clave por Tony Millán no fueron elegidas de forma casual, en cada una de las intervenciones se eligieron las sonatas (elegidas entre las más de 500 de su catálogo) que han servido de inspiración para los dos estrenos de la noche, obras encargadas por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. El protagonista de la primera parte fue el recientemente galardonado con el Premio Nacional de Música Jorge Fernández Guerra, que realizó un trabajo magistral de “transcripción compositiva” y unificación de tres sonatas (K 209-208 y 212) del clave original a trío de cuerdas generando una nueva obra, Beyond Scarlatti, al mismo tiempo contemporánea y clásica, respetando al maestro pero con un saber musical y equilibrio formal fascinante en el que no se echó en falta ni sobró ningún elemento pese a las dificultades del reto que se había propuesto el compositor madrileño. En un tono diferente resolvió su encargo Miguel Bustamante, compositor boliviano residente en España desde hace más de veinte años y que todos conocemos por su trabajo en RTVE. Su cuarteto Scarlattiano, para flauta, violín, viola y violonchelo, también partía de material de sonatas, en este caso las K 1, 30, 113 y 377, que unió a su propio estilo, fusionando así el lenguaje clásico con un minimalismo en ocasiones repetitivo y con una tonalidad difusa que generó una interesante lenguaje híbrido. Leticia Martín Ruiz AC T U A L I DA D MADRID Siglos de Oro REESTRENOS DE SCARLATTI ALAN CURTIS Franco Soda Madrid. Jardines Isabel Clara Eugenia. 23-XI-2007. Ann Hallenberg, Theodora Baka, Mary-Ellen Nesi, mezzos; Raffaella Milanesi, Roberta Invernizzi, Klara Ek, sopranos. Il Complesso Barocco. Director: Alan Curtis. Scarlatti, Tolomeo y Alessandro (versión de concierto). Capilla del Palacio Real de El Pardo. 15-XII-2007. Marta Almajano, soprano; Laia Frigolé soprano; Jordi Domènech, contratenor; José Pizarro, tenor; Carlos López, barítono. Ensemble Claudiana. Director: Luca Pianca. Obras de A. y D. Scarlatti, Ragazzi y Anónimo. L as sesiones dedicadas a Domenico Scarlatti por Los Siglos de Oro finalizaron con dos conciertos importantes por las novedades en ellos contenidas. En el primero, Alan Curtis hacía volver a la vida de los sonidos la ópera Tolomeo y Alessandro, estrenada en 1711 y que se consideraba conservada incompleta hasta que unas pesquisas detectivescas dieron con los dos actos que faltaban en una casa de campo británica. Bien, sea cual sea la labor del recuperador, lo cierto es que esta obra testimonia la grandeza de Domenico Scarlatti como operista, tras los pasos de su padre, el gran Alessandro, y que su posterior abandono de la escena lírica se debió a circunstancias completamente fortuitas de su biografía. Dentro del esquema rígido de la ópera seria, el compositor logra una música de asombrosa variedad y calidad máxima. Todos los valores de la partitura quedaron puestos de relieve por la extraordinaria versión de concierto escuchada —la segunda de tiempos modernos, después de oírse la obra en Italia este verano—, que contó con un reparto sensacional, un auténtico festín vocal. El otro concierto presentaba la segunda interpretación moderna —luego de oírse en Tokio, en lo que Dinko Fabris, autor de las notas y de la edición en partitura de la música, llama extrañamente “preestreno”— del motete Antra valles, divo plaudant, una pieza sin grandes pretensiones pero fluida y atractiva. Versión vehemente del Claudiana — con algunas imperfecciones— y buenas prestaciones de los solistas. Pero lo mejor de la velada se dio en las tres arias con trompeta de Alessandro Scarlatti, en las que Marta Almajano y Andreas Lackner realizaron verdaderos y maravillosos duelos. Muy atractiva también la Sonata para violín K. 90 de Domenico, que contó con un virtuoso y musical Riccardo Minasi. Enrique Martínez Miura 33 AC T U A L I DA D MÁLAGA / MURCIA Álvarez y León triunfan en la ópera de Giordano BRILLANTES VOCES Teatro Municipal Miguel de Cervantes. 25-XI-2007. Giordano, Andrea Chénier. Jorge de León, Carlos Álvarez, Elvira Veda. Coro de la Ópera de Málaga. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director musical: Daniel Lipton. Director de escena: Paul-Émile Fourny. MÁLAGA La representación de la ópera más conocida de Giordano ha abierto la decimonovena temporada lírica del Teatro Cervantes con la participación de Carlos Álvarez, uno de los principales atractivos de esta producción escénica de la Ópera de Niza, ideada y dirigida por Paul-Émile Fourny con escasa fortuna. El buen momento en el que se encuentra el barítono malagueño quedó de manifiesto desde la arietta con que inició su actuación como Carlo Gérard. Sus facultades dramáticas fueron parejas al dominio vocal de su registro, que brilló con intensa fuerza y depurada claridad en Nemico della patria del tercer acto y en su malograda defensa del protagonista finalmente condenado al cadalso. Álvarez obtuvo un triunfo unánime del público que supo reconocer el dominio demostrado en la trascendencia catalizadora de su papel. No le fue a la zaga el tenor tinerfeño Jorge de León, una de las más sólidas promesas de la joven lírica española. Con eficaz seguridad pudo con las enormes exigencias de su personaje, demostrando con solvencia una potencia vocal de marcado carácter spinto como quedó de manifiesto en el célebre improvviso, Un di alla’azurro spazio del primer acto. En las cuatro arias que afronta en su actuación y en los dos grandes dúos, especialmente en el último, supo sacar lo mejor de su cantar lírico-dramático demostrando una versatili- dad en su voz de interesante tesitura. La soprano caucasiana Elvira Veda, que empezó algo apagada en su expresividad, fue ganando en confianza a lo largo de la representación haciendo de Maddalena de Coigny, para remontar con seguridad en la famosa aria La mamma morta del tercer acto, despejando así las dudas que se produjeron en su flirteo con el protagonista al cantar con plana expresividad Son donna e son curiosa. El progresivo afianzamiento de su voz le facilitó una mayor soltura dramática, algo tensa y constreñida en la primera mitad de la ópera, alcanzando su plena capacidad vocal en la último acto. Del amplio elenco de secundarios que contiene ese drama lírico histórico, que le da un manifiesto carácter coral, destacaron las cantantes Lola Casariego (Bersi) y la malagueñas Lourdes Martín (Condesa) y María Lourdes Benítez (Madelon). En su conjunto, así como el coro, estuvo en línea con el nivel que marcaron los tres protagonistas, lo más relevante, sin duda, de esta producción que, en lo musical, fue interesante con un Daniel Lipton siempre dinámico, presto y atento en sus indicaciones, consecuencia de su entendimiento de la partitura más como un mero discurso musical que como un elemento verista añadido a la acción dramática, bastante endeble en la dirección escénica que resultó ser el punto débil de esta producción. José Antonio Cantón Leonskaia, protagonista ESENCIAS RUSAS MURCIA Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. 28-XI-2007. Elisabeth Leonskaia, piano. Orquesta Sinfónica de San Petersburgo. Director: Alexander Dimitriev. Obras de Glinka, Chaikovski y Rachmaninov. 34 La georgiana Elisabeth Leonskaia se encuentra desde la década de los setenta entre los grandes intérpretes de la potente y prestigiosa escuela de piano rusa. Su musicalidad destila la experiencia de la mejor solera romántica, convirtiendo sus interpretaciones en un verdadero alarde de poesía sonora. Su versión del popular Concierto nº 2 op. 18 de Rachmaninov fue un fiel referente de su arte desde los sugestivos primeros acordes con que se inicia esta obra. Pese a no disponer de un instrumento a la altura de sus facultades, superó este inconveniente con sabia adaptación, lo que significó un valor añadido a su actuación. Su protagonismo fue total, marcando en todo momento el discurso concertante, confiada y con plena compenetración con el maestro Dimitriev, seguro y eficaz en el repertorio ruso ante un instrumento orquestal del que es titular y que, desde el perfecto conocimiento de sus recursos, maneja con diáfana perfección técnica. En definitiva, hicieron una lectura irreprochable, superando sobradamente las expectativas de un público totalmente entregado en profusos aplausos, consciente de haber estado ante una pianista grande. El trepidante virtuosismo de la obertura de Ruslan y Ludmila de Glinka sirvió para que la orquesta, una de las tres más significativas que alimentan la vida musical de San Petersburgo, junto a la Filarmónica y la del Teatro Mariinski, dejara constancia de su excelente sección de cuerda en una extraordinaria exhibición de articulación, conjunción y homogeneidad de sonido. El brillante dinamismo ofrecido en esta página prometía una más que interesante interpretación de la Sinfonía nº 4 op. 36 de Chaikovski. Dimitriev tiene interiorizada esta obra con la plenitud y seguridad que le da conocer todos los secretos e inquietudes emocionales que en ella quiere transmitir el compositor. En su interpretación funde la honda carga dramática de sentimientos con el natural fluir de la música llevando al oyente a una serena complacencia dentro de la melancolía que desprende esta sinfonía, sólo interrumpida por el espectacular pizzicato del tercer movimiento en el que la orquesta brilló con cautivadora pureza estilística. En el Allegro final alcanzó su plenitud reflejando el contenido de este tiempo en el que gozo y alegría de los demás compensa la existencial tristeza que embargaba al autor. Poder escuchar la belleza de esta paradoja con la naturalidad de este instrumento significa gozar de las mejores esencias de la música rusa, de siempre muy cuidada en la programación del auditorio murciano con la presencia de sus mejores orquestas y solistas. José Antonio Cantón AC T U A L I DA D OVIEDO Gran trabajo de Emilio Sagi para la escena SENCILLA Y HERMOSA IPHIGÉNIE Carlos Pictures Teatro Campoamor. 16-XII-2007. Gluck, Iphigénie en Tauride. Elisabete Matos, Víctor García Sierra, Gabriel Bermúdez, Paul Nilon, Liliana Rugiero, Marta Ubieta, Luis Cansino. Coro de la Ópera de Oviedo. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Directora musical: Jane Glover. Director de escena: Emilio Sagi. OVIEDO Elisabete Matos en Iphigénie en Tauride de Gluck en el Teatro Campoamor 36 El cuarto y penúltimo título de la LX temporada de ópera del Campoamor ha conseguido convertirse en la producción más completa y mejor resuelta de lo que va de año. Iphigénie en Tauride de Christoph Willibald von Gluck, con libreto de Nicolas-François Guillard, partía como el patito feo de la temporada, con una producción del propio festival de ópera de Oviedo, que no desbordaba recursos. Ni el estilo sobrio de Gluck ni la hermosa sencillez de su música parecían presagiar el gran éxito obtenido, que se sustentó sobre dos bases: la formidable concepción escénica de Emilio Sagi y la interesante dirección musical de Jane Glover. En el plano vocal hubo para todos los gustos: notables participaciones, entre las que sobresale la portuguesa Elisabete Matos como Ifigenia, y otras bastante más discutibles, de parte del reparto, que si bien no lució proporcionalmente a la esce- na y la versión musical, sí obtuvo un destacado resultado dramático. Jane Glover cuidó las voces y las dejó cantar a gusto, rebajando bastante el volumen de la orquesta. La versión de la directora británica fue depurada, estilísticamente cerca de las visiones historicistas, pero sin instrumentos de época, dentro de un concepto que potencia la limpieza y el contraste sonoro, que la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias matizó convenientemente: cuando la directora creía oportuno acelerar los tempi, o cuando cuidaba los planos orquestales. Sagi sacó partido de los escasos recursos puestos a su servicio para poner sobre la escena buena parte de su lenguaje. Estéticamente concedió importancia al negro y al rojo, que usó pintando armas y manos del coro, resaltando el carácter más oscuro de una tragedia que también tuvo su atractivo sensual. Además interpreta como incestuosa la relación entre los hermanos Ifigenia y Orestes, y no escatima medios de su personal lenguaje —estrellas, bellos efectos de luces, sutiles y elegantes movimientos del coro— para hacer atractiva la escena. Así que enseña el torso desnudo de parte del elenco, poniendo en primer plano al hercúleo Gabriel Bermúdez, joven cantante de espectacular aspecto físico que ofreció una lucida interpretación del Orestes más miedoso e inseguro. Gustó el barítono, que lo dio todo sobre la escena y resolvió en lo lírico con notable gusto interpretativo. Elisabete Matos logró convencer en todo. Su participación ofreció una versión sin contemplaciones del fuerte carácter de la hija de Agamenón. Fue interesante la aproximación escénica de Paul Nilon como Pílades, con una línea vocal dibujada con notable criterio. Víctor García Sierra reflejó muy bien el carácter del miedoso rey Toas, aunque vocalmente no estuvo al mismo nivel. No se encontró a gusto con el personaje en lo lírico, porque rebasaba un poco sus cualidades. Completaron el reparto Marta Ubieta como una solvente sacerdotisa y mujer griega, y una Liliana Rugiero llena de virtudes escénicas. Luis Cansino apareció poco en la producción, como escita y como el ministro. Supo a poco su actuación por el tiempo que permaneció en escena, donde estuvo templado y generoso. Hay que destacar, una vez más el gran trabajo del Coro de la Ópera, con mucho protagonismo lírico y escénico. Se dedicó el estreno y las próximas representaciones al recientemente fallecido Luis G. Iberni, figura sin la cual resulta imposible entender el reciente destino de esta temporada de ópera, así como el reconocido ambiente musical ovetense. Un justo y sentido homenaje. Aurelio M. Seco AC T U A L I DA D SABADELL / SAN SEBASTIÁN La zarzuela junto a la ópera LA GRAN OLVIDADA SABADELL Teatro La Farándula. 23-XI-2007. Guerrero, La rosa del azafrán. Carmen Aparicio, Carlos Daza, Marta Valero. Cor Amics de L’Opera de Sabadell. Orquestra Simfònica del Vallès. Director: Daniel Martínez. Director de escena: Carles Ortiz. Producción: Associació d’Amics de l’Ópera de Sabadell. La zarzuela, que gozó de una gran popularidad en Cataluña durante la primera mitad del siglo pasado, con varios teatros representando sus grandes obras, ha sido la gran olvidada desde los años sesenta tanto por las entidades oficiales nacionales, como autonómicas y locales y sólo el esfuerzo de la gente ha permitido realizar representaciones con más voluntad que brillantez. La Associació d’Amics de l’Ópera de Sabadell, que tanto ha hecho para la divulgación de la ópera en Cataluña, dentro de sus limitados presupuestos, ha querido también aplicar su esfuerzo al mundo de la zarzuela y desde hace unos años incluye en sus tempo- Escena de La rosa del azafrán en la Ópera de Sabadell radas una de las obras representativas del género. Este año se ha programado la bellísima obra de Jacinto Guerrero, La rosa del aza- frán, que destaca por sus inspiradas melodías. La parte instrumental estuvo a cargo de la Orquestra del Vallès, dirigida por Daniel Martínez, que igualmente tiene a su cargo el coro de la entidad sabadellense, consiguiendo una versión homogénea y cuidada, de ambos grupos. La puesta en escena tenía una representativa escenografía de Raúl Vilasís, que contó con una dirección escénica discreta de Carles Ortiz Los protagonistas fueron una correcta Carmen Aparicio como Sagrario y Carlos Daza como Juan Pedro, que es un barítono con posibilidades, de bello timbre, con una proyección suficiente, un registro agudo que debe conseguir más consistencia y un fraseo algo distante, siendo interesante la prestación de Marc Sala como pastor. Albert Vilardell Temporada OSE CONTUNDENTE ORFEÓN SAN SEBASTIÁN Auditorio Kursaal. 29-XI-2007. Olatz Saitua, soprano; Francisca Beaumont, contralto; Agustín Prunell-Friend, tenor. Orfeón Donostiarra. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Andrés Orozco-Estrada. Obras de Pärt y Mendelssohn. Siempre resulta un placer poder disfrutar de las voces del Orfeón Donostiarra en casa, y comprobar cómo sus cantores dan el todo por el todo, logrando el aplauso del público. Y es que jugar en casa no siempre resulta fácil por aquello de ser o no profeta en la tierra propia. En fechas en las que el Donostiarra celebra su 110º aniversario qué mejor que subirse a escena para interpretar una obra ya harto conocida e interpretada para la mayoría de sus cantores como es la Segunda Sinfonía de Mendelssohn, más conocida como Lobgesang o Canto de alabanza. Una partitura heterogénea en la que se combinan diferentes aspectos de la estética del compo- sitor alemán, y en la que tanto orquesta como coro tienen suficientes acordes donde poder lucirse. El Orfeón Donostiarra interpretó una partitura de repertorio que ha paseado ya por infinidad de escenarios, una obra bien aprendida con motivo de su grabación hace unos nueve años con la Orquesta Sinfónica de Madrid bajo la batuta de Peter Maag, por tanto el interés no radicaba en su mera interpretación, sino en comprobar el entendimiento al que voces, músicos y dirección pudieran llegar. Si veteranía presentó el coro, jovialidad fue lo que mostró el director colombiano Andrés Orozco-Estrada, quien, a su vez, pecó de querer obtener una sinfonía en ocasiones demasiado efectis- ta, tendente a remarcar los fortes de los tutti corales y orquestales que, si bien confirieron contundencia sonora perdieron en matices y contrastes. Así las cosas, el coro entró pegando fuerte en el inicial “Alles, was Odem hat, lobe den Hern” o en la réplica a la soprano solista en el “Die Nacht ist vergangen”, cosa que le favoreció, logrando un brillo muy bello —aunque evidenciando algunas voces a nivel individual en las cuerdas de voces más agudas—, y rematando brillantemente el final fugado del “Ihr Völker! Bringet her dem Hern”. Bueno también el trabajo que realizaron las tres voces solistas, con el tenor Prunell-Friend bien resuelto en sus tesituras más agudas, y a pesar de que tan- to la soprano Olatz Saitua y la contralto Francisca Beaumont cantaron con gusto y corrección el precioso dúo “Ich harrete des Hern”, el resultado quedó descompensado por la diferencia de volumen y amplitud entre sus voces. La orquesta estuvo acertada a lo largo de la sinfonía a pesar de las claras descompensaciones que se produjeron en los fortes respecto al coro, con un Allegreto un poco agitato muy cuidado y sin dejar de lado la comedida y a la vez intensa interpretación que realizó la orquesta de cuerda en el Cantus in Memory of Benjamín Britten del estonio Arvo Pärt con la omnipresente e hipnotizadora campana. Íñigo Arbiza 37 AC T U A L I DA D SANTIAGO / SEVILLA Ciclo de la Real Filharmonía de Galicia PAUL DANIEL EN DOS TIEMPOS SANTIAGO Auditorio de Galicia. 22-XI-2007. Monica Bacelli, mezzosoprano. Director: Paul Daniel. Obras de Schubert, Mozart, Haydn y Beethoven. 13-XII-2007. Chloë Hanslip, violín. Director: Paul Daniel. Obras de Strauss y Sibelius. Dos conciertos a cargo del primer director invitado de la orquesta, que tuvieron desiguales resultados. El primero contó como plato fuerte con la mezzo Monica Bacelli para tres arias de madurez de Mozart: la escena y aria con piano obligado Ch’io mi scordi di te? K. 505, más Vado, ma dove? K. 583 y Alma grande e nobil core K. 578. Monica Bacelli pareció encontrarse más a gusto cantando estas dos, compuestas precisamente para agradar a la que iba a ser la Dorabella en el estreno de Così fan tutte. La K. 505, en la que Daniel imitó a Mozart sentándose al piano, necesita un tipo de intérprete capaz de darle la emotividad requerida y lo ofrecido por la mezzo resultó frío y aburrido. Para rellenar la primera parte, una de las oberturas en estilo italiano de Schubert, a olvidar, y la correspondiente al Orfeo ed Euridice de Haydn. Y en la segunda parte, una sinfonía de Beethoven, para variar. Esta vez le tocó el turno a la Cuarta y Daniel ofreció de ella una versión cortante y un tanto efectista, que debió gustar mucho a un grupo no habitual del público, aplaudidor al final de cada movimiento. Ver la sala más llena da primero gusto y luego disgusto. El siguiente concierto de Paul Daniel, integrado por dos obras de Richard Strauss situadas en polos opuestos de su vida y el Concierto para violín de Sibelius, prometía mucho y el resultado superó las expectativas. Poder oír la juvenil Serenata PAUL DANIEL para instrumentos de viento op. 7, tiene su interés, pero mucho mayor lo tiene la crepuscular Metamorphosen para 23 instrumentos de cuerda, cuya magistral elaboración envolviendo una infinita tristeza fue puesta muy bien de relieve por el director británico. Para el concierto de Sibelius contó con su joven compatriota Chloë Hanslip, una de las integrantes de la espléndida nueva generación de violinistas y volvió a ponerse de manifiesto el tópico de lo bien que interpretan a Sibelius los ingleses. Solista y director tocaron el mismo concierto, lo que no siempre ocurre, una visión moderna, sin exhibicionismos, pero con decisión y brillantez por las dos partes. Daniel estuvo atentísimo a la solista, controló magistralmente la amplia gama de dinámicas y Hanslip tiene un dominio y un concepto del concierto ya casi inmejorable a sus veinte años. José Luis Fernández Ciclo de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla HÁGASE LA NOCHE SEVILLA Teatro de la Maestranza. ROSS. 29, 30-XI-2007. Jorge Federico Osorio, piano. Director: Michel Plasson. Obras de Bizet, Ravel y Debussy. 13, 14 –XII-2007. Rosemary Joshua, soprano; Joel Prieto, tenor; Markus Butter, bajo. Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Director: Peter Schreier. Haydn, La Creación. 38 En el 6º programa de abono de la temporada, el veterano Michel Plasson (París, 1933) confirmó las estupendas sensaciones que había dejado el año anterior, cuando se presentó tanto al frente de la orquesta como en el foso del teatro sevillano (olvidable Romeo y Julieta). Con una vitalidad extraordinaria, que le hizo terminar el recital casi dando saltos sobre el podio, y una gestualidad clara y a la vez muy expresiva, Plasson consiguió de la Sinfónica sevillana un sonido diáfano y detallista, que benefició tanto a la pimpante y risueña Sinfonía juvenil de Bizet como a un Mar de Debussy cristalino, con una estupenda planificación de dinámicas, en especial en los tiempos extremos. El mexicano Jorge Federico Osorio fue un pulcro solista, más ágil que variado, en el Concierto para la mano izquierda de Ravel y dejó de propina una legatissima zarabanda de Bach. La fiesta terminó con una Valse de extraordinario vigor rítmico, a la que acaso faltó un punto de contención en los pasajes en fortissimo. Concluidas oficialmente las obras del Teatro, que han durado dos años y medio y han costado más de diez millones de euros, y mientras se trabaja en la mejora acústica de la sala de ensayos, Peter Schreier (Meissen, 1935) debutó al frente de la ROSS, con el escenario ya en su emplazamiento habitual, para aburrir a la concurrencia con una Creación impresentable. No sólo es que el concepto musical del maestro pareciera periclitado de tan antiguo, es que el ex-cantante alemán trazó un Haydn grueso, arrastrado, plúmbeo, sin detalles, sin luz, sin vida, ante el que el conjunto hispalense, poco ducho habitualmente en lides clásicas, dio una triste respuesta. La ausencia de un concertino titular trae estas cosas. El invitado para la ocasión (de cuyo nombre prefiero no acordarme) ofreció todo un curso de cómo no acertar en la mayoría de las entradas (resulta inaudito que algo así haya superado la prueba de cuatro días de ensayos, ¿qué hizo el señor Schreier en Sevilla?) y provocó que la sección de cuerdas sonara peor que en los peores momentos de su historia, llena de imprecisiones, desajustes y con una clamorosa falta de empaste. Un milagro que en esas condiciones la madera funcionara como de costumbre (bien) y los metales cumplieran con nota. Aceptable respuesta del coro maestrante, mejor ellas que ellos (tenores algo estridentes, bajos con poco cuerpo), y aseados solistas, con mención destacada para el buen gusto en el fraseo de Rosemary Joshua, que además trabajó bien los pasajes de agilidad. A los que fuimos ilusionados por el reclamo de Haydn y Schreier se nos hizo enseguida de noche. Pablo J. Vayón AC T U A L I DA D TENERIFE Ciclo de la Sinfónica de Tenerife PROFESIONALIDAD Y RENOVACIÓN TENERIFE Auditorio. 16-XI-2007. Marco Rizzi, violín. Orquesta Sinfónica de Tenerife. Director: Lü Jia. Obras de Beethoven y Brahms. 23-XI-2007. Dezsö Ránki, piano. OST. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Liszt y Shostakovich. 7-XII-2007. Marjana Lipovsek, mezzosoprano. OST. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Mahler y Bruckner. Lü Jia, director artístico y nuevo titular de la OST, inaugura con Beethoven y Brahms la temporada 2007-08. Para esta ocasión ofreció una interpretación original, amable y serena del Concierto para violín en re mayor de Beethoven, en perfecta consonancia con el solista, Marco Rizzi (excelente en el tratamiento elocuente del material melódico), y la concentrada actuación de los músicos. Por otro lado, la Sinfonía nº 2 en re mayor de Brahms destacó por la maravillosa conjunción entre expresividad y empaste orquestal que a la postre desembocó en un celebrado aplauso del público. El segundo programa de la temporada contó con Víc- tor Pablo Pérez en calidad de director invitado y con la ejecución del reconocido pianista Dezsö Ránki del Concierto para piano nº 2 en la mayor de Franz Liszt, donde el piano es el auténtico protagonista. Dezsö Ránki hizo gala de un virtuosismo constante en una interpretación equilibrada que apenas permitía percibir dificultades interpretativas. El concierto finalizó con la atmósfera intranquila de la Cuarta Sinfonía de Shostakovich. El dolor, la ironía, el tiempo sempiterno, la burla, la obsesión, la angustia, tratados con destreza en la diferenciación de texturas y timbres puso de manifiesto el complejo mundo emocional que las circunstancias sociales imprimieron en el compositor. LÜ JIA En el cuarto concierto de la temporada, la voz de Marjana Lipovsek fue la protagonista de Des Knaben Wunderhorn. La expresividad transmitida en estos hermosos Lieder que transitó entre la elegancia de Rheinlegendchen, la crudeza de Das irdische Leben, el amor y el combate en Wo die schönen Trompeten Blasen, la ironía en Des Antonius von Padua Fischpredigt y la sobriedad de Urlicht salvaron una interpretación que en ocasiones quedó oculta ante la intensidad sonora de la orquesta. Junto con los Lieder de Mahler, Víctor Pablo Pérez dirigió en la segunda parte del programa la extensa Sinfonía nº 7 de Bruckner, cuya interpretación de los inmensos bloques sonoros de lento desarrollo armónico y la rica orquestación fue abiertamente aplaudida por el público. La participación de solistas, directores invitados y la entusiasta batuta del director titular brinda una atmósfera de renovación a esta temporada, respaldada por la profesionalidad de los músicos de la orquesta y acogida con satisfacción por el público. Carmen D. García González 39 AC T U A L I DA D ÚBEDA XI Festival de Música Antigua MÚSICA Y MECENAZGO ÚBEDA Úbeda y Baeza. 1, 2, 6, 7, 8-XII-2007. El Cortesano. Solistas de la Compañía Teatro del Príncipe. Director: Pablo Heras. Les Sacqueboutiers de Toulouse. La Caravaggia. Directores: Jean-Pierre Canihac y Lluís Coll. Ensemble Elyma. Director: Gabriel Garrido. A Capella Portuguesa. Director: Owen Rees. 40 La Caravaggia direction générale jean-marie blanchard que contenían sus archivos, como Manalt, Scarlatti, Facco o Haendel. Una cuidada selección del musicólogo Juan Pablo Fernández-Cortés llenó de interés este concierto en el que destacó la soprano María Hinojosa y la g ra n d t h é â t re d e g e n è v e Con el título que encabeza este comentario, la undécima edición del Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza ha querido ilustrar las relaciones entre música y poder a través del mecenazgo artístico de la nobleza que se dio en la Edad Moderna. Para ello ha promovido labores de investigación en aras a descubrir obras que se produjeron en capillas pertenecientes a instituciones religiosas y cortes nobiliarias como las Casas de Osuna, Medina Sidonia, Medinaceli o Lerma. El Festival fomenta así el descubrimiento de patrimonio musical al que da vida mediante conciertos monográficos buscando siempre la belleza de sus contenidos. Esta intención hace que tenga una especial singularidad, lo que ha favorecido su incorporación a la Red Europea de Música Antigua, institución que aglutina a los mejores festivales de su clase en el continente. El recital de canto y vihuela dedicado a Luys de Narváez por el dúo El Cortesano supuso un homenaje a tan insigne vihuelista granadino del siglo XVI, interpretando piezas de la colección Los seys libros el Delphín que dicho autor dedicó a su señor Don Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V. La belleza del Archivo Histórico Municipal de Úbeda contribuyó a recrear el ambiente renacentista de un concierto en el que quedó plasmada la particular identidad de este dúo formado por el contratenor José Hernández Pastor y Ariel Abramovich a la vihuela. Dedicado a la música de cámara de la corte nobiliaria de los Duques de Osuna, los Solistas de la Compañía Teatro del Príncipe interpretaron obras de autores europeos de los siglos XVII y XVIII minuciosa labor de montaje de Pablo Heras que no intervino en la actuación. Uno de los momentos más singulares de esta edición del Festival se produjo con la participación conjunta de dos grupos muy reconoci- re c r u t e p o u r s o n c h œ u r d i r e c t i o n : C h i n g L i e n Wu 2 alti II 1 soprano II 1 ténor entrée en fonction à convenir l’audition aura lieu 18 février 2008 dès 13h au grand théâtre de genève L a l i m i t e d ’ â g e e s t f i x é e à 4 0 a n s. L’ a u d i t i o n s e f e r a s u r l a b a s e d ’ u n e p r é s é l e c t i o n . Les personnes retenues recevront une invitation. Le règlement détaillé des auditions se trouve s u r l e s i t e w w w. g e n e v e o p e r a . c h Il peut également être demandé à cette adresse: grand théâtre de genève administration des chœurs 11 bd du théâtre ch 1211 genève 11 t +41 22 418 30 24 f +41 22 418 30 01 o. g a r r i d o @ g e n e v e o p e r a . c h pour tout autre renseignement t +41 79 637 34 39 dos internacionalmente como son Les Sacqueboutiers de Toulouse y La Caravaggia. Se concentraba así una de las formaciones más numerosas de instrumentos de viento del Renacimiento posibles de reunir para conmemorar el 400 Aniversario del Cancionero de Lerma, colección perteneciente al ducado de tal nombre integrada por obras de maestros del siglo XVI como Guerrero, Morales, Gombert, Orlando di Lassus o Rogier. El Auditorio del Hospital de Santiago de Úbeda se encontraba con los sonidos de su tiempo para la admiración y placer de un público muy atento que reconocía en estas músicas la grandeza de una época. El exotismo del Nuevo Mundo, incorporando los sones del Siglo de Oro hispano en villancicos de Gaspar Fernandes (Oaxaca, México) y Juan de Araujo (Sucre, Bolivia), fue el contenido del precioso concierto de Ensemble Elyma bajo la dirección de su titular el bonaerense Gabriel Garrido, con un momento mágico cual fue el lamento No hay más dulce alegría del mencionado compositor mejicano. Por último, hay que considerar de auténtico acontecimiento la actuación de A Capella Portuguesa en la Sacra Capilla de El Salvador de Úbeda, interpretando obras escritas específicamente para este templo funerario de la Casa Ducal de Medinaceli por su maestro de capilla, el lusitano Manuel Leitão de Avilez. La recuperación de estas piezas, por el eminente intérprete y musicólogo Owen Rees, ha supuesto una gran aportación a nuestro patrimonio musical, siendo complementada con una actuación memorable de este grupo británico. José Antonio Cantón AC T U A L I DA D VALENCIA Un Don Carlo con cambios en el reparto previsto BAJO EL SIGNO DE LA CRUZ VALENCIA Palau de les Arts. 15-XII-2007. Verdi, Don Carlo. Yonghoonm Lee, Ventsestlau Anastassov, Nadia Krasteva, Ángela Marambio, Eric Halfvarson. Director musical: Lorin Maazel. Director de escena: Graham Vick. La sustitución de Marcello Giordani por Yonghoonm Lee en el papel del título era sabida desde hacía dos semanas, pero el mismo día del estreno hubo que reemplazar a Carlos Álvarez (Rodrigo) y a Nadia Krasteva (Éboli), respectivamente por Ventsestlau Anastassov y Ana Smirnova. Ninguno de los tres papeles se desempeñó a la altura de las expectativas puestas en esta producción procedente de la Ópera Nacional de París. El tenor coreano presentó una voz que sólo dejaba de ser hueca en el registro medio-agudo y en dinámicas fuertes, mientras que en el resto de la tesitura perdía esmalte y capacidad de matización. Smirnova también destacó por el volumen vocal, pero con cierto engolamiento y un vibrato por encima de lo aconsejable, en O don fatale recurrió a la demagogia expresiva y gestual. Por su parte, Anastassov siempre pareció que, sin Escena de Don Carlo de Verdi en el Palau de les Arts tener una materia preciosa, aún le sacaba menos partido del que le habría sacado de haber tenido técnica suficiente para, entre otras cosas, emitir con más profundidad y desafinar menos. Ángela Marambio encarnó una Elisabetta mucho más completa, y el denso silencio tras el dúo con Don Carlo en I/2, que quizá condicionó alguna insuficiencia en el clímax de la subsiguiente despedida, le fue justamente com- pensado en el cuarto acto. Otro Anastassov, este Orlin de nombre, cumplió como Felipe, aunque en Ella giammai m’amò no fue donde dio lo mejor de sí. En cuanto al Inquisidor de Eric Halfvarson, podría decirse que fue mucha guinda para tan poco pastel. Para terminar con el apartado musical, el coro se mantuvo en su línea de acierto habitual y la orquesta volvió a sonar muy bien, tanto individual como colectiva- mente. Quién sabe si por estar demasiado preocupada por el ajuste concertante, la dirección de Lorin Maazel, en cambio, sólo se mostró verdaderamente inspirada en los pasajes en que las voces callan y en algún fugaz subrayado (en el trío de la carta, por ejemplo). Las grandes triunfadoras acabaron por ser la escenografía de Tobias Hoheisel y la dirección escénica de Graham Vick. Marcada la primera por el signo de la Cruz e inevitablemente oscura (estamos hablando de Don Carlo) salvo en la explosión de luz y color del auto de fe, el juego con las luces laterales y cenitales, más la eficacia de los paneles traslúcidos y perpendiculares al fondo para multiplicar los planos, crearon climas plásticos al servicio de la palabra y de la música de un modo adecuado, esto es, sin arrogarse un indebido protagonismo. Alfredo Brotons Muñoz Ciclo de la Orquesta de Valencia EN CONSTANTE MEJORA Valencia. Palau de la Música. 16-XI-2007. Eldar Nebolsin, Claudio Martínez, piano; Javier Eguillor, Josep Furió, percusión. Director: Yaron Traub. Obras de Mozart y Bartók. 23-XII-2007. Cor de la Generalitat Valenciana. Director: Yaron Traub. Obras de Debussy y Berlioz. 30-XI-2007. Director: Carlo Rizzi. Mahler, Sexta Sinfonía. L a Orquesta de Valencia ha entrado en una racha de excelentes logros artísticos, refrendados por la crítica y aún más por el público, que produce realmente una gran satisfacción. Una semana sí y otra también vienen marcados desde hace mucho tiempo por éxitos que indican una mejora constante y cada vez con menos dientes de sierra. Abonados que antes solían regalar sus entradas de los viernes ahora se han convertido en incondicionales y aun forofos. Entre las muchas cosas que han mejorado específicamente con la titularidad de Yaron Traub, no se ha de pasar por alto una nueva inteligencia en la manera de confeccionar los programas, por ejemplo, insertando el Concierto para dos pianos y percusión de Béla Bartók entre las Sinfonías nºs 25 y 39 de Mozart. Por otro lado, la gran calidad de las versiones tiene un significado especial en el caso del genio de Salzburgo, de siempre una de las bestias negras de esta orquesta. Una semana después, los mismos intérpretes alcanzaron otro triunfo colosal con una Sinfonía fantástica ora sutilísima ora cataclísmica según las exigencias del guión pero con muy poco que reprocharse en cuanto a ajuste y menos aún en cuanto a control. Precedió a unos Nocturnos de Debussy en los que la orquesta estuvo mejor que en el último número, Sirenas, las veinticuatro voces femeninas del Cor de la Generalitat, las cuales no consiguieron del todo que pasaran inadvertidas las sucesivas entradas “de relevo” ni, dos después del nº 6, redondearon el la4. Dirigida por Carlo Rizzi (Milán, 1960), en tiempos candidato favorito a la titularidad que finalmente se llevó Traub, su Sexta de Mahler vino a ser algo así como una muestra al menos de lo que pudo ser y no fue. Desde el punto de vista técnico, los resultados rozaron lo impecable, pero no se consiguió sin embargo sobrepasar la frontera que separa una ejecución correcta para adentrarse en los dominios de la interpretación emocionante. Alfredo Brotons Muñoz 41 AC T U A L I DA D VALENCIA / VALLADOLID Christie dirige La Creación ÁGIL Y NATURAL Valencia. Palau de la Música. 10-XII-2007. Sophie Karthäuser, soprano; Steve Davislim, tenor; Dietrich Henschel, barítono-bajo. Coro y Orquesta Les Arts Florissants. Director: William Christie. Haydn, La Creación. E sta versión de La Creación resultó deliciosa. William Christie transmitió un conocimiento exhaustivo de los resortes estilísticos originales. Buscó, y consiguió, constantemente en sus grupos vocal e instrumental los colores tímbricos más idílicos, tanto en lo instrumental como en lo vocal. ¡Qué embelesadores tonos los de la flauta en Auf starkem Fittige! ¡Qué cómodos debían de sentirse los coristas ante unas manos de tan elocuente naturalidad en la exigencia de subrayados y difuminados, comas y puntos! Por otro lado, ningún tempo pecó ni de acelerado ni de moroso, y el discurso se movió con flexibilidad de la ágil levedad a la profunda gravedad, pero siempre otorgando el predominio a una Sophie Karthäuser y William Christie en un momento del ensayo claridad en la diferenciación de unos bien aireados planos sonoros que quizá sólo en el fugato de Stimm an die Saiten cedió indebidamente a la pujanza del paso y la densidad de los volúmenes. En el equipo solista, Henschel confirmó pasadas demostraciones de capaci- dad para redondear los dos extremos de su tesitura. En verdad, estuvo modélico tanto como narrador en los recitativos que le correspondieron como en sus arias y concertantes. Davislim anduvo, al menos por comparación, algo soso en el primero de estos cometidos, pero por lo demás mostró igualmente una clara mejoría en relación con pasadas actuaciones en este auditorio, y apenas alguna nota aguda le quedó blanquecina. Sophie Karthäuser, nueva en esta plaza, también demostró saber lo que tenía que hacer, pero hubo que esperar a sus últimas intervenciones para comprobar que era capaz de llevar a la práctica tan loables intenciones. Alfredo Brotons Muñoz Una sinfonía de Shostakovich y la Iberia bailada DE CUARTETOS Y PIANISTAS VALLADOLID Auditorio. 17-XI-2007. Cuarteto de Jerusalén. Obras de Beethoven, Ravel y Brahms. 19-XI-2007. Cuarteto Vogler. Obras de Haydn, Lutoslawski y Beethoven. 28-XI-2007. Piotr Anderszewski, piano. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: Vasili Petrenko. Obras de Bartók y Shostakovich. 4-XII-2007. Piotr Anderzewski, piano. Obras de Bach, Szymanowski y Schumann. Medina del Campo. Auditorio. 28-XI-2007. Rosa Torres-Pardo, piano; Lola Greco, bailaora. Albéniz, Iberia. 42 La programación de conciertos encomendados a prestigiosos cuartetos ha devuelto a la ciudad esta extraordinaria y profunda música. El Cuarteto de Jerusalén, que ha sido elegido residente en permanencia siguiendo a otros artistas, mostró un sonido impresionante de fuerza y conjunción, tanto en el Op. 18, nº 1 de Beethoven, como en el de Ravel (fantástica atmósfera creada) o en el nº 2 brahmsiano. Personalidad en el ataque, en el despliegue de contrastes, en la capacidad global del conjunto. Cierra el ciclo de cuartetos el Vogler. Un Op. 64, nº 6 de Haydn, en versión un tan- to ruda, precede a las magnificas del Cuarteto de Lutoslawski y el nº 12 op. 127 de Beethoven. Toda una definición de la música del futuro en el compositor polaco, en una obra musical de tremenda fuerza dramática y una gran variedad de registros. Igualmente avanzado para su época Beethoven y su Galitzin nº 1. Un soberbio tiempo lento y un potente Scherzo muestran la impresionante última época del genio de Bonn. Altísimo nivel de nuevo en la música más profunda que existe. Citar el ejemplo de la magnífica Semana de Música de Medina del Campo es obligado. La Orquesta Sinfónica de Castilla y León, cuar- tetos, cantares, Brecht y su época han llenado el Auditorio casi todos los días. Asistí al estupendo Concierto-Danza de Rosa Torres-Pardo y Lola Greco. Siete fragmentos de Iberia tocados con seguridad, buen sonido e intención y bailados con gravedad y emoción en un espectáculo unitario y coherente con una visión de Iberia en tonos oscuros y poéticos. Acontecimiento. Un pianista excepcional, un director que será uno de los grandes. El Tercero de Bartók, cristalino, casi mozartiano lleno de contrastes, con un Adagio religioso de antología. Versión mágica de la Sinfonía nº 15 de Shostakovich en tempo lento, con unos pianísimos sobrecogedores y una labor extraordinaria de los solistas y la orquesta en su conjunto. Concierto clave de la temporada. El pianista polaco ratificó su gran clase en un denso recital que tocó con excepcional dominio técnico y con gran sentido de las obras. Comenzar y terminar el concierto con las Partitas nºs 2 y 1 de Bach es toda una definición de un arte serio y profundo. Espectacular en las Masques de su compatriota, encontró en la Humoresque las vetas ocultas de esta singular obra schumanniana, lo que es privilegio de los grandes. Fernando Herrero CDMC Auditorio del Museo Nacional Conciertos 2008 Centro de Arte Reina Sofía 14 de Enero SOLISTAS DE LA ORCAM Carlos CUESTA, director; Manuel MIJÁN, saxofón “Monográfico Joan Guinjoan” 21 de enero RESIDENCIAS. TRÍO ARBÓS. NEOPERCUSIÓN (Gregorio JIMÉNEZ, compositor residente y técnico de electrónica); José Miguel GÓMEZ, violonchelo Obras de: Saariaho, Jiménez, Stockhausen 28 de enero CUARTETO Meta4. Marko MYÖHÄNEN, técnico de electrónica Obras de: Saariaho, Ligeti, Crumb 4 de febrero ENSEMBLE ACA Andrés GOMIS, director y saxofón Celia ALCEDO, soprano. “Trópico de Capricornio” Obras de: Scelsi, Sciarrino, Vicensastre, Hosokawa, Guerrero 11 de Febrero SOLISTAS DE LA ORCAM Arturo TAMAYO, director “Monográfico José Luis de Delás”” 18 de febrero musikFabrik Mauricio SOTELO, director; Marcus WEISS, saxofón; Miquel BERNAT, percusión Obras de: Quintero, Sotelo, Cué 25 de febrero SOLISTAS DE LA ORCAM. CORO Y ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Jordi CASAS, director “En torno a Béla Bartók” Obras de: Bernaola, Villa Rojo, Bartók 3 de marzo CUARTETO VERTAVO Obras de: Norgard, Stravinsky, Weir, Webern 10 de marzo RESIDENCIAS. TRÍO ARBÓS. NEOPERCUSIÓN. (Ramón HUMET, compositor residente) Obras de: Vivier, Humet, Spahlinger, Ligeti 31 de marzo NETHERLANDS VOCAAL LABORATORIUM Romain BISCHOFF, barítono y director Obras de: Magnus Maier, Scelsi, Ruo, Newski, Vega, Oei, López López, Trojahn, de Alvear 7 de abril ENSEMBLE INTERCONTEMPORAIN François-Xavier ROTH, director Susan BICKLEY, mezzosoprano Obras de: Mantovani, Posadas, Boulez 14 de abril GRUP INSTRUMENTAL DE VALÈNCIA Joan CERVERÓ, director Obras de: Adés, Evangelista, Dillon, Lindberg 21 de abril Andras KELLER, violín; Juliane BANSE, soprano Obras de Kurtág 28 de Abril PLURAL ENSEMBLE Fabián PANISELLO, director Obras de: Turina, Camarero 5 de mayo EQUINOXE (Cécile DAROUX, flauta. Angelica CATHARIOU, mezzosoprano. Dimitri VASSILIAKIS, piano. Daniel CIAMPOLINI, percusión) Obras de: de Pablo, Xenakis, Markéas, Berio, Botella, Graetzer, Jaffrenou, Reich,, Agobet, Stockhausen El espacio de la MÚSICA de nuestro tiempo 12 de mayo NIEUW ENSEMBLE AMSTERDAM Ed SPANJAARD, director Romain BISCHOFF, barítono Obras de: Luzuriaga, Wuping, Boulez, Donatoni, Schoenberg 19 de mayo KRONOS QUARTET Obras de: Zorn, Vrebalov, Tobin, Martynov, Café Tacuba, Mansell 26 de mayo RESIDENCIAS. TRÍO ARBÓS. NEOPERCUSIÓN. (Oliver RAPPOPORT, compositor residente) Obras de: Ferneyhough, Rappoport, López López, Sánchez Verdú, Werner Henze 2 de junio Gautier CAPUÇON, violín; Renaud CAPUÇON, violonchelo; Gérard CAUSSÉ, viola Obras de: Beffa, Kancheli, Dusapin, Schnitke 9 de junio Claudio MARTÍNEZ MEHNER, Eldar NEBOLSIN, pianos. Xavier EGUIORT, Jesús SALVADOR “Chapi”, percusión. Obras de: Ligeti, Dozza, Guinjoan, Crumb 16 de junio SMASH ENSEMBLE Iker SÁNCHEZ SILVA, director Obras de: Estrada, López, Torá, Lazkano 23 de junio JIEM XV Música electrónica e imagen 30 de junio Academia de Música Contemporánea (JONDE) ENTRADA LIBRE Horario de conciertos 19:30 h. Auditorio 400. MNCARS Ronda de Atocha, esquina a calle Argumosa Teléfonos: 91 7741072 / 91 7741073 http: //cdmc.mcu.es AC T U A L I DA D 44 Justicia de lobo JUNTO AL ABISMO Marcus Lieberenz Deutsche Oper. 3-XII-2007. D’Albert, Tiefland. Jörg Schörner, Nadja Michel, Torsten Kerl, Simon Pauly. Director musical: Yves Abel. Director de escena: Roland Schwab. Escena de Tiefland de Eugéne D’Albert en la Deutsche Oper de Berlín El espíritu de Ruth Berghaus domina la nueva puesta de Tierra baja de Eugéne d’Albert en la Ópera Alemana, pues el director de escena, Roland Schwab y el escenógrafo Hans Dieter Chaal, quien trabajó largamente con ella, optaron por prescindir de todo color local, centrándose en el naturalismo de la obra. Por ejemplo: la introducción es la cima de una montaña hecha con un escarpado y calvo telón donde Pedro, con anorak y capucha (vestuario de Renée Listerdal) lucha contra la nevisca en una difusa luz azulenca (iluminador: Ulrich Niepel) de gran efecto junto al otro pastor, Nando (el lírico tenor Jörg Schörner), suerte de sosias, unido a él por el mismo destino, una íntima amistad. Importante resulta el personaje que encarna el coro (coreografía de Silke Sense), con ampulosos movimientos lorquianos, vestidos de negro, con gafas de sol, sombreros y largos cayados, un BERLÍN INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA grotesco conjunto de ciegos gesticulantes y agobiados, que espían la escena, mirones y peligrosos insectos. Feas y malvadas, las tres marujas —Ditte Andersen, Andion Fernández y Nicole Piccolomini— cantan cada cual por su lado. Nuri, por contraste, no es una niña inferior sino una marginal melenuda que recuerda a la Ofelia shakespeareana. El molino de Sebastián está resuelto con abstracción expresionista: rocas masivas y cristales de hielo, una metáfora de la amenazante dureza de los sentimientos. Luego cae una doble reja sobre la pareja central, que debe transfigurarse, excitarse y darse calor, apretándose dentro de su encierro. Asimismo se juega con la figura del perro guardián del amo, que ataca y muerde a un hombre, pues Pedro ejerce su ira justiciera contra el señor como un lobo y, de hecho, cuando él y Marta huyen a las tierras altas, el cadáver de un lobo es des- colgado y arrastrado fuera de la escena. El desempeño de ambos fue imponente. Nadja Michel, de abrupta expresividad, sacó partido de un vibrato amplio y un agudo exigido, convenciendo con su presencia y desenvoltura hasta lo conmovedor. Torsten Kerl, fuerte en el centro y el pasaje, sonó con voz de tenor pareja y estable, heroica, embriagada o sensible en el piano, según las ocasiones. Su pastor resultó verosímil, especialmente en la narración y en la final declaración de amor, feliz y triunfante. Egils Silins fue su contrapartida, brillante y viril. Simon Pauly resolvió al estoico y simplón Morucho con prestancia baritonal, en tanto Magnus Baldvinson apenas perfiló a Tomás. Yves Abel logró que la orquesta se oyera florida y ferviente, sin molestar a las voces, con un timbre irisado en las cuerdas de fino efecto impresionista. Bernd Hoppe AC T U A L I DA D ALEMANIA Imágenes caóticas CON ESTO, A LA NADA Berlín. Komische Oper. 2-XII-2007. Dessau, Die Verurteilung des Lukullus. Kor-Jan Dusseljee, Markus John, Jens Larsen, Erika Roos. Director musical: Eberhard Kloke. Directora de escena: Katja Czellnik. Thomas Aurin L a Ópera Cómica ha repuesto El proceso de Lúculo de DessauBrecht, en una fallida apuesta para ser la Casa de la Ópera del Año. En efecto, la escenificación de Katja Czellnik es un caótico flujo de imágenes rodantes que le quitan todo interés al espectador. En comparación con las dos monumentales puestas de Ruth Berghaus (1965 y 1981), ésta parece un tonto juego de niños. No faltan abrumadoras proyecciones de vídeo y cine, como es mala costumbre actual, junto a dos árboles de plástico y con un fondo de muralla adornado con un water-closet futurista. Se supone que estamos en el sepulcro de Lúculo, donde los muertos bailan como payasos en atuendos de andar por casa, debidos a Nicole Timm y Sebastian Figall. El friso con las hazañas del mariscal se compone de soldados vivientes y de cartón piedra. En una roja tribuna giran sombras con hoces Markus John y Kor-Jan Dusseljee en El proceso de Lúculo de Dessau y banderas. Hombrecillos fantásticos emergen de alguna historieta. Un horno con parrilla da ocasión a Lúculo para aparecer como un cocinero de televisión. Como árbol de cerezas se cuece el Comentarista, cuyo cuerpo se decora con los frutos de aquél. El horno estalla y surgen figuras azucaradas con pelucas de colores y narices de clown, hundiéndose amenazadoramente en el piso, en tanto Lúculo, con su roja cabellera, ríe, esquizofrénico, como al comienzo. Kor-Jan Dusseljee, tenor de robustos y poco sonoros medios, actuó indispuesto y apenas superó la avasallante y agresiva sonoridad que Eberhard Kloke impuso a la orquesta del teatro. Potente se oyó al coro de la casa (director: Robert Heimann). El momento impresionante de la noche cabe agradecerlo a Gabriela Maria Schmeide, en la escena de la mujer del pescador con su hijo muerto, un lamento de pregnante intensidad y tocante dicción brechtiana. Se advirtió una cuidadosa preparación en Erika Roos como Reina en brilloso y negro vestido de noche, con voz clara aun en un agudo poco vibrante. El elenco se completó con Hans-Peter Scheidegger como Rey, Jens Larsen como Verdugo, Markus John como Comentarista y Christopher Spät como Maestro. Glosando la exclamación de Brecht cabe decir de esta puesta “¡A la nada con ella!”. El público del estreno se dividió entre los amigos que aplaudieron a rabiar y el resto, que rabió, deprimido y agotado. Bernd Hoppe Estreno europeo de Ainadamar de Golijov EN ALAS DEL CANTO Staatstheater. 24-XI-2007. Golijov, Ainadamar. Allison Oakes, Aki Hashimoto, Sonja Borowski-Tudor. Director musical: Martin Lukas Meister. Director de escena y coreografía: Me Hong Lin. DARMSTADT Aunque, por razones de época, Mariana Pineda y Federico García Lorca nunca se encontraron, el teatro los reunió en 1927, cuando se estrenó el drama lorquiano homónimo, con vestuario y decorados de Salvador Dalí. Osvaldo Golijov, músico argentino de ancestros europeos orientales, tampoco se encontró con Lorca, pero se reunió con él en la ópera Ainadamar, presentada en 2003 en el Tanglewood Music Festival. Golijov marchó de Argentina a Israel en 1983 para continuar sus estudios musicales. Siempre guardó fidelidad a la poesía española, a sus raíces hispánicas, árabes y judías, la música popular de España, el tango y el flamenco. En Ainadamar, propone ir hasta el Uruguay de 1969, donde Margarita Xirgu, actriz y amiga de Lorca, evoca el estreno de Mariana Pineda, heroína de la libertad. Un preludio mezcla enérgicas trompetas con cascos de caballos, pisadas humanas, saltos de agua, en un clima visionario. Xirgu (personificada por una expresiva Allison Oakes) presiente su cercana muerte y quiere transmitir su herencia artística a su alumna Nuria (Aki Hashimoto). Recuerda sus paseos con Lorca, sus visitas a una taberna donde se cantaba jondo (aquí por la mezzo Sonja Borowski-Tudor), jazz, tango, ritmos cubanos, etc. Nuria quiere apoderarse de este patrimonio y la ópera acaba como empezó. En Darmstadt ha tenido su estreno europeo. La obra es una ópera bai- lada o un ballet con canto, según se prefiera. Domina el gesto e importa la coreografía de Mei Hong Lin. Con sonora sensibilidad la dirigió Martin Lukas Meister al frente de la orquesta del teatro y solistas de guitarra y percusión. Thomas Gruber puso en escena una fantasía dominada por un ángel vestido de rojo y negro, y que encarnaba al duende lorquiano. Igualmente fantasiosos fueron los vestidos y velos diseñados por Andrea Kannapee. Barbara Röder 45 AC T U A L I DA D ALEMANIA Jones sitúa Billy Budd en la Segunda Guerra Mundial UNA MARINA FRANCFORT En esta nueva escenificación, la historia, originalmente situada entre 1886 y 1891 por el autor del relato que le vale de apoyo, Hermann Melville, llega a la Segunda Guerra Mundial, a bordo del navío inglés Indomitable. En la sala de máquinas, el capitán Vere lee al marinero Billy Budd los derechos humanos que rigen a bordo. Lo ha condenado a muerte porque lo ama. Se siente culpable del castigo aunque Billy ha encabezado un motín contra él. Todo se hará para satisfacer las convenciones. Vere recuerda su participación en las guerras napoleónicas (1797). Observa que la belleza atrae a la muerte y la corrupción atrae con su encanto a la belleza. Los tres principales personajes están perfilados moralmente gracias a la fuerza de una música cuya materia evoca a los clásicos de la ópera. Como nadie, Britten Barbara Aumueller Oper. 9-XII-2007. Britten, Billy Budd. John Mark Ainsley, Clive Bayley, Peter Mattei, Simon Bayley, Magnus Baldvinsson, Andreas Macco. Director musical: Paul Daniel. Director de escena: Richard Jones. Peter Mattei en Billy Budd de Britten en la Ópera de Francfort entiende al mar, el íntimo rumor de las pasiones, la excitación, el silencio, el desgarrado y bronco lamento revestido de discurso musical. Sonidos y gestos sonoros se despliegan con sutileza y finura. En el escenario hay una construcción de una claridad casi transparente. A la derecha, la biblioteca del capitán. A la izquierda, gimnasio, comedor, duchas y dormitorios. Sobre elementos y vestuario de Antony McDonald, el puestista Richard Jones ejerce su maestría minimalista. El resultado es grandioso. La Orquesta del Museo, finamente conducida por Paul Daniel, va del latigazo al susurro, acompañada por el doble coro (adultos y niños) bajo Alessandro Zuppardo y Apostolos Kallos. John Mark Ainsley es un apasionado y gestual Vere, Clive Bayley compone un malvado y contrahecho Claggart. Budd se sirve del bello, sentido y sonoro canto de Peter Mattei. Barbara Röder Reposición de Rienzi TENTATIVA DE HOMICIDIO Oper. 21-XI-2007. Wagner, Rienzi. Stefan Vinke, Christopher Robertson, Marika Schönberg, Elena Zhidkova. Director musical: Axel Kober. Director de escena: Nicolas Joël. LEIPZIG Tras las obras de saneamiento, se reabrió la Ópera de la antigua Plaza Karl Marx con la reposición de Rienzi, el último tribuno de Wagner, dirigida por Nicolas Joël y escenografía de Andreas Reinhardt. El primer acto fue a medias concierto, con un telón que representaba el plano de Roma en el siglo XIV, los nobles de frac y sus guardias de mafiosos, todos inmóviles en torno a un Rienzi dando mítines sobre la concha del apuntador. Lo encarnó el tenor Stefan Vinke, con aires de taquillero o librero más que de carismáti- 46 co héroe popular. Luego hubo peleas a tortas y a cámara lenta, hemorragias con abundancia de carmín, incendio del Capitolio, pueblo romano e Irene y marido acribillados con armas automáticas. También, un instante de buen teatro, cuando el cardenal Orvieto, legado del Papa (un Christopher Robertson con volumen de autoridad), sale por pies, tiembla un cortejo de frailes en estameña y el pueblo se hiela de miedo, entre alaridos y rojas neblinas. Wagner intentó en Rienzi imitar la ópera de aparato francesa pero no supo escri- bir para la escena. Se salvan los momentos líricos, como la plegaria del protagonista en la cual Vinke se lució, justamente, por su falta de empuje y patetismo, y algunos números corales donde rayó a gran altura la doble masa dirigida por Sören Eckhoff. La orquesta de la Gewandhaus, salvo alguna desafinación de los aerófonos, sonó bajo la batuta de Axel Kober con el ímpetu, el brío y el efecto de una premonición: Tannhäuser, Lohengrin. Eximias, las cuerdas. Marika Schönberg hizo de Irene, hermana de Rienzi, con una imponencia vocal extraordinaria, coronada por un agudo esplendoroso. Es una soprano spinto de torrente, como lo probó en el dúo con Adriano. Lamentablemente, esta versión abreviada suprimió su aria. Elena Zhidkova cantó a aquél con total entrega, dramatismo, fuerte vibración y gutural timbre eslavo. Pavel Kudinov (Colonna) careció de graves. Jürgen Kurth, nada sobresaliente en Orsini y Martin Petzold, sobresaliente en dicción como Baroncelli. Bernd Hoppe AC T U A L I DA D AUSTRIA Nikolaus Harnoncourt reivindica al Haydn operista HÉROES EN EL CARRUSEL Con motivo de una prevista, pero finalmente no producida visita del Gran Duque Pavel Petrovich (el futuro zar ruso) al palacio de Esterházy, Joseph Haydn tuvo que escribir rápidamente una nueva ópera, cuyo libreto se basa en la epopeya Orlando furioso de Ludovico Ariosto. El estreno de Orlando paladino, el 6 de diciembre de 1782, fue un triunfo para el compositor. Una gran cantidad de arias brillantes y melodiosas, dramáticos accompagnati y finales llenos de efecto entusiasmaron al público, convirtiendo esta obra en una de las óperas más representadas a finales del siglo XVIII. Nikolaus Harnoncourt no comparte la extendida opinión de que las óperas de Haydn no pueden mantener- se hoy en escena. Tiene sin duda razón el director berlinés, pero lo cierto es que hoy apenas nadie ha leído a Ariosto o no está lo suficientemente ducho en cuestiones históricas o mitológicas como para comprender los numerosos guiños del libreto. Por esta razón, el director de escena Keith Warner ha centrado el interés en los aspectos cómicos del texto y de la música. Sin duda, la producción resulta muy entretenida, aunque le falta cualquier contenido heroico: bailarines, ovejas y caballos de madera, muñecos del túnel de la risa o un laberinto de espejos... Y, como se ha representado en Viena, no puede faltar Sigmund Freud. De este modo, son los cantantes los encargados de defender los aspectos serios Armin Bardel VIENA Theater an der Wien. 17-XI-2007. Haydn, Orlando paladino. Kurt Streit, Eva Mei, Bernard Richter, Jonathan Lemalu, Juliane Banse, Markus Schäfer, Elisabeth von Magnus. Concentus Musicus Wien. Director musical: Nikolaus Harnoncourt. Director de escena: Keith Warner. Decorados y vestuario: Ashley Martin-Davis. Kurt Streit en Orlando Paladino de la música de Haydn. Kurt Streit como Orlando fue quien mejor lo consiguió, con su poderosa y flexible voz tenoril que supo encontrar también momentos delicados. Eva Mei como Angelica lo tuvo un poco más difícil, a pesar de la limpieza de la coloratura, por una relativa ausencia de matices. Juliane Banse, gracias a su cálido timbre y a su flexible arte del fraseo, dio mucho carácter a su criada Eurilla, la amante del fanfarrón Pasquale, al que Markus Schäfer otorgó una gran simpatía. El Concentus Musicus Wien tocó con carácter y vitalidad, demostrando que el milagro de Mozart no salió de la nada, sino que se alimentó inequívocamente de esta música. El animado público recibirá sin duda esta ópera también con mucho agrado en el año Haydn (2009). Christian Springer La Staatsoper inicia un nuevo Anillo wagneriano WALKYRIA CON DOS WOTAN Viena. Staatsoper. 2-XII-2007. Wagner, Die Walküre. Nina Stemme, Johan Botha, Ain Anger, Juha Uusitalo/Oskar Hillebrandt, Eva Johansson, Michaela Schuster. Director musical: Franz Welser-Möst. Director de escena: Sven-Eric Bechtolf. Decorados: Rolf Glittenberg, Vestuario: Marianne Glittenberg. C on Die Walküre, la Staatsoper ha iniciado una nueva producción del Ring wagneriano, que deberá estar terminada en mayo de 2009 con Das Rheingold. Sin embargo, lo que después del primer acto parecía un éxito, al final se convirtió casi en una debacle. Cuando Juha Uusitalo, en la víspera del estreno, sufrió una ligera indisposición, el médico le confirmó que podría cantar el papel de Wotan. Sin embargo, al final del acto segundo el bajobarítono dio tales muestras de fatiga vocal que le fue imposible seguir cantando. Como el teatro, por razones presupuestarias, no contaba con ningún cover para una parte tan importante, se llamó por teléfono al alemán Oskar Hillebrandt, contratado en esos días por la Volksoper. El artista conocía el papel, pero no el montaje, por lo que cantó vestido de calle en un lateral del escenario de manera muy correcta, mientras su colega representaba escénicamente el personaje. En el primer acto, entusiasmaron la expresiva Nina Stemme como Sieglinde, con su voz oscura y penetrante, así como el estático Johan Botha en un seguro Siegmund. Ain Anger fue un bien delineado Hunding. En el acto segundo, Michaela Schuster fue una Fricka incisiva, que defendió con dignidad su posición de divina esposa. Eva Johansson brindó una Brünnhilde de timbre poco atractivo, pero segura en el agudo, más claro que el de Sieglinde, aunque con signos de fatiga en el último acto, lo que provocó algunas protestas entre el público en los saludos finales. Mayores protestas hubo para el equipo escénico, No sabemos si los espectadores criticaron algunos gags como las camas infantiles o los muñecos con los que juegan los dioses cuando deciden el destino de los humanos, o si es que algunos wagnerianos más progresistas esperaban un discurso político como el que ha habido desde el Ring de Patrice Chéreau en Bayreuth. El decorado de Rolf Glittenberg muestra en el primer acto un salón modernista; en el segundo, un espacio algo indefinido, con unas delgadas y tambaleantes raíces de árboles, y en el tercero ocho caballos de madera. El vestuario de Marianne Glittenberg no representa nada concreto, y la iluminación sólo alcanza momentos refinados durante la música del fuego mágico. La dirección musical de Franz Welser-Möst fue de mediana calidad. El maestro dejó fluir la declamación wagneriana con bastante claridad, pero en el aspecto afectivo su visión dejó bastante que desear. Christian Springer 47 AC T U A L I DA D 48 La Moneda programa las versiones para tenor y barítono FAFNER, POTENTADO WERTHER x 2 Vlaamse Opera. 23-XI-2007. Wagner, Siegfried. Peter Bronder, Lance Ryan, James Johnson, Werner van Mechelen, James Moellenhoff, Jayne Casselman. Director musical: Ivan Törzs. Director de escena: Ivo van Hove. La Monnaie. 14, 15-XII-2007. Massenet, Werther. Ludovic Tézier, Andrew Richards, Gilles Cachemaille, Jennifer Larmore, Sophie Koch. Director musical: Kazushi Ono. Director de escena: Guy Joosten. Cuando la ópera Werther de Massenet, inspirada en Die Leiden des jungen Werthers de Goethe, tuvo su estreno en la Ópera Imperial de Viena en 1892, fue el tenor wagneriano belga Ernest van Dijck el que cantó el papel principal. Después Massenet adaptó el papel de tenor para el famoso barítono italiano Mattia Battistini que cantó la ópera por primera vez en el Teatro Wielki de Varsovia en 1901. Después de una ausencia de más de veinte años, Werther ha vuelto al teatro de La Monnaie en las dos versiones, cantada por el barítono francés Ludovic Tézier y el tenor norteamericano Andrew Richards. Salvo unos cuantos pequeños cambios en el vestuario, la puesta en escena de Guy Joosten con decorados de Johannes Leiacker, vestuario de Jorge Jara e iluminación de Davy Cunningham, fue la misma para ambas versiones. No quedó mucho Sturm und Drang de Werther en la producción de Joosten. Presentó la ópera como un drama burgués en el periodo Biedermeir. No hubo mucha alegría ni espontaneidad infantil en la casa de Bailli (bien caracterizado por Gilles Cachemaille) que disciplinaba a sus hijos utilizando el cinturón y también empinaba el codo. Ni siquiera era capaz de dejar de manosear a su hija. Sus compañeros de copas Schmidt y Johann (excelentes tanto Yves Saelens como Lionel Lhote) no se portaron como cariñosos tíos sino como dos entrometidos que aterrorizaban a los niños. Albert, el novio de Charlotte, no fue mucho mejor; engreído, receloso, bebedor y dominante. El ambiente era de naturaleza y poesía, pasión, tristeza, deseo y frus- superficial. No hay ningún sentido profundo. A veces es difícil seguir la continuidad de la acción y en este contexto el esfuerzo de Mime para hacer que Siegfried sienta el miedo es completamente ridículo. Al ponerse una camisa blanca y un traje para encontrarse con Brünnhilde, Siegfried descorcha una botella de champán para celebrar su reencuentro. La función tuvo poco que celebrar, aunque los cantantes hicieron lo que pudieron para encontrar su lugar en este embrollo escénico. Peter Bronder en el papel de Mime se mostró excelente. Lance Ryan tiene la resistencia vocal para el papel principal, así que no tuvo la culpa de que su actuación fuera tan débil y antipática. James Johnson fue un Caminante sabio y reservado que observaba más que actuaba pero podía haber cantado con más fuerza. Werner van Mechelen repitió su convincente Alberich, pero el Fafner de James Moellenhoff tuvo más presencia escénica que vocal. Jayne Casselman interpretó una Brünnhilde lírica pero tuvo algunos problemas con la entonación. Elzbieta Ardam proporcionó a Erda unas cálidas y expresivas notas e Insun Min fue un Pájaro del bosque de voz plateada. Ivan Törzs dirigió a la Orquesta Sinfónica de la Ópera de Flandes a su manera familiarmente prosaica. Nadie desafinó, pero la orquesta careció de precisión y de poesía (segundo acto), y no hubo la ambientación necesaria, ni la fuerza dramática ni el dinamismo. Esperemos que Götterdämmerung lo haga mejor. Erna Metdepenninghen BRUSELAS Si al final de Die Walküre, el director Ivo van Hove vistió a Brünnhilde con una bata blanca de hospital y la situó en un coma inducido rodeada de monitores y rayos láser verdes, Siegfried la encuentra vestida con un vestido negro de noche, dormida sobre una cama metálica en medio de una chatarrería de inservibles ordenadores y aparatos electrónicos. Es una de las incongruencias de la puesta en escena de Ivo van Hove y su escenógrafo Jan Versweyveld del Ring des Nibelungen de Wagner. Quieren presentar un Anillo para el mundo del siglo XXI dominado por la informática (el conocimiento es el poder) pero al final son cautivos de sus propios conceptos, los cuales no funcionan en absoluto en Siegfried. El héroe es un joven aburrido de la vida que vive en un mundo virtual de videojuegos (¿cómo es que no distingue entonces entre un hombre y una mujer?) que está pegado a su laptop. Es este ordenador el que sustituye el cuerno de Siegfried y destruye a Fafner, morador de un palacete que parece salido del mundo de la serie de Dallas. Si en Die Walküre, la espada Nothung se había convertido en un estuche que contenía artefactos para la destrucción masiva, en Siegfried es la mano derecha del héroe la que es el arma mortífera. ¡Entiéndalo quien pueda! Pero aparte de todos estos trucos efectistas esta producción de Siegfried, en la que los personajes apenas tienen algún rasgo convincente y están perdidos en un escenario lleno de desechos, en el que unos figurantes que arruinaron el final del primer acto los empujaban de un lado para otro, fue bastante aburrida y Johan Jacobs Sigue el Anillo en la Ópera de Flandes GANTE BÉLGICA Larmore y Tézier en Werther tración, todo contenido en la rica partitura y hermosamente expresada por la Orquesta de La Monnaie dirigida por Kazushi Ono. Dejó claro tanto las referencias wagnerianas como la transparencia preimpresionista. Ludovic Tézier cantó, con sus bruñidos tonos de barítono un conmovedor Werther con gran estilo. Andrew Richards cantó Werther con una fuerte voz de tenor y fáciles agudos pero no se mostró muy sutil en el papel. Jennifer Larmore fue una Charlotte algo distante con una voz de mezzo de timbre claro, Sophie Koch mostró más intensidad dramática y cantó con una cálida y fuerte voz. Hélène Guillemette fue una delicada Sophie pero Hendrickje van Kerkhove fue menos convincente y su voz de soprano resultó incolora y algo pequeña. Jean-François Lapointe fue un Albert más templado que Jean-Luc Chaignaud pero los dos cantaron Albert con resonantes voces de barítono. Erna Metdepenninghen AC T U A L I DA D ESTADOS UNIDOS Domingo añade otro papel a su repertorio TODO FUERA DE SITIO UNA PESADILLA Lyric Opera. 30-XI-2007. Strauss, Die Frau ohne Schatten. Deborah Voigt, Christine Brewer, Michaela Martens, Robert Dean Smith, Franz Hawlata. Director musical: Andrew Davis. Director de escena: Paul Curran. Escenografía: Kevin Knight. Metropolitan Opera. 5-XII-2007. Gluck, Iphigénie en Tauride. Susan Graham, Plácido Domingo, Paul Groves, Director musical: Louis Langrée. Director de escena: Stephen Wadsworth. Escenografía: Thomas Lynch. 50 Para Richard Strauss, Die Frau ohne Schatten es su Anillo; para el verdadero creyente, esta parábola de un dios, su hija errante y su peligroso y abnegado abrazo a la humanidad puede producir la misma clase de catarsis exaltada que la enorme obra maestra de Wagner, y en mucho menos tiempo. Cualquier nueva producción de esta ópera difícil de escenificar y todavía más difícil a la hora de encontrar un buen reparto, es un notable acontecimiento y la Lyric Opera de Chicago con su elenco estelar, impresionante equipo de producción, y un admirable director straussiano en el foso, inspiró una ola de ferviente peregrinaje otoñal desde todos los rincones de América del Norte, al igual que desde lugares más lejanos de ultramar. Desgraciadamente para este entusiasta acólito, el acontecimiento resultó menos grato de lo que hubiera esperado. La culpa en gran parte fue de Paul Curran cuya afanosa puesta en escena carecía fatalmente de convicción y enfoque, y de Kevin Knight, cuyos flagrantemente feos decorados no eran capaces de evocar la magia escénica que exige este cuento de hadas de Hofmannsthal, lleno de símbolos y que Strauss pulió con milagrosa inspiración. Cómplice del fracaso fue Andrew Davis, cuya dirección mostró una maravillosa maestría de la sonoridad straussiana pero un dominio menos completo del ritmo y la estructura: un fallo claramente presente en sus brutales amputaciones de la partitura —cortes especialmente lamentables porque la mayoría le tocó a los cantantes más fuertes del reparto. Christine Brewer empezó un poco vacilante y con su enorme figura e imperturbable acción dramática no es precisamente la idea perfecta de una joven, inquieta y voluble Mujer del Tintorero. Pero a medida que cantaba iba mejorando en este papel tan difícil, con una rica y ferviente Barak, mein Mann al empezar el tercer acto y un par de gloriosos do de pecho al final. Robert Dean Smith, heroico y desbordante, fue simplemente el mejor Emperador visto desde los tiempos de James King, y merece una mención especial por haber cantado su maravillosa escena del segundo acto bamboleándose encima de un caballito mecedor en el aire. Y Michaela Martens, si no fue la más directa y malevolentemente juguetona Niñera (esa lo es Marjana Lipovsek), cantó este papel de gran alcance soberbiamente, considerando que sustituyó a última hora a Jill Grove. Pero también estaba indispuesto Franz Hawlata que mantuvo el tipo con tan buen humor como el del personaje que interpretó, Barak; hasta que su voz le falló en el tercer acto, cantó bien pero con su ligeramente cómico comportamiento no fue capaz de extraer todo el sentido humano desgarrador que hacía falta. Tampoco Deborah Voigt se metió con gran profundidad en el papel de la Emperatriz, un papel que ha cantado muchas veces y en producciones mucho más interesantes que esta. Tenía un aspecto maravilloso, y los agudos fueron a veces impresionantes. Pero la calidad de la voz sonó gastada, agitada y nada atractiva, y ya no puede mantener el legato. Debiera buscar algo que le fuera mejor. Patrick Dillon Paul Groves, Susan Graham y Plácido Domingo en Iphigénie en... Según las palabras de Stephen Wadsworth, el director de la nueva producción, Iphigénie en Tauride, es un “drama musical despojado de todo exceso decorativo”. Lamentablemente, no es así en la Iphigénie de Wadsworth. Se inició antes de que comenzara la música de Gluck, con una actuación mímica del sueño del horror original de Ifigenia; arrancada de los brazos de su madre; Agamenón, su padre, la ofrece como sacrificio humano para asegurar unos vientos favorables para la flota griega. Pero cuando Ifigenia se despierta y cuenta su pesadilla, describe otra cosa; esta “precuela” de Wadsworth es lo contrario de lo que dice el texto de Gluck. Gluck “añoró”, escribe Wadsworth, “una relación más sencilla, directa y apremiante entre los personajes y el publico”. Pero Wadsworth el director ignoró alegremente a Wadsworth el manipulador de palabras, ya que llenó el escenario con acción sin forma, baile entrometido, y con figuras anónimas merodeando por los rincones. Con el mismo espíritu nada gluckliano, los decorados de Thomas Lynch, aunque impresionantes en sí, pasaron por alto las indicaciones del libreto e impidieron que hubiera líneas de visión claras, con un molesto muro a la derecha del escenario; y para colmo, el vestuario de Martin Pakledinaz era recar- NUEVA YORK CHICAGO Decepcionante y amputada Mujer sin sombra gado y con perifollos nada clásicos. Susan Graham es hoy la Ifigenia elegida por la mayoría de los grandes teatros de ópera internacionales y desde luego cantó maravillosamente y su interpretación pareció tanto experta como hondamente sentida. Pero congestionó su música con inapropiados gestos estilísticos y técnicos, como si cantara a Berlioz y no a Gluck; y su francés careció de claridad y de fuerza declamatoria. Plácido Domingo, que apuntó un tanto más a su enorme repertorio, fue un impresionante Orestes, aunque con su actual timbre y alcance podía haber cantado igualmente la versión original de barítono del papel, y no su revisión vienesa para tenor. Aparte de un poco de tensión en los agudos, Paul Groves fue un buen y melifluo Pílades; y William Shimell cantó un fuerte y sincero Toas, y su aspereza vocal no fue inapropiada para este salvaje y sangriento rey. Pero Gluck encontró su mejor campeón no en el escenario sino en el foso: Louis Langrée, cuya eléctrica e incisiva dirección siguió todas las variaciones del pulso de la música, y la orquesta respondió de forma inmejorable. Aquí, al menos, se podía experimentar la ópera “despojada y sin excesivo decorado” de la que escribió Wadsworth tan sabiamente. Patrick Dillon AC T U A L I DA D FRANCIA Escritura monocroma PRIMERA ÓPERA SOBRE MAURIAC BURDEOS Grand Théâtre. 25-XI-2007. Tihanyi, Genitrix. Hanna Schaer, Seva Manoukian, Jean-Manuel Candenot, Christophe Berry, Denise Laborde. Orquesta Nacional de Burdeos-Aquitania. Director musical: László Tihanyi. Directora de escena: Christine Dormoy. Decorados: Philippe Marioge. Vestuario: Cidalia da Costa. Tres temporadas después del estreno de los Reyes de Philippe Fénelon extraídos de la mitología griega, el Gran Teatro de Burdeos presenta una nueva ópera, firmada esta vez por László Tihanyi (n. 1956), basada en Genitrix de François Mauriac, el más emblemático de los escritores bordoleses. En esta novela corta de 1923 Mauriac cuenta el amor posesivo de Félicité Cazenave, madre viuda y dominante, hacia su hijo único quincuagenario, Fernand, cuyo matrimonio tardío con la joven maestra Mathilde arruina. Como la obra epónima, la ópera de Tihanyi, cuyo libreto en francés ha adaptado él mismo con ayuda de Alain Surrans, se abre con la agonía de la esposa a consecuencia de un aborto natural, y cuya muerte supone la liberación de su suegra. Pero, contrariamente a las esperanzas de ésta, el viudo no cesa de atormentarse por la fallecida, sin pensar un instante en retomar su apacible vida cerca de la madre. Hace veinte años que este texto atrajo la atención de Tihanyi, antiguo asistente de Peter Eötvös. Aunque fiel al texto y al espíritu de Mauriac, la obra, de dos horas repartidas en dos actos, no levanta el vuelo. La partitura es colorista y muestra influencias de Bartók y de Stravinski sin utilizar la cita o el collage, como tan a menudo sucede hoy. El empleo anecdótico de sonidos grabados y la escritura vocal, sin impulso ni más relieve que dos gritos de desesperación, sólo hacen lamentar que el compositor no se haya dejado llevar por el lirismo, prefiriendo optar continuamente por una escritura monocroma, lo que hace interminable el relato final, al extremo de agradecer el empleo de la declamación, reservada a Marie, la servienta, y a los niños. En el foso, el compositor extrae un excesivo volumen sonoro a su orquesta (una Nacional de Burdeos brillante y homogénea), cubriendo a menudo a los cantantes, que otorgan sin embargo veracidad a sus personajes. Hanna Schaer, con su silueta filiforme, encarna una Félicité creíble y doliente, dominan- do una difícil línea vocal. Sevan Manoukian es una conmovedora Mathilde de timbre seductor. Con voz sólida y timbre brillante, Jean-Manuel Candenot es un Fernand torturado. Christophe Berry (el Doctor Duluc), Denise Laborde (Marie), y los niños (estos últimos amplificados) completan con acierto el reparto. En un decorado minimalista pero eficaz que traduce bien la reclusión en que están confinados los personajes, la dirección de escena de Christine Dormoy se focaliza en la dirección de actores, lo que permite al espectador concentrarse en el drama interior. Bruno Serrou Un arpa por decorado TANNHÄUSER, PRIMA LA MÚSICA 52 En su regreso a la escena de la Ópera de París tras veintitrés años de ausencia, Tannhäuser ha sido la víctima expiatoria de las huelgas interminables de buena parte de los empleados del primer teatro lírico de Francia. Incluso llegó a creerse que las representaciones se anularían definitivamente hasta que la dirección anunció que las negociaciones estaban a punto de concluir felizmente. Ante la afluencia de público, el trabajo de los artistas y el coste elevado de la huelga (más de tres millones de euros en tres semanas), la dirección decidió finalmente representar Tannhäuser con un arpa al fondo de la escena por todo decorado, realzada en el segundo acto con un sencillo tablero blanco. A falta de coreografía, la bacanal del primer acto se ofreció a telón corrido, y mientras éste se elevaba, podía descubrirse a Venus y Tannhäuser tendidos en el suelo sobre un simple colchón. Imposible, por lo tanto, adivinar las intenciones escénicas de Robert Carsen, si bien un conjunto de fotos dadas a conocer por la Ópera de París deja suponer que el director de escena canadiense transforma al caballero en pintor. Pero qué importa el marco escénico cuando la velada ha sido una de las más logradas que se han ofrecido nunca en la Bastilla. Desde los primeros compases de la obertura, Seiji Ozawa ha dominado una partitura que dirige de memoria, extrayendo de la SEIJI OZAWA PARÍS París. Opéra Bastille. 6-XII-2007. Wagner, Tannhäuser. Franz-Josef Selig, Stephen Gould, Matthias Goerne, Michael König, Ralf Lukas, Andreas Conrad, Wojtek Smilek, Eva-Maria Westbroek, Béatrice Uria-Monzon. Director musical: Seiji Ozawa. Director de escena: Robert Carsen. Decorados: Paul Steinberg. Vestuario: Constance Hoffmann. orquesta colores lujuriantes y una reverberación de timbres al borde de la ebriedad sonora. Arropado por semejante tapiz sonoro, el reparto vocal se despliega a la perfección, incluso si Stephen Gould tiende a privilegiar la valentía a expensas de la ductilidad. Pero el tenor estadounidense convence bosquejando un Tannhäuser particularmente comprometido. En su debut wagneriano, Béatrice Uria- Monzon logra una Venus elocuente, pese a una articulación poco clara, pero su voz aterciopelada y su silueta son las de la diosa. Eva-Maria Westbroek encarna una Elisabeth viva y ardiente; su voz flexible y su seguridad parecen no tener límites. En un reparto de excelente nivel general Matthias Goerne triunfa como Wolfram. El barítono alemán canta a este personaje dividido entre el amor, la rectitud y la amistad, otorgando a cada palabra su dimensión exacta. Una magnífica lección vocal a la altura de la admirable lección de orquesta prodigada por Ozawa, sólo enturbiada por algunos pequeños desajustes del coro. Bruno Serrou AC T U A L I DA D FRANCIA / REINO UNIDO Decepción CHABRIER REABRE FAVART París. Opéra-Comique. 13-XII-2007. Chabrier, L’étoile. Stéphanie d’Oustrac, Jean-Luc Viala, Anne-Catherine Gillet, Jean-Philippe Lafont, Christophe Gay, Blandine Staskiewicz, François Piolino. Coro Monteverdi. Orquesta Revolucionaria y Romántica. Director musical: John Eliot Gardiner. Directores de escena: Macha Makeieff, Jérôme Deschamps. A usente de los escenarios parisinos desde 2003, L’étoile de Chabrier es una joya de la ópera cómica; su rareza y su inspiración, tanto verbal como musical, merecían sobradamente que el nuevo equipo dirigente de Favart la acogiera para inaugurar su mandato. Sin embargo, dos años justos después de la producción de la Ópera de Nantes (ver SCHERZO de febrero de 2006), el nuevo director de la renovada sala Favart, Jérôme Deschamps, en compañía de Macha Makeieff, no ha convencido. Ante un patio de butacas repleto como en las grandes ocasiones, donde se atropellaban personalidades del mundo de la política, la economía, los medios de prensa y el espectáculo, la producción se ha mostrado apagada, con un humor falto de gracia. Ha de advertirse que estábamos muy mal situados; la vista sólo alcanzaba a contemplar la mitad de la escena, lo que, evidentemente, impidió captar buen número de efectos. Pero también hay que buscar la causa de esta decepción en la longitud excesiva de los diálogos y, sobre todo, en la presencia de actores y de mimos, todos fieles de la compañía Deschiens, que Makeieff y Deschamps animan, pero cuya presencia ralentiza considerablemente la acción. Además, los habituales a los espectáculos de Deschiens no cesaron de experimentar una sensación de déjà vu hasta el extremo de preguntarnos si la buena reputación de la partitura de Chabrier no sería errónea, empañada por el libreto de Eugène Leterrier y Albert Vanloo. Pero el excelente recuerdo de la lectura de Emmanuelle Bastet en Nantes demuestra lo contrario. En esta ocasión se trata, claramente, de un problema de convicción y de agilidad en la aproximación, inhibidos quizá los escenógrafos de la Ópera Cómica por el envite que representaba esta primera producción de una nueva era. Por el contrario, el reparto es excelente aunque haya que lamentar que Stéphanie d’Oustrac, en el papel del buhonero, no se encuentre a gusto con la tesitura del rol y no siempre cante afinada. Los miembros del Coro Monteverdi se muestran a gusto con la lengua de Molière. Queda el trabajo de Gardiner en el foso. El director británico ama la música de Chabrier y lo demuestra gustoso, añadiendo incluso al comienzo del tercer acto la Joyeuse Marche, lo que permite disfrutar aún más las suaves sonoridades de los instrumentos antiguos tocados con destreza por los músicos de la Orquesta Revolucionaria y Romántica. Bruno Serrou Britten en la ENO HELADO HORROR La English National Opera ha tenido su peor temporada en años; hasta la fecha hemos visto una espantosa Carmen, una mediocre Poppea y una Aida apenas pasable. Por fin, llegó Britten —no sólo el mayor compositor de ópera en Inglaterra, sino uno que ha proporcionado a la ENO muchos laureles— y la compañía ha conseguido un éxito. La emocionante puesta en escena de Otra vuelta de tuerca, vista por primera vez en el Teatro Mariinski de San Petersburgo en 2006, devuelve al Coliseo un rayo de esperanza. McVicar y su equipo —la escenógrafa Tanya McCallin y el iluminador Adam Silverman— decidieron la sencillez de una aterradora casa de casa de campo victoriana: toda negra, con un caballo de balancín, una cama de hierro y un piano vertical iluminado por unos focos de intensa luz. Los fantasmales Peter Quint y Miss Jessel surgieron de las sombras. Unas pantallas deslizantes proporcionaron espejos, ventanas y sugerencias de opulencia en el pasado. Desde el principio, nada es normal. La novela corta de Henry James, sobre la que el libreto de Myfanwy Piper está basada, sigue siendo enigmática en cuanto a lo que la Niñera y los niños a su cargo ven realmente: figuras sobrenaturales, la maldad personificada o simplemente las locuras de unas mentes atormentadas. Es como para dar las gracias por no ser un invitado en la casa. La calidad musical fue muy buena. Garry Walker, en su distinguido estreno con la Neil Libbert LONDRES English National Opera. 26-XI-2007. Britten, The Turn of the Screw. Ann Murray, Rebecca Evans, Cheryl Barker, Timothy Robinson. Director musical: Garry Walker. Director de escena: David McVicar. Rebecca Evans en Otra vuelta... ENO, dirigió con claridad y un buen oído para el ritmo y el dramatismo. El conjunto de trece instrumentistas — una combinación que ha empleado muchos compositores desde los tiempos de Britten— fue sobresaliente. En los papeles de los horripilantes niños Miles y Flora — George Longworth de 14 años y la estudiante de la Guildhall Nazan Fikret fue- ron fascinantes. Fue una alegría escuchar a Ann Murray en un nuevo papel: vocalmente incisiva y milagrosamente flexible como el ama de llaves Mrs. Grose. Rebecca Evans, que hizo un formidable debut como la Niñera y minimizaba sabiamente los sofocos y la histeria hasta el momento en que el papel exigió que los mostrara. Cheryl Barker fue una lograda Miss Jessel, deslizándose de un lado a otro como una amenaza fantasmal. En el papel de Quint, Timothy Robinson demostró ser helado, hipnótico y aterrador. Al caer el telón, un breve y aturdido silencio por parte del público fue seguido por grandes aplausos y bravos, cosa que desde hace bastante no se ha oído en el Coliseo. Fiona Maddocks 53 AC T U A L I DA D HOLANDA / ITALIA Konwitschny insiste en sus obsesiones LA NINFA Y LOS NAZIS AMSTERDAM Monika Rittershaus Het Muziektheater. 6-XII-2007. Strauss, Daphne. Juanita Lascarro, Birgit Remmert, Scott MacAllister, Rainer Trost, Frode Olsen, Peter Arink, Pascal Pittie, Wojtek Okraska, Jan Polak. Filarmónica de las Países Bajos. Director musical: Ingo Metzmacher. Director de escena: Peter Konwitschny. Decorados y vestuario: Johannes Leiacker. El estreno en los Países Bajos de la “tragedia bucólica” Daphne de Strauss fue también el estreno para la Ópera de los Países Bajos del escenógrafo Peter Konwitschny, que tomó un proyecto utilizado en Essen hace ocho años y lo adaptó para el enorme escenario del Amsterdam Muziektheater. Por supuesto, añadió muchas de sus propias ideas sobre la ópera. En esta producción, Dafne, la ninfa griega que no está a gusto en su propio mundo, se convierte en una doncella alemana que tampoco está a gusto en el mundo de Strauss de la época en que él compuso la partitura: a saber, el sur de Alemania en los años inmediatamente anteriores a la Segunda Guerra Mundial. El mundo que Konwitschny retrató en el escenario fue uno sin moralidad en un momento en que la clase media alemana había conseguido el poder y se Escena de Dafne de Richard Strauss en la Ópera de Holanda perdía en orgías y perversiones sexuales. Al llegar a la mitad de las escenas entre Dafne y Apolo, Konwitschny cambió su enfoque por completo. Después de un corto momento de ruptura (incluso hubo un atril en el escenario para que los solistas pudieron leer la partitura), optó por una escena final que parecía pura magia. Juanita Lascarro, que a medida que avanzaba la ópera desarrolló una cálida voz “straussiana” de soprano y supo encontrar el estilo pre- ciso, fue colocada en un andamio y desapareció paulatinamente detrás de un maravilloso árbol pintado en tres dimensiones. La vida se convirtió en sueño hasta el momento en que Konwitschny empezó con las proyecciones de imágenes sobre aquel árbol: Hitler y sus amigos, la reunión de Nuremberg, fotografías nazis de “narices judías”, escenas de la película Triumph des Willens de Leni Riefensthal y otras fotografías que recordaron la época nazi. Lo que todo esto tuviera que ver con la historia de Dafne, incluso con la primera parte de la producción, sigue siendo un misterio, y el hecho de que no hubo nada es las escenas que preparara al publico para este brusco cambio, lo desconcertó por completo. Realmente, si sesenta años después del fin de la Guerra los directores alemanes todavía necesitan confrontar sus problemas de identidad y sus frustraciones, no hay por qué marear a un público no alemán con estos fantasmas, y la irritación tanto de la crítica como del público fue muy comprensible. Lamentablemente, la parte musical no contrapesó las otras dificultades. Aparte de Lascarro y los dos tenores, el resto del reparto fue regular e Ingo Metzmacher no consiguió que la orquesta tocara la partitura con el refinamiento etéreo que pide la música de Strauss. Paul Korenhof Giulio Paolini se encuentra con Wagner UN RITUAL NÁPOLES Teatro di San Carlo. 2-XII-2007. Wagner, Parsifal. Albert Dohmen, Kristinn Smundsson, Klaus Florian Vogt, Pavlo Hunka, Lioba Braun. Director musical: Asher Fisch. Director de escena: Federico Tiezzi. Decorados: Giulio Paolini. 54 En el espectáculo inaugural de la temporada, Parsifal, el San Carlo de Nápoles ha regresado a Wagner, confiándolo en lo escénico a un artista asentado como Giulio Paolini, con dirección de Federico Tiezzi, como ya ocurriera en 2005 con Die Walküre. Entonces dirigía Tate, que esta vez ha debido renunciar por motivos de salud y ha sido sustituido por un joven israelí, Asher Fisch. Desde hace años, el San Carlo confía algunas escenografías a artistas muy famosos (entre ellos, Anselm Kiefer, William Kentridge, Mimmo Paladino). El encuentro de Giulio Paolini con Parsifal era ciertamente el motivo de mayor interés de la nueva producción, por sus imágenes congeladas, esenciales, pero densas de fuerza evocativa y conceptual: del geométrico diseño en perspectiva con una figura meditabunda que aparece en el preludio (y luego varias veces) a la cita del Hermes de Praxíteles como imágenes de un ideal de perfección, a la columnas del Templo del Grial que, sustrayéndose a la fuerza de la gravedad, no se apoyan sobre el pedestal (y que citan la neoclásica Villa Pignatelli de Nápoles). La escenografía está concebida para la celebración de un rito con tiempo suspendido, y la dirección de Federico Tiezzi respeta este concepto, reduciendo los gestos a pocos movimientos estilizados y confiriendo importancia a las luces. No disgusta el estatismo ritual, pero se hubiera querido del director que esos pocos gestos estuvieran siempre preñados de significado (y fuesen menos convencionales que los de los Caballeros de Grial en el primer y tercer actos). Y la con- trolada liempieza que Asher Fisch obtuvo de la Orquesta del San Carlo parecía inclinarse a una tímida y rarefacta contemplación con el riesgo a la inercia y lo plano (al menos en la función a la que asistí, la última). Queda todavía espacio para el reparto de relieve, con el estupendo Gurnemanz de Kristinn Sigmundsson, el noble Amfortas de Albert Dohmen, el incisivo Klingsor de Pavel Hunka, el Parsifal de Klaus Florian Vogt y la atormentada Kundry de Lioba Braun. Paolo Petazzi 47SMR 14 • 23 de marzo 2008 CONCIERTO 1 Viernes 14 de marzo Teatro Auditorio, 20.30 h. CONCIERTO 8 Martes 18 de marzo Iglesia de San Miguel, 18.00 h. CONCIERTO 16 Viernes 21 de marzo Iglesia de San Miguel, 18.00 h. Antiqua Escena Compañía de Danza Ana Yepes La Grande Chapelle Il Fondamento Capilla Flamenca Paul Dombrecht, director Dirk Snellings, director Juan Sanz, director de escena Albert Recasens, director musical J.S. Bach Cantatas fúnebres Obras de H. Schütz José Peyró Pedro Calderón de la Barca La Paz Universal o El Lirio y la Azucena CONCIERTO 9 Miércoles 18 de marzo Teatro Auditorio, 21.00 h. Producción de la Fundación Caja Madrid The Monteverdi Choir English Baroque Soloists CONCIERTO 2 Sábado 15 de marzo Catedral, 12.00 h. Sir John Eliot Gardiner, director Ensemble Gilles Binchois Les Sacqueboutiers de Toulouse Dominique Vellard, director musical MÚSICA DEL RENACIMIENTO EN LA CATEDRAL DE CUENCA CONCIERTO 3 Sábado 15 de marzo Iglesia de San Felipe Neri, 21.00 h. Coro Filarmonico Ruggero Maghini di Torino Orchestra Sinfonica Nazionale della RAI di Torino Juanjo Mena, director J.S. Bach Johannes-Passion, BWV 245 CONCIERTO 10 Jueves 19 de marzo Iglesia del Salvador, 17.00 h. Cuarteto Granados CONCIERTO 1 Lunes 17 de marzo Museo de las Ciencias, 12.30 h. Obras de J.L.Turina y B. Bartók CONCIERTO 2 Martes 18 de marzo Museo de Arte Abstracto Español, 12.30 h. G.Verdi Messa da Requiem Obras de M. Franco y L. Auerbach CONCIERTO 18 Sábado 22 de marzo Iglesia de Arcas, 12.00 h. CONCIERTO 3 Miércoles 19 de marzo Fundación Antonio Pérez (Sala Millares), 12.30 h. Tenebrae Nigel Short, director Obras de C. de Morales,T.L. deVictoria y J. Castro y Malagaray CONCIERTO 17 Viernes 21 de marzo Teatro Auditorio, 21.00 h. JORNADAS OLIVIER MESSIAEN Tetraktis Ensemble Kees Boeke, director M. Duruflé Requiem Obras de Matteo da Perugia CONCIERTO 11 Jueves 19 de marzo Teatro Auditorio, 21.00 h. CONCIERTO 19 Sábado 22 de marzo Teatro Auditorio, 21.00 h. Lettischer Staatschor Latvija Estonian National Opera Boys’ Choir Bremer Philharmoniker Collegium Vocale Gent Orchestre des Champs Élysées Obras de J. Fernández Guerra y B. Bartók Conferencias y Mesa redonda L’Arpeggiata Cristina Pluhar, directora E. de’ Cavalieri Rappresentatione di Anima et di Corpo CONCIERTO 4 Domingo 16 de marzo Capilla del Espíritu Santo (Catedral), 11.00 h. Hermann Stinders, clave MEMENTO L. Auerbach Russian Requiem Obra encargo de la 47 Semana de Música Religiosa de Cuenca en coproducción con el Musikfest Bremen y la Philharmonischen Gesellschaft Bremen CONCIERTO 5 Domingo 16 de marzo Iglesia de la Merced, 19.00 h. J. Brahms Ein Deutsches Requiem CONCIERTO 20 Domingo, 23 de marzo Capilla del Espíritu Santo (Catedral), 11.00 h. Il Fondamento Miguel Sánchez, director musical Rafael Benito, concepción artística y director de escena Ensemble Gilles Binchois Les Sacqueboutiers de Toulouse Coro Nacional de España Joven Orquesta Nacional de España Reinbert de Leeuw, director Ubi est Christus? Coro Pedro Aranaz de Cuenca Drama litúrgico medieval CONCIERTO 13 Jueves 20 de marzo Fundación Antonio Saura, 18.00 h. CONCIERTOS EXTRAORDINARIOS 1 Sábado 15 de marzo Fundación Antonio Pérez, 18.30 h. Obras de K. Boeke y G. Manca Lera Auerbach, piano CONCIERTO 7 Lunes 17 de marzo Teatro Auditorio, 20.30 h. CONCIERTO 14 Jueves 20 de marzo Teatro Auditorio, 21.00 h. Obras de M. Musorgski y L. Auerbach Mary Carewe, soprano Catherine Allard, bailarina Coro Filarmonico Ruggero Maghini di Torino Coro di Voce Bianche i Piccoli Musici Orchestra Sinfonica Nazionale della RAI di Torino 2 Sábado 22 de marzo Convento de las Petras, 18.00 h. Juanjo Mena, director Miguel Simarro, violín barroco B. Britten War Requiem Obras de J.S. Bach Obra encargo de la 47 Semana de Música Religiosa de Cuenca Alia Mvsica Miguel Sánchez, director Jill Feldman, soprano Obras de J.D. Zelenka J. Fernández Guerra La esfera de Pascal Gyula Szilágil, órgano Pedro Pablo Morante, director Schola Antiqua Paul Dombrecht, director José Luis Estellés, director musical Frederic Amat, concepción artística y director de escena Dominique Vellard, director Juan Carlos Asensio, director Duix Ensemble Kees Boeke y Antonio Politano, flautas Tenebrae Joven Orquesta Nacional de España Tenebrae CONCIERTO 12 Jueves 20 de marzo Teatro Auditorio, 12.00 h. Obras de O. Messiaen CONCIERTO 6 Lunes 17 de marzo Iglesia de la Merced, 18.00 h. Rosario, Misa Solemne, Misa Crismal, Oficios (Triduo Sacro), Via Crucis, Misa Solemne de Pascua Nigel Short, órgano Peter Donohoe, piano Obras de J.S. Bach, C. Franck, F. Liszt y O. Messiaen LITURGIAS Alia Mvsica MORI Obras de J.J. Froberger Philippe Herreweghe, director Markus Poschner, director CONCIERTO 15 Viernes 21 de marzo Espacio Torner, 12.00 h. K.Weill Die sieben Todsünden José Luis Estellés, clarinete Lorraine McAslan, violín Robert Cohen, violonchelo Peter Donohoe, piano Coproducción de la 47 Semana de Música Religiosa de Cuenca y de la Sociedad Quixote, IV Centenario Castilla La Mancha O. Messiaen Quatuor por la fin du Temps Concierto patrocinado por la Fundación Antonio Pérez SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA CUENCA Para información más detallada sobre el programa, venta de localidades, abonos, etc www.smrcuenca.es AC T U A L I DA D ITALIA Dante trivializado AMALGAMA ROMA Campus de la Universidad de Tor Vergata. 22-XI-2007. Frisina, La divina commedia. L’opera. Vittorio Matteucci, Stefania Fratepietro, Lalo Cibelli, Fabrizio Flamini Regius. Roma Sinfonietta. Director musical: Marco Santoro. Escenografía: Antonio Mastromattei. Coreografía: Anna Cuocolo y Francesca Romana. Efectos especiales: Carlo Rambaldi. Bajo la inquietante mirada del crucifijo monumental, en la explanada del campus de la Universidad de Tor Vergata, donde Juan Pablo II celebró las Jornadas Mundiales de la Juventud en 2000, se estrenó la primera ópera de monseñor Marco Frisina, La divina comedia. La ópera, en el seno de una superestructura erigida al efecto (2500 puestos). Pero de ópera no se trata, no al menos de ópera lírica: es un musical más bien, con música emitida en play-back, obviamente amplificada, como las voces. Es la primera vez que el poema de Dante revive como un gigantesco musical. Frisina se ha servido del libreto de Gianmario Pagano, que ha reducido el poema dantesco a dos actos, un par de horas de música. Espectáculo eminentemente alegórico, en el viaje de Dante al más allá a la búsqueda del sentido de la vida, Frisina ve el recorrido del hombre por alejarse de las pasiones terrenales y acercarse a la fuente del amor. Clave de lectura alegórica; objetivo: hacer llegar el mensaje a un público amplio, de aquí que la ópera deba ser popular y por lo tanto fácilmente asimilable. Para aumentar el patio de butacas, se reduce deliberadamente el nivel cultural. La música es una mezcla ecléctica de canto gregoriano, blues y rock (satánico, en el infierno… no hay ni que decirlo, ¡qué trivialidad!), a mitad de camino entre la banda sonora de un culebrón y los estilemas retóricos de la producción hollywoodense; coreografías al más puro estilo de programa televisivo dominical lavacerebros, voces como las del Festival de la Canción de San Remo, pero los efectos especiales del dos veces ganador de un oscar Carlo Rambaldi fueron una sucesión de sugestivas proyeccio- nes muy envolventes, hologramas, pinturas, siempre inspiradas —incluso demasiado— en las ilustraciones de Gustave Doré de la Divina Comedia. Cuidado el bonito vestuario de Alberto Spiazzi, con casi 600 figurines, muy a lo película de terror. El espectáculo se apunta a lo colosal y busca asombrar, quiere aturdir al público, al que se imagina simple, atontándolo con un espectáculo kitsch y de poca cultura, pero que puede gustar, y que lo que pretende es hacer pasar subrepticiamente el mensaje. Franco Soda Esteno de una ópera de Marco Taralli PÚNKITITITI EN EL MUSEO Roma. Teatro Nazionale. 18-XII-2007. Taralli, La maschera di Púnkitititi. Paolo Coni, Donata D’Annunzio Lombardi, Rosa Ricciotti, Danilo Formaggia, Olga Adamovich, Enzo Capuano. Director musical: Vittorio Parisi. Director de escena, escenografía y vestuario: Quirino Conti. 56 Falsini E streno absoluto en el Teatro Nazionale de La maschera di Púnkitititi, título en verdad críptico. Y sin embargo, era un encargo del Teatro de la Ópera de Roma para celebrar… ¡el año mozartiano! Pero problemas financieros lo dejaron para éste. Púnkitititi es, de hecho, uno de los pseudónimos enigmáticos salidos de la febril fantasía de Wolfgang Amadeus Mozart, con el cual firmó una carta a su hermana Nannerl. En la obra no ocurre casi nada, salvo el golpe de escena final. Años veinte, un Museo del Hombre. Personajes con nombres todos sacados de La recherche de Proust, de la que Quirino Conti, que firma también la seca dirección escénica, la hermosa escenografía y el rico vestuario, es admirador; se entrelazan amores, pasiones y mezquindades entre Volfango, responsable del Escena de La máscara de Púnkitititi de Marco Taralli laboratorio de las caras, y el director, M. Lardoux, para realizar un busto de Mozart. El modelista Morel acabará asesinado por su amante, Lardox, que le sorprende robando. En el jaleo, la máscara de Púnkitititi, motor de la pieza, acabará hecha trizas. Tres muchachos (cita de La flauta mágica), cantando que todo naufraga en la historia, cierran la ópera. Marco Taralli es un epígono de la línea cantable italiana que lleva derecho el recitar cantando de Monteverdi a Puccini, y que ha tenido como expresión máxima a Menotti. Tonal puro, con un monótono recitativo acompañado continuo. La línea musical, recubierta de telarañas, es demasiado vieja, con frecuentes citas de Mozart, con ecos de Rossini, Donizetti y Puccini, pero contiene también la repetición obsesiva de la música minimalista y el ritmo de jazz de las percusiones. Vittorio Parisi dirigió con rigor una orquesta con piano particularmente brillante, iluminada por nítidas percusiones. Las estrellas de la velada fueron la musicalísima Corinna (Donata D’Annunzio Lombardi) y Volfango (Paolo Coni), que destacó por su intensidad dramática. Olga Adamovich (Mme. Lardoux) es más propensa al grito que al canto, pero tiene una tesitura muy alta. Estupendos, en concreto, Rosa Ricciotti, que firmó una intensa Mme. Benardaky, y Enzo Capuano, un M. Lardoux, caballero un poco hastiado. En el patio de butacas, la Roma que cuenta aplaudió hasta romperse las manos. Benditos sean. Franco Soda AC T U A L I DA D ITALIA Reencuentro de Barenboim y Chéreau ISOLDA EN LA NAVE DE LOS MUERTOS MILÁN Marco Brescia Teatro alla Scala. 7-XII-2007. Wagner, Tristan und Isolde. Ian Storey, Waltraud Meier, Michelle DeYoung, Gerd Grochowski, Matti Salminen. Director musical: Daniel Barenboim. Director de escena: Patrice Chéreau. Decorados: Richard Peduzzi. No ha decepcionado la esperadísima primera inauguración de la temporada de la Scala con Daniel Barenboim en el foso y dirección escénica de Patrice Chéreau. El triunfo del nuevo Tristán ha sido quizá el más significativo para Stéphane Lissner desde que asumiera la guía del teatro milanés. Hasta ahora Barenboim, nombrado “maestro scalígero”, no había dirigido todavía una ópera en Milán y para la ocasión ha elegido una obra maestra de la que es uno de los mayores intérpretes. Con la Orquesta de la Scala ha creado una relación de colaboración extraordinaria, obteniendo de esta formación, de la que poquísimos habían tocado Tristán (porque estaba ausente de la Scala desde 1978) un resultado excepcional por la densidad de sonido unida a una maravillosa riqueza de colores y claroscuros. Barenboim se liga a la gran tradición alemana, prefiere tempi lentos y en el Preludio parece moverse en la lección de Furtwängler; pero Ian Storey y Waltraud Meier en Tristán e Isolda de Wagner luego se abre a transparencias, a sonoridades dóciles, y a una variedad indecible de matices, o bien a dolorosos tonos dramáticos con una intensidad que encuentra coherente correspondencia en la concepción teatral de Chéreau y en las interpretaciones de los cantantes. Así Barenboim se confirma absolutamente como uno de los mayores wagnerianos de hoy. Tuvo a su disposición un reparto que le siguió muy bien. Una vez más, Waltraud Meier hizo revivir el personaje de Isolda con verdad de acentos e intensidad conmovedora. A su lado, Ian Storey se presentaba en el papel de Tristán, que ha preparado en pocos meses: no tiene una gran potencia, pero ha usado sus medios con rara nobleza e inteligencia. De excepcional nobleza el doliente Marke de Matti Salminen, de juvenil impetuosidad el Kurwenal de Gerd Grochowski. Michelle DeYoung fue una válida Brangania, igualmente bien los comprimarios. La expectación era grandísima por la renovación (tras Wozzeck y Don Giovanni) de la colaboración entre Barenboim y Chéreau, que volvía a Wagner 31 años después del célebre Anillo de Bayreuth. Hay muchas maneras de entender la antiteatra- lidad (o la peculiar dramaturgia) del Tristán y Chéreau se sitúa lo más lejos posible del estatismo ritual, de la estilización esencial, buscando una intensísima inmediatez expresiva, una fuerte evidencia teatral. La ambientación es atemporal, con el vestuario sobrio y moderno de Moidele Bickel y la bellísima planta escénica de Richard Peduzzi, donde un elemento constante es un muro claro (que obstruye la vista del mar), fondo del dúo de amor del segundo acto (donde aparecen también cipreses mortuorios, que recuerdan de modo adecuado la Isla de los muertos de Böcklin, y con un desplazamiento a la enfermedad y al delirio de Tristán en el tercero. A pesar de algunas perplejidades que pueda suscitar, la dirección de Chéreau es fascinante y genial, cuidada en todos los detalles, con infinitos gestos que se cargan de intenso significado en relación inmediata con la música. Paolo Petazzi Renovado interés en la ópera de Dukas ORIGINALIDAD DRAMÁTICA TURÍN Teatro Regio. 23-XI-2007. Dukas, Ariane et Barbe-Bleue. Kristine Ciesinski, Marcel Vanaud, Nadine Denize, Daniela Schillaci, Gisèle Blanchard, Gemma Cardinale, Sophie Pondjiclis. Director musical: Emmanuel Villaume. Director de escena: Danielle Ory. Escenografía: Philippe Fraisse. 58 A los cien años del estreno, vuelve a la escena incluso en Italia Ariane et Barbe-Bleue de Dukas, una obra maestra injustamente descuidada, quizá por la singularidad de la concepción dramatúrgica. Se ha propuesto en Turín en una nueva producción, distinta de la representada en París en septiembre. La sólida dirección de Emmanuel Villaume era posiblemente el mejor aspecto del espectáculo turinés, porque ilumi- naba con equilibrio y nítida claridad la estructura de cada escena, aun sacrificando algo la riqueza del colorido. De hecho, Dukas asume sugerencias del Pelléas de Debussy sólo en la escritura vocal, pero construye su ópera con criterios muy distintos, con arquitecturas rigurosas alejadas de la libertad de tempo y de forma de Debussy. Además, se advierte en Dukas la influencia de Franck y Wagner, y la densidad de escritu- ra orquestal reclama de las voces un notable empeño, al menos por lo que respecta a la protagonista, que siempre está en escena y lleva sobre sí casi todo el peso de la ópera. En Turín, Kristine Ciesinski ofreció una buena interpretación y en conjunto era adecuado el resto del reparto, con Marcel Vanaud (Barbazul, único protagonista masculino, que canta sólo algunas pocas frases), Nadine Denize (la nodriza) y las cuatro voces femeninas que encarnan a las mujeres todavía vivas y tan ligadas a sus circunstancias y a Barbazul como para rechazar la liberación ofrecida por Ariane. El severo montaje escénico de Philippe Fraisse era más funcional que sugestivo, la dirección de Danielle Ory no buscaba una interpretación original, se limitaba a cautas elecciones de eficacia elegante, con resultados aceptables. Paolo Petazzi AC T U A L I DA D SUIZA Pierre Strosser no encontró ninguna receta para el Ariodante de Haendel RENQUEANTE Y ABURRIDO El escenario está abierto, y vemos espejos, mesas de maquillaje con lámparas, percheros con vestidos, un podio de madera con un tablero de ajedrez y un caballo de madera que se balancea. Pierre Strosser ha ampliado la escena, casi hasta integrar en ella los camerinos. Los cantantes hacen lo que acostumbran a hacer durante las pausas entre intervención e intervención: leer, beber, hablar. Cuando a uno de ellos le toca interpretar un aria, se sube al podio o da vueltas a su alrededor. ¿Qué aporta todo esto? Por desgracia, nada que nos pueda sorprender. Porque Pierre Strosser no logra hacer nada realmente interesante a partir de esta prometedora situación de partida: no encontramos ninguna duplicación de los conflictos sobre la escena, no hay maliciosas situaciones privadas, no hay amoríos ni tampoco celos, no hay ironía ni ingenio. Además, ha descuidado peligrosamente su verdadero oficio: la dirección de actores. El verdadero dramatismo hubo que buscarlo en la música. Aunque la Orchestre de Chambre de Genève, en su primera actuación en la Ópera de Ginebra, no alcanzó la altura de los conjuntos especializados en música barroca, Kenneth Montgomery obtuvo de ella gran cantidad de matices y subrayó sutilmente los detalles, ofreciendo una sólida base a los cantantes. El papel titular lo escribió Haendel para el cas- Pierre Antoine Grisoni GINEBRA Grand Théâtre. 1-XI-2007. Haendel, Ariodante. Joyce DiDonato, Patricia Petitbon, Amanda Forsythe Varduhi Abrahamyan, Charles Workman, Antonio Abete. Director musical: Kenneth Montgomery. Director de escena y decorados: Pierre Strosser. Vestuario: Patrice Cauchetier. Patricia Petibón en Ariodante trato Carestini, el rival de Farinelli, con lo que está lleno de pirotecnias vocales, brillantes coloraturas, ornamentaciones y saltos, que Joyce DiDonato superó con total holgura, aunque le faltó un poco más de gusto por lo puramente circense. Para eso estuvo la Dalida de Amanda Forsythe, que jugó y coqueteó con toda clase de fuegos artificiales canoros. Patricia Petitbon encarnó a Ginevra sin ningún problema, de manera cultivada y con mucha entrega. Varduhi Abrahamyan como Polinesso aprovechó sus múltiples posibilidades de lucimiento. Charles Workman en Lurcanio exhibió una voz poderosa, pero con pocos colores, entonación dudosa y ciertos problemas en las agilidades. Antonio Abete como rey de Escocia se mostró algo más ágil, pero sin entusiasmar del todo. Reinmar Wagner Un excelente cuarteto vocal hace brillar el Trovatore de Adam Fischer y Giancarlo del Monaco VIKINGOS Y MAZMORRAS ZÚRICH Suzanne Schwiertz Opernhaus. 2-XII-2007. Verdi, Il trovatore. Cristina Gallardo-Domâs, Luciana d’Intino, Marcelo Álvarez, Leo Nucci, Liuba Chuchrova, Giuseppe Scorsin, Miroslav Christoff. Director musical: Adam Fischer. Director de escena: Giancarlo del Monaco. Decorados y vestuario: Peter Sykora. Era una producción para oír, no para ver, coronada por un magnífico cuarteto solista. Después de un comienzo algo contenido, Cristina GallardoDomâs cantó su Leonora con un agudo maravillosamente fácil y líneas bellamente trazadas. Como la gitana Azucena, Luciana D’Intino mostró electrizantes colores y ataques fulminantes. En el Conde de Luna, Leo Nucci sigue siendo un milagro en cuanto al control de las frases, la propiedad estilística y el poderío vocal. Y Marcelo Álvarez brilló como Manrico con su luminosa voz, que sólo al final tuvo un par de momentos de debilidad. Lamentablemente, Adam Fischer desde el podio resul- Cristina Gallardo-Domâs y Marcelo Álvarez en Il trovatore tó absolutamente incapaz de controlar el escenario y el foso, con momentos que frenaron el curso dramático de una ópera tan trepidante. Lo cual fue una lástima, ya que, por lo demás, la música sonó muy bien, y tanto el coro como la orquesta rindieron al máximo de sus posibilidades. En cuanto a la producción de Giancarlo del Monaco, el director de escena italiano saltó alegremente entre épocas, lo que no aportó nada aparte de mucha niebla y armaduras vikingas en medio de una tormenta de nieve. No hay nada que objetar a las rejas, puentes, canalones o gabinetes de tortura que ha colocado Peter Sykora, y que lograron reflejar la sombría atmósfera de la obra. La dirección de actores tuvo, sin embargo, una curiosa idea: sólo podía moverse quien tenía que cantar en ese momento. El hecho de presentar a Luna como un guerrero de kendo puede entenderse como una atención hacia la Ópera de Shanghai, que ha coproducido el montaje. Nos preguntamos, en cualquier caso, si esto le hará mucha gracia al público chino, después de la experiencia histórica con los soldados japoneses. Reinmar Wagner 59 E N T R E V I S TA PIERRE-LAURENT AIMARD: Fotos: Felix Broede /DG “EL ARTE DE LA FUGA ES LA CLAVE DE TODA LA OBRA DE BACH” N 60 acido en Lyon en 1957, Pierre-Laurent Aimard es un pianista aparte, formado junto a uno de los más grandes compositores del siglo XX, Olivier Messiaen, y de su esposa, la eminente pianista pedagoga Yvonne Loriod. Su victoria en el Concurso Messiaen de Royan y su encuentro con Pierre Boulez han sido igualmente momentos determinantes en su carrera de intérprete. En el seno del Ensemble InterContemporain (1976-1995) entró en contacto con los mayores compositores de nuestro tiempo, especialmente con György Ligeti, que le dedicó varios de sus Estudios para piano, Elliott Carter, Luciano Berio, Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen, Philippe Manoury, Marco Stroppa y George Benjamin, entre otros muchos. Desde hace una docena de años, se consagra exclusivamente a la carrera de solista, abordando el gran repertorio pianístico a la vez que continúa defendiendo la música contemporánea por todo el mundo, tocando con los directores de orquesta más reputados, de Boulez a Harnoncourt. Músico de cámara, acompañante y pedagogo apasionado, no sólo enseña en el Conservatorio de París y ofrece master classes por todo el mundo, especialmente en Tanglewood y Lucerna, sino que también produce documentales y series de conciertos temáticos destinados al gran público. Precisamente en estos días acaba de ser nombrado director artístico del Festival de Aldeburgh. SCHERZO le ha entrevistado en su domicilio parisiense con ocasión de la aparición de su primer disco consagrado a Bach y al impresionante monumento que es El arte de la fuga. E N T R E V I S TA PIERRE-LAURENT AIMARD ¿En qué momento abandonó el Ensemble InterContemporain? En 1995, después de dieciocho años. Cuando Pierre Boulez me escuchó en 1976 para el puesto de pianista del Ensemble, le dije que me encantaría, pero que no podría hacerlo a tiempo completo, pues era muy joven y mi instrumento abarcaba demasiados repertorios. Me propuso entonces una fórmula de contrato a tiempo parcial, lo que me permitió hacer otros programas y actividades. Es decir, continuar mi formación y tener otras experiencias. Así he podido permanecer más tiempo en el Ensemble y abordar un repertorio al que quería consagrar mis fuerzas plenamente, pero no con exclusividad. Desde el principio mi proyecto era hacer repertorio contemporáneo, pero integrarlo en un panorama general. ¿Cómo se interesó por la música contemporánea, sabiendo que los profesores de música apenas hablan de ella a sus alumnos? del Conservatorio de Lyon. Yo tenía doce años, y ella me “secuestró”. Para mi mayor satisfacción porque, para mí, Messiaen ya era el rey e Yvonne una leyenda. ¿Cómo llegó a la clase de Yvonne Loriod? Fui a trabajar a su casa, Messiaen estaba allí para las audiciones. Yo iba a escuchar los ensayos, cada vez que había un estreno me llevaban de viaje e iba a visitarles a su residencia de verano. Como yo era el primer alumno joven de una pareja que se había casado muy tarde y no tenía niños, hubo una relación de hijo adoptivo. Existía por mi parte, en plena adolescencia, una fascinación enorme. Por lo demás, yo era alumno de piano y Messiaen era profesor de composición. Pero estaba en la clase de al lado, y analizaba ciertas obras que yo tocaba en casa de Yvonne. ¿En la enseñanza de Yvonne Loriod, se notaba la proximidad de un compositor? De hecho mi primera profesora sí que lo hizo. Geneviève Lièvre, con la que di mis primeros pasos a los cinco años, era una mujer de la música y del teatro contemporáneos. Había frecuentado Darmstadt y los cursos de Pierre Boulez en Basilea. Ella me transmitió ese punto de locura, pero con método. A los siete años, comencé a escuchar a Wagner en la Ópera, el gran repertorio sinfónico los domingos, la música de cámara con Richter, Oistrakh y otros, y los conciertos de música contemporánea. Era enorme, todo pasaba por ese filtro. La enseñanza reflejaba esta identidad original. Ella hacía referencia continuamente al pensamiento de Messiaen. ¿Le llevaban sus padres o su profesora? Trabajé bastante tiempo en Londres con Maria Curcio, que había sido alumna de Arthur Schnabel. Una gran artista y una especie de antídoto al mundo parisiense. Enseguida fui a Rusia pero no para conocer las escuelas nacionales sino las diferentes actitudes en la forma de abordar un problema. Lo que me interesaba era, en esta época en que la cultura del mundo cambia con la fusión de conocimientos, hacer un trabajo de generación y no contentarme con reflejar el pequeño serrallo del que procedía. Intentaba elaborar mi miel con diversas experiencias. Era yo el que llevaba a mi padre. No sólo mi profesora me informaba, también me informaba por mí mismo; estaba muy interesado, igual que mis padres. En esa época, Boulez había marchado al “exilio”, y cuando estaba de gira con una orquesta, a menudo por el extranjero, le decía a mi padre que había que ir sin falta a Ginebra para escucharle. Neuropsiquiatras, amantes de la lectura, asiduos del teatro y de la música, mis padres viajaban mucho. Desde los ocho años pude hacer mis estudios por correspondencia y decidir con ellos que abandonaría la escuela, pues entonces no había disponibilidad de horarios. Todo lo estudié en casa. ¿La soledad no era muy penosa? Era enorme, y era el precio a pagar pero el beneficio era evidente. Enseguida mostré una gran pasión por la música. Estudiaba piano cuatro horas al día, y las tardes libres hacía lo que quería, volviendo al piano por puro placer. Y entonces, leía a primera vista. ¿En qué momento se hizo alumno de Yvonne Loriod, la esposa de Olivier Messiaen? Estaba destinado a otro profesor del Conservatorio de París, pero Yvonne Loriod vino al concurso de fin de año ¿Le contagió su pasión por los pájaros? La contraje con gusto. Compré catálogos de pájaros, fui al campo a grabar sus cantos y copiarlos. Hice todo eso con aplicación. Fui alumno de Yvonne Loriod hasta 1976, cuando entré en el InterContemporain. En paralelo con el matrimonio Messiaen, ¿cuáles fueron sus maestros? ¿Ha frecuentado la música de cámara? He hecho mucha, sobre todo en el Ensemble y he acompañado a muchos cantantes. Regreso a ella periódicamente y también procuro ejercer diversas funciones: músico de conjunto, solista, acompañante, profesor, etc. No lo hago por acumular, sino para intentar ir al corazón de las cosas desde diversos ángulos. La renovación de los repertorios es también la voluntad de seguir en movimiento, de mantener el espíritu de búsqueda y ser mejor músico mediante estos aprendizajes sucesivos. Además de Messiaen, ¿quienes son los compositores que le han construido? Messiaen fue una iluminación muy fuerte en mi adolescencia. Era mi lengua materna. Pero si me remonto más atrás, creo que son Beethoven y Debussy. La energía del primero y la magia del segundo. Tengo recuerdos precisos: muy temprano, quedé prendido por ambos compositores en lo más profundo de mi ser. Bach también, por supuesto. Y antes, en los conciertos sinfónicos, muchos compositores, sobre todo de óperas; tuve una pasión devastadora por Wagner. Estudié canto, era bajo-barítono, y también flauta. Son mis otros dos instrumentos. ¿Nunca ha tenido ganas de dirigir? En nuestra sociedad la dirección de orquesta es una especie de fantasma colectivo. La actividad en sí es fascinante. Mi biblioteca de partituras orquestales fue durante mucho tiempo más rica que la de piano. Pero hay que saber lo que se hace. El piano me permitía una vida musical muy independiente. Y tengo necesidad de ser libre. Por otra parte, dirijo a menudo, cuando las situaciones y los repertorios lo permiten. La parte más noble de nuestro oficio es la observación de las obras; ser intérprete es dar vida a esta observación, intentar ir al corazón de las cosas y poder comunicarlas. ¿El hecho de haber trabajado con compositores le ayuda en el estudio de obras del pasado? No… y sí. No, porque no se toma la historia a contrapelo y, a priori, hablar el idioma de Stockhausen, por ejemplo, no permite hablar mejor el de Mozart. Pero sí, porque si se es intérprete, se vive en un momento dado y se da vida a una obra para un público en un momento dado, en un contexto cultural dado. Y para percibir mejor ese momento los creadores vivos son los mejores pedagogos, porque son ellos los que nos abren los ojos para entender nuestra época, su entorno cultural, su espacio acústico. Para comprender a Beethoven y su estilo, no necesitamos a Boulez ni a los jóvenes compositores, pero para comprender nuestra época y la manera de revivir a Beethoven hoy, pueden seguramente abrirnos los oídos y los ojos, educarnos. Le gusta interpretar a Rachmaninov. ¿Qué le atrae de este compositor al que empezó a tocar cuando aún estaba en el Ensemble InterContemporain? Rachmaninov es un compositor de poco interés —es un eufemismo— para la modernidad. No es un gran compositor. Compone más bien de manera poco interesante con relación a los grandes maestros. Es un compositor posromántico, relativamente decadente, y no representa la cumbre de la creación musical de un país y de sus compositores más estimulantes. Lo que no 61 E N T R E V I S TA PIERRE-LAURENT AIMARD 62 quiere decir que haya que despreciarlo. Si se considera la historia del instrumento, se encuentra una cierta opulencia pianística en una tradición posromántica que él desarrolló y que puede aportar mucha satisfacción, si se está tentado por el piano-icono. También hay una riqueza de textura que él supo crear, muy particular. Y también, si gusta, una cierta suntuosidad de la nostalgia. Por tanto, veo mil razones para encontrar ciertos atractivos en este compositor. Naturalmente, como músico, cientos de compositores de aquella época me parecen infinitamente más interesantes por otras mil razones. Pero Rachmaninov pertenece a la historia de mi instrumento, y ha dicho cosas muy bellas y a menudo emocionantes. Stravinski es el gran compositor ruso, el gran creador, el destino de Rusia hace que el de Stravinski haya sido también particular; no es el único. Pero si es verdad que el piano era menos su instrumento, ha sido muy creativo en él. Incluso una obra como el Concierto para dos pianos, que no es su mejor obra, presenta propuestas de renovación del instrumento asombrosas. Stravinski renueva completamente el gesto, el lenguaje, la utilización de su potencial. Antes, Scriabin resulta incomparablemente más interesante que Rachmaninov. Ha dejado un gran legado pianístico que, desgraciadamente, se interpreta mucho menos que el de éste. El último Scriabin es un compositor de gran valor. Siempre me ha entusiasmado, y lo enseño mucho. Su lenguaje armónico es cautivador y la situación de crisis en que se sitúa, extremadamente ambigua, es sintomática de esa época, particularmente en Rusia. Ha sabido transformar maravillosamente una gran herencia romántica en otra estética, el simbolismo, y otro lenguaje, tan sistemático y particular que ha transformado completamente la herencia tonal. Murió en el momento en que un mundo moría. Y lo que es asombroso es que en ese preciso momento llegaron otras generaciones que encarnaron el nuevo mundo: el joven Prokofiev con sus Sarcasmos, por ejemplo, o su Primer Concierto, y naturalmente Stravinski… ¿Bartók no le debe algo? Bartók le debe a mucha gente porque era un hombre muy culto, eminentemente sensible y supo, en diferentes momentos de su evolución, integrar diversas influencias. Pero lo maravilloso es que conservó su integridad personal, al margen de sus influencias, y supo crear un estilo personal, lo que le permitió renovarse casi constantemente. Desde este punto de vista, su trayectoria es rarísima. Poseía ese sentido del siglo que tenían otros grandes —Stravinski lo tuvo de otra manera, en las artes plásticas otros lo tuvieron de múltiples formas—, pero Bartók permaneció profundamente fiel a sí mismo. Ha citado a Beethoven, a quien estuvo muy ligado cuando comenzó su carrera de solista. Muchos pianistas se han lanzado a este repertorio, ¿cómo lo aborda usted? En primer lugar hay una necesidad interior; y está la acción. Hay que poner a las dos de acuerdo. En cuanto a la necesidad interior, había muchos atractivos. También estaba Mozart, siempre muy presente, estaba Schumann y estaba también, como gran amante de la ópera que soy, Wagner, que ha jugado un papel esencial pero que no ha escrito mucho para el piano. El creador Beethoven es tan conmovedor y para los pianistas está de tal manera en el centro de sus reflexiones, que creo que hay que volver a él casi continuamente. Siempre ha estado muy presente, no con los conciertos, pero sí con las sonatas, la música de cámara y la enseñanza. Creo que Beethoven es un compositor hacia el que se regresa regularmente, es un descubrimiento perpetuo y su dimensión artística es sorprendente. ¿Y su relación con el teclado de Bach? Bach es un increíble compositor de síntesis. Un poco como después Brahms, pero aún más intenso. A partir de un momento, Bach se desfasa en relación con su época. Compone para él. El arte de la fuga pertenece a este registro. Para otorgar el mensaje supremo, se sitúa más allá de toda contingencia. Hay que trabajar mucho antes de abordar esta música, por eso he esperado. Siempre decía que Bach me resultaba esencial y que lo abordaría en algún momento, pero seguramente no antes de lo debido. La otra gran cuestión con Bach es el instrumento. Porque sus instrumentos están mucho más alejados de nosotros que E N T R E V I S TA PIERRE-LAURENT AIMARD los de Beethoven, lo que plantea muchas cuestiones. Sobre todo para ciertas obras, en particular para El arte de la fuga, ¿qué instrumento adoptar? Por estas razones ha sido durante mucho tiempo un objetivo muy lejano, para el día en que yo fuera un poco más sabio o me conociera un poco más. Después me planteé que no podía esperar eternamente y debía tomar una decisión. Es verdaderamente la música de otro tiempo, de otra civilización, donde todo era distinto. Otra concepción del mundo. Las formas juegan otro rol. Y después, en la medida en que los instrumentos están tan alejados de lo que el hombre puede aprehender hoy día cuando se toca con instrumentos modernos, lo que es mi caso, eso significa que los gestos, la presentación general, todo debe quedar reflejado para devolverle la vida con precisión. procurar comunicar sus riquezas, que provocan vértigo al público. Esta obra está inscrita en el corazón de nuestra cultura, es una de sus piedras angulares. ¿Por qué El arte de la fuga, antes que El clave bien temperado o las Variaciones Goldberg? No lo preguntaba en el sentido del espíritu o del color, sino por el desafío que representa la interpretación de este monumento en lo relativo a técnica y digitación. He tocado, enseñado y, sobre todo, escuchado toda clase de músicas de Bach pero, para mí, la primera partitura ha sido El arte de la fuga. No sé el porqué. Sin embargo, pienso que hay una respuesta justamente porque, para Bach, era la obra clave, la suma por excelencia; la obra compuesta sin contingencia externa, para sí mismo; un gran proyecto para una vida de compositor. El arte de la fuga es de hecho el desafío del creador. Si existe un desafío para un intérprete, éste consiste en intentar encontrar el lugar de esta obra, o al menos una respuesta posible. Me he preguntado por qué quería dar a conocer, amar y comprender mejor esta música, hacerla más próxima. Y, por tanto, cómo presentarla, cómo grabarla, cómo programarla en concierto, cómo Pocos pianistas se han acercado a El arte de la fuga. ¿El hecho de haber frecuentado de manera íntima la escritura de György Ligeti, a través de sus Estudios para piano, cuya escritura es extraordinariamente compleja, le ha ayudado? ¡No! A menudo me lo pregunto, cuando leo comentarios que dicen que he tocado de “manera muy moderna”, o, en el extranjero, que he tocado de manera “muy francesa”. No sé lo que dirían si no supieran que he tocado repertorio contemporáneo y que he nacido en Lyon… Si yo interpreto Mozart, no es para hacerlo moderno sino para ser lo más mozartiano posible. Tampoco. Creo, por el contrario, que he desarrollado a través de la música contemporánea la cultura mental que permite esta polifonía. Después basta con trabajar el cuerpo, el trabajo artesanal para realizar acústicamente lo que deseo obtener; pero esto es, creo, más bien una aptitud de seguir esa polifonía que me guía a través de mi experiencia con Ligeti. ¿Lo ha interpretado en concierto? Lo he hecho algunas veces en concierto, en lugares diversos, al completo o parcialmente. Y ahora la grabación me ha permitido conocerlo mejor. Cuando se está delante de semejante catedral se aprende quizá a contemplarla mejor, y sin duda ahora a programarla mejor. Porque esta obra posee tal inten- X CONCURSO INTERNACIONAL DE VIOLA - CELLO VIOLA - CELLO “VILLA DE LLANES” 2008 sidad que arrasa con todo a su paso. ¿Ha visto últimamente a Elliott Carter, que cumplió noventa y nueve años el 11 de diciembre? Hace poco estuve hora y media en su casa. Está en una forma excelente, con una frescura intelectual y una memoria impresionante. Le toqué su última pieza para piano solo y le pregunté sobre un curso común que dimos en Tanglewood el pasado mes de agosto en torno a su antepenúltima obra para piano, Intermittences. Me dijo: “Oh, sabe usted, ya no me acuerdo”. Pero, cogiendo la partitura, pude constatar que se acordaba de detalles muy concretos de balance sonoro y de articulación con una precisión asombrosa. Es verdaderamente único. Compone maravillosamente. En este momento trabaja en una pieza de cámara, tras haber escrito para su centenario, el año que viene, un Concierto para piano para Daniel Barenboim y James Levine de una gran frescura, y me ha escrito una obra el pasado septiembre para piano solo, una Toccata de una brillantez y un vigor maravillosos. El mismo 11 de diciembre de 2008, estaré en Londres con Pierre Boulez para un concierto Carter/Boulez con el InterContemporain. Con el mismo Ensemble, tengo el proyecto de la gran retrospectiva Messiaen en Londres que se escalona a lo largo de todo el año 2008, con la Philharmonia, London Sinfonietta, Southbank y Royal Academy. Abro ese festival con el InterContemporain y Susanna Mälkki, y lo cierro también con el InterContemporain, esta vez con Pierre Boulez. Como ve, no he olvidado al Ensemble InteContemporain. Bruno Serrou Traducción: Juan Manuel Viana X CONCURSO INTERNACIONAL DE “ V I L22, LA 23 yDE 24 deLLANES” agosto de 2008 2008 22, 23 y 24 de agosto de 2008 XXI CURSO INTERNACIONAL DE MUSICA Llanes - Asturias Del 17 al 31 de Agosto de 2008 Violín: José Ramón Hevia Sergei Fatkouline Anna Baget Aitor Hevia* Cibrán Sierra* Viola: Thuan Do Minh Dénes Ludmány* Cello: Aldo Mata Adolfo Gutiérrez Helena Poggio* Orquesta: José Ramón Hevia *Cuarteto Quiroga Asociación dde eM úsicos dde eA sturias Asociación Músicos Asturias C/ Monte Gamonal,21-6º 21-6ºD. D, 33012 33012 Oviedo C/ Monte Gamonal, OviedoEspaña España Información: 985080846 4690 90 // 985 Información: 985 985252562628787 Web : www.llanesmusica.com E-mail: e-mail: mateoluces@telecable.es Web: www.llanesmusica.com mateoluces@telecable.es EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LLANES EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LLANES 63 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE ENERO La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BEETHOVEN: Concierto para violín. Sonata para violín y piano nº 9 “A Kreutzer”. VADIM REPIN, violín. ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director: RICCARDO MUTI. MARTHA ARGERICH, piano. GUERRERO: 2 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 4776596 Primera grabación (servida con mano maestra) de un proyecto que pudiera parecer insólito en este músico indómito. F.R. Pg. 92 Estupendo disco. Se sitúa sin duda entre las mejores versiones modernas de la obra. R.O.B. Pg. 83 GLOSSA GSP 98006 BEETHOVEN: Conciertos para piano y orquesta. KRYSTIAN ZIMERMAN, piano y dirección. ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director: LEONARD BERNSTEIN. HAENDEL: Tamerlano HWV 18. 2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4269 3 CD MDG 609 1457-2 MATA KATSULI, MARY-ELLEN NESSI, IRINI KARAIANNI, NICHOLAS SPANOS. ORQUESTA DE PATRAS. Director: GEORGE PETROU. Es un álbum para tenerlo y disfrutarlo una y otra vez. R.O.B. Pg. 71 Todo funciona estupendamente de principio a fin y en todos los respectos. Como dicen los ingleses, un must. A.B.M. Pg. 94 BOCCHERINI: Quintetos op. 20. LISZT: Sonetos de Petrarca 47, 104 y LA MAGNIFICA COMUNITÀ. 123. Fantasía quasi sonata sobre una lectura de Dante, e.a. DANIEL BARENBOIM, piano. 2 CD BRILLIANT 93566 Boccherini merece redescubrirse y la competencia con que está realizada esta integral constituye una vía de inicio muy recomendable. A.B.M. Pg. 86 BRAHMS: Doble Concierto. Quinteto con clarinete. RENAUD CAPUÇON, violín; GAUTIER CAPUÇON, violonchelo. J. ORQUESTA GUSTAV MAHLER. Director: MYUNG-WHUN CHUNG. EUROARTS 2056748 Las interpretaciones son de una efusividad y brillantez que consiguen un magnetismo espectacular. R.O.B. Pg. 108 NONO: Prometeo, tragedia dell’ascolto. Directores: ANDRÉ RICHARD, PETER HIRSCH Y KWAMÉ RYAN. 2 CD COL LEGNO WWE 20605 Si el Concierto merece una gran versión, el Quinteto roza lo prodigioso. E.M.M. Pg. 87 Haber sabido restituir en lo posible, en el medio fonográfico, una de las grandes conquistas de Nono en esta colosal partitura, es el gran éxito de la presente grabación. F.R. Pg. 70 CAGE: Obras breves para piano. STROZZI: Cantatas y arias. PHILIPP VANDRÉ, PIANO. ENSEMBLE POÏÉSIS. Directora: MARION FOURQUIER. VIRGIN 00946 395147 2 4 2 CD MODE 180-181 Un abanico de sonoridades y sensaciones que atrapan y subyugan. Fascinante. F.R. Pg. 88 AEON AECD 0643 CAGE: Music for piano 1-84. VIVALDI: Sonatas op. 1. SABINE LIEBNER, PIANO. ENRICO GATTI, violín. ENSEMBLE AURORA. 2 CD NEOS 10703/04 2 CD GLOSSA Ediciones singulares GES 921203-3 Una soberbia división de los planos sonoros, de un extraordinario efecto de espacialización. El resultado es deslumbrante. F.R. Pg. 89 Una publicación que podemos calificar de excepcional por sus calidades interpretativas y sonoras y su muy interesante contenido literario adicional. J.L.F. Pg. 100 ELGAR: Sinfonía nº 1 op. 55. VIVALDI: Atenaide. SANDRINE PIAU, Preludio de “The Kingdom op. 51. ORQUESTA DE LA RADIO DE FLANDES. Director: MARTYN BRABBINS. VIVICA GENAUX, GUILLEMETTE LAURENS, ROMINA BASSO, NATHALIE STUTZMANN, PAUL AGNEW, STEFANO FERRARI. MODO ANTIQUO. Director: FEDERICO MARIA SARDELLI. GLOSSA GCDSA 922204 El estilo elgariano está expuesto por Brabbins con una inteligencia asombrosa, despojado de retórica, repleto de expresividad. C.V.W. Pg. 92 64 Orquestación de seis números de “Iberia” de Albéniz. ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA. Director: JOSÉ RAMÓN ENCINAR. El mejor disco de los que se han dedicado hasta ahora en exclusiva a la compositora. P.J.V. Pg. 100 3 CD NAÏVE OP 30438 Un elenco de absoluto lujo. Sardelli da al drama un tono lírico y reposado. P.J.V. Pg. 101 DISCOS GERD ALBRECHT JORDI SAVALL DANIEL BARENBOIM RENÉ JACOBS Año XXIII – nº 226– Enero 2008 SUMARIO CUARTETO ARTEMIS ACTUALIDAD: Finalistas MIDEM Classical Awards 2007 .. . . 65 REFERENCIAS: Albéniz: Iberia. J.R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 ESTUDIOS: Prometeo de Nono. F.R.. . . . . . . . . . . . . . . . . 70 Zimerman y Ashkenazi tocan Beethoven. R.O.B. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Mutter y Mozart. J.M.S. . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Retrato de András Schiff. E.B. . . . . . . . . . . . . . 72 REEDICIONES: Supraphon: Janácek y Martinu. S.M.B. . . . . . . 73 Bis: Sibelius Edition. J.C.M. . . . . . . . . . . . . . . 74 Sibelius sinfónico. J.C.M. . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Audite: Fricsay y Böhm. E.P.A. . . . . . . . . . . . . 75 BBC Legends. C.V.N. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 Membran: Bach. B.M. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 United Archives: Szell. E.P.A. . . . . . . . . . . . . 78 Bongiovanni. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 80 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 NEGRO MARFIL. P.E.M.. . . . . . . . . . . . . . . 111 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 112 Nominaciones a los discos del año 2008 MIDEM CLASSICAL AWARDS F iel a su cita de todos los años, en esta ocasión desde el 27 hasta el 31 de enero, el Palacio de Festivales de Cannes dará acogida a una nueva edición –la que hace en esta ocasión el número 42– del MIDEM, la mayor feria mundial dedicada a la industria musical. Una ineludible cita en la que diez mil participantes (discográficas, distribuidores, editores, promotores, productores y directores artísticos, artistas y periodistas) procendentes de un centenar de países se reúnen durante unos días en torno al mercado internacional de la música. Y de nuevo en su transcurso, esta vez el miércoles 30, se hará entrega de los premios a los mejores registros discográficos del año: los MIDEM Classical Awards o Premios Clásicos MIDEM. El amplio jurado internacional, del que forma parte SCHERZO entre casi una veintena de publicaciones y organismos consagrados a la música clásica, aparece detallado en las páginas siguientes así como la relación completa de categorías –una más, la denominada Descargas clásicas, respecto a las 15 del año pasado– y sus respectivos finalista (tres por cada una de ellas, según la norma habitual). Como siempre, los galardones se darán a conocer en el próximo número de febrero de nuestra revista. Hasta entonces, mucha suerte a todos los finalistas. 65 D D I SI CS O C O S S MIDEM CLASSICAL AWARDS Premios clásicos Midem 2008 FINALISTAS DE LOS MIDEM CLASSICAL AWARDS Heroes. Arias de ópera de Vivaldi Philippe Jaroussky Ensemble Matheus Jean-Christophe Spinosi Virgin 3 95143 2 Asturiana. Canciones de España y Argentina Kim Kashkashian, Levin Virgin 3 63414 2 JAROUSSKY Avie AV 2120 Christophorus Columbus. Paraísos Perdidos Hespèrion XXI La Capella Reial de Catalunya Figueras, Jordi Savall ECM New Series 1975 ÓPERA DVORÁK: Rey y carbonero Jenis, Mikuláš, Breedt, Ághová, Lehotsky Coros de Praga y Radio de la WDR de Colonia Orquesta Sinfónica de la WDR de Colonia Gerd Albrecht CORAL Alia Vox AVSA 9850 A+B SUZUKI BIS SACD-1701/02 BACH, C.P.E.: Sinfonías y Concierto para violonchelo Café Zimmermann Alpha 107 HAENDEL: Mesías (versión de Dublín) Hamilton, Gill, Wilkinson, Mulroy, Brook, Dunedin Consort & Players John Butt Linn Records CKD 285 Hänssler SACD 93.198 SCHÜTZ: Opus Ultimum Collegium Vocale de Gante Philippe Herreweghe Harmonia Mundi HMC 901931 Coro de Cámara Eric Ericson. Henze, Shostakovich Coro de Cámara Eric Ericson Eric Ericson 66 EMI 378797 2 MOZART: Don Giovanni Weisser, Regazzo, Pendatchanska, Pasichnyk, Tarver Coro de Cámara RIAS Orquesta Barroca de Friburgo René Jacobs Caprice CAP 21773 SOLO INSTRUMENTAL BACH: Sonatas y Partitas para violín solo Christian Tetzlaff Hänssler CD 98.250 Harmonia Mundi HMC 801964.66 BRAHMS: Klavierstücke op. 116-119 Nicholas Angelich MÚSICA CONTEMPORÁNEA Virgin 3 79302 2 SCRIABIN: Étude, Sonata nº 2, 4 Mazurkas, Poème, etc. Evgeni Sudbin BERIO: Música para piano Andrea Lucchesini Avie 2104 BEETHOVEN: 10 Sonatas para violín y piano Corey Cerovsek, Jumppanen PENDERECKI: Capriccio, De Natura Sonoris II, Concierto para piano Piekutowska, Bilińska Orquesta Sinfónica Nacional Polaca de Katowice Krzysztof Penderecki Claves CD 50-2610/12 Dux 0582 BIS SACD-1568 STRAUSS: Cuatro últimos lieder, Escenas finales de Capriccio y Salome Nina Stemme Orquesta del Covent Garden Antonio Pappano Naïve OP 30439 AD 125 Harmonia Mundi HMC 901895.96 VOCAL SCHUBERT: Canto del cisne Werner Güra, Berner MONTEVERDI: L’Orfeo Piccinini, Zanasi, Simboli, Mingardo, Foresti Concerto Italiano Rinaldo Alessandrini ALESSANDRINI BACH: Misa en si menor Sampson, Nicholls, Blaze, Türk, Kooij Bach Collegium Japan Masaaki Suzuki Orfeo C 678062 H Bourgies MÚSICA BARROCA Borggreve PLUHAR Naïve V 5055 SCHOENBERG: Gurrelieder Diener, Naef, Smith, Siegel, Lukas, Schmidt Coros de la Radio Bávara y Radio de Leipzig Orquesta Sinfónica de la SWR Baden-Baden y Friburgo Michael Gielen ANGELICH Los Impossibles The King’s Singers L’Arpeggiata Christina Pluhar MÚSICA DE CÁMARA Torralba JENKINS: Phantasm (Five-Part Consorts) Dreyfus, Gillespie, Manson, Luolajan-Mikkola, Perkola SCHUMANN, BRAHMS: Quintetos con piano Andsnes, Cuarteto Artemis PENDERECKI MÚSICA ANTIGUA D D I SI CS O C O S S MIDEM CLASSICAL AWARDS Virgin 3 85785 2 Hungaroton HSACD 32502 Warner 2564 62317-2 Arthaus 102 099 DVD: CONCIERTOS Barenboim on Beethoven Sonatas completas para piano Daniel Barenboim BRUCKNER: Sinfonía nº 4 Orquesta del Festival de Lucerna Claudio Abbado EMI 3 68993 9 Lucerne Festival 7640125120455 Celibidache in Rehearsal & Performance Strauss, Rimski-Korsakov Orquesta Sinfónica de la SWR de Stuttgart Sergiu Celibidache, Kalafusz Audite 95.495 MAHLER: Sinfonía nº 5 Orquesta Sinfónica de San Francisco Michael Tilson Thomas San Francisco Symphony 821936-0012-2 EuroArts 2060368 PRIMERA GRABACIÓN CELIBIDACHE MDG 642 1443-2 Nadia Boulanger: Mademoiselle Bruno Monsaingeon Idéale Audience DVD 5DM41 Glossa GCD 921612 Marc Ginot GIULINI Arts Music 43076-2 DESTOUCHES: Callirhoé D’Oustrac, Auvity, Fernandes, Perruche, Delaigue Le Concert Spirituel Hervé Niquet HERVÉ NIQUET SCHUMANN: El Paraíso y la Peri Price, Miljakovic, Howells, Wright, Hollweg Coro y Orquesta Sinfónica RAI de Roma Carlo Maria Giulini DESCARGAS CLÁSICAS Kent Nagano conducts Classical Masterpieces Mozart, Beethoven, Schumann, Brahms, Bruckner, Strauss Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín Kent Nagano BERLIOZ: Sinfonía Fantástica. SIBELIUS: Finlandia. MOZART: Sinfonía nº 35 “Haffner” Orquesta Philharmonia Charles Dutoit Arthaus 101 425 Harmonia Mundi HMC 901944 SHOSTAKOVICH: Conciertos para violín nºs 1 y 2 Sergei Khachatryan Orquesta Nacional de Francia Kurt Masur Carus 83.308 Britten on Film. Coal Face, Night Mail, Rossini Suite, etc. Beale, Carewe Coro Sinfónico de la Ciudad de Birmingham Birmingham Contemporary Music Group Martyn Brabbins Allegro Films A 07CN D NMC D 112 DG Concerts D/D/D/4776436/G/HD DVD: ÓPERA/BALLET SIBELIUS, LINDBERG: Conciertos para violín Lisa Batiashvili Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa Sakari Oramo SHOSTAKOVICH: Lady Macbeth de Mtsensk Westbroek, Ventris, Wilson, Vaneev, Poulson Coro de la Ópera Holandesa Orquesta Royal Concertgebouw Mariss Jansons, Kušej Sony 886971293623 Opus Arte OA 0965 D Naïve V 5025 MOZART: Conciertos para piano nºs 17 y 18, Sinfonía nº 33 Orquesta de Cámara de Europa Pierre-Laurent Aimard Jacqueline du Pré: A Celebration Du Pré, Zukerman, Perlman, Mehta, Barenboim, etc. Christopher Nuppen EMI/McDomnic BEETHOVEN: Concierto para violín, Sonata a Kreutzer Faust, Melnikov Philharmonia de Praga Jiří Bĕlohlávek Decca Concert Series / www.decca.com/deccaconcerts DVD: DOCUMENTALES JAQUELINE DU PRÉ CONCIERTOS FUX: La Grandezza della Musica Imperiale Freiburger Barockorchester Gottfried von der Goltz Classic Radio (Finlandia) Crescendo (Bélgica) Fono Forum (Alemania) Gramofon (Hungría) Gramophone (China) IAMA (Gran Bretaña) IMZ (Austria) Klassik.com (Alemania) Le Monde de la Musique (Francia) MDR-Figaro (Alemania) Musica (Italia) ORF (Austria) Pizzicato (Luxemburgo) Radio Classique (Francia) Scherzo (España) The Gramophone (Gran Brertaña) MIDEM Classique Leighton BRUCH, PFITZNER, FORTNER: Conciertos para violín Gerhard Taschner Orquestas de Stuttgart, RIAS de Berlín y SWR de BadenBaden Müller-Kray, Kempe, Rosbaud Nederlands Dans Theater Celebrates Jiří Kylián Nederlands Dans Theater Rafa Martín BRUCKNER: Sinfonía nº 8 Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara Karl Böhm MIEMBROS DEL JURADO MARIN ALSOP HISTÓRICO Rafa Martín nibelungos Jerusalem, Kang, Evans, Tomlinson, Finnie Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth Daniel Barenboim, Kupfer ZOLTÁN KOCSIS BARTÓK: Kossuth, El príncipe de madera Orquesta Filarmónica Nacional Húngara Zoltán Kocsis Sheila Rock OBRAS ORQUESTALES WAGNER: El anillo de los PAAVO JÄRVI TÜÜR: Magma Evelyn Glennie Coros Filarmónico y Nacional de Estonia Orquesta Sinfónica Nacional de Estonia Paavo Järvi Keeping Score: Revolutions in Music Copland and the American Sound Orquesta Sinfónica de San Francisco Michael Tilson Thomas STRAVINSKI: La Consagración de la primavera Orquesta Sinfónica de Baltimore Marin Alsop San Francisco Symphony 821936001691 NPR Music / www.prx.org/pieces/17528 67 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Isaac Albéniz SUITE IBERIA N o abundan las referencias discográficas de Iberia, de Isaac Albéniz, obra maestra del piano español y cima inagotable del pianismo universal. Sin embargo, y pese a esta cortedad numérica, son varias las versiones acreedoras de lo excepcional. Quizá ninguna otra obra maestra presente tan alta — altísima— proporción de registros “excepcionales” como las doce páginas compuestas por Isaac Albéniz entre 1905 y 1908, que configuran, como ha escrito Enrique Franco, “el gran poema de la música española”. Hoy, ya en 2008, cuando han pasado ¡16 años! desde que Rafael Orozco grabara su formidable versión para Auvidis Valois (V 4663; 1992), el registro del desaparecido artista cordobés se mantiene, junto con los de Alicia de Larrocha (en cualquiera de sus tres incisiones; la de 1959 para Hispavox y las de 1973 y 1986, ambas en Decca) y Esteban Sánchez (Ensayo ENY-CD9712; 1968/1969) como las cimas incuestionables de una discografía que, en cualquier caso, en los últimos años se ha enriquecido sustancialmente con algunas lecturas ciertamente remarcables, casi todas marcadas, de una u otra forma, por las referencias supremas establecidas por la pianista barcelonesa y sus ilustres colegas de Badajoz (Orellana la Vieja) y Córdoba. Pianistazos iberianos 68 Las tres Iberia de Alicia de Larrocha (1923) son un milagro. No hay dificultad ni engorro técnico capaz de limitar el crecido genio de unas manos que, aunque pequeñas, son gobernadas por una gigantesca naturaleza musical, capaz de sacar las máximas fuerzas expresivas a través de un pianismo potente, diáfano y altamente enraizado en la entraña popular. De las tres grabaciones, es la primera, efectuada en Madrid a finales de los años cincuenta para Hispavox, la que brinda una visión más racial, vehemente y deslumbrante. Las enormes dinámicas, la multicolor luminosidad rítmica, el gracejo popular del fraseo, el inagotable impulso vital y la admirable —¡increí- ble!— perfección técnica son señas de identidad de este primer registro, de precaria calidad sonora y gracias al cual toda una generación de españoles —años sesenta y setenta— aprendió a amar el prodigio albeniciano. La segunda data de 1974, cuando Alicia de Larrocha se desplaza a Londres para, fiel al exclusivo contrato discográfico que había suscrito con Decca, registrar una lectura que desempeñaría papel fundamental en la difusión extranjera de Iberia. Esta nueva versión mantiene intactas las virtudes de la primera, pero añade una muy sensible mejora en la calidad técnica del sonido. La tercera y última grabación se produjo en 1986, ya bien entrada la era digital. Larrocha reposa los tempi, atenúa acentos y se explaya aún más en las coplas y en los grandes diseños para verter una visión de madurez, extremadamente estilizada, más preciosista y menos áspera; probablemente también menos abrumadora técnicamente, pero que no pierde por ello ni una gota de sabor popular y de fascinación expresiva. Una opción, en definitiva, más universal, quizá también más afrancesada y exquisita. Esteban Sánchez (19351997) grabó su fulgurante Iberia a finales de los años sesenta en Barcelona, para el sello Ensayo. Aquella Iberia, temperamental, apasionada, de expandidas dinámicas y de inagotables registros convulsionó al mundo interpretativo español y también a algunas figuras extranjeras que sabían bien del arte arrollador del intérprete extremeño. Nombres como Aldo Ciccolini o Daniel Barenboim se deshicieron en elogios hacia un pianista junto al que habían rivalizado en algunos certámenes internacionales. Sánchez — “genio oculto del piano español”, como le llamó Enrique Franco— era un moderno álter ego de su admirado Albéniz. Uno y otro eran vividores impenitentes, viajeros, bohemios, gustadores de la amistad y degustadores sin freno de los pequeños y grandes placeres; soñadores despiertos de un mundo imaginario idealizado por sus generosas sensibili- dades artísticas. El compositor catalán y el pianista extremeño compartieron infancias de aplaudidos niños prodigios, y ambos sentaron cátedra desde una amplia y cosmopolita formación forjada gracias a una inteligencia despierta, sensible, curiosa y siempre ávida de conocimiento. Todo este saber y manera de ser es el que alimenta la Iberia de Albéniz y también la interpretación de Esteban Sánchez. Luz y vitalidad; rigor y espontaneidad; genio pianístico e inteligencia musical se dan la mano en una plasmación que fascina y emociona, en la que la gracia popular —Rondeña, Triana, Eritaña— se da la mano con una profundización expresiva y estética —El Corpus en Sevilla, El polo, Jerez— tan natural como intensa. Este excelso documento permaneció durante años sin ser transferido al disco compacto, lo que provocó que los viejos discos originales de vinilo se valoraran como oro en paño y fueran pirateados en cintas de casete una y mil veces. Esteban Sánchez no pudo ver reprocesados sus discos de vinilo en soporte compacto. Fue poco después de su repentina e inesperada muerte —el 3 de febrero de 1997, víctima de un infarto agudo de miocardio mientras se desplazaba en taxi desde su remoto pueblo natal de Orellana la Vieja a la ciudad de Badajoz para impartir clases de piano en el Conservatorio— cuando comenzaron a editarse en soporte digital sus incomparables grabaciones para Ensayo. Como era de esperar, la noticia de estas esperadísimas reediciones corrió como la pólvora y su Iberia cobró recobradas fuerzas, hasta el punto de convertirse en uno de los discos de música clásica más vendidos e imprescindibles de cuantos se han producido en España. La tercera y última cumbre de Iberia la estableció Rafael Orozco (1946-1996) en 1992. El desaparecido pianista cordobés, que había crecido con estos compases desde sus tiempos de estudiante en el Conservatorio de Madrid con aquel buen entendedor albeniciano que fue el gaditano José Cubiles, tuvo el juicio de esperar largos años antes de grabar su propia Iberia. “La música de Albéniz es una personificación que rezuma musicalmente las vivencias del compositor y, a través de éstas, las del intérprete”, comentó en cierta ocasión Orozco al autor de estas líneas. Consecuente con estas palabras, su Iberia se mueve, efectivamente, tanto dentro del mundo albeniciano como de su propio pianismo. Vigor, contraste, tensión, subrayado de los pasajes cantados, extensísima gama dinámica (imprescindible para atender las indicaciones de hasta cinco pes y cinco efes que frecuentan la partitura) son líneas maestras de su versión, en la que se vale de un uso magistral de los pedales (los tres) para obtener o mantener timbres, sonoridades y notas que de otra manera quedarían inéditos. Orozco, que se encontraba “enteramente satisfecho” de su grabación de Iberia, mira al monumento sin complejos y sabedor de que dispone con suficiencia de algo tan imprescindible para salir airoso del reto como es —por seguir sus propias palabras— “una técnica interpretativa que esconda su complejidad”. Su personalísima versión estira, acorta y aquilata los tempi más que ninguna otra. Se detiene y relaja en las secciones centrales para decir la copla con una calma resaltada por su buen y calibrado sonido (Almería, El Corpus en Sevilla, esa doliente soleá que invade su concepción de Jerez). En contraposición, el tiempo se acelera precisamente en los momentos de mayor envergadura técnica, allí donde Albéniz exige mayor derroche de recursos mecánicos. Esa página casi intocable que es Lavapiés (la única no andaluza de la colección) la desentraña Orozco con una coherencia, naturalidad y sentido del tempo verdaderamente proverbiales. Las dificilísimas sevillanas de Eritaña —pieza D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS que cierra la suite— son dichas —casi bailadas— con una perfección y gracia (ya es difícil expresar algo con “gracia” cuando se están solventado los más intrincados problemas técnicos) que delatan los medios artísticos y virtuosísticos de uno de los pianistas más cabales, completos y universales de la historia de la interpretación musical española. Contemporáneas a estas grabaciones inalcanzables y dignas de encomio son las autorizadas incursiones del irunés Ricardo Requejo (lenta, seria, contenida y cargada de sabiduría; Claves CD 50 80034; 1986) y del cacereño José María Pinzolas (punzante y de contagioso ritmo; Deutsche Grammophon 459 430-2; 1991). La temprana realización discográfica efectuada en 1966 por Rosa Sabater (1929-1983) está cargada de acentos propios y de los destellos peculiares de la imaginativa artista que siempre fue la comunicativa pianista barcelonesa, aunque, como ella misma reconocía, “mi Iberia está repleta de errores y notas falsas; es mucho mejor que escuchéis mis grabaciones de Granados o Mompou” (referido a sus alumnos del VII Curso de Interpretación Manuel de Falla de Granada, el lunes, 5 de julio de 1976). Herederos Después de estos maestros, han surgido lecturas modernas siempre dignas de aplauso y de méritos. El tinerfeño Guillermo González (Tejina, 1945), dejó constancia discográfica en 1997 de su elegante y sensitiva visión, y llevó a cabo una rigurosa revisión y edición del manuscrito albeniciano, lo que permitió corregir sinnúmero de erratas y notas falsas que se habían reiterado desde la primera edición. Su tangible Iberia es la de un artista elegante, que atempera dinámicas y aires para regodearse en las riquezas que depara la fecunda partitura. Su fidedigna grabación alcanza sus mejores instantes en la bien difuminada Evocación, en una Rondeña en la que la guajira cubana impone su ley, en una Almería que luce admirablemente su rico entramado melódico y en un melancólico Jerez ya cargado de tintes impresionistas. Miguel Baselga en su esparcido, largo y desigual registro para el sello sueco BIS se queda en intento loable de desentrañar la obra. Rosa Torres-Pardo tuvo el valor de registrar Iberia en directo, hazaña única muy bien editada por Glossa, que recoge la vibrante versión que la pianista madrileña, que ha tocado Iberia por medio mundo y quizá también por el otro medio, ofreció el 14 de agosto de 2004 en un santuario tan albeniciano como es el Monasterio de Sant Pere, en Camprodón. Entre el público que la aplaudió y fue testigo de la grabación se encontraban, muy en primera fila, un nieto de Albéniz —Alfonso Alzamora Albéniz— y Alicia de Larrocha, dama y gran señora de Iberia y del pianismo español. Registro inesperado Registro sorpresa e inesperado es el protagonizado en la primavera de 2006 por Luis Fernando Pérez (1977), quien pone una pica en Flandes con su feliz grabación publicada por el sello Verso (VRS 2045). Criterio, respeto, garbo, sabor popular, elegancia, libertad, contención, finura, frenesí, color y luz… ¡Mucha luz! Su Iberia anda plena de cualidades y destellos, de personalidad y de un pianismo generoso que sirve admirablemente tan espinosos pentagramas. Pérez carga su Iberia de acentos específicos y la libera de influencias concretas, aunque marcada, sí, por una impronta que escucha con respeto y veneración a los maestros. Y los maestros, son, ¡claro!, Alicia de Larrocha (con quien la trabajó), Esteban Sánchez, Rafael Orozco… Al mismo tiempo, respira el aire de lo propio. Se escuchan y sienten inflexiones, notas y frases secundarias, retenciones y articulaciones inéditas. Las coplas —Almería— suenan cantadas con énfasis y frescura. Luis Fernando Pérez se toma su tiempo para dejar que la música respire y que el fraseo se esencialice y marque la pauta. Se fija en los “aromas impresionistas” y los ejemplifica en la prodigiosa coda de El Corpus. “Anchura” y “espacio” a raudales hay en Almería, uno de los momentos más logrados y admirables de esta joven Iberia; como también en El Polo, pieza dolida que aquí aparece imbuida de ese indescifrable “fatalismo” al que se refería Olivier Messiaen; o Jerez, donde el intérprete deja evocar la nostalgia del sur y el impresionismo emergente de sus pentagramas. Si Albéniz sustancializa las soleares en Jerez, aquí el intérprete depura esta “sustancialización” y ahonda en las sutilezas y audacias armónicas de esta página maestra. Antes de referenciar las incursiones extranjeras, hay también que destacar las valiosas contribuciones de Ángel Huidobro (Tañidos SRD-298/9; 2004) y la incompleta del español Daniel Barenboim para Teldec, quien tiene aún pendiente la culminación de la empresa, de la que sólo ha registrado los dos primeros cuadernos, como hiciera en su día el chileno Claudio Arrau. En el ámbito sudamericano, hay que subrayar la grabación completa que en 1976 realizara la bogotana Beatriz Uribe (Dial Discos 96259/60). Extranjeros Varios son los pianistas extranjeros que con sus estupendas Iberias han roto el tópico de que la “música española está reservada a los intérpretes españoles”. Ya en 1966 ese gran amante de España y de lo español que es Aldo Ciccolini (Nápoles, 1925) plasmó su casi impresionista, calma, detallista y, por momentos, caprichosa lectura dejada, a la que acaso sobre algo de remilgo y falte un pelo de contundencia rítmica. En cualquier caso, gran versión la del pianista italo-francés, cuya brumosa Evocación marca la pauta de un concepto que entronca y equilibra —quizá como ningún otro— el Albéniz que nace en mitad de los Pirineos. En la misma línea, pero con un pianismo de no tan altos vuelos, se inscribe la realización de Jean-François Heisser, otro francés que, como Ciccolini, anda profundamente enamorado de España y de su música. Fue en 1993 cuando Heisser se adentró en la vasta empresa, con notorios y desiguales resultados. A diferencia de los explayados y parsimoniosos tempi aplicados por Ciccolini, Heisser opta por aires más presurosos, que, si en ocasiones llegan a enervar el decurso musical —El Corpus en Sevilla, El polo—, en otras confieren vehemente calado rítmico y vital —El Puerto, El Albaicín, Eritaña, aunque siempre dentro de un esmerado y contenido empleo de las gradaciones dinámicas (Erato 4509-94807-2). En parecidos parámetros se inscribe la Iberia del también francés Roger Muraro (Accord 204522; 1996). El pianista inglés Nicholas Unwin (Cambridge, 1962) registró en septiembre de 1999 una refinada, analítica, veloz y nada flemática lectura para Chandos (CHAN 9850), en la que cuajó una muy española versión, tan personal como cargada de poesía y vitalidad. Similares adjetivos pueden atribuirse a la estupenda y expresiva versión que en 1998 grabó su paisano Martin Jones, cuya mortecina Evocación nada hace presagiar los fulgores de su lectura. Este capítulo de Iberias extranjeras se completa con la vibrante lectura grabada en Londres, en la muy discográfica Henry Wood Hall, por el pianista canadiense MarcAndré Hamelin (Montreal, 1961). Virtuoso exultante metido en los repertorios más enrevesados —ahí están sus premiadas interpretaciones de los Estudios de Chopin en la versión imposible de Godowski— , Hamelin se adentra en Iberia de frente, sin complejos y con autoridad, dotado de un poderoso aparato técnico que sirve para presentar con nitidez una lectura cantada con parsimonia y que ahonda su idiosincrasia hipervirtuosa. Hamelin parece tan español, tan artista, como el que más. Con su lectura esencializada y universal —¡las sevillanas de Eritaña o Triana!— el pianista canadiense reafirma la estética sin fronteras ni límites del pentagrama albeniciano. La hondura sacra de El Corpus, la melancolía ingrávida de Evocación, el pulso irresistible de El Puerto o El Albaicín, la intensidad expresiva de Málaga, el ritmo quebrado de Lavapiés o el dolor indisimulado de Jerez asoman con intensidad exenta de demagogia y artificio. Justo Romero 69 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS André Richard, Peter Hirsch y Kwamé Ryan INVITACIÓN A LA ESCUCHA 2 CD COL LEGNO WWE 20605 (Diverdi). 2003. 134’. DDD. N PN L 70 a versión que Luigi Nono considera definitiva de la obra Prometeo se estrena en Milán en septiembre de 1985. Es el mismo año en que el autor veneciano compone A Pierre, una pieza para clarinete y electrónica, y la obra orquestal A Carlo Scarpa. Las dos obras pertenecen a la última manera estilística del músico, inaugurada, como se sabe, en 1980, con el cuarteto Fragmente-stille, an Diotima: inicio de un grupo de obras trascendentales en donde se impone la mirada interior, la escucha. Ese 1985 es un año especialmente feliz para la composición contemporánea: Cage concibe la que es probablemente su pieza de mayor acento zen, Ryoanji, Morton Feldman escribe su pieza pianística For Bunita Marcus, Grisey concluye el ciclo Les espaces acoustiques, Holliger pone punto final a Scardanelli Zyklus, Ligeti estrena sus Études pour piano, Scelsi, en fin, se despide de la práctica musical con el testamento que significa su Quinto Cuarteto de cuerdas. Se sabe que Nono era especialmente refractario a las ideas promulgadas por Cage, pero no escasean las opiniones que hacen hincapié en la sonidos tenidos crea una atmósfera especialmente hechizante. Pocas veces se habrá asistido, en la Historia de la Música, a tales cotas de belleza. El gran logro de Luigi Nono (y el de los técnicos de sonido, que hacen posible, en la interpretación, tal milagro acústico) es el de haber creado un espectro tan amplio para Prometeo como para que las sonoridades puedan recorrer una gama extraordinaria sin que el receptor nunca sienta la sensación de estar ante una obra de carácter experimental, sino ante un todo compacto en donde se reúnen tanto los signos de la alta tecnología actual como citas de la propia Historia de la Música (formas polifónicas del XVI, fragmentos instrumentales del XIX, como ya ocurriera en el cuarteto de cuerdas). Si secciones como Isola seconda-IoPrometeo y los dos Stasimo pueden afiliarse a las prácticas corales desarrolladas por los Gabrieli a finales del XVI, piezas como Isola seconda-Hölderlin, Interludio primo y Tre voci a corresponden a esa disposición monódica, línea única, por la que Nono deja discurrir los sonidos de Prometeo. Todas las intervenciones del arsenal instrumental y el desdoblamiento de las voces que lleva a cabo el soporte electrónico no obedecen aquí a un plan polifónico, sino a la deci- Heinrich Strobel, es en el comportamiento de las voces donde se percibían mayores desajustes con respecto a las exigencias del autor: ni grito estridente ni gesto ensimismado, ni mucho menos canto “grandioso”. Es, más bien, un soplo continuo lo que se pide, una sucesión, tal vez, de restos de un canto que nos llega fragmentado y que atrapamos justo antes de que se disuelva en el silencio. Y eso justamente es lo que recoge a la perfección esta nueva lectura servida por el sello Col Legno, llevada a cabo en estudio, donde los ruidos ambientales no pueden enturbiar el tono de recogimiento que exige la obra. La grabación en directo, desde el Festival de Salzburgo, trasmitía buena parte del murmullo de la sala, con lo que la escucha de partes tan frágiles, como Isola prima, se convertían en un suplicio. Las voces, ya queda dicho, de esta versión de Salzburgo, fracasaban al tender hacia una expresividad demasiado subrayada. La grabación, por el contrario, de Col Legno, supone un logro al acoger una interpretación que se mueve entre el sonido tamizado y los grandes estallidos y entre lo musitado y lo abiertamente evocador. Un ejemplo de lo deficiente de la lectura de Salzburgo se concretaba en la intervención de la parte electrónica de Tre voci a: casi NONO NONO: Prometeo, tragedia dell’ascolto. PETRA HOFFMANN, MONIKA BAIR-IVENZ, soprano; SUSANNE OTTO, NOA FRENKEL, contraltos; HUBERT MAYER, TENOR; SIGRUN SCHELL, GREGOR DALAL, recitadores. CORO DE SOLISTAS DE FRIBURGO. ENSEMBLE RECHERCHE. CONJUNTO DE SOLISTAS DE LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE FRIBURGO Y DE LA ORQUESTA SINFÓNICA DE BADEN-BADEN. ESTUDIO EXPERIMENTAL DEL HEINRICH-STROBEL-STIFTUNG. Directores: ANDRÉ RICHARD, PETER HIRSCH Y KWAMÉ RYAN. manera en que la tendencia al silencio y lo fragmentario de todo el corpus final de Cage (las Number pieces) pudieron haber influido, de algún modo, en el Nono de esos años. De la misma forma, se ha querido ver en este Nono de A Carlo Scarpa o No hay caminos, el sello de un Scelsi, un músico que es dado a conocer precisamente a principios de esa década de los años 80 en lugares como Darmstadt. La constelación de grandes bloques de acordes con los que Nono monta estas dos obras instrumentales, no lleva sino a pensar que asume el lado más tectónico de la sonoridad de un Scelsi. Es esa disposición de acordes monumentales sobre la que vertebra la sección Isola prima, sin duda el momento de mayor potencia sonora de todo Prometeo, que, por lo demás, discurre casi siempre dentro de unos niveles al borde de lo inaudible. Música en el umbral, Prometeo comienza, tras un prólogo, que es una presentación hierática de los fundamentos de la obra, con esta Isola prima, que, en efecto, continúa el gusto de Nono por la gran conflagración de potentes fuentes sonoras que hacen de piezas como las citadas, A Carlo Scarpa y No hay caminos, dos hitos de la modernidad. La violencia expresada en estas dos obras no se encontrará en Prometeo más que en la casi inicial Isola prima, pero la crispación ya no surge aquí tanto de la gradación en bloques de acordes como del mantenimiento de una línea única, que es lo que da el carácter tan especial, casi ritualístico, a todo Prometeo. Isola prima tanto recurre a las formas extravertidas de A Carlo Scarpa como introduce ya el sonido Prometeo: una monodia que se enriquecerá gracias al sistema de espacialización y a una distinción brutal entre los planos sonoros: desde lo casi inaudible hasta el ruido. Los primeros nueve minutos, de los 23 de que consta Isola prima, crean un clima de expectación inusitada, un aura de misterio por el que ya no dejará de transitar toda la obra. En el ritmo secuencial con que está expuesto el material, cada una de las sucesivas quiebras de la cadena de sión de apuntalar el sentido de sonido único: sonoridades que parecen provenir de muy lejos y que llegan a nosotros desmembradas, como partes de un cuerpo cósmico que dejó de brillar hace ya mucho tiempo. Es en ese tiempo congelado que es Interludio primo, pero también la formidable Tre voci a, donde la versión que ahora nos llega del sello Col Legno impone su extraordinaria calidad, muy por encima de la única referencia de la obra hasta hoy en el mercado, la dirigida por Ingo Metzmacher en Salzburgo, en 1993, para EMI Classics. Aunque en esta grabación ya estaban presentes los solistas de Friburgo y los técnicos del estudio de por encima de las voces se alzaba un tejido que se investía de tono ambiente, mientras que los técnicos de sonido, en la nueva producción, dirigida por Hirsch, consiguen que ese tiempo congelado de la pieza se refuerce sin perder el aura de ingravidez: una sutil paleta del aparataje electrónico. Haber sabido restituir en lo posible, en el medio fonográfico, una de las grandes conquistas de Nono en esta colosal partitura, como es la total ocupación del espacio y el manejo de una amplísima gama de dinámicas, es el gran éxito de la presente grabación de Col Legno. Francisco Ramos D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Ashkenazi, Haitink, Zimerman, Bernstein ZIMERMAN IMPERIAL BEETHOVEN: Conciertos para piano y orquesta. KRYSTIAN ZIMERMAN, PIANO Y DIRECCIÓN (CONCIERTOS NºS 1 Y 2). ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. DIRECTOR: LEONARD BERNSTEIN. 2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4269 (Universal), 19891991 197’. N PN BEETHOVEN: Conciertos para piano y orquesta. Sinfonía nº 8. Oberturas “Egmont”, Leonora nº 2 y nº 3. VLADIMIR ASHKENAZI, PIANO. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: BERNARD HAITINK. 2 DVD DECCA 074 3214 DX2 (Universal). 1974. 277’. N PN Q uince años separan estas dos grabaciones íntegras de los Conciertos para piano de Beethoven. En quince años las cosas cambiaron mucho en materia televisiva y videográfica, de forma que, para empezar, y pese al excelente hacer del veterano maestro que es Brian Large, el álbum de Decca procedente de la grabación de los Conciertos realizada por la BBC está a muchísima distancia del de DG-Unitel en cuanto a calidad de imagen y sonido. El sonido monofónico de Decca, incluso en la versión “enriquecida”, palidece en cuanto a claridad y gama dinámica frente a la excelente toma de Unitel en la Musikverein vienesa. En la imagen, el colorido de uno y otro no tienen nada que ver, y Large tampoco puede manejar las cámaras con la facilidad que su colega Humphrey Burton despliega para DG tres lustros después, con máquinas lógicamente más avanzadas y menos aparatosas. Con todo, y como cabe esperar de nombres tan ilustres en la realización de vídeos de música, el trabajo videográfico es, en ambos casos, extraordinario, En lo artístico también existen diferencias muy marcadas, en algún caso con evidente desventaja, antes de entrar en el terreno de los gustos personales. Para empezar, la Filarmónica de Londres, con ser una notable formación, palidece frente a sus colegas vieneses, que ofrecen una prestación de nivel superlativo. El entonces joven Haitink se fusiona con naturalidad en el vibrante impulso que el también joven Ashkenazi, en aquel momento probablemente en uno de sus mejores momentos en lo que al piano se refiere, otorga a su acercamiento beethoveniano. La orquesta le responde con general disciplina, aunque en algunos casos con menos precisión (flojos los metales) y empaste del que sería deseable en una orquesta de este nivel. Y él, por su parte, desempeña su labor con oficio aunque sin especial encanto. Por su parte, Ashkenazi no duda en la energía, el nervio y la vitalidad que le son características, sin que ello sea óbice para que consiga momentos de exquisita expresividad, como ocurre en el tiempo lento —sobresaliente— del Cuarto Concierto. Nervio y espontaneidad serían las dos cosas que yo destacaría por encima de todo en estas lecturas que encontraron una cálida recepción del público inglés, en general con buena razón: se trata de interpretaciones muy bien dibujadas en lo pianístico y que poseen fuerza e intensidad en lo artístico. Haitink, por su parte, consigue más que correctas lecturas de las cuatro obras orquestales que se ofrecen como complemento, aunque si uno compara la Leonora nº 3 del holandés con la ofrecida por Bernstein en el Concierto para Amnistía Internacional al frente de la Sinfónica de la Radio de Baviera (DG, de momento sólo en CD), percibe inmediatamente la diferencia de intensidad entre la plausible corrección del holandés y la irresistible tensión que el norteamericano pone en los mismos pentagramas. Por lo demás, dos discos que con estos complementos se van a los casi 280 minutos de música, que por algo menos de 30 euros no está nada mal. En mi opinión, sobraban las introducciones a cada obra por parte del presentador Basil Moss, que no aportan nada especial fuera del contexto de la retransmisión en vivo y para las que además no se ofrecen subtítulos, de forma que se obliga al oyente a conocer la lengua de Shakespeare… o a saltarse las citadas introducciones. El tándem BernsteinZimerman, con el polaco asumiendo las labores de director en los dos primeros Conciertos, al haber fallecido Bernstein antes de culminar la grabación completa, se sitúa, simplemente, en otra dimensión. Zimerman demuestra a cada momento el prodigioso pianista que es, el músico sensible capaz de extraer todo el colorido, intensidad, contrastes y matices de estos pentagramas, de forma que le tiene a uno boquiabierto de principio a fin del ciclo. Su discurso es de una claridad y elegancia exquisitas, pero al mismo tiempo de una intensidad expresiva, de una calidad recreadora y un magnetismo difíciles de resistir. También aquí el entendimiento de director y solista es absoluto, perfecto. La devoción con la que estos dos músicos geniales desgranan estos Conciertos encuentra debido eco en una Filarmónica de Viena gloriosa, atenta, captada por la fenomenal labor de pianista y director. Tuve la ocasión de comentar el álbum desde estas líneas en su versión discográfica cuando DG lo lanzó por vez primera, y ahora, como cuantas veces he vuelto a él, mantiene por completo la fascinación que ejerció entonces. Momentos como el movimiento lento del Tercer Concierto, la cadencia del primer movimiento de esta misma obra, el intensísimo Andante con moto del Cuarto Concierto, el arrebatador final de éste, o la épica, monumental lectura del Emperador, junto a la vitalidad, el vibrante impulso de los dos primeros (¡qué soberbio Rondó final del Op. 19!) son sólo ejemplos de un álbum que no tiene desperdicio. Aunque no ofrece complementos orquestales como el de Ashkenaz1, el precio es igualmente atractivo y la soberbia calidad del documento le otorga sobradamente la categoría de excepcional. En formato CD la elección podría ser más complicada, porque la nómina de versiones sobresalientes es más que extensa. Brendel, en su última lectura con Rattle (Philips) alcanza un desparpajo muy especial, con esa acidez que quizá no es el patrimonio del polaco. Y no hay que olvidar que otros pianistas más objetivos (Pollini, también DG) nos han dejado aproximaciones más intelectualizadas pero igualmente atractivas. Sin remontarnos a la época del sonido monofónico, habría que hablar también de los Arrau (Philips con Davis), Barenboim (EMI, con Klemperer), Perahia (Sony, con Haitink) o Kempff (DG, con Leitner), por no hablar de los dos protagonistas de estas lecturas en DVD, Zimerman y Ashkenazi, ambos también presentes (la de Ashkenazi es otra grabación) en formato CD. En DVD, y a la espera, eso sí, de la anunciada y ya próxima edición de otro integral, por Barenboim, al frente de su Staatskapelle de Berlín (EuroArts), este doble DVD de Zimerman y Bernstein se erige de momento con cierta facilidad como la elección más recomendable. Es un álbum para tenerlo y disfrutarlo una y otra vez. Sólo hace falta ver a Bernstein para comprobar que se lo está pasando divinamente —con toda la razón. Así que sólo cabe hacer una cosa: sentarse a pasarlo nosotros divinamente también. Rafael Ortega Basagoiti 71 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Anne-Sophie Mutter DETRÁS DE LAS EVIDENCIAS MOZART: Conciertos para violín y orquesta. Sonatas para violín y piano. Tríos para violín, violonchelo y piano K. 502, 542, 548. ANNE-SOPHIE MUTTER, violín y dirección. CAMERATA DE SALZBURGO. LAMBERT ORKIS, piano (Sonatas); ANDRÉ PREVIN, piano; DANIEL MÜLLER-SCHOTT, violonchelo. Bonus: Making of The Mozart Project. 4 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4210/00440 073 4213/00440 073 4216 (Universal). 2005-2006. 475’. N PN E l protagonista de estos DVDs es el gran Wolfgang Amadeus Mozart, quien a estas alturas —y desde las suyas— no requiere ser presentado. Desde hace años, tras sus huellas siempre frescas, se encuentra una intérprete seria y cabal, la violinista alemana Anne-Sophie Mutter, que vive ahora su más plena madurez. Hoy por hoy, en efecto, Mutter es una intérprete diez veces más honda que aquélla joven prodigiosa que pasmó a muchos mozartianos hace un aluvión de años, acompañada (y asesorada) por Herbert von Karajan y con todas las bendiciones del sello amarillo, en un hito discográfico —y para mí ya casi un ritornello— que aún recordamos. Mutter, que no ha hecho más que acrecentar su afinidad con Mozart al cabo de estos años, ofrece aquí la integral de sus conciertos para violín y orquesta, más una muy nutrida panoplia de sonatas y tríos con participación de este instrumento. Hay en su relación actual con el violín una increíble ductilidad, con un timbre y un fraseo fundidos con entera plenitud, además de la evidencia de un virtuosismo técnico de rango supremo. En lo estético, su acercamiento se enmarca dentro de un concepto clasicista de rara pureza y muy cercana perfección, expuesto de forma serena y por lo general equilibrada. Este discurso apolíneo, punteado de vez en cuando por algunos trazos prerrománticos y anticipatorios, se despliega como una memoria de altos vuelos en los instantes de nervio y de fuego, pero también cuando hacen su aparición los adagios y los andantes de expresividad spianata. Quizá el más bello ejemplo de tiempo lento fraseado por ella con gran pureza sea el del Cuarto Concierto para violín, que se asemeja a un reino idílico. En el rondó enfatiza las modulaciones más audaces (algo que es muy suyo), convertidas en cuñas verdaderamente apasionadas, y el vigoroso ataque de las notas graves tiene siempre algo de sorprendente. La orquesta es siempre la Camerata de Salzburgo, musicalísima y aguda en todo momento. En la serie de las sonatas adultas para piano y violín que incluye esta edición, hay saltos estilísticos apreciables. Desde obras jocosas, como la Sonata K. 301, o la Sonata K. 303, atravesadas por breves punzadas melancólicas, pero cuya escritura rococó aún se cuela por muchos intersticios, hasta elevadas cumbres como la Sonata K. 378 o la K. 454, por citar dos pares de ejemplos contrastados. Decía el gran arquitecto Alejandro de la Sota que Mozart también puede molestar, y al hacerlo se refería a ciertas formas de ornamentación muy recargada en sus sonatas para fortepiano, pero algunos de esos perifollos, para él un tanto superfluos, volaron hasta aquí, amparados por el estilo galante, si bien Mutter lo traduzca todo muy bien y sin empalago. (Toda esta consideración, por favor, asida con extrema finura y sin apego literal a la letra). El goce de oír a Anne-Sophie Mutter, en cualquier caso, aumenta algunos enteros en obras magnas como las citadas K. 378 o K. 454, en las que ella y su fiel pianista Lambert Orkis entablan humanísimos y bellos diálogos entre dos instrumentos casi parlantes. En los Tríos para violín, violonchelo y piano K. 502, 542 y 548 todo es sustancial. Palabras mayores en los tres casos. En ellos André Previn, un gran director de orquesta cuya faceta de espléndido pianista hay que reivindicar, hace maravillas con unos dedos monjiles que parecen centellear en las escalas más veloces. En su forma de tocar hay serenidad, transparencia y todos los lugares comunes que él convierte en extraordinarios. El disciplinado chelista Daniel Müller-Schott, de estilo lírico y fresco, tiene bastantes momentos gráciles, pero habrá de andar todavía un buen trecho para igualar a Lynn Harrell, frecuente compañero de andanzas de la pareja Mutter-Previn. En cuanto a Mutter, tiene esa “hermosa sangre fría”, de la que hablaba un poeta francés, y lo que algunos llaman distanciamiento en su forma de tocar, nace, antes que de ninguna otra cosa, de su dominio formidable, soberano. El aspecto visual de estas filmaciones incluye una mayoría de planos breves y cambios casi continuos en la escala del plano. Son modos de hacer habituales en este tipo de grabaciones, y se supone que su propósito es de lograr agilidad y variedad visual. Pero a base de procurar a la vista más agobio que recreo, a la larga no ayudan, o al menos no lo hacen siempre, a que la música se instale en el oído de forma completamente reposada. En una de sus últimas entrevistas, el escritor Jean Genet decía que es posible disfrutar de un buen puro al tiempo que se escucha el Réquiem de Mozart, pero siempre que el disfrute de lo primero no prevalezca sobre el de la música. Por fuera, este álbum es puro humo. Participa de ese despliegue de glamour tonto con que hoy se disfrazan las estrategias de mercado destinadas a vender un determinado producto de la llamada música culta. Pero, al mismo tiempo que un producto, estos discos constituyen un valioso documento, ya que el valor de las interpretaciones que contienen es innegable. Y por ello soportaremos con relativo buen talante, una y otra vez, la nadería fotográfica con fondo azul celeste que las acompañan. J. Martín de Sagarmínaga András Schiff MEMORIA DE UN PIANISTA ANDRÁS SCHIFF. Pianista. Conciertos y música de cámara. Obras de Beethoven, Bartók, Veress, Mozart, Schubert y Dvorák. 9 CD WARNER 2564 69967-5. 606’. 1996-1999. DDD. R PM 72 I nteresante retrospectiva la que nos presenta Warner con estas reediciones de András Schiff: estuche de nue- ve discos donde se hace palpable la versatilidad del artista, en los cuales se reúnen estilos tan dispares como Beethoven y Bartók, Mozart y Schubert, y donde además se saborea la obra de Sándor Veress (19071992). Es una cajita atrayente por la obras, que son consistentes y canónicas dentro del repertorio y porque llama mucho la atención la variabilidad interpretativa del pianista con una creatividad frente a las partituras sorprendente. De Beethoven se incluyen los cinco Conciertos para piano y la Sonata “Appassionata”. Su Beethoven es rico en matices, quizás algo demasiado mozartiano, pero sumamente cuidado y elaborado. Son registros que datan del año 1998, y en ellos se escucha a un Schiff dedicado a la “búsqueda” del refinamiento, inquieto con maestría e inspiración. Sus timbres son pulidos, los ataques minuciosos. Vale la pena decir que la Staatskapelle Dresden y Bernard Haitink colaboran con gran eficacia en el proyecto suman- D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS / REEDICIONES do cordura y buen entendimiento, obviamente aparte de una gran calidad, claro. Orquesta y solista combinan y dialogan con naturalidad, aprovechando las virtudes de unos y de otros. La formación colabora con frescura y ligereza, requisitos indispensables para Schiff. Añadamos que la sonata citada goza de rigor y buenos momentos, aunque sirve para evidenciar que el pianista húngaro entiende a un Beethoven mancado de cierto vigor y dotado de poca efervescencia reivindicativa. Bartók es un capítulo aparte. András Schiff imprime en los tres conciertos (registros de 1996) gran garra y multitud de diferentes ataques en lo que son unas versiones vitales y en cierto modo desafiantes: un Bartók incisivo que destaca con lirismo y proyección. El pianista se encuentra cómodo con el autor y con su aliado Ivan Fischer, director de la Budapest Festival Orchestra. Juntos logran unas interpretaciones de referencia, llenas de tensión y plasticidad sonora. Entre ambos logran un Bartók hirviente, dotado de sensibilidad e inspiración, fuerza y tensión, multiplicidad de detalles y dinámicas sugerentes. También próximo al oyente, sincero y poderoso. Y con un parentesco cercano está Sándor Veress, compositor suizo de origen húngaro del cual podemos escuchar lo que son prácticamente sus obras más relevantes: el Hommage à Paul Klee, el Concierto para piano, cuerdas y percusión, y las Seis Czardas para piano. Alumno de Kodály y del mismo Béla, cultivó también las esencias folclóricas y escribió para diferentes géneros musicales, incluso llegando a tocar el dodecafonismo, siempre desarrollado bajo la herencia luminosa de sus maestros húngaros. Partituras de una creatividad ingeniosa (inapelablemente prima hermana de Bartók) y una energía desbordante que Schiff vuelve a defender con suma eficiencia. La obra de Veress transita por caminos modales y tonales, posibilitando también un uso del contrapunto que conlleva expresivas melodías de tintes colorísticos que el solista cultiva con bastante libertad. Los siete movimientos que integran el Hommage à Paul Klee escritos para dos pianos y orquesta forman una obra de gran brío sonoro que tanto el pianista como la orquesta bajo la dirección de Heinz Holliger saben modelar y lucir. Todo el CD dedicado a Veress merece especial mención ya que las versiones son activas e intensas, fruto también de buena afinidad y claridad de ideas entre solista y director. Complementan la caja interpretaciones camerísticas de Schubert, Mozart y Dvorák. De Schubert se escucha una Arpeggione maravillosa debido en gran parte a Miklós Perényi. Con prudencia y una lógica poética labran ésta versión que data de 1997 y que recoge equilibrio y sobriedad. El violonchelo de Perényi canta generosamente y con calidez las melodías schubertianas. Como también la combinación con Yuuko Shiokawa en los Tríos D. 898 y D. 897 (Nocturno) y D. 929. Son versiones bien cuidadas, equilibradas y maduradas para el disfrute en las que los instrumentistas ponen de relieve y comparten sus mejores virtudes instrumentales ofreciendo calidad y sobre todo, música. La avenencia entre todos es magistral, así como la altura de las interpretaciones. El capítulo mozartiano engloba los Tríos K. 502, K. 498 (Kegelstatt) y K. 542 con la particularidad de que los instrumentos utilizados (pianoforte, violín y probablemente la viola también) debieron pertenecer a Mozart, con todo lo que este simbolismo conlleva. Las versiones son frescas y estimulantes, gozan de dinamismo y diligencia, distinguiéndose por su refinamiento y elegancia. Y cierra la caja un compacto dedicado a Dvorák y su Quinteto para piano nº 2 op. 81 y su Cuarteto para piano nº 2 op. 87, con la valiosa colaboración del Panocha Quartet. Interpretaciones asimismo soberbias en las que la buena correspondencia con dicha formación proporciona brillantez y sólo excelencias. En fin, una buena oportunidad para hacerse con tan varios registros, todos ellos a un nivel muy agraciado. final, de su agitado amor oculto, secreto a voces y dulce tormento. Frente a unos muy buenos Cuartetos de Janácek, el Panocha roza la excelencia en el triple álbum de Martinu. Martinu está también presente en esta reedición con una de sus obras más curiosas, más originales, la cantata La epopeya de Gilgamesh, obra del final de su vida y su carrera, obra en la que busca otros caminos sin necesidad de emancipar la disonancia ni nada por el estilo o por otros estilos. Treinta años tiene ya este registro de Belohlávek (SU 3918-2), reeditado varias veces desde aquel precioso LP que nos trajo por vez primera esta obra que para entonces ya tenía dos décadas y que ahora cuenta con algo más de medio siglo. Atención a la voz poderosa y redonda del barítono Václav Zítek en Gilga- mesh; al lírico conjunto de línea y color del tenor Jirí Zahradnícek; a la voz bella y potente de la soprano Marcela Machotková. Karel Prusa, bajo, recita y canta en un desdoblamiento de cometidos. Otakar Brousek completa como narrador el quíntuple reparto. Coro y Orquesta de Praga sirven de base, es más, de paisaje a esta gesta en la que, en rigor, abunda más lo lírico que lo épico. Espléndida prestación de Jirí Belohlávek en época tan temprana como 1976. Emili Blasco Supraphon JANÁCEK Y MARTINU E l Cuarteto Panocha está compuesto por cuatro músicos de altura que han conseguido una aceptación, pero no aclamación universal. El Panocha tiene un cantabile áspero, pero recio y poderoso; y un forte incisivo mas no pródigo en agresiones. Eso, por poner dos aspectos de un conjunto que tiene otras muchas cualidades. Y por destacar dos cualidades que vienen bien para un repertorio como el de los siete Cuartetos de Martinu y los dos de Janácek. Son tantas ya las referencias de los Cuartetos de Janácek, Sonata a Kreutzer y Cartas íntimas que no es sencillo señalar la doble lectura mayor. No la encontrará el lector aquí, en las versiones del Panocha reeditados por Supraphon (SU 3906-2) y distribuidos por Diverdi, pero son éstas pro- puestas de un nivel muy elevado, dramáticas, penetrantes, y también virtuosas. En cuanto a esos 160 minutos que contienen los siete Cuartetos de Martinu (al menos, cuatro de ellos son obras maestras), ¿qué podemos decirle al aficionado, sobre todo si tiene memoria? Estos registros de 1979-1982 nos sirvieron para adentrarnos en la totalidad de las obras de Martinu para cuarteto, fue la integral que manejamos durante años, y le profesamos agradecimiento (3 CD, SU 3917-2). No sólo por una cuestión sentimental, claro, sino también porque ahí está el Martinu verdadero, auténtico y profundo, el que se dedicó de manera intermitente al género y no hizo autobiografía con él; curiosamente, Janácek sí la hizo, pero sólo de la época Santiago Martín Bermúdez 73 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Bis Sibelius Edition INICIO DE UNA INTEGRAL HISTÓRICA L a conmemoración del cincuenta aniversario de la muerte de Jean Sibelius nos ha dejado un producto de largo recorrido: nada más y nada menos que la grabación de la obra completa del gran maestro finlandés, incluyendo en ella también las versiones originales y revisadas de sus partituras, así como un gran número de inéditos e incluso fragmentos y variantes luego rechazados. Un proyecto sin duda ambicioso, que tomará forma en trece volúmenes monográficos y 65 discos, que irán viendo la luz hasta 2010. Esta macroedición es la realización de un sueño personal del fundador de Bis, Robert von Bahr, quien desde la creación de este sello en 1973 ha ido poniendo las bases para que se haga realidad, sobre todo desde que en 1986 se uniera al proyecto toda una autoridad en la obra sibeliana, como es Andrew Barnett. De ahí que la edición apenas contenga material no editado antes: las versiones han ido saliendo publicadas poco a poco en discos sueltos, hasta quien dice hoy mismo, y es ahora cuando se reúnen en estuches y agrupadas por géneros. Las dos primeras entregas ya están aquí. Son los correspondientes a los poemas sinfónicos y al primer volumen de la música de cámara. La primera (BIS-CD-1900/02, 5 CD, distribuidor: Diverdi) cuenta con dos de las figuras señeras del sello sueco como protagonistas, el finlandés Osmo Vänskä, con la Sinfónica de Lahti, y el estonio Neeme Järvi, con la Sinfónica de Göteborg. Gran parte de las obras recogidas están grabadas para Bis por ambos, aunque aquí se ha optado claramente por privilegiar las interpretaciones del primero. Él es el responsable de traducir a sonidos obras como En saga, Finlandia, la Suite de Lemminkäinen, Las oceánides o la marcha fúnebre In memoriam, en sus versiones originales y revisadas, un tour de force que permite apreciar el afán perfeccionista del compositor. Y así son las interpretaciones, ajustadas, precisas, dotadas de un sentido camerístico que alcanza sus cotas más altas en milagros como Tapiola, el testamento musical de Sibelius. La participación de Järvi, más volcánico y temperamental, queda reducida a la Cassazione op. 6 y las Escenas históricas I y II, partituras que escapan más del concepto de poema sinfónico. Mucho menos conocida es la aportación camerística de Sibelius (BIS-CD-1903/05, 6 CD). Hay que reconocer aquí el titánico esfuerzo hecho por Bis para investigar, localizar, reconstruir (con la ayuda de compositores como Kalevi Aho) y finalmente grabar un legado que podríamos considerar pre-sibeliano, siendo como es fruto de los desvelos de un joven estudiante. Es éste un repertorio prácticamente desconocido, que su propio autor no tenía en demasiada consideración y dejó olvidado en cajones y baúles sin preocuparse siquiera de echarle un vistazo. ¿Interés? Sí, lo tiene, sin duda, pero sin perder de vista eso mismo que decíamos antes, que en su gran mayoría no son obras representativas del estilo del maestro. Además, hay sorpresas, y menudas, como las 33 pequeñas piezas para cuarteto de cuerda (1888-1889), aforismos (la más larga dura 1’08’’ y las hay que se quedan en los 13’’) llenos de humor, que juegan con ritmos y melodías alusivos a danzas populares. En este mismo apartado de cuartetos de cuerda hay meros ejercicios escolares como la Fuga para Martin Wegelius (1889), pero también creaciones que nos traen a un Sibelius de estatura casi sinfónica, que modela sus obras a partir del ejemplo beethoveniano, como el Cuarteto en la menor (1889). Aunque, lógicamente, es el Cuarteto en re menor “Voces intimæ” (1909) el que se lleva la palma en este capítulo, ésta sí una composición madura y plenamente sibeliana. De lo exhaustivo de la edición da cuenta que se incluya aquí un final preliminar al último movimiento, luego desechado por Sibelius, que en total dura medio minuto… Beethoven está también presente en los tríos y cuartetos con piano, algunos de los cuales optan por formaciones no demasiado convencionales, como dos violines y piano, o violín, violonchelo, piano y armonio. No son obras para la historia, pero nos traen al Sibelius más doméstico, a un joven que gusta hacer música con su familia y que esboza óperas con sus amigos, como Ljunga Wirginia (1885), de la que nos ha quedado una “suite”, por llamarla de algún modo, para violín, violonchelo y piano a cuatro manos. El Cuarteto Tempera, ya comentado en estas mismas páginas recientemente, es el encargado de servirnos los cuartetos en unas versiones cálidas, luminosas, que buscan quitarle nieblas y brumas a esta música. No menos entusiasta es la interpretación que hacen los violinistas Jaakko Kuusisto y Satu Vänskä, el violonchelista Taneli Turunen y el pianista Folke Gräsbeck en los tríos y cuartetos, unos solistas estupendos, con el nivel técnico de la escuela finlandesa y una implicación que saca brillo a unas creaciones que ni de lejos son lo más granado del compositor. La edición se completa con unas notas excelentes, en inglés, finés, alemán y japonés, además de con un sucinto estudio biográfico debido a Andrew Barnett, todo ello aderezado con fotografías de época, algunas de ellas no muy conocidas. Si sumamos lo generoso de la duración de los discos, la recomendación es plena. dos ocasiones la integral sinfónica de Sibelius, y en su segunda incursión en este repertorio han coincidido prácticamente en las fechas de grabación. La de Järvi fue realizada entre 2001 y 2005, y la de Segerstam entre 2002 y 2004. Fuera de eso, todo lo demás es diferente, diametralmente diferente. Empecemos por Järvi. Al frente de la Sinfónica de Goteborg, su planteamiento en esta integral (Deutsche Grammophon 477 6654, 7 CDs) es básicamente épico. Es éste un Sibelius contrastado, que se decanta por unos trazos no gruesos, pero sí vigorosos. El sonido es poderoso, con momentos que se acercan peligrosamente a lo enfático, incluso cuando la música pide ser susurrada. De este modo, son versiones que progresan con pulso firme, agitadas por un nervio que quiere dar una impresión activa y teatral. Es el caso del Juan Carlos Moreno Järvi, Segerstam SIBELIUS SINFÓNICO F 74 inlandia y Estonia no están tan lejos. Ni geográfica ni lingüísticamente. Incluso tras la caída del telón de acero y la disgregación de la Unión Soviética en diferentes repúblicas, esos lazos se han ido estrechando en virtud de las inversiones económicas y de la integración europea. No obstante, qué diferentes, por no decir opuestos, resultan los enfoques del finlandés Leif Segerstam y del estonio Neeme Järvi a la hora de abordar las sinfonías de un compositor al que ambos idolatran… Ellos son los protagonistas de estas dos reediciones en estuche y a precio especial, ambas un regalo para el aficionado. Segerstam y Järvi comparten una cosa: un estajanovismo obsesivo, que les ha llevado a frecuentar los estudios de grabación de forma reiterada. Otro punto de coincidencia es que ambos son dos temperamentos desbordantes, que no le hacen asco a nada, a lo que el finlandés suma una labor compositiva torrencial e inabarcable. Un último detalle: ambos han llevado al disco en D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Tempo andante, ma rubato de la Sinfonía nº 2, en el que la sensación es la de una música que quiere estallar, que necesita gritar y que a duras penas puede contenerse. Contrastes dinámicos exagerados, lindando lo brutal, inciden en esta línea, en este juego del todo o nada, que funciona muy bien en las sinfonías más románticas, como en la Primera, en esa Segunda, esculpida a martillazo limpio, o en una Tercera que no carece de poesía. La Cuarta, en cambio, es extrañamente contenida y es a partir de aquí donde Järvi encuentra más problemas para aplicar su concepto sibeliano. En todo caso, la calidad de sonido de la grabación es fastuosa, aunque en el debe de la edición se halla la carencia de textos explicatorios. El que quiera saber algo más sobre las partituras, algo que vaya más allá de la mera exposición de los cortes, debe acudir a Internet, a la página www.deutschegrammophon.com/jaervisibelius. Porque la edición ni siquiera incluye algo tan básico como las fechas de grabación de cada obra… Lo que en Järvi es conflicto, en Segerstam (Ondine ODE 10752Q, 4 CDs) es interiorización y abstracción. Curiosamente los tempi son coincidentes casi al milímetro, pero la concepción y el resultado se sitúan en las antípodas. La del orondo director finlandés es una integral más homogénea, sin los altibajos de la del estonio. En una palabra, se puede considerar una de las referencias indiscutibles en este repertorio. Es un ciclo que tiene un aroma nórdico, definido a base de silencio y quietud, ese mismo aroma que se respira en Ainola, la propiedad que Sibelius tenía en el campo y donde escribió buena parte de su catálogo. Impregnado de ese espíritu, Segerstam avanza siempre de forma callada. Nada de contrastes ni dramatismos: su enfoque es más sutil. La especial forma de componer de Sibelius a base de pequeñas células temáticas que van creciendo y metamorfoseándose constantemente hasta levantar el edificio sinfónico, son tratadas con mano maestra. No hay detalle armónico, rítmico o instrumental que escape a la batuta, en unas versiones que hacen del matiz, de la insinuación, su principal caballo de batalla. Porque habrá silencio, sí, pero en el fondo esas pequeñas células no dejan de agitarse, de combinarse nerviosas y vivaces. Sólo que de una forma mucho menos evidente que en Järvi, aunque seguramente también más vívida e impresionante. Por otro lado, las melodías son expuestas con naturalidad, literalmente cantadas por una orquesta, la Filarmónica de Helsinki, en estado de gracia. De este modo, y frente al Sibelius hombre de Järvi, Segerstam nos ofrece el Sibelius músico, un creador que ya no necesita ninguna excusa literaria ni autobiográfica para dar rienda suelta a su genio. Logros, todos. Pero especialmente una Cuarta de una belleza irresistible, que hace daño; una Quinta luminosa en la que el más nimio detalle aparece animado por un movimiento interior y constante, y una Séptima pletórica, una lección maestra de construcción de un edificio sonoro colosal a partir de los más modestos mimbres. Una integral, pues, extraordinaria, un hito de la fonografía sibeliana. Järvi y Segerstam tampoco coinciden en los complementos. El primero se decanta por los poemas sinfónicos, como el ciclo Lemminkäinen, y algunas músicas incidentales, como Karelia o El rey Cristián II, en versiones grabadas en la década de 1990. Segerstam ataca, en cambio, el Concierto para violín, con Pekka Kuusisto, una versión llena de energía, pletórica, que fue en 1996 la carta de presentación de este joven violinista. Las dos batutas coinciden únicamente en Finlandia, la obra señera del compositor, y aquí vuelve a ganar un Segerstam que da una versión contundente e inflamada, mientras que la de Järvi se resiente de un inicio contemporizador. Juan Carlos Moreno Audite FRICSAY Y BÖHM A udite, el sello alemán que distribuye Diverdi, nos trae tres interesantes documentos protagonizados por Ferenc Fricsay y Karl Böhm. El primero de ellos (95.498), el mejor de los tres a nuestro modo de ver con el director húngaro de protagonista, nos ofrece una electrizante Quinta de Chaikovski (1957) más el Concierto de Schumann con Cortot al piano y dirigiendo asimismo Fricsay (1951), la única vez que estos dos grandes músicos colaboraron juntos. Recordemos que Cortot, con 74 años de edad en el año de grabación de este concierto, había sido declarado “persona non grata” en Francia y otros países europeos por su colaboración con el Gobierno de Vichy y por sus repetidos recitales en la Alemania de esos años (entre ellos una interpretación del Concierto de Schumann con Furtwängler), siendo ésta su primera aparición en Alemania tras la guerra y su reconciliación definitiva con los europeos tras sus devaneos con el régimen nacionalsocialista. La versión no solamente es importante por razones políticas, sino también y fundamentalmente por las musicales. Por supuesto, con 74 años Cortot tiene numerosos roces, los errores aparecen más de lo deseable y su técnica no es lo esencial de su concepción musical, además de los tempi fluctuantes, las libertades agógicas en el detalle, el acentuadísimo rubato, su expresividad cantabile totalmente extraña para los oídos actuales y la inclusión de notas que no se hallan en la partitura de Schumann. Sin embargo, qué forma de cantar y de concebir esta fantasía romántica para piano y orquesta (como la imaginó su autor). Fricsay se involucra con un equilibrio admirable entre solista y orquesta, siguiendo y acompañando al piano de forma maestra y logrando una transparencia más propia de la música de cámara en, por ejemplo, los sutiles diálogos entre el piano y los instrumentos individuales de la orquesta. Por tanto, una versión fascinante imprescindible para los buenos degustadores de la gran música alemana del XIX. Eso, unido a la formidable Quinta de Chaikovski (segunda grabación conocida del director húngaro de esta obra) hace del CD una publicación histórica del mayor interés. Los dos CDs que completan el lanzamiento (95.591 y 95.592) están protagonizados por Karl Böhm, y a pesar de la competencia de la batuta ésta no llega a despegar del suelo y la inspiración se queda sin el vuelo necesario, en un grado profesional adecuado, lo que evidentemente no es suficiente para unas obras archiconocidas y mejor representadas en otras versiones. Lo mejor del primer disco es el Don Juan de Strauss (1976), especialidad de la casa, y lo más notable del segundo una Primera de Brahms (1963) impecablemente construida y brillantemente tocada por la Sinfónica de la Radio de Colonia. Otra curiosidad de estos discos es la inclusión de la suite de El pájaro de fuego de Stravinski (segunda versión, 1919), novedad absoluta en la discografía de Böhm. El resto del programa (Concierto nº 5 de Vieuxtemps con Lola Bobesco y Sinfonía nº 28 de Mozart) nos aleccionan sobre la solidez CHAIKOVSKI: Sinfonía nº 5. SCHUMANN: Concierto para piano op. 54. ALFRED CORTOT, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE BERLÍN. Director: FERENC FRICSAY. AUDITE 95.498 (Diverdi). 1951, 1957. R PM técnica y expresiva del viejo Kapellmeister de Graz. En suma, Fricsay imprescindible y Böhm sin nada especial que aportar, como no sea su impecable oficio y corrección, lo cual, a nuestro modo de ver, no es suficiente para un repertorio mejor representado en otras interpretaciones. En todos los casos, buenas tomas sonoras e instructivos artículos en alemán en inglés. Enrique Pérez Adrián 75 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES BBC Legends DE OTRO TIEMPO U 76 na vez más, la serie BBC Legends (distribuida en España por Diverdi) vuelve a sorprendernos con una nueva remesa de 22 discos entre los que se pueden encontrar, como es habitual, grandes sorpresas. Y entre ellas, por lo poco corriente, la Novena de Beethoven por Sir Thomas Beecham. Si la memoria no me juega una mala pasada, es la única versión de la obra a cargo del maestro británico editada en disco compacto (BBCL 4209-2). Antecedida por el himno nacional británico, fue grabada en Edimburgo en 1956 al frente de la Royal Philharmonic, el Coro del Festival de Edimburgo y Sylvia Fischer, Nan Merriman, Richard Lewis y Kim Borg como solistas. La propuesta sorprende por la ligereza de sus texturas y por la fuerza discursiva. Beecham apuesta por la luminosidad y por la musicalidad. Se puede argumentar que el cuarteto no es el mejor de la historia o que existen coros mucho mejores, pero Beecham tenía magia en sus dedos. Y la esparce a raudales. En el polo estético opuesto se encuentra Gennadi Rozhdestvenski. El ruso es todo fuego. No le importa tanto el cómo como el qué. Su Chaikovski (segundo acto de El cascanueces) es tan poco bailable como pasional, las Escenas de ballet de Stravinski resultan aceradas, de constantes contrastes y la Suite de El perno es un juego de tensiones y exquisita capacidad descriptiva (BBCL 4204-2). Rozhdestvenski protagoniza también un disco dedicado a Shostakovich, uno de sus referentes musicales, de quien era máximo traductor (BBCL 42202). El disco incluye una arrolladora Cuarta Sinfonía, llena de fogosidad juvenil, de dramatismo, junto a una muy madura lectura de la Obertura para un festival académico y, para los mitómanos y curiosos de la historia, la primera interpretación en occidente de la Suite de Katerina Ismailova. Incontestable. Y en medio se encuentra Carl Schuricht, un Kapellmeister de libro. Sólido, competen- te, escasamente imaginativo aunque capaz de solventar cualquier escollo que se interponga. Las Variaciones y fuga sobre un tema de Hiller, de Reger (BBCL 4213-2), es un ejemplo muy ilustrativo. Su lectura se cimenta en una estructura pétrea y a partir de ese punto construye un discurso bien hilvanado y resuelto. Los mismos parámetros de la Obertura trágica de Brahms. No está mal para un señor de 84 años. Otro ejemplo de un director de estas características en Sir Adrian Boult, quien complementa el disco con una correcta, sin más, Gran fuga de Beethoven. Otro Kapellmeister, pero con un registro más amplio (quizás el último grande del siglo XX), era Klaus Tennstedt. Admiradísimo en Gran Bretaña, donde siempre se le recibió y trató con admiración, el alemán dirige a la Filarmónica de Londres en la Misa Glagolítica de Janácek y El burgués gentilhombre de Strauss (BBCL 4208-2) en un primer disco, y la Séptima de Mahler y la Júpiter de Mozart en un segundo álbum (BBCL 4224-2). El primero contiene dos interpretaciones de muy diferente calado. La Misa la enfoca desde una perspectiva profundamente dramática. No da respiro al oyente a pesar de no tratarse de una lectura excesivamente fina (lejos de los Ancerl, Neumann, etc…). La orquesta y coros Filarmónicos de Londres, impecables, mientras que el cuarteto vocal, con una Sheila Armstrong como voz destacada, cumple sin escollos. El Burgués gentilhombre pasa de puntillas. La imaginería necesaria para la fantasía y la capacidad descriptiva no eran su fuerte. Es una ejecución solvente, ordenada… y aburrida. Es lo mismo que le ocurre a la Sinfonía nº 41 de Mozart. La Séptima de Mahler nos muestra a un director entregado, intenso, capaz de mostrar lo trágico sin perder la compostura. Es cierto que su lectura no mantiene siempre la linealidad, pero sí muestra la lucha constante y el compromiso estético del que fue su faro musical. Esta entrega incluye dos joyas deslumbrantes dedicadas a dos directores míticos. El primero, Carlo Maria Giulini, siempre exquisito, siempre musical. El 30 de abril de 1962, en el Royal Festival Hall, dirigió a la Philharmonia el Réquiem de Fauré y las Cuatro piezas sacras de Verdi (BBCL 4221-2). El Réquiem, sutil, equilibrado, con dos solistas de lujo (Janet Baker y Gérard Souzay) que contribuyen a una interpretación en la que lo dramático y la belleza se funden para exhibir la pura musicalidad. Y las Piezas de Verdi, en su punto justo de dramatismo operístico y recogimiento religioso. El segundo, John Barbirolli (BBCL 4223-2) con una imponente, por compleja, por exquisita, por madura, por sabia, Tercera de Sibelius acompañado por una no menos radical Inextinguible de Nielsen. Puro fuego al servicio de una música que adoraba y a la que dotaba de refinamiento, de color y de la intensidad dinámica necesaria. Jascha Horenstein fue uno de esos grandes comprometidos en la causa de Mahler (de quien ha dejado imponentes testimonios de la Sexta, Tercera y Primera Sinfonías) y de Bruckner, cuya Tercera de 1963 en el Festival de Cheltenham recoge este disco (BBCL 4219-2). Un extenuante (por vivencial) recorrido por esta obra nos retrotrae a una forma de interpretar al compositor austríaco que ya no se estila, a pesar de su atemporalidad. No es perfecta, pero a quién le importa frente a tanto caudal de intensidad y emociones y a esa forma tan vívida de entender la dirección orquestal. El disco se complementa con una magnífica lectura de Tanzwalzer, de Busoni. El último de los discos dedicados a directores tiene como protagonista al eficiente Constantin Silvestri, director hoy olvidado que poseía un repertorio amplísimo gracias, en gran parte, a una prodigiosa memoria. El presente volumen doble contiene piezas de Walton, Debussy, Rachmaninov, Haendel, Beethoven, Delius y Strauss (BBCL 42072). Un batiburrillo con escasos puntos de verdadero interés, si exceptuamos la Partita para orquesta de Walton y París: un nocturno de Delius. Dos compositores que se acoplaban a la perfección al estilo directorial del anglo-rumano. El resto, discreto: La mer de Debussy sin carácter ni estilo; la Tercera de Rachmaninov, una postal turística; la Suite de los Reales fuegos artificiales completamente fuera de estilo; la Octava de Beethoven sin interés y un Don Juan de Strauss melifluo. En el apartado concertístico figuran tres discos enormes. El primero contiene el Concierto para violín y el Doble Concierto de Brahms con David Oistrakh, Mstislav Rostropovich y Kyrill Kondrashin (BBCL 41972). Oistrakh, supremo traductor de la obra brahmsiana, vuelve a dar una lección magistral en el Concierto. Su interpretación es arrolladora, incisiva, lírica, profundamente romántica. No da tregua y exhibe sin pudor su grandeza como músico. El Doble lo comparte con su amigo Rostropovich en plenitud de facultades. La madurez de ambos y su entendimiento y empatía hacen que la ejecución sea un prodigio de compenetración y primorosa musicalidad. Ambos instrumentistas se complementan y dan lo mejor de sí. Y Kondrashin, incandescente, arrollador. Control dinámico, fuerza expresiva y planificación. Otra de las joyas de esta remesa es el Mozart de Sviatoslav R i c h t e r (BBCL 42062). Apreciar la sutilidad, la ligereza y la belleza de su sonido es un regalo para los oídos. Los Conciertos para piano nºs 22 y 27 junto a la English Chamber Orchestra y Benjamin Britten son un prodigio de estilo y refinamiento. Un abandono a la belleza per se, sin otro objetivo que vivir la propia música con coherencia, diálogo y compenetración. Muchas son las virtudes que adornan estas lecturas: discurso sin fisuras, D D I SI CS O C O S S REEDICIONES pianismo rozando la perfección, acompañamiento activo… pero lo mejor es escucharlo y disfrutarlo una y otra vez. Del pianista ucraniano hay otro volumen, esta vez en solitario (BBCL 4222-2). El más grande schubertiano del siglo XX no podía defraudar con la Sonata para piano en la menor D. 784. Su ejecución transmite la fuerza y la concepción diáfana de la madurez. Richter desmenuza la partitura con infinita capacidad de análisis y nos la transmite con un sentido de la poética carente de elementos distorsionadores. Lo mismo hace con las escasamente conocidas Variaciones sobre un tema de Anselm Hüttenbrenner. De Schumann interpreta Fantasiestücke op. 12 con una turbulencia desasosegante. Vibrante, sentido, poco sentimental… Y como propina, Cloches à travers les feuilles, del segundo libro de Imágenes de Debussy que nos hace añorar por más. El gran Rudolf Kempe se unió a la eterna promesa que nunca llegó a cuajar como gran estrella, Edith Peinemann, en el Concierto para violín de Alban Berg (BBCL 4215-2), una pieza de intenso lirismo a la que la violinista alemana imprime una deliciosa pátina de candor juvenil y evocadora agitación. La Sinfonietta de Janácek es un ejercicio de solidez instrumental y fuerza expresiva. Con tan sólo escuchar la introducción se aprecia su contundencia dramática. El Concierto para doble orquesta de cuerda de Tippett pertenece a un terreno un tanto ajeno a lo que Kem- pe estaba habituado, pero es capaz de resolverlo con oficio y solvencia. Henryk Szeryng protagoniza un disco en doble calidad de solista y director (BBCL 4210-2). Frente a la English Chamber afronta unas Cuatro estaciones que, escuchadas hoy, nada tienen que ver con los avances realizados en musicología. Su versión suena rancia a pesar de estar primorosamente ejecutada, lo que la convierte en pieza de museo para curiosos impenitentes. Lo mismo ocurre con el Tercer Concierto de Mozart que resulta, simple y llanamente, aburrido. Lo mejor de Artur Rubinstein ocurrió siempre en directo, situación en la que daba lo mejor de sí. Ejemplo de ello es el Cuarto Concierto de Beethoven acompañado de la Filarmónica de Londres y Antal Dorati (BBCL 4216-2). Una lectura muy poética de clara vocación clásica, en la que el piano muestra ligereza mientras que la orquesta, un poco de contrapunto, suena abigarrada y franca. El Segundo de SaintSaëns, esta vez con Rudolf Schwarz, muestra el lado más romántico del mítico pianista. Su visión es en exceso lírica, pasional y profundamente germánica, a pesar de su origen y estilo. Su Chopin (el Estudio op. 25, nº 5 y el Scherzo op. 31), canónico. Wolfgang Schneiderhan, célebre concertino de la Filarmónica de Viena durante 13 años (1937-1950) afronta el Concierto para violín de Beethoven y la Tercera Sonata para violín y piano de Brahms (BBCL 4217-2). Su Beethoven es musculoso, poco expuesto al virtuosismo sonoro y de gran empuje. István Kertész le secunda con fulgor y juntos hacen de la intensidad su mejor arma de expresión. En la Sonata, acompañado por Carl Seemann, muestra otro registro, más calmado e íntimo. Mieczyslaw Horszowski es otro de los clásicos del siglo XX y un prodigio de longevidad (vivió 101 años y dio conciertos, con sus facultades casi intactas, hasta los 95). Un pianista honesto y discreto que consagró su vida a la música. Estos recitales grabados en Aldeburgh en 1983 y 1984 (¡con 92 y 93 años!) contienen una lección de estilo (BBCL 4203-2). La Sonata K. 570 es cautivadora. Su sonido y desarrollo obedecen a la coherencia y la belleza del sonido y las texturas. Lo mismo que la Segunda Partita de Bach, transparente, distante y cercana al mismo tiempo. Precisa y ordenada. Los dos Nocturnos y la Mazurca de Chopin, puro romanticismo, y Children’s Corner de Debussy, una delicia. Otro pianista longevo fue Rudolf Serkin (BBCL 4211-2), un músico siempre en busca de lo poético. Las Variaciones Diabelli grabadas en Londres en 1969 nos adentran en un terreno equilibrado en el que el pianista austronorteamericano se encuentra a gusto. Por un lado, la precisión y claridad y por el otro la evocación que la música genera por sí misma. Las Cuatro Piezas para piano op. 119 de Brahms, sin embargo, requieren de una estructuración más nítida, a pesar de la exquisita musicalidad y su clara exposición. Shura Cherkasski grabó en los estudios de la BBC a principio de los sesenta este ecléctico recital (BBCL 4212-2) en el que tienen cabida piezas tan dispares como Aire y variaciones de The Harmonius Blacksmith, de Haendel, Variaciones sobre un tema de Haendel, de Brahms, la Sonata para piano op. 1 de Berg, 15 Pequeñas Variaciones de Skalkottas, Tocata op. 11 de Prokofiev y la Tercera Sonata de Chopin. El pianista ucraniano se muestra más fluido en el romanticismo chopiniano, en el que puede desarrollar mejor sus cualidades expresivas. La Sonata de Alban Berg es terreno ajeno, lo mismo que Haendel, aunque esta vez por razones de puro estilo. El Brahms, correcto sin más. Los dos últimos discos están dedicados a míticas cantantes. Arleen Augér grabó junto a Dalton Baldwin un recital en 1987 con lieder de Schubert, Schumann, Strauss y Schoenberg (BBCL 4214-2), una impresionante muestra de técnica y de capacidad de adaptación a cualquier tipo de repertorio. Habrá a quien le parezca una voz demasiado ligera, pero lo que es indudable es su calidad y la belleza de su instrumento. Janet Baker, sin embargo, sí concita la unanimidad como liederista, aunque en este recital de 1971 en Aldeburgh se centra más en la chanson francesa y en las arias barrocas (BBCL 4218-2). Junto a Raymond Leppard al piano y al clave desgrana piezas de Monteverdi, Gratiani, Barringcloe, Humfrey, Purcell, Schubert, Fauré, Gounod y Haendel. Plenitud, madurez, estilo. Grande, muy grande. barroca. Los coros de Amigos de la Música de Viena y las orquestas de esta sociedad y Philharmonia le sirven a la perfección. Lo mismo, los solistas, de los cuales sólo Marga Höffgen puede ser considerada una especialista en oratorios y aledaños. Los demás son, simplemente, excelencias: Elisabeth Schwarzkopf, Nicolai Gedda y Heinz Rehfuss. En la misma línea se inscribe la Pasión según San Mateo tomada en vivo el 9 y el 10 de abril de 1949 (3 CD 231135) con las masas de la Radio de Berlín conducidas por Fritz Lehmann. La orquesta se emplea con todo resuello y el coro es un enorme personaje, efusivo, burlón, patético o de un recogimiento extremo pues la clave de lectura es así, extremosa. De los solistas Carlos Vílchez Negrín Membran CARA Y CRUZ DE BACH D esde que a Mendelssohn se le ocurrió recuperar a Bach ha llovido lo suyo. Estas huellas y otras se pueden advertir en las recientes reediciones Membran (distribuidor: Cat Music). La tradición oratorial, que privilegia la imponencia polifónica y el ancho aliento cantor del Cantor, nos recuerda que, no siendo Bach un músico romántico, lo recibimos, sin embargo, con el romanticismo formando parte de nuestra historia como melómanos. Ésta es la opción de Karajan cuando, en 1952/3, registra la Misa en si menor (2 CD 221885303). Sus masas son rotundas y evocan los amplios espacios de una basílica 77 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES sobresale el tenor Helmut Krebs por su limpidez, dicción recortada y arrojo de estilo. Buenos acompañantes son Elfriede Trötschel (soprano) y un joven Fischer-Dieskau en Jesús, mostrando que estaba hecho y derecho para la rutilante carrera que siguió. Eficaces de medios y algo bruscos en el fraseo, la contralto Diana Eustrati y el bajo Friedrich Härtel. En otra opción, la barroca, de sonido más ligero y contrastes m e n o s subrayados, hallamos al precursor Günther Ramin, organista y director de coros, ducho en estos menesteres. Propone la Pasión según San Juan, obra en la cual tiene primacía el coro, límpidamente tratado, con un aseo filológico y un mimo musical excelentes. Agnes Giebel, bachiana ella, una joven Marga Höffgen, rica de medios y de frases, otro especialista de fuste, el tenor Ernst Häfliger y un par de discretos bajos, Franz Kelch y Hans-Olaf Hudermann, completan el personal. La versión (2 CD 223240-311) data de 1954. El propio Ramin ofrece los Seis motetes BWV 225-230 (223252-207), luciendo su experiencia como director de coros con la misma cantoría bachiana de Santo Tomás en Leipzig. Las endiabladas y piadosas partituras (doble coro de cuatro voces cada uno, por ejemplo), con pasajes fugados, agilidades en masa, efectos antifonales y demás habilidades del Maestro, están resueltas con la posible levedad de sonido y una hondura higiénica de planos. Blas Matamoro United Archives SZELL INÉDITO (II) T res volúmenes más, uno de ellos triple, de la interesante mini edición que United Archives (distribuidor: Diverdi) está dedicando al legendario maestro con publicaciones hasta ahora inéditas en CD, siendo en España novedad absoluta en cualquier soporte. El primero, con obras de Dvorák y Smetana (3 CD UAR013), contiene la Sinfonía del Nuevo Mundo (1952), el Concierto de piano con Rudolf Firkusny (1954), algunas Danzas eslavas sueltas grabadas en 1947, la colección completa de Danzas eslavas, op. 46 y 72 (1956) y finalmente El Moldava y Por los prados y bosques de Bohemia (1951). Frecuentemente asociado con la música de Dvorák, cuya afinidad natural siempre puso en evidencia, Szell grabó en numerosas ocasiones las tres últimas sinfonías del compositor checo, el Concierto de chelo dos veces (con Casals y Fournier) así como fragmentos orquestales de Smetana con su Orquesta de Cleveland y con la Filarmónica de Nueva York. Las versiones que aquí se pueden oír, grabadas en mono (menos las dos colecciones de Danzas eslavas de 1956, hechas en estéreo), dejan entrever ya tres marcas fundamentales de la casa: claridad, ritmo fulgurante y absoluta precisión. Las dos orquestas que dirige parecen haber estado bajo su tutela toda la vida, tales son la brillantez, idioma y estilo que se 78 desprenden de estas versiones, y las buenas tomas de sonido originales, ahora excelentemente reprocesadas, nos permiten oír los primeros registros de George Szell en excelentes condiciones. A destacar también la versión del infrecuente Concierto de piano, una de las primeras grabaciones de la obra, donde Firkusny y Szell contribuyen espectacularmente a su difusión. A pesar de otras versiones de la página de similar o superior impacto interpretativo (Richter y Kleiber en EMI), ésta es de convicción e idioma absolutos. En conjunto, pues, un documento inestimable de Szell dirigiendo una de sus más claras afinidades electivas acompañada por dos páginas orquestales de Smetana. El siguiente CD lo forman dos obras de Mendelss o h n (UAR015): la Sinfonía “Italiana” y El sueño de una noche de verano, la primera con Cleveland (1947-1951) y los cuatro números acostumbrados de la segunda obra (obertura, scherzo, nocturno y marcha nupcial) con Nueva York (1951). A pesar de que en la grabación de la Sinfonía pasaron más de cuatro años entre unas tomas y otras (26 de noviembre de 1947 unas, y 17 de noviembre de 1951 otras, ya que Szell no estaba satisfecho con los dos primeros movimientos de la grabación de 1947 y las repitió de nuevo), la unidad y estilo jamás se resienten, dando la impresión de que está interpretada toda de un tirón y en una sola sesión de grabación, a pesar de sutiles diferencias en el fraseo de los instrumentos de viento y un equilibrio más conseguido en las cuerdas en la segunda versión. Quizá la lectura posterior de Szell en estéreo en 1962 sea preferible a ésta por una mejor toma de sonido, si bien el concepto sigue siendo el mismo. En cuanto a El sueño de una noche de verano, como siempre con Szell, no hay muchas diferencias con sus versiones posteriores con la Concertgebouw y con Cleveland (Philips, 1957; Sony, 1967, ambas mejor grabadas que la que ahora se comenta) dando siempre lecciones de precisión y estilo únicos con una excelente Filarmónica de Nueva York. A destacar el solo de trompa del Nocturno, ejecutado por James Chambers. En el libreto se nos cuenta que su estilo impresionó tanto a Szell que lo importó a Cleveland (fue bajo la recomendación de Chambers cuando Myron Bloom entró en la Orquesta de Cleveland como trompa principal). En fin, grandes versiones cuya audición merece la pena a pesar de estar superadas por otras del propio Szell de años más tarde, sobre todo por las superiores tomas de sonido. Finalmente, con Beethoven y sus Sinfonías C u a r t a (1947) y Q u i n t a ( 1 9 5 5 ) (UAR014) sucede lo mismo que con las obras tratadas hasta aquí de Dvorák, Smetana y Mendelssohn. Szell las grabó posteriormente en mejores condiciones de sonido. La Cuarta la registró en 1964 y la Quinta en 1963, ambas mejor grabadas que las que ahora DVORAK: Sinfonía del Nuevo Mundo, Concierto para piano, Danzas Eslavas. RUDOLF FIRKUSNY, piano. ORQUESTA DE CLEVELAND. Director: GEORGE SZELL. 3 CD UNITED ARCHIVES UAR013 (Diverdi). 1951-54. R PM publica United Archives (pertenecen a su ciclo disponible actualmente en Sony), aunque en estas que ahora comentamos, sobre todo en la Quinta, la Orquesta de Cleveland era ya el conjunto de absoluta perfección técnica y envidiable belleza de sonido que se puede apreciar en registros posteriores. Pueden dar una idea certera del modus operandi de Szell, de su genio orquestal y de su virtuosismo técnico en los primeros años de su titularidad con esta orquesta. En suma, atractiva edición en CD de las primeras grabaciones de Szell con su Orquesta de Cleveland y con la Filarmónica de Nueva York. Quizá lo más destacado de esta segunda entrega sea el triple álbum Dvorák-Smetana, a la espera del último volumen dedicado a Weber, Wagner y Strauss. Buenos comentarios en francés e inglés firmados por Lani Spahr. Enrique Pérez Adrián D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Bongiovanni EL RECUERDO DE UNA GENERACIÓN L os años cincuenta del pasado siglo fueron una época importante en la historia de la lírica, con nombres recordados y otros en que el transcurso del tiempo ha relegado a un cierto olvido. La recuperación de algunos de estos nombres, que se presentan en esta nueva propuesta son muy interesantes y así en la función de I puritani (GB 1195/96), dada en el Teatro Verdi de Trieste el 12 de febrero de 1957, encontramos a Virginia Zeani, gran soprano, recordada por los viejos liceístas por su belleza vocal y física, por la elegancia de su porte, por la seguridad en el registro agudo, su expresividad con un canto que comunicaba sentimientos, y esto es precisamente lo que podemos oír en su Elvira, llena de fraseo sutil y seguridad en las coloraturas, desarrollando el personaje ilusionado primero, fuera de juicio después hasta llegar a la alegría final. Le acompañan Mario Filippeschi tenor de brillantes y seguros agudos, que se impone por la intensidad, aunque su canto, propio de la época, quede poco belcantista. Algo parecido, aunque con algo más de intención le ocurre a Aldo Protti, expansivo en lo vocal, mejorable en lo estilístico, completando el reparto un discreto Andrea Mongelli, bajo la batuta de Francesco Molinari-Pradelli, en una versión convencional, sin especiales matices. La protagonista de Lucia di Lammermoor (GB1198/ 99), también de Trieste del treinta de noviembre del mismo año 1957 es Leyla Gencer, soprano turca que sin imitarla seguía el camino marcado por Maria Callas, y su versión de la infortunada muchacha destaca por el contraste desde el juvenil planteamiento inicial a la mayor intensidad en toda la escena de la locura, con un canto lleno de detalles, unas variaciones seguras y un registro agudo potente. Su partenaire es Giacinto Prandelli, tenor de depurado fraseo y delicada musicalidad, que superan unos medios algo escasos, estando acompañados por los discretos Nino Carta y Antonio Massaria, con una dirección efectiva y matizada, para la época, de Oliviero de Fabritiis. Como bonus se incluye unos fragmentos de Il trovatore, con la Gencer, Filippeschi y Ettore Bastianini, de cierto interés. De Nápoles en 1956 procede Faust (HOC 041/42) con el tenor Gianni Poggi, que gozó de cierta fama en los escenarios italianos y españoles, por la belleza de su timbre, aunque como se puede comprobar en este Faust su canto es seguro, pero algo monótono. Junto a él Marcella Pobbe es una profesional Margherita, Ettore Bastianini, un extrovertido Valentino y Raffaele Arié, un Mefistofele bien cantado, pero con poca proyección, especialmente en los extremos, todos dirigidos por Gabriele Santini, en esta versión en italiano, con una visión válida. El registro de Werther (HOC 046/ 47) está realizado en Nueva Orleáns en 1956 y lo interesante es la versión que realiza el tenor Cesare Valletti, con un fraseo noble y expresivo, remarcando la pasión y la desesperación ante la separación de la amada, con una variada gama de matices. Completan la función la buena voz de Nell Rankin y la corrección de Josephine Guido y Arthur Consenza, bajo la profesional dirección de Renato Cellini, con una toma de sonido que perjudica especialmente a la orquesta. Giacomo Lauri Volpi fue uno de los grandes tenores después de Caruso, pero en 1955, año de la grabación en Milán de Gli ugonotti, de Meyerbeer (HOC 043/45), tenía sesenta y cuatro años, con lo que la voz, todo y manteniendo la seguridad en el registro agudo, tan necesario para esta obra, presenta a veces una redondez limitada y un estilo musical, pero algo anticuado. Del resto del reparto destaca el impecable fraseo y dominio del personaje de Giuseppe Taddei y el buen estilo de Nicola Zaccaria, quedando en inferior nivel Antonieta Pastori, demasiado ligera como Margherita y Anna De Cavalieri, a la que falta más pasión. Se da la versión italiana, donde desaparece el quinto acto y es de destacar la dirección de Tullio Serafin, que domina la obra y sabe sacar sutilezas en los momentos melódicos y brillantez en las escenas más dramáticas. Como bonus se incluyen cuatro arias de gran dificultad, cantadas por Lauri Volpi, dos de La favorita y dos escenas de Il trovatore, de 1954, donde la inteligencia del cantante y su técnica superan frecuentemente el paso de los años. Mario Filippeschi, muy conocido en su época por los aficionados españoles, es el protagonista de este inédito Il trovatore (HOC 048/49) de 1956, en Nápoles y surgen sus cualidades y limitaciones. Brillante en el registro agudo, bisa Di quella pira, ya que la primera no le queda tan espectacular, pero los momentos como el aria precedente le falta un canto legato más sutil y expresivo. Antonieta Stella fue una buena soprano aunque la Leonora es quizá demasiado dramática para su voz más lírica, aunque sabe dar carácter a Leonora, resaltando en los momentos más románticos y Aldo Protti muestra su gran poderío vocal, que expresa el deseo de venganza. Lo mejor de la representación es Fedora Barbieri, que hace una interpretación de Azucena sobrecogedora, tal como pudimos apreciar este mismo año en el Liceu, con unos graves de gran fuerza y un fraseo intenso y penetrante. La dirección de Franco Capuana es muy interesante por el contraste de las distintas situaciones, por la elegancia e intensidad, que sabe destacar cada una de las situaciones. Francesco Paolo Tosti es muy conocido por sus canciones italianas, pero su larga estancia en Inglaterra y la labor realizada, en aquel país, apoyado por el editor Riccor- di, fue muy importante, como compositor, animador cultural y divulgador de la música, y por ello se le concedió el título de Sir. Sus canciones en inglés (GB 5624/27-2) eran prácticamente desconocidas del gran público, por lo que es de gran interés este álbum de cuatro discos, donde se incluyen todas las que creó en aquel idioma, con setenta y cinco partituras diferentes. Con tanta música hay piezas inspiradas y otras de oficio, mereciéndose destacar entre las primeras For Ever and For Ever, Beauty’s Eyes, Why Beatest So, O Heart? y Starlight, entre otras. En una aventura de estas características seria importante contar con los mejores intérpretes, pero ello no siempre es posible, lo que redunda en el resultado, generalmente poco variado. Los cuatro cantantes que intervienen son Sarah Kettner, soprano, Christina Farr, mezzosoprano, Aldo di Toro, tenor y Denver Martin Smith, barítono, acompañados por los pianistas Marco Moresco y Roberto Rupo, con unas interpretaciones correctas. La oferta de la firma italiana se cierra con una cantante actual, Luz del Alba, que ha hecho una cierta carrera en Italia, con una voz que en el disco aparece bella, aunque da la sensación de expansión limitada, con un registro agudo bastante seguro, aunque aflautado y una expresión algo plana. La propuesta (GB 2555-2) incluye las dos arias de La Reina de la Noche, de Die ZauberfLöte, Don Pasquale y Lucia di Lammermoor, de Donizetti, Rigoletto y La traviata, de Verdi, Gianni Schicchi y La rondine, de Puccini y tres arias de Les contes d´Hoffmann, a las que falta una mayor variedad de matices e intenciones y un fraseo que contraste los diferentes personajes. La acompaña Melos Orquestra Milano, dirigido por Francesco Grigolo, con unas versiones de rutina. Albert Vilardell 79 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS ALONSO-BACH ALONSO: Romanzas y dúos de zarzuela. TERESA NOVOA, soprano; RODRIGO ESTEVES, barítono. ORQUESTA FILARMÓNICA DE MÁLAGA. Director: JUAN DE UDAETA. ALMAVIVA DS-0146 (Diverdi). 2005. 67’. DDD. N PN Dentro de la serie Documentos Sonoros del Patrimonio Musical de Andalucía, que edita la Consejería de Cultura Andaluza, nos llegó una grabación en CD realizada en septiembre de 2005, con publicación en el 2007, homenaje al compositor granadino Francisco Alonso (1887-1948), conocido fundamentalmente por obras tan significativas de la zarzuela del siglo XX: La parranda, La bejarana, La linda tapada, La calesera, Las Leandras, por mencionar algunos de sus títulos, aunque Alonso simultaneó en su producción todo tipo de obras musicales: zarzuela grande, chica, revista, sainete, comedia musical, etc. Su trayectoria estética le colocó como uno de los compositores de mayor éxito, al saber ofrecer al público ese tipo de música que él mismo identificaba como el “eco del alma popular española”. Nos permite la edición de este disco materializar algo tan loable como dar a conocer un conjunto de obras de escasa difusión, aunque el término más exacto es indicar que se trata de piezas poco conocidas del maestro granadino y no por ello menos bellas que otras que alcanzaron mayor enjundia. El CD recoge diecisiete números que son muestra de la capacidad lírica de su autor. Si lo grabado atiende al título, Romanzas y dúos de zarzuela, también presenta otros cortes de canciones, pasodoble, danza y nana. Encabeza el registro una auténtica canción granadina, seguida de la romanza de Rosa en ritmo de habanera, del sainete en dos actos Rosa la pantalonera, pieza que se estrenaría en el Teatro Príncipe de San Sebastián en 1939, y a las que seguirán: en tiempo de pasodoble, Claveles granadinos, número 10 de la comedia lírica 24 horas mintiendo, estrenada en 1947 en el Teatro Albéniz de Madrid; cuatro números que son una auténtica novedad, de la zarzuela en dos actos, Curro el de Lora, con factura de ópera, estrenada en Apolo en 1925 con poca fortuna, y de la que poco se sabía hasta escasamente hace unos meses, en que en versión de concierto pudimos escucharla íntegra por la Orquesta de la RTVE en el Teatro Monumental de Madrid (ver SCHERZO nº 223); el pasodoble del sainete Cayetana la rumbosa (Teatro Calderón, 1951), el dúo de Maribel y Montiel de la zarzuela La picarona (Teatro Eslava, 1930) y el bolero de La castañuela (Teatro Calderón, 1931), homenaje del maestro Alonso al espíritu del siglo XVIII con claras referencias al bolero gitano del Marabú de la Francisquita de Vives. A este repertorio, como dijimos anteriormente, se une una serie de pequeñas piezas como la Canción de la reja y un pasodoble construidos para la película Forja de almas, de Eusebio Fernández Ardavín, estrenada en 1943; las canciones de estética alhambrista, La cautiva y Cestica de fresas, denominada Pregón granadino, se añade a ellas una carcelera, la Danza gitana, escrita por Alonso para trío de pulso y púa (guitarra, bandurria y laúd), estrenada en París en 1909 por el Trío Iberia y que aquí oiremos en la versión que su dedicatario, el maestro Villa, hizo de la misma, brillantemente orquestada, y concluirá esta grabación con la Nana murciana, de ambiente recogido e íntimo en ritmo repetitivo e hipnótico. La Orquesta Filarmónica de Málaga con Juan de Udaeta como director y el dúo vocal formado por la soprano Teresa Novoa y el barítono Rodrigo Esteves, comunican de manera efectiva estas bellas páginas de carácter andalucista, principalmente, pero también con los pertinentes elementos populares y castizos que el maestro granadino representa. Atractivo registro. Manuel García Franco ARNOLD: Los tres mosqueteros. NORTHERN BALLET THEATRE ORCHESTRA. Director: JOHN PRYCE-JONES. QUARTZ QTZ2056 (LR Music). 2007. 79’. DDD. N PN C on coreografía de David Nixon y música de Malcolm Arnold, Los tres mosqueteros se estrenó en el Teatro Alhambra de Londres el 23 de septiembre de 2006, es decir, el día en que moría el compositor. La música es una deliciosa olla podrida en la que entran como ingredientes distintas obras del autor, sinfónicas, de cámara, partituras escritas para el cine, sus maravillosas Danzas, en fin una antología que muestra lo extraordinario creador que fue este personaje complejo y atormentado siempre a redescubrir. La antología corre a cargo de John Longstaff, que consigue un continuo que debió funcionar espléndidamente como ballet y que hace recordar a los que amamos a Arnold de qué alma surgió. La versión de la Northern Ballet Theatre Orchestra es de una vitalidad contagiosa, seguramente porque su director, John Pryce-Jones cree de verdad en esta música que, una vez que engancha, no suelta. Claire Vaquero Williams TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio R Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO 80 PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € D D I SI CS O C O S S ALONSO-BACH BACH: Variaciones Goldberg. SIMONE DINNERSTEIN, piano. TELARC CD-80692 (Indigo). 2007. 78’. DDD. N PN Esta joven pianista nos da unas Goldberg distintas, hasta cierto punto bastante sorprendentes y que se pueden escuchar una y otra vez, ya que, si bien no son las ideales y pueden resultar algo extrañas, no carecen de méritos para que no sea recomendada su escucha. Expone el tema detallado, anodino, de un modo que podría decirse de estudiante del instrumento. Puede que resulte desesperante la variación 3 por su extremada lentitud, y aquí empezamos a encontrarnos con los criterios de Dinnerstein en los tempi. Eso no quita para que derroche belleza (no entremos en la discusión de si almibarada o inadecuada) en otras variaciones. Así en la 13, tratada de forma bellísima, aunque inmediatamente a continuación choque la 14, hasta un poco rápida de más. Aquí nos encontramos otro de los condicionantes de la joven pianista norteamericana, que con una facilidad de dedos extraordinaria nos da un virtuosismo acendrado en la 17. Es como si se complaciera premeditadamente en crear contrastes lento-rápido, como pasa en las 18 y 19. Llama la atención, por otra parte, el tratamiento libre de la 29. Y ese final, que es como un reflejo en el agua. Insisto, no me parecen unas Variaciones Goldberg canónicas, pero merece la pena escucharlas más de una vez. José Antonio García y García BACH: Sonatas y Partitas para violín BWV 1001-1006. Suites para violonchelo BWV 1007-1012. Transcripciones para laúd. NIGEL NORTH, laúd. 4 CD LINN CKD 300 (LR Music). 19931996. 272’. DDD. R PM Reedición de los discos que el laudista londinense Nigel North dedicó a la música para violín y violonchelo solos de Bach a mediados de los 90 (en un disco algo anterior del sello Amon Ra, North había grabado ya las piezas propiamente laudís- Dorothea Röschmann, Thomas Quasthoff, Rainer Küssmaul EL BACH MÁS CÁLIDO BACH: Cantatas BWV 49, 57 y 152. DOROTHEA RÖSCHMANN, soprano; THOMAS QUASTHOFF, bajobarítono. MIEMBROS DEL CORO DE CÁMARA RIAS. SOLISTAS BARROCOS DE BERLÍN. Director: RAINER KÜSSMAUL. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 6591 (Universal). 2007. 61’. DDD. N PN Hoy en día hay en marcha no menos de media docena de integrales de las cantatas bachianas con instrumentos originales. La mayoría de ellas poseen, en conjunto y de media, una calidad interpretativa extraordinaria. Sobre ese panorama, la opción de Thomas Quasthoff de lanzar cada cierto tiempo una grabación con acompañamientos “modernos” supone una apuesta al todo o nada: de no lograr unos resultados realmente excepcionales, se corre el riesgo de pasar inadvertido. No fue el caso de la anterior entrega, de la que Arturo Reverter (véase ticas del Cantor, incluida la BWV 995, versión bachiana de la Suite para violonchelo nº 5). Las transcripciones son propias, y en ellas North no se limita a transponer la música nota por nota a su instrumento, sino que actúa como haría un músico de la época, adaptando las obras a las características propias del laúd. Para ello, tiene una guía de altísimo valor, la existencia de la BWV 995, un trabajo del propio Bach (anterior o posterior a la BWV 1011, poco importa en realidad). En el caso de las obras para violonchelo resulta necesaria una mayor intromisión del adaptador, para transferir la música de un instrumento fundamentalmente melódico (el violonchelo) a otro en esencia polifónico (el laúd). Es por ello que mucha de esa polifonía que Bach sugiere en sus Suites acaba sonando de forma explícita en las transcripciones de North, que desarrolla acompañamientos y añade bajos cuando lo estima oportuno, aunque en ningún caso construye versiones demasiado densas. Para la BWV 1011, North tiene en cuenta la BWV 995, aunque escribe su propia adaptación. Los cambios de tonalidad ocasionados por el paso de un instrumento a otro son bastante reducidos: sólo la BWV 1002 pasa de la a si menor y la BWV 1006, de fa a mi mayor. El resultado es más que plau- SCHERZO, nº 193, pág. 81) elogió sobre todo una combinación ideal de espiritualidad y sensualidad que ahora se vuelve a percibir incluso con mayor intensidad si cabe. En todo caso, Quasthoff se muestra aún más seguro y maduro en el dominio de su formidable capacidad para dotar a cada frase, a cada acento, del peso exacto para que provoque en el oyente la emoción deseada en el grado máximo de pureza y adecuación al texto lo mismo que a la música. Naturalmente, el mérito no es sólo de este excepcional bajobarítono, sino también de la magnífica compañera que se ha buscado para estas tres cantatas en las que Jesús establece diálogo amoroso con el alma del creyente. El timbre vibrante sin vibrato de Dorothea Röschmann produce sensaciones igualmente conmovedoras. Como cabía esperar, los dúos con que acaban la BWV 152 y sible, aunque, como he apuntado, de las obras para violonchelo podría haberse esperado un trabajo polifónico algo más profundo. La claridad impera en las Suites, con la melodía siempre en primerísimo plano. Los ritmos de danza están bien contrastados, aunque el intérprete muestra cierta tendencia a favorecer la lentitud, en especial en alemanas y zarabandas. Domina en cualquier caso la luminosidad, el refinamiento, la elegancia y la sensualidad de un sonido de extrema homogeneidad. Otra cosa son las adaptaciones de las obras para violín, en las que North no puede eludir la intrincada polifonía bachiana, pese a lo cual obtiene una más que notable transparencia. Las piezas especialmente peliagudas, como la Chacona de la Partita nº 2 o las fugas de las Sonatas, están tocadas con cierta morosidad, que alguien podrá considerar delectación y otros, simple temor al emborronamiento, pero en general la música funciona, el fraseo es fluido, la tensión se sostiene y el laúd de North termina por crear una sensación de delicada ternura que a menudo el oído hecha en falta en las interpretaciones al violín. Muy interesante rescate en un práctico aunque algo frágil envoltorio, que incluye unas brevísimas notas. Pablo J. Vayón la BWV 49 se cuentan entre los momentos climáticos del disco, pero no son los únicos. Los solistas instrumentales (de violín, de oboe, de flauta, de órgano) se convierten en interlocutores de pareja elocuencia en los varios pasajes obbligato, y en sus ataques, intensidades y matices de fraseo el tutti es asimismo de una calidez y precisión que la ilusión de que nunca se deja de oír cantar resulta muy fuerte. Sumamente recomendable, en suma. Alfredo Brotons Muñoz BACH: Cantatas BWV 82a y 199. Suite para orquesta nº 2 BWV 1067. Sinfonía de la cantata BWV 146. JOHANNETTE ZOMER, soprano. FLORILEGIUM. Director: ASHLEY SOLOMON. CHANNEL CCS SA 23807 (Harmonia Mundi). 2005. 78’. SACD. N PN La cantata Ich habe genug, BWV 82 es sobre todo conocida en su primera versión, de 1727, para bajo y oboe. Aquí se presenta en su segunda versión, veinte años posterior, para soprano y flauta. Lo que en principio supondría un aliciente pronto se torna en decepción. En el aria de entrada y en la central (Schlummer ein), el timbre de Johannette Zomer resulta demasiado afilado al tiempo que con demasiado poco peso y calidez para soportar un fraseo que sin ser objetivamente demasiado lento acaba por resultar moroso. Mucho mejor le van a las cualidades de esta soprano las agilidades del aria final (Ich freue mich), aunque tampoco ahí sobrepasa en soltura a varios de sus competidores masculinos ni tampoco femeninos (incluida la Emma Kirkby de finales de la década pasada). Estas impresiones vuelven a con- 81 D D I SI CS O C O S S BACH-BEETHOVEN firmarse en la BWV 199, de manera que lo único en el disco que resulta recomendable es una Suite para orquesta nº 2 en la que el flautista Ashley Solomon exhibe dedos ágiles y precisos además de una buena técnica de respiración. Por lo demás, en ninguna de las obras se advierte ninguna inspiración interpretativa especial por parte de Florilegium. No recomendado. Alfredo Brotons Muñoz BACH: Misa BWV 234. Cantata BWV 198 “Trauer-Ode”. Preludio y fuga BWV 544. Coral BWV 727. KATHARINE FUGE, soprano; CARLOS MENA, contratenor; JAN KOBOW, tenor; STEPHAN MACLEOD, bajo; FRANCIS JACOB, órgano. RICERCAR CONSORT. Director: PHILIPPE PIERLOT. MIRARE MIR 030 (Harmonia Mundi). 2006. 78’. DDD. N PN 82 El grueso del disco está ocupado por la música que sonó el 17 de octubre de 1727 en la Iglesia de San Pablo de la Universidad de Leipzig como lamento fúnebre por la muerte (el 5 de septiembre de ese mismo año) de Christiane Eberhardine de Brandemburgo-Bayreuth, esposa del elector de Sajonia y rey de Polonia. Bach compuso para la ocasión, y sobre una oda del humanista Johann Christoph Gottsched, una de sus obras más impresionantes y conmovedoras, la conocida como Oda fúnebre BWV 198, que firmó como Tombeau por SM la reina de Polonia. La obra, en dos partes, se encuadra entre el Preludio (que suena antes) y la Fuga (que lo hace al final) BWV 544 para órgano, escrito en la misma tonalidad de si menor y que posiblemente sonara en aquella ceremonia, con un preludio de coral (Herzlich tut mich verlangen BWV 727), en idéntica tonalidad, separando las dos partes de la Oda. El CD se completa con la Misa luterana en la mayor BWV 234. Las piezas para órgano son interpretadas con intensidad y transparencia por Francis Jacob, que colabora en el continuo de las obras vocales con un pequeño órgano positivo. Lo más polémico del enfoque de Pierlot es el uso de los solistas como coro, teniendo en cuenta que las partes corales no son aquí episódicas, sino que juegan un papel estructural y expresivo de gran importancia. Así, en la Oda los coros de apertura y cierre quedan algo esqueléticos y sin el impacto emotivo que consiguen Herreweghe (Harmonia Mundi) o Koopman (Challenge). En general, Pierlot escoge tempi muy rápidos, que no terminan de atrapar el sentido doliente de muchos pasajes de la BWV 198 (las arias de soprano y tenor resultan más ligeras y superficiales que profundas y patéticas, y eso que Jan Kobow canta de forma excelente, confirmándose como uno de los grandes bachianos de nuestros días). La trama de texturas está en cambio presentada con una claridad excepcional, los solistas vocales rinden a magnífico nivel (especialmente destacable Mena en su extraordinaria aria de la BWV 198, aunque el Qui tollis de Fuge en la Misa, con el precioso acompañamiento de dos flautas, merece ser también señalado) y el conjunto instrumental toca con una estupenda mezcla de exquisitez y rigor. En definitiva, versiones de gran musicalidad, precisión y claridad, llenas de momentos muy estimables, pero que en el terreno expresivo apuestan por un universo de afectos no demasiado compatible con la función fúnebre de la música interpretada. Pablo J. Vayón BAIRSTOW: Música coral. RODERICK WILLIAMS, barítono; PAUL PROVOST, órgano. CORO DEL SAINT JOHN’S COLLEGE DE CAMBRIDGE. BRITTEN SINFONIA. Director: DAVID HILL. HYPERION CDA6749 (Harmonia Mundi). 2007. 62’. DDD. N PN La obra coral de Sir Edward Bairstow (1874-1946) está ligada en su mayoría al servicio de la liturgia anglicana y es una muestra más de cómo la Iglesia de Inglaterra ha cuidado la música como hilo conductor y participativo de sus celebraciones. Bairstow, que fue maestro de Finzi, no es ningún genio pero sí un compositor que sabe, sin renunciar al molde dado —cuando se oye esta música se sabe, casi aunque no se haya estado nunca en el interior de una iglesia anglicana, a qué corresponde—, ofrecer atisbos de personalidad. Véanse, por ejemplo, los dos Magnificat —qué hermosura el arranque del que corresponde al Evening Service en sol—, seguidos, claro está, de sus correspondientes Nunc Maurizio Pollini SIN CONCESIONES BEETHOVEN: Sonatas para piano op. 2, nºs 1-3. MAURIZIO POLLINI, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 4776594 (Universal). 2006. 65’. DDD. N PN Prosigue Pollini su ciclo beethoveniano a ritmo pausado pero con evidente consistencia en las coordenadas que lo presiden. Su Beethoven, rapidísimo en el tempo, rotundo en el ataque y en los acentos, no hace concesiones, y aunque aquí encontramos las tres primeras obras del ciclo, compuestas en 1795 y con carácter más evidentemente posthaydniano, parece más próximo, en sonido y carácter, al de la madurez. Es un Beethoven que rebosa nervio y agitación (movimiento inicial de la Primera Sonata), canta con elegancia pero con cierto distanciamiento (Adagio de la misma), como si se alejara intencionadamente de la tentación de recrearse, y que aprovecha el arrebato que le dan las extremadas indicaciones de tempo. El Prestissimo final de la Primera Sonata es así espectacular y endemoniado, donde naturalmente la medida última de la claridad en la mano izquierda es prácticamente imposible. Otro tanto podría decirse de la Segunda, que empieza con un Allegro vivace de rapidez inverosímil (tanto que tiene que frenar muy ligeramente con posterioridad). Sin embargo, el Largo appassionato es admirable, exquisitamente fraseado y matizado. Animados los dos últimos tiempos, el último muy vivo, dicho con elegancia y ejecutado de manera formidable. dimittis. Los salmos pueden parecer más convencionales, a pesar de la a veces vibrante escritura — y del grandioso efecto de alguno, como Lord, thou hast been our refuge—, pero los tardíos Poems of the Spirit —sobre versos de Crashaw, Sidney, Herbert y Raleigh— alcanzan una audacia que, con esa base, se hace más notable. Muy bello disco, muy para amantes acérrimos de la cultura inglesa, maravillosamente interpretado por el Coro del Sain John’s College de Cambridge y con Roderick Williams como pequeño lujo añadido. Claire Vaquero Williams Parecido patrón se aprecia en la Tercera Sonata, en la que el Allegro con brio anda más que generoso en cuanto a esto último pero también en cuanto a rapidez, el Adagio está muy bien matizado y contrastado, el scherzo muy vivo y temperamental, y el tiempo final muy vivo, de una agilidad casi imposible, vital, vibrante y arrollador. En conjunto, un Beethoven vibrante, rotundo y contundente (quizá para algunos demasiado), tal vez en algunos momentos demasiado crispado, y siempre de una realización pianística excepcional. Que resulte o no del gusto de todos dependerá de la medida en la que uno pueda echar de menos la mayor recreación cantable de Barenboim (EMI) o el ácido desparpajo de Brendel (Philips), por poner dos ejemplos. Estupenda toma de sonido, aunque con excesiva presencia de algún gruñido del pianista milanés, y con demasiada presencia de su respiración, que parece en algún momento dificultosa. Quienes hayan disfrutado de anteriores entregas de la serie no deberían dudar tampoco en este caso. Rafael Ortega Basagoiti BEETHOVEN: Sonata para piano nº 23 op. 57 “Appassionata”. Sonata para piano nº 14 op. 27 nº 2 “Claro luna”. Sonata para piano nº 22 op. 54. Sonata para piano nº 7 op. 10, nº 3. NIKOLAI LUGANSKI, piano. WARNER 2564 62300-2. 2005. 78’. DDD. N PN Nikolai Luganski es uno de los pianistas más elegantes de su generación. Posee estilo, técnica y sensibilidad para con- D D I SI CS O C O S S BACH-BEETHOVEN BACH-BRAHMS vertirse, si no lo es ya, en un referente de primera categoría. Su Beethoven suena suave como la seda. Se aleja de las aristas en la búsqueda de un sonido más redondo y fluido. Esta apuesta se hace más evidente en la Appassionata, a la que le falta, quizás, algo más de pegada. Sin embargo, este punto de partida arroja como resultado una interpretación más contemplativa, más analizada y reflexiva. Huye de la tensión para refugiarse en una luminosidad y una suntuosidad que rara vez se puede escuchar. Si tomamos el final de Adagio sostenuto de la Claro de luna apreciamos esa exquisita musicalidad y ese mimo que le imprime. Como si de un juego infantil idealizado se tratase. La forma de matizar es personal y única. No es, pues, un clásico al uso, sino un pianista con ganas de decir cosas nuevas sobre estas archigrabadas partituras aunque algunas puedan parecer chocantes. Jos van Immerseel y Midori Seiler NUEVA LUZ BEETHOVEN: Sonatas para piano y violín op. 12. JOS VAN IMMERSEEL, fortepiano; MIDORI SEILER, violín. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT070802 (Harmonia Mundi). 2007. 55’. DDD. N PN Immerseel y Seiler realizan otra incursión en la literatura para piano y violín del clasicismo. El orden de enumeración de los instrumentos no es tema menor, porque no son pocas las veces en que las teclas negras y blancas tienen sobre sí lo más sustancial de la música en las Sonatas op. 12 de Beethoven. Estas obras aparecen en sus versiones bajo una nueva luz. Ciertamente, se mueve el autor en un universo que no es todavía ni de lejos el de la Kreutzer, ni siquiera el de la Primavera, pero la relación instrumental conseguida por los dos músicos, la acentuación más incisiva de lo habitual, el anguloso fraseo, la peculiaridad de los timbres —un punto ácido incluso el violín en ocasiones, frente al variado colorido del teclado—, los tempi aun vertiginosos en los rápidos sacan a estas tres obras de una cierta indefinición de estilo que padecen en no pocas versiones. Mozart y Haydn están sin duda cerca, pero Beethoven apunta ya una voz personal. Frescura e imaginación insuflan vida propia a las versiones de este dúo magnífico, que cuajan un maravilloso Adagio con molta espressione de la tercera de las sonatas y un Tema con variaciones escanciado con sumo cuidado de la primera. El Rondó inmediato de esta misma partitura sobresale por la contagiosa vitalidad. Versión renovadora, en suma, pero que no se queda en lo puramente interesante por su planteamiento musicológico o intelectual, sino que se instala en la discografía como una contribución logradísima desde el punto de vista de la estética. Enrique Martínez Miura Carlos Vílchez Negrín Vadim Repin, Riccardo Muti, Martha Argerich BEETHOVEN: Sonatas op. 31 y op. 53. Andante favori. ANDRÁS SCHIFF, piano. 2 CD ECM 1945/46 (Nuevos Medios). 2005. 106’. DDD. N PN Nueva entrega de dos discos en lo que constituye el volumen V de la integral de las sonatas de Beethoven que está realizando el pianista András Schiff. Es una colección que premia los valores que tienen que ver con la fantasía y la espontaneidad. Múltiples detalles que Schiff cultiva no con sencillez (todo al contrario), pero que con convicción llegan a parecer hasta naturales. Y decimos esto porque el músico describe todas estas páginas con cierto preciosismo, buscando en cada rincón algún detalle con el que poder ofrecer algo diferente. Así se explican por ejemplo tantos timbres subrayados fuera de lugar, tantos planos sonoros alterados con la seguridad de que serán comprendidas por el oyente, y diferentes tempi inquietados consecuencia de su visión musical; certezas provenientes del propio pianista, de quien sobre todo hay que destacar su confianza a la hora de plasmar estas múltiples pinceladas. Schiff tiene la gracia del coloreo, sabe construir la estructura a base de los pequeños detalles, explorando las sonatas con pasión equi- BIEN MADURADO BEETHOVEN: Concierto para violín y orquesta en re menor op. 61. Sonata para violín y piano nº 9 en la mayor “a Kreutzer”. VADIM REPIN, violín. ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA. Director: RICCARDO MUTI. MARTHA ARGERICH, piano. 2 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 4776596 (Universal). 2007. 84’. DDD. N PN V adim Repin, alumno de Bron, ganador del Concurso Reina Isabel, pasa por ser, creo que con mucha razón, uno de los mejores violinistas de su generación. Su sonido es bellísimo, su afinación, formidable, su técnica, asombrosa, y su arco, ágil y flexible. Puede atribuírsele en ocasiones cierta frialdad, pero, en conjunto, es sin duda uno de los violinistas más destacados del momento. Ha esperado el ruso bastante tiempo a grabar el Concierto de Beethoven, obra que, como él mismo ha señalado, “desnuda” al intérprete tanto como al ejecutante, que no interpretó hasta bien avanzada su carrera, y que trabajó nada menos que con Menuhin, señero intérprete de esta página, como es bien sabido. Y bien podemos afirmar que la espera ha merecido la pena. Se trata de una interpretación vibrante, expresiva pero nada melosa, nada caprichosa, matizada con sutileza, sin concesiones a la extremada pesantez, como la que presidía, para desesperación de muchos, la plúmbea versión de Vengerov (EMI) con Rostropovich. No, la que aquí se nos ofrece tiene tanto brío como grandeza, tanto impulso como sensibilidad, tanta fuerza como recreación lírica (extraordinario el Larghetto, dibujado con una elegancia y delicadeza exquisitas). A la excelente interpretación de Repin, creo que la mejor entre las modernas que he podido escuchar —a falta de que la extraordinaria Julia Fischer se embarque en la misma obra—, se suma un soberbio acompañamiento de Muti al frente de una Filarmónica de Viena tan portentosa como de costumbre, todo ello captado con extraordinaria fidelidad por una toma de sonido sobresaliente. El complemento es la formidable Kreutzer, página favorita de violinistas pero que raramente sirve de complemento al Concierto. En todo caso, también aquí la elección de Repin no podía ser mejor. El vibrante nervio de Argerich, que ya convirtió esta obra en puro fuego cuando la grabó con Kremer (también DG), repite aquí, y la fusión de ambos intérpretes es perfecta, aunque en esta ocasión Repin luce la flexibilidad de su arco, que huye de las asperezas características del letón, autor no obstante de una magnífica versión. En resumen, estupendo disco, recomendable sin reparo alguno. Se sitúa sin duda entre las mejores versiones modernas de la obra. Una delicia. Rafael Ortega Basagoiti www.scherzo.es 83 D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-BOCCHERINI librada. Su lectura de La tempestad arranca con clarividencia e intuición, con una sensibilidad canalizada entre el ímpetu y la serenidad. La pasión es contenida, el fraseo ágil, los tempi amables. El músico entiende a un Beethoven de contrastes: grave pero al mismo tiempo dotado de gracilidad y ligereza. Dos discos contenidos pero entregados a una expresividad abierta y creativa. A tener muy en cuenta. Emili Blasco BEETHOVEN: Concierto para violín y orquesta en re mayor op. 61. Sonata para violín y piano nº 9 op. 47 “A Kreutzer”. ISABELLE FAUST, violín. PHILHARMONIA DE PRAGA. ALEXANDER MELNIKOV, piano. Director: JIRÍ BELOHLÁVEK. HARMONIA MUNDI HMC 901944 2007. DDD. 75’. N PN En la contraportada del disco se hace la confesión de fe, por así decirlo: “Beethoven no entendía su Concierto para violín como un trabajo espectacular para un virtuoso, sino como un diálogo entre solista y orquesta”. En este sentido está orientada la interpretación que se nos presenta. Yo diría que el buen maestro checo peca de discreción en este registro, y la violinista acredita una excelente condición, aunque sin llegar a la altura de los míticos y de los no tan míticos (Kantorow acompañado por Ros Marbà es marcadamente preferible, y a estos seguiría una lista medianamente larga). Hay que tener en cuenta que se habla de la obra probablemente más genial en esta forma concertante. Donde sí hay fuerza y arrebato en el primer tiempo de la Sonata “A Kreutzer”, que se culmina con soltura y buen estilo, brillando la colaboración de ambos artistas, unidos en su visión de la obra, que yo juzgaría superior a la del Concierto. Con todo y tratándose de un joven valor femenino del violín, no me parece Faust comparable a otras jóvenes y destacadas colegas en el instrumento: Hahn o Fischer, por ejemplo. Esto, en sí, no es malo, pero la imagen sonora queda un poco estrecha. Reseño lo anterior con la intención de que no recaiga sobre los intérpretes la cortedad de este registro, que no deja de ser bueno. Todo está en su sitio, es audible y se hacen unas versiones de tan conocidas y grabadas obras bastante por encima de lo correcto. Pero no pueden competir con tantas de soberana calidad que pueden encontrarse en el mercado y son preferibles a éstas, entre unas cosas y otras. José Antonio García y García BEETHOVEN: José Antonio García y García BEETHOVEN: Concierto para piano nº 2 en si bemol mayor op. 19. Concierto para piano nº 5 en mi bemol mayor op. 73 “Emperador”. JOHN O’CONOR, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LONDRES. Director: ANDREAS DELFS. TELARC CD-80675 (Indigo). 2007. 69’. SACD. N PN N os encontramos ante un registro hecho con una de las técnicas digitales más novedosas, en el que, para empezar, la Sinfónica de Londres, siempre orquesta importante donde las haya, no se identifica por el sonido, que llega como si se tratara de una orquesta mixta en cuyo seno sonaran instrumentos históricos. Sinfonías. Oberturas de Egmont, Coriolano y Leonora III. PILAR LORENGAR, soprano; YVONNE MINTON, mezzo; STUART BURROWS, tenor; MARTI TALVELA, bajo. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE CHICAGO. Director: GEORG SOLTI. Bonus CD: CONVERSACIÓN ENTRE GEORG SOLTI Y WILLIAM MANN. 6 CD DECCA 475 9090 (Universal). 1972-1974. 459’. ADD. R PM Reedición de este ciclo ya publicado anteriormente en varias colecciones de Decca, ahora con la novedad en España de la entrevista que el crítico británico William Mann le hizo a Solti a propósito de la primera publicación de esta colección en vinilo a mediados de los setenta (por cierto, que los 46 minutos de la conversación vienen incluidos en un CD que se ofrece gratis al comprador del álbum). No hay mucho que añadir a las características interpretativas ya sabidas de este lujoso Beethoven: homogeneidad de concepción, escrupuloso respeto a todo lo escrito, claridad, espectacularidad sonora potenciada por el virtuosismo y brillantez de la orquesta, así como por las sensacionales grabaciones del equipo de ingenieros de Decca (Wilkinson, Lock, Parry), impulso rítmico y equilibrio dinámico ejemplar. O sea, técnicamente irreprochable, más comedido que otras versiones del propio Solti hechas anteriormente con otras orquestas, aunque no haya muchas diferencias estilísticas entre unas sinfonías y otras, es decir, todo suena igual (aunque sea igual de bien), la Segunda igual que la Séptima, la Cuarta igual que la Novena, y claro, ya es sabido que no es lo mismo. La más conseguida, a juicio del firmante, es la Novena, impecablemente tocada y construida, una maravilla de ejecución orquestal, aunque la inspiración raramente despegue (a pesar del muy bello movimiento lento) y sea el prototipo de lectura objetiva propia del modus operandi de este director. En suma, para incondicionales de Solti, que seguramente disfrutarán de lo lindo con el brillo orquestal y su fulgurante ritmo toscaniniano. Los conceptos beethovenianos del maestro en el diálogo con Mann son una curiosidad, porque se dice una cosa y después suena otra, pero bueno, no por ello dejan de ser un interesante documento de un gran director hablando sobre Beethoven. Enrique Pérez Adrián Franz Welser-Möst CONTRASTES Y VIGOR BEETHOVEN: Sinfonía nº 9 en re menor op. 125 “Coral”. MEASHA BRUEGGERGOSMAN, soprano; KELLEY O’CONNOR, mezzosoprano; FRANK LOPARDO, tenor; RENÉ PAPE, BAJO. CORO Y ORQUESTA DE CLEVELAND. Director: FRANZ WELSERMÖST. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 7132 (Universal). 2007. 64’. DDD. N PN Una interpretación autoritaria, vigorosa, luminosa, contrastada, sin excesos en los tempi, aunque con gran aliento y que raya a gran altura. El criterio interpretativo de Welser-Möst no tiene nada que envidiar a 84 ningún otro de los artistas que han llevado esta obra al disco, y sé que esto es mucho decir. Es patente una gran exactitud en el juego de voces instrumentales, y así, la acumulación sonora es musical acumulación de voces musicales. No se desencadena el forte o el fortísimo por un golpe de batuta, sino por sucesiva evolución de lo que se está escuchando. Una gran atención al ritmo y al juego contrapuntístico, otorgan también lucidez y transparencia. Se escucha mucho y claro, lo que sorprende en una toma en directo. Escúchese, por ejem- plo, con qué delectación se frasea toda la introducción del tiempo último. Llama la atención también la coherencia de principio a fin de la obra, la que se da entre todos sus tiempos. No hay uno preferente, sino una línea que une al todo a través de las partes. La orquesta está prácticamente apabullante en su eficiencia, el coro muy bien, aunque las sopranos podría tener un mayor brillo. En el cuarteto vocal, por encima de lo suficiente, algún apurillo puntual de la soprano, y Lopardo tampoco necesita estar mejor. También entre los cuatro hay cohesión. Así que una Novena muy interesante y de calidad incontestable. José Antonio García y García D D I SI CS O C O S S BEETHOVEN-BOCCHERINI BEETHOVEN: Sinfonías. ANGELA DENOKE, soprano; MARIANNA TARASOVA, mezzo-soprano; ENDRIK WOTTRICH, tenor; MATTHIAS GOERNE, barítono. CORO DE CÁMARA ESTATAL DE MOSCÚ. ORQUESTA NACIONAL RUSA. Director: MIKHAIL PLETNEV. 5 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 6409 (Universal). 2006. 336’. DDD. N PN Siempre que aparece un nuevo ciclo de las nueve de Beethoven cabe la pregunta de si es realmente necesario. Claro que no está todo dicho, ni probablemente lo llegue a estar nunca, pero es muy difícil abrirse paso y plantear una brisa en un paisaje tan saturado de acertadas versiones, atentas además a variados criterios interpretativos. La apuesta de la Deutsche Grammophon por Mikhail Pletnev no parece en principio demasiado arriesgada, pues es casi seguro que el mercado ruso se podrá frotar las manos ante una integral moderna de uno de los suyos. Otra cosa es el impacto que pueda tener por nuestros pagos, que no se presenta demasiado importante, si bien ahí deberá hablar el tiempo. En cualquier caso creemos que el trabajo de Pletnev es interesante en intenciones y decepcionante en resultados. Lo mejor nos ha parecido el esfuerzo invertido en la búsqueda de una renovada originalidad en los planteamientos, tratando de ofrecer una nueva imagen del compositor de Fidelio. Lo peor, el haber ido demasiado lejos, hasta el punto de que en ocasiones la idea parece habérsele escapado por completo de las manos. La flexibilidad en los tempi es en general excesiva (el primer movimiento de la Pastoral es en ese sentido muy significativo), determinadas pausas resultan caprichosas y ciertos ritardandi son en verdad difíciles de justificar (y por lo tanto de entender) desde un punto de vista musical. Por otro lado, el director ruso no acierta a dar con el contenido emocional de algunas páginas fundamentales, así en la Marcha fúnebre o en la coda final de la Heroica, algo débiles, y en un tercer movimiento de la Novena, leído por cierto en menos de doce minutos, que no termina de levantar el vuelo. La Orquesta Nacional Rusa sorprende por la calidez y la amplitud del sonido de la cuerda antes que por el poder del metal, en tanto el Coro de Cámara Estatal de Moscú resuelve su compromiso en la Coral con solvencia. A su vez, los solistas rinden a un nivel muy alto, en especial Angela Denoke y Matthias Goerne, realmente magníficos. Pero Pletnev no alcanza en este Beethoven la temperatura marcada en sus lecturas de Chaikovski, Shostakovich u otros autores rusos. El ciclo es honesto y renovador a su manera, mas se viene abajo por unas ansias de sorprender un tanto llevadas al extremo. Asier Vallejo Ugarte único solista francés, Yann Beuron, está impecable por su sentido de la narración, comprensión del texto y estricta calidad vocal. En conjunto, una gran versión que a pesar de todos los pesares y a juicio del firmante no iguala la segunda lectura ya citada del director británico para Philips (disponible ahora en edición económica). La grabación, clara y profunda, y la adecuada presentación con textos del eminente berliozano David Cairns, completan la publicación. BERLIOZ: La infancia de Cristo. YANN BEURON (El narrador, Centurión), KAREN CARGILL (María), WILLIAM DAZELEY (José), MATTHEW ROSE (Herodes), PETER ROSE (Padre, Polidoro). CORO TENEBRAE. ORQUESTA SINFÓNICA DE LONDRES. Director: COLIN DAVIS. 2 CD LSO Live LSO0606 (Harmonia Mundi). 2006. 97’. DDD. N PM P rosigue Colin Davis con la grabación en vivo de toda la obra de Berlioz para el sello de la Sinfónica de Londres (ya aparecidas en el mercado Troyanos, Romeo y Julieta, Beatriz y Benedicto, Condenación de Fausto, Fantástica y Harold en Italia, seis obras publicadas aisladamente y asimismo incluidas en un álbum llamado Edición del bicentenario, comentado en su día desde estas mismas páginas). Como ya se ha dicho en otras ocasiones, estamos ante el mejor traductor de Berlioz de nuestros días, y con esta tercera aproximación a este oratorio (las dos anteriores en Decca y Philips) Sir Colin vuelve a dar en el clavo a pesar de tratarse de una partitura con numerosos desequilibrios, beneficiándose en esta versión de conjuntos vocales y corales de primera línea, por no hablar de una orquesta excepcional que traduce con idioma y convicción toda la grandilocuencia y a la vez la intimidad de este fresco bíblico. Sir Colin, elegante, idiomático y espiritual, convence en esta nueva aproximación, todavía más amplia y paladeada que las dos anteriores citadas, obviamente con tempi más lentos y quizá con un reparto vocal no tan conseguido como su segunda aproximación en Philips, aunque aquí haya que destacar la magnífica dicción francesa de los cuatro solistas ingleses, si bien la voz bastante neutra de Cargill (María) carezca de la personalidad de otras intérpretes como Baker, von Otter o Kopleff. El Enrique Pérez Adrián BERNSTEIN: Serenata. McLEAN: Elements. BRIAN LEWIS, violín. SINFÓNICA DE LONDRES. Director: HUGH WOLFF. que podamos tener asociado a cada uno de esos elementos. Sus objetivos son otros, y los alcanza plenamente: expresión, sugerencia, poética, dramaticidad. Un magnífico violinista, Brian Lewis, asegura el sentido de la línea solista de estas dos bellas obras concertantes americanas con exteriores referencias. Lewis es virtuoso, meditativo, transmite emoción contenida, verdad y vida. Le acompaña la Sinfónica de Londres con dirección de Hugh Wolff, medida, discreta pero presente, expresiva, ágil como si este repertorio fuera el de toda la vida. En fin, dos lecturas magníficas de obras del siglo XX muy alejadas de la vanguardia. Santiago Martín Bermúdez DELOS DE 3357 (Gaudisc). 2006. 67’. DDD. N PN Nuevo registro de este espléndido concierto para violín de Lenny Bernstein, Serenata, que se ha convertido ya en uno de los favoritos del silo XX para los solistas del instrumento. Pero viene acompañado de una excelente sorpresa, Elements, concierto para violín en cuatro movimientos del violinista y compositor estadounidense Michael McLean. Si Bernstein presenta en su Serenata para violín, cuerdas, arpa y percusión cinco movimientos referidos al Banquete de Platón (el último movimiento, con Sócrates y Alcibíades, recuerda las figuras rítmicas para motivos griegos del maestro Stravinski), McLean, fiel a su título, presenta cuatro: Tierra, Fuego, Aire, Agua. De corte aparentemente tradicional, Elements es una secuencia de contrastes o caracteres opuestos, o quién sabe si programas, con claras y permanentes referencias tonales en las que cabe el lirismo más cálido (Tierra); la danza agitada en la que abundan los trémolos pero que se presenta como una línea de música de cine post-Mancini y que contiene un episodio lento como si estuviéramos en su scherzo (Fuego): no importa que el compositor diga que ahí le inspira Bernard Herrmann; la evocación de lo etéreo de un paisaje de nubes (así lo manifiesta McLean para Aire), calma tensa, ensoñación, introspección; la secuencia minimal de escasa temática y línea a modo de moto perpetuo (Agua). McLean no pretende, por lo que se ve, renovar o contradecir especialmente el icono sonoro BOCCHERINI: Tríos op. 14. LA REAL CÁMARA. 2 CD GLOSSA GCD 920308 (Diverdi). 2005. 87’. DDD. N PN L a literatura para trío de cuerda no ha sido muy practicada durante el clasicismo, quizás porque a muchos autores les parecía que les faltaba una voz. Desde luego, nadie ha ido tan lejos en la música para esta combinación como Boccherini, que ni siquiera fue superado por Beethoven en sus juveniles piececitas, por el aprovechamiento de los timbres y la comprensión del equilibrio necesario entre las partes. La Real Cámara (Enrico Gatti, violín; Emilio Moreno, viola; Gaetano Nasillo, violonchelo) es el grupo idóneo para estas obras, a las que dota de un ondulante y sensual melodismo, una rítmica vibrante y una refulgente coloración. Lo reducido del ámbito pudiera hacer creer en una posible monotonía, pero nada más lejos de la realidad, pues el principio de diversidad máxima dentro de recursos reducidos vuelve a funcionar aquí a la perfección. No estamos ante un Boccherini galante, sino el creador inclasificable capaz de escribir el Adagio assai del Trío en fa mayor con el que se inicia la serie, un movimiento concentrado y serio. Esa melancolía, una confesión íntima de tristeza y soledad, vuelve a hacer acto de presencia en el Larghetto con que despega el segundo de los tríos en la misma tonalidad, el que cierra la colección. Estupenda grabación. Enrique Martínez Miura 85 D D I SI CS O C O S S BRAHMS-BYRD BRAHMS: Concierto para violín. DVORÁK: Obertura Los husitas. HENRYK SZERYNG, violín. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIODIFUSIÓN BÁVARA. Director: RAFAEL KUBELIK. ORFEO C 719071 B (Diverdi). 1967. 51’. ADD/Mono. N PM G rabación de la primera parte del concierto que Kubelik y su orquesta dieron en la Konzerthaus de Viena el 11 de junio de 1967 y que ahora nos ofrece por primera vez el sello alemán Orfeo. Nada que decir que no se sepa ya, salvo que la versión del Concierto de Brahms es novedad en la discografía del gran director checo. Lo demás, como era previsible, entra en los parámetros de calidad de cualquier recreación de esta batuta inolvidable: intenso dramatismo y especial toque idiomático en la obertura husita de Dvorák, que confirma la calidad de sus magníficas versiones de estudio de su querido compositor compatriota en DG. Después, soberbia intervención de Szeryng en la página brahmsiana, de inmaculada afinación, proverbial seguridad técnica, bello sonido y un punto de distancia expresiva como solía ser costumbre en sus grabaciones, lo cual no obsta que haya pasajes que literalmente les dejarán hipnotizados (todo el movimiento lento). Buena compenetración entre el solista y la orquesta, que integra al violín como si fuese un instrumento más del conjunto, seguramente debido al poder de aglutinar a todos que tenía este director. Precioso disco, en suma, de buen sonido monofónico e informativos artículos en alemán e inglés (el disco anuncia erróneamente la inclusión de textos en francés). La Magnifica Comunità PARA REDESCUBRIR A BOCCHERINI BOCCHERINI: Quintetos op. 18. LA MAGNIFICA COMUNITÀ. 2 CD BRILLIANT 93346 (Cat Music). 2006. 107’. DDD. N PE Quintetos op. 20. LA MAGNIFICA COMUNITÀ. 2 CD BRILLIANT 93566 (Cat Music). 2007. 119’. DDD. N PE Por contenido y ejecuciones, los volúmenes cuarto y quinto de la integral de los Quintetos para cuerda de Boccherini a cargo de la Magnifica Comunità resultan tanto o más deliciosos que los anteriores (para el primero, véase SCHERZO, nº 202, pág. 82; para los dos siguientes, nº 214, pág. 77). El Opus 18, compuesto en 1774, denota a un compositor dueño de todos los resortes de un género prácticamente inventado por él mismo. A falta de orquesta en casa de su patrón el infante don Luis (la oveja negra de la familia de Carlos III, su antimusical hermano), Boccherini une su violonchelo a un cuarteto formado por un padre y sus tres hijos para crear el sucedáneo más aproximado posible. Las sorpresas agradables se suceden sin apenas solución de continuidad, y así entre los tiempos rápidos el oyente ve enseguida fuertemente atraído su interés por todo el nº 1 pero especialmente por su fulgurante final, para casi de inmediato entrar en éxtasis con los delicados suspiros en arabesco que se intercambian los instrumentos en el Adagio del nº 2, un quinteto en el arranque de cuyo Allegro assai conclusivo se percibe algo así como una primera tentativa de tratamiento contrapuntístico del material temáti- co, del mismo modo que la contundente manera con que se inicia el Allegro assai del nº 3 recuerda algunos procedimientos típicos en Mozart y más aún en Haydn para captar la atención de la audiencia con drásticos contrastes dinámicos. Otro caso de dominio admirable de los recursos técnicos y expresivos lo constituye el fogoso final Allegro con moto del nº 5 (el único quinteto de este opus no en cuatro, sino en tres movimientos) y el contraste con las etéreas y difusas armonías del largo Grave (más de seis minutos) que abren el apetito en el nº 6. Con el Opus 20, publicado en 1775, entramos en un territorio a la vez aún más serio, más sinfónico y, al mismo tiempo o por ello mismo, más libre en las oposiciones entre timbres, ritmos, así como en los dispositivos armónicos. El nº 1 (el único en cinco movimientos frente a los cuatro del resto) no tarda nada en dejar claro que Boccherini, virtuoso violonchelista, va a reservarse intervenciones de lucimiento todavía mayor que hasta la fecha, pero quien de veras va a adquirir un protagonismo progresivamente mayor es el violín primero, que todo el nº 4 ya ha alcanzado el rango de guía conductor indis- cutido. Los pasajes de hondo lirismo son más abundantes, pero también aquellos que, así el Prestissimo que cierra el nº 2, afilan las aristas hasta extremos para los que términos como rococó e incluso clasicismo no son meramente inapropiados, sino absolutamente contradictorios. Del n 3 son tal vez los últimos compases del minueto, con aquel inesperado giro sombrío al final, los que más responden a esta nueva estética por momentos genialmente anticipada. El humor es otro factor expresivo que va cobrando presencia creciente y que desde el final del nº 4 se hace muy acusada, aunque el nº 6 incorpora rasgos de sarcasmo con una ambigüedad que no excluye alguna que otra pincelada trágica. Verdaderamente, lo mismo que ha sucedido con otros autores de una obra (Albinoni, Pachelbel, Marcello, otrora Vivaldi), una faceta (Clementi) o simple y totalmente olvidados por la historia, Boccherini merece redescubrirse, y la competencia con que está realizada (verdaderamente magnífica) esta integral constituye una vía de inicio muy recomendable. rio concertante para guitarra. Es clásico en la estructura pero de una gran personalidad. Sus sonoridades realmente peculiares llaman la atención no sólo en la parte solista sino en la orquestal, con una destacada presencia de la percusión, sobre todo xilófono y marimba. Muy colorista, es, sin embargo, poco proclive al puro efectismo. Polifonía y polirrítmia confluyen en esta obra, lo mismo que un comedido exotismo que evoca el gamelán se une a unos cuidados acentos caribeños, no sólo en la instrumentación sino en el propio lenguaje, de una muy sugerente tonalidad-modalidad. Se advierte en ella un cierto contenido dramático pero no falta una serenidad de carácter contemplativo. Es una hermosa composición que conoce aquí una versión plena de musicalidad y sensibilidad, con un equilibrio entre solista y orquesta felizmente resuelto. Le sigue Tres danzas concertantes, también con protagonismo de la guitarra secundada en esta ocasión por una orquesta de cuerda. Su estructura es muy similar a la obra anterior: primer movimiento en forma sonata, interludio lírico marcadamente dialo- gante, y toccata final. Entre una y otra median veintiséis años y advertimos en ambas los afectos musicales del autor, pero es en estas Tres danzas concertantes donde su neoclasicismo es más marcado. Y un año antes que ésta, un Brouwer jovencísimo, de dieciocho años de edad, compuso el Quinteto para guitarra y cuerdas, cuyo segundo movimiento quedó incompleto. Lo terminó en la década de 1980 y queda aquí como ejemplo de un peculiar vanguardismo que entronca con música afrocubana desarrollado y estilizado en obras posteriores. En todos los Alfredo Brotons Muñoz Enrique Pérez Adrián BROUWER: Concierto elegíaco. Tres danzas concertantes. Quinteto para guitarra y cuerdas. DENIS SUNGHO, guitarra. CUARTETO ALFAMA. CHAPELLE MUSICALE DE TOURNAI. Director: PHILIPPE GÉRARD. FUGA LIBERA FUG524 (Diverdi). 2006. 51’. DDD. N PN 86 E l Concierto elegíaco de Brouwer es una de las obras más destacadas del reperto- D D I SI CS O C O S S BRAHMS-BYRD Renaud y Gautier Capuçon, Paul Meyer, Myung-Whun Chung TRISTEZA DE OTOÑO BRAHMS: Doble Concierto para violín, violonchelo y orquesta en la menor op. 102. Quinteto con clarinete en si menor op. 115. RENAUD CAPUÇON, violín; GAUTIER CAPUÇON, violonchelo. JOVEN ORQUESTA GUSTAV MAHLER. Director: MYUNG-WHUN CHUNG. PAUL MEYER, clarinete. CUARTETO CAPUÇON. VIRGIN 00946 395147 2 4 (EMI). 2007. 72’. DDD. N PN E l Doble brahmsiano cuenta con lecturas señeras en la discografía, con la versión de Oistrakh, Rostropovich y Szell procasos, interpretaciones ejemplares dominadas por la delicadeza propia de esta música, a la cual no le faltan episodios vigorosos que solista y acompañantes resuelven satisfactoriamente, si bien en todo momento domina la elegancia y una exquisita expresividad que, sin duda, es lo que demandan las propias obras. Por otra parte, el sonido exhibido por Sung-Ho es tan hermoso como rico en matices teniendo en cuenta las muchas exigencias que plantean los pentagramas de un compositor que no sólo conoce a la perfección la guitarra sino que, no lo olvidemos, es un gran guitarrista. Josep Pascual BYRD: Obras para órgano. LÉON BERBEN, órgano. RAMÉE RAM 0704 (Diverdi). 2007. 74’. DDD. N PN W illiam Byrd (15431623) pudo mantener su fe católica en la Inglaterra anglicana de su tiempo gracias a sus dotes tanto para la música como para los negocios. Como prueba de las segundas, piénsese en la habilidad necesaria para en aquellas circunstancias conseguir el monopolio de publicación musical del país, primero compartiéndolo con su maestro Tallis, pero desde la muerte de éste (1585) en solitario. De las primeras, he aquí un botón como perfecta muestra de que nos hallamos ante uno de los compositores más excelsos de la bablemente en lo más alto. Esta magnífica lectura de los hermanos Capuçon no desbanca a la mencionada, pero es una muestra elocuente de lo mejor de la interpretación moderna de esta partitura. La estupenda sonoridad del violonchelo desde su entrada, el juego de cámara entre los dos solistas, el fraseo y cantabilidad de ambos, las estimulantes relaciones con la orquesta cuajan una interpretación soberbia. Chung plasma un sonido sedoso en la orquesta, aunque puede que se eche algo de menos de la electricidad de Szell. Con todo, la melancolía casi enfermiza del Andante sale perfectamente a la luz en este acercamiento; otro tanto ocurre con la vibración rítmica contagiosa del Vivace ma non troppo final. Pero si el Concierto merece una gran versión, el Quinteto roza lo prodigioso. La obra se convierte en un grito de desesperación, con pp agónicos, que traspasan las cuestiones dinámicas para convertirse en la expresión de toda una forma de ver la vida (y su término). En el Adagio, el clarinete susurra su línea de forma inmaterial, en tanto que las cuerdas cantan una especie de plegaria terrible. Las variaciones finales surgen insondables, pesimistas. Una lectura de primerísimo orden. Enrique Martínez Miura Jean Tubéry MOMENTOS FELICES BUXTEHUDE: O fröhliche Stunden. HANS JÖRG MAMMEL, tenor. LA FENICE. Director: JEAN TUBÉRY. Al comentar en el nº 215 de la revista una grabación de Membra Jesu nostri, deseaba que con motivo de cumplirse en 2007 los 300 años de la muerte de Buxtehude se ampliara la obra vocal disponible en disco de este gran compositor. El deseo parece parcialmente cumplido, pues en el curso del año han ido apareciendo una serie de ellos, además de continuar Ton Koopman con la grabación de sus obras completas. Así, que podemos decir, con este motivo, O fröhliche Stunden (Momentos felices), título genérico de este estupendo ejemplar de Alpha, tomado de una de las ocho obras vocales que contiene, pertenecientes al género geistliche Konzert o concierto de iglesia, que acabaría evolucionando hasta las ela- boradas cantatas de J. S. Bach. Bien mereció la pena el famoso viaje que éste hizo a pie, a los veinte años, desde Arnstadt hasta Lübeck para aprender del viejo maestro. Completan el disco una canzona instrumental y dos obras para órgano. Los textos cantados están sacados de los libros sagrados, salvo el de la citada O fröhliche Stunden, que es del poeta Johann Rist, un prolífico autor de poemas religiosos escritos específicamente para ponerles música. Todas las obras vocales son para una voz solista, a cargo aquí del tenor Hans Jörg Mammel, con un amplio currículo en interpretación del barroco, cuya voz fluye con naturalidad, sin exageraciones ni empalagos. Del correspondiente acompañamiento instrumental se ocupa el excelente conjunto La Fenice y al ser su director Jean Tubéry un verdadero virtuoso de la corneta, este instrumento aparece en lugar destacado en la parte instrumental de todas las época isabelina, la más gloriosa de la música inglesa. La mayoría de las páginas reunidas, si no todas, proceden del período (hasta 1572) en que fue organista y maestro de capilla en la catedral de Lincoln, de donde (comprendiendo que para un “disidente” es más segura la cercanía al poder supremo que no a uno de sus fanáticos instrumentos ejecutores) pasaría al servicio de la corte durante los reinados de Isabel y Jacobo I. Lo mejor de esta música es que compite sin desventaja con los más eximios polifonistas de su tiempo. En cuanto a la grabación, Berben demuestra tenerla en sus manos, su cabeza y su corazón. Aunque en varios casos se sabe que no fue el órgano el instrumento originalmente destinatario, el oyente nunca echa de menos otros ALPHA 113 (Diverdi). 2006. 56’. DDD. N PN obras escogidas, salvo una, y la verdad es que resulta una delicia escucharlo. La compenetración de voz e instrumentos es total y soberbia la nitidez con que se oyen estos últimos. En resumen una muy relevante muestra de la obra vocal sacra de Buxtehude, que a pesar de conservarse en una cantidad abundante, cercana al centenar, estaba un tanto olvidada por su recuerdo como organista, si hacemos excepción del célebre conjunto de pequeñas cantatas Membra Jesu nostri. José Luis Fernández colores, ni tampoco otras articulaciones. Las emociones transmitidas van desde la imponente energía en los pasajes de gran confrontación de masas sonoras hasta la más etérea ligereza, siempre con una flexibilidad métrica, una capacidad para resaltar los detalles de las partes en principio menos conspicuas y, en definitiva, una comprensión del enfoque más oportuno 87 D D I SI CS O C O S S BYRD-CHAIKOVSKI para cada uno de los a menudo difíciles diseños formales de Byrd que resultan verdaderamente admirables. Los conocedores de la materia quedarán encantados, mientras que los demás encontrarán una magnífica puerta de entrada en el mundo de un compositor cuya suma importancia se va por fortuna progresivamente reconociendo. Alfredo Brotons Muñoz BYRD: My Ladye Nevells Booke. ELIZABETH FARR, clave. 3 CD NAXOS 8.570139-41 (Ferysa). 2006. 225’. DDD. N PE Trabajo enciclopédico el de Elizabeth Farr, al interpretar completos los 42 números del My Ladye Nevells Booke, recopilación de piezas de William Byrd hecha en 1591, siete de las cuales no aparecen en ninguna otra colección. Emplea para ello cuatro instrumentos diferentes, un muy sugerente clave-laúd, diseñado y fabricado por Keith Hill en Michigan en el año 2000, un Philipp Vandré ABANICO FASCINANTE CAGE: Obras breves para piano. PHILIPP VANDRÉ, piano. 2 CD MODE 180-181 (Diverdi). 2002. 105’. DDD. N PN A medida que nos llegan nuevas grabaciones de las piezas para piano preparado, pertenecientes al primer período de Cage, más claro parece que las lecturas a cargo de los pianistas europeos, que tanto predicamento tendrían a finales de los años 90, las de Schleiermacher (sello MDG) y Hinterhäuser (Col Legno), van perdiendo interés a marchas forzadas. Casi se podría afirmar rotundamente que una versión como la de Schleiermacher, con su floja aportación, además, en el trabajo de la toma de sonido, dice muy poco del universo cageano: lo trata de oscurecer, de hacerlo tal vez más “trascendente”. Hinterhäuser, por su parte, tiende a privilegiar el tono melódico, logrando un Cage despersonalizado. Definitivamente, y a falta de alguna otra lectura que pueda aún sorprender en el futuro, las aportaciones de Leng Tan y, ahora, de Vandré, ambas en el sello Mode, vienen a ser ya referencias absolutas, una forma que se antoja ideal para expresar el rico universo de Cage. Más allá de actitudes interpretativas, lo que resalta en las versiones del sello Mode es la gran claridad que exhibe la toma de sonido, lográndose en cada pieza un conjunto de enorme pregnancia. La sencilla Music for Marcel Duchamp, pieza paradigmática de este imponente ciclo de obras para piano preparado que Cage compone desde 1941 a 1951, se vuelve una delicada y misteriosa miniatura en manos de Vandré. Formidable la espacialización del sonido, tono de grabación justo y asunción de un Cage de una musicalidad a prueba de bomba, que ha soportado exultante el paso del tiempo: esos son los elementos que hacen de la versión de Vandré un referente de primer orden a partir de ahora en el catálogo cageano. En el Cage oscurantista de Schleirmacher, no se extraía nada más que la envoltura de esta propuesta de vanguardia. Vandré, en cambio, hace que estas obritas respiren y se llenen de vida. Ese primitivismo, el ruidismo derivado de las posturas vanguardistas de principios de siglo, junto a una rítmica extraída de las lecciones tomadas del arte oriental, forjan un abanico de sonoridades y sensaciones que atrapan y subyugan. Fascinante. Francisco Ramos Jérôme Correas MÁS CAVALLI, POR FAVOR CAVALLI: L’Ormindo. SANDRINE PIAU (L’Armonia), MARTÍN ORO (Ormindo), HOWARD CROOK (Amida), DOMINIQUE VISSE (Nerillo), MAGALI LÉGER (Sicle), JEAN-FRANÇOIS LOMBARD (Erice), STÉPHANIE RÉVIDAT (Erisbe), KARINE DESHAYES (Mirinda), JACQUES BONA (Hariadeno), BENOÎT ARNOULD (Osmano). LES PALADINS. Director: JÉRÔME CORREAS. 2 CD PAN PC 10196 (Diverdi). 2006. 131’. DDD. N PN No deja de resultar chocante la poca atención que teatros y discográficas prestan a la producción de Pier Francesco Cavalli (1602-1676), eslabón imprescindible entre la ópera veneciana vinculada al estilo de Monteverdi y el belcanto posterior. Desde los míticos registros de René Jacobs para Harmonia Mundi en los años 80 (Giasone, Xerse), apenas recuerdo grabaciones de otros cuatro títulos (Calisto, otra vez por Jacobs en HM; Didone, por Hengelbrock para DHM y recientemente por Biondi para Dynamic; Statira por Florio para Naïve; Los amo- 88 res de Apolo y Dafne, por Zedda en Naxos) antes de este Ormindo, y ello a pesar de que la producción conservada del compositor ronda las treinta obras líricas. Ormindo se estrenó en 1644 en el veneciano teatro de San Casiano. Estructurada en un prólogo (con personaje alegórico como en las óperas monteverdianas, aquí la Armonía) y tres actos, contaba con un libreto de Giovanni Faustini (el tercero que ofrecía al compositor) sobre una trama, que se haría típica, de amores cruzados, fugas, travestimientos, muertes ficticias, agniciones y reacciones magnánimas de gobernantes que parecían severos e inicuos. La música está aún cercana al característico estilo recitativo de Monteverdi, aunque los fragmentos líricos (arias, ariosos) cobran ya notable importancia. El acompañamiento instrumental se limita a dos partes de violín y continuo. La producción de Pan (año 2006, aunque no se señala la fecha de grabación; un pésimo detalle, el editor nunca debe perder de vista que un disco es un documento) ha conseguido reunir a un elenco estupendo en torno a un grupo instrumental de primer nivel (muy rico el continuo), que Correas, cantante antes que director, sabe manejar con atención a los requerimientos del canto, aunque no por eso deja de subrayar convenientemente los efectos dramáticos ni de contrastar con teatral énfasis dinámicas y tempi. Sandrine Piau es un lujo para los seis minutos y medio que dura su papel de Armonía, que interpreta con sensual elegancia. Del resto del elenco femenino, las sopranos Magali Léger y Stéphanie Révidat cantan con extraordinaria intensidad dramática, lo que refuerza su psicología de mujeres audaces y valientes, aunque en algunas ocasiones rocen el grito. Más sobria y contenida la mezzo Karine Deshayes en sus no muy largas intervenciones. Entre los hombres, Howard Crook canta con la exquisitez y el buen gusto de siempre, aunque parece algo más apurado y menos cómodo que en su reciente Teseo de Lully. Muy lírico el contratenor Martín Oro, de sugestivo timbre y muy delicado fraseo, y soberbio Dominique Visse en uno de esos papeles cómicos que tan bien le van. Del resto sorprende la flexibilidad de Jacques Bona, pese a los exigentes graves de su papel. Muy interesante novedad. Pablo J. Vayón D D I SI CS O C O S S BYRD-CHAIKOVSKI Sabine Liebner UN GRAN JOHN CAGE CAGE: Music for piano 1-84. SABINE LIEBNER, piano. 2 CD NEOS 10703/04 (Diverdi). 2003. 114’. DDD. N PN Para el discófilo, es excitante conocer las cualidades de una obra musical a través de la escucha comparada. Por desgracia, la existencia solamente de una versión, en el mayor número de los casos, de las obras contemporáneas en el catálogo fonográfico, impide que este saludable ejercicio se practique a menudo. Ha sido por medio de las distintas versiones como el aficionado ha ido introduciéndose en unas músicas que, debido a la dificultad de conocerlas en concierto, se han llenado de un aura de hermetismo e inaccesibilidad que no corresponde, en realidad, con el propósito de los compositores. Un caso flagrante lo constituyó recientemente la versión que de la extensa Triadic memories, de Morton Feldman, realizara la pianista Sabine Liebner para el sello Hänssler, donde hizo descubrir al mundo, por fin, todas las bellezas encerradas en tan formidable partitura, sin duda, la más desarrollada del autor. La casualidad ha querido que la misma pianista, actualmente residente en Múnich, sea la protagonista del descubrimiento que supone esta edición en CD de Music for piano, de Cage, en el flamante sello Neos. Liebner aborda un ciclo poco conocido original italiano realizado por Jerome Zentis en Roma en 1658, y restaurado por Hill, y otros dos claves construidos por el mismo fabricante norteamericano sobre sendos modelos flamencos, uno de Hans Ruckers (el de Colmar), de hacia 1624, y otro de Ahaus Ruckers (de Amberes) de hacia 1640, al que ha añadido un registro de 16 pies. Las interpretaciones son muy variadas, no sólo por efectos de la tímbrica o la propia diversidad de la colección (que incluye sobre todo danzas, pero también canciones, fantasías, grounds, voluntaries), sino porque Elizabeth Farr toca con exquisita musicalidad y buen gusto, combina con acierto las articulaciones más relajadas y ligadas (en especial cuando tañe el clave-laúd) con otras fuertemente marcadas, de Cage, que por las fechas de composición (1952 y 1956), se halla entre obras tan emblemáticas como Music of changes y el Concierto para piano y orquesta. En el mercado, figuraba hasta ahora, como única referencia, la versión que hiciera Steffen Schleiermacher para MDG en 1998 (Complete piano music, vol. 2). Schleiermacher ofrecía una lectura convincente desde el uso de una técnica que se antojaba, en ese momento, la justa. Pero en absoluto la escucha de esa música, en manos del alemán, suponía el descubrimiento de una obra especial en el catálogo cageano. Liebner, en cambio, en la versión grabada en Múnich en 2003, desvela ya no tanto un mundo nuevo como la fiel restitución de, precisamente, todo aquello que normalmente atribuimos al estilo de Cage: dilatación del tiempo, acordes espaciados, profundos silencios, tono de gran concentración. El problema de la grabación de MDG salta ahora a la vista: Schleiermacher no lograba transmitir nada especial al receptor, al estar sometida su interpretación, en primer lugar, a una excesiva fidelidad a la escritura convencional del piano y, en segundo término, a no contar con un trabajo de espacialización adecuado. Al no gozar, en su caso, de un trabajo creativo por parte del ingeniero de sonido, el resultado era plano. Liebner, por su parte, borda las sonoridades, haciendo cómenfatiza con buen sentido algunos efectos (como las onomatopeyas de la Batalla) y contrasta con eficacia la rítmica de las diferentes danzas, si bien en algunas piezas especialmente densas la polifonía no suena siempre todo lo transparente que sería deseable y a veces se agradecería un poco de mayor flexibilidad agógica. Recomendable en cualquier caso. Pablo J. Vayón CANTELOUBE: Cantos de Auvernia (selección). Tríptico. Cantos de Francia (selección). V ÉRONIQUE G ENS , soprano. O RQUESTA N ACIONAL DE LILLE. Director: SERGE BAUDO. NAXOS 8.570338 (Ferysa). 2007. 57’. DDD. N PE plice al oyente de las mil y una sutilezas que contiene este mundo propuesto por Cage. Lo que en Schleiermacher era una obra sin brillo, aunque interesante por lo que insinuaba, en Liebner se convierte en gozosa experiencia de la escucha. No sólo la técnica de Liebner se pone al servicio de la idea deslumbrante de Cage, sino que además se beneficia de una soberbia división de los planos sonoros, de un extraordinario efecto de espacialización. El resultado es deslumbrante. Ahora, con la pianista de Múnich, el ciclo Music for piano, con sus casi dos horas de música, se sitúa en ese dorado círculo donde moran las grandes obras musicales de la modernidad (y, en el catálogo de Cage, sólo comparable a One5, Two6 o Ryoanji). Es sorprendente, empero, que ante una obra de tan radical y despojada belleza como esta, los analistas hayan pasado siempre de puntillas. Y es que, como sabemos, es costumbre de los biógrafos presentar cada obra desde la única perspectiva E s éste el segundo volumen con canciones sinfónicas de Canteloube a cargo de los mencionados intérpretes. Incansable buceador de los folclores franceses, aquí registra nueve piezas de las más conocidas, la overñatas, así como seis con letra nacional y un tríptico sobre poemas de Roger Frêne (1914), de tradición simbolista. En todos ellos el músico muestra su habilidad para convertir las fuentes anónimas en partituras académicas, con especial cuidado en armonizaciones y orquestación, riquezas de la Francia impresionista. En el tríptico no queda lejos de Ravel y Debussy. La versión propuesta es de del análisis formal, de la disposición del material. Así, tenemos que, en los libros consagrados a Cage (Pritchett, Revill, Bosseur), sólo se atiende a los esquemas derivados del I Ching con los que Cage elabora la pieza. En las notas incluidas en el CD, Helmut Rohn se centra en cómo monta la obra el autor por medio de procedimientos de azar, sin importar algo que no deberá escapársele al que aborde esta magna obra desde la escucha atenta: Music for piano contiene, en sí misma, todo el arte de Cage. Se asiste, en la recepción de la obra, a todo un vasto recorrido por las diferentes maneras de tratar el sonido por parte del compositor, desde los ecos del piano preparado en las secciones 1 y 2 (1952) y su estética lejanamente ruidista, hasta el mundo de largos sonidos tenidos de las Music for piano 53-68 y 69-84, de 1956. Es muy ilustrativo hacer este ejercicio, comparar el tratamiento casi percutido del piano, en 1952, con un instrumento concebido, tan sólo cuatro años después, como objeto forjador de los acordes más delicados y hermosos. Esta paz y esta (sólo aparente) falta de tensiones, tan buscada por Cage, se dan con plenitud en Music for piano, ya en 1956. El autor (y Liebner, la pianista) se adelantan 30 años a las piezas de la última y ascética etapa: las “number pieces”. Francisco Ramos óptima calidad. Baudo saca todo el partido tímbrico del caso y arropa a la solista de modo que sea un timbre más, aunque destacado, de la lectura. Ella muestra una voz colorida y de un elegante esmalte, dice con intención y perfil los textos, alternando los humores del folclorismo con la recitación culta, ambas servidas con esmero exquisito y matices de todo carácter. Blas Matamoro CHAIKOVSKI: El lago de los cisnes. ORQUESTA DEL TEATRO MARIINSKI DE SAN PETERSBURGO. Director: VALERI GERGIEV. 2 CD DECCA 475 7669 (Universal). 2006. 110’. DDD. N PN 89 D D I SI CS O C O S S CHAIKOVSKI-DVORÁK Un par de equívocos en la presentación pueden conducirnos al error: una pegatina que dice, en inglés, que esto es “un espectacular registro en estudio de la partitura completa de Chaikovski”. Lo que se contradice con lo que se anuncia: “Versión del Mariinski para representación”. Es decir, versión cortada. Segundo equívoco, que en realidad es un error: nos dicen que esto dura 76 minutos, cuando dura casi 110. En cualquier caso, una duración mucho menor de las algo más de tres horas en que consiste toda la música de Chaikovski para este ballet. Tal vez son detalles de importancia menor, pero el aficionado ha de estar advertido. Lo importante es si este registro merece la pena y por qué. Con las integrales de Ozawa o Abravanel (más aún con la de éste) tendremos más música, y además muy bien tocada. Con la “versión para la escena” del Kirov-Mariinski en la batuta de Gergiev tenemos un espectáculo auditivo de garantía, que nos hace desear la visión de lo coreográfico. Con Gergiev, con el foso del Mariinski, cede lo sinfónico y se potencia lo teatral. Quizá no sea lo ortodoxo en sonido grabado, pero sí lo es en lo que admite la escena, que por definición es reacia a las longitudes que no contengan una densidad dramática “necesaria” en la secuencia del relato y el conflicto. Pero esa teatralidad en la batuta, en el foso, en el concepto todo de esta versión es la gran baza que puede seducir al aficionado, tanto al que conozca bien este ballet como al que sólo lo haya oído alguna vez. Gergiev es eso, teatral, dramático, lírico, sugerente, y aunque le da a lo sinfónico lo que es de lo sinfónico, sobre todo le da a la danza y a la acción lo que les pertenece por derecho. Momentos de especial belleza son los de siempre, las danzas archisabidas (el vals, la polonesa, la danza de los pequeños cisnes, la danza española, la mazurka, la danza húngara, los pasos a dos y a tres), que en una lectura así resultan, si no nuevas, sí distintas, ágiles, exactas. Un Chaikovski lleno de vida, de gracia, de sentido. Un gozo, sin duda, pese a los cortes obligados para una “versión escénica”. Santiago Martín Bermúdez 90 Evgeni Sudbin y John Neschling CASI EXCEPCIONAL CHAIKOVSKI: Concierto para piano nº 1 op. 23. MEDTNER: Concierto para piano nº 1 op. 33. Liebliches Kind! EVGENI SUDBIN, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE SÃO PAULO. Director: JOHN NESCHLING. BIS CD-1588 (Diverdi). 2006. 72’. SACD. N PN Calidad, belleza y la siempre interesante presencia de nombres infrecuentes. ¿Disco excepcional? Quizá habiendo subsanado algunos aspectos que comentaremos a continuación, sí. La respuesta de la orquesta brasileña es sensacional, si bien su captación sonora deja a la cuerda en un plano ligeramente secundario. La dirección atenta y cuidadosa de Neschling, sin embargo, no impone suficientemente una unidad de pulso, con lo que el joven pianista acaba por anticiparle el tempo en varios momentos. Respecto al célebre Op. 23, en su primer movimiento Sudbin abre con tal ímpetu que parece querer decirlo y demostrarlo todo. Técnicamente, resuelve muy bien —pasajes de acordes en semicorcheas con puntillo, por ejemplo—, con diversidad en la gestión del peso y el carácter. Sin embargo, podría permitirse cuidar detalles como la igualdad de octavas quebradas, o ser más coherente en sus decisiones en cuanto a arpegiados, staccatos escritos por el compositor, o fragmentación de las fermatas de las cadenzas. Un Andantino de difícil fragilidad cristalina, da paso a un trepidante Allegro con — mucho— fuoco. Aquí, el talento del pianista ruso resulta interesantemente variado: escuchen, por ejemplo, cómo oscurece veladamente el color de la frase metiendo una puntita de sordina (0’17’’). En general una buena versión, con dos curiosidades añadidas: la flauta cambia —suponemos que premeditadamente— la cabeza del tema del segundo movimiento adoptan- do el si bemol que ocho compases después instalará definitivamente el piano; en el tercero, suprimen 11 compases del Sostenuto molto. En Medtner, tras la fuerza de las octavas que abren el Concierto, encontramos un pianismo más sutil, menos percusivo que el de Chaikovski. Nos exponen toda su dimensión formal con un virtuosismo más introspectivo, sacrificando la fuerza dramática de las cesuras en función de un carácter más apremiante. La delicada propina pone el lazo a un buen disco. Juan García-Rico Adam Harasiewicz DOS POLACOS JUNTOS CHOPIN: Nocturnos. Preludios. ADAM HARASIEWICZ, piano. 2 CD BRILLIANT 93529 (Cat Music). 1961-1963. 145’. ADD. R PE L os que no deseen comprar la integral que ha lanzado Brilliant (93217) de Chopin y que contiene la obra del polaco en manos de diferentes referencias del teclado (Davidovich, Kocsis, Rubinstein, Kissin, Gilels, y el mismo que nos ocupa además de otros) pueden escoger este volumen, que es parte de ella. Aunque seamos sinceros, por precio y contenidos, está claro que la caja es una ganga. En referencia a los discos anunciados y que protagoniza Adam Harasiewicz, hay que decir que son una muestra extraordinaria de cómo ilustrar a Chopin parcamente, con nobleza y sin ningún tipo de fingimiento. El pianista polaco predica unas versiones sin artificios, con una depurada sensibilidad y con una paleta sonora extremadamente graduada. Harasiewicz (1932) ofrece los Nocturnos con elocuencia y con una retórica romántica basada en la sobriedad y la sencillez. Si bien es cierto que en estas en versiones abundan los rubati, en ellas hallamos un refinado equilibrio formal que les proporciona fuerza expresiva y solidez. El músico también ilustra los Preludios con hermosura sonora y con una técnica deslumbrante (no olvidemos que las grabaciones datan de los años sesenta, cuando el pianista rondaba los treinta años; registros que por cierto guardan su encanto y conservan toda actualidad). Personalmente hacía tiempo que un servidor no escuchaba unas interpretaciones chopinianas de tal altura, en las que lo sincero no se confunde con lo sentimental, en las que la poesía romántica está descrita con imaginación y fervor, y en las que el equilibrio es parte fundamental para el entendimiento de la obra en todo su conjunto. Sobresaliente. Emili Blasco D D I SI CS O C O S S CHAIKOVSKI-DVORÁK DRAESEKE: Lieder. INGEBORG DANZ, contralto; ROMAN TREKEL, barítono; CORD GARBEN, piano. CPO 999 826-2 (Diverdi). 2001-2002. 69’. DDD. N PN Un león que se transformó en conejo. Así, con un desprecio más que evidente, se ventilaba Franz Liszt a Felix Draeseke (1835-1913), antaño uno de los miembros más beligerantes y osados de su círculo, de aquellos que apostaban con rotundidad por una nueva música que tuviera como apóstoles al húngaro y a Wagner. Y luego, con la misma fe radical del converso, un antiwagneriano feroz, un compositor de un posicionamiento estilístico y estético atrozmente conservador… Ello, y su longevidad, acabaron pasándole factura y costándole decenios y decenios de olvido. Hasta que CPO, quién si no, se ha lanzado a rescatarlo. Salvo la extensa balada Helge’s Treue op. 1, poco hay en este disco que nos hable de esa primera etapa díscola y provocadora. Con textos de Mörike, Heine, Müller, Rückert o Uhland, entre otros, estas canciones son hermosas, sin duda, y algunas de ellas, como Venecia op. 20, nº 6, poseen una refinada cualidad ensoñadora. Pero la sensación que desprenden es la de un esteticismo un tanto superficial y una expresividad epidérmica, muy lejos de los lieder que en aquella misma época creaban Wolf o Mahler, o incluso el también “conservador” Brahms… Los intérpretes, eso sí, ofrecen todas las garantías posibles. Son grandes especialistas en el género, poseen estilo, carácter e inteligencia, de ahí unas versiones de una musicalidad impecable. Aunque la música, es así, sea menor. Buena calidad de sonido, y notas, como es habitual en este sello, excelentes: una introducción perfecta a la vida y la obra de este compositor, sin intentar vender gato por liebre ni dejar de lado ninguna de sus contradicciones. Leon Botstein ARIANE, LIBERTADORA DUKAS: Ariane et BarbeBleue. LORI PHILLIPS (Ariane), PATRICIA BARDON (la Nourrice), PETER ROSE (Barbazul), LAURA VLASAK NOLEN (Sélysette), ANA JAMES (Ygraine), DAPHNE TOUCHAIS (Mélisande), SARAH-JANE DAVIES (Bellangère). BBC SINGERS. SINFÓNICA DE LA BBC. Director: LEON BOTSTEIN. 2 CD TELARC CD-80680 (Indigo). 2007. 115’. DDD. N PN Se dice pronto. Un cuarto de siglo sin que esta obra maestra se haya grabado de nuevo. Estamos ayunos de Arianne et Barbe Bleue desde 1983, cuando la registró Armin Jordan para Erato con Catherine Ciesinski como protagonista. Esta ópera se basa en un texto de Maeterlinck, y la aventura de esta protagonista libertadora (no cotilla, curiosona o impertinente) lleva a presentarnos entre las esposas anteriores de Barba Azul (que están vivas todavía, lo que inspirará a Balász y Bartók) a una tal Mélisande. Acaso es una pequeña venganza del escritor contra Debussy, que tan enorme éxito ha tenido con Pelléas et Mélisande, a partir de un texto suyo. En esta ópera de 1907 se minimiza a la heroína de la ópera de 1902; es una esposa mansa, una más de las encerradas por el terrible Barbazul, que aquí resulta bastante domesticado por la heroína verdadera… que acaba escapando de todo aquello, puesto que las prisioneras no quieren la libertad. Es posible que entonces Mélisande decida también marcharse, y acabe encontrándose a Golaud en medio de un bosque. Desde el principio, el conflicto es palmario. El pueblo acusa a Barbazul de matar hasta el momento a cinco esposas, y advierte a la sexta, Ariane. A solas con su nourrice, declara su propósito y sus medios: “Me ama, soy bella y me haré con su secreto. Lo primero es que hay que desobedecer: es el primer deber cuando la orden es amenazadora y no tiene explicación […] Lo que está permitido no nos enseñará nada”. Ariane ha recibido siete llaves; la última, prohibida; desecha las seis primeras y se atiene a la séptima. Los tiempos han cambiado desde Perrault, que condenaba a Barbazul y también la curiosidad excesiva de la esposa. Ahora, en el siglo que comienza, en 1907, la razón asiste a la mujer. Y la mujer es protagonista de esta ópera, en la que Barbazul tiene escaso cometido vocal. Ariane, la nourrice y las cinco esposas ocultas, presas, las que están en la cueva a la que se accede por la séptima puerta, son las que llevan todo el peso del canto, aparte del coro, en ocasiones, y de dos campesinos que apresan a Barbazul. Se pueden comparar Mélisande y Arianne, desde luego, y acaso lleguemos a la conclusión de que ambas óperas son “primas hermanas”, como mucho. No hay hermandad entre el riguroso recitativo de Debussy, que no es monótono nunca pero que cuyo autor no teme que así se le considere, y hay aficionados que no ceden en cuanto a ese calificativo; y el cantabile-recitativo de Dukas, cuya heroína, no integrada de lleno en el repertorio, sienta las bases de buena parte del repertorio lírico y de canto de la Francia del siglo XIX. Con el concurso de otros, sí, hay que aceptarlo: desde Fauré y Ravel en adelante. Pero no es imposible ver un hilo directo entre Arianne y las monjitas de Poulenc; y nos referimos a sus vocalidades, no a otra casa, como bien puede comprenderse. La obra de Maeterlinck y Dukas inspiró a Balázs y a Bartók, mas también a Marcel Carné en su film Juliette ou la clef des songes (1951, la misma Juliette de Georges Neveux que había inspirado la ópera de Martinu). El reparto de esta referencia que ahora recibimos está encabezado por una soprano, no por una mezzo, que es lo que deseaba Dukas; el papel tiene su ambigüedad y admiten ambas posibilidades con tal de tener un centro de envergadura, porque no llega nunca demasiado arriba. Contrasta el timbre claro y la línea no poco ligera de Lori Phillips con la carnalidad de la voz de Patricia Bardon, una voz sorprendente, hermosa, fuerte, penetrante, y de un espesor y una profundidad que se escuchan poco hoy día por la crisis de esa cuerda. El breve cometido vocal de Barbazul lo cumple con sobriedad y discreción el bajo Peter Rose. Las esposas prisioneras aportan su vocerío femenino dulce, cuando no alterado; lírico, cuando no aterrorizado. Cumplen las cuatro (una mezzo y tres sopranos) de manera que roza la perfección; hay que advertir que el cometido de una de las esposas, Alladine, es mudo, es un papel sin línea vocal, mimado. El coro interviene de manera decisiva, exaltada, violenta, y asume así el status de personaje. Los BBC Singers bordan estas intervenciones a menudo contrapuntísticas. Sorprende este director estadounidense, Leon Botstein, que hace brillar la orquesta rica en colores y matices de Paul Dukas, y que sabe crear climas, definir situaciones, inducir sugerencias. Algún crítico francés se lamentó de la reciente puesta en escena en la Bastilla de esta ópera, y saludó sin embargo con calor la aparición del registro que comentamos, que apenas grabado se convierte en una referencia de un título todavía poco habitual en los catálogos. Totalmente recomendable, con momentos realmente bellos, espléndidos. Santiago Martín Bermúdez Juan Carlos Moreno DVORÁK: Trío op. 21. FIBICH: Trío en fa menor. MARTINU: Trío en re menor H. 327. TRÍO SMETANA. SUPRAPHON SU 3927-2 (Diverdi). 2007. 60’. DDD. N PN E xcelente el Trío Smetana, como sabemos. Lo forman músicos checos de gran altu- ra artística, como Jitka Cechová, pianista que hemos destacado ya en varios CD con música de Smetana; más la excelente violinista Jana Vonásková-Nováková y el veterano chelista Jan Pálenicek. Llega ahora esta exquisi- ta formación con tres propuestas plenamente nacionales, un Dvorák de primera madurez, el Op. 21; un Fibich de juventud, y un Martinu de su época final. La belleza del Op. 21 de Dvorák, obra de 1875 revisada algo 91 D D I SI CS O C O S S DVORÁK-HAYDN más tarde, es inmediata, cantarina, cálida, y el cantabile del Trío Smetana es de los que llegan muy dentro, con una musicalidad perspicaz, virtuosa y sentida. La secuencia de las tres obras (las de Dvorák y Fibich con casi contemporáneas; la de Fibich es de 1872) ofrece una curiosa línea interpretativa: desde la página de Dvorák definida como diáfana por estos espléndidos músicos, hasta la densidad concentrada con que leen la de Martinu, pasando por la gravedad vocacional del Trío en fa menor de Fibich. Pero en los tres casos hay una gracia, una claridad de colores y una agilidad métrica que hacen de este recital una bella bendición. Santiago Martín Bermúdez Martyn Brabbins VIVIR PARA OÍR ELGAR: Sinfonía nº 1 op. 55. Preludio de “The Kingdom op. 51. ORQUESTA DE LA RADIO DE FLANDES. Director: MARTYN BRABBINS. GLOSSA GCDSA 922204 (Diverdi). 2006. 58’. DDD. N PN No es la Orquesta de la Radio de Flandes una formación puntera en el panorama europeo ni Martyn Brabbins un director que salga demasiado del circuito británico. Quien le conozca, quien le haya visto, sabe que es un maestro muy interesante pero, por una razón u otra, no acaba de dar el salto. Pues bien, ambos outsiders — orquesta y director— hallan al fin su ocasión y firman un disco extraordinario con una Primera de Elgar que ya tenía en la discografía un prece- dente en parte parecido pues, aparte de la clásica de Barbirolli (EMI), la mejor versión disponible era la extraordinaria de una Orquesta Hallé postbarbirolliana —es decir, regularcita en aquel entonces— y un maestro que sigue trabajando a la búsqueda de su reconocimiento —James Judd— en una grabación de 1990 (IPM). La grandeza de esta nueva y reveladora lectura no podía estar en la calidad de una orquesta de serie media que, sin embargo, se entrega al límite de sus posibilidades, sino que se halla en que aquí se hace música a golpe de verdad. El estilo elgariano está expuesto por Brabbins con una inteligencia asombrosa, despojado de retórica — moderno, si se me permite—, repleto de expresividad, con una línea de una intensidad emocional admirable y surgida del análisis riguroso de cada célula de la obra que, además, se aborda con una intachable unidad conceptual. El Nobilmente, tan del autor, es aquí no tanto una manera de hacer como de ser, de modo que lejos de utilizarse como una percha retórica es un punto de partida y de llegada, y se mantiene en la carne y no en la ganga. Brabbins abre una vía diferente, insólita —y me temo que quizá por eso también criticada desde la visión más tradicional, más equívocamente nacionalista de Elgar—, que va directamente al interior de esta música. El segundo tema del primer movimiento o la forma de llegar a la conclusión del Lento-Allegro que concluye la obra serían ejemplos, entre otros muchos, de ello en este disco que se sube a la cumbre con ejemplar modestia, de la mano, curiosamente, de una casa de discos —eso sí, de las mejores en su ramo— especializada en música antigua. Vivir para oír. El preludio de The Kingdom, que se nos olvidaba con tanta emoción, es un curioso y excelente complemento. Claire Vaquero Williams José Ramón Encinar EJERCICIO DE ESTILO GUERRERO: Orquestación de seis números de “Iberia” de Albéniz. ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA. Director: JOSÉ RAMÓN ENCINAR. GLOSSA GSP 98006 (Diverdi). 2006. 52’. DDD. N PN El arreglo que efectúa Francisco Guerrero de Iberia, de Isaac Albéniz, ¿lo llamaría Hans Zender música “compuesta”? Zender, como se sabe, ha puesto de actualidad en el ámbito germano este tipo de arreglo, de comentario musical acerca de una partitura que forma parte indeleble del repertorio. Pero si el músico alemán aporta, en una pieza como Schuberts Winterreise, una tímbrica que pertenece de pleno a la modernidad, en el caso de Guerrero, en su orquestación de Iberia, no se 92 aprecia tanto una reactualización del material de partida como un ejercicio de estilo a través del cual resaltar las cualidades del original, sin un interés específico por una reescritura rabiosamente moderna. El material que maneja Guerrero pertenece al mundo casi exclusivo de Albéniz, reservándose el granadino su extraordinaria facultad para la total ocupación del espacio sonoro. Guerrero destaca todo lo que de mediterraneidad hay en Iberia, sus muchas notas basadas en las formas populares, pero todo esto lo presenta en una trama orquestal que no traiciona su particular manera de componer: trato de la orquesta como objeto físico, de una solidez a prueba de bomba y, al mismo tiempo, trato de los timbres con una vivacidad (léase también motor energético), que es una clara demostración del gran amor que este autor sintiera siempre por las músicas tradicionales, del que la pieza Jondo es un buen ejemplo. Empezada a componer en los meses previos a su repentino fallecimiento, en 1997, la versión orquestal de Guerrero de Iberia, de Albéniz, nos llega incompleta, con sólo seis números terminados. Es la presente, la primera grabación fonográfica (servida con mano maestra por los músicos de la orquesta gallega) de un proyecto que pudiera parecer insólito en este músico indómito, pero ha de tenerse en cuenta que el autor granadino siempre expresó admiración por el clásico de Albéniz, como igualmente por aquellos compositores de los que nunca acabaría de aprender (Bach, Beethoven). Esta es la muestra palpable de que Guerrero no era sólo autor de una música que, por encima de todo, gustaba de mirar hacia el abismo, sino que, en su continuo aprendizaje de los clásicos, asumía como propia la noble, artesanal tarea de la transcripción y el arreglo como modo de tomar contacto con la esencia de la música. www.scherzo.es Francisco Ramos D D I SI CS O C O S S DVORÁK-HAYDN GUERRERO: Canciones y villanescas espirituales. Vol. II. MUSICA FICTA. ENSEMBLE FONTEGARA. Director: RAÚL MALLAVIBARRENA. ENCHIRIADIS EN 2018 (Diverdi). 2006. 64’. DDD. N PN E l segundo volumen de la integral guerreriana de canciones y villanescas espirituales (es decir, en sus versiones a divino construida sobre las aún más populares profanas) a cargo de Raúl Mallavibarrena y sus grupos habituales abunda en las bondades predicadas del primero (véase SCHERZO, nº 211, pág. 85), y ello tanto por lo que al contenido como por lo que a las interpretaciones se refiere. Sin embargo, la (impresión de) espontaneidad se ve en este caso enriquecida por una adecuación mayor aún si cabe del enfoque estilístico. La música renacentista no es ya medieval ni aún barroca, sino que tiene en sí misma una entidad propia, tan alejada de los abstractos, arcanos juegos que antes y después remitirán a otro mundo. El mundo del Renacimiento es este mundo, el mundo humano. Es en ese sentido muy merecedora de elogio la actitud de estos intérpretes, que abordan esta música “espiritual” pero con melodías y formas “villanescas” con aquella sencillez y proximidad tan difíciles de mantener porque como base, razón de ser y meta ha de tener las máximas claridad y coherencia en la configuración de las frases (la igualdad de las voces es fundamental a este respecto) para que se produzca la convergencia ideal, eminentemente “clásica”, entre sonido y significado, música y texto. El recurso de la imitación, por ejemplo, apunta a la fuga barroca, pero las partes han de mantenerse en un mismo plano; y, por otro lado, la estabilidad armónica que con sus cadencias de nítido perfil anuncia el desarrollo de las tonalidades mayores y menores, ha de prescindir de la objetividad intelectual previa para dar paso a una expresividad que, sin embargo, apenas inaugura pero ya es inconfundiblemente la del arte de la modernidad. Francisco Guerrero (1528-1599) es un representante cimero de esta fase de la evolución en los estilos musicales y han sido músicos españoles los que tan acertadamente han sabido ajustarse a su lenguaje específico. Vale la pena. Alfredo Brotons Muñoz Danielle de Niese y Willian Christie EXUBERANTE DEBUT HAENDEL: Arias. DANIELLE DE NIESE, soprano. LES ARTS FLORISSANTS. Director: WILLIAM CHRISTIE. DECCA 475 8746 (Universal). 2007. 72’. DDD. N PN L a joven soprano australiana Danielle de Niese (n. 1980), aspirante a gran estrella, se presenta en Decca con un recital haendeliano, tan de moda entre cantantes de toda condición en los últimos meses. Son arias de Giulio Cesare, Rinaldo, Alcina, Teseo, Apollo e Dafne, Ariodante, Amadigi di Gaula y Semele, en las que da muestra de una técnica impecable y unos medios generosos, de agudos restallantes y extraordinaria facilidad para las agilidades. Su estilo, exuberante en el aspecto ornamental y aguerrido en la expresión, le va mejor a las arias de bravura, como la absolutamente espectacular Da tempeste de Giulio Cesare que HAENDEL: El Mesías. SUSAN HAMILTON, soprano; ANNIE GILL Y CLARE WILKINSON, mezzos; NICHOLAS MULROY, tenor; MATTHEW BROOK, bajo. DUNEDIN CONSORT & PLAYERS. Director: JOHN BUTT. 2 CD LINN CKD 285 (LR Music). 2006. 140’. DDD. N PN No es novedad el uso de la versión original del estreno dublinés de El Mesías, que da más espacio a la voz de contralto (por ello, aquí se usan dos) y presenta algunas otras variantes, como un dúo en lo que después iba a ser el aria How beautiful are the feet. En apéndice se ofrece un recitativo de bajo y el aria de tenor Thou shall break them, la que precede al Hallelujah desde que la obra se presentó por primera vez en Londres. Butt ofrece una versión con un equipo instrumental más bien reducido (cuerdas: 4/3/2/2/1) y un coro de 13 voces del que salen los solistas para recitativos y arias. Interpretación en general ligera y luminosa, clara y directa, de tempi razonables aunque con tendencia a la lentitud (el primer recitativo acompañado del tenor se arrastra durante unos innecesarios 3’16’’), cantada aceptablemente aunque abre el disco, o el recitativo y aria de Teseo, Ira, sdegni e furore... O stringerò nel sen, un fragmento poco habitual en estos recitales, y del que hace una recreación de extraordinario virtuosismo, con saltos interválicos de vértigo y una muy florida y atrevida ornamentación, pese a que en la zona más grave del registro se detecte un algo forzado cambio de color. El Vo’ far guerra de Rinaldo resulta igualmente pródigo en adornos ágiles y vertiginosos, con el famoso pasaje para clave solo en vibrante y fulgurante interpretación de Béatrice Martin. Otra cosa son las arias más expresivas, cantadas con indudable buen gusto, pero a las que falta algo más de profundidad, un tono más patético, por ejemplo, al Lascia ch’io pianga de Rinaldo o al Piangerò de Giulio Cesare, cuya sección central vuelve a estar dominada por el altísimo virtuosismo. Gran intensidad alcanza en cambio sin especiales alardes. Las voces funcionan bien como coro de prestancia muy británica, pese a algunos desequilibrios (en el final de And the glory of the Lord el empaste se pierde con absoluta claridad; el Glory to God queda demasiado terrenal y poco intenso), y los solistas cumplen, aunque la soprano suelte algunos grititos fuera de tono (Rejoice), Clare Wilkinson llegue apuradísima a los graves de He shall feed His flock y el bajo sea bastante poco flexible. Una versión más. Pablo J. Vayón HAYDN: Sinfonías nºs 88 y 101. Obertura de L’isola disabitata. ORQUESTA AUSTRO-HÚNGARA HAYDNPHILHARMONIE. Director: ADAM FISCHER. MDG 901 1441-6 (Diverdi). 2006. 55’. SACD. N PN Sinfonías nºs 97 y 102. Obertura de L’anima del filosofo ossia Orfeo ed Euridice. ORQUESTA AUSTRO-HÚNGARA HAYDNPHILHARMONIE. Director: ADAM FISCHER. MDG 901 1452-6 (Diverdi). 2006. 52’. SACD. N PN Al poco de fundar la orquesta austro-húngara que lleva el nombre de Haydn a finales de los en Il mio crudel martoro, de Ariodante, siempre a la sombra de Scherza infida, pero con un poder sugestivo similar, que De Niese aprovecha merced a un uso exquisito de los reguladores. Elegante se muestra la cantante en piezas de mayor ligereza como el Tornami a vagheggiar de Alcina o Endless pleasure de Semele, esta última más exigente de lo que aparenta. Buen debut, excelentemente acompañado por William Christie y su ya mítico conjunto. Pablo J. Vayón ochenta, Adam Fischer asumió con ella un ambicioso reto: llevar al disco la integral de las sinfonías del autor austriaco. El ciclo necesitó catorce años para ver la luz, pero al fin la vio, y por cierto con muy felices resultados (hoy está en el catálogo de la casa Brilliant). Poco después, ya para MDG, iniciaba otra aventura no menos comprometida, la de volver sobre sus propios pasos e intentar, suponemos, dar con la misma orquesta una renovada imagen del compositor. Su nuevo Haydn es más contundente, más fluido, más contrastado, más animado en los tempi, quizá más asomado al historicismo, si bien los instrumentos siguen siendo modernos, con una mayor presencia del metal y del timbal. Basta comparar las dos versiones de El reloj para comprobar de inmediato que son bien distintas. Y con todo, sigue siendo un Haydn muy serio. El director budapestino resuelve unas sinfonías igualmente ordenadas, de texturas transparentes, finas sonoridades y precisos acentos. Yendo un poco a lo concreto, la vitalidad con que se cierra la nº 102 es verdaderamen- 93 D D I SI CS O C O S S HAYDN-MAHLER te asombrosa, igual que el delicado trabajo de la cuerda en el segundo movimiento de la nº 97. Las oberturas de L’anima del filosofo ossia Orfeo ed Euridice y de L’isola disabitata son además mucho más que meros complementos. Por otro lado las grabaciones, realizadas nada menos que en el Palacio de Eisenstadt, se benefician de un sonido espléndido que en formato SACD merece una claridad reveladora del más recóndito detalle. Es el otro Haydn de Fischer, la otra cara de una misma idea, o mejor, la otra idea de una misma cara. Asier Vallejo Ugarte George Petrou EL HAENDEL MÁS VIVO HAENDEL: Tamerlano HWV 18. MATA KATSULI (Asteria), MARY-ELLEN NESSI (Andronico), IRINI KARAIANNI (Irene), NICHOLAS SPANOS (Tamerlano), TASSIS CHRISTOYANNIS (Bajazet), PETROS MAGOULAS (Leone). ORQUESTA DE PATRAS. Director: GEORGE PETROU. 3 CD MDG 609 1457-2 (Diverdi). 2006. 193’. DDD. N PN H ace cinco años (véase SCHERZO nº 168, pág. 85), titulé Un Haendel muy vivo mi crítica del Tamerlano dirigida por Trevor Pinnock, porque en aquel momento la juzgué la mejor de las opciones disponibles pese a haber sido tomada de una representación escénica con público o, quizá, precisamente por eso, por la fascinante vida dramática que transmitía. La de estudio que ahora firma George Petrou me hace cambiar de opinión y confirma a Grecia como un país al que sorprendentemente hay que prestar mucha atención cuando se hable de música barroca en general, de Haendel en concreto. Aquí todo funciona estupendamente de principio a fin y en todos los respectos. En el de los cantantes, el Bajazet del barítono Tassis Christoyannis es sencillamente perfecto: en el primer acto, Forte e lieto presenta una combinación de solemnidad pública en la orquesta y de emoción íntima en la voz que resulta ideal para transmitir la convergencia entre la Historia y la historia, y en Cielo e terra la limpidez, nobleza, expresividad y redondez del timbre hacen que Thomas Randle parezca preso de la histeria; en el tercero, Empio resulta otra maravilla, aún superada sin embargo por el recitativo acompañado Tu, spietato. Como Tamerlano, también el contratenor Spanos está sensacional, pero tal vez en ningún momento mejor que en el A dispetto del tercer acto, donde no se sabe qué admirar más, si lo natural del color vocal o la facilidad con que ejecuta las coloraturas. No le anda ni mucho menos a la zaga en esto ni en fuerza el Andrónico de la mezzo Mary-Ellen Nessi, que en Più d’una tigre altero (acto II) produce un formidable estallido de ira y orgullo, donde la técnica se pone al servicio del enriquecimiento psicológico del personaje. Ningún reparo se pondrá tampoco a la contribución de la soprano Mata Katsuli, aunque a la hora de las citas lo más destacable de ella sea el breve trío del segundo acto que Asteria comparte con Tamerlano y Bajazet (Voglio strage) y, sobre todo, el dúo en el tercero con Andrónico (Vivo in te), donde ambos personajes se ven investidos de un sentido de la transfiguración ante la perspectiva de la muerte que vuelve completamente humana la alegría con que dicen afrontarla. Y no se saquen consecuencias erróneas del hecho de dejar para el final a la otra mezzo, Irini Karaianni (Irene), tal encomiable en la exhibición de materia hermosa, agilidad y potencia en el Crudel del acto tercero como en el segundo lo había estado al convertir su arietta con flautas de pico, para Anna Bonitatibus y Pinnock nada más que un divertimento para el relax de intérpretes y espectadores/oyentes, en un número delicioso, modélico de lo que significa la piccola coloratura y en el que los valores folclóricos y un poco arcaizantes se insertan perfectamente en el conjunto de la obra. Siendo todo de primerísimo nivel, nada de lo dicho supera sin embargo la eléctrica labor de Petrou al frente de una orquesta no menos sensacional, perfectamente conjuntada y con una prontitud en la respuesta absolutamente ejemplar. Lo mismo, por si fuera poco, que las tomas. En resumen y como dicen los ingleses, un must. Alfredo Brotons Muñoz Guillermo González FUNDAMENTAL E. HALFFTER: Música para piano. GUILLERMO GONZÁLEZ, piano. 2 CD NAXOS 8.570006-07 (Ferysa). 2006. 129’. DDD. N PE A la ya extensa colección de música española de Naxos se añaden a buen ritmo —sin prisa pero sin pausa, como se dice habitualmente— nuevos títulos que se sitúan entre las referencias más destacables por las interpretaciones y, por supuesto, entre lo más interesante de esta discográfica por lo interpretado. Por supuesto, no faltan las novedades y las justas reivindicaciones de un repertorio ni valorado ni divulgado como merece. El siempre convincente y entusiasta Gui- 94 llermo González —que ha emprendido una integral Albéniz más que prometedora para este mismo sello— se ocupa en dos compactos de la música para piano de Ernesto Halffter, que completa con algunas transcripciones del propio González y con una obra para piano a cuatro manos que el pianista interpreta junto a una de sus discípulas, Belén González. El programa empieza con la juvenil Crepúsculos, de ecos franceses evidentes con algún apunte romántico en la línea de Granados. Vienen después las obras más genuinas, las emparentadas con el neoclasicismo y no exentas de cierto casticismo entre las que no falta algún paréntesis romántico; acaso el más destacable sea la schumanniana Grüss. Merece mencionarse una novedad de importancia, la inclusión de la versión original para piano del ballet Sonatina que se tituló en un principio Suite de las doncellas. Sorprendente el pasodoble —algo insólito en Halffter— pianístico Valencia II, muy auténtico y que pocos atribuirían a su autor. En resumen, como dice Andrés Ruiz Tarazona en sus interesantes —como siempre— notas, “estamos ante una grabación fundamental para captar la dimensión, española e internacional, de la obra pianística de aquel enorme talento, lleno de humana cordialidad y simpatía, llamado Ernesto Halffter”. Y añadiríamos que estamos igualmente ante una de las grabaciones más destacables de ese gran pianista que es Guillermo González. Por interpretación y por lo interpretado, una “grabación fundamental”. Josep Pascual D D I SI CS O C O S S HAYDN-MAHLER HENZE: KOECHLIN: Obras para piano: Lucy Escott Variations. Variationen für Klavier op. 13. Une petite phrase. Präludien zu “Tristan”. Cherubino. Toccata mistica. Sonatina 1947. Sonata per pianoforte. JAN PHILIP SCHULZE, piano. Cuartetos nºs 1 op. 51 y 2 op. 57. CUARTETO ARDEO. COL LEGNO WWE 1CD 20250 (Diverdi). 2005. 80’. DDD. N PN G ran parte de la obra para piano de este “joven eterno” que es Hans Werner Henze recoge Col Legno en este nuevo registro, que acrecienta su interés al brindar como primicias discográficas absolutas la muy juvenil Sonatina 1947 y las más recientes Toccata mistica (1994) y Präludien zu “Tristan” (2003). Si las Variaciones op. 13 (1948) nos ofrecen un piano rudo, tanto en el aspecto armónico como en el rítmico, la Sonatina 1947 dibuja un perfil más sonriente, con claros tintes de una agridulce melancolía neoclásica en el Andantino y la Pastorale conclusiva; por su parte, la Sonata (1959), de escucha menos abstracta de lo que su voluntad formal augura, da paso al mundo mediterráneo tan caro al compositor, tanto en las Lucy Escott Variations (1963), sobre un aria de La sonnambula de Bellini, como en el juego de reconocimientos y ocultaciones del original mozartiano de las tres miniaturas que conforman Cherubino, concluido en 1981. El fresco impresionista de la Toccata mistica muestra que la obra de Henze no ha perdido un ápice de interés en los últimos años, extremo que confirman los cuatro preludios tristanescos, reflexión del compositor sobre su propio Tristan (1973) y testimonio de su ambigua relación con la tradición germánica, representada en este caso por las figuras de Wagner y el Brahms tardío: música rotunda, de un gran contraste entre planos expresivos y una no disimulada agresividad en las expansiones dinámicas, como en el Ruhig fließend, meditativo que cierra la colección. La propuesta de Jan Philip Schulze, intérprete comprometido con la música de Henze y que ya presentó en Madrid hace un par de años su integral pianística, prolonga la contribución anterior a este repertorio de Homero Francesch (Wergo, 1994) y conjuga brío y delicadeza favorecidos por una notable toma de sonido. Germán Gan Quesada AR RE-SE AR 2006-3 (Diverdi). 2006. 62’. DDD. N PN P ese a la cercanía de número de opus, se trata de dos cuartetos de cuerda compuestos por Koechlin a uno y otro lado de la Gran Guerra, en periodos de tiempo dilatados. Koechlin, polifacético en tiempos de conflictos intensos, no vio estrenado el Op. 51 hasta muy tarde, acaso porque demasiadas cosas le llamaban por todas partes y no “se trabajaba” lo bastante sus estrenos. En cuanto al Op. 57, no lo estrenó nunca, pero la línea de sus cuatro movimientos se convirtió en la Sinfonía op. 57bis. Ahora, este espléndido Cuarteto Ardeo, compuesto por cuatro mujeres que tocan como los ángeles, nos propone estas obras ricas de eso que algunos han llamado “delincuencias armónicas”, muy propias de la estética de Debussy y allegados (Fauré incluido). Pero casi nunca en tal derroche: la disonancia se convierte en regla, pero sigue siendo disonancia, no suspensión tonal (esto estaría fuera de lugar y de conciencia posible en un músico francés de esos años y los siguientes, hasta más o menos 1950). Koechlin sigue sorprendiéndonos con obras poco conocidas o desconocidas del todo, con esa fecundidad que le permitió visitar tantos mundos, entre ellos el de la música. Con interpretaciones como las del Cuarteto Ardeo descubrimos de manera adecuada y estimulante ese su mundo que fue amplio y rico, que convivió con el de colegas cuyo renombre oculta todavía al suyo. Es el impresionismo (aceptemos de nuevo este concepto inexacto) que parece empeñado en desmentirse al tiempo que se afirma y se condensa. Felices lecturas, felices cuartetos. Un CD feliz. Santiago Martín Bermúdez I nmejorable pareja la que forman las dos obras que aúna este disco y que dan testimonio de la presencia de la creación más reciente en el Salzburger Festspiele de 2004: György Kurtág (1926), figura indiscutible en el panorama europeo actual, y el joven compositor y clarinetista alemán Jörg Widmann (1973), otrora discípulo de Henze y Rihm y voz de madurez creciente. Maestro de las formas mínimas, todo en el escueto catálogo de Kurtág es quintaesencia sonora, precisa arquitectura que vuelve a menudo los ojos a la tradición húngara (instrumentos, intervalos, ritmos) y la dota de una fascinante capacidad expresiva. En este caso, los textos aforísticos de los Mensajes de la difunta señorita R. V. Trusova (1976/80), debidos a la poetisa rusa Rimas Dalos, configuran un monodrama en torno al fracaso de una relación sentimental vista desde la perspectiva femenina, que Kurtág retrata mediante una minuciosa escritura vocal y con el claro modelo del Pierrot lunaire en mente: 21 piezas divididas en tres partes y una plantilla de acompañamiento diferente para cada uno de los números. Igualmente cercana al espíritu expresionista, de exasperado dramatismo, es la obra de Widmann, dilatada sucesión de paisajes sombríos —como ya anuncia su título— y sonoridades graves, apoyada en el protagonismo solista de un clarinete bajo inquieto sobre la áspera trama de fondo tejida por la cuerda y los ecos profundos del piano. No es necesario sino subrayar los frutos obtenidos por el OENM en su ya larga trayectoria y la conocida versatilidad de Claudia Barainsky: bajo la dirección de Rüdiger Bohn, la versión de la obra de Widmann es excelente y su Kurtág entra en pie de igualdad con anteriores registros de Sony (1993), Hungaroton (1998, con Adrienne Csengery, la soprano “de cabecera” del compositor) y Etcetera (2006, Schoenberg Ensemble Edition, 14) e incluso supera a alguna de ellas en calidad de la toma de sonido y capacidad de contraste. KURTÁG: Germán Gan Quesada Botschaften des verstorbenen Fräuleins R. V. Trussowa op. 17. WIDMANN: …umdüstert… CLAUDIA BARAINSKY, soprano. ÖSTERREICHISCHES ENSEMBLE FÜR NEUE MUSIK. Director: RÜDIGER BOHN. Sinfonía nº 5. ORQUESTA DE LA TONHALLE DE ZÚRICH. Director: GEORG SOLTI. NEOS 10708 (Diverdi). 2004. 49’. DDD. N PN DECCA 475 9153 (Universal). 1997. 67’. DDD. N PN MAHLER: S ir Georg Solti dio dos conciertos en Zúrich con la Orquesta Tonhalle los días 12 y 13 de julio de 1997 interpretando la Quinta de Mahler. Nadie podía suponer entonces que iban a ser sus dos últimas apariciones públicas. Durante el mes de agosto de ese año, mientras pasaba sus vacaciones en Antibes, tuvo que ser hospitalizado, y el 6 de septiembre, justo el día que tenía que repetir este mismo concierto en Turín, fallecía repentinamente. El concierto lo dirigió Franz Welser-Möst, y al saberse la noticia del óbito, se repitió el Adagietto como homenaje póstumo a este gran director. La relación de Solti con la orquesta suiza se remonta a 1947, cuando hizo su primera grabación en calidad de director de orquesta para Decca (a todo el mundo le sorprenderá que el principio y el final de su carrera hayan estado protagonizados por el mismo conjunto). El intendente de la Tonhalle, Trygve Nordwell, nos cuenta en el libreto que los ensayos fueron particularmente intensos, “y Sir Georg se mostró especialmente exigente hacia los músicos y hacia él mismo, aproximándose a la obra sin ideas preconcebidas, partiendo desde cero”. La grabación fue hecha por la radio suiza DRS y el disco que ahora se publica es un montaje proveniente de los dos conciertos citados. La versión, a pesar de los comentarios del intendente de la orquesta, es la típica del modus operandi de este director, objetiva, algo plana y lineal (sin sacar a la luz toda la serie de contradicciones y de variados mundos interiores presentes en la Sinfonía), perfectamente construida y de impecable respuesta orquestal a pesar de que la Tonhalle sea un conjunto inferior a la Sinfónica de Chicago, con la que Solti grabó su primera versión de esta obra recién llegado de titular. De todas formas, se percibe claramente la personalidad de la batuta de tal manera que los acostumbrados brillo, contundencia, cuidado tejido orquestal, precisión y claridad presentes en cualquiera de sus interpretaciones, también aparecen aquí, dejando quizá un tanto descuidado aquello que decía Mahler de que “lo esencial está detrás de las notas”. En fin, un buen maestro dirigiendo el último concierto de su vida en una de sus obras favoritas. La verdad es que tanto en vivo como en 95 D D I SI CS O C O S S MAHLER-RACHMANINOV grabaciones de cualquier tipo (en estudio, en concierto público), hemos visto y oído cosas mejores. Este testamento mahleriano se recomienda especialmente para seguidores del maestro, cuyo estilo inconfundible brilló más y mejor en su versión americana anterior en estudio. Enrique Pérez Adrián MAHLER: Sinfonía nº 8. TWYLA ROBINSON, ERIN WALL, ADRIANE QUEIROZ, sopranos; MICHELLE DEYOUNG, mezzo; SIMONE SCHRÖDER, contralto; JOHAN BOTHA, tenor; HANNO MÜLLER-BRACHMANN, ROBERT HOLL, bajos. CORO DE LA ÓPERA ALEMANA DE BERLÍN. CORO DE LA RADIO DE BERLÍN. CORO INFANTIL AURELIUS DE CALW. STAATSKAPELLE BERLÍN. Director: PIERRE BOULEZ. Filarmónica de Viena, conjuntos mahlerianos por excelencia, por no hablar de las más virtuosas y brillantes agrupaciones americanas, si bien evidencie calidad técnica y comprensión idiomática, siguiendo a su director con entrega y convicción (ya vimos a ambos en la versión de la Segunda en un DVD Euroarts comentado asimismo desde estas páginas). En suma, buena versión que cierra notablemente el ciclo Mahler de Pierre Boulez; en conjunto es una acertada contribución al ciclo, aunque la interpretación como tal no logre las cotas de los Horenstein (BBC Legends), Tennstedt (DVD EMI), Bernstein (DVD DG) o Solti (Decca) tantas veces reseñados y alabados desde estas páginas. Enrique Pérez Adrián 2 CD DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 6597 (Universal). 2007. 85’. DDD. N PM T 96 ermina Boulez su ciclo Mahler comenzado en 1994 para el sello amarillo. Ahora no son las orquestas de Cleveland, Chicago o Viena (Filarmónica) las protagonistas de esta grabación, como sí lo fueron en el resto de las obras anteriores (8 Sinfonías restantes, Canción de la tierra y Lieder grabados por el músico francés), sino la más modesta Staatskapelle de Berlín, elegida seguramente por imperativos económicos (los tiempos de Solti y su registro de esta obra para Decca en la Sofiensaal con solistas de primera fila, coros vieneses y orquesta americana, quedan muy lejos de la crisis actual). Boulez, como siempre, se preocupa más por mostrar la modernidad estructural y armónica de la composición que por crear un lenguaje estrictamente personal, aportando su permanente claridad y rigor analítico en esta enorme masa sonora, de tal forma que ningún matiz escapa al escalpelo racionalista de este director, con detalles que casi nunca se ponen en evidencia en otras versiones discográficas. El equipo de solistas es notable, especialmente las voces femeninas, si bien tenor, barítono y bajo no acompañan a igual nivel de calidad y se muestran sin verdadera personalidad tímbrica y bastante fatigados, por ejemplo en los tutti del Veni Creator. A los coros quizá les falte un punto más de elevación espiritual (escúchese el famoso Alles Vergängliche), aunque técnicamente estén irreprochables. La orquesta, ya se ha dicho, queda lejos de la Concertgebouw, o la MESSIAEN: Obras completas para órgano. WILLEM TANKE, órgano. 8 CD BRILLIANT 8639 (Cat Music). 1994. 474’. DDD. R PE E n semana y media de junio de 1994 grabó el holandés Willem Tanke la obra completa para órgano de Olivier Messiaen. El álbum que apareció al año siguiente (creemos) causó sensación entre aquellos que pudieron oírlo. La repercusión quedó mitigada por las limitaciones de la distribución: ni siquiera les puedo asegurar qué sello lo comercializó. Ahora, trece años después, puede recuperarse en sello económico (muy económico) esa integral que el aficionado esperaba, acaso sin saberlo, para introducirse en el mundo más espiritual todavía que de costumbre del órgano de Messiaen. Es una integral que incluye tanto el Libro del Santísimo Sacramento (uno de los tres grandes monumentos del Messiaen final; los otros son San Francisco, ópera, y Éclairs, orquesta) como las piezas tempranas, como el breve y muy bello Banquete celestial. Resiste esta integral su comparación con otras. Está grabada en la Basílica de Haarlem, en un órgano cuyas características explica el libreto que acompaña al álbum. Como bien saben los aficionados, el sonido grabado es más propicio a la música instrumental y sinfónica que a los sonidos del instrumento de los instrumentos, en especial si la referencia de las obras es una iglesia. Es conocido el gran oficio de Messiaen, al que acudían a oír en la Trinidad parisiense gentes que nada tenían que ver con la religión católica patente en todas las obras de Messiaen; y le escuchaban tanto en sus obras como en las ajenas, y especialmente en sus improvisaciones. Tanke es un virtuoso de la improvisación, y también es compositor. Sus recitales tienen una merecida fama por la mezcla de improvisación y búsqueda de sonidos de la música de nuestro tiempo. Su integral Messiaen queda como testimonio no sólo de su dominio, sino sobre todo de su comprensión de un universo sonoro profundo, devoto. Acaso tengamos que escuchar este y otros ciclos organísticos de Messiaen (el del propio compositor, que se interrumpe en el Libro, 1951; el de Jade con varios organistas; el de Innig para MDG) con cierta ilusión escénica en nuestra propia casa, en nuestro cubil, para darle verdad a esta escucha: como si estuviéramos en el banco de la Trinidad o de otra iglesia. Un personaje músico de Sarabanda, de Ingmar Bergman, señala que en las orquestas no hay órgano, y que en las iglesias siempre hay uno. No hay buena relación entre el templo y la sala de conciertos. Cortés, fría, distante, no necesariamente hostil, pero no buena. Ese recogimiento de una iglesia, grande o pequeña, esa ilusión de encontrarnos en un ámbito con esas resonancias, solemnes o sencillas, nos ayudará a percibir toda la entraña que contiene este ciclo de meditaciones, exaltaciones, misterios y plegarias que es la obra completa para órgano de Messiaen en los dedos benéficos de Willem Tanke. Santiago Martín Bermúdez Taschenoper por el estreno anual de óperas pensadas para auditorio tan exigente, una iniciativa cuyo primer fruto es este Das tapfere Schneiderlein (El sastrecillo valiente), dado a conocer en diciembre de 2006. Basado en el cuento homónimo de los Hermanos Grimm por medio de un apropiado y socarrón libreto de la dramaturga Helga Utz en que se narran las aventuras del protagonista, enfrentado con arrojo a fieros gigantes, brutales jabalíes y fatuos unicornios para conseguir el amor de la princesa, ni formato ni tema o público original determinan, sin embargo, un acercamiento tópico al género. No, al menos, en manos de Wolfgang Mitterer (1958), autoridad en la música experimental y bien conocido por su ópera Massacre (2003) y sus obras instrumentales. Y es su larga dedicación a la música electroacústica la que dota de un rico marco sonoro a la acción, obteniendo una gran diversidad tímbrica mediante el uso del sintetizador —al que se suma un contrabajo— e hilando un continuo collage de ruidos, reverberaciones y citas del repertorio clásico, como la del Winterreise que identifica al sastrecillo con el solitario errabundo romántico; por su parte, el reparto vocal —que sólo merece aplauso por su buen hacer y buen humor, en especial Elisabeth Rombach y Theresa Dlouhy como la feliz pareja— afronta papeles que se acercan al espíritu de la canción popular sin renunciar a tratamientos atonales y al uso del recitado. Completen el libreto incluido en el disco con la información que hallarán en la página web de Col Legno y dispónganse a seguir al sastrecillo en su camino: no se arrepentirán. MITTERER: Das tapfere Schneiderlein. ELISABETH ROMBACH, soprano; THERESA DLOUHY, soprano; CLEMENS KÖLBL, barítono; GEBHARD HEEGMANN, barítono; JÜRGEN MAURER, bajo; FLORIAN LIEWEHR, narrador; KARL SAYER, contrabajo; MICHAEL TIEFENBACHER, teclados. COL LEGNO WWE 20801 (Diverdi). 2006. 53’. DDD. N PN No es terreno frecuente para los compositores el de la “ópera para niños”, ni siquiera en países en que continúa bien viva la tradición de la música pedagógica y la inquietud por una adecuada formación musical de la infancia; es por ello loable la apuesta por parte de la Wiener Germán Gan Quesada ORTIZ: Recercadas del Tratado de glosas. LA REVERENCIA. Clave, órgano y director: ANDRÉS ALBERTO GÓMEZ. TAÑIDOS SRD-359 (Several Records). 2007. 55’. DDD. N PN R econozco humildemente que el contenido de este CD me supera. Después de leer atentamente el artículo del profesor Rubén López Cano que viene en la carpetilla, sigo sin entender la razón por la que se ha decidido grabar el segundo libro del Tratado de glosas y otros géneros de puntos en la música de violones D D I SI CS O C O S S MAHLER-RACHMANINOV del toledano Diego Ortiz utilizando la distribución instrumental que nos brinda el conjunto La Reverencia, en la que, además de los esperables, nos encontramos con otros instrumentos como la corneta y varios de percusión. Y la voz de Paloma Gallego en las cuartas recercadas sobre el madrigal Felici occhi miei y sobre la canción Doulce memoire, lo que puede tener lógica, aunque no mucho rigor. Siendo La Reverencia un conjunto serio y el disco también, hay que intentar encontrar la explicación en el penúltimo párrafo del citado artículo o simplemente en su título Las glosas: memoria y placer de una práctica musical. Quizás pueda también encontrarse en que, interpretando el libro tal como Diego Ortiz lo concibió, hubieran tenido que enfrentarse con la grabación anterior (1989) de Jordi Savall y algunos de sus habituales colaboradores de entonces como Pandolfo, Koopman, Lislevand y demás. Dura competencia que, de esta forma, se sortea. Tampoco consigo entender la agrupación en cinco secciones de las veintisiete recercadas, que tampoco tienen nada que ver con las cinco secciones concebidas por Diego Ortiz, homogéneas y cargadas de lógica, perfectamente entendibles. ¿Se facilita con ello la difusión del conocimiento de este capital tratado de la historia de la música entre los oyentes de hoy? No lo creo. ¿Lo han hecho por recrear la práctica musical de la inventio, caída en desuso durante el siglo XX, como sugiere López Cano? Puede ser pero, a título de ejemplo, hay que conocer antes muy bien las sinfonías de Beethoven para valorar las transcripciones para piano que de ellas hizo Liszt. Y no parece que el conocimiento general del tratado de Ortiz justifique recomendar una grabación tan singular, por muy seria que sea. José Luis Fernández PACHELBEL: Cantatas, motetes y obras para órgano. CLAIRE LEFILLIÂTRE, soprano; HANS JÖRG MAMEL, tenor. CORO DE CÁMARA DE NAMUR. LES AGRÉMENS. Director: JEAN TUBÉRY. DAVID VAN BOUWEL, órgano. RICERCAR RIC 255 (Diverdi). 2006. 61’. DDD. N PN Como un eco tardío del tricentenario de la muerte de Pachelbel en 1706 llega este disco que enriquece la impagable serie de Ricercar dedicada a la música religiosa alemana del barroco. Y como demostración de que el arte es una empresa transnacional las idiomáticas versiones están a cargo de un grupo y un director franceses. Lo reducido de los efectivos vocales e instrumentales, aunque sin llegar al minimalismo extremo, favorecen la transparencia de las interpretaciones. La afinación y expresividad del Coro de Cámara de Namur y los seductores timbres de Les Agrémens se funden en lecturas que elevan a Pachelbel al nivel de uno de los autores prebachianos de la cantata alemana más atractivos. Varios títulos de los aquí incluidos, todos ellos entresacados del arsenal temático de los corales luteranos, fueron también musicados por Bach, pero Pachelbel les da un tratamiento sumamente personal —óigase, por ejemplo, el diseño a modo de fanfarria en la cantata Jauchzet dem Herrn— y que merecería pasar al repertorio de los grupos especializados. Magníficas las prestaciones al órgano de Van Bouwel, en especial en la sensacional Toccata en do mayor con que se abre el disco. Sólo empañan un tanto el resultado los solistas vocales, un punto chillona la soprano y ocasionalmente algo destemplado el tenor. En todo caso, registro muy interesante. de este estilo intrascendente y guardan relación con el pianista que fue; la técnica empleada en la escritura es muy elaborada y dependiente del nivel instrumental que el autor poseía. Paderewski fue un virtuoso de gran sensibilidad artística, un personaje de moda en su época que supo estar en varios frentes (hombre de mundo que llegó a primer ministro polaco, además de pianista y compositor). Compone la Sonata aquí incluida en 1903, bajo la influencia de los románticos Liszt y Grieg, desplegando un sinfín de recursos expresivos que imprime con fuerza y brío. No es en vano tampoco el parentesco de esta pieza con las partituras de Rachmaninov: sus dimensiones magnas y múltiples recursos estilísticos comunes así lo prueban. El lenguaje es bien romántico, y la técnica empleada en la escritura es imaginativa y convincente. Los temas con variaciones también respiran las mismas aspiraciones, observándose en ellos un trabajo minucioso en las variaciones. El pianista Jonathan Plowright ofrece una visión correcta de las partituras, respondiendo a sus necesidades y procurando en todo momento atenciones sensibles hacia ellas. Así pues estamos delante de un disco atrayente sobre todo por el interés del repertorio, y porque la interpretación se ajusta con consideración al mismo. Enrique Martínez Miura Emili Blasco PADEREWSKI: PUCCINI: Sonata para piano op. 21. Variaciones y fuga sobre un tema original op. 11. Variaciones y fuga sobre un tema original op. 23. JONATHAN PLOWRIGHT, piano. Madama Butterfly. VICTORIA DE LOS ÁNGELES (Cio-Cio-San), BARBARA HOWITT (Suzuki), JOHN LANIGAN (Pinkerton), GERAINT EVANS (Sharpless). CORO Y ORQUESTA DEL HYPERION CDA 67562 (Harmonia Mundi). 2006. 80’. DDD. N PN Este disco es un documento interesante para ahondar en la figura del Paderewski compositor y pianista, para reconocer en las obras incluidas un talento no siempre fácil de valorar en este autor (Paderewski escribió mucha música destinada a los salones, partituras sin demasiadas ambiciones artísticas destinadas simplemente a entretener al público burgués de la época, y que en definitiva son las que le han clasificado como a un autor prescindible incluso en la Polonia actual). Las obras aquí reunidas, decimos, difieren COVENT GARDEN DE LONDRES. Director: RUDOLF KEMPE. 2 CD ROYAL OPERA HOUSE ROHS006 (Diverdi). 1957. 112’. ADD. R PM V ictoria de los Ángeles ha encarnado el personaje de Cio-Cio San en muchas ocasiones y han quedado constancia dos registros comerciales y algunos en teatro, pero cada nueva ocasión permite deleitarnos con su concepción del personaje, más intimista que lo habitual, pero de una profundidad que conmueve. Su voz y expresión son capaces de reflejar el carácter juvenil y puro del inicio, su enamoramiento, para después mostrar su maduración como persona hasta llegar al final, que afronta con honor, sin falsos patetismos, pero con un dolor que conmueve. Ella es el verdadero interés de este disco, que hubiera mejorado con unos compañeros más idóneos. John Lanigan es un cantante correcto en otros repertorios, pero aquí su timbre queda limitado y su expresión lineal, mientras que Geraint Evans tiene un buen fraseo, pero no acaba de identificarse en el personaje, completando el reparto la correcta Suzuki de Barbara Howitt. Cada director tiene un repertorio que le es más afín y en el caso de Rudolf Kempe no es Puccini donde sus cualidades queden mejor reflejadas. Su versión está trabajada, pero no acaban de fluir de forma transparente los momentos más líricos y falta fuerza en los dramáticos. Albert Vilardell RACHMANINOV: Conciertos para piano nº 1 op. 1 y nº 4 op. 40. Rapsodia sobre un tema de Paganini op. 43. BORIS BEREZOVSKI, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA DEL URAL. Director: DIMITRI LISS. MIRARE MIR 019 (Harmonia Mundi). 2006. 74’. DDD. N PN B oris Berezovski finaliza su ciclo de conciertos de Rachmaninov con las piezas extremas y la Rapsodia. Dos conciertos de muy diferente matiz aunque siempre dentro de los parámetros estéticos de su autor. Obras todas ellas con referencias discográficas de primera clase. Berezovski es un pianista de técnica consolidada y tendente a mostrar lo mejor de sí en los pasajes más apasionados. En los más reflexivos, sin embargo, no logra expresar los matices más sutiles de una forma tan clara. Su carácter explosivo le lleva a exhibir medios, con potencia y control, a lo virtuoso clásico. Pero tal exhibición no es suficiente, por lo menos para convertirse en una opción de primera fila. Además está la discreta dirección de Liss, que se conforma con subrayar el papel del pianista sin aportar nada especial frente a una orquesta sólida, pero sin relevancia musical alguna. Por el precio de este disco se puede comprar las integrales de Ashkenazi/Previn (Decca) o las del propio autor con Stokowski (RCA). No hay color. Carlos Vílchez Negrín 97 D D I SI CS O C O S S RAMEAU-STEPHAN Stephen Gutman RAMEAU ELOCUENTE RAMEAU: Obra completa para teclado. Vol. I: Suites nºs 1-2. Conciertos nºs 1-3. STEPHEN GUTMAN, piano. TOCCATA 0050 (Gaudisc). 2006. 77’. DDD. N PN R ealmente acontecimientos como éste no abundan en la cotidianidad del mundo discográfico: el comienzo de una integral al piano de la obra para teclado de Jean-Philippe Rameau. Como mínimo es sorprendente y la certeza de la disparidad de puntos de vista, con sus partidarios y detractores está servida. Pero por encima de estas discusiones se erige un pianista con vocación creativa y equilibrio musical; un intérprete capaz de plasmar con elocuencia la música (en el sentido más amplio de la SCARLATTI: Duende. Sonatas para clave. SKIP SEMPÉ, clave; OLIVIER FONTIN, segundo clave. PARADIZO PA9003 (Diverdi). 2006. 63’. DDD. N PN 98 Nuevo disco de la editora Paradizo de Skip Sempé, titulado Duende, con sonatas para clave de Domenico Scarlatti. La edición incluye también un CD catálogo (Pandora’s box) conteniendo veinte ejemplos. Como viene siendo habitual, Sempé ofrece sus opiniones y aclaraciones sobre las obras grabadas en formato de entrevista y esta vez con traducción española, sin duda en honor al compositor que acabó llamándose Domingo Escarlati y a Federico García Lorca, varias veces citado para intentar explicar lo que es el duende, “poder misterioso que todos sienten y ningún filósofo explica”. Como era previsible, tampoco lo consigue explicar Sempé con palabras, pero se agradece el intento. En cambio, se explica muy bien para justificar la utilización de un segundo clave en algunas de las sonatas a fin de amplificar acústicamente al solista, así como en las razones para utilizar un clave y no un pianoforte, instrumento que estaba apareciendo entonces y de los que había siete ejemplares en el inventario personal de su alumna Bárbara de Bragança. Diecisiete son las sonatas elegidas por el palabra) escrita en estas partituras. Sus acciones denotan rigor y pensamiento barroco; así ornamentos y articulaciones conviven con absoluta naturalidad aprovechándose claro está de las casi ilimitadas posibilidades del instrumento; también los puntos de pedal suave y una sonoridad noble suman valores. Stephen Gutman (cuya trayectoria destaca también por su incursión exitosa en el mundo de la interpretación contemporánea) concibe las suites y otras obras incluidas en este primer volumen con paciencia y locuacidad; su discurso es declamado, certero, evocador y francamente cuidado. Estas son unas versiones inteligentes y elaboradas en las que cada voz tiene su relevancia, los planos sonoclavecinista y tal como él dice, es imposible recoger en una sola grabación todos los tipos de sonatas de Scarlatti, que compuso la bonita cifra de 555. Pero en su selección hay de casi todo: sonatas escritas en muy diversas tonalidades, unas en modo mayor y otras en modo menor, tiempos marcados Andante, Cantabile, Allegro, Presto o Prestissimo, así como una deliciosa Pastorale K. 513. Excelente sonido, nada extraño, puesto que el clave es instrumento que se deja grabar muy bien, y que permite seguir detalladamente todas las diabluras exigidas por la escritura, como en la K. 253 o la K. 517, deleitarse con el aire cantabile de la K. 481 y de la K. 490, etc. Quizás es uno de los discos conteniendo sonatas de Scarlatti más emotivos entre los muchos que se han grabado, particularmente por la captación de ambientes en las escritas en modo menor y marcadas lento. De éstas, el mejor ejemplo es la K. 32 “Aria”, que cierra el disco. Con esta sonata, sí que consigue explicar muy bien Sempé lo que es el duende. Será que para ello no hay que ser filósofo, más bien hay que ser artista. José Luis Fernández SCHUBERT: Sonatinas para violín y piano D. 384, D. 385 y D. 408. DAVID GRIMAL, violín; VALERI AFANASSIEV, piano. AEON AECD 0317 (Harmonia Mundi). 2003. 66’. DDD. N PN ros quedan bien ilustrados y el resultado es abiertamente luminoso y enriquecedor. Este Rameau, en el que lo primordial no es el instrumento si no la traducción de lo que hay más allá del papel, destila universalidad y pluralidad, multiplicidad de ideas y firmeza. A tener muy en cuenta. Emili Blasco Las tres Sonatas para pianoforte con acompañamiento de violín que fueron publicadas póstumamente como Opus 137 no son, ciertamente, lo mejor de la producción camerística de Schubert. No obstante, sabiendo que lo que se lleva entre manos son estructuras sonatísticas en miniatura en cuanto a dimensiones y exigencias técnicas, hay que buscarles el encanto —que también lo tienen— por la vía del juego bien entendido y la diversidad. No basta quedarse, por decirlo así, en una mera corrección de “alumnos aventajados” si se pretende dar el impulso vital que permita alzar el vuelo a estos pentagramas. Aquí, el stradivarius de Grimal y el polifacético talento de Afanassiev al piano, no logran ir más allá. Nos ofrecen una lánguida Primera, muy equilibrada pero infinitamente sosa. El violín, cantabile, bien afinado siempre, acompaña —o se deja acompañar, según se mire— por un piano que minimiza las puntitas de pedal para intervenir con una exquisitez tan refinada como yerma. Los tempi escogidos resultan tan alicortos que terminan por convertir en moderato lo que está marcado Allegro vivace, por citar sólo un ejemplo. Semejantes parámetros interpretativos permanecen en las siguientes obras. Una Segunda que, ya desde la rigidez métrica de las iniciales células acéfalas en acordes del piano en su primer movimiento, o la abulia enunciativa que abre el cuarto, nace literal y asépticamente monótona. El violín no logra establecer una evolución dinámica convincente en el fraseo, quedándose en un terreno permanentemente neutral donde los temas no acaban de cobrar vida en su diseño y realización. Concluyen este ejercicio de encaje superficial con una Tercera igualmente tediosa que tan sólo despega mínimamente en su Minueto, dejándose inexplorado su leve aliento beethoveniano. Grabación de circunstancias, tan correctita como insulsa, con perdón. Juan García-Rico SEREBRIER: Sinfonía nº 2 (Partita). Fantasía par cuerdas. Sonata para violín solo. Winterreise. GONZALO ACOSTA, violín. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: JOSÉ SEREBRIER. NAXOS 8.559303 (Ferysa). 1999. 60’. DDD. N PE La música de Serebrier está muy bien hecha. Su artífice es un músico de sólido oficio que bebe de la tradición que tan bien conoce por su trabajo como director y se arriesga poco en lo que a audacias se refiere. Más o menos, tal es la apreciación habitual del Serebrier compositor, a la que añadiríamos que rara vez llega a entusiasmar si bien su música se escucha con agrado. Pues bien, aquí tenemos una muestra del mejor Serebrier. La Sinfonía nº 2 (Partita) que se incluye en este compacto, datada en 1958, es una auténtica maravilla y, por supuesto, un ejemplo del buen hace de su autor como es habitual. Pero en esta ocasión, además, convence por la propia música, que cautiva de inmediato. Acaso será por los acentos populares del Preludio, por la intensa pero a la vez sobria expresividad de la Marcha fúnebre o por la colorista y virtuosística Fuga final, casi bernsteiniana, precedida de un inquietante y originalísimo Interludio… En todo caso, una composición que merece atención. Viene después la Fantasía para cuerdas, dos años posterior, impecable en todos los sentidos, levemente expresionista y prudentemente neoclásica, apacible en general aunque salpicada de D D I SI CS O C O S S RAMEAU-STEPHAN episodios de cierta tensión. La infantil y ambiciosa Sonata para violín solo data de 1948, de cuando Serebrier contaba tan sólo diez años de edad. Se trata de una composición muy exigente técnicamente aunque no por ello deslumbrante ni especialmente agradecida por parte del hipotético intérprete. Desde el primer momento parece más una cadencia para un concierto y resulta excesivamente extensa y reiterativa. El violinista Gonzalo Acosta la defiende con empeño y solvencia. Muy posterior es Winterreise, de 1999, la obra que cierra espectacularmente este programa interesante debido a todo un virtuoso de la escritura orquestal que, en alguna ocasión, llega a seducirnos, como es el caso de la magnífica Sinfonía nº 2 (Partita). El compositor dirigiendo sus obras es, al menos en este caso, toda una garantía. Josep Pascual SHOSTAKOVICH: Sinfonías nºs 5 y 9. ORQUESTA NACIONAL DE RUSIA. Director: YAKOV KREIZBERG. PENTATONE PTC 5186 096 (Diverdi). 2006. 77’. SACD. N PN C ontinúa la curiosa y sorprendente serie Shostakovich de Pentatone, con la Nacional de Rusia y un director en cada CD. Le toca el turno ahora a las Sinfonías Quinta y Novena, la más conocida, famosa y apreciada; y una de las “malqueridas“. Hay cercanía en el tiempo, y a estas alturas no hay extrañeza en cuanto a la Novena, es una sinfonía más del sinfonista que llevamos redescubriendo tres o cuatro décadas. Kreizberg renuncia a poner demasiado vitriolo en el Finale de la Quinta. Y no sugiere nada infernal en la Novena. Pero son espléndidas lecturas, aunque tengamos tal o cual preferencia en cuanto a intensidades o cuchillos afilados. La integral Pentantone es original, y la calidad interpretativa y sonora es muy alta; la calidad de sonido se entiende con el artilugio del SACD y cosas por el estilo, pero las batutas, siendo diferentes en cada caso, son algo muy distinto de controlar. Y hasta el momento el control se traduce en fonogramas de gran altura artística. Los anteriores eran Berglund, Jurowski y Pletnev. Valores el alza, valores todavía no indiscutibles. Valo- Jaroslav Krombholc BUEN HACER SMETANA: Las dos viudas. MARIA TAUBEROVÁ (Karolina), DRAHOMIRA TIKALOVÁ (Anezka), IVO ZÍDEK (Ladislav), EDUARD HAKEN (Mumlal), ANTONÍN ZLESÁK (Toník), MILOSLAVA FIDLEROVÁ (Lidunka). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO NACIONAL DE PRAGA. Director: JAROSLAV KROMBHOLC. 2 CD SUPRAPHON SU 3926-2. (Diverdi). 1956. 125’. ADD. H PM Una pieza teatral francesa le inspiró a Smetana esta deliciosa comedia medio rural y medio burguesa. Hace unos años, Supraphon reeditaba en formato CD una referencia muy interesante, dirigida por Frantisek Jílek en los años 70 (Sormová, Machotková, Zahradnícek. Horacek. Svehla, Sounová), y con ella nos sentíamos felices al ir recuperando en buenas lecturas las ocho óperas de Smetana, una a una. Pero lo que ahora nos llega, res poderosos. Como estas dos lecturas. Santiago Martín Bermúdez SPOHR: Obertura de concierto en fa mayor. Sinfonía nº 1 en mi bemol mayor. Sinfonía nº 2 en re menor. ORQUESTA DE LA SUIZA ITALIANA. Director: HOWARD SHELLEY. HYPERION CDA67616 (Harmonia Mundi). 2006. 74’. DDD. N PN En versiones no brillantes aunque sí funcionales y suficientes, el presente CD nos ofrece las dos primeras sinfonías de Ludwig Spohr (1784-1859), gran violinista (creó una auténtica escuela alemana de tal instrumento), compositor (fecundo y cultivador entusiasta de un lirismo melódico) y director (un precursor en la moderna concepción del arte de la batuta). Para entender la música de este autor hay que tener en cuenta que se erigió en un gran divulgador de la obra de Bach y fue romántico en el espíritu (de Schubert y Mendelssohn) y clásico en la forma. En su Sinfonía nº 1 en mi bemol mayor, op. 20, escrita en 1811, parecen claras las influencias de los grandes sinfonistas de referencia (Haydn, este registro de hace cinco décadas, es una cosa muy seria. En primer lugar, por la impresionante dirección de Krombholc, uno de los grandes nombres de los fosos checos, un acompañamiento envolvente, una interpretación ligera y al mismo tiempo rotunda. Y a continuación por esas dos milagrosas intérpretes, la Karolina de Maria Tauberová, ligera en cometido y ligera en medios vocales, a menudo decididamente belcantistas; y la Anezka de Drahomira Tikalová, más dramática, esto es, más baja, de voz más espesa, que construye un rol de mujer más severa consigo misma. Cuando ambas cantan respondiéndose la una a la otra, hay momentos insuperables, de antología para el coleccionista. Ahí está también un tenor maravilloso, que todavía no ha alcanzado el gran momento de su carrera, Mozart y Beethoven) pero se percibe asimismo en ella un balbuciente romanticismo. La Sinfonía nº 2 en re menor, op. 49, compuesta en 1820 y evolucionada estilísticamente, no se olvida del todo de papá Haydn. Entre ambas obras, Spohr escribió en 1819 la Obertura de concierto en fa mayor, cuando ya había culminado importantes etapas profesionales. Aquí se presenta esta pieza en primera grabación. En conjunto, y centrándonos en el contenido de este compacto, las obras es evidente que no presentan el atractivo de las sinfonías de los grandes maestros vieneses en los que se fijó el alemán, sin dejar de tener su interés. José Guerrero Martín STEPHAN: Die ersten Menschen. FRANZ HAWLATA (Adahm), NANCY GUSTAFSON (Chawa), DONNIE RAY ALBERT (Kajin), WOLFGANG MILLGRAMM (Chabel). ORQUESTA NACIONAL DE FRANCIA. Director: MIKKO FRANCK. 2 CD NAÏVE V 5028 (Diverdi). 2004. 93’. DDD. N PN En el número 214 de esta r e v i s t a , correspondiente a diciembre de 2006, decía- Ivo Zídek. Zídek era el tenor ideal para los cometidos líricos e incluso ligeros del repertorio checo, tan cerca en esto del italiano. Haken es un bajo que contrasta con las voces anteriores, y el contraste es feliz, fértil, un equilibrio y una alegría. En fin, el aficionado tiene que celebrar su suerte por esta reedición esplendorosa de una ópera bella y nada menor, aunque nos resulte tan poco conocida. Santiago Martín Bermúdez mos a propósito de esta misma ópera: “Esperemos que su suerte cambie a partir de este momento, porque estamos ante una obra hermosa, perturbadora, sugerente, que pone en escena el drama de la ‘primera familia’, esos ‘primeros hombres’ del título”, los Adán, Eva, Caín y Abel, una vez cumplida su expulsión del Paraíso. Pues parece ser que esos buenos propósitos se han cumplido, ya que, tras aquella pionera de CPO objeto de nuestro comentario, nos llega ahora una segunda versión discográfica de la única ópera del malogrado Rudi Stephan (1887-1915). Bienvenida sea, porque estamos ante una de las grandísimas sorpresas del repertorio lírico moderno, un “misterio erótico” en el que se aprecia una poderosa personalidad musical, deudora de Debussy, Strauss y Schreker, pero también original en su tratamiento de la instrumentación (el protagonismo del saxofón, por ejemplo) y en el énfasis de la línea vocal. La presente versión fue tomada en vivo en París en 2004. También era una grabación en vivo la de Karl Anton Rickenbacher en CPO, realizada en 1998 en Berlín y de sonido claramente superior. Aunque en la comparación entre las dos, el primer detalle que salta a relucir, y no precisamente menor, es el minutaje. La interpretación “parisina” es casi veinte minutos más breve 99 D D I SI CS O C O S S STEPHAN-VIVALDI que la “berlinesa”, y no por cuestión de tempi más rápidos, sino por los cortes más que generosos llevados a cabo. Quitando eso, se trata de una lectura de alto nivel. Vocalmente, cuenta con un Franz Hawlata imponente, una Nancy Gustafson apasionada y un Donnie Ray Albert que consigue dar un tono de desesperación a Kajin, junto al de Chawa, el rol más fascinante de la ópera. En cambio, el Chabel de Wolfgang Millgramm convence menos, pues su pesado instrumento no alcanza a transmitir el carácter iluminado del personaje. Buena prestación de la Orquesta Nacional de Francia que dirige Mikko Franck, en una lectura que denota buen pulso dramático, pero algo monocroma, sin la suntuosidad, detallismo y refinamiento de la de Rickenbacher. Juan Carlos Moreno TURINA: Obras para piano, vol. 4: Niñerías, series 1 y 2. Miniaturas op. 52. Jardín de niños op. 63. JORDI MASÓ, piano. Marion Fourquier POESÍA Y RETÓRICA STROZZI: Cantatas y arias. ENSEMBLE POÏÉSIS. Directora: MARION FOURQUIER. AEON AECD 0643 (Harmonia Mundi). 2006. 71’. DDD. N PN Junto a un par de piezas instrumentales de la Op. 22 de Biagio Marini, el CD se centra en la figura de Barbara Strozzi (16191677), sin duda la compositora barroca por la que más interés han mostrado intérpretes y casas discográficas de todo el mundo. El Ensemble Poïésis está compuesto por la voz de la soprano Cristiana Presutti, los violines de Odile Édouard y Benjamin Chénier, la viola da gamba de Martin Bauer, el chelo de Hager Spaeter-Hanana y las arpas de Angélique Mauillon y Marion Fourquier, esta última directora además del conjunto. Ofrecen cantatas, arias y lamentos de las Opp. 2, 6, 7 y 8 de Strozzi, algunas bastante conocidas como Lagrime mie, Sul Rodano severo o Udite Udite amanti. Una de las obras (Mentita de la Op. 6) se ofrece en versión puramente instrumental, una pena porque es de las piezas menos grabadas del disco. Obviando este detalle, el disco es en mi opinión el mejor de los que se han dedicado hasta ahora en exclusiva a la compositora. El Ensemble Poïésis se distingue por unas interpretaciones muy equilibradas, de colores sugerentes, sin estridencias de ningún tipo, con tempi moderados, fraseo elegante y un tono expresivo entre lánguido y melancólico que conviene especialmente bien a esta música, aunque no faltan detalles de ligereza (maravillosamente sutil y leve Godere e lasciare) o gestos explosivos que enfatizan las figuras retóricas de los textos (final en fortissimo y tremolante de Sul Rodano severo). La voz de Presutti, de agudos mates y aterciopelado centro, es la ideal para la tímbrica instrumental que la acompaña. Su dominio tanto de la declamación como de la muy especializada ornamentación termina por situar en un mismo plano de importancia la belleza puramente musical y el sentido poético de las obras. Pablo J. Vayón NAXOS 8.570026 (Ferysa). 2006. 68’. DDD. N PE 100 Continúa la integral pianística de Turina por Jordi Masó para Naxos. Como la ya clásica de Antonio Soria para Edicions Albert Moraleda, cada volumen agrupa las diversas obras que lo contienen en torno a una idea más o menos común, como el caso de las composiciones que parten del clásico esquema de la forma sonata y el que reunía diversas danzas. En esta ocasión es el universo infantil, que en la música para piano cuenta con antecedentes tan notables como Schumann y Debussy. Maestro de lo descriptivo, Turina sitúa a “sus niños” en un paisaje concreto, en las calles, plazas y patios de Andalucía. Quizá no fuera esa su intención pero así lo parece al escuchar estas piezas, aunque los títulos de las partes sean en francés en el caso de las Niñerías y de Jardín de niños. Música muy sugerente, rica en imágenes y de expresión ordenada como es habitual en Turina. Pero este compositor puede sorprender y para muestra el penúltimo movimiento de Jardín de niños, brevísimo, tan sólo un minuto, titulado Jeux sur la plage y de una rara modernidad, casi experimental. Y, por supuesto, también hay momentos para la expansión lírica y poética, incluso cuando no Enrico Gatti ESPLENDOR VENECIANO VIVALDI: Sonatas op. 1. ENRICO GATTI, violín. ENSEMBLE AURORA. 2 CD GLOSSA Ediciones singulares GES 921203-3 (Diverdi). 2006. 99’. DDD. N PN Tercer libro-disco de la serie Ediciones singulares de la editora escurialense Glossa aunque, de momento, es el segundo disponible en este formato. De entrada, una sensible mejora en el sistema de sujeción de los dos CDs incluidos en el libro, pues el utilizado para la edición del Orfeo de Monteverdi era un tanto defectuoso. Una presentación de la edición escrita por Enrico Gatti es seguida por una serie de artículos sobre la Venecia del siglo XVIII en los aspectos musicales, pictóricos, arquitectónicos y urbanísticos, a cargo de Stefano Russomanno y Adriano Olivieri, enfocados sobre el binomio decadencia política y esplendor artístico. Alessandro Borin escribe otro sobre la edición musical veneciana en época de Vivaldi y Michael Talbot, un reputado conocedor de su obra, termina el libro con un pormenorizado análisis de las doce sonatas en trío que integran la Op. 1 del prete rosso. Excelentes traducciones al castellano de Pedro Elías, Enrique M. Miura y Manuel del Sol completan la edición, en la que tan sólo se echa de menos el color en las reproducciones de pinturas y palacios, aunque de esta forma se mantiene el precio en una cuantía más que razonable. Bien, como lo esencial para una editora musical y para el melómano que adquiere el producto está en el contenido de los discos, aquí no hay el menor pero que poner, más bien hay que hacer muchas y bien merecidas alabanzas. Para empezar, está por llegar, y confiamos no ocurra nunca, una toma sonora bajo la responsabilidad de Manuel Mohino que no sea buena y esta es una maravilla: nítida, envolvente y con la reverberación justa. Enrico Gatti luce su prodigioso sonido, que se manifiesta tanto en la dulzura como en la fogosidad, conforme al carácter de los distintos movimientos que integran el conjunto de sonatas, finalizado con una soberbia Follia requeridora del alto grado de virtuosismo que muestra Gatti. El violín de Rossella Croce no le va a la zaga y de los instrumentistas que integran el continuo podemos decir lo mismo, todos destacan, todos se oyen con claridad, pero ninguno se escapa del homogéneo conjunto. En resumen, una publicación en disco de la primera recopilación de obras que Vivaldi llevó a la imprenta que podemos calificar de excepcional por sus calidades interpretativas y sonoras, por su muy interesante contenido literario adicional y por ser todo ello adquirible a un precio que no supera la media que una caja de dos discos nuevos tiene en el mercado. Una edición efectivamente singular y absolutamente recomendable. José Luis Fernández D D I SI CS O C O S S STEPHAN-VIVALDI llega a imponerse claramente una amplia melodía, acaso tan sólo una idea melódica que parece ir desarrollándose e interrumpiéndose, como es el caso de la bellísima Conchita rêve de la segunda serie de Niñerías. Excelente trabajo de Masó como intérprete en la línea habitual. Josep Pascual VILLA ROJO: dora es Vosotros y…, sugerida por el Ensemble L’Itinéraire para sus conciertos. Y virtuosística es Divertimento III, exaltadora de las características técnicas y expresivas del saxofón (la obra es para dos saxofones). El LIM, nacido en 1975 con el propósito de profundizar en el estudio e interpretación de la música de nuestro tiempo, se muestra en muy buena forma. José Guerrero Martín Vosotros y… Divertimento III. Églogas. Conmemorativa. Música sobre unos módulos. Espirales. LIM. Director: JESÚS VILLA ROJO. STRADIVARIUS STR 33744 (Diverdi). 2003-2004. 66’. DDD. N PN R ecoge este CD del sello italiano Stradivarius seis composiciones de cámara que Jesús Villa Rojo escribió entre 1969 y 2000, algunas de las cuales ya fueron incluidas en la serie que el autor viene editando en sello propio. El clarinete, instrumento tan querido y estudiado por el compositor, forma parte de la mayoría de las combinaciones instrumentales de que se sirve el músico de Brihuega para transmitirnos sus propuestas contenidas en este disco. Partiendo de estímulos, circunstancias y motivaciones muy diversas, Villa Rojo se afana en explorar (y explotar) las posibilidades tímbricas y los nuevos aspectos interpretativos de cada uno de los instrumentos, aunque se apresure a dejar claro que no se trata de establecer un catálogo de nuevos recursos sonoros. Pero algo hay de ello. Le importa mucho menos, en realidad poco o nada, elaborar un discurso musical desarrollado como normalmente venimos entendiendo, aunque en esa producción y sucesión de sonidos mire constantemente de probar contrastes, ensayar colores y degustar sabores. No faltan las conmemoraciones: la del 450 aniversario de Juan del Enzina (Églogas), en donde son utilizados unos elementos melódicosarmónicos que el homenajeado utilizó en una de sus composiciones; la del 25 aniversario del LIM (Conmemorativa), compendio de las estéticas practicadas por el grupo y de los aspectos técnicos surgidos de ellas hasta entonces. Homenaje a Petrassi es Espirales, que se organiza a partir de las tres primeras notas de Estri, que el italiano escribió en 1967. Más académica y experimental es Música sobre unos módulos, banco de pruebas de 1969. Indaga- VIVALDI: Conciertos para violín RV 206, 275, 339, 377, 227 y 381. ENSEMBLE GUIDANTUS. Director y violín: MARCO PEDRONA. ARION ARN 68746 (Harmonia Mundi). 2006. 60’. DDD. N PN Casi de temerario puede considerarse el intento de introducirse en el mercado del disco a través de una selección de seis conciertos para violín de Vivaldi, repertorio que, dentro del mundo barroco, es popular como pocos merced a las referencias constantes que los sellos más importantes publican con las versiones de los más prestigiosos conjuntos y solistas. Pero la música no pertenece a nadie y sería injusto juzgar a Pedrona y su Ensemble Guidantus por su escasa celebridad, ya que si bien este CD no aporta nada especialmente destacable a la música vivaldiana, el trabajo de los intérpretes resulta globalmente muy apreciable. Se trata de una interpretación de carácter minimalista (un instrumento por parte) en la que Marco Pedrona toca con brillante virtuosismo, el ritmo está tratado de forma impetuosa, los contrastes y el equilibrio entre solista y conjunto resaltan por la delicadeza antes que por la fiereza y las texturas suenan con suficiente claridad. Acaso sólo el continuo (clave y chelo) resulte un poco pobre y lineal para los parámetros actuales, pero se trata de un disco sin duda disfrutable. Pablo J. Vayón VIVALDI: Conciertos para cuatro violines op. 3, nºs 1 RV 549, 3 RV 550, 7 RV 567, 10 RV 580 y RV 553. Concierto para tres violines RV 551. ENSEMBLE 415. Directora: CHIARA BANCHINI. ZIG ZAG Territoires ZZT070902 (Harmonia Mundi). 2006. 54’. DDD. N PN Federico Maria Sardelli LUJOSO VIRTUOSISMO VIVALDI: Atenaide. SANDRINE PIAU (Atenaide/Eudossa), VIVICA GENAUX (Teodosio), GUILLEMETTE LAURENS (Pulcheria), ROMINA BASSO (Varane), NATHALIE STUTZMANN (Marziano), PAUL AGNEW (Leontino), STEFANO FERRARI (Probo). MODO ANTIQUO. Director: FEDERICO MARIA SARDELLI. 3 CD NAÏVE OP 30438 (Diverdi). 2007. 220’. DDD. N PN F ue estrenada Atenaide en 1728 en el Teatro de la Pérgola de Florencia, espacio al que ha vuelto para ser grabada por primera vez en la primavera de 2007. Se trata de una obra con libreto de Apostolo Zeno que complica tramas amorosas y políticas en el modo característico del género y que se ofrece sin cortes, por lo que se va más allá de las tres horas y media. Se da la circunstancia de que los recitativos seccos son muy extensos (el acto I arranca con uno que dura casi siete minutos y medio), lo cual puede ser justificable para una versión escénica, pero en disco resulta algo monótono. Las arias son en cambio de extraordinario virtuosismo y de notable variedad, merced al magistral empleo que Vivaldi hace de la orquestación y de los efectos instrumentales. Federico Maria Sardelli ha contado con un elenco de absoluto lujo, en el que acaso sólo el tenor Stefano Ferrari, de timbre no demasiado grato, parece un poco apurado en sus tres arias (una por acto), mismo número de intervenciones del otro tenor del reparto, un Paul Agnew en buena línea, con una voz que en cualquier caso empieza a mostrar sus límites en los pasajes más dramáticos (Mal s’accende di sdegno il tuo core). Entre las mujeres, Sandrine Piau está extraordinaria, en especial en un tercer acto en el que tiene asignados un recitativo acompañado y tres arias y que L os cuatro conciertos para cuatro violines incluidos en L’estro armonico op. 3 de Vivaldi se incluyen en el nuevo disco del Ensemble 415, a los cuales se unen otro concierto domina por intensidad expresiva, delicadeza de fraseo y agilidad. Genaux da una lección de canto ornamentado en arias como Vorresti, il so o, sobre todo, M’accende amor. Stutzmann aporta el singular color de su voz y una honda expresividad a todas sus intervenciones, entre las que se cuenta una de las arias más significadas de la ópera Bel piacer di fido core, con un par de flautas dulces en la instrumentación. La veterana Guillemette Laurens se muestra en forma estupenda, cantando con sensual delicadeza Là sul margine del rio, otro de los momentos más bellos de la ópera, con su carácter plenamente descriptivo. Pero la gran sorpresa viene de la joven mezzo Romina Basso, voz de sugerente veladura en los graves (se hacen casi cavernosos en Nel profondo cieco mondo) y de gran frescura en las agilidades, notablemente exigentes en arias como Il mio amore diventa furore, que resuelve con sobrada soltura. Sardelli justifica en el libreto el añadido de los oboes (y, en correspondencia, de los fagotes en el continuo) y dirige con moderado ímpetu en contrastes dinámicos y agógicos, lo que resta algo de espectacularidad a las arias de bravura y da al drama un tono más lírico y reposado de lo que venía siendo habitual en las últimas grabaciones de ópera vivaldiana. Pablo J. Vayón para idéntica formación (el RV 553) y uno para tres violines (RV 551), también del compositor veneciano. Como en otros trabajos del conjunto de Chiara Banchini, los solistas se alternan, saliendo del grupo que forman Stéphanie Pfister, David Plantier, Leila Schayegh, Eva Borhi y la propia Banchini. 101 D D I SI CS O C O S S VIVALDI-VARIOS Thomas Beecham MAR GRUESA WAGNER: El holandés errante, obertura. Lohengrin, preludio del acto primero. Wesendonk Lieder. Tristan e Isolda, preludio y muerte de amor. KIRSTEN FLAGSTAD, soprano. ORQUESTAS ROYAL PHILHARMONIC Y SINFÓNICA DE LA BBC. Director: THOMAS BEECHAM. BONUS: Kirsten Flagstad habla sobre el canto en Wagner. SOMM-BEECHAM 20 (Gaudisc). 1949-1954. 68’. ADD. H PM Extraordinario documento, creemos que novedad absoluta en la discografía de este director, que recoge varias interpretaciones wagnerianas de Sir Thomas en vivo entre finales de los cuarenta y principios de la década siguiente. Desde una magistral obertura del Holandés en la que parece que el agua salpica al oyente e incluso éste siente el balanceo del buque, hasta ahí llega el realismo que sólo otros grandes directores nos han sabido transmitir (Clemens Krauss, Knappertsbusch), hasta un refinado preludio de Lohengrin pasando por los Wesendonk Lieder con Kirsten Flagstad, más el preludio y muerte de Isolda de Tristán, con la misma soprano, tenemos aquí uno de los grandes testimonios fonográficos wagnerianos de este inmenso director, cuya discografía no brilló especialmente en obras del maestro de Bayreuth, si bien dirigía a menudo sus óperas en teatro y música orquestal en conciertos. La soprano noruega está majestuo- sa en la muerte de amor de Isolda (es el mismo año de su legendaria grabación con Furtwängler) e introspectiva y profundamente emotiva en los Wesendonk, impecablemente acompañada por la poética y variada batuta del baronet, que logra otra de sus cimas musicales en la única vez en su larga vida que dirigió este ciclo de Lieder. Nada que envidiar a los que esta misma soprano grabaría poco después en estudio con Knappertsbusch y la Filarmónica de Viena para Decca. El documento se completa con diez minutos extra en los que Flagstad habla (en inglés) sobre su aproximación al canto en Wagner con una modestia, honradez y sabiduría no carente de un fino sentido del humor que muy bien podría servir de modelo para cualquier joven cantante de hoy que se atreviese con este repertorio. En fin, imprescindible novedad histórica de aceptable sonido más un excelente artículo de Graham Melville-Mason sobre Beecham como director wagneriano. Enrique Pérez Adrián Queda un ripieno bastante magro (2 violines, 2 violas, 2 chelos, contrabajo, clave) que aproximan esta interpretación a las de carácter minimalista. Si en sus anteriores discos para Zig Zag (Valentini, Geminiani), Banchini y el Ensemble 415 conseguían combinar espontaneidad y pasión, naturalidad y fantasía de manera formidable, aquí todo resulta más encorsetado. Las interpretaciones son por supuesto de extrema corrección técnica y muy disfrutables en lo musical, pero esa imaginación desbordante, esa extrema libertad ornamental, esa concepción sensual, casi lujuriosa, del sonido que marcaban los otros dos trabajos aquí parece sólo ocasionalmente. Las texturas parecen menos transparentes y el sonido resulta así más apelmazado y menos distinguido. Se encuentran sin duda momentos extraordinarios, como los exultantes y ligeros movimientos extremos de RV 553 o el elegante y muy expresivo Largo e spiccato de RV 549, pero en la inmensa selva de grabaciones vivaldianas de nuestros días este disco se mueve en el pelotón de los buenos, pero no ocupa ese lugar especial que el nombre de los intérpretes me había hecho aventurar a priori. D esde Cuartetos de cuerda nºs 1 op. 4 y 3 op. 19. CUARTETO ZEMLINSKY. el principio hay una importante dosis de modernidad en Zemlinsky, y ahí está su Op. 4 para demostrarlo. Sólo que hay algo post demasiado evidente; o incluso dvorákiano, cuando se pone cantabile o danzante. Pero el Op. 19 ya es otra cosa. Ahí sí que no hay duda. Plena modernidad. No radicalismos como los de su amigo y cuñado, pero sí sonidos desafiantes para el nivel de conciencia sonora de la época. Es la diferencia que va de los últimos años del siglo XIX a los de mediados del siglo XX. Época de vanguardias, animadoras del espíritu creativo europeo, y humillantes para el nibelungo agazapado entre los muebles rotos. En fin, de nuevo llega el Cuarteto Zemlinsky con un repertorio que no es precisamente el habitual: desde Janácek y Suk hasta (atrás) Richter; y hasta este Zemlinsky que introduce a esta formación en la Escuela de Viena. El rigor, el virtuosismo, la tensión derrochada en los movimientos finales del Op. 4; la fantasía sin desmadre del Tema con variaciones del Op. 19… Eso merece más de una escucha. Que sigan por ese camino, por favor, puesto que de forma tan contrastada y sin embargo continua y contigua han logrado recrear lo que debe de ser el sentido verdadero de Alexander von Zemlinsky. PRAGA PRD 350029 (Harmonia Mundi). 2007. 51’. DDD. N PN Santiago Martín Bermúdez Pablo J. Vayón ZEMLINSKY: www.scherzo.es RECITALES CARLO MARIA GIULINI. Director. Obras de Busoni, Franck y Dvorák. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE COLONIA. PROFIL PH06011 (Gaudisc). 1958-1971. 63’. H PM 102 El CD recoge tres obras procedentes de conciertos en vivo dirigidos por Giulini en fechas distintas: 11 y 15 de enero de 1971 (Busoni y Franck respectivamente) y 3 de noviembre de 1958 (Dvorák), los tres al frente de la Sinfónica de la Radio de Colonia. Las composiciones eran habituales de su repertorio y en las tres deja señal de su maestría indeleble: profundo, misterioso y refinado Zarabanda y cortejo de Busoni; sensual y lírica Psyché y Eros de Franck; arrebatada, juvenil y apasionadísima Octava Sinfonía de Dvorák que pone al oyente al borde mismo del asiento (Giulini tenía 44 años cuando dirigió esta versión). Inútil disparar adjetivaciones laudatorias para hacerles picar el anzuelo. Escuchen este bello disco, que además es de precio medio y tiene un sonido excelente tanto en los registros de 1971 como en el de 1958. Les aseguramos que no se arrepentirán, es otra de las sesiones inolvidables de un inspiradísimo “San Carlo” (como le llamaban cariñosamente en la EMI a sus espaldas), esto es, belleza musical en estado puro. No se lo pierdan. Enrique Pérez Adrián ASIER POLO. Violonchelista. Obras de Debussy, Hindemith, Villa Rojo, Martinu, Erkoreka y Piazzolla. MARTA ZABALETA, piano. LIM-BBK 15 (Ferysa). 2007. 72’. DDD. N PN En el legado de Debussy no faltan momentos en que su música tiene energía — más allá de si se indica forte o fortissimo— y no siempre se aborda de un modo conveniente y se opta en no pocas ocasiones por las brumas, por una supuesta delicadeza… en suma, por una tibieza y una falta de brillantez y de plenitud sonora que la perjudica. Se aduce entonces que el impresionismo esto, que el decadentismo lo otro, que el simbolismo lo de D D I SI CS O C O S S VIVALDI-VARIOS más allá… No es el caso del enérgico Debussy que abre este compacto. Asier Polo y Marta Zabaleta, excelentes intérpretes ambos a los que no descubrimos ahora, optan por un Debussy a veces dramático, que puede ser incluso aristado, y hasta sobrio, de una modernidad evidente y más precursora de lo que se cree habitualmente. Y así, puede llegar a ser un insólito compañero de programa de un Hindemith juguetón —Scherzo—, casi grotesco pero, por supuesto, situado en las antípodas estilísticas de Debussy. Vienen después dos Expresiones —de un total de siete— para violonchelo solo en versión asimismo impecable. Esto es de lo más lírico de Villa Rojo escuchado hasta la fecha y de una intensidad dramática extraordinaria a pesar de un decidido empeño en crear “música y sólo música”. Llega un momento de placidez con las encantadoras Variaciones sobre un tema de Rossini de Martinu, de gran virtuosismo, y hay espacio también para el peculiar universo creativo y sentimental del gran Piazzolla con una de sus obras más justamente célebres, Le grand tango, ambas en versiones dignas de elogio. Entre una y otra, composiciones de dos autores contemporáneos, Erkoreka (Dipolo) y Rueda (Love songs), bastante distintas entre sí: más especulativa y abstracta la del primero y decididamente poética la del segundo, de una serena belleza. Un hermoso disco. Josep Pascual Mario del Monaco DEL MONACO AL DÍA MARIO DEL MONACO. Tenor. Il favoloso. Páginas de Verdi, Puccini y verismo, grabaciones inéditas, rarezas, canciones y curiosidades. RENATA TEBALDI, soprano; GIULIETTA SIMIONATO, mezzo; FERNANDO CORENA, tenor; CESARE SIEPI, bajo. Varias orquestas y directores. 3 CD DECCA 480 0152-54 (Universal). 1950-1964. 216’. ADD. R PN En octubre de 2007 se cumplieron los 25 años de la muerte de Mario del Monaco y Decca, prácticamente su sello de grabación exclusivo desde 1952, no podía dejar de dedicarle este muy justificado homenaje discográfico. Distribuido tal como aparece en la ficha, a los registros de estudio (la mayoría) se suma uno en vivo, muy importante para la carrera del cantante: su debut como Otello en el Colón de Buenos Aires, el 21 de julio de 1950, curiosamente al lado de un Yago que de inmediato le haría la competencia como moro veneciano: Carlos Guichandut. En este primitivo legado bonaerense ya están sembradas las semilla del concepto que marcaría con justicia, como modelo y pauta, a su generación y las siguientes. Además de este inolvidable y referencial Otello junto a los dos de estudio (los fragmentos más representativos de las dos ediciones grabadas al completo, con Erede y Karajan), Del Monaco se enfrenta a otros personajes verdianos bien asociables a su carrera (Radamès, Manrico, Ernani, Don Alvaro), junto a otros periféricos o menos característicos de la misma (Alfredo Germont, Macduff, Rodolfo, Riccardo o el Duque de Mantua). Un Verdi, trátese del que se trate, de hercúleo sonido, directo fraseo dentro de una cierta monotonía y canto muy personal y discutible (esa forma de ligar tan personal, ese canto pendiente demasiado del efecto), aunque de indudable impacto sonoro, valiéndose de una voz siempre rica, hermosa y viril, generosa de volumen y extensión, con una entrega añadida de equivalente calibre. En el capítulo verista, Puccini en cabeza, no podían faltar su apabullante Turiddu (el de la segunda de las tres grabaciones completas, la de 1960 y no de la preferible de 1954 con Elena Nicolai, más fresca y potente la voz, más espontáneo el intérprete) ni su inconmensurable Canio (probablemente su mayor encarnación escénica junto a Otello), sumados a un demasiado ostentoso Des Grieux, un nada elegante Maurizio de Sajonia (del que sólo sabía destacar el lado épico de Il russo Mencikof, ausente en la selección), el escasamente poé- tico Chénier convertido más bien en un vociferante charlatán, etc. En este CD lo peor puede pasar por un Amor ti vieta de Loris Ipanoff superficialmente cantado o los dos momentos del Fausto de Boito; lo mejor en un Nessun dorma de una virilidad vocal y de una fuerza ajenas a cualquier discusión o la escalofriante diatriba vital de Luigi en Il tabarro, que nadie supo captar tan bien después de él. Asimismo queda como pintoresco testimonio grabado un Che gelida manina pucciniano más fogoso y extravertido, casi heroico, de lo que suele escucharse. En el tercer CD, lo más llamativo son los dos fragmentos inéditos pertenecientes a Norma, el aria de Pollione y el dúo con Adalgisa (una Simionato siempre eficiente), realizados en 1958, donde encontramos al tenor tan aguerrido y viril como cuando lo cantaba con la gran Norma de todos los tiempos, Callas. En ese popurrí anunciado por el título del disco se incluye un muy latino y luminoso In fernem land de Lohengrin, codeándose con un exuberante Tonight del Bernstein de West Side Story, además de una potente lectura de Granada de Lara o, emulando a Caruso, con el prólogo de Payasos, leído con imponente descaro. Lo de las “rarezas” puede extenderse L a inaferrable obra offenbachiana (110 operetas y 5 óperas “serias”) la vuelve olvidable y, en gran parte, desconocida. El resultado es injusto para quien fue rebauti- zado, aparte de Offenbach —se llamaba Jakob Eberts— el Liszt del violonchelo y el Mozart de los Campos Elíseos —esto debido a Rossini a quien, valga el eco, le debió lo suyo. Se trata de un compositor que supo hacer en broma una música más que seria y, en serio, el cachondeo de una sociedad y un arte, también a los dos fragmentos mascagnianos de Isabeau, registrados en Roma en 1964, con la voz más liviana y flexible y el fraseo algo más refinado. En tal sentido, comparar este colorido con el oscuro y ancho del exhibido en el Otello bonaerense informa de su insólita evolución tímbrica. Se trata en suma de un retrato importante y amplio del gran tenor florentino, que encuentra sus mejores momentos, incluso los que más le representan o los que más se le pueden asociar, en los fragmentos pertenecientes al recital realizado en 1954 en Milán con Franco Ghione. Esa voz tan robusta, vibrante, emitida con semejante autoridad, largueza y capacidad de comunicación puede enfrentarse a cualquier pega o censura. Fernando Fraga VARIOS ENTRE NOUS. Celebrando a Offenbach. Selección de óperas olvidadas. ELIZABETH VIDAL, LAURA CLAYCOMB, sopranos; COLIN LEE, tenor; ALASTAIR MILES, bajo. CORO GEOFFREY MITCHELL. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: DAVID PARRY. 2 CD OPERA RARA ORR 243 (Diverdi). 2006 154’. DDD. N PN legándonos una obra maestra del “género grande” como lo es Los cuentos de Hoffmann. Si fue capaz de vérselas con Gluck, operista, también lo hizo con su propio género, la opérette charmante estilo Lecocq. Opera Rara, una vez más, recupera de la amnesia algún tesoro oculto del repertorio. 103 D D I SI CS O C O S S VARIOS Gracias a la selección de Patric Schmid, director artístico del sello, y de los editores de las partituras, Jean-Christoph Keck y Ian Schofield, se presentan 41 fragmentos de traspuestas operetas offenbachianas, servidos por una docena de solistas de primera línea, que no enumeramos para evitar excepciones, un excelente coro y una dirección orquestal de fina timbración, ingenio y sandunga, como corresponde a tal empresa. Artistas franceses y británicos, duchos en óperas infrecuentes, se divierten con brillo y solvencia, dejando, de nuevo, muy alto el listón de este risueño gran señor de todas las gravedades. Blas Matamoro LUMINA. La Navidad hacia el año 1500. CAPILLA FLAMENCA. EUFODA 1366 (Diverdi). 2006. 63’. DDD. N PN 104 F altando ya muy poco para la celebración de la Navidad, el sello discográfico Eufoda nos propone esta curiosa recopilación de obras de distinta orientación formal y estilística pero agrupables todas ellas bajo la común intención de celebrar musicalmente este momento del año eclesiástico, es decir, el nacimiento de Jesucristo. Muchas de estas obras están extraídas del códice II 270 conservado en la Biblioteca Real de Bruselas, manuscrito que aúna obras de carácter popular y festivo con otras más propias de la tradicional y creativa polifonía imitativa de finales del siglo XV y principios del XVI, la escuela francoflamenca. Es así que encontramos incluidas en este singular programa obras anónimas pertenecientes al ya mencionado códice así como otras firmadas por Van Turnhout, Verdelot, Heinrich Finck o Pierre de la Rue. Todas ellas cantadas y tocadas con admirable expresividad y control técnico por la Capilla Flamenca, formación ducha ya en este tipo de repertorio. La dirección de Dirk Snellings, la claridad de dicción, empaste tímbrico y equilibrio de la voces y la sobria interpretación y apoyo instrumental de laúdes, flautas, violas da gamba y demás, responden muy adecuadamente al carácter general que las obras nos quieren transmitir. La grabación cuenta incluso con aportaciones ocasionales del conjunto Philippe Jaroussky CARESTINI, EL CASTRATO CARESTINI. La historia de un castrato. PHILIPPE JAROUSSKY, contratenor. LE CONCERT D’ASTRÉE. Directora: EMMANUELLE HAÏM. VIRGIN 5099951054427 (EMI). 2006. 72’. DDD. N PN P roliferan los discos dedicados a grandes cantantes del pasado. Si Bartoli ha puesto voz a Malibrán y Flórez a Rubini, el contratenor francés Philippe Jaroussky había grabado ya con anterioridad (enero de 2006) un recorrido por arias escritas para Giovanni Maria Bernardino Carestini (1700-1760), conocido como Il Cusanino, gran rival de Farinelli en las escenas europeas. Son piezas extraídas de óperas de Porpora (Siface), Capelli (I fratelli riconosciuti), Haendel (Ariodante, Arianna in Creta, Alcina), Leo (Farnace), Hasse (La clemenza di Tito), Gluck (Demofoonte) y Graun (Orfeo), que documentan las distintas etapas de la carrera artística del castrato, y se presentan en un disco que, acaso por razones comerciales, sale al mercado con algo de retraso. Se dice de Carestini que tenía un registro de mezzo de más de dos octavas y que, sin desmerecer su facilidad para el canto de agilidad, era especialmente apreciado por su domide voces blancas Pueri-Capilla Flamenca para acabar de perfilar esa ancestral sonoridad navideña del conjunto. Jaime Rodríguez Pombo MEETING WITH A FRIEND. Obras de Pelecis, Sibelius, Mozetich y Grundman. ARA MALIKIAN, violín. ORQUESTA DE CÁMARA NON PROFIT. WARNER 5144220412. 2007. 76’. DDD. N PN Disco interesante por varios motivos. Estamos ante un producto auspiciado por la Comunidad de Madrid, con muy buenos resultados, al que no se califica más especialmente porque el interés de la última obra grabada en él me parece relati- nio del canto spianato, lo cual resulta fácilmente constatable si se tiene en cuenta que páginas como Scherza, infida y Mi lusinga de Haendel, Ciel nemico de Capelli, Se mai senti de Hasse o Mio bel nume de Graun le fueron dedicadas. Es justo en este terreno en el que Jaroussky queda algo por debajo de las grandes referencias. La belleza de su timbre esplendente, su soberbio control técnico sobre las dificultades, su precisión en los pasajes de coloratura, sus extraordinarios recursos ornamentales funcionan perfectamente en las arias de bravura, como en la marcialmente espectacular Tu che d’ardir m’accendi! de Porpora que abre el CD, en Se mi dai morte de Leo, que exige saltos interválicos de vértigo, en Vo disperato a morte de Hasse, de agudos al límite, o en In mirar la mia sventura de Graun, con atractivos recursos al cambio de color, pero allí donde la esencia de la interpretación se traslada del virtuosismo a la delicadeza de los afectos más íntimos el cantante resulta demasiado lineal en matices y con tendencia a buscar siempre las sonoridades más etéreas, acaso con la excepción del Mio bel nume del Orfeo de Graun, donde seduce por el hondo y noble vo, aunque el mismo autor abogue por la simplicidad de la obra, que tampoco es tanta. La labor de Malikian es irreprochable, derrochando capacidad, sonido y mecanismo. Otro tanto podría decirse de la orquesta de cuerda que le acompaña. Todos los compositores cuyas obras se recogen nacieron en el siglo XX y abogaron por el mantenimiento de la tonalidad. El título genérico del disco se debe a la del letón Georgs Pelecis, que, con concomitancias de claro origen eslavo, como corresponde, mantiene en la orquesta un motivo itinerante que se asemeja al perpetuum mobile. A seguido Palladio. Concerto grosso para orquesta de cuerda, que se mueve entre una estética similar a la anterior y resonancias vivaldianas, con crescendi de corte muy barroco. De Jan Sibelius, la Suite para violín y orquesta de cuerda, amable, con el virtuosismo del solista en su último fragmento, patetismo que consigue transmitir. En cambio, los fragmentos haendelianos suenan algo superficiales, muy bien ejecutados, impecables de línea, pero sin la capacidad de emocionar que, por ejemplo, han conseguido Von Otter o Kozena con las mismas arias y otras parecidas. En cualquier caso, buena muestra del mejor canto barroco que puede oírse hoy día, aunque Jaroussky me pareció más convincente en su anterior disco, dedicado monográficamente a Vivaldi. Haïm, gran haendeliana, acompaña con claridad y desatado ímpetu las arias brillantes y es muy delicada en las más expresivas, en las que aprovecha para destacar algunos efectos de color, como el de un laúd que en multitud de ocasiones destaca muy significativamente del continuo. Pablo J. Vayón En verano. En la Fantasia… sul linguaggio perduto, el canadiense Marjan Mozetich rinde tributo al neorromanticismo dejando una obra armónicamente rica y menos obsesiva rítmicamente que las dos primeras del disco. Por último, el Concierto sentido para violín, viola, violonchelo y orquesta de cuerda, del español Jorge Grundman. José Antonio García y García MÚSICA ESPAÑOLA PARA PIANO A CUATRO MANOS. Vol. I. Obras de Falla, Rodrigo, Granados, Oliver, J. L. Taurina y García Abril. ÁNGEL HUIDOBRO Y JUAN MANUEL CONSUEGRA, piano. TAÑIDOS SRD-354 (Several Records). 2006. 51’. DDD. N PN El primer volumen de la serie Música española para piano a cuatro manos, que Tañidos nos ofrece ahora, en grabaciones D D I SI CS O C O S S VARIOS Joel Frederiksen REFINAMIENTO DEL FOLCLORE INGLÉS THE ELFIN KNIGHT. Baladas y danzas del Renacimiento inglés. ENSEMBLE PHOENIX MUNICH. Director: JOEL FREDERIKSEN. HARMONIA MUNDI HMC 901983. 2006. 79’. DDD. N PN Al frente del Ensemble Phoenix Munich, el bajo y laudista norteamericano Joel Frederiksen se presenta en HM con un bonito disco de baladas y danzas tradicionales inglesas que mezcla con algunas piezas renacentistas, cuyo título es el de una mítica canción que ha sido relacionada con otras tres posteriores, también incluidas, entre ellas la muy conocida Feria de Scarborough, que se ofrece igualmente en una verrecientes y con la colaboración de la Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, reúne obras de seis compositores de estética bien diferente, dos de los cuales aún entre nosotros. Nexo común a todos ellos es la entusiasta entrega y la notable interpretación de los pianistas Huidobro y Consuegra quienes, con un sonido incisivo, matizado y de intencionada expresión nos conducen por el periodo concreto de la historia musical de nuestro país que aquí recorren. Brillante la transcripción a cuatro manos de Dos danzas de “La vida breve”, de Falla. Sigue la integral de la obra para piano a cuatro manos de Rodrigo, que incluye Juglares, Atardecer, Gran marcha de los subsecretarios y Sonatina para dos muñecas, obras en las que percibimos, en mayor o menor medida, cierto regusto francés, una querencia neoclásica, un sentido cultivo de la melodía, una gracia que enaltece lo sencillo, un chispeante perfume infantil (la Sonatina para dos muñecas la escribió el autor con fines pedagógicos y pensando en sus nietas Cecilita y Patty) y, por qué no, algunos ramalazos de virtuosismo. Las dos marchas militares de Granados se alimentan de lo castrense, de los aires madrileños y del estilo de salón. Apuntes y observaciones muy breves los de las Seis piezas infantiles de Ángel Oliver, siempre de personal factura. Brillantes asimismo los tres palíndromos de José Luis Turina: sión supuestamente primitiva (Whittingham Faire). El grupo está formado por seis miembros, con estructura similar a la de muchos conjuntos dedicados al folk o la música medieval, con tres cantantes que además tañen diversos instrumentos y tres instrumentistas más. Las tesituras vocales (contratenor, tenor y bajo) y los timbres instrumentales (flautas, laúdes, tiorbas, colachón, viola da gamba y diversos artefactos percutivos) dan, en los hábiles arreglos en que se presentan, una atractiva variedad a sus muy diversas combinaciones. La interpretación se mueve en efecto en ese espacio inconcreto entre el folk y la música antigua, con voces naturales y Madam, I’m Adam, No deseo ese don (ReconocER) y Anita, la gorda lagartona, no traga la droga latina, sin duda la aportación de un lenguaje más contemporáneo al programa. Y apropiado regalo para el lucimiento de los intérpretes el Zapateado de García Abril. Bienvenida a este loable empeño, que nos hace esperar expectantes próximos volúmenes. José Guerrero Martín TEREZÍN / THERESIENSTADT. Obras de Ilse Weber, Karel Svenik, Adolf Strauss, Martin Roman, Hans Krása, Carlo Sigmund Taube, Viktor Ullmann, Pavel Haas y Erwin Schulhoff. ANNE SOFIE VON OTTER, mezzo; CHRISTIAN GERHAHER, barítono; DANIEL HOPE, violín; BENGT FORSBERG, GEROLD HUBER, piano; BEBE RISENFORS, acordeón, CONTRABAJO, guitarra; IBA HAUSMANN, clarinete, viola; HOSEPHONE KNIGHT, violonchelo. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 6546 (Universal). 2006-2007. 72’. DDD. N PN I maginemos a alguien que, de manera inocente, sin saber, escucha este disco. Lo frescas y un rico colorido instrumental, pero gran nobleza expresiva y muy notable refinamiento en la ejecución. Especialmente atractiva resulta la voz del propio Frederiksen, bella, cálida, profunda y muy flexible para su gravísima tesitura. Su interpretación del Go from my window anónimo encontrará bello, le sorprenderá la secuencia contrastada entre piezas cultas a la antigua, aunque no antiguas; y piezas que son hijas del Kabaret y la “nueva objetividad”. Se preguntará si aquello evoca, rememora o propone algún festejo. Imaginemos a ese “alguien”; no sentirá dolor. Pero quien esté informado, recibirá esto como lo que es, un mensaje doloroso y bello, muy bello a menudo, muy doloroso si se piensa que es una fiesta, y que esa fiesta termina con el asesinato de todos, invitados, músicos, poetas, amigos, bailarines, todos, todos, todos. Eso era Terezín, y de eso hemos hablado. No vamos a repetirnos, sólo a recordarlo un poco, siquiera un poco. Un campo de concentración en el que los artistas vivían en la disciplina algo inhumana, algo criminal, algo caníbal de los SS, pero Terezín no era Auschwitz. Mas al final, todos fueron enviados a los campos de la muerte, después de un par de añitos haciéndose la ilusión de que este campo de internamiento no era sino una severa condena por ser judíos, ya que no por otra cosa, pero que podían hacer música, teatro, recitales de poesía, bailes, cosas por el estilo. Empiezan a no ser raros los discos que tratan de esto, que evocan esta música, que la (base del de Dowland, también incluido en versión instrumental) o de Fortune, my foe es de gran exquisitez (dulcísima y melancólica la segunda), mientras que para la muy célebre Barbara Ellen, que se acompaña él mismo con el laúd, parece remitirse al universo de la canción folclórica americana. Los muy conocidos Walsingham y Greensleeves se ofrecen en versiones elegantes y sencillas, que eluden cualquier tentación de almibaramiento, mientras que Lord Darly suena con muy sugestiva ligereza y plausible buen humor. Una mirada imaginativa y respetuosa sobre un repertorio de sugerente belleza. Pablo J. Vayón recrean para nosotros. Qué doloroso es todo esto. Cómo fue posible. Todas esas cosas que siempre nos decimos sin que nos acostumbremos a un horror que ya tiene más de sesenta años. Es tentador dar el detalle de cada de estas obras. Ver nombres que pertenecen a músicos asesinados que sufrieron, además, el olvido, pero que ya son grandes porque hemos sabido recuperarlos, como Haas, como Ullmann, como Schulhoff, como Krása, que están aquí, que estuvieron allí, Dios mío. O señalar la alegría del anónimo TerezínLied, o la melancolía de salón de los cantos de Ilse Weber, o la gracia picaresca de la canción del checo Karel Svenk… No hace falta el detalle, que haría esta crónica excesiva. Es un recital bello, ya lo hemos dicho. Pero es más bello, aunque también doloroso, si se sabe, si se lee, si se conoce lo que hay detrás. Si se sabe que detrás de esas bellas canciones, de músicas como la Sonata para violín solo de Schulhoff, que cierra el recital, hay eso que se llama Shoa, Holocausto. Una pequeña maravilla de 70 minutos, que es además homenaje, recuerdo, protesta contra lo que fue aunque no haya vuelta atrás. Santiago Martín Bermúdez 105 D VDDV D 106 CRÍTICAS de la A a la Z D V D BACH-PROKOFIEV BACH: CHAIKOVSKI: Variaciones Goldberg BWV 988. ANDREA BACCHETTI, piano (dos interpretaciones). Director de vídeo: GIAN ANDREA LODOVICI. Trío con piano en la menor op. 50. RACHMANINOV: Trío con piano nº 1 en sol menor “Elegíaco”. ILYA ITIN, PIANO; ADAM NEIMAN, piano. IGOR GRUPPMAN, violín; MARK KOSOWER, violonchelo. Director de vídeo: TONY ADZINIKOLOV. ARTHAUS 101 447 (Ferysa). 2006-2007. 162’. N PN Muy interesante edición la presente, ya que ofrece dos interpretaciones de esta magna obra emanadas del mismo artista, y distintas, sin ambages. Que Bacchetti tiene la obra dominada, es indudable. Que la tiene meditada, también. Que se atenga al propósito o al talante en el momento de la interpretación, eso no lo sabemos. Lo importante es, en primer lugar, que paseamos nuevamente de la mano de las Goldberg, y esto siempre es fecundo. Anticipemos que el sonido del piano, o los pianos Fazioli que se utilizan no me parece el ideal, pero tampoco es una gran pega. Hay claridad y clase. Una de las interpretaciones —la audiovisual recogida en el DVD— es del año 2006; no se concreta más, y sobriamente, el realizador del vídeo se atiene a poco más que la pared que está a la izquierda del pianista y le sirve de fondo. Algún primerísimo plano frontal de los macillos y los convencionales del pianista. En este marco y en esta interpretación se atisba ya la propensión cantabile del italiano, adornando con trinos aquí y allá, pero a medida que vamos escuchando y como el comentario no puede ser muy amplio, vemos que aplica a su interpretación una metódica muy bien madurada que le resta vuelo. El pianista cumple su papel sobradamente, aunque nos deje la idea de que la interpretación podría madurarse más, y considérese que se habla de una interpretación seria, equilibrada y respetuosa con Bach; sin buscar el toque personal. En la que hace en enero de este mismo año, 2007, en Savona, y que también podemos escuchar en CD contenido en el mismo estuche, Banchetti está más lanzado, mas mediterráneo por decirlo de algún modo, aunque sin hacer transgresiones. Y sin que nada en la audición nos resulte acelerado o manipulado, el minutaje es diez minutos inferior a la anterior del mismo artista. Así pues, buenas versiones y un experimento interesante y muy agradable. José Antonio García y García VAI 4396 (LR Music). 2003. 58’. N PN E n la grabación de este DVD, realizada en Festival Internacional de Piano de Miami, asistimos a una sesión, breve en duración, pero cargada de intensidad. Los intérpretes ponen toda la carne en el asador, y traducen las partituras de forma entregada y calurosa, sin desdoro de la impecable ejecución. Por poner un pequeño reparo, el violín de Igor Gruppman va acerando su sonido a medida que aborda el registro más agudo, pero eso no constituye un reparo serio en unas versiones que llevan las obras a su cauce de lirismo y pathos acendrados. La filmación, en buen color, se mueve en unos cauces suficientes, ya que se usan tres encuadres, en uno de los cuales se hace zoom sobre los dos solistas de cuerda. Aquellos melómanos que disfrutan viendo las manos del pianista en acción no tendrán ningún problema, porque hay tomas numerosas de este detalle en primer plano. El comentario es breve, como el registro, pero éste merece la pena escucharlo. José Antonio García y García CHAIKOVSKI: El lago de los cisnes. ULYANA LOPATKINA (Odile-Odette), DANILA KORTSUBTSEV (Príncipe), ANDREI IVANOV (Bufón), ILIA KUZNETSOV (Rothbart). BALLET Y ORQUESTA DEL TEATRO MARIINSKI DE SAN PETERSBURGO. Director: VALERI GERGIEV. Coreografía: MARIUS PETIPA. Revisión: KONTANTIN SERGEIEV. Director del ballet: MAKHAR VAZIEV. Director de vídeo: ROSS MAC GIBBON. DECCA 074 3216 (Universal). 2007 128’. N PN Insistir con monotonía en la perfección de esta obra en manos y pies de tropas rusas, es machacón y justo. La relojería geométrica del conjunto, su ajuste al estilo, la viveza de una tradición hecha memoria estética y escolástica técnica, da para mucho aunque sepamos de memoria lo que va a suceder. Del elenco hay que destacar a los solistas más las estrellas que encabeza, con holgura, la prima ballerina, flexible hasta lo inverosímil, como si careciera de articulaciones, tanto es su facilidad para disimularlas, estatuaria en las actitudes, de un lirismo soberbio en los adagios y capaz de transfigurar su musculatura al pasar de aéreo cisne blanco a demoníaco cisne negro. A su lado, Sigfrido es larguirucho, leve, con un salto generoso y un rebote blando y elegante de danseur noble, un acompañante servicial y de excelente apostura. El bufón, gracioso y seductor, luce unas velocidades de vértigo y unas caídas en plein cul de irresistible efecto. Temible y señorial, el brujo. Y qué decir de la última chica del coro, si cada una de ellas y cada uno de sus compañeros es parte de una maquinaria impecable. La escena, sin salirse de un delicado y agradable pictorismo tradicional, ha sido simplificada con pareja elegancia, lo mismo que un vestuario funcional y, cuando cabe, en los “cuadros de color”, decorativo y fantasioso. Gergiev sirve, como era de esperar, con una suntuosidad nerviosa a la suprema partitura, de canto intenso y explosivos momentos patéticos. Por fin: el juego de cámaras es otra virguería paralela, por la variedad incontable de planos que descuella en las partes puramente sinfónicas, con un detalle de instrumentistas y una variedad de ópticas deslumbrantes, además de los detalles en los solos y breves planos de los mirones y figurantes, así como los enfoques oblicuos y lejanos de los “cuadros blancos”, con los cisnes en evoluciones lineales de hipnótica simetría. Blas Matamoro LEONCAVALLO: I pagliacci. MARIO DEL MONACO (Canio), GABRIELLA TUCCI (Nedda), ALDO PROTTI (Tonio), ATTILIO D’ORAZI (Silvio), ANTONIO PIRINO (Beppe). CORO Y SINFÓNICA NHK. Director musical: GIUSEPPE MORELLI. Director de escena: N.N. VAI 4421 (LR Music). 1961. 91’. R PN O tro retorno al tiempo perdido, gracias a estas producciones niponas que con tanto mimo fil- D V D BACH-PROKOFIEV mó la televisión japonesa en el otoño de 1961, durante la gira de la compañía italiana de canto con representaciones en Tokio y Osaka. Oportunidad de ver el famoso Canio de Del Monaco, con sus gruñidos, sollozos, gritos, morcillas incluidas (como los “Neddas” finales tras matar a la cónyuge), pero de inevitable impacto ante un público que acaba enloquecido, un auténtico delirio. Ante tamaña personificación, con sus pros y sus contras, sobran quizás las censuras. Tucci canta muy bien su Nedda y la dota cual actriz de perfiles curiosamente menos afectados que en la Aida cantada días atrás. Protti ofrece un brillantísimo prólogo y mantiene este nivel durante el resto de la obra. Un barítono que gana en sus tomas en vivo, si se juzga que no son tan convincentes las grabaciones dejadas en estudio, es decir, las de Decca. D’Orazi presta un buen físico, un correcto canto y la precisa voz lírica que necesita Silvio, mientras que Pirino es un Beppe rozando la modestia. Los dos aldeanos, sin nombre, son aportaciones autóctonas. La puesta en escena, anónima, es lo suficientemente acorde con lo que se supone es el drama de Leoncavallo. Aquilatada concertación de Morelli, congruente con su oficio y rodaje. Subtítulos en español sobre los japoneses, como en la mayoría de estas entregas. Fernando Fraga PROKOFIEV: Sinfonía nº 5. STRAUSS: Muerte y transfiguración. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RAI DE TURÍN. Director: SERGIU CELIBIDACHE. OPUS ARTE OA 0979 D (Ferysa). 1970. 77’. H PN O tro concierto más del Celibidache italiano con las características acostumbradas de estas veladas apuntadas en anteriores reseñas. Interesantes aproximaciones con aprovechamiento máximo del conjunto de la RAI de Turín, a pesar de abundantes roces y desajustes, pero siempre sugestivas Václav Neumann y Jirí Bélohlávek DE LA TELEVISIÓN CHECA DVORÁK: Conciertos para violonchelo op 104 y para piano op 33. GUSTAV RIVINIUS, violonchelo; RUDOLF FIRKUSNY, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Directores: VÁCLAV NEUMANN Y JIRÍ BÉLOHLÁVEK. VAI BVA 4406 (LR Music). 1991-1992. 84’. R PN MOZART: Obertura de Don Giovanni. Concierto para piano nº 20 K. 466. DVORÁK: Canciones bíblicas op. 99, nºs 1-5. IVAN MORAVEC, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Director: JIRÍ BÉLOHLÁVEK. BERNARDA FINK, mezzo. Estas filmaciones de la Televisión Checoslovaca nos muestran una sesión completa y dos obras concertantes separadas de Dvorák. Las tomas de vídeo, sin que nos digan los responsables, son excelentes (en 4:3). También son excelentes o muy estimables, como veremos, las lecturas de cada obra. El primer DVD nos propone en secuencia un virtuoso joven, en sus comienzos, y otro en una edad avanzada y todavía insuperable en lo artístico. Algo áspero en su sonido, el alemán Gustav Rivinius frasea con espléndido gusto y domina las dinámicas con una capacidad asombrosa de matizar, de disminuir y hacer crecer el sonido en secuencias siempre motivadas, medidas y también cargadas de emoción. Su interpretación es mucho más que correcta y bordea la excelencia. En aquel momento acababa de obtener la Medalla de Oro en el Concurso Internacional de Moscú y sólo tenía 26 años. Es un Dvorák sentido y técnico, que se acerca al ideal. El acompañamiento de Neumann y la Filarmónica en aquel lejano 8 de abril de 1991, en la Castillo de Praga, era refinado y poderoso al tiempo. Puede que no estemos ante una referencia, pero esta toma en vivo que puede verse y nos permite recrearnos en ella está espléndidamente filmada, y nos permite seguir paso a paso sus bellezas, que son muchas. La claridad del sonido de Rudolf Firkusny ha sido siempre sorprendente, y aunque ese 14 de mayo de 1992 contaba ya con 80 años (fallecería dos años más tarde, en julio de 1994, en Nueva York) seguía tocando como los ángeles, con un dominio, una capacidad de ataque y una sonoridad tan diáfana que convertía el Op. 33 de Dvorák, menor en comparación con el Op. 104, en una obra de semejante altura al concierto anterior. Qué sutileza de toque, qué manera de rozar-tocando. Ahora estamos en el Rudolfinum, y la Filarmónica sigue en igual forma, allí, ante el Presidente Václav Havel, que aplaude a Firkusny, a Bélohlávek y al conjunto. También es de altura la dirección de Behohlávek, de gran rigor, discreta ante la categoría y el despliegue del venerable pianista checo. El segundo DVD nos trae también a Bélohlávek, unos meses antes, en el Castillo de Praga, Sala Española de nuevo, 8 de septiembre de 1991. Tras un afortunado acercamiento a la Obertura de Don Giovanni, Bélohlávek acompaña de nuevo con acierto y discreción a otro de los grandes pianistas checos, Ivan Moravec, chopiniano, brahmsiano y mozartiano de altos vuelos, que en este Concierto nº 20 de Mozart ofrece también claridad, un toque elegante y un sentido clasicista intenso y refinado. Tenía el pianista en ese momento 61 años, y estaba en plena forma. Unos veinte años después recibía la Medalla del Mérito de manos del Presidente Havel y el Premio del Midem por toda una carrera. Desde luego, este registro es un excelente testimonio de su arte como intérprete. A continuación hay que ver y oír a la mezzo argentina de origen esloveno Bernarda Fink, a la que Rafael Banús entrevistaba en esta revista hace no mucho (nº 208, abril). Tiene Bernarda Fink una voz de amplias oscuridades, pero resonante y con un vibrato que impresiona. Lástima que no estén todos estos salmos de la Biblia de Kralice, pero el compositor sólo orquestó estas cinco canciones, y esta gran artista las desgrana con dramatismo y gusto exquisito. Qué centro, qué manera de aumentar, qué descensos tan sutiles y medidos. Y qué rostro tan expresivo el de esta espléndida cantante, todavía muy joven entonces, con apenas 35 años. De nuevo, eficaz y voluntariamente discreto acompañamiento de Bélohlávek. sesiones orquestales que llamarán la atención de los buenos catadores sinfónicos o de los seguidores de este excepcional director. Digamos una obviedad, y es que el propio Celibidache tiene mejores aproximaciones a estas obras al frente de orquestas alema- nas (disponibles en EMI y DG) y preferibles a estas que ahora se reseñan, aunque el DVD tenga el encanto evidente de un gran maestro al frente de un conjunto menor al que trata de sacar el máximo partido. Sonido fluctuante en mono e imagen en blanco y negro pro- pios de las televisiones de principios de los setenta. Precio inapropiado para un documento histórico de hace casi cuarenta años y que ahora se estima como valor oro aprovechando el tirón del director. VAI BVA 4404 (LR Music). 1991. 57’. R PN Santiago Martín Bermúdez Enrique Pérez Adrián 107 D VDDV D VERDI-RECITALES VERDI: Aida. GABRIELLA TUCCI (Aida), MARIO DEL MONACO (Radamès), ALDO PROTTI (Amonasro), GIULIETTA SIMIONATO (Amneris), PAOLO WASHINGTON (Ramfis), SILVANO PAGLIUCA (El Rey). CORO Y SINFÓNICA NHK DE TOKIO. Director musical: FRANCO CAPUANA. Director de escena: CARLO PICCINATO. VAI 4420 (LR Music). 1961. 162’. R PN D ocumento en blanco y negro (con subtítulos varios sobre los originales en nipón) de la compañía italiana formada por algunas estrellas de entonces a la que los japoneses contribuyeron adecuadamente con orquesta y coro locales además del ballet (modestito), tan importante en esta ópera verdiana así como la comparsería. Una dirección de confortante rutina de Capuana y montaje de similar calibre, en un espectáculo francamente digno de disfrute en su bienvenida convencionalidad, muy del momento y conforme a la situación, arropa todo ello un reparto generosamente acogido por el público. Del Monaco repite su extravertido Radamès, de exagerada gesticulación escénica, no exento de innumerables defectos de canto, pero de indudable garra para el respetable, que ya desde un ostentoso Celeste Aida no deja de aclamar su participación. Actuación muy convencional la de la Tucci, Aida muy bien cantada y transmitida, con un acto III realmente impecable, aunque sus medios no tengan la presencia sonora de los del tenor o los de la mezzo, una Simionato simplemente perfecta por tesitura y por experiencia como Amneris. Impecables los dos bajos y lleno de vida y agresividad el Amonasro de Protti, dejando aparte, sin comentarios, su caracterización. Colaboran perfectamente Athos Cesarini como Mensajero y Sumie Kawauchi (la única japonesa de los solistas) en la Sacerdotisa, en una producción que nos retrotrae en el tiempo aportándonos algo de añoranza y no poca melancolía. Fernando Fraga 108 Daniel Barenboim BARENBOIM Y LISZT EN ITALIA LISZT: Sonetos de Petrarca 47, 104 y 123. Fantasía quasi sonata sobre una lectura de Dante. Leyendas, nº 1: San Francisco de Asís. Danza sagrada y dueto final de “Aida”. Paráfrasis de concierto sobre el Miserere de “Il trovatore” y sobre “Rigoletto”. DANIEL BARENBOIM, piano. Director de vídeo: TIZIANO MANCINI. EUROARTS 2056748 (Ferysa). 2007. 86’. N PN D aniel Barenboim ha sido nombrado Principal Director invitado en La Scala desde la temporada 2007/2008, y, experto “ganador” de públicos, ofreció el 28 de mayo de este año un recital pianístico en el coliseo operístico por excelencia, recital que, aunque dedicado por entero a Liszt, rinde en su totalidad tributo a Italia, con obras extraídas del segundo —Italia— de los Años de peregrinaje, más la primera de las Leyendas y las tres Paráfrasis operísticas sobre páginas de Verdi, gesto éste más que apropiado para el foro en el que se desarrollaba el recital. Hace algún tiempo que vengo diciendo que Barenboim vuelve al pia- VERDI: Simon Boccanegra. KIRI TE KANAWA (Maria), ALEXANDRU AGACHE (Boccanegra), ROBERTO SCANDIUZZI (Fiesco), MICHAEL SYLVESTER (Adorno), ALAN OPIE (Poalo), MARK BEESLEY (Pietro). CORO Y ORQUESTA DEL COVENT GARDEN DE LONDRES. Director musical: GEORG SOLTI. Director de escena: ELIJAH MOSHINSKY. Director de vídeo: BRIAN LARGE. DECCA 071 4239 (Universal). 1991. 135’. R PN S olti construye un edificio sonoro muy habitual en él, rico y empastado, merced a una orquesta (buena) y a un coro (no tanto) proclives a facilitárselo. Falta a veces algo de garra dramática, todo suena como demasiado amable y bonito. Quizás porque el director no acertó a inspirarse por el montaje escénico o por los intérpretes reunidos para esta producción que no con más frecuencia y con renovado entusiasmo. Y ello es una espléndida noticia, sin duda alguna. Porque el argentino tiene mucho, muchísimo que ofrecer en su faceta pianística, como quedó de manifiesto recientemente en su integral beethoveniano para EMI. Ciñéndonos al recital que nos ocupa, Barenboim siempre ha sido un estupendo traductor de Liszt. Basta recordar su extraordinaria lectura de la Sonata en si menor o aquel magnífico disco de transcripciones wagnerianas que pide a gritos una pronta reedición. Lo demuestra aquí una vez más, luciendo un bellísimo sonido, un sentido cantable de un lirismo y sentido poético extraordinarios, de una sutileza tan refinada como elegante. Algo que cabe apreciar desde la soberbia traducción que obtienen los tres Sonetos de Petrarca. Sensacional también San Francisco de Asís, y trepidante, épica y lírica a la vez, la Sonata Dante, magníficamente realizada y de una enorme riqueza de climas y contrastes. Se luce el argentino también en las paráfrasis operísticas, apunte prometedor sin duda para el pasa por ser una de las más exitosas de los últimos años en el teatro londinense. Moshinsky coloca a los personajes en escenarios abiertos y amplios, con apenas objetos (salvo para la escena senatorial o la del despacho del dux), como si se movieran en un mundo que les impide realizarse o completarse como personas. Algo que se refleja también en su escasa motivación con la que están dirigidos teatralmente, donde sólo la soprano y el bajo parecen enterarse de lo que les está pasando realmente. Los decorados (de Michael Yeargan) son capaces, sin embargo, de dar noción y contenido a la trama, con un vestuario (Peter J. Hall) conveniente aunque el Dux, de repente, parece vestirse de sátrapa para la escena del consejo. Vocalmente, merecen elogios la Kanawa, musicalísima y encantadora como suele ser ella, con un canto detallista y certero, aunque aquí y allá, momentáneamente, dé cuenta de su nada conveniente vocalidad verdiana. Scandiuzzi, el público que le verá en este mismo marco en funciones de director operístico. Magníficamente cantada la de Aida, donde consigue por igual el retrato vocal y la sensación orquestal de acompañamiento. Lo mismo puede decirse de las de Trovador y Rigoletto, complicadísimas páginas donde el argentino luce su sentido orquestal. Pese a algún pequeño signo de fatiga al final, las interpretaciones son de una efusividad y brillantez que consiguen un magnetismo espectacular. Espléndido recital. No se lo pierdan. Rafael Ortega Basagoiti único italiano del equipo, da un indudable relieve a tan solemne y grandioso personaje, aunque resulte un Fiesco a veces demasiado juvenil de presencia y colorido. Sylvester, de fraseo uniforme y con un canto entre torpe o brusco, no puede ocultar, a su favor, unos medios tenoriles interesantes y adaptados al personaje. Barítono lírico, con registro apropiado en extensión a las necesidades del papel, de presencia simpática y hasta agradable, a Agache le queda un tanto grande este Boccanegra que precisa una caracterización más rica y profunda que la suya. En la escena de la muerte (donde el regista, por cierto, le hace morir bastante incómodamente), encuentra no obstante una repentina y mejor proyección. Los dos malvados, anglosajones hasta la médula, Opie y Beesley, lo parecen sí pero recién salidos de un culebrón. Un descuido de la dirección escénica, sin duda. Fernando Fraga D V D VERDI-RECITALES Bertrand de Billy DON CARLOS EN V.O. VERDI: Don Carlos. ALASTAIR MILES (Philippe II), RAMÓN VARGAS (Don Carlos), IANO TAMAR (Elisabeth de Valois), BO SKOVHUS (Rodrigue), NADJA MICHAEL (Eboli), SIMON YANG (Gran Inquisidor), DAN PAUL DUMITRESCU (Un monje), CORNELIA SALJE (Thibaut). CORO Y ORQUESTA DE LA STAATSOPER DE VIENA. Director musical: BERTRAND DE BILLY. Director de escena: PETER KONWITSCHNY. Director de vídeo: ANTON REITZENSTEIN. 2 DVD TDK DVWW-OPCARLOS (JRB). 2005. 247’. N PN Al igual que ocurre con Boris Godunov, es casi imposible asistir a una representación de Don Carlo que sea igual a otra. Esta producción de la Staatsoper de Viena es, hasta el momento, la más completa, ya que incluye numerosos pasajes eliminados por Verdi antes del estreno en París de 1867 y en otros difiere considerablemente de la revisión definitiva italiana de 1886 que se ha impuesto en los teatros. Casi VERDI: Il trovatore. CARL TANNER (Manrico), IANO TAMAR (Leonora), ZELJKO LUCIC (Conde Luna), MARIANNE CORNETTI (Azucena), GIOVANNI BATTISTA PARODI (Ferrando), DEANNE MEEK (Inés), JOSÉ LUIS ORDÓÑEZ (Ruiz). CORO DE CÁMARA DE MOSCÚ. CORO DEL FESTIVAL DE BREGENZ. ORQUESTA SINFÓNICA DE VIENA. Director musical: THOMAS RÖSNER. Director de escena: ROBERT CARSEN. Director de vídeo: FRANÇOIS ROUSILLON. 2 DVD OPUS ARTE OA 0974 D (Ferysa). 2005. 155’. N PN Como es bien sabido, el Festival de Bregenz posee uno de los escenarios más espectaculares del mundo. Todos los directores de escena se rompen la cabeza por crear una imagen de impacto que impresione la retina de los visitantes que se acercan al lago Constanza durante los meses de verano. El canadiense Robert Carsen, uno de los más imaginativos registas de hoy, no podía ser menos, y ha creado junto con su escenógrafo Paul Steinberg una inmensa refinería de petróleo que es también una moderna fortaleza que separa el mundo de los ricos dos décadas que nos permiten considerar a Don Carlos una fascinante work-in-progress dentro de la historia de la ópera. El director musical del espectáculo, el francés Bertrand de Billy, ha asumido plenamente esta idea y plantea la obra como un inmenso fresco teatral sin fisuras, más atento a la concepción global que a resaltar instantes aislados, con lo que logra que una composición de más de cuatro horas no decaiga en ningún momento, sabiendo incluso lidiar con las partes menos afortunadas o más convencionales de la partitura. Bajo su clara batuta, el reparto alcanza cotas excelentes. Ramón Vargas, que ha seguido una inteligente evolución, salva con suficiencia los numerosos agudos de su inclemente tesitura y conserva su bellísimo timbre juvenil para hacer plena justicia al papel titular. Iano Tamar, con su centro oscuro y carnoso tan apropiado a este repertorio y su y poderosos frente al de los gitanos marginados, que son quienes realmente ponen en marcha el mecanismo que sostiene el poder. El fuego constituye un elemento fundamental de todo el montaje, como lo es asimismo en la ópera de Verdi. Todo ello está en beneficio de una acción trepidante. que, como suele ser habitual aquí, se desarrolla sin interrupción. El elenco resulta, en líneas generales, mucho más convincente en un espacio así de lo que lo sería en un teatro convencional, salvando la Leonora de Iano Tamar, que podría defenderse perfectamente en cualquier sala, por su dominio del canto verdiano y su sugerente timbre. Carl Tanner es un tenor tosco y vociferante, pero su Manrico tiene energía, al igual que el Conde de Luna de Zeljko Lucic, más matizado en cualquier caso. Marianne Cornetti (maravillosamente caracterizada) es la clásica Azucena estentórea y efectista, aunque eficaz, y Giovanni Battista Parodi un Ferrando casi de lujo en este contexto. Thomas Rösner dirige con solvencia a los conjuntos habituales (el Coro del Festival, reforzado por el Coro de Cámara de Moscú, y la Orquesta Sinfónica de Viena). Rafael Banús Irusta elegancia de línea, es una Elisabeth admirable. Nadja Michael no tiene la voz adecuada para Eboli (de hecho, poco después se pasaría a la cuerda de soprano), pero es tal su entrega y su vehemencia que acaba convenciendo. Bo Skovhus acentúa el aspecto romántico de Posa, y Alastair Miles, magnífico actor, es un Philippe II muy creíble. La puesta en escena de Peter Konwitschny es otro can- tar. Al margen de convertir el ballet del acto III en un delirante sueño en el que se ve a Eboli casada con Carlos y disfrutando de las delicias de un ama de casa de hoy que invita a cenar a sus suegros y se le quema la comida, por lo que su marido tiene que recurrir a los servicios de Pizza Posa, presenta a los personajes en una permanente agitación, reflejando así su búsqueda de una imposible felicidad. Con todo, se ve que es un auténtico hombre de teatro en la dirección de actores (realmente, todos merecen un premio por su incondicional disposición y su disciplina) y en los movimientos de las masas, y la idea de presentar el auto de fe como un gran espectáculo televisivo tiene su gracia. En resumen, a pesar de los excesos de la puesta en escena, un DVD de (casi) obligada adquisición para los buenos verdianos. Rafael Banús Irusta RECITALES IVO POGORELICH. Pianista. Obras de Chopin, Haydn y Mozart. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4046 (Universal). 1987. 112’. N PN H acía apenas siete años que había protagonizado el escándalo en el Concurso Chopin, al ser eliminado de la ronda final con el culebrón que ello trajo consigo, retirada de Argerich del jurado incluida. El yugoslavo tenía 29 años en el momento de esta grabación, y, aunque ya era “muy especial”, aún no había extremado algunas extravagancias que hoy en día convierten sus apariciones en acontecimientos de imprevisibles consecuencias sobre la paciencia del oyente. Alguien dijo, con razón, que Pogorelich tenía unas manos capaces de hacer cualquier cosa con el teclado, y que su único problema era que “cualquier cosa” significaba muy a menudo exactamente eso, tuviera sentido o no. En esta grabación, Pogorelich dibuja un Chopin de serena morosidad (Nocturno op. 55, nº 2, Largo de la Sonata nº 3) y generosidad en el rubato, pero de una carga expresiva tan intensa como convincente. Por lo demás, sus dedos consiguen unos legatos inverosímiles y una belleza de sonido espectacular, con matices que se antojan también imposibles y absoluta claridad de exposición, ésta ayudada por una articulación cristalina y un inteligente empleo del pedal de resonancia. Asombrosa, casi insultante la facilidad con la que dibuja el Scherzo de la Sonata o el Presto ma non tanto final, de un poderío por demás arrollador. En resumen, más de media hora de hermosísima música de Chopin soberbiamente interpretada. Haydn y Mozart son otro asunto, otro mundo expresivo que parece resultarle más ajeno. El Allegro moderato que abre la Sonata Hob. XVI: 46 de Haydn parece algo arrebatado en el tempo, pero sobre todo resulta casi un puro ejercicio de preciosismo, impecablemente — espectacularmente, más bien— desgranado, pero ayuno de encanto, luminosidad y humor, 109 D VDDV D RECITALES-VARIOS esos ingredientes que han hecho del Haydn de Brendel, menos perfecto en lo mecánico, una referencia. Pogorelich encuentra mejor campo para esa delectación sonora en el Adagio, en el que se recrea con su morosidad característica. Más tarde, la K. 331 mozartiana discurre por parecidos trazos de elegante preciosismo pero sin especial encanto más allá de la perfección técnica. Y es que lo verdaderamente enjundioso de este disco había venido antes, en forma de interpretaciones sobresalientes de Chopin. Es eso lo que hace a este DVD fónica de Chicago sean de un virtuosismo y eficacia sobresalientes, espectaculares incluso, independientemente de que a Rossini le falte chispa y humor, a Mendelssohn le sobre contundencia (soberbio, sin embargo, el violín de Kyung Wha Chung en el Concierto op. 64) y en Bruckner se eche de menos más variedad en un discurso que llega a ser algo monocorde. Sin embargo, los fragmentos orquestales de Wagner son magníficos, especialmente el Preludio y Muerte de Isolda, elocuente, apasionado y muy bien tocado, mientras que los Strauss piden algo más de respiración y refinamiento (estupenda por otra parte Lucia Popp, lírica, emotiva e idiomática en los Cuatro últimos Lieder, acompañados por Solti con unos tempi más ligeros de lo habitual y que redundan en un discurso algo epidérmico y superficial, como si quisiese terminar cuanto antes). El cuarto DVD con la Filarmónica de Viena recoge interpretaciones hechas en 1995, un año antes de la desapari- ción de Solti. Lo mejor del álbum posiblemente sean las recreaciones de las dos obras de Kodály y Bartók, una delicia de expresividad, virtuosismo, colorido e idioma. La Séptima de Beethoven, más convencional aunque impecablemente tocada, es otro momento a destacar en este último DVD, lo mismo que la brillante Marcha húngara de La condenación de Fausto, de Berlioz. También son de indiscutible interés los 25 minutos de ensayos con la Filarmónica de Viena, efectivamente la guinda que corona el pastel. Solti cuenta a los músicos sus relaciones con Kodály, su concepción de la obra de Weiner, sus primeros recuerdos de Viena y diversas curiosidades que harán las delicias de los buenos aficionados (Solti habla alemán a la orquesta y los subtítulos sólo están en inglés y francés). Por lo tanto, un excelente documento del último Solti recomendable sin las reservas que hemos visto en los documentales de Chicago. En suma, interesante álbum con varias cimas eviden- que, proporcional y desgraciadamente, dejó más documentada que la artística. Muy llamativa, en este sentido, es la toma realizada en el Waldorf Astoria de Nueva York cuando la Divina, más divina que nunca, fue disfrazada de reina egipcia. Unos planos que entusiasmarán a no pocos de sus fans y una auténtica novedad, fruto sin duda de la cuidadosa investigación efectuada por el realizador del filme. Con referencias a anteriores entregas de este tipo, la etapa griega de la soprano aparece discreta pero debidamente docu- mentada (incidiendo de nuevo en lo sentimental, al referirse a su relación con el barítono Vanguelis Mangliveras), una sobriedad que se extiende al resto del relato, en el que muchas imágenes aparecen más nítidas y claras que en documentales precedentes. Lugares emblemáticos de la vida y arte de la Callas se nos ofrecen en tomas actuales, en color, para dar mayor verosimilitud y concreción al relato. Musicalmente, de pasada, sirviendo de base a la narración, aparecen momentos ya conocidos y repetidos hasta el hastío de represen- muy recomendable. Impecable calidad de imagen y sonido, y buen trabajo de realización de Horant Hohlfeld. Rafael Ortega Basagoiti Georg Solti EL MAESTRO GEORG SOLTI. Director. Obras de Rossini, Mendelssohn, Bruckner, Wagner, Strauss, Kodály, Beethoven, Bartók, Berlioz y Weiner. ORQUESTAS SINFÓNICA DE CHICAGO Y FILARMÓNICA DE VIENA. Directores de vídeo: HUMPHREY BURTON, RODNEY GREENBERG Y HORANT H. HOHLFELD. 4 DVD DECCA 074 3203 (Universal). 1976-1995. 605’. N PN Este cuádruple álbum nos presenta varias películas de sir Georg Solti dirigiendo dos de las orquestas habituales con las que colaboró en su vida, la Sinfónica de Chicago, de la que fue director musical y artístico entre 1969 y 1991 (DVDs 1 a 3) y la Filarmónica de Viena (DVD 4). La calidad de filmaciones y sonido de los conciertos es notable en el caso de la orquesta americana, y extraordinaria en el protagonizado por la Filarmónica de Viena, en la que se nota que el año de grabación es más reciente (1995) y por tanto la calidad técnica superior. En el repertorio hay de todo, aunque las prestaciones de la Sin- tes: el violín de Kyung Wha Chung, la voz de Lucia Popp, las interpretaciones de las páginas wagnerianas y finalmente todo el último DVD con la Filarmónica de Viena (sensacionales Kodály y Bartók). El resto, propio del Solti ya conocido de todos, especialmente de los discófilos, con sus virtudes y defectos característicos. El brillo y precisión de ambas orquestas y la vital y contundente concepción de esta batuta seguramente hará las delicias de sus incondicionales. Enrique Pérez Adrián VARIOS CALLAS ASSOLUTA. FILME DE PHILIPPE KOHLY. ARTHAUS 101 817 (Ferysa). 2007. 97’. N PN 110 R ealizado al hilo del treinta aniversario de su muerte, el documental comienza con el debut parisino de Callas en 1958 para, a partir de ahí, y tras el encuentro de la Diva con Onassis, contarnos de nuevo la vida y la carrera, tan indisolublemente unidas, de la soprano. Confeccionado con cuidado y rigor, añade a imágenes algunas ya bien difundidas otras inéditas, la mayoría referidas a la vida social de la cantante taciones operísticas o recitales, tomadas del reducido legado visual callasiano. En este capítulo, lamentablemente, hay lo que hay y no como se desearía más material. Una injusticia del destino. El filme, se repite, se sigue con atención y disfrute y se hace corto el espacio temporal que cubre, tal es la fluidez y amenidad del relato. Al final quizás sepamos de la Callas más de lo que fue su vida que de lo que representó su arte, pero éste ya lo conocemos sobradamente. Fernando Fraga NEGRO MARFIL ALREDEDOR DEL ESPEJO En el sueño, existe a veces un momento luminoso, inaprensible en el que todo puede ser y todo puede desaparecer. David Greilsammer E n este CD, que podría convertirse en un disco de culto, anémona, un brazo de calamar gigante a lo largo de un cuarDavid Greilsammer propone un recital que empieza por to de hora… Podría durar una eternidad, pues el oyente se la Fantasía cromática de Bach. La Fantasía de Bach es el convierte en uno más entre los huéspedes del capitán Nemo, preludio a la fuga, es el tiempo de la preparación para abor- que sueñan “como hombres que no hubieran hecho otra dar el elemento intangible, irreal u onírico que conduce a la cosa en toda su vida”: con sus cortinas de terciopelo, sus primera Fantástrophe de Jonathan Keren, es decir, cuando la suaves sillones de cuero, el olor de los libros, su intimidad fantasía se vuelve catástrofe o al revés (la catástrofe decía mi de salón de té inglés y muy cosy, el Nautilus consigue esa profesor de griego es el primer verso o la primera estrofa de mezcla ideal de pasado y modernez, permite mirar, oír, con un poema de amor) o cuando la fantasía y la catástrofe se lentitud y algo de nostalgia hacia el pasado, abriendo ventaacoplan para proceder a la nas sobre el mundo futuro inmersión y durante la sin echarnos de la ternura inmersión, los náufragos que del seno materno. Podríarecoge el capitán Nemo en el mos quedarnos aquí, en el Nautilus duermen enormeseno del océano, con mente, sus noches duran Mozart, para siempre, pero días… No sé si lo sueñan Nemo Greilsammer tiene todo, o si es ese sueño proque hacer acopio de oxígefundo, lleno de sueños, esa no, y el submarino regresa, larga hipnosis, lo que les vuelve a atravesar el espesor permite contemplar las marade los siglos, remonta el villosas fluorescencias de los pasado a medida que anunfondos submarinos: el Intercia el porvenir, o tal vez fuemezzo de Brahms cobra se al revés pues hay una entonces todo su sentido, o superposición entre el tiemun sentido nuevo; flota como po, la épocas y la antigüeuna música que está en dad de los recuerdos, creanmedio de, entre dos… entre do una especie de espacio dos obras que no existen, que es dos cosas a la vez o pues ese intermezzo ya no ni una ni otra: volvemos a tiene marco, está en medio escuchar a los mismos comde la nada, se encuentra en positores, en sentido inverlo que Paul Celan llama un so, es decir según una simemomento entre siempre y tría de espejo; son otras FANTAISIE-FANTASME. nunca. Según Julio Verne obras, y las escuchamos Obras de Bach, Keren, Brahms, Schoenberg, Ligeti, (acaso se equivocaba), el como ruidos de pasos que Janácek, Cage y Mozart. DAVID GREISAMMER, piano. capitán Nemo toca la música llegan a la misma hora, y los NAÏVE V 5081 (Diverdi). 2007. 77’. DDD. N PN de unos compositores más o compositores parecen deformenos innominables, o acamados por esa simetría o ese so improbables (Meyerbeer, creo, incluso Beethoven) para espejo, parecen hablar con ese acento diferente que tienen acunar el sueño y los sueños de sus huéspedes. David Greil- los que llegan de las grandes ciudades cerca del mar, o los sammer restablece si no la verdad, por lo menos la verosimili- que huyen de una guerra en algún país lejano. tud: toca esas tiernas nanas adormideras Op 19 de SchoenDavid Greilsammer acaba el viaje, donde empezó, con berg y a medida de la inmersión, el profesor Aronnax y Ned Bach, con la fuga de la Fantasía cromática… Sin embargo, la el arponero descubren, entre somnolencia y letargo, unas for- ley de la fantasía de Alicia aconsejaría hacerlo al revés: empemas cada vez más primitivas de vida, murallas coralígenas, zar por huir de la realidad, emprender la fuga y acabar por el embriogenias fantasmagóricas llamadas Ligeti, Cage… y al preludio, que es la fantasía, la puerta abierta a otra vuelta, borde de la asfixia, Janácek con sus presentimientos de muer- otra inmersión, que sería casi la misma (al despertarse de sus te. El interior de la concha del nautilo se divide en celdas y en aventuras en el País de las maravillas donde las leyes del la última celda, se aloja o refugia el cuerpo del molusco del tiempo y del lenguaje sufren una sutil transformación, Alicia Océano Índico. El oyente los imita, e imita a esos marineros cuenta su sueño a su hermana que cierra los ojos para imagi—hablan una lengua desconocida de los terrícolas y quieren narse en ese país de Alicia; mas no ignora que, para volver a preservar las llamadas virtudes primitivas— y se abriga en el la realidad, le bastaría con abrir los ojos; se encontraría de esa interior del nautilo o Nautilus, esa bolsa placentaria: parece manera a su punto de partida, precisamente a la fantasía que sufrir una suerte de regresión que lo lleva a los primeros conduce al otro lado del espejo). momentos de su existencia, en el seno del océano, a la Fantasía en do menor de Mozart que se estira como una Pierre Élie Mamou 111 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS 112 Alba, Luz del. Soprano. Obras de Mozart, Donizetti y otros. Bongiovanni. . . . . . . . . 79 Albéniz: Suite Iberia. Varios. . . . 68 Alonso: Romanzas y dúos. Novoa, Esteves/Udaeta. Almaviva. . . . 80 Arnold: Tres mosqueteros. Pryce-Jones. Quartz.. . . . . . . . 80 Augér, Arleen. Soprano. Obras de Schubert, Schumann y otros. BBC. . . . . . . . . . . . . . . . 77 Bach: Cantatas 49, 57, 152. Röschmann, Quasthoff/ Küssmaul. DG. . . . . . . . . . . . . 81 — Cantatas 82a, 199. Solomon. Channel.. . . . . . . . . 81 — Misa en si menor. Karajan. Membran.. . . . . . . . . 77 — Pasión según san Juan. Ramin. Membran. . . . . . . . . . 78 — Pasión según san Mateo. Lehmann. Membran. . . . . . . . 77 — Variaciones Goldberg. Dinnerstein. Telarc. . . . . . . . . 81 — Variaciones Goldberg. Bacchetti. Arthaus. . . . . . . . . 106 — Sonatas y Partitas. North. Linn. 81 — Trauerode. Pierlot. Mirare. . . 82 Bairstow: Música coral. Hill. Hyperion. . . . . . . . . . . . . 82 Baker, Janet. Mezzo. Obras de Monteverdi, Gratiani y otros. BBC. . . . . . . . . . . . . . . . 77 Beethoven: Concierto para violín. Repin/Muti. DG.. . . . . . . . . . . 83 — Concierto para violín. Faust/Belohlávek. H. Mundi. . 84 — Concierto para violín. Schneiderhan/Kertész. BBC. . . 77 — Concierto para piano 4. Rubinstein/Dorati. BBC. . . . . . 77 — Conciertos para piano 2, 5. O’Conor/Delfs. Telarc. . . . . . . 84 — Conciertos para piano. Zimerman/Bersntein. DG. . . . 71 — Conciertos para piano. Ashkenazi/Haitink. Decca. . . . 71 — Sinfonía 9. Welser-Möst. DG. 84 — Sinfonía 9. Beecham. BBC. . . 76 — Sinfonías. Solti. Decca. . . . . . 84 — Sinfonías. Pletnev. DG.. . . . . 85 — Sonatas op. 2. Pollini. DG. . 82 — Sonatas 7, 14, 22. Luganski. Warner. . . . . . . . . . 82 — Sonatas opp. 31, 53. Schiff. ECM. . . . . . . . . . . . . . . 83 — Sonatas para violín op. 12. Seiler/Immerseel. Zig Zag. . . . 83 — Variaciones Diabelli. Serkin. BBC. . . . . . . . . . . . . . . 77 Bellini: Puritani. Zeani, Filippeschi/Molinari-Pradelli. Bongiovanni. . . . . . . . . . . . . . 79 Berg: Concierto para violín. Peinemann/Kempe. BBC. . . . . 77 Berlioz: Infancia de Cristo. Davis. LSO. . . . . . . . . . . . . . . 85 Bernstein: Serenata. Lewis/Wolff. Delos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Boccherini: Quintetos opp. 18, 20. Magnifica Comunità. Brilliant. 86 — Tríos op. 14. Real Cámara. Glossa. . . . . . . . 85 Böhm, Karl. Director. Obras de Strauss, Brahms y otros. Audite. 75 Brahms: Concierto para violín. Szeryng/Kubelik. Orfeo. . . . . . 86 — Doble Concierto. Quinteto con clarinete. Capuçon/Chung. Virgin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 — Doble Concierto. Concierto para violín. Oistrakh, Rostropovich/ Kondrashin. BBC. . . . . . . . . . . 76 Brouwer: Concierto elegíaco. Ho/Gérard. Fuga Libera.. . . . . 86 Bruckner: Sinfonía 3. Horenstein. BBC. . . . . . . . . . . 76 Buxtehude: Momentos felices. Tubéry. Alpha. . . . . . . . . . . . . 87 Byrd: Ladye Nevells. Farr. . . . . . 88 — Obras para órgano. Berben. Ramée. . . . . . . . . . . . 87 Cage: Música para piano. Liebner. Neos. . . . . . . . . . . . . 89 — Obras para piano. Vandré. Mode. . . . . . . . . . . . . 88 Callas assoluta. Arthaus. . . . . . 110 Canteloube: Cantos de Auvernia. Gens/Baudo. Naxos.. . . . . . . . 89 Carestini, la historia de un castrado. Jaroussky/Haïm. Virgin. . . . . 104 Cavalli: Ormindo. Piau, Oro/Correas. Pan.. . . . . . . . . . 88 Chaikovski: Cascanueces. Rozhdestvenski. BBC.. . . . . . . 76 — Concierto para piano 1. Sudbin/Neschling. BIS. . . . . . . 90 — Lago de los cisnes. Gergiev. Decca. . . . . . . . . . . . 89 — Lago de los cisnes. Gergiev. Decca. . . . . . . . . . . 106 — Trío. Itin/Gruppman/Kosower. VAI.106 Cherkasski, Shura. Pianista. Obras de Haendel, Brahms y otros. BBC. . . . . . . . . . . . . . . . 77 Chopin: Nocturnos. Preludios. Harasiewicz. Brilliant. . . . . . . 90 Del Monaco, Mario. Tenor. Obras de Verdi, Puccini y otros. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . 103 Donizetti: Lucia di Lammermoor. Gencer, Prandelli/De Fabritiis. Bongiovanni. . . . . . . . . . . . . . 79 Draeseke: Lieder. Danz/Garben. CPO. . . . . . . . . 91 Dukas: Ariane y Barbazul. Philips, Rose/Botstein. Telarc.. 91 Dvorák: Conciertos. Neumann. VAI. . . . . . . . . . . 107 — Trío. Smetana. Supraphon. . 91 Elfin Knight. Frederiksen. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . 105 Elgar: Sinfonía 1. Brabbins. Glossa. . . . . . . . . . . 92 Entre nous. Obras de Offenbach. Parry. Opera Rara. . . . . . . . . 103 Fauré: Réquiem. Giulini. BBC. . 76 Fricsay, Ferenc. Director. Obras de Chaikovski y Schumann. Audite.75 Giulini, Carlo Maria. Director. Obras de Busoni, Franck y Dvorák. Profil. . . . . . . . . . . . 102 Gounod: Fausto. Poggi, Bastianini/ Santini. Bongiovanni. . . . . . . . 79 Guerrero: Canciones y villanescas. Mallavibarrena. Enchiriadis. . . 93 Guerrero: Orquestación de Iberia. Encinar. Glossa. . . . . . . . . . . . 92 Haendel: Arias. Niese/Christie. Decca. . . . . . . 93 — Mesías. Hamilton, Witkinson/Butt. Linn. . . . . . . . 93 — Tamerlano. Katsuli, Nesi/Petrou. MDG.. . . . . . . . . 94 Halffter, E.: Música para piano. González. Naxos.. . . . . . . . . . 94 Haydn: Sinfonías 88, 97, 101, 102. Fischer. MDG. . . . . . . . . . . . . 93 Henze: Obras para piano. Schulze. Col Legno. . . . . . . . . 95 Horszowski, Mieczyslaw. Pianista. Obras de Mozart, Bach y otros. BBC.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Janácek: Cuartetos. Panocha. Supraphon. . . . . . . . 73 — Misa Glagolítica. Tennstetd. BBC. . . . . . . . . . . . 76 Koechlin: Cuartetos 1, 2. Areo. Ar Re. . . . . . . . . . . . . . . 95 Kurtág: Trussowa. Barainsky/Bohn. Neos. . . . . . . 95 Leoncavallo: Payasos. Del Monaco, Tucci/Morelli. VAI. 106 Liszt: Sonetos, Fantasía. Barenboim. Euroarts. . . . . . . 108 Lumina. Capilla Flamenca. Eufoda.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Mahler: Sinfonía 5. Solti. Decca.95 — Sinfonía 7. Tennstedt. BBC. . 76 — Sinfonía 8. Boulez. DG. . . . . 96 Martinu: Cuartetos. Panocha. Supraphon. . . . . . . . 73 — Epopeya de Gilgamesh. Belohlávek. Supraphon. . . . . . 73 Massenet: Werther. Valletti, Rankin/Cellini. Bongiovanni. . 79 Meeting with a friend. Malikian. Warner. . . . . . . . . 104 Messiaen: Obras para órgano. Tanke. Brilliant. . . . . . . . . . . . 96 Meyerbeer: Hugonotes. Volpi, Taddei/Serafin. Bongiovanni. . 79 Mitterer: Sastrecillo valiente. Rombach, Maurer. Col Legno. 96 Mozart: Concierto para piano 20. Moravec/Belohlávek. VAI. . . 107 — Conciertos para piano 22, 27. Richter/Britten. BBC. . . . . . . . 76 — Conciertos y sonatas para violín. Mutter. DG. . . . . . . . . . . . . . . 72 Música española para piano a 4 manos. Huidobro/Consuegra. Tañidos. . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Nono: Prometeo. Richard. Col Legno. . . . . . . . . 70 Ortiz: Recercadas. Gómez. Tañidos. . . . . . . . . . . 96 Pachelbel: Cantatas, motetes. Tubéry. Ricercar. . . . . . . . . . . 97 Paderewski: Obras para piano. Plowright. Hyperion. . . . . . . . 97 Pogorelich, Ivo. Pianista. Obras de Chopin, Haydn y Mozart. DG. 109 Polo, Asier. Violonchelista. Obras de Debussy, Hindemith y otros. LIM. . . . . . . . . . . . . . . 102 Prokofiev: Sinfonía 5. Celibidache. Opus Arte. . . . . 107 Puccini: Madama Butterfly. De los Ángeles, Lanigan/ Kempe. ROH.97 Rachmaninov: Conciertos para piano 1, 4. Berezovski/Liss. Mirare. . . . 97 Rameau: Obras para tecla. Gutman. Toccata.. . . . . . . . . . 98 Reger: Variaciones Hiller. Schuricht. BBC. . . . . . . . . . . . 76 Scarlatti: Sonatas. Sempé. Paradizo. . . . . . . . . . . 98 Schiff, András. Pianista. Obras de Beethoven, Bartók y otros. Warner. . . . . . . . . . . . . 72 Schubert: Sonata D. 784. Richter. BBC. . . . . . . . . . . . . . 77 — Sonatinas. Grimal/Afanassiev. Aeon. . . . . 98 Serebrier: Sinfonía 2. Serebrier. Naxos. . . . . . . . . . . 98 Shostakovich: Sinfonía 4. Rozhdestvenski. BBC.. . . . . . . 76 — Sinfonías 5, 9. Kreizberg. Pentatone. . . . . . . . 99 Sibelius: Música de cámara. Tempera. Bis. . . . . . . . . . . . . . 74 — Poemas sinfónicos. Vänskä. Bis.74 — Sinfonía 3. Barbirolli. BBC. . . 76 — Sinfonías. Järvi. DG. . . . . . . . 74 — Sinfonías. Segerstam. Ondine. 74 Silvestri, Constantin. Director. Obras de Walton, Debussy y otros. BBC. . . . . . . . . . . . . . . . 76 Smetana: Dos viudas. Krombholc. Supraphon. . . . . . 99 Solti, Georg. Director. Obras de Rossini, Mendelssohn y otros. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 Spohr: Sinfonía. Shelley. Hyperion. . . . . . . . . . 99 Stephan: Primeros hombres. Hawlata; Gustafson/Franck. Naïve. . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Strozzi: Cantatas y arias. Fourquier. Aeon. . . . . . . . . . 100 Szell, George. Director. Obras de Mendelssohn, Beethoven y otros. UA. . . . . . 78 Terezín. Von Otter. DG. . . . . . 105 Tosti: Canciones. Farr e. a. Bongiovanni. . . . . . . 79 Turina: Obras para piano, vol. 4. Masó. Naxos. . . . . . . . . . . . . 100 Verdi: Aida. Tucci, Del Monaco/Capuana. VAI. . 108 — Don Carlos. Miles, Vargas/De Billy. TDK. . . . . . 109 — Simon Boccanegra. Te Kanawa, Agache/Solti. Decca. . . . . . . 108 — Trovatore. Tanner, Tamar/Rösner. Opus Arte. . . 109 — Trovatore. Filippeschi, Stella/Capuana. Bongiovanni.. 79 Villa Rojo: Églogas. Villa Rojo. Stradivarius. . . . . 101 Vivaldi: Atenaide. Piau, Genaux/Sardelli. Naïve. . . . . 101 — Conciertos para violín. Pedrona. Arion. . . . . . . . . . . 101 — Conciertos para 4 violines. Banchini. Zig Zag. . . . . . . . . 101 — Estaciones. Szeryng. BBC.. . . 77 — Sonatas op. 1. Gatti. Glossa. . . . . . . . . . . . . 100 Wagner: Oberturas y preludios. Beecham. SOMM. . . . . . . . . 102 Zemlinsky: Cuartetos 1, 4. Zemlinsky. Praga.. . . . . . . . . 102 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA (1913-1958) E l 21 de enero de 1958 se truncaron trágica e inesperadamente la carrera y la vida de Ataúlfo Argenta, probablemente el mayor director de orquesta que ha dado este país. Entre la mitomanía idealizadora y la pesadumbre de la frustración, tiene que haber necesariamente un camino transitable y práctico, el de la historia de lo que realmente aportó este artista singular. Es el terreno que intentan pisar los artículos que siguen. 113 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA HACE MEDIO SIGLO... “Que os lo cambien. Si no dirige Argenta, no lo quiero”. Mi padre era buenísimo, aunque no demasiado tierno. Así, con esa crudeza, reaccionó cuando le entregué, ilusionado, mi regalo de cumpleaños, que era un LP comprado por mi madre con no recuerdo qué zarzuela. Tenía yo diez años cuando, de manera tan brusca como eficaz, recibí la primera información de que Ataúlfo Argenta era un señor importante. La segunda información llegó pocos meses después y fue la de la muerte del maestro. Me impresiona recordar ahora cómo, en el ambiente familiar y del entorno provinciano en que me movía, se hablaba de la repentina y temprana muerte de Argenta como de una auténtica hecatombe para la música española: me impresiona, digo, porque aquellas personas que me transmitían tan certera idea, jamás habían estado en un concierto de orquesta. La figura de Argenta, había “trascendido”. El director de orquesta cántabro, en vida, llevaba camino de convertirse en leyenda y, lamentablemente, su inesperada muerte lo consiguió de un plumazo. Argenta no era artista para recordar sólo por quienes habían tenido la dicha de disfrutar de su trabajo, sino que era motivo de orgullo para todos. A 114 ño y pico más joven que Celibidache, Markevich, Solti o Sanderling, tan sólo unos meses mayor que Kubelik, Fricsay o Giulini, el maestro Ataúlfo Argenta perteneció a un grupo generacional de directores de orquesta, realmente glorioso, que podríamos delimitar entre los nombres de Karajan y Bernstein, nacidos en 1908 y 1918 respectivamente, generación abundante en batutas célebres, bastantes de las cuales alcanzamos a disfrutar los filarmónicos de mi generación. No así en el caso de Argenta, nacido en Castro Urdiales el 19 de noviembre de 1913 y fallecido en Los Molinos (Madrid), el 21 de enero de 1958, a los 44 años de edad, cuando estaba en pleno ascenso de una carrera brillantísima y que se presumía iba a dejar tan profunda huella en los circuitos internacionales como ya la había dejado en el ambiente concertístico español al frente de la Orquesta Nacional, a la que elevó a un nivel de calidad extraordinario en los once años que estuvo a su frente. Sobre lo que ya era Argenta y lo que apuntaba a ser cuando la muerte truncó todos los planes, Federico Sopeña se expresó así: “Argenta, cuando muere tan joven es, sin duda alguna, el primer director latino —Ansermet es un caso aparte— con clarísima apertura al mundo musical de Viena, con éxito rotundo en festivales y mirando ya a la meta europea: Berlín. Es radicalmente injusto para su memoria cifrar su éxito en la tradicional música española. Sin duda alguna, sus versiones de Falla, de Turina, de Rodrigo eran tan bellas como espectaculares; sin duda también influiría la estampa, la planta, la faz de grande de España a lo Greco, la respuesta a lo típico y hasta lo tópico español. Todo eso es cierto, pero con eso y muy por encima debe ponerse que, muerto prematuramente Cantelli, no había director latino de sus años capaz de dirigir con tal hondura, con tal brillo, el repertorio que va de Beethoven a Mahler” (en Memorias de músicos, Madrid, Epesa, 1971). Uno de los síntomas de lo cortitos que eran nuestros medios y nuestras ocurrencias en los años (lustros) de posguerra, lo tenemos en la constatación de la ausencia total que padecemos de imágenes de Ataúlfo Argenta dirigiendo. Cualquier melómano tiene hoy en su casa vídeos en los que observar las maneras directoriales de casi todas las batutas importantes de la moderna historia de este arte musical —¡desde el mismísimo Nikisch, que murió en 1922!—, pero de Ataúlfo Argenta no hay más que unos segundos —sin sonido— tomados al paso durante el rodaje, para el NO-DO, de un escueto documental sobre el Festival de Granada. Afortunadamente, discografía sí hay para que todos nos podamos hacer una idea de hasta qué punto aquel hombre enjuto, de mirada penetrante, demostrativa de la intensidad de sus vivencias interiores y que emanaba lo que cabría describir como “autoridad natural”, había nacido para la música, tenía un don especial para pedir música a los intérpretes que actuaban bajo su dirección y para hacerla comunicable a los oyentes de sus conciertos. Sí, Argenta tenía “algo”, según todos cuantos le vieron en un podio. El crítico Enrique Franco lo ha expresado así: “Hombre fuerte en su raza, en su fondo temperamental, lleno de luces, nervioso en lo rítmico, bronco y casi desgarrado en lo dramático, imprimía a las versiones de cuanto interpretaba acentos muy originales, pero encuadrados siempre en esquemas históricamente válidos, vivificados por una savia hispánica de largo alcance y, por tanto, enemiga de todo localismo. La pujanza de su personalidad era tan formidable que se imponía —a los músicos, al público— de forma irresistible” (en Memoria de la Orquesta Nacional de España, INAEM, Ministerio de Cultura, 1992). ***************** Para asegurar la existencia de la Orquesta Nacional al margen de quienes ocuparan en lo sucesivo los cargos de responsabilidad en la Dirección General de Bellas Artes y en la Comisaría General de la Música, la Ley de los Presupuestos Oficiales del Estado publicada en el B.O.E. de 1 de enero de 1947, contempló “un nuevo concepto con el epígrafe: Orquesta Nacional”, lo cual supuso el inicio del carácter funcionarial de los profesores de la Orquesta. En los días siguientes se confirmó a Bartolomé Pérez Casas como director titular y se elevó al mismo rango a Ataúlfo Argenta, quien había sido nombrado Ayudante de Director unos meses antes, el 31 de agosto de 1946. Pero el ingreso de Argenta en la Nacional no se había llevado a cabo por el podio, pues nuestro músico había ganado en 1945, por unanimidad, la oposición a la plaza de “piano, celesta y timbres” de la Orquesta Nacional, al poco de haber vuelto a España tras un periplo de muy serios éxitos como pianista en Alemania. Su vocación directorial encontró vehículos con los que manifestarse en la Orquesta de Radio Nacional y en la de Cámara de Madrid, pero el trampolín esencial lo tuvo en los conciertos que le confió la mismísima Orquesta Nacional y en los que poco a poco, pero con contundencia, Argenta fue venciendo los recelos de quienes dudaban de que realmente fuera “director” aquel pianista cántabro que, bien inseguro de su futuro como solista o bien necesitado de un sueldo estable, había ingresado en el tutti de la Nacional como instrumentista… El 10 de octubre de 1945, el joven Argenta dirigió por vez primera a la ONE en el Teatro Calderón, en programa a D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA ciertos de la Nacional con Argenta la antigua, en tres partes, formado por cabe citar, además de los ya menciola Obertura de Oberon, el Tercer Connados, a Victoria de los Ángeles, Concierto de Brandemburgo, la Segunda suelo Rubio, Pilar Lorengar, Teresa de Brahms, La isla alegre de Debussy Berganza, Elisabeth Schwarzkopf, y las Danzas fantásticas de Turina. Agnes Giebel, Kim Borg; Jacques ThiGerardo Diego, en misiones de crítico baud, Henryk Szeryng, Christian musical, escribiría: “Han bastado unos Ferras, Zino Francescatti, Yehudi meses de práctica, al frente de la Menuhin, Alfredo Campoli; André pequeña orquesta de Radio Nacional, Navarra, Narciso Yepes, Nicanor para que se robustezca su técnica, se Zabaleta; Margueritte Long, Friedrich afiance su autoridad y pueda ofrecerGulda, Julius Katchen, Nikita Maganos un primer concierto de temporaloff, Aldo Ciccolini, Georg Demus, da, el de la Asociación de Cultura Wilhelm Kempff, Samson François, Musical, y dirigiendo la Nacional, verJosé Iturbi, Alicia de Larrocha, Joaquín siones no indignas de parangonarse Achúcarro… Y, entre los directores con las que recordamos de maestros invitados en la “era Argenta” de la insignes, como la de la Segunda SinfoOrquesta Nacional cabe recordar a nía, de Brahms”. Tras la positiva expeErnest Bour, Paul van Kempen, Hans riencia, un mes después Argenta dirigiRosbaud, Sir Malcolm Sargent, Hans ría a la Nacional en su sede del Palacio Schmidt-Isserstedt, Igor Markevich, de la Música: Obertura de La flauta Eugen Jochum, Jean Martinon, Paul mágica, Doble Concierto de Bach (con Kletzki, Jascha Horenstein, Lorin MaaIniesta y Antón), Cuarta de Schuzel, Sir Thomas Beecham y la presenmann, Dos berceuses de Rodrigo y Don tación de quien, poco tiempo después Juan de Strauss. Dos conciertos más de la desaparición de Argenta, se conen diciembre, otro el 15 de febrero vertiría en visitante asiduo del podio (que incluyó la triunfal reposición del de la ONE y despertador de la máxiConcierto de Aranjuez con Regino ma expectación: Sergiu Celibidache. Sáinz de la Maza), un programa en mayo en el Teatro Lope de Vega de Ataúlfo Argenta durante un ensayo con la ONE en Importante también: en la era Argenta que estamos recordando dirigieron Sevilla… Ya nombrado “director ayu- el Palacio de Carlos V. (Festival de Granada) sendos conciertos monográficos, dedidante” del titular Pérez Casas, Argenta cados a sus obras, Paul Hindemith (20 de diciembre de dirigió a la Orquesta Nacional el Divertimento de Palau, 1954: Metamorfosis Weber, cantos de La vida de María y de acompañó a su maestro y amigo el pianista alemán WinCardillac con Consuelo Rubio y la Sinfonía “La armonía fried Wolff en el Concierto nº 1 de Chaikovski y volvió a del mundo”) e Igor Stravinski (25 de marzo de 1955: Oda, Brahms (uno de sus autores estandarte) con la Cuarta. El 13 Orfeo, Escenas de ballet y Sinfonía en tres movimientos). de diciembre acompañó al gran Gaspar Cassadó en el ConConvendría subrayar, sin embargo, algunos acontecicierto de violonchelo de Dvorák y, por fin, el 24 de enero de mientos especialmente significativos en la trayectoria de 1947, tres semanas después de que el B.O.E. sancionara su nuestra Orquesta Nacional conducida por Argenta y, entre condición de “director titular” (en realidad, co-director tituellos, el trascendental espaldarazo internacional que supuso lar, como hemos visto), el maestro de Castro Urdiales se la presentación en París de orquesta y director. Fueron dos hizo aclamar sin disensiones con las Diez melodías vascas conciertos, los días 6 y 7 de mayo de 1950, en el Teatro de de Guridi, las Variaciones Bridge de Britten y la Sinfonía los Campos Elíseos. Según relata Antonio Fernández-Cid en Heroica, programa que parecía implicar una declaración de su libro La Orquesta Nacional de España, el histórico recinprincipios: música española, música del presente (la de to parisino registró floja entrada el primer día, pero, tras el Guridi, por cierto, era las dos cosas) y un gran clásico. inmenso éxito obtenido por Argenta y sus huestes, y pese a Desde aquí y hasta su temprana y trágica muerte en Los que no hubo crítica hasta pasado el segundo concierto, en Molinos, unas horas después de haber dirigido El Mesías (17 éste sí se llenó la sala de un público expectante y entusiasy 19 de enero de 1958, en el Palacio de la Música y en el mado, tanto ante las interpretaciones que los músicos espaMonumental respectivamente, con el Orfeón Donostiarra y ñoles hicieron del repertorio más exigente —Don Juan de Maria Stader y Norma Procter entre los solistas) el maestro Strauss y Quinta Sinfonía de Beethoven— como ante el Argenta estuvo no ya en el podio, sino llevando las riendas “festival” hispano que supuso la segunda parte, integrada de la Orquesta Nacional, asentando al conjunto, logrando por el Concierto de Aranjuez (con Narciso Yepes) y El somimportantes refrendos —nacionales e internacionales— brero de tres picos y prolongada con aclamadas propinas para la Orquesta y convirtiendo en norma la visita de gran(Preludio de La revoltosa e Intermedio de La boda de Luis des solistas y directores invitados. Fueron once años en los Alonso). El día de la presentación nuestra Orquesta había cuales Argenta dirigió a la ONE alrededor de 250 prograabierto brecha con la Obertura de Los maestros cantores (¡la mas, parte de los cuales tuvieron lugar fuera de Madrid: misma obra con la que había terminado su actuación la asistencia regular a la Quincena Musical Donostiarra y a los noche anterior Herbert von Karajan dirigiendo a la OrquesFestivales de Granada y Santander desde su fundación, más ta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París!) visitas a Sevilla, Vitoria, Valencia, Barcelona, Logroño, Bily siguió con la Cuarta Sinfonía de Brahms, para ofrecer, en bao, Oviedo, Gijón, Valladolid, Salamanca, Pamplona, Murla segunda parte, la Alborada del gracioso de Ravel y dos cia, Torrelavega, Córdoba, Santiago de Compostela, Castro turinas: La oración del torero y la Sinfonía sevillana. Urdiales, Zaragoza y Talavera de la Reina. Tampoco faltaron El impulso personal y la capacidad de iniciativa del maeslas salidas al extranjero: París, Burdeos, Bayona, Estrasburtro Argenta, así como sus conciertos junto a la Orquesta go, Bruselas, Lisboa, Coimbra, Biel, Lausana, Zúrich, GineNacional, iban a resultar determinantes para que echaran a bra, Friburgo (muy grande fue el éxito de esta gira por Suiandar y arraigaran con fuerza (tanta, que ahí siguen) los Festiza, en octubre de 1955) y Tánger. Entre las primerísimas vales Internacionales de Granada y Santander, ambos inaugufiguras de solistas que en estos años enriquecieron los con- 115 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA 116 rados en 1952. Fueron muchísimas las jornadas memorables que Argenta protagonizó en esos escenarios, acaso alcanzando su culminación en el ciclo íntegro de las Sinfonías de Beethoven que llevó a cabo ante sus paisanos en la Plaza Porticada de Santander, en el Festival de 1953, conciertos que han quedado como un auténtico hito en la historia musical de aquella ciudad la cual tantas veces desde entonces, y hasta hoy mismo, ha recordado y homenajeado a “su” director. En fin, en la que hemos denominado “era Argenta”, la Orquesta Nacional tuvo reconocimiento oficial con la concesión de la Medalla de Alfonso X el Sabio (1952), se dio a conocer en distintas ciudades españolas, encontró su espacio y sus fieles abonados en Madrid, comenzó a duplicar cada programa abriéndose a un público nuevo, amplio y entusiasta en las mañanas dominicales del Monumental y se confirmó como un instrumento de calidad y notablemente maleable, educado sobre todo en tres lenguajes musicales: el español que, como es natural, habían empleado todos los directores españoles que pasaron por su podio; el francés, tan querido por Pérez Casas y también gustado por Argenta; y el alemán, el más presente en los conciertos de los directores foráneos, repertorio al que la Orquesta dedicó especialísimo trabajo en los históricos conciertos de Schuricht y Unger, que fue también practicado por Pérez Casas y que fue, desde el principio hasta el final de su carrera, el predilecto de Ataúlfo Argenta. A esto colaboraron dos cosas: una, su período formativo en Alemania y, más importante que ésta, su encuentro con el maestro Carl Schuricht. “La presencia de Schuricht en Madrid significó, entre otras cosas, la introducción definitiva de Brahms en la preferencia de todos (…) Schuricht fue el gran ejemplo para Argenta y además el gran director que le animó a cambiar el piano por la batuta. ‘A él se lo debo todo’, solía decir Ataúlfo (…) El encuentro de las dos personalidades, el cariño de hermano mayor de Schuricht por Argenta, la fe en su futuro, se unían al poder de absorción del español. Carl Schuricht realizaba un repertorio de verdades presentidas que poblaban el espíritu de Argenta como fenómenos en estado latente…” (Enrique Franco, en Memoria de la Orquesta Nacional de España). La muerte del maestro, cuando había llegado a un admirable grado de madurez artística y se le abría una carrera internacional impresionante, dejó en el ambiente filarmónico madrileño y español no solamente un halo de pesar, sino un sentimiento de orfandad que, en el caso de la Orquesta Nacional, era muy profundo. Los homenajes se sucedieron y se reprodujeron en distintas ocasiones, con especial énfasis en Madrid y en los Festivales de Granada y Santander. Resonantes aún los ecos de las últimas ovaciones que se le habían tributado tras aquel espléndido Mesías, el público acudió conmovido al Palacio de la Música el 31 de enero de 1958 (y al Monumental el día 2 de febrero), para presenciar el siguiente concierto, cuya dirección estaba previsto que asumiera el propio Argenta. El programa de mano mostraba orla de luto y se guardó impresionante silencio tras las interpretaciones de las obras. Para el delicado trance de la sustitución se llamó a un viejo amigo de la Orquesta y del maestro cántabro, Eduardo Toldrá, y él tuvo el gesto de no mover ni una coma del programa diseñado por Argenta: Obertura de La novia vendida de Smetana, el Segundo Concierto de Chopin (con Nikita Magaloff), los Dos movimientos para timbal y cuerdas del joven Cristóbal Halffter y el Concierto para orquesta de Béla Bartók, obra que Argenta iba a dirigir por vez primera y en la que tenía depositada gran ilusión, después de sus positivas experiencias —pese a la respuesta no complaciente del público— con el Divertimento para cuerdas y los Conciertos Tercero de piano (con Javier Alfonso), viola (con Pedro Meroño) y violín (con Henryk Szeryng) del gran maestro húngaro. ***************** Dejemos apunte de la única experiencia de Argenta como director de ópera. Fue el 4 de junio de 1946, en el Teatro Albéniz de Madrid, con un gran título —la Aida de Verdi—, un reparto digno de los mejores escenarios del mundo — Maria Caniglia, Ebe Stignani, Beniamino Gigli, Gino Bechi…— y un resonante triunfo. La brevedad de la carrera del maestro y la pobrísima presencia de la ópera en el Madrid (y la España) de la dura posguerra impidieron que aquel feliz primer paso tuviera continuación. Mucho más, por supuesto, pudo aplicarse el joven maestro Argenta al teatro lírico español, dirigiendo exitosas representaciones de las obras maestras de la zarzuela y el género chico de las cuales, por fortuna, quedó amplio testimonio discográfico, tan admirable por el rigor, el garbo y la gracia expresiva puestos en juego por Argenta, como por tantas prestaciones vocales de los grandes cantantes españoles de aquel momento, entre ellos las debutantes Pilar Lorengar y Teresa Berganza. ***************** En varios momentos de este escrito se ha aludido a la incipiente, pero brillante, carrera internacional del malogrado Argenta. Recordemos alguno de sus hitos. El debut lo llevó a cabo en Londres, el 10 de junio de 1948, apadrinado por el gran pianista José Iturbi a quien Argenta acompañó en el Primer Concierto de Chaikovski, mientras que sólo frente a la orquesta, se hizo aclamar con las Melodías vascas de Guridi y la Cuarta Sinfonía de Schumann: “Apoteosis de Iturbi con Argenta ante diez mil aficionados ingleses”, se tituló la crónica de Fernández-Cid en Arriba. Nuestro director tuvo después múltiples conciertos en Italia, dirigiendo las principales orquestas de Roma, Nápoles, Florencia, Milán, Turín, Venecia, Bolonia… En Alemania, actuó en podios de Stuttgart, Hamburgo, Francfort, Múnich, BadenBaden, Düsseldorf y Berlín. En Bélgica, Amberes y Bruselas. Más La Haya, Copenhague, Oporto, Lisboa, Coimbra, Glasgow, Edimburgo… Especialmente relevantes fueron los éxitos de Argenta en Viena, dirigiendo a la Orquesta Sinfónica, y numerosos y contundentes los que obtuvo en Suiza, no sólo en su aclamada gira con la Orquesta Nacional, sino dirigiendo como invitado a las principales orquestas del país: Festival de Lucerna, Orquesta de Berna, Filarmónica de Basilea, Tonhalle de Zúrich y, sobre todo, la Orquesta de la Suisse Romande, de la que era titular el gran Ernest Ansermet, tan admirador del talento de Argenta que llegó a postularlo como su sucesor al frente de la mejor orquesta suiza: ¡quién iba a pensar que Ansermet, treinta años mayor que Argenta, le sobreviviría once! Sin embargo, el gran trampolín europeo de Argenta, había sido París, donde dirigió buena parte de los cincuenta conciertos, aproximadamente, que nuestro músico protagonizó en Francia, al frente de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París, de la Nacional de la RTV Francesa, de la Orquesta de Conciertos Pasdeloup y de la Orquesta Colonne, además de las visitas con la ONE. Su último concierto en la capital francesa fue dirigiendo a la Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio, junto a los solistas Pilar Lorengar y Kim Borg y al Orfeón Donostiarra: en el programa, el Réquiem de Brahms, la misma obra que varias veces a lo largo de los años ha programado la Orquesta Nacional en recordatorios y homenajes al maestro Argenta, tal y como en estas fechas vuelve a hacer, coincidiendo con el cincuentenario de su muerte. José Luis García del Busto MUSICALIA SCHERZO Novedad: GUSTAV MAHLER José Luis Pérez de Arteaga Gustav Mahler fue uno de los mayores creadores musicales del siglo XX, a pesar de que murió unos años después del inicio de ese siglo, pero la audacia de su lenguaje, su riqueza expresiva, sus estallidos de fatalismo, de angustia agónica y también de alegría desatada, le sitúan como testigo de excepción del pasado siglo. Acompañándola de una extensísima discografía, Pérez de Arteaga ha escrito una rigurosa y erudita biografía del compositor más interpretado (y discutido) de nuestro tiempo. Títulos anteriormente publicados en esta colección: BACH. LA CAN TATA DEL CAFÉ La seducción de lo prohibido. Domingo del Campo Bach vivió a fondo el espíritu de su tiempo y lo reflejó, cuando su inspiración por ahí le conducía, hacia lo humorístico y lo burlesco. Domingo del Campo, experto en el mundo bachiano, nos transmite en este libro una imagen rica y plural de la obra de quien ha sido considerado por muchos como el genio más indiscutible de la historia de la música. EL V ELO DEL ORDEN Conversaciones con Martin Meyer. Alfred Brendel EL FUROR DEL PRETE ROSSO La música instrumental de Antonio Vivaldi. Pablo Queipo de Llano Un libro revelador para los que les interese entrar en los aspectos técnicos y emocionales de la interpretación musical. Un estudio de la obra instrumental de Vivaldi, la parcela más revolucionaria y emblemática de su producción. J. S. BACH Una estructura del dolor. CAN CION ES DE VIAJE CON QUIN TAS BOHEMIA S Noticias biográficas. Josep Soler Hans Werner Henze Una reflexión sobre el sentido último de la obra del genial compositor alemán. Un acercamiento musical, existencial y metafísico. Un apasionado y fascinante recorrido en el tiempo, con episodios de su vida y claves de gran parte de su producción artística. D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA TESTIMONIOS A 118 Pilar Westermeier le parece que fue ayer la mañana del 21 de enero de 1958 cuando, al llegar a los ensayos, supo que Ataúlfo Argenta había muerto. “¿Como es posible? ¿Así, de repente…?”. Fue el comentario general. Los compañeros no podíamos creerlo”, recuerda. La consternación de Westermeier, que ocupaba un atril en la familia de las violas de la Orquesta Nacional de España, fue doble; “el trauma lo he arrastrado toda mi vida”, dice, porque veía en Argenta a su valedor. Gracias a una decisión del maestro que acababa de dejarles, ella pudo acceder en abril de 1956 a las filas de la ONE, tradicionalmente cerradas al sexo femenino. Si Pérez Casas, antecesor en el pódium de Argenta, tuvo entre sus músicos a cinco mujeres, es porque procedían de las dos orquestas madrileñas —la Sinfónica y la Filarmónica— de cuya suma surgió la ONE. Aquella fusión tuvo incondicionales y discrepantes. Entre los últimos, el pianista, musicólogo y periodista Antonio Iglesias, desde hace casi 20 años Académico de Número en la misma Real de Bellas Artes de San Fernando donde Argenta había sido admitido en 1956, y cuyo discurso de ingreso, La dirección de orquesta, a través de los grandes maestros, no llegó a leer. Iglesias justifica su oposición. “Para mí fue una desgracia por el dinero que se invirtió en el proyecto. En lugar de fortalecer las dos orquestas de primera categoría que había en Madrid, las mataron para crear una que, a la vista del elevado número de profesores, acabaron siendo dos”. La operación sólo se entiende desde la coyuntura histórica, “era la “Orquesta Nacional de España”, porque en Barcelona, en el lado republicano, se había creado otra Orquesta Nacional”. Política al margen, Westermeier no cambiaría por nada aquellos tiempos. Hija de un padre alemán intérprete de violonchelo y una madre madrileña pianista, antes de decidirse por la viola estudió violín en el Conservatorio de Madrid, consiguiendo en 1951 el Premio Sarasate. Westermeier recuerda con ternura sus primeros pasos en una gran agrupación sinfónica “precisamente con Argenta, a cuyas órdenes estuve aproximadamente año y medio” puntualiza, para seguidamente definirlo como “un director bueno, que se formó durante unos años en el extranjero, cuando no existía el tipo de aprendizaje que se tiene hoy. Antes de ser titular había sido el pianista de la Orquesta. Los comienzos fueron duros para él”. Pero Argenta fue mucho más que un autodidacta, al contar para su despegue con el decidido apoyo de Carl Schuricht, que lo conoció como músico de la ONE cuando vino a dirigirla. “Fue su mentor. Él lo lleva a Alemania, lo toma en sus manos, lo encauza y lo hace director de orquesta de verdad”, comenta Iglesias. “Argenta era un director fantástico, añade. Al principio apoyándose en la gran intuición que siempre le acompañó. Después, muy consolidado, porque estudió mucho. Se lo tomó muy en serio. La salida de Pérez Casas y su formación con Schuricht fueron las dos partes del binomio que formaron a Ataúlfo”. Así se convirtió en ese todoterreno que alaba Ana María Iriarte, la mezzosoprano con quien tanto trabajó Argenta el repertorio español “Era una magnífica batuta desde todo punto de vista. No sólo por su modo de dirigir zarzuela, o a Falla. También por cómo hacía Brahms”. Iglesias apunta también a Schuricht como la vía que lo llevó a desembarcar en ese compositor. “Ataúlfo no descubrió a Brahms en nuestro país. Ya lo habían hecho Arbós y Pérez Casas. Pero quien lo reforzó ante los auditorios fue él con su Brahms genial”. Y Brahms pasó a ser uno de sus platos fuertes, “Heredado de Schuricht y servido a través de un temperamento español fuera de la españolada, que en ningún momento se pudo identificar con él. Su Brahms era único, como lo fue Argenta, a quien no puedo comparar con otros directores: muy alemán en el concepto musical, y al tiempo muy español. Cultivó muchísimo la música española: Falla, Albéniz… Pero también fue uno de los paladines de Rodrigo. Él fue quien empezó a aupar la personalidad enorme de Joaquín”. La única vez que Iglesias y Argenta coincidieron en un escenario fue defendiendo una nueva creación española — “Estrené con él en Madrid en diciembre de 1951, en los tiempos del Palacio de la Música, la Fantasía castellana de Conrado del Campo para piano y orquesta. Yo como solista y él como director de la Orquesta Nacional. Salió un gran concierto, y a Conrado del Campo le gustó. Tengo una fotografía muy bonita de los tres ese día”. Aquel concierto refrendaba una relación que arrancaba en él desde 1935, cuando fueron compañeros en el Conservatorio. Argenta presidía la FUE del centro en el apartado de la música. “Él trabajaba con Aroca, creo, y yo con Cubiles. Era muy cordial, muy vital, muy trasto. Pero sobre todo artista; siempre fue muy artista. Durante la guerra hicimos una gran amistad, y después de terminar, se casó. Nuestra amistad se consolidó por entonces. Nos dejamos de frecuentar cuando sus viajes para formarse y para trabajar fuera de España comenzaron a ser más habituales. Después de su muerte, creé unos cursos de pedagogía musical en Castro Urdiales que, en su honor, se llamaron Ataúlfo Argenta. Allí acudieron su mujer, con quien siempre mantuve una gran amistad, y las hijas, con las que continúo teniéndola”. Iglesias recuerda los comienzos del Argenta solista. “Era un tipo de pianista considerable, pero que no dio como tal jamás la talla del Argenta director. Ni él lo pretendió nunca. Era muy consciente de cómo era. Pero un buen pianista, que actuaba en las Sociedades de Conciertos de toda España, donde a veces acompañaba a cantantes y violinistas, porque también hizo mucha música de cámara”. *** En una de esas ocasiones lo vio por primera vez Joaquín Achúcarro siendo un niño. “Cuando dio un recital como pianista en la Sociedad Filarmónica de Bilbao a comienzos de la década de los años 40”. Desde ese momento sus caminos se cruzaron en muchas ocasiones. Como en 1951, cuando el adolescente Achúcarro preparaba en París el concurso de piano Marguerite Long, que ganó en la edición de ese mismo año. Esa fue la razón por la que pudo ser testigo del debut en la Ciudad Luz de la ONE en su primera salida internacional. Entre ambos encuentros coincidieron en la casa del Marqués de Bolarque. Una de las veces, Achúcarro interpretó para Long la Navarra de Albéniz que hechizó a la pianista francesa. Fue así como Argenta decidió probar la capacidad de Achúcarro con un concierto de Mozart. La efemérides tuvo su anécdota: en los últimos compases del segundo movimiento, los nervios le fallaron al joven pianista, que en un abrir y cerrar de ojos reaccionó improvisando. “Ahora creo en Achúcarro”, comentó Argenta alabando sus reflejos. Palabras que preludiaron una serie de conciertos en la sala del Consejo Superior de Investigaciones Científicas con la Orquesta de Cámara de Madrid que patrocinaba el Marqués de Bolarque, el primero que se fijó en el talento de Achúcarro. “No sé si incluso me escuchó en mi debut, en mayo de D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA 1946, con trece años, junto a la Filarmónica de Bilbao haciendo el Concierto en re menor de Mozart. Gracias a él, cuando todavía no era profesional, nada más que un crío que estudiaba piano en Madrid, toqué esa misma obra dos o tres veces con Argenta en octubre de 1949. Una de ellas, retransmitida por radio. Fue mi primera salida a un escenario”. Achúcarro recuerda cómo Antonio Fernández-Cid, el crítico referencial del periodo, reconoció enseguida en Argenta a una de las grandes batutas del momento con categoría internacional. El veterano Georges Prêtre, estos días noticia por la doble circunstancia de ser el primer francés y el director de más edad que protagoniza en Viena el Concierto de Año Nuevo, así lo constata: “Desde mi punto de vista, hay muchos tipos de directores de orquesta. Lo que no se da tanto es el director que sepa “interpretar” ese instrumento que tenemos a nuestra disposición los que dirigimos, que es la orquesta. Argenta pertenecía a esa clase de artistas que yo denomino director- intérprete. Nunca nos presentaron, pero asistí a sus conciertos, conozco sus grabaciones, y puedo afirmar que era un gran artista, a quien tengo en gran estima. Y digo tengo, porque para mí los artistas como él no desaparecen: se quedan en mi corazón”. Como Prêtre, quienes conocieron a Argenta coinciden al alabar su actitud en el pódium. “El tipo de gesto era tan bonito, tan expresivo… Era fantástico, y tenía muy claro qué quería hacer”, dice Achúcarro. Rafael Frühbeck de Burgos, su sucesor al frente de la ONE, también lo elogia. Frühbeck ni siquiera cruzó una palabra con Argenta: “Siendo yo estudiante, lo vi dirigir una vez en el Festival de Santander la Novena Sinfonía de Beethoven y otra en Madrid, en un concierto donde, después de la obertura de Leonora III, Alicia de Larrocha tocaba el Concierto Heroico de Rodrigo y, en la segunda parte, Argenta dirigió la Cuarta de Brahms. Las dos veces me impresionó mucho, esa es la verdad. Porque era un director magnífico pero, sobre todo, un hombre de gran talento. De esas personas con talento natural para hacer las cosas. Frühbeck, también Académico de San Fernando, manifiesta “Igual que hay quien nace violinista, se veía inmediatamente que él había nacido director de orquesta, porque aquello lo dominaba. Perfecta, intuitivamente. Era de una categoría impresionante”. A esto añade Iglesias el sentido del rigor de su amigo cántabro: “era disciplinado y transmitía esa disciplina a los músicos, a los que se sabía imponer. Un hombre honrado consigo mismo, siempre con mucha libertad para conseguir lo que quería de la orquesta”. *** En el apartado vocal, Teresa Berganza, una de las grandes referencias canoras del siglo XX y la primera mujer que ingresó en la Real Academia de San Fernando recuerda en él “el artista, el artista, el artista… y el músico. Era genial. Desgraciadamente, se fue. Si no, en pocos años habría sido otro Karajan, aunque más apasionado que él: como un Solti. Uno de los grandes. Si bien vivíamos unos momentos malos en España, cuando salía fuera, siempre triunfaba. En París se lo comían, porque era todo: un gran músico, un artista impresionante, con un gesto precioso dirigiendo. Trabajé mucho con él haciendo cosas muy bonitas, algunas de las cuales han quedado grabadas. Como espectadora le oí dirigir Beethoven, y era genial. Pero con Brahms, era increíblemente maravilloso. Conseguía una calidad de sonidos que muy pocos han podido obtener. Además, era un hombre divertidísimo, que nunca te hacía la vida imposible. No se puede decir que fuera guapo como Gary Cooper, que ha sido el hombre de mi vida, pero era alto y muy atractivo”. En ese punto coincide con Ana María Iriarte, que lo recuerda “con un gran gancho para las mujeres. Tenía el “fascino” del español, con una figura entre Don Juan y el Quijote. Alto, con esa cabeza tan preciosa… y su manera de interpretar, con el fuego y la pasión que ponía… Las chicas se volvían locas. Su mujer, Juanita, muy amiga mía, me decía a veces bromeando: quítame los moscones cuando vayáis por ahí. Y se los he quitado muchas veces. En las tournées era él quien me pedía: Ana, di que tenemos una cena oficial. Y yo entraba en el camerino, siempre repleto de admiradoras, y decía: Ataúlfo, acuérdate de la invitación de la embajada: nos tenemos que ir inmediatamente. Y él me obedecía”. Iriarte habla con pasión de Argenta, después de haber compartido actividad con él durante más de una década, coincidiendo con algunos de los hitos de sus respectivas carreras. De ahí que el estudio madrileño, donde la mezzo continúa educando voces de la nueva generación, tenga algo de altar en el que se le rinde culto: un póster de su primera actuación conjunta en Bruselas, las críticas de la primera gira internacional de la ONE, con ella incluida, o el concierto de la Orquesta en 1952 en el Palacio de Carlos V que ponía la primera piedra del Festival de Granada, y donde Iriarte volvía a triunfar con El amor brujo, la obra totémica que mejor retrata su perfecta sincronía. “Lo grabamos en París, después de los conciertos con la Orquesta de la Société des Concerts du Conservatoire, una de las mejores, con fama extraordinaria en cuanto al sonido del metal, entre otras cosas. Con él conseguimos el Grand Prix du Disque de 1951, el mismo año de aquella primera gira de la ONE fuera de España por Francia, Bélgica… Posteriormente lo paseamos por Italia, Holanda, Inglaterra, Austria… por todas partes”. También Iriarte califica a Argenta de grande “De los más grandes, con una insólita capacidad para interpretar como él lo hacía a pesar de la fama de sosos o rígidos que se les pueda atribuir a los norteños como él, que era un cántabro de Castro Urdiales”. Su capacitación la trasladaba Argenta igualmente a las grabaciones. “Llegaba al Monumental, recuerda Iriarte, para grabar las zarzuelas que a lo mejor se había mirado un poco en casa —y que tal vez no había oído, como me pasaba a mí, porque en aquella época no había tradición zarzuelística— y se ponía a dirigir ¿Cómo las interpretaba? No lo sé: por pura intuición. De repente, acometía un chotis o un pasodoble, y lo hacía con un brío, una gracia, que parecía haber pasado toda su vida en 119 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA 120 Lavapiés. Yo me preguntaba si se trataba de la misma persona que dirigía Beethoven, Strauss o Berlioz”. Por la zarzuela nació la relación también de Iriarte con el Marqués de Bolarque. “Estaba interesado en que se programaran algunas obras madrileñas del género chico. En una audición, les gusté, y las hicimos en el Teatro Español de Madrid, con la Orquesta de Cámara que Argenta dirigía mucho. Esa temporada se incluyeron La Revoltosa, Agua, azucarillos y aguardiente y La verbena de la Paloma, que luego llevamos por el norte de España. Los programa iban precedidos de un concierto de romanzas y dúos de zarzuelas que no tenían nada que ver con el título que íbamos a representar. La idea tuvo tanto éxito que, al llegar a San Sebastián, cuando lo vio Enrique Inurrieta, quien luego fue mi marido, decidió que aquello lo tendríamos que grabar”. Así empezó la aventura de la zarzuela para Columbia España, propiedad de Inurrieta, en la que Iriarte grabaría una treintena de todas las que Argenta firmó. “Que fueron muchísimas, comenta Iriarte, porque algunas las volvió a hacer con otras cantantes para mejorar la calidad de la grabación”. De aquellas hazañas tiene también mucho que decir Teresa Berganza, a la que Argenta recurrió en numerosas ocasiones para ofrecerlas en concierto y para llevarlas al disco. “Mi relación con Argenta, explica Berganza, empezó cuando yo no había cumplido 15 años y pertenecía al Coro de Cantores de Madrid, con el que contaba para todas las zarzuelas. Yo le hacía mucha gracia, decía, porque era un niña monísima, porque era la más divertida… y porque él era consciente de que yo sabía música. Cuando terminaba en el Conservatorio me iba al coro para hacer las grabaciones. Allí cantaba con el grupo de mezzosopranos, y si había un solo me lo daban a mí, porque sabían que leía a primera vista y era capaz de prepararme lo que fuese de un día para otro. Me pagaban un poco más, y yo encantada. En alguna zarzuela de entonces seguro que aparecen aquellos solitos míos, de los que ya ni me acuerdo. Una vez, cuando hicieron Luisa Fernanda, Fuensanta Sola se puso enferma y le quedaba por hacer una página más o menos. Entonces me dijo Argenta: apréndela tú, que mañana terminamos. La estudié esa tarde y al día siguiente la grabé”. A partir de entonces, Berganza siguió cantando con él. “Con 20 años, me llevó a estrenar los Villancicos de Joaquín Rodrigo en el Festival de Granada. Canté eso y las Siete canciones de Falla. Inmediatamente fue a dirigir a la ONE al Théâtre des Champs Élysées de París, y nos llevó como solistas invitados a Gonzalo Soriano para hacer las Noches en los jardines de España y a mí, que canté en el mismo concierto El amor brujo, las Siete canciones de Falla y La vida breve. Se puede encontrar un disco que, cuando lo escucho, me pregunto cómo no me rompí las cuerdas en aquella ocasión. Canté El amor brujo con la voz de gitana, casi de pecho; lue- go La vida breve a todos los agudos del mundo… Ese fue mi verdadero debut internacional, no el de Aix-en-Provence que aparece en todas las biografías. Las críticas recuerdo que fueron increíbles. Luego, hasta que él murió, estuve grabando los solos de las zarzuelas”. Aunque en alguna ocasión también había recibido invitaciones suyas para cantarlas en directo, como ocurrió una vez preparando un concierto para el Festival santanderino. “Fue el momento en que mi maestra tenía que decidir si yo iba a cantar de soprano, donde me cansaba mucho, o de mezzo. Yo era muy jovencita, y canté una zarzuela de soprano con unos agudos impresionantes. Con un si bemol, muy difícil, que no me salía por más que lo intentaba. Le dije: Ataúlfo, voy a ver si mi maestra me encuentra un si. Él debió pensar que estaba trastornada, porque, en su opinión, lo estaba haciendo muy bien. Pero me fui al conservatorio para que me colocase aquella nota y, efectivamente, me hizo respirar, abrir bien arriba, apoyar… Y me fui con mi si bemol dispuesto a grabarlo”. Anécdotas similares atesora Iriarte “No se metía en nada que fuera técnico, pero exigía mucho con respecto a la interpretación. Cuando me quejaba porque algo me parecía que no salía a mi gusto, decía ‘has dado la interpretación correcta. Si no estás bien de voz, no te va a salir mejor, pero esto es válido, porque el público se va a enterar de lo que estás haciendo y diciendo’. Para él era muy importante, porque afloraba el artista que llevaba dentro. Cuando veía que alguien tenía que hacer algo con gracia y lo hacía, él se quedaba satisfecho. A veces, si me quejaba porque un agudo me había salido muy raro y no me gustaba, me decía: ‘no lo repitas, porque has dado en el clavo. Hay que cantarlo así’. Cuando grabamos La corte de Faraón, que estaba prohibida, porque el argumento se consideraba escabroso, en el famoso ‘Ay ba… ay vámonos para Judea…’, me decía… ‘tú quédate en la J un buen rato. Márcala bien. Lo tienes que hacer, porque esa es la gracia’. Y para ponerme nerviosa, en vez de dirigir mirando a la orquesta, se volvió hacia mí durante el tiempo que cantaba para que hiciera lo de la J”. Aunque el recuerdo más imperecedero que guarda Iriarte es el del momento en que Argenta la escuchó en unas audiciones cuando decidió que la obra clave para el concierto que debía dirigir como invitado en Francia sería El amor brujo de Falla. “Cuando me escuchó en aquella prueba, dijo que me oía poco, que eso no se cantaba así. Entonces me puse las pilas y dije ‘ahora me vas a oír bien’, y en el siguiente ensayo me manifestó: vamos a París, y tú vienes con nosotros. Hicimos la grabación, e inmediatamente se me abrieron todas las puertas. No sé si fue entonces o en el primer concierto de Granada, donde estaba el empresario de la Konzerthaus de Viena, que me ofreció un contrato para que me fuera a esa ciudad para trabajar en el Teatro de la Ópera. Estuve dos años estudiando y trabajando D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA allí, y canté en esa ciudad muchas veces. Entre otras cosas, el Orfeo, dirigido por Hindemith, que había hecho la adaptación”. Su último trabajo juntos fue en la inauguración en Londres del Royal Festival Hall: “Me llamó Federico Elizalde y me contrató para cantar las Canciones de Falla y El amor brujo con Argenta, abriendo el Festival londinense. Luego seguí colaborando con él sólo en grabaciones”. La última vez que Iriarte lo vio fue dos días antes de su muerte “después de su último concierto en el Monumental, donde dirigió un Mesías de Haendel. Llevé a mi sobrina, que nunca había escuchado esa obra. Al final pasé a saludarle. Es la última vez que hablé con él”. La siguiente vez, vio su cadáver. “Me pareció absurda su muerte. Era irreal. A los músicos de la orquesta no se les pudo olvidar. Volvieron todos llorando después de verlo en la morgue de Los Molinos”. “La muerte le llegó cuando había alcanzado la plenitud de una formación muy seria —dice Iglesias. En el momento en que estaba justo para despegar internacionalmente como un gran maestro. Ahí están los dos estupendos libros que le dedicaron en Francia… Justo en ese momento… pobrecito. Para mi desgracia, fui de los primeros que llegó a encontrarlo cuando murió. Allí acudió toda la Orquesta Nacional, y allí estaba también el Marqués de Bolarque. Antonio [Fernández-Cid] no pudo, porque estaba enfermo. Su mujer, Loli, se vino en mi coche aquel día a ese pueblecito de la sierra madrileña. Lo recuerdo perfectamente en el depósito, tumbado en la mesa de piedra, con unos zapatos de charol. Era tal el frío, que todo el mundo volvió para Madrid. Yo pedí a unos amigos de allí que lo velaran toda la noche , y así lo hicieron”. Achúcarro, que volvió a actuar con él, ya con la ONE, en diciembre de 1951, después de ganar el Marguerite Long, se enteró de su muerte en Viena: “Nos dieron la noticia cuando yo estaba acompañando a Alicia de Larrocha, que había ido a hacer música de cámara con Gaspar Cassadó. Nos lo dijo su agente austriaco, y sentí una especie de latigazo en el estómago. Pensé que nunca más volvería a tocar con él”. Con su precipitada huída de este mundo, Ataúlfo Argenta se quedó a la puerta de ser partícipe de algunas cosas con las que habría disfrutado alguien que amaba tanto la vida como él. Incluida la boda meses después de su querida Teresa Berganza, que ese mismo año cantaba en Dallas una Medea con Maria Callas. Y sin volver a compartir, como “aquel bon vivant que amaba la vida” (así lo ve Antonio Iglesias con la perspectiva de los años), otra botella de aquel Sauternes con que celebraron en la casa de Iglesias en París, junto con Fernández-Cid, el éxito en los ensayos de su primer concierto con la ONE. Y la partida de mus pendiente con Achúcarro se quedó aplazada para la eternidad. Juan Antonio Llorente 121 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA EN LA MEMORIA DE UN AFICIONADO (AÑOS 1953-1958) A Luis Fernando Velasco, mi maestro, entrañable amigo I 122 Cincuenta años han pasado desde la trágica muerte de Ataúlfo Argenta y su huella, su recuerdo perviven. Los que tuvimos la fortuna de seguir su carrera fulgurante en los últimos años no hemos dejado de lamentar la ausencia del mejor director de orquesta español y uno de los grandes maestros de la época. Llegué a la música por dos personas, una Luis Fernando Velasco, compañero de carrera e intimo amigo, de sensibilidad exquisita y certero sentido critico, otra Ataúlfo Argenta y un memorable concierto en el Palacio de la Música con la Orquesta Nacional, en el que estrenó en España la Sinfonía en tres movimientos de Stravinski y dirigió la Cuarta Sinfonía de Brahms, desde entonces una de mis favoritas. Fue el 13 de febrero de 1953. La vida musical entonces era muy diferente de la actual. El número de orquestas españolas era reducido, la afición limitada en número, pero acceder a los conciertos del Palacio de la Música era muy difícil, ya que el abono lo ocupaba todo. Teníamos que ir media hora antes de los conciertos para adquirir las entradas que se devolvían, siempre de entresuelo, dados nuestros escasos medios económicos. Una angustiosa lucha semanal que no nos fallaba. Así pudimos seguir la carrera de Ataúlfo Argenta, asistiendo a todas sus actuaciones. La admiración que por él sentíamos Luis Fernando y yo iba creciendo. Su figura se agigantaba, y más aún en la comparación con los magníficos maestros invitados, de los que nada desmerecía. Fue una educación musical y cultural en toda regla. Aquellos años 1953-1958 marcaron una época gloriosa en la música española, el progresivo aumento de público, espectadores jóvenes que hacían —hacíamos— largas horas de cola en la Comisaría Nacional de Música para adquirir las entradas para el Monumental Cinema cuando se repitieron los conciertos. Grandes amistades, que perduran hasta hoy, e incluso matrimonios, surgieron de ese amor a la música que justificaba todos los sacrificios. Argenta y el camerino del Palacio de la Música, al que acudíamos emocionados para verlo de cerca y que nos firmara el programa. El director de Castro Urdiales era correcto, pero no efusivo como Eduardo Toldrá. Tenía una mirada profunda en un rostro que parecía tallado en piedra. Alto, delgado, un personaje del Greco, que en el podio desplegaba una enorme energía. En muchas obras prescindía de la partitura. Los brazos hacían un arco extensísimo, a veces su cuerpo parecía lanzado hacia la orquesta. Elegante al mismo tiempo, perfectamente peinado, con una gestualidad personalísima, una garra que se unía a una musicalidad sin tacha. Argenta era un director nato que cada día era mejor. La rutina no existía en su extraordinario trabajo. La mejor prueba, la orquesta, Luis Antón, García, Ricardo Vivó, Rafael López del Cid, Inocencio Arias, José del Solar, Francisco Martínez, Servando Serrano… Tantos nombres que formaban un conjunto de sonido rotundo y a la vez matizado. El gran momento de la Orquesta Nacional de los tiempos de Argenta nunca ha sido superado, capaz del forte más rotundo y el piano más sutil, sus éxitos en el extranjero, en tiempos difíciles para la cultura española, lo ratificaron cumplidamente. Conservo todos los programas de la Orquesta Nacional Ataúlfo Argenta con Carl Schuricht y Robert Casadesus de esos años. Habían pasado Carl Schuricht, Gunter Wand, Sergiu Celibidache. Llegarían también Jean Martinon, Markevich, Schmid-Isserstedt, Galliera, Zecchi, Kletzki, Matzeratk, Stravinski, Fricsay, Goosens, Susskind, Dervaux, Maazel, Erede, Malko, Horenstein, Rudolf Moralt, Thomas Beecham, Peter Maag… Después de su muerte y programado por él, Ansermet, con quien tuvo una cariñosa relación, Kubelik, Monteux… Los grandes desde un grande desaparecido prematuramente. En estos cinco años Ataúlfo Argenta dirigió 47 conciertos, algunos repetidos. Tuvo una etapa de descanso por su enfermedad de pecho, que contribuyó a su desgraciada muerte, pero sus últimas apariciones ante la orquesta fueron sensacionales. El futuro se presentaba excepcional, pero para nosotros fue ese triste presente lo que rompió muchas cosas. Como simples aficionados, los sucesores de Argenta a los que no negamos importantes valores, nunca nos lo hicieron olvidar. El repertorio de Ataúlfo Argenta, en estos 47 conciertos que le vi, era muy variado. Predominaba la gran forma, los románticos y los contemporáneos. El clasicismo no era su fuerte, aunque hizo varias veces una primorosa versión de la Oxford de Haydn. Se le daban muy bien los oratorios, siempre con el Orfeón Donostiarra (Réquiem de Brahms, Elías, Mesías) y era un magnífico acompañante. En la música española compartía con Eduardo Toldrá el magisterio absoluto. Destacamos su Brahms, Schubert, Schumann, Mendelssohn, algunas sinfonías de Beethoven o Mozart, Chaikovski, Debussy, Ravel, Stravinski, Richard Strauss, fragmentos wagnerianos, una magnifica Cuarta de Mahler con la bellísima Pilar Lorengar. Estrenos españoles: Concierto de violín y de viola de Bartók, Sinfonía en tres movimientos de Stravinski, Concierto de Petrassi, Aubade de Poulenc, Concierto para piano de Yves Nat, Concierto para piano de Britten, Concierto para piano de Menotti… Y muchas obras españolas… El director de la Orquesta Nacional tenía que cumplir esta misión y Argenta no renunció a ella. En estos cinco años, la trayectoria de Argenta tuvo dos momentos delicados. El primero causado por el revuelo de sus manifestaciones en la entrevista publicada en El D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA Español, muy criticas con el estado de la música en España. Sus referencias a Joaquín Rodrigo no gustaron a ciertos medios y se le prepararon manifestaciones de protesta en su próxima aparición en el pódium. Nos enteramos de ello antes del concierto y el resultado fue una gran y sostenida ovación al salir a dirigir la Heroica. Fue exactamente el viernes 5 de marzo de 1954. Acompañaron a la Sinfonía beethoveniana el Concierto para piano y orquesta de Yves Nat, interpretado por el autor, y la Rapsodia española de Ravel. La polémica terminó bruscamente. El otro momento fue la enfermedad del maestro, que le tuvo ausente la temporada 1955-56 hasta los dos últimos conciertos de la misma, el 27 de abril y el 4 de mayo dos sucesos clamorosos. Argenta, mejor que nunca con Strauss, Debussy, Brahms, Carl Philipp Emanuel Bach, Beethoven, Oscar Esplá y Ravel. Sus músicos y su fidelidad a los compositores patrios. Si examinamos los 47 conciertos de Ataúlfo Argenta en Madrid en esos años, desde la magnífica calidad general hay algunos memorables, aparte de los ya citados. El viernes 4 y el domingo 6 de diciembre de 1953 en el Palacio de la Música y Monumental la Novena de Beethoven con el Orfeón Donostiarra acompañada respectivamente de la Sinfonía de los salmos y fragmentos del III acto de Los maestros cantores; el 5 de febrero de 1954, la presencia de Aldo Ciccolini y una gran versión de la Quinta de Chaikovski. Cas- Victoria de los Ángeles ensaya con Ataúlfo Argenta y la ONE. Junio de 1957, Festival de Granada. sadó en Boccherini y el Don Quijote de Strauss el 2 de abril de 1954, Christian Ferras en el Concierto de violín de Berg el 21 de enero de 1955. Portentosa versión del Réquiem de Brahms el 11 y 13 de marzo de 1955. Wilhem Kempff en Bach, el Concierto de Schumann y Beethoven y el 22 de abril de 1951, la memorable vuelta de Victoria de los Ángeles el 11 y 13 de enero de 1957 con un Mathis der Mahler perfecto y la de Iturbi el 18 y 20 de enero de 1957, Mendelssohn y Wagner primerísimos, el Elías del 1 y 3 de febrero de 1957, la versión sensacional del Segundo Concierto de Rachmaninov con un extraordinario pianista, Daniel Wayenberg, que murió en accidente poco después, el 15 y 27 de febrero, otra vez Kempff en el Primero de Brahms en acompañamiento excepcional, el 5 de abril de 1957, el programa Ravel con Samsom François el 25 y 27 de octubre siguientes. La extraordinaria Patética del 13 y 15 de diciembre, última sinfonía que dirigió, premonición dirían algunos… y El Mesías de 17 y 19 de enero 1958. El día 21, en el ensayo de la orquesta la trágica noticia, la muerte en un estúpido accidente, el monóxido de carbono que surge de la calefacción del automóvil unido a la 123 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA De los magníficos críticos de entonces en los diarios de Madrid, Federico Sopeña (cuánto aprendimos de sus charlas en el Conservatorio de Noviciado, enfrente de la Facultad de Derecho de Madrid) Fernández-Cid y Enrique Franco, sólo sobrevive, y por muchos años, el último. Ellos también contribuyeron a que la música clásica no se extinguiera y sus comentarios de entonces y en los años posteriores, como los de las revistas especializadas constituyen un testimonio irreemplazable. Recuerdos personales sobre Argenta y su época y, de forma intensamente unida a su figura, la de Carl Schuricht, que fuera su mentor, su gran amigo. Aquellos años (y después) tuvimos el privilegio de ver a uno de los más grandes directores de orquesta de su tiempo en Haydn, Schumann, Schubert, Beethoven, Brahms, Wagner, Bruckner… Schuricht y Argenta, una coincidencia en repertorios, en formas de dirigir, quizá más intimo en el gesto y en II la expresión el alemán, más apolíneo con su larga figura y sus brazos que comprendían el mundo, el Los años de Argenta coinciden con español. Una simbiosis significatiuna serie de acontecimientos en la va que hoy, en este pequeño vida musical tan sumaria de la homenaje, me viene a la memoria. capital de España que realzaron su Cincuenta años, una época de gran talla, como la presencia de grandes cambios tecnológicos y Paul Hindemith e Igor Stravinski sociales aunque el arte sea de dirigiendo la Orquesta Nacional, la todos los tiempos. Lo efímero de presentación en España de la la dirección de orquesta tiene su Orquesta Filarmónica de Viena el 6 testimonio en discos y vídeos. Se de mayo de 1955 con Karl Böhm y conservan grabaciones de Ataúlfo Mozart (Sinfonía nº 34) BeethoArgenta, pero desgraciadamente la ven (Séptima) Strauss (Till) y J. Programa de último concierto dirigido por Argenta. imagen está en las fotos, pero los Strauss Vals del Emperador, la vídeos, los DVDs que hoy nos traen testimonios directos Orquesta de Filadelfia con Ormandy (en dos espectaculares de los grandes maestros apenas han recogido su figura, su conciertos el 29 y 30 de mayo de 1955) o el impacto de estética gestual. Los discos nos permiten comprobar su Leopold Stokowski al frente de la Sinfónica de Madrid con personalidad, su fuerza y también su gracia, el sonido un programa compuesto por música española (Esplá, Rodrirotundo de sus versiones totalmente compatibles con la go, Del Campo) y una Quinta de Chaikovski impresionandelicadeza, y la clase de los momentos líricos. Resulta te. Los maestros invitados de gran altura y sus programas, insuficiente para quienes tuvimos ocasión de verlo en Mahler y Horenstein, Markevich y Stravinski, Fricsay y Bardirecto esos 47 conciertos que serían más de 50 si contatók, el joven y arrebatador Maazel, el sabio Beecham y su mos las repeticiones en el Monumental. Pastoral maravillosa… no ensombrecieron sino que exaltaDos libros trazaron su biografía, absolutamente agotaron la figura del titular de la Orquesta Nacional a la que dos. Sus autores, Antonio Fernández-Cid y José Montero, hizo vivir el mejor momento de su historia. cuentan sobre todo los años de lucha, muy cruentos y difíSi la música, llamémosle clásica, vive hoy un momento ciles. Cuando tuve ocasión de asistir a sus conciertos estaba importante con la proliferación de conjuntos sinfónicos y en plena gloria. Los asistentes al Palacio de la Música, públiauditorios, la semilla sembrada por la Orquesta Nacional ha co conservador pero entendido, llegamos en algún caso a dado abundantes frutos. Cincuenta años han pasado desde conocernos personalmente. Una anécdota puede servir. El la muerte de Ataúlfo Argenta. A la Dictadura siguió la Trancatedrático de Derecho Mercantil, Jesús Rubio García Mina, sición y ahora una Democracia un tanto conflictiva. Han me paró al entrar en clase y me preguntó qué me había surgido directores de orquesta de diversa valía. La muerte parecido la versión de la Segunda Sinfonía de Brahms por de Toldrá, pocos años después de la de Argenta, nos privó Argenta. Rubio, protector de Ataúlfo Argenta en los tiempos de otro músico excepcional y la de Arámbarri de un honesdifíciles, fue nombrado Ministro de Educación en lugar de to y eficaz maestro. Hoy Argenta, que tanto hizo por la zarRuiz Jiménez en aquella crisis, de la que fui testigo, y que zuela con sus discos, hubiera sido también un gran director terminó con una nueva Facultad de Derecho, construida en de ópera. Frühbeck, López Cobos, García Navarro, otra tiempo récord. Mi promoción fue la última de San Bernarmuerte prematura, Ros Marbà, Josep Pons y algunos otros do. Esos eran los tiempos en los que Ataúlfo Argenta abrió siguen su huella. una vía cultural para la música y atrajo a un público joven Algunos de los maestros, de los grandes solistas que en el Monumental Cinema. Tiempo importante que hoy, coincidieron con Argenta han muerto (Schwarzkopff, Victocincuenta años después de su temprana muerte, es necesaria de los Ángeles, Menuhin, Cassadó, Iturbi, Ferras, Fourrio recordar. nier, Consuelo Rubio, Kempff, Demus, Gulda, Esteban Sánchez… Otros como Brendel o Badura-Skoda siguen dándonos su arte a través del tiempo. Fernando Herrero reciente enfermedad del músico. La lividez de un día invernal en Los Molinos, los comentarios que no salen a la luz pública, el funeral en Los Jerónimos con la orquesta en pleno y el público que llenaba a rebosar el templo, el concierto que nunca se hizo (Vivaldi con Félix Ayo, Sinfonía nº 34 de Mozart, Renana de Schumann), el que dirigió sin aplausos precedido por la intervención del coral variado de la Cantata nº 140 de Bach, Eduardo Toldrá, ese gran maestro, compañero y amigo, desbordado por la emoción en el Concierto para orquesta bartokiano, respetando el mismo programa de Argenta… Esta fue, como simple aficionado, mi intensa relación con Ataúlfo Argenta, que en esos 47 conciertos que le vi y escuché me hizo amar la música para siempre. Agradezco a SCHERZO esta ocasión que me permite tributarle mi modesto homenaje y expresarle mi agradecimiento. 124 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA APROXIMACIÓN DISCOGRÁFICA Como ya saben nuestros lectores, en varias ocasiones hemos hablado desde estas páginas de los relativamente escasos discos de Argenta reprocesados en CD. Ahora, a los cincuenta años de su desaparición, tenemos que volver sobre ellos en un intento de completar la información sobre las grabaciones sinfónicas de este director excepcional, del que todavía hoy faltan por publicarse algunas cosas que seguramente harán las delicias de los buenos gourmets sinfónicos cuando aparezcan en el mercado discográfico (por ejemplo, una Serenata para cuerdas de Chaikovski, o una Cuarta de Mahler, ambas con la Orquesta de la Suisse Romande interpretadas en vivo en Ginebra y grabadas por la propia Radio Suisse Romande / Espace 2). T ambién faltan numerosos registros de música española sólo disponibles en vinilo y ahora prácticamente ilocalizables, aunque en algunos casos, en concreto en el libreto de un disco Tahra que comentamos más abajo (Tahra 427) y en el que viene toda la discografía conocida de Argenta, se anoten como publicados en CDs RCA (de cualquier forma, sin posibilidad de acceder a ellos por el comatoso estado comercial del citado sello). Aun así, seguramente más pronto que tarde podremos escuchar reprocesadas en CD las versiones de las Noches en los jardines de España, El retablo de maese Pedro, el Concierto para clave (Falla), las Diez melodías vascas (Guridi), la Sinfonietta (Ernesto Halffter), el Concierto de Aranjuez (Rodrigo) o la Sinfonía sevillana, La procesión del rocío y La oración del torero (Joaquín Turina); el cincuentenario que ahora celebramos y recordamos hubiese sido la ocasión idónea para publicar en CD todos estos testimonios, si bien todavía se puede reparar el descuido y no dejar caer en el olvido todas estas magníficas recreaciones de música española. En cuanto a las zarzuelas, Manuel García Franco comenta en este mismo dosier algunas de las muchas (más de sesenta) que grabó Argenta para la Columbia española y su sello Alhambra, un legado que aunque se publicó incompleto en CDs de la editorial Salvat, actualmente es imposible encontrar, debiéndose al menos intentar volver a editar en su totalidad y de forma sistemática. Repasamos ahora en este artículo que sigue las grabaciones de música sinfónica que se pueden localizar con relativa facilidad en el mercado del disco o bien a través de internet, todas ellas comentadas en su día en las páginas de SCHERZO. 126 Grabaciones completas para Decca, 1953-1957, álbum de 5 CDs (Original Masters 475 7747). Incluye el célebre disco España publicado aisladamente en Decca Legendary Performances. Posiblemente es la mejor representación fonográfica dedicada a nuestro director, con maravillosas y coloristas traducciones de Chabrier, Rimski, Debussy o Turina, además de otras de Berlioz, Liszt y Chaikovski de quitar el hipo (recordemos otra vez que Argenta iba a grabar en 1958 para el sello británico las Sinfonías de Brahms con la Filarmónica de Viena y las de Beethoven con la Filarmónica de Israel, dos proyectos frustrados que nunca lamentaremos suficientemente). Hagamos hincapié en los dos brillantes Conciertos de Liszt con Julius Katchen, en la Sinfonía Fausto del mismo autor (primera grabación de la versión original sin el coro místico final), en la poética y siempre controlada Fantástica (su última grabación de estudio en 1957) o en la noble e impulsiva Cuarta de Chaikovski, versiones románticas, expresivas, idiomáticas y técnicamente irreprochables con magníficas grabaciones del equipo de ingenieros de Decca (Wilkinson, Parry, Walker). También hay que informar de dos atractivas muestras de música española producidas por John Culshaw (¡!): cinco números de la Suite Iberia de Albéniz orquestada por Arbós, y las Danzas fantásticas de Turina, ambas obras con la Orquesta del Conservatorio de París en registros de 1953. En suma y en cualquier aspecto a considerar, repetimos que estamos ante grabaciones irreprochables que posiblemente formen el mejor legado dejado por el director español y que hay que conocer obligatoriamente. Grandes Directores del siglo XX (2 CD EMI 5 75097 2). El álbum dedicado a Argenta de esta espléndida colección (que se ha quedado incompleta, ya que de los 60 volúmenes proyectados sólo se han publicado 40), es otra joya de su legado sinfónico, si bien menos extensa que el álbum Decca. Contiene también la misma versión de la Sinfonía Fausto comentada más arriba, y además, obras de Ravel (Alborada del gracioso), Falla (El amor brujo) y Schubert (Novena), esta última con la Orchestre des Cento Soli (la Orquesta del Conservatorio de París cambiada de nombre por razones contractuales) y grabada originalmente para el Club Français du Disque. Como ya dijimos en su momento, dirección cálida, sanguínea y arrebatada en la página de Falla, con Ana María Iriarte como mezzosoprano solista (aunque quizá otra versión del propio Argenta en 1957 con una joven y exultante Teresa Berganza y la Orquesta Nacional de Francia [publicada en el sello Stradivarius] sea preferible a la que aquí se reseña); humorística, matizada, colorista e idiomática en la de Ravel, y precisa en su construcción y expresiva en su lenguaje la gran Sinfonía de Schubert. Otro documento sin el menor desperdicio, recomendable para quien quiera conocer varias de las mejores grabaciones de este director. D O S I E R Grabaciones inéditas (4 CD RTVE Música 65097). La publicación original española de este álbum en 1997, contenía una chapuza de consideración que ya apuntamos en su momento, y fue que los responsables españoles de la edición de este álbum cortaron el final de Till Eulenspiegel antes de tiempo y se comieron el epílogo (parece ser, aunque no nos consta, que posteriormente se publicó el álbum con la obra ya completa). Aparte de esto, a reseñar una Heroica extraordinaria con la Orquesta Nacional (grabación en vivo de RNE, Palacio de la Música, Madrid, 24 de mayo de 1957), programada con frecuencia en otras épocas más activas e imaginativas de Radio Nacional de España, una versión intensa, de ejemplar firmeza rítmica y con profunda expresividad (sentida Marcha fúnebre) que hacen que nuevamente lamentemos que naufragase el proyecto de grabar el ciclo Beethoven con Israel para Decca. También hay dos Sonatas de Beethoven (Op. 30) y Brahms (Op. 100) en las que el preciso piano de Argenta acompaña impecablemente al violín de Arthur Grumiaux, un bello Concierto de Brahms con el expresivo y cálido Menuhin al que acompaña la Orquesta Nacional (Festival de Granada, 24 de junio de 1956), además de obras de Smetana (obertura de La novia vendida), Strauss (el citado Till) y Chaikovski (Cuarta Sinfonía, ésta en vivo e interpretada dos años después, 1957, que la grabada en estudio en Decca). Otras curiosidades, como el Concierto vasco para piano y orquesta (Escudero) y otra versión de El amor brujo, en esta ocasión sin voz solista, completan este interesante álbum. Concierto con la Orquesta Nacional de Francia (Tahra Tah 427). Un bello concierto grabado por Radio France en vivo desde el Centre Pistor de París el 4 de abril de 1951. El programa estaba compuesto por obras de Stravinski (Pulcinella), Rodrigo (Concierto de estío para violín y orquesta, con Christian Ferras) y Brahms (Segunda). Colorista, vigorosa, elegante y contrastada la página stravinskiana, a veces quizá demasiado solemne (la sinfonía de introducción), pero siempre con una especial sensibilidad, transparencia de texturas e impulso vital que denotan el fenomenal director de música del siglo XX que Argenta podría haber sido (o que era, recordemos que en su repertorio se incluían hasta obras de Alban Berg, y que su temperamento mediterráneo unido a su sólida formación germánica propiciaban sus acertadas traducciones de obras modernas). El concierto de Rodrigo recibe una traducción de lujo a cargo del virtuoso y expresivo violín de Christian Ferras, mientras que en la Segunda de Brahms (compositor favorito de Argenta) hace gala de un brío y un lirismo dignos de los mejores intérpretes de la obra. Independientemente de ciertos roces y desajustes, la orquesta sigue a su director convincente y entregada, dando lecciones de fluidez, lirismo (bello y algo nervioso segundo movi- Toni Argenta / EMI ATAÚLFO ARGENTA miento —tipo Schuricht— con una maravillosa exposición en la que hasta hay matices de orquestación nunca escuchados) y perfecta construcción con particular atención al exaltado y vibrante final, en el que a pesar de cierta precipitación, la orquesta traduce sin aparentes problemas. El libreto de este CD trae reseñada toda la discografía de Argenta, tanto sinfónica como zarzuelas. Conciertos con la Sinfónica de Viena (Orfeo, 1953 y 1954). El disco recoge tres obras de dos conciertos distintos dados en la Konzerthaus de Viena en los dos años citados: Escocesa de Mendelssohn (1953) y Don Juan (Strauss) y Danzas de El sombrero de tres picos (1954). Como en el caso anterior, las ejecuciones no son perfectas (en esos conciertos se solían conceder sólo dos ensayos a los directores invitados), pero siempre se puede apreciar en ellos la sensibilidad, temperamento y musicalidad como evidentes marcas de la casa. Con más ensayos seguramente hubiese habido menos desajustes, pero las interpretaciones, repetimos, siempre son inspiradas, intensas y equilibradas, consiguiendo en alguna de ellas (Falla) el idioma y el estilo adecuado, como si se estuviese recreando con una orquesta española. Las grabaciones en sonido monofónico son aceptables para esos años. En suma, otro testimonio de los pocos que hoy se pueden encontrar de este director, y por eso mismo muy recomendable para cualquier interesado. Hasta aquí lo más destacado de la discografía sinfónica de Ataúlfo Argenta, sin duda el mejor director de orquesta que ha dado la Península Ibérica. Cualquiera de ellos merece conocerse, aunque posiblemente los álbumes Decca y EMI sean los más representativos. Enrique Pérez Adrián 127 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA LA ZARZUELA, UNA AVENTURA A lo largo del siglo XX, se fueron gestando nuevas técnicas de reproducción del sonido que han ido transformando, en nuestro caso, el panorama de la música. Si la aparición del disco sirvió para perpetuar interpretaciones de piezas de todos los repertorios a cargo de artistas destacados, la zarzuela se incorporaría también, desde un principio, a ese proyecto. L as iniciativas discográficas, en cuanto a la zarzuela se refiere, suponen la grabación de selección o fragmentos de determinadas obras consagradas por diversos artistas. La edición de fragmentos de zarzuela en disco aumentó mucho en los años treinta frente a la posterior escasez de los años cuarenta. Eso sí, hicieron aparición con más frecuencia las producciones de zarzuelas en versión denominada “completa”. Mientras que la zarzuela formó parte como espectáculo teatral vivo y campo de creación, el disco tendría una significación y relevancia distinta a la que llegaría a ser cuando nuestro género lírico entró en estado de postración, decadencia ésta que venía produciéndose ya en momentos anteriores a nuestra Guerra Civil, la cual supuso un golpe de gracia para el espectáculo. Añadamos lo que ya se ha dicho en muchas ocasiones: la difusión de películas que mostraban las facetas más brillantes del show business musical. La imposición de la música norteamericana que ya se había ido realizando en los años treinta y primeros de los cuarenta, se convertiría en un verdadero alud de nuevos estilos y ritmos que la zarzuela no pudo asimilar o resistir. Aparte de un hecho fundamental, la sociedad española había sufrido una fractura brutal y la zarzuela quedaría para revivir una nostalgia o un recuerdo. Las comedias musicales arrevistadas tomarían el relevo y la zarzuela llegaría al nivel más bajo de su historia. Una nueva tecnología 128 El disco ha venido a deparar a los intérpretes musicales una medida de continuidad que antes no poseían y a liberarles de esa limitación en el tiempo que era su máxima servidumbre. Por los registros y grabaciones se mantienen testimonios de maneras y estilos que antes sólo a través de las impresiones y comentarios de los oyentes directos podían conocerse. El invento de los discos microsurco cuya presentación oficial tuvo lugar en Londres en 1948 abrió la puerta a un cambio trascendental en la historia de la música, ya que a partir de ese momento se iban a poder editar completas las obras sin tener que someterse a la molesta labor que suponía el cambio constante de placas. El nombre de microsurco es la denominación general de un perfeccionamiento técnico de los discos en las grabaciones en uso desde 1948 por oposición a los discos comerciales grabados antes de esa fecha. Anteriormente los discos giraban a una velocidad de 78 rpm, lo cual limitaba su duración a unos cuatro minutos por cara, duración dictada por la distancia media entre los surcos sucesivos. Gracias a la sensibilidad de los lectores de disco eléctricos, la amplitud de las vibraciones, y, por consiguiente la distancia entre los surcos, pudo ser disminuida, lo cual hizo posible el aumento del número de surcos por cara y con ello de su duración. La reducción correlativa de la velocidad de rotación (45, 33 o 16 rpm) dio como resultado una duración aproximada de veintidós minutos por cada cara de un disco de 30 cms. que gire a 33 rpm. En este tipo de discos el surco es una anchura máxima del orden de 0,07 mm., registrándose en dicho disco una media de cien espiras por centímetro de radio. Los discos microsurco no llegarían a ser importados a España hasta bien entrada la década de los cincuenta y no empezarían a producirse los primeros microsurcos hasta 1954 o 1955, continuando la edición de discos de 78 rpm hasta 1957. En esta época de clara crisis lírica, por dificultades materialmente insalvables, entre otras razones la puesta en marcha de esta nueva tecnología aunada a un maestro de la dirección orquestal de gran talento, como fue Ataúlfo Argenta, que se hallaba en la plenitud de posibilidades a los efectos de perdurabilidad a través del disco, evitó una crisis más profunda en nuestro género, realizando así la ingente labor de salvar para la posteridad un inmenso corpus de zarzuelas, que gracias a este nuevo medio de reproducción sonoro tuvo su difusión en una época en que, como ya se apuntó, zarzuelas o sainetes andaban escasos de representaciones en los escenarios. Un proyecto de envergadura La discografía legada por Ataúlfo Argenta no nació de la nada. Tuvo unos antecedentes que culminaron en una realización. Pequeños milagros y varias voluntades, sin escatimar esfuerzo e ilusiones, lo hicieron posible. La disolución de la Orquesta de Radio Nacional en 1943 dio el nacimiento de sus filas a la que se llamó Orquesta de Cámara de Madrid, teniendo en cuenta que gran parte de los profesores procedían a su vez de la Orquesta Nacional, el mismo Argenta ostentaba en ésta la plaza, ganada por oposición, de piano, celesta y timbres; sin embargo, de la orquesta madrileña era director. Esta orquesta, que llegaría a tener cuarenta y cinco profesores, llevaría al público, en actuaciones en directo, lo que ya no podían hacer a través del micrófono. Sus actuaciones causarían verdadera sorpresa en el medio musical madrileño. Pero hay que decir verdad, la orquesta arrastraba un déficit en sus conciertos que no permitía el caché normal de su personal que actuaba con desprendido gesto. Apoyos como el de Cayetano Luca de Tena, por aquel entonces director del Teatro Español, son decisivos para que la entidad instrumental se siga sosteniendo. Con su hospitalidad, condiciones de alquiler simbólicas y buena propaganda la orquesta se presentó en actuaciones, logrando amigos y adhesiones. Fundamentalmente fue la amistad y el amor a la música de un entrañable personaje como Luis Urquijo, Marqués de Bolarque, quien se establece como mecenas de la orquesta, poniendo a su servicio su dinero y sus ideas. Creará una Asociación de Amigos de la Orquesta de Cámara que en la obligatoriedad de suscribir un cierto número de entradas fijo palía el déficit crónico que padecían. Con todo ello pudo continuar Argenta al frente del grupo que por un momento se desmoronaba. A partir de primeros de enero de 1947, Argenta sería nombrado director titular de la Orquesta Nacional y como consecuencia la Orquesta de Cámara de Madrid dispone con menos asiduidad de su director, aunque éste conserva con entusiasmo su actividad paralela, efectuando actuaciones para la Asociación de Cultura Musical, por provincias de España y participación en festivales e incluso fábricas. No pueden omitirse sus actuaciones en el Ateneo que llevarían al público “hasta el más inolvidable frenesí”, si nos hacemos eco de las palabras de Antonio Fernández-Cid. D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA Siempre se ha mencionado que una de las características más firmes de Argenta en su faceta directorial fue la de su enorme y pasmosa decisión. En 1951, presidente y director de la Orquesta de Cámara acordaron hacer unas representaciones líricas dedicadas al género chico con el mayor cuidado y celo. A ellos se unió, cómo no, con entusiasmo, el director del Teatro Español. Los tres proyectaron una semana del género lírico español, programas en dos partes: en la primera, la orquesta en escena, un concierto de fragmentos líricos; en la segunda, la representación de una pieza en un acto: La verbena de la Paloma, Agua, azucarillos y aguardiente y La revoltosa fueron las seleccionadas. El tríptico elegido alcanzó un nivel difícilmente superable en aquellas jornadas del 28 de mayo al 3 de junio, junto a preludios e intermedios de El tambor de granaderos, La Torre del Oro, La Tempranica o La boda de Luis Alonso. Se llamó a concurso a una serie de jóvenes cantantes, en general no ligados a la zarzuela, que podían aportar con sus frescas voces un nuevo carácter a los tradicionales hábitos que habían imperado en el género. Cantantes como Ana María Iriarte, Toñy Rosado, Inés Rivadeneira, Manuel Ausensi, estuvieron presentes entre otros, así como la bailarina Marianela de Montijo, de la que se decía que tenía un sentido rítmico no habitual en muchos profesionales del canto. Cooperaron en la empresa también José Perera con su Coro de Cantores de Madrid, desde entonces base de la vida musical madrileña. Los resultados fueron extraordinarios, porque el Teatro Español se llenó por completo los siete días y el entusiasmo del público confirmó que el cauce seguido fue lo más eficaz y logrado que se hizo en pro de la zarzuela en esos momentos de crisis, así como se vislumbró el principio de la herencia discográfica de Argenta que vendría en fechas inmediatamente posteriores. El éxito contribuyó a una tournée a finales de agosto y primeros días de septiembre por Santander, Bilbao, Vitoria, San Sebastián y Biarritz. Lo que parecía ser un ciclo pasajero fue de gran trascendencia por sus concluyentes demostraciones, ya que nació de ello un proyecto de envergadura, convertido en realidad cuando la casa de discos Columbia, establecida en San Sebastián, a través de Juan Inurrieta, invitó a Argenta a comenzar una serie de grabaciones una vez que sus responsables se convencieron de que la zarzuela escuchada con estos medios no era un empeño normal, sino que había mucho de nuevo y renovador. En cuanto a tecnología, el final del disco de 78 rpm y el principio del microsurco ya estaba planteado. La discografía La discográfica Columbia, fundada en 1927, realizó en su sello Alhambra el más importante catálogo de zarzuela. Curiosamente, el director cántabro, típico director sinfónico, nos legó el repertorio lírico más característi- co y representativo. Tanto óperas, zarzuelas y sainetes encontraron en él a un intérprete ideal, vibrante, seguro. Si no todo fue extraordinario, al menos mantiene el tono y la altura de lo mejor que bueno. Siempre se ha dicho que el trabajo de Argenta en este campo fue encomiable e indescriptible. Argenta fue una figura excepcional de la dirección de orquesta que en sólo doce años supo ascender a la internacionalidad sólo truncada por la muerte dramática y prematura en 1958. Lograba encender a los públicos con sus interpretaciones de Beethoven, de Mozart, Brahms y Strauss pero sin renunciar a brindar, con gracia, nervio y garbo inigualables pentagramas castizos y pimpantes de Giménez, Chapí, Moreno Torroba, Guerrero… Inició sus grabaciones con discos de 78 rpm que contenían Preludios e Intermedios en 1952. Dos años después pasaría a realizar registros en discos microsurco. Quiere decir que en cuestión de cinco años abordó para el registro cerca de sesenta títulos zarzuelísticos que hoy día, en su mayoría, son de referencia en la historia de nuestro género lírico, así como desencadenante para la continuación de otros maestros y otros grupos. El logro se realizó conjugando con sus otras responsabilidades e importante es señalar que desde el otoño de 1955 hasta la primavera de 1956, por razones de salud, Argenta tuvo que guardar reposo en el Sanatorio de Tablada, situado en la sierra madrileña, periodo, por tanto, en el que no pudo desarrollar actividad. La casa discográfica montó el estudio de grabación en el Teatro Monumental de Madrid con técnicos de gran talla profesional. Las grabaciones en su mayoría se hacían tanto en monoaural como en estereofonía. Muchos de los títulos grabados se eligieron posteriormente para su edición en la técnica monoaural por encontrarse más fidedigna, incluso muchas de las obras reprocesadas para el disco compacto no ha sido necesario someterlas a métodos radicales de reducción de ruidos y se ha cuidado especialmente de reproducir el sonido original todavía conservado en las primeras cintas analógicas que recogieron directamente la interpretación. En el aspecto musical, Argenta contó con un elenco vocal en los principales papeles, de gran altura, así como la Orquesta de Cámara de Madrid y la Orquesta Sinfónica, y unos conjuntos corales de gran calidad, como el Coro Cantores de Madrid y el Orfeón Donostiarra. La batuta rectora fue definitiva para sacar lo mejor de cada uno de sus miembros. Prolija es la lista de cantantes de la que sólo mencionaremos a los principales. En el conjunto vocal femenino hay que destacar a: Ana María Iriarte, mezzosoprano, alcanzó notable popularidad gracias a su presencia y participación en numerosas grabaciones; su grato timbre y su rigor interpretativo la hicieron indispensable en los carteles de zarzuela. Inés Rivadeneira, mezzosoprano, como la anterior tuvo una actividad lírica constante comenzado su carrera artística por los años 129 D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA cincuenta. Formó tándem en muchas zarzuelas con Ana María Iriarte, cantando dúos con gran garbo. Toñy Rosado, mezzosoprano, aunque cantó también de soprano, tenía un color atractivo de voz y gran musicalidad, con una zona media verdaderamente cálida. Ana María Olaria, soprano ligera, de agradable timbre y exquisita dicción. Alternó sus actuaciones en el campo operístico con otras de zarzuela. Se retiró tempranamente. Memorables han sido también las participaciones de Pilar Lorengar, Teresa Berganza y Consuelo Rubio, esta última en una inolvidable versión de Goyescas. Todas ellas de brillantísima carrera, por entonces, en sus momentos más jóvenes. En el elenco masculino destacaremos a un barítono excepcional que procediendo del mundo operístico nos dejó una extensa producción zarzuelística, nos referimos a Manuel Ausensi, para el que usaremos la definición que sobre su voz Joaquín Martín de Sagarmínaga nos facilita: “voz varonil, gallarda y simpática a un tiempo”. Carlos Munguía, tenor formado en la Academia del Orfeón Donostiarra, era un todoterreno capaz de salvar cualquier escollo y aunque su agudo no adquiría relieve se adecuaba convenientemente. Ginés Torrano, tenor lírico, de brillantes agudos pero de desigualdades tímbricas. Tuvo momentos vocales de gran altura, pero no llegaría a destacar como en general prometía. Antonio Campó, bajo barítono, de timbre atractivo y redondo, sobrio y musical. Hay que decir que cantó siempre con gran acierto el papel titular de Don Giovanni de Mozart. No podemos prescindir, en nuestros nombramientos, de Luis Corbella, que hizo papel destacadísimo en la versión de Maruxa para Columbia, verdadero bajo de hermosos graves y homogéneo en su emisión. A todos ellos se unirían otras figuras que colaborarían por su papel más cómico en el repertorio y que impondrían a las obras ese carácter simpático y de chispa como Julita Bermejo, Selica Pérez Carpio o Miguel Ligero, Gerardo Monreal y Joaquín Portillo. A continuación relacionaremos, por autores, el legado que Ataúlfo Argenta nos ha dejado en el ámbito discográfico en la parcela que estamos tratando. A partir del lanzamiento del disco compacto, que viene a ser en 1979, por primera vez se pueden escuchar grabaciones digitales. Columbia comienza en los años ochenta a reeditar parte del material antiguo en el nuevo soporte. Actualmente hemos comprobado 51 títulos grabados como versiones completas 1, 34 convertidos a CD y 17 aún sin reprocesar, por razones que no sabemos aclarar. En cuanto a la fecha de grabación precisaremos solamente las que tenemos comprobación. Las zarzuelas en CD son las siguientes: 130 Barbieri: El barberillo de Lavapiés (1874) [Grab. 1955]; Los diamantes de la corona (1854) [Grab. 1957]; Jugar con fuego (1851). Bretón: La verbena de la Paloma (1894) [Grab. 1953], [Grab. 1957]2. Chapí: La revoltosa (1897) [Grab. 1954], [Grab. 1957]3; El rey que rabió (1891); El tambor de granaderos (1895) [Grab. 1952]. Chueca: La alegría de la huerta (1900); Agua, azucarillos y aguardiente (1897), en colaboración con Joaquín Valverde. [Grab. 1948] en el sello Montilla (?)4. El chaleco blanco (1890). Fernández Caballero: El cabo primero (1895); El dúo de La Africana (1893); Gigantes y cabezudos (1898). Giménez: El baile de Luis Alonso (1896) [Grab. 1952]; La boda de Luis Alonso (1897) [Grab. 1952]. Granados: Goyescas (1916) [Grab. 1957]. Guerrero: La alsaciana (1921) [Grab. 1954]; Los gavilanes (1923) [Grab. 1952]. Guridi: El caserío (1926). López Torregrosa: La fiesta de San Antón (1898); El santo de la Isidra (1898). Luna: La chula de Pontevedra (1928), en colaboración con Enrique Bru; Molinos de viento (1910); El niño judío (1918) [Grab. 1951]. Lleó: La corte de faraón (1910) [Grab. 1957]. Millán: La dogaresa (1920). Moreno Torroba: Luisa Fernanda (1932) [Grab. 1956]. Penella: Don Gil de Alcalá (1932) [Grab. 1956]. Serrano: La canción del olvido (1916) [Grab. 1954]; Los de Aragón (1927); Moros y cristianos (1905). Vives: Maruxa (1914) [Grab. 1954]; Bohemios (1904) [Grab. 1954]. Usandizaga: Las golondrinas (1914) [Grab. 1949]. Los títulos aún conservados en sistema analógico y por tanto no reprocesados son: Chapí: El barquillero (1900); Las bravías (1896); Música clásica (1880); La patria chica (1907); El puñao de rosas (1902) [Grab. 1948]; La tempestad (1882). Chueca: La Gran Vía (1886), en colaboración con Joaquín Valverde, [Grab. 1953]. Fernández Caballero: La viejecita (1897). Luna: El asombro de damasco (1916) [Grab. 1954]; Los cadetes de la reina (1913). Mazza/Lleó: El maestro campanone (La prova d’una opera seria), 1905. Serrano: Alma de Dios (1907); La Dolorosa (1930); La reina mora (1903) [Grab. 1948]. Soutullo/Vert: La del Soto del Parral (1927). Vives: Doña Francisquita (1923) [Grab. 1953]; La generala (1912). Zarzuelas que van desde las más antiguas de Barbieri como Los diamantes de la corona (1854), que corría el riesgo de desaparecer de la memoria popular, hasta las mejores producciones de los años treinta, como Luisa Fernanda (1932), de Moreno Torroba o Don Gil de Alcalá (1932), de Penella. El autor lírico más grabado por Argenta fue Ruperto Chapí con 9 títulos, seguido de Serrano con 6, Luna/Bru con 5, D O S I E R ATAÚLFO ARGENTA Chueca, Fernández Caballero y Vives con 4, Barbieri con 3, Giménez, Guerrero, López Torregrosa y Lleó con 2; representados con un título se encuentran: Bretón, Guridi, Granados, Millán, Moreno Torroba, Penella, Soutullo/Vert y Usandizaga. Todo ello hace un total de 20 autores representados por 51 obras. A estos títulos habría que añadir la obra fragmentada en Preludios e Intermedios: Jota de La Dolores (Bretón); Canción de la gitana de La chavala (Chapí); La habanera de El año pasado por agua (Chueca); los intermedios de La torre del Oro, El patinillo y el preludio de Los borrachos (Giménez); los intermedios de La meiga y Mirentxu (Guridi) y el preludio de La pícara molinera (Luna). Ingente empresa la que el director santanderino acometió de un género musical, como la zarzuela, con una trayectoria larga y brillante, pero que siempre se tendió a minimizar. Por ello resulta singularmente estimulante y alentador contemplar cómo la batuta de Argenta se ha acercado a ella para extraer el mejor partido de sus valores y poner al servicio de la misma sus mejores condiciones artísticas. Sus grabaciones son modélicas porque supo comprender el género como nadie. El maestro sinfónico se acomodaba con paralela exigencia de calidad a estas músicas tan nuestras, de las que hizo creaciones inolvidables, Muchas veces nos hemos preguntado cuál ha sido el gran secreto de Ataúlfo Argenta para poder ofrecernos estas versiones tan auténticas. Creo, en principio, en su gran formación técnica, luego su entusiasmo y decisión. Cada obra que dirigía la revestía de su propia idiosincrasia. A cada zarzuela le supo dar su atmósfera, persiguiendo siempre el debido carácter, garbo y luz castizos, huyendo de los tradicionales elementos, peligrosos por hábitos y vicios adquiridos en la interpretación de muchos años y sobre todo su gran fuerza comunicativa. Lo cierto es que nos dejó un legado de incalculable valor artístico y sentimental. Manuel García Franco En algunas de estas versiones pueden faltar algún número o fragmento. 2 La verbena de la Paloma fue grabada por Argenta en dos ocasiones con distinto reparto. Son intérpretes de la primera versión: Manuel Ausensi, Ana Mª Iriarte, Carlos Oller, Toñy Rosado, Marianela de Montijo, Patrocinio Rico, Juan Encabo, Inés Rivadeneira, Gerardo Monreal. Agrupación vocal de Cámara del Centro de Instrucción Comercial. Orquesta de Cámara de Madrid (ampliada). En la segunda versión intervendrá el Coro Cantores de Madrid con la Gran Orquesta Sinfónica y el elenco vocal será: Manuel Ausensi, Ana Mª Iriarte, Miguel Ligero, Inés Rivadeneira, Julita Bermejo, Selica Pérez-Carpio, Joaquín Portillo, Mª Dolores López, Rafael Campos y Rafael López Somoza. 3 Argenta grabó dos veces La revoltosa con diferente reparto. En la primera grabación intervienen: Manuel Ausensi, Ana Mª Iriarte, Julio Nadal, Inés Rivadeneira, Patrocinio Rico, Enrique Povedano, Antonio López. Coro Cantores de Madrid. Orquesta de Cámara de Madrid. En la segunda intervienen: Selica Pérez-Carpio en lugar de Patrocinio Rico, Miguel Ligero en vez de Enrique Povedano y Perecito en lugar de Antonio López, acompañados por la Gran Orquesta Sinfónica. 4 Aparece en mi fichero esta grabación con los intérpretes: Toñy Rosado, Ana Mª Iriarte, Teresa Berganza, Manuel Ortega. Coro Cantores de Madrid. Orquesta de Cámara de Madrid bajo la dirección de Argenta. No obstante, el dato no es fidedigno. 1 GRABACIONES INÉDITAS EN LOS ARCHIVOS DE RNE S eguramente resulte una curiosidad para nuestros lectores saber qué grabaciones de Argenta sin comercializar todavía se conservan en el Archivo Sonoro de Radio Nacional de España, a cuyos responsables agradecemos el habernos facilitado esta información. La calidad técnica de estos testimonios del arte del director cántabro es seguramente deficiente pero su interés histórico, indudable. Hoy la restauración hace milagros. ¿Podremos algún día verlos en forma de discos o disponibles vía Internet? ALBÉNIZ, Isaac: Iberia: Evocación, El Puerto, Corpus Christi en Sevilla. Triana. Orquesta de la Suisse Romande**. — Iberia: Triana. Orquesta Nacional de España*. BACH, Carl Philipp Emanuel: Concerto grosso en re mayor. Orquesta Nacional de España*. Orq. de la Suisse Romande**. BACH, Johann Sebastian: Concierto de Brandemburgo nº 4 en sol mayor BWV 1049. Orquesta de la Suisse Romande**. FALLA, Manuel de: Homenajes. El sombrero de tres picos (Suites I y II). Orquesta Nacional de España*. GARCÍA LEOZ, Jesús: Sonatina (arr. para orquesta). Serranilla. Dos canciones. Tríptico de canciones. Primavera del portal. Rubio, Morales, Lorengar, Rosado, Berganza, Pérez Durias. Orquesta de Radio Nacional de España. Orquesta de Cámara de Madrid*. GLUCK, Christoph Willibald: Alceste: Divinités du Styx. Consuelo Rubio, soprano. Orquesta de la Suisse Romande** ***. HAENDEL, Georg Friedrich: Joshua: Oh, had I Jubal’s lyre. Consuelo Rubio, soprano. Orquesta de la Suisse Romande ** ***. HAENDEL, Georg Friedrich: Concerto grosso en re menor, op. 6 nº 10. Orquesta Nacional de España*. HAYDN, Franz Joseph: Sinfonía nº 92 en sol mayor Hob. I: 92 “Oxford”. Orquesta Nacional de España*. Orquesta de la Suisse Romande**. MAHLER, Gustav: Sinfonía nº 4 en sol mayor. Consuelo Rubio, soprano. Orquesta de la Suisse Romande**. RODRIGO, Joaquín: Música para un jardín. Concierto heroico para piano y orquesta. Alicia de Larrocha, piano. Orquesta Nacional de España*. STRAUSS, Richard: Cuatro últimas canciones. Consuelo Rubio, soprano. Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París ***. — Don Juan. Orquesta Nacional de España*. TURINA, Joaquín: Canto a Sevilla op 37 para soprano y orquesta. Consuelo Rubio, soprano. Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París***. VILLA, Ricardo: Canción de la maja de Madrid. Coro de Cámara del Orfeón Donostiarra. Gran Orquesta Sinfónica*. VIVALDI, Antonio: Juditha Triumphans RV 645: Armatae Face. Consuelo Rubio, soprano. Orquesta de la Suisse Romande** ***. WEBER, Carl Maria von: Oberon: obertura. Orquesta Nacional de España*. * Procedente de grabación efectuada por Radio Nacional de España. ** Procedente de grabación efectuada por la Radio de la Suisse Romande. *** Procedente de grabación privada. 131 ENCUENTROS DAVID ZINMAN UN AMERICANO QUE TRIUNFA EN ZÚRICH P Fotos: Priska Ketterer rácticamente se había tomado un año sabático. Y, sin embargo, David Zinman ha regresado desde su domicilio en Nueva Jersey (EEUU.) a Zúrich por una semana, para estar presente en las audiciones a un par de plazas vacantes. Justamente se buscaba un violonchelista, y se habían presentado 22. “Hemos tenido suerte, porque hemos encontrado a la persona adecuada”, señala. Pues las exigencias son considerables, ya que la Orquesta de la Tonhalle vuelve a gozar de la máxima reputación. Esto es de agradecer precisamente a David Zinman, que asumió la titularidad hace doce años. No sólo en la vida musical de la más grande ciudad suiza, sino también en giras y especialmente en CDs (Beethoven, Richard Strauss, Schumann y ahora Mahler), la Orquesta de la Tonhalle se ha convertido en una referencia altamente cualificada dentro de la escena musical internacional. Señor Zinman, se encuentra usted en medio de un año sabático. ¿Cómo se siente? 132 ¡Magníficamente! Hay que tomarse este tiempo libre, cuando aún estás — física y mentalmente— en forma, y cuando aún puedes disfrutar de ello. Ahora puedo hacer lo que quiero. Si no me apetece levantarme por la mañana, me quedo en la cama —pero esto ocurre muy pocas veces [ríe]. Y si una noche tengo ganas de cenar tres veces, lo hago —aunque eso tampoco pasa muy a menudo [ríe aún más fuerte]. Para mí, un día de concierto es casi un día perdido; estoy nervioso, pienso todo el día en la actuación de esa noche. Ahora no tengo que pensar en esto, tengo tiempo, mucho tiempo para pensar. Sobre música en general, pero naturalmente sobre las obras que voy a dirigir próximamente —como los Gurrelieder ENCUENTROS DAVID ZINMAN de Schoenberg o las últimas sinfonías de Mahler. Además, estoy escribiendo mis memorias, y espero poder terminarlas antes del verano. Serán considerablemente más largas de lo que pensaba, cada vez se me ocurren más cosas. Me viene constantemente a la cabeza una avalancha de recuerdos. ¿Sigue yendo todos los días a hacer jogging? No, esto lo he simplificado un poco en los últimos años. Tengo en casa una cinta para correr y una bicicleta estática, y aparte de eso hago mucha gimnasia, como levantar pesas, etc. Dirigir es también, en primer lugar, un ejercicio corporal, y como todos los de mi profesión tengo miedo a perder mi movilidad, lo que procuro evitar con todos estos ejercicios. Usted nació en 1936 en Nueva York, en el Bronx. Una vez contó una curiosa historia relativa a su infancia. Mis amigos y yo jugábamos mucho en la calle y veíamos todos los días a un hombre extraño, que nos daba un poco de miedo. A veces le oíamos, cuando la ventana estaba entreabierta, tocar el piano, y entonces arrojábamos pequeñas piedras a su cristal. Salía y nos insultaba, y nosotros simplemente nos reíamos. Muchos años después me enteré de que se trataba de Béla Bartók. ¡Qué mal me sentí! Quizá ahora me guste especialmente tocar a Bartók para reparar aquel pecado de juventud… De sus profesores, ¿fue el director Pierre Monteux, quien entonces impartía clases en la sede de verano de la Sinfónica de Boston en Tanglewood, sin duda el más importante? Monteux estaba ya muy mayor, y era una persona respetable a la que unían lazos personales con personalidades decisivas en la historia de la música, como Debussy y Ravel y también Stravinski e incluso con gente que había conocido a Brahms. Lo que le proporcionaba, naturalmente, una gran autoridad. Hace poco, mientras veía un documental dedicado a mí, comprobé para mi sorpresa que hoy dirijo con una gestualidad muy parecida a la que tenía entonces Monteux. Esto puede ocurrir también con otros de mis colegas de profesión a una cierta edad. Monteux marcaba el compás en sus últimos años como Arthur Nikisch, al que había conocido en sus comienzos. Pierre Monteux como profesor fue importante para mí, porque me dio confianza en mí mismo. Creyó en mí y me dio mis primeras actuaciones importantes. Además, naturalmente, aprendí mucho de él. Él era un intérprete preocupado en primer lugar por la estructura musical. Todo tenía que estar claro, tanto la construcción formal como el equilibrio instrumental, los momentos energéticos pero también una respiración tranquila. Cuanto mayor me hago, más me doy cuenta de cuánta razón tenía en todo —incluso en cosas que yo entonces no entendía. Ha sido titular de orquestas tanto del Viejo como del Nuevo Mundo —en Europa, antes de Zúrich, principalmente de conjuntos holandeses, y en América de las orquestas de Rochester y Baltimore. ¿Existen todavía diferencias entre Oriente y Occidente? Más importantes e influyentes que estas diferencias geográficas son algunas evoluciones en las últimas décadas. Me refiero al hecho de que antes los directores titulares permanecían muchos años, incluso décadas, en sus ciudades —Kusevitzki en Boston, Szell en Cleveland, Mengelberg en Ámsterdam, Karajan en Berlín, Volkmar Andreae en Zúrich. Hoy su etapa de influencia es mucho más corta, y permanecen en los mejores casos simplemente ocho o nueve semanas en la citada ciudad. Sin duda, las orquestas se han vuelto en los últimos tiempos increíblemente perfectas, y eso es apenas comparable a hace unos años. Pero todas suenan casi igual. Tocan todo con virtuosismo, tanto las obras tradicionales como las nuevas. Sin embargo, sólo unas pocas tienen un sonido propio —está garantizada una superficie irreprochable, pero eso es a menudo a costa de la profundidad. Recientemente dirigí en Budapest la Orquesta del Festival de dicha ciudad. Los metales me dijeron orgullosos: “Escuche, tocamos como la Sinfónica de Chicago”. Y les respondí: “No tengo nada en contra de la orquesta de Chicago, pero nosotros estamos en Hungría y no queremos imitar a otros”. Aprecio mucho cuando encuentro a una agrupación de músicos que no sólo te ofrece una ejecución impecable, sino que también hace sentir el placer de la música. Y yo creo que esto se puede certificar exactamente con la Orquesta de la Tonhalle de Zúrich. Ésa es nuestra meta principal: la alegría de hacer música. De eso me siento un poco orgulloso. Cuando, a comienzos de los años 90, vino usted a Zúrich, la Orquesta de la Tonhalle, después de las eras de Christoph Eschenbach, Hiroshi Wakasugi y Claus Peter Flor, no se encontraba precisamente en su mejor momento. Por eso se tomó al principio un periodo de prueba, antes de decir que sí y asumir su nuevo puesto en 1995. ¿Cuál fue la razón que le hizo aceptar finalmente? Eso tuvo que ver sin duda con que en esa fase tuvo lugar una fuerte renovación de la Orquesta de Zúrich. Algunos músicos, que ya habían trabajado lo suficiente y estaban algo cansados, se jubilaron. Pudimos buscar a nuevos miembros y escoger a los que nos resultaban adecuados —aquéllos que aún no habían perdido el entusiasmo de hacer música. Percibí un nuevo aire, que esperaba aprovechar. Me di a mí mismo diez años, y la cosa funcionó, afortunadamente, bastante tiempo antes. Muy pronto se convirtió en una orquesta diferente a la que inicialmente había encontrado, y este proceso ha continuado. Los músicos, y esto era lo que más me ha alegraba, estaban muy abiertos —abiertos a nuevas influencias, a nuevas experiencias y, no en último lugar, a oír las opiniones de sus compañeros. Han aprendido a escucharse unos a otros, y eso se traslada a la interpretación. No necesitaban discutir entre ellos, sino actuar como colectivo, como comunidad. Esto permitía, y eso era lo más importante, crecer conjuntamente. Esto se corresponde también por completo, naturalmente, con su manera de dirigir. Usted no quiere ser un dictador, sino un colega. Entre nosotros, todo el mundo intenta ofrecer lo mejor de sí mismo. Las aportaciones de cada uno son importantes. A menudo probamos esto o lo otro, según lo que ha propuesto algún músico. A veces el resultado nos convence, otras no es suficiente. Lo importante es que haya estímulos y que éstos sean analizados. Así, todos en la orquesta sienten que contribuyen al resultado final. No es, en definitiva, mi interpretación exclusiva, sino mucho más nuestra interpretación — una combinación de los más variados puntos de vista e influencias. Con un “no” permanente no se consigue ningún buen resultado; precisamente, como director, hay que probar y animar a los músicos. Ésa es nuestra meta: una participación de todos los que están implicados. Para conseguir este especial “sonido de Zúrich”, ¿no desempeña también un importante papel el lugar de actuación, la Tonhalle, con su fantástica acústica? Por supuesto. Este espacio posee una atmósfera maravillosa. Ésa es, de hecho, una tradición que tratamos de mantener. La sala está impregnada de música —y, además, resulta idónea, con un par de discretas correcciones, para las grabaciones. Intentamos trasladar la atmósfera de este lugar tan especial directamente a la música. Por eso, las obras que llevamos al CD las tocamos muchas veces en público y sólo después las grabamos. Por otro lado, las partituras también pueden beneficiarse en posteriores interpretaciones de ese trabajo discográfico previo. Esto significa que nos encontramos en un terreno muy conocido. Lo que no implica rutina, sino una gran tranquili- 133 ENCUENTROS DAVID ZINMAN dar otro aspecto: en el play-back pueden oírse los músicos a sí mismos, probar el resultado sonoro casi objetivamente desde fuera. Y extraer de allí sus conclusiones. Hasta ahora ha grabado en disco cuatro series: Beethoven, Schumann, los poemas sinfónicos de Richard Strauss y ahora las diez sinfonías de Mahler; de estas últimas ya están registradas las números 1 a 6, y el resto aparecerá después de su año sabático. ¿Cuál de estos ciclos es para usted el más querido, de cuál está más orgulloso? dad hacia la música que tocamos. No tenemos que empezar siempre desde el principio, podemos edificar sobre los conocimientos conseguidos. Ustedes nunca registran conciertos en vivo, sino que realizan grabaciones en estudio —naturalmente en la Tonhalle. ¿Por qué? 134 Lo considero muy importante. Aparte del hecho de que los ruidos del público siempre molestan, y entonces tendríamos quizá que repetir un pasaje que nos había quedado especialmente bien, creo que la especial atmósfera de la Tonhalle es todavía mejor con la sala vacía, y puede ser recogida con una pureza aún mayor. Por supuesto, ciertos efectos acústicos —pensemos en las orquestas fuera de escena en Strauss y Mahler—, pueden realizarse así de una manera más convincente. Todo esto puede controlarse mejor. Además, existe otra razón: cuando en el concierto, por ejemplo, tocamos una sinfonía de Mahler, los instrumentistas están a menudo cansados hacia el final de la obra, y ya no pueden brindar la suficiente energía. En el estudio, empezamos justamente con estos momentos exigentes, cuando estamos completamente frescos, y esto se nota y puede oírse. Incluso un pianissimo, hacia el final de la Sinfonía alpina de Richard Strauss, alcanza con ello un plus de intensidad. Es como en una película —tienes tiempo de montar las mejores secuencias aisladas; en el concierto, por el contrario, siempre estamos sometidos a una alta tensión. Naturalmente, a pesar de esto, intentamos no perdernos en acciones aisladas sino extender el arco lo más ampliamente posible. Así, hemos tocado el primer movimiento de la Tercera Sinfonía de Mahler, que dura cerca de 35 minutos, de un tirón, y después simplemente hicimos un par de pequeñas correcciones. Tampoco hemos de olvi- Indudablemente, ahora estoy especialmente ocupado con la empresa mahleriana, que constituye una nueva demostración de la calidad de nuestra interpretación, que, naturalmente, está edificada sobre todo lo anterior. Nosotros crecemos con el proyecto, y, como el propio compositor, vamos avanzando de un escalón a otro. Pero reconozco que el más importante de nuestros CDs fue sin duda el primero, que estaba dedicado a Beethoven —y que no por casualidad nos ha proporcionado tantos laureles y premios internacionales. No sólo fueron las Nueve Sinfonías, sino también las oberturas y conciertos con solistas como Yefim Bronfman, Christian Tetzlaff, Gil Shaham y Truls Mørk. Hemos encontrado, en un campo que ha sido ya muy trabajado, nuestra propia parcela y la hemos cultivado con esmero. Tratamos precisamente aquí de abrir los oídos a dimensiones en la música de Beethoven que anteriormente habían estado algo descuidadas. Además, el ciclo fue extremadamente importante para el desarrollo de la orquesta — cuando hubimos terminado, habíamos avanzado algunos pasos decisivos respecto a donde habíamos comenzado. También aquí, como ahora en Mahler, mereció totalmente la pena que avanzáramos cronológicamente. Con cada grabación, nuestros conocimientos se han hecho más profundos, nos hemos familiarizado más con las múltiples capas de esta música. ¿Será Mahler el final de su actividad para el CD? Con ésta está muy relacionada naturalmente la siguiente pregunta: ¿cuánto tiempo permanecerá en la Tonhalle? Mi contrato se extiende hasta 2010. En el próximo otoño tendré que decidirme si quiero continuar. Al margen de cuestiones de salud física, no tendría nada en contra de quedarme algunos años —en el caso en que en Zúrich no se hayan hartado ya de mí. Un sueño, por así decirlo, sería naturalmente completar el segundo decenio de esta fructífera colaboración —en 2015. En lo que respecta a planes discográficos para este tiempo, aún están, lógicamente, bastante en el aire. En cualquier caso, podría plantearme otros ciclos sinfónicos del romanticismo alemán, como los de Schubert y Brahms. Su segundo punto de apoyo, aparte de Zúrich, y también desde hace una década, es Aspen en Colorado, donde usted organiza cada año un festival de verano de dos meses de duración. La enseñanza se ha convertido realmente en los últimos tiempos en una auténtica pasión para mí. Los estudiantes, que llegan a alcanzar los 800, vienen sin excepción por razones idealistas. Hay diversas combinaciones orquestales, según las exigencias y capacidades; en los primeros atriles figuran músicos profesionales de orquesta, que transmiten sus conocimientos a las nuevas generaciones. Yo dirijo cursos y trato, como antes hiciera Pierre Monteux conmigo, de animar a los estudiantes a encontrar y seguir su propio camino. Además, allí puedo desarrollar otra faceta de mi actividad habitual, que es montar cada año una ópera —Otello, Aida, Tosca. Me gusta trabajar con gente joven y llena de entusiasmo. Para ellos todo es nuevo, y su curiosidad a menudo no tiene límites. Para mí es una experiencia maravillosa, que me demuestra que en este campo aún no se ha perdido el último tren. En general, me parece que no está muy contento con la evolución de la sociedad. De hecho, el futuro de la audición y de los oyentes me preocupa. La música ya no es, como lo era hasta hace muy poco tiempo, un elemento de nuestra existencia cotidiana. ¿Acudirá todavía la gente a los auditorios a mediados del siglo XXI? Al hombre de hoy —y no digamos al del futuro— le falta la paciencia necesaria para escuchar una larga sinfonía de Mahler. En nuestra existencia actual hay demasiados estímulos, tanto musicales como de otro tipo. Nuestro mundo ha cambiado, ahora es un mundo tecnológico. Yo no puedo ofrecer ninguna solución en un tiempo en el que todo se ha vuelto cada vez más rápido y es mucho más fácil de alcanzar. El gusto por la reflexión se ha reducido o incluso desaparecido. Tengo tres hijos, y dos de ellos están relacionados con la música e indudablemente disfrutan de ella. Pero puedo hablar con ellos de todo menos de los últimos cuartetos de Beethoven o de la Novena Sinfonía de Mahler. La única solución me parece que es una mayor integración de la música en la escuela. Sólo entonces tendrá la posibilidad de convertirse en una parte importante e imprescindible de nuestra vida. Es una simple esperanza, pero una esperanza en cualquier caso. Mario Gerteis Traducción: Rafael Banús Irusta musicadhoy 2008 Auditorio Nacional c/ Príncipe de Vergara nº 146 Madrid 1 y 2 Christian Wolff Martes 29 de enero 20:00 h Miércoles 30 de enero 20:00 h Rohan de Saram Frederic Rzewski Christian Wolff Fama, de Beat Furrer Concierto extraordinario Sábado 9 de febrero 22:30 h Ensemble Contrechamps Neue Vocalsolisten Beat Furrer 3 Miserere Hominibus, de Klaus Huber Viernes 15 de febrero 19:30 h Les jeunes solistes Rachid Safir 4 Benet Casablancas Jueves 6 de marzo 19:30 h Trío Kandinsky 5 Bernd Alois Zimmermann Jueves 10 de abril 22:30 h Ensemble Recherche «Conocer la música contemporánea es una de las aventuras estéticas más fascinantes que se pueden tener.» Xavier Güell operadhoy 2008 Teatro Albéniz de la Comunidad de Madrid c/ Paz nº 11 Madrid 1 Work Nourishment Lodging, de Enno Poppe Libreto de Marcel Beyer Viernes 20 y sábado 21 de junio Bienal de Múnich Staatsoper Unter den Linden de Berlín Red ENPARTS Omar Ebrahim Graham F. Valentine Neue Vokalsolisten musikFabrik Anna Viebrock 6 Gerardo Gombáu 2 Segismundo, y Alfredo Aracil de Tomás Marco Jueves 17 de abril 22:30 h Lunes 23 de junio Proyecto Guerrero José Luis Temes 7 y 8 György Kurtág Miércoles 7 de mayo 20:00 h Sábado 10 de mayo 19:30 h Keller Quartett György y Marta Kurtág 9 José Manuel López López Sábado 24 de mayo 19:30 h Proyecto Guerrero Beat Furrer Los límites de la composición La Casa Encendida Ronda de Valencia nº 2 Madrid 1 y 2 Terry Riley Auditori Caixa Catalunya La Pedrera Passeig de Gràcia nº 92 Barcelona Lunes 10 de marzo 22:00 h Martes 11 de marzo 22:00 h 1 Guinjoan 2008 Concierto inaugural Stefano Scodanibbio Gyan Riley Terry Riley Miércoles 15 de octubre 3 Alvin Lucier Miércoles 22 de octubre Miércoles 12 de marzo 22:00 h Minguet Quartett Proyecto Guerrero Alvin Lucier Barcelona 216 2 Minguet Quartett 3 Joan Guinjoan: obra para piano 4 Alvin Curran Miércoles 29 de octubre David Azurza José Luis Temes Gustavo Tambascio Jueves 13 de marzo 22:00 h Horacio Lavandera 5 Gordon Mumma 4 Centenario de Elliot Carter 3 Casandra, Viernes 14 de marzo 22:00 h Miércoles 5 de noviembre de Michael Jarrell Libreto de Gerhard Wolf / Christa Wolf Daan Vandewalle Gordon Mumma Quatuor Diotima 6 Christian Wolff Miércoles 12 de noviembre Sábado 28 y domingo 29 de junio Sábado 15 de marzo 22:00 h Iñaki Alberdi Iñigo Aizpiolea Théâtre de l’Odéon de París Proyecto Guerrero Astrid Bas IRCAM Luca Pfaff George Lavaudant Alvin Curran Marc Sabat Rohan de Saram Aki Takahashi Christian Wolff 7 The Great learning, de Cornelius Cardew Domingo 16 de marzo Sipha Llorenç Barber Raúl Arbeloa www.musicadhoy.com III Festival de Música Contemporània de Barcelona Guinjoan 2008 5 Sonidos de la tierra 6 Para el fin del tiempo Miércoles 19 de noviembre Trío Kandisnky Hari Maki 7 Ensemble Recherche Miércoles 26 de noviembre Ensemble Recherche ANIVERSARIO LOS CUERNOS DE LA ABUNDANCIA La colección Des Knaben Wunderhorn ha sufrido diversas traducciones al castellano. La más adecuada a su valor mitológico y alegórico me parece El cuerno de la abundancia, con el respectivo nenito y volcando frutas, verduras y flores por arte de magia (léase: sin trabajar). Para evitar equívocos lo citaré simplemente como si fuera una marca de automóviles: DKW. Des Knaben Wunderhorn , 1808 L 136 os autores conforman una noveleta sentimental y, en sentido austero, erótica, muy propia del primer romanticismo alemán. Empiezo por la dama, Bettina Brentano (17851859), nieta de la escritora francesa Sophie Laroche e hija de Maxe Laroche — amiga de juventud de Goethe— y de un comerciante italiano. Niña desprolija e informal, aficionada a escaparse al campo, treparse a los árboles y tratarse con desconocidos, fue toda su vida vínculo entre escritores y músicos, en tanto cantante, poeta, compositora y hasta escultora (ejemplo al caso: tenía un calco de un pie de Goethe junto a su cama, era lo primero que veía al despertarse). Al dios de Weimar lo trató desde 1807 e intentó que gustara de la música romántica, al menos a través de su amigo Beethoven. Sobre versos goethianos compuso canciones de audaces o incorrectas armonías. Su libro Cartas de Goethe a una niña (1835) es una encantadora y fantasiosa evocación de su ídolo. Su hermano mayor, Clemens (1778-1842) mereció ser juzgado por Nietzsche como el más musical de los poetas alemanes por la ingenua pureza de su prosodia. Escribió poesías, narraciones (Historia del valiente Kasperl y la bella Annerl), cuentos de hadas (Gockel, Hinkel y Gackeleia) y algunos textos con música: la opereta Los alegres musiqueros (1803, partitura de E. T. A. Hoffmann), cantatas a la muerte de la reina Luisa y al 15 de octubre de 1810 (id. de Reichardt), un libreto inconcluso para Weber sobre la leyenda de Tannhäuser, apuntes para óperas sobre Faón y Safo o la Cenicienta. En 1805 empezó a trabajar con Achim von Arnim en DKW, sin pensar que éste acabaría casándose con Bettina en 1811. Mientras las tropas francesas ocupaban Alemania, los dos amigos recopilaban viejas ediciones y tradiciones orales de poesía popular. Tuvieron ayudas importantes de funcionarios vinculados con bibliotecas y archivos, así como corresponsales que recogían testimonios en Silesia. Entre aquéllos: el rector Gräter, el superintendente Nachtigal, el administrador Elwert y hasta el poeta y dibujante Philip Otto Runge, quien los asesoró en adaptaciones del alemán vulgar. Goethe recibió a Achim y lo invitó a almorzar varias veces, comentando poema por poema. Achim era seráficamente hermoso y el maestro, según testimonio del discípulo, lo trató como una hermosa reina, mesándole los bucles y dándole palmadas en el cuello. Publicada la recopilación, Goethe opinó que no era poesía hecha por el pueblo sino para el pueblo, uno de esos libritos que se suelen poner bajo los espejos de la sala, junto a las letras de canciones y las recetas de cocina. En rigor, quien más trabajó en las “traducciones” fue Arnim, poniendo en alemán moderno y sentimental lo que sonaba a folclórico, a veces con correcciones y cuñas propias, bajo el designio de que fueran legibles para un público no especializado. De hecho, los alemanes de su tiempo y posteriores tuvieron, a través de DKW, una imagen creíble del poema tradicional, no letrado, de una notable eficacia apócrifa. Lo prueban las piezas del mismo sesgo y debidas a Heine, Eichendorff, Mörike, Freiligrath y otros, bien servidas por tantos músicos. Brentano y Arnim eran “cantores errantes” como los denominó Eichendorff. Convivieron parte de su juventud en bohemias habitaciones perfectamente desordenadas donde se mezclaban los libros con las ropas sin guardar y los manuscritos de versos sublimes y divinos, según los recordaba uno de los hermanos Grimm. Proyectaron hacer textos entre ambos, no sólo DKW sino poemas originales y esa novela sentimental (homoerótica según su editor Hartwig Schulz, Eichborn, Frankfurt, 1998) que es su epistolario. Hay quien piensa que toda escritura a cuatro manos tiene un componente homofílico (Wayne Koestenbaum: Double talk. The erotics of male literary collaboration, Routledge, New York, 1989), al menos entre varones. Las cartas de nuestros poetas abundan en abrazos, en ausencias insoportables, en esperas de memorables encuentros y demás protestas amorosas. Cito, apenas, estas líneas de Arnim fechadas en 1806: “…mira, siempre me acompaña la bendición de la fidelidad que me tienes, conozco tu corazón, no he dudado de ti un solo minuto y, aunque todos los proyectos fracasen, no podrá vacilar lo ANIVERSARIO que tu inocente virtud, sin ningún plan, ha despertado en mí, mi gran amor por ti”. Al margen de si estos sentimientos fueron más allá del papel, conviene anotar que el romanticismo precoz abundó en tales declaraciones, como puede verse en las cartas de Klopstock a Heinse, las de Lenz, las del mismo Goethe y su enigmático primo Pílades, sin llegar a las cursadas en el mundo de la música, entre Wagner y Cornelius o entre Brahms y Joachim. Schlegel incitaba a los suyos a poetizar la amistad en cartas de amor, pues la nueva religión de Jena postulaba a los jóvenes la creencia en el amor como una fuerza universal, el Eros clásico que no retrocede ante ninguna confidencia. El romanticismo fue, en efecto, entre otras cosas, una religión sustitutiva que propugnaba huir del mármol helado hacia la cálida carne viva, poner patas arriba la serenidad clásica mediante “la algarabía de los mitos”: una flamante mitología. Por otra parte, los dos amigos se complementaban. Al bello Arnim correspondía un Brentano tenso, atormentado y no precisa- Des Knaben Wunderhorn , 1808 mente hermoso, pero que era El trayecto que hizo de muchos románcapaz de ser estricto y frío por la fuerza ticos —cuya juventud fue antiburguesa que otorga el arte y no el mero impulso. y belicosa con el filisteísmo— unos Buscó la perfección de la forma sonora ultramontanos partidarios del Trono y y su Canción nocturna de la tejedora el Altar, resulta muy típica en el mundo logró fama de obra maestra. Escribió germánico. De tal modo, el caso Brenrelativamente poco, si lo comparamos tano y su paso de la estética heroica y con la facundia de Achim. Y DKW sintebohemia a la privacidad de la pequeña tiza la sensibilidad dominante en uno y pacata burguesía Biedermeier, no con la inteligencia del otro. resulta excepcional. Entre una página y En 1811 cesan las cartas amorosas otra atendía el comercio familiar. y el epistolario se torna objetivo y proGustav Mahler es el músico que saico. Brentano se distancia del matrimás importancia concede en su obra a monio de su hermana cuando Arnim DKW. Se sabe que conoció el libro en pasa a ser su cuñado. Lo dominan los Leipzig y en 1887, estando en casa de celos y se siente traicionado por los su amigo Karl von Weber, nieto del dos. Él mismo pasará por dos turbucompositor Karl Maria, en cuya bibliolentos vínculos nupciales y su segunda teca había un ejemplar. No obstante, mujer se suicidará. Convertido al catocuatro años antes ya había utilizado y licismo, se dedicó seis años a estudiar adaptado uno de los poemas para el las visiones de la monja Anna Kathariprimer número de sus Canciones de na Emmerick y a ordenar sus docuun compañero de viaje. Los versos que mentos tras su muerte. Arnim ironizó el propio Mahler era capaz de escribir, sobre esta afición suya a guardar tradeudores de la tradición romántica pos sucios de los trances sufridos por antes referida, podían fácilmente ser la Emmerick. confundidos con los de DKW. La muerte de Achim por un ataque Por otra parte, las íntimas tensiones cerebral volvió a juntar a los Brentano del creador Mahler encajaban bien en pero Clemens era ya un gazmoño y la duplicidad Brentano-Arnim. Mahler atrabiliario clerical de la Restauración, era, en sustancia, un romántico adepto dedicado a abjurar públicamente de su a la fantasía voladora, las audacias de la mocedad pagana y a escribir textos ediimaginación, a no detenerse ante los ficantes sin nombre de autor. Bettina, al excesos expresivos, a mezclar lo sublipublicar las obras de su marido, consime y lo grotesco. Su música, a menudo, deró DKW como obra exclusiva de él. sirve a sus ideas místicas o, más ampliamente, religiosas, metafísicas y dominantemente poéticas. Los materiales apasionados de su interioridad rayaban en lo caótico, que es cuando afloraba en él una apelación clásica: voluntad de forma, control y dominio del orbe afectivo, búsqueda de los bordes y los confines que dan perfil a la mera materia sonora. Sus estremecimientos se compensaban sometiéndose a la estrictez de estructuras que exige la sinfonía pero, en verdad, lo que resultaba de ese choque armonioso de corrientes alternas fue una síntesis: la miscelánea de canciones sinfónicas o una suerte de sui generis, un poema narrativo o suite de episodios líricos como la final Canción de la tierra. En sus sinfonías ocurre también tal conciliación o mero encuentro, y en él tiene DKW un papel decisivo. En esta encrucijada —la canción sinfónica atravesada por la sinfonía lírica— hay una clave poderosa de la obra mahleriana. Desde luego, pueden rastrearse antecedentes. El más lejano es el Beethoven de la Novena Sinfonía. Más cerca, los poemas sinfónicos con intervenciones vocales de Liszt. No los Wesendonk Lieder de Wagner porque el compositor dejó las partituras para canto y piano y las orquestaciones se deben a otros colegas. De todos ellos, sin embargo, el más presente y fuerte es Berlioz, tanto por las canciones con orquesta de Las noches de estío como por el sinfonista misceláneo o programático de Lelio, Sinfonía fantástica y Harold en Italia. Llegados a este punto conviene aclarar que Mahler era doctrinariamente opuesto al poema sinfónico y que las canciones introducidas en sus sinfonías son eso, introducciones o cuñas metidas a último momento, como visitantes líricos de una armazón sinfónica o, al contrario, como reclamos de esta última por algo que le hace falta. En plan enigmático preguntémonos: ¿son sus canciones elementos de su sinfonismo o sus sinfonías el resultado orquestal de una canción? Lo cierto es que su Primera Sinfonía soporta el apodo de Titán e invoca una novela de Jean-Paul Richter, tanto que puede leerse como un poema sinfónico o una sinfonía programática a la manera de Berlioz o Richard Strauss. En cualquier caso, la forma sonata aparece en sus sinfonías muy 137 ANIVERSARIO libremente empleada, aunque en la primera de ellas (en concreto: su primer movimiento) hay bastante rigor formal y en la Cuarta, casi lo mismo, salvo la canción que la cierra. Y volvemos al principio porque el texto es La vida celestial de DKW. Lo mismo se da en el coro de la Tercera Sinfonía. En este orden —formal, no formal— hay que recordar otro aspecto del romanticismo mahleriano: el uso de la ironía, la burla, la parodia, la intervención de cancioncillas populares, de músicas callejeras, de charangas militares, de bandas subidas a un quiosco dominical, de bochinches en las barrracas de feria. ¿Fue Mahler un antecedente de la estética del pegote, del collage? Al acercarse y meterse en DKW, Mahler regustó el cuento de hadas y la simplificada Edad Media de sus preferencias. Personalizó cada melodía, como un buen cancionista, y acentuó la fuerza y la claridad de la instrumentación, mucho más lejos que Liszt o Berlioz. Su orquesta, con todo, es más sencilla que en las canciones que aparecen en sus sinfonías, y nada digamos de los temas que le sirven para sinfonizar como Ablösung im Sommer (Separación estival), base del Scherzo en la Tercera. En cuanto a la tonalidad, si bien en principio es clara, aunque con inesperadas modulaciones, evoluciona hacia ejercicios de cromatismo donde la tonalidad es ambigua y exigua (la Cuarta). Tal vez estas convergencias expliquen la agria recepción de las canciones de DKW, en las cuales la crí- tica no entendió qué hacían esas letras ingenuas acompañadas de tanta sofisticación sonora. ¿Qué hay en el mundo poético del DKW mahleriano? Pues, sencillamente: naturaleza como paisaje, piedad popular, deseo, amor, separación, noche, muerte, fantasmas, los cuentos de los lansquenetes, la alegre juventud, las travesuras infantiles, humor y caprichos: romanticismo en clave de inventario. Entre 1887 y 1890, Mahler hizo dos series DKW de cuatro y cinco piezas cada una. Antes, en el ramo, sólo había compuesto Tres canciones con letras propias, la Canción del lamento (1880) y Cinco canciones (1880-83). Todavía no ha hecho ninguna sinfonía. Entre 1892 y 1898 escribe doce canciones DKW mientras termina la Tercera y la Cuarta, cuyo último movimiento utiliza el texto DKW Gozamos las celestiales alegrías. Entre 1899 y 1901 está trabajando en la Quinta y ultima seis canciones de las cuales dos son DKW y el resto, de Rückert. Formalmente se debe observar que algunas canciones están dialogadas, o sea que el mismo cantante debe resolver a dos personajes o encargarse la versión a dos cantantes, como en la memorable grabación de Elisabeth Schwarzkopf y Dietrich Fischer-Dieskau (EMI). En todas ellas predominan los compases pares, especialmente las de forma de marcha militar callejera, alternando con un bailable rápido de 6/8 y el Ländler (antepasado del vals) en 3/4. Alternan el 6/8 y el 2/4 en Consuelo en la desdicha. Armónicamente es notable el uso del antiguo modo frigio en La vida terrenal. Del conjunto, Revelge era considerada por el compositor como la más importante de las suyas. Subrayo Elogio del elevado intelecto, sátira de los críticos en la cual un asno actúa de juez, premia a un cuclillo y suspende a un ruiseñor. Otros músicos han hecho canciones con textos de DKW pero ninguno de manera sostenida y orgánica. Brahms los utiliza en dos de las Siete canciones op. 48 (1855), junto a Goethe, Schack y poemas populares. Pertenecen a su primer periodo, son estróficas, a veces con variantes y modulaciones en la repetición. Mendelssohn: una de las Tres canciones op. 84 (1834) y una de las Seis canciones op. 99 (1841). Schumann: una en Tres canciones para dos voces op. 43 (1840), una en Canciones y cantos op. 77 (1848) y dos en Álbum de canciones para la juventud op. 79 (1850). Richard Strauss: una en Cinco canciones op. 32 (1896), dos en Cuatro canciones op. 36 (1898) y una en Ocho canciones op. 49 (1900). Anton Webern: una en Cinco canciones sacras op. 15 (1922) y una en Tres canciones op. 18 (1925). Charles Ives, que tiene canciones mayormente en inglés, también compuso algunas con letras en alemán como la nana Guten Abend, gute Nacht de ¿1900? He encontrado referencias a Schubert y Wolf, sin hallarlas confirmadas en sus respectivos catálogos. Blas Matamoro BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: suscripciones@scherzo.es - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de …………………nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. VISA. Nº: …………………………………………… Nombre…………………………………………….............. ………………………………………..…………….............. Domicilio…………..……………………………................. ........................................................................................ CP………Población……………………………….............. Provincia……………………………..…………….............. Teléfono…………………………………………….............. Fax…………...……………………….…………….............. E-mail……………………………………………….............. 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Los datos se tratarán y protegerán según la LO. 15 /1999 de 13 de diciembre de Datos de Carácter Personal y el titular de los mismos podrá ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición ante las oficinas de la Sociedad sita en Madrid, calle Cartagena nº 10 1º C, 28028 Madrid. CLASSICAL JAZZ CONTEMPORARY TRADITIONAL Think louder this year Knowledge is power, and contacts are all about how you can get that knowledge and use that power. MIDEM Classique & Jazz offers you access to 1,100 dedicated companies from 60 countries, allowing you to get in touch with over 10,000 professionals from the record, live music, publishing, music for image, digital & mobile and branding sectors. Don’t forget, the earlier your register, the less you pay. 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Asistimos desde hace años a un supuesto debate sobre la importancia de la educación, que se ha convertido en caballo de batalla entre partidos políticos. Se habla de educación constantemente en la prensa diaria y se publican suplementos semanales y programas especiales de educación en los medios de comunicación que más podrían influir en las grandes decisiones políticas. Se habla de educación en todas partes y todos somos expertos en educación. Si probamos a discutir sobre la forma de, por ejemplo, asar un pollo, algo que debería saber hacer un número considerable de personas, difícilmente encontraremos el mismo eco que si sacamos el tema de lo poco que aprenden los niños hoy en el colegio. Los presidentes del gobierno y los de las autonomías llevan años diciéndonos que la educación es su prioridad y no hay comunidad autónoma que no anuncie planes grandiosos para la educación de su territorio. Es un debate algo hipócrita si observamos que la gran preocupación de los medios de comunicación, en connivencia con los intereses de los partidos políticos, es básicamente rasgarse las vestiduras cuando alguien dice que se debe estudiar o que no se debe estudiar religión. Otro debate obsesivo, si es que puede considerarse debate, es el de las horas semanales de clases de matemáticas. Por último, sin aparecer como debate, sí nos llegan todos los días generosas y abundantes demostraciones de lo importantes que son las nuevas tecnologías, de la cantidad de ordenadores que se han instalado en los colegios de H o en las aulas de P. Mientras tanto, pasan inadvertidos cientos de cuestiones importantes que poco tienen que ver con la religión, las matemáticas o la informática. Seguro que la religión, las matemáticas y la informática son importantes, pero ¿lo son tanto como para olvidarnos de todo lo demás? Queremos saber 140 Frente a tanta alharaca, no estaría mal saber cosas sencillas, como por ejemplo si los alumnos aprenden idiomas como para ver y entender películas extranjeras sin subtítulos, hablar con un irlandés por teléfono o enviar un correo electrónico a un chino; o si son capaces de coordinar una reunión de una hora con varias personas y resumir luego los puntos principales de la misma; o si están aprendiendo a entenderse con los bancos, las compañías de seguros, los notarios, inspectores de hacienda y otros pájaros exóticos que van a encontrar a lo largo de su vida, algo cuya importancia pocos ponemos en duda; o si entienden lo que leen en Internet, lo que oyen en la televisión o lo que les dicen sus amigos cuando salen con ellos. En cuanto a la música, la ausencia de interés y de datos y evaluaciones es tan grande que podríamos hasta alegrarnos de lo fácil que sería mejorar. Parece que querer saber algo sobre lo que se aprende de música en el colegio, en la escuela de música, en el conservatorio o en la academia, es correr el riesgo de ser absorbido por una corriente silenciosa que todo lo arrastra. Como tantos otros apartados de la educación, la educación artística recibe una atención tan sólo testimonial de los gobiernos y de los medios de comunicación. Le perjudica muy especialmente la concepción parcelaria y desintegradora de la educación, en la que cada materia es un ente aislado de las demás. La educación artística cumple una misión importante no sólo en la formación de futuros artistas, sino que constituye un caldo de cultivo necesario para la educación general. En ese sentido, ignorarla es ignorar aspectos básicos de la formación general, algo que también le pasa a la historia, a la literatura, a la tecnología y a cualquiera de las materias que cursan los alumnos de cualquier colegio e instituto de España. Todo este aparente revuelo acerca de la educación, de las constantes críticas entre partidos, el tedio que produce ver el debate educativo reducido a debate religioso, tendría algún sentido si sirviese para que alguien pusiera en marcha el deseado mecanismo de evaluación de los estudios, un invento viejo que se aplica en diversas partes del mundo sin que nadie sufra desmayos por ello. De importación La evaluación es una actividad normal y beneficiosa, que en España se acepta con desgana, como una vacuna que duele, aunque se sepa que es buena. No tenemos una tradición de evaluación y las primeras grandes evaluaciones de estudios que se están haciendo vienen del exterior, como del exterior viene el propio término evaluación, que es de origen francés según del diccionario de la RAE. La versión empresarial de la evaluación es la auditoría, otro término importado, esta vez del inglés, y tiene mucho de extranjero, aunque el mundo empresarial, gobernado por otros vientos, la haya aceptado con naturalidad hace ya décadas. GAUCÍ A EDUC IÓN Ejemplos de esas primeras evaluaciones importadas son la que está pasando la educación superior española para poder acceder al ámbito europeo en igualdad de condiciones y la que hace poco hemos vuelto a ver en las noticias, el informe PISA, que evalúa hasta qué punto los chicos de 15 años están preparados para entrar en el mundo profesional, social y cultural de los adultos. Parece insólito, pero es así: la idea de destinar medios para comprobar el funcionamiento normal de nuestro sistema educativo es una idea rara, que viene de fuera. No sólo no está en la raíz de nuestra concepción del sistema educativo, pese a que se haya estado mencionando durante años, sino que se está aceptando a regañadientes cuando prácticamente no queda más remedio. No participar en el informe PISA, por ejemplo, habría sido inaceptable, porque supone quedar fuera de un grupo de nada menos que cincuenta y siete países. Del mismo modo, no participar en el proceso de armonización europea de la educación superior era imposible, porque habría supuesto quedar a la zaga en el mercado laboral europeo. La evaluación del sistema educativo musical no valdría sólo para saber cómo han funcionado las cosas en los últimos años, sino que sería la herramienta básica de las administraciones públicas para interpretar, con mayor o menor fortuna, los datos y tomar decisiones acordes con esta interpretación. Confiemos en que todos estos falsos debates den paso a otros más fructíferos, o al menos que, si se siguen produciendo, no estorben la verdadera labor de un gobierno, estatal o autonómico, que es la de conocer sus resultados, compararse con otros y planificar en consecuencia. Pedro Sarmiento educacion@scherzo.es CÓMO SOMOS ¿Existe un perfil del músico español? Made in Spain Nuestra tradición ha marcado pautas importantes, como por ejemplo en algo tan básico como la elección de instrumento. Mientras que el rey ha sido el piano, otros han quedado rezagados: el órgano, la viola, el oboe… En general la formación ha primado la práctica individual y hemos practicado poco la música en grupo. La formación rítmica ha sido desigual: en teoría, los españoles encajaríamos bien dentro de la categoría de músicos con buen sentido del ritmo, pero curio- Paula Bailey L a respuesta, para ser honestos, es que no. No existe un perfil del músico español, ni del argentino, el chino o el neozelandés. La razón de que sea así es, entre otras, la riqueza de perfiles parciales que habría que unir para extraer una media: el profesor de guitarra de rock, el trombonista de la orquesta sinfónica, la soprano que canta musicales, el batería de la orquesta de baile, la concertista internacional y así hasta completar una muy larga lista de lo más variopinto. Sin embargo, si nos distanciamos y nos ponemos en el lugar de un músico extranjero que llegase a España y comenzase a trabajar aquí, es más que probable que del contacto con los músicos españoles surgiera una cierta idea de cómo somos los músicos de aquí: el cliché del músico español. ¿No pasaría lo mismo si nosotros dedicáramos varios años de nuestra vida a trabajar como músicos en China, Canadá o Rusia? Podríamos encontrar, dentro de la variedad, un denominador común más o menos patente caso por caso. Pienso, por ejemplo, en los músicos estadounidenses y la naturalidad con la que incorporan a su acervo cultural tanto Brahms como Billie Holiday; o los polacos, que suelen deslumbrar con un dominio técnico envidiable del instrumento; o los cubanos, los chinos o los alemanes. Se trata, sin duda, de estereotipos que deben pasar el filtro de la razón, pero esos estereotipos no son sólo fruto de la imaginación, sino de la existencia de determinadas escuelas que han marcado las distintas tradiciones. Esto es especialmente visible en el caso de las grandes tradiciones educativas, ya sean estas de la música clásica (por ejemplo la escuela rusa) o de otras músicas (la música clásica india, la salsa, el flamenco y muchas otras). Desde estas tradiciones se marcan pautas que dejan huella. samente éste ha estado bastante ausente de los conservatorios, que no han potenciado repertorios más rítmicos que el romántico o el clásico. Eso se nota cuando una orquesta sinfónica tiene que tocar piezas de Leonard Bernstein o Stravinski, pero también hace falta un fuerte sentido rítmico para Beethoven, Scarlatti y Schubert que podría haberse desarrollado mejor. El repertorio con el que se familiariza el músico es otro gran capítulo: se trabajan mucho unos compositores y estilos mientras que otros casi no existen: podríamos decir que se han obviado los extremos históricos de los inicios de la música clásica por una parte y las tendencias del siglo XX hasta hoy, concentrándose el esfuerzo en los compositores que van de Bach a Chopin, algo más de un siglo. El músico español es fuerte en el manejo de partituras, mientras que salirse de estas para inventar, improvisar, tocar de oído o arreglar una música para que suene diferente es una parcela poco visitada. El manejo del lenguaje musical, antes enseñado en la asignatura de solfeo, fue durante décadas el plato fuerte de los conservatorios, centrados en mejorar la capacidad lectora y en el aprendizaje teórico. Hoy los conservatorios forman músicos más flexibles, que, para entendernos, tal vez no sepan tanta gramática, pero hablan, escriben y entienden mejor el lenguaje de la música. Pedro Sarmiento 141 JAZZ DIEZ DE TRI-EZ E 142 l jazz es un acto de creación sobre el terreno y, más que un lenguaje, es una actitud ante la música, un acto moral. Pero, por desgracia, los oficiantes de nuestro tiempo suelen ignorarlo, confundiendo su erudición y habilidades técnicas con logros artísticos. Ahora se enseña a hacer jazz con manual, que es algo así como enseñarle a uno a llorar o tener un orgasmo. Hay escuelas para que uno sepa improvisar como Charlie Parker o para arreglar una orquesta o una big band al estilo de Duke Ellington. Y el resultado está derivando en una generación empollona y resabida que lo puede tocar casi todo y a toda velocidad, mucho antes de haber descubierto si tienen algo que contar. En esta nómina de nuevos artistas encumbrados a golpe de talonario y marketing hay mucho exhibicionista y virtuoso, aunque en el fondo no hayan tenido tiempo ni para pensar en lo que quieren ser de mayores. Sin embargo, y frente a esta mercadotecnia musical, el jazz por derecho sigue saludándonos por la conjura inesperada de ciertos y contados músicos, en cuyo ánimo habita la necesidad de moverse y jugar, de rebelarse contra los modelos convencionales y salir a la búsqueda de nuevos confines expresivos. Ese deseo lo comparten y suscriben los tres hombres que dan vida a uno de los proyectos más interesantes de la historia moderna de nuestro jazz, TriEz, en cuyas esquinas residen el piano de Agustí Fernández, el contrabajo de Baldo Martínez y la batería de Ramón López. Cada uno por su cuenta ha venido contando el jazz desde las trincheras de la música libre y la improvisación; el mallorquín Agustí Fernández, admirador confeso del pianismo de Iannis Xenakis y Cecil Taylor, es el propietario de uno de los mejores tributos musicales que hoy puede disfrutar el jazz avanzado de Ornette Coleman; el alicantino Ramón López, marcado de por vida por el braceo académico de Max Roach, dispone de una trayectoria avalada por mil lujosas colaboraciones, desde las firmadas junto a Enrico Rava, Louis Sclavis o Archie Sheep a las protagonizadas como miembro de la Orchestra National de Jazz de Francia, bajo la dirección del contrabajista Didier Levallet; y el gallego Baldo Martínez, nuestro Dave Holland español, liderando aventuras de gran calado jazzístico e intelectual como el Proyecto Minho, del que ya SCHERZO se hizo eco en números pasados. Este triángulo creativo llevaba rondando su sueño colectivo desde hace un tiempo, aunque su cristalización no llegó hasta finales del año pasado, cuando se presentaron oficialmente en el Instituto Cervantes de París para inaugurar el Festival JazzyColors. Andan, pues, todavía en feliz fase de tanteo, de puesta al día de sus respectivas inspiraciones y de sus afinidades compartidas. Su paso por el último Festival de Jazz del San Juan Evangelista se saldó con notas sobresalientes y ahora aguardan la llamada de las otras grandes citas nacionales. Su propuesta lo merece, ya que hacía tiempo no se detectaba en nuestro jazz un planteamiento de ideas tan esquemáticas como urgentes, y una puesta en escena tan cargada de expresividad y vitalidad. Todo ello, y con el permiso de Baldo Martínez y Ramón López, encuentra merecida justificación en el teclado de Agustí Fernández, un jazzista pionero en muchos sentidos. Profesional desde los trece años, el pianista ha sido director y co-fundador de la Orquesta del Caos y del JAZZ ABBEY LINCOLN Y MAX ROACH colectivo IBA (Improvisadors de Barcelona), junto con Joan Saura y Liba Villavecchia. Fue el primer músico español en participar en un disco del prestigioso catálogo discográfico ECM, gracias a su intervención en el álbum Memory/Vision del Evan Parker ElectroAcoustic Ensemble, grupo del que es miembro desde el año 2002. Igualmente fue el primer profesor de improvisación en la Escuela Superior de Música de Barcelona. Ha trabajado, entre otros, con Peter Kowald, Marilyn Crispell, William Parker o Barry Guy. En cuanto a su música, siempre orillada hacia los dominios abiertos de la vanguardia, Agustí Fernández atiende actualmente compromisos creativos junto a la mayoría de los artistas mencionados, así como formaciones como el Ensemble Impromptu. Igualmente, su talento dispone de aventuras audaces como la que el año pasado nos llegaba rodeada de reminiscencias musicales españolas, Claveles Rojos, todo un temario de jazz avanzado inspirado en las canciones de la Guerra Civil Española. Por otro lado, su catálogo discográfico arroja títulos con una amplia variedad de registros estilísticos y formatos. Así, junto a su cuarteto nos propuso hace tres años uno de los tributos mejor concebidos y resueltos sobre la obra de Ornette Coleman, Lonely Woman (Taller/Sirulita); en dúo, destaca el realizado en 2005 junto al contrabajista Meter Kowald, Sea of Lead (Hopscoth), así como en trío Aurora (Maya Recordings, 2006), con el acompañamiento de los ya mencionados Barry Guy y Ramón López. Igualmente, su producción de piano solo nos ofrece siete excelentes títulos, en lo que bien pudiera ser una serie iniciada en 1987 con Ardent (Blau) y concluida, a fecha de hoy, con su Camallera (G3G/Sirulita). Todo este bagaje discográfico, variado en formas e intenso en contenidos, no hace sino recalcar la verdadera esencia de un pianista no suficientemente valorado, aunque en los últimos años su nombre está afortunadamente en boca de aficionados y especialistas. En cuanto a los otros dos vértices rítmicos, se insiste una vez más en la semejante hiperactividad artística de Baldo Martínez, un contrabajista cohe- rente con cada una de las aventuras emprendidas, desde las lejanas Clunia o Zyklus a las protagonizadas recientemente junto a su grupo o el saxofonista y clarinetista italiano Carlo Actis Dato. Igual perfil biográfico muestra la trayectoria de Ramón López, un jazzista entregado para siempre a la música libre. Además de su mencionado paso por la Orchestra National de Jazz de Francia, el baterista también dispone de un atractivo catálogo discográfico —grabado mayoritariamente en el sello británico Leo Records— en el que sobresalen álbumes junto a pianistas sublimes como Joachim Kühn o Roland Kirk. La coincidencia creativa de estas tres miradas con un mismo horizonte hoy nos renueva la confianza artística en nuestro jazz, cuya historia reciente empieza a definirse por la excelencia, sobre todo en el caso de nuestros jazzistas más veteranos. Mientras la chavalería se pone al día, los más mayores se están poniendo muy, pero que muy serios… Pablo Sanz BIOGRAFÍAS CON MÚSICA V arias y jugosas son las novedades literarias que estos días llegan a nuestras estanterías. La más sorprendente es la que remite la Editorial Alba, Monk, más por la ausencia de publicaciones en castellano sobre el célebre pianista y compositor que por el propio contenido. En este sentido, su autor, Laurent de Wilde, apunta más una visión biográfica personal que una semblanza razonablemente rigurosa sobre la figura y la obra monkianas. Ello podría explicarse por la también condición de pianista de Laurent de Wilde, quizás poco habituado al relato informativo y la narración histórica. Igualmente, y a pesar de su faceta musical, el autor no desarrolla un trabajo especialmente valioso y agradecido cuando atiende los pormenores pianísticos del creador de clásicos como Round Midnight. Todo ello, y aunque pueda desdecirse de lo recién escrito, no impide la recomendación del libro, ya que, se insiste, contamos con poca literatura castellana sobre Monk y de entre sus líneas siempre se descubre algún que otro dato mayor. La misma Editorial Alba es la responsable de la publicación de Jaco. La extraordinaria y trágica vida del mejor bajista del mundo, escrito por Bill Millkowski, habitual colaborador de Downbeat, Guitar Player y Bass Player Magazine. El libro recoge con buena escritura todos los avatares personales y artísticos del legendario bajista, desde sus comienzos en bandas de funk y rhythm & blues hasta sus primeras experiencias jazzísticas con Paul Bley y Pat Metheny, pasando por su famosa etapa junto a Weather Report. El volumen incluye acertadamente testimonios en primera persona de algunos de los músicos que compartieron tarima con Pastorius, caso de Michael Brecker, John Scofield, Mike Stern, Pat Metheny, Joni Mitchell, Joe Zawinul, Peter Erskine, Brian Melvin… Otro asunto bien distinto es la excesiva morbosidad que Millkowski ofrece al lector acerca de las adicciones del bajista, sus relaciones sentimentales y sus depresiones, que desembocaron prácticamente en la locura y la esquizofrenia. Semejantes valoraciones arroja la lectura de Con Billie Holiday. Una biografía coral (Global Rhythm Press), en el que la escritora y ensayista Julia Blackburn (Orange Prize, National Book Critics Award) se hace eco de las más de 150 entrevistas que la periodista Linda Kuehl realizó en los setenta para escribir una biografía coral sobre la cantante. El archivo de ese material inédito, argumentado sobre esas decenas de conversaciones con amigos y compañeros de la Holiday, adquiere hoy justo valor, ya que nos alejan de algunos de los tópicos que siempre persiguieron a la Gran Dama del Jazz. La traducción de Ferrán Esteve, un escritor con alma de músico, vuelve a ser ejemplar. La misma editorial publica también estos días otros interesantes libros en torno a las figuras de Andy Summers, Bob Marley y Andy Summers, en cuanto a biografías musicales se refiere. Pablo Sanz 143 LIBROS Acercamiento a las nuevas tendencias NUEVAS PROPUESTAS PARA LA MÚSICA E 144 n la presentación del libro Música Presente, el Presidente de la SGAE y de la Fundación Autor, Eduardo Bautista, dice que el principal objetivo con el que nace la Colección Exploraciones es la de “difundir y reflexionar sobre las expresiones musicales más novedosas”. Exploraciones no será, por lo que aquí se nos cuenta, una seria dedicada al análisis particular de las obras de la vanguardia, sino que, aunque no se dejará de dar voz a las distintas individualidades que integran el panorama musical español, la idea principal es volcarse hacia las diferentes corrientes y colectivos, por lo que la fórmula ensayo/entrevista será, según revela Bautista, la que predomine en las siguientes entregas. Consagrada a los compositores como entes independientes o integrantes de un colectivo, esta iniciativa de la Fundación Autor, en la que colabora el Instituto Cervantes, ha de ser acogida con alborozo porque permite conocer más de cerca el pensamiento de algunos de los músicos españoles del momento actual. Una empresa como esta tal vez llegue tarde y se hayan quedado en el camino muchas oportunidades para la reflexión acerca de la moderna composición en España, pero no cabe duda de que esta nueva ocasión para el análisis de la obra musical presente se hace indispensable tanto para los compositores como para el público interesado. El título del libro, Música Presente, se corresponde con el nombre que toma el colectivo que acoge a algunos de los representantes más cualificados de la música española de ahora mismo. La diversidad que hay en los componentes del colectivo viene marcada tanto por la procedencia geográfica (los casos de Sukarlan y Panisello, nacidos en Indonesia y Argentina) como por la variedad de planteamientos estéticos, pero siempre hay un afán por el trabajo conjunto entre los intérpretes y los compositores y por la difusión de sus obras más allá de nuestro entorno. Nacidos entre finales de los 50 y comienzos de los años 60, los integrantes de Música Presente no sólo proceden, pues, del campo de la creación (Rueda, Del Puerto, López, Lanchares), sino también de la interpretación (Bernat, Castaño, Panisello, Sukarlan) e incluso de la etnomusicología (Polo Vallejo). Se observa en ellos una gran amplitud de miras, gracias a una formación que poco se corresponde con las enseñanzas de tipo académico, como es el caso de Santiago Lanchares, antiguo guitarrista de pop y rock. El rock está en el gusto de algunos de estos autores, como ocurre con David Del Puerto, que se declara entusiasta de la que fuera escuela “neoclásica” británica en los años 70, Genesis, Yes o King Crimson, y que ahora se conoce con el nombre de rock “artístico”. Música Presente huye de los clichés de la vanguardia; se trata de una generación para la que no cuenta, dice en su introducción Andrew Ford, “la experimentación radical, que ha pasado a representar un capítulo de la historia”. Con el emblema de “la historia está para aprenderse, no para repetirse”, los integrantes de este grupo optan por soluciones estilísticas para las que no caben cortapisas ni dogmas. Ford asegura que estos músicos no se plantean limitaciones, pues es posible para un compositor de formación clásica recibir una influencia igualmente importante del rock, del gamelán balinés o de los wagogo de Tanzania, como de las enseñanzas de un pedagogo tan famoso como Franco Donatoni. Sorprende que un musicólogo como Ford, que reside en Australia y aunque cuente en su haber con algunos libros de entrevistas a compositores, conozca tan de cerca a los autores españoles. Su recorrido, breve, apretado, pero certero en cuanto a ofrecer las claves de cada una de las personalidades aquí agrupadas, se cierra de una manera poco convincente. Argumenta al final Ford, con un aire un tanto angelical, que los miembros de Música Presente “viven en el mundo real” por el simple hecho de hacerse eco en sus creaciones e interpretaciones (Del Puerto, Sukarlan, Castaño) de las tragedias ocurridas recientemente en Indonesia y Bali. La segunda parte, y más extensa, está ocupada por las entrevistas que José Luis Téllez dedica a cada uno de los integrantes del grupo. Todas parten de un mismo tronco (los años de formación, la referencia a la “generación de maestros”, interés por determinados músicos del pasado y el presente y por las otras artes), para adentrarse a continuación en el estilo que muestra cada uno de los músicos. Los tres compositores que más llaman la atención por sus reflexiones son Del Puerto, Rueda y José Manuel López López. Este último, dada su estrecha relación con los centros de investigación y análisis del sonido, ofrece una visión científica del hecho compositivo, pero sin dejar nun- ANDREW FORD Y JOSÉ LUIS TÉLLEZ: Música presente. Perspectivas para la música del siglo XXI. Madrid, Fundación Autor, Instituto Cervantes, 2006. 220 págs. ca relegado el trasfondo humanista. López traza un breve, pero lúcido análisis de la manera como Stockhausen encara el tiempo musical, quizás las páginas más brillantes del presente libro. Y está muy certero López al enjuiciar el trabajo para el que fue creado el IRCAM, del que dice que es “la materialización de la idea de Boulez consistente en reunir pensamiento compositivo y pensamiento científico en una sola institución”. Para López, el Instituto parisino ha hecho posible una nueva forma de pedagogía en la que se impone la relación arte-ciencia. Esta conexión permite que tanto los informáticos se sensibilicen hacia la música como que los músicos se interesen por la informática como parte esencial de su trabajo. Lo que une a Del Puerto y a Jesús Rueda, estos dos compositores salidos de la ”factoría” de Guerrero, es no ya sólo el “reencuentro” con la tradición, sino un tratamiento de la masa orquestal (y del género cuartetístico, en el caso de Rueda) que huye de la influencia del área germana. Del Puerto afirma en la entrevista el poso que ha dejado en él, efectivamente, el contacto con la que llama “fantasiosa y rica música de grupos como Pink Floyd, Jethro Tull o King Crimson” y declara que su lenguaje está muy ligado a los elementos de la tradición, a “esas dimensiones que llamamos melodía, armonía, ritmo, etc.”. Pero Rueda es más contundente. Aunque afín al legado de un Berg, como lo demuestra en las sinfonías, se siente próximo al modo como los ingleses atienden el hecho musical, en un abanico que va desde la composición hasta la interpretación o la organización de festivales, como son los casos de Britten, Knussen, Benjamin o Adès. Dice Rueda: “Creo que tenemos a veces una idea desenfocada de la música centroeuropea, siempre en pos de una ‘novedad’ por descubrir, que al final no es tan nueva”. Pero donde Rueda se manifiesta con una lucidez asombrosa es con ocasión de la pregunta que le hace Téllez acerca de LIBROS cómo debe plantearse un compositor actual su relación con el depósito de la historia. La respuesta, la reflexión de Rueda no tiene desperdicio, porque define muy bien una de las constantes de la música en el siglo XX. Piensa Rueda que, a la hora de la interpretación de la obra de nuevo cuño, al siglo XX le ha tocado crear unos grupos instrumentales que, a la larga, han acabado produciendo una ortodoxia: “el ejemplo paradigmático es el que podríamos llamar ‘el conjunto Dérive’ en referencia a la obra de Pierre Boulez, que a su vez “deriva” del ensemble del Pierrot Lunaire de Schoenberg. Casi todos los grupos actuales se han formado con relación a ese organicum, lo que acaba imponiendo un mundo tímbrico característico y reconocible de una cierta época de la que no es tan fácil salir”. “En mi caso”, dice Rueda, “intenté buscar otras formaciones más acordes con mis necesidades”. La opción de Rueda por el cuarteto de cuerdas se basa en el oficio que le da escribir para formaciones históricas: “Un cuarteto es un conjunto que busca una finalidad ‘pura’, mientras el conjunto Dérive implica una línea de expresión casi bouleziana”. El modo de expresión del cuarteto pertenece, pues, a toda la historia. De este modo, Rueda se inscribe perfectamente en lo que se ha denominado posmodernidad. Fabián Panisello, el director del Plural Ensemble y también compositor, es igualmente crítico con la escuela centroeuropea, “excesivamente dominada por las tendencias derivadas de los ‘a priori’ de la modernidad”. El creador del formidable grupo de percusión portugués Drumming, Miquel Bernat, no cree que sea cierto que “a la gente no le guste la música contemporánea”. Para Bernat, el problema estriba en que la forma normal de difundir la obra moderna (el concierto tradicional) no se ha actualizado y se mantiene con los mismos criterios del siglo XIX. Bernat busca nuevos modos de representación, en donde la puesta en escena, el vestuario y el diseño de luces han de estar en función con lo que exigen los nuevos repertorios. La figura del compositor y etnomusicólogo Polo Vallejo, en fin, deja evidente la diversidad de propuestas del colectivo Música Presente. Vallejo ha dedicado buena parte de su trabajo a la transcripción y análisis de la música ritual y de entretenimiento de los wago- go, concentrándose especialmente en la forma en que sus polifonías vocales de gran complejidad originan ricas y variadas texturas: “La manera en que organizan el ritmo dota a esta música de un impulso y una elegancia singulares, algo parecido al ‘off-beat’ del jazz”. Completa el volumen un CD con nueve ejemplos musicales de los representantes del colectivo, sorprendiendo que, precisamente, en la obra In the darkness, de Vallejo, no se aprecia ningún elemento tomado de esas músicas africanas y sí la deuda con diversas técnicas polifónicas como el hoquetus. La pieza más brillante es la que viene firmada por López, un formidable Estudio para percusiones para el lucimiento del grupo Drumming. Las piezas de Rueda y, sobre todo, Del Puerto, ejemplifican lo expuesto en las entrevistas, como el gusto por lo repetitivo en Una suite para Leo, de Del Puerto, para saxo, percusión y piano. La obra de Lanchares está dominada por un gran melodismo, la de Panisello aun conserva signos de la vanguardia y en la de Javier Arias Bal, Cantigas de Martin Codax, hay un exceso de academicismo. Francisco Ramos La pluma como cámara VERDI VIVE E ntre los musicólogos que aman tan poco la música y los musicógrafos que no hacen sino repetir con un entusiasmo débil Viva Verdi, se hace sitio Pierre Milza: profesor de Ciencias políticas especializado en historia sociopolítica de la Italia contemporánea, autor celebrado (su Mussolini se llevó un ramillete de premios), Milza trabaja aquí como un sociólogo, es decir (creo) que Verdi no es un personaje de novela y el pasado no es la ficción. Verdi existe: niño enfurecido con el cura del pueblo, estudiante de música, esposo y padre destrozado por la desaparición de su familia, compositor de gira, cliente de esa trattorie donde sirven ese pescado frito que huele tan bien, paseante solitario por el lungomare, gloria nacional musical, portavoz de la naciente unidad italiana, Verdi-versus-Wagner, agricultor interesado por el progreso técnico, filántropo, amante de vida de la diva Giuseppina Strepponi y hombre capaz de imponer el amor libre a una sociedad meapilas… pero, a la vez, Milza corrige los tópicos asociados a las tantas “vidas de Verdi” basadas en seudo-confidencias del maestro, en particular los mitos del niño-pobre, genio-natural, PIERRE MILZA: Verdi y su tiempo. Traducción: Silvia Klot. Buenos Aires, El Ateneo. 2006. 580 págs. hijo-rural, hombre que se hizo sólo (temas luego recogidos con regodeo por los fascistas). Milza ama, es evidente, no sólo Italia sino también (imagino) el cine italiano e incluso los peplum: escribe su libro a la manera de un escenario hecho para ser rodado… o leído. Milza usa su pluma-cámara para filmar un gran cuadro sintético de la época, de ese país que iba a llamarse Italia, y al lector corresponde insertar la banda sonora para acompasar sus encuentros con todos ellos, los espíritus orgullosos, liberándose de sus cadenas: Manin, Garibaldi, Cavour, Mazzini, Manzoni, Boito… Y está la tierra de sangre y fuego, tierra de luz y de secretos, tierra de afinidades electivas, de fiesta de los sentidos… Milza invita al lector a entrar en esas grandes casonas llenas de sombras y memorias, donde reina Giuseppina: el autor le da mucha importancia, seguramente la que se merece, pues la diva acompaña de una manera u otra al compositor desde Oberto. Milza nos cuenta su vida, y la de las divas de la época, embarazadas entre bambalinas, pariendo mal y pronto, abandonando a los frutos de sus flings ilícitos en la puerta de los conventos ad hoc, para poder seguir con il mestiere… Giuseppina es alternativamente, o quizá simultáneamente, no sólo Violetta, sino Leonora, Amelia e incluso Gilda, al filo de sus cartas a Giuseppe: “Lo que me fascina y lo que adoro en ti, es tu carácter, tu corazón… tu caridad llena de pudor y misterio, tu orgullosa independencia… son cualidades propias de tu naturaleza, que ha sabido conservar, tanto en las ideas como en los sentimientos, su virginidad primigenia en medio de la cloaca de la humanidad”. Verdi vive y el escritor contribuye a ello, modestamente, magistralmente. Pierre Élie Mamou 145 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL CORDOBA JEREZ ALICANTE ORQUESTA DE CÓRDOBA SOCIEDAD DE CONCIERTOS 10-I: Vladimir Spivakov, violín; Alexander Ghindini, piano. 28: Orquesta de Cámara de Berlín. Katrin Scholz. Eldar Nebolsin, piano. BARCELONA 3,4,5-I: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Salvador Brotons. Rossini, Puccini, Chaikovski (Auditori [www.auditori.com]). 10: Alberto Nosè. Beethoven, Prokofiev. (Auditori). 12,13: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Orfeó Català. Cor Lieder Càmera. Cor Madrigal. Coral Polifónica de Puig-Reig. Eiji Oue. Dener, Irwin, MacMaster, Randle, Wilson-Johnson. Schoenberg, Gurre-Lieder. (Auditori). 13: Rolando Villazón, tenor; Bryndon Hassman, piano. Schumann, Bononcini, Haendel. (Teatro del Liceo). 14: Vladimir Spivakov, violín; Alexander Ghindini, piano. Schubert, Bartók, Pärt. (Palau 100 [www.palaumusica.org]). 16: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. JONDE. Edmon Colomer. Xavier Phillips, chelo. Chen, Dutilleux, Stravinski. (Auditori). 17: Cuarteto Mandelring. Haydn, Ligeti, Brahms. (Palau). — Francesco Tristano Schlimé, piano. Schlimé, Frescobaldi, Berio. (Auditori). — Sinfónica Toscanini. Lorin Maazel. Alexei Volodin, piano. Beethoven. (Auditori. Ibercámera). 18,19,20: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Ernest Martínez Izquierdo. Pablo Mainetti, bandoneón. Ortiz, Sibelius, Piazzolla. (Auditori). 21: Schaurun Emsemble Berlin. Haydn, Dvorák, Schubert. (Palau). — Le Concert des Nations. Jordi Savall. Lully, Marais, Rameau. (Auditori). 24: Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana. Johan Duijck. (Palau). — Sinfónica de Pittsburgh. Rafael Fruhbeck. Wagner, Brahms. (Auditori. Ibercámera [www.ibercamera.es]. 25,26,27,29: Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Eiji Oue. Mahler, Novena. (Auditori). 29: Orquesta de Cámara de Berlín. Katrin Scholz. Eldar Nebolsin, piano. (Palau 100). 31: Lluís Claret, chelo; Josep Maria Colom, piano. Beethoven, Sonatas. (Auditori). GRAN TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM 146 www.orquestadecordoba.org Telf. 957 491 767 ENERO 2008 Días 1 y 2 de enero – 2008 Gran Teatro de Córdoba - 20:30 h CONCIERTO DE AÑO NUEVO Dansa Brasileira - M. Camargo Guarnieri Rhapsody in Blue - G. Gershwin ÁNGEL ANDRÉS MUÑOZ, piano El Diablo suelto, viaje por Venezuela - POPULAR/GURRUFÍO ENSAMBLE GURRUFÍO ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: MANUEL HERNÁNDEZ SILVA Día 17 de enero – 2008 Gran Teatro de Córdoba - 20:30 h Sinfonía nº 8 “Inconclusa”- F. Schubert Sinfonía nº 2 - R. Schumann ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: MANUEL HERNÁNDEZ SILVA Día 25 de enero – 2008 CONCIERTO EXTRAORDINARIO – MÁLAGA Teatro Cánovas – 21:00 h. XIV CICLO DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA Rostro - L. de Pablo Retrato de poeta - Juan de Dios García Aguilera Bach 1626 - L. de Pablo JOAQUÍN HARO, clarinete Sinfonía nº 3 - S. Brotons ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: SALVADOR BROTONS GRANADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA enero 2008 AUDITORIO MANUEL DE FALLA www.orquestaciudadgranada.es viernes 11 y sábado 12 , 21 h y 20 h CONCIERTO SINFÓNICO IV Vicente PALACIOS - Miserere Ludwig van BEETHOVEN - Misa en Do mayor, op. 86 Núria Rial soprano Marisa Martins contralto Gustavo Peña tenor J. Antonio López bajo Coro de la OCG DANIEL MESTRE director domingo 20, 12 y 18 h CONCIERTO FAMILIAR II TIKI TAIKO… TAM TAM Érase una vez… la percusión LA CENERENTOLA (Rossini). Summers. Font. DiDonato, Flórez, De Simone, Del Carlo. 2,3,5,8,11,14,17,18,20-I. AIDA (Verdi). Callegari. Gutiérrez. Cedolins, Cornetti, Alagna, Maestri. 9,10,12,15,16,19-I. ENTRESIX grupo de percusión Carmen Huete guión y presentación JAUME ESTEVE director viernes 25 y sábado 26, 21 h y 20 h CONCIERTO SINFÓNICO V Wolfgang A. MOZART La Clemenza di Tito, obertura Joseph HAYDN Sinfonía núm. 49 “La passione” Pietro NARDINI Sinfonía en Re mayor, B 537 Wolfgang A. MOZART Concierto para violín núm. 7 en Re mayor Luigi BOCCHERINI Sinfonía núm. 2 en Do mayor, op. 7, G 491 FABIO BIONDI violín y director maninov. ABAO WWW.ABAO.ORG BILBAO COSÌ FAN TUTTE (Mozart). López Banzo. Znaniecki. Isokoski, Polverelli, Beaumont, Lehtipuu. 19,21,23,25-I. SINFÓNICA DE BILBAO CÁCERES WWW.BILBAORKESTRA.COM 10,11-I: Juanjo Mena. Louis Lortie, piano. Beethoven, Mendelssohn, Schubert. 17,18: Gloria Isabel Ramos. Eugenio Tobalina, guitarra. De Pablo, Rach- ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM 25-I: Jesús Amigo. Alexandre da Costa, violín. Halffter, Daugherty, Bruch. TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM ROMÉO ET JULIETTE (Gounod). Giménez. López. Jordi, Rosique, Vinogradov, Quiza. 24,26-I. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICADEGALICIA.COM 11-I: Tuomas Olilla. Coro de la OSG. Nielsen, Rosinski, Holst. 18: Olli Mustonen, piano y director. Soutullo, Mozart, Prokofiev. 23: Víctor Pablo Pérez. Nemanja Radulovic, violín. Beethoven. 25: Víctor Pablo Pérez. Steven Isserlis, violonchelo. Strauss, Beethoven. MADRID 10,11-I: Orquesta de RTVE [www.rtve.es]. Antoni Ros Marbà. Rudolf Buchbinder, piano. Beethoven, Dvorák. 11,12,13: Orquesta Nacional de España [www.ocne.mcu.es]. Diego TEATRO DE LA ZARZUELA Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 17 horas, exclusivamente. La Bruja de Ruperto Chapí. Hasta el 20 de enero, a las 20:00 horas (excepto lunes y martes). Miércoles (día del espectador) y domingos, a las 18:00 horas. Dirección Musical: Miguel Roa/José Miguel Pérez-Sierra. Dirección de Escena: Luis Olmos. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. Entradas a la venta. VI Ciclo de Jóvenes Intérpretes de Piano. Lunes 14 de enero, a las 20:00 horas. Bertrand Chamayou (Francia). XIV Ciclo de Lied. Martes 22 de enero, a las 20 horas. Mark Padmore, tenor. Roger Vignoles, piano. Programa: L. v. Beethoven y F. Schubert. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. GGUUÍ A ÍA TEATRO REAL Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: teatro-real.com. Visitas guiadas: 91/ 516 06 96. TRISTAN UND ISOLDE de Richard Wagner. Enero: 15, 17, 19, 21, 23, 25, 27, 30, 31. Febrero: 4. 19.00 h.; domingo, 18.00 h. Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Lluís Pasqual. Escenógrafo: Ezio Frigerio. Director del coro: Jordi Casas Bayer. Solistas: Robert Dean Smith (Ene.15,19, 23, 27, 31. Feb. 4)/ Jon Frederic West (Ene. 17, 21, 25, 30), René Pape (Ene.15,17,19, 21, 23, 25, 27, 30. Feb. 4)/ Georg Zeppenfeld (Ene. 31), Waltraud Meier (Ene.15,19, 23, 27, 31. Feb. 4)/ Jeanne-Michèle Charbonnet (Ene.17, 21, 25, 30), Alan Titus (Ene. 15, 19, 23, 27, 31. Feb.4)/ Alexander Marco-Buhrmester (Ene.17, 21, 25, 30), Alexander Marco-Buhrmester (Ene. 15, 19, 23, 27. Feb.4)/ Por determinar (Ene. 17, 21, 25, 30, 31), Mihoko Fujimura (Ene. 15, 19, 23, 27, 31. Feb. 4)/ Elena Zhidkova (Ene. 17, 21, 25, 30), José Luis Sola, David Rubiera. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real. Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid PROGRAMA JOVEN: EL PEQUEÑO DESHOLLINADOR. Música de Benjamin Britten. Enero: 12; 18.00 h. Auditorio Padre Soler. Universidad Carlos III de Madrid. Campus de Leganés. Enero: 18; 20.00 h. Enero: 20; 12.00 y 18.00 h. Teatro Real. Director musical: Pablo Heras. Director de escena: Ignacio García. Escenógrafa: Cecilia Hernández Molano. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID ORCAM Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música XXXV Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música Martes 22 de enero de 2008. 20,00 horas. Auditorio Nacional de Música. Sala Sinfónica ORQUESTA Y CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID Nikolai Didenko, bajo Jordi Casas, director del coro Rudolf Barshai, director Curso academico 2007-2008 Sábado, 2 de febrero de 2008 22,30 horas Lugar: Auditorio Nacional de Música de Madrid ORQUESTA BANDART Director: Gordan Nikolic Solista: Javier Perianes, piano Concierto homenaje al Profesor Francisco Tomás y Valiente PROGRAMA I Parte Sinfonia nº 96 en re mayor Hob 1: 96 de F. J. Haydn (1732-1809) Concierto para piano y orquesta nº 4 en sol mayor op. 58 de L. v. Beethoven (1770-1827); II Parte Sinfonía nº 7 en la mayor op. 92 de L. v. Beethoven Venta de localidades: Auditorio Nacional de Música de Madrid, calle Principe de Vergara nº 146. Telefono: 91-3370200; Venta telefonica: Servicaixa: 902332211; Centro Superior de Música de la U.A.M. (Pabellón A) telefono: 91-4974978 PROGRAMA JOVEN: GUÍA DE ORQUESTA PARA JÓVENES. Música de Benjamin Britten. Enero: 26; 12.00 h. Teatro Real. Director musica: Vicente Alberola. Presentador: Fernando Palacios. OrquestaEscuela de la Sinfónica de Madrid ÓPERA EN CINE: LA BOHÈME (Giacomo Puccini). Enero: 26. 20.00 h. DOMINGOS DE CÁMARA. Concierto II. Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Enero: 27. 12.00 h. Obras de Antonin Dvofiák, Jacques Ibert y Franz Schubert. Sinfonía de Cámara Op.18A, sobre el Cuarteto de cuerda nº 7 (orq.: Rudolf Barshai), de L. van Beethoven Sinfonía nº 13 “Babi Yar”, para bajo, coro y orquesta, de D. Shostakovitch ABONO 1 Sábado 26 de Enero de 2008. 20,00 horas. Teatro Circo Price ORQUESTA Y CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID Jordi Casas Bayer, director Tres Canciones Campesinas, de B. Bartók Ceremony of Carols, de B. Britten Letanías de Madrid, de A. Oliver CONCIERTO EXTRAORDINARIO Masson. Nicholas Daniel, oboe. Carter. (Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 16: Carta blanca a Elliott Carter. Intérpretes por determinar. (A.N.). 17,18: Coro y Orquesta de RTVE. Adrian Leaper. Mariana Todorova, violín. Bartók, Mompou, Esteve. 18,19,20: ONE. Josep Pons. Zimmermann, Mahler. (A.N.). 147 GGUUÍ A ÍA CDMC AUDITORIO 400. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA Ronda de Atocha (esquina c/ Argumosa). Teléfonos: 91 774 10 72 / 73 Web: http://cdmc.mcu.es Todos los conciertos son con acceso libre hasta completar el aforo. Lunes, 14 de enero. 19:30h. PROGRAMA SOLISTAS DE LA ORCAM Kaija Saariaho: Petals Carlos Cuesta, director Gregorio Jiménez: Fragmentos *+ Manuel Miján, saxofón (encargo de CDMC, estreno munMonográfico Joan Guinjoan dial) Karlheinz Stockhausen: Kontakte PROGRAMA Koan ‘77 Lunes, 28 de enero. 19:30h. Gic 1979 Cinco estudios para dos pianos y Cuarteto Meta4 percusión Marko Myöhänen, técnico de elecConcierto para saxofón y conjunto trónica instrumental Barcelona-216 PROGRAMA Kaija Saariaho: Nymphea (Jardin Lunes, 21 de enero. 19:30h. Secret III) RESIDENCIAS: TRÍO ARBÓS, György Ligeti: Cuarteto nº 1 Metamorphoses nocturnes NEOPERCUSIÓN George Crumb: Black Angels (ImaGregorio Jiménez, compositor resiges I) dente y técnico de electrónica José Miguel Gómez, violonchelo 23: Les Musiciens du Louvre. Marc Minkowski. Haydn. (Ciclo Complutense. [www.fundacionucm.es]. (A.N.). 23,24: Ensemble Schaurun. Haydn, Henze, Dvorák, Gubaidulina, Schubert. (Liceo de Cámara. Fundación Caja Madrid [www.fundacioncajamadrid.es]. (A.N.). 24,25: Orquesta de RTVE. Adrian Leaper. Alís, C. Halffter, Dvorák. 25,26,27: ONE. Josep Pons. Rubens, Trekel. Brahms, Réquiem alemán. (A.N.). 29: Joaquín Achúcarro, piano. Brahms, Debussy, Ravel. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo [www.scherzo.es]. A.N.). 31: Coro y Orquesta de RTVE. Günther Herbig. Bruckner. OVIEDO ÓPERA DE OVIEDO WWW.OPERAOVIEDO.COM MACBETH (Verdi). Ortega. Hoecke. Álvarez, Kovaliov, Serjan, Nogales. 26,28,30-I. PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 17,18-I: Sinfónica de Navarra. Rolf Gupta. Peter Herresthal, violín. Britten, Adès, Schumann. 19: Les Musiciens du Louvre. Marc Minkowski. Haydn. 21: Sinfónica de Pittsburgh. Rafael Frühbeck. Wagner, Beethoven. 29: Sinfónica de Euskadi. Christian Mandeal. Ekaterina Gubanova, mezzo. Brahms, Prokofiev, Strauss. SAN SEBASTIÁN 148 ORQUESTA SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.EUSKADIKOORKESTRA.ES 10,11-I: Kristjan Järvi. Messiaen, Schubert. 25,28: Christian Mandeal. Orfeón Pamplonés. Ekaterina Gubanova, mezzo. Brahms, Prokofiev, Strauss. TARRASA CENTRE CULTURAL CAIXATERRASSA WWW.FUNDACIOCT.ES DER ROSENKAVALIER (Strauss). Ópera de Gdansk. 24-I. VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 11-I: Orquesta de Valencia. Theodor Guschlbauer. Tedi Papavrami, violín. Paganini, Bruckner. 12,13,20,21: Les Musiciens du Louvre. Mark Minkowski. Haydn, Sinfonías Londres. 17: Capella Saetabis. Nova Lux Ensemble. Rodrigo Madrid. Iribarren. 18: Orquesta de Valencia. Enrique García Asensio. Montsalvatge, Ravel, Couperin. 27: Sinfónica de Pittsburgh. Rafael Frühbeck. Wagner, Brahms. 30: Oxalys. Falla, Pierné, Debussy. PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM LA BELLE ET LA B TE (Glass). Krofon. Forman. Bauervá, Smidová, Rodríguez-Cusì, Portal. 3,4,5,6-I. OBRUCHENIYE V MONASTIRE (Prokofiev). Jurowski. Slater. Jenis, Petrova, Grivnov, Mantorin. 26,30-I. VALLADOLID SANTIAGO DE COMPOSTELA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Auditorio de Galicia www.realfilharmoniagalicia.org www.auditoriodegalicia.org Enero 2008 Sábado, 5 – 22.00 h Auditorio de Galicia CONCIERTO DE REYES REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Ros Marbà, director David Russell, guitarra F. v. Suppé Obertura de “Poeta y aldeano” J. Rodrigo Concierto de Aranjuez J. Massenet Meditación de Thaïs C. Gounoud Ballet de Fausto A. Ponchielli Danza de las horas de La Gioconda Jueves, 10 - 21.00 h Auditorio de Galicia CONCIERTO DE ABONO REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Maximino Zumalave, director Eldar Nebolsin, piano F. Buide del Real Tropos C. Saint-Säens Concerto para piano núm. 2 P. I. Chaikovski Sinfonía núm. 6 en si menor, op. 74 Patética Jueves, 17 - 21.00 h Auditorio de Galicia CONCIERTO DE ABONO REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Antoni Ros Marbà, director Natalia Gutman, violonchelo R. Carnicer Obertura para un Barbero de Sevilla F. J. Haydn Concierto para violonchelo en Do mayor W. A. Mozart Sinfonía núm. 38 en Re mayor, KV 504 Praga Miércoles, 23 - 11.00 h Auditorio de Galicia CONCIERTOS DIDÁCTICOS REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Maximino Zumalave, director Warlock Suite Capriol D. Milhaud Le boef sur le toit Jueves, 24 - 11.00 h Auditorio de Galicia CONCIERTOS DIDÁCTICOS REAL FILHARMONÍA DE GALICIA Maximino Zumalave, director Warlock Suite Capriol D. Milhaud Le boef sur le toit AUDITORIO WWW.AUDITORIODEVALLADOLID.ES 17,18-I: Sinfónica de Castilla y León [www.oscyl.es]. Alberto Zedda. Ewa Podles, contralto. Rossini. 24,26: Sinfónica de Castilla y León. Dimitri Sitkovetski. Johannes Moser, violonchelo. Liadov, Prokofiev, Borodin. 25: Joven Orquesta Simón Bolívar de Venezuela. Gustavo Dudamel. Stravinski, Chaikovski. ZARAGOZA 21.00 h Auditorio de Galicia CONCIERTO DE ABONO ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA Víctor Pablo Pérez, director Steven Isserlis, voiloncello R. Strauss Don Quijote, op. 35 L. v. Beethoven Sinfonía núm. 3 en Mi bemol maior, op. 55 Sábado, 26 - 17.00 h e 20.00 h Auditorio de Galicia PETER PAN, EL MUSICAL Theatre Properties Dirección: Cristina Fargas Domingo, 27 - 12.00 h e 17.00 h Auditorio de Galicia PETER PAN, EL MUSICAL Theatre Properties Dirección: Cristina Fargas Xoves, 31 - 21.00 h Auditorio de Galicia CONCIERTO DE ABONO WIENER AKADEMIE M. Haselbock, director Christian Gurther, flauta Thomas Fheodoroff, violín W. A. Mozart Sinfonía en La mayor, KV 201 W. A. Mozart Concierto para flauta en Re mayor, KV 417 F. Schubert Rondó para violín y cuerdas en La mayor F. J. Haydn Sinfonía núm. 38 en sol menor La gallina EXPOSICIONES Auditorio de Galicia V Premio Auditorio de Galicia para Novos Artistas 2007 Del 20 de diciembre de 2007 al 24 de febrero de 2008 Producción: Auditorio de Galicia Concejalía de Cultura y Centros Socioculturales Horario: todos los días de 10.00 a 14.00 h y de 16.00 a 20.00 h, excepto los días de concierto que cierra a las 19.00 h AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 12-I: JONDE. Edmon Colomer. Falla, Dutilleux, Stravinski. 19: Orquesta de Cadaqués. Gianandrea Noseda. Brahms. 22: Grupo Enigma. Juan José Olives. Marco. 26: Joven Orquesta Simón Bolívar de Venezuela. Gustavo Dudamel. Beethoven, Chaikovski. GGUUÍ A ÍA SEVILLA TEATRO DE LA MAESTRANZA www.teatromaestranza.com Teléfono: 954 223 344 Día 3 de enero 2008 LA MORT DU TASSE (La muerte de Tasso) de Manuel García Dirección musical, Pedro Halffter Principales intérpretes, José Ferrero, Yolanda Auyanet, Josep M. Ramón, Manuel de Diego, Francisco Santiago, Alberto Feria, Marina Pardo Orquesta Joven de Andalucía Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza Director, Julio Gergely (Estreno en época actual) Ópera en concierto Días 8 y 9 de enero 2008 BALLET VÍCTOR ULLATE. COMUNIDAD DE MADRID Director general, Víctor Ullate Director artístico, Eduardo Lao Coppélia Coreografía, Eduardo Lao Música, Leo Delibes TENERIFE ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE Orquesta Sinfónica de Tenerife www.ost.es <http://www.ost.es> Escenografía, Carles Pujol Vestuario, Pedro Moreno Con el Patrocinio de LA CAIXA Danza Día 13 de enero 2008 NATHALIE STUTZMANN. Contralto INGER SÖDERGREN, piano Programa Franz Schubert (1797-1828) Die schöne Müllerin (La bella molinera), D. 765 (1823) Recitales Líricos Día 22 de enero 2008 (Sala Manuel García) WAGNER Conferenciante, Guillermo García Alcalde Concierto: Wesendonck Lieder. Ana Häshler, soprano e Iñigo Sampil, piano Charlas-Concierto En torno a ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 10,11-I: Jirí Belohlávek. Godfried Hoogeveen, chelo. Dvorák, Smetana, Janácek. 16,17: Mariss Jansons. Strauss, Mahler. 23: Mariss Jansons. Yefim Bronfman, piano. Prokofiev, Brahms. Información: 922 239 801 Venta telefónica de entradas: 902 317 327 Lugar: Auditorio de Tenerife Festival de Música de Canarias 17-I: Víctor Pablo Pérez/A. Toradze. Obras de Usandizaga, Prokofief y Mussorgsky/Ravel. 26-I: Lü Jia. Obras de Kui Dong, Schubert y R. Strauss. Lugar: Auditorio Alfredo Kraus - Gran Canaria DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL CASTOR ET POLLUX (Rameau). Rousset. Audi. Panzarella, Gens, Bjarnasson, Neven. 18,19,21,23,25,27,28,30,31-I. BERLÍN FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 10,11,12-I: Bernard Haitink. Frank Peter Zimmermann, violín. Bach, Berg, Schubert. Festival de Música de Canarias 19-I: Víctor Pablo Pérez/A. Toradze. Obras de Usandizaga, Prokofief y Mussorgsky/Ravel. 25-I: Lü Jia. Obras de Kui Dong, Schubert y R. Strauss. Lugar: Auditorio Teobaldo Power - La Orotava 31-I: R. Gimeno/J. F. Díaz Martín. Obras de Barber, Klatzow y Gershwin. INTERNACIONAL ÁMSTERDAM DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE PRÍHODY LISKY BYSTROUSKY (Janácek). Koenig. Thalbach. Carlson, Bress, Bieber, Schümann. 1-I. DAS RHEINGOLD (Wagner). Franck. Friedrich. Grimsley, Brück, Hagen. 5I. DIE WALKÜRE (Wagner). Franck. Friedrich. Ventris, Hagen, Grimsley, Lang. 6-I. SIEGFRIED (Wagner). Franck. Friedrich. Gould, Ulrich, Grimsley, Bryjak. 10-I. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Wagner). Franck. Friedrich. Eberz, carlson, Bryjak, Salminen. 12-I. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Lombard. Samaritani. Omura, Helzel, Aronica, Ulrich. 16,23,26-I. TIEFLAND (D’Albert). Abel. Schwab. Sillins, Schubert, Pauly, Andersen. 17,20-I. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Tomasello. Krämer. Kotchinian, Bieber, Carlson, Myers. 18,25-I. CASSANDRA (Gnecchi) / ELEKTRA (Strauss). Hager. Harms. Porta, Anthony, Henschel, Charbonnet. 19-I. STAATSOPER WWW.MAGGIOFIORENTINO.COM MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Rizzi. Samaritani. Racette, Franci, Secco, B o l o g n e s i . 15,17,18,20,22,23,25,26,27-I. FRANCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Letonja. Gramms. Nitescu, Schröder, Fritz, Daza. 5,8,14-I. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Ettinger. Halmen. Plech, Fantini, Porretta, Dobber. 6,9,12-I. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Ettinger. Everding. Bauer, Breslik, Trekel, Queiroz. 19,23,26-I. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Jordan. Wieleer. Beczala, Jenis, Naglestad, Diadkova. 20,24,26,27,30-I. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Renne. Adlon. Samuil, Giordano, Daza, Carolis. 22,25,31-I. SIMON BOCCANEGRA (Verdi). Shanahan. Loy. Lucic, Szabó, Kränzle, Raspagliosi. 1-I. L’ORFEO (Monteverdi). Venanzoni. Hermann. Gerhaher, Rolph, Stallmeister, Plock. 3,6,9-I. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Nielsen. Bernardi. Nagy, Webster, Mühleck, Plock. 5-I. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Friend. Muraurer. Doneva, Behle, Frank, Myllys. 6,12I. IL TRITTICO (Puccini). Luisotti. Guth. Lucic, Ventre, Krause, Juon. 13,17,19,25,27-I. PIKOVAIA DAMA (Chaikovski). Edwards. Linti. Kampe, Aken, Myllys, Marsh. 18,20,24,26-I. BRUSELAS GINEBRA WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG LA MONNAIE GRAND THÉÂTRE WWW.LAMONNAIE.BE WWW.GENEVEOPERA.CH DIDO AND ÆNEAS (Purcell). Cremonesi. Waltz. Connolly, Willcox, Fouchécourt, Ricci. 12,13,15,16,17I. GIULIO CESARE IN EGITTO (Haendel). Jacobs. Herrmann. Zazzo, Mijanovic, Piau, Niese. 20,22,23,25,26,29,30,31-I. DA GELO A GELO (Sciarrino). Ceccherini. Brown. Radziejewska, Uehlein, Mayer, Hofmeister. 23,25,27,29,31-I. DRESDE WWW.SAOCARLOS.PT SEMPEROPER DAS MÄRCHEN (Nunes). Rundel. Gruber. Schill, Schindler, Watts, Nkuna. 25,27,29-I. WWW.SEMPEROPER.DE DIE LUSTIGE WITWE (Lehár). Honeck. Savary. Emmerlich, Teuscher, Seiffert, Schnitzer. 3-I. LA BOHÈME (Puccini). Delacôte. Brandt. Kang, Rasmussen, Pohl, Kim. 5,9,14,21-I. DAS RHEINGOLD (Wagner). Schneider. Decker. Rasilainen, Martinsen, Mayer. 6,8-I. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Zimmer. Freyer. Eder, Rasmussen, Kang, Marquardt. 7,12,22-I. DIE WALKÜRE (Wagner). Schneider. Decker. Franz, Salminen, Rasilainen, Theorin. 11,13-I. SIEGFRIED (Wagner). Schneider. Decker. Eberz, Schmidt, Rasilainen, Theorin. 20,23-I. TURANDOT (Puccini). Märkl. Homoki. DeVol, Martinsen, Lobert, Zhang. 26,29-I. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Zagrosek. Decker. Eberz, Butter, Welker, Salminen, Theorin. 27,30-I. FLORENCIA TEATRO RENTINO DEL MAGGIO MUSICALE FIO- LISBOA TEATRO SÃO CARLOS LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK 6-I: Sinfónica de Londres. FrançoisXavier Roth. Música cinematográfica. 12: Sinfónica de Londres. Valeri Gergiev. Leonidas Kavakos, violín. Sibelius, Mahler. 13: Sinfónica de Londres. Valeri Gergiev. Schoenberg, Mahler. 14: Dorothea Röschmann, soprano; Ian Bostridge, tenor; Thomas Quasthoff, barítono; Julius Drake, piano. Schubert, Lieder. 21: Andreas Scholl, contratenor; Ottavio Dantone, clave e. a. Haendel, Cantatas. 22: Sinfónica de Londres. John Eliot Gardiner. Beethoven. 26: Concerto Köln. Evelino Pidò. Natalie Dessay, soprano. Bellini, Cherubini, Verdi. 27: Orquesta de la Suisse Romande. Marek Janowski. Nikolai Luganski, piano. Mozart, Bruckner. 29: Gabrieli Consort. Paul McCreesh. 149 GUÍA JUROWSKI 16-I: Filarmónica de Londres. Jaap van Zweeden. Emanuel Ax, piano. Beethoven, Mahler. 17,24: Orquesta Philharmonia. Vladimir Ashkenazi. Evgeni Kissini, piano. Prokofiev, Debussy, Roussel. 19: Filarmónica de Londres. Roberto Minczuk. John Lill, piano. Beethoven, Rachmaninov. 20: Angela Hewitt, piano. Bach, Clave bien temperado I. 21: Cuarteto Takacs. Haydn, Bartók, Beethoven. 23: Filarmónica de Londres. Emmanuel Krivine. Gidon Kremer, violín. Brahms, Sibelius, Zemlinsky. 25: Filarmónica de Londres. Adam Fischer. Shlomo Mintz, violín. Beethoven, Bartók, Dvorák. 28: Daniel Barenboim, piano, Beethoven. 30: Orquesta de Cámara de Basilea. Paul McCreesh. Angelika Kirchschlager, mezzo. Weber, Berlioz, Mendelssohn. — Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Ravel, Prokofiev, Turnage. 31: Orquesta Philharmonia. Paavo Järvi. Hélène Grimaud, piano. Musorgski, Beethoven, Sibelius. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG LA CENERENTOLA (Rossini). Pidò. Leiser. Kozená, Spence, Degout, Corbelli. 2,4-I. LA TRAVIATA (Verdi). Benini. Eyre. Netrebko, Kaufmann, Hvorostovski, Wade. 14,17,20,23,26,29,30-I. A MIDSUMMER NIGHT’S DREAM (Britten). Macdonald. Fuchs. Towers, Keith, Beesley, Rose. 28,30,31-I. STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Haider. Duncan. Gritton, Strehl, Conners, Dorn. 3,5,8I. ARIODANTE (Haendel). Moulds. Alden. Priante, Evans, Kasarova, Nilon. 6,10,13,16-I. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Sutej. Busse. Zhang, Richards, Michaels-Moore, Humes. 12,17,19-I. IL TURCO IN ITALIA (Rossini). Arrivabeni. Loy. Alaimo, Pendatchansk, Corbelli, Alegret. 20,24,26-I. NABUCCO (Verdi). Carignani. Kokkos. Gavanelli, Antonenko, Prestia, Guleghina. 20,28,31-I. NORMA (Bellini). Haider. Rose. Todorovich, Scandiuzzi, Gruberova, Ganassi. 22,27-I. ELEKTRA (Strauss). Debus. Wernicke. Baltsa, Schnaut, Diener, Goldberg. 30-I. NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG HÄNSEL UND GRETEL (Humperdinck). Jurowski. Schäfer, Coote, Plowright, Langridge, Held. 1,4,8,11,23,26,31-I. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Noseda. Crider, Sala, Blythe, Licitra. 1,5-I. VOINA I MIR (Prokofiev). Gergiev. Mataeva, Semenchuk, Gerello, Ramey. 3-I. MACBETH (Verdi). Levine. Aronica, Ataneli, Relyea. 5,9,12,15-I. DIE WALKÜRE (Wagner). Maazel. Gasteen, Pieczonka, Blythe, Morris. 7,14,28-I. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Chaslin. Garanca, Schade, Vassallo, Praticò. 12,22,26,30-I. MANON LESCAUT (Puccini). Levien. Mattila, Giordani, Croft, Travis. 29-I. MILÁN TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Barenboim. Chéreau. Storey, Meier, DeYoung, Salminen. 2-I. MARIA STUARDA (Donizetti). Fogliani. Pizzi. Antonacci, Devia, Lungu, Meli. 15,18,20,22,26,30-I. CYRANO DE BERGERAC (Alfano). Fournillier. Zambello. Domingo, Rradvanovsky, Spagnoli, Alberghini. 29-I. PARÍS 9-I: Nicholas Angelich, piano. Schubert, Beethoven. (Teatro de los Campos Elíseos [www.theatrechampselysees.fr]). 10: Orquesta Nacional de Francia. ANGELICH TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 150 Daniel Harding. Stephen Hough, piano. Dvorák, Brahms. (T. C. E.). 12: La Grande Écurie et la Chambre du Roi. Coro de Cámara de Namur. Jean-Claude Malgoire. Gubisch, Auvity, Daneman, Fechner, Rossini, Ciro en Babilonia (versión de concierto). (T. C. E.). 14: Il Seminario Musicale. Gérard Lesne. Cangemi, Novelli, Buet. Bononcini, Durante, Caldara. (T. C. E.). 15: Orquesta de Cámara de Basilea. Paul McCreesh. Angelika Kirchschlager, mezzo. Weber, Berlioz, Mendelssohn. (T. C. E.). 16: Orquesta de Cámara de Lausana. Christian Zacharias, piano y director. Mendelssohn, Chopin. (T. C. E.). 16,17: Orquesta de París. Marek Janowski. Isabelle Faust, violín. Dvorák, Stravinski, Brahms. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 17: Nikolai Luganski, piano. Schumann, Prokofiev, Liszt. (T. C. E.). 18: Sinfónica de la Radio de Colonia. Semion Bichkov. Hilary Hahn, violín. Stravinski, Glazunov, Shostakovich. (T. C. E.). 22: Concerto Köln. Evelino Pidò. Donizetti, Bellini, Verdi. (T. C. E.). 23,24: Coro y Orquesta de París. Marin Alsop. Stravinski, Rachmaninov. (S. P.). 24: Orquesta Nacional de Francia. Alain Altinoglu; Gautier Capuçon, violonchelo. Stravinski, Prokofiev, Chausson. (T. C. E.). 28: Filarmónica de Praga. Daniele Callegari. Rolando Villazón, tenor. Boito, Cilea, Verdi. (T. C. E.). 30: Cuarteto Alban Berg. Haydn, Berg, Schubert. (T. C. E.). 30,31: Orquesta de París. Christoph Eschenbach. Daniel Barenboim. Dvorák, Brahms. (S. P.). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR DIE FRAU OHNE SCHATTEN (Strauss). Kuhn. Wilson. Villars, Westbroek, Henschel, Hawlata. 21,24,28,31-I. CARDILLAC (Hindemith). Ono. Engel. Grundheber, Denoke, Ventris, Minutillo. 29-I. THÉÂTRE CHÂTELET WWW.CHATELET-THEATRE-COM VÉRONIQUE (Messager). Spinosi. Ardant. Henschel, Perruche, Lamprecht, Alvaro. 21,22,24,26,27,29,31-I. VENECIA TEATRO LA FENICE WWW.TEATROLAFENICE.IT LA RONDINE (Puccini). Rizzi. Vick. Cedolins, Giordano. 26,27,29,30,31-I. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 12,13-I: Sinfónica de Viena. Fabio Luisi. Strauss, Brahms. 14: Nikolai Znaider, violín; Robert Kulek, piano. Beethoven, Schumann, Schoenberg. 15: Trío Altenberg. Preussen, Beethoven. 18: Cuarteto Takács. Haydn, Bartók, Beethoven. 30,31: Sinfónica de Viena. Manfred Honeck. Wellesz, Bruckner. WIENER STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.DE DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). De Billy. Dussmann, Kulman, Tonca, Skovhus. 1,2-I. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Carignani. Garanca, Siragusa, Sramek, Eröd. 4-I. WERTHER (Massenet). Armiliato. Koch, Villazón, Eiche. 5,8,11-I. SALOME (Strauss). Soltesz. Baechie, Nylund, Roider. 6-I. L’ELISIR D’AMORE (Donizetti). Eschwé. Gheorghiu, Korchak, Daniel. 10,28-I. DIE MEISTERSINGER VON NÜRN- GHEORGHIU SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 11,12,13-I: Marc Albrecht. Sol Gabetta, violonchelo. Shostakovich, Debussy, Janácek. 19,20: Markus Poschner. Christian Tetzlaff, violín. Martinu, Szymanowski, Dvorák. 24,25,26: Jonathan Nott. Pärt, MacMillan, Shostakovich. ZACHARIAS Joshua, Webster, Prina, Lehtipuu, Lemalu. Haendel, Resurrezione. BERG (Wagner). Thielemann. Merbeth, Struckmann, Anger, Botha. 12,16,19,23,26-I. DON GIOVANNI (Mozart). Koenigs. Iveri, Briban, Pirgu, Muraro. 14,17,20,22-I. MANON (Massenet). Armiliato. Amsellem, Villazón, Dumitrescu, Eiche. 18,21,25-I. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH HANSEL UND GRETEL (Humperdinck). Hamar. Corsaro. Friedli, Kohl, Kaluza, Vogel. 1-I. IL TROVATORE (Verdi). Fischer. Del Monaco. Gallardo-Domâs, D’Intino, Álvarez, Nucci. 2,6-I. LA JUIVE (Halévy). Rizzi. Pountney. Hartelius, Blancas, D’Intino, Shicofff, Polgár. 4,8,12,16,20-I. TURANDOT (Puccini). Gilbert. Del Monaco. Marrocu, Mosuc, Cura, Daniluk. 6-I. RIGOLETTO (Verdi). Santi. Deflo. Mosuc, Nikiteanu, Vargas, Nucci. 11-I. LE CID (Massenet). Plasson. Joël. Kabatu, Rey, Cura, Hört. 13,17,19,22,26,29-I. LA FINTA GIARDINIERA (Mozart). Hamar. Moretti. Mei, Kohl, Nikiteanu, Janková. 18,25,31-I. IM SCHATTEN DES MAULBEERBAUMS (Rushton). Weikert. Nicolet. Friedli, Guo, Murga, Mayr. 27,30-I. SOCIOS BENEFACTORES ANTENA 3 TELEVISIÓN CONFEDERACIÓN ESPAÑOLA DE CAJAS DE AHORROS F.TAPIAS Desarrollos Empresariales FUNDACIÓ PRIVADA DAMM FUNDACIÓN ALICIA KOPLOWITZ FUNDACIÓN CAJA MADRID FUNDACIÓN CAJASUR FUNDACIÓN TELEFÓNICA FUNDACIÓN WELLINGTON GRUPO PRISA SIDERURGICA AÑÓN TF EDITORES UNIÓN FENOSA VIAJES MUNDO AMIGO SOCIOS PROTECTORES Le invitamos a hacerse socio y amigo del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia y con e l l o l i g a r á s u e m p re s a a u n a institución que desempeña un papel activo en la vida cultural de nuestro país, al mismo tiempo que disfrutará de las ventajas especiales exclusivas para socios: viajes, cursos, visitas guíadas, talleres infantiles,etc. L a A s o c i a c i ó n re ú n e a t o d a s aquellas personas y entidades que quieren contribuir al enriquecimiento del Museo. Su colaboración permite enriquecer l a s c o l e c c i o n e s y d e s a r ro l l a r programas de difusión y apoyo para favorecer la experiencia del arte moderno y contemporaneo. ABERTIS INFRAESTRUCTURAS AIAF MERCADO DE RENTA FIJA ALCALIBER AMPER ANSORENA AON GIL Y CARVAJAL ARCELOR ESPAÑA ASEA BROWN BOVERI AXA ART VERSICHERUNG BANCO BILBAO VIZCAYA ARGENTARIA BANCO GALLEGO BANCO PASTOR BASSAT, OGILVY COMUNICACIÓN BERGÉ Y COMPAÑIA BLOOMBERG LP BODEGAS VEGA SICILIA BP ESPAÑA CAJA GRANADA CAJASTUR - OBRA SOCIAL Y CULTURAL CALYON, Sucursal en España CANDEA INDUSTRIAS PLÁSTICAS CASBEGA CHRISTIE'S IBÉRICA COMPAÑiA LOGÍSTICA DE HIDROCARBUROS CLH CROMOTEX DESARROLLO INMOBILIARIO PINAR DRESDNER BANK AG E.P. RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA EBRO PULEVA EDICIONES CONDÉ NAST EDITORIAL SÍNTESIS, S.A. EL CORTE INGLÉS ELECTRA DEL JALLAS ENUSA INDUSTRIAS AVANZADAS ERNST AND YOUNG ESPELSA EXPANSIÓN EXTERIOR F.P. & ASOCIADOS, ABOGADOS CONSULTORES FERNANDEZ DE ARAOZ MARAÑÓN, ALEJANDRO FINISTERRE FREIXENET FUNDACIÓ LA CAIXA FUNDACIÓ PUIG FUNDACIÓN ACS FUNDACIÓN AENA FUNDACIÓN ALTADIS FUNDACIÓN BANCAJA FUNDACIÓN BANCO SABADELL FUNDACIÓN CAIXA GALICIA-CLAUDIO SAN MARTÍN FUNDACIÓN COCA-COLA ESPAÑA FUNDACIÓN CRUZCAMPO FUNDACIÓN CUATRECASAS FUNDACIÓN DE FERROCARRILES ESPAÑOLES FUNDACIÓN DELOITTE FUNDACIÓN DR. 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Andris Nelsons salió de un brinco de entre bastidores empuñando la batuta como si fuera un estoque y se metió de lleno en un Don Juan de Strauss que, en un segundo, cambió el sonido de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham que yo había conocido. Hubo una brillantez casi cegadora, un calor intenso y un silencio como un estallido que habló con más fuerza que la música. Como la quietud que sucede a la explosión de una bomba. Las caras de los músicos mientras se escuchaban unos a otros revelaron que eso no pasaba todos los días. En la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorák, Nelsons eliminó los clichés de unos muchachitos con sus bicicletas repartiendo pan y convirtió una partitura que ha sido tocada hasta el aburrimiento en algo original e inédito. Al final, cuando pidió a los solistas que se levantaran para saludar, se quedaron en sus asientos y siguieron aplaudiéndole. “Gracias por toda su energía” dijo, lanzando a todos una gran sonrisa después del concierto; “y a partir de ahora hay que mantenerse ahí arriba todo el tiempo”. “Nos quedamos atónitos”, dijo un músico. “Estamos enamorados”, comentó otro sonrojado. Incluso los llamados músicos pre-rattleítas, que han tocado en Brum desde la época industrial, salieron a la llovizna caminando con brío. Andris Nelsons de 28 años, es alto, desgarbado y se nota que no ha tenido trato con peluqueros ni gente de relaciones públicas. Ni está seguro de cómo se debe escribir su apellido. “Podría proceder de Nilsson, que es sueco”, conjeturó, “o, por supuesto, del gran almirante británico que en 1801 (como saben todos los letones) liberó las rutas de navegación del Báltico en la batalla de Copenhague. Fuera lo que fuese, Nelsons es el nuevo mago de la batuta en el podio mundial, el director musical centelleante. Fue introducido en la música a los cuatro años, cuando su madre fundó el primer grupo de música antigua de Riga —una verdadera revolución bajo el gobierno soviético— y se encontró cantando desde repertorio inglés del renacimiento —Tallis, Byrd, Gibbons— a los versos de la Biblia del rey Jacobo. A los cinco años, le llevaron a la Ópera de Riga, que Wagner había dirigido en la década de 1840, para ver Tannhäuser. “No dejé de llorar durante días”, me contó. “Sabía que no podía vivir sin aquello”. Empezó en una escuela de música a los seis años y tocaba la trompeta en una orquesta. Si un profesor llegaba tarde al ensayo, él, a los dieciséis años, cogía la batuta. “Me sentía muy bien, no estaba nervioso, era lo que tenía que hacer”. Una noche se puso enfermo un trompeta de la Filarmónica de Oslo, que estaba de gira con el hijo más famoso de Letonia, Mariss Jansons, como director. “Antes del concierto, el gerente daba vueltas nervioso por el teatro preguntando si alguien tocaba la trompeta. Me presenté. Tocar la Sinfonía Fantástica sin un ensayo le valió una entrevista con Jansons y una oportunidad de convertirse en su discípulo, “un sueño hecho realidad, pues la forma de Jansons de acercarse a la música, su fantasía, están tan cerca de mi alma…” La manera de hablar pensativa, áspera y ligeramente repetitiva de Nelsons es un reflejo de los gestos de su ídolo, al igual que el modo que tiene de usar sus dedos cuando dirige. Pero hay pocas similitudes en sus interpretaciones de Strauss y de Dvorák. Jansons consigue fuerza y precisión mientras Nelsons extrae sutilezas del conflicto interno. A los veinticuatro años, Nelsons fue nombrado director principal de la Ópera de Riga, donde por primera vez en un siglo interpretó a Wagner en alemán, atrayendo así la atención de los críticos extranjeros. Empezaron a hablar de él. El director ejecutivo de la CBSO, Stephen Maddocks, le oyó dirigir en Múnich y, aunque tenía fecha para un concierto con él en el mes de marzo, decidió que sus músicos necesitaban verle antes. Birmingham buscaba un nuevo director principal y tiene la costumbre de enamorarse a primera vista. En 1979, la CBSO eligió a un jovencito de Liverpool, de veinticuatro años y con el pelo rizado, la envidia de cualquier chica. Para cuando Simon Rattle dejó la orquesta en 1997, Birmingham tenía la mejor sala de conciertos de todo el Reino Unido y la mejor orquesta fuera de Londres. El sucesor de Rattle, que firmó con la orquesta tras su segundo ensayo, era un finlandés de suaves mejillas y apenas 30 años, un novato de la batuta que había sido violinista en la Orquesta de la Radio de Helsinki. Sakari Oramo pulió el sonido de la cuerda —lo que nunca fue el fuerte de Rattle— y diversificó la programación antes de anunciar su marcha, dando así a la orquesta una temporada entera para probar a varios jóvenes contendientes como Ed Gardner, director musical de la ENO, Robin Ticciati, de la Glyndebourne Touring Opera, el israelí Ilan Volkov, de la Sinfónica de la BBC de Escocia, y el prometedor checo Jacob Hrusa. Pero ninguno consiguió el puesto. Poco antes del comienzo de la temporada en septiembre, Nelsons llegó para dirigir una prueba acústica en la Town Hall, recién reformada por la bonita suma de 35 millones de libras esterlinas. Antes de que acabara el día, Maddocks empezó a recibir mensajes de los músicos: “¿Qué esperas para contratarle?”. “Lo sabíamos en media hora”, dijo uno de los veteranos. “Andris nos paró un momento para explicar un pasaje que habíamos tocado muchas veces y luego, cuando lo ensayamos, sonó totalmente nuevo”. “Para mí,” dice Nelsons, “la química humana es esencial. Hacer música es tan sensible que necesito sentir que más de un setenta por ciento de los músicos está conmigo. Esta orquesta quiere trabajar duro. Me anima tanto que quieren trabajar de la misma forma que yo, quieren crear ideas. Todo lo olvidamos por la música”. Estamos sentados en una sala construida siguiendo un diseño de Rattle, con un bar bien surtido y Nelsons repasa ideas para renovar ciertas cosas. Quiere mantener diálogos con el público, coloquios después de los conciertos, sobre la música y la vida, “cuando mi inglés sea mejor,” dice. Durante un ensayo, titubeando en busca de una palabra, pidió un sonido “inerte”. Me da la impresión de que es un hombre que sabe exactamente lo que quiere y cómo conseguirlo. No le gustan los ciclos rutinarios para celebrar los aniversarios de compositores pero sí emparejar obras de diferentes épocas, el madrigalista italiano Gesualdo, por ejemplo, con un minimalista postmoderno. Una vez juntó Vida de héroe de Strauss con la Misa Nelson de Haydn, dos aspectos opuestos del valor, tanto nacional como imperial. Pasa gran parte de su tiempo libre, y gasta su dinero, comprando discos, libros y partituras. El verano pasado apareció en el Prom dirigido por Jansons con compras por valor de tres mil libras. Su novia es una soprano de la Ópera de Riga que recientemente cantó Mimí en Ámsterdam. En Letonia, su gran éxito se refleja en los titulares de los periódicos y críticos de varias ciudades europeas estuvieron en su estreno en Birmingham. Desconcertado por la rapidez de los acontecimientos, Nelsons busca poner las cosas en su contexto. “Lo primero que cualquiera que vive fuera del Reino Unido conoce de Birmingham es la orquesta y su sala”, se atreve a decir. “Eso es lo que sé desde muy pequeño. No conozco ni siquiera los nombres de los equipos de fútbol. Es un lugar maravilloso para la música… para el futuro”. Norman Lebrecht www.scherzo.es JOAQUÍN ACHÚCARRO Martes, 29 de enero de 2008. 20:00 h piano GRIGORI SOKOLOV Lunes, 11 de febrero de 2008. 20:00 h piano PAUL LEWIS Martes, 25 de marzo de 2008. 20:00 h piano MAURIZIO POLLINI Martes, 15 de abril de 2008. 20:00 h piano KRYSTIAN ZIMERMAN Lunes, 5 de mayo de 2008. 20:00 h 1 2 3 4 5 piano ORGANIZA: PATROCINA: ANDRÁS SCHIFF Miércoles, 11 de junio de 2008. 20:00 h piano LARS VOGT Martes, 14 de octubre de 2008. 20:00 h piano PIERRE-LAURENT AIMARD Martes, 18 de noviembre de 2008. 20:00 h piano CHRISTIAN ZACHARIAS Martes, 25 de noviembre de 2008. 20:00 h piano LEIF-OVE ANDSNES Martes, 9 de diciembre de 2008. 20:00 h 6 7 8 9 10 piano COLABORAN: 6 1 2 RECITAL RECITAL 3 RECITAL LUNES, 12 DE NOVIEMBRE DE 2007. 20 HORAS MARTES, 18 DE DICIEMBRE DE 2007. 20 HORAS EDUARDO FERNÁNDEZ, PIANO VALENTINA IGOSHINA, PIANO BERTRAND CHAMAYOU, PIANO ESPAÑA ORGANIZAN: RUSIA LUNES, 14 DE ENERO DE 2008. 20 HORAS FRANCIA COLABORAN: Bernarda Fink ,m euOl opmn o Aoger Vignoles ,ol.no Sábado 13defeb,," - 10h. Ed, ..d6rleo I Jo han n~ aohms lukerman Chamber Players U.Sitkovetsky .,lolin / J.Moser .•10lonclJelo A.Aosado. ~,no / Profesores delaUSCyL Lu nes18deenero. lOh. ~b~.~ Bmb ••1fIal¡!dlIber1 Jerusalem String Uuanet ltu1!lJ .R _ dIl C CII D I ~emes ajefebl. ' -roh. J"" hHanlll BilaBOl. I J,ha.. , B'.... ODi'go IDd elebre " - 19l. llIIwi g", Besito." I Yeoacl e.Wieseooem I ~eksaodl B••• n j ¡ ~ Junta de ca stilla y León =:.:.'::" ....:::: ...._ CentroCultural ~ Miguel Delibes~ Marte s4deliarlO· lOb. An IDOO ~mák I Feli l Uendelss ohnI JohannesBrOOm s U.Silkovetsky ,.jo fin/B.Uavidovich ,pi.. Profesores delaUSCyL lunes1O~e 113111• ZO IL llllwio ... Bes" • •" I R,benSdIJ. am Cuaneto Casal s Sibad , 19de."" -roh lra~ J", pbHa nlll Wnlfua" Allade .. Y ~I l"fonMci6tt Cenno CdnIaIM9-eI OeIiIes A'o1!I'lida Mooasteoo ~ Sei'aadePríKkl. 2 47111 4YílDadc*l 1Te!!Jl3 3l!i004 / _.~.es
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