Manual técnico: Tecnología para el manejo de pitaya amarilla
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Manual técnico: Tecnología para el manejo de pitaya amarilla
Sistema gráfico Gobierno de la República de Colombia L ib ertad y O rd e n MANUAL TÉCNICO Tecnología para el manejo de pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran en Colombia L ib ertad L ib ertad y O rd e n y O rd e n Comité editoral Takumasa Kondo: I.A., M.Sc., Ph.D. - Corpoica Centro de Investigación Palmira. Mauricio Martínez: I.A., M.Sc. - Corpoica Centro de Investigación Palmira. Jorge Alberto Medina: I.A., M.Sc. - Corpoica Centro de Investigación Palmira. Alexander Rebolledo Roa: I.A., Ph.D. - Corpoica Centro de Investigación Palmira. Carolina Cardozo Burgos: I.A., M.Sc. - Corpoica Centro de Investigación Palmira. Palmira, Valle del Cauca, 2013 Kondo, Takumasa; Martínez, Mauricio; Medina, Jorge Alberto; Rebolledo Roa, Alexander; Cardozo Burgos, Carolina; Toro M., Julio Cesar; Durán, Andrea; Labrador, Nubia Rocío; Quintero, Edgar Mauricio; Imbachi López, Karol; Delgado, Alexandra; Manrique Burbano, Marilyn Belline; Murcia Riaño, Nubia; RojasTriviño, Alberto; Orozco, Maria Luisa; Muñoz, Deyci / Manual técnico: Tecnología para el manejo de pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran en Colombia. Valle del Cauca (Colombia): CORPOICA, 2013. 96 p. Palabras clave: PITAYA, CULTIVO, COSECHA, ETNOBOTÁNICA MERCADOS, FENOLOGÍA, PODA, APLICACIÓN DE ABONOS, PLAGAS DE PLANTAS, ENFERMEDADES DE LAS PLANTAS, COLOMBIA Convenio Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria - Corpoica Asociación de productores y comercializadores de pitaya - Asoppitaya Ingeniero Agrónomos Asociados Ltda. Proyectos Esta publicación es posible gracias a los recursos de cofinanciación de los programas de investigación “Generación de tecnología en fisiología y manejo integrado del cultivo de la pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran para aumentar la productividad de la cadena en Colombia” y “Opciones de manejo integrado de plagas y enfermedades para fortalecer la cadena de la pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Shum. ex Vaupel) Moran en Colombia” financiados por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, - MADR entre los años 2008 y 2011. Entidad ejecutora: Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria. Corpoica. Centro de Investigación Palmira Alianzas de los programas Ingeniero Agrónomos Asociados Ltda. Asociación de productores y comercializadores de pitaya amarilla. Asoppitaya. Asociación de productores y comercializadores de pitaya amarilla. © Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica CI, Palmira, Valle del Cauca ISBN: CA: CUI: Primera edición: Tiraje: 978-958-740-147-9 7458 1435 Junio de 2013 1000 ejemplares Línea de atención al cliente: 018000121515 atencionalcliente@corpoica.org.co www.corpoica.org.co Impreso en Colombia Printed in Colombia La presente publicación ha sido elaborada con la cofinanciación del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, MADR. El contenido de la misma es responsabilidad exclusiva de los investigadores y en ningún caso debe considerarse que refleja los puntos de vista del MADR. Agradecimientos Los autores agradecen a los productores de las alianzas de los programas por permitir el desarrollo de los experimentos en cada una de las fincas, especialmente a los señores Jorge Restrepo y Jair Londoño Gongora (Asoppitaya) en el municipio de Riofrio, a los señores Cesar Augusto Londoño, Nhora Ruiz de Londoño, Jhon Jairo Arroyave (Ingenieros Agrónomos Asociados – Frutales La Cabaña) y Gabriel Salcedo (Asoppitaya) en el municipio de Restrepo; por su apoyo en las labores y desarrollo de los diferentes proyectos de investigación. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 3 Tabla de contenido 1.NTRODUCCIÓN 6 2. GENERALIDADES DEL CULTIVO8 2.1. Origen y Dispersión8 2.2. Generalidades de las cactáceas9 2.3. Etnobotánica10 2.4. Clasificación taxonómica y descripción botánica11 2.5. Descripción botánica11 2.6. Raíces de la Pitaya amarilla14 2.7. Tallos16 2.8. Flores17 2.9. Fruto18 3. IMPORTANCIA ECONÓMICA DE LA PITAYA AMARILLA20 3.1. Situación mundial24 3.2. Mercado internacional25 3.3. Situación nacional25 3.4. Mercado nacional26 4. ECOFISIOLOGÍA Y COMPORTAMIENTO PRODUCTIVO28 4.1. Introducción28 4.2. Desarrollo fenológico29 4.3. Comportamiento productivo35 5. PRACTICAS AGRÓNOMICAS EN LA PRODUCCION DE PITAYA AMARILLA40 5.1. Introducción40 5.2. Establecimiento del cultivo de la pitaya amarilla42 5.3. Sistemas de soporte (estructuras de apoyo)46 5.4. Resultados y Discusión50 5.5. Conclusiones54 6. PODAS EN PITAYA AMARILLA55 6.1. Introducción55 6.2. Poda de formación55 6.3. Podas sanitarias56 6.4. Podas de producción57 6.5. Resultados y Discusión59 6.6. Fertilización61 6.7. Control de arvenses62 6.8. Conclusiones63 7. INSECTOS PLAGAS DE IMPORTANCIA ECONÓMICA EN EL CULTIVO DE PITAYA AMARILLA64 7.1. Introducción64 7.2. El chinche patón Leptoglossus zonatus (Dallas)65 7.3. La mosca del botón floral de la pitaya Dasiops saltans Townsend67 7.3.1. Taxonomía67 7.3.2. Daños70 7.3.3. Ciclo de vida71 7.3.4. Hábitos74 7.4. Métodos de Control75 7.4.1. Control cultural75 7.4.2. Control biológico75 7.4.3. Control químico75 7.5. Discusión76 7.6. Conclusiones 77 8. ENFERMEDADES LIMITANTES EN ELCULTIVO DE PITAYA AMARILLA78 8.1. Introducción78 8.2. Pudrición Basal del Fruto79 8.2.1. Determinación del grado de pudrición basal del fruto80 8.3. Pudrición Suave de la Penca81 8.4. Enfermedades causadas por nematodos82 8.5. Antracnosis84 8.6. Recomendaciones para el manejo de Enfermedades en Pitaya Amarilla85 9. COSECHA88 9.1. Introducción88 BIBLIOGRAFÍA92 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 5 1. Introducción El origen del nombre de pitaya amarilla no se conoce con precisión, Patiño (2002) relata que las especies del género Selenicereus se conocen como Pitaya, Pitahaya, Pitajaya, de origen al parecer antillano, “llamase a esta fruta pitahaya lengua de indios”; en las narraciones también se da este nombre a las pitayas rojas - género Hylocereus; y referencia también que en Venezuela se mencionan en la relación de Tocuyo de 1578 como Pita-haias. En términos generales los relatos de la colonia y hasta principios del siglo XX al parecer el término Pitahaya es el fruto de cualquier planta de las cactáceas y en otros casos se hace referencia a los frutos de los cactus columnares, muy común en México en la actualidad. Se comenta que en idioma maya a esta fruta se le conoce como Chacoub. La tendencia moderna por parte de los consumidores de los países industrializados es la preferencia por productos naturales con origen de montaña andina tropical, colores, sabores, aromas nuevos y propiedades funcionales. Muchas frutas colombianas tienen estas características, pero una de ellas especialmente cautivó los mercados del mundo por el exquisito sabor y textura delicada. La pitaya amarilla es sin lugar a dudas una de las mejores frutas tropicales, es atractiva por la apariencia diferente y tropical, tiene gran aceptación por la excelente sabor y textura, es saludable, fácil de comer en cualquier lugar y resistente a la manipulación, transporte y resiste bastante tiempo en estante sin deteriorarse. En cuanto al productor se refiere es una fruta con mucho potencial, pues todavía existe una demanda sostenida y los precios son muy atractivos. La pitaya amarilla es una de las 15 especies frutícolas de la apuesta exportadora agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, MADR 2006-2020 en la cual se propone contar con 2.203 ha en el año 2020 en contraste con las 1.500 ha que propone el PFN. Además, está considerada entre las 24 frutas que tiene Asohofrucol en el nuevo Programa Nacional para promover el consumo de frutas frescas. Una razón que explica el bajo potencial de exportación de la pitaya amarilla en nuestro país, está relacionada con la rápida transición del cultivo semi-silvestre a la producción comercial sin que se contara con un desarrollo tecnológico adecuado, lo cual dio lugar a grandes problemas en la competitividad del mis- 6 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia mo. A esto debe sumarse la falta de políticas por parte de entidades privadas y del estado que se hayan preocupado por promocionar el consumo tanto en los mercados nacionales como en los extranjeros. Esto es un programa de apoyo importante que debe hacerse para fomentar el consumo local y otros países. Una limitante muy alta, es la falta de un soporte tecnológico que permita producir los volúmenes necesarios con calidad exportable y que cumplan con los requerimientos de los diferentes mercados de destino y de manera continua. Problemas como Fusarium sp., mosca del botón floral Dasiops saltans, el desconocimiento de los procesos fisiológicos en las diferentes etapas de desarrollo, sistemas de soporte, requerimientos hídricos, así también el cómo, cuándo y cuánto fertilizar, son algunas de las mayores incógnitas que tiene que resolver la investigación para garantizar una producción competitiva. Teniendo en cuenta que el Valle del Cauca es el segundo productor nacional de pitaya amarilla, representando el 48,8% del área cultivada en esta fruta en Colombia (Agenda prospectiva 2009), se plantea la caracterización agroecológica en esta zona, con el fin de definir prácticas de manejo de la especie que se puedan extrapolar a otras zonas del país. Colombia presenta ventajas comparativas en relación con las condiciones climatológicas propias de cada región, que facilitarán la implementación de las tecnologías desarrolladas a nivel local en las demás zonas donde se cultiva la especie, con los ajustes propios para cada una de ellas. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 7 2. Generalidades del cultivo Jorge Alberto Medina S.1, Alexander Rebolledo Roa2, Takumasa Kondo3, Julio Cesar Toro M.4 2.1. Origen y Dispersión La pitaya amarilla es una cactácea silvestre nativa de la región andina y es un recurso genético patrimonio de Colombia y la autoridad sobre este aumentará en la medida que se aproveche en beneficio de los productores colombianos. Patiño (2002) en su libro “Historia y dispersión de los frutales nativos del neotrópico” recoge relatos en donde se hace referencia a 18 especies de los géneros Selenicereus e Hylocereus. Las regiones en donde se reportan estas cactáceas son México, Guatemala, Antillas mayores (distinguiéndose las variedades morada y amarilla), Panamá, Venezuela, Nuevo Reino de Granada, Ecuador, Perú y Bolivia. Como casos especiales, podemos citar informes de Cali de 1808 en donde se dice: “Hay silvestres en los montes las que llaman pitahayas, cuyo color rojo arrebata la vista, no así el gusto al paladar, porque no es muy grato. De contrario, la blanca cultivada, amarilla de color de caña, su corteza cubierta de espina rubia que con facilidad se desprende cuando está en sazón, es de suavísimo, delicado gusto, con la excelencia de que si sus pepitas, poco mayores que las del higo, se mastican cuidadosamente, purgan con benignidad (Arboleda, 1928)”. En otra referencia citada por Patiño (2002), “Holton (1857) vio en San Marcos, arriba de Vijes, una cactácea semejante a la pitahaya amarilla, sobre la cual da pocos datos”. 1 2 3 I.A., M.Sc., Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador, Corpoica. C.I. Palmira. I.A., Ph.D., Fisiología. Investigador Corpoica C.I. Palmira. I.A., M.Sc., Ph.D. Entomología. Investigador Corpoica. C.I. Palmira. 4 I.A., Ph.D., Fitomejoramiento. Asesor Externo. 8 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 2.2. Generalidades de las cactáceas La familia Cactaceae es originaria del continente americano cuyas especies se encuentran distribuidas desde los 56°15’ N en la Columbia Británica en Canadá, hasta los 50°S, en la Patagonia y desde las Islas Galápagos hasta la Isla de Fernando de Noronha (archipiélago Brasilero en el Océano Atlántico) y en todo el Caribe. En Norteamérica se encuentra de costa a costa (Anderson, 2001). La taxonomía de las cactáceas ha sido muy confusa, debido a esto se encuentran muchos sinónimos para las especies y con el tiempo se han ido agrupando varios géneros en uno solo. Con excepción del trabajo realizado por Britton y Rose, los demás trabajos taxonómicos fueron trabajos aislados. Con la creación en 1984 de “The International Cactaceae Systematics Group” apoyado por el “Royal Botanic Garden” (ICSG) de Kew se empezó a trabajar la actual clasificación. En esta clasificación se reconocen cuatro subfamilias a saber: Pereskioideae, Maihuenioideae, Opuntioideae y Cactoideae (Anderson, 2001). La subfamilia Maihuenioideae se ha tenido en duda por algunos botánicos, pero actualmente y de acuerdo a estudios morfológicos y moleculares ya es reconocida como un taxón válido (Roberto Kiesling, comunicación personal). Una característica de la subfamilia Pereskioideae es que presentan hojas y espinas, presentando metabolismo C3 en las hojas y CAM en los tallos, esta se distribuye desde el sur de México, Centroamérica, el Caribe y en Suramérica al este de los Andes. La subfamilia Maihuenioideae son cactus arbustivos y con metabolismo C3, son endémicas para Argentina y Chile (Anderson, 2001). La pitaya amarilla pertenece a la subfamilia Cactoideae, que tiene una distribución en todo el continente americano y el Caribe, y que incluye al género Rhipsalis, único género desarrollado fuera del continente Americano y que se encuentra espontáneamente en África, Madagascar, Nepal, Islas del Océano Índico y Sri Lanka (Anderson, 2001). Las especies de esta subfamilia presentan una gran variabilidad de hábitats, en la arquitectura y el tipo de crecimiento. Los tallos pueden ser no segmentados, globosos a columnares, acanalados o con protuberancias y con zonas reproductivas diferenciadas o no. Las flores son sésiles y la apertura puede ser diurna o nocturna, el pericarpio puede ser escamoso o desnudo y los tubos florales pueden ser cortos o alargados. El género Selenicereus descrito por Britton y Rose en 1909, presenta varios sinónimos como Cereus subgénero Selenicereus A. Berger 1905; Streptocactus Britton y Rose 1913; Deamia Britton y Rose; Mediocactus Britton y Rose 1920 y Criptocereus Alexander 1950. Las especies de este género son descritas como plantas trepadoras, arbustivas o epífitas que se desarrollan sobre árboles o Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 9 rocas; con raíces numerosas y aéreas, tallos delgados con 5 metros o más de longitud, costillas o lados de dos a doce; areolas con pelos cortos y espinas finas (Anderson, 2001). Estas son plantas hemiepífitas y absorben agua tanto por las raíces del suelo, como de las raíces adventicias que desarrollan a lo largo del tallo y que utilizan como soporte natural. Esta emisión de raíces adventicias es característica de las cactáceas que tienen cladodios. En Israel, bajo condiciones subtropicales, las pitayas son sensibles a fuertes intensidades de sol (Raveh et al., 1993). Cuando crecen a campo abierto en el desierto de Negev, las plantas manifiestan zonas blanquecinas y un fuerte deterioro, aunque se recuperan cuando se les proporcionó sombra (Raveh et al., 1998). Colombia ha sido el país pionero en la producción y exportación de pitaya amarilla. Es de mencionar que de aquí salieron los esquejes (semilla vegetativa) para Australia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Hawái, Israel, Italia, México, Nicaragua y Kenia. Actualmente, Colombia cuenta con 691 hectáreas sembradas con la especie Selenicereus megalanthus (Agronet, 2013). 2.3. Etnobotánica Aunque García-Barriga la describe como Melocactus coccineus, género que es sinónimo de Selenicereus descrito por Britton y Rose en 1909 (Anderson, 2001), referencia la distribución de plantas cultivada o silvestre en el interior del país en los departamentos de Boyacá, Caldas, Cundinamarca y Tolima. Pérez-Arbeláez (1978) reportan que es sembrada con frecuencia en Cundinamarca, Tolima y Valle del Cauca tanto de semilla como en esqueje. Así mismo es referenciada por el uso en la medicina popular como cardiotónico y estimulante nervioso. La fruta fresca se utiliza como laxante suave y digestivo, y también que comiendo la fruta en ayunas cura los cálculos renales. Patiño (2007) la reporta como cerco vivo en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y en Colombia en regiones como el Huila. Perea et al. (2010) refieren a García que los frutos poseen alcaloides como la cactina (hordeina) y tiramina, y se les reconocen a ambos propiedades antisépticas y la primera se referencia como cardiotónico. También referencian a Becerra que dice que las semillas contienen un aceite de efecto laxante suave y efectivo. 10 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 2.4. Clasificación taxonómica y descripción botánica Taxonomía de la pitaya amarilla Nombre común: Clase: Subclase: Superorden: Orden: Familia: Género: Especie: Pitaya amarilla, pitahaya Equisetopsida C. Agardh Magnoliidae Novák ex Takht. Caryophyllanae Takht. Caryophyllales Juss. ex Bercht & J. Presl Cactaceae Juss. Selenicereus (A. Berger) Britton & Rose S. megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran 1953 Sinónimos y otros nombres usados en la literatura científica para referirse a la pitaya amarilla Acanthocereus pitajaya (Jack) Dugand Acanthocereus colombianus Britt. & Rose Acanthocereus pitahaya D.C. Cactus triangularis L. Cereus compresus Mill. Cereus megalanthus K. Schumann ex Vaupel Cereus triangularis Haworth Cereus pitahaya D.C. Cereus undatus Haworth Cereus variabilis Pfeiff Hylocereus triangularis Britt. & Rose Hylocereus trigonus? (según Balme, horticultor mejicano) Mediocactus megalanthus (K. Schumann ex Vaupel) Britton & Rose Melocactus coccineus (Salm-Dyck) Britton & Rose Selenicereus grandiflorus (L.) Britton & Rose Stenocereus stellatus (Pfeiff.) Riccob. 2.5. Descripción botánica Generalidades de los géneros Selenicereus e Hylocereus. El nombre Selenicereus proviene del griego y significa “cereus de la luna” por lass flores nocturnas (Kiesling & Ferrari, 2007). La pitaya amarilla, evolucionó en las selvas del neotrópico colombiano y se encuentra naturalmente sobre árboles (Figura 1) y/o sobre rocas de gran tamaño, en donde puede lograr que los cladodios cuelguen y así fructificar. Las especies del género Hylocereus ocurren desde México hasta Brasil (Anderson, 2001). Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 11 Figura 1. Izquierda. Pitaya amarilla silvestre. Derecha. Pitaya amarilla sembrada al píe de un árbol. Fotos por J.A. Medina S. Como se observa en la descripción del género Selenicereus Britton & Rose, la arquitectura de la planta corresponde a la de una trepadora. En algunas descripciones se le nombra como epífita, pero aunque este término es discutido por tener algunos vacíos en la definición, botánicamente el desarrollo de la pitaya amarilla e incluso las del género Hylocereus (pitayas rojas) se ajusta. La palabra epífita proviene del griego “epi” sobre y “phyton” planta, lo que indica que son plantas que crecen sobre otras, las que sirven de soporte se llaman forófitos; la adaptación para crecer por encima del suelo les da una ventaja competitiva por la luz con otras plantas, pero a la vez es desfavorable en cuanto a la captación de agua y nutrientes. Para contrarrestar esto, las plantas epífitas han desarrollado modificaciones morfológicas, anatómicas y fisiológicas, maximizando el agua disponible captándola, absorbiéndola y/o almacenándola, evitando la pérdida, así como también la de solutos en ella disueltos (Ceja et al., 2008). Los canales que se forman en el cladodio son una adaptación que facilita la llegada del agua lluvia o la que se condensa a las raíces de la planta. La clasificación de las plantas epífitas no es fácil debido a la heterogeneidad de tipos que se presentan en los diferentes ecosistemas, debido a esto la pitaya amarilla se puede describir como una planta epífita facultativa (Ceja et al., 2008), ya que desarrolla el ciclo completo sobre el suelo y sobre una planta, roca o pared. Por esta razón se cultiva en el suelo y se le da un soporte con una estructura o con un árbol, brindándole condiciones similares a las del hábitat natural. Las cactáceas consideradas epífitas facultativas o epífitas secundarias emiten fácilmente raíces adventicias que les permite fijarse a la corteza de otras plantas o a rocas, así como también les sirve para absorber agua y nutrientes (Nobel, 2002). Las raíces adventicias que emite la pitaya en los cladodios, cuando estos se posan sobre algún tutor, pueden crecer y llegar al suelo o sustrato (Figuras 2A y 2B: pitaya amarilla; Figura 2C: pitaya roja). 12 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia A B C Figura 2. A y B. Crecimiento de raíces adventicias de la pitaya amarilla C. Raíces adventicias de la pitaya roja. Fotos por J.A. Medina S. Las plantas de la familia Cactaceae conocidas como pitayas, pitahayas o pitajayas son de los géneros Selenicereus (amarilla), Hylocereus (rojas) y Stenocereus (rojas y amarillas); los dos primeros géneros son de hábito trepador y fruto indehiscente. Una característica de las frutas es que la amarilla tiene espinas en las mamilas y las pitayas rojas carecen de ellas pero las brácteas que se encuentran en las frutas son muy desarrolladas (Figuras 3A y 3B). A B Figura 3. Frutos de pitayas. A. Pitaya amarilla (Selenicereus). B. Pitaya roja (Hylocereus). Fotos por J.A. Medina S. Stenocereus queretaroensis (F.A.C. Weber) Buxb. es de tallos columnarios, frutas más pequeñas y dehiscentes (Figuras 4A y 4B); y de acuerdo a la especie los frutos pueden ser de cáscara roja o verde. Las diferencias entre las pitayas del género Selenicereus e Hylocereus fuera del color de los frutos (amarillo y rojo respectivamente) es la forma y color de los cladodios. En la pitaya amarilla es de color verde, opacas, los bordes de las aristas entre las areólas es cóncavo; mientras la pitaya roja, los cladodios son Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 13 B A Figura 4. Stenocereus querataroensis. A. México. B. Colombia (Yotoco). Fotos: A https://igavecnoticias. info; B por J.A. Medina S. verdes, más oscuros que los de pitaya amarilla, brillantes y el borde de las arista entre las areolas es convexo, en algunos casos es más pronunciado hacia una de las areolas, siendo un indicativo de la polaridad del esqueje. El borde tiene una línea de color café oscuro, de dos a tres milímetros de ancho (Figura 5). Ambas tienen espinas, pero las de Selenicerus son dos o tres y un poco más grandes. En B Hylocereus el número es de tres a cinco y son más delgadas. A B Figura 5. A. Cladodio de pitaya amarilla. B. Cladodio de pitaya roja. Fotos por A). M. Martinez y B). J.A. Medina S. Los que hasta ahora tienen importancia comercial para consumo en fresco son Selenicereus megalanthus e Hylocereus undatus (Haw.) Britton & Rose. 2.6. Raíces de la Pitaya amarilla A La pitaya amarilla tiene un sistema de raíces fibroso, con dos o más raíces gruesas de las cuales se desprenden muchas raíces secundarias y altamente densa, de acuerdo al sustrato en que se desarrolle. Cuando se encuentra en ambientes 14 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia donde hay abundante material vegetal en descomposición, ella se desarrolla entre la capa orgánica y el suelo (Figura 6 A y B), llegando a extenderse hasta cuatro o más metros del tallo. Figura 6. Desarrollo del sistema radical con capa orgánica sobre el suelo. Fotos por J.A. Medina S. Cuando crece naturalmente sobre árboles, las raíces bajan sobre el tronco sin desarrollar pelos absorbentes, hasta que llegan al suelo en donde se extienden y ramifican con el aumento en cantidad de pelos absorbentes. Como la propagación de la pitaya amarilla se hace de modo vegetativo, al poner los esquejes sobre el sustrato, las raíces se desarrollan de los haces vasculares que quedan expuestos al hacer el corte cuando se colectan, por eso los esquejes no deben enterrarse ya que esto retrasa el desarrollo de la planta. Cuando se entierra el esqueje más de cinco centímetros las raíces se desarrollan buscando la superficie del suelo y se producen algunas de la misma forma que las adventicias (Figura 7). Cuando al suelo en donde se siembra la planta es suelto, rico en materia orgánica y/o se agrega abundante materia orgánica, las raíces se desarrollan cerca de la planta y se hacen visibles en la superficie (Figura 8). Esto demuestra la plasticidad genética de la pitaya amarilla para adaptarse a las cambiantes condiciones del suelo que se presentan en los diferentes ecosistemas en que se puede cultivar. El sistema radicular en suelos sueltos ocupa un espacio de 30 a 40 centímetros alrededor del tallo y profundiza hasta 30 centímetros el 80% de las raíces (Figura 9). 2.7. Tallos Botánicamente se les denomina cladodios a los tallos que sustituyen las hojas ya que realizan la fotosíntesis, casi siempre aplanados. La pitaya amarilla es una Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 15 B A Figura 7. Esqueje enterrado muy profundo. Nótese que no hay desarrollo de raíces hacia abajo. A. Raíces desarrollándose hacia arriba B. Raíces adventicias. Foto por J.A. Medina S. Figura 8. Raíces superficiales. Foto por J.A. Medina S. 16 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Figura 9. Desarrollo del sistema radical en suelos orgánicos. Izquierda. Calima-Darién. Centro y Derecha. Corpoica, C.I. Palmira. Fotos por J.A. Medina S. planta trepadora, el grosor de los tallos varía desde los cuatro hasta los diez centímetros dependiendo del clima, desarrollo de la planta y exposición a la luz. Tiene tres aristas o costillas, sobre las que se encuentran las areolas, que son exclusivas de las cactáceas. Esta forma cóncava que tienen los tallos entre arista y arista, parece ser una adaptación que tiene mucho que ver con el tipo de desarrollo en los árboles, pues esta hace las veces de canal que hace que el agua que cae en las selvas tropicales llegue a las raíces, aéreas o las del suelo. Anderson (2001) define las areolas como brotes altamente especializados; en la pitaya amarilla son de ubicación lateral. De estas nacen los brotes vegetativos o reproductivos. Tienen unos pelos o tricomas muy cortos lo que parece un cojín de lana. Sobre la areola crecen las espinas, que pueden ser dos o tres, según Kiesling y Ferrari (2005), las espinas en los cactus son tejidos muertos y mineralizados que se originan de las areolas, o sea, de los tejidos interiores, no de la epidermis. Cabe aclarar, que la única subfamilia de las cactáceas que tienen gloquidios, además de las espinas es la Opuntioideae (Kiesling y Ferrari, 2007). Se dice que las espinas son hojas modificadas, pero las funciones son discutidas, pueden ser de protección contra herbívoros, sobre todo en ecosistemas xerofíticos o para proteger el tallo de la fuerte radiación de los desiertos e incluso para proteger a la planta de la deshidratación y condensar la poca humedad existente en los desiertos por encima de los 2.000 metros sobre el nivel del mar. En el caso de las cactáceas que viven en las selvas, las espinas son muy pequeñas o no tienen, el primer caso corresponde a la pitaya amarilla. 2.8. Flores Las flores de la pitaya amarilla (Figura 10) son típicas del género Selenicereus descrito por Britton y Rose en 1909, y referenciado por Anderson (2001); son flores que realizan la antesis en horas de la noche y cierran en las primeras horas de la mañana, no muy fragantes al principio pero con el correr de las horas sí; Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 17 Figura 10. Flor de pitaya amarilla. Izquierda. Vista lateral de flores. Derecha. Primer plano donde se observan los pétalos, sépalos y estigma. Fotos: Izquierda por M. Martínez; derecha por C. Cardozo. receptáculo en forma de tubo, con una longitud que puede variar entre los 30 y 40 centímetros con muchas protuberancias y brácteas en cuya base nacen espinas largas, en el extremo nacen los sépalos de color amarillo y los pétalos blancos; ovario ínfero. Posee gran cantidad de estambres (más de 300) y un estigma con múltiples divisiones. 2.9. Fruto Es una baya, indehiscente, de color amarillo al madurar (Figura 11). Cuando inicia el llenado luego de la antesis es verde, con protuberancias llamadas mamilas; en el extremo tiene una bráctea y en la base de esta nacen espinas cuyo número varía entre cuatro y ocho por sitio; inicialmente son de color Figura 11. Partes del fruto de pitaya amarilla (Cenicafé, ETIA, 2005). 18 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia morado y al ir madurando el fruto cambian el color a marrón. Tiene un gran número de semillas de color negro o café, brillantes y cubiertas por un arilo. Las semillas de color café no son viables (Creuci María Caetano, Universidad Nacional de Colombia, sede Palmira, comunicación personal). El porcentaje de germinación de la semilla está cerca del 100% y la viabilidad almacenada a temperatura ambiente después de seis meses es por encima del 90% (Caetano y Parra, 2010). Los estudios realizados por el Programa ETIA en varios departamentos de Colombia determinaron que el peso de los frutos varía entre 70 y 390 gramos, el diámetro entre 45 y 90 mm, mientras que la longitud está entre 80 y 140 mm (Rojas et al., 2005). Estudios realizados por el Programa ETIA de Cenicafé (Rojas et al., 2005) determinaron que el fruto está provisto de una cáscara gruesa que representa entre el 46 y el 55% del peso total, consideran que esta es en sí misma una forma natural de empaque debido a que es una protección pasiva. En esta misma investigación se determinó con el uso del penetrómetro que el espacio más débil es el espacio entre mamilas ya que se presenta ruptura de tejidos al hacer presión sobre este sitio. Puede empacarse de tres a cinco capas independiente del estado de madurez, pero si dependiendo del tamaño del fruto. La Agenda prospectiva de la pitaya amarilla para el Valle del Cauca (2010), destaca como características y parámetros que hacen del análisis de calidad las propiedades organolépticas así como las propiedades físicas, funcionales, terapéuticas y nutricionales. En este documento se tiene como una propiedad física importante la vida en estante que dura cuatro semanas, el doble de la duración de la pitaya roja que es de dos semanas. Las características organolépticas son las que determinan el sabor. La pitaya amarilla producida en el Valle del Cauca tiene un promedio 15,03° Brix, con un máximo 17,30° Brix, mientras que el promedio nacional es de 14,70° Brix (Caetano y Parra, 2010). Como propiedades terapéuticas se tiene la presencia de antioxidantes, ya que es rica en calcio, fosforo y vitamina C. Agradecimientos Muchos agradecimientos al Dr. Roberto Kiesling, Investigador de la Unidad de Botánica del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CIRCYT), Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (IADIZA), Mendoza, Argentina por los valiosos comentarios acerca de la taxonomía de la familia Cactaceae. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 19 3. Importancia económica de la pitaya amarilla Jorge Alberto Medina S.1, Mauricio Martínez2. Aunque la diversificación propuesta por la Federación Nacional de Cafeteros comenzó a principios de los sesenta, la pitaya amarilla se empezó a cultivar comercialmente en Colombia a mediados de los años ochenta. Uno de los propósitos del programa de diversificación se basaba principalmente en la necesidad de romper con la dependencia del monocultivo del café y por tanto, la conveniencia de buscar ingresos adicionales y mantener estos relativamente estables. Fueron varios los productos que se fomentaron en el “Programa de desarrollo y diversificación de zonas cafeteras” entre los que se contaban: la mora, el cacao, los cítricos, la macadamia, espárragos, productos de pan coger, desarrollos forestales, e inclusive se importaron gusanos de seda de Asia para producir seda natural en las zonas cafeteras. Entre estos productos promocionados se encontraba la pitaya amarilla. Internacionalmente se comercializan tres especies de pitaya a saber: Hylocereus undatus que es la pitaya de cáscara roja y de pulpa blanca, que se cultiva principalmente en Vietnam, Tailandia, Malasia, México e Israel; Hylocereus costaricensis, de cáscara roja y pulpa roja, cultivada principalmente en Tailandia, Malasia, Nicaragua e Israel. Ambas se conocen comercialmente como “Dragon fruit”. La tercera especie es Selenicereus megalanthus, pitaya de cáscara amarilla y pulpa blanca, el 76,4% de los cultivos comerciales están en Colombia (Betancourt et al., 2010). En total hay sembradas en el mundo 13.936 hectáreas de pitayas, de las cuales el 71,5% corresponden a H. undatus, el 20,7% a H. costaricensis (F.A.C. Weber) Britton & Rose y el 7,8% a S. megalanthus (Betancourt et al., 2010). 1 2 20 I.A., M.Sc. Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira. I.A., M.Sc. Biotecnología. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Según la Agenda Prospectiva de la pitaya amarilla (2010), en el mundo existen 1.083 hectáreas sembradas en esta fruta (cifras hasta 2009), de las cuales 827 se encuentran en Colombia (76,4%), 100 ha en Israel (9,2%), Brasil participa con un 3,2% y Ecuador con el 1,9%, el resto de países participan con el 9,3%. Como se aprecia comercialmente, Colombia tiene claras ventajas debido a que es el mayor productor en área sembrada, o sea, que tiene mayor oferta del producto y una buena productividad. El país cuenta con la Norma Técnica de Icontec NTC 3554, incluida como norma internacional dentro del Codex Alimentarius y que establece los requisitos que debe cumplir la fruta para el consumo fresco o como materia prima para la industria. Contiene definiciones, clasificación, calibre, empaque y rotulado. Dentro de esta se incluye la “Tabla de color” en donde se describen los estados de madurez de la fruta de acuerdo a una escala que va desde el 0 hasta el 6, en donde 0 es el fruto bien desarrollado de color verde, hasta el 6 en donde este es el fruto totalmente amarillo. Esta es una buena herramienta para productores y comercializadores, ya que pueden negociar la compra del fruto con mucha certeza debido a que se tiene una referencia para el punto de maduración al consultar la tabla como referencia. También se tiene la Norma Técnica Colombiana NTC 5165 sobre especificaciones del empaque. El objeto de esta norma es establecer los requisitos que debe cumplir el empaque utilizado para la recolección y la comercialización de la pitaya amarilla, tanto en el mercado fresco (nacional o de exportación) como en la agroindustria. En el mercado internacional las barreras a la pitaya no son arancelarias sino cuarentenarias. En las cuarentenarias los países más exigentes son Japón y Estados Unidos. A Japón se exporta a través de la única planta para tratamiento a vapor (VHT, por las siglas en ingles) de fabricación japonesa que funciona en Bogotá y procesa 600 kilos al día y cada embarque es certificado por un funcionario del Ministerio de Agricultura japonés, funcionarios de la DIAN y Antinarcóticos por Colombia. En Estados Unidos es una de las 19 frutas con acceso permitido a través de todos los puertos de entrada pero requiere tratamiento a vapor que todavía no se ha homologado como el modelo japonés. Las disposiciones arancelarias para la importación de productos de países por fuera de la Unión Europea está unificada y la pitaya de Colombia está exenta del pago de arancel bajo el esquema de Preferencias Generalizado. En el mercado europeo no existen restricciones fitosanitarias al ingreso de la pitaya ni normas de calidad de aplicación forzosa. Sin embargo, se da por entenTecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 21 dido que el producto debe ser de calidad óptima, como requisito indispensable para la aceptación. Las cifras publicadas por Proexport muestran que históricamente los países europeos han sido los mayores consumidores de pitaya amarilla con un 75% del mercado, en diez países principalmente, siendo los principales mercados Holanda, Alemania, Francia y España seguidos por los países asiáticos con un 20%, Japón hasta el 2005 tenía el 16% del mercado bajando sustancialmente la participación hasta tener el 0,35% en el 2010. En la Figura 12 se tiene las exportaciones de Colombia desde el año 2009 hasta el 2010; se puede apreciar después de un incremento del 69,5% de las exportaciones en el 2000 comparado con 1999, estas bajaron en el 2002 en un 53%, debido a que se redujeron las exportaciones a Europa y Japón principalmente. 900 800 Precio exportación FOB (US $) 2.000.000 700 600 1.500.000 500 400 1.000.000 300 Area cosechada (ha) y Volumen exportado (Ton) 2.500.000 200 500.000 100 0 0 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 Año Exportaciones- US$ FOB Area cosechada - ha Tonelas - Ton Figura 12. Exportaciones de pitaya amarilla entre 1999 y 2011 (Fuente: DANE, Agronet, Proexport Cálculos por J.A. Medina S.) Desde el año 2004 hasta el año 2010, se empezaron a incrementar las exportaciones hasta llegar a USD$ 1.625.620. Esto debido a que han aparecido nichos de mercado importantes como Brasil y Hong Kong, y se han reducido las exportaciones a Japón. El Boletín semanal de SIPSA Volumen 16 No. 18 (abril-mayo de 2011) explica esta disminución debido a dos factores principalmente, el primero, es que se restringió el ingreso de la fruta por problemas fitosanitarios que no se especifican; segundo, los comercializadoras que importaban el producto dejaron de operar durante estos últimos años. Al parecer a partir del 2010 se 22 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia reanudaron las exportaciones debido a tratamientos cuarentenarios que se iniciaron con el apoyo del ICA y la Agencia de Cooperación Técnica del Japón. En esta publicación se muestra que contrario a lo que pasó con el mercado Japonés, se aumentaron las exportaciones a Hong Kong y Brasil. En la página de Proexport (inteligencia de mercados, 2011) muestra que las exportaciones en precios FOB Hong Kong pasó de US$ 42.516 en el 2008 a US$ 315.940 a octubre de 2010; Brasil pasó de US$ 53.281 a US$ 119.786, en el mismo período. Las cifras de Proexport muestran que las exportaciones empezaron a reducir en el año 2000, hasta llegar a tener en el 2002 las exportaciones más bajas desde el inicio de las exportaciones (US$ 475.079 Precio FOB), a partir del 2003 se empezaron a incrementar las exportaciones con una cifra de US$602.053 FOB, hasta llegar al año 2011 con US$ 2.017.804 FOB (Proexport, 2011). De acuerdo con la información suministrada por Proexport, hasta 2011, se han tenido 29 países destino de las exportaciones, siendo hasta el 2010 los países del continente europeo el principal destino de esta fruta dentro de los que se tienen como los más importantes compradores Holanda, Alemania, Francia, España, Portugal y Reino Unido. En el continente americano se tiene como uno de los principales compradores a Canadá, pero se han hecho exportaciones a Costa Rica, Guatemala y Panamá. Desde el año 2010 los principales compradores en volumen han sido Hong Kong y Brasil. En 2010, Hong Kong importó 219.817 kilogramos (US$ 401.971 FOB) lo que correspondió al 49,28% de las exportaciones, mientras que en 2011, Brasil fue el mayor importador con 199.974 kilogramos (US$ 428.632 FOB), lo que correspondió al 31,9% de las exportaciones (Proexport, 2011). En la Figura 13 del SIPSA se muestran las exportaciones colombianas entre el 2000 y 2010. En esta se destaca que las exportaciones a Alemania, España, Francia y Holanda se mantuvieron, Hong Kong y Brasil aumentaron y Japón las redujo. El boletín semanal de SIPSA (Vol. 16, No. 18, 2011) en un análisis de precios en los mercados europeos, toma como referencia al mercado Holandés que es el mayor re-exportador de frutas exóticas en el viejo continente. En la Figura 14 se muestran los precios mensuales de la pitaya amarilla comparando las provenientes de Colombia y Ecuador. El estudio nos muestra que entre 2006 y 2010 el precio por kilogramo de pitaya amarilla Colombiana osciló entre $7,0 y $9,5 y el ecuatoriano entre $6,0 y $9,0. De acuerdo con la información de Proexport entre el año 2009 y 2010, los destinos de la pitaya amarilla han cambiado sustancialmente. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 23 Figura 13. Países destinos de la pitaya amarilla colombiana 2000-2010 (Fuente: SIPSA). 10 9 EUR/Kg 8 7 6 5 Año Colombia Ecuador Figura 14. Precios internacionales de la pitaya amarilla de Colombia y Ecuador (Fuente: SIPSA). Algunos países importan pitaya roja de México, Nicaragua, Vietnam e Israel y afirman que este producto no es sustituto de la pitaya amarilla pues se diferencia de ésta tanto por la apariencia interna y externa como por el sabor más agradable (Anónimo, 2010). 3.1. Situación mundial De las 12.527 hectáreas que tiene el mundo con pitaya, 2.750 son rojas de pulpa roja con 1.000 en Tailandia, 1.000 en Malasia, 700 en Nicaragua y 50 en Brasil; 24 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 9.145 hectáreas con pitayas rojas de pulpa blanca, 7.000 en Vietnam, 1.000 en Tailandia, 1.000 en Malasia y 145 en México y de pitaya amarilla de pulpa blanca 632 con 482 en Colombia, 100 en Israel, 30 en Brasil y 20 en Ecuador. Los países que no reportan área son Australia, China, Italia, Zimbabue y Kenia. De esta manera Colombia representa el 4% del área total de pitaya en el mundo pero el 76% de la amarilla que Colombia misma posicionó como la mejor. 3.2. Mercado internacional En el mercado internacional las barreras a la pitaya no son arancelarias sino cuarentenarias. En las cuarentenarias los países más exigentes son Japón y Estados Unidos. A Japón se exporta a través de la única planta para tratamiento a vapor de fabricación japonesa que funciona en Bogotá y procesa 600 kilos al día y cada embarque es certificado por un funcionario japonés. En Estados Unidos es una de las 19 frutas con acceso permitido a través de todos los puertos de entrada pero requiere tratamiento a vapor que todavía no se ha homologado como el modelo japonés. Las disposiciones arancelarias para la importación de productos de países por fuera de la Unión Europea está unificada y la pitaya de Colombia está exenta del pago de arancel bajo el esquema de Preferencias Generalizado. En el mercado europeo no existen restricciones fitosanitarias al ingreso de la pitaya ni normas de calidad de aplicación forzosa. Sin embargo, se da por entendido que el producto debe ser de calidad óptima, como requisito indispensable para la aceptación. Sin embargo, solo se admiten cargamentos que contengan el 0,01% de residuos de agroquímicos, lo cual es una restricción muy alta puesto que la investigación en productos biológicos, limpios, ecológicos o amigables es muy incipiente en Colombia. En Europa los principales importadores de pitaya son Alemania, Bélgica, España, Francia, Holanda y el Reino Unido. 3.3. Situación nacional En Colombia la pitaya amarilla crece, se desarrolla y produce bien desde los 800 hasta los 1900 metros sobre el nivel del mar y la pitaya roja se adapta bien desde el nivel del mar hasta los 1.200 metros de altitud (Tafur y Toro, 2006). Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 25 En el estudio realizado para la Agenda Prospectiva de la Pitaya amarilla en cuanto al área, producción, productividad y participación por departamento al 2009, se determinó que Boyacá tiene sembradas 333 ha, lo que representa el 40,3% del área sembrada en Colombia; sigue el Valle del Cauca con 236 ha que es el 28,5%; el tercer departamento en importancia por el área sembrada es Bolívar con 75 ha (9,1%); los demás departamentos que tienen sembrada pitaya amarilla son Huila, Santander, Cundinamarca, Quindío, Risaralda, Caldas y Tolima . El Valle del Cauca es el que presenta los mejores promedios en rendimiento con 12,5 ton/ha, seguido por Cundinamarca (11,4 ton/ha) y Bolívar (11,1 ton/ha). 3.4. Mercado nacional Las investigaciones del consumo nacional de la fruta en fresco realizadas durante la construcción de la Agenda Prospectiva permite ver que en el 2009 el mayor consumo está en Bogotá con el 34,0%, lo siguen el Valle del Cauca (18,5%), Antioquía (14,5%), Atlántico (8,0%), Cundinamarca y Santander (5,0%), Bolívar y Norte de Santander (4,0%), el resto del país consume el 7,0% de la producción. Esto deja ver que en tan solo cuatro departamentos se consumen el 75,0% de la producción nacional. Bogotá no solo es el principal centro de acopio de frutas, sino también el principal distribuidor mayorista para los comercializadores minoristas, para las grandes superficies y para los comercializadores de las cadenas especializadas. Es conveniente resaltar que de acuerdo a la Agenda Prospectiva las plazas mayoristas como Corabastos de Bogotá, Cavasa y Santa Helena la oferta de esta fruta es permanente, en cambio en Medellín se ofrecen en épocas de cosecha, mientras que en Pereira y Barranquilla es ocasional. En el mercado nacional participa un número reducido de mayoristas que simultáneamente manejan otras frutas. Los principales compradores son las cadenas de supermercados, aunque también la adquieren restaurantes, fruterías, vendedores ambulantes y clientes particulares (Anónimo, 2010). El país tiene la Norma Técnica de Icontec NTC 3554 que establece los requisitos que debe cumplir la fruta para el consumo fresco o como materia prima para la industria. Contiene definiciones, clasificación, calibre, empaque y rotulado. El comportamiento del precio de la pitaya amarilla al mayorista en el año 2007 fluctuó alrededor del $3.738 por kilo, con una variación en los precios de hasta 545 pesos. Se puede decir que la pitaya amarilla tiene una estabilidad moderada o ligeramente inestable en el precio. A partir del precio al mayorista el comportamiento de los precios al consumidor y los precios al productor son 26 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia similares con respecto a los precios de compra por parte de los proveedores de frutas de los mercados de cadena. Es así como el precio al consumidor fue de $7.480 por kilo cuando el precio al productor fue de 1.870 pesos (PFN, 2006). Una razón que explica el bajo potencial de exportación de la pitaya amarilla en nuestro país, está relacionada con la rápida transición del cultivo semi-silvestre a la producción comercial sin que se contara con un paquete tecnológico adecuado, lo cual dio lugar a grandes problemas en la competitividad del mismo. La falta de un paquete tecnológico completo que permita producir suficiente cantidad con calidad exportable y de manera continua sigue siendo un limitante muy alto. Problemas como Fusarium, mosca del botón floral, desconocimiento fisiológico de las diferentes etapas de desarrollo, mejor sistema de soporte, cuando y cuanto fertilizar, son algunas de las mayores incógnitas que tiene que resolver la investigación para garantizar una producción competitiva. Como solo se cuenta con una variedad, en caso que aparezca un problema grave ésta podría desaparecer con consecuencias muy graves para la cadena de la pitaya amarilla. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 27 4. Ecofisiología y comportamiento productivo Alexander Rebolledo Roa1, Andrea Durán2, Nubia Rocío Labrador2. 4.1. Introducción En Colombia se cultiva comercialmente la pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran. La producción de pitaya amarilla es determinada por la estacionalidad, con dos cosechas principales al año, una de febrero a marzo y la otra de julio a agosto, por lo que hay épocas de sobreoferta y épocas de escasez. Aunque esto ha ido variando en los últimos años debido a cambios en las condiciones climáticas. Esta particularidad del cultivo de pitaya amarilla se ha tratado de resolver cultivando la fruta en diferentes zonas altitudinales, para extender la producción a un período más largo en el año. Los cultivos de Tolima son los primeros en entrar en cosecha, seguidos por los de Valle del Cauca y Cundinamarca y, por último los de Boyacá. Estos resultados apoyan un aspecto fundamental, que es el conocimiento de la regulación que efectúa el ambiente en los procesos de crecimiento y desarrollo de la especie para generar opciones de manejo. Muchas especies de cactáceas presentan modificaciones fisiológicas y morfológicas que les permiten adaptarse a condiciones de temperatura y sequía extremas, como por ejemplo, un desierto. Este grupo de plantas denominadas CAM fijan CO2 en forma de malato, solamente durante la noche cuando la temperatura desciende y la humedad relativa del aire es mayor que durante el día y por lo tanto la pérdida de agua por evapotranspiración es mínima. El malato se almacena en tejido parenquimático de almacenamiento, con grandes vacuolas. Es por esta constitución anatómica que una gran parte de las plantas CAM son suculentas y tienen una gran cantidad de parénquima hídrico, a fin de almacenar agua y malato (Smith y Wood, 1998). 1 2 28 I.A., Ph.D. Fisiología. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira. Ingenieras Agrónomas, Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia De acuerdo con la experiencia que en la práctica han adquirido los productores de pitaya amarilla, las zonas adecuadas para el cultivo se encuentran entre 1.400 y 1.700 msnm, con temperaturas que fluctúan entre 14 y 26°C. También se hace referencia al tipo de suelo de textura suelta con un pH entre 5,5 y 6,5, con altos contenidos de materia orgánica y pendientes del 50%. Sin embargo, estas condiciones pueden variar ligeramente entre las diferentes zonas altitudinales (Anónimo, 2010). Las condiciones que se describen no presentan un soporte científico que documente la influencia de los parámetros ambientales sobre la producción del cultivo. Se parte del conocimiento empírico de los productores para generar conocimiento científico que permita caracterizar las zonas agroecológicas apropiadas para el cultivo. Esto implica una caracterización detallada de los factores ambientales que determinan los procesos de floración, abscisión, cuajado, crecimiento y desarrollo del fruto. 4.2. Desarrollo fenológico La fenología es el estudio de los ciclos anuales de crecimiento de las plantas y cómo estas responden a cambios en el ambiente. Por ejemplo, en botánica los estudios fenológicos hacen referencia al desarrollo vegetativo, momento de emergencia de flores, secuencia de la floración y fructificación. Los estudios sobre fenología se convierten en un herramienta clave para programar prácticas de manejo del cultivo, relacionadas con la aparición de plagas y enfermedades, programación de fechas de siembra, planes de fertilización de acuerdo al estado de desarrollo del cultivo, etc. Algunos parámetros ambientales influyen sobre la velocidad de crecimiento de las plantas. El desarrollo vegetativo del cultivo de pitaya amarilla desde el establecimiento presenta variaciones en función del piso térmico. A 1.011 msnm se puede prolongar hasta 11 meses, donde predomina una temperatura media de 25°C, humedad relativa del 80% y precipitación media anual de 1.127 mm, con dos picos máximos en los meses de abril y noviembre (Figura 15A). A 1.600 msnm el desarrollo vegetativo se extiende hasta 18 meses, con condiciones de temperatura media de 20°C, humedad relativa de 84% y precipitación media anual de 1.500 mm, con picos máximos en los meses de marzo y octubre (Figura 15B). El material de siembra para el establecimiento del cultivo son estacas de un metro de altura. Bajo condiciones de Palmira, a 1.011 msnm, con una temperatura media de 25°C, humedad relativa del 70% y precipitación media anual de 1.127 mm con dos picos máximos en los meses de abril y noviembre, la fase vegetativa del cultivo se desarrolló en 11 meses, desde el establecimiento hasta la aparición de los primeros botones florales. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 29 Figura 15. Comportamiento de la precipitación bajo condiciones de (arriba) Palmira ubicado a 1.011 msnm y (abajo) Río Frío ubicado a 1.600 msnm. Se puede presentar dificultad en establecer la polaridad de la estaca al momento de la siembra. Si no se tiene precaución y se hace la siembra invertida, las raíces aparecen en la parte superior, después de unos días aparecen raíces en el extremo que tiene contacto con el suelo; esta es una característica de las cactáceas hemi-epífitas que tienen cladodios articulados como Selenicereus e Hylocereus. Esta característica también se debe a la plasticidad genética de estas plantas, lo que les permite responder a cambios ambientales, indicando que es una especie poco domesticada y en condiciones silvestres emite raíces adventicias para sostenerse en rocas o árboles, en correspondencia con la característica de planta trepadora. Como criterio para la siembra de las estacas, se tuvo en cuenta la polaridad del cladodio opuesta a la zona donde se forma el brote ya sea vegetativo o reproductivo (Figura 16). El desarrollo del brote vegetativo presenta diferencias en cuanto a forma y color, en relación con los brotes reproductivos. En él se observan bracteas pero con una apariencia aplanada y alargada, las cuales dan origen posteriormente a las aristas del nuevo cladodio en crecimiento (Figura 16 B y C). 30 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia A B C Figura 16. Polaridad de la espina opuesta a la zona de formación de un brote vegetativo, indicando la posición de siembra de la estaca. (A) Brote vegetativo recién formado (B y C) Inicio de formación de aristas del nuevo cladodio. Fotos: A. Rebolledo El desarrollo del nuevo brote reproductivo inicia con la formación de un abultamiento en la parte superior de las areolas o región próxima a las espinas opuestas a la que determina la polaridad del cladodio. El color rojizo y forma redondeada del abultamiento formado, se convierte en la primera característica morfológica que indica que se dará origen a un brote reproductivo. En adelante, el brote continúa el crecimiento con la formación de brácteas aplanadas, dando una apariencia globosa (Figura 17). Como factor inductor de la floración, se encuentra asociada posiblemente la precipitación. Este hecho puede implicar que en el año se presenten dos cosechas principales en los meses de marzo y octubre asociados a los picos máximos de precipitación. Al integrar los parámetros ambientales registrados en la localidad de Palmira con el inicio de la formación del brote reproductivo (Figura 18), se observa que después de un periodo seco de aproximadamente 17 días, se presenta un pico de precipitación de 30 mm y 20 días después, hay una manifestación visible del brote reproductivo. Este comportamiento coincide con el reporte hecho para pitaya por Clavijo et al. (2001). Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 31 A C B D Figura17. Estados de desarrollo inicial del brote reproductivo. A. Diferenciación de espinas en areolas (Día 0). B. Formación de abultamiento en zona superior de las areolas (Día 4). C, D. Desarrollo del brote reproductivo hasta 10 días. Fotos: A. Rebolledo. Figura 18. Relación de parámetros ambientales con el inicio de la formación del brote reproductivo para la localidad de Palmira. Calculos realizados por J.A. Medina S. 32 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Al igual que sucede con el desarrollo vegetativo, el desarrollo del brote reproA ductivo se encuentra determinado por las condiciones ambientales propias de cada región. A 1.011 msnm bajo condiciones de Palmira, transcurren 36 días desde la formación del brote reproductivo hasta antesis, mientras que en Restrepo y Riofrío, con una altitud de 1.619 y 1.626 msnm respectivamente, los brotes tardan 46 días para alcanzar el momento de la antesis (Figura 19 A, B y C). En todas las localidades, el modelo que explica el aumento en peso fresco y seco es una ecuación de tipo exponencial, que se ajusta a las fases I y II de crecimiento del fruto (Figura 19). Peso Fresco (g) 20 y = 0,051e0,5534x R² = 0,9652 250 16 200 12 150 8 100 50 0 y = 0,2967e0,6023x R² = 0,9689 0 5 8 12 15 19 22 26 29 33 36 4 0 Días después de formación del brote A Peso Fresco Peso Seco 300 25 150 15 10 100 y = 0,1814e1,1874x R² = 0,9181 50 0 0 22 37 43 0 Días después de formación del brote B Peso Fresco Peso Seco 300 18 16 250 Peso Fresco (g) 5 Peso Seco (g) 20 y = 0,9084e1,43x R² = 0,9404 200 14 y = 0,2038e1,4452x R² = 0,9397 200 12 10 150 8 100 6 y = 1,3313e1,7089x R² = 0,971 50 0 0 22 41 Peso Seco (g) Peso Fresco (gr) 250 C Peso Seco (g) 300 4 2 0 Días después de formación del brote Peso Fresco Peso Seco Figura 19. Esquema del crecimiento del brote desde la aparición hasta antesis y crecimiento en peso fresco y seco, de brotes reproductivos de pitaya amarilla, hasta el momento de antesis para las localidades de (A) Palmira, (B) Restrepo y (C) Riofrío. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 33 El cuajado se define como la fase del desarrollo que marca la transición de una flor (ovario) a un fruto que se desarrollará hasta la madurez. El potencial de crecimiento del fruto puede estar determinado tempranamente en el desarrollo, por el tamaño inicial del ovario en antesis; y puede manifestarse en un crecimiento temprano más acelerado del fruto y un aumento en el tamaño final. A B C Figura 20. Aumento en peso fresco y seco del fruto de pitaya amarilla bajo condiciones de (A) Palmira (B) Río Frío y (C) Restrepo. 34 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia En Palmira, la antesis se presenta a los 36 días después de la formación del brote con un diámetro de ovario de 2,7 cm. El fruto presenta un aumento en peso fresco y seco, continúo a través del tiempo, alcanzado al momento de la cosecha un peso fresco de 107 g/fruto y seco de 15 g/fruto (Figura 20). Del total de peso acumulado por fruto al momento de la cosecha, el peso fresco representa el 86% y el peso seco el 14%. El porcentaje de humedad encontrado para la pitaya amarilla bajo condiciones de Palmira, coincide con el reportado por Díaz (2003), en un artículo de revisión sobre biología y manejo poscosecha de pitaya roja y amarilla (Figura 20 A). En Riofrío, el momento de la antesis se presenta a los 41 días después de la formación del brote floral. Al momento de la cosecha el fruto alcanza una ganancia en peso fresco de 184 g/fruto y en peso seco de 23 g/fruto (Figura 20 B). En Restrepo, el momento de la antesis se presenta a los 43 días después de la formación del brote floral. Al momento de la cosecha el fruto alcanza una ganancia en peso fresco de 210 g/fruto y en peso seco de 22 g/fruto (Figura 20 C). Tabla 1. Distribución anual de las etapas fenológicas del cultivo de Pitaya amarilla. DICIEMBRE NOVIEMBRE OCTUBRE SEPTIEMBRE AGOSTO JULIO JUNIO MAYO ABRIL MARZO FEBRERO ETAPA DEL CULTIVO ENERO MESES Vegetativo Botones Floración - Antesis Llenado de frutos Cosecha El cultivo de la pitaya amarilla normalmente presenta dos cosechas en el año. El desarrollo fenológico reproductivo desde la formación del botón floral – Floración – Antesis – Desarrollo del fruto – Cosecha, tiene una duración de 118 días en Palmira y 145 en Restrepo y Riofrío. Después de la cosecha, presenta un periodo de reposo entre 2 a 4 semanas, antes de la nueva emisión de brotes reproductivos (Tabla 1). 4.4. Comportamiento productivo La Figura 21 representa un esquema de la arquitectura de la planta que permite entender la distribución de los cladodios y además el detalle de las aristas que dan origen a los brotes reproductivos. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 35 B A Figura 21. A. Arquitectura de una planta de pitaya amarilla. B. Detalle de zonas de crecimiento que generan brotes reproductivos en las aristas de cada cladodio. Fotos por A. Rebolledo Dependiendo de la edad del cultivo, se pueden encontrar hasta ramas quintas en un huerto de 3 años de edad (Figura 22 A) y hasta ramas décimas en un huerto de 7 años de edad (Figura 22 B). Se observa una diferencia en la longitud de los distintos tipos de cladodios que obedece al sistema de manejo de podas que practica el productor y a la edad de desarrollo de cada tipo de cladodio. A B De los órganos de la planta, la raíz presenta una mayor acumulación de materia seca, indicando que es un órgano que requiere en mayor proporción, carbohidratos para el crecimiento y desarrollo (Figura 23). La pitaya amarilla presenta un sistema de raíces Figura 22. Longitud de ramas alcanzado en los huerto de bien desarrollado, alcanzan- (A) Río Frío con 3 años de edad y (B) Restrepo con 7 años do en profundidad hasta 30 de edad. 36 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 60 Materia seca (%) 50 40 30 20 10 0 Marzo 30 2010 Abril 30 2010 Junio 30 2010 Dic 22 - 2010 Enero 31 2011 Abril 13 2011 Junio 2 2011 Fecha de muestreo Raíz Rama 1 Ramas 2 Ramas 3 Ramas 4 Figura 23. Porcentaje de materia seca en raíz y tipos de ramas de plantas de pitaya amarilla muestreadas en la localidad de Palmira. Figura 24. Desarrollo del sistema de raíces de plantas de pitaya amarilla. Localidad de Palmira. Fotos por J.A Medina. cm y en longitud hasta 50 cm (Figura 24 A y B). La acumulación de materia seca se presenta de acuerdo al estado de desarrollo del tejido, siendo mayor en la rama principal o primaria, a partir de la cual se generan los brotes que darán origen a las ramas secundarias y de estas las ramas terciarias, hasta completar la arquitectura de la planta (Figura 23). Una vez identificado el número de ramas potencialmente productivas por planta, se identificaron aquellas en donde se concentra la cosecha. En un huerto de 3 años de edad que ya ha estabilizado la producción, la cosecha se concentra en Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 37 A B Figura 25. Potencial productivo de plantas de pitaya amarilla de (A) 3 años y (B) 7 años, ubicadas en huertos de Riofrío y Restrepo respectivamente para el año 2009. ramas terciarias con un promedio de 10 frutos. Las ramas secundarias presentan un promedio de 6 frutos y las cuartas de 2. No se encontraron frutos en ramas quintas, posiblemente debido a que se encuentran en pleno periodo de crecimiento y el gasto nutricional está siendo utilizado en crecimiento vegetativo (Figura 25 A). En un huerto de 7 años de edad, las plantas presentan hasta ramas décimas, siendo las cuartas y las quintas en donde se concentra el mayor número de frutos con 9 y 10 respectivamente (Figura 25 B). Las ramas sextas también representan un aporte importante a la cosecha, pero no desde las séptimas hasta las décimas. La información registrada puede tomarse como criterio para la renovación de 38 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia plantaciones que presentan ramas no productivas que demandan nutrientes, representando un gasto metabólico y de energía adicional por parte de la planta para el mantenimiento. Esto implica la evaluación de sistemas soporte que permitan una mejor distribución de ramas en donde se mantengan 4 o 5 ramas secundarias. La producción por planta en Palmira para un huerto que inicia la fase de estabilización de la cosecha fue de 2,5 Kg mientras que en Restrepo y Ríofrio se encuentra entre 3 y 5 Kg en huertos de 5 y 8 años de edad. El potencial productivo de una planta se ve representado en la capacidad para generar y mantener estructuras reproductivas que van a representar las cosechas de frutos, como órganos de interés económico. La expresión del potencial productivo también se ve estimulado por factores externos relacionados con ambiente y nutrición, en otras palabras, condiciones edafoclimáticas ideales. Del total de flores formadas inicialmente, se presenta un ajuste del número de estructuras que la planta puede llegar a mantener, de acuerdo con el contenido en reservas almacenadas y capacidad para sintetizar fotoasimilados. Este ajuste se presenta por la abscisión natural o por el efecto de una condición ambiental extrema y es considerado como tema de estudio a investigar y punto de partida para la implementación de prácticas de manejo de la especie dentro del nuevo enfoque de agricultura específica por sitio. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 39 5. Practicas agrónomicas en la produccion de pitaya amarilla Carolina Cardozo Burgos1, Jorge A. Medina S.2, Mauricio Martínez3, Julio Cesar Toro4. 5.1. Introducción La pitaya amarilla, al igual que otras cactáceas ha desarrollado modificaciones estructurales y mecanismos fisiológicos que le permiten establecerse en el corto plazo en ambientes semiáridos, subtropicales y tropicales. En Israel, cuyo ambiente es árido, producen la pitaya en invernaderos o bajo cubiertas de malla sombra, ya que por su naturaleza no soporta altos niveles de radiación solar (Raveh et al., 1998). No existen referencias en investigación a nivel nacional sobre aspectos ecofisiológicos; los avances en investigación están referidos a condiciones subtropicales. En Israel, desde hace más de 14 años, un grupo de investigadores de la Universidad Ben Gurión en el desierto del Negev, han adelantado investigaciones en aspectos relacionados con la fisiología del cultivo y las condiciones óptimas para el desarrollo, así como en aspectos relacionados con la floración y la fructificación. Los resultados de la investigación han dado lugar al desarrollo de cultivos semi-comerciales. La investigación tanto en sistemas de soportes como poda de producción en Colombia es incipiente. En México, Nicaragua y Vietnam se ha hecho investigación en estos temas pero relacionados con la pitaya roja. En el ámbito nacional en lo referente a sistemas de soporte en la Subestación Experimental La Catalina, vereda el Retiro, municipio de Pereira del Comité de Cafeteros de Risaralda se estableció un ensayo de observación (López, 1994), donde se evaluaron los sistemas de espaldera sencilla, espaldera en “T” y pérgola individual. En el sistema en T y espaldera sencilla la parcela única semicomercial 1 2 3 4 40 I.A., M.Sc. Biotecnología. Investigadora C.I. Palmira. I.A., M.Sc. Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador Corpoica. C.I. Palmira. I.A., M.Sc. Biotecnología. Investigador Corpoica. C.I. Palmira. I.A., Ph.D. Fitomejoramiento. Asesor Externo. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia fue de 366 plantas y en la pérgola fue de 414. El rendimiento fue de 6.131 kilos para la parcela con soporte en T que equivale a 16,7 kilogramos por planta, 5.080 kilos para la espaldera sencilla que equivalen a 13,8 kilos por planta y 4.798 kilos para la pérgola, que equivalen a 12 kilos por planta. Las podas de producción, como práctica agronómica de importancia en el mantenimiento del cultivo de la pitaya, tiene como finalidad principal, regular el desarrollo de la planta en función de la producción y conseguir un equilibrio fisiológico que permita el crecimiento controlado de la parte vegetativa, para garantizar una producción abundante y de buena calidad. Hasta el momento no se reportan estudios en el país para esta variable. El estudio de estas prácticas culturales, permitirá identificar el tipo de estructuras de soporte y el tipo de poda adecuadas para aumentar la producción del cultivo de la pitaya amarilla. 5.2. Establecimiento del cultivo de la pitaya amarilla 5.2.1. Requerimientos ambientales La pitaya amarilla se adapta bien a un amplio rango de condiciones ambientales. En Colombia se cultiva pitaya amarilla entre 1.200 a 1.850 msnm, con temperaturas entre los 18 y 27°C con precipitaciones de 1.500 a 2.000 mm anuales. Aunque se desarrollan mejor en los climas cálidos subhúmedos, también se adaptan a los climas secos. En zonas de alta precipitación existen problemas fitosanitarios y menor producción. 5.2.2. Selección de semilla de calidad Para la establecimiento de plantaciones nuevas, la resolución ICA 3180 del 26 de agosto del 2009, establece el manual técnico de manejo de los viveros para la producción y distribución de plántulas de pitayas (Selenicereus megalanthus y Hylocereus undatus) en Colombia. Es importante seleccionar plantas madre preferiblemente de lotes independientes a los de producción comercial de fruta con características fitosanitarias y fisiológicas óptimas. Las pencas se deben tomar de al menos un metro de longitud, el tamaño del esqueje está directamente relacionado con el tiempo en que entra en producción la planta. Se recomienda sembrar entre el 5 y el 10% más de esquejes para la resiembra. 5.2.3. Establecimiento del enraizador Esta práctica depende básicamente de la decisión del productor, dado que la siembra puede hacerse directa o por trasplante. El sistema de trasplante Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 41 permite que el manejo y cuidado de los esquejes sea más eficiente, sobre todo en épocas secas, además, al momento del trasplante se llevan a campo las plantas mejor desarrolladas y en óptimas condiciones fitosanitarias. La siembra directa se utiliza en zonas con características topográficas difíciles o áreas muy extensas, o donde se dificulta hacer un enraizador por distancias, poca vigilancia o área muy grande. El enraizador es un área para la inducción del sistema radicular de los esquejes de pitaya colectados; esta primera fase puede ser denominada como etapa de enraizamiento. Los esquejes seleccionados deben ser preferiblemente maduros, es decir que fisiológicamente garanticen el desarrollo de una planta normal, o sea, que ya no tengan crecimiento vegetativo en el ápice o punta, por lo tanto está apto para producir brotes vegetativos o ramas. Después de cortados, se dejan en un sitio cubierto por cuatro a seis días. Antes de sembrarse se deben desinfectar, sumergiéndolos en agua con un producto comercial recomendado para este propósito. Esto debe hacerse en un sitio seguro, que tenga el piso pavimentado o al menos protegido, para que en caso de derrames no se contamine el suelo y/o fuentes de agua cercanas. Además, debe contarse con disponibilidad de agua que permita el lavado de los operarios y los utensilios necesarios para recoger los productos que se puedan regar accidentalmente. Los operarios también deben contar con todos los elementos de protección personal, como guantes de PVC o látex, delantal, botas de caucho y careta. El sustrato para establecer este material, contiene una mezcla de tierra, carbonilla y cascarilla de arroz en una proporción de 2:1:1, respectivamente, dependiendo de las condiciones de la zona, la tierra puede mezclarse con compost o utilizarse solo compost o solo lombricompuesto. En caso de no poderse conseguir estos materiales, lo ideal es combinar la tierra o el compost con un producto que le dé al sustrato porosidad y retención de humedad, evitando además, que el medio se compacte. Este sustrato puede depositarse en bolsas de primer uso o construirse eras de 1,20 m de ancho y 20 cm de profundidad, el largo de estas y la cantidad de eras dependen del área disponible y de la cantidad de esquejes que se dispongan. En ambos casos debe tenerse un tutor del material vegetal. El sustrato debe ser sometido a prácticas de desinfección que sean amigables con el medio ambiente. Una práctica importante es someter el sustrato a un proceso de solarización, dejándolo cubierto por varios días con un plástico negro a plena exposición solar. Para evitar la contaminación por parásitos del suelo, especialmente nematodos a los cuales la pitaya amarilla presenta mucha susceptibilidad (Castaño y Rincón, 1989). Araujo y Medina (2008) reportaron para el Valle del Cauca, cuatro géneros de nematodos Helicotylenchus, Meloidogyne, Pratylenchus y Rhabditidae ocasionando daño en raíces. Debe evitarse el contacto directo del sustrato con el suelo, para esto debe utilizarse un medio físico, por 42 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia ejemplo plástico calibre 6. En Caso de utilizarse materia orgánica, esta debe ser sometida al proceso de compostaje. El sitio en donde se elabora el compost debe estar aislado del medio para evitar el ingreso de animales que lo contaminen. El sustrato luego de la desinfección se debe inocular cinco días antes de la siembra con microorganismos como Trichoderma, Paecilomyces o Beauveria y mezclarle compost maduro. Lo anterior se puede complementar con la adición de caldos trofobióticos; el tipo de caldo a utilizar depende del productor y/o del asistente técnico o asesor. En el experimento se utilizaron bolsas de 5,0 kg con la mezcla del sustrato anteriormente indicada. Se realiza la siembra de las pencas en cada una de las bolsas, poniéndolas sobre el sustrato sin enterrarlas más de cinco centímetros; simultáneamente se ubica un soporte que consta de postes de guadua u otro material que se disponga. En esta etapa debe mantenerse el contenido de humedad moderado para no afectar el sistema radicular (Figura 26 A y B). A B Figura 26. A. Establecimiento de plantas en el enraizador bajo polisombra del 45%. B. Desarrollo de los esquejes dos meses después plantas a libre exposición en proceso de aclimatación. Fotos por J. A. Medina S. Después de 40 días de haberse puesto los esquejes en el sustrato, empiezan la aparición de brotes vegetativos, lo que indica que el sistema radicular esta en desarrollo. Si se utiliza el sistema de enraizador se recomienda utilizar una cubierta ya sea natural (árboles, guadual) o con polisombra del 45%. El exceso de sombra en este período produce un etiolamiento de los brotes vegetativos, los que de llevarse a campo tendrán una alta probabilidad de perderse, debido a que son muy débiles (Figura 27). 5.2.4. Requerimiento de suelos Se requieren suelos franco arcillosos o franco arenosos con buen drenaje y altos contenidos de materia orgánica. En suelos mal drenados se presentan Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 43 A B B Figura 27. A. Desarrollo de brotes 40 días despues de sembrado. B. Desarrollo de raices 40 dias despues de sembrado. Fotos por J.A. Medina S. condiciones de pudrición de la raíz. El pH adecuado para el cultivo de pitaya oscila entre 5,3 y 6,7 (Lezama et al., 2000). En suelos con altos contenidos de sales se retrasa el desarrollo del cultivo. 5.2.5. Preparación de lote Para seleccionar el sitio de siembra se deben tener en cuenta las siguientes características: • • • • • • Requerimientos edáficos. Se recomienda antes realizar un análisis físicoquímico y microbiológico de suelo. Características climáticas como lluvias, temperatura, vientos, radiación, humedad relativa, etc. Terreno con buen drenaje y pendientes moderadas. Disponibilidad de agua. Hacer análisis fisicoquímicos y microbiológicos. Conocer las características del agua, sobre pH y dureza (de acuerdo al clima). Buenas vías de acceso para transporte de la cosecha. Disponibilidad y costo de mano de obra, preferiblemente capacitada en el manejo del cultivo. Es conveniente conocer el plan básico de ordenamiento territorial del municipio (PBOT), la historia del lote, los usos anteriores (cultivos, ganadería, barbecho, relleno sanitario, industrial, entre otros). En caso de tener tradición agrícola, conocer que se había cultivado anteriormente, por cuanto tiempo y de ser posible saber que manejo se le dio a los cultivos (agricultura convencional, ecológica u otra), que productos se han utilizados, si son de síntesis química, si presentan residualidad en el suelo o de otro tipo. Esta información le permitirá al productor tomar decisiones acertadas acerca del manejo del cultivo. 44 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Debido al sistema radicular de la pitaya amarilla se recomienda mover el suelo en el sitio de siembra, dejándolo bien suelto en los diez primeros centímetros y con un diámetro de 50 a 60 centímetros. Si es para siembra directa solo se debe poner el esqueje con un tutor de guadua o madera y se agregan 2 kilogramos de materia orgánica compostada. Para las plantas de trasplante se debe abrir el espacio para el bloque de sustrato y raíces, adicionando 2 kilogramos de materia orgánica compostada (Figura 28). Con el fin de conservar la microfauna asociada a la rizósfera es conveniente utilizar caldos trofobióticos o microorganismos que mantengan y aumenten la actividad microbiológica del suelo. Figura 28. Trasplante de plantas en campo. Izquierda. Planta enraizada en bolsas. Centro. Trasplante en suelo con materia orgánica. Derecha. Tutorado de plantas. Fotos por J.A. Medina. 5.3. Sistemas de soporte (estructuras de apoyo) Varias especies de la subfamilia Cactoideae son hemiepífitas, dentro de estas se encuentran especies de los géneros Selenicereus e Hylocereus, ya que desarrollan loss cladodios sobre árboles, rocas o cercas, en donde fructifican. Sus raíces crecen adhiriéndose al hospedero o pendiendo, pero siempre buscan el suelo, para desarrollarse sobre él sin profundizar a más de 25 cm. Debido a esto en condiciones de cultivo, se ponen sus raíces sobre el suelo pero requieren de un soporte para fructificar. La pitaya amarilla se puede clasificar como una epífita facultativa, ya que desarrolla su ciclo completo sobre el suelo o sobre otra planta o soporte. Teniendo en cuenta la arquitectura y crecimiento de la planta es necesario utilizar estructuras que permitan un buen desarrollo del cultivo. Cuando se inició la explotación comercial de la pitaya amarilla se desarrollaron varios sistemas de estructuras entre los que se tienen, las espalderas: simple, doble, “T”, en “A” o en triángulo, trapecio; pérgolas en cuadro y en triángulo; empalizadas simple y doble; camas; sobre árboles, entre otras (Escobar, 1987). Con el tiempo de acuerdo a los costos y productividad, sin muchos estudios, los productores Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 45 fueron seleccionando algunas estructuras entre las que predominaron la espaldera simple, la doble y en “A” o triángulo, en ese orden de importancia. Las estructuras se pueden construir de varios materiales como: • • • • Postes de madera con alto período de duración, provenientes de sistemas forestales de explotación. Debe evitarse el uso de postes provenientes de especies de árboles que este prohibida la tala y protegidos por las leyes o que estén considerados en vía de extinción. Guadua es un material de múltiples usos en Colombia, el inconveniente de la utilización en estructuras de soporte se debe al corto tiempo de vida útil, comparado con el tiempo de duración del cultivo de pitaya amarilla, lo que provocaría cambio de al menos cinco veces durante el período productivo, generando mayor cantidad de gastos en materiales y mano de obra, sin embargo se utiliza con bastante frecuencia en los cultivos actuales. Esta propuesta se hace teniendo en cuenta que el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, tiene creada la Cadena Productiva de la Guadua. Soportes vivos o árboles como estructura es una buena opción; los árboles se deben manejar como un cultivo realizando actividades de poda y manejo fitosanitario. Los más utilizados son Nacedero, Trichanthera gigantea (Bonpl.) Nees (familia Acanthaceae), y Matarraton (Figura 29), Gliricidia sepium (Jacq.) Kunth ex Walp. (familia Fabaceae). Deben utilizarse preferiblemente árboles nativos de la zona y de ser posible que mejoren las condiciones del suelo y que permitan la protección de fauna existente. Postes en Concreto: Son los más recomendados ya que ofrecen una mayor duración, que a pesar de la alta inversión inicial justifica el uso. Figura 29. Izquierda. Cultivo de pitaya amarilla en floración y soporte de matarraton, Gliricidia sepium. Derecha. Pencas de pitaya amarilla sobre matarraton. Finca Bella Aventura, Vereda Tres Puertas, Municipio Restrepo (Valle del Cauca). Fotos por J.A. Medina S. 46 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Lo más recomendable es utilizar una combinación de materiales en la estructura de soporte, lo que puede disminuir los costos. Es una buena opción utilizar postes de concreto o árboles en los extremos y en puntos intermedios, y en el resto guadua que es fácilmente reemplazable. La altura de las estructuras es variable, se recomiendan como mínimo de 1,8 metros, pero depende de la topografía del terreno, en pendientes muy pronunciadas pueden ser más bajas para facilitar las actividades de cosecha. Los sistemas de soporte deben facilitar la guía de ramas, la recolección de frutos, las podas y el manejo fitosanitario. 5.3.1 Investigación en sistemas de soporte en Corpoica C.I. Palmira Para el desarrollo del estudio en el Corpoica, Centro de Investigación Palmira, se utilizaron estructuras hechas con retales de tubería en acero galvanizado calibre 3; las pérgolas se hicieron solo con este material, mientras que en las espalderas en “T” y simple se reforzaron con postes de guadua. Las estructuras de soporte evaluadas fueron: • Pérgola en Cuadrado: Como su nombre lo indica, consta de un cuadrado de 1.0 x 1.0 m, soportado sobre cuatro tubos de 2,2 m de alto, de los cuales se entierran 40 cm, quedando una altura aprovechable de 1,8 m (Figura 30). Con este tipo de estructura se manejan distancias de 3,0 m x 3,0 m, lo que proporciona una densidad teórica de 1.100 plantas por hectárea. El área en donde se maneja las plantas es de 1,0 m2. A B Figura 30. Tutorado en pérgola en cuadrado. A. Planta de 9 meses de desarrollo. B. Planta de 20 meses de desarrollo. Fotos por M. Martínez. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 47 • Pérgola en triangulo: Es similar a la pérgola en cuadro. Tiene una altura de 1,8 m y un área de 0,44 m2 (Figura 31). Con este sistema se pueden establecer teóricamente 1.100 plantas por hectárea a una distancia de 3,0 x 3,0 m. A B Figura 31. Tutorado en pérgola en triangulo. A. Plantas de 9 meses de desarrollo. B. Plantas de 24 meses de desarrollo. Fotos por M. Martínez. En ambos sistemas de pérgolas lo que se hace es guiar los cladodios hacia los diferentes lados que tiene la estructura permitiendo una distribución uniforme de estos y dejando una mejor penetración de la radiación solar. Para utilizar distancias menores en las estructuras en pérgolas deben analizarse sistemas de siembra como por ejemplo el tresbolillo que permite un 15% más de plantas por hectárea. Para utilizar menor distancia entre plantas y tener una mayor densidad por hectárea, además, debe estudiarse la distribución espacial de los cladodios. Estas estructuras fueron muy utilizadas a mediados de la década de los ochentas, actualmente no se encuentran cultivos con estos sistemas (Medina, 1990). • 48 Espaldera en “T”: Esta es una modificación de la espaldera doble; la variante está en que en vez de utilizar dos soportes verticales (postes) para el alambre por cada lado, se reemplazan por un soporte horizontal y uno vertical, lo que forma la “T”. Como en las otras estructuras se puede trabajar en madera o guadua. Para este tipo de estructura, se utilizan postes de 1,8 m para los puntos extremos e intermedios y alambre galvanizado de calibre 10 para soportar las pencas que se generan (Figura 32). Se puede alcanzar una densidad teórica Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Figura 32. Tutorado en espaldera doble. Izquierda. Soporte en concreto en zona de ladera en municipio de Riofrio. Foto por D. Muñoz. Derecha. Soporte en estructura metálica en zona plana en municipio de Palmira. Foto por C. Cardozo. de 2.200 plantas por hectárea a una distancia de 1,5 x 3,0 m, que es la más común. En este caso los cladodios se guían poniéndolos a lado y lado sobre los alambres. En la práctica y dependiendo de la topografía del terreno la densidad de plantas por hectárea queda entre 2.000 y 2.100 plantas. • Espaldera Simple: Es la más utilizada en los cultivos comerciales de Colombia, y se encuentra una variante que es la espaldera simple en “A” o en triángulo (Figura 33). Este tipo de espaldera es más económico que los otros, ya que se utilizan menos postes y menos alambre. La planta en esta espaldera se recuesta sobre un solo lado, por lo que se deben podar todos los cladodios que salgan hacia el lado contrario de donde está el alambre. Figura 33. Tutorado en espaldera simple. Izquierda. Zona plana en Corpoica, Palmira. Derecha. Zona de la ladera en Municipio de Restrepo, Valle del Cauca. Fotos: A por C. Cardozo y B por J.A. Medina. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 49 B A C Figura 34. Establecimiento de huerto de pitaya amarilla. A. Hoyado para poner las estructuras. B. Estructuras instaladas, plantas amarradas y con materia orgánica en la zona de raíces. C. Planta con tutor. Fotos por J.A. Medina S y M. Martínez. Después de instalar las estructuras de soporte en el campo, se empieza la labor de amarre de las pencas en los primeros meses, hasta que los cladodios traspasen las estructuras y cuelguen. 4.3.2. Diseño Experimental Se estableció el experimento bajo un diseño de bloques completos al azar, con cuatro tratamientos que corresponden a los sistemas de soporte: pérgola en triangulo, pérgola cuadrada y sistema en “T” y como tratamiento testigo la espaldera simple con repeticiones, la unidad experimental fue de diez plantas por parcela para un total de 160 plantas (Figura 35). Las variables evaluadas fueron producción y calidad de fruta (Figura 35). 5.4. Resultados y Discusión Para considerar la mejor estructura de soporte se evaluó durante ocho cosechas, teniendo en cuenta que la producción de pitaya amarilla es marcadamente estacional: tiene dos cosechas principales al año, una de Febrero a Marzo y la otra de Julio a Agosto, por lo que hay épocas Figura 35. Distribución en campo de sobreoferta y épocas de escasez (Anónimo, del experimento de evaluación de 2010). Las ocho cosechas fueron obtenidas en estructuras de soporte. 50 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia un periodo de 24 meses, lo que indica que en la localidad de Palmira se pudo obtener fruta cada 3 meses. En la Figura 36, se registra la producción de pitaya amarilla por tipo de estructura y por época de producción, bajo las condiciones dadas al cultivo la producción se inició a los 12 meses después del establecimiento, seis meses antes de lo encontrado en las regiones productoras de pitaya amarilla, donde se inicia la producción a los 18 meses. A partir de la sexta cosecha (Noviembre de 2010), se observó un incremento en la producción, siendo esta mayor a lo acumulado en las cinco cosechas anteriores. La mayor producción durante la fase experimental se obtuvo en el mes de febrero de 2011, 26 meses después de establecido el cultivo. En esta cosecha se obtuvo para el tratamiento en pérgola cuadrada una producción de 106 kilos es decir un promedio de 2,7 kilos por planta, para la Pérgola Cuadro la producción fue 63 kilos con un promedio por planta de 1,6 kilos, la Espaldera en “T”, tuvo una producción de 39 kilos, es decir 0,9 kilos por planta y para la Espaldera Simple se produjeron 45 kilos, para una producción por planta de 1,1 kilos. Este comportamiento se debe a que la planta aún no había estabilizado producción. Producción (Kilogramos) El análisis estadístico reveló diferencias en los tipos de estructuras con un nivel de probabilidad del 95% (Figura 37), mostró que la estructura Pérgola Cuadrada tiene diferencias significativas con la Espaldera Doble o “T” y la Espaldera Simple, mientras que con el sistema en Triangulo no hubo diferencias. Tanto la pérgola en cuadrado como la pérgola en triangulo 120 110 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Nov/2009 Feb Mar/2010 Jun - Jul /2010 Sep/2010 Nov/2010 Dic/2010 Feb/2011 Jul/2011 Epoca de cosechas Pérgola en Cuadraro Pérgola en triángulo Espaldera en "T" Espaldera Simple Figura 36. Cosechas realizadas en las parcelas establecidas en el C.I. Palmira, entre los meses de noviembre de 2009 a julio de 2011. 300 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 250 51 Espaldera en "T" Espaldera Simple 300 250 Producción (Kg) 200 150 A AB 100 B B 50 0 Pérgola en cuadrado Pérgola en triangulo Espaldera en "T" Espaldera Simple Estructuras de soporte Figura 37. Producción total en kilos obtenida por cada tipo de estructura (Prueba de comparación de medias Tukey. Medias con la misma letra no difieren estadísticamente, P≤ 0.05). presentaron los mejores promedios de producción, es decir que bajo las condiciones de Palmira, se pueden recomendar los pérgolas cuadradas o en triangulo. Estos resultados posiblemente se deban, a que los sistemas de pérgolas, permiten un desarrollo de pencas alrededor de toda la estructura, obteniendo una mayor área específica para los procesos fisiológicos, que apuntan a una mayor producción. Adicional a esto, este tipo de estructuras facilita al productor, desarrollar mejor las labores de manejo agronómico, específicamente actividades de manejo fitosanitario y podas de formación. En el experimento se observó que el número de frutos por planta oscilaba entre 0 y 82, sin embargo el 35% de plantas presentó entre 2 a 10 frutos, seguido por plantas entre 11 y 20 frutos. Esto resultados son importantes porque indican que en un cultivo, el 75% de la producción se concentra en plantas que no producen más de 30 frutos (Figura 38). El sistema de soporte no influye sobre el peso de los frutos. Del total de la producción obtenida, el peso de frutos mayores a 280 gramos fue del 8%, de 200 a 280 gramos para el 22%, de 100 a 200 gramos en un 30% y de 50 a 100 gramos para el 15%, el resto fueron frutos de menos de 100 gramos (Figura 39). 52 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 50 40 45 50 40 30 35 25 30 20 25 15 20 10 5 15 7 10 0 5 00 45 38 45 35 Número de Plantas Número de Plantas 45 38 26 26 20 20 11 11 5 7 1 0 1 2-5 2-5 6-10 6-10 11-20 11-20 21-30 21-30 31-40 31-40 3 2 5 2 41-50 41-50 2 3 1 2 51-60 1 61-70 51-60 61-70 82 82 Número de Frutos Número de Frutos Figura 38. Número de frutos por número de plantas. Nótese la cantidad de plantas que tienen entre 10 y 30 frutos. 40,0 40,0 35,0 35,0 28,928,9 26,6 26,6 28,8 28,8 27,4 27,4 25,0 25,0 16,5 16,5 Calibre (%) Calibre (%) 30,0 30,0 13,213,2 12,8 12,8 20,0 20,0 17,4 17,4 16,716,7 15,2 15,2 16,9 16,9 13,6 13,6 15,0 15,0 10,0 10,0 5,0 5,0 0,0 0,0 Pérgola en tiangulo Pérgola en tiangulo Frutos entre 200 y 280 gramos Frutos entre 200 y 280 gramos Pérgola en Cuadro Pérgola en Cuadro Espaldera en "T" Espaldera en "T" Estructuras de soporte Estructuras de soporte Frutos entre 101 y 199 gramos Frutos entre 101 y 199 gramos Espaldera Simple Espaldera Simple Frutos entre 50 y 100 gramos Frutos entre 50 y 100 gramos Figura 39. Producción de pitaya amarilla por calibre de frutos de acuerdo con el sistema de soporte utilizado. 5.5. Conclusiones El análisis estadístico permitió evidenciar que los tratamientos (tipos de estructuras), presentaron diferencias significativas. Las estructuras de soporte en pérgola en cuadrado y en triangulo presentan los mejores promedios para la variables de producción. Durante los dos primeros años de producción, se lograron obtener ocho cosechas, es decir cuatro más de las esperadas. El 28% de las plantas produjeron Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 53 entre 11 a 20 frutos y el 22% produjeron entre 21 a 30 frutos, lo que indica que las plantas de pitaya amarilla están en proceso de ajuste de la producción. Para todos los sistemas de soporte evaluados, se obtuvo que el 52% de frutos producidos se encontraran entre 100 y 200 gramos, lo que indica que la fruta producida se encuentra entre los calibres 14 y 16, o sea que están dentro de los rangos de exportación con base en la NTC 3554. Agradecimientos Los autores expresan sus agradecimientos a los Ingenieros Agrónomos María Fernanda Arroyave M., Jamer Millán M., Fernando Silva A., Anabel Mora G., Leonardo Álvarez R. y Deicy Carolina Muñoz S. por los aportes realizados durante sus estancias como profesionales y pasantes universitarios del proyecto: “Evaluación de prácticas agronómicas en el cultivo de la pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran con fines de exportación en el Valle del Cauca”. 54 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 6. Podas en pitaya amarilla Mauricio Martínez1, Carolina Cardozo Burgos2, Jorge A. Medina3 6.1. Introducción Entre las diferentes prácticas agronómicas que tiene el cultivo de pitaya amarilla, las podas es una de las de mayor importancia; generalmente se realizan tres tipos, poda de formación, poda sanitaria y poda de producción. La primera permite dar forma a la arquitectura de la planta y quitar ramas improductivas; la segunda, elimina las ramas enfermas o mal formadas; la tercera, elimina los brotes apicales para madurar las ramas, lo que permite inducir nuevos brotes y la formación de los frutos, esta es quizá la poda más importante en los cultivos comerciales. Lo más común en los cultivos de pitaya amarilla en Colombia es que del esqueje que se siembra se permita el crecimiento de tres ramas, que se llamarán secundarias o segundas, estas se dejan crecer hasta que lleguen al alambre y se dejan descolgar hasta que cese el crecimiento apical, al tiempo de estas van saliendo las ramas terceras. La poda comúnmente realizada por el agricultor consiste en dejar crecer los cladodios y a los 50 o 60 cm se despuntan con la mano, con cuchillo o machete. 6.2. Poda de formación En la fase de vivero las plantas empiezan a emitir brotes vegetativos (Figura 40), coincidiendo con el desarrollo abundante de raíces. El trasplante debe hacerse cuando los brotes alcanzan un máximo de 50 cm de longitud, para evitar el 1 I.A., M.Sc., Biotecnología. Investigadora, Corpoica. C.I. Palmira. 2 I.A., M.Sc., Biotecnología. Investigador, Corpoica. C.I. Palmira. 3 I.A., M.Sc., Recursos Fitogenéticos Neotropicales, Corpoica. C.I. Palmira. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 55 Figura 40. Desarrollo de brotes vegetativos en plantas de pitaya amarilla en fase de vivero. Nótese el desarrollo de 3 brotes, se debe eliminar los brotes laterales para manejar la arquitectura de la planta, de acuerdo con el sistema de soporte. Foto por J.A. Medina S. daño en el transporte. Entre los tres y seis meses después de trasplantado se seleccionan el número de cladodios que se requieran de acuerdo a la estructura de soporte seleccionado. La poda de formación tiene como fin propiciar un ambiente favorable para que la rama primaria se adapte al sistema de soporte, incrementar el área efectiva de exposición a la luz solar, estimular el crecimiento de ramas secundarias y para facilitar las labores de cultivo. Luego de seleccionar los brotes que deben desarrollarse, se hacen amarres con el propósito de guiarlos hasta que lleguen a la estructura de soporte y se van distribuyendo sobre esta. Los brotes vegetativos o botones florales que vayan apareciendo deben ser eliminados. Las ramas que crecen muy próximas al suelo deben eliminarse para evitar que se contaminen por patógenos. La decisión del número de brotes o ramas secundarias depende del sistema de soporte que se vaya a utilizar. Las herramientas utilizadas en esta actividad deben ser desinfestadas después de cada corte. 6.3. Podas sanitarias Estas se hacen con el propósito de eliminar las partes de la planta que se encuentran afectadas por algún tipo de patógeno o insecto, o también porque no se desarrollan o se secan (Figura 41). La forma de podar depende del daño 56 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia A B Figura 41. Poda sanitaria. A. Pencas con síntomas de pudrición. B. Lote recién podado sin síntomas de pudrición en penca. Fotos por J.A. Medina S. causado en el cladodio. Las partes vegetales afectadas deben eliminarse enterrándolas, aplicándoles cal en forma abundante para luego taparlas con una capa de tierra mínimo de 30 centímetros, de esta manera se reduce la posibilidad de reinfección evitando que el inóculo quede en el campo y sea propagado por los operarios, el viento o por insectos. Las herramientas utilizadas en esta actividad deben ser desinfestadas después de cada corte. Las enfermedades son una de las principales limitantes en el cultivo de pitaya amarilla; la antracnosis con una incidencia del 16,6%, pudrición basal con 29,3%, daño por fumagina 34,2%, marchitez con 36,6%, pudriciones en penca con 47,5% y roña de la fruta con 48,0%, fueron reportadas como las enfermedades más importantes en esta zona del país (Araujo y Medina, 2008). Actualmente la mayor limitante en la producción de pitaya amarilla es la pudrición basal del fruto ocasionado por Fusarium spp., de lo cual se ha reportado pérdidas de hasta el 80%. En práctica de poda sanitaria algunos productores eliminan frutos, cuando se empiezan los síntomas de pudrición basal del fruto (Figura 42). 6.4. Podas de producción Consiste en eliminar los brotes improductivos que se encuentran en la parte interna de la planta. Es comúnmente conocida como poda de entresaca. Con Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 57 Figura 42. Eliminación de pencas y frutos (verdes y maduros) afectados por pudrición basal de frutos. Foto por M. Martínez. este tipo de poda se logra concentrar la producción en pocas ramas ya que se regula el número de tallos improductivos. Las podas de producción se deben realizar después del primer año de haber establecido el cultivo, ya que de acuerdo con la teoría, la estabilización en la producción en pitaya amarilla se da a partir de este año, donde la planta ha alcanzado el mayor vigor. El objetivo de esta poda es encontrar brotes reproductivos fértiles y bien ubicados que permitan una mejor calidad con rendimientos regulares. Las podas de producción se hacen en los cladodios terciarios que tengan una longitud superior a los 70 cm de longitud, esta poda que es la primera y consiste en despuntar el cladodio eliminando entre los 5 a 10 cm del extremo o ápice de crecimiento. Las herramientas utilizadas en esta actividad deben ser desinfestadas después de cada corte, aunque es recomendable luego del despunte y/o podas hacer una aplicación de algún producto que evite el desarrollo de organismos fitopatógenos. Debe ser una aplicación dirigida a las partes podadas. Para evaluar las podas hechas comúnmente por los productores se hicieron dos experimentos de poda teniendo en cuenta el desarrollo vegetativo de la planta. La poda corta, consiste en cortar las pencas a partir de 20 centímetros después de que la penca pasado el alambre de soporte. Es decir con esta poda se eliminan todas las ramas colgantes (Figura 43). Con esta poda se estimula el desarrollo de brotes vegetativos laterales que a la vez se convierten en ramas productivas. Como estas ramas siguen creciendo apicalmente no se dejan crecer más de ochenta centímetros. El otro tipo de poda evaluada fue la denominada poda larga, es contraria a la anteriormente descrita, en esta la rama dominante se deja descolgar y se corta a una distancia de cincuenta o sesenta centímetros del suelo (Figura 44). Tam- 58 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Figura 43. Izquierda. Poda de una penca. Derecha. Poda corta de producción en plantas de pitaya amarilla. Fotos por J.A. Medina S. Figura 44. Sistema de poda larga de producción en plantas de pitaya amarilla. Foto por J.A. Medina S. bién se estimula la brotación de cladodios vegetativos que se convierten en productivos, los cuales se cortan como en el caso anterior, para que no pasen de ochenta centímetros. Como testigo se utilizó la poda comúnmente realizada por el productor que consiste en la eliminación de pencas entrelazadas o que están creciendo en dirección opuesta al sistema de soporte, también podan aquellas pencas con algunos síntomas de pudrición. 6.5. Resultados y Discusión Los resultados de los experimentos en poda, indican que hay un efecto positivo de la poda sobre la producción de fruta en pitaya amarilla (Figura 45). Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 59 Número de frutos 2000 1500 1000 B A 500 0 Poda Agricultor Poda Corta BBA A Poda Larga Tratamientos Figura 45. Producción de pitaya amarilla por cosecha y por tratamiento en la localidad Riofrio. El efecto de la poda corta permite que se tenga un desarrollo constante de ramas desde secundarias hasta ramas sextas, siendo en estas ramas donde se concentra la mayor producción de frutos (Rebolledo, 2011). Con la poda del agricultor se tienen ramas de todo tipo, predominando ramas que mantienen la dominancia apical y por lo tanto estas ramas deben ser guiadas para que se descuelguen sobre la estructura de soporte y luego ser despuntadas para la emisión de brotes vegetativos y reproductivos. En la Figura 46, se observa el crecimiento de un brote vegetativo que mantiene la dominancia y habito trepador, esta rama no aporta a la producción de fruta. Figura 46. Ramas de pitaya amarilla sin podas. Nótese la longitud de las pencas. Foto por M. Martínez. 60 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia En las evaluaciones realizadas se encontró que del total producido, el aporte de las plantas con poda corta fue del 39%, seguido de plantas con poda larga el 35% y finalmente el aporte de las plantas con el manejo del productor fue del 26%. La actividad de podas en las plantas de pitaya amarilla, se debe complementar con otras labores como el buen manejo de la nutrición en las plantas y el manejo adecuado de plagas y enfermedades. Figura 47. Distribuccion de botones florales y frutos en plantas de pitaya. Foto por Mauricio F. Martinez. 6.6. Fertilización Uno de los componentes más importantes para el desarrollo de las plantas de pitaya es la nutrición, tener un manejo adecuado en la nutrición influye directamente sobre el desarrollo fisiológico y sobre plagas y enfermedades. Se recomienda alternar la fertilización con productos de síntesis química con materia orgánica compostada cada dos meses. Esto es recomendable teniendo en cuenta que el origen de la pitaya amarilla es de hábitats selváticos en donde ella dispone de abundante materia orgánica en el suelo. La fertilización de la pitaya amarilla se realiza de acuerdo con el concepto del asistente técnico, debido que hasta la fecha no se reportan exigencias nutricionales del cultivo. En trabajos de inducción de deficiencias nutricionales en Hylocereus se encontró que los elementos que más limitan el desarrollo de estas especies corresponden en orden de importancia a: N, P, K y Ca, que son precisamente los que aparecen en mayor medida como componentes de los tallos y frutos en pitaya (Rodríguez, 2000; López y Miranda, 1998; Bui y Mai, 2003). Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 61 El cultivo de pitaya amarilla responde muy bien a las aplicaciones de materia orgánica y en general a todo tipo de fertilizantes naturales como humus y compost. La fertilización al suelo debe hacerse en forma de media luna para las zonas en ladera (Figura 48 A), alrededor de la planta, a una distancia de 30 centímetros de la base de la rama primaria. En zonas planas, la fertilización se hace en círculos alrededor de la base de la rama primaria (Figura 48 B). B A Figura 48. Fertilización en pitaya amarilla. A. Aplicación en media luna en la base de plantas en zona de ladera. B. Aplicación en círculo en cultivos de zona plana. Fotos por M. Martínez. Antes de cada fertilización se debe hacer un control de maleza; como se mencionó anteriormente debido a que no se tienen estudios específicos para la fertilización de pitaya amarilla, es necesario que las recomendaciones de manejo estén orientadas por un profesional en el área. 6.7. Control de arvenses El control de arvenses en el cultivo, se debe hacer teniendo en cuenta ciertas especificidades del cultivo, del clima y del terreno. Las calles se pueden mantener protegidas con cobertura verde manejando siempre la altura de estas con guadaña o machete y eliminando selectivamente las que puedan representar riesgos por ser hospederos de plagas y/o enfermedades. Cuando se tengan arvenses muy agresivas y se dificulte el control, se pueden utilizar herbicidas siempre y cuando el terreno no sea muy pendiente y no quede expuesto el suelo al agua o al viento. En caso de un verano muy severo lo mejor es dejar la cobertura como protección. 62 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Es conveniente conocer las plantas con exactitud para saber cómo controlarlas o saber que producto utilizar para ser eficientes en el control. La zona que rodea la planta a unos sesenta centímetros del tallo, conocida como zona de plateo se debe hacer la limpieza manualmente, debido a que el uso de herramientas puede dañar el sistema de raíces, que como se explicó anteriormente es muy superficial y es en esa zona en donde más concentración hay de pelos absorbentes. Debe tenerse en cuenta que para ejecutar las labores que son necesarias en el control de arvenses, deben utilizarse las protecciones adecuadas y tomar todas las medidas necesarias para evitar contaminación del fruto, así como del suelo, del agua y del aire; además, debe preservarse la seguridad de los operarios manteniendo abundante agua limpia disponible. También debe contarse con los sitios adecuados para la preparación de la mezcla y los instrumentos necesarios para utilizar las dosis indicadas. 6.8. Conclusiones La respuesta de las podas de producción varían de acuerdo con el manejo agronómico que se realice, razón por la cual en las fincas La Cabaña de Riofrio y Finca Villa Fátima de Restrepo, no se observó efecto de las podas, en contraste con los resultados obtenidos en la Finca el Porvenir de Restrepo, en donde se observó un efecto positivo de la poda larga y poda corta, aumentando la producción con respecto al manejo tradicional. Es importante incorporar la evaluación de otras variables de producción, que complementen los resultados obtenidos, siendo la poda una opción, para el incremento en la producción. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 63 7. Insectos plagas de importancia económica en el cultivo de pitaya amarilla Takumasa Kondo1, Edgar Mauricio Quintero2, Jorge Alberto Medina S.3, Karol Imbachi López4, Alexandra Delgado4, Marilyn Belline Manrique Burbano4 7.1. Introducción Muy pocos estudios se han realizado sobre las plagas de la pitaya amarilla. Existen dos plagas claves, el chinche patón Leptoglossus zonatus (Dallas) (Hemiptera: Coreidae) (Figura 49) y la mosca del botón floral de la pitaya Dasiops saltans Townsend (Diptera: Lonchaeidae) (Figura 51). Además existen unas 27 plagas ocasionales (23 insectos, un ácaro, un ave y dos moluscos) (Medina y Kondo, 2012). Figura 49. Izquierda. Leptoglossus zonatus (Dallas) sobre pencas de pitaya. Derecha. Síntomas de clorosis en cladodios de pitaya amarilla causado por L. zonatus. Nótense las hormigas atraídas a los exudados de las heridas. Fotos por T. Kondo. 1 2 3 4 64 I.A., M.Sc., Ph.D. Entomología. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira. I.A., M.Sc. Entomología. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira. I.A., M.Sc. Recursos Fitogenéticos. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira. Ingenieros Agrónomos, Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Después de la etapa de enraizamiento, cuando se establece el cultivo en el campo, se inicia el desarrollo vegetativo. En esta etapa de crecimiento, cuando los brotes tienen una longitud mayor a 40 cm, se empiezan a ver daños de los coleópteros Trachyderes interruptus Dupont (Coleoptera: Cerambycidae) y Gymnetis spp. (Coleoptera: Scarabaeidae). La etapa de floración de la pitaya amarilla dura en promedio 7 a 8 semanas de acuerdo con la altitud del cultivo. El botón floral tiene un crecimiento exponencial, lento en las dos o tres primeras semanas en cuya etapa mide entre 0,5 a 3,0 cm, seguido por un crecimiento rápido que al momento de antesis mide entre 60 a 70 cm (Medina, 1990). Las primeras cuatro semanas es la etapa cuando ataca el chinche patón Leptoglossus zonatus. El daño de los botones florales es causado por los adultos y las ninfas de L. zonatus en los diferentes instares. Entre la tercera y séptima semana es atacada por la mosca del botón floral Dasiops saltans y ocasionalmente por otras dos especies de loncheidos, identificados como Lonchaea longicornis Willinston y Neosilba batesi Curran (Medina y Kondo, 2012). Unos días previos a la antesis, la flor es atacada por la “abejita cortadora”, Trigona sp. (Hymenoptera: Apidae: Meliponinae) (Medina y Kondo, 2012). La hormiga arriera, Atta cephalotes ataca tanto las partes vegetativas de la planta, así como los botones florales y el fruto. En general, durante el llenado de fruto no se presentan ataques de insectos. Es también necesario podar las ramas muy largas que permiten en épocas húmedas que las babosas y caracoles suban a los frutos y los raspen con las rádulas, dañando la epidermis del fruto, y así disminuyendo la presentación del fruto para el mercado (Medina y Kondo, 2012). Cuando ya se está completando el llenado de fruto y el fruto tiene un color verde amarillo, en algunas zonas se presentan los ataques de los loros o periquitos verdes del género Forpus sp. (Medina y Kondo, 2012). Permanentemente, las plantas de pitaya amarilla están expuestas a ataques en la base o cuello de la planta por hormigas de fuego, Solenopsis sp. (Hymenoptera: Formicidae) (Medina y Kondo, 2012). 7.2. El chinche patón Leptoglossus zonatus (Dallas) Taxonomía Nombre común: Clase: Orden: Familia: Género: Especie: Chinche patón Insecta Hemiptera Coreidae Leptoglossus Guérin-Méneville Leptoglossus zonatus (Dallas) Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 65 El chinche patón Leptoglossus zonatus (Figura 49, Izquierda) ataca en las primeras cuatro semanas desde que aparecen los botones florales. El daño a los botones florales es causado por los adultos y las ninfas en sus diferentes instares. El daño ocurre mediante la alimentación del insecto la cual realiza al succionar la savia de la planta usando el aparato bucal chupador. La alimentación del chinche patón, causa síntomas de clorosis en los cladodios (pencas) (Figura 49, Derecha). Los puntos de alimentación sirven de entrada para hongos y bacterias, y los exudados de las heridas atraen otros insectos como hormigas (Figura 49, Derecha) y cucarrones. Los botones afectados por L. zonatus toman un color rojizo (Figura 50, ArribaIzquierda) en comparación con botones sanos que son de un color verdoso (Figura 50, Arriba-Centro). Los botones florales afectados por L. zonatus se distinguen de aquellos afectados por la mosca del botón floral, hongos y Figura 50. Arriba. Izquierda. Botón floral afectado por hongo, probablemente Fusarium sp. Nótese micelio en la base del botón floral. Centro. Botón floral sano. Derecha. Botón floral afectado por L. zonatus. Nótese la coloración oscura de las anteras y pistilos. Fotos por T. Kondo. 66 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia problemas fisiológicos que también son de color rojizo, porque las anteras y pistilos se tornan de un color oscuro. Los botones afectados por hongos comúnmente muestran crecimiento de micelio en la base del botón floral (Figura 50, Abajo-Izquierda). Los botones afectados por la mosca del botón floral contienen larvas, muestran daño de alimentación u orificios de salida de las larvas del tercer instar. Los botones florales afectados por daños fisiológicos tienen anteras y pistilos sanos. Los daños causados por el chinche patón frecuentemente pasan desapercibidos debido a que los chinches se desplazan a otras plantas cuando se empiezan a manifestar los síntomas de daño. La pitaya amarilla no es un hospedero preferido de L. zonatus, y los daños ocurren cuando los lotes de pitaya amarilla están en la cercanía especialmente de cultivos de maíz y cucurbitáceas donde habitan comúnmente. 7.3. La mosca del botón floral de la pitaya Dasiops saltans Townsend 7.3.1. Taxonomía Nombre común: Clase: Orden: Familia: Género: Especie: Mosca del botón floral de la pitaya amarilla Insecta Diptera Lonchaeidae Dasiops Rondani Dasiops saltans Townsend La pitaya amarilla Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) es una fruta tropical con gran aceptación en el mercado de Europa, gracias al excelente sabor y suave textura. En cuanto al productor se refiere, es una fruta con mucho potencial económico, con demanda sostenida y precios muy atractivos. Colombia es el mayor exportador de pitaya amarilla en el mundo. Para la exportación de esta fruta es importante disminuir los niveles de trazas de pesticidas, adoptando programas de manejo alternativo para dar soluciones a los principales problemas entomológicos y fitopatológicos. La mosca del botón floral, Dasiops saltans (Figura 51) es un problema fitosanitario de gran importancia que ocasiona pérdidas en la floración que puede variar entre un 40% y 80% (Vergara y Pérez, 1988). En el municipio de Fusagasugá (Cundinamarca), los lotes con mayor floración presentaron el mayor porcentaje de pérdidas de botón floral (Vergara y Pérez, 1988). En las zonas productoras de pitaya amarilla en el Valle del Cauca, la mosca del botón floral se conoce como una plaga limitante ocasionando daños hasta del 80% en los municipios de Restrepo, Bolívar y Trujillo (Delgado et al., 2010a). Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 67 Figura 51. Mosca del botón floral de la pitaya amarilla, D. saltans. Foto por T. Kondo. Las denominadas moscas de las frutas son insectos que causan las mayores pérdidas a las frutas cultivadas en el mundo. Comprende diez familias de Tephritoidea (Colless & McAlpine, 1991), de las cuales solamente los Tephritidae y los Lonchaeidae son referidos como plagas de frutos. Además de Ceratitis capitata y Anastrepha spp. (Tephritidae), algunas especies de los géneros Dasiops y Neosilba (Lonchaeidae) también adquieren importancia como plagas, ya que infestan flores y frutos de Passiflora spp. (Passifloraceae) silvestres y comerciales (Norrbom y McAlpine, 1997). Entre los problemas entomológicos se destaca la mosca del botón floral de la pitaya D. saltans. Este insecto es la plaga de mayor importancia económica en la pitaya amarilla, ya que se alimenta de las estructuras internas del botón floral, ocasionando el deterioro y caída, y como resultado la disminución de la producción potencial del cultivo. La taxonomía de los Lonchaeidae se basa en la hembra adulta, especialmente en la forma del ovipositor, y los estados larvales y huevos son poco conocidos (Korytkowski, 1991). En Colombia, Ambrecht (1985) realizó un estudio muy completo sobre D. inedulis en maracuyá (Passiflora edulis), donde se presentan datos correspondientes a la biología del insecto y descripciones morfológicas de los diferentes estados de desarrollo. Los trabajos de investigación relacionados con el cultivo de la pitaya amarilla en Colombia son bastante escasos y los pocos estudios que existen están encaminados al reconocimiento e identificación de los problemas sanitarios, especialmente los relacionados con insectos plagas, hongos y nematodos (Delgado et al., 2010a). 68 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia De los Lonchaeidae es muy poco lo que se conoce de los aspectos biológicos en el neotrópico (Korytkowski y Ojeda, 1971). Recientemente, Delgado et al. (2010b) encontraron a una especie de Lonchaeidae del género Neosilba (Figura 52, Centro y Derecha) asociada con la pudrición basal del fruto de la pitaya amarilla (Figura 52, Izquierda), reportando que de 120 frutos con síntomas de pudrición basal, un 90% de los frutos contenían larvas de Neosilba sp. (Figura 52, Centro). Figura 52. Izquierda. Fruto de pitaya amarilla con síntomas de pudrición basal. Centro. Larva del tercer instar de Neosilba sp. dentro de tejidos afectados por pudrición basal. Derecha. Moscas adultas. Fotos por A. Delgado. Dentro de los estudios realizados sobre D. saltans se destaca el estudio de López y Ramírez (1998) quienes estudiaron varios aspectos sobre la biología, incluyendo estudios de fluctuación poblacional y pérdidas en floración en cultivos comerciales de pitaya amarilla. Según López y Ramírez (1998) la duración de la cría de D. saltans a partir de botones, con larvas de edades variables y a la vez desconocidas, hasta la emergencia de los primeros adultos fue de 31.5 días y una relación de sexos de 1:1 (Delgado et al., 2010a). Los botones florales sanos de la pitaya amarilla son de un color verde (Figura 53, Izquierda). Por otro lado, los botones florales afectados por Dasiops saltans se reconocen en el campo por la coloración rojiza (Figura 53, Derecha) la cual parece ser una respuesta fisiológica de la planta al estrés causado por diferentes factores de tipo climático, plagas y/o enfermedades (Delgado et al., 2010a). Los botones atacados por D. saltans se diferencian de aquellos afectados por otros factores ya que se desprenden con gran facilidad de la penca y por tener una textura firme, además de que contienen larvas en el interior y/u orificios de salida de estas. Los botones florales afectados por otros factores son difíciles de desprender de la penca y aquellos atacados por patógenos como Fusarium sp., generalmente toman una tonalidad amarillenta y tienen una textura flácida (Delgado et al., 2010). La hembra adulta de D. saltans oviposita dentro del botón floral de la pitaya amarilla. Las larvas se alimentan de las estructuras internas del botón floral Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 69 Figura 53. Izquierda. Botones florales de pitaya amarilla sanos característicos por su tonalidad verdosa. Derecha. Botones florales de pitaya amarilla afectados por D. saltans. Nótese la coloración rojiza de los botones afectados. Fotos por T. Kondo. (estambres, estilo, estigma y ovario) (Figura 54, Izquierda) ocasionando la pudrición. Al completar el desarrollo, la larva cava un orificio de salida y cae al suelo para empupar. En un botón floral pueden encontrarse varias larvas en diferentes estados de desarrollo (Delgado et al., 2010a). 7.3.2. Daños En la zona productora de pitaya amarilla en el Valle del Cauca, la mosca del botón floral de la pitaya se conoce como un problema limitante ocasionando daños en la producción hasta del 80% en los municipios de Bolívar, Restrepo y Trujillo. Las bases de manejo integrado de plagas son muy pocas y los agricultores dedican los esfuerzos de control en el uso de productos de síntesis química con consecuencias que resultan en resistencia por parte de las plagas y dificultad para la exportación debido a las trazas de pesticidas en los frutos (Delgado et al., 2010a). Figura 54. Izquierda. Botón floral afectado por D. saltans. Derecha. Larvas de D. saltans dentro del estilo del botón floral (ver círculo). Fotos por T. Kondo. 70 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Mediante el conocimiento del comportamiento de la especie y la forma de ataque sobre los botones florales, se pueden adoptar mejores estrategias de manejos de la plaga, más económicos y amigables con el medio ambiente, lo que permitiría superar las barreras cuarentenarias que regulan la exportación de la fruta. Los síntomas ocasionados por la mosca del botón floral de la pitaya amarilla se pueden confundir con aquellos causados por problemas fisiológicos inducidos por cambios drásticos en las temperaturas, hongos, y otro insectos como el chinche patón L. zonatus, por lo que es importante disectar los botones florales para verificar la presencia de larvas de D. saltans (Figura 54, Derecha). 7.3.3. Ciclo de vida La mosca del botón floral de la pitaya amarilla pasa por diferentes estados de crecimiento. La hembra adulta deposita los huevos (Figura 55 A) dentro del botón floral. Una vez eclosionan los huevos, el insecto pasa por tres instares larvales (L1, L2 y L3) (Figura 55 B, C y D) y por un estado pupal (Figura 55 E) para convertirse en adulto (Figura 55 F) (Delgado et al., 2010a). Huevos Los huevos de D. saltans son puestos dentro del botón floral, a veces pueden ser observados en grupos o individualmente. En promedio la duración del estado de huevo fue de 3.74 (± 0.40) días (Tabla 3). Recién puestos, los huevos (Figura 55 A) de D. saltans son elongados, de color hialino, pero no traslucido, cambia a blanco cremoso después de la eclosión. Su corion es liso y mide de 1 a 2 mm de longitud (Delgado et al., 2010a). Figura 55. Estados de vida de Dasiops saltans. A. Huevos; B. Larvas del primer instar; C. Larva del segundo instar; D. Larva del tercer instar; E. Pupa; F. Adultos. Arriba, hembra; Nótese ovipositor en forma de lanza (ver circulo y cuadro rojo). Abajo, macho. Fotos por A. Delgado. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 71 Tabla 3. Duración en días de los diferentes estados de desarrollo de Dasiops saltans bajo condiciones de laboratorio (29.8 ± 2°C, 65 ± 2% H.R y 12 horas de fotoperiodo). Tomado de Delgado et al. (2010a). Estados de desarrollo Tiempo de desarrollo (días) Medias* Rango Huevo 3.74 (± 0.40) 3–4 L1 3.29 (± 0.98) 3–4 L2 2.47 (± 0.76) 2–4 L3 3.29 (± 0.98) 3–4 Pupa 8.06 (± 2.82) 5 – 13 Total (Huevo – adulto) 20.85 (± 5.94) 16 – 29 * Valores en paréntesis al lado de las medias representan el error estándar (EE). Larvas Las larvas de D. saltans (Figuras. 55 B−D) presentan una apariencia típica de moscas de la fruta. Son de tipo vermiforme, tienen forma ensanchada en la parte caudal y se adelgazan gradualmente hacia la cabeza; son de color blanco a blanco amarillento a medida que se va dando el crecimiento. Su cuerpo está conformado por 11 segmentos, tres corresponden a la región torácica y ocho al abdomen. La cabeza, no se encuentra esclerosada, es pequeña, retráctil y en forma de cono. Poseen mandíbulas con forma de ganchos esclerosados paralelos que se distinguen en el aparato bucal. Con la morfología y medida de los ganchos bucales se pueden determinar los tres instares larvales (Delgado et al., 2010a). El primer segmento torácico presenta un par de espiráculos anteriores con prolongaciones tubulares que salen de los bordes y están dispuestos individualmente, conocidos como digitus espiraculares. En el segmento caudal se observa un par de espiráculos que parecen tubos cilíndricos protuberantes que sobresalen de la superficie, estos están separados y rodeados por un peritrema que a medida que la larva crece se va esclerotizando. Los tres instares larvales se pueden identificar de acuerdo al nivel de esclerotización del peritrema de los espiráculos caudales. La longitud de las larvas varía entre 2,5 y 12,5 mm (Delgado et al., 2010a). Primer instar larval La duración promedio del primer estadio (L1) fue de 3,29 (± 0,98) días (Tabla 3). La larva recién emergida es de un color blanco cristalino (Figura 55 B). En estas se puede observar la presencia de los ganchos bucales, pero aún no están completamente esclerotizados; los espiráculos tampoco son muy conspicuos ya que están ligeramente esclerotizados (Figura 55 B) (Delgado et al., 2010a). 72 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Segundo instar larval La duración promedio de las larvas del segundo instar (L2) (Figura 55 C) fue de 2,47 (± 0,76) días (Tabla 3). Al igual que las larvas del primer instar (Figura 55 B), inicialmente son de color hialino y rápidamente se tornan amarillo claro. Los ganchos bucales ya están completamente esclerotizados, pero no son tan desarrollados como los de las larvas del tercer instar (Figura 55 D). Los espiráculos caudales de las larvas del segundo instar comienzan a esclerotizarse y se identifican como dos puntos oscuros (Figura 55 C) (Delgado et al., 2010a). Tercer instar larval Las larvas del tercer instar (L3) están completamente formadas, son mucho más grandes y fuertes, presentan una longitud aproximada de 12,5 mm, son de color blanco amarillento y duran en promedio 3,29 (± 0,98) días (Tabla 3). En estas, los peritremas de los espiráculos caudales están completamente esclerotizados, conectando los dos espiráculos y formando una sola placa (Figura 55 D). Cuando la larva del tercer instar está bien desarrollada, cava un orificio en el botón floral y cae al suelo para empupar (Figura 56) (Delgado et al., 2010a). Pupa Las larvas antes de pasar a prepupa se entierran a una distancia promedio de un centímetro bajo la superficie del suelo para transformarse en pupa. La pupa (Figura 55 E) es de forma cilíndrica tipo coartata, con 11 segmentos, el color varía entre marrón claro y marrón oscuro y en los extremos se notan los espiráculos anteriores y posteriores. La longitud tiene un promedio de 4,5 mm y pueden durar entre 5 y 13 días hasta la emergencia del adulto (Tabla 3) (Delgado et al., 2010a). Figura 56. Orificio de salida de L3 de D. saltans en botón floral de pitaya amarilla. Foto por T. Kondo. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 73 Adultos Las moscas adultas (Figura 55 F) son pequeñas, de aproximadamente 5 mm de longitud, de color azul metálico brillante y pueden durar aproximadamente 8 días. Las hembras adultas (Figura 55 F, arriba) poseen un ovipositor retráctil y pronunciado con punta en forma de lanza y el macho adulto (Figura 55 F, abajo) tiene el último segmento abdominal redondeado. De los 50 individuos examinados se obtuvo una razón sexual hembra: macho de 1,5: 1 (Delgado et al., 2010a). El ciclo de vida de D. saltans de huevo a adulto, a una temperatura de 29,8 ± 2°C, 65 ± 2% H.R. y 12 horas de fotoperiodo es de 20,85 (± 5,94) días, con una rango de 16 a 29 días (Tabla 3) (Delgado et al., 2010a). 7.3.4. Hábitos Las hembras adultas de D. saltans usan su largo ovipositor (Figura 55 F, Arriba) para depositar los huevos dentro de los botones florales cuando estos miden de 1,0 a 42,0 cm de longitud. Un botón floral puede presentar larvas de diferentes instares ya que varias hembras pueden ovipositar en él. A la eclosión, la larva rompe el corión y sale para alimentarse de las anteras y otros órganos internos del botón floral. La alimentación de las larvas en las estructuras reproductivas del botón floral causa una pudrición de adentro hacia fuera deteniendo así el desarrollo (Figura 54). Los botones florales de la pitaya amarilla afectados por las larvas de D. saltans se tornan rojizos (Figura 53, Derecha) y se desprenden con facilidad. Los botones sanos de la pitaya amarilla son de un color verdoso (Figura 53, Izquierda). Al completar el desarrollo, la larva abre un orificio en el botón (Figura 56) por el cual sale y cae al suelo en donde se entierran para empupar y continuar con el ciclo hasta la emergencia del adulto (Delgado et al., 2010a). El porcentaje total de supervivencia de D. saltans es de 27.32%; es decir que de 100 individuos 27 completan el ciclo de vida bajo condiciones de laboratorio. Los porcentajes de viabilidad de las fases de huevo, L1, L2, L3 y pupa fueron de 100%, 32.4%, 100%, 84.2% y 48.0%, respectivamente, mostrando que en el estado de L1 la mortalidad fue alta en relación con la supervivencia calculada en los estados de huevo y L3 (Delgado et al., 2010a). 7.4. Métodos de Control 7.4.1. Control cultural Si se relaciona el periodo de floración con el ciclo de vida del insecto, los datos reportados en el estudio por Delgado et al. (2010a) permiten dilucidar cuál es el momento apropiado para iniciar las intervenciones de manejo. Por ejemplo; en el rango entre los 3 y 27 cm de longitud cuando se encuentra la mayor presencia 74 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia de larvas del insecto se pueden realizar colectas de los botones que presenten síntomas de daño y enterrarlos en una fosa cubriéndolos con una delgada capa de cal, y posteriormente tapándolos con una capa de 30 cm de tierra como lo sugieren Insuasty et al. (2007) para el control de moscas de la frutas en frutos de guayaba. La capa de cal no es necesaria para el entierre pero se recomienda para evitar la contaminación de hongos entomopatogenos que puedan estar en los tejidos afectados por la mosca. Según Insuasty et al. (2007), esta medida sencilla, puede disminuir significativamente una infestación endémica de una plantación comercial evitando que las larvas completen el ciclo de vida. La recolecta constante de botones florales con síntomas de daño (amarillos o rojizos) puede contribuir a la disminución de las poblaciones de D. saltans en un cultivo. 7.4.2. Control biológico Según Delgado et al. (2010a) existe un gran vacío en cuanto a los enemigos naturales de D. saltans. Durante estudios realizados en el campo no se han observado enemigos naturales. En otra mosca del mismo género, D. inedulis Steyskal, se han reportado varios enemigos naturales, incluyendo dos parasitoides de tipo larvapupa del género Opius (Hymenoptera: Braconidae), los depredadores de adultos Zelus rubidus y Zelus sp. (Hemiptera: Reduviidae) y arañas de la familia Thomisidae (Ambrecht et al., 1986). En otro estudio en granadilla, Passiflora ligularis Juss., se reportaron como enemigos naturales de D. inedulis a: Aspilota sp., Pentapria sp., Basalys sp., Pachycrepoideus vindemmiae y una especie de la subfamilia Eucoilinae (Santos-Amaya et al., 2009). Estos registros de enemigos naturales de D. inedulis, indican que hay varios grupos de artrópodos que actúan como enemigos naturales de Dasiops spp. y que probablemente existen enemigos naturales de D. saltans que aguardan ser descubiertos. 7.4.3. Control químico Las bases de manejo integrado son muy pocas y los agricultores dedican sus esfuerzos de control en el uso de productos de síntesis química con consecuencias que resultan en resistencia por parte de plagas y enfermedades fitopatológicas y la contaminación al medio ambiente. Los pesticidas aplicados al botón floral tienen poco efecto en los huevos y larvas ya que estos estados permanecen dentro del botón floral donde no llegan los químicos. Los productos de síntesis química deben ser dirigidos al control de los adultos, preferiblemente en forma de cebos tóxicos. En caso de usar productos químicos se recomiendan usar productos de categoría toxicológica IV y de baja residualidad, bajo la asesoría de un ingeniero agrónomo. Como tácticas de monitoreo de poblaciones de D. saltans se recomienda el uso de trampas McPhail. Actualmente estas trampas usan como atrayentes proteínas hidrolizadas nacionales a base de maíz y soya. En estudios realizados en Corpoica, con financiación del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, la proteína hidrolizada de maíz atrajo más moscas de D. saltans Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 75 que la proteína hidrolizada de soya. Sin embargo las diferencias fueron mínimas y las proteínas hidrolizadas estudiadas de maíz y soya, además de atraer a D. saltans, atraen otras especies de moscas de la familia Lonchaeidae, las cuales son muy similares a D. saltans. Por esta razón, Imbachi et al. (2012) no recomiendan las proteínas hidrolizadas de maíz y soya ni para monitoreo ni para tomar decisiones para realizar aplicaciones de pesticidas debido a la dificultad para diferenciar las moscas adultas de D. saltans de otras especies de la familia Lonchaeidae que son también atraídas a las trampas McPhail y no atacan la pitaya amarilla. Las moscas capturadas en las trampas se deben examinar por una persona capacitada para diferenciar a D. saltans de las otras especies que no son plagas. Se requiere de la ayuda de lentes de magnificación o un estereoscopio para verificar la presencia de D. saltans en los trampeos. Las hembras adultas de D. saltans se pueden identificar por la presencia de un largo ovipositor con punta en forma de lanza en la zona posterior del abdomen (Figura 55 F), el cual usan para poner los huevos dentro de los botones florales cerca de las anteras. 7.5. Discusión Dasiops saltans generalmente está presente durante el periodo de floración, atacando los botones florales de la pitaya amarilla el cual es el único hospedero conocido, sin embargo, se desconoce la actividad durante el periodo vegetativo de la planta. El tiempo del ciclo de vida de D. saltans desde huevo hasta adulto reportado por López y Ramírez (1998) desde que se colectan los botones hasta la obtención de los adultos fue de 31.5 días, 2.5 días más largo que el máximo rango obtenido en el estudio por Delgado et al. (2010a). López y Ramírez (1998) no dieron datos de los parámetros ambientales en que se criaron las pupas. Sin embargo, la diferencia en el tiempo de desarrollo entre los dos estudios puede estar relacionada con las condiciones ambientales como la temperatura y humedad relativa ya que las observaciones de estos autores fueron realizadas en las instalaciones de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, donde las temperaturas probablemente son más bajas y el insecto necesita mayor tiempo para el desarrollo. Se estableció que la relación de sexos hembra: macho en el estudio por Delgado et al. (2010a) corresponde a una proporción de 1,5: 1,0 a diferencia de la reportada por López y Ramírez (1998) de 1,0 hembra: 1,0 macho. Debido a que D. saltans solo se ha encontrado asociada con el botón floral de la pitaya amarilla, se pueden plantear algunas hipótesis sobre la actividad durante el periodo vegetativo de la planta cuando no hay botones florales. Es posible que D. saltans tenga hospederos alternativos, y emigra a estos durante el periodo vegetativo, sin embargo no hay reportes de D. saltans en 76 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia otros hospederos, aunque existe la posibilidad de que todavía no hayan sido descubiertos. También es posible que las pupas entren en un periodo de estivación o latencia durante el periodo vegetativo mientras que aguardan la siguiente floración. Sin embargo, se necesitan estudios adicionales para probar estas hipótesis (Delgado et al., 2010a). Dasiops saltans tiene un patrón de distribución agregada, lo que implica que los individuos se agrupan en aglomerados o parches, dejando porciones del espacio relativamente desocupadas. La pitaya amarilla tiene periodos de floración irregulares y los botones florales tienen una distribución agregada en sectores dentro de los lotes, lo que induce al insecto a tener la misma distribución ya que el insecto solo ataca los botones florales. Los botones florales son más susceptibles al daño de la plaga entre la tercera y séptima semana de formación cuando estos miden entre 5 y 23 cm de longitud. 7.6. Conclusiones • • • • • • • • Dasiops saltans es una plaga limitante en la producción de la pitaya amarilla. Los botones afectados por D. saltans son de color rojizo y de textura firme. Es importante hacer un muestreo y verificar la presencia de las larvas D. saltans mediante la disección de botones florales con síntomas de daño antes de tomar decisiones sobre el uso de productos químicos. Dasiops saltans pasa por una etapa de huevo, tres instares larvales, prepupa, pupa y adulto. Las larvas del tercer instar de D. saltans salen del botón floral para empupar en el suelo. El ciclo de vida de D. saltans dura aproximadamente 23 días. Los pesticidas aplicados al botón floral tienen poco efecto en los huevos y larvas ya que estos estados permanecen dentro del botón floral donde no llegan los químicos. Los productos de síntesis química deben ser dirigidos al control de los adultos, preferiblemente en forma de cebos tóxicos. Dasiops saltans oviposita sobre botones florales de pitaya amarilla de 1 a 35 cm de longitud. Los botones florales entre la tercera y séptima semana de formación que miden entre 5 y 23 cm de longitud son los más susceptibles al daño. La colecta de botones florales con síntomas de daño es clave para el control. Se recomienda enterrar los botones florales afectados en una fosa, cubrirlos con una delgada capa de cal, y posteriormente con 30 cm de tierra. Esta práctica de entierre de botones florales puede ayudar a disminuir significativamente una infestación, evitando que las larvas completen el ciclo de vida. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 77 8. Enfermedades limitantes en el cultivo de pitaya amarilla Nubia Murcia Riaño1, Alberto Rojas-Triviño2, Maria Luisa Orozco3, Nubia Labrador4, Jorge Alberto Medina5 8.1. Introducción La pitaya amarilla presenta diversos problemas fitosanitarios y de diferente origen como, el nematodo del nudo radicular Meloidogyne sp., la pudrición basal del fruto causada por Fusarium spp., Pudrición suave de tallos y de ramas causada por Erwinia spp., pudrición seca de la penca ocasionada por Dreschlera cactivora y Antracnosis por el hongo Colletotrichum sp. La pudrición basal del fruto causada por Fusarium spp., es la principal limitante de la producción en la mayoría de los huertos comerciales en el Valle del Cauca; en las zonas productoras se registra incidencia superior al 70%, lo que altera la calidad y dificulta la comercialización de la fruta en el mercado nacional e internacional. El comportamiento de esta enfermedad también se ha observado en los departamentos de Boyacá y Huila. Igual que en otros aspectos agronómicos de la pitaya amarilla, la investigación en los problemas fitosanitarios es limitada y escasa; debido a esto los agricultores no tienen la información suficiente para proponer prácticas de manejo integrado de la enfermedad en las zonas productoras, lo que convierte al manejo químico de la pudrición basal de los frutos en una actividad permanente e indiscriminada, sin tener en cuenta aspectos básicos para el control de enfermedades. Debido a que no hay un manejo eficiente de la enfermedad, se desarrolló este trabajo de investigación planteando la necesidad de implementar un conjunto de prácticas que permitan disminuir la incidencia de los dos principales problemas, pudrición 1 2 3 4 5 78 I.A. Ph.D. Fitopatología. Investigadora Corpoica C.I. Palmira. Microbiólogo, M.Sc. Fitopatología. Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira. Ingeniera Agrónoma de la Universidad de Caldas. Ingeniera Agrónoma. Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira. I.A., M.Sc., Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador, Corpoica, C.I. Palmira. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia suave de la penca y pudrición basal del fruto mediante la evaluación de prácticas culturales, opciones químicas y biológicas; así como, determinar si la entomofauna tiene incidencia en la diseminación de la Pudrición basal del fruto. Las prácticas culturales de manejo incluyeron, la integración de medidas de control cultural con eliminación de tejido afectado, cicatrización y desinfección de herramientas. El control biológico con productos con base en Trichoderma, extractos de semilla de toronja y Swinglea y productos de síntesis química como protectantes y sistémicos. 8.2. Pudrición Basal del Fruto Esta enfermedad, se inicia con una lesión amarilla sobre la base del fruto, de máximo cinco milímetros de diámetro en el sitio donde éste se une a la penca (Figura 57). Figura 57. Síntoma inicial de la Pudrición basal de los frutos, donde se observa amarillamiento en el punto de unión del fruto con la penca. Foto por: Alberto Rojas-Triviño. La afección va desarrollándose sobre la epidermis del fruto y dependiendo de las condiciones ambientales y nutricionales de la planta puede llegar a afectar hasta un 50% de la superficie y reconociéndose por el color amarillo de la epidermis y una pudrición blanda de color café (Figura 57). La parte afectada siempre adquiere color amarillo, así el fruto no haya llegado a la madurez. Bibliowics y Hernández (1998), determinaron como agentes causantes de la Pudrición basal del fruto a Fusarium moniliforme con mayor frecuencia (30,10%) y Fusarium oxysporum como secundario (23,68%). El primero es una especie Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 79 adaptada a la dispersión aérea y se encuentra comúnmente como colonizador primario Fusarium oxysporum, por el contrario pertenece a los patógenos del suelo. En este trabajo también se identificaron los hongos Cephalosporium corda (12,80%), Gliocladium corda (7,68%), Fusarium sp., sección roseum (5,19%), Fusarium chlamydosporum (0,79%), y Fusarium equiseti (0,23%). La Pudrición basal de fruto (Figura 58) también se ha asociado al complejo Fusarium oxysporum – Fusarium oxysporum f. sp. melonis (Rojas et al., 2008). Figura 58. Fruto de pitaya amarilla exhibiendo síntomas de pudrición, pardeamiento y ablandamiento del tejido. Foto por: Alberto Rojas-Triviño. 8.2.1. Determinación de la severidad de Pudrición basal del fruto No cuantificar el grado de severidad de una enfermedad en campo es un factor limitante para la evaluación de las mismas. De acuerdo a lo anterior, para la Pudrición basal de los frutos no existe una metodología estandarizada que permita definir la severidad en un tiempo determinado. En la ejecución de los programas de investigación de Corpoica C.I. Palmira, el equipo de trabajo diseñó una escala de evaluación de la severidad de la Pudrición basal en frutos (Figura 59). 80 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Figura 59. Diagramas de severidad para la evaluación de Pudrición basal de los frutos de pitaya amarilla. Diseño por A. Rojas-Triviño y M. L. Orozco, 2009. Para ello se diseñaron 80 diagramas de daño en frutos, se digitalizaron en un escáner Epson Expresión 1680, en escala de grises, con una resolución de 300 dpi y almacenados en formato TIFF. Posteriormente, fueron interpretados en un analizador de imágenes WinRhizo (Reagent Instrument Corporation Inc). Con los valores obtenidos de área afectada interpretada por el sistema (área negra: tejido enfermo; área blanca: tejido sano). Se procedió a seleccionar los diagramas correspondientes a una escala de Cobb de cinco grados de severidad (Grado 1 equivalente a 1% de tejido afectado. Grado 3 = 5% de tejido afectado. Grado 5 = 10% de tejido afectado. Grado 7 = 25% de tejido afectado y grado 9 = 50% de tejido afectado); el resultado en un patrón que refleja el área afectada del fruto y se constituye en un patrón para evaluación de la pudrición basal de frutos (este diseño (Figura 59) fue realizado con el apoyo de la unidad de Sequía de frijol, CIAT. 8.3 Pudrición suave de la penca La Pudrición suave de la penca está asociada a la bacteria Erwinia sp. La enfermedad afecta principalmente tallos, brotes vegetativos jóvenes y en muy raras ocasiones los frutos. La enfermedad inicia con pequeñas manchas amarillas en las costillas de los cladodios, avanzando hacia el centro del tallo (Figuras 60 y 61). A medida que estas manchas van desarrollándose, se hinchan, originando posteriormente una pudrición acuosa que emite un olor desagradable. En estados más avanzados, pudre toda la planta dejando solo la parte leñosa de los tallos La penca cambia de color verde a amarillo y luego a café claro y finalmente el tejido afectado se necrosa y momifica. La bacteria, que penetra por las heridas presentes en los tejidos, se puede diseminar por medio de herramientas contaminadas e insectos y el desarrollo Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 81 Figura 60. Cladodios de pitaya amarilla afectadas por Pudrición suave de la penca. Foto por: Alberto Rojas-Triviño. Figura 61. Cladodios de pitaya amarilla afectadas por pudrición suave de la penca. Foto por: J.A. Medina S. se favorece por condiciones de alta humedad relativa, presencia de láminas de agua por tiempos prolongados y alta temperatura. Se ha observado que esta enfermedad se manifiesta con mayor fuerza en época seca, llegando a provocar la pérdida total de plantaciones del cultivo en la zona. La presencia y desarrollo de esta enfermedad ha sido favorecida por factores de manejo como por ejemplo, en la poda del cultivo y de los tutores. 8.4. Enfermedades causadas por nematodos Castaño et al. (1989) en un estudio realizado en el Valle del Cauca, encontraron que la pitaya amarilla es susceptible a diferentes especies de nematodos fitoparásitos, siendo los más frecuentes, Meloidogyne incognita, nematodo del nudo radicular y con indicencia de 81,4% en suelo y 64,6% en raíces; seguido por Helicotylenchus dihystera, nematodo espiral, encontrando un 81,6% en el suelo y 29,3% en las raíces. Adicionalmente los autores registran a Tylenchorhynchus sp., nematodo alfiler, Trichodorus sp., Hoplotilus sp. y Hemicycliophora sp. En otros trabajos se registra Pratylenchus sp., conocido como nematodo de las lesiones. El nematodo del nudo radicular, Meloidogyne sp., es el más importante por la amplia distribución; este nematodo coloniza la raíz en el estado juvenil 2 (J2) que es el estado infectivo, penetra las raíces por la zona de crecimiento y una vez evoluciona encuentra un sitio adecuado para la alimentación se torna sedentario e induce la formación de agallas o engrosamiento de la raíz, que son visibles a la vista y variables en tamaño (Figura 62). 82 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Las plantas afectadas por nematodos se caracterizan por perder turgencia, haciendo que los cladodios se tornen flácidos, pierdan el color verde característico y se tornen de un color amarillento. Una característica del daño causado por nematodos, es que se presenta en parches dentro del cultivo, los cuales si no son controlados rápidamente van aumentando en área y puede generalizarse Figura 62. Raíces de pitaya amarilla exhibiendo agallas ocasionadas por nematodos del género Meloidogyne. en el cultivo (Figuras 63 y 64). Foto por J.A. Medina S. Figura 63. Cladodios de pitaya amarilla afectada por nematodos, donde se observa síntomas de amarillamiento. Foto por J.A. Medina S. Figura 64. Síntomas aéreos en una planta de pitaya amarilla afectada por nematodos (derecha), la cual exhibe síntomas de amarillamiento. Foto por J.A. Medina S. El daño por Helicotylenchus y otros nematodos es similar en la planta, pero al observar las raíces, éstas no presentan las agallas características del daño por Meloidogyne; en estos casos la raíz se deteriora, se torna quebradiza, pierde el consistencia compacta y quedan expuestas las fibras del tejido radicular, cambiando el color blanco característico y tornándose de un color amarillo oscuro (Figura 65). Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 83 Figura 65. Raíces de pitaya amarilla afectadas por Helicotylenchus sp. Foto por J.A. Medina S. 8.5. Antracnosis La Antracnosis es una enfermedad que ataca pencas y frutos. Esta enfermedad es causada por el hongo Colletotrichum sp. En esta enfermedad, se observan manchas necróticas de apariencia de chancro en los tallos o en los brotes de las plantas; las lesiones son necróticas, rodeadas por un halo rojizo y en la parte exterior de color amarillo. En los frutos, se observan lesiones amarillas o pardas de consistencia blanda, las cuales pueden avanzar desde la base del fruto. En estados avanzados de la enfermedad se observan los signos de la enfermedad, por la formación de los cuerpos fructíferos del hongo (Figura 66). Figura 66. Cladodios de pitaya amarilla, en los cuales se observan lesiones típicas de Antracnosis. Foto por: Alberto Rojas-Triviño. 84 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia El principal agente diseminador de las estructuras del hongo (esporas o conidias) es el viento, aunque muchos insectos pueden transportar en su cuerpo esporas y conducir a la diseminación de la enfermedad. 8.7. Recomendaciones para el manejo de enfermedades en pitaya amarilla Para un manejo adecuado de enfermedades de pitaya amarilla, es necesario realizar un monitoreo constante del estado de los lotes, así como, conocer bien cada uno de los estados fenológicos de la planta y el historial del sitio de cultivo, para poder aplicar los métodos de control y tener mayor efectividad en el manejo de las enfermedades. Los análisis microbiológicos y fisicoquímicos del suelo, son particularmente importantes, debido que con estos se pueden tomar decisiones de carácter preventivo antes de iniciar el cultivo o durante el desarrollo del mismo (Figura 67). Figura 67. Poda sanitaria en lote altamente afectado por Pudrición suave de la penca en la localidad de Riofrio, Valle del Cauca. Foto por J.A. Medina S. Para el manejo de las enfermedades más limitantes se recomienda implementar las siguientes prácticas: 1. La selección del material de siembra es la práctica más importante en el manejo de enfermedades y producción del cultivo. Se debe verificar siempre que el material proceda de cultivos sanos, productivos y longevos. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 85 2. Realizar podas sanitarias. Estas se hacen con el propósito de eliminar las partes de la planta que se encuentran afectadas por algún tipo de patógeno o insecto. La eliminación de las partes enfermas de las plantas y el posterior retiro del cultivo, reduce significativamente la presión de los agentes causantes de enfermedades sobre las plantas. Es importante, el cambio o desinfección de la herramienta de poda y la cicatrización de la herida que queda en la planta. 3. Es importante mantener las distancias de siembra para evitar alta humedad en el cultivo y el favorecimiento del desarrollo de fitopatógenos. 4. Se recomienda quitar a mano los residuos secos que quedan luego de la apertura de la flor, para evitar que sean hospederos de hongos y/o insectos potencialmente dañinos que pueden provocar lesiones en los frutos. También, se evita que los frutos se manchen o desarrollen pudrición, con lo cual baja la presentación y afecta la calidad para la comercialización. Esta tarea se realiza entre 6 a 12 días después de la apertura de la flor, cuando ya se ha iniciado el llenado del fruto. 5. Se deben retirar constantemente del lote los residuos vegetales generados en el manejo del cultivo; se deben recolectar las partes afectadas y preferiblemente deben depositarse en una fosa retirada del cultivo, la cual debe irse cubriendo cada 20 centímetros con abundante cal hasta el número de capas que sean necesarias; por último se tapa con suelo con un espesor mínimo de 20 cm. 6. Algunos productores solarizan las frutas afectadas con pudrición en lugares alejados del cultivo; otros productores solo colectan los residuos de las podas y los sacan del cultivo pero no los entierran, lo cual no es lo más indicado, ya que los agentes que causan las enfermedades, siguen haciendo presencia dentro del cultivo y desarrollándose en las partes podadas que quedaron en el suelo. 7. Desinfección de herramientas de corte y cosecha. Esta se puede realizar con productos como (solución concentrada de yodo) en dosis de 1.5 a 3 ml/L o i.a N-Aquil-dimel bencil amonio 40% y urea estabilizada tipo grasa 60%) en dosis de 3,0 ml/L. Con la desinfección de las herramientas de poda, se evita que dichas herramientas lleven de planta a planta un patógeno. 8. Aplicación de productos fungicidas preventivos desde el estado de botón. Para este tipo de manejo utilizan productos como Ditiocarbamatos, Bencimidazoles, Imidazoles. Las aplicaciones no se hacen con regularidad, a la hora de la aplicación se deben tener presentes aspectos como: las observaciones en campo, la aparición de síntomas, épocas de floración y época de lluvia. Así como, tener en cuenta las formas correctas de formulación y aplicación de cada uno de los productos y, la calidad del agua a utilizar para la mezcla. No se debe olvidar, que el uso continuo e inapropiado de 86 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia un mismo ingrediente activo, acelera la aparición de patógenos resistentes a estos mismos productos, por lo cual es ideal que los ingredientes activos sean rotados regularmente. 9. El manejo de arvenses se puede realizar de forma química o mecánica. El manejo mecánico se realiza con ayuda de la guadaña y se debe focalizar en el manejo de las arvenses en las calles de las parcelas y los herbicidas a los surcos y platos de cada planta. El principio básico en el manejo de arvenses es crear condiciones del ambiente y del suelo que sean favorables al cultivo. Comprende todos aquellos métodos encaminados a reducir al mínimo la competencia que las arvenses ejerzan sobre el cultivo, así como otros efectos en las labores agrícolas. Adicionalmente, la reducción de arvenses evita la formación de microclimas favorables dentro del cultivo, para el desarrollo de patógenos (aumento de la humedad relativa, láminas de agua sobre las plantas, hospedantes alternos, etc.). Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 87 10. Cosecha Mauricio Martínez1, Jorge Alberto Medina2, Deyci Muñoz3 9.1. Introducción Las actividades de cosecha en el cultivo de pitaya amarilla empiezan entre uno y dos años después del trasplante, dependiendo del tamaño de la semilla vegetativa utilizada, de la altitud o piso climático en donde se localiza el cultivo y de la forma de propagación. La maduración de los frutos ocurre primero en la parte basal y va ascendiendo a las partes medias y altas. Previo a la cosecha, se procede a eliminar las espinas del fruto (Figura 68, Izquierda) para facilitar el corte y evitar daño de la fruta con las espinas. El retiro de las espinas debe hacerse con un cepillo de cerdas suaves y de fácil manejo. El cepillado debe hacerse de la base del fruto hacia el extremo (Figura 68, Derecha). Figura 68. Eliminación de las espinas del fruto antes del corte. Izquierda. Fruto listo para cosecha en estado de madurez 4. Derecha. Sentido que debe llevar el cepillo para la eliminación de espinas. Fotos por J.A. Medina S. y D. Muñoz. 1 2 3 88 I.A., M.Sc. Recursos Fitogenéticos Neotropicales. Investigador Corpoica C.I. Palmira. I.A., M.Sc. Biotecnología. Investigador Corpoica C.I. Palmira. Ingeniera Agrónoma, Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Los empaques de comercialización deben estar limpios, en buen estado, debe permitirse una adecuada ventilación del producto. Los materiales utilizados deben ser inertes, inocuos y que no afecten el medio ambiente. Si se utilizan empaques de plástico o cartón deben tener el fondo y las superficies de contacto lisas. Deben evitarse utilizar canastillas con perforaciones en forma de malla, ya que pueden dañar la fruta. La cosecha se hace de acuerdo con las demandas del mercado y para esto se tiene en cuanta el grado de madurez de la fruta siguiendo la Norma Técnica Colombiana NTC 3554 para frutos de pitaya amarilla, la cual presenta los cambios en la coloración externa, que permite identificar siete (7) estados de madurez, que van desde el color 0, que corresponde a la madurez fisiológica del fruto, hasta el color 6 o madurez total (Figura 69). 012 34 56 Figura 69. Tabla de Color Norma Técnica Colombiana, NTC-3554 Icontec. Finalmente, la fruta se debe empacar teniendo en cuenta que el grado de madurez sea homogéneo; si es para exportación lo ideal es que sean de máximo dos capas dependiendo del calibre. El fondo de la canastilla debe estar recubierto por una capa amortiguadora y para evitar el roce entre frutos se deben utilizar alvéolos de separación individual. Para la cosecha de pitaya amarilla, se utilizan tijeras podadoras, las cuales deben estar limpias, afiladas y desinfectándolas periódicamente con un producto que sirva para este propósito. Se hace un corte diagonal para cortar el pedúnculo, pero sin llegar a dañar los haces vasculares o parte central del cladodio (Figura 70 Izquierda), luego se hace otro corte en el otro lado de la fruta para desprenderla totalmente. De acuerdo con la NTC 3554, el pedúnculo debe medir entre 15 a 20 mm (Figura 70, Derecha). De acuerdo al estudio de “caracterización y normalización de los recipientes de cosecha y empaques de comercialización de frutas en Colombia”, los empaques más utilizados para la cosecha son las canastillas plásticas de 25 y 30 cm de altura y el recipiente plástico tradicional, que se utiliza para recolectar café. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 89 Figura 70. Izquierda. Recolección de pitaya amarilla en estado cuatro de madurez. Derecha. Pitaya amarilla en estado seis de madurez con pedúnculo. Fotos por D. Muñoz. La norma Técnica Colombiana NTC 5165, pone como requisitos para los recipientes de cosecha, que antes de su uso deben estar lavados y desinfectados. Para esto se recomienda lavar las canastillas periódicamente con cepillo, agua y jabón. Para la desinfección de las canastillas se puede utilizar hipoclorito de sodio a concentración de 5%, y debe ser obligatoria luego de recoger en ellas frutas enfermas. Los empaques no deben haber estado en contacto con sustancias tóxicas, el recipiente debe ser resistente y no tener grietas o roturas que alteren la calidad de la fruta. El material debe ser de plástico (polietileno de alta densidad) y la capacidad no debe exceder los 20 kg. Las paredes interiores deben ser lisas evitando aristas que pueden dañar el producto. Cuando la pitaya llega al punto de acopio (Figura 71, Izquierda), se debe pesar (Figura 71, Derecha) y registrar la cantidad en el formato de cosecha, en este punto se debe descontar el peso de la canastilla. Figura 71. Izquierda. Recolección de pitaya amarilla en canastillas plásticas. Derecha. Pesaje de frutos en sitio de acopio. Fotos por J.A Medina S. 90 Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia Recomendaciones generales para la exportación de Pitaya amarilla de acuerdo con la norma NTC 3553 El grado de desarrollo de la pitaya debe permitir el transporte y la manipulación, de manera que llegue satisfactoriamente al lugar de destino. Para una mayor aceptación en el mercado, la fruta de pitaya amarilla debe estar: • • • • • • Enteras sin heridas, con la forma característica de la variedad. De aspecto fresco y consistencia firme. Sanas, libres de ataques de insectos o enfermedades. Limpias (sin espinas), exentas de olores, sabores o materias extrañas visibles. Prácticamente libres de magulladuras, humedad exterior anormal y producto de mal manejo poscosecha. Con presencia de pedúnculo de 15 mm a 20 mm de longitud. En el empaque y rotulado, es importante tener en cuenta: • • • • • • • • • • Para mercado de exportación, los empaques deben ser resistentes, de cartón corrugado, madera o la combinación de ellos. Deben permitir una adecuada aireación del producto. Debe ser construido en material resistente a impactos y vibraciones que ocurren durante el transporte. Los empaques deben brindar la suficiente protección al producto, de manera que se garantice la manipulación, el transporte y la conservación de las pitayas. El contenido de cada empaque debe ser homogéneo en cuanto a origen, variedad, categoría, color y calibre. Los materiales utilizados deben ser nuevos, limpios y no ocasionar ningún tipo de alteración al producto. Se permite la utilización de materiales, papeles o sellos, siempre que no sean tóxicos. Los empaques de madera no deben tener astillas ni puntillas que dañen el producto. Los empaques de cartón deben construirse utilizando impermeabilizantes (retardantes de humedad), cuya proporción confiera resistencia en condiciones de almacenamiento (temperatura y humedad relativa). Las medidas de los empaques deben ser submúltiplos de las estibas de 1200 mm, 800 mm, 120 mm y 100 mm. El rótulo deberá contener la siguiente información: • • • • Identificación del producto: nombre del exportador, envasador o expedidor, código (si existe admitido o aceptado oficialmente). Naturaleza del producto: nombre del producto, nombre de la variedad. Origen del producto: país de origen y región productora, fecha de empaque. Características comerciales: categoría, calibre, número de frutos, peso neto. Tecnología para el manejo de pitaya amarilla, Selenicereus megalanthus (K. Schum. ex Vaupel) Moran, en Colombia 91 Bibliografía Agronet. 2012. Red de Información y Comunicación Estratégica del Sector Agropecuario – AGRONET Colombia. Consultado en la web en: http://www. agronet.gov.co/www/htm3b/ReportesAjax/VerReporte.aspx Fecha de consulta: febrero del 2013. Ambrecht, I. 1985. Biología de la mosca de los botones florales del maracuyá Dasiops inedulis (Díptera: Lonchaeidae) en el Valle del Cauca. Tesis de grado. Universidad del Valle, Facultad de Ciencias, Departamento de Biología. 140 pp. Anderson, E. 2001. The cactus Family. Timber press. Portland, Oregon. 776 pp. Anónimo. 2010. El cultivo de pitaya y su posicionamiento en el mercado. Consultado en la web en: www.angelfire.com/ia2/ingenieriaagricola/pitaya.htm Fecha de consulta: enero del 2013. Araujo, J.; Medina, O. 2008. 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