IEDEE, Vol. 15, Nº 2
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INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA V.15 - Nº 2 Año 2009 ISSN: 1135-2523 Edita: AEDEM, Academia Europea de Dirección y Economía de la Empresa Imprime: Impresores de Galicia, S.L. Depósito Legal: C-492 / 95 ACADEMIA EUROPEA DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ACADEMIA EUROPEA DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA Presidente de Honor José María FERNÁNDEZ PIRLA • Universidad Complutense de Madrid Miembros de Honor Josep ABELLÓ I PADRÓ Carmela ARIAS Y DÍAZ DE RÁBAGO • Condesa de Fenosa Camilo CIMOURDAIN DE OLIVEIRA • Universidad Portugalense Presidente Camilo PRADO FREIRE • Universidad Rey Juan Carlos Vicepresidentes Jaime GIL ALUJA • Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras Luís Tomás DÍEZ DE CASTRO • Universidad Complutense de Madrid Álvaro CUERVO GARCÍA • Universidad Complutense de Madrid Matilde FERNÁNDEZ BLANCO • Universidad de Valencia Arturo RODRÍGUEZ CASTELLANOS • Universidad del País Vasco Secretaria General Encarnación GONZÁLEZ VÁZQUEZ • Universidad de Vigo Vicepresidente Tesorero Enrique MARTÍN ARMARIO • Universidad de Sevilla ACADEMIA EUROPEA DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA Coordinadora de Relaciones Internacionales Pilar LAGUNA SÁNCHEZ • Universidad Rey Juan Carlos Coordinadora Adjunta de Relaciones Internacionales Cristine GAUTREAU • IAE-Bordeaux Vocales • España Fernando CASADO JUAN • Universidad de Barcelona - Instituto de la Empresa • Francia Gèrard HIRIGOYEN • Université de Bordeaux • Bielorrusia Victor KRASNAPROSHIN • Univ. Estatal de la República de Bielorrusia-Minsk • Rumanía Horia-Nicolai TEODORESCU • Universidad Politécnica de IASI • Bulgaria Hristo DALKALACHEV • Universidad de Economía Nacional y Mundial Sophia ACADEMIA EUROPEA DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA Consejeros Científicos • Área de Dirección de Empresas Emilio DÍEZ DE CASTRO • Universidad de Sevilla Manuel GUISADO TATO • Universidad de Vigo • Área de Finanzas Ana Isabel FERNÁNDEZ ÁLVAREZ • Universidad de Oviedo Carlos GARCÍA-GUTIÉRREZ FERNÁNDEZ • Complutense de Madrid • Área de Marketing Enrique C. DÍEZ DE CASTRO • Universidad de Sevilla Miguel MARTÍN DÁVILA • Universidad Complutense de Madrid Carmelo MERCADO IDOETA • Universidad Rey Juan Carlos • Área de Producción José A. DOMÍNGUEZ MACHUCA • Universidad de Sevilla Esteban FERNÁNDEZ SÁNCHEZ • Universidad de Oviedo • Área de Recursos Humanos Edelmira NEIRA FONTELA • Univ. de Santiago de Compostela Ramón VALLE CABRERA • Universidad "Pablo de Olavide" ACADEMIA EUROPEA DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA Director de Revista Europea de Dirección y Economía de la Empresa José Antonio VARELA GONZÁLEZ Universidad de Santiago de Compostela Director de Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa Manuel GUISADO TATO • Universidad de Vigo Directora de AEDEM-Virtual Mercedes VILA ALONSO • Universidad de Vigo Director del Índice de Citas de Dirección y Economía de la Empresa Aedem Bibliográfica Ricardo M. HERNÁNDEZ MOGOLLÓN • Univ. de Extremadura INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto 2009 DIRECTOR Manuel GUISADO TATO Universidad de Vigo CONSEJO CIENTÍFICO Carmen BARROSO CASTRO Universidad de Sevilla Jaime GIL ALUJA Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras Elie COHEN Université Paris-Dauphine Hristo DALKALACHEV Universidad Nacional y Mundial de Sophia Victor KRASNOPROSHIN Universidad Estatal de la República de Bielorusia. Minsk Pablo A. MUÑOZ GALLEGO Universidad de Salamanca Enrique C. DÍEZ DE CASTRO Universidad de Sevilla Heinz-Jürgen SCHEIBE Honchschule Bremerhaven Mikhail A. ESKINDAROV The Finance Academy under the Government of the Russian Federation Horia-Nicolai TEODORESCU Universidad Politécnica de IASI COMITÉ DE REDACCIÓN Attilio CELANT Sapienza Universitá di Roma Antonio RODRÍGUEZ ROJAS Universidad Nacional de Asunción José A. DÍEZ DE CASTRO Universidad de Santiago de Compostela Walter ROSSI BAYARDO Universidad de la República del Uruguay Teodoro RIBERA NEUMANN Universidad Autónoma de Chile Carlos SAN ANDRES RIVADENEIRA Universidad de Guayaquit Fernando A. RODRÍGUEZ MARTÍNEZ Universidad de La Salle. Bogotá Antonio TERCEÑO GÓMEZ Universidad Rovira i Virgili SECRETARIO Tony CRESPO FRANCO Universidad de Vigo INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto 2009 INDICE LOS TEST ESTADÍSTICOS Y LA EVALUACIÓN DE ESCALAS; EL CASO DE LA VALIDEZ DISCRIMINANTE Martínez García, J.A. y Martínez Caro, L. ………………………………………………………15-24 ANÁLISIS DEL VALOR DE MARCA DE LAS ENTIDADES FINANCIERAS: EL EFECTO HALO Y EL MODELO DE ELECCIÓN DISCRETA García de los Salmones Sánchez, M.M.; Pérez Ruíz, A. y Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. ……………………………………..………………….…25-42 INNOVACIÓN TECNOLÓGICA, SISTEMAS Y TÉCNICAS UTILIZADAS EN LA I+D POR LOS PROVEEDORES DIRECTOS EN CATALUÑA DE LOS FABRICANTES DE AUTOMÓVILES Llorente Galera, F. …………………………………………………………..……………….….…43-62 INSTRUMENTOS DE PROMOCIÓN DE LOS VINOS EN LOS RESTAURANTES DE ALTO NIVEL Gil Saura, I.; Berenguer Contrí, G. y Ruiz Molina, M.E. ……………………..……….………63-76 ANÁLISIS DE LA RENTABILIDAD DEL SECTOR TURÍSTICO EN LAS ISLAS BALEARES. POLÍTICAS DE REFLOTAMIENTO Martorell Cunill, O. y Mulet Corteza, C. ………………………………….………………….…77-92 INNOVACIÓN COMO CAMBIO INSTITUCIONAL: UNA APROXIMACIÓN DESDE LAS TEORÍAS DE LA COMPLEJIDAD Guia Julve, J.; Prats Planagumà, L. y Comas Trayter, J. …………………..……….………93-104 ANÁLISIS TEÓRICO DE LA RELACIÓN ENTRE DIVERSIFICACIÓN CORPORATIVA Y RESULTADOS EMPRESARIALES Benito Osorio, D. …………………………………………………………..…………...….….…105-126 LA MEDICIÓN DE LA REPUTACIÓN EMPRESARIAL: PROBLEMÁTICA Y PROPUESTA Martínez León, I.M. y Olmedo Cifuentes, I. …………………………….………………….…127-142 ANÁLISIS DE EVOLUCIÓN DE LA CONFIANZA EN LA INDUSTRIA DEL AUTOMÓVIL ¿HEMOS LLEGADO A LA CONFIANZA IDENTIFICATIVA? Martín Rubio, I. y Peligros Espada, C. ………………………………….………………….…143-158 HACIA UNOS VALORES CULTURALES MÁS EFICACES: EL PAPEL DE LA ESTRATEGIA EN LA CONSECUCIÓN DE MEJORES RESULTADOS Sánchez Quirós, I. ……………………………………………………..…………...….…………159-182 INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto 2009 PRÁCTICAS AMBIENTALES EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN. EL CASO DE LAS EMPRESAS CONSTRUCTORAS ESPAÑOLAS Piñeiro García, P. y García-Pintos Escuder, A. ………………………………….….………182-200 ¿SE PUEDE MEDIR LA NEGOCIACIÓN INFORMADA?: UNA REVISIÓN DE LA METODOLOGÍA BASADA EN LAS COVARIANZAS DE LAS SERIES DE PRECIOS Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.e Ibáñez Escribano, A.M. ………….…...………201-222 INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto 2009 CONTENTS STATISTICAL TESTS AND SCALE ASSESSMENT, THE CASE OF DISCRIMINANT VALIDITY Martínez García, J.A. and Martínez Caro, L. ……………...……………………………………15-24 ANALYSIS OF EQUITY BRAND OF FINANCIAL ENTITIES: HALO EFFECT AND DISCRETE CHOICE MODEL García de los Salmones Sánchez, M.M.; Pérez Ruíz, A. and Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. …………………………………..….……………….…25-42 TECHNICAL INNOVATION, SYSTEMS AND TECHNIQUES USED IN R+D BY CATALONIAN DIRECT SUPPLIERS OF OEMS. Llorente Galera, F. …………………………………………………………..……………….….…43-62 INSTRUMENTS FOR WINE PROMOTION IN HIGH LEVEL RESTAURANTS Gil Saura, I.; Berenguer Contrí, G. and Ruiz Molina, M.E. ……………………..……………63-76 ANALYSIS OF THE EARNING CAPACITY OF THE TOURISM SECTOR IN THE BALEARIC ISLANDS. REFLOATATION POLICIES Martorell Cunill, O. and Mulet Corteza, C. ……………………………….………………….…77-92 INNOVATION AS INSTITUTIONAL CHANGE: A COMPLEXITY APPROACH Guia Julve, J.; Prats Planagumà, L. and Comas Trayter, J. ………………..……….………93-104 THEORETICAL ANALYSIS OF THE RELATION BETWEEN CORPORATE DIVERSIFICATION AND PERFORMANCE Benito Osorio, D. …………………………………………………………..…………...….….…105-126 MEASUREMENT OF CORPORATE REPUTATION: PROBLEMATIC AND PROPOSAL Martínez León, I.M. and Olmedo Cifuentes, I. ………………...……….………………….…127-142 ANALYSIS OF EVOLUTION OF TRUST IN THE AUTOMOTIVE INDUSTRY: HAVE WE COME TO THE IDENTIFICATION-BASED TRUST? Martín Rubio, I. and Peligros Espada, C. ………………………………………………….…143-158 TOWARDS THE MOST EFFICIENT ORGANIZATIONAL VALUES: THE ROLE OF ORGANIZATIONAL STRATEGY TO GET BETTER RESULTS Sánchez Quirós, I. ……………………………………………………..…………...….…………159-182 INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto 2009 ENVIRONMENTAL PRACTICES IN THE CONSTRUCTION SECTOR. THE CASE OF THE SPANISH CONSTRUCTION FIRMS Piñeiro García, P. and García-Pintos Escuder, A. …………………………...….….………182-200 CAN WE MEASURE THE INSIDER TRADING? A REVIEW OF THE AUTOCOVARIANCES MODELS Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J. and Ibáñez Escribano, A.M. …….……………201-222 Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 15-24, ISSN: 1135-2523 LOS TEST ESTADÍSTICOS Y LA EVALUACIÓN DE ESCALAS; EL CASO DE LA VALIDEZ DISCRIMINANTE Martínez García, J. A. Martínez Caro, L. Universidad Politécnica de Cartagena. Recibido: 6 de octubre de 2007 Aceptado: 11 de diciembre de 2008 RESUMEN: Los test estadísticos se utilizan de forma generalizada como criterio de evaluación de escalas de medida de constructos latentes en organización de empresas y marketing. Sin embargo, la utilización de éstos puede llevar a conclusiones erróneas sobre la validez de las escalas de medida, si no se consideran las divergencias en cuanto al contenido teórico que los conceptos susceptibles de ser medidos poseen. Este trabajo muestra a través de un ejemplo real como, en el caso de los análisis encaminados a estudiar la validez discriminante entre conceptos, existen varios procedimientos estadísticos que ofrecen resultados confrontados. Por tanto, la validez de contenido debe de ser el principal argumento para concluir que dos escalas que miden conceptos dispares, realmente divergen. PALABRAS CLAVE: Validez discriminante, Modelos de ecuaciones estructurales, Validez de contenido, Escalas de medida STATISTICAL TEST AND SCALES ASSESSMENT, THE CASE OF DISCRIMINANT VALIDITY ABSTRACT: There is a widespread use of statistical tests to evaluate measurement scales of latent constructs in the business arena. However, the results of these tests can yield misleading conclusions regarding the validity of measurement scales. Therefore, content validity has to be considered in order to avoid misleading outcomes. Through an empirical example, this paper shows how different statistical tests used to analyse discriminant validity yield ambiguous findings. Consequently, discriminant validity should be theoretically established. KEYWORDS: Discriminant validity, Structural equation modelling, Content validity, Measurement scales 1. INTRODUCCIÓN La validez de las mediciones de los constructos o variables utilizados en marketing es una condición indispensable para el desarrollo y contraste de teorías científicas. No es de extrañar, por tanto, la gran importancia que se le otorga a los métodos de validación en la literatura de las ciencias sociales, sobre todo a raíz de los trabajos de Cattel (1946), Cronbach y Meehl (1955) o Campbell y Fiske (1959). Tradicionalmente, se afirma que la forma de medir un constructo es válida si las medidas implementadas miden realmente lo que pretenden medir (Cook y Campbell, 1979). A lo largo de la literatura se han propuesto diversos criterios para llevar a cabo ese proceso de validación (ej. Steenkamp y van Trijp, 1991), siendo la validez convergente y discriminante dos de los más utilizados, y que posiblemente más estrechamente se han ligado a la idea de validez de constructo. De este modo, y a partir de los argumentos de Campbell y Fiske (1959), se afirma que, para que unas medidas sean válidas, las medidas de un mismo constructo deben correlacionar altamente entre ellas (validez convergente), y que esa correlación debe ser mayor que la que exista con respecto a las medidas propuestas para otro constructo distinto (validez discriminante). No obstante, existe un amplio debate en la literatura sobre el propio concepto de validez y las diferentes visiones acerca de la importancia de la red nomológica en la validación de Martínez García, J.A.; Martínez Caro, L. mediciones, así como sobre la prevalencia de la perspectiva causal y las implicaciones que ello conlleva en la metodología utilizada por el investigador (ej. Bagozzi et al., 1991; Markus, 1998; Hayduk y Glaser, 2000; Hancock y Mueller, 2001; Borsboom et al., 2004). El objetivo de nuestro artículo no es, sin embargo, participar de esa discusión ni deliberar acerca de las diferentes posturas, sino reflexionar sobre las diferentes formas que habitualmente se utilizan para estudiar la validez discriminante de las mediciones; es decir, una vez que el investigador se posiciona por una de las corrientes en disputa, establece una forma de actuar, y es precisamente esa forma de proceder la que ponemos bajo análisis, y no la filosofía subyacente. 2. ESCENARIO DE ANÁLISIS Vamos a centrar el análisis en las situaciones en las que el investigador plantea varias mediciones por variable utilizando un método común. Asimismo suponemos un marco conceptual que requiere una interpretación realista sobre causalidad (Borsboom et al., 2003), es decir, que cambios en el valor de la variable de interés deben reflejarse en cambios en las mediciones implementadas, y que además, esas mediciones son agregadas finalmente para hallar el valor del constructo subyacente. Este escenario es el más común en los estudios en los que se recoge información del mercado (consumidores, empresas, etc.), aunque lógicamente no refleja todas las situaciones, quedando excluidos, por ejemplo, los estudios que utilizan matrices multi-rasgo multimétodo o los que defienden una concepción formativa sobre la medición. Para ilustrar nuestro razonamiento vamos a considerar que el investigador está interesado en estudiar el efecto de la calidad percibida por el consumidor de un producto (X), sobre las intenciones futuras de mantener una relación comercial con la empresa (Y) (ej. Zeithaml et al., 1996; Brady et al. 2002). Para ello tomamos como referencia el estudio de Martínez et al. (2006) en el contexto de servicios financieros, y donde se analiza una muestra de 207 consumidores. En este estudio se utilizan cuatro indicadores para el constructo “calidad” y tres para la variable “lealtad”, medidos en una escala de intervalo (método común), siendo la media de esos indicadores el valor de referencia de ambas variables. De esta forma podemos plantear un enfoque sencillo de ecuaciones estructurales (Figura 1). Figura 1. Modelo de investigación X λx1 x1 λx 2 λx 3 x2 θ x1 θ x 2 ζ γ λx 4 x3 x4 θ x3 θ x 4 Y λ y1 λ y 2 y1 y2 λy3 y3 θ y1 θ y 2 θ y 3 siendo: λi coeficiente de regresión entre el constructo y cada indicador θi varianza de error de cada indicador γ coeficiente de regresión entre las variables latentes ζ varianza de error de la variable dependiente 16 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 15-24 Los test estadísticos y la evaluación de escalas: El caso de la validez discriminante. 3. FORMAS DE EVALUAR LA VALIDEZ DISCRIMINANTE Llegados a este punto, y tras analizar la consistencia interna (validez convergente) de los indicadores de las dos variables, el investigador suele proceder al estudio de la validez discriminante a través de los siguientes métodos. 3.1. Comparación entre las correlaciones de los indicadores Según las recomendaciones de Campbell y Fiske (1959), como las variables X e Y son indicadores de constructos distintos, existe validez discriminante si todas las correlaciones entre los indicadores de X (Rxx) e Y (Ryy) son significativas y cada una de esas correlaciones es mayor que todas las correlaciones entre indicadores de ambas variables (Rxy). Para ver la precisión de las correlaciones construimos los intervalos de confianza al 95% usando el método de la transformada de Fisher (Rosnow y Rosenthal, 1996) (Tabla 1). Tabla 1. Intervalos de confianza al 95% para las correlaciones entre los indicadores X1 X2 X3 X4 Y1 Y2 X1 1 X2 (0.56; 0.72) X3 (0.58; 0.73) (0.64; 0.78) 1 X4 (0.44; 0.63) (0.63; 0.77) (0.60; 0.75) 1 Y1 (0.43; 0.62) (0.52; 0.69) (0.46; 0.65) (0.55; 0.71) 1 Y2 (0.35; 0.57) (0.49; 0.67) (0.40; 0.60) (0.45; 0.64) (0.51; 0.69) 1 Y3 (0.42; 0.62) (0.56; 0.72) (0.50; 0.68) (0.54; 0.71) (0.61; 0.76) (0.68; 0.80) Y3 1 1 Rápidamente se constata, que aunque todas las correlaciones intravariables (Rxx;Ryy) son ampliamente diferentes de cero, los intervalos de confianza se solapan con los de las correlaciones intervariables (Rxy) en un gran número de casos. Sin embargo, y dado que entran en juego comparaciones entre correlaciones dependientes, en este caso deberían analizarse 72 comparaciones (6 x 12) entre Rxx y Rxy , y 36 comparaciones (3 x 12) entre Ryy y Rxy. Para ello, habría que calcular la significación de las comparaciones a través de la Z de Steiger (Steiger, 1980) para el caso de correlaciones superpuestas, o del estadístico ZPF (Steiger, 1980) para el caso de correlaciones no superpuestas. Dado el tedioso procedimiento de cálculo (108 comparaciones), nos limitamos a mostrar cuatro ocasiones en las que las correlaciones no pueden considerarse diferentes y cuatro en que sí lo son (Tabla 2). Tabla 2. Muestra de comparación de correlaciones Rx1x4 ; Rx1y1 Ry1y3 ; Ry1x4 Rx1x2 ; Rx1y1 Ry1y3 ; Ry1x1 Z de Steiger 0.21 1.20 2.32 3.20 Rx1x4 ; Rx3y2 Ry1y2 ; Rx4y3 Rx31x4 ; Rx1y2 Ry2y3 ; Rx4y1 ZPF 0.49 0.80 3.90 2.23 * Valor crítico (95%) de Z y ZPF para el test de una cola: 1.65 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 15-24 ISSN: 1135-2523 17 Martínez García, J.A.; Martínez Caro, L. Por tanto, según este criterio, los indicadores de ambas variables no cumplen de manera plena con uno de los criterios de validez discriminante exigidos. 3.2. Comparación entre la varianza compartida y la varianza extraída. Fornell y Lacker (1981) proponen que existe validez discriminante entre dos variables 2 ) entre pares de constructos es menor que la varianza latentes si la varianza compartida ( RXY extraída ( ρ vc ) para cada constructo individual. Este último indicador hace referencia a la cantidad de varianza capturada por el constructo en relación a la cantidad de varianza debida al error de medida: p ρvc ( constructo ) = ∑λ 2 i i =1 p p ∑ λ + ∑Var (θ ) i =1 2 i i =1 i siendo λi el coeficiente de regresión estandarizado entre el constructo y cada indicador y θi los errores de medida de cada indicador. En nuestro ejemplo, analizamos el modelo factorial confirmatorio (S-Bχ2: 25.60; gl: 13; p: 0.019) y tras calcular el intervalo de confianza para el coeficiente de correlación múltiple usando el software R2 (Steiger y Fouladi, 1992), 2 no puede considerarse diferente a ρ vc ( X ) y ρ vc (Y ) (Tabla 3), por lo que de obtenemos que RXY nuevo no se cumple el criterio propuesto sobre la validez discriminante de las medidas. Tabla 3. Varianza compartida (IC al 95%) y varianza media extraída X R 2 XY ρvc Y (0.59; 0.74) 0.654 0.685 3.3. Intervalo de confianza entre las correlaciones Anderson y Gerbing (1988) proponen que si el intervalo de confianza al 95% para las correlaciones entre constructos no incluye el 1, se puede afirmar que existe validez discriminante. Este criterio es, por supuesto, mucho menos restrictivo que los anteriores, y de muy fácil cumplimiento, ya que es bastante improbable que dos medidas correlacionen perfectamente, sobre todo cuando el tamaño de la muestra no es pequeño. En el caso de nuestro ejemplo, la correlación entre las dos variables latentes es de 0.82, con un intervalo de confianza aproximado al 95% de (0.77; 0.86) Sin embargo, bajo nuestra perspectiva, este criterio no debe evaluarse teniendo en cuenta la “distancia estadística”, sino la “distancia práctica”, es decir, considerar el tamaño del efecto frente a la significación estadística (Cohen, 1994). Podríamos considerar, de esta forma, dos alternativas de evaluación. La primera de ellas es tomar como referencia las convenciones de Cohen sobre la importancia de los tamaños de efecto. Para el caso de la correlación, Cohen (1988) propone que tamaños de efecto superiores a 0.5 se pueden considerar de gran relevancia. Por tanto, niveles tan 18 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 15-24 Los test estadísticos y la evaluación de escalas: El caso de la validez discriminante. altos de correlación indicarían una elevada semejanza de la variabilidad conjunta. La segunda opción es convertir la distribución asimétrica del coeficiente de correlación en simétrica a través de la transformada de Fisher, y calcular el percentil de la distribución que se corresponde con el límite superior del intervalo de confianza de la correlación. Esa operación da un percentil del 90,5%, lo que indica la pequeña distancia (menos de 10 punto porcentuales) entre la perfecta correlación y la obtenida en la muestra, y por tanto, cuestiona la divergencia de las medidas. 3.4. Correlaciones en presencia de método común. Las covarianzas entre las medidas de las dos variables podrían ser explicadas por un efecto sistemático no deseado provocado por el método de recogida de información (Podsakoff et al., 2003); de este modo la correlación entre las variables latentes podría verse afectada una vez controlado el efecto método (Figura 2). Figura 2. Efecto del método común Y X x1 x2 x3 y1 x4 y2 y3 MÉTODO El análisis del modelo con la presencia de un efecto método latente mostró un ajuste adecuado: S-Bχ2: 7.088; gl: 6; p: 0.313. Como puede observarse en la Tabla 4, la mayor parte de la variación de los ítems se debe al efecto del método común, lo que hace cuestionar la validez de la información obtenida (sobre todo la fiabilidad de los indicadores). Es más, tras esta corrección por método, los resultados muestran que la correlación entre la calidad percibida y la lealtad es no significativa (0.07), por lo que ambas variables son completamente independientes, aunque el cálculo del valor contranulo de la correlación (Rosenthal y Rubin, 1994) nos indica que la evidencia de que la correlación sea cero es la misma de que sea de 0.137, por lo que podemos afirmar que a nivel de tamaño de efecto existe una pequeña asociación no explicada por el método común de medición. Por tanto, los resultados son totalmente contradictorios a los obtenidos en los epígrafes anteriores. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 15-24 ISSN: 1135-2523 19 Martínez García, J.A.; Martínez Caro, L. Tabla 4. Partición de la varianza Carga factorial variable Carga factorial método Varianza de error Varianza debida a la variable Varianza debida al método X1 1.830 1.00 0.373* 14.52 42.25 X2 1.000 1.08* 0.181* 5.81 66.26 X3 2.315 0.99* 0.137 28.94 51.27 X4 0.699 1.20* 0.268* 2.25 64.64 Y1 0.458 1.39* 0.472* 4.33 57.15 Y2 1.000 1.17* 0.402* 21.81 43.43 Y3 1.138* 1.38* 0.179 27.14 57.91 * p< 0.05 3.5. Diferencia entre valores medios Una simple fórmula es comparar los valores medios de las escalas de medida propuestas. Aunque dos variables estén muy relacionadas y medidas con el mismo método, pueden tener valores medios sustantivamente diferentes, lo que cuestionaría que las escalas de medida no fueran capaces de discriminar entre conceptos. Para ello se halló el tamaño de efecto d de Cohen (1977) usando las indicaciones metodológicas de Dunlap et al. (1996) para muestras relacionadas, y considerando el coeficiente de correlación proveniente del análisis factorial confirmatorio con el fin de tener en cuenta el error de medida. Los resultados (Tabla 5) muestran como se pueden dar interpretaciones muy diferentes de la similitud de las variables atendiendo a si se considera o no los efectos del método de medición. Así, la alta correlación entre las variables latentes obtenida sin efectos del método produce un tamaño de efecto pequeño, mientras que esta magnitud es más que duplicada en caso contrario. Evidentemente, esta disparidad de magnitudes puede llevar a interpretaciones bastante divergentes sobre la capacidad discriminante de las escalas. Tabla 5. Tamaños de efecto entre los valores medios de las variables dependientes Valor medio (Calidad) Valor medio (Lealtad) d d* 3.05 3.28 0.21a 0.48 * Tamaño de efecto al considerar la correlación corregida por el efecto método a Convenciones de Cohen (1988) sobre el tamaño de efecto d: pequeño (0,20), mediano (0,50), grande (0,80) 20 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 15-24 Los test estadísticos y la evaluación de escalas: El caso de la validez discriminante. 3.6. Distancia Discriminante Por último, Martínez (2009) propone el uso de la distancia Discriminante como forma de evaluar la divergencia entre conceptos. Este índice resume la información proveniente de la correlación entre los constructos y su diferencia de medias estandarizada, en un intervalo acotado unitario. El resultado de este cálculo es de 0.162, con un intervalo de confianza al 95% de (0.102 ; 0.252), lo que significa, según las indicaciones de Martínez (2009), una distancia pequeña entre ambos conceptos. 4. TEST DEL MODELO CAUSAL El análisis del modelo de investigación proporciona funciones de ajuste y parámetros estimados idénticos al modelo factorial confirmatorio (son modelos equivalentes) sin tener en cuenta el efecto método, por lo que se puede afirmar que la calidad ejerce una gran influencia sobre la lealtad (explica entre un 59 y un 74% de la variabilidad). Sin embargo las dudas sobre la idoneidad de las escalas de medida propuestas son evidentes tras los análisis previos de validez, por lo que el investigador necesitaría una muy buena justificación para defender su propuesta. 5. LA VALIDEZ DE COTENIDO La respuesta a los problemas derivados de los análisis estadísticos es la apropiada solidez teórica de las escalas propuestas. La validez de contenido hace referencia a la adecuada selección de las medidas de la variable de interés. Esa selección tiene que ser realizada de forma deductiva (Cronbach y Meehl, 1955) y requiere un profundo conocimiento de la materia en cuestión. Es decir, la definición de las variables del estudio condiciona la elección de sus indicadores en el cuestionario (Hayduk, 1996). Por tanto, si dos variables son conceptualmente diferentes y sus respectivas escalas de medición están justificadas suficientemente bien a nivel teórico, los análisis estadísticos basados en covarianzas o correlaciones no deben desembocar en conclusiones ambiguas. Si ambos conceptos son diferentes en su definición y las medidas propuestas son capaces de ser sensibles a las variaciones en esos conceptos, no importa la magnitud de la correlación entre ellos. Ésta es la una de las aseveraciones que perfectamente discuten Borsboom et al. (2004), y que plantea un nuevo camino en la metodología sobre validación de escalas. En el caso de nuestro ejemplo, la calidad es definida como la evaluación que realiza el consumidor sobre la excelencia o superioridad de un servicio (Zeithaml, 1988), y la lealtad es entendida como una actitud de favorabilidad hacia el servicio que puede manifestarse en recomendar y hablar positivamente del servicio y tener la intención de mantenerse fiel a la compañía (Zeithaml et al., 1996). Ambos son conceptos claramente diferenciados, y las escalas propuestas reflejan teóricamente esa divergencia (Tabla 6). Además, los indicadores de la escala de lealtad hacen referencia a comportamientos futuros, es decir, en un tiempo t+1, en oposición a los indicadores de calidad donde la evaluación es realizada por el encuestado en un momento t, y en cuyo juicio intervienen las experiencias en t-1. Esta condición es crucial a la hora de diseño de estudios causales con datos de corte transversal (Kline, 2005), y evita los problemas filosóficos y metodológicos derivados del planteamiento de relaciones no recursivas (Kaplan et al., 2000; Kline, 2006). Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 15-24 ISSN: 1135-2523 21 Martínez García, J.A.; Martínez Caro, L. Tabla 6. Escalas de medida Fuentes Calidad x1. Diría que esta entidad financiera provee un servicio superior x2. Creo que esta entidad financiera ofrece un excelente servicio x3. Esta entidad financiera da altos estándares de calidad del servicio x4. Comparadas con otros bancos o cajas, esta entidad financiera ofrece un excelente servicio Lealtad y1. Recomiendo mi entidad financiera a otras personas y2. Ante cualquier nueva necesidad financiera acudiré sin duda a esta entidad y3. Si tuviera que elegir otra vez, elegiría esta misma entidad Brady y Cronin (2001) Brady y Cronin (2001) Cronin et al. (2000); Teas (1993) Olsen (2002) Nguyen y Leblanc (1998) Rodríguez et al. (2002) Cronin et al. (2000) Por tanto, la validez divergente no debe ser, bajo nuestro punto de vista, evaluada de forma estadística, o al menos, la estadística no debería pesar más que la propia definición de los conceptos y sus mediciones. Así, por ejemplo, en determinadas investigaciones que analizan los gastos familiares en función de los ingresos podríamos encontrarnos con patrones de correlaciones muy parecidos a los mostrados en nuestro estudio. Pero a ninguno de nosotros se nos ocurriría cuestionar la validez de las medidas porque no existiera divergencia a nivel de covarianzas entre ingresos y gastos; ya que ingresos y gastos son dos variables conceptualmente opuestas. Lo mismo ocurre, por ejemplo, entre el peso y la altura de los individuos, cuya correlación ronda el valor 0.80 en la población (Borsboom et al., 2004), y que representan realidades totalmente diferentes, pudiendo ser planteadas en un mismo modelo, y por tanto, siendo susceptibles de estar sujetas a los criterios descritos anteriormente sobre la validez discriminante. 6. CONCLUSIÓN Hemos tratado de mostrar con un ejemplo real, cómo los criterios más utilizados para analizar la validez discriminante de las escalas de medida propuestas para conceptos latentes, pueden llevar a conclusiones engañosas sobre la idoneidad de esas escalas. Operativamente los investigadores suelen realizar, muchas veces de forma mecánica, los análisis estadísticos para testar la validez discriminante una vez justificada la definición de los conceptas y elección de los indicadores. Además, resulta muy complicado encontrar (nosotros no lo hemos hecho) algún investigador que se replantee su estudio porque estadísticamente exista poca evidencia de divergencia entre escalas. Normalmente, se suele continuar la investigación reconocieì4o que las medidas tienen poca validez discriminante pero que otros criterios de validez y la propia definición de los conceptos justifican esa debilidad estadística. Pero entonces, ¿por qué se siguen realizando esos análisis estadísticos?. Bajo nuestro punto de vista, no es necesario embarcarse en esos procedimientos estadísticos para defender la validez discriminante de las escalas, simplemente basta con la correcta delimitación de las variables. Los problemas de sesgo por método común son una realidad en la investigación sobre comportamiento del consumidor, aunque se han propuesto diferentes procedimientos para paliar esa deficiencia (Podsakoff et al., 2003). Sin embargo, a nivel operativo el investigador muchas veces no tiene los recursos suficientes para implementar esos métodos y únicamente puede plantear diseños de investigación como el ilustrado en este artículo. A este respecto, tampoco los resultados estadísticos que devienen de tener en cuenta el método común deben interpretarse sin estar sujetos a crítica. En el ejemplo propuesto Rxx ,Ryy y Rxy son muy similares. Pero hay que 22 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 15-24 Los test estadísticos y la evaluación de escalas: El caso de la validez discriminante. plantearse en qué medida se debe ello al efecto del método común o a la propia relación real entre indicadores. No es muy lógico pensar que dos variables como la calidad y la lealtad, que teóricamente están en mayor o menor medida asociadas, no correlacionen casi nada cuando se tiene en cuenta los efectos del método común. De este modo, como argumentan Podsakoff et al. (2003), el investigador se enfrenta a un verdadero desafío metodológico a la hora de analizar si las asociaciones obtenidas entre las variables están contaminadas por el sesgo de método común. Procedimientos metodológicos avanzados basados en ecuaciones estructurales, como las matrices multirasgo-multimétodo, análisis factorial confirmatorio de segundo orden, análisis factorial confirmatorio jerárquico, modelo de primer orden múltiple informante múlti-ítem, o el modelo de producto directo pueden ser herramientas que ayuden a tomar decisiones sobre la validez de constructo (Bagozzi et al., 1991), aunque están sujetos a diferentes limitaciones (Podsakoff et al., 2003). Muchos de los inconvenientes estadísticos derivados de los procesos de validación de las escalas multi-ítem podrían en parte subsanarse reduciendo el número de indicadores a uno o dos por concepto (Hayduk, 1996). Nuestra recomendación es que si el investigador está interesado en analizar relaciones causales, se plantee entonces la reducción de indicadores, y de esta forma se evitarían coeficientes de fiabilidad artificialmente engordados, y disminuirían los problemas de presencia de efectos halo y sesgo de método común. Además, habría muchas menos restricciones de covarianza que explicar, por lo que sería más fácil obtener modelos con buen ajuste. Determinar la validez de las medidas propuestas sigue siendo un debate candente en la literatura de las ciencias sociales. Como se indicó al comienzo, el investigador debe posicionarse por una de las diferentes corrientes metodológicas. Pero sea cual sea su decisión, creemos más oportuno justificar de forma teórica la divergencia entre escalas que representan conceptos, y no apoyarse en procedimientos estadísticos, que tal y como hemos mostrado, pueden desembocar en resultados contradictorios. Finalmente, las asunciones de linealidad y simetría entre las relaciones de este tipo de conceptos de marketing es muchas veces cuestionable (Mittal et al., 1998), lo que refuerza aún más la defensa de la justificación teórica frente a la estadística. BIBLIOGRAFÍA ANDERSON, J. C., y GERBING, D. W. (1988): “Structural Equation Modeling in Practice: A review and recommended two-step approach”. Psychological Bulletin, vol. 103, nº3, pp. 411-423. BAGOZZI, R. P., Yi, Y., y PHILLIPS, L. W. (1991): “Assessing construct validity in organizational research”. Administrative Science Quarterly, vol. 36, nº3, pp. 421-458. BORSBOOM, D., MELLENBERGH, G. J., y VAN HEERDEN, J. (2003): “The theoretical status of latent variables”. Psychological Review, vol. 110, nº2, pp. 203-219. BORSBOOM, D., MELLENBERGH, G. J., y VAN HEERDEN, J. (2004): “The concept of validity”. Psychological Review, vol. 111, nº4, pp. 1061-1071. BRADY, M. K., CRONIN, J. J., y BRAND, R. R. 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Así mismo, se busca identificar las dimensiones de imagen de mayor peso a la hora de elegir a una entidad como la de mejor valoración global. A través del modelo de elección discreta y del análisis del efecto halo, se comprueba la importancia del trato personal al cliente como la variable de mayor peso en la elección de marca. Además, se observa la mayor intensidad del efecto halo para las cajas de ahorros en el caso de los consumidores particulares. Sin embargo, en el segmento de microempresas, el valor de marca es superior para los bancos. PALABRAS CLAVE: Valor de marca, Sector financiero, Efecto halo, Modelo de elección discreta ANALYSIS OF EQUITY BRAND FINANCIAL ETITIES: HALO EFFECT AND DISCRETE CHOICE MODEL ABSTRACT: This work aims to quantify brand equity and positioning of financial services institutions, banks and saving banks, both in consumers’ and industrial’ markets. Likewise, there is an attempt to identify the most relevant image dimensions when choosing an institution as the one with the highest overall evaluation. Using a discrete choice model and the analysis of the halo effect we verify the importance of personnel treatment in this markets. Results suggest the higher intensity of halo effect for saving banks in consumers’ markets while in industrial’ ones brand value is higher for banks. KEYWORDS: Brand value, Financial services market, Halo effect, Discret choice model 1. INTRODUCCIÓN El estudio del valor de marca se inició en la década de los 80 y desde entonces se ha generado toda una línea de investigación en torno a este concepto. Una de las razones que explican la importancia de su desarrollo se debe a las propias características del mercado. Así, en un entorno caracterizado por altos niveles de exigencia y competitividad, el conocer el comportamiento del consumidor y sus reacciones ante los diversos estímulos que se le presentan se vuelve necesario para tomar decisiones estratégicas y tácticas acertadas (Keller, 1993). El trabajar sobre la marca y conocer todo su potencial se convierte entonces en toda una oportunidad, si no necesidad, para las empresas. Sin embargo, mientras la mayoría de la literatura de marketing sobre valor de marca se ha centrado en el mercado de consumo, este concepto puede resultar igual de importante en un mercado industrial, ya que los distintos productos o servicios sustitutivos que se ofrecen en el mercado pueden ser tan similares entre ellos que el factor decisivo acabe siendo el significado de la marca para el comprador individual (Aaker, 1991). Al igual que en el mercado de particulares, la literatura ha demostrado que los productos o servicios dirigidos a clientes corporativos son capaces de tener una imagen, unas asociaciones y una calidad percibida en la mente del cliente (Gordon, Calantone y DiBenedetto, 1993). La creación de una imagen fuerte, García de los Salmones Sánchez, M. M.; Pérez Ruiz, A.; Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. una diferenciación competitiva y el reconocimiento de la marca por parte del consumidor son aspectos igual de importantes en un mercado de consumo que en un mercado “business to business” (B2B); por tanto, la creación de nombres de marca apropiados puede ser un elemento clave en el posicionamiento de un producto o servicio en un mercado industrial (Shipley y Howard, 1993). Dentro de este mercado, el estudio del ámbito específico de las microempresas resulta de vital importancia en un país como España, donde las empresas con menos de 10 trabajadores representan más del 90% del tejido empresarial (INE, 2007). En concreto, el presente estudio pretende dar respuesta a una serie de hipótesis relacionadas con el valor de marca dentro del sector financiero español. Como principales objetivos se marcan el analizar el posible valor de dos tipos de entidades financieras, bancos y cajas de ahorros, en dos muestras de clientes diferentes, consumidores particulares y clientes corporativos; y analizar los elementos significativos de mayor peso a la hora de elegir una entidad como la de mejor valoración global. La información se extrae de los propios usuarios pues, aunque este concepto puede ser estudiado desde muy diversas perspectivas, se acepta que este grupo es quien primero determina el valor de marca (Cobb Walgren, Ruble y Naveen, 1995). El motivo para aplicar el estudio al sector financiero radica en el hecho de que las investigaciones realizadas hasta el momento sobre marcas se han aplicado especialmente en el mercado de los productos tangibles, y en mucha menor medida en el de los servicios (Smith, 1991; Turley y Moore, 1995; Krishnan y Hartline, 2001; Barmet y Wherli, 2005). Además, la incorporación del mercado B2B al estudio aporta una visión nueva sobre la materia poco analizada hasta la fecha. Ambas cuestiones hacen que cualquier aportación en este sentido contribuya a enriquecer la literatura actual sobre valor de marca. El trabajo se estructura de la siguiente manera. En primer lugar se lleva a cabo una revisión de literatura sobre la imagen y valor de marca de las entidades financieras, que da pie al planteamiento de varias hipótesis de investigación, recogidas en el segundo apartado. Posteriormente se explica la metodología empleada, incluyendo una breve descripción de las muestras y la explicación de los métodos de análisis utilizados, en concreto el modelo de elección discreta y el método de estimación del efecto halo. Finalmente, se concluye con dos apartados dedicados a los resultados de la investigación y a las principales conclusiones e implicaciones derivadas de éstos. 2. REVISIÓN DE LA LITERATURA Los clientes de mercados de consumo y de mercados industriales son muy diferentes entre sí y, como tal, apoyan sus decisiones de compra en distintos aspectos del comportamiento corporativo de las entidades. En un mercado de consumo, grandes colectivos de consumidores tienen necesidades similares, las transacciones son generalmente de pequeña cuantía, la percepción de los clientes determina el valor de un producto o servicio y las empresas se centran en la marca. Además, los “momentos de la verdad” son breves y las estrategias de venta de la empresa juegan un papel clave. En los mercados industriales, por el contrario, hay menos clientes y las transacciones tienden a tener una mayor duración. Los usuarios normalmente requieren un producto o precio ajustado a sus necesidades, la utilidad de dicho producto o servicio es el que determina su valor y, además, la marca significa muy poco para el consumidor (Narayandas, 2005). En este contexto, el valor de marca que particulares y empresas conceden a una entidad será distinto en función de su orientación estratégica y el uso que ésta haga de aspectos tales como las condiciones financieras de los productos, el trato al cliente o la gestión de marca. La marca es una fuente de creación de valor tanto para el cliente como para la empresa, pues una buena gestión de la misma puede reducir el riesgo asociado a la compra de un 26 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 Análisis del valor de marca de las entidades financieras: El efecto halo y el modelo de elección discreta. producto (Erdem y Swait, 1998), favorece la lealtad, influye positivamente en la actuación financiera de una empresa y propicia las extensiones (Bridges, 1992; Smith y Park, 1992). Para dotar de valor a una marca hay que conseguir que los individuos la conozcan (Kim y Chung, 1997; Rust, Zeithaml y Zahorik, 2000), y que el conocimiento del nombre ejerza un efecto diferencial sobre su respuesta a las acciones de marketing (Kamakura y Rusell, 1993; Keller, 1993). Por ello, en un contexto tan competitivo como el actual, las entidades están obligadas a establecer marcas fuertes, no sólo en el mercado, sino también en la mente de los consumidores (Barmet y Wherli, 2005). En el sector de los servicios este hecho se hace aún más evidente. A este respecto, hay que tener en cuenta que para dotar de valor a una marca es necesario conseguir asociaciones y conexiones emocionales fuertes, únicas y favorables (Kamakura y Rusell, 1991), que se materializan en juicios de carácter subjetivo diferentes del valor percibido objetivamente por la oferta (Lassar, Mittal y Sharma, 1995; Rust et al., 2000), capaces de influir en las evaluaciones que se hacen del producto y en el comportamiento hacia la empresa. Desde el punto de vista de los consumidores finales, se acepta que los atributos relacionados con la calidad y servicio recibido son los de mayor peso en la formación de la imagen (Fombrun, 1996; Petrick, Scherer, Brodzinski, Quinn y Ainina, 1999). Esto se refuerza si tenemos en cuenta que la actividad de las entidades financieras es un servicio, y en la comercialización de este tipo de producto la figura del personal es clave (Quelch y Ash, 1981; Crosby y Stephens, 1987; Brown y Swartz, 1989; Bitner, 1990; Bitner, Booms y Tetreault, 1990). Todos los elementos relacionados con el cómo se presta un servicio o la actuación de los empleados se engloban en la calidad funcional, de proceso o contractual (Parasuraman, Zeithaml y Berry, 1988; Lehtinen y Lehtinen, 1991; Grönroos, 1994; McDougall y Levesque, 2000), elementos clave en los “momentos de la verdad” (Grönroos, 1994). Es en los encuentros con el servicio donde éste se produce realmente y donde se construye la relación, pues los consumidores son capaces de comprobar en estos momentos la capacidad de la empresa para cumplir sus promesas (Bitner, 1990). Esos contactos directos ejercerán, por tanto, una influencia mucho mayor sobre la composición del valor de marca que, por ejemplo, las comunicaciones recibidas de la misma a través de los medios, pues actúan directamente y fortalecen su significado, entendido como la percepción dominante del cliente acerca de la marca (Berry, 2000). Por otro lado, siguiendo a Mudambi, Doyle y Wong (1997), dentro de los mercados B2B la base de la diferenciación reside en la percepción que el cliente tenga del valor superior de un producto o servicio en cuatro aspectos: producto, distribución, actividades de apoyo y actuación de la empresa. El “producto” hace referencia a cuestiones como las especificaciones técnicas o los niveles de calidad percibidos, entre otras. Por otro lado, la variable “distribución” implica aspectos relacionados con la facilidad de pedido, la disponibilidad o el envío de productos al cliente. Las “actividades de apoyo” incluyen cuestiones relativas al servicio técnico o a las facilidades financieras ofrecidas por el proveedor del producto o servicio. Finalmente, con “actuación de la empresa” se hace referencia a la fortaleza percibida de la misma en términos de estabilidad financiera, rentabilidad o cuota de mercado. Todos estos aspectos forman parte de una dimensión de compra más racional, basada en valoraciones de atributos objetivos del proveedor. Por tanto: H1: A la hora de elegir un banco o caja de ahorros como la de mejor valoración global, los consumidores particulares tendrán más en cuenta atributos relacionados con el trato al cliente frente al resto de dimensiones de comportamiento corporativo. H2: A la hora de elegir un banco o caja de ahorros como la de mejor valoración global, las microempresas tendrán más en cuenta atributos de carácter racional frente al resto de dimensiones de comportamiento corporativo. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 ISSN: 1135-2523 27 García de los Salmones Sánchez, M. M.; Pérez Ruiz, A.; Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. En este sentido, y a pesar de los cambios acaecidos en el entorno, las Cajas conservan una serie de características que pueden favorecer el desarrollo de asociaciones más emocionales y, por tanto, dotarlas de un mayor valor de marca en el mercado de consumidores particulares. Así, en estudios realizados sobre el particular se aprecia que las Cajas se siguen relacionando más con servicio personal y, sobre todo, con fines sociales, mientras que a los Bancos se les asocian valores más racionales, relacionados con productos, rentabilidad, solidez o mayor agresividad a la hora de competir (Rodríguez del Bosque, 1995). Por otra parte, y siguiendo a Gardener, Molyneux, Williams y Carbo (1997), los Bancos se hallan más dominados por la rentabilidad y actuación a corto plazo, pues deben cumplir con las expectativas de los accionistas. Este hecho puede motivar que dicho tipo de entidad financiera sea mejor percibida por los clientes corporativos, tradicionalmente más preocupados pos aspectos racionales y objetivos. Por tanto, es de suponer que cada segmento de usuarios valorará de manera más positiva aquel tipo de entidad financiera que más se asemeja o mejor responde a sus expectativas y necesidades. Esto da lugar al planteamiento de dos nuevas hipótesis: H3: En el mercado de los consumidores particulares, el valor de marca de las cajas de ahorro será mayor que el de los bancos. H4: En el mercado de las microempresas, el valor de marca de los bancos será mayor que el de las cajas de ahorros. 3. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN Para dar respuesta a las hipótesis de la investigación se lleva a cabo un estudio de mercados en la Comunidad Autónoma de Cantabria apoyado en encuestas personales a dos muestras de usuarios de servicios financieros: consumidores particulares1 y microempresas2 (profesionales y empresas entre 1 y 9 trabajadores). Para la muestra de particulares se obtuvieron un total de 1316 encuestas válidas, lo que supone un error muestral de un ± 1,29% para un nivel de confianza del 95% (p=q=0,5). El trabajo de campo se realizó durante los meses de Noviembre y Diciembre de 2004 y se siguió un procedimiento de muestreo polietápico con estratificación por tamaño del municipio de residencia. Las encuestas se realizaron en hogares elegidos mediante el sistema de rutas aleatorias. Por otro lado, para la muestra de microempresas se obtuvieron 700 cuestionarios válidos, que suponen un error de un ± 3,78% para un nivel de confianza del 95% (p=q=0,5). El trabajo de campo en esta ocasión se realizó entre los meses de Noviembre y Diciembre de 2006 siguiéndose un procedimiento de muestreo polietápico con estratificación por sector de actividad y área geográfica. En este caso, las encuestas fueron completadas por los responsables de las decisiones financieras de las empresas. En ambos casos se pidió a los encuestados que indicasen el grado de importancia que para ellos tienen una serie de atributos a la hora de iniciar o mantener una relación con una entidad financiera (1, atributo nada importante; 10, atributo muy importante). Así mismo, se les solicitó que valorasen hasta dos entidades con las que trabajan regularmente en esos mismos aspectos, utilizando también para ello una escala de 10 posiciones (1, nada de acuerdo con la afirmación; 10, muy de acuerdo). Véase Anexo I. Para asegurar la validez de contenido la escala se desarrolló considerando varios trabajos centrados en el sector financiero (Leblanc y Nguyen, 1996; Bloemer, De Ruyter y Peeters, 1998; Caruana, 2000; Ganesh, Arnold y Reynolds, 2000; Athanassopoulos, Gounaris y Stathakopoulos, 2001; Sureschandar, Rajendra y Anantharam, 2002; Jamal y Nacer, 2002; Olsen y Johnson, 2003). Inicialmente la escala en el cuestionario de consumidores incluía 21 atributos por 22 que conformaban la dirigida a microempresas. En ambos casos, las 28 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 Análisis del valor de marca de las entidades financieras: El efecto halo y el modelo de elección discreta. afirmaciones se relacionaban tanto con aspectos comerciales y de prestación del servicio, como con aspectos más estratégicos o corporativos, como el compromiso social de la empresa o el comportamiento ético de la misma en sus relaciones con los clientes. Por tanto, se adopta un punto de vista amplio al incluirse tanto valoraciones del producto como de la entidad (Brown y Dacin, 1997; Chen, 2001). Para la cuantificación del valor de marca se utilizan principalmente medidas relacionadas con las percepciones de los consumidores respecto a las distintas marcas y con el comportamiento del consumidor (Srivastava y Shocker, 1991; Lassar et al., 1995; Cobb Walgren et al., 1995; Low y Lamb Jr, 2000; Maio, 2001; Chen, 2001). Agarwal y Rao (1996) destacan el reconocimiento, la percepción y actitudes, la preferencia, la elección real o actual y la intención o probabilidad de adquirir cada marca. El valor de marca se deriva en este último caso de un modelo de elección discreta, pues del mismo se extrae la utilidad residual o intrínseca de una marca, distinta a la proporcionada por los atributos físicos u objetivos que posee (Kamakura y Rusell, 1993). Esta metodología será la que se utilice, en primer lugar, para la contrastación de las hipótesis propuestas. Según este modelo la probabilidad de elección de una marca i se modeliza con la siguiente expresión, K ⎡ ⎤ exp⎢β ojxij + ∑ βikxijk ⎥ k =1 ⎣ ⎦ (1) Pit = J K xij, atributo específico ⎡de la marca i para el usuario j, teniendo un valor igual a 1 para la alternativa j y 0 ⎤ exp ⎢β ojxij + ∑ β ikxijk ⎥ para las restantes ∑ β0j, coeficientej =específico 1 k = 1 i para el⎦usuario j ⎣ de la marca xijk, valor que el usuario j concede a la marca i en el atributo k βik, importancia relativa concedida por el usuario j al atributo k, común a todas las alternativas La fórmula (1) asume que la elección es un proceso probabilístico, de modo que cada marca tiene una cierta probabilidad de ser elegida en función de determinadas variables. El valor de marca se extrae de los factores específicos, que reflejan la utilidad relativa de una compañía respecto a otra siempre que el resto de factores sean iguales (Kamakura y Rusell, 1989; Elrod y Keane, 1995). Observando el signo y significatividad de estos coeficientes se puede comprobar la posible ventaja o desventaja en utilidad que proporciona una empresa respecto a las demás, cuantificando por tanto su valor de marca. Del modelo también se derivan coeficientes comunes, que aportan el mismo incremento en la utilidad para un determinado usuario y expresan el efecto que tiene cada atributo en la elección de las marcas. Junto al modelo de elección discreta, otra medida utilizada para los propósitos de este trabajo es la que se apoya en el cálculo del efecto halo (Leuthesser, Kholi y Harich, 1995). Este efecto aparece en los modelos multiatributo de evaluación de productos y se produce cuando la impresión o actitud global que se tiene de una marca influye en las evaluaciones de los atributos individuales del producto (Leuthesser et al., 1995). En este caso un consumidor puede valorar de manera sesgada los atributos en función de la impresión general que tenga de la marca o compañía. Teniendo en cuenta que el valor de marca se refiere al grado en que las asociaciones vinculadas al nombre contribuyen a aumentar la utilidad percibida de un producto (Srivastava y Shocker, 1991; Aaker, 1996), se acepta que el efecto halo y su intensidad formen sus bases (Leuthesser et al., 1995). Para estimar el efecto halo, en este trabajo se utiliza el método del doble centrado (Dillon, Mulani y Frederick, 1984). Dicha metodología supone partir de un conjunto de evaluaciones originales, o brutas, y a partir de ellas derivar con la técnica del doble centrado evaluaciones corregidas, libres de efecto halo. Esta técnica consiste en trasladar las medias Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 ISSN: 1135-2523 29 García de los Salmones Sánchez, M. M.; Pérez Ruiz, A.; Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. de todos los individuos y de todos los atributos al mismo origen, estandarizando en un primer paso los datos por columnas (atributos) para luego centrarlos por filas (individuos). El perfil de respuestas de los individuos se mantiene intacto entre atributos, pero se consigue eliminar las diferencias de medias consideradas irrelevantes y los errores de respuesta, suprimiendo así el efecto halo de los datos iniciales. Posteriormente se llevan a cabo análisis factoriales con los datos brutos y corregidos, y se plantean dos ecuaciones de regresión (Leuthesser et al., 1995): (2) EGi= Bb Factor 1b + eb (3) EGi= Bc Factor 1c + ec EGi = Evaluación global de la marca i, calculada como media ponderada de las valoraciones de los atributos y la importancia concedida a cada uno de ellos Factor 1b = Suma de los atributos que componen el primer factor resultante del análisis factorial realizado con las valoraciones originales (factor reflejo del efecto halo) Factor 1c = Suma de los atributos que componen el primer factor resultante del análisis factorial realizado con las valoraciones corregidas (factor libre del efecto halo) B = Coeficientes de regresión e = Error aleatorio Existirá efecto halo siempre que Bb sea significativamente mayor que Bc, algo que se comprueba a través del test de Chow (Chow, 1960). Con las escalas desarrolladas, de 21 y 22 atributos para consumidores finales y microempresas, respectivamente, se llevó a cabo el modelo de elección discreta en ambas muestras. Para el análisis del efecto halo, y de cara a poder realizar una comparación rigurosa de los resultados obtenidos en ambas submuestras, se redujeron ambas baterías de preguntas a 16 ítems, que se correspondían con aquellos que aparecían recogidos en ambos cuestionarios. 4. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN A continuación se exponen los resultados de la investigación. Para el modelo de elección discreta se consideran únicamente las submuestras que indicaron trabajar al mismo tiempo con un banco y una caja de ahorros mientras que para el análisis del efecto halo se tuvieron en cuenta únicamente las respuestas relativas a las seis entidades de mayor cuota de mercado en el área de estudio. En concreto, las entidades analizadas se corresponden con tres cajas de ahorros (Caja Cantabria, La Caixa y Caja Madrid) y tres bancos (Santander, BBVA y Banesto). En la Tabla 1 se recoge los tamaños de las distintas submuestras utilizadas. Tabla 1: Tamaño de las muestras 30 N en muestra de Particulares N en muestra de Microempresas Modelo de elección discreta 324 usuarios tanto de Bancos como de Cajas de Ahorros 184 usuarios tanto de Bancos como de Cajas de Ahorros Medida del efecto halo 1643 usuarios de entidades financieras 921 usuarios de entidades financieras 631 usuarios de Bancos 331 usuarios de Bancos 1012 usuarios de Cajas de Ahorros 590 usuarios de Cajas de Ahorros ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 Análisis del valor de marca de las entidades financieras: El efecto halo y el modelo de elección discreta. 4.1. Modelo de elección discreta Partiendo de los datos de actitud global de los usuarios hacia cada entidad se elabora un modelo de elección probabilística que toma como variable dependiente cualitativa la elección individual de los entrevistados e indica qué alternativa (Banco o Caja de Ahorros) es la mejor valorada por cada uno de ellos. Como variables independientes se consideran los factores de imagen resultantes de un análisis factorial de componentes principales a partir de las escalas iniciales (ver Anexo). Dicho análisis se realiza con el fin de derivar dimensiones y trabajar con un menor número de variables. Los factores finales en cada modelo de elección discreta se recogen en las siguientes expresiones, (4)3 Vij= β0 Nj + β1 PERSONALij + β2 SOCIALij + β3 SERVICIOij + β4 NOTORIEDADij + β5 RENTABILIDAD/COSTEij + β6 CONVENIENCIAij (5)4 Vij= β0 Nj+β1 PERSONALij+β2 SOCIALij+β3 SERVICIOij+ β4 RENTABILIDAD/COSTEij+ β5 CONVENIENCIAij +β6 OFICINASij Siendo, β0 , coeficiente específico de la entidad j. β1 , β2 , β3, β4 , β5, β6 coeficientes comunes a todas las entidades. Nj, atributo “valor de marca” específico de la entidad j. PERSONALij , percepción del trato personal que el individuo i posee de la entidad j. SOCIALij , percepción de la obra social que el individuo i posee de la entidad j. SERVICIOij , percepción de la prestación del servicio financiero que el individuo i posee de la entidad j. RENTABILIDAD/COSTEij , percepción de la rentabilidad/coste que el individuo i posee de la entidad j. CONVENIENCIAij, percepción de la conveniencia que el individuo i posee de la entidad j. NOTORIEDADij, percepción de la notoriedad que el individuo i posee de la entidad j. OFICINASij, percepción del diseño de oficinas que el individuo i posee de la entidad j. A continuación se realizaron sendos análisis confirmatorios de primer orden para cada una de las muestras con el fin de determinar la validez de las dimensiones encontradas en el análisis factorial. Los resultados se muestran en las Tablas 2 y 3. Así, se confirma el buen ajuste del análisis factorial en ambos casos. Por un lado, todos los coeficientes lambda estandarizados son superiores o cercanos a 0,5 (Steemkamp y Van Trijp, 1991), lo que confirma la validez convergente del modelo. Cabe decir que en aquellos casos donde el coeficiente era inferior a 0,5 el análisis de la significatividad de la variable dentro del factor aconsejaba no eliminar dicho ítem concreto. Para comprobar la validez discriminante se estiman los intervalos de confianza para la correlación de las dimensiones y se comparan con la unidad, resultando que en ningún caso los intervalos contienen el valor 1. Por tanto, el modelo de medida planteado es correcto (Anderson y Gerbing, 1988). Finalmente, el alpha de Cronbach y el Índice de Fiabilidad Compuesta alcanzan valores cercanos o superiores al valor mínimo recomendado de 0,7. De esta forma se confirma la fiabilidad de los constructos (Cronbach, 1951; Hair, Anderson, Tatham y Black, 1999). Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 ISSN: 1135-2523 31 García de los Salmones Sánchez, M. M.; Pérez Ruiz, A.; Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. Tabla 2: Análisis confirmatorio de 1er orden en el segmento de consumidores Variable latente Personal Social Variable medida Lambda estand. R2 AGI 0,706 0,499 AMAB 0,775 0,600 CUAL 0,892 0,796 ETIC 0,633 0,400 MUND 0,452 0,204 SOCI 0,853 0,853 CULT 0,931 0,931 COMP 0,862 0,862 DISE 0,470 0,221 INSTA 0,637 0,406 SERV 0,688 0,473 INFO 0,607 0,369 SOLI 0,677 0,458 MEDI 0,537 0,289 FINA 0,746 0,557 BEN 0,637 0,405 RENT 0,787 0,620 CREDI 0,658 0,433 COST 0,544 0,296 OFIC 0,847 0,717 α Cronbach Fiabilidad compuesta 0,827 0,827 0,914 0,914 Bondad ajuste S-Bχ2 = 632,41 (p=0,0000) BBNFI = 0,896 Servicio 0,695 0,695 BBNNFI = 0,911 CFI = 0,928 Notoriedad Rentabilidad/Co ste Conveniencia CAJE 32 ISSN: 1135-2523 0,804 RMSEA = 0,055 0,746 0,746 0,705 0,705 0,837 0,811 0,646 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 Análisis del valor de marca de las entidades financieras: El efecto halo y el modelo de elección discreta. Tabla 3: Análisis confirmatorio de 1er orden en el segmento de microempresas Variable latente Servicio Bondad ajuste Lambda estand. R2 AGI 0,701 0,491 AMAB 0,784 0,615 CUAL 0,759 0,577 ETIC 0,819 0,671 MUND 0,634 0,402 SOLI 0,644 0,414 SOCI 0,819 0,671 CULT 0,640 0,409 COMP 0,850 0,722 TECNO 0,595 0,354 SERV 0,818 0,670 BEN 0,504 0,263 BBNNFI = TESO 0,672 0,451 0,863 FINAN 0,718 0,515 CFI = 0,890 COST 0,531 0,282 RMSEA = NECE 0,647 0,419 INNOV 0,622 0,387 INFO 0,575 0,330 RED 0,818 0,669 OFI 0,646 0,417 INSTA 0,792 0,627 DISE 0,846 0,715 0,869 Personal Social Fiabilidad α Cronbach compuesta Variable medida Rentabilidad/Coste Conveniencia Oficinas Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 0,869 S-Bχ2 = 0,887 0,817 639,92 (p=0,0000) BBNFI = 0,681 0,681 0,797 0,797 0,701 0,701 0,803 0,803 0,819 0,057 ISSN: 1135-2523 33 García de los Salmones Sánchez, M. M.; Pérez Ruiz, A.; Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. Finalmente, tras confirmar la bondad de los resultados del análisis factorial se procede a plantear el modelo de elección discreta de cada segmento de clientes. Los resultados se exponen en las Tablas 4 y 5. Como se observa, en ambos modelos todas las dimensiones de imagen definidas influyen de manera significativa en la mejor actitud hacia una compañía. Ahora bien, pormenorizando el análisis se pueden observar diferencias notables en las valoraciones de los atributos dentro de cada segmento de clientes. En el caso de los consumidores particulares, teniendo en cuenta el valor de los coeficientes comunes se comprueba que los aspectos relacionados con el trato personal son los más tenidos en cuenta en la formación de una mejor actitud hacia la entidad financiera, dato que confirma que en el sector todo lo relacionado con el personal de contacto adquiere una gran importancia para el cliente. Así, cuando la percepción de buen trato mejora en una unidad, la utilidad del usuario aumenta un 3,93. Posteriormente, se sitúan factores más intangibles o de imagen relacionados con la notoriedad de la entidad y la percepción de obra social, así como la rentabilidad/coste, un factor más tangible. Teniendo en cuenta estos resultados, puede decirse que todas las dimensiones de comportamiento corporativo son tenidas en cuenta, si bien son los aspectos relacionados con el trato personal los de mayor peso en la elección de una entidad como la de mejor valoración global. No puede, por tanto, rechazarse la hipótesis 1. En cuanto al segmento de microempresas, los resultados muestran unos valores de los coeficientes considerablemente superiores a los obtenidos para clientes particulares (Tabla 5). De nuevo, la atención al cliente y el trato personal son los aspectos mejor valorados de las entidades financieras de forma que frente a una mejora en el trato de una unidad, la valoración por parte del cliente aumenta un 5,52. Otros factores relevantes son los servicios financieros ofrecidos por los bancos y cajas y la rentabilidad y/o coste asociado a los mismos (4,40 y 4,09 respectivamente). Ambas dimensiones son factores de carácter más racional, basadas en aspectos objetivos que el cliente puede valorar sin recurrir a una valoración subjetiva del servicio. Como factores menos valorados se encuentran la imagen social de las entidades, la conveniencia del servicio y el diseño de las oficinas. Por tanto, se confirma la hipótesis 2 de manera parcial puesto que si bien la atención y el trato personal al cliente siguen siendo aspectos clave sobre los que se apoya la valoración global de una empresa de servicios, la importancia concedida a los atributos racionales es también muy alta. Tabla 4: Modelo de elección discreta en el segmento de consumidores Variable Coeficiente Error Estándar B/St Er Atención al cliente 3,93 0,73 5,35*** Imagen Social 1,67 0,41 4,06*** Servicios financieros 0,75 0,20 3,76*** Notoriedad 2,71 0,47 5,75*** Rentabilidad/coste Conveniencia Caja_Banco 1,66 0,46 -0,73 0,38 0,16 0,15 ρ2 ajustado (0,26) 4,30*** 2,83*** -4,70*** ρ2 (0,27) *** p<0,01 34 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 Análisis del valor de marca de las entidades financieras: El efecto halo y el modelo de elección discreta. Tabla 5: Modelo de elección discreta en el segmento de microempresas Variable Coeficiente Error Estándar B/St Er Atención al cliente 5,52 1,04 5,32*** Imagen Social 3,86 0,76 5,12*** Servicios financieros 4,40 0,87 5,04*** Rentabilidad/coste 4,09 0,80 5,14*** Conveniencia 2,98 0,71 4,17*** Diseño de oficinas 2,04 0,65 3,12*** Caja_Banco 0,87 0,37 2,34** ρ2 (0,68) ** p<0,05 ρ2 ajustado (0,66) *** p<0,01 En último lugar, este modelo permite cuantificar el valor de marca de las entidades a través del coeficiente específico (ver Tabla 4). A este respecto cabe destacar que en el mercado de consumidores el mejor valor de marca lo tienen las cajas de ahorro (-0,73). Así, manteniendo constantes todas las variables independientes puede decirse que las cajas disfrutan, frente a los bancos, de una mayor utilidad intrínseca y mejor valor de marca entre los usuarios de ambas entidades, derivado de una mayor tradición, familiaridad u otro tipo de percepción. Sin embargo, en el caso del mercado de microempresas el valor de marca es mayor en los bancos (0,87). Este resultado se complementará posteriormente con el análisis del efecto halo para respaldar las hipótesis 3 y 4 de investigación. 4.2. Efecto halo Para medir la existencia e intensidad del efecto halo se calcula en primer lugar la actitud global hacia las entidades financieras, derivada de la valoración de los atributos de cada entidad ponderada por la importancia atribuida a cada uno. Los resultados correspondientes a estas valoraciones medias se detallan en la Tabla 6. En general se observa que las cajas de ahorros tienen una valoración global más alta que los bancos tanto en el segmento de clientes particulares como en el de microempresas. Sin embargo, esta diferencia es considerablemente superior en el caso de los particulares, que otorgan una media de 60,7 puntos más a las cajas de ahorros que a los bancos (949,29 frente a 888,59); mientras que las microempresas presentan una diferencia de 20,52 (947,21 frente a 926,69). Si se comparan las valoraciones medias por tipo de entidad entre las dos muestras se comprueba que si bien la imagen de las cajas no varía de manera significativa entre consumidores particulares y microempresas, el caso de los bancos es bien distinto. Para este tipo de entidades, la valoración concedida por las microempresas es casi 40 puntos más alta que la de los particulares (926,69 frente a 888,59). Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 ISSN: 1135-2523 35 García de los Salmones Sánchez, M. M.; Pérez Ruiz, A.; Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. Tabla 6: Actitud global media de cada entidad Media D.T. Bancos Cajas de ahorros Bancos Cajas de ahorros Consumidores particulares 888,59 949,29 214,55 205,33 Microempresas 926,69 947,21 179,14 177,40 Los resultados del análisis del efecto halo se presentan en la Tabla 7. Se detalla la estimación de las fórmulas (2) y (3), recogiéndose el valor del coeficiente de regresión (B) y de la medida de bondad de ajuste (R2) para cada modelo. También se detalla la comparación de los coeficientes de regresión para el factor que contiene el halo (Bb) y para el factor libre de halo (Bc) a través de la prueba de Chow (Dif. B.). Esta prueba pone de manifiesto que, para todas las entidades consideradas, el efecto del factor que contiene el halo sobre la valoración global es significativamente mayor que el efecto del factor libre de halo (p<0,001 en todos los casos). Tabla 7: Análisis del efecto halo Rb2 Rc2 Dif. R2 Bb Bc Dif. B Bancos 0,638 0,633 0,005 0,798 0,796 0,002*** Cajas de ahorros 0,577 0,554 0,023 0,759 0,744 0,015*** Bancos 0,650 0,546 0,104 0,806 0,739 0,067*** Cajas de ahorros 0,554 0,623 -0,069 0,745 0,789 -0,044*** Consumidores particulares Microempresas *** p<0,001 Centrando la atención en el segmento de consumidores particulares se constata que el efecto halo es mayor para las cajas de ahorros que para los bancos. De esta forma, el factor que contiene el halo en el caso de las cajas de ahorros explica un 1,8% más de la valoración global de este tipo de entidades que el de los bancos (Dif. R2 = 0,023 y Dif. R2 = 0,005, respectivamente). Por tanto, la hipótesis 3 no puede ser rechazada. Este hecho confirma el resultado obtenido con el modelo de elección discreta, que mostraba un mejor valor de marca de las cajas de ahorro frente a los bancos cifrado en un coeficiente específico de -0,73. Por otro lado, la hipótesis 4 suponía que en el segmento de microempresas, el valor de marca de los bancos habría de ser superior al de las cajas de ahorros. A tenor de los resultados, el factor que contiene el efecto halo de los bancos explica un 10,4% de la evaluación de la valoración global mientras que esta proporción se reduce hasta el -6,9% en el caso de las cajas de ahorros. De esto se deduce que no sólo el efecto halo es superior en los bancos sino que para 36 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 Análisis del valor de marca de las entidades financieras: El efecto halo y el modelo de elección discreta. la otra tipología de entidad financiera, las cajas de ahorros, el valor de marca es incluso negativo. Estos resultados hacen que la hipótesis 4 no pueda ser rechazada. Nuevamente se confirman los resultados obtenidos en el modelo de elección discreta. Por tanto, y a modo de resumen de este epígrafe, se ha observado que las entidades con mayor efecto halo son, de un lado, los bancos en el sector de las microempresas y, de otro, las cajas de ahorros en el de consumidores particulares. Además, los diferentes valores de marca entre bancos y cajas de ahorros en cada una de las muestras analizadas son sustanciales y se corresponden con los resultados que a priori cabía esperar. Así mismo, el valor de marca de los bancos es superior para las microempresas, al tiempo que el de las cajas de ahorros es superior para los particulares. Junto a esto se ponen de manifiesto algunos resultados sorprendentes: de un lado, en el ámbito de las microempresas las cajas de ahorros presentan un valor de marca negativo y, de otro, el mayor efecto halo lo presentan los bancos en el segmento de microempresas, por encima del valor de marca de las cajas de ahorros en la muestra de consumidores particulares. 5. CONCLUSIONES, LIMITACIONES Y LÍNEAS FUTURAS DE INVESTIGACIÓN En el presente estudio se ha analizado el valor de marca de dos tipos de entidades financieras, bancos y cajas de ahorros, en los mercados de consumidores particulares y clientes corporativos, al tiempo que se han identificado los elementos significativos y de mayor peso a la hora de elegir a una entidad como la de mejor valoración global. Por tanto, este trabajo se incluye dentro de la línea de investigación sobre valor de marca en la literatura de marketing y trata de aplicar dos de los procedimientos de medición del mismo (modelos de elección y efecto halo) en el sector de los servicios financieros. A través de modelos de elección discreta se puede conocer qué factores o dimensiones del servicio son los que más influyen a la hora de elegir a una empresa como la de mejor imagen global. En este trabajo se ha comprobado que en los dos mercados analizados, clientes particulares y microempresas, todas las dimensiones de imagen influyen de manera significativa en la mejor actitud hacia una compañía. Sin embargo, son los aspectos relacionados con el trato personal los que más se tienen en cuenta en la formación de la imagen de las entidades financieras. Este hecho confirma que en el sector servicios todo lo relacionado con el personal de contacto adquiere una importancia vital para el cliente. No obstante, en un mercado industrial también alcanzan un peso importante los atributos más racionales, como la rentabilidad para el cliente, el coste de los productos o los servicios financieros ofrecidos por la entidad. Por otro lado, el valor de marca hace referencia al grado en que las asociaciones vinculadas al nombre contribuyen a aumentar la utilidad percibida de un producto, por lo que la intensidad del efecto halo permite cuantificar el mayor o menor valor que tiene una marca para sus usuarios. En el presente trabajo se pone de manifiesto, a través del método de doble centrado, que en la valoración de todas las entidades, tanto bancos como cajas de ahorros y tanto en el mercado de consumidores como en el corporativo, aparece este efecto, esto es, los usuarios se ven influidos por la actitud global que mantienen hacia sus entidades a la hora de evaluar los atributos o actuaciones de las mismas. Ahora bien, para obtener mayor información nos fijamos en su intensidad. A este respecto, llama la atención el hecho de que el efecto halo sea más fuerte para un tipo u otro de entidad en función del segmento de mercado en el que opere. De esta forma, en el mercado de clientes particulares, el efecto halo es más intenso para las cajas de ahorros, mientras que en el mercado de microempresas el valor de marca es mayor para los bancos. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 ISSN: 1135-2523 37 García de los Salmones Sánchez, M. M.; Pérez Ruiz, A.; Rodríguez del Bosque Rodríguez, I. Las implicaciones para la gestión derivadas de estos resultados son diversas. De un lado, se observa que en términos de percepción e imagen existen claras diferencias entre ambos tipos de entidades. Así, por ejemplo, las cajas de ahorro tienen una clara ventaja en el mercado de consumidores finales. Los valores emocionales que transmiten y su esfuerzo por comunicar sus obras sociales pueden explicar tal resultado, lo que lleva a pensar que una buena estrategia de los responsables de marketing de estas entidades sería continuar en esa misma línea en los próximos años. Ante igualdad de productos, la estrategia comercial y de comunicación de las cajas puede jugar un papel importante a su favor si potencian aspectos intangibles, éticos y cercanos a los usuarios. Por otra parte, entre las microempresas los bancos son más valorados. Aspectos como los servicios financieros ofertados o el coste de los mismos han demostrado ser algunas de las variables mejor vistas de estas entidades, por lo que una continua evolución de los productos, el perfeccionamiento constante de los servicios o una oferta adaptada a las necesidades de cada cliente corporativo serán aspectos que desde los bancos deberán cuidarse especialmente. Sin embargo, ni bancos ni cajas de ahorro deberían descuidar los segmentos en los que están peor posicionados. De esta forma, sería recomendable que las cajas pusiesen un mayor énfasis en el desarrollo de productos y servicios competitivos en el mercado corporativo, de cara a no perder un segmento tan importante hoy en día. Por otro lado, la vinculación de los bancos con aspectos sociales o éticos, entre otros, les harían acercarse más al consumidor particular y abriría la posibilidad de aumentar la presencia en estos mercados. Finalmente se pone de manifiesto que el personal de contacto es clave en la elección de una entidad como la de mejor imagen global. Por tanto, las empresas deberán asumir esfuerzos en formación y motivación del personal a la vez que no deberán escatimar recursos a la hora de invertir en capital humano, de cara a que los encuentros con el cliente, los “momentos de la verdad”, surtan los resultados esperados. Como principal limitación de la investigación destaca el hecho de que se hayan utilizado únicamente dos medidas del valor de marca, obligando una de ellas, el método de elección discreta, a trabajar con una muestra de usuarios pequeña. Se propone como futura línea de investigación utilizar otros métodos distintos para medir el valor de marca, que permitan asegurar y confirmar los resultados obtenidos. Por otra parte, se propone analizar su efecto, esto es, identificar si este mayor valor de marca se materializa en un mayor grado de compromiso hacia la entidad, mayor lealtad y mayor nivel de satisfacción. Finalmente, otra limitación importante del trabajo reside en la muestra de empresas utilizada, que recoge únicamente entidades de muy reducida dimensión (menos de 10 trabajadores). Resultaría interesante ampliar el estudio a empresas de todo tipo y tamaño, de cara a comprobar si los resultados aquí obtenidos pueden generalizarse para el conjunto global de clientes industriales. NOTAS 1 Universo muestral: usuarios de entidades financieras de la Comunidad Autónoma de Cantabria mayores de 18 años. El universo muestral lo forman un total de 58.725 establecimientos gestionados por profesionales sin asalariados y empresas de hasta 9 empleados. Los datos se obtienen del Directorio de Empresas de Cantabria 2006, elaborado por el Instituto Cántabro de Estadística (ICANE). 3 Modelo de elección discreta para consumidores particulares: Índice KMO = 0,777; Sig. Prueba Bartlett = 0,000; Valores de comunalidad > 0,5; Varianza total explicada = 67,339% 4 Modelo de elección discreta para microempresas: Índice KMO = 0,861; Sig. Prueba Bartlett = 0,000; Valores de comunalidad > 0,5; Varianza total explicada = 68,152% 2 38 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 Análisis del valor de marca de las entidades financieras: El efecto halo y el modelo de elección discreta. BIBLIOGRAFIA AAKER, D.A. (1991): “Managing brand equity”, New York: The Free Press AAKER, D. 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En conjunto, sus instalaciones son visualmente atractivas. 4. Tiene una oferta completa de servicios financieros. 5. Me suministra una buena información periódica sobre los distintos productos que puedo contratar. 6. El coste de los servicios (comisiones) es razonable. 7. Los empleados/director son ágiles en la atención al cliente. 8. Los empleados/director son amables y corteses en el trato con el cliente. 9. Los empleados/director están cualificados para asesorar/responder a las consultas de los clientes. 10. Mantiene un comportamiento ético/honesto en sus relaciones con los clientes. 11. Es una entidad para todo el mundo. 12. Es una entidad sólida y solvente. 13. Es una entidad muy orientada al beneficio. 14. Financia activamente obras sociales que favorecen a los más necesitados. 15. Se halla muy implicada en el desarrollo cultural de la región. 16. Es una entidad fuertemente comprometida con la sociedad. Atributos específicos de la escala de consumidores: 1. Dispone de muchos cajeros automáticos bien localizados. 2. Ofrece una mayor rentabilidad para mis ahorros. 3. Ofrece créditos en mejores condiciones. 4. Tiene una gran presencia en los medios de comunicación. 5. Es muy reconocida en ambientes financieros. Atributos específicos de la escala de microempresas: 1. Tiene oficinas cerca de mis instalaciones. 2. Es una entidad que siempre incorpora los últimos avances tecnológicos. 3. Tiene una buena oferta de tesorería. 4. Tiene una buena oferta de financiación. 5. Conoce bien mis necesidades y me ofrece productos que encajan con ellas. 6. Es innovadora en el lanzamiento de nuevos productos y servicios. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 25-42 ISSN: 1135-2523 41 Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62, ISSN: 1135-2523 INNOVACIÓN TECNOLÓGICA, SISTEMAS Y TÉCNICAS UTILIZADAS EN LA I+D POR LOS PROVEEDORES DIRECTOS EN CATALUÑA DE LOS FABRICANTES DE AUTOMÓVILES Llorente Galera, F. Universidad de Barcelona Recibido: 13 de diciembre de 2007 Aceptado: 21 de noviembre de 2008 RESUMEN: Las empresas proveedoras de los fabricantes requieren de la innovación de productos para ofrecer productos diferenciados y de superior valor añadido. Para reducir costes y plazos en la innovación de productos han de utilizarse diversas técnicas, métodos y sistemas. Este trabajo busca conocer si las empresas hacen innovaciones tecnológicas y si utilizan determinadas técnicas que reducen el tiempo y costes de desarrollo de sus productos. Para ello se realiza una encuesta a una muestra de proveedores directos ubicados en Cataluña de los fabricantes de automóviles. La aplicación de las técnicas Homals y cluster permiten elaborar una tipología de empresas. PALABRAS CLAVE: Innovación de producto, Técnicas, Proveedores, Industria automovilística, Cataluña TECNOLOGICAL INNOVATION, SYSTEMS AND TECHNIQUES USED IN R+D BY CATALONIAN DIRECT SUPPLIERS OF OEMS ABSTRACT: The direct suppliers firms of manufacturers require the products innovation to offer distinguished products and with an upper added value. Different techniques, methods and systems have to be used to reduce costs and time in the products innovation. This research wants to know if the firms do technological innovations and if they use techniques to reduce the time and costs of the development of their products. A survey is done to a sample of direct suppliers of OEMs located in Catalonia. The Homals and Cluster techniques achieve to make a typology of enterprises. KEYWORDS: Product innovation, Techniques, Suppliers, Motor industry, Catalonia 1. INTRODUCCIÓN Los fabricantes desde la década de los noventa están delegando I+D a un número inferior de proveedores directos, debiendo éstos de ofrecer sus innovaciones de productos en plazos y costes competitivos, que requieren menor ciclo de vida de los productos y time to market (Lamming, 1993). Las empresas proveedoras deben utilizar un conjunto de sistemas, métodos y técnicas que lo faciliten (Milson et al., 1992; Bañegil, 2001; Martínez y Pérez, 2003;), dentro de la incorporación de la producción ligera (Womack et al., 1990). Las empresas en Cataluña necesitan diferenciarse de los países de bajo coste, ofreciendo mejor calidad y mayor I+D+I como elementos relevantes. En tal sentido, el objetivo del presente artículo es comprobar si los proveedores directos ubicados en Cataluña de los fabricantes de automóviles realizan innovaciones tecnológicas, utilizando determinados sistemas de automatización y técnicas para realizar el diseño y/o desarrollo de sus productos; que posibilitan conseguir la innovación de productos en coste, calidad y tiempo competitivos. 2. NECESIDAD DE LA INNOVACION TECNOLOGICA. GESTIÓN DE LA I+D La innovación de productos se precisa para adaptarse a los requerimientos de los clientes, aumentar la seguridad de los vehículos y ajustarse a unas estrictas normativas medioambientales, ofreciendo mayor valor añadido y diferenciación. Las empresas están presionadas por unos clientes que demandan más productos novedosos1, con superior tecnología, que duran menos en el mercado, y a un precio inferior en términos reales. Llorente Galera, F. Las empresas con capacidad de I+D suelen recibir un pliego de condiciones (con requerimientos técnicos) o cuaderno de cargas2 del fabricante a los que ajustarse. Suelen colaborar con el cliente y proveedores, incorporando la ingeniería simultánea3, para acabar de pulir el diseño de la pieza, sistema o conjunto, utilizando la ingeniería propia y su know-how para desarrollar determinada función que le asigna el fabricante. Las empresas ante ello han de conseguir adecuadas capacidades en el campo del desarrollo de nuevos productos, destacando las siguientes (Muffato, 1999): reducir el time to market y posterior lead time; disponer de recursos más flexibles; efectuar unos procesos de desarrollo de nuevos productos más flexibles y eficientes; así como crear y gestionar nuevo conocimiento. Su consecución depende principalmente del tipo de organización implantada, del adecuado uso de las TIC, así como de los métodos y técnicas utilizados que permitan reducir el tiempo de desarrollo, mejorar la calidad y obtener más eficiencia en la I+D. Para conseguir una I+D eficaz se deben utilizar las TIC, destacando entre otras el CAD (diseño asistido por ordenador), el CAM (fabricación asistida por ordenador) y el CAE (ingeniería asistida por ordenador). El CAD ayuda a conseguir el diseño óptimo, permitiendo efectuar modificaciones rápidas en el diseño, variando los parámetros numéricos. El CAE ofrece modelizar y simular las piezas y sistemas complicados diseñados por el CAD, utilizándose antes del prototipo (Miranda et. al., 2005). Mediante tal simulación es posible estimar sobre prototipos virtuales el comportamiento físico del producto, previamente a que exista cualquier prototipo físico (Idom, 2003). El CAM4 posibilita después del CAD/CAE monitorizar y controlar el proceso de fabricación. La expansión de las redes intranet/internet/extranet, facilitando el EDIWeb, permiten que los sistemas de CAD, CAM y el CAE puedan integrarse tanto en el interior de las empresas, como facilitar la conexión con los agentes externos que forman la red. La necesidad de minorar el tiempo entre diseñar y obtener la pieza física, así como reducir el coste del prototipo implica también tener que utilizar el rapid prototiping, al posibilitar construir prototipos directamente a partir de los datos que facilita el CAD en pocas horas, reduciendo el tiempo de diseño y desarrollo (ASCAMM, 1999). El AMFE (Análisis modal de fallos y efectos) diseño permite mejorar la calidad en la fase de diseño. Posteriormente, el AMFE de procesos posibilita mejorar la calidad de los procesos (Busquets, 2001). Cuando el diseño y desarrollo del producto le viene dado a la empresa, sólo requiere del AMFE de procesos puesto que entonces sólo realiza industrialización. La metodología del QFD (Desarrollo de la función de calidad) estudia, analiza, valora y jerarquiza los atributos de los productos apreciados por los consumidores, comparando con los que ofrece la empresa (Akao, 1993; Idom, op.cit.). Algunas empresas de la muestra no lo han implantado porque no tienen contacto con el usuario del coche. En tales casos las respectivas funciones que desea el usuario las recoge el fabricante. El Análisis valor asegura obtener un producto que cumpla con su función al menor coste posible, posibilitando minorar los costes del producto, conservando o incrementando sus prestaciones (Forn, 2001). La aplicación de las técnicas del Análisis valor durante el diseño y antes de entrar en la fase productiva se denomina Ingeniería del valor (Fernández et al., 2006). Permite atacar problemas y/o realizar mejoras en el diseño y desarrollo de los productos 44 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … mediante un proceso de diseño funcional y económico, siendo preciso implantar el trabajo en equipo (Luque y Montoya, 1995). Hace posible según Fernández et al. (op cit.): a) conocer las necesidades que debe satisfacer el producto; b) la clasificación de los objetivos técnicos y económicos; c) obtención de las sinergias que se derivan del trabajo en equipo; d) mejorar la calidad del producto; e) mejorar la relación calidad/precio aumentando la competitividad; f) utilizar un lenguaje común por parte del personal de las diferentes áreas de la empresa. Ciertas empresas no utilizan la ingeniería de valor (o en esporádicas ocasiones) porque las especificaciones técnicas les vienen muy marcadas por el cliente (p.e. empresas de estampación). Además reciben del fabricante la geometría de la pieza en 3D que deberá de evaluar, necesitando conseguir un adecuado entorno de manera que la pieza encaje con el resto, sin que haya interferencias de las mismas en el conjunto5. Asimismo, han de cumplirse las normas de calidad y ofrecer los servicios que el fabricante exige. Las posibilidades de realizar el diseño dependen de si el fabricante se lo delega al proveedor, incidiendo el tipo de pieza y la complejidad de producto que incorpora. Los Métodos Taguchi y/o DOE en el ámbito de la I+D permiten obtener un diseño robusto, ofreciendo mayor calidad y productividad del desarrollo del producto (Yuin y Alan, 1997). Si se utiliza sólo en los procesos permite que éstos sean más robustos. El DFMA (Diseño para fabricación y ensamblaje) busca simplificar la fabricación y ensamblaje, permitiendo analizar el diseño del producto con el objetivo de reducir costes y tiempos de ensamblaje y producción, buscando minorar el número de componentes, el número de defectos y el tiempo de mercado (Miranda et al., 2005). 3. METODOLOGÍA Se ha realizado una encuesta a una muestra significativa de empresas, mandándoles el respectivo cuestionario para conocer los objetivos que se comentan a continuación. 3.1. Estructura y objetivos del cuestionario El cuestionario diseñado y enviado a las empresas pretende conocer si las empresas proveedoras directas ubicadas en Cataluña realizan innovaciones tecnológicas y disponen determinados sistemas de automatización y técnicas que permiten un desarrollo del producto más eficaz y eficiente. En concreto interesan las siguientes variables: • Si las empresas realizan innovación de productos (comprobando si hacen investigación, diseño del producto y/o desarrollo del producto) e innovación de procesos • Utilizar ciertos sistemas de automatización (CAD, CAM, CAE, rapid prototiping). • Incorporar ciertas técnicas y métodos para gestionar la I+D (análisis de valor, ingeniería de valor, ingeniería simultánea, AMFE, DFMA, QFD, Métodos Taguchi). Se realiza un análisis univariante de cada atributo, pasando después a efectuar un análisis bivariante (verificando el grado de asociación entre pares de atributos) y finalmente multivariante, estableciendo e interpretando tablas de contingencia múltiples (comprobando la presentación conjunta de los atributos considerados), el análisis Homals (buscando relaciones entre varios ítems) y el análisis Cluster (para obtener tipologías de empresas). De los subconjuntos que ofrecen el cluster Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 ISSN: 1135-2523 45 Llorente Galera, F. se contrasta si aparecen diferencias significativas en la medida de tendencia central sobre determinados ratios de rentabilidad y de productividad del factor trabajo, así como respecto a la variable plantilla. 3. 2. Ficha técnica de la encuesta Alcance: Comunidad autónoma de Cataluña. Población: Empresas proveedoras directas de los fabricantes de automóviles. N=115. Elementos de muestreo: Los directores de los departamentos de I+D o directores de ingeniería. Tipos de preguntas: La mayoría de variables son dicotómicas y un número reducido cuantitativas. Fecha del trabajo de campo: Se realizó en el año 2003. Posteriormente, para su confirmación y corrección de errores, en el primer semestre del 2007 se preguntaron otra vez los ítems en referencia al año 2003. Los errores más graves se dieron en cinco empresas que realizaban innovaciones de productos, al verificar que no realizaban innovación de productos, contrariamente a las respuestas del 2003. Destacamos también que diversas empresas de la muestra confundieron en el 2003 la disposición del QFD con la norma QS, y en otras empresas resultó que la utilizaban en el grupo multinacional (donde hacían el diseño del producto) en vez de aplicarla en la filial española. Índice de respuesta: Un 88,7% de la población (102 empresas). Muestra final: 100 empresas. Se eliminaron dos empresas por inconsistencia en sus datos. Error muestral: Tomando la expresión de la estimación de las proporciones poblacionales y escoger la máxima holgura, es decir, considerar que la proporción poblacional es 0,5, con entonces el margen de error de muestreo de la estimación es de 3,8 %. Técnica de investigación: Encuesta telefónica y e-mail. 4. ANALISIS DE LAS VARIABLES. EXPLOTACIÓN ESTADÍSTICA 4.1. Innovación tecnológica, sistemas de automatización y técnicas utilizadas en la I+D. En la tabla 1 presentamos la distribución de frecuencias univariante asociada a los tipos de innovación tecnológica (productos y procesos). En las empresas que hacen innovación de productos se busca conocer si hacen investigación, diseño y /o desarrollo de producto. Para cada atributo se ofrecen las respectivas frecuencias absoluta y relativa6, así como el intervalo de confianza asociado a la proporción poblacional de cada ítem. En el caso de las multinacionales de capital extranjero se recoge la actividad de sus filiales catalanas. El 36% de las empresas analizadas dijeron realizar ”Investigación”, el 45% “Diseño” (incorporan también a las que hacen investigación) y el 61% “Desarrollan productos” (porcentaje coincidente con las que innovan en productos). Las 3 fases conjuntas las realizan el 33% de empresas (las mismas que las dos primeras fases). El intervalo de confianza al 95% de la proporción poblacional de empresas que realizan “Innovaciones de productos”, presenta un límite inferior próximo al 50% y superior cercano al 70%. En cambio, una elevada proporción de empresas de la muestra “Innovan en procesos” (94%), incidiendo la necesidad de optimizar sus procesos para ajustarse a las reducciones de precios que les imponen los fabricantes, necesitando continuas eficiencias y mejorar su productividad, lo que suele implicar incorporar nueva maquinaria y rediseñar sus procesos. 46 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … A diversas multinacionales desde finales de los noventa no les era rentable mantener un centro de diseño y desarrollo en Cataluña o España sólo para SEAT y otros fabricantes ubicados en España. La tendencia en los proveedores directos es estar cerca de los importantes centros de I+D de los fabricantes, por lo que se ha ido centralizando la I+D más en los centros de los respectivos grupos en Alemania, Francia, Inglaterra y EEUU. Tal circunstancia implica que las filiales españolas que precisan de la I+D, a efectuar en tales centros extranjeros, han de pagarla, afectando a sus cuentas de resultados. Tabla 1. Innovaciones tecnológicas y fases de I+D (a) que realizan. Total empresas. Intervalo de confianza para la proporción poblacional de disponer cada atributo a un nivel de confianza del 95%. Ítems Innovación de productos Innovación de productos obteniendo nuevos productos (b) Innovaciones de procesos Investigación Diseño Desarrollo de productos % 61 46 94 36 45 61 Intervalo de confianza al 95% para la proporción poblacional 0,51;0,71 0,36;0,56 0,89; 0,99 0,27;0,45 0,35; 0,55 0,51;0,71 (a) Consideramos los ítems sólo de las fases de investigación, diseño y desarrollo del producto (b)También realizan innovaciones para mejorar sensiblemente productos existentes En la tabla 2 se presenta la distribución univariante asociada a los distintos atributos sobre diversos sistemas de automatización, técnicas y métodos que posibilitan realizar una I+D más eficiente y eficaz. En la misma también se ofrecen los intervalos de confianza para las respectivas proporciones muestrales de los ítems. Todas utilizan el “AMFE proceso). Se observan valores altos de la proporción muestral respecto a los ítems disponer “CAD”, así como realizar “Innovaciones de procesos”(Tabla 1). Prácticamente la mitad dicen utilizar la “Ingeniería Simultánea”y el “Análisis valor” al efectuar su I+D. En cambio, la proporción muestral no llega al 50% en el resto de ítems considerados, siendo valores de grado medio-bajo en los ítems: utilizar el “CAD/CAM”; utilizar el “Rapid prototiping”; aplicar el “QFD”; utilizar el “CAE”, incorporar el “DFMA”, y aplicar los “Métodos Taguchi/DOE”. La proporción muestral es baja para los atributos aplicar los “Métodos Taguchi/DOE en diseño/desarrollo” y la “Ingeniería de valor”. En algunas multinacionales extranjeras que hacen I+D se ha verificado que el diseño les viene dado por la matriz, no precisando de un equipo de ingeniería simultánea en su filial española, realizándose entonces las fases de desarrollo e industrialización en su filial de Cataluña. En tal circunstancia, lo que hacen es ajustar el desarrollo del producto a las necesidades concretas de sus clientes en España. En dos empresas, los responsables de ingeniería del producto comentaron que la menor complejidad del producto implicaba que no fuese preciso implantar la ingeniería simultánea. Entre los sistemas que precisan las empresas para realizar la innovación de productos están el CAD/CAM/CAE. Verificamos que la incorporación de sistemas CAD es efectiva en una elevada proporción de empresas (89%). En cambio, sólo una proporción media-baja de empresas utiliza el CAD/CAM (43%), interiorizando el CAM en la empresa (29%) o lo subcontratan, así como el CAE (39%). La significativa menor incorporación del CAE y el CAM respecto el CAD, también se verificó en Llorente (2001) en una muestra de la misma población en 1996. En el caso del subsector químico/plásticos las empresas no suelen utilizar el CAM. En cambio, es más utilizado en el metal al ser más frecuente mecanizar piezas. Algunas empresas obtienen de su matriz las prestaciones que requieren del CAM, de forma que una vez diseñado el producto en CAD los respectivos ficheros se envían a la matriz para que haga el CAM y el output que obtiene se transfiere posteriormente a la filial catalana. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 ISSN: 1135-2523 47 Llorente Galera, F. La “Ingeniería del valor” se aplica casi en una de cada cuatro empresas. Tres empresas de capital alemán que hacen I+D decían no conocer tal terminología, pero tras comentarles el contenido de la citada técnica entonces afirmaron utilizarla. Asimismo, la metodología del QFD la utiliza una de cada tres empresas (34%), de las cuales dos la utilizan sólo en el ámbito de producción. Los métodos Taguchi y/o DOE todavía no los utilizan ni la mitad de las empresas (43%), manteniendo proporciones parecidas a las verificadas en la encuesta previa (Llorente, 2001). Las empresas que los utilizan en el diseño y/o desarrollo de sus productos son casi una cuarta parte del total (24%). La dificultad de su introducción se debe a la complejidad estadística que supone su implantación, necesitándose poseer personal preparado en los mismos, que algunas empresas carecen. El DFMA lo tienen implantado el 40% de las empresas y el AMFE producto casi la mitad (el 53%). En cambio, el AMFE proceso lo disponen todas las empresas muestreadas. Tabla 2. Sistemas de automatización y técnicas utilizadas. Total empresas. Intervalo de confianza al 95% para la proporción poblacional de disponer cada atributo Ítems CAD CAD/CAM (a) CAE Ingeniería simultánea Rapid prototiping QFD QFD diseño/desarrollo AMFE proceso AMFE de producto Análisis de valor Ingeniería de valor Métodos Taguchi y/o DOE Métodos Taguchi en diseño/desarrollo productos DFMA (a) % 89 43 39 54 37 34 32 100 53 57 26 43 24 40 Intervalo confianza al 95% para la proporción poblacional 0,83; 0,95 0,33; 0,53 0,29; 0,49 0,44; 0,64 0,28; 0,46 0,25; 0,43 0,23;0,41 0,43; 0,63 0,47 0,67 0,17;0,35 0,33 0,53 0,16;0,32 0,30; 0,50 Por el ítem CAD/CAM consideramos tanto cuando ambos están conectados a nivel interno, así como también cuando el CAM se subcontrata a un proveedor al que se le suministran datos desde el CAD de la empresa. Bañeguil et al. (2001) encontraron en España que las empresas de equipos de transporte utilizaban la fabricación rápida de prototipos casi el 40% de empresas, el QFD el 58%, el DFMA algo más del 40%, la Ingeniería simultánea el 64%, el CAD casi el 100%, el CAE el 71% y el CAM cerca del 48%. Sin embargo, no queda claro en tal obra si la muestra se refiere sólo a las que desarrollan nuevos productos o bien que también recoge a las empresas que no desarrollan nuevos productos. Se verifica que el 65,2% de las empresas que innovan y obtienen nuevos productos realizan “Investigación” y el 62,2% también “Diseño” (así como “Desarrollo”). Mediante el test U de Mann Whitney se contrasta respectivamente como hipótesis nula si el valor de la medida de tendencia central es la misma respecto las variables: “Productividad del factor trabajo” (cociente entre el valor añadido y el coste salarial), “Rdo. del ejercicio/A.T.”, “Rdo. explotación/A.T.”, “Ratio margen: Rdo. antes impuestos/ingresos explotación” y “Rdo. explotación/Importe neto cifra de negocios”, seleccionando como variables de agrupación individualmente (con las categorías sí/no): “Investigación”; “Diseño”; “Desarrollo de productos”; “Innovación de productos”; “Innovación de productos obteniendo nuevos productos” (ver tabla 3). El tamaño muestral disponible para tales ratios obtenidos o calculados a partir de los datos de la base de datos SABE es de 96 observaciones (excepto para la productividad del trabajo, donde sólo son 92). Se 48 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … verifica que sólo cuando la variable de agrupación en el citado test es el ítem “Innovaciones de productos y se obtienen nuevos productos” hay diferencias significativas en la medida de posición central en las variables: Ratio de margen, Productividad del factor trabajo, Rdo. explotación/A.T. y Rdo. explotación/Importe neto cifra de ventas Tabla 3. Contraste U de Mann Whitney segmentando las empresas según obtengan nuevos productos o no. Productividad del factor trabajo Rentabilidad económica Rdo. Explot./A.T. Ratio del margen Rdo. explot./Importe neto cifra ventas U de Mann-Whitney 699 909,5 739 855 792 p-valor 0,006 (**) 0,081 0,003 (**) 0,032 (*) 0,009 (**) (*) p < 0,05; (**) p < 0,01 El rango promedio asociado a tales ratios es superior en las empresas que realizan innovación de productos y obtienen nuevos productos (véase tabla 4). Tabla 4. Rangos promedios según las empresas realicen o no innovaciones de productos para obtener nuevos productos. Productividad del factor trabajo Rentabilidad económica Rdo. Explot./A.T. Ratio del margen Rdo. explot./Importe neto cifra de ventas Categoría No 39,27 43,83 40,28 42,76 41,34 Categoría Sí 54,74 53,79 57,43 55,0 56,28 4.2. Contrastes de independencia y de asociación entre pares de atributos considerados Analizamos el contraste de independencia para los pares de atributos seleccionados en la tabla 5, a partir de las respectivas tablas de contingencia 2x2 y calculando el estadístico chicuadrado de Pearson con la corrección de Yates (o bien la prueba exacta de Fisher, si las frecuencias esperadas son inferiores a cinco en la prueba chi-cuadrado). Medimos la intensidad de asociación mediante los coeficientes phi7 y Q de Yule8. Tabla 5. Contraste de independencia y medidas de asociación de las variables: “Realizar innovación de productos”, “Realizar innovación de productos para obtener nuevos productos” y efectuar las fases de I+D: “Investigación”, “Diseño” y “Desarrollo de producto”. Total empresas. Chi cuadrado con corrección Yates p- valor Phi Innovación de productos * Investigación 33,4 0,000 0,51 1,0 Innovación de productos* Diseño Innovación de productos * Desarrollo de productos Innovación de productos obteniendo productos nuevos* Investigación Innovación de productos obteniendo productos nuevos* Diseño Innovación de productos obteniendo nuevos productos * Desarrollo Investigación * Diseño Investigación * Desarrollo de productos Diseño * Desarrollo de productos 49,4 95,8 0,000 0,000 0,59 0,71 1 ,0 1,0 29,3 0,000 0,49 0,87 45,9 0,000 0,57 0,94 51,5 0,000 0,59 1,0 46,6 33,4 49,4 0,000 0,000 0,000 0,57 0,51 0,59 0,96 1,0 1,0 Atributos considerados Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Q de Yule ISSN: 1135-2523 49 Llorente Galera, F. Al combinar por pares los atributos: “Innovación de productos” o bien “Innovación de productos para obtener nuevos productos” respecto los sistemas y técnicas que se analizan, se observa que en todos los pares la asociación es significativa. Verificamos que el estadístico Q de Yule ofrece valores altos para la mayoría de pares de ítems (tabla 6), con valores casi del doble respecto el coeficiente phi, indicando la Q de Yule bastante intensidad de asociación entre los pares de atributos que rechazan la hipótesis nula de independencia. Toma el valor 1 cuando hay asociación perfecta, consecuencia de que una celda de la tabla de contingencia es nula. La asociación suele ser al menos de grado medio entre el ítem “Innovaciones de productos” y la mayoría de diferentes técnicas y métodos considerados; en cambio, con los sistemas de automatización ello sólo ocurre con el CAE. Los valores próximos a la unidad de la Q de Yule se dan entre “Innovación de productos para obtener nuevos productos” respecto de los ítems “Ingeniería Simultánea”, “AMFE producto”, “Rapid prototiping”, “Métodos Taguchi/DOE en diseño/desarrollo” (si bien en cuanto al coeficiente phi tiene un valor inferior a las otras tres variables). Tabla 6. Contraste de independencia y medidas de asociación de la variable “Realizar innovación de productos para obtener nuevos productos” respecto a diferentes sistemas y técnicas. Total empresas. Atributos considerados Innovación de productos para obtener nuevos productos * CAD Chi cuadrado con p- corrección Yates valor 8,2 0,004 0,32 1,0 Phi Q de Yule Innovación de productos para obtener nuevos productos * CAD/CAM 20,5 0,000 0,47 0,78 Innovación de productos para obtener nuevos productos * CAE 24,2 0,000 0,51 0,62 53,88 0,000 0,75 0,98 25,36 0,000 0,53 0,92 9,8 0,002 0,33 0,60 43,54 0,000 0,68 0,94 44,97 0,000 0,68 0,95 22,88 0,000 0,50 0,84 Innovación de productos para obtener nuevos productos * QFD 21,2 0,000 0,48 0,81 Innovación de productos para obtener nuevos productos * Análisis del valor 31,62 0,000 0,58 0,89 Innovación de productos para obtener nuevos productos * Ingeniería de valor 20,17 0,000 0,47 0,85 Innovación de productos para obtener nuevos productos *DFMA 18,56 0,001 0,45 0,77 Innovación de productos para obtener nuevos productos * Ingeniería simultánea Innovación de productos para obtener nuevos productos * MétodosTaguchi/ DOE en diseño/desarrollo Innovación de productos para obtener nuevos productos * Métodos Taguchi//DOE Innovación de productos para obtener nuevos productos * Rapid prototiping Innovación de productos para obtener nuevos productos * AMFE producto Innovación de productos para obtener nuevos productos * QFD diseño/desarrollo La variable “Innovación de productos” al cruzarse respectivamente con las variables “Ingeniería simultánea”, “CAE”, “CAD/CAM” “QFD”y “DFMA” ofrece un valor próximo a la unidad (véase tabla 7). Por el coeficiente phi destaca con el “Análisis del valor” y “AMFE producto”. 50 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … Tabla 7. Contraste de independencia y medidas de asociación de la variable realizar “Innovación de productos” respecto a diferentes sistemas y técnicas. Total empresas. Considerados Chi cuadrado con corrección Yates p- valor Phi Q de Yule Innovación de productos * CAD 16,6 0,000 0,44 1,0 Innovación de productos * CAD/CAM 34,9 0,000 0,61 0,95 Innovación de productos * CAE 33,2 0,000 0,60 0,97 Innovación de productos * Ingeniería simultánea 61,3 0,000 0,80 0,99 ) 18,1 0,000 0,45 1,0 Innovación de productos * Métodos Taguchi/DOE 11,7 0,001 0,36 0,68 Innovación de productos * Rapid prototiping 35,0 0,000 0,61 1,0 Innovación de productos * AMFE producto 74,5 0,000 0,88 1,0 Innovación de productos * QFD en diseño/desarrollo 27,7 0,000 0,55 1,0 Innovación de productos * QFD 25,9 0,000 0,53 0,95 Innovación de productos * Análisis del valor 42,43 0,000 0,93 1,0 Innovación de productos * Ingeniería de valor 20,3 0,000 0,47 1,0 Innovación de productos * DFMA 30,06 0,000 0,57 0,94 Innovación de productos * Métodos Taguchi(DOE en diseño/desarrollo Posteriormente, para cada par de ítems se efectúa el contraste de hipótesis de independencia en el total de empresas, utilizándose el contraste chi cuadrado de Pearson con la corrección de Yates. En la tabla 8 se exponen los pares de ítems en los que se rechaza la hipótesis nula de independencia, junto a los valores de las medidas de asociación phi y Q de Yule. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 ISSN: 1135-2523 51 Llorente Galera, F. Tabla 8. Contraste de independencia y medidas de asociación entre atributos que son significativos (*). Total empresas. Chi cuadrado con corrección Yates p- valor Estadístico exacto de Fisher (p-valor) Phi Q de Yule CAD * CAE - - 0,006 0,28 1,0 CAD * Rapid prototiping - - 0,006 0,27 1,0 CAD * AMFE producto - - 0,000 0,38 1,0 CAD * Ingeniería simultánea - - 0,000 0,38 1,0 CAD *QFD en diseño/desarrollo - - 0,001 0,32 1,0 CAD * Ingeniería del valor - - 0,062 0,21 1,0 CAD * DFMA - - 0,003 0,29 1,0 CAD/CAM * CAE 48,0 0,000 - 0,71 0,95 CAD/CAM * Rapid prototiping 23,5 0,000 - 0,51 0,82 CAD/CAM * Ingeniería Simultánea 38,4 0,000 - 0,64 0,93 CAD/CAM *AMFE producto 30,8 0,000 - 0,58 0,88 CAD/CAM * QFD en diseño/desarrollo 6,3 0,012 - 0,27 0,53 CAD/CAM * Análisis del valor 23,9 0,000 - 0,51 0,84 CAD/CAM *Ingeniería del valor 11,4 0,001 - 0,36 0,70 CAD/CAM * M. Taguchi/DOE en diseño/desarrollo 8,2 0,004 - 0,31 0,57 CAD/CAM *DFMA 14,7 0,000 - 0,40 0,70 CAE * Rapid prototiping 22,1 0,000 - 0,49 0,80 CAE * Ingeniería simultánea 35,3 0,000 - 0,62 0,93 CAE * AMFE producto 27,8 0,000 - 0,55 0,88 CAE * Análisis del valor 21,8 0,000 - 0,49 0,64 CAE * Ingeniería del valor 6,3 0,000 - 0,27 0,56 CAE * M. Taguchi/DOE en diseño/desarrollo 8,7 0,000 - 0,32 0,64 CAE * QFD en diseño/desarrollo 15,7 0,000 - 0,42 0,74 CAE * DFMA 14,9 0,000 - 0,41 0,71 Rapid prototiping * Ingeniería simultánea 41,6 0,000 - 0,67 0,98 Rapid prototiping *AMFE producto 39,7 0,000 - 0,65 0,98 Rapid prototiping * Análisis del valor 27,0 0,000 - 0,54 0,90 Rapid prototiping *Ingeniería del valor 31,5 0,000 - 0,59 0,91 Atributos considerados 52 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … Rapid prototiping *QFD en diseño/desarrollo 26,8 0,000 - 0,54 0,86 Rapid prototiping * M. Taguchi/DOE en diseño/desarrollo 21,8 0,000 - 0,49 0,85 Rapid prototiping * DFMA 16,8 0,004 - 0,43 0,74 Ingeniería Simultánea * AMFE producto 57,6 0,000 - 0,80 0,78 Ingeniería Simultánea * Análisis del valor 35,6 0,000 0,62 0,90 Ingeniería Simultánea * Ingeniería del valor 22,9 0,000 - 0,50 0,95 Ingeniería Simultánea * QFD en diseño/desarrollo 23,3 0,000 - 0,50 0,89 Ingeniería Simultánea * M. Taguchi/DOE en diseño/desarrollo 24,3 0,000 - 0,51 1,0 Ingeniería Simultánea * DFMA 32,4 0,000 - 0,59 0,91 AMFE producto * Análisis del valor 38,3 0,000 - 0,64 0,91 AMFE producto * Ingeniería del valor 28,7 0,000 - 0,56 1,0 AMFE producto * QFD en diseño/desarrollo 33,8 0,000 - 0,60 0,96 AMFE producto * M. Taguchi/DOE en diseño/desarrollo 25,6 0,000 - 0,53 1,0 AMFE de producto / DFMA 19,3 0,000 - 0,46 0,80 QFD diseño/desarrollo * Análisis del valor 28,2 0,000 - 0,55 0,96 QFD diseño / desarrollo * Ingeniería del valor 52,5 0,000 - 0,75 0,99 QFD diseño / desarrollo * AMFE producto 20,1 0,000 - 0,47 0,81 QFD diseño / desarrollo * M. Taguchi/DOE en diseño/desarrollo 15,4 0,000 - 0,42 0,76 QFD diseño / desarrollo * DFMA 17,2 0,000 - 0,43 0,73 Análisis valor * Ingeniería del valor 24,2 0,000 - 0,52 1,0 Análisis valor * M. Taguchi/DOE en diseño/desarrollo 13,7 0,000 0,39 0,86 Análisis valor * DFMA 16,0 0,000 - 0,42 0,75 Ingeniería del valor * M. Taguchi/DOE en diseño/desarrollo 30,0 0,000 - 0,57 0,92 Ingeniería del valor * DFMA 14,2 0,000 - 0,40 0,75 M. Taguchi /DOE * DFMA 22,4 0,000 - 0,50 0,87 (*) No hemos recogido las empresas con QFD y Métodos Taguchi que no correspondan a las fases de diseño y/o desarrollo Seguidamente se seleccionan las empresas que dicen innovar en productos y se buscan los pares de ítems en los que se rechaza la hipótesis nula de independencia, junto a las medidas de asociación phi y Q de Yule asociadas. Obsérvese en la tabla 9 la reducción de pares de ítems que ofrecen asociación significativa respecto al total de empresas muestreadas, de los que la mayoría siguen con valores elevados del coeficiente Q de Yule. Tal circunstancia es mayor si sólo se analizan tales estadísticos en la submuestra de empresas que realizan “Innovaciones de productos para obtener nuevos productos” (véase tabla 10). Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 ISSN: 1135-2523 53 Llorente Galera, F. Tabla 9. Contraste de independencia y medidas de asociación entre atributos (*) que son significativos. Empresas que innovan en productos. Atributos considerados CAD/CAM * CAE CAD/CAM * Ingeniería Simultánea CAD/CAM * DFMA CAE * Ingeniería simultánea Ingeniería simultánea * Ingeniería del valor Ingeniería simultánea * M. Taguchi en diseño/desarrollo Ing. simultánea * DFMA Chi cuadrado con corrección Yates p- valor Estadístico exacto de Fisher (p-valor) Phi Q de Yule 0,61 0,90 20,6 0,000 - - 0,012 0,35 0,79 14,7 0,000 - 0,40 0,70 - - 0,044 0,30 0,73 22,9 0,000 - 0,50 0,95 0,018 0,31 1,0 32,4 0,000 - 0,59 0,91 Ingeniería simultánea * Rapid prototiping - - 0,005 0,38 0,87 Análisis del valor * Diseño de producto - . 0,015 0,34 0,72 Análisis del valor * QFD en diseño/desarrollo - -- 0,004 038 0,87 Análisis del valor * Ingeniería del valor - - 0,003 0,38 1,0 Análisis del valor * Rapid prototiping - - 0,40 0,28 0,65 Ingeniería del valor * Investigación - - 0,019 0,31 0,60 Ingeniería del valor * Diseño producto 6,5 0,011 - 0,36 0,78 Ingeniería del valor * QFD en diseño/desarrollo 4,0 0,045 - 0,29 0,54 Ingeniería del valor * AMFE producto 5,0 0,026 - 0,33 1,0 Ingeniería del valor * Análisis del valor 6,9 0,009 - 0,38 1,0 Ingeniería del valor * M. Taguchir en diseño/desarrollo 11,0 0,001 - 0,46 0,77 Ingeniería del valor * Rapid prototiping 9,2 0,002 - 0,42 0,76 QFD diseño/desarrollo * AMFE producto 4,2 0,041 - 0,31 0,82 QFD diseño/desarrollo * DFMA 5,8 0,016 - 0,34 0,63 QFD diseño/desarrollo * Rapid prototiping 4,6 0,032 - 0,31 0,57 AMFE producto * M. Taguchi en diseño/desarrollo 4,2 0,040 - 0,31 1,0 - - 0,044 0,30 0,73 M. Taguchi en diseño/desarrollo * DFMA 6,5 0,014 - 0,35 0,87 M. Taguchi en diseño/desarrollo * Rapid prototiping 4,5 0,034 - 0,31 0,60 AMFE producto * DFMA (*) No hemos cogido empresas con QFD y Métodos Taguchi que sólo correspondan a producción Se reducen aún más los pares de ítems en los que se verifica que se rechaza la hipótesis nula de independencia entre atributos, al analizar sólo las empresas que innovan en productos obteniendo nuevos productos (tabla 10). 54 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … Tabla 10. Contraste de independencia y medidas de asociación entre atributos que son significativos (*). Empresas que innovan en productos obteniendo nuevos productos. Atributos considerados CAD/CAM * CAE Chi cuadrado con corrección Yates p- valor Estadístico exacto de Fisher (p-valor) Phi Q de Yule 13,8 0,000 - 0,54 0,86 - - 0,017 0,39 1,0 CAD/CAM * Rapid prototiping 6,20 0,013 - 0,41 0,72 CAD/CAM * Análisis del valor 6,5 0,011 - 0,45 0,89 Rapid prototiping * AMFE producto - - 0,409 0,34 0,83 Rapid prototiping * Análisis del valor - - 0,33 0,36 0,69 Rapid prototiping * Ingeniería del valor 4,7 0,029 - 0,37 0,65 QFD en diseño/desarrollo * DFMA 5,0 0,027 - 0,37 0,67 MétodosTaguchi en diseño/desarrollo * DFMA 5,1 0,024 - 0,32 0,64 Met . Taguchi en diseño/desarrollo * Ingeniería del valor 10,5 0,001 - 0,48 0,78 Análisis del valor * Ingeniería del valor - - 0,022 0,37 1,0 Ingeniería del valor * Ingeniería simultánea - - 0,005 0,57 0,95 6,4 0,012 - 0,37 0,67 - - 0,025 0,35 0,83 CAD/CAM * Ingeniería Simultánea DFMA * QFD en diseño/desarrollo DFMA * Ingeniería del valor (*) No hemos recogido empresas con QFD y Métodos Taguchi que sólo correspondan a producción 4.3. Tabla de contingencia múltiple, combinando diversos atributos Para que la realización de la I+D sea eficaz deben utilizarse de forma conjunta una parte importante de los ítems que recogen sistemas, métodos y técnicas para el diseño y/o desarrollo de productos. Por ello, se presentan tablas que recogen la presencia o ausencia de diversas variables de forma conjunta, junto a las frecuencias asociadas. En la tabla 11 recogemos las frecuencias obtenidas de calcular diversas tablas multivariables para el total de empresas. Verificamos que la utilización conjunta del CAD, CAM y CAE se da en una de cada tres empresas, pasando a ser casi una de cada cuatro al añadirle el “Rapid prototiping”, proporción que se mantiene si añadimos las variables “AMFE producto”, “ingeniería de valor” y la “ingeniería simultánea”. En cambio, la utilización conjunta del CAD/CAM/CAE y las técnicas analizadas es baja (10% empresas). Parte de las empresas químicas no precisan del CAM/CAE por las características de sus productos. Si eliminamos el CAM, los porcentajes que utilizan conjuntamente el resto de ítems también son bajos. Si bien sólo una de cada cuatro empresas utiliza los sistemas CAD/CAE junto a la Ingeniería Simultánea, el AMFE producto, el Análisis valor y el QFD para diseño y/o desarrollo. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 ISSN: 1135-2523 55 Llorente Galera, F. Tabla 11. Combinaciones de variables. Frecuencias. Total empresas Total Intervalo confianza al 95% para la proporción poblacional CAD/CAE 39 29,4; 48,6 CAD/CAM/CAE 34 24,7; 43,3 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping 24 15,6; 32,4 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping/AMFE producto 22 13,9; 30,1 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping/AMFE producto/Ingeniería simultánea/Análisis de valor 22 13,9: 30,1 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping/AMFE producto/Ing. simultánea/Anal. valor/QFD (a) 15 8,0; 22,0 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping/AMFE producto/Ingeniería simultánea /QFD (a)/DFMA 15 8,0; 22,0 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping/AMFE producto/Ingeniería simultánea /QFD (a)/ MétodosTaguchi (a) 10 4,1; 15,9 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping/AMFE producto/Ing. simultánea./Anal..valor/QFD (a)/ M. Taguchi (a)/DFMA 10 4,1; 15,9 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping/AMFE producto/Ing. simultánea/QFD (a)/DFMA 12 5,6; 18,4 CAD/CAM/CAE/Rapid protoiping/AMFE producto/Análisis valor/Ing. simultánea/QFD (a)/Ingeniería valor 9 3,4; 14,6 CAD/CAM/CAE/Rapid prototiping/AMFE producto/Ing simult./Anal. valor/QFD (a)/ M. Taguchi (a)/DFMA/Ing. valor 7 2,0; 12,0 Atributos incorporados conjuntamente CAD/CAE/Ingeniería simultánea 36 26,6; 45,4 CAD/CAE/Ingeniería simultánea/AMFE producto/Análisis valor 35 25,7; 44,3 CAD/CAE/Ingeniería simultánea/AMFE producto/Análisis valor/QFD (a) 27 18,3; 35,7 CAD/CAE/Ingeniería simultánea/AMFE producto/Análisis valor/Ingeniería valor/QFD (a) 21 13,0; 29,0 CAD/CAE/Ingeniería simultánea/AMFE producto/Análisis valor/QFD /a)/DFMA 17 9,6; 24,4 CAD/CAE/Ingeniería simultánea/AMFE producto/Análisis valor/QFD (a)/DFMA/M.Taguchi (a) 11 4,9; 17,1 CAD/CAE/Ingeniería simultánea/AMFE producto/Análisis valor/Ing. valor/QFD /(a)/M.Taguchi (a)/DMFA 7 2,0; 12,0 Tamaño muestral 100 (a) Utilizados en diseño y/o desarrollo La utilización conjunta por parte de las empresas de la variedad de sistemas, técnicas y métodos para realizar la I+D (según la tabla 12) es escasa (7 %), aunque no nula, cuestión que sí se observó en el año 1996 (Llorente, 2001), no considerando entonces entre los ítems del estudio las variables: Ingeniería del valor y el Rapid prototiping. 4.4. Análisis HOMALS y Cluster A continuación presentamos los resultados de efectuar un análisis multivariante utilizando la técnica Homals sobre el total de empresas. De la mejor combinación de variables con el Homals tenemos los autovalores de las dos primeras dimensiones que superan el cociente: 1/nº de variables, es decir, 1/16, siendo respectivamente 0,563 y 0,088. La primera dimensión, según la tabla 12, nos viene explicada en mayor proporción por las variables: utilizar “el AMFE producto”, realizar “Innovaciones de productos obteniendo nuevos productos”; “Desarrollo de productos”; “Ingeniería simultánea”; “Diseño”. Sus medidas de discriminación superan el valor 0,75. Después le siguen utilizar el“Rapid prototiping”; realizar “Investigación” y aplicar el “Análisis valor”, superando sus medidas de discriminación el valor 0,5. La dimensión segunda viene explicada básicamente por “el CAD/CAM” (internalizado) y “subcontratar el CAD/CAM”. 56 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … Tabla 12. Medidas de discriminación Dimensión 1 0,803 0,672 0,586 0,757 0,803 0,181 0,170 0,482 0,635 0,786 0,829 0,562 0,425 0,461 0,396 0,448 Innovaciones de productos Innovaciones de productos obteniendo nuevos productos Investigación Diseño Desarrollo de productos CAD/CAM internalizado CAD/CAM subcontratado CAE Rapid prototiping Ingeniería simultánea AMFE producto Análisis de valor Ingeniería del valor QFD en diseño y/o desarrollo Métodos Taguchi/DOE en diseño y/o desarrollo DFMA Dimensión 2 0,028 0,000 0,001 0,001 0,028 0,577 0,410 0,057 0,033 0,007 0,002 0,003 0,177 0,018 0,063 0,013 En la tabla 13 se disponen cuantificadas las categorías en las dimensiones 1 y 2. El valor uno indica ausencia del ítem correspondiente y el valor dos su disposición. Tabla 13. Cuantificaciones de las categorías Innovaciones de productos Innovaciones de productos obteniendo nuevos productos Investigación Diseño Desarrollo de productos CAD/CAM internalizado CAD/CAM subcontratado CAE Rapid prototiping Ingeniería simultánea AMFE producto Análisis de valor Ingeniería del valor QFD en diseño y/o desarrollo Métodos Taguchi/DOE en diseño y/o desarrollo DFMA Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 No =1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 1 No = 1 Sí = 1 No =1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 1 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 No = 1 Sí = 2 Dimensión 1 1,121 -0,717 0,757 -0,888 0,574 -1,021 0,787 -0,962 1,121 -0,717 0,265 -0,683 0,182 -0,954 0,555 -0,868 0,611 -1,040 0,961 -1,040 1,007 -0,824 0,867 -0,654 0,386 -1,100 0,467 -0,991 0,354 -1,120 0,546 -0,620 Dimensión 2 0,208 -0,133 0,205 -0,011 -0,029 0,051 0,033 -0,040 0,208 -0,133 0,474 -1,218 -0,277 1,454 0,190 -0,297 -0,140 0,238 0,092 0,238 0,049 -0,040 -0,059 0,045 -0,249 0,710 -0,091 0,193 -0,141 0,447 0,093 -0,139 ISSN: 1135-2523 57 Llorente Galera, F. El gráfico 1 recoge las coordenadas de los casos en el espacio solución de las dos dimensiones. Gráfico 1. Empresas en dimensiones 1 y 2 Puntuaciones de objetos 4 Dimensión 2 2 0 -2 -4 -1,5 -1,0 -0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 Dimensión 1 Casos ponderados por número de objetos Se observa que la distribución de los valores de los puntos objeto de las diferentes empresas no es homogénea, a partir de la que se podrían establecer tipologías de empresas, como verificaremos posteriormente realizando un análisis cluster. Por otra parte, si segmentamos la muestra según la nacionalidad de capital (empresas de capital nacional y empresas de capital extranjero), al disponer en la primera menos de 30 observaciones, podemos contrastar si hay diferencias significativas en la medida de tendencia central de los puntos objeto de cada dimensión, utilizando el test de la U de Mann Whitney. En cambio, si buscamos diferencias significativas en la medida de posición central según el tamaño empresarial (con modalidades según nº de trabajadores: 1-100; 101-250; 251-500, más de 500) se utiliza la prueba de Kruskal y Wallis. Verificamos que no hay diferencias significativas en los valores asociados a la primera dimensión según la nacionalidad del capital (U de Mann Whitney=921,5 y p-valor=0,41). En cambio, sí la hay según el tamaño empresarial (chi cuadrado=15,3 y p-valor=0,002). Los rangos promedios se disponen en la tabla 14. Téngase en cuenta por la tabla 13 que las cuantificaciones de todos los ítems en la modalidad “Sí” tienen signo negativo; en cambio, en la modalidad “No” son de signo positivo. Por tanto, hay que interpretar en sentido inverso el valor del rango promedio a su signo, es decir, las Pymes incorporan menos los ítems que discriminan la primera dimensión que las grandes empresas, destacando en éstas las de más de 500 trabajadores. 58 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … Tabla 14. Rangos promedios según tamaño empresarial para la dimensión 1 Plantilla Hasta 100 101-250 251-500 > 500 Tamaño muestral por segmento 18 33 21 28 Rango promedio 70,9 53,6 43,8 38,8 Por otra parte, en la dimensión 2 se verifica que hay diferencias significativas en la medida de tendencia central según la nacionalidad del capital, aplicando el contraste U de Mann Whitney (U=748,5 y p-valor=0,021), ofreciendo un rango promedio en las nacionales de 40,81 y en las extranjeras de 54,5. En cambio, no hay evidencia empírica suficiente para rechazar la hipótesis nula de igualdad en la medida de tendencia central según el tamaño empresarial (chi cuadrado es 4,3 y p-valor=0,227). A partir de los puntos objeto del Homals, utilizando el método de Ward y la distancia euclídea al cuadrado se obtiene un dendograma que perfila tres grupos diferentes: • El grupo A incorpora 38 las empresas, incluyendo sólo a empresas que no hacen innovación de productos y además no utilizan el CAD/CAM. • El grupo B está compuesto por 21 empresas que forman dos subgrupos (B1 y B2), con 8 y 13 empresas respectivamente. Todas desarrollan productos y han implantado la ingeniería simultánea, el AMFE producto y el análisis valor. El subgrupo B1 se caracteriza porque además todas las empresas hacen investigación aplicada y efectúan diseño de producto. Excepto una empresa, el resto innovan en productos, mejorando y consiguiendo nuevos productos. Las empresas disponen del CAD/CAM interno, utilizan el Rapid prototiping y la mayoría también el CAE. Aplican la ingeniería de valor, así como los Métodos Taguchi/DOE en diseño y/o desarrollo (excepto en una empresa). La mayoría utilizan el DFMA y el QFD, apareciendo ambos en un 60% de las empresas. El subgrupo B2 se caracteriza porque la mayoría de sus empresas realizan investigación (60%), así como diseño (80%). Sólo una tiene internalizado el CAD/CAM, que a su vez lo subcontrata. Además otro 30% de empresas también lo subcontratan. La mitad disponen del CAE y el 80% del Rapid prototiping. Sólo una empresa no utiliza el QFD para el diseño y desarrollo de productos. La mitad de empresas tienen implantado el DFMA y el 30% los métodos Taguchi/DOE en diseño y/o desarrollo. ● El grupo C lo constituyen 41 empresas. Todas se caracterizan porque ninguna empresa subcontrata el CAM. El dendograma ofrece dos subgrupos, uno (C1) de 17 empresas y otro (C2) de 24 empresas. Asimismo cada uno se subdivide en dos subconjuntos de empresas más. El primer subconjunto del primer subgrupo (C11) lo forman sólo 4 empresas. Todas tienen el CAD/CAM (internalizado), ninguna incorporan el QFD en diseño y/o desarrollo ni el AMFE producto. Dos de ellas no realizan I+D y las otras dos efectúan innovaciones de producto, efectuando la fase de Desarrollo de producto pero no las de Investigación ni Diseño. El segundo subconjunto (C12) está compuesto por 13 empresas. Todas innovan en productos y realizan Desarrollo de producto. El 38% también obtiene nuevos productos, el 15% realizan Investigación, y el 30,7% Diseño. Se verifica que ciertos ítems sólo se incorporan o utilizan en tan sólo una empresa, diferentes entre sí, en concreto son: el CAD/CAM, el CAE e Ingeniería valor. Por otra parte, sólo el 15,4% utiliza los Métodos Taguchi en Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 ISSN: 1135-2523 59 Llorente Galera, F. diseño/desarrollo de productos, el 23% utilizan el Rapid prototiping, casi una de cada tres empresas (31%) utilizan el QFD en diseño/desarrollo. En cambio, la mayoría utiliza el AMFE producto (84,6%) y el 61,5% de empresas incorporan respectivamente el DFMA, el Análisis valor y la Ingeniería simultánea En el segundo subgrupo de empresas, el primer subconjunto (C21) incorpora las siete empresas que más I+D+i realizan. Se caracterizan porque todas realizan innovaciones de productos y obtienen nuevos productos, efectuando las fases de Investigación, Diseño y Desarrollo de productos. Todas tienen implantada la Ingeniería simultánea, el AMFE producto, el DFMA, el Análisis valor, y utilizan el Rapid prototiping. Sólo en una empresa se carece del CAM internalizado, igual circunstancia sucede respecto al CAE, los métodos Taguchi para el diseño/desarrollo y la Ingeniería de valor. En dos empresas no se utiliza el QFD en diseño y/o desarrollo. El último subconjunto de empresas considerado (C22) está compuesto por 17 empresas. Todas realizan innovación de producto y Desarrollo de producto. El 64,7% dicen realizar Investigación y el 88,2% Diseño. El 41,1% utiliza el QFD en su diseño y/o desarrollo. Sólo una empresa dice no incorporar el AMFE producto porque el diseño le viene dado y otra empresa indica que no utiliza el Análisis valor. En cambio, la Ingeniería valor es el ítem menos incorporado, ya que se aplica en sólo dos empresas. Consideramos al primer grupo y el resto de 6 subgrupos como subcolectivos diferenciados. Se analiza si hay diferencias significativas en la medida de tendencia central entre los mismos, aplicando el contraste de Kruskal y Wallis, respecto las variables: “Plantilla”, “Rentabilidad económica”, “Rdo. explotación/Activo Total”, “Productividad del factor trabajo” y “Rdo. explotación/Importe neto cifra de negocios. Los resultados del contraste (tabla 15) reflejan que sólo hay diferencias significativas en el caso de la variable “Plantilla”, siendo superior el rango promedio en el subcolectivo 6 (tabla 16). En cambio, los más reducidos corresponden al 1 y 4, que incorporan las empresas que no hacen innovación de productos. Tabla 15. Contraste de Kruskal y Wallis según los 7 subcolectivos del cluster Plantilla Resultado Resultado de Productividad Resultado explot./Importe neto ejercicio/ A.T. explot../A.T. factor trabajo cifra negocios Chi-cuadrado 17,561 5,305 3,981 7,2 4,085 p-valor 0,007 0,505 0,679 0,302 0,665 Tabla 16. Rangos promedios de cada subcolectivo respecto la variable Plantilla Subcolectivos 1 2 3 4 5 6 7 Rango promedios 41.8 67,56 52,1 24,9 44,7 77,1 60,0 5. CONCLUSIONES La información muestral ha permitido verificar que casi todas las empresas muestreadas realizan innovaciones en proceso y el 61% efectúan innovaciones de productos (proporción que coincide con las que hacen desarrollo de productos), si bien cerca de la mitad hacen diseño y obtienen nuevos productos. 60 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 Innovación tecnológica, sistemas y técnicas utilizadas en la I+D por los proveedores directos en Cataluña de … La proporción de empresas que hacen Investigación es baja, medio baja en diseño y media en desarrollo de producto en Cataluña. Respecto la utilización individual de las técnicas y métodos para mejorar los plazos y calidad de la I+D es total en cuanto al AMFE procesos y muy alta respecto del CAD. En las empresas que hacen innovación de producto bastantes empresas utilizan las técnicas AMFE producto, el QFD, la Ingeniería simultánea y el Análisis valor. Los sistemas CAM y el Rapid prototiping se utilizan en una significativa la proporción de empresas, si bien es reducida la incorporación interna del CAM. En cambio, se precisa de una mayor implantación del CAE, los Métodos Taguchi/DOE y del DFMA. La incorporación conjunta de la variedad de sistemas, métodos y técnicas para la gestión de la I+D consideradas es reducida, lo que resta eficacia a la gestión de la innovación de productos de bastantes empresas. Al establecer el análisis Homals encontramos que las variables más relacionadas (según la primera dimensión) eran: “Innovar en productos”, el “Desarrollo de productos”, la “Ingeniería simultánea”, el “Análisis del valor”, el “AMFE producto”, el “Diseño”, así como “Innovar para obtener nuevos productos”. En cambio, la segunda dimensión recoge la utilización del “CAM”, diferenciando según esté internalizado o subcontratado). Al aplicar el método Cluster, sobre los puntos objetos obtenidos del Homals, obtenemos clasificadas las empresas en tres grupos y 7 subcoltectivos, según la utilización o no de la diversidad de ítems considerados. Los ratios Resultado de explotación/A.T, Resultado de explotación/Importe neto cifra negocios y la Productividad del factor trabajo ofrecen diferencias significativamente superiores en las empresas que “Innovan en productos y obtienen nuevos productos”. En cambio, no se observan si consideramos los siete subcolectivos del cluster para el total de empresas. Aunque sí se verifican diferencias significativas en la medida de tendencia central para la variable Plantilla, disponiendo de mayor rango promedio en las empresas que realizan más innovación e incorporan las técnicas analizadas. NOTAS 1 El ritmo de introducción de los adelantos tecnológicos se ha acelerado, entre otras razones debido a varias cuestiones (Fernández Sánchez, 1996): la reducción del tiempo de desarrollo de la tecnología; el incremento del stock de conocimientos acumulados; la mayor facilidad con que las empresas imitan los productos de sus rivales; y el mayor número de competidores en el mercado global. . 2 Se establecen las respectivas normas donde se incorporan las especificaciones de comportamiento de la pieza (de rigidez, choque, etc.), indicándose las funciones que debe tener el producto. 3 Se caracteriza porque establece la dirección de proyectos, incorpora la voz del cliente, y desde el inicio del nuevo proyecto de I+D participan los diversos departamentos internos de la empresa, así como los agentes externos con los que colabora (clientes, proveedores, etc.) (Idom, 2003). Permite reducir plazos y costes en la I+D, así como incrementar la calidad en el ciclo de vida del producto y la productividad en los procesos de desarrollo, ajustándose mejor a la demanda de sus clientes (Barba, 2001). 4 Disponer del CAM implica tener que amortizar una inversión que suele ser significativa, dificultando especialmente su incorporación en las Pymes, tendiéndose a su subcontratación en tales casos, así como cuando se utiliza esporádicamente. 5 A veces la geometría que realiza el departamento de diseño del fabricante precisa ser modificada por parte del proveedor para que la pieza en el conjunto pueda funcionar bien. En tal circunstancia los proveedores pueden realizar pequeños retoques al adaptar el diseño a la tecnología propia. Incluso al tener que ir la pieza junto a otras dentro de un conjunto puede que se requiera cambios en la geometría al comprobarse a posteriori que es inviable su adecuada incorporación en tal conjunto y se deba de rediseñar éste. 6 En variables nominales la medida de posición central es la moda. La proporción muestral es el estimador puntual insesgado para la proporción poblacional desconocida del atributo analizado. El valor de la proporción muestral no ofrece el error de estimación, al no conocer el valor de la proporción poblacional. Para solventarlo se utiliza la estimación por intervalo. 7 Construido a partir de la chi cuadrado de Pearson, se reduce a un coeficiente de correlación lineal para atributos dicotómicos (Ato y López, 1996) Su valor mínimo es cero (si hay independencia) y aumenta la asociación a medida que se aproxima a la unidad. Tiene el inconveniente de verse afectado por totales marginales desequilibrados y no ofrecer la dirección de la asociación directamente. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 43-62 ISSN: 1135-2523 61 Llorente Galera, F. 8 Es una medida de asociación global e indica la dirección de la asociación, con rango de variación entre -1 y 1. Los valores de la Q de Yule son más adecuados que el coeficiente phi, puesto que éste supone infravalorar la intensidad de asociación existente (Ato y López, op.cit.). El Q de Yule no la ofrece el SPSS, y se debe calcular aparte. BIBLIOGRAFÍA AKAO, Y. (1993): Despliegue de la función de calidad. Integración de las necesidades del cliente en el diseño del producto. TGP-Hoshin, Madrid. AGUAYO, F. SOLTERO, V.M. (2003): Metodología del diseño industrial: un enfoque desde la ingeniería concurrente, Rama, Madrid ASCAMM, FUNDACIÓN (1999): El diseño industrial y el rapid prototiping. Factoría Gráfica, Barcelona. ATO, M. y LÓPEZ, J.J. (1996): Análisis estadístico para datos categóricos, Universidad de Murcia BAÑEGIL, T.M. y MIRANDA, F.J. (2001): La gestión del tiempo. 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El aumento en la complejidad de la oferta de vinos determina que la elección del consumidor esté condicionada por la oferta presente en la carta y por la influencia del personal de sala. El objetivo del presente trabajo es identificar y caracterizar los instrumentos relevantes de promoción de los vinos que utilizan los restaurantes, en función de la presencia de personal formado en vinos. Como resultado de un estudio realizado para una muestra de restaurantes de alto nivel, observamos que el contenido y el diseño de la carta de vinos se encuentran en gran medida condicionados por la presencia de sumiller, constituyéndose ambos en instrumentos básicos de promoción de los vinos en el restaurante. PALABRAS CLAVE: Promoción; Vino; Hostelería INSTRUMENTS FOR WINE PROMOTION IN HIGH LEVEL RESTAURANTS ABSTRACT: In recent years, wine marketing is assuming an increasingly important role in restaurants. The growing complexity of the supply of wines determines that consumer choice is conditioned by wine labels included in the wine list and the influence of the waiter. The objective of this study is to identify and characterize the relevant instruments for wine promotion used by restaurants, depending on the presence of wine specialists on staff. As a result of a study conducted among a sample of upscale restaurants, we note that the content and design of the wine list is largely conditioned by the presence of a sommelier, being both basic tools for promoting wines in the restaurant. KEY WORDS: Promotion; Wine; Hospitality 1. INTRODUCCION La oferta de vinos que un restaurante presenta a sus clientes, puede convertirse en un elemento de diferenciación muy interesante ya que, desde el punto de vista de la demanda, acompañada por un vino adecuado, puede trascender la mera experiencia gastronómica hasta un nivel de satisfacción o disfrute superior (Aune, 2002). Tradicionalmente, la existencia de una gran oferta de vinos ha sido un excelente parámetro para juzgar las cualidades de un restaurante, y al mismo tiempo no se concibe una buena oferta gastronómica sin una magnífica selección de vinos (Asenjo, 2000). Además, desde el punto de vista del restaurador, la venta de vinos puede añadir un porcentaje significativo de rentabilidad a las operaciones del restaurante (Manske y Cordua, 2005) y, por ello, la selección cuidadosa de los medios con los que promocionar sus vinos, se convierte en una importante herramienta táctica al tiempo que estratégica. En este sentido, la literatura ha señalado dos herramientas básicas en la promoción de los vinos de un restaurante: por un lado realizar una cuidadosa selección (Dodd, 1997) y mejora continua (Aspler, 1991a; Brown, 2003) de aquellos caldos que componen la carta de vinos del restaurante; y por otro desarrollar técnicas sugestivas de venta (Ralis y O’Brien, 1986; Wansink, Cordua, Blair, Payne y Geiger, 2006) que en muchas ocasiones implicará la formación en vinos del personal de sala Gil Saura, I.; Berenguer Contrí, G.; Ruiz Molina, M.E. (Ralis y O’Brien, 1986; Wansink et al., 2006). En este sentido, la presencia de un sumiller en el restaurante puede mejorar los porcentajes de venta en bebidas entre un 10 y un 25% (Aspler, 1991a, b; Hochstein, 1994; Manske y Cordua, 2005). En el presente trabajo se plantea un doble objetivo. En primer lugar, se trata de identificar y caracterizar los instrumentos de promoción de los vinos que utilizan aquellos restaurantes de categoría superior1, entendiendo que estos pueden servir como referencia para otros restaurantes de inferior categoría. Para ello, se evaluarán sus cartas de vino, intentando apreciar las diferencias en diversos aspectos formales, de contenido y de gestión. Al mismo tiempo y como segundo objetivo, dado que la presencia de sumiller puede ser una herramienta de promoción determinante, se analizan las diferencias que se aprecian entre restaurantes, en función de si disponen o no de esta figura, tanto en relación con diferencias en las cartas de vinos como en otras características del restaurante. Con el fin de lograr los objetivos propuestos, el presente trabajo se estructura de la siguiente forma. En primer lugar, se revisa la literatura sobre la carta de vinos y el sumiller como herramientas de promoción. En segundo lugar, se expone la metodología utilizada y se describen la muestra y las bases de datos. A continuación se analizan los resultados obtenidos. Cierran el trabajo las conclusiones, las limitaciones y nuevas líneas de investigación. 2. REVISIÓN DE LA LITERATURA El mercado del vino, al igual que la mayoría de productos agroalimentarios en Europa, ha experimentado tanto un incremento de la competencia como un aumento del nivel de conocimiento y exigencia del consumidor, lo que ha provocado el desarrollo de estrategias de diferenciación que han derivado en la proliferación de denominaciones de origen y de marcas (Ruiz, Olarte, Huarte, Muñoz, Calderón, Izquierdo y San Martín, 2004). Este aumento en la complejidad de la oferta, puede provocar una cierta desorientación en el cliente. Así, un análisis de los comportamientos de elección más habituales que caracterizan a los clientes en los establecimientos de restauración revela que, los consumidores presentan índices de fidelidad muy bajos (Martínez, 2007), y al mismo tiempo la elección está muy influida por la oferta presente en la carta, adaptándose la elección a la misma y revelándose muy importante el efecto prescriptor del personal de sala (Ralis y O’Brien, 1986; Johnson y Masotti, 1990). Así, el contenido de la carta de vinos y la presencia de personal formado en vinos se constituyen en los dos instrumentos básicos de promoción de los vinos en el restaurante. En general, los restaurantes de categoría superior cuentan con recursos técnicos (conocimientos, “saber hacer”, especialización profesional...), institucionales (menciones, inclusión en guías gastronómicas de prestigio...) y físicos (infraestructura del restaurante, ubicación y decoración) que permiten su diferenciación (Johnson et al., 2005). No obstante, dos van a ser los recursos que con más asiduidad utilizan los restaurantes como herramientas de diferenciación: la gestión de la carta de vinos y la presencia de un sumiller o un profesional especializado en vinos. Si bien los restaurantes pueden optar por una gestión combinada de ambos recursos -dado que una de las funciones fundamentales del sumiller será la propia gestión de la carta-, esto no siempre ocurre. Así pues, puede resultar conveniente analizar el papel de la carta de vinos, como instrumento promocional de forma aislada, o combinada con la presencia de un sumiller. Centrándonos en el primer recurso promocional y siguiendo a Bowen y Morris (1995), la carta de vinos de un restaurante puede ser considerada como un instrumento tanto de 64 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 Instrumentos de promoción de los vinos en los restaurantes de alto nivel. comunicación como de venta, resultando muy importante determinar la estructura y contenido óptimo de la misma. La enumeración de los parámetros que deben tenerse en cuenta para su elaboración, es una de las temáticas desarrolladas por la literatura. Cuando la carta de vinos es elaborada por un profesional como un sumiller, gran parte de los criterios utilizados en su elaboración son de naturaleza subjetiva, pues este especialista, utilizando sus conocimientos, formación y experiencia, selecciona bodegas, marcas y denominaciones de origen. Sin embargo, aunque esta sea la estrategia frecuentemente desarrollada para la elaboración de las cartas de vinos, la literatura señala el interés por determinar, mediante parámetros objetivos normalmente de carácter cuantitativo, la estructura y contenido de la carta de vinos (Morrison, 1997) prestándose escasa atención a los aspectos cualitativos del diseño de menús o cartas de restaurantes. Entre los parámetros cuantitativos que se han propuesto, la rentabilidad ha sido uno de los más tradicionales, junto con los costes de mano de obra o de materia prima (Morrison, 1997). Así, por ejemplo, se han propuesto modelos que explican la construcción de las cartas de los restaurantes en base a la rentabilidad de las referencias (platos o bebidas) incluidas en las mismas (Miller, 1980) y el margen de contribución y la popularidad de la referencia (Kasavana y Smith, 1982; Pavesic, 1983). Al mismo tiempo, el contenido y longitud de la carta de vinos también depende de otros parámetros más subjetivos que pueden contribuir a la percepción de calidad del cliente, en relación con la oferta del restaurante. Así, si bien se ha señalado la importancia de factores como el ambiente o la atmósfera del restaurante en la valoración de la calidad de la comida y la satisfacción del cliente (Dube et al., 1994; Dulen, 1998; Susskind y Chan, 2000), la repetición de la visita en los restaurantes en España depende fundamentalmente de la calidad de los platos y la variedad del menú (Ribeiro, 2002). En cuanto a este último aspecto, diversos trabajos señalan la importancia de la libertad para elegir la comida (Keyt et al., 1994; King et al., 2004) y la fuerte correlación positiva entre la variedad de platos percibida y la satisfacción del cliente (Bell et al., 1994; King et al., 2004), lo que sin duda debe hacer reflexionar sobre el parámetro longitud óptima de una carta de vinos más allá de su necesaria rentabilidad. La toma en consideración de estos parámetros más subjetivos en la confección de la carta, puede mejorar su percepción de excelencia al contribuir a su dinamismo y diferenciación. Así por ejemplo, la incorporación de menús con alimentos diferentes a los habituales puede no ser adecuada en base a criterios meramente económicos, pero puede mejorar la percepción de innovación y frescura de la carta del restaurante. Por lo tanto este tipo de aspectos cualitativos no deben descuidarse en la elaboración de la carta de vinos. En este sentido, existe evidencia empírica que señala que los nombres evocadores y las descripciones en la carta del restaurante mejoran la percepción de los alimentos, facilitando la introducción de platos poco familiares (Wansink et al., 2005) e incrementando sus ventas (Wansink et al., 2001). Adicionalmente, se encuentra evidencia acerca de los positivos resultados sobre las ventas que reporta el uso de las promociones (Wansink et al., 2006) y de la importancia que juega la percepción de los precios y la utilización del precio psicológico en carta, en relación con la percepción de calidad (Naipaul y Parsa, 2001). El diseño de la carta es decir, sus características formales, disposición de los platos, etc., también pueden incrementar las ventas de productos adicionales que suelen acompañar a los platos principales (Lang, 2005). Todo este conjunto de aspectos cuantitativos y cualitativos plantea la duda acerca del valor que la carta de vinos tiene como instrumento de promoción y venta en si mismo, frente a su papel mediado por la influencia de algún profesional que presente la misma y por ende la Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 ISSN: 1135-2523 65 Gil Saura, I.; Berenguer Contrí, G.; Ruiz Molina, M.E. oferta del restaurante. En este sentido, se ha señalado que la carta, por si misma, ejerce escasa influencia sobre la decisión del cliente (Bowen y Morris, 1995). Contar con un sumiller puede representar un incremento en la venta de bebidas de un 10% a un 25% (Aspler, 1991a, b; Hochstein, 1994; Manske y Cordua, 2005), lo que evidencia la importancia de la complementariedad entre sumiller y carta de vinos. Centrándonos en la figura del sumiller o sommelier, éste ha sido definido en la literatura de múltiples formas. Así, Koplan et al. (1996) describen al sumiller como el único responsable, en nombre del propietario del restaurante, de las decisiones de compra y servicio del vino en la mesa. Green (2003), por su parte, define al sumiller como una persona formada en seleccionar el vino que complementa el sabor de la comida. Más recientemente, Gultek et al. (2006) han definido al sumiller como un camarero que se encarga de guiar a la clientela a través de la selección de vinos del restaurante. Obsérvese que todas estas definiciones fallan en su intento de realizar una acotación completa de las tareas propias del sumiller, destacando tan sólo parte de sus funciones. Un análisis pormenorizado de estas últimas revela una mayor complejidad de la profesión. Así, Aspler (1991b) realiza una enumeración de tareas y funciones que podemos clasificar en tres bloques. Por un lado el sumiller se encarga de definir y seleccionar la oferta de vinos del restaurante, creando y manteniendo actualizada la carta de vinos, y encargándose al mismo tiempo del aprovisionamiento y gestión de la bodega. Esto le obligará, en segundo lugar, a realizar tareas de prospección del mercado de forma continua, intentando estar al corriente de las tendencias y nuevos gustos del consumidor, así como, mediante la asistencia a catas, ser conocedor y valorar las ofertas que ofrece el mercado. Por último, el sumiller también asume la promoción y comercialización del vino entre los clientes, aconsejándoles en la selección del vino apropiado para maridar con su selección gastronómica. A estas tareas habría que añadir, según Green (2003), la de difusor de la cultura del vino tanto entre los empleados como entre los propietarios del restaurante. Así pues, entre las funciones y tareas del sumiller, la promoción del vino es fundamental y ésta se realiza a dos niveles: por un lado sus decisiones en relación con la oferta de vinos que deben estar presentes en la carta, define la oferta del restaurante. De este modo, decisiones como la retirada o la incorporación de una determinada marca o una denominación de origen influirán decisivamente sobre la elección final del consumidor. Por otro lado, la gestión de la oferta implicará tareas de venta que ayuden al cliente en la elección, orientando su decisión. En este sentido, el consejo del sumiller estará guiado por una combinación de la elección gastronómica del cliente pero sin olvidar la necesaria rentabilidad de la carta en su conjunto y que puede influir sobre la recomendación que efectúe. 3. HIPÓTESIS A la vista de la evidencia existente acerca de la complementariedad entre la carta del establecimiento y la presencia de un profesional especializado en el servicio del vino, esperamos que los restaurantes que disponen de sumiller muestren cartas o menús cuantitativa y cualitativamente diferentes, de aquellos establecimientos que carecen de un profesional especializado en vinos. Además esa diferenciación debe apuntar hacia una gestión más integral de la carta de vinos cuando el restaurante dispone de sumiller. Así, tanto los aspectos cuantitativos como los cualitativos esperamos que sean diferentes y en este sentido, formulamos las siguientes hipótesis de trabajo: Hipótesis 1: Los restaurantes que disponen de sumiller presentan una mayor oferta de vinos. En este sentido, esperamos que los restaurantes que cuentan con un profesional especializado en vinos dispongan de cartas más extensas y variadas, con mayor número de referencias y de 66 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 Instrumentos de promoción de los vinos en los restaurantes de alto nivel. denominaciones de origen pues este tipo de cartas necesitan una gestión más complicada difícil de conseguir en ausencia de un profesional especializado. Hipótesis 2: Las cartas de vinos de los restaurantes que disponen de sumiller presentan un diseño significativamente distinto al de las cartas del resto de restaurantes. Así, esperamos que los restaurantes que cuentan con un sumiller traten de apoyar la presencia de este elemento diferenciador a través del diseño de la carta de vinos, teniendo esta un carácter más llamativo y novedoso que las cartas de otros establecimientos. Hipótesis 3: Los restaurantes que disponen de sumiller presentan características distintivas de su establecimiento, acordes con su mayor especialización en vinos en comparación con el resto de establecimientos. En este sentido, esperamos que los restaurantes que cuentan con sumiller presenten parámetros de tamaño, capacidad y precio significativamente diferentes. Hipótesis 4: La valoración de la importancia de distintos criterios para la elaboración de la carta de vinos difiere significativamente en función de la presencia o no de la figura del sumiller en el establecimiento. Esperamos que los restaurantes que disponen de sumiller concedan una mayor importancia a la carta de vinos como elemento diferenciador del establecimiento y valoren en mayor medida parámetros subjetivos en la definición de la oferta de vinos. 4. METODOLOGÍA, MUESTRA Y BASES DE DATOS La muestra a partir de la cual realizamos nuestro estudio consta de restaurantes de gama mediaalta de la ciudad de Valencia, incluyendo algunos de su provincia. La elección de este tipo de establecimientos se debe a distintas razones: en primer lugar, la literatura presta escasa atención al estudio de la restauración de alto nivel. Si bien existen diversos trabajos que abordan el estudio del posicionamiento de los restaurantes de comida rápida (Kara et al., 1996; Verma et al., 1999; Knutson, 2000), no han recibido tanta atención los restaurantes de alto nivel, cuyas prácticas pueden servir de referencia para otros establecimientos que atiendan a otros segmentos. En este sentido, desde la literatura se señala la importancia del posicionamiento para priorizar y diseñar estrategias de marketing alternativas (Burns, 1986). En concreto, se ha resaltado la importancia de obtener mapas perceptuales para el sector de la hostelería (Dev et al., 1995) y la restauración (Mazanec, 1995). Por otra parte, los restaurantes de alto nivel ofrecen unos platos de alta calidad, una carta compleja y con especialidades exclusivas, una cuidada presentación de sus platos y una elevada personalización (Muller y Woods, 1994). Las claves operativas de estos establecimientos se centran en la personalización de la experiencia, el orgullo de la propiedad del establecimiento y el carácter único dentro de sistemas estandarizados, mientras que su enfoque estratégico se centra en la diferenciación del producto, la calidad, la imagen y el precio como variable de selección (Muller y Woods, 1994). Así, entendemos que las estrategias seguidas por los restaurantes de alto nivel pueden servir como modelo para otros de inferior categoría. Los restaurantes de alto nivel se caracterizan, siguiendo la clasificación de restaurantes de Muller y Woods (1994), por tener un nombre y un producto únicos (descartándose, así, las franquicias), un estilo y ambiente cuidados, y por ofrecer una experiencia gastronómica especial. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 ISSN: 1135-2523 67 Gil Saura, I.; Berenguer Contrí, G.; Ruiz Molina, M.E. Para la elaboración de la base de datos de restaurantes que conforman nuestra muestra, se consultaron cinco páginas web relativas a directorios o guías de restaurantes (www.laotraguia.com; www.verema.com; www.guiacampsa.com; www.viamichelin.es; www.guiasrestaurantes.com) y la Guía Vergara (Vergara, 2006). Dentro de cada uno de los directorios se localizaron los restaurantes de tres (y en algunos casos de dos) tenedores en Valencia y su área metropolitana. El total de restaurantes censados que verificaban esta condición ascendió a 70, de los cuales aceptaron participar en nuestra investigación 522. Para caracterizar los restaurantes que forman parte de nuestro estudio analizamos una serie de variables; a saber: la superficie dedicada a restauración y bodega, la capacidad de comensales, la posibilidad de menú degustación, el precio medio del cubierto, la presencia de sumiller y la disponibilidad de parking. Las frecuencias y porcentajes sobre la muestra total para cada categoría de las variables que describen el establecimiento se exponen en la Tabla 1. Tabla 1. Características de los restaurantes de la muestra Variable Superficie de restauración Superficie de bodega Capacidad comensales Menú degustación Precio medio menú degustación Sumiller Parking < 70 m2 70-120 m2 > 120 m2 < 20 m2 20-40 m2 > 40 m2 < 50 51-75 > 75 Sí No < 30 euros 31-50 euros > 50 euros Sí No Sí No Frecuencia 6 29 15 21 15 12 18 17 16 33 18 5 19 9 29 22 35 16 % 12,0 58,0 30,0 43,8 31,3 25,0 35,3 33,3 31,4 64,7 35,3 15,2 57,6 27,3 56,9 43,1 68,6 31,4 A partir de la Tabla 1 se puede inferir que el retrato robot de los restaurantes analizados indica que tienen un tamaño medio (entre 70 y 120 m2), destinan muy poco espacio a bodega (menos de 20 m2), disponen de sumiller, tienen una capacidad de hasta 75 comensales, ofrecen un menú de degustación, el precio medio oscila entre 31-50 euros y no disponen de aparcamiento. Este último hecho puede deberse a que la mayor parte de los restaurantes investigados se ubican en el centro de la capital del Turia. Por último, un 56,9% de los restaurantes encuestados afirman contar con sumiller. Con el fin de contrastar la existencia de diferencias significativas entre los restaurantes a partir de distintas variables en función de su disponibilidad o no de sumiller, utilizamos el análisis de la varianza. 68 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 Instrumentos de promoción de los vinos en los restaurantes de alto nivel. 5. RESULTADOS En primer lugar, estudiamos los aspectos cuantitativos de la carta de vinos, en función de si el restaurante dispone o no de sumiller, para lo que se les requería que nos facilitasen físicamente la carta de vino con el fin de realizar un análisis objetivo de la misma. En función de los datos obtenidos pueden observarse valores superiores en el número medio del total de referencias incluidas en la carta de vinos, el número total de denominaciones de origen y el número de países, así como en los precios medios mínimo y máximo para los restaurantes que disponen de sumiller. Los valores medios y el estadístico F de contraste de la varianza para estas variables en función de si el restaurante dispone o no de sumiller se muestran en la Tabla 2. Tabla 2. Valores medios y análisis de la varianza para variables objetivas de la Carta de Vinos Variables Nº referencias - Blanco - Rosado - Tinto - Dulce - Espumoso Nº denominaciones origen Nº países Precio mínimo Precio medio Precio máximo Número de casos % a, b, c Con sumiller Sin sumiller F 161,00 23 4 81 17 16 21,00 4,50 11,58 35 424 29 56,9 114,00 19 5 73 14 10 14,19 2,61 9,81 35 370 22 43,1 1,772 0,826 0,284 0,207 0,154 3,811 c 6,707 b 4,620 b 2,785 0,000 0,046 Significativamente distinto de cero para un nivel de confianza del 99%, 95% y 90%, respectivamente. Como se puede observar a partir de la Tabla 2, los restaurantes que disponen de sumiller presentan Cartas de Vinos con un mayor número de referencias que aquellos que no disponen del mismo. En este sentido, el hecho de contar con un experto en vinos puede permitir al restaurante gestionar una Carta de Vinos prácticamente un 50% más amplia que la carta de la que dispone por término medio un restaurante sin sumiller. La mayor extensión de las Cartas de Vinos de los restaurantes que disponen de sumiller se traduce en la inclusión de un número significativamente mayor de denominaciones de origen y de vinos internacionales. En este sentido, mientras que el número medio de denominaciones de origen es de 14 para los restaurantes sin sumiller, resulta ser de 21 para los restaurantes que disponen de esta figura. En cuanto al número de países de procedencia del vino, el número medio es de 5 para los restaurantes con sumiller, frente a 3 para el resto de restaurantes. Por lo que respecta a los tipos de vinos, los restaurantes que disponen de sumiller presentan por término medio más referencias de vinos para todos los tipos de vino a excepción de los rosados. Si analizamos el peso del tipo de vinos respecto al total de referencias medias de que disponen los dos tipos de restaurantes (con y sin sumiller), parece que hay una mayor tendencia a omitir la presencia de vinos rosados en los restaurantes con sumillers, a favor de un mayor número de referencias de los tipos blancos, dulces y sobre todo espumosos, observándose la presencia significativamente de este último tipo de vino en los restaurantes que disponen de sumiller. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 ISSN: 1135-2523 69 Gil Saura, I.; Berenguer Contrí, G.; Ruiz Molina, M.E. En cuanto a los niveles de precios mínimo, medio y máximo en función de la disponibilidad de sumiller, se observa que tanto el precio mínimo como el precio máximo son más elevados para los restaurantes que disponen de sumiller en comparación con aquéllos que no disponen de esta figura. Así, entendemos que el restaurante repercute el incremento en el coste de personal al cliente a través de los vinos de la carta y/o considera el servicio que proporciona el sumiller como un valor añadido por el cual el cliente debe pagar. No obstante, las diferencias observadas no resultan ser significativas a un nivel del 10%. Con carácter adicional al examen objetivo de la carta de vinos del establecimiento, se administró un cuestionario a los responsables del establecimiento o encargados del servicio del vino para que evalúen el contenido u oferta de sus Cartas de Vinos en una escala de 1 a 10 en base a distintos factores. Los resultados obtenidos se muestran en la Tabla 3. Tabla 3. Valores medios y ANOVA de la presencia percibida de diversos factores relativos a la oferta de la Carta de Vinos Variables Moderna Variada Extensa Especializada Clásica Discreta Homogénea Imaginativa Selectiva Heterogénea Convencional Novedosa a, b, c Con sumiller Sin sumiller F 6,14 8,21 6,72 6,48 4,69 6,59 5,90 6,00 7,45 6,69 4,59 7,31 5,86 8,27 7,41 5,50 5,73 6,05 5,86 5,09 7,05 5,86 6,14 5,27 0,220 0,047 1,606 1,930 2,457 0,815 0,002 1,713 0,460 1,500 5,901 b 11,973 a Significativamente distinto de cero para un nivel de confianza del 99%, 95% y 90%, respectivamente. Como se puede observar a partir de la Tabla 3, sólo resultan significativamente distintas de cero las diferencias en cuanto a la valoración de los atributos “convencional” y “novedosa” referidos al contenido de la carta de vinos. Así, los responsables de los restaurantes que disponen de sumiller consideran que sus cartas de vinos son menos convencionales y más novedosas que las de los restaurantes que no cuentan con esta figura. Sorprendentemente, los restaurantes con sumiller presentan valoraciones más bajas en cuanto a la variedad y extensión de sus cartas de vinos que los restaurantes que no disponen de personal especializado en vinos. Este hecho puede deberse a que los restaurantes que disponen de sumiller comparan su oferta actual de vinos con el “ideal” que pretenden alcanzar, siendo más ambiciosos y críticos con el contenido de su carta de vinos que los restaurantes que no disponen de sumiller. De forma análoga, y con el fin de contrastar, en este caso, la existencia de diferencias significativas en cuanto al formato de la carta de vinos en función de la presencia o no de sumiller, se solicita asimismo a los encuestados que valoren de 1 a 10 sus Cartas de Vinos en cuanto a su diseño. Los resultados obtenidos se muestran en la Tabla 4. 70 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 Instrumentos de promoción de los vinos en los restaurantes de alto nivel. Tabla 4. Valores medios y ANOVA de la presencia percibida de diversos factores relativos al diseño de la Carta de Vinos Variables Vanguardista Colorista Discreta Gran formato Voluminosa Información adicional Cómoda Tradicional Impactante Fácil de cambiar Destaca novedades a, b, c Con sumiller 6,86 4,14 7,14 6,21 4,10 5,10 8,21 4,38 5,66 8,25 2,79 Sin sumiller 5,00 4,14 7,32 5,82 3,86 4,59 8,68 6,14 4,68 8,77 3,55 F 6,958 b 0,000 0,083 0,417 0,145 0,471 0,950 3,931 1,692 0,445 0,850 Significativamente distinto de cero para un nivel de confianza del 99%, 95% y 90%, respectivamente. Como resultado, se observa que los restaurantes con sumiller otorgan una valoración significativamente mayor a sus cartas de vinos en cuanto a su carácter vanguardista. Asimismo, los responsables de dichos establecimientos consideran, por término medio, que sus cartas de vinos son menos discretas y tradicionales, y más impactantes y voluminosas, presentando un mayor formato e información adicional. Por otra parte, se consideran una serie de características tanto objetivas como subjetivas del establecimiento con el fin de contrastar las diferencias entre los restaurantes que disponen de sumiller y los que no. Como resultado, se obtienen los estadísticos que muestra la Tabla 5. Tabla 5. Valores medios y análisis de la varianza para características del establecimiento Variables Variables objetivas: Superf. restauración Superf. bodega Capac. total comensales Precio medio del cubierto Frecuencia renovac. carta Año creación restaurante Año creación carta vinos Número cartas vino Variables subjetivas: Porcentaje clientes leales Importancia carta vinos (cliente) Importancia carta vinos (rte.) Nota carta vinos Nota carta vinos en relac. a competidor a, b, c Con sumiller Sin sumiller F 2,24 2,12 2,00 2,38 1,83 1981,03 1990,94 10,69 2,10 1,77 2,27 2,09 1,90 1976,68 1989,69 17,27 0,423 0,274 0,809 3,481 c 0,066 0,219 0,072 2,819 c 72,63 7,46 8,83 7,66 8,00 66,90 6,59 8,05 7,73 8,14 0,848 3,629 c 3,501 c 0,030 0,100 Significativamente distinto de cero para un nivel de confianza del 99%, 95% y 90%, respectivamente. Por lo que se refiere a las variables objetivas del establecimiento, se observan diferencias significativas en cuanto al precio medio del cubierto y el número de cartas de vinos en función de la presencia o no de sumiller. Así, los restaurantes que cuentan con sumiller presentan un precio medio del cubierto significativamente superior, mientras que el número de cartas es menor que para los Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 ISSN: 1135-2523 71 Gil Saura, I.; Berenguer Contrí, G.; Ruiz Molina, M.E. restaurantes que no cuentan con sumiller. A juzgar por la evidencia anecdótica, este último hecho puede deberse al carácter vanguardista de las cartas de vinos de los restaurantes que cuentan con sumiller, observándose en ocasiones una elaboración artesanal o formas originales (por ejemplo, caja de madera con pequeñas tarjetas en lugar de la tradicional carta). En cuanto a las características subjetivas del establecimiento, se observan valores significativamente superiores para la valoración de las cartas de vinos por parte de clientes y restauradores para los establecimientos que disponen de sumiller. Este mayor interés por los vinos es lógico, puesto que dichos establecimientos han decidido contratar a un profesional especializado en vinos. Por otra parte, cabe resaltar la inferior puntuación que los restaurantes con sumiller conceden a sus cartas de vinos en comparación con aquellos establecimientos que no disponen de esta figura. Este resultado es coherente con la mayor ambición y ansia de perfección de los restaurantes que disponen de personal especializado en el servicio del vino. Con el fin de analizar los criterios seguidos por los establecimientos para la elaboración de la carta de vinos, se solicita a los entrevistados que realicen una valoración de 1 a 10 de la importancia de diversos factores a la hora de incluir un nuevo vino en la carta. Como resultado, se obtienen los estadísticos que muestra la Tabla 6. Tabla 6. Valores medios y ANOVA de la importancia de diversos factores al decidir la inclusión de un nuevo vino en la carta a, b, c Variables Con sumiller Sin sumiller F Gusto personal Moda Rentabilidad/rotación Consumidor Distribuidor Calidad Diferenciación Maridaje 7,21 5,76 6,38 8,00 5,52 9,38 6,24 7,79 7,00 5,23 6,32 8,91 5,68 8,95 5,10 5,45 0,084 0,440 0,007 2,461 0,050 1,681 1,313 12,883 a Significativamente distinto de cero para un nivel de confianza del 99%, 95% y 90%, respectivamente. Como se puede observar a partir de la Tabla 6, los restaurantes que disponen de sumiller conceden una importancia significativamente mayor al maridaje frente al resto de establecimientos. El gusto personal, la calidad, la diferenciación, la moda y la rentabilidad reciben valoraciones superiores por parte de los restaurantes que disponen de sumiller, si bien las diferencias con respecto a los restaurantes que no disponen de esta figura no resultan ser estadísticamente significativas. Por último, se pregunta a los encuestados acerca de los beneficios que obtienen a partir de la Carta de Vinos o en que medida les resulta útil para obtener resultados positivos para su empresa. En concreto, deben valorar de 1 a 10 en qué medida la Carta de Vinos otorga beneficios al restaurante. Los resultados se muestran en la Tabla 7. 72 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 Instrumentos de promoción de los vinos en los restaurantes de alto nivel. Tabla 7. Valores medios y ANOVA de la importancia percibida de diversos beneficios procedentes de la Carta de Vinos a, b, c La Carta de Vinos… Con sumiller Sin sumiller F - prestigio - herramienta marketing - rentable - satisfacción cliente - fidelidad clientela - valor restaurante 7,83 7,59 7,72 8,55 7,66 8,28 7,45 6,82 7,09 8,23 7,55 7,64 0,823 1,736 1,400 1,024 0,030 1,661 Significativamente distinto de cero para un nivel de confianza del 99%, 95% y 90%, respectivamente. Los restaurantes que disponen de sumiller conceden valoraciones superiores a todos los beneficios percibidos de la carta de vinos, en comparación con los establecimientos que no disponen de sumiller. Esta evidencia es coherente con la complementariedad entre la figura del especialista en vinos y la carta de vinos del establecimiento. 6. CONCLUSIONES Los análisis precedentes han permitido identificar una serie de herramientas de promoción de los vinos y su relación con las características de los restaurantes de alto nivel en base a información tanto objetiva como subjetiva de la Carta de Vinos. En concreto, se ha analizado la relación entre la presencia de sumiller y las características de las cartas de vinos. Como resultado se ha obtenido, en primer lugar, que los restaurantes que disponen de sumiller presentan cartas más extensas, variadas y novedosas, con mayor número de referencias, denominaciones de origen y países. Los precios de los vinos incluidos en carta son significativamente superiores para estos establecimientos, lo que apuntaría a que se repercute al cliente el coste de contar con un profesional especializado en vinos. Por otra parte, las cartas de vinos de los restaurantes que disponen de sumiller presentan un diseño vanguardista, apoyando la presencia del profesional especializado en vinos a través del diseño de la propia carta de vinos. Por lo tanto, la evidencia obtenida se encuentra en la línea de las dos primeras hipótesis, ya que permite afirmar la existencia de diferencias significativas en el contenido y el diseño de las cartas en función de la presencia o no de un profesional experto en vinos. Adicionalmente, se obtiene apoyo a la tercera hipótesis en el sentido de que los restaurantes que disponen de sumiller presentan características distintivas acordes con su mayor especialización en vinos en comparación con el resto de establecimientos. Así, los restaurantes que cuentan con personal especializado en vinos presentan un precio medio del cubierto sustancialmente superior y una mayor preocupación, tanto por parte del propietario como de su clientela, por la carta de vinos. La importancia que conceden los restaurantes con sumiller al maridaje como criterio para incluir un nuevo vino en la carta les distingue del resto de establecimientos, frente a los cuales valoran en mayor medida los beneficios que reporta la carta de vinos al establecimiento como herramienta de marketing. En este sentido, consideramos que el presente trabajo ofrece importantes implicaciones para el desarrollo de estrategias de marketing orientadas al consumidor y esfuerzos promocionales de cara a mejorar la competitividad de los restaurantes. Así, entendemos que la Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 ISSN: 1135-2523 73 Gil Saura, I.; Berenguer Contrí, G.; Ruiz Molina, M.E. presencia de un profesional especializado en vinos y su influencia en la gestión de la carta de vinos puede ser un instrumento de comunicación, de información y de venta para el restaurante. En este sentido, y en la línea de Balasz (2001), entendemos que los restauradores deben asumir el doble rol de empresario y creativo, tratando de crear un producto diferenciado para satisfacer las necesidades de su segmento de usuarios de la mejor forma posible (Kara et al., 1996). Sin embargo, esta originalidad no garantiza la sostenibilidad de la ventaja comparativa a lo largo del tiempo, especialmente en productos o servicios de consumo frecuente. Es por ello que la figura de un sumiller, a través de su gestión continuada de la oferta de vinos del restaurante, resulta de vital importancia. 7. LIMITACIONES Y NUEVAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN Entre las limitaciones del presente trabajo cabe señalar, en primer lugar, las características del colectivo de restaurantes investigado. Cabe resaltar que las Cartas de Vinos investigadas han sido cartas muy personales, con una cabida limitada para el profesional independiente ya que los dueños de los restaurantes evaluados suelen confiar en su saber hacer para su confección. La afición por los vinos o su formación como sumilleres suelen ser los factores que justifican esta decisión. Por otra parte, no se han obtenido diferencias significativas en algunas variables que se hipotetizaban como distintivas de aquellos establecimientos que disponen de sumiller. Este es el caso, por ejemplo, de la frecuencia de renovación de la carta de vinos, para la que se esperaban plazos significativamente más cortos para los restaurantes que disponen de sumiller. La ausencia de diferencias significativas puede deberse a que todos los restaurantes analizados son de gama alta y, si bien cerca de la mitad no disponen de sumiller, cuidan con esmero el servicio del vino. Por otra parte, conviene matizar que muchos de los propietarios se definían a sí mismos como sumillers, sin contar con ese profesional efectivamente en su establecimiento. En este sentido, el presente trabajo proporciona un nuevo punto de vista para tres corrientes de investigación. En primer lugar, dadas las importantes diferencias regionales que presenta el mercado del vino (Martínez, 2007), se podría contrastar la influencia de la presencia de sumiller sobre las características de las cartas de vinos en otros contextos geográficos. En segundo lugar, se puede analizar la relación entre los instrumentos de promoción y los resultados obtenido por el restaurante en términos económicos y de lealtad de la clientela. Por último, el vino tiene diferentes significados para distintas personas y una misma selección de vinos puede tener distinta importancia para cada uno (Aune, 2002). Por este motivo, los resultados del presente estudio deberían ser completados por un análisis de la percepción y las preferencias de los consumidores acerca de los restaurantes, la presencia de sumiller y la carta de vinos. NOTAS: * Esta investigación ha sido financiada por la Agencia Valenciana del Turisme (Generalitat Valenciana) a través de su Centro de Desarrollo Turístico (CDT Valencia) y ha recibido el apoyo de Feria Valencia a través del Certamen Vinoélite. 1 El concepto “categoría superior” es un concepto relativo a una oferta de restauración geográficamente determinada y se basa en parámetros externos no generados por los investigadores (inclusión en guías gastronómicas y opinión de expertos). 2 Se cuenta con cuestionarios contestados para 51 restaurantes y con cartas de vinos de 50 establecimientos. 74 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 63-76 Instrumentos de promoción de los vinos en los restaurantes de alto nivel. BIBLIOGRAFÍA ASENJO, J. 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POLÍTICAS DE REFLOTAMIENTO Martorell Cunill, O Mulet Forteza, C Universidad de las Islas Baleares Recibido: 26 de marzo de 2008 Aceptado: 16 de enero de 2009 RESUMEN: Las Islas Baleares son uno de los destinos turísticos más importantes de la cuenca mediterránea. El sector turístico domina la actividad económica de las islas. Este estudio analiza la rentabilidad del sector turístico balear con el propósito de determinar las mejoras que se tendrían que introducir en el mismo para aumentar su competitividad. Los resultados indican que la actual pérdida de rentabilidad que padece el sector turístico balear se puede paliar a través de la introducción de nuevas fórmulas que aprovechan las nuevas tendencias de la demanda así como la utilización de instrumentos innovadores en procesos. PALABRAS CLAVE: Islas Baleares, Rentabilidad sector turístico balear, Problemática actual, Políticas de reflotamiento. ANALYSIS OF THE EARNING CAPACITY OF THE TOURISM SECTOR IN THE BALEARIC ISLANDS. REFLOATATION POLICIES ABSTRACT: The Balearic Islands are one of the Mediterranean’s top tourist destinations. Indeed, the tourist industry is the driving force behind the economy of the archipelago. This paper analyses the earning capacity of the Balearic tourist industry so as to detect improvements that should be made to ensure higher competitiveness. The results show that the current reduction in its earning capacity could be offset through the introduction of new formulae that take advantage of new tourism demand trends and by using innovative instruments in tourism processes. KEYWORDS: Balearic Islands, Earning capacity of the Balearic tourist industry, Current problems, Refloatation policies. 1. INTRODUCCIÓN Las islas Baleares han sido consideradas en la literatura como un típico ejemplo de turismo vacacional europeo masivo de segunda generación (Knowles y Curtis, 1999). Sin embargo, la gran dependencia que tienen las islas Baleares en el turismo es su mayor desafío. Estas islas tienen uno de los mayores ratios turísticos per cápita del mundo, con 11 millones de turistas al año, lo que significa una proporción de 14:1 en relación a la población local. Su importancia económica es innegable ya que aporta alrededor del 85% de PIB de la región. No obstante, esta dependencia tan directa puede mostrar un contrapunto negativo, pues los ingresos por turismo son fuertemente estacionales, a la vez que plantean problemáticas medioambientales y se ven altamente ligados a las tendencias económicas mundiales y regionales. De hecho, esta intensa dependencia de la actividad turística en las islas Baleares ha sido analizada por diversos investigadores. Capó, Riera y Rosselló (2005) ya indican que la economía balear empieza a mostrar señales de lo que en la literatura económica es conocido como la enfermedad holandesa y, por consiguiente, su crecimiento económico podría estar comprometido durante los próximos años. Otras publicaciones han analizado la viabilidad del destino turístico (Aguiló, Alegre y Sard, 2005; Knowles y Curtis, 1999), y también existe literatura que versa sobre las repercusiones ambientales del turismo en las islas Baleares y de los instrumentos económicos que deben de ser utilizados para interiorizar los costes medioambientales y sus implicaciones (Aguiló, Riera y Roselló, 2005; Palmer y Riera, 2003). La demanda turística ha sido analizada desde distintos puntos Martorell Cunill, O.; Mulet Forteza, C. de vista. Algunos trabajos se han centrado en el estudio de algunas características de la demanda como comportamientos estacionales y la duración de la visita (Alegre y Pou, 2005; Roselló, Riera, y Sansó, 2004), mientras que otros trabajos tratan de mejorar los pronósticos de los flujos turísticos utilizando series temporales o modelos econométricos (Hoti, McAleer y Sansó, 2005; Roselló, Aguiló y Riera, 2005). En cambio, no existen trabajos que analicen detalladamente cada uno de los subsectores (hostelería, agencias de viajes y transporte aéreo) que conforman el sector turístico de las islas Baleares. Por ello, pretendemos analizar la evolución seguida por la rentabilidad de estos subsectores durante los últimos veinte años en los que se pone de relieve la problemática actual que envuelve la pérdida de rentabilidad del sector. Así mismo, pretendemos exponer los nuevos retos de futuro que deben de plantearse cada uno de los subsectores para la mejora de la rentabilidad y de la eficiencia en la gestión turística. Por todo ello, el artículo está estructurado de la siguiente forma. La siguiente sección analiza la situación actual de la rentabilidad del sector turístico balear así como la evolución que ha experimentado en los últimos veinte años. La tercera sección aborda la problemática actual de la rentabilidad del sector turístico de las islas Baleares. A continuación, se proponen las principales políticas de reflotamiento que debería de adoptar dicho sector turístico, finalizando, en la quinta sección, con las principales conclusiones obtenidas en el trabajo. La metodología utilizada en el desarrollo del artículo ha sido triple. En primer lugar se realizó un encuesta online (información primaria) a cada una de las empresas que forman parte del sector turístico balear con la finalidad de determinar las empresas que estaban dispuestas a colaborar en esta investigación así como tratar de recabar la información necesaria para el desarrollo del presente trabajo. La lista de empresas fue obtenida de varios directorios de empresas, entre los que destacan la base de datos del laboratorio de turismo de la Universidad de las Islas Baleares, la base de datos SABI, la base de datos “Baleares Empresarial IV” y la base de datos del Centre de Recerca Econòmica (UIB-Sa Nostra) de las islas Baleares. El índice de respuesta del cuestionario online se puede considerar bueno teniendo en cuenta que la investigación se realizó con altos cargos directivos (Snow y Thomas, 1994). Una vez llevado a cabo este cuestionario online, se realizo entre noviembre de 2006 y mayo de 2007 otro cuestionario estructurado en tres secciones (información primaria). En la primera sección se solicitó información a cerca de la estructura económico-financiera de las empresas objeto de este estudio. De esta forma se ha podido analizar diversos aspectos entre los que destacan su nivel de endeudamiento y autonomía financiera así como su evolución durante el período 1990-2004. La segunda sección recaba información acerca de la solvencia financiera obtenida por estas empresas en el mismo período temporal. Finalmente, la tercera sección solicita información respecto a las rentabilidades que obtienen estas empresas y su evolución durante el período de tiempo analizado. Para realizar la investigación basada en el cuestionario, seguimos las tres etapas propuestas por Thietart (2001), para obtener la máxima cantidad de datos útiles y relevantes: (1) elección de escalas; (2) diseño y prueba del cuestionario; y (3) administración del cuestionario. La ratio de respuesta del cuestionario se sitúo alrededor del 50%, porcentaje superior al logrado en los trabajos de Angeles y Nath (2000), Hitt, Dacin, Levitas, Arregle y Borza, (2000), Tatoglu (2000) y Glaister (1996). En segundo lugar, y con el fin de completar la información obtenida por el cuestionario online, se utilizó la base de datos SABI con el fin de obtener la información financiera necesaria para llevar a cabo la investigación y contrastar los datos primarios, tal y como han realizado otros estudios como el de Tarí, López y Azorín (2007). En este caso, tan sólo se analizó la información financiera de las empresas auditadas. 78 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 Análisis de la rentabilidad del sector turístico en las Islas Baleares: Políticas de reflotamiento Por último, se realizó un análisis Delphi entre los máximos responsables de las empresas que respondieron al cuestionario con la finalidad de obtener las principales políticas de reflotamiento que debería de adoptar el sector turístico balear para aumentar su competitividad. Por ello, el análisis Delphi se realizó en dos etapas: en la primera etapa se entrevistó a los expertos con un cuestionario con la finalidad de calcular el espacio intercuartil; y en la segunda etapa se suministró a los distintos expertos las opiniones de sus colegas con la finalidad de obtener un consenso en los resultados. 2. SITUACIÓN ACTUAL Y EVOLUCIÓN DURANTE EL PERÍODO 1987-2007 El fenómeno del turismo ha transformado desde los años sesenta de manera contundente el modelo económico de las Baleares, convirtiéndolo en una economía basada en el sector servicios plenamente vinculado al turismo. Desde 1987, la industria turística en las Baleares ha experimentado oscilaciones derivadas fundamentalmente de la propia naturaleza cíclica del negocio a pesar de que la industria turística de Baleares es reconocida en todo el mundo por una alta competitividad mantenida durante décadas (Aguiló et al. 2005). Hasta los años 1990 y 1991 el sector turístico vivió años de bonanza que se vieron truncados por la recesión económica que se inició en 1992, que ejerció un notable impacto negativo sobre el segmento del turismo vacacional en las Baleares. Las empresas turísticas de las Baleares debieron afrontar esta contracción de la demanda, soportando un considerable nivel de apalancamiento financiero que habían alcanzado en aras a su reciente ciclo expansivo. Una vez superado este ciclo recesivo, la recuperación del sector turístico vacacional, más acelerada que la del segmento urbano, se prolongó durante un periodo de casi diez años de prosperidad. Todo ello gracias a las mejoras que implantaron las empresas de Baleares en los productos, los procesos y en su organización tal y como se desprende del estudio realizado por Jacob, Tintoré, Simonet y Aguiló (2004). Según Knowles y Curtis (1999) las iniciativas de planificación puestas en práctica han conseguido un rejuvenecimiento temporal pero no han modificado el defecto estructural intrínseco que tenían ciertas infraestructuras. En cambio, según Jacob et al. (2004) las mejoras que implantaron las empresas de Baleares en los productos, los procesos y en su organización fueron la clave de la recuperación del sector. Nuevamente, la crisis que se apuntaba al inicio del nuevo siglo ocasionó el declive del ciclo turístico, agravándose de manera contundente a raíz de los sucesos de terrorismo internacional de septiembre de 2001. A partir de entonces se inició un paulatino descenso del volumen de negocio de las empresas turísticas, a lo que se unió la pérdida de buena parte del mercado alemán cuyo país se encontraba sumergido en una preocupante recesión de su economía. En esta etapa, la industria turística tuvo que afrontar además la unificación monetaria entre trece países de la Unión Europea y los efectos que la introducción del euro originó sobre los incrementos de costes, generando como resultado rentabilidades inferiores a las obtenidas en un pasado reciente. Durante este periodo, entre 2002 y 2003, afloró la cuestión de la sobreoferta en las Baleares, y el síntoma claro fue que los contratos de garantía firmados con los grandes mayoristas turísticos no se renovaban, mientras que tal presión condujo a una reducción de los precios. La consecuencia de ello se reflejó en unos deficientes resultados del ejercicio 2002, que transmitió desánimos entre las empresas turísticas, las cuales ejecutaron un recorte de las inversiones. En el año 2003, se inició la recuperación del mercado emisor inglés, y a pesar de Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 ISSN: 1135-2523 79 Martorell Cunill, O.; Mulet Forteza, C. que los destinos emergentes del Mediterráneo oriental configuraban una fuerte competencia para el destino turístico balear, permitió un ligero repunte en los resultados de la temporada. Con ello, y progresivamente, la rentabilidad fue recuperándose entre los años 2003 y 2004, pero aún continuó menor en relación a los años anteriores a 2001. En el transcurso de este ciclo desfavorable, se acentúa una especial toma de conciencia sobre los problemas que atenazan al turismo en las Baleares. La estacionalidad, el turismo residencial, la sobreoferta, un destino maduro y una planta turística con problemas de obsolescencia, son las cuestiones que más se analizaron en la búsqueda de una salida rentable al sector turístico, que en el año 2004 obtuvo cuentas de resultados parecidas a las del 2003. Es por ello por lo que se deben de realizar esfuerzos ininterrumpidos en reestructurar el mercado y renovar y adaptar las instalaciones y las infraestructuras urbanas (Butler, 1980; Agarwal, 1997; Priestley y Mundet, 1998) con la finalidad de abordar los problemas que afectan al turismo en las Baleares. No es hasta el año 2005 cuando los resultados económicos del sector turístico balear muestran cifras superiores a los años inmediatamente anteriores, ratificándose en el ejercicio económico 2006. A continuación pasamos a analizar, desde distintos puntos de vista, la evolución que han experimentado los segmentos de la hostería, agencias de viajes y el sector aéreo durante el período 1990-2004. 2.1. Análisis de la estructura económico-financiera de los subsectores turísticos en Baleares En relación a la evolución de la estructura económico-financiera por sectores, el segmento de la hostelería es, sin duda, el negocio en donde las características del activo fijo, que definen la estructura del negocio, tienen una mayor relevancia y participación en el importe de la inversión (Martorell, 2002; 2006). Así, el inmovilizado absorbía en 1990 el 70% de la inversión, para pasar a ser en el último ejercicio (2004) el 85%. En cuanto a la financiación, se observa una pérdida de autonomía financiera de la empresa hotelera balear descendiendo del 42% (1990) al 36% (2004) hecho que ha sido provocado en su totalidad por el incremento del endeudamiento a largo plazo. Lo más positivo, en términos de estructura financiera, ha sido la disminución de endeudamiento a corto plazo, pasando del 59% (1990) al 40% (2004). Por lo tanto, durante el periodo analizado, si bien es cierto que ha aumentando la cantidad de deuda, no es menos cierto que también lo ha hecho la calidad de la misma (ver tabla 1). Entre las agencias de viajes, al contrario de lo que ocurre en sector hotelero, el activo circulante es el principal protagonista de la inversión empresarial, oscilando del 75% (1990) al 70% (2004). Las agencias de viajes de las Baleares han aumentado su autonomía financiera subiendo del 12% (1990) al 20% (2004) (ver tabla 1). A pesar de ello, éste es un sector muy endeudado, un 80% (2004), debido fundamentalmente al elevado peso que tiene la deuda a corto plazo, oscilando esta última en un 87% (1990), subiendo hasta el 99% (1996) para situarse en un 96% (2004). Por el lado del sector del transporte aéreo, en la composición del activo destaca la importante participación del activo circulante, con un 65% (2004), y que se mantiene con algunas oscilaciones durante el periodo. La autonomía financiera de las compañías aéreas de las Baleares ha ido descendiendo con distintas fluctuaciones hasta situarse en un escaso 15% (2004), lo que significa un altísimo endeudamiento como es el 85% del total de inversión, provocada fundamentalmente por la deuda a corto plazo, representando esta última el 80% (2004) de la deuda total, lo que se traduce en un riesgo financiero muy importante (ver tabla 1). 80 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 Análisis de la rentabilidad del sector turístico en las Islas Baleares: Políticas de reflotamiento Tabla 1. Evolución de la Autonomía Financiera en los sectores de hostelería, agencias de viajes y transporte aéreo en las Baleares (1990-2004) Hostelería Agencias de Viaje Transporte aéreo Ejercicio Autonomía Financiera Autonomía Financiera Autonomía Financiera 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 41,8% 35,3% 34,9% 34,5% 34,0% 34,0% 47,1% 46,8% 51,7% 48,0% 45,5% 40,1% 39,4% 38,5% 36,2% 12,2% 17,5% 22,9% 21,8% 28,1% 27,4% 33,2% 26,7% 23,7% 21,3% 20,1% 19,6% 19,0% 16,1% 20,5% 19,0% 20,6% 12,7% 21,8% 21,6% 27,2% 25,0% 19,4% 20,3% 13,8% 16,0% 10,5% 11,0% 15,0% 15,0% Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos SABI. 2.2. Análisis de la solvencia de los subsectores turísticos en Baleares El nivel de solvencia a largo plazo del sector hotelero balear a pesar de que ha disminuido a lo largo del periodo, todavía tiene un valor aceptable (2004), obteniéndose un ratio de quiebra del 162%, aunque conviene resaltar que la tendencia es negativa. Lo mismo sucede con el análisis de la solvencia a corto plazo (ver tabla 2), cuantificada con el ratio de liquidez o fondo de maniobra, que al igual que el ratio de quiebra, ha ido empeorando con los años, descendiendo del 88% (1990) al 59% (2004). En cuanto a la solvencia a largo plazo del sector de las agencias de viaje, cuantificada con el ratio de quiebra, ésta ha mejorado en dicho periodo, naciendo en 1990 con un 114% hasta conseguir un 150% (1996), para posteriormente ir descendiendo hasta situarse en un 129% (2004). En cambio, el ratio de solvencia a corto plazo ha permanecido prácticamente estable durante el periodo analizado (ver tabla 2), operando siempre con fondos de maniobra negativos excepto durante el periodo 1994-1997, donde las agencias de viajes de las Baleares consiguieron obtener fondos de maniobra con signos positivos. En cambio, la solvencia a largo plazo de las compañías aéreas ha disminuido, pasando el ratio de quiebra de un 150% (1990) a un 130% (2004), mientras que la solvencia a corto plazo ha permanecido constante a lo largo del periodo (ver tabla 2), encontrándose en el último ejercicio (2004) con un fondo de maniobra positivo. Excepto en los años 1995, 1996 y 1998 el sector aéreo en las Baleares ha trabajado con fondos de maniobra negativos. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 ISSN: 1135-2523 81 Martorell Cunill, O.; Mulet Forteza, C. Tabla 2. Evolución del ratio de liquidez en los sectores de hostelería, agencias de viajes y transporte aéreo en las Baleares (1990-2004) Hostelería Agencias de Transporte Viaje aéreo Ejercicio Ratio Liquidez Ratio Liquidez Ratio Liquidez 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 87,6% 71,5% 75,5% 80,2% 54,6% 53,9% 68,9% 62,4% 77,6% 96,0% 62,1% 69,7% 73,2% 75,5% 58,9% 94,5% 96,7% 97,2% 99,4% 109,3% 106,2% 111,5% 103,2% 99,0% 95,4% 98,6% 91,2% 95,4% 94,9% 95,0% 103,5% 79,0% 66,9% 92,8% 9,4% 109,1% 104,4% 88,6% 110,5% 91,5% 93,4% 78,6% 70,8% 80,1% 103,8% Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos SABI. 2.3. Análisis de la rentabilidad de los subsectores turísticos en Baleares En cuanto al análisis de la evolución de la rentabilidad económica (ROI) en la empresa hotelera balear, conviene resaltar que ésta va cayendo a porcentajes muy preocupantes, como es un ROI del 3% (2004), porcentaje incluso inferior a la tasa libre de riesgo de Europa y lejos de la rentabilidad del 11,6% de 1998 (ver tabla 3). La causa de este empeoramiento del ROI no ha sido debido a una reducción del margen, puesto que éste ha subido dos puntos directos, sino que ha sido debida al gran empeoramiento de la rotación de activos, pasando del 74% (1990) a tan sólo un 33% (2004), lo que significa que un establecimiento hotelero en las Baleares tiene una inversión igual al triple de su facturación, lo cual viene corroborado en el análisis de la cuenta de resultados, puesto que el único coste que ha evolucionado desfavorablemente en relación a sus ventas ha sido el coste de amortización, que ha aumentado del 4,6% (1990) a superar el 10% (2004). La rentabilidad financiera (ROE) a partir de 1998 va disminuyendo drásticamente hasta concluir en un ínfimo 1,5% (2004), lo que significa que el beneficio neto es insuficiente como retribución de los fondos propios, lo que se traduce implícitamente es que el sector hotelero balear está trabajando desde hace años con primas de riesgo negativas. La rentabilidad del sector de agencias de viajes ha mejorado, tanto en la rentabilidad empresarial, con un ROI que ha pasado de ser un 2% (1990) a un satisfactorio 7,5% (2004) 82 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 Análisis de la rentabilidad del sector turístico en las Islas Baleares: Políticas de reflotamiento (ver tabla 3), como también ha aumentado la rentabilidad de los accionistas hasta alcanzar el actual 24%, que ha sido el porcentaje más alto de todo el periodo analizado a excepción de 1998. La rentabilidad económica de las agencias de viajes de las Baleares se ha incrementado debido a que han aumentado simultáneamente tanto el margen como su rotación. El ratio de margen se ha duplicado durante el periodo analizado hasta situarse en el 1,6% en el año 2004. Todos los costes de explotación han evolucionado favorablemente en relación a la cifra de negocios. Podemos observar cómo el sector de las agencias viajes trabaja con márgenes muy reducidos, por tanto, para conseguir su rentabilidad se debe principalmente a la buena salud del ratio de rotación de activos, estando siempre por encima del 275% hasta situarse en el año 2004 en un 474%, es decir, unas ventas que casi quintuplican la inversión total de las agencias de viajes. La rentabilidad económica y financiera de las compañías aéreas ha aumentado. El ROI ha repuntado en los dos últimos años hasta situarse en un modesto 6%, lejano del ROI negativo de los primeros años del nuevo siglo (ver tabla 3). Dicha mejora del ROI no ha sido mérito de la rotación, puesto que ésta ha disminuido, sino que su mejoría se debe a un incremento del margen pasando de un 1,8% (1990) a un 2,4% (2004). Ello se debe a que todos los costes de explotación han tenido una evolución favorable en relación a la cifra de negocios, aunque también conviene resaltar el escaso margen con el que operan las compañías aéreas. El ROE también en los dos últimos ejercicios ha repuntado hasta situarse en un 18%. Tabla 3. Evolución del ROI en los sectores de hostelería, agencias de viajes y transporte aéreo en las Baleares (1990-2004) Hostelería Ejercicio 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 ROI 5,3% 4,1% 6,6% 8,0% 6,2% 9,2% 6,6% 7,6% 11,6% 8,8% 7,5% 0,7% 4,3% 4,0% 3,1% Agencias de Viaje ROI 2,1% 6,1% 5,7% 5,8% 8,0% 7,3% 5,7% 5,8% 9,3% 6,9% 6,6% 3,5% 4,2% 5,6% 7,5% Transporte aéreo ROI 4,8% 0,2% -5,0% 3,6% 2,7% 5,6% 3,4% 0,5% 3,8% 2,3% -0,8% -4,8% -9,3% 5,3% 5,9% Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos SABI. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 ISSN: 1135-2523 83 Martorell Cunill, O.; Mulet Forteza, C. 3. PROBLEMÁTICA ACTUAL En las siguientes secciones se describen los principales problemas a los que tiene que hacer frente la industria turística balear. 3.1. Precio del suelo / construcción La inversión a realizar para la construcción de los establecimientos turísticos consta de dos conceptos a diferenciar: la inversión en la adquisición de suelo y la inversión en la construcción. En relación al suelo, el coste por metro cuadrado (m2) ha experimentado un incremento sustancial durante los últimos años. Ello es una consecuencia directa del fuerte desarrollo inmobiliario que han experimentado las islas Baleares en lo últimos veinte años lo que ha provocado, entre otros aspectos negativos, una gran especulación en el precio del suelo (Batle y Robledo, 2000). Tan sólo en dos años, entre 2004 y 2006, el precio medio del m2 urbano en las Baleares se ha encarecido en un 20%, de manera que del coste total del establecimiento hotelero –suelo y construcción- el valor del suelo suele representar aproximadamente el 30% del valor final. El coste de construcción por su parte también ha tenido importantes subidas. Este coste de construcción, adicionalmente, ateniéndose a los nuevos requerimientos en materia de construcción de alojamientos turísticos, como es el porcentaje de edificabilidad permitido o la incorporación de la normativa de seguridad, se incrementa cada vez más. 3.2. Estacionalidad El turismo en las Baleares es un turismo fundamentalmente vacacional que se encuentra ligado al producto de sol y playa, por ello, la vinculación estacional del destino balear es claramente relevante, por ello ha sido profundamente analizada en números estudios (Rosselló et al. 2004; Poon, 1993; Aguiló y Sastre, 1984, etc.). Hay que tener en cuenta que más del 80% de los turistas que visitan las islas Baleares lo hacen durante el período comprendido entre mayo y septiembre. Las desiguales temporadas dentro de un mismo año debilita la estructura productiva de un sector turístico que, como consecuencia, sufre una merma de rentabilidad de sus empresas, causada por la dificultad de amortizar con su explotación las inversiones realizadas y mantener un grado de ocupación óptimo durante todo el ejercicio, lo que conduce a una infrautilización de los recursos e infraestructuras disponibles (Orfila, Crespí y Martínez, 2005), como lo demuestra el bajo ratio de rotación de activos. La supremacía del sector turístico coloca, pues, a la economía balear en su conjunto en una situación demasiado vulnerable (Priestley, 1995) ante las posibles crisis u oscilaciones de una actividad que genera, por sí sola, más de dos tercios de la riqueza de la región (Garín y Montero, 2007). La estacionalidad obliga al sector turístico a obtener niveles de rentabilidad extraordinarios durante la temporada alta para poder sufragar los débiles resultados de la temporada baja. 3.3. Nuevos destinos La aparición de nuevos destinos en países emergentes ha sido desde siempre un obstáculo a superar en cada momento. A este hecho, hay que añadirle que los hábitos de los turistas han cambiado en los últimos años. Actualmente los turistas son personas más independientes y experimentadas, con mayor respecto por el medioambiente y un con un mayor conocimiento de sus derechos con lo que exigen ciertos niveles de calidad en función del servicio demandado (Poon, 1993). Además, los cambios en los hábitos de lo que la 84 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 Análisis de la rentabilidad del sector turístico en las Islas Baleares: Políticas de reflotamiento literatura ha llamado el “Nuevo turista” (Aguiló et al. 2005), han provocado que éstos prefieran segmentar sus vacaciones aumentando el número de estas a costa de una disminución en la duración de las mismas (Poon, 1993; Urry, 1995). Actualmente, los turistas tradicionales de sol y playa prefieren destinos más lejanos por lo que la lealtad hacia los destinos clásicos de sol y playa (como las Islas Baleares) está descendiendo. Todo ello ha provocado que las empresas turísticas de Baleares hayan tenido que expandirse a estos nuevos destinos con el fin de aumentar su rentabilidad. Dentro de este proceso, es durante la década de los ochenta cuando se inicia la andadura de empresas turísticas de las Baleares en el exterior, posicionándose fundamentalmente en el Caribe y América (Ramón, 2000). Entrando en el nuevo siglo, Senegal, Cabo Verde, Túnez, Egipto, Líbano y varios países de Europa del Este, son algunos de los destinos que ofrecen gran potencial económico. Las cadenas de las Baleares tales como Iberostar Hotels & Resorts, Sol Melia o Riu Hotels & Resorts plantearon estrategias de inversión en estas zonas, y actualmente las cadenas de origen balear internacionalizadas mantienen 488 establecimientos en el exterior, de los cuales el 37%, con el 54% del total de habitaciones, se localizan en la región del Caribe, el 45% en distintos países europeos, el 16% en América y el 2% en África y Asia. Ello ha supuesto un incremento en número de establecimientos del 25% respecto al año 2006, cosa que indica la clara voluntad de la industria turística de las islas de expansionarse a través de la internacionalización a pesar del riesgo que ello conlleva (Martorell y Mulet, 2007). Cabe señalar que esta expansión de compañías hoteleras acompasó la potenciación de otras industrias auxiliares proveedoras de servicios y productos de aquellas, así como del resto de compañías dedicadas al turismo como agencias de viajes, tour operadores, transportes, etc., quienes siguiendo la estela de las primeras consiguieron expansionarse e internacionalizarse. Por su parte, las líneas aéreas juegan un papel primordial a la hora de lanzar nuevos destinos o potenciarlos, pues el volumen de turistas que podrán acudir al destino dependerá de la facilidad de acceso, frecuencia de vuelos y coste del trayecto. Los principales riesgos a los que debe de enfrentarse una compañía turística a la hora de acudir a un nuevo destino son: el riesgo de la inversión, a causa de la inestabilidad política existente en algunos países; la dificultad de financiación derivada del riesgo y del elevado nivel de apalancamiento de los proyectos; y la escasa oferta de personal cualificado que requiere de una formación in situ e intensa cuyo coste es inicialmente elevado. 4. POLÍTICAS DE REFLOTAMIENTO El mercado turístico actúa en continua exploración de nuevas fórmulas y regímenes con los que adquiera niveles de rentabilidad más laudables y mayor eficacia de sus políticas de gestión. El análisis Delphi efectuado entre los directivos de las empresas turísticas de las islas Baleares muestran algunas de las tendencias que debería de abordar el sector turístico balear, las cuales se exponen a continuación: 4.1. Nuevos regímenes de explotación: Todo Incluido Al conjunto de promociones de regímenes de alojamiento turístico -pensión completa, media pensión, alojamiento y desayuno o sólo alojamiento-, se ha integrado la aparición del «todo incluido». Esta reciente modalidad, a diferencia de los anteriores, incorpora en el precio del paquete turístico todos los gastos de alojamiento, bar, restaurantes y actividades que son Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 ISSN: 1135-2523 85 Martorell Cunill, O.; Mulet Forteza, C. ofrecidos dentro de las instalaciones del establecimiento (salvo exclusión de algunos servicios que figuren especificados expresamente) (Koc, 2006). La implantación de este sistema surgió originalmente por los tour operadores ingleses en la oferta de alojamiento de los complejos hoteleros del Caribe, precisamente indicado para zonas alejadas de oferta complementaria, y con una capacidad de infraestructuras adecuada para dotar de una importante variedad de servicios. Hoy en día, el «todo incluido» ha llegado a ser aceptado por la mayoría de empresas turísticas del mundo. El objetivo principal del «todo incluido» es fijar un precio que incluya todos los conceptos con lo cual se limita la cantidad de decisiones financieras que tienen que tomar los turistas de forma que no tienen porque pensar en financiar los gastos de explotación dentro del hotel. Además, según Witt y Moutinho (1985) el «todo incluido» reduce la percepción del riesgo relacionada con las vacaciones de los turistas ya que éstos no deben de preocuparse por servicios como los transportes, el alojamiento, la comida, etc., que pueden ocasionar varios quebraderos de cabeza en un país o región considerados inseguros. Por tanto, esta modalidad atrae a los clientes adversos al riesgo por lo que las empresas turísticas pueden incrementar su mercado objetivo. La idea extrapolada de su contexto original permite mantener cautiva a la clientela, provocando que el turista destine la mayor parte de su gasto diario dentro del hotel, mientras que bajo otro sistema estos ingresos se redireccionarían hacia la oferta complementaria externa. Esta situación, que en la actualidad va acrecentando su presencia de manera preocupante, especialmente en los países de la cuenca mediterránea ya que el «todo incluido» aumento en un 28% en el año 2004 (TURSAB, 2004), supone un verdadero perjuicio para toda la estructura de oferta complementaria, en tanto en cuanto se incrementa la rentabilidad de las empresas de alojamiento, se reduce el volumen de ingresos en el resto de empresas turísticas en general, y sobre la oferta de restauración en particular por lo que la oferta complementaria no se beneficia del aumento del número de turistas que reciben ni de los aumentos de los ingresos turísticos en su conjunto (Koc, 2006). Los establecimientos hoteleros que operan con pequeños márgenes (Koc, 2000) y utilizan el «todo incluido» como sistema de contratación tan sólo pueden incrementar sus beneficios reduciendo sus costes lo cual suele repercutir en una reducción de la calidad del servicio ya que los costes sólo se pueden controlar a través de una reducción en la calidad y/o en la cantidad de inputs que ofrecen a sus clientes. 4.2. Aplicación inmobiliaria: Timesharing y Condohotel Dentro de las alternativas de las que han dispuesto las empresas turísticas de alojamiento para la maximización de la rentabilidad, la aplicación de nuevos conceptos en estructuración de negocios de alojamiento incorporando una sección inmobiliaria a sus desarrollos, les ha permitido abrirse en un nuevo mercado de demanda que ha ayudado al sector hotelero balear a adoptar nuevas fórmulas que permitan una mayor rentabilidad. El timesharing nació a comienzos de la década de los sesenta cuando el alemán Alexander Nette desarrolló esta modalidad contractual en un hotel en Ticino, en los Alpes suizos (Woods, 2001). El concepto se desarrolló plenamente a raíz de la crisis del petróleo de 1973, lo cual marcó el principio de una nueva etapa de optimización de la infraestructura hotelera (Woods, 2001), y el auge del timesharing y de fórmulas derivadas como el 86 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 Análisis de la rentabilidad del sector turístico en las Islas Baleares: Políticas de reflotamiento condohotel. Actualmente quedan muy lejos los malos augurios que se habían apoderado de esta forma de contratación ya que muchos la consideraron una moda pasajera que pronto desaparecería (Molinell, 1991). De hecho, ha sucedido todo lo contrario ya que el timesharing ha experimentado un crecimiento cercano al 1000% en los últimos veinte años (Upchurch, 2000; ARDA, 1999), La diferencia esencial entre una fórmula y otra reside en la naturaleza de este derecho, mientras que en el timesharing el derecho es al usufructo, la figura del condohotel implica la propiedad de aquel alojamiento, aportándole adicionalmente los beneficios de la explotación de esa unidad cuando no es utilizada por el turista propietario, de acuerdo con las condiciones pactadas. Para los socios o usuarios del timesharing, esta alternativa les ofrece la oportunidad de poseer una segunda propiedad plenamente acondicionada para el disfrute de viajes con fines turísticos, con el acceso a complejos turísticos o resorts de amplia oferta en servicios complementarios -instalaciones deportivas, restaurantes, spas, comercios, etc.-, con la posibilidad de intercambiar de un año a otro el destino vacacional por otros alrededor del mundo a través de los clubs vacacionales. Las ventajas que otorga para el operador se derivan tanto del propio hecho del intercambio de alojamientos al combatir la estacionalidad, como la fidelización del cliente con el destino y la marca, y de manera esencial, la garantía de una cuota de ocupación, el elevado gasto medio por turista, la independencia de intermediarios y la flexibilidad que ofrece este modalidad contractual (Crotts y Ragatz, 2002). La práctica más reciente de condohoteles, que ya se vive con éxito en Francia y EE.UU, despierta interés en el sector hotelero como un potencial motor para la renovación de la planta hotelera, así, al recuperar parte de la inversión se liberan fondos para nuevas actuaciones. Además los condohoteles presentan altos niveles de calidad, ya que para poder vender las unidades alojativas se cuidan mucho todos los detalles. De esta forma, también se ayuda a mejorar la calidad de la oferta turística. No obstante, en España todavía existe un cierto recelo ante estos modelos debido al vacío legal existente al respecto (Trowbridge, 1981), en este sentido, desde el punto de vista jurídico estas formas de comercialización, deben encontrar el justo equilibrio entre la seguridad jurídica tanto del operador como del usuario. 4.3. Compañías de bajo coste A partir de que en 1949 la compañía estadounidense Pacific Southwest Airlines y, en 1971, la norteamericana SouthWest comenzaran a gestionar el primer modelo de referencia de cómo operar vuelos más productivos, se desarrolló un nuevo segmento de líneas aéreas con distinto formato, el del low cost. En Europa, el low cost entro de lleno con la entrada de las empresas Ryanair, en 1991, y EasyJet, en 1995 (Masona y Alamdari, 2007; Decker, 2004). El desarrollo de las aerolíneas low cost está relacionado con tres factores: 1. El transporte aéreo es un sector en el cual su demanda está relacionada con los ciclos económicos (Hätty y Hollmeir, 2003) lo cual conlleva a que las compañías prefieran reducir sus costes cuando el ciclo económico no es expansivo. El low cost logra sufragar bajas tarifas a cambio de prescindir de varios de los servicios tradicionales que se ofrecen a los pasajeros, es decir, que el low cost presenta, con respecto al servicio aéreo tradicional, una estructura de costes distinta, más reducida, fruto de la aplicación de políticas salariales, de catering y de distribución Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 ISSN: 1135-2523 87 Martorell Cunill, O.; Mulet Forteza, C. diferentes, de tal manera que los costes fijos de una compañía aérea de bajo coste son entre un 25% y un 30% inferiores a los de una aerolínea tradicional. Entre las tácticas adicionales que se enumeran para la obtención de un servicio a mínimo coste se localizan en la selección de aeropuertos secundarios donde las tasas son menos costosas, en el ahorro de costes de mantenimiento al disponer de una flota de aviones reducida y moderna, en el uso de servicios de outsourcing y en un mejor aprovechamiento de los aviones en número de horas de vuelo. 2. El precio del transporte aéreo es, a menudo, un factor restrictivo para una gran parte de la población. Según el informe del Instituto de Estudios Turísticos de 2006, el perfil del usuario mayoritario de líneas aéreas de bajo coste se sitúa en una franja de edad de ente los 25 y 44 años, con una renta media o media-alta, siendo el 61,6% de ellos los que lo adquieren a través de internet, efectuando el pago a través de la web la mitad de ellos. Este estereotipo de cliente dispone de un carácter más viajero, más informado, busca la economía, y por ello es más sensible a la variación de los precios. 3. Las liberalizaciones en el sector del transporte aéreo (en EEUU, en Canadá, en Europa Occidental, etc.) ha permitido la creación de nuevos servicios que han permitido la aparición de nuevas compañías aéreas. En Europa Occidental, incluso se benefician de los que se ha denominado el tercer paquete de la liberalización (Gillen y Lall, 2004), lo cual no es sino la liberalización casi completa de los espacios aéreos de los estados miembros de la Unión Europea. Las compañías de vuelos baratos consideran destinos estratégicos las zonas del Mediterráneo, como las Baleares, donde frecuenta el turismo vacacional. El número de turistas que llegan a las Baleares bajo este sistema se incrementa año tras año, creciendo en estos dos últimos años un 8,6% (2004/2005) y un 12,3% (2005/2006), representando algo más del 30% de las entradas de turistas a las islas, por encima del 21,9% que suponen sobre las entradas nacionales. Este incremento en los usuarios de las líneas de bajo coste enriquece al destino turístico, ya que el turista redesvía menos recursos a los intermediarios. Aprovechando, además, el carácter repetitivo del perfil del turista que vistita las Baleares (Sastre y Payeras, 2004) y, por tanto, conocedor de la oferta y de sus medios, aventaja la alternativa de prescindir, en la medida de lo posible, de la incorporación de intermediarios que programen las visitas y, en consecuencia, potenciar la configuración independiente del turista a través de la herramienta internet, combinando vuelo a bajo coste, hotel, transporte, etc. a su medida. 4.4. Uso de la herramienta internet La irrupción a mediados de los años noventa de las nuevas tecnologías de la comunicación e información –entre ellas la principal, Internet-, revolucionó los modos de compra y de uso de los servicios por parte de los viajeros. Las compañías se han visto forzadas a redefinir sus operaciones y objetivos para hacer frente a las nuevas necesidades que se han originado en sus clientes Alba, Lynch, Weitz, Janiszewski, Lutz, Sawyer y Wood, 1997; Peterson, Balasubramanian y Bronnenberg, 1997; Weber y Roehl, 1999. Los operadores del transporte -compañías aéreas, alquiler de vehículos y navieras- fue el sector que más prontamente explotó este canal de venta de servicios ejecutando importantes inversiones, pasos que posteriormente siguieron las grandes compañías hoteleras. Este 88 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 Análisis de la rentabilidad del sector turístico en las Islas Baleares: Políticas de reflotamiento acceso al usuario final está permitiendo transformar el proceso de intermediación tradicional hacia un sistema que les presta a las empresas turísticas la oportunidad de realizar la venta directa al usuario. La mayoría de las cadenas hoteleras (y también de los hoteles individuales) ofrecen sofisticados websites que permiten a los clientes potenciales del establecimiento que obtengan la información más completa acerca del hotel con anticipación a la realización de la reserva (Wilson, 2007). El website también permite lanzar campañas online a los clientes así como recoger información de estos con la finalidad de mejorar el servicio que les ofrecen (Connoly, Olsen, y Moore, 1998; Mullen, 2000; Karpinski, 2001), favoreciendo así el planteamiento de unas políticas de comunicación diferenciadas por segmentos o aplicar sistemas de costumer relationship management, que permiten mejorar el servicio que ofrecen las empresas hoteleras a sus clientes (Connoly et al. 1998; Mullen, 2000; Karpinski, 2001). Con ello, internet se ha convertido, además de en un canal de venta, en un medio idóneo para captar el perfil de los clientes. De acuerdo con la encuesta de InternetWeek, más de dos tercios de las compañías hoteleras ven al website como una importante arma competitiva dentro de su industria y aproximadamente el 60% de estas empresas ven al website como un activo capaz de adquirir a nuevos clientes (Mullen, 2000). El impacto inmediato del desarrollo del website es la reducción de los costes de intermediación, el impulso de estrategias de marketing (Murphy, Forrest, Wotring y Brymer, 1996; Walle, 1996), y todo ello con la reducción del coste de las mismas. En consecuencia los tour operadores y agencias de viajes han visto reducida su cuota de mercado, y les ha obligado a seguir agresivas estrategias de concentración que presionan aún más sobre la capacidad de negociación de aquellos empresarios turísticos que dependen altamente de ellos. Las fusiones más relevantes se han producido a principios de 2007 en un corto periodo de tiempo, la primera entre Thomas Cook y My Travel, en febrero, y posteriormente, TUI y First Choice, en marzo, convirtiéndose este último en el mayor consorcio turístico del mundo. Por tanto, las islas Baleares deberán mejorar su promoción de la oferta turística ya que, en este aspecto, no se aventaja a parte de la competencia de aquellos destinos que se promocionan en Internet como una estructura de oferta de servicios turísticos global, cuya contratación puede realizarse de manera íntegra. 5. CONCLUSIONES Tras intensos años de continuo crecimiento turístico, la evolución de la oferta turística de las Baleares ha alcanzado de alguna manera cierto límite, con ello, el camino a seguir por el sector turístico precisa de la activación de iniciativas que le permitan adaptarse lo más eficientemente posible a las nuevas tendencias que se deriven tanto del lado de la demanda como del lado de la oferta (Martorell, 2002), atrayendo nuevas fórmulas que rentabilicen, en el sentido más amplio, la actividad turística de las islas. La comparación de las rentabilidades entre los subsectores de hostelería, agencias de viajes y transporte aéreo, ha demostrado un mejor comportamiento de las agencias de viajes y la hostelería frente a las recesiones del ciclo turístico. La variabilidad de las rentabilidades económicas y Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 ISSN: 1135-2523 89 Martorell Cunill, O.; Mulet Forteza, C. financieras del sector del transporte aéreo, ha reflejado el elevado riesgo que soporta, obteniendo incluso en varios años del periodo analizado rentabilidades de signo negativo. Por otro lado, la problemática añadida de los incrementos sustanciales del precio del suelo y de la construcción en las Baleares (Batle y Robledo, 2000), acaecidos en la última década, unido a la aparición de nuevos destinos competidores de los países emergentes de la cuenca mediterránea, y Caribe (Ramón, 2000), han provocado que, junto a la vulnerabilidad económica de un destino turístico esencialmente estacional (Alegre y Pou, 2005), el sector turístico se vea envuelto en un proceso de reducción de sus tasas de rentabilidad. Para contrarrestar los efectos derivados de esta problemática, las empresas turísticas han dirigido sus esfuerzos a la explotación de nuevas fórmulas y productos que les permitan cambiar esta tendencia desfavorable de los niveles de rentabilidad. Uno de ellos es la explotación del régimen de alojamiento del «todo incluido», que a pesar de generar una mejora en la rentabilidad hotelera a corto plazo, lo cierto es que la generalización de este régimen de explotación inicia un proceso de degradación de la calidad integral del destino por cuanto que induce al cierre de negocios turísticos que conforman la oferta complementaria (Koc, 2006), generando un círculo vicioso a la vez que los establecimientos hoteleros se verán obligados a rebajar sus tarifas para intentar neutralizar dicho efecto. En consecuencia, a medio y largo plazo el régimen de alojamiento bajo el concepto de «todo incluido» dentro de la oferta de las Baleares ejerce un importante efecto negativo, tanto para los propios establecimientos de alojamiento turístico como para el resto de empresas turísticas, especialmente para la mal llamada oferta complementaria, recordando que ésta ultima representa una de las principales motivaciones del viaje. Por otro lado, tanto el modelo de timesharing como el de condohotel generan interesantes oportunidades de negocio, ya que se precisa buscar alternativas para comercializar habitaciones y optimizar los activos, y en las Baleares concretamente las condiciones del mercado auguran un elevado potencial de crecimiento gracias a su posicionamiento como el primer mercado turístico europeo. Internet constituye la herramienta esencial que instrumentaliza el funcionamiento de las compañías aéreas low cost. Este fenómeno tecnológico ha propiciado la tendencia de suprimir intermediarios a la hora de reservar o adquirir pasajes de vuelo y hotel (Wei, Ruys, van Hoof y Combrink, 2001), generando cada vez mayores oportunidades de expansión de tales compañías. En este mismo sentido, las empresas de alojamiento turístico han conseguido aliviar la presión que ejercían los intermediarios tradicionales –agencias de viajes y touroperadores-, mediante la comercialización directa de sus servicios al cliente final a través de Internet, y más aún tras los recientes procesos de concentración de los más importantes mayoristas que buscan contrarrestar la reducción de sus cuotas de mercado, consiguiendo limitar aún más la capacidad de negociación de aquellos empresarios que dependen altamente de ellos. La búsqueda de la rentabilidad del sector turístico de cara al futuro no puede concebirse sin el acompañamiento de una adecuada gestión de las políticas medioambientales (Palmer y Riera, 2003). El deterioro de los sistemas naturales y la problemática de la congestión conllevan una minoración de la calidad integral de destino, que arrastra una pérdida del valor de los activos y, consecuentemente, una caída de los ingresos turísticos (Aguiló et al. 2005). Por tanto, la degradación sufrida por los elementos naturales tras años de intensa explotación turística, conduce al serio planteamiento de recuperar este capital natural y de contribuir así a la sostenibilidad del destino, lo que repercutirá en una mayor rentabilidad, a medio y lago plazo, del sector turístico. 90 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 77-92 Análisis de la rentabilidad del sector turístico en las Islas Baleares: Políticas de reflotamiento BIBLIOGRAFÍA AGARWAL, S. (1997): “The resort cycle and seaside tourism: An assessment of its applicability and validity”, Tourism Management, Vol.18, No 2, pp. 65–73. AGUILÓ, E., ALEGRE, J. y SARD M. (2005): “The persistence of the sun and sand tourism model”, Tourism Management, Vol. 26, pp. 219–231 AGUILÓ E., RIERA, A. y ROSELLÓ, J. (2005): “The short term price effect of a tourist tax through a dynamic demand model. The case of the Balearic Islands”, Tourism Management, Vol. 26, pp. 359–365. 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Esta literatura ha evolucionado desde una posición racional dentro de la cual los procesos de innovación son el resultado de decisiones racionales, intencionadas y debidamente planificadas, a una posición más evolutiva en la cual si bien no es posible controlar y gestionar el proceso directamente, si que lo es controlar el las condiciones del contexto organizativo de la innovación con objeto de incrementar el éxito del proceso. En este artículo, analizamos el proceso de innovación desde un nuevo paradigma que va más allá de los anteriores y que se fundamenta en los postulados de las teorías de la complejidad y en la asimilación de los procesos de innovación a los procesos de cambio institucional. Desde esta nueva perspectiva, se deduce que los procesos de innovación y el cambio institucional consiguiente tienen una base pragmática y, en consecuencia, el potencial para la planificación y control de los procesos de innovación se ve altamente limitado. PALABRAS CLAVE: Innovación, Complejidad, Cambio institucional, Proceso de innovación INNOVATION AS INSTITUTIONAL CHANGE: A COMPLEXITY APPROACH ABSTRACT: One of the most controverted subjects in the literature on innovation management is the extent to which these processes can be controlled and planned. This literature has evolved from a rational position in which the innovation processes are the result of rational decisions, deliberate and properly planned, to a more evolutionary approach. From this evolutionary perspective the control and management of the process is made indirectly by controlling and intervening on the organizational context of the process of innovation process. In this article, we analyze the innovation process from the perspective of a new paradigm that goes beyond the previous two. It lies on the postulates of the complexity theories and takes the processes of innovation as processes of institutional change. From this new perspective, we deduce that the processes of innovation and the consequent institutional change have a pragmatic basis, and consequently, the potential for the planning and control of the innovation processes is seen highly limited. KEYWORDS: Innovation, Complexity, Institutional change, Innovation process 1. INTRODUCCIÓN En las últimas décadas, la literatura sobre gestión de la innovación se ha centrado en explicar cómo ser innovador en las empresas y organizaciones. Aunque existe una variedad de prescripciones al respecto, un elemento esencial que sigue sin resolverse es la medida en que los procesos de innovación son controlables. Podemos hablar de dos corrientes principales dentro de la literatura sobre gestión de la innovación. En primer lugar, algunos autores definen la innovación como un proceso racional, intencional, y secuencial (Drucker, 1985; Crawford, 1991; Cooper y Kleinschmidt, 1991). En esta corriente, se asume el comportamiento racional de la economía clásica y neoclásica, y se sitúa dentro del paradigma de la dirección estratégica tradicional.. En segundo lugar, hay otros Guia Julve, J.; Prats Planagumá, L.; Comas Trayter, J. autores que entienden la innovación como un proceso social, político y del comportamiento, y que reflejan la posición de la economía evolutiva. De acuerdo con esta corriente, aunque puede que no sea posible controlar y gestionar los procesos de innovación, sí es posible, en cambio, diseñar y controlar las condiciones del contexto organizativo que elevan la probabilidad de obtener innovaciones (Kanter, 1988; Quinn, 1991). Por consiguiente, algunos autores apuntan que la innovación es más bien un fenómeno incremental que radical; otros apuntan que la gestión estratégica de la innovación es extremadamente superior a los planteamientos intuitivos; en cambio, otros autores justifican la superioridad de estos últimos respecto de la planificación estratégica de los procesos de innovación. En cualquier caso, la validación empírica de estas afirmaciones muestra resultados contrarios (Wolfe, 1994). Independientemente de que la innovación sea concebida como un proceso científico y tecnológico hard, un proceso de gestión racional, o un proceso intuitivo soft, todas estas perspectivas tienen en común la asunción que la innovación es un fenómeno que puede ser sometido al control humano. Se asume entonces que los seres humanos diseñan, por adelantado, las condiciones bajo las cuales ocurrirá las innovaciones futuras. En este artículo se muestra que esta asunción de la controlabilidad de los procesos de innovación es la característica distintiva de las diferentes aproximaciones dentro de la corriente principal de pensamiento en la literatura sobre gestión de la innovación; y se presenta una corriente diferente que explica los fenómenos innovadores a partir de los postulados de las teorías de la complejidad. La innovación será presentada, por tanto, como el resultado de un proceso transformador de las instituciones sociales definidas como patrones emergentes de interacción humana. Inicialmente describiremos los fundamentos de la corriente principal de pensamiento en la literatura sobre gestión empresarial en general y de la innovación en particular. A continuación presentaremos los fundamentos de la corriente basada en los postulados de las teorías de la complejidad. Finalmente, definiremos la innovación como cambio institucional y extraeremos las oportunas conclusiones. 2. FUNDAMENTOS DE LA CORRIENTE PRINCIPAL DE PENSAMIENTO EN LA LITERATURA SOBRE GESTIÓN EMPRESARIAL El management científico (Taylor, 1911; Fayol, 1916) y las perspectivas de las relaciones humanas (Mayo, 1949; Likert, 1961) centraron su atención en las acciones de los individuos en las organizaciones encaminadas a obtener resultados eficientes. Además, estas teorías asumen implícitamente que las organizaciones son diseñadas por individuos, la estabilidad de estas está preservada por las reglas eficientes que gobiernan el comportamiento de sus miembros, y el cambio aparece cuando los gestores deciden cambiar estas reglas, con el propósito de que el sistema de reglas diseñado produzca siempre resultados eficientes u óptimos. La incorporación de los postulados de la teoría de sistemas en la literatura sobre gestión empresarial (Burns y Stalker, 1961; Lawrence y Lorsch, 1967; Miller y Rice, 1967) traslada la atención desde las acciones de los individuos hacia las interacciones existentes entre ellas. Ahora, las interacciones están sujetas a un nuevo tipo de causalidad; se trata de una causalidad formativa a través de la cual y atendiendo a estas interacciones, las organizaciones avanzan hacia una situación previamente concebida. En el marco de la teoría de sistemas, éstos solo pueden realizar aquello para lo cual han sido diseñados, y el diseño del sistema con sus reglas de funcionamiento es elegido por un observador externo al sistema y que posee la libertad para diseñarlo (Stacey et al. 2000). 94 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 Innovación como cambio institucional: Una aproximación desde las teorías de la complejidad. Mientras que el la incorporación de los postulados de la teoría de sistemas al pensamiento sobre gestión empresarial representa una enorme mejora en la comprensión y explicación del comportamiento humano y organizativo en la realidad, se sigue asumiendo una causalidad dual. Cuando los individuos –como empleados de la organización- son considerados partes del sistema, estos están sujetos y gobernados por las mismas reglas del sistema y sus acciones se limitan a desplegar las rutinas del sistema tal y como ha sido previamente diseñado. Así pues, en su papel como partes del sistema, los individuos no son autónomos y la innovación, en el sentido de novedad, no puede aparecer dentro del sistema si su comportamiento se limita a desplegar aquello previamente diseñado. Por otra parte, cuando estos mismos individuos son conceptualizados como individuos autónomos externos al sistema -los directivos de las organizaciones-, que diseñan y fijan las rutinas y objetivos del propio sistema, el origen de la novedad está situado en el razonamiento de estos mismos individuos. Así, el análisis de los sistemas humanos desde el pensamiento sistémico, encontramos una libertad confinada al observador/decidor externo al sistema, pero ausente en los miembros de la organización o sistema. Podemos encontrar en la literatura dos críticas principales a esta aproximación (Stacey et al., 2000). El primer problema es que los individuos del sistema son presentados como máquinas cuyo comportamiento es determinado por el sistema, de manera que las emociones, conflictos, la política y los aspectos culturales de la vida de la organización están ausentes. La respuesta a esta crítica por parte de la literatura sistémica ha supuesto la redefinición de los límites del sistema. Por ejemplo, Checkland (1981) y Chekland y Schöles (1990) proponen una revisión del pensamiento sistémico de manera que el manager o diseñador del sistema tenga en consideración las interacciones y prácticas sociales de los miembros del sistema u organización. Sin embargo, tras esta revisión, los directivos que diseñan el sistema siguen fuera del propio sistema, el cual ahora incluye eso sí, variables culturales y políticos que pueden y deben controlar. El segundo problema se encuentra en que el diseñador “debe ser también parte del sistema”. Una vez más, para remediar esto, la literatura sistémica ensancha los límites del sistema para incorporar al diseñador en su interior (Bateson, 1973). En un primer momento se incorpora dentro del sistema el modelo mental actual del diseñador, y por lo tanto, se requiere todavía recurrir a determinados procesos externos al sistema para cambiarlo. Este nuevo desafío puede ser solucionado ampliando de nuevo los límites del sistema para incluir también el modelo mental del diseñador del sistema que permite cambiar los modelos mentales actuales (Argyrys y Schön, 1978). Con esta última extensión, el patrón de cambio de los modelos mentales también queda internalizado dentro del sistema, pero la posibilidad de cambiar este “patrón de cambio” sigue estando localizado en el exterior del sistema bajo la forma de modelos mentales de meta-aprendizaje (Argyris, 1990). Por lo tanto, el problema con este tipo de justificación es que se entra rápidamente en una regresión infinita que en algunos casos deriva a ciertas posiciones místicas (Shermer, 2000). Ninguna de las soluciones aportadas parece, por tanto, solucionar estos problemas a nivel fundamental y de manera convincente 3. FUNDAMENTOS DE LAS TEORIAS DE LA COMPLEJIDAD En una revisión reciente del pensamiento sistémico, Flood (1999) identifica las teorías de la complejidad como una aproximación más dentro de la corriente de la teoría de sistemas o del pensamiento sistémico. Los ejes centrales que él dibuja de las ciencias de la complejidad son los límites a la previsibilidad y a la manera en la cual las interacciones auto-organizadas a nivel local pueden producir patrones globales y coherentes de comportamiento. Esto significa que los sistemas auto-organizados producen un orden emergente que no puede ser conocido Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 ISSN: 1135-2523 95 Guia Julve, J.; Prats Planagumá, L.; Comas Trayter, J. por la mente humana. Esto le lleva a preguntarse si la acción intencionada a largo plazo es posible, y le conduce a concluir que en términos de management solo es posible gestionar aquello que es local, es decir, una cantidad de interacciones pequeña y un horizonte de tiempo muy corto.. Ver las teorías de la complejidad como una aproximación más dentro del pensamiento sistémico implica una vez más la delimitación de un sistema que abarca solamente las interacciones locales conocidas, pero que de nuevo relega lo nuevo y lo desconocido a una posición externa al sistema. Se incurre así en los mismos problemas presentados en el apartado anterior. La literatura que ha importado los postulados de las teorías de la complejidad al campo de la gestión empresarial, lo ha hecho a partir de la teoría del caos, la teoría de las estructuras disipantes, y la teoría de los sistemas adaptantes complejos. Todas ellas modelan sistemas complejos, turbulentos y demuestran la posibilidad de un orden que emerge del desorden como consecuencia de procesos de auto-organización espontánea en ausencia de ningún plan prediseñado. La teoría del caos (Gleick, 1988; Stewart, 1989) establece las propiedades de los sistemas que pueden ser modelados mediante ecuaciones no lineales recurrentemente aplicadas, tal como también hace la teoría de la dinámica de sistemas dentro de la corriente sistémica. Estos modelos matemáticos exhiben el movimiento hacia y dentro de patrones definidos a priori y llamados atractores (una descripción matemática de un estado final hacia el cual un sistema se mueve). En cualquier caso, un movimiento hacia un atractor diferente necesita de un observador externo al sistema que altere los parámetros de control. El camino que sigue el proceso hacia el atractor es determinado por la propia dinámica interna del sistema. Sin embargo, la alternación que da lugar a este movimiento en ningún caso se produce como consecuencia de la dinámica interna del sistema. Por tanto, los modelos de la teoría de caos exhiben el despliegue de patrones previamente especificados en el propio diseño de los modelos. Aquí, como en el pensamiento sistémico, la causalidad es de tipo formativo ya que la estructura no linear de las ecuaciones, el proceso iterativo y la sensibilidad a las condiciones iniciales producen conjuntamente los atractores, es decir, el estado final hacia el cual, y dentro de cuál, el sistema se mueve. Dado que la teoría del caos y el pensamiento sistémico están construidos a partir del mismo tipo de causalidad, es difícil generar a partir de sus postulados paradigmas y modelos de pensamiento nuevos en el campo de la gestión organizativa Contrariamente, muchos de los modelos matemáticos usados en la teoría de las estructuras disipativas (Pigrogine, 1997) incorporan micro-diversidad y, por consiguiente, los sistemas modelizados son capaces de moverse y dirigirse hacia nuevos atractores sin la necesaria intervención de un observador externo al sistema que varíe los parámetros del proceso. También en este caso, es un observador externo quién diseña el modelo del sistema, pero lo qué se está discutiendo aquí es el diseño de un modelo que simula la capacidad interna de cambiar espontáneamente sin ninguna intervención exterior. Las trayectorias que seguirá el sistema no están definidas de antemano sino que emergen imprevisiblemente de las microinteracciones que se producen en cada momento particular del tiempo. Lo que el diseñador está construyendo es un modelo que produce cambios emergentes en ausencia de cualquier interferencia o control externo. El propósito es, por tanto, demostrar la posibilidad de tal proceso natural, donde no existe ningún observador externo que lo controle. Por su parte, la teoría de sistemas adaptantes complejos asume un sistema con gran cantidad de agentes, donde cada uno de ellos se comporta de acuerdo con sus propios principios de interacción local. Ningún agente individual determina los patrones del 96 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 Innovación como cambio institucional: Una aproximación desde las teorías de la complejidad. comportamiento colectivo que el sistema exhibe, ni tampoco nada que esté fura del sistema o del proceso. Aquí la auto-organización significa agentes que interactúan localmente según sus propios principios e intenciones, en ausencia de ningún plan predefinido para el conjunto del sistema.. Dentro de la teoría de los sistemas adaptantes complejos algunas posiciones divergen muy poco de posiciones neo-Darwinianas o adapcionistas en términos de causalidad. Por ejemplo, Gell-Mann, (1994) defiende que la novedad se presenta en un sistema cuando éste pasa a través de bifurcaciones donde la trayectoria particular que se sigue depende enteramente del azar, y donde su subsiguiente supervivencia depende de la selección competitiva. Por el contrario, dentro de la misma teoría, Kauffman (1993) y Goodwin (1994) defienden que es la interacción entre los componentes de un sistema la que causa los patrones coherentes que, inevitable pero imprevisiblemente, emergen de esa interacción cuando el sistema funciona al borde del caos. Las características intrínsecas de las conexiones, de las interacciones y de las relaciones producen una coherencia emergente en el marco de las condiciones particulares que prevalecen cuando el sistema funciona al borde del caos, y esta coherencia emergente es radicalmente imprevisible. Por lo tanto, existen posiciones que son probablemente representativas de la mayoría de la literatura sobre las teorías de la complejidad que no forman la base de ningún desafío significativo a las maneras actualmente dominantes de pensar y de entender la innovación y los procesos de gestionarla. Hay, sin embargo, algunas posiciones, probablemente representativas de una minoría, que desafían de forma importante el discurso dominante, y sostienen que las teorías de la complejidad pueden ofrecer una nueva manera de entender la innovación en organizaciones. Prigrogine (1989), Kauffman (1993) y Goodwin (1994) ejemplifican estas posiciones las cuales asumen un tipo diferente de causalidad, denominada causalidad transformativa (Mead, 1934; Stacey y otros., 2000) que desafía las nociones de la causalidad subyacentes el discurso dominante en la literatura sobre gestión de la innovación. Bajo causalidad transformativa, la fuente principal de variedad recae en la propia interacción entre los actores (no en el azar o en la selección y diseño de ningún observador externo). La dinámica del sistema la forma el número y la fortaleza de las conexiones entre los actores o entidades de la red, incluyendo la dinámica al borde del caos, donde la generación constante de variedad es una posibilidad intrínseca del mismo proceso de interacción. Además, la dinámica de la red no está determinada solamente por sus propias conexiones internas sino también por sus conexiones con otras redes. Las redes de redes están en perpetua construcción y en movimiento hacia un futuro imprevisible. Las dinámicas de las redes individuales se forman y son formadas simultáneamente y producen patrones repetitivos siempre con potencial para la transformación. 4. GESTIÓN DE LA COMPLEJIDAD Y DE LA INNOVACIÓN La cuestión ahora es saber cómo los autores que escriben sobre complejidad en las organizaciones humanas están usando los fundamentos de las teorías de la complejidad. Muchos de ellos seleccionan la posibilidad demostrada anteriormente de que diversos patrones coherentes de comportamiento, de la gran complejidad, pueden emerger cuando una gran cantidad de actores interactúan entre ellos de manera auto-organizada y de acuerdo con simples reglas relacionales. En cambio, estos mismos autores inmediatamente e implícitamente asumen que los directivos pueden elegir y eligen estas reglas simples de manera que produzcan el patrón deseado de resultados (Connor, 1998; Beinhocker (1999); Sanders, 1998; Marrón y Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 ISSN: 1135-2523 97 Guia Julve, J.; Prats Planagumá, L.; Comas Trayter, J. Eisenhardt 1998). Esto los coloca inmediatamente en el marco de la causalidad formativa y racionalista de la corriente principal de pensamiento. El resultado es un marco causal exactamente igual que el encontrado en el discurso dominante de la gestp®n de la innovación. Es apenas sorprendente, entonces, que las conclusiones obtenidas sobre lo que significa la complejidad para la gestión de la innovación tenga que ver con tener el control del proceso. En este discurso, el concepto de auto-organización se convierte en un término más del concepto de empowerment o delegación. Este impulso inmediato de transformar la complejidad en simplicidad conduce a la inexistencia de aproximaciones verdaderamente novedosas en gestión de las organizaciones. La simple reproducción del discurso dominante no ayuda a explicar cómo la gente hace realmente las cosas. Cuando se sucumbe al impulso de reducir complejidad en simplicidad, se pierde de vista los mecanismos a través de los cuales la interacción autoorganizada produce patrones de comportamiento emergentes y coherentes. Hay un segundo aspecto a tener en cuenta en este poderoso deseo de reducir la complejidad a simplicidad. Las maneras actualmente dominantes de hablar y pensar sobre la innovación, basadas en la noción que la ingeniería tiene de control, asumen implícitamente que el cambio efectivo ocurre cuando la gente implicada comparte las mismas creencias y valores. Sin embargo, estos argumentos dejan de lado el papel esencial que la diversidad y las restricciones en conflicto que las relaciones imponen. Dejan al margen la fundamental causa transformadora de las relaciones de poder y de la política en lo referente a la acción humana (Pascale, 1990). La tendencia a la simplicidad elude la naturaleza fundamentalmente paradójica de los procesos transformativos que producen la innovación y lo novedoso. Lo novedoso se observa en forma de patrones que nunca hayan existido con anterioridad, y no en ciertas formas o patrones ocultos oculta ya existentes pero que todavía no se han revelado. La diversidad y los conflictos, es decir, las relaciones de poder, son esenciales para la aparición de lo verdaderamente novedoso. Éste es uno de las puntos centrales que se derivan de las teorías de la complejidad pero que queda olvidado cuando se piensa en términos de estructuras y orden ocultos. La creatividad está íntimamente relacionada con la destrucción (Schumpeter, 1943) y ésta se desestima si la armonía es considerada el elementos central. Son pocos los autores que atorgan un papel relevante al conflicto y los que lo hacen predican la necesidad de evitarlo a través de culturas compartidas y trabajo en equipos y en armonía. En estos casos, los directivos intentan eliminar los conflictos que se presentan cuando no se está de acuerdo, pues consideran los conflictos como elementos que trastocan y afectan negativamente los procesos ordenados de cambio. Todo esto forma parte de un marco del pensamiento, plasmado des de la lógica mecánica y desde el pensamiento sistémico que identifica equilibrio y armonía con éxito. Como hemos visto antes, los trabajos de Pigrogine (1997), de Kauffman (1993) y de Goodwin (1994), al centrarse en la noción de causalidad transformativa, desafían la perspectiva dominante, y sugieren que las diferencias, malentendidos y conflictos que los directivos intentan eliminar son la misma fuente del cambio creativo y espontáneo. Los individuos en las organizaciones necesitan evolucionar de manera novedosa para sobrevivir y si estas teorías de la complejidad revelan alguna cosa sobre la vida en las organizaciones es que muchas de las maneras actuales de entender las organizaciones son totalmente antitéticas a esa necesidad. Puede, por tanto, que los directivos estén intentando cambiar sus organizaciones mediante instrumentos que lo que hacen es ayudar a que no se produzcan cambios.. Por lo tanto, las teorías de la complejidad en el marco de la causalidad transformativa pueden servir, como acabamos de ver, como base para pasar de un paradigma basado en la dualidad sistema-entorno a un nuevo paradigma fundamentado en los conceptos de identidaddiferencia. En este nuevo paradigma una innovación aparece debido a la necesidad intrínseca 98 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 Innovación como cambio institucional: Una aproximación desde las teorías de la complejidad. que los individuos tienen, individual y colectivamente, de expresar sus identidades y sus diferencias. La identidad y la diferencia emergen, convirtiéndose en lo que son a través de la causa transformativa de la auto-organización, es decir, de las relaciones. La innovación emerge, por tanto, de las relaciones de sus miembros en lugar de ser determinadas por la libertad de elección de los individuos. 5. INSTITUCIONES Las organizaciones están compuestas de dos categorías de instituciones. La primera categoría abarca las rutinas de la organización, determinan los patrones de coordinación en la organización y tiene un carácter ontológico y epistemológico. De manera opuesta, la segunda incluye los valores de la organización que dan propósito y motivan a los individuos a sumarse a acciones colectivas, y tiene un carácter más teleológico y ético. 5.1. Rutinas Las rutinas se pueden definir como procesos de interacción comunicativa que se reproducen continuamente, siempre con potencial transformador. Este potencial radica en la posibilidad que las pequeñas diferencias, o variaciones en la reproducción de hábitos, sean amplificadas en forma de nuevas acciones o rutinas. Esta interacción continua entre los individuos que están decidiendo y actuando en relación con los demás en el marco de su trabajo diario, se estabiliza alrededor de rutinas coherentes y repetitivas, pero al mismo tiempo estas mismas rutinas pueden ser potencialmente transformadas como consecuencia de las propias interacciones (Mead, 1934; Shotter, 1993). La literatura dominante tiende a identificar rutinas con estos repetidos patrones de interacción y poder, y después a ignorar el complejo proceso relacional en el marco del cual esos patrones han emergido y en el marco del cuál pueden ser constantemente transformados. Estas rutinas tienden a quedar formalizadas, a través del lenguaje legítimo de la organización. Dentro de las organizaciones la gente tiende a institucionalizar rutinas emergentes, luego vistas como elementos que siempre han estado presentes. Este proceso de institucionalización reduce la incertidumbre percibida y reduce también la ansiedad en los miembros de la organización (Voyer y otros., 1997). Al mismo tiempo la gente en las organizaciones se habitúa a la estabilidad y a la seguridad de las rutinas habituales y se sentirá amenazada cuando nuevas rutinas sean introducidas por alguien para sustituir a las existentes. 5.2. Valores Mead (1914, 1923) distinguía valores de culto y valores funcionales. Defendía que individualizar a un colectivo o grupo y tratarlo como si tuviera motivos o valores absolutos, lleva a un proceso en el cual el colectivo o el grupo constituyen una secta. Las acciones de los miembros de tales sectas son consecuencia de los valores de culto. Una secta proporciona a sus miembros una sensación de personalidad extendida de la cual los individuos participan y de la cuál derivan sus valores como personas. Los valores de culto son una idealización del colectivo que funcionan para desviar la atención de la gente de la ética de sus acciones diarias. Los valores idealizados de culto emergen en la evolución histórica de cualquier organización y se convierten en valores funcionales en las interacciones diarias entre los miembros de la organización. Tan pronto como los valores de culto se convierten en valores funcionales en la interacción diaria, el conflicto puede presentarse, y es este conflicto que debe ser negociado por la gente en su interacción con los demás. Esto significa que los valores de Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 ISSN: 1135-2523 99 Guia Julve, J.; Prats Planagumá, L.; Comas Trayter, J. culto y los valores funcionales no son en ningún sentido, mutuamente excluyentes. Por el contrario, son paradójica y simultáneamente una parte de cada presente del proceso evolutivo. En las organizaciones modernas, los valores de culto son mantenidos mediante el recurso a declaración de misión, visión y valor. Los líderes deben, supuestamente, establecer una visión, es decir, un futuro idealizado para la organización, y después otorgar poder a la gente, es decir, impulsar hacia abajo el liderazgo a través de la jerarquía. La participación se convierte en participación en un completo sistema idealizado. La noción de la participación como interacción ordinaria entre la gente y la noción del comportamiento ético y moral como nuestra responsabilidad mutua tienden a perderse. Sin embargo, tal y como Griffin (2002) precisa, la identidad cultural de una organización con sus valores es el resultado de las interacciones de sus miembros, mientras que al mismo tiempo esta identidad de la organización afecta a los miembros y sus interacciones. Por lo tanto, los valores de la organización están siendo transformados continuamente por los participantes en el curso de sus ordinarias interacciones cotidianas en las cuales cada individuo es responsable de sus acciones ante los demás. 6. INNOVACIÓN COMO CAMBIO INSTITUCIONAL En el contexto de las relaciones organizativas, los individuos no buscan de manera constante la originalidad y la innovación de manera intencionada. Aun cuando los individuos poderosos perciben la necesidad de pensar y hablar en novedades, innovaciones y cambios, para que sus organizaciones sobrevivan, siempre habrá respuestas defensivas como consecuencia de la ansiedad que la incertidumbre despierta (Menzies-Lyth, 1988). Esta tendencia es comprensible e inevitable no solamente como defensa contra la ansiedad sino también como tentativa de mantener las relaciones de poder existentes. Si los individuos tienden de manera natural a estabilizar las relaciones de poder, las rutinas y los valores, y si también tienden de manera natural a oponerse a la introducción de nuevos patrones de interacción; y si los procesos de innovación no son el resultado de operar con mecanismos formales del control, entonces, ¿cómo y por qué se genera novedad e innovación? Como parte de sus tareas en las organizaciones se espera que los individuos realicen una cierta secuencia de acciones bien definida, durante las cuales sus comportamientos se ven restringidos por las por reglas, culturas o expectativas compartidas existentes en la organización. Esto es necesario para el funcionamiento eficiente de las tareas ordinarias. Además, la legitimidad de este comportamiento es validada mediante los propios patrones de interacción en las empresas. Sin embargo, mientras los individuos están realizando estas acciones ordinarias, a la vez se ven involucrados en comportamientos diversos y redundantes como consecuencia de su necesidad de acomodar la ambigüedad y la incertidumbre que se derivan directamente del trabajo y las tareas que realizan. Además, los individuos se ven implicados en conversaciones con sus colegas, amigos, clientes y otros individuos, sobre temas irrelevantes para la organización, sus metas y procedimientos (Lazega y Pattison, 1999); bromean sobre los líderes de la organización, chismorrean, diseminan rumores, establecen boicots, y realizar todo tipo de interacciones ocultas de comunicación con intención de fantasear, jugar, contener la ansiedad y minimizar la frustración (Stacey, 2001). Si los individuos cuestionan sus tareas ordinarias y plantean y debaten alternativas a las rutinas y valores establecidos, estas acciones de los individuos pueden ser realmente productivas en términos económicos y aportar mejoras y soluciones a los problemas existentes, o también el descubrimiento de nuevos problemas. 100 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 Innovación como cambio institucional: Una aproximación desde las teorías de la complejidad. Por lo tanto, existen multitud de rutinas y valores dentro del mismo proceso de interacción mientras los individuos no paran de interpretar y intentar encontrar el sentido de sus experiencias ordinarias. Las instituciones oficializadas y protegidas por los flujos legítimos y formales de interacción comunicativa en las organizaciones, intentan eliminar las redundancias mediante la justificación que son ineficientes en términos de la productividad de las actividades cotidianas. Pero al mismo tiempo, los flujos ocultos de comunicación, consciente e inconsciente, garantizan el establecimiento de conversaciones con posibilidad de generar incomprensiones y malentendidos, la condición previa a la aparición de lo novedoso, nuevo o innovador. Cuando las rutinas y los valores cambian, los patrones de inclusión y de exclusión cambian también y con ellos las relaciones de poder se reconfiguran de manera inevitable (Lozeau y otros, 2002; Huzzard y Östergren, 2002). Esta situación genera ansiedad en los individuos que participan en el proceso, y si la innovación ha de continuar llevándose a cabo, debe haber algo que permita a los individuos superar esta ansiedad y que evite el colapso del potencial creativo de los patrones institucionales establecidos. Así, sugerimos que la curiosidad y, más importante aún, la confianza, son los determinantes del nivel de interacción que ha de permitir alcanzar un nivel crítico de diversidad redundante y de potencial para la incomprensión y el malentendido (Paterson y Cary, 2002). Finalmente, si la innovación emerge de las interacciones caracterizadas por unos niveles críticos de diversidad redundante, ¿Cómo explicamos la existencia de actividades intencionadas de innovación en departamentos del I+D, de proyectos estructurados de desarrollo de nuevos productos, etc.? Fonseca (2001) argumenta que tales actividades son las fases visibles de los procesos de innovación precedidas por un largo período de interacciones. Las actividades estructuradas ocurren solamente cuando los nuevos conceptos y las nuevas palabras pasan a formar parte de los patrones oficiales del discurso en la organización. Únicamente cuando este nuevo conocimiento ha sido estabilizado se comienza a observar acciones organizadas e intencionadas en el proceso de innovación.. Antes de esta fase, debe haber existido un proceso de interacción comunicativa que implique la especulación, la imaginación y la fantasía. Este proceso se da entre individuos diferentes y en diversas localizaciones. Puesto que al principio del proceso interactivo donde emerge una innovación, no hay un propósito o una meta claramente perceptibles, y puesto que el mismo propósito emerge de la interacción comunicativa, cualquier persona dentro de una organización puede estar involucrada en una conversación de este tipo. La especulación, la imaginación, y la fantasía pueden presentarse en cualquier parte: de conferencias a las que la gente ha asistido, de revistas, de analogías sacadas de otros contextos organizativos, de prácticas sociales. A medida que las interacciones progresan algunas de las rutinas y de los valores pueden mutar. Si sucede esto entonces empieza un período de negociación intensa sobre el significado del problema y sus soluciones. El resultado de estas negociaciones es que algunas de las nuevas conceptualizaciones generadas son eliminadas. Cuando las nuevas instituciones son consensuadas, algunos de los contribuidores originales pueden retirarse del debate como consecuencia de su discrepancia con lo que se ha establecido. La aceptación de las nuevas rutinas y valores establecidos puede expandirse a nuevos grupos o comunidades de la organización. Estas adquieren una nueva dimensión instrumental. Ya no son solo conceptos o palabras, sino que pasan a ser parte de los nuevos patrones institucionales. Cuando estas innovaciones son apoyadas por quienes ostentan el poder de autorizar el uso de los recursos necesarios para llevar a cabo los cambios que se derivan, entonces comienzan las acciones visibles de los procesos de innovación. Los resultados de estas acciones generaran, a su vez, nuevos inputs para Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 ISSN: 1135-2523 101 Guia Julve, J.; Prats Planagumá, L.; Comas Trayter, J. futuras interacciones redundantes. A medida que emerjan nuevos problemas y soluciones, se cuestionaran los resultados de las nuevas acciones en comparación con los méritos de las antiguas rutinas. Y si el resultado de las nuevas acciones son finalmente aceptadas por la organización entonces pasaran a formar parte de las instituciones legítimas o innovaciones “formales” de la organización. 7. CONCLUSIÓN Desde la óptica de las teorías de la complejidad, lo que percibimos como innovaciones no son sino estabilizaciones temporales de los patrones institucionales que organizan la actividad organizativa que emerge de los procesos de interacción humana en situaciones locales y acciones ordinarias. El proceso de interacción comunicativa, en el cual los patrones habituales (las rutinas y los valores) se reproducen continuamente, es al mismo tiempo el proceso en el cual incluso las pequeñas variaciones en la reproducción de hábitos son potencialmente amplificadas. Desde esta perspectiva ninguna institución es fija o permanente, sino que siempre está potencialmente cambiando en su perpetua reproducción. Por lo tanto, para entender porqué y cómo una institución está, o no, cambiando, la atención debe centrase en la manera en que los individuos la reproducen (Shaw, 2002). La mayor parte del tiempo, en interacciones ordinarias los individuos se enfrentan a una cierta ambigüedad y a veces, tienen que interpretar el significado de las acciones realizadas por los demás. Esto sucede porque un individuo establece sus interacciones a través de las rutinas y con los valores que son pertinentes a sus propias interacciones locales y experiencias vitales, mientras que los otros individuos interactúan mediante las rutinas y valores que han desarrollado en el marco de sus propias interacciones locales. El hecho que cada individuo interactúe a partir de sus propias rutinas y valores determinadas por su propia experiencia vital explica que de manera inevitable los procesos de interacción conlleven un potencial para la confusión, incomprensión, malentendido o conflicto. Sugerimos, por tanto, que lo qué se difunde a través de las interacciones es esta confusión o malentendido. Cuando el potencial para la confusión en una interacción alcanza un punto crítico, generalmente debido a que rutinas y valores diversos están interactuando, crece el potencial para que la novedad, lo novedoso o la innovación emerja. Mead (1914) ve el conflicto no únicamente como inevitable, sino también como la misma esencia de la innovación, el cambio y la evolución. Por lo tanto, la innovación no es la consecuencia de una decisión racional sino un potencial en toda la interacción comunicativa. Puede ser que innovemos, y a través de estas innovaciones puede ser que encontremos nuevos equilibrios y estabilizaciones en nuestras acciones comunes y las condiciones externas. A través de nuevos flujos de interacción, los individuos pueden acabar percibiendo la necesidad del cambio. Los individuos pueden intentar mantener los cambios al mínimo para proteger su identidad y su estabilidad, pero también pueden probar nuevas cosas. Si estas novedades funcionan, las incorporarán a su comportamiento como parte de su propia (cambiada) identidad, alcanzando así una nueva estabilidad, tras haber pasado por una especie de fase de transición antes de alcanzar el nuevo orden, el cual se verá inevitablemente minado de nuevo como consecuencia de nuevas interacciones. Entonces, las innovaciones en un momento dado de la trayectoria evolutiva no son sino meras convenciones resultantes de las interacciones sociales previas, que los 102 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 93-104 Innovación como cambio institucional: Una aproximación desde las teorías de la complejidad. individuos han realizado en su contexto local y por motivos prácticos.. Por consiguiente, la evolución de las innovaciones es el resultado de un emergente y constante flujo de co-creación por parte de la red de actores de la organización. Las intervenciones formales son solamente una voz más en este proceso de co-creación. Pueden ser las voces más fuertes e influyentes, pero en cualquier caso, se trata de una voz más entre todas. El proceso es, por tanto, auto-organizado y por consiguiente nadie posee el control efectivo del curso que siguen los patrones de interacción, ni tan solo los individuos más poderosos de la organización. Por consiguiente, desde la perspectiva de las teorías de la complejidad, los procesos de innovación y el cambio institucional consiguiente tienen una base pragmática y, por tanto, el potencial para la planificación y control de los procesos de innovación se ve altamente limitado. BIBLIOGRAFÍA ARGYRYS, C. (1990) Overcoming Organizational Defenses: Facilitating Organizational Learning. Needham Heights: Allyn & Bacon. ARGYRYS, C. y SCHÖN, D. (1978) Organizational Learning: A Theory of Action Perspective. Reading: Addison-Wesley BATESON, G. (1973) Steps to an Ecology of Mind. St. Albans: Paladin. BEINHOCKER, E.D. (1999) “Robust adaptive strategies”, Sloan Management Review. 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La revisión de la literatura efectuada nos permite proponer y justificar explicaciones para dos cuestiones clave que han suscitado el interés de los investigadores en este ámbito, sobre las cuáles no existe aún consenso en la literatura: si existen diferencias entre las rentabilidades de las empresas asociadas a las distintas estrategias de diversificación (distinto grado y/o tipo de diversificación) y si el entorno nacional es un factor condicionante de la rentabilidad de las empresas diversificadas. PALABRAS CLAVE: Diversificación corporativa, Resultados empresariales, Revisión literatura. THEORETICAL ANALYSIS OF THE RELATION BETWEEN CORPORATE DIVERSIFICATION AND PERFORMANCE ABSTRACT: In this paper we present a theoretical review about the influence that exercises the corporate diversification strategy on performance. The review of the literature allows us to propose and justify explanations for two key questions that they have raised the interest of the researches in this topic, about the who consent in the literature does not still exist: if differences between the performance of the firms associated with exist the different strategies of diversification (different degree and/ or type of diversification) and if the national environment is a determining factor of the performance of the diversified firms. KEYWORDS: Corporate Diversification, Performance, Literature. review 1. INTRODUCCIÓN Durante las últimas décadas, la incorporación de actividades nuevas a las ya existentes en una empresa se ha convertido en un hecho indispensable para transformarse o seguir siendo una empresa dinámica y con futuro. La realidad, como ya la presentó Steiner (1964: 11), se muestra como “diversificar o morir”. Este autor argumentó que “en el largo plazo, una empresa que no diversifique se desvanecerá o morirá”. De forma que, como indican Bueno, Morcillo y de Pablo (1989: 50), las empresas que deseen vivir y crecer deben diversificarse, y sus preocupaciones estratégicas esenciales han de ser las de elegir el grado y el modo de diversificación. En este trabajo se presenta una revisión teórica sobre la influencia que ejerce la estrategia de diversificación corporativa sobre los resultados empresariales. Con ello, trataremos de dar respuesta a dos cuestiones clave que han suscitado el interés de los investigadores en este ámbito, sobre las cuáles no existe aún consenso en la literatura. 1. ¿Existen diferencias entre las rentabilidades de las empresas asociadas a las distintas estrategias de diversificación (distinto grado y/o tipo de diversificación)? 2. ¿Es el entorno nacional un condicionante de la rentabilidad de las empresas diversificadas? Benito Osorio, D. Es por todos sabido que la justificación de todo trabajo de investigación requiere que el fenómeno objeto de estudio sea relevante y presente contradicciones notables, puntos débiles o nuevas posibilidades no exploradas susceptibles de ser corregidas por el estudio que se propone (Stinchcombe, 1968; Van de Ven, 1989), y el estudio de la relación diversificación-resultados cumple estas características. La primera condición que justifica el estudio, la relevancia del mismo, la sustenta el hecho de que el campo de la diversificación empresarial sea, desde mediados de los años ochenta, el centro de atención de los estudios sobre Dirección Estratégica (Bueno, 1996; Miller, 2004; Bowen y Wiersema, 2005), centrándose la mayoría de los estudios en examinar cómo afectan al resultado las distintas estrategias alternativas de diversificación (p.ej., Amit y Livnat, 1988b; Chatterjee y Wernelfelt, 1991; Robins y Wiersema, 1995). Dentro de esta relación se ha estudiado tanto la influencia que ejerce el grado de diversificación, es decir, el número de negocios distintos que posee la empresa, como el grado de similitud existente entre los negocios (Suárez, 1993). Como resultado de la extensa investigación llevada a cabo en este campo encontramos una gran cantidad de aportaciones tanto de carácter empírico como teórico, así como diferentes revisiones de la literatura sobre esta relación desde la perspectiva estratégica como por ejemplo, Ramanujam y Varadajan (1989), Datta, Ragagopalan y Rasheed (1991), Dess, Gupta, Hennart y Hill (1995), Palich, Cardinal y Miller (2000) o desde la perspectiva financiera, como por ejemplo Martin y Sayrak (2003). Ramanujam y Varadarajan (1989) muestran que la literatura sobre diversificación no sólo representa una gran variedad de enfoques y disciplinas, sino que cubre un amplio número de preguntas de investigación. Esta relevancia que se le concede en la literatura a la relación diversificación-resultados se debe principalmente a tres causas. En primer lugar, las empresas diversificadas constituyen un hecho generalizado en las distintas economías desarrolladas, erigiéndose como la forma dominante de organización de las actividades productivas (Rumelt, 1974). La diversificación hacia nuevos negocios es considerada como uno de los fenómenos más característicos de la evolución del moderno capitalismo empresarial (Menguzzato y Renau, 1991; Suárez, 1993; Chang 1996; Sharma y Kesner, 1996; Aw y Batra, 1998) y ha sido “uno de los fenómenos estructurales más importantes” en la actividad económica en los últimos años (Gollop y Monahan, 1991: 318). Esta tendencia se constata en el trabajo pionero de Chandler (1962) acerca de las pautas de crecimiento de la empresa americana moderna, el cual sirve de guía a otros en EE.UU. (Wrigley, 1970; Rumelt, 1974), Inglaterra (Channon, 1973), Francia y Alemania (Dyas y Thanheiser, 1976), Italia (Pavan, 1976) o Japón (Suzuki, 1980). En segundo lugar, las empresas diversificadas van aumentando su importancia relativa respecto a las empresas de negocio único a lo largo del tiempo (Ravenscraft y Scherer, 1987), y finalmente, en tercer lugar, existe evidencia de que un gran número de empresas diversificadas han debido someterse a procesos de reestructuración voluntarios orientados a cambiar la estrategia corporativa (Markides, 1995) así como han aumentado de manera notable las reestructuraciones forzadas por el mercado de control corporativo en los últimos años (Shleifer y Vishny, 1991). Sin embargo, el problema destacado de toda la extensa investigación previa llevada a cabo es que la gran cantidad de hallazgos de los estudios empíricos anteriores no permite generalizar, puesto que han sido en conjunto inconclusos e incluso contradictorios. Esta segunda condición que justifica este estudio, la existencia de contradicciones notables, se 106 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Análisis teórico de la relación entre diversificación corporativa y resultados empresariales. sustenta en el carácter multidisciplinar del estudio de la relación diversificación-resultados, ya que este hecho supone que la amenaza de fragmentación de los hallazgos sea grande. La relación diversificación-resultados ha sido estudiada desde innumerables enfoques y marcos (Palich et al., 2000), como por ejemplo, la Economía Industrial, la Dirección Estratégica o las Finanzas. En un primer momento, los investigadores de la Economía Industrial estudiaron el resultado relativo de las empresas diversificadas y no diversificadas (p.ej., Arnould, 1969; Gort, 1962; Markham, 1973). Las siguientes investigaciones, que se realizaron desde la óptica de la Dirección Estratégica (p.ej., Rumelt, 1974, 1982; Bettis, 1981; Christensen y Montgomery, 1981; Nayyar, 1992; Markides y Williamson, 1994) y las Finanzas (p.ej., Levy y Sarnat, 1970; Lewellen, 1971; Higgins y Schall, 1975; Galai y Masulis, 1976), siguieron un paradigma más definido, es decir, se centraron específicamente en las diferencias en el resultado que presentaban las empresas diversificadas relacionadas y las no relacionadas. Por lo tanto, los diferentes hallazgos presentan cierta controversia que no permite dar una respuesta clara al papel que juega la diversificación en la determinación del resultado. En particular, la idea de que la diversificación relacionada debe superar en términos de resultado económico a la no relacionada, es el tema más controvertido, ya que ha sido apoyada por casi tantos trabajos, como por los que ha sido rechazada. Se ha argumentado generalmente que la diversificación relacionada, diversificación hacia negocios cercanos o de características similares a los actuales, logra aumentar el resultado (Bettis, 1981; Christensen y Montgomery, 1981; Lecraw, 1984; Palepu, 1985; Rumelt, 1974, 1982; Salter y Weinhold, 1979; Varadarajan, 1986; Varadarajan y Ramanujan, 1987; Palich et al., 2000), mientras que la diversificación no relacionada, diversificación hacia negocios que no mantienen relación entre sí y son distintos, lo reduce (Rumelt, 1974; Markides y Williamson, 1994). Sin embargo, la investigación de la relación diversificación-resultados ofrece en ocasiones resultados contradictorios (Palich et al., 2000; Stern y Henderson, 2004), ya que otros estudios han encontrado que la diversificación no relacionada genera mejores resultados que la relacionada (Elgers y Clark, 1980; Michel y Shaked, 1984; Chatterjee, 1986; Dubofsky y Varadarajan, 1987) o incluso que no existe diferencia entre el resultado de ambas (Rajagopalan y Harrigan, 1986; Lubatkin, 1987; Seth, 1990). De modo que, la gran cantidad de hallazgos de los estudios empíricos anteriores no permite generalizar, aunque algunos estudios hayan detectado una relación curvilínea entre el grado de diversificación y el resultado de la empresa (p.ej. Lecraw, 1984; Qian, 1997; Palich et al., 2000). Ante este conjunto de resultados inconclusos encontrados sobre la relación diversificación corporativa y los resultados, se sugiere la necesidad de analizar el comportamiento de distintas variables (Suárez, 1993). Entre ellas, el factor tiempo y los distintos entornos institucionales se presentan como una explicación de las diferencias en los hallazgos encontrados. Los investigadores han encontrado que el efecto de la diversificación sobre el resultado no es estable en el tiempo (Ramanujam y Varadarajan, 1989), y que esta inestabilidad puede haber creado resultados engañosos, así como que los resultados de la diversificación variarán a lo largo de los diferentes países, debido a la influencia del entorno institucional dentro del cual la diversificación tome lugar (Chakrabarti, Kulwant y Mahmood, 2007). Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 ISSN: 1135-2523 107 Benito Osorio, D. 2. RELACIÓN ENTRE DIVERSIFICACIÓN CORPORATIVA Y RESULTADOS EMPRESARIALES: HETEROGENEIDAD EN LOS HALLAZGOS DE LA LITERATURA PREVIA Puesto que los investigadores han utilizado dos enfoques diferentes para contrastar esta influencia: grado (nivel) de diversificación y tipo (dirección) de diversificación, hemos planteado analizar las dos corrientes de investigación, la primera de ellas que examina la influencia del grado (mayor o menor) de diversificación sobre el resultado, y la segunda que ha examinado las diferencias de resultado que presentan las estrategias de diversificación relacionada y de diversificación no relacionada. Desde la primera perspectiva se aborda el concepto de diversidad, es decir, en que estado se encuentra la empresa en un momento dado en cuanto a la amplitud y diversidad de su cartera de negocios, y cómo éste afecta a los resultados empresariales. En este trabajo recogemos 59 estudios que se incluyen en esta corriente, hay 22 encuentran una influencia positiva del grado de diversificación sobre el resultado (p.ej., Miller, 1969; Rhoades, 1973;Jose, Nichols y Stevens, 1986; Grant y Jammine, 1988, Robins y Wiersema, 1995, Villalonga, 2004a, Xiao y Grenwood, 2004; Miller, 2006), 22 encuentran una influencia negativa (p.ej., Imel y helmberger, 1971, Rhoades, 1974; Montgomery y Wernerfelt, 1988, Lang y Stulz, 1994; Rajan et al., 2000; Martin y Sayrak, 2003; Chakrabarti, Kulwant y Mahmood, 2007), 11 no encuentran que exista influencia (p.ej., Palepu, 1985), y finalmente 4, que afirman la existencia de una relación de U-invertida (cuadrática) entre la diversificación y el resultado (p.ej., Betiis, 1962; Montgomery 1985; Palich et al., 2000; Ramirez y Espitia, 2002).La segunda corriente de investigación que tratamos en este trabajo ha examinado la diferencia en el resultado que presentan las estrategias de diversificación relacionada y de diversificación no relacionada. Las investigaciones realizadas desde la óptica de la Dirección Estratégica (p.ej., Bettis, 1981; Christensen y Montgomery, 1981; Markides y Williamson, 1994; Nayyar, 1992; Rumelt, 1974, 1982; Markides y Williamson, 1994; Chang, 1996; Tallman y Li, 1996) y las Finanzas (p.ej., Galai y Masulis, 1976; Higgins y Schall, 1975; Levy y Sarnat, 1970; Lewellen, 1971) se han centrado específicamente en las diferencias en el resultado que presentaban las empresas diversificadas relacionadas y las no relacionadas. Generalmente se ha argumentado que la diversificación relacionada logra aumentar el resultado (Bettis, 1981; Christensen y Montgomery, 1981; Lecraw, 1984; Palepu, 1985; Rumelt, 1974, 1982; Salter y Weinhold, 1979; Varadarajan, 1986; Varadarajan y Ramanujan, 1987; Palich et al., 2000). La explicación se halla en las sinergias, anteriormente explicadas, que las empresas que siguen una estrategia de diversificación relacionada consiguen mediante la transferencia de activos y conocimiento entre los negocios. Sin embargo, la estrategia de diversificación no relacionada presenta el efecto contrario sobre el resultado, es decir, lo reduce (Markides y Williamson, 1994; Rumelt, 1974). Numerosos estudios empíricos avalan la tesis de Rumelt (1974) (p.ej., Montgomery, 1979; Bettis, 1981; Christensen y Montgomery, 1981; Rumelt, 1982; Lecraw, 1984; Palepu, 1985; Varadarajan, 1986; Jose, Nichols y Stevens, 1986; Varadarajan y Ramanujam, 1987; Tallman y Li, 1996). De los 65 estudios recogidos que examinan esta corriente, 38 encuentran que las empresas que persiguen una estrategia de diversificación relacionada obtienen mejores resultados que aquellas que persiguen una estrategia de diversificación no relacionada, 15 no encuentran evidencia de que exista diferencia en el resultado entre ambas estrategias, mientras que 9 estudios encuentran que las empresas que siguen estrategias no relacionadas obtienen mejores resultados que las que 108 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Análisis teórico de la relación entre diversificación corporativa y resultados empresariales. siguen estrategias relacionadas, además 2 estudios encuentran que son las empresas de negocio único las que poseen mejores resultados, y finalmente 1 que encuentra que todos los tipos de diversificación se relacionan negativamente con el resultado. Tal y como se observa en la revisión de la literatura existe un gran número de estudios empíricos que se han centrado en el estudio de la influencia del grado y/o tipo de diversificación corporativa sobre los resultados empresariales. Sin embargo, no existe un consenso claro con respecto al estado de la cuestión hasta la fecha. El hecho de que la relación diversificación-resultados haya sido estudiada desde una amplitud de enfoques, disciplinas y teorías ha afectado de forma directa a la selección de variables, a su medición y a las conclusiones obtenidas en los trabajos empíricos. Por lo que podemos afirmar que esta confusión relativa a los antecedentes y a los resultados de la diversificación es parcialmente teórica y parcialmente empírica (Hoskisson y Hitt, 1990). 2.1. Razones Teóricas Esta heterogeneidad en los resultados de las investigaciones sobre diversificación viene explicada, en parte, porque los análisis se han abordado desde múltiples perspectivas teóricas, bajo supuestos muy diferentes (Hoskinsson y Hitt, 1990), que han presentado distintas conceptuaciones del término (Markides y Williamson, 1996). De modo que, en palabras de Hoskisson y Hitt “todavía no hay un marco teórico comúnmente aceptado que explique los antecedentes de la diversificación y la relación entre la diversificación y el resultado” (1990: 462). Así, desde el análisis económico los investigadores han estudiado el resultado relativo de las empresas diversificadas y no diversificadas, mientras que desde el análisis empresarial, las investigaciones se centraron específicamente en las diferencias en el resultado que presentaban las empresas diversificadas relacionadas y las no relacionadas. Para hacernos eco de las diferentes aportaciones teóricas las agruparemos en dos ramas, tal y como se han presentado en apartados anteriores. Trataremos en primer lugar las razones teóricas que explican la heterogeneidad de hallazgos desde el Análisis Económico para exponer posteriormente las que se encuadran en el Análisis Empresarial. 2.1.1. Razones Teóricas desde el Análisis Económico Desde el análisis económico los investigadores han estudiado el resultado relativo de las empresas diversificadas y no diversificadas (p.ej., Arnould, 1969; Gort, 1962; Lang y Stulz, 1994; Markham, 1973) asumiendo la diversificación como un atributo del sector. Esta consideración determina que los estudios de esta corriente hayan analizado la influencia que ejerce el grado de diversificación de las empresas que pertenecen a un determinado sector en su rentabilidad media (p.ej., Gort, 1962; Miller, 1973; Montgomery, 1985; Wernerfelt y Montgomery, 1988). Tras realizar una revisión de la evidencia empírica existente en este campo hasta la fecha, no podemos afirmar que exista consenso en la cuestión de si el grado de diversificación ejerce una influencia positiva o negativa en el resultado empresarial, puesto que 16 estudios encontraron una relación positiva entre el grado de diversificación y el resultado (p.ej., Rhoades, 1973; Miller, 1973; Carter, 1977; Jahera, Loyd y Page, 1987, Robins y Wiersema, 1995; Villalonga, 2004a, 2004b; Miller, 2006) y 17 una relación negativa (p.ej., Imel y Helmberger, 1971; Rhoades, 1974; Grinyer, Yassay-Ardekani y AlBazzaz, 1980, Hitt et al., 1996; Rajan et al., 2000). Existe otro grupo de autores que no encuentran relación entre las variables, o que incluso hallándola, ésta es curvilínea, siendo la Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 ISSN: 1135-2523 109 Benito Osorio, D. diversificación rentable hasta un punto a partir del cual los costes de la mayor complejidad sobrepasan los beneficios de la diversificación (Grant et al., 1988; Lubatkin y Chatterjee, 1994; Tallman y Li, 1996; Palich et al., 2000). 2.1.2. Razones Teóricas desde el Análisis Empresarial Siguiendo un paradigma más definido, desde el análisis empresarial, las investigaciones se centraron específicamente en las diferencias en el resultado que presentaban las empresas diversificadas relacionadas y las no relacionadas. Numerosos estudios empíricos parecen avalar la tesis de que la empresa conglomerada, por término medio, no obtiene rentabilidades superiores a la empresa no diversificada o a la que sigue una diversificación relacionada, incluso en el caso de que se acierte con la inversión adecuada (Rumelt, 1974). Mientras que el hallazgo original de Rumelt (1974) ha sido confirmado por otros autores (p.ej., Montgomery, 1979; Bettis, 1981; Christensen y Montgomery, 1981; Rumelt, 1982; Lecraw, 1984; Palepu, 1985; Varadarajan, 1986; Jose, Nichols y Stevens, 1986; Varadarajan y Ramanujam, 1987; Lubatkin y Rogers, 1989; Tallman y Li, 1996), para otros es la diversificación no relacionada la que se asocia a los mejores resultados (p.ej., Elgers y Clark, 1980; Michel y Shaked, 1984; Luffman y Reed, 1984; Chatterjee, 1986; Lubatkin, 1987). Sin embargo, no todos los estudios conducen a estas mismas conclusiones, señalando algunos de ellos que no existen diferencias significativas de rentabilidad entre la diversificación relacionada y la no relacionada (Lubatkin, 1987; Grant et al., 1988). Desde la óptica de la Dirección Estratégica (p.ej., Bettis, 1981; Christensen y Montgomery, 1981; Markides y Williamson, 1994; Nayyar, 1992; Rumelt, 1974, 1982) o las Finanzas (p.ej., Galai y Masulis, 1976; Higgins y Schall, 1975; Levy y Sarnat, 1970; Lewellen, 1971) la hipótesis generalmente más aceptada es la de que la diversificación relacionada permite conseguir unos resultados superiores a la no relacionada, sin embargo, aún no se ha llegado a conclusiones definitivas sobre esta cuestión (Ramanujam y Varadarajan, 1989). 2.2. Razones Metodológicas Ante la inconsistencia de resultados, distintos autores como Ramanujam y Varadarajan (1989), Hoskisson y Hitt (1990), Datta Rajagopalan y Rasheed (1991), Dess, Gupta, Hennart y Hill (1995) y Bowman y Helfat (2001), entre otros, han realizado revisiones de las investigaciones publicadas en un intento de descubrir qué factores podrían estar causando esta falta de consenso. Esta heterogeneidad en los resultados, puede deberse a que los hallazgos de los estudios parecen ser altamente susceptibles a la elección de la medida de la diversificación (p.ej., Ramanujam y Varadajan, 1989; Robins y Wiersema, 1995, 2003; Sambharya, 2000; Villalonga, 2004a; Boyd, Gove y Hitt, 2005), a la medida del resultado (Michel y Shaked, 1984; Lubatkin y Shrieves, 1986, Lang y Stulz, 1994; Sambharya, 2000; Graham, Lemmon, y Wolf, 2002; Park, 2003), al modo de crecimiento (Graham et al., 2002), a los factores estructurales de la industria (Bettis, 1981; Christensen y Montgomery, 1981; Bettis y Hall, 1982; Montgomery, 1985), a los factores organizativos (Hoskisson, 1987), al tipo de industria estudiada (Johnson y Thomas, 1987; Ilinitch y Zeithaml, 1995), al período de tiempo del estudio (Lubatkin y Chatterjee, 1991, 1994; Davis y Thomas, 1993; Sambharya, 2000; Mayer y Whittington, 2003), a las bases de datos (Davis y Duhaime, 1992; Villalonga, 2004a), a los métodos de operacionalización. (Lockett y Thompson, 2001) e incluso al contexto (Powell, 1996). 110 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Análisis teórico de la relación entre diversificación corporativa y resultados empresariales. 2.2.1. Medida de las Variables En primer lugar, la diferencia fundamental de los hallazgos en la investigación de la influencia de la diversificación corporativa sobre los resultados empresariales es la metodología utilizada para medir la estrategia de diversificación (Palepu, 1985; Hall y St. John, 1994). Boyd et al., (2005) han investigado las consecuencias de los problemas de medida de las variables en las investigaciones en Dirección Estratégica, a través del caso de Amihud y Lev. Estos autores plantean que los constructos de medida han sido uno de los tópicos de menor interés para los investigadores en Dirección Estratégica (a pesar de ser claves en los estudios), y han sido a menudo representados con medidas simples y con una limitada fiabilidad y validez. De modo que, tras realizar un estudio con 640 empresas de Fortune proporcionan fuerte evidencia de que el debate generado entre los distintos autores es principalmente un error de medida. Como demuestran Hall y St. John (1994), la existencia de enfoques diferentes empleados para medir las variables, es decir, las distintas formas de aproximarse a la medición de la diversificación (medidas continuas y las medidas categóricas), condicionan los resultados obtenidos, debido principalmente a que captan distintos aspectos de la diversificación de la empresa. Mientras que los teóricos de la Economía Industrial (p.ej., Gort, 1962; Arnould, 1969; Markham, 1973) utilizan medidas continuas, índices simples cuantitativos basados en los códigos SIC, encontrando que no existe una relación significativa entre la diversificación y la rentabilidad de la empresa, los estudiosos de la Dirección Estratégica (p.ej., Christensen y Montgomery, 1981; Rumelt, 1974, 1982; Montgomery, 1982) descubren una relación sistemática entre la estrategia de diversificación de la empresa y la rentabilidad económica, utilizando la medida categórica propuesta por Rumelt (1974). A pesar de ello, Montgomery (1982) compara estas medidas y encuentra un alto grado de correspondencia entre las mismas. Finalmente, existe un “enfoque híbrido” que combina las medidas categóricas y continuas, de modo que la medida continua se utiliza para cuantificar el grado de diversificación, y a continuación el dato se transforma en una medida categórica para describir el tipo de diversificación (Hall y St. John, 1994). De modo que, una explicación a esta falta de congruencia en los hallazgos puede ser debida a que la determinación del grado de diversificación y la identificación de las posibles conexiones entre los negocios sea una tarea difícil, o incluso imposible, para una persona externa a la empresa (Bood, 2001). Esto se puede deber a que estas conexiones o vínculos entre los negocios estén basados en recursos intangibles, como por ejemplo: el conocimiento y las capacidades directivas, las lógicas dominantes, las competencias esenciales, las similitudes socio-cognitivas, la información asimétrica o las rutinas organizativas. Aunque también puede ocurrir que las características tangibles de los negocios, como las características de los productos, los mercados servidos, los recursos tangibles usados o las tecnologías aplicadas, sean la mejor manera de aproximarse a la diversificación en lugar de los factores determinantes. Por estos motivos, Stimpert y Duhaime (1997) utilizando 25 ítemes de grado de relación, preguntaron a los directores generales de empresas diversificadas sobre el grado de relación que ellos observaban entre sus negocios y hallaron un fuerte soporte a lo anteriormente expuesto. Siguiendo esta línea, Nayyar (1992) también encuentra “poca evidencia de similitud” entre las medidas de la diversificación generadas internamente y algunas de las medidas categóricas y continuas de ésta. La implicación principal de sus hallazgos es que algunas de las empresas que se piensa que siguen una Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 ISSN: 1135-2523 111 Benito Osorio, D. estrategia de diversificación no relacionada puedan seguir una estrategia de diversificación relacionada (encadenada o limitada). Esta argumentación puede ayudar a explicar el bajo poder explicativo de los estudios que analizan la relación entre la diversificación corporativa y el resultado empresarial, ya que la mayoría de los estudios sólo han incorporado los enlaces tangibles (Ramanujam y Varadarajan, 1989; Bood, 2001). El Enfoque basado en los recursos y capacidades ha presentado una explicación importante de la relación entre el “grado de relación de los negocios” y el resultado empresarial, aunque a día de hoy sigue existiendo un vacío científico sobre cómo tales ideas pueden aplicarse en la investigación empírica. Muchos investigadores han dado pasos importantes en esta dirección desarrollando indicadores indirectos de medida de grado de relación entre los negocios de importancia estratégica dentro de una empresa. Estos investigadores han evaluado el grado de relación entre distintas unidades de negocio mediante la comparación de sus códigos SIC o usando ciertos índices (p.ej., Palepu, 1985; Robins y Wiersema, 2003). Alternativamente, algunos investigadores han clasificado los datos de la empresa en categorías predeterminadas bajo el siguiente principio (Pehrsson, 2006): a) siguiendo las características del producto-mercado (p.ej., Rumelt, 1974, 1982; Hoskisson et al., 1993); b) siguiendo las características de los recursos (p.ej., Lemelin, 1982; Markides y Williamnson, 1994; Farjoun, 1998; Collis y Montgomery, 1998) o c) las características de la cadena de valor (p.ej., Porter, 1985; St. John y Harrison, 1999; Tsai, 2000). Algunos ejemplos de ellos son: 1. Nayyar (1992) encontró una gran divergencia entre la diversificación evaluada mediante medidas convencionales objetivas y el grado de relación que él obtuvo de las evaluaciones de los directivos. 2. Harrison, Hall y Nargundkar (1993) examinan las similitudes entre la localización de los recursos de I+D entre líneas de negocio como un indicador del grado de relación. Estos autores argumentan que esto debería permitir una transferencia de habilidades, conocimientos y experiencia más exitosa, y un mayor conocimiento de las distintas líneas de negocio por parte de los directivos. 3. Farjoun (1994, 1998). Farjoun (1994) utilizó la distribución de ocupaciones entre industrias como un indicador del potencial estratégico de interrelaciones entre negocios. Él argumentó que los datos ocupacionales proveen indicadores indirectos de las relaciones que son no son fácilmente medibles entre los negocios. Farjoun (1998) encontró que las habilidades directivas generales, las habilidades técnicas y las habilidades administrativas, son habilidades directivas particularmente importantes en la evaluación del grado de relación. 4. Robins y Wiersema (1995) que usaron los flujos de tecnología entre los negocios de una empresa como indicador de grado de relación. Ellos argumentaron que dos negocios que importan un “mix” similar de tecnología pueden también depender de capacidades y conocimientos comunes subyacentes en la utilización de los inputs tecnológicos. 5. Ilinitch y Zeithaml (1995) observaron la relación entre “el grado de relación directiva” y el resultado empresarial. Definiendo el grado de relación directiva como las similitudes en el proceso directivo, funciones dominantes, modos de sucesión, así como valores y creencias directivas. Estos autores argumentan que “el grado de relación directiva” puede ser valiosa, escasa, y difícil de imitar por el conjunto de empresas que ya las posean. 112 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Análisis teórico de la relación entre diversificación corporativa y resultados empresariales. 6. Markides y Williamson (1994, 1996) desarrollaron unos indicadores del grado de relación basados en la importancia de los tipos similares de recursos que no eran comercializables, ni sustituibles y de muy difícil acumulación en distintos entornos de mercado. Tales indicadores incluían el reconocimiento de marca, fidelización de clientes, fidelidad de distribución, experiencia sobre el producto o el mercado específico y los sistemas organizativos. 7. Brush (1996) examinó el grado en que se comparten recursos y actividades entre las empresas adquiridas y las adquirientes. Los indicadores de el grado de relación incluyen las similitudes de los proveedores y clientes, las similitudes en marketing y publicidad y las similitudes en I+D. 8. Stimpert y Duhaime (1997) encontraron que el grado de relación de los negocios en las empresas industriales era un constructo multidimensional que en principio reflejaba las características del producto mercado, las características de los recursos y las características de la cadena de valor, aunque no separaron explícitamente los tipos. Estos autores consideraron las características de la producción y prestaron atención a los tipos de canales de ventas de las empresas industriales 9. Pehrsson (2006) identificó en su estudio cuatro clases distintas de grado de relación entre los negocios: alta, teconología, clientes y bajo grado de relación, encontrando diferencias significativas en el efecto que provocaban en el resultado empresarial. El conjunto de resultados de los diferentes estudios han sido notablemente consistentes en este aspecto, es decir, la re-conceptuación del grado de relación se ha hecho en términos de recursos estratégicos compartidos, tales como las capacidades o el saberhacer, más que en términos de operaciones y/o servicios que puedan darse entre los negocios. Todos estos estudios han encontrado que las empresas con mayor grado de interrelaciones dentro de su cartera de negocios obtienen mejores resultados que aquellas que poseen un bajo nivel de interrelación entre los mismos. Por otra parte, además de los problemas derivados de la medición de la estrategia de la empresa, la literatura apunta la importancia de considerar convenientemente el comportamiento de otras variables que moderan la influencia de la diversificación sobre los resultados, como por ejemplo el tamaño de la empresa, el atractivo de las industrias en las que participa la misma, los problemas de implantación de la diversificación o la discrecionalidad de los gestores para adoptar comportamientos oportunistas (Ramanujam y Varadarajan, 1989). Tales factores contextuales comunes a algunos estudios son el sector, el ciclo de los negocios, la intensidad en I+D y el apalancamiento (Miller, 2006). Éstas pueden ser externas (p.ej, estructura del sector o sectores en los que opera la empresa, de acuerdo con el paradigma de la Economía Industrial) o internas (p.ej., la estructura organizativa, los procesos de dirección o la propia forma en que se implante la estrategia). La advertencia que se realiza desde el área de Finanzas (p.ej., Lang y Stulz, 1994) es que usando medidas de resultado basadas en el mercado, es posible controlar mejor los efectos del tiempo y de la pertenencia a un sector, que cuando se usan medidas contables. Por lo tanto, habrá que tener en cuenta la posible existencia de esas variables. En la misma línea, aunque en menor medida, ocurre con la medición del resultado empresarial (p.e.j., Michel y Shaked, 1984; Lubatkin y Shrieves, 1986, Lang y Stulz, 1994; Sambharya, 2000; Graham, Lemmon, y Wolf, 2002; Park, 2003), según se utilicen medidas Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 ISSN: 1135-2523 113 Benito Osorio, D. de rentabilidad en términos contables o de mercado. Además, el hecho de la no inclusión en la muestra de empresas no diversificadas frente a otras altamente diversificadas, al igual que una descripción amplia o generalista de los sectores de actividad, pueden conducir a una relación negativa o no significativa entre la estrategia de diversificación y la rentabilidad, pero, en cualquier caso, salvando estos y otros condicionantes, la mayoría de los autores sostienen que la estrategia corporativa es un factor determinante de la rentabilidad empresarial. En definitiva, entendemos que la diversificación es un constructo demasiado complejo para ser captado por medidas de diversificación generales, puesto que los directivos pueden determinar el grado de relación entre sus negocios basándose en alguna conexión en concreto, lo que puede llevar incluso a afirmar que si este enlace se produce, la relación entre la diversificación corporativa y los resultados sea positiva (Bood, 2001). 2.2.2. Muestra: Una Elección Espacio-Temporal La variabilidad contextual puede ayudar a explicar el patrón de inconsistencia de resultados, característico de la investigación sobre la diversificación, hasta ahora (Grant, 2002). Normalmente, los estudios se han llevado a cabo usando diferentes metodologías sin controlar los distintos entornos institucionales ni los períodos temporales (Mayer y Whitttington, 2003). A pesar de la importancia de este tema, pocos estudios han considerado la cuestión fundamental de cómo la diversificación corporativa ha evolucionado en respuesta a los cambios en el entorno de los negocios de la empresa (Bowen y Wiersema, 2005). Consideramos, por tanto, que es imperativo conocer los factores contextuales (entorno institucional y período temporal) (Mayer y Whitttington, 2003) que influyen en la relación diversificación-resultados, así como la evolución de la estrategia en respuesta a dichos factores (Bowen y Wiersema, 2005). A partir del trabajo seminal de Chandler (1962), en el que se postuló un modelo universal de desarrollo corporativo, surgieron por un lado los trabajos de Wrigley (1970) y Rumelt (1974) sobre el desarrollo corporativo americano hasta la década de los setenta, continuado por Markides (1995) hasta la década de los ochenta, y por otro lado, se desarrollaron trabajos para el resto de economías industriales avanzadas (Channon, 1973; Dyas y Thanheiser (1976); Pavan (1976); Whittington y Mayer (2000)). En este nuevo contexto de análisis los estudios más significativos fueron los llevados a cabo por Channon (1973), Dyas y Thanheiser (1976), Pavan (1976) y Whittington y Mayer (2000). Channon (1973) se encargó de analizar la evolución de la estrategia en Reino Unido hasta 1970; Dyas y Thanheiser (1976) lo hicieron para Francia y Alemania, y Pavan (1976) lo realizó para las empresas italianas. El estudio más reciente encontrado sobre esta cuestión es el de Whittington y Mayer (2000) que continúa esta investigación hasta la década de los noventa para Reino Unido, Alemania y Francia. En la Tabla 1 presentamos una visión de la evolución que ha sufrido la diversificación en las últimas décadas, prestando atención a cómo el grado de crecimiento económico, en cada período de tiempo y en cada país, ha afectado al proceso de diversificación que se lleva a cabo. El grado de crecimiento económico ha resultado ser cíclico, por lo que los procesos de diversificación y reestructuración se han ido siguiendo con cierta periodicidad. 114 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Análisis teórico de la relación entre diversificación corporativa y resultados empresariales. Tabla 1. Perspectiva histórica de la Diversificación PERÍODO AUTOR/ES Chandler (1962) Channon (1973) AÑO/S PAÍS 1909-59 EE.UU. 1950-70 Reino Unido 50 y 60 EVOLUCIÓN DE LA ESTRATEGIA Predominio de la estrategia de expansión y diversificación de producto después de la II Guerra Mundial 1950: Predominio del negocio único y del negocio dominante, escasa diversificación relacionada e inexistencia del conglomerado 1960-70: Predomino de la diversificación relacionada, disminución del negocio único y del negocio dominante, y cifra insignificante de conglomerado. Incremento de la diversificación geográfica 1950-60: Descenso del negocio único Dyas y Thanheiser (1976) Dyas y Thanheiser (1976) 70 Rumelt (1974, 1982) Pavan (1976) Alemania 1950-70 Fuerte crecimiento económico y desarrollo del comercio internacional 1960:Diversificación relacionada 1960-70: Incremento del conglomerado y disminución del negocio dominante Francia 1950-70 1949-74 GRADO DE CRECIMIENTO ECONÓMICO EE.UU. 1970 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Italia 1950-60: Crecimiento de la diversificación relacionada 1960-70: Predominio de la diversificación relacionada y el crecimiento del conglomerado Incremento de la estrategia de diversificación relacionada y declive del negocio único. Disminuye en términos globales el negocio único dominante Ralentización del crecimiento (crisis del petróleo y alto paro con inflación) Incremento de la estrategia de diversificación relacionada y declive del negocio único (igual que en EE.UU.) ISSN: 1135-2523 115 Benito Osorio, D. 1961-75 Canadá 1977-84 Reino Unido Markides (1995) 1981-87 EE.UU. Galán y Suárez (1997) 1985-92 España Whittington y Mayer (2000) 1983-93 Reino Unido Whittington y Mayer (2000) 1983-93 Alemania Lecraw (1984) Johnson y Thomas (1987) 80 90 Whittington y Mayer (2000) 1983-93 Francia Bowen y Wiersema (2005) 1985-94 EE.UU. 2000 Incremento de la estrategia de diversificación relacionada, ya que ésta mejora el resultado. Las empresas tratan de diversificar de manera relacionada y limitada desde su negocio único. Baja escala de diversificación. Disminución notable del conglomerado y declive también de la diversificación relacionada. La categoría más adoptada es la de negocio único Predominio del negocio único, aumento del negocio dominante y poca relevancia del conglomerado Liderazgo y estabilidad de la diversificación relacionada Declive de categorías no diversificadas, especialmente del negocio dominante. Hegemonía de la diversificación relacionada aunque con importancia de la no relacionada Predominio de la diversificación relacionada aún siendo importante el negocio único. Robustez de la diversificación no relacionada Reducción de la diversificación a nivel de negocio e incremento de la especialización llevada a cabo en períodos anteriores Consolidación de bajo crecimiento Globalización de los mercados de producto y capitales Retirada de los mercados globales Falta evidencia empírica Fuente: Elaboración propia a partir de Sánchez Bueno (2005). 116 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Análisis teórico de la relación entre diversificación corporativa y resultados empresariales. De este modo, para el caso estadounidense, en los años 50 y 60 el fuerte crecimiento económico y el desarrollo del comercio internacional influyeron en que se potenciara la diversificación, particularmente la no relacionada y la integración vertical. En la década de los 60 el mundo empresarial americano se vio inmerso en una ola de adquisiciones dentro de negocios no relacionados con las actividades originales de la empresa (Shleifer y Vishny, 1991). En los años 70, por el contrario, se produjo una ralentización del crecimiento debida a la crisis del petróleo y a una elevada tasa de paro sumada a la inflación, lo que provocó que se redujese la diversificación, particularmente la no relacionada, y se llevase a cabo una desintegración vertical. Una vez llegados los años 80, la consolidación de un bajo crecimiento volvió a producir una disminución de la dimensión empresarial (downsizing) y la especialización en el negocio base (refocusing). Es decir, comenzó el proceso de reestructuración de la cartera de negocio (Markides, 1995), que se afianzó con la entrada de los años 90. Estos trajeron consigo la globalización de los mercados de productos y capitales, lo que estimuló una especialización en la cadena de valor mediante la exteriorización y la subcontratación de actividades (outsourcing). Finalmente, en nuestros días, la retirada de los mercados globales ha producido un replanteamiento en la estrategia de diversificación. Por otra parte, los primeros estudios europeos dentro de este campo, que abarcan el período temporal existente entre 1950 y 1970, son los que realizaron Channon (1973) en el Reino Unido, Dyas y Thanheiser (1976) en Alemania y Francia, y Pavan (1976) en Italia. En Europa, fue durante las décadas de los 50 y 60 cuando las grandes empresas de las economías europeas avanzadas comenzaron a adoptar la estrategia de diversificación, propagada desde EE.UU. Los resultados obtenidos, de los estudios anteriormente citados, indicaban que en Europa se seguía la misma trayectoria de crecimiento que en EE.UU., con las característica de que en Europa la economía sufría un cierto retraso respecto de EE.UU., y que la intensidad de la adopción de la estrategia de diversificación era menor (Sánchez Bueno, 2005). El problema que esta transmisión llevaba implícito es que no consideraba el contexto en el que iba a ser implantada la estrategia de diversificación, es decir, obviaba las características industriales de las naciones. En los años 70, el modelo de dirección japonés reemplazó al modelo americano. Debido a esta perdida de hegemonía americana podría pensarse que los países europeos rechazarían el modelo de crecimiento americano (Whittington y Mayer, 2000). Sin embargo, en el estudio europeo (Reino Unido, Francia y Alemania) llevado a cabo por Whittington y Mayer (2000) hasta la década de los 90, se concluye que las tres economías europeas anteriormente mencionadas siguen la dirección preestablecida desde 1960 en EE.UU.: se incrementa la diversificación. Estos resultados sorprenden puesto que, no sólo no se ha entrado en una etapa de especialización en Europa, sino que en los años 80 y 90 se ha incrementado la diversificación en el continente europeo respecto a los años 70. Como se puede observar en la Tabla 2, a pesar de que desde finales de los años 80, se expandiera una corriente hacia la desinversión o desconglomeración de negocios no relacionados con el negocio principal en EE.UU. (p.ej., Hoskisson y Turk, 1990; Lewis, 1990; Markides, 1995; Porter, 1987; Ravenscraft y Scherer, 1987; Williams, Paez y Sanders, 1988, Whittington y Mayer, 2000), las empresas de las economías europeas avanzadas (Francia, Alemania y Reino Unido) incrementaron su diversidad (Whittington y Mayer, 2000; Mayer y Whittington, 2003) en este mismo período. Esta cuestión nos hace reflexionar sobre si tal vez existe un modelo de desarrollo corporativo universal, en el que Europa seguiría a EE.UU. con retraso, o si tal vez, no exista tal lógica debido a que el contexto, distinto en cada país, influya sobre los procesos de cambio estratégico (Sánchez Bueno, 2005). Actualmente, los investigadores han recalcado la importancia del contexto (Kyats y O´Neill, 2001; Mayer y Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 ISSN: 1135-2523 117 Benito Osorio, D. Whittington, 2003; Wan y Hoskisson, 2003), ya que es probable que los resultados de los estudios sean diferentes porque los contextos en los que se han realizado sean diferentes (Johnson y Thomas, 1987: 344). El entorno actual es mucho más volátil y turbulento que el que existía en períodos anteriores (D´Aveni, 1994; Volberda, 1996). El entorno actual se caracteriza por la “hipercompetición” (D´Aveni, 1994) frente a la estabilidad que caracterizaba el entorno en las décadas pasadas, de una competencia baja o moderada (Volberda, 1996). Según éste último “la globalización de los mercados, el rápido cambio tecnológico, la reducción del ciclo de vida de los productos y una agresividad más fuerte por parte de los competidores han alterado radicalmente las reglas para competir en los años noventa y en las décadas posteriores” (Volberda, 1996: 359). Por todo ello, afirmamos que la empresa tiene la necesidad de adaptarse a su entorno para poder sobrevivir, por lo que no resulta sorprendente pensar que el contexto sea un factor determinante en la elección y evolución de la estrategia de una empresa. Además, investigaciones recientes recalcan la importancia de los contextos nacionales e institucionales no sólo sobre la estrategia sino también sobre la estructura de las empresas (Gedajlovic y Shapiro, 1998; Khanna y Rivkin, 2001; Guillén, 2000). Tabla 2. Comparativa de la evolución de la estrategia de diversificación por contextos y períodos temporales PERÍODO DE TIEMPO TENDENCIA EUROPEA En los años 50 predominan el negocio único y el negocio dominante, siendo muy escasa la diversificación relacionada e inexistente la no relacionada. 50 y 60 Al comienzo de los años 60 se observa un incremento de la diversificación relacionada, la cual terminará siendo a finales del período la estrategia dominante. A la par, se produce un incremento del conglomerado y un descenso del negocio dominante. Incremento de la estrategia de diversificación relacionada y declive del negocio único 70 80 90 TENDENCIA AMERICANA Se basa en la diversificación, particularmente en la no relacionada, e integración vertical Las empresas tratan de diversificar de manera relacionada y limitada desde su negocio único Liderazgo de la diversificación relacionada aunque con importancia de la no relacionada, y claro declive de las categorías no diversificadas, especialmente del negocio dominante No hay evidencia empírica 2000 Disminución de la diversificación, particularmente de la no relacionada, y desintegración vertical. Incremento de la estrategia de diversificación relacionada y declive del negocio único. Disminuye en términos globales el negocio único dominante Disminución de la dimensión empresarial (downsizing) y especialización en el negocio base (refocusing) Especialización en la cadena de valor mediante la externalización y la subcontratación de actividades (outsourcing) Replanteamiento. Evidencia empírica del descuento de la diversificación Fuente: Elaboración propia 118 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Análisis teórico de la relación entre diversificación corporativa y resultados empresariales. Como puede observarse, Europa ha seguido el modelo general de evolución estratégica de EE.UU. hasta los años 70, aunque Channon (1973) y Dyas y Thanheiser (1976), entre otros, pusieron de manifiesto en sus trabajos que existen diferencias significativas entre los distintos países europeos. Las diferencias en la evolución de la estrategia de diversificación entre Europa y EE.UU. se deben a tres cuestiones según Sánchez Bueno (2005): 1. La rapidez de los cambios. 2. La magnitud de los cambios. 3. La longitud del intervalo de tiempo transcurrido entre uno y otro proceso de transformación De modo que, no sólo es importante considerar el contexto sino también el período temporal. Así, podemos observar que dos nuevos factores entran en juego en la relación entre la diversificación y los resultados: el contexto y el tiempo. Por lo que se nos plantean dos nuevos interrogantes: - ¿Es el entorno nacional un condicionante de la elección y el éxito de la estrategia corporativa? (factor contexto) - ¿Cuál es la estrategia corporativa de diversificación más representativa en nuestros días? (factor tiempo) Por todo ello, parece imperativo conocer qué ha ocurrido recientemente en los distintos países, a pesar de que conozcamos que en la actualidad la mayoría de las grandes empresas de los países desarrollados se mantienen muy diversificadas, siendo esta realidad la que ha convertido a la diversificación en un tema central de investigación. 3. CONCLUSIONES La cuestión que más interés ha suscitado en la investigación de la diversificación empresarial, en los últimos años, ha sido la relación entre la diversificación corporativa y los resultados empresariales (Miller, 2004). El estudio de esta relación fue estimulado por el trabajo de Rumelt (1974) y seguido por otros muchos investigadores, siendo también el tema de estudio central de este trabajo. A pesar de que, desde finales de los años 80, se expandiera una corriente hacia la desinversión o desconglomeración de negocios no relacionados con el negocio principal en EE.UU. (p.ej., Hoskisson y Turk, 1990; Lewis, 1990; Markides, 1995; Porter, 1987; Ravenscraft y Scherer, 1987; Williams, Paez y Sanders, 1988, Whittington y Mayer, 2000), las empresas de las economías europeas avanzadas (Francia, Alemania y Reino Unido) incrementaron su diversidad (Whittington y Mayer, 2000; Mayer y Whittington, 2003) en este mismo período. Esta cuestión nos hace reflexionar sobre si tal vez existe un modelo de desarrollo corporativo universal, en el que Europa seguiría a EE.UU. con retraso, o si tal vez, no exista tal lógica debido a que el contexto, distinto en cada país, influya sobre los procesos de cambio estratégico (Sánchez Bueno, 2005). Así mismo, no sólo es importante considerar el contexto sino también el período temporal. Parece imperativo conocer qué ha ocurrido recientemente, a pesar de que tengamos conciencia de que en la actualidad la mayoría de las Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 ISSN: 1135-2523 119 Benito Osorio, D. grandes empresas de los países desarrollados se mantienen muy diversificadas, siendo esta realidad la que ha convertido a la diversificación en un tema central de investigación. Como hemos comprobado en la revisión de la literatura, los resultados de la gran diversidad de estudios empíricos realizados sobre el teÖÐ no muestran una respuesta clara sobre el estado de la cuestión de la influencia de la estrategia de diversificación en los resultados empresariales. De acuerdo con Grant (2002), actualmente sigue existiendo inconsistencia sobre la relación entre la estrategia corporativa y los resultados empresariales a pesar de que las investigaciones recientes hayan utilizado otras medidas de diversificación más sofisticadas y con un mayor número de variables de control (p.ej., Nayyar, 1992; Hoskisson, Hitt, Johnson y Moesel, 1993; Robins y Wiersema, 1995), se haya concedido una mayor importancia a la relación entre la estrategia corporativa y las características de la industria (p.ej., Montgomery y Wernerfelt, 1991; Stimpert y Duhaime, 1997), así como a las relaciones entre los recursos y la diversificación (p.ej., Chatterjee y Wernerfelt, 1991), y se hayan utilizado diferentes medidas de rentabilidad como el aumento del valor de las acciones en lugar de medidas contables. Las preguntas persisten, incluidas aquellas que inciden en las asociaciones entre el grado y/o el tipo de diversificación y el resultado de la empresa (Berger y Ofek, 1995; Hoskisson y Hitt, 1990; Lang y Stulz, 1994; Ramanujam y Varadarajan, 1989). Dado este desacuerdo en los resultados de toda la investigación previa, Bood (2001) recoge las recomendaciones de algunos autores como Ramanujam y Varadarajan (1989) que afirman que “existe…una necesidad de cambiar el enfoque del análisis desde el conjunto de perfiles de la empresa diversificada hacia proyectos individuales de diversificación y la acumulación de experiencias de diversificación”; o Datta et al., (1991: 551-553) que defienden que “los investigadores necesitan…adoptar metodologías más adecuadas para la especificación del modelo y contrastar un marco contingente…”; y finalmente, Grant et al., (1988: 796) que argumentan que “para aumentar la comprensión de las complejas interacciones entre estrategia, organización y entorno, es necesario el examen detallado de las experiencias de empresas individuales”. En síntesis, desde nuestro punto de vista, dos cuestiones claves son las que han de suscitar el interés de los investigadores sobre la influencia de la estrategia de diversificación en el resultado económico. La primera cuestión que nos planteamos es si existen diferencias en las rentabilidades de las empresas asociadas a distintas estrategias de diversificación (distinto grado y/o tipo de diversificación) y en segundo lugar trataremos de dar respuesta a la pregunta de si el entorno nacional es un condicionante de la rentabilidad de las empresas diversificadas. A pesar de las dificultades, la revisión de la literatura efectuada nos permite proponer y justificar explicaciones para cada una de estas dos preguntas de investigación, aunque la evidencia acumulada y el acuerdo sobre estos temas varían notablemente. En primer lugar, dando respuesta a la primera cuestión, afirmamos que la estrategia de diversificación corporativa afecta al resultado empresarial. Sin embargo, necesitamos un estudio empírico posterior para corroborar el signo de esta relación, puesto que la revisión de la literatura no muestra resultados concluyentes. Atendiendo al modelo de análisis propuesto argumentamos que la estrategia de diversificación de la empresa puede aumentar el resultado empresarial en función del tipo de diversificación, el grado de diversificación y del nivel de relación de los negocios. Además, proponemos el estudio futuro de nuevas variables moderadoras de la relación y el estudio de las medidas de éstas. Además, podemos afirmar que existen importantes diferencias en las rentabilidades de empresas asociadas a distintas estrategias de diversificación. Estas variaciones en el resultado empresarial son aplicables tanto si nos 120 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 105-126 Análisis teórico de la relación entre diversificación corporativa y resultados empresariales. referimos al tipo de diversificación como si tratamos el grado de diversificación. El problema que encontramos en la revisión de la literatura es que no encontramos un acuerdo sobre qué grado y/o tipo de diversificación es el que mayor rentabilidad produce. Apoyándonos una vez más en el modelo de análisis propuesto argumentamos que los resultados empresariales se incrementan conforme la empresa cambia de una estrategia de negocio único hacia una diversificación relacionada y se reducen conforme las empresas cambian de una diversificación relacionada a una no relacionada. Para encontrar una respuesta, proponemos como línea futura de investigación convertir las proposiciones expuestas en este trabajo en hipótesis, y contrastarlas empíricamente. Finalmente, consideramos que es sumamente necesario conocer qué ha ocurrido recientemente, puesto que nuestro conocimiento sobre los procesos de cambio estratégico en las mayores corporaciones españolas es prácticamente inexistente (Galán y Suárez, 1997), así como también resulta escaso en el contexto americano y europeo, debido a que ninguna investigación ha analizado esta cuestión con datos actuales (Markides, 1995; Whittington y Mayer, 2000; Mayer y Whittington, 2003, 2004). Además, la limitada validez de las predicciones acerca de la diversificación empresarial cuando se hacen de un contexto a otro requiere un estudio comparativo, por lo que resulta imperativo conocer que ocurre a día de hoy en los diferentes países. Por lo tanto, apuntamos como línea de investigación futura el estudio de un período reciente no analizado y de contextos diferentes para determinar la influencia de la diversificación corporativa en los resultados empresariales de modo universal. En conclusión, a efectos prácticos, en la actualidad, los directivos han de pensar en términos globales y reaccionar rápidamente ante los cambios. De este modo, la estrategia de diversificación que siga la empresa ha de ser continuamente reexaminada. NOTAS * Este trabajo ha sido financiado por el proyecto URJC-CM-2008-CSH-3465 de la Universidad Rey Juan Carlos y la Comunidad de Madrid. BIBLIOGRAFÍA: AMIT, R.; Livnat, J.(1988). “Diversification strategies, business cycles and economic performance”, Strategic Management Journal, Vol.9, No.2, pp. 99-110. ARNOULD, R.J. (1969). “Conglomerate growth and public policy en Gordon, L. (ed.), Economics of conglomerate growth”, Department of Agricultural Economics, Oregon State University: Corvallis. AW, B.; BATRA, G. (1998). “Firm size and the pattern of diversification”, International Journal of Industrial Organization, Vol. 16, pp. 313-331. BERGER, P.G.; OFEK, E. 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Con el objetivo de mejorar esta situación, este trabajo propone una herramienta de medida que integra las distintas perspectivas de estudio y medidas de la reputación, considerando los distintos grupos de interés y las perspectivas de análisis más utilizadas: actividad de la empresa y producto y/o servicio. PALABRAS CLAVE: Reputación, Medida de reputación, Herramientas de medida, Dimensiones, Ventaja Competitiva. MEASUREMENT OF CORPORATE REPUTATION: PROBLEMATIC AND PROPOSAL ABSTRACT: The corporate reputation is a dynamic capability and intangible asset, and therefore, as source of competitive advantage, generating of superior results. These circumstances justify the growing interest of the institutions of prestige and the academics for develop a measure scale that allows valuing the corporate reputation as a multidimensional latent construct. With the objective of improving this situation, this research proposes a measure tool that integrates the different perspectives of study and measure of the reputation, considering the different stakeholders and more used perspectives of analysis: activity of the company, and product and/or service. KEYWORDS: Reputation, Reputation measure, Measurement tools, Dimensions, Competitive advantage. 1. INTRODUCCIÓN. La reputación empresarial (RE) ha sido abordada por distintas disciplinas1, lo que se ha traducido en la ausencia de consenso general sobre su definición. Si a este hecho añadimos, su carácter multidimensional (Dollinger, Golden y Saxton, 1997; Ferguson, Deephouse y Fergurson, 2000; De Quevedo, 2001) y su alto grado de intangibilidad (Shenkar y Yuchtman-Yaar, 1997), se justifica la lentitud con la que se ha avanzado en este ámbito de investigación. La RE es “el conocimiento de las verdaderas características de una empresa y las emociones que hacia ella sienten los stakeholders o grupos de interés de la misma” (Ferguson et al., 2000). Es fruto, por tanto, de la “percepción representativa de la compañía, basada en su actuación en el pasado así como en su proyección futura” (Fombrun, 1996) y de “el reflejo que una sociedad tiene al mismo tiempo de cómo la ven los grupos de interés y cómo lo expresan a través de sus pensamientos y palabras”(Arbelo y Pérez, 2001). Es por ello, que autores como Groenland (2002) la consideran como un “concepto básicamente emocional, difícil de racionalizar y de expresar con palabras”. Martínez León, I.M.; Olmedo Cifuentes, I. De entre las numerosas disciplinas que han abordado su estudio destaca la Teoría de los Recursos y Capacidades. Existe divergencia a la hora de considerar la RE como un recurso o una capacidad. Podemos afirmar que es un activo intangible, pues es raro, de difícil imitación o replicación, complejo, multidimensional, que necesita bastante tiempo para acumularse, específico, difícilmente manipulable por la propia firma, no tiene límites en su utilización y no se deprecia con el uso (Barney, 1991; Martín y López, 2004). Además, la RE se considera un recurso de la empresa (Grant, 1991; Hall, 1992), y una capacidad dinámica, pues integra una serie de recursos que la empresa pone en juego de modo lo suficientemente hábil como para crear una identidad empresarial que se puede transmitir al exterior y difundir de modo interno (Teece, Pisana y Shuen, 1997). Es por ello que Barney (1999) la identifica como una de las principales capacidades organizativas. La RE está formada por distintas dimensiones (Fombrun y Shanley, 1990; Dollinger et al., 1997; Martín y Navas, 2006; Martín, Navas y López, 2006), relacionadas pero independientes; lo que permite confirmar su dimensionalidad. Diferentes investigaciones han señalado las más importantes, tal y como se expone en la tabla 1. Tabla 1. Dimensiones de la Reputación Empresarial Autor WEIGELT Y CAMERER (1988) DOLLINGER et al. (1997) DE QUEVEDO (2001, 2003) MARTÍN et al. (2006) CHUN (2005) Dimensiones de la Reputación Empresarial Reputación asociada a la Reputación de la Empresa Cultura Organizativa Reputación del Producto o (entorno de trabajo, los (localización, capacidades Servicio valores, las premisas, directivas, estrategia, posición (percepción pública de la financiera o responsabilidad los símbolos y creencias calidad) que forman parte de la social) empresa) Reputación del producto Reputación de la dirección Reputación Financiera (calidad) Reputación Interna Reputación externa (trabajadores, directivos, (sociedad en general) acciones, clientes y aliados) Reputación de Negocio Reputación Social Identidad deseada Identidad corporativa Imagen (percepción que quieren (percepción de los (percepción externa de los dar los directivos) stakeholders internos) stakeholders) Fuente: Elaboración propia. La relevancia de la RE se justifica por la influencia que tiene en la creación de valor (De Quevedo, 2003; Borraz y Fuentelsaz, 2005; De Quevedo, De la Fuente y Delgado, 2005), y la generación de beneficios empresariales, derivados del incremento de sus precios, la reducción de los costes de transacción, el acceso favorable al mercado de capitales, la contratación de trabajadores mejor preparados y en mejores términos de coste, la mayor posibilidad de diversificarse, la creación de barreras de entrada a la competencia y la reducción de la asimetría de información (Milgrom y Roberts, 1986a y 1986b; Fombrun y Shanley, 1990; Roberts y Dowling, 2002; De Quevedo et al., 2005). Dichos beneficios atraen el interés de las organizaciones, pues una buena reputación se asocia con beneficios o resultados financieros superiores (Fombrun y Shanley, 1990; McGuire, Schneeweis y Branch, 1990; Herremans, Akathaporn y McInnes, 1993; Podolny, 1993; Landon y Smith, 1997; Roberts y Dowling, 2002), lo que facilita su solidez en el medio y largo plazo, así como la creación de ventajas competitivas (Barney, 1991; Grant, 1991; Hall, 1992; Amit y Schoemaker, 1993; Peteraf, 128 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 La Medición de la reputación empresarial: Problemática y propuesta 1993, Teece et al., 1997). Además, se ha observado que los resultados financieros de una firma afectan a su reputación (Fombrun y Shanley, 1990; Hammond y Slocum, 1996), y a su vez, la reputación afecta a los resultados económicos (valor bursátil y resultado contable) de la entidad (McMillan y Joshi, 1997; Srivastava, McInish, Wood y Capraro, 1997; Vergin y Qoronfleh, 1998). Sin embargo, la RE es uno de los activos intangibles más difíciles de medir debido a las distintas fases de su ciclo de vida (Borraz y Fuentelsaz, 2005), al comportamiento de los consumidores y a la aparición de problemas y/o errores imprevistos, que afectan directamente a los resultados que ésta genera, y que pueden provocar que se pierda todo lo invertido en ella. A todo ello, hay que añadir la dificultad para definir y operativizar la misma (Martín y Navas, 2006) y el considerable vacío existente en cuanto a estudios que relacionan RE y resultados superiores (Roberts y Dowling, 2002). En este contexto, se plantea el presente trabajo, cuyo objetivo es analizar las distintas herramientas utilizadas por la literatura y por las instituciones de prestigio para medir la RE. A continuación, se formula la propuesta de una herramienta para medir la RE, que tiene en cuenta su carácter complejo y multidimensional; y que trata de crear una escala de medida que permita valorar la RE como constructo latente multidimensional, tal y como se ha avanzado en este campo y en otras áreas de investigación conexas. 2. MEDIDA DE LA REPUTACIÓN A partir de la definición de la reputación como recurso, capacidad dinámica y activo intangible, junto a la identificación de sus distintas dimensiones de estudio y su influencia determinante en los resultados empresariales, se hace necesario evidenciar las dificultades que encuentran los investigadores cuando pretenden utilizar patrones para medir este concepto. La mayoría de los instrumentos creados para tal fin provienen, principalmente, de la prensa especializada en temas económicos y de medios universitarios (Rodríguez, 2004), siendo habitual la utilización de encuestas y/o entrevistas entre los clientes internos, que vuelcan al mercado su modo de percibir la actividad de la empresa; y los externos, básicamente clientes y demás grupos con los que se relaciona la empresa. En ocasiones, con este tipo de encuestas, se observa la diferente percepción que tienen habitualmente los directivos y los clientes externos con respecto a la empresa, resolviéndose problemas relacionados con la ignorancia de algunas de las partes (Alcalá, 2007). Otro punto a tener en cuenta para hacer un buen diagnóstico de la situación de la reputación de una entidad o grupo de organizaciones es que, además de analizar la información que nos ofrecen los cuestionarios realizados tanto a clientes internos como externos, es necesario realizar un benchmarking razonable y razonado para conocer las mejores prácticas del sector (Alcalá, 2007). Como se ha comentado anteriormente, las medidas de RE han sido desarrolladas por instituciones de prestigio económico y en el ámbito académico. A continuación se exponen las aportaciones de ambos colectivos. 2.1. Medida de la reputación por instituciones de prestigio. Desde hace más de dos décadas, la revista Fortune empezó a medir la reputación de las empresas y a publicar periódicamente su informe sobre “Las compañías más admiradas del mundo”. Recientemente, en la última década, otras instituciones de prestigio han creado instrumentos de medida sobre este concepto, entre las que destacan Financial Times, con “Las compañías más respetadas del mundo”; el Instituto de Reputación (New York University), junto con su filial en España, el Foro de Reputación Corporativa; y el Monitor Español de Reputación Corporativa (MERCO). En la Tabla 2 se ponen de manifiesto las características más importantes de cada una de las herramientas propuestas, profundizando en los elementos analizados, metodología utilizada, objetivos, Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 ISSN: 1135-2523 129 Martínez León, I.M.; Olmedo Cifuentes, I. dimensiones de la reputación estudiadas, y sus conclusiones en cuanto a las características que cumplen las empresas con una buena reputación. Se observa la escasa uniformidad existente entre ellas, en cuanto a objetivos del estudio, metodología, atributos y dimensiones, y características de las empresas consideradas de buena reputación. Esta diversidad de herramientas de medida refleja el estado embrionario de este campo de estudio, y la necesidad de comparar diferentes planteamientos para ver si, siguiendo criterios y metodologías diferentes, se consiguen resultados y clasificaciones similares. Tabla 2. Características de las medidas de reputación propuestas por instituciones de prestigio Inicio del estudio Objetivos del estudio Atributos/ Dimensione s 130 Instituto de reputación corporativa Monitor Español de Reputación Corporativa (MERCO) Fortune Financial Times 1982 1998 1997 2000 Identificación de: 1. Empresas más admiradas y con éxito en el mundo y EEUU. 2. Empresas con reputación excelente. 3. Características de las empresas con reputación excelente. 4. Características no presentes en las empresas con reputación excelente: -. Responsabilidad social. -. Preocupación por medio ambiente. -. Sostenibilidad 1. Detección de las empresas que más se respetan y razones. 2. Detección de las empresas que generan más valor a los accionistas. 3. Detección de las empresas locales más integras. 4. Detección de las empresas que se distinguen por su gobierno corporativo. 5. Detección de las empresas comprometidas con la responsabilidad social corporativa. 1. Destacar la importancia de la reputación corporativa. 2. Desarrollo de un instrumento de medida: Cociente de Reputación. 3. Facilitar la gestión de la reputación. 1. Detección de las 100 empresas españolas con mejor reputación corporativa y razones. 2. Detección de las 100 empresas españolas con mejor reputación corporativa de cada sector español. 3. Identificar los 100 líderes con mejor reputación corporativa de España. 4. Conocer los líderes y directivos más reputados por sector. 5. Detectar los meritos reales de cada una de las compañías que aparecen en el ranking. 6. Evitar confundir notoriedad e imagen con reputación. 1. Calidad de dirección. 2. Calidad de los productos. 3. Grado de innovación. 4. Valor de las inversiones a largo plazo. 5. Solidez financiera. 6. Habilidad para atraer y retener al personal. 7. Responsabilidad social. 8. Utilización inteligente de los activos. 1. Respeto. 2. Creación de valor. 3. Integridad. 4. Gobierno corporativo. 5. Responsabilidad social corporativa. 1. Visión y estrategia. 2. Entorno de trabajo y organización. 3. Ética y responsabilidad social. 4. Liderazgo y dirección. 5. Identidad y marca. 6. Desempeño financiero. 7. Productos y servicios. 8. Atractivo emocional. 1. Resultados económico financieros. 2. Calidad del producto o servicio. 3. Cultura corporativa y calidad laboral. 4. Ética y responsabilidad social. 5. Dimensión global y presencia internacional. 6. I+D+i. ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 La Medición de la reputación empresarial: Problemática y propuesta Tabla 2. Características de las medidas de reputación propuestas por instituciones de prestigio Fortune Metodología Financial Times Población: 64 sectores con ingresos mínimos de 8.000 millones de $. Población: 1000 directivos. Encuestados: alrededor de 10.000 directivos y ejecutivos senior, junto con analistas financieros. - 100 gestores de fondos de inversión. Población de contraste: - 90 comentaristas de medios de comunicación y responsables de ONG´s. Localización: 60 países. Características empresas buena reputación -Marcan y cumplen objetivos. -Diseñan estrategias según objetivos. -Buen diseño organizativo. -Estilo de dirección que fomenta el diálogo, creatividad y aprendizaje. -Crean valor. -Crean valor. -Alta integridad. -Consistentes en sus actuaciones. -Coherentes con los distintos grupos de interés. -Desarrollan la cultura empresarial. Instituto de reputación corporativa Población: Instituciones académicas y empresas de distintos sectores de 24 países americanos, europeos, africanos y asiáticos (*). Metodología: encuestas a grupos de interés, encuentros, conferencias periódicas, proyectos conjuntos, publicaciones, foros de expertos, y análisis de los contenidos de los medios de comunicación. En función de cada sector y/o tipo de empresa. Monitor Español de Reputación Corporativa (MERCO) Población: directivos de empresas que facturan más de 45 millones de euros. Localización: España. Población de contraste: comité de expertos formado por: - Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF) - Responsables de sindicatos, ONG´s, y asociaciones de consumidores -. Elevada rentabilidad y beneficio contable. -. Creación de valor en productos y servicios. -. Desarrollada cultura empresarial. -. Renovación de productos y nuevos canales. (*) Países con filiales del Instituto de Reputación Corporativa: Alemania, Australia, Bolivia, Brasil, Chile, China, Croacia, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Holanda, India, Italia, Japón, Noruega, Portugal, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Turquía. Fuente: Elaboración propia. 2.2. Medida de la reputación en el ámbito académico Contemporáneamente a las instituciones de prestigio, en el ámbito académico surge la preocupación por establecer instrumentos de medida de la reputación de las empresas. Uno de los primeros fue el utilizado por Peters y Waterman (1982) para conocer cuales eran las empresas de referencia en cuanto a excelencia se refería. Para ello, siguieron las pautas establecidas por la consultora McKinsey y su modelo de gestión basado en las “siete eses”: a) Shared values (Valores compartidos), son el eje central del modelo y se refiere a los valores y creencias en los que se apoya la organización; b) Strategy (Estrategia), se refiere a la planificación de la empresa para asignar los recursos escasos que posee en un horizonte temporal determinado y así alcanzar los objetivos propuestos; c) Structure Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 ISSN: 1135-2523 131 Martínez León, I.M.; Olmedo Cifuentes, I. (Estructura), es la forma en la que se relacionan las distintas unidades de la organización; d) Systems (Sistemas), son los procedimientos y rutinas que caracterizan cada puesto de trabajo y a la empresa en general; e) Staff (Personal), hace referencia al número y cualificación del personal en la organización, e) Style (Estilo), referido a la cultura organizativa de la empresa; y g) Skills (Habilidades), entendida como aquellos recursos y capacidades que diferencian al personal de la empresa y distinguen a la misma del resto. De este modo, para Peters y Waterman (1982) las empresas que seguían de forma coherente este modelo, alcanzaban la reputación de excelentes. Sin embargo, la crítica a este instrumento es que solo tiene en cuenta la apreciación del mercado y no la del resto de stakeholders o grupos de interés (Rodríguez, 2004), fundamentales en la valoración de este concepto. A principios de siglo XXI, Caruana y Chircop (2000) crearon una herramienta de medida de la reputación para la industria de bebidas alcohólicas en Malta, siguiendo las pautas metodológicas propuestas por Churchill (1979) para la creación de escalas de medida; en la que recogieron las percepciones de diferentes grupos de interés, tales como gerentes de las empresas del sector, consumidores, público general y alumnos universitarios. Sin embargo, su específico diseño dificulta su utilidad para empresas de otros sectores. Contemporáneamente, Fombrun, Gardberg y Server (2000) emplearon la herramienta Reputation Quotent, cuyo objetivo es medir la reputación en múltiples sectores, a través de dos fases: nominación y valoración. Está dirigido al público en general, pudiendo ser o no empleados de la empresa, accionistas, proveedores o clientes; y permite identificar las dos empresas peor y mejor reputadas en su país (fase de nominación) y evaluar estas empresas en base a 20 ítemes propuestos, en seis áreas de estudio: atractivo emocional, productos y servicios, visión y liderazgo, entorno de trabajo, responsabilidad social y con el entorno, y rendimiento financiero. Este instrumento es la base del proyecto Euro-RQ, que trata de medir la reputación en Europa. Otro estudio ejecutado con el objetivo de medir la reputación es el realizado por Cravens, Goad y Ramamoorti (2003), que elaboraba un índice capaz de medir la reputación de cualquier tipo de empresa, partiendo del hecho de que sus dos componentes más importantes eran la alta calidad de los productos y servicios, y la confianza que el entorno en general tuviera en la firma (Winkleman, 1999). No obstante, también consideraron otros componentes como la elevada valía de la dirección, el valor añadido a las transacciones con los clientes, las conductas de negocio llevadas a cabo de forma humana y caritativa, y el grado de innovación que introduce la firma en la industria. A partir de todo esto, determinaron que existían ocho elementos fundamentales para medir la reputación (Cravens et al., 2003): a) los productos; b) las acciones de todos los empleados se derivan en una imagen pública de la organización; c) las relaciones externas de la compañía (proveedores, socios de alianzas, inversores, competidores, el entorno y la sociedad); d) la innovación y la creación de valor; e) la fortaleza financiera y viabilidad de la compañía; f) la estrategia, g) la cultura empresarial, y h) las responsabilidades intangibles, debidas a una débil planificación estratégica, pobre desarrollo del producto, falta de calidad, continua rotación del personal, o por falta de coordinación, entre otras (Harvey y Lusch, 1999). Cada uno de estos elementos se evaluaba con información tanto externa como interna de las organizaciones a analizar, para evitar las críticas expuestas en el estudio realizado por Peters y Waterman (1982). Partiendo de la desagregación de la reputación realizada por Weigelt y Camerer (1988), que distinguen tres dimensiones, López e Iglesias (2006) proponen las respectivas tres modalidades de análisis: reputación vinculada al negocio, reputación del producto o servicio, y reputación asociada a la cultura organizativa. La primera estudia la calidad del cuerpo directivo, responsabilidad social, posición financiera, innovación, y atracción y mantenimiento de personal cualificado. La reputación del producto o servicio se centra en la calidad de ambos; mientras que la reputación asociada a la cultura organizativa se descompone en la innovación, orientación al cliente, trabajo en equipo, énfasis en calidad, actitud estratégica y estilo directivo participativo. 132 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 La Medición de la reputación empresarial: Problemática y propuesta Dicha clasificación permite contrastar dos hipótesis: a) un mayor rendimiento empresarial en el pasado, implica una mayor valoración de la RE por el directivo en el presente; y b) cuanto mejor sea la valoración del directivo de la RE en el presente, mayor será el rendimiento que la empresa alcance en el futuro. Estas conclusiones están en línea con las aportaciones realizadas por Fombrun y Shanley (1990) y Hammon y Slocum (1996) para la hipótesis a, y las expuestas por McMillan y Joshi (1997), Srivastava et al. (1997) y Vergin y Qoronfleh (1998) para la hipótesis b. En el estudio realizado por De Quevedo (2003), la reputación de las entidades financieras españolas era medida a través de cuatro dimensiones (estrategia y gestión, clientes, empleados, y sociedad), desagregadas en una serie de aspectos a valorar. Así, la estrategia y gestión, era evaluada a través de: a) fortaleza financiera o solvencia, b) aprovechamiento de los recursos o eficiencia; c) posición estratégica de la entidad de cara al futuro; d) transparencia informativa con los accionistas; y e) calidad de la gestión. La dimensión clientes se descomponía en: a) calidad de los servicios, b) innovación tecnológica, c) innovación en los productos, y d) transparencia informativa con los clientes. Para los empleados, el constructo se dividía en: a) capacidad de atraer personal con talento, b) capacidad de desarrollar y mantener al personal con talento, y c) transparencia informativa con los empleados. Finalmente, la variable sociedad se establece a partir de: a) contribución al mantenimiento y desarrollo de la economía, b) contribución a la promoción social y cultural, y c) transparencia informativa con la sociedad. En esta misma línea de investigación, Alcalá (2007) propone medir la reputación corporativa en el ámbito interno y externo de la firma. En el ámbito interno analiza cuestiones relacionadas con el centro de trabajo, la comunicación interna y externa, el estilo de dirección, la estrategia seguida por la entidad, la estructura, la ética y/o motivación, la formación, las relaciones en el entorno de trabajo, la política de recursos humanos, la remuneración y la relación del cliente interno con el cliente externo. Para analizar la reputación en el ámbito externo es fundamental conocer la opinión que tiene el mercado de una organización. Los principales aspectos a considerar son la responsabilidad social corporativa, el respeto al medio ambiente, la imagen de marca, el atractivo para los trabajadores, y la mala y buena imagen de la empresa (Alcalá, 2007). Los objetivos que se pretenden con estos tipos de encuestas internas y externas son, entre otros (Alcalá, 2007): a) identificar los valores percibidos por los clientes actuales y potenciales de la organización, y los que la empresa pretende que sean advertidos; b) conocer el grado de satisfacción que han obtenido en esa empresa; c) obtener información cuantitativa y cualitativa sobre el grado de motivación, involucración y fidelización de los clientes; d) establecer parámetros y herramientas que permitan conocer la percepción que poseen los clientes; e) crear instrumentos adecuados para la atención al cliente; f) implicar a los clientes en la mejora de la organización; y g) proponer vías de comunicación más eficaces de la organización con los clientes. 2.3. Propuesta de medida de la reputación empresarial Una vez analizadas las dimensiones de la RE y las distintas medidas utilizadas en el ámbito empresarial y académico, se expone una propuesta de medida de la reputación en las organizaciones (Tabla 3), como una variable multidimensional, representada por dos áreas fundamentales de estudio y análisis. La primera, desde la perspectiva relacional, distingue la visión interna y externa (ampliamente utilizada), y considera los grupos de interés empresarial (trabajadores, directivos, accionistas, clientes y socios) y los externos (proveedores y sociedad en general). La segunda, siguiendo con el planteamiento de Cravens et al. (2003), desagrega en dos modalidades: 1) reputación de la actividad de la empresa y 2) reputación del producto y/o servicio. La reputación vinculada a la actividad de la empresa refleja la confianza en general que tiene la compañía (Winkleman, 1999) y su atractivo emocional (Fombrun et al., 2000). Para su análisis adecuado se ha considerado apropiado estudiar su localización, capacidades directivas, estrategias, posición financiera2 y responsabilidad social (Fombrun y Shanley, 1990; Fombrun et al., 2000), la cultura (Weigelt y Camerer, Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 ISSN: 1135-2523 133 Martínez León, I.M.; Olmedo Cifuentes, I. 1988), los conocimientos, habilidades y talento de los empleados (similar a la dimensión de atracción y mantenimiento de personal cualificado propuesta por Fortune) y la calidad de gestión. La reputación asociada al producto y/o servicio tiene mucho que ver con la percepción pública de la calidad (Rao, 1994), y es por ello que se ha considerado la calidad del producto y/o servicio (Weigelt y Camerer, 1988; Hall, 1992 y 1993) y del proceso productivo, la investigación y desarrollo: el grado de innovación (tal y como proponen Fortune; Hall, 1993; Fombrun et al., 2000; Villafañe, 2004; Cravens et al., 2003), la distribución y logística, las ventas y el servicio postventa (Villafañe, 2004). Como se ha expuesto anteriormente, hay numerosos trabajos que analizan la relación positiva existente entre la reputación de la actividad de la empresa o negocio y los resultados empresariales (Fombrun y Shanley, 1990). Sin embargo, la relación positiva entre reputación del producto y el rendimiento empresarial se ha verificado en trabajos más recientes (Kroll, Wright y Heiens, 1999). Tabla 3. Propuesta de medida de la reputación empresarial Reputación Interna de la Empresa Localización Capacidad directiva Calidad de gestión Estrategia empresarial Estructura organizativa Cultura organizativa. Conocimientos, habilidades y talento de los empleados Posición Financiera Responsabilidad social corporativa Reputación Externa de la Empresa Localización Capacidad directiva Calidad de gestión Estrategia empresarial Estructura organizativa Cultura organizativa Conocimientos, habilidades y talento de los empleados Posición Financiera Responsabilidad social corporativa Percepción de la actividad de la empresa de los grupos de interés empresarial (trabajadores, directivos, accionistas, clientes) Reputación Interna del Producto/ servicio Calidad del producto/ servicio Calidad del proceso productivo Investigación y desarrollo: Innovación Distribución y logística Ventas Servicio postventa Percepción de la actividad de la empresa de los grupos de interés externos (proveedores, distribuidores, empresas colaboradoras, sociedad en general) Reputación Externa del Producto/ servicio Calidad del producto/ servicio Calidad del proceso productivo Investigación y desarrollo: Innovación Distribución y logística Ventas Servicio postventa Percepción del producto/ servicio de los grupos de interés internos Percepción del producto/ servicio de los grupos de interés externos Fuente: Elaboración propia A partir de la propuesta de medida planteada, se han considerado una serie de factores determinantes de la reputación de la empresa y de sus productos y/o servicios, que se analizan tanto en el ámbito interno como externo, cuyo estudio pormenorizado requiere la consideración de una serie de componentes para su adecuada valoración, tal y como se recoge en la Tabla 4. Es por ello que aparece reflejado en dicha tabla el ámbito de análisis: RIE (Rep. Interna Empresa), REE (Rep. Externa Empresa), RIP (Rep. Interna Producto) y REP (Rep. Externa Producto) así como los distintos factores y componentes. 134 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 La Medición de la reputación empresarial: Problemática y propuesta Tabla 4. Factores y componentes de la propuesta de medida de la reputación empresarial Factor Localización Componentes Entorno físico X REE X Fomento del espíritu de grupo X Contribuye eficazmente a que se alcancen los objetivos marcados X Establecimiento de canales de comunicación interna y externa abiertos X X Política ética X X Compromiso ético del consejo X Actitudes de la alta dirección X Entorno de trabajo X X X Receptividad ante sugerencias e informaciones de los subordinados X Capacidad de control X Actitud proactiva y reactiva frente a sugerencias y dificultades de los empleados X Motivación a los empleados X Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 RE E Estructura organizativa flexible que ofrece respuestas rápidas y satisfactorias a clientes Nivel de competencia X RIE X X Compensación y evaluación relacionada con los objetivos estratégicos y congruencia de metas Componentes X X X Factor Esfuerzos en coordinación y comunicación entre áreas funcionales y de negocio Reputación personal directivo Comunicación de los objetivos y actuación global de la empresa Capacidad Directiva RIE Estructura Organizativa X Cultura Organizativa X X ISSN: 1135-2523 X 135 Martínez León, I.M.; Olmedo Cifuentes, I. Calidad de Gestión Campaña de comunicación institucional X X Empresa bien gestionada X X Establecimiento de misión y visión de la organización motivadoras de esfuerzo Sistema de control de gestión que garantiza consistencia Reconocimiento de los errores, cara a clientes internos y/o externos Determinación de estrategia, objetivos y planes de la empresa Política de diferenciación: publicidad Estrategia Empresarial 136 ISSN: 1135-2523 Nivel de utilización de valores relacionados con reputación Creencias de los empleados en relación con reputación Procedimientos de información de violaciones culturales X X Capacidad para retener empleados con conocimientos, habilidades y talento Satisfacción de los empleados con la empresa y su trayectoria profesional Nivel de conocimientos y habilidades de empleados Esfuerzos en formación y desarrollo Facilita la promoción profesional X X X X X X X X X X Política de diversificación X X Integración de la estrategia en las unidades de negocio X Salud, Seguridad y Prevención de riesgos laborales X Prioridades estratégicas relativas a la reputación X X Grado de entrada/ salida de empleados con talento X Visibilidad de la compañía en los medios X X Índice de talento de los empleados X Conocimientos Habilidades y Talento de los empleados X X X X X X X Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 La Medición de la reputación empresarial: Problemática y propuesta Tabla 4. Factores y componentes de la propuesta de medida de la reputación empresarial Factor Componentes Solvencia financiera frente a inversores y acreedores Posición Financier a RIE REE Factor X Calidad del Proceso Productivo RIP Relación de calidad de los mayores proveedores (materias primas, sistemas y máquinas) X RE P Incremento del valor de mercado X Cumplimiento sistemas de calidad del proceso productivo X ROA / ROIC X Inversiones que garanticen producto de calidad X % Inversión en I+D X X Grado de innovación X X Programas formalizados para generar y evaluar innovación X Nuevos productos y/o servicios desarrollados X Crecimiento relativo de las necesidades de los clientes X Implicar a los clientes en la mejora de la distribución y logística X Capacidad financiera para alcanzar los objetivos Valor de la empresa en libros Responsa bilidad Social Componentes X X Investigación y Desarrollo: Innovación Ventas totales X Indicador de Activos Intangibles X Respeto al medioambiente X X Desarrollo productos no contaminantes X X Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 Distribución y logística X X ISSN: 1135-2523 137 Martínez León, I.M.; Olmedo Cifuentes, I. Igualdad de oportunidades de empleo X Política de precios X X Colocación de mujeres y otros colectivos minoritarios en los consejos X Campañas publicitarias X X Grado de satisfacción de los clientes X X X Grado de motivación, involucración y fidelización de los clientes X X Causas caritativas X Ventas Creación de fundaciones Factor Calidad del Producto o Servicio Componentes RIP REP Alto compromiso con cliente externo X Adecuada relación calidad-precio de los productos y/o servicios X X Creación de instrumentos adecuados para atención al cliente X Proponer vías de comunicación más eficaces entre los clientes y la organización X Valoración positiva de nuestros productos y acciones por parte de clientes X Ajustarse a necesidades de los clientes X Retención de clientes: fidelización X Reclamaciones de clientes X Salud y seguridad del producto X Servicio postventa X Calidad de los servicios postventa ofrecidos X Fuente: Elaboración propia. 138 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 La Medición de la reputación empresarial: Problemática y propuesta La reputación interna de la empresa (RIE) ha sido considerada y debe ser valorada como una variable multidimensional en la que se han utilizado 48 ítemes para medir las dimensiones representativas de la localización (1 ítem), la capacidad directiva (8 ítemes), la calidad de gestión (5 ítemes), la estrategia empresarial (6 ítemes), la estructura organizativa (5 ítemes), la cultura organizativa (7 ítemes), los conocimientos y habilidades de los empleados (8 ítemes), la posición financiera (4 ítemes) y la responsabilidad social (4 ítemes). La mayoría de las medidas han sido extraídas de la literatura y, especialmente, de Fombrun y Shanley (1990) y Cravens et al. (2003). La reputación externa de la empresa (REE) debe valorarse utilizando 27 ítemes, procedentes de la localización (1 ítem), la capacidad directiva (5 ítemes), la calidad de gestión (3 ítemes), la estrategia empresarial (5 ítemes), la estructura organizativa (1 ítem), la cultura organizativa (2 ítemes), los conocimientos y habilidades de los empleados (3 ítemes), la posición financiera (3 ítemes) y la responsabilidad social (4 ítemes). Por su parte, la reputación interna del producto (RIP) considera en su análisis 23 ítemes y la reputación externa del producto (REP) 11 ítemes, relativos a la calidad del producto o servicio (6 ítemes para RIP y 2 ítemes para REP), calidad del proceso productivo (3 y 1 ítem respectivamente), investigación y desarrollo: innovación (5 y 3 ítemes), distribución y logística (sólo 1 ítem para RIP), ventas (6 y 5 ítemes) y servicio postventa (2 ítemes para RIP). 3. CONCLUSIONES En la presente investigación se ha intentado exponer brevemente cual ha sido la evolución conceptual de la RE, que justifica el escaso consenso existente en cuanto a su conceptualización y medición; y evidencia las dificultades existentes a la hora de cuantificar este concepto y de contrastar su efecto sobre los resultados empresariales. Los instrumentos de medida de la RE han sido estudiados de forma pormenorizada, lo que ha permitido analizar las distintas formas en las que la reputación ha sido y es medida, a pesar de las dificultades que entraña evaluar este activo intangible. Se ha creído conveniente la división entre los índices elaborados por instituciones de prestigio y los confeccionados en el ámbito académico, pues a pesar de estar muy relacionados y utilizar dimensiones de la reputación parecidas, la forma de evaluación (interna, externa, o ambas) es la que los distingue principalmente. Finalmente, tras ese análisis pormenorizado, se ha propuesto una herramienta de medida de la RE, considerando un doble criterio: la perspectiva relacional, que distingue la visión interna y externa de los grupos de interés, y el área de estudio: la actividad de la empresa y el producto y/o servicio que produce. A partir de ahí, se han considerado una serie de factores para la medición de la reputación de la actividad de la empresa, tales como localización, capacidad directiva, calidad de gestión, estrategia empresarial, estructura organizativa, cultura organizativa, conocimientos, habilidades y talento de los empleados, posición financiera y responsabilidad social corporativa, de los que se derivan un amplio número de componentes que se analizan tanto en el ámbito interno como externo, y que ayudan a medir este constructo. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 127-142 ISSN: 1135-2523 139 Martínez León, I.M.; Olmedo Cifuentes, I. Para conocer la reputación de producto y/o servicio, los factores considerados son la calidad del producto y/o servicio, la calidad del proceso productivo, investigación y desarrollo: innovación, la distribución y logística, las ventas y el servicio postventa. Todo ello permite conocer la imagen de nuestros productos y servicios en el mercado, tanto para los grupos de interés internos como externos, y ayuda a medir la reputación de la firma. Pese a que este trabajo de investigación aporta una herramienta de medida de la reputación como constructo latente multidimensional, desde la perspectiva relacional, es necesario desarrollar un estudio empírico que permita validar la escala de medición propuesta y contrastar la influencia de la reputación en los resultados empresariales; así como superar ciertas limitaciones, como el análisis interno y externo que es necesario realizar, lo que implica trabajar con varios grupos de interés de la misma empresa (clientes, trabajadores, accionistas, directivos), cuya localización reduce la población de estudio. Y además, es necesario considerar el carácter transversal de la investigación, que limita la capacidad de análisis. Finalmente, es importante señalar la dificultad de realizar un índice de medida de la reputación adaptado a cualquier sector de actividad, dada la singularidad de cada uno de ellos (grado de regulación legislativa, compromiso u obligaciones con el medio ambiente, presiones de los stakeholders o exigencias de seguridad del empleado) y a las diferentes medidas de rendimientos financiero que se pueden utilizar (contables, de mercado o mixtas). Esta limitación se quiere subsanar en esta investigación mediante el uso de una variable de control que permite normalizar las variables para cada industria. NOTAS (1) Donde han realizado importantes aportaciones la Teoría de los Costes de Transacción, la Teoría de Juegos, Teoría de la Eficacia Organizativa, Teoría de la Información, la Teoría de Agencia y la Teoría de Recursos y Capacidades. (2) Hace referencia al rendimiento financiero obtenido por la empresa en los ejercicios previos. BIBLIOGRAFÍA ALCALÁ, M. A. (2007): “Reputación Corporativa. 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La importancia de la confianza para el buen funcionamiento de la relación ha sido reconocida ampliamente en la literatura económica, pero ahora es considerada un aspecto vital. Partimos el modelo de Lewicki y Bunker, debido a que se ha utilizado de manera intensiva en la literatura y se ajusta perfectamente a nuestros propósitos. Concluimos que en la industria del autómovil la confianza alcanza el estado de “Confianza Cognoscitiva”, sin llegar a la fase de Confianza Identificativa. PALABRAS CLAVE: Confianza, Industria del automóvil, Modelo Lewicki-Bunker ANALYSIS OF EVOLUTION OF TRUST IN THE AUTOMOTIVE INDUSTRY: HAVE WE COME TO THE IDENTIFICATION-BASED TRUST? ABSTRACT: The aim of this paper is to study the evolution of the trust in the relationships between carmakers and their suppliers. The importance of the trust for the good performance of the relation has been recognized in the economic literature, but now is considerated a vital aspect. We use the Lewicki and Bunker model, because it has been extensively utilized in the literature and it fits in a quite good way to our purposes. We conclude that the car industry is situated in the phase of the Knowledge Based Trust, and it hasn´t achieve the phase of Identification Based Trust. KEYWORDS: Trust, Automotive Industry, Lewicki -Bunker model, 1. INTRODUCCION El objetivo de este trabajo es estudiar la evolución de la confianza en las relaciones de colaboración que se establecen entre los fabricantes de automóviles y su red de proveedores. La importancia de la confianza ha sido ampliamente reconocida en diferentes disciplinas desde la década de los cincuenta (Argyris, 1962; Blau 1964, McGregor, 1967). Sin embargo, en la década de los noventa empieza a ser considerada como un aspecto fundamental en la literatura de organización de empresas (Rousseau et al. 1998). Para su análisis utilizamos el modelo de Lewicki y Bunker debido a que es el que más ampliamente se utiliza en la literatura para describir el concepto de confianza y se adapta perfectamente al fenómeno objeto de estudio. Este modelo es utilizado ampliamente en la literatura científica para comprender tanto los determinantes de la confianza de las relaciones macrosociales, es decir, de las relaciones en acuerdos empresariales y multinacionales, como para comprender los elementos microsociales propios de las decisiones racionales individuales en la sociedad del conocimiento (Rousseau et al, 1998; Bigley y Pearce, 1998; Panteli y Sockalingam, 2005; Parayitam et al. 2007 y Mizrachi et al. 2007). Utilizando este modelo, analizamos en qué tipo de Martín Rubio, I.; Peligros Espada, C. confianza, se han basado las decisiones en el sector de la automoción, concretamente las que vinculan las relaciones del fabricante de vehículos con sus proveedores de primer nivel (First Tier Supplier). La investigación en este ámbito resulta relevante ya de que tan solo se pueden alcanzar plenamente los beneficios del Lean Manufacturing en un entorno de plena confianza, el cual debe encontrarse basado en un comportamiento ético de los participes. La inscripción del Lean Manufacturing dentro del modelo de Lewicki y Bunker (1995,1996) resulta totalmente novedosa e implica registrar a la industria de automoción dentro de una de las más importantes teorías de estudio de la confianza, lo que nos permite contrastar la hipótesis de que la relación que vincula a los fabricantes de automóviles con su red de proveedores se encuentra en el estadio de Confianza Cognoscitiva, sin haber llegado aún de forma homogénea a la etapa de Identificación. Al comienzo del trabajo analizamos la importancia de la confianza como valor sobre el que se debe fundamentar las relaciones de colaboración y su creciente importancia dentro del ámbito empresarial. Posteriormente presentamos el análisis de los tipos confianza, para a continuación, inscribir el automóvil como caso particular y clarificador del análisis de la confianza expuesto anteriormente. Presentamos la evolución de la relación entre proveedores y fabricantes desde un arm’s length model hasta un modelo de colaboración. En el último apartado constatamos la presencia de comportamientos oportunistas no éticos, como abusos de poder y engaños. 2. IMPORTANCIA DE LA CONFIANZA EN EL ÁMBITO EMPRESARIAL La necesidad de adaptarse a los cambios que rápidamente se suceden en el entorno empresarial provoca que las empresas formen alianzas y colaboren entre sí. Un aspecto fundamental en el acuerdo de colaboración es fertilizar los mecanismos que permiten compartir recursos, sobre todo, el conocimiento. Fomentar, compartir y crear conocimiento puede ser una tarea estéril si no se gestiona adecuadamente la confianza. Cuando prevalece la confianza, se limitan los comportamientos oportunistas ya que las diferentes partes creen que el conocimiento que se comparte va a ser utilizado para el beneficio y desarrollo de la propia alianza. Por ello la confianza permite que se exploren las diferencias para generar nuevo conocimiento y encauzar el aprendizaje organizativo que permite innovar ágilmente. La confianza es el corazón del intercambio de conocimiento (Davenport y Prusak, 1998) y la puerta del éxito de los acuerdos empresariales (Panteli y Sockalingam, 2005). También, es una necesidad para alcanzar la calidad en las interacciones de negocio (Kramer y Tyler, 1996; Mayer et al., 1995) y en el trabajo en equipo. Según esto, altos niveles de confianza son claves para la comunicación efectiva (Dodgson, 1993) de forma que se facilita el debate, el aprendizaje y la innovación y mejora la calidad del diálogo y las discusiones, lo que conlleva compartir conocimientos y favorece mantener relaciones más comprometidas (Ichijo et al., 2000). Montes y Kleiner (2007) muestran que en Estados Unidos las empresas japonesas tienen mejores relaciones con los proveedores debido a su cultura basada en la confianza. 144 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 Análisis de evolución de la confianza en la industria del automóvil: ¿Hemos llegado a la confianza identificativa? 3. ANÁLISIS DE LOS TIPOS DE CONFIANZA Los investigadores sociales han renovado en la década de los noventa el interés por el concepto de confianza (Mizrachi, 2007; Rousseau et al. 1998). Los catalizadores de este refortalizado interés son la coordinación de empresas y trabajos en el mercado global, la emergencia de nuevas tecnologías de información y comunicación y nuevas formas de intercambio, los escándalos financieros y la vulneración de la confianza corporativa. En la definición de la confianza se han ofrecido una gran variedad de conceptualizaciones, particularmente en lo referente a su naturaleza y sus dimensiones. Así la literatura define la confianza como una actitud positiva de las expectativas que se tiene del comportamiento de alguien o algo en una situación que entraña riesgo para la parte confiada (Baba, 1999; Curral y Judge, 1995 Dooley et al. 1999; Dirks et al. 2001). Los individuos, a menudo, deben actuar bajo incertidumbre con información ambigua e incompleta (Luthans, 1992), lo que introduce el riesgo percibido y, por tanto, se requiere confianza. Coherentemente, con esta visión se define la confianza como el límite hasta el cuál se piensa que los demás no actuarán para sacar beneficio de nuestra vulnerabilidad (McAllister, 1995). Esto es particularmente más importante en las colaboraciones entre empresas (Panteli y Sockalningam, 2005). Entre los componentes críticos de la mayoría de las definiciones de la confianza se encuentran la “disposición para ser vulnerable” y las “expectativas de confianza”. Para McAllister (1995) la confianza deriva de patrones de pensamiento racional (de base cognitiva), acoplados con un examen de los sentimientos, instintos e intuición propios (de base afectiva). En definitiva, la confianza en la vida cotidiana es una combinación de sentimiento y de pensamiento racional (McAllister, 1995; Lewicki et al, 1998). La tendencia de un individuo a ser confiado debido a que tiene fe en la humanidad, (McKnight et al., 1998) es ampliamente conocida como una disposición hacia la confianza. Aunque algunos individuos puedan tener una tendencia natural a la confianza, otros sólo la tienen en determinadas situaciones y bajo diferentes circunstancias (Dibben, 2000). Newell y Swan (2000) identifican otros dos tipos de confianza: Confianza Condicional e Incondicional. La Confianza Condicional se encuentra en las etapas iniciales de las relaciones, cuando no existe un motivo obvio para la desconfianza. Dada su naturaleza provisional es frágil, sin embargo, cuando madura la relación se puede transformar en Confianza Incondicional. Ésta última se apoya en la sinergia de la relación, que es esencial para obtener rendimientos superiores y es consecuencia directa del conocimiento, la experiencia y la confianza en la otra parte. Boon y Holmes (1991), Shapiro et al. (1992) y Lewicki y Bunker (1995, 1996) argumentan que la confianza es un concepto dinámico y, por tanto, evoluciona a lo largo del tiempo. Subrayan que “la confianza puede no ser capturada a través de una definición individual o estática que recoja sus elementos claves y atributos. La confianza se ve cómo un fenómeno dinámico que puede tomar un carácter diferente al inicio, en el desarrollo y en el estado maduro de la relación”. Según esto, la confianza cambia a medida que los individuos Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 ISSN: 1135-2523 145 Martín Rubio, I.; Peligros Espada, C. se empiezan a sentir más a gusto los unos con los otros y se va desarrollando de manera creciente una mayor conciencia de la integridad y la competencia de los demás. En línea con el carácter dinámico de la relación Lewicki y Bunker (1995, 1996) proponen tres tipos de confianza interrelacionados entre sí, de forma que conseguida la confianza de primer nivel se desarrolla el siguiente nivel. Panteli y Sockalingam (2005) utilizan y justifican este modelo como el más adecuado en la sociedad del conocimiento. Estos tres tipos de confianza, son: 1. Confianza Calculativa (basada en el incentivo). 2. Confianza Cognoscitiva (basada en el conocimiento). 3. Confianza Identificativa (basada en la identificación y es la que Rousseau et al. (1998) y Lane (1998) la denominan confianza normativa o cultural). Figura 1. Los estados de desarrollo de la Confianza J1: Punto donde CBT (Calculus Based Trust) pasa a KBT (Knowledge Based Trust) J2: Punto donde KBT (Knowledge Based Trust) pasa a IBT (Identification Based Trust) Desarrollo de IBT J2 Confianza Identificativa Desarrollo de KBT Desarrollo de CBT J1 Confianza Cognoscitiva Confianza Calculativa TIEMPO Fuente: Adaptado de Lewicki y Bunker, 1996 Fuente: Adaptado de Lewicki y Bunker (1996) 146 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 Análisis de evolución de la confianza en la industria del automóvil: ¿Hemos llegado a la confianza identificativa? La figura 1 representa el modelo propuesto por Lewicki y Bunker (1996). Según estos autores, entender cómo se desarrolla la confianza puede ayudar a comprender mejor cómo cambian las relaciones en la alianza y evolucionan a medida que transcurre el tiempo. El movimiento de un tipo de confianza a otro empieza en el punto J1 llegando hasta el punto J2.Sin embargo, este movimiento quizá no se desarrolle de forma tranquila y, en algunas relaciones, puede no progresar más allá de la etapa inicial de la confianza. 1. Confianza Calculativa (CBT-Calculus-Based Trust-) Este tipo de confianza está relacionada con los resultados derivados de seguir la relación o del temor a las represalias en el caso de violar la confianza dentro del acuerdo. Esta confianza puede incrementarse cuando el comportamiento digno de desconfianza por parte de un socio pueda conducir a sanciones costosas que excedan cualquier beneficio potencial que el comportamiento oportunista pueda proporcionar. La potencial sanción en las relaciones profesionales puede incluir la pérdida de reputación. En el ámbito del automóvil la reputación se considera un activo capaz de generar nuevos clientes. Este es el caso de VASCOR (Value Added Service Corporation, Georgetown) que comenzó trasladando piezas y componentes de manera eficiente y su reputación de proveer servicios de calidad le llevó a gestionar container transoceánicos desde Japón a Estados Unidos. A su vez, los diez años de éxito en el servicio a Toyota propiciaron que Chrysler optara por VASCOR debido al ahorro de costes producido al reducir el daño en el transporte de vehículos (Witt, 2007). 2. Confianza Cognoscitiva (KBT-Knowledge-Based Trust). Se basa en la información que intercambian y la forma de interpretarla, lo que tiene consecuencias sobre la gestión del conocimiento. Se asume que cuánto más información tiene uno del otro, es más fácil predecir su forma de actuar. Tal información se recoge a lo largo del tiempo a través de las interrelaciones entre las partes, de forma que, una comunicación fluida pone en contacto a las partes intercambiando información sobre sus necesidades, preferencias y enfoque de los problemas. Lewicki y Bunker (1996) propusieron que “las partes pueden no moverse desde la Confianza Calculativa a la Cognoscitiva si: a/ la relación no necesita más que transacciones de negocio, b/ la interdependencia entre las partes está fuertemente limitada y regulada, c/ las partes tienen bastante información conseguida sobre el otro siendo innecesario para reuniones posteriores una mayor información ó d/ se han producido violaciones de la Confianza Calculativa”. La confianza es un prerrequisito para compartir conocimiento (Nonaka, 1991). La confianza existe cuando las partes perciben que sus socios poseen características que pueden hacer creer que va a haber reciprocidad en el intercambio de conocimiento. Intercambiar conocimiento es una forma de intercambiar poder con otros, puesto que se favorece situaciones constructivas para afrontar mayores riesgos de forma conjunta (Morgan y Hunt, 1994). 3. Confianza Identificativa (IBT-Identification-Based Trust-). Es el tipo de confianza que se caracteriza por un entendimiento mutuo entre todas las partes hasta el punto de que cada uno puede efectivamente actuar en nombre del otro. En este caso, la otra parte puede confiar en que su interés será completamente protegido sin necesidad de establecer vigilancia. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 ISSN: 1135-2523 147 Martín Rubio, I.; Peligros Espada, C. Los procesos de identificación de las diferentes partes de una relación se producen cuando se comparten valores. Pero, ¿qué se entiende por valores? Rokeach (1973) considera los valores como convicciones o creencias estables en el tiempo de que un determinado modo de conducta o una finalidad existencial es personal o socialmente preferible a su modo opuesto de conducta o su finalidad existencial contraria. El sistema o escala de valores es la jerarquización de valores según su importancia relativa. Otra cuestión distinta es cómo compartir valores entre varias organizaciones. Sobre el Modelo Propuesto Este modelo de confianza es popular en la literatura sobre organización, sin embargo, su relevancia no ha sido explorada en las relaciones entre fabricantes y proveedores en el sector del automóvil, porque fundamentalmente se han centrado en los incentivos y precios en los modelos de relaciones arm’s lenght en Occidente. Sako (1992) expone las diferencias entre el sistema arm’s lenght basado en relaciones contractuales y en el precio, utilizado en Occidente, y el modelo de relaciones de sociopartner- basado en la confianza y la calidad utilizado en Japón. Rutherford (2000) al estudiar en Canadá las relaciones entre fabricantes y proveedores en el automóvil observa que en Occidente es difícil replicar el modelo de relaciones logísticas que se realizan en empresas de origen nipón, debido a que las bases de la confianza, los valores culturales y las instituciones formales e informales en las que se fundamentan son diferentes. A igual conclusión llegan Montes y Kleiner (2007) en el sector del automóvil en Estados Unidos. 4. LA CONFIANZA EN EL SECTOR DEL AUTOMÓVIL De la mano de la adopción de la tecnología organizativa Lean Manufacturing -liderada por los fabricantes de automóviles japoneses- los vínculos entre los fabricantes de automóviles y su red de proveedores de primer nivel se basan cada vez más en una relación de necesaria mutua confianza y cooperación en la que los contratos que se establecen entre el fabricante y su red de proveedores son deliberadamente muy vagos en sus concreciones, resolviéndose las diferencias que puedan surgir como un “pacto entre caballeros” basándose en la mutua confianza existente entre las partes y bajo la creencia de que una solución ajena a los tribunales siempre será mejor (Peligros, 2005). Montoro (2005) destaca que prácticamente todas las empresas del sector de automoción, fabricantes de automóviles y de componentes, establecen relaciones de colaboración verticales y horizontales, tanto complementarias como competitivas. Ahora bien, dentro de la industria del motor no existe una completa homogeneidad en los vínculos relacionales ya que podríamos destacar una diferencia entre las relaciones que mantienen los fabricantes de automóviles con sus proveedores de primer nivel – first tier supplier- y las relaciones que establecen los proveedores de primer nivel con sus proveedores de segundo nivel. Martínez y Pérez (2005) manifiestan que en la industria del motor coexisten dos modelos de relación. Así, los fabricantes se relacionan con sus proveedores de primer nivel de manera más asociativa y con mayor confianza (siguiendo el modelo de Toyota o partner model) que los proveedores de segundo nivel con sus propios proveedores. Utilizando la terminología propia de la industria 148 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 Análisis de evolución de la confianza en la industria del automóvil: ¿Hemos llegado a la confianza identificativa? del automóvil, Dyer, Sung y Chu (1998) mantienen que el modelo de relación ha evolucionado desde una relación arm´s-length a una relación partner model. La relación arm´s-length evita el compromiso con los proveedores estableciéndose la función de compras mediante un sistema de subastas competitivas en el que el precio aparece como variable fundamental a la hora de seleccionar una oferta. Así, el proveedor que ofreciera el precio inferior sería probablemente el seleccionado, estableciéndose una relación directa entre el número de participantes en la subasta y el precio alcanzado, de tal forma que al aumentar el número de participantes se obtendrían mejores precios. El modelo arm’s length fue ampliamente aceptado como la más efectiva forma de gestionar las relaciones con los proveedores hasta que el éxito del modelo japonés forzó a una reconsideración del modelo de relación. El modelo partner model explica el éxito de las empresas japonesas debido a las próximas relaciones con sus proveedores. Este modelo se inscribe dentro de la tecnología organizativa denominada Lean Manufacturing que presenta como un rasgo básico la muy activa participación de los proveedores en el proceso de desarrollo del producto, bajo la certidumbre de que el proveedor es un verdadero especialista en su componente y que el fabricante no puede encontrarse en la “frontera del conocimiento” de cada uno de los componentes o módulos que integran sus automóviles. Esta participación tan activa se desarrolla a largo plazo y exige un importante compromiso de recursos e inversiones entre los miembros del acuerdo. Este compromiso de recursos tiene la facultad de estabilizar la relación e implica que, de alguna forma, el futuro de las empresas que se encuentran inmersas en el acuerdo se convierte en común. Helper (1991) define así el compromiso: “El grado en el que el proveedor tiene la certidumbre de que el cliente continuará comprando sus productos por un período de tiempo. Los clientes pueden señalar sus intenciones de varias formas, incluyendo inversiones, integración vertical, contratos legales que tienen la capacidad de forzar a las partes y contratos no escritos que compelen a las empresas a actuar correctamente y a ser fieles a los términos del acuerdo por temor a perder su reputación en los mercados como empresas que merecen confianza”. En muchas organizaciones no se le presta la suficiente atención a un activo intangible como es la reputación, la cual debería ser considerada por la organización como su más valioso activo (Sheffert, 2001). 4.1. Confianza Calculativa en la Industria del Automóvil. Precios e Incentivos La literatura que crítica al modelo arm’s lenght es muy abundante (Block, 1990; Sako, 1992; Sayer y Walter, 1992, Sadler, 1994). Por ello, Sako (1992) sugiere permitir el desarrollo de la confianza para reducir los costes de transacción. Esto supone dejar de considerar los precios y los incentivos como elementos principales de la relación y favorecer que la confianza evolucione para permitir el intercambio de conocimiento e información. En esta fase, la toma de decisiones se realiza en base a un análisis coste-beneficio en el que se toma en consideración los beneficios derivados de mantenerse fiel en el acuerdo y los costes derivados de su incumplimiento o traición. Entre los beneficios más relevantes nos encontramos con el aumento del volumen de facturación, la optimización de la capacidad instalada, el alcance de las economías de escala, el establecimiento del Just in Time, el aumento de la flexibilidad productiva, el acortamiento del Lead Time, el aumento de la Calidad tanto de Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 ISSN: 1135-2523 149 Martín Rubio, I.; Peligros Espada, C. Diseño como de Cumplimiento y la reducción de costes de transacción. En relación a los costes podemos señalar, entre otros: el acortamiento del margen, la reducción de precios, el riesgo de no contar con el proveedor adecuado y la obligación de establecer sistemas Just in Time. Por otra parte, el proveedor generalmente considera una imposición del fabricante el hecho de tener que instaurar un sistema de entregas Just in Time pero, por otro lado, suele considerar esta imposición como un aspecto positivo en su estructura organizativa. De forma similar, ocurre con la calidad. Para sostener la relación se utiliza lo que Williamson denomina la política de “intercambio de rehenes” a través de un sistema de costes hundidos. A continuación exponemos diferentes formas de mantener las conductas de las relaciones basadas en la Confianza Calculativa: a/ Temor a represalias. En una relación continuada es previsible que, en caso de incumplimiento, la otra parte actúe en algún momento buscando la venganza, lo que aparte de crear una relación inestable y poco fructífera, puede perjudicar seriamente los beneficios de la parte infractora. b/ Temor a la pérdida de reputación. La reputación de honestidad de una empresa es un activo altamente valorado, ya que la fama de empresa que traiciona los acuerdos le puede cerrar las puertas a futuros pactos ventajosos. Además, la reputación es un activo extremadamente frágil que debe ser objeto de especial cuidado. En la práctica se le otorga a cada empresa un rating numérico. Un proveedor que actúa correctamente tiene un buen rating, lo cual incrementa la probabilidad de ser recompensado con futuros contratos. Estos rating son usados tanto por empresas japonesas como de Estados Unidos para seleccionar a sus proveedores (McMillan, 1990). c/ Intercambio de rehenes: Realización de Inversiones en Activos Específicos a la relación Estos Activos Específicos involucrados en la relación presentan la característica de ser Costes Hundidos (Sunk Costs) ó costes irrecuperables. Estos Costes Hundidos son mayores cuanto mayor sea la especificidad de los activos, de tal forma que una vez que la empresa ha invertido en componentes o equipo productivo específico a la relación, el cambio de proveedor o cliente puede ser tan extraordinariamente caro que ambas partes se vean obligadas a perpetuar el acuerdo. Estos activos específicos tienen la capacidad de “atar sus propias manos” o de “intercambio de rehenes” (Willianson, 1983). Debido a la existencia de tales activos, la empresa no traicionará los acuerdos, ya que desde el punto de vista económico le interesa más cumplir el acuerdo que traicionarlo. De hecho, el estudio realizado por Anderson y Weitz (1992) en canales de distribución establece que las inversiones específicas actúan como potentes garantías en el cumplimiento de los acuerdos. Dyer (1994) pone de relieve que los proveedores japoneses se muestran más inmersos en la esencia del Lean Manufacturing que los estadounidenses, como muestra el hecho de que el 22% de las inversiones de capital japonesas se dirigen a activos que no son fácilmente reutilizables en el caso de que hubiera una ruptura en la relación. En contraste, los proveedores de Estados Unidos indican que cerca del 15% de sus inversiones no podrían ser reutilizadas. 150 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 Análisis de evolución de la confianza en la industria del automóvil: ¿Hemos llegado a la confianza identificativa? Por otro lado, los proveedores estimaban que, para sus clientes, se habían incrementado los costes de cambio del proveedor. En una escala de 1 a 5, el coste de cambio de proveedor había pasado de 2,9 en 1984 a 3,3 en 1989 (Helper,1991). La realización de inversiones específicas singulariza al proveedor que las realiza y pueden también constituirse en un origen de rentas. Aoki introdujo el concepto de “quasirenta” por el cual la especifidad de las técnicas de la relación (relation-specific skill) generan un incremento de valor añadido que supera al de la relación del fabricante con proveedores perfectamente sustitutivos entre sí (Asanuma 1989). Una vez realizada la inversión, existe un gran riesgo para el proveedor, ya que pasa a encontrarse “en las manos” de su cliente. Esta situación podrá ser aprovechada por su cliente y exigirle menores precios, mayor calidad, mayor esfuerzo tecnológico, mayor volumen de producción o el establecimiento de un sistema de entregas Justo a Tiempo. De hecho las investigaciones de Wasti, Kozan y Kuman (2006) - para la industria del automóvil asentada en Turquía - muestran que los proveedores tienden a estar poco satisfechos con la relación si su inversión en activos específicos es mayor que la de sus clientes, lo que implica exponer su “quasi-renta” y aumentar su vulnerabilidad. A los proveedores turcos se les pide realizar mayores inversiones en activos específicos que sus clientes, lo que sostiene la hipótesis de un ambiente dominado por el comprador y de menor equidad del lado del proveedor. Estos mismos autores establecen que la mayor asertividad ejercida por el comprador se encuentra influida por la idiosincrasia cultural turca al igual que ocurre con el caso japonés. Otras Investigaciones como las de Helper, Mac Duffie y Sabel (2000) establecen que no es indispensable instituir un “intercambio de rehenes” entre los participes de la relación, sino que los intereses de las empresas se encontrarían protegidos bajo el learning by monitoring. Al mismo tiempo que una de las empresas enseña a la otra determinada practica, a su vez se capitaliza al enseñarla. Se constituye así una relación en la que los colaboradores continuamente mejoran sus procesos y productos conjuntamente sin la necesidad de una clara división de los derechos de propiedad. Es entonces cuando empieza a desarrollarse la fase Cognoscitiva. 4.2. Confianza Cognostitiva en la Industria del Automóvil. Conocimiento e Información. Desarrollo de las Capacidades del Proveedor El modelo arm’s lenght se encuentra muy imbricado en la sociedad occidental. Pasar a un modelo de colaboración estableciendo unas relaciones más profundas que permitan intercambiar información, como sugiere Sako (1992), supone incurrir en mayores costes de transacción y mayor vulnerabilidad (Rutherford, 2000). Las investigaciones sobre las relaciones con los proveedores en las cadenas logísticas han intentado construir una teoría de la empresa que explicase tanto el gobierno interno de las formas organizativas como los límites en la toma de decisiones. Lo primero que deciden las empresas es si compran los componentes o los elaboran internamente, posteriormente, determinan el tipo de relación que van a desarrollar con sus proveedores. La teoría de los costes de transacción, que ha sido utilizada para la primera decisión (Williamson, 1975), ahora se ve enlazada con las teorías que estudian la gestión de la confianza para formar modelos híbridos entre el mercado y las jerarquías empresariales (Adler, 2001). Para Sako (2004) este “matrimonio” de teorías es incómodo, ya que la teoría de los costes de transacción es una teoría estática que tiene poco que aportar sobre innovación y la gestión del conocimiento. Por ello, Sako (2004) propone como mejor alternativa, la perspectiva de las capacidades organizativas y Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 ISSN: 1135-2523 151 Martín Rubio, I.; Peligros Espada, C. gestión del conocimiento para desarrollar las competencias de la empresa proveedora y las del cliente. Así, los límites de la empresa no se definen por los términos legales (los patrones de propiedad), o por los patrones de intercambio (cálculos de los costes de transacción), sino sobre la consideración de desarrollo de capacidades de producción. Este límite sobrepasa los límites legales de las entidades empresariales, ya que las empresas cliente intervienen en las decisiones de inversión en producción de sus proveedores. Para Sako la transferencia de capacidades organizativas desde la empresa cliente al proveedor no sólo precisa de compromisos financieros en recursos tangibles, sino también una estructura organizativa que facilite la gestión del conocimiento en los límites de las empresas. El desarrollo de las empresas de proveedores es una práctica empresarial utilizada y asumida como normal en la industria del automóvil de Japón durante décadas, sin embargo, en Occidente ha llamado la atención recientemente (Handfield et al. 2000). La organización de la estructura y los procesos de desarrollo de la producción de los proveedores no se ha estudiado como ha ocurrido en el desarrollo de productos (Clark y Fujimoto, 1991). El desarrollo de las empresas proveedoras es un procedimiento dirigido por la empresa cliente para mejorar sus capacidades de producción. Específicamente, se puede entender como un intento de la empresa cliente por replicar sus capacidades organizativas traspasando los límites de la organización. En el sector del automóvil, los fabricantes del producto final envían, en ocasiones, a sus propios ingenieros a las plantas de sus proveedores para resolver los problemas que aparecen en la producción de los componentes para cumplir con las fechas de entrega. El modelo japonés es paradigmático en relaciones de cooperación basadas en la replicación de capacidades organizativas en las empresas proveedoras de componentes. Sin embargo, en Occidente no existe el mismo proceso de legitimación, tanto a través de mecanismos formales como informales o culturales, para permitir que otra empresa decida cómo sus proveedores deben organizarse. Sako (2004) expone los ejemplos de Toyota, Honda y Nissan en el desarrollo de las empresas proveedores. Sin embargo, no se pueden citar ejemplos brillantes en Occidente. Uno de los rasgos que singularizan al sector del automóvil es el incremento del flujo de información, sobretodo, explícita gracias a las Tecnologías de la Información y Comunicación, lo que favorece traspasar a los proveedores la fabricación de más componentes e incluso se llega a hablar del ensamblaje total, permaneciendo en la empresa cliente el proceso de desarrollo e investigación de productos. Para ello, es fundamental, seguir profundizando en relaciones de calidad, donde se llegue a alcanzar la Confianza Identificativa en donde todos los socios de la relación tienen los mismos valores sobre el proceso de producción y el producto final. Los valores de comunicación abierta y respeto por la información compartida son fundamentales para llegar a conseguir un flujo de conocimiento, no sólo explícito sino también tácito, que favorezcan la mejora continua de ambas partes y de los productos realizados. 4.3. Confianza Identificativa. Identificación y Valores. Evolución de los valores éticos de las filosofías productivas. A pesar de la importancia que se asigna al comportamiento ético y a la comunicación fluida entre proveedores y fabricantes en el automóvil, encontramos que este sector se ha encontrado salpicado de comportamientos ajenos a lo que consideraríamos aceptable.A continuación vamos a exponer cómo en la industria del motor no se ha llegado- en líneas generales- a alcanzar un nivel de Confianza Identificativa dado que el grado de entendimiento entre los participes no alcanza el punto en el que una de las partes pueda actuar efectivamente 152 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 Análisis de evolución de la confianza en la industria del automóvil: ¿Hemos llegado a la confianza identificativa? en nombre de la otra. Para ello exponemos casos relevantes extraídos de estas relaciones que ejemplifican esta realidad. Así, comprobamos el cambio continuo y simultáneo de los dirigentes de las principales compañías, el endurecimiento de las relaciones con su industria proveedora a la que, entre otras cosas, pueden obligar a instalarse en mercados emergentes, la fijación de precios de forma unilateral por parte del fabricante, la manifiesta falta de transparencia de las negociaciones, el ocultamiento de malas gestiones a través de las decisión de vender áreas rentables y los escándalos financieros como son el caso Faurecia y el caso Hartz-Volkswagen. En el caso Faurecia, Volskwagen fue investigada por la fiscalía de Francfort a raíz del pago de sobornos por parte del proveedor francés de componentes para obtener contratos. La aceptación también salpicó a BMW. En el caso de Hartz-Volkswagen aparece una corrupción consistente en la organización de viajes de placer para altos cargos sindicales y directivos del grupo, además de la creación de empresas tapadera (El Mundo.es, 29.09. 2005). Ahora bien, si hay un caso que se podría considerar como un ejemplo paradigmático es el de López de Arriortúa en sus esfuerzos por salvar a General Motors de la quiebra y de su posterior salida hacia Volkswagen. General Motors durante los años 1990, 1991 y 1992 había sufrido continuas pérdidas (llegando a 4,5 billones de dólares en 1991) por lo que pusieron a López de Arriortúa al frente como vicepresidente para compras mundiales (Moffett y Youngdahl, 1999). López de Arriortúa se dio cuenta de que dónde mayor garantía de éxito tendría para reducir costes de producción sería en las compras que realizaba a sus proveedores. Tal y como él mismo expone (1997) “…, como los costos de la mano de obra suponían sólo el 8% del costo total del vehículo, de esta área no vendría la salvación de la compañía. Había que atacar el elefante blanco de los materiales que representaban alrededor del 75% del coste total del vehículo”. Esta estrategia tuvo éxito y en 1994 se obtuvieron beneficios (Treece, Schiller y Nelly, 1994). Una de las acciones para tratar de reducir costes fue el aumento en el número de proveedores (López de Arriortúa 1997, p.108). Esta política se continuó aplicando, a pesar de la salida de Lopez de Arriortúa de la organización. Burt y Boyett (1979) han mostrado que un incremento en la competencia entre los proveedores conduce a menores precios, incluso los fabricantes sondean a los proveedores antes de la introducción del producto para reducir el precio objetivo. La revolución en la oficina de compras de Detroit se basó en tres principios: - Todos los contratos de General Motors con sus proveedores tendrían que ser puestos de nuevo en oferta. - General Motors no favorecería por más tiempo a sus empresas subsidarias proveedoras – que representan el 70% de los componentes usados en los vehículos de General Motors. - Se tendrían que conseguir incrementos de productividad del 50% en 1995. General Motors exigía importantes reducciones de costes a sus proveedores, que- en ocasiones- eran ayudados por el equipo de ingenieros de General Motors, basándose, según Moffett y Youngdalh (1999), en la coerción e intimidación. Como ejemplo se expone el caso de un proveedor que desarrolló conjuntamente con General Motors un componente electrónico por 30 dólares. Después de reducir el precio a 15 dólares, el agente de compras de General Motors demandaba mas reducciones de precios, citando una oferta de una compañía china por 9 dólares, compañía que nunca había fabricado ese componente. Los proveedores alegaban que Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 ISSN: 1135-2523 153 Martín Rubio, I.; Peligros Espada, C. López de Arriortúa exageraba las ofertas de sus rivales para forzales a reducir aún mas su oferta (Wathne y Heide, 2000). Exponemos el caso que implica a Ford y a su proveedor de neumáticos Firestone, en el que constatamos la no existencia de Confianza Identificativa. En Agosto del 2000, tal y como Noggle y Palmer (2005) señalan, Ford realizó un auto recall (ponerse en contacto con los dueños de los vehículos para solucionarles un problema que el coche trae de fábrica) para los neumáticos instalados como equipamiento original en el Ford Explorer SUVs (Sport Utility Vehicles) debido a que, en el caso de reventar el neumático, el vehículo daba la vuelta. Los ejecutivos de Ford arguyeron que los neumáticos no eran su producto y, por tanto, no eran su responsabilidad. Firestone sugirió que podría ser un error de conducción o un pobre mantenimiento de los neumáticos. Cuando las propias investigaciones internas de Firestone encontraron evidencias de irregularidades en el material y diseño de los neumáticos, Firestone arguyó que la presión recomendada por Ford no era la adecuada y continuó manteniendo la importancia del consumidor en el mantenimiento. En 1999 Ford adquiere la división de turismos de Volvo y eleva el perfil de seguridad en sus vehículos acelerando de manera importante los niveles de calidad y de confianza de sus coches, en un proceso colectivo de responsabilidad ética y moral. Como podemos observar, se detectan rasgos en las relaciones que se encuentran lejos de encuadrarse dentro de la Confianza Identificativa, encontramos que la reciente importancia de la Responsabilidad Social Corporativa estimula la posible consecución del tercer estadio en el nivel de confianza, dado que el consumidor considera a la industria del automóvil como un todo dado que el producto final- el automóvil que conduce- es el resultado del esfuerzo colectivo del fabricante final y de los fabricantes de piezas y componentes. Svensson y Wood (2003) mantienen que el tiempo y la cultura determinan aquellos valores que se consideran éticamente aceptables o no en el mundo de los negocios y la importancia de estar un paso por delante de la dinámica de la ética de los negocios que se considera imperante en cada momento. Por otra parte, la industria del automóvil muestra que se encuentra un paso por delante en el caso del establecimiento de políticas medioambientalmente responsables. El consumo de combustible, las emisiones de gases contaminantes, el ruido, la resistencia del neumático y la facilidad en el reciclaje de los residuos son factores de posible representación numérica. Así, los progresos realizados gracias a la investigación en estos campos pueden ser medidos y comparados con sencillez. El principio inspirador del Lean Manufacturing se basa en una mutua y profunda confianza entre los participantes de la relación. De hecho, los contratos que ligan a las partes no son escritos o, en el caso de que lo sean, son de forma deliberada muy vagos en sus concreciones. Esta confianza facilita la inversión de los proveedores en activos específicos a la relación (Confianza Calculativa), enviando a sus ingenieros a trabajar en la empresa que fabrica finalmente los automóviles (comienzo de la Confianza Cognoscitiva). Además, la empresa proveedora suele adquirir el software preferido por sus clientes facilitándose de esta forma el intercambio de información y conocimiento. Finalmente, las empresas proveedoras incorporan los valores de responsabilidad social de la empresa cliente con el fin de, además de ofrecer una imagen común, configurar una base de creencias en las que se asientan los principios de confianza mutua para evitar abusos por una de las partes (Confianza Identificativa). 154 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 Análisis de evolución de la confianza en la industria del automóvil: ¿Hemos llegado a la confianza identificativa? 5. CONCLUSIONES Las crecientes presiones por reducir costes y tiempos de entrega en la actual sociedad del conocimiento globalizada conllevan profundizar en el desarrollo de una confianza más profunda y de mayor calidad en las relaciones que ligan a los fabricantes de automóviles con sus proveedores de piezas y componentes. La originalidad de este estudio radica en replicar una definición y modelo de confianza comprobado en la literatura sobre acuerdos organizativos, pero con el objetivo de observar la evolución de la confianza que está teniendo lugar en el sector del automóvil a partir de los años setenta. El modelo de Lewicki y Buncker (1995,1996) nos proporciona un armazón teórico para entender, de forma clara, la evolución de la confianza necesaria en el fomento de la colaboración. A través de los casos que hemos revisado, hemos podido comprobar cómo el desarrollo de las potencialidades del Lean Manufacturing, tanto para los fabricantes como para los proveedores de equipo y componentes, pasa por cumplir los requerimientos del fabricante a la vez que: se reducen los precios, se aumenta la calidad, se comparte el conocimiento, se incurre ocasionalmente en importantes Costes Hundidos y se integran los valores del fabricante. Por esto, en algunas situaciones, se han dado casos de abuso de confianza, sobre todo en Occidente, que provocan que no se pueda alcanzar la etapa más plena en la gestión de la confianza como es la etapa de Confianza Identificativa. En todo caso, comprobamos que el fabricante mantiene una relación más asertiva, mientras que el proveedor ejerce un papel más aquiescente. En definitiva, comprobamos como las relaciones entre los fabricantes de automóviles y su red de proveedores se encuentran situadas en el segundo estadio que define el modelo de Lewicki y Bunker y que se define por el de la Confianza Cognostitiva. Tal y como señala Sako el matrimonio entre las teorías de los costes de transacción y la teoría de la gestión de la confianza, es incómodo. En este trabajo encontramos que en Occidente, también resulta incómodo el matrimonio entre la teoría del desarrollo de las capacidades del proveedor y la teoría de la confianza, pues en la dirección del proceso de toma decisiones de la organización del proveedor se pueden apreciar abusos desde la empresa fabricante. En Occidente, todavía quedan elementos del modelo arms lengh donde el precio y los incentivos son elementos fundamentales. Las relaciones éticas siguen encuadrándose dentro del marco legal, por lo que los mecanismos formales que fomentan la confianza como la protección legal frente a posibles abusos marcan la diferencia con respecto a Japón. El nivel de intercambio de conocimiento e información en los contratos implícitos que se producen en las relaciones de colaboración es más fluido en Japón. Por tanto, replicar un sistema de transferencia de capacidades organizativas, como vemos que ocurre en Japón, no está exento de comportamientos oportunistas. El proceso de aprendizaje de la transferencia del conocimiento tácito en acuerdos implícitos en el sector de la automoción va a suponer el desarrollo de nuevos valores éticos en el entorno laboral y directivo de las organizaciones implicadas. Este trabajo permite observar no sólo la evolución del concepto de confianza y cómo se favorece el desarrollo de aprendizaje entre las diferentes organizaciones que trabajan en su cadena logística, sino que también ofrece una perspectiva mayor al observar pautas de evolución del mismo concepto en diferentes sociedades y en diferentes momentos del tiempo. Si bien, sobre esta última línea de investigación, Guillén (2000) nos indica que comparar sociedades y sus relaciones en diferentes niveles con distinta proporción de grupos de empresas, empresarios y multinacionales requiere considerar cada organización social como un recurso para la acción no como un obstáculo. La comprensión de la confianza en un sector y un área geográfica en la era de la sociedad del conocimiento y la globalización es un reto fundamental para profundizar en las relaciones de colaboración, para ello, hay que analizar los valores sobre los que se asientan los procesos de identificación cultural. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 143-158 ISSN: 1135-2523 155 Martín Rubio, I.; Peligros Espada, C. BIBLIOGRAFÍA ANDERSON, E y WEITZ B.(1992):“ The Use of Pledges to Buit and Sustain Commitment in Distribution Channels”, Journal of Marketing Research, Vol. XXXIX, Chicago, pp. 18-34. ARGYRIS,C.(1962): Interpersonal competence and organizational effectiveness. Homewood, IL, Dorsey ASANUMA, B. (1985): “The Contractual Framework for Parts Supply in the Japanese Automotive Industry”, Japanese Economic Studies , pp. 54-78. BABA, M. 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Universidad Complutense De Madrid Recibido: 24 de julio de 2008 Aceptado: 23 de enero de 2009 RESUMEN: El trabajo pretende lograr un doble objetivo, que coincide con una doble laguna de la literatura cultural. En primer lugar, generar un instrumento integrador de medida del concepto de cultura organizativa y validar lo empíricamente. Y, en segundo lugar, crear un modelo que permita clarificar las relaciones entre cultura y eficacia. Ello nos lleva a generar un modelo que nos permita analizar los distintos escenarios de implantación a los que pueden enfrentarse las organizaciones, estudiando los rasgos culturales que en cada caso permiten obtener una mayor eficacia. Contrastamos las relaciones planteadas en el sector hotelero español. PALABRAS CLAVE: Cultura organizativa, Eficacia, Ajuste Estratégico, Hoteles. TOWARDS THE MOST EFFICIENT ORGANIZATIONAL VALUES: THE ROLE OF ORGANIZATIONAL STRATEGY TO GET BETTER RESULTS ABSTRACT: This work aims to fulfill two main objectives. The first one is to create an integrative measure of organizational culture and validate it empirically. The second one is to generate a model that clarifies the relationship between organizational culture and effectiveness. This leads us to generate a model that will enable us to analyze the different implantation scenarios to the organization may face, studying cultural traits that in each of them allow organizations to get greater efficiency. We test these relationships in the Spanish hotel industry. KEYWORDS: Organizational culture, Effectiveness, Strategic Fit, Hotels. 1. INTRODUCCIÓN Tanto desde el punto de vista académico como empresarial está plenamente aceptado que la cultura organizativa tiene un impacto significativo en la organización, ya sea a través del comportamiento de los empleados, de sus motivaciones o, en último lugar, de los resultados que se alcanzan (Deal y Kennedy, 1982; Peters y Waterman, 1982; Siehl y Martin, 1990). La cultura se define en términos de patrones compartidos que evolucionan a lo largo del tiempo y que sirven para reducir la variabilidad humana y para esbozar el comportamiento de los empleados en las organizaciones (Denison, 1990; Lorsch, 1986; Peters y Waterman, 1982; Schein, 1985; Weick, 1987; Wilkins y Ouchi, 1983). Así, Schein (1985:5) define la cultura organizativa como “el patrón de asunciones básicas que un grupo ha inventado, descubierto o desarrollado a través del aprendizaje para tratar con sus problemas de adaptación externa e integración interna y que ha funcionado lo suficientemente bien para ser considerado válido y, además, para ser enseñado a sus miembros como la correcta forma de percibir, pensar y sentir en relación con dichos problemas”. Sin embargo, aunque está plenamente aceptado que la cultura tiene un impacto significativo en la organización, describir la manera en la que ésta puede influir en el comportamiento de los individuos para generar mejores resultados está abierta a una mayor Sánchez Quirós, I. polémica. El origen de los problemas tiene una triple vertiente. En primer lugar, el concepto de cultura en sí mismo ya es controvertido, ya que las corrientes de investigación sobre cultura organizativa se dividen en dos grandes campos y el hecho de entender cultura de una u otra forma tiene consecuencias claras en la naturaleza del estudio que se puede efectuar. Un segundo problema, una vez analizado el concepto, consiste en la medición del mismo. El concepto de cultura ha sido objeto de instrumentos de medición muy diversos, por lo que no existe un manera de medir el concepto con validez general. Un tercer problema, una vez analizado y medido el concepto, consiste en la unión de la cultura con los efectos de la misma. Un gran número de investigadores ha tratado de encajar la cultura con la eficacia, pero aún existe escasa evidencia al respecto. Los investigadores organizativos han analizado la relación entre cultura y funcionamiento, pero no se han desarrollado teorías explícitas que relacionen cultura y eficacia, ni se ha presentado evidencia empírica concluyente al respecto. A causa de la escasez de acuerdo en lo referente a las formulaciones teóricas relativas a la cultura organizativa y su posible encaje con la eficacia, no existe un cuerpo de conocimientos empíricos con validez general. Por todo ello, con el presente trabajo nos planteamos lograr un doble objetivo. En primer lugar, generar un instrumento de medida de la cultura organizativa y validarlo empíricamente. Para ello, revisaremos la literatura para acotar el concepto de cultura al que adscribiremos el presente estudio, de tal forma que nos permita definir el nivel de cultura que vamos a valorar. Una vez hecho esto, analizaremos los trabajos culturales, de manera que podamos obtener una medida lo más integradora posible del concepto para poder validarla empíricamente. En segundo lugar, el segundo objetivo fundamental, una vez valorado el concepto de cultura, será analizar la manera en la que la cultura influye en los resultados de la empresa. Para cumplir este objetivo, justificaremos la teoría del encaje estratégico como la más explicativa en el análisis de dicho vínculo. Esta teoría defiende que los rasgos culturales más adecuados para una organización dependen de los objetivos que la empresa busque. Para cumplir con los dos objetivos planteados, hemos estructurado el trabajo en cuatro bloques básicos. En el siguiente epígrafe analizaremos el concepto de cultura y su medición, con lo que cumpliremos teóricamente el primero de los objetivos. En segundo lugar, estudiaremos las diferentes corrientes de investigación que se han acercado al estudio de la relación entre cultura y eficacia, comparándolas y justificando la perspectiva del ajuste estratégico, lo que nos permitirá plantear las hipótesis de investigación. En tercer lugar, contrastaremos empíricamente el marco planteado en el sector hotelero español y finalizaremos con las principales conclusiones y aportaciones del trabajo realizado. 2. CONCEPTO Y MEDICIÓN DE LA CULTURA ORGANIZATIVA Los estudios culturales giran en torno a dos ejes básicos que coinciden con dos paradigmas generales que encuentran su aplicación en el estudio de cultura corporativa, como son el funcionalismo y la perspectiva interpretativa. Ambos paradigmas presentan diferencias y similitudes que se muestran en la tabla nº 1. 160 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. Tabla 1. Paradigma funcionalista frente a interpretativo DIMENSIÓN FUNCIONALISMO P. INTERPRETATIVA DIFERENCIAS EN LAS CONCEPCIONES Predefinido y universal: Marco analítico Funciones y niveles similares de cultura están documentados en todas las organizaciones Categórico: Modelo de análisis Identificación de elementos culturales y descubrimiento de las relaciones causales entre ellos. Procesos analíticos Convergente: Condensa y reúne los elementos de análisis cultural. Emergente y específico: Oportunidades para la creación de significado son únicas en cada contexto cultural. Asociativo: Leer los significados y explorar las relaciones entre ellas. Divergente: Expande y enriquece el análisis cultural. CONEXIONES EN SUS ASUNCIONES Cultura como patrón Patrón de valores y asunciones básicas Visión del mundo o webs de significación Descubrir el nivel profundo de cultura Interpretar las expresiones simbólicas y las Cultura como esencia que hace posible descifrar los niveles de representaciones de las capas más profundas de cultura más visibles que lo circundan. Cultura como elemento estático significado Predecible, lineal, estados deterministas Relaciones interrelacionadas y circulares entre de desarrollo. interpretaciones y significado Fuente: Schultz, M. y Hatch, M. J. (1996: 540). Aceptar la perspectiva funcionalista supone concebir la cultura como un sistema sociocultural, cuyo estudio se centra en encontrar las funciones y niveles comparables entre todas las organizaciones, mientras que considerar la cultura dentro de la perspectiva interpretativa supone aceptarla como un sistema de ideas, que considera que cada contexto cultural es único. La primera de las dos corrientes considera la cultura como una variable organizativa, independiente o dependiente, externa o interna, es decir, algo que la organización tiene (Louis, 1980; Siehl y Martin, 1981; Schultz y Hatch, 1996; Tichy, 1982). La segunda gran corriente de estudios (perspectiva interpretativa) es aquella que entiende cultura como una metáfora para definir la organización (Geertz, 1973; Lamers, 1981; Malinowski, 1961; Radcliffe-Brown, 1952) o algo que una organización es (Allaire y Firsirotu, 1984; Smircich, 1981). La visión se centra en que las organizaciones deben ser entendidas como culturas. El presente estudio pretende detectar aquellos rasgos culturales generales que permitan comprender las distintas opciones a las que deben hacer frente los directivos cuando quieren utilizar la cultura como mecanismo de coordinación. Por ello, estamos interesados en descubrir regularidades entre empresas y no elementos diferenciales. Este objetivo nos lleva a ubicarnos en la perspectiva funcionalista y aceptar la cultura como un sistema sociocultural, generalizable entre organizaciones y alejarnos de perspectivas interpretativas más propias del campo antropológico, ya que estamos interesados en la capacidad de comparación de las empresas. El investigador organizativo sobre cultura interpreta la organización no como una solución natural a fuerzas Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 161 Sánchez Quirós, I. profundas y universales, sino como un instrumento racional diseñado por la alta dirección para orientar el comportamiento de los empleados de la forma requerida (Lamers, 1981). Esta concepción condiciona el resto de la investigación, puesto que acota los niveles de cultura que pueden investigarse, los métodos que pueden utilizarse y la metodología de estudio. La cultura tiene muchos elementos organizados alrededor de un continuo de subjetividad y accesibilidad. Los elementos más objetivos se convierten en vehículos para la transmisión de los elementos menos tangibles y más subjetivos de cultura. De esta forma, se pueden distinguir tres niveles fundamentales en el estudio de la cultura organizativa, de los que se derivan diferentes propósitos y formas de afrontar la investigación (véase tabla número 2): las asunciones básicas, los valores y normas de comportamiento y los artefactos visibles1. La adecuación está condicionada, por tanto, a su encaje con los objetivos de la investigación y con el resto de las decisiones culturales tomadas. A efectos prácticos, los valores y las normas de comportamiento suelen ser los elementos que se prestan a un análisis empírico, puesto que son conscientes y generalizables entre organizaciones. Sin embargo, las asunciones básicas son patrones inconscientes a los que sólo se puede acceder a través de una interacción directa con sus portadores durante un dilatado periodo de tiempo. Por su parte, los artefactos visibles también son únicos para cada organización y se han generado a través de una concatenación de acontecimientos que no suele ser extrapolable a otras corporaciones. Es decir, un símbolo determinado puede significar cosas diferentes en dos empresas distintas debido a acontecimientos concretos de su ciclo de vida. Así pues, un estudio empírico de la cultura organizativa requiere del análisis del componente intermedio de la misma (valores y normas de comportamiento). Por ello, el análisis de los factores generalizables entre organizaciones que permitan analizarla desde una perspectiva funcionalista, lleva a estudiar los valores y, sobre todo, su plasmación en normas de comportamiento, como queda reflejado en la tabla nº 2. Tabla nº 2. Rasgos básicos de cada nivel de cultura NIVEL DE CULTURA NIVEL DE CONCIENCIA PERSPECTIVA TIPO DE ESTUDIO Asunciones básicas Inconscientes Interna Cualitativo Valores y normas Inconscientes/conscientes Externa Cuantitativo Artefactos visibles Conscientes Interna Cualitativo Fuente: Elaboración propia. Una vez definido el concepto es necesario proceder a su medición. Existen multitud de instrumentos de medición de la cultura organizativa a través de valores visibles o prácticas de comportamiento, pues cada autor utiliza sus propias dimensiones en función de los objetivos que se haya planteado para su estudio: OBK, OCI, prácticas de Hofstede… (Bilsky y Jehn, 1999; Cooke y Szumal, 2000, 1993; Earley, 1994; Jehn y otros, 1997; O´Connor, 1995; Posner, 1992; Sendergaard, 1994; Zamanou y Glaser, 1984). Esto hace que no se haya desarrollado una medida generalmente aceptada del concepto objeto de estudio, sino una multitud de instrumentos diversos con objetivos dispares y aplicaciones heterogéneas. Por ello, en nuestro caso vamos a tratar de generar una medida integradora que incluya las dimensiones más relevantes introducidas en los diferentes estudios y será validada a lo largo del estudio. La unión que pretendemos realizar entre cultura y eficacia requiere, en primer lugar, que se recojan aquellos aspectos más relevantes y recurrentes del concepto de cultura. Para ello, hemos revisado la literatura analizando las dimensiones que se recogen en cada uno de los estudios, intentando agrupar las dimensiones en función de sus semejanzas y diferencias. El tabla nº 3 recoge los diferentes instrumentos de medida de la 162 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. cultura encontrados en los diferentes estudios, así como un reflejo de los solapamientos y diferencias entre ellos. Como puede observarse en la tabla nº 3, cada autor utiliza dimensiones diferentes, aunque el contenido de las mismas, en algunos casos, muestra grandes solapamientos. Además observamos en los diferentes instrumentos la consideración de dimensiones que son extremos de continuos y no dimensiones diferentes, como el énfasis en la estabilidad/innovación, competencia/cooperación o valoración de los individuos/resultado organizativo. Por ello, hemos integrado los diferentes instrumentos de medida para recoger tres dimensiones básicas que recojan los aspectos relevantes encontrados en la literatura y que incluyen factores mutuamente excluyentes: aspectos centrados en la organización del trabajo (INDIVIDUALISMO/COLECTIVISMO), en la consideración del individuo dentro de la organización (ORIENTACIÓN EMPLEADO/TAREA) y en los objetivos que se buscan con la tarea (FLEXIBILIDAD/ ESTABILIDAD). Por ello, partiendo de estas tres dimensiones básicas extraídas de los diferentes instrumentos de medida de cultura organizativa analizados, los revisamos de nuevo para identificar los rasgos más relevantes de cada una de ellas. La primera de las dimensiones encontradas, la llamada prácticas individualismo/colectivismo, es básica puesto que permite discernir dentro de una dirección basada en la cultura (Caldwell y O´Reilly 1990). La cultura colectivista recoge aspectos de la valoración de las unidades organizativas sobre la base de las contribuciones colectivas o de grupo a los procesos de producción (Hofstede y otros 1990). Es decir, la base fundamental es la coordinación de la toma de decisiones, que la gente y los departamentos dentro de una organización trabajen juntos y aúnen sus esfuerzos. Todo ello lleva a que se fomente el comportamiento del grupo, y se recompense el trabajo en equipo y los resultados conjuntos (Calori y y Sarnin 1991; Glaser 1983). El colectivismo muestra una tendencia a la cooperación, mientras que el individualismo ha sido unido a la competitividad. La gente en organizaciones colectivistas tiende a utilizar la pertenencia como la base para la categorización social (Kilmann y Saxton 1991). Un individuo individualista busca mejorar su desempeño por las ganancias y el reconocimiento que él mismo recibe (Allen y Dyer 1980; Cable y Judge, 1997; Lee y otros, 1995). El individualismo y el colectivismo, por tanto, influyen en el uso que la persona hace de la información durante su aprendizaje (Peters y Waterman 1982). Para los individualistas, el entrenamiento enfatiza la capacidad personal, mientras que para los colectivistas, se hace hincapié en la capacidad del grupo (Mackenzie 1995). En las empresas individualistas, lo que se valora es maximizar y perseguir objetivos individuales y se recompensa a los individuos en función del grado de consecución de sus propios logros (Hofstede y otros 1990). En las colectivistas, la prioridad radica en los objetivos colectivos y en la acción cooperativa, y los miembros son recompensados por las contribuciones conjuntas a los logros organizativos (Rentsch 1990; Reynierse y Harker 1986). Las organizaciones altamente colectivistas, por lo tanto, fomentarán el trabajo en grupo y las contribuciones colectivas a los resultados organizativos. Se creará un ambiente en el que se rechazarán los conflictos y se enfatizará la cooperación como elemento fundamental para el logro de sus objetivos (Reynolds 1986; Webster 1992). Por su parte, las culturas con énfasis en el individuo se caracterizarán por una valoración de la contribución individual al logro de los objetivos. Lo fundamental es el logro de las metas planteadas y se valora al individuo como elemento que contribuye a ello. Esto fomentará un ambiente de competencia, en la que la agresividad será una cualidad muy valorada. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 163 Sánchez Quirós, I. Tabla 3. Dimensiones de medición de la cultura OBK Valores TRABAJOS Atkinson (1990) Mulins y otros (1993) Peter y Waterman (1982) Sahkin (1991) Sahkin (1984) OCP Valores OCI Normascomportamiento Bilsky y Jenh Cooke y (1999) Rousseau (1988) Cable y Judge Cooke y Szumal (1997) (1993) Caldwell y Lee y otros O´Reilly (1990) (1995) Jehn y otros Thomas y otros (1997) (1990) Judge y Cable Xenikou y (1997) Furnham (1996) Posner (1992) OCS Glaser, Zamanou y Hacker (1987) Zamanou y Glaser (1984) Chatman y otros (1998) Earley (1994) CALORI Y SARNIN Valores HOFSTEDE Valores y prácticas Caroly y Sarnin (1991) Hofstede (1998) Hofstede y otros (1990) Newman y Nollen (1996) O´Connor (1995) Sendergaard (1994) Shacklton y Ali (1990) Cox y otros (1991) Actitud hacia cambio Necesidad de seguridad Orientación tarea Innovación Innovación/ Estabilidad Convencional Control rígido vs escaso Eliminativo Ser el mejor Orientación a los resultados Competitivo Atención a los detalles Perfeccionismo Resultado Orientación empresa proyecto/resultado Servicio a los Orientación clientes normativa/pragmática Calidad superior Atender detalles Poder Autoridad Necesidad de autoridad Relaciones interpersonales Trabajo en equipo Competitividad Humanístico Trabajo en equipo Cooperación interna Competencia interna Logro Sistemas abiertoscerrados Agresividad Individuo Divertirse Propia realización Informalidad Aprobación Moral Propia satisfacción Centralización del trabajo Solidaridad Miras estrechas vs profesional Integridad Importancia gente Respeto gente Afiliativo Compromiso Involucración personal Orientación empleado-trabajo Fuente: Elaboración propia. 164 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. Otra dimensión que permite discriminar es la orientación empleado/trabajo. Así, esta dimensión ha sido recogida por Hofstede y otros (1990) como prácticas masculinas/femeninas. Así, en el lugar de trabajo, la masculinidad/orientación a la tarea se refleja en oportunidades de altos rendimientos, reconocimiento, progreso y recompensas basadas en los méritos (Caldwell y O´Reilly 1990; Denison, 1996; Sahkin, 1984; Hofstede y otros 1990). Las prácticas femeninas (centradas en el empleado) enfatizan la calidad de las relaciones interpersonales y de los asuntos relacionados con la vida en el trabajo. Una cultura orientada hacia la persona valorará los aspectos relacionados con las condiciones de vida en el trabajo, como la política de empleo, las posibilidades de promoción, el nivel de satisfacción..., mientras la cultura orientada a la tarea centrará su énfasis en el logro de los objetivos organizativos, valorando a los individuos que contribuyen de mejor manera a los mismos (Allen y Dyer 1980; Newman y Nollen, 1996; Reynierse y Harker 1986). Las prácticas directivas consistentes con esta orientación cultural basada en la persona incluyen el proveer empleo y solución de problemas a largo plazo (Kotter y Heskett, 1992). Así, el objetivo fundamental es lograr un grado máximo de compromiso/cohesión, lo que dará lugar al cumplimiento del resto de los objetivos, mientras que el objetivo fundamental de las organizaciones masculinas es lograr las metas que se tienen encomendadas (Kilmann y Saxton 1991; Mackenzie 1995; Mulins y otros, 1993; Peters y Waterman 1982; Rentsch 1990; Sashkin y Fulmer, 1985). Esta dicotomía de formas culturales ha sido también planteada en la literatura relativa a la dirección de recursos humanos. Por su parte, el último de los bloques de rasgos que permite diferenciar culturalmente a las organizaciones es el comportamiento que se espera de los individuos en la organización (flexibilidad/estabilidad). Las organizaciones con una cultura basada en la estabilidad van a caracterizarse por una incapacidad de los empleados para hacer frente a nuevos problemas, bien porque no tienen la visión de conjunto que permite entenderlos, o bien, aún entendiéndolos, porque no tienen la autoridad para resolverlos. Esto hace que la organización no sea capaz de hacer frente de forma rápida a las contingencias del entorno, mostrando una carencia de adaptabilidad, por el castigo de los errores, lo que lleva a que los individuos no quieran correr riesgos y fomenten la estabilidad. El objetivo fundamental que se persigue es obtener la máxima eficiencia. Sin embargo, las organizaciones con una cultura basada en la flexibilidad valoran de forma fundamental la capacidad de actuación de los individuos para lograr los objetivos organizativos (Caldwell y O´Reilly, 1990; Glaser, Zamanou y Hacker, 1987; Mackenzie, 1995; Sahkin, 1991; Webster, 1992). Esto hace que los empleados se encuentren cómodos ante situaciones de cambio, puesto que este es un arma fundamental para el logro de su meta prioritaria (Peters y Waterman, 1982; Rentsch, 1990; Sashkin y Fulmer, 1985). La organización tolera que se cometan riesgos, puesto que esto es parte del proceso de aprendizaje y adaptación (Chatman y otros, 1998; Shacklton y Ali, 1990; Xenikou y Furnham, 1996). Con ello, lo que pretende fomentarse es un proceso de mejora continua que permita a la organización ir adaptándose sin perder competitividad (Calori y Sarnin, 1991; Glaser, 1983; Reynolds, 1986; Zeitz y otros, 1997). En la tabla número 4 se recogen los ítemes de las dimensiones culturales utilizadas en el presente estudio, describiendo los principales aspectos que tratan de medirse y qué estudios han recogido ya en sus investigaciones la misma problemática, aunque sea con denominación o aspectos diferentes. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 165 Sánchez Quirós, I. Tabla 4. Medición de la cultura organizativa DIMENSIÓN ESTUDIOS QUE LA DESCRIPCIÓN - Trabajo en grupo/individual INCLUYEN - Recompensas individuales/conjuntas Individualismo/ - Objetivos individuales/conjuntos 1; 2; 3; 5; 6; 7; 9; 11; 12; Colectivismo - Agresividad/calma 13; 14; 16 - Cooperación/competencia - Satisfacción/tarea - Empleo a largo plazo frente a empleo a corto plazo - Posibilidades de promoción - Política de reclutamiento - Captación/desarrollo de talentos - Flexibilidad (afrontar nuevos problemas) - Adaptabilidad (cambio) - Toma de riesgos - Mejora continua/estabilidad Orientación empleado/tarea Flexibilidad/ estabilidad Estudios sobre cultura organizativa 1.- Allen y Dyer (1980) 2.- Caldwell y O´Reilly (1990) 3.- Calori y Sarnin (1991) 4.- Cooke y Lafferty (1983) 5.- Glaser (1983) 6.- Hofstede y otros (1990) 7.- Kilmann y Saxton (1991) 8.- Kotter y Heskett (1992) 1; 2; 6; 7; 8; 9; 11; 12; 13; 15 2; 3; 5; 9; 11; 12; 14; 15; 16; 17 9.- Mackenzie (1995) 10.- Ott (1989) 11.- Peters y Waterman (1982) 12.- Rentsch (1990) 13.- Reynierse y Harker (1986) 14.- Reynolds (1986) 15.- Sashkin y Fulmer (1985) 16.- Webster (1992) 17.- Zeitz y otros (1997) Fuente: Elaboración Propia 3.- ENFOQUES RELACIÓN CULTURA-EFICACIA: HACIA LA PERSPECTIVA DEL AJUSTE ESTRATÉGICO Una vez identificado y propuesto un instrumento de medida del concepto de cultura, primer objetivo de nuestro estudio, el segundo consiste en unirlo a los resultados de la misma. Los investigadores organizativos han analizado la relación entre cultura y resultados (Barley y otros, 1988; Barney, 1986; Denison, 1990; Ott, 1989; Saffold, 1988; Wilkins y Ouchi, 1983), pero no se han desarrollado teorías explícitas que relacionen cultura y eficacia, ni se ha presentado evidencia empírica concluyente al respecto (Owens, 1987; Siehl y Martin, 1990; Uttal, 1983). Ejemplos de trabajos que han abordado esta problemática son los libros de Denison (1990), Kotter y Heskett (1992) o Peters y Waterman (1982), o los artículos de 166 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. Gordon (1985), Barney (1986) o Saffold (1988), que han generado la mayoría de la evidencia que existe al respecto. A causa de la escasez de acuerdo en lo referente a las formulaciones teóricas relativas a la cultura organizativa y su posible encaje con la eficacia, no existe un cuerpo de conocimientos empíricos con validez general. Sin embargo, las aproximaciones de estudio se agrupan en tres grandes bloques: la visión de la cultura fuerte, la de los rasgos y la del encaje estratégico. Las implicaciones de cada una se describen a continuación. 3.1. Perspectiva de la cultura fuerte Una de las corrientes básicas que intenta enlazar la cultura con la eficacia es la que une la fortaleza de los valores compartidos con los resultados. Las culturas fuertes se encuentran en las organizaciones en las que la mayoría de sus miembros tiene un mismo conjunto de valores y asunciones. Una cultura fuerte puede actuar como una forma de control social ya que sirve como mecanismo de guía para el comportamiento de los empleados. Una cultura fuerte es aquella ampliamente compartida en la organización. La forma en la que ésta puede influir en los resultados depende de tres argumentos: ; Una cultura organizativa fuerte facilita el logro de los objetivos. La idea es que, a causa de que todos los empleados comparten los mismos objetivos y asunciones básicas, no sólo están de acuerdo con los objetivos que se deben perseguir, sino en los medios para lograrlos. En consecuencia, la iniciativa de los empleados, su energía y entusiasmo se canalizan en la misma dirección. En estas empresas existen pocos problemas de coordinación y control, la comunicación es rápida y efectiva y los recursos no se malgastan en conflictos internos (Hanges y Dickson, 2004). ; Una cultura fuerte da lugar a una mayor motivación de los empleados. Esto tiene fundamentalmente dos justificaciones: las culturas fuertes hacen que las organizaciones se identifiquen con ellas (los empleados disfrutan formando parte de una organización con una cultura distintiva y con otras personas que comparten la misma visión o forma de trabajar) y, a menudo, incorporan prácticas que son muy motivadoras. Éstas influyen, o pueden hacerlo, en la participación de los empleados en la toma de decisiones y en otros aspectos que incluyen reconocimiento (Denison y Mishra, 1995; House y otros, 2002). ; Una cultura fuerte es más capaz de aprender del pasado. Sus valores, rituales y ceremonias proceden de la interpretación de hechos pasados, por lo que supone un antecedente que permite a la organización afrontar nuevos desafíos y generar un entendimiento y cohesión social que proviene del conocimiento del pasado. Una cultura fuerte contribuye a mejores resultados porque crea un lazo entre los empleados, resultando en una comunicación más eficiente y mayor cooperación (Cooke y Rousseau, 1988; Klein y otros, 1995). También hace más fácil para los integrantes de la organización interpretar los acontecimientos organizativos y clarifica a los participantes las actitudes y comportamientos que serán sancionados o recompensados por la organización (Glisson y James, 2002; Kotter y Heskett, 1992; Sorensen, 2002). Muchos investigadores sugieren que se obtienen mejores resultados financieros por aquellas empresas que tienen un acervo de valores directivos más fuerte que define la manera de tratar a los empleados, clientes, proveedores..., y que fomenta la innovación y la flexibilidad en las empresas (Barney, 1986). Por tanto, una cultura fuerte puede actuar como una forma de control social, ya que sirve como mecanismo de guía para el comportamiento de los empleados y permite asegurar los resultados de la organización a largo plazo (Barney, 1986; Gordon y DiTomaso, 1992; Schein, 1985; Weick, 1985). Este tipo de explicaciones comparten normalmente un alto componente normativo. Las empresas con culturas fuertes son ejemplos de dirección excelente Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 167 Sánchez Quirós, I. (Peters y Waterman, 1982). Existen numerosas investigaciones que apoyan la hipótesis de que las culturas fuertes, medidas de forma diversa, tienen más éxito (Deal y Kennedy, 1982; Mitroff y Kilmann, 1984; Ouchi y Price, 1978; Pascale, 1985). Pero, en su mayor parte, estos argumentos se han respaldado mediante estudios conceptuales y anecdóticos o mediante el estudio de casos sin medidas formales, ni de resultados, ni de cultura. Sin embargo, también existen trabajos que argumentan que una cultura fuerte puede ser un lastre para la organización pues reduce su posibilidad de adaptación a los cambios (Anand, Ashforth y Joshi, 2004; Giddens, 1991; Pierre y otros, 2006; Wilmott, 1993). Una cultura fuerte puede constituir una fuente de rigidez que impida que la organización pueda adaptarse al mercado y hacer frente a los nuevos requerimientos competitivos. La fortaleza de la cultura puede actuar, pues, como una barrera que impide que la organización se adapte, ya que perpetúa comportamientos que la organización debería cambiar pero que los individuos se resisten a hacerlo pues forma parte de “su manera de hacer las cosas” (Litzky y otros, 2006; Wilmot, 1993). Como resultado de ello, la investigación que ha examinado el efecto de la fortaleza cultural en los resultados económicos muestra sólo una asociación positiva muy modesta (Siehl y Martin, 1990) y poco concluyente. Estas críticas han hecho surgir otras visiones que afirman que es el contenido de la cultura, no sólo su fortaleza, lo que da lugar a mejores resultados. Una cultura fuerte considerando el nexo de manera aislada, puede orientar a la organización hacia la dirección equivocada, o, incluso, puede hacer que sea incapaz de adaptarse a los cambios. 3.2. Perspectiva de los rasgos Por ello, surge la perspectiva de los rasgos, que enfatiza que es la dirección de los valores y no su fortaleza, lo que permite a las organizaciones obtener una mayor eficacia. Saffold III (1988) recoge que los estudios sobre rasgos culturales han proliferado. Así, el perfil de las culturas excelentes avanzado por Peters y Waterman (1982) ha sido ampliamente discutido. Ouchi y otros han unido lo que llamaron teoría Z con un mayor nivel de productividad (Ouchi, 1981; Ouchi y Price, 1978) y Wilkins (1984) ha descrito las compañías con una cultura positiva como aquellas que obtienen una mayor eficacia. Denison (1984) ha contrastado en su estudio que aquellas organizaciones en las que se fomenta la participación generan un ROI casi dos veces más grande que aquellas que carecen de esos valores. Vaill (1984) ha descrito los rasgos de los sistemas con buenos resultados. Stevenson y Gumpert (1985) han presentado una radiografía de las culturas empresariales eficaces y Akin y Hopelain (1986) los rasgos comunes de tres compañías altamente diversas, que denominaron culturas de alta productividad. Todos estos estudios han hecho surgir la perspectiva de los rasgos (Saffold III, 1988). El punto de conexión entre todos estos estudios es el que defiende que las organizaciones eficaces son las que valoran a sus trabajadores, construyen sus organizaciones trabajando en equipo y desarrollan el capital humano a todos los niveles (Becker, 1976; Lawler, 1996; Likert, 1967). El razonamiento que subyace es que los directivos y los empleados de todos los niveles se sienten parte de la organización, perciben que se les considera, que sus objetivos están directamente conectados con los de la empresa y, por lo tanto, contribuyen de una mejor forma a lograrlos (Gillett y Stenfer-Kroese, 2003). Sin embargo, más allá de esta coincidencia, los rasgos que definen las culturas excelentes para estos autores son diferentes y, además, existen empresas con malos resultados que también los comparten, así que no está claro que sean rasgos que discriminen el buen del mal comportamiento. Por ello, este planteamiento ha sido refinado para plantear un elemento adicional: al igual que las culturas fuertes no necesariamente dan lugar a una mayor eficacia, ya que pueden perseguir objetivos equivocados, no todas las organizaciones persiguen los mismos objetivos y, por tanto, los rasgos culturales que las definan no tienen necesariamente que ser los 168 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. mismos. Este es el origen de la perspectiva del ajuste estratégico, que constituye nuestro objetivo a la hora de unir cultura y resultados. 3.3. Perspectiva del encaje estratégico La hipótesis de cultura fuerte-eficacia o de los rasgos-eficacia depende en gran medida de que los valores que defiende la organización sean adecuados a las contingencias en las que se desenvuelve su actividad (Grant, Shani y Krishman, 1994; Merron, 1994; Nadler y Tushman, 1989; Tosti y Jackson, 1994). Es decir, se supone que las organizaciones que tengan culturas que encajen con el entorno y la estrategia de negocio tendrán mejores resultados que las que obtengan un encaje pobre, ya que la cultura se puede convertir en un lastre cuando las asunciones compartidas no encajan con las necesidades de la organización (Weiner, 1988; Wilkins y Ouchi, 1983). Según esta perspectiva, una cultura que apoya la estrategia y el contexto de la organización es eficaz, eficiente y un activo para el logro de productividad y rentabilidad (Sathe, 1983). Pero su efecto como variable aislada de su contexto organizativo es indeterminado. Sin embargo, a pesar de su lógica conceptual, la mayoría de los estudios han planteado de manera teórica esta relación, o mediante estudio de casos, por lo que no existe evidencia suficiente que permita verificar el supuesto teórico. Por ello, en el presente trabajo nos planteamos trasladar estos supuestos para generar evidencia empírica del papel que juega la estrategia en la relación cultura/eficacia. Para ello, es necesario formular la primera hipótesis en línea con el planteamiento efectuado, que nos permite determinar la condición necesaria para que el planteamiento establecido sea coherente: Hipótesis nº 1: No existen rasgos culturales universalmente eficaces comunes a todas las organizaciones La verificación de esta hipótesis nos permitirá afirmar que la perspectiva de los rasgos no se ajusta a la realidad empresarial frente a lo que otros muchos autores culturales defienden (Calori y Sarnin, 1991; Denison, 1990; Gordon y DiTomaso, 1992), como hemos analizado anteriormente. Ello nos lleva a ubicar la cultura en el contexto organizativo en el que se mueve, para ubicar los rasgos culturales más adecuados. Para ello, debemos centrar la perspectiva que condicionan la relación planteada, encajando dos conceptos diferentes: la estrategia, como elemento que determina la dirección de la organización y la cultura, como el aspecto que marca una implantación correcta de los objetivos planteados. Respecto a la relación cultura- estrategia existen tres corrientes diferenciadas: 1.- La cultura puede verse como un elemento dirigido por la estrategia de la compañía (Baligh, 1994; Davis, 1984; Denison, 1990; Kimberly y Zajac, 1985; Schein, 1993). La organización define su estrategia competitiva y después se genera e implanta la cultura que se necesita para ello (Bates y otros, 1995; Black, 2003). La gran desventaja es que parte de que la cultura puede ser conscientemente construida. 2.- Otros desafían esta aproximación (Bass y Avolio., 1989; Bobbitt y Ford, 1980; Guth y Taguiri, 1965; Hambrick y Mason, 1984; Liedtka, 1992; Mintzberg, 1979; O´Reilly, 1989; Schein, 1983; Schwartz y Davis, 1981). Ven la cultura como el elemento conductor del resto de los movimientos organizativos. Según esto, la estrategia que se elija depende en gran medida de la cultura existente. La cultura es, en último sentido, reflejo de la interacción compleja entre (1) las asunciones y teorías que los fundadores traen al grupo inicialmente y (2) aquellas que el grupo aprende de sus experiencias (Shrivastava, 1990; Geletkanycz y Hambrick, 1997) 3.- Una tercera aproximación (Nohria y Ghoshal, 1994; Scholz, 1987) establece que los dos aspectos están altamente interrelacionados. El problema aquí es la conexión entre ajuste y éxito. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 169 Sánchez Quirós, I. En nuestro caso, como hemos apuntado, analizaremos la relación cultura/eficacia centrándonos en la perspectiva de los rasgos a través del encaje estratégico, lo que supone puesto que pensamos que es la más explicativa de las generadas hasta ahora, lo que supone la aceptación del tercero de los supuestos plantados. Esto es, el punto de partida de nuestro estudio es el enunciado plenamente aceptado de que los símbolos culturales tienen una naturaleza dual, por una parte establecen una inclinación hacia un fin mientras, por otra parte, representan condiciones en términos del sentido de los mismos (Feldman, 1985). Es decir, partimos de que, dependiendo de los objetivos que persiga la organización, los elementos culturales que determinen el éxito pueden ser diferentes. Sin embargo, no analizamos la relación de causalidad en ningún sentido, sino la idea de coherencia o ajuste entre los componentes de la organización. Como punto de partida en el análisis de la relación, el objetivo fundamental es estudiar que realmente los conceptos objeto de estudio ejercen influencias mutuas. Por ello, la hipótesis a plantear siguiendo esta filosofía sería: Hipótesis nº 2: Los rasgos culturales que marcan el éxito serán diferentes en función de la orientación estratégica que persiga la organización La contrastación de esta hipótesis supondrá que los rasgos culturales que permiten a las organizaciones obtener unos mejores resultados no serán siempre los mismos y la verificación de que uno de los factores que determinan la relación entre cultura y eficacia es la orientación estratégica o los objetivos planteados por la organización, con lo que se estaría planteando de manera concreta el vínculo y la relación, con lo que se podrían aceptar los postulados de la teoría del encaje estratégico. 4.- MÉTODOS 4.1. Muestra y procedimientos Muestra. La muestra se compone por los hoteles de tres o más estrellas ubicados en España y pertenecientes a alguna cadena hotelera. Esto supone un total de 1638 establecimientos. Enviamos cuestionarios a los directores de los distintos hoteles, asegurándoles la confidencialidad de los datos y que los resultados no serían asociados con hoteles concretos. El número de cuestionarios válidos recibidos fue de 531ii, lo que supone una tasa de respuesta del 32,52%. Hemos realizado los test oportunos para determinar la representatividad de la muestra, encontrando que no existen diferencias significativas entre los que responden o no al cuestionario. Medidas. El cuestionario fue validado por el director de recursos humanos y varios miembros de la alta dirección de una importante cadena de hoteles española, asegurándose de que estaban incluidos todos los aspectos relevantes, adaptándolo a la terminología del sector y eliminando todos aquellos aspectos que pudieran ser ambiguos. Cultura organizativa: usamos tres dimensiones relativas a flexibilidad/estabilidad (Alpha de Cronbach= 0.8406), orientación a la persona/tarea (Alpha de Cronbach= 0.8506) e individualismo/colectivismo (Alpha de Cronbach= 0,7068) adaptadas de diversos trabajos (Caldwell y O´Reilly, 1990, Calori y Sarnin, 1991; Hoftede et al., 1990; Sashkin y Fulmer, 1985). Se requería a los encuestados que analizasen su grado de acuerdo con pares de valores enfrentados. Para cada par de ítemes del cuestionario, el rango de respuestas oscila desde 1, “de acuerdo con la afirmación de la izquierda” a 5, “de acuerdo con la afirmación de la derecha”. Estrategia competitiva: usamos la tipología de Miles y Snow (1978), midiéndola de la misma manera que para la cultura: propector/defensor (Alpha de Cronbach= 0.7228). Eficacia organizativa: usamos las dimensiones de Gupta y Govindarajan (1984)iii. Para cada ítem, los encuestados debían responder a la importancia que se le daba a la hora de medir los resultados de su empresa y su 170 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. grado de satisfacción respecto a los resultados obtenidos en el mismo en el último año. Las respuestas oscilan entre 1, “no importante para la empresa” a 5, “muy importante para la empresa” y 1, “malos resultados en el último año” a 5, “buenos resultados en el último año”. Tabla 5. Medición de las variables del estudio CONCEPTO DIMENSIÓN FLEXIBILIDAD CULTURA ORGANIZATIVA COLECTIVISMO ORIENTACIÓN EMPLEADO ESTRATEGIA COMPETITIVA ORIENTACIÓN ESTRATÉGICA EFICACIA NEGOCIO EFICACIA ÍTEMES Grado de flexibilidad: ICUEST1: Problemas ICUEST2: Cambio ICUEST3: Errores ICUEST4: Adaptación Grado de colectivismo: ICUIND1: Equipo ICUIND2: Recompensas ICUIND3: Interdependencia ICUIND4: Competitividad ICUIND5: Competencia interdepartamental Grado de orientación al empleado: ICUOT1: Logro ICUOT2: Empleo ICUOT3: Carrera ICUOT4: Reclutamiento ICUOT5: Talentos IOEST1: Ámbito IOEST2: Entorno IOEST3: Éxito IOEST4: Política IOEST5: Crecimiento IOEST6: Nuevos productos IOEST7: Base competencia IOEST8: Prestación servicio IOEST9: Ventaja Importancia: IEFIMP1 . . IEFIMP14 Resultados: IEFSAT1 . . IEFSAT14 MEDIDA AGREGADA MEDIA: Suma de los ítemes (puntuaciones bajas, defensor, puntuaciones medias, analizador y puntuaciones altas, prospector) MEDIA PONDERADA: Producto de la importancia de cada ítem por sus resultados (escala de 1 a 5) Fuente: Elaboración propia 5.- RESULTADOS El desarrollo empírico del trabajo ha requerido de dos fases metodológicamente diferentes: en primer lugar, la verificación de la fiabilidad y validez de la medición del concepto de cultura organizativa y, en segundo lugar, el análisis de las relaciones entre cultura y resultados dentro del encaje estratégico. Tanto para una como para otra fase (en su fase inicial) y dado el carácter de las variables objeto de estudio, haremos uso de los modelos de ecuaciones estructurales como de describirá a continuación. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 171 Sánchez Quirós, I. A efectos de realizar la validación empírica del concepto de cultura organizativa hemos seguido el siguiente proceso metodológico: en primer lugar hemos realizado un análisis factorial exploratorio para identificar las dimensiones del concepto objeto de estudio. En segundo lugar, un análisis factorial confirmatorio con el fin de validar la convergencia y la fiabilidad de las escalas obtenidas y demostrar el carácter multidimensional de la dependencia. El objetivo de la primera fase es encontrar las dimensiones subyacentes en el concepto objeto de estudio y eliminar aquellos ítemes que pudieran resultar no significativos o que tengan escaso peso factorial sobre el concepto que se pretende medir. Para ello, realizamos un análisis factorial de todos los ítemes, mediante el método de extracción de ejes principales y con rotación varimax. El criterio que utilizamos fue eliminar todos aquellos ítemes con peso factorial inferior a 0,4, no realizando ninguna suposición de las dimensiones que podrían componer el concepto. El resultado muestra un gran acuerdo respecto a las dimensiones teóricas planteadas (véase tabla nº 6). Del análisis factorial se extrajeron cuatro factores, dos de los identificados en teoría y el tercero que aparece dividido en dos. Además, el peso factorial nos permite mantener todos los ítemes como significativos. El primero de los factores es el identificado como ORIENTACIÓN HACIA EL EMPLEADO/TAREA, el segundo es la dimensión que denominamos FLEXIBILIDAD/ESTABILIDAD, el tercero y el cuarto suponen una división de la dimensión que inicialmente hemos denominado COLECTIVISMO/INDIVIDUALISMO, y que ahora se divide en lo que denominaremos a partir de ahora COLECTIVISMO INTRA, puesto que recoge aspectos de internos del área de trabajo o de cada departamento del establecimiento hotelero, y COLECTIVISMO INTER, puesto que recoge ítemes referentes a las relaciones entre unidades básicas o departamentos que cada hotel haya definido para llevar a cabo su actividad de manera adecuada. Tabla 6. Análisis factorial de cultura organizativa FACTORES FI Orientación al empleado (OE) F2 Flexibilidad (F) F3 Colectivismo Intra (CI) F4 Colectivismo Inter (CR) Var. Peso Var. Peso Var. Peso Var. Peso ICUOT5 ICUOT4 ICUOT2 ICUOT1 ICUOT3 0,810 0,738 0,674 0,663 0,546 ICUEST2 ICUEST4 ICUEST1 ICUEST3 0,845 0,720 0,680 0,665 ICUIND1 ICUIND2 ICUIND4 0,905 0,665 0,633 ICUIND5 ICUIND3 0,762 0,540 % varianza explicada 34,91% 13,30% 12,62% 8,73% % acumulado de varianza 34,91% 48,21% 60,83% 69,56% Fuente: Elaboración propia 172 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. Una vez estimados de manera inicial los factores, y de cara a valorar la validez convergente y discriminante del concepto objeto de estudio, realizamos un análisis confirmatorio de medida para cada uno de los factores (variables latentes) que habíamos obtenido del análisis exploratorio (Anderson y Gerbing, 1988; Nunnally, 1995). Para ello, utilizamos los modelos de ecuaciones estructurales. Hemos realizado un análisis factorial confirmatorio por fases. Se han estimado cinco modelos partiendo de un modelo 1, con un único factor latente (orientación al empleado, factor con más peso factorial), al que se han ido uniendo los distintos factores hasta alcanzar el modelo completo, modelo 4. Éste está compuesto por los cuatro factores, asumiendo no correlación entre ellos. El modelo 5, por último, es idéntico al 4 pero asumiendo correlaciones. En la tabla nº 7 aparecen las medidas de bondad del ajuste de cada uno de los modelos. Tabla 7. Análisis confirmatorio de media de la cultura organizativa X2 Df X2 nor Nfi Cfi Rmr Rmsea Aic Bic Modelo1 : OE 3,317 1 3,317 0,99 0,99 0,08 0,065 45,31 135,51 Modelo 2: OE+F 33,49 20 1,67 0,97 0,98 0,03 0,070 153,49 325,30 Modelo 3: OE+F+CI 97,12 43 2,26 0,95 0,96 0,03 0,070 267,12 503,36 Modelo 4: (no correlacionados) OE+F+CI+CR 196,49 65 3,02 0,88 0,90 0,17 0,099 530,49 796,79 Modelo 5: (correlacionados) OE+F+CI+CR 115,71 62 1,87 0,94 0,95 0,04 0,068 345,71 624,90 Como puede observarse, la bondad del ajuste se observa cuando los valores de CFI y NFI toman valores cercanos a 1, mientras que los valores de los índices RMR y RMSEA toman valores cercanos a 0. Para valorar la validez convergente nos centramos en los dos últimos modelos. Los resultados nos llevan a rechazar en modelo que no asume la correlación entre los factores, ya que además de presentar un nivel de ajuste peor, presenta unos valores del Akaike y BIC muy superiores. Por otro lado, los coeficientes estandarizados correspondientes al modelo 5 presentan todos ellos valores superiores a 0,5 y significativos al 1 por 100. Por lo tanto, a la vista de los resultados podemos considerar adecuada la validez convergente y discriminante de la medición del concepto “cultura”. Además, en términos generales, los resultados obtenidos muestran un nivel de ajuste bueno en el modelo general con correlaciones, que es el representativo de la medición del concepto de cultura. Este modelo propuesto muestra un ajuste del modelo general aceptable como puede deducirse de la observación de los estadísticos. En general, un valor del ratio de la Chi cuadrado normalizada menor de 3 indica un buen ajuste (Carmines y Mclver, 1981). Otras evaluaciones para valorar la bondad del ajuste del modelo (NFI, de CFI y GFI) que deben ser mayores de 0,90 y el RMSEA que debe ser menor de 0,10 para una buena bondad del ajuste (Byrne, 1994). Todos estos indicadores muestran que se trata de un buen ajuste (véase tabla nº 7). Por tanto, los resultados indican que la cultura organizativa se compone de cuatro dimensiones básicas con validez convergente y discriminante: orientación al empleado/tarea, flexibilidad/estabilidad, individualismo/colectivismo intra e individualismo/colectivismo inter. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 173 Sánchez Quirós, I. Tabla 8. Modelos de medida de las relaciones cultura/estrategia y eficacia Modelo1 : Modelo de efectos aislados Modelo 2: Modelo estrategia influye en cultura Modelo 3: Modelo cultura influye en estrategia Modelo 4: Modelo de efectos conjuntos cultura/estrategia X2 DF X2 NOR NFI CFI RMSEA AIC 328,063 76 4,32 0,913 0,931 0,078 508,073 276,317 71 3,89 0,913 0,930 0,082 516,317 250,206 68 3,68 0,934 0,950 0,070 444,206 183,176 65 2,82 0,944 0,960 0,062 415,176 Una vez validada la medida de cultura organizativa pasamos a analizar los efectos de la misma en los resultados. Para ello, hemos incluido la variable estrategia en el modelo de ecuaciones estructurales para analizar los efectos conjuntos en la eficacia. Siguiendo el mismo proceso metodológico, realizamos la estimación de cuatro modelos que aparecen representados en la tabla nº 8 y que representan las diferentes posibles vinculaciones cultura/estrategia/eficacia (Byrne, 1994). Los resultados del ajuste de los modelos apuntan que, como hemos planteado en teoría, las relaciones entre cultura y estrategia son mutuas en su impacto sobre la eficacia. El valor del estadístico Chi cuadrado es 183,176 para 65 grados de libertad. Esto implica que el estadístico para un grado de libertad (normalizado) es 2,82 (183,176/65). Además, el resto de los resultados, muestran la bondad del ajuste: NFI es 0,944, CFI es 0,960 y RMSEA es 0,062. Como puede observarse en el modelo obtenido, el efecto de la cultura en la estrategia se produce de manera desagregada, es decir, cada una de la dimensiones identificadas tiene un efecto propio sobre ella. Sin embargo, el efecto de la estrategia sobre la cultura se produce sobre la medida agregada. Es decir, se confirma el hecho de que la cultura y la estrategia tienen efectos conjuntos o se influyen mutuamente de cara a determinar los resultados como planteábamos en la hipótesis nº 2. Estos resultados muestran la idoneidad de la teoría del encaje estratégico en el estudio del vínculo planteado. Una vez que hemos verificado su utilidad, el siguiente paso para cumplir con el segundo objetivo planteado en el estudio consiste en analizar los rasgos culturales que permiten obtener mejores resultados para cada una de las orientaciones estratégicas para verificar definitivamente que realmente son diferentes. Para ello, hemos agrupado las organizaciones en función de la orientación estratégica seguida y hemos realizado una regresión de los factores culturales respecto de los resultados para cada una de las orientaciones estratégicas. Los resultados muestran que los rasgos culturales que permiten a las organizaciones obtener mejores resultados efectivamente son diferentes (véase tabla nº 9). Tabla 9. Regresión de la relación cultura/eficacia para las diferentes orientaciones estratégicas Orientación prospectora Orientación al empleado Flexibilidad Colectivismo intra Colectivismo inter R2 corregida 174 ISSN: 1135-2523 0,339* 0,099 0,319* 0,127 0,114 Orientación analizadora β -0,168** 0,198 0,167** 0,109 0,056 Orientación defensora 0,016 -0,222* -0,250* 0,169** 0,104 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. Los resultados del análisis de regresión nos apuntan que los rasgos culturales que permiten obtener mejores resultados para las organizaciones que disponen de una estrategia prospectora son la orientación al empleado y el colectivismo intra. Sin embargo, no encontramos relaciones significativas con el colectivismo inter y con la dimensión relativa a la flexibilidad. Por lo que respecta a la orientación estratégica analizadora, los rasgos que permiten a la organización obtener mejores resultados son la orientación a la tarea y el colectivismo intra. Además, no encontramos relaciones significativas con la dimensión flexibilidad/estabilidad. Los establecimientos con estrategias defensoras, por su parte, obtienen mejores resultados si enfatizan la estabilidad, el individualismo intra y el colectivismo inter. Estos resultados nos permiten verificar, por lo tanto, la utilidad de la perspectiva del encaje estratégico como fundamento teórico que subyace en la relación entre la cultura organizativa y los resultados, lo que nos permite verificar definitivamente la hipótesis número 2. 5. CONCLUSIONES E IMPLICACIONES DEL ESTUDIO Las conclusiones se estructuran en torno a los dos objetivos fundamentales que nos planteábamos lograr con el trabajo: (a) aquellas referidas a la medición de cultura organizativa y (b) las referentes a las relaciones cultura y eficacia. Además, también se analizan las limitaciones y exponen las líneas de futura investigación que mejoren y potencien la línea emprendida. Respecto a la medición de la cultura, los resultados apuntan que las dimensiones básicas de valoración son cuatro: grado de colectivismo intra e interunidades, grado de flexibilidad y grado de orientación al individuo, con una bondad del ajuste altamente significativa. De esta forma, la dimensión grado de flexibilidad trata de valorar la predisposición de la organización hacia la actuación de sus empleados. Para ello, se detectan las cuatro notas básicas extraídas de la literatura: actitud frente a la introducción de nuevos programas o procesos, receptividad hacia el cambio, grado de tolerancia frente a los errores y, consecuentemente, grado de permisividad a la hora de afrontar riesgos y forma de resolución de los problemas. Los resultados nos apuntan que la dimensión que definimos como colectivismo/individualismo realmente se compone de dos subdimensiones, que recogen la misma problemática desde dos puntos de vista. La dimensión colectivismo intraunidad recoge tres nociones básicas para organizar una unidad de trabajo como son: trabajo en grupo frente a individual, recompensas individuales o de grupo y si se valora la competitividad entre los individuos o la cooperación, mientras que el colectivismo interunidad integra aspectos de coordinación interdepartamental como son: si existe interdependencia de objetivos entre las unidades organizativas y si existe cooperación o competencia entre los departamentos para conseguir un objetivo común. La dimensión de orientación al empleado/tarea mide el grado de orientación de las prácticas de la organización hacia una dirección basada en el individuo o en la tarea. Esta dirección supone analizar y definir cuatro aspectos básicos: si se acepta y promueve que la fuente fundamental de motivación de un individuo son sus relaciones sociales, esto es, sentirse integrado en un grupo o si, por el contrario, es el desarrollo profesional, esto es, ir adquiriendo destrezas en el desempeño de la tarea que se tiene asignada (el individuo es el valuarte fundamental o bien es un mero medio). Este rasgo va a refleja la filosofía de los recursos humanos que la organización vaya a seguir, elemento clave de las prácticas de la organización y, por tanto, incluidas en el estudio: tipo de empleo que ofrece la organización a sus empleados, es decir, si es temporal o estable, existencia de una trayectoria de carrera prefijada, política de reclutamiento interna o externa y política de captación de personal, bien a través del desarrollo interno o bien de la mera adquisición. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 175 Sánchez Quirós, I. De esta manera, los resultados nos apuntan que el instrumento de medida integrador propuesto para la valoración de la cultura organizativa es adecuado y cumple con su función, lo que nos permite obtener una herramienta que pensamos puede tener una enorme utilidad como punto de partida para el análisis de las relaciones entre la cultura corporativa y el resto de las variables organizativas, cumpliendo con ello el primero de los objetivos que nos habíamos propuesto. Respecto al segundo objetivo que nos planteábamos, desarrollar un marco que permita vincular la cultura con la eficacia, las implicaciones más relevantes son que hemos conseguido verificar empíricamente la utilidad de la teoría del ajuste estratégico como la más explicativa en el análisis del vínculo cultura-eficacia. Los resultados nos apuntan que el ajuste cultura y estrategia es básica a la hora de determinar el nivel de eficacia organizativa. Los resultados nos apuntan que la influencia es mutua. Por una parte, los objetivos estratégicos determinan la filosofía cultural que va a permitir conseguirlos con éxito, pero, por otra parte, la existencia de determinados valores en una organización también sirve como filtro para evaluar los nuevos objetivos y fines de la misma (Nadler y Tushman, 1989; Tosti y Jackson, 1994). La estrategia marca la filosofía cultural de la organización, o dicho de otra manera el rango de valores aceptables (influencia agregada), pero además, cada una de las prácticas que la organización define y establece el rango de decisiones y objetivos que pueden ser considerados admisibles y consistentes por parte de la organización y que condicionan su desarrollo futuro (influencia desagregada). Es decir, la cultura debe fomentar comportamientos que favorezcan el cumplimiento de los objetivos estratégicos, para no convertirse en un lastre para la organización, pero, por otra parte, también marca el rango de objetivos que se pueden fijar para no incurrir en incompatibilidad. Esto contrasta la perspectiva de encaje estratégico. De esta manera, a partir de los resultados obtenidos, hemos generado un modelo que permite ubicar los escenarios culturales a los que se enfrentan las organizaciones en función de los objetivos que persigan. Estos marcos muestran que, aún planteando las mismas herramientas culturales, los elementos que se enfatizan de las mismas serán diferentes en función del resto de los elementos organizativos con los que se combinen. Nos alejamos, por tanto, de planteamientos de valores culturales universales que permiten lograr una mayor eficacia. En nuestro caso, los valores culturales que se enfaticen en cada caso para el logro de un mayor nivel de eficacia dependerán de que sirvan para la implantación de los objetivos que la organización se haya planteado. De esta forma, de manera preliminar, hemos conseguido identificar los procesos internos y los comportamientos culturales que encajan con cada patrón estratégico, con lo que se profundiza en el proceso de implantación de cada estrategia. Así mismo, el análisis de los comportamientos culturales que da lugar a cada nivel de eficacia dentro de cada tipo estratégico, dan lugar a la generación de un marco general que permite a las organizaciones vislumbrar los valores culturales que tienen que enfatizar para generar u obtener unos mejores resultados para implantar un objetivo predeterminado. La contrastación empírica del modelo, muestra que las organizaciones que tienen una orientación estratégica prospectora (establecimientos que se caracterizan por el incremento constante en su gama de productos y servicios para adecuarse a las demandas de los clientes), se apoyan en una cultura que deja sobre el individuo la responsabilidad del logro de las metas. La organización genera compromiso entre sus empleados y les cede capacidad para adoptar decisiones críticas. Todo ello genera un sentido de compromiso con los objetivos organizativos y una inversión mutua entre empleador y empleado para desarrollar las habilidades críticas de la organización. Las organizaciones que siguen una estrategia analizadora tratan de ser lo más eficientes posible en los mercados de los que ya forman parte, pero también intentan mantener una orientación hacia el exterior que permita detectar los cambios que se van produciendo en el mercado, para poder introducirlos en la organización y no perder competitividad a medio y 176 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. largo plazo. En este caso, los valores culturales que van a permitir lograr una mayor eficacia son los que mantengan al personal al tanto de los desarrollos organizativos. Por ello, la base de conocimientos empleados se considera dependiente de los objetivos de la organización y en cada momento se debe adecuar a sus necesidades concretas. El éxito se alcanza, en este caso, cuando los valores culturales permiten a los individuos contribuir al logro de los objetivos organizativos porque a través de ellos alcanzan los suyos propios. Para ello, se fomenta un ambiente en el que el trabajo en equipo y la cooperación permiten al individuo generar conocimiento que puede ser aprovechado fuera de la organización. Respecto a la última de las opciones planteadas, esto es, organizaciones con una estrategia defensora, los resultados nos apuntan que los valores culturales que se asocian con mejores resultados son aquellos que fomentan la estabilidad y el mantenimiento del statu quo en la organización y la realización de la tarea de la manera más eficiente posible, ya que la colaboración con el resto de los compañeros no es necesaria cuando el individuo tiene poca discrecionalidad para realizar su trabajo. Por todo ello, pensamos que el modelo planteado es de una enorme utilidad, puesto que plantea un marco general en el que se definen los diferentes escenarios en los que lograr la alineación cultura/eficacia, la manera de medirla y la forma de utilizarla para incrementar las fortalezas en la organización. Las hipótesis nos confirman que los valores culturales que deben enfatizarse en cada caso dependen del contexto al que se enfrente la organización. La cultura es un elemento distintivo en las organizaciones, pero requiere del encaje con otra serie de aspectos que marcan su coherencia global, y, por lo tanto, determinan los resultados globales. La verificación o refutación de las hipótesis genera una base de conocimiento que nos puede permitir plantear modelos de cambio organizativo. Es importante analizar la forma en la que la organización genera destrezas culturales que le permiten adaptarse a los cambios del entorno y cambiar el comportamiento de sus empleados. Por lo que respecta a las limitaciones, si bien no invalidan las conclusiones obtenidas, si las matizan y ponderan su grado de validez. La primera de ellas es la que comparten la mayoría de los estudios que realizan análisis empíricos a través de la encuesta y es el porcentaje de respuesta, aunque en nuestro caso puede considerarse bueno. Otra de las limitaciones viene dada por el carácter subjetivo de las variables. Esta perspectiva subjetiva, aunque está sujeta a críticas, pensamos que está plenamente justificada por los objetivos de nuestro estudio. Además, el estudio descansa en la opinión de un único miembro clave de la organización, que, sin embargo, pensamos que es la persona más adecuada, ya que nos permite eliminar los sesgos de motivación e información entre organizaciones como resultado del uso de informadores que ocupen posiciones que no existan en otras. Por último, otro problema es la propia medición de las variables y el posible sesgo de método común, con lo que hemos tratado de verificar, hasta donde hemos podido, su no influencia en los resultadosiv. Respecto a las líneas futuras de investigación, puesto que la manera de conseguir el éxito varía para cada una de las opciones planteadas, pensamos que este estudio se configura como el marco general para el análisis de las diferentes alternativas culturales disponibles. Cada una de ellas recoge una filosofía de gestión y un procedimiento más adecuado para lograr el éxito. Por ello, sería necesario profundizar en los resultados obtenidos, analizando más en profundidad la manera en la que se produce el encaje cultura/estructura en cada caso concreto, de manera que se vayan incorporando elementos adicionales al análisis y se vaya profundizando en la relación esbozada en el presente trabajo. Si bien es importante analizar más en profundidad los valores culturales que subyacen en cada una de las alternativas, también sería igualmente útil estudiar las relaciones entre ellas. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 ISSN: 1135-2523 177 Sánchez Quirós, I. La utilidad de la profundización radica no sólo en las propias opciones, sino en su vinculación, por lo que sería muy interesante analizar la evolución de las organizaciones en el seno del marco planteado, estudiando las causas que motivan la evolución y la manera en la que el proceso de cambio cultural se lleva a cabo. Esto permitiría vencer una de las limitaciones fundamentales del modelo, que viene dada por su naturaleza. Se trata de un modelo estático, pero sus implicaciones son enormemente dinámicas, puesto que plantean el escenario en el que las decisiones de cambio cultural pueden hacerse efectivas. A partir del marco planteado existe la posibilidad de generar submodelos que nos permitan explicar la manera en la que las organizaciones gestionan el cambio cultural a lo largo del tiempo. Además cabe la posibilidad de profundizar en el estudio planteado analizando la fortaleza de la cultura en cada caso para analizar si esto tiene implicaciones en los resultados, así como incorporar otra serie de elementos que pudieran moderar la relación planteada. De esta forma, profundizaríamos aún más en la relación analizada, permitiéndonos generar un modelo integrador que clarifique una relación ampliamente aceptada en teoría y muy lógica conceptualmente pero escasamente contrastada en los estudios culturales de forma concluyente. NOTAS 1 Schein (1984) distingue tres niveles diferentes: las asunciones básicas, que son respuestas aprendidas, mantenidas inconscientemente, que determinan la manera en que los miembros de un grupo perciben, piensan y sienten. Los valores y creencias, que son parte del aparato conceptual conscientemente mantenido por los individuos y son usados para justificar sus acciones y evaluar los resultados. Y los artefactos visibles, que incluyen desde la decoración de la oficina, los códigos sobre la indumentaria, libros sobre la historia de la empresa, hasta historias, mitos y símbolos. Estos elementos suponen el nivel superficial de cultura, puesto que son visibles a cualquier observador, aunque conocer su significado exacto requiera una investigación más profunda, ya que un mismo símbolo puede significar cosas muy diferentes en dos organizaciones distintas. ii Para ello, en primer lugar, efectuamos un contacto telefónico con el Departamento de Recursos Humanos de cada una de las cadenas españolas para recabar su colaboración. A aquellas cadenas que nos mostraban su interés en colaborar, les ofrecíamos la posibilidad o bien de establecer el contacto ellas mismas, distribuyendo el cuestionario entre los directores de los distintos establecimientos de su cadena, o bien que lo hiciésemos nosotros con su autorización. Para aquellas cadenas que rehusaban colaborar, directamente nos poníamos en contacto con los directores de los hoteles, utilizando el e mail, si disponíamos de él, o fax o correo ordinario en el caso de ser necesario. Durante los meses que duró la recopilación de los datos, efectuamos un contacto periódico con aquellos establecimientos pertenecientes a cadenas que habían rehusado participar, recabando la colaboración a los directores de los diferentes hoteles. De esta forma, fuimos repitiendo los contactos periódicamente hasta que las respuestas eran cada vez más reducidas, por lo que nos planteamos cerrar esta fase y comenzar el tratamiento de la información. iii Los rasgos de eficacia valorados son: crecimiento de las ventas, cuota de mercado, beneficios netos, ratio beneficio/ventas, cash-flow de las operaciones, rendimiento de la inversión, desarrollo de productos, desarrollo de mercados, adaptación a las necesidades de los clientes, reducción de costes, desarrollo del personal, mantenimiento del entorno ambiental, satisfacción del cliente y calidad de los servicios iv Sin embargo, el hecho utilizar medidas subjetivas únicamente puede dar lugar a un sesgo de método común. El sesgo de método común se puede producir cuando tanto la variable dependiente como las independientes provienen de la misma fuente, como es el caso de nuestro estudio. Para valorar el sesgo de método común hemos utilizado el análisis de un factor de Harman. Introdujimos todas las variables de nuestro estudio en un análisis factorial exploratorio y examinamos la solución no rotada para determinar el número de factores que son necesarias para explicar la varianza de la variable. La asunción básica de esta técnica es que si existe una sustancial varianza de método común: a) el análisis factorial extraerá un único factor o b) un único factor acumulará la mayoría de la covarianza de las medidas. En nuestro caso, emergen siete factores (cuatro para la cultura, uno para la estrategia y uno para eficacia), que tienen eigenvalues mayores de uno y que juntos explican el 68% de la varianza total. Además, el primer factor sólo acumula el 21% de la varianza total. 178 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 159-182 Hacia unos valores culturales más eficaces: El papel de la estrategia en la consecución de mejores resultados. BIBLIOGRAFÍA AKIN, G.; HOPELAIN, D. 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Universidad de Vigo Recibido: 13 de mayo de 2008 Aceptado: 6 de marzo de 2009 RESUMEN: Existe una abundante literatura que analiza las prácticas de gestión medioambiental de las empresas, tanto desde una perspectiva multisectorial como unisectorial. Sin embargo, el número de estudios centrados en el sector de la construcción es muy reducido debido, quizá, a las peculiaridades de funcionamiento que éste presenta y que se trasladan a la gestión medioambiental de las empresas constructoras. En este contexto, el objetivo de este trabajo es doble: por una parte, construir un listado amplio de escala de medida de las prácticas de gestión medioambiental en las empresas constructoras y, por otra, analizar el grado de implantación de estas prácticas en las empresas constructoras españolas. PALABRAS CLAVE: Gestión medioambiental, empresas constructoras. ENVIRONMENTAL PRACTICES IN THE CONSTRUCTION SECTOR. THE CASE OF THE SPANISH CONSTRUCTION FIRMS ABSTRACT: There is plenty of literature analyzing the environmental management practices of firms, from a multisectorial perspective as well as a sectorial perspective. Nevertheless, very few studies have been carried out in the construction sector, probably because of the peculiarities of the industry and the subsequent singularities of the environmental management in building firms. In this context, this paper has a double aim: on one hand, to design a broad list of environmental management practices of building firms, and on the other hand to analyze the implantation level of these practices in the Spanish building firms. KEYWORDS: Environmental management, Construction firms. 1. INTRODUCCIÓN En las dos últimas décadas se ha desarrollado una abundante literatura que analiza las prácticas de gestión medioambiental en las empresas, tanto desde una perspectiva multisectorial (Guimarães y Liska, 1995; Aragón, 1998; Rao, 2002; Lefebvre et al., 2003; Melnyk et al., 2003; Sroufe et al., 2002; Bansal, 2005; González y González, 2005; Montabón et al., 2007) como analizando un único sector. Dentro de este último grupo destacan los trabajos realizados por Sharma y Vredenburg (1998) en la industria del gas y el petróleo, Theyel (2000) en la industria química, Hitchens et al. (2003) en la industria del mueble y los realizados por Álvarez et al. (2001) y Carmona et al. (2004) en hoteles. El presente trabajo adopta este último enfoque ya que, como señalan Bragd et al. (1998), estudiar las cuestiones medioambientales en un único sector tiene dos claras ventajas: por una parte, ayuda a realizar comparaciones entre las empresas y, por otra, facilita la transferencia de conocimiento entre ellas. En este contexto, la revisión de la literatura ha permitido constatar que el sector de la construcción ha sido escasamente estudiado. Además, en los trabajos existentes no se ha realizado un análisis exhaustivo de las prácticas medioambientales llevadas a cabo por las empresas constructoras. La mayoría de los estudios se limitan a realizar una descripción de las Piñeiro García, P.; García Pintos Escuder, A. peculiaridades de los sistemas de gestión medioambiental en el sector (Ballester y Valcarce, 1997; Uren y Griffiths, 2000; Zhang et al., 2000; Garrote, 2002; Christini et al., 2004; FLC, 2004a), analizando en el mejor de los casos sus dificultades de implantación y las ventajas que se derivan de su establecimiento (Kein et al., 1999; Tse, 2001; Ofori et al., 2000, 2002; Shen y Tam, 2002; Zeng et al., 2003). Más concretamente, no se conoce ningún estudio que analice las prácticas de gestión medioambiental de las empresas constructoras españolas. Ello puede ser debido a que la actividad del sector de la construcción presenta una serie de peculiaridades que hacen que la forma de organizar el proceso constructivo sea muy específica y que la gestión medioambiental presente importantes singularidades (Piñeiro y García, 2007). En consecuencia, la actividad constructora es posiblemente una de las más complejas de abordar desde la perspectiva medioambiental, lo cual provoca que el número de estudios empíricos en este sector sea reducido. Con este trabajo, se pretende contribuir a llenar la laguna existente en la investigación en este campo. Otras dos razones justifican la elección del sector de la construcción y, más concretamente, de las empresas constructoras como objeto de análisis. Por una parte, la gran importancia, directa e indirecta, que tiene este sector en la economía, tanto a nivel de Producto Interior Bruto como de empleo (Lleonart y Garola, 2001; SEOPAN, 2008). Por otra, el considerable impacto del sector sobre el entorno natural, derivado de la naturaleza de las actividades desarrolladas, el volumen de negocio del sector y su relación con otros sectores económicos (Ofori, 1992; Hill y Bowen, 1997). El sector de la construcción es un gran consumidor de recursos, muchos de los cuales son no renovables, genera un importante volumen de residuos y es una fuente de contaminación del aire y el agua (Moavenzadeh, 1994; Zeng et al., 2003; FLC, 2004b). El objetivo de este trabajo es doble: por una parte, construir un listado amplio de prácticas de gestión medioambiental en las empresas constructoras y, por otra, analizar el grado de implantación de las distintas prácticas de gestión medioambiental en las empresas constructoras españolas. Para ello, el trabajo se estructura del siguiente modo. En primer lugar, se presentan de forma resumida las peculiaridades del sector de la construcción y sus impactos sobre el medio ambiente, prestando especial atención al papel de las empresas constructoras. A continuación se realiza una revisión de la literatura, tanto genérica como específica del sector, para identificar las prácticas de gestión medioambiental de las empresas constructoras y elaborar una escala de medida. Por último, se presentan los resultados de un análisis cuantitativo basado en los datos aportados por una encuesta contestada por 128 empresas constructoras españolas. 2. PECULIARIDADES DEL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN A continuación se muestran algunas de las peculiaridades que presenta el sector de la construcción y que condicionan las prácticas de gestión medioambiental que llevan a cabo las empresas constructoras. a) La actividad constructora en sí misma presenta singularidades como la intervención de múltiples agentes (empresas constructoras, promotores, proyectistas, clientes, Administraciones Públicas, etc.), el mecanismo de iniciación de la oferta de los bienes constructivos, que puede ser privado o público, y la larga duración de las obras (Casanovas y Bachs, 1997; Taltavull, 2001; García et al., 2004). b) Los productos que se generan en las actividades de construcción se realizan por pedido y cada obra es específica, es decir, es distinta en su forma, contenido y ubicación. Casi nunca se ejecutan dos obras iguales y, además, cada obra se acomete en un lugar determinado, 184 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 Prácticas ambientales en el sector de la construcción: El caso de las empresas constructoras españolas. lo que plantea problemas de desplazamiento de medios materiales y humanos que no se dan en otras actividades productivas. En cierto modo, se puede decir que la mayor parte de los productos son prototipos (Lleonart y Garola, 2001; WS Atkins y Universidad de Navarra, 2001, García et al., 2004). Además, el producto a fabricar suele ser de gran magnitud y complejidad, lo cual provoca que en el sector de la construcción sea una práctica muy común el que varias empresas trabajen conjuntamente, en régimen de Unión Temporal de Empresas. Por otra parte, el producto obtenido presenta una gran heterogeneidad, pues abarca desde edificios a puentes, túneles, puertos, carreteras u obras hidráulicas. c) Dada la variedad de productos que se generan con las actividades de construcción, no existe un único modelo de proceso productivo, aunque todos ellos comparten rasgos comunes. El iniciador del proceso es siempre el promotor (público o privado) de lo que se va a construir, que se ha de definir en un proyecto, que materializará el constructor. De forma general, suelen diferenciarse cinco fases en el proceso productivo (García et al., 2004): promoción, proyecto, ejecución, uso y mantenimiento y, por último, rehabilitación y demolición. La actividad de las empresas constructoras se centra en la fase de ejecución y en la fase de rehabilitación y demolición (Figura 1). Figura 1. Fases del proceso constructivo y agente implicado FASE DEL PROCESO CONSTRUCTIVO AGENTE IMPLICADO Promoción Promotor Redacción del proyecto Proyectista Ejecución Empresa constructora Uso y mantenimiento Cliente o usuario / Promotor Rehabilitación o demolición Empresa constructora Fuente: Elaboración propia d) Debido a la naturaleza exclusiva e inmóvil del producto final, el proceso de ejecución se organiza como un proceso productivo por proyecto, obteniéndose una o varias estructuras inmóviles en un lugar predeterminado en el que se efectúan las transformaciones necesarias. Esta inmovilidad territorial de los productos obliga a situar el aparato productivo de la empresa constructora en la misma localización del consumo y provoca que la industria de la construcción no tenga centros de producción fijos sino “flotantes”, donde cada obra equivale a una planta industrial de cualquier otro sector. Esta circunstancia le da a las instalaciones un carácter provisional y a la actividad un carácter itinerante (Ruiz, 1997). No obstante, dentro del proceso productivo de algunas empresas constructoras, y, sobre todo, en el caso de empresas dedicadas a obra civil, pueden diferenciarse procesos productivos permanentes (por ejemplo, Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 ISSN: 1135-2523 185 Piñeiro García, P.; García Pintos Escuder, A. plantas de fabricación de hormigón, plantas de aglomerados asfálticos o plantas de fabricación de cemento) y procesos productivos temporales, que son las obras que realiza la empresa. Otras características a destacar del proceso de ejecución de las obras son la participación intensiva de la mano de obra (Ball, 1988; Masten et al., 1991), con una elevada movilidad de la fuerza de trabajo y una tasa de siniestralidad relativamente alta (Lleonart y Garola, 2001), y la gran diversidad de operaciones que tienen lugar, que se debe, entre otros factores, a la gran heterogeneidad y complejidad de las obras a ejecutar y a la diversidad de tecnologías a aplicar. Esta diversidad de operaciones da lugar a un doble fenómeno: la especialización y la subcontratación. e) Por último, la organización de las empresas constructoras presenta aspectos diferenciales derivados de las especiales características de su proceso productivo. En general, la estructura organizativa de cualquier empresa depende, entre otros factores, de su tamaño, de su distribución geográfica y de la actividad que realiza. En el caso de las empresas constructoras, además de por estos factores, la estructura organizativa está determinada por el hecho de que el proceso productivo se articula en torno a las distintas obras que ejecuta la empresa. La independencia de cada obra como centro de producción supone, hasta cierto punto, una desconexión de las demás en cuanto a operaciones y resultados. De hecho, las empresas del sector funcionan de forma muy descentralizada, las unidades de obra gozan de gran autonomía y cada obra puede considerarse como una pequeña empresa o “microempresa” que se mide por sus resultados (SEOPAN, 1992; Álvarez y Carrasco, 2000). Por tanto, puede decirse que la estructura de las empresas constructoras es dual: están formadas por una explotación central y una estructura periférica dispersa compuesta por las distintas obras o proyectos (González et al., 1997). 3. EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN Y EL MEDIO AMBIENTE El sector de la construcción mantiene una relación muy estrecha con el medio ambiente, que presenta una doble vertiente. Por una parte, la relación es positiva, ya que la industria de la construcción crea edificaciones e infraestructuras que bien contribuyen a mejorar el desarrollo social y económico de los países o bien proporcionan los medios físicos para mejorar o proteger el medio ambiente. Por otra parte, la relación es negativa ya que supone un importante consumo de recursos, muchos de los cuales son no renovables, genera una gran cantidad de residuos y es una fuente de contaminación del aire y el agua (Moavenzadeh, 1994; Zeng et al., 2003; FLC, 2004b). Los impactos medioambientales de las actividades de construcción, que han sido estudiados de forma exhaustiva por diversos autores (Ofori, 1992; Griffith, 1994; Hill y Bowen, 1997), no se limitan a la actividad constructora propiamente dicha sino que tienen lugar o están influidos por todas las fases del proceso constructivo: promoción, proyecto, ejecución, uso y mantenimiento y derribo o demolición (García et al., 2004). Por ejemplo, en el caso de los edificios, la mayor parte de los impactos se producen durante su utilización y mantenimiento, siendo también considerables los generados durante su eventual derribo o demolición. Además, las fases de promoción y proyecto son igualmente importantes, pues éstas condicionan todos los impactos que se van a producir en las siguientes fases del proceso constructivo (Figura 2). 186 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 Prácticas ambientales en el sector de la construcción: El caso de las empresas constructoras españolas. Figura 2. El sector de la construcción y el medio ambiente Materias primas Recursos naturales Materias primas Recursos naturales PROCESO CONSTRUCTIVO FIJO Extracción de materias primas (canteras) Extracción de recursos naturales Transformación (plantas de elaboración de aglomerados asfálticos, cementos, ladrillos, etc.) Aspectos MA Aspectos MA Aspectos MA Procesamiento (refinerías, generación de energía, etc.) Producto manufacturado (materia prima) Aspectos MA Agua Fuentes de energía, combustibles, electricidad, etc. Proyecto de edificación y obra civil PROCESO CONSTRUCTIVO TEMPORAL Proceso constructivo (Fases del desarrollo de una obra) Producto final (edificio u obra civil) Aspectos MA Materias primas Recursos naturales Uso de la instalación y mantenimiento Abandono y demolición (recuperación del suelo y empleo en otra actividad) Aspectos MA Residuos Peligrosos (a gestor autorizado) Aspectos MA Inertes Transformación Producto reciclado • Residuos (inertes, peligrosos) • Vertidos líquidos • Emisiones atmosféricas • Ruidos • Vibraciones Aspectos MA Fuente: Adaptado de Peris y Marquina (2002) Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 ISSN: 1135-2523 187 Piñeiro García, P.; García Pintos Escuder, A. 4. LA GESTIÓN MEDIOAMBIENTAL EN LAS EMPRESAS CONSTRUCTORAS La gestión medioambiental comprende todas las actividades técnicas y organizativas que lleva a cabo una organización con el objetivo de reducir el impacto que causan sus actividades sobre el medio ambiente (Cramer, 1998). González y González (2005) clasifican las prácticas de gestión medioambiental en tres categorías: prácticas de planificación y organización, prácticas operativas (relacionadas con el producto y con el proceso) y prácticas de comunicación o comerciales. Las prácticas de planificación y organización hacen referencia a la puesta en marcha y al grado de desarrollo de un Sistema de Gestión Medioambiental (SGMA) que recoja y defina la política medioambiental de la empresa, los procedimientos de fijación de objetivos y de puesta en marcha de las distintas acciones, la asignación de responsabilidades y los instrumentos adecuados para evaluar los avances realizados. Las prácticas operativas, que son aquellas que implican cambios en el sistema de producción y operaciones de la empresa, pueden clasificarse en dos categorías: las relacionadas con el producto y las relacionadas con los procesos de fabricación. Las prácticas operativas de producto están enfocadas a diseñar y desarrollar productos más comprometidos con el medio ambiente. Estas prácticas no deben limitarse a la sustitución de materiales más contaminantes por otros más ecológicos o a intentar reducir el consumo de recursos y la generación de residuos en la fabricación, sino que deben reflejar un compromiso a largo plazo y una visión global de la cadena de valor, incluyendo el destino del producto una vez vendido. Por su parte, las prácticas operativas de proceso están dirigidas a desarrollar e implantar métodos y procesos de fabricación más respetuosos con el entorno natural. Algunas afectan a los procesos de fabricación internos y comprenden prácticas tanto de carácter reparativo, es decir, enfocadas a controlar las emisiones generadas (por ejemplo, la instalación de filtros o la separación de los residuos), como de carácter preventivo, esto es, destinadas a reducir la entrada y el despilfarro de recursos. Otras prácticas operativas de proceso hacen referencia a las actividades de aprovisionamiento y distribución y, en general, a la interacción de la empresa con otros elementos de la cadena de valor. Algunos ejemplos de estas actividades son la compra de materiales ecológicos, la selección de proveedores conforme a criterios medioambientales, la selección de fórmulas de transporte menos contaminantes, la consolidación de cargamentos o la utilización de envases y embalajes reciclables o reutilizables. Por último, las prácticas de comunicación incluyen todas aquellas prácticas dirigidas a comunicar al entorno social e institucional de la empresa los avances realizados en materia medioambiental. Las características especiales que presenta el sector de la construcción complican, en comparación con otros sectores, la puesta en marcha de medidas de gestión medioambiental (Piñeiro y García, 2007). Un primer rasgo a destacar es la realización de obras variadas y su ubicación geográfica itinerante. Dado que los impactos ambientales de las empresas constructoras están fuertemente relacionados con los proyectos 188 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 Prácticas ambientales en el sector de la construcción: El caso de las empresas constructoras españolas. específicos que llevan a cabo, y que una empresa puede estar operando simultáneamente en varias obras en diferentes localizaciones, con una duración variable y con distintos clientes y legislación, la gestión medioambiental debe ser lo suficientemente flexible para ajustarse a los requisitos de cada obra o proyecto y, al mismo tiempo, ser suficientemente eficaz como para ser capaz de mejorar o controlar su rendimiento medioambiental (Uren y Griffiths, 2000). A la hora de implantar un SGMA en el sector de la construcción, las empresas se encuentran con el problema de aplicarlo a los centros de trabajo temporales, esto es, a las obras. Esto se resuelve a través del “Plan de gestión medioambiental de la obra”, que es el documento en el que se materializa el SGMA en cada obra concreta y constituye siempre un prototipo, ya que cada obra y su entorno es irrepetible (Corrales, 2002). Otras características del sector de la construcción que complican la puesta en marcha de medidas de gestión medioambiental son la elevada utilización de la subcontratación y la gran rotación de la mano de obra en las empresas subcontratistas. Un aspecto adicional a tener en cuenta es el alto grado de fragmentación que presenta la industria de la construcción, lo cual ha provocado que los cambios en el comportamiento de las empresas y su adopción de prácticas más respetuosas con el medio ambiente hayan sido muy lentos. Además, la actitud y el comportamiento convencional de la industria de la construcción han dificultado los cambios (Teo y Loosemore, 2001; Ball, 2002). Para identificar las prácticas de gestión medioambiental que llevan a cabo las empresas constructoras se revisó la literatura, tanto general como específica del sector de la construcción. Entre la literatura general se analizaron, entre otros, los trabajos de Aragón (1998), Lefebvre et al. (2003), Rao (2002), Melnyk et al. (2003), González y González (2005) y Montabón et al. (2007). En el caso del sector de la construcción y, más concretamente, de las empresas constructoras existen listados exhaustivos de buenas prácticas medioambientales que pueden llevar a cabo las empresas para mejorar su relación con el medio ambiente (Coventry y Woolveridge, 1999; Burgueño, 2002; Bordoy et al., 2003; Fernández, 2005). Sin embargo, muchas de estas actividades sólo pueden ser realizadas por determinadas empresas o en obras muy concretas. Para intentar evitar este problema, se buscaron estudios empíricos dirigidos a un número elevado de empresas constructoras que analizaran sus prácticas ambientales, intentando conseguir que estas prácticas fueran representativas de lo realizado en el sector. Sólo se identificaron seis estudios que cumplen estas características: Kein et al. (1999), Tse (2001), Ofori et al. (2002), Shen y Tam (2002), Zeng et al. (2003) y Tam et al. (2006). En la Tabla 1 se resumen las prácticas medioambientales identificadas en los estudios generales y en los específicos del sector de la construcción. Como puede observarse, la mayor parte de estas actividades tienen como ámbito de realización la propia obra, aunque la decisión para llevarlas a cabo puede ser tomada, de forma general, desde la dirección de la empresa. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 ISSN: 1135-2523 189 Piñeiro García, P.; García Pintos Escuder, A. Tabla 1. Prácticas medioambientales Práctica Medioambiental Estudios generales Estudios específicos del sector de la construcción Definición explícita de una política medioambiental Guimarães y Liska (1995), Vastag et al. (1996), Judge y Douglas (1998), Hitchens et al. (2003), González y González (2005), Lefebvre et al. (2003), Montabón et al. (2007) Tse (2001), Fergusson y Langford (2006), Tam et al. (2006) Definición de objetivos y planes medioambientales Judge y Douglas (1998), González y González (2005), Lefebvre et al. (2005) Tse (2001), Tam et al. (2006) Implantación de un sistema de gestión medioambiental Hitchens et al. (2003), Lefebvre et al. (2003) Tse (2001), Tam et al. (2004), Fergusson y Langford (2006) Competencias y responsabilidades medioambientales claramente definidas González y González (2005), Lefebvre et al. (2005), Montabón et al. (2007) Shen y Tam (2002), Tam et al. (2004) Personas dedicadas a tiempo completo a la gestión medioambiental Hitchens et al. (2003), González y González (2005) Tse (2001), Zeng et al. (2003) La empresa proporciona formación en materia medioambiental Guimarães y Liska (1995), Aragón (1998), Sharma y Vredenburg (1998), Theyel (2000), Álvarez et al. (2001), Lefebvre et al. (2003) Tse (2001), Shen y Tam (2002), Zeng et al. (2003), Fergusson y Langford (2006), Tam et al. (2004), Tam et al. (2006) Existen planes de emergencia ante problemas medioambientales Sharma y Vredenburg (1998), González y González (2005) Existen sistemas de medición del rendimiento medioambiental en la empresa Sharma y Vredenburg (1998) Se elabora un informe o memoria ambiental o una memoria de sostenibilidad Sharma y Vredenburg (1998), González y González (2005) Patrocinio de eventos medioambientales o colaboración con organizaciones ecologistas Guimarães y Liska (1995), Aragón (1998), Sharma y Vredenburg (1998), González y González (2005), Utilización de argumentos medioambientales en sus acciones de marketing Aragón (1998), Álvarez et al. (2001), Hitchens et al. (2003), González y Gonzálezo (2005), Lefebvre et al. (2003) La empresa proporciona información regular sobre sus prácticas medioambientales Guimarães y Liska (1995), Rao (2002), González y González (2005) Criterios medioambientales para la selección de empresas proveedoras de material y servicios Theyel (2000), Rao (2002), Hitchens et al. (2003), González y González (2005), Lefebvre et al. (2003), Montabón et al. (2007) 190 ISSN: 1135-2523 Fergusson y Langford (2006) Tse (2001), Shen y Tam (2002), Tam et al. (2006) Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 Prácticas ambientales en el sector de la construcción: El caso de las empresas constructoras españolas. Criterios medioambientales en la compra de materias primas Vastag et al. (1996), Aragón (1998), Sharma y Vredenburg (1998), Álvarez et al. (2001), Rao (2002), Hitchens et al. (2003), Melnyk et al. (2003), Bansal (2005), González y González (2005), Lefebvre et al. (2003), Montabón et al. (2007) Kein et al. (1999), Tam et al. (2006) Acciones encaminadas a reducir el consumo de energía Sharma y Vredenburg (1998), Álvarez et al. (2001), Hitchens et al. (2003), González y González (2005), Lefebvre et al. (2003) Tam et al. (2004), Tam et al. (2006) Acciones para reducir el consumo de materias primas y optimizar el aprovechamiento de materiales González y González (2005), Lefebvre et al. (2003) Kein et al. (1999), Ofori et al. (2002), Tam et al. (2004) Tam et al. (2006) Kein et al. (1999), Ofori et al. (2002), Tam et al. (2004), Tam et al. (2006) Acciones para reducir la contaminación acústica Acciones para reducir las emisiones de polvo y vibraciones Rao (2002), Lefebvre et al. (2003) Kein et al. (1999), Tam et al. (2004), Tam et al. (2006) Medidas para reducir los desperdicios de manera activa Melnyk et al. (2003) Ofori et al. (2002), Shen y Tam (2002) Kein et al. (1999), Ofori et al. (2002), Shen y Tam (2002) Reutilización de materiales Recogida selectiva de residuos Hitchens et al. (2003), Melnyk et al. (2003), González y González (2005) Gestión adecuada de residuos Vastag et al. (1996), Bansal (2005), Lefebvre et al. (2003) Ofori et al. (2002) Reciclado de los residuos Guimarães y Liska (1995), Vastag et al. (1996), Aragón (1998), Sharma y Vredenburg (1998), Rao (2002), Melnyk et al. (2003), González y González (2005), Lefebvre et al. (2003), Montabón et al. (2007) Kein et al. (1999), Ofori et al. (2002), Shen y Tam (2002), Tam et al. (2004), Tam et al. (2006) Programación y control de las actividades para reducir la generación de residuos Rao (2002), González y González (2005), Montabón et al. (2007) Kein et al. (1999), Shen y Tam (2002), Tam et al. (2006) Fuerte supervisión de los temas medioambientales a nivel operativo Shen y Tam (2002) Comunicación eficaz de los temas ambientales entre todos los niveles de subcontratación Shen y Tam (2002) Vías de comunicación para que los afectados expresen sus reclamaciones Zeng et al. (2003) Procedimiento de resolución de las reclamaciones recibidas Zeng et al. (2003) Fuente: Elaboración propia Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 ISSN: 1135-2523 191 Piñeiro García, P.; García Pintos Escuder, A. Además, y como se ha puesto de manifiesto anteriormente, el proceso productivo de las empresas constructoras se articula en torno a las distintas obras que ejecuta la empresa y cada obra es, hasta cierto punto, independiente de las demás en cuanto a operaciones y resultados, dando lugar a una estructura organizativa dual. Por ello, tras el análisis de las prácticas medioambientales de las empresas en general y de las empresas constructoras en particular, se consideró procedente separar las prácticas ambientales de las empresas constructoras en dos escalas diferentes, una estratégica o a nivel de empresa (Figura 3) y otra operativa o a nivel de obra (Figura 4). Por esta razón, algunas prácticas de gestión medioambiental se han desglosado a estos dos niveles, para tener en cuenta las peculiaridades organizativas y de funcionamiento de las empresas constructoras. Por ejemplo, en la formación en materia medioambiental se incluye un indicador a nivel de empresa (referido al personal técnico) y tres a nivel de obra (referidos a los jefes de obra, los operarios de la empresa y al personal de las empresas colaboradoras). Lo mismo ocurre con el establecimiento de objetivos medioambientales o la existencia de responsables de los asuntos ambientales. Además, se incluyeron algunas prácticas que, aunque no habían sido recogidas en ningún trabajo previo, se identificaron en las entrevistas en profundidad realizadas in situ a los responsables de los asuntos medioambientales de seis empresas constructoras2, como la recopilación periódica de buenas prácticas ambientales o la elaboración de un manual que recoja este tipo de prácticas. Por otra parte, algunas de las prácticas identificadas en los estudios empíricos generales se desglosaron en varios ítems para recoger las particularidades de funcionamiento de las empresas constructoras y de sus prácticas de gestión medioambiental. Este es el caso de la gestión adecuada de los residuos, que se desdobló en tres ítems que hacen referencia a los distintos tipos de residuos que generan las empresas constructoras (inertes, peligrosos y no peligrosos) y la inclusión de criterios medioambientales en la compra de materias primas, donde se distingue entre evitar la compra y utilización de materiales nocivos para el medio ambiente y la utilización de áridos y otros materiales reciclados. 5. ANÁLISIS EMPÍRICO 5.1. Población y muestra Las empresas objeto de estudio en este trabajo son las constructoras generalistas de tamaño mediano y grande. Al no disponer de ninguna base de datos de empresas constructoras elaborada por un organismo oficial, la población se obtuvo a partir de la base de datos SABI (2005), seleccionando aquellas empresas activas con código 4521 según la CNAE 93, es decir, empresas dedicadas a la construcción general de edificios y obras singulares de ingeniería civil. A continuación, entre estas empresas se seleccionaron aquellas que estaban entre las 500 empresas constructoras con mayor facturación3 en alguno de los últimos cinco años disponibles (entre el año 2000 y el 2004), dando lugar a un listado con 863 empresas4. De éstas, se eliminaron 31 que no estaban activas en el momento de la realización del estudio y 111 que no se adecuaban al perfil objetivo, pese a figurar en la base de datos SABI con la CNAE 4521. En consecuencia, la población objeto de estudio se redujo hasta las 721 empresas. Se recibieron 130 cuestionarios, de los cuales dos mostraban importantes deficiencias de cumplimentación, por lo que finalmente se decidió no incluirlos en el estudio. El porcentaje de respuesta obtenido fue del 17,75% sobre el total de 192 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 Prácticas ambientales en el sector de la construcción: El caso de las empresas constructoras españolas. empresas del universo y del 23,40% sobre el total de encuestas enviadas51, dando lugar a un error muestral de ± 7,86%. En la Tabla 2 se recoge la ficha técnica de la investigación. Tabla 2. Ficha técnica Universo y ámbito de la 721 empresas constructoras generalistas españolas grandes y medianas investigación (entre las 500 mayores empresas constructoras entre 2000 y 2004) Unidad muestral Empresa Tamaño de la muestra 128 Nivel de confianza 95% p=q=0,5 Margen de error ± 7,86% Ámbito geográfico Fecha de realización trabajo de campo España del Febrero 2006 – Junio 2006 Tipo de entrevista Cuestionario estructurado en formato word enviado por correo electrónico Persona entrevistada Cargo de la empresa de mayor nivel con responsabilidad sobre los asuntos medioambientales Para comprobar que las empresas de la muestra son representativas de la población, se llevaron a cabo comparaciones estadísticas entre las empresas de la población y las empresas de la muestra y no se encontraron diferencias significativas ni en el tamaño, medido a través de la facturación media en los últimos tres años, ni en la distribución geográfica para un nivel de confianza del 95%. 5.2. Prácticas de gestión medioambiental implantadas a nivel de empresa A los encuestados se les pidió que valorasen en una escala Likert de 8 puntos el grado de implantación de diferentes prácticas de gestión medioambiental en sus empresas, indicando el 0 que no se realizan en absoluto y el 7 que se realizan en gran medida. Como puede observarse en la Figura 3, la práctica más habitual entre las empresas constructoras españolas es la recogida selectiva de residuos en centros permanentes y/o oficinas. A continuación figuran prácticas de planificación y organización, relacionadas con el desarrollo de un Sistema de Gestión Medioambiental y muy probablemente con la obtención de una certificación: la definición explícita de una política medioambiental, la presencia de planes de emergencia ante problemas medioambientales, la definición de objetivos y planes medioambientales a largo plazo, una clara definición de las competencias y responsabilidades medioambientales en la empresa, la impartición de formación de carácter medioambiental a su personal técnico o la existencia de personas dedicadas a tiempo completo a la gestión medioambiental. Con una importancia intermedia aparecen la recopilación de las mejores prácticas medioambientales realizadas en las obras, la existencia de sistemas de medida del Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 ISSN: 1135-2523 193 Piñeiro García, P.; García Pintos Escuder, A. rendimiento medioambiental en la empresa y la elaboración periódica de un manual de buenas prácticas ambientales. Las prácticas menos frecuentes son las relacionadas con la comunicación de sus resultados ambientales y su utilización como herramienta de marketing y la colaboración con terceros, como organizaciones ecologistas o Universidades. Figura 3. Implantación de prácticas medioambientales a nivel de empresa Recogida selectiva en centros permanentes y/o en oficinas Definición explítica de una política medioambiental Planes de emergencia ante problemas medioambientales Objetivos y planes medioambientales a largo plazo Competencias medioambientales claramente definidas Formación medioambiental a su personal técnico Personas dedicadas a la gestión medioambiental Recopila las mejores prácticas medioambientales Sistema de medición del rendimiento medioambiental Elabora manual de buenas prácticas medioambientales Argumentos medioambientales en su marketing Informa regularmente sobre sus prácticas medioambientales Informe o memoria medioambiental Patrocina eventos medioambientales Colabora con universidades 0 1 2 3 4 5 6 7 Fuente: Elaboración propia 5.3. Prácticas de gestión medioambiental implantadas a nivel de obra Igual que en las prácticas de gestión medioambiental a nivel de empresa, a los encuestados se les pidió que valorasen en una escala Likert de 8 puntos el grado de implantación de diferentes prácticas en las obras que realiza su empresa, indicando el 0 que no se realizan en ninguna obra y el 7 que se realizan en gran medida en todas las obras. 194 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 Prácticas ambientales en el sector de la construcción: El caso de las empresas constructoras españolas. Figura 4. Implantación de prácticas medioambientales a nivel de obra Gestión adecuada de los residuos peligrosos Gestión adecuada de los residuos inertes Recogida selectiva de residuos Procedimiento de resolución de las reclamaciones recibidas Plan de gestión de residuos en la obra Responsabilidades ambientales claramente definidas en cada obra Gestión adecuada de otros residuos no peligrosos Plan de gestión medioambiental para cada obra Formación medioambiental a los jefes de obra Reutilización de materiales en las obras Acciones para reducir las emisiones de polvo y vibraciones Medidas para reducir los desperdicios de materiales de manera activa Evitar la compra y utilización de materiales nocivos para el medio ambiente Fuerte supervisión de los temas ambientales a nivel de obra Vías de comunicación para las reclamaciones por temas ambientales Formación ambiental a los operarios de la empresa Se reciclan los residuos de construcción y demolición Acciones para reducir el consumo de materias primas Se realizan acciones para reducir el consumo de energía en las obras Acciones para reducir la contaminación acústica Se definen objetivos ambientales para cada obra Utilización de áridos y otros materiales reciclados Comunicación de temas ambientales entre todos los niveles de subcontratación Programación de actividades para reducir la generación de residuos Criterios medioambientales para la selección de empresas colaboradoras Formación medioambiental al personal de las empresa colaboradoras 0 1 2 3 4 5 6 7 Fuente: Elaboración propia Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 ISSN: 1135-2523 195 Piñeiro García, P.; García Pintos Escuder, A. Como puede observarse en la Figura 4, las prácticas medioambientales más habituales en las obras son las relacionadas con los residuos; fundamentalmente, la gestión adecuada de los residuos peligrosos, la gestión adecuada de los residuos inertes y la recogida selectiva de los residuos, que es un paso previo fundamental para llevar a cabo las dos anteriores actividades y, a cierta distancia, la gestión adecuada de otros residuos no peligrosos. No ocurre lo mismo con el reciclado de los residuos de construcción y demolición que ocupan una posición mucho más discreta. Este papel destacado de las prácticas de gestión medioambiental relacionadas con los residuos se explica por la obligación impuesta por la Ley de Residuos 10/1998 que obligaba a sus poseedores a gestionarlos por sí mismos o entregarlos a un gestor para su valoración o eliminación. De forma similar a lo que ocurre con las prácticas de gestión medioambiental a nivel de empresa, entre las prácticas con un mayor grado de implantación a nivel de obra ocupan un lugar destacado algunas prácticas relacionadas con actividades de planificación y organización, relacionadas muy probablemente con la existencia de un SGMA a nivel de obra, como la existencia de un procedimiento de resolución de las reclamaciones recibidas, la existencia de un plan de gestión de residuos en la obra, una clara definición de las responsabilidades medioambientales a nivel de obra o la elaboración de un plan de gestión medioambiental para cada obra. El grado de implantación de otras prácticas como la supervisión de los temas medioambientales a nivel de obra, la definición de objetivos medioambientales a nivel de obra o la formación en temas medioambientales ocupan una posición mucho más discreta, especialmente en el caso de la formación al personal de las empresas colaboradoras. En cuanto a este último aspecto, las prácticas de formación medioambiental a los jefes de obra y, en menor medida, a los operarios de la empresa son relativamente habituales en las obras. No lo es tanto la formación medioambiental al personal de las empresas colaboradoras. Sólo 78 de las 128 empresas de la muestra (el 60,91% de los casos) declaran realizar algún tipo de formación ambiental a subcontratistas y suministradores, siendo las instrucciones escritas y las cláusulas recogidas en contrato las formas más habituales para ello (Tabla 3). Tabla 3. Formación a empresas subcontratistas y suministradoras MEDIO FRECUENCIA PORCENTAJE Instrucciones escritas 60 76,92% Cláusulas recogidas en contrato 55 70,51% Comunicación verbal antes de empezar los trabajos 43 55,13% Charlas de formación medioambiental en obra 30 38,46% Formación ambiental en un aula 2 2,56% Fuente: Elaboración propia En relación a la supervisión de los temas ambientales a nivel de obra, también se preguntó por los medios concretos que la empresa utilizaba para controlar a los subcontratistas y suministradores, obteniéndose los resultados que se muestran en la Tabla 4. 196 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 Prácticas ambientales en el sector de la construcción: El caso de las empresas constructoras españolas. Tabla 4. Medios para controlar a los subcontratistas y suministradores MEDIO DE CONTROL Cláusulas contractuales Vigilancia del encargado de obra FRECUENCIA 113 101 PORCENTAJE 88,28% 78,91% Visitas periódicas al lugar de trabajo 80 62,50% Fuente: Elaboración propia Algunas prácticas relacionadas con la eficiencia productiva, como la reutilización de materiales en las obras o las medidas encaminadas a reducir los desperdicios de materiales de manera activa también ocupan una posición destacada. Otras, como las acciones para reducir el consumo de materias primas o el consumo de energía en las obras y, sobre todo, la programación de actividades para reducir la generación de residuos, están mucho menos implantadas. Por último, cabe comentar la implantación de aquellas actividades de gestión medioambiental relacionadas con la gestión ambiental de la cadena de suministro. Sólo ocupa una posición relativamente destacada evitar la compra y utilización de materiales nocivos para el medio ambiente, probablemente por su relación con la generación de residuos peligrosos cuya adecuada gestión, como ya se ha comentado, es la práctica más implantada en las empresas constructoras españolas. El resto de prácticas, como la utilización de áridos y otros materiales reciclados, la comunicación eficaz de los temas medioambientales entre todos los niveles de subcontratación, la utilización de criterios medioambientales para la selección de empresas colaboradoras o la formación medioambiental al personal de las empresas colaboradoras ocupan los últimos puestos en cuanto a grado de implantación. 6. CONCLUSIONES Las principales aportaciones de este trabajo son dos. Por una parte, se ha construido un amplio listado de prácticas de gestión medioambiental en las empresas constructoras, diferenciando entre prácticas a nivel de empresa y a nivel de obra. Por otra, se ha analizado el grado de implantación de estas prácticas medioambientales en el caso español. Los resultados del trabajo empírico realizado muestran que, a nivel de empresa, las prácticas más implantadas son las relacionadas con la existencia de un Sistema de Gestión Medioambiental. En cuanto al nivel de obra, destacan las prácticas relacionadas con la gestión de residuos y la implantación de un Sistema de Gestión Medioambiental. NOTAS 1 Las autoras agradecen a la Xunta de Galica la financiación recibida a través del proyecto 07SEC022300PR. Asimismo, agradecen a las empresas que han colaborado en el estudio su buena disponibilidad y el tiempo dedicado. 2 Las entrevistas en profundidad fueron realizadas a los responsables de asuntos medioambientales de las empresas Construcciones DECO, Construcciones RUBAU, COPISA (Constructora Pirenaica), CONTRATAS Y OBRAS Empresa Constructora, COMSA Empresa Constructora y COPCISA. 3 Tradicionalmente, las variables que se han utilizado para medir el tamaño empresarial son el volumen de facturación, el número de trabajadores y el volumen de activos disponible. En el caso de las empresas constructoras, se ha considerado más adecuado medir su tamaño a través de la facturación, dado el elevado volumen de subcontratación que se produce y las diferentes necesidades de capital y mano de obra existentes según el tipo de obra desarrollada por la empresa. No obstante, esta medida también presenta problemas ya que, como señalan González (1996) o González y Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 183-200 ISSN: 1135-2523 197 Piñeiro García, P.; García Pintos Escuder, A. Vázquez (1998), la facturación en las empresas constructoras aparece infravalorada debido a la importancia que ha adquirido la compra de materiales con mano de obra incluida, figurando ésta a efectos contables como compra de materiales y no como subcontratación. 4 La variabilidad en la facturación de las empresas constructoras es bastante elevada debido a la especial naturaleza de las actividades constructivas y a su forma de facturar. Para evitar este problema, a la hora de definir la población no se consideraron las 500 empresas con mayor facturación en el último año disponible (2004) sino aquellas empresas que habían estado entre las 500 de mayor facturación en alguno de los cinco últimos años disponibles (de 2000 a 2004). 5 El procedimiento para la recogida de datos se inició con una llamada telefónica a la empresa para consultar la identidad de la persona de más alto nivel responsable de los asuntos medioambientales y conseguir sus datos de contacto (teléfono y/o correo electrónico). A continuación, se estableció contacto con esta persona a través del teléfono o, en caso de no ser posible, por correo electrónico, para explicarle brevemente los objetivos de la investigación e intentar conseguir un compromiso de respuesta. De este modo, se consiguió contactar con los responsables de los asuntos medioambientales de 547 empresas (75,87% del total). A los responsables de asuntos medioambientales contactados se les envió un correo electrónico con una carta de presentación y el cuestionario adjunto en formato word. Pasadas cuatro semanas sin recibir el cuestionario cumplimentado se reenvió de nuevo (hasta tres veces) y se hizo una nueva llamada reclamando la contestación. BIBLIOGRAFÍA ÁLVAREZ LÓPEZ, J.M.C. y CARRASCO DÍAZ, D. (2000): El cálculo del beneficio en las empresas constructoras: soluciones y propuestas prácticas, Centro de Estudios Financieros, Madrid. ÁLVAREZ GIL, M.J.; BURGOS JIMÉNEZ, J. y CÉSPEDES LORENTE, J.J. (2001): “An analysis of environmental management, organizational context and performance of Spanish hotels”, Omega, Vol. 29, pp. 457-471. ARAGÓN CORREA, J.A. (1998): “Strategic proactivity and firm approach to the natural environment”, Academy of Management Journal, Vol. 41, No.. 5, pp. 556-567. BALL, J. 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Universidad de Valencia Recibido: 23 de abril de 2008 Aceptado: 19 de febrero de 2009 RESUMEN: El desarrollo en los modelos teóricos de microestructura ha motivado la aparición de un grupo de trabajos encaminado al estudio empírico de los costes de transacción y sus componentes dada la importancia que han tenido los mismos en el estudio del funcionamiento de los mercados y la comparación entre éstos así como sus numerosas aplicaciones en campos afines (finanzas corporativas, eficiencia de los mercados, etc.). Por otra parte, la contrastación empírica de los distintos modelos establecidos muestra resultados claramente dispares. Por ello, el objetivo de nuestro trabajo es analizar con detalle y en conjunto dichos modelos centrándonos en un grupo con características muy similares. Concretamente desarrollaremos aquellos modelos cuyas estimaciones están basadas en las autocovarianzas de las series de precios y/o rendimientos. PALABRAS CLAVES: Horquilla de precios, Selección adversa, Autocovarianzas de los rendimientos. CAN WE MEASURE THE INSIDER TRADING? A REVIEW OF THE AUTOCOVARIANCES MODELS. ABSTRACT: As theoretical microstructure models developed, several researches have empirically investigated the relevant role of transaction costs and its components in the stock market dynamics and their applications in several similar topics (corporate finance, market efficiency, etc.). Alternatively, empirical tests of these models has led to different results. In this paper, we perform a thorough study of a group of models with common characteristics. Specifically, we focus on models that estimate transaction cost components from price and/or return time series autocovariance. KEYWORDS: Bid–ask spread, Adverse selection cost, Time series return autocovariance 1. INTRODUCCIÓN Los diferentes modelos y teorías desarrollados en microestructura parten de la base de que en todos los mercados financieros existen agentes que demandan liquidez y que están dispuestos a pagar por ella, y agentes comprometidos a ofrecer liquidez aceptando las órdenes de compra y venta que les lleguen. La ganancia de estos agentes que actúan como oferentes de liquidez viene dada por la diferencia de precios al que venden y al que compran, diferencia que se conoce como horquilla de precios. Desde el trabajo seminal de Demsetz (1968), la literatura dedicada a la investigación de los costes de transacción y sus componentes ha ido creciendo en modelos dirigidos por precios donde existe la figura del creador de mercado, de tal manera que una de las principales preocupaciones en el área de la microestructura ha sido la búsqueda de los costes específicos en la función de dicho agente, analizando y estimando los costes de transacción. Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. Los modelos teóricos desarrollados en microestructura pueden dividerse en dos bloques claramente diferenciados, dependiendo de si recogen o no el paradigma de la información asimétrica. El primer grupo de trabajos1 contempla un mercado con dos tipos de jugadores, los oferentes de liquidez y los agentes de liquidez, cuya negociación no está motivada en ningún caso por causas de información. El segundo grupo de modelos2 incorpora tres tipos de jugadores, añadiendo¢Ë los dos anteriores un agente que opera en el mercado con información privada, de este modo permiten contemplar el hecho de que existan asimetrías informativas en el mercado. Estos últimos modelos desarrollados bajo la óptica de la existencia de agentes con información heterogénea no solamente permiten explicar los costes de transacción sino que además juegan un importante papel para analizar cómo la información privada contenida en el flujo de órdenes llega a incorporarse a los precios. Aunque, como ya hemos dicho, la mayoría de los modelos que se encuadran en el campo de la microestructura se desarrollan para mercados dirigidos por precios y se basan en la figura del creador de mercado y la horquilla cotizada por él, las implicaciones de los mismos son generalizables para mercados dirigidos por órdenes fundamentalmente por dos razones: por una parte, existen claras similitudes entre el creador de mercado que cotiza un precio para la compra y otro para la venta y el agente que en mercados dirigidos por órdenes coloca órdenes con precio límite; y por otra parte, en numerosos mercados existen agentes que, implícitamente, juegan un papel similar al del especialista. Así, la horquilla cotizada por el especialista y, en su caso, la horquilla implícita del libro de órdenes calculada como la diferencia entre el mejor precio de compra y de venta en cada momento, representan una estimación de los costes efectivos máximos soportados por el inversor no informado y dado que es directamente observable cuando se dispone de datos sobre el mejor precio de venta y de compra, puede ser utilizada como una aproximación para medir los costes de transacción. Dentro de los costes de transacción medidos por la horquilla cotizada, la literatura teórica identifica tres componentes. El primero de estos componentes se refiere al coste de procesamiento de órdenes que recoge los costes ligados a la operatoria del mercado, es decir, cubren la remuneración del agente y otros costes relacionados con el proceso de negociación. El segundo de los componentes, que se conoce como costes de inventario, recoge el coste de oportunidad que sufre el agente de liquidez por alejarse de su cartera óptima. Por último, se encuentra el coste de selección adversa, el cual tiene como finalidad compensar al agente encargado de la liquidez de las pérdidas que obtiene al operar con agentes mejor informados cuando negocia con aquéllos que lo hacen por motivos de liquidez. Otro concepto de horquilla es el de horquilla efectiva o realizada3 del creador de mercado u oferente de liquidez. La horquilla realizada o efectiva tiene un sentido económico para estos agentes, y se define como la esperanza de ganancia que tiene el oferente de liquidez por comprar y seguidamente vender un activo financiero. Las horquillas cotizada y realizada solamente coincidirán bajo determinadas hipótesis. El supuesto fundamental para que ambas medidas coincidan reside en el hecho de considerar como único componente de la horquilla el ligado a los costes de procesamiento de órdenes, o lo que es lo mismo, suponer que los costes ligados a la presencia de agentes informados, y los costes de oportunidad por no mantener una cartera óptima (costes de inventario) son nulos. La presencia de estos costes distintos al de 202 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … procesamiento de órdenes provoca que la horquilla realizada sea inferior a la horquilla cotizada, diferencia que será tanto mayor cuanto más altos sean los costes asociados a la presencia de agentes informados y los costes de oportunidad por no mantener una cartera óptima. La horquilla realizada, que mide los costes de transacción relevantes para el creador de mercado, no es observable y debe ser estimada. La dificultad para estimar la horquilla efectiva o realizada reside en el hecho de que los costes de transacción se calculan como diferencia entre el precio de transacción y el precio de equilibrio y éste último no es observable. De forma paralela a los modelos teóricos citados, se ha desarrollado toda una literatura cuyo objetivo se centra en analizar los costes de transacción descomponiéndolos en los componentes predichos por los trabajos teóricos a partir de las variables observadas en el mercado. Estos trabajos han supuesto un importante avance en el estudio empírico de los costes de transacción y en aplicaciones tales como la estimación del contenido informacional de las transacciones, verificando que no es nulo, conforme a las predicciones de los modelos teóricos desarrollados bajo la óptica del paradigma de la asimetría informativa. La estimación de los costes de intermediación y sus componentes es importante para entender el funcionamiento de los mercados y el proceso de negociación, y ha permitido el desarrollo de distintas áreas de investigación, en concreto: La validación empírica de las diferentes teorías de la microestructura de los mercados. La determinación del precio de equilibrio de los activos financieros. La comparación de diferentes tipos de organización de mercados. La estimación de los costes ligados a la presencia de agentes informados permite detectar la presencia de información privilegiada y medir el contenido informacional de las transacciones. La profundización sobre los determinantes de la volatilidad de los cambios en los precios y estimar la parte de la volatilidad que puede ser atribuida a la información pública o a las transacciones. Dentro de los modelos empíricos desarrollados para estimar los distintos componentes de la horquilla, podemos distinguir entre, aquéllos que solamente se basan en la autocovarianza calculada sobre las series de cambios de precios [Stoll (1989), George, Kaul y Nimalendran (1991), Kim y Ogden (1996), etc.], aquellos que basan su estimación en la dirección de la negociación, es decir, en si la orden recibida por el oferente de liquidez es de compra o venta [Glosten y Harris (1988), Huang y Stoll (1997), etc.] y aquéllos más complejos que reposan en la representación mediante vectores autorregresivos de las series temporales de precios y cantidades con el fin de modelizar ambas simultáneamente [Hasbrouck (1991)]. Dada la importancia que creemos tiene conocer los fundamentos de lo modelos señalados ya que los resultados obtenidos con ellos en los distinto mercados son muy dispares, nuestro objetivo es el de describir con cierto detalles algunos de los principales modelos empíricos del primer grupo señalado que dentro de la microestructura tratan de determinar y estimar los componentes de la horquilla. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 203 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. 2. LA ESTIMACIÓN DE LOS COMPONENTES DE LA HORQUILLA DE PRECIOS A PARTIR DE LAS AUTOCOVARIANZAS DE LAS SERIES DE PRECIOS. El primer grupo de modelos señalados es el de aquellos que proponen estimadores de la horquilla realizada y de origino este grupo de trabajos es que en un mercado eficiente donde las órdenes de compra y venta llegan de forma aleatoria los cambios en los precios de transacción no son ya independientes. Si las órdenes son ejecutadas al mejor precio ofrecido o demandado, se observa un movimiento oscilatorio que origina una covarianza negativa de los cambios de los precios (rendimientos). Podemos señalar algunas hipótesis comunes sobre las que se establecen los modelos empíricos de microestructura y la estimación de los costes de transacción y sus componentes. Así, el precio de equilibrio de un activo financiero en un momento t refleja toda la información disponible hasta ese momento incluida la que se transmite en la última transacción. Por otra parte, se supone que los cambios de los precios siguen un proceso estacionario sobre un intervalo de tiempo suficientemente largo para que la estimación de los diferentes momentos sea posible. En lo que se refiere a la horquilla cotizada, definida como la diferencia entre los mejores precios de compra y venta, se supone simétrica respecto al precio de equilibrio, de tal manera que, el precio de equilibrio será igual al punto medio de la horquilla cotizada. En lo que se refiere a la investigación sobre estimación de los costes de transacción y sus componentes, la primera aproximación es la sugerida en el trabajo de Roll (1984) que permite estimar los costes de transacción utilizando como datos los precios de transacción. Para ello realiza una serie de hipótesis que derivan en que el único componente de la horquilla cotizada son los costes ligados a la gestión de activos, de tal manera que la horquilla realizada y cotizada coinciden. El modelo acepta que si el mercado es eficiente, el valor fundamental de un activo o precio de equilibrio fluctúa aleatoriamente. Sin embargo, los costes de transacción inducen dependencia serial negativa en la serie de cambios de precios. A partir de esta correlación serial en la serie de rendimientos inducida por los costes de transacción, estima la horquilla cotizada y realizada. Para estimar los costes de transacción y sus componentes, se parte de la descomposición de la variación del precio de equilibrio entre dos instantes consecutivos en el tiempo, ΔM t : ΔM t = M t − M t −1 = Γ + U t . [1] En la expresión [1], la constante Γ recoge el componente anticipado y es igual a la esperanza no condicionada del cambio en el precio en el intervalo de tiempo analizado. Ut mide la revisión del precio de equilibrio producida por la llegada de información en el mencionado espacio de tiempo, y equivale a una serie de variables aleatorias independientes e idénticamente distribuidas de media nula e igual varianza. Por otra parte, y como se recoge en la expresión [2], el precio de transacción, Pt, es igual al precio de equilibrio más/menos4 la mitad de la horquilla cotizada, S.5 Por tanto, la variación del precio de transacción es la establecida en la expresión [3], donde Qt es una variable dicotómica que toma valor +1 ó –1 depéndiendo de si la oreden ejecutada fue de compra o venta respectivamente. 204 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … Pt = M t + S Qt 2 ΔPt = ( Γ + U t ) + [2] S ΔQt 2 [3] La autocovarianza entre los cambios en los precios de transacción a partir de su valor en [3] se determina como se indica en [4].6 S2 S2 Cov(ΔPt , ΔPt −1 ) = Cov(ΔQt , ΔQt −1 ) = − 4 4 [4] Luego un estimador de la horquilla cotizada, S, que coincidirá con la horquilla realizada, s, vendrá dado por la expresión [5]. Sˆ = sˆ = 2 -Cov( Δ Pt , Δ Pt −1 ) [5] Como se puede observar en la expresión [5], el atractivo del estimador de Roll (1984) reside en que permite estimar la horquilla utilizando únicamente precios de transacción de cualquier frecuencia. Por último, Roll verifica empíricamente su modelo. Para ello analiza la relación entre la estimación de la horquilla con la liquidez, medida ésta a través del logaritmo neperiano de la capitalización bursátil. Los resultados aceptan la existencia de una relación negativa entre la medida de liquidez elegida y el estimador de la horquilla, aunque los datos sugieren la existencia de sesgos, posiblemente debidos a la violación de alguna o algunas de las hipótesis de partida. Una extensión del modelo de Roll (1984) es la propuesta por Choi, Salandro y Shastri (1988) que incorpora la existencia de correlación serial positiva entre los tipos de órdenes, de tal manera que la probabilidad de que se ejecute una orden de compra/venta condicionada a que la anterior también lo fue es mayor de 0,5. Si llamamos δ a la probabilidad de que una transacción en t+1 se efectúe al mejor precio ofrecido condicionada a que la transacción en t fue también a ese precio, a partir de la nueva distribución de probabilidad la covarianza de cambios sucesivos en los precios de transacción, Pt, ahora será la expresada en [6]. Cov(ΔPt , ΔPt +1 ) = − s 2 (1 − δ ) 2 [6] A partir de la covarianza determinada en [6], el nuevo estimador de la horquilla viene dado ahora por la expresión [7]. sˆ = − Cov(ΔPt , ΔPt +1 ) [7] (1 − δ ) Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 205 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. Para llevar acabo la estimación, es necesario estimar a su vez la probabilidad condicional de dos órdenes consecutivas y, en consecuencia, precisa de más información que la contenida en la serie de precios de transacción. Una extensión del modelo propuesto por Choi, Salandro y Shastri (1988) es la propuesta por Chu, Ding y Pyun (1996) que incorpora la probabilidad condicional en función de dos transacciones pasadas en lugar de una, resultando un estimador para la horquilla (expresión [14])ligeramente modificado respecto a la expresión [7] sˆ = − Cov(ΔPt , ΔPt +1 ) (1 − δ )(1 − α ) [8] En la expresión [8], α indica la probabilidad de que dos órdenes sean del mismo signo siendo la anterior de signo contrario. Los tres modelos vistos hasta ahora solamente consideran en la horquilla el componente de procesamiento de órdenes, por lo que aportan poco si somos capaces de observar la horquilla cotizada. Es decir, su utilidad se restringiría al caso en el que no se dispusiesen de datos para los mejores precios de compra y venta en el mercado. El modelo propuesto por Glosten (1987) supone que no todos los agentes disponen de la misma información, esto es, incorpora la existencia de asimetrías informativas entre los agentes del mercado. Bajo este contexto, ya no existe un único componente de la horquilla cotizada determinado por los costes de procesamiento de órdenes, además aparecen los costes asociados a la selección adversa.7 La posibilidad de negociar con agentes mejor informados presenta al oferente de liquidez un problema de selección adversa. Los agentes con información privada comprarán cuando consideren que el precio fijado es demasiado bajo y, por el contrario, venderán si consideran que el precio fijado es demasiado alto. Estas transacciones provocarán una revisión del precio de equilibrio o valor cierto del activo, que será al alza después de una compra y a la baja después de una venta. Por consiguiente, hay una parte de la horquilla que corresponde a la revisión de las expectativas y que no es la causante de la autocovarianza negativa argumentada en las series de precios de transacción. El objetivo del trabajo de Glosten (1987) es la determinación del impacto que tiene el componente de selección adversa en la relación entre horquilla cotizada y horquilla realizada, en la autocovarianza de los cambios en los precios y, por último, en el estimador propuesto por Roll (1984). En este modelo, las variaciones en los precios de transacción son de dos tipos: las debidas al valor del componente de selección adversa, que reflejan cambios en el valor cierto del activo, y las debidas al coste de procesamiento de órdenes8 que representan fluctuaciones alrededor del valor cierto. En presencia de agentes informados, las transacciones realizadas trasmiten información privada al mercado, lo que provoca que el cambio en el precio de equilibrio en un periodo recoja tanto la llegada de información pública como la llegada de la información privada trasmitida por dichas transacciones. 206 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … Glosten (1987) define el componente de selección adversa de la horquilla cotizada desde dos puntos de vista. Por una parte, el componente de selección adversa se define como el cambio anticipado en las expectativas que ocurre en respuesta a una compra o una venta. Y, por otra, se puede identificar con la pérdida que el oferente de liquidez sufre al negociar con agentes con información privada. Los precios cotizados por el oferente de liquidez (A para la venta y B para la compra) pueden expresarse, como se recoge en las expresiones [9] y [10], a través del valor cierto del activo más/menos la parte debida al coste de selección adversa y al beneficio bruto del oferente. A = P + Z A + CA [9] B = P − Z B − CB [10] Donde P, es el precio cierto del activo con la información común (H) en el que están de acuerdo todos los inversores que no disponen de información privada, cumpliéndose. En las expresiones [9] y [10] C A + C B es la parte de la horquilla que le permite cubrir los costes de operar en el mercado y equivale por tanto al beneficio bruto del oferente mientras que Z A y Z B , representan la magnitud del ajuste en el valor cierto del activo ante una orden de compra y de venta respectivamente y, por tanto, equivale a la parte de la horquilla debida a la selección adversa. Si un inversor no informado observa una compra por parte de un agente al precio ofrecido, A, entonces revisaría su valoración del valor cierto condicionado al nivel de información publica desde P a P + Z A . Por el contrario, si lo que se observa es la venta de un agente al precio demandado, B, la revisión sería desde P a P − Z B . Con el fin de definir de forma más rigurosa el componente de selección adversa, Z, se impone una determinada regla de actualización o revisión de los precios por parte de los oferentes de liquidez ante una compra o una venta de un agente a un precio determinado. Asumiendo que todos los creadores de mercado tienen acceso solamente a la información pública, H, las funciones a(x) y b(y), que se recogen en las expresiones [11] y [12], describen cómo el creador de mercado adapta sus expectativas dado el nivel de información pública ante una transacción a distintos precios de compra o venta. { } a( x) = E P * H ∪ Compra de un inversor al precio x { b( y ) = E P * H ∪ Venta de un inversor al precio y } [11] [12] Siendo P* el precio del activo resultante si todo el mundo tuviese acceso a toda la información acerca del activo. Bajo esta estructura de revisión de las cotizaciones, los ajustes del valor cierto del activo ante una determinada transacción vendrían dados por las expresiones [13] y [14]. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 207 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. Z A = a ( A) − P [13] Z B = P − b( B ) [14] Glosten (1987) establece tres hipótesis deseables para las funciones de expectativas descritas. En primer lugar, exige que ante el deseo de un inversor de negociar a precios más extremos que los cotizados9 la revisión en las expectativas será mayor, esto implica suponer funciones crecientes.10 En segundo lugar, establece que el deseo de un inversor de comprar a un precio nulo o el deseo de vender a un precio arbitrariamente alto no comunica ninguna información sobre el valor fundamental del activo considerando toda la información P* y, por tanto, no produce revisión en las expectativas. La tercera y última hipótesis exige que exista, al menos, un precio de compra y un precio de venta que permita al oferente de liquidez un precio de equilibrio, es decir, que el precio de venta, A, este por encima de las expectativas y que el precio de compra, B, se sitúe por debajo.11 Así pues, el precio de compra y venta, expresiones [15] y [16] respectivamente, se fijan en función del beneficio esperado por el oferente tras una venta o una compra que a su vez se establece a partir de un equilibrio entre oferentes competitivos. A = a ( A) + C A = P + (a ( A) − P) + C A = P + Z A + C A [15] B = a( B) − C B = P + ( P − b( B )) − C B = P − Z B − C B [16] Mientras que la horquilla cotizada, S, comprende el total de los componentes, la horquilla realizada, s, o beneficio bruto que remunera al oferente de liquidez está solamente compuesta por el coste de procesamiento de órdenes. Así, la diferencia entre la horquilla cotizada y la realizada vendrá dada por el componente de selección adversa. S = Z A + Z B + C A + CB [17] s = C A + CB [18] El siguiente paso es analizar las implicaciones de esta modelización en los precios de transacción y relacionarlos con el valor cierto del activo. El precio de la enésima transacción, P̂n ,se puede expresar como se indica en la expresión [19], donde: I TA es el indicador de una compra y toma valor 1 si la orden ejecutada es una orden de compra y 0 en caso contrario, e I TB es el indicador de una venta que tomará valor 1 si la orden ejecutada corresponde a una venta de un agente y 0 en cualquier otro caso. Pˆn = A ⋅ I TA + B ⋅ I TB [19] Sustituyendo en la expresión [19] los valores del precio de compra y el precio de venta dados en [15] y [16] y utilizando la expresión del componente de selección adversa de las expresiones [11] y [12], el precio de la enésima transacción vendrá recogido en la expresión [20]. 208 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … Pˆn = E P * H ∪ TA ⋅ I TA + E P * H ∪ TB ⋅ I TB + C A ⋅ I TA − C B ⋅ I TB [20] Si H es el nivel de información común antes de la enésima transacción, E P * H será el valor cierto del activo antes de esta transacción, al que denotaremos como Pn −1 . De forma similar si H n es el nivel de información tras la enésima transacción, es decir H ∪ TA o H ∪ TB , entonces E P * H ∪ TA o E P * H ∪ TB será el valor cierto del activo después de dicha transacción, esto es E P * H n = Pn . De este modo, el precio de transacción se puede escribir, como se recoge en la expresión [21], a partir del valor cierto del activo más/menos el coste de procesamiento de órdenes de la transacción. Pˆn = Pn + C n ⋅ Qn [21] donde: C n será C A o C B dependiendo si la transacción fue iniciada por una orden de compra o por una orden de venta, respectivamente, y Qn es una variable binaria que indica el sentido de la orden que inició la transacción, es decir, tomará valor +1 si la orden es de compra y valor –1 si la orden es de venta. La ecuación reflejada en la expresión [21] es la misma que la expresión [2] del modelo de Roll (1984), donde el precio de transacción de un activo es igual a su valor cierto incrementado/disminuido por el beneficio esperado por el oferente de liquidez. Sin embargo, ambas expresiones se diferencian en que, mientras el modelo de Roll (1984) utiliza el total de la horquilla cotizada, aquí solamente aparecen los costes de gestión o de procesamiento de órdenes. Además, la existencia del componente de selección adversa en el modelo de Glosten (1987) añade una importante característica, la correlación entre Pn y Qn que vendrá determinada por dicho componente. En la expresión [22] Z coincidirá con ZA si la enésima transacción fue iniciada por una orden de compra Qn=1. Si por el contrario fue iniciada por una orden de venta, Qn=-1, Z coincidirá con ZB. Al existir el componente de selección adversa esta dependencia parece obvia, ya que una orden de compra/venta provocaría, debido a las asimetrías informativas, una revisión al alza/baja del valor cierto del activo, P. Cov Pn, Qn P = E Z P [22] El diferente papel que juegan los componentes de la horquilla cotizada se observa al analizar la variación en los precios. Si denotamos con U n +1 a la revisión del valor cierto del activo desde n a n+1 por la llegada de información pública no esperada en el intervalo, entonces el valor cierto del activo en función del fijado en el momento anterior se corregirá por la nueva información pública y por la información privada transmitida en la transacción. En la expresión [23], Zn+1 tomará el valor ZA o ZB en función de si la transacción en n+1 fue provocada por una orden de compra o de venta, respectivamente. De este modo, y dado que el precio de transacción se expresa en función del valor cierto tal y como se indica en [21], la variación en dicho precio desde n hasta n+1 quedaría reflejada en la ecuación [24]. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 209 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. Pn +1 = Pn + U n +1 + Z n +1 ⋅ Qn +1 [23] Pˆn+1 − Pˆn = C n +1 ⋅ Qn +1 − C n ⋅ Qn + Z n+1 ⋅ Qn+1 + U n +1 [24] De la expresión [24] se desprende que los cambios en los precios de transacción se descomponen en dos partes: una debida al coste de procesamiento de órdenes o beneficio bruto que, de forma similar al modelo de Roll (1984), tiende a “deshacerse”, y otra que corresponde al componente de selección adversa. Esta última variación es permanente ya que el componente de selección adversa provoca cambios en el valor cierto del activo, es decir, en las expectativas de los agentes, mientras que el coste de procesamiento de órdenes produce fluctuaciones del valor cierto. Si suponemos que la horquilla es simétrica alrededor del valor cierto, que el componente del beneficio bruto o coste de procesamiento de órdenes no crea tendencia en los precios y que los rendimientos calculados en base al valor cierto son independientes de la historia pasada en el tiempo, el precio de transacción se puede reescribir en función del valor de la horquilla cotizada, S, como aparece en [25]. S PˆK = PK + μ ⋅ QK 2 μ= [25] C C+Z [26] donde: μ mide la importancia relativa de los costes de procesamiento de órdenes dentro de la horquilla cotizada y, por tanto, 1 − μ representa la proporción de la horquilla cotizada ligada a la presencia de agentes con información privada o coste de selección adversa. Aceptando que la esperanza de que se dé una orden de compra/venta en t-1 es 0,5 y que los mejores precios ofrecidos y demandados son tales que la probabilidad condicionada a la información trasmitida por la última transacción en t de una compra/venta es también 0,5, o lo que es lo mismo, que las órdenes son independientes, se puede calcular la esperanza del cambio en el precio de transacción condicionado a una venta o a una compra de un agente en K-1. Dado que la horquilla realizada, s, se define como la esperanza de ganancia del creador de mercado sobre una compra de un activo financiero seguido por su venta, ésta sería igual a la diferencia de la esperanza condicional de los cambios en los precios, expresiones [27] y [28]. E ΔPˆK B K −1 = E (ΔPK ) + S μ 2 [27] E ΔPˆK AK −1 = E (ΔPK ) − S μ 2 [28] s = Sμ 210 ISSN: 1135-2523 [29] Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … Considerando el impacto de los costes de selección adversa, la autocovarianza de los cambios en los precios ahora es más pequeña que la calculada por Roll (1984) y depende solamente del componente de la horquilla que hace referencia al coste de procesamiento de órdenes. Cov(ΔPt , ΔPt −1 ) = − S2 μ 4 [30] De la expresión [30] se deduce que los costes ligados a la presencia de agentes con información privada no producen autocovarianza en los cambios de los precios. El estimador propuesto por Glosten (1987) para la horquilla cotizada y la horquilla realizada queda recogido en las expresiones [31] y [32]. S (G ) = 2 μ − Cov(ΔPt , ΔPt −1 ) [31] s (G ) = S (G ) μ = 2 μ − Cov (ΔPt , ΔPt −1 ) [32] Por tanto, para estimar cualquiera de las dos horquillas es necesario conocer no sólo los precios de transacción, como en el modelo de Roll (1984), sino también el parámetro μ. Cuando se dispone de datos para calcular la horquilla cotizada, esto es, mejores precios de compra y venta, se puede estimar los costes de gestión y por diferencia los costes ligados a la presencia de información privada. 2 − Covi (ΔPt ΔPt −1 ) = a1 + b1 S i + η i [33] donde: b = μ Por último, debemos señalar que el modelo de Glosten (1987) aporta resultados importantes: muestra que cuando hay costes ligados a la presencia de información asimétrica, la horquilla realizada es inferior a la cotizada. El modelo de Stoll (1989) permite descomponer la horquilla cotizada, S, en tres componentes distintos bajo el supuesto de que la proporción estimada de los mismos es idéntica para todos los activos. La idea que subyace en el modelo de Stoll (1989), al igual que en el modelo de Glosten (1987), es que la horquilla realizada que recibe el oferente de liquidez es menor que la horquilla cotizada por el mismo. Por otra parte, los supuestos de ambos modelos son iguales, excepto en lo referente a la independencia del flujo de órdenes. Bajo la hipótesis de la existencia de costes de inventario, el oferente de liquidez incrementaría/disminuiría los precios a los que está dispuesto a comprar y a vender después de ejecutar una orden de compra/venta con el fin de inducir que las siguientes transacciones fuesen de signo contrario y así equilibrar su posición. Asimismo, y bajo la hipótesis de existencia de selección adversa, las variaciones en los precios cotizados serían las mismas pero Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 211 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. el motivo sería distinto, ya que éstas reflejarían el cambio en las expectativas sobre el valor cierto del activo inducido por la información transmitida en la última transacción. Si admitimos que la única información es la que genera la propia transacción, y que la transacción en t-1 fue originada por una orden de compra/venta el oferente de liquidez, en el caso de que solo existiesen costes de inventario, disminuiría/incrementaría los valores de los precios cotizados por debajo/encima del precio de equilibrio en 0,5S.12 Bajo el supuesto de que solamente existen costes de selección adversa, el cambio en los precios cotizados vendrá dado por cambios en las expectativas sobre el valor fundamental del activo, aunque la cuantía y el signo coincide con el comentado anteriormente. En el trabajo de Stoll (1989) se modeliza el comportamiento de las series temporales de la horquilla y se especifica la relación entre horquilla cotizada, S, y horquilla estimada, s, relacionando las covarianzas de los cambios en las series de precios de transacción y las covarianzas de los cambios en la serie de precios cotizados con S. Ambas relaciones dependen de dos parámetros. El primero, π, refleja la probabilidad de que cambie el signo de la orden. El segundo, δ, indica el tamaño del cambio en el precio condicionado a una variación en el signo de la orden como un porcentaje de la horquilla cotizada, esto es, (1-δ)S. Además, se asume que la horquilla cotizada es constante en el tiempo y que los cambios en los precios son simétricos, de tal manera que los incrementos en los precios que ocasionaría una orden de compra son iguales que los decrementos en los precios que provocaría una orden de venta, de esta forma la probabilidad de que haya una continuación en el precio (tipo de orden) será (1 − π ) y el cambio en el precio bajo este supuesto será δS. Estos dos parámetros, π y δ, determinan la importancia relativa de los componentes de la horquilla. Si se asume que la horquilla cotizada refleja solamente el coste de procesamiento de órdenes, entonces los precios de equilibrio se mueven entre los mejores precios de compra y venta, las órdenes serían independientes y la probabilidad de que una orden se ejecute al mejor precio de compra condicionada a que la anterior se ejecutó al mejor precio de venta sería μ=0,5. Si la orden ejecutada en t-1 fue de compra y la ejecutada en t fue también de compra el cambio en el precio de transacción será cero y, en caso contrario, coincidirá con el valor de la horquilla, luego δ=0. Si la horquilla reflejase solamente la compensación por el coste de selección adversa los cambios en el flujo de órdenes serían independientes, μ=0,5. La magnitud del cambio en el precio condicionado a un cambio en el tipo de orden sería igual a la magnitud del cambio que sufriría si se mantiene el tipo de orden, por lo que δ=0,5. Por último, si la horquilla reflejase solamente los costes de inventario, y al igual que en el caso anterior, la cuantía del cambio en el precio no vendría condicionada por el tipo de orden que se ejecutase. Sin embargo, las órdenes ya no serían independientes puesto que el creador de mercado buscaría con la siguiente transacción compensar el desequilibrio sufrido en la anterior. Por tanto la probabilidad de ejecutar una orden de compra condicionada a que la anterior fue de venta será mayor de 0,5, es decir, μ>0,5. Como se observa en la expresión [34], Stoll (1989) descompone el cambio en el precio total del activo en tres componentes. ΔVt = a + ΔPt + et 212 ISSN: 1135-2523 [34] Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … donde: ΔVt representa el cambio total del precio desde t-1 hasta t, a es el cambio esperado en el precio en ausencia de horquilla (o costes de transacción), ΔPt es el cambio en el precio del activo debido a la horquilla y et es el cambio en el precio debido a la nueva información, cuya esperanza es cero. A partir de la expresión [34], podemos calcular la autocovarianza de la serie de variaciones de precios tal y como se recoge en la expresión [35]. Cov(ΔVt , ΔVt +1 ) = Cov(ΔPt , ΔPt +1 ) + Cov(ΔPt , et +1 ) + + Cov(et , ΔPt +1 ) + Cov(et , et +1 ) [35] Bajo la hipótesis de mercados informacionalmente eficientes, los cambios debidos a la nueva información, et, mostrarán autocorrelación nula y además no estarán correlacionados con los cambios retardados o adelantados de los precios como consecuencia de la horquilla, ΔPt . Esto supone una notable simplificación de la expresión [34] como queda recogido en la expresión [36]. Cov(ΔVt , ΔVt +1 ) = Cov(ΔPt , ΔPt +1 ) [36] La expresión [35] refleja que, en un mercado eficiente, la autocorrelación observada en la serie de rendimientos se debe única y exclusivamente a los costes de transacción recogidos en la horquilla. El cambio del precio debido a la horquilla en el modelo aquí descrito podrá tomar distintos valores con distintas probabilidades. En concreto, y suponiendo que en t-1 se ejecutó una orden de venta, es decir, al mejor precio de compra, los posibles cambios en el precio y sus probabilidades son los que se detallan en [37]. ΔPt = ( At − Bt −1 ) = (1 − δ ) S con probabilidad π [37] ΔPt = ( Bt − Bt −1 ) = −δ S con probabilidad (1 − π ) donde: At y Bt representan, respectivamente, los precios cotizados para la compra y para la venta. De forma análoga, expresión [38], podemos determinar los posibles cambios en el precio y sus probabilidades condicionadas a que en t-1 la orden ejecutada fue de compra. ΔPt = ( At − At −1 ) = δ S con probabilidad (1 − π ) [38] ΔPt = ( Bt − At −1 ) = −(1 − δ ) S con probabilidad π El cálculo de la esperanza de un cambio en el precio condicionado13 a la ejecución en t1 de una orden de venta o de compra se indica en las expresiones [39] y [40]. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 213 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. E ΔPt Bt −1 = π (1 − δ ) S + (1 − π )(− δ S ) = = π S − δπS − δ S + δπS = (π − δ ) S E ΔPt At −1 = −π (1 − δ ) S + (1 − π )(δ S ) = = −π S + δπS + δ S − δπS = −(π − δ ) S [39] [40] La horquilla realizada, s, entendida como la ganancia esperada por el oferente de liquidez en una compra seguida de una venta, puede ser calculada, como se observa en la expresión [41], a través de la diferencia entre el cambio esperado en el precio después de la venta de un agente y el cambio en el precio después de la compra del mismo. s = (π − δ ) S − (− (π − δ ) )S = 2(π − δ ) S [41] Si solamente se contempla el coste de procesamiento de órdenes, en cuyo caso nos encontraríamos en el modelo de Roll (1984) donde μ es 0,5 y δ es 0, la horquilla cotizada coincide con la horquilla realizada. Si solamente existiese coste de selección adversa la horquilla realizada sería cero (μ=0,5 y δ =0,5). Si el único componente de la horquilla cotizada es el coste de inventario entonces μ >0,5 y δ =0,5, con lo que la horquilla realizada será menor que la cotizada. De lo dicho anteriormente se puede deducir que el componente de selección adversa puede calcularse a través de la diferencia entre la horquilla cotizada y la realizada. La horquilla realizada cubre el coste de procesamiento de órdenes y los costes de inventario, de tal manera que si solamente existe compensación por los costes de inventario ∂ tomaría valor 0,5 y la horquilla realizada que correspondería a este concepto sería 2(π − 0,5) . Por su parte, el coste de procesamiento de órdenes será la diferencia entre la horquilla realizada total y ésta calculada para costes de inventario exclusivamente. En las expresiones [42] y [43], SA y PO representan la importancia relativa en tanto por uno de los costes de selección adversa y de procesamiento de órdenes respectivamente. SA = [1 − 2(π − δ )] [42] PO = 2(π − δ ) − 2(π − 0,5) = 1 − 2δ [43] Si se conociese el signo de la transacción efectuada, es decir, si corresponde a una orden de compra o de venta se podría estimar los distintos componentes a partir de las variaciones del precio. Para prescindir de esta información, en lugar de las variaciones de la serie de precios se trabaja con las autocovarianzas de las mismas. En un mercado informacionalmente eficiente la autocovarianza observada en las variaciones de los precios de transacción se debe al efecto en la variación de la horquilla. Si la horquilla es constante en el tiempo, la covarianza de los precios cotizados para la compra y para la venta coinciden, expresión [44]. 214 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … Cov(ΔBt , ΔBt +1 ) = Cov (ΔAt , ΔAt +1 ) [44] Partiendo de la distribución de probabilidad conjunta de las variaciones en dos momentos del tiempo de los precios de transacción y de las variaciones de los precios cotizados, los cálculos de las covarianzas para los precios de transacción y los precios cotizados vendrían dados por [45] y [46], respectivamente. [ ] CovT = Cov(ΔPt , ΔPt +1 ) = S 2 δ 2 (1 − 2π ) − π 2 (1 − 2δ ) [45] CovQ = Cov (ΔBt , ΔBt +1 ) = Cov (ΔAt , ΔAt +1 ) = S 2δ 2 (1 − 2π ) [46] De otra forma, las expresiones [45] y [46] pueden expresarse bajo la estructura de modelo regresión con el fin de estimar los distintos componentes de la horquilla cotizada. CovT = a 0 + a1 S 2 + u [47] CovQ = b0 + b1 S 2 + v donde: u y v son términos de error, y la variable independiente es el cuadrado de la horquilla cotizada relativa para el periodo considerado sobre el cual se han calculado las covarianzas. Las estimaciones de los parámetros del sistema de ecuaciones descrito en [47] se utilizan para calcular los parámetros δ y μ a partir del sistema de ecuaciones de la expresión [48]. Estos valores determinaran los distintos componentes de la horquilla como se recoge en las expresiones [42] y [43] a1 = δ 2 (1 − 2π ) − π 2 (1 − 2δ ) [48] b1 = δ 2 (1 − 2π ) Por último, la estimación del modelo propuesto por Stoll (1989) le permite concluir que la importancia relativa del componente de selección adversa en la horquilla total es alta, concretamente obtiene un valor cifrado en el 43%. Por lo que respecta al componente que recoge los costes de inventario, el valor estimado se sitúa en el 10%, valor que resulta relativamente bajo. George et al. (1991) señalan que los estimadores propuestos en los trabajos previos de la horquilla realizada y sus componentes presentan sesgos a la baja producidos por la existencia de autocorrelación positiva en los rendimientos esperados. Los modelos analizados hasta el momento reposan en la hipótesis de que la única fuente de autocorrelación en los rendimientos calculados a partir de los precios de transacción es la existencia de costes de procesamiento de órdenes o, lo que es lo mismo, que el rendimiento esperado es constante en el tiempo. Eliminar esta hipótesis supone introducir autocorrelación positiva en la serie de rendimientos esperados, lo que provocará sesgos en las estimaciones de la horquilla efectiva y de sus componentes. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 215 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. La aproximación de George et al. (1991) corrige este sesgo suponiendo que las esperanzas no son estables en el tiempo. La estimación de la horquilla efectiva se efectúa a partir de la covarianza de la diferencia entre los rendimientos calculados en base a los precios de transacción y los calculados usando los mejores precios de compra. De este modo desaparece cualquier efecto debido a la autocorrelación del rendimiento esperado. Por otra parte, el modelo sigue manteniendo el supuesto de horquillas constantes y que la importancia de los distintos componentes en la horquilla es la misma para todos los activos. A diferencia del modelo de Stoll (1989), contemplan únicamente dos componentes en la horquilla cotizada: el coste de procesamiento de órdenes, que es la causa por la que los cambios en los precios de transacción están negativamente autocorrelacionados, y el coste de selección adversa, que coincide con la revisión en las expectativas por parte del oferente de liquidez del valor cierto del activo tras la recepción de una orden. El proceso de generación de los precios de transacción, Pt, y del valor cierto del activo, Mt, vienen reflejados las expresión [49] y [50], respectivamente. Pt = M t + π ( S / 2)Qt [49] M t = E t + M t −1 + (1 − π )( S / 2)Qt + U t [50] En las expresiones [49] y [50], las variables Qt, y S, representan, como es habitual, la dirección de la orden y la horquilla cotizada respectivamente. Et, es el rendimiento esperado generado entre t y t-1 basado en toda la información pública hasta t-1, y que, como hemos dicho, va a ser variable en el tiempo mientras que Ut, es el cambio en el valor cierto del activo como consecuencia de la nueva información generada entre la transacción en t-1 y la transacción en t. Por otra parte, μ, recoge la proporción de la horquilla debida al coste de procesamiento de órdenes. Bajo la hipótesis de costes de inventario nulos, (1-μ) será la proporción de la horquilla consecuencia del coste de selección adversa. La relajación de la hipótesis de mercados informacionalmente eficientes supone aceptar la hipótesis de rendimientos esperados, Et, variables en el tiempo y, por tanto, su autocovarianza será positiva, Cov( E t , E t −1 ) > 0 . Si a partir de los procesos de determinación del valor cierto del activo y de los precios de transacción calculamos la autocovarianza de los rendimientos observados, RiTt, obtendríamos la expresión [51] Cov ( RiTt , RiTt −1 ) = Cov ( E it , Eit −1 ) − πS 2 / 4 [51] Este resultado es idéntico al obtenido en el modelo de Glosten (1987), excepto que ahora aparece la autocovarianza entre los rendimientos esperados del activo. Recordemos que en el modelo de Glosten (1987) dicha autocovarianza se suponía nula, motivo por el cual el estimador propuesto de la horquilla efectiva y sus componentes está sesgado. 216 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … A partir de la autocovarianza de la expresión [51], la relación entre la horquilla cotizada y la autocovarianza de los precios de transacción vendría dada por la expresión [52]. 2 ⋅ − 2 Cov( RiTt , RiTt −1 ) − Cov ( E it , E it −1 ) = π i S i [52] De la expresión [52] se derivan los estimadores propuestos por los modelos de Roll (1984) y Glosten (1987). Para ello bastaría con suponer, en el primer caso, rendimientos esperados estables en el tiempo, es decir, autocorrelación nula, y la no existencia de costes de selección adversa con lo que μ tomará valor 1. Para el segundo de los modelos citados es suficiente aceptar que la autocorrelación de los rendimientos esperados es nula. George et al. (1991), presentan dos técnicas alternativas para estimar la horquilla efectiva y sus componentes: • La primera de las alternativas propuesta consiste en estimar para cada activo los parámetros de la ecuación [53]. RiTt = γ 0i + γ 1i E pt + η it [53] donde: Ept sigue una AR(1) y refleja el rendimiento esperado para una cartera de la cual forma parte el activo i, construida en base al tamaño e igualmente ponderada. La horquilla efectiva, si, se calculará de acuerdo con la expresión [54] a partir de la perturbación obtenida d e la regresión [53], esto es ηit. , y del rendimiento calculado en base al valor cierto del activo, estimado a través de los precios demandados siguientes a la transacción, RiBt . RDit = RiTt − RiBt [55] La autocovarianza de la diferencia de rendimientos no se ve afectada por la autocovarianza positiva inducida por la variabilidad en el tiempo del rendimiento esperado, tal y como se observa en la expresión [58],14 ya que, tanto los rendimientos basados en los precios de transacción como los basados en los precios cotizados de compra contienen el rendimiento esperado del activo, desapareciendo este término al calcular la diferencia, como se puede observar en la expresión [57]. RiBt = Eit + (1 − π i )(S i / 2)Qit + U it [56] RDit = π i ( S i / 2)[Qit − Qit −1 ] [57] Cov( RDit , RDit −1 ) = −π i2 ( S i2 / 4) [58] Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 217 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. A partir de la expresión [58], la estimación de la horquilla efectiva o realizada vendrá dada por el doble de la raíz cuadrada de la autocovarianza de la diferencia de rendimientos cambiada de signo, expresión [59]. s i = 2 − Cov( RDit , RDit −1 ) = π i S i [59] En cualquiera de las dos alternativas descritas, bajo el supuesto de costes de inventarios nulos la estimación de los distintos componentes de la horquilla cotizada, procesamiento de órdenes y selección adversa, se realiza estimando los coeficientes de la regresión [60], donde se relaciona la estimación de la horquilla efectiva con la horquilla cotizada media del periodo considerado. si = α i + β i S i + ε i [60] La estimación del parámetro βi de la expresión [60] proporciona un estimador del coste de procesamiento de órdenes y (1-βi ) ofrece un estimador del componente de selección adversa.15 Los resultados empíricos obtenidos por estos autores muestran: por una parte, que los estimadores propuestos por los modelos de Roll (1984), Glosten (1987) y Stoll (1989) son sesgados y poco eficaces, ya que no tienen en cuenta la variación temporal de las esperanzas y están calculados a partir de cambios en los precios de transacción. Por otra parte estiman un componente de selección adversa de alrededor del 10%, frente al 43% estimado por Stoll (1989) para el mismo mercado. La diferencia en este resultado puede deberse, no solo al sesgo producido por el supuesto de rendimientos esperados estables en el tiempo, sino también al diferente supuesto de ambos en cuanto a la independencia en la sucesión de órdenes para derivar su estimador. El modelo propuesto por Kim y Ogden (1996) no acepta la estabilidad en el tiempo ni de las horquillas ni de los rendimientos esperados y permite que la importancia relativa de cada componente en la horquilla cotizada sea diferente para los distintos activos del mercado. Con las nuevas hipótesis introducidas se demuestra que el estimador propuesto por George et al. (1991) también está sesgado, e intentan proporcionar un estimador no sesgado de los distintos componentes de la horquilla individual para cada activo considerado. La consideración de la no estabilidad de la horquilla en el tiempo provoca que el el precio cotizado para la venta no sea una buena aproximación del valor cierto del activo. Por ello el modelo de Kim y Odgen (1996) toma como estimador del valor cierto del activo el punto medio de la horquilla. Con el rendimiento calculado en base a este precio, RiMt , se establece la diferencia respecto al rendimiento calculado con los precios de transacción, RDit. Ask it + Bid it 2 [61] RDit = RiTt − RiMt [62] M it = Por lo que respecta a la horquilla cotizada, Si, vendrá determinada por la expresión [63].16 218 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … S it = S i + η it [63] donde: η it es un componente estacionario y ergódico con media cero y varianza σ η2 . La autocovarianza de la diferencia calculada en base a los rendimientos de transacción y e l valor cierto del activo –expresión [62]– proporciona un estimador insesgado de la horquilla efectiva –expresión [65]–. Cov( RDit , RDit −1 ) = −π i2 ( S i2 / 4) [64] s i = 2 − Cov( RDi , RDi ,t −1 ) [65] Finalmente, la estimación de la proporción de la horquilla cotizada que supone coste de procesamiento de órdenes la proporciona la pendiente de la regresión [66]. s i = β 0 + β 1 S i2 + ε i [66] donde: la variable dependiente se ha calculado como indica la expresión [65] para cada uno de los periodos considerados, y la variable independiente ya no es la media de la horquilla relativa para el periodo sino que se calcula como la raíz cuadrada de la media de la horquilla al cuadrado en el periodo considerado, expresión [67]. S i2 = 1 T T ∑S 2 it [67] t =1 El modelo así descrito contempla la variación de la horquilla en el tiempo pero sigue manteniendo el supuesto de que la proporción que supone cada coste dentro de la horquilla cotizada es la misma para todos los activos. Para relajar esta hipótesis, el modelo de Kim y Ogden (1996) modifica el método de estimación usado en los anteriores trabajos, calculando para cada activo una estimación del coste de procesamiento de órdenes, πˆ i , como el cociente entre la horquilla efectiva estimada para el periodo 2 considerado y el valor esperado de la horquilla cotizada para ese periodo, esto es ( S i ). πˆ i = si [68] S i2 La proporción que supone el coste de selección adversa para cada activo vendría determinada por 1 − πˆ i . Finalmente, la contrastación empírica del modelo muestra que los valores obtenidos para el componente de selección adversa con el nuevo estimador propuesto son, en media, más altos que el valor obtenido con el modelo de George et al (1991). En concreto, el Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 219 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. valor medio del componente de selección adversa estimado se cuantifica alrededor del 50%. Recientemente, Dar-Hsin y Lloyd (2003) proponen una extensión del modelo de Stoll(1989) incorporando dependencia en la serie de transacciones de dos periodos anteriores, de tal manera que la probabilidad de un determinado tipo de transacción estaría condicionada al tipo de transacción anterior y a la anterior a esta. De este modo, introduce para cada tipo de transacciones cuatro probabilidades condicionadas, que vendrán determinadas por los parámetros π y β, que reflejarán la probabilidad de que un determinado tipo de transacción venga precedido por dos transacciones de signo contrario, o por una transacción de l mismo signo y otra del signo contrario respectivamente. A partir de este nuevo planteamiento, se modifican las expresiones iniciales de Stoll(1989). Los autores, aunque indican como estimar el modelo y llegar a la descomposición del spread, no realizan en su trabajo ninguna aplicación empírica del mismo. 3. CONSIDERACIONES FINALES En este trabajo se han revisado un conjunto de modelos cuya propuesta es la estimación de los costes de transacción y/o sus componentes a partir de las series de datos observadas en el mercado. Más concretamente, el conjunto de modelos al que nos referimos hacen uso de las autocovarianzas de las series de precios y rendimientos. Este conjunto de modelos fue originado por el propuesto por Roll (1984), en el cual la idea que subyace es que, si los precios para comprar y vender son distintos debido a la presencia de costes de transacción tal y como indican los modelos teóricos de microestructura y, por tanto, no reflejan el valor cierto del activo, en mercados informacionalmente eficiente apareceran covarianzas negativas en las series de precios de los activos provocadas por la fricción que supone la presencia de dichos costes. Del conjunto de modelos descritos, los dos primeros, es decir, el ya mencionado de Roll (1984) y la corrección propuesta al mismo por Choi, Salandro y Shastri (1988), recogen como único componente de la horquilla el procesamiento de órdenes, y permiten estimar los costes de transaccción cuando nos e tiene como dato la horquilla cotizada del mercado. El resto de los modelos propuestos, descomponen la horquilla cotizada en dos componentes: procesamiento de órdenes y selección adversa, excepto el modelo de Stoll (1989) que establece un componente más relacionado con los costes de inventario. El modelo de George, Kaul y Nimalendran (1991) supone una generalización de los modelos de Glosten (1987) y Roll (1984), donde se recoge además la posibilidad de autocovarianzas positivas en los rendimientos esperados de los activos,eliminando la hipótesis de mercados eficientes en el sentido más tradicional. 220 ISSN: 1135-2523 Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ¿Se puede medir la negociación informada?: Una revisión de la metodología basada en las covarianzas … Por su parte, el modelo de Kim y Ogden (1996) supone una modificación al propuesto por George, Kaul y Nimalendran (1991), relajando algunas hipótesis de este último. A pesar de las similitudes entre el grupo de modelos analizados, cabe destacar la disparidad de resultados que se obtienen en las estimaciones empíricas con ellos, oscilando para el componente de selección adversa desde un 10% estimado por George, Kaul y Nimalendran (1991) al 50% obtenido por Kim y Ogden (1996). NOTAS ♣ Este trabajo ha contado con el soporte financiero de la CICYT proyecto SEC2000–0773. Demsetz (1968), Ho y Stoll (1981) y Amihud y Mendelson (1980), entre otros. 2 Bagehot (1871), Copeland y Galai (1983), Glosten y Milgrom (1985) y Kyle (1985)/(1989), entre otros. 3 En caso de que las órdenes no se ejecuten a los precios cotizados, es decir al mejor precio de compra o de venta, se diferencia entre horquilla efectiva y horquilla realizada. Mientras se mantenga el supuesto de que todas las órdenes se ejecutan al mejor precio de compra o de venta utilizaremos el término de horquilla efectiva o realizada indistintamente. 4 Será más si la orden que se ejecuta es la compra de un agente y menos si es la venta. 5 Se asume que el valor de la horquilla es una cantidad constante en el tiempo. 6 El cálculo de la autocovarianza a partir de la función de distribución conjunta de los cambios en el signo de las órdenes, Cov (ΔQ , ΔQ ) , toma valor -1. 1 t t −1 7 Al igual que en el modelo de Roll (1984) se mantiene la hipótesis de costes de inventario nulos. 8 Glosten (1987) se refiere al mismo como beneficio bruto del oferente de liquidez. 9 Es decir, más altos que el Ask en el caso de una compra y más bajos que el Bid en el caso de una venta. 10 Esto solamente se cumple si consideramos la existencia de información privada. Si no fuese así, las funciones serían constantes. 11 En caso contrario, si el valor cierto del activo que resulta de la revisión de las expectativas tras una compra del inversor superase al precio de venta y el valor revisado del activo tras una venta de un inversor fuese menor que el precio de compra, el creador de mercado esperaría perder dinero en cualquier transacción. 12 Esto sería así asumiendo que los costes de inventario son una función lineal de la posición del oferente de liquidez. 13 El cambio en el precio no condicionado, es decir, si la probabilidad de una venta y una compra fuese la misma, será cero ( E( ΔPt ) = 0 ). 14 La expresión calculada de la covarianza supone que el precio cotizado es observado después del precio de transacción, si se observan simultáneamente o antes de la transacción la expresión del rendimiento para estos precios cambiaría y también todos los cálculos posteriores. 15 Es de destacar que en el caso del segundo procedimiento los autores señalan que el estimador del coste de procesamiento de órdenes es insesgado y eficiente. sin embargo, para el primero de los procedimientos no siempre es así. 16 Si la horquilla cotizada se modeliza como se indica, el valor de la autocovarianza de la diferencia entre los rendimientos de transacción y los rendimientos al Bid se verá modificado respecto al calculado por George et al.(1991) en el siguiente sentido: Cov ( RD , RD ) + (σ / 4 )[1 + Corr (η ,η ) − 2Corr (η ,η )] = −π E [S / 4] 2 Bit Bit −1 ηi 2 it it − 2 it it −1 2 it La expresión anterior refleja que el estimador propuesto por George et al. (1991) está sesgado. El signo del sesgo es una cuestión empírica y dependerá de las propiedades de las series temporales de la horquilla ya que vendrá dado por el signo del corchete que aparece en la parte izquierda de la ecuación. BIBLIOGRAFÍA AMIHUD, Y.; MENDELSON, Y.H. (1980): “Dealership market: market making with inventory”, Journal of Financial Economics 8, 31–53. BAGEHOT, W. (1971): “The only game in town”, Financial Analyst Journal 12–2 BIAIS, B.;FOUCAULT, T.; HILLION, P. (1997): Microstructure des marchés financiers. Institutions, modèles et tests empiriques, 1ª ed, PUF. Paris. CHOI, J.; SALANDRO, D; SHASTRI, K. (1988): “On the estimation of the bid-ask spreads: theory and evidence”, Journal of Financial and Quantitative Analysis 23, 219–230. CHU,Q.C., DING, D.K.; PYUN, C.C. (1996): “Bid-Ask bounce and spread in the foreign exchange futures market”, Review of Quantitative Finance and Accounting, 6, 19-37. Investigaciones Europeas, Vol. 15, Nº 2, 2009, pp. 201-222 ISSN: 1135-2523 221 Farinós Viñas, J.E.; García Martín, C.J.; Ibáñez Escribano, A.,M. COPELAND, T.E.; GALAI, D. (1983): “Information effects on the bid/ask spread”, Journal of Finance 38, 1457– 1469. DEMSETZ, H. (1968): “The cost of transacting”, Quarterly Journal of Economics 82, 33–53. DAR-HSIN, C.; BLENMAN.L.P. (2003): “An extended model of serial covariance bid.ask spreads”, International Journal of Business and Economics 2, 75-83. GEORGE, T J.; KAUL; G.;NIMALENDRAN, M.. (1991): “Estimation of the bid-ask spread and its components: A new approach”, Review of Financial Studies 4, 623–655. GLOSTEN, L. (1987): “Components of the bid/ask spread and the statistical properties of transaction prices”, Journal of Finance 42, 1293–1308. GLOSTEN, L.; HARRIS, L. (1988): “Estimating the components of the bid/ask spread”, Journal of Financial Economics 21, 123–14 GLOSTEN, L.; MILGRON; P. 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Departamento de Finanzas Empresariales. Edificio Departamental Oriental (5 planta). Universidad de Valencia. Avda. Tarongers, s/n. E-46022 VALENCIA. Jose.E.Farinos@uv.es García Pintos Escuder, Adela. Departamento de Organización de Empresas y Marketing. Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación. Campus A Xunqueira, s/n. E-36005 PONTEVEDRA. adelagpe@uvigo.es INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto García Martín, Constantino José. Departamento de Finanzas Empresariales. Edificio Departamental Oriental (5 planta). Universidad de Valencia. Avda. Tarongers, s/n. E-46022 VALENCIA. cjgm@uv.es García de los Salmones Sánchez, María del Mar. Departamento de Administración de Empresas. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Cantabria. Avda. de los Castros, s/n. E-39005 Santander, CANTABRIA. gsalmonm@unican.es Gil Saura, Irene. Departamento de Comercialización e Investigación de Mercados. Facultad de Economía. Universidad de Valencia. Avda. Tarongers, s/n. E-46022 VALENCIA. irene.gil@uv.es Guia Julve, Jaume. Departamento de Organización y Gestión de Empresas y Diseño de Producto. Facultad de Turismo. Universidad de Girona. C/ Alemanys, 4. E-17071 GIRONA. jaume.guia@udg.edu Ibañez Escribano, Ana María. Departamento de Finanzas Empresariales. Edificio Departamental Oriental (5 planta). Universidad de Valencia. Avda. Tarongers, s/n. E-46022 VALENCIA. ana.m.ibanez@uv.es Llorente Galera, Francisco. Departamento de Econometría, Estadística y E.E. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Barcelona. Avda. Diagonal, 690. E-08034 BARCELONA. llorente@eco.ub.es 2009 INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto 2009 Martín Rubio, Irene. Departamento de Ingeniería de Organización, Administración de Empresas y Estadística. Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial. Ronda de Valencia, 3. E-28012 MADRID. Irene.mrubio@upm.es Martínez Caro, Laura. Departamento de Economía de la Empresa. Universidad Politécnica de Cartagena. Facultad de Ciencias de la Empresa. Paseo Alfonso XIII, 50. E-30203 CARTAGENA. laura.martinez@upct.es Martínez García, Jose A. Departamento de Economía de la Empresa. Universidad Politécnica de Cartagena. Paseo Alfonso XIII, 50. E-30203 CARTAGENA. josean.martinez@upct.es Martínez León, Inocencia María. Departamento de Economía de la Empresa. Universidad Politécnica de Cartagena. Facultad de Ciencias de la Empresa. Paseo Alfonso XIII, 50. E-30203 CARTAGENA. ino.martinez@upct.es Martorell Cunill, Onofre. Universidad de las Islas Baleares. Departamento de Economía de la Empresa. Edificio G.M. de Jovellanos. Ctra. Valldemossa, Km. 7,5. E-07122 PALMA DE MALLORCA. onofre.martorell@uib.es Mulet Corteza, Carles. Universidad de las Islas Baleares. Departamento de Economía de la Empresa. Edificio G.M. de Jovellanos. Ctra. Valldemossa, Km. 7,5. E-07122 PALMA DE MALLORCA. carles.mulet@uib.es INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto Olmedo Cifuentes, Isabel. Departamento de Economía de la Empresa. Universidad Politécnica de Cartagena. Facultad de Ciencias de la Empresa. Paseo Alfonso XIII, 50. E-30203 CARTAGENA. ioc@alu.upct.es Peligros Espada, Carmen. Departamento de Economía de la Empresa. Universidad Europea de Madrid. Urbanización El Bosque. E-28670 Villaviciosa de Odón, MADRID. mariacarmen.peligros@uem.es Pérez Ruíz, Andrea. Departamento de Administración de Empresas. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Cantabria. Avda. de los Castros, s/n. E-39005 Santander, CANTABRIA. perezran@unican.es Piñeiro García, Pilar. Departamento de Organización de Empresas y Marketing. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Vigo. Lagoas - Marcosende, s/n. E-363130 VIGO. otremo@uvigo.es Prats Planagumá, Lluis. Departamento de Organización y Gestión de Empresas y Diseño de Producto. Facultad de Turismo. Universidad de Girona. C/ Alemanys, 4. E-17071 GIRONA. lluis.prats@udg.edu Rodríguez del Bosque Rodríguez, Ignacio. Departamento de Administración de Empresas. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Cantabria. Avda. de los Castros, s/n. E-39005 Santander, CANTABRIA. rbosquei@unican.es 2009 INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA ISSN 1135-2523 Vol. 15, Nº 2 Mayo – Agosto Ruíz Molina, María Eugenia. Departamento de Comercialización e Investigación de Mercados. Facultad de Economía. Universidad de Valencia. Avda. Tarongers, s/n. E-46022 VALENCIA. m.eugenia.ruiz@uv.es Sánchez Quirós, Isabel. Departamento de Organización de Empresas. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad Complutense de Madrid. Campus de Somosaguas, s/n. E-28223 Pozuelo de Alarcón, MADRID. quiros@ccee.ucm.es 2009 NORMAS DE PRESENTACIÓN DE ORIGINALES La Revista INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA publica trabajos originales de investigación sobre cualquiera de las especialidades relativas al campo de Dirección de Empresas, siendo el Consejo de Redacción el responsable final de su aceptación, previo informe de dos evaluadores anónimos con conocimiento e interés en las materias objeto de evaluación. El Comité de Revisores, ajeno e independiente de la directiva de AEDEM y del Consejo de Redacción de la revista, está integrado por profesores de universidades españolas, europeas e iberoamericanas, de reconocido prestigio en sus áreas de conocimiento. La adscripción como revisor es totalmente independiente de la pertenencia a la Academia Europea de Dirección y Economía de la Empresa (AEDEM). Para la revisión de los trabajos se deberá enviar el documento escrito, junto con un CD o diskette que contenga el trabajo en formato electrónico (Microsoft Word), a los Vocales del país del autor/es. En caso de que no se haya nombrado Vocal en dicho país, los trabajos se enviarán a los profesores Doctores Elie Cohen (Université de Paris-Dauphine) y Gèrard Hirigoyen (Université de Bordeaux I), excepto los trabajos en lengua española y portuguesa, que lo harán al Director de la Revista (Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Vigo, Lagoas - Marcosende, s/n, E-36310, Vigo, Pontevedra, España). El envío de los trabajos también podrá realizarse a través de la web de AEDEM (www.aedem-virtual.com). Los artículos deberán ser inéditos y no encontrarse en proceso de evaluación simultánea, o ya aprobados, para su publicación en otra revista. Las revisiones serán de naturaleza ciega en ambos sentidos, en la medida en que autores y revisores no tendrán conocimiento ni acceso a sus identidades mutuas. La revista comunicará al autor/es el informe final de revisión, en el que se incluirán los contenidos a modificar, si los hubiere, la aceptación o el rechazo del artículo. Dicha comunicación tendrá lugar en un plazo máximo de seis meses, a contar desde la fecha de recepción del mismo. Para obtener información adicional sobre la política editorial, o la preparación de los manuscritos, deben ponerse en contacto con el Director o alguno de los miembros del Consejo de Redacción de la revista Los trabajos tendrán que ajustarse a las siguientes especificaciones técnicas: — Mecanografiarse a doble espacio por una sola cara y con márgenes amplios. — La extensión aconsejable para los artículos se sitúa entre 15 y 25 páginas. Las páginas se numerarán de forma consecutiva, correspondiendo la primera al título, autor (es) del trabajo y su dirección de contacto; la segunda, al título, un resumen y las palabras clave; las siguientes, al texto; y, finalmente, las que contengan tablas, cuadros y figuras. — El resumen deberá tener una extensión máxima de 200 palabras, siendo necesario adjuntar su traducción en inglés. Junto con el resumen se deben especificar de 3 a 10 palabras clave en español e inglés que den una idea rápida del contenido del trabajo y faciliten su informatización. — Las referencias bibliográficas se incluirán ordenadas alfabéticamente al final del trabajo, y cronológicamente en el caso de varios trabajos del mismo autor. La citación completa se hará en el siguiente orden: 1. Apellido e inicial del autor. 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They should have concise headings, as in the case of footnotes that explain symbols used and facilitate the necessary explanations. In the text these tables and diagrams should be refered to as Table 1, etc. and where they are to be placed must be indicated. NORMES DE PRESENTATION DES ORIGINAUX INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMIA DE LA EMPRESA (Recherches Européennes d'Administration et Economie d'Entreprise) publie des travaux originaux de recherche dans toutes les spécialités liées au monde de la direction d'entreprises, la décision finale de l'acceptation des dists travaux revenant au Conseil de Redáction, est basée sur le rapport d'experts anonymes. Les travaux ont été envoyés aux membres du pays d'origine des auteurs. Au cas ou aucun représentant n'aurait été nomé dans le pays concerné, les travaux seront envoyés aux professeurs Docteurs Elie Cohen (Université de Paris-Dauphine) et Gérard Hirigoyen (Université de Bordeaux I), sauf les travaux en langue espagnole et portugaise que seront remis au Directeur de la revue (Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Vigo, Lagoas - Marcosende, s/n, E-36310, Vigo, Pontevedra, Espagne). Les articles devront être inédits et ne devront pas avoir été acceptés pour leur publication dans une autre revue. Les articles devront obéir aux spécifications techniques suivantes: — Être écrits à la machine, à double espace, d'un côté de la feuille et avec des marges suffisantes. — Comporter de préférence, entre 15 et 25 pages. 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I enclose check number ............................... made out to: AEDEM Revista Europea de Dirección y Economía de la Empresa Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa Revista de Economía y Empresa C.O.D. Postal order ................. Check Nº ................ Orders from the Executive Secretary's Office. Revista Europea de Dirección y Economía de la Empresa: One year (four issues): 180 € Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa: One year (three issues): 120 € Revista de Economía y Empresa: One year (three issues): 75 € ORDER FORM FOR SINGLE ISSUES Vol. ............................. Number ............................... Year .............................. NAME..................................................................................................................................................... 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Revista Europea de Dirección y Economía de la Empresa: One issue: 60 € Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa: One issue: 50 € Revista de Economía y Empresa: One issue: 40 € La correspondencia relacionada con la Academia Europea de Economía y Dirección de Empresa deberá dirigirse a la Secretaría Ejecutiva: Any correspondence relating to the European Academy of Business and Economic Management should be sent to the Executive Secretary's Office: La correspondance concernant l'Academie Européenne d'Economie et Direction d'Entreprise devra être adressée au Secrétariat Éxécutif: Prof. Dra. ENCARNACIÓN GONZÁLEZ VÁZQUEZ Prof. Dña. MERCEDES VILA ALONSO Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales Universidad de Vigo Lagoas-Marcosende, s/n E-36200 VIGO, Pontevedra España Los artículos y correspondencia de la REVISTA EUROPEA DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA, REVISTA DE ECONOMÍA Y EMPRESA y de INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMIA DE LA EMPRESA deberán remitirse a los Directores respectivos. Las normas que deben seguir los artículos se recogen en la penúltima página de las REVISTAS. Articles and correspondence for the REVISTA EUROPEA DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA, REVISTA DE ECONOMÍA Y EMPRESA and for the INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMIA DE LA EMPRESA should be sent to the respective Directors. The norms that the articles should follow can be found on the second last page of the JOURNALS. Les articles et correspondence de la REVISTA EUROPEA DE DIRECCIÓN Y ECONOMÍA DE LA EMPRESA, REVISTA DE ECONOMÍA Y EMPRESA et de la INVESTIGACIONES EUROPEAS DE DIRECCIÓN Y ECONOMIA DE LA EMPRESA devront être adressés aux Directeurs correspondants. Les normes à suivre pour les articles figurent à l'avant dernière page des REVUES.